arrondo sanza 2000- ocupacion de tierras en el pago de magdalena

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Esta obra está bajo licencia 2.5 de Creative Commons Argentina. Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE) de la Universidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE. Para más información consulte los sitios: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Arrondo, César Aníbal; Sanz, Vilma Alcira La ocupación de tierras en el pago de la Magdalena: De los primeros repartimientos hasta la ocupación de comienzos del siglo XIX Anuario del Instituto de Historia Argentina 2000, no. 1, p. 9-24 CITA SUGERIDA: Arrondo, C. A.; Sanz, V. A. (2000). La ocupación de tierras en el pago de la Magdalena: De los primeros repartimientos hasta la ocupación de comienzos del siglo XIX. Anuario del Instituto de Historia Argentina (1), 9-24. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2907/pr.2907.pdf

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Estrategias de ocupación en la construcción de los pagos de Magdalena.

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    Documento disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, repositorioinstitucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin (FaHCE) de laUniversidad Nacional de La Plata. Gestionado por Bibhuma, biblioteca de la FaHCE.

    Para ms informacin consulte los sitios:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar http://www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar

    Arrondo, Csar Anbal; Sanz, Vilma Alcira

    La ocupacin de tierras en elpago de la Magdalena: De losprimeros repartimientos hasta laocupacin de comienzos del sigloXIX

    Anuario del Instituto de Historia Argentina

    2000, no. 1, p. 9-24

    CITA SUGERIDA:Arrondo, C. A.; Sanz, V. A. (2000). La ocupacin de tierras en el pago de la Magdalena:De los primeros repartimientos hasta la ocupacin de comienzos del siglo XIX. Anuariodel Instituto de Historia Argentina (1), 9-24. En Memoria Acadmica. Disponible en:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2907/pr.2907.pdf

  • Anuario del Instituto de Historia Argent ina N1

    LA OCUPACiN DE TIERRAS EN EL PAGODE LA MAGDALENA.De los primeros repartimientos hasta la ocupacinde comienzos del siglo XIX

    Csar ArrondoVilma Sanz

    Introduccin

    Este trabajo tiene como propsito estudiar el inicio de laocupac in de l pago do la Magdalena y reconoce por referent enec esario el ava nce en la investi gacin que de la campaabonaerense , comienza a realizarse a mediados de la dcada de 1980.

    Las nuevas tendencias de la Historia Colonial nos muestranla importancia del estudio de la micro-req i n'" como forma de abarcarla mult iplic idad de relac iones que bajo una esttica y fronterizapertenencia al imperio espao l, quedaron mucho tiempo al margende la investigacin. Nosotros, convencidos de la importancia del estudiode pequeas regiones hemos tomado el pago de la Magdalena paratratar de revelar como se acced a a la tierra en estos primeros tiempos ,en un rea que si bien no es muy lejana de la ciudad, por su ubicacinal sur de Buenos Aires se presenta como marginal. Es del conocimientode todos que la corriente de poblacin y ocupacin efectiva de tierrasproviene desde el norte , con lo cual todo aquello que se encuent rafuera de esta corriente hacia el Salado, muchas veces tierras bajas ycon baados, son las menos atractivas para ser solicitadas. y las msexpuestas a una situacin de fronte ra con los natural es , losuf ic ientemente alej adas de Buenos Aires como para que susocupantes se encuentren en estado de indefensin.

    Entendemos que el conjunto de estudios de cada una de lasmicro-reg iones que se estn emprend iendo, no slo en cuanto a la

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  • Director: Dr. Fernando Enrique Barba

    ocupacin de tier ras, sino tamb in estudios sobre las situacionesfamiliares, vivienda , prod uccin , mano de obra y otros tp icos , darncomo fruto tener construido un mapa general de la ca mpaabonaerense durante la colonia , pudiendo mostrar semejanzas ydivergencias en los distintos pagos .

    Pa ra ll evar adelan te es ta invest igacin hem os credonecesario la utilizac in de distintas fuentes entre las que podemoscitar bibliografa general sobre los estudios de la Historia AmericanaColonial de la regin rioplatense , as como la bibliografa existenteque aborda el pago de la Magdalena, bibliografa tradicional'" que seha ocupado, tal vez en forma artesanal y descript iva, de recopilar datosex istentes que nos han servido hoy para tener una pr imeraaprox imac in al tema . Completando esta visin con la bibl iografaactualizada que para el estudio de los distintos pagos de la campaaha aparecido ltirnarnente'" . Este sostn ter ico es el que nos hapermitido elaborar un criterio de investigacin en cuanto a la utilizacinde las fuentes acorde a las tendencias actuales para abordar estastemticas.

    Hemos trabajado sobre la base de los primeros repart imientosrealizados por Juan de Garay, como as tamb in las mercedes detierras concedidas por los Gobernadores durante el siglo XVII , que sereflejan en algunos casos en las primeras mensuras y amojonam ientosde tierras realizadas durante el siglo XVIII y principios del XIX.

    Los Primeros repartimientos en el pago de la Magdalena

    Un primer problema que se prese nta es def inir qu reas dela campaa corresponderan al pago de la Magdalena a fines del sigloXVI y principios del XVII; ya que los territorios costeros se extendieronhacia el interior, fuera de la costa , y se modificaron con el tiempodurante todo el perodo colon ial.

    Originar iamente, Juan de Garay no reparti tierras ms allde las nacientes del Riachuelo de los Navos por razones de segur idad ,por la presencia de "naturales alterados" y, para que cada pobladorde Bue nos Aires pud ie ra con faci lidad regresar a la ciudadcot idianarnent e'" , cons int iendo la ocupacin po r po bladoresausentistas en la zona. Si tenemos en cuenta que el reparto se hacepara poblar e incorporar terr itorios que se encuentran en manos de

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    los naturales, permitir que dichos pobladores no "habiten" las tierrasasignadas da lugar a la aparicin de la categora de ausentista,entendindose por ste a aquel al que se le han entregado tierras yque, en lugar de habitarlas , contina viviendo en la ciudad de BuenosAires, dejando en el mejor de los casos un capataz o un encargado,visitando las mismas algunas veces al ao ; con lo cua l el estadoespaol no cuenta desde muy primeros tiempos con la posibilidad deobl igar al cumplimiento de la ocupacin efect iva.

    En estas actas de repartimiento , encontramos la zona yamencionada como Pago "de la Magdalena", pero no indica su extensinsobre la ribera ni hacia el interior. Luego de librada la batalla con losaborgenes instalados entre el Riachuelo, la costa del Ro de la Platay el ro de la Matanza (epnimo que los estudiosos hacen coincidircon la batalla en cuest injw, a finales de 1580, Juan de Garay entrega31 "Suertes de Estancia" en el ya denominado pago de la Magdalena,desde el actual Parque Lezama hasta donde hoy se asienta el ejidourbano de la ciudad de Magdalena.

    La Corona espaola en todo este perodo no estuvo ausenteen el control del manejo y reparto de tierras en Amrica. Para lo cualexiste una gran cantidad de disposiciones rea les con muy pocointervalo de tiempo entre -ellas, para acotar el acceso a la misma enmome ntos en que la Corona lo creye ra necesario, como as tamb inuna gran cantidad de disposicion es que reglamentan el uso de lasaguas, la permanencia definitiva de los ocupantes y tambi n para laciudad de Buenos Aires , la forma de acceso a nuevas parcelas'" .

    Ms all de estas disposiciones , los Gobernadorestemporariamente se tomaron el minucioso trabajo de realizar una seriede visitas o citaciones a los ocupantes con la finalidad de verificar laradicacin efectiva de las tierras asignadas .

    Nos parece importante recordar que los frentes de suertesde estancia eran de media legua (3.000 varas a 2.600 metros) cadauno y una legua y media de fondo, medidas que se mantuv ieron atravs de todo el perodo colonial y primeras dcadas independientes.A princ ipios del siglo XVII , bajo el gob ierno de Hernanda rias deSaavodra, la poltica de tierras pasa por la organ izac in del espac io :se ordena amojonar las chacra s, se provee la diligencia de mens ura ,la divisin del Ejido de Buenas Aires, verificndose la existencia detierras vacantes, con mencin de linderas y se clari fican los rumbospara chacras y estancias (1).

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    Segunda distribucin de tierras : las Mercedes de losGobernadores desde 1630

    Una de las atribuciones que posean los Gobernadores de laprimer poca colonial era poder otorgar Mercedes de tierras a nombredel Rey ante la peticin de particulares. Nos parece importante realizaruna diferenciacin de la situacin de Buenos Aires; de por s perifrica,que permita un acceso ms directo y menos intrincado a la tierra queen otras regiones del Virreinato del Per. Un elemento sustancial parapoder acceder fcilmente a las mismas est determinado por laausencia de competencia directa para el poblamiento efectivo, estapoltica es posible de realizarse por parte de las autoridades reales enBuenos Aires por la escasa presencia en la regin analizada , deaborgenes sedenta rios aptos para ser repartidos en encomiendaspara beneficio personal de los peticionarios. Distinta es la situacinque se dio en la Gobernacin del Tucumn, donde encontramos unagran pob lacin nativa apta para se r repartida en encom ienda ,complicando la determinacin de la propiedad de tierras e indios; perosiendo de hecho la regin del Tucumn ms interesante y beneficiosadesde el punto de vista econmico como antigua rea dependientedel imperio incaico, abastecedora de alimentos, ganado , sobre todomular, telas y mano de obra .

    En el caso del pago de la Magdalena existe una situacincompletamente diferenc ial para el solic itante de la merced , que seencuentra favorecido para su otorgamiento por ser las tierrasrequeridas, bajas, vacas , con grandes baados y de difcil accesoterrestre, y se encuent ran en permanente peligro de ataques deaborgenes hostiles y de caractersticas nmadas.

    Bajo esta situac in en 1630 el Gobe rnador Franc isco deCspedes decide otorgar estas tierras en Merced , con el objet ivo deocupar el espacio e incentivar el asentamiento en tierras alrededo r deBuenos Aires'" .

    Los peticionantes realizan un ped ido formal en el cualpodemos encontrar una frmula o forma general en la cual el particularmani fiesta y fundamenta ste haciendo elocuentes sus luchas yservicios a favor de Su Majestad el Rey, como as tambin apoyndoseen su virtud de primer poblador o descend iente de stos en la reginu en otras del Virreinato . Estos mecanismos de valoracin que elpeticionante pone en prctica, tienen cuatro protot ipos de gestin

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    cognitiva, formas tpicas en las que se entrelazan mecanismos deidentificacin o adhesin a un grupo, el de los primeros pobladores; laproyeccin de las bondades del grupo de referencia -como es la llegadatemprana- como avanzada de la Corona en estos terr itor ios sinpresencia real, a su propia persona; racionalizacin por la interpretacindel propio comportamiento como justo y razonable, para acceder abeneficios; y la negacin de situaciones poco favorables o beneficiosaspara terceros, por ejemplo ocultar que en realidad es un recin llegado ,que se vale de estos artilugios para realizar su requerimiento ,invocando un pasado al servicio del Rey que no le es proplo'",

    La frmula o forma que se presenta en todas las solicitudesde Mercedes, posee con variantes mnimas las siguientes partes:-la presentacin del peticionante, su acreditacin de servicios al Reyy ascendientes en estas tierras, as como su carcter de "vecino";- la situacin de necesidad de dichas tierras para su sostn y el de sufamilia;- ubicacin geogrfica de las tierras solicitadas, aporte de datos delinderos (si los hubiera) o lmites especficos como ros, aguadas ,baado s, caadas o reducciones indgenas (en el caso de laMagda lena aparece este dato por encontrarse la Reducc in de lTubichamin);- la situacin jur dica de las mismas, especificando si estn pobladas ,si son vacantes, si han sido otorgadas y abandonadas luego, etc.;- en algunos casos , la actividad econmica especifica a la que ladedicarn.

    Todos estos argumentos parecen ser suficientes para que elpeticionante acceda al derecho de una o ms porciones de tierrascon el fin de poder mantener a su familia, luego de tantas tribulacionespor la defensa de stas para el Rey; el solicitante cree por justo pagoacceder al beneficio de la propiedad por los servicios prestados.

    A continuacin le sigue la "Merced de otorgamiento" que copialas caractersticas descritas por el peticionante, ms una frmula deposesin que especif ica sus derechos de uso, "para l sus herederosy subcesores (sic)", dejando expresa mencin de que las mismas seentregan para que se gocen, laboren, cultiven "y se tenga en ellosganados mayo res y menores con todos sus pastos , cabezadas ,montes, lagunas , ros, cazaderos y pescaderos, y lo dems que leperteneciera, sin perjuicio de terceros, que mejor derecho tenga aella..."( 10) .

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  • Director : Dr. Fernando Enrique Barba

    Esta frmula parece haber tenido un efecto ms inmediatoen la Magdalena que en la gobernacin del Tucumn, donde laelaboracin de la peticin debe estar mejor argume ntadas y msfun dam en tada por las ca racte rst icas de es a regin, qu ecomentramos con anterioridad (11).

    De los regis tros de tierras y mercedes hec hos ante elEscribano Mayor de la Gobernac in y otorgados por los Gobernado ressurge que entre 1630 y 1640 en el pago de la Magdalena se otorgarontreinta y cuatro mercedes de tierras, de las cuales fueron entregadasms de una a la misma persona, como por ejemplo a Don Pedro deGiles, Luis Gaitn, Francisco de Rivadeneira (que pide para s y parasu hermano) y Juan Muoz Vejarano, entre otros'!" . Una merced noregistrada en esta Compilacin, tal vez por ser de unos aos anteriores,es la otorgada a Juan Gmez de Andrea el 16 de febrero de 1626, "detodas las tierras que caen y se comprendan de la Isla del Trigo de losIndios Tubichamin" de la que no poseemos su extensin , pero quesu viuda vende en 1638 al mismo Pedro de Giles, que adosa a lastierras recibidas en merced propia y que se amojonan cien aosdespus cuando son vendidas por los herederos de Giles, en 1764(13).

    Entre los peticionantes tambin podemos observar, como enel caso de Juan de Vergara , que adems de solicitar nuevas tierrasposeen variadas propiedades en otros lugares , por ejemplo : un terciode solar en Buenos Aires, tres chacras en Las Conchas (actual partidode Tigre) y tierras para molino en el mismo paraje , otra chacra enMonte Grande, una suerte en el Valle de Santa Ana (en la Magdalena)y tierras en el Baradero al noroeste de la actual Provincia de BuenosAires'!" ,

    De las mercedes otorgadas en el pago de la Magdalena lamayora han sido cedidas por Don Pedro Esteban Dvila, Maestre deCampo , Caballero de la Orden de Santiago, Gobernador, CapitnGeneral y Justicia Mayor del Ro de La Plata. Tambin han participadoen el reparto los Gobernadores Francisco de Avendao y Valdivia ,Francisco de Cspedes, Gobernador y Capitn General y muchospresentan ttulos otorgados por el Gobernador Hernandarias. Todosellos realizan estas entregas a nombre del Rey. a quien representanen esta situacin en la regin, siempre dejando en claro que las mismasno tienen una precisa delimitacin y por tanto quedan a la presentacindel reclamo de un tercero que acredite posesin o entrega anterior deotros Gobernadores o funcionarios que as lo hubieran hecho a nombre

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    del Rey, como las que otorgara el Capitn Juan Bernardo de la Cuevay Benavdez, Teniente General del Gobernador para estas Provincias .

    De las tierras solicitadas a mediados del siglo XVII, resultaimportante destacar que la mayora, segn el estudio realizado sobrelas solicitudes de los peticionantes, son tierras vacas y despobladas,entendindose por ellas tierras que figurasen vacantes de repartosanteriores por parte de las autoridades coloniales. En cuanto adespobladas , ms all de que no se halla cumplimentado el actoadministrativo del reparto, no existe ocupacin efectiva o pobladoresen la zona, ni siquiera en forma precaria o ilegal. Con este argumentoquien las solicita pretende asegurarse una resolucin favorable porparte del funcionario regio. Pero ante la inexistencia de solicitudes detierras superpuestas, nos animamos a afirmar que indudablemente,apoyndonos en la legalidad de la poca, estas tierras nunca anteshaban sido repartidas y por lo tanto fueron concedidas por primeravez. Ejemplo de esto son las solicitudes realizadas por Juan MuozBejarano en las que pide una suerte de camino a la Reducc inTubichamin; Francisco Velazco Melendez, sobre la banda sur del roTubichamin y otros en el Rincn de Todos los Santos; el BachillerSalvador Agreda de Vergara en el Baado del Ro Santiago; PedroGiles frente al camino a la Reduccin Tubichamin, ro abajo del RoSantiago(15). En las tierras que solicita Gernimo Benavdez nosencontramos con una particulari dad pue sto que el so licitantemanifiesta, como los anteriores, que estaban vacas y despobladasagregando que las mismas "nunca se haban repartido", con lo cualBenavdez tena pleno conocimiento de la situacin jurdica de lastierras solicitadas , posiblemente haya realizado una consulta antesde realizar la peticin, para de esta forma reforzar su pedido (16) .

    Dos de las solicitudes que hemos encontrado son las de MateoGatica de Castillejo y Alonso Gamiz de Vergara, que manifiestan quedichas tierras "nunca han sido pobladas", tal vez tratando de estamanera de desestimar un anterior reparto que no cumpli con elobjetivo real de poblar la regin, coincidentemente, ambas se ubicanen el actual partido de La Plata: en el Ro Santiago y en el parajeentre los arroyos de El Pato y El Gato, donde de de los tiempos deJuan de Garay se vienen entregando tierras en propiedad'?'.

    Otras tres peticiones de Mercedes se fundan en que las tierrasestn simplemente "vacas", entendindose por esto que nunca hansido asignadas y se encuentran vacantes . Pero esto no implica que

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  • Director: Dr. Fernando Enrique Barba

    las mismas no estn ocupadas en forma precaria o ilegal. En estasituacin se encuentran las que solicita el Cap itn Pacheco de Roxasy Acevedo en la Isla de los Guaranes, quien las delimita indicandolos linderos a las mismas, lo que nos lleva a pensar que se encuentranya ocupadas por l o por otros sin que las soliciten '!" . Otro es AlonsoFernndez de Cceres quien tambin sea la los lnderos'!" y un terce roes Catalina de Melo quien posee var iadas propiedades en la zona yotras regiones de la campa av?'.

    Llama nuestra atencin que dos peticionantes hagan hincap ien manifestar que la parce las solicitas sean "yermas". Entendemospor esto que se encontraban en estado original sin haberse asentadoen las mismas sementeras o ganados. Las que pide Antonio lvarezde la Vega se encuentran en el ro Salado lo que nos da la pauta de laverac idad del estado de las tierras, ya que son las ms alejadas deBuenos Aires que encontramos para el pago de la Magdalenaotorgadas en el siglo XVI I. Ms all de que el territorio entre la costa yel Salado no se encuentre efect ivamente ocupado para esta poca,es impensable la ocupacin ms all de la frontera natural querepresent por mucho tiempo el ro Salado, para la actual Provinciade Buenos Aires(21), mientras que Gaspar de Gaete solic ita una suerteubicada en la Isla de las Flores, a 18 leguas de la ciudad ms all dela Reduccin Tubichamin.

    Si bien la frmula de otorgamiento deja expresa mencin quelas mismas se entre gan para que se goce n, laboren , cultiven, se tengaen ell as ganados mayores y menores , s lo encontramos tresso lic itantes que hacen referencia a la actividad econmica quedesarrollarn: ellos son Luis Gaitn , Antonio Alvarez de la Vega yLorenza de Lara , casualmente quines ms tierras peticionan , lasdest inarn a la cra de ganado mayor y menor (22) .

    De las mercedes estudiadas encontramos part iculari dadesque nos interesa destacar: una de ellas es la que solicita Polonia deIzarra, mujer de Gaspar de Gaete , en el pago de los Indios Tubichamin,quien man ifiesta que dichos indios se encuentran potreando la zona,lo que describe una situacin concreta de frontera , reg in dondeconviven, se enfrentan e intercambian naturales y espaoles, en unasituac in que es de inestabilidad plena en que se ver ifican avances yretroc esos territoriales y humanosv' " , Por su parte, Don Pedro HomePesoa de S, Maestre de Campo, casado con Catalina de Melotamb in menc iona una estancia propia "poblada con casa y corrales"

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    en la zona del Riachuelo, que nos aclara ms especficame nte laactividad desarrcllada'

  • Director: Dr. Fernando Enrique Barba

    Las mensuras antiguas: el pago hasta mediados delsiglo XVIII

    Pocos son los nombres que se mencionan en losamojonamientos y mensuras que se realizan durante la primera partedel siglo XVIII de beneficiarios de mercedes del siglo anterior. Pedrode Giles, Gaspar de Gaete y el Capitn Lorenzo de Lara tienen esteprivilegio, creemos que por la posicin que estos terrenos han idotomando como tierras seg uras , pobladas y aptas para la cra deganados y la siembra de trigos, como lo muestran las mensuras, dondelos linderos tardan en acercarse a declarar por estar recogiendo sustrigos en el verano bonaerensev" . Pero estos pocos propietarios delsiglo XVII fueron suficientemente importantes como para que se citesu merced siempre que sea posible como origen de propiedad (27) .

    Las primeras mensuras antiguas, como se las conoce hoy,por formar parte de dos cuadernos, dibujados a mano alzada ; quepara el pago datan de 1726 y 1733 Ytienen origen regios: la primeraes entregada por Moderada composi cin a Tiburcio Espinoza en elpasaje La Espadaa , la segunda es comprada por Gregario Lozano aJos Antonio de Roxas y Acevedo, que la obtiene, segn su informede una donacin a su familia de Don Juan de Garay, sin dar msdatos ni aclaraciones, y de la que ha vendido en 1731 una suerte deestancia'"?.Ya para el siglo XVIII , comienza a valer la palabra del poblador queest interesado en mensurar sus tierras, como verdadero propietario,los llamados "ocupantes", y sus vecinos linderos de los declarantes,sin presentar mayores ttulos, salvo "el derecho de una poses inantiqusima y repetidos actos de dominio que ha ejercido y ejercita enel mencionado terreno" (29) . Comienzan as a hacerse visibles en losdocumentos oficiales que obran en mano de los ocupantes y presentanante los funcionarios la precariedad de los mismos que no determinanclaramente , en la mayora de los casos , la propiedad que ostenten delas tierras que ocupan efect ivamente desde tiempos remotos. Ante laimposib ilidad del funcionario de probar lo contrario, en la mayora delos casos a los funcionarios regios slo les queda revalidar la palabray precarios documentos con el fin de regularizar esta situacin.

    De mediados del siglo XVIII , son las tierras que se le repartena Don Clemente Lpez Osornio entre la Caada de Arregui y el Vallede Santa Ana, que son medidas y amojonadas "con una vara de

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  • Anuario del Instituto de Historia Argentina N91

    camo, con vara sellada de 4/4 de castilla", de legua y media defondo "qu e es lo que tiene n todas las sue rtes de es tanc iasprincipales'P".

    En 1766 el Sargento Mayor Don Clemente Lpez Osornio ,compra y adquiere por remate en pblica almoneda , libre de alcabala ,terrenos que pertenecan a los hermanos Francisco y Joseph Espinoza,al difunto Joseph Arregui (cuyo nombre da lugar al toponmico de laCaada) y al difunto Martn Gamboa el total de unas 3 leguas defrente por 12.000 varas de fondo, "que luego de quedar medidas,deslindadas y guardadas y amojonadas las suertes, Don ClementeLpez pide al Piloto diese posesin del dicho terreno y poniendo enejecucin, le tom la mano y en nombre de Su Majestad, que DiosGuarde, le dio posesin y en seal de ella se paseo, arranc yerba,tir terrones e hizo otros actos de posesin lo que aprendi y tom enda claro y con sol. como a las 10 de la maana quieta y pacficamente,y lo tom y aprendi jure domini belquasi" (31).

    Hombre ordenado y de ideas claras, Don Clemente LpezOsornio realiza todos los actos posibles para identificar claramenteesas tierras como prop ias por legitima adquisicin, ya sea por laestratgica ubicacin, a slo 21 leguas de Buenos Aires, en unacantidad ms que importante o porque por su cercana saba repartidasvarias veces con anterioridad. Presenta ttulos de los propietariosanteriores, como la carta de venta real y enajenacin perpetua deDon Martn Gamboa o las compras en almonedas que se hicieron delos bienes de Don Juan de Armausa y Arregui por 300 pesos libres dealcabala. An as, manda a buscar un prctico que las amojone ymensure (el mencionado Piloto) y hace uso de frmulas de posesincon claras reminiscencias medievales.

    El resto de las mensuras antiguas son de finales del sigloXVIII, pero tienen como denominador comn pedir el amojonamientode tierras en la Caada de Samboromb n, sealando la presencia devecinos linderos a las tierras mensuradas, e incluso compras anterioressin la presentacin de otros tltulos ?" ,La gran mayora de los nombres de linderos que aparecen en lasmensuras antiguas del siglo XVIII, no se repetirn ms tarde, nimensurarn sus tierras; son por cierto "antiqusimos" ocupantes quesin prueba o sin herederos dejarn sus tierras libres para una nuevaoperacin o prxima poblacin.

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  • Directo r: Dr. Fernando Enrique Barba

    Las tierras de la Magdalena en la ltima etapa colonial

    En esta etapa en el pago de la Magdalena, a pesar de estaralejado de Buenos Aires, como as tambin fuera del circuito comercia lque existe en ese momento, nos encontramos con que la ocupac inde tierras es prc ticamente plena , apa rec iendo sob re stas uningrediente novedoso como lo constituye la poltica de arrendam iento.Esta figura jur dica no era ajena a las autoridades coloniales, puestoque en Espaa esta prctica era comn y de la misma forma y connatura lidad pas a las colonias americanas . Segn el Censo de 1726,podemos afirmar que esta prctica se hace comn para la poca ,aumentndose la prctica del arrendamiento , en comparacin con losCensos de 1744 y sucesivosw ',

    Si bien era costumbre desde los primeros otorgamientos detierras en Magdalena que las mismas se destinaran a la cra de ganadomayor y menor, como as tamb in a sementeras de tr igos ,aparentemente los arrendatarios continan con dichas prcticas desdefines del siglo XVIII ya principios del XIX, realizando una diferenciacinentre las tierras que eran ms aptas para la cra de ganado, que lasdestinadas al cultivo . En tal sentido, estos arrendatarios no sernausent istas en su mayora como lo fueron los primeros ocupantes, yadems realizarn una explotacin directa con la ayuda de auxiliares ,como por ejemplo capataces y peones .

    Habr que esperar a la sancin de la ley de Enfiteusis , en1822, para que el Estado intente , una vez ms, poner orden a lacampaa bonaerense . El pago de la Magdalena no queda fuera deesta decisin poltica, que si bien no realiza importantes modificacionesen los ttulos precedentes , incorpora como enf iteutas a antiguosocupantes , cuyos hijos y nietos pasaran a revalidar sus ttulos comopropietarios de tierras . Se conoce que , en lneas generales, losenfiteutas pocas veces cumplieron con las cuotas del arriendo, perosi se cumpliment con el requisito de la mensura de las tierras, situacinque hace retrotraer los ttulos y linderos al siglo anter ior, sobre todopara las suertes principales o aquellas cercanas al Valle de SantaAna, donde en 1854 se demarcar el ejido principal de la ciudad deMagdalena (34) .

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  • Anuario del Instituto de Historia Argentina NQ1

    Consideraciones finales

    En este trabajo hemos querido mostrar las ms significativassituaciones que se desarrollaron desde la temprana colonizacin,cuando se realizan los primeros repartos de tierras. En el anlisis deestas fuentes, que an cuando se encuentran publicadas se creynecesario reconsiderar y realizarles una segunda lectura, se buscpoder escrutar algunos pormenores que la situacin del reparto yconsecucin de tierras traen aparejados. A nuestro cr iterio esinteresante destacar la forma burocrtica que encontramos en lassolicitudes de Mercedes, donde los interesados en acceder al beneficiode tierras intentarn demostrar de la mejor manera, sus actos desacrificios al servicio de Su Majestad, no quedndose solamente enla comprobacin de los pergaminos propios, sino tambin haciendomencin de sus antepasados , quines fueron los primeros que seaventuraron y ofrecieron sus vidas para esta noble causa .

    Estos asp irantes a prop ietarios tambin man ifesta rndetalladamente su estado de pobreza actual e indefensin en el medioen que viven, lo que no les permite atender las mnimas necesidadesde su familia, para lo cual solicitan ante la autoridad la entrega detierras en merced lo que consideran un acto de justicia por su sacrificio.

    Las caractersticas del espacio bonaerense hacen posible amediados del siglo XVII el otorgamiento de mercedes, no as en reascentrales o cercanas a ellas donde el acceso a la tierra se hace msdifcil, ante la mayor cantidad de personas que demuestren inters enposeerlas, y por la signif icacin econmica que stas otras regionesposeen, que es muy superior si la comparamos con el Ro de la Plata.

    Por ltimo resulta interesante en sta investigacin mencionarla participacin del estado durante el siglo XVII, tratando de reglarcontinuamente todo el proceso del acceso a las tierras an tratndosede una regin perifrica. En este sentido, estacionalmente lasautoridades del lugar realizarn algunos seguimientos y visitas con elobjetivo de comprobar la real ocupac in del espacio asignado, ladocumentacin que comprueba que ello ha ocurrido en algn momentoy la posible redistribucin de tierras vacas que el estado vuelve aconsiderar de su prop iedad , consideracin que en la forma deotorgamiento deja abierta.

    Podemos concluir que el factor tierra, ms all de los estudiosrealizados hasta el momento para la campaa bonaerense, constituye

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  • Director: Dr. Fernando Enrique Barba

    un elemento econmico fundamental , que posibilitar desarrollar lasactividades tradicionales que este bien econmico permite: ganaderay agricultura, incipiente y dest inada a satisface r la demanda delconsumo interno, pero que constituye una forma de dar sentido a laocupac in. Asimismo, el factor tierra sigue tomando preponderanciacuando ms all que los ocupantes prueben con su documentacin lapropiedad de la misma , com ience a emerge r un s iste ma dearrendam ientos que favorecer a los que no posean tierras y deseendesarrollar la actividad agropecuaria, siendo para los propietariosorigen de una renta.

    Resulta importante destacar que para el siglo XVIII , es elpropio inters de los particulares , lo que mueve a delimitar los terrenos ;el estado espaol ha perdido por completo el control sobre sus tierras ,las que estn siendo pob ladas en la fran ja que separa el roSamborombn del ro Salado, en donde poco o nada ha sido informado,y por lo tanto no ha pagado regalas a Lima. Tampoco el reciente yefmero Virreinato del Ro de la Plata percibir demas iados arancelessobre la tierra, ya que poco alcanza a reglar sobre las tierras a sucargo . Slo las quintas lindantes a la ciudad de Buenos Aires , pocoms all de l Riachuelo , estn sujetas a control por parte defuncionarios , y proviene del Cabildo de la ciudad, como proveedorasde hortalizas y otros alimentos, con los cuales se abastece la demandapara el consumo de la ciudad.

    La inestabilidad poltica de la primera poca independienteno permite delinear polticas claras en cuanto a la posesin y entregade tierras por parte del Estado, que desconoce la cantidad de territorioa su cargo, ejemplo de esto lo constituye la reiteracin del ro Saladocomo ltima frontera hacia el sur.

    Notas y referencias bibliogrficas

    ( 1) VAN YOUNG, Eric, La micro-regin, Mxico, 1976; FLORESCANO,E., HALPERN DONGI , Tulio y otros, Tierras Nuevas. Expansinterritorial y ocupacin del suelo en Amrica (siglos XVI - XIX) ,Mxico, El Coleg io de Mxico, 1977.

    (2) SALVADORES, Antonino, Ensayo sobre el Pago de la Magdalenadurante el siglo XVIII, La Plata, Archivo Histrico de la Provincia deBuenos Aires, 1930; GUZMAN, Yuyu, Viejas Estancias en el pago

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    de la Magdalena Buenos Aires. Libreras Sarmiento . 1985.(3) FRADKIN. Ral (Compilador). La Historia Agraria del Ro de la Plata

    colonial. Buenos Aires. Centro Editor de Amrica Latina, 1997.(4) Ministerio de Obras y Servicios Pblicos. Direccin de Catastro y

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    (10) A.H.P.BA Mercedes .... p. 17(11 ) NERVI . Laura , Amrica Latina : grupos tnicos e integracin

    nacional. Buenos Aires , I CBC, 1991.(12) A.H.P.B.A. Mercedes....(13) Ministerio de Obras y Servicios Pblicos, Direccin de Catast ro y

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    (14) A.H.P.BA Mercedes ..., pp. 72 a 74.(15) Ibdem, pp. 89. 91, 78, 86, 22 Y 105.(16) Ibdem, p. 278.(17) Ibdem, pp. 68 Y217.( l B) Ibdem, p. 168.(19) Ibdem, p. 87.(20) Ibdem, p. 69.(21) Ibdem, p. 92(22) Ibdem, pp. 40, 92 Y 11 .(23) Ibdem, p. 223.(24) Ibdem, p. 62.(25) Ibdem, p. 69.,2Bl Duplicado de mensura n" 391.(27) Duplicado de mensura n 8, 14, 20 Y21.(2B) M.O.S.P. Direccin de Catast ro y Archivo de Geodes ia. Catlogo

    de Mensuras Antiguas , T. 11 , p.1O(en adelante mensuras antiguas) .(29) Duplicado de mensuras n 385.

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  • Director: Dr. Fernando Enrique Barba

    (JOI Duplicado de mensura n 391.(31) Ibdem.(32) mensuras antiguas T I, p.106, TII , pp. 100 Y 158.(33) Facu ltad de Filosofa y Letras, Documentos para la Historia

    Argentina, T X, Buenos Aires, Peuser, 1955.(34 ) Direccin de Geodesia y Catastro de la Provincia de Buenos Aires,

    mensuras n 1 al n 8 y n 12.

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