articulo educacion 2011 familia-escuela
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UNIVERSIDAD DE VIÑA DEL MAR
ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGIA
FAMILIA – ESCUELA
UNA ALIANZA NECESARIA
PARA SER PRESENTADO EN:
SEMINARO DE EDUCACIÒN
ALUMNOS:
PAULINA TORRES BUSTAMANTE
FELIPE REYES CERNA
DOCENTE:
PAULINA MERCADEL GONZALEZ
VIÑA DEL MAR, CHILE, ABRIL DEL 2011
INTRODUCCION
Una alianza efectiva entre la familia y la escuela, resulta ser un enlace necesario en el
modelo educacional, caracterizado por un vínculo positivo, nutritivo y respetuoso en el cual
centran su esfuerzo en el pos de niños y jóvenes. Favoreciendo de ésta forma el rendimiento
académico de los menores, así como su desarrollo integral como persona, su autoestima y
su actitud hacia el aprendizaje.1 Así es, como surge la concepción sobre la educación, en
donde, su relevancia tanto cognitiva como por parte del desarrollo personal de las personas
resulta ser no exclusivo de la escuela, sino que está presente desde el nacimiento en ámbitos
familiares.2
La familia tiene como función educar múltiples facetas de la personalidad, tales como
educación intelectual, educación cívica, educación estética, etc., son los que pueden
confiarse a otras instituciones sociales, como a la escuela. Ahora, los más fundamentales,
en cambio, como la intimidad y el calor familiar, los cuales es muy difícil que puedan ser
traspasados a la escuela. La familia es una magnifica escuela de educación permanente.
Estableciendo en ella un buen clima cultural, un buen nivel de diálogo y una alta calidad de
convivencia, todos sus miembros se verán estimulados a trabajar en su perfeccionamiento
personal.
Por esto, debemos entender que cuando existe consonancia entre distintos microsistemas en
que participan los menores, se ve una potenciación de sus capacidades para amplificar el
desarrollo infantil.3
La alianza Familia-Escuela como un modelo se presenta con fuerza, más aun considerando
que tenemos dos fuerzas de formación trabajando entre sí en donde se involucra un sinfín
de variables que van entrelazadas por medio de un flujo comunicacional, modelo el cual
resulta positivo solo sí las partes cumplen sus roles asignados de manera natural.
La familia en Chile, como institución ha sido por mucho tiempo el agente socializador
primario en donde ocurre la interacción con los integrantes de dicho grupo, le sigue la
escuela, como segundo agente socializador de mayor importancia durante la niñez y
adolescencia del menor. Además, se ha de mencionar que la escuela, ha asumido gran parte 1 L. Pérez, I. Cortese y G. Gallardo (2007); Manual para profesores jefe: Construyendo una alianza efectiva Familia-Escuela”. Unicef, Escuelas Efectivas para Conchalí. Santiago, Chile.2 I. Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat de Barcelona, España.3 I. Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat de Barcelona, España.
de las funciones que desempeñaba la familia, relegándola de su rol socializador
preponderante.4
Se debe poner atención a lo ya señalado, el distanciamiento de la familia como agente
primario relegando las tareas a un sistema educacional el cual no siempre presentara las
competencias necesarias enfocadas al pro del menor, para la formación, para el desarrollo
educacional en cada uno de sus ámbitos.
Por lo cual se defiende el hecho que, tanto los padres como los maestros comparen la
educación de los menores que asisten a los centros educacionales y que más aun, si se
coordinan podrían producir una mejora significativa en el desarrollo infantil.5 Siempre esto,
cumpliéndose un sistema estratégico, una alianza necesaria.
DISCUSION TEORICA
4 G.Villarroel y X. Sánchez; “Relación familia escuela: Un estudio comparativo en la ruralidad”. Revista de Orientación Educacional Nº 19-20, Valparaíso, Chile.5 I. Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat de Barcelona, España.
Cuando hablamos de escuela, se debe entender como un centro de puertas abiertas, esto
debido a que resulta necesario que las familias logren sentirse acogidas tal y como son y no
se vieran juzgadas por sus prácticas educativas, y donde además, las familias puedan
discutir de forma abierta su forma de entender la educación y compararlas con las prácticas
educativas utilizadas.6
¿Cómo influye la alianza familia-escuela en el rendimiento del alumno?
La actitud de la familia en relación con la escuela influye en la actitud del menor hacia ella.
El niño ve como sus padres valoran lo que aprende, se interesan por lo que hace y le
aportan ayudas y estímulos para que se implique activamente en el proceso de aprendizaje.
La distancia entre la cultura familiar y la cultura escolar también puede favorecer o
entorpecer el proceso escolar del alumno. Cuanto más cercanas son las dos culturas, más
fácil resulta para la familia colaborar de manera más activa con la escuela y, en
consecuencia, más aplicación e interés se genera sobre los temas que se tratan. El papel que
la familia otorga al esfuerzo y la cultura del trabajo repercute, evidentemente, en la actitud
del alumno para realizar las tareas que lo proponen y para perseverar en aquello que le
supone un esfuerzo. Las relaciones que la familia establece con el saber y el conocimiento
influyen también en la motivación. Si en cada familia hay curiosidad por saber y se
estimula que su hijo establezca relaciones entre lo que aprende en la escuela y lo que
conoce cuando va con la familia, el alumno se sentiría más motivado por aprender.
No cabe duda de que dichos canales de coordinación y de participación mutua puede ser de
fuente de retroalimentación o de feedback permanente entre la familia y la escuela, de
modo que la transición del menor de uno a otro ámbito genere enriquecimiento para su
desarrollo.7
Así es como surge, lo señalado por Eisner (2002), quien señala la necesidad de contar con
una educación pública la cual no solo dada entender por la recibida dentro del aula de
clases, sino también su educación fuera de ella.8 Dado que el seguimiento a la labor
educacional debe ser seguido no solo por los docentes sino que también por los padres 6 I. Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat de Barcelona, España.7 C. Alfonso y Cols. (2003); “La participación de los padres y madres en la escuela: claves para la innovación educativa”. Caracas, Venezuela.8 A. Bolívar (2006); “Asesoramiento y apoyo comunitario: Para la mejora de la educación”. Revista de Educación Nº 339 Enero-Abril, España.
quienes deben cumplir un rol más que facilitador de material sino que también de
reforzador en material educacional en cada uno de sus ámbitos.
Aquí donde surgen diversos problemas para ejercer la función educativa, la cual va más allá
de la propia escuela ya que como tal no es el único contexto educativo ni sus profesores los
únicos agentes encargados de tal tarea, ya que sus padres y en menor medida los medios
desempeñan un importante papel educativo. Algo que como ya se a señalado, se ha ido
relegando dejando a la escuela como único agente formador.
Ahora, echando un vistazo a los inicios de la sociedad, vemos como el sistema familiar
satisface prácticamente todas las necesidades de la vida social. Es en el ceno de la familia
donde el ser humano es socializado y recibe desde las primeras herramientas de su
formación hasta los conocimientos más avanzados, los cuales le permitirían integrarse sin
dificultades a la vida adulta, formando de igual manera su propia familia.9
Familias que hoy en día vemos como han perdido ese sentido de unidad por diversos
factores sociales que han intervenido en la cohesión familiar, apartando la vida en familia y
relegando funciones a instituciones educativas que enfoquen su labor a acoger a menores en
gran parte del día para brindarles aquella formación educativa que posteriormente les ayuda
a abrirse camino en la sociedad.
Antes estas nuevas formas de socialización y además considerando el poder adquirido por
estos otros agentes en la conformación de la educación de los alumnos, la acción educativa
se ve obligada a establecer de nuevo su papel formativo, dando un nuevo significado a su
acción con nuevos modos. Entre ellos, la colaboración con las familias y la inserción con la
comunidad se tornan imprescindibles.10
En donde el trabajo en conjunto partiendo por una comunicación efectiva parecería ser el
camino correcto a seguir, más aun considerando que el desentendimiento familia-escuela ha
producido un alejamiento y un desinterés tanto por parte de los padres como por parte de
los docentes, lo cual pone al menor en un camino incierto, con padres descomprometidos y
profesores indiferentes (Cardemil, 1994).
9 D. Rodríguez (1991); “Gestión Organizacional: elementos para su estudio”. Santiago, Chile10 A. Bolívar (2006); “Asesoramiento y apoyo comunitario: Para la mejora de la educación”. Revista de Educación Nº 339 Enero-Abril, España.
Las familias perciben una atmosfera adversa, las hace no sentirse bienvenidas, respetadas,
escuchadas y por lo cual se genera un sentimiento de no ser necesarias dentro del contexto
escolar, generando una apatía entre estos dos agentes socializadores.
Por lo que resulta necesario y como tarea pendiente el que las escuelas exterioricen y
expliquen aquello que hacen, brindándoles a las familias la posibilidad de entender y a su
vez opinar sobre aquellos lineamientos por los cuales se basa la educación de sus hijos.
En ocasiones es el miedo, la inseguridad o la comodidad lo que hace que la escuela deje de
lado a las familias y las evita al máximo para ahorrarse el tener que mostrar su trabajo y el
cómo lo llevan a cabo, esto para no ser juzgados, lo cual se podría realizar de manera
adecuada si los padres entendieran primero el modelo de enseñanza utilizado para así
juzgar de manera adecuada. Lo cual debe ser por cierto, orientado por la escuela.11
Ahora, dentro del entorno educacional, de haber una seguridad en aquella tarea que se
realiza dentro del aula de clases no habría porque asustarse al abrir su trabajo al juicio de
los apoderados, mostrar el trabajo diario, y justificar y razonar las opciones utilizadas.
Ya considerando las falencias y dificultades generadas por el distanciamiento familia-
escuela es que la escuela debe buscar como conectarse a la familia, lo cual podría
producirse inmediatamente desde el primer contacto; por medio de la visita a la institución
educativa al momento de la matriculación, presentando a las familias el maestro jefe a
cargo del curso asignado a su menor generando así desde ya un lazo de comunicación y
preocupación por parte de la escuela, en donde los padres podrán sentirse participes y con
la obligación de continuar con dicho lazo afectivo establecido. Estos hechos mejorarán la
impresión de los padres y de las madres sobre el colegio.12
Para fomentar dicho encuentro entre familia y escuela, se tiene que encontrar un punto en
común, enlazar las funciones tanto de una como de otra demostrando como el trabajo en
común va en el beneficio tanto para el menor en su propio desarrollo como también en
beneficio hacia la familia y escuela, en términos de cohesión y mejor distribución del
tiempo y de mejores resultados académicos respectivamente.
11 C. Alfonso y Cols. (2003); “La participación de los padres y madres en la escuela: claves para la innovación educativa”. Caracas, Venezuela.12 C. Alfonso y Cols. (2003); “La participación de los padres y madres en la escuela: claves para la innovación educativa”. Caracas, Venezuela.
Considerando que ambos son participantes esenciales en lo que es la formación integral y
armónica del menor en sus modelos de desarrollo desde las diferentes etapas de formación.
De hecho, estas ideas son conocidas ampliamente por los educadores y de una u otra forma,
están presentes en la práctica educativa como lo son, las reuniones de clase, entrevistas,
notas para las familias, trabajos para la casa, etc. Sin embargo, no siempre los canales de
comunicación utilizados funcionan adecuadamente y, a veces, se crean tensiones o
incomprensiones innecesarias que se podrían solventar. Además, a veces, los canales sólo
funcionan en un sentido, bien de la escuela hacia la familia, o bien a la inversa, de modo
que nunca acaba de existir un conocimiento mutuo real y, por tanto, una valoración del
trabajo del otro.13
En términos de comunicación nos encontramos con el tipo “agresivo”, en donde el profesor
recibe distante a la madre, gestos agresivos, amenazantes (movimiento de manos),
proximidad física (el profesor invade el campo del otro), tono de voz alta, clima no cálido.
Estas actitudes se pueden dar un contexto en el cual el docente dirija al padre la culpa de
las deficiencias en el menor en cuestión, atribuyendo falencias en su rol educador,
relegando su autocritica y evitando asumir culpa en la circunstancia.
Por otro lado, el tipo “asertivo”, donde el profesor es positivo y recompensante, comparte
sentimiento, tono de voz cálido, clima de acogida relajado, no invade espacio del otro.
Estas actitudes por el contrario hacen resaltar al docente los logros obtenidos, su
enorgullecimiento y los alagas tanto a su labor como al rol de la familia presente en el
desarrollo del menor y siempre considerando el valor que le atribuye la escuela a menores
con condiciones superiores.
Finalmente, se debe abordar el rol de la familia y de la escuela en toda su complejidad,
reconociendo sus responsabilidades, sus funciones, y su rol fiscalizador siempre en el pro
del desarrollo educacional, considerando que el trabajo y las opiniones deben ir enfocadas a
un logro más que resaltar falencias y a desligarse de situaciones adversas.
Hoy en día, nadie duda de que las escuelas deben educar, en un amplio sentido del término,
y de que las familias constituyen un apoyo importantísimo para la educación formal de sus
13 I. Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat de Barcelona, España.
hijos, por lo que a simple vista se aprecia como ambos contextos, tanto familia como
escuela, comparten importantes funciones en relación hijos/alumnos (Cataldo, 1987):
La socialización en determinados valores
La promoción de todas las capacidades: cognitivas, de equilibrio personal, de
relación interpersonal, motrices, de inserción social
El cuidado y la protección
El apoyo a lo que hacen en otros contextos
Se trata de funciones comprometidas, cuya concreción además va variando a medida de que
las personas crecen y cambian también las relaciones, las formas de influencia, etc. Así es,
como parece conveniente, e incluso tranquilizador, que los padres y los educadores puedan
establecer algunos acuerdos, algunas estrategias comunes que les permitan lograr de la
mejor manera posible su cometido.14
Y considerando lo ya señalado es que la legislación vigente como también el profesorado y
los centros más preocupados por ofrecer una formación integral, cuidan la relación con las
familias, la planificación y preparan la relación familia-escuela.
Muchos centros encuentran contenidos alrededor de los cuales colaborar con los padres en
bien de sus alumnos, muchos encuentran fórmulas variadas para favorecer el conocimiento
y la relación, y pueden adaptar las soluciones que encuentran a los diversos momentos del
desarrollo infantil, incorporándolo también de forma activa en las actividades (reuniones,
entrevistas, fiestas) cuyo objetivo es la relación.
En cualquier caso, y en cualquier etapa educativa, la relación familia-escuela persigue dos
objetivos fundamentales:
Progresar en el conocimiento del niño-alumno
Establecer criterios educativos comunes o, al menos, no contradictorios
En cuanto a la reforma educacional, de acuerdo al planteamiento del Ministerio de
Educación15, los objetivos centrales de la Reforma Educacional apunta a mejorar la calidad
de la educación, al desarrollo de la equidad en el acceso a experiencias formativas y a la
participación de la familia en las tareas educativas a cargo de la escuela.
14 I. Solé (1996): Las relaciones entre familia y escuela. Revista Cultura y educación Nº 4, España.15 Ministerio de Educación, Gobierno de Chile. http://www.mineduc.cl/
Este contexto obliga a la escuela a replantarse la participación de los padres en la educación
de sus hijos. Nuestra sociedad requiere de individuos conscientes de sí mismos y capaces
de armonizar proyectos personales y tareas comunes. Para lograr este objetivo, los
establecimientos deben buscar proyectos educativos concordados con el tipo de familia que
atienden (no la teórica o esperada, sino la real), procurando relaciones horizontales con
reciprocidad y límites claros entre los actores, más centrada en la participación activa que
en respuestas pasivas a la demandas y destacando los aprendizajes afectivos, valóricos y
sociales. En esta construcción de acuerdos, la escuela debe tener claro cuáles son las
demandas que la familia le hace.
Entre estas demandas destacan:
Eficiencia en el servicio educativo: las familias piden una buena base de
conocimientos y experiencias que acrediten a sus hijos para continuar con éxito sus
estudios o entrar al mundo laboral en óptimas condiciones.
Formación valórica sólida y diversificada: la familia busca que la escuela prepare
sus hijos para enfrentar responsablemente las dificultades y riesgos de la vida social
Trato cálido y diferente: los padres esperan trato personalizado para sus hijos, que
los profesores los consideren como personas individuales, desean manifestaciones
de calidez, cariño, preocupación y protección.
Por su parte, la escuela demanda de las familias:
Apoyo en exigencias cotidianas: la escuela busca que la familia garantice el
cumplimiento de aspectos formales (adecuada presentación personal, asistencia y
puntualidad, cumplimiento con los útiles y cuotas, asistencia a reuniones de
apoderados y citaciones personales, entre otros.
Apoyo en el trabajo escolar diario: refuerzo en los contenidos trabajados en clase,
proveer a los niños de múltiples materiales de consulta, cumplir con las tareas,
fomento de habilidades de estudio, etc.
Adultos acogedores con los niños: los docentes piden a los padres afectividad en la
relación con sus hijos, pues sienten que les dedican poco tiempo y de baja calidad.
Quisieran que ellos fomentaran: paseos, conversaciones, juegos, regaloneo, etc.
La familia en el estudio, el rol que desempeñe y el resultado de éste en el buen rendimiento
académico va a depender, en gran medida, de la dedicación que el menor preste a las tareas
escolares durante el tiempo que está en su casa. En donde más allá del tiempo que dedique
al estudio, lo realmente importante es la calidad de éste tiempo. Por esto la relevancia de
conocer ciertas pautas que contribuyan a un óptimo aprovechamiento del trabajo de casa.16
En donde una de las premisas más importantes y difíciles de lograr es concientizar de que
estudiar es un trabajo duro que requiere de esfuerzo y sacrificio, tanto por parte de los
padres como de los hijos. En este sentido, la influencia de los padres será determinante.
Variables a tener en cuenta para un mejor logro:
El lugar de estudio: que favorezca la concentración, con buena iluminación.
La organización del tiempo: establecer un horario semanal, con un tiempo diario
Técnica de estudio: elección personal, no todos aprendemos de misma forma
El ambiente familiar: estimular afectiva y cognoscitivamente al menor
En cuanto a Chile, podemos mencionar algunos programas que precisamente han enfocado
su trabajo en reforzar la alianza familia-escuela y por ende esfuerzos por lograr mejores y
mayores resultados en ámbitos educacionales.
La Unicef inició en el año 2000 un proceso de apoyo al fortalecimiento de las
organizaciones de padres, por el carácter estratégico que tiene la participación de las
familias en el mejoramiento de la calidad de la educación.17
Una publicación para profesores jefes, “Construyendo una alianza efectiva familia escuela”,
recopila las experiencias y resultados de reuniones de apoderados y docentes de
establecimientos educacionales de la comuna de Conchalí. En ella se expone la importancia
de la participación de los apoderados y docentes en a vida escolar y el positivo efecto de
ésta en la calidad de la educación.18
16 M. Aguilar y E. Sánchez (2002): Familia y Escuela. Revista Emt-revista Nº 5. Málaga, España.17 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. http://www.bcn.cl/ecivia/concefamil/18 L. Pérez, I. Cortese y G. Gallardo (2007); Manual para profesores jefe: Construyendo una alianza efectiva Familia-Escuela”. Unicef, Escuelas Efectivas para Conchalí. Santiago, Chile.
Finalmente, nuestra sociedad es el reflejo de las creencias y las conductas de sus miembros,
donde se ha considerado que el Derechos de los Niños19, influye en la interacción del
sistema educativo, es decir, en la organización de la escuela y los profesores dentro de ella,
con el sistema familiar, es decir, los niños, que son los alumnos de la escuela, sus padres,
hermanos y el resto de la familia. De dos maneras principalmente.
En primer lugar, el decreto determina el modo en el que se tienen que tratar las
preocupaciones sobre los niños y cómo promover su bienestar. Los profesionales en
el marco de la escuela tienen que comprender sus principios clave para poder
relacionarse con otros profesionales de los servicios sociales o de salud y velar por
los intereses de los alumnos y sus familias.
En segundo lugar, el pensamiento en el que se fundamentan los Derechos de los
Niños tiene implicaciones de largo alcance en el sistema educativo, tanto en
términos de prácticas, cómo se educa a los niños, como en términos de recursos.
Basado en un principio de bienestar, el cual se considera como primordial para el menor,
dado por un bienestar tanto material pero mayormente a la necesidad de estabilidad,
seguridad, amor y comprensión, cuidado y orientación. Más considerando que las
relaciones cálidas y comprensivas son fundamentalmente importantes para el completo
desarrollo del propio carácter del menor, su personalidad y talento.
CONCLUSION
Rol del psicólogo en la educación, hoy en día se observan de manera difusa sus aportes e
implicancias para la educación. Más aun considerando las problemáticas que han sido
noticias en los últimos tiempos tanto dentro como fuera del aula escolar, y que han sacado a
la luz los problemas existentes dentro de la sociedad.
Problemas que deben ser abordados de manera profesional y con conocimientos,
haciéndonos parte de la problemática, identificando sus factores y sobre todo con un rol
19 E. Dowling y E. Osborne (1996): “Familia y escuela: Una aproximación conjunta y sistemática a los problemas infantiles. España.
propositivo, manteniendo siempre un cuestionamiento constructivo el cual nos permita
mejorar en ámbitos educativos y de desempeño.
¿Por qué de desempeño?
La labor que desempeña hoy en día en las escuelas ha demostrado a un psicólogo pasivo,
carente de ideas y enfocado a labores predeterminadas, carente de observación crítica a los
hechos ocurridos en ámbitos escolares, y más grave aún, una notoria ausencia de iniciativas
para realizar las gestiones en el ámbito educativo.
El psicólogo se aprecia erróneamente como un agente externo, con una imagen minimizada
dentro de las instituciones educativas, realizando tareas que no le corresponden.
Más aun considerando, gran porcentaje de psicólogos hoy en día se dedican a realizar
orientación profesional, consejería, aplicación de test psicológicos, y en algunos casos,
asumir cátedras de religión o filosofía.20
Es por esto, que la idea principal es darnos la tarea de observar, reflexionar y realizar
diagnósticos que nos permitan crear acciones con el fin de transformar aquellos puntos
débiles en los procesos educativos.
Poner nuestros conocimientos sobre la mesa, promoviendo nuevos medios a través de los
cuales nuestra práctica retome la función social que el rol del psicólogo debe tener,
promoviendo espacios para la reflexión y elaboración de teórica de todo lo que sucede tanto
a nivel administrativo, como con los estudiantes y el cuerpo decente. Apuntando a generar
estrategias en el pro de la educación y en el desarrollo mutuo entre familia y escuela,
teniendo como eje central a los niños y niñas quienes son los reales afectados en esta
carencia educacional.
Generando un puente entre docentes y padres, estableciendo roles y tareas claras para cada
uno de los agentes a intervenir en la labor educativa. Realizando pláticas con los padres o
apoderados de los alumnos para así poder entregar una información adecuada sobre
programas y estrategias que apunten a la educación de sus hijos. Así los padres también
20 V. Martínez (2008); “El rol del psicólogo en la institución educativa: ¿marioneta o actor propositivo?”. Revista electrónica de Psicología Social Poiésis Nº 15, Colombia.
podrán conocer las aptitudes, habilidades, intereses, actitudes y desenvolvimiento de los
niños.
El establecer un equilibrio entre las fuerzas resulta importante para formar este lazo de
unión y de complicidad, que les permitirá realizar de manera efectiva sus deberes, teniendo
en foco el crecimiento académico y personal de los alumnos.
Se debe persuadir a los padres, que su presencia y participación provoca un importante
impacto en la subjetividad de los niños y predispone a ambos a entregarse a una experiencia
de aprendizaje de excelencia.
En los profesores, estimularlos a incorporar nuevos temas en las reuniones de apoderados,
un espacio donde se comenten tantos los logros como las dificultades del curso, se deben
abordar y no ignorar los desencuentros que pudiesen existir entre padres y profesores.
Incitar a que se genere un clima de mayor horizontalidad y calidez, disminuir los tiempos
de recados, reclamos y cuotas. Además, de preparar reuniones donde se involucren a los
niños.
Lo importante es incentivarlos a buscar juntos, educadores y educando (familia-escuela),
esa verdad que hace auténticamente libres, no tomar actitudes dogmáticas ni imperativas y
gradualmente abrir el abanico de las diferencias ideológicas que puedan existir.
BIBLIOGRAFIA
Bolívar (2006); “Asesoramiento y apoyo comunitario: Para la mejora de la
educación”. Revista de Educación Nº 339 Enero-Abril, España.
C. Alfonso y Cols. (2003); “La participación de los padres y madres en la escuela:
claves para la innovación educativa”. Caracas, Venezuela.
D. Rodríguez (1991); “Gestión Organizacional: elementos para su estudio”.
Santiago, Chile
E. Dowling y E. Osborne (1996): “Familia y escuela: Una aproximación conjunta y
sistemática a los problemas infantiles. España.
G.Villarroel y X. Sánchez; “Relación familia escuela: Un estudio comparativo en la
ruralidad”. Revista de Orientación Educacional Nº 19-20, Valparaíso, Chile.
Solé (1996): Las relaciones entre familia y escuela. Revista Cultura y educación Nº
4, España.
Vila (1998); “Cuadernos de Educación: Familia, escuela y comunidad”. Universidat
de Barcelona, España.
L. Pérez, I. Cortese y G. Gallardo (2007); Manual para profesores jefe:
Construyendo una alianza efectiva Familia-Escuela”. Unicef, Escuelas Efectivas
para Conchalí. Santiago, Chile.
Ministerio de Educación, Gobierno de Chile. http://www.mineduc.cl/
M. Aguilar y E. Sánchez (2002): Familia y Escuela. Revista Emt-revista Nº 5.
Málaga, España.
V. Martínez (2008); “El rol del psicólogo en la institución educativa: ¿marioneta o
actor propositivo?”. Revista electrónica de Psicología Social Poiésis Nº 15,
Colombia.