Asociación Diocesana de Scout Católicos

Diócesis de San Justo

Grupo Scout N°19 Santa Rita

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En un bosquecito estaba un niño paseando cerca de la orilla del río, y fue ahí, al pie de un enorme árbol donde decidió descansar de su caminata.

Mientras se acomodaba descubrió a un pequeño grupo de castores jugando en el río y con esa imagen se quedó dormido.

Este niño comenzó a soñar, y en sus sueños se convirtió en uno de esos castores que había visto jugar en aquel río.

Ya castor, y caminando por el bosque encontró una piedra en donde decide reposar e imagino estar en un lugar hermoso, lleno de colores y acompañado del cantar de los pájaros; y mirando a su alrededor se dio cuenta de que se hallaba en aquel lugar tan deseado.

Mientras miraba con admiración él paisaje, oyó una voz:

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- ¡Hola, amigo! ¿Cómo estás? - el castorcito no sabía de dónde venía la voz.

- ¡Eh! Aquí, detrás de ti.

Asombrado, descubrió que esa voz venia de una gran piedra transparente, deslumbrante, era hermosa y tenía pintitas en color violeta

Atraído por su belleza, se acercó y se vio reflejado en su superficie, y se dio cuenta que su cara estaba triste.

-Lo que estás viendo es el interior de tu corazón, y se ve triste

¿qué te pasa?

-He llegado después de mucho caminar al lugar con el que soñé siempre, pero no tengo amigos y me siento solo…

- ¡Ya no lo estas! Desde hoy seremos amigos. Me llamo AMATISTA, y por mi transparencia podrás verte y saber cómo estas. Cuando estés contento, tu alegría se reflejará en mí, si esta triste, te ayudare a saber qué te pasa. Te ayudare a conocerte, y sabrás que hacer para crecer fuerte y feliz.

-Gracias. Me siento mejor, ahora debo buscar un lugar donde vivir, y pensar como seré de ahora en más.

-Yo te diré como debes vivir para ser útil y cumplir con tu misión. El Señor Dios hablara por mí, ÉL te dará una ley, que guiara toda tu vida y podrás crecer siendo cada día mejor. Por tu casa, no me preocupo, Dios te ha dado habilidad para hacerlo con tus patitas, prueba y veras…

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Así comenzó el castor la construcción de su pequeña cabaña.

Con mucho entusiasmo, cavo en la orilla, junto troncos y ramas, y construyo un hermoso lugar para vivir. Estaba muy contento por lo que había logrado, y salió corriendo hacia AMATISTA para contarle y compartir su alegría. Al llegar junto a su amiga, descubrió que no estaba sola:

- ¡Hola! me llamo IYARA (Dueño de las aguas). Yo te ayudare a conocer el río, a conocer sus secretos y compartiremos todos los momentos.

IYARA era un tronco, que arrastrado siempre por la corriente había llegado a descubrir todas las maravillas y peligros del río. El castor estaba muy contento, había encontrado un amigo.

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Justo en ese momento, había escuchado ruidos que venían de la orilla, entonces el castor con IYARA corrieron hacia allí.

Al llegar, el castor quedo asombrado por lo que veía: animalitos iguales a él, estaban alrededor de la cabaña, así se dio cuenta que eran sus hermanos, y que ellos también estaban confundidos como lo había estado él.

Pronto se reunieron y se dieron cuenta que formaban una familia y decidieron estar juntos para siempre.

Mientras construían su cabaña un mapache amigo, llamado TORI (mapache mensajero), se acercó hacia ellos y con él la noticia de que se aproximaba el otoño y que debían prepararse para combatir el frío y los fuertes vientos. Desde aquel instante TORI pasa a ser parte de la Colonia convirtiéndose en el mensajero, trayendo noticias y avisos a los castores.

Siguiendo con su trabajo, la colonia fue en busca de troncos para apresurar el armado de la cabaña. En uno de los descansos del bosque se hallaban los más fuertes y resistentes de los alrededores, pero eran demasiado pesados y grandes como para que los castores pudieran levantarlo.

En ese instante paso por allí un ciervo llamado KEO (amigo solidario) que al ver a los animalitos tan tristes les pregunto:

- ¿Qué es lo que ocurre?

A lo que ellos contestaron:

-Estamos armando nuestra cabaña y necesitamos troncos fuertes y resistentes como estos, pero no podemos alzarlos, son muy pesados…

KEO, dotado de enormes cuernos decidió ayudarlos con esta tarea levantando los troncos con su ornamenta y alcanzándolos hasta la orilla del río.

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Allí se despidió de sus nuevos amigos y prometió visitarlos y ayudarlos en lo que ellos necesitasen.

Finalmente, la colonia termino con su trabajo y tuvo su propia cabaña para vivir y en donde recibirán a sus amigos: KEO, TORI, IYARA, Y AMATISTA

Ese día se reunieron para festejar ese encuentro y el comienzo de una vida compartida. Junto a un gran fogón, por la noche, AMATISTA les hablo sobre su ley, su familia y les prometió que siempre estaría con ellos para aconsejarlos y protegerlos.

IYARA les contó historias maravillosas sobre el río y sus secretos, mientras que los castores escuchaban con gran atención y entusiasmo, empezaban a querer a quienes los acompañaría a través de su vida.

Y esa noche, todos reunidos a la orilla del río y junto al fuego, se comprometieron a estar siempre unidos, trabajando para hacer del bosque un lugar hermoso.

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Ya tenían una ley, amigos y un lugar bello que proteger. Con

todo ello, nunca más un castor se perdería y se sentiría solo.

Finalmente, todos y cada uno de los castores fueron creciendo juntos y en comunidad.

Conociendo entre todos a la Sagrada Familia integrada por Jesús, José y María y siguiendo sus pasos. Agradeciéndole a Dios por la luz de cada mañana y la guía de las estrellas por las noches.

Compartiendo grandes aventuras, como la del puente:

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“Resulta que en una tarde de primavera mientras los castores intentaban construir un puente para alcanzar la otra orilla, el caudal del río creció de tal manera que fue imposible continuar con el trabajo; las fuertes corrientes arrastraban los troncos por el largo del río, arruinando la terca a la que aquellos castores se habían dedicado durante dos largos meses.

Pero, como de sorpresa salió de los matorrales KEO, aquel buen ciervo que alguna vez los ayudo, y arremetiendo con sus cuernos en contra de la corriente logro mantener la mayoría de los troncos en su lugar, mientras que los castores intentaban, con sus enormes colas, sellar las ramas más flojas en el fondo del río.

Así fue como entre todos y animados por la buena acción de KEO pudieron cruzar a la otra orilla sin ningún tipo de problema.

KEO fue un ejemplo para todos, entregando su tiempo y

esfuerzo a sus amigos, y en motivo de agradecimiento, todos,

inclusive TORI, IYARA Y AMATISTA decidieron

homenajearlos con una gran fiesta.

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Termina la tarde aquel niño que en un comienzo había soñado con ser uno de los castorcitos que protagonizaron la historia. Despertó y encontró que los castores que habían visto jugar en el río, habían terminado su represa y decidido cruzar el río sobre ella mientras lo hacía recordaba cada instante vivido en el bosque, cada árbol, cada hoja, cada canto de ave, todo lo había hecho sentir muy feliz y no deseaba olvidarlo. Estando en la otra orilla se dio cuenta de que el bosque había quedado del otro lado y que ya no era posible volver, había que crecer al igual que el río luego de una tormenta.

Este niño se encontraba en la selva, allí todo era diferente, los árboles se erguían hacia el suelo impidiendo el paso, los animales ya no eran los mismos, ahora tenían que tener más cuidado y aprender a conocer los secretos de este nuevo mundo. Y así el pequeño comenzó a caminar y en cada paso que daba fue descubriendo nuevos y maravillosas aventuras, pero esa es otra historia.

Fin ¡SIEMPRE ALERTA!