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biografía del líder político ecuatoriano Assad Bucaram

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Pedro Saad Herrera

Assad Bucaram: La Historia de una Lucha

Quito, 1981

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A MODO DE INTRODUCCIN GUAYAQUIL, NOVIEMBRE 6 DE 1981 Assad Bucaram ha muerto. Una estupefacta muchedumbre, que no terminaba de convencerse de la irreversible realidad del fretro que transportaba en sus hombros, ha trado su cadver hasta la Catedral Metropolitana de Guayaquil. Ahora est aqu, colocado junto al altar como en una tribuna. Puesto en un atad a medio cerrar, que permite que el pueblo lo vea una ltima vez. Pero el pueblo no se limita a verlo. Subrepticiamente, mirando a cada lado, como si hasta esto le estuviera prohibido, el pueblo extiende suavemente su mano hacia este hombre... Y lo toca. Roza levemente con sus dedos el obscuro casimir de sus vestidos y luego de tocarlo, guardando todava la spera sensacin de ese contacto, lleva sus manos hacia la frente y se santigua. Como si se tratara de una imagen sagrada. Es el pueblo que est diciendo su propio nombre en media calle. Porque ahora que este hombre ha muerto, el pueblo necesita repetirse la palabra pueblo para saber que ese es su nombre. Que es as como se llama. Que tiene la responsabilidad de ser l mismo, como un hurfano. Que tiene el deber de ser fiel a s mismo, con una fidelidad de verbo reflexivo. Serse fiel. Serse pueblo. En compaa de s mismo. A solas consigo mismo. Siempre. Pero sobre todo ahora que Assad Bucaram Elmhalim ha muerto. Y POCO DESPUES...2

Al pueblo, al que le roban todo, intentan robarle hasta sus muertos. Llegan los polticos. Llegan como profanadores de cadveres. Intentando apropiarse de una herencia que no les pertenece. Armados de palabras y de hipocresa. Y los mismos que pretendieron negar su condicin de ecuatoriano, ahora lo califican de "patriota". Y quienes se burlaron de sus defectos fsicos, ahora lo tratan de "seor Bucaram". Es repugnante. Porque no es que la muerte haya acallado las virulencias de la lucha poltica, lo que sera comprensible y respetable, sino que tratan de usufructuar de la desaparicin de este hombre. Creen que podrn suplantar a Bucaram. Es que los polticos, esos polticos, los representantes de la oligarqua bajo cualquiera de sus formas, no creen en el pueblo. No lo entienden. Piensan que el pueblo est conformado por una masa amorfa, dispuesta a seguir a cualquiera que le ofrezca un beneficio pasajero o una palabra zalamera. Por eso creen que el pueblo que sigui a Bucaram, que se reconoci en Bucaram, estar igualmente dispuesto a seguir tras cualquiera que se le ponga al frente, tras cualquiera que le ofrezca sus servicios o, como ellos dicen, sus "sacrificios" por el pueblo. Nunca entendieron. No entienden ahora. Creen que el pueblo est dispuesto a venderse, como si el pueblo fuera una ramera. Nunca entendieron que el pueblo tiene necesidades y que pasa por penurias que lo llevaron a asistir a sus comits electorales, a inscribirse en ellos, a recibir los dineros que le ofrecan por su voto... Pero que no vot por ellos, a pesar de esos dineros. Porque el pueblo no se vende. Por eso no pudieron aprovecharse del pueblo. Por eso fue el pueblo quien se aprovech de ellos. Quien fue a sus reuniones, asisti a sus fiestas, hizo acto de presencia en sus mtines, se bebi su licor y saci su hambre con su comida, mientras en secreto, en el bolsillo que est junto al corazn, guardaba su voto verdadero. Nunca lo entendieron. No lo entienden ahora. Creen que el pueblo es imbcil y que est dispuesto a dar crdito a cualquier promesa, por descabellada que ella sea. No comprenden que el pueblo podr ser ignorante, precisamente porque ellos le negaron la educacin y la cultura, pero que tiene una inteligencia sagaz y gil, cultivada en la calle, destinada a evitar los golpes a mansalva. Una inteligencia forjada en la lucha diaria por sobrevivir, en un mundo compuesto de mentiras y de cuentos. Ni lo entendieron antes ni lo entienden ahora. Creen que el pueblo es amnsico. Que olvida. Que, pasado el tiempo, no recuerda las ofensas, los engaos, las triquiuelas electorales. Piensan que el pueblo slo vive en el presente. Que no tiene nocin de futuro ni recuerdos del pasado. Es que para ellos "pensar en el futuro" no es ms que sinnimo de "abrir una cuenta de ahorros", y el pueblo nunca tuvo dineros para ahorrar. Pero el pueblo tiene una memoria colectiva, formada por las llagas de los dolores del pasado. No. El pueblo no olvida. Ni perdona. Ellos son incapaces de entenderlo. Ahora o nunca. Creen que el pueblo est dispuesto a confiar en cualquier patraa, a condicin de que ella est bien dicha. Piensan que la confianza del pueblo es un problema de oratoria y no de decir las verdades. Pero, aunque slo una parte del pueblo sepa leer, todo el pueblo sabe or. Todo el pueblo sabe distinguir eso que ellos no creen que sepa: separar la verdad de la mentira. Porque el pueblo reconoce la verdad cuando la escucha. Y sabe, adems,3

escuchar tambin con los ojos, mirando a la cara, frente a frente, para distinguir en la mirada de quien habla al que dice la verdad. Ahora han venido a las exequias de Assad Bucaram. Van a pronunciar unos discursos. Su sola presencia es una ofensa para el dolor del pueblo, porque no es cierto que hayan venido a expresar una condolencia. Han venido a tratar de conseguir unos votos. Ellos no estn de duelo. Estn en campaa electoral. Siempre estn en campaa electoral. No debieron haber venido. Este es un muerto que no les pertenece. Assad Bucaram tambin fue un poltico. Pero fue un poltico distinto. UN HOMBRE. UN PARTIDO. UN PUEBLO Assad Bucaram Elmhalim fue un hombre. Con sus vivencias particulares. Con sus afectos y sus odios. Con sus aciertos y sus errores. Con virtudes y defectos. Con una trayectoria que slo puede entenderse en el conjunto de su vida. Un hombre que tuvo un partido. Un partido que tiene una historia y un camino. Una forma especfica de organizacin y tradiciones propias. Con maneras de ser que slo pueden entenderse en el conjunto de su desarrollo. Y un pueblo que adhiri a ese partido y se reconoci en ese hombre. Un pueblo con peculiaridades nacionales. Con esperanzas y frustraciones. Con necesidades y urgencias que slo pueden entenderse en el conjunto de su ser social e histrico. Un hombre. Un partido. Un pueblo. Son tres historias distintas, que se encontraron en un punto del camino, en el que coincidieron. Cmo lleg a ser que, entre la multiplicidad de partidos polticos, la historia de CFP sea una historia especial? Por qu, entre la pluralidad de lderes polticos, la figura de Assad Bucaram tiene un sitio especial? Y, sobre todo, qu pasar ahora que uno de los integrantes de esa triloga, el hombre Assad Bucaram, ha muerto? Subsistir el partido? Qu har el pueblo? ESTE LIBRO SON TRES LIBROS Una gran parte del pueblo se reconoci en Bucaram, no slo como dirigente poltico, sino en su esencia de hombre. Una gran parte del pueblo sigui a Concentracin de Fuerzas Populares, no slo como a un partido poltico, sino como identificacin personal. Este libro es un intento por comprender esa coincidencia. Por eso este libro es, en realidad, tres libros que se conceden y se quitan la palabra una y otra vez. La vida del hombre. La trayectoria del partido. La historia del pueblo. Aqu se tratan por separado, pero no en tres partes. Prrafo a prrafo se irn mezclando. Y es tambin un llamado. Urgente. Imperioso. Para que el pueblo bucaramista no pierda el nombre adquirido y avance en el camino de la lucha social hacia una conciencia cualitativamente ms alta: el socialismo, por el que combaten los pueblos del orbe entero, como reivindicacin definitiva a sus aspiraciones histricas. LA FORMACIN LAS NAVIDADES DE 1916 En 1916, las navidades no eran lo que son ahora. No eran la gran fiesta del consumo, sino una pequea fiesta religiosa. Casi nadie adornaba rboles para la fecha. El 24 de diciembre no era da feriado. Las navidades no eran el da de los regalos, que se entregaban el 6 de enero, Da de Reyes, sino la noche de la Misa de Gallo, cantada al filo de la medianoche entre el 24 y el 25 de diciembre.4

En Guayaquil, las campanas de San Jos repicaban durante todo el da, haciendo levantarse los rostros de los trabajadores de los muelles, que apisonaban con sus pies descalzos el ya duro barro de la orilla del ro. Los carritos de mulas, que corran sobre rieles, hacan restallar sus ltigos en el aire, justo sobre el lomo de las bestias, sin tocarlas, mientras el conductor las animaba a apresurar el paso, chasqueando los labios como en un beso volado. El pas est en paz. No hay agitaciones polticas ni guerras civiles. Hace slo cuatro aos, en 1912, se arrastr a Alfaro en Quito, y hace slo unos cuantos meses que ha terminado la Guerra de Concha, en Esmeraldas. No es mucho el tiempo, pero los acontecimientos de estos ltimos aos han sido tan intensos que parece que todo eso fuera hace muchos siglos. En Europa hay guerra. Millones de hombres mueren empantanados en el lodo de las trincheras de la I Guerra Mundial. Pero eso es en Europa. Aqu, en el Ecuador, somos beneficiarios de esa guerra. Es que, por el conflicto, nuestros productos se cotizan bien. Muy bien. Sobre todo el cacao. Este ao de 1916, por primera vez en toda la historia, nuestra produccin ha rebasado el milln de quintales. Somos el tercer exportador del mundo y el segundo de Amrica, slo superados por el Brasil. El 11.81 por ciento de todo el cacao del mundo proviene del Ecuador. Adems, sus precios se han mantenido estables. El pas se siente prspero. Siente que progresa. Y la estabilidad econmica se refleja en la poltica. El primero de septiembre, luego de cuatro aos de gobierno constitucional, el general Leonidas Plaza Gutirrez ha entregado pacficamente el poder al Presidente electo, don Alfredo Baquerizo Moreno. Cierto que las elecciones no parecen haber sido muy limpias, y que se ha hablado insistentemente de fraude electoral, pero a nadie, excepto a los conservadores, parece importarle demasiado. Hay confianza en el futuro. Sobre todo en las ciudades. Son ciudades que crecen. Guayaquil, que es el centro de la exportacin cacaotera, ha pasado de sus humildes 31 mil 972 habitantes de 1875 a ms de 90 mil en 1916. Parece una cifra enorme. Y son ciudades que progresan. Los viejos carros de mulas, que todava circulan, estn siendo reemplazados por los modernos tranvas elctricos, y la iluminacin de las calles va dejando de ser con faroles de gas, como era hasta hace muy poco. La ciudad comienza a pavimentarse. Ya se han concluido los trabajos en la arteria principal del comercio guayaquileo, la calle Industrias, que pronto se llamar Eloy Alfaro. Las construcciones avanzan a ritmo acelerado. El hierro se impone en la ciudad. Ya se ha inaugurado el Mercado Sur, de estructura metlica, y la hermosa balaustrada del Malecn, que todava se llama Paseo de las Colonias. Guayaquil vive confiada en el futuro, que se le presenta promisorio. Tal vez la mejor prueba de ello sea que se propone celebrar suntuosamente el centenario de su independencia, que se conmemorar en 1920, inaugurando un gigantesco monumento, de dimensiones que se consideran descomunales, al final de la calle 9 de Octubre que, siguiendo la predominante influencia francesa, ostentar el apelativo de Bulevar. La imagen de la poca est retratada en ese hecho: la calle con la fecha de la independencia rematar en un monumento al presente. Como un punto de llegada. Mientras tanto, Quito, donde los conservadores tienen todava alguna influencia, marcha a la zaga del progreso. Pero no mucho. Este mismo ao de 1916, con fecha 10 de octubre, se ha otorgado el contrato para la instalacin de tranvas elctricos en la capital. El ferrocarril, concluido en 1910, corre orgulloso entre las dos ciudades y fue, desde su inicio, el centro y alma del comercio interno. Este ao ha transportado 1 milln 4005

mil quintales de carga y ms de 310 mil pasajeros. Como ha comenzado a decirse, es un "rcord", palabra inglesa que ha llegado con la moda del "sport", que tambin ha comenzado a llamarse deporte. Atrs han quedado los aos tremendos y la tremenda esperanza de la epopeya alfarista, que se va borrando de la memoria del pueblo. Pero tambin se va esfumando la esperanza de un mundo mejor y ms justo. Como el pas depende del cacao, el dinero se concentra en manos de los exportadores del producto, a quienes se llama, con una mezcla de irona y temeroso respeto, los "gran cacao". Los Seminario, Aspiazu y Puga se han enriquecido desorbitadamente. Las propiedades de los Aspiazu, por ejemplo, estaban valoradas en 329 mil pesos para 1884. En 1904 tenan ya un valor de 962 mil, y ahora se las estima en unos 3 millones y medio. Diez veces ms en treinta aos. La sociedad ecuatoriana est dividida en dos partes muy claramente diferenciadas: unos pocos, poqusimos, que son extremadamente ricos y una mayora, una inmensa mayora, que es extremadamente pobre. La agitacin social bulle al fondo de esa brbara injusticia, que se presenta con el nombre absurdo de progreso. Los trabajadores comienzan a organizarse. Las asociaciones y gremios se multiplican. Aparecen las huelgas. Este ao de 1916, por ejemplo, ha visto dos grandes paros en la Costa: el de los cacahueros, agrupados en la combativa Sociedad Cosmopolita de Cacahueros "Toms Briones", que demandaban mejores salarios, y la huelga de los zafreros del Ingenio Valdez, que pedan mejores salarios y menor jornada de trabajo, reduciendo el da laboral de 12 a "slo" 10 horas diarias, reclamando, adems, la implantacin del descanso semanal obligatorio, que se conoce como "semana inglesa". Tambin la situacin financiera del pas deja serias dudas en cuanto a su aparente solidez. El mayor banco del Ecuador, el Comercial y Agrcola del puerto, slo tiene 2 millones y medio de pesos en existencias de oro, pero ha emitido 11 millones y medio de pesos en billetes. Hay, pues, un excedente ilegal de ms de 6 millones de un dinero que los tcnicos llaman "inorgnico", por no tener respaldo de oro en la relacin legal de 1:2. El pueblo es ms directo. Es dinero falso. El gobierno no dice nada. No puede decir nada. Es que el gobierno, como el banco, est en manos de los "gran cacao". La familia Seminario, por ejemplo, es la principal accionista de la todopoderosa Asociacin de Agricultores; ocupa este ao la Presidencia de la Cmara de Comercio de Guayaquil y se cuenta entre los mayores accionistas del Banco Comercial y Agrcola. El gobierno le debe a los bancos nacionales ms de 18 millones de pesos. El principal acreedor es el Comercial y Agrcola. Cada vez que el gobierno quiere intervenir en el banco, el banco exige que el gobierno le pague. El gobierno no tiene dinero. El gobierno se calla. Es una mordaza. Una mordaza de oro. De modo que el progreso es falso. Est basado en un solo producto, el cacao, cuya demanda internacional y precios dependen de la guerra europea. Cuando la guerra termine, el pas se ir a la quiebra. Pero eso ser despus. Ahora, en 1916, la economa ecuatoriana parece muy slida. Tanto, que el pas resulta atractivo para miles de inmigrantes que vienen de todo el planeta, dispuestos a participar en esta bonanza cacaotera. No en vano al cacao se lo llama "pepa de oro". Llegan europeos, que escapan de la guerra y sus atrocidades. Chinos, que huyen de la dominacin extranjera en su pas y de las frecuentes hambrunas. Latinoamericanos, que buscan la democracia formal de los gobiernos liberales del Ecuador...6

Y rabes, que llegan en pos de un refugio frente al peligro turco, tratando de evitar las persecuciones religiosas del Oriente Medio. En Siria y Lbano hay amplios sectores catlicos, de cultura francesa. Cuando son ellos quienes triunfan sobre los musulmanes, stos emigran a otros pases islmicos. Pero, cuando son los mahometanos quienes vencen, los catlicos deben emigrar hacia pases cristianos. As llegan a Amrica. Buscando, al mismo tiempo que libertad religiosa, un lugar donde poder establecerse en paz, trabajar en paz y progresar en paz. El Ecuador es perfecto para esas aspiraciones. O, por lo menos, as lo parece desde lejos. Son gente de trabajo y no turistas. No vienen a pasear, sino a luchar por la vida. "Amrica" es una palabra que se les ha presentado como sinnimo de libertad individual, de igualdad de oportunidades y de fraternidad entre los hombres. Cuando llegan, descubren que no es cierto. Se encuentran con un mundo claramente dividido en dos: los "gran cacao", que los marginan y no los aceptan, y un pueblo pauperizado, empobrecido hasta el hambre, que no tiene posibilidades de ascenso social. Los inmigrantes no poseen tierras ni grandes capitales, de modo que no pueden dedicarse ni a la agricultura ni a la industria. Se vuelven comerciantes, no por "predisposicin natural de los rabes", como afirman los "gran cacao", sino porque no tienen otra opcin. El comercio es duro para ellos. Casi no hablan el idioma. Nadie los conoce y se les niegan los crditos, que ellos, en cambio, deben conceder a sus compradores, antes de saber si son o no dignos de confianza. Rechazados por la sociedad a la que quisieron integrarse, se agrupan entre s. Mantienen remotos visos de su cultura de origen, viciando cada vez ms su idioma natal con palabras castellanas. Tienen, incluso, que occidentalizar sus nombres, violando las tradiciones de su pueblo. Es una vida dura. Se distribuyen por todo el pas, prefiriendo Guayaquil, donde la circulacin comercial es ms gil que en el interior, a pesar de las inclemencias del clima y de los rigores de las fiebres tropicales, que los diezman a punta de malarias y tifoideas, de bubnicas y fiebres amarillas. Algunos de los que llegaron con familia buscan climas ms benvolos y sociedades ms tranquilas que la agitada y no siempre pacfica vida del puerto. Unos cuantos llegan a Ambato, que se va convirtiendo, gracias al ferrocarril, en un importante nudo comercial del Ecuador, pero que sigue conservando una cierta tranquilidad rural de vida. Entre los que llegan a Ambato est don Abdal Bucaram, libans, quien ha llegado con su esposa (nica esposa, en el Lbano no exista la poligamia de otros pueblos rabes), doa Martha Rafaela Elmhalim. Tambin ellos participan de las esperanzas y las frustraciones de 1916. Pero es de modo especial. Esta nochebuena, precisamente el 24 de diciembre de 1916, les ha nacido un hijo varn. Estn de plcemes. Le ponen por nombre Assad. Assad Bucaram Elmhalim. EL PROBLEMA DE LA NACIONALIDAD Estamos en el ao de 1971. Assad Bucaram tiene 56 aos de edad. Jos Mara Velasco Ibarra est en el poder por quinta ocasin en su vida. Gan, con un estrecho margen, las elecciones de 1968 y su mandato es vlido hasta el 31 de agosto de 1972. Hasta ese da ser Presidente Constitucional. Es en teora. El 22 de junio de 1970 Velasco se proclama dictador, asumiendo todos los poderes. Aduce que la medida es necesaria porque "la paz interna de la repblica est en peligro".

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En realidad, el tal "peligro" es brumoso y no tiene ms base que una intensa agitacin estudiantil; pero es suficiente como pretexto con que justificar este auto golpe de Estado. La situacin es ambivalente. La dictadura es y no es al mismo tiempo. En su primera conferencia de prensa, se pregunta al Subsecretario de Gobierno cmo debe llamarse al "nuevo" dictador. El viceministro rechaza la frmula sacramental de Jefe Supremo. Pide a la prensa que lo siga llamando Presidente, aunque suprimiendo aquello de Constitucional. Todo es extrao. El Presidente asegura que entregar el poder en la fecha prevista y que el proceso electoral se llevar a cabo sin tropiezos, convocando a elecciones generales para junio de 1972. Velasco asegura que estas elecciones se llevarn a cabo "con una amplia libertad de sufragio". Es una "libertad" que no incluye a Bucaram, que ha sido destituido de su cargo de Prefecto Provincial del Guayas, desterrado del pas y advertido que "no podr ser candidato a la Presidencia de la Repblica". La "libertad" no es tal. Para 1971, la popularidad de Assad Bucaram est en uno de sus puntos ms altos. Aunque los opositores no lo reconocen pblicamente, todo el pas est convencido de que, al realizarse elecciones realmente libres, el lder cefepista sera electo, y con amplia mayora, Presidente de la Repblica. Es precisamente lo que Velasco no quiere. Durante el ltimo tiempo se han empleado todos los recursos polticos para destruir a Bucaram, pero todo ha resultado en vano, volvindose contra sus opositores como un boomerang. Para las elecciones de 1970, todos los partidos polticos, con excepcin del liberal, se coaligaron contra CFP, llegando al absurdo de plantear que haba que "deponer diferencias ideolgicas" con el nico objetivo visible de "contener a Bucaram". No lo consiguieron. CFP alcanz ms de 150 mil votos en la provincia del Guayas, donde Bucaram era candidato a Prefecto. Es la mayor votacin jams registrada en la provincia. Bucaram lleg al lmite de otorgarse el lujo poltico de lograr que se eligiera Alcalde de Guayaquil a un joven completamente desconocido hasta ese momento. Se trata de alguien cuya nica carta de presentacin es el respaldo bucaramista: Francisco Huerta Montalvo, un militante liberal que haba sido dirigente de la Federacin de Estudiantes Universitarios. Todas las medidas de la oposicin han sido intiles. Las encuestas de opinin pblica, que comienzan a ponerse de moda, aseguran un amplio margen de victoria a Bucaram. La prensa internacional es unnime en sus anlisis: de celebrarse elecciones libres en 1972, Bucaram ser Presidente. Velasco est decidido a impedirlo. De cualquier forma. A cualquier precio. Su Ministr de Gobierno, Jaime Nebot Velasco, decide utilizar una ltima carta: intentar probar que Assad Bucaram no puede ser Presidente por una razn constitucional. Anuncia que probar que el dirigente populista no es ecuatoriano, sino libans. La acusacin no es nueva. Ya en 1958, sin que Bucaram ni el pblico se enteraran, se inici un proceso en tal sentido, que fue tmidamente auspiciado bajo la Presidencia de Camilo Ponce Enrquez. Durante cuatro aos se mantuvo en secreto. Cuando finalmente se hizo pblico, en 1962, Bucaram era Director Ocasional de un CFP dividido en dos alas, que el pas identificaba con los nombres de sus mximos representantes: Bucaram y Carlos Guevara Moreno. Para 1962, Assad Bucaram ya haba sido Consejero Provincial del Guayas y Diputado por la provincia, sin que nadie hubiese planteado nunca "el problema de su8

nacionalidad", que slo salta a la palestra pblica cuando su figura comenz a cobrar dimensiones presidenciables. Al iniciarse 1962, cuando termina el juicio, ve un Ecuador muy distinto al de 1958. Cuando comenz el proceso, bajo Camilo Ponce, la figura de Guevara Moreno era todava dominante dentro del CFP. Dos aos antes haba sido candidato a la Presidencia de la Repblica, terciando contra Ponce, mientras Assad Bucaram no pasaba de ser una figura relativamente obscura, slo conocida al interior del partido y ms popular como dirigente deportivo que como lder poltico. Ponce no impuls las investigaciones. No le preocupaba Bucaram. Le preocupaba Guevara Moreno. De hecho, debe haber pretendido usar a Bucaram contra Guevara. En 1962 el panorama ha cambiado sustancialmente. Los das 2 y 3 de junio de 1959 el gobierno de Ponce masacr al pueblo guayaquileo, ganndose poco despus una gigantesca pifia al inaugurar el Estadio Modelo de la ciudad. Ponce Enrquez ya no tena futuro poltico. Las elecciones de 1960 las gan Velasco, quien intent proclamar su dictadura en noviembre de 1961. Lo impidi el pueblo, que respald la constitucin. Lleg a la Presidencia Carlos Julio Arosemena, que cont entonces con el respaldo total de Bucaram. Es, pues, un agradecido Consejo de Estado arosemenista el que resuelve, con fecha 15 de noviembre de 1962, "archivar el proceso" contra Bucaram, considerando, segn consta en el acta de la fecha, que "se ha probado su calidad de ecuatoriano". Esa resolucin debi haber cerrado el "caso de la nacionalidad de Bucaram" y as lo pareci durante casi nueve aos; pero, en 1971, era la ltima arma que le quedaba a Nebot Velasco para impedir el ascenso de Don Buca, como ya lo llamaba el pueblo de Guayaquil. Nebot reabre el proceso. Destituye a Bucaram como Prefecto Provincial del Guayas, lo destierra y anuncia que no podr retomar al pas hasta que su dudosa nacionalidad quede aclarada". Para "aclararla" nombra mltiples comisiones que investigan el pasado del dirigente cefepista. Enva, de modo reservado, a un grupo de pesquisidores hasta el Lbano, buscando documentos probatorios de un supuesto nacimiento libans de Bucaram. Unos meses ms tarde, el Ministro le informa al pas que las investigaciones han concluido. Exhibe un total de 16 documentos que admiten muchas interpretaciones y afirma haber probado con ellos que Assad Bucaram Elmhalim no es ecuatoriano, sino libans. Llega hasta el extremo de afirmar que ni siquiera se llama as. Su verdadero nombre, segn Jaime Nebot Velasco, es Fortunato Khoury Buraye. El Ecuador entero suelta una carcajada. Nebot ha contribuido a la campaa de Bucaram, aadiendo a su figura el ltimo rasgo mitolgico que le faltaba: a Bucaram el pobre, el honrado, el defensor del pueblo, se aade ahora un nuevo calificativo en la mente del pueblo. Bucaram-vctima. Las encuestas de opinin pblica ratifican el fracaso del gobierno velasquista: la popularidad de Bucaram sube dos puntos. Sin embargo, las "investigaciones" de Nebot tienen un eco entre las Fuerzas Armadas, a cuyos ojos el problema de la nacionalidad cobra ribetes psicopticos: Bucaram no ser Presidente. Es tan importante el lugar de nacimiento? LA NACIONALIDAD EN LA POLITICA ECUATORIANA Estas lneas se escriben cuando han transcurrido muy pocos das desde la muerte de Assad Bucaram. Todava es demasiado pronto para construir una autntica biografa poltica del lder. No slo, y quizs no tanto, por la proximidad de su muerte y por aquella pretendida "objetividad de la distancia", que delega en el tiempo los derechos9

exclusivos de anlisis de los hechos, sino porque muchos datos de su vida, especialmente en tomo a su nacimiento, son an muy poco conocidos. No es algo que ocurre nicamente con Bucaram. Pasa con todos los polticos, que suelen ser muy celosos de su imagen pblica, no permitiendo que se filtren sino los datos de su vida que consideran favorables. Las razones son claras. Al momento de votar, el pueblo no lo hace nicamente por unas ideas, y quiz no tanto por unas ideas, sino por los hombres que representan, o dicen representar, esas ideas. De modo que las caractersticas personales de esos hombres, hasta en sus menores detalles, forman parte de los criterios del electorado. Mientras menor es el rigor ideolgico de un partido, mayor es el peso especfico de la personalidad de sus dirigentes al enfrentarse al pblico. En poltica, el dirigente, especialmente cuando es candidato, es una suerte de vedette. Casi como un cantante o un artista. Al conquistar los votos no slo toma en consideracin sus proyectos e ideales, sino su apariencia fsica, el modo de vestirse, la vida familiar, las costumbres y, en general, toda la imagen que proyecta hacia el electorado. Las virtudes y los defectos, as considerados, pueden ser algo sumamente flexible. Lo que acrecienta el carisma de una persona puede perjudicar el ascendiente de otra. Cuando Rodrigo Borja Cevallos, por ejemplo, afirm (pocos das antes de la primera vuelta electoral de 1979) que la monogamia y la fidelidad conyugal "se le parecan mucho a la monotona", el inexperto candidato de la Izquierda Democrtica estaba perdiendo votos, pues su imagen haba sido construida en torno a la seriedad solemne del analista poltico, imagen que excluye todo tipo de bromas de doble sentido y de insinuaciones picarescas. No es el caso de Carlos Julio Arosemena, quien no slo reconoci, sino que de hecho se vanagloriaba de actitudes privadas que l denomin sus "vicios masculinos", recalcando insistentemente aquello de masculinos. Luego afirm, como virtud personal, que "nunca haba presentado su candidatura para los altares" y nunca se cuid de esconder su vida privada que, segn asegur, era ms pblica que la vida pblica de muchos hombres pblicos". Esta insistencia, repetida a lo largo de muchos aos, prueba que no se trataba, que no se trat nunca, del reconocimiento de debilidades que el lder se propusiera enmendar, sino de la afirmacin de algo que consideraba positivo en el sentido de contribuir a la construccin de su imagen poltica. La habilidad y el acierto de Arosemena se evidencian al recordar que este peculiar "reconocimiento" de "vicios masculinos" se dio a comienzos de la dcada del sesenta, al iniciarse el cuarto velasquismo en el que participaba en calidad de Vicepresidente, en un momento en que todo el pueblo comentaba (imposible saber si con razn o sin ella) determinadas desviaciones "feminoides" en muchos de los personajes que rodeaban a Velasco Ibarra. De all que su imagen de "macho", incluyendo los vicios, no perjudicara a Arosemena, que se rodeaba, adems, de una apariencia de franqueza para reconocer sus "debilidades". No fue el caso del otro Arosemena, el doctor Otto, quien pretendi seguir la misma lnea de conducta al intentar explicar sus disparos en contra de Pablo Dvalos Dillon en la Cmara Nacional de Representantes. Esa "aclaracin" (que aduca la "defensa del honor") no prendi en el pueblo, que tom el exabrupto de Otto como un desplante homicida de oligarca. Pero, por supuesto, el "caso Bucaram" es muchsimo ms complejo, pues lo que se cuestionaba no era su virilidad, que nadie puso jams en duda, ni su honradez, que ningn opositor se atrevi a negarle, sino su nacionalidad.10

La acusacin de no ser ecuatoriano estaba encaminada no slo a cerrar el acceso legal al poder, sino a restarle influjo ante las masas. Lo primero se consigui a cabalidad: Bucaram no pudo nunca ser candidato a la Presidencia de la Repblica. Lo segundo, la credibilidad del pueblo, no se logr jams, pues la gente nunca se vio afectada por las supuestas "demostraciones" de su condicin de extranjero. Cmo fue eso posible? Es que el pueblo del Ecuador no crey nunca en los argumentos con que se pretendi probar la supuesta condicin de libans de Assad Bucaram? Es que no le importaba que fuera extranjero? Tal vez hubo un poco de las dos cosas. Que las "investigaciones sobre la dudosa nacionalidad de Bucaram" eran una maniobra poltica fue algo que ni siquiera sus instigadores pretendieron negar. En consecuencia, el pueblo tena pleno derecho para desconfiar de la objetividad de tales investigaciones, que nacan viciadas de tendenciosas. Lo segundo, que al pueblo no le importara mucho, merece un anlisis. Nuestro pas, a diferencia de otros, no ha tenido grandes flujos migratorios durante este siglo, o por lo menos, no hemos visto migraciones que modificaran sustancialmente la estructura tnico-social del Ecuador. Hemos tenido inmigrantes chinos, rabes, judos, europeos y otros, pero nunca en cantidades mayores y siempre en forma de crculos cerrados, con niveles relativamente bajos de mestizaje. En trminos generales, seguimos siendo los mismos que somos desde el siglo XVIII, cuando se estableci la estructura tnicosocial bsica de nuestro pas: un grupo mestizo que detenta el poder y un grupo indgena marginal, Adems, y esto es fundamental para este caso, el Ecuador no tiene ni ha tenido nunca ningn conflicto con el Lbano. Ser de ascendencia libanesa, en consecuencia, no es un estigma vergonzoso. En esto se equivoc Velasco. Velasco Ibarra accedi a la poltica a comienzos de la dcada del ao 30, en medio de la lucha contra el ascenso al poder de Neptal Bonifaz, a quien se "acusaba", sin que llegara a probarse nunca, de ser peruano. La incriminacin tuvo xito. El "sentimiento nacional", hbilmente manipulado por una oratoria velasquista que no se comprometa con uno ni otro, se rebel contra la presencia de este "extranjero" que, segn se deca en calles y plazas, "pondra en peligro a la nacin". Velasco no olvid nunca el "caso Bonifaz". Ingenuamente pens que podra repetirse en el "caso Bucaram". Se equivoc. Otro caso que se podra mencionar es el de Manuel Arenas Coello, cuya figura tuvo un rpido pero fugaz crecimiento que, durante un breve perodo, pareci hacer sombra al mismo Guevara Moreno a comienzos de los aos 50. Manuel Arenas, que provena de la izquierda forjada en mayo de 1944, apareci como un nuevo caudillo populista, hasta que se plante la duda con respecto a su nacionalidad. Sin que se pudiera probar nunca, se lo "acus" de ser peruano. Son los casos ms visibles de marginacin poltica por razones de la nacionalidad. En realidad, son casi los nicos. Nuestro primer Presidente fue un venezolano. Los padres de Jos Joaqun de Olmedo, Gabriel Garca Moreno y Eloy Alfaro fueron espaoles. En los tiempos modernos, todo el pas sabe perfectamente que el propio Jos Mara Velasco Ibarra no fue hijo de padre y madre ecuatorianos, como sabe que Galo Plaza Lasso, siendo ecuatoriano de nacimiento, vio la primera luz en la ciudad de Nueva York. Por su parte, Sixto Durn-Balln Cordovez naci en Boston, se educ all mismo y, segn se coment sin pruebas, "took the papers", expresin norteamericana11

que indica que el arquitecto Duran inici sus trmites de nacionalizacin en los Estados Unidos al iniciarse la II Guerra Mundial. Tanto Velasco como Plaza fueron Presidentes y, si Durn-Balln no lleg a serlo no fue tanto por extranjero cuanto por representante de la derecha ecuatoriana, ante un Jaime Rolds, candidato, con apoyo electoral indiscutible. De modo que el pueblo ecuatoriano est dispuesto a aceptar la participacin poltica, a todos los niveles, de personas cuyo origen familiar no sea de una ecuatorianidad "qumicamente pura" (si tal cosa existe). Lo que no admteles un origen peruano. Las razones son fciles de entender. A partir de 1829, cuando se da la Batalla de Tarqui, se cre en el Ecuador una malsana actitud de un anti-peruanismo a ultranza, que haca a todo el pueblo del Per responsable de las acciones expansionistas de sus clases dominantes y sus castas militares. Injusta en su origen, puesto que el pueblo peruano es vctima y no cmplice de las acciones de su oligarqua, esta actitud bloquea a las masas ecuatorianas. No ocurre as con otros orgenes, de modo que, aun de haber nacido en el Lbano, Assad Bucaram habra sido aceptado casi por igual en el pueblo ecuatoriano. Pero, naci realmente en Ambato, el 24 de diciembre de 1916? ECUATORIANO O LIBANS? Hablando con responsabilidad, es imposible afirmar categricamente que el hombre Assad Bucaram Elmhalim naci en Ambato. Nadie, salvo l mismo, se ha atrevido a hacerlo. Marco Proao Maya, quien fuera dirigente cefepista durante un tiempo y llegara a la Cmara Nacional de Representantes en nombre de CFP, escribi en 1980 un extenso y bien documentado libro sobre su partido, que titul "Yo, CFP". El volumen, de casi 300 pginas, es un alegato destinado, precisamente, a defender las posiciones bucaramistas en la pugna con Jaime Rolds. Un libro a momentos apasionante y siempre apasionado. Un libro militante escrito para militantes. Muchas son las pginas que Marco Proao dedica al estudio de la nacionalidad de Bucaram, defendiendo documentadamente la posicin de su lder, pero nunca, ni una sola vez, afirma l mismo, en su propio nombre y con sus propias palabras, que Bucaram naci en Ambato y no en el Lbano. Habla siempre de un modo dual, que permite varias interpretaciones. Oigmoslo: "Si se llam Fortunato Khoury Buraye, como se declara en la oportunidad citada (las declaraciones de Jaime Nebot Velasco. Nota de la Redaccin), ahora se llama Assad Bucaram Elmhalim. As quiere l y as le conocen las mayoras. He conocido casos de cambio legal de apellidos, as como de cambio total de identidad. Lo fundamental es la identidad real, la de la persona viva o muerta a la que referirse mediante uno y otro nombre. Y esto porque el modo de llamar, las palabras esas que no simbolizan, son convencin y artificio". Al buen entendedor, pocas palabras. Marco Proao Maya no se ha comprometido. En rigor, ha hecho un anlisis poltico y no una afirmacin tajante de respaldo. De hecho, si se quiere leer con mala intencin, ha reconocido tcitamente que Bucaram no es tal. No es Marco Proao el nico que evita comprometerse personalmente en la defensa acerca del lugar de nacimiento de Bucaram. El 18 de noviembre de 1971, muchsimo antes de la pugna entre ellos, el propio Jaime Rolds Aguilera, a la sazn Jefe de Accin Poltica de CFP, eludi el compromiso, delegndolo a Bucaram, quien, adems, era su pariente poltico. "Nebot pretende distorsionar la verdad dijo entonces Rolds. Ante una acusacin de esa naturaleza, que pretende lesionar el honor de un hombre, lo menos que se puede exigir al Ministro es el derecho elemental de defensa. Y Bucaram en persona debe hacerlo, para lo cual se hace imprescindible su presencia en el pas".12

Ledas con "buena intencin", estas palabras de Rolds pueden entenderse como una maniobra para lograr que Bucaram pueda regresar al pas desde el destierro al que se lo haba condenado. Ledas con "mala intencin", son un intento por no comprometerse personalmente en la defensa de un hecho que se considera dudoso por lo menos. Pero, una cosa es cierta. Independientemente del lugar de nacimiento del hombre particular Assad Bucaram Elmhalim, es evidente que el poltico Assad Bucaram naci y creci en el Ecuador. Que sus vinculaciones familiares, afectivas, culturales y polticas estn en nuestro pas. . Aquello no lo ha negado nadie. Bucaram es un poltico ecuatoriano. Si naci o no en este suelo es algo que carece de importancia para el anlisis poltico. Esto quedar aun ms en claro si imaginamos por un momento a Don Buca en el Lbano. Qu relacin poltica tendra en ese pas? Estara con los maronitas, que conforman falanges "cristianas"? O militara con quienes apoyan a la Organizacin para la Liberacin de Palestina? Qu actitud asumira ante las tropas sirias, que ocupan Lbano? Cmo reaccionara ante los vnculos de los maronitas con los israeles? Preocuparon estos problemas a Assad Bucaram? Es extremadamente dudoso. Quienes lo conocieron bien afirman que hablaba el rabe con mucho acento castellano. Pero tambin afirman que slo haba una cosa que lograba sacarlo completamente de sus casillas cuando era joven. Bucaram no soportaba que alguien le dijera "Fortunato. Temor a que se lo pusiera en evidencia? Iracundia ante quien pretenda, con el sobrenombre, negarle su condicin de ecuatoriano? Es un secreto que Bucaram se llev a la tumba. Un secreto que no tiene la menor importancia poltica para l "caso Bucaram". En resumen: el juicio incoado por la nacionalidad de Bucaram no califica a la presunta vctima, sino que marca el bajsimo nivel, tico y poltico, de sus enemigos. LA VOZ DE LOS OBREROS Estamos en 1922. Assad Bucaram tiene seis aos. El pas que dejamos en 1916 ya no existe. En este otro pas, que ha surgido en los ltimos seis aos, lo que era esperanza promisoria se ha transformado en crisis y desesperacin. El cacao, del que sigue dependiendo la economa del Ecuador, ha cado en los mercados internacionales como consecuencia del final de la I Guerra Mundial. Adems, est enfermo. A partir de 1917-18, ha aparecido la primera de las enfermedades, la monilla. Las cosechas, que en 1916 superaron orgullosamente el milln de quintales, han bajado en un 20 por ciento. Y siguen reducindose. El ao entrante no llegarn a los 700 mil quintales. En lo interno, la crisis financiera, que ya se avizoraba en las deformaciones del sistema bancario, se ha agravado considerablemente. La deuda interna del gobierno, que en su nivel de 18 millones, en 1916, haba comenzado a preocupar a los analistas econmicos, ha rebasado este ao de 1922 los 32 millones de pesos. Y sigue subiendo. El cacao baja y el dlar sube. La cotizacin de la moneda norteamericana, que en 1916 fue de 2.40 pesos por dlar, es de 4.10 en enero de 1922. El pueblo pasa hambres. Pero, en medio de su penuria, y tal vez a causa de ella, es un pueblo que va descubriendo su propia voz. Un pueblo que va encontrando que su voz es completamente distinta de la voz de sus explotadores. Un pueblo que comienza a organizarse. Los antiguos gremios y asociaciones mutuales de trabajadores, que nacieron hacia fines del siglo, se van transformando lentamente en sindicatos de nuevo tipo, que13

comienzan a plantearse reivindicaciones que superan el estrecho marco del taller o la tienda. Todava no es una toma de conciencia. Pero ya es una toma de esperanza. Es el primer paso. En 1909, con motivo del centenario del 10 de agosto, se reuni en Quito el Primer Congreso Obrero. En realidad, de "obrero" tuvo bien poco ms que el nombre. Fue una reunin de maestros artesanos vestidos como buenos burgueses y de seores (y seoras) de las clases dominantes que, como un acto de filantropa, accedieron a estar presentes en l. Se habl de cosas vagas como una necesidad de "superacin del obrero" y de "elevar su cultura". Se habl, en cambio, muy poco de los salarios y de la jornada laboral. No surgi de ese Congreso ninguna organizacin laboral. Para 1920, cuando se celebra el otro centenario, el del 9 de octubre, la situacin es otra. La convocatoria al Segundo Congreso Obrero se realiza todava dentro del marco de las "celebraciones" del centenario, pero muy pronto, desde la reunin preparatoria, se pone en evidencia que es algo completamente distinto a lo anterior. Todava hay quienes presentan las viejas tesis de la "superacin", concebida como algo individual que debe producirse a travs de la cultura; pero ya hay nuevas voces, como la de Agustn Freire, un antiguo capitn alfarista, que plantean los problemas cardinales y urgentes de la clase. Sin embargo, el propio Freire, tipgrafo educado en la Sociedad Filantrpica del Guayas, ha sido diputado, se enorgullece de su amistad con el Presidente Jos Luis Tamayo y guarda como un tesoro la plumafuente con la que Tamayo firm los primeros decretos de proteccin laboral. Ningn nacimiento se produce sin dolor. Las crticas y condenaciones del Primer Congreso califican a este Segundo Congreso como algo cualitativamente diferente. Al final de las deliberaciones nace la Confederacin Obrera, que agrupa a los gremios y asociaciones existentes que, slo en Guayaquil, pasan ya de 20. Para 1922, incluso este avance ha sido superado. Los vientos libertarios que vienen de la lucha de Chicago por la jornada de ocho horas; de Mxico, junto con los nombres de Emiliano Zapata y Pancho Villa; y de un remoto y casi desconocido lugar llamado Mosc, aportan da por da nuevos conceptos y renueva la esperanza de que el mundo puede cambiar. Ideolgicamente, la avanzada obrera es anarco-sindicalista, siguiendo las influencias que llegan del cono sur, particularmente de Argentina, y de la International Workers of the World (IWW) norteamericana. Son influencias que llegan sobre todo a Guayaquil por su condicin de puerto. Aqu desembarcan marineros sindicalistas de todo el mundo, que se ponen en rpido contacto con los pequeos grupos de activistas que estn surgiendo en toda la ciudad. Existe una incipiente pero valerosa prensa obrera y, a ms de las publicaciones locales, se distribuyen ms o menos regularmente los peridicos sindicales argentinos. El movimiento obrero ecuatoriano est a punto de nacer. En agosto de 1922 se rene la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros "Toms Briones" y emite un comunicado que es algo as como la partida de nacimiento de ese movimiento. Es un llamado a las organizaciones laborales para separarse de la antigua Confederacin, nacida en 1920, y a luchar por un futuro que se define, un poco lricamente, como de "pan, libertad, amor y ciencia" Pero el documento habla tambin de poner fin a la explotacin del hombre por el hombre ya socializar los medios de produccin.14

De la esperanza se ha pasado a la conciencia. La clase obrera ha comenzado a plantearse el problema del poder poltico. La "Toms Briones", que esa misma noche acepta como miembros plenos de su organizacin a un grupo de anarco-sindicalistas muy jvenes, invita al movimiento obrero a conformar una nueva organizacin con estos nuevos principios. Siguiendo la tradicin universal del anarquismo, deber llamarse Federacin de Trabajadores, Regional Ecuatoriana. El comunicado se imprime y se difunde. Alejo Capelo Cabello, un tipgrafo que combati junto con el general liberal Pedro Jos Montero, se encarga de levantar los tipos y llevar el documento a todas las organizaciones. En los primeros momentos, la respuesta es pequea. Nadie est dispuesto an a desafiliarse de la Confederacin Obrera. Los activistas no cesan en su esfuerzo. Las reuniones son diarias. Comienzan pasadas las 11 de la noche, luego que los conductores de los carros de mulas han guardado sus vagones, dado de comer a las bestias y cerrado el "depot". Las asambleas van creciendo. Los obreros, robndose horas al sueo, discuten interminablemente los problemas de su clase. Con mucha frecuencia, el da los sorprende en estas sesiones en las que se alternan los relatos pormenorizados de las opresiones sufridas, las todava inseguras aspiraciones de cambio, que van descubriendo su nombre a medida que se expresan y los problemas organizativos, que parecen insuperables. Se habla mucho. Se duerme muy poco. A la maana siguiente, los ojos hundidos de los obreros se contraponen a una nueva sonrisa que va apareciendo en sus rostros. La idea de la Federacin de nuevo tipo va ganando adeptos, aunque todava no recluta organismos miembros. De pronto, durante el mes de octubre, la Federacin es puesta a prueba: estalla una huelga de los ferroviarios de Duran. La huelga es larga y dura. El gobierno de Jos Luis Tamayo, respondiendo al prepotente llamado de la Guayaquil & Quito Railway Co., enva tropas del ejercito para que operen las mquinas y hagan funcionar los trenes. La huelga parece fracasar. Su xito depende de la paralizacin del ferrocarril. Y entonces las mujeres se tienden a lo largo de las vas, dispuestas a impedir, aun al costo de sus vidas, que los trenes corran. Al final, se llega a un compromiso. No importan los trminos. Lo bsico es que la Federacin ha demostrado su capacidad de lucha y la posibilidad de combate de los obreros organizados. Llega el mes de noviembre. En Guayaquil, la agitacin se siente como algo fsico que est en todas partes. Y estallan las huelgas. Un da son los carros urbanos los que se paralizan y, al da siguiente, son los obreros de la empresa elctrica. Les siguen los panaderos, los conductores de los carros elctricos... Para los das 12 y 13 de noviembre, la ciudad entera est parada. Guayaquil est en manos de los trabajadores. Las dotaciones de polica, superadas por la dimensin del movimiento, deben replegarse a sus cuarteles. Pero la dudad no queda sin vigilancia. Sospechando una accin de desprestigio en ese abandono, los propios obreros forman brigadas de cuidado del orden en la ciudad. Nadie puede circular sin autorizacin de la Federacin, que aumenta de tamao da tras da. El propio Intendente de Polica debe someterse a la disciplina obrera. Su automvil slo es permitido de recorrer las calles cuando accede, de mal grado, a llevar en el techo una pancarta que dice "Autorizado a Circular por la Federacin de Trabajadores".15

Al da siguiente, 14 de noviembre, la ciudad entera est en manos de los obreros. El propio gobernador de la provincia tiene que solicitar permiso para andar por las calles. Las asambleas y las manifestaciones son constantes. El pueblo, que ha descubierto su voz, comienza a usarla para inventar nuevas palabras. Palabras como clase, solidaridad, futuro, lucha y sobre todo, poder. Pero el poder no llega. Segn la doctrina anarco-sindicalista, la huelga general, en s misma y por su propia fuerza, debe producir la cada del poder burgus y la instauracin de un nuevo poder proletario. Es una utopa. El gobierno no cae. El pas no se limita a Guayaquil, y el movimiento est circunscrito a la ciudad. El gobierno enva tropas. El movimiento parece estar a punto de perder impulso al no encontrar nuevos objetivos inmediatos. Y comienza a ser manipulado por nuevos sectores de la burguesa, que se presentan como portavoces de corrientes que simpatizan con la clase obrera. Son, en realidad, los intereses de un nuevo grupo de banqueros, encabezado por Vctor Emilio Estrada, que se oponen al imperio del Comercial y Agrcola no en nombre de los obreros, sino a favor de lo que ser La Previsora. El movimiento se desva. El ejrcito entra en funciones. El 15 de noviembre de 1922 ocurre la matanza. Durante todo el da se dispara contra los obreros desarmados. Los hombres que haban descubierto la esperanza caen mirando al sol, con los brazos abiertos y las manos vacas. Nadie sabe el nmero exacto de cadveres que dej ese 15 de noviembre. Se dice que 250. Otros afirman que fueron 1,000. Hay quien cree que la cifra pudo haber llegado a los 2,500. Nadie puede saberlo. Los cadveres fueron arrojados al ro o echados en fosas comunes que se abrieron al amparo de la noche. Esta es la ciudad a la que llega, para estudiar su escuela primaria en el Cristbal Coln un hijo de inmigrantes libaneses llamado Assad Bucaram. SE FORJA UN LUCHADOR Los datos que tenemos sobre la infancia de Assad Bucaram son muy escuetos. Sabemos, sin embargo, que fue a Guayaquil a cursar la primaria en el colegio religioso Cristbal Coln. Pero su vida se desarrolla en condiciones tan extremas, que no es difcil imaginarla. Su infancia va a transcurrir en una ciudad que vive entre un "progreso" congelado en las construcciones de hierro y el terror de la matanza del 15 de noviembre de 1922. Una ciudad a medio camino entre el lodo y el asfalto; entre la obscuridad y los faroles elctricos; entre las fiebres, las lluvias torrenciales y los incendios de las casas de madera. Vive con un pueblo que se debate entre la frustracin y la esperanza. Un pueblo que recuerda la euforia del 14 de noviembre, cuando tom el poder, y la sangre del da siguiente, cuando lo mataron. Un pueblo que de ao en ao, todos los 15 de noviembre, va a dejar cruces de madera que flotan sobre el ro, en recuerdo de sus centenares de muertos annimos. Es a este Guayaquil a donde llega la familia Bucaram. Al entrar a la escuela, el pequeo Assad lo tiene todo en contra. Viene de un mundo rural y tiene que ajustarse a la forma de vida de una ciudad que crece. Viene de la Sierra, con sus corrugados horizontes, y tiene que acostumbrar la mirada a estos horizontes planos de la orilla del ro. Viene de un clima benvolo, de maanas tibias y soleadas y de noches fras y de recogimiento, y tiene que amoldarse a la pegajosa calidez de la maana en el puerto, al bochorno de su tarde y al respiro de las noches, que invitan a salir.16

Socialmente es un extrao. Guayaquil comienza a desarrollar un fuerte regionalismo que conviene a sus clases dominantes. Sobre las claras diferencias de clima y estructura social, que facilitaron el reclutamiento de tropas para Alfaro o Concha, los banqueros guayaquileos han aprendido a construir un sistema de dominacin. Un sistema que traslada la rabia del pueblo del interior, donde descubrira a los explotadores detrs de la miseria, al exterior, donde cree ver a "los serranos que se roban la plata de Guayaquil" detrs de sus penurias. El apelativo de "serrano" se emplea casi con odio. Y Bucaram es serrano. Arrastra las letras al hablar. Hereda un odio que no comprende. Cuyo origen desconoce. No es lo nico. Hay ms. Se lo odia por rabe. Es que el pueblo empobrecido no puede cubrir sus crditos. Se atrasa en los pagos que debi hacer a los comerciantes que le fiaron lo indispensable para mantenerse vivo. La comida diaria, sacada de la tienda de la esquina, a donde se enva a los hijos, para no pasar por la vergenza de pedir "que lo anoten", que "dice mi mam que con la quincena le paga". Los zapatos, para que el nio no vaya descalzo al colegio. Las telas de los uniformes. El regalo para el santo del profesor... Y, cuando llega la "quincena", el dinero no alcanza. Las deudas se acumulan. Y los comerciantes contraatacan negando nuevos crditos. Perurgiendo el pago. Denigrando a la familia ante los ojos y los odos de los vecinos. Insultando desde la media calle. Amenazando con la polica. Cumpliendo la amenaza de llevar a una polica que produce desalojos, deshaucios, embargos de las humildes pertenencias, que son exhibidas al sol, mostrando sus remiendos escondidos... El pueblo odia a estos comerciantes. Como no alcanza a ver los verdaderos explotadores que estn detrs, descarga su odio sobre los intermediarios de la explotacin. No son ms que el ltimo eslabn de una largusima cadena, pero son el eslabn que el pueblo ve sin necesidad de aguzar la vista. En muchos casos, son comerciantes rabes, llevados al comercio por la falta de tierra y capitales. Y el pueblo identifica lo rabe con todo lo que le es odioso. Los considera explotadores. El pueblo no sabe que los verdaderos poderosos, los que envan a esos pequeos comerciantes, tampoco aceptan a los rabes. El pueblo no sabe que esos poderosos no permiten que sus hijas tengan trato con ellos. Que no les permiten el ingreso a sus clubes exclusivos. Que slo pueden entrar en sus casas por las puertas traseras, llevando en los sudorosos hombros de las tardes del trpico la pieza de tela que se protege con un trapo. El pueblo no lo sabe. No sabe que los rabes son pueblo. El pueblo odia a los rabes. Y Bucaram es rabe. Su familia es de modestos recursos, pero ha tratado de darle una buena educacin. La mejor que se pueda. Lo han puesto en una escuela privada, que tiene fama de estricta y de severa. A la poca, el maestro que ms castiga es el mejor maestro. En el Cristbal Coln, donde est Bucaram, hay tambin nios ricos. Es una escuela en la que existen dos secciones: una pagada, con uniformes vistosos y preferencias notorias, y otra gratuita, "para los nios pobres", que reciben la educacin como una bofetada. Son los nios a quienes se entregan los uniformes desgastados de los nios ricos. Los juguetes rotos. Los malos pizarrones. Los pupitres que se dieron de baja. Las pelotas inservibles.. . Una escuela que reproduce en su interior la espantosa divisin del mundo real. Del mundo de los ricos, que lo tienen todo, y el mundo de los pobres, que no tienen nada. Ni siquiera el humilde derecho de tener amigos. Ni siquiera el ms humilde derecho de llorar a solas sin que vengan a burlarse de sus lgrimas.17

Y Bucaram es pobre. All se forja su carcter. En esa triple marginacin de pobre rabe serrano. No es difcil imaginar la tremenda hora del recreo, cuando todas las frustraciones y los odios salen a la luz, sin el control amedrentador del maestro y su palmeta. No es difcil imaginar las burlas, las chanzas que se haran a costa del pequeo Assad. Recibiendo el desprecio de los ricos por ser pobre. El odio de los pobres por ser rabe. Las mofas de los costeos por serrano. No es difcil imaginar un da cualquiera... Una pelea infantil... El maestro que llega, blandiendo la varita de los castigos... La separacin... Los rostros sudorosos y ensangrentados de los peleadores... Las explicaciones que exige el profesor... La injusticia de que le echen la culpa, cuando no la tuvo... Los dedos que lo sealan... Las voces que lo nombran... Y la mano extendida para recibir, en el patio, delante de todos, los palmetazos que coronan la injusticia. Un nio solo. Solitario. Sin amigos. Arrinconado a la hora del recreo. Recostado contra el muro de la escuela, lanzando piedras a los rboles, a falta de otro enemigo con quien pueda enfrentarse. Una infancia dura. Cruel, pero maravillosamente rica para la formacin del carcter. Una infancia dar, que slo deja dos opciones en la vida: o el hombre se rinde ante la adversidad, aceptando al mundo como es, sin combatirlo; o el hombre se rebela contra el mundo, finge aceptarlo para sobrevivir, pero guarda dentro de s el rencor sagrado de la infancia herida en la sonrisa que no pudo tener. Un rencor que, con el tiempo, se transformar en odio. Un odio que enronquecer la voz, privar al rostro de la sonrisa, pero que se ir forjando en decisin de cambio. O el hombre se rinde, y no vale nada; o el hombre se rebela, y se convierte en un luchador para toda la vida. No hay doctrina que pueda ensear en los libros el camino de esa decisin No hay cultura que pueda reemplazarla. Esa fue la escuela de Assad Bucaram. LAS PRIMERAS RESPUESTAS El carcter que se forj en Assad Bucaram desde los primeros aos en Guayaquil tardara an mucho tiempo en adquirir sus manifestaciones polticas. En sus tiempos estudiantiles, las nicas respuestas que se le presentaron fueron el deporte y la religin. En principio, slo en principio, son dos actividades igualitarias. Tanto en el deporte como frente a Dios, el origen de un hombre (rabe y serrano o mestizo y costeo) deba pasar a segundo plano. Sus condiciones econmicas (rico o pobre) deban quedar minimizadas ante su aptitud o su devocin. Quiz su religiosidad y su entrega al depone tengan mucho de esta bsqueda de la igualdad. Y Assad Bucaram se consagr a ambas actividades. Al deporte, hasta el fanatismo. A la religin, hasta el lmite supersticioso. ***** La vida le fue dura. Ni siquiera en el deporte pudo encontrar la igualdad. Muchos aos despus de la infancia, cuando era un destacado basquetbolista, recibi el terrible diagnstico mdico que aadira otro contrario a su vida: sufra de escoliosis progresiva, una enfermedad de la columna, que lo condenaba a una deformacin de, los huesos que ira aumentando con el tiempo. Su vida como deportista tena que terminar. Fcil es comprender la situacin de este hombre que se acerc al deporte como una forma de superacin de la realidad, a quien la realidad impeda hasta este modesto camino de igualdad. Un nuevo golpe, a mansalva, por la espalda, que hubiese llevado a cualquier otro a la desesperacin o el alcoholismo y las drogas.18

No a Bucaram. Con una decisin caracterstica en su vida, Assad Bucaram no permiti que este nuevo infortunio bloqueara su futuro: No poda ser deportista? Pues sera dirigente deportivo. Ni una lgrima. La infancia las haba consumido todas. ***** Siempre fue supersticioso. Crea en los augurios. Sobre todo en los malos. Cuentan quienes lo conocieron durante su primera etapa en CFP que, cuando sala de la ciudad hacia los pueblos de la provincia, obligaba al conductor del vehculo (nunca tuvo carro propio) a pasar delante de la Catedral donde se santiguaba. Devocin religiosa? Sin lugar a dudas, pero tambin supersticin. En no pocas ocasiones, cuando el ardor de la charla poltica con el chofer o los acompaantes haca que olvidara su hbito, hizo que el vehculo regresara sobre sus pasos, aunque fuera retrasando la funcin poltica, para volver a cruzar delante de la iglesia y santiguarse. ***** Algunas de sus creencias eran las comunes a todos los que temen los malos vaticinios: el nmero trece, pasar bajo una escalera, cruzarse con un gato negro... Pero otras supersticiones parecen haber sido muy personales. Uno de sus amigos de los aos 50 nos cont la siguiente ancdota... Bucaram haba sido nombrado Intendente del partido en la provincia del Guayas. Guevara Moreno le dio ese cargo un poco porque era el mejor activista de CFP, siempre dispuesto a ir a cualquier parte, y otro poco para sacrselo de encima y hacer que saliera de Guayaquil, donde se peleaba con todos los militantes, a los que acusaba de no poner suficiente celo en la atencin al pueblo. Un da fuimos a una parroquia lejana, donde haba asamblea del comando local. Bucaram estaba de buen humor, cosa rara en l. Y, en realidad, la asamblea estaba bien organizada, la propaganda se haba hecho a tiempo y todo pareca marchar como sobre ruedas. Pero, de pronto, luego del acto pblico, se golpe la frente. Carajo, nos jodimos, compaeritos. Qu pas, Bucaram? (todava no le decamos Don Buca) Que nos jodimos, compaeritos. La mala suerte. Nos miramos sin entender una palabra. Todo haba ido bien. Los grupos de choque de la Intendencia provincial no nos haban hostigado. No entendamos. Pero, qu pas? Bucaram se paseaba de un lugar a otro, golpendose la frente. Que nos jodimos, pues, compaeritos. Por mi culpa. Hoy me pein con la peinilla de Omarcito. Entendimos menos todava, y Bucaram tuvo que explicarnos que esa maana, al salir de casa, se haba alisado los cabellos usando el peine de su hijo Ornar. Por qu era esto seal de mala suerte? No lo supimos nunca. Pero la aprehensin de Bucaram era sincera. Crea de verdad que ese hecho nos acarreara un infortunio. ***** Otras supersticiones tenan un origen campesino, y es posible que Bucaram las adquiriera en sus continuos viajes, oyendo contar historias de mala suerte y de aparecidos en las casas montubias. Nos narraron el siguiente caso... Viajbamos hacia un pueblo ms o menos perdido en la provincia. Ya habamos pasado por la Catedral, para que Bucaram se santiguara, y salimos a la carretera. Sbitamente, Bucaram se dirigi al chofer, gritndole. Pare, compaerito! Pare, carajo! Todos nos asustamos, y el conductor detuvo el coche en un frenazo brusco. Nos volvimos hacia l. Qu pas, Bucaram?19

Bucaram nos qued mirando como si fusemos imbciles y nos seal hacia el campo. Qu? No ven? Miramos hacia el sitio que nos sealaba, esperando encontrar a una pandilla de matones menendistas (Pedro Menndez Gilbert era Alcalde y persegua al CFP) o, por lo menos, un hueco en la carretera... En fin, algo. Pero no distinguamos nada. El campo estaba solitario. Slo haba un burro muerto a la vera del camino y unos gallinazos trepados en las ramas secas de un arbusto. Qu quiere que veamos, Bucaram? La mala suerte, pues, carajo, la mala suerte. Tenemos que regresar y dar la vuelta. No comprendamos. Llevbamos ms de una hora de viaje, por caminos muy malos, y Bucaram nos exiga que regresramos. Era absurdo. Usted est loco, Bucaram. No ven la mala suerte? Uno de nosotros no soport ms. Con toda la rabia del cansancio del viaje le dijo: La nica mala suerte es haber vestido con usted, que es un turco supersticioso. Y, por ltimo, cul es la tal mala suerte que dizque ve? Bucaram nos seal a una de las aves. Un gaviln de culo dijo. Lo miramos perplejos. Un qu? Un gaviln de culo repiti. Y entonces vimos que, efectivamente, en una de las ramas del rbol haba un gaviln que nos daba la espalda. Y eso es mala suerte? La peor dijo Bucaram. Tratamos de convencerlo de que se trataba de una supersticin ridcula, y nos negamos a obedecerlo. Seguiramos el viaje. Seguirn ustedes dijo Bucaram. Yo me quedo. Cmo que se queda? Me quedo, pues, carajo. Me quedo. Todo fue intil. Bucaram se negaba terminantemente a seguir viaje. Por otra parte, era imposible dejarlo en la mitad del camino, no solamente por los eventuales peligros, sino porque en el pueblo a donde nos dirigamos esperaban a Bucaram, que era el orador principal. Al final llegamos a un compromiso. Regresaramos dos o tres kilmetros, daramos la vuelta y volveramos sobre nuestros pasos, continuando el viaje. Bucaram accedi. Llegamos a la poblacin, se dieron los discursos, se form el comando y, cuando se aproximaba la hora de salir, me acerqu al chofer (son las palabras de nuestro entrevistado. Nota de la Redaccin), que era un compaero de origen campesino. Barajo que este Bucaram es supersticioso, no? El campesino no dijo nada. Yo insist: Imagnese que decir que lo dejramos all. El compaero de origen campesino se qued mirando a los ojos, como si yo fuera un tipo raro. Yo tambin me hubiera quedado me dijo. Cre que era un gesto de solidaridad con Bucaram. Se lo dije. El compaero campesino neg con la cabeza. Es que de verdadcita que es mala suerte pasar delante de un gaviln de culo me explic. Esa fue la primera vez que entend que Bucaram no slo conoca al pueblo y su manera de pensar. Comprend que Bucaram pensaba como el pueblo.20

***** En ocasiones, sus aparentes supersticiones eran intuicin poltica. Otra historia, contada por otro de nuestros informantes, con el aadido de que se trata, esta vez, de un informante que prefiri a Guevara Moreno cuando ocurri la divisin del CFP y que nunca ms volvi a tener trato con Bucaram... Habamos asistido a una concentracin en Santa Elena, donde tenamos algunos compaeros que eran concejales. Como el acto pblico termin muy tarde, pensamos quedarnos a dormir en la poblacin y retornar a Guayaquil en la maana. Bucaram se opuso. Tengo un mal palpito dijo. Era cerca de la medianoche y los compaeros del comando cantonal de Santa Elena haban preparado una pequea fiesta como remate del acto pblico. Las opiniones se dividieron entre quienes habamos llegado de Guayaquil. Unos estbamos por irnos, pero otros preferan quedarse al agasajo. Al final, nos separamos. Tres compaeros se quedaron, haciendo burla de "las supersticiones del turco". Yo regres con Bucaram. Durante el viaje, Bucaram, vino en silencio. Slo una vez habl. Cada vez tengo un peor palpito me dijo. A la maana siguiente, me despert una llamada de Carlos Guevara (esto ocurra en los aos 50. Nota de la Redaccin), que quera saber si me encontraba bien. Claro le dije. Por qu? Y entonces me inform que los tres compaeros que se quedaron en Santa Elena haban sido heridos por la banda de Chamburo, que se dedicaba a perseguir a los militantes de CFP. Al medioda me encontr con Bucaram, con quien deba viajar a Daule. Esta vez yo mismo me dirig al chofer. No se olvide de pasar por la Catedral le dije. Para que el compaero Bucaram se santige. EL APRENDIZAJE UNA REVOLUCION Y UN PARTIDO Estamos en 1925. Assad Bucaram tiene nueve aos de edad. Es un momento decisivo para el pas, que ha llegado al lmite de su resistencia. El poder omnmodo de los exportadores de cacao parece estar tocando a su fin, despus de haberse apropiado del Ecuador, de haber enriquecido al Ecuador y casi haberlo conducido hasta la ruina. Finalmente, la crisis econmica se vuelve poltica. La "estabilidad" de 13 aos constitucionalistas, que haba garantizado el crecimiento de las grandes fortunas y la concentracin de capitales, termina de modo brusco. Es lgico que ocurra. El pas est en quiebra. Las cosechas de cacao de los dos ltimos aos han estado por debajo de los 650 mil quintales, siendo las menores desde comienzos de siglo. El tipo de cambio del dlar ha bajado de 6.08 a poco mas de 4, pero la deuda interna del gobierno ha llegado a la cifra, descabellada para la poca, de casi 40 millones de sucres. La agitacin se ha sentido con particular intensidad desde septiembre, cuando se produjo una insurreccin conservadora encabezada por los patricios ms connotados de Quito y Guayaquil, Jacinto Jijn y Caamao y Manuel Sotomayor y Luna, respectivamente. El 12 de septiembre de 1924 fueron derrotados en Ibarra, pero los movimientos de tropa no cesaron desde entonces. Todo el mundo lo sabe y lo espera: la revolucin estallar en 1925.21

Los sucesos del ao, matizados por las acciones revolucionario-periodsticas de Luis Napolen Dillon, pueden darnos una idea de la poca. El primero de enero de 1925 se inaugrala nueva estacin ferroviaria de Riobamba, que es el nudo ms importante de la lnea Guayaquil-Quito. Pero dos meses despus, en marzo, una creciente del ro Chanchn se lleva 20 kilmetros de vas frreas, aislando a la Sierra por ms de dos meses. El 13 de abril, mientras los trenes estn detenidos, el Estado ecuatoriano adquiere las acciones de mister Archer Harman, el constructor del ferrocarril. El 2 de mayo, en medio de la euforia popular, se embarcan a estudiar en Italia nuestros primeros aviadores. El 24 de mayo, mientras se celebra el aniversario de la Batalla del Pichincha, se inauguran en Ibarra las obras de agua potable y, en Guayaquil, el primer gran centro de diversiones del Ecuador, el American Park. El 31 de mayo, Quito presencia el primer salto en paracadas que se realiza en el Ecuador. El 19 de junio se inaugura el Hospicio de Loja. Y el 9 de julio estalla la revolucin, que depone al Presidente Constitucional, Gonzalo S. Crdova. La Junta que lo reemplaza tiene mejores intenciones que proyectos concretos. Representando a una naciente "clase media", que no ha elaborado una homogeneidad ideolgica, se limita a sus afanes "moralizadores", que slo se concretan en un punto: terminar con la hegemona financiera del Banco Comercial y Agrcola. Las finanzas del pas son sometidas a revisin y se reorganizan, bajo la gua de un tcnico norteamericano, el seor Kemmerer. Exactamente un ao despus de la transformacin, el 9 de julio de 1926, se firman las escrituras de conformacin de: el Banco Central del Ecuador, la Superintendencia de Bancos, la Direccin General de Aduanas, la Contralora General de la Nacin, la Direccin General del Tesoro y muchos otros organismos de control pblico. En otras palabras, el "sector pblico" ecuatoriano se ha consolidado. De ahora en adelante, la oligarqua ya no podr actuar como antes, cuando sus bancos estaban autorizados no slo a operar como les viniese en gana, sino incluso a emitir moneda propia, facultad que ahora queda restringida al Banco Central. Las clases dominantes, que haban administrado al Ecuador como a su hacienda privada, parecen recibir un golpe mortal. Es slo por un tiempo. Pronto aprendern a maniobrar sus intereses dentro del nuevo esquema administrativo; pero, para 1925-26, la transformacin producida por los militares jvenes parece una autntica revolucin social. ***** Tambin en el campo de las ideas polticas va a producirse un cambio cualitativo. Va a nacer el Partido Socialista, cuyo primer congreso tiene lugar en mayo de 1926. Nace como resultado del encuentro de varias tendencias. La primera arranca de algunos liberales "de izquierda", como el propio Luis Napolen Dillon, que no asiste al congreso pero enva una comunicacin de saludo. Su intencin es crear un partido a medio camino de todo. Ms cerca del liberalismo humanista de fines del siglo XVIII que de la revolucin social. Algo as como la Izquierda Democrtica de los aos 70. Otra tendencia est representada por algunos elementos anarco-sindicalistas provenientes del movimiento obrero de noviembre de 1922. Entre ellos destaca Luis Maldonado Estrada, quien presidiera la Federacin de Trabajadores Regional Ecuatoriana al momento de la huelga general y la matanza, general tambin, de ese ao. Otros integrantes de los grupos anarquistas, sin embargo, se niegan a integrarse22

en un partido institucionalizado, y el propio Maldonado tiene una participacin ms bien opaca durante el congreso socialista. Finalmente, como tendencia aparte, se hacen presentes pequeos grupos de intelectuales que se han formado al calor (todava tibio) de una incipiente cultura marxista, que no dispone sino de informaciones fragmentarias sobre la doctrina a que adhieren. Su principal representante en el congreso socialista, el mdico Ricardo Paredes, evidencia esta endeblez en su intervencin para explicar la revolucin bolchevique (comunista) de Rusia, poniendo ms acento en sus aspectos anecdticos (como la influencia del monje Rasputin en la corte zarista) que en el anlisis de las condiciones socioeconmicas de Rusia. Este origen mltiple del Partido Socialista va a signar su vida para siempre, as como la estructura de toda la izquierda marxista en el Ecuador. Es que los intelectuales, de formacin izquierdista casi puramente libresca, van a desplazar a los obreros radicales y anarquistas de la conduccin de las masas. A partir de ahora, el movimiento popular ser entendido como sinnimo de accin sindical, obrera. Ganar coherencia ideolgica, pero perder vigor creativo. Su lenguaje representar las aspiraciones de las masas, pero no llegar a ellas porque dejar de ser sencillo y directo para transformarse en retrica casi culterana. De todas maneras, es un paso gigantesco. Las aspiraciones del pueblo, que no han podido expresarse sino en movimientos espordicos, adquirirn un conducto poltico explcito. En resumen: 1925-26 ve el resurgimiento de la esperanza de cambio en el pueblo. El Ecuador de los "gran cacao" ha muerto. Comienza una nueva etapa de la historia del pas. Una etapa que se presenta prometedora. El pueblo vuelve a creer en el futuro. Ser por poco tiempo. Pronto, la crisis mundial de 1929-32 destruir estas esperanzas. Pero eso ser despus. Ahora, cuando Assad Bucaram va a terminar su escuela primaria, el pueblo del Ecuador piensa que el futuro le pertenece a plazo corto. EL "IGNORANTE" BUCARAM De los estudios secundarios de Assad Bucaram, realizados en el Instituto Nacional, donde curs la especializacin de contador pblico, slo conocemos el final: se gradu con honores. Recibi la nota mxima de 10, y recibi su ttulo "Por Aclamacin", que era la frmula usada en esos aos para denotar una excelencia especial. Esos fueron todos sus estudios. Nunca ingres a la Universidad. En un pas donde los polticos han tenido casi siempre el pomposo ttulo de Doctor en Jurisprudencia, aunque casi nunca ejercieran el Derecho en su vida prctica, Bucaram fue siempre considerado un "ignorante". Algunos datos permiten dudar que esa ignorancia fuera verdadera. Ms parece un recurso poltico. En ms de una oportunidad, en sus discursos parlamentarios sobre todo, el dirigente cefepista cit a autoridades clsicas, con una marcada predileccin por un Aristteles no del todo bien digerido. Pero, sobre todo llamaba la atencin su hbil y rpido manejo de las cifras. Su capacidad para efectuar operaciones mentales, bien que de las ms sencillas, que nunca rebasaron el orden de los porcentajes o las reglas de tres, sumada a su excepcional memoria, le permitan jugar con los datos del presupuesto nacional, por ejemplo, con una soltura que sus "cultos" colegas deben haber envidiado. Simples destrezas de comerciante? Es posible, pero el caso de la "cultura" (o incultura) de Bucaram merece un comentario.23

Algunos miembros de la Casa de la Cultura, Ncleo del Guayas, recordarn tal vez que, hacia 1970, poco antes de su destierro velasquista, un grupo de intelectuales de Guayaquil decidi aproximarse al dirigente populista para brindarle un "desinteresado" apoyo que, por supuesto, estaba condicionado al respaldo que Bucaram ofreciera, de ser Presidente, para las labores culturales. En aquella oportunidad, segn uno de nuestros informantes, que estuvo presente en la entrevista, tom la palabra un escritor guayaquileo, aficionado a la arqueologa (o, por lo menos, enterado de sus ms gruesos conceptos) y expuso ante Bucaram un panorama de la evolucin cultural del Ecuador, comenzando por la cultura llamada de Valdivia que, como es bien sabido, se inici aproximadamente unos 3 mil 500 aos antes de Cristo. Bucaram interrumpi al intelectual porteo con una observacin absurda: Ah, no, compaerito. A m no me va a venir a contar cuentos chinos. Yo s que el hombre lleg a Amrica, por el estrecho de Behring, mil 500 aos antes de Cristo. El absurdo era tan grande, que all mismo termin la entrevista y en ese mismo sitio muri el proyecto de conformar un Frente de Intelectuales pro Bucaram. Esa misma noche, comentando lo ocurrido y teniendo que soportar las bromas de sus amigos intelectuales, el escritor que haba tomado la palabra se justific jocosamente: Bueno, bueno, el hombre es ignorante, ya se sabe. Qu? Si no lo queremos nombrar Presidente de la Casa de la Cultura, sino Presidente de la Repblica no ms. Ese "no ms", por supuesto, era en tono de broma, y provoc las carcajadas que buscaba. Pero, detengmonos un momento. Es lcito pensar que un hombre como Bucaram, que aspira a la Presidencia de la Repblica, ignore los hechos ms elementales de la ciencia histrica? Es difcil creerlo; pero, conservando el mito de la "ignorancia" de Bucaram, dmosle crdito por un instante. A Bucaram se le poda negar cultura, pero no inteligencia. Ni habilidad poltica. Una gran habilidad poltica. Replantear la pregunta se impone: Es lcito creer que Bucaram arriesgara perder unos potenciales aliados por el prurito de defender una tesis cientfica? Porque es evidente que l deba entender que los intelectuales, luego de una afirmacin como esa, le retiraran el apoyo que le brindaban. Esto no nos resulta verosmil. No podemos imaginarnos a Assad Bucaram perdiendo el apoyo de un grupo que necesitara por el solo gusto de afirmar una creencia acerca de algo tan esotrico para l como el arribo del homo sapiens al continente americano. Slo los intelectuales disputan por esos temas. Los polticos no lo hacen. Nos parece mucho ms lgica una explicacin como la siguiente: Bucaram no necesitaba, no crea necesitar o no quera, el apoyo de los minsculos grupos intelectuales, que no tienen ningn peso cuantitativo en la poltica nacional. En cuanto el influjo cualitativo que puede brindar el apoyo de escritores y artistas, es un influjo dudoso para un partido como CFP, que no busca respetabilidad intelectual para una doctrina, sino respaldo popular electoral para unos candidatos. Insistimos mucho en preguntar a nuestros entrevistados, algunos de los cuales conocieron a Bucaram muy cerca y durante largos aos, acerca de la "cultura" o "ignorancia" del lder. La respuesta fue ms o menos unnime y puede resumirse en los siguientes trminos: Bucaram no estaba interesado en la cultura. Estaba interesado en la poltica. Durante largos aos de su vida, los nicos libros que tuvo a mano fueron textos de contabilidad. Slo en pocas posteriores parece haber adquirido una Enciclopedia, que era su nica fuente de consulta, a la que recurra con escasa frecuencia.24

Una sola excepcin. Siempre se preocup por estudiar las leyes y todos los reglamentos. Buscaba interpretaciones de sus articulados y, cuando topaba con un problema particularmente difcil, recurra al asesoramiento de uno de los abogados cefepistas para encontrar interpretaciones o definiciones. Este conocimiento de la legislacin es evidentemente cierto, y a todo el pas le consta el fcil manejo que hizo siempre del reglamento de la Cmara de Representantes, as como su clara visin jurdica de los proyectos de ley que se debatan en el parlamento. Algunas de sus intervenciones en la Asamblea Constituyente de 1967 sirvieron de pauta jurdica paraba elaboracin de la Ley Fundamental de ese ao. Entonces? Culto o ignorante? La respuesta no es tan sencilla ni en el caso de Bucaram ni en el caso de nadie. Lo cierto es que los conocimientos del siglo XX son tan extensos y variados que nadie puede presumir de un saber realmente enciclopdico en nuestro tiempo. Todo el mundo posee una cultura, que puede ser muy distinta de hombre a hombre. Bucaram tena la suya. Lo de "ignorante" proviene de otro sitio. Hay conocimientos que se consideran indispensables en todo hombre universitario y, entre ellos, en todo poltico. Entre estos conocimientos estn algunas obras literarias que Bucaram muy probablemente ignoraba. Sin embargo, no es difcil encontrar gente que presume de "culta", y es tenida por tal, que confiesan, sin el menor rubor, que son incapaces de extraer el ms sencillo porcentaje o de realizar, con celeridad y exactitud, una operacin matemtica sencilla. Esa incapacidad matemtica no se considera obstculo para ser considerado "culto", porque el concepto de "cultura" que prevalece en el subdesarrollo es un criterio supuestamente "humanista", que incluye la literatura y uno o. dos nombres de pintores, aunque excluya todas las ciencias exactas. , Los dirigentes polticos, de quienes se espera una gua, se presuponen "cultos" en ese deplorable sentido de saln literario de diletantes. Muchos de los polticos ecuatorianos tendran serias dificultades para explicar lo que es la inflacin o la forma como incide el encaje bancario sobre el medio circulante en un momento determinado, que son cosas mucho ms tiles para un gobernante que su conocimiento de Esopo, por ejemplo, y no por ello son tildados de "ignorantes", como lo fue Bucaram. Es un problema de origen de clase. Como prcticamente todos nuestros polticos, incluidos los dirigentes de la Izquierda, provienen personalmente de estratos pudientes de la poblacin, su cultura es la suma de los conocimientos de ese estrato. Adems, muchos de nuestros polticos profesionales no parecen en realidad polticos profesionales, aunque no hagan otra cosa en la vida. Parecen intelectuales frustrados, dedicados a la poltica no por vocacin, sino como sucedneo de la literatura o de las ciencias sociales. Este no fue el caso de Bucaram, quien no fue un intelectual, sino un poltico a tiempo completo. Con una cultura de poltico. No pretendemos afirmar que un poltico, para ser tal, deba ignorar esos valores del espritu que se expresan en las artes y la literatura. Todo lo contrario. Es evidente que, mientras ms los conozca, mejor podr juzgar de los recursos, potenciales y lmites de la condicin humana. Lo que afirmamos es que no podemos seguir admitiendo por "cultura" nicamente ese concepto literaturizante del siglo pasado. CRISIS Y SOLUCIONES Luego de la revolucin "juliana", como pas a llamarse a la transformacin del 9 de julio de 1925, el equilibrio de las fuerzas econmico-polticas se rompi en el Ecuador.

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Durante muchos aos, pero especialmente desde el pronunciamiento liberal de 1895, el Ecuador estuvo en manos de los "gran cacao". El Ecuador se llam cacao y el cacao se llamaba agro-exportadores. Todo el pas viva del cacao, y los agro-exportadores del cacao vivan de todo el pas. Se produca para ellos. Se legislaba para sus intereses. Se los tomaba como modelo de vida, de moda en el vestir, de manera de hablar, de estilo al caminar... Era un modelo remoto, porque muchsimos de ellos vivan en el exterior, prefiriendo Pars; pero, tan pronto asomaban por el puerto, eran devorados por los ojos imitadores y por las sonrisas de las muchachas casaderas. Formados en una tradicin versallesca y acostumbrados a imponerse, los "gran cacao" respondan a la sumisa devocin de la incipiente clase media con bonachonas actitudes de gran seor. Se dira una aristocracia a la que slo le faltaba la Corte Imperial para ser completa. La pequea burguesa trataba de imitarlos. Como no poda tener su fortuna ni sus haciendas, se limitaba a copiar sus galas exteriores, cayendo en el mal gusto de reproducir en popelina los trajes que fueron diseados para sedas, o intentando copiar en grueso dril los cortes concebidos para el casimir ingls. Lo "chic" era el aburrimiento, palabra que fue reemplazada por el "spleen", que quiere decir lo mismo. La exuberante belleza del trpico, que hincha las caderas de las mujeres, les engorda los brazos y las piernas, fue sustituida por una languidez al recostarse en el sof (perdn, en la "chaise-longue", que el pueblo pronunciaba cheisln) que resaltaba lo grotesco de la incongruencia. Eran los dueos del pas. Los seores de la sociedad y de la economa. Pero todo esto dependa del cacao. Cuando el cacao se acab (por el fin de la guerra y el comienzo de las enfermedades) se acabaron ellos como fuerza omnipotente en el pas. A partir de ese momento, que se marca en julio de 1925, el Ecuador no tiene un dueo absoluto, que le sirva de gua en todos los aspectos. En otras palabras, nuestra formacin econmico-social deja de tener un sector dominante de la produccin. Un grupo lo suficientemente fuerte como para opacar a todos los restantes sectores del poder. El Ecuador, que era coherentemente cacaotero, se volvi caticamente mltiple. Todo era posible al mismo tiempo. Y todo adquira una cuota de poder. El seor feudal que mantena la opresin del huasipungo y el capitalista que instalaba fbricas. El agro costeo, que conservaba sus "vivientes", sus "desmonteros" y sus "tiendas de rayas", junto a los bancos de giles operaciones financieras y cartas de crdito irrevocables para los pagos a sus corresponsales extranjeros. Cada sector de la produccin tena necesidades polticas distintas. Requera de leyes diferentes. No haca falta un gobierno, sino muchos. Un gobierno por cada sector de la produccin. Como eso era imposible, los gobiernos centrales comenzaron a sucederse. Se acab la "estabilidad". Pero, sin ella, la planificacin econmica de las inversiones no poda rendir sus frutos. Haba que encontrar una solucin que, si no contentaba a todos, por lo menos diera a cada uno una parte del botn sustrado al trabajo del pueblo. Haca falta un hombre, que sirviera de punto de equilibrio entre todos estos intereses en pugna. Un hombre que no pretendiera coherencia, sino retrica. Que no ofreciera estabilidad, sino que fuera sensible a las mutaciones que se producan en la vida diaria y en la coyuntura... Imaginmonos una balanza. Los pesos a uno y otro lado se cargan y descargan con rapidez. Un ao de sequa desequilibra la produccin agraria.26

La balanza se inclina hacia los comerciantes. Una baja de precios en el mercado internacional resta peso a la agro-exportacin. La balanza se inclina hacia los terratenientes. Suben de precio las materias primas, y los industriales pierden peso. Bajan las materias primas, y ganan peso. El punto de equilibrio de esa balanza tiene que ser algo muy delicado. En constante movimiento. En un vaivn que se presente como virtud y no como un defecto. Una inestabilidad que gane votos y no que los pierda. No puede ser un partido, que tiene un aparato pesado, que no sirve para adecuarse da por da. Tiene que ser un hombre. Un hombre sin partido. Pero, para que una balanza est en equilibrio a pesar de que sus brazos cambien constantemente de peso es indispensable que el fiel de esa balanza sea en s mismo un desequilibrado. Ha llegado el momento de Velasco Ibarra. BUCARAM Y LOS OTROS La vida de un hombre es algo muy complejo. Depende de mltiples factores: de las condiciones econmicas y sociales en que se desenvuelve, de su propio carcter, de hechos fortuitos que solemos llamar "suerte", de la circunstancia histrica en que se desarrolla... Y tambin, por supuesto, depende de otros hombres. Dentro del conjunto de esos otros hombres, cada individuo elige a algunos que le sirven de modelo a seguir, de opositor a enfrentar o como marco de referencia para medir su propio valor al compararse. Para los hombres corrientes, ese marco referencial frente al cual nos medimos puede estar constituido por los antiguos vecinos, del barrio o de la aldea, por los compaeros de estudio, por unos cuantos familiares o, incluso, por la imagen idealizada de un padre que se perdi muy pronto o que nunca se tuvo. Es al comparar la propia vida con la vida de esos hombres cuando se adquiere una dimensin del xito o del fracaso personales. Casi siempre somos ms o menos que alguien. Y esto que pasa con los hombres corrientes ocurre con los conductores de hombres. No es algo de nuestra poca. Siempre ha sido as. Pocos aos despus de la muerte de Cristo, el historiador griego Plutarco quiso narrar la vida de los grandes hombres de su tiempo. Y no la cont una por una, sino de dos en dos, parangonando la vida de un gran hombre con la de otro. Las llam "Vidas Paralelas" y recorri en ellas el camino de los grandes militares del mundo antiguo, uniendo a Alejandro de Macedonia y Julio Csar, o de los grandes oradores, contraponiendo a Demstenes y Cicern. Del mismo modo, la vida de Assad Bucaram no puede entenderse a fondo sin verla dentro del marco referencial de otros hombres de su tiempo y de su tierra. Este libro, que ha declarado que no intenta ser una biografa definitiva de Bucaram, mucho menos pretender ser un conjunto de biografas; pero, para comprender al desaparecido lder populista, hay que verlo junto a otras personalidades. Son personas muy distintas entre s. A veces, diametralmente opuestas. Con un rasgo en comn: son polticos. No poda ser de otra manera. La poltica fue la nica razn de la existencia de Assad Bucaram. Una idea fija. Casi una paranoia. En su vida, slo la poltica parece haber tenido importancia. Su nica cultura fue una cultura poltica. Sus nicos amigos fueron sus compaeros polticos. Sus nicos enemigos, sus opositores polticos. Assad Bucaram se relacion, directa o indirectamente, con muchsimos hombres en el curso de su vida. Pero creemos que hay cuatro que se destacan como puntos de referencia: Velasco Ibarra, Guevara Moreno, Jaime Rolds y Ral Clemente Huerta. En distintos momentos. Por motivos distintos.27

BUCARAM Y VELASCO Casi no hace falta repetirlo: Assad Bucaram Elmhalim y Jos Mara Velasco Ibarra han sido los caudillos ms destacados de nuestro tiempo. Los que despertaron ms pasiones. Ms fervor o ms odio. Para encontrar otra figura semejante en la historia del Ecuador habra que remontarse a los tiempos de Eloy Alfaro, porque ni Leonidas Plaza Gutirrez ni Carlos Guevara Moreno ni Jaime Rolds Aguilera alcanzaron la dimensin de caudillo que tuvieron Velasco o Bucaram. Parecidos en esto, son distintos en casi todo lo dems. Velasco electriz a las masas y galvaniz la historia durante casi 40 aos. No hay acontecimiento de la vida pblica ecuatoriana, entre 1933 y 1972, que pueda prescindir de su nombre. Fue cinco veces Presidente de la Repblica y en cuatro oportunidades fue derrocado. Slo pudo concluir normalmente el perodo 1952-56. Ascendi al poder en 1934, pero su verdadera dimensin de caudillo comenz ms tarde, cuando se produjo la Revolucin del 28 de mayo de 1944-: Luego de la derrota militar de 1941 y de la humillacin nacional del Protocolo de Ro, el pueblo del Ecuador buscaba desesperadamente una esperanza. Y crey que Velasco poda representarla. La Revolucin, que fue apresuradamente bautizada de "gloriosa", agrup a todas las fuerzas polticas del Ecuador, con excepcin del gobernante Partido Liberal. Participaron en ella desde los conservadores hasta los comunistas. Se suele decir que a Velasco "se le entreg el poder" a raz de la "gloriosa". Es una simplificacin excesiva. Es cierto que Velasco no estuvo en el Ecuador cuando se produjo el movimiento y que, una vez iniciado ste, hubo otras fuerzas, notoriamente de Izquierda, que alcanzaron preeminencia ante el pueblo, pero no es menos cierto que una mezcolanza poltica tan catica como esa agrupacin de fuerzas que produjo la transformacin, slo poda darse en funcin de encontrar un punto de equilibrio que lo significara todo o que no significara nada. Eso fue Velasco. Sin su nombre, que representaba nicamente el anti-arroyismo a secas, los conservadores y los comunistas no habran podido encontrar otro punto de contacto