atlas de anatomía radiográfica normal variantes anatómicas...

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Editorial Inter-Médica S.A.I.C.I. • Junín 917 – Piso 1º “A” • C1113AAC • Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República Argentina Tels.: (54-11) 4961-7249 – 4961-9234 – 4962-3145 • FAX: (54-11) 4961-5572 E-mail: [email protected] • E-mail: [email protected] • http://www.inter-medica. com.ar PEQUEÑOS ANIMALES Autor: Donald E. Thrall Presentación: tapa dura Formato: 25 x 35 cm Páginas: 216 Ilustraciones: en blanco y negro, laminas color Edición: 2014 El apoyo visual ideal que le ayudará a realizar la técnica y la interpretación de imágenes radiológicas para un diagnóstico preciso mediante la identificación de las diferencias entre la anatomía normal y anormal, abarcando un concepto amplio de lo que es normal, incluyendo animales obesos, muy delgados, inmaduros o de razas específicas, entre otros. Capítulo 1. Introducción Capítulo 2. El cráneo Capítulo 3. La columna Capítulo 4. Los miembros torácicos Capítulo 5.Los miembros pélvicos Capítulo 6. El tórax Capítulo 7. El abdomen Contenido Atlas de anatomía radiográfica normal & variantes anatómicas en perros y gatos

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Editorial Inter-Médica S.A.I.C.I. • Junín 917 – Piso 1º “A” • C1113AAC • Ciudad Autónoma de Buenos Aires – República ArgentinaTels.: (54-11) 4961-7249 – 4961-9234 – 4962-3145 • FAX: (54-11) 4961-5572E-mail: [email protected] • E-mail: [email protected] • http://www.inter-medica. com.ar

PEQUEÑOS ANIMALES

Autor: Donald E. ThrallPresentación: tapa duraFormato: 25 x 35 cmPáginas: 216Ilustraciones: en blanco y negro, laminas colorEdición: 2014

El apoyo visual ideal que le ayudará a realizar la técnica y la interpretación de imágenes radiológicas para un diagnóstico preciso mediante la identificación de las diferencias entre la anatomía normal y anormal, abarcando un concepto amplio de lo que es normal, incluyendo animales obesos, muy delgados, inmaduros o de razas específicas, entre otros.

Capítulo 1. Introducción

Capítulo 2. El cráneo

Capítulo 3. La columna

Capítulo 4. Los miembros torácicos

Capítulo 5.Los miembros pélvicos

Capítulo 6. El tórax

Capítulo 7. El abdomen

Contenido

Atlas de anatomía radiográfica normal & variantes anatómicas en perros y gatos

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18 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

GENERALIDADESEl cráneo es la parte más compleja y especializada del esqueleto, por lo que es difícil evaluarla con las radiografías convencionales. La superposición de las numerosas y complejas estructuras óseas limita la utilidad de la ra-diografía, mientras que son mucho más adecuadas las modalidades de cortes transversales de la tomografía computarizada tomografía computa-rizada y la resonancia magnética, que resuelven el problema de la superpo-sición y se caracterizan por una excelente resolución de contraste. Sin embargo, las radiografías tomadas en posiciones adecuadas y con buen detalle y contraste pueden brindar información que ayude al manejo apro-piado del paciente o elegir la mejor modalidad de imágenes alternativa.

Aunque a menudo conviene más tomar las radiografías del cráneo con el animal consciente o apenas sedado, esto rara vez permite obtener radiografías en buena posición. Las radiografías del cráneo mal posicio-nado son particularmente difíciles de interpretar y no suelen tener valor diagnóstico. Dado que el cráneo es tan complejo, la estandarización de las vistas se hace aun más importante que en cualquier otra parte del cuerpo. Tomarse el tiempo para inmovilizar adecuadamente al paciente y ubicarlo en la posición óptima aumenta considerablemente las proba-bilidades de obtener información significativa.

El cráneo tiene más variantes de forma y tamaño en los perros domés-tico que en cualquier otra especie de mamíferos. Hay distintos paráme-tros de clasificación de los perros basados en la morfología del cráneo. El

término dolicocefálicas describe las razas de cabeza larga y angosta, como los Collie y los Wolfhound. El término mesaticefálico describe las razas con cabeza de proporciones intermedias, como el Ovejero alemán, el Beagle y el Setter. Las razas braquicefálicas son las de cabeza corta y an-cha, como el Boston terrier y el Pequinés.

Un estudio radiográfico del cráneo siempre debe incluir una vista la-teral y una dorsoventral (o ventrodorsal) (figs. 2-1 y 2-2).

En general, se toman también otras vistas, según la región de inte-rés. No obstante, éstas siempre deben combinarse con las imágenes estándares lateral y dorsoventral (o ventrodorsal). Las proyecciones oblicuas no deben remplazar a las estándares, ya que estas últimas suelen brindar información para interpretar mejor las vistas oblicuas. Además, es imposible interpretar correctamente las vistas oblicuas a menos que se use un sistema de marcas externas fácilmente entendi-ble. Esto permite la correcta identificación de las superficies proyecta-das, lo cual es particularmente importante cuando no hay una enfer-medad unilateral obvia. Este tema se trata en la sección “Dentición”.

El cráneo consta de aproximadamente 50 huesos, muchos de los cua-les son pares. Muchos no son identificables con radiografías simples, y la mayoría se fusiona con los huesos adyacentes, lo que impide que se deli-neen específicamente. Los grandes huesos más importantes del cráneo que son visibles radiográficamente son el incisivo, el nasal, el maxilar, el lacrimal, el frontal, cigomático, el pterigoides, el esfenoides, el parietal, el temporal y el occipital. Estos huesos se esquematizan en la figura 2-3.

Figura 2-1.  A, Radiografía lateral de un gato doméstico pelo corto de 3 años. El tentorio óseo, que separa el aspecto caudal del cerebro del aspecto rostral del cerebelo, está particularmente desarrollado en los gatos en comparación con los perros. Hay un tubo endotraqueal colocado. B, Radiografía dorsoventral de un gato doméstico pelo corto de 18 años. TMJ, Articulación temporomandibular.

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18 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

GENERALIDADESEl cráneo es la parte más compleja y especializada del esqueleto, por lo que es difícil evaluarla con las radiografías convencionales. La superposición de las numerosas y complejas estructuras óseas limita la utilidad de la ra-diografía, mientras que son mucho más adecuadas las modalidades de cortes transversales de la tomografía computarizada tomografía computa-rizada y la resonancia magnética, que resuelven el problema de la superpo-sición y se caracterizan por una excelente resolución de contraste. Sin embargo, las radiografías tomadas en posiciones adecuadas y con buen detalle y contraste pueden brindar información que ayude al manejo apro-piado del paciente o elegir la mejor modalidad de imágenes alternativa.

Aunque a menudo conviene más tomar las radiografías del cráneo con el animal consciente o apenas sedado, esto rara vez permite obtener radiografías en buena posición. Las radiografías del cráneo mal posicio-nado son particularmente difíciles de interpretar y no suelen tener valor diagnóstico. Dado que el cráneo es tan complejo, la estandarización de las vistas se hace aun más importante que en cualquier otra parte del cuerpo. Tomarse el tiempo para inmovilizar adecuadamente al paciente y ubicarlo en la posición óptima aumenta considerablemente las proba-bilidades de obtener información significativa.

El cráneo tiene más variantes de forma y tamaño en los perros domés-tico que en cualquier otra especie de mamíferos. Hay distintos paráme-tros de clasificación de los perros basados en la morfología del cráneo. El

término dolicocefálicas describe las razas de cabeza larga y angosta, como los Collie y los Wolfhound. El término mesaticefálico describe las razas con cabeza de proporciones intermedias, como el Ovejero alemán, el Beagle y el Setter. Las razas braquicefálicas son las de cabeza corta y an-cha, como el Boston terrier y el Pequinés.

Un estudio radiográfico del cráneo siempre debe incluir una vista la-teral y una dorsoventral (o ventrodorsal) (figs. 2-1 y 2-2).

En general, se toman también otras vistas, según la región de inte-rés. No obstante, éstas siempre deben combinarse con las imágenes estándares lateral y dorsoventral (o ventrodorsal). Las proyecciones oblicuas no deben remplazar a las estándares, ya que estas últimas suelen brindar información para interpretar mejor las vistas oblicuas. Además, es imposible interpretar correctamente las vistas oblicuas a menos que se use un sistema de marcas externas fácilmente entendi-ble. Esto permite la correcta identificación de las superficies proyecta-das, lo cual es particularmente importante cuando no hay una enfer-medad unilateral obvia. Este tema se trata en la sección “Dentición”.

El cráneo consta de aproximadamente 50 huesos, muchos de los cua-les son pares. Muchos no son identificables con radiografías simples, y la mayoría se fusiona con los huesos adyacentes, lo que impide que se deli-neen específicamente. Los grandes huesos más importantes del cráneo que son visibles radiográficamente son el incisivo, el nasal, el maxilar, el lacrimal, el frontal, cigomático, el pterigoides, el esfenoides, el parietal, el temporal y el occipital. Estos huesos se esquematizan en la figura 2-3.

Figura 2-1.  A, Radiografía lateral de un gato doméstico pelo corto de 3 años. El tentorio óseo, que separa el aspecto caudal del cerebro del aspecto rostral del cerebelo, está particularmente desarrollado en los gatos en comparación con los perros. Hay un tubo endotraqueal colocado. B, Radiografía dorsoventral de un gato doméstico pelo corto de 18 años. TMJ, Articulación temporomandibular.

Capítulo 2 n El cráneo 19

DENTICIÓNLos incisivos se ubican en el hueso del mismo nombre, mientras que los caninos, los premolares y los molares se encuentran en el maxilar (fig. 2-4). El maxilar es el gran hueso que, junto con el incisivo y el nasal (mucho más pequeños), contiene la mayor parte de la cavidad nasal y las apófisis maxilares ciegas, ubicadas hacia ventrolateral a cada lado de di-cha cavidad. Hacia ventral, el maxilar forma el paladar duro, que es la separación física entre las cavidades nasal y oral. Caudalmente, se fu-siona con el hueso frontal, que comprende los senos frontales y el aspecto rostral de la bóveda craneana.

En el perro, las fórmulas dentales anatómicas son las siguientes (I, Inci-sivos; C, caninos; PM, premolares; M, molares):

Deciduos: I3/3, C1/1, PM3/3Permanentes: I3/3, C1/1, PM4/4, M2/3Los cuartos premolares maxilares y los primeros molares mandibula-

res en el perro se llaman a veces dientes carnasiales, nombre que hace referencia a sus funciones desgarradoras. La tabla 2-1 presenta los mo-mentos de erupción en los perros.

Las fórmulas dentales anatómicas son las siguientes: Deciduos: I3/3, C1/1, PM3/2 Permanentes: I3/3, C1/1, PM3/2, M1/1.En los gatos, las raíces de los cuartos premolares superiores se extien-

den hasta la pared orbital. Los carnasiales felinos son los mismos que en los perros: los últimos premolares superiores y los primeros molares in-feriores. La tabla 2-2 presenta los momentos de erupción en los gatos.

Figura 2-2.  A, Radiografía lateral de un gato doméstico pelo corto de 3 años. El tentorio óseo, que separa el aspecto caudal del cerebro del aspecto rostral del cerebelo, está particularmente desarrollado en los gatos en comparación con los perros. Hay un tubo endotraqueal colocado. B, Radiografía dorsoventral de un gato doméstico pelo corto de 18 años. TMJ, Articulación temporomandibular.

Tabla 2-1 Erupción de los dientes en perros1

Dientes deciduos (semanas)

Dientes permanentes (meses)

Incisivos 3-4 3-5Caninos 3 4-6Premolares 4-12 4-6Molares n/a 5-7

Tabla 2-2 Erupción de los dientes en gatos1

Dientes deciduos (semanas)

Dientes permanentes (meses)

Incisivos 2-3 3-4Caninos 3-4 4-5Premolares 3-6 4-6Molares n/a 4-5

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42 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

COLUMNA CERVICAL Las vértebras cervicales son siete, y la variación en tamaño y forma en-tre ellas es mayor que en cualquier otra región de la columna. La pri-mera vértebra cervical, llamada atlas, se articula con los cóndilos occi-pitales en la articulación atlantooccipital. No hay disco intervertebral entre los cóndilos occipitales y el atlas. La articulación atlantooccipital permite la flexión y extensión pero no movimientos laterales ni de rota-ción; por ello, se la suele denominar como la “articulación del sí”. El atlas no tiene las típicas apófisis articulares craneales y caudales; en su lugar, posee fóveas articular en craneal y caudal, para articularse con los cón-dilos occipitales y el centro 1 del axis, respectivamente. El atlas tampoco contiene apófisis espinosa, y su cuerpo está reducido en comparación

con el de las demás vértebras cervicales.2 Las apófisis transversas del atlas son grandes y se denominan alas (fig. 3-6).3 Esta vértebra tiene dos orificios en cada lado, los orificios laterales izquierdo y derecho, que se ubican en la parte craneodorsal del arco vertebral (véase la fig. 3-6, A1) y los orificios transversales izquierdo y derecho, ubicado en las alas (véase la fig. 3-6, B1). La arteria y la vena vertebrales pasan a través de los orificios transversal y lateral; el primer nervio espinal cervical sale por el orificio lateral.

TEl atlas se origina en tres centros de osificación, un par de arcos vertebrales, que se convierten en el arco vertebral, y el intercentro 1, que se convierte en el cuerpo (figs. 3-7 y 3-8).4,5 Los arcos vertebrales se fusionan dorsalmente poco después de los 100 días, y el cuerpo se une con el arco poco después, entre los 110 y los 120 días.2 El intercentro 1

A

B

Figura 3-6. Radiografía lateral de un Pastor de Shetland de 7 años (A), radiografía ventrodorsal de un Beagle de 6 años (B), y sus correspondientes imágenes rotuladas (A1, B1).

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42 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

COLUMNA CERVICAL Las vértebras cervicales son siete, y la variación en tamaño y forma en-tre ellas es mayor que en cualquier otra región de la columna. La pri-mera vértebra cervical, llamada atlas, se articula con los cóndilos occi-pitales en la articulación atlantooccipital. No hay disco intervertebral entre los cóndilos occipitales y el atlas. La articulación atlantooccipital permite la flexión y extensión pero no movimientos laterales ni de rota-ción; por ello, se la suele denominar como la “articulación del sí”. El atlas no tiene las típicas apófisis articulares craneales y caudales; en su lugar, posee fóveas articular en craneal y caudal, para articularse con los cón-dilos occipitales y el centro 1 del axis, respectivamente. El atlas tampoco contiene apófisis espinosa, y su cuerpo está reducido en comparación

con el de las demás vértebras cervicales.2 Las apófisis transversas del atlas son grandes y se denominan alas (fig. 3-6).3 Esta vértebra tiene dos orificios en cada lado, los orificios laterales izquierdo y derecho, que se ubican en la parte craneodorsal del arco vertebral (véase la fig. 3-6, A1) y los orificios transversales izquierdo y derecho, ubicado en las alas (véase la fig. 3-6, B1). La arteria y la vena vertebrales pasan a través de los orificios transversal y lateral; el primer nervio espinal cervical sale por el orificio lateral.

TEl atlas se origina en tres centros de osificación, un par de arcos vertebrales, que se convierten en el arco vertebral, y el intercentro 1, que se convierte en el cuerpo (figs. 3-7 y 3-8).4,5 Los arcos vertebrales se fusionan dorsalmente poco después de los 100 días, y el cuerpo se une con el arco poco después, entre los 110 y los 120 días.2 El intercentro 1

A

B

Figura 3-6. Radiografía lateral de un Pastor de Shetland de 7 años (A), radiografía ventrodorsal de un Beagle de 6 años (B), y sus correspondientes imágenes rotuladas (A1, B1).

Capítulo 3 n La columna vertebral 43

rara vez se ve en las radiografías como estructura independiente, dado que se superpone con el aspecto ventral de los arcos vertebrales adyacen-tes del atlas; no obstante, a veces puede aparecer como un fragmento, sobre todo cuando el paciente se posiciona con un ligero ángulo (véase la fig. 3-8).

La segunda vértebra cervical, el axis, es la mayor de la región. Su rasgo más destacable es la gran apófisis espinosa, cuya porción craneal se superpone sobre la lámina del atlas (véase la fig. 3-6, A). Al igual que en la unión atlantooccipital, no hay no disco intervertebral entre C1 y C2. Dada la exclusiva articulación entre estas dos vértebras, C2 no tiene apófisis articulares craneales; sin embargo, sí tiene apófisis articu-lares caudales, que forman la articulación intervertebral entre C2 y C3. La falta de apófisis articulares craneales en C2 permite ver sin obstruc-ciones el orificio intervertebral C1-C2 en las radiografías laterales (véase la fig. 3-6, A y A1). Como se describe en la página 45, esto no ocurre en sitios más caudales de la columna cervical, en los que las apófisis articulares se superponen sobre los orificios intervertebrales en las vistas laterales.

Los nervios espinales que salen a través de los orificios interverte-brales se numeran generalmente según la vértebra que forma el aspecto craneal del orificio; por ejemplo, el tercer nervio espinal lumbar sale por el orificio formado por los pedículos de L3 y L4. Sin embargo, el primer nervio espinal cervical atraviesa el orificio lateral, craneal al orificio intervertebral entre C1 y C2; el segundo nervio espinal cervical pasa por el orificio intervertebral entre C1 y C2, y así sucesivamente. Por lo tanto, hay ocho nervios espinales cervicales pero sólo siete vér-tebras cervicales. Esto es diferente en las regiones torácica y lumbar de la columna, donde la cantidad de nervios espinales es igual a la canti-dad de vértebras.

Otro rasgo exclusivo del axis es la apófisis odontoides, una protu-berancia oblonga que se extiende hasta el aspecto ventral del canal vertebral de C1. Esta apófisis es difícil de identificar en las radiografías

laterales, debido a que se superpone con porciones de C1, pero gene-ralmente sí se la puede observar en las vistas ventrodorsales (véase la fig. 3-6, B y B1). Si la visualización de la apófisis odontoides es priori-taria, se puede tomar una radiografía ventrodorsal con el paciente intencionalmente inclinado apenas hacia la izquierda o la derecha; la estructura suele ser más conspicua en esta imagen ligeramente obli-cua. Normalmente, la articulación atlantoaxial no permite ningún movimiento de flexión, debido a la estabilización que brinda el liga-mento apical de la apófisis odontoides, el ligamento transversal del atlas y el ligamento atlantoaxial dorsal. El ligamento apical de la apó-fisis odontoides tiene tres pilares que se extienden cranealmente: el del medio se introduce en el aspecto ventral del foramen magno, y los dos laterales, más robustos, se insertan en el hueso occipital. El ligamento transversal del atlas es fuete y conecta un lado del arco ventral del atlas con el otro, por encima de la apófisis odontoides, sosteniéndola así contra el cuerpo del atlas.6 La articulación atlantoaxial sí permite mo-vimientos laterales y rotatorios. Dada la limitación de los movimien-tos de flexión y extensión en la articulación atlantoaxial, se la deno-mina a veces como la “articulación del no”. En ocasiones, a causa de malformaciones congénitas o traumas (o ambos), hay una inestabili-dad en la articulación atlantoaxial, que permite mayor flexión que la normal. Una buena forma para evaluar la alineación de la articulación atlantoaxial es comparar la orientación de la lámina dorsal del atlas con la correspondiente del axis (fig. 3-9). En circunstancias normales, estas láminas están casi perfectamente alineadas (véase la fig. 3-9). El grado de superposición entre la apófisis espinosa de C2 y la lámina dorsal de C1 varía entre individuos, al igual que la distancia entre la lámina de C1 y la apófisis espinosa de C2, lo cual resta valor a estas relaciones para evaluar la alineación atlantoaxial. Sin embargo, la orientación paralela o lineal de las láminas de C1 y C2 es relativa-mente constante y sirve como parámetro para medir la normalidad de dicha alineación (fig. 3-10).

Figura 3-7. Reconstrucción en tres dimensiones del aspecto ventral de la región atlantoaxial de un Akita de 11 semanas. Se han rotulado los componentes óseos de la región, inmadura.

Figura 3-8. Radiografía lateral de un Chihuahua de 8 semanas. El cuerpo de CI, llamado intercentro 1, aún no se ha fusionado con los arcos vertebrales y se ve como una opacidad en el aspecto ventral de la vértebra (flecha negra). La de-lineación del intercentro 1 del atlas en este perro está potenciada por la ligera inclinación presente; nótese que las ampollas timpánicas no están superpuestas.

Figura 3-9. Radiografía lateral de un Beagle de 7 años. Las láminas dorsales de C1 y C2 están marcadas con una línea de puntos. Las láminas de estas vértebras deben estar paralelas, o apenas en un ligero ángulo, como se ve en esta imagen. La relación normal es levemente angular; este ligero ángulo, designado aquí como ángulo theta (θ), puede ser apenas agudo o apenas obtuso en la intersec-ción; en este perro, es apenas agudo.

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188 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

URETRALa uretra normal no es visible radiográficamente ni en el perro ni en el gato. Si se sospechan cálculos uretrales en un perro macho, se puede tomar una radiografía lateral con los miembros pélvicos tirados hacia craneal. Esta proyección permite visualizar la uretra sin obstrucciones. En las radiografías abdominales laterales en posición normal, los miem-bros pélvicos se superponen usualmente sobre la uretra (fig. 7-31). Cuando se los lleva hacia craneal para evaluar la uretra en las radiogra-fías laterales, es esencial tirarlos bien hacia adelante, de modo que nin-guna parte de ninguna de las dos patas quede superpuesta sobre ninguna porción de la uretra; de lo contrario, se puede interpretar erróneamente la presencia de un cálculo uretral debido al artificio de superposición (fig. 7-32).

Otra variante normal que se puede confundir con un cálculo uretral es la opacidad creada cuando el hueso del pene tiene más de un centro de osificación. Este pequeño centro de osificación se puede confundir con un cálculo uretral, una fractura del hueso del pene o un cuerpo ex-traño (fig. 7-33).

A

B

Figura 7-31. Radiografía lateral (A) y la correspondiente imagen marcada (B) de un Chow chow de 8 años en el que se sospechaba un cálculo urinario. Los miembros pélvicos han sido tirados hacia craneal para brindar la vista sin obs-trucciones de la uretra. La flecha negra señala el hueso del pene. La línea de puntos en B indica el trayecto de la uretra normal. Con la posición que tiene este paciente, la línea de puntos representa la región que se debería examinar exhaus-tivamente para detectar cálculos radioopacos.

Figura 7-32. Radiografía lateral de la región uretral de un Schnauzer estándar de 10 años, con los miembros pélvicos tirados hacia craneal con el objetivo de visualizar bien la región uretral para poder detectar cualquier cálculo presente. En este caso, la tracción de los miembros pélvicos hacia craneal no fue suficiente, de modo que la superposición de una fabela gastrocnémica sobre el hueso del pene crea una opacidad (flecha negra) que se podría malinterpretar como un cálculo uretral.

Figura 7-33. En este Wheaten terrier de pelo blando de 7 años, el hueso del pene se ha originado en dos centros de osificación, uno grande que formó la mayor parte de la estructura, y uno pequeño más craneal. Este último podría confundirse con un cuerpo extraño, una fractura o a un cálculo uretral, aunque ésta sería una ubi-cación inusual para un cálculo. A veces, hay un pequeño centro de osificación se-cundario caudal al cuerpo principal del hueso, en vez de craneal, como se ilustra aquí. En estos casos, tal apariencia puede malinterpretarse como un cálculo uretral.

ESTÓMAGOEl estómago se encuentra justo caudal al hígado. El fondo está a la izquierda de la línea media, en la parte dorsal del abdomen; el pí-loro está a la derecha, en la parte ventral; y el cuerpo atraviesa la línea media de izquierda dorsal a derecha ventral, conectando el fondo con el píloro. Como ya se mencionó, el píloro gástrico en el gato está ubicado más hacia la línea media que en el perro (véase la fig. 7-9).

El estómago comúnmente contiene líquidos y gases. Las posiciones relativas de ambos fluidos dentro del estómago dependen de la posición del paciente (fig. 7-34). La redistribución de gas y líquido en función del decúbito (izquierdo, derecho o dorsal) tiene un marcado efecto en la apariencia radiográfica del estómago.

Como se mencionó previamente, rara vez se toman radiografías dor-soventrales del abdomen, por lo que en este texto no se ilustra la aparien-cia radiográfica con el paciente en decúbito esternal. Generalmente, además de las vistas laterales del abdomen, se obtienen radiografías en decúbito dorsal (proyección VD). En esta posición, el líquido del estó-mago cae hacia el fondo y el gas se acumula en el antro y quizás en el cuerpo, según su volumen (véanse las figs. 7-34 y 7-35). La apariencia del fondo en una radiografía VD depende de la cantidad de grasa adyacente

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188 Atlas de anatomía radiográfica normal y variantes anatómicas en el perro y el gato

URETRALa uretra normal no es visible radiográficamente ni en el perro ni en el gato. Si se sospechan cálculos uretrales en un perro macho, se puede tomar una radiografía lateral con los miembros pélvicos tirados hacia craneal. Esta proyección permite visualizar la uretra sin obstrucciones. En las radiografías abdominales laterales en posición normal, los miem-bros pélvicos se superponen usualmente sobre la uretra (fig. 7-31). Cuando se los lleva hacia craneal para evaluar la uretra en las radiogra-fías laterales, es esencial tirarlos bien hacia adelante, de modo que nin-guna parte de ninguna de las dos patas quede superpuesta sobre ninguna porción de la uretra; de lo contrario, se puede interpretar erróneamente la presencia de un cálculo uretral debido al artificio de superposición (fig. 7-32).

Otra variante normal que se puede confundir con un cálculo uretral es la opacidad creada cuando el hueso del pene tiene más de un centro de osificación. Este pequeño centro de osificación se puede confundir con un cálculo uretral, una fractura del hueso del pene o un cuerpo ex-traño (fig. 7-33).

A

B

Figura 7-31. Radiografía lateral (A) y la correspondiente imagen marcada (B) de un Chow chow de 8 años en el que se sospechaba un cálculo urinario. Los miembros pélvicos han sido tirados hacia craneal para brindar la vista sin obs-trucciones de la uretra. La flecha negra señala el hueso del pene. La línea de puntos en B indica el trayecto de la uretra normal. Con la posición que tiene este paciente, la línea de puntos representa la región que se debería examinar exhaus-tivamente para detectar cálculos radioopacos.

Figura 7-32. Radiografía lateral de la región uretral de un Schnauzer estándar de 10 años, con los miembros pélvicos tirados hacia craneal con el objetivo de visualizar bien la región uretral para poder detectar cualquier cálculo presente. En este caso, la tracción de los miembros pélvicos hacia craneal no fue suficiente, de modo que la superposición de una fabela gastrocnémica sobre el hueso del pene crea una opacidad (flecha negra) que se podría malinterpretar como un cálculo uretral.

Figura 7-33. En este Wheaten terrier de pelo blando de 7 años, el hueso del pene se ha originado en dos centros de osificación, uno grande que formó la mayor parte de la estructura, y uno pequeño más craneal. Este último podría confundirse con un cuerpo extraño, una fractura o a un cálculo uretral, aunque ésta sería una ubi-cación inusual para un cálculo. A veces, hay un pequeño centro de osificación se-cundario caudal al cuerpo principal del hueso, en vez de craneal, como se ilustra aquí. En estos casos, tal apariencia puede malinterpretarse como un cálculo uretral.

ESTÓMAGOEl estómago se encuentra justo caudal al hígado. El fondo está a la izquierda de la línea media, en la parte dorsal del abdomen; el pí-loro está a la derecha, en la parte ventral; y el cuerpo atraviesa la línea media de izquierda dorsal a derecha ventral, conectando el fondo con el píloro. Como ya se mencionó, el píloro gástrico en el gato está ubicado más hacia la línea media que en el perro (véase la fig. 7-9).

El estómago comúnmente contiene líquidos y gases. Las posiciones relativas de ambos fluidos dentro del estómago dependen de la posición del paciente (fig. 7-34). La redistribución de gas y líquido en función del decúbito (izquierdo, derecho o dorsal) tiene un marcado efecto en la apariencia radiográfica del estómago.

Como se mencionó previamente, rara vez se toman radiografías dor-soventrales del abdomen, por lo que en este texto no se ilustra la aparien-cia radiográfica con el paciente en decúbito esternal. Generalmente, además de las vistas laterales del abdomen, se obtienen radiografías en decúbito dorsal (proyección VD). En esta posición, el líquido del estó-mago cae hacia el fondo y el gas se acumula en el antro y quizás en el cuerpo, según su volumen (véanse las figs. 7-34 y 7-35). La apariencia del fondo en una radiografía VD depende de la cantidad de grasa adyacente

Capítulo 7 n El Abdomen 189

Figura 7-34. Tomografía computarizada transversal de la porción craneal del abdomen de un perro. El estómago está delineado por la línea de puntos. Se ha rotado la imagen para ilustrar la posición relativa del fondo gástrico (FG) y el píloro (P) en las radiografías dorsoventral (DV), ventrodorsal (VD), lateral derecha (LD) y lateral izquierda (LI). El lumen del estómago ha sido sombreado para ilustrar el efecto de la gravedad en la redistribución del líquido (blanco) y el gas (negro) en función de la posición del cuerpo. Esta redistribución tiene un marcado efecto en la apariencia radiográfica del estó-mago. El principio de esta ilustración es válido sólo si hay líquido y gas en el estómago. Si hay sólo líquido o sólo gas (o sólo ingesta) la apariencia del estómago se verá menos afectada por la posición del cuerpo. H, Hígado; B, bazo.

F

A

F

B

F

C

Figura 7-35. Radiografías ventrodorsales de un Labrador retriever de 6 meses (A), un Yorkshire terrier de 4 años (B) y un Greyhound de 4 años. Todos estos animales tienen gas en el píloro y en el cuerpo del estómago. En A, el fondo (F) se ve claramente como una opacidad redonda, lleno de líquido homogéneo. En B, el fondo tiene menos líquido que en A; el líquido en el fondo queda oculto dentro de la silueta de la pared gástrica y crea la falsa impresión de que ésta está engrosada (cabeza de flecha de líneas negras). En la mayoría de los pacientes, las radiografías no permiten evaluar en forma precisa el grosor de la pared gastrointestinal, ya que los contenidos luminales causan el borramiento de los límites de la pared. En C, el material del fondo es más heterogé-neo y su margen serosal se ve con menos claridad, lo cual crea un efecto de masa. El conocer la posición del fondo y saber que éste usualmente contiene líquido o comida en la vista ventrodorsal reduce la posibilidad de interpretar sus imágenes como masas de tejido blando. En C, la línea curva superpuesta sobre el cuerpo del estómago (cabeza de flecha de líneas negras) es un margen del diafragma; esta apariencia es típica de las radiografías ventrodorsales de los perros de tórax profundo, como este Greyhound.