atribución de la reforma gregoriana

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Alumnos: Mélanie Werder Avilés Andrés Martínez Artal Edi Carretero Saborit Fecha de entrega: 9/06/09 Asignatura: Ciències del món contemporani Profesor: Miquel Ferrà Rotger

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Page 1: Atribución de la reforma Gregoriana

Alumnos: Mélanie Werder Avilés

Andrés Martínez Artal

Edi Carretero Saborit

Fecha de entrega: 9/06/09

Asignatura: Ciències del món contemporani

Profesor: Miquel Ferrà Rotger

Page 2: Atribución de la reforma Gregoriana

ÍNDICE

Índice

Introducción

1. CALENDARIO JULIANO pag 3a. Antecedentes

b. Elaboración

c. Modificaciones posteriores pg 4

2. CALENDARIO GREGORIANO

a. Historia

b. Origen de la era cristiana

c. Importancia del calendario gregoriano

3. LA AUTORÍA DE LA REFORMA GREGORIANA pag 6

a. Luis Lilio

b. Christopher Clavius

c. El Papa Gregorio XIII

4.PROBLEMAS EN LA APLICACIÓN DEL CALENDARIO GREGORIANO

pg 10

d. 4.1 Mapa conceptuale. 4.2 Calendario del dia 30

f. 4.3 Calendarios experimentales

5. CONCLUSIÓN pg 15

6. BIBLIOGRAFÍA pg 16

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Calendario juliano

El calendario juliano es el antecesor del calendario gregoriano y se basa en el movimiento del sol para medir el tiempo. Desde su implantación en el 46 a. C., se adoptó gradualmente en los países europeos y sus colonias hasta la implantación de la reforma gregoriana en 1582. Sin embargo, en los países de religión ortodoxa se mantuvo hasta principios del siglo XX. A pesar de que en estos países el calendario gregoriano es el oficial, hoy en día las iglesias ortodoxas (excepto la de Finlandia) siguen utilizando el calendario juliano.

Antecedentes

Las evidencias históricas más antiguas indican que el primer calendario solar fue creado ene. Antiguo Egipto, a principios del tercer milenio a.C. Parece ser que surgió de la necesidad de predecir con exactitud el momento del inicio de la crecida del río Nilo. Este calendario tenía un año de 365 días, dividido en tres estaciones, meses de 30 días y decanos de diez días.

En cuanto al Imperio Romano, originalmente se acordó usar un calendario común en todas sus ciudades de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). Pero éste tenía desfases de tiempo. Los reajustes se hacían con criterios políticos, pero no astronómicos, como determinar el día de pagar a la servidumbre, y se hacía mal uso del reajuste, para prorrogar cargo de un funcionario, adelantar o retrasar votaciones, etc. El año empezaba a finales de marzo, este mes recibe este nombre por el dios de la guerra romano: Marte. Por eso era cuando se decidían las campañas militares del año.

Elaboración

Sosígenes de Alejandría tenía conocimiento del imperfecto calendario romano y colaboró con Julio César para modificar el calendario romano e implantar un nuevo calendario. Esta adaptación fechaba las estaciones y sus fiestas romanas correspondientes concordando con el momento astronómico en el que sucedían.

El nuevo calendario se implantó en el año 46 a. C. con el nombre de Julius y mucho después de juliano, en honor a Julio César. En ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior y se le llamó año de la confusión. Para ello, se agregaron dos meses, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34.

Desde 44 a. C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contarían 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días consecutivos como 23 de febrero (último día del calendario romano en ese momento). En aquella época ese 23 de febrero se llamaba sexto calendas martii y cuando era año bisiesto, al día adicional se le llamaba bis-sexto calendas, de allí el nombre de bisiesto.

Por lo anterior, el calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los

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1257 años que mediaban entre 325 y 1582, un error acumulado de aproximadamente 10 días, por lo cual se instauró el calendario gregoriano.

Modificaciones posteriores

En el año 321 d. C, el emperador Constantino el Grande, implantó la semana de siete días, copiada del calendario lunar judío: domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado.

Además, decretó que el domingo fuese día de descanso para adorar a Dios, en detrimento del sábado, tradicional entre los judíos. Y es que si Jesucristo había muerto el quinto día de la semana judía, había resucitado en domingo.

Calendario gregoriano

El calendario gregoriano es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en todo el mundo. Así denominado por ser su promotor el Papa Gregorio XIII, vino a sustituir en 1582 al calendario juliano.

Historia

La reforma gregoriana nace de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del Concilio de Trento: el de ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde el primer Concilio de Nicea de 325. En el fondo, el problema era adecuar el calendario civil al año trópico.

En el Concilio de Nicea I se determinó que se conmemorase la Pascua el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Aquel año 325 el equinoccio había ocurrido el día 21 de marzo, pero con el paso del tiempo la fecha del acontecimiento se había ido adelantando hasta el punto de que en 1582, el desfase era ya de 10 días.

El calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189 días. Esos más de 11 minutos contados adicionalmente a cada año habían supuesto en los años que mediaban entre 325 y 1582 un error acumulado de aproximadamente 10 días.

El calendario gregoriano atrasa cerca de 1/2 minuto cada año, lo que significa que se requiere el ajuste de un día cada 3300 años. Esta diferencia procede de hecho de que la traslación de la Tierra alrededor del Sol no coincide con una cantidad exacta de días de rotación de la Tierra alrededor de su eje. Cuando el centro de la Tierra ha recorrido una vuelta completa en torno al Sol y ha regresado a la misma «posición relativa» en que se encontraba el año anterior, se han completado 365 días y un poco menos de un cuarto de día (0,242189074 para ser más exactos). Para hacer coincidir el año con un número entero de días se requieren ajustes periódicos cada cierta cantidad de años. Por ello, la nueva norma de los años bisiestos se formuló del siguiente modo: la duración básica del año es de 365 días; pero serán bisiestos

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aquellos años cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4, exceptuando los múltiplos de 100, de los que se exceptúan a su vez aquellos que sean

Origen de la Era Cristiana

Los romanos contaban los años desde la fundación de Roma, es decir, ab urbe condita, abreviadamente a.u.c.

En la era cristiana, con el papa Bonifacio VI en 607, el origen de escala pasó a ser el nacimiento de Cristo. Dionisio el Exiguo, un monje matemático, basándose en la Biblia y otras fuentes históricas, entre los años 526 y 530, había fechado el nacimiento de Cristo el día 25 de diciembre del año 754 a.u.c. Dicho año pasó a ser el año 1 A.D., pero los años anteriores a éste seguían siendo años a.u.c. Finalmente en el siglo XVII se nombran los años anteriores al 1 A. D. como años antes de Cristo, a. C., y los posteriores años después de Cristo.

De esta manera, es evidente que no puede existir el año 0 ya que un año comienza en un momento dado (las 12 de la noche del fin del año anterior) y termina a las 12 de la noche del fin de año del año 1. Pero este año no puede contarse como 1 sino al final, es decir, que sólo puede contarse como 1 en el momento en que se cumple. Sucede lo mismo con la edad de una persona. Por otro lado, cuando empieza la cuenta de la era cristiana, no existía el concepto matemático de cero.

¿Cuántos años cumple un niño al nacer? Ninguno. Así pues, no debemos confundir los años, que son segmentos de tiempo de 12 meses de duración, con los aniversarios o cumpleaños, que son puntos en una línea de tiempo y que por lo tanto, no tienen dimensión.

El primer año de la vida de una persona se identifica con el punto 1 ubicado un año después de su nacimiento. También el primer año de nuestra Era se ubica entre el fin de año del año -1 (menos 1) y el primer aniversario de la misma, doce meses después (al terminar el 31 de diciembre, que es el comienzo del día 1 de enero del año 1). Es por ello que el año 1901 fue el primero del siglo XX y el año 2001 fue el primero del siglo XXI y, por ende, del tercer milenio.

La importancia del calendario gregoriano

El problema del origen de nuestra era quedó resuelto con la creación del calendario gregoriano: si en él se afirma que la Era Cristiana comenzó 1582 años antes de su creación y todos los países respetan esta idea, toda discusión debería acabar; y los temas de cuándo nació Cristo o lo que estableció Dionisio el Exiguo dejan de tener importancia (al menos, desde el punto de vista de la medición del tiempo). La cuestión final era la adopción de dicho calendario y, como hemos visto, todos los países del mundo lo han venido adoptando a través del tiempo.

Aquí es donde podemos resaltar el valor de este instrumento de medición: si todo el mundo está de acuerdo, todas las discusiones sobre el tema sobran. Podemos viajar a cualquier país y, al comprar un calendario, siempre será el calendario gregoriano del año en curso. Podrá variar la ubicación del comienzo y fin de semana (domingo o lunes) o el idioma, pero siempre se tratará del mismo calendario.

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Y un instrumento que sólo necesita una corrección de 1 día cada 3300 años, aproximadamente, es un extraordinario avance que constituye un magnífico patrimonio de la cultura occidental.

La autoría del Calendario Gregoriano

A pesar de lo que pueda sugerir su nombre, la reforma gregoriana no debe atribuirse, al menos principalmente, al Papa Gregorio XIII (el cuál si impulsó e hizo posible dicha reforma con la evidente influencia de su poder político-religioso), sino a por lo menos otras dos figuras no tan conocidas a nivel histórico, pero si importantes en el campo científico de su época: el italiano Luis Lilio (1510 – 1576) y el alemán Christopher Clavius (1538 – 1612).

Luis Lilio

Luis Lilio fue un reputado doctor, astrónomo, filósofo y cronologista, al que se le atribuyen los primeros esbozos de lo que después sería la reforma del Calendario Gregoriano. Sus mayores logros (a parte de ser el primero en idear la Reforma) estuvieron relacionados con el estudio astronómico de la Luna (uno de sus cráteres

lleva su nombre en su honor). Se sabe poco de los comienzos de su vida, excepto que nació en Calabria (Italia) y que estudió medicina en Nápoles. También se sabe que estudió más tarde en la Universidad de Perugia, alrededor de 1552. Se le conoce como creador del Calendario Gregoriano por su manuscrito Compendiuem novae rationis restituendi kalendarium (Compedio para el Nuevo Plan de Restauración del Calendario). Aun así, la Reforma no se llevó a cabo hasta seis años después de su muerte, cuando su hermano Antonio presentó el manuscrito al Papa Gregorio XIII. El manuscrito fue entonces dado a la comisión de reforma, y fue adoptado en 1582, después de algunas modificaciones por parte de

Christopher Clavius. La bula papal fue instaurada el 24 de febrero de 1582, ordenando a los cristianos que adoptaran el nuevo calendario.

Christopher Clavius

En cuanto a Clavius, fue un jesuita alemán conocido como matemático, astrónomo y un gran gnomonicista, considerado, junto con Lilius, uno de los primeros promotores del Calendario Gregoriano. Su importancia es tal, que en sus últimos días de vida fue el astrónomo más respetado en Europa y sus libros de texto fueron empleados en las universidades de todo el mundo durante varios siglos después de su época, considerados algunos de ellos como auténticas enciclopedias del saber, llegando a ser denominado a veces el “Euclides del siglo XVI”. Clavius nació en Bamberg el 25 de marzo de 1538. Se conoce poco sobre sus primeros años, por ejemplo la fecha exacta de su nacimiento no es muy segura y puede oscilar entre 1537 o 1538. Su verdadero nombre tampoco es muy conocido y el origen es debido a que los conocidos de la época le denominaban Christoph Clau o Klau y el sonido de la pronunciación alemana de la época debería sonar similar a "Clavius", por juego de palabras hubiera sido "Schlüssel" (Palabra alemana para "Llave"). De todas formas la palabra llave indica que era tomado por una persona inteligente capaz de abrir y desentrañar los problemas y misterios más ocultos. Clavius pasó a formar parte del orden de los Jesuitas en 1555. Fue alumno en la Universidad de Coímbra en Portugal y tras esta estancia fue a Italia y estudió teología en el Colegio Romano Jesuita en Roma. Permaneció en el Colegio Romano donde dio clases de matemática. Se puede decir que excepto en los periodos que estuvo en Nápoles, sobre 1596, y la visita que hizo a España en 1597, Clavius permaneció como profesor de Matemática en el Colegio Romano durante el resto de su vida. En 1579 fue asignado por el Vaticano para calcular las bases de la reforma del calendario con el objeto de proporcionar una solución al problema constante desplazamiento de las fiestas religiosas cristinas a lo largo de los años.

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La propuesta de Clavius era que el miércoles 4 de octubre de 1582 (Calendario juliano) debería continuarse por el jueves 15 de octubre de 1582 (Calendario Gregoriano). Proponiendo además que los años bisiestos ocurrieran exactamente en los años cuyos dígitos fueran divisibles entre cuatro, con excepción de aquellos en los que su cifra acabara en 00 y que fueran divisibles entre 400. Esta regla se aprobó y hoy en día se sigue aplicando, haciendo que podamos disfrutar de un calendario estable por muchos miles de años. La idea de Clavius no fue apoyada inicialmente, algunos matemáticos como Viète mostraron una gran oposición contra él y los matemáticos del Papa Gregorio, indicando en todo momento que este cambio de calendario no era sino una gran conspiración papal para robar 11 días al calendario. Cuando apareció esta resistencia Clavius escribió su famosa epístola Novi calendarii romani apologia (1595) en la que

justificaba el uso de este nuevo calendario defendiéndose así de los ataques. Cuando Galileo Galilei comenzó con sus observaciones astronómicas mediante su telescopio Clavius ya era bastante mayor, pero aún seguía siendo activo. Y no vio con malos ojos lo que mencionaba Galileo de sus observaciones. Aunque no estaba muy de acuerdo con las interpretaciones que hacía. Por ejemplo, no estaba nada de acuerdo con la interpretación de que las manchas que Galileo veía en la Luna fueran de verdad montañas y valles. Irónicamente, hoy en día uno de los mayores cráteres de la Luna lleva su nombre (233 km de diámetro). Dejó una buena cantidad de obras escritas y también discípulos como Matteo Ricci que tradujo todas sus obras al chino, dando una oportunidad a China de disfrutar de textos de Euclides. La influencia de Clavius se extiende también a su

extensa correspondencia epistolar, hoy en día conservada en diferentes archivos de la Universidad Gregoriana en Roma.

El Papa Gregorio XIII

En cuánto al hombre cuyo nombre fue dado al Calendario, Ugo Buoncompagni (Bolonia, 7 de enero de 1502 – Roma, 10 de abril de 1585), estudió jurisprudencia en la universidad de Bolonia y tras doctorarse en derecho en 1530, desde 1531 ejerció como profesor contándose entre sus alumnos figuras de la importancia de Carlos Borromeo, Alejandro Farnesio y

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Reginald Pole. En 1539, fue reclamado en Roma por el cardenal Parisio e inició su carrera eclesiástica que le llevó a ordenarse sacerdote en 1542, tras lo cual actuó para el papa Pablo III como juez de la capital, abreviador papal y refrendador del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica hasta que, en 1546 fue enviado como auditor al Concilio de Trento.

En 1558, el papa Pablo IV lo nombra obispo de Viesti y en 1561 volvió nuevamente al concilio de Trento donde permanecería hasta su clausura en 1563 en calidad de asesor del legado pontificio, el cardenal Simonetta. Tras su regreso a Roma fue nombrado, el 12 de marzo de 1565, cardenal presbítero de San Sixto. Tras la muerte de Pío V , el Colegio cardenalicio reunido en cónclave eligió en un solo día al cardenal Buoncaompagni como nuevo papa gracias a la influencia que ejerció el rey de España, Felipe II.

Adoptó el nombre de Gregorio XIII como homenaje al gran papa Gregorio I el Grande, y a pesar de su avanzada edad a la que fue elegido (setenta años), demostrará una inflexible energía y voluntad en la regeneración de la Iglesia, continuando la labor iniciada por su predecesor Pío V. Empeñado en la renovación moral de la Iglesia, ya en su primer consistorio comunicó a los cardenales su intención de hacer cumplir estrictamente los cánones aprobados en el Concilio de Trento.

Incentivó la creación de colegios y seminarios en los que se formaran, cultural y moralmente, los futuros sacerdotes y misioneros. Al frente de estos centros puso a la Compañía de Jesús, que se convirtió en uno de sus principales pilares de su labor reformadora, lo que le supuso a la orden ser favorecida con la concesión de numerosos beneficios, destacando entre ellos el apoyo que el papa prestó al Colegio Romano que había sido fundado por Ignacio de Loyola en 1551 y que, en 1584, se ampliaría y cambiaría su sede y su nombre por el de Pontificia Universidad Gregoriana en honor a su protector el papa.

Aunque no existiera otra razón para guardar memoria de Gregorio XIII, la reforma del Calendario Juliano, utilizado desde que Julio César lo instauró en el año 46 a. C., para dar paso al vigente Calendario Gregoriano, al que va ligado su nombre, ha hecho de él un personaje de popular notoriedad.

Gregorio XIII, asesorado por nuestro viejo conocido, Christopher Clavius, promulgó, el 24 de febrero de 1582, la bula Inter gravísimas en la que establecía que tras el jueves 4 de octubre de 1582 seguiría el viernes 15 de octubre de 1582. Con la eliminación de estos diez días desaparecía el desfase con el año solar, y para que no volviera a producirse, se eliminaron en el nuevo calendario tres años bisiestos cada cuatro siglos, como ya ha sido explicado antes.

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Problemas en la aplicación del calendario gregoriano

Al haberse regulado los problemas de cálculo con el calendario, vinieron los políticos, pues introducir un nuevo calendario no fue un asunto sencillo y de colaboración mutua, lo que provocó problemas y malos entendidos, sin contar los desajustes previsibles en el cómputo de los días en los diferentes países.

Lo más problemático fue la supresion de diez días de un plumazo: al jueves 4 de octubre de 1582 le siguió el viernes 15 de octubre de 1582.

Este año contó, pues, con tan solo 355 días, y es conocido como año corrector.

El calendario se adoptó inmediatamente en los países donde la Iglesia Católica tenía influencia, como es el caso de España, aunque es sus posesiones de ultramar se aplicara justo un año más tarde, según dispuso la Pragmática del 14 de mayo de 1583 de Felipe II. Sin embargo, en países que no seguían su doctrina (protestantes, ortodoxos y otros) no se implantó hasta varios años, o incluso siglos después. Tal es el caso de Hungría (1587), Suecia (1756), Japón (1873), Rusia (1918), Rumanía (1919) y Grecia (1923), por poner algunos ejemplos.

Hubo problemas en Londres, muchos motines, que indignados se lanzaron a reclamar los días salteados.

En EE.UU el presidente, en ese momento Franklin, aconsejó que los americanos durmieran tranquilos en una fecha, y al comenzar el otro día, estarían automáticamente avanzados 10 días más lo que sólo consiguió aumentar el descontento general.Uno de los países que conservó el calendario Juliano fue Rusia, que permaneció en dicho país, por 200 años mas.  Después de la revolución Bolchevique, este le quito 13 días para ponerlo en combinación con el resto de los países europeos.  Pero como la iglesia no lo aceptó, hasta hoy sigue el calendario juliano y celebran así la navidad el 7 de enero.

La instauración de este nuevo calendario y el desfase en la aplicación en los diferentes países ha dado lugar a varias anécdotas, entre las que destacan las siguientes:

Se reformó la fecha el 4 de octubre, justo el día de la muerte de Santa Teresa de Jesús, por lo que fue enterrada el día 15, es decir, al día siguiente.

Miguel de Cervantes y William Shakespeare murieron el mismo día, el 23 de abril de 1616. Pero la coincidencia es solamente de fechas que designan días diferentes, pues cada una de ellas corresponde a un calendario diferente. En Reino Unido se adoptó el nuevo calendario en el año 1752, lo que supone una diferencia de 11 días entre ambas defunciones. Así, hasta el año 1752 no fue adoptado por Inglaterra.Cervantes es enterrado el 23 de abril de 1616, fecha gregoriana, pese a haber muerto un día antes, esta fecha es aceptada popularmente como de su muerte. Es decir que Miguel de Cervantes muere el 23 de abril de 1616 según el calendario gregoriano.Shakespeare muere el 23 de abril de 1616 del calendario juliano ( 3 de mayo de 1616 del calendario gregoriano) Pero como en esa fecha Inglaterra aún no había adoptado el calendario gregoriano y seguía contando los días por el juliano, pese a haber fallecido con diez días de diferencia entre ambos, se dice sin embargo que murieron en la misma fecha.Se da la paradoja de que murieron en la misma fecha pero en diferentes días.

La revolución rusa de octubre de 1917 se celebra actualmente el 7 de noviembre, ya que en Rusia se adoptó el nuevo calendario en el mes de enero de 1918.

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El 30 de febrero existió tres veces. Es obvio que Febrero tiene 28 días excepto en años bisiestos que pasa a tener 29 días. Pero en nustra historia, gracias a este ya conocido desajuste se han vivido tres insólitos (y descoordinados) 30 de Febrero.

Primer 30 de Frebrero

Suecia (entonces Finlandia era parte del reino de Suecia) seguía el calendario juliano, pero iba a adoptar paulatinamente el calendario gregoriano. Para ello, a partir de 1700 iba a omitir un día cada año, para llegar finalmente al calendario gregoriano en 1710 (Algunas fuentes afirman que iba a omitir los días bisiestos a lo largo de 40 años). Así, se quitó un día en 1700, pero no se hizo ninguna reducción más, con lo que el llamado calendario sueco se adelantaba por un día al calendario juliano, pero aún tenía diez días de retrasorespecto al gregoriano. La confusión tocó a su fin cuando, en 1712 hubo dos días bisiestos, con lo que ese año tuvo un 30 de febrero. Ese día corresponde al 29 de febrero del calendario juliano y al 11 de marzo del gregoriano. Al final, Suecia adoptó el calendario gregoriano en 1753.

Segundo y tercer 30 de Febrero

En 1929, la Unión Soviética introdujo un calendario revolucionario en el cual cada mes tenía 30 días y los cinco o seis días restantes eran fiestas que no pertenecían a ningún mes. En 1930 y 1931, hubo un 30 de febrero en la URSS, hasta que ya en 1932 los meses volvieron a ser los de antes.

En la obra Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo, de Mark Twain, se hace referencia a un eclipse de sol que ocurrió el 21 de junio del año 528 de nuestra Era, tres minutos después del mediodía. Sin embargo, al no hacer referencia al cambio del calendario, que fue aprobado después de dicha fecha tanto por Gran Bretaña como por los Estados Unidos, deja sin efecto la posibilidad que se indica en la novela de predecirla, tema imprescindible en el argumento, además de que la hora solar romana (que se tomó en cuenta para la creación del calendario gregoriano), tampoco coincidía con la hora solar de la isla de la Gran Bretaña, por lo que la exactitud de la hora (tres minutos después del mediodía) tampoco tenía nada que ver con lo que en realidad ocurrió.

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MAPA CONCEPTUALA continuación podemos observar en el siguiente gráfico la espaciada aplicación del calendario gregoriano en los diferentes países, siendo claramente comprensible los problemas sociales y de cálculos derivados de esta poca coordinación.

CALENDARIO DEL DIA 30 DE FEBRERO

Aquí podemos observar las hojas correspondientes al 29 de febrero del calendario juliano y al 11 de marzo del gregoriano. Donde se puede apreciar uno de los tres 30 de febrero de la historia, siendo un documento histórico a la vez que representativo de una

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situación insólita.CALENDARIOS EXPERIMENTALES

A pesar de haber logrado un cierto consenso en el tema de calendarios, a lo largo de la historia han habido varios intentos de esquivar el gregoriano e instaurar otros como marca de un movimiento o nueva etapa de tiempo, con un marcado cariz revolucionario, que también serían dignos de mencionar como ejemplos de intentos de nuevas reformas.

1. Calendario republicano francés (1792 - 1806)

Es un calendario propuesto durante la Revolución Francesa y adoptado por la Convención Nacional Francesa, que lo empleó entre 1792 y 1806. El diseño intentaba adaptar el calendario al sistema decimal y eliminar del mismo las referencias religiosas; en él, el año comenzaba el 22 de septiembre, coincidiendo con el equinocio de otoño y también con la proclamación de la República en el Jeu de Paume. De ese modo, el calendario comenzó un año antes de ser finalmente adoptado el día del inicio de la nueva era de Francia.

El calendario fue de aplicación civil en Francia y sus colonias americanas y africanas hasta que Napoleón abolió su uso oficial el día 1 de enero de 1806 (de hecho la medianoche del 10 de nivoso del año XIV, es decir, el 31 de diciembre de 1805, poco más de 12 años después de su introducción) como una manera de eliminar los signos de democracia republicana, ya que se había autoproclamado Emperador de los Franceses .Se volvió a implantar brevemente tras el derrocamiento de Napoleón, y fue usado también por la efímera Comuna de París.

2. Calendario revolucionario soviético (1929 - 1940)

El calendario revolucionario soviético fue usado en la Unión Soviética de 1929 a 1940. Poco después de la revolución rusa, el primer gobierno soviético de Lenin decretó el abandono del calendario juliano en favor del calendario gregoriano, que ya se usaba en prácticamente toda Europa. Este cambio supuso, que tras el día 1 de febrero de 1918, siguiera el 13 de febrero. En esta versión, todos los meses tenían 30 días, y los 5 días restantes, se añadían entre medias, sin pertenecer a ningún mes ni a ninguna semana.

La semana de siete días se reemplazó por una de cinco días. Se eliminó el domingo, tradicional día de descanso cristiano y en su lugar, se organizó a los trabajadores en cinco grupos, a los que se asignó un color (amarillo, rosa, rojo, morado y verde), teniendo cada grupo un día distinto de la semana para el descanso. La intención de esta medida era mejorar la productividad de la industria, evitando la interrupción de un día no laborable.

Quizá los trabajadores tuvieran más días de descanso bajo este nuevo sistema (uno de cada cinco, en vez de uno de cada siete), pero la separación en cinco grupos hizo más difícil la vida social y familiar, por lo que se volvió bastante impopular. Además, los beneficios económicos de una semana más corta no se vieron reflejados en la realidad.

3. Calendario sueco (1700-1711)

El calendario sueco utilizado en Suecia desde el 1 de marzo de 1700 hasta el 30 de febrero de 1712 equivalía al calendario juliano pero con un día de diferencia.

En noviembre de 1699 se decidió que Suecia empezaría a adoptar el nuevo calendario gregoriano a partir de 1700. El proceso debía reducirse gradualmente un día por año, durante once años. Algunas fuentes indican que la intención era saltarse todos los días intercalares entre 1700 y 1740, para acercarse al calendario gregoriano.

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Según el plan, el año que era bisiesto en el calendario juliano no lo fue en Suecia, pero no se efectuaron más reducciones suplementarias en los años sucesivos. En 1711, el rey Carlos XII declaró que Suecia abandonaría este calendario, que no se utilizaba por ninguna otra nación y que no cumplió su objetivo en favor del regreso al antiguo calendario juliano. Para volver a sincronizarse con este hizo falta añadir un día suplementario en febrero de 1712 que se convirtió doblemente en bisiesto y contó con un mes de febrero de 30 días.

En 1753, Suecia finalmente utilizó el calendario gregoriano y el salto de once días se llevó a cabo pasando del 17 de febrero al 1º de marzo.

A pesar de esto, Suecia no aceptó las reglas gregorianas para determinar Pascua hasta 1844.

4. Calendario patafísico.

El calendario Patafísico, fue Creado por el Colegio de Patafísica (dedicado al estudio metafísico del absurdo y surrealista) de París, en 1948.

La conformación de las conmemoraciones y festejos está basada en concepciones inventadas acorde al imaginario de Alfred Jarry, y a precursores de la patafísica denominados arbitrariamente bajo las convenciones de los Fundadores del Colegio. Por lo que, tanto la elección de los nombres de cada mes, como el significado de sus celebraciones, son específicas y en ocasiones herméticas.

Siendo este un calendario totalmente alternativo acorde con la ideología y estudios de sus creadores, totalmente diferente al calendario occidental común.

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Conclusión

En definitiva, este pequeño proyecto simplemente pretende desvelar algunas de las incógnitas relacionadas con el calendario gregoriano, el origen de su nombre y cuál podría haber sido su denominación para reconocer el mérito del verdadero investigador.

Casos como el del calendario gregoriano se han repetido a lo largo de la historia y se pueden contar posiblemente por millares. Este caso en concreto sirve para ejemplificar cómo a algunos descubrimientos e investigaciones se les asigna un nombre relacionado con una persona muy influyente en vez de asignárseles el nombre del humilde descubridor que muchas veces se encuentra al servicio de dicho personaje influyente.

Esperamos que este trabajo, además de útil en su contenido informativo, haya resultado una lectura agradable y entretenida.

Page 16: Atribución de la reforma Gregoriana

BIBLIOGRAFÍA

World wide web:

http://www.portalplanetaedna.com.ar/ciencia/ciencia1.htm

Enciclopedia Encarta 2007

Enciclopedia Espasa

www.wikipedia.org

http://www.calendario-2008.es

www.sabercurioso.com

www.calendariosmundiales.com

www.kalipedia.es