aventura en edimburgo
TRANSCRIPT
1
Cuento elaborado entre
todos los alumnos y
alumnas de la clase de
3ºC del CEIP LAIMÚN.
CURSO
2012/2013 Maestra: Sonia
Sánchez Barranco
2
Julia y Leo estaban muy emocionados, pues nunca antes habían estado
en una ciudad tan bonita. Era su primer viaje al extranjero y todo era nuevo
para ellos. Edimburgo, en Escocia, fue la ciudad elegida por sus padres para
ir de vacaciones; lo que no sabían era que allí correrían miles de aventuras.
La primera de ellas ocurrió en el aeropuerto. Cuando iban a subir al
avión, un error provocó que subieran a otro, a uno que llevaba ¡a Budapest!
De pronto, un altavoz situado justo al lado de los asientos de Julia y
Leo anunció lo siguiente:
“Aeropuerto de salida: Almería. Aeropuerto de destino: Budapest”.
Y con oír lo que dijo el piloto por su megáfono se dieron cuenta de que
estaban en el vuelo incorrecto. Tuvieron que llamar a una azafata
rápidamente, al piloto, al copiloto y tras varios minutos de llamar a los
trabajadores del avión, les dejaron salir.
Tuvieron que dar la vuelta a todo el aeropuerto y tras una larga
búsqueda de vuelos, al fin encontraron el suyo, o eso creían ellos… El avión
4, asientos 9-A, 9-F, 9-L y 9-M.
3
Se sentaron y se pusieron cómodos. Cuando el avión estaba preparado
con todos los pasajeros a bordo, despegaron y las azafatas les trajeron
comida: paella y de postre pastel de chocolate.
Era una mala noticia, pues Julia era alérgica al chocolate, al comer un
trocito, se le hinchó la cara y no podía respirar. Llamaron a la azafata para
ver si ella podía hacer algo, pero ella no era médica, así que rápidamente
avisaron por megafonía si había algún médico en el avión. Por suerte había
uno. El médico atendió a Julia y ésta se puso mejor, podía respirar, pero su
cara seguía muy hinchada.
En cuanto aterrizaron en ¡París!, fueron directos al hospital que había
en el aeropuerto. Los médicos la atendieron y le pusieron una inyección que
provocó que Julia se encontrara mejor, aunque le dolía un poco el culete.
Esa noche se quedarían en un hostal a dormir. Cuando llegaron allí,
Julia y Leo se fueron a una piscina enorme a bañarse un rato, pero con tan
mala suerte que había varias abejas revoloteando por el agua. Cuando Leo se
dio un chapuzón todas las abejas fueron directas hacia él. Le picaron por
todo el cuerpo y tuvieron que llamar a los servicios de emergencias y le
aliviaron el dolor con “Aloe Vera” y se le pasó.
4
Julia aún tenía la cara un poco hinchada por la tarta de chocolate, así
que como vio que Leo se había curado con aloe vera, se echó por toda la cara
y poco a poco se le fue pasando.
Su familia se puso muy contenta, durmieron plácidamente en el hotel
y a la mañana siguiente fueron al aeropuerto a ver si había algún vuelo a
Edimburgo. Tuvieron mucha suerte, pues había uno en dos horas. Fueron
corriendo al hostal a por las maletas y volvieron al aeropuerto a tiempo de
coger el avión.
Esta vez tuvieron mucho cuidado de no equivocarse de avión y de que
Julia no comiera chocolate.
Cuando el avión despegó, Leo tenía mucho vértigo. Llamó a la azafata
y ésta le tranquilizó. Julia se rió de él tapándose la boca para que no la
descubriera. Mientras se estaban peleando, miraron por la ventana y vieron
que estaban aterrizando, pero el piloto se durmió y el avión se tambaleó
hasta que el copiloto tomó el control y se pudo evitar una desgracia.
Cuando el avión aterrizó, toda la tripulación le dio las gracias al
copiloto. Por fin habían llegado al lugar correcto, Edimburgo. Fueron a coger
sus maletas para irse al hotel que habían reservado, pero a Julia se le cayó
una a un gran charco de barro, pues en esa ciudad el tiempo siempre está
5
revuelto y llueve mucho. Leo empezó a reírse de ella, pero finalmente la
ayudó a limpiar su maleta.
Se dirigieron al hotel y estaban muertos de hambre, con lo cual
fueron al restaurante para comer algo. Pidieron para comer arroz tres
delicias y de postre un pastel de arándanos con nata y fresas con plátano
troceado con naranjas.
A la mañana siguiente, se despertaron muy animados gritando:
- ¡A desayunarrrrrrrr!
- No gritéis. Les regañó el padre. – Pues hay un bebé en la
habitación de al lado.
Después del desayuno, fueron a vestirse para salir a pasear por la
ciudad escocesa. Julia no tenía ropa limpia, pues se le había ensuciado con el
charco de barro, así que se puso un vestido de su madre. Era un poco feo,
pues parecía un payaso lleno de tomates reventados. Leo reía a carcajadas y
Julia se enfadó muchísimo. La madre decidió que Leo se quedaría castigado
sin ir al cine a ver una película de estreno después de visitar la ciudad. El
resto de la familia disfrutó de un día pasado por agua mientras en el
ambiente se escuchaba hablar inglés y la gaita escocesa de fondo.
A la mañana siguiente, se despertaron con muchas ganas de seguir
disfrutando de la ciudad. Miraron por la ventana y vieron que hacía un día
precioso para pasear. Bajaron a desayunar y después salieron. Vieron la calle
más importante de Edimburgo, Royal Mile o La Milla de Oro. También
visitaron el castillo, que era impresionante y al salir pasearon por el parque
que rodea el castillo que se llama Princess Gardens y vieron un reloj hecho
6
de flores. Leo, Julia y sus padres continuaron paseando y fueron a un
quiosco.
Allí compraron unos periódicos para leer un poco en inglés y conocer
todas las noticias que pasaban en el país en ese momento. Después de todo
el día dando vueltas, estaban muy cansados y decidieron irse al hotel.
Estaban muertos de hambre y se pidieron para cenar tortilla francesa y se
fueron a la cama.
El segundo día de su viaje fue aún más emocionante. Primero, fueron a
ver al cine una de sus películas favoritas “Hotel Transilvania” y lo pasaron
muy bien.
Edimburgo es una ciudad
tenebrosa, pues hay varios
cementerios en mitad de la ciudad con
historias pasadas que dan mucho
miedo. Por ese motivo, Julia y Leo,
junto con sus padres decidieron ir al
cementario Greyfriars. Allí, visitaron
la tumba de John Grey y la de su perro
Bobby, un perrito fiel que cuidó de la
tumba de su dueño durante 40 años.
Como reconocimiento a esa lealtad, decidieron enterrarlo donde había vivido
tanto tiempo.
7
Luego, fueron al parque a pasear, pero resulta que había un ladrón
merodeando por allí y le robó la cartera al padre de Leo y Julia. Corrieron
tras él lo más rápido que pudieron, pero tuvieron buena suerte, pues se
encontraban cerca de la comisaría de policía y ésta pidió refuerzos para
atrapar al ladrón.
Después de una gran persecución por todo el centro de la ciudad, el
ladrón fue atrapado y el papá pudo conseguir la cartera. Volvieron al hotel
para descansar, pues al día siguiente querían seguir paseando. Así lo
hicieron, cuando se despertaron fueron a andar un poco y más tarde vieron
un parque acuático con animales de todo tipo como tortugas, leones marinos,
etc. y fueron a ponerse los bañadores. Disfrutaron muchísimo, incluso los
monitores del parque les dejaron echarse fotos con los animales. También
había una piscina con delfines, carpas, etc.
De pronto, un incendió alarmó a todos y por los altavoces decían:
- ¡Corred! ¡Corred! Dirigíos a la puerta de entrada donde os esperan
taxis.
Leo rescató a un niño pequeño por los pelos y todo el mundo exclamó:
- ¡Hip hip hip hurra! ¡Hip hip hip hurra!
Cuando los bomberos llegaron a sofocar el fuego, se fueron al hotel a
descansar, pues se habían llevado un gran susto. Eso no permitiría que se
destrozasen sus vacaciones, así que decidieron seguir indagando en esta
magnífica ciudad. Fueron a un zoo y vieron muchos animales: monos, pájaros,
etc.
8
Allí conocieron un niño español que vivía en Edimburgo. Éste les invitó
a su casa y cuando llegaron allí se quedaron asombrados, pues tenía una casa
enorme y muy bonita. El niño era tremendamente rico y tenía muchos
juguetes.
Fue un día muy divertido, pues su nuevo amigo les enseñó a hablar un
poco en inglés y les mostró muchas cosas de Edimburgo que aún no conocían.
Mientras estaban jugando, Julia se dio cuenta de que se le había
olvidado su mochila en el zoo. Cuando volvieron, vieron que ¡un mono tenía su
mochila! Intentaron quitársela, pero nada. Buscaron a la directora del zoo
para solucionar el problema y por fin el mono le devolvió la mochila a Julia.
Cuando terminaron, se dirigieron al hotel, pero con tan mala suerte de
que Leo se despistó un momento y se perdió. Todos lo buscaban muy
alarmados hasta que dieron con él. ¡Menudo día!
A la mañana siguiente, desayunaron churros con chocolate caliente en
una cafetería. Decidieron ir a un parque de atracciones que habían abierto,
pues era la fiesta nacional de Escocia y había muchos festivales.
Leo se subió en la noria, pero Julia no, pues le daba mucho vértigo.
Después, fueron a comer un kebab en un puesto de la feria. ¡Pasaron un día
realmente divertido!
9
Por la mañana, decidieron ir a hacer un poco de deporte. Fueron a la
montaña Hollyrood y estuvieron andando durante dos o tres horas hasta
que llegaron al nacimiento de un río. Allí había arañas venenosas. Una de
ellas estuvo a punto de picarle a Leo, pero Julia lo evitó. ¡Son buenos
hermanos!
Después de la caminata estaban muertos de hambre, se fueron a un
bar cercano y Julia pidió sopa de pollo. Leo pidió espaguetis con tomate y de
postre un yogur, pero se le atragantó un espagueti y no podía respirar. Julia
lo cogió de la barriga y le apretó bien fuerte para que saliera el espagueti.
¡Menos mal que pudo salir!
Julia, debido al esfuerzo, se tiró un pedo fuerte y le dio mucha
vergüenza, así que se fueron al hotel.
Cuando despertaron a la mañana siguiente se dieron cuenta de que no
estaban en su casa y que aquel lugar era extraño para ellos. Julia y Leo
estaban muy asustados porque no encontraban a sus padres. Comenzaron a
buscarlos por todas partes y al final de un enorme pasillo apareció ante ellos
una puerta. Julia y Leo creían que había un misterio. Abrieron con cuidado y
encontraron montones de juguetes con los nombres de todos los niños:
Adrián, Francisco, Helio, Marta, Kevin, Pedro, Jorge, etc. y hasta uno que
ponía para la seño Sonia de 3ºC ¡No se lo podían creer! Pero habían
descubierto el taller de Papá Noel. ¡Había miles, miles, miles de juguetes!
10
Cuando salieron escucharon unas voces muy extrañas. Venían de una
puerta. La abrieron y estaba todo oscuro, se escucharon gritos y decidieron
bajar a un sótano. Leo estaba aterrorizado y dijo:
- Julia, ¡vámonos! Tengo mucho miedo.
- ¡Correo Leo! ¡nos están persiguiendo! ¡Corre!
Salieron a toda prisa de aquella habitación tan oscura y siniestra,
pero ¡no encontraban la puerta! Había sangre por todas partes.
- ¡Ahhhh! ¡Socorro! Gritó Julia.
Cuando Leo quiso buscar a su hermana, ¡no estaba! ¡La habían
atrapado! Leo estaba solo y muy asustado. De repente, notó que algo le
tocaba por el hombro, ¡era un vampiro!
Julia pudo escapar, cogió a Leo del brazo y se fueron directos a la
salida sin mirar atrás. Salieron por una puerta que daba a un bosque lleno de
árboles muy altos. Al salir, se encontraron con una serpiente gigantesca más
grande que Julia y huyeron despavoridos. Por suerte, sus padres iban dando
un rodeo por allí con el coche buscándolos y Julia y Leo se subieron al coche
para resguardarse de la serpiente.
Sus padres estaban muy enfadados pues habían desaparecido durante
horas sin decir donde iban, con lo cual los castigaron.
11
Leo no quería cumplir el castigo, así que su padre se enfadó mucho
más y no pudo ir al cine a ver la película “El origen de los guardianes”.
Cuando salieron del cine, Julia tuvo la mala suerte de tropezarse y se
rompió una pierna. Se fueron al hospital rápidamente.
Las cosas no iban muy bien cuando de pronto aparecieron unos
monstruos y el jefe de los monstruos se comió a Julia y a Leo. A Leo se le
ocurrió una idea:
- Podríamos pegarle en el corazón al monstruo y salir de aquí.
Así lo hicieron y consiguieron salir. Por su hazaña, los nombraron
superhéroes de Edimburgo.
Estaban muy felices, pero Julia aún no se había recuperado de su
pierna y tuvo que permanecer en el hospital bastantes días. Cuando salió del
hospital, toda su familia la recibió con una gran fiesta y pudieron continuar
con sus vacaciones.
Un amigo de los niños estaba pasando sus vacaciones también en
Edimburgo y dio la casualidad que se lo encontró mientras paseaban. Se
llamaba Pablo, les dio mucha alegría verle. Fueron a su hotel y jugaron al
pilla – pilla, al escondite y a las canicas y se lo pasaron pipa jugando todos
juntos como buenos amigos.
Después de comer fueron andando al bosque donde había un río con
peces. Jugaron a tirar palos al río y a ver quién llegaba más lejos. Luego
hicieron senderismo y se encontraron a un jabalí.
El jabalí corrió detrás de Julia, pero recordó que se había roto la
pierna y Leo la salvó.
- Uff, por poco… dijo Julia.
Después un leopardo del zoo de Edimburgo se escapó y corrió detrás
de ellos, hasta que mordió a Leo. Julia no podía correr, así que se cayó al
suelo. Finalmente pudieron escapar del leopardo y fueron a ver el castillo de
Edimburgo. Allí había un perro abandonado, decidieron cogerlo y ponerle el
nombre de Laika.
- ¡Qué nombre más bonito! Dijeron Leo y Julia.
12
Ese día, tenían que volver a casa por lo que se dieron prisa para volver
al hotel. De vuelta al hotel pasaron delante del aquarium y decidieron
entrar. Ahí vieron tiburones, mantas y otros habitantes del océano y se
olvidaron por completo del tiempo. Cuando salieron del aquarium se
percataron de que habían perdido el vuelo.
Tuvieron que quedarse dos o tres días y lo pasaron muy mal porque ya
no tenían dinero y a uno de ellos se le ocurrió ir a pedir trabajo a un bar
cercano. Pudieron ahorrar algo de dinero para comer y sacar los billetes.
Después de un largo e intenso viaje, la familia por fin volvería a casa.
Lo que no se imaginaban era que aún les quedaba una aventura más que
sufrir.
Cuando estaban en el aeropuerto, Julia y Leo estaban muy nerviosos,
pues la última vez que montaron en avión fue un auténtico desastre.
Mientras esperaban para embarcar recordaron todo lo que habían
vivido durante estas vacaciones, a todas las personas que habían conocido y
todo lo que habían aprendido en Edimburgo.
Había sido un viaje espectacular y emocionante que jamás podrían
olvidar.
13
Cuando estaban absortos en sus pensamientos, la azafata los llamó
para embarcar, les pidió la documentación, pero al llegar el turno de Leo ¡no
la tenía! ¿Dónde habrá metido su carnet de identidad?
De repente, se le ocurrió que tal vez se le podía haber caído cuando
fue a hacer pipí en el baño. Fue corriendo y ¿os imagináis dónde estaba el
carnet? ¡Dentro del váter!
Julia al ver a su hermano en esa situación no podía parar de reír, pero
fue consciente de que si no cogían el carnet, no podrían volver a casa. Con
mucho coraje, metió la mano y ¡lo consiguió! Aunque el carnet estaba un poco
pasado por agua y… por pipí.
Tan veloces como pudieron, consiguieron pasar por la puerta de
embarque y acceder al avión que les llevaría a casa, un pequeño pueblo en el
poniente almeriense (El Ejido). Atrás dejaban un mes lleno de sensaciones y
aventuras.
Finalmente, llegaron a su pueblo, pero echando de menos una de las
ciudades con más encanto de Europa.
Adiós Edimburgo, te echaremos de menos.
14
AUTORES Y AUTORAS
Andrea Becerra Santiago
Jorge Cantón Martínez
Luis Cara Nikishin
Jesus Carreño Villegas
Carlos Castillo Torcuato
Daniel Lirola Samorukov
Jorge López Fernández
Paula Martín Ruiz
Lucía Moreno Morales
Silvia Morón Mateo
Marta Oliver Ramírez
Laura Palmero Moreno
Andrea Ramírez Gómez
Ángeles Ramos García
Adrián Robles Marte
Paula Ruiz Codina
Eva Ruiz Olea
Kevin Salmerón Morozova
José Manuel Sánchez Echeverría
Francisco Serrano Yebra
David Téllez Sánchez
Pedro Teruel Egea
Laisa Tipantaci Chisaguano
Adrián Valverde Manzano
Helio Vega Fernández
Francisco Javier Villacreces Filonov
Maestra: Sonia Sánchez Barranco