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162 Balance actual de los estudios sobre Historia de la tecnología en México Humberto Morales Moreno * Resumen El objetivo de esta comunicación es mostrar un balance historiográfico sobre la producción científica en el campo de la historia de la tecnología en México. Después de la 2ª Guerra Mundial entramos de lleno ya en una “era tecnológi- ca”. Para Kranzberg esto significaba estar conscientes de que la tecnología se ha convertido en una gran fuerza devastadora, al mismo tiempo que creativa, en el siglo xx. Significaba también reconocer la importancia de la tecnología en las cuestiones humanas; que forma parte de nuestra vida cotidiana en una me- dida siempre creciente; que no es un factor local o limitado, sino que abarca a todos los hombres en todas partes “y está relacionada íntimamente con casi to- das las actitudes humanas”. “El corto siglo xx muestra con claridad que en las siguientes áreas la tecnología jugó un papel muy importante: tecnología de ali- mentos, urbanismo, transporte terrestre, transporte marítimo, aeronáutica, navegación, imprenta y papel, la comunicación eléctrica, la fotografía y la cinematografía, los orde- nadores, la medicina y la sanidad pública, la tecnología militar: la guerra en tierra, la guerra en mar, la guerra aérea; la tecnología en el hogar. Palabras clave: Historia, Tecnología, Tecno-Ciencia. Historiografía. México. Abstract This article aims to show a short résumé on the scientific production in the field of the history of technology in Mexico. Aſter World War 2, we have ente- red completely in a “technological era”. For Kranzberg this meant to be cons- cious that technology has become a great devastating force, at the same a very creative stream, in late century xx. It also meant to recognize the importance of technology in the many human activities; our daily life in an always increa- sing measurement; it is not a local or limited factor, but that includes all the men everywhere, “and is related intimately to almost all the human aitudes”. “Short 20th century shows with clarity that in the following areas the techno- logy played a very important role: food technology, urbanism, terrestrial transport, marine transport, aeronautics, navigation, paper production, the electrical communica- tion, photography and cinematography, computers, medicine and public health, militar technology: ground war, see and air war; and finally, technology at home. Key Words: History, Technology, Tecno-Science, Historiography, Mexico. I. Una breve Historia de la Historiografía de la Tecnología Cuando en 1958 nació la “Society for the History of Technology,” se plantea- ba la preocupación que incluía no sólo recuperar la historia de los aparatos y * Centro de Investigación de Historia Económica y Social FFYL-BUAP

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Balance actual de los estudios sobre Historia de la tecnología en México

Humberto Morales Moreno*

ResumenEl objetivo de esta comunicación es mostrar un balance historiográfico sobre la producción científica en el campo de la historia de la tecnología en México. Después de la 2ª Guerra Mundial entramos de lleno ya en una “era tecnológi-ca”. Para Kranzberg esto significaba estar conscientes de que la tecnología se ha convertido en una gran fuerza devastadora, al mismo tiempo que creativa, en el siglo xx. Significaba también reconocer la importancia de la tecnología en las cuestiones humanas; que forma parte de nuestra vida cotidiana en una me-dida siempre creciente; que no es un factor local o limitado, sino que abarca a todos los hombres en todas partes “y está relacionada íntimamente con casi to-das las actitudes humanas”. “El corto siglo xx muestra con claridad que en las siguientes áreas la tecnología jugó un papel muy importante: tecnología de ali-mentos, urbanismo, transporte terrestre, transporte marítimo, aeronáutica, navegación, imprenta y papel, la comunicación eléctrica, la fotografía y la cinematografía, los orde-nadores, la medicina y la sanidad pública, la tecnología militar: la guerra en tierra, la guerra en mar, la guerra aérea; la tecnología en el hogar.

Palabras clave: Historia, Tecnología, Tecno-Ciencia. Historiografía. México.

AbstractThis article aims to show a short résumé on the scientific production in the field of the history of technology in Mexico. After World War 2, we have ente-red completely in a “technological era”. For Kranzberg this meant to be cons-cious that technology has become a great devastating force, at the same a very creative stream, in late century xx. It also meant to recognize the importance of technology in the many human activities; our daily life in an always increa-sing measurement; it is not a local or limited factor, but that includes all the men everywhere, “and is related intimately to almost all the human attitudes”. “Short 20th century shows with clarity that in the following areas the techno-logy played a very important role: food technology, urbanism, terrestrial transport, marine transport, aeronautics, navigation, paper production, the electrical communica-tion, photography and cinematography, computers, medicine and public health, militar technology: ground war, see and air war; and finally, technology at home.

Key Words: History, Technology, Tecno-Science, Historiography, Mexico.

I. Una breve Historia de la Historiografía de la TecnologíaCuando en 1958 nació la “Society for the History of Technology,” se plantea-ba la preocupación que incluía no sólo recuperar la historia de los aparatos y

* Centro de Investigación de Historia Económica y Social FFYL-BUAP

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los procesos tecnológicos, sino los vínculos que existen entre la tecnología y la ciencia, con la política, el cambio social, la economía, las artes y las humani-dades. Dentro de esta sociedad se reunían: el ingeniero, el científico, el indus-trial, el sociólogo y el humanista para promover el estudio y la interpretación de los procesos de evolución que son de interés y preocupación de todos en su conjunto. El ingeniero era convocado por la “Sociedad” porque él debía com-prender que sus actividades afectaban a todos los elementos de nuestra cultura, que un puente o el teléfono debían satisfacer necesidades económicas y socia-les, poseen valores estéticos y culturales, así como elementos tecnológicos. En el caso de los sociólogos y humanistas, estos no podían quedarse al margen de las influencias tecnológicas en la sociedad y en el individuo, por lo que debían asimilar un conocimiento básico acerca de cómo llegaron a surgir estos dispo-sitivos técnicos y cómo funcionan.

Todo esto nos llevó a estar conscientes de que después de la 2ª Guerra Mun-dial vivíamos ya en una “era tecnológica”. Para Kranzberg esto significa estar conscientes de que la tecnología se ha convertido en una gran fuerza devasta-dora, al mismo tiempo que creativa, en el siglo xx. Esta toma de conciencia sig-nifica reconocer la importancia de la tecnología en las cuestiones humanas; que forma parte de nuestra vida cotidiana en una medida siempre creciente; que no es un factor local o limitado, sino que abarca a todos los hombres en todas partes “y está relacionada íntimamente con casi todas las actitudes humanas”.

La primera mitad del siglo xx muestra con claridad que en las siguientes áreas la tecnología jugó un papel muy importante: tecnología de alimentos, urba-nismo, transporte terrestre, transporte marítimo, aeronáutica, navegación, imprenta y papel, la comunicación eléctrica, la fotografía y la cinematografía, los ordenadores, la medicina y la sanidad pública, la tecnología militar: la guerra en tierra, la guerra en mar, la guerra aérea; la tecnología en el hogar. A partir de 1945, el desarrollo tec-nológico se basa en el conocimiento, a diferencia de las revoluciones científicas anteriores, que se fundamentaron en el vapor y las comunicaciones. De tal for-ma que la ciencia y la tecnología asumen un carácter globalizador y unificador, respondiendo a la planeación estratégica de los conglomerados transnacionales.

1. Comprar materias primas a precios baratos en cualquier parte del mundo. 2. Producir en países con mano de obra barata. 3. Vender en los mercados más rentables.1

4. En la era global después de 1980, la producción flexible nos lleva a la economía del conocimiento donde se vende lo que se produce con anticipación y con están-dares de valor agregado elevados.

A finales de la tercera Revolución Industrial que se puso en marcha desde 1945, un aspecto es claro, ésta se cimentó sobre las denominadas nuevas tec-nologías: comunicaciones, bio- tecnología, robótica, microelectrónica, aspectos que originaron el comentario del Premio Nobel de Economía, Hobert Simon, sobre la ciencia de lo artificial. En efecto, la revolución del conocimiento se ca-racteriza porque se trata de nuevos descubrimientos científicos que se centran en los procesos más que en los productos. La materia prima de esta revolución

1 Díaz Muller, Luis, Derecho de la ciencia y la tecnología del desarrollo, México, Porrúa, 1995 p. 14

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tecnológica es la información, y los agentes de los que se vale son la microelec-trónica y la informática.2

El cambio tecnológico de hecho es un verdadero sistema científico-tecnoló-gico- industrial, del que se benefician principalmente los países industrializa-dos, que recurren a su superioridad en la posesión de este conocimiento. Así, los grandes avances científicos se desarrollan en un mundo cada día más unifi-cado económicamente y más interdependiente políticamente.3 Estamos en los umbrales de un mundo sin fronteras.

De los comentarios precedentes, como podemos observar, el estudio de la Historia de la Tecnología está en parte encaminado a superar esa mentalidad popular que la considera simplemente como una narrativa cronológica de in-ventores y sus aparatos. Sin duda, éstos también tienen una historia particular: en el siglo xviii no conseguían fácilmente un reconocimiento especial por sus contribuciones. Así que la Historia de la Tecnología anterior es anónima y sólo se recuerdan a los hombres destacados. Por el contrario, el inventor del siglo xix que se enfrenta a las fuerzas de la naturaleza, en un mundo de confusión, para revertir a la humanidad los beneficios de la tecnología, se vuelve un héroe. De ahí que las sociedades industriales recompensen y protejan a los innovadores tecnológicos. A estos, se les otorgan patentes, y con ello al individualizarse la innovación tecnológica, se borran sus asociaciones con los artefactos existentes.

El término “invención” designa el momento más espectacular de una creación técnica, Pero el antes y después de la invención, generalmente olvidado, es nece-sario repensarlo debido a que la importancia de la invención puede ser apreciada según: su novedad; su ingeniosidad y el esfuerzo tenaz y perseverante del autor; su impacto social, según una o varias de las significaciones particulares de este término genérico: económico, político, social, cultural. Según Georges Basalla la Historia de la Tecnología es una disciplina que estudia la invención, producción y usos de objetos materiales.4 Por lo que el historiador de cualquier especialidad de la técnica deberá familiarizarse con la literatura de las patentes y con todo tipo de ramificaciones industriales y comerciales, así como con los problemas legales de su registro y divulgación, que tal vez preocuparán al historiador de la ciencia.

En países en vías de desarrollo, el problema científico y tecnológico no es un asunto nuevo. Desde 1963 el interés por desarrollar ambos aspectos llevó a organizar en Ginebra la primera gran conferencia sobre la aplicación de la cien-cia y la tecnología para el desarrollo. Ocho años después, las Naciones Uni-das a través del Comité Asesor relacionado con este asunto dieron a conocer un “Plan de Acción Mundial para la Aplicación de la Ciencia y la Tecnología al Desarrollo”; poco tiempo después aparecieron, en consulta con organismos re-gionales, planes de acción referentes a América Latina, Asia Occidental, África y el Pacífico. Finalmente, en 1979 se urdió en Viena la “Conferencia de las Na-ciones Unidas para la Aplicación de la Ciencia y la Tecnología al Desarrollo”. El resultado de estos estímulos a la ciencia y a la tecnología tuvo respuesta en algunos países, organizando y coordinando esfuerzos en pro de su divulga-ción y enseñanza.

En México, desde 1964, dentro de las discusiones de la “Academia de la In-vestigación Científica”, los argumentos que avalaban estas políticas de desarro-llo partían del hecho que, si bien era cierto que los valores positivos que toda

2 Ibid., pp. 6-7.3 Ibid., p. 9.4 Basalla, Georges. La evolución de la tecnología, México, Conaculta, 1991.

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investigación científica y tecnológica representaban desde el punto de vista económico, cultural y de seguridad nacional, también era cierto que la princi-pal explicación del crecimiento de la economía “lo daba precisamente el volu-men de recursos dedicados a la investigación y a la educación, tanto o más que el capital aplicado y la mano de obra empleada”.5 Para la comunidad científi-ca mexicana, aunados a los esfuerzos de economistas, sociólogos y politólogos, era urgente dar un nuevo impulso a la ciencia y a la tecnología, por lo que se planeó la creación de un organismo encargado de vincular estas áreas con las necesidades presentes y previsibles de la sociedad. Así nació en 1970, el Con-sejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología (CONACYT).

Algunos países no lograron despojarse de su visión todavía decimonónica, en el sentido de que la ciencia es una actividad de prestigio que merece impulsarse por sí misma, sin mayor relación con su aplicación práctica. Otros países consi-deraron poco menos que inútil estimular la investigación tecnológica impidien-do con ello transformar y modernizar la industria, sobre todo en América Latina y en algunos países de Asia. Tal y como se había diseñado la estrategia de desa-rrollo dentro de un nuevo orden económico internacional, todo parecía indicar que esta propuesta se reducía a exigir que los países industrializados transfirie-ran tecnología a los países en desarrollo. Sin embargo los trastornos financieros provocados por la crisis petrolera de los años ochenta impidieron cualquier tipo de transferencia masiva de recursos, por lo que estos países quedaron a merced de sus propios medios y posibilidades en materia de promoción de la ciencia y la tecnología. Esta dependencia del extranjero provocó que las innovaciones tec-nológicas ahondaran la dependencia y la subordinación de unos por otros.

En los umbrales del siglo xix, la reorganización mundial basada en la globa-lización y la interdependencia política, han provocado cambios científico- tecno-lógicos. Entre ellos, la revolución de las comunicaciones (informática, robótica, fax, teléfono, fibras ópticas), de la bio- tecnología, de la genética y de la nue-va organización de las empresas.6 El efecto de estos intereses ha modificado las formas de organizar la investigación, porque ésta aparece orientada hacia la producción y la competitividad. Ante esta situación tan desventajosa para países que no han podido desarrollarse industrialmente, el peligro que repre-senta la mercantilización y la industrialización de la ciencia, así como el control de los inventores por las grandes empresas transnacionales a través de sus labo-ratorios de investigación industrial, el panorama no puede ser más desolador.

La ciencia y la tecnología como objeto de las especulaciones filosóficas es un asunto que aparece ya desde hace mucho tiempo. A partir de lo contradic-torio que resulta el beneficio y las nefastas consecuencias del progreso ocasio-nado por el avance de la ciencia y de la tecnología, sus repercusiones sociales no siempre han sido benéficas para todos los sectores de la población. Lo cier-to es que el impacto profundo de los alcances científicos y tecnológicos, en el mundo en que vivimos, han ocasionado problemas que debemos intentar re-solver. Estos deben ser identificados desde su génesis; enfocándolos histórica-mente “para percibir lo que hay en ellos de viejo y lo que tienen de nuevo”.7

5 Urquidi, Víctor L., “Ciencia, Tecnología y Sociedad”, Memorias del 1º Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, México, Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, 1989. Vol. 1 p. 73

6 Díaz Muller, Luis, op. cit., p. 27 Beltrán, Enrique. “Ciencia, Tecnología y Sociedad”, Anales de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, México,

Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, nº 3, 1972, pp. 17-91.

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Pero estos objetos de estudio deben investigarse dentro de las relaciones so-cioeconómicas que los originan, porque si los presentamos aisladamente, pro-bablemente los despojemos de su esencia. Es tan grande la repercusión de la ciencia y de la tecnología en nuestra época que los recientes descubrimientos en los dos campos han engendrado problemas éticos para los cuales se nom-bran comisiones y se consulta la opinión de expertos.8

En el caso concreto de la tecnología en los países desarrollados, es claro que las innovaciones tecnológicas ahondan la dependencia y la subordinación de los menos por estos. Si la finalidad de la tecnología es la búsqueda de una ver-dad útil, “sería necesario analizar en profundidad la investigación tecnológica y las formulaciones políticas que decidieron su establecimiento y desarrollo”.9 El vínculo entre tecnología- industria- ciencia, a pesar de que aparece de una manera directa, tiene que pasar por un filtro social que es en donde se sitúan las instancias axiológicas y éticas que actúan como conciencia social, aunque no puedan intervenir de una manera moral, ya que “tratar de encontrar juicios o reglas no pueden, de forma alguna, ser científicos o técnicos.

Además, esperar de las ciencias o de las técnicas que se autolimiten delante de juicios o reglas extrañas a ellas es utopía”.10 Es tal la influencia de la energía nuclear, la computación, la electrónica o la genética en las actividades huma-nas, que juzgarlas peligrosas para la humanidad sería renunciar a vivir en el mundo contemporáneo, además de que los propios problemas que genera la ciencia y la tecnología sólo pueden ser resueltos por ellas mismas.

II. Un balance historiográfico para MéxicoDel conocimiento y la comprensión de la realidad tecnológica y científica del país depende el diseño de la estrategia que deberemos seguir hacia el futuro que se vislumbra. Después de cuando menos una década de investigación his-tórica en cuanto a la ciencia y a la tecnología mexicanas, Elías Trabulse escribió certeramente que “podemos olvidar el pasado científico y tecnológico de Mé-xico, lo que no podemos hacer es negarlo”. En efecto, después de los primeros trabajos publicados en 5 volúmenes con las ponencias ahí presentadas, a raíz del “Primer Coloquio Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología”, cuyo Comité Organizador estuvo conformado entre otros por Eli de Gortari, M. Maldonado Koerdel, Modesto Bargalló, Edmundo O´Gorman, José Miranda, aparecieron libros como el de Eli de Gortari, La ciencia en la historia de México.

La consecuencia natural de esta reunión de especialistas fue la creación de la Sociedad Mexicana de Historiadores de la Ciencia y de la Tecnología (SMHCT). La preocupación fundamental de los dirigentes de esta comunidad científica fue que ésta no se volviera solamente una “reunión de amantes de la Historia de la Ciencia”. Para ello, habría que tener claridad respecto a “las finalidades de la His-toria de la Ciencia” y de cómo ésta podría contribuir a hacer “la historia de los diferentes campos de las ciencias en nuestro país, parte fundamental de su his-toria, por lo general todavía ignorada”.

En el trabajo de 1912 de Porfirio Parra, “La ciencia en México”, aparece la preocupación por indagar en ese pasado de la cultura mexicana; por los hom-bres y las instituciones que habían dado cuerpo a las políticas educativas del

8 Camacho, Luis A.,“Ética y axiología de la tecnología”, Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecnología, México, 6:1, 1989, p.8

9 Vargas, Milton, “El logos de la técnica”, Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de la Tecno-logía, México, 6:1, 1989, p.27

10 Ibidem.

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México porfirista, con lo que Parra inició una revisión exhaustiva de los ele-mentos que le permitirían fundamentar el progreso alcanzado por el país, que dibujaban los científicos con el título La evolución social de México.

Tuvieron que pasar muchos años para que con el título de “La ciencia en la Historia de México”, se planteara que “el estudio del desenvolvimiento científi-co de México, tiene el enorme interés de servir para poner de relieve la historia mexicana de una de las actividades de mayor importancia en nuestro tiempo, a la vez que permite esclarecer varios hechos destacados de la historia social de México”. Por otra parte, presentar este panorama histórico de la ciencia pre-tendía dar a conocer el arraigo de las tradiciones científicas y “establecer con mayor firmeza las bases científicas en nuestro pueblo y para establecer con ma-yor firmeza las bases del impulso en grande que es necesario impartir ahora a la investigación científica en México, con vistas a elevar nuestro desarrollo cul-tural y poder satisfacer mejor las numerosas necesidades que plantea nuestro desenvolvimiento económico y social”.

Las bases para poder desarrollar esta disciplina en México fueron sentadas por Elí de Gortari desde 1946, cuando en el “Seminario de Filosofía en México” se planteó el estudio de este tema. Dos años después, ya es posible estructurar un cuadro general de la ciencia mexicana, iniciando con los estudios sobre Alzate y Gabino Barreda, que permiten fundar la cátedra de Historia de la Ciencia en México tanto en la Facultad de Filosofía y Letras como en la Escuela Normal Superior y el Instituto Politécnico Nacional. De 1951 a 1963, los estudios sobre la ciencia en México se desarrollaron en el Centro de Estudios Filosóficos de la UNAM. Cuando se organizó el “Primer Coloquio Mexicano de Historia de la Ciencia”, los nacio-nales que incursionaban en este campo de investigación y docencia eran perso-nas provenientes de otras disciplinas, sin grado alguno precisamente en historia o filosofía de la ciencia. Pero con el Coloquio, el viejo proyecto de empezar el es-tudio sistemático del pasado científico y técnico mexicano y de organizar a los historiadores, tomaba forma, porque se pensaba en la profesionalización de esta disciplina, acompañándola de una amplia difusión, y con presencia en otros ám-bitos académicos. No obstante, ésta no se dio porque varios de los académicos más dinámicos y destacados murieron; no despertó entre los académicos herede-ros de la tradición, el interés deseado y por lo tanto el amateurismo prevaleció, pero sí generó una serie de reuniones dedicadas a temas específicos de la Histo-ria de la Ciencia y de la Tecnología mexicanas que fueron publicados posterior-mente en los “Anales de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología” entre 1965 y 1979. En cuanto al último punto señalado vale la pena aclarar que en 1962, Sarton señalaba que el aumento de los historiadores de la ciencia aficionados iba en aumento, así como el número de libros de divulgación, por lo que: “El historiador aficionado de la ciencia suele ser de una índole com-pletamente distinta. Puede ser, por ejemplo, un científico distinguido que ha lle-gado a concebir suficiente interés por la génesis, pero sin tener la menor idea de cómo se debe investigar el tema y sin tener conciencia siquiera de las fallas que comete. El triunfo alcanzado por él en otros órdenes y el hecho de que haya deja-do ya muy atrás la edad del aprendizaje, hacen difícil, si no imposible que llegue a dominar una nueva técnica. Por regla general le falta humildad de principiante y publica sus resultados históricos con seguridad ciega y fatua. Es ‘amateurismo’ en el peor sentido de la palabra”.11

11 Sarton, George. “Bases Científicas de la Historia de la Ciencia”, Ensayos de Historia de la Ciencia, México, UTEHA, 1968, pp. 54-55.

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Hace casi ya veinte años, un nuevo intento por reagrupar a los interesa-dos por los estudios históricos tomó forma con la creación de la “Sociedad Mexi-cana de Historiadores de la Ciencia y de la Tecnología”. Acorde con los cambios que se generaban mundialmente, y acorde también con la integración de acadé-micos formados fuera del país en este campo, por lo que ahora se presentaban nuevas condiciones para retomar el rescate y estudio de la tradición científica y tecnológica mexicanas. También el tan buscado interés por desarrollar cierta atracción de los científicos por este campo finalmente se logró, pues un crecido número de profesionales de todos los ramos del conocimiento se interesaron por los resultados de los trabajos de la Sociedad, sea por sus intereses culturales, pe-dagógicos o de complemento en su formación. Además, se contaba ya con un re-conocimiento internacional de la SMHCT. Entre sus objetivos estaba vincularse a otras instituciones mexicanas para empezar el rescate y la valoración del pasa-do científico y tecnológico del país. Con estas bases ya se podía avanzar con paso seguro a la institucionalización como disciplina científica.

En efecto, grosso modo, entre 1989-1996, diversos trabajos realizados por un cada vez más numeroso grupo de investigadores de todas las áreas, han en-contrado testimonios novedosos del quehacer científico mexicano en práctica-mente todas las etapas de la historia de México. Por eso, buena parte de sus estudios han centrado su interés en el análisis heurístico y hermenéutico de los testimonios científicos y tecnológicos. Además, una buena parte de los trabajos se concentran en estudios monográficos sobre biografías de sabios o institucio-nes científicas lo que ha permitido profundizar sobre la historia de la comuni-dad científica mexicana y de ahí han partido para adentrarse en los problemas epistemológicos que se derivan de ella. Sin embargo, se ha puesto mayor énfa-sis en llenar los huecos del conocimiento local, que en descifrar problemas de otras latitudes.12 “Cuando logremos tener un buen acopio de datos de carácter global enciclopédico, en relación con el país, debemos enfocar con amplitud y profundidad mayores cada una de las ciencias, con sus características peculia-res en México”.13

Actualmente el panorama aparece muy diferente al de hace treinta años, cuando se tenía por objetivo principal profesionalizar esta disciplina. Por una parte existe, según palabras de Juan José Saldaña, presidente de la SMHCT, pre-sencia de historiadores profesionales de la ciencia y de la tecnología, que han obtenido su posgrado en México o en el extranjero con tesis sobre este ramo; que se han formado específicamente en historia de las ciencias y que se dedi-can a la investigación y la enseñanza. En efecto, los congresos organizados por la SMHCT, muestran una gran actividad de diversos profesionistas que pre-sentan trabajos bajo el rubro de la Historia de la Ciencia y de la Tecnología. Sin embargo, los resultados obtenidos en los diferentes congresos organizados en México hasta 199614 muestran notoriamente las siguientes vertientes: buena parte de los trabajos privilegian las biografías de grandes personajes; persiste la ausencia de estudios regionales que permitan evaluar objetivamente el desarro-

12 Beltrán, Enrique, “La Historia de la Ciencia en México en los últimos cinco lustros (1963- 1988)”, Memorias del 1º Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología”, México, Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología, Vol. 1, 1989, pp. 79-100.

13 Idem.14 De acuerdo con el estudio de Alberto Soberanis, René de León y Rebeca García, con base en las memorias de los

cinco congresos de la SMHCT entre 1988-1996, tenemos que: de un total de 557 trabajos presentados 105 versan sobre un científico (18.85% del total), sobre alguna ciencia en particular el porcentaje más alto (36.26%), los trabajos generales sobre Historia de la Ciencia y de la Tecnología tienen un porcentaje intermedio (22.62%), los de comunidades científicas y sociedades representan el menor porcentaje (5.7%) y el resto representan el 16.57% (revistas científicas, educación, escuelas, universidades, museos y medios, etc.)

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llo científico y tecnológico mexicano;15 la notoria falta de estudios sobre la Histo-ria de la Tecnología;16 la limitada revisión de fuentes bibliográficas, hemerográficas y documentales científicas y tecnológicas; la heterogeneidad de los profesionistas que se dedican al estudio de estas disciplinas. De ahí la diversidad de concep-ciones con las que se abordan los temas referentes a estas áreas de estudio. (e. g., los médicos, los ingenieros, los sociólogos, los historiadores, economistas, matemáticos, geólogos, biólogos, etc.); la ausencia de objetivos claros que lle-ven a resultados concretos tanto en la Historia de la Ciencia como de la Tecno-logía (e.g., un geógrafo aborda el estudio de la historia de su disciplina desde el punto de vista del geógrafo y no del historiador de la ciencia. Lo que lleva a alejarse del objetivo principal de entender el desarrollo de la ciencia dentro del conjunto de las ciencias).

Finalmente vale la pena señalar que los trabajos presentados en estos cin-co congresos de 1988-1996 privilegian notoriamente el siglo xix,17 seguramente porque con la idea de fortalecer la idea de la existencia de una ciencia “peri-férica”, frente a la ciencia “metropolitana”, los argumentos podían encontrar mejor fundamento en el siglo xix. Empero, los resultados obtenidos en nuestro pequeño análisis estadístico, de ninguna manera pueden considerarse como ter-minados, pues nuestra intención no ha sido más que tener una referencia para poder explicar la necesidad de impulsar los estudios de posgrado que recupe-ren estas legítimas preocupaciones que surgieron desde 1962, cuando investiga-dores de la talla de Enrique Beltrán, José Joaquín Izquierdo, Modesto Bargalló, Elí de Gortari, levantaron la voz para combatir con las armas que tenían a la mano, la dependencia científica y tecnológica que ahora, a comienzos del nue-vo siglo, nuevamente se presenta de una manera virulenta.

Los últimos años han sido de mucha actividad para los que se dedican a este tipo de trabajos, pero a nuestro parecer todavía faltan investigaciones orientadas con miras más amplias si vemos que en el x Congreso de la SMH-CYT prevalecen tendencias historiográficas tradicionales. En dicho Congreso, de 66 ponencias presentadas, éstas correspondían a 19 temáticas, repartidas de la siguiente forma:

15 El número de ponencias que se presentaron provenientes de las diferentes regiones del país, pero que no nece-sariamente son trabajos sobre éstas, son los siguientes: Sinaloa 17; Michoacán 13; Puebla 12; Sonora 5; Jalisco 4; Hidalgo 3; Guanajuato y Yucatán 2; Baja California 1; muestra una muy baja participación (11.06% del total) respecto de los 557 trabajos presentados.

16 Los temas privilegiados en orden de importancia son: Medicina, Botánica, Minería, Biología, Química, Ingeniería, Agricultura y Física. En mucho menor porcentaje aparecen: Matemáticas, Veterinaria, Geotermia, Psicología, So-ciología, Astronomía, Meteorología, Espeleología, Geografía, Antropología, Filosofía y Medio Ambiente.

17 Después del siglo XIX se ha insistido en los siglos XVIII y XX, sobre el Siglo XVII, el XVI y el periodo prehispánico los estudios son escasos. Las explicaciones tienen que ver con la naturaleza de las fuentes de información. En el prehispánico las fuentes arqueológicas están bajo control estricto de arqueólogos al servicio del Estado, para los siglos XVI y XVII el fuerte desconocimiento del latín y griego antiguo, de la paleografía y en general de las técnicas de interpretación documental, provocan el reducido acceso a los archivos y bibliotecas especializados en estos periodos. Quizá Elías Trabulse sea un caso excepcional de un historiador que ha tenido acceso a este tipo de fuentes.

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X Congreso de la SMHCYT 2006(Temas predominantes en 66 ponencias)

Ciencia 25Personajes 19Medicina y Salud 12Tecnología 7Sociedad 7Educación 5Veterinaria 5Biogeografía 5Políticas Públicas 4Docencia Universitaria 4Medicina 3Formación de Investigadores 3Identidades 1Divulgación de la Ciencia 1Oficios 1Naturaleza 1Patrimonio Cultural 1Geografía 1Teoría de la Historia 1

Como se puede observar, la historia de la tecnología sigue siendo la gran asignatura pendiente en la historiografía mexicana.

Si observamos a los autores de estas 66 ponencias nos encontramos que con-forme a la siguiente tabla, el peso de los historiógrafos de la ciencia y de la tec-nología está concentrado en los directivos de la propia SMHCYT, por lo que la alarma entorno a la escasez de obras nuevas se dispara notablemente.

X Congreso de la SMHCYTAutores con más de una ponencia

Total ponencias: 66

No. de Autor Nombre No. de Ponencias 1. Jazmín Susana Álvarez 2 Alfredo Bueno Hernández 6 Alfredo Bueno Hernández Alfredo Bueno Hernández Bueno Hernández, Alfredo A. Bueno Hernández, Alfredo A. Bueno Hernández, Alfredo A. 1. Cruz Márquez, María Amanda 2 1. Ana M. Román C. 4 Ana M. Román C. Ana M. Román C. Ana M. Román C. 1. Bernal Sagahon, Miguel 2 Miguel Bernal Sagahón

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1. Bribiesca Escutia, Guadalupe 2 Guadalupe Bribiesca Escutia 1. Carlos Pérez Malváez 3 Carlos Pérez Malváez Carlos Pérez Malváez 1. 2 Rosalba Casas 1. Cervantes S., Juan M. 3 Cervantes S., Juan M. Cervantes S., Juan M. 1. Contreras Alvarado, Minerva 2 1. Minerva Contreras Alvarado 1. Cristian López M. 2 López M., Cristian 1. Dettmer, Jorge 2 Jorge Dettmer 1. Díaz Molina, Libertad 2 Libertad Díaz Molina 1. Gayosso Soriano, José Antonio 2 José Antonio Gayosso Soriano 1. Guadalupe Araceli Urbán Martínez 2 Urbán Martínez, Guadalupe Araceli 1. Gutiérrez Leal, Liliana Adela 2 Liliana Adela Gutiérrez Leal 1. Ismael Ledesma Mateos 4 Ismael Ledesma Mateos Ismael Ledesma Mateos Ismael Ledesma Mateos 1. Jorge Zacarías 2 Zacarías, Jorge 1. José Sabás Medina Retana 2 Medina Retana, José Sabás 1. Juan M. Cervantes 3 Juan M. Cervantes Juan M. Cervantes 1. Ledesma Mateos, Ismael 4 Ledesma Mateos, Ismael Ledesma Mateos, Ismael Ledesma Mateos, Ismael 1. Neri Vela, Rolando 2 Rolando Neri Vela 1. Ortega Ibarra, Carlos 2 Carlos Ortega Ibarra 1. Pérez Malvaéz, Carlos 3 Pérez Malváez, Carlos Pérez Malváez, Carlos 1. Ramírez Sevilla, Rosaura 2 Rosaura Ramírez Sevilla

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1. Román C., Ana M. 4 Román C., Ana M. Román C., Ana M. Román C., Ana M. 1. Saldaña, Juan José 14 Saldaña, Juan José Saldaña, Juan José Saldaña, Juan José Saldaña, Juan José Saldaña, Juan José Saldaña, Juan José Juan José Saldaña Juan José Saldaña Juan José Saldaña Juan José Saldaña Juan José Saldaña Juan José Saldaña Juan José Saldaña 1. Velázquez Camacho, Berta L. 2 Berta L. Velázquez 1. Moreno Corral Marco Arturo 2 Robles Galindo Rosario 2

Esto es, 31 autores dominaron casi el 50% del total de las ponencias pre-sentadas.

A nivel de obras impresas, resulta por demás preocupante que cuando Don Ramón Sánchez Flores publicó su Historia de la Tecnología y la invención en Mé-xico, (1980), sólo contamos con seis estudios de conjunto donde la Tecnología guarda un papel central. Se publicó el ensayo de Elí de Gortari Del saber y la técnica en el México antiguo, (1987), el de Teresa Rojas y William Sanders sobre la agricultura mexicana, Historia de la agricultura. Época Prehispánica siglo xvi, (1985), el de Victoria Novelo, Arqueología de la Industria en México, (sf) y ya más en concreto sobre la relación entre Industria y Tecnología, el de los Ingenieros Pablo Mulas del Pozo y Jesús Álvarez, Aspectos tecnológicos de la modernización industrial en México, (1995) y el debate reciente entre Tecnología, Arqueología Industrial e Historia Económica de Sergio Niccolai y Humberto Morales (eds), La Cultura Industrial mexicana, (2003) y finalmente, el resumen en forma de li-bro que publica Leonel Corona bajo el título de La tecnología, siglos xvi al xx, (2004) que más nos da cuenta de las enormes lagunas y carencias que la histo-ria de la tecnología mexicana nos presenta, que de sus resultados integradores.

Recientemente el Foro Consultivo Científico y Tecnológico de la Presidencia de la República publicó el libro La Tecnología Mexicana al servicio de la industria (2007), donde se da cuenta de los avances recientes de la investigación tecnoló-gica mexicana en relación directa con el desarrollo industrial. En 6 estados se documentaron casos de investigación aplicada, en 17 se documentaron desa-rrollos tecnológicos, destacando el Estado de México sobre la media nacional.

A manera de conclusión preliminar podríamos afirmar que la Historia de la Tecnología mexicana requiere un replanteamiento general de las tendencias de investigación y recopilación de fuentes que potencien una visión integra-

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dora de la “varia invención”, la innovación y la adaptación de tecnologías que han estado presentes y olvidadas a lo largo de nuestra historia. Las siguien-tes líneas de investigación se imponen como claves para fortalecer el futuro de esta disciplina en el contexto del posgrado y la investigación en centros y uni-versidades mexicanas.

Líneas de Investigación propuestas para el futurode la Historia de la Tecnología en México:

a) Las Patentes de Invención en México comparativamente con los EE.UU. 1830-1940.

b) Orígenes de la industrialización en México y América Latina. Un punto de vista del papel de la tecnología.

c) Los usos del vapor y del carbón mineral en México. La base energética del desarrollo económico: 1750-1940.

d) Historia de la educación tecnológica en México: 1842-1939.e) Rescate de Sitios Industriales Mexicanos: 1835-2007.f) Historia Tecnológica de los Ferrocarriles Mexicanos.g) Historia Tecnológica de la Industria Textil.h) Historia Tecnológica de la Minería.i) Historia Tecnológica de los Transportes en general.j) Historia Tecnológica del Petróleo.k) Historia y Filosofía de la Tecnología en México.l) Sociedades de inventores y tecnólogos mexicanos.

B I B L I O G R A F Í A

Academia de la Investigación Científica/Academia de Ingeniería, Aspectos tec-nológicos de la modernización industrial en México, México, FCE, 1995.

Álvarez de la Borda, Joel. Los orígenes de la Industria Petrolera en México: 1900-1925, México, Archivo Histórico de Petróleos Mexicanos, 2005.

Bargalló, Modesto. La Minería y la Metalurgia en la América Española durante la época colonial, México, FCE, 1955.

Corona Treviño, Leonel. La Tecnología, Siglos XVI al XX, México, UNAM, 2004.Corona Treviño, Leonel. México ante las nuevas Tecnologías, México, CIIH-

UNAM/Porrúa, 1991.DE Gortari, Elí. Del Saber y la Técnica en el México Antiguo, UNAM, 1987.De la Torre, Federico. La Ingeniería en Jalisco, México, U de G., 2000.Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Conocimiento e innovación en México:

Hacia una política de Estado, México, FCCYT-CONACYT, 2006.Foro Consultivo Científico y Tecnológico, La Tecnología Mexicana al servicio de

la industria,México, FCCYT-CONACYT, 2007.González Casasnovas, Ignacio (et alíi), Minería Americana Colonial y del siglo

XIX, México, INAH (Colección Científica) 1994.Herrera Canales, Inés (comp.), La Minería Mexicana. De la Colonia al Siglo XX,

México, Instituto Mora (Colección Lecturas de Historia Económica de Mé-xico), 1998.

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Mercado, Alfonso. Estructura y Dinamismo del mercado de tecnología industrial en México. Los casos del Poliéster, los productos textiles y el vestido, Mé-xico, COLMEX, 1980.

Morales Moreno, Humberto. “Tecnología, Producción y Mercado en el sistema industrial mexicano entre 1880-1920” En: Revista del Seminario de Historia Mexicana, Época 1/Vol. 1/ Núm. 1/ Otoño 1996.

Niccolai, Sergio y Humberto Morales Moreno (coord), La Cultura Industrial Mexi-cana, México, (Memoria del 1º Encuentro Nacional de Arqueología Indus-trial), BUAP-CMCPI., A. C., 2003.

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Plana, Manuel. Las Industrias, Siglos XVI al XX, México, UNAM, 2004.Rodríguez-Sala, María Luisa. Letrados y Técnicos de los siglos XVI-XVII, México,

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pánica, siglo XVI, México, INAH, 1989.Sánchez Flores, Ramón. Historia de la Tecnología y de la Invención en México.

México, FCE/BANAMEX/SALVAT, 1980.Tortolero Villaseñor, Alejandro. De la Coa a la Máquina de Vapor, México, Mé-

xico, Siglo XXI, 1995.

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