balandier el concepto de situación cultural

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CUADERNOS del Seminario de Integración Social Guatemalteca N" 22 '«i* El Concepto de Situación' Colonial GEORGES BALANDIER MINISTERIO DE EDUCACIÓN Guatemala, Centroamérica 1970

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Page 1: Balandier El concepto de situación cultural

CUADERNOSdel Seminario

de Integración Social Guatemalteca

N" 22

'«i*

El Concepto de

Situación' Colonial

GEORGES BALANDIER

MINISTERIO DE EDUCACIÓNGuatemala, Centroamérica — 1970

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Universidad Francisco Marroquín

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CUADERNOS

?<zl J^>amLnatLo

?c ~Jnta$lación

N» 22 Cuarta serie 1970

Colección Luis Lujan MüiozUniversidad Francisco Marroquin

www.ufm.eriu - Guatemala

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GEORGES BALANDIER

El Concepto de

Situación' Colonial

EDITORIAL JOSÉ DE PINEDA IBARRAMinisterio de Educación — Guatemala, Centroamérica

1970

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SEMINARIO DE INTEGRACIÓN SOCIAL GUATEMALTECA

Consejo consultivo

Secretario general

José Rolz Bennett

Ernesto Chinchilla Aguilar

Adolfo Molina Orantes

Jorge Skinner-Klée

David Vela

Hugo Cerezo Dardón

Juan de Dios Rosales

Vicente Diaz Samayoa

Flavio Rojas Lima

Page 8: Balandier El concepto de situación cultural

.

Tomado de Sociologie actwélle de VAfrique

Noire (pp. 3-38). Presses Universitaires de

France, París, 1963. (Con autorización del

autor y de los editores.)

Traducción de

Juan Comas

/•ovemae xbKI

.

Page 9: Balandier El concepto de situación cultural

EL CONCEPTO DE SITUACIÓN'COLONIAL

GEORGES BALANDIER

Cualesquiera que sean las apariencias, el problema co-

lonial continúa imponiéndose a nuestra atención como una

de las grandes cuestiones acerca de las cuales han de pro-

nunciarse los especialistas en ciencias sociales. La prolifera-

ción de nacionalismos nuevos y las reacciones provocadas

por la descolonización dan a esta cuestión una virulencia yuna actualidad que no toleran la menor indiferencia.

Las investigaciones antropológicas consagradas a los

fenómenos de cambios sociales apenas si han tenido en

cuenta la situación colonial en tanto que factor particular,

imponiendo una cierta orientación a los agentes y procesos

de transformación. Han examinado tales procesos separa-

damente, por ejemplo bajo la forma de intervención de la

economía monetaria y régimen de salarios, difusión de la

enseñanza moderna, acción de la evangelización, etc.; pero

no los han considerado como constituyendo un todo y pre-

parando la edificación de una sociedad autónoma y nueva.

Tales trabajos fueron en su mayor parte organizados si-

guiendo dos orientaciones: bien tendiendo a abordar los

problemas teóricos concernientes a la naturaleza mismade la realidad cultural, su receptividad a las influencias

Page 10: Balandier El concepto de situación cultural

culturales extranjeras, sus vicisitudes; o examinando los

resultados "prácticos", mediante encuestas de alcance li-

mitado, contentándose muchas veces con un cómodo em-

pirismo.

Sin embargo, no puede efectuarse ningún estudio con-

creto acerca de las sociedades afectadas por la colonización,

sin referirse a este complejo que se califica como situación

colonial. Sólo profundizando en el análisis de esta última,

determinando sus características según el lugar de la en-

cuesta, examinando los movimientos que tienden a su su-

presión, es posible interpretar y clasificar los fenómenos

observados. El reconocimiento de tal situación, resultante

de las relaciones entre 'sociedad colonial' y 'sociedad colo-

nizada', exige del sociólogo un constante esfuerzo crítico,

y lo pone en guardia contra los peligros de una observación

excesivamente unilateral.

El examen de los problemas de actualidad no deja de

ser afectado por las 'reservas' del observador o por su propia

actitud al respecto; y ello ocurre a propósito de los Estados

nuevos que se enfrentan a la tarea de descolonización. Lo

dicho explica la importancia que concedemos desde un prin-

cipio a la teoría de la situación colonial. Entre los primeros

trabajos de este tipo emprendidos en Francia, sólo los de O.

Mannoni han prestado suficiente atención a dicho concepto,

aunque se mantienen esencialmente en el plano psico-psi-

coanalítico. Dicho autor confiesa por otra parte haberse li-

mitado, deliberadamente, a un aspecto hasta el momentopoco señalado. Nosotros, al contrario, adoptamos una posición

de totalidad, pensando que hay algo de mistificación en el

hecho de abordar sólo una de las implicaciones de la si-

tuación colonial.

Page 11: Balandier El concepto de situación cultural

I. Algunas medidas paca abordar el problema

Se puede captar tal situación, creada por la expansión

colonial de las naciones europeas en el transcurso del último

siglo, partiendo de distintos puntos de vista: son acerca-

mientos particulares los que hacen el historiador de la co-

lonización, el economista, el político, el administrador, el

sociólogo preocupado por las relaciones con civilizaciones

extrañas y el psicólogo atenido al estudio de las relaciones

raciales, etc. Parece pues indispensable para arriesgarnos

a una descripción de conjunto, examinar lo que puede utili-

zarse de cada una de tales aportaciones particulares.

El historiador estudia la colonización en sus distintas

épocas y generalmente en función de la metrópoli. Ello le

permite captar los cambios sobrevenidos en las relaciones

existentes entre esta última y los territorios dependientes,

mostrando cómo el aislamiento de los pueblos colonizados

fue roto gracias a una historia en la cual apenas tuvieron

intervención. Evoca las ideologías que en momentos dis-

tintos justificaron la colonización y el divorcio existente

entre la doctrina y los hechos. Describe los sistemas admi-

nistrativos y económicos que aseguraron la "paz colonial"

(para la metrópoli) buscando la rentabilidad de la empresa

colonial. En resumen, el historiador nos hace comprender

cómo la nación colonial, en el transcurso del tiempo, se

insertó en el seno de las sociedades colonizadas. Con su

actuación proporciona al sociólogo un primer e indispensable

conjunto de referencias; le recuerda que la historia de la

sociedad colonizada se desarrolla en función de una pre-

sencia extranjera, al mismo tiempo que señala los diferentes

aspectos que adoptó esta última.

Page 12: Balandier El concepto de situación cultural

La mayor parte de los historiadores han insistido sobre

el hecho de que la pacificación, el equipo proporcionado yla explotación de los países colonizados se han llevado a

cabo'

'siempre en relación con las naciones occidentales yno atendiendo a intereses locales". Han mostrado hasta

qué punto la absorción por Europa de Asia, África y Ocea-

nía, "ha transformado, por la fuerza y por reformas con

frecuencia audaces, la conformación de la sociedad humana"

en menos de un siglo. Han recordado que la explotación

económica se apoya en una toma de posesión política, porque

ambas son los dos rasgos específicos del hecho colonial.

De esta manera los historiadores permiten entrever hasta

qué punto la sociedad colonizada se convierte en instru-

mento para uso de la nación colonial. Puede observarse

una manifestación de este carácter instrumental en la polí-

tica que consiste en comprometer a la aristocracia indígena,

interesándola, en la política de movimientos de población

o de reclutamiento de mano de obra aplicada únicamente

a las necesidades de la gran economía. Al recordarnos cier-

tas medidas 'audaces' desplazamientos de población ycreación de 'reservas', modificaciones en la manera de po-

blar, transformación del derecho tradicional y de las rela-

ciones de autoridad, etc el historiador atrae nuestra

atención acerca del hecho de que "la colonización fue a

veces cirugía social". Y tal indicación, más o menos exacta

según las regiones y los pueblos en consideración, es de

gran interés para el sociólogo estudioso de las sociedades

colonizadas; le muestra que éstas, en grado variable, se

encuentran en un estado de crisis latente, que requieren en

cierta medida una sociopatología.

Después de haber señalado esta presión exterior que

actúa sobre las sociedades colonizadas, el historiador observa

la diversidad de reacciones consecuentes; las de los pueblos

Page 13: Balandier El concepto de situación cultural

de Oriente, del Islam y del África negra han sido evocadas

con frecuencia en los estudios comparativos. De este modola historia de África al sur de Sahara revela diferencias

importantes en la resistencia a la presión de las naciones

europeas. El estudio histórico de la colonización, después

de haber señalado la importancia del "factor externo" en

las transformaciones que sufren las sociedades colonizadas,

nos pone frente a un "factor interno" que comprende las

estructuras sociales y las civilizaciones sometidas. Se plan-

tean así problemas que resultan familiares al antropólogo.

Estableciendo el cuadro de las diversas reacciones a la

situación colonial, se observa hasta qué punto esta última

puede actuar como un verdadero revelador.

La colonización aparece como una prueba impuesta a

ciertas sociedades o, si cabe la expresión, como una burda

experiencia sociológica. Un análisis de las sociedades colo-

nizadas no debe olvidar tales condiciones específicas; éstas

no sólo revelan __como han visto ciertos antropólogos

los procesos de adaptación y de rechazo, las nuevas con-

ductas surgidas de la destrucción de los tradicionales mo-

delos sociales, sino que manifiestan también los "puntos

de resistencia" de las sociedades colonizadas, las estructu-

ras y comportamientos fundamentales.

Tal conocimiento presenta un evidente interés teórico

(si se considera la situación colonial como un hecho basado

en la observación científica e independiente de los juicios

morales a que pudiera dar lugar), y tiene verdadera im-

portancia práctica (nos sugiere qué datos fundamentales

deben servir de punto de partida para abordar determinado

problema).

El historiador fija además la manera como el sistema

colonial se estableció y transformó, cuáles fueron según

las circunstancias— los diversos aspectos políticos, jurídicos

11

Page 14: Balandier El concepto de situación cultural

y administrativos; y nos permite también conocer las dis-

tintas ideologías que lo justificaron. Numerosos estudios

insisten en mostrar la acentuada divergencia que se observa

entre los principios que sucesivamente se establecieron yla práctica, entre la misión civilizadora (cuya expresión, en

forma particularmente enfática, se remonta a NapoleónIII) y la utilidad deseada, que Eugéne Etienne definía en

1894 como "la suma de ventajas y provecho que debenderivar (de toda empresa colonial) para la metrópoli".

H. Brunschwig se refiere, en su historia de la coloni-

zación francesa, a la larga serie de falsas interpretaciones

que la jalonan. L. Joubert evoca "el divorcio que existía, a

partir de la adopción de fórmulas de responsabilidad civi-

lizadora, entre la teoría y los hechos; la ruptura entre am-bos dominios, la hipocresía que justificaba con principios

humanitarios una explotación pura y simple". De este modola situación colonial aparece como poseyendo, en forma

esencial, un carácter de inautenticidad. R. Kennedy en su

estudio titulado La crisis colonial y el porvenir, muestra

cómo cada característica del "colonialismo" linea de

color, dependencia política, dependencia económica, realiza-

ciones "sociales" insuficientes, falta de contacto entre los

indígenas y la "casta dominante" se apoya en una "serie

de racionalizaciones"; a saber, en forma paralela; la supe-

rioridad de la raza blanca, la incapacidad de los indígenas

para dirigirse, el despotismo de los jefes tradicionales y la

tentación que tienen los líderes políticos por constituirse en

"camarilla dictatorial", la incapacidad de los autóctonos para

aprovechar los recursos naturales de sus territorios, la

escasez de recursos financieros, la necesidad de conservar

el prestigio, etc.

El sociólogo capta, gracias a estas indicaciones, hasta

qué punto la sociedad europea colonial guiada por una

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Page 15: Balandier El concepto de situación cultural

doctrina incierta (de la cual puede seguir su desenvolvi-

miento histórico), condenada a comportamientos carentes de

autenticidad, ligada por una imagen estereotipada del in-

dígena, actúa sobre la sociedad colonizada en función de

tales presentaciones. Por otra parte, ya hemos subrayado

la importancia de este hecho; no hay sociología de los

pueblos colonizados si no se presta atención a sus ideolo-

gías y comportamientos más o menos estereotipados.

El historiador recuerda que las modernas sociedades

colonizadas son producto de una doble historia; en el caso

de África, una propiamente africana "estas sociedades,

tan estables, tan inmóviles en apariencia, son todas o casi to-

das resultado de la combinación variable de pueblos diversos

que la historia ha mezclado y superpuesto" que puso en pre-

sencia formas sociales homologas; la otra ampliamente con-

dicionada por la dominación europea "que puso en contacto

formas sociales radicalmente heterogéneas". Un estudio

concreto de estas sociedades puede únicamente hacerse "si-

tuándolas" respecto a esta doble historia. Es habitual re-

conocer que la colonización actuó gracias al juego de tres

fuerzas difíciles de aislar asociadas históricamente yvividas en forma estrechamente solidaria por quienes las

sufren : la acción económica, la administrativa y la mi-

sional. Es, por otra parte, en función de estos tres términos

de referencia como los antropólogos han estudiado habi-

tualmente los "cambios sociales". Pero con el fin de carac-

terizar la colonización europea y de explicar su aparición,

ciertos historiadores han sido llevados a dar primacía a uno

de estos aspectos: el factor económico. "El imperialismo

colonial no es más que una de las manifestaciones del im-

perialismo económico", dice Ch. A. Julien en un artículo

consagrado a este tema. La historia plantea aquí otro punto

Page 16: Balandier El concepto de situación cultural

de vista, necesario para la comprensión de la situación co-

lonial.

La propaganda de la política de expansión se basa,

parcialmente, en razones económicas. P. Leroy-Beaulieu

mostraba en 1874 la necesidad en que se encontraba Fran-

cia de convertirse en potencia colonial. J. Ferry escribía en

1890: "La política colonial es hija de la política indus-

trial ... la política colonial es una manifestación interna-

cional de las leyes eternas de la concurrencia. ..". Es tam-

bién por razones económicas que las naciones coloniales

han justificado su presencia —la puesta en valor y los

equipos proporcionados constituyen derechos adquiridos

y es a las ventajas económicas a lo que renuncian en último

lugar, aun después que han aceptado reconocer la inde-

pendencia política. Ciertos antiguos análisis del "imperia-

lismo colonial" pusieron de manifiesto tales mecanismos

económicos, aun antes de los estudios de los escritores mar-

xistas. Los estrechos lazos existentes entre el capitalismo

ascendente y la expansión colonial han incitado, por otra

parte, a diversos autores a comparar la "cuestión colonial"

con la "cuestión social" (y comprobar que ambas no son

fundamentalmente distintas), y a señalar la posible iden-

tificación de los "colonizados" con el "proletariado". Para

un marxista tal identidad no ofrece la menor duda; y jus-

tifica, políticamente, la acción combinada del proletariado

y los pueblos coloniales.

Sin aceptar el reducir la situación colonial a sus ma-

nifestaciones económicas, el sociólogo debe tener muy en

cuenta tales indicaciones, pues sugieren que no son única-

mente los contactos de una civilización de tipo técnico con

otra de tipo "primitivo", premaquinista, lo que explicaría

los trastornos en las sociedades colonizadas; tales mani-

festaciones económicas también recuerdan que sociedad co-

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Page 17: Balandier El concepto de situación cultural

lonial y sociedad colonizada tienen entre sí ciertas relaciones

(hemos señalado precisamente el carácter instrumental de

dicha relación) que implican tensiones y conflictos.

Los caracteres económicos de la situación colonial han

sido evocados por ciertos antropólogos o por geógrafos es-

pecializados en países tropicales. R. Kennedy en su estudio

ya citado, evoca los principales datos: lo mediocre de los

equipos industriales proporcionados; la explotación en gran

escala y el comercio import-export que se encuentra casi

exclusivamente en manos de "sociedades" extranjeras; la

"distancia" entre sociedad colonial y sociedad colonizada,

que explica la dificultad del indígena "para elevarse eco-

nómicamente"; la pobreza de las masas indígenas que se

acentúa con la degradación de las economías tradicionales.

Entre los trabajos en lengua francesa, resultan parti-

cularmente importantes los consagrados a Indochina. Sus

autores son geógrafos (hecho significativo de la huida de

lo actual, que ha caracterizado a la etnología francesa):

Ch. Robequain y P. Gourou. Y están centrados esencial-

mente en los problemas del campesinado. Aparte de la aten-

ción concedida en un principio a los medios técnicos (que

no han sido, o muy poco, mejorados) subrayan el fenómeno

de descomposición de la propiedad de la tierra y la "despo-

sesión de la misma" que lleva a la proletarización y al

desarraigo. También ha surgido una burguesía de origen

agrario "como el proletariado, del contacto con la civilización

occidental y del debilitamiento de los valores tradicionales".

Por otra parte, las observaciones hechas en cuanto al co-

mercio y la industria confirman, hasta una época reciente,

el esquema general propuesto por R. Kennedy.

Para introducir una referencia africana, evoquemos la

situación creada en África del Sur por la minoría europea;

ésta impone: segregación territorial expresada en el Native

Page 18: Balandier El concepto de situación cultural

land act de 1913, y segregación social legalizada por el

Colour bar act de 1926, que reduce a los trabajadores ne-

gros a la tarea única de obrero manual; participación me-

diocre de los negros en la renta nacional (en 1950 era sólo

de 20%); bases raciales dadas a la organización económica,

la cual sigue propiciando el éxodo rural y fomentando la

"proletarización" y la "destribalización". La peculiar si-

tuación en cierto modo caricaturesca del África del

Sur muestra hasta qué punto los aspectos económicos, políticos

y raciales están íntimamente ligados, y cómo un estudio

actual de los pueblos de la Unión no puede hacerse to-

mando sólo en cuenta todos estos aspectos. Se evidencia

así la imperiosa necesidad de considerar la situación colo-

nial como un complejo, una totalidad.

Los antropólogos anglosajones han concedido lugar im-

portante a los hechos económicos, considerándolos entre

las principales "fuerzas" capaces de provocar cambios so-

ciales y culturales. Mónica Hunter, en su célebre obra

Reaction to conquest, estudia las transformaciones sobre-

venidas en la sociedad Pondo (África del Sur) en función

del factor económico en un principio y después del factor

político ("históricamente de origen económico, digan lo que

quieran los no-marxistas" ) . Pero tales estudios, ya nume-

rosos en el ámbito africano, estuvieron dirigidos a menudoen relación con la economía y la organización social "pri-

mitivas" en función de las perturbaciones ocasionadas por

la economía "moderna" y los problemas subsecuentes. Les

faltó referirse a la economía colonial, a la situación colonial,

tener el sentido de la reciprocidad de perspectivas entre

sociedad colonizada y sociedad colonial. Los trabajos ins-

pirados por B. Malinowski presentan al máximo tales de-

fectos; porque examina únicamente el resultado del "con-

16

Page 19: Balandier El concepto de situación cultural

tacto" entre "instituciones" de la misma naturaleza, sin

rebasar apenas la simple descripción de los cambios y la

enumeración de los problemas. Ello explica el interés con-

cedido sólo a los aspectos rurales, a las transformaciones

afectando a la aldea y la "familia", al problema del éxodo

en el campo. En este terreno los antropólogos han estable-

cido esquemas significativos: destrucción de la unidad

económica de la "familia", nuevo predominio de los valores

económicos, emancipación de las jóvenes generaciones, im-

plantación de una economía monetaria que altera las rela-

ciones personales y las jerarquías tradicionales, etc. Por el

contrario, fenómenos importantes como las nuevas maneras

de agrupación (incluyendo los partidos políticos y los sin-

dicatos), la aparición de clases sociales o de pseudoclases,

la naturaleza y el papel del proletariado, no son evocados

más que en términos muy generales; y los conflictos que

implican son analizados raramente.

Los antiguos estudios de carácter político y adminis-

trativo han concedido mayor atención a estos últimos as-

pectos, si bien en forma esencialmente práctica y "orien-

tada". Sus indicaciones muestran hasta qué punto la so-

ciedad colonizada (tanto en su aspecto urbano como en

el rural) y la sociedad colonial forman un conjunto, un sis-

tema; y sugieren la necesidad de referirse a dicho conjunto

aun tratándose del estudio de uno solo de esos elementos.

Llaman además la atención sobre los antagonismos y con-

flictos que no tienen explicación más que en el marco de la

situación colonial. Por lo demás, la noción de "crisis" se

encuentra implícita en el centro de tales preocupaciones. Nos

hace encontrar de nuevo, en primer término y quizá exa-

gerándolo, ese aspecto patológico de las sociedades colo-

nizadas que ya hemos señalado.

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Page 20: Balandier El concepto de situación cultural

II. Importancia de los hechos políticos y de los métodos

administrativos

El abandono de la empresa política y administrativa

no debe hacernos olvidar el papel que ha desempeñado ydesempeña todavía en ciertas regiones de África. Historia-

dores de la colonización y antropólogos consideran la acción

administrativa como una de las principales causas de trans-

formación. Esta acción se ha confundido durante muchotiempo por una parte (gran parte) con la acción económi-

ca. La pacificación que la administración imponía, los ca-

minos y carreteras que abría con mano de obra prestada,

servían ante todo los intereses de las compañías y comer-

ciantes. El impuesto que cobraba y que obligaba al indí-

gena a buscar numerario, ponía a este último en manos de

los compradores de "productos". Los reclutamientos que

efectuaba, nutrían de mano de obra a los talleres y fábricas;

la reglamentación que establecía en cuanto a salarios, con-

diciones de trabajo, circulación de hombres y mercancías,

aventajaba a las explotaciones locales. De este modo la

acción administrativa tuvo en un principio como finalidad

favorecer una cierta valorización, construir según una

expresión actualmente desechada las colonias de expío-

tación. En ese aspecto no aporta a nuestro análisis otros

elementos que los reunidos anteriormente.

Pero administrar un país colonial supone otros modosde acción, otras empresas; se trata de controlar el país, de

"tenerlo sujeto", y el sistema administrativo queda inserto

en el corazón mismo de las sociedades colonizadas. Conmucha razón R. Delavignette escribía: "En realidad no

se puede ya separar las sociedades indígenas de la admi-

nistración colonial territorial". El creciente e ininterrumpido

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Page 21: Balandier El concepto de situación cultural

aumento del número de funcionarios y la multiplicación de

"servicios" ponen de manifiesto la diversidad y amplitud

de tal empresa; es sobre todo en materia de control político,

ejercido directa o indirectamente, cuando actúa con la mayor

fuerza y acepta en mínimo grado el ser discutida. Entonces

es cuando aparece ese carácter de sociedad dominada tan sig-

nificativo de todo pueblo colonizado. Semejante acción se

refiere, en forma más o menos explícita, a una doctrina de

"política indígena", buscando (según los términos clásicos)

la asimilación, la asociación (desigual) o un compromiso.

Es cierto que el conocimiento de este contexto doctrinal

resulta indispensable para comprender las sociedades co-

lonizadas; viene a completar el estudio de las ideologías,

que hemos señalado como necesario desde el punto de vista

histórico. En relación con tales doctrinas y la política que

en cada caso implican, los pueblos colonizados de un mismo

tipo reaccionan en forma distinta. Sólo en África occidental,

las élites negras de los territorios de colonización británica

y las de territorios de colonización francesa han adoptado

comportamientos diferenciales muy reveladores a ese res-

pecto; la colonización no tuvo el mismo significado para

unos y otros. Las estructuras, los contextos culturales, los

géneros de vida y el modo de pensar resultantes de la

acción colonial, siguen fuertemente arraigados en la carne

y en el espíritu de los países africanos, incluso después de

su independencia. Basado en esta constatación B. Boganda,

dirigente hoy desaparecido de la República centroafri-

cana, hizo su proyecto de creación de los "Estados Unidos

de África latina". Igualmente Sekou Touré y NkwaméNkrumah pudieron descubrir, con ocasión de sus conversa-

ciones iniciales en tanto que Jefes de Estado, cuantas evo-

luciones divergentes contrariaban singularmente sus es-

fuerzos de unión.

19

i

Page 22: Balandier El concepto de situación cultural

Cualquiera que sea la doctrina política adoptada,

las relaciones de dominio y sumisión existentes entre la

sociedad colonial y la sociedad colonizada caracterizan la

situación colonial. Y los autores que conceden toda su

atención a este aspecto, muestran que el dominio político

va acompañado de una dominación cultural. Uno de ellos

afirma que "el problema cultural está íntimamente ligado

al problema general de evolución política y económica",

que "la influencia de las culturas europeas" tuvo como

resultado "la opresión del fondo cultural" autóctono. Tal

indicación debe ser tenida muy en cuenta; pone en guardia

al antropólogo contra la tentación de considerar los "con-

tactos culturales" o "la interpenetración de civilizaciones"

como actuando de manera casi mecánica.

Por otra parte se ha insistido sobre la arbitraria re-

partición territorial en las naciones coloniales, y las divi-

siones administrativas. Estas últimas han llegado a frag-

mentar etnias importantes, a romper unidades políticas de

cierta amplitud o a constituir reagrupamientos artificiales.

Por eso, cierto número de iniciativas tomadas por pueblos

colonizados aparecen como manifestación de una voluntad

de reunificación. Únicamente por lo que se refiere al África

negra occidental recordamos: las reivindicaciones unitarias

de los Ewé (entonces repartidos entre los dos Togos), las

tentativas de federalización tribal en el Sud-Camerón, el

deseo más o menos explícito de reagrupamiento manifestado

por las Iglesias negras —conocidas con el nombre de Kim-bangistas— actuando en país Ba-kongo (en los dos Congos

y en Angola). Esta "balcanización" mantenida o creada,

las enemistades o rivalidades entre grupos étnicos (conser-

vadas o derivadas de fines administrativos), han impuestoa tales pueblos una historia particular cuyo conocimiento

es indispensable para cualquier análisis socjoJOgicQ,

Page 23: Balandier El concepto de situación cultural

El control político no pudo efectuarse más que por in-

termedio de los "jefes" y, en cierta medida, por el de las

instituciones indígenas. Los jefes tuvieron que integrarse,

directa o indirectamente, en el conjunto del sistema admi-

nistrativo. Pero esta "integración" no fue siempre fácil: sea

que la sociedad colonizada, gracias a una ficticia sumisión,

ocultara verdaderos jefes tras los "jefes de paja", o bien

que la administración colonial no logrando penetrar en la

realidad del sistema político indígena creara "la jefatura

al mismo tiempo que el jefe" o llamara a la dirección "a

un hombre que jamás hubiera podido ni debido aspirar a

ella". Con frecuencia la administración trastorna el orden

de los poderes, crea nuevos jefes, o jefes a los que concede

poderes totalmente nuevos. Así tenemos que en África oc-

cidental de colonización francesa el jefe de la aldea fue en

principio un jefe tradicional encargado de ciertas tareas ad-

ministrativas, mientras que el jefe de cantón se convertía

en un "funcionario especializado". Dos tipos de poderes

(uno nacido de la historia indígena y otro originado con

la ocupación europea) fueron obligados a coexistir; el pri-

mero sometido al segundo; ambos antagonistas.

Las relaciones administrativas del Gabón y Congo,

por ejemplo, evocan con monotonía la falta de autoridad de

los jefes administrativos o la competición entre éstos y los

jefes tradicionales. Por este motivo el equilibrio político de

las sociedades colonizadas ha sido profundamente trans-

formado. M. Fortes en sus valiosos estudios acerca de los

Tallensi de Ghana, ha mostrado cómo el nombramiento de

jefes oficiales que arraigan gracias a la función (al

principio oficiosa) que ejercen en materia judicial— ha

desplazado el equilibrio y alterado la originalidad de una

sociedad sin cabeza política, pero no sin organización real

bajo una aparente anarquía.

Page 24: Balandier El concepto de situación cultural

Es en parte contra tal desnaturalización política que

reaccionan los nacionalismos nacientes, y ello explica en

cierto modo el carácter étnico que pueden tener en su ori-

gen. El ejemplo de Nigeria resulta significativo a ese res-

pecto: a un nacionalismo nigeriano que busca su camino, se

oponen una "tendencia a reajustar las viejas fidelidades

tribales a un nuevo marco cuyos límites parecen difíciles de

fijar", y las rivalidades entre "nacionalismos tribales" que

se manifiestan en partidos políticos concurrentes, de base

étnica.

Los partidarios de la antropología aplicada han pres-

tado cuidadosa atención a todos estos hechos, tratando de

encontrar en un principio esta "adaptación científicamente

controlada", definida por L. Mair. Los minuciosos estudios

de los antropólogos ingleses (ya nos hemos referido antes

a la importante literatura consagrada a los "sistemas po-

líticos" y a la organización social), el lugar concedido a

los problemas de orden político en los programas de inves-

tigación y en ciertas revistas especializadas, son significa-

tiva muestra de tal interés. Los fenómenos más recientes:

el surgir de nacionalismos y de partidos políticos, el naci-

miento de opiniones políticas, etc., empiezan a ser estu-

diados, y no sólo por el equipo político tradicional. Tales

problemas someten a la antropología moderna a una dura

prueba, ya que se encuentra colocada, para tal batalla, en

el centro mismo de la realidad social de más actualidad.

III. Aportaciones de la sociología y de la psicología sociaL

Sociedad colonial u sociedad colonizada7 l

A partir de estos primeros datos resulta más fácil si-

tuar y apreciar las aportaciones de la sociología y de la

psicología social. En una obra dedicada a la,s "colonias",

22

Page 25: Balandier El concepto de situación cultural

E. A. Walcker llama la atención sobre el hecho de q[ue éstas

constituyen "sociedades plurales". Y precisa que la "colo-

nia" (sociedad global) "se compone en general de un cierto

número de grupos más o menos conscientes de su existencia,

frecuentemente opuestos unos a otros por el color, y que

procuran hacer vidas distintas dentro de los límites de un

marco político único". Walcker prosigue diciendo que estos

"grupos que hablan idiomas distintos, tienen una alimen-

tación diferente, se dedican con frecuencia a ocupaciones

también distintas que les son asignadas por ley o por cos-

tumbre, llevan vestidos diferentes . . . , viven en tipos de

habitación varios, conservan tradiciones diferentes, adoran

a dioses distintos, y mantienen ideas contradictorias acerca

del bien y del mal. Tales sociedades no son comunidades".

A estos elementos añade una observación útil para

nuestro análisis, a propósito de la barrera de color que "tra-

duce el problema mundial de las minorías en términos tro-

picales". Tales observaciones pueden proporcionar un punto

de partida; lo interesante no es la nota de pluralismo, sino

la indicación de sus rasgos específicos: la base racial de los

"grupos", su radical heterogeneidad, las relaciones anta-

gónicas que sostienen, y la obligación en que se encuentran

de coexistir "en los límites de un marco político único". Por

otra parte la atención concedida a la sociedad colonial en

tanto que minoría dominante, resulta fructífera. H. Lau-

rentie, en un estudio esencialmente político, ha definido a

su vez la "colonia" como "un país en el que una minoría

europea se superpone a una mayoría indígena de civiliza-

ción y comportamiento diferentes; esta minoría europea

actúa sobre los pueblos autóctonos con un vigor despropor-

cionado a su número; es, si se quiere, extremadamente

contagioso y, por naturaleza, deformante". Esta "minoría"

activa basa su dominio en una incontestable superioridad

Page 26: Balandier El concepto de situación cultural

material, sobre un estado de derecho establecido para su

beneficio, sobre un sistema de justificaciones de base más

o menos racial (para ciertos autores, como R. Maunier, el

hecho colonial es ante todo un 'contacto* de razas). Dicha

minoría es tanto más activa cuanto se siente más arraigada

y rebelde a la fusión, en tanto se considera amenazada por

el impacto demográfico de los colonizados; así en África

del Sur, donde la población blanca ve "en su situación un

problema de minorías, mientras que los negros ven en ello

un problema colonial y de tutela*'; lo mismo que en Argelia,

donde la minoría europea ha defendido duramente su esta-

tuto. Esta observación es muy valiosa; nos recuerda exac-

tamente que una minoría numérica no es una minoría so-

ciológica, y no puede convertirse en ella más que mediante

una reversión de la situación colonial.

Otros sociólogos habían observado ya lo mismo. L.

Wirth al definir lo que es una minoría y establecer la tipo-

logía de las minorías, insistió acerca de este punto. Según

él "tal concepto no es de orden estadístico"; y da comoejemplo a los negros que viven en el sur de los Estados

Unidos, quienes son, en ciertos Estados, numéricamente

mayoritarios y sin embargo no dejan de constituir una

minoría "en tanto que están subordinados social, política

y económicamente"; otro ejemplo es la situación creada por

la expansión colonial de las naciones europeas que trans-

formó a los colonizadores en "grupos dominantes" y a los

pueblos de color en "minorías". El volumen de un grupo

social no basta para hacer de él una minoría, aunque "pueda

tener efectos en cuanto al estatuto y a las relaciones con

el grupo dominante". El carácter de minoría es inherente

a una cierta manera de ser dentro de la sociedad global,

implica esencialmente la relación de dominado a dominante;

Page 27: Balandier El concepto de situación cultural

y ésta la hemos encontrado constantemente en el curso del

análisis que antecede.

El carácter de minoría (en sentido sociológico), que

corresponde a la sociedad colonizada, muestra suficiente-

mente la forma como debe considerarse en su relación con

los otros grupos que integran la colonia. Pero esto no indica

en qué se distingue la sociedad colonizada de las otras

minorías colocadas en situaciones diferentes. Se impone,

pues, como primer paso determinar cuál es su lugar en

la sociedad global: en la "colonia".

Si evocamos de manera esquemática los grupos puestos

en presencia por la situación colonial, jerarquizándolos a

partir de la sociedad colonial (grupo dominante) hasta la

sociedad colonizada (grupo sometido), encontramos: a) la

sociedad colonial, excluyendo a los "extranjeros" de raza

blanca; b) los "extranjeros" de raza blanca; c) los coloured.

dando a esta expresión inglesa su sentido más amplio;

d) la sociedad colonizada, todos los que los anglosajones

llaman "nativos". Tal distinción y jerarquía se basan, en

primer término, en los criterios de raza y nacionalidad; im-

plican una especie de postulado: la excelencia de la raza

blanca y más exactamente de esa fracción que es la nación

colonizadora; la supremacía se da como un hecho basado

en la historia y en la naturaleza.

Desde luego que esta visión, grosso modo, debe ser

completada. R. Delavignette ha consagrado un capítulo de

su obra al estudio de la sociedad colonial, recordando ciertos

rasgos que la definen: sociedad "de procedencia y adhesión

metropolitanas", constituyendo una minoría numérica, de

carácter burgués, animada por la "noción de superioridad

heroica" (hecho explicable en parte por el mayor número

de hombres jóvenes en las colonias durante la primera

época de la colonización). Sobre todo es una sociedad que

25

Page 28: Balandier El concepto de situación cultural

tiene por función dominar, política, económica y espiritual-

mente; que trata de inculcar a sus miembros, según la fór-

mula de R. Delavignette, "el espíritu feudal". El hecho

importante es que esta sociedad dominante sigue siendo

una minoría en fuerte grado: el desequilibrio resulta gran-

de entre las masas de coloniales y de colonizados. Y persiste

el temor, más o menos consciente, de ver restablecer la

jerarquía, de acuerdo con este único criterio de masas.

L. Wirth ha sido excesivamente simplista cuando afir-

ma, en el caso de las situaciones coloniales, que "el grupo

dominante puede mantener su posición de superioridad

haciendo, sencillamente, actuar la maquinaria militar y ad-

ministrativa"; ¡hasta ese grado es enorme la desproporción

de las civilizaciones materiales! Pero ni siquiera entrevio

el vigor de las descolonizaciones en gestación. Subestimó

también una cantidad de aspectos importantes tales comoprocedimientos mediante los cuales el grupo dominante se

hace intocable: reduciendo el contacto mínimo (segregación),

exhibiéndose como modelo pero sin dar la menor posibilidad

para comprobarlo (la asimilación presentada como condi-

ción de la igualdad, porque se sabe que es imposible o

porque se la limita), ideologías justificando la posición

dominante, procedimientos políticos destinados a mantener

el desequilibrio en favor de la sociedad colonial (y de la

metrópoli).

A estos aspectos hay que añadir la transposición, máso menos dirigida sobre ciertos grupos, de los sentimientos

provocados por la presión político-económica; por ejemplo,

sobre los siriolibaneses en África occidental, sobre los

indios en la Unión sudafricana, y sobre los coloured en

forma casi general. En igual medida en que tiende a re-

ducirse la distancia entre las civilizaciones, la relación de

masas actúa en forma más efectiva, la fuerza no es ya sufi-

Page 29: Balandier El concepto de situación cultural

dente para mantener el dominio, y son también utilizados

los medios más indirectos.

La sociedad colonial no es homogénea; tiene sus "fac-

ciones" o "clanes" más o menos cerrados unos a otros, más

o menos rivales, con su propia política indígena. Esta so-

ciedad resulta estar, para cada uno de tales elementos,

desigualmente distante de la sociedad colonizada; pero la

política de dominación y de prestigio exige por el contrario

que sea cerrada y se mantenga distante, lo cual no facilita

la comprensión e impone el fácil recurso de los "estereo-

tipos". El particularismo de los coloniales "preponderantes"

se ha expresado primeramente en relación con los "extran-

jeros" de raza blanca, los cuales constituyen una minoría

en el verdadero sentido de la palabra, numérica y socioló-

gicamente. Pueden tener un elevado status económico, pero

no por ello dejan de estar sometidos a servidumbres admi-

nistrativas; resultan sospechosos en razón de su naciona-

lidad, y a veces se les aisla de la "verdadera" sociedad

colonial. En la medida en que se sienten rechazados, se

constituyen en minorías nacionales y con frecuencia man-

tienen relaciones más estrechas con los autóctonos. Esta

mayor "familiaridad" y su condición minoritaria explican

las reacciones ambivalentes que frente a ellos tienen los

indígenas: una cierta intimidad matizada de desprecio; los

resentimientos pueden recaer sobre ellos con relativa im-

punidad, y permiten fáciles transposiciones.

En la escala del descrédito que afecta a los grupos

dominados, el más desfavorecido es el de los colouced (mes-

tizos y extranjeros de color); a medida que adquiere una

evidente importancia económica dicho grupo sufre más

intensamente del aislamiento, por obra de las medidas discri-

minatorias, quedando reducido al papel de "comunidad

exótica". Por ejemplo, el problema de los indios (de la

27

Page 30: Balandier El concepto de situación cultural

India) en África del Sur se explica sobre todo por el hecho

de que ciertos indios "son demasiado ricos e invaden su-

brepticiamente las posiciones mantenidas por los blancos".

La imbricación de los hechos de orden racial con los de

orden económico se manifiesta plenamente en este caso.

En el de los mestizos, el aislamiento es aun más absoluto

debido a su carácter de "compromiso racial"; no logran

reagruparse, constituir una sociedad viable, más que en

casos excepcionales (el de los "Bastardos de Rehoboth" en

el antiguo Suroeste africano alemán, es particularmente

célebre a ese respecto); se encuentran empujados, como

lo notó A, Siegfried a propósito de los Cape coloured, hacia

una raza negra con la cual no quieren confundirse, y pro-

curan ser asimilados por la sociedad colonial cuyas puertas

les están más o menos cerradas, según las circunstancias

locales; o se les concede un status personal, consagrando

de manera legal su peculiar posición. Siendo un compro-

miso racial, no constituyen sin embargo un "compromiso

social". Resulta difícil ver en ellos un instrumento de enlace

entre sociedad colonizada y sociedad colonial; su alianza

política con la élite de la sociedad colonizada no fue muyduradera: la Conferencia de los no-europeos creada en 1927

en África del Sur como intento por unir en una acción

común a mestizos, indios y bantús, no logró ninguna acción

eficaz y tuvo corta duración. Los coloured están más en

conflicto (en razón de una mejor condición económica ypolítica, en razón del factor racial) que en acuerdo con la

sociedad colonizada; no pueden desempeñar papel de di-

rigentes cerca de aquélla.

La sociedad colonizada presenta dos caracteres bien

aparentes: su aplastante superioridad numérica y la radical

dominación que sufre. Pese a esa mayoría cuantitativa,

no por ello deja de ser una minoría sociológica, ya que

28

Page 31: Balandier El concepto de situación cultural

según la expresión de R. Maunier "la colonización es

un hecho de poder" que lleva consigo la pérdida de la

autonomía, una "tutela de derecho o de hecho". Cada uno

de los sectores de la sociedad colonial tiene la misión de

asegurar esta dominación en un campo preciso y concreto

(político, económico y casi siempre espiritual). La subor-

dinación de la sociedad colonizada es absoluta durante

mucho tiempo, debido a la carencia de una técnica avanzada

y de poderío material que no sea el número; se manifiesta

por un estado de hecho y un estado de derecho. Hemosseñalado ya repetidamente que reposa en una ideología,

en un sistema de pseudojustificaciones y racionalizaciones;

tiene una base "racista" más o menos explícita. La sociedad

colonizada sufre la presión de todos los grupos que cons-

tituyen la "colonia"; todos tienen sobre ella prerrogativa

en alguna materia, lo cual le hace sentir claramente su con-

dición de subordinación. Para todos estos grupos la sociedad

colonizada es, ante todo, un instrumento creador de riqueza

(si bien no retiene para sí más que una mínima parte, a

pesar de su número). Este papel condiciona parcialmente

las relaciones que mantiene con los grupos que de ella

obtienen sus privilegios y ventajas económicas. Relaciones

que, sin embargo, no son sencillas (de explotador o ex-

plotado, de dominante o dominado) debido a la carencia

de unidad de la sociedad colonizada y sobre todo al ca-

rácter radicalmente heterogéneo de la cultura que la anima.

La sociedad colonizada está étnicamente dividida; di-

visiones fundadas en la historia indígena, pero utilizadas

por la potencia colonial y complicadas por lo arbitrario de

las "particiones" coloniales o de las "divisiones" adminis-

trativas. Tales divisiones orientan no sólo las relaciones de

cada una de las etnias con la sociedad colonial (de este

modo los pueblos que sirvieron de 'intermediarios' durante

29

Page 32: Balandier El concepto de situación cultural

la época del comercio de esclavos y de las factorías en

África, intentaron transferir su misión del plano económico

al político y aparecen como minorías 'militantes'), sino

también su actitud frente a la cultura importada (algunos

grupos étnicos son más "asimilacionistas" o más "tradicio-

nalistas" que otros grupos vecinos, como reacción, por lo

menos parcial, contra éstos).

La sociedad colonizada está espiritualmente dividida;

divisiones que pueden ser anteriores a la colonización euro-

pea y consecuencia, por ejemplo, de presiones de conquista

por parte del Islam. Pero la colonización ha introducido en

muchos lugares la confusión religiosa, oponiendo el cris-

tianismo a las religiones tradicionales, y a los cristianos de

las distintas iglesias entre sí. Recordamos, a tal propósito,

un africano de Brazzaville evocando este "estado de cosas

que no tiene otro resultado que crear una lamentable con-

fusión en el desenvolvimiento moral"; y añadía: "El negro

de África, cualquiera que sea, posee un rudimento de religión;

quitárselo por el ateísmo o por la confusión de doctrinas

religiosas importadas es, con toda seguridad, crear un des-

arraigado". |Y trataba incluso de pedir al "colonizador"

que impusiera la unidad! Ello prueba hasta qué punto ciertos

grupos han sufrido por las nuevas divisiones, sumadas a

las antiguas.

Por otra parte la colonización provocó otras divisiones

que podrían calificarse de sociales, surgidas de la acción

administrativa y económica, de la acción educativa: sepa-

ración entre urbanos y campesinos, entre proletariado yburguesía, entre 'élites (o "evolucionados" según la ter-

minología convencional) y masas, entre generaciones. Los

hemos evocado y anticipado sus consecuencias en diversos

momentos de nuestro análisis. Cada una de estas fracciones

participa de modo diferente en la sociedad global. El con-

30

Page 33: Balandier El concepto de situación cultural

tacto de razas y civilizaciones, impuesto por la colonización,

no tiene el mismo significado ni las mismas incidencias para

cada una de ellas, y debe ser estudiado en función de tal

diversidad.

La sociedad colonizada difiere de la colonial por la

raza y la civilización. En ambos campos, la alteridad parece

absoluta: la que manifiesta el lenguaje al oponer lo "pri-

mitivo" y lo civilizado, lo pagano y lo cristiano, las civili-

zaciones técnicas y las civilizaciones "atrasadas". Más que

la situación colonial, es este hecho tan aparente (puesta en

contacto de civilizaciones heterogéneas con los consiguientes

conflictos) lo que atrajo la atención de los antropólogos en

el curso de las últimas décadas.

Estudio de los 'contactos* de culturas

La sistematización de tales investigaciones no se ha

efectuado, sin embargo, hasta época muy tardía. Los pri-

meros estudios de B. Malinowski sobre esta cuestión co-

rresponden más o menos a 1930, y su introducción al volumen

Methods o/ Study of Culture Contad in África es todavía

posterior. En este ensayo afirma sin posible equívoco su

deseo de estudiar las sociedades tal como se presentan

("una sociedad indígena intacta se nos ofrece como una

ficción") y dar a "la antropología" un carácter práctico.

Malinowski define, según su propia expresión, la "situación

de contacto" (contact situation) , precisando que la noción

de cultura "nueva" está constituida con elementos "par-

cialmente fusionados", pero de los cuales no podría decirse

que sean el producto de una especie de asimilación mecánica

de los elementos culturales incorporados. Critica semejante

concepción, insistiendo en el hecho de que el aporte de la

sociedad europea que controla en gran medida la situación,

31

Page 34: Balandier El concepto de situación cultural

es "altamente selectivo". Pone en guardia contra el riesgo de

un "acercamiento unilateral"; sobre este punto, sin em-

bargo, se muestra reservado y toma la precaución de indicar

que su intención no es acusar, ni hacer "una defensa pro-

indígena".

Los fenómenos de cambios culturales podrían ser eva-

luados a partir de un "punto cero", que definiría las con-

diciones del equilibrio social anterior a las intervenciones

europeas. Pero esto sería una visión ingenua, que descono-

cería las influencias a distancia, las "discordancias" ya

existentes, y que además sobrestimaría las posibilidades de

reconstrucción e interpretación del estado anterior. La re*

ferencia a una antigua situación, en la que la tribu hubiera

sido preservada de todo contacto, parece peligrosamente

ilusoria. Malinowski se levanta contra "la pasión por la

reconstrucción" pseudohistórica. La observación de la rea-

lidad actual, nos dice, debe ser suficiente para el investigador

empeñado en el estudio de culture contad.

Las instituciones conservadas funcionan en el nuevo

contexto de modo distinto a como lo hacían dentro del an-

tiguo; son mucho más los datos comparativos que los

inciertos datos históricos, lo que debe buscar el especialista

dedicado a tales problemas. Estamos ante una tendencia,

muy pronto denunciada por A. Kroeber, según la cual el

funcionalismo rechaza la historia; orientación que Malinowski

ha justificado por la carencia de informaciones incontesta-

bles y en número suficiente ígnotamus ignorabimus ,

si bien reconociendo que el estudio de los contactos y cam-

bios culturales es en cierta medida una microhistoria y unahistoria "a corto plazo". Esta posición doctrinal se encuen-

tra afirmada, a partir de una crítica acerca de la obra TheDynamics of Culture Change, de dos de sus discípulos

(L. Mair y M. Hunter). En un severo artículo evaluando

32

Page 35: Balandier El concepto de situación cultural

este ensayo teórico M. Gluckman mostró que las ideas de

Malinowski referentes a la historia (mezclando historia

subjetiva e historia objetiva) eran confusas. Dicha crítica

recuerda con razón la existencia de materiales (documentos

oficiales, libros de exploradores y misioneros, etc.) con ver-

dadero valor, la necesidad de recurrir a las indicaciones que

contienen para comprender el origen de tal o cual situación

particular, el desarrollo de tal o cual proceso. Es por eso que

cuando Malinowski comprueba que la paz colonial "ha bo-

rrado las antiguas hostilidades tribales" y relega dicho fe-

nómeno a un pasado ya abolido, se priva de un elemento

indispensable para el conocimiento del presente. La ocupación

europea ha suprimido la expresión militar de los antagonismos

y conflictos tribales, pero los ha utilizado para sus fines

comerciales y políticos, o ha terminado por provocar en su

contra una unidad de circunstancias. No se pueden apreciar

debidamente estos dinamismos sin una referencia a sus

antecedentes.

No podemos hacer otra cosa que solidarizarnos con

las críticas formuladas por M. Gluckman. Cada vez que

sea posible haremos un lugar para los antecedentes his-

tóricos. La situación con motivo de la cual estudiamos los

cambios socioculturales se ha construido; el análisis que

requiere es fructífero únicamente cuando se buscan los

datos esenciales de la historia colonial local. Ya hemosevocado este hecho, pero conviene recordar también hasta

dónde la noción de situación es capaz de asegurar en alto

grado la integración de los distintos puntos de vista (incluido

el del historiador) que exige el estado actual de las ciencias

sociales. Por otra parte, estamos en presencia de procesos

que se desenvuelven durante un largo período; por ejemplo

el mesianismo de los Ba-kongo, activo desde 1920. Es claro

que en tales circunstancias se impone el recurrir a la historia

33

Page 36: Balandier El concepto de situación cultural

reciente, en la medida en que esta última muestra la manera

como el movimiento innovador se organiza, responde a las

exigencias del nuevo estado social y sufre variaciones li-

gadas a las vicisitudes de las relaciones entre sociedad co-

lonial y sociedad colonizada. En fin, la permanencia de

ciertas instituciones no se interpreta plenamente más que

en los casos privilegiados en que el investigador dispone

de referencias en cuanto a su funcionamiento en el antiguo

contexto social. Ya expusimos este hecho en nuestra 5o-

ciología de los negros de Brazzaville, al mostrar que el

Temo, conocido sobre todo como asociación de ahorro,

pudo cumplir en distintas épocas, con una aparente estabi-

lidad formal, funciones diversas resultantes de los cambios

económicos y sociales. Fue en estos momentos de nuestra

investigación cuando se impuso la necesidad de recurrir

a los datos de carácter histórico.

En The Dynamics of Culture Change las indicaciones

teóricas mencionadas son sometidas a un examen más mi-

nucioso, pero la orientación inicial no ha sido modificada.

La noción de "situación de contacto" parece tener en

esa obra un valor operatorio muy mediocre; falta sobre todo

esta referencia a la sociedad global que es la colonia. Dondese encuentra realmente la falla es en el sentido mismo de

realidad social, del campo de relaciones complejas que cons-

tituye esta última y de las relaciones antagónicas que ex-

presan. Como lo ha hecho observar M. Gluckman, el sistema

conceptual elaborado por el célebre antropólogo no se

presta en absoluto al reconocimiento del conflicto (más o

menos contenido) en tanto que atributo a toda sociedad.

Gluckman escribe: "En general cuando negros y blancos

cooperan, Malinowski reconoce los fenómenos como pro-

cesos de contacto y cambio social, pero ahí donde entran

en conflicto considera los fenómenos como distintos y no

34

Page 37: Balandier El concepto de situación cultural

integrados". Estos últimos aspectos son excluidos del cam-

po del culture contact, incluso cuando los hechos obligan

a Malinowski a tomarlos en consideración.

Debemos señalar hasta qué punto semejante actitud

teórica es generadora de errores, en el caso de una situación

caracterizada por la dominación y las relaciones desiguales

interviniendo entre "coloniales" y "colonizados". Vemosentonces que la noción de "desajuste" queda concebida

como un fenómeno estrictamente cultural (resultante de

incompatibilidades culturales creadas por el contacto y el

ritmo de los cambios) sin que se tomen en cuenta los con-

flictos de grupos o de razas que son subyacentes. En nues-

tro estudio trataremos, por el contrario, de indicar estas

motivaciones de base y mostrar que ciertos fenómenos cul-

turales —como la utilización de la especificidad cultural

con fines de escape o de oposición— son condicionados

por tales conflictos. Habiendo adoptado una posición muyconciliadora (sugiere que "a largo plazo los intereses de

los africanos y de los europeos son convergentes"), Mali-

nowski ha tratado de definir los problemas "de antropología

práctica" con una desconcertante ingenuidad. Admite, por

ejemplo, que las fuerzas de cambio si son "prudentemente

controladas, pueden asegurar un desarrollo normal y esta-

ble", que la buena política exige establecer el equilibrio

entre "las cosas prometidas y las cosas entregadas", etc.

Es en este momento cuando se encuentra forzado a mini-

mizar fenómenos tales como los nacionalismos incipientes

y las tendencias a la independencia, las reacciones raciales,

los primeros movimientos sociales y la influencia del mar-

xismo. Muestra, en las últimas líneas de The Dynamics. .

.

su temor de ser juzgado como acusador de la colonización

británica; y tal reserva agrava aun más las debilidades de

su contribución.

35

Page 38: Balandier El concepto de situación cultural

Conviene ahora evocar su teoría de cambio cultural

según la cual están en presencia tres realidades distintas:

la cultura africana, la cultura occidental y la que nace del

contacto de estas dos; y cada una con "su propio deter-

ninismo"; teoría a partir de la cual Malinowski estableció

los principios y los "instrumentos" que consideró más

adaptados al estudio. Si bien reconoce que estos tres "ór-

denes" culturales son interdependientes, hace una separa-

ción, al describirlos cada uno por separado, lo cual no está

justificado por la observación de los hechos. Al criticar Gluck-

man esta concepción, recuerda precisamente que la nueva

realidad cultural debe ser analizada en función de la "si-

tuación", que ha podido encontrarse igual en otro lugar;

por ejemplo, en toda sociedad en que empiezan a operar

procesos de industrialización y urbanización; y no sólo

a partir de "variantes" impuestas por el contexto africano.

Ni uno ni otro de estos puntos de vista puede ser

omitido; pero se ve enseguida que tal constatación atenúa

la separación radical levantada por Malinowski. De manera

semejante resulta imposible oponer el medio "consuetudi-

nario" al medio "destribalizado"; existen numerosas comu-

nicaciones entre uno y otro, múltiples cambios y un juego

de influencias recíprocas. Al decidir estudiar al mismo tiem-

po que a los negros de Brazzaville, a las sociedades rurales

vecinas, hemos querido manifestar este carácter de inter-

dependencia, de reciprocidad. Más aún, pensamos que en

tal circunstancia una investigación unilateral hubiera per-

dido mucho de su significación. En ese sentido las ob-

servaciones paralelas, registradas en columnas paralelas,

en la forma que las organiza Malinowski, no pueden con-

ducir a un análisis en profundidad; se esquivan ligazones

esenciales.

36

Page 39: Balandier El concepto de situación cultural

En fin, de manera mucho más amplia, lo que se somete

a prueba con motivo de esta investigación particular, es el

conjunto de la teoría de la cultura. La unidad considerada

para el análisis de la cultura es la institución que responde

a necesidades fundamentales, fisiológicas y psicológicas.

Se conoce este punto de partida, que incita al célebre antro-

pólogo a considerar el "contacto cultural" como efectuán-

dose entre instituciones del mismo tipo. Cada institución

"occidental" tiene primero "que dirigir su impulso hacia su

equivalente indígena"; es pues pudiera decirse en

forma horizontal como se captan los efectos primarios del

contacto, y se acepta por otra parte, que una determinada

institución puede ser reemplazada por otra capaz de respon-

der a las necesidades fundamentales que le han dado origen.

Si bien Malinowski se esfuerza en no dejarse llevar a

esta reducción, en realidad se orienta hacia ella, sobre todo

cuando trata de definir "el factor común a todo cambio

cultural". Semejante concepción conduce a reducir el papel

de las relaciones de conflicto, a captar los fenómenos de

una manera esencialmente descriptiva, a no ocuparse del

análisis de los lazos e interacciones complejas que se esta-

blecen en el campo de un sistema social sometido al cambio.

Estas insuficiencias son tanto más aparentes cuanto que

Malinowski no precisa nada su pensamiento cuando afirma

que el contacto se establece "entre instituciones". ¿Basta

considerar el impacto entre el cristianismo y los cultos yla magia negro-africanos, para captar todos los significados

y funciones asociados a los mesianismos bantú o a las

iglesias "separatistas", incluyendo las reacciones "nacio-

nalistas" que se le agregan? Evidentemente no. Malinowski

abordó mal ese problema, no sólo por razones de orden

teórico, sino por no haber precisado cuál es la realidad que

37

Page 40: Balandier El concepto de situación cultural

representa la "colonia", sociedad global, ni haber definido

sin reticencias la "situación" en la cual interviene el contacto.

Diversos trabajos (en general los más polémicos) han

insistido, por el contrario, acerca del estado de crisis que

revelan la mayoría de sociedades colonizadas; lo cual es

cierto en la medida en que la minoría dominante se opone

a las verdaderas soluciones; porque es claro que en el caso

de la sociedad colonizada la búsqueda de sus normas mo-

dernas coincide con la búsqueda de su autonomía. Este

hecho impone al sociólogo un método de análisis en cierto

modo clínico. Hemos mostrado en un estudio anterior, cómoel examen de sociedades colonizadas, por medio de sus

crisis específicas, conduce en ciertos aspectos a "una po-

sición privilegiada". Tales crisis afectan a la cuasi totalidad

de la sociedad, instituciones lo mismo que grupos y símbolos

sociales. Los desajustes constituyen otros tantos caminos

que permiten al análisis captar no sólo los fenómenos

de contacto entre sociedad dominante y sociedad depen-

diente, sino también comprender mejor esta última, en sus

formas tradicionales, manifestando ciertas debilidades ca-

racterísticas o ciertas estructuras y representaciones colec-

tivas irreductibles. Tales crisis, que afectan a la sociedad

global en su conjunto, constituyen otras tantas apreciacio-

nes sobre dicha "totalidad" y sobre las relaciones funda-

mentales que implica; facilitan además este estudio concreto

y completo ya recomendado por Marcel Mauss.

A primera vista tales crisis se manifiestan por altera-

ción o desaparición de instituciones y agolpamientos. Pero

el análisis sociológico no podría limitarse a estos únicos

aspectos de lo social; es indispensable ir más allá y alcanzar,

según expresión de G. Gurvitch, las formas de la sociabi-

lidad. Parece, en efecto, que diversas "maneras de estar

38

Page 41: Balandier El concepto de situación cultural

ligadas", diversas relaciones sociales, subsisten, mientras

que las estructuras en el seno de las cuales actuaban son

alteradas o destruidas, en tanto que otras nuevas aparecen

en función de la situación colonial y de las posibilidades

sociales resultantes. Pueden coexistir y dar a las innova-

ciones concebidas por la sociedad dependiente, estos carac-

teres a la vez tradicionalistas y modernistas, esta ambigüe-dad señalada por algunos observadores.

Relaciones raciales y psicología

Hemos hecho a menudo alusión a la importancia quelas relaciones raciales, la coloración racial, han adquirido

para los hechos económicos y políticos en el marco de la

situación colonial. Diversos autores insisten en el carácter

interracial de las "relaciones humanas en los países deultramar", sobre el hecho de que por debajo de "las causas

políticas o económicas que enfrentan todavía hoy a la raza

blanca y a los hombres de color, existe casi siempre unmóvil racial"; sobre el hecho de que la sociedad sigue siendo

con frecuencia "interracial", aun después de haberse logrado

la independencia nacional.

Indicamos también que los antropólogos coloniales

se han preocupado de manera insuficiente de los problemas

raciales, y hemos recordado el reducido espacio concedido

a estos últimos en los programas de investigación que se han

establecido. Ello se explica por la atención concedida a las

culturas más que a las sociedades, y también por la preocu-

pación más o menos consciente de no involucrar las bases

mismas ni la ideología de la sociedad colonial a la cual

ellos mismos pertenecen. A la inversa, los trabajos efectua-

dos en los Estados Unidos (y en Brasil) se han ocupado

ampliamente de las relaciones y prejuicios raciales, sobre

39

Page 42: Balandier El concepto de situación cultural

todo entre negros y blancos. Tales hechos no pueden ser

soslayados porque las radicales diferencias de idioma, re-

ligión y costumbres que intervienen en el caso de la situación

colonial, se encuentran aquí atenuadas y no sirven para

ocultarlos y tampoco para complicarlos; porque la alteridad

cultural se diluye y la identidad de derechos se afirma;

porque tales fenómenos representan lo que resta por liquidar

del pasado colonial. Los trabajos no están exclusivamente

centrados sobre los comportamientos, pero muestran, comosugiere R. Bastide, la relación establecida entre las reaccio-

nes de orden racial y las de orden cultural.

Uno de los primeros y más significativos hechos es

cómo la sociedad colonial manipula la diversidad racial con

el fin de justificar y mantener su dominio: afirmación de la

superioridad de la raza blanca que sirve de apoyo a su deber

de civilizar, utilización de los 'racismos locales', y recurrir

a procedimientos derivados de los resentimientos. La topo-

grafía de las villas coloniales, la segregación que se observa

en ella, constituyen en cierto modo testimonios materiales

de la importancia que adquiere el factor racial. En el trans-

curso mismo del período colonial es cuando se afirman las

relaciones raciales, llegan a ser más complejas y más viru-

lentas. La necesidad de una perspectiva dinámica se im-

pone en ese campo; Mannoni observa precisamente que

"la oposición entre razas no es un fenómeno primario o

espontáneo" e indica que "el racismo se forma progresiva-

mente por evolución". El racismo "no se manifiesta", noda lugar a conflictos abiertos, más que cuando el coloni-

zado "trata de emancipar su dependencia".

Las relaciones raciales y los conflictos potenciales im-

plícitos ocupan un mayor lugar a medida que la sociedad

colonizada "cambia". Son resultado del contacto, pero a

su vez lo condicionan: "al racismo europeo ha respondido,

40

Page 43: Balandier El concepto de situación cultural

según Mannoni, un racismo (del colonizado) inducido por

el primero". Esto no llega a manifestarse en las relaciones

que establece la vida cotidiana; no hay más que dos salidas:

las innovaciones culturales sobre todo bajo la forma de de-

sarrollos clandestinos, y las revueltas violentas que sólo ex-

cepcionalmente afectan al grupo contra el cual van dirigidas

(como los hindúes en África del Sur). Encontramos, pues,

esta ligazón entre ciertos aspectos de los contactos cultu-

rales y de los contactos raciales; relación que se ha conver-

tido en muy estrecha, debido a la situación colonial. Conesta perspectiva debemos aproximarnos a los hechos lla-

mados de contraaculturación (reacción a la vez cultural,

racial y política), a los movimientos sociales tales comolas "iglesias negras" y los mesianismos negro-africanos,

así como las transformaciones y cambios clandestinos su-

fridos por las instituciones y agrupaciones tradicionales.

Sería igualmente necesario determinar cómo tales condicio-

nes han llevado unas veces a la vigorización de particulari-

dades étnicas, y otras a la fusión de amplios grupos étnicos

unidos de manera más o menos permanente por idénticos

modos de protesta. En todos estos campos los autores hanrecurrido con frecuencia a nociones prestadas por la psico-

logía social y el psicoanálisis; por lo menos aquellos autores

que no se limitan a las únicas manifestaciones externas, de

los hechos de contacto y prosiguen sus investigaciones en

profundidad.

Conviene, pues, referirnos ahora a las indicaciones ob-

tenidas de la "psicología colonial" o de la "psicología de la

colonización". Ambas disciplinas están poco desarrolladas,

pese a la relativa antigüedad de los primeros ensayos: el de

H. de Saussure consagrado a la Psicología de la coloniza-

ción francesa, es de 1899. Y G. Hardy recordaba en uno

de sus estudios que "nos encontramos todavía en los bal-

41

Page 44: Balandier El concepto de situación cultural

buceos". Los antropólogos que trabajan en países coloni-

zados han abordado frecuentemente el campo psicológico,

aun sin interesarse por ello en forma concreta; la noción de

institución (con la importancia que adquiere en la obra de

Malinowski y sus discípulos) y las de primitividad y men-

talidad primitiva (que dieron sello peculiar a las investi-

gaciones francesas) apenas orientan hacia una psicología

del colonizado.

Algunos autores franceses, sin embargo, han tratado

problemas de esta naturaleza; por ejemplo, Emilio Cailliet

en 1924 con su Ensayo sobre la psicología de los Hova;

Raoul Allier, en el libro titulado La psicología de la conver-

sión en los no-civilizados, analiza la influencia psicológica

de uno de los modos de intervención de la colonización:

la acción de conversión al cristianismo; en él plantea eí

problema del valor de las conversiones logradas y muestra

cómo éstas implican una transformación de la mentalidad yque, según la expresión de Bastide, "asimilando los con-

ceptos cristianos se adentran en la lógica occidental". Es«

también a la influencia de los misioneros que dedica Leen-

hardt un capítulo de su obra Gens de la Grand-Terre,

afirmando que ayuda a una toma de conciencia de la per-

sonalidad y a la formación del individualismo. Las inves-

tigaciones de R. Maunier tomaron en cuenta, aunque de

manera incidental, ciertos hechos psicológicos, haciendo-

hincapié en el papel desempeñado por la imitación, activa

bajo diferentes manifestaciones.

Una de las pocas obras recientes que se han ocupado

de los hechos psicológicos, expresando las relaciones entre

"colonial" y "colonizado", es la de Mannoni; en su Psico-

logía de la colonización dicho autor contrapone la persona-

lidad del malgache "típico" (caracterizado por el 'complejo-

de dependencia' y la huida de la responsabilidad personal)'

42

Page 45: Balandier El concepto de situación cultural

a la del malgache "evolucionado" que ha roto los lazos

de dependencia y se sitúa en la inseguridad. Mannoni

insiste acerca de las alteraciones que afectan la personalidad

del "europeizado", y subraya el aspecto en cierto modo pa-

tológico (que corresponde, al nivel de las estructuras psico-

lógicas, a ese estado de crisis que hemos observado al nivel

de las estructuras sociales), pero sin ligarlo suficientemente

al estado social concreto (la personalidad nueva puede

difícilmente situarse en el seno de las estructuras sociales

formadas por la colonización); señala además la "aparente

duplicidad" que hace pensar "en dos papeles desempeñados

y encarnados por el mismo autor", así como la ambigüedad

revelada por la necesidad de "acelerar la evolución" aso-

ciada al "echar de menos los tiempos pasados".

En cuanto al europeo "colonial", puede liquidar su

"inferioridad" gracias al papel dominante que ejerce en una

situación colonial (lo cual es, en cierto modo, la ventaja

psicológica que completa sus ventajas materiales). El "co-

lonial" está, hasta lo más profundo del inconsciente, ligado

al sistema colonial (y transformado por este sistema) comolo prueba a menudo su sentimiento de ser superior "a los

europeos de la metrópoli".

Mannoni muestra cómo ambos tipos de personalidad,

la "colonial" y la "colonizada", se han podido influenciar

recíprocamente. Sugiere que sus transformaciones se en-

cuentran ligadas a los cambios que afectan la relación co-

lonial, y al expresar esta conexión recíproca, subraya una

necesidad que hemos recordado tantas veces a través de

nuestro análisis. Son numerosas las reservas que cabe hacer

a tan estimulante obra, debido a su carácter general, a

la carencia de contexto concreto, a no tener en cuenta más

que una dimensión de la situación colonial; pero no por ello

pierde originalidad este intento. Ha reconocido y señalado

Page 46: Balandier El concepto de situación cultural

un campo en el que el sociólogo, al estudiar sociedades

afectadas por la colonización, debe arriesgarse si desea

intentar un análisis significativo.

Son poco numerosas las encuestas realizadas en terri-

torios colonizados; y se deben principalmente al trabajo

de investigadores anglosajones, quienes tratan más frecuen-

temente los aspectos patológicos al mismo tiempo que los

hechos de "desajuste". Por ejemplo R. Firth establece un

plan de investigaciones dedicado al Oeste africano de habla

inglesa, y reserva un lugar al estudio de las neurosis ypsicosis; justifica tal necesidad evocando las alteraciones

mentales que afectan a ciertos campesinos desplazados a

las explotaciones industriales, los casos de histeria y otras

afecciones mentales observadas entre la población infantil

en ciudades de la costa. Asimismo Schapera, autor de la

lista de problemas, con prioridad, que debían orientar la

investigación antropológica en Kenia, preveía el estudio de

los "conflictos mentales" consecuencia del "desenvolvimien-

to excesivamente rápido del individualismo". En el mismo

sentido Irving Hallowell ha presentado la expansión europea

como una "fuente de ansiedad" para los pueblos a quienes

afecta; haciendo hincapié sobre el carácter conflictivo del

contacto cultural y sobre el esfuerzo de "readaptación" que

ello impone al individuo. Los trabajos que los autores norte-

americanos han consagrado al "hombre marginal" son aquí

de cierta utilidad; proponen sin embargo un proceso de-

masiado bien calcado de los que elaboraron los estudios

de "aculturación", períodos de conflicto y luego de ajuste,

que pueden según las circunstancias desembocar en la asi-

milación (a la cultura llamada superior) o a la regresión;

insisten en ciertos aspectos característicos: desdoblamiento

de la personalidad, conflicto interior con sus incitaciones

a la psicosis, etc. Encontramos ahí algunos de los fenómenos

44

Page 47: Balandier El concepto de situación cultural

evocados en el análisis de Mannoni. Esta fácil conver-

gencia, en el orden de las generalidades, nos recuerda que

es conveniente retornar a lo concreto, referirnos a las "si-

tuaciones" particulares.

Ciencia social y descolonización

£1 proceso de descolonización ha tenido consecuencias

inmediatas en la práctica científica peculiar de la antropo-

logía social y de la sociología de las sociedades no-europeas,

sobre la representación clásica de esta categoría de so-

ciedades. Ha alterado las costumbres, provocado el pudor

terminológico (respecto a calificativos como 'arcaico', 'pri-

mitivo', etc.) e introducido la duda en cuanto al alcance

actual de la empresa antropológica. Repentinamente, de

golpe, las sociedades consideradas estáticas, o limitadas

a la "repetición", se han abierto al cambio o a la revolución;

han vuelto a encontrar una historia; han dejado de perte-

necer al orden de la pasividad y de los objetos inanimados.

Este hecho de retomar la iniciativa se expresa también

en el campo de la reflexión política y social; y la antropología

que no tiene ya el monopolio de la "explicación" de las

sociedades y culturas tradicionales, debe enfrentarse con

los primeros contradictores indígenas. La obra de estos

últimos es con frecuencia política (como la de L. S. Senghor

que propone una interpretación de las sociedades y culturas

africanas sirviendo de apoyo a la teoría de un socialismo

africano y humanista), o polémica (como la de A. Ly, quien

utiliza la crítica marxista para evaluar la situación de las

"masas africanas" y buscar los medios para realizar una1

'verdadera revolución" )

.

Ciertos estudios recientes debidos a militantes o a

testigos del nacionalismo combativo, muestran hasta qué

45

Page 48: Balandier El concepto de situación cultural

punto la descolonización afecta a las evoluciones sociales

contribuyendo a menudo a una verdadera mutación. Es el

caso del libro de F. Fanón dedicado a la Revolución arge-

lina; a propósito de la mujer y de la familia argelina, o bien

al referirse a las creencias y formas de pensamiento, Fanón

pone de manifiesto "la mutación interior, la renovación de

las estructuras sociales y familiares". En este caso extremo,

la situación revolucionaria resultante de una larga lucha por

la independencia acelera el ritmo de transformación de

la sociedad antigua, ayudando a borrar las conductas tra-

dicionales. Más allá de estas observaciones Fanón ha que-

rido, en un último libro violento y lírico, proponer un mé-

todo de descolonización, lo cual le lleva a examinar yjuzgar al nacionalismo, la cultura nacional, el papel de

la burguesía, el lugar que corresponde al partido y al lider,

etc. La sociología de la descolonización desemboca aquí en

una teoría apasionada de la revolución total.

Esta sencilla y sumaria evocación sugiere la separación

existente entre la imagen sociológica construida por el

antropólogo "clásico" y la que hace el militante. Es preciso

sin embargo mencionar las reorientaciones de la investi-

gación antropológica y sociológica que han llevado a un

análisis más dinámico de las sociedades tradicionales, más

preocupado por las coyunturas que las afectan. El estudio

de los movimientos mesiánicos, sobre todo en Melanesia,

ha terminado por lograr una concepción menos fixista de

los sistemas sociales y ha señalado a la atención de los

antropólogos fenómenos de rebelión "primitiva". Un cam-

bio similar de interés se ha producido en relación con las

sociedades africanas, gracias a las investigaciones dedicadas

a las innovaciones político-religiosas, proféticas o mesiánicas,

a las rebeliones de las poblaciones campesinas, tales como la

del Mau Mau de los Kikuyu de Kenia, a las primeras mani-

46

Page 49: Balandier El concepto de situación cultural

festaciones del nacionalismo. En esta materia, la obra poco

conocida de Evans-Pritchard (El Sanusi de Cirenaica) con-

serva un valor ejemplar: muestra el nacimiento de un na-

cionalismo de forma religiosa, unitariamente eficaz, en el

seno de las tribus beduinas enfrentadas por sus particula-

rismos. Mientras progresaba tal investigación se realizó un

esfuerzo paralelo con el fin de incluir las nociones de anta-

gonismo, tensión, conflicto y ambivalencia en los esquemas

utilizados para interpretar los sistemas sociales tradicio-

nales; podemos simbolizar esta tendencia con un título:

Rituales y Rebelión en el Sureste de África, por Max Gluck-

man. Este doble movimiento contribuyó a hacer nacer la

necesidad de una teoría social a la vez más dinámica ymás crítica.

IV. Conclusiones

Hemos examinado ciertos hechos que los autores anglo-

sajones han compilado bajo la noción de "choque de ci-

vilizaciones" o "choque de razas", pero mostrando que en

el caso de pueblos dependientes tales choques o contactos

han operado en condiciones muy peculiares. A este conjunto

de condiciones le damos el nombre de situación colonial,

la cual puede definirse reteniendo las más generales y vi-

sibles de tales condiciones: dominación impuesta por una

minoría extranjera, racial y culturalmente diferente, en

nombre de una superioridad racial (o étnica) y cultural

dogmáticamente afirmada, a una mayoría autóctona ma-

terialmente inferior; la puesta en contacto de civilizaciones

heterogéneas: una civilización de tipo maquinista, con po-

derosa economía, de ritmo rápido y de origen cristiano,

imponiéndose a civilizaciones carentes de técnicas com-

47

Page 50: Balandier El concepto de situación cultural

piejas, con economía retardada, de ritmo lento y radicalmen-

te no-cristianas; el carácter antagónico de las relaciones

entre ambas sociedades, explicable por el papel de instru-

mento al que se condena a la sociedad dominada; necesidad,

para mantener el dominio, de recurrir no sólo a la "fuerza"

sino también a un conjunto de pseudojustificaciones y com-

portamientos estereotipados, etc. Tal enumeración es sin

embargo insuficiente.

Hemos preferido, gracias a los "enfoques" particulares

de cada especialista, plantear la situación colonial en su

conjunto, en tanto que sistema. Hemos considerado los

elementos a partir de los cuales toda situación concreta

puede ser descrita y comprendida, mostrando cómo se han

ligado entre sí y cómo en esta forma todo análisis fragmen-

tario resulta parcial. Esta totalidad reconoce a los "grupos"

componentes de la "sociedad global" (la colonia) como

representaciones colectivas propias a cada uno de ellos. Pero

la situación colonial se ha ido modificando a un ritmo cada

vez más acelerado; ello exige, pues, la necesidad de captar-

¡a históricamente, fechándola y examinándola hasta el mo-

mento de su supresión.

La sociedad autóctona que estudia el antropólogo par-

ticipa en mayor o menor grado (según su volumen, poten-

cial económico, conservatismo cultural, etc.) en la situación

colonial; es, o fue, uno de los grupos integrantes de la

"colonia". No resulta concebible por tanto que un estudio

satisfactorio de dicha sociedad pueda efectuarse sin to-

mar en cuenta esta doble realidad: la "colonia" o sociedad

global en el seno de la cual está inscrita, y la situación co-

lonial. Cuando procediendo en forma unilateral se descu-

bren los fenómenos o procesos de cambio respecto al úni-

co fondo tradicional (o "primitivo"), apenas si puede ha-

48

Page 51: Balandier El concepto de situación cultural

cerse otra cosa que enumerarlos y clasificarlos; lo mismoocurre si se limita al estudio del "contacto" entre "insti-

tuciones" de la misma naturaleza (como lo recomienda

Malinowski). De hecho los aspectos "modernistas" no son

comprensibles, una vez señalados, más que en relación con

la situación colonial; y es hacia tal reconocimiento que,

felizmente, se orientan ciertos antropólogos (Fortes, Gluck-

man) considerando que en el caso del África negra colo-

nizada, sociedad negra y sociedad blanca participan en un

mismo conjunto, al abordar la noción de "situación". Tam-bién Bastide con motivo de sus estudios dedicados a la

interpretación de las civilizaciones, subraya la importancia

de "la situación en la cual se ha efectuado el proceso". Por

nuestra parte hemos querido rebasar estas primeras obser-

vaciones mostrando cómo una situación colonial puede ser

"abordada" y lo que ello implica; manifestar que todo

problema actual, de sociología de los pueblos colonizados

hasta fecha reciente, sólo puede ser abordado en relación

con la totalidad. La noción de "situación" se ha impuesto

a diversos especialistas en ciencias sociales, quienes la uti-

lizan con el nombre de "situación social", como hace H.

Wallon, o bajo el nombre de "coyuntura social particular"

como dice G. Gurvitch; la noción de "fenómeno social to-

tal" elaborada por Mauss era un anticipo a tales exigencias.

Resulta, sin embargo, significativo que buen número

de antropólogos hayan investigado en el seno de socieda-

des colonizadas y después de examinar sus aspectos yproblemas modernos, hayan evitado (inconscientemente la

mayoría de las veces) evocar la situación concreta partí"

cular de tales sociedades. Se han atenido a los sistemas

poco comprometedores de la "civilización occidental" ylas "civilizaciones primitivas", o se han limitado a proble-

49

Page 52: Balandier El concepto de situación cultural

mas restringidos para los cuáles han sugerido soluciones

de efectos también restringidos. Por rehusarse a dar su

conformidad a tal actitud, que consideran inevitable y úni-

camente útil a la sociedad colonial, ciertos antropólogos

no han aceptado dar a su disciplina el carácter de ciencia

"aplicada". Este hecho entra en el marco de la crítica de

la observación en materia de ciencias humanas; y sugiere

el importante trabajo crítico a que probablemente deba

abocarse el observador de sociedades afectadas por la co-

lonización.

Bajo el aspecto del conocimiento sociológico en ge-

neral, ¿cuál es la aportación de las investigaciones cuya

evolución acabamos de mostrar? Los estudios orientados

hacia el examen y la explicación de los cambios modifican-

do las sociedades tradicionales dependientes, aclaran no

sólo el futuro de estas últimas sino también acerca de su

estructura y organización pretéritas. Con motivo de las

"pruebas1

' a que tales sociedades tuvieron que enfrentarse,

se apoderaron de dispositivos más o menos vulnerables,

de modelos sociales tan valorizados que se conservan pese

a resultar inadecuados a la nueva situación; la importancia

relativa de los diversos elementos constitutivos se capta

entonces con mayor claridad y menos arbitrariedad. Ana-

lizando la noción de situación colonial, hemos señalado hasta

qué punto las crisis sufridas por las sociedades colonizadas

constituyen otras tantas "ventanas" mostrando no sólo los

fenómenos de contacto y dominio, sino también las antiguas

estructuras de tales sociedades. Es un punto de vista que

han adoptado también los antropólogos ingleses de la Es-

cuela de Manchester. Gluckman reveló, basado en su ex-

50

Page 53: Balandier El concepto de situación cultural

periencia en África del sur y central, que la evolución mo-

derna opera en el sentido de las debilidades estructurales

particulares de tal o cual sociedad tradicional Más re-

cientemente V» W. Turner, al presentar los resultados de

su encuesta acerca de los Ndembu de Rhodesia del Norte,

definió su método calificándolo de "microsociología dia-

crónica", e hizo el estudio minucioso y fructífero de los

"dramas sociales" modernos, reveladores de contradicciones

y conflictos específicos del sistema social tradicional.

Sigue siendo indispensable una gestión dinámica sobre

otros extremos. Ayudaría a reconocer mejor el carácter

heterogéneo de toda sociedad que muestra siempre elemen-

tos "de edad diferente" secuelas de su historia que

coexisten en forma más o menos contradictoria, más o

menos eficaz. Lefébvre al trazar las "perspectivas de la

sociología rural" puso en evidencia la "doble complejidad"

de las sociedades campesinas: "complejidad horizontal"

observada en las estructuras "de la misma fecha histórica"

donde "se manifiestan diferencias esenciales que llegan

hasta el antagonismo", y "complejidad vertical" debida a

"la coexistencia de formaciones de edad y fecha diferentes".

Ambas complejidades "se entrecruzan, actúan una sobre

la otra; crean, un cúmulo de hechos que únicamente una

buena metodología puede ordenar". |. P. Sartre ha evocado

dicho análisis para formular su conformidad con el método

que ella implica (aplicable, a su juicio, "en todos los campos

de la antropología"). Reconociendo tal complejidad múl-

tiple, el estudio dinámico de las sociedades tradicionales

"en transición" permite corregir la representación simpli-

ficada de las estructuras sociales consideradas muy fre-

cuentemente bajo el ángulo de la "pureza" o de la "pri-

mitividad".

51

Page 54: Balandier El concepto de situación cultural

Por otro lado, el examen de las estructuras sociales,

en un contexto de cambios numerosos y acelerados, revela

con un verdadero efecto de aumento el carácter "aprpxima-

tivo" de su posición en el seno de la sociedad global.

Manifiesta las contradicciones observadas entre los diversos

principios de estructuración y organización, así como la

distancia existente entre los aspectos "oficiales" de la

sociedad y la práctica social. En efecto, es con motivo de

tal coyuntura cuando se perciben con claridad las incompa-

tibilidades y discordancias, los conflictos de interés y los

tipos de estrategia a los cuales pueden recurrir los grupos

y los individuos. De este modo se encuentran prevenidos

ante la tendencia a valorizar el aspecto estático y afirmar

(implícitamente) la cuasi perfección de las sociedades

tradicionales consideradas en tanto que sistemas.

En un artículo consagrado a los métodos etnológicos,

observaba F. Boas: "No basta saber cómo son las cosas,

sino cómo han llegado a ser lo que son1

'. Pero la idea

resulta incompleta: debe inscribirse en un movimiento dia-

léctico que abarque también los procedimientos gracias a

los cuales las cosas siguen siendo provisionalmente "lo

que son" y descubre las fuerzas que le impondrán nuevos

dispositivos. El estudio diacrónico y relacionado de las so-

ciedades llamadas ayer "primitivas", prepara para tal (y

necesaria) exigencia. Ello permitirá instaurar lo cual es

urgente una antropología u una sociología dinámicas.

Page 55: Balandier El concepto de situación cultural

Se imprimieron 3 000 ejemplares en papel

bond 80 gr., el día 14 de setiembre de 1970,en los talleres de la Editorial "José dePineda Ibarra" del Ministerio de Educación

de Guatemala, Centro América.

Page 56: Balandier El concepto de situación cultural

^DA l&APRA

Ministro de Educación

Lie. Alejandro Maldonado Aguirre