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    Contina en la pgina 2

    Carlos Slim:El mecenas queusa calculadoraDIEGO ENRIQUE OSORNO

    Messi: El chicoque siemprellegaba tardeLEONARDO FACCIO

    ALEXANDRO ALDRETE

    RAYMUNDO PREZ ARELLANO

    JUAN ALBERTO CEDILLO

    XIMENA PEREDO

    13/14/15_Opinin5_Historia Nacional 8 _Historia Internacional

    /ELBARRIOANTIGUO

    @ELBARRIO

    ELBARRIOANTIGUO.COM

    Ao Uno/Nmero Cuatro

    Del 26 de mayo al 1 de junio de 2013Made in Monterrey

    POR DANIELA GARCA

    LOS DUEOSDEL BARRIOCmo es la vida cotidiana en la zona ms insegura de Monterrey?

    J

    aime Hernndez calculaque fue en 2007 cuandose oyeron las primerashistorias de vecinos o vi-

    sitantes de El Barrio Antiguo quedesaparecan o eran asesinados enmedio de la violencia que sacudia Monterrey. Lo dice sentado en sucasa con una cerveza Heineken re-cin destapada en la mano. En suventana, un pequeo letrero indi-ca que no est permitido tomar fo-tos de los muebles tallados a manoque expone en la calle de Francis-co Javier Mina, sobre la banqueta,

    frente a su domicilio. En Monterrey

    existe una cantidad signicativade artesanos, pero Jaime es de lospocos que se dedican a trabajar lamadera de esta manera. Se trata de

    un trabajo elaborado, largo y por lotanto, costoso. Un mueble grandepuede valer hasta 25 mil pesos. Sucasa resalta por la luminosidad deunas macetas que adornan las ven-tanas y por su fachada color rojoladrillo. Aunque no le gusta quetomen fotos de su mercanca, da laimpresin de que s disfruta hablarsobre su barrio y sobre la forma enque se ha transformado en los aos

    recientes.

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    _Historia Local Viene de portada

    elbarrioantiguo.com

    Del 26 de mayo al 1 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    La inseguridad enEl Barrio Antiguo

    no era la comnde cualquier otrazona de la ciudad.De acuerdo condatos de la PGR,

    el CentrodeMonterrey se volvila colonia msviolenta de la zonametropolitana, anms que coloniaspopulares como laIndependenciay LaCampana.

    Foto:DanielaGarca(

    2013)

    Durante la conversacin, cuan-do se le pregunta quines desus vecinos se marcharon a causa de lainseguridad, el vendedor de muebles se-ala una casa de al lado que luce aban-donada. Ah viva una familia que deci-di irse de El Barrio Antiguo el da delataque al Caf Iguana.

    Juan Mrquez, su esposa Myrna

    y sus hijas Linda y Ana se mudaron ala colonia Linda Vista el 23 de mayode 2011, junto con la madre de Myrna,quien viv la mayor parte de sus 82aos en El Barrio Antiguo. Su nuevohogar situado en el municipio conurba-no de Guadalupe es ms amplio que elque tenan en el corazn de Monterreyy cuenta con comodidades que notenan antes en su viejo hogar: espaciopara su propio bote de basura y un lugarpara estacionar los coches. Myrna sonremientras recuerda las horas conictivasde trco o los letreros que tena que col-gar para evitar que los forasteros ocupa-ran los lugares de estacionamiento desus automviles. Pero lo que realmentela atorment fueron los balazos que seescucharon a diario durante un largoperodo en el centro de la tercera ciudadms poblada de Mxico.

    A m s me gustaba el Barrio. Todoestaba cerca, la casa era muy bonita yla gente muy amable, recuerda Juan.La noche en que decidieron abando-nar su casa, Juan y Myrna estaban ensu recmara viendo en la televisin unepisodio de CSI cuando oyeron el ulularde sirenas. Juan tom su celular y buscen Twitter alguna pista de lo que sucedapero fue su vecino el que le vino a rela-tar lo que estaba ocurriendo en el Barrio.Myrna por su parte, se dirigi de inme-diato al cuarto de sus hijas y se sent conellas en el piso. Minutos despus entrJuan para informarles acerca del ataque,mientras permanecan en el suelo de sucasa por temor a las balas perdidas. Fi-nalmente, tomaron la rme decisin de

    marcharse de El Barrio Antiguo.

    ***

    Un ao despus de aqul xodo fa-miliar, la madre de Myrna regres a suhogar en El Barrio Antiguo. Quie-ro morir en lo que siempre ha sido micasa, cuenta Lourdes Jimnez, Lulcomo la llaman sus conocidos, mientrasse balancea en una silla de madera, en elpasillo que da a la puerta principal de suaorada residencia.

    -Se siente sola con su familia vi-

    viendo en otras colonias?-No, porque vienen seguido a visi-

    tarme.-Qu tan seguido?- No tan seguido como quisiera, pero

    me dan mis atenciones. Adems, misvecinas siempre vienen a hacerme com-paa porque son mis amigas desde hace50 aos. No estoy sola, slo vivo sola.

    Lul acomoda su vestido largo con

    ores y toca el pelo plateado que ador-na su cabeza mientras sonre a su hijaMyrna. A unos metros se encuentra suantigua casa, donde vivi durante algu-nos meses una pareja de recin casados.A sus espaldas, un angosto pasillo llevaal pequeo patio en donde sus dos nie-tas juegan con la mascota de Lul, elperro Pelusa. Las nias se divierten peroviven ms cmodas en Linda Vista queen El Barrio Antiguo. Tienen una casablanca de dos pisos, con amplia cocheray un patio mediano, en donde cuidan

    al conejo Cebollita. Pueden salir a jugarcon sus vecinos. No las despierta por lasmadrugadas ningn sonido de guerra.

    Cuando la familia abandon suresidencia, consideraron que poner elinmueble en renta sera una buena op-cin, ya que podran mantener la pro-piedad y adems obtener algn ingresoeconmico. Las casas en la zona, a pesarde la violencia, mantienen altos preciosdebido a que se encuentran en una zonacntrica y cmoda. Para los Mrquez, ypara muchos ms, sin embargo, ha sidodifcil rentar las casas abandonadas. Su

    pequeo hogar estuvo ocupado nica-mente durante algunos meses y ha per-manecido deshabitado desde entonces.

    No hay estadsticas claras sobre elnmero de personas que abandon suscasas durante las pocas en donde sedio ms violencia en el Barrio, pero seestima que ms del 60 por ciento de losinmuebles estn vacos. Algunos ven-dedores de bienes races han visto en la

    zona un buen negocio debido a los altosprecios del lugar, donde las renta prome-dio de una casa ronda los 25 mil pesos.Aunque han bajado considerablemen-te desde que inici la inseguridad en elcentro de la ciudad.

    En el momento en que preguntopor qu abandonaron El Barrio An-tiguo, Lul voltea a ver a Myrna congesto reprobatorio. Se fue porque quiso,porque eso de las balaceras no es algoque pase a todas horas y todos los das.Y adems pasa en todos lados. No sloen el Barrio. Myrna no est de acuerdocon su madre. Explica que cuando vivaaqu, el simple hecho de salir a las callesle causaba ansiedad. Hacer el mandadoera una peligrosa aventura y ni pensarque las nias salieran a la calle con sus

    amigos. Yo no me senta cmoda, rela-ta, mientras ve a su madre con los ojosentrecerrados y una sonrisa condescen-diente. Madre e hija se miran, los mis-mos ojos caf se reencuentran. Juan nopadeca la misma ansiedad que Myrna,su trabajo como arquitecto lo mantenaocupado. Sin embargo, s le preocupa-ban los ataques a diferentes bares del Ba-rrio y la ansiedad de su esposa lo ponanervioso. Cualquier ruidito la perturba-ba en la noche, Myrna nunca dorma.Un ao despus de su partida, los ndi-ces de violencia se dispararon realmen-te: asaltos a mano armada, robos a casahabitacin y a negocios, cristalazos e in-cluso violaciones se volvieron monedacorriente. La inseguridad en El BarrioAntiguo no era la comn de cualquierotra zona de la ciudad. De acuerdo condatos de la Procuradura General de laRepblica (PGR), el Centro de Monterreyse volvi la colonia ms violenta de lazona metropolitana (an ms que colo-nias populares como la Independenciay la Campana), alcanzando un pico deviolencia en el 2010. Todava en los pri-meros meses del 2013, el primer lugar enviolencia en Monterrey, sigue siendo elCentro, aunque ya bajaron los ndicesglobales de criminalidad.

    Al preguntarle a Myrna y su esposoJuan si extraan El Barrio Antiguo-

    ambos sentados en su pequea cocinaen la casa de la colonia Linda Vista-, seasoma la nostalgia en sus ojos cuandoresponden que s. Se trata de un lugarquerido donde vivieron sus primerosaos como esposos, donde llevaron a susdos hijas cuando nacieron y en dondeinvirtieron sus primeros pesos.

    -Regresaran?Myrna titubea. Juan se abstiene de

    contestar.-Tal vez- dice Myrna- Pero las cosas

    tendran que cambiar.

    ***Lul ve a sus vecinas casi todos los

    das; en ocasiones toman el almuerzojuntas. Clarita y ella riegan las plantaspor las maanas, sacan sus sillas a labanqueta y se sientan a platicar a las dosde la tarde, y una vez que ha empezadoa hacerse tarde, se despiden y se dirigena sus respectivas casas. Se trata de algoque cada vez es menos inusual entre los

    vecinos de El Barrio Antiguo, sobretodo entre aquellos que ya han llegadoa la tercera edad, que representan a lamayora de los habitantes de la zona. Alcarecer de la fuerza y las energas de los

    jvenes para reclamar a las autoridadeso hacerle frente a los criminales, estaspersonas cometen la osada de recuperarsus espacios desde la comodidad de suscasas, con pequeos actos. Las redes de

    amistad que tejieron con el paso de losaos, los han unido y les dan la tranqui-lidad de saber que el otro siempre velarpor su seguridad, los recibir en caso depeligro y les informar en caso de quesea necesario. Por lo pronto, se sientanen sus mecedoras, conversan historiasmientras observan a la gente pasar y,nuevamente, como en los viejos tiem-pos, se sienten los dueos del Barrio.

    II

    Seora, psele, le prometo que sitoma de este caf va a encontrar al hom-bre de su vida, grita Roberto Maldona-do, por encima del ruido de la multitudque arremolina en la angosta calle em-

    pedrada, en un domingo soleado. En supuesto, en la entrada de la casa que com-parte con su esposa e hijos, Maldonadoprepara caf de calcetn, sirve agua demarzo (la Milagrosa y la Misteriosa,dependiendo de lo que decida el cliente)y vende deliciosos pasteles de tres lechesy tortas dulces con crema de cacahuateo ensaladas con humus de almendra.Sonre y con el brillo de sus ojos claroscoquetea con las jvenes que pasan consus novios, las seoras que se sonrojany las abuelitas que aceptan tomar unataza de caf negro cargado, a veces conuna pizca de leche y azcar. Verdadque es el mejor caf que has tomado?,me grita por encima de la cabeza de An-gelito, un empresario texano que visitaMonterrey continuamente debido asus negocios y que tiene como paradaobligada El Barrio Antiguo y en espe-cial, El Caf du Calcetn de Maldonado.Sin sabores qumicos o conservadores,el sabor amargo que se ha ltrado en elcalcetn -que en realidad es una telagruesa llena de granos de caf en la cualMaldonado vierte agua ardiente- nun-ca podr ser encontrado en las tazas decaf que se venden en los Starbucks queabundan en la ciudad y que an no sehan acercado al corazn de Monterrey.Slamente en los alrededores de Monte-rrey se pueden encontrar 24 sucursales

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    3_Historia Local

    elbarrioantiguo.com

    Cul inseguridad?Es lo mismo en todoslados, slo que losperidicos siguieroninstrucciones de lacmara de comerciode San Pedro para quetoda la gente se fuerapara all.

    Del 26 de mayo al 1 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    Foto: Daniela Garca (2013)

    de Starbucks, seis de stas a diez minu-tos de distancia de El Barrio Antiguo.Ninguna dentro del mismo. De hecho,en la zona de concentra una gran can-tidad de pequeos negocios locales,restaurantes, cafs y galeras de arteque no pertenecen a grandes cadenascomerciales. Aunque son pocos los quehan permanecido operando debido a laviolencia.

    El da anterior, en ese mismo lu-gar, platicamos en la sala de su casa,rodeados por los ruidos hogareos deuna familia de cuatro personas; su es-posa pasando de cuarto en cuarto, unode sus hijos arriba en su dormitorio y elotro en la habitacin contigua, teclean-do furiosamente en su computadora.Fue entonces cuando me presumi sudelicioso caf. Hemos vivido aqu por18 aos, coment Maldonado. Su fa-milia es una de las que permaneci enel Barrio pese a las olas de violencia queazotaron el lugar y que ocasionaron unxodo en la zona. Al mencionar estoshechos, se re y hace un ademn con lamano. Cul inseguridad? Es lo mismoen todos lados, slo que los peridicossiguieron instrucciones de la cmara decomercio de San Pedro para que toda la

    gente se fuera para all. Luego se paray se dirige hacia la cocina para regresarun momento despus con un cigarrilloen la mano. Cambia el tema y empieza ahablar sobre sus vecinos, los que se fue-ron, los que se quedaron y los recin lle-gados. Las casas vacas, los monumentoscasi destruidos, las fachadas descuidadasy las banquetas en psimas condicionesson un tema que conoce bien. Las lum-breras que permanecieron apagadasdurante un ao, dice, pudieron haber-le dado a las personas un sentimientode inseguridad. Es lo nico bueno queha hecho esta administracin por nprendieron las luminarias. Se asomapor la ventana y seala una de las lm-paras que se encuentran afuera (su casaest ubicada frente al Museo Estatal delas Culturas Populares), mientras se re-ere a la actual alcaldesa de Monterrey,Margarita Arellanes, como Mrgara. Lafalta de luz pblica, no slo en El BarrioAntiguo, sino en general en el Centro,fue un problema que se acento duran-te la administracin del anterior alcalde,Fernando Larrazbal. Mantener apaga-das las lmparas fue una solucin quese tom, supuestamente, como medidade ahorro para sofocar la deuda pblicaque creca sin control. A mediados delao anterior, en plena campaa poltica,

    Arellanes prometi ante los vecinos delBarrio que se encargara de prender lasluces en las calles y nalmente lo hizo.

    Maldonado prosigue a criticar laspolticas pblicas de ex alcaldes y exgobernadores como Scrates Rizzo yFernando Larrazbal, quienes, asegura,se aprovecharon del Barrio para conver-tirlo en una gran cantina en donde nohaba regulaciones de ningn tipo, porlo que terminaron destruyendo el lugary alejando a cientos o incluso miles devecinos.

    - Haba una gran falta de regulacio-nes.

    - De qu tipo?- De sonido, por ejemplo. Los antre-

    ros no regulaban los decibeles y el ruidoera mucho. No tienes idea de cuntasveces me quej, hasta que me di cuentade que lo nico que hacan era aprove-char mis quejas para pedirle mordidasa los dueos- comenta y se re- despusdej de quejarme de eso.

    Las paredes de la sala de su casa, pin-tadas de color mostaza, reejan la luz dela tarde que se asoma por una ampliaventana con barandales. En un peque-o paseo por las calles del Barrio, el visi-tante puede percatarse rpidamente de

    que las fachadas de las casas, la infraes-tructura que las rodea y hasta el empe-drado de las calles (aunque no todas sonempedradas) es de estilo norestense, sinmuchos ornamentos, lisas y, en su ma-yora, de adobe. Sin embargo, basta coningresar a algunos de los domicilios paradarse cuenta de que el interior rara vezva de acuerdo al exterior.

    Fue el ex gobernador, Scrates Rizzo,quien instaur en los noventa polticaspblicas sobre las fachadas de las casas,el tipo de arquitectura que deba de te-ner el Barrio y la apariencia antiguaque deba de reejarse al caminar por lasangostas, largas y serpenteantes calles.Lo sigui en aos recientes la adminis-tracin de Fernando Larrazbal, quiencontinu con la idea de que se trataba deun lugar protegido y promovi que ellenguaje arquitectnico de la zona ar-monizara con el entorno. Un pequeopueblito casi mgico en medio de caosvial, altos edicios, ensordecedor trcoy ocinas de gobierno, industriales ycomerciales. Nosotros siempre hemosmantenido este diseo interior, diceMaldonado con orgullo. La sala no esgrande, ni de anchura ni de altura. Lospasillos que llevan de un cuarto a otroson angostos y la pintura se est descara-pelando en algunos lugares. Como toda

    casa original del noreste, es angosta perolarga hacia atrs. Despus de la sala seencuentra un pequeo saln en dondese divisa el comedor. Unos pasos msllevan a la cocina y a una puerta que dahacia un acogedor patio lleno de plan-tas, pintado de rojo ladrillo en las pare-des, en donde se pueden ver acomoda-das bicicletas de diferentes tamaos.

    ****

    La familia Maldonado es una de laspocas que todava viven en el Barrio; elMunicipio de Monterrey estima que enla colonia actualmente subsisten slo 50familias. Este censo excluye a las pare-

    jas de jvenes, de personas de la terceraedad y de estudiantes o jvenes que ren-tan un espacio en el Barrio. Una mesa demadera rodeada de bancas simplonas,tambin de madera, en medio de unbosque de plantas y puertas falsas colga-das en la pared como si fueran cuadros,acompaan a Maldonado un lunes porla maana. El defensor de la vida tran-quila en el Barrio me informa, como sifuera una irona planeada por el desti-no, que a su esposa le robaron su com-putadora ayer; estaba en la misma mesaque utilizan los domingos en el Caf DuCalcetn. Se metieron al patio de su casay tomaron el aparato que se encontraba

    justo en esa mesa. Eso fue lo nico que sellevaron los ladrones.

    Tomamos caf de calcetn y habla-mos de temas ms personales. Me pa-rece difcil reconocer a este hombre que

    habla orgulloso de los logros de sus hijos,de su esposa, de sus amigos y de s mis-mo (aunque con reticencia), de aqulque grita piropos y habla en doble senti-do en la puerta de su casa los domingosmientras atiende su puestecito de cafen el Bazar Cultural. Es puro perfor-mance, dice. Es una forma de venderque otros han hecho, que otros hacen, yque otros intentan copiar. Pero es su for-

    ma de resistencia personal en contra delabandono del Barrio. Mejor resistenciaque resignacin, es su lema. Para l, deeso se trata el Callejn del Arte que seinstala los domingos en la calle Mina.Aunque otros lo consideren como unsimple mercado y hay vecinos que sequejan por tener que retirar sus cochesde las aceras para dar paso al reino pea-tonal, es la forma en que los vecinos hanpodido recuperar su espacio pblico. Sesienten seguros al poder caminar por lacalle, se sienten dueos de la misma alpoder sentarse y ver el da transcurrir.

    Maldonado no quiere un Barrio fa-miliar. Tampoco quiere un Barrio antre-ro. Quiere una zona de convivencia enla que esas dos cosas se mezclen, juntocon la cultura. No se trata de galerasde arte como las que hay en San Pedro.Aqu quebraran. Se trata de mostrar lacultura regia, lo que realmente hacemosaqu, lo que hace Monterrey ser Monte-rrey. Un lugar para los jvenes, un lugarpara las tocadas, un lugar para diversiny para artesanos. Recuerda Maldonadoque alguna vez el Barrio fue un lugar endonde se mezclaban jvenes y personasde todas las edades en antros con msicade todos los gneros. Caminar por las ca-lles empedradas buscando esta, encon-trar amigos en las puertas de los bares

    Enciende otro cigarro y habla sobresus vecinos, aquellas familias que toda-va viven en el Barrio. Son pocas, la ma-yora se trata de jvenes buscando unlugar barato, cmodo y cntrico dnde

    vivir. Dice que los conoce a todos, al me-nos a los que viven en su misma calle,aunque los separen cuadras y manza-nas. Pero algo que me sorprende es quetambin conoce a todos sus clientes deCaf du Calcetn, aunque slo hayan idouna o dos veces a sentarse a la sombra desus bancas.

    - Angelito, no habas venido. Com-paero, cmo has estado? Ya te extra-bamos, que bueno que nos visitas. Gran-dulona, un cafecito?...

    Unas chicas se sientan en la nicabanca que tiene Maldonado en la ca-lle, de frente a l. Se ren de sus chistes,se sonrojan con sus picardas y perma-necen un rato, esperando que las entre-tenga. No son las nicas que se quedandespus de haber terminado su comida

    o bebida. Esa la idea del caf, me expli-ca Maldonado. Slo se coloca una mesapara forzar la convivencia. No es raro,una platicadita con un caf en la manoes una buena excusa.

    - Es la idea, porque, claro, el caf no meda ni para pagar una sirvienta. No costea.

    - Por qu lo sigue haciendo enton-ces?

    - Porque a la gente le gusta, porque anosotros nos gusta.

    La idea naci cuando estaba con suscompadres, en esa misma mesa, reflexio-nando sobre las formas en que la gentebuscaba recuperar los espacios del Barrio.Pero ms que un espacio, un sentimiento.

    - Entonces, es posible recuperar elBarrio?

    - S, s lo es. Es un trabajo en conjuntode vecinos y buenas polticas pblicas, nocomo las que han estado haciendo hastaahora.

    Maldonado se echa para atrs, exhalael humo del cigarro y me asegura que se-guir en pie de lucha con su caf, su esposaLaura y sus tres hijos, en su pequea casamorada por fuera, mostaza por dentro,para recuperar el Barrio donde han vividolos ltimos 18 aos.

    Y eso es el Barrio, me dice mientrasse levanta para despedirme.

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    III

    Los vecinos de El Barrio Antiguosuelen ocupar las aceras contiguas asus casas con cubetas o cualquier otroobjeto que cubra espacio sucientepara evitar que los visitantes se adue-en del estacionamiento que segnellos les pertenece. No es fcil encon-trar un lugar donde aparcar. El calor delas tardes de Monterrey se reeja en lascalles vacas y las ventanas abiertas delas casas que buscan alguna brisa querefresque los cuartos. El sol y el calor sesienten en el duro concreto gris mien-tras me dirijo hacia una de las ltimascuadras del Barrio, en busca de La Ma-driguera. El nombre de la tienda meremite a pensar en la destartalada ychueca casa de la familia Weasley delos libros de Harry Potter.

    Pero La Madriguera que busco estodo lo contrario; se trata de una pe-quea casa en perfectas condiciones,que funciona como negocio y escue-la de artes donde vive y trabaja JanetCullar. Qu es lo que quieres que tediga?, me pregunta cuando nos senta-mos en unas cmodas sillas de metal.Su perro Pasita me ve tmidamentemientras camina hacia nosotras. Le

    digo que quiero saber por qu vive enel Barrio, por qu le gusta, por qu re-gres, qu piensa de la inseguridad....Parece molesta. Dice que no le agradahablar de eso. Que est en contra de esepensamiento generalizado que existeen Monterrey de que El Barrio Anti-guo es inseguro, violento y peligrosopara vivir.

    Janet vive justo detrs de La Ma-driguera, en la calle Abasolo, con supareja, Guillermo Malo. A tan slounas cuadras de lo que fue la princi-pal zona de antros, cerca de las callesde Padre Mier y Zuazua, en donde lamayora de las balaceras, asaltos y se-cuestros ocurrieron. Lleg a vivir porprimera vez a El Barrio Antiguo en2010, pero lo abandon al poco tiem-po. Tuvo que irse a la colonia San Jer-nimo, a la casa de sus padres, debido ala insistencia de estos, ya que vean de-masiado arriesgado vivir en el Barrio.Cedi a pesar de que estaba conadade que La Madriguera era un lugar se-guro, lejos de la violencia que afectabaal resto de la zona. Los peridicos, losnoticieros hacan que mis paps sepusieran nerviosos, y lleg el puntoen que yo tambin. Tras hablarlo consu pareja, ambos se fueron a la coloniaque los vio crecer, una de las que noaparecen en los ndices de inseguridad

    de la ciudad. Rara vez se registran he-chos relacionados al narcotrco y lainseguridad que se vive ah est msrelacionada con robos a locales y do-micilios.

    Abandonaron el Barrio en el 2010,pero La Madriguera permaneci abier-ta. La pareja acuda diario a la coloniapara atender a sus clientes por lo quesus estancias, sus horas de comida yhasta las de sueo se empezaron a di-vidir entre el Barrio y sus respectivoshogares al pasar de los meses. Final-mente, llegaron a la conclusin de queera ms cmodo regresar al Barrio paraestar ms cerca de su negocio (llegabana hacer hasta una hora de camino). Enel 2012, a principios del mes de febrero,volvieron a empacar sus maletas y re-gresaron.

    Janet parece una de esas personasque mira las cosas siempre con unasonrisa. Es una persona alegre de tiem-po completo, excepto cuando le men-ciono las casas vacas y el miedo quese propag despus de los incidentesviolentos que se dieron en los antros ydems calles de la colonia. El gobiernomunicipal de Monterrey considera queuno de cada cuatro espacios de vivien-da del Barrio estuvo vaco entre 2011

    y 2013. La zona se ha ido repoblandopoco a poco, aunque el 80 por ciento deestas casas todava no han sido ocupa-das por sus dueos originales, sino quese encuentran habitadas por personasque las rentan.

    El costo de una renta en la zonapuede variar, dependiendo de dndeest ubicado el lugar y de su tamao.Un pequeo cuarto en un departamen-to puede ir desde los cuatro mil hastalos ocho mil pesos. Una casona grandepuede llegar a costar hasta 30 mil pesosmensuales. Aunque todava distan dealcanzar el alto valor que llegaron a te-ner hace poco ms de una dcada. Nome gusta que me pregunten por la vio-lencia, a m no me parece que haya in-seguridad, comenta con el ceo frunci-do y en un tono defensivo.

    En La Madriguera, Janet y Gui-llermo se dedican a vender productosmanufacturados por artesanos locales:desde ropa, aretes y collares hasta cua-dros de pintura. Pero el mayor atracti-vo del lugar es el giro escolar/artsticoque le han dado al implementar cur-sos de diferentes temas: huertos ecol-gicos, cocina mexicana, pintura, tangoy costura, entre otras cosas. Aqu bus-camos la difusin de la cultura y elarte, pero que sea accesible para todos.Es por eso que escogimos el centro. Me

    cuenta que consideraron instalarse enotros lugares, principalmente en SanPedro, a peticin de conocidos y ami-gos, pero el Barrio les pareci el lugarms indicado, debido a lo que queranhacer con La Madriguera y a la como-didad de encontrarse en el centro de laciudad. Si nos hubiramos puesto enotro municipio, hubiera signicadorecortar el pblico que se pudiera acer-car. Este era el lugar indicado.

    ***

    Mientras hablamos, entra al lu-gar una seora alta, de cabellos claroscasi rubios y cara bonachona que leinforma a Janet que viene a pagar porlas clases de tango, para ella y su ami-ga. No necesitan pareja, no necesitanconocimientos previos de tango; sonclases bsicas en donde se les ensea abailar y la mayora de las personas quelas toman van tambin sin pareja. Ahencontrarn con quin bailar. La ma-yora de las personas que asisten a es-tas clases son vecinos, dice Janet, perohay de todas las edades y de diferentespartes de la ciudad. No slo de El Ba-rrio Antiguo. Cmo te llevas contus vecinos?, pregunto. Se re y expli-ca que la mayora de sus vecinos sonms bien propietarios de locales co-merciales, tiendas y restaurantes. Estllegando gente nueva que en una po-ca nunca hubiera querido vivir aqu,pero la mayora de la gente que est vi-

    niendo es gente que tiene sus propiosproyectos culturales. Parecidos a LaMadriguera, agrega despus.

    El lugar posee cierto encanto, conparedes de madera y pizarrones ne-gros que muestran los horarios de loscursos en tiza de colores pasteles y susespacios abarrotados de artesanas detodo tipo, en su mayora hechas con ar-tculos reciclados. Reeja, en cierto sen-tido, lo que Janet y Guillermo identi-can con El Barrio Antiguo. El Barrioes un lugar mgico. Falta mucho pormejorar, pero es un lugar mgico, llenode vida a pesar de cualquier cosa quepudo haber pasado. Pero est volvien-do a crecer, mejor de lo que era antes.Su primer contacto con el Barrio se diocuando eran jvenes, en pleno apogeode los bares y antros; sus visitas al Ba-rrio no se limitaban al Bar Ro o a LaTerraza, sino tambin otros espacios.Se me haca muy padre ir caminandoa cualquier hora del da viendo tien-das de artesanas o galeras de arte. Esesentimiento mgico de cuando vas deturista a cualquier parte, yo lo sentaaqu hace algunos aos. Se trata de laresistencia social de baja intensidadque se ha implementado en los alre-dedores, con pequeos actos urbanos

    para hacer el Barrio suyo otra vez. LaMadriguera, en sus tres aos de vida,se ha vuelto un punto de referenciapara algunos vecinos que reconocenlo que han hecho este par de jvenes.La gente que vive ac se aferra a loque quiere, dice Guillermo.

    Sentada entre plantas, sombrillasy obras de arte realizadas por los estu-diantes que asisten a los cursos, pre-gunto a Janet si planea quedarse en elBarrio. S me gustara... si me obligarana quedarme en un lugar de Monterrey,me quedara en el Barrio.

    ***

    A la vuelta de la esquina, si se sigue

    derecho por la calle Abasolo, en dondese encuentra La Madriguera, en la ban-queta, rodeado de muebles tallados amano, Jaime Hernndez presume unamesa hecha con madera que recogidespus del paso del huracn Alex en laciudad. Dice que la vender en miles depesos. No siente ya miedo de sentarse enplena tarde en la calle Mina con una cer-veza HEineken en la mano. La poca di-fcil de El Barrio Antiguo es una nubeoscura que se est quedando atrs. EsteBarrio es su hogar y considera que pron-to las cosas volvern a ser como antes.

    _Historia Local4

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    Del 26 de mayo al 1 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    Foto: Daniela Garca (2013)

    Est llegandogente nueva queen una pocanunca hubieraquerido vivir aqu,pero la mayorade la gente queest viniendo es

    gente que tiene suspropios proyectosculturales.

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    5_Historia Nacional

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    Del 26 de mayo al 1 de junio de 2013Monterrey, N.L.

    CARLOS SLIM: EL MECENASQUE USA CALCULADORA

    Puede el hombre ms rico del mundoser una buena persona?

    POR DIEGO ENRIQUE OSORNO

    Hace unos aos, en un eventopblico de caridad, un hom-bre vio a Carlos Slim y seacerc hasta l para propo-

    nerle un negocio: hacer un libro de foto-grafas sobre Ciudad de Mxico que se re-galara en Navidad. El hombre ms rico delmundo segn la lista de la revista Forbes,incluso ms que Bill Gates, acept la ofer-ta. Le pidi que preparara mil ejemplarespara sus clientes especiales de Inbursa, elbanco del que es dueo, como tambin loes de la empresa de telecomunicacionesms gigante de Latinoamrica, una com-paa industrial de cables elctricos, hos-

    pitales, minas de oro, cigarreras, el predioalrededor de donde est la nica pirmideprehispnica del Distrito Federal, tiendasSaks Fifth Avenue y fbricas de bicicletas,lneas de ferrocarriles y acciones del NewYork Times y la coleccin de esculturasde Rodin ms completa del mundo. Se-manas despus de haber conversado con

    el multimillonario, el hombre del libronavideo obtuvo una cita con l. Slim lorecibira en su ocina de Lomas de Cha-pultepec, la tradicional colonia adinerada

    de la ciudad, donde exhibe la escultura debronce de un Napolen descansando enun silln, una obra del artista VincenzoVela premiada a nes del siglo XIX en Pa-rs. Segn uno de sus empleados, Slim latiene all para recordarse que es un simplemortal. Cuando el empresario le entregun ejemplar de su libro con fotografas deMxico, Slim lo revis con detenimiento ymir la factura con un rostro agrio. Le dijoque no poda pagarle ese precio porque le

    pareca muy caro. El hombre de negociosle asegur que no estaba ganando dinerocon el libro, que sus costos de produccineran los reales. De su escritorio, donde notiene ninguna computadora, Carlos Slimsac un papel y un lpiz, hizo sumas y res-tas, hasta que escribi la cifra que estabadispuesto a pagar.

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    El empresario de un libro para rega-lar en Navidad cedi ante el rega-teo del hombre ms rico del mundo.

    Todos saben algo de Carlos Slim, perono abunda gente dispuesta a hablar consoltura de l. En Mxico hay ms leyendasque reportajes acerca de este hombre queestudi ingeniera civil haciendo cuentascon calculadoras electrnicas, un objetoal que en su tesis para graduarse, el futuro

    multimillonario augurara un gran porve-nir. La historia del libro de Navidad es unade las tantas que se cuentan en reunionesde empresarios para recordar el estilo Slima la hora de negociar. Otra historia que seesparce como un virus de risa en los mis-mos crculos es la del tiempo que Slimse pas regateando con un vendedor deVenecia para conseguir un descuento dediez dlares por una corbata. Es normalque un multimillonario como Slim, tanomnipresente en la vida diaria de mexi-canos y latinoamericanos sea objeto tantode adulaciones como de insultos gratui-tos. Los juicios sobre l se dividen entre lacomplacencia de intelectuales, polticosy artistas que lo ven como un mecenasnacionalista, y la lapidacin de ciudada-nos comunes que no tienen ms opcinque ser sus clientes porque es dueo dela mayora de productos y servicios quecompran. Luego se desahogan con chis-tes, como el tpico: Mi amor, entiende quecuando discutimos por telfono ni t ni yoganamos. Gana Carlos Slim. Los efectosde su fortuna creciente invaden hasta laspeleas de pareja en clave de comicidadcontra uno mismo.

    Cualquiera puede volverse millona-rio de la noche a la maana por azar. Peroestar en la cumbre de los que ganan msde mil millones de dlares, segn la fbu-la de la riqueza occidental, cuesta mediavida de esfuerzo y corresponde a la ilusinde un hombre de perfil generoso, creativoy audaz. Bill Gates es visto como un genio,Warren Buffet como trabajador incan-sable, George Soros como un millonariorebelde y chic. Slim es conocido por ser el

    hombre ms rico del mundo en un pascon 50 millones de pobres. Tal vez por ello,en lugar de creer en el valor de su trabajo,se le asocia ms a los oligarcas rusos, quemultiplican su fortuna por corrupcin yreciben ventajas para hacer negocios bajola sombra del poder. The Wall Street Jour-nalatribuye la fortuna de Slim a sus prc-ticas monoplicas. El magnate lo ha nega-do una y otra vez, pero en Mxico es muypopular la idea de que sin la ayuda quetuvo del gobierno, nunca hubiera llegadola cspide de los ms ricos del mundo.

    Carlos Slim subi por un elevadorprivado al club de Forbes cuando abrisu billetera para un aspirante presiden-cial. Slim don 25 millones de dlarespara la campaa del candidato del Par-tido Revolucionario Institucional (PRI),a las elecciones presidenciales de 1994.En una cena, Carlos Salinas de Gortari, elpresidente saliente, les pidi esa cantidada l y a otros multimillonarios mexicanospara asegurar el triunfo de su partido, quepor primera vez tema perder las eleccio-nes que hasta entonces haba ganado confraude. Slim era un entusiasta defensordel PRI. En aquellos tiempos, su xito seatribua a sus buenas relaciones con losgobiernos del partido que se mantendradurante 70 aos en el poder en Mxico.En El ogro filantrpico, Octavio Paz diceque el Estado creado por el PRI era unamo sin rostro y desalmado que obrabasobre la gente no como un demonio sinocomo una mquina y que, a medida quecreca el mal, dejaban de ser excepcionalesy se empequeecan los malvados. Losmexicanos recuerdan esa poca diciendo

    que el PRI robaba, pero dejaba robar. Du-rante el mandato del presidente Salinasde Gortari, se privatizaron ms de 200 em-presas pblicas y, de todas, la venta msrentable y polmica fue Telfonos de M-xico (Telmex), la nica telefnica nacional.Hasta entonces Carlos Slim slo haba fi-gurado como uno ms de los empresariosque acompaaban a Salinas de Gortaridesde la campaa electoral. Tena menosde 50 aos de edad y lo nico que se sa-ba de l era que primero haba trabajadocomo agente en la Bolsa de Valores y lue-go se haba enriquecido comprando com-

    paas en crisis, a las que volva rentablesen forma casi milagrosa. La adquisicinde Telmex inclua clusulas ventajosasque daban al empresario el control de lacompaa y el monopolio del servicio enla poca de mayor contratacin de lneastelefnicas en el pas. Se rumore que ha-ba comprado Telmex actuando en nom-bre del mismo presidente cuyo gobiernoorganizaba la venta de la compaa, que

    Slim era un testaferro de Salinas de Gor-tari. Comprar Telmex en 1991 lo catapultcomo personaje de la vida pblica en M-xico, y tal vez lo empuj a esa normalidaddel mal y la corrupcin que Octavio Pazatribuye al PRI.

    IIDiez aos antes de convertirse en el

    hombre ms adinerado de la Tierra, Car-los Slim estuvo a punto de morirse. Sufradel corazn. Ese otoo de 1997, el magna-te luca tan aco y dbil que sus amigosms cercanos no crean que lo veran denuevo en su ocina haciendo cuentascon tres calculadoras a la vez. Tampoco seacostumbraban a la idea de no verlo revi-sar reportes nancieros de todo el mundocon la mirada inexpresiva de un tiburn

    que ve a una presa. Haba viajado en se-creto y con su esposa a Houston para quele cambiaran una de las dos vlvulas desu corazn, una intervencin que no de-ba ser riesgosa. Estaba en el Texas HeartInstitute, un centro mdico de adventis-tas dirigido por Denton Cooley, famosopor haber realizado el primer trasplantede un corazn articial. El mdico encar-

    gado de operarlo era Paolo Angelini, uncardilogo italiano pero que haba estu-diado en Mxico. Hablaba un espaolaceptable y le caa bien a Slim. En mediode la ciruga a corazn abierto, la vlvu-la por operar se rompi. Slim sufri unahemorragia que Angelini y su equipode mdicos combatieron con el suminis-tro de una bolsa de sangre tras otra has-ta llegar a las 31. Las siguientes 24 horas,Slim respir con ayuda de un ventiladormecnico. Sus barreras de inmunidadquedaron vulnerables y adquiri unaneumona. De una semana a otra, Slimbaj 20 kilos.

    Todo indicaba que la noticia de eseotoo sera la de la muerte del entonceshombre ms rico de Amrica Latina. Al-gunos de sus colaboradores creyeron quehaba muerto y esparcieron el rumor.Otros crean que los rivales del empresa-rio esparcan la noticia para desestabilizarsus acciones en la bolsa de valores. La o-cina de prensa del multimillonario tuvoque lanzar un comunicado en el queaclaraba que Slim estaba vivo y todas susempresas operaban con normalidad. Elmdico Hctor Castan, jefe de terapia

    intensiva del Hospital Siglo XXI, viaj aHouston para revisar su estado de salud.Slim se qued varias semanas ms enEstados Unidos antes de poder volver aMxico para seguir la rehabilitacin ensu casa de Acapulco. Fructuoso Prez,amigo de Slim desde la poca universi-taria, se enter de la supuesta muerte del

    millonario leyendo un peridico. Prontoconrm que la informacin era falsa ytiempo despus, de boca del mismo Slim,supo detalles de lo sucedido. Dice queSlim se pone mal cuando recuerda estemomento: le desesperaba el hospital, latorpeza de las enfermeras y los mdicos.Para l fue como una segunda oportu-nidad de revivir. Le hizo pensar en hacercambios en su vida. Slim no habla enpblico de lo que sucedi aquellos das.Tampoco entre sus amigos ms cercanos.

    Cinco aos antes de que se le rompie-ra la vlvula del corazn, Carlos Slim yase haba sometido a una primera cirugacardiovascular. Fue con el doctor Teodo-ro Csarman, conocido por haber sido elcardilogo del ex presidente Luis Echeve-rra y del comedianteCantinfas. Tras esaoperacin, Carlos Slim tambin decidiconvalecer en su mansin de Acapulco.De esa intervencin quirrgica, se supotodava menos por la prensa, que recinempezaba a interesarse en el empresa-rio. El estado de salud de Slim todava noera asunto de especulacin en la bolsa.Cuando lo llev a ser operado, para evitarser localizados, su esposa lo registr con el

    irnico nombre de Carlos Delgado.Durante el tiempo de su primera re-cuperacin, Slim tuvo varias recadas. Sedeprimi. Se dej crecer la barba y vestacon mayor desalio que el de costum-bre. Uno de esos das, cuando apenasrondaba el lugar 33 de la lista de Forbesles dijo a sus amigos que le daban ganasde olvidarse de los negocios. Esa vez Ig-nacio Cobo y Juan Antonio Prez Simnrentaron un avin y lo llevaron a TexasHeart. Slim se amarr el corazn y se ani-m a continuar con sus empresas. Hoyese hospital es un consentido de su pol-tica de donaciones, tal vez una excepcinsentimental en su losofa pragmtica dela generosidad.

    Cuando anunci que donara 40 mi-llones de dlares para investigaciones desalud, Carlos Slim declar su teora del al-truismo: Nuestro concepto se enfoca enrealizar y resolver las cosas, en lugar dedar. No ir por ah como Santa Claus. El di-nero que dio ese da ha servido para quesuInstituto Carso por las tres primerasletras de su nombre y las dos primeras delde su esposa Soumaya enviara mdi-cos a comunidades indgenas de la sierraTarahumara y de Chiapas a que ayudenen labores de parto. O para atender tras-plantes y problemas de rin como losque padeci su esposa, que muri deinsuciencia renal en 1999. El dinero deSlim tambin ha sido usado para adies-trar a cinco mil personas que trabajan encentros de tratamiento de adicciones ypara crear equipos de atencin psicoso-

    cial a pacientes en fase terminal en hos-pitales pblicos. Su instituto de salud hananciado el estudio de las bases genti-cas de la diabetes y varios tipos de cncer,adems de la bsqueda de vacunas con-tra la enfermedad deChagas, y la leish-maniasis. Mientras que a Carlos Slim nole interesa el trabajo de regalar a tiempocompleto, Warren Buffet, el empresariodebajo de l en la lista Forbes, cree en lalantropa a otra escala. Buffet ha donado31 mil millones de dlares, ms de la ter-cera parte de su fortuna, a una fundacinde caridad que lleva el nombre de Melin-da y Bill Gates, el tercer multimillonariodel mundo, con quien Buffet s comparteesta visin de la generosidad. MientrasBuffet dej de administrar sus negociospara dedicarse a la lantropa, el magna-

    te mexicano administra los suyos desdeotra balanza. No es generoso ni con lmismo, me dijo un antiguo ejecutivode Telmex, la empresa ms conocida deSlim.

    El hombre ms rico del mundo notiene chofer y l mismo conduce su au-tomvil Mercedes Benz en el desespe-rante trco del Distrito Federal. Quiereparticipar con un equipo en la FrmulaUno, pero ha puesto la condicin de quehaya un piloto mexicano en el circuito.Su amigo Ignacio Cobo, un copiloto ha-

    Todos saben algo de Carlos Slim, perono abunda gente dispuesta a hablarcon soltura de l. En Mxico hay msleyendas que reportajes acerca de estehombre que estudi ingeniera civilhaciendo cuentas con calculadoraselectrnicas, un objeto al que en su tesis

    para graduarse, el futuro multimillonarioaugurara un gran porvenir.

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    bitual en su auto y en los negocios, suelellamarlo cierto bulto cuando habla del ante los dems. Pero no slo sus amigosms cercanos lo encuentran tan normal.Alfonso Ramrez, un lder campesino quedeende a deudores bancarios, dice quea veces Slim lo cita para hablar de econo-ma y que es un tipo amigable y comnen su trato. Slim es un cabrn que casisiempre anda en calcetines en su ocina.De traje y sin zapatos. Por cosas as me caebien dice. Hace cuentas con las ma-nos y a veces usa una calculadora. Slimes un personaje fascinante por la parado-

    ja de tener tanto dinero y ser tan aburrido.Cuando viaja fuera de Mxico duerme enhotel, en casas rentadas o de amigos, por-que decidi no comprar nunca para suuso personal ninguna mansin en el ex-tranjero: presume que ha vivido 30 aosen la misma casa. Su equipo de prensadifunde que la ropa que viste provienede cualquiera de las tiendas Sears de supropiedad, y no de la sosticada Saks.Cuando fund su banco Inbursa decidino registrarlo a la Asociacin Mexicanade Bancos porque le pareci caro pagarmedio milln de dlares para obtener la

    membresa, que inclua el uso de las ins-talaciones de un exclusivo club deporti-vo. Intelectuales y periodistas inuyen-tes que han sido invitados a comer a susocinas de Lomas de Chapultepec, rela-tan que los alimentos a veces son tradosde la cocina del Sanborns ms cercano,una antigua cadena de farmacias a la queSlim agreg con xito restaurante, paste-lera y librera. En eventos importantes, elhombre ms rico del mundo suele com-portarse sin sosticaciones: preere Coca-Cola Ligth que vino tinto y en ocasionesaparece comiendo cacahuates japonesescon la mano.

    El lugar comn para explicar esta for-ma de ser de Carlos Slim es la reputacintacaa de su ascendencia rabe. Aosatrs, cuando viaj a Lbano, donde nacie-ron sus padres, una profesora me cont lahistoria de un estadounidense que llegaa una tienda de lmparas y ve una quele gusta. Pregunta el precio y el vende-dor contesta con el rostro sonriente queson 50 dlares, un monto excesivo parauna lmpara que sin embargo el clienteacepta mientras dice que se llevar tres.El vendedor se ofende. Le increpa que nohaya reclamado un mejor precio y se nie-ga a venderle siquiera una. En la culturacomercial del Medio Oriente, el regateono slo es imprescindible: es un acto decortesa. Pero en Mxico y en casi todo elmundo, un multimillonario regateandoest condenado a ganarse la imagen deavaro. A pesar del chiste, puede que Slimno sea un producto de la cultura libanesa,

    pero s un dolo para una comunidad quese precia de su olfato para los negocios ylo emprendedor. En Beirut apenas lo co-nocen, aunque tiene vnculos personalesclaves con la historia poltica reciente delpas: su esposa Soumaya Domit Gemayelperteneca a la familia de donde salie-ron Bechir y Amin Gemayel, dos de lospresidentes ms polmicos de la pocareciente en el pas productor de cedro ydeHezbol. A diferencia del de su esposa,Slim Salim, en rabe es un apellidosin linaje alguno. Hasta ahora.

    Un hombre de Lbano que s conocela historia de Slim es Issa Goraieb, el prin-cipal editorialista del diario Le Journal,un libans de mirada generosa nacidopor casualidad en Mxico, a mediadosdel siglo pasado. Goraieb cree que la granhambruna que vivi Lbano entre 1910 y1915 marc a las siguientes generaciones,sobre todo, a las que, huyendo de la cala-midad, emigraron al continente america-no y construyeron redes de apoyo, comoJulin Slim Haddad, el padre de quien seconvertira en el primer nacido en un paspobre que logr ser el hombre ms ricodel mundo. Si las culturas rabes tienenreputacin de negociantes, los libanesesexiliados a principios del siglo XX querecordaban esas penurias eran todava

    ms precavidos. Slim Haddad fue hijode campesinos y tras emigrar en barco aMxico se volvi un prspero vendedorde telas. Luego fund y dirigi por aosla Cmara de Comercio Libans, donde lapalabra ms invocada para administrarun negocio fue slo una: austeridad.

    Carlos Slim recibi inuenciasempresariales bastante lejanas del L-bano. Cuando acababa de terminar susestudios de Ingeniera Civil en la Univer-sidad Nacional Autnoma de Mxico,Slim encontr inspiracin en las pginasde una revista Playboy. Un da, entre fo-tografas de chicas semidesnudas, leyun artculo de Jean Paul Getty, el primerhombre en acumular una fortuna de msde mil millones de dlares. La losofa deGetty, en torno a la necesidad de teneruna mentalidad millonaria impact al

    joven estudiante. Hoy recuerda esa lec-tura como un momento clave en su vida.A mediados de los 60, el magnate petro-lero escriba para Playboysobre negocios.Las pginas de la revista enseaban a suslectores a convertirse en consumidoresy promovan un estilo de vida desenfa-dado y hedonista. Eran los aos previos

    a la rebelda de nes de la dcada. En laUNAM, la escuela de Slim, se haban des-atado marchas y protestas que acabaronen una masacre de estudiantes ejecutadapor el Ejrcito de Mxico. Por esa mismapoca, Getty aconsejaba a los jvenes adespreciar la radicalidad. Para l se tra-taba de una apuesta que casi siempre seperda.

    Jean Paul Getty tambin cobr famacomo escritor motivacional. En su libroCmo ser rico, distingua entre cuatro ti-pos de personas: 1. Las que trabajan mejorpor s solas que con una empresa. 2. Lasque buscan ser las ms importantes den-tro de una empresa. 3. Las que slo aspi-ran a recibir un buen salario. 4. Las queno tienen ninguna necesidad o deseode prosperar y se conforman con lo quetienen. Los que se ubican en las prime-ras dos clasicaciones podran conseguirla riqueza econmica porque abraca-dabra cuentan con una mentalidadmillonaria, explicaba Getty. El magnateestadounidense deca que su secreto parahaber llegado a ser tan rico era levantarsetemprano, trabajar hasta tarde y encon-trar petrleo. La principal fuente de su for-tuna era Getty Inc, un emporio energti-co que desapareci cuando fue adquiridopor Texaco, aos despus de su muerte.Getty tena tambin la fama de no gastardinero. En la literatura de los magnates,adems de ser el billonario pionero, sueleser calicado como el hombre ms taca-o del mundo. Cuando el Che Guevarainspiraba a los estudiantes latinoameri-

    canos, el hroe de Slim era Getty.El ao en que los Beatles sacaron a

    la venta su primer disco sencillo, cuandoAT&T lanz al espacio el primer satliteexperimental de telecomunicaciones,Carlos Slim se graduaba de ingenierocivil en la UNAM. Su tesis Aplicacio-nes de programacin lineal a algunosproblemas de ingeniera civil es un

    documento dedicado a la memoria desu padre. El ltimo captulo de su trabajo,el joven Slim lo inicia con una frase quehoy asemeja un anticuado eslogan pu-blicitario: Con las calculadoras electr-nicas es posible sumar, restar, multiplicary dividir con una rapidez asombrosa.Fructuoso Prez Garca, uno de sus com-paeros en la UNAM, recuerda que susmaestros celebraron ese trabajo, aunqueun Slim de 22 aos de edad tratara de re-futar teoras de Einstein. A principios delos aos 60, la programacin lineal eraun modelo matemtico novedoso pararesolver problemas. Era un terreno espi-noso para un estudiante recin gradua-do. Slim haba ensayado una tesis audaz.El modelo haba sido aplicado en secretopor el Ejrcito de Estados Unidos durantela Segunda Guerra Mundial para organi-zar mejor las ofensivas militares, con unalgoritmo que permita elegir las activi-dades necesarias para lograr una metaentre todas las alternativas existentes. Ensu tesis, el ingeniero que haba estudiadopara construir puentes y estructuras pro-nostic que las calculadoras electrnicasrevolucionaran la forma de hacer nego-

    cios en el mundo. Medio siglo despus,esos artefactos de museo siguen ayudn-dole a conservar el control minucioso desu fortuna cuando alguien le cobra unafactura.

    El ingeniero que puede ganar unmilln de dlares en una hora tiene seishijos: tres hombres y tres mujeres. Carlos,Marco Antonio y Patrick Slim son direc-tores de sus compaas fundamentales;Soumaya, Vanessa y Johanna participanen actividades culturales, mientras quesus esposos ocupan puestos directivos enotras empresas del suegro. A diferencia deBuffet, quien anunci que devolvera lamayor parte de su fortuna a la sociedady ha legado a sus tres hijos slo el 20 porciento de ella, Slim no ha contado cul esel destino de su dinero cuando muera. Siquisiera repartirlo entre sus ms de 100millones de paisanos mexicanoscomose lo piden usuarios en Twitter y Face-book, cada uno recibira 500 dlares, ytodos en el onceavo pas ms poblado delplaneta tendran un iPad. Cuando erannios, los hijos de Slim durmieron variosaos en dos habitaciones: una para lostres varones y otra para las tres nias. Supadre se jacta de haberlos educado conresponsabilidad. Parece ser cierto: nin-guno de los seis ha conseguido la repu-tacin de derrochador. El que ms cercaha estado de esa fama es Carlos Slim hijo,su primognito, quien en 2010 celebr suboda ante ms de mil 500 invitados, entreellos un presidente, varios ex presiden-tes y un premio Nobel de Literatura. El

    men de la esta incluy ms de 100 pos-tres y la comida que sirvieron despus delbanquete fueron platillos de Sanborns.A los invitados que se quedaron hasta elnal de una boda gigantesca y fastuosa,les invitaron al amanecer comida de unacafetera donde un desayuno vale menosde diez dlares.

    En cambio, la historia familiar deJean Paul Getty, el gur para aspirantesa millonarios que lean Playboy, fue tor-mentosa. Tras su muerte se supo que ensus mansiones instalaba telfonos conmquinas tragamonedas para impedirque la servidumbre, invitados y fami-liares hicieran llamadas gratis. El relatoms conocido sobre su tacaera gira entorno a una oreja: cuando tena 16 aos,su nieto John Paul Getty fue secuestradoen Roma. La maa de Calabria le pidi alabuelo 17 millones de dlares a cambiode la liberacin de su nieto. El multimi-llonario, con la fama de ser un trozo dehielo que no se derreta jams, pens queaquello poda tratarse en realidad de unautosecuestro de su nieto para sacarledinero. Durante varias semanas ignorla advertencia de la Ndrangheta, lo queprovoc que los secuestradores mutila-ran una oreja a su nieto y se la enviaran.El abuelo accedi a pagar slo dos millo-

    Cualquiera puede volverse millonario dela noche a la maana por azar. Pero estaren la cumbre de los que ganan ms demil millones de dlares, segn la fbulade la riqueza occidental, cuesta mediavida de esfuerzo y corresponde a lailusin de un hombre de perl generoso,

    creativo y audaz.

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    nes de dlares que despus cobrara a sunieto como un prstamo, con un cobropreferencial de inters del cuatro porciento. John Paul Getty no pudo pagar eladeudo a su abuelo. A los 25 aos, tomun coctel de metadona, Valium y alcoholque lo dej paraltico, mudo y casi ciegohasta su muerte, 20 aos ms tarde. Ape-nas pudo disfrutar la herencia que le ha-ba dejado su abuelo. Aunque Slim nun-ca ha tenido que ponerle precio a la vidade nadie en su familia, su generosidadcon otras vctimas de secuestros lo colocaen un plano ms halagador que a Getty.Un ao despus de que Slim entrara a lalista deForbesen 1994, el banquero Alfre-do Harp Hel, su primo, fue plagiado porun grupo guerrillero mexicano y liberadotras nueve meses de negociaciones en lasque Slim se mantuvo en comunicacincon sus sobrinos, pese a que por compe-tencia econmica, la historia personalcon su primo se haba vuelto tirante du-rante esos aos.

    El magnate ha demostrado generosi-dad con otras vctimas de secuestros queno son miembros de su familia. Duranteuna madrugada de esos aos 90, una lla-mada telefnica despert al periodistaJulio Scherer, un patriarca del periodis-mo contemporneo mexicano: Si nonos entrega 300 mil pesos al amanecer,matamos a su hijo. El fundador de Pro-ceso, un semanario poltico de izquierdaen Mxico, tena slo cuatro mil pesos encasa. A las cuatro de la maana marc altelfono de Slim para pedir ayuda. Poresas fechas, la esposa del empresario con-valeca de una enfermedad. En este mo-mento reno todo lo que tengo en la cajafuerte. Adems, Sumi y yo nos comuni-caremos con algunos amigos por si algoms te hiciera falta. Lo siento, lo sienteSumi, ya sabes, te quiere mucho, le dijo aScherer, segn cuenta el periodista. Tiem-po despus lleg a su casa un enviado deSlim con el dinero en efectivo y la ordende permanecer junto a l. El dinero fueentregado a los secuestradores y el hijo deScherer recuper su libertad.

    Los coqueteos entre el periodismo yel poder han sido siempre una historia depactos, conveniencias y traiciones. La deScherer y Slim ha sido adems una histo-ria turbulenta. En los aos 90, las princi-pales crticas contra Slim por la adquisi-

    cin del monopolio telefnico durante elsexenio del presidente Salinas de Gortarisalieron de la pluma de reporteros de larevista dirigida por Scherer. Uno de ellos,Rafael Rodrguez Castaeda hoy direc-tor de Proceso escribi Operacin Tel-mex: contacto en el poder, libro donde secuestiona a Slim por beneciarse de la co-rrupcin del gobierno durante la apertu-ra econmica al mercado extranjero. Poresos aos, el empresario Juan AntonioPrez Simn, amigo de Slim y de Sche-rer, intervino para reconciliarlos. Fue enesa situacin cuando Scherer lo llamde madrugada al enterarse del secuestrode su hijo. En los ltimos aos, la historia

    entre el magnate y el periodista se volvia deteriorar por unos reportajes que cues-tionaban el hecho de que Slim compraratantas propiedades en el Centro Histricode Mxico como si jugase Monopolyconla ciudad. Su fortuna le da la oportuni-dad de convertirse en personaje de por-tada de los diarios que an nos importandel mundo, en dos de los cuales uno enEuropa y otro en Amrica tiene un m-nimo porcentaje de acciones que, al pare-cer, no usa para inuir en sus lneas edito-riales. Unos meses antes de morir, Miguelngel Granados Chapa, otro patriarca delperiodismo mexicano, me conrm queel hombre que rescat a The New YorkTimes hacindole un prstamo para re-cuperar su liquidez es mecenas invisiblede buena parte de los diarios de papel desu pas.

    Pero no es de ninguna manera unhombre gratuito: Ramn Alberto Garza,fundador de Reforma, uno de los tres

    grandes diarios de Mxico, cuenta queel magnate le ofreci en 2002 crear unacompaa de medios. En ese entoncesGarza era vicepresidente de un diarioque estaba a punto de ser comprado porel grupo espaol Prisa. Por esos das hubouna comida en la casa de Slim. All, segnGarza, el multimillonario le aconsej ol-vidarse de su futuro con los espaolesy en cambio le ofreci 100 millones dedlares para que dirigiese un nuevo pro-yecto de medios. Garza, un periodista conreputacin de independiente, declinexplicndole que no era asunto de che-queras, pero le pidi ayuda con Cambio,una revista editada por l y Gabriel Garca

    Mrquez que batallaba por seguir a ote.El editor le pidi que sus empresas le ade-lantaran a Cambio el pago de la publici-dad de todo el ao. Es todo? bromeSlim. Me vas a salir muy barato. Elempresario nunca llev a cabo su pro-mesa. Esperar que la cumpliera le costa Ramn Alberto Garza dos millones dedlares de su bolsillo. Slim no hace lan-tropa deslinda, sino expiacin deculpas. Carlos Slim es muy calculadorcon su generosidad.

    III

    Carlos Slim tambin ha sido gene-roso con intelectuales y escritores inde-pendientes. A Carlos Monsivis le cedicuatro pisos y la terraza del Esmeralda,un edicio del Centro Histrico de laCiudad de Mxico que en el siglo XIXfue la joyera ms exclusiva de la ciudad

    y que, antes de ser patrimonio de Slim,fue tambin una discoteca llamada LaOpulencia. Monsivis acomod all unos12 mil objetos: pinturas, comics, juguetesindgenas, mscaras de luchadores, en-tre otras cosas raras y fetiches personalesque haba coleccionado durante dcadas.El nombre del museo es El Estanquillo,como se llamaba a las tiendas de antaodonde se venda de todo.

    Cuando la generosidad de CarlosSlim trasciende, puede meter en apurosa los polticos. Un da el empresario viaja Buenos Aires y se reuni con la presi-denta Cristina Kirchner. Al trmino de sucita le regal una McBookAirdelante delos fotgrafos. No era la primera compu-tadora que Slim le daba a Kirchner, peros era la primera vez que lo haca frentea periodistas que comprobaron que elaerodinmico ordenador, segn las leyesargentinas, es un regalo demasiado caropara un presidente. Por el contrario, elpago de anzas a presos pobres mexica-

    nos es uno de sus actos de caridad msaplaudidos: hasta 2010, en el lapso deuna dcada y media, el millonario pa-trocin la liberacin de decenas de milespersonas acusadas de delitos que no songraves. Regal una pensin vitalicia de500 dlares mensuales a 22 campeonesmundiales de box ya retirados. Otras do-naciones que los relacionistas pblicos deSlim publicitan son las que ha concedidoa las fundaciones de Bill Clinton y Shaki-ra, que invierten en salud y educacin.Shakira suele invitar a Slim a los concier-tos que ella celebra en Latinoamrica. Enel nico que se ha dejado ver y fotograar

    junto a la cantante, fue en el del Zcalodel DF.

    Usar la calculadora para sumar lasdonaciones del hombre ms rico delmundo nos dara la impresin de que esun paladn de la lantropa. Sin embargo,en comparacin con otros multimillona-rios, y con una fortuna acumulada 75 milmillones de dlares, la escala de genero-sidad de Slim es mediocre. Con todo sudinero podra pagar dos veces la deudaexterna del Lbano y todas sus investiga-ciones de salud podra nanciarlas con loque gana en tres semanas. El dinero queregal a Bill Clinton le cost una semanaproducirlo. La donacin que Shakira reci-bi sonriente no le quit ni un da com-

    Slim no ha contado cul es el destinode su dinero cuando muera. Si quisierarepartirlo entre sus ms de 100 millonesde paisanos mexicanoscomo se lopiden usuarios en Twittery Facebook,cada uno recibira 500 dlares, y todosen el onceavo pas ms poblado delplaneta tendran un iPad.

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    Un siglo antesSanta Clausnotena tanto dinero:a nes del XIX,el hombre msrico del mundoacumulaba30 millonesde dlares, unbocadillo de unbanquete si locomparamos conlo que hoy poseeSlim.

    pleto de su tiempo. Es como si los lmitesde su generosidad no pudieran excederdel nmero de dgitos de la calculadoraen su escritorio.

    Carlos Slim ha hecho de su generosi-dad un pasatiempo. El segundo hombrems rico del mundo, en cambio, lo vecomo una misin: Warren Bufett quiereque los hombres ms adinerados del pla-neta donen la mitad de sus fortunas. Haconvencido a otros 69 magnates de to-das las calaas, entre ellos Bill Gates, TedTurner, David Rockefeller, George Soros,Michael Bloomberg, Mark Zuckerberg yOprah Winfrey. Elbueno de Buffet piensaque los archimillonarios pueden salvar ala civilizacin occidental de su suicidiocomo especie. Buffet quiere que la nuevageneracin de gente que gana ms de milmillones de dlares sean lntropos radi-cales y compartan en vida sus ganancias.No conozco a nadie que no pueda vivircon tan slo 500 millones de dlares,suele ironizar Buffet, quien ha guiadoel ojo a los manifestantes que tomaronuna plaza en Wall Street como portavo-ces de los reclamos del 99 por ciento dela poblacin de Estados Unidos que noes archimillonaria. En Nueva Delhi, du-

    rante la presentacin de su campaa antemillonarios indios, Warren Buffet, al ladode Bill Gates, quien lo acompaa en lacruzada, dijo muy convencido: Se pue-den crear puestos de trabajo y al mismotiempo hacerla de Santa Claus. CarlosSlim sigue regateando su incorporacina las las de la revolucin lantrpicamundial.

    Un siglo antes Santa Claus no tena

    tanto dinero: a nes del XIX, el hombrems rico del mundo acumulaba 30 mi-llones de dlares, un bocadillo de unbanquete si lo comparamos con lo quehoy posee Slim. Andrew Carnegie fueun inmigrante escocs que levant unimperio del acero en Estados Unidos. En1889, public Wealth, un ensayo sobrela riqueza, el documento que funda la -lantropa moderna. Carnegie defenda laexistencia de una nueva especie de ricos:los primeros multimillonarios del mun-do industrializado. Deca que lo esencialpara el progreso de la raza es que las casasde algunos hombres fueran tambin loshogares de lo ms elevado en la literaturay en las artes y en todos los renamientosde la civilizacin. Mucho mejor es estagran irregularidad que una miseria uni-

    versal escribi Carnegie. Sin riquezano puede haber mecenas. En la visindel padre de la lantropa, los pobres delsiglo XIX gozaban de lo que antes no po-dan permitirse ni los ricos. Los que anteseran lujos, segn l, se haban convertidoen artculos de primera necesidad: Hoyel labrador tiene ms comodidades queel granjero de hace unas cuantas gene-raciones. El granjero tiene ms lujos quelos que tena el terrateniente, y est mejorvestido y alojado. El terrateniente tiene li-bros y cuadros ms raros, y gustos ms ar-

    tsticos de los que entonces podra tener elrey. Hoy el apellido Carnegie es sinni-mo de arte y conocimiento. En el Carne-gie Hallse presentan los mejores msicosdel mundo. En el Carnegie Museum ofArthan hecho residencias artistas comoAndy Warhol. Andrew Carnegie, unhombre que empez como telegrasta,fue fan de las obras de Shakespeare. Porlas noches, Slim preere leer las estrate-gias militares de Genghis Kan.

    A pesar de su devocin por el guerre-ro mongol, Carlos Slim tambin ha sidomecenas de escritores frustrados. Jos LuisLpez Portillo era un abogado mexicanofascinado con Quetzalcatl, el dios aztecarepresentado por la serpiente empluma-da, del cual se propuso escribir una sagaliteraria que se estanc en el primer volu-men. A mediados de la dcada de los 70,el abogado Lpez Portillo debi abando-nar los proyectos de literatura azteca y serpresidente. Eran aos de vigor para el r-gimen del PRI, al que Mario Vargas Llosadeni como la dictadura perfecta, en elque el presidente en turno nombraba a susucesor y organizaba elecciones cticiasen las que hasta los muertos votaban porel partido ocial. En los 90, cuando ya no

    era presidente, y vagaba como alma enpena en el exilio al que los emperadorescados del rgimen del PRI eran conde-nados, Lpez Portillo busc a Slim parapedirle ayuda: quera escribir un libro. Sehaba divorciado de Carmen Romano,su esposa de toda la vida, para casarsecon Sasha Montenegro, una vedette deascendencia yugoslava que lo dej engraves los econmicos despus de untormentoso divorcio. El lntropo Slim,

    junto con su socio Juan Antonio Prez Si-mn, le dio dinero cada mes para que sededicara a escribir. Sintindose en deuda,el ex presidente que sola viajar al extran-

    jero con el piano de cola de su mujer, queera concertista, escribi a mano cartas deagradecimiento dirigidas a Slim o a PrezSimn, como esta que le envi en los aosnoventa.

    Una vez ms y ahora de forma anti-cipada he recibido en cincuenta mil nue-vos pesos que acordaron uds (con DonCarlos Slim y a proposicin de ud) darmemensualmente, lo que han hecho pun-tualsimamente. Nada en cambio he he-cho o dicho yo. He esperado la convocato-ria dispuesto a dar mis esfuerzos y nada. Yaunque esa suma me ha dado tranquili-dad para escribir mi Dinmica poltica deMxico, me siento en deuda con uds. Lerecuerdo que soy abogado y no fui malo,con capacidad para opinar en cualquierasunto, menos scal, por la deformacinque en mi preparacin dej la secretarade Hacienda, cuando fui su titular. Lasplticas, que no me atrevo a llamarlas

    conferencias, puedo darlas sobre mlti-ples temas, en funcin de la audienciaque uds escojan y con la periodicidad quesea til. [Dos palabras Ilegibles] me siento(a mis aos y condicin!) como una espe-cie de becado. Con un abrazo para Ud. ydon Carlos y mis respetos para sus fami-lias, que reitera su agradecido amigo.

    En otra de sus cartas, Lpez Portillodice estar avergonzado de contaminar laamistad pidiendo dinero. No hay leyen-das de que Slim sacara la calculadora cadavez que este ex presidente enfermo y an-ciano necesitara ayuda para pagar su tra-tamiento en hospitales de Cuba. El hom-bre ms rico del mundo no regate con elproyecto de libro de Lpez Portillo, tal vezms descabellado que el de aquel empre-sario que en medio de un evento de cari-

    dad le propuso hacer uno para regalar enNavidad y que oblig a Slim a sacar papely lpiz para hacer cuentas y regatear hastael ltimo centavo. No pareca importarleque ese libro que el ex presidente de M-xico escribi con su mecenazgo fuera unapsima inversin para l. Slo Slim sabepor qu le entregaba cada mes ese dine-ro a cambio de un libro tan incierto. Unatarde lo encontr por casualidad en unatienda de revistas del aeropuerto junto aotros libros de saldo. Me cost un dlar. ACarlos Slim bastante ms.

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    POR LEONARDO FACCIO

    Qu desea ser de grande la hermana de un genio?

    MESSI: EL CHICO QUE

    SIEMPRE LLEGABA TARDE

    C

    ada vez que viaja a Barcelona, la madre de Messi, CeliaCuccittini, intenta recuperar con l los ritos de su infancia:por las noches le acerca una taza de mate cocido, se sienta

    en su cama y le acaricia el pelo antes de apagar la luz. Lasmadres de los genios suelen desaparecer de los radares de la prensay sus fanticos. Buscar a la seora que le acaricia la cabeza a Messi esuna tarea ingrata. Siempre se oye un contestador que anuncia que sutelfono est apagado.

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    En la televisin de Espaa, CeliaCuccittini aparece sonriente enuna publicidad de postres que acaba conla voz aniada de Messi diciendo gracias,mam. La familia y el club han creadouna burbuja que lo protege, una exten-sin del vientre materno donde no loinvada el mundo de los hombres rudosdel ftbol. Desde Barcelona son 15 los n-meros que hay que marcar a Rosario paracomunicarse con su madre. La rutina de

    pulsarlos es tediosa. Una noche, despusde dos meses de llamarla todos los das, lamujer aparece del otro lado de lnea.

    La voz suena despreocupada, como siestuviese haciendo otra cosa mientras meatiende.

    Le pregunto si es la seora Cuccittini.No, soy la hija me corrige.Buscaba a tu mam.Mi mam no est.Tiene otro telfono dnde pueda

    encontrarla?S, pero no me lo s de memoria.Mara Sol Messi tiene 16 aos y hace

    un silencio como esperando que le diganquin llama. Est en su casa del barrio LasHeras y me dice que usa el telfono de sumadre porque el suyo se ha estropeado.Su imagen no es frecuente en las fotos

    que los paparazzi difunden de la familiaMessi. Aunque a veces Mara Sol apareceen la prensa por casualidad. El da que asu hermano lo coronaron por primera vezcomo mejor jugador del mundo, una c-mara de TV la enfoc por unos segundosen la ceremonia: es delgada, tiene la cabe-llera castaa y los rasgos angulosos de sucara le dan un toque de severidad similaral de su hermano cuando est serio. Elmundo de xitos ftbolsticos ha envueltosu vida desde nia. Cuando Messi viaj aBarcelona para probarse en el ftbol pro-fesional, ella recin empezaba la escuelaprimaria.

    Al principio vea en la tele a mihermano y no lo poda creer me dicedesanada. Es Messi pero sigue siendola misma persona. No cambi.

    Vos mirs ftbol?S. Pero no lo miro con mi mam.

    Me gusta ms con mi pap. Por qu?Nadie quiere mirar los partidos con

    mi mam. Aparece Leo jugando y empie-za a gritar a la tele, llora, se pone muy ner-viosa. Mi pap es ms tranquilo.

    Mara Sol Messi no espera ms pre-guntas para continuar retratando a suhermano.

    Yo soy ms como Leo me advier-te. Me gusta estar en casa. Con una teley la computadora soy feliz.

    Tu hermano le recuerdo medijo que preere dormir la siesta.

    S. Viene de las prcticas, se acuestaen el silln y ah se queda toda la tarde.

    No s cmo hace para dormirse rpido ala noche. l es feliz as. Y su novia es tan tranquila como

    l?No, a ella no le gusta estar encerra-

    da. Cuando Leo se acuesta a dormir, ellame agarra a m y nos vamos por ah. A Leosi le decs de ir a pasear se cansa.

    La hermana de Messi parece estarsola en casa.

    El padre, que tambin vive en Rosa-rio, es el representante de su hijo. Menudoy macizo, Leo Messi ser igual a l dentrode 20 aos. Cuando el Baragan la CopaMundial de Clubes a Estudiantes de LaPlata en la capital de Emiratos rabesUnidos, durante los festejos los especta-dores confundieron a Jorge Messi con suhijo. Lo levantaron en hombros. Cuando

    era un adolescente, el pap de Messi tam-bin jug en Newells. Tuvo que abando-narlo por el servicio militar, los estudios,el matrimonio. Era empleado en unasiderrgica, pero la paternidad le permi-ti continuar el ftbol por otros medios.Cuando la Pulga empez a asombrar enel Barcelona, sus dos hermanos mayoresya haban jugado en las ligas inferiores.El negocio de la gran promesa ftboleranunca lo tom desprevenido. Despus detener dos hijos varones y ftbolistas, slodeseaba que el tercero fuese mujer.

    Lionel Messi jugaba al ftbol como

    una pulga maravillosa y, como toda pul-ga maravillosa, no creca. El esfuerzo porconvertirse en jugador profesional tenael motor de la ilusin deportiva, pero tam-bin el apuro de nanciar su tratamiento

    mdico. Cuando cumpli 11 aos, Messimeda algo ms de un metro y 30 cent-metros, lo mismo que un nio de nueve.Desde el momento que lo vio, el mdicosupo que el diagnstico era dcit de lahormona del crecimiento, un trastornoque le provocaba un retraso en su edadsea. Deba recibir una dosis diaria de So-matotropina sinttica para combatirlo.El tratamiento inyectable costaba mil d-lares por mes, ms de la mitad de lo queganaba su padre entonces. El ftbol dejde ser slo un juego y pas a ser una tablapara salvarse del naufragio.

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    Lionel Messi jugaba al ftbol como una

    pulga maravillosa y, como toda pulgamaravillosa, no creca. El esfuerzo porconvertirse en jugador profesionaltena el motor de la ilusin deportiva,pero tambin el apuro de fnanciar sutratamiento mdico.

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    Mara Sol Messi entr en la adoles-cencia cuando las medicinas de su her-mano ya no eran un problema familiar.Ahora participa de la fama de su apellido

    desde esa invisibilidad que tienen los her-manos menores, esos que ven todo sinque nadie los vea. La vida pblica de suhermano le debe parecer un espectculopara disfrutar ante un cubo repleto de pa-lomitas de maz.

    Una vez estbamos en el shop-ping mi mam, mi pap, mi to, mi ta, to-dos. Llam Leo y nos dijo voy para all.

    Messi lleg al centro comercial y lagente lo rode.

    Lo tuvieron que sacar con policas.La inconciencia con que Messi vive

    la fama produce en su hermana una risacmplice. Su voz suena cristalina del otrolado del telfono. No es casual que entrelos seguidores de Messi haya ms niosy adolescentes que juegan Playstation

    que adultos adictos a calzoncillos de di-seo. Un ao antes de esta charla con suhermana, en un concurso televisivo depreguntas y respuestas que conduca el exarquero de la seleccin argentina, SergioGoycochea, la participante que ms sabasobre la vida de la Pulga se llamaba Sole-dad y tena 17 aos. Su hermana, MaraSol Messi, cambia de registro tan rpidocomo unzapping de pelculas los domin-gos por la tarde.

    Cuando le va mal, es mejor no ha-blarle me cuenta Se queda tirado enel silln mirando tele. Pero no lo hace demalo. Es que est bajoneado.

    La Pulga tena motivos para hacerhoras extras en su sof: haba marcadoslo dos goles en los ltimos diez partidosde las eliminatorias al mundial de Sud-

    frica, y los diarios argentinos seguanpreguntndose por el paradero del genio.Lo vean como un extranjero con la cami-seta equivocada. Lejos de su rutina en elBara, el goleador de la Champions Lea-gue se port como un chico extraviado ytriste. Pareca haber perdido la intuicin,esa cualidad de saber hacer las cosas sinpensar, y que unida a su velocidad haceque Messi juegue siempre en tiempo fu-turo, un paso por delante de los dems.La gambeta en velocidad que tan bienle sale a Messi dice el escritor Martn

    Kohan no promueve que se piense, esms: lo impide. Vestido con la camisetade Argentina, presionado por los deberesde la adultez, Messi pens y, mientras

    pensaba, traicion su juego que consisteen la irresponsabilidad de la infancia. Enel vestuario, esa cultura tan argentinacomo latinoamericana en la que el lidera-to lo ejerce un caudillo, se exige ser Mara-dona. Los caudillos polticos deben ganaradeptos antes de subirse al plpito; los ft-bolistas caudillos los ganan en el vestua-rio antes de entrar en la cancha. El silenciode Messi sin goles empezaba a ser ruidoso.

    La prensa argentina nunca lo habacriticado tanto. Le pedan ser un padre se-vero cuando era el hijo tmido y traviesoque siempre lloraba en sus momentosde frustracin. En un juego de la Cham-pions League, a pesar de que su equipohaba ganado, Messi rompi a llorar en elvestuario por no haber jugado de titular.

    Tambin haba estallado en llanto el daque debut en la seleccin mayor argenti-na y lo expulsaron sin haber cumplido unminuto de juego. Despus de ganar seis t-tulos consecutivos, no pudo contener laslgrimas al quedar afuera de la Copa delRey. Messi vive cada derrota como el ndel mundo, con un espritu amateurquelos nios suelen tener. Pero ante la frus-tracin en la seleccin de su pas, Messino lloraba: miraba al suelo. En vez de l-grimas, una seriedad funeraria inundabasu cara.

    Estaba muy mal en ese momentome dijo la hermana. Todos lo saben.

    Y vos qu hacas?Yo le agarraba la mano.Lionel Messi tiene las manos grandes

    de un arquero.

    Cuando tena cinco aos, su abuelamaterna lo llev de la mano a jugar ftbolpor primera vez. Hoy el nieto le dedica losgoles apuntando sus dedos al cielo. Desdeentonces Messi no suelta la mano de todasu familia.

    Le agarraba la mano aade Ma-ra Sol. Pero no le hablaba.

    Su genialidad empuja a quienes lorodean a renunciar a s mismos para ac-tuar de administradores de su talento yfortuna. Rodrigo Messi es el mayor de lostres hermanos y, despus de su padre, el

    segundo ltro para llegar a la Pulga. Llega Europa con la idea de continuar su ca-rrera ftbolstica que haba empezado enNewells y ahora una de sus responsabili-

    dades es hacer la cena para Messi. Al dejarlas canchas, estudi gastronoma y cadanoche se encarga de alimentar a un genioal que slo le apetece comer carne. Unatarde, en el bar de un hotel cinco estrellas,Rodrigo Messi me dijo que a su hermanono le gusta el pescado ni las verduras. Esemismo da, haba renovado contrato conel Barcelona por diez millones y mediode euros al ao, y l vena de acompaar-lo. Es el nico de la familia que se queden Barcelona para ayudarlo a cumplircon el plan. De rato en rato suelta unasonrisa nerviosa y se pasa la mano por elpelo sin estar despeinado. En su casa sue-len llamarlo con el apodo de Problemitay su mayor problema no es pensar en elmen de cada noche. Es organizar la segu-

    ridad de Leo Messi.Cuando sale de casa despus de ce-nar me dice el hermano, me quedopreocupado. A l no le gusta tener seguri-dad. Pero se la ponemos sin que l lo sepa.

    Qu crees que le puede pasar?Rodrigo Messi concentra en una

    mueca nerviosa una multitud de peligrosque ahora no puede enumerar.

    Con la fama aparece la envidia, lamala persona y hay que tener cuidadode todo me advierte. El ftbol es unmundo aparte.

    Llevar el apellido de un genio es unasombra que inspira y castra a la vez. Alhermano de Maradona le fue tan malcon el baln que acab jugando en Percomo si fuese la atraccin de un circo.Cuando jug en el Barcelona, el hijo de

    Cruyff demostr que slo haba heredadolos ojos azules de su padre. El hijo de Pelfracas como arquero del Santos y acabinvolucrado en casos de trco de drogasy lavado de dinero. Para Rodrigo Messila urgencia de cuidar a su hermano enun planeta desconocido y peligroso seha convertido en la misin de su vida. Encambio, al otro lado del telfono, MaraSol preere hablar de una esta inolvida-ble.

    Y qu te regal para tu cumple?pregunto.

    Me regal de todo. Estaba en Es-paa pero llamaba todos los das medice. Quera saber de qu color iba a serel vestido.

    El ftbolista que se duerme cuandono tiene un baln se desvel para fes-tejar los 15 aos de su hermana. DesdeBarcelona, se asegur de que reservaranel saln del mejor hotel de Rosario, quecontrataran un servicio de catering para200 personas, que ella eligiera el vestidoque ms le gustara. Eligi tambin la m-sica en vivo: cumbia yreggaeton. Le rega-l una cadenita de oro de la que colgabaun corazn, y un anillo.

    Y bail?S. Y nos quedamos todos sorpren-

    didos porque en el casamiento de mi her-mano estuvo toda la noche sentado.

    Era la primera vez en su vida que suhermana lo vea bailar.

    Nadie le pide a Messi sorpresa mayor

    que la pura fantasa de sus goles. Una desus gambetas puede ser tema de conver-sacin durante meses, y los enamoradosdel ftbol les contarn a sus nietos queellos lo vieron jugar. Sin proponrselo LeoMessi es parte de los nuevos efectos espe-ciales de la felicidad colectiva. Hoy tam-bin es el hroe de su hermana.

    Qu te gustara hacer? le pre-gunto a Mara Sol.

    Me gustara irme a Barcelona a em-pezar teatro.

    Su voz de adolescente se ana en con-viccin.

    Me gustara ser algn da como mihermano me dice. Pero en actriz.

    Mara Sol Messi lo dice con la segu-ridad del que siente que todo es posible.Incluso negar la idea de que slo puede

    haber un genio en la familia. An no sabeque detrs de todo arte se esconde un cal-vario. El de su hermano puede ser el abu-rrimiento que lo acecha cuando se apartade las praderas del baln. Sin espectadoresni aplausos, para Leo Messi el showcon-tina cada tarde, en el silencio de su casa,cuando va a cerrar los ojos y deja caer sucabeza sobre un almohadn.Fragmento del libro Messi. Random House Mondadori.

    Los caudillos polticosdeben ganar adeptos antesde subirse al plpito; los

    futbolistas caudillos losganan en el vestuario antesde entrar en la cancha.

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    Cuando se estacion enfrente yme seal el nmero 33 con unindiferente movimiento de cabeza qui-se gritar no chingues!, pero no pudeinterrumpirlo. Ese da Mario estaba par-ticularmente deprimido y no parabade hablar. Se trataba de la vieja casonadel Tecolote. Ah iba a reiniciar su vida,(donde inici la ma). La rentera nos es-peraba en la puerta. Era una seora de

    esas muy correctas que no pude rela-cionar de ninguna forma con el Tecolo-te. La resolana estaba pegando duro asque pasamos de prisa y nos saludamosadentro. Esa tarde sal de casa a rmarlede aval a mi compadre y de pronto meencontr encandilado como arrojado-dentro de los gruesos muros de sillarque slo haba revisitado en sueos. Laestancia tena impregnada una melo-da. Comenc a escuchar Have you everseen the rain?cuando, en un parpadeo,vi una silueta al fondo del pasillo, era elTecolote? Perd el hilo del tema pero dereojo continuaba viendo aquella siluetadifusa. Confundido mir con ms jeza.El Tecolote pareci sonrerme y caminhacia m, como patinando en el aire por

    el pasillo central, traa sus patas de gallocon calcetines.

    Me traa una cerveza. Llevabapuestas las espantosas bermudas detoalla. Me restregu los ojos y volv a laconversacin. La seora nos habl deun problema en el contrato de la luz.Haba que dar una mordida por unasituacin con el inquilino anterior. El

    Tecolote?, la interrump ignorando porcompleto lo que nos estaba planteando.Aqu viva hasta hace tres meses el seorLeobardo Martnez, dijo la seora comoquien deende la decencia de la pro-piedad (pero se trataba del Tecolote). Nopude preguntarle ms.

    Hubo algo. Algo incmodo, intu.Ella y Mario se quedaron hablando deque ya ningn barrio era seguro y de

    que la polica andaba cobrando piso

    incluso en las colonias bien. Mientrastanto pude recorrer la casa de mi amigoporque, el Tecolote era eso, mi amigo.

    Nunca me refer a l como mi dea-ler. Esa palabra ni se usaba. Quien terolaba la mota era tu amigo, y punto. Lepagabas pero te quedabas a escuchar sus

    discos por gusto. Encontr a Mario y a larentera en el patio, hablando del boilerdestartalado. La anacahuita llova ores.Su cada pareca ms lenta por la falta deviento. En una de las mecedoras estabami amigo cuando me cont que lo in-vitaban a hacer negocios en grande. Lamota no es negocio, me dijo. Cuando latratas de puta te arrepientes. De hecho,

    el Tecolote tena fama de escoger a susclientes.

    No le gustaba compartirla con des-conocidos. Mantena podados sus bon-sis para que no perdieran su encanto.Si perdan la forma era momento derecortar contactos. Aqu haba un jardn

    japons, dijo la seora cuidando no en-suciarse los tacones con la tierra suelta.Nos repartimos las macetitas entre los

    vecinos. El seor Leobardo muri? pre-

    gunt, pero Mario se neg a que la se-ora contestara. Le pareci de muy malgusto mi pregunta, lo supe despus. Decualquier forma la casera pareci igno-rarme. Qu habra sido de l? No lo vol-v a visitar. Los aos se fueron acumu-lando hasta que ya me pareci ridculo

    buscarlo. Me volv viejo, sin historia pro-pia. Quiz fue eso lo que me detuvo; algode vergenza, un resentimiento hacialos mejores recuerdos de mi vida. En lasparedes de su recmara estaban marca-dos los psters (uno era la letra de TheHouse of the Rising Sun), y algunos desus cuadros, (haba una acuarela del Ce-rro de la Silla hecha por l mismo).

    El sol haba imprimido sus espritussobre el yeso. Aqu hace falta pintar,dijo Mario. La seora no tuvo comen-tarios. Era evidente que todo correra acuenta del nuevo inquilino. En su ha-bitacin desnuda advert mi ingratitud.Ni siquiera me haba planteado cmola estara pasando con las cosas como sepusieron. Habr sido difcil adaptarse alos nuevos signicados. De la noche a la

    maana el Tecolote se haba convertidoen un criminal. El amigo que se deleita-ba con el perfume de sus ores se volvi,repentinamente, enemigo de la Nacin.No dudo en que lo hayan presionado aaliarse a los monopolios. A n de cuentas

    de eso se trata esta guerra; de acabar conlos changarritos, de agandallarse todo elmercado. La seora le entreg a Mario unllavero de peluche. En ese momento miamigo era todo menos un hombre reci-biendo las llaves de su departamento desoltero. Tuve que darle una palmada enla espalda. La seora tambin sac de subolsa una botellita de agua bendita queme entreg y se despidi de mano. Ma-rio y yo nos quedamos bajo el arco de la

    puerta mirando hacia la calle, sin nadaqu decir. Finalmente reuni algo defuerzas para consolarse: tiene buena vi-bra, no? Di un par de pasos afuera paraver la casa por fuera y as descubr una ba-cha escondida (no abandonada) en unade las esquinas de los barrotes (y si fuerama? Y si yo la hubiera dejado ah?). S,le contest, tiene buena vibra.

    13_El Ornitorrinco

    Monterrey 1938

    Refugio Z. Garca

    Participantes en el festival a favor de la

    escuela Enrique Pestalozzi, hoy Alberto

    Snchez, en la Col. Nuevo Repueblo.

    1938 Coleccin Jos de Jess Trevio Martnez.

    DaguerroTIPOO

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    Nunca me refer a l como mi dealer. Esapalabra ni se usaba. Quien te rolaba la mota eratu amigo, y punto. Le pagabas pero te quedabasa escuchar sus discos por gusto.

    SaudadeBacha de aquellos dasXIMENA PEREDO

    Escritora. Periodista. Guantanamera.

    ximenaperedo.wordpress.com

    No son las cosassino la opinin

    que tenemos de ellas

    lo que nos perturba.Epicteto

    FESTIVALESCOLAR

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    La principal fuerza de la gu-ra del Ombudsman, la cualnaci en Suecia, es la moral: la con-anza y el respaldo que le brinda la

    sociedad para condenar los abusosdel Estado. Su fuerza no radica en

    leyes o instituciones burocrticas. Siel Ombudsman se trasforma en otrainstitucin del gobierno pierde suprestigio y la conanza de la socie-dad.

    En Mxico eso est pasando conalgunas de las Comisiones Defen-soras de Derechos Humanos. Aho-ra son un apndice ms del Estado,unas ms, otras menos. El caso de laCEDH de Nuevo Len lleg al extre-mo de que la Comisin Nacional laacus de estar al servicio de la admi-nistracin de Rodrigo Medina.

    La Comisin Nacional de Dere-chos Humanos (CNDH) denunci alorganismo de Nuevo Len por obs-taculizar su trabajo en la investiga-

    cin del caso Casino Royale. Ademsde negarse a acatar la Recomenda-cin No. 66/2012, donde le exigi:

    Disear e impartir al personalde esa Comisin Estatal de DerechosHumanos de Nuevo Len, un pro-grama integral de educacin, for-macin y capacitacin en materiade facultades y competencias de losorganismos pblicos de derechos hu-manos; con el objetivo de evitar irre-gularidades como las que dieron ori-gen al presente pronunciamiento.

    La CNDH se quej porque Mi-nerva Martnez Garza, Presidenta dela Comisin de Nuevo Len, se nega colaborar en la investigacin del

    atentado y rechaz entregarle todala documentacin y los expedientesque tuviera sobre el ataque al CasinoRoyale.

    La Comisin Estatal se neg ar-gumentando que tambin le corres-ponda llevar el caso debido a queen los hechos haban intervenidoautoridades municipales y estatales,lo cual no se contrapona para quecolaborara con la CNDH.

    El 29 de noviembre de 2012, casiun ao despus de los hechos, la Co-misin Nacional emiti una serie derecomendaciones por el atentado alCasino Royale. Incluy un apartadopara el organismo que preside Mart-nez Garza, algo inusitado.

    En el caso de la CEDH de NuevoLen, el organismo se tard casi dosaos en hacer sus conclusiones y re-comendaciones. Se centraron en lasautoridades municipales. Evit con-denar a Proteccin Civil Estatal, elorganismo que tuvo responsabilidaden la muerte de vctimas inocentes.

    Para colmo del abollado prestigiode la institucin, la titular ha sidodenunciada por sus propios trabaja-dores. Martha Alicia Valdez, quienformaba parte de la Coordinacin Pe-

    nitenciaria de la Tercera VisitaduraGeneral, denunci ante la ComisinNacional de Derechos Humanos(CNDH) y en el Congreso local queMartnez Garza la acos laboralmen-te para que renunciara, situacin

    que viola los derechos laborales deValdez.Ms an, recientemente el nuevo

    diario El Horizonte, propiedad de dela familia Salinas Pliego, evidencique la Primera Visitadora de la Co-misin Estatal de Derechos Huma-nos, Catalina Rivera Daz, empleaa su propio hijo en la dependencia;Humberto Fernando Cant Riveraha recibido 60 mil pesos de la CEDH.La contratacin de familiares violael artculo 50 de la Ley de Responsa-bilidad de los Servidores Pblicos deNuevo Len, en su fraccin XVII,

    precis el diario.La Comisin Estatal, como mu-

    chas otras del pas, entr en crisis por

    la inseguridad y violencia, debido alos miles de muertos, desaparecidosy vctimas colaterales, y tambin por-que muchos de los criminales eranparte de las inst