being jamie baker kelly oram

Being Jamie Baker Kelly Oram

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Sinopsis…………………………Pág. 4 Capítulo 1………………………Pág. 5

Capítulo 2………………………Pág. 14 Capítulo 3………………………Pág. 28 Capítulo 4………………………Pág. 39 Capítulo 5………………………Pág. 47 Capítulo 6………………………Pág. 56 Capítulo 7………………………Pág. 67

Capítulo 8………………………Pág. 77 Capítulo 9………………………Pág. 90 Capítulo 10……………………..Pág. 100 Capítulo 11……………………..Pág. 106

Capítulo 12……………………..Pág. 118 Capítulo 13……………………..Pág. 131 Capítulo 14……………………..Pág. 147 Capítulo 15……………………..Pág. 158

Capítulo 16……………………..Pág. 165 Capítulo 17……………………..Pág. 176 Capítulo 18……………………..Pág. 188 Capítulo 19……………………..Pág. 201 Capítulo 20……………………..Pág. 214 Capítulo 21……………………..Pág. 223

Capítulo 22……………………..Pág. 236 Capítulo 23……………………..Pág. 245 Capítulo 24……………………..Pág. 252 Capítulo 25……………………..Pág. 261

Sobre la autora………………....Pág. 270


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Sinopsis

Traducido por Emii_Gregori

Corregido por majo2340

n accidente que debería acabar en una tragedia, en su lugar le da a Jamie

Baker de diecisiete años un montón de incontrolables habilidades

sobrehumanas.

Para mantener su secreto seguro, Jamie socialmente se exilia, ganando el título de

reina residente del hielo de Rocklin High. Pero durante un sobrealimentado encuentro

con el mariscal de campo estrella Ryan Miller, ella literalmente besa un anonimato

adiós. Ahora el exasperante e irresistible Ryan no se detendrá ante nada para derretir el

corazón de la reina de hielo y descubrir lo que la hace tan especial.

Por desgracia, Ryan no es la única persona en su secreto. ¿Aprenderá Jamie a contener

sus poderes inestables antes de ser descubierta por los medios de comunicación o

convertirse en una rata de laboratorio del gobierno?

Más importante aún, ¿podrá tirar a Ryan Miller fuera de su camino antes de caer en

amor con él?

U


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Capítulo 1

Traducido por Emii_Gregori

Corregido por aLexiia_Rms

a mayoría de las historias de superhéroes comienzan con una lluvia de

meteoritos o una repugnante picadura de insecto, pero la mía, realmente,

comienza con un beso. Ya sea que fuera por un beso de vida o un beso de

muerte, todavía no lo he decidido, pero era, sorprendentemente, un beso

realmente bueno. No es que alguna vez diga eso.

El beso en realidad no me dio mis poderes. Aquellos llegaron antes, en un extraño

accidente que implicó desechos tóxicos y algo así como 40.000 voltios de electricidad.

Pero fue ese beso el que me obligó a salir de mi escondite y cambió mi vida, tarde o

temprano haciéndome quien soy ahora, y bla, bla, bla... saben el resto.

Mike Driscoll en realidad lo comenzó, tres semanas antes de nuestro Baile de

Bienvenida sénior, cuando estaba discutiendo con Ryan Miller sobre a quién llevarían

al baile. Mike y Ryan eran básicamente los dos chicos más populares en la escuela, y

Becky Eastman sostenía aquel título, por la elección de una gran mayoría, entre la

población femenina.

—Creo que llevaré a Becky al Baile de Bienvenida —dijo Mike casualmente un día

por encima de su pollo frío dentro de un bollo, y una ensalada.

—Amigo, la llevaste al baile de graduación junior —protestó Ryan inmediatamente.

—Sí, ¿y?

—Entonces es mi turno. La llevaré al Baile de Bienvenida.

—Sobre mi cadáver. Ella es la chica más caliente de la escuela. Como capitán del

equipo de fútbol es mi derecho a elegir primero.

—¿Quién lo dice? —Ryan echó a reír—. Soy el quarterback . Todo el mundo sabe que

soy la verdadera estrella. Además, soy más apuesto. Apuesto a que si le preguntamos

al mismo tiempo, ella me elegirá.

—No lo haría.

—Ya quisieras.

L


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—No lo haría.

No estoy exactamente segura de cuánto tiempo lucharon por eso, pero fue el tiempo

suficiente para que quisiera arrancarme el cabello.

El súper-oído puede ser útil de vez en cuando, pero la mayoría de las veces apesta.

Especialmente cuando estás atascada en una cafetería escolar llena de gente, rodeada

de un montón de adolescentes mimados suburbanos, la mayoría de los cuales estaban

teniendo conversaciones tan ridículas como la de Mike y Ryan. Intenté ahogar el

ruido, y funcionó hasta cierto punto, pero las charlas molestas son la razón del por qué

siempre me siento en el rincón más alejado, completamente sola. Bueno, es una de las

razones.

Había logrado bloquear la mayoría de las tonterías de mi mente al centrarme en el

sonido de mi propio masticar, pero soy algo así como uno de esos programas

computacionales de los gobiernos que se ven en las películas de espionaje, los que

recogían las palabras clave y luego se dirigían hacia el banco sobre la conversación.

Traducción: Soy sensible a mi propio nombre, y cuando se escapó de la boca de Ryan

Miller, inmediatamente presté mucha atención.

—Técnicamente —dijo—, Jamie Baker es más ardiente que Becky. Si quieres llevar a

la chica más caliente en la escuela, entonces deberías llevar a ella.

Mike irrumpió con una risa desagradable. —Sí, ella es caliente en todo derecho, para

una reina de hielo. Becky es la chica normal más caliente de la escuela. Jamie nunca

iría al baile con alguien.

—¿Ni siquiera con el gran Mike Driscoll? —Ryan echó a reír—. Siempre dices que

podrías conseguir a cualquier chica en esta escuela.

—Jamie no cuenta. La chica es una total solitaria.

—Tal vez sólo no la entiendes —bromeó Ryan.

—Tal vez es sólo un monstruo insensible.

Sonreí con satisfacción, bastante feliz con la opinión de Mike sobre mí. Cuando llegué

por primera vez aquí a Rocklin High, Mike Driscoll me alcanzó antes de llegar a los

escalones de la entrada. Él y sus amigos estaban saliendo de la parte trasera de su

camioneta como si estuvieran teniendo algún tipo de fiesta previa al juego antes de la

escuela. Supe exactamente lo que se avecinaba cuando se ajustó su chaqueta

estampada y me sonrió con esa sonrisa torcida que todos los mujeriegos clásicos

importantes habían perfeccionado. Tal vez reírme en su cara delante de todo el equipo


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de fútbol americano fue un poco duro, pero no le di importancia. No me ha molestado

desde entonces. Ninguno de ellos lo ha hecho.

De todos modos, me alegro de que me odie. En mi preferencia, teniéndolo esparciendo

todos esos rumores me hace más fácil mantener mi estado social de ―solitaria‖.

—Apuesto a que podría hacer que vaya conmigo —reflexionó Ryan, separándonos

tanto a Mike como a mí de nuestros pensamientos, los cuales podría apostar que eran

lo mismo, pensando que no podía ser cierto.

Leer mentes no está marcado en mi lista de habilidades sobrehumanas.

Esta vez casi me uní a Mike en su risa salvaje. No sé por qué Ryan pensaba que era tan

especial, y al parecer, tampoco lo hacía Mike. —¿Jamie Baker? Apuesto a que ni

siquiera puedes conseguir que ella te hable.

—Sí, claro que puedo —dijo Ryan—. Apuesto a que podría ir allí, entablar una

conversación, y obtener su número al final del almuerzo.

—¿Crees que puedes conseguir el número de Jamie?

—Dije que podía, ¿no?

—De ninguna manera —dijo Mike.

—Bueno, qué tal esto. Si puedo obtener el número de Jamie para el final del almuerzo,

entonces consigo llevar a Becky al Baile de Bienvenida. Si no, entonces la llevas tú en

cambio.

—Que sea un beso, y estoy dentro.

—¿Besar a Jamie Baker, y consigo llevar a Becky al Baile de Bienvenida?

—No exactamente, nadie puede solo besar a alguien —dijo Mike—. Tienes que

conseguir que te bese, o el trato se cancela.

Podía sentir a Ryan mirándome de nuevo, probablemente tratando de averiguar si

realmente podía hacerlo, y después de un momento dijo: —¿Antes de que el almuerzo

termine?

—Así es —Mike golpeó su mano con fuerza en la espalda de Ryan—. Sólo tienes diez

minutos, Casanova. Mejor muévete.

Oí a Ryan largarse de su silla y me sonrió. El chico no tenía ninguna posibilidad, pero

tuve que admitir que la apuesta era muy divertida, y casi no podía esperar para que lo

intentara. Cuando se acercó, esperé a que citara algo de lo que estoy segura que podría


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encontrar en cualquier libro de líneas cursis recolectadas, pero para mi gran decepción

todo lo que conseguí fue un: —Hey, Jamie. ¿Te importa si me siento por un momento?

No tenía vuelta atrás. Era difícil insultar a Ryan si no estaba comportándose como un

idiota. Por lo tanto, ya que no podía hacer una escena válida para cualquier chisme,

decidí no hacer una escena en absoluto. Ni siquiera reconocí su presencia. No le

impedí sentarse, sin embargo.

Ryan sacó la silla de mi derecha y la giró de modo que me afrontara. No estoy segura

de si él se sentaba así, pensando que podría hacerme mirarlo o si sólo quería tener su

espalda hacia el otro genio detrás de este plan maestro, de modo que no pudiera ver a

Mike riendo.

Se sentó allí por un minuto, sin duda, todavía tratando de averiguar su estrategia, y

cuando reí en el modo en que él movía su rodilla nerviosamente, de inmediato se

inclinó hacia delante, apoyando sus codos sobre sus piernas. —Aquí está la cosa —

comenzó Ryan finalmente—. Si no puedo besarte para el final del almuerzo, entonces

tengo que dejar que Mike lleve a Becky Eastman al Baile de Bienvenida, y ya he hecho

reservaciones para cenar en su restaurante favorito.

De todas las cosas en el mundo, nunca esperé ni por un segundo que me dijera la

verdad. Me sorprendió sinceramente. No, yo estaba asombrada. Este chico estaba en

un campo de juego completamente diferente al del 99.99 % de todos los seres humanos

malditos con los cromosomas Y. Lo que dijo era ridículo, pero sin duda merecía, al

menos, una respuesta. —Eso es algo que nunca he oído antes —le dije secamente,

todavía sin molestarme en mirar en su dirección.

—Una chica tan caliente como tú no puede ser una extraña en el juego, así que

imaginé que la honestidad podría ser mi única oportunidad.

—Admitiré, que era probablemente lo mejor que podías dar.

—Bueno, ¿qué pasa con el soborno?

—Lo siento.

—Oh, vamos, Jamie. No significará nada. Ni siquiera voy a usar la lengua. Realmente

no quieres que Mike gane, ¿verdad?

Es cierto, Ryan era definitivamente el menor de los dos males. Suspiré, obviamente

suavizada por la táctica de la verdad como sorpresa y, finalmente, lo miré.

—Te lo deberé —dijo esperanzado.


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Lo estudié durante un minuto. Definitivamente no lucía mal. Cabello rubio color miel,

ojos azules, alto, y confección delgada. Bueno, está bien, estaba caliente. Si te gusta el

tipo de ―Chico Totalmente Americano de al lado‖.

Que, por desgracia, lo hago.

Además, el puchero que Ryan estaba dándome era una especie de encanto, en una

parte patético, por lo que consideré mis opciones. Después de notar que ceder a toda

esta petición haría que las personas pensaran que era un fenómeno —que ellos ya lo

pensaban de todos modos—, y les daría algo de qué hablar durante un par de días,

pensé, ¿por qué no? Además podría ganar un poco de placer por la decepción de Mike

y salvar a Becky de una noche de andar a tientas borracha. —Muy bien —dije con un

suspiro—. Has lo que te dé la gana.

Me senté hacia atrás y esperé la mirada sobresaltada de Ryan para descolorarme.

Sonreí cuando por fin se convirtió en un ceño fruncido.

—En realidad —dijo, encogiéndose—, tienes que darme tú el beso o no cuenta.

Ya lo sabía, pero aun así levanté una ceja hacia él. También podía hacerlo sudar un

poco.

—No tienes que fingir que te gusta —dijo, sonando un poco desesperado por primera

vez—. ¿Por favor?

No dije nada. Sólo miré por encima de la cabeza de Ryan a Mike, que estaba

analizando todos mis movimientos, luego me incliné y presioné mis labios hacia Ryan.

Era un poco más de un año desde mi accidente, el que me hizo unirme a la persuasión

del cómic, y odiaba admitirlo, pero no había besado a un chico desde que había

cambiado. Y sé que tengo un poco de electricidad extra corriendo a través de mí ahora

—puedo poner en marcha un coche con mis manos si quiero— pero nunca imaginé

que podría afectar algo así como besar a un chico.

No había verdaderas chispas físicas, pero algo pulsó a través de mí y se fue hacia Ryan.

Yo había querido tocar solo mis labios suavemente contra los suyos, pero en el instante

que conectamos perdí todo mi auto-control. Tiré mi boca sobre la suya con tanta

fuerza que casi se cayó de su silla —no parecía preocuparse—. La energía pasó a través

de mí, y pude sentir el calor de mi electricidad proceder de mis manos mientras ellas

encontraban el camino a su cara. La siguiente cosa que supe, fue que estaba sentaba a

horcajadas sobre su regazo con mis brazos abrigados fuertemente alrededor de su

cuello.


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Todo el mundo en la cafetería se quedó en silencio, o al menos para mí el sonido se

desvaneció, y fue entonces cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo. Yo sabía

que esto no era un beso normal por ningún medio, y si actuaba como la asustada que

me sentía, me arriesgaría a que Ryan notara que había algo diferente en mí. Me limité

a besarlo hasta que tuve mis emociones bajo control, y cuando por fin me aparté

ambos estábamos sin aliento.

—Puedes guardar la goma —dije, tratando de mantener mi reputación indiferente, y

poco a poco me levanté de él—. Que te diviertas en el baile.

Cuando me fui, Ryan estaba sentado en su silla, mudo. Me pregunté si tal vez lo había

electrocutado o paralizado o algo así, pero cuando me di la vuelta estaba moviéndose

torpemente hacia Mike. Estaba en una especie de aturdimiento, pero parecía estar

bien, así que seguí caminando. Me dirigí directamente hacia el cuarto de baño de las

chicas, en el que podría tener un minuto para alocarme totalmente en privado antes de

que tuviera que llegar a mi próxima clase.

Estuve bastante inútil el resto del día ya que lo único que pude pensar era en ese beso.

Por supuesto, me gustó, y estoy bastante segura de que a él también, pero fue extraño.

No fue un beso normal, no un beso humano. Era una especie de súper-beso. Del tipo

fenómeno, como yo.

Esto fue sólo una cosa más para recordarme que yo nunca sería capaz de vivir una vida

totalmente normal ahora, y aparte de depresión, esto me daba miedo. ¿Qué pasa si yo

le había hecho daño? ¿Qué pasa si algo malo le había sucedido? ¿Qué pasa si esto

significaba que nunca podría tener una relación física nunca más? ¿Qué pasa si alguien

descubre la verdad sobre mí? O, ¿qué si debido a las habilidades de súper-beso que al

parecer poseo, Ryan ya sepa de mis poderes?

Esa última pregunta me asustó mucho, y fue la que tuvo a mi mente tan ocupada que

no oí la campana de la última clase. Tampoco me di cuenta de que Ryan estaba allí

hasta que él se dejó caer directamente en el escritorio frente al mío y se dio la vuelta.

En realidad me sorprendió, y me molestó mucho, pero no tanto como el hecho de que

se rió de mí por ello. Le di una malvada mirada, pero él sólo preguntó: —¿Quieres ir al

baile conmigo? —Como si fuéramos los mejores amigos y la respuesta fuera un hecho.

Yo no pude detener que la confusión de mi mente se extendiera por mi rostro, y se rió

de mí una vez más. Eché un vistazo por el salón, ya que era la clase de Inglés que

Ryan, Becky, y yo teníamos en común, y miré con ceño fruncido a la chica que había

sido la razón de nuestro extraño encuentro en primer lugar. —¿Todo ese esfuerzo y

ella te rechazó? Apesta ser tú.

Ryan se encogió. —No le he preguntado.


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—Hey, hice mi parte en esta pequeña apuesta idiota. Es mejor que vayas a hacer lo

tuyo ahora. No me gustaría pensar que me hice la estrella de la columna de chismes

escolar para nada.

—No tiene que ser por nada —Ryan se encogió de nuevo—. ¿Quieres ir?

No comprendo a este chico en absoluto. No es que sea como este gran monstruo

asustadizo ni nada, pero hablar con Jamie Baker era una especie de tabú alrededor de

mi escuela. La gente suele evitar el contacto visual conmigo, no me preguntes la razón.

—Lo siento —dije—. Ese beso era un contrato por un tiempo, y no fue una invitación

para otra cosa. Confía en mí, tienes muchas más posibilidades de tener algún tipo de

acción si vas con Becky.

Yo no diría que parecía hostil en ese momento, pero definitivamente no estaba siendo

amigable, y cuando Ryan se rió de mi comentario mi molestia se convirtió en una

verdadera ira.

—No es cierto —dijo.

—Seguro.

—No, en serio. Creo que podría ser interesante.

Le di la mirada más sucia que pude, pero él se encogió como si no fuera nada. Miró a

Becky mientras salía de la habitación, y luego me miró tan casual como siempre. —

Creo que sería más divertido ir contigo.

Bueno, ahora yo tenía curiosidad. Me refiero a que Becky y Ryan estaban básicamente

unidos cadera a cadera. Eran mejores amigos desde el jardín de niños o algo así de

ridículo. Ryan la adoraba tanto como todos los otros chicos en esta escuela, si no más,

así que no podía entender por mi vida por qué me lo pedía si podía llevar a ella.

—Conozco a Becky —explicó Ryan al ver mi ceño fruncido—. Pero tú eres un

misterio para mí. Me gustan los misterios.

—Pues bien, Sherlock, esto es mejor que seguir con el plan original. Si vamos al baile,

y tú accidentalmente llegas a conocerme o algo, entonces no sería un misterio. —

Agarré mi bolso y me levanté—. No voy. Ni contigo ni con nadie.

Salí de la habitación sin mirar hacia atrás, pero le oí suspirar cuando me fui. Fue el día

más extraño que había tenido desde que me mudé aquí y la mayor interacción social

que había tenido con cualquier compañero de clase. No había sido malo, pero lo di por

terminado y confiaba que cuando volviera a la escuela al siguiente día, las cosas

estuvieran de vuelta a su estado normal, sin complicaciones.


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Capítulo 2

Traducido por Josez57


e pregunté si Ryan me seguiría molestando, pero no lo hizo. Aparte de

Paul Warren —aspirante a un Eminem en Rocklin High—, pero me daba

lo mismo lo que él pensaba sobre dar "el visto bueno" cada vez que me

veía. Todo volvió a la normalidad dentro de un par de días. Al menos lo

fue hasta el siguiente jueves, cuando me encontré con Ryan en el cine y él en realidad

tuvo el descaro de hablar con mis padres.

Ryan trabajaba en el cine, y sabía que había una posibilidad de que él estuviera allí,

pero nunca imaginé que iba a hacer algo con mi madre y mi padre de pie allí.

Tampoco no podía no ir porque Los Jueves son un trato. Vean, mi accidente ocurrió

un miércoles y al día siguiente —cuando mis padres deberían haber estado planeando

mi funeral— fui dada de alta del hospital, nos fuimos todos a celebrar el hecho de que

estaba viva. Todos los Jueves desde entonces se han convertido en un tipo de ―nuestro

día‖. Como un día en familia. Claro, mis padres son completamente cursis y a veces

tienen todos sus halagos y atenciones en mí, aun así todavía adoro Los Jueves.

Tal vez sea raro que estuviera con mis padres, pero no renunciaría a Los Jueves por

nada en el mundo. Mis padres son todo lo que tengo. Son las dos únicas personas en el

mundo con las que estoy totalmente segura de ser yo misma en todo momento. Así

que a pesar de sus peculiaridades, en cuanto a salir y pasar un buen rato juntos, es la

única vez que me siento como una chica normal.

Es por eso que mis padres hubieran sospechado si me hubiera decidido repentinamente

a quedarme en casa —con el fin de evitar ver a Ryan.

He visto a Ryan en el cine muchas veces, y siempre me mira raro y luego toma

nuestras entradas sin mostrar ninguna otra pista de que realmente sabe quién soy yo,

así que pensé que estaría bien. Pero sabía que estaba en problemas esta vez porque su

rostro se iluminó mientras caminábamos hacia la taquilla. Supongo que haberme

besado con él cambió las reglas de alguna manera y se le hiso aceptable saludarme,

porque me dio un alegre: —¡Hola, Jamie! —Que realmente sorprendió a mis padres.

Él me dedicó su estúpida sonrisa encantadora y juvenil, y yo lo fulmine con la mirada

a espaldas de mi madre. Antes de que pudiera protestar, Ryan le tendió la mano y dijo:

M


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—Hola Sr. y Sra. Baker. Soy Ryan, amigo de Jamie. Es realmente un placer

conocerlos.

Así que, ¿ahora éramos amigos? ¿Un beso al azar y una cita rechazada nos hacía

amigos? Quería discutir el punto, pero él no parecía ser sarcástico en absoluto, y la

triste realidad es que no tenía amigos. El hecho de que incluso me hablara lo hizo la

cosa más cercana, así que supongo que no tenía nada de malo en dejar que mis padres

lo creyeran. Al menos así se podría dejar de lado un poco mi asunto.

Ryan estrechó las manos de mis padres, y luego mi madre tiró de él en un grande y

apretado abrazo. Sé que está un poco desesperada para que hiciera amigos y tuviera

una vida normal, pero si hubiera estado tratando de hacer eso, definitivamente no

hubiera sido de ayuda.

Hay que entender a mi mamá, sin embargo. Ella y mi papá son la peor pesadilla de un

adolescente normal. En serio, son exactamente como esos especialistas que después de

la escuela están contigo y hablan sobre el embarazo adolescente o la anorexia o lo que

sea. Ya sabes, siempre tratando de ayudarme a ser fuerte, me dicen lo orgullosos que

están de mí y lo mucho que me aman y esas cosas.

En el mundo actual de divorcios y desapariciones de familias, mis padres son

básicamente raros. Siempre han sido cursis y un poco sobreprotectores. Supongo que

eso es lo que sucede cuando te crían en un pequeño pueblo agrícola en Illinois, pero ha

empeorado mucho desde mi accidente. A veces pienso que ellos actúan así porque

tienen miedo de que este de puntillas en el borde del acantilado y si mi vida en la casa

no es perfecta voy a dejarme caer. Pero la verdad es que mi accidente los ha afectado

tanto como a mí y con todo lo que hemos pasado en el último año todos estamos

locos, probablemente, al límite de la cordura. Estoy segura de que necesitan la imagen

de la perfección tanto como yo.

Aunque me había mortificado cuando mi mamá saludó a Ryan con un abrazo, no

podía culparla. En cambio, yo sólo quería matarlo. Intentando quedar bien con mis

padres para conseguir que les cayera bien, fue un golpe bajo. Pero el chico realmente

sabía cómo jugar este juego, le doy crédito.

—Me sorprende que Jamie no mencionara a este apuesto muchacho que tenemos ante

nosotros —mi madre dijo—. Eres justo el tipo que ella, generalmente, me chismorrea

todo sobre él.

Ryan sonrió con orgullo por el comentario de mi madre, pero la mirada que me

disparó parecía decir: Así que soy tu tipo, ¿eh? Es bueno saberlo.


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Podría estar equivocada, pero parecía un poco decepcionado cuando ni me inmute por

sus burlas. Volvió su atención a mi mamá y le preguntó: —¿Nunca me ha

mencionado? ¿Ni siquiera después de lo que sucedió la semana pasada?

Le gruñí a Ryan que se callara, y él fingió sorpresa, pero mi madre se comió todo. Mi

padre, en cambio, estaba viendo tanto a Ryan como a mi meticulosamente, y con

mucho cuidado le preguntó:

—¿Por qué? ¿Qué sucedió la semana pasada?

—Nada —me queje.

—¡Definitivamente no fue nada! —argumentó Ryan.

Sentí que aumentaban los nudos en mi estómago al pensar en Ryan diciéndoles a mis

padres que lo había besado.

Me prometí interiormente a asesinarlo si contaba el secreto, pero al mismo tiempo me

guiñó un ojo, feliz de ver que por fin había llegado a mí. Afortunadamente, él divulgó

sólo una pequeña pieza de la historia.

—Finalmente tuve el valor para invitarla a salir —explicó.

Por mucho que yo quería creer que no era el único fenómeno súper-poderoso en el

mundo y que Ryan no mencionó nuestro beso porque tenía algún tipo de capacidad de

leer la mente, sabía que no era el caso. Era bastante obvio que estaba pensando en

asesinarlo, y sé que Ryan se dio cuenta. Mi padre también lo vio, y aunque me di

cuenta que encontraba divertido el acoso de Ryan, hizo todo lo posible para ocultar su

diversión.

Mi madre, sin embargo, no me prestaba atención en absoluto. Ella estaba demasiada

ocupada mirando a un grupo de chicas coqueteando con Ryan cuando les entregaba

sus entradas. Ella alzó la voz por encima de las risas de ellos para decir: —¡Ryan,

Jamie no me dijo que ustedes dos tenían una cita!

—Eso es porque no la tenemos —dije rápidamente.

Tendrías que haber visto la mirada que mi madre me dio en ese momento. Ella estaba

tan decepcionada de mí. Pero Ryan se rió y murmuró:

—Todavía estoy trabajando en ello, Sra. Baker —haciendo que su ceño fruncido se

desvaneciera al instante.

La amistas entre ellos me estaba haciendo mal.


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—¿No hay una película que se supone que debemos estar viendo en este momento o

algo así?

Ryan era la última persona que necesitaba ayuda con el juego de la seducción, pero mi

madre estaba decidida a no perder la oportunidad de jugar a la casamentera. —Hay al

menos diez minutos de las vistas previas antes de que empiece la función. Si quieres

habla con él durante unos minutos, nos adelantamos y te llamamos cuando la película

comience.

Sí, como si eso fuera a suceder.

—¿Y perder diez minutos de tiempo un Jueves para hablar con él? Ni en sueños.

Mi madre empezó a protestar, y mi papá la detuvo antes de que pudiera empezar una

pelea conmigo, pero Ryan le ganó. —Está bien, señora Baker. Mi jefe me llamaría la

atención en todo caso, y odiaría interrumpir. Creo que es genial que pasen tiempo

juntos. No quisiera interponerme en eso.

Sorprendentemente, no pude saber si Ryan estaba tratando de ganarse a mis padres o si

realmente estaba hablando en serio. Eso era como su estúpida sonrisa. Tan natural. Mi

madre estaba perdida por él, era obvio, pero mi papá era un poco escéptico, como yo.

—¿Y tú pasas mucho tiempo con tus padres? —preguntó.

Mi papá estaba definitivamente tratando de usar su voz de tengo un arma y no voy a

dudar en usarla, pero a Ryan no parecía importarle.

—Bueno, mi padrastro usualmente está viajando por negocios, pero él es un tipo

bueno, y en realidad pasa mucho tiempo con mi mamá cuando no está lejos para que

ella no se sienta sola. —Ryan se encogió de hombros, y no podía creerlo, pero hubo un

toque rojo en sus mejillas, por lo que rápidamente agregó—: Ella me formó. —No es

eso ayudara algo.

Creo que fue el sonrojo lo que finalmente convenció a mi padre de que Ryan estaba

siendo sincero. Él asintió con la cabeza lentamente y dijo:

—Buen chico.

—Gracias, Señor. Sólo espero que recuerde eso cuando Jamie finalmente se

comprometa a ir a una cita conmigo.

Mi papá se rió, finalmente ablandándose por el encanto de Ryan Miller, y yo ya había

tenido suficiente.

—La película está probablemente empezando —espeté, y luego me marché a la sala de

la función.


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Oí a mi madre suspirar, y después disculparse por su hija grosera, ella y mi papá le

dijeron adiós, pero Ryan los detuvo antes de que pudieran seguirme. —¿Hay algún

truco para conseguir su lado bueno? —preguntó.

Mi papá se rió, pero mi madre se apiadó de él y le dijo:

—No la presiones mucho. Eso sólo la hace peor.

—Lo recordaré. Gracias, Sra. Baker.

Traté de averiguar si había algún desánimo en la voz de Ryan, pero sin ver su rostro no

podía decirlo. Me gustaría que mi mamá hubiera utilizado las palabras "no la

molestes" o "nunca va a pasar", pero aun así, al menos no se atrevió a decirle que fuera

por mí y alguna tontería acerca de que necesito amigos, como hace en casa todo el

tiempo. Conseguir que mis padres dejaran de molestarme en ir con Ryan fue fácil, pero

conseguir que Ryan dejara de molestarme en ir con él era una historia diferente. Estaba

tan nerviosa de ir a la escuela al siguiente día, porque si Ryan tuvo el valor de

acercarse a mí cuando estaba con mis padres, entonces no habría absolutamente

ningún problema en continuar con el acoso en la escuela.

Sin embargo, el viernes realmente iba y venía sin ningún problema. Estaba un poco

sorprendida, pero muy aliviada al mismo tiempo. Pensé que el alejamiento de Ryan

tenían algo que ver con mi mamá diciéndole que no me ―presionara‖, porque cada vez

que me veía él sonreía como si me tuviera simpatía, pero en realidad no me hablaba.

Después de eso, pensé que el acoso se había acabado, y que Ryan sólo pensaba que era

una solitaria y una muy buena besadora, pero luego las cosas cambiaron drásticamente

la semana de regreso a clases. Era lunes, e Inglés comenzó igual que cualquier otro día,

conmigo sentada en la esquina de atrás, y Becky y Ryan en algún lugar adelante con la

mayoría del resto de la clase reunidos alrededor de ellos como un rebaño de ovejas.

Ryan miró hacia mí de vez en cuando, tal como lo había hecho desde nuestro beso,

pero aun así me tomó por sorpresa cuando decidió poner fin a nuestra temporada de

silencio.

Diez minutos antes de que sonara la campana, que nos dejaba el resto del día libre, el

Sr. Edwards dijo que teníamos que elegir una pareja porque para nuestro próximo

proyecto, estaríamos escribiendo la biografía de un compañero de clase. Por lo general,

escoger compañeros significaba sentarme allí garabateando en mi cuaderno hasta que

cada uno eligiera un compañero. Entonces, cuando el Sr. Edwards tratara de

agruparme con otras dos personas, le diría que podía hacer el proyecto por mí misma.


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Con la mayoría de los profesores nunca podía salirme con la mía, pero este era el

primer año del Sr. E enseñando, por lo que no se había dado cuenta todavía de que no

debía dejar a sus estudiantes hacer lo que quisieran, y siempre me dejaba.

Hoy, sin embargo, no fue de esa manera, y me agarró totalmente desprevenida.

—Tomen los últimos diez minutos —dijo el Sr. Edwards—: para elegir un compañero,

ponerse de acuerdo, planear una reunión, o hacer lo que tengan que hacer, ya que este

proyecto se debe presentar en dos semanas.

Becky, por supuesto, se giró automáticamente a Ryan con una gran sonrisa.

—Esto va a ser fácil —dijo—. Ya sé todo sobre ti.

Pero entonces, para sorpresa de todos, y no sólo la mía, Ryan respondió:

—¿Por qué no te emparejas con Paige en este proyecto? Creo que voy a hacer mi

trabajo con Jamie.

No tuve tiempo para protestar porque creo que Becky estaba mucho más enojada sobre

esto que yo.

—¿Qué? —gritó ella, y luego miró hacia mí—. ¿Me perdí de algo? ¿El fenómeno saltó

a ti como una perra en celo y de repente eres su mejor amigo?

—¿Hay un problema, Srta. Eastman? —preguntó el Sr. Edwards.

Ryan se apresuró a contestar por ella.

—Está todo bien, Sr. E. Sólo se trata de que este proyecto Jamie no lo puede hacer por

sí sola, y no conozco a nadie más que vaya a ser su compañero.

—Tiene ese derecho —se burló Becky con una mueca digna de un Oscar. Creo que si

ella pudiera haberme arrancado en ese momento mis ojos, lo hubiera hecho.

El Sr. Edwards miró de mí a Ryan, tratando de cubrir su mirada de shock, y luego le

susurró a Ryan, como si toda la clase no pudiera oírle. —¿Estás seguro?

—No tengo miedo de ella —dijo Ryan, dándome una gran sonrisa.

El Sr. Edwards sacudió su sorpresa y empezó a escribir nuestros nombres.

—¿Uh, Sr. E.? —espeté—. Yo no trabajo con él.

El Sr. Edwards me fulminó con la mirada y esperé que diera marcha atrás, como de

costumbre, pero esta vez cuando él suspiró, no dijo "bien" como normalmente lo


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hacía. En su lugar, dijo: —Me temo que tiene razón Ryan, Jamie. Esta es una tarea

que no puedes hacer por ti misma.

—¡Sr. E., yo no le cuento a un extraño todos los detalles íntimos de mi vida para que

pueda difundirlos a toda la escuela!

La clase entera estaba viendo el enfrentamiento con gran intriga, todavía estaba

tratando de superar el shock de la oferta de Ryan para que fuera mi compañero. Uno

pensaría que estábamos en American Idol y Simon Cowell había felicitado a alguien.

El Sr. Edwards me estudió por un momento, pensando, y cuando sonrió pensé que

había ganado, pero él negó con la cabeza. —Si es tan incómodo hacerlo con tus

compañeros de clase, supongo que puedes hacerme a mí una entrevista.

—¿A usted? —Mi mandíbula cayó al suelo, oí gritos de asombro, y las risas de todos

en el salón—. ¿Quiere emparejarme con usted?

—Yo no soy tan malo —dijo el Sr. E. ligeramente.

Es cierto, para ser un profesor no era tan malo. Es divertido, toca el bajo en una banda,

y nos permite comer en clase. Es incluso muy lindo. Ya sabes, para un profesor.

¡Pero aun así!

No podía creer que el Sr. Edwards no comprendía el error que llevaba esa idea. Puedo

ser una completa retraída social, pero aún tengo mis límites.

—¿No puedo simplemente escribir una autobiografía?

—No es lo mismo. Van a ser calificados según qué tan bien pueden extraer la

información durante el proceso de la entrevista. No puedes hacer eso contigo misma.

Me quedé sentada boquiabierta al Sr. Edwards. Él siempre me había dado la razón.

¿De dónde estaba viniendo esto? Era sólo un proyecto estúpido. ¡Y ni siquiera era algo

importante!

El silencio fue roto por la voz alegre de Ryan. —Vamos, Jamie. Tienes que admitir que

soy una mejor opción que emparejarte con el profesor. Sin ánimo de ofender, Sr. E.

¿Qué otra alternativa tenía? El Sr. Edwards era uno de esos profesores que aún se

preocupaba por sus estudiantes. Él en realidad me ha seguido de cerca desde su

primera semana aquí, cuando me catalogaron como uno de esos "problemas" que

tienen los adolescentes y de los que se hablan en los seminarios en la Universidad.

Siempre estaba tratando de dar palabras de ánimo y esas cosas. No tenía por qué darle


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oportunidades adicionales para preguntarme si estoy bien y tratar de hacerme ver al

consejero de la escuela.

Sabiendo acerca de mis poderes o no, Ryan era realmente la mejor opción. Lo fulminé

con la mirada, pero él parecía saber que ya lo había conseguido. Él me guiñó un ojo, y

entonces el Sr. Edwards volvió a suspirar mientras escribía nuestros nombres.

—Está bien, Ryan y Jamie son compañeros —dijo, y luego murmuró—: Buena suerte

—A Ryan en voz baja.

La sonrisa de Ryan que dejó caer en el escritorio frente al mío era casi victoriosa.

—Bueno, esto es conveniente —dijo alegremente—. Por fin puedo pedirte tu número.

—No.

—Incluso mejor, dame tu dirección, y voy a ir esta semana.

—Buen intento.

—Vamos a tener que reunirnos en algún momento.

—Simplemente inventa algo. Nadie sabrá que no es verdad.

—No funciona así —Ryan se echó a reír—. Incluso si lo hiciera, todo el mundo me

conoce. Ellos sabrían si sí he realizado la entrevista.

—Yo no…

Ryan suspiró, pero me di cuenta por la mirada en su cara que él no se desanimó en

absoluto. Es un poco molesto la forma vivaz y la calma bajo la presión que tiene todo

el tiempo.

—¿Realmente te mataría salir conmigo?

—Oh, ¿así que estamos hablando de una cita ahora y no sólo de un proyecto?

—Podría ser sólo sobre el proyecto, si lo prefieres.

Yo puedo ser una persona paciente, si tengo que serlo, pero la verdad es que su acto de

cachorrito era casi lindo, así que tenía que deshacerme de él antes de que terminara

cediendo como la última vez. Conocer gente puede ser peligroso para mi salud,

especialmente cuando se trata de decirle sobre mi pasado.

—Prefiero que sea absolutamente nada. —Bromeé, y luego rápidamente salí de la

habitación.


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Él no me siguió, lo que me hizo feliz, pero luego el martes en el almuerzo él estaba de

regreso, tan diligente como siempre y siendo muy lindo de una manera que me

molestaba.

—¡Hola, Jamie! —Ryan me saludó cuando él dejó caer su almuerzo al lado del mío.

—¿Qué necesito para conseguir que te vayas?

—Una entrevista.

Puse los ojos en blanco, pero Ryan sacó una libreta y una pluma como si se supiera

que iba a ceder.

—Aquí mismo, en medio de la cafetería por lo que no es una cita de ninguna manera

—dijo—. Ninguna broma divertida, sólo lo básico, y luego te dejo en paz. Te lo

prometo.

Eso casi valía la pena. Lo fulminé con la mirada, pero él sonrió, de alguna manera a

sabiendas de que acababa de vencerme.

—Bien, ¿qué quieres saber?

—Todo.

—Está bien, me gustan: los arcoíris, los cachorros, y largas caminatas en la playa.

Dentro de lo que me encanta está el rap, el chucrut y la gente. Sobre todo tú.

—Perfecto. —Ryan garabateó mis palabras en su bloc de notas, sabiendo muy bien que

yo le estaba dando de comer basura—. ¿Qué más?

—No hay nada más.

—Esto no está ayudando, Jamie. Se supone que debo estar escribiendo una biografía,

no un artículo de Playboy.

—¿Qué más quieres saber?

—Quiero saber mucho. Tengo muchas preguntas sobre ti.

—¿Como cuáles? —pregunté con sarcasmo.

—Por ejemplo, el otro día me preguntaba por qué te tiñes el cabello de negro.

Bueno, yo esperaba que me preguntara dónde nací o cuándo era mi cumpleaños, pero

¿por qué tiño mi cabello de negro? ¿De dónde viene eso?


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—¿Qué? —pregunté, tratando de no reírme, porque no quería que pensara que me

estaba ablandando.

Sonrió como si le gustara mi confusión. —Bueno, no eres Asiática, y no tienes un

aspecto gótico. No es que tu cabello no se vea muy bien con esos ojos de color verde

brillante, pero es evidente que no es tu color natural, ¿por qué el negro?

Pensé por un momento. Eludir la pregunta hubiera planteado más preguntas que

responder, pero no se me ocurría nada que decir, así que pensé que si él podía decir la

verdad, entonces yo también podía.

—Bueno, mi color natural es verde —admití con sequedad—, y el negro funciona

mejor que el cloro.

Frunció el ceño por un segundo, casi sin atreverse a creerme, pero luego se echó a reír.

—¿Verde?

—Y mis ojos no son naturales, son lentes de contacto de color azul.

—Pero si estás usando lentes de contacto azules, para conseguir que tus ojos tengan

una apariencia verde, ¿de qué color son?

—Amarillos.

—¿Así que tu cabello es verde y tus ojos son de color amarillo?

—Sip. ¿Ya terminaste?

Tenía la esperanza de que mis respuestas, mientras que eran verdaderas, darían a Ryan

la idea de que no iba a conseguir una entrevista real de mí y que se detendría. Él se

quedó callado por un segundo, me miraba con curiosidad, y me di cuenta de que se

estaba debatiendo por preguntarme otra cosa.

Yo lo miré fijamente, rompí su mirada, y cuando él se sacudió de su aturdimiento,

sonrió.

—Sólo una más —dijo, y no se detuvo el suficiente tiempo para que llegara a decir que

no—. ¿Dónde has aprendido a besar así?

Una vez más, Ryan estaba lleno de sorpresas. Yo no esperaba eso. Con la sola

mención de nuestro beso, mi corazón casi se detuvo. Traté de esconder mi reacción,

pero se dio cuenta de que me estremecí y se inclinó un poco más cerca de mí con una

sonrisa arrogante.

—¿Te toqué un nervio?


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—La entrevista acabó —espeté.

Probablemente debería haber tratado de inventar algún tipo de explicación falsa

porque era obvio que estaba molesta, pero me entró el pánico. El estar en mi posición

no es fácil, sin embargo. Quiero decir ¿cuántas veces Clark Kent había sido casi

descubierto y tuvo que buscar una explicación estúpida? Y había vivido con eso toda

su vida. Yo sólo he sido diferente durante un año. Y en realidad, desde que nos

mudamos aquí, todavía no había tenido que tratar de ocultar algo.

Cuando tomé mi bolso y salí de la cafetería, recé para que Ryan no me siguiera, al

igual que todas las otras veces que me había escapado de él, pero hoy no tuve suerte.

Él no era precisamente discreto al respecto tampoco.

—¡Jamie, espera!

Apresuré el ritmo, esperando que al menos pudiera salir del alcance del oído de los

espectadores curiosos en la cafetería, pero Ryan me agarró del brazo cuando llegaba a

la puerta.

—¿Vas a parar? —declaró—. Me he estado volviendo loco desde ese beso.

—¡Fue sólo un beso, Ryan, eso es todo! —No quería decir mucho—. Me pude haber

dejado llevar un poco, pero tenía que lucir bien si iba a estar en frente de toda la

escuela.

Miré a mi alrededor con nerviosismo, y finalmente se dio cuenta de que yo no quería

que nadie escuchara esta conversación porque él bajó la voz y comenzó a caminar

conmigo lejos de cualquier persona.

—¿Sólo un beso? —preguntó con incredulidad—. Nunca he sentido algo igual.

Traté de componerme y sonreí lo mejor que pude. —¿Estás tratando de decir que

pensabas que había chispas?

—¡Oh, no había duda, fueron chispas! Ese beso fue ardiente. Pero eso no es lo que

estoy hablando. Es como si estuviera cargado como una batería o algo así. Me fui a

casa, corrí cinco kilómetros sin parar, y aun así no pude dormir hasta las cuatro de la

mañana.

—Así que estabas un poco excitado.

—Tuviste que sentirlo también. Tal vez eso es lo que quieren decir con química.

—No tenemos ―química‖, Ryan.

—Bueno, yo digo que si la tenemos.


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—Bueno, yo digo que estás equivocado.

Traté de hablar de nuevo, pero él me detuvo.

—Entonces demuéstramelo. Bésame otra vez y no digas que no sientes nada.

—No.

—¿No te da un poco de curiosidad?

Hombre, debe haber sido un súper-beso para él también, porque el pobre no se rendía.

Yo realmente quería hacerlo. Estaba probablemente más curiosa de lo que él estaba,

pero simplemente no podía involucrarme con alguien. Nunca.

Me había hecho esa idea todos los días, desde que me di cuenta que era diferente, y la

vida con súper-poderes era sólo una prueba. Estaba totalmente segura de entender

ahora por qué los héroes en los cómics son siempre tan malhumorados y deprimidos.

No pueden vivir sus vidas. No podía estar con Ryan, no importaba lo mucho que

puede que lo deseara. Tengo un secreto muy grande, que no podía saber.

Incluso antes, cuando el accidente sucedió, antes de que me diera cuenta de que tenía

poderes, los médicos hacían todas esas pruebas tratando de averiguar cómo había

sobrevivido, y en pocas horas habían periodistas y científicos llamando a mi puerta.

Hubo incluso este periodista sensacionalista que me convertí en su obsesión y comenzó

a acecharme. Él ni siquiera sabía acerca de mis poderes, y tuve que mudarme por todo

el país para alejarme de él. Imagínense si alguien se enteraba de que podía correr ida y

vuelta desde Sacramento a Nueva York en diez minutos, el periodista-acosador sería

el menor de mis preocupaciones. El gobierno estaría aquí con ametralladoras y

burbujas gigantes de plástico. No exactamente quieres ser experimentado como si

fueras alguien de Marte.

—¿Lo ves? —dijo Ryan, sacándome de mis pensamientos obsesivos cuando yo no le

respondí—. ¡Tienes curiosidad!

Ryan alcanzó poner su mano en mi mejilla como si fuera a besarme de nuevo, e

inmediatamente salté hacia atrás. Debería haber sido fría con él, como la forma en que

fui con Mike, pero Mike lo hizo fácil y estaba encontrando a Ryan muy difícil de

resistir.

—No puedo —suspiré y entonces me di cuenta de que nunca podría convencerlo de

que dejara de intentar si no podía sonar como que lo decía en serio—. ¡No quiero!

Él me dio esa mirada, y era tan triste que por primera vez, desde que todo el asunto

comenzó con Ryan, yo quería que todavía tuviera esa actitud molesta. Feliz y

Suertudo.


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—¿Por qué te haces esto a ti misma? —preguntó.

Su tono estaba real y totalmente confuso, pero no era su voz lo que me molestaba o la

expresión de tristeza en su rostro que me mostraba claramente que él me tenía lástima,

era la pregunta. Eso significaba que me estaba haciendo algo a mí misma, y lo que

fuera, era una cosa mala. Y él dijo que yo tenía algún tipo de elección. Esa fue la peor

parte. Yo no pedí que esto me sucediera a mí.

Su pregunta se me hizo tan amarga que mi cuerpo empezó a temblar de ira. Apenas

pude pronunciar una respuesta.

—Ese no es tu problema.

—Bueno, lo siento. —Retrocedió, sorprendido por mi repentino cambio de humor—.

Pero este proyecto es mi problema, y no me siento cómodo haciendo trampa, así que

por lo menos ayúdame un poco, ¿puedes cooperar para hacer el proyecto?

Me sentí muy mal. Quiero decir, en el fondo, en realidad no era un chico malo. Se

merecía un poco más de respeto del que le estaba dando, y sobre todo odiaba pensar

que yo de alguna manera estaba aplastado los espíritus increíblemente felices dentro de

él. Estaba deprimida, confundida, asustada y enfadada con el mundo. No tenía la

necesidad de hacerlo sentir culpable por lo que me pasaba.

—Muy bien —dije, y luego me tomó un minuto componerme y escribirle mi dirección

en un pedazo de papel, y se lo puse en la mano—. Si realmente quieres conocerme, ve

allí la noche del viernes, alrededor de las 9.

—¿El viernes por la noche? Pero es el Baile de Bienvenida.

—Exactamente.

—Pero, pero —tartamudeó—, es nuestro Baile de Bienvenida sénior y se supone que

debo estar allí. Estoy nominado para rey. Si no estás ocupada, ¿por qué no sólo vas al

baile conmigo? Tú debes estar allí tanto como yo.

—Sé que es una gran noche para ti, pero tiene que ser en ese momento —Por fin pude

forzar una pequeña sonrisa—. Si no lo has notado, no me relaciono con la gente. Es

una especie de cuestión de confianza. Si esperas que rompa las reglas por ti, entonces

tengo que saber qué tanto estás dispuesto a dar.

Ryan examinó el papel en su mano con mi dirección en ella. No estaba segura de sí

acababa de hacer una decisión muy estúpida o no, pero esperaba que no se diera

cuenta, una parte de mí quería que viniera. —No espero que estés allí —dije—, pero

no voy a darte una segunda oportunidad, piensa en ello y nos vemos el viernes. Tal

vez.


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Capítulo 3

Traducido por alisadri


ue una decisión impulsiva, y una de la que no puedo retractarme. No estoy

segura de cómo Ryan me hizo invitarlo, pero cuando él estaba parado justo

allí, hablando sobre ―química‖ y esperando besarme, fue como si él fuera el

único con súper-poderes y me hiciera un truco mental Jedi hasta tener en su

mano mi dirección.

Incluso empecé a creer que era una buena idea hasta que lo descubrí mirándome al

siguiente día en el almuerzo y me di cuenta que él, realmente, podría aceptar mi oferta.

Tenía su sonrisa arrogante, pero más que todo se veía como si estuviera tratando de

descifrarme. Sentí como si fuera a enfermarme, y también lo debí parecer porque él

paro de mirarme y, en verdad, acarició la mesa como si estuviera ofreciendo la silla

vacía junto a él.

Lo miré como si estuviera loco y no solo era un espectáculo, honestamente, también

era una sugerencia demente, y no fui la única que lo pensó. Becky fue la primera que

dio un vistazo en mi dirección, y cuando ella jadeó, capturó la atención de Paige

Shultz. Cuando Paige se dio cuenta de lo que Ryan había hecho, ella, accidentalmente,

roció la soda que tenía en su boca sobre Tamika Larson.

Paige y Tamika son la clase de chicas que siguen a Becky. Son mejores amigas y

constantemente están hablando sobre Becky a su espalda, pero se quedan junto a ella

porque es cercana a Ryan, nadie está más enamorada de Ryan que Paige. La manera

en que parloteaba sin parar acerca de él con cualquiera que la escuchara era

repugnante.

—Demonios. —Tamika refunfuño mientras trataba de limpiarse la bebida pegajosa de

sus brazos—. Qué bueno que es tu camisa, Paige.

—Jamie Baker, ¿estás loco? —Paige le exigió a Ryan, en lugar de disculparse o incluso

responder a Tamika—. ¿Y si ella viene para acá?

¡Ha! Incluso con el puchero que Ryan me estaba dando no había forma de que me

uniera a ellos.

F


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—Bueno, considerando que ese es el punto de la invitación —dijo Ryan—, espero que

lo haga.

De repente tenía a todos los chicos populares de la escuela mirándome. Fue el único

momento de mi vida en el que me alegre de ser la única fenómeno con poderes

mortales, porque estoy segura de que cualquiera de esas chicas les encantaría hacer de

súper-villanas en ese momento, especialmente cuando Mike se empezó a reír y les dijo

a ellas que se apiadaran de su pobre amigo inocente.

—Aww, el chico está perdido. ¿Vieron lo que Baker le hizo? ―Yo la necesito después

de ese beso‖.

Todos los chicos de la mesa rieron a carcajadas, y Ryan cubrió a Mike con sus brazos.

—Amén, Mikey —dijo—. ¿Quién diría que la Reina del Hielo pudiera ser tan sexy?

Supongo que no soy la única con súper-poderes después de todo. Mike aparentemente

tiene el poder de bajar el coeficiente intelectual de Ryan. Idiotas.

De cualquier forma, sabía que a Paige, quién estaba locamente enamorada de Ryan,

no le gustaría esa respuesta, y estaba segura de que Tamika la iba a sostener cuando la

pobre tuviera el corazón roto. Pero Paige tenía un poco más control del que le hubiera

dado crédito. En vez de entrar en shock cuando Ryan se agito para que me acercara,

ella sólo me dio una mirada que era tres veces más llena de odio que la que Becky me

dirigía.

Ahí es cuando regrese nuevamente mi atención a mi almuerzo. O al menos alejé mis

ojos de ahí. Realmente no podría encajar con ellos y, aunque pudiera, era difícil

ignorar el siguiente comentario de Paige.

—No querrás engancharte con esa zorra, ¿no?

Encontraba irónico que Paige me estuviera llamando a mí ―zorra‖, cuando todo el

mundo sabía que ella había estado con todo el equipo de americano. No tuve tiempo

de enojarme porque tan pronto como las palabras escaparon de su boca Ryan me

defendió.

—Jamie no es una zorra. Fue solo un beso, y ella sólo lo hizo porque yo se lo pedí.

—¿Todo eso fue tu plan? —Paige preguntó—. ¡La perdedora prácticamente te estaba

arrancando la ropa!

Ok, sabía que iban a atormentarme. Y cuando Paul Warren dijo: —Yo dejaría que me

hiciera eso cualquier día.


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—Haciendo que los chicos estallaran en risas y chocaran las manos unos con otros, y

que yo me encogiera por dentro. A mí no me importaba si cada chica en la escuela

pensaba que era una fácil, pero lo último que necesitaba era a más chicos tratando de

acostarse conmigo.

Nuevamente, pensé, no necesito preocuparme por ello gracias a Ryan.

—Hey, no fue realmente su culpa. —dijo—. Ella no sabía cuan irresistible era cuando

estuvo de acuerdo con besarme.

No podía creer que él hubiera dicho eso, pero creo que sólo lo dijo para molestar a

Paige, porque le sonrió con suficiencia y dijo:

—Además, si un pequeño beso la hace una ―zorra‖, odiaría saber lo que eso te hace a

ti.

Supongo que no era la única que pensaba que las cosas se estaban poniendo feas. El

comentario de Ryan hizo callar a todos inmediatamente, y lo habría besado,

nuevamente, por ello si hubiera estado allí, pero Becky y Tamika no lo apreciaron de la

misma forma en la que yo lo hice. Ellas arrastraron sus pies y llamaron a Ryan por un

nombre no muy agradable antes de hacer una salida bastante dramática de la cafetería.

Cuando finalmente le eché un vistazo a Ryan, mi corazón casi se detuvo porque él

estaba mirándome fijamente. Estaba confundido pero intrigado, y me di cuenta de que

me estaba riendo junto a sus amigos deportistas. Él se dio cuenta de que estaba

siguiendo la conversación, y técnicamente no debería haber sido capaz de oírla.

Instantáneamente borré la sonrisa de mi cara, y volví a comer mi almuerzo,

maldiciéndome por haber sido tan idiota. Estaba tan molesta que no me di cuenta

cuando Ryan se levantó e hizo su camino por la cafetería hasta llegar a mí. Todavía no

había pasado mi ataque de pánico cuando escuché su voz detrás de mí.

—Jamie, si escuchaste eso, realmente lo siento. ¿Por qué no vienes y comes el

almuerzo conmigo? Te presento a cada uno y así les das una oportunidad para

disculparse. Los chicos solo están curiosos acerca de ti como yo, sabes.

Él no parecía preocupado de cómo pude escucharlo, solo se sentía mal de que lo había

hecho, entonces empecé a calmarme un poco.

—Por supuesto que sienten curiosidad. Todos ellos piensan que ahora pueden meterse

en mis pantalones. —La mirada en la cara de Ryan me hizo sentir mal por decir eso,

entones añadí—: En realidad no me importa que todos piensen que soy una ―zorra‖.

—Bueno, a mí sí me importa. Te pedí que me besaras. Es mi culpa que Paige dijera eso

de ti, y no quiero que toda la escuela piense eso acerca de ti.


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Eso me sorprendió y fue algo dulce, no pude dejar que mi cara no se relajara, sin

importar cuánto quisiera seguir enojada.

Aunque parezca mentira, la sonrisa-arrogante de Ryan apareció cuando notó que

estaba haciéndose más fácil mantenerme concentrada, y trató de hacerse el encantador

conmigo otra vez. Él estaba ahí parado con ese tierno y esperanzador puchero y dijo:

—Como sea, estés enojada o no, me siento mal, ¿entonces puedo hacer algo por ti?

—¿En serio quieres hacer algo por mí?

—Por supuesto que quiero.

—Entonces deja de hablar conmigo antes de que otras personas piensen que hacerlo

está bien, por favor. No quiero tener que volverme mala.

Agarre mis cosas y caminé por la puerta antes de que él pudiera discutir conmigo. Ni

siquiera espere para ver su ceño. No podía, soy muy débil alrededor de él.

No quería tener que cumplir con mi reputación, sería bastante malo. Ryan parecía ser

un chico realmente decente. Él no debería ser castigado por querer conocerme. Y,

siendo honesta, si nuestro beso hubiese sido uno normal, podría haber considerado

hablarle ocasionalmente.

Pero el hecho era que él es encantador y que más o menos me gusta, sólo nos hace un

caso imposible. Nosotros no podríamos tener una relación, y no puedo tenerlo

preguntándome por qué, y no puedo ver cómo puede funcionar una especie de

amistad.

Ryan no me hablo el resto de la semana. Hacíamos un poco de contacto visual, pero

no estaba segura si yo lo capturaba mirándome, o si era al revés. De todos modos,

estoy bastante segura que él no se iba a aparecer en mi casa, y estaba más sorprendida

y decepcionada que aliviada. Pensé que era porque ya era el Baile de Bienvenida, y

decidí ir a ver mi primer evento deportivo de la escuela desde que me mude aquí.

En realidad no fui al juego. Lo miré desde una colina cerca de una milla de distancia,

pero verlo desde aquí es algo bueno para mantenerme al margen. No tengo una visión

como la de Superman, porque no puedo ver a través de las cosas, pero es

definitivamente veinte veces mejor que el de la mayoría. Pienso en ello como si tuviera

un par de binoculares con un control de súper-zoom. Incluso desde una milla de

distancia puedo ver la tierna, pequeña y excitante sonrisa que Ryan tiene en su cara

todo el tiempo que él lanza un buen pase.


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Nuestro equipo ganó el juego, e incluso estaba feliz por Ryan, demostró ser un poco

más interesante de lo que pensé que sería. Por lo menos al final estuve escuchando una

interesante conversación entre Becky, Ryan y Mike.

Estaba a punto de irme casa cuando Becky le pregunto a Ryan acerca del Baile, y no

pude resistirme a no escuchar.

—¿Vas a compartir la limosina con nosotros esta noche? —ella preguntó.

—Todavía no estoy seguro. —Ryan le contesto.

—De todos modos, ¿con quién vas a ir?

—Hasta el momento estoy sin cita para esta noche.

—¿Vas a ir sólo? ¿Por qué?

—Bueno, yo sabía cuántas ganas tenías de ir con Mike, así que me sacrifique.

El pequeño y coqueto ―Aww‖ que recibió de Becky me dio ganas de vomitar, pero

valió la pena ver la cara de ella cuando Mike dijo:

—Además, él quería llevar a Jamie, pero ella lo rechazo.

No podía decir si Becky se veía disgustada o insultada, pero no trató de ocultar su

horror cuando ella jadeó:

—¿Tú le preguntaste a Jamie Baker que fuera al Baile de Bienvenida contigo?

Esperé que Ryan lo negara o se defendiera con alguna excusa acerca de sentirse mal

por mí o algo así, pero no lo hizo. Él simplemente sonrió y se encogió de hombros de

forma culpable y dijo:

—Dos veces, en realidad. Pero no te preocupes, ella me dijo que olvidara mi sueño.

—Sí, lo rechazó como si fuera un chico gordo usando un Speedo —Mike añadió y

empezó a reír histéricamente cuando le dio un codazo a Ryan.

Becky estaba muy preocupada por su amigo como para compartir la risa de Mike.

—No es en serio que quieres algo con esa chica, ¿verdad?

—No lo sé, tal vez. Creo que todavía estoy tratando de decidir si ella vale la pena.

Yo respondí ―no‖ con cada parte de mi ser, como Becky lo hizo, y tristemente,

nuestras descripciones sobre mí no eran muy diferentes. Básicamente, ella dijo que yo


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era un fenómeno con problemas, pero en palabras algo lindas. Ella tenía razón, y Mike

parecía estar de acuerdo, pero Ryan me defendió. Bueno, algo así.

—Estoy seguro que en alguna parte debajo de toda esa hostilidad ella es un ser

humano decente. —dijo.

—¿Estás bromeando? —Becky preguntó.

—Nop —contestó alegremente—. Creo que ella puede tener una parte amigable,

también. ¿Por qué otra razón me hubiera besado así? Apuesto que puedo ganármela,

eventualmente.

Ese pequeño arrogante…

Pensé acerca de darle un pequeño golpe en la parte superior de su cabeza por eso, soy

tan rápida que nunca sabría qué fue lo que lo golpeo. Pero pensándolo bien, el chico

realmente consiguió que lo besara, invitarlo a mi casa, e ir a mi primer juego de

americano en más de un año, sin aún romper en sudor.

Aparentemente tenía mucho que enfrentar, y aun así me quede allí preguntándome

que pasaría conmigo y el quarterback. Becky dio un suspiro grande como de

telenovela.

—Oh, Ryan —dijo, sacudiendo su cabeza como si fuera más vieja y sabía que él—.

¿Quieres mi consejo? Mantente lejos, muy lejos de ella. No solo mataría tu reputación,

si no también le darías popularidad a ella.

—No lo sé, hombre —Mike no estuvo de acuerdo—. Yo digo que vayas por ella.

Jaime Baker es muy sexy, y básicamente imposible de ganar. Si puedes estar con ella,

serás una leyenda.

Ese fue el punto en la conversación en el que me empecé a enojar. No era el hecho de

que Mike le estaba diciendo a Ryan que debería hacerlo conmigo para ser una

―leyenda‖, si no que Ryan se riera con él acerca de eso, lo que significaba que le

gustaba la idea de hacerlo conmigo o la idea de ser reverenciado como algún tipo de

dios por ello.

¿Conociéndolo? Ambas.

Cualquiera fuera la razón, aprendí mi lección. Ryan Miller puede ser encantador, pero

él no va a ―ganarme‖ en ningún momento cercano.

No me quedé alrededor para seguir escuchando la conversación. Estaba molesta, por

lo tanto fui a algún sitio donde pudiera pensar en paz. Hay muchos sitios en el país que

funcionan para eso, y esta vez fui al Gran Cañón . Me gusta allí porque aun cuando


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hay muchas personas, es tan grande que puedo encontrar un lugar bastante lejos que

no me permite escuchar a los turistas todo el tiempo. Además, la belleza del Gran

Cañón al atardecer me hace difícil permanecer de mal humor, y estaba muy enojada.

No sé qué me hizo pensar que Ryan era diferente. Debería haber sabido que él era lo

suficientemente encantador como para ―ganarme‖. Era como cualquier otro hormonal

chico de secundaria en el planeta, sólo era bueno jugando este juego, lo cual lo hacía

peligroso.

No debería haber dejado que mis esperanzas volvieran, en primer lugar. No es como si

le pudiera decir la verdad, y no puedo ser su novia cuando tendría que estar

constantemente mintiéndole. Aparentemente, ni siquiera puedo besarlo, entonces no es

como si él quisiera durar mucho tiempo conmigo, incluso si yo fuera honesta.

Estuve sentada ahí por un largo tiempo, mucho después de que el sol se ocultara.

Cuando finalmente me decidí a ir a casa, me dije que no iba a perder más energías en

Ryan Miller. Desde luego, me tomo más tiempo decirme que no pensara más en él

cuando llegué a mi casa, y el chico estúpido estaba en mi casa cuando llegué, por tanto

mantuve mi promesa sólo como por medio segundo.

Escuche su risa a una calle de distancia. Ahora eran las nueve y media, por lo tanto

teóricamente él podría haber estado allí por media hora, y juzgando por la

conversación que estaba teniendo con mis papás, probablemente, lo había estado. La

foto de la que él se reía era la última que me tomaron antes del accidente, y

conociendo a mi madre, seguro comenzaron con las fotos de cuando era bebé.

—¿Ella es una Reina de Belleza? —Ryan preguntó, lleno de sorpresa, y luego se rió

tontamente cuando leyó el titulo—. ¿Señorita Maíz Dulce?

—Tú ríete, joven —escuché a madre decir—, pero eso es un gran logro en Illinois. Las

personas vienen de todos los sitios de Midwest para ir a ese festival, y Jamie trabajo

muy duro para ganar ese concurso.

—Y se veía tan hermosa como su madre lo hizo cuando ganó el Concurso en la

Secundaria. —Mi padre añadió. No necesitaba tener una súper-visión para ver la

mirada orgullosa en su cara; él siempre miraba a mi mamá de esa manera.

Me quede quieta por un segundo, y pensé en interrumpir la fiesta, pero entonces Ryan

dijo algo que me hizo parar.

—Ella se ve tan feliz. —dijo con voz pensativa—. ¿Qué le pasó? ¿Ya no es la misma?


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Quería correr dentro y poner fin a esta invasión de privacidad, pero mi mamá contesto

su pregunta antes de que pudiera abrir la puerta. —Jamie estuvo en un accidente

automovilístico.

―Accidente automovilístico‖ no es el término exacto para lo que pasó, pero aun así

rompió mi corazón. Memorias dolorosas inundaron mi mente cuando mi mamá siguió

con su suave explicación.

—Su novio murió. —dijo vacilantemente.

Si Ryan reaccionó ante la noticia, no lo hizo de forma verbal. Él no hizo ningún

sonido. Deseé poder ver la mirada en su cara o saber que suposición estaba haciendo

para justificar la manera en que actúo, pero si me costaba respirar mucho más

quedarme tranquila.

—Jamie no habla mucho de ello —dijo mi padre—. El accidente la cambió, y ella ha

tenido un tiempo realmente duro tratando con ello. Ella se culpa.

No puedo creer lo que estaba escuchando. Ellos también pueden haberle dicho que yo

era un fenómeno con súper-poderes. ¿Cómo pueden ellos ser tan arrogantes sobre ello?

¿Y que si él empieza a hacer preguntas para las cuales no hay respuestas?

—Nos mudamos para acá, esperando que un cambio de aire pudiera ayudarla —mi

mamá explico, rompiendo el horrible silencio que había ahora en la casa—. Pero ella

no será nunca más la misma chica. Ella no se acerca a nadie. De hecho, estoy

realmente sorprendida de que te haya invitado. Debes ser bastante especial.

Tan molesta como estaba, estaba algo aliviada al oír una insinuante sonrisa en la

respuesta de Ryan.

—Especial no, solamente obstinado. —dijo—. Creo que ella solo me invito porque

pensó que no iba a venir. Hoy es el Baile de Bienvenida.

Me encogí cuando oí el jadeo de mi madre. Sabía que a la antigua Reina del Baile de

Graduación no le iba a gustar eso. Finalmente reuní valor y abrí la puerta. Trate de no

fulminar con la mirada a mis padres, porque para Ryan, yo no tenía ni pista de lo que

ellos habían hablado. Mis padres sabían que los había escuchado, y cuando entré en la

habitación ambos miraron a sus pies viéndose culpables como sabía que se sentían.

Mi padre empezó la conversación con:

—¿Dónde has estado? Mantuviste a este pobre chico esperando por casi cuarenta

minutos.

—Realmente no lo estaba esperando.


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—¿Y lo hiciste perder el Baile de Bienvenida? —mi madre gimió—. Jamielynn Baker,

¿cómo has podido?

—Yo no lo hice hacerlo.

—Es cierto, Señora Baker. —Ryan se rió y me dio una risa despreocupada que hace

que cualquiera se derrita—. Estoy realmente seguro que Mike va a ser el Rey de todos

modos, pero todavía podría llevar a Jamie al Baile.

Le di a Ryan una mirada molesta cuando los ojos de mi madre casi se salen de su cara.

—¿Estabas nominado para ser el Rey del Baile de Bienvenida? —jadeó e

inmediatamente me dio una mirada desesperada—. Por todos los cielos, Jamie, ve y

ponte un vestido, y lleva al pobre chico al baile.

Cuando Ryan dijo que era una excelente idea, no pude más y llevé a mis padres a la

cocina.

—¿Que están haciendo? —les siseé en cuanto la puerta se cerró detrás de nosotros.

Me sorprendí cuando mi padre habló primero, y dijo exactamente lo que pensé que iba

a decir mi madre. —Parece un buen chico.

—Lindo, también. —Mi mamá añadió emocionada.

Sentí que la cabeza me empezaba a doler y apenas traté de controlar mi temperamento.

—Sí, mamá, es realmente lindo. Él también es encantador, dulce y gracioso. Pero

también eso es lo que dicen sobre el diablo, y tú no me quieres saliendo con él.

Mis padres fruncían el ceño con desaprobación, pero no me importó. —Él es

prácticamente un extraño, ¿cómo pudieron contarle sobre el accidente? ¡Acerca de

Derek!

—¿Que se suponía que le dijéramos cariño?

—¡Nada! ¡No es su problema!

Cuando lágrimas brotaron de mis ojos, me di cuenta de cuán difícil me estaba

poniendo, y dejé de gritarles. Mi mamá empezó a llorar, y cuando mi papá me ofreció

sus brazos prácticamente me derrumbe dentro de ellos. Sé cuánto se preocupan mis

padres por mí, y cuando mi papá me apretó no pude seguir enojada.

—No le dijimos nada que las personas de Illinois no supieran —él susurro—.

Teníamos que decirle algo, él escribe en el periódico, y si no le decíamos algo se

pondría a sospechar.


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Algunas veces me olvido que mis padres están luchando con esto tanto como yo. Ellos

algunas veces tampoco saben qué hacer, pero esta vez mi papá tenía razón.

—Lo siento, papá.

—Lo sé, cariño.

Mi mamá me sacó de los brazos de mi padre para darme un abrazo. Ella hizo señas

con sus ojos a la puerta que nos separaba de Ryan.

—Sé que esto es difícil para ti, Jamie, pero tú no moriste esa noche y no puedes seguir

viviendo como lo estás haciendo. Creo que Ryan puede ser bueno para ti. No estoy

diciendo que creo que deberías reemplazar a Derek, pero…

—¡Nunca habrá otro Derek! ¡Nunca!

Las luces de la casa empezaron a parpadear, poniéndome inmediatamente en

evidencia. No quería perder el control, pero estaba pasando un difícil momento para

mantener mis emociones ocultas del quarterback. Derek es mi tema más sensible.

Observé como mi mamá tragaba y luego forzaba una sonrisa a través de su cara.

—Sé que estás asustada. —dijo y luego en un susurro añadió—: Todos lo estamos.

Ver a tus padres asustados de ti es probablemente el peor sentimiento que un humano

es capaz de experimentar, pero al menos me hace sentir un poco mejor acerca de

tenerme miedo. Y estoy agradecida de que ellos traten de ser fuertes, aunque no

siempre lo puedan manejar.

—Tienes que ir allí y hablar con el chico —mi mamá continúo—, y si yo fuera tú,

trataría de ser agradable, podrías necesitar un buen amigo Jamie.

Después mi mamá me dijo que me amaba, inmediatamente supe que la discusión

había terminado. Sin decir otra cosa, volví a la sala, secretamente deseando que Ryan

decidiera ir al Baile después de todo, pero no tenía tal suerte. Él todavía seguía

mirando las fotos de nuestro álbum familiar, pero se levantó cuando entré. Me sonrió,

pero no era la clásica-arrogante-sonrisa de Ryan, era una más seria.

—Ella tiene razón, sabes —dijo—, en serio deberías pensar en dejarme ser tu amigo, de

verdad me gustaría. Y no creo que haya nadie más en la escuela lo suficientemente

bueno para el trabajo.

Lo juro, Ryan es la persona más confiada en el planeta, y es tan molesto. Y me quedé

ahí parada mirándolo, tan molesta de que nos hubiera escuchado casualmente, y sólo

me devolvió una sonrisa completamente relajada. Conociéndolo, él probablemente


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estaba esperando que le dijera que tenía razón y le diera mi amistad. Yo no iba a ceder

más, ¿recuerdas? ¡No iba a ceder ante Ryan Miller!

Agarré el álbum de fotos de la mesa de café, echándole una mirada a la foto en la que

ganaba el Concurso luego puse el libro en su lugar en el estante.

—Ya tienes más que suficiente como para escribir la biografía sobre la vida de Jamie

Baker, así que supongo que la entrevista terminó. Ya te puedes ir.

—Oh, no —Ryan dijo—. Tus padres son realmente geniales, pero no me perdí el Baile

de Bienvenida para tener la oportunidad de mirar fotos toda la noche, vine para ver la

verdadera tú, y me diste la impresión de que ibas a estar aquí si yo venía, así que creo

que es justo que me des un poco del tiempo de Jamie, antes de que me eches.

Gruñí porque estaba tan frustrada en este mismo momento. La sonrisa seria de Ryan

se volvió en su pequeña arrogante vas-a-darme-exactamente-lo-que-quiero sonrisa, y es

tan difícil permanecer molesta cuando él me mira de esa manera. Tanto para ceder

ante Ryan Miller.

—Ugh, ok, pero no prometo ser agradable.


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Capítulo 4

Traducido por Kirara7 y Dyanna


yan tuvo el descaro de reírse de mi cuando fui a mi habitación y le cerré la

puerta en la cara. No estaba sorprendida cuando él no se quedó atrás y la

abrió. De alguna forma sabía que mi berrinche, excesivamente dramático, no

iba a funcionar con él.

Me dejé caer en la cama con un libro, preparada para ignorarlo lo mejor que pudiera.

Acepté que pasara tiempo conmigo, pero no prometí entretenerlo. Y no iba hacer algo

que pudiera darle la idea de que disfrutaba de su compañía, incluso si una parte de mi

lo hacía. El chico ya tenía un gran ego tal como estaba. Él no necesitaba agregarme a

su lista de victorias.

Estuvo en silencio por un minuto mientras miraba alrededor de mi habitación, y

después decidió sentirse como en su casa. Subió a mi cama, dejando sólo tres pulgadas

de espacio entre nosotros.

—¿Te importa? —dije.

—Sí, un poco —Ryan rió entre dientes—. Pero estoy comprometido con esto así que

tú también debes.

—Bueno, si te molesta tanto…

—No dije que me molestara, me gusta estar muy cerca, eso es todo.

—¿Más cerca? ¿Puedes ponerte más cerca de lo que estás?

Sabía que debería haber puesto mis pies en mi boca en el instante cuando las palabras

se me escaparon, y Ryan no se perdió la oportunidad de poner sus brazos alrededor de

mí y atraerme más cerca de él.

—Nunca le preguntes a un chico que si puede estar más cerca —dijo, rehusándose a

soltarme—. La respuesta siempre es sí. —La forma en que junto sus manos para que

no pudiera empujarlo era divertido, pero no creí que estaba bromeando cuando se

estremeció. Eso era, probablemente, porque nadie me había sostenido así desde hace

mucho tiempo, y reaccioné de la misma forma que cuando lo besé. Supongo que el

poder no es de súper-beso sino de súper-hormonas.

R


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Desde que soy súper-poderosa, tengo más energía que un generador de eléctrico. El

hecho de que hubo chispas cuando Ryan me tocó quiere decir que no sólo se filtra a la

superficie cuando estoy enojada. Supongo que es cada vez que pierdo control de

alguna emoción.

Obviamente, eso no es bueno, así que cuando se estremeció, entré en pánico y le di un

codazo con suficiente fuerza para dejarle un moretón, e hice mi camino a través de la

habitación a una silla más segura para una persona que estaba junto a mi escritorio.

—Te tenías que haber apegado al ―compromiso‖ —gruñí—. Probablemente, no me

hubiera movido si hubieras mantenido tus manos para ti mismo.

—Valió la pena. —Se estaba riendo de mí de nuevo.

—¿Por qué eres tan molesto?

—¿Por qué eres tan irresistible?

Era inútil, nunca iba a ganar. Él era mucho mejor en las respuestas ingeniosas que yo y

menos propenso a sonrojarse, así que me rendí, estaba decidida a controlar mis

nervios, era mi objetivo en ese momento, así que imaginé que no pelear con él era la

mejor táctica. Dejé mi actitud, y probablemente soné un poco desesperada cuando

pregunté:

—¿Por qué haces esto? ¿Qué es lo que quieres de mí?

—¿Es tan malo que quiera hablar con alguien más además de tu padres? —preguntó

seriamente—. Yo no quiero nada de ti, vale, eso es mentira, me encantaría que nos

besáramos de nuevo, pero no es eso por lo que estoy aquí esta noche.

—Entonces, ¿por qué estás aquí?

—Sólo quería entenderte, no podía imaginar por qué alguien se auto-aislaría de la

manera en la que tú lo haces.

—Sí, bueno, ahora lo sabes. Yo maté a mi novio, y mis amigos me odiaron por eso.

Toda la ciudad lo hizo. La gente puede volverse contra ti y herirte, incluso los que

dicen que te aman. No quiero pasar por eso de nuevo, es así de simple.

Ryan no dijo nada después de que dejé de hablar. Sólo me observo, y no me había

sentido tan insegura en mucho tiempo, el silencio hizo que mi corazón se acelerara

como a un millón de kilómetros por hora, y si no me calmaba probablemente freiría los

circuitos de la casa.


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No era exactamente madura, pero escogí la hostilidad para cubrir lo vulnerable que me

sentía.

—Misterio resuelto —dije fríamente—. Y apreciaría que no pusieras nada de eso en el

trabajo. Al Señor Edwards le gusta leer las cosas en voz alta, y prefiero que los

estudiantes sigan llamándome ―La Reina del Hielo‖, y no ―La Asesina de Novios‖.

—Por supuesto que no.

Estaba sorprendida por la cantidad de sinceridad que aparentaba Ryan, pero luego

sonrió de nuevo.

—No diré nada —bromeó—, pero no importaría si lo hiciera, porque todo el mundo

estaría sorprendido sobre el Concurso de Belleza, que ni siquiera oirían el final de mi

trabajo.

No pude evitar reírme de eso, y la manera en que el rostro de Ryan se iluminó me hizo

sonrojar.

—¿Supongo que no consideraras dejar esa parte también fuera?

—No hay posibilidad —Ryan se rió—. Voy a tener que probárselo al Señor Edwards,

sin embargo, nunca me va a creer que no lo inventé. Yo vi las fotos y todavía no puedo

creerlo.

—Sólo dile que yo no te lo dije. Él no tendría problema en creer eso. Es la verdad. Yo

no te lo dije, y no lo hubiera hecho, fueron mis padres los de las grandes bocas.

—Bueno, estoy agradecido de que me dejaras plantado porque es un alivio tener la

verdadera historia.

—¿La verdadera historia?

Ryan se encogió de hombros con una sonrisa culpable. —He estado haciendo mi

versión de la tuya por semanas, me había convencido de que estabas en el Programa de

Protección a Testigos, y que estabas escondida hasta que pudieras testificar en contra

de algún vicioso de la mafia.

—El Programa de Protección a Testigos. —Otra vez yo estaba sonriendo, no podía

evitarlo—. Supongo que eso explicaría el tinte de cabello, pero ¿por qué estaba

relacionada con alguien de la mafia?

—¿Una chica tan sexy como tú? Tú estabas saliendo con el sobrino del jefe, por

supuesto, presenciaste un crimen violento, y cuando te asustaste te amenazaron. Pero

eres fuerte, y tu novio era un gran idiota asesino, así que fuiste con los policías, y ahora


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estas aquí con tu cabello azabache, tu actitud hostil, y desconfiando prácticamente de

toda la raza humana.

No creí que estuviera bromeando. Viéndolo por el lado bueno, supongo que era bueno

saber que no era la única que no podía parar de pensar en estas últimas semanas. —

Suena como que ya escribiste el final de tu trabajo. —dije y luego suspire—. Me gusta

más tu versión.

—A mí también —admitió Ryan tímidamente—. No te lastima tanto. Realmente

siento que tengas que pasar por esto.

Traté de sonreír con agradecimiento, pero no creo que funcionara, y todo se puso muy

silencioso. Incómodamente silencioso. Gracias al cielo, Ryan es extremadamente

alegre, porque cambió de tema y logró traer de vuelta mi buen estado de humor. —

Entonces, dime que se siente ser coronada, ya que gracias a ti nunca lo sabré.

Hace dos segundos estaba ahogándome en el peor recuerdo de mi vida, y con un

pequeño comentario, Ryan me tenía sonriendo de nuevo, ¿cómo hace eso?

No sabía cómo contestar su pregunta, así que caminé a mi armario, saqué la estúpida

tiara de la caja de zapatos donde la guarde, y me senté de nuevo en la cama junto a él.

—Se siente como esto —dije y puse la corona en su cabeza.

Ryan fingió una mirada de sorpresa, y limpió lágrimas falsas mientras daba las gracias

a una audiencia falsa. Cuando intentó saludar, tuve que intervenir. —¡No, no, no! Una

Reina de Belleza siempre tiene pose y gracia. —Me senté muy derecha, y le enseñé

cómo saluda la Señorita América.

—Todo lo que necesitas es el vestido —dijo mientras muy ágilmente intentaba copiar

mi saludo perfecto.

Se veía tan ridículo que, de hecho, me puse a reír. Era la primera vez que me había

reído honestamente desde el accidente, y se sentía sorprendentemente bien. —Eso se

puede arreglar —dije.

—¿Aún tienes el vestido?

—Está colgado en el armario.

—Bueno, ¿qué estas esperando? Ve y póntelo, quiero ver a la Señorita Maíz Dulce en

toda su gloria.

Era la cosa más extraña, pero me estaba divirtiendo por primera vez en no sé cuánto

tiempo, y cuando Ryan me pidió que me pusiera el vestido no lo pensé dos veces, tomé

el vestido y fui al cuarto de baño. Salí unos minutos más tarde con un vestido de seda


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azul que me ayudó a ganar mi corona hace más de un año. Tire la banda sobre mi

pecho y di un giro. —¿Qué opinas?

—Creo que siento lástima por las chicas que compitieron contra ti. —Ryan se quitó la

tiara de su cabeza y la puso en la mía.

—Se ve mucho mejor en ti —dijo y dio un paso hacia atrás para verme mejor.

Estaba sorprendida por todas las mariposas que tenía en mi estómago mientras Ryan

me miraba. Él estaba, obviamente, un poco enamorado y me sonrojé bajo su mirada.

Creo que él estaba feliz de verme así porque me sonrió, y audazmente me atrajo a sus

brazos.

—¿Quién lo hubiera imaginado? —Su susurro fue en un tono que instantáneamente

cambió la atmósfera juguetona a algo más intenso—. Parece que voy a tener mi baile

después de todo.

Podría ser la chica del cartel de Marvel Comics, pero en el momento en que él empezó

a bailar conmigo, no tuve el poder para detenerlo. Me pregunté por un breve momento

si tal vez mis padres tenían razón. Que si Ryan era bueno para mí. En ese momento

me sentí normal. Me sentí aceptada, querida, se sentía tan bien estar en sus brazos. Yo

no dije nada, sólo me quede ahí sintiéndome abrumada, y la siguiente cosa que supe

fue que sus labios estaban casi tocando los míos.

Estaría mintiendo si decía que no quería besarlo, y ambos lo sabíamos. Estaba

realmente asustada porque no creía poder detenerlo si lo intentaba. Especialmente

cuando mi cerebro me seguía diciendo que ese primer beso no parecía haberlo herido,

pero cuando agarró un cabello suelto sobre mi rostro sentí un choque. Fue lo

suficientemente fuerte para que él retrocediera, y lo observé horrorizada mientras se

metía su dedo en la boca como si le doliera.

Ryan sólo se rio e hizo un comentario cursi sobre las chispas entre nosotros, pero yo

sabía la verdad y mi estómago literalmente hizo un salto hasta mi pecho. Me las

arreglé para saltar antes de que pudiera besarme y miré en su dirección justo a tiempo

para verlo rodar sus ojos.

—¿Cuánto tiempo vas a jugar a hacerte la difícil? —se quejó, inmediatamente

intentado volver al momento.

El pobre chico no tenía ni idea que nunca tendría un momento como ese. Esta vez sólo

recibió un choque, pero que tal si la próxima sentía como si hubiera metido el tenedor

de metal en la toma de corriente. Me sentí un poco mal porque no podía explicarle las

señales confusas, pero ahora mis peores miedos fueron confirmados, no habría más

confusiones y a él no le iba a gustar el resultado.


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—Por siempre —susurré, apenas encontrando mi voz.

Me quité la tiara de mi cabeza y la dejé a un lado, mis manos estaban temblando

cuando puse la caja de zapatos de vuelta al armario, y Ryan me sorprendió

completamente cuando se acercó por detrás de mí. —―Por siempre‖ no funciona para

mí —dijo, y salté tan alto que solté la caja y todas las fotos viejas cayeron al piso.

—Alguien está tensa —Ryan bromeó mientras se inclinaba para ayudarme a recoger

las fotos—. No te estoy poniendo nerviosa, ¿verdad? Porque ya sabes, si lo estoy

haciendo es probablemente porque te gusto y no lo admites.

Había tantas formas en las que hubiera podido responder eso, si le estuviera prestando

al menos un poco de atención, pero no estaba, estaba sentada en el suelo mirando una

vieja fotografía de Derek y yo en un juego de americano. No sé cuánto tiempo me

senté allí, y no noté cuando Ryan se sentó a mi lado. Olvidé que estaba allí hasta que

señaló la foto.

—¿Él es…?

Me sacudí de mi aturdimiento y le entregué la foto con un asentimiento, agradecida

por el cambio de tema, incluso si era sobre mi novio muerto.

—Fue al comienzo del primer año. Después de que lo conocí —expliqué—. Crecimos

en la misma ciudad, pero él era mayor que yo así que realmente nunca hablamos hasta

ese día. Yo era la única del primer curso que entró al equipo universitario de

animadoras, y cuando el chico más lindo en el colegio —un estudiante de último año y

el quarterback estrella—, me invitó a salir estaba como en bobada. Creo que estaba

enamorada incluso antes de que terminara nuestra primera conversación.

Los ojos de Ryan brillaron y sabía lo que estaba pensando antes de decirlo.

—Así que tienes una debilidad por los quarterbacks guapos, ¿eh?

—Fue sólo un tiempo —me quejé arrebatándole la foto de vuelta y poniéndola en la

caja—. Ya terminé con los de tu clase.

—Ya veremos eso.

Oficialmente cerramos la conversación casi sincera, porque se fue de nuevo hacia él

molestándome.

—Eres tan egocéntrico —gemí y me puse de pie.

—Y tú estás en negación —Ryan respondió—, tal vez has engañado a todos en el

colegio, pero tú no eres tan mala como quieres hacer creer. ¿Por qué no admites que


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estás cansada de toda esa mierda de auto-aislamiento? ¿Fastidiada de intentar ser la

Reina del Hielo? Empieza a ser Jamie Baker de nuevo.

—¿Sólo ser Jamie Baker de nuevo? ¡Porque es tan simple!

Finalmente lo perdí. Y no sólo un poco cuando las lágrimas empezaron a llenar mis

ojos y rabia llenó mi corazón, también la electricidad en mi casa de inmediato

respondió. Ryan miró hacia arriba confundido, eso sólo me hizo enojar más.

—¡No todo es blanco o negro, Ryan! ¡No creas que pasar la tarde aquí significa que me

conoces, no puedo ser de nuevo Jamie Baker, no tienes ni idea de cuánto desearía

poder, pero no puedo, esa Jamie Baker está muerta! ¡Ya no existe más!

Las luces parpadearon de nuevo y traté de calmarme.

—Quiero que te vayas ahora.

Ryan no tuvo una respuesta ingeniosa, se veía molesto, y odié herirlo, pero soy

humana, bueno en cuanto a mis emociones de cualquier forma, estaba tan enojada que

no podía pensar claramente y sólo dejé que las lágrimas salieran.

—Jamie, lo siento, no quería que sonara de esa forma…

—Sólo vete.

Estaba tan enojada que cuando grité que las luces se pusieron enserio brillantes, y

luego toda la electricidad en la casa se fue. Mis padres llamaron a la puerta en cuestión

de segundos. Mi madre sonaba preocupada cuando entró a la habitación con una

linterna.

—¿Jamie? ¿Ryan? Creo que estamos teniendo un pequeño problema con los circuitos,

¿está todo bien aquí?

¡Problemas con los circuitos, porque los acabo de freír!

—Señora Baker, lo siento mucho —Ryan tartamudeó—. No tengo ni idea de lo que le

pasó, en un momento nos estábamos riendo y luego ella sólo… no quise molestarla.

—No es tu culpa, cariño —mi madre insistió mientras conducía a Ryan fuera de mi

habitación.

Sentía que era su culpa, sentía que todo era su estúpida culpa. Quería ahogar las voces

tan pronto como la puerta de mi habitación se cerró, pero no importó cuánto lo

intente, aún tenía que escuchar a mi madre tratando de explicarle a Ryan que él no

hizo nada malo.


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Era horrible porque quería estar enojada. Quería odiarlo, pero en el fondo sabía que mi

madre tenía razón. Ryan no hizo nada malo, y a la única persona que odiaba era a mí

misma.


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Capítulo 5

Traducido por aLexiia_Rms

Corregido por Hanna

lgunas noches no puedo dormir. Después de que Ryan se fue, tuve una de

esas noches. Me gusta, y odio que me guste. Me fui a dormir y me

preguntaba cómo podía dejar de quererle, pero el único defecto que

encontré en él hasta ahora era que tenía mucha confianza en sí mismo, que

no estaba segura de que no era del todo justificada. No había manera de odiarlo. Sólo

podía odiarme a mí misma porque no podía tenerlo, y este pensamiento maravilloso

dio vueltas en mi mente toda la noche.

Creo que finalmente me dormí en algún momento después del amanecer, y cuando mi

mamá entraba en mi habitación, sentí que era más temprano del mediodía que era.

—Levántate y brilla, Jamie, antes que no quede otro brillo a tu altura.

—Mamá, realmente no me siento bien. Creo que sólo voy a quedarme en la cama hoy.

—Tú no estás enferma, Jamie. Deprimiéndote en tú habitación todo el fin de semana

no va a hacer que te sientas mejor. ¡Vamos, arriba, arriba, arriba! He oído decir que

Macy está haciendo una venta. Vamos a elegir lindos atuendos nuevos y nos haremos

la manicura como solíamos hacerlo.

Tengo que admitir que a pesar de que sabía exactamente lo que estaba haciendo, la

oferta era tentadora aún. Echaba de menos los viajes de un día que solía tener en

Chicago con mi mamá cada vez que una de nosotras tenía un mal día. Pero la idea de

un nuevo lindo atuendo provocó una nueva ola de depresión, y me cubrí con las

mantas mi cabeza.

—Ve tú, mamá. No tengo ninguna necesidad de un nuevo atuendo lindo, de todos

modos.

—También tenemos que ir a la tienda de belleza. Que está rebajando el precio del tinte

para el cabello, y tus raíces necesitan un retoque.

—¿Y si no sé qué marca y color usar ahora?

A


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—Muy bien, muy bien —dijo mi madre, negándose a dejar que mi cara permaneciera

enterrada debajo de mis sábanas—. Voy a buscar ropa nueva, y tú puedes volverte loca

en Borders.

Esa oferta fue aún mejor. Me encanta leer. No siempre, pero ahora lo he encontrado

tan tranquilo, una afición tranquila y relajante. Me dio la oportunidad de leer acerca de

las personas como yo, aunque solo eran cuentos. Mi madre, sin embargo, sólo lo vio

como una manera fácil de ser antisocial y no le gustaba el hecho de que lo haga tanto.

Así que sobornarme con libros significaba que ella estaba preocupada en verdad esta

vez.

Estaba claro que ella nunca iba a dejar que me acueste en la cama todo el día, así que

me levanté de mala gana. Lo siguiente que supe fue que estaba chupando un Orange

Julius en un patio de comidas, tratando de no dejar que mi mamá viera hasta qué

punto el ruido hacía que me doliera la cabeza. Ya me sentía lo suficientemente fuerte

para la primavera con ocho libros nuevos, así que no tenía por qué sentirme peor.

No había tocado realmente mi almuerzo. Después de anoche no tenía mucha hambre.

Mi mamá se dio cuenta, pero no había saltado sobre mí por ello. Me di cuenta de que

todavía estaba tratando de encontrar una manera de animarme, y sabía que se estaba

muriendo de ganas por preguntarme acerca de lo que pasó con Ryan, pero hasta ahora

todo era sólo conversación y podría fácilmente evitar el tema.

—¿Qué pasa si tuvieras un trabajo? —preguntó al azar cuando se tranquilizó.

La miraba irónicamente.

—No, lo digo en serio, Jamie. Vas a la escuela, y te va muy bien. Y, finalmente, vas a

crecer y tienes que conseguir un trabajo. ¿Qué piensas sobre conseguir uno? Te daría

algo que hacer aparte de leer.

—Me gusta leer, mamá.

—Sí, pero tienes que salir y ser más sociable. Y además, ¿cómo vamos a seguir

pagando por todos estos libros?

—Es por eso que la biblioteca existe.

—Vamos, Jamie. El tener un trabajo es una actividad normal de un adolescente.

Siempre estás diciendo que te gustaría ser normal, pero no haces nada al respecto. No

tienes que hacer amigos en un puesto de trabajo si no quieres, pero podría ser una

buena actividad para ti.

—Sí, porque las horas de escuela, además de todas las tareas no es-suficiente.


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—Sé que estás teniendo un mal día, pero no tengas esa actitud conmigo. —Mi madre

me dijo con severidad, de repente me hace sentir como un idiota—. No eres un

discapacitado como crees que eres. Si tu vida es miserable, es porque que así dejas que

sea.

—Lo siento —dije, un sentimiento de culpa a pesar de que en realidad no podía creer

lo que había dicho. Mi vida era miserable y estaba fuera de mi control, no importa lo

que ella pensaba. No quería que ella se sintiera mal, así que traté de mantener la

conversación.

—Un trabajo podría no ser tan malo —admití—. Es sólo que después de tantas horas

de estar en la escuela con todo el ruido, la cabeza me duele demasiado por lo general, y

necesito un poco de paz y tranquilidad. Es difícil estar cerca de tantas personas todo el

tiempo.

La expresión de amargura de mi madre se convirtió en preocupación cuando miró por

el centro comercial lleno de gente.

—¿Te sientes bien ahora?¿Tenemos que ir a casa?

—No, mamá —suspiré, aunque solo quería estar de vuelta a casa, acostada en la

cama—. Estoy bien ahora mismo. Sólo estoy diciendo que podría hacer que sea difícil

tener un trabajo mientras estoy en la escuela.

Suspiró y hubo silencio. Me miró antes de llegar a frotar mi cabeza, pero ella no se dio

cuenta de mi malestar porque estaba demasiado ocupada frunciendo el ceño a uno de

los libros que acababa de comprar.

—¿Por qué siempre con los extraterrestres o los superhéroes? —se quejó.

—¿Fenómenos con poderes, tratando de ocultar su verdadera identidad? —Me eché

a reír con amargura—. Me pregunto.

—¿Y esto? —señaló hasta una biografía de Stephen King con una mirada de

desaprobación.

—Hey —dije a la defensiva—. Eso no es ficción. Es bueno saber que hay más

fenómenos por ahí que yo.

—Cariño, no estás haciéndote sentir más normal. Y hay mucho más para ti que solo

temas sobre tener poderes, ya sabes. ¿Por qué no encuentras un buen drama? Apuesto

a que podrían estar muy buenos.

Amo a mi mamá. Ella estaba muy en serio, y sin embargo todavía me hizo sonreír.


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—¿Estás llamándome a mí la reina del drama? —Me reí. No había duda de dónde

saque el teatro—. No, gracias. Tengo suficiente drama en mi vida ya. Y además --tomé

la biografía de las manos de mi madre—. Tengo que leer esto para la clase.

—¿Esta es una tarea? —Mi mamá era un poco más escéptica.

Me encogí de hombros.

—Todo se trata de biografías en inglés en este momento.

—¿Y eligieron a Stephen King?

—El Sr. E. no se especificó quién, y hay que admitir, Stephen King es mucho más

interesante que el presidente Obama o Taylor Swift o quien sea.

Mi madre suspiró dramáticamente y luego frunció el ceño a otro libro.

—Está bien, está bien. Pero aún se podía tratar de otros libros también. Nunca se sabe,

en realidad podría disfrutar de un agradable... romance.

Y allí estaba. Inteligente, pero no muy astuta como para engañarme.

—¿No dicen que hay una venta por aquí? —le pregunté, parándome de nuestra mesa.

Mi madre suspiró y me siguió hasta el centro comercial hasta que se detuvo delante de

un maniquí con un vestido muy bonito en el—.Deberías comprar algo así, y luego

hacer que papá te lleve a algún lugar bonito —dije.

Mi mamá hizo una pausa de un minuto, y sonreí, porque por fin lo iba a decir.

Efectivamente, ella exclamó:

—Me gusta Ryan. —No en su intento de ser sutil.

Entré en la tienda que pretendiendo estar ignorante. Cuando ella me dio una mirada

expectante, murmuré:

—No va a suceder.

—Jamie, ¿qué diablos pasó anoche?

—Nada. —Sabía que ella nunca se lo compraría, pero todavía tenía que intentarlo.

Sí, yo tenía razón. La mirada que me dio fue sin duda un aspecto; no-me-enojo.

—Me preocupo por tu enfermedad, y tengo miedo de que el pobre muchacho muera.

—Bien. Tal vez me deje en paz ahora. —Me quejé. Mi madre me lanzó otra mirada de

muerte, así que me encogí de hombros—. No puedo evitarlo. No lo necesito para


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decirme cómo vivir mi vida también. Tú y papá son suficientes, y ¡no es tan fácil como

todo el mundo piensa que es!

Me di cuenta de que mi tono de voz era de repente muy duro cuando vi los ojos de mi

madre llenos de lágrimas, me sentí como una mierda.

—Lo intenté, ¿de acuerdo? —dije, con calma—. Traté de hablar con Ryan, y no

funcionó. ¡Estuve a punto de estallar la casa! Frente a él, mamá. Por mucho que me

gustaría ser normal, no lo soy.

Mi madre parecía molesta, y me di cuenta que quería estar en desacuerdo, pero no

sabía qué decir.

No podría decir que quemé los interruptores anoche, estaba segura de que sabía que

podría haber sido mucho peor. Me sentí mal, pero ¿qué podía hacer?

A veces simplemente no hay nada que decir, así que para romper el incómodo silencio,

saqué un pequeño vestido negro de cóctel del estante y se lo entregué a mi mamá.

—Deberías probarte éste.

Le tomó un segundo, pero mi mamá finalmente se rindió y agarró el vestido. Cuando

ella desapareció en un probador, comencé a hojear algunos de los bastidores de las

cercanías. Una vez que ella no estaba, no me distraje, empecé a notar todo el parloteo

a mí alrededor. Dos voces sobresalieron a la distancia. No podía verlas, pero eran sin

duda Paige y Tamika, y estaban felices de hablar de sus temas favoritos.

—Ella todavía no contesta su teléfono. Espero que esté bien —dijo Tamika.

—Es Becky. —Se quejó Paige—. Ella nos hace esperar todo el tiempo.

—Sí, pero por lo general llama.

—Apuesto a que todavía está con Mike. ¿Has visto la forma en que todo había

terminado su última noche? ¿Por qué crees que no ha venido a la fiesta después? Me

pregunto lo que estaban haciendo.

—Yo no lo creo. Becky me dijo que iban a la casa de Ryan para averiguar por qué no

ha venido al baile, pero eso es lo último que supe de ella. Te lo digo, Paige, creo que

algo puede estar mal. Ella siempre contesta su teléfono, y nunca se pierde una buena

venta.

Sonreí cuando Tamika mencionaba a Ryan, porque sabía que Paige tenía que ser un

poco fastidiosa estando sobre él por no mostrarse en el baile. Ella en realidad había

rechazado a tres tipos diferentes, pensando que Ryan iba a hacerlo cuando Mike le

preguntó a Becky, y terminó sin una cita para la Apertura. Miré a mi derecha.


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Fue entonces cuando las dos chicas entraron a mi vista. Entraron en la tienda que me

encontraba, pareciendo el aspecto suburbano de Paris y Nicole, con sus faldas

extremadamente cortas y un montón de bolsas de compras.

—¿Quién se preocupa por Becky? —dijo Paige en el momento justo—. Estoy

preocupada por Ryan. El tipo fue anunciado como rey y ni siquiera apareció en el

baile. En realidad no ha sido el mismo últimamente. Desde que la reina de hielo le

lavó el cerebro.

Me tuve que reír de eso. Aunque, una capacidad de lavado de cerebro podría ser

bueno.

—¿Quién se cree que es, de todos modos? —continuó despotricando Paige—. No me

importa que todo el mundo piense que está caliente. Ella no se merece un hombre tan

agradable como Ryan.

Sí, ¿cómo Paige era mejor persona que yo? Ryan merece algo mucho mejor que nosotras dos

juntas.

—Es tan patética la forma en que, obviamente, usa su popularidad para salir de

Loserville.

—Psh, como que eso podría pasar. —Tamika se rió—. Ryan puede estar caliente, pero

no es un hacedor de milagros. Nadie puede ayudar a ese pobre fenómeno.

Muy bien, ¿de qué sirven los poderes, si no se les puede utilizar para el bien de vez en

cuando? No podía escuchar nada más de esto, así que sólo por diversión que por

casualidad me acerqué al otro lado del perchero donde Paige y Tamika buscaban a

través de una colección de faldas que estaban a la venta porque estaba haciendo

demasiado frío para usarlas, no cabe duda de que ambas se estaban luciendo en la

mañana sin importarles lo que el pronóstico del tiempo dijo sobre la temperatura.

Estaban tan absortas en su conversación que no se dieron cuenta que estaba a un metro

de ellas.

A medida que corría mi mano a lo largo del bastidor por delante de mí, la ropa

empezó a aferrarse el uno al otro. Vi como la estática trabajó sobre Paige y Tamika,

poniendo sus cabellos de punta. Decidí levantar en el poder sólo un poco, y pronto

las dos parecían que habían estado frotando globos en la cabeza.

—Lo siento —dije—. ¿Pero no me acaban de llamar fenómeno?

Ambos saltaron y trataron de cubrirse el rostro consternado frunciéndome el ceño.

—Si el zapato encaja —Tamika murmuró.


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—¿Se han mirado en el espejo últimamente? —dije. Se miraron la una a la otra y

gritaron al unísono. Por la expresión de sus rostros, el tener súper-poderes casi vale la

pena. Me entraron ganas de reír tan mal, pero me las arreglé para resistir, y es una

buena cosa porque mi madre se acercó detrás de mí.

—¿Más amigas tuyas, cariño?

—No exactamente, mamá —dije casualmente—. ¿El vestido?

Mi mamá es muy fácil. Su rostro se iluminó con la sola mención del vestido, y ella se

olvidó de Paige y Tamika.

—Tienes razón, Jamie. Es una preciosidad. Creo que voy a tener que hacer que tu

padre me lleve a un sitio bonito ahora.

Tamika todavía estaba tratando de conseguir su pelo bajo control, pero Paige se burló

en voz bastante alta.

—¿Viniste aquí con tu madre?

Si hubiera dicho que me gusta salir con mi mamá hubiera sido terriblemente

vergonzoso, y no me hubiera molestado en absoluto, excepto que me di cuenta de que

hizo que mi mamá se sienta mal. Insultarme es una cosa, pero insultar a mis padres no

está bien.

—Es mucho más divertido que ir sola. —Le dije, y luego les dediqué una gran sonrisa

falsa en mi cara—. Hablando de ir solos a ningún sitio, ¿cómo fue el baile de anoche?

¿Sabes quién ganó para el rey? En realidad no lo sé. Ryan y yo perdimos el tiempo,

pero apuesto a que le gustaría saber quién ganó.

Mi madre no sabía exactamente lo que había sucedido, pero ella me lanzó una mirada

al ver lo enojada que estaba Paige. La ignoré. Si Paige y Tamika me van a llamar a mí,

la reina de hielo, entonces debería llegar a la altura de mi reputación a veces. Y Paige

fue más allá de enojada en éste momento. Parecía que iba a vomitar o explotar. No

estoy bromeando. Ella estaba tan enojada que uno de sus ojos tenía una especie de

convulsión.

Por supuesto, mantuve mi actuación empalagosa y sonreí tan grande como pude,

pregunté:

—¿También ganó Ryan?

—Mantente alejada de Ryan, ¡fenómeno!


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Me sorprendió que ella tuviera el valor de llamarme así delante de mi mamá, pero

nunca he visto a nadie tan enfadado.

Temía que mi mamá iba a estar molesta por eso, pero ella no estaba enojada con

Paige. Bueno, no una vez que vio mi mirada satisfecha. Esperó hasta que Paige y

Tamika salieron de la tienda murmurarme afuera, pero me dio una conferencia

durante todo el camino.

—¿Qué? —espeté cuando exigió algún tipo de explicación—. Es horrible. Y está loca

porque le gusta Ryan y él me presta más atención a mí. Además, ellas comenzaron.

Me llamaron loca.

—No me importa quién empezó, Jamie. No crié a mi hija sólo para actuar como una

mocosa malcriada. La autocompasión va a detenerse ahora mismo. Vamos a tener una

charla con tu padre cuando estemos en casa, y vas a tener que empezar a hacer algunos

cambios serios, o habrá un castigo grave.

Claro, soy un adolescente, lo que significa que he peleado con mis padres como todo el

mundo, pero esta es la primera vez que he visto a mi madre muy enojada conmigo

cuando el tema de mis poderes estaba involucrado.

Estaba muy sorprendida por ella, y me sorprendió aún más en lo mal que me hizo

sentir. No dijo ni una palabra hasta que llegamos a casa, y apenas mantuvo una

conversación a través de la conferencia que me dio mi padre una vez que fue

informado completamente sobre la situación.

Aunque no lo creas, me quitaron mi computadora, la biblioteca, y todos mis libros

hasta que consiguiera un trabajo, sino me unía a una especie de club de la escuela, o

iba a una cita. No es exactamente un castigo normal para adolescentes, pero era tan

cruel.

Peor que la conferencia y peor que la tierra que estaba escuchando la conversación de

mis padres después de que subí las escaleras. Se fueron a dar un paseo por la calle, pero

tengo un alcance bastante bueno. Ellos habían tenido que cruzar la ciudad si no

querían que escuchara.

Sobre todo había un montón de frases como ―Estoy preocupado por ella‖ y ―está

empeorando‖, y hablaron mucho sobre una posible terapia. Pero la parte más

preocupante fue cuando de alguna manera retomaron el tema de Ryan. Mi mamá dijo

que pensaba que tenía todo este problema ahora, porque me gustaba Ryan y yo lo

alejaba. Bueno, tal vez era buena, pero aun así me puso furiosa que lo supiera.

A partir de ahí la conversación en realidad se convirtió en una fiesta de amor a Ryan.


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—Un chico dulce. —Las palabras de mi madre se derramaron—. Y muy educado. Y

parece haberle dado brillo a ella.

—Y servicial también —agregó mi padre—. Él me ayudó a restablecer los interruptores

antes de que se fuera a su casa la otra noche. Parece tener una cabeza decente sobre sus

hombros, para un muchacho de diecisiete años de edad.

Después de que llegaron a casa, pasaron el resto del fin de semana tratando de

convencerme de que el salir con Ryan me haría sentir mejor.


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Capítulo 6

Traducido por Little Rose

Corregido por Hanna

abía que mis padres querían que intentara tener una vida normal dado que nos

mudamos a Sacramento, pero se la pasaron con la cháchara de Ryan el resto

del fin de semana. Parecían tener una opinión de él tan alta como la suya

propia.

Estaba tan harta de que me molestaran con él que cuando el lunes llegó, tenía que ver

a Ryan en la escuela, su visión me hizo querer golpear algo. Estaba de pie afuera con

todos sus compañeros de fútbol cuando llegué al colegio, y me di cuenta que quería

hablar conmigo, pero no estaba de humor.

Comenzó a acercárseme mientras pasaba a su lado, pero le lancé la mirada más

envenenada que pude armar. Después de eso, no intentó detenerme, y Mike no fue

discreto al gritar.

—¡Oh! ¡Congelado por la Reina del Hielo! —dijo, dándole una palmada a Ryan en la

espalda—. Eso me suena a que no tuviste suerte el fin de semana. ¿Cuál es el problema

hombre… pierdes el encanto? Pensé que la tenías lista después de la manera en la que

estaba detrás de ti antes.

Podía sentir que me miraban cuando me alejaba, pero no miré hacia atrás. Me enojada

que Ryan no pareciera molesto por las burlas de sus amigos. E incluso peor, odié su

respuesta. Realmente rió con ellos y dijo:

—Es Jamie Baker, amigo. Me llevará tiempo romper el hielo.

—Ry —dijo Mike—. Sé que eres el hombre y todo, pero ni siquiera tú puedes romper a

Baker. Es imposible.

—Mírame.

¡Ja! Si pensaba que me enojé con él el viernes a la noche… “¿Mírame?” alguien debería decirle

que no es inteligente eso de hacerme enojar, y después de esa charla, enojar sería poco.

¡No lo entiendo! Quiero decir, enfrentaría a Paige frente a toda la escuela para decir

que no soy una zorra, ¿y luego se voltearía hacia sus amigos para decir que planea

romperme?

S


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Últimas noticias Ryan, Mike tiene razón. Nunca. Ocurrirá.

Estaba tan enojada que temía que el sólo hecho de mirarlo me hiciera perder el control,

por lo que opté por evitar la cafetería en el almuerzo, pero Inglés me preocupaba.

Pensé en faltar, pero no quería parecer que me estaba ocultando de él después de que

me vio llorar.

Afortunadamente, Ryan no me dijo nada en clase, pero me miró como dos segundos

de más cuando entré. Me lanzó una sonrisa secreta mientras se iba del salón, con la

cual no estuve muy feliz, por lo que estaba a salvo. Pensé que solamente se iría.

Me tomé mi tiempo para salir del salón y asegurarme. El suficiente para que el Señor

Edwards me preguntara si tenía un castigo del que él no supiera nada.

—Lo siento Señor. E. estoy algo atrapada en el libro —mentí.

Cuando el Señor Edwards se levantó de su escritorio y fue hacia el mío comencé a

juntar mis cosas.

No fui lo suficientemente rápida.

—Interesante elección —dijo mientras tomaba la biografía de Stephen King.

—Hey, usted dijo cualquiera.

—No digo que sea una mala elección —sonrió ante mi posición defensiva—. Stephen

King es uno de los mejores escritores de estos tiempos.

Me sorprendió.

—¿Le gusta Stephen King?

—La literatura Americana no se limita a Mark Twain, Señorita Baker —dijo con un

guiño—. Sólo encuentro interesante que el tema de tu reporte sea el rey del horror.

Generalmente, la gente elige algo con lo que se sientan relacionados personalmente.

Es exactamente por lo que lo elegí, quise decirle. Pero no quería una lectura y una cita a la

oficina del consejero, por lo que me limité a decir:

—Es mucho más interesante que Ryan Miller —mientras le sacaba el libro al profesor.

Aún estaba un poco resentida porque me obligó a tener un compañero.

El Sr. Edwards se rió de mí y luego dio un paso fuera de mi camino para que pudiera

salir de la habitación.

—Nos vemos mañana, Srita. Baker —gritó detrás de mí.


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El Sr. Edwards había logrado distraerme lo suficiente para olvidar por completo hasta

que Ryan salió de la habitación y lo encontré esperándome. Gemí cuando él se

despegó de la pared y comenzó a llevar el ritmo a mi lado.

Él no dijo nada al principio, lo cual me pareció extraño, y era un poco cauteloso

cuando finalmente habló. Me sorprendió porque era la primera vez que había oído el

sonido de su voz nervioso.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Mal. —Me quejé, negándome a mirar en su dirección.

—Oh, vamos, Jamie. Tú no estás todavía enojada conmigo, ¿verdad? —No respondí a

eso. Todavía estaba furiosa, no sólo por la razón que él pensaba. Volví a hacer caso

omiso, pero él sólo esperó un segundo antes de volver a intentarlo—. Terminé mi

trabajo ya, ¿quieres leerlo?

—¿Qué, y los partidos? ¿No hay citas calientes?

—Sí. —rió, un poco avergonzado—. Normalmente no soy tan capaz de conseguir

muchas, pero estaba tan preocupado por ti después de lo ocurrido que no tenía

realmente ganas de salir. Y como no podía dejar de pensar en ti, pensé, ¿por qué no?

Ryan estaba empezando a irritarme. No podría decir si realmente me gustaba o si sólo

estaba tratando de sumar puntos. Quiero decir, el viernes por la noche estuvo en mi

habitación este tipo increíble. Me escuchó, me animó, me prometió no decirle a nadie

de mis secretos y hasta ahora había mantenido esa promesa, pero entonces, ¿qué fue

todo lo anterior, con Mike?

—Lo siento mucho por lo de la otra noche —suspiró cuando no respondí—. Yo no

estaba tratando de quitarte de encima su pasado. Es sólo que pareces una gran persona

cuando bajas la guardia. Deseo que todos puedan verte de la forma en que te vi la otra

noche.

Estaba tan conmovida por su disculpa que por fin lo miré y me arrepentí de inmediato,

ya que me dio vuelta toda viscosa en el interior.

En serio, ¿cómo hacerlo?

De repente, no estaba enojada, pero en realidad era una cosa mala. Me pasé mis

manos sobre mi cara, frotándome los ojos, como tratando de controlar mi frustración.

Era evidente que me suavizó un poco su confesión, y esperaba que él siguiera, pero no

lo hizo. En su lugar, decidió pasar a la siguiente táctica que obviamente había pensado

de antemano.


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—¿Estás ocupada en este momento? —Sí, como si realmente necesitara pasar más

tiempo con él en este momento para que me pudiera romper por completo. —¿Qué si

quiero saber por qué me estás preguntando eso?

—Bueno, tengo unos veinte minutos antes de la práctica, y pensé que podría ser un

buen momento para una entrevista.

—¿Qué quieres decir?

—Para tu artículo. Ya he terminado, pero aún no sabes nada de mí.

—Te dije que no iba a escribir una.

—¿Vas a pasar de la tarea?

—Tengo una A en la clase. Un artículo no hará mucha diferencia. —Le tomó un

minuto responder, pero finalmente sonrió—. ¿Cómo es que no deseas escribir tu

artículo?

—¿Por qué no me dices por qué no lo hago… —dije secamente—… ya que parece ser

que ya sabes?

—Tienes miedo de descubrir que no soy tan malo. Porque si te dieras cuenta de lo

mucho que realmente me gustas, sería difícil para ti tener que seguir rechazándome.

Ignoraba el hecho de que era exactamente el cien por ciento por eso, y suspiré mientras

salí a través de las puertas de la escuela.

—Tú estás increíblemente seguro de sí mismo.

Él sólo me sonrió y dijo:

—Pues sí. ¿Y qué?

—Que no me gusta ser quien estalle tu burbuja, si es que eso es posible, pero yo

siempre seguiré rechazándote. No estoy jugando a la chica difícil de conseguir, Ryan.

―Tú y yo‖ nunca va a suceder.

Ryan miró a su alrededor y bajó la voz a pesar de que, dado que la mayoría de los

estudiantes estaban en sus coches ya, las únicas personas cerca de nosotros eran un par

de jardineros, y no nos podían escuchar con los sonidos del tractor cortacésped.

—Mira —dijo—. Lo que le pasó fue una pesadilla. Lo entiendo. Pero tú nunca vas a

conseguir más si sigues alejando a la gente todo el tiempo. ¿Por qué no solo me das

una oportunidad? Sé que una parte de ti quiere.


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Estaba casi suplicándome en este momento, y me sorprendió su intensidad, pero

después de un segundo en su boca apareció una sonrisa torcida, y me dijo:

—Aún no he conocido a la chica que no quiera.

Sabía que él estaba bromeando este momento, pero también estaba bastante segura de

que pensaba que era verdad. Estoy muy convencida de que Ryan realmente cree que

todas las niñas en el planeta se beneficiaría al estar en su presencia. Fue muy, muy

difícil no sonreírle, pero tuve que recordar la realidad sólo para no hacerlo.

No es que odiaba a Ryan, porque no lo hacía. Lejos de ello, si la verdad sea dicha.

Pero el hecho de que me gustaba él, con su furioso ego y todo, hizo las cosas mucho

más imposible, y sólo me enojó mucho más acerca de la situación.

—No necesito una oportunidad para descubrir lo maravilloso que eres. Ya lo sé. Tú

me lo dices todo el tiempo.

—Pero eso no es tan bueno como el conocimiento por sí mismo.

—¡No lo entiendes! No quiero saber porque sinceramente no quiero que la gente me

moleste. Y por difícil que sea de creer, ¡eso incluye al único Sr. Perfecto, Ryan Miller!

En realidad parecía sorprendido, y me atrevo a decir un poco herido por lo que había

dicho. No parecía destruido ni nada, sólo tenía una miraba molesta, pero es que nunca

había visto antes a Ryan molesto. En realidad no.

No podía apartar la mirada de su ceño, y se quedó allí un rato con esa mirada hasta

que, de repente, escuchamos el ruido de los neumáticos chillando. El ruido nos

sobresaltó, y ambos nos dimos la vuelta al ver lo que estaba pasando. Era sólo Paul

Warren mostrando su nuevo Jeep, al sacarlo del estacionamiento de la escuela.

Por desgracia para Paul, los neumáticos de gran tamaño ridículo del Jeep fueron más

de lo que pudo manejar. Perdió el control de la camioneta, subió a la acera y chocó

contra la marquesina de la escuela.

Que fue un rollo grande para él, porque esa señal electrónica nueva costó una fortuna a

escuela y era el orgullo principal de Huang y su alegría.

No es que me importara un idiota al igual que Paul, pero contrariamente a la creencia

popular es que mi corazón no está hecho de hielo. Así que cuando ese signo

voluminoso grande empezó a caerse, se dirigió directamente al pobre hombre en la

cortacésped, me eché a correr.

Mis reflejos son sólo un poco más rápidos que los del ser humano promedio, y cuando

me muevo tan rápido como puedo, las cosas me parecen como si estuvieran en cámara


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lenta. En sólo una fracción de segundo, y antes de que nadie supiera lo que estaba

pasando, embestí al hombre en la cortadora de césped a un lado.

Debe haber sido un intento fácil por primera vez en el heroísmo, ¿verdad? ¿Un pedazo

de torta? Sí, también lo creía, hasta que me estrellé contra el hombre más grande que

he visto en mi vida. No estoy bromeando, el tío medía dos metros, y tenía 500 libras

fáciles. Me las arreglé para sacarlo de su asiento y con seguridad, pero no me preparé

para tanta resistencia. El impacto fue tan fuerte que me tiró al suelo, y esas fracciones

de segundo de estar completamente desorientada fue tiempo suficiente para que se

derrumbara en mí. El golpe me dejó fuera de combate por un segundo, y cuando volví

en mí entendí cómo el Coyote se sentía cada vez que el Correcaminos dejaba caer un

yunque sobre él. El dolor. Un montón de dolor. Y yo que pensaba que los superhéroes

no se lastimaban. La vida es tan injusta.

Bueno, por lo que era nueva en todo esto, pero no es hubiera ido a ningún tipo de

academia de formación de superhéroes. Simplemente lo recibí, pero estoy bastante

segura de que si no hubiera intervenido, el hombre de cortadora de césped estaría

muerto ahora mismo en lugar de tratando de ponerse de pie para ver si yo estaba bien.

Fue entonces cuando me di cuenta de que cualquier persona normal en mi situación

estaría muerta ahora mismo. Tenía que hacer algo, así que ignoré la sensación de ardor

en los músculos y utilicé toda la fuerza que tenía para sacarme la señal de encima y la

apoyé contra la cortadora de césped. Entonces trepé al pequeño espacio debajo de ella

y esperé a que el señor luchador de Sumo Wannabe llegara.

En unos pocos segundos tres jardineros estaban mirándome, sorprendidos de que

todavía respiraba.

—Trate de no moverse. —Uno de ellos me dio instrucciones—. Ya llamaron a una

ambulancia.

¿Qué podía hacer? No podía levantarme e irme, pero no podía quedarme para ser

examinada pero después de darme un momento para calmar mi pánico, me decidí a ir

con la táctica de pretender-que-no-ocurrió. Los superhéroes lo hacen todo el tiempo en

los cómics. Todo sucedió en cuestión de segundos, y ya que estaba detrás de la

cortadora de césped, nadie tenía una buena vista. Crucé los dedos que se agitaban todo

lo suficiente como para que lo creyeran.

—Estoy bien —le dije, subiendo lentamente desde mi improvisado cobertizo.

—Imposible —jadeó el tipo de la cortadora de césped—. Eso cayó justo sobre ti.

—No —dije, haciendo caso omiso de los dolores en mi cuerpo mientras me ponía de

pie.


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—Sí, lo hizo. La rompió como un panqueque.

—Si hubiera hecho eso estaría muerta ahora mismo —le dije, tratando de ocultar el

miedo en mi voz.

Me agaché. El letrero golpeó la cortadora de césped, no a mí. Me limpié la tierra de

encima y le tendí las manos, con la mitad de la tentación de

hacer un baile o algo así.

—Estoy bien, ¿ves?

Pude ver a todos convencerse mentalmente de que sólo lo habían imaginado, porque el

resultado de otra manera sería imposible. Entonces me relajé porque lo estaban

comprando, quisieran o no.

Mi alivio duró sólo un segundo, sin embargo, porque los niños que habían

permanecido en el estacionamiento estaban empezando a hacer su camino a nuestro

lado, y ya estaban debatiendo sobre si me encontraba o no en

el medio del caos. Necesitaba salir de allí, y cuando las sirenas de la ambulancia

pudieron finalmente ser escuchadas, todos los ojos se volvieron hacia ellas.

Me había ido antes de que miraran de vuelta.

Quería correr. A casa, la ciudad de Nueva York, el Himalaya —en realidad no

importa. Estaba asustada y quería estar en cualquier lugar, excepto donde estaba, pero

sabía que no era una opción. Tenía que volver con Ryan. De lo contrario, nunca sería

capaz de explicar mi pequeño acto de desaparición o el hecho de que la mitad de la

escuela pensó que habían visto cómo me aplastaban.

Volví a la escuela, pero no podía simplemente regresar al lado de Ryan, de repente, y

como todo mi cuerpo se sentía como si un camión acabara de golpearlo, me senté en

los escalones del frente. Había estado allí sólo para unos pocos segundos, cuando vi a

Ryan derrapar y acercarse a mí.

—Ahí estás —dijo, todavía con el ceño fruncido por la confusión—. No he visto que te

fueras a pie. Pensé que habías desaparecido de mí o algo así.

Se echó a reír, pero no me sentía muy juguetona. De hecho, no me sentía del todo

bien. Pensé que la gente con súper poderes no debían salir heridos, pero mi cabeza

estaba golpeando, por lo que enterré el rostro entre los brazos para bloquear la luz que

parecía ser lo peor.

—¿Jamie? Estás temblando. ¿Qué te pasa? —preguntó Ryan, cuando por fin se dio

cuenta de que no estaba del todo bien.


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Creo que se me permite ser un poco inestable después de algo así, pero no podía

explicárselo exactamente a él.

—Estoy bien —murmuré—. Simplemente, no me gustan los accidentes.

Ésa era la verdad. Realmente odio los accidentes, y probablemente aún estaría

alterada, incluso si no había sido parte de ella. Puede ser que haya tenido un poco de

algo que ver con un accidente, en particular, no sé, pero estoy bastante segura de que

Ryan estaba pensando en el mismo accidente, porque se agachó delante de mí y pasó

los dedos por mi pelo protectoramente. —Yo ni siquiera pensé en eso. Lo siento

mucho. ¿Estás bien?

Su voz era tan suave, y la forma en que acariciaba mi cabeza era tan increíble que mis

ojos picaron por las lágrimas. No lo podía evitar realmente. No había sido atendida

por nadie, además de mis padres en más de un año, y Ryan estaba tratando de

consolarme porque estaba realmente preocupado.

—¿Hay algo que pueda hacer? —susurró.

—Vete —murmuré.

Realmente no pensaba que fuera a funcionar, pero tampoco esperaba que él tirara de

mi frente en alto y secara mis lágrimas, tampoco. Fue una sensación abrumadora, y

estaba tan sorprendida que no pude hacer otra cosa que apoyarme en él.

—Jamie. —Se detuvo y me miró con asombro.

Debemos haber estado sentados allí por un total de treinta segundos sólo mirándonos a

los ojos, pero ahora parecía más confuso que nunca.

—Tus ojos —dijo finalmente sin aliento—. Uno de los contactos deben haberse caído.

Es que en realidad son... —Ryan intentó decir ―amarillo‖, pero no pudo formar la

palabra. Maldije para mis adentros e inmediatamente volví la cara lejos de él.

—Lo siento —dijo cuándo me puse de pie—. No quise mirarte de esa manera, nunca he

visto nada igual. Pensé que estabas bromeando.

Traté de ponerme de pie, pero su voz sonaba tan desesperada que sólo di dos pasos.

—Por favor, no te alejes de mí esta vez —declaró él.

Abrí la boca para decir algo, pero alguien gritó el nombre de Ryan en el

estacionamiento, y cuando vi a Mike y su amigo Justin a sólo unos metros de

distancia, mi corazón se detuvo. Me quedé helada, pero Ryan me sonrió y luego se


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sacó sus gafas de sol de la cara y los colocó en la mía antes de darse la vuelta para

saludar a sus amigos.

—¡Amigo! —gritó Mike—. Creo que tu aspirante a novia acaba de quedar aplastada

por la marquesina.

—¿Te refieres a Jamie? —preguntó Ryan, completamente confundido.

—Sí —contestó Justin—. Y el fenómeno se levantó y se fue.

Ryan dio la vuelta para darme una mirada confusa, y cuando Mike y Justin se dieron

cuenta de que estaba allí detuvieron en sus pisadas.

—¿Pero no estabas en...? —dijo Mike, no pudo completar su pregunta.

—Lamento decepcionarte. —Me mofé—. Pero como pueden ver, obviamente no me vi

afectada por cualquier caída de marquesinas actualmente. Supongo que sólo tendrán

que seguir deseando, ¿eh?

—Tú debes tener una gemela malvada entonces —dijo Justin—. Porque se veía como

tú.

—Jamie es la gemela malvada. —Se quejó Mike.

—Atrás, Mike —dijo Ryan.

No es que me ofendí por el insulto de Mike, pero aun así era algo agradable de ver,

Ryan defendiéndome. Mike apenas puso los ojos en blanco y murmuró algo sobre que

iba rumbo a la práctica.

—Los alcanzo luego —dijo Ryan.

Me estremecí, porque sabía que iba a tratar de hacerme explicar, y no tenía ni idea de

lo que iba a decir.

Una vez que Mike y Justin se habían ido, la cara de Ryan se puso inmediatamente

llena de preocupación una vez más.

—Quiero llevarte a casa.

—Tengo un coche.

—Sí, pero parecías bastante sacudida hace un segundo.

—Bueno, ahora estoy bien.

—¿Entonces puedo ir a verte después de la práctica?


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Bueno, esto era peor que cuando me preguntó por qué mis ojos eran de color amarillo.

Esto significaba que quería una hora para que lo explique correctamente. Bueno, eso

no iba a suceder. No podía.

—¡Déjalo ya! —le espeté—. ¡No! Tú no puedes venir después de la práctica. No estaba

bromeando cuando dije que no quiero que me molestes más.

—Tú no tienes que temerme, Jamie.

—No tengo miedo —mentí—. Lo mismo que el exilio no es un grito de ayuda. Esto no

es un programa de difusión de reina de hielo ¿vale? La pobre jodida Jamie no necesita

que la salven. No seré tu proyecto, ¡lástima!

Vi caer la cara de Ryan cuando empezó a darse cuenta de lo grave que fue esta vez, y

se veía tan decepcionado que quería retirar todo. Lástima que no pude.

—No estoy haciendo esto porque siento lástima por ti —dijo Ryan casi en un susurro.

Me sorprendió su tono de voz. No sabía que era capaz de algo así como la humildad.

Las lágrimas amenazaban con dejar ceder mis verdaderos sentimientos, cuando llegó a

mis manos. Me aparté antes de que él me pudiera tocar, y por pura desesperación

permití a la energía que pulsaba a través de mi cuerpo girar fuera de control.

Nada me da rabia como los sentimientos que me hacen diferente del resto del mundo,

y necesitaba estar enojada en ese momento, así que lo dejé a fuego lento durante un

segundo. Probablemente lo habría exprimido si él me tocara otra vez, así que supongo

que es algo bueno que no lo hiciera, pero estaba cansada de luchar contra él, y cansada

de luchar contra mí misma cuando estaba a su alrededor.

—No voy a ser tu conquista. —Finalmente dije.

—¿Disculpa? —Lo había ofendido en esta ocasión, real y verdaderamente ofendido y

herido, pero tenía que hacerlo. Cuanto más tiempo le anime, peor le haría daño y

hacerle daño era inevitable.

Apreté los puños con fuerza, rezando para que no volvería a ver a través de mí, y dije:

—La primera vez que me hablaste fue porque le apostaste a alguien que podrías

conseguir que te bese, y has tratado de hacer tus movimientos conmigo cada vez que te

acercas desde entonces.

—Sí, porque me gustas. ¿Es que es una cosa tan mala?

—Oh, por favor, Ryan. El hecho de que no hablo con la gente, no quiere decir que no

sepa lo que están diciendo. Jamie Baker, el fenómeno reina de hielo, ¿es imposible de

romper? Por lo que el tipo que encuentre una manera de romper el hielo y las uñas de

la reina sería una leyenda por aquí, ¿verdad?


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Nos quedamos allí por un minuto, y Ryan fue el que finalmente rompió el silencio,

pero su voz sonaba enojada.

—¿Y eso es lo que piensas que estoy haciendo?

No, no exactamente. Pudo haber sido una broma acerca de mí con Mike, pero me di

cuenta ahora que esta no era sólo una transmisión en circuito. Es por eso que me

odiaba tanto para decir lo que dije:

—Sé que eres ―El hombre‖ y todo, ¿pero aún no puedes romper a Baker? —dije,

citando su conversación con Mike esta mañana. Sabía que lo reconocía—. ―¿Mírame?‖

—¿Cómo lo hiciste...? —La cara de Ryan empalideció cuando él, efectivamente,

reconoció sus propias palabras siendo lanzadas a él—. ¡Espera, ahora, eso no es lo que

quise decir! No estaba hablando sólo de...

—¿Cuál es la apuesta hasta ahora? —le interrumpí a propósito no queriendo darle la

oportunidad de explicarse—. Bájame de veinte —soy bueno para eso. Nunca te

meterás en mis pantalones.

No quería hacerle daño, pero no veía ninguna otra opción. Él nunca iba a dejarme en

paz si no lo hacía. He hecho algunas cosas muy malas en mi vida, pero ahuyentar a

Ryan Miller de la manera en que hice en ese entonces es algo por lo que todavía me

siento mal, incluso en estos días.

—¡Muy bien! —Me espetó, y luego se tragó su rabia—. Tú ganas. Me rindo.

—Gracias.

Él me miró alejarme hasta que me metí en mi coche, pero me dejó ir, y estaba muy

segura de que no me molestaría más. Sabía que había tomado la decisión correcta.

Simplemente no lo parecía.


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Capítulo 7

Traducido por majo2340

Corregido por Hanna

loré todo el camino a casa desde la escuela ese día. No estoy orgullosa de eso,

pero no me avergüenzo de ello tampoco. Quiero decir, ¿cuántas personas no se

preocupan por ser quiénes son?

Ser Jamie Baker es una gran responsabilidad que nunca he pedido. Es también la

responsabilidad para la que no estaba preparada, no quiero, y no debería tener que

lidiar. Sobre todo no sola.

Lloraba porque no era justo que tuviera que rechazar a Ryan. Dándole vuelta hacia

abajo era la responsabilidad de hacerlo. Una mierda. No quería, y no debería tener que

cuando todos los otros chicos de mi edad están ocupados enganchando.

Pero al mismo tiempo, una vida social inexistente, no es el fin del mundo.

Definitivamente estaba siendo un poco dramática, pero creo que he elegido pensar en

Ryan más de lo necesario para olvidarme de todas las otras razones por las que estaba

llorando.

Lo saqué todo junto cuando llegué a casa, sin embargo, porque no quiero tener que

explicar todo a mi mamá. Me las arreglé para calmarme y dejar de llorar, pero el

momento que entré por la puerta, mi mamá sabía que algo pasaba. Ella me echó un

vistazo y corrió a mí como una buena madre. Ella envolvió sus brazos alrededor de mí,

y grité cuando me apretó, porque a pesar que me alejé del accidente, creo que pude

tener atascado el hombro y golpearme a mí misma de la cabeza a los pies.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

—Hubo un accidente —murmuré, incapaz de evitarla—. Yo traté de detenerlo.

No podría decir si estaba molesta conmigo o no, pero definitivamente se sintió

abrumada por la noticia. Esperaba que ella no estuviera enojada conmigo, pero no

estaba demasiado preocupado por ella. Papá sería peor. Ella simplemente se inició con

lo estándar.

—¿Estás herida?

—Depende de tu definición de la palabra

L


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—¿Había alguien más herido?

—No, pero podría haber sido

Después de que la puse al corriente de los detalles, mi madre se sentó en silencio por

un momento, y luego con una sonrisa forzada dijo:

—Bien. Estoy muy orgullosa de ti, cariño.

—Sí, pero, mamá, fui aplastada por una carpa gigante, ¡y sólo dejé las abolladuras en

ella!

Mi mamá me abrazó de nuevo, una nueva ola de miedo cayó sobre ella.

—Jamie, tu padre y yo hemos hablado contigo acerca de esto.

—Lo sé.

—Cariño, eres una joven extraordinaria, pero no eres Superwoman. Nosotros no

sabemos realmente cómo trabajan tus poderes. ¿Qué pasaría si te hubieras hecho daño?

—Pero, ¿qué se supone que debo hacer? El hombre hubiera muerto. Se supone que

sólo debo ver qué sucede, ¿sabiendo que podría haberlo ayudado?

—No es tu responsabilidad salvar a la gente. Si Dios quiere los va a tomar.

—Entonces, ¿por qué no me lleva? —exploté.

Salté hacia atrás, poniendo distancia entre nosotras antes de que pudiera hacerle daño.

Me sentí mal por perder el control, pero no estaba gritándole a ella, estaba gritando, y

creo que ella lo sabía. Aparte de Derek, si hay algún otro tema que podría causar un

apagón en toda la ciudad, es Dios. Teniendo en cuenta que ya había freído los circuitos

una vez esta semana, respiré hondo, pero no podía dejar de preguntarle:

—¿No me quiere?

Sé que suena como una pregunta muy juvenil, pero intenta estar en mis zapatos por un

tiempo y ver cuánto realmente sabes la respuesta.

—Por supuesto que sí.

—Entonces, ¿cómo es que en lugar de dejar que me vaya al cielo, como todos los

demás, él me dejó y me convirtió en una especie de monstruo?

—Tú no eres un bicho raro, Jamie. Eres diferente. Todavía puedes tener un no…

—¡No puedo tener una vida normal, mamá! No puedo ir a cosas como danzas y los

juegos de fútbol como todos los demás, porque estoy demasiado ocupada tratando de


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no escuchar todas las conversaciones alrededor mío. No puedo tener amigos cercanos

porque estoy muy preocupada porque lo que voy a decirles si me hacen una pregunta

que no puedo responder. ¡Y las citas están fuera de la cuestión! ¡Ni siquiera puedo

besar a un chico sin convertirlo en el conejito de Energizer!

Muy bien, así que tal vez estaba un poco más molesta por el tema de Ryan que yo-no-

soy-Jamiepancake el problema ahora, porque las luces parpadearon de nuevo después

de mencionar el beso que inició todo mi trabajo. Mi mamá no es tonta. Ella no perdió

ni un segundo en comprender.

—¿Esto es realmente sobre Ryan?

—Lo besé.

Vaya, se me escapo.

No sé lo que me molestó más, el hecho de que mi mamá estaba tan sorprendida que

besé a un chico que casi se cayó de la cama, o que ella estaba tan emocionada que

chilló:

—¿En serio?

No quería tener que entrar en detalles acerca de la relación que Ryan y yo no

teníamos, me decidí a ir directo al punto.

—Hice algo en él.

—¿Qué quiere decir que hiciste algo? ¿Qué pasó?

—No sé, mamá. ¿Qué pasa con las luces cuando me enojo? ¿Por qué el pescado es

arrastrado a través del tanque cuando camino junto a ellos?

Sabía que mi madre odiaba cuando no tenía todas las respuestas, pero aun así le

hubiera gustado tener algo más que un suspiro para mí en ese momento. Su suspiro fue

uno exasperado, y me sentí mal por trastornarla, así que marqué de nuevo el sarcasmo

y traté de explicar lo mejor que pude.

—Besé a Ryan, y lo dejé como un maldito Duracell.

—¿Está bien?

¿Ryan estaba bien? Me las arreglé para sonreír.

—Sí, no le duele nada, parecía no importarle.

—¡Gracias a Dios!


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Me hubiera gustado sentirme aliviada, como mi madre lo hizo.

—Tuve suerte —dije con gravedad—, pero la otra noche estaba tan nerviosa que me

moví lo bastante rápido cuando trató de tocarme. —Sólo de pensar en ese momento

maravilloso, traje a mi llanto—. Me preguntó —dije sollozando—. Y la última cosa

que quiero hacer es hacerle daño, pero ¿cómo hago para detenerlo? Le dije algunas

cosas horribles hoy. Siempre voy a tener que estar sola.

—No, no —Mamá insistió—. Vamos a hablar con tu padre cuando llegue a casa.

Estoy segura de que tendrá algunas ideas para que todo esto se resuelva.

Oh, lo hizo bien. Mi padre estaba lleno de respuestas cuando le conté la historia esa

noche. Él siempre ha sido el más práctico de mis padres, dejando a las nociones

románticas de finales felices y personas de confianza a mi mamá. Después taladrarme

todos los detalles sobre el accidente, y pedir una y otra vez si pensaba que Ryan sabía

que estaba realmente involucrada, llegué a la conclusión de que nunca iba a intervenir

así de nuevo.

No estaba enojado conmigo más de lo que yo estaba enojada con Ryan, pero él era

más que fingir que soy la Mujer Maravilla, y honestamente, fue más que bueno

conmigo.

Lo único que no me gusta de nuestra conversación fue de lo mucho que mi padre

estuvo de acuerdo conmigo acerca de Ryan. Sé que no era personal, porque había

pasado el fin de semana tratando de convencerme de cómo ser amigo de Ryan podría

ser una buena cosa, pero ahora Ryan sabía demasiado. Ahora él era una amenaza.

—Puede que no parezca —dijo—. Pero hiciste lo correcto al empujar a Ryan lejos.

Sabía que había dicho las mismas palabras un par de horas atrás, pero cuando salió de

la boca de mi papá realmente me puse furiosa. Luego, para empeorar las cosas, él

básicamente me prohibió que vuelva hablar con Ryan. Lo hizo de una manera

agradable, pero aun así, el adolescente irracional quería ir a la escuela mañana y

decirle todo a Ryan, porque sí.

—Lo mejor es que dejes las cosas como son —dijo mi padre cuando le dije que no me

importaba, porque Ryan me odiaba ahora de todos modos.

—¿Qué pasó con ―ser una adolescente normal‖, salir, y tener amigos?

—Es un buen chico, pero no sé qué hará si se entera. —Quería discutir, pero sabía que

no tenía sentido—. Jamie, odio tener este secreto. No es justo hacerle partícipe de esa

responsabilidad. Y no es seguro, ya sea, para ti o para él.


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La culpa de viaje y medio. No es que estaba considerando la posibilidad, pero ahora

realmente nunca voy a hablar con Ryan de nuevo. Por supuesto, es Ryan, por lo que

no puede ser considerado responsable si me habla a mí primero y ceder a lo que quiera.

Profundo, en el fondo esperaba que sea así, pero no lo fue. Supongo que debería decir

que fue una suerte para mí que Ryan mantuvo su promesa de renunciar, porque me

desperté con tanto dolor al día siguiente que si incluso trató de decir hola, habría

sabido que algo estaba pasando.

Ya sabes cómo, si se te olvida el estiramiento antes de un entrenamiento y después de

ir a dormir, ¿te despiertas rígido como una tabla? Bueno, al parecer, conseguir ser

aplastada por una tonelada de acero tiene el mismo efecto, y supongo que con súper-

músculos viene súper-rigidez. Lo que necesitaba eran unos súper-calmantes. Pero

¿cómo se puede ir a un médico para el tratamiento por lesiones de un accidente en el

que no estabas?

Me desperté tan dolorida que apenas me podía mover y fácilmente podría haber

pedido a mis padres no ir a la escuela, excepto que podría parecer sospechoso si no iba

al día siguiente y la mitad de mis compañeros me veían llegar rígida, así que ignoré el

dolor y fui. Sí, es lindo ser yo.

No hablé y ni siquiera miré a nadie ese día, pero escuché a todo el mundo. Todos

diciendo las mismas cosas. Alguien diría que el signo, cayó sobre mí, y luego otra

persona lo disputa, diciendo que yo estaba con Ryan cuando sucedió. Luego, por

supuesto, la primera persona que le preguntaba si Ryan y yo estábamos juntos.

Los rumores de Ryan y mi amor secreto se extendieron como un reguero de pólvora, y

la hora del almuerzo todo el mundo hablaba, todo el mundo, excepto Ryan. No había

dicho mi nombre todo el día. Aun cuando Amy Jones tuvo el valor para preguntarle a

la cara si los rumores acerca de nosotros eran cierto. Él simplemente dijo:

—No.

Luego, Ryan, le sonrió y le dijo:

—¿Por qué? No estaban preocupados de que yo estaba fuera del mercado, ¿verdad? —

Pobre Amy se sonrojó, y Ryan se rió—. Me temo que todavía estoy solo. De hecho,

estoy sin cita para el viernes por la noche. ¿Quieres ir a ver una película o algo así?

Me tuve que reír por la forma en que los ojos de Amy se iluminaron por el

ofrecimiento espontáneo. Ella literalmente, trató de no chillar al aceptar la cita. La

forma en que se desvaneció fue casi patética, y si yo no estuviera demasiado ocupada

siendo una normal, mujer celosa, la adolescente emocional, le había dado un poco de

crédito. El chico realmente tiene un don con las mujeres. En cambio, yo sólo quería

atacar a los dos.


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La forma en que Ryan estaba actuando me enojó tanto. Tal vez en realidad era sólo un

reto para él. Lo cual tiene mucho sentido, supongo, pero que estaba actuando como si

nunca ocurrió lo de ayer y como si nosotros no peleamos y todo, casi como si yo

nunca hubiera existido. Me decía a mí misma que es lo que le pedí que hiciera y él era

fiel cumpliendo una promesa, pero no sirvió de nada. Ese día fue horrible para mí, y lo

peor de todo no había sucedido todavía.

Estaba en mi clase de Inglés y temiendo tener que pasar una hora en la misma

habitación que Ryan, pero cuando llegué a mi clase, el director Huang y dos policías

estaban allí con el señor Edwards. Tan maravilloso como el día de hoy había sido

hasta el momento, estaba segura de que estaban allí para hablar conmigo.

El director Huang me señaló a mí.

—Es ella.

—¿Jamielynn Baker? —preguntó uno de los policías.

—Prefiero Jamie, en realidad.

—Sra. Baker, hubo un accidente en la tarde de ayer en la escuela, y todos los

involucrados hablaron de una chica que coincide con su descripción física.

—Eso está bien.

No creo que ninguno de los policías apreciaran mi respuesta, pero no podía dejar de

darles un poco de actitud. Desde mi accidente con la policía y los médicos y los

paparazzi y todo ese acoso de información —en realidad no respondo bien a cualquier

tipo de interrogatorio.

—También tenemos varios testigos que la identificaron específicamente.

—Bueno, lo siento, pero no era yo−.

El mayor de los dos policías, el que había hecho todas las preguntas hasta este punto,

resopló con fastidio, y el segundo tipo se hizo cargo.

—Usted no está en problemas ni nada, sólo estamos esperando una declaración para

arrojar algo de luz sobre una serie de preguntas sin respuestas.

—Sí, necesitamos respuestas —interrumpido el director Huang, ya sobre los nervios de

los policías pasados—. El Sr. Warren claramente se encontró con mi carpa, pero el

seguro amenaza con no pagar porque dicen que el daño no coincide con la descripción

de lo sucedido. ¿Pueden creer eso?


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En realidad, lo podía creer. Estoy segura de que la compañía de seguros tenía mucha

curiosidad acerca de la bonita abolladura que puse en su precioso cartel. No me siento

exactamente mal por dañarla. Después de todo, me atacó.

—Y, por supuesto, queremos asegurarnos de que estás bien —añadió el policía más

joven.

Por desgracia para él, no me gustan los engatusadores casi tanto como odio a los polis.

Miré de nuevo al primer policía, que seguía frunciendo el ceño, y sonrió.

—Policía bueno, policía malo, ¿eh? Yo pensaba que sólo ocurría en las películas.

No estoy siempre en un montón de problemas, pero yo estaba muy nerviosa, y tenía

miedo de que si veían algo, podrían descubrir que realmente estaba involucrada. Me

imaginé siendo un adolescente rebelde que los mantienen frustrados pero no lo

suficiente para ver lo asustada que estaba.

Parecía estar trabajando con el director Huang.

—Esta escuela no cuenta con miles de dólares para sustituir la carpa —dijo—. Así que

si usted sabe algo al respecto, usted tiene que decirnos.

—Lo siento, Sr. Huang. No sé qué decirle. Tal vez debería pensar en una de madera la

próxima vez.

El policía malo estaba empezando a perder la paciencia.

—Señorita Baker —dijo, casi gritando ahora—. Si no estás dispuesta a colaborar, me

temo que voy a tener que detenerla y continuar esta discusión en la estación.

—¿Arrestarme? —repetí incrédula. Por desgracia, lo dije un poco más fuerte, y al

instante comenzó a reunirse una multitud. Yo no tenía intención de perder los estribos,

pero estaban pasando algunas pruebas muy delgadas, y tratando con mano dura a un

chica delante de sus compañeros de clase era bastante bajo—. ¿Detenerme por qué?

—Usted es consciente de que es contra la ley de alejarse de la escena de un accidente,

¿verdad?

—Oh, lo siento mucho. No me di cuenta de que ver un accidente desde el otro lado de

la plaza de estacionamiento me convierte en un testigo material.

—Jovencita, varios de sus compañeros de clase dijeron que la vieron a usted siendo

golpeada por la señal cuando se cayó.

—Bueno, eso sería imposible, teniendo en cuenta que ni siquiera habían llegado al

estacionamiento cuando ocurrió. Pregúntele al señor Edwards, se me hizo tarde para


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salir de la clase de ayer. —Ambos hombres miraron a mi maestro, y se encogió de

hombros.

—Es cierto. Se quedó casi diez minutos después de la campana de ayer.

La policía frunció el ceño, y cuando el de mal humor empezó a garabatear en su

cuaderno de notas, el Sr. Edwards rompió el silencio otra vez, dirigiéndose al grupo de

estudiantes que nos miraba.

—Y hablando de la campana, todo el mundo vaya a sus clases antes de que comience

la entrega de pases de detención.

Los estudiantes comenzaron a dispersarse, pero el Sr. Edwards no siguió su propio

consejo. Mientras observaba con curiosidad, el joven policía —el bueno— me tomó

por sorpresa cuando me preguntó si me podía quitar las gafas de sol. Yo sabía

exactamente a dónde iba con esto, y no estaba preocupada en lo más mínimo, así que

me quité las gafas sin vacilar y le mostré mis ojos.

—Tal vez ella está diciendo la verdad, Vic —dijo a su compañero—. Los dos ojos son

del mismo color, y no verde o amarillo. Son marrones.

No me había dado cuenta de que Ryan también seguía viendo mi interrogatorio hasta

que se acercó al lado de la policía con los ojos muy abiertos. Cuando lo vi, mi corazón

dio un vuelco a toda marcha.

—¿Verde y amarillo? —dijo Ryan, que me miraban con asombro.

El funcionario confundió el asombro en la voz de Ryan con confusión.

—Los tres jardineros presentes en el accidente describen a la muchacha que participó

como que tenía un ojo verde y otro amarillo, —explicó—. Ellos estaban muy seguros.

Ryan volvió a mirarme, y podía verlo en sus ojos. Él lo sabía. Y él sabía que yo sabía

que él sabía. Nos miramos unos a otros, o más bien, él me miró mientras me entró el

pánico como un ciervo encandilado por los faros —hasta que la policía nos interrogó a

nosotros dos.

Ryan era mucho mejor en la agitación en la que estaba. Le mostró a la policía esa

sonrisa de niño bueno —su cubierta y para mí como un profesional.

—Yo estaba con Jamie ayer después de clase. Acabamos de entrar por la puerta

principal cuando ocurrió el accidente. Yo estaría encantado de hacer una declaración,

pero dudo que fuera de mucha ayuda. En realidad no podía ver nada.

—¿Así que estabas con ella en el momento del accidente?


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—Sí, señor.

—Mentir a los policías es un acto criminal, joven. —El policía Malo interrumpió—.

No sólo estás cubriendo a esta joven, ¿verdad?

Ryan me dio otra mirada de complicidad.

—No, señor. Le juro que estaba conmigo todo el tiempo.

El policía miró a Ryan de arriba a abajo con escepticismo y suspiró cuando empezó a

escribir de nuevo.

—¿Tu nombre?

—Eso sería Ryan Miller —dijo el director Huang, robando las palabras de la boca de

Ryan.

—¿Y supongo que tú eres su novio o algo así? —preguntó el policía.

—Um, no señor, estamos haciendo un proyecto juntos. Ella me estaba entrevistando

antes de la práctica de fútbol.

El policía malhumorado parecía decepcionado por la respuesta, y por desgracia, no fue

el único. Me recordó soplar a Ryan el día anterior. Me sentí mal porque Ryan tuvo que

ayudarme después de que yo le dije que se quedara fuera de mi vida, pero estaba

agradecida de que lo hizo, aunque supe que mi problema con él sólo iba a ser peor

ahora.

—¿Había alguien más con usted?

—Sí, Mike Driscoll y Justin hablaron con nosotros después de lo sucedido. Ellos le

pueden decir que no era Jamie. Eso es lo que he estado diciendo a todo el colegio todo

el día. Tenía que ser sólo alguien que se parecía a Jamie.

—Muy bien —dijo el policía con un suspiro dramático—. Pero si las historias de estos

niños no coinciden, nos pondremos en contacto con la Señorita Baker.

—No puedo esperar.

Una vez que la policía se marchó, y un muy molesto director Huang con ellos, corrí

hasta el aula. Yo estaba segura dentro antes de que Ryan pudiera agarrarme, pero

sabía que no iba a dejar el asunto en esta ocasión. Dudo que Ryan haya oído una sola

palabra que alguien dijo en clase ese día, porque me miró desde el momento en que

tomamos nuestros asientos a la vez que sonó la campana.


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Estaba en la puerta lo más rápido posible, pero en realidad Ryan me siguió todo el

camino. En el momento en que salimos de nuestros coches, me había convencido de

que estaba enojado con él.

—¿No tienes una práctica?

—Sí —contestó Ryan con ira—. El entrenador me va retar muy difícil por faltar

demasiado, pero yo no voy a ninguna parte hasta que me digas qué está pasando.

No pensé que hacerme la tonta iba a funcionar, pero tenía que darle una oportunidad.

—¿Qué? Yo perdí uno de mis lentes de contacto azules y no han tenido la oportunidad

de conseguir más, así que me puse mis marrones. ¿Por qué crees que he estado usando

sus gafas de sol todo el día? —Entregué a Ryan las gafas.

Ryan me quitó sus gafas y empecé a alejarme de nuevo, pero él me jaló de regreso.

—¡Estabas en ese accidente!

—No seas estúpido, eso es imposible.

—Y sin embargo, la mitad de la escuela te vio, y la policía está buscando a una chica

con un ojo verde y un ojo de color amarillo.

Yo no sabía qué decir. Me quedé allí, poco a poco dejando que mis emociones se

fueran de control, y Ryan dijo finalmente.

—Tienes que explicarme, Jamie. ¡Voy a salir de mi cabeza ahora mismo! Yo sólo le

mentí a la policía por ti, y ni siquiera entiendo sobre que mentí. ¡Me lo debes!−.

Parecía absolutamente desesperado, y él sabía que, básicamente, algo raro pasaba de

todos modos. Fuimos más allá del punto de pretender, así que pensé en ese momento

era probablemente mejor sólo decirle todo en lugar de dejar de tratar de resolverlo por

su cuenta. Me volví a mirar hacia mi casa y escuché a mi madre. Cuando la escuché

en su interior, haciendo lo que parecían aerobics, supuse que ella no nos podía

escuchar y miré a Ryan.

—¿Por favor? —Me rogó.

—Bien, —dije, lo empujé hacia su coche—. Pero no aquí.

Y una vez más, me rendí a Ryan Miller.


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Capítulo 8

Traducido por aLexiia_Rms.

Corregido por Hanna

olía desearles a las estrellas que algún día pudiera salir de la pequeña ciudad

campesina donde crecí. Pero supongo que no fui lo suficientemente específica,

porque ¿Los Suburbios del Sacramento? Doy un gran paso. Conducir a través

de sus aburridos vecindarios marrones es como pasar por los campos de maíz,

que solía odiar tanto en Illinois, no tan glamoroso.

Sip, no hay nada como una gran fila de casas rodantes desde tu ventana para hacer un

largo silencio incómodo. Cuando finalmente llegamos al final de mi vecindario Ryan

rompió el silencio cuando dijo:

—¿A dónde?

El sonido de su voz me espantó tanto que accidentalmente dejo escapar un estallido de

energía que no solo afecta a la radio y a las luces de su tablero de mando, sino que

aceleró el motor de la camioneta. Ryan golpeó los medidores del tablero con el ceño

fruncido y empezó a decir algo, pero grité antes de que él pudiera decir cualquier

palabra.

—¡Para la camioneta!

Ryan me miró un poco aturdido, pero estacionó la camioneta en una parada. De

inmediato salté afuera antes de que friera el auto y a él. A medida que empecé a

alejarme sentí a la electricidad pulsando por mi cuerpo, y estaba demasiado alterada

para controlarla.

—¡Para! —grité, cuando Ryan vino corriendo detrás de mí—. ¡No me toques!

Solo se detuvo un instante porque lo sorprendí pero luego se fue acercando poco a

poco.

—Lo digo enserio, ¡Ryan! ¡No te acerques! —Me apoye más lejos de él—. ¡No quiero

hacerte daño!

Ryan me miró confuso; parecía asustado. Por desgracia tenía razones para tener

miedo.

S


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—Qué quieres decir, ¿dañarme?

—¡No lo puedo controlar!

—¿Controlar qué?

Entre más perturbado estaba Ryan, me alteraba más. Apreté mis manos en puños,

cuando empezaron a calentarse, y de repente la farola de la cual estaba debajo, se

calentó y explotó. Después de que Ryan esquivó la lluvia de vidrio, lo vi hacer la

conexión entre su camioneta, la farola y yo. La forma en que su boca se abrió me hizo

sentir enferma. Probablemente fue uno de los momentos más horribles de mi vida, y

quería salir corriendo. Después de todo, ¿qué importaba si en este momento

desaparecía? Ryan claramente sabía que era diferente. Pero no me pude mover. No

podía pensar con claridad. Ni siquiera podía respirar. De hecho, Ryan fue el primero

en recuperar todos sus sentidos. El extendió sus manos y dio un paso atrás.

—Bueno, ya me recuperé. —Su voz era baja y contundente, pero muy relajante y la

distancia que puso entre nosotros ha ayudado mucho—. Respira profundo —indicó—.

Y vamos a tratar de mantener la calma. —Ryan respiró hondo, como si estuviera

entrenándome a aprender a inspirar y en realidad no estaba hablando conmigo en

absoluto, pero obedecí sus órdenes de todos modos.

Podía sentir como mis músculos comenzaron a relajarse cuando me centré en el

sonido de su respiración. Cuando me calmé, el murmullo de la farola se fue

desvaneciendo, y al final tuve la oportunidad de tomar esa profunda respiración que

desesperadamente necesitaba. Me sentí bien al respirar. También fue más fácil

establecerme ahora que me di cuenta que Ryan no era presa del pánico, ni nada. Cerré

los ojos y tomé varias respiraciones más profundas.

—¿Ya estás lista para hablar conmigo? —preguntó Ryan cuando estaba seguro de que

hablarme no me partiría de nuevo. Estaba tan lista como alguna vez estaría, así que

encogí mi derrota. Me dirigí de nuevo a la camioneta un poco aturdida, pero cuando

empecé a subir al asiento del acompañante me di cuenta que Ryan estaba a unos diez

metros de distancia. El tragó incómodo, como si no quisiera hacerme la pregunta que

seguía, pero no tenía otra opción.

—¿Es seguro?

Yo también estaba fuera de mí para enojarme porque me tenía miedo, así que

simplemente asentí con la cabeza. Él se subió a la camioneta muy lentamente, y me di

cuenta que estaba dudoso antes de arrancar el auto.

No estoy segura del porque tuve la necesidad de pedir perdón, pero susurre un débil.


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−Lo siento. —Al que no respondió. En cambio, el miró la farola frita una vez más, y

nos llevó a su casa sin decir una palabra.

—Solamente nosotros —prometió cuando dudé en seguirlo dentro de su casa.

Él no podía apartar los ojos de mí mientras caminaba, pero no pude encontrar su

mirada. Miré por todas partes, pero no su cara porque no quería ver su expresión. No

quiero ver cómo me observaba con miedo, o como si pensara que era una especie de

monstruo que pertenece a una jaula. Un montón de gente me mira de esa manera, pero

me había acostumbrado a que Ryan me mirara como una persona. Por lo general me

mira como si fuera alguien que le gusta, o alguien que realmente le importa. Para ver

todo los que llevaron, porque había aprendido que la verdad duele mucho.

Me quedé en la entrada, mirando a mi alrededor, sorprendida por la decoración de la

casa. Aunque en el lugar había una sensación de paz, de alguna manera me hacía

sentir como si estuviera marchando a la muerte cuando escuché que la puerta se cerró

detrás de mí. Sentí la cuerda alrededor de mi cuello y la multitud estaba a la espera de

la palabra que me haría caer por debajo de mis pies. Me doy cuenta de que es una

especie de analogía mórbida, pero tener que decirle la verdad acerca de lo que soy a

Ryan, se sentía realmente como el final de mi vida como la conocía.

Vi la escena de juego en mi mente, hasta que finalmente tuve el valor de mirar a Ryan.

En lugar de preguntarme si tenía las últimas palabras, en voz baja preguntó:

—¿Cosas cómo esa te suceden todo el tiempo?

Sí, la situación me sorprendió, pero la voz de Ryan sonó tan débil que me di cuenta

que no era la única que estaba luchando en este momento. Ryan se asustó. Estaba

tratando de hacer su máximo esfuerzo para ocultarlo, pero lo clásico, la sonrisa

engreída de Ryan no estaba.

Pensé que al verlo con miedo de alguna manera me dolería, pero en realidad le hacía

parecer más vulnerable, como yo. Me sentí bien al no ser la única débil, y era capaz de

responder a su pregunta sin ser perturbada de nuevo.

—Sólo cuando me enojo.

—Entonces, ¿qué te pasó en la camioneta? ¿Y la otra noche en tu casa, cuando se fue la

luz?

Ryan tragó saliva, como si él no quisiera creer lo que estaba pensando, pero de alguna

manera sabía que era verdad.

—¿Qué pasó?



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—La gente tiene razón en llamarme un fenómeno.

Ryan dio un respingo cuando usé la palabra ―fenómeno‖, dándome un pequeño

destello de esperanza de que él no estuviera de acuerdo. Pero él no se convirtió en mi

madre y me dijo que no lo soy, simplemente me miró por un segundo y luego

preguntó:

—No vas, como, a explotar mi casa, ¿verdad? —Estaba honestamente un poco

preocupado, y no lo podía culpar por preocuparse.

—¿Toda la casa? —Sacudí la cabeza y fallando en un intento de sonreír—. No, pero no

puedo prometer que no voy a freír el interruptor de circuito si me enojo mucho.

—¿Entonces solo sucede si te enojas?

—Enojada, nerviosa, asustada, emocionada... Está ahí todo el tiempo. Es sólo más

difícil de controlar cuando llego a estar a un punto extremo.

Hubo un nuevo silencio, y estaba aterrorizada cuando lo vi mirándome. Él no estaba

siendo grosero, él sólo estaba tratando de entender todo lo que estaba diciendo.

Cuando finalmente salió de su trance habló en un tono un poco más relajado.

—Vamos a tratar de mantener la calma luego, ¿eh?

La comisura de sus labios temblaron como si estuviera tratando al máximo poder

sonreír, a pesar de estar totalmente abrumado. No era mucho, pero fue suficiente para

mantener a las tormentas eléctricas a la raya por el momento. Asentí con la cabeza,

pero solo pude manejar un débil.

—Voy a intentarlo.

—Aquí. —Ryan bajó su mochila al suelo—. Tengo algo que podría ayudar.

Lo seguí hasta la cocina y miraba, intrigada, mientras ponía una tetera en la estufa

para hervir. No he dicho nada mientras sacaba alguna mezcla casera de las hojas del

armario, pero cuando sacó dos tazas de té muy pequeñas sobre platillos igual de

pequeños, finalmente esbocé una sonrisa.

—Tenías que haberme advertido que íbamos a tener una fiesta de té —bromeé—.

Hubiera traído a mis Barbies.

Estaba muy sorprendida cuando el siempre seguro Ryan Miller se volvió una sombra

profunda de rojo, pero estaba tan lindo que ya no podía pasar un mal rato.


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—Mis padres están en esa patada completamente natural últimamente —explicó con

nerviosismo—. Al igual que las hierbas medicinales y otras cosas. Este se supone que

es para aliviar el estrés.

—¿Realmente funciona?

—Eso espero —dijo Ryan con una sonrisa mientras vertía agua hirviendo sobre las

hojas secas—. Mi mamá usa las bombillas ecológicas. Son costosas, y voy a tener que

trabajar durante un mes para pagárselos de vuelta si los rompes a todos.

Le dirigí una mirada extraña, pero al final se echó a reír y por un segundo sólo había

dos chicos normales disfrutando de la compañía, al igual que la otra noche cuando

hablamos de mi corona. No podía creer que estábamos bromeando acerca de mis

poderes, pero era un alivio tener la tensión rota. Creo que para él tanto como a mí,

porque una vez que finalmente se echó a reír, se convirtió en el relajado y feliz Ryan

que he venido en secreto anhelando.

Mientras estaba allí mirando al mariscal de campo estrella, feliz sorbiendo té de una

taza pequeña con flores en ella, como si beber té era algo que él hiciera todo el tiempo,

me di cuenta que, aparte de lo del fútbol, yo realmente no sabía nada acerca de él.

Estaba de repente con la curiosidad de saber todos los detalles.

—Así que, ¿tus padres son hippies?

Me encantó la forma en que se encogió. Sé que es probable lo que significa el placer de

hacer sonrojar a Ryan, pero no puedo evitar de sonreír ante su confusión obvia. Fue

muy agradable tener la ventaja sobre él de una vez.

—No son exactamente hippies. Son más como súper-frutos-secos de la nueva era de la

salud. Mi madre es una instructora de yoga, y mi padrastro es un orador motivacional.

Así que en lugar de las reuniones de amantes de los árboles y las manifestaciones de

protesta, son seminarios de auto-ayuda y de meditación.

—Y relajantes remedios de hierbas —bromeé, levantando mi taza de té.

—¿Así que funcionó el té? —Sonó la voz de Ryan muy esperanzadora—. ¿Te sientes

mejor?

—Tal vez un poco.

—¿Me dirás lo que está pasando sin fundirme?

Mi corazón dio un vuelco en el pecho por su solicitud, pero él ya sabía que era

diferente y estaba dispuesto a bromear al respecto, así que no sé por qué fue tan difícil


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para mí que se lo explicara. Tal vez porque nunca lo he dicho en voz alta a nadie más

que a mis padres antes. Además, él no sabía cualquier magnitud de lo que nosotros

estabas hablando.

—Estoy trabajando en ello. —Finalmente respondí, bebiendo el último trago de mi té.

Ryan me miró por un momento, debatiendo si debía o no dejar mi respuesta, al final se

encogió de hombros y me llevó de su casa al patio trasero. Al principio pensé que

podría hacer menos daño si fuera al aire libre, pero cuando entramos en su patio

trasero era como entrar en un mundo completamente diferente.

Nunca he visto un jardín más hermoso. Había tantas flores y árboles, e incluso un

estanque koi, con una fuente poco agradable en el centro. Estaba tan sorprendida por

mi entorno que me quedé allí embobada hasta que Ryan agarró mi mano y me

condujo a través del jardín a un pequeño quiosco.

—Lamentablemente no hay un lugar donde sentarse —dijo mientras tomaba asiento en

una colchoneta muy delgada—. Aquí es donde mi madre hace su yoga.

—Puedo ver porqué. Es hermoso aquí afuera.

—Mi padrastro lo llama Jardín Zen. No es broma lo de la meditación.

Estaba un poco sorprendida cuando Ryan encendió un poco de incienso —de nuevo,

como si hiciera ese tipo de cosas a menudo.

—Tu padrastro parece ser un tipo interesante.

Sabía que estaba en problemas cuando la confianza de Ryan regresó, pero todavía no

estaba segura por qué.

—Sí, él es un poco diferente —dijo, dejándose caer a la derecha junto a mí—. Pero

entonces, siempre parecen gustarme personas que están un poco fuera de lo común.

Tanto para tener la parte superior de la mano. Ryan realmente me guiñó un ojo, y así,

estaba de vuelta en la parte superior. No sólo logró llevar la conversación a mis

poderes, fue capaz de golpearme mientras lo hacía. La peor parte fue, como lo dijo que

sonaba tan dulce me hizo ¡sonrojar!

¿Qué fue de él? Si no tenía cuidado, lo estaría besando a los cinco minutos, y moriría

en seis años. Nunca superaría si volvía a matar a alguien, así que me sacudí de su

hechizo y susurré:

—No debería estar aquí.

Traté de levantarme para salir, pero Ryan inmediatamente me trajo de vuelta.


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—Vale, vale. Lo siento, ¿de acuerdo? No más coqueteo. Te lo prometo. Por favor no te

vayas.

Ryan me dio esta mirada que era tan triste y desesperada... y linda. ¿Cómo alguien

podría resistirse a su irresistible puchero. No, en serio, no puedo decir que no a este

chico.

—Yo no soy un mal tipo, ya sabes —dijo cuándo me acomodé de nuevo—. No tienes

por qué temerme.

Sabía que nunca podría salir de allí sin explicarle todo. También sabía que era hora de

dejar de ganar tiempo, pero no tenía ni idea de por dónde empezar. Solté un profundo

suspiro y miré hacia abajo —a mis pies— porque no hay manera de que se lo contase

mientras me miraba a los ojos.

—Tengo que tener miedo de todo el mundo. —Le susurré—. Incluso de mí misma.

—Me las arreglé para mirarlo brevemente, y pude ver que Ryan quería discutir, pero

no se atrevió a interrumpirme ahora que finalmente estaba hablando—. No es seguro

que la gente sepa sobre mí, y hasta que encuentre la manera de controlarlo todo el

tiempo, no es seguro para las personas que me rodean. Tú mismo lo has visto. Es

peligroso.

—¿Qué es exactamente...eso?

—Realmente no lo sé con seguridad. Emito algún extraño tipo de energía. Y como te

has dado cuenta, a veces tengo dificultades para mantenerla hasta un punto

controlada.

—¿Así que estás friendo cosas con algún tipo de poder mental-psíquico?

Él estaba cien por ciento serio. Y sé que soy la última persona que debería estar

hablando, pero ¿los poderes mentales –psíquicos-? Vamos, era divertido.

—No, no funciona así —le dije, con una risita—. Es como la electricidad.

—¿La electricidad? —Hasta aquí todo iba bien. Ryan no parecía asustado para nada.

Más que nada se veía muy intrigado, así que tomé la oportunidad y puse mi mano

sobre su cabeza.

—Sí —sonreí de nuevo cuando todo su cabello comenzó a ponerse de pie—.

Electricidad.

Cuando quité mi mano, Ryan llegó a sentir la estática en el pelo. Jugó con él por un

minuto antes de acomodarlo de nuevo hacia abajo, y luego me miró con asombro

total.


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—Eso es algo bueno —susurró.

Su admiración era tan intensa que me hizo olvidar todo lo que me rodeaba. Mi

corazón empezó a palpitar, y quería que me besara tan gravemente que dolía. Por

supuesto, cuando se inclinó hacia mí como si en realidad lo pudiera hacer, me detuve

de nuevo y dije todo lo que pude y que me impediría arrojarme a él.

—Cuando pierdo el control, algún tipo de subida de tensión estalla en mí, y cualquier

cosa eléctrica en mi zona se cocina. Entonces es cuando se pone peligroso.

Ryan se recostó un poco decepcionado, cuando estaba claro que el momento se había

ido.

—Tiene sentido —dijo—. Pero, ¿por qué tienes tanto miedo de hacerme daño? No es

que yo funcione con baterías.

—Estás bromeando, ¿verdad? —Ryan me dio una mirada en blanco—. Sí, no puedo

atacar toda la sala como las luces, pero eso no quiere decir que no te puedo hacer daño

si me tocas cuando estoy cargándome. ¿No prestas atención en clase de ciencias?

—Pude haber dormido una o dos veces. —Ryan dijo con un puchero como si mi

comentario le hubiera ofendido, pero lo conocía, y él sonrió en el momento justo—.

Hey, no puedo ser guapo y un genio. No le gustaría así a todas las chicas en la escuela

para que lucharan por mí, ni nada.

—¡Oh, por favor! Todos lo hacen ya, y lo sabes y te encanta.

—Bueno, está bien, tal vez sí —Ryan se rió entre dientes. Pero luego su rostro se

convirtió completamente serio—. Pero es realmente frustrante que la chica en la

escuela que no tiene que luchar por mí ni siquiera entra en el ring.

Bueno, no sólo me hace sonrojar con una metáfora deportiva coja. ¿Qué hay de malo

en mí?

Dulce-hablador idiota.

—Ryan —suspiré—. Sólo lo dices porque soy la primera chica que alguna vez dijo que

no.

—Sé qué piensas que es por eso. —Ryan sacudió la cabeza con fuerza—. Pero no es

cierto.

—¿Quieres decir que has sido rechazado antes? —No me quede con ninguna de mis

dudas.


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—Bueno, no —admitió Ryan, esa sonrisa arrogante se introducía en la comisura de los

labios—. Pero sabes que no es lo que quise decir.

—De cualquier manera, nunca va a suceder, así que tienes que dejar de intentar. ¡Por

favor!

—Pero, ¿por qué? Ya sé acerca de ti ahora, ¿qué te detiene?

—¿Alguna vez consideraste la posibilidad de que no estoy interesada? ¿Qué tal vez no

me gustes de esa manera?

Ryan me miró como si yo hubiera dicho lo imposible.

—¿Qué es lo que no te gusta?

Le di una mirada menos entusiasta, pero él nunca antes consideró dar marcha atrás.

—Te propongo hacer un trato —dijo, y tuve que admitir que eso me dio curiosidad—.

Te llevaré a fuera este fin de semana en una cita correcta, en cualquier lugar que

desees. Pero tienes que ir con la mente abierta y darme un disparo honesto. Si no

puedo hacer que caigas perdidamente enamorada de mí para el final de la noche,

nunca voy a pedírtelo de nuevo.

Y allí él se dirigió una vez más, rompiéndome hacia abajo. Como si necesitara hasta el

final de la noche. Ni siquiera necesita hasta el final de esta conversación. Sentí que mi

cabeza comienza a hacer pom arriba y hacia abajo, aceptando la oferta sin mi

aprobación.

—¡No! —grité, tratando de mantenerme fuerte—. Nunca vamos a ir a una cita. ¡No

podemos! ¿Recuerdas que una parte de mí es peligrosa?

—Así que tú fríes electrónicos, un gran problema. No me pondré al lado de todo lo que

pueda explotar.

—¡Tú conduces electricidad! —No quise gritar, pero estaba tan desesperada por hacerle

ver la gravedad que era estar conmigo—. Todo lo que toma es un solo toque. Si me

tocas cuando estoy realmente molesta, o me tomas por sorpresa y me sobresalto,

podría asarte. Confía en mí, los accidentes suceden, y si alguna vez lo llegara a hacer,

ni siquiera sería capaz de detenerme. Me asustaría, y sólo moriríamos más

rápidamente. Lo siento, Ryan, pero no puedo correr el riesgo.

Eso parecía hacer el truco. Ryan lanzó un enorme suspiro de frustración.

—Bueno, si no podemos ser amigos o cualquier otra cosa, entonces, ¿qué estás

haciendo aquí? ¿Por qué viniste conmigo? ¿Por qué me cuentas todo esto?


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—No quería, pero no tenía otra opción. —La confusión en sus ojos me dio ganas de

llorar. Bajé la voz para que no se diera cuenta de lo inestable que estaba—. Sabías que

estuve en ese accidente. Tenía miedo de que si no venía, te fueras a enojar e ibas a

decirle a todos acerca de mí.

—Bueno, eso es una cosa que no tienes de qué preocuparse. No voy a decirle a nadie.

Te lo prometo.

Me sorprendió cómo parecía dolido. ¡Otra vez! Parece que cada vez que hablo con él,

hiero sus sentimientos de una manera u otra. Me sentí muy mal por eso, pero también

me sentía tan desinflada como lo hice en el momento. Apenas pude manejar un apenas

audible.

—Gracias.

Él asintió con la cabeza, se encogió de hombros, y luego nos sentamos allí.

Miré a mí alrededor, al jardín de nuevo, y realmente es cierto lo que dicen sobre la

búsqueda de la tranquilidad en lugares hermosos. El jardín era tan hermoso, y tenía

mucho en mi mente, que era difícil no dejar que mis pensamientos corrieran conmigo.

No sé cuánto tiempo Ryan me dejó sentarme allí y pensar, pero se sentía como si

hubiese sido una eternidad cuando por fin habló.

—¿Jamie? —Moví mis ojos para encontrarme con los suyos—. ¿Cómo exactamente

estabas en el accidente? No tiene ningún sentido. La electricidad no se puede poner en

dos sitios a la vez. Y ¿cómo es que no te lastimas? Mike dijo que marquesina aterrizó

en ti.

Sabía que esto iba a suceder. De hecho, me sorprendió que le llevara tanto tiempo

preguntar. Pero a pesar de que Ryan ya sabía que era diferente, y milagrosamente

parecía estar bien con eso, tenía miedo aún de tener que decirle todo.

—Lastimar es un término relativo.

Sentí las mariposas volver a mi estómago, así que tomé una respiración profunda antes

de que sacara mi timidez al jalar la manga de mi camisa hasta que quedara descubierto

mi hombro, dándole a Ryan más que suficiente una vista de los golpes que cubría.

—Probablemente debería estar muerta ahora mismo, así que supongo que en un

sentido no salí herida, pero me lastimé el hombro demasiado, y mi cabeza todavía se

siente como si se hubiera estrellado contra el pavimento en varias ocasiones.

La boca de Ryan estaba completamente abierta en este punto. Él no era capaz de

apartar los ojos de mi hombro negro y azul, así que seguí hablando con el fin de evitar

el silencio más incómodo.


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—Cualquiera que sea este poder dentro de mí, me hace diferente. Yo no estaba en dos

lugares al mismo tiempo. Solo fui de uno al otro muy rápido.

—¿Corriste?

Asentí, y se tranquilizó de nuevo. Entonces, a pesar de que se quedó atónito, algo se le

ocurrió, algo que no tenía nada que ver con lo rápido que me podía mover.

—¿Corriste por debajo de un cartel gigante qué estaba cayendo? —dijo sin aliento.

Asentí con la cabeza otra vez—. ¿Por qué?

Esta vez me encogí de hombros. Honestamente, no sé por qué lo hice. En ese

momento ni siquiera pensaba, sólo reaccioné.

—El tipo de la cortadora de césped estaba a punto de ser tostado. Creo que no podría

verlo morir. Hubiera estado parada sana y salva a tu lado en el momento en que la

cosa cayó al suelo, si ese hombre no hubiera pesado más que Shamu.

—¿Así que eres como Superman?

Sonreí, pero no creo que Ryan tratara de ser gracioso. Creo que él estaba todavía

tratando de entender el concepto. No se le puede culpar. Es mucho más que absorber,

y debo decirlo, lo manejó mucho mejor que yo. Cuando descubrí como era, tuve un

ataque total, que duró varias semanas. Me alegro de que Ryan sea mucho más relajado

que yo.

—Estoy bastante segura de que Superman no tenía moretones —bromeé, queriendo

mantener la luz de la situación—. Y probablemente no lo habría golpeado, pero, sí,

creo que esa es una forma de ver las cosas.

Ryan se quedó callado por un minuto, pero al final me miró con esos ojos grandes y

curiosos.

—¿Cómo te sucedió esto?

Esa fue la temida pregunta de la hora. No quería tener que explicar esta parte. Ni

siquiera quiero tener que pensar en ello, pero me encontré contando la historia de

todos modos.

—Fue en mi accidente.

Mi voz se volvió un susurro, y luego caí en la historia como si estuviera reviviendo la

pesadilla de nuevo.

—Fue la noche del certamen. Estaba tan cansada de todas las felicitaciones, por lo que

Derek y yo fuimos a dar un paseo a algún lugar tranquilo. El coche estaba aparcado en


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el lado de la carretera, y este camión con una cisterna grande llena de residuos

peligrosos llegó disparado hasta la carretera. El conductor golpeó los frenos cuando

nos vio, pero él se estaba moviendo demasiado rápido. El camión dobló y cayó justo al

lado de la carretera. El lado del tanque se estrelló contra mi auto y lo empujó cerca de

cincuenta pies, a una torre eléctrica. Fue una noche agradable, así que teníamos la

parte superior hacia abajo, y cuando se estrelló el coche arrancó un agujero en el lado

de la camioneta. Este líquido verde maloliente comenzó a rociarse en todo el lugar. Se

quemó, pero yo estaba muy golpeada y no podía moverme realmente. Lo último que

recuerdo fue la torre eléctrica caía en la parte superior del coche, todo friendo, y el

camión explotando.

Ryan suspiro trayéndome de vuelta al presente, pero realmente me sorprendió cuando

tomó mi mano y la apretó. Le di una descarga muy pequeña, pero se negó a permitir

que eso lo detuviera. Le dejé tomar mi mano por sólo un segundo antes de alejarme

para enjugar las lágrimas que escapaban por mi cara. Ryan me dio un momento para

reunirme y luego hizo la única pregunta lógica.

—¿Cómo sobreviviste?

Desafortunadamente, no hubo una respuesta lógica. Me encogí de hombros y tiré mis

rodillas con fuerza contra mi pecho.

—Debería estar muerta —dije con un gruñido—. Al igual que el conductor del camión.

Al igual que Derek.

Diciendo el nombre de Derek abrí una compuerta de mis lágrimas, y enterré mi cara

en mis rodillas mientras lloraba.

En cuestión de segundos sentí los brazos de Ryan a mí alrededor. Ser tirada con fuerza

contra él fue probablemente el mejor sentimiento del mundo entero, por lo que me

hundí en gran medida en sus brazos, olvidándome de las posibles consecuencias de tal

acción.

En ese momento no era un monstruo. No era una reina de hielo. No tenía poderes. Lo

que tenía era un amigo conmigo consolándome cuando más lo necesitaba. En ese

momento era una chica normal, y Ryan era el superhéroe.

Enterré mi cara más profunda de su pecho y mis brazos alrededor de él. Me apretó más

estrecho a cambio, y mis lágrimas con más fuerza, pero la razón había cambiado.

No tienes idea de lo que es un buen sentimiento es normal, hasta que te lo quitan.

Estaba dispuesta a quedarme donde estaba siempre, pero no funciona exactamente de

esa manera. Mi felicidad se vio interrumpida por un leve ruido.


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—¿Jamie? —sonaba como Ryan, pero la voz era inestable—. ¿Jamie? —dijo una vez

más, un poco más fuerte.

Abrí los ojos para ver los brazos de Ryan temblando a mí alrededor. Tenía la piel de

gallina y todos los pelos que tenía estaban pegados hacia fuera de su cuerpo. Hubiera

gritado, pero estaba tan aterrorizada que mi voz me ha fallado. Trepé a una distancia

segura de él, mis nervios completamente planos, y la energía comenzando a pulsar por

todo mi cuerpo otra vez.

—¡Ryan! —ahogué un gruñido tan pronto como mi garganta lo permitió.

Ryan parecía desorientado de la misma manera que había estado después de que le di

un beso.

—Está bien, Jamie... estoy bien... lo prometo... —Se tropezó con sus palabras cuando él

habló—. Todo lo que hiciste, no me hizo daño. Estoy un poco... umm… ¿abrumador?

Creo que necesito un minuto.

Me sentí mal del estómago, pensando en lo que podría haber sucedido. Lo sabía, y lo

dejé ir demasiado lejos. Pero más que eso, estaba horrorizada de que con un gruñido

había hecho algo para él. Él dijo ―Abrumador‖, pero a juzgar por el aspecto que tenía,

quería decir completamente asustado.

—¡Lo siento mucho!

Le supliqué mientras las lágrimas volvieron con toda su fuerza.

—Estoy bien —prometió de nuevo.

Pero no estaba bien. Fue todo lo contrario. Lo había hecho. Oficialmente lo había

asustado. Y no podía hacerle frente por más tiempo.

—Debería irme —fue lo último que dije antes de desaparecer de su vista.


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Capítulo 9Traducido por DaRk Bass

Corregido por Hanna

sa noche cada vez que cerraba los ojos, Ryan estaba ahí, sosteniéndome con

tanta ternura que me sentía como si hubiera muerto he ido al cielo. Entonces

me alejaba y en lugar de su sonrisa despreocupada no veía más que carne

carbonizada. Era entonces cuando se deshacía en una pila de cenizas a mí

alrededor.

Solía tener pesadillas todo el tiempo, justo después de mi accidente. Pero no había

tenido una en tanto tiempo, que mis padres de hecho vinieron a revisarme cuando

desperté gritando ésta vez. Les dije que lo olvidaran y se fueran a la cama, pero dormir

era un lujo que no podía darme. No después de eso.

Como si mi pesadilla no fuera suficiente para hacerme sentir enferma, al día siguiente

Ryan no estaba en la escuela.

A parte de mi evidente preocupación por su ausencia, estaba llena de decepción.

Habían pasado semanas desde que no había entrado en la cafetería y encontrado sus

ojos curiosos. No podía creer cuan acostumbrada estaba a ser recibida por su sonrisa, y

aun peor, lo mucho que la necesitaba para poder pasar el resto de mi día.

Quería patearme por sentirme tan adicta a su presencia, pero por extraño que parezca,

no era la única sufriendo por sus días de enfermedad.

Solo Ryan Miller podía tener tal efecto en toda una escuela. Él era la luz del sol en esta

asquerosa prisión, y sin él una lúgubre fuerza oscura se cernía sobre la cafetería. O al

menos en la mesa de los chicos populares.

En el lado positivo, era agradable saber que no era la única que había caído bajo su

hechizo. Mike se quejaba con Justin sobre algo cada vez que miraba el asiento vacío

junto a él —quien nadie se atrevía a llenar cuando Ryan se ausentaba— y Paige se

sentó frente a ellos de mal humor más que lamentándolo.

La más extraña diferencia, sin embargo, era el asiento vacío junto a Paige. Por

supuesto Tamika estaba sentada a su derecha, poniéndole atención a cada palabra que

decía como siempre, pero el asiento a su izquierda, el asiento de Becky estaba vacío

como el de Ryan.

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—Será mejor que se esté muriendo —Mike murmuró cuando finalmente decidí si

sabían algo más que yo—. El entrenador se enojó cuando dejó la práctica ayer.

—¿Es por eso que tuvieron que correr tantas vueltas ayer? —Tamika preguntó.

El ceño fruncido de Mike fue un obvio sí.

—Debe estar realmente enfermo —Paige dijo—. Tal vez deberíamos ir a su casa

después de la escuela y ver como esta.

Por mucho que odiara estar de acuerdo con Paige en cualquier cosa, también había

pensado en correr hasta la casa de Ryan entre clases. Solo quería asegurarme que

estaba ahí y que estaba bien, pero al final me acobarde.

Si no hubiera sabido que no estaba en la escuela, podía pretender que sus padres lo

habían arrastrado a alguna convención de Buda o algo parecido, en lugar de la

respuesta más probable. Que se estaba quedando en casa, porque tenía demasiado

miedo de mí como para venir a la escuela. Si ese fuera el caso, no serviría de nada si

me atrapaba súper acosándolo.

—No lo sé Paige —Tamika argumentó—. Si Becky tampoco vino, tal vez es

contagioso. Tenemos nuestra primera competencia de animadoras la próxima semana.

No podemos enfermarnos todas.

—Becky no está enferma. —La voz de Paige fue tan aguda que sorprendió a todos,

incluida yo—-. Esta mañana se sentó junto a mí en cálculo. No sé siquiera porque se

molestó, apenas dijo hola.

—¿Entonces dónde está?

—Evitándonos, obviamente. Lo ha estado haciendo toda la semana.

—¿Lo sabes? —Tamika lucía como si hubiera acabado de comprender la afirmación de

Paige.

—Ha estado actuando muy raro desde el baile. —Rió coquetamente hacia Mike y

añadió—. ¿Qué le hiciste?

—No hice nada. —Estaba sorprendida por la actitud defensiva de Mike—. No sé cuál

es su problema. La pasamos muy bien en el baile.

—Eh incluso mejor después del baile, por lo que he oído. —Justin rió.

—¿Entonces qué, Mike, ustedes dos tienen algo? —Paige peguntó.


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Paige parecía muy emocionada por la idea de Mike y Becky. Estaba obviamente

esperando que no tuviera que preocuparse más por Becky compitiendo por Ryan desde

que todos sabían que ―Ryan y Becky‖ era solo cuestión de tiempo, pero Mike estalló su

burbuja con bastante rapidez.

—Eso es lo que ella quiere, —dijo él.

—Ugh, así que eras tú. Muchas gracias.

—¿Qué hice yo?

—Tú eres la razón por la que Becky ha estado haciendo mala cara toda la semana.

Está enojada porque la rechazaste.

—¿Qué puedo decir? Le dije que viniera al baile conmigo, no que se casara conmigo.

No puedo estar atado de esa manera. Hay demasiadas chicas bonitas en la escuela.

—Mike le guiñó un ojo a Tamika cuando golpeaba su puño contra el de Justin. La

espalda de Tamika estaba hacia mí, así que no podía estar segura, pero juzgando por

su silencio, estoy segura que se desmayó.

Por otro lado, hice un pequeño gesto como si fuera a vomitar. El tipo me enfermaba.

No puedo creer que solía pensar que él y Ryan estaban en el mismo nivel.

No podía escucharlos más, así que dejé la cafetería y traté de bloquear a todo el

mundo. Por lo general la mejor manera de hacer eso era perderme en mis

pensamientos, lo que no era difícil hoy.

Sin Ryan en la escuela estaba loca de la preocupación. Preocupada que lo hubiera

asustado tanto que se transfiriera, o que cualquier cosa que le hubiera hecho lo hubiera

enfermado lo suficiente para que estuviera en un hospital. Muriendo. En este

momento. Por mi culpa.

Mientras me dirigía a inglés mi preocupación por el bienestar de Ryan aumentó.

Empecé a temer que tal vez le hubiera dicho a sus padres. Que tal vez habrían ido a la

policía. Y tal vez, solo tal vez el gobierno había planeado una operación secreta en este

momento para llevarme al Área 51 o algún lugar secreto como ese.

Mi paranoia se vio interrumpida cuando llegué al salón de clases y Becky ya estaba

allí, con su cabeza inclinada sobre su mesa. Por primera vez desde que llegué hasta

ésta escuela sentí un poco de simpatía por ella. Lo que Mike le hizo fue bastante malo.

No podía creer que estuviera pensando esto, pero cuando estábamos las dos solas en el

salón, consideraba hablar con ella. Sabía que no debía involucrarme en el problema —

ya tenía suficientes problemas en mis manos con Ryan, y no necesitaba a nadie curioso

sobre mí— pero por razones que simplemente no puedo explicar, cuando ella sintió mi

mirada y levantó la vista, de hecho le sonreí y dije.


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—Hola.

Becky lució confundida por un segundo, pero rápidamente cambió su sorpresa a una

mirada brutal. La mirada, me causó escozor. No es que tuviera ninguna razón para ser

agradable conmigo o confiar en mí, pero era la primera vez que hacia un intento de

acercarme a alguien desde el accidente. Estaba sorprendida por haberlo hecho, pero

estaba más sorprendida de que su reacción me hubiera dolido.

—¡Aquí estas! He estado buscándote.

La interrupción de Paige nos sorprendió a ambas. Paige miró entre nosotras y empezó

a preguntar qué estaba pasando, pero entonces decidió que Becky era más importante.

—¿Por qué no nos dijiste que había pasado? —demandó con ligera simpatía—. Mike

nos contó sobre la noche del viernes.

—¿Qué quieres decir? —Exclamó Becky—. ¿Qué les dijo?

—Le está diciendo a todo el mundo que lo hicieron después del baile, y te enojaste

cuando dijo que no quería tener una novia.

Había algo extrañamente familiar en los ojos sin expresión de Becky y el tono vacío en

su voz cuando le respondió a Paige.

—Mike es un mentiroso.

—¿Quieres decir que no lo hicieron?

Incluso aunque el silencio de Becky no hubiera dicho la verdad, las lágrimas en sus

ojos lo hubieran hecho. Bajó su cabeza hacia su escritorio, y Paige puso su mano en su

hombro.

—Él jugó contigo Becky pero no puedes dejar que te derrote. Todos en la escuela lo

saben. Tienes que aguantar y no permitirles que te vean herida. De otro modo, vas a…

—Paige me miró y bajo la voz. No es que en realidad importara—. De otro modo vas

a terminar como ella.

Naturalmente los ojos de Becky, regresaron a mí y por primera vez en mi vida, aparté

la mirada, sintiéndome avergonzada y asustada. Asustada de lo que Becky pensaba de

mí y avergonzada de en lo que me permití convertirme. El sentimiento casi trajo

lágrimas a mis ojos, y estaba horrorizada porque podía llorar delante de ellas, pero

afortunadamente, los estudiantes comenzaron a entrar a la clase, rompiendo la tensión.

Cuando la campana sonó, Paige finalmente se sentó en su puesto.


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—¿Por qué Tamika y tú no vienen a mi casa hoy después de la práctica, y pensamos en

una gran campaña de desprestigio para el idiota? Sabes, Scott Cole está soltero y

totalmente hermoso. Si sales con él, pondrá a Mike tan celoso que estará suplicándote

perdón en una semana.

—¿Podemos por favor no hablar más de esto? —Becky dejó salir—. No voy a salir con

Scott y ¡definitivamente no voy a perdonar a Mike! Mira es agradable que Tamika y tú

quieran ayudar, pero por favor déjenme lidiar esto por mi cuenta ¿de acuerdo?

—Perfecto. Cava tu propia tumba.

Paige estaba claramente insultada, y por más que quisiera deleitarme en su miseria, no

podía. Aún estaba estancada en la mirada desagradable que Becky me había dado. No

sé porque pero me sacudió por dentro y por fuera. No creí que fuera aún más posible,

pero Becky Eastman de hecho había herido mis sentimientos. Traté de no pensar en

eso por el resto de la clase, porque no debí haberla dejado llegar a mí, pero no pude

evitarlo.

No fue sino hasta el camino a casa que me las arreglé para pensar en Ryan en lugar de

Becky, pero no me hizo sentir mejor.

—¡LO ODIO!

Golpeé la puerta de mi habitación con tanta fuerza que voló a través del marco de la

puerta y dio directamente en la pared a través del pasillo. Luego por supuesto, me tiré

en la cama como si el mundo estuviera llegando a su fin.

—¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio!

Escuché el sonido de escombros crujiendo bajo los pies de mi mamá mientras cruzaba

mi cuarto ahora sin puerta.

—¿Jamie? ¿Qué pasa?

—¡Lo odio!

—¿A quién odias?

—¿Por qué tuvo que hacer eso? ¡Lo estaba haciendo bien por mi cuenta! Estaba

finalmente empezando a olvidar todas las cosas que me estaba perdiendo. Y me había

acostumbrado a ser una solitaria ¡Estaba aceptando mi destino! Ahora una simple

mirada sucia de Becky y estoy derramando más agua que las cataratas de Niágara. ¡LO

ODIO!

—Cariño, tienes que contenerte, los vecinos no pueden hacer que sus interruptores


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funcionen cuando estas molesta, y no quiero ser la única casa en la calle con energía

esta noche.

—¡Ya no me importan los vecinos! —grité ignorando la advertencia de mi madre.

Sabía que tenía un punto válido así como sabía que su voz venía del otro lado de la

habitación, en lugar de a mi lado. Pero esta vez no quería calmarme—. ¡Tengo

diecisiete años, se supone que debo ser irracional! ¡Quiero ser una hormonal chica

normal! ¡Quiero ser capaz de amar u ODIAR a quien yo quiera!

Cuando grité, la habitación entera se estremeció a mí alrededor, lo que nos obligó a mi

madre y a mí a quedarnos quietas. Ella cortó la energía de la casa en el minuto en que

escuchó el golpe de la puerta —un truco útil que aprendimos el año pasado— así que

no estoy segura como estaba teniendo efecto sobre las paredes.

El poder dentro de mí era más fuerte de lo que alguna vez había sido. Era tan

aterrorizante que mi ira se desvaneció en un instante.

—Debería irme por un rato, hasta que sea seguro. Estaré de vuelta para la cena.

Mi mamá solo asintió con la sangre drenándose de su rostro, y me fui antes que

pudiera advertirme que tuviera cuidado.

¿Dónde estaba el jardín Zen de Ryan cuando lo necesitaba? Estaba en la cima del

Monte Rushmore, uno de los lugares más hermosos que América tenía para ofrecer, y

sin embargo no había sentido la décima parte de serenidad que había sentido en el

patio trasero de Ryan.

—Eso es porque no eran las flores las que te hicieron sentir mejor ¡idiota! —suspiré en

derrota— ¡pero no puedo evitarlo!

El hablar en voz alta pareció ayudar.

—Amo cada pequeña cosa sobre él. Incluso las cosas que odio. Su confianza. Su

persistencia. Esa estúpida sonrisa que está pegada en su cara las veinticuatro horas del

día. —Podía sentir la sonrisa brotar de mis labios mientras hablaba—. Amo sus

estúpidas e ingeniosas respuestas incluso si es mucho mejor en ellas que yo. Amo su

actitud despreocupada, incluso cuando siempre me hace querer gritar.

Cerré los ojos y pude ver la cara de Ryan tan claramente que prácticamente lo pude

sentir ahí. Mi sonrisa se desvaneció, y no tuve el corazón para decir la última en voz

alta, pero no podía evitar pensar en eso. Me encanta la forma en que me sostiene, a

pesar que le advertí que hacer eso era muy malo para su salud. Traté de alejar el

recuerdo de mi mente, pero una pequeña parte seguía apareciendo. Me sostenía


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después que se enteró de la verdad. Lo había asustado, y con justa razón. Pero él no se

alejó corriendo y gritando. No, esa fui yo.

Después de llegar a la conclusión que simplemente no había manera en que pudiera

superar a Ryan. Decidí que si él se podía arriesgar a electrocutarse con tal de hacerme

sentir mejor, entonces el merecía la misma clase de coraje de mí.

Si quería una relación, entonces eso era lo que iba a obtener. Era el momento de ceder

ante Ryan Miller.

Bueno no del todo. Aún no podía besarlo. Después de todo, no podía convertir a mi

único amigo en una pila de cenizas. Pero estaba segura que si le explicaba la necesidad

de una relación estrictamente profesional, él entendería. Con suerte, podría ser feliz

con el compromiso.

Ser capaz de dejar ir mi miedo y admitir que podía ser amiga —solo amiga— de Ryan

era el interruptor de estrés que necesitaba por el que había estado pidiendo. Me sentí

mejor, tanto que prácticamente salté, todo el camino a casa, y luego entré por la puerta

con una gran sonrisa en la cara.

Mamá jadeó cuando aparecí frente a ella en la cocina y la abracé tan fuerte como pude

sin romperla en la mitad.

—¿Sintiéndote mejor? —preguntó con ojos brillantes de feliz alivio.

—¡Mucho!

—Me alegro. Eso significa que al menos uno de ustedes está de buen humor.

Mi mamá asintió con la cabeza hacia la sala, donde mi papá estaba absorto en algo de

ESPN y repentinamente mi gran estado de humor volvió de nuevo a asustado y de mal

humor.

Mi mamá precia alentadora mientras debatía si encarar a mí papá, pero no pude evitar

sentir como si estuviera marcando hacia mi perdición, cuando robé su atención del

juego.

—¿Papá?

—¡Jamielynn Baker! ¿Dónde en la tierra de Dios has estado en las últimas cuatro

horas? —Él literalmente rugió. Y cuando saltó de su asiento, pude ver las venas de su

cuello a punto de estallar. Sabía que no estaría exactamente entusiasmado con la

condición del pasillo escaleras arriba, pero no había esperado que perdiera los estribos

de esa manera. Quiero decir, realmente no era mi culpa. Bueno, lo era, pero no

completamente.


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No es como si hubiera arrancado la puerta de su marco a propósito.

—No te preocupes papá. —No pude evitar ponerme a la defensiva—. No estaba en la

biblioteca, en un computado, o leyendo un libro. Estoy castigada, de acuerdo, lo

entiendo.

—¡Castigada o no, no puedes simplemente irte de esa manera! No sin decirnos a dónde

vas.

De acuerdo, lo admito. Estaba siendo un poco bromista cuando saqué mi celular del

bolsillo y lo agite delante de él. Demándeme.

—¿Más barras en más lugares? —Escupí—. Es por eso que me diste esta estúpida cosa

¿recuerdas? El monte Rushmore sorprendentemente tiene una muy buena recepción.

No es que te molestaras en llamar para ver cómo estaba. Perdóname si tenía miedo de

hacer estallar a mamá.

Estaba preparada para que me culpara, pero estuve sorprendida cuando recibí

compasión. Mi papá suspiró y me jaló en un abrazo que se parecía más al de un oso,

que de lo que sus gritos habían parecido. No hay nada mejor que uno de los abrazos de

oso de mi papá, excepto tal vez los de Ryan. Era arcilla en sus manos, y suspiré

profundamente.

—Realmente siento lo de la puerta, papá. Te ayudaré a arreglarla lo juro, realmente no

fue mi intención… —Me detuve cuando mi papá se rió entre dientes—. ¿No estás…

enojado?

El abrazo de mi papá se tensó.

—No contigo, cariño. Eres mi bebe… ¿Cómo podría? Pero espera a que ponga las

manos en el chico que te tiene tan molesta que estás tirando puertas a través de la

pared de mi cuarto.

Él no estaba bromeando.

—¡Oh, no Papá! Está bien, Ryan es de hecho un chico muy agradable. Ni siquiera es

él con quien estaba realmente enojada. De acuerdo, lo era, pero no fue su culpa. Veras,

hay una chica en la escuela y…

—¿Entonces fue el chico Miller? —Su compasión se fue convirtiendo lentamente en

frustración— Jamie hablamos sobre esto.

—Lo sé, pero papá…


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—Sin peros, él sabe demasiado. Es demasiado peligroso. Tienes que dejar de hablar

con él.

¡Ha! Si solo él supiera.

—Sí, pero papá, estaba pensando en eso, ¿no sería mejor si acabara de explicarle las

cosas?

Los ojos de mi padre se salían de sus orbitas, pero tomé un respiro profundo y seguí

con mi teoría.

—Quiero decir, obviamente sabe algo. Y simplemente no lo va a dejar ir. Le caigo bien

y confió en él. El guardará el secreto. Espero.

—¡Absolutamente no!

Demasiada frustración. Estábamos oficialmente de vuelta a la ira.

—No lo entiendo. Me dijiste que querías que tuviera amigos, y luego me prohibiste al

único que tengo. Me gusta Ryan, papá. Mucho. Creo que podrá manejarlo. Piensa

cuán fácil podría ser si solo le dijera la verdad.

—¡Nadie puede saber de ti! ¡Nadie! ¿No entiendes lo que pasaría si la gente supiera las

cosas que puedes hacer?

—Sí. —Me quejé amargamente. Mi padre no era el único que había cerrado el círculo

de emociones—. Terminaría en algún laboratorio secreto del gobierno. Pero aparte de

las posibles agujas. No veo como puede ser peor de lo que ya soy. No es como si no

estuviera viviendo en una jaula de todos modos, solamente con mis libros haciéndome

compañía ¡y ya ni siquiera los tengo!

Eso era un golpe bajo. Papá estaba herido, me di cuenta. Pero mantuvo su

compostura.

—Es mi última decisión —dijo él en un voz tan fría que me di cuenta de quien había

sacado mi tendencia a ser la reina del hielo.

—No vas a hablar con ese chico nunca más. Nadie se va a llevar a mi hija. Ni ahora.

Ni nuca.

—¿De todos modos qué importa si ni siquiera puedo tener una vida?

—Promételo Jamie. —Ahora él me estaba rogando—. No le entregues tu vida a un

muchacho, has amigos, sal, ten una vida. Sabes que eso es todo lo que he querido para

ti. Solo prométeme que no le dirás a nadie. Puede que a ti no te importe, pero no

puedo perder a mi niña.


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Las venas de mi papá estaban a punto de estallar de nuevo, pero sus ojos se empañaron

de lágrimas. No eran nada en comparación con el diluvio que corría por las mejillas de

mi madre, pero aun así, si había querido hacerme sentir culpable, lo había conseguido.

Era una lástima que estuviera pidiendo una promesa que no podía hacer. Una promesa

que ya había roto.

—Papá —me rehusé a llorar, pero no pude disimular el dolor en mi voz—. Prometo

que mantendré seguro mi secreto.

Eso era lo mejor que podía hacer. Y era la verdad. Ryan me dijo que nunca le diría la

verdad a nadie, sobre mí, y le creí.

Ryan podría saber la verdad, pero mi secreto aún estaba seguro, y no iba a hacer nada

que pusiera eso en peligro.


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Capítulo 10

Traducido por Parvatti

Corregido por Hanna

staba en mi usual puesto de primera fila en el borde del Gran Cañón, esperando otra espectacular puesta de sol. Suspiré cuando el sol golpeó el

horizonte, pintando una serie de colores vivos a lo largo de las profundidades

del cañón debajo de mí, y por encima de un naranja brillante y purpura cielo.

—Es casi perfecto —respiré aún sorprendida por la belleza natural de la tierra, a pesar de que había visto muchas puestas de sol del desierto antes de éste

—¿Casi? —susurró una voz detrás de mí.

Mi corazón latió con fuerza en mi pecho, mostré mi cara sorprendida a mi compañía. Mi primera reacción fue preguntarle cómo llegó aquí, pero me distrajo de inmediato la

sonrisa perfecta en su rostro y el macizo de flores que sostenía para mí. Ryan presionó las flores en mi mano y se echó a reír cuando yo no podía dejar de

mirar con incredulidad.

—Vas a perderte la mejor parte —dijo, y luego suavemente me dio la vuelta para

enfrentar el escenario.

Sus manos causaron una sensación de ardor en mi interior cuando las posó alrededor de mi cintura y me jaló contra su cuerpo perfectamente esculpido. No podía creer la

naturalidad con la que yo parecía encajar allí. Era como si mi cuerpo hubiera sido hecho específicamente con el propósito de estar cerca de él.

Me estremecí con los escalofríos que recorrieron mi cuerpo cuando él hundió la cara en mi pelo para inhalar mi olor.

Luego apretó los labios suavemente contra el lado derecho de mi cuello por detrás de

la oreja. —¿Qué tengo que hacer para que sea absolutamente perfecto? Otra ronda de escalofríos hizo completamente débil mis rodillas, y casi no pude

encontrar el aliento suficiente para responder. —Nada podría hacer esto más perfecto ahora.

Nos quedamos en silencio hasta que el sol se ocultó por completo de la vista, y luego

E


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Ryan me dio la vuelta tan rápido que hizo girar mi cabeza. O tal vez ya se había

hilado. Para ser honestos, ya no estaba realmente segura de nada, excepto lo cerca que la cara de Ryan estaba de la mía.

—Tú sabes que es contra la ley recoger flores silvestres en un parque nacional, ¿cierto? —murmuré nerviosa, tragando saliva cuando su rostro comenzó a hundirse lentamente hacia el mío. Ryan no respondió, excepto para tirar de las esquinas de su boca hacia arriba en mi sonrisa favorita.

Di un grito ahogado cuando lanzó sus labios sobre los míos con tanta pasión. El

sentimiento era tan increíble que no hubiese podido alejarme de él como sabía que debía. Esperé a que se alejara. Esperé a que gritara de dolor. Esperé a ver su cara retorcida de dolor. Pero nada de eso sucedió. En cambio, su pasión se intensificó. Me

olvidé de esperar mi pesadilla, y mis brazos cerrados alrededor de su cuello como si planeaba nunca dejarlo escapar. Era el más perfecto y apasionado beso de toda mi

vida.

Y entonces me desperté. Sabía que no podría dormir más esa noche. Este sueño había sido tan real e intenso

como mis pesadillas. Mientras duró, los besos Ryan fueron una manera mucho mejor de gastar mi sueño.

Pero luego de este sueño, mientras esperaba en la cama a que saliera el sol, que fue que

finalmente reflexione sobre la solicitud de mi padre, la demanda en realidad, a nunca hablar más con Ryan. Después de pensarlo mucho, llegué a la conclusión de que mi padre tenía razón. Ser amigo de Ryan y compartir mi secreto con él era probablemente

un gran error.

También decidí que absolutamente no me importaba. Esto no era secreto de mi padre, era el mío, y yo podría decidir a quién confiárselo. Sabía que me iba a sentir un poco

culpable por desafiar los deseos de mi padre, pero seguramente no me iba a matar. En realidad no estaba haciendo nada malo, y la amistad de Ryan definitivamente no sería

el único secreto que había guardado a mi padre. O lo peor. Así que, con esa actitud, me preparé para la escuela, sintiendo un poco de

anticipación. Me levanté de la cama a una hora temprana. Incluso mimando mi atuendo y el maquillaje de una vez. Yo no podía dejar de estar un poco excitada. Hasta

este punto, yo sólo había hecho hincapié a lo largo de qué hacer con Ryan, pero ahora, hoy, el verlo era algo que esperaba.

Todavía estaba un poco preocupada que yo realmente le asustara el otro día, pero me gustaría llegar a tantas cosas que pudiera decir a él para ayudarlo a superarlo. Estaba

segura de que tendría más preguntas, pero ahora estaba dispuesta a responder a todas. Yo estaba preparada para cualquier cosa posible que pudiera decirme. Lo único para lo


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que no estaba preparada era para no dijera nada. Qué fue exactamente lo que hizo

durante todo el día.

Había llegado hasta la escalinata, aliviada al ver que su camioneta se encontraba en el estacionamiento. No pensaba que podía manejarlo si se hubiera ido dos días seguidos.

Lo vi reunido con su pandilla habitual en el patio mientras me dirigía hacia mi clase de la primera hora. Mi corazón se agitó un poco cuando lo vi. Pero no fue hasta que Mike me vio y dijo: —Para alguien de hielo, Baker se está viendo algo especialmente caliente esta mañana.

—Que los ojos de Ryan se fijaron en los míos por un breve momento.

No había ninguna sonrisa, ningún saludo. No hay lucha interna de él debatiéndose sí o no acercarse a mí.

Apartó la vista tan pronto como él había mirado para arriba. Todos estaban

mirándome —Mike, Justin Scott, toda la línea de partida del equipo universitario,

todos ellos, excepto Ryan. Ryan tomó la mochila a sus pies y se alejó en la dirección opuesta.

Mike estaba confundido por la reacción, pero a mí me sorprendió completamente. Mis ojos picaron con decepción y amenazó con causar una avería, pero Mike volvió a

mirarme con una mirada de asco total, y era fácil de olvidar mi decepción y devolverle el gesto.

Un momento después, Mike se fue alcanzando a Ryan. No quería escuchar lo que

posiblemente tenía que decir, pero yo no podía dejar de escuchar. —Olvídalo, amigo —dijo Mike a Ryan—. Todo el mundo se quema por la reina de hielo con el tiempo. Si yo fuera tú, estaría más preocupado por el entrenador Pelton, te

arrancara la cabeza. Ryan se quedó callado por un momento, pero cuando empezó a hablar su voz sonaba

tan alegre como siempre.

—Nah, el entrenador está muy bien. Mi mamá habló con él ayer. Pero si fuera tú, estaría preocupado por Paige. Ella llamó y me contó algo de ti la última noche. ¿Qué pasa con eso, de todos modos? Pensé que estabas con Becky.

—Demasiado drama.

—¿Quieres negociar? —Rió Ryan—. ¿Crees que lo de Becky es drama? Trata de tener a una Paige enamorada de ti durante cinco minutos.

Cuando estallaron en risas felices, me enfadó tanto que tuve que saltarme el primer

período con el fin de evitar un apagón en la escuela. No entendía cómo todo podría


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volver a la normalidad. Había ido en contra de todo instinto que tenía, tomé una

decisión que alteraba mi vida para decirle el loco secreto del mundo, y él estaba actuando como si nada de lo que paso el otro día hubiese sucedido alguna vez. No lo

entendía, pero más que eso, la verdad me aplasto por completo.

Pensaba que era malo comer cuando Ryan no estaba allí, pero era mucho peor ahora que estaba de vuelta y que intencionadamente me evitaba. Estuvo a punto de tirar todo el universo de Rocklin High de golpe cuando él no se sentó en su asiento habitual, sino

que empujó entre Paige y Becky, para estar convenientemente de espaldas a mí.

Echó sus brazos alrededor de Becky. No es exactamente la misma forma en que hizo conmigo en su patio trasero, pero aun así fue como frotar la sal en una herida abierta.

Finalmente descubrió que realmente soy un bicho raro y por eso se fue directamente a ella. Debería haberlo sabido, creo, pero había creído realmente que Ryan era diferente.

—Paige me dijo lo que pasó —dijo a Becky.

—Por supuesto que lo hizo, le dijo a todos —Becky murmuró en voz baja. —Vamos, Beck. Todos sabemos que Mike está destinado a la soltería —añadió Ryan.

—Amén, hermano —Mike se rió.

—No ayudas, amigo —dijo Ryan, y luego se volvió a Becky—. Si él dice que lo siente,

¿piensas que puedes perdonar y olvidar?

Yo estaba casi contenta de que no podía ver la cara de Becky, porque apostaba a que era muy parecida a la que ella me dio el otro día.

—¿Quieres que lo golpeé? —preguntó Ryan, rodando fuera de su mirada tan

fácilmente como siempre lo hacía conmigo—. ¿La venganza de honor y todo eso?

—Tú lo puedes intentar —dijo Mike—. Pero sabes que no lo harás. —¿No lo haría? —Yo también quisiera.

—Así que no lo harías.

—Todo el mundo sabe que un mariscal de campo no se puede permitir un golpe.

—Estoy adentro —Ryan se echó a reír.


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—Oh, genial —dijo Mike con igual entusiasmo—. Hoy durante la práctica. Me debes

de todos modos todas aquellas vueltas que el entrenador nos hizo correr cuando abandonaste.

—Hay que hacerlo —dijo Ryan, dando a Becky otro abrazo—. Voy a frotar a Mike en el suelo en la práctica. Entonces tú te sentirás mejor. Tú sabes, incluso debes salir con

nosotros el viernes después del partido. Podríamos conseguir un grupo grande e irnos todos a los bolos o algo así.

Esperé al desmayo que generalmente se produce cuando Ryan desata su magia en

alguien, pero no ocurrió. —Guarda la mierda del caballero de brillante armadura para Jamie —espetó Becky,

encogiéndose de hombros para sacarse el brazo de Ryan fuera de ella—. Yo no me lo trago.

Mis ojos se dirigieron inmediatamente a la comida delante de mí, pero no creo que nadie haya mirado hacia mí. Todos estaban demasiado ocupados viendo Becky salir

de la habitación. —Sólo déjala ir —oí murmurar a Paige.

A los pocos minutos sentí un par de ojos en mí. En el momento en que levanté la vista Ryan dio la vuelta, pero no antes de que Paige notara la interacción breve.

—¿Qué es lo que exactamente está pasando contigo y Jamie todos modos? —siseó.

—Nada —dijo Ryan—. Trato a Jamie igual que a todos los demás en esta escuela.

—Confía en mí, amigo. Realmente es mejor así —interrumpió Mike. —Ella me dijo que estabas con ella durante el baile de bienvenida —Paige continuó acusando.

—¿Has hablado con ella? —Después de la manera en que Ryan me había ignorado, no entendía la preocupación que se oía en su voz. —Hemos tenido un desafortunado encuentro con ella en el centro comercial —explicó

Tamika—. Ella fue dura con Paige, sin ninguna razón. Hay algo muy extraño en esa chica, Ryan. En serio, no sé por qué te molestas. Tú no puedes ayudarla. Ella es un

fenómeno total. —No estoy tratando de ayudar a nadie. Jamie y yo no somos novios. No somos ni siquiera amigos. Hemos tenido un trabajo que hacer. Fue la única vez que pase tiempo libre con ella. Eso es todo. Mi trabajo está hecho.


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—¿Por qué la besaste en primer lugar?

—No fue nada. Mike me apostó a que no podía lograrlo. Sabía que él estaba

equivocado. ¿No era nada? ¿Sabía que Mike estaba equivocado? ¡Qué idiota!

—Y nunca voy a dudar de tus habilidades para ligar otra vez, eh —dijo Mike

solemnemente.

Las luces parpadearon en la cafetería. Sólo una vez. Ryan se volvió rígido, y supe que

era mi señal para salir de la cafetería.

Inglés pasó casi de la misma manera. Tenía la sensación que de vez en cuando Ryan me miraba, pero no me atrevía a averiguarlo. Estaba teniendo un tiempo lo

suficientemente duro controlándome a mí misma. Si le mirara una sola vez, estarían llamando a los bomberos para apagar las llamas cuando mi asiento hiciera combustión espontánea.

Estaba lejos de allí tan pronto como sonó la campana y terminé haciendo mi tarea en

el lago Tahoe por unas pocas horas antes de ir a casa. (Tuve que buscar un nuevo lugar ya que ahora el Gran Cañón fue contaminado por mí sueño.)

El fin de semana fue interminable, y el lunes ya había llegado a la conclusión de que a pesar de que Ryan había claramente cumplido su promesa de no contarle a nadie

acerca de mí —todavía era el más grande idiota del mundo, y le iba a odiar por toda la eternidad.

Por el lado positivo, no tenía que desobedecer a la solicitud de mi padre, y se fue la mayor parte de la tensión que había en casa. Había vuelto a ser la reina de hielo, y era

Jamie Baker bajo las sombras de nuevo.


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Capítulo 11


Corregido por Hanna

ubo ventajas de der ser de nuevo La Reina de Hielo de algún modo. Por

ejemplo, Becky se ve mal al no invocar la puerta de arrebatos emocionales. Los

dolorosamente deliciosos sueños sobre Ryan finalmente detuvieron mi

inquietante sueño. Y cuando el reportero desagradable que estuvo

acechándome en Illinois se presentó en el estacionamiento después de la

escuela el viernes, me las arreglé para no tener una completa crisis mental delante de

todos. Apenas, pero me las arreglé.

Acababa de salir por las escaleras frente a la escuela, dirigiéndome hacia el

estacionamiento, me detuve en seco cuando habló “Jamielynn”, llamó en voz baja,

urgente.

La voz provenía de detrás de mí, pero sabía sin mirar que era Dave Carter, extraordinario

periodista y la mayoría de la razón del porque mi familia tuvo que huir —a campo

traviesa— a California.

Mi sangre hierve inmediatamente, me doy vuelta para mirarlo de frente, medio tentada

a liquidarlo accidentalmente a propósito. Cuando me puse tensa, a punto de estallar, él

levantó las manos a la defensiva.

—Momento, ¡espera! No vayas a reaccionar de forma exagerada, Jamielynn. No es lo

que piensas. Tenemos que hablar.

—Lo único que necesitamos es una orden de restricción.

—Jamie, sobre el accidente en el que participaste recientemente en el que…

—Revisa los informes de los policías, yo no estoy involucrada.

—He revisado los informes de la policía, y tu nombre aparece un poco.

—Si estás buscando una historia, debes de preguntarle a las personas involucradas.

—No estoy aquí para una historia ahora.

—¡Ja!

H


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Me alejé, no queriendo darle de mi tiempo a esta repugnante persona, pero al darle la

espalda él dijo:

—Yo sé la verdad, Jamielynn. Sé que los residuos tóxicos te cambiaron.

La sangre de mis venas se heló, por lo que fue imposible dar otro paso más. Nunca en

todos los innumerables artículos que escribió en Illinois hubo si quiera una vez algo

que se acercara a la verdad. Oh, sabía cada detalle íntimo de mi vida, hasta la marca

de pasta de dientes y mi preferible debilidad por los reality shows. Pero él ni siquiera

había insinuado la idea de mis poderes.

Cuando dejé de caminar, Carter comenzó inmediatamente de nuevo.

—En un accidente el lunes, el jardinero afirma que la señal se rompió, y que solo lo

empujaste dos segundos más tarde. Hubo también algunos daños inexplicables a la

carpa. Una abolladura misteriosa casi del tamaño de, bueno, tú. No hace falta der un

genio para entenderlo.

Me di vuelta y lo miré.

—No sé de qué estás hablando —le dije. Intenté sonar fuerte pero mi declaración se

oyó como un susurro.

—Si quieres que la gente crea que eres una chica normal, realmente deberías parar de

salir ilesa de forma milagrosa de los accidentes. No debes ser tan descuidada.

Vale, él estaba totalmente en lo cierto. Eso fue descuidado. Y fue al clavo sobre mis

poderes también. Pero está claro que no tenía pruebas sólidas. No estaría aquí

acosándome si las tuviera. Así que tomé la ruta que todos los superhéroes tienen. Le

diré loco. Y ¿por qué no? Todos excepto yo, tomarían esto como una locura.

—Estás loco —le dije con una risa dura—. Me has seguido hasta aquí solo para

acusarme ¿de qué? ¿Tener súper poderes? ¿También de ser una homicida ex-novia?

¿Ahora soy la Increíble Hulk?

—Puedes negar lo que quieras. Pero eso no significa que la evidencia sea menos cierta.

—¿A qué llamas evidencia? ¿Una señal destrozada y un testigo que estaba en shock de

casi ser un sumo aplastado, con forma de crepa? Eso es muy poco, incluso para ti.

Adelante e imprime tu estúpida teoría. De todos modos esto parece algo que nadie

creería, ya que será aplastado en medio de una historia acerca de una abducción

extraterrestre y un bebé que nació con tres cabezas.

Debo de haber tocado un punto sensible, porque Carter de pronto parecía tan enfadado

como yo.


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—¡Te dije que no se trata de una historia esta vez! —gritó, frustrado.

No estaba segura de lo que su ángulo era, pero sabía que una cosa era cierta.

—¡Todo lo que siempre quieres es una historia, Carter!

Me acordé de pronto de mis últimos meses en Illinois. Hubiera podido eventualmente

superar la muerte de Derek, sino hubiera sido por todos los rumores. Todas las fotos e

historias. Este hombre sin ayuda me destruyó. Hizo que todos lo que me amaban se

pusieran en mi contra, obligándome a abandonar el hogar donde crecí.

Lágrimas de ira brotaban por mis ojos.

—¡TÚ DESTRUISTE MI VIDA!

Estaba tan preocupada con Carter estando aquí que olvidé que estábamos en público

hasta que Mike Driscoll, de todas las personas, se metió en medio de la discusión.

Golpeé con furia mis ojos, horrorizada de que Mike se diera cuenta de las lágrimas,

pero su atención se centró por completo en el extraño.

—¿Cuál es el problema aquí? —exigió con voz dura.

—No hay problema que te incumba, Johnny Football —dijo Carter, cepillándolo a

afuera de la conversación. Volviendo a mí, me dijo—: ¿Podemos ir a algún lugar más

privado?

Antes de que pudiera decirle exactamente a donde ir a Carter, una voz cantó.

—¡Bow Wow Wow Chica!

El comentario me sorprendió. Miré por encima de mi hombro para ver a Paul Warren

sonriendo como un idiota.

—¡Viejo amigo estás cavando en el Bake-ster! —asintió a Carter y dijo—: Toma un

número, hermano.

Incapaz de encontrar palabras, solo vi como Scott Cole llamó a Paul una herramienta

y le pateó las rodillas debajo de él. Cuando Paul cayó al suelo, Paige se encontró

directamente en mi línea de visión. La expresión en su rostro no solo me hizo olvidar

de Paul sino que mi adrenalina explotó. Esto me tomo un momento para reconocer mi

miedo. Rápidamente miré de la cara de Paige a la de Becky, que estaba a lado de ella y

luego al círculo entero de la gente que me rodeaba. La mitad de la escuela ahora me

miraba y todos ellos se preguntaban quién era Carter y lo que quería de mí. Yo podía

verlo en sus ojos.


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Curiosidad. Sospecha. Ahora todos creerían cualquier cosa que les dijera Carter.

Y había mucho que él podía decirles.

Volví a mirar a Carter, mis ojos suplicantes en lugar de enojados como el pánico que

empezaba a entrar.

—Yo no voy a ninguna parte contigo —le dije. Desafortunadamente mi voz se quebró,

por lo que agregué—. Déjame ahora, antes de que llamé a la policía y le explique que

me estás acechando desde el otro lado del país.

Cuando saqué mi celular Carter me miró y dijo:

—No puedes permitirte el lujo de actuar como una adolescente en este momento,

Jamielynn. Te vas a arrepentir si no me escuchas, te lo juro.

La amenaza de Carter provocó una nueva oleada a través de mi cuerpo, al igual que la

forma en que llegó a mí como si estuviera pensando en sacarme de ahí por la fuerza,

desde el estacionamiento. Pero esta vez el aumento que sentía no era la adrenalina, era

electricidad, que latía violentamente dentro de mí.

— ¡No me toques! —grité, imaginando lo que sería de él si lo hiciera.

El horror en mi voz hizo que Carter retrocediera la mano curiosamente y Mike se

interpuso entre nosotros.

—Muy bien, amigo —dijo él, en el rostro de Carter—. Es hora de irse.

La frente de Carter se puso roja de ira.

—¿O qué? ¿Vas a darme un wedgie? —le espetó dando un paso agresivo hacia Mike.

Mike reconoció a su avance y los dos empezaron a discutir adelante y atrás como un

par de estudiantes de sexto grado.

Inmediatamente todos los chicos del equipo de futbol estaban en fila, listos para saltar

a la orden de Mike y Paul Warren empezó a cantar.

—¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea!

Yo iba a usar la distracción para echarme a correr de aquí, pero solo una palabra me

detuvo.

Ryan Miller dijo mi nombre.

Eso es todo. Solo mi nombre. Pero fue suficiente. Me di la vuelta y ahí estaba él. Sus

ojos se detuvieron en mí en un momento de agonía y luego su expresión se volvió

asesina.


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—¿Qué? —preguntó con una voz controlada pero peligrosa—. ¿Qué está pasando

aquí?

Incluso Mike tragó saliva antes de hablar.

—Este tipo estaba acosando a tu mujer —explicó. Luego se volvió hacia Carter y

añadió—: Estás a punto de conseguir un golpe bajo si no te quitas. En este instante.

Ryan lanzó una mirada a Carter, pero no podía apartar la viste de mí.

—¿Jamie? —preguntó de nuevo.

Mi corazón se salió de control, Ryan me miraba por primera vez en una semana. La

abrumadora sensación de alivio fue solo una emoción demasiada para mi pobre cuerpo

para que pudiera manejar en este momento. Cerré los ojos antes de que las lágrimas

cayeran y los volví abrir cuando oí a Carter suspirar. Había tenido suficiente, así que

miré a los ojos de Ryan sin poder hacer nada.

—¿Sácame de aquí? —susurré.

Ryan ni siquiera dudó, pero cuando ya nos íbamos Carter se quejó:

—Espero que sepas lo que estás haciendo, Jamielynn. Debido a estos accidentes que te

siguen a todos lados y si algo le sucede a tu nuevo Derek Witters, aquí —señaló a

Ryan—. Voy a ser el menor de tus preocupaciones.

Mis rodillas se doblaron bajo el peso de su declaración. Ryan estaba demasiado

confundido por la referencia de mi novio muerto para agarrándome antes de caerme,

pero no demasiado para pegarle con el puño tirando tan duro en la cara de Carter que

se golpeó en su trasero. La nariz de Carter empezó a sangrar por todas partes,

definitivamente rota.

—¡Whoa, Ryan! ¿Qué está pasando aquí?

De todos los profesores que podrían ser testigos de Ryan ensangrentando al imbécil,

me alegré que fuera el Sr. Edwards. Él es genial. Me apoya. O al menos no me

molesta. También es el único maestro que no se llevaría a Ryan directamente a la

oficina del director. Por pelear, aunque sea con un periodista de mala calidad y no otro

estudiante, poniéndole una suspensión en Rocklin High y no quería que suspendieran

a Ryan. Claro, él era el campeón reinante de los idiotas por ignorarme toda la semana,

pero él estaba defendiendo mi honor. Además es Carter. He querido librarme de ese

hombre más veces de las que puedo contar.

Bueno, quizás Ryan está perdonado.


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— ¿Jamie?

Me sacudí de mis pensamientos y me sonrojé de un color rojo profundo, porque a

juzgar por la mirada perpleja en el rostro de Ryan, había estado mirando,

probablemente en sueños, a él, mientras decidía que no lo odio.

Me puse de pie casi al mismo tiempo que el Sr. E llegó a Carter.

—¿Hay alguien que me va a decir lo que está pasando aquí?

El Sr. E parecía innecesariamente enojado con Carter. Debió de haber visto más que

un espectáculo de lo que yo pensaba.

—Solo un malentendido —dijo Carter distraídamente al Sr. E, luego dirigió su

atención a mí. Mientras se limpiaba el rostro, dijo—: Vamos a hablar más tarde,

Jamielynn.

—No, si sabes lo que es bueno para ti. —Le advertí.

Él se irritó de nuevo y sus ojos parpadearon deliberadamente a Ryan.

—Yo no soy el que debe preocuparse.

No sé porque me enojo tanto. Bueno, lo hago. Debido a su sutil advertencia de que

debía preocuparme por Ryan golpeado cerca de mi casa. Pero aun así no debí de haber

perdido los estribos.

Energía bombardeaba mi cuerpo como una onda de choque invisible y de repente las

luces del estacionamiento de los estudiantes se encendieron. Fue solo un segundo y la

mayoría de la gente ni siquiera lo vio, pero me di cuenta que Ryan se dio cuenta, y

hasta el Sr. Edwards. Él estaba mirando completamente perplejo a las luces.

Pero lo más importante, Carter se dio cuenta. Sus ojos se abrieron como platos un

minuto ya que fue incapaz de ocultar su sorpresa, pero se recuperó rápidamente y me

dio una mirada cómplice antes de irse.

—Ya nos veremos, Jamielynn. —No había duda de la amenaza en su tono.

Una vez que él se había ido y el impacto de todo lo sucedido se desvaneció, el Sr.

Edwards fue el primero en hablar.

—¿Está todo bien Jamie?

Iba a preguntar algo más, pero lo interrumpí.

—No se preocupe por eso, Sr. E yo me encargaré de él.


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Finalmente levanté a vista para ver a la mitad de la escuela mirándome. Tomé una

respiración profunda y luego encontré la mirada de Mike.

—Gracias.

—De nada —musitó, claramente sorprendido por mi sinceridad.

—¿Quién era ese tipo? ¿De qué estaban hablando? ¿Quién es Derek Witters?

—Mira, te agradezco lo que hiciste, pero en realidad no es asunto tuyo.

—Lo que sea —gruñó Mike e inmediatamente se fue al estacionamiento.

—¿Estás segura, Jamie? —El Sr. Edwards volvió a presionar.

—Creo que tal vez deberíamos llamar a la policía. Ese hombre no tiene que estar

acosándote.

—Olvídese de eso, ¡todo está bien! —Estaba empezando a perder la paciencia. Carter

solo tiene ese efecto en mí.

—Ok. Si estás segura.

Mi expresión era fría como el hielo otra vez.

—Estoy segura.

—En ese caso —dijo el Sr. E con un suspiro—. Sr. Miller, voy a pretender que no te vi

romperle la nariz a alguien.

Con esto el Sr. Edwards se dirigió al interior, y el resto de la gente se comenzó a

dispersar. Muy pronto la única persona que estaba era Ryan.

—¿Estás bien? —preguntó cuándo por fin estábamos en paz—. ¿Hay algo que pueda

hacer?

Iba contra mi buen juicio y encontré la mirada de Ryan, al instante me perdí en ella.

Hay una cosa que podía hacer. Él podía empujarme a sus brazos y por arte de magia

me haría olvidar todo lo malo en mi vida de la manera en que lo hiso en su patio

trasero.

Recordar la magia de ese momento, recordé en como terminó abruptamente y la forma

en que Ryan ni si quiera me miro desde ese momento. De repente, la magia se fue.

—Ryan, no tienes que hacer esto.

—¿Hacer qué?


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—Fingir que te importa —traté de no chasquear, pero Ryan se sorprendió por mi

repentina hostilidad—. Tenías razón el trabajo está hecho y resuelto el misterio. Yo te

dije la verdad sobre mí, así que no hay necesidad de mantener la farsa.

—¿Has oído todo eso?

Me golpeé mis oídos con los dedos.

—Al igual que Superman, ¿recuerdas?

—Lo siento, Jamie. No me di cuenta que tenías buen oído también.

—¿Así que solo lo sientes porque estás atrapado? ¿Es una broma para ti? ¿Tienes idea

del gran efecto que tiene esto para mí? No solo te dije algunos detalles íntimos de mi

vida la semana pasada. Puse la vida de mi familia en tus manos por decirte la verdad.

Ya es muy malo que me ignores para que tu reputación no se vea dañada por

asociación, pero confié en ti de esa manera y ¿luego escucharte decir que en realidad

no significaba nada? ¿Qué ni siquiera somos amigos?

—¡Pero no quería decir lo que dije!

—¿Qué parte?

—¡Todo eso!

Inmediatamente me arrepentí de todo lo que dije cuando vi su cara. Se veía tan

desesperado por qué lo perdonara, así que me relaje tanto como pude.

—Yo solo trataba borrarte de mí caso porque tenía miedo —finalmente explicó.

—¿Miedo? ¿De qué? ¿Miedo de que ellos vayan a enojarse si admites que éramos

amigos?

Ryan se sonrojó por la culpabilidad, pero negó la cabeza.

—Es más que eso. Después de que saliste de mi casa, lo que me hiciste, fue como

cuando me besaste. Rebotaba en las paredes con toda esa energía loca que no podía

explicar. Mi mamá empezó a preguntar todo eso, y no sabía cómo responderle a esas

preguntas. Ella quería llevarme al médico, pero me asusté y no quise ir. No estaba

herido o enfermo, ni nada. En realidad, me sentía increíble. Pero no sé cómo funciona

esto. Tenía miedo de que el médico pudiera encontrar algo raro, y no quería que

pudiera llegar a ti.

Mi enojo fue sustituido temporalmente por terror a la idea de que lo había herido,

jadeé.


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—¿Estás seguro que estás bien?

—¡Oh sí, estoy muy bien! Es decir, una vez que esa cosa se calmó y dormí como

dieciocho horas, pero aparte de eso todo está bien.

No creo que haya estado más aliviada en mi vida que cuando me dijo que no lo

lastimé. Honestamente estaba convencida de haberlo matado cuando no se presentó a

la escuela el día siguiente.

—De todos modos, Jamie, me di cuenta que tenías razón. Todas esas veces que me

dijiste que era mejor no hablarte. Ahora lo entiendo. A pesar de que fue muy duro para

mí, me quede lejos de ti toda la semana porque tengo miedo de lo que las personas

comprendan. Ya veo porque eres así. Es demasiado grande el secreto. Sería muy fácil

cometer un error.

Todo lo que quería era que Ryan entendiera. Sin embargo, él que esté de acuerdo

conmigo de alguna manera vaporiza cualquier esperanza de tener una vida normal.

Ryan había sido la única cosa que siempre me hizo pensar que mi vida todavía era

digna de ser vivida, pero ahora eso ya no estaba. Lágrimas de sorpresa me llenaron los

ojos. Ryan se acercó a enjuagarlas pero una vez más decidió no tocarme.

—Tú seguridad es lo importante —susurró—. Si eso significa estar lejos de ti, entonces

eso es lo que voy a hacer. Me doy por vencido. Tu realmente ganaste esta. —Me

regaló una sonrisa que no alcanzó hasta sus ojos—. Es un honor. Tú eres la primera

chica que siempre me rechazó con éxito. No pensé que fuera posible, hasta ahora. —Se

me quedó mirando un largo momento con pena en sus ojos, y luego suspiró—. Ya nos

veremos, Jamie Baker.

Dejar que se alejara de mí era lo correcto. Era lo que había estado buscando, y era lo

que mi padre quería. Era lo más seguro a ciencia cierta, lo más inteligente. Pero —en el

caso que no lo hayas notado— a veces tengo una ausencia grave de sentido común. Eso y

que Ryan parecía ser mi Kriptonita. Él ya llevaba diez pasos.

—Ryan, espera.

Él se dio la vuelta más rápido de lo que esperaba y su expresión me hizo olvidar

porque lo estaba deteniendo.

—¿Si? —dijo cuándo no hablé.

—No merezco este honor. En realidad no he ganado.

—¿Qué honor?

—El de rechazarte.


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—¿Qué estás diciendo?

—Yo no estaba bien. Es demasiado grande el secreto. Es demasiado grande para que

lo mantenga solo yo. Es peligroso y totalmente injusto de mi parte darte esta

responsabilidad. Es mucho pedir, y sé que no lo merezco, pero si no estás asustado de

mí, ¿es demasiado tarde para aceptar tu oferta de ser amigos?

Nunca antes había visto a alguien mirarme tan sorprendido, como lo estaba haciendo

Ryan. Era como saber que si las tiras cómicas en realidad existieran no había

comparación con la posibilidad de que le pidiera ser mi amigo. Lindo. Muy lindo.

Debo de haber sido más que una Reina de Hielo, me di cuenta. En el lado positivo, era una

bonita sorpresa. Él fue sin duda feliz por mi confesión. Una vez que recuperó su

compostura, puso su famosa sonrisa.

—¿Amigos? —preguntó con escepticismo, dando un paso más cerca.

—Amigos —advertí muy seriamente.

Su rostro estaba solo a centímetros del mío, y estaba sonriéndome como si fuera el rey

del mundo entero.

—Sabía que me querías en secreto.

Su manera de matar el momento.

—Oh, ¿no puedes satisfacerte contigo mismo?

—No puedo. —Su sonrisa se hizo más amplia—. Acabo de ganar el corazón de la

única superhéroe del mundo. ¡Soy el hombre!

—Ugh. Vale. Me voy a casa ahora, antes de enfermarme.

—Está bien, ok, lo siento. Solo estoy bromeando. Más o menos. Pero enserio me

gustas. Que puedo decir. Soy lo suficientemente hombre como para decirte. Te quiero,

Jamie. Tanto que me estoy volviendo loco por esto. ¿Por qué no acabas de admitir que

me quieres también?

—Quiero que sigas vivo, es lo que quiero.

—¿Eso es todo?

—Es una cosa muy grande, ¿no te parece?

—Bueno, sí, no matarme es un objetivo muy bueno, pero lo que quería decir yo, ¿eso

es todo lo que nos mantiene separados?


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—Duh

Una vez más, Ryan estaba tan cerca de mí que todo lo que tenía que hacer era fruncir y

nuestros labios se encontrarían. Sentí que mi corazón se aceleraba y de repente se

estaba inclinando.

—Realmente no estás tratando de darme un beso, ¿verdad? —respiré antes de que sus

labios tocaran los míos.

—Realmente no estás tratando de detenerme, ¿verdad? —¿Sabes? ¿Al final? Te juro

que la arrogancia de Ryan lo salvaría. Es mucho más fácil decir que no cuando él está

seguro de que está obteniendo todo a su camino. Suspiré y luego golpeé suavemente

con mi dedo índice su estómago. La descarga no le dolió, pero definitivamente no se

sentía bien.

—Ay —gruñó, y luego frunció el ceño. Sus pucheros no me hicieron sentir pena por

él—. ¿Acabas de hacer eso a propósito? —Se quejó.

—No tenía otra opción. Lo que estabas a punto de hacer te hubiera perjudicado más.

—Pero me diste antes un beso.

—Sí, y yo estaba totalmente, al cien por ciento calmada después porque A) no tenía

idea que te podría hacer daño, y B) que el beso fue solamente una apuesta. Lo que

absolutamente significaba nada.

El ceño fruncido de Ryan desapareció.

—¿Así que admites que besarme significa algo para ti?

—No— Soy testaruda, ¿qué puedo decir?

—Me estás matando, Jamie. ¡Matándome!

—Vale, Ryan, si no puedes manejar ser solo amigos, podemos volverá a la opción te-

rechazó.

El brillo enojado de Ryan no tiene precio.

—Ok —se quejó—. Sólo amigos. Pero solo por ahora.

—Solo para siempre.

—Solo hasta que aprendas a controlarlo.


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Ryan levantó su mano a mi rostro. Empecé a retroceder, pero se negó a dejarme, así

que tomé una respiración profunda antes de que el dorso de su mano pasara por mi

mejilla. Se sentía tan bien que mis ojos se cerraron.

—Todo lo que tomará es un poco de práctica —susurró.

No tienes idea de lo mucho que esperaba que tuviera razón.


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Capítulo 12


Corregido por Hanna

las ocho de la mañana del sábado, estaba en mi cuarto —sí, viendo

caricaturas de dibujos animados, debes saberlo— cuando la voz de Ryan, de

repente me llamó la atención. En cualquier parte donde estuviera, no estaba

lejos de mi casa.

—Eso suena muy bien, mamá —estaba diciendo.

Apagué el televisor y traté de concentrarme en su conversación. ¿Invadiendo su

privacidad? Tal vez. Mi brújula moral por lo general se dirige al norte1, pero tengo mis

momentos de debilidad, y siendo sincera, una adolescente espiando a su amor

platónico no es noticia de primera plana. No puedo hacer nada si soy mejor en lo

demás. Además estaba curiosa del porque estaba en mi vecindario.

Podía oír la voz de su madre que venía a través del auricular del celular de Ryan.

—Bueno, queríamos ir a casa, y llevarte a almorzar para celebrar pero vamos a

tardarnos más de lo que pensábamos. Lo siento, Ry. Pero parece que hoy te harás

cargo de tu día.

—Eso está bien. De hecho, tengo planes para el resto del día. Bueno, espero. Todavía

no le he preguntado, pero me tomé el día libre de trabajo.

—¿Algo que me deba preocupar? —Su madre bromeó.

—Sólo si me pillan, en ese caso la policía te informará, estoy seguro.

Ryan riendo con su madre era la cosa más linda que haya oído. El niño de mamá. No

es de extrañar que se lleve tan bien con mis padres.

—En realidad, mamá —dijo emocionado—. ¿Recuerdas esa chica que te conté, Jamie?

Espera, ¿qué?

Estaba en mi ventana, tratando de verlo manejando por mi calle. No pude.

1 Se refiere que por lo general está bien, ya que siempre las brújulas señalan al norte

A


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—¡Oh, querido! —derramó su madre con una emoción repentina—. ¿Está finalmente

dejándote salir con ella? ¡Ry, estoy tan orgullosa de ti! ¿Lo ves? Te dije que ninguna

chica podría resistirse.

—¡Oh, claro! —Me reí en voz alta para mí misma—. Tira gas en las llamas, ¿por qué

no?

No es de extrañar que tenga un ego tan grande.

—Bueno, en realidad —dijo Ryan—. No he acordado una cita todavía, pero tengo un

plan que creo que funcionará. Me dirijo a su casa ahora mismo.

—Bien por ti, cariño. Buena suerte.

—Gracias, mamá. Diviértete con Gene y dile felicidades de mi parte.

¿Ryan estaba camino a mi casa? No es bueno. Si se presenta, actuando como si fuéramos

amigos, mi padre tendría una crisis. Especialmente si se daba cuenta que Ryan sabe

sobre mí. Tenía que llegar a Ryan antes de que llegara a la puerta principal. Bajé las

escaleras corriendo, pero vi mi reflejo en el gabinete Chino y me dirigí a mi habitación.

Sé que podría romper un montón de records en el mundo si quería, moviéndome a una

súper-velocidad, tomé la más rápida ducha en el mundo, me lavé los dientes y me puse

la primera cosa que encontré. Bajé volando las escaleras, pero mis padres están muy

familiarizados con la suave brisa.

—¡Jamielynn, vuelve aquí ahora mismo y me dices a dónde vas, señorita! —llamó mi

mamá a la nada, sabiendo que aún podía oírla.

—Lo siento, mamá. —Estaba sin aliento porque estaba asustada, no porque estaba

cansada—. Estaba a punto de salir a correr. He estado encerrada demasiado y tengo

que sacar esta energía. ¿Quieres que te traiga un recuerdo?

Debes ver nuestro refrigerador. No estoy segura si tener tantos imanes es saludable,

pero no puedo dejar de recogerlos de los lugares al azar que me detengo cuando estoy

aburrida. Me gusta la mirada que siempre me da mi madre cuando llego a casa con

uno y se da cuenta que estuve en Nebraska o donde sea.

—Jamie, cariño. —Oh, bien. Estaba en uno de esos momentos de sermones2—. No

creo que salir es lo que necesitas. ¿Por qué no tratas de salir con los demás? ¿No hay un

partido de futbol de la escuela para que vayas o algo así?

2 Se refiere a uno de esos momentos donde le da consejos y empieza con una conferencia.


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—Los partidos aquí son el viernes por la noche —contesté secamente.

—Oh. Bueno, tiene que haber algo que puedas hacer. Jamie, cuando tu padre y yo te

decimos que tienes que salir más, no quiere decir que corras por todo el país sola.

Debes utilizar toda esa energía para estar con chicos de tu edad. ¡Tienes que ser

sociable!

—Bueno, está bien. Voy a ver que está haciendo Ryan.

—Jamie.

Me di cuenta que mi mamá quería decir sí, pero supongo que no podría culparla por

preocuparse.

En ese momento oí la camioneta de Ryan avanzando en la calle hacia mi casa, y casi

me da un ataque al corazón.

—Ok, bien —dije, no teniendo más tiempo para discutir—. Voy a salir a buscar un

empleo. ¿Eso te hace feliz?

El rostro de mi madre se iluminó con un rayo de esperanza que realmente me hizo

sentir culpable.

—Mucho —exclamó, aplaudiendo—. Pero no puedes conseguir un trabajo así. Ve a

ponerte algo lindo.

Fruncí el ceño hacia mis jeans y camiseta que saqué del piso en mi prisa por detener a

Ryan. Me desaparecí tan rápido que estaba de pie ante mi madre otra vez con una

práctica falda y chaqueta antes de que pudiera sacudir la cabeza.

—¿Mejor?

—Hermoso —dijo mi mamá—. Buena suerte, cariño. No te arrepentirás de esto, ¡lo

prometo! —Estaba gritando al aire, porque otra vez ya me había ido.

Tiré del brazo de Ryan, justo antes de que llamara a la puerta. Si no estuviera tan

paranoica acerca de mis padres viéndolo, me hubiera gustado la mirada confusa en su

rostro al darse cuenta que aparecí de la nada. Las únicas palabras que parecía capaz de

escupir fueron.

—¿Qué es…?

—Te explicaré en un minuto —me quejé—. Sólo tenemos que salir de aquí antes de

que mis padres te vean.


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Ryan frunció el ceño pero obedeció, evidentemente feliz de que a pesar que lo estaba

sacando, al menos iba con él.

—¿Buenos días? —dijo finalmente, muy inseguro de sí mismo por una vez en su vida

cuando dobló en la esquina, poniendo mi casa fuera de la vista, detrás de nosotros.

—Lo siento —suspiré— Es solo que te oí subiendo y no quería que a mi papá le diera

aneurisma3 si tu mencionabas algo sobre mis poderes.

—¿Ellos no saben?

—Oh, no. Ellos saben. Pero no saben que tú sabes. Quería decirles pero mi papá me

prohibió hablarte de nuevo.

—¿Qué? Pero pensaba que les agradé a tus papás. —No sé lo que era más bonito, la

sorpresa en su voz o la mirada herida en su rostro—. Tu papá me dijo que volviera en

cualquier momento. Tu mamá de hecho me abrazó.

Esa confesión me hizo temblar.

—Sí, ella a veces se emociona un poco, lo siento. Pero no eres tú. Simplemente

enloqueció después de que les mencionara el accidente y que me estabas ayudando con

la policía. Tienen miedo de que lo deduzcas y me expongas a todo el mundo. Mi papá

entró en su habitual pruebas-secretas-de-laboratorio-del-gobierno.

—Pero no quiero que nadie te lleve más lejos de lo que él hace.

—Es un gran padre. Es su trabajo ser sobreprotector.

La cara de Ryan lentamente se enderezó de su ceño fruncido.

—Creo que si fueras mía, también estaría sobreprotegiéndote locamente —suspiró y

luego sonrió—. Probablemente sería peor, a juzgar de cómo me sentí cuando el

periodista se presentó.

No podía creer que mi corazón estuviera revoleteando por eso, pero lo hacía y peor

aún, me gusta la sensación.

—Ese fue un gran golpe. —Me reí, tratando de no sonrojarme.

—Sí, me sorprendí a mí mismo.

—No me sorprende, siempre estás impresionado de ti mismo.

3 Aneurisma: La aneurisma es una dilatación anormal en un vaso sanguíneo


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Ryan se rió, pero no negó la acusación.

—Nunca he sido muy luchador, pero admito que quería matar a ese tipo.

Ryan no era el único. Quería poner a Carter seis pies bajo tierra también. La única

diferencia entre Ryan y yo, es que yo sí lo podía hacer. Con demasiada facilidad. Mi

poder me asusta, pero a veces los sentimientos que vienen con el poder son más

aterradores. Casi puedo entender porque los súper villanos son así, porque es muy

difícil no querer usar tu poder para hacer daño a la gente cuando te estás haciendo

daño a ti mismo. Por supuesto, mi conciencia siempre saca lo mejor de mí, pero si

tuviera que tratar con gente como Carter todo el tiempo, siempre y para siempre, con el

tiempo explotaría.

Me estremecí por el hilo de mis pensamientos y cuando Ryan me preguntó qué pasó,

rápidamente cambié de tema.

—¿A dónde vamos?

Ryan sonrió, completamente distraído.

—Espero que no tengas ningún plan para hoy.

—No, pero es obvio que tú sí. ¿Te gustaría informarme?

—Práctica.

—Sin ánimo de ofender, Ryan, pero no estoy entusiasmada con la idea de verte a ti y a

Mike enmugrecerse el uno al otro en el suelo durante horas.

—Yo no. Tú. Vas a aprender a controlar tu poder.

— ¿Y cómo sugieres que haga eso?

—Practica —dijo otra vez— ¿No has visto Smallville?

—Todo el mundo ha visto Smallville —dije, no me hizo gracia que comparara mi vida

con una serie de televisión sobre una ciudad ficticia y llena de fenómenos.

—Cada vez que Clark tiene una nueva capacidad, practica. Nunca le lleva mucho

tiempo, si eres lo más parecida a Superman como dices, apuesto a que podrías estar

haciéndolo en una semana.

Le di una mirada de reojo, pero se echó a reír.

—Sabes que lo quieres.

—Ese plan está a la altura con el plan de llevar a Becky al baile de bienvenida.


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— ¡Hey! Técnicamente el plan funcionó.

Me molestó que tuviera razón en eso.

—Está bien, Einstein, entonces, ¿tienes alguna estrategia del plan de juego?

—Interesante elección de palabras —dijo Ryan y luego intencionalmente cambió de

tema—. Te ves muy caliente, por cierto. Muy Luisa Lane.

— ¡Oh, cállate!

—Lo siento, es sólo un poco irónico, teniendo en cuenta lo que estamos a punto de

hacer.

— ¿Y eso sería?

—Una sorpresa.

Ryan no me dijo más sobre su plan a dónde íbamos. Por supuesto que realmente no

era un misterio, cuando fue de la I-80 hacia la ciudad Tahoe. Me pregunté por qué me

llevaba a Lake Tahoe, pero tengo que admitir que después del sueño que tuve del Gran

Cañón, no era exactamente lo opuesto estar a solas con él en un desierto. Pasamos a

través de las montañas y no había nada, los bosques eran la única vista hasta que

estábamos entrando a una casa grande de madera con una terraza enorme que

envolvía todo el camino de un costado. No podía dejar de mirar a la hermosa

estructura. Parecía que se ocultaba perfectamente del mundo que sentí que Ryan y yo

éramos las únicas dos personas en la Tierra. Una vez más, no me quejo.

—¿Te gusta? —preguntó Ryan, al ver la sonrisa en mi rostro.

—Es difícil de creer que algo tan hermoso puede estar tan cerca de Sacramento. Parece

un rompecabezas.

—Para cerrar. Estuvo en unos calendarios de pared una vez —Ryan se rió entre

dientes—. Es la cabaña de mi padrastro.

—¿Llamas a esto cabaña?

—Gene lo hace. Cuando se casó con mi mamá, se mudó a nuestra casa para sentirse

más cómodo porque la casa que tenía era tres veces más grande que esto.

Parpadeé. No lo pude evitar. Mi papá maneja un aserradero en Sacramento. Hace lo

suficiente para ofrecernos un bonito pedacito del paraíso suburbano, pero tendría que

ganar la lotería para tener una casa como esta.


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—Mucha gente jodida en este mundo necesita motivación —bromeó Ryan—. Vamos,

la vista desde atrás es mucho mejor.

Tenía razón, la vista desde la parte trasera era mucho mejor. La cubierta se cernía

sobre la ladera de la montaña, otorgando una visión de todo el lago. De hecho,

reconocí la parte trasera de la casa. La había visto desde el otro lado del lago en los

numerosos viajes que he hecho aquí para hacer la tarea con paz y tranquilidad. Era

una de las mejores casas visibles desde la orilla del lago, y muchas veces me había

preguntado qué tipo de personas eran dueños de un lugar como este. Se sentía extraño

estar allí ahora.

—Gracias por traerme aquí, es absolutamente hermoso, pero ¿qué estamos haciendo

aquí?

—Bueno, si vamos a liberar tus poderes, tenemos que estar en un lugar donde nadie

nos vea. Este fue el lugar más privado que pude pensar.

— ¿Quieres que liberé mis poderes?

—Sí, muéstrame lo que tienes.

—¿Qué quieres un asiento en primera fila para el espectáculo del monstruo? No estoy

aquí para hacer trucos por un puñado de botanas para perros.

—Jamie —Ryan me dio una mirada que decía eres ridícula—. Sé que eres consciente de

que eres diferente, pero realmente no me asustas, así que deja de preocuparte tanto. No

estoy buscando entretenimiento barato. Solo trato de ayudarte. Si vamos a practicar

primero tengo que saber que eres capaz. Al igual que las pruebas.

— ¿Pruebas?

—Sí —Ryan agarró su bolsa de lona que había llevado y sacó una bombilla oscura—.

Entonces, ya sé que lo puedes hacer, comencemos con lo fundamental.

Ryan sonrió muy grande. Odio cuando hace eso. ¡No es lindo! Es demasiado lindo y

me lo estaba comiendo. No podía seguirle la corriente.

—¿Para qué es eso?

— ¿Puedes prenderla?

Lo fulminé con la mirada, pero él esperaba que hiciera lo que pedía, así que le arrebaté

la bombilla oscura y la bombeé de tanta energía que explotó.


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—Eso es lo que pensaba —se rió, sacando otra bombilla oscura de su bolsa—. Ahora,

¿puedes solo prenderla? —Todavía no me estaba divirtiendo—. Bueno, ¿puedes?

Tomé la bombilla y cerré el puño alrededor de la parte inferior.

—¿Satisfecho? —le pregunté cuando se prendió.

Ryan sonrió más grande de lo que alguna vez lo vi.

—Completamente —admitió y luego se acercó a mí—. ¿Ves? Tienes alguna autoridad

sobre él. Solo tienes que concentrarte y luego tratar de hacerlo cuando pierdes el

control.

Ryan lentamente tomó mi mano y al segundo que tocó mi piel sentí mariposas en el

estómago.

—Al igual que ahora, por ejemplo —dijo Ryan, mirando el tenue brillo de luz—.

Empiezas a perder el control. A ver, apágala.

Me moría de la vergüenza, pero también de curiosidad de ver si podía hacerlo, así que

le seguí el juego. Me centré en la bombilla porque mirar a Ryan tan cerca estaba segura

que haría explotar la bombilla. Después de un momento, la luz poco a poco se fue

extinguiendo. Me emocioné y comenzó a brillar de nuevo, así que me concentré aún

más. Una vez más la luz se desvaneció.

Ryan soltó mi mano con una sonrisa orgullosa que decía “te lo dije”, me sorprendí a mí

misma. A pesar de estar en una escala diminuta, en realidad estaba controlándolo.

Sonreía a la bombilla oscura, pero luego, sin previo aviso, Ryan puso su mano en mi

mejilla y comenzó a llevar sus labios a los míos. Me tomó por sorpresa y di un paso

atrás, sorprendiendo a los dedos de Ryan cuando me alejé de ellos. La bombilla se

encendió tanto que era casi cegadora.

Ryan se rió.

—Ok, ok. Lo siento. No voy a hacer eso otra vez. Pero no me puedes culpar por querer

estar seguro.

No creí que fuera divertido. Mi mano se tensó sobre la luz hasta que el brillo se aplastó

y la bombilla estaba en pequeños trozos en la cubierta.

—Lo siento —dijo Ryan otra vez, más serio esta vez—. Te lo prometo, no más

sorpresas. Pero ¿has visto eso? Lo controlas. Si seguimos trabajando en ello, sólo va a

mejorar y mejorar. Y podríamos hacer lo mismo con tus otros poderes.

—Bien —suspiré—. ¿Quieres ver lo que puedo hacer?


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—Me muero por saber todo lo que podemos hacer.

—Ten cuidado con lo que deseas —me quejé y luego me eché a correr. Habían pasado

probablemente unos diez segundos. Cuando volví, Ryan todavía estaba aturdido por

verme desaparecer—. Aquí —le puse un puñado de arena en su mano.

Ryan me miró con los ojos muy abiertos.

—Es que… —echó una mirada a la montaña detrás de nosotros en el lago—. ¿Acabas

de ir…?

Miró sobre su hombro al lago y negué.

—Nope. Es arena del Océano Pacífico. Playa Carmel, en realidad, en Monterrey. —

Me encogí de hombros cuando su boca se abrió—. Sólo lo mejor.

Esperé que Ryan hiciera o dijera algo. Le tomó un minuto, pero como había

prometido anteriormente, no se asustó.

—¿Acabas de ir a Monterrey? Es un viaje como a cinco horas de aquí.

Me encogí de hombros de nuevo.

—Soy rápida. De todos mis poderes, la velocidad es la más fuerte, después le sigue el

oído. Esos son los que más uso. Todos los demás no los puedo manejar muy bien.

Ryan estaba tratando de dar su mejor cara, pero tenía un rastro de agobio en sus ojos.

No pudo mirarme, así que se apoyó en la barandilla del porche y miró al agua para

evitar mi mirada. Después de un minuto se recuperó. Todavía veía al lago y no a mí,

así le era más fácil hablar.

—Por lo tanto, eres rápida, puedes escuchar y podrías matarme con un solo toque. ¿Y

está diciendo qué hay más?

—No mucho. Además de la parte de la batería andante, todo parece estrictamente

físico. Mi papá tiene una teoría sobre eso.

—¡Me encantan las teorías! —Después de dirigirle una mirada peculiar, Ryan se

explicó—. ¿Recuerdas lo tuyo con la mafia? —Se encogió de hombros, culpable—. No

era la primera vez.

No sé cómo Ryan logró mantener una cara seria, porque estoy segura que yo no. Solté

una carcajada, pero hizo más fácil contar la historia.

—El camión que transportaba los residuos que me rociaron procedían de una planta de

fertilizantes. Mi papá piensa que la electricidad de las líneas de alta tensión que


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cocinaban todos esos fertilizantes en mi cuerpo hicieron una especie de coctel de súper

Milagroso-Crecimiento. Creemos que es por eso que soy mejor físicamente, como sería

la hierba o lo que sea.

—¿Por eso te crece el cabello verde? —preguntó con una sonrisa diabólica.

—Ja, ja —le dije.

—¿Es un verde césped? ¿O más un color verde neón?

No le hice caso.

—Lo siento —dijo, riéndose de sí mismo—. Simplemente no te puedo imaginar con el

cabello verde. Vas a tener que mostrármelo algún día.

—Sí —dije resoplando—. Claro.

—¿Por qué no?

—Uh, tal vez porque tendría que dejarlo crecer para que lo veas, y parecería un

fenómeno importante. Pude ser capaz de salirme con la mía en LA, pero ¿en

Sacramento?

Ryan frunció el ceño y luego trató de negocia.

—Ok, está bien. Pero los ojos. Tienes que dejarme verlos.

Fijé mi mirada en el agua. A diferencia del cabello, no tenía una buena excusa para no

mostrarle mis ojos a Ryan. Pero no soy solo auto-consciente después de mi accidente,

parece que soy súper-auto-consciente.

Mis ojos eran la cosa más monstruosa que tenía, no hay manera de que dejara a Ryan

ganar esto.

—Ya los has visto —dije, mi mente componiéndose.

—Apenas vi uno, y solo durante unos segundos. Eso no cuenta.

—Si lo hace.

—¡Así no!

Cualquier cosa que en ese momento Ryan vio en mí fue suficiente para que se diera

por vencido, tendió las manos en alto en derrota.

—Ok, ok, bien —dijo—. Estábamos hablando sobre el accidente. Tu papá tiene esa

teoría de… Milagroso-Crecimiento Chica.


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Le miró de nuevo, pero decidí dejar ese estúpido apodo. En este momento.

—Los productos químicos que me bañaron en cierto modo amplificaron mis sentidos

físicos. Velocidad y agilidad, audición, vista, fuerza, olfato, gusto.

—¿Súper-gusto?

—No es mi súper-poder favorito. Básicamente mis papilas gustativas son súper-

sensibles al igual que todo lo demás. Sobre todo me hace súper-fastidiosa. Impulsando

a mi mamá a la locura.

—El mundo del primer súper-héroe critico de alimentos. Cuidado, Wolfgang Puck4.

Ryan se rió de nuevo, y sentí que me intoxicaba por su risa. Nunca he bromeado

acerca de mis poderes antes. Las únicas dos personas con las que he hablado son mis

padres y siempre estaban serios. Nunca he pensado en la posibilidad de que fuera

divertido, pero de pie con Ryan riendo y bromeando, estaba empezando ver cómo se

puede ser optimista.

El optimismo, obviamente, no es una de mis cualidades más fuertes, pero parecía ser

un súper-poder de Ryan.

—¿Cómo puedes ser así? —pregunté cuando su risa se apagó.

Ryan se sorprendió con mi pregunta. Sonrió son recelo y preguntó:

—¿Cómo soy?

—Nunca he conocido a alguien como tú. Eres tan relajado todo el tiempo, y puedes

encontrar el lado positivo de todo. Nunca dejas que la gente te moleste. Eres tan…

feliz. Todo el tiempo. Y eres contagioso. Nadie puede iluminar una habitación como

tú.

—Nadie puede iluminar una habitación como tú lo haces —bromeó.

—¡Lo digo en serio! Nadie puede estar tan relajado como tú todo el tiempo. ¿Cómo lo

haces? Si pudiera ser tan relajada como tú, no tendría que pasar por la práctica de

súper-poderes.

—En ese caso, no voy a revelar mi secreto.

4 Hace referencia al conocido ―chef de las estrellas‖.


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—Hablando en serio, Ryan, dime algo sobre ti. Tú sabes todo sobre mí como nadie

más —sentí el calor de mi cuello y miré hacia otro lado con la esperanza de que no se

diera cuenta—. ¿Por favor? —susurré tímidamente—. También quiero entenderte.

Miré a Ryan cuando no dijo nada, y parecía estar a kilómetros de aquí, de repente,

perdido en su propio mundo.

Justo cuando pensé que no se abriría, dijo:

—Es culpa de mi padre. —Sus ojos brillaban y no se movían del agua.

—Lo debí de pensar. Gurú de autoayuda y de todos.

—Gene no, mi verdadero padre —Ryan por fin rompió su mirada y me sonrió—.

Gene es un gran tipo y supongo que me ha ayudado mucho. Pero el temperamento

suave viene por mi papá.

De repente me di cuenta que no sabía lo que había sucedido con su padre. No sabía si

sus padres se habían divorciado o si había muerto. Ni siquiera sabía hace cuánto

tiempo su madre se volvió a casar. Temí que le hubiera traído recuerdos muy

dolorosos, pero era tanta la curiosidad que tenía que no lo pude detener.

—Mi padre necesariamente no era un mal tipo, pero era tan miserable cuando vivía

con nosotros. Todo era muy importante para él, y se enojaba por las cosas más

pequeñas. Si mi madre de alguna manera se divertía, si se me caía el jugo en la mesa o

cuando dejaba caer un pase cuando jugábamos… siempre estaba gritando y peleándose

con mamá por cosas ridículas. Por el tiempo cuando se divorciaron, estaban peleando

el noventa y nueve por ciento del tiempo. Pasaba la mayor parte del tiempo escondido

en casas de amigos o en mi habitación. Mamá se unió a una clase de yoga después de

que mi padre la dejó, como una manera para lidiar con todo, y una mujer en su clase la

arrastró a uno de los seminarios de Gene. Gene cambió la vida de mi madre, pero el

recuerdo de mi padre me hace como soy. No vale la pena estar muy estresado o

enojado por todo. La vida por lo general no es tan mala, solo que la mayoría de la

gente ve lo negativo —Ryan paró un momento, me sonrió nerviosamente y luego

continuó—. Es lo que te pasa. Has pasado por muchas cosas y tienes problemas de los

que tienes que preocuparte, pero ¿tratas de ver el lado positivo? Tienes una segunda

oportunidad en la vida, Jamie. Solo tienes que caminar y hablar del milagro que eres,

pero la estás perdiendo.

Y pensé que mis padres eran buenos con los… discursos de culpa. Comencé a llorar, y

para ser sincera no creo que Ryan se sorprendiera en absoluto.

—Tienes razón —dije—. La estoy perdiendo. Odio mi vida. Cada día una parte de mí

desea que no hubiera sobrevivido al accidente.


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—No tiene que ser así.

—Sí, pero, Ryan, no soy como tú. No sé cómo dejar las cosas que no importan. ¿Qué

pasa si no puedo cambiar?

Ryan tomó otra bombilla de su bolsa.

—Ya ha comenzado el proceso.

Las lágrimas caían por mi cara, pero sonreí a través de ella e incluso solté el llanto

riendo. Quería tirar mis brazos alrededor de él, pero la última vez que lo hice se perdió

un día de clases, así que limpié las lágrimas de mis mejillas.

—¿Cuántos has traído? —pregunté, señalando a la bombilla.

Ryan sonrió, agradecido de ver de regreso mi buen humor.

—Digamos que he venido preparado.


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Capítulo 13

Traducido por aLexiia_Rms, Josez57 y Parvatti

Corregido por Hanna

ener que buscar excusas para todo el tiempo que salí con Ryan durante las

próximas semanas no era realmente un gran problema —desde mi accidente

siempre salía unas cuantas horas, alegando que necesitaba un poco de paz y

tranquilidad— pero el refrigerador de mis padres se llenó más. Cada vez que

tenía una ―practica‖, como la llamaba Ryan, me aseguraba de tomar un minuto para

coger otro imán. No sé si lo hacía para tener una coartada estable o para aliviar parte

de mi culpa por mentirles.

Me sentía mal, pero salía de todos modos con Ryan. Aparte del hecho de que era una

especie de adicta a él, realmente me estaba ayudando y eso era demasiado importante

para ignorarlo. Cuanto más practicaba mis poderes, más consiente se hacía mi cuerpo

de ellos. Físicamente parecía que tenía una mejor comprensión de cómo funcionan y

cuáles eran mis limitaciones.

A pesar de todo, no importa lo que hiciera, no era capaz de separar el poder de todas

mis estúpidas emociones. Con cada cambio de humor el poco control salía por la

ventana5. Si Ryan me miraba de mal forma, lo perdía. Si Ryan me miraba de buena

forma, lo perdía. Y cuando trataba de besarme algo solía estallar. Alguien debería

enseñarle a Ryan un poco de control. Por tanto le dimos a mis poderes un descanso y

en su lugar Ryan me enseñó algunas de las teorías de su padrastro de cómo manejar el

estrés, y los suplementos herbarios. También me enseño las técnicas apropiadas para la

meditación. Hicimos yoga juntos, y aunque me sentía ridícula, no pude negar los

efectos positivos de una vida saludable. Mi padre también notó los cambios, y me dejó

anonadada un sábado por la noche cuando me dio un certificado de regalo de Barnes

& Noble6, de entre todos los lugares.

—¿Qué es esto? —pregunté, incapaz de entender sus razones para dármelo.

5 Es una expresión que se refiere a que todo se echa a perder.

6 Barnes & Noble es la mejor librería de EUA.

T


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—Bueno, sé que técnicamente aún no has hecho ningún amigo o conseguido trabajo,

pero has sido una chica diferente en estas últimas semanas, así que voy a dejarte salirte

con la tuya.

—¿Cuál es el truco? —Sí, estaba sospechando. Mi padre no sólo deja las cosas. Saqué

totalmente mi terquedad de él.

—No hay trampa —insistió—. Solo quería hacer esto porque parecías tan miserable,

pero has estado más alegre a pesar de que no lo hiciste a tu manera, ganaste tu libertad.

—¿Así que ya no estoy encallada? —estaba esperando el remate del chiste.

—No más encallada.

—¿Y qué hay de Ryan?

—¿A qué te refieres?

—¿Todavía tengo prohibido hablar con él?

—Jamie, no estaba encallándote de Ryan como un castigo, es sólo que es demasiado…

—Papá —interrumpí, no tenía que escuchar lo que ya sabía que iba a decir—. Sólo ves

los riesgos, no importa con quién elija hablar. Ya sea Ryan u otra persona que conozca

en el futuro. O bien, me quedo encerrada en esta casa para siempre y asegurándote de

que nadie se entere de la verdad, o hago amigos y me arriesgo a que alguien se entere.

No puedo tener las dos cosas. Pero, créeme, si hay alguien que no quiere que el mundo

averigüe lo fenómeno que soy, esa soy yo.

Mis padres fruncieron el ceño ante mi uso de la palabra ―fenómeno‖, pero no rompí

mi concentración. Le dije a mi padre con una sonrisa sincera:

—A mí es a quién le pasó. Es mi secreto, mi vida. Tienes que darme un poco de más

confianza, sé lo que estoy haciendo.

Esto pareció hacer pensar a mi papá, pero todavía era evidente que no lo convencía.

Sabía que no podía dejarlo ganar y esperaba que con este discurso lo convenciera sin

llegar a ruborizarme.

—Dijiste que querías hacerme feliz. —Me encogí de hombros con timidez cuando se

me quedaron viendo—. Ryan me hace feliz. Ni siquiera es su culpa. El chico sólo tiene

un don. Hace a todo el mundo contento. Es mi mejor amigo, mi único amigo, y lo

necesito.


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Traté de no sonrojarme. Sentía el calor en mi rostro y mi timidez sobre el tema, mi

madre finalmente derramó lágrimas de alegría a mi espalda que estaba tratando

fuertemente de retener. Hablando de vergüenza.

—¡Oh, por el amor de Dios, Stan! —Se quejó ella.

Mi padre se quedó callado un minuto, y luego finalmente suspiró.

—Cariño, si él es el responsable de tus cambios —dijo, dándome una sonrisa

cautelosa—. Entonces se lo agradezco. Supongo que si realmente lo necesitas,

entonces confío en ti. Prométeme que vas a tener cuidado.

Me las arreglé para no chillar de la felicidad pero lancé a sus brazos y prácticamente

sus pies estaban en el aire.

—Gracias, papá —chillé mientras lo besaba en la mejilla—. Te prometo que mi

secreto estará tan seguro como siempre ha sido.

Le di un beso en la mejilla de nuevo. No lo pude evitar. Estaba tan aliviada con la

aprobación de mi padre. Esta vez se rió entre dientes ligeramente y me abrazó de

nuevo.

—Entonces, ¿puedo ir con Ryan un rato? —Le pregunté cuando me separaba de él—.

¿Le digo la buena noticia?

Después de otro largo suspiro, la sonrisa de mi padre se desvaneció.

—Bueno, ve —dijo—. ¡Sólo ten cuidado!

Esta vez puse en blanco los ojos por la advertencia.

—Ryan es una persona muy, muy buena, papá. Ya lo verás. No hay nada de qué

preocuparse, te lo prometo.

—Eso no es lo que quiero decir —dijo, poniendo su mejor cara de papá—. Sigue

siendo un chico de diecisiete años de edad.

Me reí cuando me di cuenta de lo que estaba hablando.

—No te preocupes, papá. Si él no deja sus manos en su lugar, sólo lo voy a aniquilar.

—Le guiñé un ojo, y entonces salí por la puerta antes de que él pudiera cambiar de

opinión.

Estaba tan aturdida que no me molesté al conducir a la casa de Ryan. No tenía

ninguna necesidad de guardar las apariencias con él, y un coche no era lo

suficientemente rápido. Y puesto que esta vez fue la primera vez que lo iba a ver sin


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que me obligara, él estaba asombrado gratamente cuando me encontró en la puerta de

su casa.

—¡Jamie! ¿Qué estás haciendo aquí?

—Tengo una buena noticia.

Ryan respondió rápidamente con una emoción de cachorro.

—¿Por fin estás lista para promoverme a la condición de novio?

—Por supuesto que no —reí—. No seas ridículo.

—¿Vas a mostrarme tus ojos?

—Buen intento.

Frunció los labios por sólo un segundo, pero luego nuevamente se iluminó su rostro.

—¿Has aprendido a volar?

Eso fue tan inesperado que salí completamente de mis pensamientos.

—¿Qué?

—Vamos, eso sería impresionante y lo sabes.

—Bueno, soy sorprendente —bromeé—. Pero dudo que incluso pueda desafiar a la

gravedad.

Ryan se rió mientras me dejaba entrar a su casa. Entonces, inmediatamente cerró la

puerta detrás de nosotros como si tratara de impedir que me diera a la fuga.

—Ok, entonces —dijo con cautela. Creo que no estaba muy convencido de que estaba

allí—. Entonces, ¿qué es realmente una buena noticia?

—He venido a decirte que ya no estás fuera de mis límites.

—¡Enserio! —Las cejas de Ryan se movieron con curiosidad excitada, y la siguiente

cosa que supe era que sus brazos estaban asegurados alrededor de mi cintura.

—No te hagas ideas brillantes, Romeo. A pesar de todo todavía somos amantes

desafortunados —quité sus manos de mis caderas y me reí cuando frunció el ceño ante

la distancia que puse entre nosotros—. Todavía estoy completamente fuera de tu

alcance. Sólo quería decirte que mi padre quitó la prohibición-Ryan, y ahora estoy

técnicamente permitida a estar contigo.

—Oh.


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No creo que noticia fuera tan buena para él como lo era para mí. Hizo una mala cara,

patética.

—No tengo que mentir más. —Le dije, tratando de conseguir que se emocionara—.

Tengo que admitir, sin embargo, que la práctica no será tan divertida ahora. El

escabullirnos fue algo caliente.

Ryan no tuvo una respuesta ingeniosa ésta vez. Sólo me dio una de esas miradas. Del

tipo peligrosas que convierten en papilla el cerebro y te hacen aceptar lo que sea.

—No importa el estado de ánimo en el que estés —dijo, dando un paso más cerca—.

Me gustas mucho.

Nunca lo hubiera aceptado pero realmente lo hice. Estaba de un gran estado de ánimo,

me sorprendí a mí misma con mi respuesta.

—Bueno, entonces te va a encantar esto —dije, cerrando la distancia entre nosotros—.

Vamos a salir.

—¿Qué? —Ryan no estaba seguro de haber oído bien hasta después de que se lo repetí.

—Vamos a salir —le dije otra vez—. Todo lo que hacemos juntos es practicar. Nunca

pasamos el rato. Vamos a olvidar mis poderes por una vez, y vamos a ver una película

o a jugar minigolf o algo así.

Ryan realmente se tambaleó hacia atrás. Si no fuera por el hecho de que estaba

completamente mudo y no podía cerrar su boca, creería que estaba tratando de ser

gracioso. El hecho de que estuviera completamente serio no sólo era gracioso, si no

también hilarante. No pude evitar reírme.

—Si no estás en buen estado de ánimo —bromeé—. Tal vez en otro momento.

Llegué a la manija de la puerta principal y los dedos de Ryan agarraron la parte

superior de la mía antes de que pudiera girarla.

—¿Estás pidiéndome que vallamos a una cita? —preguntó, sin apartar sus grandes ojos

de mí.

—Si llamas a pasar la noche conmigo divirtiéndonos, estrictamente sin-manos,

absolutamente-no-besos-de-despedida, una cita, entonces sí. Creo que estoy pidiéndote

que lo hagas. Es decir, si no tienes nada mejor que hacer esta noche. Sé que es sábado

por la noche y que eres Ryan Miller.

Ryan movió mi mano de la puerta y dijo:

—En realidad, hay una gran fiesta esta noche y sería una gran oportunidad para que…


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Puse mi dedo en los labios de Ryan. Estaba tan sorprendido por mi ocasional toque

innecesario, era por lo general su trabajo, sus palabras se atoraron en su garganta.

—No es una casualidad —dije—. Sé todo sobre la fiesta de Mike Driscoll y no voy. —

Quité mi dedo de sus labios y de inmediato comenzó a discutir, así que puse toda mi

mano en su boca—. De ninguna manera —advertí—. Entiendo que necesitas estar allí,

que es tu mejor amigo y todo —Ryan asintió con la cabeza energéticamente bajo mis

dedos—. Sin embargo, con práctica o no, si tuviera que pasar toda una tarde con Mike,

Becky y Paige, probablemente mate a alguien. A propósito.

La cara de Ryan decayó con mi declaración y me comencé a derretir. Así que tomé

una página del manual de Ryan Miller y puse mala cara. Patéticamente. Lancé un

suspiro que incluso mi padre no se negaría a darme lo que quería.

—Está bien —dije—. Podemos salir en otro momento.

De mala gana Ryan me jaló y tendió la mano —como esperaba que hiciera— para no

dejarme Salir.

—Mike tiene fiestas todo el tiempo —dijo tímidamente—. Estoy seguro que va a

entender si me olvido de una.

Sonreí ante mi victoria. Pero cuando Ryan vio mi sonrisa y trajo mis dedos a sus labios

para besarlos, me sonrojé.

Esa fue la última vez que me sonrojé en toda la noche, sin embargo. Ryan fue un

perfecto caballero como ―amor platónico‖. Admito que se maneja mejor de lo que yo

pensaba que podía. Me abrió todas las puertas, se negó a dejar que pagara por nada, y

no puso un sólo dedo en mí en toda la noche. Absolutamente ningún contacto físico

alguno, que definitivamente no es lo normal para él.

Él era tan educado que era casi decepcionante. Pero entonces, el Museo del Ferrocarril

del Estado de California no es precisamente el lugar más romántico del mundo. Así es,

para nuestra primera cita Ryan me llevó a Viejo Sacramento7, donde nos detuvimos a

comprar caramelos, tomamos una vista panorámica de los Fool`s Gold8 y, como

habrás adivinado, recorrimos el museo del ferrocarril.

Ah, Sacramento, la ciudad del amor...

7 Zona histórica para visitar en Sacramento, California

8 ―Oro de los tontos‖, espécimen de oro encontrado en California


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Está bien, el paseo en carruaje tirado por caballos paseando por la capital fue muy

romántico. Pero incluso entonces Ryan no hizo ningún intento de tocarme, y mucho

menos darme un beso. Creo que él veía esta cita como una especie de prueba o tal vez

algún tipo de barrera que finalmente había superado, y no quería perder terreno.

No me importaba tener que conformarme con los besos de Ryan sólo en mis sueños,

porque esa noche de normalidad fue más de lo que podía haber pedido. Pase un

momento genial —sólo Ryan Miller podría salir a un museo de trenes en un sábado

por la noche bien fría— que estaba segura de que mi estado de ánimo

impresionantemente sin preocupaciones, iba a durar para siempre.

Estaba equivocada. Mi burbuja estalló al minuto en que llegué a la escuela el lunes.

Ryan ya estaba allí, y estaba hablando con Mike y Paige en el patio. Los escuché desde

el estacionamiento, y sí, tengo súper-audición, pero después de unos minutos

cualquiera podía escucharlos desde el estacionamiento. También, escuchar a Paige, de

todos modos.

Todo empezó bastante simple, con Paige en su asquerosamente inocente —que nunca

engaña a nadie— voz, preguntándole a Ryan como estuvo su fin de semana.

—Te perdiste la noche del sábado.

—Gracias. Siempre es agradable ser extrañado.

¡Ja! Esa respuesta era tan de Ryan. No creo que Paige la apreciara como lo hice yo, sin

embargo, y Mike claramente no estaba contento con él.

—No puedo creer que te hayas perdido mi fiesta —refunfuñó.

—Lo siento, amigo, algo importante ocurrió —dijo Ryan, que parecía no inmutarse

por la cólera de Mike—. Voy a compensártelo. Voy a ver si puedo hablar con Gene

para que nos deje tomar el barco para ir al lago este fin de semana.

—Te he llamado como cincuenta veces. ¿Qué era tan importante para deshacerte de tu

mejor amigo? —exigió Mike.

—Estaba con Jamie.

Me sorprendió escuchar a Ryan ponerse a la defensiva, y creo que Mike lo estaba

también, porque dejó de presionar.

Paige, por otro lado...

—No fuiste a casa el domingo tampoco —dijo enfáticamente—. Yo hubiese ido a verte

si querías hacer algo.


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La voz de Ryan era demasiado cortés cuando dijo:

—Lo siento. Estuve en la cabaña de mi padrastro durante todo el domingo. Otro día,

sin embargo, te lo prometo.

Fue entonces cuando Paige rompió su límite. Fue bastante impactante en realidad. De

años de tratar con tanta desesperación, y no tan miserablemente, se encontraron con

ella, y simplemente no pudo soportarlo más.

—Sí, claro—Se quejó con amargura.

—¿Qué? —Podía oírla confusión en la voz de Ryan, sonando herido.

—Dije, sí, claro —gritó ella—. Eso es sólo su manera de mandarme lejos de nuevo.

Ryan, si no quieres salir conmigo, entonces no tienes más que decirlo.

Hubo un silencio por un momento y luego Ryan dijo:

—Lo siento, Paige. —Estaba siendo sincero, pero eso no iba a ayudarlo de todas

maneras. No con Paige—. Eres una gran amiga, pero no estoy buscando nada más.

—¡Quieres decir de mí! No estás buscando nada más de mí.

Podía oír a Ryan tragar con un nudo en la garganta. El pobre hombre estaba

probablemente sudando.

—Sí —dijo con calma—. Eso es lo que quiero decir.

Individualmente, cada suspiro que siguió a la confesión de Ryan fue relativamente

silencioso, pero al parecer suficientes personas estaban viendo el espectáculo, que en

conjunto el sonido casi hizo temblar las paredes.

Bueno, eso y Paul Warren gritando:

—¡Oh, que directo! —Lo suficientemente fuerte para que mis oídos se centraran es su

traqueteó.

Paige estaba, obviamente, demasiado enojada para hablar, pero Mike salió en su6

defensa.

—Eso fue duro, tío. ¿Cuál es tu problema?

Ryan suspiró.

—Me preguntó por la verdad.

Oí a Paige sollozando, y luego Ryan volvió la voz a casi un susurro.


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—Lo siento, Paige. No veo nada trabajando entre nosotros.

—¡Nunca nos has dado una oportunidad! —sollozó Paige.

—¿Qué quieres de mí, Paige? No eres la chica adecuada para mí —dijo Ryan, tratando

de hacer que su voz sonara fuerte otra vez.

—¿Y la fenómeno lo es? —gritó Paige. Sonaba como si hubiera dejado de llorar ahora,

y su voz estaba tan llena de ira que incluso habría sentido miedo de ella—. ¡Oh, no lo

niegues, Ryan! ¡Es tan obvio que me enferma! ¡Te gusta Jamie! ¡La chica es un

fenómeno! ¡Una reina de hielo! ¡Ella no es capaz de tener sentimientos! Ella sólo te

está usando para hacerme daño y tratar de hacerse popular. ¿Un sólo beso realmente

vale la pena para renunciar a todos tus amigos por tratar de conectar con alguna puta

que se nunca preocupó por ti de todos modos?

—Jamie no es un fenómeno, deja de llamarla así. Y no me vas a perder como amigo,

Paige. Siempre he sido tu amigo. Sigo siendo tu amigo. ¿Por qué no puedo ser amigo

de Jamie también?

—No sé, hombre. Paige tiene razón.

Casi me había olvidado de que Mike estaba involucrado en esta lucha, pero ahora, a

pesar de que no estaba gritando, parecía más enojado que antes.

—¿Qué? ¿Qué he hecho que es tan malo? —Ryan finalmente sonaba exasperado—.

Les dije que lo siento porque me perdí la fiesta del sábado.

—¿La fiesta del sábado? ¡Te has perdido todo en los últimos dos o tres semanas! Esa

solitaria chica te está apagando. Estás perdiendo puntos importantes, hermano.

—Oh, ¿estoy perdiendo puntos? Becky ni siquiera te mira ahora.

—Por lo menos yo le di una oportunidad.

—No le diste una oportunidad. Sólo la utilizaste para obtener un poco de acción, para

luego arrojarla al día siguiente.

—Si Becky no quería una conexión, entonces no debería haber ido al baile conmigo.

Paige repentinamente estalló de nuevo en la conversación.

—¿Quién se preocupa por Becky? ¡No se trata de Becky! Se trata de ti, Ryan. Estás

cambiando, y todo es debido a ese monstruo, ¡Jamie Baker!

—¿Puedes culparme? —gritó Ryan—. ¡Todo lo que obtengo de ustedes es esta mierda!

—Hubo una pausa, y luego Ryan dejó escapar un suspiro de enojo—. Olvídate de esto.


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Nunca había visto a Ryan perder los estribos. Bueno, escuché a Ryan perder los

estribos. Todavía no había mirado porque estaba escondida en mi coche. No es que sea

una cobarde, pero tenía serias dudas sobre aparecerme justo en ese momento en que no

han salido las cosas mejor para todos.

De repente la voz de Mike resonó.

—¡Hey, Miller!

Se oyó un fuerte golpe. El sonido de los huesos de un puño golpear provocó un

escalofrío través de mi corazón, y de inmediato me levanté de mi coche.

—No tienes idea de cuánto tiempo he querido hacer eso. Es bueno tener por fin una

razón —dijo Mike, lo que confirma mis temores de que Ryan había recibido un

puñetazo.

—Hiciste bien —escupió Ryan en la voz más amenazante que había oído nunca—. Es

bueno saber quiénes son mis verdaderos amigos. Jamie puede ser antisocial, pero al

menos no pretende ser tu amigo en la cara y luego te basurea en cuanto sales de la

habitación.

—No te preocupes. No me molestare en esperar a que te hayas ido. Que se diviertan en

Loserville9 con Baker. ¡Ya hemos terminado!

El alboroto terminó. Podía oír a la multitud dispersase y la gente se dirigía a sus clases,

murmurando acerca de la escena que acababan de presenciar, todos tratando de decidir

quién tenía razón.

Sonaba como que la escuela estaba a punto de dividirse en dos fuerzas opuestas. Yo ya

sabía de qué lado estaba, pero mientras hacia mi camino a través del estacionamiento

estaba desgarrada por dentro. Estaba feliz de que Ryan se había dado cuenta por fin lo

que Mike y Paige eran, pero sabía que estaba herido, y odiaba eso. Me encantó que él

me defendiera, e incluso me había elegido por encima de ellos, pero odiaba que yo

fuera la causa de su lucha.

Él había hecho tanto por mí, y yo estaba rompiendo su pequeño mundo feliz hacia

abajo.

Nada de mi felicidad valía la pena el dolor y sufrimiento de Ryan. Yo era igual a

Paige. Podría comportarme como significa que era, y no era digna de Ryan. No sabía

qué hacer con él, pero yo sabía que Ryan no debería estar solo, así que me dirigí hacia

el patio y recé para que Paige y Mike se hubiesen ido mucho tiempo antes de que

9 Ciudad de perdedores


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llegara. Ellos estaban ahí, al igual que la mayor parte de la escuela, porque el primer

período estaba a punto de empezar, pero Ryan no estaba solo. Becky se me adelantó.

Me quedé helada cuando los vi juntos. Hicieron una imagen tan hermosa que estuve a

punto de llorar. Ellos no decían nada, sólo abrazándose unos a otros en un abrazo tan

íntimo que podría haber sido una tarjeta de Hallmark. Ryan estaba temblando, con ira

o dolor, no podía decirlo, y había lágrimas en la cara de Becky.

Quería estar celosa, y lo estaba, pero no por la razón que la mayoría de las chicas

estarían. Su abrazo era uno de esos que se dan los viejos amigos, dándose consuelo

uno a otros porque estaban sufriendo por igual. No estaba celosa de que Becky estaba

abrazando a Ryan, estaba celosa de que ella pudiera abrazarlo. Yo no podía contener a

Ryan así. No podía estar cerca de él.

Ryan agonizaba por una relación, pero no podía darle eso a él.

Ryan y Becky se quedaron allí por lo que pareció una eternidad. Y por un largo tiempo

se abrazaron, me quedé allí, mirándolos. Me sentía como si me inmiscuyera en su vida

privada, pero no fui capaz de irme lejos. Becky fue la primera en moverse.

—¿Estás bien? —preguntó, haciéndose hacia atrás de los brazos de Ryan para evaluar

su ojo. Ya se estaba volviendo morado.

—Estoy bien —suspiró Ryan—. Las ojeras son sexys, ¿no?

Becky se echó a reír a través de sus lágrimas y sacudió la cabeza, obligando a Ryan a

suspirar de nuevo.

—Por lo menos no me rompió la nariz. No puedo creer que me haya golpeado.

—Él es un idiota —argumentó Becky.

—Supongo que me lo merecía. No debería haberme metido así.

—No dijiste nada que no fuera verdad.

—Pero ellos han sido mis amigos durante tanto tiempo.

—Olvídate de ellos, Ryan —susurró Becky, abrazando fuertemente los brazos

alrededor de su cintura otra vez—. Ellos se merecen el uno al otro. Y tú te mereces

mejores amigos.

—Sigues siendo mi amiga, ¿verdad?

—Sólo la mejor desde el segundo grado —Becky lo empujo atrás y sonrió a Ryan—.

Eso nunca va a cambiar.


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Se rieron cuando se abrazaron de nuevo, pero la sonrisa se desvaneció rápidamente de

Becky.

—Gracias por dar la cara por mí.

—Mike es un idiota. Debería haber pateado su culo semanas atrás. Pero pensaba que

todo iba a cambiar de golpe, ¿sabes?

—Sí.

—Lo siento.

—No —Becky suspiró—. Yo lo siento. No tenía la intención de provocar una pelea.

—No te preocupes por eso. Esa pelea fue realmente acerca de Jamie de todos modos.

Un agudo dolor me atravesó cuando vi a Ryan arrastrar a Becky en dirección a su

primera clase. Una cosa era que creyera estar arruinando su vida, pero otra totalmente

distinta era oírlo confirmarlo.

Tenía que salir de allí. Me di la vuelta y me dirigí de vuelta al estacionamiento.

Todavía podía oír a Ryan y a Becky hablando mientras caminaban.

—Ryan, sobre Jamie —Becky comenzó a decir. Quedó claro en su tono que ella no

estaba muy emocionada con nuestra amistad.

—No vamos a hablar de Jamie en este momento —Ryan la interrumpió—. Ya he

tenido suficientes argumentos por un día.

—Pero ella es...

No sé lo que hizo detenerse su sentencia, pero en lugar de repetir todas las cosas por

las que me llama Paige, todo lo que dijo fue:

—Estoy preocupado por ti.

—No —fue lo último que oí antes de encender mi coche y salir corriendo de la escuela.

Me fui a casa, y mi cara estaba tan pálida que era fácil de convencer a mis padres que

no me sentía bien. Bien podría haber tenido una enfermedad legítima, porque me

sentía muy mal todo el día. Claro, fue un auto-infligido sufrimiento, pero dudo que

incluso los peores virus me pudieran haber hecho sentir peor.

Me quedé dormida después de comer y no me desperté de nuevo hasta que hubo un

golpe en la puerta. Grite:


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—Adelante —asumiendo que era mi madre comprobándome por enésima vez, y no

abrí los ojos hasta que me di cuenta de que la mano que acariciaba mi cabello era

demasiado grande para pertenecer a mi madre.

—¿Cómo te estas sintiendo? —preguntó Ryan suavemente cuando mis ojos se abrieron

de golpe—. Tu mamá dijo que estabas enferma.

Tenía muchas preguntas para averiguar qué hacer primero, así que en vez de eso sólo

reaccioné por instinto y me quedé sin aliento por la contusión terrible que cubría el

lado derecho de su cara.

—¡Tu ojo!

Él me dio una sonrisa torcida.

—Sexy, ¿verdad?

Ni siquiera podía reír, parecía demasiado horrible para eso.

—Parece que duele.

—No está tan mal.

Ryan no dio más detalles, y no sabía qué más decir, así que empecé a hacer mis

preguntas.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—No estabas en la escuela. Y me preocupe.

Después de todo lo que había pasado hasta hoy, ¿y estaba preocupado por mí? Era tan

dulce, y sin embargo, me hizo sentir mucho peor. ¿Cómo podía tener todavía esa

sonrisa despreocupada? Quería preguntarle, pero yo no quería ser la primera en tocar

el tema.

—¿No deberías estar en la práctica en este momento?

La sonrisa de Ryan se volvió tímida, y señaló su contusión en la cara.

—Driscoll y yo estamos suspendidos por el resto de la semana. Que incluye todas las

actividades relacionadas con la escuela. El entrenador estaba tan enojado que casi le

explota una vena en sus ojos.

No podía creer que se estaba riendo. No pensé que fuera divertido,

—¿Por qué te suspendió? Mike fue el único que golpeó a alguien.


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—¿Cómo sabes que no golpeé su trasero? No estabas en la escuela hoy.

Oops

—Estaba hasta que tu mejor amigo te dio un puñetazo a cuenta mía. Estaba bastante

segura que nadie me quería ver ahí.

—Yo quería.

—No entras en la cuenta.

En lugar de una mueca, Ryan me dio otra sonrisa.

—Pensé que era el único que contaba.

Suspiré.

—Ryan. —Estaba molesta, y me tomó un minuto para calmar mi voz—. Mike estaba

en lo cierto. No acerca de que eres un idiota, pero que hemos estado pasando mucho

tiempo juntos últimamente. Estás perdiendo amigos por mi culpa, y no puedo manejar

eso. Tal vez deberíamos dejar de pasar el tiempo.

Ryan me dio una mirada muy sensata, pero no estaba enojado conmigo.

—Vas a tener que matarme en primer lugar.

Una vez más, no pensé que era gracioso, pero esta vez no estaba bromeando.

—Nadie está perdiendo nada. Paige solamente es celosa, y Mike siempre buscando

pelea. Se les pasará pronto cuando lleguen a conocerte. Todo estará bien, ya lo verás.

—¿Qué quieres decir, cuando lleguen a conocerme? Nadie está haciendo nada para

que me conozcan.

—Pensé que podría ser una de las razones de toda la práctica, lo que te ayudaría a

tener el control suficiente para estar segura alrededor de la gente. Como lo estás

haciendo mucho mejor ahora asumí que te gustaría empezar a conocer a otras

personas.

—Te equivocaste.

—¿Pero por qué? Pensé que querías tener amigos. Vivir una vida normal.

—Si eso significa que tengo que salir con Mike y Paige, gracias, pero no, gracias.

—Jamie —suspiró—. Tienes que dar más de ti misma. No puedes odiar a todo el

mundo todo el tiempo. Sólo estas asustada, pero no hay realmente nada que temer.


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—Para ti es fácil decirlo. ¡Eres Ryan Miller! ¡Eres perfecto! Yo soy una loca,

¿recuerdas?

—Me gustaría que dejaras de decir eso.

—¿Por qué negar lo que soy?

—Tú no eres un bicho raro, pero me gustaría que dejaras de llamarme perfecto. Tengo

un montón de problemas.

—¿Cómo cuál?

—¿Además de mi necesidad de ser perfecto? A la gente como yo, le importa mucho lo

que piensan sobre uno, es algo que se vuelve necesario. Estaba con Paige a pesar de

que me vuelve loco. Ni siquiera me gusta el fútbol, pero debo jugar porque sé que es lo

que mi padre le gusta de mí, y aunque se fue, todavía necesito su aprobación.

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Ryan? ¿Consciente de sí mismo? No podía ser.

—Está mal hacer las cosas sólo para hacer feliz a otras personas. Siempre te he

admirado, Jamie, desde tu primer día de clases aquí. Yo estaba de pie junto a Mike

cuando te invitó a salir, y te reíste de él como si estuviera loco. No entendía cómo

alguien podía hacer eso, pero realmente no te importaba lo que pensara en ti. No

importa lo que piensen. No tienes idea de lo mucho que me gustaría ser así.

Me quedé atónita y sin palabras. Literalmente. Sin habla.

—Tú debes estar pensando que estoy loco —bromeó Ryan después de que quedó claro

que no iba a responder—. Porque no voy a dar marcha atrás, no importa cómo hacer

felices a otras personas me hace infeliz a mí —sonreía alegremente, pero la mirada se

desvaneció rápidamente—. Realmente me gustaría que hicieras un intento de conocer

a mis amigos. Sé que es difícil de creer, pero realmente no son malas personas.

—Me sonrió y rápidamente puso los labios en mi frente antes de levantarse de la

cama—. Piensa en esto, por favor. Además del hecho de que sería bueno para ti,

significaría mucho para mí, y sé que te encantaran cuando los conozcas.

Cuando dijo eso, todo lo que podía ver era él y Becky abrazándose. No significa

mucho para él, pero significó mucho para mí. Aun así debería hacerlo.

Ryan había venido a ver si me sentía mejor, pero la visita que hizo me hizo sentir peor.

—Descansa un poco —dijo, preocupado por la nueva imagen de la desesperación que

vio en mí. Él esperó un momento antes de salir de mi cuarto, con la esperanza de que

pudiera decirle lo que estaba pensando, pero cuando no lo hice, se obligó a una última

sonrisa—. No te olvides que hay práctica el domingo. Te recojo a las diez.


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Capítulo 14

Traducido por Hanna


racias a Mike y su puñetazo punzante, no vi a Ryan en toda la semana y me

quedé con nada más que mis pensamientos para entretenerme en la escuela.

Eso no era bueno. Todo en lo que podía pensar era en la pelea y cómo todo

fue por mi culpa.

Y por supuesto, estaba Becky. Ella seguía tan retraída como lo había estado por

semanas, pero ella parecía contenta de que fuera así. Sabía que ese cambio solo pudo

ser por lo que pasó con Ryan, y eso me hizo pensar aún más.

Por el momento, Ryan apareció la mañana del domingo, tal como lo había prometido,

y yo estaba completamente fuera de esto. Al verlo debería haberme animado, no

deprimirme aún más, sobre todo cuando me exigió hacer ejercicios juntos. Tú ves, hay

un Ryan Miller, y después hay un Ryan Miller determinado. Sin camisa, el sudor

brillando sobre su dura piel, su respiración lenta enfocándose en obligar a su pecho a

expandirse al igual que su abdomen estrechándose alrededor de cada músculo

individual en él… debería haber sido suficiente para quemar mis ojos y hacerme inútil,

pero no quise detenerme a observar la perfección frente a mí.

No me di cuenta que tan sombría estaba hasta que Ryan me sacó de mis pensamientos

con una sonrisa.

—Tú sabes —dijo, ahora simplemente utilizando su banco prensado como un asiento

de primera fila para presenciar mi entrenamiento—. Creo que tenías razón. Hacerte

trabajar fue una idea realmente mala.

—¿Por qué? —Dándole un mal vistazo al banco prensado de su camioneta. Ryan

había pasado las últimas tres semanas tratando de convencerme de que tenía que

trabajar en mi súper fuerza. Dijo que para ser un súper héroe, yo era ―súper cobarde‖.

—Aparte del hecho de que el F-250 que estás bombeando me hace sentir

completamente insuficiente —Ryan dijo—: Me temo que si no dejas de hacer eso, vas

a terminar lanzándolo contra mí.

—¿Por qué lanzaría una camioneta sobre ti?

G


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—Debido a que por lo general te pones realmente de mal humor cuando trato de darte

un beso, y si no dejas de lucir francamente sexy, voy a tener que hacer eso.

Tomé una respiración lenta, bajé de la camioneta, y la levanté por encima de mí de

nuevo. Mientras lo hacía, podía sentir mi cola de caballo pegarse a la parte de atrás de

mi cuello. Estaba segura de que parecía cualquier cosa menos sexy, y Ryan parecía ser

capaz de leer mis pensamientos.

—Nunca te he visto sudar antes —confesó—. Tienes a mi mente completamente a la

deriva.

El calor que sentía en mi cuello ahora era de la vergüenza en lugar de los latidos

elevados de mi corazón. Robé un leve vistazo a la cara de Ryan y de repente sentí

como el sostén deportivo y los pantalones cortos de entrenamiento que tenía no eran

suficiente ropa. Por el lado positivo, me olvidé del mal humor.

—Deja de observarme en este momento, ¡o te lanzaré ésta camioneta! Ve a tomar una

ducha fría o algo mientras termino.

—Tengo una idea. ¿Por qué no lo dejamos todo y vienes a la tina de agua caliente

conmigo?

—Oh sí, esa es una idea brillante. ¿Por qué no te remojas con un secador de pelo?

Ryan me dio una mirada molesta, pero abandonó el tema y bebió una botella de agua

antes de lanzarse hacia abajo al columpio del patio y cerró los ojos.

Continúe mi entrenamiento en silencio durante unos minutos. Era tan tranquilo en la

cabaña de Ryan que no me importo cuando todo se quedó en silencio entre nosotros,

pero al escuchar a la naturaleza a mi alrededor me di cuenta de un ruido extraño que

no parecía encajar con los sonidos del bosque.

—¿Oyes eso? —pregunté antes de darme cuenta de lo tonta que era la pregunta. Por

supuesto que no podía oír, yo apenas podía.

—¿Oir qué?

—Un zumbido verdaderamente tranquilo. No puedo ubicarlo exactamente, pero

nunca lo había escuchado aquí antes. —Dejé con cuidado la camioneta de vuelta en el

suelo y escuché de nuevo.

—Es probable que sólo sea un barco en el lago —ofreció Ryan.

Eso no suena como un motor para mí. Casi sonaba electrónico. Pero tan pronto como

había puesto la camioneta en el suelo se detuvo.


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—El lago está detrás de la casa —el ruido venía de ahí.

Señalé el bosque en frente de la casa y escaneé los árboles de nuevo, pero no vi nada.

Fuera lo que fuese, se había ido, así que me reuní con Ryan en el porche delantero con

un confundido suspiro.

—Tal vez mi mente está jugando trucos conmigo. Tiendo a ponerme un poco

paranoica cuando estoy haciendo cosas como levantar camionetas al aire libre.

Ryan se incorporó, dejando espacio a su lado en el columpio. Cuando me senté pasó

un brazo a mi alrededor, y no luché contra él. Habíamos estado practicando mucho

últimamente, soy menos dura sobre que me toque, y sabía que estaba bien en este

momento.

—Muy bien, entonces —dijo, evidentemente feliz de que no lo haya sacudido de mis

hombros—. ¿Por qué no trabajamos en algo más sutil, si te preocupa? ¿Cómo es tu

audición? Voy a empezar a cantar, y tú vas a correr. Llámame cuando no puedas

oírme más. Eso no es tan obvio como estar levantando una camioneta.

Ryan me dio un abrazo, y su brazo a mí alrededor me recordó el estado de ánimo en el

que había estado toda la semana. Un destello de como envolvió los brazos alrededor

de Becky hizo que mi corazón descendiera a mi estómago.

—No tengo ganas de practicar más el día de hoy —le dije.

Ryan escuchó la decepción en mi tono.

—Está bien. Es la hora del almuerzo de todos modos, y oficialmente tengo abierto el

apetito.

Me di cuenta por su tono cuidadoso, que Ryan se estaba resistiendo a la tentación de

preguntarme qué me pasaba, pero es bueno que él hiciera eso. No quería explicárselo,

así que decidí tratar de distraerlo.

—¿Te gusta el estilo de pizza de Nueva York?

Ryan se animó al instante. Misión cumplida.

—Soy un chico. Me encanta todo tipo de pizza.

—Bueno, sé dónde encontrar la mejor pizza en el país, ¿por qué no me dices dónde

queda el cuarto de baño, y cuando esté limpia correré para conseguirnos el almuerzo?

—Oh, vamos, Baker. Estoy disfrutando cómo luces después del entrenamiento.


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—Más bien como apesto post-entrenamiento. No te olvides que tengo un súper sentido

del olfato.

Me reí cuando Ryan arrugó la nariz. Obviamente, él no había pensado de esa manera.

—Grosero.

—Lo sé, así que asegúrate de ducharte mientras estoy fuera consiguiendo la pizza.

—Sí, señora —saludó Ryan y marchó conmigo dentro al cuarto de baño.

Cuarenta y cinco minutos después regresé a la cabaña con un pastel caliente de Ricci.

Lo dejé caer en la mesa del patio, donde Ryan apenas se había sentado para esperar

por mí, y sus ojos se abrieron muy grandes cuando levantó la tapa.

—Te dije, la mejor pizza en el país —dije.

—¡Esto parece increíble! ¿De dónde lo sacaste?

—De un pequeño pueblo de Illinois.

—¿Quieres decir el estado claro en la costa este? —preguntó Ryan, incrédulo.

—Bueno, técnicamente es en el medio oeste. ¿Te has dormido también en geografía?

—Lo que sea. Sólo quería decir que no es exactamente acá en la esquina —Ryan se

quedó con la porción de pizza en sus manos por un momento como si fuera mágica,

pero cuando el olor llegó a su nariz, salió de su trance.

Una vez que estaba en su tercera o cuarta porción, finalmente redujo su velocidad lo

suficiente como mantener una conversación cortésmente.

—No puedo creer que hayas ido todo el camino hasta Illinois.

—Es un poco surrealista a veces, cuando pienso en lo que puedo hacer —admití.

—Me gustaría tener poderes también. Lo divertido que sería si pudiera ir abatiendo

todo el país por capricho y todavía volver a tiempo para la cena. Estaría en Miami

Beach todo el tiempo. O en Nueva York.

Sabía lo que quería decir, pero no podía evitar que su comentario desgarrara mi

estómago. Nunca he deseado algo tan horrible para que le pase a cualquier persona,

especialmente no Ryan. Pero entonces, mis poderes no parecían la misma carga desde

que le había contado a Ryan sobre ellos, y una parte de mí estuvo de acuerdo que sería

increíble ser capaz de arrastrar a Ryan hacia mi lugar favorito conmigo.

—El Gran Cañón —susurré.


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—¿Qué?

Me sonrojé al recordar mi primer sueño que Ryan protagonizaba.

—Si pudiera llevarte a cualquier lugar conmigo, te llevaría al Gran Cañón, no a Nueva

York. Las mejores puestas de sol en el planeta.

Ryan consideró esto por un minuto y luego sonrió.

—Vamos a planear un viaje en algún momento. Tendrás que ir en avión, como

nosotros los simples mortales.

—¿Al igual que los mortales? —gemí—. ¡Oh, por favor! Cierra la boca y come la

última porción.

Ryan se rió, pero hizo lo que le dije, y todo estuvo tranquilo mientras él despachaba el

último pedazo de pizza. Cuando se la terminó, por fin rompió el silencio.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Seguro.

—Pero tienes que prometerme que no vas a asustarte.

Eso me puso un poco nerviosa, pero mi curiosidad pudo más en mí.

—Está bien —asentí lentamente.

—Me estaba preguntando…

—¿Sí?

—Bueno, yo estaba pensando en cómo obtuviste tus poderes.

Sentí mariposas en el estómago al recordar el accidente.

—¿Y?

Ryan tragó saliva nerviosamente, pero parecía decidido a escupir todo lo que tenía en

mente.

—Yo estaba pensando por qué… Derek —tropezó con el nombre—. no terminó como

tú.

No pude ocultar mi sorpresa, y la cara de Ryan palideció cuando se dio cuenta de que

pude haberme disgustado.


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—No quería entrometerme —dijo tímidamente—. Es sólo que, bueno, si los residuos

del camión junto con la electricidad te dio tus poderes, entonces deberían haber hecho

los mismo con Derek, en lugar de que… tú sabes…

Me sentí como si estuviera a punto de vomitar. Era una pregunta bastante lógica.

Obvia, incluso, si realmente pensaba en ello, pero nunca esperé que Ryan hiciera esa

conexión. Era parte de un secreto que juré llevarme conmigo a la tumba. Pero tenía

que responder de alguna manera. Miré la cara de Ryan con cuidado cuando dije, sin

saber qué estaba buscando exactamente pero aterrorizada de todos modos.

—Derek no estaba en el coche cuando el camión me golpeó. No fue rociado con los

productos químicos, sólo electrocutado.

Ryan se quedó callado por un minuto, y me preguntaba si podía verme temblar.

—¿Qué estaba haciendo que no estaba en el coche contigo? ¿Dónde estaba?

—Veníamos de este lugar al que nos gustaba ir a veces. Un viejo puente sobre un gran

canal de riego escondido en medio de un campo de maíz. Es un agradable y tranquilo

lugar para observar las estrellas. Le gané al regresar al coche, y justo después de que

entré, es cuando apareció el camión.

Esta respuesta parece ser suficiente por el momento, y cuando vaciló me desesperé a

cambiar de tema. Todavía hay cuestiones que se pueden preguntar. Preguntas que

sabía que iba a preguntar si había tiempo para pensar en ellas. Preguntas que yo sabía

que no estaba dispuesta a responder. Ni siquiera a Ryan.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —le pregunté rápidamente cuando empezó a abrir la

boca, otra pregunta goteando de sus labios.

Se atragantó con sus palabras, sorprendido por mi petición, y luego asintió con la

cabeza.

—Por supuesto, cualquier cosa.

—¿Cuál es la historia contigo y Becky? ¿Por qué ustedes no han salido alguna vez?

Esto lo derribó. Y con razón. Era mucho más de lo que él me había pedido a mí. Yo

no estaba planeando inmiscuirme en este tema, pero tenía curiosidad, y mi pregunta

cumplió su propósito. Ryan olvidó por completo mi accidente y mi novio muerto.

—Um… —tartamudeó, todavía un poco asustado—. Bueno, en realidad lo hicimos

por un tiempo. Más o menos. Si el sexto grado cuenta —la sonrisa que

inconscientemente se extendió por su rostro fue trágicamente bella—. Ella fue mi

primer beso.


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—Oh.

—No estás preocupada por Becky, ¿verdad? —Ryan me preguntó, mirándome con una

expresión ansiosa. Supongo que mi disfraz de decepción fue pobre. Por supuesto no

tenía motivos para estar celosa, no tenía derecho a estarlo, pero lo estaba—. No hay

nada pasando entre nosotros. No lo ha sido por años y años. Te lo prometo, Jamie, no

tienes nada de qué preocuparte.

La promesa de Ryan rompió mi corazón en pedazos. ¿Por qué me declara su fidelidad

a mí cuando no estamos en ninguna relación? ¿Cuándo no podíamos estar en alguna

relación? Ryan merecía para sí mismo mucho más que los desechos de un

enamoramiento imposible, y yo no podía sacar provecho de él de esa manera.

Había hecho la pregunta de manera casual, pero esta conversación parecía cualquier

cosa menos casual de repente.

—Eso es exactamente lo que me preocupa, sin embargo, Ryan, el hecho de que no

pasa nada. Becky es tan bella, y al margen de cómo se sienta acerca de mí, parece

realmente agradable. Tú obviamente te preocupas mucho por ella. Ella podría ser la

novia perfecta para ti. Eso es algo que yo nunca podría ser. Tú mereces todas las cosas

que ella puede darte, todas las que yo no puedo.

Me quedé horrorizada cuando mis ojos me traicionaron y se llenaron de lágrimas. Las

golpeé de regreso rápidamente, pero el daño ya estaba hecho. Ryan ya estaba de pie y

sacándome de la silla, en su brazos.

—Pero ella no es tú —insistió—. ¿No te das cuenta de qué tú eres a la que quiero? Tú.

Becky no, o Paige, o cualquier otra chica que pueda o no pueda estar conmigo. Sólo

tú.

Ryan estaba haciendo su mejor esfuerzo para ganarme, y yo estaba tan cerca de

abandonar. Demasiado cerca. No podía recordar por qué se suponía que tenía que

resistirme a él. Sólo sabía que debía. Empecé a gritar ¡No! ¡No! ¡No! Una y otra vez en

mi cabeza hasta que gané algo de mi fuerza.

—No —finalmente logré decir en voz alta, sólo que salió como un susurro—. Tú no

debes quererme, Ryan.

Me salí del apretón de Ryan y comencé a correr. No sé por qué no despegué en súper

velocidad. Sigo sufriendo de los efectos borrosos de su ―sólo tú‖, tal vez. Mis pasos

sólo llegaron hasta la parte delantera. Ryan me agarró por la muñeca, me giró

alrededor, y tiró de mí hacia abajo en el columpio del porche en la que había estado

sentado anteriormente.


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—¡Oh, no, no! Tú no vas a huir de mí esta vez.

—¡Ryan, por favor! —Sujetó sus brazos alrededor de mí y me mantuvo a su lado en el

columpio. No en una aterradora manera agresiva, sólo para que no pudiera irme sin

tener que ser súper Jamie sobre él.

—Sí no quieres estar conmigo porque no estás lista para otra relación o no te gusto de

esa manera, entonces eso está muy bien. Puedo respetar eso. Incluso podría tratar con

la excusa de que estás muy asustada. Eso es una tonta excusa, pero podría vivir con

eso. Con lo que no puedo vivir es contigo jugando a la mártir, ya que no crees que eres

lo suficientemente buena para mí, ¿entiendes?

Lo tomé como una pregunta retórica, pero dejé de esforzarme contra su agarre. Sintió

que me relajé y entrecerró sus ojos sobre mí, después me dejó ir. Me dejé caer en mi

asiento y no luché contra él cuando deslizó sus brazos alrededor de mí y me metió de

forma segura a su lado. Se le escapó lo que parecía un suspiro de alivio y luego apoyó

la cabeza sobre la mía.

Me pregunté qué estaba pensando cuando nos sentamos allí, pero no pregunté. Tenía

la sensación de que era mejor no saber en este momento, porque él enterró su nariz en

mi cabello e inhaló muy profundamente antes de besar un lado de mi cabeza. Luego el

brazo que tenía sobre mis hombros cayó por mi espalda y se deslizó alrededor de mi

cintura para tirar de mí con más fuerza hacia él.

Por una fracción de segundo sus dedos se deslizaron por la parte de mi piel que se

expone entre el fondo de mi camiseta y la parte superior baja a la altura de mis jeans.

No estaba segura de sí había notado el contacto, pero seguro que yo sí, y el toque breve

envió una onda de choque a través de mí.

Ryan se dio cuenta. Sus dedos rápidamente encontraron su camino de regreso a mi

piel, y luego deslizó libremente su mano con firmeza a través de mi estómago,

asegurándose de capturar la mayor cantidad de piel desnuda como pudo antes de

amarrar sus dedos, y bloquearme con sus brazos. Su posición envió escalofríos por mi

piel.

—Ryan. —Suspiré de mala gana. Eso pretendía ser una advertencia.

Él me cortó con suave autoridad.

—Shh. Sólo vamos a sentarnos aquí por un minuto.

No dijo nada más porque sabía que había ganado la discusión. No es que hubiera

puesto una gran resistencia en esta ocasión.


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Ryan estaba empezando a saber dónde estaban mis debilidades y fue ingeniosamente

averiguando lo lejos que me podría empujar antes de que golpeé el botón de pánico en

él. Esperó unos minutos hasta que estuve completamente relajada de nuevo y entonces

él abrió sus manos y comenzó a explorar mi piel con sus dedos. Su toque causó una

sensación de ardor que dejó un rastro en todas partes dónde su dedos recorrían. Todo

mi cuerpo se estremeció.

Cuando me quedé sin aliento, trataba de encontrar aliento para decirle que se

detuviera, él me cortó con un susurro.

—¿Jamie?

Apenas podía pensar con claridad ya.

—¿Hmm? —Respiré en una voz tan pequeña que no estaba segura de si quiera me

escuchó.

—Bésame.

Me estremecí de nuevo a su petición.

—No. —Le respondí a su pregunta, pero no tenía la fuerza para decirle que dejara la

tortura infligida por sus dedos. Me estremecí de nuevo, con fuerza suficiente como

para que Ryan dejara lo que estaba haciendo y cerró sus manos juntas de nuevo.

—Estás lista —insistió—. Si puedes manejar esto entonces puedes manejar sólo un

beso.

De repente sentí su nariz rozar contra mi mandíbula, Sus labios se agitaban en mi oído

como un susurro débil.

—¿Por favor?

Mi pulso estaba acelerado y me sentí casi tenue, pero me concentré en mi respiración,

dispuesta a mantener la calma. No estaba lo suficientemente fuerte como para

resistirme, así que tuve que tratar con todas mis fuerzas para no hacerle daño. Y luego

su mano bajó debajo de mi barbilla e inclinó mi cabeza hacia la suya. Nuestros labios

se encontraron antes incluso de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo, y ese

fue el final del mismo. Cada pensamiento lógico que había en mi mente se escurrió.

Al igual que la primera vez que nos besamos, mi cuerpo me atrajo hacia él como un

imán al hierro, y mis brazos se envolvieron alrededor de su cuello. Sentí que el flujo de

energía pasó alrededor de nosotros, y Ryan respondió tirando de mi más cerca para

profundizar el beso. Sentí los cabellos comenzando a subir en la parte posterior de su

cuello y comencé a alejarme.


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—No —exclamó Ryan, negándose a dejar que me vaya—. No, está bien.

Ryan es un tipo persuasivo, y el mejor besador, así que cuando sus labios se estrellaron

con los míos de nuevo, le devolví el beso con todas mis fuerzas. Cuando perdí el

control absoluto de mí misma, el flujo de energía se volvió más intenso que nunca, y

me di cuenta que no estaba emitiendo energía, sino más bien tirándola hacia mí.

Podía sentir mi cuerpo succionar el poder sacándolo a la atmósfera alrededor de mí.

La electricidad de la casa, las líneas de energía que la alimentaban, vino corriendo a mí

en todas direcciones. Todo se sentía tan cálido, y un torbellino de energía comenzó a

rodearnos en círculo mi cabello alrededor en un frenesí salvaje.

Cuando todo el cuerpo de Ryan, finalmente comenzó a temblar contra mí, mi pasión

fue rápidamente reemplazada por el pánico. Quería simplemente darle un empujón lo

suficiente para separarnos, pero toda la energía que había canalizado me había hecho

más fuerte de lo normal. Cuando mis manos se apretaron contra su pecho,

accidentalmente lo lancé unos veinte metros. Salió volando del columpio y sobre la

barandilla del porche, dónde aterrizó en la entrada de tierra.

Desde el momento que lo lancé estaba segura de que lo había herido y empecé a correr

a su lado. Pero como me limité a bajar las escaleras, pude sentir que algo realmente

estaba fuera de mí. No era malo necesariamente, pero definitivamente no era bueno

tampoco. Sentí un fuerte miedo. Toda la energía que había aspirado estaba rebotando

dentro de mí como una bomba nuclear.

Me detuve, me temía que si me movía un músculo perdería el control de todo el poder

salvaje dentro de mí.

Sostenerlo aparentemente no ayudaba. La energía fluía a través de mi cuerpo haciendo

que mis brazos y piernas se agitaran con furia. Mi cabello comenzó a fluir en mi

cabeza, como si la energía estuviera tratando de escapar de cada filamento individual.

El calor comenzó a fluir a la superficie de mi piel y mis manos se sentían como si

estuvieran en llamas.

Me distraje un momento de mí situación, cuando oí un gemido. Ryan había

recuperado la consciencia y se incorporó llevando una mano a la cabeza. Yo estaba

confundida porque hasta donde había volado debería haberse hecho daño, pero se veía

solamente agitado, en realidad no lastimado. Miró a su alrededor en las nubes por un

momento hasta que sus ojos se posaron en mí.

—¡Jamie!

La forma en que gritaba, como si temiera por mi vida, me sacó de mi trance, y el fuego

bajo las palmas de mis manos de repente explotó en mí, como rayos. Las explosiones


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dispararon en línea recta desde mis manos, zumbando sobre la cabeza de Ryan por

sólo un par de metros, y golpearon un pino gigante detrás de él.

Con una luz cegadora y un crack ensordecedor de los truenos, la base del árbol explotó

debajo de sí mismo.

Ryan gritó mi nombre otra vez, pero no tan fuerte como yo le gritaba a él, porque el

árbol detrás de él estaba empezando a caer. Incapaz de moverme, lo único que podía

hacer era gritar.

—¡Cuidado! —Y el tronco de un metro de grosor cayó directamente sobre él.

Sin tiempo para levantarse por sí mismo y correr, Ryan lanzó sus brazos sobre su

cabeza en un instintivo movimiento para cubrirse a sí mismo. Mi corazón dejó de latir

cuando el árbol se desplomó, pero para mi sorpresa, Ryan cogió el enorme tronco y lo

sostuvo firme por encima de su cabeza.

Nos miramos el uno al otro con incredulidad por un momento. Debería haber sido

imposible. ¿Cómo había sucedido? ¿Qué había sucedido? Estaba preocupada, pero vi

esa infame sonrisa famosa difundirse ampliamente en el rostro de Ryan, y arrojó el

árbol detrás de él en parte la misma manera en como yo lo había arrojado sólo

momentos antes.

—¡Esto se está volviendo jodidamente genial! —Se rió Ryan cuando se puso de pie,

pero no pude seguir su ejemplo.

Alivio, shock, y fatiga, todo me alcanzó en ese momento, y me di cuenta de que la

explosión me había dejado completamente débil. Mis músculos eran como gelatina, y

las rodillas se me doblaron.

Cuando Ryan se precipitó en mi ayuda, le grité.

—¡No! ¡Espera! —Pero ya era demasiado tarde. Ryan me tomó y la electricidad se

apoderó de su cuerpo. La sacudida lo pateó fuerte, dejándolo sobre su espalda. Sus

músculos contraídos en espasmos salvajes por un segundo, y luego cayó inerte sobre la

tierra.


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Capítulo 15

Traducido por Parvatti


odría haber sido peor, supongo. Aunque en ese momento no sabía cómo. En

ese instante solo pensé en que estaba muerto. Sí que parecía muerto, lo que

significaba que había matado a otro novio. No es que Ryan fuera mi novio, ya

sabes, técnicamente, pero estaba lo suficientemente cerca de serlo.

Grité al principio, tan fuerte, que me sorprende que los vecinos no vinieran a

investigar, incluso si vivían cerca de dos kilómetros de distancia. Pero los gritos se

transformaron en sollozos cuando me percaté de su respiración.

Una oleada de alivio se apoderó de mí, pero no fue suficiente. Él todavía estaba

inconsciente, tenía el pelo de punta, y su piel se veía extremadamente pálida. Tenía

que hacer algo. Si no hubiera estado segura de que lo freiría otra vez, lo habría llevado

a un hospital, pero como estaba, no podía tocarlo.

Odiaba sentirme tan impotente. Traté de calmarme, pero fue inútil. Las emociones

eran una locura y no me ayudaban a reconstituir la energía que había gastado con la

explosión del rayo. Ya estaba empezando a sentirme fuerte otra vez, y eso me hacía

peligrosa. Todo lo que podía hacer era sentarme allí con él y esperar.

Lloré, pidiendo a Ryan que despertara, hasta que mis oídos captaron el sonido del

débil zumbido que había oído justo antes del almuerzo. Aspiré mi llanto y centré mis

ojos en los bosques, fijando toda mi atención en el sonido. Definitivamente era algo

electrónico. Una cámara de video ¿tal vez? venía de muy lejos, Al otro lado de la

montaña, en el fondo de los árboles.

Cuanto más escuchaba, pude diferenciar mejor los sonidos. El viento abriéndose paso

a través de las agujas de pino. Pies pequeños correteando por las ramas. Un murmullo

indefinido en los arbustos. Respiración. Y un latido del corazón. No estaba seguro de

que estaba escuchando a un ser humano, uno ciervo respira y tiene pulso también.

Al principio no vi nada, pero el más mínimo destello de luz siendo reflejado y el

esfuerzo que hacia logré enfocar el sonido. El arbusto parecía bastante normal, pero

dentro de sus ramas los colores borrosos de color oscuro eran irregulares.

Definitivamente había alguien escondido allí.

P


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—Carter —suspiré. Estaba congelada por el temor de que alguien me observaba. No

podía decirlo con seguridad, pero ¿qué otra cosa podría ser? ¿El sonido? ¿La luz

reflejada?

A medida que trataba desesperadamente averiguar qué hacer, un ataque de tos horrible

me sorprendió. Fue el sonido más hermoso que jamás había escuchado.

—¿Estás bien? —pregunté, volviendo a las lágrimas de mis ojos—. Oh, Ryan, lo siento

mucho.

Ryan dejó de toser. Detuvo sus movimientos fijando sus ojos en mí. Estaba tan segura

de que finalmente lo había permitido que las cosas fueran demasiado lejos, incluso

para cualquier posible reparación. Que escaparía gritando y no me hablaría de nuevo.

Aunque no era tan mala idea, Ryan me sorprendió. Las esquinas de su boca se alzaron

hacia arriba y dijo:

—Eso. Fue. ¡Impresionante!

Su voz era un poco grave, pero aún se podía oír el entusiasmo inconfundible. La

sacudida había frito seguramente su cerebro.

—¿Qué?

—¡Vamos a hacerlo de nuevo!

Si mi cara estaba pálida antes, ahora era blanca como un fantasma, y Ryan se rió al ver

mi expresión.

—No me refiero a toda la parte de volar 20 metros —dijo—. Aunque siempre me

pregunté que se sentía. Para tu información, es una mierda. Pero tú estás seriamente en

ser la mejor besadora del mundo entero. Así que vale la pena. ¿Vistes lo que hice al

principio? ¡Por un minuto era fuerte como tú!

Ryan gruñó mientras se ponía de pie. Después de estirar todos sus músculos rígidos,

avanzó hacia mí con los brazos abiertos.

—¿Eres suicida? —grité, dejando unos veinte metros entre nosotros al instante.

Ryan parpadeó.

—¿No has conseguido controlarlo? —se preguntó.

—¿Controlarlo? —grité—. ¿Controlarlo? Ryan, ¡casi te mataste! ¿Cómo puedes estar

tan tranquilo?


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Ryan estudió mi rostro por un minuto y luego rodó los ojos. Su sonrisa se disolvió

cuando frunció el ceño.

—No vas a dejar que te bese nunca más, ¿verdad? —Pero no era una pregunta.

—Y dices que no eres muy inteligente.

—Oh, vamos, Jamie. Sé que no debería haberte tocado, pensé que no habría ningún

problema. Tal vez tenemos que encontrar una manera para que yo sepa cuándo

debamos separarnos, ya que no duele nada. No puedes seguir siendo la reina de hielo

sólo por eso.

—¿Hola? ¿Has visto la parte en la que disparé un rayo de mis manos?

—Sí, lo más cool que he visto nunca.

—¿Los rayos que casi te arrancan la cabeza por centímetros y luego hicieron estallar

un árbol?

—Pero agarré el árbol cuando cayó. Y no me ha pasado nada.

Abrí la boca para hablar, pero me tomó un minuto antes de que las palabras pudieran

escapar de ella.

—Eres un suicida.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Ryan cuando me dirigí en torno a la parte trasera y

recogí mis cosas.

—Me voy. El tiempo de juego ha terminado. No practicaré más.

—Jamie, las personas no dejan de fumar.

—Solo mírame.

No hice caso y cerré la cremallera de mi mochila. Él me persiguió.

—¡Jamie, espera! Por lo menos regresa en el coche conmigo, porque realmente

debemos hablar de esto.

—No hay nada de qué hablar.

—Bueno, está bien. Es posible que puedas volver a casa en unos pocos segundos, pero

es sólo un viaje de hora y media... ¿Por favor?

Ryan me dio esa ridícula cara de cachorrito, pero sus ojos parecían realmente

desesperados. Yo quería huir, pero ¿desde cuándo he sido capaz de alejarme de él?


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Viajamos en silencio durante todo el camino a la ciudad. Un par de veces Ryan abrió

la boca para decir algo, pero luego lo pensó mejor. Los dos sabíamos que lo que dijera

sólo causaría una discusión.

Con el tiempo encontró una manera de traer a colación el tema sin levantar la presión

arterial de ambos.

—Sabes, justo antes de que hicieras lo cosa de rayo. Tenías el cabello volando en todas

direcciones y no había viento, y tus ojos brillaban.

—¿Brillaban? —jadeé.

Ryan asintió con la cabeza y luego preguntó con cautela:

—¿Qué crees que pasó exactamente? No es sólo tus ojos brillantes y el relámpago, pero

esta esta cosa conmigo y el árbol. ¿Alguna vez has hecho eso? ¿Accidentalmente le has

dado tus poderes a tus padres o algo así?

Quería que se callara, pero no pude evitar la sonrisa que apareció en mi cara.

—Nunca he hecho precisamente eso con mis padres Ryan, por lo que no. El rayo, el

resplandor y todo lo tuyo... con todos es la primera vez que ocurre.

—Está bien —dijo Ryan, riendo—. Pero eso es lo que ocurrió, ¿verdad? Cuando nos

besamos, me distes tu poder.

—Eso parece.

—¿Cómo es eso posible?

Me encogí de hombros, pero luego me puse a pensar por un minuto y dije:

—Debe ser la energía. ¿Recuerdas que te dije que la energía me hacía sentir diferente?

Obviamente te transferí un poco de esa energía, y debe tener el mismo efecto en ti que

en mí. Eso tiene que ser la razón del porque tuviste mucha energía la primera vez que

nos besamos. Apuesto a que probablemente tenías poderes también en ese momento,

al menos en pequeña escala.

—¿Crees que tengo todos tus poderes y no sólo la fuerza?


—Probablemente.

—Cool.


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Estaba a punto de decirle a Ryan lo loco que estaba, cuando me distrajo su

comentario.

—Me pregunto por qué se agotó tan rápido en esta ocasión. Tal vez el shock lo

cancela.

—¿Shock? —repetí secamente—. Creo que te refieres a electrocución. Supongo que

podría ser eso. Necesitaste superfuerza para coger el árbol. Eso probablemente es más

energía para correr en cinta por horas.

—Tal vez. Sería fácil poner a prueba la teoría, sin embargo. Apuesto a que podría ir al

Gran Cañón, después de todo. Hay que intentarlo de nuevo el próximo domingo y ver

si puedo mantener tu ritmo.

—¡No! De ninguna manera! Nunca volveremos a hacerlo otra vez. Quiero decir que

no habrá más practica!

—Pero hay que seguir intentándolo.

—¡Oh no, no más! Esta no es una práctica de fútbol, ¿de acuerdo? Estamos jugando

con algo que ninguno de los dos entiende, y si me equivoco podría terminar con tu

muerte. Si no tenemos cuidado, podría matarte, por lo que ya está. Fin de la historia.

Acabe con la discusión, así que apreté la mandíbula y crucé los brazos sobre mi pecho.

Ryan, sin embargo, estaba lejos de haber terminado de discutir conmigo.

—¿Así que vas a renunciar?

—Eso es exactamente lo que pretendo hacer.

—¿Vas a renunciar a tener una vida normal? ¿Renunciarás a tu propia felicidad? —

Ryan se detuvo un momento y luego añadió con una voz sorprendentemente suave—:

¿Renunciaras a un nosotros? ¿Soy el único que le importa esto?

Su voz cortó mi corazón como un cuchillo. Le estaba haciendo daño otra vez.

Realmente me odiaba hacerlo, pero no tenía elección, y él se negó a entender que lo

estaba haciendo por su propio bien.

—Por supuesto que no eres el único que se preocupa por nosotros —admití con el tono

más suave que pude—. Me gustaría que pudiéramos estar juntos también.

Probablemente más que tú. Pero no podemos. ¿No te das cuenta?

—¿De verdad quieres estar conmigo? ¿En serio? ¿Tanto como yo lo quiero? ¿Estamos

hablando de una relación novio-novia?

De repente, todas mis preocupaciones se desvanecieron.


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—No te hagas el sorprendido —gemí—. Tú eres el que se la pasa diciendo todo el

tiempo que sabias que me gustabas.

—Bueno claro, rezaba que fuera así, pero no lo sabía. Forma parte de actuar todo

despreocupado.

—Sí bueno, yo no soy imparcial. No en tu caso, de todas formas. ¿Feliz?

Ryan parecía como si no pudiera creerme, por lo que suspiré.

—Ryan, me gustas mucho más de lo que quisiera admitir. Caí en tus brazos desde el

momento en que me dijiste la verdad acerca de tu apuesta con Mike. Escuché tu

conversación antes de que te acercaras a mí, ya sabes. Sabía lo que estabas haciendo.

Aún estoy sorprendida de que lo lograras.

Ahora si parecía sorprendido.

—¿Te gusto desde la primera vez que hablé contigo?

Puse los ojos, pero aun así mis mejilla se colorearon.

—Nunca te hubiera besado, si no me gustaras.

—¿Entonces por qué siempre eres tan...

Ryan no terminar la frase, pero no era necesario. Sabía lo que estaba pidiendo.

—No quiero que sepas cómo me sentía. Pensé que si te conocía, sólo recibirá más...

Ryan.

—¿Ryan? —Ryan le gustaba el sonido de eso. Y peor aún, le gustaba cómo estaba

molesto de repente.

—Sí —me quejé—. Y cuando empiezas a actuar todo Ryan me parece que no puedo

decirte no. ¡Se pone peor cada día!

La confianza de Ryan volvió, y él tenía esa sonrisa estúpida arrogante en su rostro.

Fue muy Ryan, en realidad.

—Bueno, si es tan difícil —dijo con aire de suficiencia—. Entonces simplemente deja

de resistirte.

—¡Aghhh! ¡No lo entiendes! ¡Tengo que resistir! No puedo besarte, no importa lo

bueno que es, si el hacerlo puede matarte. Ya he perdido un novio. ¡No voy a perder a

otro! ¿Me entiendes?

Ryan no respondió a mi pregunta, pero sonrío ampliamente.


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—¡Me acabas de reconocer como tu novio! —acusó.

—Yo… —Mi boca se abrió en sorpresa—… ¡No lo hice!

—¡Sí, lo hiciste! Dijiste que no ibas a perder a otro novio, y sé que yo soy el novio que

no quieres perder.

—Pero... yo… yo...

—¡Ja! ¡Tú lo has dicho, y no lo puedes retirar! Así que tú ya eres mi novia.

—No lo soy.

—Es demasiado.

—No lo soy.

—Es realmente demasiado.

—¡Aghhh! —grité de nuevo—. Eres tan imposible.

Cuando grité, perdí el control por un segundo y dejó escapar un estallido de energía

que se estancó el camión. Ryan sólo me sonrió. Tuvo suerte de que el coche solo se

detuviera, porque yo estaba pensando en quitar esa estúpida sonrisa arrogante de su

cara. En cambio, sólo abrí la puerta.

—¡Adiós, cariño! —dijo Ryan en broma cuando salté del camión—. ¡Te veré en la

escuela mañana!


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Capítulo 16

Traducido por LizC

Corregido por Emii_Gregori

ancé la puerta frontal a mi casa para cerrarla ni dos segundos más tarde. —

¿Jamie? —gritó mi madre nerviosa.

—¿Por qué los chicos son siempre tan tercos?

La preocupación de mi madre fue reemplazada con una sonrisa. —Es sólo genético,

cariño. ¿Qué pasó?

Mi madre estaba haciendo galletas, y cuando me fijé en la bolsa abierta de chispas de

chocolate en el mostrador, agarré una cucharada de mantequilla de maní.

—Nada. Ryan sólo está delirando —expliqué, mi enfado rápidamente estaba

drenándose; la mantequilla de maní sumergida en chocolate siempre me hace sentir

mejor—. Él tiene esta loca idea en la cabeza de que es mi novio y no me deja decirle lo

contrario.

—¿Ah, sí? —Mi madre estaba tratando fuertemente de actuar calmada, pero su voz se

quebró.

—De todos modos, no importa porque no lo es.

Entonces, mi madre se volvió hacia su mezcla, pero había estado tan distraída por la

idea de que tenga un novio que había puesto demasiadas tazas de harina en la masa

para galletas, y el batidor se atascó en medio de la cosa muy pegajosa. Cuando se

quedó atascado, el rugido del mezclador se transformó en un leve zumbido.

Algo hizo clic en mi cabeza, y jadeé. El ruido en los árboles. ¡Cómo podía haberlo

olvidado!

—¿Jamie? —Ahora, mi madre estaba mirándome fijamente, su rostro era una mezcla

de sorpresa y preocupación.

No sabía qué decir. Como si fuera a decirle sobre Carter. Si ella sabía que él estaba de

regreso, lo primero que haría era decirle a mi padre, y entonces una de dos cosas

sucedería. O bien él estaría en la Prisión Folsom para el final de la noche por matar a

L


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Carter, o él estaría allí por asesinarme cuando me encontró teniendo súper prácticas

con Ryan.

—¿Jamie? —preguntó mi madre de nuevo. Ella se estaba quitando el delantal ahora.

—¡Lo siento! —solté—. Yo sólo… —Alcancé mi oído a la velocidad del rayo y

arranqué uno de mis pendientes—. Perdí uno de mis pendientes —murmuré—. Son

mis favoritos.

Mi mamá tomó un visible respiro de alivio pero aún me daba una sonrisa de simpatía.

—Oh, odio cuando eso sucede. ¿Recuerdas el botón de perla que perdí en Chicago la

última vez que fuimos? Todavía estoy molesta por eso.

Asentí distraídamente, diciéndome que no era estúpida por olvidar por completo a

Carter. Estaba justificadamente preocupada por haber frito a mi novio.

¡No es mi novio! ¡Uf! ¡Ahora que me tiene pensando eso!

De todos modos.

—Creo que voy a ir a buscarlo —dije rápidamente—. Quiero decir, si alguna persona

puede encontrarlo, soy yo, ¿no?

Mi madre sonrió con orgullo mientras corría hacia la puerta. —Mientras estás en ello,

¡deberías hacer un barrido por Chicago y encontrar el mío también!

***

De hecho, llegué a la casa de Ryan un minuto antes que él. Claramente se sorprendió

cuando se subió a la acera y me vio esperando en su porche. Saltó de la camioneta y

salté por el césped hacia él a máxima velocidad.

—¿Jamie? —preguntó Ryan cuando me detuve justo antes de sus brazos abiertos—.

¿Qué pasa? ¿Qué está mal? ¿Estás herida? ¿Tus padres están bien?

—Ryan, ¿ese periodista que vino aquí? No volvió a casa después de que le rompieras la

nariz. ¡Él sabe mi secreto! ¡Tiene pruebas!

—¿Qué? ¿Cómo?

—¡Estaba en la cabaña hoy! ¡Pensé haberlo visto, pero fue justo después de la cosa

luminosa, y tú estabas allí tirado inconsciente por lo que no fui a averiguar, y luego me


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olvidé por completo! ¡Y ahora es demasiado tarde! ¡Y él me va a exponer! ¡Y ahora

hice que te involucraras, y va a arruinar tu vida también!

Cuanto más hablaba, más molesta me ponía. Pero ahora que Ryan sabía lo que estaba

pasando, él frenó su propia ansiedad.

—De acuerdo —dijo con amabilidad—. De acuerdo. Está bien. Vamos a resolver esto.

Pero tienes que calmarte antes de que pierdas la cabeza.

Ryan tomó una respiración profunda, incitándome a seguir sus pasos. Me llevó varios

intentos antes de que fuera capaz de llenar realmente mis pulmones y exhalar

lentamente. Cuando finalmente lo logré Ryan se acercó y preguntó:

—¿Terminaré frito?

Negué con la cabeza. No estaba por ningún medio calmada, pero tenía el control sobre

el poder. Por el momento, de todos modos.

—Bien. —Ryan me tomó en sus brazos y me apretó como si no hubiera mañana, y

luego dijo—: Odio no ser capaz de hacer esto cuando te enojas.

Bueno, no debería nunca, jamás en un millón de años, decir esto en voz alta, pero

estoy segura de que lo odiaba mucho menos.

Tener sus brazos alrededor de mí era como mágico. Funcionaba para calmarme

mucho mejor que cualquiera de sus respiraciones hippies —sin ofender a sus padres o

cualquier otra cosa.

Cada músculo de mi cuerpo se relajó, y me desplomé contra él con un suspiro.

—Esto no quiere decir que soy tu novia —murmuré, pero por desgracia estaba

demasiado cómoda para que sonara realmente como si lo dijera en serio.

—Lo que tú digas. —Rió entre dientes.

Genial. Como si alguna vez me fuera a creer ahora.

Nos quedamos allí un rato más, y luego Ryan se volvió comercial. —Así que este

chico...

—David Carter.

—Cierto, Carter. ¿Lo viste tomando fotos? ¿Grabándonos?

—Bueno, no lo vi, exactamente. Pero sé que él estaba allí.

La preocupación de Ryan se convirtió en una sonrisa condescendiente.


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—¡No soy paranoica! —grité antes de que tuviera la oportunidad de decir nada—. No

lo conoces como yo. ¡El tipo está completamente loco! Solía seguirme a todas partes, e

inventará todas estas historias locas. Tuve que mudarme para alejarme de él. Confía en

mí, él está aquí.

—Muy bien —cedió Ryan, a pesar de que claramente pensaba que un año y medio de

guardar secretos me estaba haciendo sufrir de delirios paranoicos.

Lo que sea. Él era el engañado, convenciéndose de que somos una pareja.

Él me sonrió como si supiera exactamente lo que estaba pensando, y luego me agarró

de la mano.

—Vamos —dijo, y luego me arrastró hacia la casa.

Me detuve cuando llegamos al porche.

—¿Qué es ese olor?

Ryan olfateó su camisa y con una sonrisa, dijo:

—Armani. ¿Te gusta?

—No tú —le dije—. Huele como si alguien estuviera friendo vómito de perro en tu

casa.

Esto tomó a Ryan por sorpresa. Supongo que era bastante aleatorio.

—Eres realmente morbosa a veces, Baker —dijo Ryan—. ¿Lo sabías? —Él abrió la

puerta y respiró hondo—. A mí me huele a lasaña.

—¡Eso no es lasaña! —susurré.

—Lasaña de tofu —aclaró, encogiéndose de hombros—. Es bueno para ti. —Se rió al

ver la expresión en mi cara… la cual era una totalmente indignada, y después gritó—:

¡Hey, mamá! ¡Estoy en casa! ¡Y te he traído una sorpresa!

La idea de conocer a los padres de Ryan nunca se me había ocurrido. No estaba en

ningún ánimo para eso. Fulminé con la mirada a Ryan, pero eso sólo pareció animarlo

una vez más. Él me llevó a la cocina y dijo:

—¡Mira quién quiere unirse a nosotros para la cena!

¡Ese pequeño sucio...! Ni siquiera pude argumentar, porque cuando su mamá levantó

la mirada, estaba tan emocionada. La mujer era absolutamente pequeña y tenía el

cabello castaño, pero era sin duda la mamá de Ryan. Tenía sus mismos ojos azules


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cristalinos, y toda su cara se iluminó con una pequeña sonrisa a la que nunca pude

decir que no. ¡Era tan injusto!

—Huele delicioso —fue todo lo que pude decir.

—¡Jamie! ¡Me alegro de conocerte! —me dijo, secándose las manos con el fin de

estrechar la mía—. Ryan ha estado hablando de ti durante tanto tiempo que siento

como si ya eres parte de la familia.

No pude encontrar mi voz para responder. ¡De hecho, me sonrojé! Había algo en ella.

Ryan podría haber conseguido su actitud de su padre, ¿pero su encanto? Eso era todo

de su madre.

Con el tiempo grazné—: Un placer conocerla, Sra. Miller.

—Oh, ahora es Rosenthal, Jamie —dijo, agitando las manos con desdén cuando me

puse de un rojo intenso—. Pero, por favor, Julie está bien.

—¡Buenas noticias! —interrumpió Ryan, lanzando su brazo alrededor de mí—. Somos

novio y novia.

Lancé mi cabeza en su dirección tan rápido que en realidad podría haber sido súper

rápido. Me hubiera preocupado de que su madre lo notara, excepto que estaba

demasiado ocupada disponiéndome a desarrollar la ingeniosa visión de calor de

Superman para así poder volar la cabezota gorda de Ryan. Cuando no funcionó me di

la vuelta a la Sra. Rosenthal y con la mayor calma posible dije:

—No soy su novia.

—Fue su idea —sostuvo Ryan—. Sólo está teniendo un mal día y la está pagando

conmigo.

—¡Tú vas a ser el que tenga un mal día en un minuto! —espeté. No me importaba que

su madre estuviera de pie allí.

Aunque a ella parecía no importarle.

—Pobrecita —señaló, correteándome con suavidad sobre un taburete—. ¿Por qué no te

sientas y te relajas? Te voy a hacer algo para ayudarte a sentirte mejor, y me puedes

decir todo sobre ti.

Reconocí la mezcla que sacó del armario y realmente tuve ganas de algo de su té

mágico, pero Ryan me hizo subir tan pronto como me senté.

—Vamos a estar en mi habitación —dijo, y luego me tiró por el pasillo.


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—¿Qué es lo que te pasa? —susurré antes de que incluso cerrara la puerta—. ¿Estás

tratando de provocar un corte de luz?

Estaba sorprendida de ver la sonrisa desaparecer de su rostro. Parecía casi como triste

mientras se disculpaba.

—Lo siento, Jamie —dijo. Lo decía en serio también—. Es sólo que parecías muy

molesta por este tipo Carter, y mi mamá puede oler el estrés como un perro huele el

miedo. Tuve que distraerte. Si ella supiera que estabas muy molesta nunca nos hubiera

dejado solos hasta que lo supiera todo. —Sacudió la cabeza y añadió—: Si piensas que

ese reportero es entrometido...

¿Te has dado cuenta cómo Ryan siempre hace que sea imposible enfadarse con él?

Odio eso.

Me quedé allí tan completamente disgustada que Ryan finalmente esbozó una sonrisa.

Él me empujó contra su pecho, lo que por supuesto no me pude resistir en ese

momento, y susurró: ¿

—Me perdonas? —contra un lado de mi cabeza.

—No —respondí en el puchero más patético jamás visto, incluso mientras envolvía

mis brazos alrededor de su cintura.

—Gracias —dijo Ryan, aliviado. Luego besó la parte superior de mi cabeza y tiró de

sus brazos ahora temblando lejos de mí. Se sacudió un escalofrío, se alisó los cabellos

que estaban empezando a sobresalir, y entonces golpeó sus manos juntas—. Está bien

—dijo, claramente volviendo al problema en cuestión—. Así que, ¿has llamado a este

tipo?

—Oh, sí, mantengo su número en mi marcación rápida, Ryan.

Ryan no fue disuadido por mi sarcasmo. Se sentó en su computadora y abrió el

Internet.

—Bueno, ¿buscaste? —preguntó—. Sabes en qué parte de Illinois trabaja, ¿verdad?

¿Has llamado para ver si él está allí ahora?

—No —respondí de mala gana—. Él trabaja para el Chicago Reporter.

Ryan escribió el nombre en el buscador y me preguntó—: ¿Has hecho algo para tratar

de encontrarlo a pesar de todo?

—No he tenido tiempo —dije, exasperada—. Tan pronto como me acordé, me vine

directamente aquí.


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Ryan se volvió a mirarme antes de hacer clic en los resultados. No me gustaba la forma

en que de repente parecía mirarme muy sospechosamente.

—Estabas muy molesta... —señaló, pero no sabía lo que quería decir.

—¿Tú punto?

—Mi punto es que, cuando te asustas vienes directamente a mí en busca de ayuda. Eso

es lo más típico de una novia jamás visto. No sé por qué simplemente no aceptas lo

que eres.

—¡Podrías encontrarme simplemente un número de teléfono ya!

Ryan me encontró un número, y llamé al periodicucho donde escribe Carter en

Chicago. Quiero decir, Ryan tenía un punto. Si Carter había estado ahí, ocupado

escribiendo historias y arruinando la vida de otras personas durante todo este tiempo,

entonces no podría haber estado aquí acechándome. ¿Cierto?

—Sí, hola. Necesito hablar con uno de los periodistas de su personal, Dave Carter.

—Oh, lo siento —dijo una voz femenina—. Dave Carter ya no está aquí.

Mi corazón tartamudeó en mi pecho, y rápidamente me dije a mí misma que era

domingo por la noche en Chicago y él sólo se había ido a casa por el día.

—Bueno, es muy importante. ¿Sabes a qué hora estará en la mañana?

—No, no me has entendido. Dave Carter ya no trabaja aquí. Se fue hace semanas.

Semanas. Así como justo después de que tratara de jugar a la superhéroe y me dieran

una paliza en la marquesina de mi escuela.

—Oh. —Tomé una respiración profunda. No ayudaría en nada entrar en pánico—.

Um, bueno, ¿sabes dónde está trabajando ahora?

—Lo siento. No dejó ninguna información de contacto de reenvío. Fue muy repentino.

—¡Por favor! —La histeria estaba empezando a romper mi voz—. Tienes que saber

algo.

—Señorita, ¿todo está bien? ¿Está en algún tipo de problema? ¿Puedo ponerla en

contacto con alguien más aquí? ¿Otro periodista?

—¡No! Yo sólo... Tengo que encontrarlo.

Escuché a la mujer en el otro extremo de la línea suspirar, y luego dijo:


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—La última vez que lo vi estaba diciendo algo sobre una compañía llamada Visticorp.

Supongo que consiguió el trabajo ya que renunció tan de repente.

—¿Visticorp? —Eso simplemente no tenía sentido—. ¿Qué clase de trabajo? Eso no

suena como un periódico.

—Lo siento. No sé nada más que eso. Si deseas dejar tu nombre y número, te puedo

llamar en caso de que alguna vez nos contacte de nuevo.

—¡No! No, eso está bien. Gracias.

Colgué el teléfono antes de que pudiera hacer más preguntas. Ella me había dado la

información suficiente de todos modos.

—Carter no está en Chicago… renunció —le dije a Ryan—. Te dije que no soy una

paranoica. Él todavía está aquí. Probablemente me ha estado viendo desde que estallé

en la escuela ese día. No sé por qué aún no ha ido a los periódicos con respecto a mí.

Hemos estado practicando durante semanas.

—Bueno, obviamente no tiene ninguna prueba. Si la tuviera, ya tendría que haberlo

publicado, ¿no?

Pensé por un minuto, y aunque sabía que Carter nunca se asentaría en información

que podría hacerlo rico y famoso, me encontré en desacuerdo.

—No sé. Fue tan raro ese día en la escuela. ¿Pretendiendo como si él no estaba allí por

una historia? ¿Advirtiéndome de no ser descuidada? No puedo descifrar cuál es su

ángulo.

Pensé por un minuto y luego señalé a la computadora de Ryan.

—¿Puedo?

—¿Cómo sabes que tiene un ángulo? —preguntó Ryan mientras se movía.

—Porque es Carter —dije, escribiendo el nombre que la mujer en el teléfono me había

dado—. Él es esencialmente el diablo. Viene con el pretexto de estar preocupado y

luego hace ganancias de tu miseria.

Según Google, la compañía llamada Visticorp tenía su propio sitio web. Hice clic en el

enlace, y apareció una foto de un montón de sujetos en bata de laboratorio. Me

atraganté con un grito ahogado, y la bombilla especial de bajo voltaje en la lámpara de

Ryan no pudo manejar el aumento de energía que le golpeó.

—¿Qué es? —preguntó Ryan, sorprendido por la repentina explosión y los cristales

rotos.


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Ya estaba rozando la sección ―Acerca de Nosotros‖ en el momento en que Ryan miró

por encima de mi hombro.

—No se trata de una historia —suspiré.

Las cosas comenzaron a salirse de control a mí alrededor. Casi me caigo de la silla

mientras trataba de ponerme de pie.

—¡Jamie, respira! —me estaba advirtiendo Ryan.

Pero no podía. Estaba demasiado asustada. Quiero decir, un artículo en la prensa

sensacionalista apestaría con certeza, pero los científicos son mucho peores. No sólo

exponen. Ellos experimentan. Y de acuerdo con mi papá, nunca se es visto o

escuchado de nuevo.

—Es una compañía de investigación genética en Las Vegas —murmuré mientras el

calor empezaba a arder a través de mi cuerpo—. Él me va a vender a un grupo de

científicos.

—¡Jamie, concéntrate! Tus ojos están haciendo esa cosa de brillar intensamente de

nuevo. Tienes que calmarte. No puedes estar disparando cualquier rayo aquí.

Mi cuerpo empezó a temblar, y Ryan se apoyó tan lejos de mí como podía.

—Jamie —dijo otra vez. Fue el miedo en su voz lo que me llamó la atención—.

Realmente podrías hacerte daño. Podrías hacerme daño. No quieres hacerme daño,

¿verdad?

No. No otra vez. Realmente no quería hacerle daño otra vez. Una vez ya era bastante

malo.

Ryan parecía darse cuenta cuando empecé a pensar coherentemente de nuevo porque

él comenzó a animarme.

—Concéntrate, Jamie. Respiraciones profundas.

Podía hacer bastante de eso. Me pellizqué los ojos cerrados y contuve una enorme

inhalación, pensando que tal vez si podía aguantar la respiración en el interior,

entonces podría sostener la electricidad de la misma manera.

Traté de concentrarme en el poder en sí mismo. Todo se sentía mucho más claro para

mí ahora, porque cuando besé a Ryan el poder había sido más fuerte que nunca, y tan

distraída como estaba por la ansiedad, todavía podía sentir el poder separado de la

emoción. Estaban definitivamente separados. Tenía que encontrar la manera de hacer

uno sin el otro.


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Manteniendo los ojos cerrados, sostuve mi mano en frente de mí. Traté de empujar

toda la energía dentro de mí a mi mano, con la esperanza de manipular la dirección de

la misma. Mientras me concentraba en el flujo, de repente estuve muy consciente de

mi cuerpo y la extraña fuerza eléctrica en su interior. No encontraba como decirle a

dónde ir, pero podía sentir en todas partes que fluía.

En ese momento de concentración extrema sentí algo que nunca había notado antes.

Supongo que siempre había estado allí, porque en realidad no se siente diferente, pero

nunca le había prestado tanta atención antes. Podía sentir la energía eléctrica en la

atmósfera a mí alrededor. Era más fuerte cerca de la lámpara, y la computadora de

Ryan, y más fuerte cerca de las tomas de corriente en la pared.

La sensación de hormigueo se sentía natural para mí, y mi cuerpo parecía gravitar

hacia ella. Por lo tanto, manteniendo los ojos cerrados y la respiración lenta, tendí la

mano al lugar donde el poder se sentía más fuerte y traté de sacar el calor hacia mí. Al

principio no pasó nada, pero después de un momento sentí la energía fluir dentro de

mí. La estaba succionando directo de la toma de la pared como si estuviera conectada

o algo así. Era exactamente igual que antes cuando la había sacado de las líneas de

energía mientras besaba a Ryan, excepto que no tan fuerte.

Lo estaba haciendo. Estaba realmente haciéndolo. Estaba controlando la energía. Pero

cuando Ryan rompió el silencio y preguntó cómo lo estaba haciendo, perdí mi

concentración. En el momento en que perdí el control, el flujo de energía parecía ir a la

inversa, y salió disparado de mí. No en forma de rayo, como antes, pero sí como

cuando pierdo mi temple y el poder surge a través de la casa —lo que lo hizo en ese

momento.

Abrí los ojos y me di cuenta de que toda la energía de la casa se había caído.

—Uups —susurré mientras me encontré con la mirada preocupada de Ryan—. Lo

siento.

—¿Estás bromeando? ¡Eso fue genial!

—¿Genial? Tumbé la electricidad.

—Pero no volaste mi habitación.

Eso era verdad y, lo admito, muy alentador. Pero en realidad no lo suficiente como

para hacerme sentir mejor.

—Ryan, ¿qué voy a hacer?

—¿Qué puedes hacer? Me refiero a menos que Carter vuelva, en realidad no hay

manera de encontrarlo. Y no sabemos lo mucho que sabe o cuáles son las pruebas que


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tiene; si hay algo. Ni siquiera sabemos si realmente trabaja con estos tipos científicos.

No queremos ir a hurgar antes de tiempo. Lo mejor que podemos hacer es quedarnos

tranquilos por un rato y esperar allí.

Ryan se sintió lo suficientemente seguro ahora para cruzar la habitación y extender su

mano. Yo puse la mía en ella sin ni siquiera pensarlo. Me apretó la mano con suavidad

y luego dijo:

—Vamos a dejar de practicar tus poderes por ahora y trabajemos en nuestra relación

en su lugar. No he estado en una en mucho tiempo, probablemente necesito mucha

práctica de novio.

Hombre, la sonrisa de Ryan es hipnótica. Yo estaba tranquila otra vez a pesar de mí

misma. Ryan sonrió cuando me vio tratando de no romper en una sonrisa, por lo que

arranqué mi mano de la suya.

—¡No soy tu novia!

Ryan, a pesar de que claramente pensaba lo contrario, se limitó a sonreír de nuevo

como si dijera: ―haz lo que quieras‖, y luego me llevó de vuelta a la cocina y a su muy

confundida madre.

—Lo siento, chicos, es toda la casa —dijo, refiriéndose a la luz—. No puedo entender

qué está mal, pero el horno eléctrico, y la lasaña no está ni cerca de estar lista. Parece

que vamos a salir a cenar esta noche.

—Oh, en realidad, es probable que sólo sea…

Ryan iba a decir los interruptores, pero se interrumpió cuando aplasté su mano.

—¿Qué sólo sea qué? —le preguntó su madre con curiosidad.

Ryan me miró y se encogió de hombros. —Comida china suena bien.

Súper poderes —uno. Lasaña de tofu —cero. A veces la vida no es del todo mala.


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Capítulo 17

Traducido por Hanna


l día siguiente, la tensión en la escuela era densa. Este era el primer día que

Ryan y Mike regresaban de sus suspensiones, y todo el alumnado, incluida

yo misma, estaba ansioso por ver qué iba a suceder.

Mientras estaba sentada en mi coche, tratando de identificar la voz de Ryan entre el

caótico parloteo de la escuela, su camioneta se deslizó en el estacionamiento vacío a

mi lado. Estaba escuchando tan enérgicamente que no me di cuenta que estaba allí

hasta que tocó la ventana. El sonido resonó en mis oídos y me sorprendió lo suficiente

para detener mi corazón por un solo latido.

—¿Te vas a quedar allí todo el día? —preguntó Ryan a través del cristal.

De hecho, había estado pensando el saltarme la escuela, pero Ryan sólo me habría

seguido y metido en problemas. Con un suspiro, salí fuera de mi coche.

—¿Qué quieres? —pregunté cuando comencé a dirigirme a la escuela.

Ryan me dedicó una sonrisa matadora.

—Quiero caminar con mi novia a clase. ¿Es eso un crimen?

—Considerando que yo no soy tu novia, lo que estás haciendo podría ser considerado

acoso. Sí. De hecho es un crimen.

Ryan sonrió, ignorando mi burla, y se puso a caminar a mi lado. Caminamos en

silencio por un minuto. Entonces, cuando nos dirigíamos a las escaleras, comencé a

escuchar susurros de los estudiantes en el campus. Dejé de caminar, sorprendida por lo

que estaba escuchando. Lo que la gente decía. No sólo la gente, sino Mike. Me quedé

allí sin poder hacer otra cosa más que escuchar en estado de shock hasta que Ryan

rompió mi trance.

—¿Jamie? ¿Qué pasa?

—Es Mike. —Mi voz era un susurro, y no fui capaz de articular completamente.

—No te preocupes por Mike. Estoy seguro de que estará bien.

A


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—No, no entiendes.

—Jamie, no te preocupes por Mike —interrumpió con firmeza Ryan, y de repente

enlazó su mano con la mía, entrelazando nuestros dedos. Si no se sintiera tan bien

tenerlo allí, lo habría golpeado.

Hice un patético intento para tener mi mano libre, pero Ryan la apretó desafiante.

—Vas a tener que freírme si quieres que te deje ir.

Miré mi mano en la suya, y realmente no quería dejarla ir tanto como quería hacerle

daño, pero no tenía otra opción.

—Ryan, esto… —Saqué mi mano entrelazada hasta casi el nivel de los ojos—… en

realidad no es una buena idea. No hoy. Ahora no.


—El chisme desde que tú y Mike fueron suspendidos ha estado fuera de control.

—¿Ah, sí? —Ryan intentó mantener el tono de broma, pero le fue imposible ocultar

por completo la tensión en su voz—. ¿Todos piensan que me volví loco o algo así?

—No te preocupes. Ellos no te culpan.

—¿Están culpando a Mike?

Lo anhelé. —Oh, no. La mayoría está del lado de Mike. Ellos simplemente no te

culpan.

—Eso no tiene sentido.

—Claro que sí. Quiero decir, no es tu culpa que la reina del hielo te haya lavado el

cerebro.

Tenía mucho sentido para mí, pero Ryan se quedó atónito ante la noticia. Se detuvo y

me miró con una expresión torturada. —¿La gente te culpa por mi pelea con Mike?

—No en mi cara. —Me encogí con una señal de una sonrisa, pero Ryan no pensaba

que era gracioso. Suspiré otra vez. No quería que se sintiera culpable en mi beneficio—

. Está bien. De verdad. Honestamente, no me importa si la gente me odia.

—La gente no te odia. Sólo están sorprendidos. Volverán. Incluso Mike, ya lo verás. Él

es mi mejor amigo. Estoy seguro que sacó todo de su sistema cuando me dio el

puñetazo.

—¿Tú crees?


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—Por supuesto.

No me gustaba ser la portadora de malas noticias, pero él iba a encontrarlas muy

pronto. Era mejor que lo escuchara de mí.

—Ryan, Mike se enteró de mi accidente. Se lo contó a toda la escuela.

—¿Qué? —dijo suspirando y gruñendo a la vez—. ¿Cómo lo supo?

—Toda la historia está a sólo una búsqueda en Google de distancia. Supongo que

Carter lo hizo de curioso. Parece que está yendo con la principal teoría del periódico…

que yo causé el accidente a propósito, por qué Derek iba a botarme. Paige está

prácticamente poniendo en escena una intervención para alejarte de mí. Dijo que iba a

solicitarle al tribunal que me expulsen de la escuela.

La cara de Ryan parecía un poco verde, y le llevó probablemente unos treinta segundos

antes de que fuera capaz de hablar.

—Jamie, lo siento mucho.

—Esto no es tu culpa —dije, pero eso no lo hizo sentir mejor—. Mira, no importa, ¿de

acuerdo? No te importa mi pasado y eso es todo lo que me importa. No me interesa el

resto de ellos. Pero el problema es que tú lo haces, y no quiero que pierdas amigos por

mi culpa.

Ryan abrió la boca para decir algo, pero la campana se disparó antes de que pudiera

hablar. Apreté su mano y luego saqué mis dedos de los suyos. —Vamos a saltar por

hoy con ésta tontería de la novia antes de ir revolviendo más las plumas.

—Pero…

—Ve a clase, Ryan.

—Te veré en el almuerzo —prometió obstinadamente, pero luego se alejó de mí.

Me apresuré a mi primera clase, incluso el profesor cayó en un incómodo silencio

cuando entré. Mantuve mis ojos en mi escritorio, pero podía sentir las miradas de

todos en la sala. Traté de no dejar que eso me molestará, pero no lo conseguí. Gracias

a Ryan, no era más la reina de hielo. Era Jamie Baker de nuevo, y Jamie Baker tiene

sentimientos. Jamie Baker era vulnerable. Estaba asustada y débil. Deshecha. Y todo el

mundo lo sabía.

Ese fue el peor día que había tenido desde que llegue a Rocklin High. Rivalizaba con

mis días en mi vieja escuela después de que Derek murió. Los comentarios formulados

fueron un poco más duros, y las miradas quemaban un poco más. Tal vez fue a causa


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de mi extrema sensibilidad con el tema en discusión, o tal vez se debía a la culpa,

porque está vez tenían razón. Realmente era peligrosa para Ryan, y maté a mi último

novio. Tenían derecho a estar preocupados por Ryan.

Me sentí enferma a la hora del almuerzo. Me senté en mi lugar habitual y tomé mi

comida. No tenía la intención de comérmela, pero me dio otra cosa en la que

concentrarme además de la fricción en la habitación. Todo el mundo parecía un poco

al límite, pero cuando Ryan encontró su camino a la cafetería, se quedaron en silencio.

Se podía oír la caída de un pasador incluso si no tienes mi audición.

No me sorprendió ver a Becky a su lado. Había tomado la costumbre de tomar el

almuerzo en su coche mientras Ryan estaba en suspensión, y sabía que Ryan no le

permitiría seguir saliéndose con la suya por más tiempo, pero parecía ser algo

sorprendente para los demás.

Todo el mundo observó y esperó para ver qué es lo que íbamos a hacer. Se quedaron

allí un momento reuniéndose con todas las miradas curiosas, y mientras Becky me

miraba aterrorizada, Ryan parecía indignado. Becky tragó saliva, esperando a que

Ryan hiciera algo primero, así que le tomó la mano y la arrastró en la dirección

contraria a la mesa de los chicos geniales. Tú no pensarías que tal acción podría causar

una reacción en los estudiantes, pero cuando estaba claro que Ryan no iba a sentarse

con sus amigos, el silencio era reemplazado inmediatamente por murmullos de shock.

Paige, aún resentida por el rechazo, observaba sin decir nada, pero Mike de repente se

levantó de su silla, una vez más, provocando que el silencio barriera el comedor.

—Miller —gritó, marcando su camino hacia Ryan—. Vamos, hombre, ¿a dónde vas?

Ryan le ignoró, entonces se dirigió hacia Becky.

—¿Becky? ¿A dónde vas?

−¡Vete al infierno, Mike! —gritó ella.

Su estallido fue tan sorprendente que incluso Ryan se asustó y dejó de caminar. Él la

miró con la misma preocupación que mostró cuando se enteró de mi pasado, y ella

estaba tan desafiante como yo cuando me miró de esa manera.

—Estoy bien —dijo ella con frialdad—. Sigue adelante.

Ryan comenzó a caminar de nuevo, pero Mike dio un paso en su camino.

—No seas estúpido —advirtió Mike—. Tú eres todavía el rey de esta escuela. No

renuncies a todo por un monstruo como Baker.


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No sé si alguien más vio como la cara de Ryan estalló de la rabia, y cómo sus ojos

parecían sin vida cuando miró a su mejor amigo, pero lo vi, y sé que Mike lo vio. Ryan

apretó la mano de Becky y comenzó a caminar de nuevo, golpeando su hombro con

fuerza sobre Mike cuando pasó.

Los ojos de todos parecían seguir a Mike de vuelta a su asiento. Incluso Becky y yo

estábamos tan cautivadas por el aspecto de la traición que él mostró, que ninguna de

las dos notó la dirección en la que Ryan estaba caminando —mi dirección. Nos dimos

cuenta de esto casi en el mismo momento, y encontramos nuestras miradas

mordazmente fijas momentáneamente.

—¿Qué estás haciendo? —le susurró Becky a Ryan tan pronto como alejó su mirada de

mí.

—Voy a sentarme junto a Jamie.

—¿Qué? —exclamó Becky, tirando a Ryan—. ¿Me vas a abandonar después de que

prácticamente me forzaste a venir aquí?

—Por supuesto que no. Voy a presentarte.

Por una vez, Becky y yo parecimos compartir la misma opinión. —¿Estás loco? —

dijo—. No voy a almorzar con Jamie Baker.

—Confía en mí en esto. No la conoces como yo.

—¡No tengo que conocerla! ¡Mira lo que ha hecho! Ella está arruinando tu vida.

Robándote de todos tus amigos, ¡haciendo que te suspendieran! Ella es un problema,

Ryan.

Ya había oído ese tipo de cosas, y peores en toda la mañana, y a pesar de que habían

limado mis nervios podía tolerarlos, pero era diferente viniendo de Becky. No podía

marcar su discurso como amor a los chismes, o hablando basura sobre los marginados

de la escuela. Becky se preocupa sinceramente por Ryan más que cualquier otra

persona en ésta escuela, y ella honestamente creía lo que estaba diciendo. Lo conocía

mejor que nadie también, mucho mejor que yo. Si ella decía que estaba arruinando su

vida, ¿quién era yo para decir que estaba equivocada? La mirada en sus ojos era real —

su preocupación por Ryan, su odio hacia mí. Se me hizo imposible odiarla de vuelta.

Ryan había comenzado a convencerme de que no tenía que estar en auto-exilio. Es

cierto que no podía besarlo, y el ensayo tuvo que detenerse mientras él estaba presente,

pero estaba empezando a pensar que aún podía estar en mi vida. Qué aún podía ser mi

amigo. Becky estaba llevándolo lejos de mí y haciendo muy difícil no ver las cosas a su

manera.


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Mientras más escuchaba lo que ellos dos discutían, más mis sentimientos se salían de

control. En el plazo de un segundo, las luces de la cafetería parpadearon, y ni siquiera

me di cuenta hasta que oí susurrar a Ryan mi nombre. Lo había dicho en voz tan baja

que ni siquiera Becky había oído.

Se dirigió hacia mí, pero Becky tiró de su mano.

—Por favor, no hagas esto, Ryan —declaró ella con lágrimas en los ojos—. Por favor,

sólo confía en mí y aléjate de ella.

Ryan repentinamente se puso rígido.

—¿Por qué debería confiar en ti? —espetó—. ¡Tú no vas a confiar en mí! Jamie no es la

que va a arruinar mi amistad. Mike y Paige lo están haciendo por ellos mismos. Pensé

que podrías ser diferente, pero creo que no. Después de todas las veces que me has

dicho que necesito una novia, por fin encuentro la perfecta, y ni siquiera le das una

oportunidad. Tú ni siquiera le dices hola.

—¿Ella es tu qué? —exclamó Becky. Su voz parecía romper como un látigo sobre el

rumor en el comedor.

—Ella es mi novia —gritó Ryan tan enojado que podría haberle dado a mi padre, el

pardo, una carrera por su dinero.

La cafetería se quedó en silencio como una tumba de nuevo. Los tenedores fueron

retirados, la fila del almuerzo dejó de moverse.

Incluso Pau Warren, que había estado tratando, sin éxito, de impresionar a un par de

estudiantes de segundo año, se congeló a media caminata lunar.

Luego, por supuesto, siendo Paul, rompió abruptamente el silencio gritando:

—¡Ma-maldita sea! —En un tipo de escena de No es otra tonta película americana.

Ryan llevó su atención de vuelta a Becky, que todavía estaba sin habla, y bajó la voz.

—No voy a renunciar a ella, así que o te acostumbras a ella o vuelves con Mike y

Paige.

Becky me miró, y yo la miré de vuelta, hasta que finalmente se dio la vuelta y salió por

la puerta de la que acababa de entrar. Ryan me miró expectativamente, pero yo seguí

fulminándolo con la mirada. Quiero decir, ¡acaba de decirle a toda la escuela que era

su novia! No sé por qué esto me hizo enojar, pero ya había estado en una montaña

rusa emocional todo el día que simplemente no tenía la voluntad para tratar con más.


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Me dejé enojar. Me dejé irradiar. Entonces, dejé volar todas y cada una de las

estúpidas luces fluorescentes en la habitación.

Mientras los demás chicos se agachaban en confusión de la lluvia de trozos de vidrio,

Ryan frunció el ceño. Mantuve mi brillo y salí de la cafetería. No miré hacia atrás para

ver si me seguía o no, pero no tenía que hacerlo.

—Gracias por el apoyo, Jamie —gruñó, sabiendo que todavía podía escucharlo.

Me sentí mal cuando me di cuenta de que Ryan se había enojado conmigo. Ryan no se

enoja con la gente a menos que tenga una muy buena razón. Era muy sorprendente, y

realmente me dolió. Me quedé helada cuando escuché la puerta de la cafetería

golpearse detrás de mí.

—No te habría matado venir y decirle hola —dijo Ryan cuándo no me di vuelta para

mirarlo de frente—. Todos ellos no te odiarían tanto si sólo lo intentaras.

Le oí cerrar la distancia entre nosotros, y tomé una respiración profunda antes de dar

la vuelta para mirarlo de frente. Era más difícil mirarlo a los ojos de lo que esperaba,

así que miré sus pies.

—No puedes ser ambas personas —dijo—. O eres la reina de hielo, o eres Jamie Baker.

Y están en lo cierto, ya sabes… la reina de hielo no vale la pena. Pero Jamie sí lo vale,

por lo que decide lo que quieres, y entonces ven a hablar conmigo.

Y Ryan Miller se alejó de mí sin mirar atrás.

Nada en el mundo entero podría hacerme sentir peor de lo que me sentía por

decepcionar a Ryan. Estuve como un zombi por el resto del día. Supongo que viendo

el lado positivo, todos los comentarios de los otros estudiantes ya no me molestaban.

Estaba entumecida. Por lo menos lo estuve hasta el último período, cuando tuve que

ver a Ryan otra vez.

Había sido una especie de vagabunda sin rumbo, pero mi cuerpo estaba en piloto

automático, por lo que aún me encontraba camino a clase, por desgracia, pero llegué

un poco tarde.

—¡Señora Baker! Gracias por estar con nosotros —dijo el Sr. Edwards cuando tomé mi

asiento. No sé qué tipo de mirada le di, pero su voz sonaba nerviosa cuando dijo—: Ya

que es su primera ofensa, tendré que dejarla pasar, pero vamos a tratar de no hacerlo

un hábito.

No tengo idea de lo que hablamos en clase ese día, pero sé que había un montón de

miradas enojadas lanzadas por la habitación, prácticamente sin hablar. Ni siquiera


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cuando el Sr. Edwards nos pidió preguntas. Con tan sólo quince minutos para el final

del día, el Sr. Edwards no pudo aguantar el suspenso por más tiempo.

—¿Qué pasa con ustedes hoy? ¿Huh? Está un poco frío aquí dentro.

—Creo que quiere decir helado —se quejó Becky.

Miré hacia arriba justo a tiempo para ver a Ryan mirar a Becky.

—¿Qué? —le espetó a él.

El Sr. Edwards suspiró y dejó el marcador, ya que ninguno de nosotros le hacía caso

de todos modos. Él miró a su alrededor y luego se apoyó en la mesa con los brazos

cruzados sobre su pecho.

—Muy bien, ¿quién murió?

Fue una desafortunada elección de palabras. Si era posible, la habitación estaba a unos

diez grados más frío, y luego Paige abrió su grande y gorda boca.

—¿Por qué no le pregunta a Jamie? —escupió.

Todo el mundo me miró, y justo cuando el Sr. Edwards siguió sus miradas, grandes

lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. No podía evitarlo, no podía parar, y

aunque sabía que lo lamentaría más tarde, en ese momento no me importaba.

Todos ellos se sorprendieron cuando me vieron, la fría-como-el-hielo Jamie Baker,

llorando. Nadie dijo nada, nadie siquiera respiraba, a excepción de Paige, por supuesto

—Bueno, ¿quién lo sabría? —dijo—. La reina de hielo tiene sentimientos.

—Dale un respiro… su novio murió.

Miré hacia arriba en estado de shock porque no era Ryan quién había llegado en mi

defensa. Era Amy Jones, y se encogió a modo de disculpa.

Creo que todos en la habitación estaban sorprendidos como yo, pero antes de que

tuviera tiempo de reaccionar, su amiga Allysa Madsen siguió su ejemplo.

—Sí, Paige, no seas tan cruel.

—¡Sí! —Está vez fue Scott Cole, y estaba sonriendo realmente—. Y te preguntas por

qué Ryan estaba tan obstinado la semana pasada. Un buen espectáculo, Miller.

Paige ahora estaba más que enojada. Becky seguía mirando en estado de shock a

Allysa y Amy, y Ryan sólo estaba sentado mirándome con expectación. No estoy


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segura de lo que quería, pero no podría haber hecho lo que parecía estar esperando de

mí de todos modos. La cabeza me daba vueltas.

Volví a mirar a Allysa y Amy. No sabía si me estaban defendiendo, o si se trataba de

poner a Paige en su lugar, pero de cualquier manera fue un poco abrumador. Todo el

mundo me estaba mirando, y yo seguía llorando. Estaba asustada, confundida y

humillada. Mis emociones estaban por todas partes en la lista, y comenzaba a perder el

control sobre mi poder, por lo que es una buena cosa que el Sr. Edwards tenga

corazón. Era evidente que necesitaba un descanso por lo que rogaba que me dejara ir

de la clase unos diez minutos antes.

—Bueno, gente, es suficiente por hoy. Todos excepto Jamie salgan de aquí. Paige,

trabaja con sus modales o los vas a practicar en detención.

Nadie dudó en escapar de la incómoda situación, excepto Ryan. Él fue el último en

salir del aula.

Cuando se quedó en la puerta esperando por mí, el Sr. Edwards se aclaró la garganta y

sugerentemente dijo:

—Tenga un buen día, Sr. Miller.

Me sentí aliviada cuando Ryan obedeció al sutil mandato del Sr. E y me dejó sola,

pero cuando la puerta se cerró detrás de él, el silencio en la sala se volvió asfixiante. El

Sr. E finalmente dijo algo después de que se vio obligado a romper el silencio con un

fuerte estornudo:

—¿Cómo lo llevas?

—¿Cómo parece que lo estoy llevando?

Las luces parpadearon en la sala cuando me quebré, asustándome para calmarme. El

Sr. E miró con curiosidad por un momento, pero no se dejó distraer de su oportunidad

de oro para darme una conferencia que se había estado muriendo por darme desde su

primer día de enseñanza aquí. Me entregó una caja de pañuelos y esperó un minuto

más para hablar.

—Está bien llorar, sabes.

—No delante de ellos —sollocé—. Nunca frente a ellos. —Nos sorprendí tanto con mi

honestidad no-intencional.

—¿Tienes miedo de que se den cuenta de que eres una chica normal, con sentimientos

reales?


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Me burlé amargamente de la palabra ―normal‖.

−¿Qué, no crees que seas una chica normal? ¿Por lo menos en el interior?

—Sobre todo en el interior —me quejé, más para mí que cualquier otra cosa.

El Sr. Edwards se sintió intrigado por mi comentario y me estudió durante un minuto.

No hay duda de que estaba tratando de encontrar la manera de conseguir que me abra

con él o estar de acuerdo en buscar ayuda profesional. Finalmente se fue con la

pregunta.

—¿Por qué dices eso?

—No lo entendería.

—Pruébeme.

Sí, claro. —No es nada, Sr. E. Olvídese de eso.

—Has perdido a un ser querido, tienes la culpa del sobreviviente, y te sientes

responsable de la muerte de Derek. Eso no es nada.

Me sorprendió la mención del nombre de Derek, como siempre cuando no estoy

esperando escucharla.

El Sr. Edwards levantó la caja de pañuelos en mi dirección de nuevo cuando fui

golpeada con una nueva ola de lágrimas.

—Todos esos sentimientos —continuó—, son los sentimientos más normales que

cualquiera podría haber tenido después de haber estado involucrado en un accidente

como el tuyo.

—¿Cómo…cómo sabes sobre… —No podía decir el nombre de Derek en voz alta esta

vez—… sobre mi accidente?

—Sólo me tomó diez minutos el primer día de clases para darme cuenta que no eras

como mis otros estudiantes. Estaba preocupado, así que leí el archivo de la escuela.

Todo está allí.

—Estoy segura. A la derecha junto con la evaluación de mi viejo concejero sobre mi

estabilidad mental. ¿Disfrutó esa parte también?

—Jamie

—¿De verdad cree que podría arreglarme más de lo que ella pudo?


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El Sr. Edwards se encogió con timidez, pero esbozó una sonrisa sincera. —No estoy

interesado en arreglarte, Jamie. De hecho, creo que estás haciéndolo muy bien,

considerando lo que pasó.

¿No presionaría por apoyo psicológico? Eso era sorprendente. Y difícil de creer. —

Entonces, ¿qué pasa con las clases especiales después de la escuela?

—Simplemente no quiero verte tomar pasos hacia atrás. No dejes que te haga daño.

—Qué fácil es decirlo.

—Debe ser fácil para ti también. Eres especial ahora, Jamie. Poderosa. No tengas

miedo de usar tu poder.

—¿Perdone? —No quería parecer presa del pánico de repente, pero vamos. Tú sabes

que también te sorprenderías un poco.

El Sr. Edwards me volvió a estudiar, teniendo en cuenta el borde inesperado de mi

voz. Parecía proceder con precaución.

—Tienes la ventaja aquí, Jamie. Estás mucho más adelante en el juego que Paige o

cualquier otro chico aquí en Rocklin High. Tú sabes lo que es ser ellos. Sólo al segundo

año de preparatoria estabas en el equipo de porristas universitario, salías con el rey del

baile, eras la chica más popular en tu vieja escuela… ¿una reina de belleza?

—¿Todo eso estaba en mi archivo también? —respondí, sintiéndome un poco

avergonzada.

El Sr. Edwards se rió esta vez.

—La biografía del señor Miller fue muy esclarecedora.

Me sonrojé, curiosamente preparada para asesinar a Ryan, mientras que el Sr. E

continuaba con su discurso.

—Sabes lo que es ser ellos —repitió—. Pero ellos no tienen idea lo que es ser tú. Has

sufrido demasiado dolor autentico como para dejar que las palabras apenas te hagan

daño. Eres demasiado fuerte para eso.

Oh, está bien. El poder metafórico. Lo entiendo. Oh, la ironía.

—Eso fue un buen discurso, Sr. E. —Sin embargo, de una forma extraña, me hizo

sentir un poco mejor.

—Lo siento. —Rió el Sr. Edwards—. Una de las caídas por estudiar literatura. Todo

tiene que ser dramático.


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No era de extrañar que me sintiera cómoda con él entonces. Mi mamá no me llama la

reina del drama por nada.

—Debo de estar destinada a ser un profesor de literatura algún día —murmuré para

mis adentros. El Sr. Edwards me escuchó y se rió.

Limpié la última de mis lágrimas e incluso logré regresarle una pequeña sonrisa. La

sonrisa pareció aplacarle por el momento, y él volvió a su escritorio con la caja de

pañuelos.

—Buenas noches, Srta. Baker —dijo antes de salir de la habitación—. Y recuerde, tú

eres la que tiene el poder.

No tiene ni idea, pensé mientras cerraba la puerta detrás de mí.


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Capítulo 18



l discurso que el Sr. Edwards había hecho me había dado mucho que pensar,

así que en vez de ir a casa, me dirigí a la cima de una colina con vista al

campo de fútbol. Me senté justo en el momento que el equipo de fútbol

comenzó a escurrirse sobre el campo en su ropa de práctica.

No podía quitar mis ojos de Ryan mientras corría hacia el campo. No había elasticidad

en su paso, ni una sonrisa en su rostro. Se veía tan miserable como me sentía. Él estaba

teniendo un día realmente malo también, y no sólo lo había terminado para él, yo

tenía serias dudas de que el entrenador Pelton no era tan comprensivo como el Sr.

Edwards. Todavía estaba, obviamente, no muy contento con dos de las suspensiones

de sus jugadores estrella. Apenas podía hablar sin gritar, acabó sofocando la palabra

―¡Vueltas!‖, y señaló con el dedo a la pista.

Ryan comenzó a correr, y tan pronto como Mike se presentó, se le ordenó el mismo

castigo.

Mike salió a la pista y rápidamente alcanzó a Ryan, pero en el momento que trató de

hablar con él, Ryan aceleró el paso.

—Miller —gritó Mike, alcanzando a Ryan de nuevo—. Vamos, amigo. Esto es

estúpido.

Ryan de repente dejó de correr y se dio la vuelta para ponerse cara a cara con Mike.

—¡Fuera de mi vista, Driscoll, antes de que te golpee!

—Está bien. Si es así como va a ser esto.

Por el resto de la práctica, Mike estuvo frío como una piedra con Ryan y lo golpeó

contra el suelo cada vez que pudo. Más de una vez, el entrenador tuvo que tirar de él

antes de que Ryan empezara una pelea.

Odiaba ver a Mike usar a Ryan como un maniquí, pero fue aún más deprimente ver a

Ryan tan triste. Estaba diferente, gritaba y amenazaba con golpear la cara de las

personas. Echaba de menos ese tipo feliz y afortunado que hacía que todos a su

E


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alrededor sonrieran. Lo quería de vuelta, y me di cuenta de que sólo había una manera

en que eso iba a suceder.

El Sr. Edwards tenía toda la razón sobre que yo tenía todo el poder. Era la única que

podía solucionar el distanciamiento entre Ryan y sus amigos. Tenía que demostrarle a

la gente que la monstruo no le estaba lavando el cerebro. Tenía que hacer un esfuerzo.

Tenía que ser agradable. Es cierto que no podía ser la reina de hielo y Jamie. Tenía que

elegir. Justo aquí. En ese momento. Y gracias al Sr. Edwards, estaba segura de que era

lo suficientemente fuerte para tomar la decisión correcta.

Bueno, casi segura.

Bueno, no estaba segura del todo, estaba aterrorizada. Pero tenía que hacerlo. Por

Ryan.

Mis ojos se posaron sobre Mike y me estremecí. No había manera de que alguna vez

pudiera caerle bien a él, pero luego miré a través del campo al pequeño grupo de

porristas haciendo volteretas y tocando los pies. Caí en un momento de nostalgia

cuando vi su rutina. Me encantaba mucho animar. Hubo un tiempo que hasta quería

animar a los Chicago Bulls profesionalmente.

Mi sonrisa se desvaneció cuando el grupo se detuvo y oí la voz chillona de Paige. —

¡Te lo juro, Becky! Tienes dos segundos de retraso con respecto a la rutina, tus

volteretas son descuidadas, y no has aterrizado bien al desmontar en las últimas

semanas. Si no lo conseguimos hacer todos juntos, ¡estás fuera! La clasificación para

los campeonatos del estado estará aquí antes de que te des cuenta, y como capitana es

mi trabajo no dejar que caigamos en la ruina todos. ¡Vamos a hacerlo de nuevo! ¡Todo

el mundo, desde la cima!

Bueno, no podía tolerar a Paige, ¿pero a Becky? No albergaba ningún resentimiento

verdadero hacia ella. Y hoy en clases, con Amy, Allysa, ¿e incluso Scott? Seguramente

no me iba a matar sonreír a cualquiera de ellos de vez en cuando. No tenía por qué ser

amiga de ellos necesariamente, sólo tenía que ser civilizada. Podía ser civilizada.

Me senté allí mirando y escuchando y pensando sobre todo hasta que la práctica

terminó y decidí que tenía que empezar con Becky. Seguía siendo la chica más popular

de la escuela, al menos por ahora, y significaba mucho para Ryan. La construcción de

algún tipo de relación con ella marcaría la diferencia.

Me sentí mal del estómago, pero sabía que no tenía otra opción, así que respiré hondo

y me dirigí a la escuela. Esperé en la esquina de las puertas de los vestuarios, detrás de

las gradas. Pensé que sería mejor para alcanzarla sola, pero no era la única con esa


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idea. Becky era la última que se arrastraba desde el campo, y justo antes de llegar a la

habitación de las niñas, Mike la cogió por el brazo.

—¿Qué era todo eso allí con Ryan? ¿Qué has estado diciéndole? —gruñó.

—¿Quieres decir si le dije lo que me hiciste después del baile de bienvenida? —dijo

entre dientes, liberando su brazo de su control.

—No hice nada que tú no hayas pedido.

—Correcto.

—¿Es eso lo que le dijiste a Ryan? ¿Es por eso que ni siquiera quiere hablar conmigo?

Mi ira estaba en su apogeo dentro de mí, mientras escuchaba la conversación. No

podía creer que no lo hubiera visto antes. Desde el baile, el comportamiento de Becky

se había vuelto extraño, su claro odio para el chico con el que felizmente había salido,

de repente todo tuvo sentido. Y yo quería matar a Mike por ello.

—¡Déjame en paz! —gritó Becky, pero Mike la detuvo de nuevo.

—¿Le has dicho algo a Ryan o no?

—No, ¿de acuerdo? —gritó Becky de nuevo—. ¿Crees que quiero que toda la escuela

sepa lo que me hiciste? ¿Para que todos puedan mirarme divertidos y hablar de mí a

mis espaldas? No, gracias.

—Ellos no te creerían.

—Sí, bueno, no se lo he dicho a nadie, ¡así que olvídalo! Hago lo que quiero hacer.

—Becky tenía lágrimas en los ojos ahora, y se soltó de Mike de nuevo—. ¡Nunca me

toques de nuevo!

—Pues si no dijiste nada, entonces. ¿Cuál demonios es el problema de Miller?

—¿Eres estúpido? El tipo está loco por Jamie, y tú le dijiste a toda la escuela que ella

mató a su novio. Lloró en Inglés hoy. ¡Desde luego que Ryan está enojado contigo!

Esta noticia pareció divertir Mike. ¿Cómo querer matarlo no era suficiente?

—¡Imposible! ¿Lloró? —Rió.

—Eres un idiota —dijo Becky con repugnancia absoluta—. Aléjate de mí.

Becky salió corriendo sin preocuparse en golpear las puertas de los vestuarios, y desde

que yo estaba a unos pocos voltios de una tormenta eléctrica, me tuve que sentar. Iba a


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tener el mismo Buda para calmarme, así que regresé a mi colina y traté de respirar. Me

senté allí durante quince minutos hasta que los jugadores de fútbol americano y

porristas comenzaron a salir fuera de los vestuarios, uno por uno.

Cuando Mike fue el primero en salir, simplemente no pude evitarlo. Sabía que había

decidido resucitar a mi Jamielynn interior por el bien de Ryan, pero creo que esta

situación particular llamaba a la reina de hielo justo por última vez. Tenía las

emociones bajo control de nuevo, así que volé a la escuela y me apoyé al final de las

gradas justo antes de que Mike llegara hasta allí.

—Hey —dije casualmente mientras él pasaba.

Mike estaba un poco sorprendido de verme, pero su curiosidad pudo más con él y se

detuvo.


No respondí a su pregunta.

—¿Por qué me ayudaste? —le pregunté en su lugar. Mike parecía confundido, por lo

que le expliqué—. El día que el reportero estaba acosándome en el estacionamiento,

¿por qué me ayudaste?

Mike mantuvo una cara de póquer excelente. No lo podía leer en absoluto.

—Parecía algo que tenía que hacer —dijo, encogiéndose de hombros.

—¿Por qué le dijiste a todo el colegio de mi accidente?

Él se encogió de nuevo.

—Parecía como algo que tenía que hacer.

Mike todavía parecía completamente casual, pero pude mantener la calma también.

Asentí comprensivamente.

—¿Es realmente por mí que estas molesto con Ryan? —pregunté con una sonrisa

amistosa—. Siempre parecías estar bien con la idea de que me conquistara antes. Tú lo

alentaste incluso.

—Eso fue antes de que lo convirtieras en el rey de hielo.

—Entonces, ¿no tiene nada que ver con el hecho de que él pudiera conocer el incidente

tuyo con Becky?

Mike se estremeció bajo su expresión perfecta. —No sé lo que estás hablando.


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Oh, él sabía exactamente de lo que estaba hablando. Podía verlo en sus ojos.

—Hombre —le dije—. La culpa realmente te está carcomiendo, ¿no? —Sus ojos se

estrecharon, pero seguí adelante—. ¿O es el miedo lo que estoy viendo? ¿Tienes miedo

de que tu mejor amigo descubra que violaste a su mejor amiga?

Disfruté viendo como la cara de Mike se tornaba blanca.

—Escucha, pequeña… —comenzó.

—No, ¡tú escucha! —Sabía que el Sr. Edwards había estado hablando metafóricamente

sobre el uso de mi poder y todo, pero decidí tomarlo literalmente en ese momento y

agarré el cuello de la camisa de Mike, tirando de él hacia mí, levantándolo sobre sus

pies. Tengo súper fuerza gracias al amor. Incluso si hubiera sido culpa en sus ojos lo

que había antes, sin duda ahora era miedo—. Matar a mi novio puede haber sido un

accidente, pero si alguna vez tocas Becky, o cualquier otra chica, tu muerte no será un

accidente. ¿Comprendes? Y mientras estamos en ello, dejar de hablar mierda sobre mí.

Eso molesta a Ryan.

Solté a Mike con un empujón suficiente para que cayera hacia atrás. Golpeé el pie

contra su pecho, aplanándolo contra su espalda. Podría haber usado un poco de fuerza

innecesaria, pero sabía que no estaba realmente haciéndole daño. Hey, el tipo es un

defensor trasero. A veces la fuerza bruta es la única manera de llegar hasta ellos.

—Ah, y si le cuentas a alguien de esta conversación, te arrepentirás.

—Le dedique una hermosa sonrisa mientras quité el pie y añadí un alegre—: ¡Nos

vemos mañana!

¿Le haría daño a Mike? Por supuesto que no. Bueno, no a propósito. ¿Pero me siento

mal por hacerle creer que lo haría? No. Tal vez debería hacerlo, pero no lo hice. Me fui

sintiéndome mejor de lo estuve todo el día.

Llegué hasta casi el estacionamiento, cuando me di cuenta de que Becky no había

salido después de su conversación con Mike. Ella estaba en el campo haciendo

voltereta tras voltereta. Tras amenazar a Mike me estaba sintiendo bastante bien, así

que pensé que mejor que dar a esta cosa de decisiones-de-esfuerzo una oportunidad

antes de que me acobarde. Con un suspiro cambié de rumbo hacia el campo de fútbol.

—Tu problema está en tu equilibrio. Tus dedos de los pies tienden a señalar cuando

caes en tierra —dije, cuando Becky se detuvo.

Becky se quedó sin habla, y llámame paranoica, pero no me pareció que era todo por

lo que agradecida que estaba con mi crítica.


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—Tenía el mismo problema —ofrecí—. Mi entrenador me dijo que tratara de levantar

los dedos del pie dentro de los zapatos al saltar. Sé que suena un poco loco, pero

empecé a pegarle a los aterrizajes después de eso.

Becky se congeló aún en estado de shock, así que seguí hablando. —Ha pasado un

largo tiempo, así que no sé si sería de mucha ayuda, pero si alguna vez quieres a

alguien que practique contigo que no esté mordiendo constantemente tu cabeza, no me

importaría.

No podía creer que le había dicho que no me importaría andar con ella. Y la parte más

loca era que sentí que era la verdad. Realmente no me importaría. Una vez que lo dije,

me di cuenta de que no estaba haciendo esto por Ryan. Sería muy bueno tener a una

chica para hablar de nuevo.

Traté de sonreír, pero eso es algo difícil de hacer cuando estás tan nervioso que sientes

que estás a punto de vomitar. Cuando Becky finalmente alcanzó a hablar, ella no gritó,

pero su voz fue tan fría como, bien, el hielo.

—Déjame en paz.

Ella fue lo suficientemente hostil como para ceder su petición, pero se lo debía a Ryan

tratar un poco más duro.

—Sé lo que estás pasando.

—Tú no sabes nada de mí —dijo Becky con los dientes apretados.

—Estoy segura de que sé lo que realmente pasó entre tú y Mike —dije en voz baja, y la

cara de Becky se puso verde—. Tú y yo tenemos mucho más en común de lo que cree

Ryan. Y confía en mí, si mantienes el secreto para ti misma lo suficiente, tratando de

fingir que no sucedió, acabarás exactamente como yo. No estoy tratando de asustarte,

y no voy a decirle a nadie. Sólo estoy diciendo que he estado allí, y si alguna vez

quieres hablar de eso... Bueno, sé que me vendría muy bien un amigo que entienda de

todos modos.

Becky no dijo nada por lo que me pareció un largo tiempo. Sus ojos se llenaron de

lágrimas y todo su cuerpo empezó a temblar, hasta que finalmente explotó.

—¡No tienes idea de lo que estás hablando! —gritó ella—. ¡No tenemos nada en

común! No necesito tu amistad, ¡y no la quiero! ¡Te odio! ¡Has tomado a la única

persona decente en esta escuela y lo convertiste en un imbécil! ¡Eres tan egoísta que

estás dejando que él arruine su vida por ti!


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No sabía qué decir. Me dolió cuando me dijo que me odiaba, pero no podía culparla.

Y tenía razón en una cosa: Ryan estaba arruinando su vida por mí. Pero se equivocaba

al pensar que yo quería eso. Había estado tratando de alejarlo desde el primer día.

Antes de que tuviera la oportunidad de defenderme, Paige y Tamika de repente

estaban allí, y protectoramente sujetaron de los brazos a Becky.

—¡Fuera! —me gritó Tamika.

—¡Sí! —dijo Paige—. ¡Nadie te quiere aquí, freak! ¡¿Por qué no nos haces un favor a

todos y sólo te matas como mataste a tu último novio?!

Empecé a repetir las palabras del Sr. Edwards en mi cabeza. Soy la que tiene todo el

poder. Soy la que tiene todo el poder. Pero de alguna manera creo que este poder

emocional debe ser muy parecido a mi fuerza física. Iba a llevarme mucho tiempo de

práctica.

No habría sido tan malo, excepto que no podía dejar de pensar en cuánto Paige estaba

en lo cierto.

Todo lo que estaba mal entre todos en esta escuela era por mi culpa. Bueno, bueno, no

tal vez lo que estaba mal entre Mike y Becky, ¿pero todos los demás? Todas estas

personas solían ser una gran familia feliz antes de que yo llegara. ¿Por qué me dejaron

entrar en sus vidas cuando era la responsable de separarlos y dividirlos?

Era exactamente lo mismo que en mi antigua escuela. Me había llevado a Derek de

ellos y me odiaban por ello.

¿Por qué debería esperar que las cosas sean diferentes aquí? Ni siquiera era amiga de

estas personas antes de que apartara a Ryan de ellos. Sé que Ryan tenía fe, pero de

repente estaba segura de que cualquier intento de ser amiga de alguien en esta escuela

sería inútil.

No sabía qué pasaba conmigo y el abastecimiento de agua últimamente, pero me puse

a llorar de nuevo.

—Correcto —sollocé con el tiempo. Ignoré a Paige y Tamika y miré directamente

hacia Becky—. Olvida lo que he dicho.

Me di la vuelta para ver a Ryan corriendo hacia mí. —No me toques —le advertí

cuando llegó a tirar de mí en sus brazos.

—¿Qué pasa? —preguntó mientras ponía las manos hacia atrás.


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—Esto no va a funcionar, Ryan —dije a través de mis lágrimas—. Tú y yo, amigos,

una vida, nada de eso. Y estoy tan cansada de luchar por ella contigo. Me dijiste que

puedo ser normal, pero la verdad es que no puedo serlo. Lo siento.

Empecé a irme cuando finalmente estallé por completo en sollozos.

—¡Jamie, espera!

—¡No! Lo intenté, ¿de acuerdo? Realmente lo hice. Pero no va a funcionar, y no

aguanto más, ¡así que para! ¡Por favor!

Me alejé, y era difícil para mí mantener un ritmo humano normal, porque todavía

podía oír a Ryan mientras me dirigía hacia mi coche.

—Es mejor así, Ryan —dijo Paige con una simpatía que me daba náuseas.

—¿Mejor para quién? —preguntó—. ¿Para Jamie? ¿Para mí? O tal vez mejor para ti.

¡No puedo creerlo, Paige! ¡No tienes idea de lo que ella ha pasado! ¡Dolor como nunca

podrías imaginar! ¿Y lo estás lanzando en su cara una y otra vez para qué? ¿Porque

prefiero salir con ella que contigo? La llamas la reina de hielo, pero Jamie nunca le

haría algo así a alguien.

—Pero mira lo que ella te ha hecho —dijo Paige.

—Ella no ha hecho nada, pero me hace feliz, y tuvo que cambiar toda su vida para

hacerlo. ¡Ustedes son las que hacen todo el daño!

—Pero, Ryan…

—¡No empieces conmigo, Becky! Le dije que eras diferente. Le pedí que te diera una

oportunidad. ¿Tienes alguna idea de lo difícil que fue para ella? Trató de ser amable.

Estaba aterrorizada, pero lo hizo por mí, porque le prometí que no eras como los

demás, ¡y la aplastaste!

Cuando llegué a mi coche oí suspirar a Ryan.

—Tal vez tenía razón cuando optó por no ser amigo de cualquiera de nosotros —dijo

en tono más resignado que enfadado—. Pensé que la estaba ayudando, pero lo único

que hice fue darle la esperanza y luego tirarla a los lobos. Probablemente he herido a

ella más que a nadie. Muchas gracias, chicas.

Sonaba como si alguien estuviera llorando, y me di cuenta que era Becky cuando dio a

Ryan una disculpa llorosa.

—Ryan, lo siento —dijo.


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Su respuesta fue:

—Olvídalo.

No sé si dijo algo más, porque yo ya estaba en mi coche, y aceleraba el motor atacando

el radio para poder desconectarme. Luego me fui a casa y accidentalmente golpeé la

puerta de mi dormitorio-a-estrenar a través de la pared del baño, otra vez.

Supongo que no debería haberme sorprendido cuando Ryan se presentó en mí casa

diez minutos después que yo. Quiero decir el tipo esta dolorosamente dedicado y

convencido de que es mi novio. Tenía sentido que venga a mí después de que terminó

gritando a sus amigos en mi nombre. Pero por alguna razón, cuando se presentó y le

pidió a mi madre que lo dejara entrar, me sorprendió más todavía. Sorprendida y

enojada.

—Hola, Ryan —suspiró mi madre cuando abrió la puerta. Podría haber estado

aturdida, pero ella no parecía tan sorprendida de verle—. Gracias por tu visita, pero

realmente no creo que Jamie este para cualquier visita en estos momentos.

—¿Por favor, Sra. Baker? Por favor, sólo voy a tratar de hablar con ella.

El poder en la casa ya estaba fuera, pero estaba tan enojada que las paredes se

estremecieron con el sonido de su voz desesperada. No quería estar tan enojada con él

porque sabía que realmente se preocupaba por mí y no había hecho nada, pero me

trataba mejor de lo que merecía, pero una chica puede decir que las cosas van a estar

bien solo muchas veces. Sin duda había alcanzado mi límite.

Mi madre parecía asustada cuando intentó una vez más espantarlo.

—Lo siento, Ryan, pero ahora no es un buen momento.

—Está bien, Sra. Baker. —Hubo un momento de silencio, mientras que Ryan vaciló—.

Sé de Jamie. Sobre sus poderes, quiero decir —admitió finalmente—. Y conozco las

reglas. No me acercaré demasiado, pero tiene que dejar que la vea. ¡Por favor! Es mi

culpa que ella esté tan molesta. Le debo una disculpa.

—¿Qué? —Mi madre se quedó boquiabierta.

Me gustaría pensar que mi madre se sorprendió porque Ryan afirmó que era la razón

por la que estaba llorando, pero sabía que eso no era, la había agarrado con su guardia

baja. Ryan al parecer también lo sabía porque lo siguiente que dijo fue:

—Por favor, no te enfades con Jamie por decirme sobre sí misma. En cierto modo no

le di opción. Y no se preocupe, le juro que nunca le diré a nadie. —Hubo una pausa


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por un minuto, y luego Ryan volvió a hablar con una voz mucho más pequeña—. Me

preocupo por su hija, Sra. Baker. Mucho. Quiero protegerla tanto como usted lo hace.

Sabía que Ryan se preocupaba por mí —era más que obvio— pero nunca le había oído

decirlo en voz alta antes. ¡Y para que lo dijera a mi madre! Era tan agridulce. Eso me

hizo sentir mucho mejor y mucho peor, todo al mismo tiempo. Mi ira disminuyó, pero

mi desesperación aumentó diez veces y me puse a llorar aún más fuerte.

Estaba demasiado cansada ahora para mantener la ira dentro de mí, y la casa calmada.

Mi madre sabía que podía oír la conversación y se había dado cuenta de que lo que

dijo me tranquilizó, porque ella no dijo nada, pero Ryan dejó escapar un suspiro

enorme.

—¡Gracias, Sra. Baker!

—¿Ryan? —llamó mi madre con un suspiro de exasperación—. Mantén la distancia.

—Lo haré.

Ryan no dijo nada mientras se acercaba por el pasillo y cruzó la zona de guerra del

umbral de mi dormitorio. Supongo que no se sorprendió al ver que faltaba la puerta.

Finalmente rompió el silencio con un simple ―lo siento‖.

—¡Fuera! —grité, y luego mi voz se quebró.

—Lo siento mucho. Estaba equivocado sobre mis amigos. Pero simplemente olvídalo,

¿de acuerdo? Yo lo hice.

Su cara estaba enferma de preocupación, y de repente me sentía culpable de nuevo.

—Ellos son tus amigos —dije, tratando de retomar el control de mí misma—. No los

puedes olvidar.

—Si fueran realmente mis amigos, no te tratarían como lo hacen.

—Pero tienen razón. Soy una idiota, y estas siendo diferente. No les puedo culpar por

odiarme, sólo están preocupados por ti.

—¡Tonterías! Están celosos, y si no pueden superarlo, es su pérdida. Jamie, si tengo

que elegir un bando, entonces elegiría el tuyo. Y por primera vez en mi vida no me

importa si eso hace que todos en toda la escuela me odien, con tal que tú no.

—No seas estúpido. No puedes renunciar a todos tus conocidos por mí.


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—Pero de eso se trata… que no debería hacerlo. No quiero ser amigo de las personas

que esperan que me olvide de lo mejor que me ha pasado, sólo porque no te entienden.

Ni siquiera me escucharían lo suficiente para que les explique.

—Tal vez es porque están en lo correcto esta vez. No soy buena para ti. Puede que no

quieras escuchar, pero no tengo otra opción. Becky está en lo cierto. He sido egoísta

porque te gusto, y por tu propia seguridad esto tiene que parar. Lo siento, Ryan, pero

no hay ningún bando para elegir. Estoy de su lado esta vez.

—Me sequé las lágrimas y lo miré fijamente a los ojos. Lo dije en serio esta vez, y yo

tenía que hacérselo ver—. Se acabó.

No sé cuánto tiempo estuvo allí, sólo me miraba en silencio, pero me sentía como

siempre y tenía que mirar hacia otro lado. No podía seguir mirando la expresión en su

rostro torturado, porque absolutamente no podía ceder en este momento.

—No puedes rendirte —susurró finalmente—. Lo estabas haciendo tan genial. Uno no

puede simplemente renunciar por a algo que Becky o Paige dijeron.

—¡No lo entiendes! —grité—. ¡No se trata de lo que dijeron!

—¡Explícamelo entonces, Jamie! Porque sinceramente no puedo entender por qué no

me dejas estar cerca de ti. ¡Sé que lo deseas!

Cuando no le respondí, bajó la voz y siguió hablando.

—No me refiero sólo físicamente —dijo—. Tienes miedo de estar en una relación.

Tienes miedo a dejarme entrar, ¿por Derek? Porque no puedes dejar que un accidente

te impida vivir tu vida de nuevo.

—No es por Derek.

—¿Entonces qué es? ¿No me quieres? ¿No confías en mí?

—Por supuesto que sí.

—Entonces, ¿qué?

—Ryan —suspiré—. Tú sabes porque.

—¿Qué, tus poderes? Estoy tan harto de que uses eso como excusa.

La voz de Ryan sonó de repente tan resentida, que me sorprendió y me puso a la

defensiva una vez más.

—¡No es una excusa!


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—¡Es una excusa! No me digas que no puedes controlar tus poderes, porque los dos

sabemos que puedes. Tal vez no cien por ciento, pero lo suficiente. Hemos estado muy

bien durante semanas. Es sólo que esto finalmente se está convirtiendo en una relación

real, y no puedes manejar la situación. ¡Tienes miedo!

De repente estaba furiosa, y me puse de pie. —¡Por supuesto que tengo miedo! ¿Has

olvidado que casi te mato ayer? ¿Qué pasa si me vieses tirada inconsciente delante de

ti? ¿Serías capaz de vivir contigo mismo si alguna vez me hicieras daño de esa manera?

Esta vez fue Ryan quien no podía mirarme a los ojos. Lágrimas corrían por mi cara

enojada, y mi cuerpo empezó a temblar, pero tenía que seguir hablando. Tenía que

hacerle entender, y sólo había una manera de que pudiera hacerle ver eso. Tenía que

decirle la verdad. Tenía que decirle lo que había jurado que nunca le diría a otro ser

viviente. Me imaginé que me iba a odiar después de esto, pero no veía ninguna otra

opción.

—¡Maté a Derek! —grité a través de mis lágrimas—. ¡Yo! No fue el camión, no fueron

las líneas de energía, ¡fui yo! —Me tomé un respiro y bajé la voz—. El accidente no fue

mi culpa, incluso —le expliqué—. Fue suya.

—¿De qué estás hablando?

—Esa noche, Derek y yo tuvimos una gran pelea, y terminé con él.

—¿Qué?

Ignoré la conmoción en la voz de Ryan.

—Él trató de discutir pero eché a correr. Como te dije antes, entré al coche. Cuando

arranqué, él pensó que iba a marcharme y dejarlo varado en medio de la nada. Se

lanzó a la calle sin mirar primero. El conductor del camión se desvió para esquivar a

Derek y terminó golpeándome a mí en su lugar. El accidente, los desechos tóxicos, las

líneas de energía, la explosión… fue culpa de Derek, y él lo observaba todo de manera

segura a través de la calle.

De pronto me sentí débil y tuve que sentarme. Ryan parecía preocupado por mí, pero

mantuvo su promesa a mi madre y se quedó atrás. Incluso desde el otro lado de la

habitación, sin embargo, pude ver la expresión en sus ojos. Él finalmente estaba

empezando a entenderlo.

—Cuando me desperté, pensé que estaba muerta, porque nada me dolía de la forma en

que debería, pero Derek estaba allí, gritando mi nombre. Salí del coche, y por supuesto

que corrió y lanzó sus brazos alrededor de mí. Pero estaba tan enojada con él, y estaba

tan asustada. Cuando empecé a electrocutarlo ni siquiera sabía lo que estaba


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sucediendo. Él sólo comenzó a gritar y temblar. No era capaz de desprenderse de mí, y

no podía escapar. Estaba en shock. El modo en que me miraba y el olor... y luego

simplemente dejó de gritar.

Me quedé en silencio por un momento al recordar el momento más horrible de mi

vida.

—Tuve que salir de sus brazos —sollocé cuando pude volver a hablar—. Derek está

muerto por mi culpa. Lo maté. Sé que no fue culpa mí —lo sé— pero, Ryan, tienes que

entender que es exactamente por eso que tenemos que parar esto.

Por primera vez en su vida, Ryan se quedó sin habla, pero, sorprendentemente, eso

sólo me hizo sentir peor.

—Es la única manera que puedo estar segura de que no te haré daño de esa manera —

susurré.

Después de eso tuve que salir de allí. Giré para salir y me congelé cuando encontré a

mi madre en la puerta de mi habitación, completamente conmocionada. Eché un

vistazo a su expresión de horror y las lágrimas fluyendo por sus mejillas, y me asusté.

—Lo siento —exclamé—. No sabía cómo decírtelo.

No me quedé allí para ver algún tipo de reacción por parte de cualquiera de ellos.

¿Cómo podría? No quería escuchar lo que decían. No podía soportar las miradas en

sus caras. Sólo quería estar sola.


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Capítulo 19

Traducido por Hanna


staba tan agotada mentalmente que no tenía energía para hacer nada más que

caminar. No había más lucha en mí. No Gran Cañón esta vez. No Miami

Beach o Monte Rushmore. Sólo subir mi calle y bajar la siguiente.

Con el tiempo terminé en el parque. Estaba desierto ya que el sol comenzaba a

ponerse, así que decidí que era el lugar perfecto para ponerme de mal humor, y me

acerqué al banco más cercano. Me acosté, cerré los ojos y traté de vaciar mi mente.

Pero no podía liberar a mi cerebro de mis problemas hasta no sentir una tenue oleada

emergente de energía a mí alrededor. Me sorprendí, pero no fue hasta que las farolas

explotaron que se volvió oscuro.

No sé lo que sucedió luego, pero me quebré. No podía soportarlo más. Sentí que

odiaba la energía. ¡La odio! No importa lo que hiciera o a donde fuera, no podía

escapar de ella.

Mis manos volaban, y con un grito frustrado, empujé la energía lejos de mí, enviándola

de nuevo a las luces con tanta fuerza como era capaz. Era como pura rabia saliendo

disparada de las palmas de mis manos en forma de rayos que se fueron zumbando a

través del parque.

No sólo rompí la farola a la que lo había destinado —exploté todo el maldito poste del

suelo.

Por una fracción de segundo, todo el mundo se detuvo en un tartamudeo, y parpadeé

hacia abajo a mis manos. No sólo controlaba el rayo, si no que de alguna manera me

sentí dos veces más potente de lo que había sido en la cabaña de Ryan. Y yo me sentía

más fuerte. No estaba cansada como lo había estado entonces. Mis músculos no

estaban débiles.

No sabía cómo lo había conseguido, pero estaba segura de poder hacerlo de nuevo. Sí,

muy en el fondo era vagamente consciente de lo que estaba haciendo. Pero se sentía

demasiado bien para liberar toda la rabia acumulada. Demasiado bien. Así que antes

de darme cuenta había dos farolas más atacadas.

E


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El poder era intoxicante. Quiero decir, allí estaba yo en medio de un parque público,

donde cualquier persona podría haberme visto, o haberse visto seriamente herido por

mis acciones, pero no me había detenido a pensar en ello. Era como si ya no estuviera

en contacto con la realidad. Por lo menos hasta que oí a alguien diciendo mi nombre.

―¡Jaime! ―gritó frenéticamente Carter―. ¡Detente antes de que lastimes a alguien!

Me sorprendió tanto que instintivamente me di la vuelta y solté otra ráfaga de rayos,

que borró un pequeño árbol justo a su izquierda.

―¡Whoa, Jaime! ¡Soy sólo yo! ¡Corta la pirotecnia antes de que alguien te vea!

Miré en la dirección que Carter estaba señalando. Una multitud ya estaba reuniéndose

alrededor del lío en la calle, y ahora todos entrecerraban los ojos hacia mí en la

oscuridad, tratando de ver que era lo que había volado el árbol.

La realidad comenzó a ponerse al día para mí y me entró el pánico. Mi instinto de

protegerme a mí misma se hizo presente y sin pensarlo agarré a Carter y me fui.

Segundos después lo estaba dejando caer en la escalinata de la escuela.

Le tomó unos minutos recuperarse del viaje a súper velocidad. Y me dio una gran

satisfacción, retorcida se puede decir, cuando se arrojó en torno al matorral. Fue una

distracción suficiente para que por fin pudiera pensar racionalmente de nuevo. Bueno,

la forma más racional de la que era capaz cuando de Dave Carter se trata.

—¡Tú no puedes meterte conmigo en éste momento, Carter!

—No me di cuenta que tenías algún control sobre la materia rayo —dijo después de

limpiarse la boca con la manga. No es que habría disparado un rayo sobre él más de lo

que lo haría sobre Mike Driscoll, pero al igual que Driscoll, Carter no lo sabía, por lo

que levanté mi mano en su dirección—. ¿Quieres averiguar hasta qué punto tengo

control?

Carter agitó la mano ante mi amenaza.

—No vas a hacerme daño, Jamielynn. No lo tienes dentro de ti.

Bueno, tal vez era un poco más inteligente que Mike, pero no estaba de humor para

jugar, y su arrogancia no era linda como la de Ryan. Ni mucho menos. Le había

clavado en el suelo antes de que pudiera parpadear, y gruñó bajo la presión que mis

puños estaban poniendo en su pecho.

—¿Estás tan seguro de eso?

—Si no lo estuviera —gruñó—. No estaría aquí.


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Supongo que el hombre tenía razón. Obviamente, él sabía que podía matarlo si

quisiera. Simplemente aparecer en primer lugar fue una manera de llamar mi atención.

Sin embargo, no podía admitir mi debilidad. —Tienes treinta segundos para

convencerme de no probarte que te equivocas.

—No estoy aquí para una historia. Estoy tratando de protegerte.

Ahora, eso fue divertido. Excepto que no se estaba riendo. —¿Vendiéndome río abajo

en el nombre de la ciencia?

Carter dejó de luchar bajo mi peso, y sus ojos se abrieron enormes.

—Así es —le dije—. Lo sé todo sobre Visticorp

—¿Quieres decir que contactaron contigo?

No entendía el miedo en su voz. —¿Cuánto te pagan?

—No me están pagando, Jamielynn.

—¿Por qué? ¿Exigieron primero la prueba? Si crees que voy a dejar que les des algo de

mí, entonces eres más delirante que Ryan.

—¿Me dejas ir, para que podamos hablar?

Debatí su solicitud un momento. Realmente no quería dejarlo ir, pero necesitaba

respuestas.

Además, no era como si pudiera huir de mí.

Carter se puso de pie y se limpió, frunciéndome el ceño todo el tiempo.

—Me alegro de verte ser racional, por una vez —gruñó.

Él no era el único que podría estar de mal humor. —Será mejor que me digas lo que

está pasando ahora mismo, o voy a ser realmente irracional, realmente rápido.

—Creo que hemos pasado las amenazas, Jamielynn —dijo Carter secamente.

Lamentablemente, puede que haya ido manejando el control de mi poder, ¿pero mi

temperamento? Um, sí… aún necesitaba controlarlo. Me da vergüenza decir que la

actitud molesta de Carter era suficiente para que yo lo perdiera. Se me escapó un grito

de frustración y luego lo empujé contra la pared de la escuela.

Está bien, está bien. Lo recogí y lo lancé contra la pared. Pero no lo lastimé. Sólo lo

sorprendí.


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—¡Estoy tan harta de tu actitud! ¿Vienes a mí y actúas como si fuera la que trata de

arruinar tu vida?

—Bueno, seguro que no lo estás haciendo mejor —se quejó Carter, todavía un poco sin

aliento por su corto vuelo—. ¿Crees que me gusta ser niñera de adolescentes

desagradables todo el tiempo?

¿Desagradable? Bueno, tal vez tenía que darle eso. No era la reina de las bromas

cuando él estaba cerca. Sin embargo, ¿niñera?

—¿Cuidando de ti? ¿Cubriéndote?

—¿Cómo estar en contacto con las empresas de investigación genética me cubre?

—¡Jamielynn, ellos me contactaron!

—¡Muy bien!

—¡Lo hicieron! Y no por primera vez tampoco. Visticorp ha estado vigilando desde

que he impreso la historia de tu primer accidente. Dejaron de molestarme cuando no

pude encontrar ninguna prueba, pero en el momento en que salvaste a ese jardinero

volvieron. Están seguro ésta vez, y quieren que yo consiga la prueba.

Realmente logré trabajar en mi cara de póquer. Es probable que no estaba en mi mejor

interés para que Carter viera lo asustada que estaba, pero estaba tan aturdida por la

revelación que abrí la boca. Mi peor pesadilla se estaba haciendo cierta. Había gente

por ahí que sabía. Que conocían y que querían estudiar. Y éste hombre me atraía aquí.

Me tambalee hacia atrás, y dejé la energía dentro de mí hervir hasta que sentí batir mi

cabello violentamente sobre mi cabeza. Pude sentir que irradiaba de mi piel,

quemando a través de mis ojos, listo para atacar a mi disposición.

—Increíble —susurró Carter mientras se ponía de pie.

—No me vas a llevar con ellos —le advertí, y ésta vez, no estaba tan segura de que no

lo lastimaría.

Carter se mantuvo en calma, sin embargo, ignoró mi hostilidad.

—No quiero llevarte con ellos —dijo.

—Entonces, ¿qué quieres?

—Te lo dije. Quiero ayudar.

—Nunca has estado interesado en ayudar a nadie a parte de a ti mismo.


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—Conocí a estos chicos, y no es el tipo de gente con el que quiero estar involucrado.

Ni siquiera alguien como tú.

Dejé caer mi mano a mi lado, dispuesta a ser razonable y escucharlo. Le pregunté lo

único que a mi cerebro se le pudo ocurrir.

—¿Por qué?

—Ellos son ricos y poderosos, y les gusta jugar a ser Dios. No serías capaz de

detenerlos por ti misma.

—¿Pero por qué podrías ayudarme? Todo lo que has querido hacer es exponerme. Te

han ofrecido un montón de dinero. ¿Por qué no sólo lo tomas?

Me sorprendió la expresión que se apoderó de la cara de Carter. Culpa, ira, miedo e

incluso remordimiento. Todas las emociones de las cuales estaba segura que el hombre

era incapaz de mostrar, y sin embargo todas estaban allí, claro como el día en sus ojos.

—Confía en mí en esto. —Su voz estaba quebrada, era más que un susurro—. Estoy

aquí para ayudar.

Sí. Como si fuera a confiar en él. Estaba ocultando algo. Pero todavía no podía ignorar

lo agitado que estaba.

—¿Y cómo vas a ayudarme exactamente?

Carter tragó saliva y enderezó su postura.

—La única manera que puedo pensar para detenerlos es que tú te muestres antes de

tener su prueba y vengan por ti.

Empecé a temblar con la parte ―vengan por ti‖ hasta que me di cuenta de lo que había

dicho.

—¿Mostrarme yo misma? —Tomé una respiración profunda, cuando sentí que mi

rabia progresiva venía a la superficie otra vez—. ¿Confesarme? ¿Decirle al mundo mi

secreto? ¿Y cómo se supone que eso me ayude?

—Jamielynn, no creo que ahora entiendas lo valiosa que eres. Incluso los chicos de

Visticorp no saben las cosas de las que eres capaz. Si te dieras a conocer, serías la

persona más famosa en el mundo en cuestión de minutos. Nadie sería capaz de

tocarte. El gobierno tendría que protegerte.

—¿Qué te hace pensar que el gobierno no haría todo lo que los chicos de Visticorp

planean hacer?


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—No serían capaces de hacerlo porque ya serías una celebridad. Querrían reclamarte

como propia. Mostrarte al resto del mundo.

De ninguna forma dejare que eso suceda.

—Creo que prefiero correr el riesgo con los científicos locos.

—No sería del todo malo. Definitivamente hay ventajas. —Carter metió lentamente la

mano en su chaqueta y sacó una cinta de video—. Éste material es mucho más valioso

de lo que Visticorp se ofreció a pagar. Tú vales mucho más. Si dejas que le haga

pública, podrías convertirte en una estrella. Podrías ser rica más allá de tus sueños más

salvajes. Tus padres nunca tendrán que volver a trabajar. Piensa en las posibilidades.

Estaba comenzando a sentirme abrumada por la cantidad de energía pulsando a través

de mi cuerpo. La irá creada por sus mentiras comenzaba a empujarme al límite.

Levanté mis manos con sarcasmo, y mi voz se sacudió mientras luchaba por mantener

el control.

—Casi me habías engañado. No reportaras ninguna historia.

—Jamie, lo digo en serio. No sólo…

—Los treinta segundos han pasado —interrumpí.

Estaba tan enojada que le di en el jugo y le di choque lo suficiente para retorcerse de

dolor por unos minutos. No esperaba que en realidad le hiciera ningún daño real, la

sacudida rompió su confianza.

Cuando vi el miedo en sus ojos, la idea de terminar con él pasó con mi mente.

Después de todo, él era malo. Quería arruinar mi vida. Me quería fuera para el mundo

para su propia fortuna y gloria. Lo había intentado una vez y lo consiguió de una

manera. Esta vez tenía la prueba que podría destruir a mi familia y toda mi vida para

siempre, en lugar de simplemente obligarme a recolocarme. Todo lo que tenía que

hacer era empujar un poquito más y mi problema estaría resuelto. Dudo siquiera de

que alguien lo echara de menos.

Por un pequeño segundo, la idea de matarlo me consumió, y sabía que podía verlo en

mis ojos debido a que la expresión de su rostro al instante se volvió de miedo.

—¡Por favor! —tosió con lo poco que le quedaba de respiración—. ¡Pudiste haber

matado a Derek, pero fue un accidente! No quiero mi sangre en tu conciencia. ¡No eres

un asesino, Jamie!


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El nombre de Derek, la imagen de él muriendo en mis brazos, su cuerpo sin vida

carbonizado descansando a mis pies, me rompió de nuevo a la realidad y trajo de

nuevo la razón a mis pensamientos. Sorprendida por mis acciones, y los sentimientos

de rencor que al parecer era capaz de sentir, me desplomé sobre los escalones allí

mismo, delante de la escuela, dejando que mis lágrimas fluyeran libremente.

Odiaba llorar delante de Carter. Odiaba darle la satisfacción de verme vulnerable, pero

estaba en lo cierto. No quería su sangre en mis manos. Nunca me había sentido tan

confundida o asustada en mi vida.

La cosa era que esto no me molestó lo suficiente como para querer matarlo. Me

molesté porque no podía. Aquí había un hombre quién quería destruirme, y tan

poderosa como era, no había nada que pudiera hacer al respecto. Incluso con

superpotencias no era lo suficientemente fuerte para protegerme.

Sabiendo que estaba enojada por no ser capaz de hacerlo me hizo sentir mal. Me hizo

sentir como un monstruo pensar que Carter aún respiraba. Me hizo preguntarme sobre

Derek. Me hizo preguntarme si me alegraba de que estuviera muerto. Y si me alegraba

de que estuviera muerto, entonces pude haber sido una asesina, accidente o no.

Mientras estaba sentada allí con una legítima crisis nerviosa, Carter se las arregló para

volver a ponerse de pie y poner la cinta en su chaqueta. Quería quitarle la cinta y

freírla en ese mismo momento, pero conociendo a Carter, había hecho una copia. No

sabía que pruebas tenía. Tenía que asegurarme de que no era otra cosa, así que me

puse bajo control y jugué su juego. Le pregunté:

—¿Puedo pensar en ello?

—No tenemos mucho tiempo, Jamielynn. Si no les llevo algo pronto, van a enviar a

alguien más. —Odiaba que sonará simpático.

—Me estás pidiendo que renuncie a mi vida. Sólo déjame consultarlo con la

almohada.

Me miró por un momento y luego lanzó un profundo suspiro. Asintiendo de mala

gana, dijo:

—Mañana. O voy a liberar esta cinta con o sin ti.

—¿Cómo puedo encontrarte?

—Yo te encontraré.

¡Ja! Él no sabía con quién estaba tratando. Era la reina del hielo, ¿recuerdas? Y si iba a

tratar de chantajearme, entonces le iba a poner sobre el hielo.


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—Mañana entonces —concordé con frialdad, y volé de su vista en un instante.

Estaba en la esquina antes de que estuviera murmurando:

—Increíble —de nuevo, pero no fui a ninguna parte. Estaba en una misión ahora

mismo.

No fue difícil seguirlo sin ser capturada, y el chico estúpido me dirigió directamente a

casa. Bueno lugar, por cierto. No. Pensé que iba a tratar de explotarme por más dinero,

si yo fuera él. En el lado positivo, no me siento tan mal sobre echar abajo la puerta

principal para entrar después de haber dejado la casa. No es como si alguien fuera a

tratar de forzar la entrada, bueno, a parte de mí, supongo.

Me dieron escalofríos al entrar. Nunca he sido una persona que viola la ley, pero en

realidad he seguido mis instintos en este momento. Carter nos había estado

observando a Ryan y a mí durante semanas. Había fotos de vigilancia de mí y de mis

padres, en la escuela, y yo y Ryan en la cabaña. Fotos de básicamente todas las

personas con las que me relaciono en todo —Paige, Mike, Becky, incluso el señor

Edwards. Había una pizarra con lo que parecía ser una línea de tiempo o un horario.

Había todo tipo de artículos sobre mi accidente y luego uno sobre el accidente que traté

de detener. Al lado de uno había una copia del informe policial con ciertas partes

resaltadas.

Nada de eso, sin embargo, era tan inquietante como la pequeña pila de cintas de video

y CDs apilados en su escritorio con mi nombre en ellos. En primer lugar, ¿cintas de

video? Sé que Carter ésta, probablemente, empujando los cincuenta, pero pensaba: un

reportero daría la bienvenida a la era digital. En el lado positivo, estoy bastante segura

de que no había un montón de copias de todo lo que esconde en estas cintas de manera

segura en internet.

Me puse a jugar con la cámara de video que estaba conectada a la TV, y mi cara se

produjo inmediatamente en la pantalla. Estaba sentada en la mecedora del porche con

Ryan en la cabaña.

¿Ya sabes lo espeluznante que es cuando ves una película sobre un asesino en serie o lo

que sea, y está allí esa escena donde él está acechando a su próxima víctima? Más

específicamente, ¿cuándo los está viendo a través de los arbustos o una ventana o algo

así? Bueno, es cinco millones de veces más escalofriante cuando eres tú al que se

acecha.

Salí de la reproducción de video, pero sabía lo que iba a mostrar, por lo que busqué a

través de la pila de CD. Todos ellos tenían diferentes fechas en ellos. Abrí la que había

en la fecha de hoy en el reproductor de CD.


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—¿Jamie? —oí la voz de Ryan preguntar.

Y entonces grité:

—¡Fuera! —Era una grabación de mi voz.

No estaba segura exactamente lo que estaba escuchando hasta que Ryan dijo:

—Lo siento mucho. Estaba equivocado sobre mis amigos. Pero sólo olvídalos, ¿de

acuerdo? Yo lo hice.

Suena familiar, ¿verdad? ¡El tipo metió micrófonos en mi habitación! ¡Metió micrófonos

en mi jodida habitación!

Esto ha ido demasiado lejos, ¡incluso para un estúpido periodista sensacionalista!

Entrando a mi casa, pasando por mis cosas. ¿Dejando micrófonos en mi habitación

para que pudiera escuchar mis conversaciones? ¿Carter no sabe que es imprudente

enfadarme? Bueno, una cosa es segura. Nada de esto iba a conseguir salir, y Dave

Carter no iba a conseguir ningún centavo de mí.

Había tenido un buen rato jugando con mis poderes en mi día, ¿pero esto? Esto es lo

que realmente estaba comenzando a disfrutar. Miré a mí alrededor, preguntándome

cómo iba a hacerlo, pero luego me vi en la Tv y me congelé ante lo que vi. Estaba de

pie en la parte inferior de los escalones del porche. Mi cabello girando alrededor de mí

cabeza como si estuviera de pie en la estela de un motor de reacción, y había un atisbo

de luz que irradiaba de mi piel.

Era de alguna forma genial, hasta que me vi abrir los ojos. Brillaban como un enchufe-

de-linterna. Era como si mis ojos amarillos se hubieran convertido en linternas y

brillaban filtrándose a través de mis contactos. Era la cosa más loca que había visto

hasta que tiré relámpagos de mis manos. Luego eso fue la cosa más loca que he visto.

Me quedé atónita. Sólo me quedé allí mirando, con una combinación de shock y terror

y asombro total, barriendo a través de mí.

—¿Cómo Ryan no salió corriendo? —susurré, aún me maravillaba al ver en lo que me

había convertido.

—Creo que es porque él estaba inconsciente en el momento —dijo una voz detrás de

mí.

Me sorprendió lo suficiente como para explotar la lámpara de escritorio, y el poder de

toda la casa se apagó.


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—Tú sabes, Jamielynn —dijo Carter cuando encontró una linterna—. Para alguien con

súper oído, eres alguien muy fácil a la quien acercarse sigilosamente.

Odiaba que él tuviera razón.

—Estaba un poco distraída —me quejé—. Pero no te preocupes, seré mucho más

paranoica de ahora en adelante.

—No habrá ninguna necesidad de ser paranoico, una vez que el secreto salga. Me

alegro de ver que hayas encontrado tus sentidos tan pronto. Estas tomando la decisión

correcta.

—Oh, créeme, lo sé. Y la elección no es hacerlo público contigo. No voy a dejar que

me expongas.

—Pero, Jamie… —Carter parecía que estaba empezando a enfadarse de nuevo—- Sólo

piensa en lo bien que se sentiría no tener que ocultar tu secreto. No puedes decirme

que te gusta guardarlo… sé que no. Odias tu vida.

Carter estaba tan seguro de que me había descubierto. Pero como estaba allí mirándolo

tan fijamente, enfurecida por su acusación, me di cuenta de lo equivocado que estaba.

No odiaba mi vida. No, en absoluto, en realidad. Tengo los mejores padres del mundo,

y el mejor novio compresivo del mundo. Por supuesto, que probablemente lo convierte

en un poco loco, pero es muy lindo, así que, ya sabes. También tengo todo el

continente a mi disposición, y, ¿la cosa del súper beso? Sí, si vale la pena.

—No es tan mala —dije con un repentino estallido de confianza—. Claro, tengo que

guardar un secreto, pero tengo que hacer cosas como ésta…

Carter tragó saliva nerviosamente cuando le tendí la mano.

—¿Qué estás haciendo?

—Ya lo verás.

El poder en la casa había salido cuando me sorprendió, pero no era más que suficiente

jugo en las líneas de energía que corrían a través de su casa. Tomé una respiración

profunda y luego tiré tanto poder que las paredes de la casa comenzaron a temblar.

Cuando mi cabello comenzó a volar y mis ojos se hicieron brillantes, los ojos de Carter

se ampliaron.

—¿Qué estás haciendo? —gritó otra vez y parecía tan nervioso que estoy segura que ya

lo había descubierto.

—Deshacerme de las pruebas —contesté de todos modos.


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—¡Jamie, espera! ¡Necesitamos esto!

Carter comenzó a llegar a la pila de cintas en la mesa, pero era demasiado rápida para

él. Antes de que incluso diera un sólo paso, estaba de pie delante de él con las manos

apuntándole.

—No me habría enojado en éste momento —advertí—. Has estado espiándome lo

suficiente como para saber que tiendo a perder el control cuando estoy emocional.

—Está bien, Jamie —dijo, poco a poco alejándose unos pocos pasos—. Deja de andar

por ahí. Puedes matar a alguien.

—Entonces te sugiero que salgas de aquí.

Señalé con mi mano a la cámara de video, y cuando la exploté, accidentalmente

también lo hizo la TV, saltando ambos en un millón de piezas.

—¡Jamie!

—Estoy un poco ocupada —espeté cuando apunté en el equipo siguiente—. ¿Sabes?

Esto sería mucho más divertido si hubiera mejor material. ¿No has oído hablar de la

tienda Mac? En serio, ¿video cámaras digitales? ¿Ordenadores portátiles?

¿Reproductores de Mp3? —Con eso, exploté el equipo en pequeños pedazos.

—Jamie, ¡detente! Te prometo que no le diré a nadie. Vamos a encontrar otra manera.

—Realmente no importa si le dices a alguien. Una vez que destruya todo esto, no te va

a creer de todos modos. Sin una prueba de que eres más que otro periodista

sensacionalista de mala calidad. De hecho, dudo que alguien te crea incluso con la

prueba. Pero realmente no preferiría correr el riesgo.

Miré a la pared cubierta con mis fotos, y luego sonreí a la toma de corriente eléctrica

en la parte inferior.

—Espero que tengas un seguro contra incendios.

—¿Seguro contra incendios?

No me molesté en explicarme. Tiré un rayo en el enchufe y las chispas volaron en

todas partes.

—El problema con las casa viejas de porquería como esta no es el cableado —dije a

causa del fuego—. Es el empapelado.

En cuestión de segundos, la habitación estaba en llamas, y las fotos que la habían

cubierto ya no estaban. Carter finalmente había visto lo suficiente, y trató de correr,


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pero no había terminado con él todavía. No soy realmente una persona violenta por

naturaleza, pero el lanzamiento de ese idiota me hizo sentir muy bien.

Lo cogí por la espalda de su camisa y lo arrojé por la habitación. Él recibió un golpe

bastante bueno cuando se estrelló contra la pared, pero estará bien. Me puse sobre él

con el fuego encendido fuera de control rodeándonos, y sonreí cuando vi su miedo.

—¡Por favor! —rogó.

Le dejé quemarse por un minuto, y luego, cuando el techo comenzó a derrumbarse, lo

levanté y voló por la puerta.

—Tú no me puedes hacer daño —dije con confianza, derribándolo al suelo—. La

prueba se ha ido.

—No soy yo el que quiere hacerte daño. ¿Qué vas a hacer al respecto con Visticorp?

—Ellos no tienen ninguna prueba tampoco.

—Van a conseguirla.

—Nunca voy a usar mis poderes de nuevo. Puedo controlarlos ahora, ¿recuerdas?

—Vas a tener un desliz, y ellos estarán esperando.

—¡Entonces voy a cuidarme de ellos!

Estaba de hecho haciendo una amenaza. Pedí prestado un poco más de poder a partir

de las líneas de energía porque ver todo el cabello llameante y mis ojos brillando, es

una especia de intimidación, y quería ese efecto dramático. ¿Qué puedo decir? Soy hija

de mi madre.

Sólo para demostrar que hablaba en serio, agarré la mano la mano de Carter y le di el

jugo suficiente como para caer al suelo.

—Si alguna vez te atrapo espiándome otra vez, voy a hacer mucho más que quemar tu

casa.

Parecía bastante asustado, y podía ver las luces de los camiones de bomberos

procedentes de la calle.

—Esa es mi señal —le dije.

Y entonces ya no estaba.


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Capítulo 20

Traducido por Kat007


o volví a casa por un lapso de dos días. No quería causarles a mis padres

tanta preocupación, pero necesitaba un poco de espacio. Quiero decir, me

acababa de convertir en una antorcha humana. Eso es demasiado para la

cabeza de alguien de mi edad. Además, todos estos eventos que han

pasado en mi vida últimamente habían sacado a relucir un pasado que había tratado de

olvidar por el último año y medio.

Realmente nunca había llegado a un acuerdo con lo que ocurrió con Derek;

simplemente lo había enterrado. Contándole a Ryan la verdad, sólo con decirlo en voz

alta, me forzó a lidiar con el hecho de que era la responsable de haberle quitado la

vida. Odié el usar el término Asesina, pero, ¿cómo describirías lo que hice?

Después de casi dos días, finalmente encontré un poco de claridad y volví a casa para

hacer frente a mis padres.

Nunca los había visto tan tranquilos como en ese instante. No sé exactamente, cómo

describirlo, pero enojo no es la palabra correcta. Los dejé gritarme y llorar y abrazarme

y besarme hasta que lo tuvieron todo fuera de sus sistemas. Entonces, una vez que se

sentaron, la única cosa que se me ocurrió decir, era:

—Lo siento.

—Tú podrías habernos dicho sobre Derek —gimió mamá.

—No podía. Ustedes lo amaban también. ¡Todos lo amaban! ¡Y yo lo maté!

Luego de eso mi mamá y yo empezamos a llorar en los brazos de la otra. Mi padre se

levantó rápidamente, no queriendo perder su punto de vista en esta discusión.

—Jamie —dijo él, alejándome de mi madre—. Tu madre y yo pensamos que es hora

de que veas a alguien. —Vaciló un momento de culpabilidad, pero luego me miró

severamente—. Esto se nos está yendo de las manos. Tú necesitas ayuda que tu mamá

y yo no podemos darte.

—¿Quieren enviarme lejos? —jadeé de puro horror—. ¿Quieren que otra gente

experimente conmigo?

N


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Si pensaba que Ryan estaba atando nudos en mi corazón, estaba equivocada. Nunca

sentí tanto dolor como el que sentí en ese momento. Sabía que mis padres

probablemente estarían asustados después de saber la verdad sobre Derek, y sabía que

estarían preocupados, pero incluso ni en un millón de años hubiera pensado que ellos

me traicionarían.

—¡Claro que no, Jamie! Quiero decir un consejero. Un siquiatra. No un científico.

Cariño, ¿cómo puedes pensar eso?

—¿Porque soy una asesina? ¡Maté a una persona! ¿No me tienen miedo?

—Tú no eres una asesina —argumentó papá

Luego de dos días seguidos pensando sobre eso, supe que era verdad. Desde el

accidente, no sólo me culpaba por la muerte de Derek, pero siempre me preguntaba si

había permitido que sucediera o no. Estaba muy enojada con él esa noche. Lo odié esa

noche. Claro, no lo freí a propósito, pero, ¿pude haberme detenido?

No estaba segura hasta la otra noche, y la respuesta es no. No podría haber detenido lo

que le hice a Derek. Lo supe ahora. Mira, quería matar a Carter cuando me dijo que

me iba a exponer al mundo, y pude haberlo hecho, fácilmente, pero no lo hice. No

porque no quería, o incluso por haber pensado que podría estar equivocado, sino

porque no pude. No quería que pesara en mi conciencia el hecho de haberlo asesinado.

Como tampoco quería tener el de haber matado a Derek.

—Lo sé —dije, forzando una triste sonrisa para mis padres—. La muerte de Derek

realmente fue un accidente. Entiendo eso ahora. No necesito un siquiatra. De verdad.

Quiero decir, ¿qué se supone que debería decirle, de todos modos? Que lo arruiné

porque freí a mi novio con mis poderes de chica súper-eléctrica.

Mis padres abrieron sus bocas para refutarme, pero ninguno pudo decir nada.

—¿Mamá? ¿papá? Ningún doctor es capaz de entender por lo que estoy pasando. Los

únicos que pueden hacer eso son ustedes. Bueno, y Ryan ahora. Pero no se preocupen.

Con ustedes aquí para ayudarme, estaré bien. Ya me estoy empezando a sentir mejor.

—¿A qué te refieres con ―Y Ryan ahora‖?

No entendí por qué mi padre estaba tan enojado tan de repente hasta que vi a mi

madre encogerse.

—¿No le contaste?


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—Bueno, yo... —Mi madre se tropezó con su explicación porque sabía que estaba

arruinada. Cuando no pudo pensar en una buena excusa se encogió de hombros en

signo de derrota y miró a mi padre, enfadada—. Sabía que ibas a exagerar.

Amo a mi madre, amo a mi padre, también, pero realmente, de verdad amo a mi

madre. Siempre me cubre las espaldas. Pudo haber sido lindo si ella me hubiera dicho

que me cubriría, antes de que viniera y le contara todo a mi padre sobre que Ryan

sabía sobre mis poderes, pero aun así tengo que amarla por el esfuerzo. Y por lo menos

ahora nos venimos abajo juntas.

—Está bien, papá, mira, no te enojes.

—Sí mi padre no tomó en cuenta mi consejo. —¿Cuánto sabe él? —rugió él.

Me encogí. —Todo.

Mi padre quería gritarme, y lo intentó, pero cuando fue, finalmente, capaz de formar

palabras, fueron directamente hacia mi madre.

—¿Tú sabías sobre esto?

—Querido, no es la gran cosa.

—No un… pero…es… él...

Mi papá no pudo formar una oración completa, y la vena en su frente estaba de vuelta

y palpitando más visible que nunca.

—¡Papá! ¿Puedes calmarte un poco? Puedo oír el latido de tu corazón, y créeme, ese

no puede ser un ritmo saludable.

—Ryan es un buen chico —prometió mamá.

—Él no dirá nada —añadí—. Quiere que esté segura.

—Y en realidad… —Mamá envolvió su brazo alrededor de mi padre en un intento de

evitar que explotara—. Es mejor de esta forma.

Estaba tan sorprendida como mi padre sobre la declaración de mi madre. O sea,

pensaba que era mejor que él supiera, pero no entendía por qué ella pensaba que era

mejor.

—Será más seguro —explicó mamá—. Sabe que tiene que ser cuidadoso.


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—¡Y él ya me ha ayudado mucho! Es el único que dice que tengo que aprender a

controlar mis poderes. Él ha estado enseñándome yoga y meditación así que ya no

causo tantos apagones por mis poderes.

—¿Yoga? —preguntó mamá sorprendida—. ¿En serio?

—¡Sí, es genial! —dije emocionada, desviándome del tema—. Deberían intentarlo.

Mamá y yo nos dejamos llevar por un segundo pensando sobre los saludables

beneficios del yoga y olvidamos completamente el tema en cuestión hasta que mi

padre se dejó caer en su silla, absolutamente exasperado. Nosotras no pudimos más

que soltar una risita por el pobre hombre. Él siempre era superado en número en

nuestra casa.

—Papi, todo estará bien. Te lo prometo.

Papá seguía sin estar feliz, pero parecía estar tomando en cuenta la propuesta de qué-

más-le-voy-a-hacer, en lugar de tomar la dirección del programa-de-protección-de-

testigos que yo esperaba.

—Espero que tengas razón.

Esperaba estar en lo cierto también, y por primera vez desde mi accidente, realmente

creí que las cosas estarían bien. Estaba un poco nerviosa sobre ver a Ryan nuevamente,

pero sólo un poco, porque conociéndolo, el hecho de que había asesinado a mi novio

literalmente sólo lo motivaría a llegar con algún tipo de esquema con bolas de pelo

implicando bombillas de luz con más de 60 vatios sólo para hacerme sentir mejor.

Supe que estaba en lo cierto. No tenía absolutamente ninguna razón para estar

nerviosa por ver a Ryan. Cuando llegué a la escuela al otro día sólo había caminado un

paso en el patio cuando él se dirigió a mí y prácticamente me tiró al piso.

—¡Jamie! —gritó, apresurándose a través del césped sin importarle lo más mínimo la

escena que estaba creando.

La siguiente cosa que supe, fue que mis pies no tocaban el suelo y yo estaba siendo

apretada en los brazos de Ryan, tanto que apenas podía respirar.

—Estás bien, ¿Ryan? —tosí en un tono silencioso—. Esto es exactamente el tipo de

cosa que podría matarte.

—No me importa. No te voy a dejar ir. ¡Nunca más desaparezcas de esa forma de

nuevo! —me regañó, pero su voz sonaba más aliviada que enojada—. ¡Han sido días!

¡Tenías a tu madre enferma de preocupación!


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—¿Mi madre? —pregunté, sarcásticamente.

Ryan rió cuando finalmente me dejó en el suelo.

—Okay, está bien, a mí también.

Aunque él todavía no me soltaba. Tenía agarrados mis brazos mientras me observaba

con esos ojos, y esa sonrisa… Ya sabes, haciendo toda esa Cosa de Ryan. Y entonces,

cuando me perdí en el momento, él tomo ventaja de cuán abatida estaba y me besó. El

idiota. Sólo empujó mi rostro hacia el suyo justo en ese momento y en ese lugar, en el

medio de un patio repleto de estudiantes, donde pude haber desatado accidentalmente

una tormenta eléctrica en cualquier momento. Y está bien, me gustó, y quizás incluso

lo necesitaba, ¡pero aun así! Tú sólo no puedes ir por allí besando a Jamie Baker

cuando quieras, ¡incluso si tú eres Ryan Miller!

—¡Ryan! —grité tan pronto como fui capaz de alejarme de él, lo cual admitiré me

tomó un minuto.

—Lo siento. —Rió Ryan con una gran y boba sonrisa en el rostro y luego me besó un

poco más.

Tuve que empujarlo lejos de mí.

—¡No lo sientas, sólo detente!

Noté que le estaba gritando cuando sentí cien pares de ojos encima de mí. Traté de

ignorar la audiencia de la que Ryan era ajeno y bajar el audio algunos decibeles.

—No estaba bromeando cuando dije que esto tenía que parar. Mira, seré tu amiga.

Quiero ser tu amiga. Pero eso es todo. No podemos ser algo más. Nunca funcionaría.

Ryan me observó por un minuto y luego susurró:

—No lo hagas. —Estaba sorprendida de escuchar la repentina emoción en su voz—.

No te rindas.

Era inútil.

—¡Está bien! —estallé—. ¡Seré tu estúpida novia!

Qué gran sorpresa, cediendo a Ryan de esta manera, lo sé. Pero aceptémoslo, es lo que

hago mejor. Tuve que por lo menos actuar un poco ruda.

—¡Pero no puedes tocarme a menos que no te lo diga! No más empujones, y

especialmente no más besos sorpresas.


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Él realmente se rio de mis requerimientos.

—No prometo nada.

Estúpido, gallito novio.

—Estás loco. Sabías eso, ¿cierto?

Ryan dibujó esta gran sonrisa en su cara y dijo:

—Loco por ti.

—Ugh —gemí—. ¿Podrías ser serio por un minuto? ¿Por qué insistes en poner tu vida

en peligro?

—¡Porque me gustas!

Su estúpida sonrisa era contagiosa. Quería estar molesta, pero ¿cómo podía con él

mirándome de esa forma?

—No valgo la pena —dije obstinadamente—. Tengo problemas. Soy inestable.

—Eres linda cuando estás inestable —dijo Ryan—. Y me gustan tus problemas.

El estúpido chico estaba totalmente ruborizado ahora. Pero era tan lindo que solté una

sonrisa a pesar de mí.

—Tú realmente estás loco —murmuré.

Ryan solamente sonrió orgullosamente y entonces me tendió su mano. —Vamos. Te

acompañaré a clases.

Estoy segura de que la gente nos miraba ese día cuando Ryan me acompañó a mi

primer período de clases tomados de las manos. Y estoy segura de que ellos hablaron

de cómo me besó cuando dijimos adiós, pero ni siquiera lo noté. Ni tampoco me

preocupó si lo hicieron. Estaba en la nube número nueve esa mañana. Claro, sigo

teniendo mis dudas, y tengo miedo de que uno de estos días pueda cocinar a Ryan,

pero hasta el momento ni siquiera importa.

Estaba de tan buen humor ese día que incluso cuando Ryan y yo caminábamos dentro

de la cafetería a la hora del almuerzo y todo el lugar se detuvo para mirar nuestras

cabezas en la fila para la comida, no lo noté. De hecho, ni siquiera me di cuenta de que

había más personas en la habitación hasta que la chica frente a nosotros resbaló en un

charco de ensalada de papas derramada y Ryan la atrapó antes de caer. Cuando se dio

cuenta de quién la había salvado tuvo exactamente la misma reacción que yo hubiera


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tenido si repentinamente me hubiera encontrado en los brazos de Ryan. Ella suspiró,

completamente sonriente.

—Gracias.

—Fue un placer. —Insistió Ryan juguetón cuando la puso de nuevo sobre sus pies—.

Soy el quarterback, ¿sabes? Nunca pierdo una atrapada.

La chica empezó a reír hasta que me vio allí parada, y entonces su rostro se volvió

blanco. Ella gruñó un rápido ―lo siento‖ en mi dirección y luego prácticamente arrancó

corriendo.

Ryan y yo la observamos irse y nos ingeniamos para mover nuestras zapatillas hasta

que llegamos a nuestra mesa.

—Pobre criatura —dije, riéndome mientras nos sentábamos.

—Sí —se burló Ryan —. Recuerdo la primera vez que tuve que interactuar contigo. Da

bastante miedo.

—Oh, sí. Estoy segura de que tú estabas realmente aterrorizado cuando me

preguntaste si quería besarte. Pero no era eso lo que quería decir. —Reí cuando Ryan

me miró sin entender—. Esa pobre chica sólo se resbaló en una ensalada de papas y se

enamoró para siempre.

Ryan puso sus ojos en blanco, pero lo vi sonreír tontamente cuando echó un vistazo a

la chica que acababa de salvar.

—Cierto. ¿Será como Amy Jones que te superó? ¿O como Paige quién nunca te

superará? ¿Realmente te das cuenta que puedes elegir a cualquiera de ellas, cierto?

Ryan echó un vistazo nuevamente hacia la chica y luego hizo como si echara un

rápido vistazo a toda la cafetería.

—Sí, lo sé—dijo él, fallando en su intento de no sonreír.

—Entonces, ¿por qué yo? Si cualquier chica de esta escuela puede salir contigo, y todas

ellas estarían dándote menos problemas sobre eso que yo, y ninguna de ellas tiene el

riesgo de matarte si te acercas demasiado, ¿por qué ir hacia todos los problemas?

Ryan ni siquiera tuvo que pensar sobre eso.

—Eso es fácil. Porque tú me besaste ése día.


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—¿Porque te besé? ¿En serio? ¿Sólo te gusto porque soy una buena besadora? Eso es

todo. Terminamos con esto. No voy a dejar que arriesgues tu vida sólo porque no

puedes pensar con la parte racional de tu cerebro.

—No, no lo entendiste. —Rió Ryan—. Porque tú me besaste ése día. Esperé a la reina

del hielo y obtuve una divertida y voy-con-la-corriente chica a la que no le importó lo

que cualquier persona pensara de ella. Una chica dispuesta a esparcir un chisme sólo

para que yo pudiera ganar una cita con alguien más. No tenías que ayudarme. De

hecho, probablemente deberías haberte insultado, pero no. Me besaste, me sonreíste, y

me deseaste buena suerte. Nadie nunca me había sorprendido de esa manera. No pude

descifrar por qué lo hiciste, y yo sólo tenía que conocerte después de eso.

No tenía idea que ese estúpido beso había tenido tal tipo de efecto en él. Cargarlo

como una batería, por supuesto, pero, ¿hacer todo eso? Todo este tiempo de verdad

había pensado que era sólo un súper-beso lo que lo había mantenido volviendo a mí.

Miré mi almuerzo, sintiéndome un poco avergonzada de mi falta de fe en él, pero

Ryan no pudo parar allí.

Oh, no, no Ryan Miller.

—Después de ese día, cada vez que estaba contigo obtenía breves vistazos de la

verdadera Jamie, la que estaba muriéndose por escapar, y ella era esta divertida,

relajada, inteligente, graciosa, y preocupada chica. Descubrir la verdad sobre ti,

solamente te hizo más increíble. Eres muy fuerte. Has pasado por mucho, vas a pasar

por mucho más, pero nunca paras de intentar. Eres increíble.

Estuve sorprendida cuando sentí la mano de Ryan sobre mi mejilla. No quería mirarlo,

supe qué le ocurriría a mi corazón si lo hacía, pero no pude detenerme. Lo anhelaba

demasiado.

Cuando nuestros ojos se encontraron, su rostro se iluminó y susurró:

—Te amo, Jamie Baker.

Eso salió de la nada, y eso robó el aire de mí, dejándome sin habla. Ryan me miró,

esperando por algún tipo de reacción, y entonces fui yo quién rompió la regla de no

besarse.

No fue mi culpa. Él hizo trampa. ¿Cómo alguien podía resistirse a Ryan Miller cuando

él está tocando tu cara y diciendo que te ama?

Me tiré sobre él tan rápido que lo asusté por el cambio, y él fue el que tuvo que

alejarme cuando su cabello empezó a levantarse en punta.

—Perdón. —Respiré cuando me alejé.


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—No lo sientas —se burló Ryan—. Sólo detente.

—Perdón —dije de nuevo cuando noté que su pierna estaba moviéndose por debajo de

la mesa.

—Sí. Parece como que no voy a poder dormir en Economía hoy.

—Pero en el buen sentido. El entrenador podría hacerte correr toda la práctica y no

terminarás cansado.

Nos reímos, y entonces estaba incluso más despistada de lo que estaba ocurriendo a mí

alrededor que antes. Honestamente, fue el mejor día que he tenido desde que llegué a

Rocklin High. Estaba en mi propio pequeño mundo, y por primera vez, era un mundo

feliz.


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Capítulo 21

Traducido por Kat007


legué a casa y mi madre supo que pasaba algo en cuanto traspasé el umbral de

la puerta. Ella estaba tan sorprendida de verme en tal estado de felicidad que me

engañó para que nos fuéramos a hacer la mani-pedi de la manera que lo

hacíamos antes de mi accidente.

Fue el mejor día, por mucho, y no pensaba que nada podría arruinarlo hasta que Becky

Eastman tocó a nuestra puerta mientras mi madre y yo hacíamos la cena. Desde que

sabía que Ryan tenía que trabajar después de la práctica, dejaba que mamá abriera.

Cuando oí a Becky preguntar a mi madre si yo estaba en casa, estaba tan asombrada

que accidentalmente tiré las papas fuera del contenedor. Claro que las atrapé antes de

que tocaran el suelo, pero de todas formas, sorprendida ni siquiera es una palabra lo

suficientemente grande como para expresar lo que sentía en ese momento. Y tampoco

era la única que estaba totalmente asombrada. Mi madre entró nuevamente en la

cocina y parecía tener problemas para decir que alguien estaba allí para verme.

Había pensado que, después de hoy, conmigo y Ryan siendo una pareja oficialmente

para el ojo público, Becky finalmente, pensara que era demasiado y que estaría en mi

casa para matarme. Escuché para saber si estaba enojada, pero sólo era ella. Mi madre

la dejó entrar, pero Becky dijo que no podía quedarse. Cuando la encontré ella sequía

parada en el porche delantero, mirando como si tuviera miedo de que mi casa se

volviera a la vida y la tragara por completo.

—Mira —dije, sin darle la oportunidad de decir nada—. Me odias, y eso está bien.

Merezco ser odiada. Y sé que soy la peor persona en el mundo para Ryan, ¿sí? Pero te

equivocas sobre mí. No quiero que él destruya su vida por mí tanto como tú. No sabes

cuantas veces traté de decirle que no tenía oportunidad, que se perdiera. Incluso traté

de decirle que saliera contigo. He hecho todo lo que puedo, pero él no escuchará, he

tratado de pelear con él, sólo para alejarlo de mí.

Creo que ella estaba un poco sorprendida por mi discurso, y lucía totalmente

aterrorizada sobre enfrentarme, pero luego de un minuto ella empezó a relajarse.

—Lo sé —dijo ella, y se encogió de hombro de forma casual—. No es tu culpa.

L


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Estaba tan sorprendida que apenas pude entender las palabras que salían por la boca

de Becky. Ella sonrió y dijo:

—Cuando Ryan decide que quiere algo, lo consigue. Nunca tuviste la oportunidad.

Seguía sin tener una idea de qué decir o hacer. No pensé en hacerla entrar o decirle que

se fuera, yo sólo estaba, algo así como, parada allí hasta que se volvió incómodo.

Becky fue la primera en romper el silencio.

—Siento lo del otro día. No debería haber dicho todas esas cosas.

La disculpa fue incluso más sorprendente, y quise decir algo lindo de vuelta, pero

estaba sin habla.

—Ryan ha sido mi amigo, por prácticamente, toda la vida —dijo Becky cuando yo no

respondí—. Yo sólo estaba preocupada por él, pero nunca lo había visto tan feliz como

lucía hoy. —Hizo una pausa por un minuto, y luego dijo—: De todas formas, sólo

quería decir que lo sentía. Estoy contenta de que él finalmente haya encontrado a

alguien.

Todo lo que pude hacer fue una desconcertada sonrisa.

—Gracias.

—Sí —dijo ella, y se dio vuelta para irse.

—Hey, ¿Becky? Para que conste, cuando Mike golpeó a Ryan, y los dejó a ambos

suspendido, no estaban peleando por mí. Ryan realmente estaba preocupado por ti.

Fui capaz de sonreír de verdad esta vez cuando ella se volteó, y no estaba tan

sorprendida cuando sus ojos brillaron. Se mantuvo allí por u minuto enjugándose las

lágrimas, y entonces tomó un profundo respiro.

—¡Cómo lo supiste? —preguntó ella—. Sobre Mike, quiero decir. El otro día dijiste

que sabías lo que realmente había pasado.

—Conozco los signos. —Suspiré y me senté en los escalones del porche—. Te dije que

teníamos más en común de lo que tú creías.

Los ojos de Becky se volvieron muy grandes cuando mi miseria salió a la luz. Le tomó

como un minuto para reunir valor, pero eventualmente, sonrió.

—¿Quieres ir al centro comercial? —preguntó ella—. Realmente me gustaría conseguir

un batido de fruta y algunos nuevos zapatos justo ahora.


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Ni siquiera puedo decirte cuán ilusionada estaba por su oferta. Quiero decir, ha sido

como un año y medio desde que no salía al centro comercial con mis amigas. Sonaba

como una cosa adolescente tan normal que hacer que no podía creer que estaba siendo

incluida. No estoy bromeando, casi lloro. Mi rostro se iluminó y empecé a asentir,

pero pude oler el aroma del estofado de pollo de mamá flotando desde la cocina y

recordé que era jueves.

—Oh, sabes, realmente me encantaría —dije—. Pero mis padres y yo ya tenemos

planes para esta noche. ¿Qué tal mañana?

Becky sonrió pero se encogió de hombros.

—Viernes. Día del juego.

—Cierto.

Becky y yo nos sobresaltamos cuando mi madre apareció en la puerta.

—Jamie, cariño, no seas tonta. Ustedes, chicas, vayan a pasar un buen rato. El jueves

estará aquí la próxima semana, también.

Debería haber sabido que mi madre iba a estar escuchado. Incluso debía de saber que

ella sería más rápida en despachar la noche familiar que yo. Ella estaba tan

desesperada como yo porque tuviera amigas, si es que no más, así no peleé más con

ella.

—Gracias mamá.

Ella, realmente, lloró cuando me abrazó y me besó al decir adiós, nos dijo que nos

divirtiéramos. Fue un poco vergonzoso, pero ¡qué puedo hacer!

—Siento lo de mi madre —dije una vez que Becky yo estábamos recorriendo el centro

comercial, con los batidos en las manos—. Ella está un poco contenta de verme

hablando con personas otra vez. La primera vez que Ryan me habló fuera de la

escuela, lo vimos en el cine. Todo lo que hizo fue decirme hola y ella lo abrazó.

—Que embarazoso.

--No lo puede evitar. —Suspiré—. Sólo es que ella ha estado demasiado preocupada

por mí por mucho tiempo.

—Entonces tú realmente fuiste… —Becky se detuvo cuando fue incapaz de decir la

palabra y cambió la oración—. ¿Te ocurrió a ti también?

—No exactamente —admití—. Fue justo después de que el segundo año terminara.

Ahí estaba en este festival, y mi novio sugirió que…


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—―¿Vamos a un lugar más tranquilo?‖ —ofreció Becky secamente, como si Mike

hubiera usado las mismas palabras.

Asentí.

—―Para que podamos hablar.‖ Nosotras, las chicas, somos tan crédulas, ¿cierto? —

Becky gimió—. ¿Qué chico sólo nos querría para hablar?

Reí pero luego solté un suspiro.

—Sí, bueno, yo mordí el anzuelo y me hundi como el plomo. Derek y yo habíamos

estado juntos por casi cinco meses, y él se acababa de graduar. Se iba a ir a la

universidad en otoño, así que pensé que de eso sería de lo que íbamos a hablar. —Me

encogí de hombros tímidamente y añadí—. Estuvimos perdidos en un campo de maíz

por unas horas.

—Por lo menos eso es romántico. —Ella frunció el ceño—. Mike sólo me llevó a la

parte de atrás de su casa y me introdujo en la bodega de vinos de su papá. Yo había

tomado, pero no estaba borracha. —La voz de Becky se tornó áspera y nuevamente

empezó a llorar—. ¡Le dije que parara! Incluso le rogué. Pero él sólo me siguió

diciendo que estaba bien y que era muy hermosa y que confiara en él.

De repente también había lágrimas en mis ojos.

—Lo siento.

Becky se encogió de hombros, agradecida por el gesto de simpatía incluso si eso no

hacía que el dolor se fuera. Cuando ella se estrujó las lágrimas de su cara, decidí

compartir mis sangrientos detalles.

—Derek y yo lo estábamos haciendo, y cuando él se empezó a volver demasiado

agresivo dije que no estaba lista. Él me dijo que me amaba y que si lo amaba también

haría esto por él. Me sentí mal así que empecé a besarlo otra vez. Él fue mucho más

violento ésta vez y cuando me empujó hacia el suelo, me asusté.

—¿Qué pasó? —preguntó Becky después de que yo dejé de hablar. Mi mente volvió a

esa noche.

—Traté de apartarlo. Lo pateé muy fuerte, y se enojó tanto que me pegó. Dándome mi

primer ojo negro. Sorprendiéndolo a él tanto como a mí. Trató de disculparse, pero le

grité que habíamos terminado y volví corriendo por el camino que habíamos tomado.

—Pero, por lo menos, la gente lo supo, ¿no? Digo, estabas en negro-y-azul. Por lo

menos se metió en problemas, ¿no?


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Creo que es la peor parte de eso. Mike salió ileso. Incluso si le hubiera contado a

alguien lo que había pasado nadie me hubiera creído. Es Mike. Todos aman a Mike.

Incluso Paige y Tamika piensan que él sólo jugó conmigo y se supone que son mis

mejores amigas. Ryan es la única persona que me creería, pero no se lo puedo decir.

Mike es su mejor amigo, y él probablemente lo mataría si supiera lo que me hizo.

—Sé exactamente cómo te sientes.

Becky se sorprendió de escuchar esto, y traté de sonreír, pero no funcionó mucho.

—Nunca nadie supo qué me pasó a mí tampoco. Nos metimos en un accidente de

camino a casa desde el campo de maíz. Ambos, Derek y el conductor del camión que

nos golpeó murieron, y todo el mundo asumió que mis golpes fueron por el accidente.

—Lo siento.

Sacudí mi cabeza como si le estuviera diciendo que no se preocupara por eso y

continué con mi historia.

—Derek era como un Dios en nuestro pueblo. Ryan y Mike juntos. Él iba a ir a la

Universidad de Chicago con una beca de fútbol. —Me tomé un minuto para poner mis

emociones bajo control y luego dije—: Era la única que sobrevivió. No había ninguna

persona en el pueblo que no venerará el suelo donde Derek caminó, y todos me

culpaban por su muerte. Anduve con ese ojo negro por semanas y en realidad tuve que

disculparme con la gente cuando hablaba sobre ello. Mis padres, eventualmente, se

mudaron aquí para mantenerme alejada de todo eso, pero incluso ellos no sabían lo

que había ocurrido. ¿Cómo podría haberles dicho? ¿Cuál sería el punto? Él estaba

muerto.

Becky tenía lágrimas en sus ojos porque se sentía mal por mí, pero sonreí porque me

sentí bien al contarle a alguien la verdad finalmente, especialmente alguien que

entendía lo que yo sentía.

—Cómo puedes ver, mudarme aquí no ayudó mucho. Por lo menos, no hasta que

Ryan llegó a mi vida. —Me ruboricé cuando dije el nombre de Ryan. Quería patearme

a mí misma por hacerlo, pero estaba, patéticamente, colgada a ese chico—. Ryan ha

sido algo muy bueno, en realidad.

—Usualmente lo es —dijo Becky con un largo suspiro. Luego después de una linda y

pequeña risa volvimos a nuestras compras.

Con eso me di cuenta que Becky era algo bueno también. Digo, detrás de Ryan y de

ser molestada por idiotas, nosotras, en realidad, teníamos un montón de otras cosas en

común. Quizá nos estábamos sintiendo un poco más calmadas después de las


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confesiones, pero tuvimos un buen rato. Tuvimos un discusión acerca de unos zapatos,

también, y al día siguiente, cuando Ryan y yo estábamos en la cola para el almuerzo,

Becky se acercó a mí y sonrió cuando dijo:

—Lindas botas.

—Gracias —repliqué, y la apunté con mi zapato—. ¡Amo los zapatos! Antropología,

¿cierto?

Becky y yo nos reímos, y luego notamos la mirada en el rostro de Ryan y nos reímos

incluso más fuerte.

—¿Te estás sintiendo bien? —le pregunté mientras deslizaba mi brazo alrededor de su

cintura y lo apretaba—. Luces un poco pálido.

—¿Yo? —preguntó él, aun mirándonos alternadamente a Becky y a mí—. ¿Están

seguras de que ustedes se sienten bien?

—En realidad, me siento… excelente. —Sonreí ampliamente a Becky—. ¿Y tú?

—Me siento mejor de lo que he estado en semanas. —Admitió ella—. ¿Chicos les

importa si me siento con ustedes hoy?

Becky esperó que Ryan contestara, y momentos después él tartamudeó algo que

sonaba como:

—Claro que no.

Entonces nosotros tres caminamos hacia la mesa que yo solía tener sólo para mí

misma, el único sonido en toda la cafetería fue una adorable retahíla de incultos

provenientes de Paige. La cosa divertida es que Paige no estaba furiosa conmigo esta

vez.

—No creo que yo sea más el tema caliente de la conversación —dije.

Becky y Ryan siguieron mi mirada hasta Paige. Paige nos miró por un minuto hasta

que Becky finalmente se enfureció.

—Saben qué, he tenido suficiente de esto —dijo, y luego empezó a arrastrarnos a

ambos, a Ryan y a mí a la mesa de Paige.

Becky estaba absolutamente determinada a reclamar su trono como la chica más

popular en la escuela, y Ryan parecía igualmente feliz de estar de vuelta en su antiguo

asiento. Él, de todas formas, intensificó su apretón en mi mano como si estuviera

asustado de que yo saldría corriendo por la salida.


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No estaba muy segura de estar emocionada sobre causar tal pelea, pero no era como si

no hubiera caudado más que suficientes de esas últimamente. Y por el lado bueno,

sabía que iba a agraviar la mierda de Paige. Esa era razón suficiente para mí.

Todos se sentaron rectos cuando aparecimos, pero la mayoría de ellos mostraron más

curiosidad que miedo en sus caras sorprendidas.

—Hola, chicos. —Gorjeó Becky mientras golpeaba su bandeja contra la mesa frente a

su antiguo asiento.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Paige bajo su aliento.

—Almorzando con mis amigos —respondió Becky simplemente, y luego sonrió al

resto del grupo—. ¿Es eso un problema?

Hubo un silencio muerto por un momento mientras todos miraban boquiabiertos a

Becky y luego cambiaron sus miradas a Ryan y a mí. Nadie realmente supo qué hacer,

pero una cosa estaba segura, ninguno de ellos iba a discutir con Becky. Mike era la

única persona en la mesa que parecía tan enojado como Paige, pero cuando empezó a

decir algo le di mi mejor mirada de muerte, y él mordió su lengua.

Allysa Madsen, aunque estaba realmente nerviosa, fue la primera en romper el

silencio.

—Es bueno tenerte de vuelta, Becky —dijo ella mientras daba un codazos a los otros

en la mesa para que nos hicieran espacios a Ryan y a mí.

—Es bueno estar de vuelta. —Estuvo de acuerdo Becky. Ella agarró mi brazo y me

empujaba hacia el asiento junto al suyo—. Y le agradezco a Jamie por ello. ¿Chicos,

ustedes todos conocen a Jamie, cierto?

La tensión seguía un poco alta, pero luego Justin Reader, quién estaba sentado junto a

Mike y directamente frente a mí, sonrió mucho y alzó su mano hacia mí como si fuera

tan amigable como Ryan.

—No creo que nos hayan presentado formalmente.

Miré a su mano y vacilé. Algunos meses atrás no hubiera sido capaz de aceptar el

saludo incluso si quería hacerlo. Ahora, no solamente quería aceptarlo, yo podía

aceptarlo. Era seguro. A menos de que estuviera en el medio de algún tipo de épica

crisis nerviosa, no iba a lastimarlo y sabía eso, así que extendí mi mano y lo dejé

tomarla. Estaba sorprendentemente cohibida sobre eso como si nunca hubiera sido

tímida un día en mi vida antes de este, y todo lo que pude manejar fue un muy

nervioso:


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—Hola.

—Soy Justin.

Justin siguió sacudiendo mi mano hasta que él estaba sudoroso. Cuando la dejó, Scott

Cole fue el siguiente en tomarla.

—Y yo soy Scott —anunció, eligiendo besar mi mano en vez de sacudirla.

El momento era un poco surrealista, y un pude detenerme de mirar a Ryan por ayuda.

—Te dije que ellos estarían curiosos sobre ti —rió silenciosamente bajo su aliento.

—Soy Jamie —dije con voz ronca finalmente, aún sorprendida por los cálidos

acogimientos.

Ryan, protectoramente, alejó mi mano de la de Scott y amablemente advirtió:

—Ella es mi novia también.

Eso terminó por romper la tensión, y todos en la mesa rieron, pero creo que todos los

cálidos sentimientos dirigidos hacia mi fueron demasiado para que lo manejara Paige,

y ella explotó.

—¿Sólo así? —gritó—. Ella ha sido la más grande bruja en la escuela por más de un

año, ¿y ustedes sólo van a ser sus amigos, así como así?

No supe quién lo dijo, pero definitivamente fue una de las porristas quién se quejó.

—Ella no ha sido la más grande bruja en la escuela.

Mientras los chicos trataban de esconder sus Snickers10, Becky encontró la mirada de

Paige.

—Las personas cambian. —Fue todo lo que dijo en respuesta a la pregunta de Paige.

No estaba segura si Becky estaba hablando sobre mi o sobre sí misma, pero de todas

formas, Paige lucía como si estuviera a punto de explotar. Ella estaba demasiado

enojada como para decir algo, y casi se cayó sobre su trasero cuando se levantó porque

estaba temblando de tanta ira. Recorrió la mesa una última vez y se detuvo cuando

llegó al mejor amigo de Ryan.

10 Snickers: chocolate que Consta de un relleno de nougat y mantequilla de maní con una cobertura de

caramelo y cacahuetes troceados, cubierto con chocolate con leche


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—¿Mike? —preguntó ella como si estuviera pidiéndole que fuera con ella en algún tipo

de protesta.

Odio decir que me sentí bien al ver a Mike en contra sí mismo, pero ¿sabes qué?

Realmente me sentí bien. El parecía genuinamente confundido sobre lo que debería

hacer, pero, finalmente, fue demasiado astuto como para abandonar. Me dio un

vistazo rápido y luego se encogió de hombros.

—Miller es mi hombre —masculló—. Si él dice que ella es genial…

—¡Muchas gracias! —resopló Paige, y entonces se alejó. Caminó alrededor de cuatro

pasos, y entonces se volteó y miró a Tamika. Tamika dudó pero luego rodó sus ojos y

siguió a su mejor amiga fuera de la cafetería.

Después de que Paige se fuera, las cosas fueron mucho mejor. Todo el mundo seguí un

poco incómodo y nervioso, pero ellos estaban curiosos, como dijo Ryan, y ellos

realmente trataron de ser simpáticos. Y supe que ellos probablemente lo estaban

haciendo por Ryan y Becky, pero después del almuerzo, en Gobierno, cuando no tenía

ni a Becky o a Ryan alrededor, Allysa aún me preguntaba si quería sentarme junto a

ella. Acepté la oferta, y hablar con otras personas que no son Ryan y Becky fue mucho

más agradable de lo que había esperado.

Actualmente caminaba con Scott a Inglés. Cuando llegamos, él insistió en que tomara

su asiento así que podía estar junto a mi novio, y él tomó el asiento de Paige desde que

ella se negó a sentarse en cualquier sitio cerca de Ryan, Becky, o yo. La gente seguía

ajustándose al cambio, pero después de todo lo que pasó en el almuerzo, nadie estaba

muy sorprendido de ver la nueva ubicación de asientos. Bueno, casi nadie. La mirada

en el rostro de Mr. Edwards cuando vio el gesto caballeroso de Scott fue bastante

divertido.

Mr. E. estaba tan sorprendido que estaba un poco distraído durante la clase, y cuando

ésta terminó, miró casi perplejo cómo Ryan y Becky me acompañaban fuera del salón.

No podía dejar al hombre en tal estado, así que les dije a Ryan y a Becky que los

alcanzaba luego. Traté de ampliar la sonrisa en mi cara cuando me aproximé al

escritorio de Mr. E.

—¿Está bien, Mr. E.? Luce un poco pálido.

—Oh, no, yo sólo… ¡bueno, estoy sorprendido! ¿Qué ocurrió?

—Usted dijo que yo era la única con el poder de cambiar las cosas. Sólo seguí su

consejo.


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Mr. E. parecía genuinamente confundido pero recuperó la compostura rápidamente y

empezó a molestarme.

—¿Qué les hiciste, usaste algún tipo de lavado de cerebro en todos ellos?

—Lo siento, pero control mental no es uno de mis superpoderes --bromeé de vuelta.

No estaba bromeando, pero él pensó que era divertido.

—Pudo haberme engañado --rió.

—En realidad, hice algo más loco que un lavado de cerebro en ellos.

Mr. E. se animó.

—¿En serio? —Sus ojos brillaban con curiosidad.

Miré alrededor del salón y me incliné como si fuera a soltar un gran secreto y susurré:

—Fui amable.

Reí cuando Mr. E. pareció decepcionado con mi confesión.

—Lo sé, fue un poco raro para mí también —bromeé. Entonces pensé por un segundo

y me encogí de hombros—. En realidad, fue todo por Ryan. Él como que mató a la

reina del hielo hace un tiempo ya.

—Ah, sí. Mr. Miller. —Mr. Edwards hizo rodar los ojos como diciendo: ―Claro que él

estaba involucrado‖. Aparentemente no soy la única un poco molesta con la

perfección de Ryan.

Hablando de Ryan, él probablemente se estará preguntando dónde me encuentro en

este momento, así que me alejé un paso del escritorio.

—Bueno. Gracias, Mr. E. Realmente creo que olas cosas van a mejorar mucho para

mí. Usted puede celebrar su primer éxito como profesor y quitarme de su lista de

estudiantes problemáticos.

Estaba dándole unos momentos difíciles cuando dije eso, pero en vez de reír, se sentó

allí pensando. Finalmente asintió y dijo:

—Bien por ti, Jamie. Estoy contento de ver que las cosas están saliendo bien para ti.

—Tiene razón, Mr. E. —admití mientras me dirigía a la puerta.

—La veo luego, señorita Baker.


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Ryan y Becky estaban esperándome justo fuera de la puerta del salón de clases. Ryan

tomó mi mano como si los cinco minutos que habíamos estado separados lo hubieran

casi matado, luego él miró hacia nuestro profesor, y dijo:

—¿Está todo bien, Mr. E.?

El pobre hombre estaba haciendo su mejor esfuerzo para no lucir como que nos

miraba, pero él seguía tan sorprendido que no podía esconderlo. Le di una rápida

sonrisa y luego presté toda mi atención a Ryan. Mi sonrisa se amplió el triple.

—Todo está bien —respondí, perpleja con la verdad de mis palabras.

Ryan me abrazó, apretándome como si él no hubiera estado más orgulloso de nadie

tanto en su vida entera.

—Creo que esto merece una celebración. Hagamos algo antes del juego.

—En realidad —dije—, Becky me pidió si podía practicar con ella su rutina durante un

rato, pero puedes venir a mirarnos haciendo volteretas si quieres.

—¿Te vas a poner tu antiguo uniforma de animadora? —Ryan estaba un poco

demasiado entusiasmado por el pensamiento de mí en un vestido corto, así que aplasté

esa idea, y rápido.

—En tus sueños.

—No exactamente. —Sonrió Ryan maliciosamente—. En mis sueños tú usualmente

vistes como la ―Mujer Maravilla‖.

Ugh. Me pregunto cuanto le tomó empezar con la mierda del superhéroe. Obviamente

no mucho. No estaba sorprendida, pero Ryan parecía pensar que era gracioso. Incluso

podía decir por la mirada en su rostro que él estaba bastante confiado de que me

tendría en un vestido corto algún día.

—Nunca pasará —le aseguré—. Nunca.

Y por supuesto, él respondió con esa clásica, sonrisa burlona.

—¿Igual que cuando dijiste que nunca serías mi novia, cierto?

Todo lo que pude hacer fue gemir. Empecé a arrastrar a Becky lejos, pero Ryan llamó

la atención diciendo:

—¿Realmente me van a abandonar? —Y Becky paró de caminar.


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Él puso esa cara que era tan patéticamente adorable que me daban ganas de sujetarla

con las dos manos y besarlo, pero Becky fue quién lo hizo primero.

—Ryan si tú realmente quieres salir, agarrará a Scott y haremos una doble cita o algo.

—¡Becky! —Tuve que reír—. ¡Eres peor que yo! No es difícil darse cuenta de por qué

es tan egocéntrico.

—¿Qué? ¿Me estás diciendo que tú le puedes decir que no a esa cara?

Quería decir que sí, pero hubiera sido una mentira y todos lo sabíamos.

—Okay —suspiré—. ¿Por qué no? Una cita doble podría ser entretenido —miré hacia

Ryan—. Así que, ¿dónde iremos?

—A ninguna parte —dijo Ryan, abrazándome de nuevo—. No voy a interrumpir si

tiempo de chicas ahora que finalmente lo van a tener. Sólo quería saber cuánto tiempo

te demorabas en ceder. —su sonrisa estaba de vuelta y más grande que nunca—. Cada

vez eres más fácil.

Ryan Miller. Honestamente. ¿Qué se puede hacer? Claro que reí. No quería, pero no

pude evitarlo, así que no creí que mi rodar-de-ojos particular fuera convincente. De

hecho, sé que no lo fue porque Ryan e apretó más contra él para que mi rostro

estuviera a casi un milímetro del suyo.

—¿Permiso para besar a mi novia?

No es que quisiera que fuera de esa manera, pero ¿cómo podía decir que no? Él me dio

un rápido beso de despedida y luego me entregó a Becky y le dijo que cuidara de mí.

—¡Seguro de que no quieres venir?

—No, no. Ustedes chicas vayan a hacer sus cosas. Podríamos hacer un grupo después

del juego para salir —Ryan se detuvo repentinamente y me dio una indescifrable

mirada—. ¿Vas a venir, cierto?

Me estaba preguntando eso. He estado viendo los juegos por un tiempo, pero creo que

no le había dicho eso, y nunca pensé en sentarme en las gradas.

—¿Qué? Um, bueno, estaba pensando…

—¡Oh, vamos! —Lloró Becky—. Será divertido. Lo prometo.

De repente supe que tenía dos personas a las que no podía decirles que no. Cuando me

encogí de hombros, el rostro de Ryan se iluminó.


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—Encuéntrenme antes de que el juego comience.

—Lo haremos —respondió Becky por mí, y luego me acarreó al campo de práctica.


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Capítulo 22

Traducido por Hanna


e sentía tan bien estar fuera en el campo, haciendo esto y lo otro con Becky.

Fue un poco raro al principio porque no había hecho nada de gimnasia desde

mi accidente, y tuve que tener cuidado de no dejar escapar mi poder, mientras

hacia todos esas vueltas en el aire. Becky parecía un poco tímida al principio,

pero una vez que se relajó terminó perfectamente bien en todas las volteretas —pateó

mi culo oxidado fuera del agua. Creo que sólo había estado presionada últimamente

porque estaba estresada sobre todo con el asunto con Mike.

Nos quedamos ahí por tanto tiempo que apenas teníamos tiempo para ir a casa,

ducharnos, y estar de vuelta antes del silbatazo inicial. Yo estaba mentalmente

buscando la ropa perfecta mientras conducía a casa, pero todos los pensamientos sobre

estar linda o incluso ir al juego volaron por la ventana en el momento en que me

detuve en mi casa y escuché la voz de Carter viniendo de la sala, llenando la cabeza de

mis padres con historias de locos científicos.

Este hombre estaba tan muerto.

Estaba segura que conseguiría una indirecta después de que incendiara su casa, pero al

parecer iba a tomarme más que eso librarme de él. Tal vez si lo lanzara desde el borde

del Gran Cañón. O mejor aún, simplemente dejarlo en algún lugar del medio del norte

de Canadá para que encuentre su propio camino de regreso. No sería un asesinato,

¿verdad? Técnicamente no.

Irrumpí por la puerta dispuesta para estrangular a alguien, pero, sorprendentemente,

mi padre parecía el doble de enojado que yo. Más enojado de lo que nunca lo había

visto, y confía en mí, eso es mucho decir. Lo curioso era que parecía enojado con la

persona equivocada.

—¡Jamielynn Baker!—Cuando gritó, los muros de la casa se sacudieron, y por una vez

no he tenido nada que ver con eso—. ¡Tú estás castigada hasta que estés muerta!

Mi instinto adolescente rebelde ganó sobre mi asombro, y grité de vuelta:

—¿Qué hice?

S


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—¡Tú nos deberías de haber dicho que él estaba aquí!

—¡Yo tenía todo bajo control!

—¿Control?

Oops. Eso era algo malo para decir. Mi padre se estaba ahogando en sus palabras,

estaba tan furioso.

—¡Tú quemaste una casa!

—Yo quemé alarmantes fotos de vigilancia y videos que prueban que tengo poderes. El

resto de la casa fue un accidente.

—¿Y qué hay del asalto físico?

¿Carter les dijo a mis padres que le asalté físicamente? Vaya bebé. Apenas tiré al

hombre.

—Él está tratando de destruir mi vida de nuevo. Estaba un poco enojada. Y además, tú

sabes de dónde he obtenido mi temperamento. Tú lo hubieras golpeado también, y lo

sabes.

—Él me golpeó —se quejó Carter en voz baja.

Eché un vistazo a Carter por primera vez y me di cuenta de que estaba sosteniendo una

bolsa de guisantes congelados sobre su ojo izquierdo. Era fácil imaginar a mi padre

abrir la puerta y golpear a Carter antes de que él pudiera decir alguna palabra.

—Bien. —No mostré ninguna compasión cuando finalmente abordé a Carter—.

Vamos a ver.

Carter a regañadientes se quitó las verduras, y la mitad del rostro estaba negro y azul.

Voy a admitir que la vista de él me dio una abrumadora dosis de enferma satisfacción

y también me hizo muy orgullosa de mi padre. Levanté una ceja a mi padre y me reí

cuando me di cuenta que sus labios tenían espasmos luchando contra una sonrisa.

—Todavía estas en problemas, jovencita —dijo tercamente.

Estaba bien y dispuesta a defender mis acciones. Quiero decir, sí, tal vez quemé la casa

del tipo, pero era una mierda de todos modos, y realmente no me dejó ninguna otra

elección. Pero entonces algo más se me ocurrió.

—¡Espera! ¿Por qué él aún sigue aquí?

Mi madre por fin habló.


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—Él vino a advertirnos.

¿Advertirnos? Por favor. Rodé mis ojos. Sé que mi mamá lo odia pero no pude evitarlo.

—No me digas que le crees.

—¿Qué otra opción tenemos, Jamie? —Mi madre me cortó con una dureza inusual—.

Si hay incluso la más mínima parte de verdad en esto, y la gente está realmente

buscándote, entonces él nos ha hecho un gran favor.

—¿Un favor? —pregunté, también incrédula para en realidad gritar—. ¡Incluso si lo

que dice es cierto, eso significa que él es la razón por la que estamos metidos en este lío

en primer lugar! ¡Todos los estúpidos artículos que escribió en Illinois! ¿No pueden ver

que él está tratando de asustarlos para adelantarse? ¡Todavía está buscando su historia!

La paciencia de Carter finalmente adelgazó, y se incorporó a la discusión.

—¿Se trata sólo de una historia?

Carter lanzó un gran sobre de papel manila en la mesa de café para mí, y a pesar de

todo el control que había adquirido recientemente, cuando lo vi, exploté el interruptor

de circuito de nuevo.

—¡Si estas son más imágenes de chantaje, te juro que te lanzare desde el puente

Golden Gate!

—Jamie tranquila con las amenazas de muerte, cariño. —Mi padre advirtió. Pero me

di cuenta que le gustaba la idea.

—¡Pero, papá!

—¡Sólo mira la imagen, Jamielynn! —espetó Carter.

Quería ser terca, pero mi curiosidad pudo más en mí, y deslicé la foto del sobre.

—Gran cosa —le dije. Había visto esa imagen antes. Era la misma imagen de los

chicos de bata blanca desde el sitio web Visticorp, sólo que ésta fue arrancada de una

revista—. Este es un artículo sobre la investigación de células madre. Esto no prueba

que ellos saben acerca de mí.

—Mira más de cerca —dijo Carter—. ¿Reconoces a alguien?

Mire más de cerca.

Impresionada ni siquiera comencé a cubrir eso.


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—Desde que destruiste todo —explicó Carter mientras miraba fijamente la imagen

delante de mí con incredulidad—. No sabía qué hacer. Así que hice algo de

investigación y descubrí quien había estado exactamente tratando de ponerse en

contacto conmigo. No fue fácil porque estaba buscando en los empleados de Visticorp,

pero no trabaja más para ellos. Renunció tan sólo unos meses después de que Derek

murió.

Todavía estaba demasiado abrumada para procesar todo lo que me estaba diciendo.

—P-pero —tartamudeé—. ¡Esto no es cierto… esto no puede ser cierto!

Simplemente no podía ser. Quiero decir, confiaba en él. Pero allí estaba, luciendo una

bata blanca de laboratorio, de pie orgulloso con su equipo de investigación en un

artículo arrancado de las páginas de la revista Time.

—Se preocupaba por mí. Él me ayudó.

—Él te embaucó —Carter utilizó una voz más suave de lo que pensaba que él era

capaz de usar, pero sus palabras todavía fueron duras.

Me sentí tan estúpida, tan joven e ingenua, al igual que Carter me dijo una vez que era.

Su comentario hirió mi orgullo y me llenó de temor. Quiero decir, si él pudo tenerme

engañada, cualquiera podía. Nunca estaré realmente a salvo. Mis ojos se llenaron de

lágrimas, y me sentí agradecida cuando mis padres me abrazaron en un sándwich de

Jamie.

Creo que la cercanía de mi familia incomodó a Carter un poco. O tal vez fue mi caída

delante de él.

—No es demasiado tarde, Jamie —dijo, aclarándose la garganta para romper nuestro

abrazo de grupo—. La buena noticia es, Visticorp no sabe de ti. Sin ellos, él es sólo un

hombre. Y su plan no es exponerte.

—¿Cómo sabes cuál es su plan? —le espeté.

—Porque sé por qué se fue. Estaba convencido de que eras especial. Obsesionado al

respecto. Pero Visticorp nunca le creyó, así que él abandonó. Probablemente estaba

tratando de acercarse a ti con la esperanza de que finalmente sería capaz de

convencerte de volver con él. Quiere demostrar que Visticorp se equivocó. Él quiere

estudiarte. Quiere ser el que averigüe lo que sucedió. Él está buscando un Premio

Nobel. Si fueras expuesta, él nunca podría mantenerte para él mismo. No, él no quiere

que tu secreto salga en absoluto. Pero, Jamie, todavía es peligroso. Si no le das lo que

quiere, vas a quedar expuesta a Visticorp sólo para demostrar que no está loco. Y si se

enteran de la verdad…


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Mi mamá se estremeció.

—Esa es exactamente la razón por la que Jamie necesita adelantarse —le dijo Carter.

Y ahí es donde me perdí.

—¡Jodidamente In-cre-ible! ¡Tú sólo nunca dejaste de intentar, verdad!

—Jamie, es la única manera.

—¡No! ¡Tú no estás tomando solo mi vida! ¡Estás poniendo en peligro a mi familia!

—¿No crees que estén en peligro ahora? Jamielynn, lo sabe todo. Está obsesionado

contigo. ¿No crees que cuando se dé cuenta que no vas a cooperar, va a usar a la gente

que te importa como medio para persuadirte de ir con él?

Oí un grito, pero no estaba segura si había venido de mi madre o de mí. Miré la foto

otra vez. Nunca había parecido peligroso hasta ahora.

—Él… él no podría. —Miré frenéticamente a mis padres.

—Puedo protegerlos. —No sonaba ni de lejos con suficiente confianza en mí

declaración. Probablemente porque no lo estaba.

Todos nos quedamos encerrados en un encuentro de miradas hasta que sonó mi

celular, sorprendiéndonos a todos. Eché un vistazo al número de Becky en la pantalla,

pero ahora no era el momento para responder.

Mi mamá escogió la distracción como una manera de romper el silencio ensordecedor.

—Jamie, cariño, tal vez el señor Carter tiene razón. Quizás es el momento.

No podía creer lo que acababa de escuchar. El corazón se sacudió de afuera a dentro

de mi pecho, y tuve que sentarme antes de que me cayera. Traté de protestar, pero mis

palabras se atraparon en mi garganta, por lo que lloré.

—No te preocupes Jamie — dijo Carter—. Me aseguraré de que estés a salvo. Vamos a

ser inteligentes.

La voz de Carter no era lo que quería oír en ese momento. No sé qué tipo de mirada le

di, pero fue suficiente para que mi padre se detuviera delante de él para protegerlo.

Puso una mano sobre mi hombro y dijo:

—El señor Carter tiene un punto a favor. Si todo el mundo sabe acerca de ti, entonces

el gobierno o cualquier otra persona no será capaz de llevarte lejos.


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—Y tú eres una chica tan dulce, Jamie. El mundo sólo caerá enamorado de ti —agregó

mi madre.

Supongo que ella no sabía que mi apodo era la reina del hielo.

—Ellos nos quieren ayudar. Tal vez podamos finalmente obtener algunas repuestas.

Mi teléfono sonaba de nuevo, y casi lo aplasté en la mano. Esta vez la pantalla leía

―Scott Cole‖. Por mucho que tenía curiosidad de por qué en la tierra podría ser que me

llamaba, tiré mi teléfono en la mesa de café e ignoré los sonidos que salía de ella.

Dejar que mi dolor se volviera irá fue la única manera de mantener mis sollozos bajo

control.

—No quiero ser un monstruo a nivel mundial —grité a través de mis lágrimas—. ¡La

gente nunca nos dejará solos, los paparazzi, el gobierno! Aun cuando realmente no

puedan llevarme, van a acampar delante de nuestra casa, viéndonos. Ellos nos siguen a

todas partes. Los médicos se mostraran queriendo estudios, al igual que después de mi

accidente, sólo que peor. Van a arruinar nuestras vidas. Y mientras tanto, el hombre —

señalé a Carter—. Que descubrió a la Chica eléctrica --o el nombre estúpido que

inventó para mí-- se enriquece y vive feliz por siempre. ¿No pueden ver lo que está

haciendo?

Creo que mis padres estaban comenzando a escucharme. Podía verlo en sus ojos, duda

e incluso temor.

Abrí mi boca otra vez, pero luego Carter espetó:

—¡Sólo estoy tratando de ayudarte, Jamie! —Al mismo tiempo, el teléfono rugió a la

vida por tercera vez, y sólo me rompí.

—¿QUÉ? —grité al receptor.

—Uh, ¿Jamie? —De todas las personas que podrían estar llamándome era Mike

Driscoll, y parecía aterrorizado.

Habría sido demasiado divertido rasgar su cabeza, pero me sorprendió demasiado su

llamada.

—¿Sí?

—¿Está Miller contigo?

—No. El juego está a punto de comenzar. Estoy segura de que está en la escuela.


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—No lo está. El juego debería haber comenzado hace cinco minutos. No van a

permitir que esperemos más tiempo. Vamos a tener que poner a Warren como

mariscal de campo, ¡y él apesta totalmente!

—Bueno, ¿dónde está Ryan?

Mike no parecía asustado.

—¡Tú dime! Tú eres la única que le ha puesto una maldita correa últimamente.

Lo había hecho.

Tú sabes, es un poco divertido —no un ja ja divertido— incluso con Carter justo frente

a mí, tratando de convertir a mis padres al lado oscuro, la persona que me hizo perder

completamente el temperamento fue Mike. Alejé el teléfono de mi oreja y lo sostuve

frente a mi boca para que pudiera lanzar un grito ensordecedor más directamente en el

oído de Mike. Entonces colgué, y dejé caer el teléfono, sin saber que estaba

provocando una tormenta eléctrica hasta que mis padres y Carter saltaron hacia atrás

por seguridad y comenzaron a gritarme.

Podía ver todo muy bien a través de mis ojos, y sabía que todos estaban gritándome

para calmarme, pero no podía oír nada, excepto el torbellino de la electricidad que

giraba alrededor de mí. Y pronto me di cuenta de la importancia de la llamada de

Mike.

—Ryan no se presentó al juego —les dije, sin molestarme en calmarme. No quería

mantener la calma. Tenía la sensación de que Súper Jamie estaba a punto de ser muy

útil—. Ryan nunca simplemente se salta un juego.

Los ojos de Carter derivaron a la imagen que me había dado, y asentí con la cabeza,

mis pensamientos ya estaban ahí.

—Él no lo haría —decidí con confianza—. Incluso si el Sr. E. quiere estudiarme, no es

malo. Él no le haría daño a Ryan.

Simplemente no lo haría.

Pero entonces, Ryan Miller nunca dejaría a su equipo en manos de Paul Warren

tampoco.

Miré interrogativamente a Carter, pero él no parecía tener ninguna idea. ¿Y por qué

habría de hacerlo? No es como si Ryan fuera algo para él.

En el silencio, mi teléfono sonó de nuevo. Lo recogí del suelo y cuando vi el nombre

de Ryan me llené de alivio.


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—¡Ryan! ¿Dónde…

—Ryan no puede hablar en este momento, Jamie —respondió la voz en el otro

extremo.

—¿Señor E.?

Mi corazón se hundió. Estaba segura de que sólo había sido un temor paranoico y el

hecho que Ryan no se presentara no tenía nada que ver con el señor Edwards. No

esperaba que el miedo fuera de fiar. Mi estómago se agitó más y más otra vez mientras

trataba de decidir si estaba enojada o asustada. Las dos emociones eran muy iguales en

el momento, pero sabiendo lo que ocurre cuando siento cualquiera, no se veía tan bien

para el señor E.

—Sí, Jamie, soy yo —dijo el señor E., interrumpiendo mis pensamientos—. Me temo

que tengo malas noticias.

—En realidad —dije, tratando con todas mis fuerzas para no aplastar mi teléfono en

mi mano—. Yo soy la que tiene malas noticias. Sé quién eres.

El señor E. permaneció en silencio durante un minuto. Se sorprendió por mi confesión.

—No es lo que piensas, Jamie.

—Sí, claro. Como si nunca hubiera oído eso antes.

—Lo prometo, Jamie. Quiero decir ningún daño.

—¡Sí, dile eso a Ryan!

—No quiero hacerle daño al señor Miller tampoco. Él sólo está aquí, porque te

conozco muy bien. Tenemos que hablar, Jamie.

—Oh, vamos a hacer algo más que hablar.

—Relájate, señorita Baker. No vas a hacer ningún bien a nadie si pierdes el control.

Bueno, él tenía razón en eso. Pero yo estaba en control. Claro, estaba brillando un

poco en la oscuridad en este momento, pero fue por decisión propia. No había frito mi

teléfono. No tenía ni idea de cómo lo estaba haciendo, pero para el momento, yo

estaba en control de mis poderes. Era como si estuviera en una especie de modo de

súper supervivencia.

Algo tenía que hacer, e iba a hacerlo. Fin de la historia.


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—¿Dónde estás? —le pregunté, sólo que en realidad no sonó demasiado como que

estaba pidiéndolo.

—En la escuela —respondió—. Pero, por favor, Jamie, no hay necesidad de

molestarse. Creo que te gustará mi propuesta.

Ni en sueños.

—En realidad no deberías haber hecho esto.

Oí como Carter y mis padres me llamaban cuando desaparecí delante de sus ojos. Yo

sabía que estaban preocupados por mí, bueno, mis padres de todos modos. Carter se

preocupa sólo de su sueldo, pero honestamente, ¿alguna vez Flash dejaba

explicaciones por las cosas antes de echar a correr? Pero habrá tiempo de sobra para

explicar todo cuando todo haya terminado, y estaba segura de que eso no iba a tomar

mucho tiempo.


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Capítulo 23



o dudé ni un segundo mientras volaba a la escuela y soplé a través de la

puerta de mi clase de Inglés. Tal vez debería haber venido con un plan en

primer lugar porque no estaba preparada para lo que encontré

esperándome al otro lado de la puerta. Sabía que Ryan estaba allí. Incluso

esperaba verlo atado a una silla o algo así, lo cual estaba así, pero nunca soñé que

estaría conectado a una batería de automóvil. Fue un espectáculo inquietante que en el

momento que lo vi perdí el control por la madre de todos los desmadres.

--Increíble --murmuró el Sr. Edwards para sí mientras las luces de la sala estallaron,

lloviendo una ducha de cristal y chispas.

--Increíble --definitivamente no es como lo veía yo. Lo que vi fue cada músculo en el

cuerpo de Ryan tensándose y temblando violentamente cuando la electricidad

bombeada hacia él. La potencia era tan alta que ni siquiera podía gritar. Fue la cosa

más horrible que había visto nunca--. Sr. E., ¡qué estás haciendo con él! --grité.

--No soy yo, Jamie. Si no quieres que se muera te sugiero que desconectes tus poderes

en estos momentos.

Cuando sus palabras se hundieron, estaba tan horrorizada que mis ojos se dirigieron de

nuevo a Ryan en lo que se sentía como en cámara lenta.

--¡No puedo accionar un interruptor!

Di un paso hacia Ryan, queriendo librarlo de la tortura. Pero a medida que me

acercaba, la energía se hacía más fuerte. No podía ponerlo en libertad, así que hice lo

único que se me ocurrió. Me fui. Y prácticamente me mata. Dejé a Ryan allí, trenzado

con un psicópata, conectado a una batería de automóvil, y ahora, gracias a mí,

probablemente medio muerto. Pero, ¿qué otra cosa podía hacer? Lo estaba matando, y

a diferencia de lo que el Sr.Edwards parecía pensar, no podía apagarlo. No cuando

estaba tan molesta.

Salí corriendo de esa habitación tan rápido como mis piernas me podían llevar. Estaba

demasiado afectada para pensar en un plan, pero no importaba porque mi teléfono

estaba sonando sólo unos pocos segundos después de despegar. No dije nada cuando

N


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contesté --no pude lograr las palabras entre los sollozos--, pero el Sr.Edwards no

esperaba un saludo.

--Lo siento, Jamie. --Suspiró, y tuvo el descaro de sonar realmente arrepentido--. No

me di cuenta... Tenía la impresión de que habías aprendido a controlarte.

Honestamente, nunca quise hacer daño a nadie.

Tú sabes lo que dicen: la ira es un buen aliado. O tal vez fue la leche, pero lo que sea.

Sin duda, me hizo enojar mucho, porque dejé de llorar como un bebé y encontré a mi

reina de hielo interior.

--Entonces, ¿por qué tomar a Ryan? ¿Por qué atarlo a una batería? ¡Está enfermo!

--Fue en defensa propia. Sabía que no podrías utilizar tu poder en torno a él, entonces

no serías capaz de utilizarlo en mí.

Odiaba admitirlo, pero:

--En realidad, Sr. E., no fue una mala idea de su parte.

--Gracias.

--Es una pena que todo fue un esfuerzo inútil.

--¿Cómo lo sabes?

--Yo no puedo ser capaz de detenerlo ahora mismo, pero los policías seguramente

pueden. No creas que no voy a llamarlos.

El Sr. E. ignorado mis amenazas, cambió de tema.

--He estado en Tahoe, Jamie. He visto un poco de tus sesiones de práctica con Ryan.

Estaba a punto de colgarle y llamar a la policía como había prometido, pero algo se me

ocurrió entonces.

--Fue usted a quien vi ese día, grabándome. --Estaba hablándome a mí misma más que

a él--. Debería haber sabido que Carter nunca sería tan estúpido como para ser

atrapado.

--Jamie, las cosas que puedes hacer... ¡Eres increíble! ¿No quieres entender cómo es eso

posible?

--No. Lo que quiero es que dejes ir a mi novio.

--Me temo que no puedo hacer eso. No hasta que me escuches.


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--Usted –gruñí--, nunca va a conseguir lo que quieres. ¡Dejaría que Carter me llevara a

CNN antes de que te dejara venir cerca de mí!

--No entiendes lo que quiero --dijo el Sr. E. con una voz extraña. Me di cuenta un

momento más tarde, era de desesperación. Estaba rogándome--. Quiero ayudarte a

dominar este don que tienes. Quiero verte feliz, Jamie, y segura. Podemos trabajar

juntos. Sólo tú y yo. Ni hospitales, ni médicos, ni laboratorios. Algo así como lo que tú

y Ryan han estado tratando de hacer, sólo que con las cosas que sé, en realidad

podríamos obtener algunas respuestas. No tienes que dejar tu vida, y no tenemos que

hacer las pruebas que no quieras hacer. Yo cuidaré de ti.

Fue en ese momento que me di cuenta de que el Sr. E. tenía algunos problemas graves.

--Carter no estaba bromeando acerca de que estas obsesionado conmigo, ¿verdad? –

dije--. ¡Noticias de última hora, el Sr. E. es un psicópata!

No creo que el Sr. E. apreciara que lo llamara loco, porque él se enfadó. Súper-enojo.

Supervillano loco.

--No sabes lo que es mejor para ti --dijo con voz temblorosa en la manera más

espeluznante posible--. Pero voy a hacer que lo veas.

--¡Cucú! –canté--. Voy a llamar a la policía ahora.

--Si es así, Ryan estará muerto antes de que lleguen aquí.

El tipo parecía tan loco que en realidad podría ser capaz de lo que estaba amenazando.

Algo ocurrió entonces con mi garganta, y no importa cuánto lo intentara, no podía

decir nada.

--No me dejas otra opción, Jamie --dijo Edwards.

Hubo un momento de silencio, luego un clic, y el zumbido de la electricidad estática

cortó la recepción en mi teléfono.

Entonces Ryan comenzó a gritar un grito de dolor, ahogado.

--¿Hola? --grité--. ¿Sr. E.? ¿Qué está haciendo?

El Sr. Edwards estaba demasiado tranquilo cuando por fin habló de nuevo.

--Lo interesante de una batería de automóvil, Jamie, es que en realidad no tiene el

poder suficiente para matar por electrocución. Es por eso que a la gente que le gusta lo

utilizan como una forma de tortura. Tu veras, lo que hace es que todos los músculos se


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tensan hasta que no puedes respirar. Con el tiempo te mueres de asfixia. Es un proceso

muy lento, una muerte dolorosa.

--¡Esto no es divertido Sr. E.! ¡Lo vas a matar! ¡Alto! ¡Apáguelo!

--Quiero, Jamie, lo hago. Pero eres una chica muy terca. Esta puede ser la única

manera de llegar a ti.

--¡Pero yo no puedo controlarme!

--Bueno, le sugiero que aprenda muy rápido.

¿Por qué me sigue pasando esto a mí? ¿Por qué sigo causando dolor a la gente? Derek

había muerto por mi culpa. Y ahora, Ryan estaba muriendo. Una vez más, a causa de

mí. Estaba tan desesperada que se desesperó la energía dentro de mí a un extremo que

nunca había sentido antes, y que causó que la neblina de color amarillo-verde se

avistara, pero mi mente también. Era imposible pensar racionalmente.

Un pensamiento ocupó todo el espacio en mi cabeza: Salvar a Ryan. Hacer lo que sea.

A medida que me eché a correr otra vez algo en la parte de atrás de mi cabeza me dijo

que salvar a mi novio puede requerir quitar la vida a mi profesor favorito, bueno, ex-

profesor favorito, pero cualquiera que sea la conciencia que solía poseer había volado.

Sabía que no sería capaz de controlar mi mal genio cuando lo viera, pero no me

importaba nada. Francamente, el Sr. E. merecía lo que obtuvo.

Estaba de vuelta en la escuela en cuestión de segundos y me detuve en el

estacionamiento. Todavía podía oír a Ryan, pero su grito ya era débil. Demasiado

débil. Necesitaba entrar allí, pero sabía que si iba a irrumpir como antes, lo más

probable era que matara a Ryan al instante. Estimulada como estaba, probablemente

irradiaría energía suficiente para hacer estallar su cuerpo o algo así. Eso era una

pesadilla que podía vivir, pero tenía que hacer algo.

Poco a poco, y más enfocada de lo que nunca había estado en mí vida estiré mis

manos delante de mí y cerré los ojos. Al igual que en la habitación de Ryan, y en el

parque con las luces de la calle, pude sentir toda la electricidad en el mundo que me

rodeaba. Irónicamente, no me sentía en la pesadilla en la que estaba. Se sentía más

como una manta de seguridad agradable y cálida. Casi como si fuera parte de mí, sólo

una extensión de mis brazos. Podía sentirlo. Podía tomarlo. Podía alejarla de mí,

tirarla hacia mí.

La más fuerte estaba cerca del campo de fútbol, donde las luces estaban adelante y el

marcador estaba ardiendo. Pero esta no era la energía que me interesaba, saque una

mano fuera del campo y barrí hacia la escuela. Cuando encontré la bolsa pequeña de


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energía procedente de la dirección de la clase del Sr. Edwards, la absorbí de allí tan

rápido como pude.

Cuando empecé a tirar de la energía dentro de mí oí los gritos de Ryan al detener el

dolor. Él jadeó una vez y luego se quedó en silencio, lo más probable era porque

sucumbió en la inconsciencia. En realidad, esto me consoló más de lo que me

horrorizó. Significaba que mi plan estaba funcionando y la tortura se había detenido

momentáneamente. Pero no había terminado, porque todavía no podía tenerla baja

control, siempre y cuando Ryan estaba unido a la batería, cada onza de energía que

liberara en su presencia se bombearía directamente en su cuerpo. Así que mientras

caminaba lentamente hacia mi novio, seguí tragándome hasta la última gota de energía

eléctrica en toda la escuela para que no hubiera nada más que le haga daño a Ryan.

En el momento en que llegué a la puerta del aula, la energía que estaba tirando era casi

demasiada para mantener contenida. Tuve que parar. No podía tomar una onza más

de electricidad o iba a estallar con una explosión que acabaría con todo Rocklin High.

Este era el momento de la verdad, pero yo estaba decidida. No lo dejaras escapar, me

ordené. "No le harás daño a Ryan otra vez!"

Miré la puerta cerrada delante de mí y respiré hondo mientras apretaba mis manos

ardiendo en los puños apretados. Mis entrañas se sentían como una bomba atómica,

con partículas de energía rebotando en un caos absoluto. "No la dejes ir", cantaba para

mí misma. No la sueltes. ¡No la sueltes!

Estaba tan concentrada en no dejar que mi poder se me escapara que cuando el Sr.

Edwards me llamó por mi nombre, se sorprendió a alta tensión fuera de mí. Él debe

haberme oído murmurando para mí misma. Estaba llegando a la puerta cuando él

gritó:

--Jamie? ¿Eres tú?

Todo lo que hice fue retroceder, porque él me había asustado. Pero había tanto poder

dentro de mí que cuando lo hice, tal vez una especie de... voló la puerta. Muy bien, así

que no había tal vez sobre eso. Exploté la puerta en mil pedazos diminutos enviando al

Sr. Edwards a agacharse para cubrirse debajo de su escritorio.

--Supongo que sí --dijo con una sonrisa cuando las cosas se calmaron.

No sé si era la diversión en su voz o los restos de sangre corriendo por la nariz de Ryan

cuando su cuerpo se desplomó en la silla, pero me destrozó totalmente.

--¿Cómo pudiste? --grité, y luego, sin previo aviso, puso la mira en el escritorio del

señor E. en donde se estaba escondiendo detrás y lo volé en pedazos.


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El Sr. Edwards fue golpeado de nuevo unos metros más allá por la explosión y se veía

un poco raspado, pero en última instancia, estaba bien. Lástima. Pero el lado bueno

era que parecía bastante asustado.

--Ten cuidado, Jamie --tartamudeó nerviosamente--. No quieres hacerle daño a Ryan,

¿verdad?

--¿Lo has oído gritar?

El Sr. Edwards dirigió una rápida mirada a Ryan y frunció el ceño.

--Pensé que habías dicho que no lo podías controlar.

Y fue entonces cuando me di cuenta. Acababa de entrar en esta sala más cargada que

una planta de energía nuclear, y no había puesto carga ni una vez en la batería

conectada a mi novio. Incluso había hecho esa cosa del rayo dos veces, y todavía no

había hecho daño a Ryan. Estaba controlando mi poder. Lo estaba controlando, y ni

siquiera me había dado cuenta.

Estaba tan enojada ahora que quería al Sr. E. muerto, y era todo lo que podía pensar.

Mi poder estaba naturalmente siguiéndome. Mientras miraba mis manos con asombro,

me di cuenta de que esa es la forma en que siempre había sido. Cada vez que estaba

enojada, mi energía salía disparada de mí con furia. Cada vez que tenía miedo,

actuaba como una especie de mecanismo de defensa. Eso es incluso por qué no lastimé

a Ryan cuando me abrazó y me besó. Cada vez que Ryan me tocaba el poder nos unía,

tirando de él para mí como un imán, porque eso es lo que quería.

En mi interior el poder era una parte de mí. Que trabajaba conmigo, no contra mí. En

realidad, estaba a mi disposición, y ahora que he entendido eso, no tuve más miedo.

Fue el temor de los poderes en primer lugar, lo que me estaba haciendo daño.

Pensé en Ryan otra vez, y no había nada que siempre quise más en mi vida que quería

tener a salvo en mis brazos, besándome hasta que ya no podía pensar con claridad. Me

dije que no debía hacerle daño, quería que la energía permanezca dentro de mí, y

había obedecido.

Comprendí entonces, y sabía que me obedecía, así que me abracé a mi poder. Dejé que

fluya a través de mí con fuerza como si fuera un aliado en lugar de una maldición, y

una vez que finalmente había dejado de luchar contra ella, se sentía diferente de alguna

manera. Me sentía diferente. Me sentí más fuerte, más segura, aunque imparable.

Me sentí súper.

Lo primero es lo primero. Me acerqué a Ryan, sin dudarlo un instante y arranqué la

batería lejos de él tan rápido que accidentalmente la hice volar por la habitación a


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través de la pared. Ryan estaba completamente inconsciente, pero respiraba, y pude oír

su corazón latiendo débilmente en su pecho.

Me sequé el pelo sudoroso de la frente y le di un beso suave y susurré:

--Aguanta ahí. Enseguida vuelvo. --Entonces me di la vuelta y miré a mi profesor de

Inglés con más confianza que ni siquiera Ryan pudo reunir en su mejor día--. Tú --le

dije con una ferocidad suficiente para hacer que la sangre abandonara su rostro--, eres

hombre muerto.


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Capítulo 24



o le di al Sr. E. oportunidad de excusarse. Antes de que pudiera siquiera

parpadear, estaba volando por la habitación. Sí, ya sé que la venganza es

generalmente mal vista, y que mis padres se pusieron un poco locos

cuando me vengué de Carter, pero no pueden esperar que domine mi

poder y mi temperamento en un solo día. Él Sr. E. se estrelló contra un montón de

butacas. Él gimió un lindo sonido de dolor por un segundo, pero no lo suficiente si me

preguntas.

—Jamie, espera —él comenzó inmediatamente—. Vamos a ser razonables. No tienes

que…

—¡Razonables! —grité—. ¿Razonables? —Lo volví a agarrar y lo aventé hacia la

pizarra—. ¡Casi mató a mi novio! ¡Lo torturó! ¡No se atreva a decirme que seamos

razonables!

El Sr. E. abrió la boca para decir algo, pero no quería oírlo. Le agarré la mano y le

envié una corriente que lo obligó a gritar de dolor.

—¿Es el mismo dolor que sintió Ryan? —Puse más poder en la corriente, por lo que el

cuerpo del Sr. E. estaba tan rígido que no podía gritar—. Dime, ¿qué es peor, la

electrocución o la asfixia?

Solté su mano y lo dejó caer inerte al suelo. Tan pronto como pudo, dijo con voz

ronca: —Por favor, Jamie. Lo siento. No quería que fuera así.

Su patética disculpa me enfureció de nuevo. La rabia dentro de mí sólo empeoró a

partir de la violencia.

—¿Lo siente? ¿Siente haberle hecho eso a Ryan? ¿O simplemente siente que su

estúpido plan no funcionó?

Con eso, mi rabia nubló el mundo a mí alrededor, y lo agarré de nuevo. Esta vez

electrocutarlo no me parecía suficiente. No parecía lo suficientemente letal, por lo que

deslicé mis dedos alrededor de su cuello y empecé a apretar. Su cara era una sombra

oscura de color azul cuando una voz gritó:

N


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—Jamie, ¡para!

Estaba tan cegada por la emoción que no había oído a Carter entrar en el salón. Me

sorprendió, pero no lo suficiente como para que dejara ir al Sr. E.

—¡Él iba a matarlo!

—Jamie —dijo Carter de nuevo, su voz tranquila y dominante—. Déjalo ir.

Miré a la cara que estaba comenzando a perder el conocimiento, y yo estaba llena de

un odio que nunca había soñado con ser capaz de tener. Derek, Carter, Mike...

Ninguno de ellos incluso estuvo a punto de hacerme sentir lo que sentía en ese

momento. El odio hacía imposible que me detuviera. —¡No voy a dejar que le haga

daño a alguien que amo!

Sentí una mano en mi hombro.

—Tú no eres una asesina, Jamielynn —dijo Carter.

Esas palabras que me habían dicho cientos de veces. Mis padres las habían dicho.

Ryan las había dicho. Incluso Carter había dicho esa frase antes. Miré al señor E. de

nuevo, y esta vez vi el terror en sus ojos. El mismo terror que vi en la cara de Derek

mientras moría. Entonces, de repente, el Sr. Edwards no estaba. Sólo podía ver a

Derek tendido bajo mi control, sin poder luchar, y me di cuenta exactamente de lo que

estaba haciendo.

Carter estaba en lo cierto. Yo no era una asesina. La verdad finalmente apareció, y me

dejé caer al suelo, rompiendo en violentos sollozos mientras liberaba al Sr. Edwards.

Carter me dejó llorar por un momento y luego dijo:

—Vas a darme las gracias por esto algún día, Jamielynn.

Una vez más, Carter estaba en lo cierto. Ya estaba agradecida de que me había sacado

de la locura temporal que estaba sufriendo. Pero no podía dejar que Carter me viera de

repente más aliviada, y definitivamente no podía dejarle ver que estaba de alguna

manera agradecida por lo que acababa de hacer. Dave Carter no es justo la clase de

persona que necesita el pensamiento de me debes una, aunque tal vez sí.

Carter es peligroso, y él sigue siendo un cabrón. No confío en él más de lo que soy

capaz de lanzarlo. De hecho, probablemente podría lanzarlo más lejos de lo que puedo

confiar en él. Lo que realmente me inquietó es que me había ayudado. Me asustaba.

Era... un Carter muy agradable. ¿Qué podía él ganar con Edwards siguiendo con vida?

Edwards fue tanto una amenaza para su preciosa historia como lo fue para la

seguridad de mi familia.


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Cuando ya no pude seguir con el misterio, me sequé las lágrimas. O tal vez

simplemente volví a ser la Reina de Hielo.


Carter no se mostró sorprendido por mi pregunta. De hecho, muy a mi pesar, estaba

preparado con una respuesta. Una buena.

—Tengo un plan para que Edwards esté encerrado de por vida sin levantar sospechas

acerca de ti o de tus poderes.

—Imposible —Era demasiado bueno para ser verdad. E incluso si hubiera una manera,

a sabiendas de Carter, sin duda me iba a costar.

—No es imposible —Seguía sin estar de acuerdo con Carter. Él confiaba en su

respuesta, pero parecía muy cauteloso acerca de algo, y su silencio se me hizo muy

incómodo—. Pero vas a tener que confiar en mí. Voy a tener que escribir una historia.

Puede que haya tenido una reacción exagerada a esta noticia, sólo un poco, ya que las

manos de Carter volaron.

—Espera un minuto ahora, Jamielynn. No estoy hablando de exponerte. Estoy

hablando de exponer a él.

Estaba sorprendida por su respuesta, no podía dejar de mirar hacia el hombre que

estaba señalando. El hombre que estaba tratando de sentarse y seguía tosiendo. El

hombre que casi maté a sangre fría.


—Va a ser tan fácil, Jamielynn. —Carter tronó sus dedos por el aire como si fuera a

darme el titular—. "Profesor obsesionado acecha a estudiante. Trata de matar al novio

en un ataque de celos‖.

Sonaba como una tontería.

—¿De qué estás hablando?

—Piensa en ello. Él siempre te ha prestado atención especial, ¿no? ¿Siempre ha sido

extremadamente amable contigo? ¿Siempre manteniéndote después de clase para

hablar? No hay duda de que estaba tratando de ganarse tu confianza. Pero piensa en lo

que podría parecerle a todos los demás con sólo una pequeña ayuda de tu servidor. Él

ya ha hecho todo el trabajo por el secuestro de tu novio. Y cuando los policías vayan a

su apartamento y encuentren todas las fotos de vigilancia, entonces, ningún juez del

mundo lo dejaría libre.


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—¡Pero él tiene pruebas de mis poderes! ¡Me va a exponer!

—No te preocupes. Ya me ocupé de eso.

Le hubiera quitado la sonrisa de satisfacción si no hubiera estado demasiado ocupada

siendo influenciada por su plan.

Era tentador. Podría funcionar. Pero... Sacudí mi cabeza en negación. No podía

dejarlo. Así era Carter. No podía confiar en él.

—¿Qué consigues con ello?

Su sonrisa se hizo aún más amplia. —La satisfacción de saber que ayudé a alguien en

necesidad.

—¡No te burles de mí, Carter! —grité—. ¡No estoy exactamente de buen humor para

aguantar tu mierda!

Me sentí bien al verlo temblar de miedo cuando moví mi mano en su dirección. A

veces ser una súper-fenómeno tiene sus ventajas.

—Mira, es una situación en la que ganamos los dos. Tú mantienes tu secreto, y yo

obtengo mi historia. Y esta es una historia aún mejor, porque la gente va a creerla y es

mucho más fácil de tragar que la cosa de "La Súper-Chica es real", incluso con videos.

Esta historia sería grandiosa. Descubrir la verdad que te ha salvado la vida y la de tu

novio. Podríamos estar hablando de ganar un Pulitzer11.

Una vez más, me había confundido. No es que necesariamente quería que Carter se

beneficiara de este lío, pero en su plan se haría cargo de Edwards. Y si Carter tenía su

estúpido Pulitzer tal vez se quedaría fuera de mis asuntos y saldría de mi vida una vez

por todas. Vaya, el pensamiento valía la pena.

Estaba inconscientemente moviendo mi cabeza antes de que tomara mi decisión.

—Vamos a tener que estructurar bien nuestra historia —murmuré, sabiendo que ya

había aceptado.

11 Los Premios Pulitzer son una serie de 21 galardones que abarcan Periodismo, Literatura y

Composición musical, considerados como la más alta distinción para las obras publicadas en los

Estados Unidos, usualmente reservado sólo para la lengua inglesa. Se entregan anualmente, en torno al

mes de abril.


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—Nunca funcionará —graznó el Señor Edwards de la nada—. Incluso si el mundo no

cree mi historia, Visticorp sabrá la verdad. Ellos vendrán por ti. Nunca estarás a salvo.

No, a menos que dejes que te ayude.

—¡Está fuera de esto! —le respondí, dándole de patadas en el estómago de la irritación.

Oye, dije que gané un Concurso de Belleza. Ni una sola palabra sobre ganar el

Concurso de Señorita Simpatía.

El Sr. E. se calló, porque lo acababa de dejar sin aliento, pero sus amenazas me habían

hecho daño. Me había olvidado del grupo de malvados científicos ricos, dónde el Sr.

Edwards solía trabajar. Miré a Carter, un poco frenética, pero él sólo sonrió de nuevo.

—Nadie viene por ti, Jamielynn —me aseguró. Luego llevó su sonrisa al señor

Edwards—. ¿Verdad?

La cara del señor Edwards se volvió una sombra de color rojo oscuro, lo que

demostraba la verdad en la acusación de Carter. Miré a Carter para una explicación

más detallada, y lo hiso con gusto.

—El señor Edwards está aquí totalmente por su cuenta. Nadie va a venir por ti,

Jamielynn, porque la verdad es que nunca creyeron en ti, en primer lugar. Edwards fue

quien se enteró de tu accidente en Illinois. Edwards intentó desesperadamente de

conseguir la prueba, pero nunca lo logró. Intentó durante meses y meses convencer a

Visticorp de que eras diferente, pero nunca vieron el valor de sus afirmaciones. Dejó la

empresa y salió por su cuenta para encontrarte.

—¡Eso no es cierto, Jamie! Visticorp me envió a Illinois tras tu accidente para ver si

valía la pena correr el riesgo. Pero cuanto más he aprendido de ti, más difícil se me

hecho soportar la idea de entregarte a ellos. Les dije que eras una chica normal, y te he

seguido a California sólo para asegurarme de que nadie más viene por ti.

—Está mintiendo, Jamie —dijo Carter—. Si estaba aquí sólo para asegurarse de que

estabas a salvo, ¿por qué venir y hacerte esto ahora?

—¡Todo esto fue por su culpa! —gritó el señor E., señalando con el dedo acusador el

cuerpo inconsciente de Ryan. Él estuvo repentinamente muy furioso que tuvo que

tomar una respiración profunda. Entonces me miró y dijo—: Si alguien escucha a este

chico, Visticorp verá la historia. Ellos se darán cuenta de que les mentí. Incluso si no le

creen, van a enviar a alguien para que vuelva a comprobar.

—Confía en mí, Jamie. Él puede recitar de un montón de cuentos para obtener lo que

quiere, pero Visticorp sólo verá el mismo loco obsesionado que el resto de nosotros

vemos.


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Mi cabeza estaba comenzando a girar entre los dos argumentos contradictorios. El

problema era que no confiaba ni en Carter ni en Edwards. A pesar de que lo más

probable era que ambos estaban mintiendo, todavía era posible que alguno de ellos

podía estar diciendo la verdad. Yo no sabía qué hacer.

Estaba tan enojada, y tan cansada de ser: perseguida, acechada y amenazada, que

agarré a Carter y lo puse contra la pared.

—¡Si estás mintiendo, Carter, te juro que voy a cometer mi primer asesinato!

Los gritos sorprendidos de mis padres me obligaron a dejarlo caer.

Mi padre gritó mi nombre, mientras que mi madre exclamaba:

—¿Qué estás haciendo?

Carter se relajó un poco, y mi padre le ayudó a levantarse. —¿Lo hicieron? —Carter

preguntó.

Mi padre asintió con la cabeza y de repente me perdí completamente.

—Hemos encontrado todo —al igual que dijo. Hemos destruido todo lo necesario y

dejamos el resto.

Me quedé mirando a mi padre, atónita por la forma en que ya estaba conviviendo con

Carter. Parecía más grave de lo que jamás lo había visto, como si fuera la presentación

de informes de una misión o viviendo en general: Imposible o Algo así. Pero mi

madre, que estaba, obviamente, en el plan también, brillaba como si estuviera

emocionada por toda la capa y espada.

—Hasta dejé algunas de las cosas de Jamie —dijo con orgullo.

No lo podía creer. No podía confiar en Carter, pero estaba claro que sí lo hicieron mis

padres. Tal vez estaba un poco resentida porque Carter destruyó mi vida en Illinois.

Quiero decir, mis padres no son tontos, y nadie es más paranoico que mi papá. Supuse

que tenía que estar de acuerdo con el plan. Realmente, ¿qué otra opción tenía de todos

modos? ¿Ir con mi profesor obsesionado de Inglés? Um, no, gracias.

—¿Qué cosas has dejado allí? —exigí, tratando de calmarme.

—Oh. Tus pompones, tu corona, y un par de bragas —dijo mi mamá. Ella se encogió

de hombros como si no fuera nada del otro mundo y luego sonrió con malicia—. Los

dejé debajo de la almohada.

—¡Mamá! —Jadeé.


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—¡Linda! —gritó mi padre, igual de horrorizado. La sangre había desaparecido de su

rostro con la palabra ―bragas‖.

—¿Qué? —replicó mamá—. ¡Eso es exactamente el tipo de cosas que un acosador

espeluznante toma!

—¡Uf! Por lo menos dime que no agarraste algunos de mis Victoria´s Secret de seda.

—Los pequeños de color negro con el cordón —admitió mamá con culpa.

—¡Mamá!

—Mujeres —Mi papá se encogió otra vez, cubriéndose las orejas—. ¡Por favor!

Carter interrumpió nuestro pequeño momento en familia, para gran alivio de mi padre.

—Uh —dijo mirando a su alrededor en la habitación—. ¿Dónde está Edwards?

Yo quería decir una palabra muy mala. El Sr. E., a quien no había visto escaparse, se

había ido. Mis padres hicieron un inventario de la habitación, y cuando los ojos de mi

madre cayeron en Ryan por primera vez, se le cortó la respiración en sus pulmones. Mi

padre siguió su mirada, y luego dijo una mala palabra.

—Él tiene que ir al hospital —expliqué—, pero su corazón está latiendo

constantemente.

Lo sabía porque parte de mí no se había concentrado en otra cosa además del sonido

de su corazón desde el momento en que pisé por primera vez el salón.

Mi mamá corrió hacia él y lo desató de la silla. Me sentí mal por no haberlo hecho

antes, al igual que iba a sentirme mal por tener que dejarlo ahora. Pero había tantas

cosas a la vez, y absolutamente tenía que tratar primero con Edwards. A veces es una

mierda ser la única persona del mundo con súper-poderes.

—Ustedes llamen a una ambulancia, y yo voy a encontrar al Señor E. No puede haber

llegado muy lejos. No está exactamente en la mejor condición física en estos

momentos.

—Ten cuidado, Jamie —mi mamá susurró cuando ya iba a salir del salón.

—No te preocupes, mamá. No voy a lastimar a nadie. —No podía dejar de pensar en

el auto-control que había ganado, y una sonrisa estalló en mi cara.

Habían pasado sólo un minuto o dos, y el Sr. E. realmente no podría haber ido muy

lejos, así que cerré los ojos y me concentré en sólo escuchar. Cuando lo encontré,

estaba corriendo por el patio, en los escalones de la entrada de la escuela. Conveniente


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para mí, el patio estaba lleno de agradables-pequeños-objetos-arrojadizos como botes

de basura y máquinas expendedoras.

Ahora bien, yo sabía que me prometí que no le haría daño, pero él no lo sabía, y

todavía estaba consciente de haber torturado a mi novio, así que no veía ningún

problema en asustarlo. Quiero decir, vamos, Johnny Storm —que resulta ser mi súper-

héroe favorito—, no haría las cosas aburridas, ¿no? ¿O Wolverine? —que también me

encanta, además Hugh Jackman sale en las películas de X-Men.

¡Grandioso! ¿Dejar que sea tan fácil como estar atado o algo así? No lo creo. Así que

cuando alcancé al Sr. E., en lugar de agarrarlo y llevarlo al salón y esperar a que

llegara la policía, tomé lo más cercano que pude encontrar y se lo lancé. Cuando el

escalón de cemento se vino abajo en las escaleras delante de él, nunca había visto a

nadie mirar con más miedo.

—Oh, vamos, Sr. E. No se vaya todavía —me burlé fríamente—. Pensé que quería

experimentar con mis poderes.

Los ojos del señor E. se ampliaron, y luego trató de protegerse entre los escombros que

estaban en el camino, pero había un bote de basura a sólo un par de pasos. Sucede que

yo sé por experiencia personal que si disparas un rayo en algo tiende a explotar, por lo

que lancé uno al bote de basura del lado izquierdo cuando el Sr. E. se dirigía en ese

camino. Cuando estalló delante de él, trató de razonar conmigo otra vez.

—¡Dejé toda mi vida por ti, Jamie! ¿No ves cuánto me importa?

Oh, lo he visto bien. También vi un bote de reciclaje que puede estar al otro lado de la

escalera. Él Sr. E. me vio apuntar y comenzó a correr de nuevo.

Me encogí un poco cuando el reciclaje salió volando y se estrelló en la ventana de la

oficina de administración. Oops. Que mal. Mi destrucción accidental de la propiedad

de la escuela me distrajo lo suficiente para que el Sr. E. fuera capaz de bajar las

escaleras y correr hacia el estacionamiento.

No podría empezar a lanzar cosas —con una mala puntería— en un gran

estacionamiento abierto al lado de un estadio lleno de gente, lleno de testigos, por lo

que pensé que podría hacer para detener al Sr. E. Él ahora tenía un aspecto natural.

Entonces, el rayo es natural, ¿verdad? Siempre que viene del cielo y no de las palmas

de mis manos, por supuesto.

Había siempre un montón de energía eléctrica en la atmósfera a mi alrededor, ya sea

proveniente de los edificios o líneas eléctricas o incluso las nubes, y ahora que sabía

cómo sentirla y moverla, era casi demasiado fácil hacer llover desde el cielo una

tormenta eléctrica anormal.


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Me escondí detrás de un árbol grande y sujeté mis manos hacia el cielo. Empecé a tirar

rayos de las nubes, siendo muy cuidadosa de no golpear a ningún pobre-tonto que

podría llegar tarde al juego o cualquiera de los coches de mis compañeros. Sobre todo,

dejarlo caer ―accidentalmente‖ en el coche de Edwards, mientras trataba de escapar

del estacionamiento, esperando que encontrara un objeto grande y estacionario.

Bueno, bueno, así que tal vez también ―accidentalmente‖ tuve un desliz y lancé uno

grande hacia Mike Driscoll. Oops. Que mal de nuevo. Pero aparte de eso, ¡te juro que

estaba siendo muy cuidadosa!

Por desgracia, todos los rayos habían ganado la atención de los espectadores del juego,

y todos estaban huyendo de las gradas de metal, en busca de la cubierta de seguridad.

Que estaría a cargo de mi dirección de un momento a otro, por no mencionar el Sr.

Edwards estaba casi saliendo del estacionamiento. Miré a la brillante nueva

marquesina de pie con orgullo en la salida y sonreí a mí misma. —Lo siento, Sr.

Huang.

Con un rayo final, esa señal estúpida se vino abajo a la derecha en el capó del coche de

Edwards. Él iba a ninguna parte ahora, y los policías estaban ya chillando alrededor de

la esquina.

Problema resuelto.


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Capítulo 25



yan estaba consciente cuando regresé. Parecía muerto, pero con sólo de verlo

vivo y despierto fue suficiente para que me echara a llorar. Tiré mis brazos

alrededor de él, pero de pronto fui arrastrada lejos, cuando la policía,

bomberos, paramédicos, y quién sabe quién más, invadieron la escena.

Ryan fue llevado al hospital, mientras que mis padres, Carter y yo estábamos detenidos

en la estación de policía. Estuvimos allí durante tanto tiempo que realmente me quedé

dormida en el vestíbulo en tres sillas de plástico duras que había juntado. No me

desperté hasta que oí una vez más la voz de Carter alejándose.

—¿Dónde crees que vas? —pregunté, sorprendiéndolo.

—La policía ya terminó conmigo —dijo con un bostezo.

—¿Y?

—Y es la una de la mañana y todavía tengo una historia que escribir.

Me levanté rápidamente y bloqueando la salida. Miré a mi alrededor. Nadie nos

prestaba atención.

—Tú y yo todavía tenemos que hablar —dije en voz baja.

Carter suspiró como si estuviera fastidiado de mis amenazas.

—No te preocupes. Los policías han comprado la historia. Todo va a estar bien.

—Todavía tenemos un problema.

—¿Cuál es?

—Todavía sabes mi secreto.

—Y nunca voy a decir una sola palabra al respecto.

—¡Oh! —grité con sarcasmo tanto como era capaz—. Bueno, está bien entonces. Creo

que todos estamos bien.

R


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Carter era tan bueno en el sarcasmo como yo.

—Gracias por la confianza, Jamielynn.

—¿Qué has hecho para merecerlo?

—¿Lo de hoy no fue suficiente?

Yo sólo crucé los brazos con fuerza en mi pecho, y él suspiró de nuevo.

—¿Es por todos esos artículos que escribí en Illinois?

Suprimí la ira que empezaba a hervir en mi estómago. —¿Sobre cómo asesiné a Derek

porque él terminó conmigo?

—Sí —dijo Carter—. ¿Te has dado cuenta de cómo escribí acerca de cualquier cosa y

todo a lo que pude llegar no tenía nada que ver con la realidad —que el accidente te

dio habilidades sobrehumanas?

Abrí la boca para discutir, pero era verdad. Ninguno de sus rumores estúpidos estuvo

cerca de la verdad sobre mí. De repente no me gustaba a dónde se dirigía la

conversación.

—Jamielynn, en ese entonces estabas perdida. Ni siquiera sabías lo que estaba

sucediendo, y mucho menos tenías idea de cómo controlarlo o esconderlo. ¿Recuerdas

el día que le diste a tu padre una llave inglesa y estuviste a punto de llevarlo en el

hospital?

No tuve el corazón para responder, y no sólo porque estaba muy sorprendida porque

sabía sobre eso. Carter parecía saber lo mal que estaba porque suavizó su voz. —

Siempre he tenido la prueba que necesitaba.

—P-Pero... —balbuceé, deslizando un par de lágrimas sin escrúpulos—. ¿Por qué?

No tenía que ser más específica con mi pregunta. Él sabía lo que quería decir. —

Visticorp me pagó para espiarte después de tu accidente. Pero cuando me enteré de

todo lo que podías hacer. Bueno, no soy tonto. Sabía lo mucho que ese tipo de poder

busca esa gente, y sabía lo que podrían tratar de hacerte a fin de poner sus manos sobre

él.

—Hice una investigación de Visticorp antes de entregar mi testimonio, y resultó que

mi presentimiento era cierto. Tuve la oportunidad de introducirme en algunos de sus

archivos. Encontré sobre una niña que hace unos quince años se encontró en un

accidente y terminó con habilidades especiales, de la misma manera que tú lo hiciste.

No podía dejar de jadear. No lo podía creer.


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—¿Hay alguien como yo?

—Hubo —Carter corrigió solemnemente—. Visticorp practicó todo tipo de pruebas en

ella y experimentos. Ellos estaban tratando de encontrar una manera de duplicar lo que

le pasó. Hubo una explosión en uno de sus laboratorios secretos, y cuatro personas

murieron, entre ellos la niña.

Di un grito ahogado de nuevo, y más lágrimas brotaban de mis ojos. Por un breve

momento casi pregunté que si Visticorp estaba realmente viniendo por mí. No me

atreví a intentarlo.

—A pesar de lo que piensas, Jamie, no soy un monstruo. No podría entregarte a ellos,

cuando sabía lo que iban a tratarte de hacer, así que inventé historia tras historia acerca

de ti con muchas alocadas especulaciones, historias tan lejos de la verdad como me fue

posible. Lo siento por las molestias que te causé, pero era la única manera que podía

pensar para mantenerte a salvo.

—Cuando detuviste el accidente de la marquesina hace un par de meses, y Edwards se

acercó a mí una vez más, me entró el pánico. Pensé que por fin Visticorp sabía la

verdad. Realmente aparecer era la única manera de salvarte. Pero después de lo que

pasó hoy, ¿con Ryan? Si el mundo se entera de esto, siempre habrá algún psicópata

que vendrá por ti. Eventualmente, alguien va a morir, si es alguien a quien amas o

incluso tú. Y no te ofendas, Jamielynn, pero no creo que me guste la idea de que

alguien con poca suerte este contigo con tu mal genio.

No quería sonreír. Traté. Pero no pude, y ambos nos reímos entre dientes mientras se

secaban nuestros ojos.

—A mi modo de ver —dijo Carter—, tengo que mantener el secreto, porque si no hay

una tregua contigo, alguien que va a morir algún día, probablemente voy a ser yo.

Me encogí de hombros. Él tenía razón en eso. Pero le sonreí y le tendí la mano.

—Está bien. Tregua.

—Tregua —coincidió Carter, y estrechó mi mano—. Entonces, ¿qué tal una

declaración de mi artículo?

—Por supuesto. ―Sin comentarios‖.

Carter se echó a reír y sacudió la cabeza mientras se dirigía hacia la puerta.

—Mira a tu alrededor, Jamielynn —dijo por encima del hombro.

—Espero que no.


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Todavía estaba viéndole ir cuando mis padres vinieron detrás de mí.

—¿Qué fue todo eso, cariño?

—Sólo haciendo una tregua, eso es todo.

—Bueno, gracias a Dios por eso.

Me di la vuelta para hacer frente a mis padres. No pude evitar lanzar mis brazos

alrededor de los dos, y me puse a llorar de nuevo. Es sólo que no me podía imaginar

tener que pasar por todo esto sin ellos. No mencionaron, ni siquiera se enojaron por

toda la destrucción de la propiedad —de nuevo— en la escuela.

Por supuesto, no sabían nada de Mike.

Sin embargo, una chica tiene que tener algún secreto, ¿verdad?

Nos abrazamos sin decir una palabra durante un minuto. Quiero decir, realmente,

¿qué se puede decir? Pero con el tiempo pensé en algo para romper el silencio.

—Los amo, chicos.

Esto hizo que mis padres me abrazaran otra vez, y por supuesto mi mamá empezó a

lloriquear.

—Nosotros también te amamos, cariño —sollozó—, y estamos muy orgullosos de ti.

—Sí, lo estamos —mi papá estuvo de acuerdo—. Y algún día, después de que todo

vuelva a la normalidad, vamos a tener que ir a hacer algunas prácticas de tiro. Quiero

ver cómo todo eso del rayo funciona.

Todos nos reímos mucho, me sequé las lágrimas, y luego mi mamá dijo las palabras

que había estado muriendo por escuchar toda la noche.

—Nos dijeron que está todo terminado aquí. ¿Quieres ir al hospital a ver a Ryan?

No esperé a subirme en el coche con ellos. Me desaparecí el momento en que salimos

por la puerta principal.

Era la una de la mañana, por lo que las horas de visita había terminado, pero a

escondidas pasé, el personal del hospital fue fácil gracias a una pequeña cosa llamada

Súper-Velocidad. Por desgracia, no había pensado en que alguien estuviera dentro de

la habitación de Ryan. Cuando abrí la puerta el padrastro de Ryan estaba en una silla

en la esquina, y su madre estaba sentada a su lado, con sus manos entrelazadas,

corriendo con su mano libre el cabello e incluso tarareando en voz baja con él. La vista

explica lo que sienten por Ryan.


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Sonreí por lo adorables como se veían y luego traté de retirarme de la sala con el

mayor silencio posible, pero la puerta chirrió y la madre de Ryan miró hacia arriba. —

Lo siento —susurré, todavía con la intención de salir de la habitación—. Yo no quería

interrumpir. Sé que no es el horario de visitas.

Cuando la señora Rosenthal me vio, un mar de lágrimas comenzaron a llegar por su

cara, y prácticamente se cayó al suelo.

—¡Oh, Jamie! —gritó. Le tomó un minuto para que sus sollozos estuvieran bajo el

control suficiente como para hablar de nuevo—. ¡No puedo darte las suficientes gracias

por salvar la vida de mi hijo! Si no lo hubieras encontrado cuando lo hiciste...

Su voz se apagó de nuevo cuando una nueva ronda de sollozos vino, y era imposible

para mí no ser atrapada en la avalancha emocional. Recibí su abrazo, casi tan

agradecida de que Ryan estaba a salvo como ella lo estaba, pero al mismo tiempo

sintiéndome totalmente responsable por toda la situación.

—Lo siento —dije, pero no pude decir algo más.

Cuando finalmente nos separamos, y tratamos de limpiar nuestras lágrimas, que notó

el padrastro de Ryan, ya que había venido a nosotras, y Ryan me estaba mirando con

los ojos brillantes y dándome la mayor Ryan-Sonrisa que he visto nunca. Tendió su

mano hacia mí, y cuando sentí su apretar firme alrededor de mis dedos, mucho alivio

se apoderó de mí por lo que mis lágrimas comenzaron de nuevo.

Los padres de Ryan no tan sutilmente decidieron que necesitaban un poco de aire.

Dejándonos a Ryan y a mi solos, las cosas empezaron con un torpe silencio. Lo sentía

mucho, pero no tenía idea de por dónde empezar. Las únicas palabras que quería

formar en mi boca fueron: ―¡Lo siento! ¡Ryan, lo siento mucho!‖

Ryan esperó pacientemente, condescendiente con una sonrisa, mientras me disculpé

una y otra vez. Él debe haber sabido que esto iba a suceder. Tiene que haber sabido

que me siento culpable por todo. Pero estaba sorprendida que me dejara sacar todo de

mi sistema. Ni siquiera protestó y dijo que era ridículo.

No es que él creía que fuera mi culpa, me conoce lo suficientemente bien como para

saber que no sería una diferencia. En su lugar, esperó a que yo hubiera llorado casi

todo lo que podía llorar y no tenía nada más perdóname. Luego sonrió y dijo:

—¿Ahora es mi turno de decir que lo siento?

Eso me confundió.

—¿Qué tienes que sentir?


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Ryan sonrió. Y no con un completo aire de disculpa.

—Lo siento por hacer que te enamoraras de mí.

Bueno, naturalmente, esto vino tan repentinamente que fue completamente anulado el

pensamiento de que estaba a punto de protestar. Me senté allí con la boca abierta como

una idiota. Ryan se rió entre dientes cada vez que intentaba hablar y no podía parecer

encontrar las palabras. Con el tiempo me di por vencida y le di una mirada cortante.

—De acuerdo con el Sr. E., todo esto fue mi culpa —explicó Ryan. Con un poco de

diversión, demasiada si me preguntas—. Por hacer que te enamoraras de mí y

arruinara todo.

—¿Por qué eso arruinaría todo?

Ryan se quedó callado por un momento, y no lo podía creer cuando su sonrisa cambió

en esa sonrisa arrogante.

—¡Acabas de decir que me amas! —dijo con emoción.

Una vez más, lo miré boquiabierta, temporalmente sin habla. Por supuesto que lo

negué. Tenía que hacerlo; era mi natural reacción a su ego. —¡No lo hice!

—Si lo hiciste —Sonrió—. Dijiste: ―¿Por qué eso arruinaría todo?‖ Lo que significa

que lo estás aceptando. Lo has dicho. No puedes retractarte. Tú me amas.

Aprender a controlar mis poderes era un juego de niños comparado a mantener una

cara seria en ese momento, pero no podía ceder a su presunción. Él estaba tan seguro

de sí mismo.

—No.

—Sí.

—No.

—Sí lo haces.

Rodé mis ojos.

—Lo que sea. Incluso si fuera, que no es así, ¿cómo es todo esto tu culpa?

—Bueno, al parecer, cuando el Sr. E. accedió a dejarnos emparejarnos en esa tarea, se

suponía que nos odiaríamos entre sí y terminaríamos como tú y Mike. Se suponía que

debía hacerte sentir aún más miserable para que él pudiera recogerte en pedazos y ser


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tu héroe. Pero luego te hice enamorarte de mí, y de repente yo era tu héroe y no

necesitabas ser rescatada.

No pude ocultar mi escepticismo.

—El hombre que te tiró cloroformo. Podría haber estado hablando sobre los elefantes

de color rosa por todo lo que sabes.

—Honor de Scout. —Ryan levantó tres dedos, con una expresión grave—. Él se

disculpó por

secuestrarme en ese momento. Dijo que nunca lo habría hecho, pero después de que

yo te hice muy feliz, fui lo más probable. Así que, realmente es mi culpa. Es mi culpa

por ser tan irresistible.

Sí, lo decía en serio.

—Así que, de todos modos... —dije, obviamente, cambiando el tema sólo para

molestarlo—. Tengo algunas buenas noticias.

—¿Mejor que la noticia de que estás enamorada de mí?

—¿Tienes una dosis de morfina o algo así?

—La negación es muy poco saludable para una persona, Jamie.

—¿Quieres saber mi buena noticia o no?

Ryan levantó una de sus cejas en un arco perfecto.

—No te voy a mostrar mis ojos, Ryan.

—¡Oh, vamos, totalmente me lo merezco! Casi me muero por ti hoy.

—No, a punto de morir por mí culpa hoy.

—¡Sí! ¡Lo que significa que me lo debes!

—¡Ja! ¡Acabas de admitir que todo fue mi culpa!

Ryan tomó una respiración profunda.

—¿Vas a decirme tu buena noticia o qué?

—Espera un segundo —dije, y luego desaparecí y volví antes de que pudiera

responder.

Ryan miró mis manos detrás de mi espalda.


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—¿Otro viaje a Monterrey?

Revelé la bombilla que tenía en mi mano.

—Adelante. —Le ofrecí mi mano libre—. Haz lo peor.

Ryan me miró por un momento y la comprensión avanzando lentamente en su rostro.

Él trató de ocultar su entusiasmo y me miró con escepticismo antes de tomar mi mano

en la suya. Él entrelazó sus dedos con los míos y luego me llevó tan cerca de su cama

como pudo. Con una mirada muy sospechosa para mí, comenzó a tocar con su mano

mi brazo, dejando la piel de gallina como siempre que me tocaba la piel.

Déjame decirte, me sentí tan bien que me estremecí, y no tenía absolutamente nada

que ver con la electricidad que podría o no podría haber estado saltando dentro de mi

cuerpo. Ryan me vio temblar y miró a la bombilla en mi puño. Todavía estaba

completamente oscura.

—Vas a tener que hacer algo mucho mejor que eso, Miller —bromeé.

Ryan me miró, completamente asombrado de que estaba dándole el visto bueno, y que

era demasiado bueno para ser verdad.

—Tal vez estoy con una dosis muy alta de morfina —susurró—, porque estoy bastante

seguro de que estoy alucinando ahora mismo.

Cuando Ryan no me beso, mi falta de paciencia obtuvo lo mejor de mí. Se me cayó la

bombilla y apreté los labios.

No hubo chispas físicas reales, y esta vez no había energía pulsante, ¿pero el efecto de

imán? ¿El que siempre me tira a Ryan cuando me acerco demasiado? Sí, al parecer,

tenía menos que ver con mi poder y más que ver con mis hormonas porque al igual

que la primera vez que lo besé, comenzó sólo mis labios contra los suyos, y luego

rápidamente se salió de control.

Podía sentir el momento Ryan se dio cuenta de que se trataba de un beso cien por

ciento normal, porque sus dudas desaparecieron y él me devolvió el beso de una

manera que nunca había estado antes. Una forma que ni siquiera en mis sueños había

sido capaz de hacer. Sentí ese beso todo el camino hasta la punta de los dedos de los

pies y algo más.

Entonces la cosa siguiente que sabía, es que me había subido a la cama y envolví mis

brazos alrededor de su cuello. Probablemente estaba separando todo tipo de cables,

pero simplemente no pude evitarlo. Cuando finalmente logré tirar mi cara lejos de él,

Ryan miró a la manera en que estaba entre sus piernas y se echó a reír.


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—Déjà vu.

Nos reímos por un momento, y me sentí abrumada por la cantidad de felicidad que

sentía. Yo había planeado hacerlo que sufriera algunos días, al menos, pero en el calor

del momento, las palabras sólo se escaparon de mi boca. —Te amo.

Ryan sonrió como un tonto por un momento pero se recuperó rápidamente y puso una

perfecta sonrisa de Ryan en su rostro.

—Te lo dije.

Fin


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Sobre la autora…

Kelly Oram escribió su primera novela a los quince años —un fan fiction sobre su

grupo musical favorito, los Backstreet Boys, por lo que familiares y amigos aún se

burlan de ella. Ella está obsesionada con la lectura, habla demasiado, y le encanta

comer merengue a cucharadas. Ella vive en las afueras de Phoenix, Arizona con su

marido y sus cuatro hijos. Being Jamie Baker es su primera novela.


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Traducido, corregido y diseñado

en el foro:

The Dark side

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¡Te esperamos!

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being jamie baker kelly oram

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siento en

centrarme en

beso en realidad

que si

y una ensalada

chica ms caliente en

en su lugar