blanchot maurice, la novela l etranger
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8/7/2019 Blanchot Maurice, La Novela L Etranger
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Blanchot, Maurice
La novela "L'etranger" en: Falsos Pasos, Pre-textos, Valencia, 1977
XI. LA NOVELA "L'ETRANGER"
Le Temps qu ' il fait de A rm an d R ob in y L 'Etranger de AlbertCamus, primeras novelas de dos jóvenes escritores, son un testimonioperfecto de la diversidad y amplitud de valores que puede abarcar elgénero novelístico. El libro de Arrnand Robin está- relacionado con la
poesía no sólo por la presencia de un c a nt o p o ét ic o , sino por unatransformación del lenguaje que i n te n ta , p o r medio de uniones ritmicas, figuras y una nueva unión de las palabras, una visión inexpresabledel mundo. La novela de Albe rt Camus es tá d om i na da p o r la prosa,que no admite imágenes, melodía o invenciones nacidas de las palabras; rechaza toda belleza externa, admitiendo como única metáforala hi stor ia misma, que ofrece a una idea invisible la oportunidad deuna expresión exacta y corunovedora.
Considerando L 'Etranger desde fuera, p arece una obra de la
que se ha apartado toda explicación psico lógica , penetrando en elalma de los personajes sin conocer la naturaleza de sus sentimientoso de sus pens amien to s. Es una obra que borra la noc ión de sujeto;todo lo descrito es comprensible inmediatamente de modo objetivo:
giramos en tomo a los acontecimientos, al h ér o e, c om o si sólo pudiéramos verlos desde fuera, como si para conocerlos realmente fueranecesario el mirarlos en tanto que espectadores , e incluso imaginarque no hay otro medio de llegar a ellos que este conocimiento extran-jero. Ni un anális is ni un comentario sobre los dramas que se van constituyendo y las pasiones que provocan. Intentemos, pues, considerar elmundo desde el exterior, penetrar en los hombres sin otra referenciaque sus gestos y su existencia; describamos lo que hacen como si ellotuviese más valor significativo y poder de sugestión que cualquier evo-
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236DIGRESIONES SOBRE LA NOVELA LA NOVELA "L'ETRANGER"
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cación sentimental por rica que ésta fuese. Y finalrnente , intentemos
instalar la tragedia con la necesaria ambigüedad p ~ f a que lo q ~ ocurra
en el interior puerca responder a lo que se manifiesta exteriormente,
sin que se pueda nunca estar seguro d la correspondencia entre anver-
so y rever so. Todo relato novelesco tiende, por SI rrusrno , a esta con-
cepción cuyas leyes implican u n visi.ón p a r t ~ c u l a r del mundo ..Albert Camus lleva aún mas lejos el s is tema que ha e legIdo . No
sólo su obra descr ibe a un hombre tal que se le podría conocer , aun-que no se pudiera saber lo que piensa y ,siente m que por.sus actos,
en consecuencia, tal y como otro podria ver lo , sJ?o que incluso es
el héroe mismo el que se describe, se cuenta, mostrandonos sus gestos,
su conducta, su forma de hacer, y no su manera de , ser. El. r e l a ~ o en
primera persona suele servir para confidencias, monologas íntenores,
interminables descr ipciones ínt imas ; Alber t Camus lo e rr :p lea par.a
apartar cualquier anális is de los estados de ánimo,. cualquier p O S I ~ I -lídad de ensoñación y, tcdavia más, para crear una infranqueable dIS-
rancia entre la rea lidad humana y las f orma s que revelan los aconte-
cimientos o los hechos. El hombre que cuenta, diciendo Yo, una m.sto-
ría esencialmente dramática, la más dramática que pueda concebirse ,
el que presenta esta his tori a sin revelar nada de sus verdaderas t:ans-fonnaciones o, en todo caso, revelando s e n t i m ~ : n t o s que por su ,mlsm,a
senci llez aún le alejan más de nosotros, h a ~ l e ! , ~ o n o ~ l o todavía mas
a jeno que si no dijese nada, tiende a una objetividad insuperable E,s,
en relación a sí mismo, como otro que le observara y h a ~ l a s e d el.
Sus actos le absorben por completo. Es totalmen te exterIor. a. ~ suúnica vida interior son los impulsos más externos de la sensibilidad,
Es mucho más él mismo cuando piensa menos, cuando siente menos,
cuando tiene menos intimidad consigo mismo.
El arte de Albert Camus reside en haber logrado unir esta forma
con un modo esenci al del ser humano, y haber obtenido de ambos
un relato que ofrece una imagen de la fatalidad. El empleadillo que
intenta entrar en contacto con nosotros acaba de perder a su madre,
que vivia en un asilo y a la que apenas visitaba; la anciana e s t a b ~acostumbrada a la soledad; vivía con gen te s de su edad, ¿po r q ~ razón su hijo hubiese tenido que l levarla a vivir con él? El v e l a t o ~ otranscurre en las condiciones de incomodidad y malestar propias
de ese tipo de actos. El joven desea que termine pronto: no sabe
qué hacer entre tanto extraño, fuma, bebe una t az a de :afe, da unas
cabezadas. No piensa mucho en su madre, aunque a.declr verdad, no
piensa. Los pequeños detalles del momento son s ~ f i . c l e n t e s para absor-
berle. Tras el entierro, su vida vuelve a ser la rrusrna; vuelve a la ofi-
cina, va a ver un mm cómico, se baña en la p is cin a, pasa la noche
con una nueva amante; inicia una amist ad con un vec ino de escal era.
Todo est?, visto desde fuera, presenta un a sucesión perfectamente
natural, inheren te a una c ad en a insignificante de hechos. Y esta
serie, p ~ la acción de otro acontecimiento fortuito, adquirirá laapariencia de un encadenamiento f at al e irremediable.
Un domingo, invitado por un vecino a una playa cercana a Argel,
se ve mezcl.ado en una pelea; hay un intercambio de golpes, su amigo
resulta~ e n d o
en un brazo. El incidente parece sin importancia. Elernpleadillo vuelve a la p laya, se pasea, indiferente y tranquilo, domi-
nado po r el sol. De repente descubre, tumbado en una roca, al á rabe
·.que ha provocado la pelea, sostiene en la mano un cuchillo; él también
He.va un arma, el revolver que le ha quitado a su amigo para evitar un
crimen. El sol, en toda la e scena, es abrasador; el aire es de fuego; el
sudor le resbala por las mejillas, le' empaña la vista haciéndole insopor-
table el r:splandor del cuchi llo expuesto a la luz. Dispara una vez,
cua.tro mas ~ o b r e el cuerpo ya inerte. "Con cuatro golpes breves
-?Ice- I la:ne . a la puerta de la desgracia." Aparece así un acontecí-
n 1 l e ~ t o se:lO, grave, que, n.acido de nada, cambiará probablemente su
destino. Sin e m ~ a . r g o , a primera vista, este incidente parece más desa-
g:adable que trágico; se ha c ~ n : e . t i d o un asesinato, pero todo parecedisculparlo: el d e s a r r o ~ o ~ e JUICIO debería ser trivial , insignificante,
c?m.o el res,to de la historia. Pero, en r ela ci ón a él, todos los hechos
nImIOS de. dias ~ r ~ ~ e d e n t e s c.obran una extraordinaria significación. Laaparente insensibilidad del Joven , su indiferencia ante el cadáver de
su m a ~ r e , su inconsciente c.onducta se convierten, a los ojos del juez
(de quien ha rechazado el sistema habitual de resolución) en pruebas
de. una profunda culpabilidad, expresión de una inclinación hacia el
crimen que exige el máximo castigo. El abogado le defiende torpe-
m ~ n t e . El .fiscaJ da del asunto una versión tan minuciosa, tan verosí-
mil, que ru el acusado puede sustraerse a su influjo. Es condenado amuerte.
¿Quién es este empleadil lo ,. de tan trivial comportamiento, brus-
c a m ~ n t e arrastrado por la fatalidad de sus insignificantes actos a un
destino ta n espantoso? En cierto modo, es la imagen misma de la reali-
dad h u m ~ n a despojada d c ~ , a l q u i e r convención psicológica, abordadapor medio de una descripción puramente externa, privada de todas
las falsas explicaciones subje tivas. Es la ausencia profunda, el abismo
en el que tal .vez no hay nada, o tal vez está todo; abismo que conlleva
t odo e spec ta cu lo humano. Dur an te el velatorio y el entierro de su
n:adre no l lora, apenas habla, no manifiesta ningún sentimiento. 'Sig-
nifica esto que es un mal hijo, un cínico s in vergüenza ni sensibilidad?
No, su modo profundo de sensibilidad es el no senti r; s iente con
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aquello que está por encima de -cualquier forma expresable de sensi
bilidad, lo que rechaza las formas impuras, engañosas, adaptadas aluso de la sociedad y de la vida práctica. En el momento en que va a
disparar sobre el árabe no hay en él ni sombra de una idea, ni un pro
yecto, está en su pl eno vacío, no e st á en modo alguno ligado al pasado
de este asunto o a su posible futuro: se halla por entero en la. resta
l lante luz que le abras a, que le hace encontrar molesto el resplandor
de una hoja al sol, que le hace disparar. "¿Por qué ha matado a ese
árabe?", le pregunta el tribunal; y responde "rápidamente, mezclando un poco las palabras, dándose cuenta de su ridículo", que er por
culpa del sol. Aquí apa rece también el porqué la sociedad condena; lo
hace, no a causa de su asesínato, que podría disculparse, ni por su
pretendida insensibilidad, fácil de ocul tar con interpretaciones favo
rables, sino por la ausencia fundamental que revela por su presencia
total hasta en sus gestos más sencillos, más elementales, por esta
ausencia de pensamiento y de vida subje tiva que hace de él un extra
ño. La soci edad no tolera el que se revel e, con tanta ingenuidad, con
una especie de inconscienci a que la consterna, que lo verdadero, elmodo constante de pensar del hombre es un "N o pienso", "N o
t engo nada en que pensar", "No tengo nada que decir". No soporta elque se ahogue de este modo la fuente de los e levados sentimientos en
los que se autocomplace: la nobleza, el pudor, el amor filial; y mucho
menos el que se pueda vivir con una total indiferencia hacia el pasado
y el futuro, sin un plan preconcebido, sin hacer el menor caso al orden
que ella encama. Ser juguete del azar es un crimen en la vida en socie
dad. En ella, el azar deviene destino.
Albert Camus no se ha contentado con dar a su historia esta
sombra invisible que la mirada adivina, también desea expresar su
sen tido de una forma más clara y directa. En la últ ima parte de su
l ibro, cuando el condenado intenta en vano e scapa r a lo irremediable,
le hace descubrir la profunda verdad de esta fatalidad, al oponerle conun sacerdote que, inútilmente, intenta llevarle su consuelo. Efectiva
mente, no hay ningún punto en común entre un sistema religioso basa
do esencialmente en la salvación , la vida en el más allá, el ideal fuera
del tiempo, y la conducta de este hombre, enteramente expresada en
cada instante, ajena a toda finalidad, que rechaza el proyecto incluso
en la acción misma . El condenado, después de haber creído que se
hundía, bajo el peso de su t rágico cas tigo , toda la razón de su vida, que
era vivir, se da cuenta de la razón de su condena, no mu y distinta de
la de los otros. Cada uno se condena por que la vida que c ree escoger ,
el destino que se intenta abarcar, no son nada ante los ojos del único
destinoque escoge a
cadapersona. Pero
esta personaes, por
otra
parte, privilegiada, lo cual expresa la justificación final que la pone
de acue. rdo.con sus actos, recompensándola por no haber eludido
nada, m dejado nada par a más tarde, devolviéndole su parentesco
con el mundo incognoscible.
Esta conclusión, de imperioso sentido , que descubre las verdaderas perspectivas del libro, sólo tiene un defecto: el de aparecer
e ~ . él. Se ~ b s e r v a un cambio de tono bastante molesto en tre la obje
t 1 Y 1 ~ a d . casi a?s?lu ta del relato, que constituye- su verdad profunda, yl ~ últimas paginas, ~ las que el extranjero expresa lo que piensa ySIente respecto a la ,;da ya la muerte. Cuanto más se cierne el destino
sobre el, mas debena aumentar su sobriedad su mutismo su "No
pienso, no digo nada". La fatalidad que le a b ~ m a por que ~ puede
e x p ~ i c a ~ e no . seria capaz, a m ~ d i d a que le va aplastando, separarlo desu s ~ e n c l O . VIenen. a la memona las admirables escenas de algunos libros
de Faulkner, por ejemplo, de Santuario, en el que la justicia es también
Í 1 ~ s t : u m e n to de una espantosa fatalidad. ¡Qué ausencia!, y, tanto en las
V I ~ t l I 1 1 a S con:o en los actor,es del drama, ¡qué laconismo! Las quejas, losgntos de Od,IO, la l o ~ u r a , solo se expresan mediante el hecho de que no
loh a c e n ~
s?lo un hgero temblor de los cuerpos, un incomprensiblee n t o r p e c ~ e n : o de la consciencia. La desgracia hace enmudecer a esavoz e x p l ~ ~ a t o n a que pone las cosas en su punto, deduciendo de ellauna lección accesible al habla. Si se deseara aclarar el malestar que
entorpece la segunda par te de L 'Etranger, se comprobará que el
e n g r ~ a j e , el p r o c e d i m i e ? t ~ , la puesta en escena del proceso, son, en
ocasiones, t o t a l m ~ n t e f a c t ~ c o s ; la fatal idad parece creada completa
me,nte por la SOCIedad, y esta, mezcla de hipocresía y temor, ideales
y o r d ~ n e s , s.ometa a un juicio arbitrario a un cierto t ipo de hombre
cuya ingenuidad desconoce su orden. En rea lidad, el héroe de Albert
C a ~ u s no significa únicamente esa oposición, demasiaclo fácil, entre
rea.1ldad humana y realidad socia l. Su extrañamiento no es el carac
t e n s t i c ~ de un individuo que se s iente a jeno a las convenciones y a lasleyes; sino que represen ta el sentido que adquiere la existencia cuando
se la obser va desde la exterioridad de los modos de pensar y sentir que
el empleo de las pal ab ras hace explícito. Es esa originalidad esencialque .se afirma enteramente en el presente y, cambiando todo azar en
destino, choca con el mundo, las cosas y la sociedad como contra unno se sabe qué imposible, pero natural e inexorable.
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