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Boletín El Boletín N°5 - Abril de 2015 Feliz día de la Madre Mes de Maria Auxiliadora Mayo GaleArÍA fotogrÁfica mensaje del rector mayor

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BoletínEl

Boletín N°5 - Abril de 2015

Feliz día de la Madre

Mes de MariaAuxiliadoraMayo

GaleArÍA fotogrÁficamensaje del rector mayor

Boletín Mensaje del Rector Mayor

DON ÁNGEL FERNÁNDEZ ARTIME

DIOS NOS DIO UNA VERDADERA MAMÁ

María es nuestra Madre porque al cuidar de nosotros nos enseña desde lo profundo denuestra alma a cuidar de nosotros mismos y de los unos a los otros, a cuidar la vida, la creación, el crecimiento de nuestros hermanos y hermanas, de la vida de aquellos que

están en mayor riesgo de perderla y perderse

El sueño que Don Bosco tuvo en Barcelona la noche del 9 al 10 de abril de 1886 y que luego narró con la voz rota por los sollozos es de verdad inolvidable. Lo es para la inmensa cantidad de jóvenes que, corriendo a su alrededor, le decían: «Te esperábamos, te hemos esperado por tanto tiempo, pero finalmente estás aquí: ¡Estás entre nosotros!» Lo es sobretodo para la figura de la Pastora que dice a Don Bosco: «¿Te acuerdas del sueño que tuviste a los nueve años?». María, la Madre de Jesús, es una presencia fuerte y significativa, al punto de ser ella tantas veces la Buena Pastora que lleva a sus hijos a Jesús.

Nosotros, como miembros de la Familia de Don Bosco, no podemos pensarnos sin ella, porque “ella lo ha hecho todo” ¡y sigue haciéndolo! Aquí me surge la pregunta: ¿Quién es María para ustedes? ¿Quién es para ti? ¿Quién es para mí?

Mis muy queridos, les invito a contemplar a María con los ojos de la inteligencia y del corazón y a contemplarla como Mujer, Mamá, Maestra y Auxilio.

Ella es primero que nada Mujer. En el cuarto evangelio Jesús mismo la llama así dos veces, en dos ocasiones “centrales”: durante el primer signo que Él realiza, en las bodas de Caná, (cfr. Jn 2,1-12) signo gracias al cual «...sus discípulos creyeron en Él», y en el momento de la cruz, cuando María y el discípulo amado por Jesús estaban allí (cfr. Jn 19, 25-27). «Qué quieres de mí, Mujer?» y «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» “Mujer”: un bello título dado a

la nueva Eva, madre del nuevo Adán. En ella la humanidad entera despierta y renace por la acción del Hijo. También san Pablo para hablar de la humanidad del Hijo único de Dios lo define como «nacido de mujer» (Ga 4,4).

No podemos asomarnos al misterio de la Encarnación sin contemplarle como mujer. Y contemplarla como mujer significa emprender cada vez más el camino de humanización que señala la vocación salesiana de todos los miembros de nuestra Familia. Vivimos y trabajamos por una humanidad verdadera, fraterna, solidaria y en paz. Y ella es la primera que nos acompaña al realizar esto.

María es para nosotros Madre también, más bien, diría ¡Mamá! Dios eligió para su Hijo una mamá verdadera. Seguramente Jesús mientras crecía junto a María y a José, supo reconocer dentro de sí el amor cálido y acogedor que había experimentado desde toda la eternidad junto a su Padre, el Padre de todos.

María ha sido una como tantas de nuestras mamás. «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» (Lc 2,48). Este pasaje de Lucas nos muestra todo el corazón de una mamá. ¡Cuántas veces las mamás sienten angustia por sus hijos!

¿Y qué cosa vieron los pastores que fueron hasta Belén? No hallaron acaso, una mamá y un papá cuidando de su pequeño hijo? (cfr. Lc 2, 16) He

aquí la razón por la que es mamá: ¡Porque nos cuida!

Entonces resplandece aún más el regalo de Jesús a su amigo: «He ahí a tu madre!» (Jn 19,27). Ella es nuestra Madre porque al cuidar de nosotros nos enseña desde lo profundo de nuestra alma a cuidar de nosotros mismos y de los unos a los otros, a cuidar de la vida, de la creación, del crecimiento de nuestros hermanos y hermanas, de la vida de aquellos que están en mayor riesgo de perderla y perderse...

Mis muy queridos, como Familia Salesiana, como amigos de Don Bosco, cuidemos la vida, cuidemos los unos a los otros.

Tampoco podemos olvidar lo que hizo nuestro amado Don Bosco cuando perdió a mamá Margarita: fue al santuario de la Consolata y con el corazón en la mano renovó su filiación y confianza en aquella mamá que ha seguido siempre a su lado, de él y de sus muchachos. También hoy nosotros queremos decir a María: ¡Se nuestra mamá! Y ¡enséñanos a cuidar la vida!

María es también Maestra. La maestra que nos dice una y otra vez: «Hagan lo que él [Jesús] les diga.» (Jn 2,5); la maestra supo primero custodiar todas las cosas de Jesús en su corazón (cfr. Lc 2,51) y nos enseña a hacer lo mismo. Un cristiano es aquel que sabe custodiar las cosas de Jesús en el corazón y recurre siempre a ese tesoro.

Ella, la mujer madre, fue indicada por Jesús a Don Bosco como aquella que habría de hacerle ver como cumplir la misión asignada, “la maestra bajo cuya disciplina puedes volverte sabio, y sin la cual toda sabiduría se vuelve necedad” (Memorias del Oratorio).

Y la “disciplina” es propia de los “discípulos”. Nosotros somos buenos discípulos de María, como lo fueron Don Bosco, Madre Mazzarello y las primeras y primeros de nuestra Familia Salesiana.

Finalmente, María es Auxilio. La primera acción de la mujer una vez madre, después de la anunciación del Ángel fue ponerse al servicio de

Isabel (cfr. Lc 1, 39ss.) Dice el Evangelio que «partió y fue sin demora» ¡Que bella expresión del servicio eclesial y particularmente del salesiano: sin demora o rápido buscamos ponernos al servicio para cuidar la vida que crece y que tantas veces se ve amenazada; rápido para responder al grito de los jóvenes, sobretodo de aquellos que están en mayor peligro; rápido pero sin prisa, es decir dedicando el tiempo suficiente y oportuno, como Ella que «permaneció con [Isabel] unos tres meses y [luego] regresó a su casa».

María es aquella que se da cuenta de que faltaba el vino en Caná... que pone en acción a Jesús y de esta manera se vuelve ayuda para que no faltara la alegría en la fiesta de la vida.

Por tanto, mis queridos hermanos y hermanas, les digo una vez más: ¡no tengan miedo a nada! Porque María es nuestro Auxilio, Ella es nuestra Madre y Maestra que nos enseña a ser verdaderos discípulos misioneros de Jesús y a cuidar nuestra vida para volverla más humana, según la medida de Cristo, el Verbo eterno nacido de Mujer.

El sueño que Don Bosco tuvo en Barcelona la noche del 9 al 10 de abril de 1886 y que luego narró con la voz rota por los sollozos es de verdad inolvidable. Lo es para la inmensa cantidad de jóvenes que, corriendo a su alrededor, le decían: «Te esperábamos, te hemos esperado por tanto tiempo, pero finalmente estás aquí: ¡Estás entre nosotros!» Lo es sobretodo para la figura de la Pastora que dice a Don Bosco: «¿Te acuerdas del sueño que tuviste a los nueve años?». María, la Madre de Jesús, es una presencia fuerte y significativa, al punto de ser ella tantas veces la Buena Pastora que lleva a sus hijos a Jesús.

Nosotros, como miembros de la Familia de Don Bosco, no podemos pensarnos sin ella, porque “ella lo ha hecho todo” ¡y sigue haciéndolo! Aquí me surge la pregunta: ¿Quién es María para ustedes? ¿Quién es para ti? ¿Quién es para mí?

Mis muy queridos, les invito a contemplar a María con los ojos de la inteligencia y del corazón y a contemplarla como Mujer, Mamá, Maestra y Auxilio.

Ella es primero que nada Mujer. En el cuarto evangelio Jesús mismo la llama así dos veces, en dos ocasiones “centrales”: durante el primer signo que Él realiza, en las bodas de Caná, (cfr. Jn 2,1-12) signo gracias al cual «...sus discípulos creyeron en Él», y en el momento de la cruz, cuando María y el discípulo amado por Jesús estaban allí (cfr. Jn 19, 25-27). «Qué quieres de mí, Mujer?» y «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» “Mujer”: un bello título dado a

la nueva Eva, madre del nuevo Adán. En ella la humanidad entera despierta y renace por la acción del Hijo. También san Pablo para hablar de la humanidad del Hijo único de Dios lo define como «nacido de mujer» (Ga 4,4).

No podemos asomarnos al misterio de la Encarnación sin contemplarle como mujer. Y contemplarla como mujer significa emprender cada vez más el camino de humanización que señala la vocación salesiana de todos los miembros de nuestra Familia. Vivimos y trabajamos por una humanidad verdadera, fraterna, solidaria y en paz. Y ella es la primera que nos acompaña al realizar esto.

María es para nosotros Madre también, más bien, diría ¡Mamá! Dios eligió para su Hijo una mamá verdadera. Seguramente Jesús mientras crecía junto a María y a José, supo reconocer dentro de sí el amor cálido y acogedor que había experimentado desde toda la eternidad junto a su Padre, el Padre de todos.

María ha sido una como tantas de nuestras mamás. «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» (Lc 2,48). Este pasaje de Lucas nos muestra todo el corazón de una mamá. ¡Cuántas veces las mamás sienten angustia por sus hijos!

¿Y qué cosa vieron los pastores que fueron hasta Belén? No hallaron acaso, una mamá y un papá cuidando de su pequeño hijo? (cfr. Lc 2, 16) He

aquí la razón por la que es mamá: ¡Porque nos cuida!

Entonces resplandece aún más el regalo de Jesús a su amigo: «He ahí a tu madre!» (Jn 19,27). Ella es nuestra Madre porque al cuidar de nosotros nos enseña desde lo profundo de nuestra alma a cuidar de nosotros mismos y de los unos a los otros, a cuidar de la vida, de la creación, del crecimiento de nuestros hermanos y hermanas, de la vida de aquellos que están en mayor riesgo de perderla y perderse...

Mis muy queridos, como Familia Salesiana, como amigos de Don Bosco, cuidemos la vida, cuidemos los unos a los otros.

Tampoco podemos olvidar lo que hizo nuestro amado Don Bosco cuando perdió a mamá Margarita: fue al santuario de la Consolata y con el corazón en la mano renovó su filiación y confianza en aquella mamá que ha seguido siempre a su lado, de él y de sus muchachos. También hoy nosotros queremos decir a María: ¡Se nuestra mamá! Y ¡enséñanos a cuidar la vida!

María es también Maestra. La maestra que nos dice una y otra vez: «Hagan lo que él [Jesús] les diga.» (Jn 2,5); la maestra supo primero custodiar todas las cosas de Jesús en su corazón (cfr. Lc 2,51) y nos enseña a hacer lo mismo. Un cristiano es aquel que sabe custodiar las cosas de Jesús en el corazón y recurre siempre a ese tesoro.

Ella, la mujer madre, fue indicada por Jesús a Don Bosco como aquella que habría de hacerle ver como cumplir la misión asignada, “la maestra bajo cuya disciplina puedes volverte sabio, y sin la cual toda sabiduría se vuelve necedad” (Memorias del Oratorio).

Y la “disciplina” es propia de los “discípulos”. Nosotros somos buenos discípulos de María, como lo fueron Don Bosco, Madre Mazzarello y las primeras y primeros de nuestra Familia Salesiana.

Finalmente, María es Auxilio. La primera acción de la mujer una vez madre, después de la anunciación del Ángel fue ponerse al servicio de

Isabel (cfr. Lc 1, 39ss.) Dice el Evangelio que «partió y fue sin demora» ¡Que bella expresión del servicio eclesial y particularmente del salesiano: sin demora o rápido buscamos ponernos al servicio para cuidar la vida que crece y que tantas veces se ve amenazada; rápido para responder al grito de los jóvenes, sobretodo de aquellos que están en mayor peligro; rápido pero sin prisa, es decir dedicando el tiempo suficiente y oportuno, como Ella que «permaneció con [Isabel] unos tres meses y [luego] regresó a su casa».

María es aquella que se da cuenta de que faltaba el vino en Caná... que pone en acción a Jesús y de esta manera se vuelve ayuda para que no faltara la alegría en la fiesta de la vida.

Por tanto, mis queridos hermanos y hermanas, les digo una vez más: ¡no tengan miedo a nada! Porque María es nuestro Auxilio, Ella es nuestra Madre y Maestra que nos enseña a ser verdaderos discípulos misioneros de Jesús y a cuidar nuestra vida para volverla más humana, según la medida de Cristo, el Verbo eterno nacido de Mujer.

“Quien confía en María no

se sentirá nunca

defraudado”

Don Bosco

Fechas especialesMAYO

Cumpleaños

Añosde servicio

Día del

Trabajo

Día del

Veterinario

Día de las

Madres

Día de la

Enfermera

Día del

Estadista

Día del

Maestro

Día del

Comerciante

Día de

María uxiliadora

Padre Jairo de Jesús

Toro Escobar

29

1

10

10

12

12

15

23

2416 años

Elkin Darío Londoño

“Confía en María Auxiliadora y verás lo que son los milagros”

Don Bosco

Celebración de los cumpleaños y

Galería

Fotográfica

25 años de la Casa Inspectorial

La historia de

Esta mujer que trabaja en el área de contabilidad de la Casa Provincial, nació en Ocaña y es la menor de seis hermanos, por lo que siempre ha sido la “nena” y la consentida de la casa.

Su infancia y juventud transcurrieron de manera normal. Pero fue en el Colegio, donde todo comenzó a cambiar, pues viendo la materia vocacional desde el grado sexto, sentía que su vida estaba destinada al encuentro con Dios pues comenzó a pensar en que quería ser religiosa. Primero, contempló la posibilidad de vivir enclaustrada en un convento de Ocaña, pero luego, antes de terminar el colegio, empezó a realizar un proceso con las Hijas de San Pablo, con quienes iniciaría formación el 25 de enero, después de terminar el bachillerato. Su madre, quien no estaba de acuerdo con esta decisión, quería enviarla para Medellín a estudiar, con el fin de que desistiera de su idea.

Pero no fue la insistencia de su madre lo que la hizo cambiar de opinión. En el mes de septiembre, antes de terminar el grado undécimo, se encontró con Diego Hernando, un novio que había tenido antes, pero que por su trabajo como futbolista se había ido de Ocaña y éste, al saber se venía para Medellín, le propuso matrimonio en diciembre.

Martha, sabiendo que en su casa no estarían de acuerdo con esta decisión y que estaba muy enamorada, le dio el sí a Hernando, pero le dijo que debían casarse a escondidas y en pocos días organizaron la boda. Para cubrir algunos gastos como la compra de las argollas, tuvieron que romper el marrano de los ahorros de Martha y ajustar con el dinero que la mamá le había dado a Hernando para ir al concierto de Diomedes Díaz.

El matrimonio se realizó el 29 de diciembre, un mes antes de la fecha en la que Martha debía presentarse ante las hermanas Paulinas y como en la casa no se enteraron del acontecimiento, la mandaron a estudiar a Medellín donde vivía con un hermano.

Pero como más rápido cae un mentiroso que un cojo y entre el cielo y la tierra no hay nada oculto, en Ocaña se dieron cuenta de la noticia del matrimonio y, aunque ninguna de las familias estaba de acuerdo, no les quedó más remedio que apoyarlos en los meses siguientes. A Hernando le ayudaron a venir a Medellín donde consiguió trabajo y terminó el bachillerato y a Martha le ayudaron a conseguir un trabajo y a estudiar una técnica en publicidad.

En enero de 1993, después de una entrevista con el Padre Miguel Correa, comenzó a trabajar en la Casa Provincial como Auxiliar Contable y en esta época nació su primera hija, Karina.

Pero poco tiempo después, su esposo que trabajaba como mensajero en una empresa, fue nombrado jefe de despachos en Barranquilla, por lo que debían trasladarse a este lugar.

Afortunadamente para Martha, en Barranquilla había una vacante para trabajar con la comunidad y allí alternó el trabajo de contabilidad entre el Colegio San Roque y el Centro Social.

Con muchas esperanzas y sueños, Martha y Hernando volvieron a Medellín, después de dos años de estar en Barranquilla y para fortuna de Martha, nuevamente existía una vacante para desempeñarse en el área de contabilidad en la

Martha Duran

Casa Provincial.

Compraron un aire para hacer una casa, la construyeron y después de algunos años nació su segunda hija, Ana Isabel. Tiempo después, Martha realizó un reemplazo en el Colegio Pedro Justo Berrío en el área de Tesorería y Gestión Humana y allí se quedó durante siete años. Pero lo que más le gusta a Martha es la contabilidad, por eso regresó en el 2012 a la Casa Provincial para desempeñarse en esta área y comenzó a estudiar Contaduría Pública, carrera de la que espera graduarse finalizando este año.

Actualmente, Martha continúa con su esposo con quien ya casi cumple 25 años de matrimonio y que se desempeña como Técnico de Pinturas. Su hija mayor, Karina, estudia Comunicación Social y se encuentra en Argentina realizando un intercambio académico y Ana Isabel, su hija menor, está en sexto grado, hace parte del club de basketball los Dragones de Bello y está en proceso para comenzar a integrar la selección infantil de este municipio.

Martha agradece a los Salesianos todo este tiempo de apoyo y trabajo, pero sobre todo el hecho de poder fortalecer su espiritualidad. Aunque creció en un hogar donde se formó en valores, no iba a la Eucaristía e incluso la primera comunión la hizo porque buscó un Padre que la confesara y le permitiera comulgar. Los valores inculcados en su hogar y la espiritualidad salesiana se han conjugado para hacerla una mejor persona y esto es lo que más valora de su trabajo aquí, además de rescatar el excelente trato de los Salesianos, el trabajo colaborativo y las enseñanzas que ha recibido de cada uno de ellos y de sus compañeros en todo este tiempo.

Esta mujer que trabaja en el área de contabilidad de la Casa Provincial, nació en Ocaña y es la menor de seis hermanos, por lo que siempre ha sido la “nena” y la consentida de la casa.

Su infancia y juventud transcurrieron de manera normal. Pero fue en el Colegio, donde todo comenzó a cambiar, pues viendo la materia vocacional desde el grado sexto, sentía que su vida estaba destinada al encuentro con Dios pues comenzó a pensar en que quería ser religiosa. Primero, contempló la posibilidad de vivir enclaustrada en un convento de Ocaña, pero luego, antes de terminar el colegio, empezó a realizar un proceso con las Hijas de San Pablo, con quienes iniciaría formación el 25 de enero, después de terminar el bachillerato. Su madre, quien no estaba de acuerdo con esta decisión, quería enviarla para Medellín a estudiar, con el fin de que desistiera de su idea.

Pero no fue la insistencia de su madre lo que la hizo cambiar de opinión. En el mes de septiembre, antes de terminar el grado undécimo, se encontró con Diego Hernando, un novio que había tenido antes, pero que por su trabajo como futbolista se había ido de Ocaña y éste, al saber se venía para Medellín, le propuso matrimonio en diciembre.

Martha, sabiendo que en su casa no estarían de acuerdo con esta decisión y que estaba muy enamorada, le dio el sí a Hernando, pero le dijo que debían casarse a escondidas y en pocos días organizaron la boda. Para cubrir algunos gastos como la compra de las argollas, tuvieron que romper el marrano de los ahorros de Martha y ajustar con el dinero que la mamá le había dado a Hernando para ir al concierto de Diomedes Díaz.

El matrimonio se realizó el 29 de diciembre, un mes antes de la fecha en la que Martha debía presentarse ante las hermanas Paulinas y como en la casa no se enteraron del acontecimiento, la mandaron a estudiar a Medellín donde vivía con un hermano.

Pero como más rápido cae un mentiroso que un cojo y entre el cielo y la tierra no hay nada oculto, en Ocaña se dieron cuenta de la noticia del matrimonio y, aunque ninguna de las familias estaba de acuerdo, no les quedó más remedio que apoyarlos en los meses siguientes. A Hernando le ayudaron a venir a Medellín donde consiguió trabajo y terminó el bachillerato y a Martha le ayudaron a conseguir un trabajo y a estudiar una técnica en publicidad.

En enero de 1993, después de una entrevista con el Padre Miguel Correa, comenzó a trabajar en la Casa Provincial como Auxiliar Contable y en esta época nació su primera hija, Karina.

Pero poco tiempo después, su esposo que trabajaba como mensajero en una empresa, fue nombrado jefe de despachos en Barranquilla, por lo que debían trasladarse a este lugar.

Afortunadamente para Martha, en Barranquilla había una vacante para trabajar con la comunidad y allí alternó el trabajo de contabilidad entre el Colegio San Roque y el Centro Social.

Con muchas esperanzas y sueños, Martha y Hernando volvieron a Medellín, después de dos años de estar en Barranquilla y para fortuna de Martha, nuevamente existía una vacante para desempeñarse en el área de contabilidad en la

Casa Provincial.

Compraron un aire para hacer una casa, la construyeron y después de algunos años nació su segunda hija, Ana Isabel. Tiempo después, Martha realizó un reemplazo en el Colegio Pedro Justo Berrío en el área de Tesorería y Gestión Humana y allí se quedó durante siete años. Pero lo que más le gusta a Martha es la contabilidad, por eso regresó en el 2012 a la Casa Provincial para desempeñarse en esta área y comenzó a estudiar Contaduría Pública, carrera de la que espera graduarse finalizando este año.

Actualmente, Martha continúa con su esposo con quien ya casi cumple 25 años de matrimonio y que se desempeña como Técnico de Pinturas. Su hija mayor, Karina, estudia Comunicación Social y se encuentra en Argentina realizando un intercambio académico y Ana Isabel, su hija menor, está en sexto grado, hace parte del club de basketball los Dragones de Bello y está en proceso para comenzar a integrar la selección infantil de este municipio.

Martha agradece a los Salesianos todo este tiempo de apoyo y trabajo, pero sobre todo el hecho de poder fortalecer su espiritualidad. Aunque creció en un hogar donde se formó en valores, no iba a la Eucaristía e incluso la primera comunión la hizo porque buscó un Padre que la confesara y le permitiera comulgar. Los valores inculcados en su hogar y la espiritualidad salesiana se han conjugado para hacerla una mejor persona y esto es lo que más valora de su trabajo aquí, además de rescatar el excelente trato de los Salesianos, el trabajo colaborativo y las enseñanzas que ha recibido de cada uno de ellos y de sus compañeros en todo este tiempo.

Gracias Mamá, por regalarme la vida, por permitirme conocer este mundo, por darme fuerzas para ser cada día mejor.

Gracias por entregarme tu amor incondicional, por esos abrazos que me reconfortan y me hacen sentir que eres lo mejor que Dios puso en mi vida.

Mamá eres esa luz especial que siempre brilla, cuando los demás me han abandonado en la oscuridad. Eres esa puerta siempre abierta para mí a toda hora.Gracias por tu cariño sin fin.

Jamás encontraremos en la vida ternura y cariño igual al de una madre.

Mi madre reza por mí, incluso cuando yo solo rezo por mí mismo.Mi madre se acuerda de mí cuando ni yo mismo lo hago.Mi madre me daría el mundo entero si estuviera en sus manos.

No hay amor que se pueda comparar.

No dejes para mañana el abrazo que le puedas dar hoy a tu madre, un beso o una frase de agradecimiento, que para ella será el mejor regalo del mundo.

Solo el amor de una madre apoya a su hijo, cuando todo el mundo deja de hacerlo.Solo el amor de una madre confía, cuando ningún otro cree.Solo el amor de una madre perdona, cuando ningún otro entendería.Solo el amor de una madre resiste cualquier tiempo de prueba.No existe otro amor terrenal más grande que el de una madre.