brumaria34
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el psicoanlisis implicado
louis althusseralejandro arozamena
leo Bersanidaro corbeira
Julien Gracq Jean-Yves Jouannais
patrice loraux natacha michel
Franois Regnaultmontserrat Rodrguez Garzo
daniel sibony patrick Vauday
Grard Wajcman
la FenomenoloGa ampliada
miguel abensour sacha carlson
Jacques GarelliJean-luc Godard
philippe lacoue-labarthe Henri maldiney
simn marchn Fiz Quentin meillassoux
Jean-luc nancy pablo posada Varela
Franoise proust marc Richir
R.s.o. de UrbinaBernard stiegler
la dialctica RenoVadaalain Badiou Jean Borreil
Gilles chteletKeti chukhrov
Ben davisclaudia daz
andrea Fraser pascal Gielen
nathalie Heinich lucas ospina
Jacques Rancire martha Rosler
Krzysztof Wodiczko
1.
2.
3.
mateRiales paRa
mateRiales paRa
mateRiales paRa
el aRte no es la poltica /la poltica no es el aRte
despeRtaR de la HistoRia
(Ed.)
2 edicin
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el aRte no es la poltica /la poltica no es el aRte
despeRtaR de la HistoRia
(Ed.)
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el psicoanlisis implicado
louis althusseralejandro arozamena
leo Bersanidaro corbeira
Julien Gracq Jean-Yves Jouannais
patrice loraux natacha michel
Franois Regnaultmontserrat Rodrguez Garzo
daniel sibony patrick Vauday
Grard Wajcman
la FenomenoloGa ampliada
miguel abensour sacha carlson
Jacques GarelliJean-luc Godard
philippe lacoue-labarthe Henri maldiney
simn marchn Fiz Quentin meillassoux
Jean-luc nancy pablo posada Varela
Franoise proust marc Richir
R.s.o. de UrbinaBernard stiegler
la dialctica RenoVadaalain Badiou Jean Borreil
Gilles chteletKeti chukhrov
Ben davisclaudia daz
andrea Fraser pascal Gielen
nathalie Heinich lucas ospina
Jacques Rancire martha Rosler
Krzysztof Wodiczko
1.
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mateRiales paRa
mateRiales paRa
mateRiales paRa
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Publica Brumaria a.c.
Director daro corbeira Editor de este volumen alejandro arozamena
Equipo editorialalejandro arozamenadaro corbeiraHugo lpez-castrilloJorge miano miguel ngel Regomontserrat Rodrguez Garzo
Diseo Jorge miano
Imprenta Fragma, Madrid
Depsito legalM-36603-2014
ISBN978-84-939935-8-0
Brumaria a.c.Santa Isabel 28, 28012 MadridEspaa
[email protected]. +34 91 528 0527
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el aRte no es la poltica
la polticano es el aRte
DESPErTArDE lAhISTorIA
BruMArIA (Ed.)
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2 edicin
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el aRte no es la poltica
la polticano es el aRte
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ndice
pReFacio paRa Un liBRo IN FIERIalejandro arozamena (13)
DESPErTArDE lAhISTorIA
BruMArIA (Ed.)
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mateRiales paRa la dialctica RenoVada
las condiciones del aRte contempoRneo alain Badiou (27)
el VaGaBUndo de lo UniVeRsal Jean Borreil (37)
la FilosoFa en pRimeRa lnea de lo oscURo Gilles chtelet (57)
soBRe la Falsa democRacia del aRte contempoRneoKeti chukhrov (63)
9.5 tesis soBRe aRte Y clases sociales Ben davis (81)
camBio de piel, aRte poltico Y simpata tica -aBRiR la esclUsa de la compasin en el aRte colomBiano-
claudia daz (99)
nada como estaR en casaandrea Fraser (119)
noma(i)deoloGala estetiZacin de la eXistencia nmada
pascal Gielen (139)
FiRma Y aRtiFicacin nathalie Heinich (157)
aRte poltico, politiZado Y politiQUeRo (siete VaRiaciones) lucas ospina (163)
pensaR entRe las disciplinas Una esttica del conocimientoJacques Rancire (175)
aGaRRa el dineRo Y coRRe? podR soBReViViR el aRte poltico Y cRtico-social?
martha Rosler (189)
la VanGUaRdia tRansFoRmadoRa. Un maniFiesto del pResenteKrzysztof Wodiczko (227)
1.
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mateRiales paRa la FenomenoloGa ampliada
de la compacidad. aRQUitectURas Y ReGmenes totalitaRiosmiguel abensour (253)
Un cUdRUple pistoletaZo de salidasacha carlson (297)
cUando el VeRBo se pone a seR Jacques Garelli (333)
los economistas? HaY QUe FUsilaRlosJean-luc Godard (353)
el neGacionismo estticophilippe lacoue-labarthe (361)
oRiGinaRiedad de la oBRa de aRte Henri maldiney (371)
la estetiZacin tico-poltica en la modeRnidad Y despUs... simn marchn Fiz (399)
el tiempo QUe no deViene Quentin meillassoux (459)
HaceR, la poesaJean-luc nancy (483)
QU es FenomenoloGa? pRoleGmenos a la disRUpcin aRte/poltica pablo posada Varela (491)
pRemBUlo a point de passaGe Franoise proust (501)
aRte Y aRteFacto marc Richir (509)
FilosoFa en VeRano Ricardo snchez ortiz de Urbina (531)
paRa Una nUeVa cRtica de la economa polticaBernard stiegler (545)
2.
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mateRiales paRa el psicoanlisis implicado
Una nota soBRe la FilosoFa louis althusser (593)
aUtodisolUcin. en tRUeQUe a la amlGama aRte-poltica Y de cmo ella no podRa seR sino otRo mito, a comenZaR poR el mito de sUs
oRGenes (las as llamadas VanGUaRdias HistRicas)alejandro arozamena (605)
aRdiente mastURBacin (descaRtes, FReUd Y otRos)leo Bersani (639)
ap / papa / ap
daro corbeira (663)
FamiliaRidad del liBRo Julien Gracq (705)
inconsciente contRa inconsciencia Jean-Yves Jouannais (709)
a la altURa del aUtoR. pRoposiciones de aJUstepatrice loraux (729)
el amoR JacoBinonatacha michel (741)
encoReFranois Regnault (747)
polticas de la sUBVeRsin (nota para pensar lo perverso)
montserrat Rodrguez Garzo (757)
68-aRt RecoRdatoRio de HistoRia
daniel sibony (781)
Un amoR del detalle patrick Vauday (795)
la imaGen Y la VeRdad Grard Wajcman (809)
3.
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prefacioalejandro arozamena
pReFacio paRa Un liBRo IN FIERI
alejandro arozamena
A lo que el lector est a punto de echarle ojo en este preciso instante, al albur mismo de esta primera lnea, no es ms que a un libro hacindose. La pregunta que le surgir, consecuentemente, a ese hipottico lector que, segn nosotros, comporta en s mismo, en su lectura flotante, la hechura final del libro, su detalle y acabado faltante, ser ms o menos la siguiente: pero... cmo un libro hacindose?... por qu diablos un libro no slo non finito sino que adems in fieri?... y, sobre todo, cmo va a ser eso si, en apariencia, este es un libro ya hecho y, por aadidura, un libro como todos los otros?. Y, en efecto, nada se podr argir en contra de ese juicio que, por muy sinttico y a priori que se quiera, perma-necera pluscuamperfecto, dado que obviamente estn las pginas, hay improntas ya escritas en ellas, nombres que de uno u otro modo firman los escritos, distintos paratextos autoriales, actoriales, traductoriales, editoriales, algrafos, etc., y todo ello postpublicatum como la ballena voladora de Alphonse Allais.
Entonces, cosa tremendamente singular y sprezzante, maravilla y asombro primordial, digamos que arranca aqu un libro como todos los dems pero que, al mismo tiempo, quiere ser tambin, indecidiblemen-
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El artE no Es la poltica
la polticano Es El artE
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despertarde lahistoria
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te, un libro in fieri. Ahora bien, un libro hacindose desde su ncipit mismo, escribindose en busca de su lectura siempre faltante y a la vez estructurante, solamente consentira, en su grado cero y sin necesidad ya de especular en sus siguientes grados, en escribirse de mejor o peor gana a travs de una lectura digna de ese nombre, como una obra que, bien per via di porre bien per via di levare, habr de empezar siempre irreductiblemente mirando y cuestionando la mirada misma del espec-tador que, pongamos en l'autrement, no es sino la suya propia. Aunque tampoco es preciso exagerar, ya que por el momento no se trata de Esfinge alguna. Ne nous frappons pas. La operacin sprezzante es bien conocida, todo lo menos, desde Castiglione. Y ello, vamos a decir, por mucho que no fuera hasta Vasari cuando viniera a tomar el sentido de negligencia intencional en el non finito propio, siempre a partir del Renacimiento, de la supuestamente graziosa obra de arte. (Claro que, sirva esto como advertencia, es muy de temer que para nosotros esta grazia se despliegue como mal hechura, es decir, un modo seguramente tan poco efectivo como cualquier otro de subvertir las ideas y formas recibidas de una poca, un modo de pasar, por as decir, de la angustia al lenguaje).
Sea como fuere, para empezar y como el que no quiere la cosa, se est escribiendo un prefacio. Introibo ad altare Dei. O, casi mejor, estamos acometindolo es plausible que nunca demasiado impune-mente: se sabe que los antiguos no hacan prefacios para no tener que pensar en la posteridad, y hacan bien. Por lo general, suele ocurrir sin duda esta es una de esas veces que los prefacios, al igual que los posfacios por otra parte, se escriban despus del contenido al que conciernen y siempre de una manera tan impostada como pre-pstuma, colocndolos ms o menos intil y humildemente ya sea precediendo el prefacio con todas sus variantes hasta cierto punto parasinnimas: la introduccin, la nota preliminar, la noticia, la advertencia o aviso al lector, la presentacin, el examen, el prembulo, el preludio, el exordio, el proemio... o sucediendo al texto el posfacio y la letana de su inven-
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prefacioalejandro arozamena
tario sinonmico, como el eplogo, el postscriptum y otros... o, bueno, eso siempre y cuando uno no se llame Laurence Sterne, est escribiendo el Tristram Shandy y le d por insertar un prefacio entre los captulos XX y XXI. El prefacio es un discurso liminar, as pues.
Un poco como de pasada, traeremos aqu algunas peripecias, no tan montonas como miscelneas, a sealar en torno al histrico y esquivo equvoco entre prefacedores y prefacios: en primer lugar, y esta vez no se trata de nada anecdtico, hay que destacar la innumerable existencia de obras sin prefacio y la no menos significativa de autores que rechazan en la medida de lo posible esta forma de paratexto. Por poner algunos ejemplos: Michaux, Beckett y mucho antes que ellos Flaubert que, con muy buen tino, lo consideraba un texto fastidioso para el lector y, sin duda, tambin para el autor, pues en su ciencia del estilo un autor que se preciara de dicho nombre nunca podra arrogarse el derecho a escribir un prefacio. Semejante era el caso de un Fielding, un Scott, un Nodier, un Gautier y tantos otros para quienes, al final, lo ms produc-tivo era expresar su malestar en el prefacio mismo. Proust, en uno de sus prefacios, por supuesto, hablaba del langage insincre des prfa-ces et des ddicaces. El propio Cervantes, a falta de alguien como siempre! que quisiera ponerle nombre a ese hijo seco y engendrado en una crcel que para l era su Quijote, hubiera deseado segn sus propias palabras sacarlo al desnudo sin el ornamento de prlogo, ni de la innumerabilidad y catlogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te s decir que, aunque me cost algn trabajo componerla, ninguno tuve mayor que hacer esta prefacin que vas leyendo. Lo mismo sucede con Balzac, Stendhal o Mallarm. Este ltimo, directamente, espetaba a todo aquel que quisiera escucharlo, y en sus tiempos ciertamente los escuchones mallarmeanos no eran demasiados, lo siguiente: J'abomine les prfaces issues mme de l'auteur, plus forte raison trouv-je mauvais air celle ajoute par autrui. Mon cher, un vrai livre se passe de prsentation.... Hasta llegar a Blanchot, para quien el escritor no debera existir antes de
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su libro y, a decir suyo, tampoco debera existir despus. En torno a esta cuestin del prefacio, el ms coqueto fue, sin duda,
Malcolm Lowry que, encabezando la traduccin francesa a Under the volcano, colocaba un humorstico A m me gustan los prefacios. Soy de esos que leen prefacios. A veces, incluso, no voy ms all. Es posible que el lector, aqu, tampoco vaya ms all y, en ese caso, este prefacio habra fallado en su objetivo, que es volver un poco ms fcil el acceso a este libro. Muy elegantes son tambin las escapatorias de Nerval y, sobre todo, divertidsimas las de Rabelais. Y ello, en fin, por no hablar de Borges, cuyos prefacios bien pueden ser, siempre, fcilmente elevados a la digni-dad palimpsestuosa de la obra de arte... y lo dejamos aqu, haciendo notar que nuestro prefacio parece, ms bien, seguir la va del llamado prefacio autolgico, un prefacio sobre los prefacios, un poco como el ex-libris de La Dissmination de Derrida.
Ahora bien, tratndose aqu como se trata, al menos si se nos ha concedido patente de corso para ese axioma de eleccin, de un libro in fieri, este prefacio que, nos guste o no, est en trance de escribirse no podra decir de s mismo y el texto que le sucede otra cosa que esta: tal hechura (precisamente la del libro in fieri) slo puede tener ventajas. Desde luego ser de agradecer para aquellos que empiezan los libros por el final, por su justo medio o por cualquier otra parte, pudiendo aplicar este mtodo cuando les plazca y saltar de una parte a otra o de un artculo a otro sin demasiada impedimenta y ningn perjuicio para los innumera-bles (o nulos) efectos de sentido que pudieran producirse, en el feliz caso de que los hubiere. Pero ser, asimismo, de agradecer por aquellos que, como Lowry, slo lean prlogos y, tal vez aburridos por la falta de inters que les procura o deshechos ya por la monotona del in fieri, no pasen de estas lneas prefaciales.
Diremos algunas palabras del curioso proceso y recorrido que, hasta aqu, ha tenido este libro hacindose. Todo, es decir, la excusa pre-textual para este cuento que s'adresse l'Intelligence du lecteur qui met les choses n scne llemme, empieza con una frase hurfana, solita-
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prefacioalejandro arozamena
ria y final, escrita por Daro Corbeira en un artculo titulado Francisco Franco reloaded, texto mediante el cual, el autor, pretenda abrir un ms que necesario debate1 sobre el supuesto arte poltico de nuestros das, estableciendo algunas consideraciones al margen de una invitacin a participar en una exposicin sobre cette gueule abominable de salaud latin2.
La frase que daremos aqu, a fin de evitar el incordio de bsqueda, era la siguiente: un compaero de Brumaria, Alejandro Arozamena, al hilo de las cuestiones brevemente esbozadas en los prrafos anteriores y que ocupan una parte de nuestras reflexiones, resuma nuestros comen-tarios al respecto: El tema es que con el supuesto arte poltico de hoy pasa precisamente eso: en vez de organizar el vaco lo que se hace es evitarlo haciendo como si (o sea un semblante) estuviera lleno. Como si el lugar de la poltica fuera el Museo. Cuando, por otro lado el Museo, ni siquiera tiene por qu ser el lugar del arte. Estas y otras cuestiones conformarn el punto de partida de un proyecto abierto El arte no es la poltica / la
1 Est visto que tal pretensin era ilusoria, pues el mundo o, por decir mejor, el mundillo del arte slo contempla la Ley del Silencio que, an ms que la mismsima ley de gravitacin de los cuerpos, pesa sobre un discurso (o, ms bien, sobre dos discursos distintos: poltica/arte) que discurre pero no piensa, pues se halla abso-lutamente (id est: realmente) subsumido en la economa poltica capitalista y en la nica lengua que habla y se le reconoce: la plusvala. He aqu, de todos modos, el link al escrito de Daro Corbeira publicado por Esfera Publica en mayo de 2013: http://esferapublica.org/nfblog/?p=59855
2 Se reconocer aqu la famosa ecfrasis sartreana de la facha de nuestro infame dictador en su devenir contemporneo como artista o incluso como obra de arte, pero que, segn el propio Sartre, ya bastaba en s misma para publicitar su muerte. As, pues, deca Sartre en aquella clebre entrevista de Libration el 28 de octubre de 1975: el da de su muerte es un da de fiesta, un verdadero da de fiesta que pienso celebrar bien. Encuentro que la mejor manera de anunciar a los franceses que Franco ha muerto es publicando su retrato. Tiene la cara que exige exactamente un golpe de navaja o guillotina. Su cabeza evidencia los casi cuarenta aos de asesinatos que orden. Mussolini era un cerdo, Hitler tena una cara antiptica, pero no tenan ese rostro abominable de cerdo latino: con esos carrillos, esas arrugas malvadas, ruines. En fin, siempre parece como si la catarsis olvidada en la potica viniera a aparecer, mimticamente, en la poltica.
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poltica no es el arte: despertar de la historia que hace tiempo venimos pensando.
Dicho y hecho, despus de unos meses trabajando en su plantea-miento terico, Brumaria atrapa el guante y abre una convocatoria para la participacin en un grupo de trabajo, con sede en Medialab-Prado Madrid, sobre la distincin radical entre arte y poltica. Se parta, cierta-mente, de una circularidad en trampantojo que le hacamos soportar a la hiptesis inicial: El arte no es la poltica/la poltica no es el arte. A lo que aadamos: nada nuevo, en efecto, pero nada viejo tampoco, en ese enunciado que propone Brumaria. La distincin (y tambin la amalga-ma) arte-poltica va desde Platn y Aristteles hasta nuestros das, pasando por Kant y Hegel, Proudhon o Marx, Nietzsche, Heidegger, etc., y recorriendo prcticamente toda la historia de nuestras filosofas, polticas y estticas3.
A la presentacin del 17 de Julio de 2013 en Medialab-Prado Madrid, que cont con la presencia de Daro Corbeira, Alejandro
3 Para ms informacin a este respecto puede consultarse tanto nuestra web: www.brumaria.net como la seccin ad hoc habilitada por el equipo de Medialab-Prado para lo que, por aquellas, fue la inscripcin y participacin: http://medialab-prado.es/article/grupo_arte_politica En dicha web pueden encontrarse, asimismo, la pre-presentacin del 17 de Julio de 2013 que sirvi, a un tiempo, para dar a conocer nuestro nmero 26 y works#6 Politics: I do not like it but it likes me y puede encontrarse tambin la sesin primera del grupo de trabajo. El resto de las sesiones, que por supuesto tuvieron lugar, que sin duda se dieron y registraron con un alto costo por nuestra parte y muy a pesar de nuestra indigencia de medios, han desaparecido. A da de hoy, para nuestras entendederas, el asunto sigue siendo todo un misterio. No obstante facilitaremos los links en youtube a las sesiones que an funcionan y se los ahorremos, as, al lector en lo sucesivo. Pre-presentacin. Daro Corbeira: https://www.youtube.com/watch?v=eFhRo650E2A; Alejandro Arozamena: https://www.youtube.com/watch?v=uvHNMvesJn8; Pablo Posada Varela: https://www.youtube.com/watch?v=F9QvLjZo5Lc. Primera Sesin. Alejandro Arozamena: https://www.youtube.com/watch?v=V0GEB8qpR28; Guillermo Villamizar: https://www.youtube.com/watch?v=ASfb_-JPZvI; Montserrat Rodrguez Garzo: https://www.youtube.com/watch?v=i6Ob751i2Lc. Es de agradecer, y muy mucho, la cobertura que en su momento tambin nos proporcion Esfera Pblica, donde tambin podrn consultarse algunas entradas.
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Arozamena y Pablo Posada Varela, le sucederan tres sesiones en el grupo de trabajo ya constituido, las del 3 de Octubre, 12 de Noviembre y 10 de Diciembre, sesiones en las que particip gente tan querida y estimada por nosotros como la psicoanalista Montserrat Rodrguez Garzo, el investigador colombiano Guillermo Villamizar o los artistas y crticos Pablo Batelli, Claudia Daz y Alejandro Garca, a todos los cuales agradecemos su colaboracin enormemente, as como la de tantos otros curiosos polimorfos, no pocos, que asistieron actual o virtualmente.
En el aprs coup mismo de dichas sesiones dara comienzo un perodo de bsqueda, traduccin, escritura y recopilacin de distintos materiales y contribuciones, perodo que, en el tiempo, se habr venido a prolongar un ao entero hasta la fecha en que esto se escribe. Mucho de ese contenido, cuya excelencia se echa hoy de menos en tantas partes, proviene de difciles y rebuscados establecimientos, que damos a su divulgacin bajo las especies de este libro in fieri. Nada admirable, a decir verdad, y desde luego nada de ayudas, subvenciones ni apoyos en su elaboracin. Ningn permiso, tampoco. Su pertenencia es total a Brumaria y al plausible lector relatante. Y no hay aqu ni un gramo, por si es necesario aadirlo, de excusatio propter infirmitatem.
Nuestro ttulo se dir que valetudinario y, sin embargo, no es ms que intempestivo. El arte no es la poltica, la poltica no es el arte. O, matematizando un poco: A P / P A. Donde la frmula establece la relacin de no-identidad entre Arte y Poltica y su transposicin barra-da en Poltica y Arte. El subttulo Despertar de la Historia lo tomamos prestado de uno de los pocos maestros en el pensamiento que nos quedan, y al que estamos muy afiliados en Brumaria: Alain Badiou. Pudindose ver en ello, si eso se quiere, cierta pretensin efectista. Aunque, hablando el lenguaje de la lgica, los efectos no se portan bien sino en ausencia de causa. He ah el lugar y la frmula.
Por lo que respecta a la ordenacin y disposicin, como se ver, se ha urdido en una divisin ternaria y miscelnea, a un tiempo. Su imbricacin, como de costumbre, es borromea. Confesaremos de buen
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grado que, al principio, se pens en una inclusin ms bien matemti-ca y atendiendo a dos ejes, vertical y horizontal, se entiende: los temas (arte-poltica) se articularan en uno de ellos y las orientaciones de pensamiento en el otro, todo lo que no entrara en uno u otro eje sera incongruente y, por lo tanto, desestimado. Finalmente nos decidimos por algo mucho ms sencillo y mucho ms complicado a la vez, organi-zado en torno al manierismo de la pobreza que nos gastamos. Tres apartados: Materiales para la dialctica renovada, Materiales para la fenomenologa ampliada y Materiales para el psicoanlisis implicado. Una misma temtica: Arte y Poltica. Las afinidades electivas del incons-ciente, o de los inconscientes (dialctico, fenomenolgico y psicoana-ltico), de este libro in fieri y de sus lecturas relatantes habrn hecho el resto. Y es que, en realidad, los distintos nombres y artculos incluidos funcionan ya como verdaderos dones de ser, respondiendo a un criterio amoroso regido por la preposicin para. Por qu esconder que un principio de amor loco rige todos nuestros actos, sobre todo cuando se trata, en este caso, de le mystrieux, limprobable, lunique, le confondant et lindubitable amour? El amor no es sino la locura de habitar el verbo (habitar el verbo habitar, por ejemplo) y la realidad se ha basado siempre, aunque cada vez ms mediocremente, en el surrealismo ab ovo.
Con respecto a los autores, huelga decir que son todos los que estn pero no estn todos los que son. Nos disculpamos de antemano por los olvidos y ausencias que se consideren imperdonables. A buen seguro que la educacin sentimental de cada quien sabr odiarnos o perdonarnos. Por nosotros muy bien, all present and correct. Slo les pediramos que lo hiciesen eternamente, pues, balzacianos todava en esto y en unas cuantas cosas ms, juzgamos que cualquier pasin que no se declare eterna, sencillamente, es repugnante.
Escrito esto, esperamos dispensarnos de penosas enumeraciones, explicaciones y tablas de nombres o materias. Admitiremos sin ambages que no hay aqu ningn orden de canonicidad, ni tan siquiera de banali-dad democrtica o, llammosla as, (de)creciente. Alfabtico, a lo sumo.
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Pues, en lo contemporneo, parece como si el imperativo rimbaldiano hay que ser absolutamente moderno se hubiera convertido, las ms de las veces, en hay que ser absolutamente banal o, lo que es lo mismo, todo vale: hay que ser absolutamente posmoderno. Parece como si, triste y decepcionantemente, todo lo platnicos que pudiramos llegar a ser lo escondiramos en nuestras pornografas, todo el kantismo ambiente lo dispusiramos en la insublimidad de nuestras polticas y obras de arte y todo nuestro inconsciente esttico hegeliano en la deses-peranzada esperanza si no es en un 15M y el futurible partido en el poder, o sea Podemos, en tanto ensima venida del Espritu Absoluto, lo es en nuestra piadosa creencia, muy musestica por lo dems, en la religin del arte (por no hablar de nuestro ms oscuro y secreto nietsz-cheanismo y su plausible deriva en un heideggerianismo casi siempre nazi). Freud saba muy bien que un, siempre sintomtico, malestar en la cultura prepara sin cesar el retorno de lo peor bajo las especies de la pulsin de muerte.
De ah que separarse de lo banal, el fraude o la impostura, resulte tan decisivo. Y ello suponga no amalgamar procedimientos, no suturar efectos, operadores y verdades, distinguir objetos y sujetos, no confun-dir fenmenos y acontecimientos, en definitiva, distinguir de una vez por todas el arte del artefacto e, incluso, del artificio para no equivocar-nos, justamente, en lo que respecta a los proyectos y a los proyectiles. Al menos si lo que queremos es, siempre con Mallarm, horadar en algn muro, ya sea de tela o de historia, tan slo una ventana. Scilicet: variantes del libro (o el Libro) hacindose.
Despus de todo (y antes que nada) tendramos esos tres materia-lismos el de la dialctica histrica renovada, el de la ampliacin fenomenolgica y el del psicoanlisis implicado que pueden servir-nos como las ms preciosas orientaciones en el pensamiento. Tales orientaciones, sin duda, fueron masivas en el pasado siglo y, sin duda, igualmente, dependen en el nuestro de sus ms actuales refundiciones. Asimismo, podemos decir que estos dispositivos incluyen determina-
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das prcticas de vida y existencia e incorporan, en ltima instancia, a un sujeto que articula diferentes saberes y haceres. Por ejemplo: un saber-hacer con la verdad-acontecimiento (dialctica materialista), un saber-hacer con el sntoma-real (cura psicoanaltica) y un saber-hacer con el fenmeno-sentido (fenomenologa no estndar).
El resto, esta vez s, tal y como escriba Andr Breton en su hermosa y mariposeante Oda a Charles Fourier es grito de la esfinge tropos. Trabajo en cadena.
A ese trabajo en cadena es al que quisiramos convocar, desde aqu, a cualquiera. Y ello, a partir de esos tres dispositivos genricos del pensamiento que sern, a la vez, nuestras orientaciones en el infracasa-ble ncleo de Noche, en medio del Desierto Superpoblado y del Vive sin Idea generalizado e impuesto un poco por todas partes.
Vale. Que la incertidumbre de estos puntos de insomnio no soslaye la indecidible decisin en que se basa el despertar singular a las orientaciones del pensamiento!
El editorAlejandro ArozamenaEn Brumaria, a 1 de Octubre de 2014
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