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La poesía pastoril en Garcilaso

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  • Sobre la teora de la buclica enel Siglo de Oro: hacia las glogas de Garcilaso

    Jess GMEZ

    De manera intencionada, el ttulo anterior parafrasea el subttulo de un ar-tculo de Aurora Egido, publicado el ao 1985 en la revista Criticn, de laUniversidad de Tonlonse: Sin potica hay poetas. Sobre la teora de lagloga cii el Siglo de Oro~ con el propsito de establecer, si es posible, unadistincin terminolgica entre la gloga, por una parte, y la buclica, por otra.En principio, tal distincin sera de carcter terico, puesto que carece deapoyo documental tanto entre los propios autores de buclicas corno en los es-tudios sobre el tema. Pero puede ser til para caracterizar una determinadaconcepcin de literatura pastoril, frente a las diversas posibilidades que apa-recen en la tradicin occidental.

    Se hace necesario distinguir entre un concepto estricto de la literatura pas-toril, definida como gnero especfico con autonoma esttica e ideolgica, yuna concepcin amplia de la misma, segn lacual, sera literatura pastoril todaaquella composicin en la que intervengan pastores o se traten asuntos relacio-nados con ellos. Esta concepcin amplia de la literatura pastoril es la que esten la base, por ejemplo, de los estudios de Francisco Lpez Estrada sobre

    En especial. vease Los libros dc instares ru la hierajura espanola. La rbita previaMadrid: Gredos, 974). As tambin, por ejemplo, Mia 1. Cerhardt: Essai cl a,wlvsc littraire

    de la pastora/e (1950: reimpr. Utrecht. Nether]ands: E & i, 1925), p. 285 o. desde el punto devrsra de la tradicin el:is ca. Vicente Cis[bal Lpez: Virgilio y le tcvttcttc.it b,r4lwa ea ir,iradici,h, clsica (Universidad Complutense. 980). p. 6. Comp. la antologa de ManuelFernndezCali ano: litiro y Mclbco. La poesa pastoril gjecolabac., (Madrid: Ftndacin Pastorde Estudios Clsicos. 1984).

    I)I(~I5Nf)A (vide o,os dc Filologa Hispe/a ca, ni It), 1 1 1 1 25. Ed it. Comp 1 u tense. Madrid. 1 99 1 9=

  • 2 Jess (h3n2e2

    la tradicin de la literatura pastoril desde los Idilios de Tecrito (s. III a.C.),que fueron imitados por Virgilio en sus Buclicas (c. 40 a.C.

    Ahora bien, si observarnos no slo las Buclicas del Mantuano, sino tam-bin los dos ltimos libros de las Gergicas y las composiciones del psetido-Virgilio que, desde la edicin de 1573 de J. Escalgero. llevan cl nombre deAppendix Vergiliana, habr que admitir la existencia de una literatura pastorilfuera (le las Buclicas. de acuerdo con la concepcin amp itt; ya que el puMagonista de la primera parte de El mus quilo (Culev) es un pastor. Algo seme-jaute sucede en los libros tercero y cuarto de las Gergicas, respectivamentededicados al pastoreo y a la apicultura: por ejemplo, en el primero de ellos,Virgilio narra a vida nmada de los pastores libios (III. 339-348), mientrasque en el segundo incluye la fbula del pastor Aristeo (IV. 3015-558) que re-tomar en el siglo XV el Orfro de Poliziano.

    A pesar de que Poliziano mezcla ambas ti-adiciones derivadas de Virgilioen la parte pastoril de su drama, nada tiene que ver la presentacin del pastorde las Buclicas con el de las Gec

  • Sobre la teora dc la bu lica en el Siglo de Oro: hacia las glogas... 113

    blemente, en las declaraciones poticas y retricas que hace el narrador, alinicio del poema (IV. 1-5; VI, 1-12), cuando identifica el gnero pastoril conuna determinada tradicin y con determinados procedimientos literarios.

    De los ejemplos precedentes, se deduce no slo la existencia de una litera-tura pastoril fuera de las Buclicas; sino tambin la existencia, aunque parezcaparadjico, de una literatura buclica que no es pastoril. Sin pretender rizar elrzo por ahora, sera necesario mencionar la posibilidad de que exista una lite-ratura buclica fuera de las Buclicas, si tenemos en cuenta otras composicio-nes del Appendix, como las imprecaciones (Dirae) o su continuacin, Lidia.A su vez, la dialctica establecida entre la literatura buclica y la materiapastoril implica que aqulla no es un subconjunto de sta, sino que se puedecaracterizar mediante procedimientos especficos, o mediante determinadas for-mas y temas que haban cristalizado en las Buclicas, a partir de los Idilios deTecrito.

    Desde esta perspectiva, sin embargo, consideraremos que el conjunto de laobra de Tecrito, as como la de sus imitadores Mosco y Bin, sera pre-buc-lico; al menos, en el sentido de que es ajeno a la dialctica mencionada entrela literatura buclica y Ja materia pastoril, que s se establece en la obra deVirgilio. En los Idilios, se mezclan los pastoriles y los no-pastoriles de maneraindiscriminada; aunque no por ello sea necesario restar a la obra de Tecritosu importancia en la historia de la buclica. Sobre todo en algunos estudiosrecientes en los que, a diferencia dcl planteamiento aqu establecido, la lite-rattra bucolica se opone a la pastoral t

    Originariamente, en griego, el trmino idilio no significa ms que obrabreve; del mismo modo que gloga (del gr. eklog) no significa ms queeleccin, seleccin y buclica (del gr. boukoliks) lo relativo al boyero opastor de bueyes. Aunque, desde la misma Antiguedad, los tres vocablos ad-

    \ase David M. Halperi n: 13c/re Pastoral. Thcocriru.s ca-id the Ancleal Tradition ofRuco/A Poerv tNew Haven and London: Vale University Press. 983) yE. Kegel-Brirkgreve:1 he Lclio,o4 Woods. Rucolic ciad Pastoral [ron, 7iioc ni/as o Wordswortl, (Amsterdam: i C(jiehen. 990) Ambos autores intentan cada uno a su modo derini r una tradicin y un gneroliterario baco/li., a partir de Tecrito, rrente al desarrollo de la literatura pastoral posteritir. queha sido definida de manera ms verstil, en u lnea de los estudios de Renato Poggioli (1963).editados pstumamente por A, Barlett: Tbe Otilen Elat. Lssavs o~n Pastoral Poerv aralPastoral Ideal (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. 975) o de Harold E.Tul ver: Pastoral Eorrns ant] A aNudes (Berkeley: Uni versily of Cal iltrnia Press. 1971). Es muyde lamentar que apenas existan rastros de tal discusin terica en el ntitu del hispanismo.Comp. Francisco Lpez Estrada, Javier [-tuerta y Vctor Infantes: Riblograf iii ce Iris libros detslo res en la literato ea espaola ( Madrid: Universidad Complutense. 1 984)

  • 114 Jess Gonnez

    quieren un sgnificado relacionado con Ja literatura pastoril y se hacen prc-ticamente sinnimos, sera preltrible reservar el ltimo trmino para la litera-tura pastoril considerada como un gnero literario especfico derivado de lasBuclicas de Virgilio, mientras que el segundo trmino tendra aquel signifi-cado amplio que estudia Aurora Egido. No es una distincin slo nominal, si-no extrada del anlisis de las obras de Tecrito y Virgilio. Aunque convienesubrayar. frente a alguno de los estudios citados en la nota anteriort que el~mlisis no se ha realizado desde la filologa clsica. Antes bien, desde elpunto de vista de la filologa espaola, lo que interesa es la evolucin de laliteratura pastoril a partir de la Antigedad greco-latina.

    Al menos, para el desarrollo de la literatura espaola en los aledaos delRenacimiento, desde fines del siglo XV al primer tercio del siglo XVI. la opo-sIcin entre gloga y buclica es pertinente. Podra servir para caracterizar laliteratura pastoril de Garcilaso. frente a la dc Encina por ejemplo. Habitual-mente, en los estudios sobre el tema, se considera que no existe solucin decontinuidad desde las glogas dramticas de Encina hasta las glogas de Gar-cilaso. De ah las reflexiones sobre la modernidad enciniana5, consideradocorno antecedente de la literatura pastoril del Renacimiento. Sin embargo, lasglogas de Garcilaso suponen un salto cualitativo en la serie de la literaturapastoril espaola. Ms que una consecuencia, son el inicio de algo nuevo que,a travs de Italia y de la Arcadia de Sannazaro en especial, enlaza con la bu-clica de Virgilio.

    La fama de Virgilio durante la Edad Media permanece ininterrumpida: to-das sus obras eran copiadas con profusin, como Lo demuestra el hecho deque, a partir del siglo V. se conserven cerca de 780 cdices manuscritos, sintener en cuenta los numerosos testimonios indirectos, casi exhaustivos. Sinembargo, el Virgilio medieval apenas tiene nada que ver con el Virgilio tena-

    Sin embargo, al final de estudio, cuando Irata de The Ancient del) nition ol bocel icpoel.ry. David M. 1lalperin concluye de manera sorprendene. op. cia, n- 249: Bucolic poelry.as it was concei ved and composed by Tjeocrirus and h i s InI lowers. does un posses anaulonomnus identi tv nr defi n ition.

    Vase, por ejemplo, Jos Mara Dez Borq ue: La obra de Juan dcl Enzi la: una pol eade la modernidad de lo rstico pastoril. Los gneros drtnnnci/icos en; el siglo XVI (fil tectro ht,s-la Lope dc Vega) (Madrid: Taurus. 1987). Pp. 12549, Comp. Juan Carlos lemprano: Mt)vilesy nnietas en la poesntn pcnsloril tIc J,nc,n del Encina quien insiste enla eqitiparacion que Encina introduce entre lo corts y lo pastoriL.

    Son dalos de la introduce i n general (le J . . Vida1 a la tradticei 611 de las BacA/li -as.Gecirgicas. Apndice vi,:gilicnno, n. 141 dc la Biblioteca Clsica Credos (Madrid: Gredos,199

  • ScJ,re la teora de la buclico en el Siglo de Oro: hacia las glogas... 115

    centista, no slo a causa de la propagacin de leyendas ms o menos popula-res sobre un Virgilio mago e incluso nigromante; sino tambin por los comen-tarios gramaticales, que alteran profundamente el sentido de los textos vir-gilianost En lo que concierne a las Buclicas, durante la Edad Media seimpone una reinterpretacin alegrica contra la cual se mostraba cauto ya elpropio Servio (s. IV). en su comentario a la gloga tercera5. As, en un an-nmo Co,nmentum in Vergilil Bucolica atribuido a Nicols Trivet (s. XIII). seproclama la necesidad de admitir la alegora porque, si nihil per allegoriamdicere saepius voluisset pene nullius ponderis essent cius carmina >. No exa-minaremos los pasos de este proceso que llega, por ejemplo, con sucesivasmodificaciones, basta la htterpreaio allegorica in Bucolica Vergilii (1537)de Vives; quien. frente a Servio, seala la necesidad de admitir la interpre-tacin alegrica en el conjunto de las Buclicas, concebidas como poesa deagradecimiento o de alabanza para los amigos y contemporneos de Virgilio:Cornelio Galo, Asinio Polin, Varo o el propio Octavio ~. La interpretacin

    Ambas Iradiciones, la popular y la erudila, fueron estudiadas por separado en el cisictestudio, publicado por primera vez en 1872, (le Domenico Comparerti: Vin-gi/io niel mecho ei-o,el Ci orgio Pasqual i (Firenza: La Nuova Italia, Editrice. 1967), 2 vols. En su introduccin(PP. XXI-XXII), Pasquali seflala con acierto que no se puede establecer tina oposicin absolulaentre el Virgilio popular y el literario: ya que parece ms que probable que las leyendas sobeun Virgilio mago se deriven de fuentes escritas ya tardas, en concreto del Policn-t,ticas deSalisbury -

    VI Ecl. III. 20:1,1 Verri/ii can-roma cc>no;enttuii. cd. (ieorg Tbi lo y Hertnann 1-lagen (1887;reed. 1-li ldesheim: (ieorg 01ms, 196 y vol. III, p 33: sane hoc loco superlluam voLunt esseallegoriam t - - - ) sed mcli us si mp jeiter accipimus: rcfutandae en irn sunt al legoriae i o bucol encarmne. ns cum (.) ex aliqua agrorum peiditorun necessitatedescenduntnn. Sobre este pasaje.comenta Comparetti (1. p. 72): Servio nel gi udieare le vane opinioni mostra di tendere ad unaragionevole limilazione del senso allegorco e spesso si pronuncia pel sirnp/ic-irer escludendoalego ri a come non oeces Sa ra -

    (omn,en,taiio c las BaccY/li.-as ce Virgilio. cd. Aires Augusto Nascimento y Manuel Daz dcBusa~ante (Santiago de Compostela: Universidad. 1984). p. 103; cJY p. 20 de la introduccin.

    As escribe en el prlogo a la (orerpretacn alegrica, que cito por las Obras- Ccmnnpletcs.1. trad. Lorenzo Riber (Madrid: Aguilar, 1947), p. 922 a-Y como fuese que Virgilio intentaseun fttvorahle acceso a los grandes talentos romanos y quisiese granjerselo con ese opsculo.es de creer que con el pretexto de esos juguetes paswriles cant veladamenre muchas de susalabanzas y de sus cusas. dignas que se conociesen, las cuales. adivinadas, deleitaran muy mu-cho al lector. como la-,s imgenes elegantes y primorosas, disimuladas bajo la grotescaapariencia de Silenos. Con respecto al pasaje de Servio citado en la nota 8. aade (ibid., p.922 b>: Yo no ole acabo de admirar de que Servio Honoralo no admira ms alegora que lade la prdida de sus tierras, puesto que el sentido alegrico es indudable en muchos otrospasajes.

  • 116 less (jimnez

    alegrica de Vives se apoya en el contexto histrico y poltico de las Bu-clicas, sin anacronismos flagrantes; incluso cuando cristianiza el sentido delas buclicas cuarta y quinta.

    Casi lo contrario de Vives hace Encina, en la traduccin de las Buclicasque edita en su Can cionro de 1496. Sobre todo en los argumentos que ante-ceden a cada una de las diez buclicas virgilianas, a veces en el propio textode la traduccin. Encina lleva a cabo una lectura anacrnica de las mismas quees tpica de la mentalidad medieval. Sin conciencia de fidelidad o de rigorhistrico, el salmantino aplica el sentido de las buclicas a sucesos polticosdel reinado de los Reyes Catlico. De este modo, Ttiro y Melibeo comentanla guerra civil entre los partidarios de Isabel la Catlica y los de la Beltranejaen la buclica prinera; en la segunda, Alexis se convierte en Fernando el Ca-tlico; la tercera est dedicada a las banderas del tiempo de Enrique IV, lacuarta al nacimiento del prncipe Juan, etctera.

    En el prlogo dedicatoria a los Reyes Catlicos. Encina despus de escri-bit: estas Buclicas- quise trasladar. trohadas en estilo pastoril, aplicndolasa los muy loables hechos de vuestro reynar, parece curarse en salud cuandojustifica la reinterpretacin monrquica y catlica que lleva a cabo de las Bu-clicas por la excelencia de la fama de Virgilio y por la dignidad de la vidapastoril; todo ello desde una perspectiva alegrica, en la que confluyen moti-vos tomados de la exgesis bblica. Como escribe en un segundo prlogo, estavez dedicado al prncipe heredero: a(...) aunque debaxo de aquella corteza yrstica simplicidad, puso [Virgiliol sentencias muy altas y alegricos senti-dos . Conviene retener la siguiente conclusin: Encina siente la necesidadde acudir al contexto de las Buclicas para justificar la dignidad de su tarea;de la que, por otra parte, se declara orgulloso ]~ En sus manos, las Buclicaspierden Ja autonoma esttica e ideolgica propia de Virgilio. Es cierto que,desde la Antiguedad, las Buclicas se vean como una obra en clave cuyo sen-tido. como explica Vives en la Interpreatio al/egorica, se relacionaba con el

    Cito la traduccin de las Buclicas por la edicin de Ana Mara Rambaldo: Juan del Enci-na, Obras connp/etas, vol.

  • Sobre It, teora de it; bachica en eh Sigho ce Oro: hcu-ia las glogas. 117

    crculo de amistades de Virgilio o con sucesos de la propia biografa del poeta.Pero todas estas interpretaciones eran hechas a posteriori por diferentes co-mentaristas, nunca por el autor, quien preserva el enigma de cada una de suscomposiciones.

    La literatura buclica no nace al servicio de ninguna interpretacin aleg-rica exclusiva, como reconoca Servio; sino como resultado de una poticaautnoma y simblica, si se define el simbolismo como una tcnica basada enla sugerencia y en el hermetismo . Por esto, aceptar la alegora de Encinano slo en los argumentos que preceden a cada tina de las Buclicas, sinotambin en las modificaciones que introduce en el propio texto, implica el ani-quilamiento del sentido original de la tradicin inaugurada por Virgilio. El pe-llico pastoril se convierte en un mero disfraz, que se justifica por motivosalegricos o ideolgicos ajenos a la propia obra. Lo cual sucede no slo en laliteratura pastoril de Encna, sino en el conjunto de la literatura medieval. Detal modo que podramos decir que, durante la Edad Media, existe literaturapastoril; pero no buclica.

    Pensemos en el Qfficium pastorurn o en la pastorela. Tanto en un caso co-mo en el la Vergilii car,r,int c.-onnnencarii, pp. 2: Ires enim sunt characteres, hurnilis, medius.grandiloquus: quos omnes in hoc invenimus poeta. nam in Aeneide grandiloquum habet, ingeorgicisoedium. a bucolicis humilem pro qualitate negotiorum et personarum: nam personaehic rusticae stnt. simplicitate gaudentes. a quibus nihil altum debel. requiri.

    > As, escribe el annimo autor de un comentario cuatrocentista de la Eneidc;: (... 1 triplexest stilus, scilicet sublirois mediocris et infimus. Sublimis stilus est qui tractat de sublimibussve maximis personis et regibus. principibus ci baronis. el hic stilus in Aeneida servatur:mediocris stilus est qui de mediocribus personis tractal, et servatur in libro Oeorgicorum;infimus stilus vel humilis (.1 esqui traetat de infimis personis. el quia pastores sunt inferiores

  • 118 Jess Cii ,,icz

    definen los trcs niveles de estilo con respecto a sucesivas pocas en la evolu-cin de la humanidad: pastoril, agrcola, blica; como hace tambin Servio.que aduce el testimonio de Donato tr~ Y Encina, que escribe en la dedicatoriade su traduccin a los Reyes Catlicos: acord dedicaros las Buclicas deVirgilio. que es la primera de sus obras, adonde habla de pastores. siguiendo.como dize el Donato, la orden de los mortales, cuyo exercicio primeramentefue guardar ganados, mantenindose de frutas silvestres: y despus siguise laagricultura, y andando ms el tiempo nacieron batallas ~ 1 En cualquierade las dos posibles interpretaciones de la rueda vir~iliana, las Buclicas sesitan en el peldao ms bajo de la escala. Para los comentaristas, el estilo dela literatura pastoril viene definido de manera casi exclusiva por la nfimacondicin social de sus protagonistas que, de este modo, aparecen subordina-dos a los estamentos superiores.

    El caballero ocasionalmente poda prometer a la pastora que se convertiraen pastor por amor de ella, como sucede en las serranillas del Marqus deSantillana t pero sin que esta promesa alterase sustancialmente la oposicinsocial que se establece entre la nobleza y los rsticos. Con independencia deque. segn afirma Mara Hernndez Esteban, Santillana se encuentre lejos yade las convenciones que sustentaron la cultura provenzal . En cualquier ca-so, la literatura pastoril derivada de la pastorela carece de la autonomaesttica o ideolgica de la buclica; el fugaz encuentro del caballero con lapastora tan slo sirve de diverlimento cortesano.

    personae h e sti 1 us in Libro 8 ucolicorum servatur Co,nn,ent. iii Verg. Aened.: cod. s. XV.Citado por Cornparetti. t. p. 159. nota.

    lo Verg i/ii cc,rn- lat c onunentt,mii. pp. 34: et dicit Dooalti s ~uod cti am i o poetaememoravi mus vi ta. i n scribendis carro i n bus naturalero ordinero secutumcsse Vergi [juro:primoenio, pastoralis fuil in monlihus vita, post agriculttirac amor. udc bellorum cura successu.Comp. Nicols liie t. Comnenicrio ci it,,- Buc/icts. p. 70: Et sec u ndun, Donatun et Sersit nihune ordineta scrvavi t Virgil jus ul etalibus suuru ni Ii broruro continentia consonareol. Primaeni ni etas fuit si mploruro. et y venti un ul pastores, et huic respondet Bucol ica: secu nda fuitagricolarturo, el buje responc Ceoreica: lertia beilaloruro. cui conlecit Eneidam.

    1v Ed. cit.. vol. 1. p. 219.> Cito por a edicin de las Oh,rczs comophelcs, ed. Angel Gmez Moreno. Maxi miliaro P. A.

    M. Kerkhof : IV, 32-38: Seora, pastor! ser. siq uerredes! mandarme podecles! enromo a servidor;! mayores dul9ures/ ser a m la brama! qLeoyr rtyseores.

    ~. Dicencic. 3

  • Sobre ha teora ce la buchiccz en eh Sighu ce Oro: hc,cic Itas- qhot~c.s-.. 119

    Tal situacin explica cabalmente las primeras glogas dramticas de Enci-na: en las que, por otra parte, el pastor de la paswrela se da la mano con elque deriva del o/jticiwn litrgico. Desde las primeras representaciones navi-deas basta las glogas sptima y octava, en las que aparece un escudero que.por amor de una pastora, toma el pellico. Claro que el escudero, a la postre,se torna a su primitiva condicin social; porque sta, como l mismo sealaorgullosamente, le viene de casta: Miaf, no quiero que sea! ya mi Pascualapastora] ni yo pastor desde agora,! pues no me vien de raleas). Para la opo-sicin entre los estamentos sociales del escudero y de la pastora, lo mas no-vedoso no reside en el ocasional disfraz pastoril de aqul, sino en el ennoble-cimiento de ella que, en ltimo extremo, se justifica por el omnmodo poderdel dios Atnor. Como le explica el rstico Mingo a su pastora Menga. en sa-yagus por supuesto: Es tan buerte zagalejo,! miaf, Menga, el amoro,! quecon su gran podero! haze mudar el pellejos>22. Sin embargo. poca moderni-dad hay en la moraleja anterior, perteneciente a la tradicin cortesana y que.en ltimo extremo, se remonta al Mw ama/oria de Ovidio o a Platn bras. el contraste entre la rusticidad pastoril y el idealismo ertico vienedeterminado por la alegora del dios Amor, que con su presencia transformaal pastor: o mediante la figura del pastor cazurro, opuesto a los otros pastores,como sucede en la gloga de los hes pashores. adaptada de otra de AntonioTebaldeo. No por casualidad, la principal novedad que introduce Encina conrespecto al modelo italiano es la presencia de Zambardo, un pastor bobo.como le llama el propio Fileno25. Hay una diferencia insalvable entre la tra-dicin de los pastores de Encina y los de la buclica clsica, que tatnbinaparece en teatro a travs de Italia; por ejemplo, se podra citar el Aminta deTorquato Tasso, traducido al castellano por Juan de Juregui en 1607.

    Hemos podido comprobar que la potica de Encina, en su traduccin de lasBuclicas, deriva de los comentarios medievales, a los que se asemeja tantopor la reinterpretacin que hace de la llamada rueda virgiliana como por lalectura alegrica de los argumentos que impone al propio texto. Tanto en unocomo en otro caso, bien sea por motivos alegricos o sociales, la literaturapastoril se justifica en trminos ajenos a la buclica clsica, que pierde as laautont)ma que le haba conferido Virgilio. Algo semejante sucede en las glo-gas originales de Encina, en las que se mantiene la oposicin entre la noblezay los pastores. entre el idealismo y la rusticidad pastoril: frente a lo quesucede en las tres glogas de Garcilaso.

    gloga XIV, Vv. 25-26 y 31-32. Sobre la figura del pastor bobo y su aparicin en clin-troitti teatral, parece inevitable referirse al estudio de J. Brothertoti: The pcstor-bcbo la beS

    1anis/i 1 becare befire be [me of Lope che Vega (London: times i s, 1975): comp. Joseph A.Meredith: fn/coito cm;ch tic A, dic Span-b Draina tf tbe Stvteeoh, Centurv Egloga XIII. y. 1 9. En otra ocasion. le increpa por ser animal! marmota o liron, qucbive en el sueo (5v. 177-178). Vase j. E. Wickersham Crawlord: The Source nl Juan delEncila s ghoga che Ei/e,,o y Zamnbc,r-/o. RHi,3 8

  • Sobre hc; teorc, de ha buclica en eh Siglo de Oro: bacic; Its glugcs... 121

    El mundo de Encina no est separado del mundo de Garcilaso tan slo porproblemas tcnicos, sin duda importantes, como el destierro del verso agu-

    que Encina cultiva todava con asiduidad, o la aclimatacin del endeca-slabo, mientras que Encina prefiere los metros octoslabos tradicionales o siacaso, por afn cultista, el arte mayor. Cuestiones mtricas que se hacenpatentes al comparar de manera somera la traduccin de las Buclicas que ha-ce Encina; por ejemplo, de la buclica sptima, con los pasajes correspon-dientes de la gloga tercera de Garcilaso o con la posterior traduccin de frayLuis~ En verdad, lo que separa a ambos autores es una concepcin diferentee incluso enfrentada del sentido de la literatura pastoril clsica. Se trata de ladistancia que va del Virgilio medievalizante al Virgilio renacentista o, s seprefiere evitar el riesgo que conleva toda periodizacin historiolgica, ladistancia que va de la gloga a la buclica.

    Desde luego, la primera potica castellana de la buclica no se encuentraen la traduccin de Encina ni en su Arte le poesa castellana. con indepen-dencia de que en l apunten corrientes italianizantes que van en detrimento dela tradicin provenzal 25~ No por casualidad, la que con toda probabilidad esla primera potica castellana de la buclica aparece en las Anotaciones (1580)de Herrera a las poesas de Garcilaso29. All, despus de esbozar los orgenesde la literattra pastoril desde Tecrito a Virgilio, haciendo referencia a dosimitadores de ste (Tito Calpurnio y Olimpio Nemesiano), el vate sevillano se-ala de lbrtna tajante: Desde stos hasta la edad de Petrarca y Boccaccio nohubo poetas buclicos: aunque matiza de inmediato que ni sus glogas [las

    > Vase Francisco Rico: El destierro del verso agudo, en llomentjc c, Jos Mc,nueh U/ccoo(Madrid: Gredos. 1983), pp. 525-551.

    - Esta comparacin la establece Marcial Jos Bayo: Virgilio y lo pc,storc;l espt;cmlcm che!Remc,cimienio (1480-1550) (Madrid: Gredos. 1970), pp. 23-65 y 202-35.

    -i Al menos si se compara el Arte de Encina con el Prohe,nic, del marqus de Santillana;atznclue siempre sean discutibles las deducciones hechas por va negatita. como hace FranciscoLpez Estrada: I,a.s- priiicas vc,,,-ieh/amt;,v che ha Echad Mcclii; (Madrid: Taurus. 1984). p. 70:,,Conviene sealar, por tanto, que Encina no menciona ni a los gallegos ni a los provenzales,tal como haba hecho Santillana. y este silencio es grandemente significativo por lo queanuncia. Esta elacin de origenes aparece roani estara en trminos generales y en forma breve.pero [oci na. cuando propone una h i s toria ce la poes (a, e-s t au uneiando al mis ni u t ienipo consu parcial dad lo que t,currira pocos aos despus con Garcilaso; es decir, la importancia delfactor tal ant) para una renovacin total de la lrica espaola Del mi snio autor, El A re chepcescm asic-l/omz a de Juan del Encina t 1 496). en L 1 luma;,isnie chcnis les tem mes espc;gno/es. cd.Augustin Redondo (Pars: J. Vrin. 1979). pp. 151-68.

    Cito por la edicin de Antonio Gallego Morel 1: Gorcic;5-o de la Vega y sas ccnnenIaristas

  • 122 Jess G,nez.

    de Petrarca] ni las dc Boccaccio son dignas de rnemoria>~; al igual que anteshaba calificado a Batista Mantuano y a Juan del Encina de infacetsimosescritores de glogas. En cambio, elogia a Sannazaro qtnen, en su opinin,es solo digno de ser ledo entre todos los que escribieron glogas despus deVirgilio. Con mano maestra, traza Herrera los nombres principales de losautores que desde Virgilio hasta Garcilaso. pasando por la Arcadia de Sanna-zaro, recuperan la buclica; aunque. como es habitual, usa indistintamente eltrmino de buclica y el de gloga.

    Segn ha estudiado Aurora Egido. la gloga careca de arte, si por steentendemos las reglas que presta la potica , A pesar de ello, y a pesar dela indeterminacin genrica de la literatura pastoril, en los comentarios deHerrera parece haber una clara conciencia de lo que significa Garcilaso conrespecto a la tradicin occidental de la buclica, frente a Encina y otros in-facetsimos escritores de glogas. Virgilio haba sabido crear un gnero lite-rano, definido no por la condicin social de sus protagonistas, de manera ex-clusiva, sino, sobre todo, por la correspondencia de diversos temas y hirmas.

    Ms all de los pastores. la buclica se haba asociado a la elega amorosa,en la dcima y ltima de las Buclicas, cuando Virgilio evoca los sollicilosamores de su amigo Cornelio Galo. Este manifiesta el deseo de vivir con suamiga entre los pastores de la Arcadia: Hic gelidi fontes, hic mollia prata,Lycori:/ hie nenius: hic ipso tecun consumerer aevo (X, 42-43); programavital que l identifica con un determinado estilo literario, derivado de losidilios del pastor siciliano, Tecrito: Ibo et Chalcidico quae sunt niihi conditaversu/ carmina pastoris Siculi modulabor avena (X. 50-51). Esta identifica-cin de vida y literatura es una de las principales diferencias que hay entre elideal buclico de Galo y el de los caballeros de la pastorela, cuando stos de-ciden convenirse en pastores. Adems de que Galo contempla el ideal arcdicocomo un sueo imposible y concluso, al que slo puede aspirar o evocar.

    No slo en la dcima, sino en cl conjunto de las Buclicas, la literaturapastoril se presenta como un modelo ideal que con frecuencia cobra la formade un Paraso perdido y que, al Inenos en las buclicas sptima, octava ydcima, se localiza en la Arcadia; escenarto potico creado como tal por elMantuanW. Pero Virgilio no identifica el ideal pastoril tan slo con un

    Sin potica.... p. 43. Aade la atttora t dnd.. p. 45): La potica de la gloga cii Espaano slo es tarda, sino pobre.

    >> Ya en et idilio sptimo de Tecrito se menciona ta Arcadia, aunque el conjunto de los ItA-1/os- est 1 ocalizado en Sicilia, donde haba nacido cl ,oeta griego. So lire la evolucin de la Acadia en la poe s fa. vase cl interesante art ciii o de Erwi n Patio fsky: St la Amc-odia ego: Poussi n

  • Sobre la Icaria de It; buclicc, en e Siglo ce Oro: hacic las glc> gt;.s... 123

    escenario; sino tambin con un momento irrecuperable de su propia biografa,como sucede en las buclicas primera y novena, o con una poca paradisacaen la evolucin de la humanidad, como sucede en la buclica cuarta, cuandose proictiza una nueva Edad de Oro. Ya desde el idilio primero de Tecrito,el pasado paradisaco se haba encarnado en la figura de un pastor llamadoDafnis, por cuya muerte lloran los dems pastores; situacin que se repite enla buclica quinta. Todo ello asociado, como en el caso de Galo, a una deter-minada manera de hacer poesa.

    Subrayemos que los pastores de Virgilio. al igual que los de Tecrito, sonpoetas y msicos a un tiempo. Canto y cuento es la poesa. En su doble ver-tiente, tanto literaria como musical, la actividad potica es consustancial a losprotagonistas de las Buclicas virgilianas, quienes tan slo de manera secunda-ria se definen por su condicin de pastores. Por el contrario, sobre todo desdela Edad Media en adelante. se invierte con frecuencia el planteamiento de labuclica por medio de exgesis alegricas o a travs de la ru/a Vergilii32. Demodo que se pierde el simbolismo caracterstico de las Buclicas, y la condi-cin social de los pastores pasa a un primer plano; para extraeza de cienotipo de mentalidad caballeresca, como la que se manifiesta en las glogas dra-mticas de Encina.

    Para justificar la importancia de sus glogas, Encina desarrolla razonamien-tos sobre la dignidad de la vida pastoril, con argunentos tomados de la Anti-gliedad latina y tambin de la Biblia, como hace en la dedicatoria de su traduc-cin de las Buclicas a los Reyes Catlicos. Del mismo modo que, para justifi-car que los escuderos se conviertan en pastores o que stos atinen su enten-dimiento rstico cuando se enamoran, razona sobre la omnipotencia del diosAmor, con argumentos tomados de la tradicin cortesana; aunque Virgilio afir-ma en otro sentido, por boca de su amigo Galo: Omnia i-inc Amor (X, 69).Poco o nada tienen que ver los razonamientos de Encina con la verdadera natu-raleza de la buclica, que no necesita de justificaciones exegticas o alegricas.

    As lo entiende Sannazaro, cuando recrea en su Arcadia (1504), ya desdeel propio titulo, los grandes temas y formas de las Buclicas de Virgilio. Ensu versin definitiva, la Arcadia consta de doce glogas precedidas de otrastantas prosas. enmarcadas por un proemio y por un epilogo o comgeclo dedica-

    y la tradicin ciegaca. LI sigoijiacho ce Ii, artes visut;les (1955), liad. Nicanor Ancochea(Madrid: Alianza. 1983>. pp. 323-49.

    De las exposiciones ms coherentes sobre la evolucin de la literatura pastoril, es la deIfren Cooper: I-csioral: VIec/ic,evcd intc, Renc;issc,ncc (/pswi shTotowa: BrewerRowman. 1977>quien. sit3 embargo, apenas menciona ejempos pertenecientes a la literatura espaola.

  • 124 Jess Gmez

    do a la zampoa. Desde el mismo proemio, la narracin autobiogrfica seconstruye c(>mo una evocacin de laperegrnahu arcdica del protagonista lla-mado Sincero y que, en contra de lo que se podra pensar, no es un pastor: si-no trasunto del propio Sannazaro. como lo explica l mismo en la prosa spti-ma. Hay que reparar en la existencia de curiosas similitudes entre la historiade Sincero-Sannazaro y la del Galo de la buclica dcima de Virgilio. Ambosalivian sus cuitas amorosas mediante la evocacin de un mundo pastoril,concebido al mismo tiempo como un modo de vida deseable y como un idealliterario.

    En la Arcadic de Sannazaro, localizada en el espacio potico creado porVirgilio. tambin aparece la evocacin del Paraso perdido, que es caractersti-ca de las Buclicas. Con relativa frecuencia, rememoran los arcades de Sanna-zato un pasado mtico e irrecuperable en el que la naturaleza y cl hombre sefundan en perfecta simbiosis; por ejemplo, en la cancin de Ergasto sobre lamuerte del pastor Androgeo, semejante al Dafnis de Virgilio o al de Tecrito(gloga quinta), en el canto de Serrano y Opico sobre la Edad de Oro (glogasexta), en el de Ergasto sobre la muerte de su madre (gloga oncena) y. sobretodo, en la gloga dcima, en la que Sannazaro reconstruye la historia de lapoesa pastoril. Se reproduce en la Arcadia, por tanto, la asociacin caracters-tica del ideal pastoril de la buclica, concebido al mismo tiempo como modode vida y como modelo literario.

    Francesco Tateo seala incluso que la coniplessa struttura letteraria dela Arcadia consiste proprio nella progressiva identificazione di un genere let-terarioU) con un simbolo di vita e con un ideale di poesia, como tale ala fineabbandonato t Abandono que, sin embargo, tambin se produca en las Bu-clicas. La contradiccin que advierte lateo, cuando se refiere a los elementosextra-pastoriles de la Arcadia, no es exclusiva de Sannazaro; ms bien parececonstitutiva del gnero buclico, tal y como viene definido a partir de Virgilio.

    En todo caso, se advierte en la Arcadia una mayor presencia de la temticaamorosa. Ello se podra relacionar con los nuevos rumbos de la lrica romance,en parte derivada de Petrarca, y con la propia forma del relato, de tono marca-damente autobiogrfico. Hasta cierto punto, Sannazaro parece confinar los te-mas de la buclica virgiliana dentro de los estrechos lmites de la elegaatnorosa, como tambin pretenda el Galo de la buclica dcima. Algo seine-jante sucede en las glogas de Garcilaso, unidas por la experiencia ertica deNemoroso. de la que incluso se podra reconstruir el hilo argumental como si

    La crisi culturale di Jacobo Sannazaro. Tmc,dizione e recdtc; ud1 tImm;cnesirno itc;lit;;io

  • Sobre la ecra de It bucdilica en eh Siglo ce Oro: hacia las glogas... 125

    se tratase de un canzoniere 1; aunque en el de Petrarca no haba glogas,como s habr en las Varias poesas de Hernando de Acua. por ejemplo.

    Sin embargo, desde cl punto de vista del cancionero petrarquista, latrayectoria potica de Garcilaso se opone a la de Acua35. Frente al marcadopetrarquismo de las Varias poesas, en las glogas de Garcilaso, concebidascomo un conjunto temtico, no se anula la especificidad de la buclica, comotampoco suceda en la Arcadia. Nemoroso bien pudiera ser una proyeccinbiogrfica y literaria de Garcilaso, como lo es Sincero de Sannazaro y Me-nalcas de Virgilio, al menos en las buclicas novena y quinta. Pero ni Virgilio,ni Sannazaro. ni Garcilaso utilizan el pellico pastoril como mero disfraz opretexto; como s lo hace Hernando de Acua o como, si bien inmersos enotra tradicin, lo hacen los nobles que interpretan la gloga de la Cuestin deamor o Juan del Encina, cuando expone sus problemas palaciegos en ms glo-gas navideas que representa ante los duques de Alba.

    Cono muy bien saba Herrera, el proceso de recepcin de la buclica clsi-ca en Espaa se produce desde Tecrito a Virgilio y desde ste a Garcilaso,a travs de la literatura italiana y en especial de Sannazaro. Idntico procesoest implcito en los comentarios (1574) del Brocense: por ejemplo, cuandoanota las fuentes de la gloga II, vv .518-520: Vinieron los pastores de gana-dos,! vinieron de los sotos los vaqueros,! para ser de mi mal de m informa-dos. Comenta el Brocense: Esto lo dijo primero Tecrito en Griego en laprimera Buclica, y de all lo tomo Virgilio, clu. lO. Y de all Sannazaro. Yde l Garci-Lasso$6. As pues, los propios comentaristas desde el siglo XVIreconocen la tradicin de la buclica en Espaa. Por lo tanto, no hay nece-sidad de insistir en los prstamos que aparecen en las glogas de Garcilasotomados de la Arcadia de Sannazaro, varias veces traducida al castellano37,

    > Vase Daro Fernndez Morera: 7/te re atol che Oatetz E/ate: Gc;r.ilc;so omit theIt;stora (London: Tamesis, 1981), pp. 110-113; y. en un sentido ms amplio, Antonio Prieto:La poesa espc;oc, del siglo XVI,! (Madrid: Ctedra, 984), pp. 80-92.

    > En el caso de Acua, la ambientacin pastoril se imprime desde el comienzo de sucancionero; peto desaparece al final, a diferencia de lo que sucede en la trayectoria potica deGarcilaso. Como seala Antonio Prieto, op. cii., p. 129, la trayectoria de Acua es como stfuese de LArc:achia. de Sannazaro, con sus glogas, al Canz.oniere de Petrarca, donde comoes sabido no existen glogas, como no las habr en el tramo final y ms personal delcancionero de Acua.

    Go reihaso de It; Vegc; y sus comen c,risla.s, B 1 6 1Vase Rogelio Reyes Catio: ci -A rcaclic dc Scm,,cczcro ci, Espctct

  • 126 Jess Gmez

    ni los de las Buclicas de Virgilio, traducidas tambin en varias ocasionesdurante el siglo XVI>5 y que ya lo haban sido por Juan del Encina, en elsiglo XV.

    Sin embargo. ni las glogas traducidas de Encina ni las originales sepueden considerar como precedentes de las de Garcilaso. No lo hacen los co-nentaristas del siglo XV139 y no hay razn alguna para sostenerlo en la ac-tualidad, con independencia de que se acepte o no la diferenciacin antesestablecida entre la materia pastoril y la buclica, concebida como un gneroliterario. La conclusin sera idntica en cualquiera de los dos casos, ya queel Virgilio medievalizante de Encina poco o nada tiene que ver con el deGarcilaso, cuyas glogas implican un salto cualitativo en la serie literariaderivada de las Buclicas, al menos en Espaa.

    Esa extica flor de invernadero que es la buclica no se aclimata en elrido suelo castellano hasta el primer tercio del siglo XVI y, slo ms tarde,se trasplanta del verso a la prosa. Pero sta es otra historia que habra quetrazar convenientemente, a partir dc la primera novela pastoril, Dalhis y Cloe(s. II), que no es buclica; a pesar de que tambin deriva de los Idilios deTecrito, como las Buclicas de Virgilio.

    Universidad Autnoma de Madrid

    -> En el prlogo al tomo XX de la fiNi oteca Clsica, reeditado en la Ui,/icgrcmfc Hispano-Ictima Ctsicc, vol. IX (Santander: Aldus, 1952). Marcelino Menndez Pelayo cita hasta sietetraducciones del siglo XVI.

    El Brocense no cita a Encina en st,s comentaric,s. Herrera si. pero siettlpre de manerapeyorativa. cotno etiando lo itcluye entre los infacetsi mos escri lotes de glogas (Garc-i/c,soche It; Vtrc; y su-s ccnaemtcmmi,stcas t 1-1422). Antes lo haba meticionado. a propsito de la al tsina la fbula de Tntalo que deteeta en la cancin IV. Escribe Hertera (H-234): Toc est.a fbulaactttel vttlgar poeta espaol Jttan del Enzi na con la rudeza y poco ornamento qtte se permitaen su tiempo. Por dlii mo. lo cita a prt>posito de la gloga 1. Vv. 296 y Ss.: Despus que nosdejaste, nunca pace! en hartura el ganado...: cuando se reflere a la traduccin qtte hace Encinadel pasaje correspondiente de la buclica quinta de Virgilio