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on el lema “Callejeando nuestra fe, fijos los ojos en Jesús”, se llevó acabo la acampada vocacional 2018 en Caldas, Antioquia; del 29 de junio al dos de julio, con la participación de 24 jóvenes, entre ellas de la Provincia madre del Buen pastor: cinco novicias, una postulante,

dos aspirantes y un juniora. Una experiencia que se vivió al máximo de principio a fin. La acampada tenía como objetivo llevar a las jóvenes a mirar como desde lo que se es, se puede vivir la santidad, no importando el lugar donde nos encontremos, porque el Señor llama a quien quiere con sus fortaleces y debilidades. Las jóvenes fueron llegando, organizando sus carpas y después de la comida se inició con dinámicas de integración, cantos de alabanzas, se les dio a conocer el lema y el himno de la acampada; posteriormente se les entrego las escarapelas, en las cuales se encontraba el nombre de los grupos de vida que durante los días de la acampada estarían compartiendo, junto con las insignias que debían portar todo el tiempo. Se les dio a conocer el reglamento y con ello se dio apertura a la acampada vocacional 2018.

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La mañana de sábado inicio con un calentamiento, trote suave, caminata y un ir callejeando la fe desde gritar cada equipo su porra y grito de poder, mientras nos dirigíamos a la capilla “La

Inmaculada”, para hacer la oración, la cual estuvo motivada desde la consigna “Tu estas llamada a la santidad”. Un recorrido desde que es ser santo, quienes están llamados a la santidad, donde practicar la santidad. Un espacio lleno de espiritualidad, sensibilidad, escucha generosa, disponibilidad, de unción, enmarcado por la presencia y gracia del Espíritu Santo. De regreso las jóvenes fueron invitadas a que compartieran la vivencia de la oración y la experiencia de lo que vieron en el camino y eso a ellas que les dice en este proceso que están realizando. El rally se vivencio en dos momentos y cada momento con una enseñanza de vida, un mirarse en sus procesos, reconocer las líderes que son, pero sobretodo mirar cómo sus vidas llevan ese tinte de

camino de santidad, de reconocer los obstáculos que les impiden lanzarse a la misión que tienen, a la llamada que el Maestro les hace, la manera como están viviendo sus vidas, su ser de bautizadas y como callejear la fe hoy en un mundo tan caótico e incrédulo. Ya en horas de la tarde la vivencia fue “Entre más humanas, mas divinas”, lo real y lo ideal en la vivencia de la santidad (presentación bien lograda de las novicias que fueron de gran apoyo en esta acampada vocacional), el identificarse con su santo y preguntarse así misma si su ideal sería llegar a la santidad. Acto seguido se les invita a entrar en el taller del alfarero, diciéndole la joven que la salida es hacia adentro, que es entrar en su interior. Al entrarse toma el texto de Gn 2,7, hemos sido formados con polvo del suelo y un soplo de aliento nos ha dado vida. Un momento de mucha interiorización, de adentramiento, de reencuentro con el ser. Cada una toma una vasija y se le invita a embellecerla, a tomarla en las manos como esa vida que es cada una, es un momento de gran espiritualidad, sensibilidad, encuentro consigo misma. Para finalizar el día, se tiene preparada una vigilia de oración “Soy yo quien reconstruye tu vida”. Las jóvenes ingresan a la capilla por comunidades y luego de un momento de alabanza se expone el Santísimo, al llegar se dan cuenta que sus vasijas están rotas, la invitación es a reconstruirlas y luego a presentarlas ante el Alfarero. La oración es acompañada por el Ministerio de música Ángeles de Dios con el cantautor Richard Martínez, fue un espacio de profunda entrega, de una oración que toco el corazón, que las llevo a tomar conciencia de que es en las manos del Alfarero donde están puestas sus vidas y que solo Él puede reconstruirlas

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de nuevo. Luego pasando por un camino de luz llegaron a la fogata donde con cantos compartieron la alegría del saberse amadas por el Señor. Y se llegó el día de callejear la fe. El despertar fue con zumba y la oración estuvo enmarcada por los “Héroes anónimos” esos que no hacen bulla, pero hacen tanto bien a la humanidad, uno de ellos el padre Federico Carrasquilla a quien se visitó en el barrio “el Playón” donde él vive y con quien tuvieron la oportunidad de escuchar su experiencia de vida y celebrar la Santa Eucaristía. A ese lugar se llegó en chiva, recorriendo las calles de Medellín cantando y disfrutando alegremente, enviando frases de fe a las personas en la calle. De donde Federico se pasó a visitar a las futuras hermanas forever, como así se autonombraron, del juniorado congregacional. Allí la hermana Aleyda Garcés hizo el recibimiento e invito a las jóvenes a un compartir fraterno que disfrutaron muchísimo. Las hermanas cantaron en sus diversas lenguas, compartieron experiencias de vida y respondieron a algunas preguntas lanzadas por las jóvenes. Al salir de la casa juniorado la invitación fue a callejear la fe. “Lo que habéis oído, id a contarlo” y así fue como al salir a cada persona que se encontraron en su camino después de darles un mensaje de fe le regalaban una colombina, con cantos de alabanza, porras, gritos de poder, entonando el himno de la acampada, persona a persona se fueron acercando

callejeando la fe hasta llegar al centro comercial “Los Molinos” en donde al entrar preguntaban a las personas que era para ellos la santidad y en donde vivieron una experiencia única de fe. Ya a las afueras del centro comercial, se cantó el himno “Hay que callejear la fe” y “para ser santo”. La gente se detenía a ver qué era lo que pasaba y empezó a filmar con sus celulares y a expresar lo felices que se sentían de estar presenciando una experiencia como esa, donde a las jóvenes no les daba pena dar a conocer su fe. Una señora muy emocionada acercándose a una de las hermanas le decía: “ojalá sigan promocionando actividades como estas, que tanto necesitan ver los jóvenes

de hoy, hasta nosotros los adultos para enamorarnos más de Dios”. La actividad marco mucho a las jóvenes: el acercarse a

las personas, el regalarles una palaba de fe, de vida, pero de manera especial el hecho de haberlas sacado del centro comercial por estar haciendo una actividad sin tener permiso y como los perros podían andar por el centro comercial en coches alquilados por sus dueños.

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El último día ya fue un evaluar la experiencia. Las jóvenes recibieron la visita de las hermanas del Consejo Provincial de la Divina Providencia: María Mercedes Velásquez y María Carmenza Ríos López, con ellas se compartió el cómo llegaste? Cómo estuviste? Y cómo te vas? Finalmente la Eucaristía de acción de gracias y envío a seguir callejeando la fe.

Algunos testimonios de las jóvenes:

Este campamento me ha dado cierta tranquilidad conmigo misma. La experiencia de callejear la fe me encanto, porque me gusta regalarle una sonrisa al prójimo, decirle Dios te ama, es grande, Dios te bendiga, realmente me encanta eso y creo que este es el camino a la santidad que todos debemos seguir.

Ana María García del Peñol La santidad para mí refleja respeto hacia al prójimo, al necesitado, el amor que se le debe tener a los hermanos. Para mí está experiencia me sirvió mucho por lo que Jesús significa para mí y por el compartir vivido con todas las participantes. Muchas gracias a todas.

Gloria Yiseth Cifuentes del Líbano, Tolima

Yo conozco a las Terciarias Capuchinas desde que soy una niña, y no es la primera experiencia que tengo con ustedes y siempre me llevo cosas diferentes, me redescubro en el Señor, aprendo algo bonito y de las personas con quienes compartí. En esta acampada fue la oportunidad de hacerme una con el Alfarero, de estar ahí con Dios, ponerme en sus manos, moldear mi vida, dar lo mejor y hacerme consciente de todas esas cosas que me están faltando. También aprendí que hay que estar locos por Jesús y que Dios viene a traer alegría. Cada día me gusta más el servicio al Señor y aprovecho para agradecer a las hermanas su entrega y el mensaje de Dios que nos dan en su vida con las palabras del Padre Luis “Vale más desgastarse por los demás que oxidarse por uno mismo”.

Melissa Salazar de Santa Rosa de Osos Antes de venir a la acampada tenía muchos nervios, porque aquí hay varias que vienen en grupo mientras que yo venía sola, tenía muchas expectativas y desde que llegue me sentí muy acogida y eso es lo que quiero agradecer el cariño y la acogida que he experimentado en este encuentro ya que yo siempre me he sentido Bendecida por Dios.

Gisela Rodríguez de Buenaventura