cannabis y alteraciones de la memoria. mitos y realidades
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Cannabis y alteraciones de la memoria. Mitos y realidades
Daniela Rodríguez Cardona, [email protected]
Natalia Echavarría Calderón, natalia,[email protected]
Artículo de revisión presentado Para optar al título de Psicólogo
Asesor: Nicolás Ignacio Uribe Aramburo, Magíster (MSc) en investigación psicoanalítica
Universidad de San Buenaventura Colombia
Facultad de Psicología
Psicología
Medellín, Colombia
2019
Citar/How to cite (Rodríguez & Echavarría. 2019)
Referencia/Reference
Estilo/Style:
APA 6th ed. (2010)
Rodríguez, D & Echavarría, N (2019). Cannabis y alteraciones de la
memoria. Mitos y realidades. (Trabajo de grado Psicología).
Universidad de San Buenaventura Colombia, Facultad de Psicología,
Medellín.
Grupo de investigación en Estudios Clínicos y Sociales en Psicología,
Línea de Investigación: Adicciones.
Artículo resultado de investigación elaborado por miembros del semillero PSICOACTIVA.
Semillero de Investigación PSICOACTIVA.
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CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 3
Resumen
Utilizando la técnica de revisión documental, se recopila información sobre las evidencias
científicas existentes acerca de las alteraciones de la memoria asociadas al consumo de cannabis,
cuestionando mitos que niegan los efectos nocivos del uso de estas sustancias, así como mitos que
exageran los perjuicios sobre los individuos. Se busca sensibilizar a los profesionales y estudiantes
de la psicología y las ciencias sociales, así como a padres de familia, maestros y personas que usan
el cannabis, acerca de los verdaderos efectos que pueden acarrear sobre la salud mental, de modo
que las campañas y programas de prevención puedan tener un sustento más realista que permita
obtener un mayor impacto que aporte al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Palabras clave: Cannabis, memoria, alteración, psicología, mito.
Abstract
Overview using the technique of document review, collected information on the existing
scientific evidence about the memory disturbance associated with cannabis use, challenging myths
that deny the harmful effects of the use of these substances, as well as myths that exaggerate the
damage on individuals. It seeks to sensitize professionals and students of psychology and social
science, as well as parents, teacher and people who use cannabis, about the real effects that can
lead to mental health, so campaigns and prevention programs can have a greater impact that
contributes to the improvement of the quality of life of the people.
Keywords: Cannabis, memory, altered, psychology, myth.
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1 Introducción
Los seres humanos hacen uso del cannabis desde hace más de cuatro mil años en diferentes
regiones geográficas y épocas históricas, razón por la cual ha tenido diversos usos según el
contexto, entre los cuales destacan los usos místicos y religiosos, pero también usos militares y
medicinales que nuestros antepasados hacían de estas sustancias. Sin embargo, el consumo del
cannabis se ha convertido en un problema de salud pública en las últimas décadas, debido a los
altos índices de consumo en la población juvenil, así como de abuso de esta droga, razón por la
cual la sociedad y la ciencia han mostrado interés en este creciente fenómeno que puede ocasionar
perjuicios a la salud física y mental de las personas, y consecuentemente han diseñado y ejecutado
múltiples campañas y programas de prevención primaria, secundaria y terciaria para tratar de
reducir las alarmantes cifras de consumo y abuso (Lopez, 1992; Freud, 1930; Escohotado, 2000;
Courtwright, 2009)
Desde 1948 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció que el uso del cannabis
podría resultar nocivo para la salud física y mental, sin embargo, la evidencia científica sobre esta
nocividad no es tan clara y concluyente (Gutiérrez Roja, Martínez González, & De Irala, 2006).
Desde las investigaciones de Nahas (1976), se afirma que el consumo crónico de cannabis puede
ser perjudicial, razón por la cual en la actualidad algunos investigadores sostienen este punto de
vista (Gutiérrez Roja et al. 2006) y señalan que el uso intenso y prolongado del cannabis “100 a
300 mg/día durante más de seis meses” (Gutiérrez Roja et al. 2006), ocasiona en los adultos
“deterioro mental y físico” (Gutiérrez Roja et al), mientras que en los adolescentes “impedía la
adecuada maduración de la personalidad” (Gutiérrez Roja et al.2006).
En ese orden de ideas, los programas de prevención e intervención han sido objeto de
múltiples críticas debido a la poca eficacia que presentan, pues en realidad no logran un impacto
significativo sobre los índices de consumo y por ende han empezado a emerger cuestionamientos
que ponen en consideración la pertinencia de estos programas y campañas (Llanes, 1982; Herrell,
I et al. 1985; Escohotado, 2004).
Algunas de estas críticas se centran en la falta de idoneidad de las personas encargadas de
llevar a cabo estos programas, pues a menudo profesionales y practicantes de psicología desarrollan
actividades psicopedagógicas con niños y adolescentes en instituciones educativas a partir del
sentido común, mitos y de la ignorancia sobre las drogas y sus efectos sobre la salud física y mental,
siendo necesario que estos profesionales y practicantes de verdad posean los conocimientos y las
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competencias necesarias para abordar estos fenómenos con las poblaciones afectadas por el
uso/abuso de drogas, entre ellas el cannabis (Castaño, 2006; Gutiérrez Roja et al. 2006; Uribe et al,
2011).
Es una lamentable realidad el hecho de que gran cantidad de psicólogos que realizan
actividades de prevención del consumo de drogas no conoce los efectos del cannabis sobre los seres
humanos, así como de otras drogas, siendo entonces necesario que estos profesionales se
documenten, se capaciten acerca de estas problemáticas, pues de esa manera al tener un
conocimiento más amplio y realista sobre estas problemáticas podrá diseñar e implementar
programas y campañas más efectivos y eficaces que permitan un mayor impacto sobre estas
poblaciones (Cepeda Díaz, 1989; D'Apolito, 1998; Escohotado, 2000).
Por lo anterior, el presente artículo tiene como objetivo principal que los profesionales y
estudiantes de la psicología, así como de otras disciplinas científicas que se ocupan de las adiciones
puedan obtener información confiable sobre las drogas, pero también pretende que los padres de
familia y personas que usan esta sustancia accedan a un conocimiento realista sobre los efectos del
cannabis (Gutiérrez Roja et al.2006) en los procesos cognitivos, y más específicamente sobre la
memoria, con el ánimo de que al ampliar su nivel de conocimiento sobre las drogas y sus efectos
pueda reorientar las acciones que realizan los padres y maestros en casa y la escuela, pero también
repensar y reorientar los programas de prevención que realizan los científicos sociales en las
diversas instituciones en que realizan su importante labor, pues al partir de información veraz sobre
las consecuencias nocivas podrá cuestionar mitos que niegan los efectos nocivos así como aquellos
que exageran el nivel de perjuicios que podría acarrear el uso y/o abuso del cannabis.
Así pues, utilizando una metodología cuantitativa basada en la técnica de revisión
documental, en el artículo se presenta un recorrido riguroso acerca de las evidencias científicas que
se han producido a partir de investigaciones realizadas con diferentes metodologías (con distintos
niveles de validez) a lo largo del siglo XX y XXI a nivel mundial, tanto desde la psicología como
de otras disciplinas que se ocupan del fenómeno. Es importante clarificar que no se pretende
naturalizar dar uso de esta, ni hacer apología a la misma, pero sí se busca que haya un nivel de
conciencia sobre los riesgos asociados al consumo de cannabis. Por lo anterior, el artículo aporta
información acerca de la pregunta por los efectos que tiene el consumo de cannabis en la memoria.
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2 Metodología
El artículo se basa en un diseño de investigación cuantitativo, debido a que interesa
investigar un fenómeno desde una postura objetiva, de modo que aun cuando el tema de las drogas
involucra aspectos subjetivos del consumidor, en nuestro caso no se optó por una metodología
cualitativa, en razón de que el interés de la investigación no incluía los aspectos subjetivos. Es bien
sabido que las metodologías cualitativas son más utilizadas para explorar fenómenos que no ha
sido muy estudiados, en el caso de las drogas existe gran cantidad de estudios exploratorios, razón
por la cual se decidió profundizar en una temática que ya ha sido abordado por otros autores (mbkj;
Ander - Egg & Valle, 1997; Bonilla Castro & Rodriguez Sehk, 1995).
2.1 Herramientas de recolección de información.
En la fase de recopilación de datos se utilizó la estrategia denominada revisión documental,
la cual básicamente consiste en obtener información a partir de la revisión bibliográfica, pero
también de documentales y otras fuentes de información. Esta técnica es definida por Cázares,
Christen, Jaramillo, Villaseñor & Zamudio (1999) como la recolección de información a partir del
estudio de documentos, entendidos como material: “de índole permanente, es decir, al que se puede
acudir como fuente o referencia en cualquier momento o lugar, sin que se altere su naturaleza o
sentido, para que aporte información o rinda cuentas de una realidad o acontecimiento” (Cázares
Hernández, Christen, Jaramillo Levi, Villaseñor Roca, & Zamudio Rodriguez, 1999, p.18).
Inicialmente se procedió a buscar información sobre el tema en cuestión a través de
catálogos públicos de universidades, bibliotecas públicas y otros sitios en la web, donde se hallan
bases de datos (EBSCO-HOS), entre otros. En los buscadores se ingresaron las palabras claves que
arrojaron una multiplicidad de resultados con información sobre el tema, tanto, libros, artículos,
documentales, entre otras fuentes de información.
Seguidamente se seleccionó la documentación revisando los títulos y su relación con el
tema de investigación, de modo que el criterio de selección permitió reducir la masa documental.
Posteriormente se revisaron todos los documentos seleccionados y se elaboraron fichas
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bibliografías en las cuales se consignaron datos de identificación de los documentos (autor, año de
publicación, editorial, entre otros), así como un resumen del contenido del mismo.
Una vez elaboradas las ficha bibliográficas se construyó el apartado de antecedentes en el
que se presentan de forma ordenada (criterio cronológico), los principales hallazgos encontrados
por otros investigadores que se habían ocupado del tema previamente, mostrando semejanzas y
diferencias entre los autores, así como visibilizando los vacíos que dichos estudios presentan, lo
cual permite hacer un aporte a la disciplina psicológica (tanto al estudiante, como al profesional),
pues, se cuestionan algunos enfoques moralistas, que introduce una serie de mitos sobre el consumo
de drogas. En síntesis, se presenta una visión panorámica e histórica sobre las relaciones del
cannabis y las alteraciones cognitivas, desde una perspectiva científica, objetiva y realista, que
permite adoptar una visión más integral y amplia, por parte del lector.
2.1.1 Herramientas de análisis de información.
Una vez se recolecto la información a través de la técnica de revisión documental se
contrastaron las distintas fuentes utilizadas, según la estrategia de triangulación, la cual es
entendida por Cázares et al. (1999) como una estrategia que permite crear conocimientos a partir
del estudio de documentos, libros, películas, entre otras fuentes de información.
Por ello, se crearon tablas en las cuales se consignó la información procedente de distintas
fuentes, estableciendo agrupamientos entre autores cuyos resultados de investigación son similares,
siendo posible mostrar diversas perspectivas teóricas y metodológicas sobre la relación cannabis y
alteración cognitiva. Sin embargo, más allá de las diferencias teóricas, el objetivo del artículo es
ofrecer un panorama riguroso, sobre las alteraciones cognitivas que se derivan del uso y abuso del
cannabis, por lo cual se encontraron descripciones muy completas, y otras escuetas e incipientes,
siendo necesario comparar estas descripciones complementando el panorama que se ofrece en
algunos de ellas.
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2.1.1.1 Participantes y muestra.
Considerando que en esta investigación no se realizó trabajo de campo con personas, y en
cambio se procedió a revisar documentos que contienen información sobre el tema objeto de
investigación, se entiende que en este caso la muestra es concebida como “el grupo de personas,
eventos, sucesos, comunidades, etcétera, sobre el cual se habrán de recolectar los datos, sin que
necesariamente sea representativo del universo a población que se estudia” (mbkj). Los criterios
para seleccionar los documentos que serían parte de la masa documental a revisar fueron los
siguientes: 1. Contener información sobre la relación entre uso de cannabis y alteraciones de la
memoria 2. Proceder del campo científico. 3. Contener información obtenida mediante
metodologías de investigación que tengan valides científica. 4. Contener información en idioma
español.
2.1.1.1.1 Consideraciones éticas.
En cuanto a los aspectos éticos, recordamos que al no tratar con personas sino con
documentos no existe ningún riesgo para los humanos, pero si se deben observar los protocolos
éticos de la investigación que hablan acerca del plagio y los derechos de autor a la hora de tratar
los documentos, por lo cual la investigación se ciñó a los protocolos éticos de APA sobre
investigación documental (Medina Suárez, 2007).
3 Acerca del cannabis.
La marihuana proviene de una planta herbácea que puede medir hasta 4 m de alto, de tallo
erecto y hojas aplanadas, las inferiores opuestas y las superiores alternas, sus hojas se componen
de entre 3 a 9 foliolos angostos, de ápice agudo, con márgenes cerrados y con ciertas partes del
envés de la hoja de un color más claro, el fruto es un aquenio, con una sola semilla, ovoide, algo
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comprimida, blanco o verdoso. (Ángeles López, Brindis, Cristians Niizawa, & Ventura Martínez,
2014).
Esta sustancia ha sido denominada de diversas maneras en diferentes regiones y épocas, así
por ejemplo, en el continente africano se le llama “makhilf” o “sadda” en África del norte, “riamba”
en África oriental, “rongony” en Madagascar, “bangue” en Mozambique, “chira” en el noreste de
África, en América se le conoce como “Aliamba” en el Brasil, “marihuana” o “marijuana” en
México, en las Antillas, también se le llama “mariquita” en regiones de centro américa como Costa
Rica, “ganga” en Jamaica, en Asia se le conoce como “bhang”, “kanab” o “darakte-bang” en Irán,
“kinnab” en Arabia, “dawamesk” en el Medio Oriente, “kumari asava” en la India, en el continente
Europeo se habla de “cáñamo” en España, “hemp” en Inglaterra, “canapé” o “cañacoro” en Italia,
“füve” en Hungría, entre otras denominaciones.
En el contexto colombiano los términos más usados para referirse al cannabis son:
marihuana, cannabis, hierba, Popeye, espinaca, cilantro, María, Mariela, maraca chafa, barilla, join,
Bob Marley, la turca, la vitamina, marimba, pate-gallina, la trabis, chauma, grifa, bareta, ganja,
María Juana, bate, Mary Jane, naturaleza, weed y otras.
Algunos estudios afirman que la marihuana es la droga más usada a nivel mundial. Según
los resultados de un estudio llevado a cabo en el año 2013 sobre consumo de drogas en Colombia
un 11.5% de las personas entre 12 y 65 años ha probado marihuana al menos una vez en la vida,
con una tasa tres veces mayor en los hombres que en las mujeres. El consumo reciente o prevalencia
del último año, se ubica en el 3.3% y la diferencia entre sexos se incrementa. Finalmente, el
consumo actual de marihuana, medido a través de la prevalencia del último mes, es del 2.2% para
la población general, con una tasa de consumo de cinco veces y más, entre los hombres que entre
las mujeres. (Gobierno Nacional de la República de Colombia, 2013)
Los efectos del cannabis son variados, según los expertos (Gutiérrez Roja, Martínez
González, & De Irala, 2006) las personas que usan el cannabis muestran preferencias “por
estímulos visuales, auditivos o gustativos que de otra manera serían ordinarios” (Gutiérrez Roja et
al.2006), y agregan que para estas personas “los sucesos triviales les pueden parecer sumamente
interesantes o graciosos. El tiempo parece pasar muy lentamente y, a veces, la droga provoca
sensaciones intensas de sed o hambre” (Gutiérrez Roja et al. 2006).
Además, el consumo “deteriora la memoria a corto plazo (de sucesos recientes) y, por lo
tanto, dificulta la realización de tareas complejas. Con el uso de las variedades más potentes de la
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droga, pueden surgir problemas para realizar incluso tareas sencillas” (Gutiérrez Roja et al.2006 p.
4), Por otra parte, su uso ocasiona efectos sobre “las percepciones y los reflejos, también puede ser
causa de accidentes de tráfico” (Gutiérrez Roja et al.2006 p. 4),
El consumo también puede aumentar “la propensión a conductas de riesgo para adquirir
enfermedades de transmisión sexual, incluida la adquisición del VIH” (Véase también: Liau;
Diclemente; Wingood; Crosby; Williams; Harrington; Davies & Hook, 2002; Rostosky; Owens;
Zimmerman & Riggle, 2003; Kingree & Betz, 2003).
Así mismo algunos estudian muestran correlaciones entre el uso de cannabis por más de
cinco años seguidos, durante la adolescencia, y la deserción escolar (Gutiérrez Roja et al. 2006)
pero también las conductas delictivas (Brook, Balka, & Whiteman, 1999).
Según los estudios recientes (Gutiérrez Roja et al. 2006) en algunas clasificaciones (DSM,
2001) sobre enfermedades mentales se considera que el consumo de cannabis puede inducir:
“cuadros psiquiátricos inducidos por cannabis (abuso, intoxicación, delirium, dependencia,
trastorno psicótico)” (Gutiérrez Roja et al. 2006), pero acto seguido los autores aclaran que: “sin
embargo estos cuadros comparten criterios diagnósticos con otras drogas, por lo que son poco
específicos” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 1), razón por la cual la correlación no puede demostrarse
en todos los casos, hecho reconocido por la OMS (Organization, World Health, 1997)
Otros efectos nocivos derivados del consumo del cannabis son los conocidos síndromes de
tolerancia y abstinencia, que están ampliamente demostrados en estudios con humanos y animales
(Jones, Benowitz, & Herning, 1981; Gold, 1992; Adams & Martin, 1996; Wiesbeck, y otros, 1996)
claro está, en consumidores activos, frecuentes, que abusan de la sustancia durante largos periodos
de tiempo (Gutiérrez Roja et al. 2006). Al respecto, se señala que “el cuadro es poco específico y
no demasiado abrupto” (Gutiérrez Roja et al. 2006 p.4) lo cual se debería a “algunos aspectos
farmacocinéticos del cannabis” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 4), pues:
(…) su alta liposolubilidad se traduce en una vida media de aproximadamente siete días lo
que impide una caída brusca de concentraciones plasmáticas, responsable de la aparición brusca e
intensa de la abstinencia. El organismo puede tardar un par de meses en quedar totalmente libre de
THC. Por otra parte, su similitud clínica con cuadros ansiosos o depresivos facilita que pase
desapercibido (Gutiérrez Roja et al. 2006, p.4).
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Al respecto, en dos estudios realizados en 1999 por Haney M., Ward, Comer, Foltin, y
Fischman; los investigadores encontraron que:
El consumo intermitente de cannabis a dosis crecientes generaba síntomas de abstinencia
que diferían en función de que fuese fumado o ingerido por vía oral. De todo esto se deduce que
una de las causas para seguir consumiendo cannabis es evitar la aparición del síndrome de
abstinencia. Por otro lado, el placer asociado a fumarlo puede convertirse en un importante refuerzo
psíquico (Gutiérrez Roja, Martínez González, & De Irala, 2006, p. 4)
En ese orden de ideas, el acto de fumar el cannabis estaría asociado a una especie de
refuerzo psicológico, más allá de los efectos psicofisiológicos que produce la sustancia en cualquier
organismo humano (Navarro & Rodríguez De Fonseca, 2000). Así mismo, en otros estudios
(Kouri, Pope Jr, & Lukas, 1999)se encontró que en sujetos que consumen cannabis diario por más
de 70 meses se observaron síntomas de “ansiedad, tensión, insomnio, anorexia, cansancio,
dificultad de concentración, irritabilidad disforia y agresividad” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 4),
así como también “síntomas y signos físicos (sudoración, temblor, mialgias, náuseas y diarreas)”
(Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 4)
Sobre este síndrome Thomas (1996) hallo que “un 35% de los usuarios afirmaban que no
pudieron dejar el consumo cuando quisieron, el 24% continuaron usándolo a pesar de los problemas
que atribuyeron a la droga y el 13% sintieron que no podían controlar su consumo” (Gutiérrez Roja
et al. 2006, p.5).
En Norteamérica el problema es preocupante pues algunos estudios muestran que “el 4,4 %
de los adultos de EEUU presentan criterios de dependencia al cannabis mientras que alrededor del
10% de aquellos que lo consumen diariamente cumplen criterios de dependencia en algún momento
de su vida” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5)
En cuanto a las consecuencias a nivel psicosocial, los estudios muestran que el consumo de
cannabis está relacionado con un “deterioro social, laboral y físico desarrollando un menor logro
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educativo y un empeoramiento de la calidad de vida” (Gruber, Pope, Hudson and Yurgelun-Todd,
2003, citado en Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5)
Asociado a lo anterior, los estudios muestran que el consumo crónico de cannabis puede
producir el denominado síndrome motivacional, el cual se define como: “un estado de pasividad e
indiferencia, caracterizado por disfunción generalizada de las capacidades cognitivas,
interpersonales y sociales debido al consumo de cannabis durante años y que persistiría una vez
interrumpido dicho consumo” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5).
En este síndrome los sujetos se vuelven apáticos: “sin energía, sin interés, suele ganar peso
y parece extremadamente perezoso. Tiene desgana para hacer cualquier actividad prolongada que
requiera atención o tenacidad” (Gutiérrez Roja et al. 2006), y además “Como resultado, la mayoría
de ellos tienen pobre desempeño escolar y laboral, ya que suelen presentar dificultades para el
estudio y aprendizaje” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5), por lo cual señalan que “Los atletas no
logran el mismo desempeño tras exponerse a cannabis porque el THC afecta sus reflejos, actividad
motora y capacidad de coordinación” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5).
Desde otra perspectiva, algunos autores consideran que se trata de: “un genuino síndrome
depresivo o secundario al deterioro cognitivo” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 5), así, por ejemplo,
Millman y Beeder (1995) lo denomina “síndrome motivacional aberrante”, planteando que tiene
base orgánica.
Sin embargo, estos estudios han sido criticados debido a que en: “este tipo de estudios (…)
los consumidores crónicos estudiados pertenecían a grupos sociales marginados, por lo que sus
motivaciones podrían ser insuficientes de por sí” (Gutiérrez Roja et al. 2006, p. 6), tal como mostro
Cohen en 1982.
También se han asociado diversos cuadros clínicos al consumo crónico de cannabis, entre
ellos se destacan “los siguientes cuadros: intoxicación aguda, psicosis breve, psicosis persistente y
efectos sobre el curso y pronóstico de la esquizofrenia” (Gutiérrez Roja et al. 2006), pero también
otros estudios (Degenhardt, Hall, & Lynskey, 2001) señalan “una asociación frecuente entre los
trastornos de ansiedad y depresión y el consumo de cannabis, tanto en adolescentes como en
adultos, sobre todo en mujeres jóvenes” (Degenhardt et al. 2001).
Otros estudios (Quiroga, 2000)han mostrado una correlación con el trastorno por delirium,
veamos:
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Existe un acuerdo universal en que el THC causa trastornos mentales orgánicos (como el
delirium). El delirium por cannabis es un cuadro infrecuente que está relacionado con consumos
muy elevados. Dura apenas unas horas y cursa con confusión y alteración de conciencia, así como
notable perturbación de otras funciones psíquicas: pensamiento (lentitud, ideación delirante...),
percepción, psicomotricidad y comportamiento, además de signos neurológicos como disartria,
nistagmus y lenguaje inconexo (Gutiérrez, De Irala & Martínez, 2006)
Finalmente los estudios (Cherek, Roache, Egli, Davis, Spiga & Cowan, 1993) muestran una
correlación entre el consumo de cannabis y las alteraciones de conducta de tipo agresivo, es que
según algunos estudios: “Las respuestas agresivas se incrementan en la primera hora después de
fumar THC y no descienden al nivel del placebo hasta un día después” (Gutiérrez Roja et al. 2006),
siendo importante considerar que: “las conductas agresivas están más relacionadas con los síntomas
de abstinencia. En consumidores crónicos, la agresividad aumentaba desde el día 3 al 28 tras la
supresión del THC” (Gutiérrez Roja et al. 2006).
4. Memoria
En esta sección se En este apartado se describen los tipos de memoria, teniendo en cuenta
la estrecha relación que se ha establecido en algunas investigaciones entre las alteraciones de la
función mnémica y el consumo de cannabis.
Desde la neurobiología la memoria es entendida como “una representación interna de la
información adquirida a través del aprendizaje, que se halla codificada espaciotemporalmente en
circuitos neuronales, mediante cambios en las propiedades reactivas de las neuronas” (Kandel,
2011), por lo cual afirman que: “la memoria consiste en conocer y rememorar eventos del pasado
al igual que nos permite almacenar planes e intenciones para el futuro” (Kvavilashvili & Ellis,
1996)
El concepto de memoria es amplio, incluye la codificación, la consolidación y la capacidad
de recuperar la información, al respecto Broadbent (1958) propone un modelo estructural del
procesamiento de la información en el sistema cognitivo humano, “este modelo representa el
primer diagrama que muestra cómo fluye la información a través del sistema de procesamiento de
la información y lo que ocurre con la información atendida y no atendida” (Broadbent, 1958).
Asimismo, Atkinson y Shiffrin (1968). Mencionan que, “dicho modelo se denomina modelo
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estructural o modelo modal porque hace hincapié en la existencia de varias estructuras o almacenes
diferentes de memoria.” (Atkinson & Shiffrin, 1968), es decir, dependiendo de la información
recibida esta se sitúa en almacenamientos distintos, por lo que es fundamental plasmar las diversas
tipologías de la memoria.
Las primeras de estas estructuras de memoria son “los registros sensoriales”, los cuales
tienen gran capacidad para almacenar información, pero su duración es limitada, en esta etapa se
retiene de manera muy corta la información sensorial, “se trata de un tipo de memoria muy próxima
a la percepción” (Ballesteros, 1999); Las memorias sensoriales son de tipo visual, auditivas,
conocidas como icónica y ecoica respectivamente.
En contraste con la gran capacidad de almacenamiento de la memoria sensorial, la memoria
a corto plazo solo retiene cierta información por tiempo limitado, este tipo de memoria: “se localiza
en el lóbulo parietal, concretamente en las circunvoluciones angular y supra marginal.” (Moraleda,
Romero, & Cayetano, 2012); Y consiste en intervalos cortos de retención: una única presentación
y recuerdo inmediato. Así, Sperling (1960) informaba de sus investigaciones sobre un almacén
sensorial transitorio, Brown (1958) y Peterson (1959) ponían de manifiesto el olvido rápido de
información que se presentaba una sola vez, y Miller (1956) hablaba de una memoria transitoria de
capacidad limitada, es decir la memoria a corto plazo se caracteriza por ser lábil, transitoria, de
capacidad y duración limitadas. En efecto:
La memoria a corto plazo almacena una cantidad limitada de información durante un breve
periodo de tiempo. Se trata de una modalidad muy vulnerable a las interferencias de otros
estímulos. Su base biológica son los cambios breves y reversibles en la actividad eléctrica y
molecular de las redes neuronales. La información se olvida en cuestión de segundos a menos que
se mantenga en el foco atencional mediante repeticiones o que se transfiera a la memoria a largo
plazo (Moraleda, Romero, & Cayetano, 2012).
Por otro lado, la memoria de trabajo está ubicada en el: “bucle fonológico o lazo
articulatorio, se encuentra en las áreas de Wernicke y Broca; la agenda viso espacial se localiza en
la corteza parieto-occipital derecha y el ejecutivo central, relacionado con las funciones ejecutivas”
(Baddeley & Hitch, 1974),este tipo de memoria se puede definir como: “un sistema que mantiene
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y manipula la información de manera temporal, por lo que interviene en importantes procesos
cognitivos como la comprensión del lenguaje, la lectura, el razonamiento.” (Moraleda et al. 2012).
Es decir, La memoria de trabajo “es una modalidad de memoria a corto plazo que sirve para
retener información mientras se utiliza para realizar una operación cognitiva.”, está formada por
tres componentes “ (Baddeley & Hitch, 1974): el bucle fonológico o lazo articulatorio (que
mantiene en el foco la información sonora), la agenda visoespacial (que mantiene la información
espacial y visual) y el ejecutivo central (que gestiona la atención requerida, coordina el
procesamiento de información, aplica estrategias y se encarga de los razonamientos que demanda
la tarea)” (Moraleda et al. 2012).
En estas tipologías sobre la memoria también se encuentra la memoria a largo plazo, la cual:
Almacena una cantidad teóricamente ilimitada de información durante un tiempo
indefinido. Es estable y duradera, permaneciendo durante años, e incluso en ocasiones durante toda
la vida. Se trata de una modalidad poco vulnerable a interferencias que permite recuperar una
información almacenada mucho tiempo atrás a pesar de la infinidad de estímulos procesados entre
el almacenamiento y la recuperación”, esta se divide en “memoria procedimental y memoria
declarativa, la cual incluye la semántica y la episódica (Moraleda et al. 2012)
La memoria implícita o procedimental está formada por recuerdos no conscientes:
Es propia sobre todo de los ámbitos perceptivo y motor; siendo algunas de sus modalidades
la habituación, el condicionamiento clásico e instrumental, el aprendizaje perceptivo y el motor.
Suele ser adquirida mediante la repetición y la práctica (excepto la memoria emocional) y es
resistente al olvido. Es una modalidad poco flexible y difícil de expresar fuera de su contexto”
(Moraleda et al. 2012).
Es decir, es una memoria de tipo procedimental. En contraste, la memoria explícita o
declarativa está compuesta por recuerdos conscientes y puede dividirse en memoria semántica (de
hechos) y memoria episódica (autobiográfica). Es de tipo consciente y declarativa. En ocasiones
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 16
puede adquirirse sin repetición y una de sus características es la flexibilidad en su expresión. Se
corresponde con el aprendizaje relacional”. (Moraleda et al. 2012)
La memoria prospectiva es un “concepto muy relacionado con las funciones ejecutivas y se
encarga de recordar las actividades que vamos a realizar en el futuro, siendo esencial para el
establecimiento de planes y metas. Es vulnerable a la interferencia y requiere cierto esfuerzo
atencional para ser efectiva Baddely y Wilson (1988).” (Moraleda et al. 2012).
5. Antecedentes
A continuación, se presenta un breve recorrido por las principales investigaciones
elaboradas por científicos de diversas disciplinas como la psicología, la neurología, entre otras,
acerca de las relaciones entre el uso del cannabis y las alteraciones que pueden ocasionarse sobre
los procesos de la memoria en los seres humanos.
Inicialmente los estudios sobre el uso del cannabis y la consecuente alteración de ciertas
funciones cognitivas se desarrollan en la década de los 70 (Abel 1971), concretamente se demostró
que después de consumir marihuana las personas presentaban problemas para recordar la
información que habían aprendido bajo el efecto de THC. Los investigadores concluyeron que el
consumo de marihuana generaba un efecto en la codificación de la memoria.
Los resultados de este primer estudio llegaron a afirmar que el cannabis no alteraba el
recuerdo desde la memoria a corto plazo, pero si dificulta que la información codificada en la
memoria a corto plazo sea transferida a la de largo plazo.
Posteriormente en 1973 Darley, Tinflenberg, Hollinter y Atkinson, efectuaban una
investigación con pacientes a los que se suministró cannabis, durante cinco días seguidos, las
conclusiones del estudio muestran un incremento en la capacidad de memorizar una lista de
palabras, que se les había dado previamente en lo cual se les puso en cuestión los resultados del
estudio Abel.
En 1976 Nahas realiza estudios en Francia a partir de los cuales se concluye que el
abuso del cannabis, específicamente 100 a 300 mg/día durante un lapso de tiempo de más de seis
meses, puede ocasionar deterioro mental y físico en los sujetos adultos y obstaculizar el adecuado
desarrollo de la personalidad en los adolescentes.
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 17
AL final de la década de los 70, Miller, Mcfailand, Cornett & Brightwer (1977). Publican
un estudio donde presentan evidencia del deterioro en el recuerdo retardado de texto, agregando
además que la alteración en la memoria a largo plazo es el efecto duradero.
Para la década del 2000 D´Souza et al. (2004), exponen los resultados de una investigación
en la cual se administró marihuana endovenosa en sujetos sanos (no consumidores de cannabis)
reportando un incremento en las respuestas incorrectas durante la prueba, lo cual corrobora los
primeros estudios que afirman una alteración de la memoria de trabajo, más allá del tiempo de
latencia implicada en la prueba.
Evidentemente los resultados de D´Souza et al. (2004) cuestionan los hallazgos de Miller
et al. (1977), respecto de recuerdo retardado.
Ilan, Smith y Gevins (2004), no solamente estudiaron la memoria de trabajo, sino también
la memoria verbal a través de un estudio comparativo, los resultados muestran que el grupo control
al que se le administró un placebo tuvo un mejor desempeño en la prueba de reconocimiento de
palabras, en comparación con el grupo de sujetos, al que se le administró THC, corroborando los
primeros hallazgos sobre los efectos nocivos del cannabis sobre la memoria, específicamente la
memoria de corto plazo. Además, los autores concluyeron que el consumo de cannabis altera la
memoria de trabajo, pudiendo generar un daño en la codificación. Además, encontraron que podría
causar una disminución del interés por lo nuevo en relación a ciertos conocimientos o tópicos que
hacían parte de la situación experimental.
Por otra parte, Varvel y Lichtman (2002), hicieron un experimento con ratones bajo el
efecto del cannabis, comparándolos con ratones de tipo silvestre en estado normal, mostraron que
los primeros presentaban déficits significativos en la evocación de una tarea aprendida
anteriormente. Por tanto, plantean que el consumo de cannabis genera desequilibrio y
disfuncionalidad en la memoria de trabajo y además proporciona procesos de extinción y olvido.
Por otro lado, Weinstein et al. (2008) tras un estudio en consumidores de cannabis,
concluyen que el consumo de cannabis genera alteraciones en las tareas complejas, (cuales tareas
complejas) que son directamente proporcionales a la concentración de delta-9-THC fumadas
Además, Trezza et al.(2008) publica una investigación en el cual indaga por las
consecuencias del cannabis en cerebros inmaduros, enfatizando en población de mujeres
embarazada, de acuerdo con este estudio se logra decir que queda demostrado que los componentes
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 18
del cannabis afectan las áreas del cerebro, llevando a alteraciones neuro-comportamentales o
desórdenes neuropsiquiátricos a largo plazo.
Así mismo Néstor, Garavan y Hester (2008) realizaron un experimento con una población
en la cual participó un grupo de consumidores y otro grupo control, ambos con el objetivo de
realizar una tarea que activará la región hipocampal, y se logra ver los resultados como el
aprendizaje y la memoria a corto y largo plazo son peores que los de grupo control, estudio similar
en el cual Abel en 1971 concluye que el estar bajo el efecto de consumo de cannabis genera
dificultades en el procesamiento de la información.
Para concluir Squeglia. Jacobus y Tapert (2009) hicieron una revisión de literatura existente
en el cual se logra inferir a partir de múltiples investigaciones y experimentos, que los resultados
de la mayoría de los estudios demuestran alteraciones en el neurodesarrollo y funcionalidad en el
cerebro de personas que consumen cannabis, conllevando a que haya presencia de deficiencias
cognitivas.
6 Análisis y discusión.
A continuación, se realiza un breve análisis de las relaciones que pueden establecerse entre
el uso del cannabis y las alteraciones de la función anémica, pues como pudo verse en el apartado
de antecedentes existen diversas evidencias científicas que apoyan la tesis según la cual en algunas
alteraciones de la memoria sería el consumo de Cannabis el factor ocasionador, pero también vimos
que existe evidencia que niega esta tesis. Por lo tanto, en este análisis se describirán no solo los
resultados de las principales investigaciones al respecto, sino que también se analizara el nivel de
validez de tales estudios, pues en muchos casos se trata de experimentos con ratas y en otros se
estudian personas que apenas inician el consumo de Cannabis, mas no se trata de personas que
abusan de esa sustancia y cumplen los criterios diagnósticos para el trastorno por consumo de
sustancias.
Las primeras investigaciones aparecen en los años 70s, al respecto (Abel, 1971), demostró
que después de la ingesta de Cannabis se presentaban dificultades para evocar información
aprendida previamente, pero los resultados de su investigación afirman que la alteración en la
memoria implicaría específicamente el proceso de codificación más que el de evocación. Abel
además agrega, que el uso del Cannabis no altera el recuerdo codificado en la memoria a corto
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 19
plazo, y que en cambio dificulta la trasferencia de dichos contenidos mnémicos hacia la memoria
a largo plazo. Tres años después Darley et al.(1973) se encuentran con resultados bastante
paradójicos, pues luego de administrar durante 5 días seguidos la sustancia a un grupo de sujetos
experimentales se observó un incremento en la capacidad para recordar una lista de palabras que
se les había presentado con anterioridad.
Como puede verse los estudios iniciales sobre la relación Cannabis y memoria son
contradictorios, pues en uno se afirma que esta sustancia causa alteraciones cognitivas y en el otro
se afirma que el Cannabis incrementa tales capacidades. Por lo anterior los investigadores
consideran necesario seguir realizando estudios que permitan tener un conocimiento más realista.
En ese orden de ideas durante la década de los 70 se produce un tercer estudio llevado a
cabo por Miller et al. (1977) en el cual muestran evidencia que apoyaría los resultados de Abel,
pues su estudio evidencia el deterioro al evocar retardadamente un texto. Sin embargo, aunque este
estudio corrobora los resultados de Abel, a diferencia de este último se plantea que la alteración en
la memoria se centraría en la denominada memoria a largo plazo, en cambio los resultados de Abel
implican la memoria de corto plazo.
Llama la atención el hecho que durante las décadas de los 80 y los 90 no se producen
investigaciones significativas acerca de la relación Cannabis y Memoria, pues como se sabe a
finales del siglo 20 el incremento en los índices de consumo de Cannabis a nivel mundial comienza
a generar preocupación en amplios sectores de la sociedad y de la ciencia, por lo posibles efectos
nocivos que el uso y abuso de esta sustancia pudiera ocasionar en la población joven.
Sera en la década de 2000 cuando se retoman estos estudios. Inicialmente Varvel y
Lichtman (2002), retoman la experimentación con animales y administran Cannabis a ratones
observando déficits significativos para evocar una tarea aprendida, al comparar un grupo de ratones
al que se le administro Cannabis y otro grupo como control, que no ingestaron la sustancia, en el
primer grupo se encontraron problemas en la memoria de trabajo y olvidos.
Posteriormente, D´Souza et al.(2004), realizan una investigación en la que luego de
administrar Cannabis de forma endovenosa a sujetos que no consumían esta sustancia, observa
alteraciones cognitivas concretamente un mayor número de respuestas fallidas antes ejercicios de
lectura y evocación de recuerdos. Este estudio corrobora la idea de que la Memoria a corto plazo
puede verse afectada baja el efecto del Cannabis.
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 20
En ese mismo año Ilan et al. (2004) además de estudiar los efectos sobre la memoria de
trabajo o procedimental, se enfocaron en la memoria verbal estableciendo un grupo control que
consumió placebos para compararlo con un grupo de sujetos que consumieron Cannabis, respecto
de la capacidad de reconocer palabras. Los resultados mostraron una alteración en la memoria de
trabajo, específicamente en la codificación, en el grupo de sujetos que consumió Cannabis,
corroborando la tesis sobre la nocividad de esta sustancia. Por otro lado, este estudio muestra que
el consumo de Cannabis puede ocasionar una disminución del interés por temáticas que no generan
motivación propia en los sujetos experimentales.
Weinstein et al. (2008), estudian esta relación, pero con un grupo de sujetos que ya
consumían la sustancia, mostrando que dependiendo de la cantidad de la sustancia consumida se
generarían alteraciones cognitivas al realizar tareas complejas.
Otro estudio realizado (Néstor, Garavan, & Hester, 2008) con población consumidora de
esta sustancia demostró que el consumo del Cannabis afecta el aprendizaje y la memoria a corto
plazo, y que en general produce dificultades en el procesamiento de la información, corroborando
entonces los resultados encontrados por Abel en 1971.
Por esa misma época, Trezza et al.(2008), estudia una población de mujeres embrazadas
para examinar la incidencia del consumo de esta sustancia sobre el cerebro de los fetos y la
posibilidad de una afectación en diversas áreas del cerebro que pudiera relacionarse con
alteraciones neuro-comportamentales a largo plazo.
Finalmente, Squeglia, Jacobus, & Tapert (2009), efectúan un estado del arte a partir de la
revisión de las investigaciones citadas anteriormente, concluyendo que la mayoría de las
investigaciones testimonian acerca de una alteración cognitiva. Al respecto nuestra revisión
confirma lo encontrado por Squeglia et al.(2009), pues con excepción de los estudios de Darley en
1973, del estudio realizado en la universidad de Dalhouise, Halifax en Canadá específicamente el
departamento de salud comunitaria y epidemiología cuestionan los efectos nocivos del Cannabis,
donde demuestran que el uso del Cannabis no se relaciona con cuadros depresivos y el suicidio, y
finalmente el estudio de la universidad de Extremo Sul Catarinense de Brasil que demostró que al
administrar inyecciones a ratas adultas que sufrían de meningitis mejoro la memoria de estos
animales, demostrando entonces que la inyecciones de Cannabidiol (CBD) disminuyen el deterioro
cognitivo. (THC, 2012).
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 21
Luego de presentar los resultados de los principales estudios científicos vamos ahora a
examinar la validez de los mismos, pues como puede colegirse, los estudios presentan
metodologías muy diferentes, que permiten cuestionar la validez de muchos de sus resultados.
Empecemos señalando que los estudios de Varvel y Lichtman (2002), fueron realizados con
ratones, siendo cuestionable la generalización de los resultados con humanos, pues los proceso de
registro, codificación y evocación en los humanos están ligados a un proceso semántico , de
significación que permite otorgar sentido y por ende existe un aspecto motivacional asociado a la
función mnémica que no estaría presente en las ratas, siendo posible entonces establecer un control
para las variables extrañas en el experimento con las ratas el cual difícilmente puede reproducirse
con seres humanos en situaciones reales. Además, los comités de Bioética en la actualidad
restringen ampliamente la posibilidad de hacer estudios en los que se causen perjuicio a la salud de
los animales o los humanos.
Esto último explica parcialmente porque no existen muchas investigaciones de tipo
experimental en las que se administra cannabis a sujetos sanos para examinar las posibles
alteraciones de salud, física y mental. Siendo entonces las ratas un típico “conejillo de indias”
utilizado por los científicos para demostrar sus teorías.
Otro de los aspectos cuestionables de estas investigaciones se refiere al problema ético de
administrar Cannabis a sujetos que no lo consumían, con el ánimo de producir de producir
evidencia científica “fuerte”, tal como ocurrió con los estudios de Abel (1971), Darley et al.(1973),
Miller et al.(1977), D´Sousa et al.(2004) e Ilan et al.(2004). En cambio, solo se hallaron dos
estudios con sujetos consumidores (Néstor et al, 2008; Weintein et al.2008). Es evidente que a
partir de la experimentación científica puede darse inicio a una adicción, factor que parece no fue
tenido en cuenta en estas investigaciones.
Asimismo, son cuestionables las afirmaciones que hace Trezza et al. (2008) acerca de los
efectos nocivos del Cannabis consumido por madres gestantes, pues afirma que el uso del Cannabis
en tales condiciones podría ocasionar alteraciones neuro-comportamentales a largo plazo, ya que
dichas conclusiones solo podrían derivarse de un estudio longitudinal en el que se hace un
monitoreo de los sujetos experimentales a lo largo del ciclo vital.
Por último, resulta cuestionable el hecho de que en estos estudios no se establezcan una
clara diferencia entre el uso y abuso de las drogas, pues como se sabe el uso ocasional de una
sustancia no produce el mismo nivel de riesgo de sufrir o padecer consecuencias nocivas sobre la
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 22
salud en comparación con el uso habitual. En otras palabras las alteraciones derivadas del uso y el
abuso son distintas, siendo necesario establecer diferencias entre la población que participa en estas
investigaciones, pues habría mayor probabilidad de que se presenten alteraciones cognitivas en
sujetos que abusan de las drogas, clásicamente denominados como Toxicómanos, Drogadictos o
Farmacodependientes, que en aquellos sujetos que solo usan las drogas esporádicamente, o más
aun, quienes solo la utilizaron para el experimento científico.
Asimismo, al revisar los estudios se encontró que todos tienen un diseño metodológico
cuantitativo, de modo que no se han realizado estudios que exploren la subjetividad y demás
fenómenos psicológicos asociados al consumo de Cannabis, siendo entonces los diseños
comparativos, experimentales y cuasi experimentales, con o sin grupo control, los que han marcado
la tendencia general de la ciencia sobre la relación Cannabis y Memoria.
Conviene no olvidar que los estudios presentan diversos niveles de validez, por lo cual es
necesario tener presente que: “es preciso no olvidar la influencia que determinados planteamientos
ideológicos pueden tener sobre estas investigaciones” (Gutiérrez Roja, Martínez González, & De
Irala, 2006)por lo cual los expertos en el tema subrayan que:
“(…) es intrigante comprobar que -contrariamente a las conclusiones del metanálisis de
Arsenault (2004)- en otra revisión sistemática sobre los posibles efectos psicológicos del consumo
del cannabis, realizada por Macleod y cols, los autores concluían que «la evidencia científica
disponible no apoya fuertemente una importante relación causal entre el uso del cannabis por
jóvenes y el riesgo de daños psicológicos, aunque tampoco excluye la posibilidad de que dicha
asociación exista»” (Gutiérrez Roja et al. 2006).
En ese orden de ideas, los investigadores recomiendan que: “«a la vista del uso extendido
del cannabis, son necesarias mejores evidencias»” (Gutiérrez Roja et al. 2006)
Al respecto llama la atención la conclusión de algunos estudios (De Iralda & Ruiz-Canela,
2005) que afirman que: “«hasta que sepamos más, lo mejor es no consumir cannabis en absoluto»”
(citado en: Gutiérrez Roja, Martínez González & De Irala, 2006).
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 23
7 Conclusiones.
Aun cuando el cannabis es la droga más consumida a nivel mundial sin embargo sus efectos
sobre la salud física y mental de las personas que la consumen no han sido ampliamente estudiados,
por lo cual todavía se tiene un gran desconocimiento sobre el fenómeno, lo que promueve la
creación y proliferación de diversos mitos sobre los riesgos asociados al consumo de esta sustancia.
Algunos mitos se refieren a la supuesta ausencia de consecuencias nocivas para la salud,
mito ampliamente difundido entre los jóvenes y adolescentes, que en sus círculos sociales pregonan
esta idea sin tener ninguna evidencia.
Otros mitos se refieren a la supuesta nocividad para la salud, de modo que entre padres de
familia, maestros y profesionales de la psicología se tiende a pensar que el uso del cannabis siempre
ocasionara afecciones de salud, aun cuando las evidencias científicas sobre ello no sean claras y
contundentes.
Las investigaciones realizadas a lo largo del siglo XX y XXI han establecido correlaciones
entre el uso del cannabis y diversas alteraciones mentales, entre las cuales se destacan las psicosis
(esquizofrenia, paranoia, entre otras), los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, los trastornos
de personalidad, el síndrome motivacional, entre otras alteraciones de la salud mental.
Sin embargo, estos estudios presentan problemas de validez, pues las metodologías con que
fueron realizados presentan problemas de diseño, pero también problemas en las herramientas para
recolectar y analizar la información, entre otros factores que inciden sobre la validez de los
resultados y las conclusiones que se han extraído de estas investigaciones.
Algunos estudios fueron realizados con animales (ratas por lo general), de modo que las
conclusiones extraídas de la experimentación con animales son generalizadas a los seres humanos,
aunque existen diferencias significativas en las relaciones que los humanos y los demás animales
establecen con las drogas, pues en estos últimos no existe un factor simbólico, cultural, que permita
dotar de sentido o significación la experiencia del consumo de cannabis.
Otros estudios no establecen diferencias entre el uso y el abuso del cannabis, siendo este un
factor importante a considerar, pues como se sabe, el abuso aumenta la posibilidad de padecer
efectos nocivos, mientras que el uso regulado y responsable puede evitar la aparición de estas
afecciones.
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 24
Así mismo, en algunos estudios se suministró cannabis a una población que no consumía
frecuentemente, por lo cual, además de los problemas éticos implicados, los resultados no son
iguales a los de un grupo de personas que consume frecuentemente cannabis.
En otras investigaciones se hallan problemas relativos a los juicios morales que establecen
los investigadores, los cuales pueden influir en la manera en que se interpretan los datos que arrojan
estos estudios. Al respecto, el moralismo ha sido uno de los factores que más dificulta la
investigación científica, pues muchos investigadores han sido criticados y marginados por amplios
sectores de la sociedad y la academia por ocuparse de estas temáticas, que en muchos ámbitos
siguen siendo un tabú.
En cuanto a las relaciones entre el consumo de cannabis y las alteraciones de memoria los
estudios muestran resultados contradictorios, en algunos se afirma que se observaron alteraciones
en la memoria, mientras que en otros no se halló tal evidencia y en cambio se encontró que en
algunos casos puede favorecer ciertos procesos cognitivos.
Sin embargo, la evidencia científica parece demostrar que existe una correlación entre el
uso del cannabis y las alteraciones de la memoria a corto plazo, mas no se halla evidencia que
muestra compromisos en otros tipos de memoria, en especial la memoria a largo plazo.
Ahora bien, las alteraciones de la memoria de corto plazo también pueden estar
determinadas por tres factores, como la motivación, de modo que en dichos estudios no se ha
logrado hacer un riguroso control de las variables extrañas que pueden incidir en los resultados de
las investigaciones. En algunas de ellas se concluía que las alteraciones en la población estudiada
no se derivarían del uso del cannabis sino de la pertenencia a grupos sociales marginales
En conclusión, se necesita mayor evidencia que demuestre contundentemente la correlación
que se ha encontrado en algunas investigaciones, razón por la cual se invita a los estudiantes y
profesionales de psicología a que realicen estudios rigurosos, utilizando metodologías cuantitativas
y cualitativas, en diversos grupos poblaciones, que incluyan personas con problemas de adicción
al cannabis y otras que simplemente usan esta sustancia, pero no presentan síndrome de abstinencia,
ni tolerancia. Así mismo, se invita a realizar investigaciones rigurosas que puedan abarcar los
distintos aportes realizados por investigadores a nivel mundial, pues en este estudio no se logró
revisar toda la literatura científica existente sobre la relación cannabis y memoria, debido al hecho
de que gran parte de esta literatura se encuentra en idioma inglés, por lo cual otros investigadores
que puedan contar con estos conocimientos quizás puedan hacer un rastreo más exhaustivo.
CANNABIS Y ALTERACIONES DE LA MEMORIA. MITOS Y REALIDADES 25
Por último se recomienda a los padres de familia y maestros, pro también a las personas
que usan y abusan del cannabis, así como los psicólogos ( entre otros profesionales) para que se
informen acerca de las verdaderas consecuencias que acarrear el uso y abuso de esta sustancia, de
modo que puedan tener un conocimiento más realista que permita diseñar e implementar acciones
y programas de intervención y prevención que partan de una base real y por ende puedan producir
un mayor impacto sobre las poblaciones en riesgo, así como también permita a los consumidores
adoptar una postura más responsable en los usos que hacen con las drogas.
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