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22/05/2011

CANTAR DE MIO CID

Autor Annim o

Versin en castellano moderno de Pedro Salinas

Prim era edicin: En 1.7 7 9 T om s Antonio Snch ez llev a a cabo la prim era edicin a partir del nico m anu scrito que se conserv aba y que todav a hoy ex iste. ste, qu e data de 1.307 , es la prim era copia conocida, el llam ado Manu scrito del Per Abbat (juglar o copista) al qu e falta u na hoja del com ienzo y dos en la parte central. Se cree que la com posicin del poem a debi realizarse h acia 1.207 . El Poem a del Cid es la m s antigua cancin de gesta conserv ada casi ntegram ente. Narra la v ida de un personaje histrico y activ o durante la etapa de la reconquista de la Pennsu la, Rodrigo Daz de Viv ar (1.0401.099?), desde el m om ento en que cae en desgracia ante Alfonso VI hasta su m u erte, pasando por sus m om entos de m ay or gloria. Argu m ento: La obra se div ide en tres cantares:

1. El Cantar del Destierro, narra cm o el Cid es injustam ente desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI . Antes de m arc har, deja a su m ujer e hijas en el Monasterio de Cardea. Para m antener a su pequ eo ejrc ito, su lu garteniente Martn Antolnez consigue dinero de m anera m s o m enos fraudulenta de los judos. Se encam ina h acia la frontera de Castilla y establecen su plan para derrotar a los m oros. 2. El Cantar de las Bodas, narra com o el Cid, que haba logradosom eter al Conde de Barc elona, m arch a sobre Valencia lograndoamediavoz.com/cantardemiocid.htm 1/86

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CANTAR DE MIO CID

colocar su estandarte en el alcazar. El rey le concede el perm iso para que su fam ilia se reuna con l. Los Infantes de Carrin, atrados por la riqueza del Cid, piden a sus h ijas, Elv ira y Sol en m atrim onio, logrando la aceptacin del rey del Cid.

3. El Cantar de la Afrenta de Corpes, narra cm o los infantes, para v engarse de los insultos de los hom bres del Cid, se m uestran cobardes y brutales agrediendo a su s esposas en el robledo de Corpes a su regreso a Castilla. El Cid dem anda v enganza a Alfonso VI quien conv oca las Cortes de T oledo. Los infantes son v encidos en u n du elo y las hijas del Cid se v uelv en a casar con los I nfantes de Nav arra y Aragn. El Cid m uere en Valencia cubierto de gloria, con v alenta y honor.

Cantar primero (Destierro del Cid)T irada 1 T irada 6 T irada 22 T irada 29 T irada 41

Cantar segundo (El cantar de las bodas)T irada 64 T irada 80 T irada 85 T irada 97 T irada 104

Cantar tercero (El cantar de la afrenta de Corpes)T irada 112 T irada 121 T irada 130 T irada 139 T irada 150 Volv er a: A media voz Volv er a: Poesa de Oro

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Cantar primeroamediavoz.com/cantardemiocid.htm 2/86

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CANTAR DE MIO CID

Destierro del CidEl rey Alfonso VI de Castilla y Len env a al Cid para cobrar las parias del rey m oro de Sev illa. ste es atacado por el conde castellano Garca Ordez. - El Cid, am parando al m oro v asallo del rey de Castilla, v ence a Garc a Ordez en Cabra y le prende afrentosam ente.- El Cid torn a a Castilla con las parias, pero su s enem igos le indisponen con el rey . - ste destierra al Cid. Env i el rey don Alfonso a Ruy Daz m io Cid por las parias que le tenan que dar los rey es de Crdoba y de Sev illa cada ao. Alm u tam iz, rey de Sev illa, y Alm udafar, rey de Granada, eran en aquella sazn m uy enem igos y se odiaban a m uerte. Y estaban entonces con Alm udafar, rey de Granada, u nos ricos hom bres que le ay udaban: el conde Garca Ordez y Fortn Snchez, el y ern o del rey don Garc a de Nav arra, y Lope Snch ez, y cada u no de estos ricos h om bres con su poder ay u daban a Alm udafar, y luego fu eron contra Alm utam iz, rey de Sev illa. Ruy Daz el Cid, cu ando su po que as v enan contra el rey de Sev illa, qu e era v asallo y pechero del rey don Alfonso, su seor, lo tom m uy a m al y le pes m u ch o; y env i a todos cartas de ru ego para que no v iniesen contra el rey de Sev illa ni le destru y eran su tierra, por la obligacin que tenan con el rey don Alfonso (y les deca que si, a pesar de todo, queran hacerlo, supiesen qu e no podra estarse el rey Alfonso sin ay u dar a su v asallo, pu esto que era pechero suy o)El rey de Granada y los ricos hom bres no atendieron en nada a las cartas del Cid, y fueron todos con m ucha fuerza y destruy eron al rey de Sev illa toda la tierra hasta el castillo de Cabra. Cuando aqu ello v io Ruy Daz reuni todas las fuerzas que pudo de cristianos y de m oros, y fue contra el rey de Granada para echarlo de la tierra del rey de Sev illa. Y el rey de Granada y los ricos hom bres que estaban con l, cuando supieron que iba con ese nim o, le m andaron a decir qu e no se m archaran de la tierra porque l lo qu isiera. Ruy Daz, cu ando aquello oy , pens que no estara bien el no acom eterlos y fue contra ellos y luch con ellos en el cam po, y du r la batalla cam pal desde la hora de terc ia h asta la de m edioda, y fue grande la m ortandad que all hubo de m oros y de cristianos en la parte del rey de Granada, y v enciles el Cid y les h izo huir del cam po. Y cogi prisionero el Cid en esta batalla al conde Garc a Ordez y le arranch un m echn de la barba y a otros m u ch os caballeros y a innum erables guerreros de a pie. Y los tu v o el Cid presos tres das, y luego los solt a todos. Despus de haberlos cogido prisioneros m and a los su y os recoger los bienes y las riquezas qu e qu edaron en el cam po, y luego se v olv i con toda su com paa y con todas sus riquezas adonde estaba Alm utam iz, rey de Sev illa y dio a l y a todos su s m oros todas las riquezas qu e reconocieron com o suy as y an de las dem s qu e qu isieron tom ar. Y de all en adelante llam aron m oros y cristianos a este Ru y Daz de Viv ar el Cid Cam peador, que quiere decir batallador. Alm utam iz le dio entonces m uchos buenos regalos y las parias que haba ido a cobrar. Y torn se el Cid con todas sus parias h acia el rey don Alfonso, su seor. El rey le recibi m uy bien, se pu so m uy contento y se declar satisfecho de cuanto el Cid hiciera all. Por esto le tu v ieron m uchos env idia y le bu scaron m u ch o dao y le enem istaron con el rey . El rey , com o estaba m uy sau do y entrado en ira contra l, dio crdito a lo qu e h ablaban contra el Cid y le m and decir por su carta que saliese del reino. El Cid, despu s que hu bo ledo la carta real, aunque le caus gran pesar, no quiso h acer otra cosa, porque slo le qu edaban de plazo nuev e das de salir de todo el reino.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 3/86

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CANTAR DE MIO CID

Tirada 1 1.El Cid convoca a sus vasallos; stos se destierran con l. Adis del Cid a Vivar. (Envi a buscar a todos sus parientes y vasallos, y les dijo cm o el rey le m andaba salir de todas sus tierras y no le daba de plazo m s que nueve das y que quera saber quines de ellos queran ir con l y quines quedarse. A los qu e conm igo v engan que Dios les d m u y buen pago; tam bin a los que se qu edan contentos quiero dejarlos. Habl entonces lv ar Fez, del Cid era prim o herm ano: "Con v os nos irem os, Cid, por y erm os y por poblados; no os h em os de faltar m ientras qu e salud tengam os, y gastarem os con v os nuestras m ulas y caballos y todos nuestros dineros y los v estidos de pao, siem pre querrem os serv iros com o leales v asallos." Aprobacin dieron todos a lo qu e ha dicho don lv aro. Mu ch o que agradece el Cid aquello qu e ellos hablaron. El Cid sale de Viv ar, a Burgos v a encam inado, all deja sus palacios y erm os y desh eredados. Los ojos de Mo Cid m ucho llanto v an llorando; hacia atrs v uelv e la v ista y se quedaba m irndolos. Vio com o estaban las puertas abiertas y sin candados, v acas quedan las perc has ni con pieles ni con m antos, sin halcones de cazar y sin azores m udados. Y h abl, com o siem pre h abla, tan justo tan m esurado: "Bendito seas, Dios m o, Padre que ests en lo alto! Contra m tram aron esto m is enem igos m alv ados". 2 Ageros en el cam ino de Burgos Ya agu ijan a los caballos, y a les soltaron las riendas. Cuando salen de Viv ar v en la corn eja a la diestra, pero al ir a entrar en Burgos la llev aban a su izquierda. Mov i Mo Cid los hom bros y sacudi la cabeza: "nim o, llv ar Fez, nim o, de nuestra tierra nos echan, pero cargados de honra hem os de v olv er a ella! " 3 El Cid entra en Bu rgos Ya por la ciu dad de Burgos el Cid Ru y Daz entr. Sesenta pendones llev a detrs el Cam peador. T odos salan a v erle, nio, m ujer y v arn, a las v entanas de Bu rgos m u ch a gente se asom . Cuntos ojos que lloraban de grande que era el dolor! Y de los labios de todos sale la m ism a razn: "Qu bu en v asallo sera si tuv iese buen seor!" 4 Nadie hospeda al Cid.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 4/86

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Slo una nia le dirige la palabra para m andarle alejarse. El Cid se ve obligado a acam par fuera de la poblacin, en la glera. De grado le albergaran, pero ninguno lo osaba, que a Ruy Daz de Viv ar le tiene el rey m u ch a saa. La noche pasada a Burgos llev aron una real carta con sev eras prev enciones y fuertem ente sellada m andando que a Mo Cid nadie le diese posada, que si alguno se la da sepa lo qu e le esperaba: sus haberes perdera, m s los ojos de la cara, y adem s se perdera salv acin de cuerpo y alm a. Gran dolor tienen en Bu rgos todas las gentes cristianas de Mo Cid se escondan: no pueden decirle nada. Se dirige Mo Cid adonde siem pre paraba; cu ando a la puerta lleg se la encu entra bien cerrada. Por m iedo del rey Alfonso acordaron los de casa que com o el Cid no la rom pa no se la abrirn por nada. La gente de Mo Cid a grandes v oces llam aba, los de dentro no qu eran contestar una palabra. Mo Cid pic el caballo, a la puerta se acercaba, el pie sac del estribo, y con l gran golpe daba, pero no se abri la puerta, que estaba m uy bien cerrada. La nia de nuev e aos m u y cerc a del Cid se para: "Cam peador que en bendita h ora ceiste la espada, el rey lo ha v edado, anoche a Burgos lleg su carta, con sev eras prev enciones y fuertem ente sellada. No nos atrev em os, Cid, a darte asilo por nada, porque si no perderam os los haberes y las casas, perderam os tam bin los ojos de nuestras caras. Cid, en el m al de nosotros v os no v ais ganando nada. Seguid y que os proteja Dios con su s v irtudes santas." Esto le dijo la nia y se v olv i h acia su casa. Bien claro h a v isto Ruy Daz que del rey no espere gracia. De all se aparta, por Burgos a buen paso atrav esaba, a Santa Mara llega, del caballo descabalga, las rodillas hinca en tierra y de corazn rogaba. Cuando acab su oracin el Cid otra v ez cabalga, de las m u rallas sali, el ro Arlanzn cruzaba. Ju nto a Bu rgos, esa v illa, en el arenal posaba, las tiendas m and plantar y del caballo se baja. Mo Cid el de Viv ar que en buen h ora ci espada en un arenal pos, que nadie le abre su casa. Pero en torn o suy o h ay gu erreros que le acom paan. As acam p Mo Cid cual si anduv iera en m ontaa. Prohibido tiene el rey que en Bu rgos le v endan nada de todas aqu ellas cosas que le sirv an de v ianda. No se atrev en a v enderle ni la racin m s m enguada. 5 Martn Antolnez viene de Burgos a proveer de vveres al Cid. El buen Martn Antolnez, aquel burgals cu m plido, a Mo Cid y a los su y os los su rte de pan y v ino; no lo com pr, qu e lo trajo de lo que tena l m ism o; com ida tam bin les dio que com er en el cam ino. Mu y contento que se pu so el Cam peador cum plido y los dem s caballeros que m arch an a su serv icio.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 5/86

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CANTAR DE MIO CID

Habl Martn Antolnez, escuchad bien lo que ha dich o: "Mo Cid Cam peador qu e en tan buen hora h a nacido, descansem os esta noche y m aana de cam ino! porque h e de ser acusado, Cid, por haberos serv ido y en la clera del rey tam bin m e v er m etido. Si logro escapar con v os, Cam peador, sano y v iv o, el rey m s tarde o tem prano m e h a de querer por am igo; las cosas que aqu m e dejo en m uy poco las estim o."

Tirada 6El Cid, em probrecido, acude a la astucia de Martn Antolnez. Las arcas de arena. Habla entonces Mo Cid, que en bu en hora ci espada: "Oh bu en Martn Antolnez, el de la v aliente lanza!" Si Dios m e da v ida he de doblaros la soldada. Ah ora y a tengo gastado todo m i oro y m i plata, bien v eis, Martn Antolnez, que y a no m e queda nada. Plata y oro necesito para toda m i com paa, No m e lo darn de grado, lo he de sacar por las m alas. Martn, con v uestro consejo hacer quisiera dos arc as, Las llenarem os de arena por que sean m uy pesadas, bien gu arnecidas de oro y de clav os adornadas. 7 Las arcas destinadas para obtener dinero de dos judos burgaleses. Berm ejo ha de ser el cuero y los clav os bien dorados. Buscadm e a Raquel y Vidas, decid que v oy desterrado por el rey y que aqu en Burgos el com prar m e est v edado. Qu e m is bienes pesan m ucho y no podra llev rm elos, y o por lo que sea ju sto se los dejar em peados. Qu e m e juzgu e el Creador, y que m e ju zguen sus santos, no puedo h acer otra cosa, m u y a la fuerza lo hago. 8 Martn Antolnez vuelve a Bu rgos en busca de los judos. A lo qu e el Cid le m and, Martn Antolnez m arch a, atrav iesa todo Bu rgos, en la judera entraba, por Vidas y por Raqu el con gran prisa preguntaba. 9 Trato de Martn Antolnez con los judos. stos van a la tienda del Cid. Cargan con las arcas de arena. A los ju dos encu entra cuando estaban ocupados en contar esas riquezas que entre los dos se ganaron. Les saluda el bu rgals, m uy atento y m uy taim ado: "Cm o estis, Raquel y Vidas, am igos m os tan caros? En secreto y o qu erra hablar con los dos un rato". No le hicieron esperar; en un rincn se apartaron. "Mis bu enos Raqu el y Vidas, v engan, v engan esas m anos,amediavoz.com/cantardemiocid.htm 6/86

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"Mis bu enos Raqu el y Vidas, CANTAR DEvMIO CID esas m anos, v engan, engan gu ardadm e bien el secreto, sea a m oro o a cristiano, que os tengo que hacer ricos y nada habr de faltaros. De cobrar parias a m oros el rey al Cid le ha encargado, grandes riquezas cogi, y cau dales m u y preciados, pero lu ego se qu ed con lo qu e v ala algo, y por eso se v e ahora de tanto m al acusado. En dos arc as m uy repletas tiene oro fino guardado. Ya sabis que don Alfonso de nu estra tierra le h a echado, aqu se deja heredades, y su s casas y palacios, no puede llev ar las arc as, que le costara caro, el Cam peador querra dejarlas en v uestras m anos em peadas, y que, en cam bio, les deis dinero prestado. Coged las arc as del Cid, ponedlas a buen recau do, pero eso tiene qu e ser con juram ento prestado que no las habis de abrir en lo que queda de ao." Raquel y Vidas estn u n rato cuchicheando: "En este negocio h em os de sacar nosotros algo. Cuando el Cid cobr las parias, m u ch o dinero ha ganado, de all de tierra de m oros gran riqueza se ha sacado. Qu ien m uchos caudales llev a nunca duerm e descansado. Qu edm onos con las arc as, buen negocio harem os am bos, pondrem os este tesoro donde nadie pueda h allarlo. Pero querem os saber qu nos pide el Cid en cam bio y qu ganancia tendrem os nosotros por este ao." Dice Martn Antolnez, m uy pru dente y m uy taim ado: "Mu y razonable ser Mo Cid en este trato: poco os ha de pedir por dejar su h aber en salv o. Mu ch os h om bres se le ju ntan y todos necesitados, el Cid tiene m enester ahora de seiscientos m arc os." Dijeron Raqu el y Vidas: "Se los darem os de grado". "El Cid tiene m u ch a prisa, la noch e se v a acercando, necesitam os tener pronto los seiscientos m arc os". Dijeron Raqu e y Vidas: "No se h acen as los tratos, sino cogiendo prim ero, cuando se h a cogido dando". Dijo Martn Antolnez: "No tengo ningn reparo, v enid conm igo, qu e sepa el Cid lo que se ha aju stado y , com o es justo, despus nosotros os ay udam os a traer aqu las arc as y ponerlas a resguardo, con tal sigilo qu e en Burgos no se entere ser h um ano". Dijeron Raqu el y Vidas: "Conform es los dos estam os. En cuanto traigan las arc as tendris los seiscientos m arc os". El buen Martn Antolnez m uy de prisa h a cabalgado, v an con l Raqu el y Vidas, tan satisfech os del trato. No qu ieren pasar el pu ente, por el agua atrav esaron para qu e no lo supiera en Bu rgos ning n cristiano. Aqu v eis cm o a la tienda del fam oso Cid llegaron; al entrar fu eron los dos a besar al Cid las m anos. Sonrise Mo Cid, y as com enzara a h ablarlos: "S, don Raquel y don Vidas, y a m e habais olv idado. Yo m e m arc ho de Castilla porque el rey m e h a desterrado. De aquello qu e y o ganare habr de tocaros algo, y nada os faltar, m ientras qu e v iv is, a am bos". Entonces Raquel y Vidas v an besarles las m anos. Martn Antolnez tiene el trato bien ajustado de qu e por aquellas arc as les darn seiscientos m arc os, bien se las h an de gu ardar hasta el cabo de aqu el ao, y prom etido tenan y as lo haban jurado,

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CANTAR DE MIO CID y prom etido tenan y as lo haban jurado,

que si las abrieran antes queden por perjuros m alos y no les d en inters don Rodrigo ni un ochav o. Dijo Martn Antolnez: "Raqu el y Vidas, llev os las dos arc as cu anto antes y ponedlas a resguardo, y o con v osotros ir para que m e deis los m arcos, que ha de salir Mo Cid antes de que cante el gallo." Que alegres qu e se ponan cu ando los cofres cargaron! Forzu dos son, m as cargarlos les cost m ucho trabajo. Ya se alegran los judos en los dineros pensando, para el resto de su s das por m u y ricos se juzgaron. 10 Despedida de los ju dos y el Cid. Martn Antolnez se va con los ju dos a Bu rgos. Raquel coge a Mo Cid la m ano para besarla: "Cam peador, el qu e en buena hora se ci la espada, hoy de Castilla os v ais para las tierras ex traas. Vu estra su erte as lo quiere, grandes son v uestras ganancias. Una piel m orisca qu iero de rico color de grana, hum ildem ente os pido m e la traigis regalada." "Concedido, dijo el Cid, la piel os ser m andada, si no, la descontaris de lo qu e v alen las arcas". Los cofres de Mo Cid los ju dos se llev aban, el buen Martn Antolnez por Burgos los acom paa. As con m uy gran secreto llegaron a su m orada. T endieron un cobertor por el suelo de la cm ara y encim a de l una sbana de tela de hilo m uy blanca. Cont Don Martn de u n golpe trescientos m arcos de plata, con la cuenta le bast, sin pesarlos los tom aba, los otros trescientos m arc os en otro se los pagaban. Cinco escuderos traa y los cinco llev an carga. Cuando acab Don Martn, a los judos hablaba: "En v u estras m anos, Raqu el y Vidas, estn las arc as m ucho ganis, bien m erezco que m e deis para u nas calzas". 11 El Cid, provisto de dinero por Martn Antolnez, se dispone a m arch ar. Entonces Raquel y Vidas all a u n lado se apartaron: "En v erdad qu e esta ganancia l es quien nos la ha buscado." Dicen: "Martn Antolnez, burgals bien afam ado, m erecido lo tenis, os darem os buen regalo, calzas os podris com prar, bu ena piel y rico m anto. La donacin os hacem os, don Martn, de treinta m arcos, y bien los habris m erecido si nos guardis este trato, que v os sois el fiador de aquello que hem os pactado." Lo agradece don Martn, recibe los treinta m arcos, de su casa quiere irse, y a se despide de am bos. Por Bu rgos atrav es, el Arlanzn ha pasado, encam nase a la tienda de Mo Cid bienhadado. Ruy Daz le h a recibido, abiertos am bos los brazos: "Ya ests aqu, don Martn Antolnez, fiel v asallo, Dios qu iera qu e llegu e el da en qu e pu eda darte algo." "Aqu estoy , Cam peador, y bu ena ay u da os traigo, para v os seiscientos m arc os, y para m treinta he sacado. Mandad recoger la tienda y a toda prisa partam os;amediavoz.com/cantardemiocid.htm 8/86

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Mandad recoger la tienda y aCANTAR DE MIO CID os; toda prisa partam que en San Pedro e Cardea nos coja el cantar del gallo. Verem os a v u estra esposa, esa prudente hijadalgo. Mu y corta sea la estancia, de Castilla no salgam os, as es m enester, que el plazo del destierro v a ex pirando." 12 El Cid m onta a caballo y se despide de la catedral de Bu rgos, prom etiendo m il m isas al altar de la Virgen. Esto dicho, m anda el Cid alzar su tienda en seguida. El Cid y todos los suy os cabalgan a m ucha prisa. La cara de su caballo v u elv e hacia Santa Mara alza la m ano derech a y la cara se santigua: "A ti lo agradezco, Dios, que el cielo y la tierra guas; que con v os en deuda qu edo de h aceros cantar m il m isas". Hoy a Castilla abandono, del rey m e arroja la ira: qu in sabe si h e de v olv er en los das de m i v ida! Qu e v uestro poder m e v alga al m arch arm e de Castilla, y que l m e ay ude y m e acorra de noch e com o de da. Si as lo hacis, Virgen Santa, y si la suerte m e au x ilia a v u estro altar m andar m uchas cosas y m u y ricas, que con Vos en deuda quedo de haceros cantar m il m isas." 13 Martn Antolnez se vuelve a la ciu dad. Con m u cho dolor se arranca el Cam peador de all. Las riendas soltaron todos, em piezan a cabalgar, Dijo Martn Antolnez, aquel bu rgals leal: "Vu elv o a Bu rgos, qu e a m i esposa despacio tengo qu e h ablar y adv ertir a los de casa de lo que en m i ausencia harn. Si el rey m e qu ita m is bienes poco se m e im portar. Con v os estar otra v ez cuando el sol quiera ray ar."

14 El Cid v a a Cardea a despedirse de su fam ilia. Don Martn se torna a Bu rgos, su cam ino el Cid sigui, llegar quera a Cardea, el caballo espole y con l los caballeros qu e de su com paa son. Aprisa cantan los gallos y quebrar qu iere el albor del da, cuando a San Pedro llega el buen Cam peador. Estaba el abad don Sancho m uy buen cristiano de Dios, rezando a San Pedro apstol y a Cristo Nuestro Seor: "T , qu e eres gua de todos, guam e al Cam peador." 15 Los m onjes de Cardea reciben al Cid. Jim ena y sus hijas llegan ante el desterrado. A la puerta llam an; todos saben que el Cid ha llegado. Dios, qu alegre qu e se ha puesto ese buen abad don Sancho! Con luces y con candelas los m onjes salen al patio. "Gracias a Dios, Mo Cid, le dijo el abad don Sanch o, puesto qu e os tengo aqu , por m seris hospedado."amediavoz.com/cantardemiocid.htm 9/86

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puesto qu e os tengo aqu , por m seris hospedado." Esto le contesta entonces Mo Cid el bienhadado: "Contento, de v os estoy y agradecido, don Sanch o, preparar la com ida m a y la de m is v asallos. Hoy que salgo de esta tierra os dar cincu enta m arcos, si Dios m e concede v ida os h e de dar otro tanto. No qu iero que el m onasterio por m sufra ning n gasto. Para m i esposa Jim ena os entrego aqu cien m arc os; a ella, a sus h ijas y dam as podris serv ir este ao. Dos hijas nias os dejo, tom adlas a v uestro am paro. A v os os las encom iendo en m i au sencia, abad don Sancho, en ellas y en m i m ujer ponedm e todo cuidado. Si ese dinero se acaba o si os faltare algo, dadles lo que necesiten, abad, as os lo m ando. Por un m arc o que gastis, asl conv eto dar cuatro." As se lo prom eti el abad de m uy bu en grado. Ved aqu a doa Jim ena, con sus hijas v a llegando, a cada u na de las nias la llev a una dam a en brazos. Doa Jim ena ante el Cid las dos rodillas ha hincado. Llanto tena en los ojos, qusole besar las m anos. Le dice: "Graciias os pido, Mo Cid el bienhadado. Por calu m nias de m alsines del reino v ais desterrado."

CANTAR DE MIO CID

16 Jim ena lam enta el desam paro en que queda la niez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradam ente. "Merc ed os pido, bu en Cid, noble barba tan crecida! Aqu ante v os m e tenis, Mo Cid, y a v u estras h ijas, de m u y poca edad las dos y todav a tan nias. Conm igo v ienen tam bin las dam as que nos serv an. Bien v eo, Cam peador, qu e preparis v u estra ida; tenem os que separarn os estando los dos en v ida. Decidnos lo que hay que hacer, oh Cid, por Santa Mara!" Las dos m anos inclin el de la barba crecida, a sus dos niitas coge, en sus brazos las suba, al corazn se las llega, de tanto qu e las quera. Llanto le asom a a los ojos y m uy fu erte qu e suspira. "Es v erdad, doa Jim ena, esposa honrada y bendita, tanto cario os tengo com o tengo al alm a m a. T enem os que separarnos, y a los v eis, los dos en v ida; a v os os toca quedaros, a m i m e toca la ida. Quiera Dios y con l quiera la Santa Virgen Mara que con estas m anos pueda an casar nuestras hijas y que m e puede v entura y algunos das de v ida para poderos serv ir, m ujer honrada y bendita!" 17 Un centenar de castellanos se ju ntan en Burgos para irse con el Cid. Qu gran com ida le hicieron al bu en Cid Cam peador! Las cam panas de San Pedro taan a gran clam or. Por las tierras de Castilla iba corriendo el pregn de qu e se v a de la tierra Mo Cid Cam peador. Cuntos dejaron su casa, su tierra o su posesin! En aqu el da en la puente que pasa el ro Arlanzn j ntanse m u ch os guerreros, m as de ciento quince son.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 10/86

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j ntanse m u ch os guerreros, m as de ciento quince son. T odos iban en dem anda del buen Cid Cam peador. Llega Martn Antolnez, con ellos se reuni, y se v an para San Pedro en donde est su seor. 18 Los cien castellanos llegan a Cardea y se hacen vasallos del Cid. ste dispone seguir su cam ino por la m aana. Los m aitines en Cardea. Oracin de Jim ena. Adis del Cid a su fam ilia. ltim os encargos al abad de Cardea. El Cid cam ina al destierro; hace noche despus de pasar el Duero. Cuando supo qu e v enan Mo Cid el de Viv ar y que su com paa crece, con que m s fuerza tendr, aprisa m onta a caballo, y a recibirlos se v a. Cm o se sonre el Cid cuando y a a su v ista estn! Van acerc ndose todos para su m ano besar. Habl entonces Mo Cid con palabras de v erdad: "Yo ruego a nuestro Seor y Padre Espiritual que a los que por m dejis v uestra casa y heredad antes de m orir os pu eda con otros bienes pagar, que lo que perdis, doblado os lo pudierais cobrar". Mu y contento estaba el Cid porque se le juntan m s y m uy contentos los hom bres que al destierro con l v an. Del plazo de nuev e das seis estn pasados y a y nada m s que tres das les quedaban por pasar. Mandado tena el rey a Mo Cid v igilar, por que si, pasado el plazo, en su s reinos a n est ni por oro ni por plata se pu eda el Cid escapar. Ya se v a acabando el da, la noche quera entrar, a todos su s caballeros el Cid los m anda juntar. "Odm e, v arones, y qu e esto no os sirv a de pesar, poco tengo pero qu iero a todos su parte dar. Ah ora fijos m uy bien en lo que v oy a m andar: quiero que al am anecer, cuando el gallo cantar, sin perder tiem po m andis los caballos ensillar. A m aitines en San Pedro y a taer el buen abad y l nos rezar la m isa de la Santa T rinidad. En cuanto acabe la m isa echem os a cabalgar, el plazo y a v iene cerca, m ucho tenem os qu e andar". As com o el Cid lo m anda sus caballeros h arn. Pasndose v a la noch e, v iene la m aana y a, cantan los segu ndos gallos, y com ienzan a ensillar. T ae el abad a m aitines, m ucha prisa que se dan. Mo Cid y su m ujer para la iglesia se v an. Echse doa Jim ena en las gradas del altar y a Dios reza, lo m ejor qu e ella saba rezar, por que a Mo Cid le guarde el Seor de todo m al. "A T i, Seor glorioso, Padre qu e en el cielo ests: hiciste el cielo y la tierra, al terc ero da el m ar, lu na y estrellas h iciste y el sol para calentar, en Santa Mara m adre fuiste T carne a tom ar y en Beln te apareciste conform e a tu v oluntad. Pastores te glorifican, lau dos te v an a cantar, llegan tres rey es de Arabia que te v ienen a adorar y que se llam an Melchor y Gaspar y Baltasar,

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y que se llam an Melchor y Gaspar y Baltasar, oro, incienso y m irra ofrecen con toda su v olu ntad. A Jons salv aste T cuando se cay en el m ar, a Daniel, de los leones tam bin le fuiste a salv ar, en Rom a la salv acin llev aste a San Sebastin, libraste a Santa Susana de aquel falso crim inal; por nu estra tierra quisiste treinta y dos aos andar ensendonos m ilagros que nunca se h an de olv idar, hiciste v ino del agua, de la piedra h iciste pan, a Lzaro resu citas, porque as es tu v oluntad: dejaste que te prendieran, luego te dejas llev ar al Glgota y en la cru z te dejas cru cificar; de tu cruz a cada lado sendos ladrones estn; entra el u no en paraso, pero el otro no entrar; desde la cruz gran m ilagro hiciste, Padre etern al: Longinos, el ciego aqul, que no v io la lu z jam s, con su lanza en el costado te h iere y te hace sangrar, v a la sangre lanza abajo, sus m anos hu bo de u ntar, alza las m anos Longinos, y se las llev a a la faz, abre los ojos y a todas las parte se pone a m irar; desde entonces crey en T i, se salv de todo m al. De la tu m ba en que te ponen su piste resucitar, a los infiernos bajaste porqu e fue tu v olu ntad, rom pes sus pu ertas y sacas a m u chos santos de all. Rey de los rey es T eres, Padre de la h um anidad, en T i creo, a T i te adoro con toda m i v oluntad y a San pedro ahora le pido que a T i m e ay u de a rogar por el Cid Cam peador, que Dios le guarde de m al. Y qu e si hoy nos separam os v iv os nos v uelv a a juntar." Ya la oracion se term ina, la m isa acabada est, de la iglesia salieron y prepranse a m arc har. El Cid a doa Jim ena un abrazo le fue a dar y doa Jim ena al Cid la m ano le v a a besar; no saba ella qu h acerse m s que llorar y llorar. A sus dos nias el Cid m ucho las v u elv e a m irar. "A Dios os entrego, hijas, nos hem os de separar y slo Dios sabe cundo nos v olv am os a juntar." Mu ch o que lloraban todos, nunca v isteis m s llorar; com o la ua de la carn e as apartndose v an. Mo Cid con sus v asallos se dispone a cabalgar, la cabeza v a v olv iendo a v er si todos estn. Habl Minay a lv ar Fez, bien oiris lo que dir: "Cid, en bu ena h ora nacido, v uestro nim o dnde est? Pensem os en ir andando y djese lo dem s, todos los du elos de h oy en gozo se torn arn, y Dios que nos dio las alm as su consejo nos dar. Al abad don Sanch o v uelv e de nu ev o a recom endar que atienda a doa Jim ena y a las dam as qu e all estn, a las dos hijas del Cid que en San Pedro han de qu edar; sepa el abad qu e por ello buen prem io recibir. Ya don Sancho se v olv a, lv ar Fez le fue a h ablar: "Si v eis v enir a m s gente para bu scarnos, abad, les diris qu e el rastro sigan y m arch en a bu en andar, sea en y erm o o en poblado y a nos podrn alcanzar". Su eltan entonces las riendas, em piezan a cabalgar, que el plazo para salir iba acabndose y a. Mio Cid aquella noch e du erm e en Espinaz de Can; de todas partes gu erreros se le v ienen a ju ntar.

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de todas partes gu erreros se le v ienen a ju ntar. Otro da de m aana em piezan a cabalgar. De su tierra v a saliendo el Cam peador leal, San Esteban deja a un lado, aquella bu ena ciudad. Por Alcu billa pas, Castila se acaba y a, la calzada de Qu inea luego hubieron de pasar, por Nav as de Palos v an el ro Du ero a cruzar y el Cid en la Figueru ela descanso m anda tom ar. De todas partes guerreros se le v ienen a juntar. 19 ltim a noche que el Cid duerm e en Castilla. Un ngel consuela al desterrado. En cuanto que fu e de noch e el Cid a dorm ir se ech, le cogi u n su eo tan dulce qu e m uy pronto se durm i. El arcngel San Gabriel a l v ino en una v isin: "Cabalgad, Cid -le deca-, cabalgad, Cam peador, que nu nca tan en bu ena hora ha cabalgado v arn, bien irn las cosas v uestras m ientras v ida os d Dios." Mo Cid al despertar la cara se santigu. 20 El Cid acam pa en la frontera de Castilla. El Cid, despu s de signarse, a Dios se fu e a encom endar m ucho contento tena del sueo qu e fue a soar. Otro da de m aana em piezan a cabalgar, ltim o da es del plazo, un da queda no m s. En la sierra de Miedes acam pan a descansar, a la derech a de Atienza, que es tierra de m oros y a. 21 Recuento de las gentes del Cid. T odav a era de da, no se h aba puesto el sol, rev istar quiere a su gente Mo Cid Cam peador; sin contar a los de a pie, gente de m ucho v alor, llev a el Cid trescientas lanzas cada cual con su pendn.

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Tirada 22El Cid entra en el reino m oro de Toledo tributario del rey Alfonso. "En cuanto sea tem prano, cebada a las bestias dad. Luego que com a el que quiera y los que no a cabalgar. Esa sierra tan brav a la tenem os que pasar y a la noche y a las tierras del rey qu edarn atrs. Luego el qu e qu iera bu scarnos dar con nosotros podr". De noch e pasan la sierra, llega la m aana y a y por esa lom a abajo em piezan a cam inar. En m edio del alto bosqu e qu e all en la m ontaa est m anda acam par Mo Cid y pienso a las bestias dar. Dice a sus h om bres qu e aquella noch e tendran que andar y ellos, tan buenos v asallos, por m uy contentos se dan que todo lo que les m ande su seor ellos lo h arn. Antes del anochecer em piezan a cabalgar

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Antes del anochecer em piezan a cabalgar para qu e no les descubran qu iere el Cid de noche andar. T oda la noche anduv ieron, ningn reposo se dan. Al lugar de Castejn, qu e junto a Henares est, Mo Cid u na em boscada les quera preparar. 23 Plan de cam paa. Castejn cae en poder del Cid por sorpresa. Algara contra Alcal. T oda la noche em boscados el Cid y los suy os pasan, que as se lo aconsej lv ar Fez de Minay a. "Cid Cam peador que en buena hora ceiste la espada, y a qu e a Castejn tenem os tendida bu ena celada, v os os quedaris aqu con cien hom bres a la zaga y y o har una correra con doscientos en v anguardia; con Dios y con v uestra suerte ser la em presa ganada." Djole el Cam peador: "Muy bien h ablaste, Minay a. Corred la tierra sin m iedo, por v alor no quede nada. ~ Hasta m s abajo de Hita llegad, y a Gu adalajara hasta la m ism a Alcal acrquense las v anguardias, la riqueza de esa tierra que de botn se la traigan y que por m iedo a los m oros no v ay an a dejar nada. Y con los otros cien hom bres m e quedar aqu a la zaga; de am paro nos serv ir Castejn, por m guardada. Si a los que corris la tierra algu na cosa os pasa un av iso m andaris en seguida a retaguardia. Del socorro que os llev e se ha de hablar en toda Espaa". Va nom brando a los guerreros que en la correra m arc han y a los otros qu e se quedan all con l a la zaga. Rom pen albores del da y se acerc a la m aana. Va saliendo el sol. Dios m o, qu h erm oso que despu ntaba! Las gentes de Castejn y a todas se lev antaban, las pu ertas de la ciu dad abren y afu era se m arch an, cam ino de su s trabajos, de las tierras que labraban. T odos se v an y las puertas abiertas se las dejaban. Es m u y poca aquella gente que en Castejn se qu edara y la que est por los cam pos anda m u y desparram ada. Sale el Cid del escondite que le sirv e de em boscada, sin tropiezo a Castejn entero la v uelta daba. Moros y m oras que encuentra a todos los apresaba y a los ganados aquellos que por el contorn o andan. Mo Cid Cam peador h acia la puerta cabalga: cu ando se v en asaltados los hom bres que la guardaban, m ucho m iedo que tuv ieron, djanla desam parada. De la ciudad por las pu ertas y a el Cam peador se entraba. En la m ano Mo Cid desnuda llev a la espada y a qu ince m at, de m oros que a su paso se encontrara. A Castejn ha ganado con todo el oro y la plata. Ya cargados del botn sus caballeros llegaban, djanselo a Mo Cid, que no lo aprecian en nada. Mientras iban los doscientos tres h om bres de la v anguardia corriendo tierras sin m iedo y m u ch o las saqu eaban.

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corriendo tierras sin m iedo y m u ch o las saqu eaban. Hasta Alcal se pasea la bandera de Minay a y desde all dan la v uelta otra v ez con la ganancia por ro Henares arriba y junto a Gu adalajara. De la correra aquella m u ch o botn se llev aban tanto ganado de ov ejas, tanto ganado de v acas, tantas ropas de v alor, tantas riqu ezas sin tasa. Mu y orgullosa se y ergue la bandera de Minay a y no hay nadie que se atrev a a atacarlos por la espalda. Con rico botn v olv a esa v aliente com paa. Miradlos y a en Castejn donde Mo Cid estaba. El Cam peador gu ardado deja el castillo y cabalga, a recibirlos sala, le acom paa su m esnada y con los brazos abiertos acoge el Cid a Minay a. "Estis aqu y a, lv ar Fez, el de la atrev ida lanza? En v os puse con razn, al m andaros, m i esperanza. El botn m o y el v uestro jntense, y de la ganancia os dar la qu inta parte, si v os la queris Minay a." 24 Minaya no acepta parte alguna en el botn y h ace un voto solem ne. "Mu ch o que os lo agradezco, Cam peador afam ado: de este qu into del botn, que ponis entre m is m anos por contento se dara hasta Alfonso el Castellano. Pero y o os lo dev uelv o, Mo Cid, en paz estam os. Qu iero prom eter a Dios, a Aqul que est all en lo alto, que m ientras y o no m e h arte, m ontado en m i buen caballo, de lidiar bien con los m oros y v encerlos en el cam po, hirindolos con la lanza, poniendo a la espada m ano, m ientras no v ea la sangre chorrearm e codo abajo estando delante el Cid, ese gu errero afam ado, ni tom ar ni un dinero del Cam peador m i m ano. Ya m e quedar con algo si es que algo bu eno os gano, pero todo esto de ahora para v os, buen Cid, gu ardadlo." 25 El Cid v ende su quinto a los m oros. No quiere lidiar con el rey Alfonso. Las riqu ezas del botn estn y a todas juntadas. Ha pensado Mo Cid, que en buen h ora ci espada, que acaso el rey don Alfonso tras l m ande su s com paas y que a atacarle v endran todas las reales m esnadas. Las riqu ezas del botn m anda repartir sin falta y que los repartidores su recibo a todos hagan. Los caballeros del Cid m uy bu ena porc in alcanzan: le dieron a cada cual unos cien m arc os de plata, y a los peones les toca la m itad ju sta y sin falta. Pero all a nadie poda v enderla ni regalarla, ni quiere llev ar cautiv os Mo Cid en su cam paa. Con gente de Castejn habl, y a Guadalajara e Hita m anda a pregu ntar por cunto se la com praban, au nque m u y poco le diesen por toda aquella ganancia. Ofrecironle los m oros sus tres m il m arc os de plata. Del botn la qu inta parte a Mo Cid se le guarda.

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Del botn la qu inta parte a Mo Cid se le guarda. Mo Cid aquella oferta m uy gustoso la aceptaba. Al terc er da el dinero le fue entregado sin falta. Pens entonces Mo Cid que l y toda su com paa en un castillo tan ch ico no pu eden tener m orada, defenderlo s podrn, m as les faltara el agua. "Vencidos estn los m oros, la paz con ellos firm ada, el rey Alfonso atacarn os podra con su m esnada. Dejar quiero a Castejn, iganm e todos, Minay a. 26 El Cid m archa a tierras de Zaragoza, dependientes del rey m oro de Valencia. Esto qu e v oy a decir no os d qu e pensar m al: por m s tiem po en Castejn no nos podem os quedar; est cerc a el rey Alfonso y aqu a buscarnos v endr. Mas no asolar el castillo, que se lo quiero dejar a cien m oros y a cien m oras a qu ien dar libertad, y as por lo que les quito no podrn de m hablar m al. Pagados estis y a todos, nadie qu eda por pagar, m aana al rom per el da otra v ez a cabalgar, que con m i rey don Alfonso no qu erra y o lu ch ar". Aqu ello que dice el Cid m ucho agrada a los dem s, del castillo que tom aron todos m u y ricos se v an y los m oros y las m oras bendicindolos estn. Marc han Henares arriba lo m s que pueden andar, las Alcarrias han pasado y cabalgan m s all, por esas cuev as de Anguita ahora los v eris pasar, cruzan el ro y se entran por el cam po de T aranz, cam inan por esas tierras lo m s que puedan andar. Entre Fariza y Cetina Mo Cid iba a albergar buen botn iba cogiendo por la tierra donde v a. No pu eden saber los m oros qu intenciones llev ar. Al otro da cabalga Mo Cid el de Viv ar, Alham a y a la ha pasado, Hoz del ro abajo v a, y y a a Bubierca y a Ateca se las h a dejado atrs y por fin junto a Alcocer Mo Cid ha ido a posar, en un otero redondo y fuerte v an a acam par, cerc a est el Jaln, el agua no se la podrn quitar. Aqu el pu eblo de Alcocer piensa Mo Cid tom ar. 27 El Cid acam pa sobre Alcocer. T odo el otero ha ocupado, all su s tiendas arm aba; unas las pone en la sierra, otras ju nto al ro planta. Mo Cid Cam peador qu e en bu en hora ci espada alrededor del otero y m uy cerc a y a del agua hacer u n foso m u y hondo a sus v arones m andaba, as no podrn los m oros sorprenderlos a m ansalv a y adem s les da a entender que el Cid all se qu edaba. 28 Tem or de los m oros. Por todas aquellas tierras fu e la noticia v olando de qu e el Cid Cam peador junto a Alcocer ha acam pado

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de qu e el Cid Cam peador junto a Alcocer ha acam pado que a tierra de m oros v ino y deja la de cristianos; los cam pos que estaban cerc a no se atrev en a labrarlos. Mu y alegres que se ponen Mo Cid y sus v asallos; el castillo de Alcocer tributo les ha pagado.

Tirada 29El Cam peador tom a a Alcocer m ediante un ardid. Esa gente de Alcocer al Cid y a le daba parias y los de T errer y Ateca tam bin y a se las pagaban a los de Calatay u d esto m uy m al les sentaba. All Mo Cid estuv o por m s de quince sem anas. Cuando v e el Cam peador que Alcocer no se entregaba un ardid se le ha ocu rrido y fue a hacerlo sin tardanza: las tiendas m anda qu itar, deja una sola plantada, y se v a Jaln abajo, con bandera desplegada, todos con loriga pu esta y ceidas las espadas: taim ado es el Cid y quiere tenderles u na celada. Los de Alcocer qu e lo v ieron Dios y cm o se alababan! "Ya se le ha acabado al Cid todo el pan y la cebada. Cargados v an con las tiendas, una sola qu eda alzada. A guisa de derrotado el Cam peador se m arch a, v am os a asaltarle ah ora, sacarem os gran ganancia, que, si no, los de T errer para ellos h an de tom arla, y si cogen el botn no qu errn cedernos nada; las parias qu e nos cobr h oy las v olv er dobladas." Para salir de Alcocer m ucha prisa qu e se daban. Cuando el Cid y a los v io fu era h ace com o que se escapa. Jaln abajo corra, m uy en desorden andaba. Decan los de Alcocer: "Ay , que el botn se nos m arc ha!" Ya todos, grandes y chicos, a salir se apresuraban, con el ansia de coger, de lo dem s se olv idaban: abiertas dejan las pu ertas, nadie se queda a guardarlas. Mo Cid Cam peador h acia atrs v olv i la cara, v io qu e entre ellos y el castillo u n gran espacio quedaba, m anda v olv er la bandera y a gran prisa espoleaban. "Heridlos, m is caballeros, sin tem or, el Cid gritaba, que con la ay uda de Cristo nuestra ser la ganancia!" Ya v uelv en todos rev ueltos por m edio de la llanada. Dios, qu grande era el gozo de todos esa m aana ! Mo Cid con lv ar Fez adelante cabalgaba, tienen m uy buenos caballos que a su v oluntad andaban, y a entre el castillo y los m oros los dos guerreros entraban. Los v asallos de Mo Cid sin piedad su s golpes daban, en poco m s de u n m om ento a trescientos m oros m atan. Con m uy grandes alaridos los que estan en em boscada para adelante salan, h acia el castillo tornaban, con las espadas desnudas a la pu erta se paraban. Ya v an llegando los suy os, la batalla est ganada. Ved cm o el Cid conquist Alcocer por esta m aa. 30 La sea del Cid ondea sobre Alcocer Pedro Berm dez lleg con la bandera en la m ano y en el castillo amediavoz.com/cantardemiocid.htm la planta, all en el sitio m as alto.

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y en el castillo la planta, all en el sitio m as alto. Habla entonces Mo Cid, Ru y Daz el bienh adado: "Gracias al Seor del cielo, gracias a todos sus santos, m ejor v iv ienda tendrem os ahora dueos y caballos. 31 Clem encia del Cid con los m oros Prestadm e odo, lv ar Fez y los dem s caballeros: al tom ar este castillo un gran botn hem os h ech o; m uertos los m oros estn, con v ida a m u y pocos v eo. Estos m oros y estas m oras no hem os de poder v enderlos, con cortarles la cabeza poca cosa ganarem os, nosotros som os los am os, sigan ellos en el pu eblo, v iv irem os en sus casas y de ellos nos serv irem os." 32 El rey de Valencia quiere recobrar a Alcocer. Enva un ejrcito contra el Cid Mo Cid con sus ganancias all en Alcocer est; la tienda que en el otero dejara m anda qu itar. A los de Ateca y T errer el triunfo dio gran pesar y a los de Calatay u d tam bin pesndoles v a. Al rey de Valencia entonces con un m ensaje se v an, dcenle que ese qu e llam an el Cid Ruy Daz de Viv ar, por ira del rey Alfonso, de Castilla echado est, que fu e a acam par a Alcocer, bien defendido lu gar, y que por u na em boscada el castillo es suy o y a. "Si no v ienes a ay udarn os, T eca y T errer perders, perders Calatay ud, que y a no podr escapar, y all a orillas del Jaln ha de irte todo m u y m al, y al otro lado, en Siloca, lo m ism o te pasar.'' Cuando lo oy el rey T am n siente profu ndo pesar. "T res buenos em ires v eo aqu en torno m o estar. Sin tardar, dos de v osotros os m arc haris para all con tres m il m oros que llev en buenas arm as de luchar. Con los que hay en la frontera, que bien os ay udarn, coged v iv o a ese cristiano y condu cdm elo ac. Puesto qu e se entr en m is tierras reparacin m e dar." Ya cabalgan tres m il m oros, y a se echan a cam inar aqu ella noche en Segorbe se quedan a reposar. Otro da de m aana em piezan a cabalgar, y la noch e aquella en Celfa se paran a descansar. A los m oros de frontera los h an m andado llam ar, de todas partes acuden a juntarse m uchos m s. Por fin salieron de Celfa, la qu e llam an de Canal, anduv ieron todo el da, ningn reposo se dan, y a Calatay ud llegaron esa noche a descansar. Por todas aquellas tierras m uchos pregoneros v an y gente m u y num erosa se les v ena a ju ntar. Los em ires Galv e y Friz al frente de ellos estn, al buen Cid Rodrigo Daz a Alcocer v an a cerc ar. 33 Friz y Galve cercan al Cid en Alcoceramediavoz.com/cantardemiocid.htm

Ya han acam pado los m oros, sus tiendas all las plantan;

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Ya han acam pado los m oros, sus tiendas all las plantan; sus fu erzas iban creciendo, m uchas gentes hay juntadas. Centinelas av anzados de los m oros se destacan y arm ados hasta los dientes de da y de noche andan. Mu ch os son los centinelas y m u cha la hu este arm ada. A Mo Cid y los su y os y a les han cortado el agua, las m esnadas de Ruy Daz salir qu ieren a batalla, el que en bu en hora naci m uy firm e se lo v edaba. T u v ieron as cerc ado al Cid m s de tres sem anas. 34 Consejo del Cid con los suyos. Preparativos secretos. El Cid sale a batalla cam pal contra Friz y Galve. Pedro Berm dez hiere los prim eros golpes. Al cabo de tres sem anas cuando la cu arta v a a entrar, Mo Cid de su s guerreros consejo quiere tom ar: "El agu a nos la h an quitado, puede faltarnos el pan y escaparn os por la noche no nos lo consentirn. Mu y grandes su s fuerzas son para con ellos lu char, decidm e v os, caballeros, qu es lo que hacerse podr". Habla el prim ero Minay a, caballero de fiar: "De Castilla la gentil nos desterraron ac, si no lucham os con m oros no tendrem os nuestro pan. Seiscientos som os nosotros y an creo que algunos m s, no nos queda otro rem edio, por Dios qu e en el cielo est: en cu anto am anezca el da v ay m oslos a atacar". Djole el Cam peador: "As quera or hablar y a saba y o, Minay a, que os h abrais de honrar". A los m oros y a las m oras afuera los m anda ech ar para qu e el intento suy o no lo v ay an a contar. Por el da y por la noche se em piezan a preparar. Otro da de m aana cuando el sol quiere apuntar, arm ado est Mo Cid y aquellos que con l v an. El Cam peador habl lo qu e ahora m e oiris contar: "T odos nos saldrem os fuera, ningu no aqu quedar, tan slo estos dos peones que la puerta han de guardar. Si m orim os en el cam po al castillo nos traern, si ganam os la batalla gran botn nos tocar. Vos, Pedro Berm dez esta bandera m a tom ad; com o sois brav os la habris de llev ar con lealtad, m as no os adelantis sin que m e lo oigis m andar". Al Cid le bes la m ano, la bandera fue a tom ar. Abren las puertas y afuera del castillo salen y a. Las av anzadas al v erlos al cam pam ento se v an. Qu prisa se dan los m oros! T odos se em piezan a arm ar. Del ruido de los tam bores la tierra se v a a quebrar. Virais all a tanto m oro arm arse y en lucha entrar. Al frente de todos ellos dos grandes banderas v an, y los pendones m as ch icos quin los podra contar? En las filas de los m oros em pieza el av ance y a, con Mo Cid y los suy os se queran encontrar. Dijo el Cid: "Estos todos qu edos en este lu gar; que nadie salga de filas sin que m e lo oiga m andar". Aqu el bu en Pedro Berm dez no pu ede agu antarse m s, bandera en m ano com ienza su caballo a espolear. "Que el Creador amediavoz.com/cantardemiocid.htm nos asista, Cid Cam peador leal!

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"Que el Creador nos asista, Cid Cam peador leal! En m edio de aqu ella tropa v oy la bandera a llev ar, los que deben defenderla y a m e la defendern". Dijo entonces Mo Cid: "No lo h agis, por caridad!" Repuso Pedro Berm dez: "T al com o digo se har". Su caballo espole y entra donde h aba m s. Los m oros y a la bandera le quieren arrebatar, hirenle, m s la loriga no se la pu eden qu ebrar. Dijo entonces Mo Cid- "Valedle, por caridad!" 35 Los del Cid acom eten para socorrer a Pedro Berm dez Em brazaron los escudos delante del corazn, las lanzas ponen en ristre env ueltas con su pendn, todos inclinan las caras por encim a del arzn y arrancan contra los m oros con m u y brav o corazn. A grandes v oces deca el que en buen h ora naci: "Heridlos, m is caballeros, por am or del Creador, aqu est el Cid, don Rodrigo Daz el Cam peador!" T odos caen sobre el gru po donde Berm dez entr. ranse trescientas lanzas, cada cual con su pendn. Cada gu errero del Cid a u n enem igo m at, al rev olv er para atrs otros tantos m u ertos son. 36 Destrozan las haces enem igas All v ierais tantas lanzas, todas su bir y bajar, all v ierais tanta adarga rom per y agujerear, las m allas de las lorigas all v ierais quebrantar y tantos pendones blancos que rojos de sangre estn y tantos bu enos caballos que sin sus jinetes v an. A Santiago y a Mah om a todo se v uelv e inv ocar. Por aquel cam po cados, en un poco de lugar de m oros m u ertos h aba unos m il trescientos y a. 37 Mencin de los principales caballeros cristianos Qu bien que estaba lu ch ando sobre su dorado arzn don Rodrigo de Viv ar, ese buen Cam peador! Estn con l lv ar Fez, el qu e Zurita m and el buen Martn Antolnez, ese burgals de pro, Mu o Gustioz que en la m ism a casa del Cid se cri, Martn Mu oz el que estuv o m andando Montem ay or, I v ar Salv adrez y el buen lv ar Alv aroz, ese Galindo Garc az, bu en gu errero de Aragn, y el sobrino de Rodrigo por nom bre Flez Muoz. Con ellos la tropa entera del Cid en la lucha entr a socorrer la bandera y a su Cid Cam peador.

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Minaya, en peligro. El Cid h iere a Friz Al buen Minay a lv ar Fez le m ataron el caballo pero a socorrerle fu eron las m esnadas de cristianos. La lanza tiene quebrada, a la espada m eti m ano, au nque luchaba de pie buenos tajos iba dando. Ya le h a v isto Mo Cid Ruy Daz el Castellano, se v a para u n jefe m oro qu e tena buen caballo y con la m ano derecha descrgale fu erte tajo, por la cintu ra le corta y le echa en m edio del cam po. Al buen Minay a lv ar Fez le fue a ofrecer el caballo. "Cabalgad en l, Minay a, que v os sois m i diestro brazo. Hoy de todo v uestro apoy o m e v eo necesitado; m uy firm es estn los m oros, no ceden an el cam po: es m enester que otra v ez fuertes les arrem etam os". Mont a caballo Minay a, y con su espada en la m ano por entre las fuerzas m oras m uy brav o sigu i lu ch ando. Enem igos que l alcanza la v ida les v a quitando. Mientras tanto Mo Cid de Viv ar el bienhadado al em ir Friz tres tajos con la espada le ha tirado le fallan los dos prim eros, el tercero le ha acertado; y a por la loriga abajo v a la sangre destilando, v uelv e gru pas el em ir para escaparse del cam po. Por aquel golpe del Cid la batalla se h a ganado. 39 Galve, h erido, y los m oros, derrotados. El buen Martn Antolnez un buen tajo a Galv e da, los rubes de su y elm o los parte por la m itad, la lanza atrav iesa el y elm o, a la carn e fue a llegar; el rey m oro el otro golpe y a no lo quiso esperar. Los rey es Friz y Galv e derrotados estn y a. Qu bu en da que fue aquel, Dios, para la cristiandad! Por una y por otra parte los m oros hu y endo v an. Los h om bres de Mo Cid los queran alcanzar, el rey Friz en T errera se h a llegado a refu giar, pero a Galv e no quisieron abrirle la pu erta all; a Calatay ud entonces a toda prisa se v a. Pero el Cid Cam peador le persigu e sin parar y v a detrs del rey m oro hasta la m ism a ciu dad. 40 Minaya ve cum plido su voto. Botn de la batalla. El Cid dispone un presente para el rey. Al buen Minay a lv ar Fez bu eno le sali el caballo, de esos m oros enem igos h a m atado a treinta y cu atro; de tajos qu e dio su espada m u y sangriento llev a el brazo: por m s abajo del codo v a la sangre chorreando. Dijo lv ar Fez: "Ahora y a contento m e he qu edado, a Castilla las noticias en seguida irn llegando de qu e en batalla cam pal v ictoria el Cid ha ganado". Mu ch os m oros y acen m uertos; pocos con v ida dejaron, que al perseguirlos sin tregua alcance les fueron dando.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 21/86

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Van v olv iendo los guerreros de Mo Cid bienh adado; andaba el Cam peador m ontado en su buen caballo, la cofia llev a fruncida, su herm osa barba m ostrando, echada atrs la capucha y con la espada en la m ano. A sus gu erreros m iraba, qu e y a se v an acercando. "Gracias al Dios de los cielos, Aqu l que est all en alto, porque batalla tan grande nosotros la hem os ganado". El cam pam ento m orisco los del Cid le saqu earon, arm as, escudos, riqu ezas m uy grandes se h an encontrado. Los h om bres de Mo Cid que en el cam pam ento entraron se encu entran, de los m oriscos, con quinientos diez caballos. Gran alegra que andaba por entre aquellos cristianos! Al ir a contar su s bajas tan slo quince faltaron. T anto oro y tanta plata no saben dnde gu ardarlo enriquecidos estn todos aquellos cristianos con aqu el botn tan grande qu e se haban encontrado. Los m oros qu e los serv an al castillo se torn aron y a n m and el Cam peador que les regalaran algo. Gran gozo tiene Ruy Daz, con l todos su s v asallos. Repartir m anda el dinero y aquellos bienes ganados, en su quinta parte al Cid tocronle cien caballos. Dios, y qu bien qu e pag Mo Cid a su v asallos, a los qu e lu ch an a pie y a los que luchan m ontados! Mu y bien que lo arregla todo Mo Cid el bienh adado, los hom bres que v an con l satisfechos se qu edaron. "Odm e, lv ar Fez Minay a, v os que sois m i diestro brazo: de todas esas riquezas qu e el Creador nos ha dado cuanto para v os queris cogedlo con v uestra m ano. Para qu e se sepa all, quiero a Castilla m andaros con nu ev as de esta batalla qu e a m oros hem os ganado. Al rey don Alfonso, al rey qu e de Castilla m e h a echado quiero hacerle donacin de treinta buenos caballos, cada uno con su silla, todos m u y bien enfrenados, todos con sendas espadas de los arzones colgando". Dijo Minay a lv ar Fez: "Y o lo har de m uy bu en grado".

Tirada 41El Cid cum ple su oferta a la catedral de Burgos "Aqu tenis, lv ar Fez, oro bu eno y plata fina esa alta bota con ello la llenaris h asta arriba, en Santa Mara de Bu rgos por m pagaris m il m isas y lo qu e os sobre dadlo a m i m u jer y a m is h ijas, que recen m ucho por m en las noch es y en los das que si Dios v ida m e diere h an de llegar a ser ricas". 42 Minaya parte para Castilla Mu y contento est lv ar Fez de aquello qu e el Cid ha hablado. Los h om bres qu e con l m arc han y a los tena contados. A las bestias dan cebada, la noche se haba entrado. Mo Cid h abla a los suy os, que a todos los h a ju ntado.

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43 Despedida "Os v ais a m arch ar, Minay a, a Castilla la gentil? A todos nu estros am igos m uy bien les podis decir que Dios nos qu iso v aler y v encim os en la lid. Acaso cuando v olv is an nos encontris aqu ; si no, h asta donde os digan que estam os debis segu ir. Por la espada y por la lanza nos ganam os el v iv ir, si no, en esta tierra pobre no podrem os resistir y creo y o que tendrem os al fin qu e m arch ar de aqu ". 44 El Cid v ende Alcocer a los m oros. Todo est ya preparado, al alba sali Minay a Mo Cid Cam peador qu eda all con su m esnada. Estril y pobre es aquella tierra tan m ala. T odos los das al Cid Cam peador le espiaban los m oros de la frontera con otras gentes ex traas. El rey Friz y a est bueno, con l de consejos andan. Entre los m oros de Ateca y los qu e en T errer m oraban y los de Calatay ud, v illa m s rica, preparan un conv enio y por escrito lo ponen en una carta: "Qu e Alcocer les v enda el Cid por tres m il m arc os de plata". 45 Venta de Alcocer (Repeticin) Mo Cid el de Viv ar y a tiene Alcocer v endido m ucho pag a los v asallos que al destierro le h an segu ido. Caballeros y peones, a todos los h ace ricos, no hay y a un pobre entre los hom bres que m arc han a su serv icio. Qu ien a bu en seor le sirv e, siem pre v iv e en paraso. 46 Abandono de Alcocer. - Buenos ageros.-El Cid se asienta en el Poy o, sobre Monreal Cuando iba el Cid el castillo de Alcocer a abandonar m oros y m oras cau tiv os se em pezaron a quejar. "T e v as, Mo Cid, contigo nu estras oraciones v an. Mu ch o agradecem os todos lo que nos quisiste dar" Cuando sale de Alcocer Mo Cid el de Viv ar aqu ellos m oros y m oras em pezaron a llorar. Se despliega la bandera, el Cam peador se v a. Por ro Jaln abajo se em piezan a encam inar, pjaros de bu en ag ero entonces v ieron v olar. Mu ch o en T errer se alegraron, en Calatay u d a n m s, pero en Alcocer les pesa: con el Cid no estaban m al. Mientras tanto Mo Cid segua su cabalgar, por fin acam p en u n cerro que est sobre Monte Real, Alto y grande el cerro era, al m irarle asom bro da, por ningu no de sus lados se le podra asaltar. A la ciu dad de Daroca tribu to le h ace pagar, lo m ism o a la de Molina que del otro lado est,amediavoz.com/cantardemiocid.htm 23/86

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CANTAR DE MIO est, lo m ism o a la de Molina que del otro lado CID y la terc era a T eruel, qu e est pu esta m s ac;

y a tiene el Cid en su m ano a Celfa la del Canal. 47 Minaya llega ante el rey . ste perdona a Minay a, pero no al Cid A Mo Cid de Viv ar, tngale Dios en su gracia! A Castilla se ha m archado lv ar Fez de Minay a y y a los treinta caballos al rey se los presentaba; al v erlos bu ena sonrisa le v iene al rey a la cara. "Quin te ha dado esos caballos, por Dios del cielo, Minay a?" "Mo Cid Cam peador, que en buen h ora ci espada. Despu s que le desterrasteis Alcocer gan por m aa, y de esto al rey de Valencia un m ensaje le llegaba: m anda que le pongan cerc o y que le corten el agu a. El Cid sale del castillo, en cam po abierto luchaba, v enci a dos em ires m oros en aquella gran batalla. Cuantiosos, seor, h an sido el botn y la ganancia, a v os, gran rey , Mo Cid este regalo os m anda, dice que los pies os besa, os besa las m anos am bas y que le tengis m erced, as el Creador os v alga." Djole entonces el rey : "A n m uy poco tiem po pasa para qu e hom bre desterrado, que del rey perdi la gracia pueda v olv er a acogrsele al cabo de tres sem anas. Pero por v enir de m oros tom o lo que m e regala y m e alegro de qu e el Cid logre tan buena ganancia. Y sobre todo lo dich o, os perdono a v os, Minay a, v uestros honores y tierras otra v ez os sean dadas, a v u estro gusto salid y entrad, que estis en m i gracia; m as del Cid Cam peador no puedo deciros nada". 48 El rey perm ite a los castellanos irse con el Cid "Minay a, con todo esto algo m e queda qu e h ablar: de todos estos m is reinos podrn, si quieren, m arch ar hom bres buenos y v alientes y a Mo Cid ay udar. Libres los dejo, y prom eto no confiscar su heredad". El buen Minay a lv ar Fez las m anos le fu e a besar: "Gracias os doy , rey Alfonso, nu estro seor natu ral; esto concedis ahora, otra v ez cederis m as. Siem pre nos contentarem os, rey , con v uestra v olu ntad". Djole el rey : "lv ar Fez, de esto y a no h ay m s que hablar. Marc had libre por Castilla, todos os dejen andar, y sin tem or a castigo, al Cid iris a buscar". 49 Correras del Cid desde el Poyo. Minaya con doscientos castellanos, se rene al Cid Hablem os ahora de aqul que en buen h ora ci espada. Ya sabis que en una altura m u y elev ada acam paba, y m ientras que dure el m undo, con gente m ora o cristiana, el cerro de Mo Cid llam arn a esa m ontaa. Desde all el Cam peador m u ch as tierras saqueaba, todo el v alle del Martn bu enos tribu tos le paga.amediavoz.com/cantardemiocid.htm 24/86

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CANTAR DE MIO CID todo el v alle del Martn bu enos tribu tos le paga. Hasta el m ism o Zaragoza noticias del Cid llegaban,

no les da gu sto a los m oros, firm em ente les pesaba. All estuv o Mo Cid por m s de quince sem anas: cu ando v io el Cam peador que se tardaba Minay a, con todos los qu e le siguen de noche se puso en m arc ha; el cerro y el cam pam ento abandonados dejaba y m s all de T eruel el Cam peador pasaba, hasta pinares de T v ar a descansar no se para. T odas las tierras aqu ellas m ucho qu e las saqu eaba y y a tam bin Zaragoza la tiene sujeta a parias. Despu s de hacer todo esto, al cabo de tres sem anas y a h a llegado de Castilla lv ar Fez de Minay a; trae doscientos caballeros que todos cien espada y no se pu eden contar los de a pie que le acom paan. Cuando ha v isto Mo Cid aparecer a Minay a al correr de su caballo v a a abrazarlo sin tardanza, en la boca le bes y en los ojos de la cara. Minay a le cuenta todo, no quiere encubrirle nada. La faz del Cam peador sonrisas la ilum inaban. "Gracias al Dios de los cielos, gracias a sus fuerzas santas, m ientras que v ida tengis a m m e ira bien, Minay a". 50 Alegra de los desterrados al recibir noticias de Castilla Dios, qu alegre qu e se puso la hu este de desterrados porque Minay a lv ar Fez y a de Castilla ha llegado, porque les trae noticias de su s parientes y herm anos y de aqu ellas com paeras que en su casa se dejaron! 51 Alegra del Cid (Serie gem ela) Dios, qu alegre qu e se puso el de la barba crecida de qu e all en Burgos pagara lv ar Fez las m il m isas y de qu e noticias traiga de su m ujer y su s hijas! Qu contento estaba el Cid y qu grande su alegra! " lv ar Fez, ojal v iv is an m u chos das. Ms v alis v os que y o no. Qu m isin tan bien cu m plida!" 52 El Cid corre tierras de Alcaiz Pero no perda el tiem po Mo Cid el bienh adado: a doscientos caballeros escgelos por su m ano y a correr aquellos cam pos m u y de noche se m arc haron. Esas tierras de Alcaiz y erm as las iban dejando, por esos alrededores todo lo v an saqu eando. A su pu nto de partida al tercer da torn aron. 53 Escarm iento de los m oros Pronto corri la noticia por aqu ellas tierras todas, gentes de Monzn y Hu esca estaban m uy pesarosas; pero de que dieran parias se alegran en Zaragozaamediavoz.com/cantardemiocid.htm 25/86

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pero de que dieran parias se alegran en Zaragoza porque ellos de Mo Cid no tem en ningu na cosa. 54 El Cid abandona el Poyo. Corre tierras am paradas por el conde de Barcelona Con todo el botn aquel al Cerro torn ando v an, todos iban m uy alegres porque h an hech o buen ganar. Mu y contento est lv ar Fez, el Cid m u y contento est. Su proy ecto dice el Cid, y a no lo puede callar: "Od, caballeros, ah ora, v oy a hablaros de v erdad: el que no cam bia de sitio perder pu ede, no ganar, as qu e al am anecer echem os a cabalgar, el cam pam ento se deje y sigam os m s all". Se m ud entonces el Cid h asta el puerto de Alu cat desde all se alarga a Huesca y lu ego h asta Montalbn. En aqu ella correra diez das fu eron a ech ar. Por todas aquellas partes la nu ev a corriendo v a de qu e el Cid, el desterrado, est h aciendo m ucho m al. 55 Am enazas del conde de Barcelona Esos m ensajes corrieron por aqu ellas tierras todas, por fin llega la noticia al conde de Barc elona de qu e Mo Cid Ru y Daz le corre su tierra toda; m ucho pesar le cau s, por grav e afrenta lo tom a. 56 El Cid trata en vano de calm ar al conde El conde era fanfarrn y dijo una v anidad: "Grandes daos m e est haciendo Mo Cid el de Viv ar. Aqu en m i corte Rodrigo gran agrav io m e h izo y a porque m e hiri a m i sobrino, sin qu ererlo reparar. Ah ora saquea las tierras que bajo m i am paro estn sin que y o le desafe ni hay a roto su am istad. Puesto qu e l busca pelea y o se la ir a dem andar". Mu y grandes fuerzas tena, a prisa llegando v an, entre m oros y cristianos m uchos se juntan all y por fin m arc han en bu sca de Mo Cid de Viv ar. T res das con sus tres noch es hubieron de cam inar y a Mo Cid alcanzaron all en T v ar, el pinar. T antos son, que sin esfu erzo creen que le cogern. Con el gran botn qu e llev a Mo Cid el de Viv ar de u na alta sierra desciende, al v alle llegando est. Un m ensajero del conde don Ram n le v a a av isar. Mo Cid, cu ando le oy , este m ensaje le da: "Decid al conde que esto no debe tom arlo a m al, de lo su y o nada llev o, djem e m arc har en paz". A lo cual repuso el conde: "Eso no ser v erdad. Lo de ahora y lo de antes todo m e lo pagar y y a sabr el desterrado a quin se atrev i a u ltrajar". Se ha tornado el m andadero a toda v elocidad. Entonces m uy bien com prende Mo Cid el de Viv ar que batalla con el conde y a no la pu ede ev itar.

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57 Arenga del Cid a los suyos "Mis caballeros, poned a resguardo la ganancia, lu ego a prisa preparos, arm os de todas arm as, porque el conde don Ram n nos qu iere dar gran batalla, de m oros y de cristianos m u ch a gente le acom paa, no nos dejarn tranquilos, si no es por lucha, por nada. Ya que tras nosotros v iene, aqu sea la batalla: cinchad bien a los caballos y arm os de todas arm as: ellos v ienen cuesta abajo, slo llev an puestas calzas, traen m alas sillas coceras y las cinchas aflojadas; nosotros sillas gallegas y botas sobre las calzas. Con slo cien caballeros v encerem os su s m esnadas, antes que lleguen al llano atqu enlos nu estras lanzas, por cada u no herido tres sillas se irn v aciadas. Ver Ram n Berenguer a quin qu era dar caza hoy en el pinar de T v ar por qu itarle su ganancia". 58 El Cid v ence la batalla Gana la espada Colada T odos estn y a dispuestos, cuando el Cid as h ubo h ablado, las arm as bien em pu adas, bien firm es en los caballos. All por la cuesta abajo v en las fuerzas de los francos y en el h ondo de la cuesta, y y a m u y cerc a del llano, m and que los atacaran Mo Cid el bienhadado. Su s caballeros la orden cum plieron de m uy bu en grado; los pendones y las lanzas bien los iban em pleando, hieren a unos, y a otros los arrojan del caballo. Ya ha ganado la batalla Mo Cid el bienh adado, all al conde don Ram n por prisionero ha tom ado, gan la espada Colada que v ale m s de m il m arcos. 59 El conde de Barcelona, prisionero. Qu iere dejarse m orir de h am bre As gan esta batalla, a gran honra de sus barbas. Cogi al conde don Ram n y a su tienda le llev aba, a h om bres de su confianza los m and que le guardaran. Le deja all, y de la tienda al Cam peador se m arc ha; por todas partes los suy os a juntrsele llegaban. Mu y contento que est el Cid, m uy grandes son las ganancias. A Mo Cid don Rodrigo gran com ida le preparan; pero el conde don Ram n no h aca caso de nada, los m anjares le traan, delante se los plantaban, l no los quiere com er y todos los desdeaba. "No h e de com er un bocado por todo el oro de Espaa, antes perder m i cu erpo y condenar m i alm a, y a qu e tales m alcalzados m e v encieron en batalla". 60 El Cid prom ete al conde la libertad Mo Cid Cam peador bien oiris lo que ah ora dijo:amediavoz.com/cantardemiocid.htm 27/86

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Mo Cid Cam peador bien oiris lo que ah ora dijo: "Com ed, conde, de este pan, bebed, conde, de este v ino de cautiv erio saldris si hacis lo que y o os digo, si no, en todos nu estros das no v eris ningn ser v iv o". 61 Negativa del conde "Com ed, com ed, don Rodrigo, tranquilo podis estar, pero y o no com er, el ham bre m e m atar". Hasta pasados tres das no se v u elv e el conde atrs. Mientras ellos s reparten lo que h ubieron de ganar no logran que com a el conde ni una m igaja de pan. 62 El Cid reitera al conde su prom esa Pone en libertad al conde y le despide Dijo entonces Mo Cid: "Conde, h abis de com er algo, que si no qu eris com er nunca m s v eris cristianos, m as si com is a m i gusto, com o os tengo m andado, a v os, conde don Ram n, y a dos de estos fijosdalgo de prisin os soltar y saldris de entre m is m anos. Al orlo don Ram n m ucho qu e se fu e alegrando. "Si v os, don Rodrigo, hacis eso que m e h abis h ablado, por el resto de m i v ida quedar m arav illado". "Pues com ed, conde, com ed, y cuando h ay is acabado a v os y a dos caballeros la libertad he de daros. Mas, de lo qu e h abis perdido y y o ganado en el cam po sabed, conde, que no pienso dev olv eros ni un och av o, que m ucha falta nos hace y andam os necesitados. Cogiendo de v os y de otros h em os de irnos ay u dando, y nos durar esta v ida lo que quiera el Padre Santo, que eso le toca al qu e el rey fu era de su reino h a echado". Algrase el conde y pide el agua para las m anos, y a se la ponen delante, dironsela sin retraso. Con esos dos caballeros por Mo Cid designados, com iendo iba el conde y com e don Ram n de m u y buen grado. Sentado est junto a l Mo Cid el bienh adado: "Conde, si no com is bien com o os tengo m andado, a n os quedaris conm igo, no habrem os de separarn os". Dijo el conde: "Com er, Mo Cid, de m uy bu en grado". l y los dos caballeros, a com er se apresu raron; contento se pone el Cid, que all los est m irando, de v er que el conde Ram n trabajo daba a las m anos. "Cid, si as lo perm its, y a quisiram os m arc harn os a prisa cabalgarem os si nos dan nuestros caballos; desde el da qu e fui conde no com tan de buen grado, el sabor de esta com ida de m no ser olv idado". T res palafrenes le dieron, los tres m uy bien ensillados, danles buenas v estiduras, ricas pieles, ricos m antos. Entre los dos caballeros el conde se h a colocado. Hasta el fin del cam pam ento con ellos v a el Castellano: "Ya os v ais, conde Ram n, franco os v ais, pues sois franco, agradecido os quedo por lo que m e habis dejado. Si acaso os da la idea, conde, de qu erer v engarlo y m e v ens a bu scar, m andadm e antes un recado: o m e llev ar lo v uestro o v os de lo m o algo".

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o m e llev ar lo v uestro o v os de lo m o algo". "Qu edos tranquilo, Cid, de ese peligro estis salv o; eso por pago lo dejo por lo que qu eda de ao. Y de v enir a buscaros, ni siqu iera h ay qu e pensarlo". 63 El conde se ausenta receloso Riqueza de los desterrados El conde pic el caballo y y a com enzaba a andar, v olv iendo v a la cabeza para m irar hacia atrs. Miedo tiene porque cree qu e el Cid se arrepentir; por todo el oro del m undo Mo Cid no h ara tal, deslealtades as no las h izo el Cid jam s. El conde y a se h a m arch ado, da la v uelta el de Viv ar, ju ntse con sus m esnadas y m uy alegre que est por el botn que de aqu ella batalla les quedar: tan ricos son que no pu eden ni su riqu eza contar.

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Cantar segundo Bodas de las hijas del Cid Tirada 64El Cid se dirige contra tierras de Valencia Aqu se em pieza el poem a de Mo Cid el de Viv ar. Ya ha poblado Mo Cid aquel puerto de Alu cat, se aleja de Zaragoza y de las tierras de all, atrs se ha dejado Hu esca y el cam po de Montalbn de cara a la m ar salada ahora qu iere guerrear: por Oriente sale el sol y l hacia esa parte ir. A Jrica gana el Cid, despus Onda y Alm enar, y las tierras de Burriana conqu istadas quedan y a. 65 Tom a de Murviedro Ay u dle el Creador, el Seor que est en el cielo, y con su fav or el Cid pudo tom ar a Murv iedro. Bien claro h a v isto que Dios siem pre le v a socorriendo. En la ciu dad de Valencia h a cundido m ucho m iedo. 66 Los m oros valencianos cercan al Cid. ste rene sus gentes Arenga Aqu ello a los de Valencia m uy poco gusto les da. En consejo se re nen y al Cid fu eron a cercar. Marc haron toda la noch e; cuando el alba fu e a ray ar, all cerc a de Murv iedro sus tiendas v an a plantar. El Cam peador al v erlos se em pieza a m arav illar: "Alabado sea Dios, Seor espiritu al! Nos m etim os en amediavoz.com/cantardemiocid.htm sus tierras, les h acem os m uch o m al,

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Nos m etim os en sus tierras, les h acem os m uch o m al, el v ino suy o bebem os y nos com em os su pan. Con bu en derech o lo hacen si nos v ienen a cercar, com o no sea con lu cha esto no se arreglar. Salgan m ensajes a aqullos que nos deben ay u dar, los unos v ay an a Jrica y los otros a Alu cat, desde all pasen a Onda y despus hasta Alm enar, que las gentes de Burriana se v engan y a para ac. Pronto tiene que em pezarse esta batalla cam pal. Nuestro prov echo en Dios fo que con ella crecer". Al pasar el tercer da todos juntados estn. Mo Cid el bienh adado entonces em pieza a h ablar: "Slv eos el Creador, m esnadas, y ahora escuchad: despus de que nos salim os de la lim pia cristiandad -y no fu e por nu estro gusto, no se pudo rem ediar--, gracias a Dios nuestras cosas siem pre hacia adelante v an. Hoy las gentes de Valencia nos han v enido a cerc ar; si en estas tierras nosotros nos qu isiram os quedar, m uy firm em ente a estos m oros tenem os que escarm entar". 67 Fin de la arenga del Cid "Cuando se pase la noche y y a v enga la m aana, tenedm e bien preparados los caballos y las arm as; entonces irem os todos a atacar a su m esnada. Hom bres desterrados som os, estam os en tierra ex traa, en la lucha se ha de v er quin m erece la soldada". 68 Minaya da el plan de batalla El Cid v ence otra lid cam pal Tom a de Cebolla Od ahora lo que el bueno de lv ar Fez qu iso hablar: "Mo Cid, lo qu e h abis dicho com o os place se h ar, dadm e a m cien caballeros, no os qu iero pedir m s, v os con los otros qu e qu edan de frente iris a atacar. Heridlos sin com pasin, atacad sin v acilar, que y o con los otros ciento por otro lado ir a entrar y fo en el Dios del cielo que el triu nfo nuestro ser". Mu y bien le parece al Cid lo qu e Minay a fu e a h ablar. La m aana y a lleg y se em pezaron a arm ar, sabe cada cu al el pu esto que en la batalla tendr. Con el alba Mo Cid contra los m oros se v a: "Por Jesucristo y Santiago qu e all en los cielos estn, atacad, m is caballeros, a esos m oros de v erdad. Aqu est Rodrigo Daz, aqu est el Cid de Viv ar". Virais all tanta tienda rom per y desbaratar ; los postes los arrancaban, se em piezan a derrum bar. Pero los m oros son m uchos y se quieren recobrar. Minay a por otro lado y a los v ena a atacar; los m oros, m al qu e les pese, por derrotados se dan, a u a de caballo escapan los que pueden escapar. A dos em ires m ataron en la caza que les dan y hasta la m ism a Valencia v an los cristianos detrs. Grandes ganancias h a h echo Mo Cid el de Viv ar,

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Grandes ganancias h a h echo Mo Cid el de Viv ar, todo aquel cam po saquean, luego se v uelv en atrs. Con las ganancias qu e llev an en Murv iedro entraban y a, una alegra m uy grande se corre por el lugar. A Cebolla tom an lu ego y tierras de m s ac. Miedo tienen en Valencia, no saben lo que se harn; y a v a h aciendo m ucho ruido la fam a del de Viv ar. 69 Correras del Cid al sur de Valencia A la otra parte del m ar tam bin se corre su fam a. Mu y alegre estaba el Cid, m uy alegres sus com paas, porque Dios les ay u d y ganaron la batalla. Su s batidores env a, por la noche iban de m arc h a, hasta Cu llera se acerc an, despu s su ben hasta Jtiv a, y lu ego cam ino abajo hasta Denia se acercaban. Por todas aquellas costas m ucho a los m oros quebrantan. Conqu istan Pea Cadiella con sus salidas y entradas. 70 El Cid en Pea Cadiella Cuando el Cid Cam peador conqu ist Pea Cadiella, gran disgusto fue cundiendo por Jtiv a y por Cullera y a no pueden recatar su dolor los de Valencia. 71 Conquista de toda la regin de Valencia Por esas tierras de m oros, apresando y conquistando, durante el da durm iendo, por las noch es a caballo, en ganar aqu ellas v illas pasa Mo Cid tres aos. 72 El Cid asedia a Valencia Pregona a los cristianos la guerra Esos m oros de Valencia escarm entados estn, no se atrev en a salir ni quieren irle a buscar, todas su s hu ertas las tala, hacales m ucho m al, y esos tres aos seguidos el Cid los deja sin pan. Qu janse los de Valencia, no saben lo que se h arn, porque de ninguna parte su pan podan sacar. Padre a h ijo, h ijo a padre, ningn am paro se dan, ni de am igo para am igo se podan consolar. Mu y m ala cuita es, seores, el tener m engu a de pan. A las m u jeres y nios de ham bre se les v e finar, el dolor tienen delante, no se pu eden rem ediar. Por el gran rey de Marruecos entonces quieren m andar, pero con los alm oh ades em peado en guerra est, ningn am paro les dio y no los qu iso ay udar. Al Cid, cu ando se enter, m u ch a alegra le da; de noch e deja Mu rv iedro y se pone a cabalgar, a Mo Cid le am anece en tierras de Monreal. Por Aragn y Nav arra pregones m andaba echar y hasta tierras de Castilla m ensajeros suy os v an. Qu ien quiera dejar trabajos y ganarse buen caudal,

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Qu ien quiera dejar trabajos y ganarse buen caudal, con el Cid v ay a, que tiene deseos de gu errear, y cerc ar qu iere a Valencia por darla a la Cristiandad. 73 Reptese el pregn (Serie gem ela) "Qu ien quiera v enir conm igo para cercar a Valencia -de v oluntad h a de ser, pero ningu no por fuerzales esperar tres das all en Canal de la Celfa". 74 Gentes que acuden al pregn Cerco y entrega de Valencia Esto dijo Mo Cid, el Cam peador leal, trnase para Murv iedro qu e ganada tiene y a. Mu ch o corren los pregones y por todas partes v an; al sabor de la ganancia no quieren qu edarse atrs; m ucha gente se le acoge de la buena cristiandad. Por todas partes noticias del Cid fu eron a sonar, m uchos se ju ntan al Cid y m uy pocos se le v an. Creciendo v a la grandeza de Mo Cid de Viv ar. Al v er junta tanta gente y a se em pezaba a alegrar. El Cam peador entonces y a no qu iso esperar m s, a Valencia se encam ina y sobre Valencia da. Bien la cerc Mo Cid, ni un resquicio fue a dejar: v irais all a Mo Cid arriba y abajo andar. Un plazo dio por si alguien v enirles quiere a ay u dar. Aqu el cerc o de Valencia nuev e m ese puesto est; cu ando el dcim o lleg la tuv ieron qu e entregar. Por toda aquella com arca grandes alegras v an cu ando el Cid gan a Valencia y cuando entr en la ciudad. Los qu e lu ch aban a pie hoy son caballeros y a, y el oro y plata ganados quin los podra contar? Ricos son todos los h om bres que con Mo Cid estn. El quinto de la ganancia el Cid lo m anda tom ar en dineros acuados treinta m il m arc os le dan y adem s le tocan bienes qu e no se pueden contar. Qu alegres se ponen todos, qu alegre el Cid de Viv ar, cu ando en alto del alczar su ensea v ieron plantar! 75 El rey de Sevilla quiere recobrar Valencia En reposo estaba el Cid y a con todas su s com paas, cu ando a aqu el rey de Sev illa la noticia le llegaba de qu e tom aron Valencia y qu e ninguno la am para; a atacarlos v ino entonces con treinta m il h om bres de arm as. All cerc a de la huerta libraron los dos batalla, derrtalos Mo Cid el de la crecida barba. Ha legado la pelea h asta m uy cerca de Jtiv a, al ir a pasar el Jcar y a v an en derrota franca, cu ando cruzaron el ro sin querer beban agu a. Aqu el gran rey de Sev illa con tres heridas escapa. A Valencia torna el Cid con toda aqu ella ganancia. Buen botn fu e el de Valencia al ser la ciu dad tom ada,

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Buen botn fu e el de Valencia al ser la ciu dad tom ada, pero de esta gran v ictoria prov echo m s grande sacan. Le tocaron, al que m enos, unos cien m arc os de plata. Las cosas de Mo Cid y a v is lo bien que m arch aban. 76 El Cid deja su barba intonsa Riqueza de los del Cid Mu ch a alegra cundi entre todos los cristianos que en esa gu erra acom paa a Mo Cid bienhadado. Ya le creca la barba, m ucho se le v a alargando, que haba dicho Rodrigo cuando sali desterrado: "Por am or del rey Alfonso, que de su tierra m e h a echado, no entre en m i barba tijera, ni u n pelo sea cortado y que hablen de esta prom esa todos, m oros y cristianos". El Cam peador est en Valencia descansando, con l Minay a, que no se separa de su lado. Su s v asallos m s antigu os de riqueza estn cargados. A todos los que al salir del reino le acom paaron el Cid casas y heredades en Valencia les ha dado. La bondad de Mo Cid y a la v an ellos probando. Y los qu e despus v inieron tam bin reciben bu en pago. Com prende el Cid que ahora stos, con lo que haban ganado, si se pudiesen m arc har lo haran de m uy bu en grado. Y esto m anda Mo Cid, de Minay a aconsejado: que a cu alquier hom bre de aqullos que con l ganaron algo, que de l no se despidiese declarndose v asallo, le prendan en donde puedan y donde sea alcanzado y su riqueza le quiten y en h orc a sea colgado. Ya se qu eda todo esto por el Cid bien arreglado, y con Minay a lv ar Fez se segu a aconsejando: "Si os parece, Minay a, querra hacer un estado de los h om bres qu e aqu estn y algo conm igo ganaron: los pondrem os por escrito y todos sern contados, si alguno quiere ocu ltarse o si de m enos le ech am os tendr que v olv er su parte a estos m is buenos v asallos que m e gu ardan a Valencia por su s m u rallas rondando". A lo cual dijo Minay a: "Es consejo m uy sensato". 77 Recuento de la gente del Cid ste dispone nuevo presente para el rey Manda a todos qu e a la Corte se le v engan a juntar y cu ando estn reu nidos lista les h izo pasar: tres m il seiscientos tena Mo Cid el de Viv ar. Sonre el Cam peador, de tan alegre que est: "A Dios y a Santa Mara gracias, Minay a, hay que dar. Con m u cho m enos salim os de m is tierras de Viv ar, ah ora tenem os riqu ezas y a n hem os de tener m s. Si as os place, Minay a, y no os parece m al, m andaros qu iero a Castilla donde est nuestra h eredad. A nuestro rey don Alfonso, qu e es m i seor natu ral, de estas ganancias que hem os conquistado por ac darle qu iero cien caballos, dselos v os a llev ar, por m besadle la m ano, y con em peo rogad que a m i m u jer y a m is h ijas, qu e all en Castilla estn,

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que a m i m u jer y a m is h ijas, qu e all en Castilla estn, si a tanto alcanza su gracia, m e las deje y a sacar. Ya m andar y o por ellas, sabed cm o eso se har: a la m ujer y a las h ijas de Rodrigo el de Viv ar se ir a bu scar con tal pom pa que a gran honra llegarn hasta estas tierras ex traas qu e h em os podido ganar". Entonces dijo Minay a: "De m u y buena v oluntad". Por orden del Cid cien hom bres con lv ar Fez irn que en el v iaje le sirv an conform e a su v oluntad. Cuando de h ablar acabaron se em piezan a preparar. A San Pedro de Cardea m il m arcos m anda llev ar y de ellos que den qu inientos a don Sanch o, el buen abad. 78 Don Jernim o llega a Valencia Cuando con estas noticias todos se estn alegrando de tierras de por Oriente u n gran clrigo ha llegado: el obispo don Jernim o era por nom bre llam ado. Mu ch o entenda de letras, es en todo m uy sensato, lo m ism o a pie que a caballo era guerrero esforzado. Al Cid m ay ores prov ech os l qu era irle buscando, suspirando est por v erle lu ch ar con m oros en cam po: y dice que si se hartan de lidiar y herir su s m anos nunca tendra ning n cristiano que lam entarlo. Cuando lo oy Mo Cid, m u y satisfecho as ha h ablado: ''Odm e, Minay a lv ar Fez, por Aquel qu e est en lo alto, siem pre que Dios nos ay ude bien es que lo agradezcam os; en la tierra de Valencia fundar quiero un obispado, se lo dar a don Jernim o, buen caballero cristiano. En Castilla tam bin esto, Minay a, podris contarlo". 79 Don Jernim o hech o obispo Mu ch o le gust a lv ar Fez lo que dice don Rodrigo. A este bu eno don Jernim o y a le nom braron obispo. Danle por sede Valencia, donde puede ser m uy rico. Dios entre aquellos cristianos haba gran regocijo de qu e en tierras de Valencia tuv iesen seor obispo! Ya la Minay a m uy alegre despidise y ha partido.

Tirada 80Minaya se dirige a Carrin Estas tierras de Valencia tranquilas estn y en paz cu ando Minay a lv ar Fez para Castilla se v a. Los altos de su v iaje no os los qu iero contar. Pregu nt por don Alfonso, dnde le podra hallar; dcenle que a Sahagn el rey m arc h poco ha, que fu ese para Carrin donde le puede encontrar. A Minay a estas noticias gran alegra le dan y llev ando su s presentes y a se dirige hacia all. 81amediavoz.com/cantardemiocid.htm 34/86

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81 Minaya saluda al rey

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Don Alfonso el castellano de m isa estaba saliendo. He aqu a Minay a lv ar Fez cm o llega tan apuesto, las dos rodillas h a h incado delante de todo el pueblo, y a los pies del rey Alfonso psose con m ucho du elo, las dos m anos le besaba, y em pez a h ablar, tan discreto: 82 Discurso de Minay a al rey Envidia de Garci Ordez El Rey perdona a la fam ilia del Cid Los infantes de Carrin codician las riquezas del Cid "Merc ed, nuestro rey Alfonso, por am or del Creador. Estas m anos os las besa Mo Cid el luchador, que le h agis m erced os pide, v lgaos el Creador. Los pies os besa y las m anos cu al cum ple a tan gran seor. Vos, rey , le habis desterrado, le quitasteis v uestro am or, pero au nqu e est en tierra ex traa el Cid su deber cum pli, a esos pueblos que se llam an Jrica y Onda gan, Alm enar h a conqu istado, Murv iedro, que es a n m ay or, a Cebolla gana luego y el pueblo de Castejn, Pea Cadiella, la v illa que est en un fuerte pen; con todas estas ciu dades y a de Valencia es seor. Obispo hizo por su m ano Mo Cid Cam peador, cinco batallas cam pales libra y todas las gano. Grandes fueron las ganancias que le ha dado el Creador, aqu tenis las seales, la v erdad os digo y o. Estos cien gru esos caballos buenos corredores son, de ricos frenos y sillas todos llev an guarn icin, Mo Cid, seor, os ru ega que los tom is para v os, que es siem pre v uestro v asallo y os tiene por seor". Alz la m ano derech a el rey y se santigu: "De estas ganancias tan grandes que logr el Cam peador, por San Isidro bendito, m e alegro de corazn, m e alegro de las hazaas que hace el Cid Cam peador y recibo estos caballos que m e m anda en donacin". Se alegr el rey , pero al conde Garc i Ordez le pes: "Parece que en tierra m ora y a no h ay h om bres de v alor cu ando tanto hace y deshace Mo Cid Cam peador". Dijo el rey : "Conde Garc a, no sigis hablando, no; de todos m odos el Cid m ejor m e sirv e que v os". Entonces habla Minay a, el esforzado v arn: "Merc ed os dem anda el Cid, que si os place, seor, a su esposa y a su s h ijas deis v uestro perm iso v os para salir del conv ento en donde el Cid las dej e ir a Valencia a juntarse con el Cid Cam peador". Entonces contesta el rey : "Plcem e de corazn. Mientras v ay an por m is reinos les dar m anutencin; gu rdenlas todos de m al, de ofrenta y de deshonor. Cuando a la frontera lleguen esas dam as cuidad v os de serv irlas cu al se debe, e igual el Cam peador. Ah ora, guardias y m esnadas, escu chad con atencin: No qu iero que pierda nada Mo Cid Cam peador, a todos los caballeros que le tienen por seor lo qu e y o les confisqu h oy se lo dev u elv o y o, amediavoz.com/cantardemiocid.htm

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lo qu e y o les confisqu h oy se lo dev u elv o y o, au nque sigan con el Cid no pierdan su posesin, segu ros estn de dao o m al en toda ocasin; esto lo hago por que siem pre sirv an bien a su seor". lv ar Fez de Minay a al rey las m anos bes. Sonriese don Alfonso. Dios, qu h erm osam ente habl! "Aqu ellos qu e qu ieran irse con el Cid Cam peador v enia les doy , v y anse en gracia del Creador. Ms ganarem os con esto que con otro desam or". Od lo que hablan aparte los infantes de Carrin: "Mu ch o cunden las h azaas de este Cid Cam peador, en casarnos con sus hijas ganaram os los dos, pero v ergenza tenem os de decirlo, porque no es el su y o buen linaje para condes de Carrin". A nadie se lo dijeron y as la cosa qued. lv ar Fez de Minay a del buen rey se despidi. "Os v ais y a, Minay a? Id en gracia del Creador. Un oficial de palacio qu iero qu e v ay a con v os. Si os llev is a las dam as, srv anlas a su sabor, hasta el confn de Medina las gu arde m i proteccin, desde all en adelante la del Cid Cam peador". Ya se despide Minay a, de la corte se m arc h. 83 Minaya va a Cardea por doa Jim ena Ms castellanos se prestan a ir a Valencia Minaya en Burgos Prom ete a los ju dos buen pago de la deuda del Cid Minaya vuelve a Cardea y parte con Jim ena Pedro Berm dez parte de Valencia para recibir a Jim ena En Molina se le une Abengalbn Encuentran a Minaya en Medinaceli Los infantes de Carrin y a decididos estn, cu ando se m arc ha lv ar