capítulo 9: manejo de cadáveres en situaciones de desastre

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MANEJO DE CADÁVERES EN SITUACIONES DE DESASTRE: LA CONTRIBUCIÓN DE LA PATOLOGÍA FORENSE Emily Solano González & Jorge Aguilar Pérez CAPÍTULO 9

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MANEJO DE CADÁVERES EN SITUACIONES DE DESASTRE:

LA CONTRIBUCIÓN DE LA PATOLOGÍA FORENSE

Emily Solano González & Jorge Aguilar Pérez

CAPÍTULO 9

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MANEJO DE CADÁVERES EN SITUACIONES DE DESASTRE: LA CONTRIBUCIÓN DE LA PATOLOGÍA FORENSE

Emily Solano González & Jorge Aguilar Pérez1

Resumen

Todos los días Costa Rica se encuentra expuesta a diferentes eventos (naturales o producidos por el hombre) en los cuales el país es vulnerable en distintos grados, y con saldos de víctimas múltiples no mortales y mortales. Este último grupo es de quien se encarga la Sección de Patología Forense del Poder Judicial de Costa Rica, con el fin último de establecer la identidad de las víctimas, la causa y manera de su muerte y de entregar el cuerpo a sus respectivos familiares. Para ello existe un protocolo de manejo que establece la forma en que se realiza el trabajo de Patología Forense ante un caso de desastre con múltiples víctimas mortales. Ese protocolo se aplicaría tanto en la morgue judicial como en un posible Centro de Atención Forense externo, tal y como se realizó en el año 2009 durante el terremoto de Cinchona.

Palabras clave: Patología forense, cadáveres, desastres masivos.

1Emily Solano González es Médico Residente del Departamento de Medicina Legal, correo electrónico: [email protected] Jorge Aguilar Pérez es Médico Forense de la Sección de Patología Forense, correo electrónico: [email protected]

CAPÍTULO 9

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1. Introducción

Por su localización, Costa Rica es un país con una geografía compleja que se encuentra ubicado en una región cada día más afectada por el narcotráfico y la inestabilidad política. Todos estos factores hacen que sea vulnerable a diferentes tipos de desastres naturales como por ejemplo terremotos, inundaciones, huracanes y deslizamientos, los cuales constituyen la mayoría de los eventos con víctimas múltiples que se presentan en el mismo. Sin embargo, no debe olvidarse que también se encuentra expuesto a sufrir eventos producidos por el hombre con un trasfondo violento, aunque a la fecha se manejen dentro de la teoría y no en la realidad activa del país.

Estos eventos con víctimas múltiples o masivas son manejados por la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), siendo el responsable de coordinar las labores de mitigación y respuesta a situaciones de emergencia, incluyendo el trabajo interinstitucional y la colaboración de entidades privadas y particulares (Asamblea Legislativa de Costa Rica, 2006), nacionales y extranjeras. Las personas afectadas o víctimas son consideradas como tal cuando son afectadas desde el punto de vista material, psicológico y/o físico, en este último caso porque sufrieron lesiones o fallecieron debido al evento.

Ese último grupo de personas (afectadas físicamente) serían valoradas en el Departamento de Medicina Legal, que se encarga de investigar los aspectos médicos atinentes a la patología traumática, biológica y/o derivada de la violencia que causa daño corporal, enfermedad o muerte, a la luz de un asunto de naturaleza judicial (Poder Judicial).

El Departamento se encuentra conformado por la Jefatura de Departamento, el Consejo Médico Forense, las secciones de Clínica Médico Forense, Medicina del Trabajo, Psiquiatría y Psicología Forense y Patología Forense así como las Unidades Médico Legales.

El accionar de la Sección de Patología Forense, esta reglamentado en el Código Procesal Penal, el cual establece respecto al levantamiento e identificación de cadáveres que la responsabilidad de la investigación jurídica recae en el representante del Ministerio Público y la responsabilidad técnica sobre la Policía Judicial (sector policial, forense técnico y científico), tal y como se describe en su artículo 191: “En los casos de muerte violenta o cuando se sospeche que una

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persona falleció a consecuencia de un delito, el juez deberá practicar una inspección en el lugar de los hechos, disponer el levantamiento del cadáver y el peritaje correspondiente para establecer la causa y la manera de muerte. La identificación del cadáver se efectuará por cualquier medio técnico y, si no es posible, por medio de testigos. Si, por los medios indicados, no se obtiene la identificación y su estado lo permite, el cadáver se expondrá al público por un tiempo prudencial, en la morgue del Departamento de Medicina Legal, a fin de que quien posea datos que puedan contribuir al reconocimiento, se los comunique al juez” (Zúñiga, 2008).

Además, el Reglamento de Autopsias Hospitalarias y Médico Legales (Asamblea Legislativa de Costa Rica, 1987), que delimita los casos que requieren Autopsia Médico Legal en este país, establece en su artículo 15 que deberá realizarse la autopsia médico-legal obligatoriamente por orden expresa de la autoridad judicial en los siguientes casos: • Todas las muertes violentas: homicidios, suicidios, accidentes. • Muertes súbitas. • Muerte natural sin tratamiento médico reciente. • Muerte natural con tratamiento médico pero ocurrido en circunstancias sospechosas. • Muertes de madres con abortos sospechosos de ser provocados. • Productos de abortos sospechosos. • Víctimas de infanticidios. • Muerte de personas detenidas en centros de corrección o prisiones. • Muerte de personas en que exista litigio por riesgo profesional. • Cadáveres para ser inhumados en el extranjero. • Otras que indique la autoridad judicial, por solicitud del Departamento o de un pariente cercano.

Con base en lo anterior, se explica la labor que debe realizar la Sección de Patología Forense en los casos de desastres con víctimas mortales múltiples o en cantidad masiva, ya que las mismas constituirían una muerte violenta producida por un evento natural o por el hombre.

El manejo de situaciones con víctimas mortales múltiples se encuentra bajo el mando de la CNE, quien se encarga de coordinar con todas las instituciones involucradas en el levantamiento de cadáveres, entre las cuales se encuentran los Bomberos, la Cruz Roja, Tránsito, Fuerza Pública, el Organismo de Investigación Judicial, Instituciones Públicas y Privadas, ayuda internacional y voluntarios entre otros.

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En todos estos eventos la premisa primordial es salvar vidas, por tanto, en la fase de respuesta lo primero que deben realizar los equipos de atención es la búsqueda y rescate de sobrevivientes. Estos grupos deben estar debidamente entrenados para el manejo del escenario de manera que el rescate se realice de una manera eficiente, eficaz y preservando toda la evidencia posible en el caso de los fallecidos, sin que esto comprometa el rescate de las personas aún con vida. Siendo así, al manejar el sitio del suceso, el ingreso se realiza primero con los cuerpos de Cruz Roja y Bomberos y una vez asegurada la zona y finalizada la extracción de los supervivientes, se procede al ingreso del personal del Organismo de Investigación Judicial para realizar el levantamiento de los cuerpos, cuyo equipo de trabajo generalmente se encuentra conformado por un juez y un fiscal, inspecciones oculares, equipo médico forense, planimetría, fotografía y vídeo, transportes, así como el personal de Bomberos y Cruz Roja que se disponga a la orden de la Policía Judicial.

2. Fases del manejo de cadáveres en situaciones con víctimas mortales múltiples

A continuación, se presentan los principales elementos asociados a las distintas fases del manejo de cadáveres en condiciones de víctimas mortales múltiples.

2.1. Fase de levantamiento

Lo realizan la Policía Judicial y el Médico Forense, cuyo papel en el escenario es conducir el levantamiento de los cuerpos con la técnica correcta para garantizar la conservación de la evidencia que permita la debida identificación de los cuerpos. Este levantamiento debe contar con la presencia y visto bueno del juez y fiscal asignados y puede ser asistido por el personal de Bomberos, Cruz Roja, Fuerza Pública y sector voluntario que se encuentran laborando a la orden la del Organismo de Investigación Judicial.

La recuperación de los cadáveres es parte esencial del proceso de identificación de los mismos por lo que debe seguirse el método y procedimiento establecido:

• Llenado de protocolo de escenario. Contiene todos los datos pertinentes al cuerpo que se levanta y además se anotan las posibles referencias con otros cadáveres o el sitio del evento.

• Los segmentos corporales deben tratarse como si fueran un cadáver completo.

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• Se deben anotar el sitio exacto y la fecha cuando se encontró el cuerpo o segmentos corporales.

• Se debe identificar el cadáver o segmento corporal por medio del uso de brazaletes cuyo número se conserva durante todo el proceso y se respeta esa numeración para las actas de levantamiento, planos, fotos y vídeos. Si se tiene el nombre del

fallecido desde aquí, se le colocará otro brazalete con el nombre.• Los equipos de recuperación no deben intentar cotejar las partes

corporales encontradas en el sitio del desastre.• No se deben de separar las pertenencias ubicadas en los

cadáveres o segmentos corporales de los mismos. Relojes, anillos, brazaletes y demás artículos se deben dejar en su lugar.

• Las ambulancias no se deben usar para trasporte de los cuerpos• Los cuerpos y segmentos corporales deben colocarse en bolsas

para cadáveres y ser trasladados a la morgue judicial para su respectiva autopsia médico legal.

2.2. Fase de autopsia médico legal

Una vez realizada la recuperación de los cadáveres, se procede a trasladarlos a la morgue judicial o en su defecto al Centro de Atención Forense (CAF) instalado en el sitio del evento. En estos casos los objetivos de la Autopsia Médico Legal son: • Identificar a los fallecidos para su debida inscripción. • Determinar de la causa y manera de muerte para verificar que fue consecuencia del desastre (antrópico versus natural) • Informar a la Autoridad Judicial para que realicen los trámites propios de su competencia (Dictamen Médico Legal) • Devolver el cuerpo a los familiares en condiciones humanizadas.

Ya sea que la Autopsia se realice en la morgue judicial principal o en el Centro de Atención Forense, los cadáveres son recibidos por personal de patología forense quienes deben verificar que los mismos se acompañen del protocolo del levantamiento y la orden de autopsia emitida por el juez. Una vez confirmado esto, se procede al establecimiento del número de autopsia (conservando la numeración anterior) y a la asignación del médico encargado del caso quien procederá a realizar la inspección del cuerpo, primero externa incluyendo la descripción de las ropas, bisutería y efectos personales incluyendo documentos de identidad, pudiendo realizarse con ello la posible identificación positiva del mismo.

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Luego se procede a la limpieza de los cuerpos para realizar la descripción de las marcas particulares de cada persona como cicatrices, lunares, prótesis, piezas dentales, o cualquier otra característica del individuo que faciliten su identificación, tomar las fotografías de identificación y marcas particulares antes valoradas y además describir las lesiones encontradas con los cual se intenta determinar las causas de la muerte e identificación del fallecido.

Cuando las valoraciones médico legales se realizan en un Centro de Atención Forense, el estudio no constituye autopsia completa sino inspección para la determinación de las causas de muerte e identificación, de manera que la apertura del cuerpo en el sitio es mínima, solamente lo necesario para confirmar una lesión y/o tomar la muestra para ADN y sangre cuando se requiera. En caso de no poder determinar la causa de muerte y sea necesario recurrir al uso de estudios complementarios como radiografías o que no pueda llevarse a cabo la identificación certera del individuo, el cadáver deberá ser trasladado a la morgue principal.

En las autopsias realizadas de forma completa en la morgue principal, además del examen externo antes descrito, se toman las huellas dactilares y para ADN (aún cuando ya se encuentre identificado por otros métodos), también se pueden tomar muestras de fluidos biológicos (sangre, orina, humor vítreo, contenido gástrico, entre otros) y valorar la extracción de la mandíbula y maxila para un posible estudio por odontología forense. Luego se procede a la apertura del cadáver con la técnica de Rokitansky modificada así como a la disección y toma de muestras del paquete visceral.

Una vez finalizada la inspección o autopsia del cuerpo se realiza la sutura y nueva limpieza del cuerpo (en el caso de las autopsias completas), peinado y colocación de una sábana o bolsa para cadáveres y llevado a la sala de reconocimiento o al sitio de almacén de cadáveres según corresponda.

2.3. Fase de reconocimiento y entrega o almacenamiento de los

cadáveres

Durante todo el proceso descrito, se lleva de forma simultánea a otro donde uno de los funcionarios administrativos de la Sección de Patología Forense, ya sea en la morgue principal o en el Centro de Atención Forense cuando este se establezca, completa el formulario de “identificación de persona desaparecida” con la información brindada

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por las personas con familiares, amigos o conocidos presuntamente desaparecidos en el evento.

Además, tanto en la morgue principal como en el Centro de Atención Forense existe un médico encargado de atender y coordinar con los dolientes y/o con Embajadas para confirmar la identidad de los fallecidos que permita la confección de certificados de defunción correspondientes, así como la firma de dichos certificados, la autorización de la entrega de los cadáveres a la familia o persona señalada por el juez para el retiro del mismo; en el primer caso la función de coordinador le corresponde a la Jefatura de la Sección de Patología y en el caso de la Morgue Auxiliar, al médico que dicha jefatura designe como coordinador. Es a través de este médico que se envía la información a la oficina de prensa encargada lo relativo al número de cuerpos valorados e identificaciones confirmadas.

Previo a la extracción de los cadáveres, debe implementarse un plan de acción para el manejo de los cadáveres y la divulgación de información sobre la identificación de los desaparecidos y el manejo de los mismos.

Eso incluye la conveniencia de comunicar a la población general sobre el bajo riesgo de que se produzca una epidemia secundaria a los cuerpos de los fallecidos, ya que la mayoría de los organismos infecciosos no sobreviven más de 48 horas en un cadáver. Dicho temor se basa en una creencia infundada, ya que generalmente es la población sobreviviente la que disemina enfermedades. Las verdaderas consecuencias de un manejo inadecuado de los cadáveres son el impacto en la salud mental de los sobrevivientes y los problemas legales para los familiares de las víctimas.

Quienes sí presentan un riesgo potencial son aquellas personas que manipulan los cadáveres, principalmente de adquirir infecciones por contacto con sangre, fluidos corporales y material fecal de los cadáveres (hepatitis B y C, el virus de inmunodeficiencia humana, tuberculosis y enfermedades diarréicas). Para disminuirlo al mínimo se debe enfatizar la importancia del uso de equipo de protección y las medidas de higiene básica en todos los individuos que se encuentren realizando las labores de búsqueda y rescate de fallecidos.

En cuanto a la entrega y almacenamiento de los cadáveres, idealmente deben ser entregados a sus familiares tan pronto como sean identificados para que puedan practicar los rituales propios de su creencia religiosa

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o de vida y sepultura a la mayor brevedad posible. Aquellos cuerpos que no haya a quien entregar o no puedan ser entregados por falta de identificación, deberán ser almacenados inicialmente en contenedores con sistemas de refrigeración, ya que de lo contrario el proceso de descomposición es más rápido, a tal punto que en climas cálidos, la descomposición puede estar tan avanzada a las 12-48 horas que impide el reconocimiento de la cara del cadáver. Siempre que se realice cualquier tipo de almacenamiento, cada cuerpo o parte corporal debe conservarse en una bolsa o ser envuelto en una sábana de manera individual y se deben usar etiquetas resistentes a la humedad con el número único de identificación.

Dentro de las opciones de almacenamiento se encuentran, tal y como se dijo anteriormente, los contenedores de refrigeración, los cuales deben mantenerse entre 2ºC y 4ºC y que son funcionales en casos de hasta 50 cuerpos simultáneos y sólo se requiere mantener cadáver por periodos cortos de tiempo. Cuando no se dispone de ningún otro método o se requiere un almacenamiento temporal más prolongado debe tomarse en cuenta la opción de sepultura temporal, para lo cual debe buscarse un terreno que cumpla las especificaciones de tamaño y cercanía de fuentes de agua en relación al número de cuerpos para enterrar según lo establecido por la OPS (2006 y 2009). Es importante aclarar que estos entierros temporales distan muchos de las llamadas “fosas comunes”, ya que cada uno de los cadáveres que requieran este tipo de manejo será sepultado de forma individual, bien identificado y llevando un registro de la ubicación exacta del mismo de manera que puedan ser entregados a sus familiares posteriormente.

Si bien es cierto este tipo de eventos no son frecuentes en nuestro país, en los últimos 50 años la Sección ha participado en varios de ellos, dentro de los cuales podemos señalar:

• El accidente de vuelo 32 de SANSA el 15 de enero de 1990 (23 fallecidos).

• El incendio del Hogar de Ancianos de Tilarán el 18 de julio de 2000 (17 fallecidos).

• El incendio del Hospital Calderón Guardia el 12 de julio de 2005 (12 fallecidos).

• El terremoto de Cinchona (23 fallecidos)• El deslizamiento de tierra proveniente del Cerro Pico Blanco en

Calle Lajas el 03 de noviembre de 2010 (24 fallecidos). Un caso reciente y en el cual por primera vez se utilizó el Centro

de Atención Forense (CAF) fue el Terremoto de Cinchona, cuya experiencia se detalla a continuación.

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3. Primer centro de atención forense en Costa Rica: El caso del

terremoto de Cinchona

El 8 de enero de 2009 a las 13:21 horas el país experimentó un terremoto de 6,2 grados en la escala de Richter con epicentro en el pueblo de Cinchona, ubicado en la provincia de Alajuela. Tal y como se expuso anteriormente, se inició el manejo del evento bajo la coordinación de la CNE y con la participación de múltiples instituciones entre las que se encontraban la Cruz Roja, Fuerza Pública, Organismo de Investigación Judicial, entidades no gubernamentales, ayuda internacional y voluntarios entre otros. Estos de manera prioritaria se avocaron a la búsqueda y rescate de personas que habían quedado atrapadas en la zona ante la pérdida de todo el sistema de comunicación terrestre, y posibles sobrevivientes en las múltiples estructuras colapsadas y deslizamientos de tierra. Durante este proceso se encontró la presencia de múltiples víctimas mortales en el suceso y se solicita la participación de la Sección de Patología Forense.

Tomando en cuenta el sitio del evento, la pérdida de vías de comunicación terrestre a la zona principal del mismo donde se encontraban las víctimas mortales, lo cual hacía más difícil y lenta la extracción de las mismas, la que solo podía realizarse por dos puntos, (la zona de Vara Blanca y vía helicóptero hacia San Miguel de Sarapiquí) la distancia entre este último punto de salida y la morgue judicial en San Joaquín de Flores y considerando que la mayoría de las familias de los fallecidos habitaban cerca de la zona, se decidió crear la Primera Morgue Auxiliar en Costa Rica en San Miguel de Sarapiquí. Se ubicó donde se encontraba el puesto de mando de operaciones del evento con el fin de brindar atención de las víctimas mortales del terremoto en un sitio cercano a sus familiares.

Los objetivos de la creación de este primer centro de atención forense o morgue auxiliar fueron: • Identificar a las víctimas mortales del terremoto. • Determinar la causa y manera de muerte de los fallecidos. • Entregar los cuerpos a sus respectivos familiares.

Para la creación del Centro de Atención Forense, el 9 de enero de 2009 se trasladó del primer equipo de Patología Forense a San Miguel de Sarapiquí, el cual estaba conformado por tres médicos, un técnico en disección, un secretario y un fotógrafo. A la llegada al sitio se le indicó al personal de Patología Forense que debía ubicarse en las instalaciones de

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la Escuela Luis Demetrio Tinoco, porque era la edificación que contaba con los requerimientos básicos para establecer la Morgue Auxiliar, los cuales incluían que era habitable aún cuando eran evidentes los daños estructurales en las instalaciones de la misma, su ubicación era cercana a la plaza de la comunidad que funcionaba como helipuerto y donde eran recibidos los cadáveres extraídos vía área y contaba con los servicios de agua, luz y posibilidad de resguardarla al encontrarse completamente cerrada por medio de la malla propia de la edificación (fotografía 1).

Fotografía 1. Panorámica del aspecto externo del Centro de Atención Forense en San Miguel de Sarapiquí

Al realizar el ensamblado de la morgue, se procuró que en las aulas de la escuela no hubiere ningún contacto directo con los cadáveres, de manera que las áreas de inspección y reconocimiento de los mismos se ubicaron en los pasillos únicamente. Solamente se utilizaron dos aulas, una como bodega de suministros aún sin utilizar y la otra para la atención de los dolientes y personas que deseaban aportar información sobre familiares desaparecidos.

Para ensamblarla se utilizaron verjas sueltas como soporte de los cobertores plásticos para impedir el acceso visual al sitio en el cual se realizarían las inspecciones y reconocimiento de los cuerpos, mesas de carpintería y biombos de madera como divisores. Además, se trasladaron desde la morgue judicial los insumos necesarios para la valoración de los cadáveres que incluían los equipos de disección en caso de ser necesarios, bolsas para cadáveres, equipo de seguridad (batas, guantes, gorros, etc.), papelería (boletas de identificación, datos

Fuente: Sección Patología Forense.

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de desaparecidos, certificados de defunción, etc.), parches para ADN, tubos y recipientes cónicos para recolección de sangre y muestras (en los casos necesarios). Además, se contó con un contenedor con sistema de refrigeración para la conservación de los cuerpos y lámparas de luz alta para los cuerpos inspeccionados en horas de la tarde y la noche.

La distribución espacial del Centro de Atención Forense se realizó de la siguiente manera:

• Aula para la realización de entrevistas a familiares de fallecidos y desaparecidos.• Aula y pasillo para el almacén de equipo aún no utilizado.• Pasillo principal para el reconocimiento de los cuerpos.• Pasillo aledaño a pileta de agua para inspección de los cuerpos • Pasillo frente a la dirección para almacenamiento de los ataúdes sin utilizar• Parque interno y externo de la escuela para la atención de los

dolientes por parte del equipo de apoyo de la Caja Costarricense del Seguro Social y la Universidad de Costa Rica y familias en espera de resultados de las inspecciones.

• Calle y plazoleta lateral a la escuela, como acceso a los vehículos que trasladaban los cadáveres, para colocar el contenedor con refrigeración para cadáveres y parqueo de autos oficiales.

Fotografía 2. Distribución del Centro de Atención Forense. A. Parque interno y externo de la escuela. B. Aula para entrevistas. C. Área de inspección de cuerpos. D. Área de reconocimiento de cuerpos

Fuente: Sección de Patología Forense.

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En total, la Primera Morgue Auxiliar del país laboró del 9 al 18 de enero de 2009 en forma ininterrumpida, iniciando con el reconocimiento de cadáveres el día 10 de enero de ese mismo año.

El método de trabajo aplicado fue siguiendo el esquema previamente explicado para el manejo de emergencias con víctimas múltiples, de manera que el personal administrativo se encargaba de la atención de los familiares de las personas fallecidas, así como de la toma de datos a las personas con familiares desaparecidos, utilizando el protocolo establecido en las normas de la OPS (2006 y 2009), al cual se le habían realizado algunas modificaciones para adaptarlo a la realidad nacional.

En el mismo se hacía énfasis a las características de identificación propias de cada persona como sexo, edad, peso, talla, color de ojos, cabello, cicatrices y lunares entre otros, las ropas que vestían, fotografía y posible ubicación al momento de los hechos.

En cuando a la inspección de los cadáveres, primero se recibía el aviso del arribo y en qué cantidad con lo cual se solicitaban los números de autopsia a la morgue principal en San Joaquín de Flores. Los cuerpos arribaban a la plaza de la localidad desde donde eran trasladados a la Morgue Auxiliar en la cual eran recibidos por personal de Patología Forense que verificaban que vinieran acompañados de la papelería del levantamiento y la orden de autopsia emitida por un juez. Una vez concluido este trámite se procedía a realizar la inspección de los cadáveres, primero externa donde se describían las ropas, bisutería y si portaba documentos de identificación y luego se realizaba la limpieza de los cuerpos para proceder con la descripción de las lesiones encontradas así como marcas de identificación (cicatrices, lunares, prótesis dentales, etc.) y una vez realizado esto, se hacía la determinación de las causas de la muerte e identificación del cuerpo.

Es importante recordar que todo lo anterior siempre se realizó mediante inspección o apertura mínima del cuerpo en el sitio, la cual tal y como se explicó anteriormente no constituye autopsia completa ya que en caso de requerir autopsia completa (cuando no fuera posible determinar causa de muerte solamente por inspección o no se lograra realizar identificación certera de la persona), el cuerpo debía ser trasladado a la morgue principal la cual tiene las condiciones idóneas para este tipo de procedimientos.

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Terminada la inspección del fallecido, el cuerpo era almacenado en un contenedor con sistema de refrigeración que permitía la preservación de los mismos para la posterior identificación por parte de los familiares para completarla y reafirmarla. Finalmente, los cuerpos identificados con certeza fueron entregados a los familiares respectivos.

Durante todo este periodo, la Morgue Auxiliar trabajó de forma paralela con la morgue principal en San Joaquín de Flores, donde también se realizaron autopsias relacionadas con el evento sísmico sumado al servicio que brinda regularmente, de manera que durante todo este lapso se realizaron un total de 107 autopsias, 23 a causa del evento sísmico (en conjunto las dos morgues) y 84 de otras causas diferentes al mismo. Del total de 23 autopsias, 16 se realizaron en el Centro de Atención Forense en San Miguel de Sarapiquí y 7 en la morgue principal de San Joaquín de Flores.

El 62% de los fallecidos eran hombres y el 38% mujeres. La mayoría de los fallecidos eran adolecentes y adultos jóvenes (entre los 11 y los 30 años de edad (15 casos), 3 tenían menos de 11 años, 5 entre 31 y 50 años y solamente una persona tenía más 51 años o más). La principal causa de muerte fue la asfixia por sofocación (75%) y el resto fallecieron por trauma craneoencefálico y cervical (gráfico 1).

Gráfico 1. Personas fallecidas según causa de muerte durante el Terremoto de Cinchona

As�xia por sofocación

Laceración cerebral

Luxación atlantooccipital

Luxación atlantoaxial

Laceración del tallocerebral

Causas de muerteAs�xia por sofocación

Laceración cerebral

Luxación atlantooccipital

Luxación atlantoaxial

Laceración del tallocerebral

Causas de muerte

Fuente: Patología Forense.

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4. Conclusiones

Una vez finalizado el proceso y haciendo un análisis retrospectivo en relación a la apertura de la primera Morgue Auxiliar de Patología Forense, se concluyó que apertura facilitó el acceso a esté servicio para las familias con víctimas mortales en el terremoto. También, se concluyó que es posible la apertura de morgues auxiliares siguiendo la metodología de OPS (2006 y 2009).

Sin embargo, a la vez se identificó que es relevante mantener una cantidad de insumos mínima como reserva ante eventuales desastres, lo cual ya se encuentra contemplado dentro de la administración del Servicio de Patología Forense. También, es necesario una unidad móvil de patología forense así como tiendas y hospitales campaña que funcionen como morgue auxiliar en sitios en los que no exista infraestructura adecuada para ubicarla en caso de ser necesario.También se requieren cámaras de refrigeración o furgones con sistema de enfriamiento para utilizarse como almacén inicial de cadáveres en caso de un gran desastre.

En particular debido a la elevada amenaza sísmica que presenta Costa Rica y a la densificación urbana, y considerando la congestión vial actual, el país amerita crear lugares cercanos en las afueras de las ciudades que eventualmente permitan instalar temporalmente este tipo de tiendas o morgues provisionales.

Un reto adicional que enfrenta Costa Rica ante los grandes desastres es el hecho de recolectar información de la naturaleza de los casos de muertes que procure el análisis forense, por ejemplo: i) ¿Porqué razón en Cinchona, hubo tan pocos casos de adultos mayores?; ii) ¿Qué explica que la mayoría de muertes se generó por asfixia? ; iii) ¿Está relacionado lo anterior con carencia de planes reguladores del suelo y condición de riesgos?

Costa Rica presenta un alto conteo de deslizamientos activos, los cuales pueden ser disparados por sismos. En esas zonas también hay áreas muy pobladas, como en Orosi, Escazú, entre otras. Las lecciones de Cinchona sobre esta materia deben analizarse cuidadosamente para que estas vidas perdidas ayuden a salvar muchas más. En el caso de Cinchona la mayoría de pérdidas de vida eran de personas en edades productivas o peor aún de niños. Esta pérdida de capital humano no debe ser en vano.

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Con toda la información reunida de la experiencia anterior y como parte del renovamiento continuo e informatización de la Sección de Patología Forense, actualmente se trabaja en la creación de un protocolo electrónico para toma de datos de las personas desaparecidas así como la valoración de cadáveres en sitios de desastre. Ese proceso facilitará la toma de datos de los familiares de las personas desaparecidas quienes no necesitarán desplazarse hasta el sitio del evento para suministrarla. Además permitirá crear una base de datos que podrá compararse con la información obtenida por los médicos forenses durante la inspección de los cadáveres, a la vez que facilita una conexión constante y directa con la morgue principal para la asignación de números de autopsia y creación de certificados de defunción.

Todo lo anterior aunado a la preparación que se le brinda a todo el personal que trabaja en la Sección de Patología Forense, permite que cada día se esté más preparado para enfrentar este tipo de desastres.

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5. Bibliografía

Asamblea Legislativa de Costa Rica. (11 de Enero de 2006). Ley Nacional de Emergencias y Prevención del Riesgo. Decreto Legislativo N°8488. San José, Costa Rica.

Asamblea Legislativa de Costa Rica. (12 de Marzo de 1987). Reglamento de Autopsias Hospitalarias y Médico Legal N° 17461-S. San José, Costa Rica.

Organización Panamericana de la Salud. (2006, 2009). La gestión de cadáveres en situaciones de desastre: Guía práctica para equipos. (O. Morgan, Ed.) Washington, D.C.

Poder Judicial. (s.f.). Departamento de Medicina Legal. Recuperado el 10 de octubre de 2011, de http://www.poder-judicial.go.cr/oij/medicina%20legal.swf

Zúñiga, U. (2008). Código Procesal Penal. San José, Costa Rica: IJSA.

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