características del tutor

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pág 10/emero/11 PERSPECTIVAS DE E-LEARNING ) OBSERVATORIO y relaciones laborales de recursos humanos La importancia de la tutoría E n e-learning a menudo hacemos mucho énfasis en los materiales didácticos (los contenidos formativos en formato píldora, recursos interactivos...) y en las plataformas virtuales (LMS, entornos online...) y, sin embargo, hablamos poco de uno de los elementos fundamentales: la tutoría, y su vinculación con las actividades profesionalizadoras. El acompañamiento es una figura clave en los procesos de enseñanza-aprendizaje a partir de un entorno virtual. No es un transmisor de conocimientos sino un facilitador del aprendizaje y del desarrollo del participante. Para promoverlo, en el entorno virtual se despliegan un conjunto de actividades de aprendizaje que forman parten de la base del conocimiento. Ya no basta con leer o con mirar. Aprendemos haciendo, y en este modelo el alumno es proactivo, es el eje del proceso formativo y responsable de su propio desarrollo, y para facilitarlo el tutor asume diferentes roles a lo largo del proceso: Q Facilitador, una persona que guía y orienta al alumno a lo largo del proceso formativo, transformando y haciendo sencillos los aspectos más complejos que puedan presentarse, aportando herramientas para superar los obstáculos y las dificultades a lo largo del proceso, asesorando a los participantes durante el mismo. Q Motivador. Especialmente en los programas de media y larga duración, donde pueden haber momentos en los que los participantes puedan sentirse solos o les pueda costar más mantener el tono de la participación en el programa, es necesario que el tutor sea capaz de mantener vivo el interés por el contenido del curso, fomentando debates que promuevan la participación, enviando mensajes a los alumnos para vincular los contenidos a los propios intereses y expectativas personales, etc. Óscar Dalmau, Director de Soluciones Corporativas del IL3-UB. Q Moderador. En la línea anterior, la cuestión no es sólo proponer debates sino ser capaz de fomentar el intercambio de opiniones en él, animando a la participación y orientando hacia los aspectos clave que se deben abordar, siendo capaz de aportar en los mismos elementos que enriquezcan la propia reflexión global. Q Socializador. Debe ser capaz de gestionar un ecosistema de aprendizaje en el que coexisten todos los participantes, propiciando la interrelación entre los mismos a partir de las dinámicas de trabajo en grupo y colaborativas que propicien las propias actividades que haya diseñado. En todos estos roles la comunicación escrita es absolutamente fundamental. Y esta cuestión es fundamental de tener en cuenta a la hora de seleccionar un tutor (sea externo o interno de la organización), dado que como referente para los participantes del proceso de enseñanza- aprendizaje, debe tener un perfil y unas características concretas: Q Conocimientos de la materia. Debe, por tanto, dominar las competencias, los conocimientos o las habilidades que se pretenden desarrollar a través del programa formativo y, sin necesidad de ser un gurú, sí debe poder vincular esos contenidos a la aplicación práctica en el puesto de trabajo Q Experiencia formativa. Creemos que la experiencia como docente (aún en formación presencial) tendrá una aportación en términos de su capacidad para establecer objetivos de aprendizaje, para crear actividades formativas, para ser capaz de conducir al grupo, etc. Q Dominio de las herramientas. Hoy en día el tutor debe ser capaz de aprovechar al máximo las posibilidades de las diferentes herramientas

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nuevo rol del formador

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Page 1: Características del tutor

pág 10/emero/11

PERSPECTIVAS DE E-LEARNING )

OBSERVATORIOy r e l a c i o n e s l a b o r a l e s

de recursos humanos

La importancia de la tutoría

En e-learning a menudo hacemos mucho énfasis en los materiales didácticos (los contenidos formativos en formato píldora, recursos interactivos...) y en las plataformas virtuales (LMS, entornos

online...) y, sin embargo, hablamos poco de uno de los elementos fundamentales: la tutoría, y su vinculación con las actividades profesionalizadoras.

El acompañamiento es una figura clave en los procesos de enseñanza-aprendizaje a partir de un entorno virtual. No es un transmisor de conocimientos sino un facilitador del aprendizaje y del desarrollo del participante. Para promoverlo, en el entorno virtual se despliegan un conjunto de actividades de aprendizaje que forman parten de la base del conocimiento. Ya no basta con leer o con mirar. Aprendemos haciendo, y en este modelo el alumno es proactivo, es el eje del proceso formativo y responsable de su propio desarrollo, y para facilitarlo el tutor asume diferentes roles a lo largo del proceso:

Q Facilitador, una persona que guía y orienta al alumno a lo largo del proceso formativo, transformando y haciendo sencillos los aspectos más complejos que puedan presentarse, aportando herramientas para superar los obstáculos y las dificultades a lo largo del proceso, asesorando a los participantes durante el mismo.

Q Motivador. Especialmente en los programas de media y larga duración, donde pueden haber momentos en los que los participantes puedan sentirse solos o les pueda costar más mantener el tono de la participación en el programa, es necesario que el tutor sea capaz de mantener vivo el interés por el contenido del curso, fomentando debates que promuevan la participación, enviando mensajes a los alumnos para vincular los contenidos a los propios intereses y expectativas personales, etc.

Óscar Dalmau,

Director de Soluciones Corporativas del IL3-UB.

Q Moderador. En la línea anterior, la cuestión no es sólo proponer debates sino ser capaz de fomentar el intercambio de opiniones en él, animando a la participación y orientando hacia los aspectos clave que se deben abordar, siendo capaz de aportar en los mismos elementos que enriquezcan la propia reflexión global.

Q Socializador. Debe ser capaz de gestionar un ecosistema de aprendizaje en el que coexisten todos los participantes, propiciando la interrelación entre los mismos a partir de las dinámicas de trabajo en grupo y colaborativas que propicien las propias actividades que haya diseñado.

En todos estos roles la comunicación escrita es absolutamente fundamental. Y esta cuestión es fundamental de tener en cuenta a la hora de seleccionar un tutor (sea externo o interno de la organización), dado que como referente para los participantes del proceso de enseñanza-aprendizaje, debe tener un perfil y unas características concretas:

Q Conocimientos de la materia. Debe, por tanto, dominar las competencias, los conocimientos o las habilidades que se pretenden desarrollar a través del programa formativo y, sin necesidad de ser un gurú, sí debe poder vincular esos contenidos a la aplicación práctica en el puesto de trabajo

Q Experiencia formativa. Creemos que la experiencia como docente (aún en formación presencial) tendrá una aportación en términos de su capacidad para establecer objetivos de aprendizaje, para crear actividades formativas, para ser capaz de conducir al grupo, etc.

Q Dominio de las herramientas. Hoy en día el tutor debe ser capaz de aprovechar al máximo las posibilidades de las diferentes herramientas

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OBSERVATORIOy r e l a c i o n e s l a b o r a l e s

de recursos humanos pág 11/emero/11

tecnológicas disponibles: herramientas de comunicación (mail, chat, foros...), de evaluación (actividades, dinámicas...), de trabajo colaborativo (pizarras compartidas, wikis...) de comunicación (blogs...), etc.

Q Habilidades comunicativas. Como señalábamos con anterioridad, la comunicación, especialmente la escrita, resulta fundamental en los procesos de formación online. De todos modos, los avances en las plataformas ya están facilitando paulatinamente la incorporación de las videoconferencias.

Q Dinámica de grupos. Debe tener la capacidad de gestionar y coordinar las dinámicas colaborativas que, a partir de las propias actividades, pueda sugerir a lo largo del programa.

LA TUTORÍA Y LAS ACTIVIDADES

Con los programas debemos asegurar el aprendizaje por parte de los participantes y su vinculación directa con su propio ejercicio profesional. Por este motivo, y más aún con el acompañamiento de la acción tutorial, debemos impulsar un programa de e-learning que incorpore un conjunto de actividades, ejercicios y dinámicas que potencien el aprender haciendo y que favorezcan un aprendizaje significativo por parte de los participantes, que se sentirán protagonistas de la acción.

En este sentido, el análisis de casos, el desarrollo de supuestos prácticos, la reflexión a partir de incidentes críticos, la realización de casos interactivos (donde la toma de decisiones genera las situaciones consecuencias de las mismas), los árboles de decisión, juegos de rol, etc., deben ser herramientas fundamentales del proceso formativo que se orienten a la mejora en el desempeño profesional, incidiendo sobre aquellas competencias críticas que se pretenden desarrollar.

Es muy importante en el diseño de actividades profesionalizadoras que éstas se centren verdaderamente a partir de las situaciones, de los problemas, del marco competencial que se pone en juego en el puesto de trabajo, recreando y simulando aquello sobre lo que pretendemos incidir, mejorar, o cambiar.

Por tanto, estas actividades deben convertirse en el elemento que intencionadamente vinculen el entorno formativo (marco desde el que incidimos

con la actividad docente) y el contexto profesional del participante (espacio en el que pretendemos impactar y provocar los cambios correspondientes).

En un buen programa de e-learning resulta imprescindible destinar recursos (en especial tiempo) para ser capaces de diseñar, pedagógica y académicamente, de manera adecuada las actividades. Demasiado a menudo invertimos muchos recursos en los contenidos y los materiales formativos, destinando pocos al diseño y planificación de las actividades, cuando estas resultan fundamentales en el entrenamiento y el desarrollo profesional. Algunas de estas actividades pueden desarrollarse colaborativamente a través de foros de debate u otras herramientas de comunicación. Será en ella cuando el tutor adquiera algunos de los roles anteriormente señalados como el de moderador. Más allá de la gestión del foro de debate, de ser capaz

El acompañamiento es una figura clave en los procesos de enseñanza-aprendizaje a partir de un entorno virtual. No es un transmisor de conocimientos sino un facilitador del aprendizaje y del desarrollo del participante )

ENTORNO FORMATIVO

CONTEXTO PROFESIONAL

Participante

Actividades y Traeas

Fuente: IL3-UB, 2010.

CUADRO 1. ENTORNO FORmATIVO

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PERSPECTIVAS DE E-LEARNING )

OBSERVATORIOy r e l a c i o n e s l a b o r a l e s

de recursos humanos

de mantener vivo el interés por la actividad, de dinamizar la participación, de facilitar información adicional, de preparar un resumen final de las aportaciones realizadas, etc., el tutor adquiere un papel muy importante en la evaluación de las actividades.

Debemos entender las actividades como una herramienta clave en los procesos de formación. Por tanto, su corrección debe entenderse no sólo como un mecanismo de control, sino especialmente como una oportunidad de devolución y de feedback al participante respecto a su evolución en el proceso formativo, o del aprendizaje asociado a la actividad.

Por tanto, una de las tareas más importantes de la tutoría es el feedback, que debe ser constante a lo largo de la realización de las actividades propuestas, inmediato tras cada acción o iniciativa (no sólo al finalizarlas por completo); y también debe ser formativo (y, por tanto, incidir claramente en el proceso y en el resultado, argumentando las explicaciones que se den al respecto) y pedagógico (positivando los mensajes, ofreciendo ejemplos y metáforas que anclen aprendizajes o faciliten que el participante pueda superar un obstáculo determinado, así como sugerir nuevas líneas de desarrollo al participante).

Por tanto, el feedback debe aportar valor formativo, así como ayudar al participante en su toma de conciencia respecto a sus propios avances, la consolidación de sus aprendizajes o la identificación de aquellos obstáculos que deben superarse para continuar mejorando y desarrollando las competencias correspondientes, aportando en el feedback no sólo la información clave sobre el proceso, sino una retroalimentación positiva (para motivar al participante respecto a su propio proceso de aprendizaje).

EL MANDO Y LOS COMPAÑEROS COMO “TUTORES INFORMALES”

En esta voluntad de acercar las actividades al contexto profesional del participante debemos involucrar a los agentes de este contexto en su propio desarrollo formativo. No en vano, el desarrollo competencial no se consigue mediante completos manuales pedagógicos o a través de complejos procesos formativos, sino que se desarrolla a partir de la experiencia profesional, mediante ésta. Y de este contexto, el departamento de formación o los gestores del curso estamos alejados.

Por este motivo resulta importante vincular en los procesos de formación y desarrollo a dos agentes claves que están cerca del participante: su mánager y sus compañeros. Al mánager, como responsable del participante y principal agente de su desarrollo, en la medida que nos permitirá extender el contexto formativo al ámbito profesional, y por tanto, poder evaluar si el participante muestra en su puesto y en su función, conductas y comportamientos de aquellas competencias sobre las que estamos trabajando. Incorporar al mánager en esta función dentro del programa nos permite:

Q Hacia el participante, acompañarlo en las tareas y objetivos establecidos con las actividades profesionalizadoras, orientándolo y acompañándolo desde la experiencia del mánager. Igual que señalamos la importancia del feedback en la acción tutorial, debemos destacar la importancia que el mánager a través de su función de acompañamiento al desempeño profesional, ya que incorpora elementos de cultura y oficio que difícilmente pueden aportarse desde fuera.

Q Hacia el resto de compañeros y hacia la organización, como gestores del conocimiento corporativo. No en vano, las experiencias de desempeño de un participante deben representar oportunidades de crecimiento y desarrollo de otros compañeros.

En segundo lugar señalábamos a los compañeros del participante. Sin duda cada vez está cobrando más fuerza el valor del aprendizaje informal dentro de las organizaciones. En este sentido, el que los participantes deban interactuar (preguntar, trabajar, analizar...) con compañeros de su entorno profesional desde su propio desarrollo formativo debe ser una palanca para aflorar este conocimiento inherente en la organización. La incorporación paulatina de redes sociales corporativas, de entornos virtuales de comunicación e interrelación dentro de las organizaciones está facilitando que los participantes puedan compartir y colaborar con otros profesionales de su organización. Y en esta cultura 2.0, todos somos tutores y todos somos alumnos. )

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