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CHASQUI EL CORREO DEL PERÚ Boletín Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores Año 4, número 10 Setiembre de 2006 Jorge Eduardo Eielson. Quipus 27C-1. Acrílico y tela sobre madera. 1971. 80 x 80 x 15 cm. EL PARAÍSO DE LAS AVES / CARLOS GERMÁN BELLI, POESÍA J.E. EIELSON: EL HOMBRE QUE ANUDABA ESTRELLAS Y PALABRAS PRIMICIAS DE COCINA PERUANA / DIEZ AÑOS DE PELÍCULA / ARTE MAYOR

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CHASQUIEL CORREO DEL PERÚ

Boletín Cultural del Ministerio de Relaciones ExterioresAño 4, número 10 Setiembre de 2006

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EL PARAÍSO DE LAS AVES / CARLOS GERMÁN BELLI, POESÍAJ.E. EIELSON: EL HOMBRE QUE ANUDABA ESTRELLAS Y PALABRAS

PRIMICIAS DE COCINA PERUANA / DIEZ AÑOS DE PELÍCULA / ARTE MAYOR

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EL PARAÍSO DE LAS AVESThomas Valqui

El documentado libro Perú, edén natural de aves* da cuenta, entre otros temas afines, de las etapas deexploración, descubrimiento y asombro en la travesía científica de los estudiosos de las criaturas aladas en

el reino natural del Perú.

ara muchos 1735 marca el iniciodel descubrimiento científico de

Sudamérica. En ese año, Carl vonLinneo publicaba Sistema Naturae, obrasin la que no hubiese sido posible cata-logar las abundantes especies que seencontrarían en el Nuevo Mundo. Eseaño también zarpó de La Rochelle(Francia) Charles Marie de laCondamine en la primera expediciónnetamente científica, que requirió deun permiso especial del propio Luis XlV.Su principal misión tenía que ver conuna disputa entre cassinistas ynewtoneanos y la forma de la Tierra.La mayor parte de su viaje la pasó cercade Quito (el actual Ecuador), dondepor varios años hizo gigantestriangulaciones. Sin embargo, se dio eltiempo para descender al Perú –desdeCuenca, por Loja, hasta Jaén–, llegan-do al río Marañón y atravesando el pon-go de Manseriche entró al río Amazo-nas y cruzó hasta el Atlántico, regre-sando a su país en 1745. Si bien no sesabe de descubrimientos que hayanquedado registrados con respecto a lazoología, a su retorno sus discursos antela Academia de Ciencias de París y susinnumerables escritos abrieron las puer-tas a los científicos que le siguieron pocodespués. Las expediciones posteriores es-tuvieron bien documentadas pero fue-ron principalmente botánicas como lade Ruiz Pavón y Dombey (1777-1788).

En medio de este incipiente interéscientífico por el continente, extraña-mente el primero en dejar huella delestudio de las aves en el Perú fue unobispo. A Baltazar Jaime Martínez deCompañón y Bujanda le fue encarga-da la jurisdicción eclesiástica de Trujillode 1768 a 1791, región que en ese en-tonces comprendía desde la costa deTrujillo a Tumbes y al este hastaTarapoto, ciudad que fundó. Conside-ró, como parte de su labor, retratar los

incluso hoy en día solo hacen los másavezados observadores de aves. De losmétodos empleados para representar lasaves no se sabe mucho. En algunos re-tratos, por la exactitud de las coloracionespareciera que el dibujante tenía ante susojos muestras recolectadas, vivas o dise-cadas. Algunas de las aves están bienretratadas, permitiendo la identificaciónhasta de la subespecie. Otras son extre-madamente estilizadas, carentes de de-talle y de realismo, lo cual no permiteuna identificación precisa del ave repre-sentada. Algunos dibujos, pese a habersido pintados con buena técnica, sonimposibles de identificar con alguna avede la actualidad, lo cual deja la dudaacerca de si se trata de una especie nodescrita aún o que ya se encuentra ex-tinta. La obra carece de texto y nunca sesupo si alguna vez existió y se perdió onunca se pensó hacer. En consecuencia,esta obra pasó desapercibida para la cien-cia, guardada en la Biblioteca del RealMonasterio de El Escorial en España.Cabe resaltar que bajo las reglas que seestableció con Linneo, vigentes hasta laactualidad, si Compañón hubiese aña-dido un pequeño texto a sus dibujos conla propuesta de un nombre, sería él quienhubiese pasado a la historia como el des-cubridor de al menos sesenta especiesde aves. Es el caso de la hermosa tangarasietecolores. También hay que recono-cerle el primer registro de todas estas avespara el Perú, entre las que figura por ejem-plo la cotinga pecho-violeta (Cotingacatinga), una especie recién registradaoficialmente para el Perú el año 2000.

A fines del siglo XVIII, las expedi-ciones que llegaron al Perú comenzarona aumentar. La más conocida de esa épo-ca es tal vez la dirigida por Alexander vonHumboldt, quien de 1799 a 1804 visitó, allado de Aime Bonpland, Venezuela, Ecua-dor, Colombia y el Perú. Al Perú entró víaQuito, hacia Jaén, recorriendo la cordi-llera hasta Cajamarca y luego descendien-do hacia la costa en Trujillo. Recorrió lacosta desértica estudiando las causas dela falta de lluvias en un ambiente tropi-cal, describiendo por primera vez la co-rriente fría que pasaba por las costas pe-ruanas y las repercusiones que tenía sobreel clima y la riqueza del mar. Esa riquezaexplicaba la abundancia de aves que po-dían sostener una producción de guanoque explicaba la rica agricultura en eldesierto arenoso. A von Humboldt se leatribuye el redescubrimiento de ese ferti-lizante, catalizando lo que sería el boomdel guano. Von Humboldt dedicó partede su tiempo al estudio de las aves nuevaspara la ciencia y, en el caso de las que seencuentran en el Perú, describió alguácharo (Steatornis caripensis) en Colom-

El patrimonio cultural del Perú refleja el esplendor de antiguascivilizaciones de elevados niveles de desarrollo material y espiritual,que evolucionaron en un entorno de gran diversidad geográfica y detradiciones. Se trata de una herencia significativa que hace que lasaspiraciones y proyecciones de desarrollo del Perú para los próxi-mos lustros se vinculen adecuadamente al aprovechamiento delpotencial que ofrece su patrimonio cultural y natural.

Con miras a dicho objetivo, al asumir el cargo de Canciller metoca reafirmar el compromiso de promover y difundir el patrimonionacional como herramienta del desarrollo mediante la eficienteimplementación del Plan de Política Cultural Exterior, el cual buscaarticular a los diversos actores gubernamentales y de la sociedadcivil para la adecuada difusión internacional de nuestra riqueza his-tórica y captar la atención del turismo mundial. De esta manera, la

imagen del Perú como país de culturas milenarias con ricas tradi-ciones, gran diversidad geográfica y de recursos naturales, se sumaa la firme convicción democrática y serios esfuerzos nacionalesorientados a la generación de bienestar para los peruanos.

Los grandes objetivos nacionales requieren del concurso acti-vo de la sensibilidad y la inteligencia para remontar el flagelo de lapobreza y la exclusión social, a fin de transitar hacia una etapa demejores oportunidades para el conjunto de la población, que armo-nice la explotación de los recursos naturales y el desarrollo econó-mico con la protección del medio ambiente y el respeto de lastradiciones culturales.

José Antonio García BelaundeMinistro de Relaciones Exteriores

MENSAJE

diferentes aspectos de su obispado yenviar este testimonio a Carlos IV deEspaña. Aunque sus estudios tocabantemas como costumbres, alimentos, ves-timentas, etcétera, dedicó buena partede su esfuerzo a la documentación deaves. El tomo VII de sus folios estabadedicado enteramente a las aves y con-tenía 158 ilustraciones. Su obra se ba-saba en expediciones en las que cubrióla zona viajando a lomo de mula y uti-

lizando los escasos caminos que exis-tían en ese entonces. Uno vendría a serlo que hoy llamamos el circuito del no-roeste, de Trujillo a Tumbes; el segun-do, lo que hoy vendría a ser aproxima-damente el circuito de aves endémicasnororiental que salía de la costa enTrujillo hacia Cajamarca, Celendín,Chachapoyas, Moyobamba y Tarapoto.Había una tercera ruta menor que ibade Trujillo a Huamachuco y Pataz, que

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bia y al cormorán cushuri (Phalacrocóraxbasilianus) en Venezuela.

A inicios del siglo XIX continuaronlas expediciones generales, muchas delas cuales se dirigieron a Brasil pero otras,como las de D’Orbigny (1826-1833) yDarwin (1831-1835), incluyeron al Perúdentro de sus rutas. Es entre estas expe-diciones donde aparece el suizo barónJohan Jacob von Tschudi, que realizó unviaje al Perú de 1838 a 1842. Sus recorri-dos se centraron en la costa, pero tam-bién incursionó en la sierra y brevemen-te en la selva. Entre sus publicacionesfigura una que se traduciría como Estu-dios de la fauna peruana, que conteníacapítulos como mastozoología,herpetología, ictiología y ornitología. Elvolumen es el primer libro de texto delque se conoce sobre la fauna peruana.La parte de aves incluye una serie de 36láminas a color, que –a diferencia deCompañón– fueron acompañadas conun texto que describe formalmente 56especies peruanas. Para ese entonces,solo 15 especies habían sido descritas enel Perú. Poco después, el trabajo de vonTschudi rindió frutos, pues se desarrollóuna época muy fructífera de exploraciónornitológica y que gozó de la participa-ción de varios actores. Como ente cata-lizador, cabe resaltar lo que hoy es elmuseo de Varsovia en Polonia y el curadorpolaco Wladyslaw Taczanowski. En loque venía a ser el Zoological Cabinet, apartir de 1819 se juntan varios científi-cos, exploradores y benefactores, uno delos cuales era el joven Taczanowski. Estemeticuloso investigador le dio un matizmás científico a la institución recono-ciendo la importancia de aumentar lacantidad de muestras para entender la

avifauna que se venía descubriendo demanera acelerada. En 1862 se convirtióen el director del museo. Aparecieronimportantes benefactores, como los her-manos Branicki y los Lubomirski, quie-nes financiaron varias expediciones, pu-blicaciones, la compra de libros, docu-mentos y material zoológico(especimenes) para la colección.

Entre las expediciones de mayorimportancia salidas del museo de Var-sovia están las de Jan Sztolcman en elPerú y Ecuador (1875-1881, 1882-1884)y los estudios de Konstanty Jelski en elPerú y Guana (1866-1875). Como pro-ducto de este auge, no solo hay queresaltar las aproximadamente cuaren-ta nuevas especies descritas sino queaparece el primer tratado ornitológicode Sudamérica, colocando al Perú a lavanguardia de la ornitología continen-tal: el Ornithologie du Péroú, porTaczanowski (1884-1886). Desde elPerú también se aunó a ese esfuerzo elsabio italiano Antonio Raimondi, cu-yas expediciones por los lugares másremotos del Perú de 1850 a 1870 sonbastante conocidas. Aunque dedicó lamayoría de su tiempo al estudio de mi-nerales, siempre pareció fascinarle laornitología y colaboró ampliamente conTaczanowski, principalmente a travésde Jelski, quien tras su última expedi-ción al Perú había sido nombradocurador del museo de Lima de 1874 a1878. Raimondi aparece como fuentey como recolector de muchas especiesen la obra de Taczanowski.

A fines del siglo XIX, cuando Polo-nia vivía momentos difíciles, reflejadosen el ocaso de la era del ZoologicalCabinet, aparece un expedicionario

que dejó un interesante legado en laornitología peruana. El zoólogo polacoJan Kalinowski viaja al Perú en 1887 yrealiza extensos recorridos en los sitiosmás remotos, recolectando abundantematerial y entendiendo por primera vezla necesidad de proteger estos paraísosde fauna silvestre. Nunca más regresóa su patria, contrajo matrimonio y con-tinuó con sus viajes en el país hasta sumuerte en 1941. Es también reconoci-do como uno de los primeros en recal-car la importancia de proteger la natu-raleza en el Perú. En esa época, losmuseos de Historia Natural de NuevaYork, París y Londres comenzaron a in-teresarse por la ornitología sudamerica-na y se inició un pequeño auge en lacompra de muestras, lo cual creó unnuevo boom de conocimientos, donderecolectores como la familia Ollala, quese movía entre el Perú y Ecuador conuno de los hijos de Jan Kalinowski,Celestino, se ganaron la vida recolec-tando y enviando muestras a los princi-pales museos del mundo, que propor-cionaban un fértil material parataxónomos en estos museos, los que nose daban abasto con la variedad deejemplares desconocidos hasta enton-ces. En el Museo de Historia Naturalde Nueva York, John Todd Zimmer sededicó a realizar una revisión de las es-pecies recolectadas hasta la fecha en elPerú y logró una obra titánica de 66estudios sobre aves peruanas: Studies ofPeruvian Birds, en la que por primeravez se describen meticulosamente to-das las subespecies conocidas hasta en-tonces. Solo revisando especimenes, lle-gó a describir al menos veintesubespecies para el Perú.

A mediados del siglo XX vino alPerú la científica alemana María Emiliavon Mikulicz-Radecki, quien llegó alpaís siguiendo a su novio, HansKoepcke, ecólogo que había llegadounos años antes. Poco tiempo después,los Koepcke se casaron y empezaron atrabajar juntos en los laboratorios delMuseo de Historia Natural Javier Pra-do. María Koepcke se convirtió en lacuradora de la sección de ornitología,ubicándolo por primera vez como unaimportante colección para aves perua-nas. Trabajó en el bosque de Zárate,cerca de Lima, de donde describió a lacatinga de Zárate (Zaratornisstresseman). Publicó la primera, y pormás de 25 años la única, guía de iden-tificación de aves peruana: Las aves deldepartamento de Lima, de total vigen-cia aún hoy en día. Realizó tambiénabundantes estudios en la selva de

Ucayali, en la estación biológica llama-da Panguana. Lamentablemente, Ma-ría Koepcke no concluyó su obra, puesfalleció en un accidente de avión quela llevaba a su estación de campo. En ladécada de 1960 también aparecía en elPerú el joven John O’Neill, estudiantede la Universidad Estatal de Louisiana(LSU) en Estados Unidos. Su presen-cia, inicialmente guiada por Koepcke,desató una época muy fructífera deinvestigación ornitológica. Por medio dela LSU y casi siempre con él, vinieronal Perú al menos veinte expedicionesde más de dos meses de duración, cadauna con docenas de investigadores querecolectaron abundante material parasu investigación. Por primera vez se co-menzó a completar una idea de la dis-tribución de las aves en el Perú. La LSUha participado en la descripción de 23especies nuevas para la ciencia en losúltimos cuarenta años, ayudando a co-locar al Perú como el país en el mundocon más especies descritas (una nuevaespecie por año en promedio en dichoperiodo). Con las expediciones de laLSU llegó Ted Parker, legendarioornitólogo de campo que dejó un lega-do inigualable sobre las aves del Perú:revolucionó completamente los méto-dos de inventarios de aves, dándoleprotagonismo al uso de las vocalizacio-nes en la identificación de las especies.Se dice que conocía más de tres milaves solamente por su canto, permitién-dole hacer inventarios sumamente ve-loces, creando también los inventariosbiológicos rápidos. La mayoría de gra-baciones de aves que se conoce hoy decintas y discos comerciales fue realiza-da por primera vez por Parker. En unaccidente de avión en 1993, Ted Parkerfalleció pero su aporte ya había origina-do una avalancha de sucesos que lle-varían a la ornitología peruana yneotropical a una etapa que se carac-terizaría por el surgimiento de nuevosornitólogos de campo y por la gran can-tidad de datos que se producirían.

*Perú, edén natural de aves (edición bilingüe:castellano e inglés). Textos de Thomas Valqui.Fotografías: Jorge Álvarez, Alejandro Balaguer,Javier Barrio, Mylene D’Auriol, DanielGiannoni, Dan Lane, Eduardo Nycander,Heinz Plenge, Thomas Valqui, Renzo Ucceli,Juan Luis Tord. Graph & Consult. Auspi-cios: La Positiva Seguros y Reaseguros,Promperú y Perú Verde. Lima, 2005. 199 pp.Correos: [email protected] [email protected]. Ver también:www.granperu.com.Thomas Valqui es un destacado ornitólogoperuano dedicado al estudio de las aves enSudamérica. Ha publicado además la guíaWhere to Watch Birds in Peru. En la actuali-dad, sigue un doctorado en la Universidadde Louisiana.

AVES ENDÉMICAS

El término endémico significa que se encuentra confinado a un área geográficalimitada. En términos de aves esto podría significar una especie confinada a unpaís en particular; también se ha empezado a utilizar este término para describira especies restringidas por rangos, aquellas que habitan en un rango geográficolimitado (aceptado generalmente como menor que 50 mil kilómetros cuadra-dos) al margen de si corresponde a uno o más países. Las regiones donde muchasde estas especies restringidas por rango habitan juntas se denominan Áreas deAves Endémicas y pueden ser consideradas destinos prioritarias para los turistasobservadores de aves. En el Perú existen 16 Áreas de Aves Endémicas. Dentro deestas incluimos también endémicas al hábitat, especies que se encuentran res-tringidas por mucho tiempo a un tipo de hábitat único y que está limitado en suextensión; como ejemplo tenemos a las aves restringidas a bosques donde predo-mina el bambú y a aquellas halladas únicamente en la variada sucesión decomunidades de vegetación sucesiva ubicadas en las islas del río Amazonas.Entre la avifauna peruana, compuesta por más de 1.800 especies, tenemos que lasendémicas incluyen muchas de las más destacadas y las llamadas especialidades,las cuales son buscadas por el observador de aves que visita el Perú. Algunas deestas especies, tales como el pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) o elperiquito esmeralda (Forpus coelestis), se ubican fácilmente en el hábitat correctoen grandes extensiones del territorio peruano, y pueden ser vistas incluso enpaíses vecinos. Otras, como la espectacular tangara bufanda amarilla (Iridosomisreinhardti), son encontradas únicamente en el Perú, siendo relativamente comu-nes y poseen un amplio rango dentro del país. Otras, como la pava aliblanca(Penelope albipennis) o el zambullidor de Junín (Podiceps taczanowskii), son muylocales y requieren un esfuerzo y una dirección especial para ubicarlas, pero,encontrándose en el área correcta, pueden observarse sin mucho problema. Sinembargo, algunas pocas constituyen verdaderos enigmas del mundo ornitológicopor lo raras y difíciles de avistar, como la lechucita bigotona (Xenoglaux loweryi),conocida únicamente por la captura de ejemplares en redes de neblina en algu-nas remotas y boscosas cordilleras encubiertas por bosques enanos, o el barbudofranjiescarlata (Capito wallacei), que requiere de un largo y penoso trayecto depor lo menos una semana, en el cual se tendrá que alternar el viaje en avionetay botes, culminando finalmente con una caminata de dos días para alcanzar laúnica localidad conocida para esta especie. (Rob Williams**).

**En Perú, un verdadero paraíso de aves. Promperú, 2005. 65 pp. www.perubirdingroutes.com.

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EL MIRADOREdgardo Rivera Martínez

El destacado narrador nos entrega Danzantes de la noche y de la muerte y otros relatos, libro de cuentosambientado en los Andes y en Lima, donde lo sobrenatural irrumpe en los mundos cotidianos de

personajes solitarios y marginales. Aquí una muestra de ello.

ra allí, entre el blanco paramentoque bajaba del cielo raso y la mol-

dura en lo alto del muro, donde estabala zona de ignición. Allí, en esa delga-da franja, en el lado oriental del mira-dor. Sí, allí se encendía ese juego fan-tasmal y evanescente. Hace ya seis díasdesde que vi por primera vez sus lla-mas. Seis, desde esa tarde en que pa-seaba por las cercanías del malecón, eneste viejo balneario de Lima, cuandode pronto mi atención se vio atraídapor el pórtico, la fachada, el mirador,de una casa antigua, semejante a lasvecinas y bastante bien conservada.¿No estaría en alquiler? ¿No sería her-moso tener en ella mi estudio, mi bi-blioteca? Llamé a la verja exterior, peronadie contestó. Avancé, entonces, ytoqué el timbre e insistí, pero en vano,pues nadie respondió. Me atreví a darvuelta al pestillo y a empujar la puerta,que por lo visto no estaba cerrada. En-tré y vi el vestíbulo, y más allá la sala.No había ningún mueble, ni cortinas,ni lámpara cenital, ni señal de moradoralguno, pero el parqué se veía limpio, eimpecables los vidrios de las ventanas.Era todo, a su manera, tan recogido.Caminé de un lado a otro. ¡Qué gratasensación de tibieza, aun inhabitadocomo estaba el inmueble! Pasé a lo quedebía ser el comedor, también desierto.Un gran ventanal daba al jardín inte-rior. Eché una ojeada a la cocina, igual-mente pulcra y vacía. Retorné a la sala.¿Se trataría de una casa recién restau-rada, para luego ser ocupada por su pro-pietario u ofrecida en arriendo? Podríaser, mas no se notaba olor de pinturafresca, ni esas huellas que dejan los tra-bajos de reparación hace poco efectua-dos. Me fijé entonces en la escalera alsegundo piso, una de nogal y contorneados balaústres. Subí, cautelosa-mente. Nada en el vestíbulo superior,al cual daban tres habitaciones, sinduda dormitorios. Como sus puertastampoco estaban cerradas, pude tam-bién inspeccionarlas. No, tampoco ha-bía muebles ni cortinas, pero todo esta-ba igualmente muy limpio. El cuartode baño no mostraba nada de particu-lar, excepto el buen gusto de la mayóli-ca y del espejo. Salí al balcón, que dabaa la calle por donde me había aventu-rado, y por la cual nadie caminaba.Volví sobre mis pasos y me aprestaba aregresar a la planta baja cuando reparéen una segunda y delgada escalera que,sin continuidad con la principal, con-ducía a una estancia en el tercer piso.Subí, indeciso, y me encontré en elmirador. Un perfecto hexágono con tresventanas, una de las cuales da hacia lacalle, otra hacia el jardín de un predio

vecino, y otra al mar. Sí, al gris e inmó-vil océano de Lima. Miré la niebla queocultaba el horizonte, su gris blancura,y la plomiza vastedad de las aguas. Abríincluso una de las hojas y respiré el airesalino. Hacía frío y la cerré de inme-diato. De pronto sentí una desazón,una inexplicable desazón, que se fueacentuando. Era como si en algunaparte acechase una fuerza soterrada,como la de una sierpe invisible peroconstrictora. Tal vez se trataba, pensé,de un efecto causado por la ausenciade toda nota personal, incluso de todanota humana. ¡Era todo tan vacío, ytan abstracto el gris de los muros, y talla blancura del cielo raso! ¿Tendría elloque ver, también, con ese entorno debarrio solitario? ¿Con la rigurosa geo-metría del sitio donde me hallaba?¿Cuál otra podía ser la causa de tal sen-sación? ¿O sería todo consecuencia,simplemente, de una reprimida angus-tia mía, anterior y ajena a la visita, quede pronto, y ante la incitación de loque me rodeaba, se hacía consciente?Miré mi reloj: eran las cinco y mediade la tarde. Reparé luego en que por lahabitación se difundía una cierta cla-ridad. Me di vuelta entonces hacia elmar, y, en efecto, se había rasgado labruma allá al oeste, y se mostraba, próxi-mo ya al horizonte, un sol grande y ro-jizo. Me acerqué otra vez a la ventanay observé cómo descendía aquel disco

y se incrustaba lentamente en el océa-no. Se ocultó, en fin, pero yo seguí allípor un momento, mirando la lejanía.Me torné luego, con intención de bajaral segundo piso, cuando reparé, asom-brado, en que ese claror, allá en el ladoopuesto del hexágono, no se había ex-tinguido. No, antes bien persistía. Mepareció entonces, para mi sorpresa, quesu fuente no estaba ya ni podía estar enel astro, ya escondido, sino en los crista-les de las ventanas. Sí, de las tres venta-nas, donde persistían autónomos, porasí decir, los reflejos de aquel. Su oro,sus orlas purpúreas, amarillas, escarla-tas, extendiéndose a los paramentoscolindantes entre las ventanas, de modotal que por momentos tenía yo la im-presión de que se enfrentaban, en si-lenciosa contienda, esos tonos cálidos,hasta alcanzar en cierto momento unaintensidad casi fantasmagórica. E in-cluso se habría podido decir que,reverberando a su vez –empleo a pro-pósito este verbo– esas tres fuentes se-cundarias que eran las ventanas pro-yectaban otros tantos haces que se cru-zaban donde yo me había detenido, demodo que mi cuerpo, súbitamente tras-lúcido, los absorbía y devolvía como unprisma. Fascinado, desde luego, y sinpoder ni querer moverme, vi luego comotodo ello daba paso, poco a poco, a otrostonos, no ya cálidos, sino más bienvioláceos, cerúleos, azulados, como si

ese cambio marcase, en el interior delhexágono, el tránsito entre las luces deldía y los apagados tonos del atardecer.Luego, insensiblemente, toda esa apa-gada y contradictoria fulguración se fueatenuando, no sin que por instantes seencendiesen, como tardías candelas deSan Telmo, unas volutas brevísimas.Fue entonces que me di cuenta de quetodo aquello había tenido su fuente in-mediata en esa franja entre la blancuradel cielo raso y el color gris del muro, enel lado opuesto al del crepúsculo. ¿Quéefecto era ese? No, no tuve respuestapara esta pregunta, y como, y a pesarde todo, comenzó a oscurecer, me viforzado a bajar y, luego de una últimamirada, a abandonar la casa.

Volví desde luego por la tarde al díasiguiente, después de deambular unpoco por el barrio, ya que las casas erantodas más o menos semejantes. La ubi-qué, en fin, y una vez más cruce la salay subí al mirador, donde al cabo de unrato y, a la misma hora de la ocasiónprecedente, se repitió aquel fenóme-no, en verdad inexplicable. Diría, in-cluso, que por un instante fue más vivoaquel enfrentamiento. Se impuso, fi-nalmente, un rojo de sangre, irisado porlo que semejaban ser nervaduras,flanqueado por unos dorados aletean-tes. Avanzó luego una ceñida inflores-cencia de ópalos y azules y manchasglaucas, que rompieron en auroras. Mastodo fue avasallado, finalmente, por elgris anunciador de la cercanía de lanoche Y otra vez, pues, tuve que mar-charme.

Regresé al cabo de tres días, maspara mi asombro no encontré ya esacasa. Una y otra vez recorrí el sector ybusqué en la misma calle, no mayor detres cuadras, pero no, no la hallé, puestodas me parecieron muy semejantes,por no decir iguales, y además viejas ydescuidadas. En vano pregunté y des-cribí la vivienda a un caminante solita-rio, que parecía ser morador del lugar.¿Qué podía haber pasado? ¿Cómo eraposible aquello? No lo supe, ni lo sé aho-ra, pero de lo que estoy seguro es queno volveré a ver más ese perfecto hexá-gono en el mirador de esa vivienda. Talvez, pues, me digo, a falta de otra expli-cación, esa casa no existió nunca. Aca-so solo fue producto de mi imaginación,cuando no de un desvarío. Efecto de laatmósfera generada por el atardecer eneste barrio casi olvidado. Fantasmagó-rico espejismo, irrepetible...

Edgardo Rivera Martínez. Danzantes de lanoche y de la muerte y otros relatos. Alfaguara,2006, 142 pp.

Edgardo Rivera Martínez (Jauja, 1933)

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CHASQUI 5

Este seso que vergonzoso varodando por la esférica corteza,que ni una vez siquieraascender pudo a la celeste bóveda,ahora desde la corporal cárcelmira con infinita envidia siempreel don alado ajeno,lejos como la luz de las estrellas;y aunque ya poco tiempo por delante,a lo menos alguna vez volarentre aquellas montañas empinadasde antiguos libros de la ciencia humana,y saber qué es un triángulo equilátero;pues la caducidaden el vientre se esconde de un gusano,mientras éste vacilasi carcome los libros finalmente,o bien al lector lerdo sin remedio.

Allá hacia el éter el entendimientosobre las altas nubes venturoso,emprende raudo vuelo como un aveque de onda en onda subelas alturas del firmamento intrépidahasta observar la cúspide invisibleque emerge de los reinosdel terrenal planeta misterioso,y enterarse de todo de una vez:cuál es la fuente y cuál es el Leteo,y en qué punto del universo azulla inalcanzable ninfa será hallada(aún no vista por la mente obtusa);y antes de oír atónitoel ruin ruido del río tenebroso,por último sabersi el amor que acá empieza en cuerpo y alma,en tal estado seguirá en la muerte.

Quizás es mucho codiciadas alas,tras vivir como inmóvil topo abajo,que basta ser la ramapor el suelo reptando con sigilo,y los cimientos descubrir del orbe,donde el trébol es un vestigio extrañoque crece solitario;y el tronco de la mente ya madure,como la planta que por vez primeraprende en el Edén y perdura siempre,y sea el tallo del saber erectopenetrando la carne de la vida,y el soplo que lo anima sin cesar,bríos incandescentesdel deleite que ayer esquivo fuera,saturado hondamentelos días que aún faltan discurrir,leyendo y copulando como nunca.

Entonces he aquí un arbolado cráneoy largas ramas que se multiplican

por las extremidades,al soplo de los vientos transparentes,en varias direcciones al instantecomo si subsanaran lo perdido;que los bienes huidizosasidos serán por los verdes miembros,entretejiendo el cuerpo y alma y mundoen perfecta guirnalda hasta la muerte,y ciñendo por último la vidaen el disfrute de la carne frágily del eterno espíritu voraz,entre el suelo y los cielos,en un girar continuo (y viceversa),que a lo menos haberdesde ahora un atisbo luminosode dónde, por qué acá y adónde vamos.

Mas las extremidades no de planta,sino aquellos tentáculos de pulpo,día y noche afiladospor el mental tridente poderosoy empecinado en el correr del tiempopor entrar en el reino de los mares;y fiero osar entoncescontra el ultraje del arcano acuático,que sus ricos tesoros los reservapara los primogénitos del hado;y mediante los vívidos tentáculossacar las ricas prendas de los antros,por mil mantos de erizos encubiertas;y la frente adornarde la invisible ninfa inteligible,con agrisadas perlas,tan recónditas como refulgentes,y no con ovas por el mar echadas.

CARLOS GERMÁN BELLI / POESÍAEl ansia de saberlo todo

Pues tentacularmente por entero,para entrar en el insondable océano,y saber con certezasi principio y final de todo sea,cuando el río acarrea las cenizasal valle submarino inexpugnable;y dejar ya la obtusaescafandra al pie del acantilado,por artificial y perecedera,que nunca ha descendido hasta los fondos,en donde un bulto de color rojísimo,como un arbusto en llamas bajo el agua,o enigmático émulo sin pardel sumo don sanguíneo,que tal es el coral resplandeciente,cuya encendida copano sólo raíz del terrenal árbol,mas espejo también de ardiente amor.

Estas alas y ramas y tentáculoscon sentimiento abrazan a la vezel aire, fuego y agua,en vela y aun durmiendo día a día,al obrar y pensar avaricioso,con talante tal por lo menos antesdel fin inoportuno,que así pieza por pieza escudriñaren alegre ejercicio de continuode un confín a otro en círculo cerradoen la usanza mejor del intelecto,con persistencia tal, que el gran misteriose revela en la palma de la mano, anticipada-mente,al penetrar el trifurcado espíritu, mañana,tarde, noche,la esférica corteza, el seno acuático,y del cielo la bóveda celeste.

Canción, si bien en las postrimerías,y hasta ahora jamásni diestra pluma ni ilustrado el numen,que te procrean en el vasto mundo;mas de tu padre cuán diferente eres,y menester no tienesni de alas ni tentáculos ni ramas,que acá te basta honrarla infelice memoria del peritoen la más pura nada. Sea así.

Carlos Germán Belli (Lima, 1927) obtuvo recientemente elPremio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en mérito asu excepcional trayectoria. De su vasta obra poética destacanPoemas (1958), Dentro & fuera (1960), ¡Oh hada cibernética!(1961, 1962), El pie sobre el cuello (1964), Por el monte abajo(1966), Sextinas y otros poemas (1970), Más que señora humana(1986), El buen mudar (1986), En el restante tiempo terrenal(1990), Trechos del itinerario (1998), ¡Salve, Spes! (2000), En lashospitalarias estrofas (2001) y El imán (2003). El poema aquíreproducido pertenece a Sextinas y otros poemas y figura tam-bién en la antología Versos reunidos (2006), editado por elInstituto Nacional de Cultura (INC).

Carlos Germán Belli

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CHASQUI 6

JORGE EDUA

EL HOMBRE QUE ANUDABMartha

Homenaje a uno de los creadores más deslumbrantes y completos que ha producido América Latina en el ú

orge Eduardo Eielson falleció a la edadde 82 años el 8 de marzo en Milán,

donde vivía desde hacía varios decenios.Su nombre se había vuelto legendario enel Perú y en muchos otros ámbitos delmundo hispánico, tanto por su luminosaarte plástica, sus objetos, sus cuadros, susinstalaciones, como por su extraordinariaobra poética, constantemente renovada alo largo de su vida con esa rara capacidadque lo caracterizaba de asimilar y hasta deanticipar las novedades. Su carácter sere-no, dulce, disponible y generoso hacia todoaquel que se le acercara, en particular losjóvenes, hacía de él un interlocutor ágil einmediato. Todo ello, unido a su sencillezy a su excepcional inteligencia multifa-cética, hará muy dolorosa su ausencia perotal vez –ojalá– estimulará en muchos eldeseo de profundizar y difundir el granlegado que nos deja.

Nacido en Lima en 1924, Eielson sereveló en seguida como un artista y unescritor muy dotado y precoz: tenía 21 añoscuando obtuvo el Premio Nacional dePoesía del Perú y en la misma época hizosus primeras exposiciones. Su pintura deentonces mostraba todavía la influenciade Klee y Miró. Pero ya surgía una carac-terística que iba a ser constante en él: lamultiplicidad de intereses y la capacidadde manejar códigos expresivos distintos.Pocos años más tarde se trasladó a Europaen un autoexilio sin regreso. No obstante,su tierra natal permaneció siempre muypresente, tanto en la obra artística comoen la literaria, como se ve, por ejemplo, enla larga serie de cuadros abstractos intitu-lados Paisaje infinito de la costa del Perú.Más tarde el gesto de desgarrar y anudarprendas de vestir (blue jeans y camisas) yluego telas de distinta medida y color con-fluye en la recreación del quipu, el anti-guo nudo de la civilización incaica. En sunarrativa el Perú aparece como lugar de lamemoria y como escenario de dramas so-ciales íntimos y paradigmáticos. En la poe-sía está presente de manera menos evi-dente, pero no faltan referencias por aso-ciación con las ciudades de su presente,en especial con su muy amada Roma.

No es fácil definir a un artista comple-jo y multifacético como Eielson, pero talvez la cifra que mejor lo presenta está ensu amor por la novedad, en su infatigablevena lúdica y por fin –no es una paradoja–en su luminosa serenidad. Ella se despren-de tanto de la quietud vibrante de sus te-las anudadas, de sus famosos quipus o nu-dos, como de su propia poesía.

Del primer lenguaje de rica retórica yde indagación existencial, construido apartir de la distorsión de los modelos clási-cos y de ciertas figuras míticas, según laenseñanza de las vanguardias que él asu-

mió desde muy joven (desde Reinos de1945 a las recreaciones de Ajax, Antígona,Rolando y la María evangélica, esta últi-ma de 1949), Eielson pasa a la poesía visualy a las fórmulas lacónicas y sarcásticas ins-piradas en los koan del budismo zen; ymás tarde a la poesía de autoanálisis, don-de predomina la indagación del cuerpoasociado al espacio urbano (véase Nocheoscura del cuerpo, 1952, y Habitación enRoma, 1955). La última y muy recientefase corresponde a una poesía atenta alefecto plástico creado sobre el papel im-preso, con evidente asociación entre el len-guaje verbal y el lenguaje no verbal (véaseNudos, 2002), mientras de todos modos elimpulso lírico lo lleva a recrear paisajes vi-vidos y especialmente amados, comoCerdeña, y a retratar personas cercanas asu corazón, o sea, a «celebrar» con un can-to nuevo, capaz de volverse «visible» (Ce-lebración, 2001, y Canto visible, 2002).

Ahora bien, el momento en el quela meta espiritual alcanzada por el poe-ta y artista Eielson resulta más claro eiluminante es sin duda cuando se con-figura ese signo emblemático de su có-digo que es el nudo. Con el nudo elmovimiento se detiene –o al massimodiventa lenta inerzia–, las telas se fijan,el tiempo interrumpe su curso y elalma, por fin liberada de cualquiermotivo de zozobra, se concentra en lacontemplación. Los nudos de Eielsonproducen una excepcional sensaciónde inmovilidad y de bienestar. SegúnÁlvaro Mutis, a través de las telas deEielson «se entra en un mundo de se-renidad y de límpida belleza». Unmundo que, sin embargo, él no ha en-contrado o descubierto, sino conquis-tado duramente, mediante el difícil re-corrido «iniciático» descrito en la obrapoética. En esa larga composición cla-ve llamada Noche oscura del cuerpo, des-pués de haber viajado a través de teji-dos, glándulas, excrementos, sangre, elyo purificado encuentra las estrellas delcielo inferior: estrellas como nudos –comodeclara el título de un cuadro de Eielson–,las cuales, aferrando la infancia desdeel fondo de la memoria, la fijan en elpresente para iluminar y confortar. Pa-sado y presente, yo y no-yo, unión y se-paración: la enseñanza que recibimos deEielson, a través de su constante, verti-ginosa y diversificada experimentación,es una enseñanza de serenidad dura-mente conquistada que desemboca, pre-cisamente, en estas fuentes de deleiteinmóvil que son sus nudos. En esa sere-nidad se divisa lo que el hombre va bus-cando desde siempre: la armonía de losopuestos. En esa conjunción, vida ymuerte se reúnen con la naturalidad de

Agonía. Ensamblaje sobre tela. 1963, 130 x 100 cm. Colección privada.

Suite Chancay (cabeza de chamán). Acrílico sobre tela. 1993. 180 x 180 x 14 cm. Colección privada.

J

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CHASQUI 7

ARDO EIELSON

A ESTRELLAS Y PALABRASCanfieldúltimo medio siglo, el inolvidable poeta de la Noche oscura del cuerpo y del Paisaje infinito de la costa del Perú.

un ciclo circular interminable:

Sé perfectamente que mi casaEs una estrellaQue se llama vidaY que esa estrella es la tierraY que después tendré otra casaEn otra estrellaLlamada muerte(Sin título, 2000)

Finalmente, en la perfecta parábola di-bujada en el conjunto de su obra, despuésde haber creado innumerables instalacio-nes donde el cuerpo humano aparecía cu-bierto de abundantes telas terminadas conlos inevitables nudos, en los años más re-cientes él ha preferido presentar el cuerposiempre inmóvil, en una especie de serenaabstracción que podría desembocar en elsueño o en el éxtasis, pero ahora sugiriendouna desnudez cubierta por telas sin nudos –yesta es la gran novedad–, como para indicarla facilidad del despojamiento, signo de esen-cialidad y de pureza.

Como un monje budista, a lo largo desu vida y de su obra, Eielson ha sido capazde sorprendernos incluso en la repeticióny cambiar precisamente lo que acabába-mos de aprender. Porque, como sugiereuna especie de koan que aflora entre laslíneas de sus versos, para anudar realmenteno basta anudar solamente:

SI TODO LO QUE SE ANUDA

Se anuda solamenteTodo se vuelve nadaSi se anuda un zapatoSe anuda también el pieY el zapato se vuelve todoSi no se anuda nada no hay nudoNi pie ni nada y en lugar de todoHay de nuevo un zapato cuya medidaEs un número nulo que nos anuda a la nadaY nuevamenteAl zapato.

En una larga conversación que tuvimoshace años, y que luego dio lugar a la publica-ción de un libro (El diálogo infinito, México,1995), le pregunté la razón íntima por la cualél había solicitado a la NASA la dispersión desus cenizas en el espacio cósmico con la ayu-da de una nave espacial. Y me contestó:

«Como algunos otros artistas, que yoadmiro y quiero muchísimo, yo también heintentado hacer de mi vida una obra dearte. No creo haberlo logrado. Tercamente,intentaré hacer por lo menos de mi muerteuna obra de arte. Es mi última posibilidad».

Nosotros que tuvimos la fortuna deestar a su lado en buena parte de su vida ytambién en su muerte, podemos asegurarque lo logró: con simplicidad y con esplen-dor, como era él, natural y maravilloso.

SER ARTISTA

Es convertir un objeto cualquierEn un objeto mágicoEs convertir la desventuraLa imbecilidad y la basuraEn un manto luminosoEs padecer día y nocheDe una enfermedad deslumbranteEs saborear el futuroOler la inmensidadPalpar la soledadEs mirar mirar mirar mirarEs escuchar el canto de GiottoEl sollozo de Van GoghEl grito de PicassoEl silencio de DuchampEs desafiar a la razónA la épocaA la muerteEs acariciar mujer e hijosComo si fueran telas y pincelesEs acariciar telas y pincelesComo si fueran armas de combateEs acariciar armas de combateComo si fueran tubos de coloresEs acariciar tubos de coloresComo si fueran pájaros vivosEs pintar el cielo estrelladoComo si fuera un basuralEs pintar un basuralComo si fuera el cielo estrelladoEs vivir como un príncipeSiendo solamente un hombre cualquieraEs vivir como un hombre cualquieraSiendo solamente un príncipeEs jugar jugar jugar jugarEs cubrirse la cabeza de azul ultramarEs cubrirse el corazón de rojo escarlataEs jugarse la vida por una pinceladaEs despertar todos los díasAnte una tela vacíaEs no pintar nada

(Arte poética, 1965)

«¿Cómo podrán llamarse esas telas donde el color y los pliegues aque el artista las somete en el bastidor forman un todo, por entero

ajeno a su naturaleza anterior, para incorporarse a un mundo del quemanan una serenidad y una belleza inagotables? ¿Y los nudosmulticolores que nos parece que hubieran existido desde el

comienzo del mundo, escondidos en algún rincón de la tierra queguardara todavía las sorpresas que nos esperaban en las primeras

mañanas del hombre? ¿ Y cómo nombrar esa escalera azul, recostadasobre un muro del mismo color, cita que solo un poeta de la calidadde Eielson pudo haber imaginado? Abomino de las palabras con lascuales los críticos, siempre tan dispuestos a ayudamos en nuestra

estulticia, nombran una experiencia como la de Eielson. Yo propongodejarla sin nombre para no mancillarla con algún término que, al

intentar definida, le quite esa condición inocente y esencial que laennoblece ...».

Álvaro Mutis

Collage de Gredna Landolt. Foto: Alicia Benavides/Caretas.

Nudo. 1996. Acrílico y tela. 30 cm. Colecciónprivada.

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LA DIETA PREHISPÁNICA

a cocina nativa era radicalmentedistinta de la española, pues preci-

samente porque en el Perú no habíaespecias era la sobriedad misma. Es loque ahora llamaríamos una cocinaecológica, sin salsa alguna que disfraceel sabor de las cosas, salvo un poco deají y hierbas aromáticas. Y como todaslas viejas cocinas que en el mundo hansido, no se había desligado de su fun-ción de curar al par que alimentar; eneso se parecía a las artes culinarias dechinos y japoneses, ricas en hierbas cu-rativas y en ingredientes machos yhembras / cálidos y fríos, yang y yin,que regulaban el equilibrio humano.

Esencialmente vegetariana, basadaen productos de una impresionantecalidad proteica, como lo son la papa,el maíz, la quinua, el tarwi, la kiwicha,no desdeñaba sin embargo el uso depescados y mariscos frescos y secos, depatos y perdices, o de carnes deauquénidos como la llama y la alpaca,y de monte. Es más, en algunas regio-nes como la costa norte por ejemplo, sehacía un intensivo uso de caracoles te-rrestres tipo scutalus, moluscos, conchasde abanico y camarones de río, quedesde aquellas épocas eran ya altamen-te apreciados.

Entre sus tabúes alimentarios teníael no consumir ni leche ni huevos, puesal hombre no le estaba permitido inter-venir en el ciclo natural: la leche servíaa la alimentación de las crías y los hue-vos para dar nacimiento a otro animal;si se ingerían era mayormente por pres-cripción médica en caso de ancianos olactantes. Las gallináceas que había poraquí no ponían un huevo por día, comolas Leghorn, ni tampoco las alpacas da-ban tanta leche como una vacaHolstein, y en consecuencia tampocohabía grandes sobrantes ovolácteos quepudieran destinarse a otros fines quelos naturales. Ese es otro importantepunto de contacto entre la culinariaprehispánica y la china y japonesa, queno usaran leche...

En el imperio de los incas se comíael pescado crudo, como en muchospueblos de la cuenca del Pacífico, y losjóvenes comían carne de llama crudapara acrecentar su vigor. El pescado cru-do ya lo comían los señores moche hacemil años, y esta costumbre ancestral dioorigen al cebiche, plato de culto de la

PRIMICIAS DE COCINAPERUANA

El poeta y gastrónomo Rodolfo Hinostroza acaba de publicar su esperado libro sobre nuestra gastronomía.El volumen trae un enjundioso y ameno estudio introductorio, del que ofrecemos un fragmento sobre lacocina prehispánica, y un recetario personal. Una obra indispensable para los amantes de la buena mesa.

L

gastronomía peruana que se creó re-cién cuando los españoles trajeron ellimón al Perú. No existía el trigo y elpan no era la comida principal, sino lassopas de tubérculos que eran de unagran diversidad: las había de papa fres-ca y papa deshidratada –el famosochuño–, de olluco y oca, de yuca, decamote, y de raíces como la arracacha,la achira, la maca, la mashua). Su usomasivo cubría más del 50 por ciento dela dieta inca.

Las sopas más consistentes, casi só-lidas, eran llamadas rocros; las que eranun poco más aguadas, destinadas sobretodo a lactantes y enfermos, se llama-ban lawas; y las sopas de tubérculoseran conocidas como chupis. Pero nose vaya a creer que estas sopas eran in-sípidas, pues llevaban muchas hierbasaromáticas y saborizantes como la muña,el paico, el chincho, el huacatay, quehasta ahora perfuman la cocina andina,

y, por supuesto, ají, o uchu, que fue elúnico saborizante conocido por los na-tivos, y el único condimento aceptadopor los españoles desde un comienzo,porque reemplazaba a la pimienta enépocas de escasez.

PACHAMANCAS, HUATIAS YBARBACOAS

El sancochado, con ser el procedimien-to más popular de cocción de las vian-das, no era el único, pues había variasotras formas que no se conocían enEuropa y acentuaban la originalidad dela culinaria nativa. Las piedras, que fue-ron usadas por los arquitectos nativoscon tanto virtuosismo, fueron tambiénempleadas como instrumental de coci-na. Por ejemplo, se practicaba el soasado«a la piedra», que consistía en introdu-cir una piedra plana muy caliente en laolla ya llena con los ingredientes. Como

la piedra podía calentarse a más de 300°C, el agua subía de temperatura rápi-damente y la cocción era instantáneacomo en una olla a vapor. El recipientepodía no ser de barro, sino un mate decalabaza que no habría soportado elfuego directo, pero sí el indirecto de lapiedra caliente: de allí que se supongaque este arcaico método viene de laépoca precerámica, cuando todavía noexistían las ollas.

Otra forma de cocción que usabanlos nativos es la pachamanca, que sig-nifica en quechua «olla cavada en latierra», y proviene de dos vocablos:pacha = tierra, y manca = olla. Paraello se cava un hoyo en la tierra, encuyo fondo se enciende un fuego deleña y se recubre de piedras planas. Unavez calientes las piedras se retiran y enel hueco se hace un lecho de hojas ver-des y aromáticas, y se deposita encimade ellas las carnes envueltas en hojasverdes, las papas, los choclos y loscamotes. Entre ellas se disponen las pie-dras calentadas al rojo blanco, y todo secubre con otra capa de hojas, para queno escape el vapor, y, por último, contierra. Así las viandas se cuecen en elinterior de la tierra, en sus propios ju-gos, y tienen un sabor incomparable.La huatia era un procedimiento culi-nario similar, en el cual en lugar de pie-dras se usaba terrones secos.

Otro de los sistemas típicos de coc-ción era la barbacoa, por la que se coci-naban las carnes con humo de maderacaliente, que perfumaba la vianda.También se practicaba el soasado, y elasado al rescoldo de cenizas calientesal que se arrimaba el maíz, la papa yotros tubérculos, como hasta ahora seestila en los pueblos de la sierra. No seusaba el braseado, ni el asado propia-mente dicho, y no se conocían friturasni saltados porque en el imperio incaicono se cocinaba con aceite y solomínimamente con grasa animal.

LA MESA DE LOS OREJONES

Tal como en Europa, la mesa de los no-bles llamados «orejones» –en razón desus grandes orejas que eran símbolo depoder– difería grandemente de la delpueblo llano: según el arqueólogoWalter Alva, descubridor de la tumbadel Señor de Sipán, en el Perú antiguolos grandes dignatarios ofrecían ban-quetes de reciprocidad a jefes de rango

Indios merendando en chichería.

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CHASQUI 9

RECETAS

semejante, en los que desfilaban decenasde platos que «caminaban hacia su Se-ñor», según las representacionesiconográficas de la época. El cronistaGarcilaso de la Vega, por su parte, nos in-forma que los incas no eran ni sobrios en elbeber, ni parcos en el comer en los ban-quetes rituales que celebraban periódica-mente con gran despliegue de viandas.

En el gran ritual de la Copacocha,que fue un complejo ceremonial deunificación del inmenso imperio de losincas, siempre amenazado de desmem-bramiento, la comida cumplía un rolfundamental como vehículo diplomá-tico para agasajar a los invitados del inca,que provenían de las cuatro regionesdel Tahuantinsuyo. En efecto, a la ca-pital del imperio convergían todos loscuracas de los diversos pueblos que loconformaban, con sus respectivos séqui-tos y ofrendas, en un movimientodiastólico o centrípeto que, simbólica-mente, llevaba toda la sangre del impe-rio a su corazón y centro, el Cusco.

Allí se congregaban todos, en lagran plaza Huaycapata flanqueada porel Coricancha o Templo del Sol y lospétreos palacios de los incas. Estabanpor ejemplo los callas y lupacas del alti-plano, los del reino del Chimor oChinchaysuyo del norte del país, loscañari, los Chanca de la sierra del cen-tro, los diaguita y los puelche del nortede Argentina, los mapuche de las cos-tas de Chile, y todos los curacas ydignatarios venían a negociar con elinca en función de sus méritos y de la

eficacia de su gestión ante el gobiernocentral.

Luego, en un movimiento de reflu-jo sistólico, regresaban a sus respectivospueblos habiendo recibido del sobera-no la aprobación o desaprobación, quesolía expresarse en ingentes cantidadesde comida que hoy nos cuesta trabajoimaginar, tomadas de las reservas delinca: pescado o carne seca, maíz,chuño, frejoles y pallares que permitíanal gobernante compensar las malas co-sechas de algún pueblo aliado y dar es-tabilidad política a sus curacas, en uncomplejo juego diplomático. En esa ce-remonia, que duraba meses, la cocinajugaba un rol fundamental, pues a tra-vés de ella se agasajaba a los visitantes,quienes a su vez traían viandas y pro-ductos de sus lejanas tierras para retri-buir sus atenciones a los gobernantescusqueños.

Rodolfo Hinostroza. Primicias de cocina perua-

na. Editorial Everest. León, España, 2005,

239 pp.

UNA LOGRADA SÍNTESIS

Esta es la historia de un mestizaje culinario exitoso, del encuentro pacíficode dos universos gastronómicos, uno europeo y otro americano, para pro-ducir un delicioso aperitivo propiamente peruano. Es la más lograda sínte-sis de indígena y español creada en América, con los felices aportes de lascocineras moras y negras que vinieron con los conquistadores. Y este librorelata cómo, al filo de los siglos, este encuentro de paladares cuajó en unacocina original y sabrosa, singular y suculenta, absolutamente seductora yadictiva, superior y diferente a las cocinas de toda la región.

Cocina de avasalladora personalidad, la nuestra fue desde el primermomento pilar de nuestra identidad mestiza, porque logró integrar enun solo discurso diferencias de componentes, de técnicas y tradicionesgastronómicas mejor que en el terreno político, racial o religioso, dondelas diferencias culturales se yuxtapusieron en lugar de integrarse y unavez bien sentada su identidad mestiza, la cocina peruana se encontró encapacidad de acoger a culinarias de otras latitudes y países.

Los inmigrantes que llegaron al Perú republicano del siglo XIX, en sugran mayoría italianos, chinos y japoneses, pertenecían pues a nacionesde gran prestigio culinario –sin contar con las modas francesa y argenti-na– y tenían mucho que enseñamos, enriqueciendo la paleta de la cocinanacional con nuevos platos, esta vez derivados del encuentro de la re-ciente cocina peruana, en colisión pacífica y espléndida con la cocina deestos pueblos de gran tradición gastronómica.

¿Pero hablaremos de la cocina peruana o de las cocinas peruanas? Elcocinólogo español Xavier Domingo pensaba que, al igual que en Espa-ña, en el Perú teníamos regiones gastronómicas muy marcadas, y estehecho ameritaba que se hablase de las cocinas peruanas, así en plural. Yaunque al costeño no le guste ni el cuy ni la oveja que triunfan en lasierra, ni al serrano el cebiche, los unos y los otros están orgullosos denuestra extraordinaria cocina, que comporta más de tres millares de pla-tos absolutamente diferentes, lo cual provoca una singular unióngastronómica nacional que nos liga emocionalmente, tanto como a otrospueblos menos afortunados los hermana el deporte.

ARROZ CON PATO

Tiempo de preparación: 30 minutos.Tiempo de cocción: 2 ½ horas.

Ingredientes: 1 pato, de preferenciaembuchado, 1 atado de culantro, 1 ca-beza de ajo, 2 cebollas, 2 ajíes amarillos,1 cucharada de ají mirasol licuado, ½kilo de arvejitas, 1 kilo de arroz, 1 bote-lla chica de cerveza negra, ½ cucha-radita de pimienta, ½ cucharadita decomino, 2 cubitos de caldo, vinagre,aceite, sal al gusto.

Preparación: corte el pato en trozosregulares y póngalos a adobar al menosuna hora en una pasta hecha con ajomolido, pimienta, comino, sal y un cho-rrito de vinagre. Aparte prepare un ade-rezo con el ajo molido, la cebollapicadita y el ají mirasol, hasta que estébien frito. Agregue el culantro licuadoy fríalo también hasta que cambie decolor a un verde oscuro. En este adere-zo eche las presas de pato adobadas consu menudencia y sofríalas hasta queestén doradas. Moje entonces con lacerveza negra, échele los cubitos decaldo, dele un hervor y agréguele aguahasta cubrir las presas. Al cabo de doshoras aproximadamente las carnes de-ben estar tiernas. Un poco antes agre-gue las arvejitas y los ajíes amarillos lim-pios y cortados en tiritas, deje hervir unosminutos: retire todas las presas y agré-

guele el arroz lavado, probando el pun-to de sal. Añada agua caliente hastaque su nivel se eleve un par de centí-metros sobre el nivel del arroz y hiervaa fuego hasta que se formen huecos enel arroz. Entonces baje el fuego y dejesecar. Vuelva a poner las presas de pato.Deje reposar unos diez minutos antesde servir el arroz con su presa de pato.

INCHIC API

Tiempo de preparación: 20 minutos.Tiempo de cocción: 2 ½ horas.

Ingredientes: 1 gallina, 125 gramosde maní, 125 gramos de harina de maíz,1 diente de ajo, 1 cebolla, 1 yuca ama-rilla, comino, culantro.

Preparación: en una marmita condos litros de agua fría ponga la gallina

troceada en presas y sancoche a fuegolento durante un par de horas, espu-mando cuando rompa el hervor. Apar-te, muela el maní con la harina de maízhasta que quede una masa uniforme yagregue el comino y el culantro. Luegodisuelva con un poco de agua fría y éche-lo en el caldo de gallina hirviendo, mo-viendo constantemente para que espe-se pero que no se pegue al fondo de laolla. Prepare un aderezo con el ajo moli-do y la cebolla picadita, añádalo a la sopajuntamente con la yuca cortada en tro-zos, que debe sancocharse hasta quedarsuave. Retire del fuego y sirva.

LOCRO DE CAMARONES

Tiempo de preparación: 25 minutos.Tiempo de cocción: 30 minutos.

Ingredientes: 1 kilo de camaronesmedianos, 4 camarones grandes, 1 kilode zapallo macre, ½ kilo de papas blan-cas, ¼ kilo de queso fresco serrano, 1choclo de dientes grandes, ½ kilo dehabas verdes, ½ kilo de arvejas verdes,20 gramos de ajos pelados, 2 ajíes pan-ca, ½ taza de aceite de oliva, 1 taza decaldo claro, ½ cucharadita de pimien-ta molida, ½ taza de crema de leche, 1rama de huacatay, 4 ramas de perejil, 1limón, sal al gusto, aceite.

Preparación: lave los camarones,separe y pele las colas sazonándolas con

sal, pimienta y jugo de un limón. Re-serve cuatro camarones grandes ente-ros. Sancoche las habas y arvejas pela-das en agua hirviendo, destapadas paraque conserven su color. Pele el zapalloy córtelo en dados. Desgrane loschoclos.

Fría los ajos picados en el aceite yagregue los ajíes molidos. Incorpore elcalcio, el huacatay, choclo, papas pela-das y cortadas en dados y el zapallo.Deje hervir hasta que todo esté cocidoy agregue las arvejas y habas, el quesodesmenuzado y la crema de leche. Sal-tee los camarones en un poquito deaceite y añádalos al locro. Saltee tam-bién los camarones grandes. Sirva el la-cro espolvoreado de perejil picado yadornado con un camarón grande.

Arroz con pato.

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CHASQUI 10

l secreto de un buen festival decine es encontrar una entidad

que apueste decididamente por él,sin arredrarse ante la imposibilidadde estimar a ciencia cierta su cos-to-beneficio. El organizador debetener la convicción de que el even-to redituará de disímiles modos:buena imagen para quien auspicia,mayor afluencia a las salas, promo-ción de hábitos culturales, mayorcuota de pantalla para el cine na-cional y regional, sin ninguna im-posición de ley.

La Universidad Católica delPerú se embarcó hace exactamenteuna década en la ejecución deElcine, también llamado Encuen-tro de Cine Latinoamericano. Soloun pudor académico, de los pocosque le quedan tras diez ediciones, leimpide llamarlo oficialmente festi-val a pesar de que así lo conoce elpúblico local. Para los invitadosextranjeros es simplemente el Fes-tival de Lima. Los otros pudores fe-lizmente abandonados en el cami-no fueron permitiendo que se con-virtiera en evento competitivo, queademás de los premios del públicose invitara a jurados internaciona-les a dar su veredicto, que sin aban-donar la especialidad latinoameri-cana se invitara a cintas y persona-lidades europeas, que se homena-jeara a figuras populares, que seabriera espacios al documental.

En 1996 el mapa del festival la-tino estaba nítidamente dominadopor La Habana. Ahora, la distanciase ha acortado respecto a otros fes-tivales, y el de Lima ya se encuentraen el circuito de los empeñosos. Así,como en Cartagena, Buenos Aires,Los Ángeles o Biarritz, en Lima, del3 al 12 de agosto de 2006, se cotejó,en presencia de sus realizadores, ac-tores y guionistas, lo bueno y lo re-gular del cine de la región. Lo malo einsustancial fue apartado por los cri-terios de selección del comité orga-nizador encabezado por Edgar Sabay compuesto por otras figuras delteatro como él. Balanceando estesesgo profesional de los organizado-res, alguna gente de cine los asesora.

Una primera y abusiva impre-sión: que los polos polémicos ycreativos de nuestro cine están en-tre Argentina y México, terciandoBrasil. El realismo sucio mexicanocontra el minimalismo argentino

DIEZ AÑOS DE PELÍCULAFernando Vivas

Una mirada a la décima edición del ya consagrado encuentro ElCine, organizado por el Centro Culturalde la Pontifica Universidad Católica del Perú.

siguen impresionando a los críticosaunque dejan desconcertado o abu-rrido a un público que se reconocemás fácilmente en las ficciones másconvencionales y respetuosas delcine de género, tales como elblockbuster bélico Iluminados por el fue-go (Premio de la Iglesia) del argenti-no Tristán Bauer sobre la guerra deLas Malvinas o la Crónica de una fuga(Primer Premio del Público) deAdrián Israel Caetano, quien aban-donó su filiación minimalista (la desu muy austera Bolivia) para ofrecer-nos la dramática evasión de unosmuchachos torturados. El pasadoreciente, cuando es abordado con loscódigos en boga, siempre provoca lamasiva visita del público.

Volvamos a los sucios y los mí-nimos. Que México evacue Sangrede Amat Escalante, sobre un ma-trimonio que se comunica a travésdel sexo cansado y esconde sus se-cretos letales, en la línea provo-cadora del muy mentado CarlosRaygadas (Japón y Batalla en el cielo),parece un giro natural en un cineque antaño, en su fase más exube-rante e industrial, sublimó la mu-gre social en intensos melodramas.En cambio, resulta más contrasta-do, sino impostado, el radical mini-malismo de Fantasma del argentinoLisandro Alonso, que en un narci-sismo extremo, se limita a una cita

extensa de su primera película Losmuertos. Tal fue el desencuentro conla mirada promedio que algunos crí-ticos se vieron obligados a revisarsu entusiasmo por los primeros tí-tulos de Alonso y Raygadas.

Mínimo también, pero recupe-rando ese humanismo de los natu-ralistas franceses que se ahorran re-gustos de puesta en escena paraacompañar el tedio de ordinariosprotagonistas juveniles, es el urugua-yo Manolo Nieto en su ópera primaLa perrera, que pareciera heredaralgo del laconismo de sus compa-triotas Pablo Stoll y Juan PabloRebella. El segundo de ellos suici-dado a mediados de año. Mínimopero peculiar es el chileno SebastiánCampos, que en La sagrada familia,afín al hiperrealismo psicológico deJohn Cassavetes (y adicto al estrésque provoca la incesante cámara enmano), invade a una familia de San-tiago a punto de estallar, que pasa laSemana Santa en su casa de playa.Menos lograda es En la cama, delchileno Matías Bize, sobre una pa-reja que se acuesta y luego se conocey verbaliza sus inseguridades el res-to del metraje. Prefiero, ante esaencamada, a la más compleja y am-biciosa Se arrienda, debut en ellargometraje del escritor AlbertoFuguet, que, a lo nouvelle vague, pin-ta a una generación «conflictuada»

entre sus afanes «culturosos» y sutrabajo integrado.

Brasil terció dignamente con laextraña Crimen delicado de BetoBrandt, la cual mereció una men-ción del jurado de la crítica por sureflexión, nada forzada, sobre loslímites de la obra de arte y de la pro-pia crítica en una mujer vulnera-ble. Pero ese jurado especializadoprefirió premiar al veterano chile-no Raúl Ruiz por Días de campo, fríareiteración, con algunos pasajesmuy evocativos, de un universo deviejos anárquicos y almas en pena.

El jurado oficial, en cambio, conmejor puntería, coronó a El custodiodel argentino Rodrigo Moreno. Esuno de los mejores estudios que re-cuerde en el que un personaje gene-ralmente secundario como el guar-daespaldas es llevado al protago-nismo sin perder su humildad. Pero,como en un policial de Jean PierreMelville, algo bulle en su interior yestalla en unas pocas secuencias.

La mejor película, para este es-pectador, fue El aura, y no necesitópremios para confirmar su brillo.Fabián Bielinsky, prematuramentemuerto pocos días antes que Rebella,reactualizó lo mejor del film noir enel sur argentino, penetrando a suprotagonista hasta contemplar através de sus ojos, de su frustración ysu fatiga, la amoralidad y la angustiade los demás. Quizá se conviertapronto en un filme de culto.

Perú, el anfitrión, compitió, enespecial, con Madeinusa, películadirigida por Claudia Llosa. Es unacercamiento estilizado, pasmoso,cargado de detalles que escapan ala simple simbología, a un puebloandino en el que se produce, enuna Semana Santa licenciosa, unfatal choque de culturas. La prue-ba, de Judith Vélez, lleva a otropueblo andino, en la región delColca, la angurria de una limeñapor demostrar la ética de su padre,fugado por razones judiciales, antela tragedia de su hermano y los di-lemas del país. Operación similara la que realiza Mariposa negra deFrancisco Lombardi (no compitiópero inauguró el festival) en la fi-gura de la novia obsesionada pordescubrir el complot político ymafioso tras el crimen de su ama-do. Hasta el undécimo festival.Ver: www.elcine.pucp.edu.pe

Madeinusa, protagonizada por Magaly Solier, ganadora también del Premio de la Crítica delFestival de Cine de Róterdam, ha sido seleccionada para representar al Perú en la primeraselección de los Oscar 2007.

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SONIDOS DEL PERÚ

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CANATURCámara Nacional de Industria y Turismo

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Fax: (511) 445-1052E-mail: [email protected]

LA CULTURA CAMBIA EL FUTURODISTRIBUIDOR EXCLUSIVO EN EL PERÚ

CONVENIO DE PROMOCIÓN DECINE PERUANO

El 18 de julio el Ministerio de Relacio-nes Exteriores, con el Consejo Nacio-nal de Cinematografía (Conacine) y laAsociación de Productores Cinemato-gráficos del Perú (APCP), suscribió unconvenio interinstitucional de promo-ción del cine peruano en el exterior.

Este acuerdo, impulsado por laSubsecretaría de Política Cultural Ex-terior del Ministerio de Relaciones Ex-teriores, en concordancia con el Pro-grama de Cine y Audiovisuales delPlan de Política Cultural Exterior, tie-ne como objetivo principal contribuircon el desarrollo de la industria cine-matográfica nacional, a través de lapromoción y difusión en el extranjero(en muestras, festivales, ciclos de ciney actividades conexas) de películasnacionales.

Las partes asumieron el compromi-so de propiciar y apoyar la participacióndel Perú en el fondo Iberoamericanode Ayuda, (Ibermedia), mecanismo defomento de la cinematografía creado a

partir del programa a la coproducciónde películas para cine y televisión deIberoamérica, impulsada por la Cum-bre Iberoamericana de Jefes de Estadoy de Gobierno celebrada en Venezuelaen 1997. De igual forma se comprome-tieron a fomentar la cooperación, inte-gración e intercambio con las cinema-tografías de las diversas regiones delmundo a través de convenios y otrosmecanismos que permitan el acerca-miento con entidades afines.

INVITADO DE HONOR

El Perú estuvo presente en la XXVIedición de la Feria Internacional delLibro de Santiago como invitado dehonor, la cual se realizó del 24 de octu-bre al 5 de noviembre en el CentroCultural Estación Mapocho.

Como se recordará, el Perú fue tam-bién invitado de honor a la XIX FeriaInternacional del Libro de Guadalajara.E-mail: [email protected]

Esta feria representa el evento cul-tural anual más importante de Chile,

CARMINA CANNAVINO. MU-CHACHA VIENTO (VIA MUSIC,2006) Y POR OBRA Y GRACIA (VIAMUSIC, 2006).

Se suele decir que la música tradicio-nal de la costa peruana se encuentraexperimentando, desde hace ya varioslustros, un creciente déficit de vocesinnovadoras. No es cierto. Porque, aun-que ya no se viva un momento de es-plendor como el de los años doradosdel criollismo y la cultura de la jarana,cuando intérpretes y compositores erantratados como auténticas estrellas porlos medios masivos de comunicación,siempre aparecen nuevos artistas que,con su frescura y entusiasmo, proyectantoda una tradición hacia un futuro me-nos incierto. Y aunque no es precisamen-te una novata en el medio artístico,Carmina Cannavino es, sin duda, unade esas voces que, junto a las de otroscongéneres, está impregnando de fres-cura y modernidad la música peruana.Radicada hace más de dos décadas enMéxico, Cannavino ha lanzado en elnovísimo sello peruano Via Music dosproducciones francamente irreprocha-bles: en Obra y gracia, la cantante reco-rre un repertorio que incluye composi-ciones clásicas de Chabuca Granda yKiri Escobar, amén de canciones propiasy una sutil interpretación de la inolvida-

ble ranchera «Que te vaya bonito», deJosé Alfredo Jiménez. En Muchacha vien-to, por otro lado, Cannavino repite lareceta e interpreta nuevas y tradiciona-les composiciones que parecen nutrirsetambién del jazz y la nueva trova, perosin abandonar jamás un espíritu intrín-secamente peruano.

SUSANA BACA. TRAVESÍAS(LUAKA BOP, 2006).

Susana Baca sigue siendo la artista pe-ruana más universal, y este nuevo ál-bum editado por el influyente sello deDavid Byrne, ex líder de Talking Heads,no hace otra cosa que confirmarlo: aho-ra la intérprete afroperuana expandesus horizontes estilísticos y, como ya lohizo antes, incorpora a su repertoriovarios temas que se encuentran bastan-te lejos de los ritmos tradicionales de lacosta negra del Perú. De hecho, y aun-que se escandalicen esos «puristas» quesuelen menospreciar la manera brillan-te en que Baca ha encauzado su carre-ra por los escenarios internacionales,esta vez la fundadora del instituto Ne-gro Continuo (consagrado a la preser-vación y la difusión de la culturaafroperuana) canta nada menos queen cinco idiomas y explora las posibili-dades de su voz como nunca antes lo

con la presencia de cerca de 700 selloseditoriales, un programa cultural queconsidera alrededor de 200 actividadesy la visita de 240 mil personas.

Nuestro país llevó una delegaciónliteraria del más alto nivel con alrede-dor de 25 autores, como son AlonsoCueto, Santiago Roncagliolo, IvánThays, Rocío Silva Santisteban, DanielAlarcón, Jorge Salazar, AntonioCisneros, Carlos López Degregori, Car-men Ollé, Doris Moromisato, José Mi-guel Oviedo y Oswaldo Reynoso. Ade-más se llevaron unos 2.000 títulos pro-porcionados por unas 40 casas editoria-les. Igualmente, se presentó un progra-ma artístico para la inauguración y losdías de la feria, durante los cuales sepudieron apreciar las más variadasmuestras de nuestra música y danza.

Exposiciones como la de «Perú, pa-trimonio del mundo», «Libro de artis-ta» y «Arte popular» pudieron tambiénser observadas por el público concurren-te, el cual disfrutó además de la mues-tra de cine peruano y degustar nuestracomida en el restaurante peruano ins-talado en el recinto de la feria.

Bajofondo Tango Club, pero pareceque esa tendencia, que consiste encombinar sonidos y texturas propiasde las formas más contemplativas dela música electrónica con ritmos tra-dicionales, llegó para quedarse.

En el Perú, los referentes más inme-diatos serían las exitosas experienciasprevias del ex rockero Miki Gonzálezcon melodías vernaculares y motivosandinos en Café Inkaterra y Etnotronics;y los experimentos del colectivoNovalima, que mixtura el techno conla música afroperuana.

El productor peruano Jaime Guar-da ha trasladado ese concepto (lainocuidad del chill out amalgamadacon un cancionero, digámoslo así, an-cestral) al valse peruano, y el resultadoes Cholo soy, una curiosa colección declásicos del criollismo en el que partici-pan algunas luminarias de la músicaperuana, como Eva Ayllón, Luis AbantoMorales y, gracias a la tecnología, la yafallecida Lucha Reyes.

Están incluidas canciones tan po-pulares como «Regresa», «El plebeyo»,«Todos vuelven», «Ódiame» y, claro,«Cholo soy». Llámenlo herejía, si quie-ren, pero este es el signo de los tiempos.(Raúl Cachay).

había hecho. Travesías no solo es el ál-bum más complejo y gratificante deSusana Baca, sino también uno de losmejores lanzamientos del año en lospredios de ese cajón de sastre abigarra-do y multicolor que alguna vez fuerabautizado como world music.

VARIOS ARTISTAS. CHOLO SOY.PERUVIAN WALTZ CHILLOUT(QUADRASONIC IDEAS, 2006).

Pueden echarle la culpa al argentinoGustavo Santaolalla y su megaexitoso

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Susana Baca.

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CHASQUI 12

ARTE MAYORFernando de Szyszlo

La reciente muestra De Chavín a los Incas. El arte en el Perú precolombino, realizada en el Petit Palais, enParís, puso en relive el genio creador de los antiguos peruanos. Aquí, fragmentos de unas sugestivas

reflexiones de nuestro reconocido artista abstracto.osé María Arguedas decía que losincas siempre habían escogido losmás hermosos paisajes para vivir, que

los valles de Cusco, Cajamarca y Quitoson de los más bellos lugares de estaparte del mundo. Esta sensibilidad a labelleza de la naturaleza y esta capaci-dad de elegir con certeza el sitio paraconstruir sus ciudades, fue algo que he-redaron los pueblos que los precedie-ron. Tanto la bahía de Paracas como laimponente cordillera en que está asen-tado el santuario de Chavín son luga-res no solamente bellos sino que produ-cen una oscura pero poderosa sensa-ción de sitios sagrados, igualmente su-cede en Machu Picchu.

En su mayoría el arte precolombinodel Perú fue un arte funerario, pero com-probamos que los que lo realizaron ade-más del motivo que perseguían, hicie-ron –conscientemente o no– el acto deun artista creador, en el sentido que hoyle damos a la palabra, es decir, a travésde su obra expresó una óptica, una ma-nera de mirar el cosmos y que en el pro-ceso atrapó ese fragmento de la realidadque constituye el arte y que en el fondonos proporciona la verdadera imagen delmundo en que fue producido.

La famosa frase de Pascal «Vani-dad de la pintura de querer hacernosadmirar cosas cuyos modelos nos sonindiferentes», muestra menos la vani-dad de la pintura que la ceguera delpensamiento estético de una época quecreía que el significado de la pinturaterminaba donde lo hacía el de las co-sas representadas. Los resultados fue-ron graves pues durante tres siglos selimitó el campo del arte a una sola víaque pasaba necesariamente por unadescripción realista del mundo, se re-chazó todo el resto y a todo lo que no seajustaba a estos estrechos patrones se lellamó arte primitivo, y a las pocas colec-ciones de estos objetos se les llamabamuseos de etnografía.

Fue este el criterio que usaron losarqueólogos para juzgar los objetos pre-colombinos que a lo largo de más de unsiglo han encontrado en los cementeriosy antiguas ciudades del Perú. Se exaltóla perfección y maestría de la cabezas-retratos mochicas, la excelencia técni-ca, conceptual y estilística de los huacosChavín y se ignoró, por ejemplo, por tor-pe y poco desarrollada, la poesía secretade la cerámica de Chancay.

Hace unos años el Museo Guggen-heim de Nueva York organizó una ex-posición del arte peruano prehispánicoque tituló Mastercraftsmen of AncientPeru (Artesanos maestros del antiguoPerú), como poniendo el acento en lacategoría artesanal del arte peruano delpasado. Es indudable que es muy difí-cil trazar una línea que separe el artede la artesanía. Cuando la artesanía secarga de contenido y resonancias y so-brepasa el fin para el cual fue creada,se convierte en arte. Cuando el artepierde significado, ya sea por la repeti-ción mecánica de formas que en el pro-ceso pierden su contenido original, o

sea, porque ellas simplemente sirvenpara un ejercicio retórico, el arte se con-vierte entonces en artesanía.

El arte de la cultura Chancay, porejemplo, es de una poesía ingenua, na-tural, espontánea, fruto lógico de unpueblo de campesinos y pescadores.Contemplamos no solamente las repre-sentaciones de imágenes sagradas, defelinos o aves de presa mítica, sino tam-bién el mundo de todos los días, los ani-males domésticos, llamas, perros, peces,sapos, camarones y persistentemente laimagen, teñida de sentimiento religio-so, del ser humano femenino con losbrazos alzados, cargado de todo el mis-terio de la vida.

En su hermoso libro sobre el arte pre-colombino de América del Sur, AlanLapiner dice con mucha razón que esinteresante observar que la arqueologíadel Mediterráneo comenzó como unabúsqueda humanística y se convirtió lue-go en una disciplina científica, y hablade cómo aficionados ilustrados en buscadel arte clásico del pasado descubrieronincidentalmente la historia de esos pue-blos, y en cambio en América losarqueólogos, que estaban primordial-mente interesados en la historia descu-brieron, casi sin querer, el arte y bellezaque estos pueblos produjeron.

Es un destino singular el del arteprecolombino peruano, víctima de lacodicia ilimitada de los conquistadoresespañoles, cuando se trataba de objetosrealizados en metales preciosos o de laintolerancia religiosa de los curas quelos acompañaban. (No está demás re-cordar que el oro y la plata que se re-partieron primero en Cajamarca, y lue-go por doquier, no estaba, obviamente,en lingotes sino que previamente habíasido necesario fundir los objetos dearte). El resto, lo que no tenía valorcomo metal, fue blanco del odio reli-gioso y sectario de los llamados «des-tructores de idolatrías». Las piezas quesobrevivieron a estos embates lo hicie-ron por indiferencia, por incuria o, so-bre todo, porque tratándose de artepreincaico, no estaba ni a la vista ni alalcance de sus manos.

Ahora sabemos que el artista primi-tivo casi nunca se preocupó en repro-ducir el mundo alrededor suyo (cuan-do quiso hacerlo lo hizo con una increí-ble perfección como lo prueban desdelas cabezas en bronce del Benim enÁfrica hasta los huacos retratomochicas). El artista primitivo sobre todoestá concernido con las fuerzas ocul-tas, con el espíritu de las cosas y se ex-presa dentro de los cauces que le pro-

veen sus creencias religiosas, sus mitos,toda la filosofía que el hombre primiti-vo desarrolla para explicarse el mundo.

Es preciso no olvidar que estos obje-tos que ahora son «arte primitivo» nofueron creados con un propósito estéti-co sino que sirven a unos fines que sonmucho más complejos y en los que par-ticipan lo religioso, lo mágico y que for-maban parte importante de lacosmovisión del grupo humano. Losobjetivos del artista de entonces son losmismos que los de su pueblo.

En Chavín llena de desconcierto elque tratándose de una cultura tan an-tigua, la más antigua del periodo lla-mado Formativo Temprano (1400-1000a. C.), las formas se presentan totalmen-te evolucionadas, ausentes están la va-cilación y la inseguridad de un estiloque se busca a sí mismo, al mismo tiem-po las formas tienen la precisión quecorresponde a un lenguaje totalmentedesarrollado, expresado con confianzay autoridad pero que conserva intactatoda su fuerza y su poder de comunica-ción. No se conocen ejemplos de artede Chavín en que por el uso, por la re-petición, las formas hayan perdido sucontenido, como pasa muy a menudoen el arte primitivo, cuando por el usocontinuado de una forma esta se des-virtúa hasta perder completamente susignificado original [...].

Hay un texto capital y revelador delprofesor John V. Murra titulado «La fun-ción del tejido en varios contextos socia-les en el Estado inca», en que nos descu-bre la importancia que tuvo el tejido enel mundo inca y que puede muy bienayudarnos a comprender su funcióntambién en el mundo anterior al impe-rio incaico heredero de todas estas tradi-ciones. «Ningún acontecimiento políti-co, militar, social o religioso era comple-to», nos dice Murra, «sin que tejidos fue-sen ofrecidos o conferidos, quemados,permutados o sacrificados».

El sabio doctor Jorge Muelle dijo al-guna vez: «Los sacerdotes de Paracasllevan en sus ropas un Panteón oníricobordado». Hay una impresión tremen-damente poética en imaginar frente aese hermoso, áspero, seco, monocromopaisaje frente al mar: la explosión de lariqueza y la violencia de esos coloresdesplegados. No hay aspecto de estearte textil que no desconcierte por superfección. No se trata solamente desu maestría técnica, sino de los valoresestéticos del producto acabado, del des-concertante esplendor de sus colores,de la belleza intachable de su diseño.

No solo históricamente, como lodemostró el profesor Junius Bird, sinocultural y espiritualmente es el arte textilel que está en la raíz del arte peruanoprecolombino. Está en la raíz y tambiénen el corazón de su desarrollo y consti-tuye, sin duda, el aporte más importan-te y más original de esta región al acer-vo cultural de la humanidad. Es intere-sante recordar que el arte de Paracasen su momento de esplendor es con-temporáneo de Homero.

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