castillo castro elena - un columpio en las estrellas

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Un columpio en las estrellas (Baile de Luci?rnagas) (Spanish Edition)

Crditos

EDICIONES KIWI, [email protected] por Ediciones Kiwi S.L.Primera edicin: Septiembre 2013 2013 Elena Castillo Castro de la fotografa de cubierta: Thinkstockphoto de la cubierta: Borja Puig Ediciones Kiwi S.L.No se permite la reproduccin total o parcial de este libro ni su incorporacin a un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Arts. 270 y siguientes del Cdigo Penal). 6 de Mayo de 1941, Refugio para nios Saint Cross, Macclesfield

Aquel era uno de esos das en los que necesitara recurrir al chocolate. Con tan solo una onza consegua canjear el miedo en sus miradas por una sonrisa incipiente.La primera vez que Albert intent recoger a Megan para llevarla a Saint Cross, esta se escondi tras la falda de su madre, se aferr a ella con tal desesperacin, que todos temieron que terminara por rasgar la tela mientras gritaba sin control para que se marchasen sin ella.S, definitivamente, aquel da, el chocolate sera su mejor aliado.Era una buena maana, la suave brisa barra la hierba como si estuvieran cepillndola, los pjaros revoloteaban en bandadas armoniosas y el sol rasgaba las nubes que se rebelaban a la primavera, dando la sensacin de que el mundo estaba en paz. Nada que ver con la realidad.Albert haba pasado la noche apoyado en la fachada principal del edificio, vigilando el cielo mientras, a lo lejos, vea cmo se producan fulguraciones resultantes de los bombardeos. Los llantos apagados de los ms pequeos, los rezos susurrados de los mayores y la inquietud de los animales en los establos haban mantenido alerta todos sus sentidos hasta bien entrada el alba.Hizo un intento por disfrutar la achicoria humeante de su taza, ya que, al menos, reconfortaba su cuerpo, y busc la margarita silvestre con mejor aspecto de aquella maana.Se acerc al huerto con paso alegre mientras silbaba la meloda de la cancin Well meet again, de Vera Lynn, entre sus labios. Al aproximarse, disminuy la intensidad en sus pisadas para poder recrearse con la visin, coger un pincel imaginario y dar pinceladas en el mejor rincn de su mente.Daisy, de rodillas en la tierra, escarbaba con bro para sacar unas zanahorias. Sus caderas se balanceaban y la visin dibuj una sonrisa en el muchacho. El sol aclaraba el color de los mechones rubios que se le haban escapado del moo, donde siempre intentaba retener su pelo lacio.El da que la vio por primera vez estaba amasando harina y ola a pan recin horneado. A ella siempre le repeta que su estmago se enamor a primera vista.Con su gran ojo, el solno ve lo que yo veo.La luna, toda plata, orgullosa, pudieraocultarse igualmente en una nube.Cuando la joven le escuch recitar el poema de Keats, se gir hacia l y le dedic una sonrisa cansada. Ech las zanahorias a una cesta de mimbre y se limpi las manos en el delantal que una vez fuera blanco.Qu pretendes conseguir hoy de m?Albert se acerc a ella y le rode la cintura con decisin, usando un solo brazo para atraer su cuerpo.Acaso debo pretender algo ms que conseguir un beso tuyo? contest mientras encajaba la margarita recin cortada tras su oreja y recolocaba el indomable mechn.Daisy se perdi en su mirada azul y anul toda resistencia para acercar su boca a la de l. De fondo, escuchaban las risas de los nios jugando y a las cocineras trajinar con ollas, en ese instante eran ajenos a la Guerra y a todo, tan solo existan sus dos jvenes corazones latiendo con desenfreno por la pasin que haba en aquel beso.Cuando Albert separ su boca, la cabeza de Daisy se qued ligeramente recostada en su mano, como esperando ms.Aunque si te quedara por ah un poquito de chocolate dijo Albert desplegando una sonrisa burlona.Albert, eres imposible! rio. Terminarn por echarnos a los dos, a m por robar chocolate para ti y a ti a ti bueno, no te quedar ms remedio que venir conmigo.Por supuesto, te seguira ms all de la muerte dijo Albert volviendo a abrazarla con fuerza.No bromees con eso, te lo ruego le pidi Daisy con agona en su voz. Di que estars siempre conmigo, jralo!Te lo juro por todas las estrellas fugaces del cielo. La camioneta andaba a trompicones, como si su carburador fuera el pulmn de un viejo, pero cumpliendo con su misin. Jim, un chico un par de aos mayor que l, conduca en silencio. Haba sido rechazado en las listas por tener una pierna ms corta que la otra y acompaaba siempre a Albert en las recogidas de chicos que buscaban refugio en Macclesfield. Por el retrovisor vea las colinas verdes desaparecer junto con su quietud y el espejismo de un mundo en armona. Haban recorrido ese camino ya demasiadas veces, los bombardeos alemanes estaban causando estragos en las grandes ciudades y, con el deseo de poner a salvo a sus hijos, los padres los mandaban a vivir al campo. Al menos, los nios que l recoga eran afortunados, Albert era consciente de que otros terminaban con familias que los usaban como mano de obra en sus tierras, reciban abusos o eran mandados a destinos inciertos en Canad, Australia o incluso el Caribe. En Saint Cross estaban apretados y no abundaba la comida, pero podan permitirse el lujo de seguir siendo nios.En unos meses, Albert cumplira la mayora de edad y podra alistarse. En verdad no era algo que anhelase, pero el sentido del deber le llamaba. Para l, lo peor de la guerra era sentirse intil, ser un espectador a la espera de que otros jugasen aquella partida de ajedrez hasta ver quien resultaba el ganador y manipulador de sus vidas.Tan pronto como la carretera dejaba de brillar con tonos verdes, para tomar un apagado tono ceniza, el estmago se le retorca. La ciudad estaba deshecha, destartalada, sumida en nubes de polvo y en un silencio consternador.Esta vez haban quedado en la esquina que una Berry Street con Leece Street, justo donde estaba la maravillosa iglesia de Saint Lukes. Aquella recogida era muy arriesgada, se haca despus del intenso bombardeo nocturno que haba recibido Liverpool, pero Albert haba dado su palabra. La mirada de desesperacin de la madre de Megan por poner a salvo a su hija no era ms descorazonadora que otras que haba visto, sin embargo, en esta ocasin l se recriminaba no haber sido ms firme en el primer intento. Quizs ya no pudieran acudir aquel da a la cita, caba la posibilidad de que aquella noche ellas no hubieran llegado a tiempo a la boca de metro ms cercana para refugiarse. Tena que hacer verdaderos esfuerzos por mantener la fe y no dejarse llevar por las posibilidades ms negativas.Albert se despidi de Jim unas calles antes, era imposible circular entre los escombros con la camioneta. El panorama result desolador, la Luftwaffe se haba cebado con la ciudad aquella noche.Cuando tom Leece Street se qued sin respiracin. La iglesia, con su majestuosa fachada intacta, mostraba un espectculo dantesco. No tena techo, el interior se haba calcinado y el ladrillo estaba completamente carbonizado. Era el esqueleto del precioso templo que haba servido de lugar de oracin para miles de feligreses.En el aire an flotaban infinidad de motas de polvo mezcladas con nubes de ceniza. Cada par de minutos, se escuchaban golpes secos, producidos por desprendimientos de muros a medio derribar que resonaban con efecto estremecedor entre el silencio de la desolacin. Toda la zona estaba destrozada, rota, como piezas de un puzle deshecho.Albert se haba petrificado en la acera, aquello pareca no tener fin. Se pregunt si algn da volvera a existir un mundo bello, digno de dibujar. Alguien grit que se apartara del lugar donde estaba, solo hubo un segundo entre la visin de un trozo de fachada desprendindose sobre l y su ltimo pensamiento:Daisy. La eternidad est sobrevalorada.Esa fue la conclusin a la que llegu tras aquel beso.Mis das en este mundo, sobre el cual llevaba andando de puntillas desde haca ms aos de los que realmente era consciente, parecan tocar fin.Ser la nica moradora espectral de Saint Cross significaba vagar por sus pasillos revestidos de roble oscuro, dar paseos infinitos por las inmediaciones de la finca hasta el punto de memorizar cada brizna del suelo y llegar a diferenciar las estaciones por el cambio de constelaciones en el cielo. Haba estado sumida en una soledad multitudinaria, como una espectadora distante de vidas ajenas con las que llegaba a tejer lazos invisibles y caducos. Significaba silencio.Yo te lo explicar.Mi voz.Hablar haba sido un ejercicio intil durante tanto tiempo que, escucharme pronunciar aquellas palabras y adems con entusiasmo desbordado, era otra seal de que todo cambiara. Por fin.Estaba frente a m, con ojos interrogantes, pero sin perder la suave inclinacin del labio, lo cual haca indudable que, tras las sutiles diferencias fsicas, se esconda l.Julian, empieza a refrescar!Asom la cabeza y resopl antes de contestar a su madre:Que ya voy!Yo tambin estir el cuello y vi la urgencia angustiosa con la que aquella mujer lo llamaba. No quera separarme de l, pero tampoco saba bien cmo actuar. Pareca no entender, sin embargo, no solo era capaz de verme, sino que adems deba recordar algo de su anterior vida, pues crea conocerme.Record la primera vez que cruc unas palabras con Albert, fue en un pasillo pobremente iluminado. l me salud y, tras contestarle, desapareci como si se fundiera con la oscuridad. Ahora entenda qu debi sentir al ver que yo poda interactuar con l. S, esa fue la palabra que us: interactuar. Al mismo tiempo, record lo que yo misma sent en aquel instante.Debe pensar que soy una alumna ms del colegio. No sabe que soy un espritu!.Abr los ojos ante mi propia revelacin, dese con todas mis fuerzas desaparecer y acto seguido me hallaba en la otra punta del inmutable edificio de piedra, con un pulso, que en vida, habra latido al galope.Deba pensar en cmo proceder. Si le abordaba para contarle absolutamente todo, qu era, quin fui, quin fue l estaba segura de que no lo entendera. Ms bien, tena la certeza de que l sufrira un colapso mental que lo derivara a la locura. Como poco se desmayara, que fue lo que hice yo en su da. Lo mejor era dejar que la curiosidad, las sospechas y las teoras disparatadas hicieran el trabajo sucio. Poco a poco sacara sus conclusiones y, de esa manera, podra asimilarlo todo mejor: o al menos, esa fue la manera en la que l actu cuando tuvimos los papeles de espritu y ser vivo intercambiados.Por dnde empezar?.Esper a las espaldas del pabelln masculino a que la luz de alguna habitacin se iluminara. El profesor Boyle, que llevaba los ltimos aos de su vida dedicado con entusiasmo al arte de la floricultura, haba creado un pequeo espacio de relajacin all detrs. Haba plantado prmulas, rododendros y narcisos que florecan en primavera. En el invierno, las protagonistas eran las campanillas que rodeaban el estanque, lleno de carpas Koi. Mientras morda mi labio inferior con impaciencia, miraba las extraas figuras que bailaban sobre el muro, efecto de la luna reflejada en el agua.Una nueva luz sobre mi cabeza difumin las sombras. Aquella sera la habitacin de Julian, la del extremo oriental, cmo no. Supuse que, darle la habitacin ms alejada, era el precio a pagar por ser el hijo del nuevo director. No habra ningn trato de favor.En ese momento deba estar preguntndose cmo haba podido desparecer en un giro de cabeza y por qu lo haba hecho despus de asaltarlo con un beso apasionado.Quera ver su cara, lo dese con mucha fuerza y seguidamente estaba encaramada al exterior de su ventana, sujeta a la piedra an caliente por el sol de septiembre recibido. Me asom con cautela al cristal y le vi encorvado sobre el escritorio. Estaba sacando una libreta de la mochila, pareca un cuaderno de dibujo. Justo cuando intentaba esquivar los obstculos visuales para ver con ms claridad, l se gir hacia m y yo me pegu a la pared lo ms rpido que pude.Me ha visto?.Me agarraba con fuerza a la pared, aunque tener miedo de una cada era absurdo. Total, ya estaba muerta.Julian abri la ventana y asom la cabeza a la oscuridad, pero no tuvo oportunidad de mirar hacia m porque lo llamaron desde el pasillo.Julian, ven. Ha llegado alguien a quien quiero presentarte.Desapareci tras las cortinas verdes de su dormitorio, pero dej las ventanas abiertas y pude escuchar cmo se cerraba la puerta de su cuarto y los pasos se alejaban. Rept hasta el borde y me col de cabeza dentro de la habitacin, no sin un pequeo enredo de cortinas de por medio. Volv a descorrerlas para que la luz de la luna iluminara la estancia. Las maletas estaban a los pies de la cama y me extra ver una botella de oxgeno entre los macutos. Desde luego, era demasiado equipaje para tratarse de un chico, pero eso no me importaba en aquel momento. Me fui hacia el escritorio y cog el cuaderno que Julian acababa de soltar. Antes de abrirlo lo abrac, lo ol y lo bes como si fuera su dueo a quien envolva entre mis brazos.Albert, has vuelto a m!.Lo abr y descubr una serie de retratos a carboncillo. Eran preciosos, exactos y casi tan reales que me pareci tener un espejo en mis manos. Era yo. El cuaderno estaba lleno de retratos mos. Sent un cosquilleo en mi cuerpo espectral y, aunque era irracional, no pude evitar sonrer emocionada.Tras inspeccionar todos los dibujos, que guardaban el innegable estilo de Albert, devolv a su sitio el cuaderno y me pregunt a quin querran presentarle.Me hice presente en el hall, tras una columna, lo cual me resultaba desternillante, despus de llevar dcadas paseando a mis anchas por aquel lugar. Lo que vieron mis ojos fue como hacer un viaje al pasado. Aquella sonrisa con destellos, el pelo rubio suspendido en el aire y unos ojos de tono violceo como solo haba visto unos en mi vida, pero con una mirada tmida.Abuelo!La chica de piernas interminables entr en una carrera algo descoordinada hacia los brazos abiertos del Seor Boyle.Es la hija de Mel y Duncan.Dori, cario, qu alegra tenerte por fin aqu. Menos mal que tus padres han entrado en razn. Tenerte en ese internado de Suiza pudiendo estar con tu abuelo en el mejor colegio de Inglaterra Djame que te vea, ests preciosa el seor Boyle hinchaba el pecho con orgullo.Pues ser porque el aire de los Alpes suizos no le sentaba tan mal, no crees pap?Duncan entr junto a Melanie, que termin de iluminar el rellano con un destello que no haba perdido intensidad con el paso de los aos.Hola, pap Boyle, no hagas caso a tu hijo, en qu mejor lugar podra estar nuestra Dori que en el mismo colegio donde estudiaron y se conocieron sus padres y donde, por otro lado, el clima es mucho ms benigno que el suizo.Melanie vesta un vaporoso vestido de lino rosa acompaado de unos tacones infinitos que le ayudaban a estar a la misma altura que su marido. Estaba claro que su hija haba heredado las mejores cualidades fsicas de ambos.S, pero aqu sers la nieta del profesor de mates puntualiz Duncan, de aspecto mucho ms formal y rgido.Lo dices como si fuera un estigma, a ti no te fue tan mal siendo el hijo del profesor de mates.Bueno, supongo que, como yo voy a ser el hijo del nuevo director y de la profesora de arte, se cebarn conmigo ms que contigo. Hola, soy Julian este hizo su presentacin en el grupo, con esa sonrisa pcara, que me provoc unos deseos horrorosos de salir de mi escondite. Sin embargo, reprim el impulso y segu la conversacin desde donde l no poda verme.Dori peg un respingo al ver a Julian y se sonroj antes de dedicarle una tmida sonrisa. Supuse que ese era el efecto que causaba en las chicas y los celos me pincharon en el estmago.El seor Boyle los present a todos y los invit a seguirle a su jardn relajante, donde haba planeado una cena al aire libre para todos. Sera la ltima noche en la que la paz reinara en su plenitud en aquel rincn del colegio pues, en cuanto amaneciera, comenzaran a llegar multitud de coches de gama alta con los privilegiados alumnos procedentes de todas partes del pas.Apresrate, hombre! Corre a ayudar al chfer de los seores Boyle-Fitzhugh con el equipaje de la seorita Dori.Al escuchar al viejo Frederick apremiar al nuevo mozo, que lo sustitua en sus funciones desde haca unos meses, me sobresalt. Damien era un chico de andares chulescos, aire despreocupado y poco dispuesto para el trabajo; sin embargo, cuando Frederick lo entrevist para el puesto debi ver algo prometedor en l. O quizs, solo quisiera hacer una obra de caridad. A m particularmente, no me despertaba la menor simpata por lo que los abandon para buscar un escondite con buena visin entre las camelias rosas.Julian y Dori se haban sentado juntos en uno de los bancos que rodeaban el estanque, mientras sus padres conversaban animados.Me gustara echarle un vistazo al programa de maana, no querra dar ante los padres la impresin de que ando perdido. Ha sido un contratiempo no poder venir antes dijo el seor Benn.No te preocupes, Howard, lo primero es lo primero. Ya vers como aqu todo ir mejor. Esto es casi como estar en el paraso, mira a tu alrededor.Este obedeci y mir ms all de los lmites de la finca, donde el paisaje ondulado de los Peaks creaba un asombroso espectculo. Entre las suaves colinas y los pramos salpicados de brezo aparecan afloramientos rocosos donde se escondan las cuevas calizas que atraan a escaladores de todo el pas.El continuo azote del viento llenaba los pulmones de oxgeno puro. El seor Benn infl su pecho con l, mir hacia su hijo y, tras un suspiro quedo, palme la espalda de su amigo.Eso espero, eso espero.Me mov unos centmetros hacia mi derecha para poder escuchar la conversacin entre los chicos. Al menos, Julian s hablaba mientras Dori daba cuenta a su trozo de tarta de Bakewell, a base de minsculos pinchazos de tenedor.Y esa es mi historia, Dori. Y t queras venir o estabas con el lado suizo de tu padre?Bueno, cuando se trata de una decisin tomada por mi madre, no hay muchas alternativas. Por mucho que mi padre y yo protestemos, consigue siempre salirse con la suya. Aunque, en esta ocasin, la idea de estar aqu con mi abuelo me hace mucha ilusin. Suiza, adems de ser neutral, para m era solitaria.Dori mir de reojo a Julian tras la confesin y volvi a sonrojarse.Pues yo dara cualquier cosa por esa Suiza dijo l.Haba llegado tarde, me haba perdido su historia y ahora no entenda nada. Era obvio que algo pasaba, la seora Benn no paraba de mirarle con preocupacin, su padre respiraba con un desasosiego cansado y Julian quera una Suiza.Tendra que averiguar qu suceda antes de introducirlo en la locura de nuestro amor ms all de la vida. 11 de Enero de 1938, Hacienda The Gote, Streat, Sussex

Ms rpido, Sinatra! Ms rpido!A lomos de aquel pura sangre, Albert cortaba el aire a ms de veinte kilmetros por hora, aunque saba que no sera suficiente. Por mucho que aquel animal se empleara en el galope, no llegara a levantar el vuelo. El Spitfire de Rick en unos segundos se alzara sobre su cabeza y l volvera a perder otra apuesta.Cuando lleg a lo alto de la colina, fren al caballo hasta hacerle levantar los cuartos delanteros de manera salvaje, mientras, su amigo estaba realizando giros imposibles entre las nubes.Aunque observaba con orgullo al hijo de su jefe surcar el cielo, no poda evitar una punzada de envidia. Por mucho que l galopara, siempre encontrara obstculos que saltar o lmites que sobrepasar; sin embargo, Rick, all arriba era libre, era poderoso. Era imparable.Albert saba que aquella era la ltima carrera entre ambos, por lo que no dej de mirarle hasta que el avin volvi a tocar el suelo.Rick y su aparato iban a incorporarse al Escuadrn 601 de la RAF, uno de los escuadrones auxiliares a los que las fuerzas areas britnicas haban tenido que echar mano, junto con los formados por pilotos extranjeros de la Commonwealth o los clubes privados de vuelo universitarios.l mismo lo haba acompaado unos das antes hasta Londres, donde deba encontrarse con Lord Edward Grovenor en el Whites Club, un exclusivo club de caballeros.Albert lo haba esperado en la puerta, aguantando el chaparrn bajo un paraguas. No entenda por qu haban citado all a Rick y, menos an, por qu se haban empeado en que l le acompaara, si no poda entrar al club.Las dudas se le despejaron cuando el muchacho sali del club dando tumbos, a la par que su amigo Billie, el marido de su hermana Amanda, quien ya era miembro del escuadrn. Albert tuvo que acompaarlos hasta el coche y llevarlos sanos y salvos de regreso a casa.Al parecer, la prueba para el reclutamiento haba consistido en beber una cantidad desmesurada de Oporto, seguida de varios gin tonics, tras lo que deban lograr mantener un comportamiento de caballeros, aun estando borrachos.Albert podra haberle ahorrado la prueba dando testimonio directo de las numerosas fiestas celebradas por los Demanfield, donde el alcohol destilado era siempre el principal anfitrin.Eres un gran amigo, Albert, es una pena que ese caballo tuyo no tenga alas porque, juntos, seramos invencibles en el cielo dijo Rick tumbado sobre la cama, mientras dejaba que este le quitara los botines.Aunque Sinatra fuera Pegaso, yo seguira teniendo catorce aos, seor.A pesar de haberse criado juntos, Albert era consciente de que Rick perteneca a la aristocracia, y l solo era una obra benfica.Los Demanfield lo acogieron tras el fallecimiento de su madre, la cocinera. Le ofrecieron una buena educacin, buenos modales y un techo bajo el que dormir.Un da, Albert pidi a Sir Edmond Demanfield poder hacerse cargo de las cuadras hasta el momento en el que se marchara a la Universidad; de esa manera, estara pagando las comodidades con las que lo estaban acogiendo. Como respuesta, el cabeza de familia le regal diecisis palmos de Pura Sangre zaino.A Albert le qued claro que nunca sera uno de ellos, pero que tampoco sera jams uno de sus empleados.El da que Rick arranc motores rumbo a Hendon hubo muchas lgrimas contenidas y, en cuanto desapareci entre las nubes, sintieron que el sol nunca ms volvera a brillar sobre aquellas tierras.Per Ardua ad Astra1, amigo le dijo el piloto en un fuerte abrazo de despedida.Los meses posteriores fueron sucesiones de das grises. Daba largos paseos a caballo, a los que llevaba su cuaderno de dibujo con la esperanza de encontrar un objeto digno de plasmar en papel. Quera hacerse con una buena seleccin de pinturas que poder ensear el da en el que ingresara en la cercana Escuela de Arte de Brighton. Aunque en aquellos das, con la guerra como escenario de fondo, los sueos de futuro se difuminaban con la misma facilidad que el carboncillo.Das antes de la invasin a Polonia, el escuadrn de Rick, ya conocido como el Escuadrn de los millonarios, fue movilizado a Tangmere y en la casa comenz a reinar un silencio tan escalofriante como los boletines que se escuchaban por la radio.En diciembre de 1939, Albert cumpli diecisis aos. Tena el fornido cuerpo de un hombre, la destreza de un deportista y la salud robusta que el crecer en el campo ofrece. Sin embargo, nada de eso le vala, no poda alistarse hasta ser mayor de edad, por lo que se senta prisionero en aquella hacienda sin nada ms que hacer que leer o dibujar mientras el mundo se haca aicos.Qu te pasa, Albert? Pareces un alma en pena y yo tengo ms motivos que t para vagar de esa manera por la casa le dijo un da Amanda con un ramo de flores silvestres blancas en el regazo.Amanda se pasaba las horas inmersa en el jardn, cuidndolo con primor, de manera que as evitaba que los pensamientos oscuros se apoderaran de su mente. Era tan guapa que un caza talentos en un restaurante de Londres se le acerc para ofrecerle ser Scarlett OHara en la nueva produccin de Hollywood, Lo que el viento se llev.Es desesperante estar aqu sin hacer nada! Yo quiero estar ah fuera, haciendo algo importante como Billie y Rick. Soy mayor, soy listo, estoy preparado. Es absurdo que me consideren un nio para ir a la Guerra.Albert haba explotado como un obs, pero al terminar vio la cara afligida de quien era su casi hermana y cerr los puos con aprensin.Lo siento, Amanda, he sido un desconsiderado.No te preocupes, es solo que yo me alegro de tenerte por aqu. Entiendo lo que sientes, yo me siento igual. Los das pasan y parece que estoy sumida en un mal sueo, escucho las noticias con el corazn encogido y siento que, si estuviera ah fuera, vera la realidad, por dura que fuera, y sentira que no estoy viviendo una vida de mentira mir al cielo y suspir con profundidad.Quieres dar un paseo a caballo conmigo? Albert sinti la necesidad de distraer su mente y compensar su metedura de pata al desahogarse con ella.Maana, quizs maana pero sal t y treme otro de tus maravillosos dibujos.Un par de das despus de la conversacin con Amanda, Sir Edmond lo reclam en la biblioteca. Estaba sentado detrs de su escritorio, con postura erguida y envuelto en una humareda de tabaco negro.Pasa, chico, sintate.Albert no tena la menor idea de por qu estaba all. No crea haber hecho nada mal, de hecho, los ltimos meses haban sido tan aburridos e insulsos que haba estudiado en exceso, ayudado en los trabajos de la casa a voluntad propia y haba reducido las distancias cuando sala a pasear con Sinatra.Tom asiento frente a l y apret la mandbula.Amanda habl conmigo y me coment que no eras feliz aqu Albert quiso hablar para explicarle que no era exactamente ese el sentimiento que tena, pero al abrir la boca el aristcrata levant la mano para impedrselo. S que te sientes intil aqu, pero como ya sabes y, gracias a Dios Todopoderoso, no tienes edad suficiente para alistarte. Entiendo cmo te sientes, pues yo mismo siento una impotencia terrible al estar cmodamente y a salvo en casa mientras mi propio hijo pone su vida en peligro. Por ello, he movido algunos hilos y he buscado algo que quizs te interese. Con la ayuda del cielo, para cuando cumplas tu mayora de edad, esta guerra podra haber concluido, pero mientras, hay quien necesita tu ayuda.De qu se trata, Seor? una mezcla de excitacin y miedo se apoder de Albert.Mis amigos, los Barones de Halton, estn preparando su casa para refugiar a nios que viven en Liverpool y Manchester, ante el peligro de invasin o, cuanto menos, de bombardeos. Ellos viven en Macclesfield y, tanto ellos como su personal, estn a cada cual ms decrpito para llevar a cabo semejante operacin de logstica. Necesitaran de alguien como t, joven y dispuesto, para organizarlo todo y se ech un poco hacia delante, intentando darle mayor importancia a lo que iba a decir, y que est dispuesto a todo, incluso a sacrificar su vida.A Albert no le hizo gracia la idea de separarse de la familia, pero tena que reconocer que la idea de rescatar a nios entre bombardeos era de lo ms excitante.Cundo debera irme, Seor?Lo antes posible.1 Lema de la RAF: A travs de las dificultades hacia las estrellas. Era una alumna, esa sera la versin temporal, por lo que deba aparentar que lo era. Aunque me costaba horrores separarme de su lado, deba preparar algunas cosas, por lo que, en cuanto todos se marcharon del jardn, me fui a la lavandera y me hice con un uniforme nuevo. Saba que eso ocasionara un pequeo problema a la Seora Roomy, pero no tena ms remedio. Los uniformes haban sufrido diversas modificaciones con los sucesivos directores. Las faldas, gracias a la octava directora, ya no llevaban tablas, sino que eran rectas, lo cual impeda que el viento bromista dejara a la vista, en un momento de descuido, ms de lo adecuado. El dcimo decidi convertir los jersis en chalecos y acompaar de manera obligatoria la chaqueta de pao a los chicos. El que hizo nmero doce suprimi las preciosas capas de abrigo para las chicas por ser demasiado costosas y anticuadas, para que ms tarde la directora nmero catorce las repusiera junto a unas graciosas boinas a juego, que aseguraba, concedan prestancia a un colegio de tal categora.El seor Benn sera el director nmero quince desde la muerte de Daisy Harper, hacia ya ms de veinte aos. Unos difusos y borrosos aos para m.Cog lo necesario, a sabiendas de que, en cuanto las pusiera sobre mi piel etrea, quedaran invisibles para el resto; excepto para Julian, claro.Aguard de nuevo junto al estanque a que la luz del cuarto de Julian se apagase, y otro rato ms hasta suponer que el sueo se hubiese apoderado de l. Entonces, me met en su habitacin, escasamente alumbrada por la luna del noveno mes del ao. No necesitaba una buena iluminacin para ver en la oscuridad, mis ojos tan solo perciban algo menos de intensidad en el brillo de los colores desde esa interfase espectral por la que deambulaba.Me aproxim con cautela al borde de su cama y quise asegurarme de que se hallaba sumido en un sueo imperturbable. Su respiracin era lenta, profunda y acompasada. Dorma de lado, de cara a m, por lo que pude recrearme en sus nuevas facciones. Su pelo era rubio tostado, del color de un membrillo maduro, su perfil resultaba anguloso y supuse que estara unos kilos por debajo de lo que pesara Albert. Sin embargo, su brazo derecho, que escapaba del edredn, marcaba una musculatura que descartaba el adjetivo de enclenque.Arda en deseos de tocarle, de tumbarme a su lado y abrazarme a su cuerpo bajo las sbanas, pero me limit a estirar mi dedo ndice y acariciarle la mejilla. De manera instantnea, y como si me hubiese colado por un agujero de gusano, me vi atrada hacia el estanque junto a l.S que estoy soando, pero este sueo parece ms real que los anteriores, Alex. Existes de verdad, esta tarde me has besado y he sentido una explosin por dentro, como si como siHablaba atropellado, con una excitacin desbordada. Estaba dentro de su sueo, al parecer ya lo haba estado antes, al menos l lo crea. No tena una explicacin cierta para aquello, pero con probabilidad se trataba de recuerdos de su vida como Albert que emergan de su subconsciente como una alerta.Me aproxim a su cuerpo antes de que terminara de hablar e hice lo que tanto deseaba. Al fin y al cabo, estaba sumida en un sueo y no haba nada que anhelara hacer ms. Enlac mis labios con los suyos, los cuales me recibieron con agrado hasta el momento en el que la intensidad del beso fue tal, que su sueo se rompi y volvimos a la oscura realidad de su dormitorio.Desaparec antes de que pudiera abrir los prpados y, con la espalda pegada a la puerta que nos separaba, sent cmo mi cuerpo se hinchaba de felicidad. Permanec sentada all, al final del pasillo de los chicos, hasta que empez a iluminarse con el alba. La funcin estaba a punto de empezar y deba prepararme para mi primer acto.Me escond en el hueco de las escaleras, en breve Julian bajara al comedor para desayunar y quera aprovechar antes de que el colegio se inundara de alumnos para hablar a solas.El plan no comenz bien, pues no contaba con la presencia de una madrugadora Dori. Mirando a todas partes, como si alguien la estuviera siguiendo y con los hombros recogidos, daba la impresin de estar andando sobre un campo de minas. Cuando pareci asegurarse de que no haba nadie, se meti en el comedor relajando el paso, sacudi su melena de rizos rubios y comenz a servirse el desayuno con la delicadeza propia de una geisha.Se palpaba su timidez en el aire, la inseguridad de sus movimientos era tan inesperada para m en la hija de Mel, que un instinto protector eman de mi espritu. Me fui junto a ella y no pude ms que sonrer al ver las cantidades brbaras de huevos revueltos que haba depositado en su plato. Desde luego, haba heredado el apetito voraz de Duncan.Se sent en la mesa principal y sumida en un silencio, que no volvera a disfrutar en meses, comenz a darle cuenta a su desayuno.Un silbido armnico me alert y me camufl detrs de los expositores de comida. Julian, enfundado en su nuevo uniforme y peinado hacia atrs con esmero, entr en la sala. El corazn me dio un vuelco. Su aspecto se asemejaba terriblemente a Albert, con aquella chaqueta burdeos que le daba un aire mucho ms clsico. Julian era el Paul Newman de la directora Daisy, era mi AlbertElev la ceja al ver a Dori y se acerc a ella con ritmo saltarn.Sgueme, Ricitos de oro le dijo tras arrebatarle la bandeja del desayuno.Por qu? Qu ocurre? Dori dio un respingo en su asiento y se gir para ver cmo Julian se alejaba cruzando el pasillo, entre las largas mesas de madera.Estoy evitando que cometas un suicidio social, de veras ibas a quedarte sentada en la mesa de los profesores?Es donde va a desayunar mi abuelo contest a paso acelerado detrs de l.Voy a repetirlo: de veras? Julian la mir burln y aprovech para sentarse en la mesa ms alejada del comedor.Pero si an no hay nadie en el colegio, qu ms daEs para que no lo cojas como hbito Julian le sonri y empez a comerse sus huevos revueltos.Y qu se supone que haces ahora? Ese es mi desayuno!Esto? hizo una pausa antes de meterse otro tenedor en la boca. Es una novatada.Una novatada? Aqu, t eres igual de novato que yo Dori cruz los brazos bajo el pecho y empez a mostrar un carcter que hasta ahora no pareca tener.Estrictamente hablando, llegu aqu antes que t, por lo que soy un alumno con mayor antigedad y puedo hacerte una novatada.Bueno, en realidad ya no tena ms ganas. Puedes comrtelo.Oh, venga as no mola. Si me das tu permiso deja de ser una novatada protest Julian, pero Dori ya se haba girado y se marchaba del comedor con sus pasitos cortos.No daba crdito a la actitud de Julian, cierto que Albert siempre resultaba chistoso en su forma de actuar, pero ahora no entenda la burla que le haba hecho a Dori.Me puse detrs de l con los brazos hacia atrs, escondiendo una sorpresa que jams pens que quisiera darle.Hola, Julian le sorprend.Alex, qu susto! Pareces un fantasma que aparece y desaparece con un chasquido de dedos.No necesito chasquear los dedos, en realidad le contest.Despleg su sonrisa ladeada para luego fruncir los labios a modo de pez a punto de atrapar un anzuelo.Te pasa algo en la boca? le pregunt.Espero mi beso de buenos das, o acaso solo me toca el de antes de cenar? volvi a mover los labios hacia m.Estaba claro que haca referencia al apasionado beso con el que lo recib el da anterior, tras cruzar apenas dos frases. En ese momento era difcil explicar la situacin y los motivos por lo que lo haba hecho, y ahora le serva de herramienta de guasa.Deb de quedarme en blanco, con el gesto petrificado, y no sali de mi boca ninguna contestacin.Ah, ya recuerdo! Tenas que explicarme algo, dispones ahora de ese tiempo infinito para hacerlo? Me muero por escucharte; o bien, si lo prefieres, puedes volver a besarme y dejamos para otro rato los detalles.Tena una seguridad arrolladora, una sonrisa irresistible y sus labios me atraan como la miel al oso, pero hice acopio de fuerzas y escenifiqu mi primer acto.Empezaremos por el principio. Buenos das, espero que hayas dormido bien. Te han gustado los huevos revueltos de Dori?El giro de la conversacin pareci sorprenderle y pude atisbar en su sutil movimiento corporal que se preparaba para soltar otro comentario agudo; pero antes de que pudiera hacerlo, saqu el plato que llevaba a mis espaldas y derram sobre su cabeza todo su contenido.Pero qu demonios! dio un salto hacia atrs en su silla mientras las alubias rojas se escurran por su pelo.Se podra decir que soy una alumna mucho ms veterana que t aqu, por lo que esta es mi novatada de bienvenida.Empec a escuchar pisadas rodadas en el exterior y algn que otro claxon anunciando la llegada de los primeros alumnos. Deba desaparecer antes de que entraran en el edificio y alguno pudiera ver a Julian hablndole al vaco.A la par que se limpiaba la salsa de la chaqueta, mova sus hombros a un ritmo que se asemejaba al del llanto. Sin embargo, una carcajada me sorprendi, y sus ojos avellana brillaron hacia m.Muy buena, Alex, me lo merezco pero qu hay de mi beso?Como te dije con anterioridad, ya te lo explicar.Sal corriendo del comedor y me traslad a las cuadras justo antes de que la primera alumna cruzara el hall.No estaba segura de si lo que acababa de hacer haba conseguido enemistarme con el nuevo Albert me resultaba difcil pensar en l como Julian o si, por el contrario, haba conquistado su peculiar sentido de humor.Damien entr en el establo cargado con dos cubos recin vaciados de estircol. Masticaba regaliz como si procediera del oeste americano, pero su forma de andar desgarbada alejaba su figura de la de un fornido vaquero.Buenos das viejo, hoy empieza la animacin por aqu. Si yo fuera t, hara una ltima escapada antes de que todos los nios pijos me pusieran su culo encima.Damien pareca sentir aprecio por Gabriel y eso me irritaba, sobretodo porque mi caballo aceptaba sus caricias con agrado. Despus de tantos aos, en los que solo haba mantenido una relacin bilateral con l, era como si me fuera infiel con el primero que le ofreca azucarillos.Damien, holgazn! Asate de una vez y acude a la entrada. Los alumnos empiezan a llegar y hay que ayudarles con el equipaje buf Frederick desde afuera.Seguro que, con un par de piropos fciles, las feas me dan propina. Si es as, dejar la puerta abierta para que salgas al galope y puedas darle un buen susto a alguien! Nos reiremos un rato.Damien le dio una palmadita al caballo y sali con ese ritmo desganado que le caracterizaba.Eres un sinvergenza, Gabriel, te dejas regalar la oreja por un msero terrn de azcar. Yo te traigo trozos enteros de tarta! Traidor, eres un traidor. Y Frederick no se merece esto, ese Damien es un Yo que vena a contarte que Albert ha vuelto y queNo pude terminar la frase, pues un claxon empez a sonar de manera intermitente creando la sintona de la Sptima Caballera. El coche del que proceda el estruendo fren tras un ligero derrape en la entrada, lo cual consigui que todos los presentes se giraran para clavar las miradas en el Maseratti descapotable.La curiosidad me pudo y fui a ver quien era el culpable de tal revuelo. Gabriel me mir impvido y movi la cola para espantarse las moscas del trasero. Terminara la discusin con l ms tarde.No poda ser otro. Ronald Ryle regresaba al colegio otro ao ms, otro en el que intentara de forma pasiva conseguir su diploma de graduacin. A mi parecer, sus padres tenan una curiosa forma de reprender su comportamiento dscolo; por lo visto, por su mayora de edad le haban regalado ese capricho de cuatro ruedas.Sin abrir la puerta, y apoyndose sobre el silln de piel, salt del coche. Un mechn de su lacio pelo castao se descoloc del resto, con un suave movimiento de mano lo recoloc y, de seguido, alis las solapas de su chaqueta de lino beige.Damien, que cargaba con cuatro maletas hacia las escaleras, al percatarse de su llegada, las solt sin importarle las protestas de las dos guapas alumnas a las que pertenecan los bultos. Se lanz sobre el primer macuto de piel marrn que haba dentro del maletero del Maserati y lo carg a sus hombros.T quin eres? Y, dnde est Frederick? pregunt Ronald interrumpiendo el saludo a dos compaeras.Soy Damien, el nuevo chico para todo del colegio. Le subir el equipaje a su dormitorio.As que eres el pequeo saltamontes del viejo cascarrabias. Dime una cosa, juegas al pquer? se acerc a su oreja para realizar la pregunta.Por supuesto que no oficialmente, y solo con dinero de por medio extraoficialmente Damien le contest imitando su movimiento y vi cmo aguantaba la respiracin un segundo a la espera de la rplica.Esplndido, chico despleg una sonrisa cmplice, pero con un tono autoritario que dejaba claro que, aunque pudieran tener la misma edad, l estaba en un plano social superior. Le lanz las llaves del coche y agarr por los hombros a las dos chicas que se acurrucaron a l como palomas. Busca un buen sitio para mi pequeo.Justo antes de cruzar el umbral de la puerta, el seor Boyle le cort el paso y pude ver los rizos dorados de Dori sobresalir por detrs de su cabeza.Seor Ryle, antes de que uno de sus pies entre en este sagrado centro escolar, le advierto que tenemos nuevo director. Tmelo como una oportunidad para reconducir su aptitud hacia un destino ms provechoso. Y con respecto a ese cocheRecibi el donativo de mi padre puntualmente, seor Boyle? le interrumpi con voz susurrada y tono inocente.El seor Boyle carraspe incmodo:Por supuesto que s, pero debe saber que una detallada carta de lo ms interesante lo acompaaba. Como deca, con respecto a ese coche, espero que no piense ni por un momento que puede conducir por aqu como un loco. Si sufre usted, o alguien de aqu, un accidente por su causa no habr cheques en el mundo que le den otra oportunidad.Por supuesto sonri. Veo que no solo hay nuevo director, hay tambin una nueva obra de arte.Ronald se dirigi a Dori, que con una sonrisa retenida, haba esperado a las espaldas de su abuelo. Vi cmo el seor Boyle suspiraba y, con la mandbula rgida, present a su nieta a la pesadilla de cualquier profesor. Reconoc esa mirada, ese semblante atontado, y supe que Dori iba a sufrir de amores en aquel colegio.Alex!Haba estado tan pendiente de la llegada de Ronald que haba descuidado mi papel. Recordar que ahora haba alguien que poda verme no era tan fcil, y Julian me llamaba a gritos en medio de toda la marabunta de coches, maletas y alumnos.Me escond tras un grupo de alumnos y desaparec. A travs de la ventana de un aula, vi cmo Julian pona los brazos en jarras, miraba a un lado y a otro, y se rascaba la cabeza.Suspir. Le vi avanzar hacia Dori y emprender un paseo por los jardines aromticos juntos. Yo deseaba ser Dori y ser quien paseara junto a l. Intent calmar mi alma con una respiracin profunda, pues deba seguir con el plan que haba trazado. Deba averiguar qu recordaba exactamente, qu saba de m o de su vida pasada.Con el colegio sumido en un alboroto de alumnos, no me quedaba ms remedio que esperar a un momento en el que Julian se encontrara solo. Deba minimizar los riesgos, evitar que alguien le sorprendiera hablando al vaco.No fue tarea fcil aquel da, la llegada de coches a la entrada principal no cesaba, los alumnos recorran los pasillos como locos, saludndose unos a otros e investigando cada rincn; y para mi desgracia, Julian tena un efecto imn que atraa a todos, tanto a chicas como a chicos, que lo seguan a cada paso que daba.Su sonrisa ladeada eclipsaba todas las miradas y su porte delgaducho engatusaba como si de una estrella de cine se tratara. Era tremendamente insufrible y agnico mi estado, o lo habra sido si mi alma no se encontrara en un estado imperturbable de eterna y serena espera. Encontr escondites en los lugares ms insospechados: sobre la copa de un rbol, tras las cortinas de los ventanales del comedor, bajo las mesas de estudio, tras los sillones de la biblioteca o camuflada entre grupos de alumnos. Cualquier sitio vala con tal de tener en visin a Julian, all donde fuera. Despus de ms de veinte aos, por nada del mundo volvera a perderle de vista.Justo antes de la cena, en el gran saln de actos, haba reuniones convocadas por el nuevo director para los distintos grados, supuse que seran para dar el tpico discurso de bienvenida y de apertura del curso escolar. La reunin del grado superior a la que deba acudir Julian era la ltima y decid meterme en el saln antes que l para camuflarme tras la esquina de uno de los ventanales.Vi entrar a Dori escoltada por el estirado de Ronald. Ella camin hasta los asientos de primera fila, pero su acompaante la abandon all tras despedirse con una sonrisa corts para situarse bastante ms alejado de la primera lnea de fuego.El Director Benn subi al escenario, sumiendo en silencio a todos los alumnos con su presencia y, escuchando cmo se cerraba la puerta, me angusti al ver que Julian no haba entrado. Decid esperar unos minutos, por si era un mero retraso, pero cuando la charla, que se diferenciaba poco de las que haba escuchado en las ltimas dcadas, iba por la mitad, decid ir en su bsqueda.No haba rastro de l por la biblioteca, ni por los pasillos o el comedor. Las pistas de deporte estaban vacas y, en los grupos de alumnos que se juntaban en los jardines frente al edificio, no divis ni un solo pelo de Julian. Decid ir al rincn de paz del seor Boyle y, all en soledad, sentado en un banco y con un cuaderno de dibujo, encontr por fin a Julian. Aun sumido en un estado de profunda concentracin no perda la sonrisa, tena la mirada enfocada en la escultura de una margarita, que hicieron aos atrs para homenajear a la Directora Daisy y que, el Seor Boyle, se haba tomado la libertad de recolocar junto a su estanque. Al fin y al cabo, l, Frederick y la Seora Mills, eran los nicos que la haban conocido de aquel colegio. Realizaba trazos con seguridad sobre el papel y su aspecto era irresistiblemente atractivo.Di un paso y la tierra cruji bajo mis pies con un ruido inaudible por cualquiera excepto para l. Peg un respingo y comenz a toser como si le hubiera asustado y, con ello, el camino del oxgeno hacia sus pulmones se hubiese interrumpido.Me vas a matar a sobresaltos, Alex dijo con la mano sobre el pecho.No es mi intencin. Te encuentras bien?Seguro que si volvieras a besarme me repondra del susto sin problema lade su boca pcaramente.Dime de qu me conoces y te prometo que volver a hacerlo.Dio un salto con emocin para acercarse hasta donde yo estaba y me agarr de las manos.Ya nos conocemos, verdad? Estaba seguro de que te haba conocido en algn lugar haca tiempo, dnde fue, Alex? Nunca olvid tu cara y siempre pens que eras alguien con quien me haba cruzado en el metro, con la que haba hecho la cola en algn lugar pblico o incluso alguna compaera de la infancia de cuarto en se call al ver que mi cara mostraba decepcin. No piensas decrmelo, no es as?Negu con la cabeza y sonre para romper la tensin.Pero te dejar pistas dije juguetona y murindome de ganas por dejarme abrazar entre aquellos brazos.Me encantara besarte de nuevo, desde luego, por lo que espero que no sobrevalores mis aptitudes como detective.Me solt de sus manos y camin hacia el cuaderno que haba abandonado sobre el banco. Antes de que llegara a l, lo cogi y lo guard a sus espaldas.Trabajo inacabado, no se ensea.Qu estabas dibujando? le pregunt con una sonrisa con la que esconda mi emocin al saber que entre aquellas pginas haba innumerables retratos mos.Aquella margarita, quin era Daisy Harper? seal con la barbilla la placa que haba bajo la escultura que rezaba En memoria de Daisy Harper. Saber que no se acordaba tampoco de Daisy me reconfort, al menos mi rostro no haba podido olvidarlo.Fue la directora de este centro durante muchos aos me inquiet, no saba qu contarle y qu no, senta que l tena que averiguarlo todo por s solo, por lo que intent desviar la conversacin. Cmo es que no ests en el saln de actos con los dems?Me s el discurso de mi padre de memoria, lo recit en voz alta durante todo el viaje hasta aqu una y otra vez y, adems, hoy me ha resultado bastante complicado encontrar un momento de calma como este, por eso me he escondido aqu.Oh, lo siento, pues te dejo. No pretenda molestarte intent levantarme, pero me detuvo tirando de m.No me malinterpretes, boquita de pin, charlar contigo tambin es agradable. Aunque t tambin deberas estar en esa reunin, cul es tu excusa? su mirada pcara me desarm.Que t no estabas all.Se rio en silencio y, profundizando en mi mirada, comenz a acercarse a mis labios. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano, dira que el esfuerzo fue extra dimensional, pero me alej sutilmente de aquella boca irrechazable por cualquier chica con sentido comn.Baj la cabeza con resignacin y, sin perder un pice de seguridad en s mismo, me pregunt:Dnde encontrar la primera pista, chica cruel?Me levant y comenc a andar hacia atrs con cuidado de no caer dentro del estanque:Esta noche, ve a las cuadras.Cundo, a qu hora? me pregunt elevando la voz.Me re y lo dej en suspense. Quera intrigarle, atraerle hacia m, hacia mi camino de pistas que iluminaran su memoria. Desaparec por la puerta y, justo en ese momento, cuando an la sonrisa no abandonaba mi cara, me cruc por el pasillo con Dori. Ella anduvo sobre los pasos que yo acababa de dar y decid regresar, esta vez oculta tras los narcisos.Oh, lo siento! Pens que no habra nadie se disculp Dori al descubrir a Julian en el rincn preferido de su abuelo.Hola, Ricitos! Acrcate. Precisamente a ti quera verte.La plida tez de Dori se torn granate de inmediato.A m?S, supongo que al llevar tu abuelo tanto tiempo trabajando en este colegio habrs venido a visitarle muchas veces, no es as?En efecto.Y te lo conocers al dedillo, todas las entradas y, lo que ms me interesa, todas las salidas descubr una intencin pcara en su tono de voz.Pues, s. Me conozco el colegio como si fuera mi casa de Pars.Incluso el pabelln de los chicos?Dori comenz a agitarse y se agarr las manos, que seguramente haban empezado a sudarle.La verdad es que, el pabelln masculinoPuedes confiar en m, prometo no volver a robarte el desayuno su sonrisa burlona era tan cautivadora que vi cmo Dori caa en sus red sin ms remedio.S, me lo conozco a la perfeccin.Entonces, podras decirme la manera de salir esta noche sin ser visto, hacia las cuadras?Solo si me enseas lo que estabas dibujando Dori seal su cuaderno y cuadr los hombros mostrando una dudosa seguridad.Julian abri el cuaderno por la ltima pgina y le ense a la chica una reproduccin exacta de la margarita de bronce trazada con carboncillo.Es precioso! La margarita es mi flor favorita.Julian, con un movimiento impulsivo, arranc la pgina del cuaderno y se la entreg.Pues es tuya y, ahora, mustrame esa salida.No pude evitar sentir otro pinchazo de celos, pero al menos, supe que Julian no tendra problemas para encontrarse conmigo aquella noche. 28 de Mayo de 1939, Macclesfield, Cheshire East

Albert tard un da en llegar en tren al condado de Cheshire. El viaje fue agotador y eterno debido a las constantes paradas y las correspondientes comprobaciones de identificacin de pasajeros por parte de la polica. Le recibieron inmensos valles llenos de ovejas Suffolk2 pastando a pesar de la capa de nieve que los cubra; tantas, que hasta el ms de lo insomnes habra cado rendido en el intento de contarlas. Las grandes ciudades se extendan a lo largo del ro Mersey, pero aquella zona era esencialmente rural, de pueblos agrcolas famosos por su queso y, en su tiempo, por la seda.La hacienda a la que se diriga estaba a las faldas del Peak Districk. Sir Edmond haba querido acompaarlo hasta el tren en Londres. Su equipaje era ligero: un par de mudas y sus utensilios de pintura. Intentaron conversar de temas banales, sin nombrar a Rick o divagar sobre el futuro incierto que merodeaba a todos. Ms bien, le inform sobre la industria textil del barn y la fortuna que le haba proporcionado. All se despidi, recibiendo fuertes palmadas en la espalda que le insuflaron valor.Albert hizo el esfuerzo de cerrar los ojos lo menos posible durante el trayecto, para no perderse ningn paisaje, todo se le antojaba digno de pintar. Hizo intercambio de lnea en Manchester, ya que uno de los servicios hasta la costa sur haca parada en Macclesfield y, una vez all, tuvo la fortuna de encontrarse con un hombre que transportaba sacos de sal en una carreta y que se ofreci a guiarle parte del camino hasta la finca de los Barones. Supona que mandaran a alguien a por l, pero el andn estaba tan solitario como la puerta de la estacin de tren. Comenzaba a anochecer, el glido viento le haca castaear los dientes, mientras que su compaero de viaje pareca no sentir el menor sntoma de fro. Desde luego, l estaba acostumbrado a la clida brisa de Sussex y no a las crudas temperaturas de aquella zona.Solo tienes que seguir el sendero, en unos pocos minutos te encontrars con la verja le dijo el hombre tras hacer parar al caballo.Albert se subi las solapas del chaquetn de pao gris hasta cubrir sus orejas y exhal un agradecimiento vaporizado. Dio gracias al cielo de que aquella noche brillara la luna llena, porque apenas consegua distinguir sus pies entre la oscuridad y, menos, identificar un sendero entre las tinieblas sin la ayuda de esa tenue claridad natural.Al fondo, distingui entre las sombras la cumbre iluminada de las montaas galesas, asi con energa su maleta de piel y apremi el paso.Tras quince minutos caminando, que no parecieron pocos a Albert, que senta los huesos entumecidos tras el largo viaje y el fro, se top con la imponente verja que se alzaba medio metro por encima de su cabeza. Tante el hierro en busca de una campana, pero no hall nada y, tras zarandear la estructura un poco, comprob que estaba cerrada. Mir a su alrededor, como si entre los rboles y la negrura pudiera encontrar otra entrada. No estaba dispuesto a pasar la noche a la intemperie con aquel fro insoportable, por lo que, tras dar unos cuantos gritos al vaco para llamar la atencin de alguien all dentro sin obtener respuesta, retrocedi unos pasos. Encar con decisin la verja y calcul su altura, comenz a balancear su maleta y, tras una pequea carrerilla para coger impulso, la lanz por encima. Su equipaje aterriz al otro lado, levantando polvo, pero el ruido que caus tampoco perturb lo ms mnimo la quietud del lugar. Aquello tranquiliz un poco a Albert, que pens que, si tras aquello no haban aparecido un par de perros guardianes ensendole los dientes, su trasero no correra peligro. Se encaram a la verja y empez a treparla. El hierro estaba helado, como si lo cubriera una fina capa de escarcha, pero sus guantes de lana impedan que se le escurriera entre las manos. Tras cinco o seis movimientos estudiados, termin por dejarse caer los ltimos metros de un salto hasta la tierra pedregosa. Ya estaba dentro. Se recoloc un mechn de pelo, se alis el chaquetn y recogi su equipaje del suelo satisfecho de s mismo.Solo haba tres ventanas iluminadas en todo aquel enorme palacete gris, cubierto parcialmente por la bruma. No llegaba a distinguir con claridad el contorno de la estructura, pero desde luego se antojaba regia, grandiosa y solemne. Que all vivieran solo dos ancianos junto al servicio era un desperdicio de espacio monumental.Hizo frente a las escaleras que presidan la entrada con algo de nerviosismo, pero cuando lleg el momento de llamar a la puerta lo hizo con decisin. Su aventura estaba a punto de comenzar.2 Ovino de cara negra originario de Inglaterra. Julian y Dori se marcharon juntos. Me acerqu al estanque para sentarme en su borde y perder la mirada en el baile de las carpas.Esperanza. En mi corazn haba esperanza, la perspectiva era brillante y cada segundo lo senta tan intenso como agnico. Haba esperado tanto tiempo sumida en la incertidumbre que, en aquel momento, me senta poderosa, segura, fuerte casi viva.Estaba segura de que en cuanto le mostrara lo que tena en mente a Julian, l recordara de inmediato, me abrazara impresionado y nos besaramos hasta anestesiarnos los labios.El ruido de unos ruedines sobre las losas del pasillo me sac de mi ensoacin. Me levant y me dirig hacia las pisadas de unos zapatos chirriantes. Me qued petrificada. Sent que su mirada atravesaba mi cuerpo espectral y que su ceo fruncido se deba a algo ms que a la intensidad de la luz solar. Haban pasado muchos aos y ella haba cambiado; haba engordado considerablemente y su pelo pelirrojo ya no estaba teido de negro. Sin embargo, segua vistiendo de negro y el resoplido que la acompa, que ms bien se asemej a un bufido, me record a la forma en la que sola comunicarse conmigo. Nelly Dawkins, la siniestra, estaba en aquel pasillo del colegio, con veinte aos ms y cargada de maletas.En cuanto sus ojos se acostumbraron a la luz, desvi la mirada y neg para sus adentros con la cabeza. Sent por un instante que me haba visto, pero estaba claro que no haba sido as, pues tras girar sobre sus talones, se encar a una de la puertas cerradas con llave. En aquel pasillo estaban las habitaciones del profesorado y, tras unir ideas, un escalofro me recorri la espalda.Nelly va a ser profesora en el colegio!.Me met tras ella en su cuarto y me sent sobre el escritorio oscuro y desgastado que le corresponda. Traa dos maletas, una llena de ropa negra y otra llena de libros que comenz a repartir entre las estanteras y el poyete de la ventana, junto con sus figuras religiosas. No entenda por qu la hija de un millonario haba terminado como profesora en un internado. El pasado regresaba a m. Sent que el tiempo haba jugado conmigo, como si un agujero negro se hubiera adueado de mi existencia durante unos aos para devolverme al mismo lugar, con la misma gente y con la misma motivacin por agarrarme a la vida.Llamaron a la puerta y Nelly respondi a la llamada con un tono de voz suave, agudo y agradable, que me sorprendi y me hizo rer.Abro enseguida!Soy el Director Benn, vena a presentarme dijo a la vez que la puerta se abra y daba paso a una sonrisa que se asemejaba a la de Julian.Encantada de conocerle, estaba deshaciendo mi equipaje.Por supuesto, y no quisiera entretenerla, tan solo quera comprobar que estaba bien acomodada. El director de su tesis se puso en contacto conmigo y ya le dije que le facilitara cualquier cosa que necesitara. Lo que quiera, no dude en pedrselo al nuevo chico, Damien. Aunque, tengo entendido que usted est mucho ms familiarizada con este colegio que yo mismo.Este lugar no parece haber cambiado mucho. Si me lo permite, terminar de ordenar mi habitacin y, ms tarde, me reunir con usted dijo cortante, casi cerrndole la puerta en las narices. Era obvio que su carcter segua siendo duro, cortante y parco en palabras.Dej a Nelly en su cuarto y acompa al nuevo director a travs del pasillo mientras se rascaba la nuca. Probablemente, estaba pensando que quizs los problemas no solo vendran de parte de algunos alumnos.La hora del almuerzo se acercaba, por lo que me dirig hacia el comedor y esper tras una columna a que Julian entrara a por sus emparedados. Lo hizo acompaado de Ronald y otros chicos, esta vez Dori no le acompaaba. Eligieron su comida y volvieron a salir hacia los jardines del colegio. El da era ligeramente soleado y el viento, menos intenso que de costumbre, haca que estar fuera resultara mucho ms agradable que encerrarse entre las paredes del centro.Se dirigieron a las pistas de ftbol y se sentaron en las gradas para dar cuenta de sus respectivos bocadillos. Yo me situ debajo de ellos, acomod mi espalda en una viga y empec a saborear unas ciruelas mientras escuchaba su conversacin.Entonces, eres de Brighton. Qu demonios se te ha pasado por la cabeza para querer cambiar la playa por este agujero entre montaas? le pregunt Stuart, un muchacho de complexin tosca y achatada que formaba parte de la primera lnea en el equipo de rugby.Incompatibilidad con la humedad costera y una oferta de trabajo irrechazable para mis padres.Julian se haba recostado sobre la grada y apoyaba la cabeza sobre sus manos entrecruzadas.Debemos tener cuidado contigo? Ya me entiendes, como eres el hijo del director no me gustara tener en el comedor a un bocazas junto a mi bandeja solt con prepotencia Aaron, la estrella del equipo de baloncesto, un flacucho con aires de superioridad dada su interminable altura.Me entraron ganas de darle un puntapi en la boca por insinuar que Julian sera un chivato.Hasta ahora me has pasado bastante desapercibido respondi con una sutil burla en sus labios.Touch escenific Ronald, que miraba a Julian con gesto de aprobacin.El resto de chicos se rieron con su comentario, pero Aaron continu con un gesto de desconfianza. Julian haba entornado los ojos y respiraba con ritmo cadente, los rayos de sol que se filtraban entre las blancas nubes irregulares creaban rayas bronceadas en su rostro. Desde mi asiento sombro le miraba y saboreaba cada segundo. El tiempo volva a tener un ritmo coherente. Volva a tener maanas, tardes y noches.Un silbido agudo y estridente sali de la boca de Ronald, y hasta Julian abri los ojos para ver quin era destinatario de semejante trino.Me incorpor tras la viga y vi a un par de chicas que, con pasos sensuales, se acercaban hacia mi posicin. Me retras un poco ms y maldije tener solo una visin parcial de Julian desde esa posicin. Se trataba de Zoe Talbot y su inseparable mascota, Brittany Wedgwood.La primera, puso sus brazos en jarras frente a Ronald y agit con un golpe seco de cabeza su melena castaa. Vi como una onda perfecta surcaba su pelo desde la raz hasta las puntas, dejndola con un toque salvaje estudiado que, evidentemente, consegua un efecto hipnotizador en los chicos; eso, y una delantera bastante desarrollada para su edad.Ronald Ryle, tienes como lmite hasta maana para devolverme hasta la ltima libra que te di el ao pasado.Zoe Talbot tena una barbilla puntiaguda y unos pmulos marcados que le daban un aspecto de inteligencia mucho mayor de lo que realmente yo consideraba que tena.Comenz a subir escalones hasta posicionarse frente a Ronald, haciendo sombra a la insulsa Brittany.Vamos Zoe! T accediste a apostar con aquel dinero. En el juego, como en el amor, unas veces se gana y otras se pierde Ronald la haba rodeado por su cintura.Aparta tus estafadoras manos de mi cuerpo! Ms te vale dejar de perseguir a la nieta de mster Boyle y a su amiguita la pobretona becaria, y empezar a pensar el modo en el que conseguirs mi dinero.Los celos te delatan, preciosa.Me fij en Julian, en cmo se incorporaba lentamente para encajar la silueta de Zoe en su visin, a la par que reprima una sonrisa ladeada.Cunto te debe? con su pregunta Julian rompi la tensin entre aquellos dos.Y a ti qu te importa?Cuando Zoe se gir para mirar a aquel insolente que se atreva a interrumpir aquella importante conversacin, vi la manera en que su cuerpo se afloj, sus brazos se relajaron y, tras llevarse a la garganta una de sus manos de manera delicada y carraspear, sus cejas bajaron hasta su altura natural y dej escapar una sonrisa sorprendida.Es simple curiosidad contest Julian, que se haba levantado para situarse a su lado en las gradas.Quera gritar de rabia. Acaso Julian iba a tontear con todas las faldas del colegio? Su presencia era irresistible para cualquiera, nadie poda mirarte de aquella manera y conseguir que te olvidaras de respirar; pero desde luego, si l responda a cada suspiro siguindoles el juego, los das que me quedaran por vagar en aquella dimensin seran insufribles.Djame que te presente al nuevo alumno, este es Julian Benn y justo antes de que Zoe posara sus labios carnosos sobre la cara receptiva de Julian, Ronald termin la frase con sorna. El otro cmo has dicho antes? Ah s, el otro pobretn becario de este ao.Zoe volvi a ponerse rgida y termin el recorrido hasta la mejilla de Julian con tirantez.Lo mir con desconcierto por un segundo, pero recobr la sonrisa de manera instantnea.Eres insufrible, Ronald! Encantada de conocerte, Julian, no sers t el hijo del nuevo director?Brittany se posicion mejor y se situ a su lado con una sonrisa que, a mi entender, pretenda ser coqueta.Julian Benn.Se acerc a ella con su sonrisa burlona, demasiado cerca para mi gusto, la mir unos instantes, ella se agit y su boca no saba si sonrer o tornarse seria. Le pregunt por qu la miraba de aquel modo, pero l dio un repentino salto hacia el suelo desde la grada para marcharse sin girarse ni despedirse de nadie.Me apresur a seguirle por debajo de las gradas hasta el final de estas y, justo antes de que se alejara demasiado de m, comprob que continuaba con aquella sonrisa en la cara y ni yo supe descifrar qu pasaba por su mente.Le observ mientras se alejaba hacia la entrada del colegio, con las manos metidas en los bolsillos del pantaln de su uniforme. Andaba recto, como si encarara al mundo y con paso lento, como si no tuviera la menor prisa por llegar a ningn lado.Se cruz con Dori y su acompaante, Evie la pobretona becaria. Tan solo se saludaron, Julian subi los escalones con pesadumbre, como si le pesaran las piernas y las chicas se encaminaron hacia las cuadras.Estaba dispuesta a seguir a Julian all donde fuera, pero unos pasos por detrs de Dori y Evie, vi a Damien, que las segua con una mirada que me dio escalofros. Sopes las dos direcciones que deseaba tomar y me decant por la que cre que necesitaba de mi presencia espectral.Me sent sobre el heno apilado junto a la cuadra de Gabriel que, como de costumbre, relinch. Aunque esta vez no tenia intencin de colmarlo a mimos, pues tena una conversacin an pendiente con l.Pues a m los estudios no se me dan tan bien como a ti, si de mi brillantez intelectual dependiera mi estancia, creo que compartira cuadra con este caballo.Dori estir su brazo delgado con un movimiento elegante que me record a su madre y acarici las crines de Gabriel que, para mi sorpresa, agach la cabeza aceptando las caricias.No tengo ms remedio que destacar en todas la materias si quiero continuar aqu. Es mucha presin, pero lo que me espera fuera de aqu me obliga a centrarme respondi Evie Owen, una chica a la que haba visto por el colegio, pero en la que nunca me haba fijado. No es que fuera poca cosa, es que simplemente no la haba mirado mucho durante esos aos. Reconozco que haba empleado mucho ms tiempo en buscar a Albert en todos y cada uno de los chicos que regresaban al colegio ao tras ao, con la esperanza de encontrar algo en ellos que me recordara a mi amor.Evie era pecosa, pelirroja, de ojos verdes apagados y pequeita; s que poda parecer que era poca cosa, pero si te tomabas la molestia de fijarte en ella durante un par de minutos, se poda descubrir una mirada curiosa, una sonrisa llena de esperanza y un andar decidido.Me encantara aprender a montar, subirme a la montura y galopar desenfrenada! continu hablando con excitacin Evie.Bueno, yo puedo ayudarte con eso y t, quizs, a cambio quieras ayudarme con las matemticas propuso Mel.Pero si tu abuelo es el profesor de matemticas!Ya, es una tragedia no haber heredado su gen aritmtico Dori suspir y junt su cara con el hocico de Gabriel para besarle.Yo que usted, seorita, no hara eso, podra confundirla con un bombn y arrearle un mordisco Damien irrumpi en la conversacin de la chicas con un rastrillo para la paja al hombro.Tena que reconocer que tena un aire atractivo, con la camisa de franela a medio sudar y abierta hasta la mitad del pecho. El pelo le caa con rebelda sobre los ojos, pero a travs de l poda leer sus intenciones. Estaba claro que Dori se le antojaba una delicia a la altura del chocolate. Las chicas se giraron con sobresalto y Dori escondi las manos tras su falda.Lo siento acert a decir.Ha venido a acercarse a la joya de la corona, nuestro viejo corcel indomable. Tiene un carcter insoportable y unos arranques de cuidado, pero tambin es mi favorito. Lo raro es que se haya dejado acariciar por usted, no le gustan los extraos.Es el ms bonito de todos dijo Evie en un claro intento por desviar la mirada de Damien sobre Dori, sin xito.Igualmente, me encantara montarlo. No me parece tan insurrecto como lo pintas Dori miraba a Gabriel con la misma mirada con que su madre me miraba a m, con esa especie de esperanza prometedora en casos perdidos.Estaban hablando de mi caballo, de mi nico amigo a travs del tiempo interdimensional, de mi desahogo de penas, sobre la nica conexin que me haba quedado de Albert durante todos aquellos aos. Me senta celosa y posesiva y, en cierto modo, enfadada con aquel caballo traidor que se dejaba regalar la oreja por un chico codicioso y acariciar por una desconocida.Nadie monta ya a Gabriel, solo lo saco yo a pasear los das en los que l mismo no ha conseguido escaparse. Pero usted podra hacer una excepcin. Si no habla, yo tampoco lo har le propuso acercndose ms de lo adecuado.Y yo? Tambin podra yo? pregunt esperanzada Evie.Damien ignor la pregunta de la chica y, apoyndose sobre el rastrillo, volvi a dirigirse a la de pelo rubio rizado que se haba sonrojado.Cuando quiera, solo tiene que pedrmelo.Dori agarr de la mano a Evie y tir de ella hacia la salida de las cuadras tras darle unas gracias apresuradas al chico. No me gustaban las intenciones de Damien, ni su aire descarado y, an menos, las confianzas que se tomaba con mi caballo. Aquella noche Gabriel tendra que compensarme, era una parte importante para llevar a cabo mi plan.Aguard sentada en el saliente de una ventana del comedor a que dentro terminaran las charlas animadas de unos chicos que acababan de conocerse o reencontrarse tras la vacaciones de verano. Aquella cena se prolong ms de lo habitual, pero para m la espera ya no era amarga si poda mirar, aunque fuera desde lejos, a Julian.No se haba sentado esta vez con Ronald y los otros chicos, sino que se haba asegurado de que Dori y su amiga no sufrieran la burla de los ms retorcidos y se las llev hasta una de las mesas del fondo, la ms alejada de la mesa del profesorado. Haba que reconocer el gesto protector y bondadoso que haba tenido con Dori, aunque a ella no se lo hubiera hecho apreciar as.Cuando el saln se vaci y todos los alumnos se marcharon a sus habitaciones, esper junto al estanque durante un par de horas ms a que todas las luces procedentes de los cuartos se apagaran. Entonces, con una emocin que me haca dar pasos rpidos y saltarines, me encamin a las cuadras.Le haba tomado prestado un bolso a una de las chicas y de uno de los cajones de la cocina cog una linterna y unas cuantas piezas de la despensa.Espero que no me hagas buscar la primera pista entre el estircol.Julian me sorprendi mientras aseguraba la montura de Gabriel. Faltaba un da para tener luna llena, por lo que la imagen azul griscea de su figura apoyada en el quicio de la puerta de madera, me dej sin respiracin. Senta tanto amor por l que dola de manera infinita el esfuerzo que haca por no cruzar los metros que me separaban de su abrazo.O quizs tu intencin es que nos recostemos sobre este montn de paja fresca?Julian se dej caer sobre el forraje con actitud cmica. Sonre, era rematadamente irresistible.No hagas el tonto, levntate y acrcate.A sus rdenes se aproxim lleno de briznas pegadas en el suter y el pelo.Quiero que saludes a alguien. Gabriel, mira quin ha venido!En cuanto l se puso frente al caballo, este puso sus orejas de punta alineadas, emiti un agudo relincho y se empin sobre los cuartos traseros para patalear con las patas delanteras al aire. Julian, visiblemente asustado, se haba alejado hasta la puerta de salida.No te asustes, est contento intent tranquilizarle.No ser eso la pista que queras ensearme?Ms bien era el medio para llegar hasta ella abr la puerta para dejar salir a Gabriel.No pretenders que nos montemos en ese caballo? Si casi nos mata a coces!Ten, pntelas sobre la palma y alarga tu mano hacia su hocico le di a Julian unos trozos de manzana.Si me muerde tendrs que besarme, aunque an no sepa quin eres.De acuerdo, pero no te morder, no es un perro. Confa en m sonre e hice que Gabriel avanzara unos pasos hacia l.El caballo comenz a olfatearle y dirigi su hocico hacia la mano de Julian, aceptando de buena gana el manjar que le ofreca. Julian me mir satisfecho y, con su otra mano, empez a acariciar las crines de Gabriel cuando este le respondi girando su cabeza tras la de Julian, como si quisiera darle un abrazo, reconoc la expresin de regocijo que Albert tena cuando cabalgaba a lomos de aquel caballo.Vaya, esto es sorprendente. Creo que es la primera vez en mi vida que tengo tan de cerca un animal.Te apetece entonces dar un paseo? le propuse mientras lo conduca fuera de las cuadras.Los dos juntos, encima de l? No crees que pueden vernos si nos ponemos a dar vueltas por aqu?No vamos a quedarnos en el colegio, y solo tienes que desear que no nos vean, el resto de la magia la pondr yo dije guindole un ojo.Le alargu la mano para ayudarle a subir a la grupa.As vale? me dijo cruzando ndice y corazn de ambas manos con guasa.Tienes que desearlo con todo tu corazn.Entonces, me rode la cintura con sus brazos, sent como se estremeca y, en consecuencia, intensific el abrazo como si quisiera propagar la sensacin que le transmita por todo su cuerpo. Sonre y disfrut el momento, ese que llevaba tanto tiempo esperando. Anim a Gabriel con los talones y arrancamos un galope ms all de los lmites del colegio.Saba perfectamente dnde dirigirme, aunque para cualquiera fuera una tarea imposible encontrar un rbol en particular dentro de aquel bosque de hayas.Sabes que es la primera vez que monto a caballo? Julian acerc su boca a mi oreja y sent erizarse los pelos de mi nuca. Pareca excitado, alegre y me agarraba de tal manera que si hubiera sido estrictamente necesario que yo respirara en aquel momento no habra podido hacerlo.No me lo parece le contest con una sonrisa que esconda escenas de Albert montado con un loco.Dnde me llevas?Quiero mostrarte algo que es muy especial.La primera pista! Julian rio y dio un grito parecido al aullido de un lobo.En realidad, yo esperaba que al ensearle a Gabriel los recuerdos de Julian se hubiesen destapado; o incluso, que al emprender el camino hacia el bosque de Macclesfield hubiese sentido cierta premonicin. Sin embargo, pareca tan ignorante como encantado.Tir ligeramente de las riendas para que Gabriel aminorara el ritmo.Aqu, en medio de la nada? pregunt Julian mirando a ambos lados del camino.Eres de lo ms impaciente seal.La espera no es una palabra que haya tenido en cuenta en mi vida. Vivir el momento, eso es lo que me importa.Me gir para verle los ojos, esos que se me antojaban en aquel momento tan inocentes e ingenuos.Si t supieras ambos somos expertos en esperar.Nos bajamos y encend la linterna para dirigirnos al rbol al que quera llevarle.Pues ah lo tienes.Ilumin al frente para mostrarle hacia donde deba fijar la mirada.Un rbol. Has escondido algo entre las ramas? Acaso debo desenterrar algo a sus pies?En mi corazn se abri una grieta con la decepcin que sent, pero insist y le seal ms de cerca lo que deba ver.Aqu, acrcate.La letra A, tallada por Albert en su tronco, haba permanecido all a lo largo de los aos, con los trazos oscurecidos, pero bien marcados. La acarici y record el da que l me haba hecho sentir un cosquilleo en el estmago mientras rallaba la superficie de aquella imponente haya. Julian acerc su cara al tronco, me cogi la linterna para iluminar l y observ con el ceo fruncido.A de Alexandra, esta es la pista? dirigi la luz de la linterna a mi cara, lo que en condiciones mortales, me hubiese cegado y, tras ver mi gesto desilusionado, dej caer los hombros. Qu significa?No le contest, solo segu acariciando la superficie. Julian se aproxim a m de manera que poda percibir el calor corporal que desprenda. Aproxim su mano a la ma y, en el momento en el que el toque de sus dedos sobre la letra tallada se convirti en una caricia sobre mis dedos, por un segundo fugaz, vi que temblaba. Se separ bruscamente de m dando un paso hacia atrs.Por todos los! Qu ha sido eso? T yo he vistoMantena la mano en alto, como si se la hubiese quemado y posaba sus ojos alternativamente sobre ella, sobre m y sobre el tronco.Qu has visto? le pregunt esperanzada.Una mano con una navaja, pareca mi mano, pero yo no y esa corriente ha sido bestial. Guau! Qu pasada. Volvamos a hacerlo!No saba si tena miedo, si estaba alucinando o si haba entrado en trance, pero me negu a repetirlo y mont sobre Gabriel con una emocin que me esforzaba por no demostrar en exceso.Vamos, sube. Esto solo ha sido el comienzo.Hay ms? Y ahora qu? le mir con las cejas elevadas. Vale, de acuerdo, intentar ser paciente y tener la boca callada.Le ayud a subir y, esa vez, Julian no se atrevi a rodearme con los brazos, lo cual no supe si era buena o mala seal. Un mal presentimiento se apoder de m conforme nos acercbamos al lago. A aquellas horas deba reinar la quietud, sin embargo, pequeos ruidos se fueron transformando en risas contenidas, en correteos crujientes y en luces de colores bailarinas que no tenan nada que ver con las que esperaba encontrar all esa noche. At a Gabriel a un rbol antes de continuar. A cada paso tena ms claro que mi plan se haba echado a perder.Me qued boquiabierta cuando el camino torci para encararse al lago y descubr que una fiesta en toda regla estaba desatada a su orilla. Buena parte de los alumnos del colegio estaban all, repartidos entre las rocas, rboles y arbustos. La msica estridente a base de elementos electrnicos haca bailar a algunos con ritmo desenfrenado y, aunque intent localizar el lugar del que provena, no logr identificar un sitio concreto. Una bola de luces de colores colocada sobre una roca giraba de manera automtica iluminando todo a su paso. Mis adoradas lucirnagas deban estar aterradas.Algunos se haban aventurado dentro de las aguas en calma y otros pasaban de boca en boca botellas que, probablemente, contenan algo ms que un simple refresco. Me resultaba increble ese espectculo e incomprensible la logstica que haba hecho falta para organizarlo.Vaya, Alex! Esto s que no me lo esperaba.Te aseguro que yo tampoco le contest con absoluta sinceridad. El escenario romntico y mgico con el que esperaba desatar sus recuerdos se haba colado por un agujero negro. 28 de Mayo de 1939, residencia de los Barones de Halton, Macclesfield

El correo no funcionaba con normalidad y la carta donde Sir Edmond les comunicaba la llegada de Albert jams fue recibida; no obstante, le prepararon una cena improvisada, pero suficiente para proporcionarle un dulce sueo en su primera noche all. El pan de Hovis y el jamn ahumado le supieron a manjares celestiales. La cocinera, sorda como una tapia, insista en llamarle Allen, pero l no tena fuerzas para contrariarla; y de todas formas, no le habra odo.Sir Reuven sali de la biblioteca para saludarle, al parecer sola leer hasta altas horas de la madrugada y, para cuando l lleg, aun velaba algunas pginas. Era un caballero extremadamente delgado, le recibi envuelto en un batn granate, unos mocasines de terciopelo negro y una pipa humeante. Disculp a Lady Clara, la cual tena por costumbre acostarse temprano a causa de sus jaquecas nocturnas, pero le asegur que se llevara una grata sorpresa en cuanto supiera que el chico de los Demanfield haba llegado. Confes que ambos estaban muy emocionados con la idea de convertir aquel lugar en un refugio, el matrimonio haba odo hablar de que en el castillo de Peckforton ya albergaban a nios con discapacidades fsicas y se haban sentido en la obligacin cvica de imitar su gesto.El mayordomo, al que Albert calcul de la edad de piedra, cojeaba de un pie y arrastraba el otro; aun as le acompa a la que sera su habitacin. Estaba en un largo pasillo cerca de la cocina, el cual terminaba con acceso a un pequeo jardn, al parecer reservado al servicio.El cuarto estaba fro, se notaba que llevaba sin ser habitado dcadas, pero desde luego no tena nada que ver con la gelidez del exterior. Era simple, pero Albert le vio posibilidades. Tena una cama de hierro con un colchn medianamente confortable que ocultaba un orinal debajo, una mesita con un cajn, sobre la que descansaba una jarra de cristal con un vaso que haca de tapadera, y enfrente, un armario lacado en blanco. Un pequeo escritorio con su silla culminaba todo el mobiliario, pero Albert vio con claridad la esquina en la que pondra su caballete en cuanto se hiciera con unas maderas para hacerlo.Colg las pocas prendas que traa y deposit la maleta en lo alto del armario. Dej sus cuadernos sobre el escritorio y, antes de meterse bajo las mantas, redact las lneas que pensaba mandar por telgrafo a su familia de Sussex. Deba hacerles saber que haba llegado a su destino a salvo; de lo contrario, Amanda habra mandado al mismsimo Escuadrn 601 a por l.La costumbre de madrugar no formaba parte de la rutina de los barones, por lo que Albert aprovech para pasear a sus anchas por la mansin y sus alrededores justo despus de tomar el desayuno. Aquel edificio constaba de tres plantas. El matrimonio tena su dormitorio en la superior, por lo que comenz a planear qu preparara en la intermedia. Un enorme saln de bailes en la planta baja sera un buen lugar de recreo para los nios en los das fros o de lluvia, otros dos salones, que supona deban haber servido para tomar el t o jugar a las cartas, deberan reestructurarse para ubicar un amplio comedor.A espaldas del colegio se expanda un prado salpicado de rboles y, al frente, a ambos lados del sendero de entrada, preciosas jardineras florales daban la bienvenida. En el amplio establo haba tan solo dos caballos de tiro, la mayora del espacio lo ocupaban viejas mquinas de arado oxidadas y trastos olvidados. Bajo una gran sbana blanca descubri un Rolls-Royce negro y no pudo vencer la tentacin. Tir de la tela creando una nube de polvo sobre su cabeza, abri la puerta y se sent al volante. Se pregunt qu velocidad podra alcanzar aquel automvil y se imagin por las calles de Brighton en l.La ltima vez que esta preciosidad se puso en marcha yo an poda bailar.El seor Hodgson le sorprendi. El anciano masajeaba su rodilla izquierda y perdi la mirada por un instante, seguramente haba llevado su mente aos atrs, a algn saln de fiestas de la ciudad.Pues es una pena, aunque le confieso que para m nada es comparable a subirse a lomos de un caballo.Si la gasolina no estuviera racionada y escucharas el rugido de este motor, ya me contaras muchacho. Anda, baja y aydame a recolocar la sbana. Quizs cuando acabe la guerra vuelva a bailar.Era medioda cuando Albert fue sorprendido en la biblioteca por la seora de la casa.Est usted ahora mismo en el sagrado sepulcro de mi esposo Lady Clara, era una dama de rostro amplio y relleno, vesta un elegante pero sencillo vestido ail que no disimulaba la redondez de su cuerpo. Tena las manos unidas a la altura del pecho, entre las que enredaba un rosario de plata.Disclpeme, no lo saba se separ un poco de la estantera que estaba investigando. Soy Albert Austin.El chico de los Demanfield sonri de manera que en uno de sus carrillos apareci un peculiar hoyuelo. No te apures, l no se levanta hasta bien entrado el da. Es un ave nocturna, aunque ms bien se le podra asemejar a un murcilago y, a este lugar, como a su oscura e inaccesible cueva. Nuestro matrimonio funciona a la perfeccin exclusivamente a la hora de la cena rio.Albert le devolvi la sonrisa. Haba temido encontrarse con una seria mujer de la aristocracia, pero Lady Clara prometa una conversacin animada. Le asi por el brazo y le invit a dar un paseo turstico por su propiedad. Al paso que ella le contaba las historias que encerraban aquellas paredes y sus rincones exteriores, l aprovech para compartir las ideas que le haban surgido para hacer de aquel lugar un buen hogar de acogida.Parte del amplio parque trasero debera convertirse en campos de patatas y zanahorias. Esta idea hizo suspirar a Lady Clara, pero pronto recuper el hoyuelo como quien se quita de un chupetn una espina clavada en el dedo. Deberan hacerse con una vaca y varias gallinas, en el establo haba sitio para ubicarlos, tras una pequea reforma que l mismo poda llevar a cabo.La mayora de las habitaciones de la segunda planta del edificio tenan que equiparse cada una con al menos dos o tres camas, y reservar las ms amplias como aulas. No se atrevi a nombrarle la planta superior, se limitara a las dos inferiores hasta ver el nmero de refugiados que iban a acoger. Pens en dejar las habitaciones de empleados sin usar para los que cayeran enfermos y as evitar contagios.Necesitaran cortinas opacas con las que cubrir las ventanas, al menos las principales, como era el caso del sagrado lugar de Sir Reuven, la biblioteca.Albert decidi acercase a la ciudad para hacer una visita al Consejo Local y empezar con los formularios necesarios para que la mansin de los Halton pudiera unirse a la operacin Pied Piper3.Cogi uno de los caballos del establo y, en cuanto sali de la propiedad, le clav los talones para probar su potencia. Como resultado no pudo ms que extraar terriblemente a Sinatra.3 Evacuacin organizada por el gobierno britnico en el que se apartaron a los nios de las zonas militares hacia reas rurales. Se llegaron a movilizar unos seiscientos mil hacia las costas del sur y el este de Inglaterra. El sesenta por ciento de la poblacin infantil de Manchester y Liverpool fue desplazada. Vi acercarse a Aaron hacia nosotros y por su andar balanceante deduje que estaba algo ebrio.Y a ti quien te ha invitado a esta fiesta? pregunt entre molesto y sorprendido.He venido con ella.En ese instante fui consciente de la catstrofe que poda producirse y me desvanec de inmediato hacia un lugar alejado de ambos. Vi cmo Julian se giraba para buscarme mientras Aaron se rea de l.Parece que has perdido a esa chica por el camino.Julian, lejos de molestarse, alz su brazo sobre los hombros de Aaron son seguridad y le dijo:Pues tendr que conformarme con tu compaa, dnde puedo conseguir una de esas? pregunt en referencia a su bebida.Me doli como un disparo en el alma que Julian cesara tan rpido en su intento por buscarme para aliarse con aquel estpido hacia una locura de fiesta prohibida. Sin embargo, me qued all escondida, a una distancia prudente, observndole con sentimientos de rabia y pena mezclados en mi interior. Cuando el grupo de chicas de Zoe Talbot le rode, apret los puos con fuerza. Aquella chica estaba agarrndole del brazo y dedicndole sonrisas descaradas. Cuando le arrebat el vaso para llevrselo a sus labios y robarle un trago de su bebida, sent que quera arrancarle los pelos de la cabeza de un tirn; sin embargo, que Julian pareciera no inmutarse con aquello, seren un grado mis celos.El perfume meloso que percib a mi izquierda y la risa que lo acompa termin por dejarme claro que aquella noche podra pasar de todo, menos lo que yo haba planeado.Vaya, vaya pero si ha venido tu amigo Julian tambin. Por el reclamo exitoso de esta fiesta cualquiera dira que la he organizado yo le dijo Ronald a Dori.Yo tena entendido que la habas organizado t, al menos Evie me dijo que eso le haba dicho Damien.Ronald elev una ceja, ilumin su cara con el reflejo anaranjado de su mechero y encendi un cigarro.Quin es Evie? pregunt riendo, aunque era evidente que no le importaba en absoluto la respuesta a aquella pregunta.De hecho, cuando Dori empez con su explicacin la gui hacia un grupo de chicos que mojaban sus pies en la orilla del lago.Damien y Ronald. Una combinacin estupenda.Para cuando la pareja despareci de mi vista, me volv hacia el lugar donde haba dejado a Julian, junto a Aaron, pero ya no estaba. Empec a ponerme nerviosa, tena un mal presentimiento. No poda perderle de vista, pero la luna iluminaba de forma griscea todas la caras, las voces cuchicheantes por doquier me impedan distinguir la de Julian y las luces de aquella bola endiablada, que parpadeaban sin cesar, hacan que lo viera todo como fogonazos. Me mov entre los alumnos con la mayor rapidez y cautela que pude, pero no consegu encontrarlo; tampoco a Zoe, y empec a pensar en lo peor.Quizs Julian no era lo que yo pensaba, en verdad quizs Albert no fuese quien yo haba credo todos aquellos aos. Puede que el chico maravilloso que me derreta con la mirada lo lograse porque solo me miraba a m, que me dedicaba las mejores sonrisas porque solo me sonrea a m, que me hiciera una promesa porque solo poda hablar conmigo. Quizs Julian no haba venido para darme el amor que llevaba esperando una eternidad, sino a tener una vida normal de adolescente en la que cualquiera le vala para ligar.Estaba a punto de marcharme de all, cabizbaja y con el alma arrastrada, cuando escuch pitidos agudos como de un silbato y ladridos furiosos. Una luz azulada, diferente a la que sala de la bola que no paraba de dar vueltas, sobresali de entre los rboles. Por un segundo se hizo el silencio, tan solo se escuch la msica que tard un segundo ms en apagarse y, seguidamente, una estampida de alumnos asustados vino hacia m corriendo.Alto ah! S de dnde sois y no podis estar aqu. Alto ah!El guarda del parque, junto a su perro, corran detrs de los grupos dispersos de alumnos que huan de las inmediaciones del lago. En realidad, su intencin pareca ms la de ahuyentarlos de all que de atrapar a alguno, pero ningn alumno se detuvo en su carrera para percibir lo que yo vea desde mi privilegiado estado de invisibilidad.Pude ver la cara desencajada de Dori desparecer tras la arboleda protegida por Ronald y, aunque en cualquier otra situacin aquello me habra horrorizado, en aquel instante me alivi. Al menos regresara sana y salva junto a l, y no correra el riesgo de perderse en la oscuridad, aquel chico deba conocer estupendamente el sitio despus de tantos aos de escapadas del colegio.Sin embargo, a Julian no le vi. En menos de un minuto la zona se haba quedado desierta. El guarda meti en una bolsa la bola de luces y recogi las botellas y vasos que haban quedado desperdigados por la orilla mientras su perro husmeaba mis pies.En cuanto se fue, mir a mi alrededor. Oscuridad, quietud y los suaves lengetazos del agua. Suspir, me abrac a m misma y me descubr con unos deseos de llorar impropios de mi estado. Durante todos aquellos aos de espera, la esperanza era el sentimiento que haba dominado mi alma. Ni tristeza ni su opuesto, ningn sentimiento extremo ya que me hallaba cerca del bienestar eterno, pero en aquel instante senta ganas de llorar y el desconcierto se apoder de m. Apret con fuerza mis brazos en el intento de frenar la pequeas convulsiones que se apropiaban de mi voluntad.Alex! Eres t, Alex?Dej de sentir en aquel instante, busqu con la mirada el lugar de donde provena su voz y vi a Julian emerger del lago, a unos metros de m. Tosa enrgicamente, tanto que pens que se le haba rasgado un pulmn.Julian!Esto es lo que yo llamo una cita sorprendente despleg su sonrisa burlona y se apart las gotas de agua del pelo que se escurran hacia su cara.Qu haces ah?Digamos que escapar a la carrera no es mi estilo y aqu dentro estaba seguro de que el chucho no me olera. Adems, el agua est estupenda era evidente que estaba muerto de fro, pero no perda su actitud bromista.No lo pens ni un segundo, me met en el agua y sin notar la resistencia del agua avanc a paso rpido hacia l.Ests bien? Ven, dame la mano, sal de aqu el agua le llegaba a la cintura y temblaba. Yo no poda notarlo, pero el agua deba estar helada y pareca haber estado sumergido todo aquel tiempo.Cuando Julian me cogi la mano no sigui la direccin que le indicaba mi cuerpo, sino que tir ligeramente de m hacia l.Guau! Espera un momento, ahora s que estoy bien