cba apocalipsis

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  • apocalipsis.txtPUBLICACIONES INTERAMERICANASPacific Press Publishing AssociationMountain View, CaliforniaEE. UU. de N.A. --------------------------------------------------------------------

    VERSIN ESPAOLA Traductor Jefe: VICTOR E. AMPUERO MATTA

    Traductora Asociada: NANCY W. DE VYHMEISTER Redactores: SERGIO V. COLLINS

    FERNANDO CHAIJ TULIO N. PEVERINI LEN GAMBETTA JUAN J. SUREZReeditado por: Ministrio JesusVoltara http://www.jesusvoltara.com.br

    Igreja Adventista do Stimo Dia

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    EL APOCALIPSIS de San Juan

    INTRODUCCIN

    1. Ttulo.

    Los ms antiguos manuscritos griegos en existencia y los escritos de variospadres de la iglesia, comenzando con Ireneo (c. 130 d. C.-c. 202), dan a estelibro el sencillo ttulo de Apocalipsis de Juan. Pero en algunos manuscritosmedievales ms tarde se ampli el ttulo a Apocalipsis de Juan el telogo yevangelista y Apocalipsis de San Juan el telogo. La palabra griegaapoklupsis, "apocalipsis", "revelacin", se refiere a quitar un velo odescubrir algo, y particularmente en lenguaje religioso, a descorrer el velodel futuro. La forma apocalptico fue comn entre los judos del perodointertestamentario (desde Malaquas hasta Cristo) y los primeros cristianos(ver t. V, pp. 88-91), y tambin entre ciertos escritores de la iglesiaprimitiva (ver bajo el subttulo "Tema").

    2. Autor.

    El autor de Apocalipsis se identifica repetidas veces como "Juan" (cap. 1:1, 4,9; 21:2; 22:8). Inn's, la forma griega de este nombre (ver Luc. 1:13), alnombre comn hebreo Yojanan, que aparece numerosas veces en los ltimos librosdel AT, en los libros apcrifos y en Josefo. Esto identifica al autor comojudo.

    Varias evidencias indican claramente que Juan era el nombre del autor, y no unseudnimo como apareca en muchas obras apocalpticas judas y de los primeroscristianos. La primera es que el autor del Apocalipsis se identifica como Juansin intentar darse a conocer como uno que ocupaba algn cargo en la iglesia. Varios apocalipsis judos y cristianos son atribuidos a patriarcas y profetashebreos y a apstoles cristianos. Si as sucediera con el Apocalipsis, es deesperar que su autor procurara identificarse especficamente como apstol. Pero la sencilla declaracin de que su nombre es Juan "vuestro hermano" (Apoc.1:9; cf. la referencia de Pedro a Pablo, 2 Ped. 3:15), testifica que el queescribe da su nombre verdadero. Es evidente que el autor era tan conocido enlas iglesias, que su nombre bastaba para identificarlo y dar validez al relatode sus visiones.

    Ms an: parece que la prctica de usar seudnimos no era comn cuando elejercicio del don de profeca era vigoroso. Durante el perodo

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  • apocalipsis.txtintertestamentario -cuando hasta donde sepamos no haba profeta reconocidoentre los judos- los escritores religiosos a menudo creyeron que era necesariovalerse del nombre de 734 algn personaje antiguo de gran reputacin paraasegurar la aceptacin general de su obra. Indudablemente en dicho perodo nohaba ningn profeta verdadero que hablase en nombre de Dios, como lo habanhecho los profetas del AT; pero con la aparicin del cristianismo florecinuevamente el don de profeca. En la iglesia cristiana del primer siglo noexisti la supuesta necesidad de usar seudnimos. Los cristianos estabanconvencidos de que sus apstoles y profetas hablaban directamente comoinstrumentos de Dios. Pero cuando el profetismo cay en descrdito entre loscristianos y finalmente desapareci en el siglo II, comenzaron a aparecer obrasseudoepigrficas que llevaban los nombres de diversos apstoles (ver t. VI, pp.42-44). Segn los hechos mencionados es razonable concluir que el Apocalipsis,que aparece en el siglo I d.C., no es un libro seudoepigrfico, sino la obra deun hombre cuyo verdadero nombre fue Juan.

    Quin era este Juan? En el NT hay varios personajes con este nombre: Juan elBautista, Juan el hijo de Zebedeo (uno de los doce), Juan, el que tena porsobrenombre Marcos, y un pariente del sumo sacerdote Ans (ver com. Hech.4:6). Es evidente que el escritor del Apocalipsis no podra ser Juan elBautista, pues ste muri antes de la crucifixin de Jess. Tampoco esrazonable suponer que fuese el pariente de Ans, de quien no hay indicacin deque lleg a ser cristiano. Tambin es poco probable que Juan Marcos fuese elautor del Apocalipsis, pues el estilo, el vocabulario y el enfoque del segundoEvangelio son completamente diferentes a los del Apocalipsis; adems, no sesabe de nadie en la iglesia primitiva que haya atribuido el Apocalipsis aMarcos.

    Con este proceso de eliminacin slo queda Juan el hijo de Zebedeo y hermano deJacobo. Este Juan no slo fue uno de los doce sino tambin miembro del crculontimo de Jess. La tradicin cristiana primitiva lo reconoce casiunnimemente como el autor del Apocalipsis. En realidad, todos los escritorescristianos hasta mediados del siglo III, en cuyas obras existentes hoy semencione este tema, atribuyen el Apocalipsis a Juan el apstol. Estosescritores son Justino Mrtir, en Roma (c. 100-c. 165 d. C., Dilogo con Trifn81); Ireneo de Lyon (c. 130-c. 202 d. C., Contra herejas iv. 20. 11);Tertuliano, en Cartago (c. 160-c. 240 c. d. C., Sobre prescripciones contra losherejes 36); Hiplito, de Roma (m.c. 235 d. C., Tratado sobre Cristo y elanticristo xxxvi), y Clemente de Alejandra (m. c. 220 d. C., Quin es el ricoque se salvar? xlii). Estos testimonios demuestran que en los comienzos de laiglesia eran muchos e influyentes los que crean que el autor del Apocalipsisfue el apstol Juan. Adems, varias antiguas tradiciones cristianas relacionanlos ltimos aos de Juan con la ciudad de Efeso. As lo hace Ireneo (Op. cit.iii. 3, 4), quien declara que en su juventud haba visto al anciano Policarpo,de Esmirna, el que "convers con muchos que haban visto a Cristo", entre elloscon Juan, que haba residido en Efeso hasta los das de Trajano (98-117 d. C.).Polcrates (130-c. 200 d. C.), obispo de Efeso, octavo en su familia que fueobispo cristiano, testifica que Juan "el que se reclin en el seno de Jess...descansa en Efeso" (Epstola a Vctor y la Iglesia Romana acerca del da deobservar la pascua). Estas declaraciones coinciden con el hecho de que Juan sedirige a Efeso y a las otras iglesias de Asia (Apoc. 1:4, 11).

    El nico testimonio de este perodo que parece no concordar con la opinin deque el autor del Apocalipsis fue el apstol Juan, proviene de Papas, padre dela iglesia (m. c. 163 d. C.). Las obras de Papas se perdieron; lo nico queexiste de ellas est en forma muy fragmentaria en citas conservadas porescritores posteriores. Dos de ellas se refieren a la muerte de Juan. En una,de un manuscrito del siglo VII u VIII d. C., que parece ser un resumen de laCrnica de Felipe de Side (siglo V), se declara: "Papas dice en su segundolibro que Juan el Telogo y Jacobo su hermano 735 fueron muertos por losjudos". Y en un manuscrito de la Crnica de Georgius Hamartolus (c. 860 d.C.) se lee en forma similar: "Porque Papas, obispo de Hierpolis, siendotestigo ocular de esto, en el segundo libro de los dichos del Seor, dice que

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  • apocalipsis.txtl [Juan ] fue muerto por los judos, cumpliendo claramente, con su hermano, laprediccin de Cristo relativa a ellos".

    Estas citas parecen indicar a primera vista que un funcionario cristiano quevivi a fines del primer siglo y comienzos del segundo, en las proximidades deEfeso, testific que el apstol Juan, as como su hermano, fue muerto por losjudos antes de que pudiera haber escrito el Apocalipsis en el tiempo de Nerno de Domiciano, que son los perodos en los cuales los eruditos generalmente locolocan (ver el "Marco histrico"). Sin embargo, un examen ms minucioso hacesurgir varios interrogantes respecto a estas citas. El hecho de que el pasajedel primer manuscrito se refiera a Juan como "el telogo", indica que la citasufri modificaciones hechas por un escriba medieval, porque este ttulo no seaplica a Juan en ningn manuscrito bblico existente anterior al siglo VIII, yes virtualmente imposible que Papas lo pudiese haber usado. La segunda cita,de Georgius Hamartolus, slo se halla en uno de los manuscritos de dicho autor. Los otros nicamente dicen que Juan muri en paz; pero es evidente que nocitan en nada a Papas. Por lo tanto, es muy difcil saber exactamente qu fuelo que dijo Papas acerca de la muerte de Juan. Si en verdad escribi queJuan, como Santiago, fue muerto por los judos, esto no implica que sus muertesocurrieron al mismo tiempo o muy cerca la una de la otra. En el Apocalipsisinclusive se afirma que, en el tiempo en que fue escrito, los judos anseguan causando dificultades a los cristianos, y si Juan finalmente muri comomrtir bien pudo haber sido como resultado de las intrigas de los judos.

    Una tercera cita de Papas la registra el historiador eclesistico Eusebio (m.en 340 d. C.):

    "No pesar escribir con nuestras interpretaciones las cosas que en otro tiempoaprend y encomend a la memoria, para que se afirme la verdad de las mismascon nuestra asercin... Porque si entretanto me sala al encuentro alguno quehaba tratado con los ancianos, le preguntaba curiosamente cules fuesen losdichos de los ancianos; qu acostumbraban a decir [Gr. ipen, 'dijo'] Andrs,Pedro, Felipe, Toms, Santiago, Juan, Mateo, y qu los dems discpulos delSeor; qu predicaron [Gr. lgousin, 'dicen'] Aristin y el presbtero Juan,discpulo del Seor. Pues yo estimaba que no podra sacar tanta utilidad delas lecturas de los libros cuanto de la viva voz de los hombres todavasobrevivientes" (Historia eclesistica iii. 39. 3-4).

    Este pasaje ha dado lugar a muchas conjeturas. Eusebio lo interpret como quehubieran existido dos hombres llamados Juan que vivieron en Asia a fines delsiglo I d. C.: el apstol y otro hombre que era presbtero o anciano. Laopinin de Eusebio era que este ltimo era el que haba conocido Papaspersonalmente, y que fue el que escribi el Apocalipsis, mientras que elapstol haba sido el autor del Evangelio.

    Sin embargo, es posible interpretar de otra manera las palabras de Papas. Zahn, erudito alemn del Nuevo Testamento, hace notar (Introduction to the NewTestament, 2.a ed., t. 2, pp. 451-453) que en la declaracin de Papas no hayuna verdadera distincin entre presbteros y apstoles. Papas dice que"preguntaba" acerca de "los dichos de los ancianos", e inmediatamente sigue conuna lista de los apstoles; luego cuando menciona al "presbtero Juan" loidentifica enseguida como uno de los "discpulos del Seor". La nicadistincin entre los dos grupos que menciona radica en la diferencia del tiempodel verbo, pretrito en el primero y presente en el segundo, lo que sugiere quelos del primer grupo mencionado eran discpulos de Jess que haban vivido odado su testimonio antes del tiempo de Papas, mientras que los del segundogrupo an vivan, y Papas poda obtener de ellos informacin. Si se acepta736 el testimonio de Ireneo (p. 734), el apstol Juan estara incluido en ambosgrupos, y por eso sera concebible que fuera mencionado dos veces.

    El esfuerzo de Eusebio por encontrar dos Juanes en la declaracin de Papas sehace ms comprensible por el hecho de que sus conclusiones fueron influidas porla obra de Dionisio, obispo de Alejandra (m. en 265 d. C.; ver Eusebio, op.

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  • apocalipsis.txtcit. vii. 24-25). Dionisio reaccion contra algunos cristianos que destacabanla idea de un milenario literal, y escribi una obra titulada Tratado acerca delas promesas, en la cual procuraba mostrar mediante eruditos argumentos que elApocalipsis no fue escrito por el apstol Juan sino por otro escritor con elmismo nombre. Dionisio es el primer padre de la iglesia que duda del origenapostlico del Apocalipsis, y sus argumentos han quedado como clsicos para losespecialistas que comparten su punto de vista.

    Dionisio fundamenta sus crticas mayormente en el hecho de que hay evidentesdiferencias entre el lenguaje del Evangelio y el del Apocalipsis. Losvocabularios de ambos muestran marcadas diferencias; una cantidad de palabrasque aparecen con mucha frecuencia en uno, son raras en el otro. Los siguientesejemplos son particularmente notables: ksmos, "mundo", aparece en el Evangelio79 veces, pero en el Apocalipsis slo 3 veces; altheia, "verdad", aparece enel Evangelio 25 veces, pero nunca en el Apocalipsis; fs "luz", 22 veces en elEvangelio, y en el Apocalipsis slo 3 veces; agap, "amar", aparece 37 vecesen el Evangelio, y en el Apocalipsis 4 veces; Pistu, "creer", 100 veces en elEvangelio, y ninguna en el Apocalipsis; all, "pero", ms de 100 veces en elEvangelio, y en el Apocalipsis slo 13 veces; enpion, "ante", "en frente",aparece en el Evangelio una vez, pero en el Apocalipsis 36 veces; ems, "mo",en el Evangelio 42 veces, y en el Apocalipsis una vez. Cuando el Evangelio serefiere a Cristo como "el Cordero", utiliza siempre la palabra amns, mientrasque en el Apocalipsis se usa arnon; ambas palabras significan "cordero". Enel Evangelio, Jerusaln siempre es Hierosluma, mientras que en el Apocalipsises Hierousal'm.

    Dionisio tambin seal que el griego del Evangelio de Juan es correcto y puro,mientras que el del Apocalipsis contiene una cantidad de pasajes extraamenteconstruidos, sin tener en cuenta las reglas de gramtica y sintaxis. En vistade estas marcadas diferencias entre el Evangelio y el Apocalipsis, Dionisioconcluy que no haban sido escritos por el mismo autor. Estas crticasparecen haber tenido una amplia influencia en la opinin de la iglesia orientalen cuanto al origen apostlico del Apocalipsis y, por lo tanto, a sucanonicidad. Eusebio no slo registr los detalles de los argumentos deDionisio, sino que procur darles una base ms firme mediante el pasaje yacitado de Papas. Y en cuanto a la canonicidad del Apocalipsis, inform:

    "Entre los escritos de Juan, adems del Evangelio, es admitida sin controversiaalguna su primera epstola, tanto por los ms recientes cuanto por todos losantiguos; las dos epstolas restantes son puestas en duda. Acerca de laRevelacin (el Apocalipsis) se disputa en pro y en contra con variedad deopiniones" (op. cit. iii. 24. 17-18).

    Aunque la evidencia aducida por Dionisio, que indica la existencia de dosJuanes, tiene consistencia, deben considerarse otros hechos antes de emitir unjuicio. La opinin de Dionisio y Eusebio se funda principalmente en dospuntos: la cita ambigua de Papas y los argumentos de Dionisio acerca dediferencias lingsticas entre el Evangelio y el Apocalipsis. Aunque no puedeprobarse que Papas no se refiri a dos hombres diferentes llamados Juan, si lohizo, su testimonio -en cuanto pueda usarse como prueba del origen noapostlico del Apocalipsis- es refutado por media docena de otros padres de laiglesia (ver p. 734). En este sentido son particularmente importantes lasdeclaraciones de Ireneo, quien se relacion personal y directamente

    VISTA AREA DE LA ISLA DE PATMOS

    EL MONASTERIO Y LA IGLESIA DE PATMOS

    EL TEATRO DE PRGAMO

    EL ALTAR DE ZEUS EN PRGAMO

    SITIO DEL ALTAR DE ZEUS EN PRGAMO

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    737 con Policarpo, contemporneo de Juan y de Papas. Ireneo parece haberconocido a un solo Juan, el apstol, y afirma claramente que fue ste quienescribi el Apocalipsis. En vista de esto parece razonable concluir que nodebe presentarse con tanta insistencia la ambigua declaracin de Papas comoprueba de la existencia de dos hombres llamados Juan.

    Las diferencias lingsticas entre el Evangelio y el Apocalipsis sonsignificativas. Aunque las diferencias de tema y estilo- que evidentementeexisten entre los dos libros- pueden explicar en cierta medida la disparidad delos vocabularios, por lo general un mismo escritor no vara tanto en su uso deciertas palabras tales como all, enpion y ems (ver p. 736). Sin tener encuenta el tema tratado o la forma literaria, por lo general el mismo autor usau omite palabras semejantes en una forma inconsciente. Cuando dos librosdifieren tanto como el Evangelio de Juan y el Apocalipsis en el uso de estaspalabras, podra parecer difcil al principio creer que son del mismo autor.

    Pero este hecho no significa necesariamente de por s que Juan no sea el autorde ambas obras. Las circunstancias en las cuales parecen haber sido escritoslos dos libros pueden explicar razonablemente dichas diferencias. Juan declaraen el Apocalipsis que recibi sus visiones mientras "estaba en la isla llamadaPatmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo" (cap. l:9). En el exilio, Juan sin duda se vio obligado a valerse de su propiacapacidad lingstica para la redaccin del Apocalipsis, y por esto no debesorprenderse que el lenguaje de este libro no sea siempre puro, en donde aveces se translucen semitismos a travs del griego, y que el autor no estuviesesiempre muy seguro de su gramtica. Esta situacin es muy normal considerandolas circunstancias en las cuales Juan escribi el Apocalipsis. Adems, lasvisiones eran evidentemente registradas a medida que las escenas pasabanvvidamente frente a los ojos del profeta (cap. 10: 4). Puede ser que Juan nohiciera a propsito una revisin para que no se debilitara la vivacidad de laaccin.

    Por otra parte, la tradicin cristiana ms antigua indica que el Evangelio fueescrito en condiciones completamente diferentes. En el Fragmento de Muratori,escrito en Roma probablemente alrededor de 170 d. C. -slo pocas dcadasdespus de que hubiera estado all Policarpo, el discpulo de Juan- se afirma:

    "El cuarto de los Evangelios es de Juan, uno de los discpulos. Cuando fueanimado [a escribir] por los otros discpulos y obispos, les dijo: 'Ayunadconmigo los prximos tres das, y todo lo que se nos revele a cada uno denosotros nos lo relataremos mutuamente'. Aquella noche le fue revelado aAndrs, uno de los apstoles, que aunque todos deban revisarlo, Juan debanarrarlo todo en su propio nombre" (Texto latino en S. R Tregellos, ed., CanonMuratorianus, pp. 17-18).

    Aunque es obvio que este relato tiene caractersticas fantsticas, como lapresencia de Andrs y otros apstoles con Juan cuando escribi el Evangelio,puede tener algo de verdad, cuando sugiere que Juan pudo haber recibido ayudaen la composicin del Evangelio. En apoyo de esta hiptesis tambin est unadeclaracin atribuida a Papas, que se conserva en un manuscrito del siglo X:

    "Por lo tanto, es claro que este Evangelio fue escrito despus del Apocalipsis,y fue entregado a las iglesias del Asia por Juan, estando an en el cuerpo[vivo] como obispo de Hierpolis. Papas de nombre, un amado discpulo deJuan, que escribi este Evangelio que le fue dictado por Juan, lo refiere en suExoterica, es decir, en los ltimos cinco libros" (Texto latino en Wordsworth yWhite, Novum Testamentum... Latine, t. 1, pp. 490-491).

    Aunque no puede asegurarse que los detalles de este relato sean exactos, estasdos declaraciones sugieren con cierta intensidad que en el siglo II se habaextendido la idea de que Juan haba redactado el Evangelio con la ayuda deotros. Apoyada por esta antigua tradicin, la declaracin al final del

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  • apocalipsis.txtEvangelio: "Este es el discpulo 738 que da testimonio de estas cosas, yescribi estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero" (cap. 21:24),parecera ser la certificacin de los ayudantes de Juan para dar veracidad a surelato. Si esta manera de interpretar las pruebas es correcta, no es difcilexplicar las diferencias lingsticas y literarias que existen entre elApocalipsis, escrito probablemente cuando Juan estaba solo en Patmos, y elEvangelio, escrito con la ayuda de uno o ms de los creyentes en Efeso.

    A las evidencias presentadas puede aadirse el hecho de que hay ciertosparalelos literarios notables entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan, quesugieren una misma paternidad literaria. El Apocalipsis habla del "agua de lavida" (cap. 21:6; 22:17); y el Evangelio, de "agua viva" (cap. 4: 10; 7:38). El Apocalipsis invita: "El que tiene sed, venga" (cap. 22:17), y el Evangeliodeclara: "Si alguno tiene sed, venga" (cap. 7:37). Opsis, "apariencia" o"rostro", se usa en el NT slo en los escritos de Juan (Juan 7:24; 11: 44;Apoc. l: 16). Lo mismo puede decirse de las expresiones t'rin ton lgon"guardar mi palabra" (Juan 8:51-52, 55; 14:23-24; 15:20; 17:6; 1 Juan 2:5;Apoc. 3:8, 10; 22:7, 9), y noma aut, "se llamaba", literalmente "nombre paral" (Juan 1:6; 3: l; Apoc. 6:8). Salvo en los lugares donde se hace referenciadirecta a los smbolos del AT, se nombra a Cristo como el Cordero nicamente enel Evangelio de Juan y en el Apocalipsis (Juan 1:29, 36; Apoc. 5:6; y 28 vecesms).

    Por lo tanto, aunque pueden presentarse argumentos en contra de que Juan sea elautor del Apocalipsis, debe reconocerse que las pruebas a favor del punto devista tradicional de que el autor del Apocalipsis fue el apstol, sonrazonables y slidas. Este Comentario acepta el punto de vista tradicional. Cf. HAp 462-467.

    3. Marco histrico.

    Los eruditos modernos estn divididos en cuanto a si el momento cuando seescribi el Apocalipsis debe fijarse en una fecha relativamente temprana,durante los reinados de Nern (54-68 d. C.) o de Vespasiano (69-79 d. C.; vert. VI, pp. 83, 88), o en una fecha posterior, hacia el fin del reinado deDomiciano (81-96 d. C.; ver t. VI, p. 88).

    Los eruditos que prefieren una fecha ms antigua para el Apocalipsis,generalmente identifican la persecucin citada en las cartas a las sieteiglesias con la que sufrieron los cristianos en el reinado de Nern (64 d. C.),o posiblemente ms tarde en el tiempo de Vespasiano, aunque no es claro hastaqu punto este ltimo emperador persigui a la iglesia. Creen que el mundoconvulsionado descrito en el Apocalipsis refleja las dificultades queperturbaron la ciudad de Roma desde los ltimos aos de Nern hasta losprimeros aos de Vespasiano. Ven en la bestia que sufre una herida mortal y escurada (cap. 13:3), y en la bestia que "era y no es; y est para subir delabismo" (cap. 17:8), una representacin de Nern, de quien deca una leyendapopular que apareci despus de su muerte, que reaparecera algn da. Tambincreen que el nmero simblico 666 (cap. 13:18) representa a Nern Csar,escrito en consonantes hebreas (Nrwn Qsr). Estas evidencias han inducido acierto nmero de destacados eruditos a ubicar la redaccin del Apocalipsis afines de las dcadas de los aos 60 70 del siglo I.

    Este razonamiento, aunque indudablemente basado en hechos histricos, depende,para ser admitido, de la interpretacin que se d a ciertas declaraciones delApocalipsis. Pero una interpretacin tal es, por supuesto, subjetiva, y no hasido aceptada por muchos verdaderos eruditos del pasado. Tampoco la aceptaeste Comentario, pues sus autores creen que las profecas del Apocalipsis seaplican tambin a lo que est ms all de la situacin inmediata y local (cf.com. cap. 1: 11). Cualquier evidencia para la fecha de la redaccin delApocalipsis debe basarse, en primer lugar, por lo menos en otras clases deevidencias y razonamientos.

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  • apocalipsis.txtEl testimonio de los primeros escritores cristianos es casi unnime en elsentido 739 de que el libro de Apocalipsis fue escrito durante el reinado deDomiciano. Ireneo, que afirma que tuvo relacin personal con Juan por medio dePolicarpo, declara del Apocalipsis: "Porque eso no fue visto hace mucho tiempo,sino casi en nuestros das, hacia fines del reinado de Domiciano" (Contraherejas v. 30). Victorino (m. c. 303 d. C.) dice: "Cuando Juan dijo estascosas estaba en la isla de Patmos, condenado a trabajar en las minas por elcsar Domiciano. Por lo tanto, all vio el Apocalipsis" (Comentario sobre elApocalipsis, cap. 10: 11; ver com. Apoc. l: 9). Eusebio (Historiaeclesistica iii. 20. 8-9) registra que Juan fue enviado a Patmos porDomiciano, y que cuando los que haban sido desterrados injustamente porDomiciano fueron liberados por Nerva, su sucesor (96-98 d. C.), el apstolvolvi a Efeso.

    Un testimonio cristiano tan antiguo ha inducido a los autores de esteComentario a fijar el momento cuando se escribi el Apocalipsis, al final delreinado de Domiciano, o sea antes de 96 d. C.

    Por lo tanto, es interesante mencionar brevemente algo de las condiciones queexistan en el imperio, particularmente las que afectaban a los cristianosdurante el tiempo de Domiciano. Durante su reinado la cuestin de la adoracindel emperador lleg a ser por primera vez crucial para los cristianos,especialmente en la provincia romana de Asia, regin a la cual se dirigieron enprimer lugar las cartas a las siete iglesias. Ver com. cap. 1: 1, 11.

    La adoracin del emperador era comn en algunos lugares al este del marMediterrneo aun antes de Alejandro Magno. Este fue deificado y tambin sussucesores. Cuando los romanos conquistaron el Oriente, sus generales yprocnsules eran aclamados a menudo como deidades. Esta costumbre fue muchoms fuerte en la provincia de Asia, donde siempre haban sido populares losromanos. Era comn edificar templos para la diosa Roma, personificacin delespritu del imperio, y con su adoracin se relacionaba la de los emperadores. En el ao 195 a. C. se le erigi un templo en Esmirna; y en el 29 a. C. Augustoconcedi permiso para la edificacin de un templo en Efeso para la adoracinconjunta de Roma y de Julio Csar, y de otro en Prgamo, para la adoracin deRoma y de s mismo. Augusto no promova su propia adoracin, pero en vista delos deseos expresados por el pueblo de Prgamo, sin duda consider taladoracin como una conveniente medida poltica. En ese culto la adoracin deRoma poco a poco lleg a ser menos importante, y sobresali la del emperador. La adoracin de ste en ninguna manera reemplazaba la de los dioses locales,sino que era aadida y serva como un medio para unificar el imperio. Losrituales del culto del emperador no siempre se distinguan fcilmente de lasceremonias patriticas. En Roma se instaba a no adorar a un emperador mientrasan viva, aunque el senado deific oficialmente a ciertos emperadores yamuertos.

    Gayo Calgula (37-41 d. C.) fue el primer emperador que promovi su propiaadoracin. Persigui a los judos porque se oponan a adorarlo, y sin dudatambin hubiera dirigido su ira contra los cristianos si hubieran sido lobastante numerosos en sus das como para que le llamaran la atencin. Sussucesores fueron ms condescendientes, y no persiguieron a los que no losadoraban.

    El prximo emperador que dio importancia a su propia adoracin fue Domiciano(81-96 d. C.). El cristianismo no haba sido an reconocido legalmente por elgobierno romano (ver p. 769), pero aun una religin ilegal difcilmente fueraperseguida a menos que se opusiera a la ley; y esto fue precisamente lo quehizo el cristianismo. Domiciano procur con todo empeo que su pretendidadeificacin se arraigara en la mente del populacho, e impuso su adoracin a sussbditos. El historiador Suetonio registra que public una carta circular ennombre de sus procuradores, que comenzaba con estas palabras: " 'Nuestro Seory nuestro 740 Dios ordena que esto sea hecho' " (Domiciano xlii. 2).

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  • apocalipsis.txtUn pasaje no muy claro del historiador romano Dio (Historia romana lxvii. 14. I-3) parece explicar esta persecucin:

    "Y en el mismo ao [95 d. C.] Domiciano mat junto con muchos otros a FlavioClemente el cnsul, aunque era su primo y tena como esposa a Flavia Domitila,que era tambin pariente del emperador. Ambos fueron acusados de atesmo,acusacin por la cual fueron condenados muchos otros que haban adoptadocostumbres judas. Algunos de ellos fueron muertos, y el resto por lo menosfue despojado de sus propiedades. Domitila slo fue desterrada a Pandataria".

    Aunque a primera vista este pasaje parece registrar una persecucin contra losjudos (y de acuerdo con el historiador judo H. Graetz, el primo de Domicianoera proslito judo [History of the Jews, t. 2, pp. 387-389] ), los eruditoshan sugerido que en realidad Flavio Clemente y su esposa fueron castigados porser cristianos. Desde el punto de vista de un historiador pagano que noconoca ntimamente el cristianismo, "costumbres judas" sera una descripcinlgica del cristianismo, y el "atesmo" bien podra representar la negativa delos cristianos de adorar al emperador. Eusebio (Historia eclesistica iii. 18.4, p. 123) sin duda confunde la relacin entre Domitila y Clemente, y dice queDomiciano desterr a una sobrina de Clemente, llamada Flavia Domitila, porqueera cristiana. Probablemente las dos referencias son a la misma persona, ysugieren que la persecucin lleg hasta la familia imperial.

    Esa persecucin, por negarse a adorar ante el altar del emperador, sin dudaconstituye la razn inmediata del destierro de Juan a Patmos, y por lo tanto dela redaccin del libro del Apocalipsis. Sin duda haban muerto todos losapstoles, excepto Juan, y ste se hallaba desterrado en la isla de Patmos. Elcristianismo ya haba entrado en su segunda generacin. La mayora de los quehaban conocido al Seor haban muerto. La iglesia se vea frente a la msfiera amenaza externa que haba conocido, y necesitaba una nueva revelacin deJesucristo. Por lo tanto, las visiones dadas a Juan llenaban una necesidadespecfica en ese tiempo; y mediante ellas el cielo fue abierto para la iglesiaque sufra, y los cristianos que se negaban a inclinarse ante la pompa y elesplendor del emperador, recibieron la seguridad de que su Seor, ya ascendidoy ante el trono de Dios, superaba infinitamente en majestad y poder a cualquiermonarca terrenal que pudiese exigir su adoracin. Ver HAp 464-466. En cuantoal significado del culto al emperador en relacin con la declaracin de Juanacerca del "da del Seor", ver com. cap. 1: 10.

    4. Tema.

    Desde su mismo comienzo (cap. l: l) este libro se anuncia como un apocalipsis orevelacin, como un descorrer del velo de los misterios del futuro, queculminan con el triunfo de Jesucristo. Los escritos apocalpticos habandescollado entre la literatura religiosa juda durante ms de dos siglos. Enverdad, el primer apocalipsis que se conoce -el libro de Daniel-, apareci enel tiempo del cautiverio babilnico en el siglo VI a. C. Mediante las guerrasde los Macabeos, cuando los judos recobraron su independencia poltica 400aos ms tarde, crecieron las esperanzas mesinicas que se enfocaban en elanhelado nuevo reino judo, y apareci un conjunto de literatura apocalpticoque segua en mayor o menor grado la forma literaria y los smbolos de Daniel. En el siguiente siglo, cuando la conquista romana deshizo las esperanzas de losjudos de que hubiera un reino mesinico mediante los asmoneos (ver t. V, p.36), las expectativas mesinicas llegaron a ser an ms intensas al anticiparlos judos a un mesas que venciera a los romanos. Durante el siglo 1 a. C. yel siglo 1 d. C., tales esperanzas continuaron siendo un incentivo para quehubiera ms obras apocalpticas. Ver t. V, pp 88-91 donde se trata el tema dela literatura juda apocalptica. 741

    Por lo tanto, no hay por qu sorprenderse de que en el NT, escrito mayormente-si no del todo- por judos y para una iglesia que era mayormente juda en sufondo religioso, Dios colocara un libro de carcter apocalptico que expone elpunto de vista cristiano de los sucesos que llevaran hasta el introducimiento

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  • apocalipsis.txtdel reino mesinico. En sus mensajes a los hombres por medio de los profetas,Dios expresa su voluntad en lenguaje humano y en formas literarias con lascuales estaba familiarizada la gente a quien se dirigieron originalmente susmensajes.

    Aunque apocalipsis es en verdad profeca, difiere de otras profecas bblicas(como las de Isaas, Jeremas, Ezequiel y los profetas menores) en variosaspectos importantes, y estos rasgos distintivos son las caractersticas de laliteratura apocalptica. Entre esas caractersticas distintivas sobresalen lassiguientes:

    l. El alcance csmico de lo apocalptico. Mientras que la mayora de lasprofecas se refieren a los problemas nacionales e internacionales que giran entorno de la historia de Israel y el glorioso futuro que pudo haber sido suyo(ver t. IV, pp. 27-40), lo apocalptico desempea su papel en el escenariomayor del universo, y tiene como tema central el gran conflicto entre Dios yCristo contra Satans y viceversa.

    2. La base de lo apocalptico en visiones y sueos. El escritor apocalpticoregistra los sueos y visiones que recibi mientras estaba "en el Espritu"(ver com. cap. l: 10). A menudo es arrebatado y llevado a lugares distantesdonde contempla escenas de majestad y grandeza que sobrepujan toda descripcinque pueda hacerse en lenguaje humano, y all conversa con ngeles. Aunquetambin se registran estas experiencias repetidas veces en los otros profetas,son particularmente caractersticas de los escritores apocalpticos; enrealidad, forman virtualmente todo el contenido de las secciones apocalpticasde Daniel y del Apocalipsis.

    3. El uso de alegoras en lo apocalptico. En trminos generales, en laprofeca los smbolos son lecciones objetivas concretas de la vida diaria; porejemplo, el alfarero y la arcilla (Jer. 18: 1 - 10), el yugo (Jer. 27:2) y eladobe (Eze. 4:1-2). Por otra parte, en la profeca apocalptico los smbolosempleados son casi siempre seres que nunca se ven en la vida real, como bestiaspolicfalas, ngeles que vuelan en el cielo y animales que hablan y obran coninteligencia. Los lapsos profticos, aunque raros en las profecas comunes, sedan generalmente all en aos literales (Jer. 29:10), mientras que en Daniel yel Apocalipsis aparecen lapsos profticos repetidas veces y generalmente debenentenderse de acuerdo con el principio de da por ao.

    4. La forma literaria de lo apocalptico. Muchas de las profecas estn enforma potica, mientras que la profeca apocalptica (incluyendo la nocannica) est casi enteramente en prosa, excepto una insercin ocasional depoesa, particularmente de himnos (Apoc. 4: 11; 5:9-10; 11: 17-18; 15:3-4;18:2-24; 19:1-2, 6-8).

    Estas consideraciones destacan la regla de que para ser debidamenteinterpretada la literatura apocalptica, debe ser entendida en trminos de suestructura literaria caracterstica y de su nfasis teolgico. El centro de sumensaje es el tema del gran conflicto, que enfoca especialmente el fincatastrfico de este mundo y el establecimiento de otro nuevo. Todo esto sepresenta en lenguaje eminentemente simblico, que no siempre permite una exactainterpretacin (ver com. Eze. 1: 10). Al hablar de las cosas sobrenaturales,el lenguaje literal es a veces completamente inadecuado para presentar las msprimorosas realidades del cielo. El lenguaje figurado apocalptico es enalgunos aspectos semejante al de las parbolas, y deben tomarse las mismasprecauciones al interpretar ambos (ver t. V, p. 194; cf. t. III, p. 1129).

    El Apocalipsis es una "revelacin de Jesucristo" en accin para perfeccionar unpueblo en la tierra a fin de que pueda reflejar su carcter inmaculado, y paraguiar a su iglesia a travs de las vicisitudes de la historia hacia larealizacin del propsito742 eterno de Dios. Aqu, en una forma ms completaque en cualquiera otra parte de las Sagradas Escrituras, el velo que oculta loinvisible de lo visible se descorre para revelar "detrs, encima y entre la

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  • apocalipsis.txttrama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, losagentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente losconsejos de la voluntad de Dios" (Ed 169).

    El Apocalipsis tiene cuatro divisiones principales o lneas profticas: (1) lassiete iglesias, cap. 1-3; (2) los siete sellos, cap. 4 a 8: 1; (3) las sietetrompetas, cap. 8:2 a 11 y (4) los sucesos finales del gran conflicto, cap.12-22.

    Si se tiene en cuenta que el lenguaje del libro es a menudo sumamente figurado,es esencial descubrir la intencin y el propsito de su autor inspirado y elsignificado de la obra para los lectores a quienes originalmente se diriga. De otro modo, la interpretacin de sus figuras -y por lo tanto de su mensaje-puede reflejar una simple opinin personal. Los primeros lectores erancristianos que hablaban griego, y quienes, ya fueran judos o gentiles,consideraban los escritos del canon del AT como la Palabra inspirada de Dios(ver com. Juan 5:39; Hech. 24:14; 2 Tim. 3:16-17) y estaban dispuestos ainterpretar la nueva revelacin en estrecha relacin con la antigua. Por lotanto, las siguientes observaciones y principios sern de utilidad para unacorrecta interpretacin del Apocalipsis.

    "En el Apocalipsis se encuentran y terminan todos los libros de la Biblia", yes, en un sentido especial, "el complemento del libro de Daniel" (HAp 419). Mucho de lo que estaba sellado en el libro de Daniel (ver com. Dan. 12:4) esrevelado en el libro del Apocalipsis, y los dos deben estudiarse juntos. ElApocalipsis contiene citas o alusiones de 28 de los 39 libros del AT. Deacuerdo con un erudito hay 505 citas y alusiones tales, de las cuales unas 325son de los libros profticos: Isaas, Jeremas, Ezequiel, y Daniel enparticular. De los profetas menores son ms comunes las referencias a Zacaras,Joel, Ams y Oseas. De los libros del Pentateuco se hace uso especialmente deExodo. De las secciones poticas se emplea Salmos (ver com. Luc. 24:44). Algunos tambin encuentran ecos de los siguientes libros del NT: Mateo, Lucas,1 y 2 Corintios, Efesios, Colosenses y 1 Tesalonicenses, Hay ilustraciones dela forma en que Juan emplea el lenguaje y las figuras del AT en la NotaAdicional de Apoc. 18; ver com. Isa. 47: l; Jer. 25:12; 50: l; Eze. 26:13. Unexamen de las citas y alusiones revela que l traduca directamente del AThebreo, aunque a veces bajo la influencia de la LXX o una versin griegaposterior.

    Una comprensin clara de estas citas y alusiones en su marco histrico en elAT, es el primer paso para la comprensin de los pasajes donde aparecen en elApocalipsis. Entonces puede estudiarse el contexto en que las usa Juan paradescubrir el significado que l les da. Esto se aplica particularmente a losnombres de personas y lugares, y a cosas, hechos y sucesos. Como muchos de lossmbolos del libro del Apocalipsis ya eran conocidos en la literaturaapocalptico juda, esa literatura a veces ayuda a aclarar el significado deesos smbolos. Los que estn familiarizados con la historia romana de esetiempo tambin observarn que el lenguaje de Juan describe a menudo el ImperioRomano y las vicisitudes de la iglesia bajo su dominio. Por lo tanto, unestudio de la historia romana de ese perodo aclara algunos pasajes que de otramanera seran oscuros. Finalmente debe prestarse atencin a las formas depensamiento y expresin de la poca a la luz del fondo cultural de ese tiempo.

    Al determinar el significado de las escenas sucesivas que pasaron delante deJuan en visin, conviene recordar que el Apocalipsis fue dado para guiar,consolar y fortalecer a la iglesia no slo de esa poca sino a travs de la eracristiana hasta el fin del tiempo (ver HAp 417, 419). En l fue predicha lahistoria de la iglesia para el beneficio y vital consejo de los creyentes delos tiempos apostlicos, de los cristianos743de las edades futuras y de los queviviesen en los ltimos das de la historia de la tierra, a fin de que todospudiesen tener una comprensin inteligente de los peligros y conflictos que lesaguardaban (ver HAp 418-419). Por ejemplo, los nombres de las siete iglesiasson smbolos de la iglesia en diferentes perodos de la historia. La iglesia

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  • apocalipsis.txtlocal de Efeso lleg a ser smbolo de toda la comunidad cristiana de lostiempos apostlicos, pero el mensaje dirigido a ella fue registrado para animara los creyentes de todas las edades (ver HAp 415, 420).

    Es razonable inferir que la descripcin de la iglesia de Efeso y la admonicinque recibe eran particularmente apropiadas para las necesidades de aquellaiglesia en la poca en que fue escrito el mensaje. Tambin eran apropiadaspara las necesidades de toda la iglesia cristiana en el perodo apostlico y,por lo tanto, en resumen, representa lo que estaba sucediendo durante eseperodo de la historia de la iglesia. Se registr para inspiracin y nimo delos creyentes de todas las edades, porque los mismos principios puedenaplicarse en circunstancias similares. Por analoga, lo mismo es ciertorespecto a los mensajes de las otras iglesias. En vista de que las cuatrolneas mayores de profeca enfocan las escenas finales de la historia delmundo, los mensajes del libro del Apocalipsis tienen una importancia particularpara la iglesia actual.

    Que un solo pasaje proftico pueda tener ms de un cumplimiento, es evidente(ver com. Deut.18:15). Algunas de esas profecas tienen un cumplimientoinmediato y otro ms remoto, y adems hay en ellas principios que puedenaplicarse en general en todas las pocas. Ms an, "debe recordarse que laspromesas y las amenazas de Dios son igualmente condicionales" (EGW MS 4, 1883).

    De esta manera ciertas predicciones que podran haber hallado un cumplimientopleno en una poca anterior de la historia, fueron diferidas a causa delfracaso de la iglesia que no se puso a la altura de sus privilegios yoportunidades (ver t. IV, pp. 32-36).

    5. Bosquejo.

    I. Prlogo, 1: 1-3.

    II .Las cartas a las siete iglesias, 1: 4 a 3: 22.

    A. Saludo, 1:4-8.

    B. Introduccin: la visin de Cristo, 1:9-20.

    C. A Efeso, 2:1-7.

    D. A Esmirna, 2:8-11.

    E. A Prgamo, 2:12-17.

    F. A Tiatira, 2:18-29.

    G. A Sardis, 3:1-6.

    H. A Filadelfia, 3:7-13.

    I. A Laodicea, 3:14-22.

    III. El trono de Dios y el libro de los siete sellos, 4: 1 a 8: 1.

    A. El trono celestial, 4: 1 -11.

    B. El triunfo del Cordero, 5:1-14.

    C. Los primeros seis sellos, 6:1-17.

    1. El primer sello: el caballo blanco, 6:1-2.

    2. El segundo sello: el caballo bermejo, 6:3-4.

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  • apocalipsis.txt

    3. El tercer sello: el caballo negro, 6:5-6.

    4. El cuarto sello: el caballo amarillo (plido), 6:7-8.

    5. El quinto sello: el clamor de los mrtires, 6:9-11. 744

    6. El sexto sello: el da de la ira de Dios, 6:12-17.

    D. El sellamiento de los 144.000, 7: 1-8.

    E. La gran multitud, 7:9-11.

    F. El sptimo sello: finaliza el conflicto, 8:1

    IV. Los juicios de Dios: Las siete trompetas, 8:2 a 11: 19.

    A. Introduccin, 8:2-6.

    B. Las primeras seis trompetas, 8:7 a 9:21.

    1. La primera trompeta: fuego, granizo y sangre, 8:7.

    2. La segunda trompeta: la montaa que arde, 8:8-9.

    3. La tercera trompeta: la estrella que cae, 8:10-11.

    4. La cuarta trompeta: son heridos el sol, la luna y lasestrellas, 8: 12-13.

    5. La quinta trompeta: langosta, 9: 1-12.

    6. La sexta trompeta: los ngeles del Eufrates, 9: 13-21.

    C. El ngel con el librillo, 10: 1-11.

    D. Medicin del templo, 11: 1-2.

    E. Los dos testigos, 11:3-14.

    F. La sptima trompeta: el triunfo de Dios, 11: 15-19.

    V. La fase final del gran conflicto, 12:1 a 20:15.

    A. Satans hace guerra contra el pueblo remanente, 12:1 a 13:14.

    1. Desarrollo del conflicto, 12:1-16.

    2. Satans declara la guerra, 12:17.

    3. El papel de la bestia semejante a un leopardo, 13: 1-10.

    4. El papel de la bestia de dos cuernos, 13:11-14.

    B. Principios en juego en el ltimo conflicto, 13: 15 a 14:20.

    1. El ultimtum de Satans al pueblo de Dios: la imagen y la

    marca de la bestia, 13:15-18

    2. El triunfo de los 144.000 sobre la bestia, su imagen y su

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  • apocalipsis.txtmarca, 14:1-5.

    3. El ultimtum de Dios a los habitantes de la tierra: losmensajes de

    los tres ngeles, 14:6-12.

    4. Derrota de los que rechazan la exhortacin final de Dios,14:13-20.

    C. Las siete ltimas plagas: castigos divinos sobre los impos, 15:1 a17: 18.

    1. Una afirmacin de la justicia divina, 15: 1-4.

    2. Preparacin para la ira de Dios, 15:5 a 16: 1.

    3. Las siete ltimas plagas, 16:2-21.

    4. Enjuiciamiento de Babilonia la grande, 17: 1-18.

    D. Exterminacin del mal, 18: 1 a 20:15.

    1. Afirmacin de la misericordia divina: una exhortacin final

    a salir de Babilonia, 18: 1-4.

    2. El fin de la oposicin religiosa organizada: la desolacin

    de Babilonia, 18:5-24.

    3. La coronacin de Cristo como Rey de reyes, 19: 1-10.

    4. La segunda venida de Cristo y su triunfo sobre esta tierra,19:11-21.

    5. El milenio: exterminacin del pecado y los pecadores,20:1-15.

    VI. La tierra nueva y sus moradores, 21:1 a 22:5.

    A. La nueva Jerusaln, 21:1-27.

    B. El ro y el rbol de vida, 22:1-2.

    C. El reino eterno de los santos, 22:3-5.

    Vll. Eplogo: Admonicin e invitacin, 22:6-21.

    A. Recepcin del libro y su mensaje, 22:6-10.

    B. Una exhortacin a estar listos para la venida de Cristo, 22:11-21.745

    CAPTULO 1

    4 Juan escribe el Apocalipsis a las siete iglesias en Asia, representadas por

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  • apocalipsis.txtlos siete candeleros de oro. 7 La segunda venida de Cristo. 14 Su gloriosopoder y majestad.

    1 LA REVELACION de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervoslas cosas que deben suceder pronto; y la declar envindola por medio de sungel a su siervo Juan,

    2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo,y de todas las cosas que ha visto.

    3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profeca, yguardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo est cerca.

    4 Juan, a las siete iglesias que estn en Asia: Gracia y paz a vosotros, delque es y que era y que ha de venir, y de los siete espritus que estn delantede su trono;

    5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primognito de los muertos, y el soberanode los reyes de la tierra. Al que nos am, y nos lav de nuestros pecados consu sangre,

    6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a l sea gloria e imperiopor los siglos de los siglos. Amn.

    7 He aqu que viene con las nubes, y todo ojo le ver, y los que letraspasaron; y todos los linajes de la tierra harn lamentacin por l. S,amn.

    8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Seor, el que es y queera y que ha de venir, el Todopoderoso.

    9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartcipe vuestro en la tribulacin, en elreino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, porcausa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

    10 Yo estaba en el Espritu en el da del Seor, y o detrs de m una gran vozcomo de trompeta,

    11 que deca: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el ltimo. Escribe en unlibro lo que ves, y envalo a las siete iglesias que estn en Asia: a Efeso,Esmirna, Prgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

    12 Y me volv para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi sietecandeleros de oro,

    13 Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceido por el pecho con uncinto de oro.

    14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojoscomo llama de fuego;

    15 y sus pies semejantes al bronce bruido, refulgente como en un horno; y suvoz como estruendo de muchas aguas.

    16 Tena en su diestra siete estrellas; de su boca sala una espada aguda dedos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

    17 Cuando le vi, ca como muerto a sus pies. Y l puso su diestra sobre m,dicindome: No temas; yo soy el primero y el ltimo;

    18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aqu que vivo por los siglos de lossiglos, amn. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

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  • apocalipsis.txt

    19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser despusde estas.

    20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de lossiete candeleros de oro: las siete estrellas son los ngeles de las sieteiglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.

    1.

    Revelacin.

    Gr. apoklupsis, "descubrimiento" (ver p. 733). "La revelacin de Jesucristo"puede considerarse como el ttulo que Juan le dio a este libro. Este ttuloniega categricamente el concepto de que el Apocalipsis es un libro sellado ypor lo tanto no puede ser entendido. Contiene un mensaje que Dios se propusoque sus "siervos" en la tierra deberan or y guardar (vers. 3), y no podranhacerlo a menos que primero lo entendiesen.

    De Jesucristo.

    Tanto en griego como en espaol estas palabras pueden significar que elApocalipsis es una revelacin que se origina en Jess o que lo revela a l. Elcontexto parece implicar que la primera interpretacin 746 es en este caso laprincipal, porque es la revelacin "que Dios le dio, para manifestar a sussiervos". Al mismo tiempo debe recordarse la verdad del segundo significado,porque este libro revela a Jess en su obra celestial despus de su ascensin. En este sentido el Apocalipsis en realidad complementa a los Evangelios. Estosregistran el ministerio de Jess en la tierra; el Apocalipsis revela su obra enel plan de la redencin a partir de ese tiempo. Cf. cap. 19: 10. En cuanto alos nombres de Jess y Cristo, ver com. Mat. l: l.

    Le dio.

    Desde la entrada del pecado toda comunicacin entre el cielo y la tierra hasido por medio de Cristo (PP 382).

    Siervos.

    Gr. dulos, "esclavo" (ver com. Rom. l: l). Los primeros cristianos a menudose designaban a s mismos como "esclavos".

    Que deben suceder pronto.

    El pensamiento de que los diversos acontecimientos predichos en el libro delApocalipsis deban suceder en un futuro cercano se declara especficamentesiete veces: "Las cosas que deben suceder pronto" (cap. l: l; 22:6), "el tiempoest cerca" (cap. 1:3) y "He aqu [o 'ciertamente'] yo vengo pronto" (cap.3:11; 22:7, 12, 20). Tambin hay referencias indirectas a la misma idea (cap.6: 11; 12:12; 17: 10). La respuesta personal de Juan a estas declaraciones delpronto cumplimiento del propsito divino fue: "Amn; s, ven, Seor Jess"(cap. 22:20). Por lo tanto, el concepto de la inminencia del regreso de Jessse halla explcito e implcito a travs de todo el libro.

    La segunda venida de Cristo es el gran acontecimiento culminante delantiqusimo conflicto entre el bien y el mal que comenz cuando Lucifer puso entela de juicio el carcter y el gobierno de Dios. Las declaraciones en elApocalipsis y en otros pasajes bblicos respecto a la inminencia del retorno deCristo, deben entenderse dentro de los lmites de este gran conflicto. Diospodra haber aniquilado con toda justicia a Lucifer cuando con obstinadaimpenitencia persisti en su rebelin; pero la sabidura divina difiri laexterminacin del mal hasta que la naturaleza y los resultados del pecado sehiciesen plenamente visibles para los habitantes del universo (PP 21-23). En

    Pgina 15

  • apocalipsis.txtcualquiera de los diversos momentos cruciales de la historia de este mundo, lajusticia divina podra haber pregonado " Hecho est!", y Cristo podra habervenido para inaugurar su reino de justicia. Hace mucho tiempo que podra haberculminado sus planes para la redencin de este mundo. As como se ofreci aIsrael la oportunidad de preparar el camino para el reino eterno de Dios en latierra cuando ese pueblo se estableci en la tierra prometida, y nuevamentecuando volvi de su destierro en Babilonia, as tambin le dio a la iglesia delos tiempos apostlicos el privilegio de completar la comisin evanglica. Otra oportunidad semejante lleg con el gran despertar del segundo advenimientoen el siglo XIX. Pero en todos esos casos, el pueblo escogido de Dios no supoaprovechar la oportunidad que le fue ofrecida con tanta bondad.

    El movimiento adventista, animado por el consejo inspirado, esperaba que Cristoviniese muy pronto despus de 1844. Cuando Jess an no haba aparecido afines del siglo, se record repetidas veces a los creyentes adventistas que elSeor podra haber venido antes de ese tiempo (3JT 73; 8T 115-116; 3JT 297; DTG587-588; CS 511). Cuando se le pidi a Elena G. de White que explicara por quel tiempo haba continuado ms de lo que sus primeros testimonios parecanindicar, respondi: "Cmo es el caso del testimonio de Cristo y de susdiscpulos? Estaban engaados?... Los ngeles de Dios en sus mensajes para loshombres representan el tiempo como muy corto... Pero ha fallado la Palabra deDios? Nunca! Debe recordarse que las promesas y las amenazas son igualmentecondicionales" (1MS 76-77).

    Por lo tanto, es claro que aunque la segunda venida de Cristo no depende deninguna condicin, las repetidas declaraciones de las Escrituras de que suvenida era inminente estaban condicionadas por la respuesta de la iglesia a laexhortacin de que terminara la obra de predicar el Evangelio en su generacin. No ha fallado la Palabra de Dios que declar hace siglos que el da de Cristo"se acerca" (Rom. 13:12). Jess hubiera venido muy pronto si la iglesia hubiesehecho la obra que se le encomend. La iglesia no tena derecho a esperar a suSeor porque no haba cumplido con las condiciones. Ver Ev 503-505.

    De modo que las declaraciones del ngel del Apocalipsis a Juan respecto a lainminencia del regreso de Cristo para poner fin al reinado del pecado, debenser entendidas como una expresin de la voluntad de Dios y de su propsito. Dios nunca ha pensado en demorar la consumacin del plan de salvacin; siempreha expresado su voluntad de 747 que el regreso de nuestro Seor no se retardemucho.

    Estas declaraciones no deben entenderse en trminos de la presciencia de Diosde que habra una demora tal, ni tampoco a la luz de la perspectiva histricade lo que en realidad ha sucedido en la historia del mundo desde ese tiempo. Es verdad que Dios saba de antemano que la venida de Cristo sera demoradaunos dos mil aos; pero cuando envi sus mensajes a la iglesia por intermediode los apstoles, expres esos mensajes en trminos de su voluntad y propsitorespecto a dicho acontecimiento para que su pueblo estuviese informado de que,en la providencia divina, no haba necesidad de una demora. Por consiguiente,las siete declaraciones del Apocalipsis respecto a la proximidad de la venidade Cristo deben entenderse como una expresin de la voluntad y el propsito deDios, como promesas expresadas condicionalmente, y no como declaracionesbasadas en el conocimiento previo de Dios. En este hecho debe hallarse sinduda la armona entre los pasajes que exhortan a estar preparados para lapronta venida de Cristo y aquellos perodos profticos que revelan cundistante se halla en realidad el da de nuestro Seor Jesucristo.

    La declar.

    Gr. semin, "sealar", "indicar", "dar seal"; "declar", "explic".

    ngel.

    Gr. ggelos, "mensajero". Los ngeles frecuentemente cumplen la funcin de ser

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  • apocalipsis.txtportadores de revelaciones divinas (cf. Dan. 8:16; 9.21; Luc. 1: 19, 26, etc.).Este ngel ha sido identificado como Gabriel (ver com. Luc. l: 19).

    Juan.

    Es decir, Juan el apstol (ver pp. 733-738; cf. com. Mar. 3:17). ElApocalipsis es el nico libro de Juan en el que ste se identifica por nombre(ver t. V, p. 869; cf. 2 Juan l; 3 Juan l).

    2.

    Ha dado testimonio.

    Mejor "dio testimonio". Gr. martur, "dar testimonio", "testificar". Elpretrito (emartr'sen) muestra que el autor se refiere a lo que est porescribir desde el punto de vista de sus lectores, para quienes la accin yasera algo pasado cuando recibieran el mensaje. Las epstolas de Pablo (vercom. Gl. 6:11; Fil. 2:25) presentan numerosos ejemplos de este uso delpretrito; lo mismo se ve en escritos de autores griegos y romanos antiguos. Esta costumbre se consideraba como un acto de cortesa para el lector. Juandeclara que es testigo, que da testimonio de todo lo que Dios te habarevelado.

    Palabra.

    Gr. lgos, "palabra", "declaracin", "mensaje", "orculo" (ver com. Juan 1:1).

    De Dios.

    Es decir, que se origina en Dios, o es hablada por Dios. Juan se refiere a "larevelacin de Jesucristo, que Dios le dio" (vers. l). "La palabra de Dios", "eltestimonio de Jess", y "todas las cosas que ha visto", se refieren a lo mismo:a "la revelacin" del vers. 1.

    El testimonio de Jesucristo.

    Puede referirse a que el libro del Apocalipsis es un mensaje proveniente deJess o acerca de Jess (ver com. vers. l). El contexto favorece la primerainterpretacin; pero, por supuesto, es ambas cosas.

    Los vers. 1 y 2 tipifican un tpico paralelismo invertido, en el cual laslneas primera y cuarta son paralelas, y la segunda es paralela a la tercera:

    "La revelacin de Jesucristo,

    que Dios le dio...

    La palabra de Dios....

    del testimonio de Jesucristo".

    Ha visto.

    Mejor "vio". Vocablos que significan comunicacin y percepcin visual,aparecen 73 veces en el Apocalipsis; y palabras que denotan comunicacin ypercepcin auditiva, 38 veces. El Apocalipsis es un informe real de lo queJuan vio y oy mientras estaba en visin.

    3.

    Bienaventurado.

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  • apocalipsis.txtGr. makrios, "feliz" (ver com. Mat. 5:3). Algunos sugieren que aqu puedehaber una alusin a Luc. 11: 28.

    El que lee.

    Sin duda es una referencia en primer lugar a la persona que se escoga en laiglesia antigua para leer en pblico los escritos sagrados. Juan anticipa lalectura pblica del libro que ahora dirige a "las siete iglesias que estn enAsia" (vers. 4), en la presencia de los miembros reunidos de cada congregacin(cf. Col. 4:16; 1 Tes. 5:27). Esta prctica cristiana refleja la costumbrejuda de leer "la ley y los profetas" en la sinagoga cada sbado (Hech. 13:15,27; 15:21; etc.; ver t. V, pp. 59-60). La orden implcita de que se leyera elApocalipsis en las iglesias de Asia sugiere que sus mensajes eran aplicables ala iglesia en los das de Juan (ver com. Apoc. 1:11).

    Los que oyen.

    O sea los miembros de iglesia. Ntese que hay slo un lector en cada iglesia,pero hay muchos que "oyen" lo que se lee. La bendicin que acompaaba lalectura del Apocalipsis en las "siete iglesias" de 748 la provincia romana deAsia, pertenece a todos los cristianos que leen este libro con el deseo decomprender ms perfectamente las verdades que all se registran.

    Esta profeca.

    La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "la profeca". Algunossugieren que Juan pide aqu especficamente que se le d igual oportunidad a lalectura del Apocalipsis como a los libros profticos del AT, los cuales selean en la sinagoga cada sbado. Aunque la palabra "profeca", como se usa enla Biblia, se refiere a un mensaje especfico de Dios, sea cual fuere sunaturaleza (ver com. Rom. 12:6), el libro de Apocalipsis puede ser llamadoacertadamente una profeca en el sentido ms estricto porque es una prediccinde acontecimientos futuros.

    Guardan.

    La flexin del verbo en griego implica la observancia habitual de lasadmoniciones de este libro como una norma de vida. Ver com. Mat. 7:21-24.

    Escritas.

    Mejor "han sido escritas", con el sentido de que "permanecen escritas".

    Tiempo.

    Gr. kairs, "tiempo", con el significado de un momento particular, una ocasinpropicia, un tiempo establecido de antemano para un acontecimiento particular(ver com. Mar. l: 15). Este "tiempo" que "est cerca" es el tiempo para elcumplimiento de "las cosas en ella escritas", "las cosas que deben sucederpronto" de Apoc. 1: 1 (ver este com.). La inminencia de esos acontecimientos esel motivo para observar atentamente "las palabras de esta profeca". Por lotanto, el Apocalipsis es de importancia muy especial para los que creen que "eltiempo" de la venida de Cristo "est cerca". Comprese con la Nota Adicionalde Romanos 13.

    Est cerca.

    Como vivimos en los ltimos momentos del "tiempo", las profecas delApocalipsis tienen una importancia capital para nosotros. "EspecialmenteDaniel y Apocalipsis deben recibir atencin como nunca antes en la historia denuestra obra" (TM 112). "Los solemnes mensajes que en el Apocalipsis se dieronen su orden, deben ocupar el primer lugar en el pensamiento de los hijos deDios" (3JT 279).

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  • apocalipsis.txt

    "Al libro de Daniel se le quita el sello en la revelacin que se le hace aJuan" (TM 115). Mientras que el libro de Daniel presenta a grandes rasgos lossucesos de los ltimos das, el libro de Apocalipsis da vvidos detalles acercade dichos sucesos, de los cuales ahora se declara que estn "cerca".

    4.

    Juan.

    Ver com. vers. l. El hecho de que el escritor no sienta la necesidad de unamayor identificacin, demuestra que era bien conocido en las iglesias "enAsia". Es tambin un testimonio de la autenticidad del libro porque es deesperar que otro escritor que no fuera Juan, a quien los creyentes "en Asia"conocan por este nombre, pretendiera tener autoridad y poder. La sencillezcon que el escritor se refiere a s mismo coincide con la humilde actitud delescritor del Evangelio de Juan (ver t. V, p. 869).

    A las siete iglesias.

    Desde aqu hasta el fin del cap. 3, el Apocalipsis se parece por su forma a unacarta antigua, o ms bien a una serie de cartas. Esta seccin epistolar es unaintroduccin al resto del libro, que se caracteriza por una sucesin devisiones dramticas. Para un comentario sobre el uso del nmero "siete" en elApocalipsis y acerca de las siete iglesias, ver com. cap. 1:11.

    Asia.

    Es decir, la provincia romana de Asia, territorio de unos 500 km de este aoeste y 420 km de norte a sur, en la parte occidental de Asia Menor, en laactual repblica de Turqua (ver t. VI, mapa frente a p. 33). En los tiemposhelensticos esa regin se transform en el importante reino de Prgamo,destacado centro de la cultura helenstica. En cuanto a las circunstancias enque Prgamo se convirti en la provincia romana de Asia, ver t. V, p. 37. Asiasigui siendo un centro importante de la cultura greco-romana en los tiemposdel NT. Pablo pas muchos meses all (Hech. I8: 19-21; 19: 1, 10), y el xitode sus labores en esa regin es evidente porque tres de sus epstolas fuerondirigidas a los cristianos que vivan en ese territorio (Efesios, Colosenses,Filemn). Su primera Epstola a Timoteo, que estaba entonces a cargo de laiglesia de Efeso y tal vez de las iglesias de toda la provincia, es una pruebade que all haba una comunidad cristiana bien establecida. Pablo era elapstol de los gentiles, y es probable que los miembros de estas iglesias de laprovincia romana de Asia fueran en su mayora gentiles.

    Despus de que la congregacin cristiana de Jerusaln fue esparcida poco antesde 70 d.C., parece que Asia aument en importancia como centro delcristianismo. Sin duda se debi a la presencia y direccin del apstol Juanquien, segn la tradicin, resida en Efeso y viajaba por la regincircundante, "aqu para nombrar obispos, all para poner 749 en orden iglesiasenteras, y all para ordenar a los que eran indicados por el Espritu"(Clemente de Alejandra, Quin es el rico que se salvar? xlii). Estadeclaracin parece reflejar una relacin ntima entre el apstol y las iglesiasde Asia.

    Gracia y paz.

    Ver com. Rom. 1:7; 2 Cor. 1:2. Se ha sugerido que este saludo deriv de unacombinacin del saludo comn griego jirein, "salud" (como en Sant. l: l), y elsaludo hebreo shalom, en su equivalente griego eir'en', "paz".Jireinprobablemente tiene relacin con jris, "gracia", el trmino ms religioso quese usa aqu. "Gracia" y "paz" aparecen comnmente en los saludos de lasantiguas epstolas cristianas, y juntas sin duda constituyen una formacaracterstica de saludo de la iglesia apostlica (Rom. 1:7; 1 Cor. 1:3; 2 Con

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  • apocalipsis.txt1:2; Gl. 1:3; Efe. 1:2; Fil. l: 2; Col. 1: 2; 1 Tes. l: l; 2 Tes. l: 2; 1 Tim.1:2; 2 Tim. 1:2; Tito 1:4; File. 3; 1 Ped. 1:2; 2 Ped. 1:2; 2 Juan 3).

    Del que es.

    Gr. ho n, "el que es", expresin sin duda tomada de Exo. 3:14 segn la LXX,donde se usa para traducir el nombre divino YO SOY. Esta expresin implica,como en hebreo, existencia de Dios sin lmite alguno de tiempo. El textogriego presenta un error gramatical, pues a la preposicin ap, "de parte de","del", debe seguir el caso genitivo y no el nominativo, que se usa aqu. Sinembargo, esto no demuestra que Juan ignoraba la gramtica; su negativa dedeclinar en griego la palabra que representa al Ser divino quiz fue una manerasutil de destacar la absoluta inmutabilidad de Dios. Por el contexto de losvers. 4 y 5 es claro que la frase en cuestin se refiere al Padre.

    Que era.

    Dios ha existido desde toda la eternidad (Sal. 90:2).

    Que ha de venir.

    O "el que viene". La trada "que es", "que era" y "que ha de venir" indica quela tercera frase es un sustituto futuro del verbo, que equivale a decir "queser". Se ha sugerido que tambin se refiere a la segunda venida de Cristo. Esta interpretacin, verbalmente posible, no concuerda con el contexto, el cualmuestra que ste no era el pensamiento del autor.

    La referencia al Padre expone su eternidad y declara que el mismo Ser que ahoracontinuamente existe, siempre ha existido y siempre existir. La existenciapersonal de Dios trasciende al tiempo, pero una eternidad infinita slo puedeser expresada en palabras humanas por medio de trminos limitados y temporalescomo los que aqu emplea Juan.

    Siete espritus.

    En cuanto al significado del nmero "siete" en el Apocalipsis, ver com. vers. 1l. Estos siete espritus tambin se describen como siete lmparas de fuego(cap. 4:5) y como los siete ojos del Cordero (cap. 5:6). La relacin de los"siete espritus" con el Padre y con Cristo, como que tambin fueran la fuentede la gracia y paz del cristiano, implica que representan al Espritu Santo. El nombre de "siete" tal vez es una expresin simblica de su perfeccin, ytambin puede implicar la variedad de dones por medio de los cuales obra en losseres humanos (1 Cor. 12:4-11; cf. Apoc. 3: 1).

    Delante de su trono.

    Es decir, delante del trono "del que es, y que era y que ha de venir". Estaposicin tal vez signifique disposicin para un servicio inmediato. Ver com.cap. 4:2-5.

    5.

    Jesucristo.

    Ver com. vers. 1. Los otros miembros de la Deidad ya han sido mencionados en elvers. 4.

    Testigo fiel.

    En el texto griego este ttulo est en aposicin con "Jesucristo", que apareceen el caso genitivo-ablativo. Normalmente estas palabras deberan estar en elmismo caso; sin embargo quedan, como el ttulo divino para el Padre (ver com.vers. 4), aqu en caso nominativo, sin cambio ninguno. Algunos sugieren que

    Pgina 20

  • apocalipsis.txtJuan implica as la divinidad de Cristo y su igualdad con el Padre (ver NotaAdicional de Juan 1). Cristo es el "testigo fiel" porque es el representanteperfecto del carcter, la mente y la voluntad de Dios delante de la humanidad(ver com. Juan 1: 1, 14). Su vida sin pecado en la tierra y su muerte comosacrificio testifican de la santidad del Padre y de su amor (Juan 14:10; vercom. cap. 3:16).

    Primognito.

    Gr. prttokos, "primognito" (ver com. Mat. 1:25; Rom. 8:29; cf. com. Juan1: 14). Jess no fue cronolgicamente el primero que resucit de entre losmuertos, pero puede considerarse como el primero en el sentido de que todos losque resucitaron antes y despus de l, fueron liberados de las ataduras de lamuerte slo en virtud del triunfo de Cristo sobre el sepulcro. Su poder paraponer su vida y para volverla a tomar (Juan 10: 18) lo coloca en una posicinsuperior a todos los otros hombres que hayan salido alguna vez de la tumba, ylo caracteriza 750 como el origen de toda vida (Rom. 14:9; 1 Cor. 15:12-23; vercom. Juan 1: 4, 7-9). Este ttulo, como el que sigue, refleja el pensamientode Sal. 89:27.

    Soberano.

    O "gobernante". Este mundo pertenece legtimamente a Cristo. Cristo triunfsobre el pecado y recobr la heredad que perdi Adn, y es el gobernantelegtimo de la humanidad (Col. 2:15; cf. Col. 1:20; Apoc. 11: 15). En el dafinal todos los seres humanos lo reconocern como tal (Apoc. 5:13). Pero yasea que se lo reconozca o no, Cristo ha tomado el dominio de los asuntosterrenales para el cumplimiento de su propsito eterno (ver com. Dan. 4:17). El plan de la redencin, que se ha convertido en una verdad histrica mediantesu vida, muerte y resurreccin, ha ido avanzando paso tras paso hacia el granda del triunfo definitivo. Ver Apoc. 19:15-16.

    Que nos am.

    La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "que nos ama" (BJ, BA, BC). El amor de Dios, revelado en Jesucristo, es ahora un hecho histrico; pero l"nos ama" ahora tanto como cuando entreg la ddiva suprema de su Hijo.

    Lav.

    La evidencia textual favorece la variante "solt"; "libert" (BA). Estadiferencia sin duda surgi por la similitud entre las palabras griegas lu,"lavar", y l, "soltar". Ser "soltado" de los pecados es ser libertado delcastigo y del poder del pecado (ver com. Juan 3:16; Rom. 6:16-18, 21-22).

    Con su sangre.

    O "por su sangre", es decir por la muerte de Cristo en la cruz. Fue unsacrificio vicario (ver com. Isa. 53:4-6; cf. DTG 16).

    6.

    Reyes y sacerdotes.

    La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "un reino, sacerdotes"(BC), quiz una alusin a Exo. 19:6 (cf. Apoc. 5: 10). Cristo ha constituidoa su iglesia en un "reino" y a sus miembros individuales en sacerdotes. Sermiembro del reino es ser "sacerdote". Comprese con el "real sacerdocio" de 1Ped. 2: 9. Los que han aceptado la salvacin en Cristo, constituyen un reinocuyo rey es Cristo. Es una referencia al reino de la gracia divina en loscorazones de los seres humanos (ver com. Mat. 4:17). Un sacerdote puede serconsiderado como uno que presenta ofrendas a Dios (cf. Heb. 5: l; 8:3), y eneste sentido todo cristiano tiene el privilegio de presentar "sacrificios

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  • apocalipsis.txtespirituales" -oracin, intercesin, accin de gracias, gloria- a Dios (1 Ped.2:5, 9). Como cada cristiano es un sacerdote, puede acercarse a Diospersonalmente, sin la mediacin de otro ser humano, y tambin acercarse-interceder- por otros. Cristo es nuestro mediador (1 Tim. 2:5), nuestro gran"sumo sacerdote", y por medio de l tenemos el privilegio de llegarnos"confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallargracia para el oportuno socorro" (Heb. 4:15-16).

    A l sea gloria.

    Literalmente "a l la gloria" (BJ, BC, NC), es decir, a Cristo (vers. 5). Elartculo definido que acompaa al sustantivo sugiere una gloria especfica,quiz la gloria total. Para un comentario sobre dxa, la palabra que setraduce "gloria", ver com. Rom. 3:23.

    Imperio.

    El atribuirle "imperio" a Cristo es reconocerlo como el gobernante legtimodel universo. Despus de la resurreccin recibi "toda potestad... en el cieloy en la tierra" (ver com. Mat. 28:18). Cristo merece la alabanza siemprecontinua de la humanidad como agradecimiento por su triunfo sobre el pecado yla muerte (Col. 2:15). Satans haba puesto en tela de juicio el derecho deCristo a la "gloria" y al "imperio", pero stos pertenecen legtimamente aCristo. Con esta doxologa o atribucin de alabanza, termina Juan el saludo ensu carta (Apoc. 1:4-6).

    Por los siglos de los siglos.

    Gr. eis tus ains tn ainn, "para los siglos de los siglos" y por lo tanto,"para siempre". En cuanto a la palabra ain, ver com. Mat. 13:39. Juan nopercibe lmite alguno de tiempo al derecho de Cristo a la "gloria e imperio".

    Amn.

    Ver com. Mat. 5:18.

    7.

    He aqu que viene.

    Despus de terminar el saludo en el vers. 6, Juan anuncia el tema delApocalipsis: la segunda venida de Cristo. Esta es la meta hacia la cual semueve todo lo dems. Es significativo que Juan use el tiempo presente, "queviene", con lo cual destaca la certeza del acontecimiento, quiz tambin suinminencia (ver com. vers. 1).

    Con las nubes.

    Ver com. Hech. 1:9-11.

    Traspasaron.

    Gr. ekkent. Esta palabra la usa Juan en su Evangelio (cap. 19:37) cuandocita a Zac. 12:10. Los traductores de la LXX sin duda se equivocaron al leeren Zac. 12:10 la palabra hebrea daqaru, "traspasaron", como raqadu, "danzaronen triunfo", y as la tradujeron al griego. El Evangelio de Juan es el nicoen donde se registra que el costado de Jess fue herido por un lanzazo (Juan19:31-37). Este punto de similitud entre 751los dos libros es una evidenciaindirecta de que el Apocalipsis fue escrito por la misma mano que redact elcuarto Evangelio. Aunque Juan sin duda escribe en griego, no tiene en cuentala LXX en ambos casos, y da una traduccin correcta del hebreo. La afirmacinde Apoc. 1:7 claramente implica que los responsables de la muerte de Cristosern levantados de entre los muertos para presenciar su venida en gloria (ver

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  • apocalipsis.txtcom. Dan. 12:2). Durante su enjuiciamiento Jess advirti a los dirigentesjudos en cuanto a este temible suceso (Mat. 26:64).

    Lamentacin.

    Literalmente "se cortarn", referencia a la costumbre antigua de cortar o herirel cuerpo como seal de tristeza. En sentido figurado, como aqu, describe eldolor ms bien que la accin fsica de herirse el cuerpo. Refleja elremordimiento que se apoderar de los impos (ver com. Jer. 8:20).

    8.

    Yo soy.

    Gr. eg eim (ver com. Juan 6:20).

    El Alfa y la Omega.

    La primera letra y la ltima del alfabeto griego; es como si dijramos: "desdela A hasta la Z". La frase indica integridad, plenitud, y tiene el mismosignificado que "el principio y el fin, el primero y el ltimo" (cap. 22:13). En este caso el que habla es "el Seor, el que es y que era y que ha de venir",identificado como Dios el Padre (ver com. cap 1:4); sin embargo, en los vers.11-18 la expresin "el Alfa y la Omega" se identifica claramente con Cristo,quien tambin declara que es "el primero y el ltimo". En el cap. 22:13 lafrase "el Alfa y la Omega" se refiere a Cristo, lo que es evidente por el vers.16. El Padre y el Hijo comparten estos atributos eternos (ver Nota Adicionalde Juan 1).

    Principio y fin.

    La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisin de estas palabras aqu yen el vers. 11, pero su inclusin en el cap. 22:13 est establecida.

    El Seor.

    La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "Seor Dios" (BJ, BA, BC,NC).

    Que es.

    Ver com. vers. 4.

    Todopoderoso.

    Gr. pantokrtr, "omnipotente". El ttulo se repite con frecuencia en elApocalipsis (cap. 4:8; 11: 17; 15:3; 16:7, 14; 19:6, 15; 21:22). En Ose. 12:5(LXX) se usa pantokrtr para traducir la palabra hebrea tseba'oth,"ejrcitos", comnmente usada con Yahweh como un apelativo de Dios (ver t. 1,p. 182). Este ttulo recalca la omnipotencia de Dios. Cf. 1 Sam. 1: 11; Isa.1:9; Jer. 2:19; Ams 9:5.

    9.

    Yo Juan.

    Ver pp. 733-738.

    Copartcipe vuestro en la tribulacin.

    Sin duda Juan no era el nico que sufra persecucin en ese tiempo.

    El reino.

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  • apocalipsis.txt

    Es decir, el reino de la gracia divina (ver com. Mat. 4:17). "Es necesarioque a travs de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hech. 14:22).

    Paciencia.

    La raz del vocablo quiere decir "permanecer debajo". "Paciencia" indica aqu"aguante", "perseverancia", el ejercicio del dominio propio para poder soportaruna situacin difcil, cuando con slo negar la fe se podra evitar la presinde la persecucin. Los cristianos tienen en Cristo fuerza suficiente para"aguantar" "en Jess". Ver com. Rom. 2:7; Apoc. 14:12.

    De Jesucristo.

    La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "en Jess" (BJ, BA, BC, NC). La paciencia es una relacin vital con l.

    Estaba.

    Mejor "vine a estar", lo que implica que Patmos no era el lugar de residenciapermanente de Juan, sino que las circunstancias lo haban llevado hasta all.

    Patmos.

    Islita del mar Egeo, a unos 80 km al suroeste de Efeso. Mide unos 15 km denorte a sur, y unos 10 km de este a oeste en su parte ms ancha. Patmos esrocosa y rida; su costa, sumamente irregular, forma muchas ensenadas. Plinioescribi en el ao 77 d. C., que la isla se usaba como una colonia penal(Historia natural iv. 12. 23). Esto explica la declaracin de Juan de que era"copartcipe... en la tribulacin". El apstol estaba en Patmos como preso delos romanos (ver pp. 86-90).

    Victorino de Petavio (m. c. 303 d. C.) declar unos dos siglos ms tarde acercadel Apocalipsis: "Cuando Juan dijo estas cosas estaba en la isla de Patmos,condenado a trabajar en las minas [en latn metallum] por el csar Domiciano"(Comentario sobre Apocalipsis, com. cap. 10: 11). La palabra latina metallumpuede referirse tanto a una cantera como a una mina, pero como Patmos tienecanteras y no hay vestigios de que hubiera tenido minas, es probable que quisodecir lo primero. La declaracin de Plinio de que Patmos era una coloniapenal, es la de un contemporneo de Juan bien informado, mientras que la deVictorino, aunque probable, debe clasificarse como una tradicin.

    Por causa de la palabra.

    El texto griego no 752 apoya la opinin de que esta frase significa que Juanestaba en Patmos con el fin de recibir y registrar las visiones que all leseran dadas (ver com. vers. 2). Las frases "palabra de Dios" y "testimonio de[respecto a] Jesucristo" se refieren a su testimonio inspirado a favor delEvangelio durante ms de medio siglo. Este haba sido el nico propsito quemotivaba la vida de Juan. Durante los amargos das de persecucin en tiempo deDomiciano, su intrpido testimonio fue la causa de que lo desterraran a Patmos(ver pp. 738-739).

    10.

    En el Espritu.

    Literalmente "en espritu", que puede significar "en estado de xtasis". Juanse abstrajo de las cosas terrenales; slo estaba consciente de las impresionesque le llegaban del Espritu Santo. La percepcin natural de los sentidos fuesustituida completamente por una percepcin espiritual.

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  • apocalipsis.txtDa del Seor.

    Gr. Kuriak' h'mra. Se han hecho varios intentos para explicar esta frase, queslo aparece aqu en las Escrituras. Algunos intrpretes la hacen equivalercon "el da de Jehov", de los profetas del AT (Joel 2: 11, 31; Sof. 1: 14;Mal. 4: 5; cf. Hech. 2: 20). Puede concederse que estas palabras podrantener tal interpretacin si se toman aisladamente. Los que as las explican,destacan que el Apocalipsis centra la atencin en el gran da final del Seor yen los acontecimientos que conducen a l (ver com. Apoc. 1: 1). Estar "en elEspritu en el da del Seor" quiz pudiera entenderse como que significa serarrebatado en visin a travs del tiempo para presenciar acontecimientosrelacionados con el da del Seor.

    Sin embargo, hay razones para rechazar esta interpretacin. En primer lugar,cuando la frase "da del Seor" claramente designa el gran da de Dios, eltexto griego siempre dice h'mra tou kurou o h'mra kriou (1 Cor. 5: 5; 2Cor. 1: 14; 1 Tes. 5: 2; 2 Ped. 3: 10). En segundo lugar, el contexto (Apoc.1: 9-10) sugiere que el "da del Seor" se refiere al tiempo cuando Juancontempl la visin y no al tema de la visin. De modo que Juan da suubicacin: "la isla llamada Patmos" (vers. 9); la razn por la cual est all:"por causa de las palabras de Dios" (vers. 9), y su estado durante la visin:"en el Espritu". Todas estas frases tienen que ver con las circunstancias enlas cuales le fue dada la visin, y es lgico concluir que la cuarta tambincoincide al dar el tiempo especfico de la revelacin. La mayora de losexpositores apoyan esta conclusin.

    Aunque la expresin kuriak' hemra es nica en la Escritura, tiene una largahistoria en el griego postbblico. Como forma abreviada, kuriak' es un trminocomn en los escritos de los padres de la iglesia para designar al primer dade la semana, y en el griego moderno kuriak es el nombre del domingo. Suequivalente latino dominica dies designa el mismo da, y ha pasado a variosidiomas modernos como domingo, y en francs como dimanche. Por eso muchoseruditos sostienen que kuriak' h'mra en este pasaje tambin se refiere aldomingo, y que Juan no slo recibi su visin en este da, sino que tambin loreconoci como "el da del Seor" quiz porque en ese da Cristo resucit delos muertos.

    Hay razones negativas y positivas para rechazar esta interpretacin. En primerlugar est el reconocido principio del mtodo histrico; es decir, que unaalusin debe ser interpretada solamente por medio de evidencias anteriores aella o contemporneas con ella, y no por datos histricos de un perodoposterior. Este principio tiene mucha importancia en el problema delsignificado de la expresin "da del Seor" tal como aparece en este pasaje. Aunque este trmino es frecuente en los padres de la iglesia para indicar eldomingo, la primera evidencia decisiva de tal uso no aparece sino hasta finesdel siglo II en el libro apcrifo Evangelio segn Pedro (9, 12), donde el dade la resurreccin de Cristo se denomina "da del Seor". Como este documentofue escrito por lo menos tres cuartos de siglo despus de que Juan escribi elApocalipsis, no puede presentarse como una prueba de que la frase "da delSeor" en el tiempo de Juan se refera al domingo. Podran citarse numerososejemplos para mostrar la rapidez con que las palabras pueden cambiar designificado. Por lo tanto, el significado de "da del Seor" se determinamejor en este caso recurriendo a las Escrituras antes que a la literaturaposterior.

    En cuanto al aspecto positivo de esta cuestin, est el hecho de que aunque laEscritura en ninguna parte indica que el domingo tiene alguna relacinreligiosa con el Seor, repetidas veces reconoce que el sptimo da, el sbado,es el da especial del Seor. Se nos dice que Dios bendijo y santific elsptimo da (Gn. 2: 3); lo constituy como recordativo de su obra de creacin(Exo. 20: 11); lo llam especficamente "mi da santo" (Isa. 58: 13); y Jessse proclam como "Seor an 753 del da de reposo [sbado]" (Mar. 2: 28), en elsentido de que como Seor de los hombres era tambin Seor de lo que fue hecho

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  • apocalipsis.txtpara el hombre: el sbado. De manera que cuando se interpreta la frase "dadel Seor" de acuerdo con pruebas anteriores y contemporneas del tiempo deJuan, se concluye que hay slo un da al cual puede referirse, y se es elsbado, el sptimo da. Ver 2JT 411; HAp 464.

    Los descubrimientos arqueolgicos han proyectado ms luz sobre la expresinkuriak' h'mra. Papiros e inscripciones del perodo imperial de la historiaromana, hallados en Egipto y Asia Menor, emplean la palabra kuriaks (elmasculino de kuriak') para referirse a la tesorera y el servicio imperial. Esto es comprensible, pues el emperador romano a menudo era llamado en griegoel krios, "seor", y por consiguiente su tesorera y servicio eran la"tesorera del seor" y "el servicio del seor". Por lo tanto kuriaks era unapalabra familiar en el idioma oficial romano para las cosas relacionadas con elemperador. Una de esas inscripciones procede de una poca tan antigua como loes el ao 68 d. C. De manera que es claro que este uso de kuriaks eracorriente en el tiempo de Juan (ver Adolf Deissmann, Light From the AncientEast, pp. 357-361).

    En esta misma inscripcin aparece una referencia a un da al que se le dio elnombre de la emperatriz Julia, o Livia como es mejor conocida.

    En otras inscripciones de Egipto y de Asia Menor aparece con frecuencia eltrmino sebast', el equivalente griego de Augustus, como nombre de un da. Sinduda stas son referencias a das especiales en honor del emperador (verDeissmann, loc. cit.). Algunos han sugerido que la expresin kuriak' h'mra,como la usa Juan, tambin se refiere a un da imperial; pero esto parece dudosopor dos razones. Primero: aunque haba das imperiales y el trmino kuriaksse usaba para otras cosas relativas al emperador, an no se ha encontradoningn caso en que kuriak' se hubiera aplicado a un da imperial. Esto, porsupuesto, no es una prueba final, porque es un argumento basado en el silencio. Pero el segundo argumento que puede esgrimirse contra la identificacin dekuriak' h'mra de Juan con un da imperial, parece ser concluyente: se sabe quetanto los judos del siglo I (ver Josefo, Guerra vii. 101), como loscristianos, por lo menos en el siglo II (ver Martirio de Policarpo 8), senegaron a llamar al Csar krios, "seor". Por lo tanto, llega a serextremadamente difcil pensar que Juan se hubiera referido a un da imperialcomo el "da del Seor", especialmente en sin tiempo cuando l y sus hermanoscristianos eran terriblemente perseguidos por negarse a adorar al emperador(ver pp. 738-740). Es ms probable que Juan escogiera la expresin kuriak'h'mra para referirse al sbado, como un medio sutil de proclamar el hecho deque as como el emperador tena das especiales dedicados en su honor, astambin el Seor de Juan, por amor de quien ahora sufra, tambin tena su daespecial. Para un estudio del origen de la observancia del da domingo y de ladesignacin del domingo como "da del Seor", ver com. Dan. 7: 25 y HAp464-465.

    Algunos estudiosos han sugerido que kuriak' h'mra debe entenderse como"domingo de pascua". Esta frase se us posteriormente para designar a lafiesta anual que recordaba la resurreccin de Jess. Sin embargo, estaexplicacin no necesariamente se aplica al siglo I. Por lo tanto, no sirve paraaclarar este pasaje.

    Como de trompeta.

    La comparacin con una trompeta indica la intensidad de la voz.

    11.

    Yo soy el Alfa.

    Ver com. vers. 8. De acuerdo a los vers. 17 y 18 es claro que estos ttulos seaplican en este caso especficamente a Cristo; sin embargo, la evidenciatextual establece (cf. p. 10) la omisin de las palabras "Yo soy el Alfa y la

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  • apocalipsis.txtOmega, el primero y el ltimo". Estn omitidas en la BJ, BA, BC y NC.

    En los vers. 4-10 Juan dirige a las siete iglesias su propia declaracinintroductoria de las circunstancias en las cuales le fue dado el Apocalipsis. Comenzando con el vers. 11 presenta la autorizacin que recibi directamente deCristo para escribir el Apocalipsis. Es apropiado que as lo hiciera, porquesta es "la revelacin de Jesucristo" (vers. 1). La revelacin empieza con elvers. 11.

    Un libro.

    Gr. biblon, "libro", generalmente e hojas de papiro, el tipo de libro mscomn en los das de Juan. Ver t. V, p. 114.

    Lo que ves.

    La comunicacin visual y la percepcin predominan en el Apocalipsis (ver com.vers. 2). Juan vio visiones, escenas panormicas simblicas, las que describetan plena y exactamente como es posible hacerlo 754 dentro de los lmites queimpone el lenguaje humano. Muchos de esos smbolos superan a las palabras y lasexperiencias humanas. Al apstol a veces le faltan palabras para describirapropiadamente lo que ve, como por ejemplo cuando contempla el trono de Dios(cap. 4: 3, 6). Sin embargo, a travs del Apocalipsis la grandeza de la formaen que Dios dirige el universo, la intensidad del gran conflicto entre Cristo ySatans y la gloria del triunfo final, se describen ms vvida y magnficamenteque en otras partes de las Escrituras.

    Las siete iglesias.

    El orden en que se enumeran las iglesias aqu y en los cap. 2 y 3, representael orden geogrfico en que viajaba un mensajero que llevaba una carta desdePatmos a esas siete ciudades de la provincia de Asia. Hay ms informacinacerca de la geografia de las siete iglesias en las pp. 91- 106 y en el t. VI,mapa frente a p. 33. Se puede saber ms acerca de cada una de estas iglesiasen los mensajes particulares dirigidos a ellas en los cap. 2 y 3.

    Las siete iglesias son la primera de una serie de "sietes" que se hallan en elApocalipsis: siete espritus (vers. 4), siete candeleros (vers. 12), sieteestrellas (vers. 16), siete lmparas de fuego (cap. 4: 5), un libro con sietesellos (cap. 5: 1), los siete cuernos y siete ojos del Cordero (cap. 5: 6),siete ngeles con siete trompetas (cap. 8: 2), siete truenos (cap. 10: 4), undragn con siete cabezas y siete coronas (cap. 12: 3), una bestia con sietecabezas (cap. 13: l), siete ngeles que tienen las siete copas que contienenlas siete ltimas plagas (cap. 15: 1, 7) y la bestia con siete cabezas, que sedice que tambin son siete montes y siete reyes (cap. 17: 3, 9-10). Este usorepetido del nmero siete con tantos smbolos diferentes, significa que esacifra tambin debe entenderse en sentido simblico. A travs de toda laEscritura el nmero siete, cuando se usa simblicamente, por lo generalrepresenta plenitud, perfeccin.

    Por lo tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tengaun propsito definido. Haba ms de siete iglesias en la provincia de Asia,pues dos iglesias de esa regin -la de Colosas y la de Hierpolis- tambin semencionan en el NT (Col. 1: 2; 4: 13). Por consiguiente, es razonable deducirque el Seor escogi a las siete iglesias que aqu se nombran porque eran yseran tpicas