charles sanders peirce-la ciencia de la semiotica (1986)

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  • Charles Sanders Peirce

    La ciencia de la semitica

    Ediciones Nueva Visin Buenos Aires

  • Advertencia

    Los trabajos de Charles Sanders Peirce que conforman este volu- men constituyen su aporte ms significativo a la teora de la sig- nificacin, y han sido seleccionados de su vasta y diversificada produccin terica -en gran parte indita pese a su importan- cia- con el objeto de posibilitar al lector de lengua castellana e l acceso a sus conceptos bsicos para el desarrollo de dicha disciplina.

    La traduccin ha sido realizada partiendo de una seleccin de los siguientes textos:

    al Collected Papers of Charles Sanders Peirce, recopilados por Charles Hartshorne y Paul Weiss, editados por The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1965, vo- lumen II, Elements of Logic, libro II, "Speculative Grammar", ca-a ptulos 1, 2 y 3 (pp. 17-64 de este volumen). b) Idem, volumen IV, The Simplest Mathematics, libro 11, "Exis- tential Graphs", captulo 3 (pp. 65-84 de este volumen]. c ) Charles S. Peirce: Selected Writings (Values in a Universe of Chancel, recopilado por Philip P. Wiener, editado por Dover Pu- blications, Inc., Nueva York, 1958, captulo 24, "Letters to Lady Welby" (pp. 85-110 de este volumen). l a presente constituye la primera de una serie de publicaciones de textos seleccionados especialmente con el objeto de verter en nuestra lengua la obra del pensador ms original, verstil y fe- cundo de la filosofa pragmtica estadounidense.

  • Presentacin lnterpretantes para Charles Sanders Peirce: Semitica e ideologa

    E11 la dcada del 1900, en momentos en que Ferdinand de Saus- sure en sus histricos cursos sobre lingstica general conceba la semiologia como una ciencia por constituirse, definiendo su objetivo como "el estudio de la vida de los signos en el seno de la vida social", el filsofo y lgico norteamericano Charles Sanderc Peirce afirmaba: "Por lo que s, soy un adelantado en la tarea de despejar el t e r r i t o r i o para abrir camino a lo que denomino semitica, es decir la doctrina de la naturaleza esencial y las variedades fundamentales de la semiosis posible."

    Desde el momento en que sus fundadores formularan estas pro- posiciones inaugurales hasta hoy, el recorrido de la teora de la significacin fue particularmente dificultoso y su desarrollo estuvo signado por la incorporacin de las ms diversas corrientes de pensamiento que, si bien en parte, permitieron cierta revitalizacin de la problemtica, determinaron de manera predominante un pro- ceso de absorcin acrtica de numerosos vicios de razonamiento. En una compleja malla de intercambios con diversas variantes del conductismo y un trasnochado racionalismo apriorista. la semitica lleg a perder el sentido originario contenido en el perfil que trazaron Peirce y Saussure hasta tomar la forma de un verdadero caleidoscopio terico y convertirse en la expresin de un catico universalismo "interdisciplinario" del cual no pocas "introduccio- nes" actuales al tema constituyen manifestaciones elocuentes.

    La fecunda diversidad que determin su autonoma inicial a par- t i r de la lgica y la lingstica produjo, por desplazamiento e in- versin, efectos anrquicos y desorganizados que durante ms de cincuenta aos de transacciones con distintas regiones de las "ciencias sociales" carecieron de una matriz terica y terminol- gica homognea.

    A l proceso centrpeto de desagregacin interna se sumaron los estancamientos y contramarchas propios de un periodo de cre-

  • cimiento crtico: hordas de lingistas y aficionados al "estructu- ralismo" retomaron de diez aos a esta parte el proyecto del sabio ginebrino: ". . . Las leyes que la semiologa descubra se- rn aplicables a la lingstica . . . La lingstica no es ms que una parte de esta ciencia general . . .", procediendo a una se- gunda inversin retardataria. En un reduccionismo que desnatu- raliz totalmente la gran abstraccin creadora de Saussure, lleg a considerarse a la semitica una parte de la l i ng ~ t i ca .~

    S i sumamos a lo precedente la casi total ignorancia del aporte de Ch. S. Peirce por parte de quienes se hicieron cargo de la tarea del desarrollo de la disciplina, tendremos una idea del accidentado panorama en el que se hace necesario proceder a un verdadero reor- denamiento conceptual, aun a riesgo de quedarse con algunas pocas premisas y no muchas conclusiones: ex falso, sequitur quod libet.

    Una primera accin tendiente a superar el galimatas debera orien- tarse a eliminar de raz la tradicin empirista que con mares de tinta inund desde sus comienzos las elaboraciones de la "teo- ra de la comunicacin" -la multiplicidad de denominaciones expresa elocuentemente la sobredeterminacin conceptual que marc la infancia de la semitica- y que encontramos impli- cada en las repetidas e inconducentes discusiones neoescols- ticas referidas a sus derechos jurisdiccionales. Nuestra perspec- tiva actual nos permite ver que su continente no est consti- tuido en forma exclusiva por los "instrumentos" cornunicacionales "en la medida en que sean reconocidos como tales por los pro- tagonistas del acto smico" (Erik Buyssens)? por los sistemas de comunicacin distintos de los lingsticos,3 por las grandes unidades significantes del discurso (semiolingistasl, o por los sistemas de significacin no comunicacionales -culinarios, ritua- les, de parentesco, arquitectnicos, etc.-, n i aun por todos los objetos y hechos del universo hasta sus confines, como lo proponen algunas corrientes compendiadoras y enciclopedistas a travs de trabajosos intentos omniabarcati~os.~ La rencilla domstica entre

    1 "La semiologa es una parte de la lingstica, pues los objetos. sonidos. imgenes. gestos no son accesibles sino a travs de la lengua." Roland Barthes, Communications no IV. 1964. 2 Este lingista belga distingue los "simples indicios" de los "hechos semiolgicos" -inter- comunlcacionales- desplazando a los primeros del campo semitico, en Les langages et l e discours, Presses Universitaires, Bruselas, 1943. 3 G. Mounin concibe la semitica como distinta de la lingstica. aunque ms extensa que ella y complementaria. Sus objetos de estudio seran los sistemas de comunicacin no lingsticos: las escrituras de los sordomudos, la telegrafa, las cifras horarias, las sealizaciones camineras. las imgenes, la documentacin tcnica, etctera. "Les systemes de communication non linguistlques et leur place dans la vie du XXe sihcle", Bulletin de l a Socif Lingrrlstique de Paris. 1968. 4 Umberto Eco. La estrrittura assente, Bompiani, 1968, constitiiye tln ejeniplo

  • los "semilogos de la comunicacin" y los "semilogos de la sig- nificacin" pierde su sentido cuando se concluye que la semi- tica no puede tener "objetos" sin tener objeto -aqu el singular gramatical refiere al universal terico-, y que ste refiere a los modos de produccin de la significacin social - d e los cua- les la comunicacin interpersonal (lingstica o no) configura una de sus tantas expresiones-, SUS formas de manifestacin y sus efectos. La semitica no investiga un campo determina- do como extensin fctica o dominio emprico, sino una com- prensin cientfica. No ex i S ten, e,ntonces, objetos semiticos previos a su determinacin terica. El universo de los objetos y hechos perceptibles es significativo, s, pero para una teora que elabore cientficamente el concepto estructurante de cdigo -en tanto matriz terica que permita comprenderlos como tales- y no limite la investigacin a la formulacin de algunos criterios ge- nerales de f~rmalizacin.~

    Paralelamente al campo conflictual intrasemitico del que hemos propuesto algunas alternativas, asistimos al avance de un pensa- miento neorracionalista de gran difusin local, dedicado a la produccin de un teora de la ideologa a como inv'estigacin de las condiciones de la reproduccin de las estructuras deter- minantes de la sociedad, dando por descontado, en la mayor parte de los casos, el conocimiento de la organizacin y la dinmica propia de las mismas condiciones reproductoras a las que se alude, es decir, los "sistemas de representaciones colectivas", las "formas en que los hombres toman conciencia de las contradic- ciones reales" o los "cmulos de errores tenaces", segn la terminologa adecuada a cada uno de los contextos problemticos. En sntesis, dando por supuesta la explicitacin de las leyes ge- nerales de las estructuras de la significacin, de los sistemas semiticos. El desconocimiento de la especificidad de la investi- gacin semitica deriva en este caso en inconsecuencias que se ma- nifiestan en el hecho de referirse al complejo tema de la apropiacin significativa de lo real por parte del hombre, escamoteando la ne- cesidad de reconsiderar las bases y los supuestos fundantes de una supuesta teora de lo imaginario social que no es otra cosa que una suma anrquica de citas de Pascal, Spinoza, Bactielard,

    5 Juiia Kristeva define la semitica como una elaboracin de modelos o sistemas formales y caracteriza su objeto colno una "axiomatizacin de los sistemas signiflcantes". en "La smio- tlque, science critique et/ou critique de la science". Thorie d'ensemble, Te1 Otrel, 1968. 6 El tkrmino "ideologfa" se refiere en este trabajo al objeto de la investigacin semitlca. y no necesariamente a lo precientifico o paracientifico.

  • y, en el mejor de los casos, la utilizacin descontextualizada de1 pensamiento de Freud o de sectores del aporte lacaniano?

    Acentuamos el hecho de que la semitica se propone el andlisis de la dimensin significante de todo hecho desde el momento en que se asigna su pertinencia: el rgimen de determinaciones objetivas que hacen significativo a lo real. Todo aquello hacia lo que apunte su mira conceptual se convierte desde ese mo- mento en objeto sernitico, como si lo hubiese tocado el rey Midas. Se propone as como una teora de lo ideolgico, a poco que se acepte que los "sistemas de representaciones co- lectivas" no preexisten como objetos cientficos a menos que estn determinados tericamente como tales. Slo se podr' reproducir racionalmente los procesos objetivos de la meta- bolizacin significativa de lo existente, aceptado que lo ideo-- lgico no es una prctica, sino una dimensin, tericamente de- terminada, de cualquier prctica social. Tampoco es un "nivel" de significacin, sino la condicin de posibilidad de existencia de cualquier nivel de significacin.

    Complejo proceso, entonces, en el que se distinguen por lo menos los siguientes niveles de anlisis: a) la reproduccin de las con- diciones estructurales objetivas -determinantes- de la sacie- dad; b) la reproduccin semitica de lo real que determina los procesos representacionales y que funda la anterior; c ) la repro- duccin precientfica -semitica- de dichos fundamentos (ela- boraciones precientficas acerca de lo ideolgico); d l la reproduc- cin cientfica -semitica- (en el sentido de Marx: produccim de concretos de pensamiento) de b) que incluye a c) (am- bas constituyendo condiciones de a) -o sea la Semitica-; e l la autorreflexin epistemolgica de la semitica sobre la mecnica de su autorreproduccin y autocorreccin cientfica, en el anlisis de formaciones ideolgico-polticas concretas, y f) la determinacin de la reversin de c) en la estructura ideolgico-poltica consi- derada.

    En oportunidad de su autocrtica la semitica se constituye, nece- sariamente, en una metasemitica. Cuando investiga el sentido de su propia existencia o desarrollo y de sus conflictos, cuando se otorga un metadiscurso epistemolgico que estudia las condi- ciones histricas y actuales de sus propios mecanismos repro-

    7 En particular la teora de la ideologa propuesta por Luis Althusser: trabajos como su "Ideo- loga y aparatos ideolgicos de Estado" dan por descontada una teora de lo irnaglnarlo que facilita expresiones tales como "representaciones". "imgenes". etc.. sin hacer la meirc. referencia a los contextos tericos de los que surgen e incorporndolas a sus tesis Iniciales.

  • ductivos, se propone sus interpretantes caractersticos. Su ob- jeto incluye la investigacin de sus mismos procesos de repro- duccin en un consciente recorrido autoepistemolgico. Por de- finicin, la semitica no acepta, con respecto a la validez de sus conceptos, legislaciones exteriores a las que surjan de su propio campo: no le preocupa si su marcha es "continua" o "disconti- nua", dado que ella, como "doctrina formal o cuasi necesaria de los signos", en el lenguaje de Peirce, tiene que bucear por s misma en las determinaciones de su procesamiento ideolgico-histrico, de su permanencia positiva. Su propia historia demuestra que en su dominio no hubo "rupturas" salvadoras sino olvidos selec- tivos y sintomticos que pudieron llevarla al borde de una amnesia epistemolgica. Pero toda marcha cientfica nos ofrece los signos de alguna ceguera temporaria que la lleva luego, a partir de ha- berse propuesto un proyecto, a detectar la determinacin de las coordenadas presentes y, consecuentemente, a rechazar todo jui- cio exterior -extracientfico- acerca de sus propias verdades.

    La autolectura de la semitica es, en si, proposicin, desde el presente, de un sentido anterior. Y los parametros que lo deter- minen adecuadamente no pueden derivar de otra cosa que de una lectura consciente de las condiciones polticas de su propio lugar interpretat i~o.~ La posibilidad de otorgar algn valor a una mirada retrospectiva tiene que pasar -a riesgo de caer en un anecdotario inconducente- por una cabal comprensin del campo conflictual actual, sntesis dentro de la cual los conceptos recu- perados van a integrarse. Este campo, externamente poltico e internamente terico, es el que determina las condiciones de toda interpretacin al proponer una malla de equivalencias simblicas que proveen de un espectro homogneo de significaciones.

    t a atribucin de sentido deriva, as, de una sugerencia explcita que lleva a decidir cules son los signos mutuamente converti- bles de un texto sernitico -el de Peirce en este caso- en las circunstancias presentes.

    Proponer equivalencias, decidir una pertinencia y no otra, en un orden y no en otro, adscribir a tal o cual tipo de selectividad, otorgar, en sntesis, un sentido: efecto permanente del productor sernitico como tal, dimensin ideolgica del sujeto. Esto es lo que Charles Sanders Peirce resume anticipadamente en su con-

    8 Tema desarrollado en nuestra comunicacin "La semitica y la fundainentacin terica de la investigacin en comunicaciones masivas", en la IX Asamblea y Congreso Internacional de la Asociation lnternationaie des Ctudes et Recherches sur I'lnformation (AIERI).

  • cepto de interpretante inmediato: . . . "Mi interpretante inmediato est implcito en el hecho de que cada signo debe tener su inter- pretabilidad, una que le sea propia, antes de obtener un intrpre- te." Esta introduccin es, entonces, una cadena de interpretantes para el texto posterior; cada prrafo de Peirce propondr interpre- tantes para el siguiente; la esmerada traduccin del ingls al cas- tellano exigi la proposicin de un sinnmero de interpretantes a Beatriz Bugni. ~a proposicin precedente es la sugerencia de una determinada interpretabilidad de esta introduccin a la obra pos- terior: un conjunto de interpretantes para otro conjunto de ellos.

    Nocin cercana a nuestro ms familiar y siempre inasible "sig- nificado", un interpretante no es lo interpretable, el objeto, el intrprete, o alguna "operacin" realizada por el mismo. La re- lacin existente entre un representamen -signo en la terminologa habitual- y su interpretante correspondiente es de determina- cin semitica: "Ningn representamen puede funcionar realmen- te como tal si no determina efectivamente a un interpretante . . ." Aqu el significado deja de ser iin " r e l a t ~ m " ~ sin ms o una ima- gen mental sin ms, y no porque Peirce no lo reconozca como mental: ". . . Un signo es un representamen con un interpretante mental . . ."; pero su antisubjetivismo le permite incluir en su definicin la relacin con el objeto -el que puede no presentar caracteres organolpticos-, punto inicial del proceso semiti- co: ". . . El objeto determina al representamen y ste al interpre- tante . . .".

    La sugerencia de un sentido -una constriccin semitica: des- carte de los signos no equivalentes- y la elaboracin de una microideologa son la misma cosa. Condicin de posibilidad de cualquier discurso. el prisma que permita recuperar -reprodu- cir- el aporte de Peirce referido a sus propios interpretantes constituir una clave -un sistema de codificacin/decodifica- cin- para la uniformacin de su texto y, en la medida propuesta. ofrecer tambin los signos de las condiciones actuales de su propia produccin, posibilitando al intrprete la manifestacin cons- tante de sus mediaciones conceptuales: una explcita cadena de interpretantes.

    Armando Sercovich Febrero de 1973

    9 En su articulo "Elbrnents de sbrniologle", R . Barthes caracteriza al signlflcado como uno de los trminos de la relacin de significacin " . . . On en revlent alnsl justement a une dflnltlon purement fonctionnelle: le signlfi est I'un des deux relats du slgne; la seule dlff6rence qul l'oppose au signifiant est que celul-cl est un mdlateur . . ."

  • La tica

    219. Con el propsito de que se entienda el uso que hago de los trminos, las notaciones, etctera, debo explicar que mi concien- cia me impone seguir ciertas reglas. Si albergara la menor pre- tensin de dictar normas de conducta a los dems en este tema, debera reprobrseme de acuerdo con la primera de esas reglas. No obstante. si debiera explicar las razones a cuya fuerza obedez- co, presumo que ellas ejerceran igual fuerza sobre los dems.

    220. Estas razones incluiran, en primer lugar, la consideracin de que los smbolos son la urdimbre y la trama de toda investiga- cin y de todo pensamiento, y que la vida del pensamiento y de la ciencia es la vida inherente a los smbolos; por lo tanto, no es acertado afirmar solamente que el lenguaje es importante para el buen pensamiento, porque es parte de su misma esencia. Se- guidamente, vendra la consideracin del valor creciente de la precisin del pensamiento a medida que ste avanza. En tercer lugar, el progreso de la ciencia no puede i r muy lejos s i omite la colaboracin; o, para expresarlo con ms exactitud, ninguna mente puede avanzar un solo paso sin ayuda de otras mentes. En cuarto trmino, la salud de la confraternidad cientfica requiere la ms absoluta libertad mental. Y, sin embargo, los mundos cientfico y filosfico estn infestados de pedantes y pedagogos que procuran permanentemente establecer una especie de magis- tratura sobre los pensamientos y otros smbolos. Por lo tanto. a aquel que ve claramente la situacin se le impone como uno de sus primeros deberes resistir enrgicamente a todo lo que sea un mandato arbitrario en materia cientfica y, ms que nada, en materia de uso de trminos y notaciones. A l mismo tiempo, es indispensable un consenso general en cuanto al uso de trminos y notaciones, no demasiado rgido, pero con una vigencia tal en- tre la mayora de los colegas. con respecto a la mayora de los

    i Seala el recopilador de la edicin norteamericana que este captulo fue publlcada con et titulo Syllabus ot Certain Topics of Logic, por Alfred Mudge & Son. Boston. 1903. PP. 10-14 (Nota de A. S.).

  • smbolos, como para que slo sea necesario dominar un reducido nmero de sistemas de expresiones diferentes. En consecuencia, y dado que ello no se lograr por mandato arbitrario, habra que alcanzarlo por el poder de los principios racionales sobre la con- ducta de los hombres.

    221. Ahora bien, jcul es el principio racional que permitir de- terminar perfectamente qu trminos y notaciones deben usarse, y en qu sentidos, y cul es el que posee al mismo tiempo el poder requerido de influir en los hombres con percepcin y pen- samiento correctos?

    Para encontrar respuestas a esta pregunta, es necesario conside- rar, en primer lugar, cul sera el carcter de una terminologa filosfica ideal y de un sistema ideal de smbolos lgicos; y, en segundo trmino, inquirir, a travs de la experiencia de aquellas ramas de la ciencia que han encontrado mayores dificultades en su nomenclatura, etctera, cules son los principios que demos- traron ser eficaces y cules los mtodos para producir uniformi- dad que se intentaron sin xito.

    222. En lo tocante al ideal a que debe tenderse, es conveniente, en primer lugar, que cada rama de la ciencia llegue a tener un vocabulario que provea una familia de palabras afines para cada concepcin cientfica, y que cada palabra tenga un nico signifi- cado exacto, a menos que sus diferentes significados se apliquen a objetos pertenecientes a diferentes categoras que nunca pue- dan ser confundidos entre s. Este requisito, sin duda, debera ser entendido de modo tal que hiciera absolutamente imposible la confusin, ya que, en un sentido muy estricto y no como mera figura expresiva, cada smbolo es un ente viviente. El cuerpo del smbolo cambia con lentitud, pero su significado crece inevitable- mente, incorporando nuevos elementos y descartando algunos de los viejos. Pero el esfuerzo de todos debe orientarse a mantener inmutable y exacta la esencia de cada termino cientfico, por ms que no sea fcil concebir la exactitud absoluta. Cada smbolo es, en su origen, o bien una imagen de la idea significada, o bien una reminiscencia de algn acontecimiento, persona o cosa individua- les, relacionados con su significado, o bien una metfora. Los trminos del primer y tercer origen se aplicarn de manera inevi- table a concepciones distintas; pero si las concepciones son es- trictamente anlogas en sus sugerencias principales, ello resul- tara antes una ayuda que un inconveniente, siempre que los dife- rentes significados sean remotos los unos con respecto de los otros, tanto en s mismos como en lo que concierne a la ocasin

  • de su ocurrencia. La ciencia crea permanentemente nuevas con- cepciones; y cada nueva concepcin cientfica debera recibir un vocablo, o, mejor an, una nueva familia de palabras afines. La tarea de proveer esta palabra nueva recae, naturalmente, en la persona que introduce la nueva concepcin; pero es una tarea que no puede emprender sin un conocimiento exhaustivo de los principios, los detalles y la historia del cuerpo de terminologa en donde ello ocurrir y tampoco sin una comprensin suficiente de los principios de formacin de palabras del idioma nacional, o sin un adecuado estudio de las leyes de los smbolos en general. Que haya dos trminos diferentes de idntico valor cientfico puede resultar o no un inconveniente, con arreglo a las circuns- tancias. La existencia de diferentes sistemas de expresin puede ser, a menudo, muy ventajosa.

    223. La terminologa ideal diferir para las diferentes ciencias. El caso de la filosofa es singular, en cuanto necesita indudable- mente de palabras populares con sentidos populares, no en ca- rcter de partes de su propio lenguaje (como las ha usado muy abundantemente] sino como objetos de su estudio. Por lo tanto, tiene una peculiar necesidad de contar con un lenguaje preciso y desvinculado del habla comn, un lenguaje como el que Arist- teles, los escolsticos y Kant procuraron proveer, y que Hegel procur destruir. Es buen criterio econmico para la filosofa pro- veerse de un vocabulario tan extrao que impida que los pensa- dores fciles se sientan tentados de tomar prestadas sus pala- bras. Las expresiones de Kant "objetivo" y "subjetivo" resultaron insuficientemente extraas como para retener su utilidad en filo- sofa, aun cuando no hubiera contra ellas objeciones de otro tipo. La primera regla de buen gusto cuando se escribe es usar palabras que no den lugar a errores de comprensin; y si un lector ignora el significado de las palabras, es infinitamente mejor que sepa que no lo sabe. Esto resulta particularmente cierto en lgica, la cual, podra decirse, basa su coherencia casi por completo en la exactitud del pensamiento.

    224. Las ciencias que han debido afrontar los ms dificultosos problemas de terminologa son, incuestionablemente, las ciencias taxonmicas: fsica, qumica, biologa. La nomenclatura de la qu- mica es, en conjunto, buena. Vindose en estado de lamentable necesidad, los qumicos se reunieron en congresos y adoptaron ciertas reglas para la formacin de los nombres de las sustancias. Estos nombres son bien conocidos, pero escasamente usados. Por qu? Porque los qumicos no eran psiclogos y no saban que los congresos estn entre las cosas ms impotentes que

  • existen, mucho menos influyentes aun que un diccionario. Sini embargo, el problema de los taxonomistas en biologa ha sido incomparablemente ms difcil, y lo han resuelto (si descartamos excepciones de poca importancia] con brillante xito. Cmo l o lograron? No apelaron al poder de los congresos, sino al de la idea de certeza y equivocacin. Basta con hacer entender real- mente a una persona que cierta lnea de conducta es equivocada y ella se esforzar por seguir la conducta acertada, trtese de un: ladrn, de un fullero, o aun de un Igico o de un filsofo moral." Los bilogos simplemente hablaron entre ellos e hicieron com- prender unos a otros que cuando alguien ha introducido un nuevo concepto en la ciencia es a la vez su privilegio y su deber asignar a esa concepcin expresiones cientficas adecuadas; y que cuando se ha conferido un nombre a una concepcin, por parte de aquel a cuyos esfuerzos la ciencia debe tal concepcin, aceptar ese nombre se convierte en el deber de todos -un deber hacia el descubridor y un deber hacia la ciencia-, a menos que el nom- bre sea de tal naturaleza que su adopcin no sea saludable para la ciencia; y que si el descubridor no cumpliera con su deber, sea no dando nombre alguno o dando uno que fuera totalmente inade- cuado, entonces, despus de un intervalo razonable, el primero que tenga ocasin de emplear un nombre para tal concepcin debe inventar uno que sea adecuado; y que los dems deben seguirlo; pero que quien deliberadamente usara una palabra o algn otro smbolo en un sentido diferente del conferido por su nico crea- dor legtimo cometera una vergonzosa ofensa contra el inventor del smbolo y contra la ciencia, y pasara a ser deber de los dems considerar ese acto con desprecio e indignacin.

    225. Tan pronto como los estudiosos de cualquiera de las ramas de la filosofa se eduquen a s mismos en un genuino amor cien- tfico a la verdad y alcancen en l el grado al que llegaron los doctores escolsticos, las sugerencias del tipo de las hechas precedentemente se impondrn por s mismas; podrn, as, con- formar una terminologa tcnica. En lgica, una terminologa bas- tante buena nos ha sido legada por los escolsticos. Esta termi- nologa escolstica ha pasado a la lengua inglesa ms que a nin- guna otra de las lenguas modernas, tornndola la ms exacta, desde el punto de vista lgico, entre todas ellas. Pero, al mismo tiempo, debe lamentarse que un considerable nmero de trminos y frases de la lgica cientfica se han llegado a usar con asom- broso relajamiento. Por ejemplo, quin, entre los comerciantes

    2 El autor utiliza las palabras "right" y "wrong", que tienen a la vez los significados de "bueno" Y "malo" y de "acertado" y "equivocado". entre otros. Se consider que los segundos eran preferibles por su referencia a la racionalidad (N. de la T.].

  • de Quincy Hall que hablan $e "art~.ulos de primera necesidad", sera capaz de decir cul es el significado estricto de "primera necesidad"? No se podra haber encontrado frase ms tcnica. Hay docenas de otras expresiones del mismo origen que han sufrido un relajamiento semejante.

    Habiendo dado as alguna idea de la naturaleza de las razones que para m tienen peso, procedo a enunciar las reglas que a mi juicio son obligatorias en este campo.

    226. Primera. Preocuparme al mximo por no seguir ninguna re- comendacin de naturaleza arbitraria en lo tocante al uso de la terminologa filosfica.

    Segunda. Evitar el uso de palabras y frases de origen vernculo como trminos tcnicos de filosofa.

    Tercera. Usar para las concepciones filosficas los trminos es- colsticos en su forma inglesa en la medida en que sean estric- tamente aplicables; y nunca usarlos en otros sentidos que no sean los correctos.

    Cuarta. Para las concepciones filosficas antiguas que no fueron consideradas por los escolsticos, imitar, tanto como me sea posible, la expresin antigua.

    Quinta. Para las concepciones filosficas precisas que se intro- dujeron en la filosofa a partir de la Edad Media, usar la forma inglesa de la expresin original, a menos que sea francamente inadecuada, y usarla nicamente en su sentido preciso original.

    Sexta. Para las concepciones filosficas que difieran poqusimo de aquellas para las cuales existen palabras adecuadas, inventar trminos con el debido respeto por los usos de la terminologa filosfica y por los de la lengua inglesa, pero que tengan, sin em- bargo, neta apariencia tcnica. Antes de proponer un trmino, no- tacin u otro smbolo, considerar con toda madurez si correspon- de perfectamente a la concepcin y si servir para todas las oca- siones, si interfiere con algn trmino existente y si no podra crear inconvenientes al interferir con la expresin de alguna con- cepcin que pueda ser introducida ulteriormente en filosofa. Una vez introducido un smbolo, considerarme casi tan ligado y sujeto a l como si hubiera sido introducido por alguna otra per- sona; y, despus que los dems lo hayan aceptado, considerar- me ms ligado a l que ninguna otra persona.

  • Sptima. Considerar necesario introducir nuevos sistemas de ex- presin alli donde deban hacerse nuevas conexiones de impor- tancia entre concepciones existentes, o cuando tales sistemas puedan, de alguna manera, servir sin lugar a dudas a los propsi- tos del estudio filosfico.

  • Divisin

    9 l . Fundamento: objeto e interpretante

    227. La lgica, en su sentido general, es, como creo haberlo de- mostrado, slo otro nombre de la semitica ( Q ~ ~ E I W ' C L K I ~ ) , la doc- trina cuasi-necesaria, o formal, de los signos. Al describir la doctrina como "cuasi-necesaria", o formal, quiero decir que ob- servamos los caracteres de los signos y, a partir de tal observa- cin, por un proceso que no objetar sea llamado Abstraccin, somos llevados a aseveraciones, en extremo falibles, y por ende en cierto sentido innecesarias, concernientes a lo que deben ser los caracteres de todos los signos usados por una inteligencia "cientfica", es decir, por una inteligencia capaz de aprender a travs de la experiencia. En lo que respecta a ese proceso de abstraccin, l es, en s mismo, una suerte de observacin. La facultad que llamo "observacin abstractiva" es una facultad re- conocida perfectamente por el comn de las gentes, pero para la cual las teoras de los filsofos tienen a veces escaso lugar. Re- sulta una experiencia familiar a cualquier ser humano desear cosas que estn mucho ms all de sus medios y hacer seguir ese deseo por la pregunta "Deseara yo igualmente tal cosa s i tuviera amplios medios para lograrla?" Para responder a esa pregunta e l sujeto escruta su conciencia, y al hacerlo realiza lo que yo he llamado una observacin abstractiva. Hace en su ima- ginacin una especie de diagrama esquemtico, o bosquejo de s mismo; considera, dentro del estado de cosas hipottico. qu modificaciones habra que hacer a ese cuadro, y luego lo examina; esto es, observa lo que ha imaginado, para ver s i es posible dis- cernir ah e l mismo ardiente deseo. A travs de ese proceso, que es en el fondo muy parecido al razonamiento matemtico, pode- mos llegar a conclusiones sobre qu sera cierto respecto de los signos en todos los casos, en la medida en que fueran usados por

    3 El autor emplea la palabra Ground, que significa, entre otras cosas, terrltorlo o base, y fun- damento o razdn (N. de la T.). 4 E\ tec~p\\ado~ aclara que este texto provlene de un manuscrlto carente da tltulo, c. 1897 C t t a de A.S.I.

  • una inteligencia cientfica. Los modos de pensamiento de un Dios, que debe poseer una omnisciencia intuitiva en sustitucin de la razn, estn fuera de la cuestin. Ahora bien, todo el pro- ceso de desarrollo de esas formulaciones entre la comunidad de estudiosos, mediante observacin abstractiva y razonamiento de las verdades que deben mantenerse en todos los signos usados por una inteligencia cientfica, es una ciencia de observacin, co- mo cualquier otra ciencia positiva, a pesar de su fuerte contraste con todas las ciencias especiales, que surge de que apunta a des- cubrir lo que debe ser y no meramente lo que es en el mundo real.

    228. Un signo, o representamen, es algo que, para alguien, repre- senta o se refiere a algo en algn aspecto o carcter. Se dirige a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente, o, tal vez, un signo aun ms desarrollado. Este signo creado es lo que yo llamo el interpretante del primer signo. El signo est en lugar de algo, su objeto. Est en lugar de ese objeto, no en todos los aspectos, sino slo con referencia a una suerte de idea, que a veces he llamado el fundamento del representamen. "Idea" debe entenderse aqu en cierto sentido platnico, muy familiar en el habla cotidiana; quiero decir, en el mismo sentido en que decimos que un hombre capta la idea de otro hombre, en que decimos que cuando un hombre recuerda lo que estaba pen- sando anteriormente, recuerda la misma idea, y en que, cuando el hombre contina pensando en algo, aun cuando sea por un dcimo de segundo, en la medida en que el pensamiento concuer- da consigo mismo durante ese lapso, o sea, contina teniendo un contenido similar, es "la misma idea", y no es, en cada instante del intervalo, una idea nueva.

    229. Como consecuencia del hecho de estar cada representamen relacionado con tres cosas, el fundamento, el objeto y e interpre- tante, la ciencia de la semitica tiene tres ramas. La primera es llamada por Duns Scoto grammatca spec~lativa.~ Nosotros podemos llamarla gramtica pura. Tiene por cometido determinar qu es lo que debe ser cierto del representamen usado por toda inteligencia cientfica para que pueda encarnar algn significado. La segunda rama es la lgica propiamente dicha. Es la ciencia de lo que es cuasi-necesariamente verdadero de los representmenes

    5 Gramatica especulativa: nombre surgido en la Edad Media y relacionado con las especulaclo nes sobre filosofa del lenguaje, cuyo antecedente histrico podra ser el Cratilo de Platn. y que alcanza su mas ampllo desarrollo con la doctrina de Abelardo acerca del Sermo. La mlsma p m blemtica renace a mediados del siglo XVll [lgica de Port-Royal. Locke. etc.), y vuelve a man1- festarse contemporneamente en el penssmlento filosfico con orientacin lgico-lingistica (HGsserl. Casslrer. Ogden y Richards. etc.) [Nota de A . S.).

  • de cualquier inteligencia cientfica para que puedan ser vlidos para algn objeto, esto es, para que puedan ser ciertos. Vale decir, la lgica propiamente dicha es la ciencia formal de las condicio- nes de verdad de las representaciones. La tercera rama, la llamar retrica pura, imitando la modalidad de Kant de conservar viejas asociaciones de palabras al buscar la nomenclatura para las con- cepciones nuevas. Su cometido consiste en determinar las leyes mediante las cuales, en cualquier inteligencia cientfica, un signo da nacimiento a otro signo y, especialmente, un pensamiento da nacimiento a otro pensamiento.

    3 2. Los signos y sus objetos

    230. La palabra Signo ser usada para denotar un Objeto percep- tible, o solamente imaginable, o aun inimaginable en un cierto sentido. En efecto, e l vocablo ingls "fast", que es un Signo, no es imaginable, dado que no es la palabra misma la que puede ser escrita en un papel o pronunciada, sino solamente una instancia de ella; y dado, adems, que es exactamente la misma palabra cuando es escrita y cuando es pronunciada, pero, por el contrario, es una cierta palabra cuando significa "rpidamente" y otra to- talmente distinta cuando significa "estable", y aun una tercera diferente cuando alude a la abstinencia. Para que algo sea un Signo, debe "representar", como solemos decir, a otra cosa, Ila- rnada su Objeto, aunque la condicin de que el Signo debe ser distinto de su Objeto es, tal vez, arbitraria, porque, si extremamos la insistencia en ella, podramos hacer por lo menos una excep- cin en el caso de un Signo que es parte de un Signo. As, nada impide a un actor que desempea un papel en un drama histrico usar como "utilera" teatral la mismsima reliquia que se supone que solamente est representada, como, por ejemplo, el crucifijo que el actor Bulwer utiliza en el papel de Richelieu, y que alza con tan intenso efecto de desafo. Si el mapa de una isla se depo- sita en el suelo de la misma, debe haber, en circunstancias ordi- narias, una posicin o punto, est ste marcado en el mapa o no l o est, que representa exactamente ese mismo punto del mapa. Un Signo puede tener ms de un Objeto. As, ia oracin "Can mat a Abel", que es un Signo, se refiere tanto a Can como a Abel, aun si no se considera -como se debera- que se tiene un "matar" como tercer Objeto. Pero puede considerarse que el conjunto de Objetos constituye un nico Objeto complejo. En lo sucesivo, y a menudo en otros futuros textos, los Signos sern tratados como si cada uno tuviera nicamente un solo Objeto, a fin de disminuir las dificultades del estudio. Si un signo es

  • distinto de su objeto, debe existir, sea en el pensamiento o en la expresin, alguna explicacin, algn argumento, algn otro contexto. que muestre cmo -sobre la base de qu sistema, o por qu razones- el Signo representa al Objeto o al conjunto de Objetos a que se refiere. Ahora bien, el Signo y la Explicacin conjunta- mente constituyen otro Signo, y dado que la explicacin ser un Signo, requerir probablemente una explicacin adicional, la cual. tomada conjuntamente con el Signo precedentemente ampliado, constituir un Signo aun ms amplio; y si continuamos suficiente- mente este proceso, finalmente llegaremos, o deberamos llegar, a alcanzar en ltima instancia un Signo de s mismo, que contu- viera a su propia explicacin y la de todas sus partes significan- tes; y, de acuerdo con esta explicacin, cada una de esas partes tendr a alguna otra parte como Objeto. Conforme con ello, cada Signo tiene, real o virtualmente, lo que podemos llamar un Pre- cepto de explicacin, segn el cual el Signo debe ser entendido como una suerte de emanacin, por as decirlo, de su Objeto. (Si el Signo fuera un cono, un escolstico podra decir que la species del Objeto emanada de l encontr su materia en el Icono. Si el Signo es un Cndice, podemos pensarlo como un fragmento arrancado al Objeto, siendo ambos en su Existencia un todo, o una parte de ese todo. Si el Signo es un Smbolo, lo podemos pensar como encarnando la "ratio", o razn, del Objeto, que ha emanado del mismo. Todas estas son, desde luego, meras figuras de len- guaje; pero el serlo no les impide ser tiles.)

    231. El Signo puede solamente representar al Objeto y aludir a l. No puede dar conocimiento o reconocimiento del Objeto. Esto es lo que se intenta definir en este trabajo por Objeto de un Signo: vale decir, Objeto es aquello acerca de lo cual el Signo presupone un conocimiento para que sea posible proveer alguna informacin adicional sobre el mismo. No dudamos que habr lectores que digan que no pueden aprehender esto. Ellos pensarn que un Signo no necesita estar relacionado con algo ya conocido de otra manera y creern que no tiene ni pies ni cabeza afirmar que todo Signo debe relacionarse con un Objeto conocido. Pero si exis- tiera "algo" que transmitiera informacin y, sin embargo, no tu- viera ninguna relacin ni referencia respecto de alguna otra cosa acerca de la cual la persona a quien llega esa informacin care- ciera del menor conocimiento, directo o indirecto -y por cierto que sera esa una muy extraa clase de informacin-, el ve- hculo de esa clase de informacin no ser llamado, en este trabajo, un Signo.

    6 Species: Vocablo latino incorporado a la lengua inglesa; denota en latn el aspecto caracte- rstico O las caractersticas exteriores de algo (Nota de A. S.].

  • 232. Dos hombres estn parados en la costa, mirando hacia e i mar. Uno de ellos le dice al otro: "Aquel barco no lleva carga, so- lamente lleva pasajeros". Si el otro no ha visto barco alguno, la primera informacin que saca de ese comentario tiene por Objeto la parte del mar que l ve efectivamente, y le informa que otra persona con vista ms aguda que la suya, o ms adiestrada para ver tales cosas, puede ver un barco all; y entonces, una vez que ese barco ha sido presentado a su conocimiento, est preparado para recibir la informacin de que el barco lleva solamente pasa- jeros. Pero la oracin, en su totalidad, no tiene, para la persona que estamos suponiendo, otro Objeto que aquel del que ya tena conocimiento. Los Objetos -dado que un Signo puede tener cualquier nmero de Objetos- pueden ser una cosa singular co- nocida existente, o que se cree que haya existido, o que -se espera que exista, o un conjunto de tales cosas, o una cualidad o relacin o hecho conocidos, de los cuales cada Objeto singular puede ser un conjunto o reunin de partes, o puede tener algn otro modo de ser, como, por ejemplo, un acto permitido cuyo ser no impide que la negacin de tal acto sea igualmente permitida; o algo de naturaleza general, deseado, requerido, o invariable- mente encontrado en ciertas circunstancias generales.

    3. Divisin de las relaciones tridicas

    233. Los principios y analogas de la Fenomenologa nos permi- ten describir, a distancia, cmo deben ser las divisiones de las relaciones tridicas. Pero hasta que no lleguemos a las dife- rentes clases a posteriori, y no seamos llevados de este modo a reconocer su importancia, las descripciones a priori significarn muy poco; no ya nada, pero s muy poco. Aun cuando parezcamos identificar despus las variedades consideradas a priori con otras variedades que la experiencia de la reflexin nos hace considerar importantes, no es poco el trabajo requerido para llegar a esta- blecer con seguridad que las divisiones que hemos encontrado a posteriori son precisamente aquellas que se haban predicho a prio- r. En la mayora de los casos encontramos que no resultan pre- cisamente idnticas, debido a la pobreza de nuestra experiencia

    7 Para Peirce la Fenomenologia designa a iina de las tres partes en que se divide la Filosofa. junto a la Ciencla Normativa y a la Metafslca. El trmino Fenomenologia fue tomado por Peirce de Hegel. y. segn l. constituye un campo nlco que no se subdivide en otras ramas. Otra denominacin que utiliza con frecuencia es Faneroscopa, derivada de Faneron, que es un equiva- lente de lo que los filsofos Ingleses llamaron "Ideas". La Fenomenologla de Peirce es et estudio de los fanerones, la categorizacin de los mismos y la descripcin de sus diversas clases. Debe distingulrse. entonces. de la acepcin contemporanea del trmino, y. en particular, de la utlllzada por Hsserl, Heidegger y sus seguidores (Nota de A. S.).

  • reflexiva. Slo despus de un largo y arduo anlisis ulterior pode- mos ubicar en el sistema las concepciones a las que la experiencia nos haba conducido. En el caso de las relaciones tridicas, hasta ahora ninguna parte' de este trabajo se ha hecho en forma satis- factoria, con la sola excepcin, en alguna medida, de la clase ms importante entre las relaciones tridicas, vale decir, la de los signos, o representmenes, con sus objetos y sus interpretantes.

    234. Provisionalmente, podemos hacer una divisin a grandes ras- gos de las relaciones tridicas, la cual, no es necesario negarlo, contiene verdades importantes, aunque imperfectamente aprendi- das, en:

    Relaciones tridicas de comparacin, Relaciones tridicas de funcionamiento, y Relaciones tridicas de pensamiento.

    Las relaciones tridicas de Comparacin son aquellas cuya natu- raleza es la de las posibilidades lgicas.

    Las relaciones tridicas de Funcionamiento son aquellas cuya na- turaleza es la de los hechos reales.

    Las relaciones tridicas de Pensamiento son aquellas cuya natura- leza es la de las leyes.

    235. Debemos distinguir, en toda relacin tridica, entre el Pri- mero, el Segundo y el Tercer Correlatos.

    El Primer Correlato es, de los tres, aquel que se considera como de naturaleza ms simple, constituyendo una mera posibilidad si uno cualquiera de los tres es de esa misma naturaleza y no llegando a ser una ley a menos que los tres, en su totalidad, sean de esa naturaleza.

    236. El Tercer Correlato es, de los tres, aquel que es considerado como de naturaleza ms compleja; es una ley siempre que alguno de los otros lo sea, y no es una mera posibilidad a menos que los tres lo sean!

    8 El recopiiador de las obras de Perce ha sealado que, en su oplnin. si se aplicara el prin- clpio de que las posibilidades determinan s61o posibilidades y de que las leyes son deterrnlnadas s61o por leyes. los trmlnos "Primer Correlato" y "Tercer Correlato" deberan estar permutados en 235-238. Declara que as se asegurarla, en concordancla con otros escritos de Pelrce. la existencia de las diez clases mencionadas en 238. Ellas seran: Si el Tercer Correlato es una posibilidad. entonces:

  • 237. El Segundo CoRelato es, de los tres, aquel que es conside- rado como de complejidad intermedia, de modo tal que si dos cualesquiera de los otros son de la misma naturaleza -sean ambos meras posibilidades, existencias reales o leyes-, entonces e l Segundo Correlato es una existencia rea1.q

    238. Las relaciones tridicas son divisibles por tricotoma en tres maneras, segn que el primero, el Segundo o el Tercer Correlatos, respectivamente, sean una mera posibilidad, un existente real o una Iey.'O Estas tres tricotomas, tomadas conjuntamente, dividen a todas las relaciones tridicas en diez clases (vase 23511). Estas diez clases tendrn ciertas subdivisiones, segn que los correlatos existentes sean sujetos individuales o hechos individuales, y segn que los correlatos que son leyes sean sujetos generales, modos de hecho generales o modos de ley generales.

    239. Adems, habr una segunda divisin similar de relaciones tridicas en diez clases, segn que las relaciones didicas que ellas constituyen entre el Primero y el Segundo Correlatos, o el Primero y el Tercero, o el Segundo y el Tercero, sean de la natu- raleza de las posibilidades, de los hechos existentes o de las leyes; y estas diez clases estarn subdivididas de diferentes maneras.ll

    Primero Segundo Tercero ti1 1. Posibilidad Posibilidad Posibilldad [ l l l 2. Existente Posibilidad Posibi!idad 1li11 3. Existente Existente Posibilidad l VI 4. Ley Posibilidad Posibilidad (VI1 5. Ley Existente Posibilidad ~VIII) 6. Ley L ~ Y Posibilidad Si el Segundo Correlato es un existente, entonces: tiV1 7. Existente Existente Existente 'lVIl1 8. Ley Existente Existente Si el Primer Correlato es una ley, entonces tambin: (1x1 9. i e y Ley Existente [Xl 10. Ley Ley Ley Seala tambin el recopilador que. de acuerdo con 242 y 274. el Representamen, el Objeto y el lnterpretante seran el Prlmero. Segundo y Tercer Correlatos. respectivamente, mientras que. de acuerdo con 243 y SS.. el representamen en s i mismo, en relacin con su objeto y como Interpre- tado. seria, respectivamente. el primero, el segundo y el tercer correloto. Segn el recopilador. la tabla que propone en primer trmino producira diez tricotomas y sesenta y seis clases de signos. mientras que la que propone en segundo termino producira tres tAcoto- mas y diez clases de signos. Los nmeros romanos en el cuadro que antecede siguen el orden de discusin en 8 7 y las designaciones en el cuadro en 264. Vase tambin 243n (Nota de A. S.). 9 Estas cuestiones pueden referirse a los tem 1. 5. 7 y 10 del cuadro que antecede (Nota de A. S.). 10 Vase 243 [Nota de A. S. ] 1I El recopllador de las obras de Peirce ha comentado que, pese a la condicin de que para que una relacln didica sea un existente es indispensable que sus dos correlatos sean existentes Icf . 2831, no parece que Peirce hubiera estabiecldo nunca cu8les serlan las condiciones indispensa- bles para que una relacin diadica tenga naturaleza de ley. Parecerla ser que la opinin de Peirce es que no existen relaciones didicas de tal tipo; sin embargo, tambin podra interpretarse que una relacin didica tiene naturaleza de ley si sus dos correlatos son leyes. En el caso en que. adems, se aceptaran dos proposiciones no explicitadas por Pierce: a) que una relacin diadica es

  • 240. Puede ser conveniente reunir a las diez clases de cada con- junto de diez en tres grupos, segn que los tres correlatos o las relaciones didicas, de acuerdo con el caso, sean de naturaleza diferente, o que sean todos de igual naturaleza, o que sean dos de una determinada naturaleza, mientras que el tercero l o es de otra.12

    241. En toda Relacin Tridica genuina, el Primer Correlato puede ser considerado como el que determina al Tercer Correlato de algn modo; y las relaciones tridicas pueden ser divididas segn que esa determinacin del Tercer Correlato consista en tener alguna cualidad, en estar en alguna relacin existencial con el Segundo Correlato o en estar en alguna relacin de pensamiento con el Segundo por algo.13

    242. I.ln Representamen es el Primer Correlato de una relacin tridica; e l Segundo Correlato se llamar su Objeto, y el posible Tercer Correlato se llamar su Interpretante, por cuya relacin tridica el posible Interpretante es determinado para ser el Primer

    una posibilidad si un correlato es una posibilidad, y, b) que una relacin didica es un existente si un correlato es un existente y el otro es una ley. se podra llegar a la siguiente tabla:

    A. Si por lo menos una relacin di6dica tiene naturaleza de posibilidad: Primera Segunda Tercera

    1. Posibilidad Posibilidad Posibilidad

    2. Existente Posibilidad --- Posibilidad

    3. Existente . . . . . 2 .... Existente Posibilidad

    Ley Posibilidad ---- Posibilidad

    Ley . . . . . . . . . . . 2 . . . . .Existente Posibilidad

    6. Ley . . . . . . . . . . . . 3 . . . . . ~ e y Posibilidad

    B. Si dos de las relaciones didicas tienen naturaleza de existentes: 7. Existente Existente Existente

    6 . Ley Existente Existente

    9. Ley . . . . . . . . . . . . 3 . . . . . ~ e y Existente

    C. Si todas las relaciones diadicas son leyes: 10. Ley Ley .LOY

    Las lneas entre los correlatos denotaran la presencia de ia relacin especificada; las lneas de . . . puntos con nmero: ".. . 2 . . ." y ". . 3 ." denotaran, respectivamente. las relaciones didicas

    existencial y raclonal (Nota de A. S.). 12 El recopilador aclara que todos los correlatos de la relacln 5 son de naturaleza diferente: que las de los nmeros 1, 7. 10 tienen todos sus correlatos de la misma naturaleza: y que las restantes tienen dos, y s61o dos, correlatos de la misma naturaleza; mientras que 1, 2, 4, 7, 10 tlenen todas sus relaciones didicas de la mlsma naturaleza, y 3, 5. 6 . 8, 9 tienen slo dos de la misma na. turaleza (Nota de A. S.). 13 Segn el recopiiador. en 1-6. el tercer correlato es determlnado por el prlrnero para tener una cualidad; en 7-9, es determinado para tener una relacin existencial con el segundo: y. en 10 es determinado para tener una relacin de pensamiento con el segundo por otro correlato (N. de A. S.].

  • Correlato de la misma relacin tridica con el mismo objeto, y para algn posible Interpretante. Un Signo es el representamen del cual algn interpretante es una cognicin de alguna mente. Los Signos son los nicos representmenes que han sido muy estudiados.

    3 4. Una tricotoma de los signos

    243. Los signos son divisibles segn tres tricotomas: l4 primero, segn que el signo en s mismo sea una mera cualidad, un exis- tente real o una ley general; 3hegundo, segn que la relacin del signo con su objeto consista en que el signo tenga algn carcter en s mismo, o en alguna relacin existencia1 con ese objeto o en su relacin con un interpretante; lB tercero, segn que su Inter- pretante lo represente como un signo de posibilidad, como un signo de hecho o como un signo de razn.17

    244. De acuerdo con la primera divisin, un Signo puede ser lla- mado Cualisigno, Sinsigno o Legisigno.

    Un Cualisigno es una cualidad que es un Signo. No puede actuar verdaderamente como un signo hasta tanto no est formulado; pero la formulacin no tiene relacin alguna con su carcter en tanto signo.

    245. Un Sinsigno (la slaba sin se toma para significar "que es una nica vez", como en las palabras inglesas single, simple, o en la latina semel, etc.) es una cosa o evento real y verdaderamente existente que es un signo. Puede serlo nicamente a travs de sus cualidades; de modo tal que involucra a un cualisigno o, en rea- lidad, varios ciralisignos. Pero esos cualisignos son de una natu- raleza peculiar y slo forman un signo cuando estn efectivamente formulados o encarnados.

    246. Un Legisigno es una ley que es un Signo. Esta ley es general- mente establecida por los hombres. Todo signo convencional es un legisigno (pero no recprocamente). No es un objeto nico, 14 El recopilador de las obras de Peirce ha sealado que, m i s tarde, ste (c. 19061 descubri que hay diez tricotomlas y sesenta y seis clases de slgnos, y que nunca complet el anllsis de las divisiones adicionales: la rneior versin, en su opinin, seria la que Peirce da en las cartas a Lady Welby. Se considera que el presente texto contiene la mayor parte del trabajo mas profundo y completo que Pelrce haya realizado sobre los signos. Agrega el recopilador que las diez clases de signos derivados de las tres tricotomlas que ac se exponen estn representadas diagram6tica. mente por Peirce en 264: y que s i "Representamen". "Representamen en tanto relacionado con el objeto" y "Representamen interpretado" se sustituyeran, respectivamente. por primero, segundo y tercer correlatos, las tablas de 23511 y 239n serviran para 1 4 - 1 7 [N. de A. S.]. 15 Si se hicieran las sustituciones sugeridas por el recopilador, se obtendran grupos compuestos de: 1; 11 . III. IV; y V-X [N. de A. S.). 16 El recopilador aclara: 1, II. V; III, IV, VI, VII; VIII. IX. X [N. de A.S.). 17 Agrega el recopilador que se trata de los tres grupos de 241n: 1-6, 7-9, 10; esto es. 1, 11. 111. V, VI. VIII; IV, VII, IX; X (N. de A.S.I .

  • sino un tipo general que, como se ha acordado, ser significante. Cada legisigno significa por medio de una instancia de su aplica- cin, que puede ser llamada una Rplica de l. As, la palabra "el" (artculo) puede aparecer de quince a veinticinco veces en una pgina. En todas esas ocurrencias es una nica y misma palabra. el mismo legisigno. Cada una de esas instancias es una Rplica. La Rplica es un Sinsigno. En consecuencia, todo Legisigno re- quiere Sinsignos. Pero stos no son Sinsignos ordinarios, como lo son los sucesos que son considerados significantes. Tampoco la Rplica sera significante, si no fuera por la ley que la convierte en tal.

    3 5. Una segunda tricotoma de los signos

    247. Conforme con la segunda tricotoma, un Signo puede ser Ila- mado cono,18 ndice o Smbolo.

    Un Icono es un signo que se refiere al Objeto al que denota me- ramente en virtud de caracteres que le son propios, y que posee igualmente exista o no exista tal Objeto. Es verdad que, a menos que haya realmente un Objeto tal, el cono no acta como signo; pero esto no guarda relacin alguna con su carcter como sig- no. Cualquier cosa, sea lo que fuere, cualidad, individuo existente o ley, es un cono de alguna otra cosa, en la medida en que es como esa cosa y en que es usada como signo de ella.

    248. Un lndice es un signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de ser realmente afectado por aquel Objeto. No puede, entonces, ser un Cualisigno, dado que las cualidades son lo que son independientemente de ninguna otra cosa. En la medida en que el ndice es afectado por el Objeto, tiene, necesariamente, alguna Cualidad en comn con el Objeto, y es en relacin con ella como se refiere al Objeto. En consecuencia, un lndice implica alguna suerte de Icono, aunque un fcono muy especial; y no es el mero parecido con su Objeto, aun en aquellos aspectos que lo convierten en signo, sino que se trata de la efectiva modificacin del signo por el Objeto. 249. U'n Smbolo es un signo que se refiere al Objeto que denota en virtud de una ley, usualmente una asociacin de ideas genera- les que operan de modo tal que son la causa de que el Smbolo se interprete como referido a dicho Objeto. En consecuencia, el 18 La palabra Icono se utlliza para guardar correspondencla con conceptos tericos utlllzados en l a semitica contempornea. No tiene relacidn con el vocablo icono. ni con la denotacin de ste en el Diccionario de la Real Academia Espaola (19601 [Nota de A. S.).

  • Smbolo es, en s mismo, un tipo general o ley, esto es, un Legi- signo. En carcter de tal, acta a travs de una Rplica. No slo es general en s mismo; tambin el Objeto al que se refiere es de naturaleza general. Ahora bien, aquello que es general tiene su ser en las instancias que habr de determinar. En consecuencia, debe necesariamente haber instancias existentes de lo que el Smbolo denota, aunque ac habremos de entender por "existente", existente en el universo posiblemente imaginario al cual el Sm- bolo se refiere. A travs de la asociacin o de otra ley, el Smbolo estar indirectamente afectado por aquellas instancias y, por con- siguiente, involucrar una suerte de ndice, aunque un ndice de clase muy peculiar. No ser, sin embargo, de ninguna manera cierto que el menor efecto de aquellas instancias sobre el Smbolo pueda dar razn del carcter significante del Smbolo.

    5 6. Una tercera tricotoma de los signos

    250. Conforme a la Tercera Tricotoma, un Signo puede ser llamado Rema, Dicisigno o Signo Dicente (esto es, una proposicin o cuasi- proposicin), o Argumento. Un Rema es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de Posibilidad cualitativa, vale decir, se entiende que representa tal o cual clase de Objeto posible. Un Rema puede, quizs, propor- cionar alguna informacin; pero no se interpreta que la pro- porciona.

    251. Un Signo Dicente es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de existencia real. Por lo tanto, no puede ser un Icono, el cual no da lugar a ser interpretado como una referencia a existencias reales. Un Dicisigno necesariamente involucra, como parte de l, a un Flema, para describir el hecho que se interpreta que l indica. Pero es una peculiar clase de Rema; y aun cuando es esencial para el Dicisigno, de ninguna manera lo constituye.

    252. Un Argumento es un Signo que, para su Interpretante, es un Signo de ley. O tambin podemos decir que un Rema es un signo que se entiende como representacin de su Objeto solamente en sus caracteres; que un Dicisigno es un signo que se entiende re- presenta a su objeto con respecto a la existencia real; y que un Argumento es un Signo que se entiende representa a su Objeto en su carcter de Signo. Dado que estas definiciones ataen a puntos que en este momento se encuentran muy controvertidos, puede decirse algo ms en defensa de las mismas. Una pregunta que a menudo se plantea es: Cul es la esencia de un Juicio?

  • Un juicio es el acto mental por el cual quien juzga procura esta- blecer sobre s mismo la verdad de una proposicin. Es en cierto modo lo mismo que el acto de aseverar una proposicin, o acudir ante un escribano y asumir formal responsabilidad por su verdad, salvo que estos actos tienen como intencin afectar a terceros, mientras que el juicio afecta solamente a uno mismo. Sin embargo, e l lgico, como tal, no toma en cuenta cul puede ser la natura- leza psicolgica del acto de juzgar. La pregunta para l es: Cul es la naturaleza de la clase de signo de la cual una variedad principal es llamada proposicin, y que es la cosa sobre la cual el acto de juzgar se ejerce? La proposicin no necesita ser aseve- rada o juzgada. Puede ser considerada como un signo susceptible de ser aseverado o denegado. Este signo, en s mismo, retiene su significado completo, sea que realmente se lo asevere o que no se lo haga. Su peculiaridad, entonces, reside en su modo de signi- ficar; y decir esto equivale a decir que su peculiaridad reside en su relacin con su interpretante. La proposicin manifiesta estar efectivamente afectada por el existente real o la ley real a los cuales se refiere. El argumento tiene la misma pretensin, pero no es sta la principal pretensin del argumento. El rema no tiene tal pretensin.

    253. El lnterpretante del Argumento lo representa como una ns- tancia de una clase general de Argumentos, la cual, en conjunto, siempre tender a la verdad. Es esta ley, en alguna forma, la que el argumento insta; y es este "instar" el modo de representa- cin propio de los Argumentos. El Argumento debe ser, por con- siguiente, un Smbolo, o un Signo cuyo Objeto es una Ley o Tipo Generales. Debe involucrar a un Smbolo Dicente, o Proposicin, que se llama su Premisa; pues el Argumento puede solamente instar a la ley instndola en una instancia. Esta Premisa es, sin embargo, muy diferente en fuerza [esto es, en su relacin con su interpretante) de una proposicin similar simplemente aseve- rada; y, por otra parte, esto est lejos de ser todo el Argumento. En lo que concierne a otra proposicin, llamada la Conclusin, a menudo declarada y tal vez requerida para completar el Argu- mento, ella representa simplemente al interpretante y, del mismo modo, tiene una fuerza, o relacin con e l Interpretante, peculiar. Hay diferencias de opinin entre los lgicos con referencia a si e l lnterpretante forma o no parte del Argumento; y a pesar de que tales opiniones no han resultado del anlisis exacto de la esencia del Argumento, tienen derecho a gravitar. Quien escribe esto, aun sin tener absoluta confianza, se inclina fuertemente a pensar que la Conclusin, aunque represente al Interpretante, es esencial para la completa expresin del Argumento. Es habitual entre

  • lgicos hablar de las Premisas de un Argumento, en lugar de hablar $de la Premisa. Pero si hay ms de una Premisa, el primer paso de la argumentacin debe ser coligarlas en una Proposicin Copu- lativa: de tal modo, el nico Argumento simple de dos Premisas es el Argumento de Coligacin. Pero, aun en este caso, no hay propiamente dos premisas, dado que siempre que la mente est preparada para aseverar una proposicin, P, est ya preparada para aseverar otra proposicin, 0, a la cual la nueva proposicin, P, slo determina; -de modo que no es solamente P la que llega a ser aseverada, sino OP. Dentro de este enfoque del tema, no existe lo que se ha llamado Argumento de Coligacin. Porque decir que existe convertira a todo juicio en la conclusin de un argumento. Pero s i todo juicio debe considerarse la conclusin de un argumento, lo que es, sin duda, una concepcin admisible, entonces se trata de una conclusin totalmente diferente de la de un mero Argumento de Coligacin. De este modo, el Argumento de Coligacin es una forma de Argumento que se introduce en la Igica solamente para evitar la necesidad de considerar la verda- dera naturaleza del Argumento del cual se ha derivado la Propo- sicin Copulativa. Por tal razn parece ms correcto, en general, hablar de "la Premisa" de un Argumento que de "las Premisas" del mismo. En lo que concierne a la palabra Premisa -en latn del siglo Xlll praemissa-, debido a que tan a menudo es usada en plu- ral, se ha llegado a confundirla, en el idioma ingls, con una pala- bra totalmente diferente, de procedencia legal, que significa: ru- bros de un inventario y edificios enumerados en una escritura. Es enteramente contrario al buen uso en lengua inglesa escribir "pre- rnise" por "premiss", y tal forma de escribir (cuya prevalencia se debe acaso a Lord Brougham, o a su insistencia en ese uso) sim- plemente delata ignorancia de la historia de la lgica, y aun de autores tan conocidos como Whateley, Watts, etctera.lg

    3 7. Diez clases de signos

    254. Las tres tricotomas de signos dan como resultado la divisin de los mismos en diez clases de signos, de las cuales se deben considerar numerosas subdivisiones. Las diez clases son las si- guientes:

    Primera: Un Cualisigno (por ejemplo, iina percepcin de "rojo"] es cualquier cualidad en la medida en que es un signo. Dado que una cualidad es todo lo que es positivamente en s mismo, tal cualidad puede solamente denotar a un objeto en virtud de algn ingrediente 19 Se mantienen los trminos en lengua inglesa por no existir equivalentes en espaol [N. de la T.).

  • o similitud comunes; de modo tal que un Cualisigno es necesaria- mente un cono. Ms an, dado que una cualidad es una mera posi- bilidad lgica, puede ser solamente interpretado como un signo de esencia. esto es, un Rema.

    255. Segunda: Un Sinsigno Icnico (por ejemplo, un diagrama in- dividual) es cualquier objeto de experiencia en la medida en que alguna cualidad en l hace que determine la idea de un objeto. A l ser un Icono, y por lo tanto un signo puramente por similitud con cualquitr cosa a la cual sea parecido, puede ser interpretado solamente ccmo un signo de esencia, o Rema. Dar cuerpo a un Cualisigno.

    256. Tercera: Un Sinsigno Remtico Indicial (por ejemplo, un grito espontneo) es cualquier objeto de la experiencia directa en la me- dida en que dirige la atencin a un Objeto por el cual es causada su presencia. lnvolucra necesariamente un Sinsigno Icnico de clase peculiar, pero es completamente diferente, ya que llama la atencin del intrprete hacia el propio Objeto denotado.

    257. Cuarta: Un Sinsigno Dicente (por ejemplo, una veleta) es cualquier objeto de la experiencia directa en la medida en que es un signo y, en carcter de tal, depara informacin concerniente a su Objeto. Esto slo puede hacerlo por ser realmente afectado por su Objeto; por lo cual es necesariamente un Indice. La nica informacin que puede proveer es fctica. Tal Signo debe involu- crar necesariamente a un Sinsigno Icnico para dar cuerpo a la informacin y a un Sinsigno Remtico Indicial para indicar el Objeto al que la informacin se refiere. Pero el modo de combinacin, o Sintaxis, de los dos tambin debe ser significante.

    258. Quinta: Un Legisigno Icnico (por ejemplo, un diagrama, con prescindencia de su individualidad de hecho) es cualquier ley o tipo general, en la medida en que requiere de cada una de sus instancias que encarne a una cualidad definida que lo convierta en apto para evocar en la mente la idea de un objeto parecido. Por ser un Icono, debe ser un Rema. Por ser un Legisigno, su modo de ser es el de gobernar a las Rplicas individuales, cada una de las cuales ser un Sinsigno Icnico de clase peculiar.

    259. Sexta: Un Legisigno Remtico lndicial (por ejemplo, un pro- nombre demostrativo) es cualquier tipo o ley general, establecido sea como fuere, que requiere de cada una de sus instancias que est realmente afectada por su Objeto, de manera tal que mera- mente atraiga la atencin sobre dicho Objeto. Cada Rplicd de l

  • ser un Sinsigno Remtico lndicial de una clase peculiar. El Inter- pretante de un Legisigno Remtico lndicial lo representa como un Legisigno Icnico: y es tal, en alguna medida -aunque en medida muy pequea-.

    260. Sptima: Un Legisigno Dicente lndicial (por ejemplo, un grito en la calle] es cualquier tipo o ley general, establecido sea como fuere, que requiere de cada una de sus instancias que est real- mente afectada por su Objeto de manera que pueda proveer in- formacin precisa con respecto a dicho Objeto. Debe involucrar un Legisigno Icnico para significar la informacin y un Legisigno Remtico lndicial para denotar al sujeto de dicha informacin. Cada Rplica del mismo ser un Sinsigno Dicente de clase pe- culiar.

    261. Octava: Un Smbolo Remtico o Rema Simblico (por ejem- plo, un nombre comn) es un signo conectado con su Objeto por una asociacin de ideas generales de manera tal que su Rplica evoca en la mente una imagen, la cual, debido a ciertos hbitos o disposiciones de esa mente, tiende a producir un concepto ge- neral, siendo la Rplica interpretada como un Signo de un Objeto que es una instancia de tal concepto. Asi, el Smbolo Remtico es, o se le asemeja mucho, lo que los lgicos llaman un Trmino General. El Smbolo Remtico, como cualquier Smbolo, es nece- sariamente en s mismo de una naturaleza de tipo general, y por lo tanto es un Legisigno. Sin embargo, su Rplica es un Sinsigno Re- mtico lndicial de clase peculiar, dado que la imagen que sugie- re a la mente acta sobre un Smbolo preexistente en dicha mente para dar lugar a la aparicin de un Concepto General. En este aspecto difiere de otros Sinsignos Rematicos Indiciales, incluso de aquellos que son Rplicas de Legisignos Remticos Indiciales. Por consiguiente, el pronombre demostrativo "aqul" es un Legi- signo, por ser un tipo general; pero no es un Smbolo, dado que no significa un concepto general. Su Rplica atrae la atencin hacia un Objeto singular, y es un Sinsigno Remtico Indicial. Una Rplica de la palabra "camello" es, del mismo modo, un Sinsigno Remtico Indicial, siendo realmente afectada, debido al conoci- miento de los camellos comn al hablante y a quien lo escucha, por el camello real denotado, aun si este no es conocido indi- vidualmente por quien escucha; y es por medio de esa conexin real que la palabra "camello" evoca la idea de camello. Lo mismo es verdadero con respecto a la palabra "fnix". Porque. a pesar de que ningn fenix existe en la realidad, hay descripciones reales del fnix bien conocidas por quien habla y por quien escucha; por lo tanto, la palabra est realmente afectada por el Objeto Geno-

  • tado. Pero no solamente las Rplicas de los Sn?bolos Remticos son muy diferentes de los Sinsignos Remticos lndiciales ordina- rios; tambin lo son las Rplicas de los Legisignos Remticos In- diciales. Ello, dado que la cosa denotada por "aqul" no ha afec- tado la rplica de la palabra de una manera tan directa y tan sim- ple como aquella en la cual, por ejemplo, el campanilleo del tim- bre de un telfono es afectado por la persona que, en el otro extremo de la lnea, quiere establecer una comunicacin. El In- terpretante del Smbolo Remtico a menudo representa a ste como un Legisigno Remtico Indicial; otras veces, como un Legi- signo Icnico; y, en pequea medida, participa de la naturaleza de ambos.

    262. Novena: Un Smbolo Dicente, o Proposicin ordinaria, es un signo que est conectado con su objeto mediante una asociacin de ideas generales, y que acta como Smbolo Remtico, con la salvedad de que su interpretante (el que se propone) representa al Smbolo Dicente considerado, con respecto a lo que significa, como realmente afectado por su Objeto, de modo tal que la existencia o ley que evoca debe estar efectivamente conectada con el Objeto indicado. Entonces, el Interpretante que se propone con- sidera al Smbolo Dicente como un Legisigno Dicente Indicial; y si ello fuera cierto, participa de esta naturaleza, aunque ello no representa a su naturaleza por entero. Del mismo modo que el Smbolo Remtico, es necesariamente un Legisigno. Como el Sin- signo Dicente. es compuesto, en la medida en que necesariamente involucra un Smbolo Remtico ( y por lo tanto es para su Inter- pretante un Legisigno Icnico) para expresar su informacin y un Legisigno Remtico lndicial para indicar el sujeto de tal informa- cin. Pero la Sintaxis de ellos es significante. La Rplica del Smbolo Dicente es un Sinsigno Dicente de clase peculiar. Se ve fcilmente que esto es verdad cuando la informacin que el Sm- bolo Dicente transmite es la de -un hecho real. Cuando tal infor- macin es de una ley real, no es tan plenamente verdadero, dado que un Sinsigno Dicente no puede transmitir la informacin de una ley. Por consiguiente, ello es verdad para la Rplica de tal Smbolo Dicente slo en la medida en que la ley tiene su ser en instancias.

    263. Dcima: Un Argumento es un signo cuyo interpretante re- presenta a su objeto considerndolo como un signo ulterior a tra- vs de una ley, esto es, la ley de que el pasaje desde todas esas premisas a esas conclusiones tiende a la verdad. Entonces, ma- nifiestamente, su objeto debe ser general; esto es, el Argumento

  • debe ser un Smbolo. Como Smbolo debe ser, adems, un Legi- signo. Su Rplica es un Signo Dicente.

    264. Las afinidades de las diez clases pueden demostrarse me- diante la distribucin de sus designaciones en el cuadro triangu- lar incluido a continuacin, que tiene separaciones en trazo grueso entre los cuadrados adyacentes asignados a clases que son si- milares en slo un aspecto. Todos los otros cuadrados adyacentes corresponden a clases similares en dos aspectos. Los cuadrados no adyacentes pertenecen a clases similares en slo un aspecto, con la salvedad de que los tres cuadrados de los vrtices del trin- gulo pertenecen a clases que difieren en los tres aspectos, o sea totalmente, de las clases a las que se les asignaron los cuadra- dos del lado opuesto del tringulo. Las designaciones que no es- tn en bastardilla son superfluas.

    ( IV) ' Sinsigno Dicente lndicial

    (11 20 Cualisigno Remtico Icnico

    20 Vase g 7, 235n y 243n para la explicacin de los nmeros romanos. que son propuestos Por el recopilador (Nota de A. S.).

    37

    (VI Legisigno

    Icnico Remtico

    ( 1 1 ) Sinsigno Icnico

    Remtico

    (Viii) Smbolo

    Remtco Legisigno

    I (1x1 Legisigno Smbolo Remtico Dicente lndicial Legisigno (X)

    Argumento Simblico Legisigno

    (Vi l ) Sinsigno Legisigno

    Remtico . Dicente Indicial lndicial

    i I

  • 3 8. Signos degenerados 265. En el curso de las descripciones precedentes sobre las cla- ses de signos, se hizo referencia directa o indirecta a ciertas sub- divisiones de algunas de ellas. Es decir, adems de las variedades normales de Sinsignos, lndices y Decisignos, hay otras que son Rplicas de Legisignos, Smbolos y Argumentos, respectivamen- te. Adems de las variedades normales de Cualisignos, [conos y Remas, hay otras dos series; a saber, aquellas que estn directa- mente involucradas en Sinsignos, ndices y Decisignos, respecti- vamente, y tambin aquellas que estn indirectamente involucra- das en Legisignos, Smbolos y Argumentos, respectivamente. As, el Sinsigno Dicente ordinario se ejemplifica por una veleta y su virar y por una fotografa. El hecho de que se sepa que esta lti- ma es resultado de ciertas radiaciones procedentes del objeto hacen de ella un ndice de alto grado de informacin. Una segun- da variedad es una Rplica de un Legisigno Dicente Indicial. As, cualquier grito callejero, dado que su tono y tema identifican al individuo, no es un smbolo, sino un Legisigno Indicial; y cualquier instancia individual del mismo es una Rplica del mismo, que es un Sinsigno Dicente. Una tercera variedad es una Rplica de una Proposicin. Una cuarta variedad es una Rplica de un Ar- gumento. Adems de la variedad normal del Legisigno Dicente Indicial, del cual el grito callejero es un ejemplo, hay una segunda variedad, que es aquella clase de proposicin que tiene como pre- dicado el nombre de un individuo bien conocido; por ejemplo, s i se le pregunta a alguien "De quin es esta estatua?", la respuesta puede ser "Es Farragut". El significado d s esta respuesta es un Legisigno Dicente Indicial. Una tercera variedad puede ser una premisa de un argumento. Un Smbolo Dicente, o proposicin ordinaria, en la medida en que es una premisa de un Argumento, toma nueva fuerza y pasa a ser una segunda variedad del Smbolo Dicente. No vale la pena examinar todas las variedades, pero sera conveniente considerar las de una clase ms. Podemos to- mar el Legisigno Remtico Indicial. El grito "iHola!" es un ejem- plo de la variedad ordinaria; vale decir, no un grito individual, sino este grito "iHola!" en general, este tipo de grito. Una segunda variedad es un constituyente de un Legisigno Dicente Indicial; como la palabra "aqul" en la respuesta "aqul es Farragut". Una tercera variedad es una aplicacin particular de un Smbolo Rem- tico; como la exclamacin "iAlal!".21 Una cuarta y una quinta variedades residen en la peculiar f~lerza que una palabra general puede tener en una proposicin o argumento. No sera imposible

    21 Grito (hoy en desuso) utili7ado en partidas de caza deportiva. Es cl equivalente ms aproximado del grito propiicsto en el texto original ingls: "Hark!" [N. de la T.).

  • que olvidramos ac algunas de las variedades. Es un problema interesante definir a qu clase pertenece un signo dado, porque deben ser consideradas todas las circunstancias del caso. Pero no es frecuente que sea necesaria una gran precisin; porque s i no se ubica el signo con toda exactitud, se podr llegar fcil- mente a una aproximacin suficiente para cualquier propsito en lgica.

    9. La tricotoma de los argumentos

    266. Hay otras subdivisiones, por lo menos, para algunas de las diez clases, que son de gran importancia en Lgica. Un Argu- mento es siempre considerado por su lnterpretante como perte- neciente a una clase general de argumentos anlogos, clase que, en su conjunto, tiende a la verdad. Ello puede ocurrir de tres maneras, dando lugar a una tricotoma de todos los argumentos simples en Deducciones, Inducciones y Abducciones.

    267. Una Deduccin es un argumento cuyo lnterpretante repre- senta que pertenece a una clase general de posibles argumentos exactamente anlogos que se caracterizan por el hecho de que, a lo largo de la experiencia, la mayor parte de aquellos cuyas premisas son verdaderas tendrn conclusiones verdaderas. Las Deducciones son o bien Necesarias o bien Probables. Las Deduc- ciones Necesarias son aquellas que no tienen relacin alguna con ninguna tasa de frecuencia, sino que pretenden [o sus interpretan- tes pretenden por ellas) que, a partir de premisas verdaderas, de- ben producir necesariamente conclusiones verdaderas. Una De- duccin Necesaria es un mtodo para producir Smbolos Dicentes mediante el estudio de un diagrama. Es o bien Corolarial o bien Teoremtica. Una Deduccin Corolarial es aquella que represen- ta las condiciones de la conclusin en un diagrama y halla, de la observacin de ese diagrama tal cual es, la verdad de la conclu- sin. Una Deduccin Teoremtica es aquella que, despus de haber presentado las condiciones de la conclusin en un diagra- ma, realiza un cierto experimento ingenioso en el diagrama y, me- diante la observacin de dicho diagrama as modificado, deter- mina la verdad de la conclusin.

    268. Las Deducciones Probables, o, ms exactamente, Deduccio- nes de Probabilidad, son Deducciones cuyos interpretantes las representan como relacionadas con tasas de frecuencia. Son o bien Deducciones Estadsticas o bien Deducciones Probables pro- piamente dichas. Una Deduccin Estadstica es una Deduccin que, conforme a la manera como la representa el Interpretante,

  • razona respecto a las tasas de frecuencia, pero razona respecto a ellas con absoluta certeza. Una Deduccin Probable propiamen- te dicha es una deduccin cuyo interpretante no representa que su conclusin sea cierta, pero s representa que razonamientos exactamente anlogos produciran, partiendo de premisas verda- deras, conclusiones verdaderas, en la mayora de los casos, a largo plazo.

    269. Una Induccin es un mtodo para formar Smbolos Dicentes relativos a una cuestin definida, mtodo en el cual el Interpre- tante no representa que partiendo de premisas verdaderas produ- cir, a la larga, resultados aproximadamente verdaderos en la mayora de las instancias, sino que representa que, s i se persiste en este mtodo, a la larga producir la verdad, o una aproxima- cin indefinida a la verdad, con respecto a cada cuestin. Una Induccin es o un Argumento de Interjeccin o una Verificacin Experimental de una Prediccin General o un Argumento de una Muestra Aleatoria. Un Argumento de Interjeccin es un intodo que consiste en negar que una clase general de sucesos habr de ocurrir nunca, por la razn de que nunca ha acontecido antes. Su justificacin reside en que, si se lo aplica persistentemente en toda ocasin, deber a la larga ser corregido si resultare falso, por lo que, en ltima instancia, se alcanzar la conclusin verdade- ra. Una verificacin de una prediccin general es un mtodo que consiste en descubrir o realizar las condiciones de la prediccin y en concluir que ser verificada aproximadamente con tanta fre- cuencia como experimentalmente se encuentre para ser verifica- da. Su justificacin es que si la prediccin no tiende a largo plazo a ser verificada en aproximadamente la misma proporcin d e casos, la experimentacin debe, a largo plazo, determinarlo; mien- tras que si la prediccin es verificada en una proporcin de casos determinada, o aproximadamente determinada a largo plazo, la experimentacin deber, tambin a largo plazo, determinar apro- ximadamente cul es esa proporcin. Un Argumento de una mues- tra aleatoria es un mtodo para determinar qu proporcin de los miembros de una clase finita poseen una cualidad predesignada, o virtualmente predesignada, mediante la seleccin de instancias de esa clase conforme a un mtodo que, a largo plazo, presentar cualquier instancia con tanta frecuencia como cualquier otra, y concluyendo que la relacin encontrada para esa muestra a larga plazo se mantendr. Su justificacin es evidente. 270. Una Abduccin es un mtodo para formar una prediccirr general sin ninguna verdadera seguridad de que tendr xito, sea en un caso especial o con carcter general, teniendo como jus- tificacin que es la nica esperanza posible de regular nuestra

  • conducta futura racionalmente, y que la Induccin, partiendo de experiencias pasadas, nos alienta fuertemente a esperar que ten- dr xito en el futuro.

    5 10. Clases de proposiciones

    271. Un Smbolo Dicente, o proposicin general, es o bien Parti- cular o bien Universal. Un Smbolo Dicente Particular es repre- sentado por su lnterpretante para indicar un hecho de existencia; como, por ejemplo, "Algn cisne es negro", esto es, existe al menos un cisne negro. Un Smbolo Dicente Universal es repre- sentado por su lnterpretante para indicar una ley real; por ejem- plo, "Ningn cisne es negro", esto es, ninguna cantidad de inves- tigacin descubrir jams un individuo negro entre los cisnes. Un Smbolo Dicente es o bien No-relativo o bien Relativo. Un Sm- bolo Dicente No-relativo no atae a la identidad de ms de un individuo. Pero esto debe ser entendido de modo particular, por haber sido expresada la proposicin primeramente como ejemplo. As, "Ningn cisne es negro" parece que atae a la identidad de todos los cisnes y de todos los objetos negros. Pero debe enten- derse que la proposicin debe considerarse bajo esta forma: to- mando cualquier objeto en el universo que nos plazca, o no ser un cisne o no ser negro. Un Smbolo Relativo Dicente atae a la identidad de ms de un indiv iho, o de lo que puede ser ms de un individuo, en una expresin como "Tome cualquier indivi- duo que le plazca, A, y despus podr encontrarse un individuo, B, tal que si A es una ciudad de ms de cien mil habitantes, B ser un lugar en este mapa que corresponde a A". El hecho de que una proposicin deba ser considerada relativa o no-relativa depende del uso que de ella se haga en el argumento. Pero no se desprende de lo dicho que la distincin entre ambas sea me- ramente de apariencia exterior, dado que la fuerza de la proposi- cin es diferente segn cul sea la aplicacin que se haga de ella. Puede sea larse ac, como cuestin de terminologa co- rrecta (de acuerdo con los puntos de vista planteados en la se- gunda parte [de la porcin publicada] de este compendio), que una proposicin hipottica es cualquier proposicin compuesta de proposiciones. La doctrina antigua postula que una proposicin hipottica es: o bien condicional, o copulativa, o disyuntiva. Pero una proposicin condicional es, en realidad, una proposicin dis- yuntiva. Existen algunas proposiciones que pueden indistinta- mente ser consideradas copulativas o disyuntivas; as, "simult- neamente 'o Tulio o no Cicern' y 'o Cicern o no Tulio'" es l o mismo que "simultneamente 'Tulio y Cicern' o 'no Tulio y no

  • Cice rn" ' ?~ua lqu ie r definicin puede ser considerada como una proposicin de esta naturaleza; y por esta razn tales propo- siciones podran denominarse Definiformes o Definitorias. Una proposicin copulativa est naturalmente relacionada con una pro- posicin particular, y una proposicin disyuntiva con una proposi- cin universal.

    272. Si se borrasen partes de una proposicin hasta que que- daran vacos en los lugares de las partes borradas, y si esos va- cos fuesen de naturaleza tal que si cada uno de ellos se llenara con sendos nombres propios el resultado fuera una proposicin, entonces, la proposicin producida en primer trmino con los va- cos se llama rema. De acuerdo con el nmero de vacos en un rema -O, 1, 2, 3 etctera-, ste puede denominarse rema med- dico (de ILM~SY, nada), mondico, didico, tridico, etctera.

    22 Se agregan las correspondientes tablas de verdad de estas proposiciones, indicando que el "o" es el llamado "inclusivo", vale declr. el que incluye a uno u otro o a ambos trminos (Nota de la T.).

  • 3 11. Representar 23

    273. Estar en lugar de otro, es decir, estar en tal relacin con otro que, para ciertos propsitos, se sea tratado por ciertas men- tes como si se fuera ese otro.

    Consecuentemente, un vocero, un diputado, un apoderado, un agente, un vicario, un diagrama, un sntoma, un tablero, una des- cripcin, un concepto, una premisa, un testimonio, todos repre- sentan alguna otra cosa, de diversas maneras, para mentes que as los consideran. Vase Sign~.~"uando se desea distinguir entre aquello que representa y el acto o relacin de representar, lo primero puede ser llamado el "representamen" y lo segundo la "representacin".

    23 El recopilador aclara que este texto proviene del Dictionary of Philosophy and Psychology. vol. 2. p. 464. sin que se provean otros elementos para indlviduallzar de que Dlcclonario se trata (Nota de A. S.). 24 303-4 [Nota de A. S.l.

  • Icono, lndice y Smbolo

    274. Un Signo, o Representamen, es un Primero que est en tal relacin tridica genuina con un Segundo, llamado Objeto, como para ser capaz de determinar a un tercero, llamado su Interpre- tante, a asumir con su Objeto la misma relacin tridica en la que l est con el mismo objeto. La relacin tridica es genuina, vale decir, sus tres miembros estn ligados entre s de modo tal que no se trata de un complejo de relaciones didicas. Esta es la razn por la cual el Interpretante, o Tercero, no puede estar en una mera relacin didica con el Objeto, sino que debe estar en tal relacin con l que sea como la relacin que tiene el Repre- sentamen mismo. Pero la relacin tridica en la cual se encuen- t ra el Tercero no puede ser solamente similar a aquella en la que se encuentra el Primero, porque esto convertira a la relacin del Tercero con el Primero en una mera Segundidad degenerada. Vale decir, e l Tercero debe tener la relacin mencionada y, por lo tanto, debe ser capaz de establecer otro Tercero que le sea propio; pero, adems, debe tener una segunda relacin tridica, en la cual el Re- presentamen o mejor dicho la relacin del Representamen con su Objeto, sea el Objeto suyo (el del Tercero], y debe ser ca- paz de determinar a un Tercero a esta relacin. Todo esto tambin debe ser igualmente cierto acerca de los terceros del Tercero, y as sucesivamente. en una sucesin infinita. Esto, y aun ms, est involucrado en la idea de Signo que nos es fami- liar; y, tal como utilizamos ac el trmino Representamen, no se nvolucra nada ms. Un Signo es un Representamen con un Inter- pretanie mental. Es posible que haya Representmenes que no sean Signos. As, s i un girasol, al girar en direccin al sol, se vuelve por este mismo acto totalmente capaz, sin otra condicin

    25 El recopilador de las obras de Peirce aclara que los prrafos numerados 274.7. 283-4. 292-4. son de Syllabus. circa 1902. an no publicado. y que 278.80 son de That Cathegorlcal and Hipothetical Propositions are One in Essence. with Some Corine~ted Matters, ciica 1895; y. adems. que los prrafos numerados 281, 285, 297-302 son del Capitulo 2 de The Art of Reasoning. circa 1895, mientras que 282. 286-91 Y 295-6 son de Tt~e Short Logic, circa 1893 (Nota de A. S.].

  • ulterior, de reproducir un girasol que gira de manera exactamente similar hacia el sol, guardando el ltimo el mismo poder repro- ductor, el girasol se convertir en un Representamen del sol. Pero es el pensamiento el modo de representacin primordial, si no es el nico.

    275. . . . La (divisin de signos) fundamental es la que los clasi- fica en lconos, ndices y Smkolos. Vale decir, a pesar de que ningn Representamen funciona realmente como tal hasta que no determina realmente a un Interpretante, sin embargo se convierte en un Representamen tan pronto como es plenamente capaz de hacerlo; y su Cualidad representativa no depende necesariamen- te de que siempre determine realmente a un Interpretante ni aun de que tenga realmente un Objeto.

    276. Un cono es un Representamen cuya Cualidad Repre