chicago nueva york -sergio gómez

67
 1 CHICAGO-NUEVA YORK Seudónimo: Rosa Rojas

Upload: fran-quinta

Post on 06-Oct-2015

223 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Olga es una mujer mayor. En el umbral de la ancianidad. Su pelo está completamente blanco. Pero tiene una postura, una forma de presentarse que se puede interpretar como altiva y orgullosa, aunque alterna también con una actitud nerviosa, como la de una fumadora empedernida. Su hija, Tinita, es una mujer adulta y, por su vestimenta, se puede decir que ha vivido mucho tiempo en un país como Estados Unidos, por lo tanto no es elegante, más bien despreocupada. Ambas mujeres se encuentra en lo que debería prefigurar una Residencia de Adulto Mayor, un asilo para ancianos con dinero. La mayoría de las escenas requieren de un mínimo y sugerente espacios escenográficos. Más adelante las escenas de la prisión, durante la guerra, se sugieren de otra forma.

TRANSCRIPT

  • 1

    CHICAGO-NUEVA YORK

    Seudnimo: Rosa Rojas

  • 2

    OLGA / Mujer de 70 aos. TINITA / Mujer de 50 aos. REBECA / Mujer de 45 aos. IRIS / Mujer de 30 aos. OLGA / Mujer de 20 aos

  • 3

    1.

    Olga es una mujer mayor. En el umbral de la ancianidad. Su

    pelo est completamente blanco. Pero tiene una postura,

    una forma de presentarse que se puede interpretar como

    altiva y orgullosa, aunque alterna tambin con una actitud

    nerviosa, como la de una fumadora empedernida.

    Su hija, Tinita, es una mujer adulta y, por su vestimenta, se

    puede decir que ha vivido mucho tiempo en un pas como

    Estados Unidos, por lo tanto no es elegante, ms bien

    despreocupada.

    Ambas mujeres se encuentra en lo que debera prefigurar

    una Residencia de Adulto Mayor, un asilo para ancianos

    con dinero.

    La mayora de las escenas requieren de un mnimo y

    sugerente espacios escenogrficos.

    Ms adelante las escenas de la prisin, durante la guerra,

    se sugieren de otra forma.

    ..

    En el inicio Olga est una silla de ruedas, lleva una manta

    en sus rodillas. Esta frente al escenario. En el fondo su hija

    Tinita lee el diario sentada en una silla de playa o una silla

    liviana.

    OLGA: La belleza no es algo que dur toda la vida; la

    ma, por ejemplo, dur tan poco. TINITA: (Distrada deja el diario) Qu? Habl, mam?

  • 4

    OLGA: No es que sienta nostalgia por mi belleza, reclamo ms bien porque fue muy breve. De pronto se acab y apenas me di cuenta.

    TINITA: Usted siempre has sido bonita, mam. Desde

    nia para m eras la ms bonita de todas. OLGA: No es cierto. (Vuelve risuea a enfrentarla) TINITA: Es verdad. OLGA: Entonces no eres objetiva. Eres mi hija. Tu padre

    siempre deca que yo no era bonita. TINITA: Jams mi pap hubiera dicho algo as. OLGA: Deca que tena defecto que me afeaban, que

    era muy delgada, que mi pelo era un desastre, que caminaba mal, que mis caderas, que mis manos... Todas las sobrevivientes de la guerra lo ramos, todas muy flacas, raquticas.

    TINITA: Pap no deca eso. Me consta, l la adoraba.

    Estaba orgulloso de usted. OLGA: No lo demostr en vida. Y ahora es muy tarde

    para desdecirse... Ahora es tarde para todo. TINITA: Est bien atendida aqu? (Se levanta y camina

    por el patio) OLGA: (Alegre de improviso) Estupendamente. Las

    enfermeras son de lo mejor, muy preocupadas. A veces vemos juntas la televisin En realidad no debiste venir, el viaje es muy largo. Yo siempre quise conocer Nueva York, esa ciudad debe ser enorme

    TINITA: Usted sabe que vivo en un pueblito pequeo, y

    la ciudad ms grande y cercana es Chicago.

  • 5

    OLGA: Por supuesto que lo s. Pero no me ubic en los

    mapas. A m los mapas me dan miedo. TINITA: Pero cmo le va a dar miedo algo as. OLGA: Ver un mapa es sentirse pequeita y perdida

    De Europa nos venimos con tu padre el 47 y desde entonces no nos movimos de aqu. Para qu querramos viajar?

    TINITA: Hablbamos de las atenciones del Hogar, de las

    enfermeras. No s por qu se le ocurri venir a quedarse a este lugar. Perfectamente pudo permanecer en su propia casa; usted no est vieja.

    OLGA: Las enfermeras son muy profesionales. Mi pieza

    est siempre limpia. T sabes lo desordenada que soy yo con mis cosas. Aunque cuando digo mis cosas en realidad me refiero a las pocas cosas que conservo. Todo lo dems lo dej en una bodega o en el departamento de Cantagallos. Cuando me muera seguirn ah. Cunto crees que durarn mis cosas despus de muerta?

    TINITA: Usted y sus ideas. Recuerde, le ped que me

    acompaara de vuelta a Estados Unidos. Podamos vivir juntas, o muy cerca.

    OLGA: Y Robert? TINITA: Qu pasa con Robert? El es mi marido. No se

    hace problemas, fue el primero que me dijo que la llevara con nosotros.

    OLGA: Pero este es mi pas desde hace ms de

    cincuenta aos. Aqu se muri tu pap. No estoy como para empezar de nuevo en un lugar distinto.

  • 6

    TINITA: Es a mi casa adonde la estoy invitando, mam, no a cualquier parte. Sus nietos han crecido sin sus abuelos. Hablan mal el castellano; los nicos vnculos que mantenemos son las pocas ocasiones en que han estado aqu de vacaciones.

    OLGA: La verdad es que con tu pap nos pusimos

    cmodos de pronto, l sobre todo, no quiso nada ms que descansar y esconderse. Lea todo el da. T sabes que a m me gusta leer, pero l era diferente, un exagerado, todo el da en lo mismo. De pronto, despus de una vida sin tomar un libro, un da amaneci enfermo por leer.

    TINITA: Nunca recib una carta de mi pap. Si tena

    tanto tiempo para leer tampoco le hubiera costado demasiado escribir una carta. A m o a Gino.

    OLGA: No me hables de tu hermano. Apenas me visita.

    Dice que le deprime este lugar de viejos. Eso dijo. Fue la palabra que uso: viejos o lugar de viejos.

    TINITA: Mam, usted tiene su casa, no es una anciana

    para un asilo como ste. Tiene su dinero, sus ahorros; no entiendo porque quiere quedarse aqu.

    OLGA: Espera. Esto no es un asilo de anciano. TINITA: Hogar de anciano? OLGA: (Divertida) Residencia del Adulto Mayor y

    tiene el siguiente nombre: Aos maravillosos, no es tierno?

    TINITA: Es tremendo. OLGA: Aos maravillosos.

  • 7

    (Ambas se ren)

    TINITA: El asunto es que mi pap nunca tuvo tiempo de

    escribir una carta. OLGA: Tu padre est muerto, y espero que no se te

    ocurra hablar mal de l. TINITA: Por supuesto que no lo har. ramos

    demasiado diferentes l y yo. OLGA: Eso s, diferentes, estoy de acuerdo Djame

    hacerte una pregunta: esa ciudad grande cerca del pueblo de dnde vives en Estados Unidos

    TINITA: Chicago OLGA: Lo s, la ciudad de los gnster. Tiene teatros y

    cines? Vas all a ver algn musical? O has visto a actores o actrices famosas? Cmo son sus casas?

    TINITA: Sus casas? Cmo en todas partes, nada

    especial. OLGA: Me lo imaginaba, pero yo crea TINITA: Por supuesto que voy al teatro, pero nunca he

    visto a nadie famoso... Una vez vi a Jacques Cousteau

    OLGA: Quin es se? TINITA: Un oceangrafo... Bueno, ahora est muerto.

    Un oceangrafo que da lo mismo. OLGA: Me hubiera gustado recorrer el mundo, pero

    antes de hacerme vieja. En el Campo de concentracin sobamos junto con mis compaeras, sobamos con los lugares que visitaramos cuando saliramos del encierro.

  • 8

    TINITA: No comience con esos recuerdos, despus es

    peor, mam, le hacen mal y no puede dormir. OLGA: Los ltimos meses me he acordado de la prisin

    durante la guerra. Me acuerdo de mis amigas all. Todo el tiempo me acuerdo de dos de ellas, las ms cercanas: Iris y Rebeca.

    TINITA: No empiece con esas cosas feas, despus le

    sube la presin. Eso pas hace tanto tiempo, no vale la pena.

    OLGA: Tal vez me voy a morir, por eso tengo tan vividos

    recuerdos de esa poca, tal vez presiento algo, no crees?

    TINITA: Presentir qu? OLGA: Que me lleg la hora, como se dice. Ninguna de

    ellas sobrevivi, Iris, Rebeca. Todas murieron. TINITA: Que porfiada es usted. Hablemos de otra cosa,

    mejor. OLGA: Quieres saber de qu mora la mayora de los

    prisioneros? TINITA: (Resignada al tema) Est bien, de qu? OLGA: De hambre. TINITA: Cambiemos de tema mejor (Vuelve atrs,

    recoge el diario que lea)

    Mientras tanto Olga se levanta de la silla. Viste un buzo

    deportivo y comienza a alongar y a hacer ejercicios. Se

    le ve en buen estado fsico, muy distinto a la imagen

    sentada del principio.

  • 9

    OLGA: (Se detiene y contempla a su hija) Me alegra de que vinieras, Tinita. T eres una buena hija. Pero no me hagas opinar de tu hermano; ese es un malagradecido.

    TINITA: Me quedo solo hasta fin de mes. Para m no es

    ninguna obligacin venir a Chile a verla a usted, mam. Como la not angustiada por telfono, le dije a mi marido que viajaba. Adems, quera ver esto con mis propios ojos (Repasa rpidamente el lugar) Aos Maravillosos.

    OLGA: Me hubiera gustado conocer Nueva York. La

    Estatua de la Libertad y ese edificio, cmo se llama?

    TINITA: El Empire State OLGA: Supongo que no lo echaron abajo esos aviones. TINITA: No, claro que no Le insisto, la ciudad ms

    cercana de mi casa es... OLGA: Chicago, lo s, no te enojes con tu madre. Vi una

    pelcula de la ciudad de Nueva York, es decir, en la pelcula dicen que toda la historia pasa en Nueva York, pero no se ve nunca un paisaje, nada, solo ventanas desde donde se ven ms edificios. Es una pelcula antigua en blanco y negro.

    TINITA: Pero que tiene que ver con OLGA: En la pelcula que te cuento todo suceda

    adentro de varios departamentos, y los actores, los personajes, hablaban de Nueva York, pero nadie hacia nada por salir a la calle, todo suceda en el interior de los departamentos. Hasta que un personaje cont una historia, dijo que l haba vivido en Nueva York pero haca tantos aos que incluso recordaba las calles de tierra, llenas de

  • 10

    barro en invierno. Los dems se quedaron en silencio porque nunca se imaginaron las calles de esa ciudad con barro, con tierra, ese silencio entre ellos fue importante.

    TINITA: Por qu importante? OLGA: Se dieron cuenta, o eso me imagin yo, que

    tenan un pasado lamentable, uno que daba un poco vergenza, con calles de barros. No es que mi pasado me d vergenza, pero sobrevivir a un Campo de concentracin es una marca.

    TINITA: No vuelva sobre lo mismo, le hace mal

    acordarse de lo que vivi; no se mortifique con eso.

    OLGA: Mi familia entera muri all. TINITA: Acurdese del pap mejor, l prefera no hablar

    de eso. Cada vez que empezaba usted con alguno de esos temas, la detena en seco.

    OLGA: Es que l era diferente. Nunca lo conversamos

    entre ambos. Era una acuerdo implcito entre los dos, no hablar de los horrores.

    TINITA: Sufri lo mismo que usted o peor estando all. OLGA: Entre los dos tenamos una promesa, una que

    nunca expresamos, pero la respetbamos: nunca hablar de esos temas.

    TINITA: Entonces, por qu est aqu, mam? Porque

    no vuelve a su departamento en Cantagallos o se va conmigo a Estados Unidos.

    OLGA: No tengo ningn problema con este lugar. Puedo

    salir cuando quiera, hasta de viaje me puedo ir y nadie me dira nada.

  • 11

    TINITA: Robert me encarg de invitarla, de insistir que

    se venga con nosotros a Estados Unidos. OLGA: (Ensoadora) Chicago, Nueva York, esos eran los

    lugares, las ciudades de las que conversbamos con Iris y Rebecas, las tres abrazadas debido al fro

    TINITA: Que le parece lo siguiente: podramos juntarnos

    en Miami. La familia de Robert tiene una casa cerca de los cayos de Florida. Usted toma un avin y yo la voy a esperar al aeropuerto. Podra ser en diciembre, as pasamos la navidad juntas, qu le parece la idea?

    OLGA: Los nios que quedaban solos en el Campo, sin

    sus padres, lloraban todo el da; me volva loca esos llantos

    TINITA: La casa de los familiares de Robert, unos tos

    ricos que no viven all, est a media cuadra de la playa, y se ve el horizonte del mar. El agua del mar es tibia, y la arena blanca. Fuimos el invierno pasado con los nios antes de que partieran a la universidad, fue el ltimo antes de que salieran definitivamente de la casa.

    OLGA: A m la playa nunca me ha gustado, t lo sabes.

    Tengo aversin por la arena. Y caminar descalza bajo ninguna circunstancia.

    TINITA: Lo s, mam, usted tiene sus obsesiones, y se

    las respeto, conviv con sus cosas durante tantos aos.

    OLGA: A qu te refieres? Suenas como quejndote. TINITA: No me quejo, solo le digo lo que ocurri.

  • 12

    OLGA: Y eso de las obsesiones? TINITA: Me refiero a qu usted y pap, la relacin de

    ustedes dos, nunca la comprend, no s por qu vivieron juntos tanto tiempo, por qu no se separaron antes si ya no queran vivir juntos.

    OLGA: Tienes que entender que la relacin con tu pap

    fue de un inmenso respeto antes que nada. Vivimos juntos casi sesenta aos, eso es mucho tiempo para soportarse. Aprendimos a hacerlo, a soportarnos.

    TINITA: Es la vida que ustedes quisieron tener, no soy

    nadie para juzgarla. A veces Robert tambin me parece insoportable, no entiende mis chistes, somos de diferentes culturas. A veces detesto la cultura gringa, pero a veces, la mayora de las veces, la disfruto.

    OLGA: La vida que quisimos tener como dices t No s

    si fue la que quisimos o la que nos toc. Ahora, en las noches, en mis sueos, hablo con mis amigas muertas, con Iris y Rebeca principalmente, no son sueos sino conversaciones. Conversamos de las vidas que nos esperaba fuera de la prisin. Planificbamos viajar a pases lejos de la guerra, y, claro, hablbamos de Estados Unidos, de las pelculas que venan de ese pas.

    TINITA: Pero eso pas hace, cunto?, sesenta aos

    atrs, no se mortifique. OLGA: Todas esas ideas, esos proyectos, son

    irrealizables, pero cuando los conversbamos antes parecan al alcance de la mano. Bueno, si las viera de nuevo les contara que el mo se cumpli a medias, es decir, sobreviv, lo que no es menos, no mor gaseada o de hambre, y hu de all. No a Estados Unidos, sino a este pas en el sur del

  • 13

    mundo. Me cas y tuve a una hija preciosa, y un hijo.

    TINITA: Nadie niega que usted sufri mucho, pero ha

    tenido una vida grata, primero junto al pap. Entiendo que falt mucho entre ustedes dos, tal vez el amor se acab, pero hasta donde recuerdo l le dio de todo y la dej con suficientes bienes materiales. Fue usted la que quiso ingresar en esta residencial. Yo estuve de acuerdo porque al menos tiene quien la atiende, pero tambin es cierto que usted no es una anciana, que aun puede valerse por s misma sin problemas. Entonces, tan terrible tampoco ha sido su vida.

    OLGA: Nunca entenders lo que fue vivir ese horror. TINITA: La escuch quejarse de ello toda mi

    adolescencia. Cada vez que veo una pelcula con el tema, veo una fotografa de prisioneros, me acuerdo de usted y me angustio.

    OLGA: Me ests culpado de eso, Tinita? TINITA: No minimizo lo que le ocurri, pero supongo

    que llega un momento en que hay que intentar olvidarse de ese horror para seguir viviendo, para disfrutar lo que s tenemos. Usted estuvo tres aos prisionera, pero ha vivido sesenta aos de otro modo, lo s porque he hablado con sus amistades y me dicen lo alegre que es usted. Me hablan del t en la casa, de la ayuda social que haca con distintos grupos, del deporte junto a sus amigas, es decir, tuvo y tiene una vida.

    OLGA: Y ahora crees que soy una vieja quejona. No es

    eso, Tinita. No tengo nada de qu quejarme. Como t dices, los aos con tu padre al comienzo fueron buenos.

  • 14

    TINITA: Mi pap trabajo esa empresa desde muy abajo y usted estuvo a su lado, lo ayud.

    OLGA: Es cierto, juntos trabajamos da y noche, hasta

    que lo conseguimos. Y luego compramos ese departamento en Cantagallos. Despus, antes de que l muriera, ya no me gustaba esa casa, la encontraba demasiada grande.

    TINITA: Bueno, esa parte la desconozco, yo ya me haba

    casado y viva en el extranjero. OLGA: Tuve y tengo muchas amigas, grupos con los que

    leamos novelas, hacamos vida social y ayuda, y, como t dices, deporte, gimnasia en la YMCA.

    TINITA: Si es as entonces no entiendo porque se vino a

    vivir aqu, usted es una mujer que se las puede arreglar sola y tiene los recursos, lo mismos que ahorraron con pap.

    OLGA: Me vine por otra razn. TINITA: Por qu? OLGA: Dira que fue una forma de restringirme a m

    misma. TINITA: Suena como si hubiera entrado a un convento y

    se quisiera castigar. OLGA: Tal vez, en cierto sentido, me siento culpable.

  • 15

    2.

    Olga, Iris, Rebeca. Olga es la ms joven de todas, casi una

    nia. Iris es joven y bonita y Rebeca parece mayor que las

    otras dos. Las tres llevan los uniformes de prisioneras. Sin

    embargo las tres se ven bien. De alguna forma su prisin es

    bajo un estatus de privilegios.

    La decoracin del lugar es simple, austera. Literas de

    madera en el fondo.

    Iris hojea una revista.

    OLGA Qu dice la revista? IRIS: Voy a traducir. REBECA: T eres la nica que sabe ingls, Iris, qu

    dice? IRIS: Dice, Interiorismo y decoracin en dos grandes

    ciudades: Chicago Nueva York. Las grandes mansiones hoy lucen

    OLGA: No entiendo que significa la palabra

    interiorismo. REBECA: Olga, t escucha, nada ms. OLGA: Pero quiero entender. IRIS: Interiorismo es decoracin al interior de las casas.

    (Indica las fotografas del interior) Miren los ejemplos, que bonito se ve todo. Casas muy grandes. Yo quiero vivir en una casa as. La decorara igual.

  • 16

    OLGA: Parece un museo. REBECA: Ests segura de que la revista te la regal el

    Comandante? IRIS: No, pues, como me la iba a regalar l. Fue su

    mujer, le sobraba, le haba llegado del extranjero. OLGA: Y qu ms te regalaron, Iris? IRIS: Prob chocolate caliente, un poquito, sobr del

    desayuno de los nios, la seora ngela dijo que poda tomarlo. Me dio un poco de vergenza, pero estaba sola en la cocina, el Comandante se haba ido.

    REBECA: Mejor nos cuentas del chofer. IRIS: Cre que queran leer la revista de decoracin. OLGA: S, la revista. REBECA: Quiero saber ms de ellos, de la familia del

    Comandante. IRIS: Me llevaron por detrs de la barraca, la primera

    del Campo. Por el caminito de secoyas, no se ve nada desde aqu. Est en el medio del bosque o lo que parece bosque, y que cubre las cercas de alambres, por eso no se ve nada de las barracas desde esa casa.

    REBECA: A unos 400 metros. OLGA: No veo que interesante tiene contar eso, mejor

    era leer la revista. Adems tengo hambre.

  • 17

    REBECA (Enftica) Olga, todos tenemos hambre. En la maana se murieron las hermanas Hoffman, dicen que murieron de hambre.

    IRIS: (Sorprendida) No lo saba. REBECA Estuviste fuera todo el da. Se murieron juntas

    y al mismo tiempo. Dicen que murieron de hambre.

    OLGA: Y cuando llegue el invierno ser peor. Ustedes

    creen que nos van a dejar ir antes del invierno? REBECA: Olga, t eres muy joven y no entiendes; pero

    s, puedes tener razn y decidan soltarnos, dejarnos ir, aunque tampoco tendramos dnde ir.

    OLGA: Mis pap y hermanos estn en las barracas de

    los hombres. A mi hermano al menos lo he visto a lo lejos.

    REBECA: (Elusiva) Hablemos de otra cosa. Quiero saber

    de la casa del Comandante. Sigue, Iris. IRIS: Es una casa muy bonita, debi estar ah antes de

    que construyeran el Campo, los cercos y las alambradas. Es una casa como la de la revista, y huele muy rico, a trementina, a cera, a flores, porque la seora ngela tiene siempre flores por todas partes. Hay dos empleadas y un empleado ms, Peter, el chofer. Peter es el que me traslada.

    OLGA: Pero te traslada en auto? Como dices que es

    chofer. IRIS: Las cosas que se te ocurren. Peter es el empleado

    de confianza del Comandante, es el empleado ms cercano a la familia, a veces incluso come con ellos, y no en la cocina como el resto. Peter es como les digo.

  • 18

    REBECA: Es qu? IRIS: Es muy guapo, alto y REBECA: Iris, no puedo creer lo que hablas. IRIS: Pero es verdad. Me dijo que un da me ayudara a

    traer comida para ustedes. Se imaginan. Eso est prohibido estrictamente por los guardias, pero a Peter le dejan hacer lo que quiera y puede ir por donde sea. Me dijo que saba del hambre de aqu adentro as que podra dejarme pasar algo.

    OLGA: Iris, tienes que conquistar a Peter, as tendremos

    comida. REBECA: (Desencajada) No hablen tonteras ustedes

    dos. Somos prisioneras. Todos los das muere alguien en el Campo o se los llevan de aqu, dicen que los fusilan, o que los matan con gas. Peter, el Comandante, la mujer o los hijos del Comandante, todos nos odian, nos desprecian y al final nos matarn a todas.

    IRIS: No digas eso, Rebeca. OLGA: (Temerosa) Pero dijiste que nos dejaran ir

    cuando acabe la guerra. REBECA: De aqu no vamos a salir, usted lo saben. (La ms afectada es Olga)

    IRIS: No hables as que asustas a Olga, por favor,

    Rebeca. Lo que cuentas son habladura, es solo desinformacin, Peter dice que esto se resolver.

    REBECA: Todos los das llegan trenes y camiones con

    gente. Y las barracas no crecen sino que

  • 19

    disminuyen. No les parece extrao? Se los llevan cuando recin llegan a esa parte del Campo, a la que no se puede pasar, all se deshacen de ellos, as dicen en la enfermera.

    OLGA: Mi pap y mi hermano estn al otro lado del

    Campo, yo he visto a mi hermano, lo he saludado con las manos a pesar de la distancia.

    REBECA: Nosotras tres y todas las mujeres de esta

    barraca somos privilegiadas, trabajamos por eso, sino ya estaramos muertas. Pero nos va a matar el hambre, el invierno o alguno de esos soldados nos.

    IRIS: Mejor les hablo de la casa de la familia del

    Comandante. Bueno, l viene todos los das a almorzar. Por la maana viene un profesor a hacerles clases a los nios, entonces, como no encontraron un profesor de idioma, me llamaron a m. Yo antes haca clases de idioma. Adems, le ca bien a la seora ngela.

    OLGA: (Riendo) Y a Peter. IRIS: Tambin. Peter me dijo que no era soldado, que el

    Comandante lo adopt casi como a un hijo, por eso trabajaba con l.

    REBECA: No seas ingenua. Ambos son del mismo

    partido. Puede que el chofer no sea militar o no pelee en la guerra, pero se comportan peor que en una guerra. Lo s, lo veo todos los das en el hospital.

    IRIS: Por las tardes, cuando el Comandante termina su

    jornada aqu en el Campo, regresa a la casa y Peter, por otro lado, me conduce por el caminito de Secoya hasta la barraca.

  • 20

    OLGA: Qu pasa en ese momento? IRIS: Es el momento ms lindo del da. Se junta toda la

    familia, antes de la cena. El Comandante juega un rato con los nios, es muy carioso con sus hijos, y escuchan juntos msica en una radio. Durante el da la seora ngela escucha la radio, pero muy poco, cuando llega su marido entonces escuchan msica y noticias.

    REBECA: Aquella familia es inocente de lo que est

    ocurriendo, sin embargo son tus enemigos, Iris, nunca creas lo que te dicen, si te adulan o te prometen cosas. Al final para ellos t eres una prisionera.

    IRIS: Lo s, me lo repito todos los das. Pero entrar a esa

    casa como empleada de los nios, como profesora, al menos es un respiro de lo que est pasando aqu... Me haba casado recin cuando me detuvieron junto a mi marido. Alcanzamos a pasar algunos das como matrimonio, en un hotel de la ciudad, entonces nos detuvieron. Pero a l, a Otto, no lo volv a ver, lo separaron de m y por mucho que pregunt no supe nada ms. Entonces, entrar a la casa del Comandante, donde pareciera que no existiera la guerra ni esta prisin, es como entrar a las casas de esta revista donde todo es perfecto, lleno de luz, ordenado, limpio y oloroso.

    REBECA: Pero no te olvides de que son tus enemigos. IRIS: No se me olvida. OLGA: Y Peter tambin es el enemigo? REBECA: Todos lo son, Olga.

  • 21

    3.

    En un parque. Olga y su hija Tina. Parece correr viento.

    Llevan pauelos en la cabeza y abrigos. Olga fuma.

    TINITA: Me trajo aqu solo para fumar, mam? OLGA: En la Residencia no lo permiten De todas

    maneras a veces vengo a esta plaza, me quedo aqu varias horas sin hacer nada, pensando mis cosas. Lo curioso es que si ves esa casa de all, y la de ms all, todas son Residencias de Adulto Mayor.

    TINITA: Todas? Y en el mismo sector? OLGA: Residencia de Adulto Mayor, el solo nombre es

    divertido. TINITA: De todas maneras no debera fumar. OLGA: La salud es lo mejor que tengo. TINITA: Me consta que usted nunca se ha enfermado.

    Por lo mismo entonces, no entiendo por qu un da decidi venir a vivir rodeada de enfermeras en una Residencia. Tiene todava su casa, y, lo ms importante, todava estaba vivo el pap.

    OLGA: No, con tu pap nos peleamos mucho, todo el

    tiempo, por eso lo dej y me vine para ac. TINITA: Pero venirse hasta aqu.

  • 22

    OLGA: No puedo decir que eran peleas terribles con tu padre, ms bien nos dimos cuenta, o al menos yo me di cuenta de que me haba equivocado con respecto a l.

    TINITA: No me diga que despus de sesenta aos

    juntos, de pronto se dio cuenta que estaba equivocada. No, yo no le creo eso.

    OLGA: Antes incluso de llegar a vivir a la Residencia

    vena a esta plaza. El nombre de este lugar es en honor a un aviador. La nica gracia del aviador es que un da despeg y a las pocas horas se perdi en la cordillera donde finalmente se estrell. Al final mucha gente llor la muerte del aviador, era muy joven y de familia conocida. Al principio creyeron que se haba salvado. Llegaron noticias de que haban encontrado a un hombre vagando sin memoria, choqueado. Pero cuando los familiares o conocidos se encontraron con ese hombre, se dieron cuenta que no era el que buscaban, que aquel era un demente o algo as. Finalmente, despus de una semana, encontraron el avin destruido y al piloto muerto. La conmocin en Santiago fue grande, y a pesar de no tener ningn merito especial, el piloto muerto fue elevado al sitial de hroe simplemente porque se muri. Por eso la plaza lleva su nombre.

    TINITA: No s qu tiene que ver esa historia con pap y

    usted. OLGA: No me culpes, Tinita. Abandon a tu pap y

    meses despus l se muri, pero no existe relacin entre un hecho y el otro. No soy culpable. Gido, tu hermano cree que soy culpable, por eso no me visita.

    TINITA: Mi pap no poda vivir sin usted.

  • 23

    OLGA: Puede ser, pero yo s poda vivir sin l. TINITA: Toda una vida juntos y de pronto usted decide

    abandonarlo. Pap era un hombre poco carioso, no demostraba afectos, nunca los tuvo conmigo, pero era un hombre bueno, que mereca su compaa.

    OLGA: Sobre muchas cosas de l prefiero no hablar,

    pertenecen a nuestra vida privada. Tampoco quiero que cambies la idea que tienes t de l.

    TINITA: De eso se trata mi viaje, de qu usted me

    cuente esas cosas. Yo estoy grande, tengo una familia, tengo mis propios problemas, los que no son menores, pero quiero escucharla hablar con ms sinceridad conmigo.

    OLGA: Es cierto, ya no eres una nia. (Evocativa) Me

    acuerdo en una ocasin, t tenas 7 aos. Saliste acompaando a Rosita, te acuerdas de Rosita? Trabaj en la casa. No debimos dejarte salir con ella. Pero insistieron en que iran al cine. Al parecer se fueron de compras.

    TINITA: Me acuerdo de ella y de lo que ocurri. Me

    perd entre la gente, nos separamos un momento y luego no pudimos encontrarnos con Rosita.

    OLGA: Pero t eras una nia diferente al resto. Muy

    tranquila. No te desesperaste ni te pusiste a llorar, siempre te controlabas, incluso a esa edad. Entonces, simplemente te acercaste a un telfono pblico y llamaste a la casa. Contest yo. Fue divertido.

    TINITA: Por qu divertido? OLGA: Te escuch decir al otro lado: Es la casa de la

    familia. Eso fue divertido. Ni siquiera estabas

  • 24

    preocupada y lo primero que preguntas: Es la casa de la familia

    TINITA: (Se re) Bueno, s, suena gracioso. OLGA: Eras mi nia, lo eres, siempre fuerte, no como tu

    mam. TINITA: No diga eso, la fuerte ha sido usted; usted

    sobrevivi a esa prisin. OLGA: Pero incluso eso fue diferente. All no tena otra

    opcin. TINITA: Debera aprovechar mi viaje, mam, para

    decidirse y venir conmigo y contarme qu ocurri a final entre pap y usted.

    OLGA: Hay cosas que es mejor callar. TINITA: Usted y pap eran un matrimonio

    aparentemente feliz. OLGA: Pero por qu crees eso? TINITA: Tal vez porque necesito creerlo as. OLGA: No te entiendo. TINITA: Necesito reafirmarme lo que a m me est

    ocurriendo, eso es lo que necesito. Pap ya est muerto, nada se puede hacer al respecto. Pero quedo yo, y a m tambin me estn ocurriendo cosas. Quiero dejar de ser la mujer fuerte, la que no llora si est perdida, la que soluciona todos los problemas.

    OLGA: (Preocupada) Te pasa algo? TINITA: De cierta forma.

  • 25

    OLGA: Pero eso nada tiene que ver con tu pap o

    conmigo? TINITA: Deje un poco de hablar de s misma, mam. Le

    escuch toda la vida relatarme su pasado en esos Campos de exterminio. La escuch una y otra vez hablar de s misma, de usted y de sus amigas que murieron, de toda su familia que se muri all, pero siempre era usted, usted y nadie ms que usted.

    OLGA: Pero, hija TINITA: Tambin hay vida, hay conflictos, ms all de

    usted. OLGA: Perdona, soy una mujer vieja, y como dices t,

    hablo de m todo el tiempo, repaso mi vida y me preocupo solo de m.

    TINITA: No quiero ofenderla, mam, no vine a eso. Pero

    tambin tengo mis problemas. OLGA: Se trata de Robert, tu marido? TINITA: S. OLGA. Est bien. Puedo escucharte. TINITA: No s qu hacer, simplemente no lo s. Mis

    hijos estn grandes y ahora puedo tomar una decisin.

    OLGA: Qu tipo de decisin? TINITA: Dejarlo, abandonarlo, como hizo usted con el

    pap. OLGA: Te lo dije, eso fue diferente.

  • 26

    TINITA: Estbamos preparando las vacaciones. Usted

    sabe que Robert es profesor de un colegio pequeito, un colegio para gente de dinero.

    OLGA: S. TINITA: Tambin es profesor particular. Con ese dinero

    extra preparbamos las vacaciones. Un da deba ir a Chicago a comprar materiales para mi trabajo. Tom el tren en la maana. Pero en medio del viaje algo ocurri, un accidente, el tren arroll a un animal, algo grave. Fue tan grande el accidente que nos devolvieron. Un taxi me llev a la casa donde deba recoger el auto y viajar a la ciudad.

    OLGA: A Chicago. TINITA: Regres a la casa. All estaba Robert con los

    pantalones abajo y una de sus alumnas, una nia, ni siquiera una adolescente, que por supuesto se notaba que no quera hacer lo que l la obligaba a hacer. No s qu fue lo que me impresion ms, ver a mi marido en algo as o la expresin de alivio y sorpresa de la nia por verme llegar.

    OLGA: Una nia? A qu te refieres con una nia? TINITA: (Exasperada) Mam, una nia. Una nia de 12

    aos como mximo. Una de sus alumnas. Despus ella me dijo que Robert la haba amenazado y que no era la nica, sino con varias ms de sus compaeras de colegio. Fue horrible.

    OLGA: Pero qu hiciste? TINITA: Quera denunciarlo, era un crimen lo que haba

    hecho, pero Robert me rog, saba que tena un problema, deseaba tratarlo mdicamente.

  • 27

    OLGA: Pero esas pobres niitas. TINITA: Senta que deba hacer algo, pero al final no lo

    hice (Pausa) Llegaron las vacaciones y con el dinero que tenamos reunidos, Robert ingres a una clnica. Lo dems qued impune. Me dio vergenza denunciarlo. La familia, la casa que habamos armado, se estaba cayendo a pedazos, por eso me dio miedo denunciarlo... (Pausa) Entonces, compr el pasaje y me vine a verla a usted, mam.

  • 28

    4.

    Olga y Rebeca. Olga joven. En el mismo lugar anterior, una

    barraca de un Campo de prisioneros. Literas de madera.

    Ambas ordenan ropa, ropa usada. La doblan y van

    dejndola en un lugar aparte. Es un trabajo mecnico que

    realizan mientras conversan

    REBECA: Mis hijos con su padre lograron huir

    escondidos en un barco, desde entonces no s nada de ellos. La abuela recibi una postal tres meses despus. Tal vez me enviaron algo tambin a m pero se perdi en el camino. Entonces me detuvieron, y tambin a la abuela La postal era de la ciudad de Nueva York, la misma ciudad de la revista de Iris.

    OLGA: La revista de interiores. La quieres ver? La

    tenemos debajo de REBECA: Me conformo con saber que estn bien, que

    nada les pas y pudieron huir a tiempo. Por eso debemos cuidarnos entre nosotras tres: Iris, t y yo... Tienes que entenderlo, Olga, somos privilegiadas en este Campo, tenemos trabajos, somos tiles; si dejamos de ser til estaremos prdidas.

    OLGA: Lo somos? Pero igual pasamos hambre y fro. REBECA: Es cierto, pero no tanto como el resto. Est es

    una barraca aislada. Trabajamos para ellos. Yo en el hospital, t en la lavandera. Iris en la casa del

  • 29

    Comandante. Entre todas entonces debemos ayudarnos.

    OLGA: T crees que nos dejen ir? Al final de todo, tal

    vez por nuestro trabajo nos dejen ir. REBECA: Debemos pensar en eso, creer en eso; t eres

    demasiada joven. Pero tambin debemos tener cuidado.

    OLGA: Cuidado? En qu sentido, Rebeca? REBECA: En todos los sentidos. Sobre todos ustedes

    dos, Iris y t, son mujeres jvenes. Iris est en riesgo permanente.

    OLGA: Riesgo permanente? REBECA: Cuando supieron que yo tena experiencia en

    medicina, inmediatamente el doctor me traslad al hospital a trabajar.

    OLGA: Dicen que los queman, eso escuch, que a los

    que recin llegan los echan a unos hornos, es verdad, Rebeca?

    REBECA: Mejor es no saber nada. Las chimeneas que

    ves al final son hornos como t dices, all van a dar los enfermos, los ancianos, los lisiados.

    OLGA: Todava no llega Iris para que nos cuente como

    le fue hoy en la casa del Comandante. Tal vez escuch alguna noticia en la radio.

    REBECA: Qu noticia? OLGA: Es solo para distraerme. Para no acordarme que

    tengo hambre.

  • 30

    REBECA: Djame contarte del doctor Hauser hace un ao, cuando llegu hasta aqu. Nos mandaron a catalogar muestras en el hospital. Era un trabajo aburrido. Ese Hauser apenas me diriga la palabra. Lleg una enfermera con comida, entonces agregaron un plato para m y comimos en silencio. Hauser era gordo y coma mucho. Entonces, de pronto, dijo que estaba cansada, que llamara a un guardia para que me vinieran a dejar, pero antes deba sacarme la ropa o solo la falda y lo que llevara abajo.

    OLGA: Pero REBECA: Entonces, sin decir una palabra, despus de

    haber estado un da entero trabajando conmigo sin dirigirme la palabra, ese doctor me viol.

    OLGA: Rebeca, que horrible. REBECA: As lo sigui haciendo todos los das de esos

    primero meses. Sin decirme una palabra, casi como un trmite que deba concluir al final de la jornada.

    OLGA: Por qu me cuentas esto? REBECA: Por lo que acabo de decirte, si las tres

    tenemos ahora privilegios estos siempre se deben pagar de alguna forma. Quiero que lo sepas y que ests preparada. Tenemos que ser muy fuertes las tres si queremos sobrevivir.

    OLGA: En casa mis hermanos jugaban futbol. Uno de

    ellos, Marco, es muy bueno para el ftbol, podra llegar a ser profesional. No sabemos dnde est Marco en la actualidad. El que est aqu en el Campo es mi hermano Daniel y pap. Los he visto al otro lado. Les envi un mensaje y una vez logr

  • 31

    pasar unas galletas. Pero Marco, como te deca, era bueno jugando futbol.

    REBECA: Y cul es la diferencia de edad contigo? OLGA: Marco es el mayor de todos los hermanos,

    mucho mayor. REBECA: Y no saben nada de l? OLGA: Yo sueo alguna vez, como t, recibir una postal

    de alguna parte que diga que est bien. REBECA: No te desesperes, a veces es mejor no saber

    nada, es una seal de que lograron escapar. OLGA: Marco un da nos llev a Daniel y a m a un

    juego. Su equipo gan y l fue felicitado por todos. Pap no nos acompa, a l no le interesaban esos asuntos. Mi pap es muy religioso y parte del da los dedica a sus oraciones y a leer.

    REBECA: Y por qu te acuerdas de ese da en

    particular? OLGA: Es un bonito recuerdo, nada ms. El partido de

    futbol. La tarde muy brillante, tal vez era primavera. Nosotros con Daniel muy bien vestidos, mirando desde la galera. A lo lejos un campo inmenso, gente paseando, y los jugadores corriendo tras la pelota. Cada vez que tengo miedo me acuerdo de ese da, entonces me reconforto, me tranquilizo.

    REBECA. Te asustaste con lo que te cont? OLGA: S, un poco. REBECA: Lo siento, Olga, no era mi intensin. Pero tiene

    que acostumbrarte, este lugar es pero lo

  • 32

    importante es desear seguir adelante. En el hospital he visto a muchos morir, muchos de ellos se rinden, no aguantan ms y se mueren con facilidad, sin resistir.

    OLGA: Y eso sirve de algo, resistir? REBECA: Claro que sirve. Hay que hablar con uno

    mismo. Grabrselo adentro de la cabeza (Entra Iris)

    IRIS: Hola

    (Se sienta cansada. De entre su ropa saca un pedazo de

    pastel envuelto en papel y cartn)

    REBECA: Qu es eso? IRIS: Un pedazo de pastel. Se los traje a ustedes. Olga se re. Rescata unas cucharas escondidas.

    OLGA: Un pastel, no puedo creerlo, hace tanto tiempo

    que no como algo as. Mira, Rebeca, lo dividir para las dos.

    REBECA (A Iris) Te lo regal la seora del

    Comandante? IRIS: Celebraban el cumpleaos de uno de los hijos, uno

    que es muy calladito REBECA: Es decir, no te lo regalaron, solo te lo trajiste. IRIS: Bueno, s. REBECA: Iris, te lo he dicho antes, no traigas nada que

    no te den, si te descubren, si los guardias te denuncian, te castigarn, tal vez no te permitan

  • 33

    trabajar en esa casa y te devuelvan a las otras barracas.

    IRIS: Tampoco lo robe. OLGA: Vamos a comer o no? REBECA: Primero, Iris, cuntanos cmo IRIS: Fue Peter, el chofer del Comandante. l lo pas

    por m. Tambin me regal una blusa (la muestra envuelta en un papel). Esta nueva.

    OLGA: Que suerte tienes, Iris. REBECA: Qu pasa con ese chofer? IRIS: Es muy amable conmigo, me acompaa a todas

    partes. Hemos ido hasta de compras a un mercado del pueblo. Con la ropa de empleada que debo usar no se nota que vengo de aqu; en el pueblo no se han dado cuenta.

    REBECA: Y qu ms? OLGA: (Distrada) Rebeca dice que tenemos que

    cuidarnos mucho, protegernos entre las tres. IRIS: S, tenemos que protegernos. OLGA: Deberamos estar felices, bueno, yo estoy feliz

    porque comer un pedazo de pastel. REBECA: Te puedes comer mi parte, Olga. Yo no quiero. OLGA: En serio, me lo puedo comer todo? Puedo

    guardar una parte para ms tarde si quieres. REBECA: (Seria y rotunda) Ya te dije, es para ti.

  • 34

    OLGA: Gracias. REBECA: Qu pasa realmente, Iris, ese chofer te hizo

    algo? IRIS: No es eso. No me ha hecho nada. Es que este

    lugar, estas circunstancias bueno, creo que me he enamorado de Peter.

    OLGA: (Sorprendida) Enamorada? IRIS: As es; y l dice que tambin se enamor de m.

    Pero, bueno, estamos en medio de todo esto. REBECA: Lo que nos faltaba. Te recuerdo, Iris, que ests

    enamorada de tu propio enemigo, de quien te tiene prisionera aqu.

    IRIS: l es diferente. REBECA: (Exaltada) Diferente. Cmo va a ser diferente.

    Es un soldado. Uno ms de esos, como el Comandante. Nos odian y nos quieren ver muertas a todas las como nosotras. No puedes enamorarte de alguien as.

    OLGA: Pero REBECA. En estos temas no te metas, Olga, eres muy

    nia todava. IRIS: Solo puedo decir que l es diferente, es muy

    amable, no ha intentado sobrepasarse en ningn momento. Me habla bien, se re conmigo y me trata como como antes me trataban.

    REBECA: S es as te habr dicho que suceder en el

    futuro, cmo resolver el que t seas su prisionera y l un empleado del Comandante del Campo.

  • 35

    IRIS. Quiere que nos escapemos. Est aburrido de la guerra, quiere viajar a un pas neutral, tener una familia, hijos.

    REBECA: No puedo creerlo. No me imagino como

    podras escapar a un pas extranjero. Suena bonito, pero irrealizable. Y si te descubren? Si en realidad l es sincero, escapan y los descubren, a los dos les espera la muerte, eso te lo aseguro.

    IRIS: (Vehemente) Y por qu que no me arriesgara a

    algo as? Acaso podremos salir de aqu. T lo sabes, Rebeca, no tienes para que mentirle a Olga, que de aqu no saldremos vivas. Mira esa gente que se muere todos los das. Despus de matarlos a todos, al final lo harn con nosotras; t y yo lo sabemos. Acaso no merezco entonces arriesgarme.

    OLGA: (Deja de comer temerosa) Es verdad lo que

    dice, Rebeca? REBECA: No la escuches. IRIS: No le mientas con falsas esperanzas. REBECAS: Cundo tienen pensado esa huida? IRIS: El prximo mes viajar el Comandante a una

    reunin. Peter se quedar aqu ayudando a la seora. Tendremos un automvil y unos papeles. Es el mejor momento para huir.

  • 36

    5.

    Olga en cama (o sentada en el borde una cama) se ve

    decada, enferma, con ropa de dormir y bata. Tinita acaba de

    llegar. Recin se quita el abrigo.

    TINITA: Vine enseguida cuando me avisaron, mam. Me demor porque ya no me oriento bien por las calles en Santiago.

    OLGA: No debiste preocuparte. No fue nada, un cambio

    de presin, dijo el doctor, nada ms. TINITA: Ests bien? OLGA: Claro que estoy bien, crees que soy como el

    resto de estas viejas que viven aqu? He pasado muchas cosas para que un simple mareo me afecte

    TINITA: Pero la enfermera dijo que se cay en el patio OLGA: Esas enfermeras no saben nada. Si yo quisiera

    podra estar fuera de este Hogar de ancianos, podra seguir viviendo en mi departamento de Cantagallos. Qu lindo es mi departamento, ya lo ves como lo tengo arreglado.

    TINITA: S, est bonito. Pero, como usted dice, si

    quisiera.

  • 37

    OLGA: Lo decor a mi gusto. TINITA: Pero si quisiera volver, tal vez sera lo mejor.

    Mam, usted tiene dinero como para volver, contratar a una enfermera y dejar este lugar, que la verdad no s por qu lo eligi.

    OLGA: Quieres saber por qu eleg quedarme en este

    hogar y no en mi casa? TINITA: Quisiera saber muchas cosas de usted, o cosas

    que usted nunca me ha contado con respecto a mi pap.

    OLGA: Ah, no, de l no quiero hablar. Adems, est

    muerto, para que dar vuelta sobre lo mismo si l ya no est.

    TINITA: Porque fue mi pap. Me acuerdo de l. A veces

    sueo con l. Muchas veces o casi siempre en mi sueo l me habla en otro idioma, en ingls, el idioma que hablo en Estados Unidos.

    OLGA: Y qu sueas? TINITA: Nada especial. OLGA: Como te dije, no es un tema del que me guste

    hablar. TINITA: Siempre me dice lo mismo. Siempre hablamos

    de lo que a usted le interesa, no lo que a m me interesa.

    OLGA: No es cierto. TINITA: Tuve que soportar toda mi adolescencia esos

    silencios de ustedes dos, de pap y de usted. OLGA: Soportar es una palabra muy fea.

  • 38

    TINITA: Viv en un ambiente siempre tenso en casa. Mi

    pap escondido en su pieza donde se supona que beba hasta emborracharse. Y usted usted.

    OLGA: Termina lo que ibas a decir. TINITA: Usted que nunca pareca tener problemas, que

    nunca deca nada. OLGA: Quera que para ti y para tu hermano las cosas

    fueran diferentes. TINITA: Se acuerda de Esteban Fonseca. OLGA: No. TINITA: Fue mi primer novio, no se acuerda? OLGA: Por supuesto que no me acuerdo. TINITA: En realidad nunca fuimos novios. Yo era una

    adolescente y cre estar enamorada de Esteban Fonseca. Pero, claro, l nunca se enter. Y como yo era tan intensa en esa poca, tan tonta, crea realmente que estaba enamorada.

    OLGA: No me acuerdo y no s qu quieres decirme con

    eso. TINITA: Que sufra, que sufra muchsimo por lo que me

    estaba ocurriendo. Era una nia. Un da acud adonde usted y le cont lo que me pasaba. Estaba flaqusima y lloraba porque Esteban Fonseca ni siquiera saba de mi existencia.

    OLGA: Ahora me estoy acordando. S, s, s.

  • 39

    TINITA: Me dijo que no quera saber nada de esas cosas. Y me llev al centro a comprar ropa, esa fue la solucin del problema.

    OLGA: Debi ocurrir como lo cuentas. Tampoco fue una

    mala solucin. Siempre ha sido un buen camino salir a comprar, as se olvidan muchas cosas.

    TINITA: Solo necesitaba que me escuchara. OLGA: Anoche se muri una vieja, en una habitacin

    aqu al frente del pasillo. TINITA: Siempre evada los problemas. OLGA: No es verdad, Tinita. Por qu martirizas a tu

    madre? Se supone que estoy convaleciente, tuve un alza de presin.

    TINITA: Y finalmente se victimiza. Mi pap tuvo que

    soportarla as toda su vida. OLGA: (Enojada) Psame mi bata. No aguanto que me

    trates as. TINITA: Adnde va a ir? OLGA: Voy al patio o a comprar cigarrillos, quiero

    fumar. No entiendo porque te atreves a provocarme de esa manera.

    Se levanta y se instala la bata. Busca un cigarrillo y lo

    enciende

    TINITA: Est prohibido fumar aqu en el Hogar, y a usted

    no debe hacerle bien fumar en estos momentos. OLGA: Yo pago por este Hogar de ancianos para ricos, y

    si pago puedo fumar lo que quiero, puedo

  • 40

    morirme cuando quiera. Anoche se muri una vieja.

    TINITA: Ya lo dijo antes. OLGA: Ah al frente del pasillo. Lo escuch todo desde

    aqu. La escuch como gritaba que no se la llevaran, rezando, lamentndose, quejndose; sin dignidad, as se fue.

    TINITA: Pero el humo de su cigarrillo OLGA: No te permito, Tinita, que me insultes, que

    saques a tu padre en mi cara. No es digno decir una cosa as. Tambin deb soportarlo a l, soportarlo durante sesenta aos.

    TINITA: Por qu dice eso? Mi pap, y todos lo

    sabamos, sufra depresiones, estaba enfermo y eso mismo, finalmente, lo llev a la tumba. Se fue triste. No me acuerdo que le hiciera problemas, o que saliera y no llegara a la casa, por ejemplo.

    OLGA: T no sabes nada. TINITA: Entonces, quiero saber, por qu no me cuenta.

    Hasta antes de salir de la casa, mi hermano y yo, nunca pudimos hablarles. Recin cuando me case, la primera poca, entend muchas cosas.

    OLGA: Con tu padre se acabo el amor, eso pas. TINITA: Que quiere decir? Qu por eso lo abandon a

    los 70 y tanto aos? OLGA: Quera vivir sola y lo abandon. TINITA: Despus de sesenta aos de matrimonio se dio

    cuenta de que se haba acabado el amor, no le parece descabellado.

  • 41

    OLGA: Tal vez me di cuenta antes, pero estaba tu

    hermano y t, no quera que les pasaran nada malo.

    TINITA: O sea que fue por nosotros. OLGA: Primero se fue de la casa tu hermano y no quiso

    volver nunca ms. A veces me escribe. Sus cartas son, como te dira, cartas extraas, no dicen mucho, la verdad es que no dicen nada. Cuenta de las ovejas, eso cuenta, de las ovejas en el sur, del fro, del viento. Nada ms.

    TINITA: Y qu esperaba, usted nos ense a no mostrar

    emociones. A saltar los problemas y no enfrentarlos.

    OLGA: Por qu voy a hacer yo la culpable de tus dramas

    y traumas. Solo pretenda lo mejor para ustedes dos, nada ms.

    TINITA: Lo mejor. No s si es lo mejor un padre que fue

    una sombra durante aos, con el que no se poda hablar porque no responda y una madre en que todo era felicidad falsa.

    OLGA: Me ests ofendiendo otra vez. TINITA: Solo quiero saber. Para eso vine a verla desde

    Estados Unidos. Para saber de una vez, para que me conteste preguntas.

    OLGA: Pero yo no soy culpable de tus problemas

    actuales, no soy culpable de lo que te ocurre con tu marido. Es fcil, casi bsico, que todos los hijos culpen a los padres, pero t tambin eres madre ahora, deberas comprender.

    TINITA: No me hable de mi marido.

  • 42

    OLGA: Lo ves, la que se evade de los problemas eres t. TINITA: Solo quiero saber la verdad. OLGA: Qu verdad? TINITA: La que sea. OLGA: Viviste una adolescencia tranquila, nada te falt.

    Tus padres te compraron todo lo que deseabas, ese viaje que te pagamos, los estudios, tu primer auto. Respetamos tu decisin de casarte con ese seor que te llev a vivir al extranjero. Es decir, qu verdad pretendes que te invente para justificar tus problemas y decepciones de ahora?

    TINITA: No diga ms. OLGA: No te puedo mentir. Siempre fuiste la hija

    consentida, de tu padre y de m, lo admito, fuimos los culpables de eso, pero como todos los padres. Venir desde Estados Unidos a buscar una verdad, como dices, es una exageracin. La nica verdad es que al final estamos solos, enfrentados a lo que somos, al resultado final de lo que construimos para nosotros mismo; entonces, lo mejor, lo ms adecuado es reconocer la responsabilidad propia y dejar de quejarse, de echarle la culpa a los dems.

    TINITA: Y eso fue lo que hizo usted, mam? OLGA: En parte eso fue lo que hice. Lo hice muy tarde,

    cuando abandon a tu padre, cuando quise apartarme de ese ser depresivo, esa sombra, como dices t. Acaso no tena derecho. Y con ese mismo derecho y mi propia responsabilidad me vine hasta ac, a este asilo de viejas.

  • 43

    TINITA: Si cree en todo lo que acabo de decir, entonces me podra explicar que es para usted la siguiente frase.

    OLGA. Qu frase? TINITA: Chicago-Nueva York. Dgame que le dice esa

    frase a usted?

  • 44

    6.

    Olga, anciana, sentada en su cama. La luz baja. Lleva un

    abrigo grueso pero debajo la bata o camisn del Hogar.

    Rebeca, en un primer plano lateral, lleva el mismo uniforme

    de prisionera. Sigue doblando ropa usada.

    OLGA: (Canta) A orillas del ro Sem, buscamos piedras

    que ya no estn / En la orillas del ro Piedra, buscamos oro donde solo hay hiedra

    REBECA: Esa cancin es muy vieja, Olga. OLGA: Tan vieja como estoy yo. REBECA: Vieja y cansada. OLGA: Vieja y cansada, t lo has dicho. REBECA: (Amaga cantar) A la orilla del ro OLGA: En cambio t, bueno t no envejeces. REBECA: Claro que no envejezco, pero tampoco soy una

    nia. (Se detiene a pensar) Tienes razn, de m no puedes esperar nada de eso.

    OLGA: Te envidio. Yo, en cambio, he llegado a vieja y t

    no, nunca lo hars. REBECA: Y qu sientes?

  • 45

    OLGA: Qu siento? Es buena esa pregunta. No siento nada especial.

    REBECA: No entiendo. OLGA: Puedes dejar de doblar esa ropa, me pones

    nerviosa. No sirve de nada, ya nadie te lo pedir. REBECA: Cre que Bueno, no lo har. (Deja de hacerlo.

    Busca donde sentarse)

    OLGA: Cansancio, eso siento. Desde los das en el

    Campo de prisionera siempre he sentido lo mismo. REBECA: Djame decirte entonces que es lo que yo

    creo, y espero que no te enojes. Siempre te enojas cuando te lo digo Creo que te quejas demasiado.

    OLGA: Si sabes que aquello me enoja entonces no

    entiendo porque me lo dices. REBECA: Porque es lo que creo. OLGA: (De pie parece desesperarse. Recorre la

    habitacin) Necesito fumar, necesito un cigarrillo. REBECA: Va a amanecer. OLGA: Mi hija, Tinita t claro, t no la conoces, pero

    creo que te he hablado de ella. REBECA: La que vive en Estados Unidos? OLGA: Viene ms tarde. Vamos a salir de compras. No

    le gusta que fume, me regaa como si fuera ella mi madre. Puedes entender algo as?

    REBECA: Se preocupa por ti, me imagino. Yo me

    preocup de mis hijos y de nada sirvi.

  • 46

    (Se aparta triste)

    OLGA: Perdona, Rebeca, s que te pone mal hablar de hijos.

    REBECA: No, ya no. Ahora me preocupas t. OLGA: T eres la nica amiga. Bueno, tambin lo era

    Iris, pero ella no viene, no quiere hablar ms conmigo.

    REBECA: Entiendo. OLGA: (Mira por la ventana) Ves all afuera. (Rebeca se

    acerca a la ventana o supuesta ventana)

    REBECA: Quin es? OLGA: Una de las viejas de la Residencia. Dicen las

    enfermeras que no duerme, no lo hace nunca. Y antes de amanecer, como ahora, pasea por el jardn, en invierno y en verano.

    REBECA: El jardn es pequeito. OLGA: Supongo que no aguanta estar encerrada. No

    habla con nadie. Solo da vueltas. Las enfermeras dejan que lo haga. Un da va a agarrar una pulmona all afuera.

    REBECA: Olga, he estado pensando (Pausa) OLGA: Qu? Por qu te quedaste callada? REBECA: Ya te lo he dicho, luego t te enojas, por eso

    me da miedo a veces hablar contigo. Es difcil conversar si de pronto explotas; antes no eras as.

    OLGA: No escuchaste lo que te dije hace un momento.

    Estoy vieja, me exaspero con facilidad. Si tuviera

  • 47

    un cigarrillo en estos momentos te juro que sera diferente.

    REBECA: Le he dado muchas vueltas a ese da, el da en

    que Iris, t sabes. OLGA: Puedes ser ms clara. REBECA: El da en que Iris sali de la prisin. Quiero

    saber qu ocurri realmente. S que lo hemos hablado antes.

    OLGA: (Exasperada) Cuntos aos han pasado? Casi

    sesenta y sigues en lo mismo, por qu te atormentas? Iris no volver, no aparecer por la puerta.

    REBECA: Te lo dije, saba que te enojaras. OLGA: Entonces, para qu lo preguntas? Tinita, mi

    hija, tambin me lo pregunt. Viaj miles de kilmetros para preguntarme lo mismo. No entiendo esa obsesin.

    REBECA: Espera, dices que tu hija te pregunto lo mismo. OLGA: Eso dije. REBECA: Pero cmo puede preguntarte algo as. Ella no

    sabe de Iris. OLGA: Sabe que ramos prisioneras en una Campo de

    concentracin. Por supuesto que lo sabe. REBECA: Est bien, entiendo esa parte. Pero no sabe de

    Iris, de su ltimo da con nosotras, de lo que le pas al final.

    OLGA: Claro que no sabe algo as.

  • 48

    REBECA: Entonces, por qu dijiste que lo haba preguntado?

    OLGA: (Se queda meditando) Bueno, de alguna forma,

    indirectamente me imagino que lo sabe, que est esperando el momento para sacrmelo en cara. Pero ella no sabe nada, no sabe o no podra entender todo el sufrimiento que t y yo vivimos en ese Campo, nadie podra saberlo.

    REBECA: Lo s. Pero entonces por qu dijiste que te lo

    pregunt. Explcame por qu. OLGA. (Exasperada) Yo que s. Rebeca, t siempre me

    haces preguntas, siempre ests exigindome y yo no puedo tener respuesta para todo. Muchas cosas no las s o no las saba en su momento, pero t me exiges y exiges.

    REBECA: Tampoco es para que te exaltes. OLGA: Al menos te pido consideracin por una mujer

    vieja como yo, vieja y cansada. Por favor. REBECA: (Pausa) Perdona, Olga, no era mi intencin.

    (Pausa) Fue a Irs, a ella se le ocurri, una noche de mucho fro, estbamos las tres durmiendo sobre esas camas de tabla. A ella se le ocurri que no le contaramos a nadie de ese lugar, de esas dos ciudades, de esa revista y eso nos ayudaba a olvidar lo que vivamos.

    OLGA: Lo recuerdo perfectamente. REBECA: Dime qu ocurri con Iris, por favor, necesito

    saberlo, que ocurri esas ltimas semanas? OLGA: Ella planific escaparse con ese chofer, ese tal

    Peter, el ayudante del Comandante.

  • 49

    REBECA: Era una locura. OLGA: Es que ella era muy ingenua, inocente, crea todo

    lo que le decan. Coincidi con (Se detiene) REBECA: Sigue. Qu quisiste decir? OLGA: Con lo del hospital, t lo sabes, Rebeca, ese

    mdico y enfermeras que ayudaban a los prisioneros.

    REBECA: Ah, eso. OLGA: S, ese mdico, el doctor REBECA: El doctor Bonari. OLGA: Era un buen hombre, t me lo contaste no como

    tus anteriores jefes en el hospital; a travs de l comenzaron a pasar alimentos a prisioneros.

    REBECA: Es cierto, Bonari era un buen tipo. Primero

    fueron barras de chocolate, y luego otros alimentos. Era peligroso, lo sabamos. Las enfermeras que trabajbamos con l le ayudbamos. Sabamos que si nos descubran

    OLGA: Igual te arriesgaste, pero tambin nos

    arriesgaste a todas nosotras, Rebeca. Olvidaste lo que prometimos, que estaramos juntas, que nos protegeramos las tres hasta el final.

    REBECA: Me imaginaba que esa comida la recibira

    alguien al otro lado. Tal vez tu hermano, tu padre. No estaba seguro de que fuera as pero el solo imaginarlo Espera, qu tiene que ver con Iris lo que me cuentas?

    OLGA: Cre que lo sabas.

  • 50

    REBECA: (Silencio) Entonces fue ella. (Comienza a doblar piezas de ropa como al principio)

    OLGA: Deja de hacer eso. REBECA: Hacer qu? OLGA: Doblar esa ropa, ya no es necesario. REBECA: (Deja de hacerlo) Lo s. OLGA: Llegaste con esa posibilidad, la de trabajar fuera

    del Campo con aquel doctor... REBECA: A Bonari se le ocurri que podan enviarnos a

    trabajar al hospital del pueblo ms cercano, desde all sera fcil escapar. Por supuesto, si logrbamos hacerlo al final culparan a Bonari y con toda probabilidad lo mataran.

    OLGA: Iris entonces se lo cont a Peter, le cont el plan

    que tenas con las enfermeras, de esa forma se aseguraba su propia huida.

    REBECA: (Sorprendida) Se lo cont a l, a Peter. OLGA: S. REBECA: Fue ella entonces la que nos denunci. OLGA: Iris es inocente, no saba lo que ocurrira, no

    tena porque saber que Peter lo dira. Tal vez l nunca fue sincero con ella y solo la utilizaba para espiarnos.

    REBECA: (Impactada) Nos atraparon en el hospital. A

    Bonari no lo mataron all, lo llevaron a otra ciudad donde lo fusilaron. El resto de las enfermeras, algunas ni siquiera estaban enteradas de lo que ocurra. A todas nosotras nos llevaron y nos

  • 51

    gasearon enseguida. Nos preguntaron si trabajbamos con Bonari, entonces a las que respondan afirmativamente las eliminaban.

    OLGA: Lo siento, Rebeca. REBECA: Iris. OLGA: Ella es inocente. Despus de que te llevaron a ti

    vinieron por ella. Le hicieron cosas horribles. La torturaron y violaron. Estuvo tres das en esos interrogatorios. Luego la devolvieron a la barraca, alcanz a resistir unos das y muri en la cama de tablas.

  • 52

    7.

    Tinita y Olga otra vez en el parque. Ambas arropadas por

    el fro. Debajo del abrigo sobresale en Olga el camisn o

    bata.

    TINITA: (Contenta, casi divertida con lo que

    relata)Comenz un viento calientito al principio y, de pronto, de un segundo a otro, todo comenz a volar por los aires: la torta de la novia, los arreglos florales. Y en medio: yo, vestida de novia. Robert daba vueltas desesperado, los invitados huan. Decan que era un huracn. La carpa donde recin se instalaba la orquesta vol y los msicos aterrados corrieron con sus instrumentos. Mi matrimonio soado, donde invertimos tanto dinero, de pronto, de un segundo a otro, se transform en una pesadilla. Entonces, casi sin vestido, con la torta en el suelo, los pajes contratados llorando, sent unas ganas tan grandes de rerme, s, como lo escucha, de rerme, era cmico, absurdo. Y no me contuve, me re a carcajada, no me poda detener Crean que sufra una crisis nerviosa, pero no era nada parecido. Nunca antes algo me haba parecido tan gracioso como aquello (queda un momento suspendida por lo que cuenta)

    Pausa

    OLGA: Es verdad, lo reconozco, no acud a tu

    matrimonio. Tu pap no quera viajar fuera del pas.

  • 53

    TINITA: No fueron a mi matrimonio, pero tampoco

    cuando nacieron mis hijos, ni cuando tuve ese accidente, tampoco a ninguna navidad.

    OLGA: Es que tu pap TINITA: No diga eso, mam. Era mi pap, pero tambin

    era usted. Nunca se movieron de aqu. Viv con ustedes durante 18 aos. Nunca fuimos de vacaciones, no recuerdo si alguna vez viajamos fuera de Santiago.

    OLGA: Nuestra realidad era distinta. TINITA: Realidad? Pero s era salir, pasear, viajar, lo

    que hace todo el mundo. No le voy a dar lecciones, menos yo, pero hasta donde recuerdo, usted y pap no hacan nada. Cada uno en sus cosas.

    OLGA: Momento, si vienes de tan lejos a criticarlo a l,

    no te lo permitir. Finalmente tu padre est muerto, merece respeto.

    TINITA: Por eso hablo con usted, mam. Con pap no

    hubiera conseguido nada, es decir, de l no esperaba que me confesara qu les pas a ustedes dos, cuando se acab el amor y comenzaron a fingir.

    OLGA: Pero eso, finalmente, fue un asunto nuestro. TINITA: Le recuerdo que ese asunto soy yo tambin, yo

    y mi hermano. No pretendo recriminarte, solo saber en qu momento se rompi todo.

    OLGA: (Furibunda) Y con qu objeto? De qu servira

    ahora? Estoy vieja, quiero vivir tranquila estos ltimos aos.

  • 54

    TINITA: Mam, mreme. OLGA: No tengo nada qu decir. TINITA: Para que se engaa a s misma, por qu lo niega

    todo. OLGA: Nada de eso, muchas cosas que me han pasado

    me conciernen solo a m. Tengo vida privada. Eres mi hija, mi obligacin fue protegerte, amarte como hija, pero nada ms.

    TINITA: S, pero sus dolores, sus angustias tambin

    podran ser los mos. OLGA: Eso no tiene sentido. TINITA: No tiene sentido, es cierto, en el ADN de cada

    uno viajan otras cosas, pero porque no creer tambin que lo hacen las angustias, los miedos de los padres, que todo aquello tambin se puede heredar sin que lo pidamos. Solo pretendo entender los mos, mis miedos y los que, tal vez, he traspasado a mis hijos.

    OLGA: T solo quieres creer eso. No entiendo por que

    ahora quieres explicarte tantas cosas. Siempre estuviste aparte. T y tu hermano se fueron pronto de la casa. Nos dejaron solo a tu padre y a m. Por lo dems, t eras independiente, nunca te interes nada ms que a ti misma.

    TINITA: Por qu dices eso? OLGA: Ahora que tienes problemas, que tu matrimonio,

    que creas perfecto, se desmoron, y en un pas extrao, ahora vienes a interrogar a tu madre vieja, a torturarla con tus recriminaciones.

  • 55

    TINITA: Realmente cree que he venido a exigirle algo as.

    OLGA: Cuando nia eras diferente TINITA: Qu quiere decir? OLGA: Eras tan alegre, tan inocente. Yo te inventaba

    historia para hacerte dormir y las crea todas. Eras ingenua, muy alegre, como Iris

    TINITA: Quin? OLGA: Alegre Qu? TINITA: Dijiste que era como alguien, como Iris. OLGA: Dije eso? TINITA: Mam, no est vieja como para olvidarse o

    desentenderse de lo que habla. OLGA: Iris, he pensando mucho en ella este ltimo

    tiempo. TINITA: Su amiga del Campo de prisioneros. Pero por

    qu se pareca a m? OLGA: (Evocativa) S, era una amiga, una que conoc y

    con la que compart en el Campo de prisioneros. TINITA: Siempre que estamos en medio de una

    conversacin importante, vuelve con el tema de la guerra. No minimizo lo que le pas a usted y al pap, pero han transcurrido ms de sesenta aos.

    OLGA: Iris tiene mucho que ver con lo que quieres

    saber, con tu obsesin por encontrar motivos, razones para todo He querido preguntarte algo,

  • 56

    Tinita. Ayer, fue ayer? Me dijiste esa frase, me preguntaste

    TINITA: Chicago Nueva York. OLGA: Cmo sabes? TINITA: Pens que usted me lo dira. OLGA: Yo? TINITA: El da que se qued dormida, a la hora de la

    siesta y yo me qued a su lado, se lo escuch decir mientras soaban.

    OLGA: (Alegre) Y era un sueo alegre o uno triste? TINITA: Mam, era un sueo. OLGA: Pero, se notaba un sueo alegre o triste? TINITA: Ni alegre ni triste sino angustiado, eso. Tal vez

    horrorizado, por eso se lo pregunt. Se apaga la luz

  • 57

    8.

    En el escenario Iris, muy joven y atractiva, se maquilla. Sus

    ropas y su aspecto es distinto a las primeras escenas, ya

    no lleva el traje de presidiaria, rado y feo sino falda y

    vestido de poca (dcada del 40). Su aspecto es distinto:

    maquillada, muy mejorada. Tiene una maleta a sus pies.

    La luz cenital cae sobre ella. Se detiene y se arregla con

    esmero la cara. Abre la maleta. La deja sobre una pequea

    mesa o soporte. Comienza a recoger algunas de la ropa

    que haba doblada Rebeca en escenas anteriores. Lo hace

    de forma natural, pero con mucho cuidado y esmero. De

    pronto parece recordar. Se vuelve a maquillar o a esparcir

    color sobre su rostro mirndose en un espejo. Cuando

    termina de llenar la maleta, la cierra. Se enciende la luz.

    Atrs est Olga vieja cubierta con guirnaldas y una corona

    de reina en la cabeza. Luce abatida, pero tambin puede

    estar dormida. Est sentada en una silla..

    Por un lado, aparece su hija Tinita que tambin est

    vestida de forma diferente, parcialmente elegante, con

    abrigo, impermeable, pauelo en la cabeza.

    Iris permanece en la misma actitud, pero al costado y en

    silencio.

    TINITA: Mam, qu tiene en la cabeza? Y esa

    guirnalda? OLGA: (Resignada) No es nada.

  • 58

    TINITA: Pero qu le pas? (Se re) Se ve, como le

    digo OLGA: Ridcula. TINITA: Bueno OLGA: En esta residencia celebran los cumpleaos; lo

    hacen una vez cada semana. TINITA: Pero todava falta para su cumpleaos. Es en

    cuatro das ms, el viernes. OLGA: Lo s, pero no pude evitarlo. (Se levanta la

    corona de su cabeza) Los celebras todos juntos los de la semana en un solo da. Y, bueno, el mo era el nico ms cerca, etctera, etctera.

    TINITA: (Se re) Bueno, usted quiso vivir aqu. OLGA: Reina por un da. TINITA: A propsito, es una pena pero no estar con

    usted para su cumpleaos este viernes. El pasaje es cerrado, no admite cambio.

    OLGA: Ya te vas? Tan pronto. TINITA: Llev tres semanas en el pas. En unas horas

    ms debo estar en el aeropuerto. (Muestra el celular) Avis al radiotaxi para que me pase a buscar aqu.

    OLGA: Tienes razn, me lo habas dicho la ltima vez

    que estuviste aqu. Creo que estoy perdiendo la memoria.

  • 59

    TINITA: Mam, usted tiene excelente memoria. Cerr su departamento de Cantagallos, pero antes lo hice limpiar completamente.

    OLGA: (Desanimada) Gracias.

    Aparte Iris presencia la escena a un costado, en la misma

    actitud, junto a su maleta como si esperara a alguien.

    TINITA: Entonces, djeme insistirle por ltima vez antes

    de que llegue mi taxi. Cuando lo desee puede irse a Estados Unidos conmigo. Todava tengo que resolver los problemas de mi matrimonio, pero me voy ms confiada, estoy segura de que saldr fortalecida de esto.

    OLGA: (Se levanta y pasea desanimada) Claro que lo

    hars, Tinita, eres una nia una mujer fuerte, que sabe lo que quiere. Vas a salir adelante.

    TINITA: Le pasa algo mam? Se siente bien? OLGA: A qu te refieres? TINITA: La noto decada. OLGA: Puede ser hoy, est maana TINITA: Qu pas? OLGA: Esa celebracin, cuando estaba entre las dems

    ancianas, tuve una pequea revelacin. TINITA: (Risuea) No me diga. Revelacin. Algo

    religioso? OLGA: Si no dejas de burlarte prefiero no contarte

    nada. TINITA: No me burlaba.

  • 60

    OLGA: Todas ellas, las ancianas del hogar, son mujeres

    con vidas acabadas, pero tambin, en cierta forma, complejas. Algunas con vidas miserables. Otras aparentemente satisfechas. De pronto estaba yo entre todas ellas haciendo el recuento de mi vida.

    TINITA: Y a qu conclusin lleg, mam? OLGA: Tal vez la nica despus de estos aos es que

    nunca quise que me abandonaran, que me dejaran. En eso me pas una vida.

    TINITA: Se refiere a mi pap? Pero fue usted quien OLGA: Fue l quien no quiso seguir a mi lado, esa es la

    verdad. TINITA: (Sorprendida) Est hablando en serio? OLGA: l no quiso saber de m. Tu padre sinti

    vergenza de m. TINITA: Vergenza, pero por qu? OLGA: Es muy difcil responder a esa pregunta Olga se acerca a Iris que sigue en un primer plano.

    Tinita, en cambio, se queda observando en segundo

    plano.

    OLGA: (A Iris) Te ves tan bonita, tan joven. Dnde te

    conseguiste ese maquillaje? Parece una actriz de cine, como la de las revistas.

    IRIS: (Orgullosas del alago) Te gusta? Por supuesto que

    es imposible encontrarlo por aqu. Sabes lo que hice?

  • 61

    OLGA: Qu? IRIS: Se los rob a la mujer del Comandante. OLGA: (Asustada) Pero cmo pudiste hacer algo as. No

    sabes el riesgo que eso significa para ti y para todas nosotras.

    IRIS: No me import. Sabes por qu? Porque me voy

    de aqu, Olga. OLGA: Te vas? IRIS: Pero por favor, no se lo digas a Rebeca. Que sea un

    secreto entre ambas. OLGA: Qu es lo que no quieres que le diga a Rebeca? IRIS: Del maquillaje, de cmo lo consegu y de que me

    voy de aqu OLGA: Pero cmo escaparas? Somos prisioneras. IRIS: Te lo voy a contar, eres la nica persona que lo

    sabr. Pero por ningn motivo tienes que contarle a Rebeca, a ella nada le parece y me cuestiona todo.

    OLGA: Te vas a fugar con Peter? IRIS: S, me ir con l. Pensamos viajar a un pas

    diferente, lejos, muy lejos de la guerra. OLGA: Pero eso es muy arriesgado. IRIS: Cuando llegue a ese lugar lejos de aqu, te juro que

    te enviar una postal, te parece?

  • 62

    OLGA: Una postal? (Alegre) S, me parece. Pero como piensas salir de aqu? Es muy peligroso, Iris. Por favor, pinsalo bien. Tal vez deberas contarle a Rebeca.

    IRIS: No, a ella no. Peter lo pens todo. (Abre una

    cartera) Tengo papeles, son falsos pero confiables, con ellos me puedo mover por todas partes. (Muestra uno) Este es un salvoconducto.

    OLGA: Pero ests seguro? IRIS: Cuando te enamores te dars cuenta de lo que

    hablo. OLGA: T crees que yo saldr de aqu alguna vez? IRIS: Por supuesto, y no le hagas caso a Rebeca. Ella

    habla por hablar. A propsito, dnde est ella? OLGA: En el hospital del pueblo, ella tambin tiene

    planificado IRIS: Planificado qu? OLGA: Nada. Tengo que saber guardar secretos. IRIS: S, tienes que guardarlos. OLGA: Y cundo piensas huir con Peter? IRIS: No me ves que estoy vestida para salir de aqu en

    este momento. OLGA: (Sorprendida) Ahora? IRIS: Me cost conseguirme esta ropa. Quera avisarle

    tanto a Rebeca como a ti, pero Peter me oblig a no decir una palabra hasta ahora. Esta noche vendrn por m. Un automvil con un hombre me

  • 63

    pasar a buscar en la entrada de la casa del Comandante. Es un chofer que no me conoce.

    OLGA: Pero IRIS: Peter no puede hacerlo, nos descubriran s l

    viene. Acordamos reunirnos a 90 kilmetros de aqu. Solo tengo una oportunidad. Desame suerte.

    OLGA: Claro que te deseo suerte, Iris, claro que s. Pero

    deberas hablarlo con Rebeca, ella te podra aconsejar. Es arriesgado lo que vas a hacer.

    IRIS: Una vez en mi vida tengo suerte, siempre cre que

    tena solo mala suerte. Perd a mi marido recin casada y nada me result de lo que quera hacer. Te cont que quera ser costurera, pero de alta costura, no cualquiera. Me gustara tener una tienda, una importante

    OLGA: Espera. IRIS: Qu pasa, Olga? OLGA: No me pueden dejar sola aqu. IRIS: Tienes a Rebeca. Nada te pasar a su lado. OLGA: Ella IRIS: Sabes cul es la contrasea para el chofer de esta

    noche. OLGA: Chicago-Nueva York IRIS: (Sorprendida) Cmo lo supiste?. S que era

    nuestro secreto, el de t, Rebeca y yo. OLGA: S, nuestro secreto.

  • 64

    IRIS: Sin ustedes no hubiera resistido aqu. Olga se aparta. Iris sigue esperando con la maleta.

    Regresa a sentarse a su silla, queda desolada.

    Tinita est sorprendida por lo que acaba de escuchar y,

    por lo tanto, deducir.

    TINITA: Pero, mam, cmo? OLGA: No quera que me abandonaran. Primero me

    dejaron mi pap y mi hermano en ese Campo de prisioneros. Cre que seguan all, en otras barracas distintas, pero en mi interior saba que no era verdad, que recin llegados a ese lugar los asesinaron Entonces me qued sola.

    TINITA: Pero... OLGA: Sin mis amigas no hubiera resistido ni un da. Esa

    noche ped hablar con los guardias. TINITA: (Sorprendida) No puedo creerlo. OLGA: Rebeca planificaba huir uno o dos das despus

    que lo hara Iris, pero sin m, entonces me quedara sola, abandonada. Rebeca lo hara desde hospital del pueblo. Iris con su novio. Y yo me quedara sola.

    TINITA: Por eso las denunciaste? OLGA: Necesitaba esos papeles para salir de all. TINITA: Por tu culpa dos mujeres OLGA: No tena escapatoria. De otra manera no hubiera

    sobrevivido.

  • 65

    Pausa. Tinita se pasea. Finalmente se sienta en una silla

    cerca de su madre. Mueve la cabeza y no sabe qu hacer o

    decir.

    TINITA: Y por eso pap OLGA: Se enter despus de todos estos aos. TINITA: Pero, cmo? OLGA: Durante sesenta aos se lo ocult y, de pronto,

    no aguant ms. Se lo deba decir. Por supuesto, no me perdon, no quiso saber nada, por eso, me dej. Senta vergenza de m.

    TINITA: Pero pap... OLGA: S, fue l quien esperaba a 90 kilmetros de all.

    Cuando llegu le ment. Le dije que Iris no llegara, que la haban descubierto. Y que, por mi parte, enterada de todo, haba tomado esos papeles porque no le serviran a nadie ms y quise aprovecharlo. Tampoco l podra volver atrs, lo hubieran juzgado como traidor. Se cambi su nombre, quieres saber su verdadero nombre?... Bueno, ahora no importa... Viajamos juntos. Llegamos a Buenos Aires y un mes despus hasta Santiago. Me deca que le recordaba a Iris. As se enamor de m, supongo. Pero Iris siempre fue un fantasma entre ambos.

    TINITA: Mam. (Toma la mano de su madre) OLGA: Por eso me dej, se sinti avergonzado cuando

    se enter lo que le haba ocultado estos aos. Y supongo que la tristeza lo mat meses despus.

    TINITA: Y por eso usted decidi venir a quedarse a este

    Hogar de ancianos?

  • 66

    OLGA: Este es el lugar donde debo estar, donde debo quedarme, no tengo otra opcin.

    TINITA: Pero, mam. La (Suena el celular) Es mi

    taxi OLGA: Puedes pensar lo que desees de m, me merezco

    todo el reproche que sientas por m Y al parecer, tu padre, antes de morir, se lo cont a tu hermano, por eso l no me quiere ver.

    TINITA: Mam, usted siempre fue buena conmigo.

    Siempre confi en usted. Probablemente esper ms, pero eso no import en su momento porque siempre fue mi madre y lo seguir siendo...

    OLGA: S, lo seguir siendo. TINITA: Tom una decisin que le signific sobrevivir,

    pero a costa de otros. Sin esa decisin yo no hubiera nacido. No quiero reprocharle, pero tampoco puedo defenderla o aceptar lo que hizo.

    OLGA: Y es por eso que no debo salir de aqu. TINITA: Entiendo, ahora la entiendo. No puedo juzgarla.

    Tampoco har nada para hacerla cambiar de opinin (Mira alrededor) Si usted crees que esta es la prisin que se merece, no har nada para hacerle cambiar de idea.

    OLGA: Toda mi vida luche por una sola cosa, Tinita, una

    que me import, que trataba de evitar porque me haca temblar de miedo. Esto era que me dejaran sola, que me abandonaran. Pero, ya ves, ocurri todo lo contrario a ese deseo. Es por eso que ahora entiendo que nada que hiciera al final servira porque irremediablemente terminara as

  • 67

    Suena insistentemente el celular de Tinita, pero ella no lo

    contesta.

    OLGA: Est bien. Ahora debes irte; te espera ese taxi. TINITA: La visitar todos los aos. Tal vez el prximo

    venga con alguno de mis hijos que quiere conocer el pas S, creo que estar bien aqu, mam, este es un buen lugar para usted.

    Tinita parece acercarse para abrazarla, pero se arrepiente

    en el ltimo momento. Y solo se amarra el abrigo.

    Finalmente sale.

    Luz final.