club de las poetisas

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Revista Cultural El Faro

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Page 1: Club de las Poetisas

EL FARO 31 de Mayo

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Nací en ciudad Ojeda. Estado Zulia, Venezue-la el 27 de diciembre de 1960. la menor de cinco hermanos y hermanas.

Tengo 50 años de edad. soy soltera, no ten-go hijos. me dedico a escribir, mi amor por la poesía viene de mi madre Hursulina Quija-da de Marcano, desde pequeñas nos recitaba a mis hermanas y a mi los poemas de su poeta favorito, Juan de Dios Pesa. No tengo trabajo, ante esta situación mi fami-lia me apoya económicamente. Muy agradeci-da por ese apoyo familiar que me levanto de lo más profundo.

Soy adicta rehabilitada. Desde hace 7 años no bebo ni volví a la vida que casi me mató. Al rehabilitarme empecé a escribir y en septiem-bre del 2010 tuve una idea: abrir una pagina que agrupara a mujeres que amasen la poesía y escribir sus versos. Así nació el club. Hoy en día están llegando cada vez más y más chicas de todas partes de América latina. USA y Eu-ropa.

Nuestro slogan fue idea mía:

LA POESÍA NOS UNE!

EMILIA MARCANO QUIJADA

Page 3: Club de las Poetisas

No tengo mas propósito en la vidaque seguir escribiendo mis poemasharé con ellos una enredaderapara que reverdezca mi alegría

No tengo más frontera que la tierraque el faro luminoso de los versosde mis buenos amigos los momentosde la rima sencilla su cadencia

No aspiro de mi norte más riquezaque la musa cautiva desoladallenando con su boca enamoradamis noches de volcánica tristeza

Que solo quede huella de mi nombrede todos esos sueños que tuvieracuando pasado el tiempo y los amoresun puñado de simples soñadoresdeclame mis poemas.

Mi corazón se hace versopara rendirte homenaje...

Carache dulce Carachede los páramos eternos!

Carache de soledades,

de los umbrales del tiempo,de tus flores ancestrales

que adornan a los riachuelos

La memoria de mis padres,

el recuerdo de mis viejos,están guardados Caracheen lo profundo del suelo.

Tu gente noble y sensible

parajes inolvidables,el eco de amor Carachede mis años infantiles!

Las estrellas en la noche...

la niebla rauda salvaje,

Carache dulce Carache,

Carache de mis amores!

(Para la doctora Ana Romelia Pacheco,

a Carache... tierra de Los Andes Venezolanos

y cuna de sus padres)@ EMILIA MARCANO QUIJADA 2011

CARACHEQUIERO

NOTA EDITORIAL:Consideramos que Emilia Marcano Quijada es una mujer extraor-dinaria. Tocada por la Mano de Dios para mostrarnos mil cosas que solos no somos capaces de ver.Sabiendo como es ella, no querría que hiciéramos este homenaje; para ella todo es la Poesía y el Club que ha formado, pero para no-sotros, ni la Poesía sería la misma ni el Club existiría si no fuese por Emilia.Acompáñenos a darle un enorme abrazo y eterna gratitud por su testimonio de fuerza y fe, talento y generosidad.

EL FARO

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El club nace el 20 de septiembre de 2010. yo inicial-mente lo concebí como un sitio para reunirme con mis amigas y escribir nuestras cosillas..versos, frases y re-flexiones. la poetisa de mi familia fue mi madre y por ella yo quise abrir un lugar dirigido a la mujer que es-cribe poesía. lo llame el CLUB DE LAS POETISAS porque me pareció un nombre muy femenino y acorde. me dedique a exaltar a aquellas grandes de la poesía iberoamericana, Alfonsina, Gabriela. y a las que más me gustaban. Las vivas, entre ellas me llamo poderosa-mente la atención una paraguaya que me cautivo desde el primer momento: DELFINA ACOSTA

Como ya le dije empecé exaltando a las mas grandes. poco a poco coloque fotos y pequeñas descripciones de cada una de ellas. de sus poe-mas. y las amigas mías publicaban aquí y allá. Comienzo a conocer chicas que gustan al igual que yo de escribir. y así tropiezo en Febrero de este año con Miriam Barri. Esta gran sonetista argentina y yo desde el primer momento hicimos una dupla y una amistad tan sincera y leal, que benefició al club en un 100 por ciento!!

Pero lo más emocionante fue un 16 de Marzo de este año... cuando la mismísima Del-fina entró a la página. Y LO QUE VE LE GUSTA!!! Allí cambia dramáticamente el destino del club de las poetisas, ahora llamado a realizar cosas más grandes y univer-sales. A partir de este encuentro comienza una ola de promoción por varias páginas de internet.

Nuestro club tiene algo maravillosos TODAS SOMOS HERMANAS... NOS TRA-TAMOS CON EL MAS SINCERO DE LOS AFECTOS. NOS RESPETAMOS Y ALENTAMOS LAS UNAS A LAS OTRAS. y vea usted como el club se diferencia de otras paginas en algo hermoso: la estudiante, la maestra, la sencilla ama de casa... esa que se sienta en la cocina después de despachar a los chicos al colegio y escribe unos versos sueltos en las notitas del mercado... esa mujer ... ENTRA AL CLUB, PUBLICA, COMENTA, SALUDA E INTERACTUA CON GRANDES FIGURAS Y RECONOCIDAS POETISAS DE AMERICA Y ESPAÑA. Somos una hermosa familia. y lo mejor QUE TALENTO HAY EN NUESTROS VERSOS, QUE ALTA FACTURA EN CADA UNA DE LAS PUBLICACIONES. Unas son muy buenas y otras no tanto. pero hay respeto por cada autora hay en el club. Esto es hermoso.

Page 5: Club de las Poetisas

Mi nombre completo es Miriam Lina Barri, nacida el 16/10/62 en Bernal, una ciudad del Gran Buenos Aires, cercana a la capital del país. A los 13 años de mi edad nos mudamos aquí, General Belgrano, en la Provincia de Buenos Aires, una ciudad con aires de pueblo de campo. No voy a empezar con “Mi pasión por la literatura comenzó cuando…”; baste decir que amo la poesía, la Versificada en general y el soneto o los endecasí-labos, en particular. He leído mucho y se me dio por aprender y practicar todo lo referente a la técnica, es decir Versificación. En realidad, sólo me especializo en soneto, ya que es el único modo que tengo de expresarme en poesía. He participado en muchos concursos y obtuve algu-nos premios, unos cuantos el Primero.En tiempos modernos, es una vergüenza confesar que tuve mi primera computadora hace un año y medio, y que tengo Internet y Facebook desde Enero 2011, este año.

Andando por esta maravillosa telaraña que es el Face, descubro a “El Club de las Poetisas” y que-do maravillada de la calidad poética que había en ese muro. Publico algún soneto mío y Emilia Marcano Quijada, la Capitana del Club, me contesta, dándome la bienvenida. Sus palabras fueron tan cálidas, que me quedé allí, y allí estoy, ayudando en todo lo que puedo. Ella me ha nombrado Administradora del Club (somos dos, ella y yo) y como soy cabeza dura e insistente y me gusta ayudar a las personas, trabajo por esa página más de lo que trabajo en mi casa, já! … porque mi intención es que el Club sea un lugar de encuentro, donde, no sólo se comparta poesía, sino que a través de ella, nos comuniquemos. Como excusa ante tanta pasión, puedo decir que en toda mi vida, nunca he encontrado amigas que compartan mi gusto por la poesía.Dentro del Club de las Poetisas, tengo ya varias amigas de corazón, personas a quienes adoro por su modo de ser. Es una verdadera alegría para el alma, el hecho de encontrarlas, todos los días en nuestra casa, El Club. Además, gracias al Club de las Poetisas, he conocido los poemas y a la misma Delfina Acosta, de Paraguay. Su obra poética me ha fascinado. Es simplemente, una de las Grandes. ¡¡Y es mi amiga!!

Emilia Marcano Quijada, de Venezuela, abrió una página en Face, hace menos de un año, casi como un diario de adolescente, llena la cabeza de dulces pajaritos poéticos… Y creemos que pa-sará a la historia, como la Capitana del famoso Club de las Poetisas. Ese es mi sueño.

MIRIAM BARRI

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Poeta, narradora y periodista. Aunque química-farmacéutica de profesión, Delfina Acosta se ha dedicado a la creación literaria desde muy joven. Sus primeros poemas aparecen en Poesía itinerante (1984), publicación colectiva del Taller de Poesía Ma-nuel Ortiz Guerrero. Posteriormente ha publicado dos poemarios: Todas las voces, mujer... (1986; Premio "Amigos del Arte") y La Cruz del Colibrí (1993). Parte de su obra poética figura en antologías literarias nacionales y extranjeras. En 1987, en los "Juegos Florales" --concurso organizado por la municipalidad asuncena en ocasión del 450 aniversario de la fundación de Asunción-- su obra Pilares de Asunción fue ga-lardonada con el premio "Mburucuyá de plata". Ha ganado además numerosos otros premios, entre ellos: el segundo premio "Poesía Joven" (1983), la "primera mención" en el Concurso de la Municipalidad de Asunción (1991) y una "mención especial" en el concurso de cuento breve "Néstor Romero Valdovinos" (1993) por su cuento "La fiesta en la mar", publicado después en el suplemento cultural del diario "Hoy". Tiene también varios cuentos aún inéditos.

DELFINA ACOSTA

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Que de donde me sale el gusto por la poesía? qui-zá es algo que nació conmigo, pues desde muy pe-queña me deleitaba recitando cuanto me pusieran en frente, ya sea para una reunión familiar o para un evento en la escuela. De allí en adelante reco-nozco en una hoja y una pluma el mejor alivio y a la vez punto de descargo ya sea en un momento de profunda tristeza o alegría. Encontré hace poco este mi CLUB DE POETISAS, y no digo mío por que sea parte de la administración, si no porque lo he tomado mío al encontrar allí el punto familiar donde no solo puedo compartir mis escritos sin te-mor alguno a ser juzgada o burlada, sino también donde descubro mundos lejanos tan diferentes y a la vez tan similares al mío. El CLUB DE POETI-SAS es sin duda alguna, un mundo maravilloso en el que se ha conjugado la poesía con la hermandad hispanoamericana.

Mi labor es la de como dice Miriam Barri "hor-miguita". pues yo me encargo de pegar todos los poemas de las integrantes del club en el Álbum que tenemos a manera de antología, yo copio, pego, copio, pego... esto empezó realmente hace poco, cuando Miriam nos sugirió que cada una pegara los poemas en su foto, al principio me fue difícil porque debo confesar con verguenza que la tecno-logía me atropella, pero Miriam con paciencia me enseñó. De ahí en adelante yo me encargo de que todos los poemas estén donde deben estar, como ven es pequeño mi aporte al club, pero para mi es todo un honor.

YOLI PAZ DIAZ

http://www.facebook.com/pages/El-club-de-las-poeti-sas/121825824538126

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El sol del mediodía refulge en lo alto y pro-diga sus ardientes rayos sobre la población de El Carmelo, localizada al suroriente del departamento del Valle del Cauca, a unos 30 kilómetros de Santiago de Cali, capi-tal de esa comarca. Y en una finca leche-ra, emplazada en las inmediaciones de este tranquilo pueblo, labora, bajo la sofocante mirada del abrasador astro, Fabio Zuluaga Jaramillo, un campesino caldense que fue desplazado de su terruño por grupos arma-dos irregulares.Tal vez la historia de Fabio parezca un re-lato común y poco extraordinario, porque, al fin y al cabo, las víctimas de la violencia han sido el pan de cada día que se cocina en los atroces e infernales hornos del conflicto armado interno colombiano. Sin embargo, por la forma en que este hombre arrostró los continuos porrazos que le ha dado el destino, puede ser catalogado como uno de esos seres que sin quererlo dan ejemplo de vida, claro está, sin las pretensiones de un héroe y mucho menos las de un mártir.Y es que una vez los implacables infortu-nios acometieron, las circunstancias, para Fabio y su familia, se tornaron tan desfavo-rables que se veía venir la inminente des-membración del hogar, la cual amenazaba con separarlo a él y a su esposa de sus hijos. Pero este hombre optó por no amilanarse y dar la pelea para mantenerse juntos, aun teniendo en contra a esa forzosa miseria a la que habían sido reducidos. Y con la obsti-nación propia de un papá que protege a los suyos, Fabio no permitió que su familia se disgregara.

ESCRITORES EMERGENTES IVÁN ZULUAGA NARVÁEZ

El campesino con voz melancólica y con el entrecejo fruncido dice que cuando una persona cae en la miseria se vuelve como una hoja al viento, no va para donde quiere sino para donde le toca. Por eso él no pue-de olvidar que, en aquel entonces, pese a que sus niños imploraban no ser llevados, sus bienhechores del gobierno ya habían anunciado que los enviarían a albergues diferentes, y debían entender que todo era por su bien.No obstante, Fabio conocía casos de otras familias desplazadas a cuyos hijos no vol-vieron a ver, y él no estaba dispuesto a co-rrer ese riesgo, por eso no se iba a quedar de brazos cruzados mientras perdía a sus muchachos, en tanto el y su mujer aguar-daban por un auxilio que probablemente nunca llegaría.Pero hasta aquí, sólo va un exiguo frag-mento del relato. Porque para conocer a Fabio y escuchar de su boca las peripecias que ha vivido, primero hay que arribar a El Carmelo. Y Para llegar a esta localidad, partiendo desde Cali, se debe cruzar el puente que se empina sobre el río Cauca y que comunica a la capital valluna con la tradicional zona discotequera de Juanchi-to. (continuará)

LO QUE LA VIOLEN-CIA NO SE PUDO LLEVAR.Si desea leer el texto completo ya mis-mo, remítase a: http://www.letralia.com/247/articulo04.htm

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IVÁN ZULUAGA NARVÁEZ

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Ausente de oestrus,

el corazón se hace complejo

y me desayuno de nostalgias

volviéndome un exégeta del florilegio

sideral de tus huraños pensamientos,

buscando la formula científica de lo ilógico,

de lo metafísico del tiempo.

La semiología de tu alma y la mía

es el punto de encuentro de nuestros corazones

que se juegan todo contra el destino incierto

para volverlo cierto y cuerdo

como nuestros más sinceros deseos.

Si, si es verdad que la lógica del tiempo

es irrefutable como lo es la eternidad

de nuestras ideas, de nuestros sueños

como la noche pariendo al alba

y su ambigrama natural uniendo

nuestros sentimientos.

¡No dejemos que los años marchiten

la etimología de nuestras pasiones!

JÓVENES

EL TIEMPO POETAS JEAN CARLOS DÍAZ RODRÍGUEZ

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T

ALE

NTO

S

VENEZOLANOS

En un hosco lugarinvadido de oscuridad me hallo sentado,con una tenue luzque hace posible la siembrade mis letras en tierra fértilde un papel taciturno,en donde me hago dueño de lo intangible con el valor de la imaginación. Mi alma se desprendetrasladándome a tiy comienzo a suspirarembriagando a mi corazón de amorimaginando su figura sutil. Guerrillera, amada mía,dejemos nuestras vidasy construyamos una utopía,hagamos de nuestro amor una eterna poesía,consumámonos en esta pasión infinita.

AMADA MÍA

JEAN CARLOS DÍAZ RODRÍGUEZ

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¿Por qué escribo, para quién escribo? Y todavía no he po-dido dar con la respuesta apropiada, o las respuestas apropiadas. Empecé a hacer-lo muy joven, a los seis o sie-te años, que es una edad en la que no se tienen intenciones. Entonces escribí lo que po-dría ser una novela, llamada “Vida de gatos”, y como mi letra era pésima, acepté la oferta de mi hermana Carlota Emilia, que se convirtió en mi amanuense.

A los quince años escribí una novela fantástica, llamada “Nilo, el homocán” cuyo fin se basaba en el terrible acci-dente que ocurrió en Le Mans el 11 de junio de 1855, cuan-do el corredor Pierre Levegh, por evitar un encontronazo con Fangio hizo una manio-bra extraña, perdió el control y estrelló su máquina contra el público, con un resultado de 82 espectadores y el pro-pio Levegh muertos. Ese ori-

¿POR QUÉ ESCRIBE?

ginal también debería estar en la Bi-blioteca Nacional. Y a los veintiuno escribí otra novela mucho más razo-nable, llamada “Los cinco moldes del diablo”, que narraba el retorno a su pueblo natal de un personaje que fue importante, pero regresaba convertido en un alcohólico, viudo y con cinco hi-jas muy feas, pero dueño de una gran fortuna porque nunca había vendido las tierras que heredó de su padre. El jefe civil del pueblo, un tarambana, se

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enteró de esto último y decidió seducir a las cinco jóvenes, pero el abogado del personaje lo traicionó y lo arruinó, razón por la cual las cinco terminaron de putas en el burdel que el jefe civil montó en la casa fami-liar de ellas, mientras el padre se quedó varado en la bodega (taberna) del pueblo. Una trama parecida, aunque con una variación mayor: las cinco se convirtieron en tres y en vez de ser feas eran muy bellas, fue la que usé, ocho años después, en Copenhague y luego de haber vivido cuatro años en Buenos Aires, para reescribir la novela que creía perdida (apare-ció tiempo después entre los papeles de mi madre, que murió en 1983 y la había conservado con ese afecto que sólo una madre puede dar). Y esa fue la primera novela que publiqué, “Los Caballos de la cólera” (Monte Ávila editores, Caracas, Venezuela, 1972). Con ella, según la crítica vene-zolana, irrumpí en el escenario de la literatura venezolana. Fue muy bien aceptada, no sólo en Venezuela sino en casi toda América Latina, en Es-tados Unidos y, tiempo después, en España. Después llegaron otras doce, y la decimocuarta acaba de ser la finalista de un gran premio y promete darme grandes satisfacciones. Y en todo ese tiempo, no menos de sesenta y cuatro años, he seguido preguntándome el por qué de que, tan joven, haya decidido que mi destino fuese el de ser escritor. Hoy tiendo a creer que no es otra cosa que la necesidad de expresarme. Para mí escribir es como hablar. Y eso explicaría también la necesidad de publicar. Porque al hablar me comunico, comparto, y al publicar lo que escribo también me comunico, también comparto. Escribir, para mí, es una forma amplísima de conversar, de no quedarme con lo que digo, sino entregarlo al diálogo enriquecedor. No importa que no conozca, que no vea, a mis contertulios. O que no reciba las opiniones de la inmensa mayoría de ellos. Están allí y es lo que importa. Escribo, pues, por necesidad vital. O, quizá habría que decir, como alguna vez dijo ese maravilloso y burlón genio llamado Jorge Luis Borges, con quien un par de veces conversé en Buenos Aires sin dejar registro: porque no pudo evitarse.

EDUARDO CASANOVA SUCREEscritor Venezolano

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CRÉDITOS:

Agradecemos la amable colaboración de Emilia Marcano, Miriam Barri y Yoli Paz; que nos permitió presentar este humilde pero sentido homenaje a ellas y el Club que conforman.

Destacamos además que al cierre de esta edición, el Club de las Poetisas, te-nía ya 717 personas que gustan de su página. Lo que en atención al tiempo que llevan en la red social, es todo un record.

Sin considerar que las tres son prácticamente novatas en lo de la computación y más aún en el tema de redes sociales. Cabe preguntarse entonces: que son capaces de lograr estas mujeres con mayores recursos, si con la nada hacen tanto?

Por nuestra parte, solo nos resta felicitarlas, en ellas personalizamos a todas las poetisas hispanoamericanas.

Pese a que el Club de las Poetisas es universal, su alma mater esta en Vene-zuela, por eso hemos dedicado casi en su totalidad esta entrega a esa nación. Constituye la excepción Ivan Zuluaga de Colombia, cuyo relato: Lo que la Violencia no se pudo Llevar, nos parece un testimonio imperdible. Tampoco podíamos dejar de incluir a un excelente joven, que además de estudiar una de las profesiones más hermosas y sacrificadas (profesor), tiene un talento literario extraordinario. Hablamos de Jean Carlos Díaz Rodríguez, a quien le deseamos éxito y gloria y a través suyo, saludamos a todos los jóvenes talen-tos venezolanos, que por estos días luchan por hacerse sentir. Apoyamos sus creaciones y demandas. Cuenten con nosotros.

Agradecidos por sus colaboraciones y excelente recepción.

Atte. Ariel Figueroa Ortega [email protected] Coordinador