coleccion de poemas

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Para Padres y Maestros Enseñaras a volar Pero no volaran tu vuelo Enseñaras a soñar Pero no soñaran tu sueño Enseñaras a vivir Pero no vivirán tu vida Sin embargo.. En cada vuelo En cada vida, En cada sueño, Perdurara siempre la huella, Del camino enseñado. MADRE TERESA DE CALCUTA

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Para Padres y MaestrosEnsearas a volarPero no volaran tu vueloEnsearas a soarPero no soaran tu sueoEnsearas a vivir Pero no vivirn tu vidaSin embargo..En cada vueloEn cada vida, En cada sueo,Perdurara siempre la huella,Del camino enseado.

MADRE TERESA DE CALCUTA

MI PADREYo tengo en el hogar un soberanonico a quien venera el alma mia;Es su corona de cabello cano,La honra es su ley y la virtud su gua.En lentas horas de miseria y duelo,Lleno de firme y varonil constancia,Guarda la fe con que me hablo del cieloEn las horas primeras de mi infancia.La amarga proscripcin y la tristezaEn su alma abrieron incurable herida;Es un anciano, y lleva en su cabeza,El polvo del camino de la vida.Ve del mundo las fieras tempestades,De la suerte las horas desgraciadas, Pasa como Cristo, el Tiberiades,De pie sobre las horas encrespadas.Seca su llanto, calla sus dolores,Y solo en el deber sus ojos fijos,Recoge espinas y derrama floresSobre la senda que trazo a sus hijos.Me ha dicho: A quien es bueno, la amarguraJams en llanto sus mejillas moja;En el mundo la flor de la venturaAl ms ligero soplo se deshoja.Haz el bien sin temer el sacrificio,El hombre ha de luchar sereno y fuerte,Y halla quien odia la maldad y el vicioUn tlamo de rosas en la muerte.Si eres pobre, confrmate y se bueno,Si eres rico, protege al desgraciado,Y lo mismo en tu hogar que en el ajenoGuarda tu honor para vivir honradoAma la libertad, libre es el hombreY su juez ms severo es la conciencia;Tanto como tu honor guarda tu nombra,Pues mi nombre y mi honor guardan tu herencia.Este cdigo augusto, en mi alma pudo,Desde que lo escuche quedar gravado;En todas las tormentas fue mi escudo, De todas las borrascas me ha salvado.Mi Padre tiene en su mirar serenoReflejo fiel de su conciencia honrada;Cuanto consejo carioso y bueno,Sorprendo en el fulgor de su mirada!La nobleza del alma es su nobleza, la gloria del deber forma su gloria;es pobre, pero encierra su pobrezala pgina ms grande de su historia,Siendo el culto de mi alma su cario;La suerte quiso que al honrar su nombre,Fuera el amor que me inspiro de nioLa ms sagrada inspiracin del hombre.Quisiera el cielo que el canto que me inspiraSiempre sus ojos con amor lo vean,Y de todos los versos de mi liraEstos dignos de su nombre sean.JUAN DE DIOS PEZA

RECUERDA PAPAQue si no juegas ahora conmigo,cuando quieras hacerlo ya habr crecido;que la armona entre t y mamame dar seguridad ante la vida y Hara de mi un triunfador o un frustrado.Que de tu amor depende mi capacidadDe amar cuando sea adulto.Que soy muy feliz cuando me llevasDormido hasta mi cama.Que lo que yo aprendo contigoLo recordare toda la vida.Que si oramos juntosAprendo a comunicarme con Dios.Que el amor y respetoQue demuestres por nuestros semejantesSer el amor y el respetoQue yo les tenga cuando sea adulto.Que yo tambin tengo intereses personales.Que me gusta tomar parte en las decisiones familiares,Y que te necesito como mi mejor amigo

ANONIMO

ELIAS NANDINONOCTURNO A LA LUNALa luna, que brinco por la ventana,En el piso del cuarto se restiraRebotando en el mundo que la miraY, del rebote, la penumbra emana.Su luz, entre las sombras deshilvanaUn metlico brillo que delira,Y el espejo sediento le suspiraDesde el rincn, como presencia humana.Perforada la sombra, se estremece,Y el rayo de la luna me pareceEscalera pendiente de los cielos.Y asido a la visin que me rodea,El afn de mi alma se recreaAl subir por el rayo sus anhelos.

SI HUBIERAS SIDO TUSi hubieras sido t, lo que en las sombras, anoche,baj por la escalera del silencioy se pos a mi lado,para crear el cauce de acentos en vacoque, me imagino, ser el lenguaje de los muertos.Si hubieras sido t, de verdad, la nube solaque detuvo su viaje debajo de mis sbanasy se amold a mi pielde una manera leve, brisa, aroma,casi contacto angelical soado...Si hubieras sido t,lo que apartando la quietud oscurase apareci, tal como si fuera tu dibujoespiritual que quiso convencermede que sigues, sin cuerpo, viviendo en la otra vida.Si hubieras sido t la voz calladaque se infiltr en la voz de mi conciencia,buscando incorporarte en la palabrasurgida de tu muerte, por mis labios.Si hubieras sido t lo que en mi sueodescendi como bruma, poco a poco,y me fue encarcelandoen una vaga tnica de vuelo fallecidoSi hubieras sido t la llamaque inquemante pas por mi desvelosin conmover el lago del azoro,igual que en el espejo se sumergela imagen, sin herirleel lmpido frescor de su epidermis.Si hubieras sido t...

Pero nuestros sentidosno pueden identificar las nimas.Los muertos, si es que vuelven, han perdidotodo lo que pudieradarnos el goce de reconocerlos.

Quin ms pudo venir a visitarme?Recuerdo que, contigo solamente,muchas veces habl de la zozobraen que el constante asedio de la muertenos tiene sepultados,y hablbamos los dos adivinando,haciendo conjeturas,ajustando preguntas, inventando respuestas,para quedar sumidos en derrota,muriendo en vida por pensar en muerte.Ahora t ya sabes descifrar el misterioporque ests en su seno, pero yo no s nada...En esta incertidumbre secretamente piensoque si no fuiste t lo que en las sombras, anoche,baj por la escalera del silencioy se pos a mi lado,entonces quiz fueuna visita de mi propia muerte.

MI PRIMER AMOREl azul es el verde que aleja-verde color que mi trigal tena-;azul... de un verde, preso en lejana,del que apenas su huella se despeja.

Celeste inmensidad, donde mi quejatiende su mudo velo noche y da,para buscar el verde que tena,verde en azul... all donde se aleja...

Mi angustia, en horizonte liberada,entreabre la infinita transparenciapara traer mi verde a la mirada.

Y en el azul que esconde la evidencia:yo descubro tu faz inolvidaday sufro la presencia de tu ausencia.

GUSTAVO ADOLFO BECKERAMOR ETERNOPodr nublarse el sol eternamente;Podr secarse en un instante el mar;Podr romperse el eje de la tierraComo un dbil cristal.todo suceder! Podr la muerteCubrirme con su fnebre crespn;Pero jams en m podr apagarseLa llama de tu amor.

RIMA IXBesa el aura que gime blandamentelas leves ondas que jugando riza;el sol besa a la nube en occidentey de prpura y oro la matiza;la llama en derredor del tronco ardientepor besar a otra llama se desliza;y hasta el sauce, inclinndose a su peso,al ro que le besa, vuelve un beso.RIMA LIIIVolvern las oscuras golondrinasen tu balcn sus nidos a colgar,y otra vez con el ala a sus cristalesjugando llamarn.

Pero aquellas que el vuelo refrenabantu hermosura y mi dicha a contemplar,aquellas que aprendieron nuestros nombres...esas... no volvern!.

Volvern las tupidas madreselvasde tu jardn las tapias a escalar,y otra vez a la tarde an ms hermosassus flores se abrirn.

Pero aquellas, cuajadas de rococuyas gotas mirbamos temblary caer como lgrimas del da...esas... no volvern!

Volvern del amor en tus odoslas palabras ardientes a sonar;tu corazn de su profundo sueotal vez despertar.

Pero mudo y absorto y de rodillascomo se adora a Dios ante su altar,como yo te he querido...; desengate,as... no te querrn!

RIMA LIXYo s cul el objetode tus suspiros es;yo conozco la causa de tu dulcesecreta languidez.

Te res?... Algn dasabrs, nia, por qu.T acaso lo sospechas,y yo lo s.

Yo s cundo t sueas,y lo que en sueos ves;como en un libro, puedo lo que callasen tu frente leer.

Te res?... Algn dasabrs, nia, por qu.T acaso lo sospechas,y yo lo s.

Yo s por qu sonresy lloras a la vez;yo penetro en los senos misteriososde tu alma de mujer.

Te res? ... Algn dasabrs, nia, por qu;mientras t sientes mucho y nada sabes,yo, que no siento ya, todo lo s.

RIMA LVIIEste armazn de huesos y pellejos,de pasear una cabeza locase halla cansado al fin, y no lo extrao,pues, aunque es la verdad que no soy viejo,de la parte de vida que me tocaen la vida del mundo, por mi daohe hecho un uso tal, que juraraque he condensado un siglo en cada da.

As, aunque ahora muriera,no podra decir que no he vivido;que el sayo, al parecer nuevo por fuera,conozco que por dentro ha envejecido.

Ha envejecido, s, pese a mi estrella!Harto lo dice ya mi afn doliente,que hay dolor que al pasar, su horrible huellagraba en el corazn, si no en la frente.RIMA LIVCuando volvemos las fugaces horasdel pasado a evocar,temblando brilla en sus pestaas negrasuna lgrima pronta a resbalar.

Y, al fin, resbala y cae como gotade roco al pensarque cual hoy por ayer, por hoy maana,volveremos los dos a suspirar.RIMA LVIIIQuieres que de ese nctar deliciosono te amargue la hez?Pues asprale, acrcale a tus labiosy djale despus.

Quieres que conservemos una dulcememoria de este amor?Pues ammonos hoy mucho, y maanadigmonos: ?Adis!RIMA LVIHoy como ayer, maana como hoy,y siempre igual!Un cielo gris, un horizonte eternoy andar... andar.

Movindose a comps, como una estpidamquina, el corazn.La torpe inteligencia del cerebro,dormida en un rincn.

El alma, que ambiciona un paraso,buscndole sin fe,fatiga sin objeto, ola que ruedaignorando por qu.

Voz que, incesante, con el mismo tono,canta el mismo cantar,gota de agua montona que caey cae, sin cesar.

As van deslizndose los das,unos de otros en pos;hoy lo mismo que ayer...; y todos ellos,sin gozo ni dolor.

Ay, a veces me acuerdo suspirandodel antiguo sufrir!Amargo es el dolor, pero siquierapadecer es vivir!RIMA LXIAl ver mis horas de fiebree insomnio lentas pasar,a la orilla de mi lecho,quin se sentar?

Cuando la trmula manotienda, prximo a expirar,buscando una mano amiga,quin la estrechar?RIMA LXIIPrimero es un albor trmulo y vago,raya de inquieta luz que corta el mar;luego chispea y crece y se dilataen ardiente explosin de claridad.

La brilladora lumbre es la alegra,la temerosa sombra es el pesar.Ay! En la oscura noche de mi alma,cundo amanecer?

Cuando la muerte vidrede mis ojos el cristal,mis prpados an abiertos,quin los cerrar?

Cuando la campana suene(si suena en mi funeral)una oracin, al orla,quin murmurar?

Cuando mis plidos restosoprima la tierra ya,sobre la olvidada fosa,quin vendr a llorar?

Quin en fin, al otro da,cuando el sol vuelva a brillar,de que pas por el mundoquin se acordar?RIMA LXIXAl brillar un relmpago nacemos,y an dura su fulgor cuando morimos;tan corto es el vivir!

La Gloria y el Amor tras que corremossombras de un sueo son que perseguimos;despertar es morir!

RIMA LXV

Lleg la noche y no encontr un asilo;y tuve sed ... mis lgrimas beb!Y tuve hambre! Los hinchados ojoscerr para morir!

Estaba en un desierto? Aunque a mi odode las turbas llegaba el ronco hervir,yo era hurfano y pobre... El mundo estabadesierto... para m!

RIMA LXVI

De dnde vengo?... El ms horrible y sperode los senderos busca;las huellas de unos pies ensangrentadossobre la roca dura;los despojos de un alma hecha jironesen las zarzas agudas,te dirn el caminoque conduce a mi cuna.

Adnde voy? El ms sombro y tristede los pramos cruza,valle de eternas nieves y de eternasmelanclicas brumas;en donde est una piedra solitariasin inscripcin alguna,donde habite el olvido,all estar mi tumba.

RIMA LXXIII

Cerraron sus ojosque an tena abiertos,taparon su caracon un blanco lienzo,y unos sollozando,otros en silencio,de la triste alcobatodos se salieron.

La luz que en un vasoarda en el suelo,al muro arrojabala sombra del lecho;y entre aquella sombravease a intervalosdibujarse rgidala forma del cuerpo.

Despertaba el da,y, a su albor primero,con sus mil ruidosdespertaba el pueblo.Ante aquel contrastede vida y misterio,de luz y tinieblas,yo pens un momento:?Dios mo, qu solosse quedan los muertos!

De la casa, en hombros,llevronla al temploy en una capilladejaron el fretro.All rodearonsus plidos restosde amarillas velasy de paos negros.

Al dar de las nimasel toque postrero,acab una viejasus ltimos rezos,cruz la ancha nave,las puertas gimieron,y el santo recintoquedose desierto.

De un reloj se oacompasado el pndulo,y de algunos ciriosel chisporroteo.Tan medroso y triste,tan oscuro y yertotodo se encontrabaque pens un momento:?Dios mo, qu solosse quedan los muertos!

De la alta campanala lengua de hierrole dio volteandosu adis lastimero.El luto en las ropas,amigos y deudoscruzaron en filaformando el cortejo.

Del ltimo asilo,oscuro y estrecho,abri la piquetael nicho a un extremo.All la acostaron,tapronle luego,y con un saludodespidise el duelo.

La piqueta al hombroel sepulturero,cantando entre dientes,se perdi a lo lejos.La noche se entraba,el sol se haba puesto:perdido en las sombrasyo pens un momento:?Dios mo, qu solosse quedan los muertos!

En las largas nochesdel helado invierno,cuando las maderascrujir hace el vientoy azota los vidriosel fuerte aguacero,de la pobre niaa veces me acuerdo.

All cae la lluviacon un son eterno;all la combateel soplo del cierzo.Del hmedo murotendida en el hueco,acaso de frose hielan sus huesos...!

Vuelve el polvo al polvo?Vuela el alma al cielo?Todo es sin espritu,podredumbre y cieno?No s; pero hay algoque explicar no puedo,algo que repugnaaunque es fuerza hacerlo,el dejar tan tristes,tan solos los muertos.

RIMA LXXIX

Una mujer me ha envenenado el alma,otra mujer me ha envenenado el cuerpo;ninguna de las dos vino a buscarme,yo de ninguna de las dos me quejo.

Como el mundo es redondo, el mundo rueda;si maana, rodando, este venenoenvenena a su vez por qu acusarme?Puedo dar ms de lo que a m me dieron?

RIMA LXXVII

Dices que tienes corazn, y slolo dices porque sientes sus latidos.Eso no es corazn...; es una mquina,que, al comps que se mueve, hace ruido.

RIMA XVII

Hoy la tierra y los cielos me sonren,hoy llega al fondo de mi alma el sol,hoy la he visto... La he visto y me ha mirado...Hoy creo en Dios!

RIMA XX

Sabe, si alguna vez tus labios rojosquema invisible atmsfera abrasada,que el alma que hablar puede con los ojos,tambin puede besar con la mirada.

RIMA XXI

?Qu es poesa?, dices, mientras clavasen mi pupila tu pupila azul,Qu es poesa! Y t me lo preguntas?Poesa... eres t.

RIMA XXII

Cmo vive esa rosa que has prendidojunto a tu corazn?Nunca hasta ahora contempl en el mundojunto al volcn la flor.

RIMA XXIII

Por una mirada, un mundo;por una sonrisa, un cielo;por un beso... Yo no squ te diera por un beso!

RIMA XXIX

Sobre la falda tenael libro abierto;en mi mejilla tocabansus rizos negros;no veamos letrasninguno creo;mas guardbamos amboshondo silencio.Cunto dur? Ni aun entoncespude saberlo.Slo s que no se oams que el aliento,que apresurado escapabadel labio seco.Slo s que nos volvimoslos dos a un tiempo,y nuestros ojos se hallarony son un beso!

Creacin de Dante era el libro;era su Infierno.Cuando a l bajamos los ojos,yo dije trmulo:?Comprendes ya que un poemacabe en un verso?Y ella respondi encendida:?Ya lo comprendo!

RIMA XXV

Cuando en la noche te envuelvenlas alas de tul del sueoy tus tendidas pestaassemejan arcos de bano,por escuchar los latidosde tu corazn inquietoy reclinar tu dormidacabeza sobre mi pecho,diera, alma ma,cuanto posea:la luz, el airey el pensamiento!

Cuando se clavan tus ojosen un invisible objetoy tus labios iluminade una sonrisa el reflejo,por leer sobre tu frenteel callado pensamientoque pasa como la nubedel mar sobre el ancho espejo,diera, alma ma,cuanto deseo:la fama, el oro,la gloria, el genio!

Cuando enmudece tu lenguay se apresura tu alientoy tus mejillas se enciendeny entornas tus ojos negros,por ver entre sus pestaasbrillar con hmedo fuegola ardiente chispa que brotadel volcn de los deseos,diera, alma ma,por cuanto espero,la fe, el espritu,la tierra, el cielo.

RIMA XXVII

Despierta, tiemblo al mirarte;dormida, me atrevo a verte;por eso, alma de mi alma,yo velo mientras t duermes.

Despierta, res, y al rer tus labiosinquietos me parecenrelmpagos de grana que serpeansobre un cielo de nieve.

Dormida, los extremos de tu bocapliega sonrisa leve,suave como el rastro luminosoque deja un sol que muere.Duerme!

Despierta, miras y al mirar tus ojoshmedos resplandecencomo la onda azul en cuya crestachispeando el sol hiere.

Al travs de tus prpados, dormida,tranquilo fulgor vierten,cual derrama de luz, templado rayo,lmpara transparente.Duerme!

Despierta, hablas y al hablar vibrantestus palabras parecenlluvia de perlas que en dorada copase derrama a torrentes.

Dormida, en el murmullo de tu alientoacompasado y tenue,escucho yo un poema que mi almaenamorada entiende.Duerme!

Sobre el corazn la manome he puesto porque no suenesu latido y de la nocheturbe la calma solemne.

De tu balcn las persianascerr ya porque no entreel resplandor enojosode la aurora y te despierte.Duerme!

RIMA XXX

Asomaba a sus ojos una lgrimay a mi labio una frase de perdn;habl el orgullo y se enjug su llanto,y la frase en mis labios expir.

Yo voy por un camino; ella, por otro;pero, al pensar en nuestro mutuo amor,yo digo an: ?Por qu call aquel da?Y ella dir: ?Por qu no llor yo?

RIMA XXXVII

Antes que t me morir; escondidoen las entraas yael hierro llevo con que abri tu manola ancha herida mortal.

Antes que t me morir; y mi espritu,en su empeo tenaz,se sentar a las puertas de la muerte,esperndote all.

Con las horas los das, con los daslos aos volarn,y a aquella puerta llamars al cabo...Quin deja de llamar?

Entonces, que tu culpa y tus despojosla tierra guardar,lavndote en las ondas de la muertecomo en otro Jordn;

all donde el murmullo de la vidatemblando a morir va,como la ola que a la playa vienesilenciosa a expirar;

all donde el sepulcro que se cierraabre una eternidad,todo cuanto los dos hemos callado,all lo hemos de hablar.

RIMA XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.Las lgrimas son agua y van al mar.Dime, mujer, cuando el amor se olvida,sabes t adnde va?

PABLO NERUDAPoema 20

Puedo escribir los versos ms tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: La noche est estrellada,y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos ms tristes esta noche.Yo la quise, y a veces ella tambin me quiso.

En las noches como sta la tuve entre mis brazos.La bes tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo tambin la quera.Cmo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos ms tristes esta noche.Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Or la noche inmensa, ms inmensa sin ella.Y el verso cae al alma como al pasto el roco.

Qu importa que mi amor no pudiera guardarla.La noche est estrellada y ella no est conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.Mi corazn la busca, y ella no est conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos rboles.Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cunto la quise.Mi voz buscaba el viento para tocar su odo.

De otro. Ser de otro. Como antes de mis besos.Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como sta la tuve entre mis brazos,Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque ste sea el ltimo dolor que ella me causa,y stos sean los ltimos versos que yo le escribo.

SI TU ME OLVIDASQUIERO QUE SEPAS UNA COSA.

T sabes cmo es esto:si mirola luna de cristal, la rama rojadel lento otoo en mi ventana,si tocojunto al fuegola impalpable cenizao el arrugado cuerpo de la lea,todo me lleva a ti,como si todo lo que existe,aromas, luz, metales,fueran pequeos barcos que naveganhacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,si poco a poco dejas de querermedejar de quererte poco a poco.

Si de prontome olvidasno me busques,que ya te habr olvidado.

Si consideras largo y locoel viento de banderasque pasa por mi viday te decidesa dejarme a la orilladel corazn en que tengo races,piensaque en ese da,a esa horalevantar los brazosy saldrn mis racesa buscar otra tierra.

Perosi cada da,cada horasientes que a m ests destinadacon dulzura implacable.Si cada da subeuna flor a tus labios a buscarme,ay amor mo, ay ma,en m todo ese fuego se repite,en m nada se apaga ni se olvida,mi amor se nutre de tu amor, amada,y mientras vivas estar en tus brazossin salir de los mos.

TUS PIESCuando no puedo mirar tu caramiro tus pies.

Tus pies de hueso arqueado,tus pequeos pies duros.

Yo s que te sostienen,y que tu dulce pesosobre ellos se levanta.

Tu cintura y tus pechos,la duplicada prpurade tus pezones,la caja de tus ojosque recin han volado,tu ancha boca de fruta,tu cabellera roja,pequea torre ma.

Pero no amo tus piessino porque anduvieronsobre la tierra y sobreel viento y sobre el agua,hasta que me encontraron.TU RISAQutame el pan, si quieres,qutame el aire, perono me quites tu risa.

No me quites la rosa,la lanza que desgranas,el agua que de prontoestalla en tu alegra,la repentina olade plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvocon los ojos cansadosa veces de haber vistola tierra que no cambia,pero al entrar tu risasube al cielo buscndomey abre para mi todaslas puertas de la vida.

Amor mo, en la horams oscura desgranatu risa, y si de prontoves que mi sangre manchalas piedras de la calle,re, porque tu risaser para mis manoscomo una espada fresca.

Junto al mar en otoo,tu risa debe alzarsu cascada de espuma,y en primavera, amor,quiero tu risa comola flor que yo esperaba,la flor azul, la rosade mi patria sonora.

Rete de la noche,del da, de la luna,rete de las callestorcidas de la isla,rete de este torpemuchacho que te quiere,pero cuando yo abrolos ojos y los cierro,cuando mis pasos van,cuando vuelven mis pasos,nigame el pan, el aire,la luz, la primavera,pero tu risa nuncaporque me morira.LA PREGUNTAAmor, una preguntate ha destrozado.

Yo he regresado a tidesde la incertidumbre con espinas.

Te quiero recta comola espada o el camino.

Pero te empeasen guardar un recodode sombra que no quiero.

Amor mo,comprndeme,te quiero toda,de ojos a pies, a uas,por dentro,toda la claridad, la que guardabas.

Soy yo, amor mo,quien golpea tu puerta.No es el fantasma, no esel que antes se detuvoen tu ventana.Yo echo la puerta abajo:yo entro en toda tu vida:vengo a vivir en tu alma:t no puedes conmigo.

Tienes que abrir puerta a puerta,tienes que obedecerme,tienes que abrir los ojospara que busque en ellos,tienes que ver cmo andocon pasos pesadospor todos los caminosque, ciegos, me esperaban.

No me temas,soy tuyo,perono soy el pasajero ni el mendigo,soy tu dueo,el que t esperabas,y ahora entroen tu vida,para no salir ms,amor, amor, amor,para quedarme.

EL HIJO

Ay hijo, sabes, sabesde dnde vienes?

De un lago con gaviotasblancas y hambrientas.

Junto al agua de inviernoella y yo levantamosuna fogata rojagastndonos los labiosde besarnos el alma,echando al fuego todo,quemndonos la vida.

As llegaste al mundo.

Pero ella para vermey para verte un daatraves los maresy yo para abrazarsu pequea cinturatoda la tierra anduve,con guerras y montaas,con arenas y espinas.

As llegaste al mundo.

De tantos sitios vienes,del agua y de la tierra,del fuego y de la nieve,de tan lejos caminashacia nosotros dos,desde el amor terribleque nos ha encadenado,que queremos sabercmo eres, qu nos dices,porque t sabes msdel mundo que te dimos.

Como una gran tormentasacudimos nosotrosel rbol de la vidahasta las ms ocultasfibras de las racesy apareces ahoracantando en el follaje,en la ms alta ramaque contigo alcanzamos.

EL AMORQu tienes, qu tenemos,qu nos pasa?Ay, nuestro amor es una cuerda duraque nos amarra hirindonosy si queremossalir de nuestra herida,separarnos,nos hace un nuevo nudo y nos condenaa desangramos y quemarnos juntos.

Qu tienes? Yo te miroy no hallo nada en ti sino dos ojoscomo todos los ojos, una bocaperdida entre mil bocas que bes, ms hermosas,un cuerpo igual a los que resbalaronbajo mi cuerpo sin dejar memoria.

Y qu vaca por el mundo ibascomo una jarra de color de trigosin aire, sin sonido, sin substancia!Yo busqu en vano en tiprofundidad para mis brazosque excavan, sin cesar, bajo la tierra:bajo tu piel, bajo tus ojosnada,bajo tu doble pecho levantadoapenasuna corriente de orden cristalinoque no sabe por qu corre cantando.Por qu, por qu, por qu,amor mo, por qu?SONETO LIIIAqu est el pan, el vino, la mesa, la morada:el menester del hombre, la mujer y la vida:a este sitio corra la paz vertiginosa,por esta luz ardi la comn quemadura.

Honor a tus dos manos que vuelan preparandolos blancos resultados del canto y la cocina,salve! la integridad de tus pies corredores,viva! la bailarina que baila con la escoba.

Aquellos bruscos ros con aguas y amenazas,aquel atormentado pabelln de la espuma,aquellos incendiaron panales y arrecifes

son hoy este reposo de tu sangre en la ma,este cauce estrellado y azul como la noche,esta simplicidad sin fin de la ternura.

ALFREDO ESPINOLAS MANOS DE MI MADREManos las de mi madre, tan acariciadoras,tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.Slo ellas son las santas, slo ellas son las que aman,las que todo prodigan y nada me reclaman!Las que por aliviarme de dudas y querellas,me sacan las espinas y se las clavan en ellas!

Para el ardor ingrato de recnditas penas,no hay como la frescura de esas dos azucenas.Ellas cuando la vida deja mis flores mustiasson dos milagros blancos apaciguando angustias!Y cuando del destino me acosan las maldades,son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.Para el dolor, caricias; para el pesar, uncin;Son las nicas manos que tienen corazn!(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:aprended de blancuras en las manos maternas).

Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,cuando tengo las alas de la ilusin cadas,Las manos maternales aqu en mi pecho soncomo dos alas quietas sobre mi corazn!Las manos de mi madre saben borrar tristezas!Las manos de mi madre perfuman con terneza!EL NIDOEs porque un pajarito de la montaa ha hecho,en el hueco de un rbol, su nido matinal,que el rbol amanece con msica en el pecho,como que si tuviera corazn musical.

Si el dulce pajarito por entre el hueco asoma,para beber roco, para beber aroma,el rbol de la sierra me da la sensacinde que se le ha salido, cantando, el corazn.

JOSE ANGEL BUEZAPOEMA DE LA DESPEDIDATe digo adis, y acaso te quiero todava.Quiz no he de olvidarte, pero te digo adis.No s si me quisiste... No s si te quera...O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cario triste, y apasionado, y loco,me lo sembr en el alma para quererte a ti.No s si te am mucho... no s si te am poco;pero s s que nunca volver a amar as.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,y el corazn me dice que no te olvidar;pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,tal vez empiezo a amarte como jams te am.

Te digo adis, y acaso, con esta despedida,mi ms hermoso sueo muere dentro de m...Pero te digo adis, para toda la vida,aunque toda la vida siga pensando en ti.