cómo hablar a los niños del espíritu santo

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Cómo hablar a los niños del Espíritu Santo Publicado en General | 02:23 Para hablar a los niños del Espíritu Santo primero es necesario saber quién es este gran desconocido, al que invocamos junto al Padre y al Hijo cuando nos persignamos o damos gloria a Dios, se hace necesario también saber cuál es su misión dentro de la comunidad eclesial. Al hablar del Espíritu Santo estamos hablando del Espíritu de Dios, de aquel que se cernía sobre las aguas en el inicio de la creación (Cfr. Gén 1,2). El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad, pero no por ello pierde importancia o pasa a un segundo plano, pues Él, con su gracia es el que nos despierta la fe y nos inicia en la vida nueva en Cristo a través del bautismo, es por Él que podemos exclamar “Abba, Padre” (Cfr. Ga 4,6), es por Él que entramos en contacto con Cristo, pues a través de su gracia somos atraídos hacia el encuentro con Cristo y su Palabra, haciéndonos así hijos del Padre. Ahora bien, dice san Pablo que “Nadie conoce lo íntimo de Dios más que el Espíritu de Dios” (Cfr. 1 Co 2,11), y como se menciona más arriaba, es el Espíritu quien nos hace conocer a Cristo y su palabra, sin embargo, a Él no lo conocemos sino por las obras que realiza, no lo podemos oír, no lo podemos ver, pero sí lo podemos sentir y percibir mediante las obras que nos revelan al Verbo y nos disponen a iniciar el camino de la fe en Jesús nuestro salvador. La misión del Espíritu Santo está unida a la de Jesús, su misión es conjunta, son personas distintas pero al mismo tiempo inseparables, Cristo manifiesta la imagen visible de Dios Padre, empero, es el Espíritu Santo quien nos lo revela y nos lo hace conocer. Jesús prometió la venida del Paráclito en dos ocasiones, la primera de ellas la podemos ver en Jn 7,37-39: “Pero para que el Espíritu Santo venga primero tiene que ser glorificado el Hijo, y para que el Hijo se glorificado tiene que padecer y morir”, la segunda vez que anuncia la llegada del Espíritu Santo es en la última cena estando cada vez más cerca la muerte de Jesús (Cfr. Jn 14,16-1), así el Espíritu Santo se manifestará plenamente hasta que Jesús haya sido glorificado a través de su resurrección. Así, en Pentecostés, cuando Jesús ya ha ascendido a los cielos,

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Page 1: Cómo hablar a los niños del Espíritu Santo

Cómo hablar a los niños del Espíritu Santo

Publicado en General | 02:23

Para hablar a los niños del Espíritu Santo primero es necesario saber quién es este gran desconocido, al que invocamos junto al Padre y al Hijo cuando nos persignamos o damos gloria a Dios, se hace necesario también saber cuál es su misión dentro de la comunidad eclesial. 

Al hablar del Espíritu Santo estamos hablando del Espíritu de Dios, de aquel que se cernía sobre las aguas en el inicio de la creación (Cfr. Gén 1,2). El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad, pero no por ello pierde importancia o pasa a un segundo plano, pues Él, con su gracia es el que nos despierta la fe y nos inicia en la vida nueva en Cristo a través del bautismo, es por Él que podemos exclamar “Abba, Padre” (Cfr. Ga 4,6), es por Él que entramos en contacto con Cristo, pues a través de su gracia somos atraídos hacia el encuentro con Cristo y su Palabra, haciéndonos así hijos del Padre. 

Ahora bien, dice san Pablo que “Nadie conoce lo íntimo de Dios más que el Espíritu de Dios” (Cfr. 1 Co 2,11), y como se menciona más arriaba, es el Espíritu quien nos hace conocer a Cristo y su palabra, sin embargo, a Él no lo conocemos sino por las obras que realiza, no lo podemos oír, no lo podemos ver, pero sí lo podemos sentir y percibir mediante las obras que nos revelan al Verbo y nos disponen a iniciar el camino de la fe en Jesús nuestro salvador. 

La misión del Espíritu Santo está unida a la de Jesús, su misión es conjunta, son personas distintas pero al mismo tiempo inseparables, Cristo manifiesta la imagen visible de Dios Padre, empero, es el Espíritu Santo quien nos lo revela y nos lo hace conocer. Jesús prometió la venida del Paráclito en dos ocasiones, la primera de ellas la podemos ver en Jn 7,37-39: “Pero para que el Espíritu Santo venga primero tiene que ser glorificado el Hijo, y para que el Hijo se glorificado tiene que padecer y morir”, la segunda vez que anuncia la llegada del Espíritu Santo es en la última cena estando cada vez más cerca la muerte de Jesús (Cfr. Jn 14,16-1), así el Espíritu Santo se manifestará plenamente hasta que Jesús haya sido glorificado a través de su resurrección. 

Así, en Pentecostés, cuando Jesús ya ha ascendido a los cielos, llega el Espíritu Santo como presencia permanente, comunitaria y plena para la Iglesia, siendo Pentecostés el momento mismo en que ella nace y adquiere su carácter misionero (Cfr. Hech 2,1-4). 

Es por el Espíritu Santo que la vida del cristiano aparte de poseer la gracia santificante, posee también los dones del Espíritu: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza ciencia, piedad y temor de Dios, que ayudan a la persona para que pueda conocer y seguir la voluntad de Dios, por eso es importante que cuando oremos al Espíritu Santo le pidamos sus dones. 

En resumen, el Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad y es también la fuerza que Jesús junto con el Padre nos envían para que sea nuestra ayuda en el caminar diario de nuestra vida, es aquel que nos alienta y nos fortalece que nos motiva y nos transforma, que nos permite dar testimonio de Cristo que murió por nosotros. 

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Después de esté esbozo acerca de quién es y cuál es la misión del Espíritu Santo, ¿cómo hablarles a los niños acerca de Él? 

A los niños hay que hablarles desde nuestra propia experiencia de Dios, de nuestra experiencia con el Espíritu Santo, y hay que hacerlo en términos sencillos y claros, términos que ellos puedan entender, con ejemplos prácticos, pues seguramente a ellos no les interesa toda una teoría sobre Dios, para esto se puede hacer uso de ejemplos, analogías. Cuando se les habla a los pequeños sobre el Espíritu Santo no se trata de que se aprendan definiciones ya construidas y que se vuelven difíciles de entender, por eso son tan importantes los ejemplos, pues a través de ellos los niños comenzarán a formarse una idea del Espíritu Santo desde su experiencia. 

Si comenzamos con fórmulas aburridas, los niños perderán el interés en lo que se les está diciendo, y además será desgastante, hay que despertar la atención de los pequeños dirigiéndose a sus áreas de interés, desperar su curiosidad. El juego es también una oportunidad para hablarles del Espíritu de Dios. 

Por ejemplo, podemos decirles que cierren sus ojos y sientan el viento que mece sus cabellos, después de un breve momento les invitamos a que los abran y que digan ¿qué es lo que ven? ¿Qué es lo que mueve sus cabellos?, ellos sabrán que es el viento, pero no lo pueden ver. También se les puede invitar a que hagan un rehilete, para ello se necesitará papel, tijeras, pegamento y un palito, preguntémosles qué es lo que hace que se mueva el rehilete, y ellos contestarán que es la fuerza de viento, podemos hacerles preguntas como esta: ¿qué le pasa a un valón cuando le falta aire? ¿Qué nos pasa a nosotros cuando no tenemos aire? Y así se puede comenzar a hablar del Espíritu Santo, explicándoles que Él actúa de la misma forma que el aire, pues Él es la fuerza que nos mueve, es el “aire que hace respirar a nuestra alma”, el “aire” que nos sana, el “aire” que nos da la vida, que nos contagia su amor, que nos hace ser una gran familia, y esta familia somos todos los que pertenecemos a la Iglesia. 

El viento en tu manga

Traducción de Zulma M. Corchado de Gavaldá

 

Tema: El Espíritu Santo (Día de Pentecostés) Objeto: Una manga de viento. Puedes compra una o hacer una usando las instrucciones al final del sermón. Escritura: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hechos 2:1-4 -NVI).

¿Cuántos de ustedes saben lo que es esto? En una manga de viento. Una manga de viento es un tipo de chiringa (cometa, birlocha, milocha, papalote). la manga de viento fue inventada hace muchos años en Japón y se volaba en el “Día de los niños (varones)”. La familia colgaba una manga de viento por cada hijo en la punta de un poste fuera de su casa y dejaba que volara con el viento.

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¿Dónde más puedes encontrar una manga de viento? Puedes haberla visto en un aereopuerto. Las mangas de viento en los aereopuertos se usan para saber cómo está soplando el viento y ayudar a los pilotos a despegar y aterrizar con seguridad. Las mangas de vientos también son usadas parra predecir el tiempo y para ayudar a guiar a los pilotos de las naves espaciales a aterrizar en forma segura al regresar del espacio.

Nadie puede ver el viento, pero sabemos que el viento está ahí porque la manga de viento nos demuestra que está ahí. El viento es muy importante para nosotros. ¿Cuáles son algunas de las formas en que el viento nos ayuda?

• Nos ayuda a refrescarnos cuando estamos acalorados.

• Nos ayuda a limpiar el aire que respiramos de la contaminación ambiental.

• Puede convertirse en energía eléctrica para ser utilizada en nuestros hogares.

Hoy, muchas iglesias celebran un día especial llamado Pentecostés. Fue en el Día de Pentecostés cuando Dios envió su Espíritu Santo a la Iglesia. La Biblia nos dice que los apóstoles estaban reunidos en un lugar cuando de pronto se sintió el sonido como de una ráfaga de viento. Ellos vieron lo que parecían como lenguas de fuego que se pasaban sobre cada uno de ellos y todos fueron llenos del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo de Dios es como el viento. No podemos verlo, pero sabemos que está ahí porque podemos ver los efectos de su poder en nuestras vidas. El Espíritu Santo es muy importante para nosotros. ¿Cuáles son algunas de las maneras en que el Espíritu Santo nos ayuda?

• Nos conforta cuando estamos tristes y solos (Juan 15:26).

• Nos guia en el camino hacia la verdad (Juan 16:13).

• Nos ayuda cuando no sabemos cómo orar (Romanos 8:27).

• Vive en nosotros y nos da vida (Ezequiel 37:14).

• Nos muestra las cosas buenas que Dios tiene para nosotros (1 Corintios 2:9-11).

Estamos agradecidos por todas las formas en que el viento nos ayuda, pero sentimos más agradecimiento por todas las maneras en que el Espíritu Santo nos ayuda cada día. Puedes decir, “¡Él es el viento en tu manga!”

Querido Padre, te damos gracias por enviar tu Espíritu Santo para confortarnos, guiarnos y para que viva en nosotros. Amén.

Contruye tu manga de viento. Estas son las instrucciones. Haga clic aquí.

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De mujer a mujer

Friday, July 17, 2009 - 03:31 PM Un Hogar Donde Reina El Orden y La  Paz El orden, la limpieza, la pulcritud son características que adquiere la mujer cuando quiere desempeñar bien su papel de ama de casa. Sin embargo, por sus múltiples ocupaciones, por factores externos, o por temperamento, podemos también tornarnos en el descuido, el desorden y la desidia, y perder por completo la noción de lo que tenemos, y de lo que debemos llevar a cabo dentro del hogar.

Un enemigo sutil es  la costumbre de “Dejar todo para después”.  No es bueno dejar las cosas para después porque nunca sabemos lo que pasará.  De ahí que aquello que nos hemos propuesto y que hemos planeado, es necesario comenzarlo, aprovechando la primera oportunidad.  Pensemos siempre que el momento es Ya. Debido a que postergar siempre trae desorganización.

El orden es claridad, seguridad, unidad. En el principio había desorden, oscuridad, confusión, no se sabía lo que había, pero la presencia de Dios trajo luz, claridad, orden.  Dispuso todas las cosas de la mejor manera, ordenando lo desordenado, llenando lo que estaba vacío y trayendo luz para desalojar la oscuridad. De esta manera debemos dejar que Dios actúe en nuestro interior, al igual que en nuestro hogar.

Cuando Cristo entra  en nuestro ser, comienza  a ordenar nuestra vida, nuestros actos, a encender la luz, y esto va generando una actitud de orden, limpieza, claridad y buena disposición de todas las cosas.

La mujer que ha recibido a Cristo como su Señor tiene claridad de lo que tiene en su casa, sabe bien cuál es su necesidad, que hacer, qué decisiones tomar.  No hay confusión en ella. Y no olvida su responsabilidad de crear el mejor ambiente en su hogar, para que toda la familia, disfrute el equilibrio, el orden, el buen gusto, la paz, etc.[hlkTitulo]