como no se debe jugar al ajedrez

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COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ

COMO N() DEBE JUGARSE AL .AJEDREZ

Un Método Simplt>, Cla:ro y LC:gi�o de Dirigir las Partidas

por

E. ZNORKO - BOROVSKY

!1aEDICION

Buenos Air•�s - Á"gentina

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Copyright © by EDICIONES HACHE ·EFE

PREFACIO

(De le CU4rla edicWK)

El notable didact¡!l. y .maeatro ruao, Eugtmio Znoako-Borovaky, cola­borador infatigable '11 permanente de la rewtt.& argentina de a-jedrez "CAISSA", en un lapeo ininterrumpido de 16 r�ñoa, e11 figvrr� harto '1/11 crmocida de todoa loa aficionrldos del mundo entero, como para que nosotros caigamoa enl la redundancia. de luJeer Bft ·elogio en tan brev.!s líneas.

Queremos significar, con estt.& cuarta edioi6x, la in� labor de este prolífico maeatro, labor qfl6 en ctJlidad 11 cantidad, aólo encuentm una semejanza con Liivenfisk, el teórico mú rwofundo del a,jedr� soviético.

Obtuvo Bft título de maestro internt.Jcional en Nüremberg 1906, donde compartió rwemio• 11 honores con los fa!tM8ll8 jugadoreB, doctore• Ta,. rrash y Vidmar.

Como didt.Jeta, Bft obra. cumbre, ha. Birlo la. metodizt.Jción sistemáticll de lo• problema• qfltl Be preaentan en el medio juego, "The Midle Gane of Chess (Edición británica "Bell") , Bin contar con "Tratedo completo de laB apertura•'' (edición ct.JBteUa.1uJ de la Editorial Gnl.bo), los libro• en lengfltl niBe, "Cepablanct.J 11 Alekhine", "Ca,pobla.nca.", etc.

Ultimamente, también. ,la. Editoritll Grabo, public6 en caatellano BUIJ obraB "Teoría y Prdcticri de laB Celada, en lae Aperturas', 11 "C6mo Conducir lo• Finflletl', e•tt.& última en do• tomo•, 11 eBtd preparando lo. edición en castellt.Jno de "El Medio Juego en Ajedre:r" (1), ohm• tU laB cuales •e hioitwon varia• edicione• en diver•a• idiomae.

Como periodilfo,, fu.é el BflCeBor de Tckigorin, el genio 6Blcwo, en "Novoe. Nremja", y BflB colaboracione• htln inundado pnicticamen.te la.s reviBtaa de ajedrez en el mundo entero.

L6gictllm,flnte, e11peramo9 que loe aficionado• argentir&OIJ sept�n valorar '1lo B6lo e•te eBjuerzo editoritll (cuart(J edición), Bino comprender hasta en BUI mínimos ,detaUes, la guÍtl H(J'Ura 11 práctica qufl eignifica "C6mo no debe jugarse el ajedrez".

(1) Esta obra ya publicada en eaatelleno, 1e puso eD venta en el aiio 1965.

Cómo no Debe Jugarse al Ajedrez

No crea1s ver ningún deseo de ori·ginaliáad en la elección del título de esta conferencia. Pero todo el mundo enseña cÓ· mo se debe jugl!.r el ajedrez, y &se puede estar verdaderamen­te satisfecho del resultado de su esfuerzo T . Una renovación en la enseñanza del ajedrez me parece, pues, indispensable. Es así que yo he querido enearar la cuestión desde otro punto de vista. Antes de hacer santos, enseñaremos los medios de no pecar.

Me reprocharéis, tal vez, des­pués de leer mi pequeña con· ferencia, de haber enseñado también, como tantos otros, a jugar bien al ajedrez. l'�n efec­to, "todo consejo negativo, de­be conducir a una conclusión positiva". Evitar los errores para llegar a jugar bien.

EVITAD LOS ERRORES

Evitar los errores, éste es el principio, pero también el fin del cónocimiento er�: ajedrez.

Es suficiente no cometer errores, para estar seguro de

vencer constantemente y . . • ¡ qué difícil est Se cometen a menudo las mismas faltas, se cae en celadas archi-conocidas ; esto se observa frecuentemente y por lo tanto no puede poner­se en duda.

He aqui un ejemplo de un error que se comete eterna• mente:

Diag. N9 1

Después de las jugadas l P4R, P4R; .2 C3AR, C�AD; 3 A4A, �3D; 4 P4D, A5C; 5 C3A, P3TR, 6 PxP, CxP; llegamos a la posición del diagrama.

Se dice que esta combinación llamada "mate de Legal", ha

8 E. ZNOSKO�OROVSKY

sido publieáda por primera vez en 1847. Repetida en seguida varias veces, se encuentra ac­tualmente en todos los tratados. Se puede, pues, suponer que la conocen todos los aficionados y que en una celada tan grose­ra no puede caer ya nadie. ¡Error! ¡Todavía sigue tenien­do éxitó 1 Todos los que dan se­siones de partidas simultáneas han tenido siempre ocasión de apliearla. ,Hay ,que deducir, en conclusión, que muchos ju. gadores ignoran el "mate de Legal"f ¡No!, ellos lo conocen, pero caen en él porque no han pensado jamás que este mat(> pudiera series aplicado algún día. (1).

El caso no es excepcional. He aquí otro ejemplo: la brillante partida ganada por Morphy en París en un palco del Teatro de la Opera, durante una repre­sentación de "El Barbero de Sevilla".

Defensa Pilldor

Blancas: Morphy.

Negras: Duque de Bnmnriek '1 Conde ele IJout.rd.

l. P4R, P4R; 2 C3Alt, P3D; 3 P4D, A5C; 4 PxP, AxC; 5 DxA, PxP; 6 A4AD, C3AR; 7

D3CD, D2R; 8 C3A, P3AD; 9 A5CR, P4CD.

Diag. NQ 2

En esta posición Morphy efectuó la soberbia combina· ción que sigue :

16 CxP, PxC; 11 AxPC+, CD2D; 12 0-0-0, T1D; 13 'l'xC, TxT; 14 T1D, D3R; 15 Ax·T+, CxA; 16 DBC+, CxD; 17 T8D mate.

El error primitivo de las Ne­gras ha sido cometido en la ter­cera jugada, e hizo perder la partida. La combinación de Morphy es tan bella y tan co· nocida, que dicho error no de­biera haberse repetido jamás. Pues bien, en mis sesiones de simultáneas he podido jugar

(1) La misma combinación ,puede ser hecha asi: 1. P4R, P4R; 2. P4AR, P3DI; 3. C3AR, C3Al>; 4. A4A, A5C; 5. C3A, C5D; 6. CxP!, AxD; 7. AxP+, R2R; 8. C6D mate!

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 9

frecuentemente esta variante ,

contra aficionados que estaban lejos de ser principiantes.

Sería injusto suponer que los jugadores en cuestión no ha­bían visto nunca la partida de Morphy; al contrario, todos ellos la habían visto muchas veces, pero la habían olvidado porque nadie les ha explicado las razones por las cuales la combinación ha sido correcta. Vale más comprender la combi­nación de Morphy, que apren­derla de mem oria, porque ella puede producirse en otras po­siciones después de distintas ju­gadas iniciales.

NO HAGAIS LAS PRIMERAS JUG A D A S AUTOMAT ICA­MENTE, SIN REFLEXIONAR

Resulta, de acuerdo con lo que acabamos d'e decir, que las primeras jugadas de las dife. rentes aperturas no deben ser hechas automáticamente y sin conocer su fin.

Los aficionados repiten cier· tas jugadas, que han visto en partidas de grandes maestros, sin profundizarlas, ignorando las debilidades .que encierran, sus peligros, así como sus ame­nazas. Una sola jugada nueva, aunque sea débil, basta para desorientarlos. La apertura de pe6n dama, comenzada como

sigue, es conocida por todos: 1 P4D, P4D; 2. P4.AD, P3R; 3 CMD, C3AR; 4 A5C. Los afi· cionados han visto a las Negras proseguir innumerables veces con 4 . .. , A2R, ó 4 ... , CD2D.

Ellos juegan indistintamente

una u otra, sin preocuparse de su significación, sin saber que 4 ... , CD2D, es una linda cela· da que puede llevar a una com· binación decisiva .

El d iagrama NQ 3 muestra la posición después de esta juga­da. Se ve fácilmente que las blancas pueden ganar un peón, aprovechando que el CR está clavado, por cuya razón no de­fiende el peón dama. ¿Por qué,

Diag. NQ 3

pues, las blancas no lo ganan jugando 5 PxP, PxP; 6 CxP? ¿Por qué razón no juegan eso Y ¿Es que no lo quieren Y ¿Será

10 E. ZNOSKO-BOROVSKY

entonces un error? ¿Dicho error radica en el último movimiento de las negras? .

Muchos aficionad'os, jugando entre ellos, no ven ni siquiera la ganancia del peón, y si las blancas se deciden a esta toma, las negras serían derrotadas y criticarían a los maestros que les hacen incurrir en errores se­mejantes. He aquí la respuesta de las negras: 6 . .. CxG, (sa­crificio de dama) 7 AxD, A5C+, y no teniendo el Rey blanco ninguna retirada, es la dama que debe cubrir el ja­que 8 D2D, AxD+, 9 RxD, Rx.Á, y las negras, habiendo re­cuperado la dama sacrificada, qnedan con una pieza de ven­taja.

Nosotros podríamos afirmar que de 100 aficionados que jue­gan 4 . . . CD2D, hay 99 qu

_e

ignoran que jugand'o así sacri­fican la dama, por lo que se guardarían muy bien de ha­cerlo (1).

NO APREND AIS LAS VA­RIANTES DE MEMORIA. -T RAT AD DE COMPREN-

DERLAS

Otro punto importante. De acuerdo a ro que conozco, la

mayor parte de los manuales de ajedrez se ocupan más de va­riantes que de la comprensión del juego, y de inculcar ideas ajedrecísticas basadas sobre sus leyes.

La perfección de la enseñan­za no consiste por lo tanto en acumular variantes que el lec­tor trata vanamente de retener, sin comprender la mitad de ellas. La confusión se produce en su espíritu y se desanima. No pod'éis aprender vosotros to. das la.S variantes y subvarian­tes, aunque tengáis una memo­ria excelente ; y aunque algún aficionado Iógre retener la ma­yor parte de las variantes que le son mostra;das, se encontrará impotente cuando- su adversa­rio lo sorprenda con una juga­da nueva. ¿Cómo refutarla f El aficionado no puede encontrar una respuesta satisfactoria. Se guía por las jugadas que ha aprendido, pero cuyo sentido no le ha sido explicado, se con· duce "a ciegas" y aunque lle­gue feJizmente al fin de esas variantes, no sabe qué hacer después .

Las blancas están mejor, dice su libro. Muy bien, pero . ..

(1) La misma combinaei6n se presenta tam�ién en la apertura siguiente: 1. •P4R, P4D; 2. PXIP, DxP; 3. C3AD, DlD; 4. P4D, C3AD; 5. C3A, A5C; 6. PóD, C4R; 7. CxC!, AxD; 8. A5C+, P3A; 9. PxP, y las blancas ganan.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 11

¡ qu� hacer con esa ventaja t He aquí lo que no le han enseñado. ¡ Pued'e uno extrañarse, des. pués de haber constatado un método tan perjudicial, de ver muchos aficionados ,que a pesar de gustar mucho . del ajedrez, lo abandonan en seguida com­pletatmente, diciendo que es dett�asiado difícil, o lo conti­núan practicando bien o mal no tomando ningún estudio teó­rico,

Nuestra tarea está, pues , bien definida : hacer el estud'io de ajedrez menos arduo. "Keep smiling'', dicen los americanos.

* * *

Ciertamente, todo en ajedrez no es comprensión. Es menester aprender su ciencia. Se evita así una considerable pérdida de tiempo. Porque las variantes, las combinaciones, las celadas complicadas que se presentan en el transcurso de una· parti­da no pueden ser analizadas, por un aficionado d'e fuerza media, en el brevísimo tiempo de gue dispone. Pierde, pues, cuando le bastaría conocer una sola variante para salir bien del paso.

* * *

El]. la apertura Ruy López se encuentra una celada, conoci­da bajo el nombre del Dr. Ta­rrasch, que se jugó íntegra en

el Torneo Internacional de Francfort en 1881, contra un fuerte jugador, lo que demues­tra cuán difícil es verla. No debe ignorarse hoy esta celada.

Ruy López Blancas : Dr. Ta.rrasch

Negras : G. Marco l. P4R, P4R; 2. C3AR,

C3AD; 3. A5C, P3D; 4. P4D, A2D ; 5. 0-0, C3A; 6. TlR, A2R; 7. C3A.

Diag. NQ 4

Parece que la última jugada de las blancas no ha cambiado en nada la posición y que las negras pueden continuar su desarrollo normal con 7 . . .. , Q-0. Pero es precisamente con ese movimiento que las negras caen en la celada, pues el PR de las blances está ahora de­fendido dos veces, de manera que el adversario pierde un

12 E. "ZNOSKO-BOROVSKY

peón o una, pieza o la calidad. La partida c.ontinuó así:

7 . . . . , 0-0; 8. AxC, AxA; 9.PxP,PxP;10. DxD,TDxD; (Si 10 . . . . , TRxD; 11. CxP,

Ax P ; 12. CxA, CxC; 13 C3D, P4AR; 14. P3AR, A4A+; 15. R1A) ; 11. CxP, AxP; 12. CxA, CxC; 13. C3D, P4AR; 14� P3AR, A4A+; 15. CxA, CxC; 16. A5C, T4D; 17. A7R, TlR; 18. P4AD y ganan.

Podemos sin dificultad expli­car el sentido de esta celada; pero cuanto más fácil es recor­dar que en el momento en que el PR de las blancas está de­fendido dos veces, es forzoso, antes de cohtinuar el desarro­llo normal, cambiar los peones en 5D. Esta celada célebre, que no exige menos de once movi­mientos, queda así evitada.

NO CREAIS EN TODO LO QUE SE DICE. CRITICAD VERIFICAD, RAZONAD

No es necesario creer ade-más que sea muy fácil expli­car el juego de ajedrez.

N o es preciso extrañarse de la abstención que hacen los manuales de este punto de vista.

Las reglas más simples tie­nen numerosas expresiones� Las ideas más exactas pueden ser refutadas por combinaciones accidentales.

Después de l. P4R, P4R; 2. C3AR, se dice a menud'o que e1 objeto de esta última jugada es ganar el peón rey negro. O sí las blancas lo toman 3. CxPR J las negras lo recuperan bien pronto con 3. . .. , D2R, C3AR, DxPR+. Las blancas jugando 2. C3AR atacan al peón rey, lo amenazan, . pero no tratan. de ganarlo, sino en ciertos casos donde el negro juega mal .

Aún los prinéipios más ge­nerales, que no pueden ser dis­cutidos, dan lugar a confusio­nes de las más penosas para, un principiante. Un aficionado me preguntó una vez, si el principi o que dice : que no debe jugarse una misma pieza más de una vez en la apertura "era exacto". Yo respondí afirmati. vamente. ¿Es verdad que la Ruy López es una de las aper­turas mejores? Sí. Sin embar­go, en las primeras jugadas de esta apertura, el alfil de rey blanco juega, por lo menos, 4 veces� 1. P4R, P4R; 2. C3AR/ C3AD; 3. A5C, P3TD; 4. A4T, C3AR ; 5. 0-0, A2R; 6. Tlá, P4CD; 7. A3C, P3D; 8. P3AD> C4TD; 9. A2A, 0-0, etc. Pero las negras, al rechazar el alfil blanco, han debilitado sus peo nes y han jugado dos veces su CD para colocarlo allí. No se puede en ajedrez obtener todc:· por nada.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 13

En todas las cosas hay que ir de lo simple a lo compuesto, en un orden natural. Esto es tanto más fácil en el ajedroz cuanto que su construcción es más lógica y podemos distin­guir en él tres grados.

¿QUE ES EL AJEDREZ?

Nuestro juego se basa sobre leyes mecánicas o matemáticas de un fácil estudio y que no tienen nada de especialmente ajedrecístico.

Estas leyes no dependen ni de los gustos, ni de las opinio­nes, ni de la moda; no se dis. cuten y deben ser aplicadas por el maestro como por el alumno.

En seguida vemos l� lucha de las ideas que representa verdaderamente el ajedrez . Pa· ra estudiarlas tampoco es ne­cesario ningún don especial. Son muy lógicas, de suerte que cualquier hombre de inteligen• cia mediana puede compren­derlas perfectamente. Es ver­dad, sin embargo, que en el ajedrez como en la vida nada es más difícil que conformarse a la lógica.

Por .fin, en un plano superior tenemos el don de las combina­ciones y de lf\ comprensión de las posiciones, en ellas reside toda la poesía del juego; es ahf donde el genio se manifiesta,

naturalmente estos dones esen­cialmente personales no pueden ser aprendidos .

Sin embargo; podemos ayu­dar a los aficionados en esta parte de nuestrq juego. La comprensión de la posición es­tá basada en leyes que pode­mos estudiar ; conocer bien es­tas leyes es estar en condicio­nes de adquirir el sentido de las posiciones, si no con la ra­pidez y .la sutileza de un maes­tro ; al menos lo suficiente pa­ra defenderse bien. En cu_an­to a las combinaciones, la ima­ginación es indispensable. Pero aun ah'í podemos estudiar las ideas primitivas de las combi­naciones; las condiciones que ha.cen a éstas correctas ; las re­laciones entre las posiciones y las combinaciones.

Como nos dirigimos en este artículo a los principiantes, de· jemos estas cuestiones de lado, y no consideremos sino los ele· mentos primordiales del jue­go indispensables a los más no­vicios.

EN EL AJEDREZ, COMO EN LA GUERRA, LAS CONSIDE­RACIONES TOPOGRAFIOAS SON DE PRIMORDIAL IM-

PORTANCIA

En nuestra opinión, antes de estudiar las piezas hay que es-

E. ZNOSKO-BOROVSKY

tud.iar el terreno sobre el cual se mueven: el tablero.

¿ Creéis que no haya nada que decir por qué se compone de 64 casillas iguales 7 La po­sición respectiva de esas casi­llas las vuelve muy deseme­jantes entre sí. Las casillas del centro tienen una importancia muy diversa de aquellas de los bordes del tablero .

Las piezas que se hallan en un costado del tablero no pue­den sino difícilmente trasladar­se al otro lado, mientras las que se hallan en el centro dominan todo el tablero. Otro motivo que valoriza el centro es el he­cho de que un caballo, p. ej., que se sitúa en 1 T no puede ju­gar sino a 2A y 3C. Colocadlo en 2C, puede jugarse entonces a 4 casillas diferentes ; pero en 2A, es a seis casillas que puede trasladarse ; en fin, estando en el centro tiene ocho casillas a su disposición. Esta pieza au­menta en. poder a medida que se aproxima al centro.

Lo mismo resulta con todas las piezas; en condiciones igua­les, por otra parte, el jugador que tiene sus piezas en el cen­tro tiene ventaja.

Resulta de estas observ!lcio­nes que el valor de las piezas es variable. Cuando se calcula el. valor de la dama en 10, de la torre en 5, del caballo o alfil

en 3, etc., no se hace sino in­dicar un término medio . En realidllid, el poder de una pieza varía a ·cada instante : no pue­de estimársele sino por el aná­lisis de la posición.

Por el momento contentémo­nos con saber que

· las piezas

son tanto más fuertes cuanto más próximas se hallan del cen­tro:

NO ABANDOKEIS EL CENTRO A VUESTRO

ADVEBSAB.IO

Ya que debemos esforzarnos en hacer converger nuestras piezas hacia el centro, la tácti­ca de las aperturas se encuen­tra explicada : adelanto de los peones del centro, ocupación de los puntos centrales con las pie­zas. N o preguntéis más enton­ces por qué no se adelanta el PT en primera jugada . Por cierto que esta jugada no os haría perder la partida , pero no tiene ningún sentido y permiti-. ría a vuestdo adversario ocu­par las casillas más importan­tes.

La ocupación de las casillas centrales es de capital impor­tancia. En. las apertu:ras llama­das hipermodernas --con fian­chett,o de los alfiles-- es la ocu· pación del centro lo ,que se per· sigUe.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 16

Los alfiles se apoderan de las grandes di111gonales porque _ és­tas atraviesan el centro. Ocu­par el centro no quiere decir solamente colocar en él nues­tros peones. No; es suficiente muchas veces el amenazarlo e impedir al adversario que co­loque sus piezas en él.

Cuando se colocan las piezas en el centro desde la apertura, ellas pueden ser cambiadas o desaloj111das. Es. entonces razo­nable preparar la ocupación amenazando primero las casi­llas centrales.

N O ABANDONEIS LA S �EAS .ABIERTAS. APO­

DERAOS DE ELLAS

Las casillas forman líneas verticales, horizontales y dia­gonales; las líneas de mayor ex­tensión son las más importan­tes, lo mismt> que las que atra­viesan el centro. Hay, pues, que ocuparlas con las piezas que dominan esas líneas. Haga­mos notar que el peón, no ame­nazando más que 2 casillas, no domina ninguna línea. Lo mis­mo el caballo ; no da sino sal­tos. de limitada acción. Pero la ocupación de las líneas ver­ticales es tan importante para la!! torres como la de las líneas diagonales para los alfiles.

Es evidente que· estas líneas

de ocupación deben ser abier· tas. El poder de un alfil está muy restringido en una diago­nal ocupada por las piezas y, sobre todo, por los peones in­movilizados. Buscad, pues, de abrir las líneas ocupadas por vuestras piezas. Una torre en una línea abierta es más fuerte que la misma pieza en una co­lumna cerrada y de 2 torres que ocupan líneas abiertas es la que ocupa la más impor.tan­te, la que tiene mayor poder.

-Comprendéis ahora por qué los jugadores se empeñan en abrir una línea y ocuparla ; es necesario para aumentar el po­der de las piezas. Se entiende que todas estas consideraciones se -desvanecen frente a una combinación ganadora; pero en semejante easo, una pieza de más no vale nada, y sin em· bargo siempre diréis que es preferible poseerla.

Por consiguiente, cuando no veáis ninguna maniobra gana­dora, tratad de apoderaros del mayor número de casillas posi­bles fortificando vuestra posi­ción.

Por un simple examen del ta­blero, hemos llegado a conclu­siones importantes que consti­tuyen la base de la estrategia. Confesad que todo esto es sim­ple y no necesita de ningún don especial para ser puesto en

16 E. ZNOSKO-BOROVSKY

práctica. Debéis saber ahora quien es el más fuerte en todo momento, pues es suficiente examinar la fuerza de cada pieza.

NO CREEIS EN VUESTRO JUEGO CASILLAS DEBILES DE � OUAtES PUEDA APODERARSE EL ENEMIGO

El peón, la más débil de to· das las piezas, es a veces muy peligroso, porque la pieza que ataca está obligada a retirarse. Debéis, pues, colocar vuestras piezas en casillas que estén al abrjgo del ataque de los peo­nes. N o podéis pretender q;ue una de vuestras piezas ocupe cierta casilla, si puede ser des­alojada por un peón. Al con­trario, si esa casilla no está amenazada por un peón, se tor­na peligrosa para vuestro ad· versario y llena de recursos para vuestro juego. Si hay una casilla d'ébil en el campo adver­sario, esforzaos, pues, en ocu­parla. Esta casilla será tanto más peligrosa cuanto más avan­zada se encuentre en el campo enemigo. Un eaballo en 5R amenaza a: la vez 4 casillas im­portantes del campo enemigo: 6AD, 7AR, 7D y 6CR, Y' para· liza en esta forma al adver­sario.

Un peón en 6B, amenaza 7D

y 7 AR y corta en dos la posi­ción enemiga.

Los peones, no pudiendo re· troced'er, dejan débiles todas las casillas detrás de ellos. Esas ca­sillas no defendidas y particu­larmente peligrosas se ·naman "agujeros". Vuestras piezas de· ben instalarse en ellos. Se ve por lo que antecede, que una casilla fuerte sobre el tablero vacío puede tornarse débil so­bre el tablero ocupado por las piezas. La casilla 5R es fuerte, pero puede volverse débil y las piezas que la QCUpen ser más débiles que en otra easilla. Esto no signüica evidentemente que la teoría e� falsa, sino que la posición se ha debilitado. Para valorar la fuer¡¡:a de vuestras piezas es necesario, pues, que tengáis en cuenta no solamente la importancia de las diversas casillas, sino también, y sobre todo. su importancia en la po­sición actual.

NO PERDAIS NINGIUN ·TIEMPO

Las piezas de ajedrez se mue­:ven en el espacio (el tablero) y el tiempo (las jugadas). Se puede ganar tiempo y espacio en la misma forma· ,que se ga­nan piezas . Hemos visto que se gana espaeio ocupando casillas importante�. Se gana tiempo

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 17

aventajando al adversario en el desarr.ollo o en el ataque. Si jugáis A de lA a 5C y lo reti­ráis en seguida a 4A, perdéis evidentemente un tiempo, pues p o d í a i s jugar directamente A4A. Si vuestro adversario ha jugado bien mientras hacíais estas dos jugadas, os daréis cuenta que su posición es más fuerte que la vuestra. La pér­dida de tiempo que acabamos de indicar salta a la vista, pero en la práctica se cometen faltas parecidas sin darnos cuenta, porque las dos jugadas no se siguen inmediatamente. En la misma forma se puede perder tiempo cambiando una pieza que ha jugado varias veces contra una que no se ha mo­vido. Si en un cambio vuestro adversario, al retomar vuestra pieza, desarrolla una nueva, gana también un tiempo y es­to le da una ventaja para to­das sus empresas.

¿Cómo recordar,· en un mo­mento dado, si habéis ganado o perdido tiempo Y Para la ga­nancia de material no hay más que contar las piezas. Para la ganancia de espacio se cuen­tan las casillas importantes. Para la ganancia de. tiempo hay que contar las jugadas útiles hechas por una y otra parte.

Tenemos por ejemplo esta variante del Ruy López : l. PJH, P4R; 2. C3AR, C3AD; 8. A5C, P3'rD ; 4. A4T, C3AR; 5. 0-0, CxP ; 6. P4D, P4CD; 7. A3C, P4D; 8. PxP, A3R; 9. P3AD, A2R. Contemos en cuántas jugadas esta posición puede ser construída.

De parte de las blancas : 3 jugadas de P, 2 de A, 1 de C, 1 para el enroque: o sean siete movidas. De parte de las ne­gras ; 3 jugadas de P, 2 de A, 3 de e : o sean 8 jugadas. De las 9 movidas efectuadas en realidad, las negras han hecho 8 para llegar a esta po­sión, mientras las blancas so­lamente 7. Las negras, pues, hán perdido un tiempo.

Acabamos de hacer un aná­lisis exterior, mecánico de la posición.

N ADA SE OONSEGUIRA SIN EL ANALISIS DE LA

POSICION

Se me ha preguntado a me­nudo : ¿es realmente necesario hacer el análisis de la posición? Y contesto: este análisis es in­dispensable. Se me ha dicho también: yo estaba seguro de tener la mej or posición, pero no sabía qué hacer; entonces ju­gué mal y perdí. X contesto:

18 E. ZNOSKO-BOROVSKY

¿habíais analizado bien la po­sición i ' ¿Sabíais, pues, con exactitud en. qué consistía esa superioridad Y Sabiéndolo, no podíais ignorar lo que había que hacer.

No es suficiente , pues, saber que uno está mejor o peor que el adversario : es necesario sa­'� :>r y comprender en qué con­;.;i,:o la ventaja o la inferiori­L�ctd. Si se está mejor puede to­mar la iniciativa, jugar para el ataque. Si uno se encuentra in­ferior, deberá defenderse . Con una rgran superioridad, ataque vigorosamente . Con una peque­ña ventaja, hay que ser pru­dente y jugar lenta y cuidado­samente.

Un análisis completo de la posición es una tarea larga y difícil . Comenzad' por el aná­lisis mecánico o exterior, que no depende en manera alguna del gusto, de las opiniones de los jugadores, ni siquiera de su fuerza. Examinad todo lo que hay sobre el tablero, fijáos en las piezas bien colocadas, en aquellas que están en malas ubicaciones, y evaluad así las fuerzas enemigas. Ved en se­guida el valor de las distintas casillas. Llegaréis así a saber cuál es el que ha ganado tiem­po y espacio . Si este análisis da por resultado que tenéis la

ventaja, permaneced tranqui­los. Podréis jugar para ganar. Si el análisis demuestra que te�

· néis alguna debilidad, sed pru­dentes y atentos .

Un análisis de esta clase puede ser hecho en todas las fases de la partida� pero como re.quiere tiempo, no debe reini­ciárselo a cada momento sin necesidad. Hacerlo con fre­cuencia, sin embargo, es de gran utilidad porque así se con­firma si nos encontramos o no en el buen camino. Ocurre mu­chas veces que un jugador, te­niendo superioridad, comienza un ataque y lo continúa aún cuando aquella superioridad ha desaparecido. Las mejores ju­gadas no han sido efectuadas por él, o si no, el adver!!ario se ha procurado ciertas posibili­dades por medio de movidas que no han sido apreciadas en su justo valor. Sin superiori­dad posicional, el ataque es in­justificado. Continuar entonces ese ataque es precipitar la de­rrota. Luego vienen las lamen­taciones. N o se comprende l.a razón de la catástrofe. Un sim­ple análisis, realizado en buen momento, habría descubierto el peligro .

¿Habéis comprendido hasta qué punto es necesario analizar la. posición Y Sin temor de des-

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 19

corazonaros puedo deciros que el análisis exterior no es más que la primf;lra parte de un análisis completo. Después de haberlo hecho, es menester pa­sar al análisis dinámico o in­terno.

Supongamos que habéis mo­vido un P'r hasta la quinta casilla. Ese P se ha vuelto dé­bil. El tiempo que podéis haber ganado con ese avance es ilu­sorio y las casillas fuertes que podéis · ocupar no sirven para nada si el adversario se encuen­tra en condiciones de daros mate. Lo mismo pasa con el material . ¿ De qué sirve ganar una pieza si vuestro adversario obti�ne un ata,que irresistible 1 Vuestro análisis mecánico ha sido posiblemente correcto, pe­ro no suficiente. Es menester completarlo con el análisis in­terno que permite valorar las ganancias y las p érdidas. Este análisis, aunque un poco más delicado, no ofrece grandes di­ficultades, cuando se hace in­mediatamente después del otro.

NO DEJEIS NINGUNA PIE­ZA SIN RELACION CON

LAS OTRAS

Ved ante todo si vuestras pie­zas tienen una función que cumplir, si pueden ocupar ca­sillas o líneas más fuertes. Aun-

IJUe se encuentren bien colo­cadas, puede ser que no tengan ningu'na movida buena que rea­l i�ar, que estén imposibilitadas de alcanzar otras casillas más importantes o efe cooperar con otras piezas. Es pr eciso y esen­cial organizar esa trabazón en· tre las piezas. Pensad eu ello : una pieza aislada que no apor­ta a las demás ninguna ayuda, puede ser causa bastante para una derrota.

Después del doble análisis recomendado, veréis fácilmente qué pa rticularidad presenta ca­da posición . La búsqueda de esa particularida d constituye el análisis individual. Los gran­des jugadores, que tienen dotes especiales para el ajedrez y una profunda experiencia, no realizan generalmente más que ·ese análsis personal ; pero olvi­dando los detalles interiores y exteriores, caen a ve.ces en gra­ves errores. Debéis saber que esos .grandes jugadores no aprecian de la misma manera las posiciones que se producen en sus parti·das. En consecuen­cia, sed prudentes : haced vues­tro análisis en el orden que acabamos de exponer ; exterior primero, interior en seguida, y para con·cluir, el análisis indi­vidual. N o olvidéis que este examen es tanto más necesario cuanto carecéis de experiencia.

20 E. ZNOSKO-BOROVSKY

Vuestro juicio será de ese mo­do sólidamente fundamentado, por,que las leyes mecánicas no pueden equivocarse . Repetíos, por fin, que solamente el aná­lisis permite descubrir la idea ..;�¡acterística de una posición, su particularidad, para que po­dáis guiar vuestro juego. El gran maestro Janowski confe­;�:_¡1. un día que él jugaba sus ·•wddas simultáneas tan bien coL.to las partidas serias. "Veo inmediatamente la jugaba bue­na -decía-. La diferencia es­tá únicamente en que en lo� torneos la verifico por un aná­lisis detallado, mientras que en las simultáneas no lo hago así".

El jugador fuerte, como se ve, extrae insintivamente la id'ea de una posición, la línea de juego, la buena jugada, mientras que el jugador novi­cio está obligado a descubrir todo eso por el análisis, "to­cando", literalmente, una des­pués de otra, todas las :Piezas del tablero .

·

NO JUGUEIS DEMASIADO RAPIDAMENTE

El novicio es a menudo im· paciente. Quiere alcanzar su objetivo sin dilaciones. Olvida el trabajo analítico, no ve las particularidades de la posición, las diferencias entre su juego

y el de su adversario, las debi­lidades las amenazas, las "ehan· e e s" recíprocas. Resultado : pierde las partidas que podría salvar. Solamente un buen ju­gador puede ver de un vistazo lo que tiene que hacer. El no­vicio no puede lograr un juego seguro sino después del largo análisis que acabamos de. indi­car. Hasta para elaborar com­binaciones ese trabajo es indis­pensable.

He aquí un ejemplo que de­muestra hasta qué punto el análisis puede guiar al jugador.

En la posición siguiente ( dia­grama número 5), notamos en­seguida la superioridad de las blancas. Las fuerzas son igua. les, pero las blancas tienen una ventaja d'e tiempo . Sus peones están mejor colocados que los de su adv·ersario, que tiene dos aislados, en 3R y en 4TD. Este último, encontrándose en una casilla negra, es más débil aún porque no puede ser defendido por el A, y el C negro no pue· de llegar a defenderlo sino a costa de una gran pérdida de tiempo. La cuestión que se pre­senta, para las blancas, es la siguiente: ¿ cómo atacar el peón de 3'rD una vez más 7 Ya está. encontrada la idea y tenemos que admirar �a manera sencilla e ingeniosa de ganar ese peón. Los ataques directos y sucesi-

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 21

vos contra la torre no permiten a las negras llegar a soco­rrerlo .

Diag . NQ 5 Negras: Yates

Blancas: Capablanca

New Yo;rk, 1924

1. Ct3AD, T4AD; 2. C4R, T4CD; 3. C6D, T4AD; 4. C70D, T2A; 5. CxPT y ganan.

La eombinación que acaba­mos de ver es forzada. En la posición número 6, el análisis permite elaborar un plan más vasto . Suponiendoos capaces de hacer el · análisis por vosotros mismos, paso a explicar las par­ticularidades de la posición .

Las negras tenen dos casillas muy débiles, 3AR y 3TR origi­nadas por el avance del PCR. Defendidas por el R y eventual­mente por el AR, esas casillas se harán aún mucho más débiles

Diag . NQ 6

.i '

' iltJ

j_ 8j_8 � � 8

M 88 M �

después del cambio de ese A. La D blanca podrá llegar a ins­talarse en ellas, con la ayuda del e, después de haber toma­do una de las dos diagonales, 1 TD-8TR o 1AD-6TR. De allí se deriva un gran peligro para el R negro. Tal es la particulari­dad de la posición. ¿Las blan­cas pueden cambiar el AR? Si eso no es factible, el A negro en 5D es más fuerte que las otras piezas blancas, y la posi­ción de las negras, con sus dos A, es superior a las de las blan­cas. En realida,d, las blancas, por medio de 1. A2AR, pueden forzar el cambio del AR. Asis­timos aquí a la fase final del drama. Todo el juego de las blancas está basado sobre esa idea y su estrategia consigue triunfar

Si, después d'e l. A2A, las ne-

22 E. ZNOSKO.BOROVSKY

gras contestan A4R, entonces 2. P4AR v el A no tiene buena retirad� . Es necesario eambiar­lo : l . . . . , AxA; 2 . TxA, D4T (para impedir D3A jaque ) ; 3. D2R y las negras no tienen de­fensa contra 4. D2C jaque . Jue­gan 3. . . . , P3AR y las blancas �nician un ataque contra el R en �l que la casilla 3AR des­e mpeña un papel preponderan­te : 4. D2G, TlAR ; 5. P4CD, P3T ; 6. P4·TR. Para detener la amenaza P5CR, las negras jue­g-an P4CR, pero después de 7. P4AR. piel'den rápidamente : 7. . . . , PxP ; 8. CxP AR y ganan.

NO HAY QUE BUSOAR UNA JUGADA, AUNQUE SEA LA MEJOR, BINO UNA SERIE

DE JUGADAS, UN PLAN REALIZABLE

Veamos la <Jonclusión que surge de esos dos ejemplos. El jue go debe basarse en un aná­lisis de la posición. Este análisis suministra las directivas que hay que tomar. No se trata de hallar una jugada más o menos justa, sino de tener un plan y de hacer las movidas necesariaé para ej ecutarlo. Es necesario proced'er por serie de jugadas y nor por jugadas aisladas. Cuando se tiene un pla

'n, la ju­

gada justa, la mejor, es fácil de encontrar. Ocurre lo mismo

que e11 una discusión : cuando no se tiene opinión formada so· bre alguna cosa, se habla fre­cuentemente con mucha gracia pero sin ningún resultado, mientras. que el jnterlocutor que tiene aquélla, encuentra siempre los buenos argumentos para defenderla. En todos los instantes, el jugador de ajedrez dispone de buenas jugadas, pe­ro debe consid'erarse bajo este nombre a aquellas que debe ele­gir para lograr su idea precon­cebida. La partida de ajedrez se convierte de ese modo en el desarrollo lógico de un plan con cebido desde la apertura. En todo esto estriba un grave error cometido por muchos afi­cionados. Se fatigan constante­mente la cabeza para encon­trar la mejor jugada, la juga­da ganadora , y no la encuen­tran. Se pierden entonces en­tre las innumerables variantes posibles y tantean lamentable­mente. Ausencia o pérd'ida del hilo <Jonductor.

Cuando . decimos que es me­nester concebir el plan desde la apertura, deben sobreenten­derse algunas restricciones. Al comienzo de la partida, vnes· tros fines carecen de precisión, vuestro plan no es m ás que una va ga orientación hacia posibi­lidades más o menos próximas . Pero poco a poco el plan se

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 23

vudve preciso . Aún en la aper­tura no penséis sino en el des­arrolio de vuestras piezas.

EN LA APERTURA NO PEN­SEIS SINO EN EL DESARRO· LLO DE VUESTRAS PIEZAS

Tratad de estar ciertos de que colocáis vuestras piezas para un combate inminente y de que ellas deben estar conve· nientemente dispuestas para ganar. Tratad de · descubrir lo que va a producirse , qué ba­talla va a ser librada y qué lugat;', para saber dónde debéis colocar vuestras piezas. La ju· gada más extraña, a primera vista, puede justificarse por la continuación. Mientras q ue la mejor jugada, sin ninguna jus· tificación, puede ser compro­metedora.

No ignoraréis seguramente la extraña jugada inicial de la Defensa Alekhine : J . . . , C3AR, en respuesta a l. P4R. Si no fue­ra más que una movida aisla· . da, su valor sería muy dudo­so, porque ese C se mueve pa­ra ser atacado dos veces, lue2'o rechazado hacia la mala casi. lla 3CD, mientras que las B. se apoderan del centro con sus P. V e amos las jugadas habituales de esta defensa :

l . P4R, C3AR ; 2. P5R, G4D ; 3. P4AD, C3C ; 4. P4D.

Parece que las Negras tienen mal juego , con sus piezas sin desarrollar. Hay, sin embargo, una idea en esta defensa q,ue nos obliga a modificar nuestra primera apreciación. Las Ne­gras provocan de esa manera el avance de los P blancos hacia el centro, dejando las piezas detrás de ellos , a fin de atacar en seguida a los peones avan­zados en el momento oportuno, con todos sus P, que no se ·han movido todavía. Las piezas ne­gras salen ante sus Peones , lo que constituye un desarrollo normal.

Las Negras atacan, pues, con 4. . . . , P3D. Para conservar el centro, las Blancas. responden por 5. P4AR. Entonces 5. . . . , PxP ; 6. PxP , C3AD, atacando el PD. Si las Blancas l o defien­den con • 7. C3AR , 1mtonces A5CR clavando ese C y des­arrollando una pieza sin pérdi­da de tiempo. Las Blancas no pueden jugar ahora más que 7 A3R - y entonces A4A, amena­zando C5CD, seguido 'de P4AD, atacando nuevamente el PD.

Se ve claramente la idea de esta defensa. Las buenas juga­da s son siempre aquellas que suponen una serie de movidas, de manera que la amenaza pri-

24 E. ZNO SKO-BOROVSKY

mitiva se encuentre reforzad'a y como rejuvenecida a cada mo­�imiento.

Podemos hacer las mismas observaciones para todas las aperturas. Por eso aconsejamos no jugar automáticamente las primeras juga·das, sin reflexio­nar. Por medio de largas y pe­nosas investigaciones. los gran­des maestros tratan de encon­trar las mejores jugadas, y los débiles aficionados las repiten maquinalmente, sin reflexionar en su importancia. Eso es un error. Es menester profundizar, no solamente las jugadas aisla­das, sino una serie de jugadas para encontrar en ella la idea y hacerla triunfar. La serie de movidas es, a la jugada aisla­d'a, como la fila o la columna de casillas a la casilla misma.

NO llESCUIDEIS LOS PE­QUE &'�S DETALLES : ES EN ELLOS QUE SE ENCUEN­TRA A VECES LA IDEA DE

LA POSICION

La posición siguiente (NQ 7 ) resulta d e las jugadas :

1 P4D, P4D ; 2 P4AD, P3AD ; 3 P3R, P3R ; 4 C3AD, C3AR ; 5 C3AR, CD2D ; 6 A3D, A3D ; 7 0-0, 0-0. Su análisis es sen­cillo, puesto que la única dife­rencia reside en que el P AD

Diag. NQ 7

blanco está en 4A, el CD blan­co en 3AD, _mientras que el P AD negro está en 3AD y el CD negro en 2D. Esta diferen­cia es demasiado insignificante para -constituir un plan o re­presentar una ventaja. Gene­ralmente, basta con examinar las diferencias en las posicio­n es para encontrar la idea y elegir el plan. ¿ Qué hacer cuan­do esa diferencia no existe Y Como siempre, será un análisis más profundizado, el que nos sacará de nuestra perplejidad. "Tocando" cada pieza una tras otra, llegaremos fácilmente a constatar que el AD no está desarrollado. Como no hay ata­que, las Blancas d'eben prose­guir su desarrollo sacando su AD, que, en su casilla inicial, no permite la comunicación entre las torres.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 25

¿ Adónde desarrollarlo 1 N o hay más que dos posibilidades : 1 Q, a 5CR o a 4AR, después de haber movido el PR a 4R ; 2Q, a 2eD, después de haber j ugado P3eD. Para decidir cuál de esos desarrollos debe elegirse , ved cómo hab éis de continuar en ambos casos . La jugada ele­gida no será fuerte si no es se­guida de una sucesión lógica de movimientos. Ocurre a menu­do que se ubica una pieza en un sitio bueno y que inmedia­tamente, esa pieza no desempe­ña allí ningún papel . Decíos, entonces : "Si juego 8. P4R, ¿ qué haré después 1"

Si jugamos P4R es con la idea de sacar el AD sobre la diagonal 1AD-5eR. 9. A5eR, amenaza el e de 3AR, que pue­de ser desalojado por el avance del PR a 5 . El PTR ne gro se volverá entonces muy débil y contra él podrá llevarse un ata­que por medio d'e A2A y D3D. Por fin, después (le TDlR, vuestro desarrollo habrá termi­nado con una posición que po­dría ser la del diagrama NQ 8.

Veamos ahora el desarrollo del AD a 2eD. ¿ Qué haremos en seguida f' Notad que no hay diagonal abierta y que no exis· te posibilidad de abrir ningu­na. Para que el AD participe en la acción es necesario au-

Diag . NQ 8

mentar su presión sobre la gran diagonal, limitada ahora por el .p de 4D. Podemos lograr ese obj etivo colocand'o una pieza en 5R, defendida por el PD y por el AD. El CR es evidente­mente l a pieza indicada para ese fin. Comencemos por li­brar la gran diagonal jugan­do e2R. Es evidente que este e no permanecerá en 2R. sino que irá a ·colocarse en 3eR. Poi' otro lado, protegeremos nues· tro C en 5R con P4AR. En se­g'Uida , para comunicar las dos T, jugaremos la D a 3AR, por ej emplo, y la T irá a colocarse en lR. El desarrollo habrá concluído y obtendremos una posición parecida a la del dia­grama NQ 9, bien distinta de la del diagrama precedente.

E. ZNOSKO-BOROVSKY

Diag. NQ 9

NO JUGUEIS CON INCOHE·

RENCIA, SIGUIENDO TAN PRONTO UN PLAN

COMO OTRO

Vemos que el desarrollo del AD a 20D en lugar de 50R im· plica un plan completamente diferente. Digamos ahora que la confusión de estos dos planes, mediante jugadas que respon­dan a uno y a otro, constituye un espectáculo de una descon­soladora incoherencia.

Vuestro adversario no debe luchar contra una jugada aisla­da, sino contra ese conjunto de movidas que se corresponifen entre sí y que constituyen vues· tro plan. Orear un plan es un deber de todo jugador.

ANTES DE PENSAR EN LAS JUGADAS POSIBLES DEL

ADVERSARIO, SABED QUE SE PROPONE

En todo lo que acaba de leer· se, no hemos hecho cuestión de las jugadas del adversario . Es que la elabor51-ción de un plan, debe pensarse antes en el' pro­pio juego que en la defensa del enemigo. Con las Blancas, la iniciativa os pertenece. Si consideráis ante todo las ame­nazas que os esperan, perderéis la voluntad de vencer, os so­meteréis a la de vuestro adver­sario, en lugar de imponerle vuestra voluntad ; os colocaréis, en -definitiva, en posición de vencido. Con las Negras, o en u n a posición comprometida, tratad si�mpre por el contra. rio , de que no haya nada que os amenaee directamente. Cuan. do estéis convencidos de ello, proceded con cautela, elaborad vuestro plan sin pensar én lail jugadas del adversario.

Volvamos a nuestra posición y pongámonos del lado de las Negras. El desarrollo del AD, puede ser también aquí un pro­blema que requiere mucha atención, y que puede ser re­suelto de dos maneras diferen· tes. A mi parecer, el desarrollo a 20D es mucho más malo que

COMO NO DEBE JU GARSE AL AJEDREZ 27

para las Blancas, porque la gran diagonal 1 TD-8TR está obstruida por dos P. De allí la necesidad' de abrir una diago­nal avanzando el PR.

TENED OON�IANZA

Abramos aquí un paréntesis. Si, en la posición dada, preferi­mos el desarrollo de los AD a 5CR, debemos reconocer ·que muchos jugadores tienen poca confianza en sí mismos y que tiemblan al ver que su adver· sario se apodera de una gran diagonal con un A. ¡ Amenaza sobre el PCD y mate inminen­te ! Entonces, ¿ por qué no ha­béis hecho lo mismo, apoderan­daos de esa misma di8igonal en vez de haber preferido el des� arrollo del A por medio de P4R Y Si habéis reflexionado bien, ¿ por qué suponer que os habéis ·equivocado y no que lo ha hecho el adversario Y Ese es­píritu de fracaso no será nunca bastante condenado. La con­fianza i3n sí mismo es una de las condiciones indispensables para vencer. Sin ella, estáis condenados a la derrota.

Los dos adversarios deciden, pues, desarrollar sus AD, avan­,zando sus PR. Notad que las reflexiones que nos han lleva­do a esta -conclusión pueden ser

hechas mientras se espera la jugada del adversario, sin nin­guna pérdida de tiempo. Ellas no . dependen para nada de la próxima jugada enemiga, sino que están basadas sobre las premisas generales de la posi­ción.

Examinemos e l diagrama NQ 7. Después que las blan cas han jugado 8. P4R, las negras deben parar la amenaza P5R. Es fácil : PxP. Pero , después de esta captura, ¿ será posible el avance del PR 1 Veamos la con­tinuación : 9. CxP, CxC ; 10. AxC, D4R ? ; 11. PxP, CxP ; 12. CxC, AxC ; 13. .A.xPT jaque, RxA ; 14. D5T, jaque, seguido de D:x:PR, ganando un peón.

Hay · que buscar, pues, otra · defensa. Si no hay nada mejor para impedir la pérdida de una pieza, que contrariar el des­arrollo del AD, hay que admi­tir que se ha cometido alguna falta anteriormente . Antes de llegar a esa conclusión, sin em­bargo, veamos si existe una defensa q,ue no obstaculice el desarrollo del AD.

Nuestro ejemplo ha mostra­do claramente la ventaja de la salida y la. importancia del tiempo ganado. El adelanto so­bré el 'adversario tiene por con­secuencia trabarlo en sus mo­vimientos. Pero veis también

28 E. ZNOSKO�BOROVSKY

que por encima de las amena­zas inmediatas, planea siempre la idea general de la posición , cualquiera que sea. En este ca· so, es el desarrollo del AD lo que domina nuestro juego.

EN LOS AZARES DE LA LU.

OHA, NO OLVIDEIS VíUES­TRA IDEA GENERAL,

VUESTRA LINEA

DIRECTRIZ

¡ Cuántas veces hemos visto que los aficionados olvidan o desprecian una idea exacta de lo que deben hacer, bajo la pre­sión del adversario, defendién­dose contra sus múltiples ame­nazas ! Cuando han obtenido un respiro , quieren volver a reto­mar su plan, pero es demasiad'o tarde. Están perdidos, aún des­pués d,e ha be l." rechazado con éxito el ataque. Los errores ge­nerales en las aperturas son los más graves y no pueden repa­rarse.

OON LAS NEGRAS, NO OL­VIDEIS NUNOA EL DES­ARROLLO DEL AD EN LA PEON DAMA, Y EL DES· ARROLILO DEL AR EN EL

RUY LOPEZ

Contra la amenaza P5R de· bemo11 encontrar una defensa

CJ,.Ue nos permita desarrollar en se,guida nuestro AD por medio de P4R. El avance inmediato de éste, haría perder un ·peón. Si retiráis una de las piezas amenazadas, perderéis un ti em­po que las blancas aprovecha­rán impidiendo, con el avance P5R, vuestra jugada liberado­ra P4R. Pero hay un medio de ganar un tiempo, tomando el PAD. La retoma forzada con el A pondrá a esta pieza en una diagonal menos ventajosa. En fin, el tiempo ganado os permi­tirá avanzar el PR, lo que re­suelve el probl�ma planteado por la apertura . Vuestro A po­drá desarrollarse sobre la dia­gonal l.AD-6TR.

Ya veis la importanc ia que alcanza el AD en estos razona­mientos. Desde el momento en que habéis encontrado que la particularidad reside en ese A y que el avance del PR asegu­ra su mejor desarrollo, debéis hacer todo lo posible para rea­lizar Elsa idea.

NO MODIFIQUEIS VUESTRO PLAN

Orden, contraorden, desor­den. En ajedrez, como en la guerra, esa es la peor de las tácticas. El ejemplo precedente muestra 1]¡Ue, después de haber

COMO N O DEBE JUGARSE AL AJE DREZ

elaborado un plan basado sobre un análisis serio , es muy im­portant e prose g u irlo sin desfa­llecimientos. ¿ Estáis forzado a abandonarlo 1 Entonces, resig­naos. La necesidad tiene cara de hereje. Pero una abdicación semejante no debe hacerse l ige­ramente, porque ella significa que vuestro adversario ha eon­seguido dominaros . Si el aná­lisis de la posición no prueba

vuestra inferioridad, la inferio ­

ridad reside en la pereza de vuestro espíritu. Luchad, pues,

contra semejante desfal leci­miento del mismo modo que lu­

cháis contra el enemigo. Bus­cad', hurgad, y encontraréis. En ajedrez, como en la guerra, es el vencedor aquel que es el úl­timo en declararse vencido.

El ejemplo precedente ha si­do tomado de la apertura. He aquí otro, elegido en el medio

juego. Veamos cómo un análi·

sis de la posición permite des­cubrir también en esta fase del juego, un plan general para

c ontinuar la lucha. Los ejem·

plos pre cedentes eran elemen­tales, con eombinaciones casi forzadas. El diagrama NQ 10 presenta una posición más com·

DiagTama NQ 10

Negras : Capablanca

Blancas : Nimzovitsch

New York, 1927

plicada, pero cuya idea gene­ral aparece casi tan claramen­te. · Un análisis minucioso, pie­za p or p ieza, nos muestra su particularidad : la posición dis. tinta d'e los AD.

Las fuerzas de los dos cam. pos están bien colocadas: Nin­gún peón débil. Las negras tie.· nen la ventaja porque poseen dos jugadas adelantadas y por­que dominan el centro. La ca­racterística de la posición Cl! que las negras han desarrolla· do su AD mientras que las blancas no lo han movido to­davía. Las blancas deben ante todo desarrollar esa pieza y

30 E. ZNOSKO-B OROVSKY

unir sus torres. En cuanto a las torres negras pueden ya com· bat ir , combinándose entre ell as. Una superioridad semej ant e de tiempo, unida a la superioridad de espacio, permitiría a las ne­gras comenzar desde ahora un ataque, si las blancas tienen de· bilidll!des en su p osición. Como ese caso no ocurre, las negras se limitarán a conservar su ventaja retardando tantó como puedan el desarrollo del AD blanco, porque esa ventaja des­aparecerá cuando ese desarro­llo se haya cumplido. ¿ C(¡mo puede oper�rse ese desarrollo ? Tal es la cuestión que las ne­gras deben plantearse. Y en seguida : ¿ cómo contrariar! o Y

La batalla queda trabad a así no sobre una jugada aislada, sino sobre una idea, sobre una serie de jugadas.

Las blancas no pue den avan­zar su PR porque ese peón se . volverá débil y el AR negro dispondrá de una diagonal so­bre el rey. No puede jugar otra cosa que P3CD y A2C, y eso es lo que debe tratar de retardar­se, tratar de hacer inej ecuta­ble,· todo el tiempo que sea p o· sible. Las negras pondrán sus torres en juego y ellas cumpli­rán la pesada tarea del comba­te decisivo. En cuanto a las blancas deberán tratar de des-

arrollar ¡m A a 2C, evitando n uevas debilidades, y sin con­ceder al adversario una nueva ganancia de tiempo.

NO ES EN MEDIO DE LA

BATALLA CUANDO SE

FORMULAN V ASTO S

PROYECTOS

¡ Eso es el juego de ajedrez ! Un vasto plan, métodos para realizarlo, y, en seguida, aná­l isis precisos. No es en plena batalla, cuando :las amenazas surgen de todas partes, cuando podéis libraros a las ideas ge nerales. Es indispensable pen­sar en ellas antes de entrar en las complicaciones ; por ejem­plo, cuando pasáis de la aper­tura al medio juego. Entonces, t ranquilamente , analizad vues­tra posición y elaborad vuestro plan. Iréis hacia adelante fir· memente, sin tropiezos.

Veamos ahora la realización de esas dos ideas que se en­frentan.

1 . . . . , DSAR Esta jugada, que impide

raen· no puede sorprendéros. 2 . A6TD, .AJ.A ; 3. DxA, C5C ;

4. D2R, TRlD.

He aquí una torre en acción y el AD no se ha movido to­davía.

5 .. P3TD, C6D ; 6. OlR, CxC.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 31

Ejemplo del método preconi­zado por Capablanca, cuya par­tida seguimos, Nimzowitsch-Ca­pablanca ( Torneo de Nueva York, 1927 ) eliminar las pie­zas que no contribuyen a Ja superioridad de la posición . La ventaja reside a,quí en un al­fil y dos torres y esa ventaja se hará más clara cuanto menor sea el número de piezas. Buena táctica, pero un poco simplis­ta, porque a menudo ocurre que el material que queda no basta para ganar.

. 7. TxC, TDlAD. Segunda torre en acción. 8. TDlCD. Preparando P4CD seguido de

A2C� 8 . . . . , D4R. Muy buena jugada. Amena­

za : A3D , lo que obliga al ad­versario a jugar la movida P3CR, que debilita su posición.

NO OS CONTENTEIS CON ATACAR UN PUNTO DE·BIL :

CREAD ·UNO NUEVO

Hagamos notar aquí . que, en presencia de una debilidad en la posición adversaria, no bas­ta dirigir el ataque contra esa debilidad, porq¡ue tina defensa eficaz podrá ser casi siempre encontrada, con igualdad de fuerzas. Es más decisivo explo-

tar una debilidad obligando al adversario a concentrar sus fuerzas para esa defensa, y creando otras debilidad!'s en otro lugar. De allí derivará una dificultad para defender todas esas debilidades simultánea­mente .

Es lo que hacen las negras en la presente partida. Su superio· ridad reside en las dos torres desarrolladas, listas para · p ene­trar en el campo enemigo que no ha movido todavía su AD. Para hacer que esa intrusión sea más eficaz, las negras pro­vocan una nueva debilidad en el ala del rey. Sin esta nueva debilidad, la defensa de las blancas sería posible porque su posición no está comprome­tida.

9. P3CR, D4D. Analicemos una vez más la

posici'ón. Cada jugador ha he­cho siete jugadas, pero el cen­tro sigue dominado por l as ne­gras, que no pueden, sin em-

. bargo, illJ.pedir el desarrollo del AD bl anco por P4CD y A2C . Bajo la amenaza de P4CD, el AR negro tendrá que retirarse y ya no habrá cuestión de su­perioridad entre un alfil y el otro. Es en la posición de las torres, sobre las columnas cen­trales abiertas, donde reside ahora la superioridad de las

32 E. ZNOSKO-BOROVSKY

negras. Para oponer sus torres mal colocadas a las torres ad­versarias, las blancas deberán perder tiempo y las negras aprovecharán para instalar sus torres en la séptima línea. En­tonces tendrá importancia la debilidad de los peones b lan­cos del ala del rey. · Termina­do el juego de los alfiles, Pro­pieza el juego de las torres. En apariencia, hay igualdad en las movidas efectuadas, pero en realidad, las negras tienen dos tiem,pos de ventaja, por lo me­l1os. Tal es el resultado del aná­lisis, y el análisis interior se nos muestra como un comple­mento indispensable del análi­sis exterior.

10. P4CD, AlAR.

Jugada muy importante. El alfil ha terminado su misión ; cede su lugar a las torres sin obstaculizarlas y cubre al rey contra los j�ques que podrían producirse cuando la octava lí­nea esté libre. Por fin, el POR se encuentra defendido contra todo ataque eventual por la gran diagonal que ocupará el AD blanco. Es malo a veces re­tirar muy atrás una pieza ade­lantada. Pero a vece:;;, hay que decidirse a hacerlQ . .Aquí tene­mos un ejemplo perfecto de buena retirada.

11. A2C, D7TD

Amenaza P4TD ganando el l' TD.

12. 'fD1TD.

Aumentan las dificultades para las blancas. Ahora que el AD está desarrollado, hay que luchar contra la invasión de las torres.

12. . . . , D6CD ; 13. A4D.

Obstruyendo una de las co­lumnas abiertas.

13 . . . , T7A ; 14. D6T.

Tentativa de contraataque. Era mejor quedarse con ]a D en la primera línea y esperar los acontecimientos ; pero, en­tonces, ¿ que jugar después de P3AR seguido de P4R Y

14 . . . . , P4R.

Hermoso sacrificio para pe­netrar en el campo enemigo. La T de ·lD no desempeña ningún papel. Su valor es nulo, en con­secuencia. Dándole la posibili­dad de partieipar en el ataque, se aumenta su fuerza y el ata­que cobra nuevo impulso.

15 . .AxP, T7D.

¿ Veis ahora la importancia de la jugada 8 de las negras f

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 38

Forzando el avance P3CR, to­das las casillas blancas del ala del rey se han vuelto débiles y el alfil no sirve para soco­rrerlas, porque la única casilla propicia, R3C, está obstruida. Se nos dirá que Capablanca no pudo prever todo lo que iba a ocurrir. Es cierto : no podía analizar todas las variantes, pe­ro tenía su idea de ataque, ba­sada en el análisis de. la posi­ción, ata,que que debía llevarse con la T en la séptima . línea. De allí la necesidad de reducir la capacidad de defensa del A y de debilitar los peones. En medio d'e la confusión de va­riantes, el gran maestro no ha hecho más que seguir el plan general que había elaborado.

16. D7CD.

Si 16. T1AR, D:xPR !, y si 16. D1AR, entonces D4D ; 17. A4D, D4TR ; 18. P4TR, D6AR y ganan.

16 . . . . , T:xPA;; 17. P4CR.

Para traer el A, surge una nueva debilidad. Debilidad en­gendra debilidad.

17. . . . , D3R ; 18. A3C, 'fxTR !

.Otro lindo sacrificio. Si 19. AxT, DxP, jaque ; 20. R1T, D6T y mate en pocas jugadas.

19. D3A, T7C jaque; 20. D.iT, TxD jaque ; 21. RxT, D:xP jaque.

y las negras ,ganaron fácil� mente, porque tienen dos peo· nes de más. La superioridad de tiempo se ha transformado en superioridad de material.

Una partida. jugada en for� ma superior, ejemplo claro de la buena manera. de jugar per­siguiendo la ejecución de un plan que resulta. del análisis. Nada de movidas aisladas : to� do se desenvuelve por el des­arrollo de una idea, a través de las distintas fases del com� bate. Esta id'ea ha sido éon� cebida por medio de un simple análisis lógico. ¿ No es agrada� ble jugar así, en lugar de mo� ver las piezas sin ton ni son, tan pronto aquí como allá Y La nitidez, la clar-idad, la preci� sión de las jugad88 en lugar de los movimientos convulsivos, desordenados.

No creáis, después de lo que acabamos de decir, que en to­dá partida no hay más que una idea, desarrollándose desne la apertura hasta el final . �1 aje­drez es en esencia una lucha de ideas. En ese juego de dos in teligencias, hay que rcnun. ciar a menudo a las combina­ciones brillantes, a hs apoteosis finales para contentarse con

34 E. ZNOSKO-BOROVSKY

pequeños resultados. N o creáis tampoco que una idea justa, sí ella se re.aliza basta para ga­nar. Ella os llevará a una nue­va posición que vuestras previ­siones han estimado ventajosa , pero sobre .la. �ual hay que ela­borar una nueva idea, conti­nuación de la. primera. �Js en ese momento cuando es prove­choso efectuar otro análisi.� de la posición a fin de convenceros de que estáis siempre en el buen camino y que vuestro l'a;r,ona­miento no ha :mfl'ido tropiezos En la partida. que precede, he­mos visto a las negras trans­formar la superioridad de su A Había. allí dos ideali estrecha­

mente ligadas. Su adversario no tenía más q¡ue una ; la. de des­arrollar su AD, lo que fecilitó la tarea de las negras.

* * *

Vamos a asistir ahora a una ''erdadera batalla de ideas. Ca­da adversario tendrá varias y todas bastante acertadas .

La siguiente posición ( dia­grama 11 ) , nos muestra la par tida del diagra ma 7 algunas ju­gada más tarde.

Empecemos, como siempre, por analizar la posición . Las blancas . tienen un tiempo de más, pero carecen de toda ven-

Diag. N9 11

i:aja apreciable. Poseen un P pasado y sostenido, p ero las 11e gras tienen 3 peones contra 2 en el ala de D. Para impe­dir su avance, las blancas aca­ban de jugar P4TD. En reali­dad, estos P negros se mantie ­nen muy fuertes, pero no lle­garán a ser verdaderamente pe­ligrosos sino en el final. Gracias a la movida efectuada, ·no hay nada. que temer por el momen-

. tó. J.Jas •blancas tienen mejor posición central con su P pa­sado . . ¿ Qué hacer para que las blancas no aumenten su inne­gable ve� taja T No hacer nada significa dejar a las blancas una completa libertad y el peor de los desastres puede provenir de eso. No hzy que vacilar : la única posibilidad de las negras es la de elab'orar un plan de

COMO NO D E B E J UGARSE AL AJEDREZ 36

ataque contra el ala del R. Pe­ro como su adversario no tiene n ingún punto débil , deben an· te todo prepa rar la posición pa­ra el ataqu e . , Pueden ganar tiempo rechazando el AD, lo que nos revelará la debilidad de la casilla 4AR, muy impor­tante para. todo ataque contra el enro.que . Se puede instalar en ella un C que amenazará los P blancos. Es cierto que este e podra ser desalojado por el avance del PCR, pero entonces la posición de los P se debili­tará en seguida. ¿ Cómo ejecu­tar todo esto ? No olvidéis que existe siempre el famoso AD por desarroll a r : el CD debe m o verst>, pues. ¡, Pa ra llevarlo d ónde ? A 5AR, evidentemen­te, por lAR y 3CR, lo que en­tr�t fia el desplazamiento de la

Diag. N<:� 12

'l'R. Por otra parte, para que el e esté bien defendido en 5AR, es menester efectuar el avance l'4·CR, lo que nos da finalmen­te la posición indicada en el diagrama N9 12.

NO OS EMBROLLEIS ENTRE INNUJ.YIERABLESS OALCU· LOS : HACED, ANTE TODO, ABSOLUTA ABSTKACCION DE LAS RESPUESTAS D�

ADVERSAJUO

¡, Habéis notado que las ne · gras . en su razonamiento, ha· cen abstracción de las jugada.., bl ancas ? En efecto : es necesa­rio saber ante todo que se quie· re hacer, sin imitar a los aficio . 11ados que anal izan así : "Si yu hago esto , él contesta aquello ; si respondo con esta jugad a . él me replica con esta otra". Este modo de analizar conduce a la confusión. Requiere una canti­dad de tiempo que no disponéis porque el número de variantes es siempre considerable. Decid ante todo : "Si mi adversario no hiciera nada, veamos lo que yo haría". Sé por experiencia que, generalmente, son las jugadas del adversario las que fuerzan

a los novicios a efectuar las su­yas propias . Sin esas movidas, no sabrían qué hacer. Método malísimo . Es necesarin decidir

E. ZNOSKO-BOROVSKY

al go. Examinad en seguida en qué forma podéis ej ecutar vues­tro plan y cómo podrú comba­tirlo vuestro adversar io . Sola­mente e n e s e i"w;tan t.c dt �béis daros cuenta de las po:.;ibilirla­dcs que existen de l l e v a r a c a ­bo Vtlestros proy e ctos y p n qué �rden deb é is procede!'. Dese­diad las variantes forzadas ; no eonsi d eréis sino l as pos i ciones en l as cuales vuestras combi­

n aciones pueden ser posibl es.

Volvamos al diagrama NC? 1 1 . Para realizar su plan las N e­gras juegan :

1 . . . . , P3TR.

Esta j ugada no permite adi­

vinar todavía el plan de las Ne­

gras porque aparenta no res­

ponder más que a la desclavada

d el C.

2. A4T, TlR.

Una jugada que puede ha­cer creer que las Negras sólo tratan a quí de libertar su AD por C'2DlA. Pero es por esos razon am ientos s u p erficiales que se pi erden las partidas. El plan de las Negras se insinúa ya parcialmente. Para detener u n a lejana amenaza, es preciso llvidcnternente preverla antes de que sea demasiado tard e .

Dispondréis entonces, para pa­rarla, de un período d e tiempo igual al que se necesita para la ej ecución de esa amenaza. En el caso presente no basta de­t · i rse que las Negras desarro­l l a n su AD, sino que debe pre­guntarse por qué el CD ha ele­gido precisamente la casilla lAR y" no cualquier otra , por ejemplo 3CD para ese desarro­llo. Evidentemente, el C de­muestra, yendo a l AR, que es el flanco R y no el <Ie D don­de las Negras se proponen op e­rar. Entonces, comprenderéi� que el e no va a quedarse si empre en lA y que buscará una casilla mejor, desd'e la cual se vuelva más agresivo. ¿ Qué casilla elegirá � N o hay mucho que buscar. Las leyes d e la ló­g ica son las mismas para los jugadores y desde que se · com­prende el sentido de una juga­da, toda la maniobra se hace clara. Es evidente que ignoráis todavía si las Ne gras van a de­fender . el C de 5AR con P4CR o con otra j ugada, y tampoc o sa'béis si se contentarán con d esarrollar simplemente su AD a 5CR ; pero lo esencial ya está comprendido, y se trata descTe este momento, no de responder a una jugada aislada, sino d e

contrariar todo u n plan de conjunto.

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 37

NO DEJEIS DE BUSCAR LAS

RAZONES ESCONDIDAS EN

LAS · 1\IANIOBRAS

El éxito de la defensa depen­de de la rapidez con que ha sido comprendido el plan del B.d'versario. Es fácil defenderse cuando se Vt;! de antemano el peligro. Guardáos, sin embar­go, de acomodar de inmediato vuestro juego a las exigencias del plan que acabáis de descu­brir. ¿ Estáis absolutamente se­guros de que vuestro adversa­il'io ha concebido semejante plan T Puede ser que él no bus­que otra cosa que sacnr su A sin intentar nada contra vues­tro flanco de R. ¡ Qué triste posición adoptaréais defendién­aose contra un ataque inexis. tente !

Entre tanto, si las jugadas efectuadas y aquellas que se presenten naturalmente os ha­cen creer que vuestro adversa­rio persi gue el plan que i ma­g ináis, preguntáos si su ejecu­ción será verdaderamente peli­grosa para :vosotros. Si la res­puesta es afirmativa hay que hacer todo para impedirlo. Pe­ro, �n caso contrario, ver que mamobras evitan fácilmente todo peligro y cuáles debilida-­deg s: han creado en el campo enemigo.

Atraigo de nuevo vuestra atención sobre la manera de

. reflexionar en ajedrez. Si os. defendéis contra movidas ais· ladas, seréis incapaces de re­sistir contra un plan. Pero si os defendéis contra éste encon­traréis siempre y con mucha facilidad las defensas requeri­das contra amenazas inmedia­t�s- Desdeñando las jugadas a1sladas, tratad de descubrir el plan de vuestro adversario y de defenderos contra él. Con una clara visión de ese plan, todas vuestras defensas contra las amenaz11s inmediatas esta­rán subordinadas a esa preocu­pación esencial.

¿ Es difícil hallar una defen­sa contra las amenazas de las Negras en el diagrama N9 11 ! �o ; porque si ellas quieren mstalar su C en 5AR vosotros podéis ubicar el vuest;o en 5AR también, con las mismas ame­nazas, Y si el peón negro avan­za a 4CR vuestro C no podrá ser desal ojado1 milrrtras que vuestro POR, que no se ha mo­vido, podrá echar al O enemi.

go d'e 5AR.

NO ATAQUE!tl EN LOS' FLANCOS SI VUESTRO CEN· · TRO NO ES.TA COMPLETA·

MENTE SEGURO

A pesar de todas las amena··

38 E. Z N O S K O-BOROV SKY

zas que encierra la j ugada 1'4-CR, recordad que sólo puede permitirse un ataque en los f'lancos, aquel j ugador cuyo <�entro sea sólido y de una per­ft>cta estabilidad . Aquí, son las Blancas las que ti enen me,j or c entro. Sqn, pue�, las únicas que podrían razonablemente emprender un asalto de P en uno de los flancos.

D espués de este razonamien­to, las Blancas juegan :

3. 03A2D

Ahora compren déis el alcan­ce de esta jugada. Sin las ex­plicaciones que acabáis de leer, podría parecer incomprensible y os sorprendería ese movi­miento . El C estaba muy bien f:n 3A, mientras que ¿ adónde p odrá ir desde 2D �· Simple­mente, a 5AR, por lA y 3e o por 4AD y 3R. Como todas las buenas j ugadas, ésta tiene va­rios sentidos : por ej emplo, este e escapa a la futura clavada por el A en 50, lo que impe­diría su desarrollo inmediato, ;r, p or fin, p ermite la jugada de consolidación P3AR. Pero, ¡ cuál es su intención precisa ' La tarea de las Negras es d e las más delicadas, e n este mo­mento. En realidad', ellas no han comprendido la verdadera

!'azón de esa jugada y han creí­do que las Blancás no hacían

J tra t: osa que defenderse con­tra su proyecto de ataque. En la lueha de las dos ideas justas, vemos aquí a un adversario que comprende las intenciones d e l otro mientras éste ignora las de su rival.

3 . . . . , P40R

Las Negras , viendo que las Blancas se proponen jugar P3AR y retirar su AD a 2AR, efectúan inmediatamente este avance para ganar, por lo me­nos, un tiempo. Pero con esto manifiest an claramente todo su

plan.

4. A30, 0� ; 5. P3�, 030 ; 6. A2A.

Jugada de una importancia capital. El A no puede hacer nada en 3G donde es más dé­bil que · un P, porque no impi­de al e que se instale en 5AR. En 2A, por el contrario, se a:bre ante él toda la diagonal y ame­naza, en 5A un P que habrá que · defender. Por otra parte, esta jugada hace posible el avance P3eR para desalojar. eventualmente el e si se aven­tura a 5AR.

C O M O N O DEB E J U GARSE AL A J EDREZ 39

6 . . . . , R20

Est a j u gada nos dt'muestra que las N egras no han c o m . prendido todavía la intención de su adversario, put>sto que ponen a su n. bajo la amenaza de un jaque eventual dt>l e en 5AR. Si pierden la p artida no es porque hayan jugado mal, �ino porque no han compren­dido el plan de las Blancas cuando estaban a tiempo de encontrar una defensa contTa él. N o debéis tener ninguna duda sobre la necesidad de analizar la. posición y de cons­truir un plan fundado en ese análisis .

Las Blancas, por su juego puramente defensivo, disimu­l ando su verdadero fin, han inducid o a su a dversario en error. Pero, ¿ dónde está su propio juego f Hasta el presen­te no hemos visto más qu e ju­gadas de defensa contra el ata­que en preparación de las Ne­gras. Su superioridad reside en su peón pasado. Es en el cen­tro, pues, donde ellas de ben actuar. ¿ C ómo explotar esa ventaja '

NO DEJEIS DE BLOQUEAR UN PEON ENEMIGO

PASADO

Es menester imperiosamen-

I P , tldPI ICr un peón pasado y defe n d ido, b loqucáudolo. es de­t � ir, colocall do ante él una pie­z a que Nimzow ítsch llama "el bloqueador". Esta pieza debe s e r evidentemente la mÚ<; dé­b i l qut> se pued a, para que re­sul te tlifícil desalojarla. Sola m ente s e hará sentir. Forti­ficad', p u e s, ;constantemente, vuestras piezas : eso es de pri­mordial importancia, cambián­d ola u obligándola a retirarse, el P podrá proseguir su avan­ee. La finalidad de las Blan­cas está clara : desalojar el blo­queador, el A de 3D. Juegan

entonces : ·

7. 05CD

El A no puede retirarse por­que seguiría 8. P6D y 9. AXP A ( ved la importancia del A en. 2A ) . Un blo queador que debe d esaparecer, tiene que ser re­emplezado por otro.

7 . . . . , A2D ; 8. CXA, DXC ; 9. A50D.

Prosiguiendo el mism o plan ; eambiar los bloqueadores. Un a nálisis se impone aquí : ¿ N o perderán las Blancas un peón después de AxA ; 10. PxA, D3C ? Es fácil ver que, en ese easo, las Blancas ganarían la calidad por 11. C4A, DxPC ;

40 E. ZNO.SKO-BOROVSKY

12. C6D. La jugada 9 de las Blancas es peligrosa en conse­cuencia, por,que en todos los casos, provoca esof:l dos P do­blados y aisla,dos. Dos colum­nas se abrirán para sus T que podrán intentar un ataque con­tra los PTD y PAD. La impor­tancia del A de 2A se revela una vez más. Si, de todos mo­d os, repugna a las Blancas te­n e r sus dos P doblados, pueden buscar el cambio del AD negro con D3CD o D2R y luego A[¡CD. La idea sigue siendo la ,. misma ; cambian, únicamente, los métodos tácticos. ¿ N o es fá­cil jugar así, sabiendo lo que se quiere ?

Pero las Negras estiman que las dos columnas abiertas dan una ventaja demasiado grande a su adversario y renuncian a

!a toma del A. Por otra parte, ven que si permiten a las Blan­cas el cambio de los A, su peón de 3AD quedará ; sin defensa contra la amenaza del A de 2A, estando obligada la dama a re­tomar en 2D. El A blanco se ha convertido en un arma muy p oderosa. Pensad en el triste papel que hubiera hecho que­dándose en 3AR.

NO DEJEIS VUESTRAS PIE­ZAS EN CASILLAS DEBILES

No olvidéis que una pieza colocáda en una casilla débil sigue siendo débil si no se re­tira de ella, mientras que, co­locada en una casilla impor. üinte, e s a pieza encuentra siempre ocasión de hacer sentir su superioridad, porque nuevas formas de acción se le presen­tan repetidamente. Es imposi­ble prever las repercusiones de ·una pieza fuerte y en qué mo­mento se harán sentir. Forti­ficad, p u e s, constantemente vuestras piezas; eso es de pri­mordial importancia.

9 . . . . , P3CD ; 10. C4AD.

Las Blancas podrían cambiar en seguida los A, pero prefie­ren atacar ante todo la D, que deberá perder un tiempo al re· tomar el A.

10. ; . . , D2R ; 11 . .AxA, DxA ; 1 2. P5TD.

Aquí, las Blancas podrían jugar en seguida C3R para ir a 5A. Pero desean debilitar pri­mero los PP del ala de la D (recordar nuestra última par­tida, en la cual " un debilita­miento como ese lleva a la pér· di da) , lo que haría más fuerte

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 41

aún a su AD. La maniobra de las Blancas nos conduce a otras consideraciones de gran impor­tancia.

No es posible obtener resul· tados sobre el tablero sino por medio de amenazas. Estas son de diferente clases : directas, indirectas, ilusorias, reales, etc. Se distingi.1en sobre todo en .q ue son más o menos próximas.

Se encuentra generalmente con facilidad una defensa contra una amenaza inminente, cuan­do las fuerzas son iguales, pero para una amenaza lej ana es preciso disponer del tiempo ne­cesario, y no lo tendréis si no }¡abéis previsto nada, si os de­jáis sorprender. La prepara­ción de una amenaza, exigien­do muchas · jugadas, trae apa­rejada, por supuesto, nua can­tidad casi igual de jugadas ad­versarias para contenerla. Pero lo que es más eficaz es la doble amenaza. Se obtiene injertan­<lo, en una amenaza lejana, una amenaza inmediata. De­fendiéndose contra ésta, vues· tro adversario olvida aquélla y cuando por fin la amenaza l('jana se ha hecho inmiitente no sólo es demas.iado tarde pa· ra defenderse contra ella, sino que es imposible parar simul-

táneameute las dos amenazas. Es lo que aquí se presenta.

12 . . . . , P4CD ; 13. C3R.

La:,; m•goras están obligadas a parar dos amenazas : el jaque del e en 5A. y la pérdida del P AD. El las defienden este peón con razón.

13 . . . . , D2A ; 14. C5A ja­

qu e, H.2'f.

Las blan cas han conseguido por fin la posición que desea­ban desde hace mucho tiempo.

Diag. N9 1 3

Si han razonado bien, deben ganar porque tienen un peón pasado cuya marcha no está obstaculizada por un bloquea­dor. Tienen además un C en 5.A. que no puede ser desalo-

42 E. ZNOSKO-BOROVSKY

jn tlo . N otad que las negras no han podido i nstalar t odavía s u e l' ll 5Al�. donde no pod ría prr­m a n e c e r .

NO AVANCEIS VUESTROS PEONES SIN UNA RAZOH

SERIA

Aparece u n a v ez más J a im­¡-,ortancia de no avanzar los peones sino para conseguir al­go tangible.

Consta t amos, asimismo, el

papel que acaba de desempe­ñar vuestro CR. Cuando lo co­locasteis en 2D no podíais pre­ver todas las movidas que se han efectuad!>. Veíais solamen­te la casilla 5AR. Sin embargo , pr.eveíais el papel importante que podía desempeñar sobre e] flanco D. Dimos dos caminos : 4A-3R y IA-3C, sin especificar nada.. Pero la m archa del C por 4A era evidentemente más eficaz. El C ha contribuído a

..J.a'lhaa:i0bra de las Blancas blo­queadoras y al ata.qu� contra los P del flanco D, mientras que en lA no hubiese amenaza­do nada y sólo hubiera eon­seguido revelar su objetivo le­jano : 5AR. En consecuencia, entre dos lín eas de juego que conducen al mismo fin, elegid aquella que pueda proporcio-

n ll rOF; un doblt' provecho, aque· J I a . q ue pueda inducir en error a vuestro adversario, y sobre todo a quella que si gnifiquen diferentes amenazas á cada paso.

Ahora podéis conducir un d oble ataque : uno contra el R, otro con el peón pasado que avanza. Habréis conseguido, pues, el ideal que exponíamos : crear dos debilidades en dos puntos distintos del tablero.

Sabéis que un peón pasado adquiere fuerza hacia el final de la partida. Comenzad, pues, por el ataque contra el R. El otro ataque hará más eficaz a éste.

Como siempre, el ata.que se­rá dirigido contra las casillas d ebilitadas por el avance del PC, casillas atacadas ya por vuestro C, y en especial contra 2CR y 6TR. Lo que tenéis que hacer �s claro : instalar vuestra D en la diagonal 1AD-6TR ; ju­gar lu.ego P4TR. DIAD es ten­tadora porque amenaza a la vez la casilla 6TR y el P AD ; pero vuestro adversario ten­d ría una buena respuesta con C5AR, después de P5AD, ame­n azando R y D en 2R, y ame­nazando también instalar el e en 3D fuertemente. Es necesa­rio, pues, renunciar a la doble

COl\-10 NO DEBE JüGÁRSE AL AJEDREZ 43

amenaza y jugar simplemente D2D. :en ajedrez, como en to­dus las cosas, no se pueden rea­lizar todas las esperanzas ; hay oue eóntentarse con lo posible, acercándose siempre, sin em­bargo, al fin que se persigue :·

Podríamos hacer ahora un análisis de la posición. Nos mostraría que las Negras han ganado dos jugadas, pero que esa ganancia es ilusoria , por­que se debe al avance de �us peones del flanco rey, es decir, a costa de una dehilidad irre­mediable. Por el contrario, vos· otros tenéis una ganancia real de espacio porq.ue ocup áis el centro y poseéis peones muy fuertes. Aun ese que parece dé­bil en 5TD desempeña su fun­ción, porque no permite el avance de los peones ne·gros del flanco dama, a menos de exponerse a una desunión.

15. D2D, C5AR ; 16. P3CR.

Comparar' el resultado : no habíais movido vuestro PCR. Las . Negras han movilizado el suyo. Aunque poco peligroso , el C en 5A de las Negras pue­de ser desalojado, mientras que las Negras no pueden hacer na­da -contra vuestro potente O le 5A.

16 . . . . , C6T jaque ; 1 7 . U2C, CxA ; 1 8. TxC.

· Y de nuevo amenazáis avan­zar vuestro P a 4'11R. Las Ne· gras deben defender sus peones de 4C y 3T. Pueden elegir en­tre dos defensas : 19 TlCR y 'i'3C, pero después del - cambio d'e peones vosotros ocuparíais la columna 'fR con 'l'D1 T ; 29 1{30, defendiendo el PC, y 'nTR, defendiendo el PT. Las Negras eligen esta última de­fensa.

1 8. . . . , R3C ; 19. P4TR, T l 'fR.

A hora podríais . juar : 18. CxPT ; y después de TxC, 19. PxP, recupel"ando el C ; pero entonces las Negras ocuparían la columna TR con sus dos to­rres y sólo tendríais la ventaja de un P.

20. PxP, PxP ; 21. P6D.

Habiendo sido eliminados los bloqueadores, el peón pasado avanza en el momento que juz· gáis oportuno, sin ,que el ad­versario haya podido prever ese m omento. Sólo con un blo· queador po�ríais estar tranqui­lo. ¿ ·Qué hacer contra este avance, que arruina su jue¡to � N o dispone más que de malos

44 E. ZNOSKO-BOROVSKY

expedientes. Repitamos que ja­más será demasiada atención la que se consagre a bloquear un peón pasado enemigo.

21. . . . , D2D ; 22 CIR jaque.

No ha sido solamente para llevarlo i�tmediatamente a D que habéis avanzado el P, sino porque él participa en el ata. que, defendiendo el e� del mis­mo modo que vuestro O en 4AD participaba en vuestra demos­tración sobre el flanco D, esp e · rando e l ataque previsto sobre el flanco R. Es lo que se llama acción concentrada de las pie­zas.

22. . . . , R2C ; 23. DxP j a­

que, RlA.

CU:A.NDO TENGAIS UN ATA­QUE GANADOR, NO DEJEIS

DE VIGILAR VUESTRA POSICION

· Es tentador aquí para vos· otros ganar el caballo, pero os darían mate con D6T jaque. Cuando llevéis un ataque, po­ned atención para ilo caer en celadas como ésta.

.

24. C5A.

Defensa del PD y clausura

de la diagonal peligrosa. Las Negras se encuentran ante un problema difícil . Deben parar dos amenazas : DxC y D7C ja· que. Lo mejor parecería ser 22. . . . , C4 T ; 23. 'fl 'l'R, C5A jaque ; 24. PxC, 'flCH. ; y vues· tra D está perdida. Pero conti­nuaríais con 25. 'f8T y a TxT ; 26. DTC jaque, RlR ; 27. DxT mate. Las Negras deben elegir entonces o tra defensa.

24 .. . . . . , ClR ; 25. TIT.

Ahora, contra TlCR, daríais mate en dos jugadas con 24. D7R jaque, DxD ; 25 PxD. 'J'riunfo del peón pasado, libre de bloqueadores.

25. . . . , 'l'::x:T ; 26. Rx'l'.

La posición de las Negras es d esesperada ; deben parar la doble amen aza, la intrusión en su campo de la T por la co­lumna TR, y no tienen ningu.· na pieza que oponer a ella. Las jugadas que siguen son poco menos que forzadas y la ga­nancia de la partida está ase­gurada en todas las variantes.

26 . . . . , P3AR ; 27. D6T ja­que, R2A ; 28. D7T jaqu·e, R3R l 29. D8C jaqtie, D2A ; 30. C70

jaque, CxC ; 31 . DxT.

COMO N O DEBE JUGARSE A L AJ EDREZ 45

Y las Negras abandonan . No solamente pierden la cali­dad, sino que están amenaza­das de la pérdida de la D o de mate con D5D j aque . Si RxP, entonces 30. '1.'2}) jaque. El PD pa sado no puede ser t omado, en consecuencia, y, sostenido por la •r, irá a D. Vuestra ven­taja se ha c oncretado en este P y el ata.que no ha hecho más que dar a este P toda su fuerza.

Gracias a estas lindas va­riantes, esta partida es muy atrayente. Pero no son ellas las qúe la hacen valiosa desde el punto de vista didáctico. Es, ante todo , un soberbio ejemplo d'e la lógica del aj edrez. Se han enfrentado dos ideas justas. Una de ellas ha triunfado por­que uno de los jugadores ha descubierto, en buen momento, las intenciones de su adversa­ri o, quien , de su parte, ha sido sorprendido por los aconteci­mientos. De allí surgen debili ­dades variadas, que permiten organizar un ataque irresisti. ble.

EVITAD EL PEDANTISMO

En vuestro plan estratégico creéis que se pueden desdeñar las rutas tácticas, las combina­ClOnes, las excepciones a l as

reglas generales. E l rigorismo del pedante está prohibido a los grandes .iugadóres ; es stúi­cien te 1m a pequciía inexacti ­t u d para modificar la suerte del combate, y cuando se pien­sa q¡u e cu t? ! J a se desliza por to­das partes, que se la oculta en la mejor variante , se llega a 1� conclus ión que el aforismo de Tarrach ( "Es la penúltima fal­ta la que gana" ) es verda­dero.

El primer match Euwe-Ale­khine por el campeonato del mundo nos muestra precisa­mente una d'amirable conjunto de ideas dispares en una misma partida . Os rogamos considerar esta partida conio una distrac­ción antes que una enseñanza, c omo un anticipo de lo que po­déis hacer, acaso , un día.

Defensa holadensa

EUWE-ALEKBINE

l. P4D, P3R ; 2. P4AD, P4AR 3. P3CR, A5C+ ; 4. A2D, A2R.

Una pérdida de tiempo ma­n ifiesta . ¡ Por qué está viola­ción a una regla tan elemen­tal 7 ¿ Esta pérdida de tiempo tiene razón alguna 7 El alfil en 2D está mal ubicado ; obstruye la línea de la d'ama, suprime la d efensa del PCD y PD. En se-

46 E. ZNOSKO-BOROVS K Y

f! Uida la casi lla 2D ,queda ve­d a d a al e ; t'! n consecuencia las Negras pueden instalarse en :m . . Estas son. pues, las consi ­d e rac iones tácticas.

La idea cstr!Jtégica es que el AD blanco no podía dominar la gran diagonal tan fácilmente e: o m o el alfil rey negro, y que la casilla 3AD estará bajo la amenaza del C5R.

Si para evitar esos inconve­nientes las Blancas hubieran continuado con 5. AlA, las Ne­gras hub ieran repetido A5C-t.

Comprendéis por qué f'

5. A2C, C3AR ;. 6. C3AD, o-o ; 7. C3AR, C5R ; 8. 0-0, P3CD.

En otra partida del match, l as Negras jugaron A3A, y una rápida simplificación del juego fué el resultado. La toma del A, persiguiendo la misma idea, haría perder por lo menos tres L i empos, que equivalen . casi a l valor de un peón. E s necesario, entonces, renunciar al cambio. La j u gada negra prueba la in­tención de continuar la lucha e n la otra diagonal, pero el control de la primera se ha perdido. ¿ Veis vosotros cómo las i deas se oponen en una partida ? Eso vale más, eviden­temente, q ue la falta de ideas !

9. D2A , A2C ; 10. 051�, CxC.

Primera combinación de es­ta partida posicional : las Ne· gras sacrifican la calidad por d os peones : IL AxA, CxP+ ; 1 2. U2C; Cx·PD.

11. AxC.

OUIDAD DE HACER LO QUB VUESTRO ADVERSARIO

DESEA

¡ Por qué en trar en la combi­nación d el adversario T Es me­jor en general c.ontrariar lo. planes enemigos, sobre todo cuando, como e n. estr caso, se t iene u na wntaja de posición.

Adve rtid , por otra p arte , que las Blanl'as han alcanzado su objetivo : su A D o cupa l a gran d iagonal . Han hc!�ho fracasar el primer pl an !le l a s Negras y poseen u n a ventaja d e• e natro t iempos.

1 1 . . . . , AxA ; 12 . RxA, I>l A .

Prime�a idea : D2C+ reem­plaza al desaparecido alfil so­bre la gran dia gonal. Segunda idea : ocupación de la diagonal 1 A -6T, libres de peonrs.

1 3. P5D.

Este gol pe obstruye la g1·an 1l ia¡!onn l b lanca, p e ro abre la

COMO NO DEBE JUGARSE AL AJEDREZ 4-7

negra y debilita l as casillas 6A y 6R. Aquí aparecen las dos ideas principales que rigen e s · ta partida .

13 . . . . , P3D ; 14. C3D, P4R.

Forzado, pues, de otra mane· ra , el caballo va a 4A y se ins· tala en 6R. Entretanto, ] as Blancas aprovecharán en su oportun idad la debilidad de 6R.

15 . RIT.

Baj o la amenaza de P5A, D5C+ después de PCxP A (el movimiento 12 de las Negras ) . Ahora, en caso de la apertura de la columna caballo rey, son las BlancaR las favorecidas.

15. . . . , P3AD ; 16. D3C.

Amenazando al rey por un j a que en descubierto.

16 . . . . , RlT.

A su turno el rey negro se refugia. Go,lpe típico del juego de posición . La tentativa de

combinación es apl astada en su origen.

17. P4AR, P5R.

Forzado. Si PRxP, entonces CxP y en seguida C6R. La ca­sil Ja 6R se torna tema de jut>-

go, con trariando la acción de las Negras. Con motivo de esta amenaza, las Negras se han v i sto ob l 1gadas a abrir una •gran d iago n a l al alfil blanco. En la lucha de dos ideas es la pose­sión de esta gran diagonal, la que. desempeñaría la función principal , interviniendo, de un tiempo a otro, como el motivo conductor de una obra wagne­riana.

18. C4C, P4AD.

Baj o la amenaza de PDxP, seguido de C5D con la ocupa­c ión de otra casilla importante . Evitar las deb ilidades que el enemigo pueda aprovechar es asegurar la solidez de una po­s i ción y desafiar los ataques.

19. C2A , CD2D.

Ha llegado el momento de oponer al alfil fuerte el alfil d ébil de las Negras en 3A para dirigir su acción sobre la gran d iagonal. Sin abandonar esta idea , las Negras se dedican a una maniobra táctica para pro­vocar una combinación. El aná· lisis demuestra que las Blancas h an perdido el tiempo ganado, pero que han con,quistado te. rreno : · u n a cosa compensa la otra.

48 E. ZNOSKO�OROVSKY

20. C3R.

El caballo ha maniobrado bien : él alcanza una casilla d onde se precisa la amenaza sobre 5A y 4C. Soberbiamente dirigid o , es él qu e gana la par­tida.

20 . . . . , A3A.

Muy seguro en el golp e an­terior, arriesgado ahora, pues e1 P5A no está defendido. Era necesario buscar el cambio de alfiles, pues la �ombinación táctica adoptada por las Blan­cas se presenta excelente.

21. CxPA !

Esta es la combinación de las Blancas : 3 peones en el centro contra un A. La partida, en es­ta fase crítica, cambia de as· pecto.

21. . . . , .AJ.A ; 22. CxPD, DIC.

I.Ja dama debe atacar el ca­ballo sin que esta pieza pueda atacarla al retirarse.

23. CxPR, A3A ; 24. C2D.

Prepara el asalto de los peo­nes centrales. ¡, Qué hacer para detener la. av�lancha �

24 . . . . , P4CR.

Una buena respuesta : el ata· que contra el rey contrarresta el avance en el centro. Es evi­dente que esto estaba previsto euando las Ne·gras provocaron el sacrificio.

25. P4R, PCxP ; 26. PCxP A, .A5D.

Las Negras ,que no pueden permitir que se encierre su al­fil, dominan ahora la gran dia · gonal .

27. P5R, DlR ; 28. P6R, TRlC.

Firme táctica. Si PxC, D7R gana el caballo, y los peones dislocados son impotentes. Po­demos decir que esta conside­ración es la que tienta al Ne­gro, que se decide a transfor­mar el juego posicional en un juego de combinación.

29. C3A.

Falta leve, que pudo tener graves consecuencias. Era ne­cesario jugar D3TR para obli· gar al caballo negro a retirarse y en seguida C3AR para des· hacerse del alfil.

29. . . . , D3C ; 30. TlCR.

COMO N O DEBE JUG ARSE AL AJEDREZ

Hermoso sacrificio, que eli­mina el alfil negro . El Blanco ��ntrega la calidad por la pose­sión de la gran diagonal.

30.. . . . , Ax'l' ; 31. 'l'xA, D3A.

La gran d agonal obsesiona también a las Negras. Para ce­narla, cometen la última falta. Con D4A podían cerrarla, ju­gando luego C3AR. Si las Blan­cas hubieran tomado el caballo después de D4A, las Negras habrían cambiado las torres, con gran perspectiva de tablas. Pero no han aprovechado, de manera directa, de la falta d'e la jugada 29 de las Blancas.

32. C5C !

¡ Muy hermoso golpe ! Si las N. juegan P3TR, 33. C7A+, R2T ; 34. D3D+. La dama ne­gra en 4A hubiera suprimido esta amenaza.

38 . . . . , T2C ; 39 . PxC, TxP ; 34. D3R.

La labor se simplifica. Para compensar la pérdida de la ea- · lid�d, las Bla�cas deben buscar el enlace de los peones pasados.

34. . . . , T2R ; 35. C6R.

He aquí una figura empla-

zada en 6H.. Es c ierto que en la w ovida 13 esta .POsición no po­día ser prevista, pero hemos dicho que era inútil, en las con­s ideraciones generales, de pro· fund'izar todas las variantes po­sibles·. Tarde o témprano la de­b i l idad. de una casilla debe te­J J e r sus consecuencias. Debe tenerse cuidado de c onservar las piezas que puedan aprove­C'harse.

35 . . . . , T1AR ; 36. D5R,

DxD.

En lo posible de·bía evitarse e11te cambio de damas, que une l os peones.

37. PxD, T4A ; 38. T1R,

P3TR.

Alekhine .se olvida de la combinación del caballo. Esta pi eza no está inmovilizada. En 7 A puede, por un jaque, ganar eventualmente la torre negra de 4R. Si 38. . . . , RlC ; 39 . . T1C, R1T (39 . . . . , R2A ; 40. C8D+ y 41. 06C) ; 40. T5C. La pa rtida podría, acaso, prol on­garse por el cambi o : 38. . . . , TxC ; 39. PxT, R1C ; 40. T3R, P4TR ; 41. T3TD, TxPR ; 42. TxPTD, TxPTR ; con un peón menos en un final de torres.

50 E. ZNOBKO�OROVSKY

39. C8D.

¡ El valeroso caballo ! La par­tida no puode salvarse, pues los peones avanzarán libremen­te. Steinitz ha dicho que un ca­ballo en 6R gana la partida. sin ­la ayuda del jugador.

39 . . . . , T7A ¡ 40. P6R, T7D ; 41 . C6A, TlR ; 42. P7R, P4CD.

Las Blancas sólo tienen que

llevar su caballo a 6D.

43. C8D, R2C ; 44. C7C, R3A ;

45. T6R-t, R40 ; 46. C6D, TxPR ; 47. CID+.

Abandonan laa Negras. El golpe de gracia ejecutado

por el caballo, que finalmente ha realizado 19 movidas de las 47 de la partida !

Esta partida, tan fértil · en múltiples bellezas de todas suertes, confirma todos los con­sejos dados en . este libro y !fe­muestra que nuestros princi­pios no se aplican siempre uno d espués de otro, pero pueden ser puestos a prueba, simultá­neamente, en cualquier mo­Elento. La gran dificultad con­siste en discernir cuál debe aplicarse, pues, existe, con fre· cuencia, contradieción. Sólo en

ese sentido la práctica permite alcanzar la verdadera maestría.

¿ Creéis, en consecuencia, que luego de repetidos análisis, ela.­boración de planes, seréis y& inven cibles ! No lo creáis, per­deréis todavía muchas partidas, pero vuestro juego sería lógico y a vuestros adversarios les se· ría cada vez más difícil vence­ros. Así tendréis más alegría, se tendrá más estima por vues­tro talento de amateur, más satisfacción íntima también, pues vuestro juElgO será acla· rada por la luz de la razón. Sa­bréis entender asimismo el jue-­go de vuestros adversarios y apreciar en su justo valor este admirable entretenimiento, que r.o es un juego de azar, sino una ardiente lucha entre do.t inteligencias.

Nuestro último ejemplo pue· de probar que vuestro juego no será más flojo, pues las posi­ciones sanas y sólidas son las más aptas para q:ue broten las brillantes continuaciones.

Esperamos, por fin, que lue­go de haber seguido estos con­sejos, acostumbrados a ver mú clar9 y más justo, conquistéis numerosas victorias. Nuestros deseos estarán entonces colma­dos y. vosotros podréis enseñar a 'otros principiantes.

lNDICK

I N D I C E

Págs.

Prefacio 5 Evitad los errores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 No hagáis las primeras jugadas automáticamente, sin reflexionar . 9 No aprendáis las variantes de memoria. Tratad de comprenderlas 10 No creáis en todo lo que se dice. Criticad, verificad, razonad . . . . 12 ¿ Qué es el aj edrez ? . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13·

En el ajedrez, como en la guerra, las 'Consideraciones topográfi-cas son de primordial importanc.ia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

No abandooéis el centro a vuestro adversario . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 No abandonéis las líneas abiertas, apoderaos de ellas . . . . . . . . . 11) N o creéis en vuestro juego casillas débiles de las cuales pueda

apoderarse el enemigo . . . . . . . . . . . ·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 N o perdáis ningún tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Nada se conseguirá sin el análisis de la posición . . . . . . . . . . . . . . . . 17 No dejéis ninguna pieza sin relación con las otras . . . . . . . . . . . . 19 No juguéis demasiado rápidamente . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . 20 No ·hay que buscar una j ugada, aunque sea la mejo1·, sino una

serie de jugadas, un plan realizable . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 En la apertura no penséis sino en el desarrollo de vuest1·as piezas 2S No desdeñéis los pequefios detalles, es en ellos que se encuentra

a veces la idea de la posición . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 24 No juguéis con incoherencia, siguiendo tan prontq un plan com ootro 26 Antes de pensar en las j ugadas posibles del adversario, .sabed qué No juguéis con incoherencia, siguiendo tan prontq un plan como otro 26 rened confianza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . !7 En los azares de la lucha, no olvidéis vuestra idea general, vues-

tra linea directriz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . 28 Con las negras, no olvidéis nunca el desarrollo del AD en la Peón

Dama; y e} desarrollo del AR en el Ruy López . . . . . . . . . . . 28 No modifiquéis vuestro plan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 No es en el medio de la batalla donde se formulan vastOs proyectos 30

Págs.

No os contentéis con atacar un punto débil ; eread otro nuevo 81 No os embrolléis entre innumerables cálculos ; haced ante todo ab .

soluta abstracción de las respuestas del advenario . • . . . . . . . 86 No dejéíll de buscar las razones escondidas en las maniobi'U . • • . 86

No ataquéis en los flancos si vuestro centro no está completamen-

te seguro . . . . . . . . • . • . . • . . • • . . . • . . . . . . . . . • . . . .. . . . . . . . . . . • 37 No dejéis de bloquear un peón enemigo pasado • . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 No dejéis vuestras piezas en casillas débiles . . . . . . . . . . . • . . ; . • • 40 Ho avancéis vuestros peones sin una razón seria . . . . . . . . . . . . . . 41 Cuando tengáis un ataque ganador, DQ dejéis de vigilar vuestra

posición . . . . . . . . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . • . . . . . . . . . . 48 Evitad el pedantismo . . . . • . .. . . . • . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . 44 Cuidad de hacer Jo que •ueatro adversario desea . . . . . . . . . . . . . . 46

Este: l ibro se ter m i n ó de imprimi r en los

Ta l l eres G ráficos DULAU S . R . L . , Rauch 1 849 , Bue nos A i res, en el mes de mayo d e 1 975 .