compilado liturgia

CORPORACIÓN HONORABLE PRESBITERIO CENTRALCORPORACIÓN HONORABLE PRESBITERIO CENTRAL

TALLER DE LITURGIA

IMPORTANCIA, DINÁMICA Y ELEMENTOS DEL CULTO

La Importancia del Culto

Rendir culto a Dios es la función más importante ejercida por la Iglesia. Así como el ser humano fue creado con el fin principal de “Glorificar a Dios y deleitarse en él para todo y siempre”, de la misma forma Dios creó a la Iglesia con el fin principal de adorarlo con grato amor y servirlo con alegría, proclamando la promesa de salvación a toda criatura por palabras y actos de reconciliación, justicia y misericordia.

La propia vida de la Iglesia depende del culto. En este acto de fe y obediencia, Dios viene al encuentro de su pueblo reunido, fortaleciéndolo, edificándolo y habilitándolo como cuerpo de Cristo para servirlo en este mundo hasta la venida del Reino.

Del eje central del culto, como radios de una rueda, parten todas las demás actividades de la Iglesia. Entre otras destacamos: cultivo de la vida espiritual, educación cristiana, evangelización, acción en pro de la justicia y paz en la sociedad, reflexión y testimonio teológico, la obra diaconal, misiones, la búsqueda de unidad de las iglesias. A partir del culto público nace la misión de la Iglesia en todos sus más variados aspectos. Desvinculadas del culto, esas actividades pierden el sentido cristiano y se corrompen. Y cuando el culto entra en decadencia, la historia comprueba que la propia vida de la Iglesia entra en crisis.

Cuando la Iglesia se reúne para rendir su culto a Dios, ella toma conciencia de sí misma, de su propia naturaleza y a quien ella pertenece. En el culto una iglesia manifiesta la robustez o deficiencia de su identidad.

En el culto cristiano, celebrado según las Escrituras, la Iglesia toma conciencia de sí misma:- Como una comunidad bautizada y no como un club religioso

organizado para atender los intereses de sus miembros. La Iglesia fue creada por la voluntad de Dios como un pueblo que él llama para sí y une por el Bautismo, a fin de empeñarse en su misión en el mundo;

- Como la esposa de Cristo, aguardando su venida, confiando en su promesa y viviendo por ella con esperanza y amor;

- Como una Comunidad unida por el Espíritu Santo;

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- Como una Comunidad diaconal que no vive para sí sino para servir a Dios y a la humanidad sufriente;

- Como una Comunidad misionera, cuyo culto es un mandato de envío al mundo, para que allí sus miembros den testimonio de la Luz Verdadera.

“En el culto, se debe encender la luz que ilumina el mundo entero. Como Cristo fue la epifanía de Dios, revelando su identidad y propósitos, así el culto es la epifanía de la Iglesia manifestando su identidad y fidelidad a la misión de Dios en el mundo”.

II. La Dinámica del Culto.

La Forma del Culto.

Sin formas y estructura no hay culto, así este sea aparentemente informal y espontáneo. Las formas y el orden, lejos de ser imposiciones, surgen de la propia dinámica del culto Dios actúa y habla en la Palabra y el Sacramento, y su pueblo responde por medio de la oración, la afirmación de fe y la ofrenda de sí mismo. El orden y las formas de que el culto se reviste, nacen de la respuesta humana de fe y obediencia, evocada por la actuación del Espíritu Santo.

En el culto cristiano, las formas y estructuras son necesarias, porque el Dios a quien glorificamos y que actúa en el culto, no es un dios de caos, desorden e irracionalidad (1Co 14: 33-40). “Un culto displicente puede ser ofensa a Dios y piedra de tropiezo para su pueblo” (Confesión de 1967).

La historia de la Iglesia demuestra que varias formas de culto aparecieron a lo largo del tiempo: unas mas apropiadas que otras; unas que apelaban mas a la racionalidad, otras apelaban mas al corazón. Tanto unas como las otras son legítimas, en la medida en que respetan las normas bíblicas del culto.

De la experiencia de la Iglesia desde los tiempos del Nuevo Testamento surgió la dinámica del diálogo entre Dios y sus adoradores, expresada por medio de una forma básica de movimiento cuádruple, que se volvió normativa para el orden del culto cristiano:

Nos reunimos en nombre de Dios;Acogemos la Palabra de Dios;Damos gracias a Dios;Somos enviados en nombre de Dios.

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II I. Los Elementos del Culto

1. Nos Reunimos en Nombre de Dios.

El punto de partida de toda adoración cristiana es Dios. Es él quien toma la iniciativa, llamándonos en Cristo a ser su Pueblo. En nombre de Cristo respondemos a Dios reuniéndonos como comunidad de fe.

Ingresamos en la comunidad de Cristo a través del Bautismo. El Bautismo es lo que todos los miembros de esta comunidad tienen en común. Por él somos identificados y unidos como pueblo de Dios. Al reunirnos juntos a la Mesa del Señor, todo el significado de nuestro propio bautismo se renueva.

Damos inicio al culto por el simple acto de congregarnos en el nombre de Dios. Este momento inicial debe ser de silencio ante el misterio del Ser Divino, pues ninguna palabra puede hacer justicia a su majestad y gloria. El silencio en el culto no es mera ausencia de sonido. Los momentos de silencio litúrgico crean el contexto en el cual es posible oír la Palabra de Dios hablando en nuestro ser intimo. Solamente atendiendo el mandato del Salmo 46:10, “Estad quietos y sabed que yo soy Dios”, es que podemos estar abiertos a la “voz calma y suave” del Eterno (1Re 19:12).

a) Preludio

Un término mejor para describir este momento del culto sería “ofrenda musical”, que es parte integrante de la liturgia. La función de la música instrumental en el culto no consiste en presentar un concierto sagrado, y mucho menos en llenar el tiempo mientras el pueblo se reúne. Antes desempeña el papel de evocar, realzar y expandir nuestra percepción de la realidad de Dios y de su gracia. Como acto litúrgico la música de órgano o de otro instrumento constituye una forma de oración contemplativa para la cual no se exigen palabras.

b) Llamamiento a la Adoración

Un llamado o saludo con palabras de las Escrituras, nos hace recordar que es Dios quien nos convoca, y que es en su nombre que nos reunimos. El llamamiento a la adoración hecho con pasajes de la Biblia nos recuerda que el culto está centrado en Dios y no en nosotros mismos.

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El primer acto litúrgico del Pueblo de Dios reunido consiste en atribuir loor, honra, gloria, y poder al Dios Trino, y establecer el tono de adoración, que caracteriza el culto cristiano como un todo. Lo que hacemos en el culto tiene un sólo objetivo: loar a Dios por su don incomparable en Jesucristo.

El Loor cristiano afirma con júbilo el gobierno de Dios que, a partir de nuestra vida particular se extiende a la Iglesia, a la creación, a todas las esferas de la vida humana y hasta al mundo invisible. El loor cristiano proclama la realidad fundamental de la vida: a despecho de las apariencias, el Dios Eterno reina.

Al mismo tiempo, el loor subvierte las pretensiones de los dioses falsos, que desafían nuestra lealtad en un contexto social en que Dios es apartado del centro de la vida. Por la adoración del Dios vivo, obedecemos el primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Ex 20:3).

c) Oración de Loor

La primera oración del culto debe ser de loor a Dios por su grandeza, majestad amor y bondad. Puede ser leída o cantada por el oficiante o el pueblo, en forma de salmo, himno o cántico de estilo popular.

Es importante distinguir los diferentes tipos de oración pues cada uno tiene su momento apropiado en la liturgia del pueblo de Dios. Hay, por lo menos, seis tipos de oración: adoración o alabanza, confesión, gratitud, súplica, intercesión y dedicación. Pueden ser habladas o cantadas, teniendo en cuenta que gran parte de los himnos son oraciones cantadas.

En la adoración, alabamos a Dios por lo que él es, “en su Ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad” (Catecismo Menor, Respuesta nº 4).

En la confesión, nos arrepentimos de lo que hemos hecho, o dejado de hacer, contrariando la voluntad del Señor.

Al dar gracias a Dios, nosotros lo alabamos por lo que él ha hecho a favor nuestro, especialmente por la iniciativa de su gracia en Cristo (Rom. 5:8). Agradecemos al Señor también por sus innumerables dádivas: su presencia con nosotros y su perdón, su

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Palabra y su providencia en las cosas comunes: el pan de cada día, la salud, el trabajo, en fin todo lo que es bueno y bello en la vida.

En nuestras súplicas, oramos por nosotros mismos y por los hermanos y hermanas reunidas con nosotros.

En la intercesión, oramos a favor de los que están más distantes, de la Iglesia visible y del mundo. La intercesión hace parte integral del servicio de amor que la Iglesia presta a la humanidad.

En las oraciones de dedicación, asumimos el compromiso de promover los propósitos y la gloria de Dios en nuestro medio.

El Directorio de Culto de Westminster muestra la necesidad de todos los tipos de oración en el culto a Dios. Es bueno observar aún que la oración voluntaria también requiere preparación.

d) Confesión de Pecado

En la presencia del Dios Santo, percibimos con más claridad nuestro egocentrismo y nuestro desamor personal y colectivo. Al no ser capaces de alcanzar el perdón de Dios a través de cualquier esfuerzo o acto religioso de nuestra parte, sólo nos resta confiar en la misericordia de Dios ya revelada en Cristo, y a nosotros ofrecida. Solamente en esta confianza podemos hacer nuestra confesión humilde, delante de Dios.

La confesión del pecado debe evocar en nosotros la memoria de nuestro bautismo. Pues, en las aguas del bautismo, lavados en nombre del Dios Trino, recibimos la certeza del perdón y purificación. Confiados en la promesa de Dios garantizada por el bautismo, osamos confesar nuestros pecados y recibimos el perdón. Hacemos esto seguros de que, si morimos para nuestras actitudes y procedimientos egocéntricos y destructivos, el Dios de toda gracia nos ha de resucitar para la vida nueva en el Espíritu.

El “Señor, Ten Piedad de Nosotros”, cantado después de la oración de confesión, se basa en el Salmo 51: 3 y Mateo 15: 25. Fue incluido como elemento del culto desde los primeros tiempos de la Iglesia, siendo usado como acto de constricción tanto por Lutero como por Calvino.

Un periodo de silencio puede ser observado antes, durante o después de la confesión de pecado.

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e) Declaración de Perdón

Después de la confesión de pecado, el ministro hace la declaración de perdón con base en la oferta de la misericordia perdonadora de Dios en Cristo. El arrepentimiento nace del propio perdón y significa una reviravuelta radical en la vida del pecador que, tal como el hijo pródigo, vuelve para el Padre, “enteramente decidido a prestarle nueva obediencia” (Catecismo Menor, Respuesta nº 87).

Se nota que una de las características peculiares del culto reformado consiste en colocar la confesión de pecado y declaración de perdón en el inicio. Sin confesión y perdón, no hay verdadera adoración. El perdón restaura la capacidad de adorar, perdida por causa del pecado.

Sin embargo, la confesión seguida de las palabras de perdón, puede ser colocada en otro momento del culto: a) después del sermón, como señal de arrepentimiento, en respuesta a la Palabra; b) después de un himno o antes del bautismo u otra ordenanza, como aparece en este manual en la orden de culto del Primer Domingo en la Cuaresma; c) siguiendo a las oraciones de intercesión. En ningún caso la confesión debe ser incluida más de una vez en el culto.

f) Saludo de la Paz

La reconciliación con Dios en Jesucristo siempre lleva a la reconciliación con los otros. El ministro convida al pueblo a compartir gestos y palabras que expresen la reconciliación y paz de Cristo. Al compartir la paz, manifestamos la unión y amor, que sólo Dios es capaz de darnos, abriéndonos al poder de su amor para sanar disensiones y enemistades.

El saludo de la paz como elemento litúrgico tiene orígenes en el “ósculo santo” del culto primitivo de la Iglesia (Rom 16: 16; (Ts 5: 26).

Cuando no es usado después de la declaración de perdón, el saludo de la paz se podrá colocar en otros lugares, como: a) antes de la ofrenda; b) siguiendo la Oración del Señor en la última parte del culto; c) después de la comunión del pueblo; d) en los domingos en que la Cena no es celebrada, después del envío y la bendición.

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Responso de gratitud

Con gratitud alabamos a Dios, cuyo don de la gracia en Jesucristo, nos trae la alegría del perdón, cantando “Gloria al Padre”, “Gloria a Dios en las Alturas”, u otro responso, cántico, himno o salmo apropiado.

2. Acogemos la Palabra de Dios .

El segundo movimiento del culto enfoca la Palabra de Dios revelada en las Escrituras. Todo el pueblo de Dios participa en la proclamación de la Palabra, oyéndola atentamente a fin de:

- Discernir la voz del Señor hablando en las Escrituras;- Recibir su gracia proferida;- Conocer la voluntad de Dios- Responder con obediencia fiel en la caminata del día a día.

Tal participación depende de la iluminación del Espíritu Santo que debe ser buscada a través de la oración.

a) Oración por iluminación

Antes de la lectura y exposición de las Escrituras, oramos pidiendo que el Espíritu Santo nos ilumine, no sólo para que oigamos lo que Dios nos habla en su Palabra, sino para que seamos receptivos creyendo en él y obedeciendo su voluntad revelada.

Esta oración caracteriza el culto reformado, expresando la convicción de que las Palabras de la Biblia no tienen poder por si mismas, sino que dependen del testimonio íntimo del Espíritu Santo en nuestro corazón y mente, convenciéndonos de la verdad de la Palabra de Dios. La importancia de esta oración en el culto fue resaltada por Calvino que enseñó: “Nada se efectúa por la Palabra sin la iluminación del Espíritu Santo” Institución de la Religión Cristiana III, II, 33).

b) Lectura de la Palabra

Pablo instruyó a Timoteo a “dedicarse a la lectura en público de las Escrituras Sagradas” (1 Tim 4: 13). Para asegurar que toda la revelación de Dios sea presentada en su unidad, la lectura pública de las Escrituras debe incluir selecciones, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Las lecturas del Nuevo Testamento deben abarcar las epístolas y los evangelios.

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El cántico de un salmo después de la lectura del Antiguo Testamento forma un eslabón de unión con la lectura del Nuevo Testamento. Vale recordar que los salmos, cantados o leídos antifonalmente como oraciones, son una característica del culto Presbiteriano.

Las lecturas deben ser seleccionadas con cuidado y orientadas o por el calendario litúrgico o por preocupaciones pastorales, crisis nacionales o mundiales, y por la propia misión de la Iglesia. El uso de un leccionario proporciona consistencia en las Escrituras, garantizando que en le transcurrir del año, el testimonio pleno de la Biblia será oído en el culto.

Las lecturas pueden ser hechas por el pastor o por miembros de la congregación. La lectura pública de la Biblia requiere habilidad, buena pronunciación y sensibilidad en cuanto al sentido del texto. También el pueblo puede leer las Escrituras antifonalmente o al unísono.

A los oyentes de la Palabra corresponde el papel de atender a las Escrituras con concentración, en la expectativa de fe.

Entre las lecturas puede ser intercalados el cántico de salmos, himnos, música coral, o cánticos de estilo popular, que interpreten o refuercen el mensaje de los pasajes leídos.

c) Proclamación de la Palabra

En el orden del culto, el sermón, predicado inmediatamente después de las lecturas bíblicas, manifiesta la unidad de la Palabra escrita con la Palabra proclamada.

Fundamentada en el texto bíblico, la predicación confronta al pueblo con la Palabra que juzga y salva, y que da testimonio de la actuación continua de Dios en la Iglesia y en el mundo. Se trata de la exposición de las Escrituras en la convicción de que mediante la acción del Espíritu Santo, Jesucristo está presente, ofreciendo su gracia y llamando a su pueblo a la obediencia.

La predicación exige diligencia y discernimiento en el estudio de la Biblia, disciplina en la oración asidua, cultivo de la sensibilidad para acontecimientos y asuntos que afectan la vida de los miembros de la iglesia y, por encima de todo dedicación personal a Jesucristo.

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El sermón debe presentar el evangelio con sencillez y claridad en un lenguaje que pueda ser comprendido por el pueblo. Normalmente, la predicación de la Palabra debe ser hecha por un ministro ordenado.

Respuesta del pueblo a la Palabra

La proclamación de la Palabra en lectura pública y sermón, exige una respuesta de fe. Respondemos a Dios a través del cántico, credo, oración y dedicación de vida y bienes al servicio del Señor.

d) Himno, Salmo o Cántico

El himno, salmo o cántico en estilo popular después del sermón puede estar relacionado con la Palabra leída, con el tema de la predicación, con el día o periodo del año litúrgico, con la preparación para las intercesiones del pueblo, con el bautismo o con otra ordenanza de la Iglesia.

e) Credo o Confesión de Fe

Respondemos a la palabra con una confesión de fe Cristiana, recitada al unísono, un credo de la Iglesia o una declaración de fe basada en palabras de las Escrituras. Existen también varias confesiones de fe contemporáneas compatibles con la fe reformada. En la tradición reformada o presbiteriana tales formulaciones doctrinarias constituyen lo que llamamos símbolos de Fe, siendo ejemplo de eso el Libro de Confesiones de la Iglesia Presbiteriana (USA), S. Paulo, Misión Presbiteriana del Brasil Central, 1969).

Un credo manifiesta cómo la Iglesia comprende el evangelio proclamado por las Escrituras. El Credo Niceno, formulado en el siglo IV, y el Credo de los Apóstoles de antigüedad semejante, integran los elementos litúrgicos usados por Calvino en la reforma del culto. Tradicionalmente, el Credo Niceno acompaña la celebración de la Cena del Señor, y el Credo de los Apóstoles, el sacramento del Bautismo.

Al recibir un credo, confesando la fe universal de la Iglesia en el Trino Dios en cuyo nombre fuimos bautizados, reafirmamos nuestro deseo de vivir y morir en esta fe. También damos testimonio de que nuestra fe personal no existe aisladamente con relación a la fe de la Iglesia a través de los siglos.

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Algunos protestantes hacen objeción a la palabra “católica” en los credos: “Creo en la santa iglesia católica”. Es, sin embargo, un equívoco confundir la “santa Iglesia católica” del Credo de los Apóstoles o Niceno con una denominación que usa la palabra “católica” en su nombre oficial. La Confesión de Fe de Westminster emplea la palabra “católico” cuatro veces en el capítulo que trata de la Iglesia, y ninguna vez los términos “protestante” o “evangélico”.

La palabra “católico”, del griego katholikos, expresa dos ideas: la primera la universalidad de la Iglesia, que se extiende a través del tiempo y del espacio, y hasta más allá del tiempo; la unidad de sus miembros unos con otros en Cristo, la única cabeza de la Iglesia.

f) Otros actos de respuesta a la Palabra de Dios

La respuesta a la Palabra también podrá contener otros actos de compromiso como:

- respuesta a la invitación para el discipulado;- palabra de testimonio personal;- el sacramento del bautismo;- confirmación de los votos del bautismo por la profesión de fe;- recepción de miembros de otras iglesias;- un acto litúrgico especial de la Iglesia como: matrimonio cristiano;

ordenación y/o investidura para el ministerio de la Palabra y Sacramentos, o para el presbiteriato o diaconado; licenciatura o comisión para otros ministerios en la iglesia, como enseñanza en la escuela dominical, consejería para jóvenes, o música.

Es apropiado en respuesta a la Palabra, reconocer y dar gracias a Dios por la vida en sus transiciones significativas como la celebración de bodas, despedida de miembros que se mudan a otros lugares, así como gratitud por la vida y servicio de los que murieron.

Los informes y noticias sobre la obra misionera y diaconal pueden ser incluidas como respuesta a la Palabra de Dios.

g) Oraciones del Pueblo

En respuesta a la Palabra de Dios, servimos a nuestro prójimo, orando por él.

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En las oraciones de intercesión y súplica, reconocemos la presencia de Dios, actuando en el mundo y en nuestra vida particular del día a día.

Desde el tiempo de los apóstoles, la Iglesia en su culto siempre ha hecho oraciones de intercesión:

- por la Iglesia de Jesucristo en toda la tierra;- por el mundo;- por los que ejercen autoridad civil;- por los afligidos y necesitados.

Las noticias del día pueden convertir nuestras intercesiones para que sean más específicas y deben ser lo más abarcantes posible.

En las oraciones de súplica, pedimos a Dios a favor de la vida y ministerio de la iglesia local, así como de las necesidades de sus miembros.

h) Ofertorio

Relacionado con el ministerio de la intercesión del pueblo de Dios, el ofertorio es elemento esencial del culto. Lo que pedimos en nuestras intercesiones, lo concretamos en las ofrendas para la obra evangelizadora y diaconal de la iglesia.

La ofrenda de bienes materiales en el culto es un acto comunitario de dedicación en respuesta a la gracia de Dios. Ella expresa la integridad de nuestra gratitud por la vida y todo lo que poseemos, y especialmente por los beneficios de la salvación. En este acto de dedicación, nos ofrecemos como instrumentos de la paz, amor y justicia de Dios en el mundo. Ofrecemos a Dios lo que él nos dio, reconociendo que todo lo que poseemos no es nuestro, sino que pertenece al Señor.

3. Damos Gracias a Dios

Desde los tiempos del Nuevo Testamento, la celebración de la Cena del Señor todos los domingos es normativa para el culto. Cristo inauguró el culto cristiano con la institución del sacramento de la Cena. Antes de la primera palabra del Nuevo Testamento ser escrita, la Iglesia celebraba la Cena del Señor cada domingo. Juntamente con la lectura y predicación de la Palabra, la Cena del Señor proclama los grandes hechos de Dios para la salvación del mundo, dando al culto cristiano su forma distintiva.

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Cuando participamos de la Cena del Señor, estamos participando del acto culminante del culto. La misma Palabra que nos habla por medio de la Escritura leída y después proclamada en el sermón, se confirma en el pan y el vino, así como en las palabras y acciones del sacramento.

Es apropiado, por lo tanto, que la Cena del Señor sea celebrada en lo posible, cada domingo, o por lo menos, con suficiente frecuencia y regularidad para demostrar claramente que es elemento integral del culto y no un mero apéndice de él. Incluso, cuando no se Celebra la Cena, se debe substituir por una oración de acción de gracias a semejanza de la Oración Eucarística. , como ocurre en este manual en las pp...

Las facetas múltiples de este sacramento se ven en la riqueza de los términos empleados por el Nuevo Testamento para describir lo que está aconteciendo, cuando nos reunimos a la Mesa del Señor.

La expresión Cena del Señor se refiere a la misma institución del sacramento por Jesús, cuando estaba reunido con sus discípulos.

Eucaristía es una palabra que describe nuestra respuesta de gratitud a la iniciativa de Dios, que nos buscó y salvó en Jesucristo. “Eucaristía” en griego, quiere decir, “gratitud alegre” o “acción de gracias”. El tono de la eucaristía es de fiesta y no de un oficio fúnebre, pues en la Cena estamos en la presencia, no de “nuestro Señor muerto”, sino del Señor resucitado que reina en poder e intercede continuamente por nosotros.

Memorial en la Biblia significa la evocación del pasado, trayéndolo para el presente como una realidad viva y actuante y no únicamente como mero “recuerdo”. Ante la Mesa del Señor, no somos meros espectadores de un acontecimiento en el pasado distante, sino participantes de una historia que continúa, y cuyos efectos son palpables en el mundo del aquí y ahora. Al “hacer esto en memoria de mí”, nos apropiamos del presente, por la fe, de todos los beneficios de la muerte y resurrección de Jesús en el pasado.

Banquete Mesiánico apunta para las dimensiones escatológicas de la Cena del Señor. Es la refección festiva, que anticipa el gran banquete mesiánico de las nupcias del Cordero, en la venida del reino.

Nutrida por la esperanza, la iglesia se levanta de la Mesa, y es enviada por el poder del Espíritu Santo para cumplir la misión de Dios en el mundo, hasta la manifestación final de Jesucristo.

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Comunión nos hace recordar que en este sacramento, el Espíritu Santo nos une con Cristo y con todos los que pertenecen al Señor, en todo tiempo y lugar.

El Partir del Pan describe la acción sacramental establecida por Cristo, por la cual él se torna conocido a su pueblo: Jesús tomo el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos. Se trata aquí de los cuatro movimientos que forman el orden básico para la celebración de la eucaristía.

a) Preparación de la Mesa

El ministro y los presbíteros preparan la mesa, quitando la toalla que cubre el pan y el vino; o los elementos pueden ser traídos y colocados sobre la mesa.

b) Invitación a la Mesa

La invitación viene de Cristo, el único anfitrión que preside su Mesa. Por las aguas del bautismo nacemos en la familia de Cristo, que es nutrida y recibe su sustento de esta Mesa. Por lo tanto, todos los bautizados que profesan la fe en Jesucristo, son convidados a aproximarse a la Mesa del Señor. Recibimos el sacramento del bautismo una sola vez, pero la eucaristía renueva todo lo que el bautismo representa, cada vez que es celebrada.

La invitación a la Mesa es un privilegio extendido a quien no lo merece. Nosotros lo aceptamos confiados solamente en la misericordia y perdón de Dios, regocijándonos por todo lo que él ha hecho por nosotros en Cristo.

c) La Gran Oración de Acción de Gracias ∗

La Oración Eucarística, llamada también Gran Oración de Acción de Gracias, tiene raíces en las oraciones judaicas ofrecidas en las refecciones por Jesús y sus discípulos. En estas oraciones eran recordados con gratitud los actos de Dios en la historia de la redención de su pueblo.

Ella comienza con el diálogo entre el oficiante y el pueblo, “Elevemos nuestros corazones”, característico de las oraciones judaicas en la mesa. Fue adaptado por la Iglesia primitiva para la Eucaristía.

ver también p. 292.

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Sigue la alabanza a las tres personas de la Trinidad por los hechos maravillosos de Dios en el pasado, en el presente y en lo que ha de venir.

Agradecemos a Dios Padre por la creación, providencia, dádiva de la Alianza, revelación de la Ley, mensaje de los profetas y por su misericordia sin medida, manifiesta en la dádiva suprema de Cristo.

Por eso, uniendo nuestras voces con los ángeles y los fieles de todo tiempo y lugar, cantamos el Santo, Santo, Santo, cántico que los ángeles entonan perpetuamente delante de la Majestad Divina (Is 6: 1-5, Ap 4: 8), seguido por los “hosannas” con que Jesús fue recibido en su entrada en Jerusalén, caminando rumbo a la cruz (Sl 118: 26; Mt 21: 29).

Recordamos con gratitud la obra redentora de Dios Hijo:

- su encarnación, sufrimiento y ministerio;- su pasión, muerte y resurrección;- la promesa de su segunda venida;- la dádiva del sacramento.

Aclamamos el misterio de la fe en Cristo en su muerte, resurrección y segunda venida como el centro del evangelio.

Invocamos a Dios el Espíritu Santo para:

- conducirnos hasta la presencia de Cristo resucitado;- hacer que el partir del pan y el compartir el cáliz sean la comunión

del cuerpo y de la sangre de Cristo;- alimentarnos con el cuerpo de Cristo;- unirnos con el Cristo resucitado y con todos los fieles en el cielo y en

la tierra;- conservarnos fieles en la continuidad del ministerio de Cristo en el

mundo;- fortalecernos en la esperanza de la venida del reino proclamado por

Cristo.

La Gran Oración de Acción de Gracias concluye con una apoteosis de alabanza al Trino Dios, el Amén pronunciado por el pueblo, y la Oración del Señor. En este manual ella aparece en las páginas 35, 149, 181, 195, 238, 293.

La Oración Eucarística es hecha por el ministro por detrás de la Mesa del Señor y de frente al pueblo. Estando en pie, el pueblo participa en el diálogo inicial Elevemos nuestros corazones, en el cántico del Santo,

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Santo, Santo, en las aclamaciones, en el Amén final y en la Oración del Señor.

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El Partir del Pan y las Palabras de la Institución de la Cena

El oficiante toma el pan, lo parte y después vierte en el cáliz el vino o jugo de la uva. El simbolismo bíblico de un único pan y un único cáliz debe ser observado. Aún cuando son usados cálices individuales antes preparados, el vino debe ser servido de una jarra en un cáliz mayor, evocando el derramamiento de la sangre de Jesús por nuestra salvación. La acción debe ser ejecutada sin prisa, a plena vista del pueblo, con dignidad, regocijo y reverencia.

Las palabras de la Institución de la Cena (1Cor 11: 23-25), pronunciadas en el Partir del Pan y en el verter el vino, nos hacen recordar que el cuerpo del Señor fue entregado y su sangre vertida en nuestro favor, para la remisión de nuestro pecado.

d) Comunión del Pueblo

La comunión es una experiencia tanto personal como comunitaria. Como personas participamos del sacramento, pero nos reunimos en torno de la Mesa del Señor como familia de Dios, cuerpo de Cristo e Iglesia.

El ministro y los que distribuyen la Cena podrán recibir el pan y el vino antes de servir al pueblo. Hay varias maneras de hacer la distribución. El pueblo puede reunirse alrededor de la mesa para recibir el pan y el cáliz. O, los elementos pueden ser llevados al pueblo sentado en los bancos.

Pedazos del pan común pueden ser partidos por los propios comulgantes. O, el pueblo puede recibir en los bancos el pan ya partido para la distribución. El vino puede ser servido de un cáliz común. O, cálices individuales pueden ser preparados para la distribución. Los comulgantes también pueden mojar un pedazo de pan en el cáliz común -comunión por intinción

Durante la comunión, el pueblo puede cantar salmos, himnos u otros cánticos apropiados. El coro puede cantar o puede ser tocada música instrumental. Trechos apropiados de las Escrituras pueden ser leídos. O el pueblo puede orar en silencio.

e) Oración Post-comunión

Después que todos fueren servidos y lo que resta de los elementos fuere devuelto a la mesa, se ofrece una oración, agradeciendo a Dios por la

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dádiva de Cristo en el sacramento, y pidiendo su gracia para ser siempre discípulos fieles.

4. Somos Enviados en Nombre de Dios .

En la dinámica del culto, somos enviados ahora por Dios para servirlo en la sociedad como sal de la tierra y luz del mundo.

a) Himno, Cántico o Salmo

Por causa del carácter festivo del culto cristiano, en la conclusión debe haber siempre el canto congregacional de un salmo, himno o cántico en estilo popular.

b) Envío

Con palabras de las Escrituras somos desafiados para el discipulado cristiano. El Envío hace con que el culto no sea fuga de las realidades del mundo, sino un medio para nuestro fortalecimiento como pueblo de Diosa fin de proseguir glorificando su nombre en la vida cotidiana a través de la obediencia en el servir. En el culto, la iglesia reunida es perdonada, santificada, edificada, fortalecida y enviada como cuerpo de Cristo para servir a Dios en el mundo, en la anticipación del nuevo tiempo de justicia, misericordia y paz, que le es prometido.

c) Bendición

La bendición debe ser trinitaria como la bendición apostólica (2 Cor 13: 13) u otra de las Escrituras.

La bendición nos señala con el nombre divino, en el cual somos bautizados y por el cual vivimos –el nombre del Dios Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por la bendición tomamos conciencia de quienes somos y a quien pertenecemos. Partimos seguros en la Palabra de Jesús, que torna posible nuestro amor y servicio en un mundo que rechaza a Dios. Aquel que está presente en la proclamación de la Palabra y en el partir del pan, nos acompaña.

Es función privativa del pastor invocar la bendición, lo que es hecho con las manos erguidas, dirigidas a la congregación.

d) Amén

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El Amén, ya pronunciado o cantado, pertenece al pueblo.

e) Postludio

El Postludio funciona como una meditación al respecto de lo que hemos oído, visto y hecho en el encuentro con Dios en medio de su pueblo, y debe ser oído en espíritu de oración.

BOSQUEJO DE UN CULTO SIN LA CENA DEL SEÑOR

I. Nos reunimos en nombre de Dios

El Pueblo se reúne(avisos)1

Saludo2

Preludio1 (silencio y oración)Llamada a la adoración2

Himno, salmo, cántico, lectura antifonal u oración de alabanza2

Confesión de pecado1

Responso de confesión1

Confesión silenciosa1

Declaración de perdón1

Saludo de la Paz2

Himno, salmo, cánticos o responso de gratitud2

II. Acogemos la Palabra de Dios

Oración por iluminación1

Lectura del Antiguo Testamento2

Salmo o responso cantado2

Lectura(s) del Nuevo Testamento2

Proclamación de la Palabra1

Himno o cántico2

Afirmación de fe2

(Bautismo u otra ordenanza de la Iglesia) 2

Oraciones del pueblo: intercesión y súplica1

Ofertorio1

Doxología, cántico o himno de gratitud2

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III. Damos Gracias a Dios

Oración de acción de gracias2

Oración del Señor2

IV. Somos Enviados en Nombre de Dios

Himno, cántico o salmo2

(avisos)1

Envío2

Bendición2

Posludio1 (silencio y oración)

El pueblo se dispersa1 Estando el pueblo sentado

2 Estando el pueblo de pie.

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BOSQUEJO DEL CULTO DOMINICAL

1. Nos Reunimos en nombre de Dios

El pueblo se reúne(avisos)1

Saludo2

Llamada a la adoración2

Himno, salmo, cántico, lectura antifonal u oración de alabanza2

Llamada a la confesión1

Oración de confesión1

Cántico de confesión1

Confesión silenciosa1

Declaración de perdón1

Saludo de la Paz2

Himno, salmo, cánticos o responso de gratitud2

Acogemos la Palabra de Dios

Oración por iluminación1

Lectura del Antiguo Testamento2

Salmo o responso cantado2

Lectura(s) del Nuevo Testamento2

Proclamación de la Palabra1

Atributos de loor y/o invitaciones al discipulado2

Himno o cántico2

Credo o afirmación de fe2

(Bautismo u otra ordenanza de la Iglesia) 2

Oraciones del pueblo: intercesión y súplica1

Ofertorio1

Doxología, cántico o himno de gratitud2

Damos Gracias a Dios

Preparación de la Mesa1

Invitación a la Mesa1

La Gran Oración de Acción de Gracias2

Oración del Señor2

Institución de la Cena del Señor1

El Partir del Pan1

Comunión del puebloOración después de la Comunión2

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Somos Enviados en Nombre de Dios

Himno, cántico o salmo2

(avisos)1

Envío2

Bendición2

Posludio1 (silencio y oración)

El pueblo se dispersa

1 Estando el pueblo sentado

2 Estando el pueblo de pie.

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EJEMPLOS LITURGICOS:A. SALUDOS:

1. Saludo: Director: Gracia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Salvador. (Tito 1: 4)Congregación: Él es nuestro Dios y nosotros el pueblo de su prado y ovejas de su mano. (Salmo 95: 7)

2. Saludo: Director: El Señor sea con vosotrosCongregación: El Señor te bendiga (Ruth 2: 4) 3. Saludo: Director: La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros (2 Tesalonicenses 3: 18)Congregación: Y sea también contigo

4. Saludo: Director: Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo (Romanos 1: 7)

5. Saludo: Director: Gracia, misericordia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús nuestro Señor (1 Timoteo 1: 2)

6. Saludo: Director: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el pleno conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor (2 Pedro 1: 2)

7. Saludo: Director: Gracia y paz a vosotros, de parte de aquel que es, que era y que ha de venir, y de parte de Jesucristo, el fiel testigo, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. (Apocalipsis 1: 4-5)

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B. LLAMADOS A LA ADORACIÓN:

Las Palabras de las Escrituras llaman al pueblo para adorar a Dios. Proclaman quién es Dios y lo que él ha hecho, haciéndonos recordar que nuestro culto se dirige a Dios y no a nosotros mismos.

1. Director: Nuestro socorro está en el nombre del Señor, creador del cielo y de la tierra. (Salmo 124: 8)2. Director: Nuestro auxilio viene del Señor, que nos creó y nos salvó en Jesucristo.3. Director: Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.Congregación: Bendice, alma mía, a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios (Salmo 103: 1-2)4. Director: Bendito sea el Reino del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y para siempre.5. Director: A Dios, nuestro Rey, eterno, incorruptible, invisible, omnisciente, único verdadero Dios, sean honra y gloria ahora y para siempre.6. Director: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.Venid, postrémonos y adoremos a Dios, nuestro Rey.Congregación: Venid, postrémonos y adoremos a Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.7. Director: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro pensamiento es mejor que todos los holocaustos y sacrificios. (Marcos 12: 29-33)8. Director: Viene la hora y ya llegó, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca tales adoradores. (Juan 4: 23).9. Director: Venid y volveos para el Señor, vuestro Dios. Su levantarse es como la madrugada; él vendrá a nosotros como la lluvia sobre la tierra. El Señor está en su santo templo. Calle delante de él toda la tierra. (Habacuc 2: 20)10. Director: Este es el día que hizo el SeñorCongregación: Regocijémonos y alegrémonos en él. (Salmo 118: 24)11. Director: Desde el Oriente hasta el Occidente sea alabado el nombre del Señor.Congregación: Excelso es el Señor, sobre todas las naciones, y su gloria sobre los cielos. (Salmo 113: 4)12. Director: Anuncien conmigo la grandeza del Dios Eterno.Congregación: Alabemos juntos su nombre. (Salmo 34: 3)

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13. Director: Tributad al Señor, hijos de Dios, dad al Señor la gloria y el poder. Tributad al Señor la gloria debida a su nombre, adorad al Señor en la belleza de la santidad. (Salmo 29: 1-2)14. Director: Alegraos, oh justos en el Señor! En los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad al Señor con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo. (Salmo 33: 1-3)15. Director: Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo porque Jehová el altísimo es temible, Dios grande sobre toda la tierra. (Salmo 47: 1-2)16. Director: Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey, cantad. Porque Dios es el Rey de toda la tierra. Cantad con inteligencia. (Salmo 47: 6-7)17. Director: Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza. (Salmo 66: 1-2)18. Director: Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra; al Dios de Jacob aclamad con júbilo. Entonad canción, y tañed el pandero, el arpa deliciosa y el salterio. (Salmo 81: 1-2)19. Director: Reinos de la tierra, cantad a Dios, cantad al Señor; al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz. Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos. (Salmo 68: 32-34)20. Director: Venid, aclamemos alegremente al Señor. Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Congregación: Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos. (Salmo 95:1-2)21. Director: Venid adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro hacedor.Congregación: Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado y ovejas de su mano. Salmo 95: 6-7).22. Director: Adorad al Señor en la hermosura de su santidad; temed delante de él toda la tierra. (Salmo 96:9)23. Director: Alegraos, justos, en el Señor. Y alabad la memoria de su santidad. (Salmo 97: 12)24. Director: Exaltad a Jehová nuestro Dios. Y postraos ante el estrado de sus pies. Él es santo. (Salmo 99: 5)25. Director: Alabad a Jehová, invocad su nombre: dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. (Salmo 105: 1-2)26. Director: Alabad, siervos de Jehová, alabad el nombre de Jehová. Congregación: Sea el nombre de Jehová bendito desde ahora y para siempre.

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27. Director: Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová. (Salmo 113: 1-3)28. Director: Mirad, bendecid a Jehová, vosotros todos los siervos de Jehová, los que en la casa de Jehová estáis por la noche. Alzad vuestras manos al santuario y bendecid al Señor. (Salmo 134:1-2)29. Director: Alabad a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios, porque suave y hermosa es la alabanza. (Salmo 147: 1)30. Director: Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. (Salmo 148: 1)31. Director: Señor abre nuestros labios Congregación: y proclamará nuestra boca tu alabanza. (Salmo 151: 15)32. Director: ¡Gloria a Dios en las alturasCongregación: Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! (Lucas 2:14)33. Director: Todo lo que respira alabe a JAHCongregación: Aleluya (Salmo 150: 6)

C. ORACIONES DE INTERCESIÓN:

La oración de apertura establece la línea maestra del culto, que es la adoración. Una de las siguientes oraciones podrá ser usada, o servir como modelo para una oración extemporánea. Un himno o salmo de alabanza puede sustituir la oración de apertura. Nótese que el pueblo responde con “Amén” – Así sea – A esta y a todas las demás oraciones ofrecidas por el director, afirmando así su participación en la oración.

1. Director: Dios Todopoderoso, que ves todas las oraciones, conoces todos los deseos, y para quien, ningún secreto está escondido: purifica nuestros corazones y pensamientos por la inspiración de tu Espíritu Santo, para que podamos amarte con perfección y engrandecer con dignidad tu santo nombre; por Jesucristo nuestro Señor.Congregación: Amén.

2. Director: Dios Todopoderoso, rico en poder, sabiduría y amor: nosotros te alabamos por la creación y preservación de todas las cosas, y por la revelación de tu amor en nuestro Señor Jesucristo. Por tu Espíritu, ayúdanos a rendirte culto en espíritu y en verdad; por Jesucristo nuestro SeñorCongregación: Amén.

3. Director: Santísima Trinidad, una y excelsa: tu gloria creadora se extiende de nuestros cuerpos a mundos desconocidos. Tu gloria liberadora invade nuestra historia, transformando el dolor en júbilo y la muerte en resurrección. Tu gloria vivificadora renueva nuestra vida

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y la vida de la Iglesia, y dirige la historia humana para un tiempo de plena justicia y plena paz. Llena al mundo con tu presencia y recibe las acciones de gracias que florecen en nosotros.Congregación: Amén.

4. Director: Supremo Señor del universo, tu plenificas y sustentas todas las cosas a nuestro alrededor. Con el toque de tu mano, transformaste el caos en orden y las tinieblas en luz. Dios de toda salvación, tu nos formaste a tu imagen. Tu nos formaste, hombre y mujer, deseando nuestra unión y armonía. Nos diste el espíritu de discernimiento para conocerte; el poder de la palabra para celebrar tu gloria; la fuerza del amor para darnos a ti en alegría. En la unidad del Espíritu Santo, por Jesucristo que une todas las cosas en su plenitud, nosotros y toda la creación te damos gloria y honra, gracias y alabanza, culto y adoración, ahora, y en todos los tiempos, para siempre.Congregación: Amén.

5. Director: Oh Dios, tú eres infinito, eterno e inmutable, glorioso en tu santidad, abundante en amor y compasión, lleno de gracia y de verdad. Tus obras en todo el universo te alaban, y tu gloria se revela en Jesucristo nuestro Salvador. Por lo tanto, nosotros te alabamos y adoramos oh Trinidad bendita y santa, un solo Dios, para siempre y siempre.Congregación: Amén.

6. Director: Dios de toda sabiduría y gracia: tu nos diste nuestras mentes para conocerte, nuestros corazones para amarte, y nuestras voces para entonar tu loor. Llénanos con tu Espíritu Santo para que seamos capaces de celebrar tu gloria, y adorarte en espíritu y verdad, según tu Palabra; por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

7. Señor, enséñanos el silencio del amor, el silencio que habla sin palabras, el silencio de la fe. Señor, enséñanos a silenciar nuestros corazones y mentes para que podamos oír el movimiento del Espíritu Santo en nosotros, y sentir tu presencia en las profundidades de nuestro ser. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

8. Director: Dios de toda gloria: en el primer día de la semana comenzaste la creación separando la luz de las tinieblas. También el primer día, tu iniciaste tu nueva creación, resucitando a Jesucristo de las tinieblas de la muerte. Y en este primer día del Señor, permite que nosotros, tu pueblo, nacido del agua y del Espíritu, seamos unidos con todas tus obras en la alabanza de tu inmensa gloria. Por Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo, nosotros te adoramos ahora y para siempre. Congregación: Amén.

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D. LLAMAMIENTO A LA CONFESIÓN DE PECADOS:

1. Confesemos a Dios nuestros pecados.2. Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros

pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; Si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada. (Isaías 1: 18-20)

3. Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 55: 6-7)

4. Yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. (Ezequiel: 30-31)

5. Confesemos humildemente nuestros pecados delante de Dios, nuestro Padre misericordioso.

6. Hermanos y hermanas en Cristo, en la presencia del Dios Omnipotente, arrodillémonos, y con humildad de corazón, confesemos nuestros pecados, de manera que obtengamos perdón por su infinita bondad y misericordia.

7. Dijo Jesús: En verdad os digo que, si no os convertís y os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18: 3)

8. Director: Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el díaCongregación: Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de veranoDirector: Mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Congregación: Dije: confesaré mis transgresiones a Jehová; y tu perdonaste la maldad de mi pecado.

9. Director: Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; Congregación: Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.Director: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

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Todos: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1Juan 1: 6-9)

10. Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia. Confesemos a Dios nuestros pecados. (Romanos 5: 8; Hebreos 4: 16)

Los siguientes textos también pueden ser utilizados para el Llamamiento a la confesión: La ley de Dios: Éx 20: 1-4, 7, 8, 12-17; Lv 26: 40-42; 2 Sm 24: 10; 2 Cr 6: 26-27; Neh 1: 5-9; Job 25: 4; Salmo 6: 1-4; Salmo 25: 4, 6-8, 11; Salmo 38: 1-4, 18, 22; Salmo 51: 1-10; Salmo 95: 6-8; Salmo 106: 6; Salmo 143: 1-2, 10; Prov 20: 9; Prov 28: 13-14; Is 1: 11-12, 16-17; Is 6:5; Jer 3: 25; Jer14:7, 20-21; Mq 7: 1-3; Mt 9: 10-13; Mt 11: 28-30; Sumario de la Ley: Mt 22: 36-40 y Juan 13: 34; Mc 11: 25-26; Lc5: 8; Lc 15: 18-21; Lc 18: 9-13; Rom 7: 14-15, 18-19; 2 Cor 7: 9-10; 2 Tim 2: 24-26; Stg 4: 7-10; Ap 3: 19-20.

E. CONFESIÓN DE PECADOS:

1. Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamientos, palabras y actos. No te hemos amado de todo nuestro corazón, mente y fuerza; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. En tu misericordia, perdónanos por lo que hemos sido, ayúdanos a rectificar lo que somos, y guíanos en lo que seremos, a fin de que nos podamos alegrar en tu voluntad y andar en tus caminos, para la gloria de tu santo nombre. Por Jesucristo te lo pedimos. Amén.

2. Padre Todopoderoso y misericordioso, hemos errado y nos hemos desviado de tus caminos como ovejas perdidas. Demasiado hemos seguido las inclinaciones y deseos de nuestros corazones. Hemos ofendido tus santas leyes (con nuestro procedimiento). Hemos dejado de hacer aquello que deberíamos haber hecho; y hemos hecho aquellas cosas que no deberíamos hacer. Pero tu, oh Señor, ten piedad de nosotros. Ten misericordia de los que confiesan sus culpas. Restaura los que se arrepienten, conforme a tus promesas proclamadas a la humanidad en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y permite, oh Padre misericordioso, por amor de él, que podamos vivir una vida santa, justa y humilde para la gloria de tu santo nombre. Amén.

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3. Director: Señor hemos errado y nos hemos apartado de tus caminos, desobedeciendo tu voluntad.

Congregación: ¡Perdónanos buen Señor!Director: Dejamos de hacer lo que deberíamos haber hecho y hemos hecho lo que no deberíamos hacer. Muchas veces, también, nos hemos omitido cuando nuestra actuación era necesaria.Congregación: Perdónanos buen Señor!Director: Hemos sido insensibles a los sufrimientos de los menos favorecidos, a los lamentos de los angustiados y enfermos y a las lágrimas de los que son explotados y tratados injustamenteCongregación: Perdónanos Buen Señor!Director: Conviértenos Señor y así seremos convertidosCongregación: Perdónanos Buen Señor!

4. Padre eterno, reconocemos y confesamos delante de ti que somos pecadores, propensos al mal; que transgredimos todos los días y de diversas formas tus santos mandamientos, atrayendo sobre nosotros la condenación y la muerte. Sin embargo, Señor, nos arrepentimos de nuestras transgresiones. Ten, pues, piedad de nosotros y socórrenos con tu gracia. Perdona nuestros pecados, por amor de Jesucristo, nuestro Salvador.Concédenos y aumenta cada día las gracias de tu Espíritu Santo, para que podamos morir para el pecado y producir los frutos de la justicia y santidad, que te agradan. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

5. Dios de misericordia, pecamos contra ti. Confesamos que comprometemos el testimonio de tu Iglesia, cuando negligenciamos el estudio serio de tu Palabra. Sin firmeza en el conocimiento de la fe cristiana, muchas veces, somos llevados por formas fáciles de espiritualidad, que agradan los sentimientos, pero que no señalan el camino de la obediencia a Dios, y no producen el fruto del Espíritu. Confesamos nuestra cobardía, que huye de tu verdad; la pereza intelectual, que se contenta con medias verdades; y la arrogancia, que se dice dueña de la verdad. Padre eterno, perdónanos. Envía tu Espíritu Santo para habitar en nosotros, pues solamente así seremos capaces de cumplir la vocación para la cual tu nos salvaste y nos constituiste en Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

6. Director: Dios de misericordia, reconocemos y confesamos que pecamos contra ti por pensamientos, palabras y actos; por lo que hemos hecho y por lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado de todo nuestro corazón y entendimiento; no hemos amado a nuestro semejante como a nosotros mismos. Estamos verdaderamente entristecidos y nos arrepentimos humildemente.

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Ten piedad de nosotros y perdónanos, por amor de tu Hijo, para que nos podamos alegrar en hacer tu voluntad y caminar en tus sendas; para la gloria de tu santo nombre.Congregación: Amén.

7. Dios Todopoderoso, nuestro Padre celestial, hemos pecado contra ti y contra nuestro semejante, en pensamiento, palabra y acción, por nuestra negligencia, debilidad y falta voluntaria. Pero, estamos verdaderamente tristes y nos arrepentimos de todos nuestros pecados. Por el mérito de Jesucristo, que murió por nosotros, perdónanos de todo lo que pasó y haz que te podamos servir en novedad de vida para la gloria de tu santo nombre. Amén.

F. DECLARACIÓN DEL PERDÓN:

Afirmada en la promesa del evangelio, la Declaración de Perdón, hecha por el ministro después de la confesión colectiva, da la certeza del perdón de los pecados a todos los que se arrepienten con sinceridad y se convierten a Dios. La declaración de Perdón caracteriza todas las liturgias de la Reforma.

1. Oigamos las buenas nuevas.Fiel es la Palabra y digna de toda aceptación, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. (1 Timoteo 1: 15)Cuando alguien está unido con Cristo, es una nueva persona; se acabó lo que es viejo, y vino lo que es nuevo. Yo os declaro: somos perdonados en nombre de Jesucristo.

2. Dios muestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rom 5: 8). Él mismo cargó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muriésemos al pecado y viviésemos para la justicia. (1 Pedro 2: 24)La misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad. Yo os declaro: somos perdonados en nombre de Jesucristo. (Salmo 103: 17)

3. Oigan las buenas nuevas.¿Quién está en posición de condenar? Solamente Cristo, y Cristo murió por nosotros, Cristo reina en poder por nosotros, Cristo intercede por nosotros. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Sepan que están perdonados y tengan la paz. (Romanos 8: 34; 2 Corintios 5: 17)

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4. La misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad. Yo os declaro que somos perdonados en nombre de Jesucristo. Que el Dios de misericordia, que os perdona todos los pecados, os fortalezca en el bien , y por el poder del Espíritu Santo os conserve en la vida eterna.

5. Así dice el alto y sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: yo habito en la altura y la santidad y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Yo os declaro, que en nombre de Jesucristo sois perdonados. (Isaías 57: 15)

6. Ministro: ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Congregación: Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. (Miqueas 7: 18-19)Ministro: En nombre de Jesucristo somos perdonados.

7. En arrepentimiento y fe, recibid, hermanos y hermanas, la promesa de la gracia y la seguridad del perdón. Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús. Vuestros pecados os son perdonados por causa de su nombre. (Corintios 5: 19; Romanos 8: 1)

8. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias. Hermanos y hermanas, crean en el Evangelio. En Jesucristo somos perdonados. (Salmo 103: 2-3)

9. Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. En nombre de Jesucristo somos perdonados. Salmo 32: 1)

Otros textos que pueden ser utilizados para la Declaración de Perdón: Sl 34: 7-18, 22; Sl 51: 17; Sl 130: 3-4; Is 6: 6-7; Jr 31: 33-34; Romanos 4: 7-8; Romanos 5: 18-21; Ef 1: 3, 7; Col 1: 3-14.

G. SALUDO DE PAZ:

Después del responso al perdón, o en otro momento apropiado del culto, la congregación podrá intercambiar gestos y palabras para el saludo de paz.

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1. (Cuando el saludo de paz sigue a la Declaración de Perdón)Puesto que Dios nos perdonó en su Hijo, perdonémonos unos a otros.La paz de nuestro Señor Jesucristo esté con todos.

2. (Cuando es usada en otros momentos del culto)Que la paz que Cristo nos da, reine en nuestro corazón.Fue para esa paz que Dios nos llamó, unidos en un solo cuerpo.(Col 3: 15)

3. (Cuando es usada al finalizar el culto)Puesto que el Señor Jesús abrió su corazón para nosotros, vamos a abrir nuestros corazones unos a los otros, y Dios será glorificado.La paz de Cristo esté con todos nosotros.

H. ORACIONES POR ILUMINACIÓN:

La oración por iluminación caracteriza al culto reformado, reflejando la doctrina de “Iluminación interior del Espíritu Santo”, peculiar al Presbiterianismo –Confesión de Fe de Westminster, capítulo 1, 6; Catecismo Menor respuesta nª 89; Catecismo Mayor respuesta nª 155.

Expresa la convicción de que las palabras de la Biblia solo tienen poder mediante la acción del Espíritu Santo. Antecede a la lectura bíblica.

1. Señor, abre nuestros corazones y mentes por el poder de tu Espíritu Santo; para que, mientras que las Escrituras están siendo leídas y tu Palabra proclamada, podamos oír con alegría lo que tú nos dices hoy. Amén.

2. Oh Dios, por tu Espíritu hablando en la lectura y proclamación de tu Palabra, dinos lo que necesitamos oír, y muéstranos lo que debemos hacer para obedecer a Jesucristo, nuestro Salvador. Amén.

3. Guíanos, oh Dios, por la Palabra y por tu Espíritu, para que en tu luz podamos ver la luz, en tu verdad encontremos liberación y en tu voluntad descubramos tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Dios de toda gracia, no podemos vivir solo de pan, sino de toda palabra que procede de tu boca. Haz que tengamos hambre de tu palabra, para que seamos alimentados hoy por el pan de la vida, Jesucristo nuestro Señor, en cuyo nombre oramos. Amén.

I. CONFESIONES DE FE:

1. Credo de los Apóstoles

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Creo en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo nuestro Señor, el cual fue concebido por obra del Espíritu Santo. Nació de la Virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; resucitó al tercer día; subió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, de donde ha de venir para juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo; en la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne; y en la vida perdurable. Amén.

2. Credo NicenoCreemos en un solo Dios, Padre Omnipotente, creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas, visibles e invisibles.Creemos en un sólo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, generado del Padre antes de todos los tiempos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de verdadero Dios, generado, no hecho, del mismo ser con el Padre, por medio del cual todas las cosas fueron hechas, el cual descendió del cielo por nosotros y por nuestra salvación, y se encarnó del Espíritu Santo y de la Virgen María, y se volvió verdaderamente humano. Por nosotros fue crucificado bajo Poncio Pilatos, padeció, y fue sepultado, y resucitó al tercer día, cumpliendo las Escrituras; subió a los cielos, y está sentado a la diestra del Padre. Vendrá de nuevo en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos, y su reino no tendrá fin.Creemos en el Espíritu Santo, el Señor, el Dador de la vida, que procede del Padre y del Hijo, el cual juntamente con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, el cual habló a través de los profetas. Creemos en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Reconocemos un solo bautismo para remisión de pecados. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo venidero. Amén.

3. Confesión de Fe BrasileñaCreemos en un solo Dios, inmortal e invisible, creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas, tanto visibles como invisibles, el cual es distinguido en tres personas: el Padre, el Hijo y el Santo Espíritu, que no hacen sino una sola sustancia eterna y una sola voluntad; el Padre, fuente de comienzo y todo bien; el Hijo, eternamente generado del Padre, el cual, cumplido el tiempo, se manifestó en carne al mundo, siendo concebido del Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, hecho bajo la ley para rescatar a los que bajo ella estaban, a fin de que recibiesen la adopción de hijos propios; el Santo Espíritu, procedente del Padre y del Hijo, maestro de toda la verdad, hablando por la boca de los profetas, sugiriendo todas las cosas que fueron dichas por nuestro Señor Jesucristo a los apóstoles. Este es el

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único consolador en la aflicción, dando constancia y perseverancia en todo bien.(Redactada en Rio de Janeiro por los pastores calvinistas franceses Jean de Bourdel, Mattieu Verneuil, Pierre Bourdon, sacrificados por Villegaignon en la Bahía de Guanabara el 19 de febrero de 1558)

4. Afirmación de Fe (Libro de Oración Común, 1549)Creo en Dios, el Padre, que me creó y creó al mundo. Creo en Dios el Hijo, que me redime y redime a todos los hombres. Creo en Dios, el Espíritu Santo, que me santifica y santifica a todos los escogidos de Dios.

5. Afirmación de Fe (Iglesia Unida de Canadá)No estamos solos, vivimos en el mundo de Dios.Creemos en Dios: Que creó y continúa creando,Que vino en Jesús, la Palabra hecha ser humano,Para reconciliar y renovar, Que obra en nosotros y en los otrosPor el Espíritu.Confiamos en Dios.Somos llamados para ser la Iglesia:Para celebrar la presencia de Dios, Para amar y servir a los otros,Para buscar la justicia y resistir el mal,Para proclamar a Jesús, crucificado y resucitado,Nuestro juez y nuestra esperanza.En la vida, en la muerte, en la vida más allá de la muerte,Dios está con nosotros.No estamos solos.Gracias sean dadas a Dios.

6. Afirmación de Fe: (Iglesia Reformada Francesa de Zurich, Suiza)Creemos que Jesucristo era Verdaderamente humano.Murió en una cruz.Resucitó.Él viene.Juntos confesamos:

Él vive para cada hombre y cada mujerÉl nos llama para servir a nuestro prójimoGracias a él nuestra vida tiene sentido.

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7. Afirmación de Fe (Iglesia Unida de Canadá)

Dios, el creador, reveló en Jesucristo su amor para con la humanidad y toda la creaciónDios nos dio a su Hijo Jesucristo que murió y resucitó para que tengamos vida.A pesar de nuestra desobediencia, Dios no nos abandona, ni al mundo, a la destrucción y la muerte.Al vivir en comunión con Dios y confiar en él, descubrimos que somos perdonados, pudiendo vivir en el Espíritu Santo, una vida de gratitud, esperanza y loor.No hay otro propósito para nuestra vida, sino glorificar a Dios y manifestar su amor al mundo.

8. El Credo en el Lenguaje de Hoy.Creemos que Dios camina con nosotros y nos protege. Creemos que su fuerza y bondad son mayores que nuestra flaqueza. Creemos que Jesucristo está vivo entre nosotros siempre dispuesto a amarnos y orientarnos.Creemos en su Palabra contenida en las Escrituras. Estamos comprometidos con él y por su causa, con la felicidad de todos los hombres.Creemos que el Espíritu Santo actúa en nosotros; creemos que es fuerza, sustento y bondad en nuestras vidas. Por eso, buscamos la integridad de carácter, la vida de paz y de justicia. Buscamos la promoción de la fraternidad, teniendo el amor como nuestro distintivo. Así Dios nos ayude.

9. Afirmación de Fe basada en las Escrituras(1° Corintios 15: 1-6; Marcos 16: 1-9; Marcos 16: 16; Apocalipsis 22: 13 Juan 20: 28)Este es el evangelio que recibimos, en el cual perseveramos, Y por el cual somos salvos, Si continuamos firmes en él: Que Cristo murió por nuestros pecados: Según las Escrituras, Que fue sepultado, Que resucitó al tercer día, Y que se apareció primero a María Magdalena, Después a Pedro, y a los doce apóstoles, Y después a muchos testigos fieles.

Creemos que Jesús es el Cristo, El Hijo del Dios viviente

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Jesucristo es el primero y el último, El principio y el fin, El es nuestro Señor y nuestro Dios. Amén.

10. Credo según San Juan(Juan 4: 24; 1 Juan 1: 5-7; 4: 7, 8; 5: 11; Juan 11:25; 1Juan 3: 1; 4: 13)Creemos que Dios es Espíritu y aquellos que lo adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad.Creemos que Dios es luz y que, si andamos en la luz, tendremos comunión unos con otros.Creemos que Dios es amor y que todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. Creemos que Jesús es el Hijo de Dios; que Dios nos dio la vida eterna y que esta vida está en el Hijo.Creemos que él es la resurrección y la vida; quien cree en él, aunque esté muerto, vivirá.Creemos que somos hijos e hijas de Dios y que él nos dio su Espíritu

11. Jesús es el Señor. (1 Corintios 12: 3)

12. Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. (Mateo 16: 1613. Cristo es la Imagen del Dios Invisible. (Col 1: 15-20)

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación; pues en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, él que es el principio el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

14. Cristo Jesús, modelo de humildad. (Filipenses 2: 5-11)Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó asimismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló asimismo, haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz.Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla

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de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.

15. El Amor de Cristo. (Romanos 8: 35, 37-39)¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Será la tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? En todas estas cosas, sin embargo, somos más que vencedores, por medio de aquel que nos amó. Ni altura, ni profundidad, ni cualquier otra criatura nos podrá separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.

16. Credo según Pedro. (1 Pedro 3: 18-22)

J. ORACIONES DE INTERCESIÓN:Director: Dios Todopoderoso, en Jesucristo tu nos enseñaste a orar, y a ofrecer nuestras peticiones a ti en nombre de él. Guíanos por tu Espíritu Santo, a fin de que nuestras oraciones por los otros puedan servir a tu voluntad y mostrar tu amor fiel; por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén

Oración de Intercesión:Director: Oremos por el mundoOración SilenciosaDios, creador nuestro, hiciste todas las cosas según tu sabiduría, y por tu amor nos salvas. Oramos por la creación entera. Derriba poderes malignos, endereza lo que está errado, alimenta y sustenta a los que tienen hambre y sed de Justicia, para que todos tus hijos puedan disfrutar libremente la tierra que hiciste, y cantarte alabanzas con alegría. Por Jesucristo Nuestro SeñorCongregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por la Iglesia.Oración SilenciosaDios de toda gracia, tu nos llamaste para ser Iglesia de Jesucristo. Consérvanos unido en la fe y en el servicio, partiendo el pan juntos, y proclamando el evangelio al mundo, para que todos crean que eres amor, se conviertan a tus caminos, y vivan en la luz de tu verdad.Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por la paz.

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Oración SilenciosaDios Eterno, tu nos enviaste un salvador, Cristo Jesús, para deshacer las murallas de hostilidad que separan a las personas. Envía paz para el mundo, y pon fin a la ganancia, al orgullo, y al odio, que coloca nación contra nación, raza contra raza y clase contra clase. Apresura el día en que cesen las guerras, y el mundo entero acepte tu soberanía. Por Jesucristo Nuestro SeñorCongregación: Amén.Director: Oremos por nuestros enemigosOración SilenciosaOh Dios, a quien no podemos amar si no amamos a nuestro semejante, retira de nosotros y de todo el pueblo, la ganancia, el orgullo, y el odio, para que podamos ser reconciliados con los que tememos, con aquellos a quien guardamos resentimiento o los que nos amenazan; pues, sólo así seremos capaces de convivir con nuestro prójimo en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por los que nos gobiernanOración SilenciosaDios Todopoderoso, soberano de las naciones, dirige a los que hacen y ejecutan nuestras leyes, al presidente del país y a todos los que están en autoridad entre nosotros (especialmente N-----------); para que, guiados por tu sabiduría, puedan conducirnos en el camino de la justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por los líderes mundialesOración SilenciosaRey Eterno, esperanza de toda la tierra, da visión a los que sirven en las Naciones Unidas, y a los que gobiernan todos los países en nuestro mundo hoy, para que, con buena voluntad y justicia, puedan deshacer barreras, promoviendo la unión de un mundo nuevo, en la paz. Por amor de Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por los enfermos

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Oración SilenciosaDios de misericordia, tu cargas los dolores del mundo. Contempla con compasión a los enfermos (especialmente N------------); anímalos por tu Palabra, restableciéndole la salud como señal de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por los que lloranOración SilenciosaDios de todo conforto, quédate con los que lloran (especialmente N--------------); para que tengan la certeza de que ni la muerte, ni la vida, ni cosa del presente o del porvenir, los podrá separar de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por nuestros amigos y familiasOración Silenciosa

Dios de compasión, bendícenos y a los que nosotros amamos, nuestros amigos y nuestras familias; para que, aproximándonos a ti, podamos aproximarnos más los unos a los otros. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Oración de Intercesión:Director: Oremos por aquellos que viven lejos de Dios.Oración SilenciosaDios de amor, que diste a tu único Hijo para salvar al mundo, te pedimos a favor de los que aún no creen y de los que perdieron la fe; a fin de que vengan a recibir el evangelio y a vivir en tu luz. Por Jesucristo, nuestro Señor.Congregación: Amén.

Director: Dios Todopoderoso, confiando en tu Palabra, y en tu Espíritu que nos enseña a orar, acepta nuestras intercesiones, atendiendo las que promuevan tu propósito para el mundo. Por Jesucristo que reina sobre todas las cosas. Congregación: Amén.

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K. PALABRAS INTRODUCIENDO LA OFRENDA:

Asociada con las intercesiones, la ofrenda demuestra de un modo concreto la integridad de nuestras súplicas en pro de la Iglesia y del mundo.

1. Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. (1 Crónicas 29: 14)2. De gracia recibisteis, dad de gracia. (Mateo 10: 8)3. Mía es la plata, mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. Todo nos

viene de él, todo fue hecho por él, todo existe por él. (Hagéo 2: 8)4. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma y con

todas tus fuerzas. (Deut 6:5 y Mateo 6: 21)5. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a

fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. (2 Cor 9: 8-9)

6. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. (2 Cor 9: 7)

7. Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. (Salmo 103: 1)

8. Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional. (Romanos 12: 1)

9. Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas y venid a sus atrios.

L. ENVÍO:

Por su Palabra, Dios nos convoca para rendirle culto; y por su Palabra, Dios nos envía al mundo para servirlo en el caminar del día a día. El envío, o antecede o sigue a la bendición, y puede ser pronunciado por un diácono, diaconisa o presbítero.

1. Director: Id en la paz de Cristo. Sed valientes y fuertes en el testimonio del evangelio entre los hombres. Servid al Señor con alegría, en el poder del Espíritu Santo.Congregación: Amén.

2. Todo lo que hiciereis, sea en palabra, sea en acción, hacedlo en nombre del Señor Jesús, dando por él gracias a Dios Padre. (Colosenses 3: 17)

3. Oh hombre, el te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. (Miqueas 6: 8)

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4. Id en nombre del Señor. Y lo que el manda es esto: que creáis en el nombre de su Hijo Jesucristo y que os améis unos a otros como Cristo nos mandó. (1 Juan 3: 23)

5. Director: Id en paz para amar y servir al Señor.Congregación: Gracias sean dadas a Dios.

6. Director: El Señor esté con nosotrosCongregación: El está en medio de nosotros.Director: Bendícenos oh Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.Congregación: Amén.Director: Vamos en paz, y el Señor nos acompañeCongregación: Amén.

7. Habite ricamente en vosotros la palabra de Cristo, instruíos y aconsejaos mutuamente en toda la sabiduría, alabando a Dios con salmos e himnos y cánticos espirituales y con gratitud en vuestros corazones.

8. Id en paz.Amad al Señor vuestro Dioscon todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,y con todo vuestro entendimiento;y amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos. (Mateo 22: 37-39)

9. Andemos en la luz, como Dios está en la luzunidos los unos con los otrosSomos la luz para todo el mundoAsí brille nuestra luz para que otros alaben a nuestro Padre que está en los cielos. (1Juan 1: 7; Mateo 5: 14, 16)

M. BENDICIONES.

Es función exclusiva del pastor, invocar la bendición.

1. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. (2 Corintios 13: 13)

2. El Señor os bendiga y os guardeEl Señor haga resplandecer su rostros sobre vosotros y se compadezca de vosotros.El Señor levante sobre vosotros su rostros y os dé la paz.Y la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con vosotros, para siempre. Amén. (Números 6: 24-26; 2 Corintios 13: 13)

3. Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto

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eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Hebreos 13: 20-21)

4. Que el amor de Dios os una; la alegría de Dios os inspire; la paz de Dios os envuelva; el valor de Dios os sostenga; y la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, repose sobre vosotros para siempre. Amén.

5. La paz de Dios, que excede todo el entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestras mentes en el conocimiento y amor de Dios, y el del Hijo de Dios, Jesucristo, nuestro Señor; y la bendición de Dios Todopoderoso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, permanezcan con vosotros siempre. Amén. (Filipenses 4: 7)

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SOBRE EL CALENDARIO LITURGICO

Los calendarios cívicos conmemoran las obras humanas, el calendario litúrgico celebra lo que Dios hizo en Cristo, lo que continúa haciendo hoy por medio de su Espíritu Santo y lo que promete hacer en el futuro. Es un recuerdo continuo de que la salvación no viene de nosotros y si de la gracia de Dios en Cristo Jesús. El hecho de acompañar el año de la gracia del Señor en los cultos de la Iglesia semana tras semana, año tras año, lleva a la comprensión real del sentido Bíblico de la adoración y alabaza. Pues el cristiano alaba a Dios al recordar sus obras maravillosas y darle gracias por ellas. En transcurrir del año cristiano, nuestra percepción de los hechos salvíficos de Dios se profundiza y somos liberados de una falsa espiritualidad, centrada en nuestras propias obras, emociones y deseos.

El calendario cristiano o “Litúrgico” gira en torno a los grandes actos de Dios en Cristo Jesús para la redención del mundo. El nacimiento, vida, muerte, resurrección y venida prometida del Señor así como su dadiva del Espíritu Santo dan sentido a los días y épocas del año Cristiano, determinando el ritmo actual de los culos y orientando la selección de los textos bíblicos a ser leídos y proclamados.

El año cristiano posee tres ciclos:

1. La secuencia semanal del domingo que cada siete días conmemora la resurrección del Señor formando el fundamento y el núcleo del año litúrgico.

2. El ciclo de la navidad que incluye la cuatro semanas del adviento, los doce días de la navidad, y termina el día 6 de enero con la epifanía del Señor.

3. El Ciclo de la pascua que abarca los cuarenta días de la cuaresma (Terminando la semana Santa) los cincuenta días de la pascua, y llega al apogeo e el día de pentecostés.

El año litúrgico sin embargo, se caracteriza en su mayor parte en el tiempo común –Tiempo normal o habitual-. Es el tiempo-patrón, marcado por el ciclo semanal teniendo su puntual en la adoración dominical del Señor que venció la muerte y renueva todas las cosas. Dos veces por año el tiempo común sede el lugar al tiempo no común – los ciclos de navidad y de la pascua, que irrumpen en el tiempo común para que se festejen los maravillosos hechos de Dios en la encarnación y resurrección de su hijo.

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Sin embargo durante el tiempo común se celebran cuatro días especiales – El bautismo, transfiguración del Señor, Trinidad y Cristo, El Rey del universo.

II SOBRE LOS COLORES DEL TIEMPO DE LA GRACIAEn las últimas décadas las iglesias presbiterianas han usado los colores litúrgicos para realzar los diferentes días y épocas del año Cristiano. Los colores son empleados en las togas del Ministro y del coro, en las toallas de la mesa y el pulpito, en separadores de páginas, en la Biblia del púlpito, en las ofrendas florales y en banderas litúrgicas.

La introducción de los colores litúrgicos en el culto siempre debe ir acompañada de un proceso de educción para que todos comprendan con claridad en significado de los colores.

Los colores crean un ambiente que cambia de acuerdo con la época y el día del año litúrgico, así comunican mejor el tema del culto determinado por las lecturas y proclamación de la palabra. Los colores refuerzan el sentido festivo del domingo y enriquecen nuestro compromiso con los grandes actos de Dios que celebramos.

El esquema tradicional de los colores litúrgicos es simple: El blanco y dorado simbolizan la divinidad, luz, gloria, alegría y victoria, son usados para celebrar la obra redentora de Cristo (navidad, epifanía, transfiguración, pascua, trinidad y Cristo, el Rey del Universo).El Rojo, símbolo del fuego y de la sangre de los mártires el color de las Celebraciones del Espíritu Santo y de la Iglesia: Pentecostés “31 Julio” día de la reforma, así como el aniversario de las iglesias locales ordenación e instalación de pastores.Violeta, caracteriza las épocas del año Cristiano dedicadas a la reflexión, arrepentimiento y preparación como el adviento y la cuaresma.

El Azul Claro, ha sido empleado por el adviento por expresar la esperanza.El Negro denota la muerte, siendo usado el miércoles de Ceniza y el viernes de pasiónEl Verde, color de la naturaleza, vida y crecimiento es usado a lo largo del tiempo-

III SOBRE EL LENGUAJE DE LOS SÍMBOLOSEl año litúrgico simboliza la soberanía de Dios sobre el tiempo: “Cristo, ayer y hoy, el principio y el fin, el alfa y la omega, todo el tiempo pertenece a él y todos los siglos” (de la antigua liturgia de la vigilia pascual). Las palabras fallan cuando se trata de manifestar en su plenitud la experiencia

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que tenemos con Dios. Para hablar del misterio de esta presencia que trasciende el tiempo y el espacio, la religión posee su lenguaje propio. Es el bello y rico lenguaje del rito, del poema, de la metáfora, de la parábola – el lenguaje delos símbolos que comunica no por afirmaciones lógicas, mas por alusiones a la realidad del más allá, mayor que el símbolo en sí mismo. Es un lenguaje que varia infinitamente: gestos, objetos, seres vivientes, frases, hechos, música, ritos, fenómenos naturales, credos, formas plásticas, colores y más.

EL propio año cristiano es un símbolo. Afirma que el tiempo y la historia son las áreas de la actividad creadora y redentora de Dios. La salvación no consiste en escapar de este mundo. El año Cristiano celebra el tiempo como la ocasión propicia para la intervención de la gracia de Dios y para la decisión humana de aceptar o rechazar la promesa del evangelio. El año cristiano simboliza la actuación de Dios en este mundo, en el tiempo y en el espacio llamándolos a celebrar sus actos semanalmente ene l culto dominical.

Hay en la Biblia, una gran variedad de ejemplos del leguaje d e los símbolos, el gesto simbólico de la “imposición de las manos del presbiterio” (1 Timoteo 4:14) objetos simbólicos como el candelabro de oro con sus siete lámparas (Éxodo 25: 31-40, Zacarías 4:2; Apocalipsis 1:12)El acto simbólico del lavamiento de los pies, (Juan 13); El simbolismo de la música instrumental y vocal, (1Cronicas 6:31-32) y del cántico de los salmos en el templo (Salmos 105:2); los ritos simbólicos del bautismo y de la Santa Cena; el fenómeno natural del arco Iris (Génesis 9: 13; Apocalipsis 4:3); El primer credo, símbolo de la fe Cristina “Jesucristo es el Señor” ( 1 Corintios 12:3); La representación simbólica de la serpiente de bronce (Números 21 8: 9); Juan 3:14) y otros más.

Tenemos dos maneras de conocer la realidad: La racional y la intuitiva. Una se aproxima a la realidad por medio de conceptos, ideas, argumentos y palabras. La otra por metáforas, analogías historias y símbolos. Esas dos formas de conocimiento no pueden estar separadas, porque una no complementa a la otra, infelizmente nuestro protestantismo ha separado las dos. A causa de eso la iglesia viene sufriendo hoy las consecuencias graves de esa falsa dicotomía. O caemos ene l extremos de una religiosidad verbal, que valoriza solamente lo discursivo, lo didáctico y lo polémico; o reaccionamos contra la ausencia de los elementos afectivos y emotivos, lo que viene a resultar en una religiosidad subjetivista, en la cual las emociones tiene prelación sobre lo racional. Una de las tareas apremiantes del protestantismo hoy es recupera la unidad entre el conocimiento racional y el conocimiento intuitivo afectivo de la fe Cristian.

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Hemos sustituido la gran riqueza del lenguaje de los símbolos por conceptos abstractos, leyes moralistas y el emosionalismo. Hemos ignorado el poder de trasmitir el sentido de lo divino inherente a los símbolos. Necesitamos tomar posición de ese basto patrimonio, que es nuestro como rama presbiteriana de la Iglesia de Jesucristo. Un símbolo cristiano apunta para una realidad más allá dela comprensión racional, y al mismo tiempo participa del significado de la propia realidad que representa. Su función principal es la de manifestar dimensiones de la realidad divina, en que vivimos, nos movemos y existimos, las cuales de otra manera no serian percibidas. Muchos protestantes desconfían del empleo de los símbolos temen que los mismos sean transformados en objetos de adoración, en lugar de hablarnos de las cosas de Dios. Con todo eso, los símbolos no son imágenes con la pretensión de visualizar en sí mismo la realidad espiritual. Un símbolo cristiano es simple, sin embargo, no se simplista como una imagen. Nuestra experiencia con Dios es de una profundidad y riqueza insondable y el sentido de cualquier parte de ella nunc podrá ser agotado por su representación simbólica. No hay peligro de idolatría, cuando el significado del símbolo es aclarado o iluminado por la comprensión Biblica y teológica en el contenida.

LOS CRITERIOS PARA EL EMPLEO DE SÍMBOLOS EN LA IGLESIA

1. Los Símbolos deben surgir de las Escrituras, donde encontramos nuestra identidad como pueblo de Dios. En las escrituras descubrimos que somos un pueblo bautizado en el agua en nombre del Dios Trino: Un pueblo de la cruz, llamado a hablar y a actuar dando continuidad a la misión de Jesús; un pueblo sobre el cual descendió el Espíritu Santo FUEGO y que aguarda la victoria del Señor con Lámparas encendidas. Al emplear símbolos en la Biblia afirmamos nuestra identidad como un pueblo formado por la palabra de Dios-2. Los Símbolos deben surgir de la tradición Cristiana. No podemos descartar dos mil años de reflexión teológica, vida devocional y expresiones visibles de la fe de los muchos que sirvieron a Cristo antes que nosotros. Esta es la tradición cristiana, la parta viva de nuestro pasado Cristino. Negar la validez de la experiencia de generaciones de cristianos que nos antecedieron, es negar que somos uno con ellos en Cristo.3. El simbolismo Cristiano debe ser una expresión del carácter especial de la comunidad en que es usado. No existen comunidades de fe genéricas. Cada una tiene su especificidad dada por su contexto cultural, lingüístico y étnico en que vive y desempeña su misión. Muchas iglesias perpetúan un tipo de religión, que sutilmente inculca a sus fieles la convicción debe despreciar su identidad cultural. Vemos esto en nuestras iglesias, especialmente a través de la música (Símbolo sonoro

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de la fe) cantada por los jóvenes, la cual, muchas veces, no pasa de ser una copia papel carbón de ritmos, melodías y sentimientos de una cierta religiosidad norteamericana. Mientras tanto las autenticas expresiones religiosas y artística que surgen del contexto colombiano son despreciadas como siendo “del mundo”. Una iglesia que no crea su propio lenguaje simbólico, no está ejerciendo los dones que les fueron concedidos por el Espíritu Santo, dejando de hacer su contribución peculiar a la diversidad y riqueza del testimonio universal del Cuerpo de Cristo.

IV SOBRE EL LECCIONARIO QUE ORIENTA EL AÑO LITURGICO

El leccionario consiste en un sistema organizado de lecturas Bíblicas para el culto, que acompaña el desenvolvimiento del año litúrgico. El leccionario aquí presentado fue preparado por un equipo de Biblistas representativo de las principales iglesias cristianas del mundo (Incluyendo Presbiterianas y Reformadas) la cual viene trabajando desde 1.978 se trata del leccionario común (1.983) revisado desde (1.992)Este leccionario provee tres lecturas para cada culto dominical por un periodo de tres años. Las lecturas siguen un plan que proporciona una visión panorámica de toda la historia de la salvación. Cada domingo, el leccionario indica textos del Antiguo Testamento, de una Epístola y de uno de los evangelios. La secuencia se repite de tres en tres años (Trienal), siendo dividida en año A, año B y Año C.

Además de las lecturas dominicales el leccionario designa un salmo que puede ser leído pero que se destina a ser cantado como responso del pueblo después de la primera lectura.

El Salmo también puede servir de lectura de respuesta con forme a la tradición ya establecida en nuestras iglesias.

EL USO DEL LECCIONARIO EN LOS CULTOS DOMINICALES1. Restablece la centralidad dela palabra de Dios en el culto.

Uno de los medios comprobados para sanar el analfabetismo Bíblico de nuestro tiempo, consiste en adoptar un leccionario en la Iglesia.

2. Estimula la preparación de sermones expositivos delos textos Bíblicos, nutriendo así a nuestro pueblo con “leche no adulterada” de la palabra de Dios, para su crecimiento en Cristo.

3. Facilita la planeación del culto anticipadamente, contribuyendo para su unidad en torno del tema abordado para la lectura así como los

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elementos del culto, sermón, himnos, canto coral y oraciones- proclaman a una sola voz la gracia y la verdad de Dios.

4. Sirve como guía para los miembros y grupos de la iglesia que desean preparase de antemano leyendo y usando los textos a ser usados. Algunas iglesias locales notifican las lecturas para el domingo siguiente en el boletín o en un cuadro de avisos, con el fin de incentivar a los miembros para que se preparen para una preparación mas consciente en el culto

Reverendo – JAVIER RODRIGUEZ SANIN

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compilado liturgia

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