comunidad salesiana - ven y verás · estén orientados a la gloria y alabanza de tu nombre. amén...

1 ComunidadSalesiana

Retiros para laComunidad Salesiana1.1

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1. DIOS ES AMOR (1 Jn 4,8-21)

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU

Señor, derrama tu Espíritu sobre estos siervos tuyos,para que seamos capaces de confesar tu nombre

en lo cotidiano de la vida,no sólo en la dificultad,

sino también en la tibieza y frivolidad que nos amenazan.Que todos nuestros pensamientos, deseos y acciones

estén orientados a la gloria y alabanza de tu nombre. Amén

El Texto8 El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados. 11 Queridos, si Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros. 12 Nadie ha visto a Dios jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. 13 En esto sabemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo como Salvador del mundo. 15 El que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él. 17 En esto ha llagado el amor a su plenitud con nosotros: En que tengamos confianza en el día del juicio, porque como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud en el amor. 19 Nosotros amemos, porque él nos amó primero. 20 Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. 21 Y tenemos este mandamiento de parte de él: El que ama a Dios ame también a su hermano.

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LECTIO (¿Cuál es el verdadero mensaje del texto que acabo de leer?

Leer bien es escuchar en profundidad).

Algunas reflexiones

“La vida consagrada es anuncio de lo que el Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu, realizó con su amor, su bondad y su belleza” (VC 20).

“Hemos creído en el amor de Dios: Así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida” (DCE 1).

En Cristo se nos revela que “Dios es amor,” que su realidad más profunda es amar gratuitamente. Y Cristo es el rostro visible de un Dios que es Amor.

De Dios sólo brota amor absolutamente gratuito. Dios nos ama buscando no su propio interés o su gloria, sino buscando sólo nuestro bien y nuestra dicha. Dios nos ama para que vivamos y seamos felices en él: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él” (1 Jn 4,9).

Por esto la única forma válida para descubrir a Dios es dejarnos guiar por Jesús y entrar en la esfera del Dios que nos ama. A Dios lo único que le interesa somos nosotros. Nos crea por amor y buscando sólo nuestro bien; nos quiere felices. De él sólo brota amor gratuito hacia el ser humano.

Si Dios llama derramando amor sobre todos, sólo el amor establece una vía de verdadera comunicación con Dios.

Este amor no es una conquista de nuestra voluntad, no es el fruto de nuestros esfuerzos. Es un don. “El amor ha sido derramado en nuestros corazones” (Rm 5,5). Y sabernos amado nos exige amar.

Así, toda la cristiana y consagrada consiste en vivir el clave de amor. Lo primordial de nuestra fe no es creer verdades, sino creer en el amor gratuito de Dios y acogerlo como fundamento de la existencia.

“Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor. Dios no nos impone un sentimiento que no podamos suscitar en nosotros mismos. Él nos ama y nos hace ver y experimentar su amor, y de este « antes » de Dios puede nacer también en nosotros el amor como respuesta. (…) La historia de amor entre Dios y el hombre consiste precisamente en que esta comunión de voluntad crece en la comunión del pensamiento y del sentimiento, de modo que nuestro querer y la voluntad de Dios coinciden cada vez más: la voluntad de Dios ya no es para mí algo extraño que los mandamientos me imponen desde fuera, sino que es mi propia voluntad, habiendo experimentado que Dios está más dentro de mí que lo más íntimo mío. Crece entonces el abandono en Dios y Dios es nuestra alegría (cf. Sal 73 [72], 23-28)” (DCE 17).

En esto consiste la vida espiritual, en sabernos, sentirnos y pensarnos seres queridos y amados por Dios.

Esta convicción puede formularse así: Yo soy amado, no porque soy bueno, santo y sin pecado, sino porque Dios es bueno y me ama de manera incondicional y gratuita en Jesucristo. Me ama tal como soy, me ama antes de que cambie y sea mejor.

La vida creyente de la persona que se sabe amada, se convierte así en “eucaristía,” en acción de gracias permanente al Padre por medio de Cristo: “Siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo sobremanera y abunda el amor de cada uno para con los demás” (2 Ts 1,3). “La eucaristía es el acto central de cada día para toda la comunidad salesiana, que la celebra como una fiesta en una liturgia viva” (C 88).

El camino para vivir la espiritualidad en clave de amor nos lo señala Jesús: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor” (Jn 15,9).

El amor sólo puede tener una fuente de donde mana y se alimenta. Y, a partir de ahí, se transmite a otros.

“Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero. Así, pues, no se trata ya de un «mandamiento» externo que nos impone lo imposible, sino de una experiencia de amor nacida desde dentro, un amor que por su propia naturaleza ha de ser ulteriormente comunicado a otros. El amor crece a través del amor. El amor es «divino» porque proviene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros, que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa, hasta que al final Dios sea «todo para todos» (cf. 1 Co 15, 28)” (DCE 18).

MEDITATIO

M(¿Qué me dice el texto a mí?, ¿qué debo hacer para ponerlo en práctica?, ¿qué debo hacer para aplicarlo a mi propia vida?)

(vv. 7-8) Todo lo que pertenece a Dios respira su amor; por eso quien no ama se sitúa fuera del ámbito de Dios y quien ama reconoce a Dios, pues Dios es amor. El camino del amor fraterno es camino que conduce a Dios, porque sólo quien ama termina reconociendo su origen: el Dios Amor.

(vv. 9-10) El amor se nos ha manifestado en Cristo. Lo que es Dios se sabe únicamente allí donde está Cristo, donde es testimoniado. Él nos amó primero. Conocerlo nos pide el reconocimiento: para poder nacer al amor, nacer de Dios. Para hacerlo posible tuvo Dios que nacer entre nosotros y morir por nosotros.

(vv. 11-12) El amor de Dios nos hermana: y el don recibido se nos convierte en programa de vida. no hay otro camino para llegar a Dios, sino la práctica del amor. “¿Comenzaste a amar? Dios comenzó a morar en ti” (San Agustín).

(vv. 13-16) “El Espíritu de Dios, ¿cómo lo conoces?, pregunta a tu corazón: si está lleno de caridad, tienes al Espíritu de Dios” (San Agustín). Al Hijo no se le puede confesar sólo con la boca, ha de hacerse con la vida. No existe fe sin amor ni amor sin fe, ya que el requisito previo para que Dios permanezca en nosotros es el amor fraterno (v.12) y la fe en Cristo (v.14).

(vv. 17-19) El amor es sinónimo de salvación asegurada y excluye necesariamente el temor, porque aleja toda inseguridad. Pero este amor viene de Dios. Él nos amó primero y nos concedió amarle.

(vv. 20-21) Cuantos nos sentimos amados por Dios debemos saber que el amor de Dios no puede morir en nosotros, debe llegar al hermano. Todo creyente debe poder contemplar a Dios en el hermano que está junto a sí, y la forma de reconocerlo es amándolo.

Dos grandes áreas para vivir de forma significativa y en clave salesiana, nuestra creencia en un Dios que es Amor y nos ama:

Somos conscientes de que vivimos en una sociedad donde Dios va desapareciendo del horizonte de nuestro mundo, de las conciencias de las personas. Crece cada vez más la insensibilidad religiosa. Pero, ¿qué postura adopta quien cree en el amor de Dios y vive la experiencia de su amistad?

Nuestra respuesta bien podría ser el sentirnos hermanos y saber ofrecer nuestra cercanía y amistad. Sólo desde esta comunión profunda es posible, más tarde, el diálogo sincero, la escucha mutua, el compartir los interrogantes que llevamos todos en el corazón, el mostrar la fe desde la que uno vive, el sugerir el amor de ese Dios Amor que nos acompaña.

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Desde esta clave nuestras constituciones nos recuerdan que “el Señor nos da hermanos a quienes amar” (C 50); y “que nuestras relaciones deben ser de amistad y fraternidad” (C 51).

Otra área es la del campo de la marginación a la que se ven sometidos tantos hombres y mujeres, tantos jóvenes. No se puede vivir la amistad y el amor de Dios ignorando la situación de pobreza y sufrimiento de quienes son excluidos de una vida digna…

No se puede experimentar el amor de Dios sin reaccionar ante el hecho doloroso de la pobreza y marginación. No son compatibles la experiencia de la amistad y el amor de Dios y la indiferencia ante los pobres y necesitados.

ORATIO

(se inicia un diálogo con la Palabra. El que reza no pide por aquello que le falta, sino más bien por aquello que Dios le ha permitido ver y contemplar)

Padre bueno, en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a tus hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir en tu voluntad los rasgos de nuestro verdadero rostro.

Padre santo, Tú nos llamas a ser santos como tú eres santo. Te ruego que nunca faltenEn mi vida el amor y la misericordia.Que en mi comunidad pueda ser signo y portador de tu amor Que en la Iglesia sea testimonio De vida entregada y preocupada Por los que menos tienen

Siente hoy su amor sobre ti… descubre detalles que te hablen de este amor.

Da gracias por los hermanos de tu comunidad. Pasa lista, ora por todos, uno por uno… Descubre que el amor al hermano es el camino que conduce a Dios.

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CONTEMPLATIO

(Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro. Silencio ante la Palara. Nos contemplamos a nosotros mismos tal y como Dios nos ve, sabiendo que estamos en su presencia, sabiendo que es

él el único foco de nuestra oración)

COLLATIO

(comparto con los hermanos mi respuesta a la Palabra)

Dios Padre,

Tú me consagraste a ti el día de mi bautismo.

Como respuesta al amor de Jesús, que me llama a seguirlo más de cerca, que es luz y fuerza, yo, con plena libertad, te ofrezco todo mi ser, comprometiéndome a entregar todas mis energías a quienes me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres, a vivir en la Sociedad Salesiana en comunión fraterna de espíritu y de acción y a participar, de este modo, en la vida y en la misión de la iglesia.

Tu gracia, Padre, la intercesión de María Santísima Auxiliadora, de san José, de San Francisco de Sales, de San Juan Bosco y mis hermanos salesianos me asistan todos los días y me ayuden a ser fiel.

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2. YO SOY EL BUEN PASTOR (Jn 10, 1-12)






El Texto“En verdad, en verdad os digo que el que no entra al redil de las ovejas por la puerta, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. 2 Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. 3 A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera. 4 Y cuando saca fuera a todas las suyas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Pero al extraño jamás seguirán; más bien, huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.” 6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. 7 Entonces Jesús les habló de nuevo: “en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y salteadores, pero las ovejas no les oyeron. 9 Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí, estará a salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. 12 Pero el asalariado, que no es el pastor, y a quien no le pertenecen las ovejas, ve que viene el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo arrebata y dispersa las ovejas.

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Introducción 1 El evangelio de Juan es muy diferente de los relatos evangélicos de Marcos, Mateo y Lucas. El enfoque del escrito, el marco de la actividad de Jesús, el lenguaje y, sobre todo, su contenido teológico le dan un carácter propio. El evangelio de Juan va recordando los dichos y hechos de Jesús “a la luz de la resurrección.” El autor nos dice que los discípulos descubrieron el sentido de lo sucedido “cuando resucitó de entre los muertos” (2,22). Más concretamente, explica que es el Espíritu Santo, enviado por el padre, quien les va recordando a los discípulos todo lo que Jesús les ha dicho (14,26).• Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. El protagonista del relato no es un profeta enviado por

Dios para hablar y actuar en su nombre, es mucho más, es la Palabra de Dios echa carne. Dios no ha permanecido callado, encerrado para siempre en su misterio. Se nos ha querido comunicar. Ha querido decirnos su amor y darnos a conocer su proyecto.

• Jesús es el enviado del Padre, es el gran regalo que Dios hace al mundo. “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna…” (3,16).

• Este Jesús, que viene directamente del corazón del Padre, es el único que lo puede revelar. “A Dios nadie lo ha visto jamás” (1,18).

• Jesús recibe la gloria del Padre que se manifiesta en los “signos” que realiza. Al recorrer el evangelio de Juan nos encontramos con algunos “signos” que no aparecen en los evangelios sinópticos y que están cargados de fuerza reveladora.

• Jesús va revelando su mensaje de salvación no sólo por medio de los signos que lleva a cabo, sino por medio de sus palabras. Descubrimos el diálogo con Nicodemo (3,1-21), el diálogo con la samaritana (4,1-42), el discurso del Pan de Vida en la Sinagoga de Cafarnaúm (6,22-71). Para Juan, el mandato del amor constituye la culminación de todo lo que Jesús nos comunica desde la intimidad del Padre.

• En el discurso de despedida (caps 13-17) encontramos los grandes temas de la teología de Juan: la relación única e insondable entre el Padre y su Hijo encarnado; la acción del Espíritu Santo, enviado por el padre y el Hijo para defender a los seguidores de Jesús y conducirlos a la verdad completa; el amor fraterno, inspirado en Jesús, como distintivo de la nueva comunidad; la permanencia de los seguidores en Jesús en sus palabras y en su paz; la presencia de la comunidad en el mundo sin ser del mundo.

• “Yo soy el pan de vida. El que venga a mí no tendrá más hambre” (6,35). El ser humano busca diversas clases de pan para alimentar su hambre profunda: sólo en Jesús encontrará en pan de vida que lo saciará plenamente. “Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (8,12). El ser humano necesita luz para no errar en su camino; sólo en Jesús encontrará la luz que lo guiará hasta la vida plena. “Yo soy la puerta; si uno entra por mí se salvará” (10,9); al ser humano se le presentan muchas puertas y caminos: sólo si se entra por Jesús cruzará el umbral que lo lleva la salvación. “Yo soy el buen pastor… he venido para que mis ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia” (10, 10-11.15); el ser humano es frágil, indefenso y vulnerable. Sólo en Jesús encontrará al “pastor bueno” que le de la vida que su corazón anhela. “Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (1,25-26).

1 Cf José Antonio Pagola, El Camino Abierto Por Jesús, Juan (Madrid: PPC, 2012), 9–13.

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El texto en su contexto2 La figura del pastor era muy familiar en la tradición de Israel. Moisés, Saúl, David y otros líderes habían sido pastores. Al pueblo le agradaba imaginar a Dios como un “pastor” que cuida de su pueblo, lo alimenta y lo defiende.

Con el tiempo el término pastor comenzó a utilizarse para designar también a los jefes del pueblo. Solo que estos no se parecían siempre a Dios, ni mucho menos. No sabían cuidar del pueblo y velar por las personas como lo hacía él.

Todos recordaban las duras críticas del profeta Ezequiel a los dirigentes de su tiempo: “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! No fortalecéis las ovejas débiles, ni curáis a las enfermas, ni vendáis las heridas; no recogéis las descarriadas ni buscáis las perdidas, sino que las habéis dominado con violencia y dureza. El profeta anunciaba un porvenir diferente: “aquí estoy yo, dice el Señor, yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él.”

Cuando en las primeras comunidades cristianas comenzaron los conflictos y disensiones, los seguidores de Jesús sintieron la necesidad de recordar que sólo él es Pastor Bueno.

Jesús había actuado sólo por amor. Todos recordaban todavía su entrega a las “ovejas perdidas de Israel:” Las más débiles, las más enfermas y heridas, las más descarriadas. El pastor bueno siempre trata a las ovejas con cuidado y amor. El pastor que se preocupa de sus propios intereses es un “asalariado”. En realidad no le importan las ovejas ni su sufrimiento.

Jesús no había actuado como un jefe dedicado a dirigir, gobernar o controlar. Lo suyo había sido “dar vida”, curar, perdonar. No había hecho sino entregarse, desvivirse, terminar crucificado dando la vida por las ovejas. El que es verdadero pastor piensa en sí mismo, “abandona las ovejas”, evita los problemas y “huye”.

Cuando entre los primeros cristianos comienzan los conflictos y disensiones entre grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la comunidad de Jesús, sólo él es el Pastor Bueno. No un pastor más, sino el auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.

Esta imagen del Pastor Bueno es una llamada a la conversión de todos aquellos que se llaman “pastores” en la comunidad cristiana. El pastor que se parece a Jesús sólo piensa en las ovejas, no “huye” ante los problemas, no las “abandona”. Al contrario, está junto a ellas, las defiende, se desvive por ellas, “expone su vida” buscando su bien.

Para los primeros creyentes Jesús no es sólo un pastor, sino el verdadero y auténtico pastor. El único capaz de orientar y dar verdadera vida al ser humano. Esta fe en Jesús como verdadero pastor y guía adquiere una actualidad nueva en una sociedad como la nuestra, donde las personas corren el riesgo de perder su propia identidad y quedar aturdidas ante tantas voces y reclamos.

2 Cf ibid., 143–149.

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MEDITATIO

(¿Qué me dice el texto a mí?, ¿qué debo hacer para ponerlo en práctica?, ¿qué debo hacer para aplicarlo a mi propia vida?)

• Jesús es pastor. Se nota que lo es porque entra por la puerta, por el lugar que le corresponde para no asustar al rebaño, para no violentar a las ovejas.

• El pastor entra en el espacio conocido y donde es reconocido. El reconocimiento es esencial para la función del pastor: las ovejas son capaces de reconocer la voz familiar, amiga… y sobre todo conoce el nombre de cada una.

• Jesús es la puerta de las ovejas. Una imagen para decir que creer consiste en pasar por él y pasar por él implica la cruz.

• Fíjate en las frases que indican conocimiento: Jesús nos conoce a cada uno personalmente y nos hace suyos: “Llama a las ovejas por su nombre (3), (…) reconoce la voz (4)”

• En la vida comunitaria, la dureza, la indiferencia, los resentimientos nos hacen extraños unos a otros. A un extraño no le siguen (5).

• Fíjate en las frases que indican entrega: camina delante de ellas (4); yo vine para que tengan vida en abundancia (10); el buen pastor da su vida por las ovejas (11).

• ¿Qué mensaje me propone este texto?

• ¿Qué buena noticia descubro en él?

• ¿Dónde están nuestras seguridades y confianzas?

• ¿A qué estoy llamado en este momento de mi vida?

• Nuestras constituciones (C10) nos recuerdan que el centro y la síntesis del espíritu salesiano consiste en el amor del buen pastor…

• ¿Estoy dispuesto a darme y a gastarme por las ovejas?

Para nosotros, salesianos, este texto tiene especiales resonancias por todo lo que supuso la figura del Buen Pastor para don Bosco. En el contraste entre la realidad que vive don Bosco y su ideal vocacional encontramos algunas claves interesantes. (En cursiva la respuesta que dio a la realidad que se encontró).

Sabemos que:

1. Que de pequeño no le gustaba que los curas no le prestasen atención.

Él no será así, se dirá a sí mismo.

2. Que de estudiante los confesores no le entienden la vocación.

Para él la orientación y promoción vocacional, se convertirán en uno de los campos prioritarios de trabajo.

3. En cierta ocasión, el joven clérigo Cafasso le dice: “La diversión de los clérigos son sus funciones de iglesia.”

No es de extrañar, pues, que entre sus propósitos al recibir la vestición clerical, diga: “En lo venidero nunca tomaré parte en espectáculos públicos y ferias; no iré a bailes ni teatros, ni a las comidas que se dan en tales ocasiones.”

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4. Que de seminarista no le agradaban el ambiente interno ni las relaciones entre los superiores y estudiantes; se tenía una imagen de la dignidad sacerdotal que hacía del sacerdote alguien alejado del común de los fieles y, no digamos ya, de los jóvenes más desfavorecidos, serio y dedicado a sus rezos y a sus tareas ministeriales. Juan Bosco echa de menos su cercanía, su confianza, su afecto y su consejo. Dice en las MO: “Era costumbre visitar al rector y a otros superiores al volver de vacaciones y al marchar a ellas. Nadie iba a hablar más con ellos, como lo los llamasen para darles alguna reprimenda. Uno de los superiores, por turno, vigilaba durante la semana en el refectorio y en los paseos, y nada más. ¡Cuántas veces hubiera querido hablarles, pedirles consejo o aclaración de dudas, y no podía hacerlo!” 3

Él procurará ofrecer siempre un ambiente familiar en sus casas, y será para todos, un amigo y un padre cercano.

5. El estudio de la Teología de su tiempo tampoco le ayudó demasiado, pues no daba una visión atractiva de la religión: suscitaba sentimientos de angustia a causa de las tendencias rigoristas de la época, la imagen de Dios era la de un juez que premia las buenas obras y castiga a los malos. La existencia del hombre aparecía marcada de un modo amenazador por el juicio divino. El ser humano, más que hijo de Dios era un ser esencialmente inclinado al mal, al cual convenía vigilar para corregir y que no se perdiera para siempre. Aunque esta forma de pensar influyó algo en la forma de expresarse del joven sacerdote Juan Bosco, él siempre tuvo claro que el motivo de hacerse sacerdote no era otro que el de servir a los jóvenes, siendo para ellos un padre y un amigo, a imagen del buen pastor cuyo amor alcanzará a todos los jóvenes, alguien que preferirá la mansedumbre al castigo, el ambiente de familia alegre y distendido, que considera la joven “hijo de Dios” antes que alguien inclinado por naturaleza al mal, alguien que, como imagen de Dios que es, tiene algo positivo que hay que sacar a la luz, alguien en quien se puede esperar y en quien se puede confiar. He aquí un fragmento del diálogo que mantuvo con don Calosso cuando se conocieron:

¿Y para qué quieres estudiar?Para hacerme sacerdote.¿y por qué quieres ser sacerdote?Para acercarme a hablar y enseñar religión a tantos compañeros míos que no son malos, pero que se hacen tales, porque nadie se ocupa de ellos. 4

6. Que de joven cura, sus propios compañeros le creen loco y lo mandan de un lado a otro.

Él con mucha paciencia y respeto hacia sus colegas será siempre una alternativa de cura; rompiendo moldes antiguos y abriendo nuevos horizontes de presencia y de compromiso. “su opción de no meterse en una parroquia, ni en una familia, ni en un instituto, sino en la calle, por tanto sin una renta fija ni un trabajo reconocido, fue una opción pastoral valiente y nueva.” Y tiene que ser punto de referencia para nosotros hoy. 5

7. Que ya con casas propias lo acusaban de formar curas “sin dignidad.”

Él creyó oportuno ofrecer a sus clérigos colaboradores una formación espiritual diferente de la que se ofrecía en los seminarios o noviciados de su tiempo. Don Bosco sumerge a sus clérigos entre los jóvenes para que compartan con ellos piedad ay deberes. Para don Bosco el sacerdocio y la educación son una misma realidad; la vocación sacerdotal hace de fuente que engendra actitudes e iniciativas,

3 San Juan Bosco, Memorias Del Oratorio (Madrid: CCS, 2003), 81.4 Ibid., 28.5 Juan Edmundo Vecchi, Rasgos de La Espiritualidad Salesiana (Madrid: CCS, 2000), 199.

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mientras la juventud y la educación se convierten en el campo pastoral donde ejercitar el sacerdocio. 6

8. Que fundador de un movimiento apostólico de amplias proporciones, entra en conflicto frontal con su arzobispo.

Algo especial debía poseer para no encajar en su ambiente. Para don Bosco sólo se salva el Colegio Eclesiástico donde, como él nos dice “aprendió a ser cura.” Y donde asimiló tres cualidades fundamentales: “comprensión de la gente, fidelidad al Papa, apertura a las nuevas formas de apostolado.” 7

Todos estos contrastes no sólo no hunden a don Bosco, sino que le dan la posibilidad de ir forjando su propia vocación sacerdotal. Es así, desde el contraste, como va surgiendo un sacerdote para Cristo, para la iglesia, para los jóvenes con el estilo del Buen Pastor.

Oratio (se inicia un diálogo con la Palabra. El que reza no pide por aquello que le falta, sino más bien por aquello que Dios le ha permitido ver y contemplar)

Señor, te doy las gracias por el don de mi vocación.Te ruego que nunca pierda el norte y sea capaz de vivir entregado a los jóvenes, con especial predilección por los pequeños y los pobres. Señor, ayúdame a ser el “Buen Pastor” entre aquellos a los que me envías.Que la mansedumbre y la paciencia sean características de mi vida.Que nunca pierda el deseo de desarrollar mi vida y mi vocación en comunión y fraternidad,En un ambiente de familia con hermanos a los que amar.

Contemplatio (Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro. Silencio ante la Palara. Nos contemplamos a nosotros mismos tal y como Dios nos ve, sabiendo que estamos en su presencia, sabiendo que es él el único foco de nuestra oración)

Collatio (comparto con los hermanos mi respuesta a la Palabra)

Dios Padre,




6 Ibid., 198.

7 Teresio Bosco, Ejercicios Espirituales Con D. Bosco (Madrid: CCS, 1983), 47.

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3. EL CIEGO BARTIMEO (Mc 10, 46-52)






El Texto46 Entonces llegaron a Jericó; y al salir de Jericó él, sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo, el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, mendigando. 47 Al oír que era Jesús nazareno, comenzó a gritar:—¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!48 Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más:—¡Hijo de David, ten misericordia de mí!49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarlo; y llamaron al ciego, diciéndole:—Ten confianza; levántate, te llama.50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Jesús le preguntó:—¿Qué quieres que te haga?El ciego le dijo:—Maestro, que recobre la vista.52 Jesús le dijo:—Vete, tu fe te ha salvado.Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino.

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La comunidad

La comunidad a la que se dirige Mc tiene diversas características:

1. Se trata de una comunidad no judía. Los destinatarios de Mc son paganos, gentiles que viven en una época de conflictos (invasiones, efervescencias mesiánicas y conmociones cósmicas).

2. Se trata de una comunidad partidaria de aceptar a los gentiles sin imposiciones judaicas. Todos tienen cabida en la comunidad en las mismas condiciones que los judío-cristianos.

3. Una comunidad que ve peligrar su identidad y que busca afianzarla en la persona y mensaje de Jesús. Mc se remonta a los orígenes de la Buena Noticia. Esa es la finalidad de su Evangelio: Narrar los orígenes de lo que en ese momento estaban viviendo en aquella comunidad. De ahí la importancia del camino y de estar en el camino de Jesús. Para Mc la vida y la cohesión de la comunidad cristiana se encuentra en la fidelidad a Jesús.

4. Una comunidad familiarizada con el lenguaje y el AT a pesar de estar formada por paganos y judíos excluidos del Israel oficial.

El texto en su contextoPodemos decir que todo el evangelio de Marcos es una preciosa catequesis de cómo convertirse en discípulo del Señor. Jesús enseña poco a poco a los suyos a ser seguidores, discípulos.

La perícopa que contemplamos se sitúa en el momento en que Jesús y sus discípulos culminan sus andanzas por Judea y Galilea, y se disponen a entrar en Jerusalén. Son las últimas instrucciones de Jesús a los suyos, las últimas lecciones que les imparte en su intento de enseñarles a ser discípulos.

ComentarioLlegaron a Jericó y entraron. No parece que les estuvieran esperando quizá porque entraron a unas horas poco transitadas o quizá porque nadie sabía que llegaban. La Escritura no nos dice nada al respecto. Tampoco nos cuentan qué ocurrió en Jericó, qué hizo allí Jesús, con quién habló. No parece que Marcos estuviera muy preocupado por ello. Sí podemos intuir, sin embargo, que algo importante tuvo que acontecer allí porque al salir no sólo le acompañaban los discípulos sino una gran muchedumbre. ¿Se corrió la voz de su presencia en la ciudad? ¿Resucitó algún muerto, quizá? No lo sabemos.

En esas estaban cuando Bartimeo, un hombre que es descrito como ciego y mendigo, sentado al borde del camino, posiblemente pidiendo limosna, oyó que pasaba Jesús.

Resulta curiosa la forma que tiene Marcos de referirse a él como Bartimeo, el hijo de Timeo. ¿Por qué se detiene en el nombre? Quizá le hubiera bastado decir que había allí un mendigo ciego. Tales personajes estaban marginados por la sociedad, no contaban, no eran relevantes, estaban apartados socialmente porque, si tenían esa enfermedad, es que habían sido castigados por Dios. ¿Qué importancia tenía pues el nombre de un desheredado? Era simplemente uno más de los muchos que había por la zona. Sin embargo Marcos lo nombra de una manera particular. ¿Quérra Marcos decirnos algo?, ¿representa

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el ciego a los discípulos, es decir, a los seguidores de Jesús procedentes del judaísmo? Seguramente sí porque la figura del ciego describe la situación de los discípulos que “aunque ven, no perciben” (4, 12; cf. 8,18). Ellos esperan que Jesús, que va camino de Jerusalén y al que reconocen como Mesías, triunfe en la capital y se proclame rey; ellos quieren participar de su reinado.

Las características del ciego abundan en esta idea. El ciego es un mendigo que está sentado, inmóvil, junto al camino. Llama la atención que se utilice aquí la misma expresión que después se usará en la parábola del sembrador para hacer referencia a la semilla que cae al borde del camino y que no de fruto. Teniendo esa concepción del Mesías (ansia de poder) los hace refractarios al mensaje. Se han mantenido al margen del camino y, en consecuencia no pueden servirlo. Además se trata de un personaje inmóvil, sentado, instalado, acomodado en una ideología, la del mesianismo nacionalista, contraria a Jesús.

Además, la expresión sentado al borde del camino, al comienzo de la perícopa contrasta con el final de la misma: le seguía por el camino. Probablemente Marcos nos esté indicando que, sin encuentro con el Maestro, el ciego está lejos del seguimiento, fuera del camino y, tras su encuentro con Él, se convierte en seguidor, en discípulo.

Sin duda que Bartimeo ya había oído hablar de Él con antelación. Cuando se enteró de que andaba por allí, Bartimeo, pensó enseguida que Jesús podría curar su ceguera. Nadie había podido hacer nada hasta entonces y tal discapacidad, además de la dificultades que ya de por sí genera, provocaba rechazo y marginación social. A veces esta situación era más difícil de sobrellevar que la primera.

Se puso a gritar: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! (v. 47).

No es fácil gritar en aquella situación. La vergüenza, el qué dirán, los comentarios, el miedo a las represalias de los “buenos” contra este marginado son razones suficientes como para que nuestro ciego se hubiera quedado callado. De hecho los muchos le reprenden para que se calle. ¿Quién es este deshecho para gritar de esa manera? ¡Y para gritar al Rabbí! Bartimeo, valiente, con una sola idea en la cabeza grita mucho más (v.48).

En v. 49-50 Jesús se detiene. Él, que había caminado dispuesto a llegar a la meta aunque los discípulos no lo siguieran, se detiene ahora para darles ocasión a que los sigan. Su disposición a seguir hasta el final, aunque sea solo, muestra la fidelidad de Jesús al Padre; el detenerse para ayudar al ciego / discípulos, la fidelidad a los suyos.

Jesús va por el camino. El ciego está sentado al borde del camino. Jesús no se acerca al ciego, es éste el que tiene que ir adonde está Él. Dice a los muchos que llamen al ciego y estos, al hacerlo, actúan como Jesús y, esta vez, por encargo suyo.

Los muchos tiene, por tanto, los mismos criterios de Jesús y actúan del mismo modo: en primer lugar, se oponen a la denominación Hijo de David; luego colaboran con Jesús transmitiendo su llamada. Su actitud y su actuación calcan la de Jesús: están en sintonía con Él.

Bartimeo, lejos de arredrarse, arroja la capa con la que se cubría y pedía limosna (v.50), da un salto, abandona sus seguridades, rompe con lo que ha sido su vida y su trayectoria personal y se acerca a Jesús. Sabía que, para acercarse a Jesús, necesitaba dejar a un lado sus esquemas y fiarse completamente de Dios. El manto es símbolo de la personalidad del ciego que esperaba la venida de un mesías guerrero y rey, y se encuentra con otro estilo de Mesías. Cuando deja a un lado el manto está más libre de prejuicios para comprender a Dios (hasta da un salto) y entonces es cuando puede acercarse a Él. Indica así el evangelista que los discípulos se han decidido a cumplir las condiciones del seguimiento: renuncian a los valores que hasta ahora profesaban y aceptan ser últimos y servidores.

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El ciego sale de su inmovilidad (se puso en pie de un brinco); es la condición para poder andar y acercarse a Jesús. Además no es Jesús quien se acerca a él, sino que él se acerca a Jesús, que está en el camino hacia Jerusalén. El acercamiento, que suprime la distancia, significa la adhesión a la persona de Jesús y la aceptación de su destino.

Nos encontramos ahora con una pregunta aparentemente absurda: ¿Qué quieres que haga por ti? –Dice Jesús- (v.51). Parece evidente cuál es la acuciante necesidad de Bartimeo, sobraría esa pregunta. El ciego sabía que, si era curado, se acabaría su principal fuente de ingresos y no todos estban dispuestos a renunciar a esto aunque la contrapartida fuera recuperar la visión. Sin embargo, él deseaba ser curado. (Rabbouni, ¡que recobre la vista!) Bartimeo veía con anterioridad y quiere volver a ver. No le importa nada más, sabe que la situación comporta un cambio radical en su vida pero no lo duda, igual que tampoco duda que Jesús puede curarle definitivamente.

Y Jesús actúa: Tu fe te ha salvado (v.52). Llama la atención la prontitud de Jesús a la hora de resolver el problema al ciego. Tal actitud es prueba de su amor por los suyos.

Cuatro veces aparece a lo largo del relato el nombre de Jesús. Tal insistencia refleja que la perícopa está centrada en él; lo que se ventila en ella es la adhesión auténtica a Jesús; sólo esa adhesión sacará a los discípulos de su ceguera/incomprensión.

El ciego le contestó, todavía es ciego pero ha adquirido conciencia de su ceguera y ahora sabe lo que debe pedir. Ya no llama a Jesús “Hijo de David” sino Maestro (Rabounni - “Señor mío”) reconociendo el Jesús al hombre-Dios, al Mesías Hijo de Dios.

La expresión “volver a ver” y no simplemente “ver” pone de manifiesto que el personaje es consciente de que en un determinado momento ha pasado del “ver” a la “ceguera”; es decir que lo que le ha cegado es su negativa a aceptar el “camino” de Jesús. Esta petición era la que necesitaban los discípulos para librarse de la idea mesiánica que les impedía el seguimiento y la misión.

Llama la atención que no nos encontremos con la descripción de un milagro típico de los que se narran en los evangelios. Jesús no toca al ciego, ni se acerca a él (es el ciego el que se acerca a Jesús), ni siquiera se sale del camino, ni le exige grandes discursos, ni pruebas de su bondad. Ante las palabras del ciego no hay más que hablar, se produce la curación. Es su fe sencilla y valiente la que le cura. Así con la curación, no sólo logra la visión corporal, sino también, y más importante, el acceso a Jesús que es capaz de salvarlo. El que en otro tiempo fue ciego se convierte en seguidor de Jesús y, como seguidor, es discípulo.8 Ha sanado no sólo físicamente, sino también socialmente. El marginado ahora es discípulo de Cristo.

Bartimeo, tras conseguir lo que tanto ansiaba, no sale corriendo a celebrarlo, sino que sigue a Jesús por el camino (v.52b). Jesús le había dicho vete, sin embargo puede más el deseo de Bartimeo de no apartarse de Jesús y la opción clara de seguir a ese nuevo Mesías que tenía ante sus ojos recién sanados.

Nuestro mendigo dio así nuevo testimonio de la autenticidad de sus opciones siguiendo por el camino a un Jesús exigente, entregado a la voluntad de Dios por encima de otras consideraciones de tipo político.

Los discípulos (v.52) aceptan el mesianismo de Jesús, captan sus valores (recobró la vista) y pueden empezar a seguirlo. Ya no se quedarán inmóviles junto al camino; se ponen en movimiento detrás de Jesús (lo seguía); por fin están en camino.9

8 J. GNILKA, El Evangelio según San Marcos, Vol. II, 129.

9 J. MATEOS / F. CAMACHO. El Evangelio de San Marcos, Análisis lingüístico y comentario exegético, 69.

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MEDITATIO


• Marcos se refiere a aquel ciego marginado como Bartimeo, el hijo de Timeo. El evangelista da una gran importancia al nombre de aquel mendigo. Detente en tu nombre e imagina que es Jesús quien lo pronuncia. ¿En qué momento de tu seguimiento de Jesús no ves claro?, ¿en qué momento ves pero no percibes?, ¿estás quizá sentado, inmóvil, al borde del camino, sin dar fruto?

• Jesús no escucha las voces del ciego en primera instancia. El seguimiento de Jesús implica la adhesión total a su persona. La voluntad del Padre está por encima de cualquier cosa. La obediencia a esa Voluntad es condición sine qua non del seguimiento. Jesús sigue esa Voluntad aún por encima de los propios discípulos. Él escuchará al Padre aunque los suyos le abandonen.

• El ciego se puso a gritar más fuerte: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! Mostrando así una valentía que sólo podía venir de una fe grande en Aquel que pasaba. ¿Cómo está tu fe?, ¿te fías del Señor o tan sólo de tus propias fuerzas?, ¿cómo afrontas las críticas de los muchos que se dirigen a ti para que te calles?, ¿cómo anda tu valentía, tu visión y tu misión profética?

• Jesús entonces le escucha, se detiene y tan sólo pronuncia una palabra: ¡Llamadlo! Imagina que el Señor, en medio de la vorágine de nuestra vida, nos llama a su presencia…

• El milagro en el ciego se produce cuando consigue desembarazarse de sus esquemas (arroja la capa), no cuando Jesús lo toca, o dice tales palabras. ¿Tus esquemas te impiden abrirte a otras realidades?, ¿a otras posibilidades? ¡Cuánto pesa el orgullo! ¿Hasta qué punto nos esclavizan nuestros propios esquemas, opiniones, palabras…?

• La segunda vez que Bartimeo se dirige a Jesús ya no es con la expresión Hijo de David sino Maestro. El ciego deja de estar ciego pues deja de considerar a Jesús como ese rey guerrero que vendrá a liberar al pueblo de Israel con violencia para considerarlo el Mesías de la fe, del amor y de la misericordia.

• A pesar de que Jesús irá a cumplir la voluntad del Padre, con o sin sus discípulos, se detiene a ayudarles. A Jesús no hay quien lo pare en su camino hacia Jerusalén pero también le preocupan los suyos y se detiene para aclarar, una vez más, cuál es la clase de Mesías que tienen delante.

• Jesús, conocedor de la debilidad humana, hace la pregunta indicada: ¿Qué quieres que te haga? pues no siempre que estamos necesitados, estamos dispuestos a renunciar a lo que implica la curación.

• Que vuelva a ver es la respuesta del ciego. Sin la conciencia de encontrarse en un estado negativo y sin el deseo de cambio, no es posible la verdadera conversión.

• El ciego, a pesar de todo, quiere ser curado y entonces Jesús actúa: Tu fe te ha salvado. Ante una mínima prueba de fe el Señor actúa con prontitud. No hay nada que más desee el Señor que le sigamos por el camino.

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ORATIO


Señor, ayúdame a recurrir a ti siempre que no vea claro.Ayúdame a superar la tentación de sentarme al borde del camino.Ayúdame a no escuchar las voces que me apartan de ti y A escuchar las que me acercan y me guían por el que es el Camino, la Verdad y la Vida.Señor, ayúdame a ser obediente a tu Voluntad. Que nada ni nadie aparte mi mirada de tu presencia.Ayúdame a desembarazarme de mis esquemas, a arrojar a un lado los mantos que me impiden verte con claridad y seguirte con determinación. Ayúdame a ser conscientes de mis taras, de mis limitaciones, de mis mediocridades y de mis miserias.Ayúdame a dejarme hacer, a renunciar a todo aquello que sea necesario para ser curado por ti.Aumenta mi fe, Señor, y cura mi ceguera. Que me fíe de ti y de tu Palabra. Que sea capaz de abandonarme confiado en tus manos amorosas.

CONTEMPLATIO



COLLATIO


Dios Padre,




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4. JESUS CAMINA SOBRE LAS AGUAS(Mt 14, 23-34)






El Texto23 Después de despedir a la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario. 25 Pero a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar, se turbaron, diciendo:—¡Un fantasma!Y gritaron de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo:—¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis.28 Entonces le respondió Pedro, y dijo:—Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.29 Y él dijo:—Ven.Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:—¡Señor, sálvame!31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, lo sostuvo y le dijo:—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?32 En cuanto ellos subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo:—Verdaderamente eres Hijo de Dios.34 Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret.

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Se trata de un momento en que Jesús acaba de explicar el tercer discurso de los propuestos por Mateo. Un discurso de corte comunitario en el que ha explicado detenidamente y con muchas parábolas qué es eso del Reino de Dios. Jesús acaba de realizar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces y se ha retirado al monte a orar, él solo; no quiere que la gente le agasaje por su proeza y «obliga» a los discípulos a que se embarquen y adentren rumbo a la otra orilla.El marco en el que se mueve el pasaje es el mar de Galilea, o el lago de Genersaret.Después de este momento discutirá con los escribas y fariseos sobre la ley de Dios y las prescripciones farisaicas (15, 1-20) y acto seguido comenzará el ministerio fuera de Galilea (15, 21-18,35).Hay algunas palabras que resultan significativas en el pasaje: Agua, miedo, viento, tempestad, noche.La palabra «agua» es usada en el contexto del lago de Genesaret. Todo el pasaje se desarrolla dentro del agua que parece tener la significación simbólica: del mundo, la realidad que rodea a los discípulos y que experimentan su vida azotada por las olas. Una vida insegura, amenazada. Ellos tienen que ir a la «otra orilla». Jesús les ha «obligado» a ello y para eso tienen que experimentar el oleaje de las aguas.El «agua», la «tempestad» y la «noche» son símbolos de inseguridad, angustia y muerte, símbolos que la comunidad conoce, sobre todo, por el lenguaje de los salmos (agua: sal 18, 16s; 32, 6; noche: sal 91, 5; 107, 10-12; tempestad: sal 107, 23-32)«Miedo» (fo,boj): aparece hasta tres veces en la perícopa. El autor parece querer dejar muy claro que el miedo era el sentimiento principal de los integrantes de la barca. Un miedo que aparece como una actitud absolutamente normal, muy humana, ante la tempestad en la que se encontraban. Es el sentimiento que surge cuando experimentan la ausencia del Señor en sus vidas, de no llevar a Cristo en la barca.«Viento» (a;nemoj): expresión de fuerza, la violencia con que la barca es zarandeada.Esta palabras unidas a expresiones como «azotada», «se azoraron», «viento recio o violencia del viento», «zambullirse o hundirse»… son palabras todas ellas de mucha fuerza que tratan de poner de manifiesto la violencia y la dificultad de la situación que vivían los discípulos. Hay que esperar a que Jesús subiera a la barca para encontrar términos más suaves: «amainó», «se postraron», «llegaron a Genesaret».Dos espacios significativos: El lago y el monte.El monte es, como en 17, 1-8, un lugar de especial cercanía a Dios.El lago: el lugar en el que se desarrolla la acción, es el lugar en el que los discípulos tienen que bregar con la tempestad, en el que Jesús se hace presente, se manifiesta, y donde lo reconocen. Un tiempo especial: la cuarta vigilia es la hora del amanecer, entre las tres y las seis de la mañana. Un tiempo de especial significación en la historia del a Salvación porque es el tiempo bíblico de la intervención salvadora de Dios (Sal 46, 6: «Dios está en medio de ella [la ciudad], no será conmovida, Dios la socorre al llegar la mañana» o Ex. 14, 24: «Llegada la vigilia matutina…» o Is, 17, 14: «A la hora del atardecer se presenta el miedo, antes de la mañana ya no existe») y, para los cristianos, es el tiempo de la resurrección de Jesús (28, 1: «Pasado el sábado, al alborear…»).La atención se centra en la barca. Se produce un salto de localización sin transición alguna. Mt pasa del monte en el que se encuentra Jesús a la barca en mitad del lago. Interesa mucho a Mt lo que ocurre en la barca y con la barca, símbolo de la iglesia.

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El relato aparece construido simétricamente: a la tempestad descrita en v. 24 se contrapone su apaciguamiento en v. 32. En medio está el episodio del encuentro de los discípulos con Jesús andando por el lago (v. 25-27) y el de Pedro (v. 28-31) que aparecen ligados estrechamente entre sí; el «Señor, si eres tú» de Pedro (v. 28) responde al «yo soy» de Jesús (v. 27). La profesión de fe de los discípulos compendia toda la sección como sentencia final (v. 33).

El texto en el contextoInmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús ordena a los discípulos subir a la barca. La escena recuerda 8, 23. Los lectores advierten inmediatamente la diferencia decisiva: esta vez no los acompaña Jesús.Por otro lado, cuando tiene lugar este pasaje, Jesús, lleva ya tiempo con los discípulos. Ya ha desarrollado casi todo su ministerio en Galilea, ha pronunciado 3 de los 5 discursos que Mateo coloca en su evangelio. Ha pasado suficiente tiempo como para que comprendan quién es Él. Sin embargo, siguen las dudas y las dificultades de comprensión por parte de los discípulos. A los seguidores del Maestro, como a la comunidad de Mateo, les cuesta comprender, se resisten a creer.

La comunidad de MateoUna comunidad judeocristiana que se encuentra en crisis sobre todo por el hecho de que están perdiendo vida y fe. Las continuas referencias de Mt a la poca fe de los discípulos es una clara referencia a ello. Tiene que invitarlos constantemente a la acción. Necesitan que alguien les exhorte a la perseverancia, a la fidelidad, a la praxis, a la fe, a la obediencia.De ahí la insistencia de Mt en el miedo de los discípulos y en la poca fe de Pedro. De ahí, también, la incorporación del diálogo de Pedro con Jesús en el que el discípulo le exige al Maestro caminar sobre las aguas para creer. Para Mt lo importante es que la acción humana obedece a la orden fundamental de Jesús. Pedro no intenta desempeñar el papel de mago que exhibe sus facultades sobrenaturales, sino que obedece a su Señor.

MEDITATIO (¿Qué me dice el texto a mí?, ¿qué debo hacer para ponerlo en práctica?, ¿qué debo hacer para

aplicarlo a mi propia vida?)• Jesús se retira al monte a orar y tú hoy también te retiras a orar. La oración es una necesidad

constante en la vida del Maestro, igual que lo es para cada uno de nosotros. Hacer silencio, experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas es como la respiración del alma.

• Echa un vistazo a la realidad que te circunda. Mira el mundo en que vives. Una realidad azotada quizá por el oleaje de la vida. Una vida insegura, amenazada. Quizá aparecen miedos. En la barca de la vida, como en la de los discípulos, el miedo suele ser la emoción más frecuente. Es curioso pensar que Pedro y los demás discípulos estaban viendo a Jesús, lo tenían delante, estaban viendo un auténtico milagro y aun así les costaba creer. Con frecuencia nos ocurre que tenemos al Señor delante de nuestros ojos y no le vemos, contemplamos milagros diarios y nos cuesta creer.

• Es Jesús el que nos dice hoy: “¡Ánimo! Soy yo, no temas.” Jesús se identifica con la misma expresión que Dios se atribuye a sí mismo en el pasaje de la zarza ardiente (Ex 3,14).

• En Mateo (no así en Marcos) Jesús se acerca a la barca sin motivo aparente alguno. Él se acerca a sus seguidores por razones que no comprendemos, que no conocemos, o sin motivo alguno. Para Mateo interesa más centrar la cuestión en otros elementos (la obediencia al Señor, la fe de

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los discípulos). De ahí que el momento central del pasaje sea el diálogo de Jesús con Pedro. Así, tras la palabra de Jesús en que les invita a no temer, Mateo recalca la idea de la fe ilimitada en la providencia de Dios (versículos 29-31). Así, Pedro, exigiendo pruebas de las palabras que acaba de escuchar del Maestro, reta sorpresivamente a Jesús, y éste acepta el reto. Tal aceptación de Jesús -«ven»- tiene una finalidad concreta: Lo importante es que la acción humana obedece a la orden fundamental de Jesús. Pedro no intenta desempeñar el papel de mago que exhibe sus facultades sobrenaturales, sino que obedece a su Señor. Tras el fracaso estrepitoso de Pedro, Jesús nuevamente lo llama a la fe, a no dudar, a no titubear.

• Jesús dice a Pedro “ven.” Pedro obedece y todo comienza a funcionar. Pedro no aparta su mirada de Jesús y el milagro de su cuerpo caminando sobre las aguas es un hecho. Las cosas se complican cuando Pedro aparta la mirada del Maestro. Imagina que Jesús te dice “ven.” Hay dos requisitos implícitos en esa orden: obediencia y no apartar los ojos del Maestro.

• Pero Pedro no cumple con los requisitos y fracasa, se hunde, el pavor se apodera de él y grita. La respuesta de Jesús no es verbal. “Jesús extiende su mano y lo agarró” (v.31). El gesto de Jesús de tender la mano no es simplemente una reacción inmediata ante alguien que necesita ayuda, es un experimentar que Jesús garantiza la protección divina, es que la presencia salvadora de Dios no consiste en que no se levanten tempestades, sino en que se haga sentir su presencia en medio de ellas.

Jesús lanza también su grito, su llamada a cada uno a perseverar en la fe: «Hombre de poca fe». Es esa que contrasta con la fe del centurión (un pagano) (8, 10), esa fe que exigirá desde el comienzo de su actividad en un impulso de confianza y abandono; y que la comunidad, por los avatares de la vida, estaban perdiendo.

ORATIO


Señor, mi oración hoy es para ti. En este momento de soledad y silencio quiero abandonarme en tus manos.Señor, ante la compleja realidad de mi vida, toma en tus manos mis miedos y hazlos desaparecer con tu presencia.Ayúdame a verte en cada persona, a experimentarte en lo cotidiano, a contemplar los milagros que haces con mi vida cada día.Señor, aumenta mi fe, que me fíe de ti y de tu Palabra. Que sea capaz de abandonarme confiado en tus manos amorosas.Señor, ayúdame a ser obediente, dócil y sumiso a tu voluntad. Ayúdame a ser un buen hijo de la obediencia como quería don Bosco, ayúdame a no apartar mis ojos de ti.Señor, ayúdame a experimenta tu mano extendida sosteniéndome, protegiéndome, cuidándome. Ayúdame a experimentar tu presencia en mi vida.

CONTEMPLATIO



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COLLATIO


Dios Padre,Tú me consagraste a ti el día de mi bautismo.Como respuesta al amor de Jesús, que me llama a seguirlo más de cerca, que es luz y fuerza, yo, con plena libertad, te ofrezco todo mi ser, comprometiéndome a entregar todas mis energías a quienes me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres, a vivir en la Sociedad Salesiana en comunión fraterna de espíritu y de acción y a participar, de este modo, en la vida y en la misión de la iglesia.Tu gracia, Padre, la intercesión de María Santísima Auxiliadora, de san José, de San Francisco de Sales, de San Juan Bosco y mis hermanos salesianos me asistan todos los días y me ayuden a ser fiel.

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5. JESUS Y LA SAMARITANA (Jn 4, 1-42)






El TextoSe enteró Jesús de que los fariseos supieron que cada vez aumentaba más el número de sus seguidores y que bautizaba incluso más que Juan, 2 aunque de hecho no era el mismo Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos. 3 Así que salió de Judea y regresó a Galilea. 4 Y como tenía que atravesar Samaría, 5 llegó a un pueblo de esa región llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo José. 6 Allí se encontraba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca de mediodía. 7 Y en esto, llega una mujer samaritana a sacar agua. Jesús le dice:— Dame de beber.8 Los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. 9 La mujer samaritana le contesta:— ¡Cómo! ¿No eres tú judío? ¿Y te atreves a pedirme de beber a mí que soy samaritana?(Es que los judíos y los samaritanos no se trataban).10 Jesús le responde:— Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “dame de beber”, serías tú la que me pedirías de beber, y yo te daría agua viva.11 — Pero Señor —replica la mujer—, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es hondo. ¿Dónde tienes ese agua viva? 12 Jacob, nuestro antepasado, nos dejó este pozo, del que bebió él mismo, sus hijos y sus ganados. ¿Acaso te consideras de mayor categoría que él?13 Jesús le contesta:— Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed; 14 en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.15 Exclama entonces la mujer:— Señor, dame de esa agua; así ya no volveré a tener sed ni tendré que venir aquí a sacar agua.16 Jesús le dice:— Vete a tu casa, llama a tu marido y vuelve acá.17 Ella le contesta:

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— No tengo marido.— Es cierto —reconoce Jesús—; no tienes marido. 18 Has tenido cinco y ese con el que ahora vives no es tu marido. En esto has dicho la verdad.19 Le responde la mujer:— Señor, veo que eres profeta. 20 Nuestros antepasados rindieron culto a Dios en este monte; en cambio, vosotros los judíos decís que el lugar para dar culto a Dios es Jerusalén.21 Jesús le contesta:— Créeme, mujer, está llegando el momento en que para dar culto al Padre, no tendréis que subir a este monte ni ir a Jerusalén. 22 Vosotros los samaritanos rendís culto a algo que desconocéis; nosotros sí lo conocemos, ya que la salvación viene de los judíos. 23 Está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere. 24 Dios es espíritu, y quienes le rinden culto deben hacerlo en espíritu y en verdad.25 La mujer le dice:— Yo sé que el Mesías (es decir, el Cristo) está por llegar; cuando venga nos lo enseñará todo.26 Jesús, entonces, le manifiesta:— El Mesías soy yo, el mismo que está hablando contigo.27 En ese momento llegaron los discípulos y se sorprendieron al ver a Jesús hablando con una mujer; pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería de ella o de qué estaban hablando. 28 La mujer, por su parte, dejó allí el cántaro, regresó al pueblo y dijo a la gente:29 — Venid a ver a un hombre que me ha adivinado todo lo que he hecho. ¿Será el Mesías?30 Ellos salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús. 31 Mientras tanto, los discípulos le insistían:— Maestro, come.32 Pero él les dijo:— Yo me alimento de un manjar que vosotros no conocéis.33 Los discípulos comentaban entre sí:— ¿Será que alguien le ha traído comida?34 Jesús les explicó:— Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo sus planes.35 ¿No decís vosotros que todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Pues fijaos: los sembrados están ya maduros para la recolección. 36 El que trabaja en la recolección recibe su salario y recoge el fruto con destino a la vida eterna; de esta suerte, se alegran juntos el que siembra y el que hace la recolección. 37 Con lo que se cumple el proverbio: “Uno es el que siembra y otro el que cosecha”. 38 Yo os envío a recolectar algo que no habéis labrado; otros trabajaron y vosotros os beneficiáis de su trabajo.39 Muchos de los habitantes de aquel pueblo creyeron en Jesús movidos por el testimonio de la samaritana, que aseguraba:— Me ha adivinado todo lo que he hecho.40 Por eso, los samaritanos, cuando llegaron a donde estaba Jesús, le insistían en que se quedara con ellos. Y en efecto, se quedó allí dos días, 41 de manera que fueron muchos más los que creyeron en él por sus propias palabras. 42 Así que decían a la mujer:— Ya no creemos en él por lo que tú nos has dicho, sino porque nosotros mismos hemos escuchado sus palabras, y estamos convencidos de que él es verdaderamente el salvador del mundo.

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Tras la presentación de Jesús en Jerusalén y las dificultades puestas por los judíos manifestadas en el diálogo con Nicodemo, y la posterior misión en Judea, nos encontramos este episodio “de camino” que se da en el viaje que Jesús hace para escapar de la confrontación directa con los judíos, ya que sabe que todavía no ha llegado su hora. Algunos temas a tener en cuenta para una mejor comprensión:Relaciones entre judíos y samaritanos: Samaría ha sido siempre mirada con recelo por parte de los judíos porque desde la época de los reyes se les tuvo por falsos e idólatras que dejaron el culto a YHWH o lo compartían con otros dioses. Poco antes de la época de Jesús los samaritanos no hacían el culto oficial en Jerusalén sino que incluso tenían un monte sagrado (Garizín) en el que tenían un templo propio.Esto se ve reflejado en la perícopa en la sorpresa de la samaritana al entablar contacto con Jesús.El Matrimonio de la samaritana: también esto apunta que la samaritana es una mujer pecadora pues ya la segundas nupcias eran mal vistas, pues más 5 veces, por eso se explica que saliera a la hora de medio día cuando no hay nadie por el calor y no la ven._ El culto: la samaritana pregunta a Jesús acerca de cuál es el lugar de culto que es el auténtico, lo que refleja cierta preocupación por parte de la Comunidad Samaritana que se siente marginada.Palabras o expresiones que se cargan con la teología Joánica:_ Don de Dios (dwrea.n tou/ qeou/) en griego, hace referencia al regalo, al don, incluso recoge la tradición del AT, pero si bien Juan lo toma al principio con este carácter genérico, lo va cargando de significado según su teología, el don de Dios se convierte en la revelación de Jesús mismo que se da._ El agua viva (u[dwr to. zw/n): que es más que agua y más que vida, es lo que Jesús puede dar de sí mismo y es lo que él tiene voluntad de dar. Recoge de alguna manera todo lo de vivificante que tiene el agua en las culturas orientales, pero da el salto asociándolo con la vida. Enlaza con el AT, pero es lo que significa Jesús para el evangelista: La salvación total, que cuando se bebe ya no da más sed, colma las ansias más profundas de salvación del hombre. Jesús se ofrece como don. Por eso es mucho más que los patriarcas, porque es agua viva. Esta agua tiene tres características: apaga la sed, es manantial y además es para siempre, es vida eterna._ Verdad (avlhqe.j): que es más que para los griegos un desvelamiento, para Juan, más incluso que para la comunidad de Qumram, hace referencia a la verdad de la revelación de Jesús. Esta es la verdad en Juan y de ella participan todos los creyentes en Jesús._ El salvador del mundo (swth.r tou/ ko,smou): que está cargado de connotaciones de misión universal por parte de Jesús y sus discípulos. Jesús es el que salva a todos, sean o no judíos.

MEDITATIO


• Jesús colma las esperanzas y necesidades de salvación de la Samaritana “sé que va a venir el Mesías, llamado el Cristo. Cuando venga lo desvelará todo” (v.25). Ella sabe que el Mesías es el único que puede aclarar quién es ella, quién es Dios y cómo se salva y entonces Jesús le responde dando sentido a toda la conversación precedente con una fórmula de reconocimiento “YO SOY”, el que habla contigo. La mujer sale corriendo literalmente a contar a los demás quién es… No necesita

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más, ha reconocido al Mesías que se le ha revelado y le ha revelado quién es ella y además cómo debe adorar a Dios.

Este encuentro profundo transforma la vida de la samaritana que no puede callarse y sale a buscar a sus compañeros. Del encuentro profundo y pleno con el Cristo, la existencia se transforma, se convierte en misionera y la samaritana lleva a sus vecinos a conocer el don que ella ha gozado, a compartir su alegría con ellos.

• La samaritana comunica a los demás el gozo que ha experimentado en su encuentro con Jesús y, por su testimonio, deciden acercarse, pero lo que autentifica la misión y da fruto de verdad es cuando ellos tienen la experiencia de Jesús y pueden decir que ahora creen porque han tenido contacto con él y su palabra.

• Al igual que la samaritana, nosotros también podemos estar buscando “sucedáneos de salvación,” de esos que nos quitan la sed momentáneamente, en vivencias de todo tipo que nos alejan de la fuente verdadera.

De la misma manera nuestros jóvenes viven, con frecuencia, estos “sucedáneos de salvación” en sus relaciones efímeras, en vivencias vacías y sin sentido que les embotan para no buscar calmar la sed profunda con el agua viva que es Cristo.

• La samaritana da más credibilidad a lo que le dice Jesús cuando se da cuenta de que la conoce y de que sabe su ser profundo. Jesús le llega de verdad cuando ve que lo que le dice, el mensaje que trae, es para ella personalmente. Es importante conocer bien a los destinatarios, el partir de su realidad para poder ofrecer una respuesta enraizada en lo que son y viven, en sus necesidades. Para, a partir de ahí, poder ofrecerles caminos de salvación que sólo puede venir de Jesús mismo.

• Nuestro anuncio estará vacío si antes no hemos tenido contacto frecuente y profundo con Jesús el Cristo, si no pasamos ratos en los que dialoguemos con Jesús sobre nuestra necesidad de ser salvados y de conocerle realmente, no podremos atraer a los vecinos a Jesús.

• El mensaje no debe agotarse en el enviado… Si la samaritana no hubiera remitido a Jesús, si se hubiera quedado en ella, cuando ella desapareciera, se hubiera acabado la fe de los “vecinos”… Si no facilitamos momentos y experiencias de contacto con Jesús a nuestras comunidades y a los jóvenes, nuestra vida y nuestra pastoral queda seca y vacía.

ORATIO


Señor, ayúdame a entender que lo que soy, lo soy en ti. Que no me concibo a mí mismo, si no es en ti, en tu persona, en tu misión. Señor, ayúdame a comprender que sólo en el encuentro profundo contigo podré transformar mi vida, mi vocación y mi misión. Que solo desde ese encuentro podré ser más yo mismo, más auténtico, más veraz, y más de ti.Señor, ayúdame a comunicar a los demás el gozo de tu presencia amorosa, el gozo de experimentarte. Ayúdame a llevar a otros hacia ti con mi vida, mi testimonio, mi trabajo y mi misión. Señor, ayúdame a abandonar los “sucedáneos de salvación” que pueda estar viviendo. Ayúdame a conocerte más y mejor, y a dejarme conocer por ti, porque sólo desde mi propia realidad se pueden dar los procesos necesarios para vivir más plenamente mi vida y mi vocación. Señor, ayúdame a vivir en diálogo frecuente y profundo contigo para que mi vida y pueda ser testimonio vivo de tu presencia entre los jóvenes.

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CONTEMPLATIO



COLLATIO



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6. MARÍA, LLAMADA A SER LAMADRE DEL SALVADOR (Lc 1, 26-38)






El Texto26 En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María. 28 Cuando entró a donde ella estaba, dijo: --¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo. 29 Ella se turbó ante sus palabras y se preguntaba qué clase de saludo era aquel. 30 Entonces el ángel le dijo: --¡No temas, María! Porque has hallado gracia ante Dios. 31 He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: --¿Cómo será esto? Porque yo no conozco varón. 35 Respondió el ángel: --El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. 36 Ahí tienes a tu parienta Isabel ha concebido un hijo en su vejez y éste es el sexto mes para la que llamaban estéril. 37 Porque nada es imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: --He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró.

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Comentario bíblicoEstamos ante un enorme misterio. María, como madre de Jesús, es mucho más que un cuerpo utilizado por Dios para llevar a cabo sus planes. Portar en el seno al Hijo de Dios incluye la propia rendición ante una realidad desbordante, ante la infecundidad. Ahora parece más claro por qué infecundidad es el requisito para la fecundidad. Los pobres, los que no cuentan para la sociedad y para el mundo, ahora toman el escenario de la historia. El misterio de tantas mujeres estériles del AT, que parecían condenadas por Dios, se vuelve transparente en María. Dios se vuelve fecundo a través de María. Es con ella, en ella y a través de ella que Dios mismo realiza su obra maestra.Sabemos que la encarnación, junto con la resurrección, es el acontecimiento más crucial de la historia de la Salvación. Este acontecimiento no se entiende sin María. María es la madre de Jesús y, por tanto, entre ella y la Palabra encarnada hay un vínculo indisoluble.

Ante esta enormidad se encuentra María. Una joven judía, humilde, sencilla, sin mucha educación en SS.EE, no había estudiado la Torah, ni las profecías...• Estamos ante una joven en un mundo que valora la edad (El sanedrín era el “consejo de ancianos”).• Ante una mujer en un mundo regulado por hombres• Ante una pobre en una sociedad de economía estratificada• Sin marido ni hijos que pudieran validar su existencia• De un pueblo que no aparece nombrado ni una sola vez en todo el AT y que no es mencionado ni

por Flavio Josefo y ni por el Talmud judío.Los lectores de este pasaje lucano quedarían completamente anonadados ante la descripción del nacimiento de alguien extraordinario con tales mimbres. La profecía del nacimiento de Jesús habría tenido sentido para cualquier lector de la época, que estaba acostumbrado a los acontecimientos milagrosos que acompañan el nacimiento de personas extraordinarias. Ismael (Gn 16: 7-12), Isaac (Gn 17: 1-21), y el nacimiento de Sansón (Jc 13: 3-9, 18-21) siguen un patrón común en el que se pueden distinguir cinco etapas diferentes: ( 1) la aparición de un ángel del Señor, (2) el miedo o la postración del visionario confrontado por esta presencia sobrenatural, (3) el mensaje divino, (4) una objeción por parte del visionario, (5) y la entrega de un signo para dar ciertas garantías al vidente.Sin embargo, el relato lucano es particularmente original, ya que el tema de una concepción virginal no se puede explicar a partir de los patrones de anunciación del AT. Dios se revela a sí mismo, dónde y a quién él desea. Así comienza una nueva forma de hacer las cosas, en cuyo centro ya no se levanta el templo, sino la simplicidad de Jesucristo que llega en forma de bebé. Él es ahora el verdadero templo, la tienda del encuentro.Un Dios que ahora, no sólo puede ser mirado, sino tocado, es más, debe ser tocado y abrazado porque es un bebé. El Dios todo poderoso tiene necesidad de todo, es la criatura más débil y pobre entre las criaturas de la naturaleza. Y, a pesar de eso, ese Dios de la creación ha querido hacerse hombre. Este texto es en realidad un relato vocacional. Lucas lo ha redactado en paralelo con la vocación de Gedeón de Jc 6,11-23, incorporándole elementos mesiánicos. El ángel se manifiesta a María saludándola:

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“- Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” La invitación a la alegría dirigida a la doncella, la encontramos en Sofonías: el profeta invita a la alegría por la próxima por la próxima intervención salvadora del Señor hacia su pueblo (sof 3). “Llena de gracia” o, más literalmente, “plenificada de gracia” expresa la acción de Dios en la vida de María, que la ha hecho capaz de cumplir su misión de madre del Mesías. “El Señor está contigo” es una confesión de fe que aparece en los relatos de vocación proféticos y que quiere garantizar la asistencia divina en la misión confiada. Este saludo es explicada a continuación: “-No temas porque has encontrado gracia ante Dios, darás a luz un hijo…”. La expresión “No temas,” la encontramos también en otros relatos de vocación, y especifica la confesión de que el Señor está con María. La presencia del Señor aleja cualquier miedo del creyente y le llena de confianza. “Has encontrado gracia ante Dios” clarifica la plenitud de la gracia que el ángel ya había proclamado en María. El anuncio del nacimiento del hijo explica la invitación a la alegría de la primera intervención del ángel.Dios llama a María a alegrarse porque ha recibido la vocación de ser madre del Mesías de Israel, como Sofonías había anunciado a Jerusalén siglos antes.; esto es posible porque Dios la ha llenado de su gracia y la ha capacitado para su misión, como había ya hecho con Gedeón en el AT; la promesa de la asistencia divina llenará de confianza a María y alejará de ella todo tipo de miedo y de pesar.Los relatos de vocación suelen contener un signo de que Isabel, ya anciana, ha concebido un hijo. Y es que para Dios no hay fronteras: ni la virginidad de María, ni la ancianidad de Isabel. La respuesta de María “-Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” constituye un acto de abandono y una confesión de fe. La obediencia de María abre paso a la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre y, al mismo tiempo, María proclama el poder de Dios que sobre pasa toda limitación humana, como también sobrepasará la muerte de Jesús en la cruz.

MEDITATIO


• Este acontecimiento de la encarnación constituye un antes y un después en la Historia de la humanidad. Y cabe preguntarse ¿Es posible que el mismísimo Dios, todopoderoso y omnipotente, se haga hombre? ¿Uno como nosotros? ¿Es posible esto? ¿Cómo puede ser?

• Dios ya no está lejos. Ya no es esa figura que asusta. Ya no es aquél al que no puede mirar directamente porque corres el riesgo de morir. Ya no es aquel ante el que hay que descalzarse para estar en su presencia...

• Dios es un bebé, quiso venir al mundo como un niño pequeño, la más débil criatura entre las criaturas…

• El ángel entra en la casa para encontrarse con María. El autor quiere expresar con sencillez la confianza y la proximidad de Dios: se hace el encontradizo con aquella joven. Todo un Dios que se manifiesta, personal, hogareño, tierno, frágil. ¿Cómo está Dios de lejos en nuestra vida…?

• María recibe la visita de Dios en la cotidianidad. Dios se revela dónde, cómo y a quién quiere. Y esta visita se torna presencia fecunda. El lugar y los tiempos ordinarios por donde transcurre la vida se tornan lugares, tiempos sagrados; y las personas del pueblo, estancias de Dios.

• Descubre el respeto de Dios por la libertad de María, casi como si pidiera permiso para entrar, condicionando su propuesta a la libertad humana pero, al mismo tiempo, un Dios atrevido y valeroso. ¡Y se retira!

• De nuevo la importancia que Dios da a los últimos, a los sencillos. Cuando algo nace así de

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sencillamente, hay muchas papeletas de que eso sea de Dios.

• Dios, aun pudiendo hacer todo por sí mismo, ha querido contar con nosotros para la tarea de la construcción de su Reino y ha decidido respetar nuestra libertad. ¿Se puede tener un corazón más misericordioso que el de nuestro Dios...?

• María, aun no entendiendo muchas cosas, guarda todo en su corazón. Hay muchas cosas que no son para ser entendidas…

• María, ante su hijo muerto en la cruz, no trataba de entender, sino que simplemente estaba. Trataba de respirar y, más adelante con el tiempo, de asumir el dolor más grande jamás vivido y que jamás podrá vivir una madre. María, ante la cruz, no hacía preguntas, tan solo contemplaba y guardaba todo en su corazón.

• A Dios no hay que entenderlo, hay que aceptarlo. Y, aceptándolo, poco a poco se le va entendiendo.

ORATIO (se inicia un diálogo con la Palabra. El que reza no pide por aquello que le falta, sino más bien

por aquello que Dios le ha permitido ver y contemplar)Señor, ayúdame a entender que, sólo desde la humildad, seré capaz de llegar a ti. Sólo desde el saberme débil y necesitado de todo, como tú te mostraste en Belén, podré comprender la inmensa necesidad que tengo de ti. Ayúdame a experimentarte como Dios cercano, hogareño y tierno. Un Dios que necesita de mí. Ayúdame a experimentar tu presencia cercana en medio de la cotidianeidad de mi vida, y que cada lugar y cada momento pueden convertirse en sagrado, lugares teológicos en los que contemplarte.Señor, que no malentienda mi libertad y pueda vivir, ayúdame a vivirla como disponibilidad y entrega; como María nos enseña. Señor, ayúdame a guardar todo en mi corazón aunque no siempre logre entender.

CONTEMPLATIO (Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro. Silencio ante la Palara. Nos contemplamos a

nosotros mismos tal y como Dios nos ve, sabiendo que estamos en su presencia, sabiendo que es él el único foco de nuestra oración)

COLLATIO


Dios Padre,Tú me consagraste a ti el día de mi bautismo.Como respuesta al amor de Jesús, que me llama a seguirlo más de cerca, que es luz y fuerza, yo, con plena libertad, te ofrezco todo mi ser, comprometiéndome a entregar todas mis energías a quienes me envíes, especialmente a los jóvenes más pobres, a vivir en la Sociedad Salesiana en comunión fraterna de espíritu y de acción y a participar, de este modo, en la vida y en la misión de la iglesia.Tu gracia, Padre, la intercesión de María Santísima Auxiliadora, de san José, de San Francisco de Sales,

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7. PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR (Mt 3,1-12)






El TextoEn aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea 2 y diciendo: “¡Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca!”. 3 Pues éste es aquél de quien fue dicho por medio del profeta Isaías:Voz del que clama en el desierto: “Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas”.4 Juan mismo estaba vestido de pelo de camello y con un cinto de cuero a la cintura. Su comida era langostas y miel silvestre. 5 Entonces salían a él Jerusalén y toda Judea y toda la región del Jordán 6 y, confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán.7 Pero cuando Juan vio que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: “¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? 8 Dad frutos dignos de conversión; 9 y no os ilusionéis con decir en vuestro interior: ‘A Abraham tenemos por padre’. Porque yo os digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham. 10El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles. Por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. 11Yo os bautizo en agua para que os arrepintáis; pero viene detrás de mí uno que es más fuerte que yo, al que no soy digno de desatarle las sandalias. Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. 12 Tiene en su mano el bieldo, y limpiará su era. Recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en el fuego que nunca se apagará”.

10 Este plan en cinco libros es defendido por B.W.Bacon, The five Books of Matthew against the Jews.11 El primer autor que se percató de esta repetición y de su función estructurante fue el alemán T. KEIM, Geschichte Jesu von Nazara, vol.I (Zürich: 1867), 52.

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Observando que por cinco veces, tras finalizar cinco grandes discursos, se repite invariablemente una misma frase (7,28; 11,1; 13,53; 19,1; 26,1: “Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos...), muchos autores han visto en Mt el conjunto de cinco opúsculos o libros, enmarcados entre un prólogo (cc.1 2) y un epílogo (cc.26-28). Cada uno de los cinco libros comprendería una parte narrativa y una parte discursiva. Con tal división, el evangelista pretendería imitar la estructura del pentateuco, donde cada uno de los cinco libros contiene también una parte narrativa, que describe las obras poderosas de Dios, y una parte discursiva, de carácter legal. El autor del evangelio intentaría ofrecer a sus lectores cristianos la nueva ley promulgada por Jesús, presentando a éste como el nuevo Moisés del nuevo pueblo de Dios. Ciertamente, no todos los autores están de acuerdo con la presentación del evangelio de Mt en cinco libros. Los hay que hablan de tres partes.Hay dos momentos cruciales en la vida de Jesús: el comienzo de su actividad pública (4,17) y el comienzo de su camino hacia Jerusalén, con el anuncio de su pasión, muerte y resurrección (16,21), son señalados por el evangelista mediante una frase que se repite de manera idéntica: 4,17: “Desde entonces comenzó Jesús (a predicar y decir)” 16,21: “Desde entonces comenzó Jesús (a manifestar a sus discípu¬los)”Esta repetición invita a dividir el evangelio en tres partes de diversa extensión, pero en constante progresión y dramatismo. Todo lo narrado en la primera parte (1,1 4,16) pertenece a la prehistoria del ministerio público de Jesús y pretende ofrecer al lector una presentación de quien, a con¬tinuación, se va a narrar su actividad (4,17 16,20: segunda parte) y su destino (16,21 28,20: tercera parte).En los primeros capítulos de la obra, Mt trata de presentar la figura de Jesús.Mt recoge la trilogía tradicional sobre la predicación del Bautista, el bautismo de Jesús y las tentaciones en el desierto. La predicación del bautista (3,1 12), con un marcado acento polémico contra los representantes oficiales del judaísmo (fariseos y saduceos), es ante todo una llamada a la “conversión,” que exige abandonar falsas seguridades y producir frutos de buenas obras. La razón de esta llamada apremiante no es otra que la llegada inminente del “más fuerte,” es decir, del Mesías, el cual sumergirá al hombre en un bautismo purificador (Espíritu Santo y fuego), separando el trigo de la paja. Estas imágenes hablan de un Mesías-Juez, para quien el criterio decisivo no será otro que el de una conducta que responda a las exigencias de la voluntad divina.

Los destinatariosParece que el primer evangelio se dirige a los creyentes venidos del judaísmo y ésta es la opinión de los primeros escritores eclesiásticos. La crítica interna corrobora esta opinión: no explica las costumbres judías, cita continuamente y de modo explícito el Antiguo Testamento, lo que supone lectores muy familiarizados, emplea además un modo de argumentación usado por los rabinos y, por último, concibe a los discípulos como el nuevo Israel. Por consiguiente Mateo va dirigido a judíos que conocen la lengua griega.Si seguimos la teoría de que este Evangelio fue redactado en Antioquía de Siria debemos saber que es la tercera ciudad más importante del imperio, es una de las grandes encrucijadas del mundo antiguo. En esta ciudad se sabe de la existencia de una importante comunidad judía de la que algunos de sus

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miembros han abrazado la nueva “secta” donde por primera vez son llamados cristianos. El escrito de Mateo va dirigido a judeo-cristianos sobre todo, aunque seguramente, y dado que el interés del evangelista por recalcar la universalidad del mensaje, también habría algunos no-judíos entre los destinatarios.

La comunidadNos encontramos con una comunidad en abierto enfrentamiento con el judaísmo, que queda patente en numerosos pasajes del Evangelio y que tratan de marcar las diferencias entre Jesús y sus discípulos con los maestros de la ley, los fariseos y los jefes judíos de la época. El redactor del Evangelio actúa como un educador cristiano con una pedagogía concreta. Para el autor la ley sigue estando viva pero queda completada con Jesús, el viejo código de Moisés es llevado a su plenitud por Jesús (Mt 5,17). Es una comunidad que ha tratado de recoger la “Shekinah” o presencia de Dios ante el pueblo que oraba en la tradición del Padrenuestro como oración pura acompañada del perdón real de las ofensas.A todo esto hay que añadir la decepción de la propia Iglesia que había decaído del entusiasmo de los primeros siglos. La tentación está presente, hace cincuenta años que Jesús ha muerto y los testigos van desapareciendo. También va siendo olvidada la inmediata parusía del Señor. La relajación, el pecado y la división se hacen patentes, los cristianos se ven zarandeados por la tempestad. Las continuas referencias de Mt a la poca fe de los discípulos es una clara referencia a esta situación. Tiene que invitarlos constantemente a la acción. Necesitan que alguien les exhorte a la perseverancia, a la fidelidad, a la praxis, a la fe valerosa.El Evangelio de Mt quiere significar que Jesús es hijo de Dios porque es obediente, es Hijo de Dios porque observa el precepto fundamental del amor de Dios. Esta idea de la filiación divina abre una perspectiva para la existencia humana: el Hijo de Dios vive de la Palabra de Dios y sólo obedece a Dios. Todo el evangelio de Mt está dedicado a desarrollar el significado de este principio para la los discípulos. Por eso, tampoco es casual que Jesús cite tres veces la Escritura antes de iniciar su predicación.

MEDITATIO

(¿Qué me dice el texto a mí?, ¿qué debo hacer para ponerlo en práctica?,

¿qué debo hacer para aplicarlo a mi propia vida?)Juan el Bautista tiene claro quién es. Sabe que él no vale nada en comparación con el que viene detrás de él. Reconoce que, si él es algo, lo es en función de aquel que bautizará con Espíritu Santo y fuego…Para adoptar una postura responsable ante el misterio de la vida es indispensable llegar hasta el fondo de uno mismo, ser sincero y abrirse a la vida honestamente y hasta el final.Tras nuestras crisis de fe, nuestra crisis religiosas, crisis de identidad… cuando nos desfondamos, cuando nos descorazonamos, nos desanimamos, ¿no se encierra ahí, con frecuencia, una crisis anterior? Si tantos parecen alejarse hoy de Dios, ¿no será porque antes se han alejado de sí mismos y se han instalado en un nivel de existencia donde ya Dios no puede ser escuchado?Cuando alguien se contenta con un bienestar hecho de cosas, y su corazón está atrapado por las preocupaciones de orden material, ¿puede acaso plantearse lúcidamente la pregunta por Dios?Cuando una persona anda buscando siempre la satisfacción inmediata y el placer a cualquier precio, ¿puede abrirse con hondura al misterio último de la existencia?Cuando uno vive privado de interioridad esforzándose por aparentar una determinada imagen de sí

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mismo ante los demás, ¿puede pensar sinceramente en el sentido último de su vida?Cuando una persona vive volcada siempre hacia lo exterior, perdiéndose en las mil formas de evasión y divertimento de esta sociedad, ¿puede encontrarse realmente consigo misma y preguntarse por su último destino?“Preparad el camino al Señor” es el gran mensaje que nos deja Juan el Bautista. Un mensaje enormemente actual.

ORATIO


Señor, ayúdame a abandonar caminos ambiguos.Apártame de los caminos que me conducen a un Dios interesado y dominador.Abre mi corazón a ti: un Dios que busca y desea lo mejor para mí, un dios que no es ese ser supremo que aplasta y humilla, sino el Amor Santo que atrae y da vida. Señor, ensancha el horizonte de mi vida. Que sea capaz de desprenderme de tantas cosas materiales que me apartan de ti y que me vacían por dentro. Ayúdame a orientar mi vida hacia ti, a entrar en mi corazón para adorarte y darte gracias.Sé el fundamento sólido de mi vida. Ayúdame a callar, a hacer silencio ante ti, a llegar a lo más íntimo de mi existencia.

CONTEMPLATIO (Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro. Silencio ante la Palara. Nos contemplamos a nosotros mismos tal y como Dios nos ve, sabiendo que estamos en su presencia, sabiendo que es


COLLATIO



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8. REMA MAR ADENTRO (Lc 5, 1-11)






El TextoSucedió, pues, que, mientras él estaba de pie junto al lago de Genesaret, el pueblo se fue agolpando en torno a él, para oír la palabra de Dios. 2 En esto, vio dos barcas atracadas a la orilla del lago, pues los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. 3 Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le rogó que la apartara un poco de la orilla; se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro y echad vuestras redes para pescar”. 5 Y respondió Simón: “Maestro, toda la noche hemos estado bregando, pero no hemos pescado nada, sin embargo, puesto que tú lo dices, echaré las redes”. 6 Lo hicieron así, y recogieron tan gran de cantidad de peces que las redes estaban a punto de romperse. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles; acudieron y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. 8 Cuando Simón Pedro vio esto se echó a los pies de Jesús, diciéndole: “Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador”. 9 Es que un enorme estupor se había apoderado de él y de los que con él estaban, ante la redada de peces que habían capturado. 10 Igualmente les sucedió a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban asociados con Simón. Pero Jesús le dijo a Simón: “No tengas miedo. Desde ahora serás pescador de hombres”. Y cuando atracaron las barcas a la orilla, dejándolo todo, lo siguieron.

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Elementos a tener en cuenta 12

Los cristianos de las primeras comunidades se sentían, antes que nada, seguidores de Jesús. Para ellos, creer en Jesucristo es entrar por su senda, hacer su “camino” siguiendo sus pasos. No es un camino cualquiera, no es el camino transitado en el pasado por el pueblo de Israel, sino un camino “inaugurado por Jesús para nosotros” (Heb 10,20).

Este camino cristiano es un recorrido que se va haciendo paso a paso a lo largo de toda la vida. A veces parece sencillo y llano, otras duro y difícil. En el camino hay momentos de seguridad y gozo, también horas de cansancio y desaliento. Caminar tras las huellas de Jesús es dar pasos, tomar decisiones, superar obstáculos, abandonar sendas equivocadas, descubrir horizontes nuevos…

Todo es parte del camino. Los primeros cristianos se esfuerzan por recorrerlo con los ojos fijos en Jesús.

Podemos decir que el Evangelio de Lucas es el que mejor se adapta a una clave salesiana pues pone los acentos en el gozo y la alegría de descubrir a Jesús, el Salvador enviado por Dios “para buscar y salvar lo que estaba perdido.” Un evangelio accesible para captar el mensaje de Jesús como Buena Noticia de un Dios compasivo, defensor de los pobres, curador de los enfermos y amigo de pecadores.

El evangelio de Lucas es el “evangelio de la alegría.” A lo largo de sus páginas se nos invita a acoger a Jesús con gozo. No hemos de salir a su encuentro con miedo, preocupación o recelo, sino con alegría y confianza.

Lucas presentará a Jesús irradiando alegría allí donde se hacía presente. Las curaciones que lleva a cabo en las aldeas de Galilea despiertan la alegría y la alabanza a Dios: cuando llega Jesús, la gente siente que “Dios está visitando a su pueblo” (7,16). En sus parábolas, Jesús les habla de la alegría que experimenta Dios cuando un pecador se convierte (15,7.10.32). Al entrar en Jerusalén, “toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios con grandes voces” (19,37).

En el origen de esta alegría está la gran noticia de la salvación que Dios nos ofrece en Jesús. Por eso Lucas lo presenta como Salvador. Así anuncia el ángel del Señor su nacimiento: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor” (2,11).

La comunidad en la que nace el evangelio de Lc tiene diversas características:

• Parece claro que escribe, desde y para, los habitantes de una ciudad del Imperio Romano con fuerte influencia helenista. Una característica común a la mayoría de los textos del NT ya que los primeros cristianos no se fueron al desierto sino que se extendieron por las ciudades. Cuando el autor habla del pequeño rebaño nos hace pensar que su número era reducido lo que se confirma cuando la describe rodeada de lobos. Una comunidad que se ve a sí misma como pequeña, débil y lo que es peor perseguida. Se encuentra extranjera en un medio que la rechaza y por el que le gustaría ser aceptada.

• El origen urbano se aprecia constantemente. En primer lugar, por el uso de la lengua ya que el griego se hablaba dentro de las ciudades.

• El autor no abandona al grupo judío minoritario que posiblemente comenzara a ser perseguido o al menos dado de lado por los compañeros que no habían abrazado la nueva fe. Esta situación de

12 Cf José Antonio Pagola, El Camino Abierto Por Jesús, Lucas, 3a. (Madrid: PPC, 2012), 87–90.

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abierta confrontación con los suyos les inquietaba a la vez que les hacía preguntarse por la validez de su opción. De aquí las frecuentes citas o alusiones a pasajes de la Escritura con los que el autor intenta tranquilizar a sus oyentes. Jesús no ha hecho más que cumplir todas las promesas que Dios había hecho a Israel. Por otro lado, no parece que muchos paganos hubieran engrosado sus filas. No olvidemos que todavía nos movemos en las primeras décadas del cristianismo cuando se empieza a ampliar el cerco de los oyentes a otros círculos más allá del ámbito judío.

• Posiblemente la característica más sorprendente en la composición de esta comunidad sería la mezcla étnica. Las ciudades del imperio eran ya muy variopintas pero a este cuadro había que añadir que la persecución y la necesidad de viajar para extender el cristianismo promovió el contacto entre gentes de muy diversos orígenes que se fueron sumando al grupo inicial. Es para este grupo humano y sus problemas para el que escribió Lucas su obra.

El texto en su contextoAl llegar al lago de Genesaret, Jesús vive una experiencia muy diferente a la que ha vivido en su pueblo. La gente no lo rechaza, sino que se “agolpa a su alrededor.” Aquellos pescadores no buscan, como los vecinos de Nazaret. Quieren oír la “Palabra de Dios.” Es lo que necesitan. Intuyen que Jesús les habla desde Dios. No repite lo que oye a otros; no cita a ningún maestro de la ley. Esa alegría que sienten en su corazón sólo puede despertarla Dios.

Años más tarde, en las primeras comunidades cristianas, la gente se acerca también a los discípulos de Jesús para oír “la Palabra de Dios.” La gente no quiere oír de ellos una palabra cualquiera; esperan una palabra diferente, nacida de Dios. Una palabra como la de Jesús.

ComentarioEl relato de la “pesca milagrosa” en Lucas culmina con una escena conmovedora que tiene por protagonista a Pedro.

Pedro es un hombre de fe seducido por Jesús. Sus palabras tienen para él más fuerza que su propia experiencia. Pedro sabe que nadie se pone a pescar a medio día en el lago ¡es absurdo!, sobre todo si no ha capturado nada por la noche. Pero se lo ha dicho Jesús, y Pedro confía totalmente en él: “puesto que tú lo dices, echaré las redes.”

Pedro es al mismo tiempo un hombre de corazón sincero. Sorprendido por la enrome pesca obtenida, “se arroja a los pies de Jesús” y con una espontaneidad admirable le dice: “Apártate de mí que soy un pecador.” Pedro reconoce, ante todo, su pecado y su indignidad para convivir con Jesús.

Jesús no se asusta de tener junto a sí a un discípulo pecador. Al contrario, si se siente pecador, Pedro podrá comprender mejor su mensaje de perdón y su acogida a pecadores e indeseables. “No temas, desde ahora serás pescador de hombres.” Jesús le quita el miedo a ser un discípulo pecador y lo asocia a su misión de reunir y convocar a hombres y mujeres de toda condición a entrar en el proyecto salvador de Dios.

Igual que en otros relatos de las Sagradas Escrituras, como el relato de la zarza, nos encontramos con un elemento ordinario que, de repente, se hace significativo: La barca. Lo que tantas veces habían visto Pedro y los otros, lo que tantas veces habían utilizado, se convierte en signo, en lugar de donde brota la voz de Dios. Lo de siempre se convierte en extraordinario, en signo. Pedro descubre que, desde su maltrecha barcaza, se están diciendo palabras de verdad, palabras de salvación, palabras de libertad. Algo grande estaba ocurriendo en su barca.

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MEDITATIO (¿Qué me dice el texto a mí?, ¿qué debo hacer para ponerlo en práctica?,

¿qué debo hacer para aplicarlo a mi propia vida?)

• Le ocurrió a Pedro algo así como cuando en nuestro interior descubrimos que algo persiste, que es auténtico, que es de verdad. Jesús elige la barca de Pedro para subirse en ella y, desde allí, enseñar a la gente... Imagina que elige la barca de tu vida para subirse en ella... ¿Qué experiencia tengo yo de algo así?

• Jesús te dice: Rema mar adentro. ¿Qué significan para mí estas palabras? ¿Cuáles son los mares profundos de mi vida? ¿Hacia dónde creo que me llama el Señor en estos momentos de mi vida?

• La gente sigue necesitando oír la Palabra de Dios. ¿Creo que mi vida es “Palabra de Dios” para otros?

• Pedro se fía totalmente de Jesús. ¿Cómo anda mi confianza en el Señor?

• Pedro, al experimentar la grandeza del milagro de Jesús, se siente nada, se siente pecador ante un Dios que nos acompaña con amor. ¿Cómo ando yo de pecado, sentimiento de culpa, de miseria? ¿Me sitúo en este campo ante la mirada de un Dios resentido e implacable, o, por el contrario ante un Dios que, tras comprobar mi arrepentimiento, reacciona diciendo: “No temas. Desde ahora serás pescador de hombres”?

ORATIO


Señor, ayúdame a remar mar adentro, hacia la aguas profundas de mí mismo.

Ayúdame a remar hacia las “periferias” y que mi vida se convierta en un “hospital de campaña” como me pide el Papa Francisco.

Señor, ayúdame a ser palabra de Dios para otros.

Ayúdame a experimentarte subido en la barca de mi vida y, desde ahí, vivir el milagro diario de tu Palabra dicha a través de mis torpes labios a aquellos que necesitan una palabra de esperanza, de paz y de amor en medio de la desesperanza, la guerra y el odio que circunda nuestro mundo.

CONTEMPLATIO



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Collatio (comparto con los hermanos mi respuesta a la Palabra)

Dios Padre,




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9. “TÚ ERES MI HIJO AMADO, MI PREDILECTO” (Mc 1, 9-11)






El Texto9 Aconteció en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. 10 Luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. 11 Y vino una voz de los cielos que decía: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»



El mensaje central del evangelio de Marcos es que Jesús es el Hijo de Dios. Los primeros trece versículos del evangelio de Marcos son toda una declaración de intenciones de lo que será el resto de la obra: Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, una nueva creación está próxima.

Lo que está sucediendo ya lo había predicho Dios a través del profeta Isaías: Dios anuncia que enviará delante su mensajero para preparar el camino al Señor (vv. 2-3). Y efectivamente en Juan el Bautista se cumple la promesa hecha por Dios (vv 4-6).

Pero no podemos obviar que el libro del profeta Malaquías (el último libro del Antiguo Testamento) es absolutamente central para Marcos. Esto lo sabemos porque pone en labios del profeta Isaías algo que Isaías no dice: “He aquí que envío mi mensajero” (to.n a;ggelo,n) (Mc 1,2). Tal expresión se corresponde con Mal 3,1: “He aquí que yo envío mi mensajero”. Al final del capítulo el nombre del mensajero se hace explícito: Elías (Mal 3,23). El regreso de Elías es un rasgo muy importante de la escatología Judía. De hecho en las cenas solemnes de Sabbath, las familias judías se reúnen en torno a la mesa y dejan un puesto vacío para el profeta Elías que está por llegar. Jesús terminará declarando que este profeta es Juan el Bautista (Mc 9,12-13). Pero la confusión de los judíos está presenta hasta el final del evangelio cuando, ante las palabras de Jesús en la cruz (Eloí, eloí, lemá sabaktani), piensan que está llamando al profeta Elías (Mc 15,34-35).

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¿Por qué razón Marcos se detiene en describir la vestimenta del Bautista? Porque coincide con la forma de vestir del profeta Elías (2 Re 1,8). Lo que nos está diciendo Marcos es que Juan el Bautista es el nuevo Elías que ya llega para cumplir lo que se nos narra en la última página del Antiguo Testamento: que Dios enviará al profeta Elías antes de que llegue el día grande y terrible del Señor (Cf. Mal 3,23). Ese día ha llegado. El profeta Elías está aquí en la persona del Bautista.

Juan el Bautista anuncia que viene uno detrás de él que es más fuerte que él mismo. Él se considera indigno al lado de la figura enorme que llega tras de sí. Él tan solo prepara el camino al Señor.

Aparece Jesús en escena (vv. 9-11) y viene de Nazaret, ¡menudo escándalo! ¿Cómo es posible que el hijo de Dios venga de un sitio absolutamente secundario de la historia de la salvación?

Lo primero que hace es bautizarse. Entonces los cielos se rompen y Dios entra en la historia. Aparece el Espíritu Santo y una voz se oye desde el cielo: “Tú es mi hijo amado, mi predilecto” (v.11).

Los cielos y el agua evocan elementos de la creación. Marcos nos quiere hacer pensar en el hecho de que una nueva creación está aconteciendo. Los cielos se rasgan, se separan (sci,zw) para que venga el Hijo de Dios. Desde este momento el Reino de Dios está sobre la Tierra. Volverá Marcos a utilizar esa palabra en el momento de la muerte del Señor para decir que el velo del templo se rasgó en dos y ya no hay más separación entre los sagrado y lo profano. Todo es sagrado a partir de ahora. Jesús es el nuevo cielo.

Después vendrán las tentaciones en el desierto. Juan el Bautista desaparece de la escena y Jesús cobra todo el protagonismo. El Espíritu Santo lo conduce al desierto (v.12) y allí pasa cuarenta días siendo tentado por Satanás. Jesús vive entre las bestias salvajes y los ángeles le servían (v.13). Descripción ésta que vuelve a hacernos pensar en una nueva creación.

Tras los acontecimientos del nacimiento de Jesús (en Lucas y Mateo), encontramos después un largo silencio de unos 30 años, en los que prácticamente nada se nos dice de Jesús. Salvo el episodio que nos narra Lucas de la visita que hace a Jerusalén a los 12 años y su pérdida en el tempo, nada sabemos de la infancia, adolescencia y juventud de Jesús. Tan solo un detalle recogido por Lucas cuando dice: “El niño crecía y se fortalecía, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre él” (Lc 2,40).

Ese largo silencio lo rompe Dios Padre en este acontecimiento del bautismo del Señor. Si Jesús se ha convertido en amado del Padre, en predilecto es por una sola razón muy sencilla: por haber realizado la voluntad del Padre. Luego, el tiempo pasado en Nazaret, fueron años de descubrimiento del querer de Dios; fueron años de ir madurando y de ir forjando la propia persona, las propias convicciones… años que terminan con una decisión definitiva: “hacer la voluntad de Dios-Padre.”

El bautismo de Jesús nos habla de una doble realidad:

1. Que Jesús se sentía cada vez más cerca de Dios.

2. Y que estos sentimientos, esta experiencia, le lleva a buscar y realizar su voluntad…

Es importante recordar que también nosotros hemos recibido, en nuestro bautismo, el Espíritu de Dios; hemos sido hechos hijos de Dios y, por tanto, estamos llamados a realizar la voluntad de Dios Padre.

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MEDITATIO


• Si Él es el predilecto es porque ha sabido llevar a cabo la voluntad de Dios en su vida. Si a nosotros, en más de una ocasión, nos pesa la fe ¿no será porque no hacemos el querer de Dios?, ¿no será porque no somos capaces de amar como él amó, de amar lo que Jesús amó, de hacer lo que él hizo?

• Esa voluntad de Dios sobre cada uno de nosotros no es ajena a la nuestra. Si Dios quiere algo de nosotros es que seamos felices. Su voluntad no es otra que la plena realización de nosotros mismos. Jesús crecía no sólo en edad, sino en sabiduría y en gracia… ¿Es esto es lo que Dios puede estar queriendo para cada uno de nosotros?

• Crecer como hombres, como personas. Ese es el querer de Dios, que desarrolle todas mis cualidades y capacidades.

• Y crecer en gracia: crecer como hijos de Dios. Dios nos quiere santos, por eso y para eso nos ha dado su vida, su gracia, su amor…

• Desde el bautismo de Jesús y desde el nuestro propio quizá también nosotros podamos sentirnos hijos amados de Dios. Basta que día a día lo busquemos y hagamos su voluntad.

• Todo cuanto emprende Jesús a partir de ahora lo hará como hijo predilecto. Se nos convierte pues en referente, en modelo porque su Palabra es Palabra de Dios, su evangelio es luz que ilumina nuestra vida, sus sacramentos son vida para todos nosotros. Si se nos presenta como el Hijo amado es para que le escuchemos.

ORATIO


Señor, que mi voluntad sea cada vez más tu Voluntad.Que dejen de importar mis proyectos y mis intereses, para que importen los tuyos. Señor, que pueda decir, como el Bautista, “Él debe crecer y yo menguar” (Jn 3,30).Ayúdame a crecer como hombre y crecer en Gracia ante ti.Ayúdame a sentirme Hijo amado porque no hay nada más importante que eso…

CONTEMPLATIO



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COLLATIO (comparto con los hermanos mi respuesta a la Palabra)

Dios Padre,




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1. “¡NO SEÁIS CRISTIANOS TRISTES!”Una pastoral juvenil evangelizadora y vocacional

1. UNA PASTORAL QUE HABLA DE DIOS

1.1. Adorar a DiosEn la EG, Francisco apela a la dimensión trinitaria del kerigma y a la necesidad de que el evangelizador se deja quemar por el fuego del Espíritu:

Hemos redescubierto que también en la catequesis tiene un rol fundamental el primer anuncio o «kerygma», que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de todo intento de renovación eclesial. El kerygma es trinitario. Es el fuego del Espíritu que se dona en forma de lenguas y nos hace creer en Jesucristo, que con su muerte y resurrección nos revela y nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte» (EG 164)

1.2. Seguir a JesucristoNuestra pastoral ha de ser claramente evangelizadora, propiciando caminos pedagógicos que ayuden a los jóvenes y a las familias a vivir experiencias significativas de encuentro con Jesucristo vivo que invita, hoy como ayer, a seguirlo de cerca. No hay caminos de evangelización sin el encuentro con Jesús que transforma la propia persona:

Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso (EG 3).

“No me cansaré de repetir aquellas palabras de Benedicto XVI que nos llevan al centro del Evangelio: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»”(EG 7).

1.3. La conversiónEn este camino de la nueva evangelización, Francisco propone una auténtica renovación pastoral que pasa – necesariamente – por senderos de conversión personal y comunitaria. En la EG encontramos una insistencia clara en los procesos de cambio que deben generarse en las personas, en las comunidades, en las organizaciones:

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“Espero que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una «simple administración».21 Constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un «estado permanente de misión»” (EG 25).

“En orden a que este impulso misionero sea cada vez más intenso, generoso y fecundo, exhorto también a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma” (EG 30).

“También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral” (EG 32)

2. UNA PASTORAL QUE MEDIA LA MISERICORDIA

“Dios no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia” (EG 3).

2.1. Acoger, bendecir, compartir…Para Francisco, la Iglesia solo puede ser signo de bondad y misericordia para todos, una Iglesia que debe salir de sí mismo rompiendo estructuras que la aprisionan:

La Iglesia tiene que ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido, amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio (EG 114)

Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos (EG 49).

En una civilización paradójicamente herida de anonimato y, a la vez obsesionada por los detalles de la vida de los demás, impudorosamente enferma de curiosidad malsana, la Iglesia necesita la mirada cercana para contemplar, conmoverse y detenerse ante el otro cuantas veces sea necesario (EG 169)

2.2. La misericordia de Dios

El imperativo de escuchar el clamor de los pobres se hace carne en nosotros cuando se nos estremecen las entrañas ante el dolor ajeno (EG 193)

Confesar a un Padre que ama infinitamente a cada ser humano implica descubrir que «con ello le confiere una dignidad infinita». Confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne humana significa que cada persona humana ha sido elevada al corazón mismo de Dios. Confesar que Jesús dio su sangre por nosotros nos impide conservar alguna duda acerca del amor sin límites que ennoblece a todo ser humano. Su redención tiene un sentido social porque «Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres» (EG 178)

2.3. Para la vida y la esperanza de las personas

El Papa Francisco nos insiste en que impulsemos una pastoral que apueste por la Vida con mayúsculas y avive la esperanza de las personas. La propuesta de la Buena Noticia de Dios para los pequeños y los pobres busca alentar y sostener especialmente a los más necesitados. La Iglesia no puede mirar para otro lado ante las urgencias de los más débiles de nuestros hermanos, por eso el Papa afina la mirada:

Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas. Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad (EG 52).Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia».163 Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de Jesucristo» (Flp 2,5) (…) Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres (EG 198)

3. UNA PASTORAL PROPOSITIVA Las palabras y los gestos del Papa nos hablan de una pastoral impulsada por una Iglesia que no condena, que no camina sombría, que no reniega del mundo en el que vivimos, que no pone tonos grises a la existencia, que no reprocha continuamente el desafecto hacia la institución… Francisco inaugura un nuevo estilo pastoral más propositivo, más proactivo, más entusiasta.

“La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así». Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades” (EG 33).

3.1. Acoger, encontrar, acompañar…A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura (EG 270)

3.2. Proponer EvangelioNo es posible vivir “acostumbrados” a la formalidad de una vida cristiana rutinaria y mediocre. Anunciar el Evangelio reclama fuertes energías espirituales, hombres y mujeres con corazón ardiente y celo pastoral capaces de poner fuego en la vida de las personas:

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¡Qué peligroso y qué dañino es este acostumbramiento que nos lleva a perder el asombro, la cautivación, el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia! (EG 179)Una evangelización con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos. ¡Cómo quisiera encontrar las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa! (EG 261)

3.3. Misioneros de la alegría

Todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la auto-preservación (EG 27).

4. LAS TENTACIONES DE LOS EVANGELIZADORESFrancisco nos pone en guardia, a lo largo de toda la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, de las tentaciones que pueden sufrir los agentes pastorales en esta renovación eclesial que nos propone. Sus reflexiones son significativas, muy pegadas a la realidad y un auténtico examen de conciencia para todos:

4.1. Individualismo, crisis de identidad y falta de fervorHoy se puede advertir en muchos agentes pastorales, incluso en personas consagradas, una preocupación exacerbada por los espacios personales de autonomía y de distensión, que lleva a vivir las tareas como un mero apéndice de la vida, como si no fueran parte de la propia identidad. Al mismo tiempo, la vida espiritual se confunde con algunos momentos religiosos que brindan cierto alivio pero que no alimentan el encuentro con los demás, el compromiso en el mundo, la pasión evangelizadora. Así, pueden advertirse en muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor. Son tres males que se alimentan entre sí (EG 78).

4.2. La obsesión por ser como los demás (Muchos agentes pastorales) Terminan ahogando su alegría misionera en una especie de obsesión por ser como todos y por tener lo que poseen los demás. Así, las tareas evangelizadoras se vuelven forzadas y se dedican a ellas pocos esfuerzos y un tiempo muy limitado (EG 79).

4. 3. El relativismo prácticoTiene que ver con las opciones más profundas y sinceras que determinan una forma de vida. Este relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibieron el anuncio no existieran (…) ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero! (EG 80).

4. 4. Necesito tiempo para míCuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo, muchos laicos sienten

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el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre (EG 81).

4. 5. La psicología de la tumbaAsí se gesta la mayor amenaza, que «es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad». Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo (EG 83).

4. 6. La conciencia de derrotaUna de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre (EG 85).

4. 7. La mundanidadEsta oscura mundanidad se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas pero con la misma pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia (…) En otros, la misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo en una densa vida social llena de salidas, reuniones, cenas, recepciones. O bien se despliega en un funcionalismo empresarial, cargado de estadísticas, planificaciones y evaluaciones, donde el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios sino la Iglesia como organización. En todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica (EG 95).

4. 8. La envidiaSean uno en nosotros [...] para que el mundo crea» (Jn 17,21). ¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos.

PARA EL DIÁLOGO EN GRUPO

1. ¿Qué aspectos destacas de todo lo comentado? ¿A qué nos compromete a los salesianos la revolución pastoral de Francisco?

2. ¿Crees que en la pastoral juvenil salesiana hemos hecho una opción seria por la evangelización y la propuesta vocacional? En qué aspectos tendríamos que renovarnos y convertirnos?

3. ¿Qué tentaciones nos afectan más como familia salesiana? ¿Qué hemos de cambiar en nuestra pastoral juvenil y familiar? Señala tres líneas de acción para el futuro

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2. “MIRAD QUE YO HAGO NUEVAS TODAS LAS COSAS” (Ap 21, 5)

Una vida religiosa luminosa en una Iglesia renovada

Durante estos más de cincuenta años de periodo posconciliar hemos vivido en la vida consagrada diferentes procesos congregacionales de refundación carismática tratando de responder a los signos de los tiempos, a la reflexión eclesial y a las demandas de la misión. Todos los caminos emprendidos en nuestros Institutos y Congregaciones tenían un solo objetivo: ser significativos desde el punto de vista evangélico y carismático en el anuncio creíble de la Buena Noticia liberadora del Cristo para los hombres y mujeres de hoy. No me cabe duda de que hemos acometido esta tarea con empeño y con gran sentido de la responsabilidad en estas últimas décadas. Nuestros Capítulos Generales, el magisterio y las opciones congregacionales así lo indican. Podemos decir que, en la mayoría de los casos, la relectura carismática de la identidad se ha concluido. Pero estoy seguro de que su traducción concreta sigue en marcha. Los nuevos contextos en los que vivimos, los desafíos culturales ante los que nos situamos y las dificultades al interno de la propia vida consagrada nos reclaman seguir buscando caminos de renovación y de crecimiento que hagan significativas nuestra vida y nuestra misión.

1. VIENTOS NUEVOS EN LA IGLESIASoplan nuevos vientos en la Iglesia. El ministerio de Francisco ha abierto puertas y ventanas en los palacios vaticanos y una inevitable sensación de frescura esta siendo percibida por muchos cristianos en todo el mundo en estos años de Pontificado del sucesor de Benedicto XVI. No me parece el Papa Francisco alguien que improvise sin más. Creo que sus palabras y sus gestos son creíbles porque habla otro lenguaje perfectamente comprensible para todos y su decir tiene auctoritas. Desde el principio, fue elocuente su inclinarse ante el pueblo de Dios y la explícita petición de plegaria a la comunidad de los creyentes. Ha sorprendido a propios y extraños su extraordinaria sencillez y su sonrisa bondadosa; Ha descolocado a muchos su simplicidad a la hora de apuntar signos que dejan al descubierto no solo gestos de ternura y afecto hacia los pequeños y los pobres sino la profundidad de un pensamiento tan despojado de innecesarios circunloquios como directo y profundo.

Sus gestos y sus palabras interpelan también a nuestro modo de concebir nuestra presencia evange-lizadora, el testimonio de las comunidades cristianas y, desde luego, la significatividad de la misma vida religiosa. En un momento importante en el que estamos repensando nuestra pastoral vocacional, la propuesta de Papa Francisco estimula una nueva praxis con acentos y sensibilidades bien precisas.

1.1. Desde la periferiaEn el inicio de su Pontificado, el Papa Francisco quiso tener tuna mañana de encuentro con la Unión de Superiores Generales que celebraba su asamblea general anual en el Salesianum de Roma. No solo accedió a un saludo a los participantes, sino que dialogó largamente con ellos en el Aula del Sínodo en el Vaticano. Fue un coloquio fraterno y abierto, libre y sincero en torno a numerosas cuestiones que afectan a la vida religiosa en la actualidad. Cuentan las crónicas que el Pontífice se mostró distendido, cercano, brillante en sus respuestas, seductor en el “cuerpo a cuerpo”, lleno de energía y muy propositivo. Religioso entre religiosos, como así quiso definirse, hizo notar una extraordinaria

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sensibilidad hacia los consagrados y consagradas en el momento actual que vive la Iglesia y el mundo.

El Papa afrontó con los Superiores Generales uno de los temas más presente en sus intervenciones a lo largo de todo el Pontificado: salir, buscar, situarse… en las periferias del mundo para que la Iglesia rompa la auto-referencialidad que la atrofia y la hace “insignificante” (no significativa) para los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

Para el Papa se convierte en un auténtico criterio hermenéutico: “se comprende la realidad solamente si se la mira desde la periferia, y no si nuestra mirada es desde un centro equidistante de todo. Para entender de verdad la realidad, debemos movernos de la posición central de calma y tranquilidad, y dirigirnos hacia la zona periférica”.

Es una invitación a la Iglesia a salir hacia los márgenes de la historia. Pero es también una invitación a la vida consagrada a situarse en las fronteras, en las cunetas, en los extra-radios del mundo, en los descampados existenciales donde tantos están como ovejas sin pastor y no tienen qué comer (cfr. Mt 9, 36).

No podemos evitar recordar las palabras del mismo Francisco cuando, en la visita a un centro para refugiados en Roma, dejaba boquiabiertos a muchos al dirigirse directamente a la vida consagrada: “Queridos religiosos y religiosas, los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transformarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vacíos no son vuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados. El Señor nos llama a vivir con más valentía la acogida en las comunidades, en las casas, en los conventos vacíos” .

Las palabras de Francisco, como sus gestos, son mucho más que gestos o palabras de ocasión. Para la vida religiosa, es el abrazo de un hombre que mira con compasión la realidad y se hace hermano de los que están en el descampado, desprovistos de todo. Hasta de dignidad. Para muchos, el que el Papa Francisco viajara a Lampedusa con los inmigrantes ilegales no dejó de ser un gesto demagógico. Para muchos de nosotros, fue un signo elocuente de cuanto el Pontífice quiere que sea la Iglesia: cercanía a los olvidados, compromiso con los últimos, palabra de esperanza para los desesperados, mano solidaria que paga de persona, mirada compasiva ante las miserias del mundo, corazón apasionado que pone fuego en la entraña de la tierra, mirada penetrante que denuncia injusticias ante los poderosos del mundo. Y ahí, en los naufragios, frente a los muros que acaban con los sueños, en medio de la desolación, allí donde los derechos y la dignidad son pisoteados, la vida religiosa encuentra fronteras que alcanzar para seguir siendo una palabra de esperanza en nombre de Dios para los pequeños y olvidados.

nos comunica la misericordia infinita del Padre. En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte» (EG 164)

1.2. Iluminando el futuro

Solo descentrándonos, los religiosos y religiosas podremos iluminar el futuro: “Hoy Dios nos pide esto: salir del nido que nos contiene para ser enviados. Quien después vive su consagración en clausura, vive esta tensión interior en la oración para que el Evangelio pueda crecer. El cumplimiento del mandato evangélico ‘id a todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura’ (Mc 16, 15), se puede realizar con esta clave hermenéutica trasladada a las periferias existenciales y geográficas. Es el modo más concreto de imitar a Jesús”.

Es más que estimulante su mensaje invitando a recuperar el rostro de una “Iglesia pobre para los pobres”; a no vivir atrincherados en los despachos y “salir al encuentro de la gente”; a alcanzar “las periferias” y a ser “pastores con olor a oveja”; a no vivir como “solterones amargados” o como

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cristianos con “cara de pepino avinagrado”; a irradiar “la alegría del Evangelio” y a testimoniar el amor de Dios “que no se cansa de perdonar”. Para la vida religiosa, son un estímulo para seguir afrontando el proceso renovador que hemos emprendido en muchos de nuestros Institutos. El Papa nos está mostrando veredas nuevas, acaso las de siempre, que necesitamos recuperar vitalmente. Son caminos de radicalidad evangélica, de seguimiento cercano del Señor Jesús, de identificación con el Cristo pobre, obediente y casto que anuncia la liberación de Dios con la credibilidad de quien tiene “autoridad”: la única posible, la del servicio por amor, hasta dar la vida. Como recordó Francisco a la USG: “los religiosos y religiosas son hombres y mujeres que iluminan el futuro”.

1.3. Hacia un nuevo liderazgo

Los Superiores Generales reunidos en asamblea general anual en Roma, escogieron como tema central de trabajo y estudio: “El ejercicio del liderazgo religioso en el contexto de los gestos y de la enseñanza de Papa Francisco”. Para los Superiores, “los gestos y el magisterio del Papa Francisco nos invitan a una ‘conversión’ en nuestro servicio a los hermanos: una conversión de nuestras actitudes personales, de nuestras relaciones, de las perspectivas y del estilo de la misión” .

El único poder es el servicio. Así lo repitió con rotundidad el Papa Francisco a los cardenales del primer consistorio al día siguiente de su elección. No hizo más que recordar a Jesús, cuando dijo a sus discípulos “Quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos” (Mc 9, 35).

El Papa Francisco ha advertido en muchas ocasiones sobre la endémica tentación del poder en el mundo eclesiástico y religioso. No es la primera vez. El mismo Benedicto XVI arremetió contra el “hacer carrera” de clérigos, sacerdotes y obispos seducidos por el deseo de ser más, de estar por encima de los otros, de poder disponer de la vida de quienes están bajo tu mirada escrutadora y tu voluntad. También a los Superiores Generales les ha advertido sobre la tentación del clericalismo.

Por eso es tan necesario un nuevo liderazgo en la vida religiosa. En un seminario sobre pastoral vocacional en España, un grupo de religiosos y religiosas escribíamos hace unos años: “el liderazgo religioso (en nuestro caso referido a los superiores) en tiempos de complejidad y confusión exige serenidad, dedicación, actitud de servicio, sentido del equilibrio, y necesita del apoyo continuo de la institución por medio de una formación permanente, que responda a sus interrogantes e inquietudes, a sus carencias y necesidades para ser hermanos entre hermanos que sepan orientar, sostener, acompañar en la experiencia humana y vocacional” .

2. LOS CAMBIOS A LOS QUE NOS RESISTIMOSSoplan nuevos vientos eclesiales que nos impulsan y estimulan en los procesos renovadores de la vida consagrada. Pero experimentamos que las inercias frenan nuestros anhelos de cambio. El Papa cuando invita a los religiosos a des-centrarse, esto es, a buscar otras miradas que nos ofrezcan puntos de vista diferentes y nos ayuden a leer la realidad más allá de nosotros mismos. Pensarnos y vivirnos “descolados” de nuestro modo de ver la realidad, demasiado convencidos como estamos de nuestro buen hacer, suficientemente cómodos con nuestras obras centenarias, generosamente comprome-tidos en un trabajo estructurado y satisfactorio. Creo que el Papa señala caminos de novedad que nos permitan renovar presencias nuevas (aunque centenarias) e impulsar nuevas presencias en las fronteras de la misión.

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2.1. La fuerza de la debilidadSomos seguidores de Jesucristo hasta las últimas consecuencias. Identificados con el Maestro y en-viados por Él a anunciar la buena noticia del amor de Dios, a sanar y liberar, a alentar la esperanza. Hoy como ayer, la vida religiosa quiere ser fuego en las entrañas mismas de la Iglesia, en medio de una sociedad que busca un rescoldo donde abrigar el alma o un poco de luz para iluminar la noche. Somos consagrados por Dios para proclamar el año de gracia del Señor con nuestra vida sencilla, entregada y silenciosa. Aunque a veces el tesoro esté contenido en frágiles vasijas de barro.

Esta es nuestra fuerza. Es la fuerza de la debilidad de quien se sabe necesitado de la gracia para afron-tar cada día las dificultades del camino. Los religiosos nos reconocemos débiles. Sabemos que nues-tra fidelidad se sostiene en la fidelidad de Dios, nuestra fuerza: estamos convencido de que Aquel que ha comenzado en nosotros la obra buena la llevará a termino.

Lo más decisivo en nuestra vida es siempre la fidelidad inquebrantable de Dios, sin la que nada ten-dría sentido. En Él aprendemos a respirar y a reconocer que “no hay brisa si él no alienta” ni “soledad en la que él no se haga fuerte”. Lo nuestro es caminar. Lo suyo, sostenernos en el camino. Nuestro aprendizaje, centrarnos cada vez más en Él. Su actitud para con nosotros, la paciencia de su amor incondicional, su ternura y su misericordia.

2.2. Vivir a contracorrientePero lo decisivo es el testimonio. Esto es lo que espera el Papa de los consagrados y consagradas: “¡Despertad al mundo! ¡Sed testimonios de un modo distinto de hacer, de actuar, de vivir! (…) Lo que me espero de vosotros es el testimonio. Deseo de los religiosos este testimonio especial”.

Es un mensaje insistente del Pontífice a todos los bautizados y, de modo especial, a los consagrados. Se trata de vivir a contrapelo, más allá de estilos y formas de vivir de nuestra sociedad por más ge-neralizados que estos estén. El Evangelio es siempre alternativo. Plantea un modo diferente de vivir y exige de nosotros ser hombres y mujeres que sintamos con pasión el latido del Reino oculto en los avatares de la historia. En ella, miles y miles de nuestros hermanos y hermanas quieren poner rostro al samaritano del evangelio, sin dar rodeos, curando con el aceite de la entrega gratuita, pagando con la vida cabalgadura y posada a los apaleados al borde del camino. Para Francisco esta es la “profecía”: “los religiosos deben ser hombres y mujeres capaces de despertar al mundo”.

Consagrados, hombres y mujeres capaces de vivir para los demás, tratando de ser bálsamo suave que ayude a cicatrizar las heridas de las personas. Porque nuestro mundo es un mundo de heridos, dice Francisco: “y después de una batalla, lo primero que hay que hacer en un hospital de campaña es curar las heridas. Creo que hoy día la pastoral tiene que plantearse seriamente eso: la pastoral de la Madre Iglesia. Curar tantas heridas de gente que se fue, que se quedó a medio camino, se confundió, que se desilusionó. Es la pastoral de la misericordia” .

2.3. La fraternidad palpableAl referirse a la vida religiosa como profecía, Francisco hace referencia a la fraternidad como signo creíble para la vida consagrada hoy. La “revolución pastoral” que promueve el Pontífice tiene mucho que ver con la ternura y la misericordia, con el consuelo de Dios para los pequeños y los pobres. Por eso, insistió a los Superiores que la vida religiosa vivida en la comunidad expresa de modo elocuente la fuerza humanizadora del Evangelio a través de la experiencia fraterna. Para el Papa, “la fraternidad tiene una fuerza de convocación enorme. Las enfermedades de la fraternidad, por otra parte, tienen

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una fuerza que destruye”. Se trata de vivir más allá del conflicto, superando dificultades porque la experiencia del amor es mucho más fuerte. Continua Francisco: “La fraternidad religiosa, más allá de todas las diferencias posibles, es una experiencia de amor que va más allá de los conflictos. Los conflictos comunitarios son inevitables (…) y el conflicto debe ser asumido”. Tal afirmación debe ser re-leída a la luz de la Evangelii Gaudium. Como sugiere el propio Spadaro en el artículo citado, el propio Papa ha escrito en la Exhortación Apostólica: “(hay que) aceptar, soportar el conflicto, resol-verlo y transformarlo en un eslabón de enlace de un nuevo proceso” .

Por eso el Papa habla de “recuperar la ternura” también en las comunidades de consagrados. Una “ternura materna” que ayuda a superar los conflictos y hace creíble la fraternidad. Esta es la profecía: una comunidad de personas que afrontan el conflicto desde la misericordia, desde el encuentro, des-de la ternura que cicatriza y sana. Nuestras comunidades están llamadas a ser comunidades terapéu-ticas que acogen, abrazan, escuchan, disculpan, ayudan a madurar, comprometen. Todo un reto para la vida religiosa en este tiempo tan necesitado de encuentro y afecto real, concreto, maduro… que no condena nunca, no excluye nunca, no busca nunca su propio interés. Por eso, recuerda el Papa a la USG, en las relaciones fraternas y en los conflictos con los hermanos “tenemos que involucrar el corazón”.

3. LOS DESAFÍOS DE LA ANIMACIÓN VOCACIONAL A LA VIDA RELIGIOSA

Sabemos que la pastoral vocacional sigue siendo un desafío importante para nosotros, pero quizás en algunas ocasiones equivocamos la estrategia cuando hablamos de vocaciones a la vida consagrada. Nos reunimos para estudiar encuestas y tendencias, planificar estrategias, preparar subsidios, pro-yectar encuentros creativos o plantear cursos de acompañamiento espiritual. Y nos damos cuenta de que no es suficiente.

Algún interrogante sobre nuestra capacidad de interpelar es honesto ponerlo. Si hemos dejado de ser significativos en una sociedad plural y compleja como la nuestra, es necesario que nos paremos un poco a preguntarnos por qué. Puede que haya que cambiar el punto de partida en nuestra animación vocacional. Quizás debamos prestar más atención a la fragilidad de nuestra vida religiosa y a nuestra pasión por Dios. Los jóvenes buscan en nosotros personas sólidas con un testimonio creíble y co-herente de la propia fe. No podemos seguir viviendo cediendo terreno al activismo y haciendo que nuestra experiencia espiritual se debilite por falta de atención, de pausa, de cuidado. Es imposible seguir adelante con experiencias comunitarias alejadas de una efectiva fraternidad evangélica. No somos creíbles si nuestro estilo de vida sucumbe a la tentación de la mediocridad y la prisa.

3.1. Una vida religiosa renovadaJunto a la mayoría de hermanos y hermanas que tratan de vivir con fidelidad su vocación, nos en-contramos también un cierto número de hermanos ‘desfondados’ vocacionalmente con situaciones complicadas de debilitamiento de la vida consagrada, y en ocasiones de faltas graves en la disciplina religiosa. Algunos síntomas son preocupantes: vida mediocre, secularización interna, entrega par-cial, individualismo, búsqueda de espacios afectivos que compensen soledades y vacíos afectivos…

El camino de renovación de la vida religiosa es un camino teologal. Cuando pienso en el reto que nuestros institutos están llamados a afrontar en este tiempo no puedo imaginármelo sino como el hacer experiencia fundante de Dios, como relanzamiento espiritual, como un volver a lo esencial, al absoluto de Dios y en él a la fuerza del Evangelio vivido con todas las consecuencias que nos hace

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absoluto de Dios y en él a la fuerza del Evangelio vivido con todas las consecuencias que nos hace signos creíbles del Cristo Resucitado que por la fuerza del Espíritu nos envía a sanar y a liberar. La autenticidad evangélica será para nosotros el signo de la credibilidad.

Sin duda, la pastoral vocacional tiene en la vida comunitaria un buen banco de pruebas. No podemos pretender tener una pastoral vocacional fecunda si nuestras comunidades no son una profecía creíble de solidaridad fraterna y de testimonio evangélico. Los jóvenes no nos quieren perfectos. Pero quieren ver en nosotros hombres y mujeres de fe que, aún heridos y cansados, en plena actividad o ancianos, seamos capaces de vivir y transmitir una experiencia humana y creyente de personas que se quieren y son acogedores, bondadosos, generosos, entregados…

En él ámbito de una revisión comunitaria cabe que nos preguntemos: ¿Estamos caminando en esta dirección? ¿Nuestra tarea de animación vocacional está privilegiando estas líneas?

A la luz de estas consideraciones, hemos de tomar opciones decididas personal y comunitariamente. Algunas opciones estratégicas en este momento serían:

• Cuidar con fidelidad las sencillas prácticas de cada día: la Eucaristía, la meditación, la lectura, los retiros, el sacramento de la Reconciliación…

• Ayudarnos a vivir radicalmente el seguimiento de Cristo en los consejos evangélicos: la obediencia, la pobreza y la castidad. Un estilo de vida más esencial, más pobre y más libre nos hará más creíbles.

• Ayudarnos a vivir un estilo de vida donde sean posibles la sensibilidad, la compasión y la comprensión de modo que sean comunidades habitables y generosamente abiertas.

• Cuidar, formar y acompañar el liderazgo religioso que no puede reducirse al rol organizativo o de manager. Los superiores tienen un papel delicado y fundamental para hacer surgir un estilo verdaderamente carismático de vida religiosa. Se impone un nuevo estilo de gobierno más centrado en las personas y más fraterno.

3.2. Abrir, salir, buscar…Ante la dificultad que vive actualmente la vida religiosa en lo que se refiere a la fecundidad vocacional, sobre todo en occidente, el Papa Francisco abordó también con la UGS algunas cuestiones en torno al discernimiento vocacional, a la inculturación del carisma y la selección de candidatos. Nuestras Congregaciones están cambiando de rostro y están experimentando un importante desplazamiento geográfico. Esta nueva situación, dice el Papa “nos obliga a repensar la inculturación del carisma”. Porque “el carisma es uno, pero como decía San Ignacio, es necesario vivirlo según el lugar, los tiempos y las personas. El carisma no es una botella de agua destilada. Es necesario vivirlo con energía, releyéndolo también culturalmente”.

Por eso es necesario salir, buscar, abrir nuevos caminos. Es arriesgado, dice Francisco, “cometeremos siempre errores, no tengo dudas, pero esto no debe detenernos porque está el riesgo de cometer errores mayores”. El carisma, como don del Espíritu a su Iglesia es algo vivo, dinámico, creativo: “Inculturar el carisma, por lo tanto, es fundamental, y esto significa no relativizarlo nunca. No debemos hacer del carisma algo rígido o uniforme. Cuando nosotros uniformamos nuestra cultura, entonces matamos el carisma”.

La vida religiosa encuentra también en este campo un importante desafío. Salir de su eurocentrismo, vivir la multiculturalidad en nuestras comunidades como una riqueza que expresa también la diversidad de nuestras sociedades plurales y en ellas se re-propone como profecía de la fraternidad.

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Naturalmente, dice Francisco, “es necesario tener los ojos abiertos” ante los problemas que pueda generar la llegada masiva de vocaciones extranjeras reclutadas en otros contextos más fecundos vocacionalmente y trasplantadas a Europa.

3.3. Formar el corazónQueda siempre planteado encima de la mesa el difícil reto de la formación inicial y permanente ante los desafíos que una vida religiosa contextualizada debe afrontar. Los Superiores Generales pregun-taron al Papa sobre ello y Francisco expresó su convicción de que la formación hoy no es fácil de afrontar: “La cultura de hoy es mucho más rica y conflictiva que la vivida por nosotros – afirma el Papa -, en nuestro tiempo, años atrás. Nuestra cultura era más simple y ordenada. Hoy la incultura-ción requiere una actitud distinta. Por ejemplo: no se resuelven los problemas simplemente prohi-biendo hacer esto o aquello. Es necesario mucho diálogo, mucha confrontación”.

Pero, además de un cambio de actitud, Francisco reclama alejar un fantasma que amenaza siempre la formación inicial de los candidatos: “el fantasma que se debe combatir es la imagen de la vida religio-sa entendida como refugio y consuelo ante un mundo ‘externo’ difícil y complejo”. Por eso, asegura el Pontífice, no podemos olvidar nunca los cuatro pilares de la formación que deben interactuar desde el primer día de noviciado para exorcizar estos peligros: “Los pilares de la formación son cuatro: espiritual, intelectual, comunitario y apostólico”. En la adecuada interacción de los mismos a lo largo del arco formativo está la posibilidad de acompañar el crecimiento de personalidades profundamen-te creyentes y recias en la opción vocacional.

Se impone un cambio. La formación no puede ser como un peso que oprime un muelle plegándolo mientras que dure la presión. De ser así, una vez liberado del peso, el muelle vuelve a su estado na-tural. Francisco advierte sobre los peligros de una formación planteada desde la hipocresía, desde las formas, desde la apariencia, desde quienes adoptan la actitud de “pensar claramente y hablar oscuramente”. Para el Papa, “esto es hipocresía, fruto del clericalismo, que es uno de los males más terribles (…) es necesario vencer esta tendencia al clericalismo, también en las casas de formación y en los seminarios”.

4. ¡Gracias!Contemplativos y en el corazón del mundo, los consagrados y consagradas amamos profundamente la Iglesia. En ella somos y vivimos nuestra alianza con el Señor. Fieles al Magisterio, fieles al Papa, fieles a la comunidad cristiana. Hoy, como muchos cristianos en occidente, vivimos a la intemperie nuestra fe. Y hace frio. Hemos de reconocer errores. Hay cosas que cambiar. Pero necesitamos la fuerza eclesial para afrontar dificultades e impulsar la renovación que nuestros institutos han aco-metido con ilusión y esperanza.

La vida religiosa necesita urgentemente un impulso carismático y solo el Espíritu puede conducirnos hacia nuevas orillas. En plena travesía, el rostro amable de Francisco, su afecto hacia los consagrados y consagradas, sus gestos y sus enseñanzas, son un estímulo renovador que alienta nuestros pasos y pone fuego en nuestro corazón. Sabemos hacia dónde caminar y el Obispo de Roma, un Pastor que viene del sur, ha cogido nuestro paso precediéndonos en la marcha y confortándonos en el camino.

El Espíritu sigue soplando con fuerza haciendo nuevas todas las cosas. También la vida religiosa. Confiamos en Dios que precede y acompaña. Y que seguirá suscitando en su Iglesia hombres y mujeres consagrados para ser signos creíbles de su presencia y portadores de su amor en medio del mundo.

¡Gracias, Santidad!

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3. TODAVIA HAY BUENA TIERRA PARA LA SIEMBRA

Pautas para facilitar el Scrutinium Vocationis

Sabemos que la pastoral vocacional sigue siendo un desafío importante para nosotros, pero quizás en algunas ocasiones equivocamos la estrategia cuando hablamos de vocaciones a la vida consagrada. Nos reunimos para estudiar encuestas y tendencias, planificar estrategias, preparar subsidios, proyectar encuentros creativos o plantear cursos de acompañamiento espiritual. Y nos damos cuenta de que no es suficiente.

Siempre he rechazado, por otra parte, una conclusión tan precipitada como simplista: no tenemos vocaciones porque no somos fieles y no las merecemos. Quien así afirma ha perdido las referencias y se mueve por la vida con una teología equivocada. El fenómeno de la fecundidad vocacional en occidente, naturalmente, es más complejo y depende de muchos más factores que hemos analizado en muchos foros.

Pero, ciertamente, algún interrogante sobre nuestra capacidad de interpelar es honesto ponerlo. Si hemos dejado de ser significativos en una sociedad plural y compleja como la nuestra, es necesario que nos paremos un poco a preguntarnos por qué. Puede que haya que cambiar el punto de partida en nuestra animación vocacional. Quizás debamos prestar más atención a la fragilidad de nuestra vida religiosa y a nuestra pasión por Dios. Los jóvenes buscan en nosotros personas sólidas con un testimonio creíble y coherente de la propia fe. No podemos seguir viviendo cediendo terreno al activismo y haciendo que nuestra experiencia espiritual se debilite por falta de atención, de pausa, de cuidado. Es imposible seguir adelante con experiencias comunitarias alejadas de una efectiva fraternidad evangélica. No somos creíbles si nuestro estilo de vida sucumbe a la tentación de la mediocridad y la prisa.

Probablemente este camino renovador nos hará más auténticos y más propositivos. Y no tendremos miedo a decir a algunos “ven y verás”. Porque descubrirán una comunidad de personas profundamente creyentes, apasionadas por Dios, fraternas y acogedoras, en el corazón del mundo, al servicio de los más pobres.

Con la convicción de que todavía hay buena tierra en los jóvenes para acoger la semilla vocacional en la propia vida y de que nuestra propuesta pastoral necesita audacia y creatividad, propongo esta sencilla reflexión que quiere ayudarnos a realizar una auténtico Scrutinium Vocationis.

1. UNA VIDA RELIGIOSA RENOVADAJunto a la mayoría de hermanos y hermanas que tratan de vivir con fidelidad su vocación, nos encontramos también un cierto número de hermanos ‘desfondados’ vocacionalmente con situaciones complicadas de debilitamiento de la vida consagrada, y en ocasiones de faltas graves en la disciplina religiosa. Algunos síntomas son preocupantes: vida mediocre, secularización interna, entrega parcial, individualismo, búsqueda de espacios afectivos que compensen soledades y vacíos afectivos…

El camino de renovación de la vida religiosa es un camino teologal. Cuando pienso en el reto que nuestros institutos están llamados a afrontar en este tiempo no puedo imaginármelo sino como el

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hacer experiencia fundante de Dios, como relanzamiento espiritual, como un volver a lo esencial, al absoluto de Dios y en él a la fuerza del Evangelio vivido con todas las consecuencias que nos hace signos creíbles del Cristo Resucitado que por la fuerza del Espíritu nos envía a sanar y a liberar. La autenticidad evangélica será para nosotros el signo de la credibilidad.

Sin duda, la pastoral vocacional tiene en la vida comunitaria un buen banco de pruebas. No podemos pretender tener una pastoral vocacional fecunda si nuestras comunidades no son una profecía creíble de solidaridad fraterna y de testimonio evangélico. Los jóvenes no nos quieren perfectos. Pero quieren ver en nosotros hombres y mujeres de fe que, aún heridos y cansados, en plena actividad o ancianos, seamos capaces de vivir y transmitir una experiencia humana y creyente de personas que se quieren y son acogedores, bondadosos, generosos, entregados…

En él ámbito de una revisión comunitaria cabe que nos preguntemos: ¿Estamos caminando en esta dirección? ¿Nuestra tarea de animación vocacional está privilegiando estas líneas?

A la luz de estas consideraciones, hemos de tomar opciones decididas personal y comunitariamente. Algunas opciones estratégicas en este momento serían:

• Cuidar con fidelidad las sencillas prácticas de cada día: la Eucaristía, la meditación, la lectura, los retiros, el sacramento de la Reconciliación…

• Ayudarnos a vivir radicalmente el seguimiento de Cristo en los consejos evangélicos: la obediencia, la pobreza y la castidad. Un estilo de vida más esencial, más pobre y más libre nos hará más creíbles.

• Ayudarnos a vivir un estilo de vida donde sean posibles la sensibilidad, la compasión y la comprensión de modo que sean comunidades habitables y generosamente abiertas.

• Cuidar, formar y acompañar el liderazgo religioso que no puede reducirse al rol organizativo o de manager. Los superiores tienen un papel delicado y fundamental para hacer surgir un estilo verdaderamente carismático de vida religiosa. Se impone un nuevo estilo de gobierno más centrado en las personas y más fraterno.

2. UNA PASTORAL JUVENIL EN CLAVE VOCACIONALLa animación y la orientación vocacional son un elemento esencial de una Pastoral Juvenil que debe ayudar a cada joven a realizar opciones responsables de vida a la luz de la fe. Nos jugamos mucho en nuestra pastoral juvenil. Sabemos bien que sólo desde una pastoral juvenil de calidad y evangelizadora podremos plantear una adecuada animación vocacional.

Inspirándonos en la urgente llamada de Juan Pablo II a crear una “cultura vocacional”, sabemos que esta tarea no es solo responsabilidad a algunos agentes de pastoral o de los coordinadores de la animación vocacional. Se trata de crear entre todos, consagrados y laicos corresponsables en la misión, un ambiente en nuestras comunidades de familiaridad, de fuerte experiencia espiritual y de compromiso apostólico. Es la experiencia de nuestros Fundadores que crean a su alrededor una cultura en la que es posible la propuesta vocacional desde la cercanía y el acompañamiento con algo de audacia y con mucha creatividad.

Por otra parte, hemos de concentrar nuestras fuerzas en lo esencial. Los signos de los tiempos y las orientaciones de la Iglesia nos impulsar a renovar nuestra pastoral juvenil y orientarla claramente al anuncio de Cristo y a la educación de los jóvenes en la fe. El cuidado de las vocaciones va incluido

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constitutivamente en la misma pastoral juvenil, a través de la cual queremos educar a los jóvenes a la verdadera fe cristiana y nadie podrá educar a un joven a la fe sin desarrollar en él la vocación fundamental del bautismo.

Hay que tener en cuenta también que la pastoral vocacional no debe ser sólo el momento final del camino de fe, algo así como la guinda del pastel, sino que se trata de una dimensión que debe estar siempre presente cualificando todas las áreas de actuación y todas las etapas. Está claro que no podemos identificar sin más “orientación vocacional” como dimensión de la acción pastoral y la “propuesta vocacional explícita”. La segunda necesita y presupone la primera pero no la agota; es decir, educamos hacia la única vocación común que no es otra que la vocación bautismal, esto es, el seguimiento del Señor Jesús. Pero en este servicio, proponemos y ayudamos a crecer vocaciones específicas dentro de la Iglesia según los diferentes carismas. En este sentido, todo Proyecto educativo-pastoral tendría que asegurar actuaciones válidas a dos niveles:

• ORIENTACION Y ACOMPAÑAMIENTO ofrecidas a cada muchacho que hace su camino de fe.

• CUIDADO ESPECIAL de los jóvenes que presentan signos de vocación o de compromiso laical y de quienes desean seguir una vocación específica en el ministerio ordenado o en la vida religiosa en sus diferentes carismas.

Es aquí, en la buena articulación de estas dos realidades, donde nos jugamos mucho. Algunas opciones estratégicas serían:

• Trabajar con conciencia sobre la dimensión evangelizadora en los ambientes pastorales e implicar a cada vez más agentes educativo-pastorales en la tarea del anuncio y en la propuesta cristiana. Demos un paso adelante en la conciencia, la coordinación y el acompañamiento de todas las iniciativas que puedan ayudar a hacer emerger una cultura vocacional.

• Insistencia concreta en la “presencia” educativa y evangelizadora en medio de los jóvenes. Disponibilidad para el acompañamiento personal.

• Optar por los itinerarios de educación en la fe sistemáticos, bien acompañados y con experiencias cuidadas de encuentro personalizado con el Señor Jesús. Dentro de estos itinerarios, impulsar las experiencias de voluntariado misionero entre los jóvenes como propuesta concreta para su crecimiento humano, cristiano y vocacional.

3. PERSONAS, PROYECTOS, PROCESOS Y ESTRUCTURASAún siendo conscientes de la difícil situación de personal que vivimos, es necesario y urgente cambiar de mentalidad respecto a la constitución de los equipos de animación vocacional. Necesitamos personas dedicadas y liberadas a esta tarea de animación y coordinación. Todos somos responsables en primera persona de la propuesta vocacional, pero es imprescindible contar con equipos disponibles que orienten, animen y coordinen la acción de todos. Quizás haya llegado el momento en el que no debamos esperar más para hacer opciones valientes y decididas en este campo con convicción y todo el apoyo institucional posible. Se necesitan personas y equipos suficientemente consistentes y dedicados para esta tarea urgente en este momento concreto, trabajar con mentalidad de proyecto y con procesos orgánicos y unitarios.

A la luz de estas consideraciones, hemos de tomar opciones decididas de animación:

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• Dedicar personas capaces y con liberación temporal a nivel provincial para coordinar y alentar la animación vocacional.

• Dar prioridad a la animación vocacional a nivel local: elaborar o revisar el plan de animación vocacional local y verificarlo con frecuencia.

• Dedicar y cualificar hermanos para el acompañamiento espiritual y vocacional de los jóvenes. Escoger en cada provincia algunas comunidades disponibles para acoger a los jóvenes en camino de discernimiento vocacional e impulsar la comunidad propuesta.

Podemos afirmar con confianza que “todavía hay buena tierra para la siembra”. Promovamos con decisión una movilización general por las vocaciones. Tenemos las orientaciones, las iniciativas y los recursos. Pongámonos de nuevo en marcha asumiendo una opción prioritaria por la pastoral vocacional. En tiempos complejos como los nuestros, de incertidumbres y zozobras, es necesario liderar con convicción e inteligencia los procesos más urgentes. Este lo es. Pongamos en juego todas nuestras posibilidades y dejemos a Dios ser Dios.

Oraciones parala Comunidad Salesiana

ComunidadSalesiana

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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO (I)La comunidad como lugar de crecimiento vocacional

“Como elegidos de Dios, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión” (Col 3,12)

Ambientación

Vivir y trabajar juntos es para nosotros, salesianos, exigencia fundamental y camino seguro para realizar nuestra vocación. Por eso nos reunimos en comunidades, en las que nos amamos hasta compartirlo todo en espíritu de familia y construimos la comunión de las personas. En la comunidad se refleja el misterio de la Trinidad; en ella encontramos respuesta a las aspiraciones profundas del corazón y nos hacemos, para los jóvenes, signos de amor y de unidad (Const 49).

Saludo del presidente

• En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. AMÉN

• La gracia y la paz del Señor Jesucristo esté con vosotros. Y CON TU ESPÍRITU

Mientras se entona el canto se expone el Santísimo.

Canto

EN EL NOMBRE DEL SEÑOR NOS HEMOS REUNIDO. (Bis) 1. Ved qué gozo que los hermanos se quieran (Bis) 2. ¡Qué hermoso es vivir unidos los hermanos! (Bis) 3. Cristo siempre está en medio de nosotros. (Bis) 4. Él es el perdón y olvida nuestras culpas (Bis)

Monición

El momento histórico en el que vivimos es el lugar de encuentro con Dios, es por esto por lo que deseamos, como consagrados y como comunidad, dar la primacía a Dios en nuestras vidas. Somos conscientes de que solo el encuentro personal con Dios a través de su Palabra, los sacramentos y el prójimo, nos hará significativos y testigos auténticos.

Salmo 62

Antífona: ¡Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo! Mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

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¡Ojalá que mis ojos se mantengan siempre abiertosal misterio de tu presenciaque ilumina interiormente a todos los seres!

¡Ojalá mi corazón descanse y eche raícesen ese amor tuyo que de todo me hiere!

¡Mi vida entera llegue a ser alabanza de tu misericordiay mis manos se eleven en plegariaesperándolo todo de tu abundancia!

Aquí estamos, Señor Jesús: juntos en tu búsqueda. Aquí estamos con el corazón en alas de libertad.Aquí estamos, Señor, juntos como amigos, juntos.Tú dijiste que estás en medio de los que caminan juntos.

Es bueno, Señor, entrar en la aventura de manos dadas.Es bueno para que nadie se quede perdido en el camino.Es bueno, Señor, compartir ilusiones y esperanzas.Es bueno, Señor, dejarse guiar por la presencia de tu Espíritu.

Nos has dado un deseo. Has puesto alas al corazón Y queremos, como en bandada, alzar gozosos el vuelo.Nos has dado un deseo: el de buscarte, el de tender a tiComo busca la flor al sol, y el agua el mar inmenso.

Aquí estamos juntos y queremos cortar amarras como Abraham.Aquí estamos y buscamos una libertad interior,para que las cosas, las ideas, los sentimientos…no nos hagan poner la tienda sobre la arena del desierto.

Caminamos hacia ti, subimos cansados tu montaña.Sabemos que la ascensión es dura, pero el grupo nos aguanta.Sabemos que Tú te das en lo alto, en lo de arriba.Sabemos que vale la pena subir y encontrarte.

Buscamos, Señor, el manantial de nuestro río.Buscamos, Señor, al vida que alimente y anime nuestra vida.Buscamos, Señor, la raíz, la razón de nuestra existencia.Buscamos, Señor, el amor, la fuerza para amar.


Oración

Antífona: Piedra preciosa es la unidad en una comunidad. Señor, enséñanos a amar.

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Señor, te pedimos una Congregación preparada para los nuevos tiempos,con conciencia de su identidad,consagrados y consecuentes con sus compromisos,para descubrir la grandeza, la bellezay la profundidad de su rostro.

Soñamos con jóvenes,que vivan su vocación bautismal en la Iglesia,y que quieran abrirse a la dulcey apremiante llamada de Dios,para comprometerse en el servicio a los más pobres.

Queremos abrir nuestras comunidades a los jóvenesque quieran profundizar su experiencia espiritualy su búsqueda vocacionalpara descubrir el plan que Dios le tiene guardado.

En el silencio de la nochetambién nosotros queremos sentir la serenidady la paz regalada de Dios,para hacer visiblea través de las acciones educativas y pastorales,nuestra vocación al servicio del hombre y de la Iglesia.


Lectura breve (Mt 9, 35-38)

“Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: ‘la mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”.

Oración personal

CantoSeñor, no soy nada.¿Por qué me has llamado?Has pasado por mi puerta y bien sabes que soy pobre y soy débil. ¿Por qué te has fijado en mí?

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ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR, CON TU MIRADA.ME HAS HABLADO AL CORAZÓNY ME HAS QUERIDO.ES IMPOSIBLE CONOCERTEY NO AMARTE.ME ES IMPOSIBLE AMARTEY NO SEGUIRTE.¡ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR!

Señor, hoy tu nombreSuena más que una palabra;Es tu voz que resuena en mi interior,Que me habla en silencio¿qué quieres que haga por ti?

Oración de los fieles

Presidente

Unimos todas estas oraciones diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro: PADRE NUESTRO…

Presidente

Les diste Pan del cielo, QUE CONTIENE EN SÍ TODO DELEITE

Oremos

Dios, que bajo este sacramento admirablenos dejaste el memorial de tu Pasión: Te pedimos nos concedas de tal modo venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangreque experimentemos constantemente en nosotrosel fruto de tu redención.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos,AMEN.

Bendición

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Alabanzas de desagravio

Bendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.Bendito sea el Nombre de Jesús.Bendito sea su Sagrado Corazón.Bendita sea su Preciosa Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.Bendita sea la incomparable Madre de Dios, la Santísima Virgen María.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José su castísimo esposo.Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Se retira el Santísimo y se concluye la celebración.

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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO (II)Ven y sígueme

“Caminando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro , y a Andrés su hermano, que estaban lanzando la red al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos al punto, dejadas las

redes, le siguieron.” (Mt 10, 18-20)

Ambientación

El Señor Jesús sigue llamando hoy a hombres y mujeres a seguirle. Cada uno de nosotros tiene una bonita historia vocacional que contar. Convoquemos a los jóvenes para que, compartiendo el camino y con el testimonio de quienes les precedemos, puedan descubrir también en sus vidas la llamada de Jesucristo a seguirle más de cerca y a entregarse por la causa del Reino en el servicio a los demás





Canto JESÚS ES, JESÚS ES SEÑOR…ALELUYA, ALELUYA …GLORIA A DIOS…

Salmo 84

Antífona: Restáuranos, Dios Salvador nuestro

Señor, has sido bueno con tu tierra, has restaurado la suerte de Jacob, has perdonado la culpa de tu pueblo, has sepultado todos sus pecados, has reprimido tu cólera, has frenado el incendio de tu ira.

Restáuranos, Dios salvador nuestro; cesa en tu rencor contra nosotros. ¿Vas a estar siempre enojado, o a prolongar tu ira de edad en edad?

¿No vas a devolvernos la vida para que tu pueblo se alegre contigo? Muéstranos, Señor, tu miseri-cordia y danos tu salvación.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: “Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos y a los que se convierten de corazón”.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia nos dará su fruto.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos, amén.

Antífona: Restáuranos, Dios Salvador nuestro

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Oración

Antífona: ¡Que bellos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!

¡Qué bello es anunciar sobre los montes tu palabra! Gritar entre las gentes que es posible tu evangelio. Ser carta de Dios que escriba cada día que todos hemos de ser tu gran familia. Envíame, envíame tu paz y tu alegría. Envíame, envíame, tu impulso y tu esperanza. Que siembre tu semilla en medio del dolor y la violencia que deshace las sonrisas.

Hoy siento que mi amor no ha de quedarse sólo en mí. Siento que, de no darse, se pudriría en mis entra-ñas. Hoy quiero cantar, gritar en cielo y tierra que siento en mi pobreza una gran fuerza.

Antífona: ¡Que bellos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz!

Lectura breve (Mt 8, 18-22)“Viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo: ‘Maestro, te seguiré adonde vayas’. Jesús le respondió: ‘Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza’. Otro de los discípulos le dijo: ‘Señor, dé-jame ir primero a enterrar a mi padre’. Jesús le replicó: ‘Tú sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”.

Oración personal

Canto

1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿A quién he de temer? ¿Quién me hará temblar?EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN ¿A QUIÉN HE DE TEMER? ¿QUIÉN ME HARÁ TEMBLAR?

2. Una cosa buscaré, habitar con Él por toda la vida y gozar su paz.UNA COSA BUSCARÉ, HABITAR CON ÉL POR TODA LA VIDA Y GOZAR SU PAZ.

3. Me dice el Señor, “mi rotro buscad”: viviré en tu morada. Buscaré tu faz.ME DICE EL SEÑOR, “MI ROSTRO BUSCAD”: VIVIRÉ EN TU MORADA, BUSCARÉ TU FAZ.


PresidenteUnimos todas estas oraciones diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro: PADRE NUESTRO…

PresidenteLes diste Pan del cielo, QUE CONTIENE EN SÍ TODO DELEITE

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OremosDios, que bajo este sacramento admirablenos dejaste el memorial de tu Pasión: Te pedimos nos concedas de tal modo venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangreque experimentemos constantemente en nosotrosel fruto de tu redención.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, AMEN.

BendiciónAlabanzas de desagravioBendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.Bendito sea el Nombre de Jesús.Bendito sea su Sagrado Corazón.Bendita sea su Preciosa Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.Bendita sea la incomparable Madre de Dios, la Santísima Virgen María.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José su castísimo esposo.Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO (III)Donde está tu tesoro, allí está tu corazón

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo; un hombre lo encuentra y lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene, y compra

aquel campo” (Mt 13, 44)

Ambientación

Nosotros hemos encontrado el tesoro en el campo. Lo hemos vendido todo para comprar el campo y hemos puesto nuestra vida en juego para entregarla con generosidad a los demás. Hemos de ser fieles a la palabra dada. Nuestro modo de vivir es un signo de la fidelidad de Dios que habita en el corazón de sus hijos. El testimonio de una comunidad de consagrados que viven felices porque han encontrado su tesoro, la razón por la que vivir, es el mejor reclamo vocacional para que otros puedan descubrir también donde poner su corazón: ven y verás.





Canto CAMINARÉ EN PRESENCIA DEL SEÑOR (Bis)1. Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.2. Me envolvían redes de muerte, caí en tristeza y angustia, invoqué el nombre del Señor, ¡Señor, salva

mi vida!3. El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo, el Señor guarda a los sencillos, estando yo

sin fuerzas me salvó.

LOS CAMINOS DEL SEÑOR (Is 26, 7-12)

Antífona: Mi alma te ansía de noche

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te espe-ramos ansiando tu nombre y tu recuerdo.

Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra y aprenden justicia los habitantes del orbe.

Aunque se muestre clemencia al malvado, no aprende la justicia; en una tierra de gente honrada sigue siendo perverso, y no ve la grandeza del Señor.

Señor, levantaste tu mano, pero no se dan cuenta. Verán avergonzados el celo por tu pueblo, los devorará el fuego reservado a sus enemigos.

Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos la realizas tú.

Antífona: Mi ama te ansía de noche

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Oración “Dios mío, tengo necesidad de Ti, necesito que me instruyas cada día, tal como lo exige la jornada.Señor ¡concédeme una conciencia iluminada, capaz de percibir y comprender Tu inspiración! Mis oídos están cerrados, por eso no escucho tu voz.Mis ojos están tapados y por eso no veo Tus signos. Solamente Tú puedes abrir mis oídos y curar mi vista, puedes purificar mi corazón.Enséñame a estar sentado a Tus pies, y a escuchar Tu Palabra. No me has creado sin una finalidad. Tengo que completar Tu obra.En el puesto que me has señalado, tengo que ser mensajero de paz. (J. H. Newman)

Lectura breve (Mt 6, 19-21)No queráis amontonar tesoros para vosotros en la tierra: donde el orín y las polillas los consumen; y donde los ladrones los desentierran y roban. Atesorad más bien para vosotros tesoros en el cielo: donde no hay orín, ni polilla que los consuma; ni tampoco ladrones que los desentierren y roben. Porque donde está tu tesoro, allí está también tu corazón”

Oración personal

CantoFelices son los pobres, los que todo lo han dejado, porque es de ellos el Reino de los cielos. Felices los que lloran al ver a sus hermanos, porque encontrarán consuelo a su tristeza.

FELICES SEREMOS, SI VAMOS POR TUS SENDAS, SIGUIENDO TU SOMBRA AL CAMINAR, FELICES SEREMOS, SEÑORFelices los que firmes, superan las desdichas, porque encontrarán el premio a su firmeza. Felices los que buscan y luchan por la paz, porque están forjando la tierra para todos.Felices los que miran con limpio corazón, porque encontrarán el rostro de Dios vivo. Felices los que tienen sed y hambre de justicia, porque se verán satisfechos para siempre.


PresidenteUnimos todas estas oraciones diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro: PADRE NUESTRO…

PresidenteLes diste Pan del cielo, QUE CONTIENE EN SÍ TODO DELEITE

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OremosDios, que bajo este sacramento admirablenos dejaste el memorial de tu Pasión: Te pedimos nos concedas de tal modo venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangreque experimentemos constantemente en nosotrosel fruto de tu redención.Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, AMEN.

BendiciónAlabanzas de desagravioBendito sea Dios.Bendito sea su Santo Nombre.Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.Bendito sea el Nombre de Jesús.Bendito sea su Sagrado Corazón.Bendita sea su Preciosa Sangre.Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.Bendita sea la incomparable Madre de Dios, la Santísima Virgen María.Bendita sea su gloriosa Asunción.Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.Bendito sea San José su castísimo esposo.Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.


comunidad salesiana - ven y verás · estén orientados a la gloria y alabanza de tu nombre. amén...

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