congresos vilanova y piera

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LOS CONGRESOS QlKJSTmCÜS DE GHALONS, BERNA, PARÍS, LISBOA Y ARGEL DESCRITOS D. JUAN VI^NQVA Y FIERA Catedrático de Paleontología en la Universidad Central. , MADRID: IMPRENTA DEL COLEGIO NACIONAL DE BORDO-MUDOS Y DE CIEGOS, calle de San Mateo, núm. 5. 1884.

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Congresos de Ciencias Naturales del siglo XIX

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L O S

CONGRESOS QlKJSTmCÜS DE

GHALONS, BERNA, PARÍS, LISBOA Y ARGEL

DESCRITOS

D. JUAN VI^NQVA Y FIERA

Catedrático de Paleontología en la Universidad Central.

, MADRID: IMPRENTA DEL COLEGIO NACIONAL DE BORDO-MUDOS Y DE CIEGOS,

calle de San Mateo, núm. 5.

1884.

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L O S

CONGRESOS CIENTÍFICOS DE

GHALONS, BERNA, PARlS, LISBOA Y ARGEL

DESCRITOS / .

D. JUAN VILANOVA Y PIERA, Catedrático de Paleontología en la Universidad Central.

MADRID: IMPRENTA DEL COLEGIO H A C I O N A L D B BOBDO-MtIDOS Y DK CIEGOS,

caUe de San Mateo, nftni. 6.

1884.

MINISTERIO DE FOMENTO.

DIRECCIÓN GENERAL DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA.

UNIVERSIDADES.

íln vista de lo expuesto por V. S. en comunicación de 12 de Julio de 1881, esta Dirección general ha dispuesto que, hecha una prudente reducción en sus Memorias relativas á los Congresos científicos celebrados en Chalons> Berna, París, Lisboa y Argel, se impriman en la Tipografía del Colegio Nacional de Sordo-mudos y de Ciegos, haciendo una tirada de 500 ejemplares. Dios guarde á V, S. muchos años. Madrid 21 de Junio de 1882. —El Director general, / , F. Biafío.—Sr. D. Juan Vila-nova.

)

ADVERTENCIA ACLARATORIA.

El considerable retardo con que se da á la estampa un libro como el presente, que por su especial índole exige inmediata publicación, constituye un hecho anómalo y hasta incomprensible para muchos, que necesita ser explicado , siquiera sea como acto de cortesía al benévolo ó crítico lector, y en descargo de no contraída responsabilidad.

Sabiendo por inveterada experiencia, cuánto contribuyen los viajes, de realizarse en determinadas condiciones, á la instrucción, y á mantener en buen estado la salud, supremo bien á que debe aspirar el hombre, y hechos á mis expensas los que supone el relato de los Congresos que ahora se publica, tal vez fuera lo más cómodo, útil y exento de ciertas contrariedades, inspirarse en el espíritu egoísta que en nuestros días todo lo invade, y por virtud del cual muchos de los que consiguen comisiones bien retribuidas, resérvanse para ellos cuanto pueden adquirir en el desempeño de las mismas, sin hacer á los otros partícipes de sus indisputables ventajas. Y tanto más justificada pudiera considerarse esta conducta, cuanto que si de un lado ningún deber, fuera del de contribuir á la cultura general y patria le obligaba á obrar en contrario , de otro el escaso número de los que se interesan

VI

entre nosotros por los resultados obtenidos en las Asambleas científicas extranjeras, hace que apenas concurra alguno que otro á sus deliberaciones, y que no encuentren público los libros que acerca del asunto se publican de tarde en tarde. De donde resulta que la única compensación que el particular puede prometerse de los sacrificios y penalidades que dichos viajes ünponen, es la suma mayor ó menor de conocimientos adquiridos ó que puedan recabarse.

Mas como cada cual responde á propios impulsos, hijos á su vez de circunstancias muy diversas, el autor del presente libro ha creido que debia seguir otro rumbo, sin más mira ulterior que la de hacer propaganda científica en el país, teniendo en poco lo mismo la crítica de los unos, que los caüñcativos nada apetecibles que otros puedan aplicarle por su especial conducta.

Firme, por lo tanto, en estos propósitos, que tiene la pretensión de creerlos buenos, y lamentando de todas veras la escasez de conocimientos propios, ha ido y va á menudo á los mencionados centros del saber en busca de los que le proporcionan las grandes lumbreras científicas de la época, y ordenando luego las adquisiciones hecíias, las consigna en meros relatos ó Memorias, cuya impresión ha solicitado, por las razones expuestas, de la Dirección general de Instrucción pública, á la que, en honor á la verdad, se encuentra siempre bien dispuesta, por poco que las Corporaciones llamadas á asesorarla la ayuden en sus generosos propósitos. Ejemplo de ello fué, entre otros, el viaje á Dinamarca y Suecia con motivo del Congreso de Copenhague en 1869, mandado publicar oficialmente á virtud del brillante informe de la Beal Academia de la Historia, lo cual sirvió de estimulo al que

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suscribe para elevar á aquel centro y con idéntico fin la reseña del Congreso celebrado en Agosto de 1876 en Cha-lons del Saona y en Autun por la Sociedad geológica de Francia; mas consultada la Real Academia de ciencias exactas, físicas y naturales, ésta contestó á los pocos meses, que siendo individuo de número de la misma el autor del escrito, un sentimiento de exquisita delicadeza le impedia declarar su opinión acerca del mérito que pudiera este tener, ni sobre la conveniencia de publicarlo. Devolvió la mencionada Dirección Memoria y dictamen á la Academia, recomendándole en términos muy corteses, que no fuera para consigo misma tan rigorosa, pues sobre que corporaciones idénticas se permiten, sin menoscabo de su dignidad, juzgar obras de sus propios individuos, la circunstancia de ser académicos no ha de privarles del derecho que á todos concede la ley.

No hay por qué decir el tiempo que en estos incidentes, no se sabe para quién más honrosos, se invirtió, hasta que circunstancias especiales, que no es del caso exponer, obligaron al que suscribe á pedir se le devolviera el manuscrito, esperando ocasión más favorable al logro de sus deseos, la cual se presentó cuando nombrado Presidente de la comisión que fué al Congreso de Argel en Abril de 1881, de regreso, al presentar la oportuna Memoria, suplicó al Director general de Instrucción pública, el limo. Sr. D. Juan F. Kiaño, que se dignara hacer extensiva la orden de impresión á todas las anteriores, como así lo dispuso el distinguido académico de la Historia y de Bellas Artes, por cuyo servicio ctmiple manifestarle la más viva y sincera gratitud.

Contóbuyeron, pues, al retardo en la publicjicion de la obra, la delicada susceptibilidad de la Academia de

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ciencias; la necesaria lentitud de los trámites á que estos asuntos tienen que someterse; el natural deseo en el que suscribe de que se agregaran á la Memoria del Congreso de Chalons las de otras Asambleas, para aumentar de este modo el interés de un libro cuyos principales redactores son las eminencias científicas que á ellas concurren, y, por último, el escaso siquiera excelente personal, de que dispone la Imprenta de Sordo-mudos, donde se mandaba publicar en la preinserta orden de la Dirección general de Instrucción pública.

Madrid 10 de Setiembre de 1884.

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Me*' •7 CONGRESO

DE LA

SOCIEDAD GEOLÓGICA FRANCESA EN

CHALÓN Y AUTUN.

INTRODUCCIÓN.

La Sociedad Geológica de Francia, fundada en 1830, á imitación de la inglesa, bastante más antigua, puesto que data de 1807, y declarada de utilidad pública en 1832, celebra sesiones ordinarias en París dos veces al mes durante el invierno y primavera, y una reunión anual extraordinaria en diferentes puntos del territorio, con el doble propósito de difundir por todas partea el gusto por la ciencia, y esclarecer aquellas cuestiones litigiosas que á menudo surgen en el estudio de la composición y estructura geológica de la comarca elegida. Respondiendo cumplidamente á los altos fines de su creación, lleva publicados 53 tomos del Boletín mensual, gran número de Memorias sobre temas concretos é interesantes, y la Historia de los progresos de la Geología, obra monumental por desgracia incompleta, en la que su autor, el malhadado Vizconde D'Archiac, hizo alarde de una pasmosa erudición y del espíritu severo y de profundo crítico que le distinguía.

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2 Esta sociedad, que tan grandes servicios ha sabido

prestar en todos conceptos en los 53 años que lleva de existencia, celebraba en 1876 la reunión extraordinaria prescrita por los Estatutos, en Chalón del Saona y en Autun, y habiendo concurrido en compañía de mi hermano D. José, Ingeniero de Minas en calidad de individuos de la misma, creí que algo podría interesar á los adeptos de la ciencia en nuestro país conocer lo que en las sesiones se discutió, y los hechos que en las correrías que formaron su verdadero complemento observamos; y en su virtud, de regreso á la madre patria, me apresuré á redactar esta mal perjeñada reseña , que hoy se publica con un retardo de siete años, motivado por las causas que en la advertencia preliminar se indican.

Harto dolorosa y sensible es la escasa concurren-<iia de científicos españoles á los grandes centros de enseñanza teórico-práctica que bajo la denominación de Congresos se celebran todos los años allende los Pirineos; y sin pretender señalar las causas del hecho que redunda en desprestigio de la nación en el concepto intelectual, lícito ha de ser discurrir brevemente acerca del asunto, siquiera sea con el generoso propósito, de ver si se logra poner remedio á lo que considero, y en puridad es un grave mal.

Achaque frecuente es entre nosotros atribuir todas estas faltas á la pública Administración, á la que se acusa de mezquina y poco celosa en la materia; y sin embargo, el cargo es hasta cierto punto gratuito y á todas luces injusto, pues no deja de consumirse gran parte de algún capítulo del presupuesto de Fomento en pensionar con este fin á determinadas personas. Lo que

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con sobrada frecuencia ocurre es, que asediados Ministro y Directores por inconsideradas recomendaciones, á las que á menudo y por motivos varios es harto difícil resistir, no siempre preside por esta misma circunstancia, el mejor acierto en la elección délos que van á prestar este servicio, pudiendo aducir como prueba concluyen-te, el escaso número de libros que se publican en cumplimiento del sagrado deber que contraen. Asi tuvieron la franqueza de declararlo el Sr. Albareda, siendo Ministro de Fomento y un, Sr. Diputado en el Congreso, quejándose de las recomendaciones y anatematizando el sistema, cuyo resultado es el encumbramiento de las medianías, y á veces hasta de las nulidades atrevidas ó afortunadas, sin merecerlo. Ahora bien; á evitar tamaños manejos de la inepcia intelectual, haciendo por otra parte que puedan concurrir personas idóneas á los mencionados Congresos científicos extranjeros , de los que tanto provecho recabaría de seguro el país, iban encaminadas las observaciones que me permití intercalar en el texto de la reseña del de Chalón, y que ahora reproduzco aquí, aún á riesgo de incurrir en el desagrado de los que por un exceso de susceptibilidad, consideraron, como usurpación de altas atribuciones la que en rigor no era de parte del Catedrático de la central, sino la expresión sincera de sus buenos deseos en pro de la general cultura, dado que su proyecto en manera alguna se oponía á que el Gobierno de S. M. gastara sumas considerables en pensionar alumnos para que perfeccionaran sus estudios en el extranjero, y en todo aquello que pudiera contribuir en una palabra , á levantar el nivel intelectual de la patria. Para interpretar fiel y rectamente mi pensamiento, sin des-

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virtuarle como acostumbran, hubiera bastado recordar á los que tan á mal tomaron mi osadía, que siquiera sin merecerlo, fui agraciado allá por los años 49 y siguientes, con el honroso encargo de estudiar Geología en el extranjero, y reflexionar en consecuencia, que no habia de ser tan insensato que desaprobara el sistema, dando la preferencia, sin duda con miras interesadas, pues la caridad va siempre entre ciertas gentes por delante, al que me atrevía á proponer, sin más objeto que evitar abusos, librando de compromisos y recomendaciones á la Administración, y fomentar la asistencia á los Congresos, por vía de complemento de la enseñanza universitaria y por decoro del país.

He aquí ahora y sin más preámbulos, el proyecto en cuestión; el público juzgará de las miras que me impulsaron á estamparlo en el relato de este Congreso, y el Ministro de Fomento verá si le parece acertado y si debe ó no aceptarlo tal cual se indica, ó si convendría completarle con algún artículo que á mi escasa inteligencia se haya escapado.

1.' Consignar en el presupuesto 25 ó 30.000 pesetas y mejor duros, anuales, para este nuevo servicio ; cantidad nada exorbitante por cierto, é inferior sin duda á lo que se gasta en hacer ensayos de nuevos cañones ó fusiles, ó en cambiar cualquier prenda del soldado, porque al Ministro ó Director se le antoje creer, que estará más bonito de otro modo.

2.* Por el Ministerio de Fomento publicar todos los años en la Gaceta, la relación circunstanciada y exacta de los Congresos y reuniones científicas que hayan de celebrase durante el verano y otoño en Europa, con arreglo á los datos suministrados por nuestros Emba-

5 jadores y Cónsules, con indicación de las materias sobre que han de versar las discusiones, y los puntos donde hayan de celebrarse.

3.* El propio centro dirigirla con este motivo una excitación á todos los que deseen concurrir á dichas reuniones, facilitándoles la licencia para viajar por el extranjero, si tuviesen carácter oficial, y aún obteniendo de las empresas de ferro-carriles alguna i edu-cion de precio de transporte hasta la frontera, á semejanza de lo que se hace en otras naciones.

4." Si el Congreso se relacionara con ciencias de observación, los que asistiesen deberían llevarlos objetos del país que se propongan dar á conocer en el extranjero, con el plausible propósito de que se sepa no sólo que los poseemos, sino también que los estudiamos, apreciando su verdadera significación.

5.* y última. Si terminado el Congreso el que concurrió á él trajera ejemplares de verdadera importancia para aumentar las colecciones de nuestros establecimientos públicos, y redactara además una Memoria descriptiva de todo lo que ha visto, discurrienda de paso acerca de aquello que pueda ser verdaderamente útil á la patria, el Gobierno, previo informe de alguna corporación 'científica, no solo abonaría los gastos de viaje, sino que quedaba obligado á recompensar, pecuniariamente ó con alguna distinción honorífica, á los que tal servicio hubiesen prestado.

A estas bases del proyecto, susceptibles sin duda alguna de mejora, se añadían las siguientes reflexiones, que todavía las encuentro oportunas, y con las cuales pondré fin á esta desaliñada introducción.

No se me ocultan las dificultades que este sistema

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ofrece y los abusos que á su sombra pudieran cometerse; pero lo considero menos defectuoso que lo que hoy se hace, y de más prácticos resultados.

Por de pronto, el Gobierno daría á toda Europa una prueba clara y evidente del interés con que mira estos certámenes científicos; y aunque algunas medianías se atreviesen á concurrir á dichos Congresos, la obligación morahnente contraída de terciar en los debates, lo cual siempre supone el conocimiento de la materia, y el de la lengua extranjera adoptada en ellos, arredraría á muchos, y más aún, el compromiso moral recojer materiales, y escribir la Memoria.

De todo lo cual se deduce, que sólo las personas que verdaderamente se encuentran en condiciones de idoneidad concurrirían, con no poca honra para la patria, á estas Asambleas, donde España brilla como suele decirse, por regla general, por su ausencia; siendo excusado insistir en la significación que esto tendría en el concepto de darse á conocer nuestras eminencias científicas en el extranjero, trocando la apatía y el aislamiento de hoy, por la comunicación de lo que aquí se sabe, y el consorcio con todos los hombres científicos del mundo. Oiríase hablar de progresos cíen-tíficos españoles en las diversas naciones de Europa; y vistos los deseos de nuestros sabios de no permanecer estacionarios en medio del movimiento intelectual que hoy domina al mundo entero, se despertarían vivos deseos de conocer un país mal quisto hoy precisamente por estar ignorado. Esto me trae á la memoria las instancias que se hicieron en 1867 en París, para celebrar pronto el Cohgreso de Arqueología prehistórica en España; propósito laudable del que hice desistir á

1 los que en ello mostr iban verdadero empeño, porque DO estáhamos aun convenientemente preparados.

Las circunstancias han variado por fortuna, merced á la creación y asombroso desarrollo dado al Museo arqueológico y etnográfico; alas mejoras que de poco tiempo á esta parte se han realizado en el Jardin Botánico , y Gabinete de Historia Natural; á la fundación de la Sociedad geográfica, de la antropológica y española de Historia Natural, y al mayor gusto que aunque lentamente, parece desarrollarse entre nosotros por las ciencias naturales y sus numerosas aplicaciones; gusto que aumentaría sin duda alguna, si por medio de reuniones extraordinarias de alguna de las sociedades ya establecidas, ó de la que á imitación de lo hecho en Inglaterra, Francia y otros países, pudiera crearse con el laudable propósito de contribuir al adelantamiento y progresos de la ciencia, se llevara hasta el último rincón de España la brillante antorcha de la ciencia, haciendo comprender de paso las numerosas y útiles aplicaciones á la Agricultura ó Industria.

Haga, pues, cada cual en la esfera de sus propias facultades, esfuerzos para la reahzacion de esta incomparable mejora en nuestra patria, seguros de los sor-

* prendentes resultados que ha de producir; pudiendo por mi parte asegurar, que si esta mal perjeñadareseña y la Memoria del viaje á Dinamarca y Suecia que escribí en colaboración de mi amigo el Sr. Tubino, contribuyesen en una pequeña parte á estimular al Gobierno y á los buenos patricios amantes entusiastas, que los hay, del progreso científico, á implantar en nuestro suelo institución tan honrosa, me consideraria más que suficientemente recompensado de las fatigas y dispendios

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8 que tan repetidos viajes al extranjero me ocasionan.

Después de estas consideraciones generales, encaminadas á tan noble propósito, será ya oportuno dar cuenta de la reunión extraordinaria de la Sociedad geológica de Francia, objeto principal de este escrito.

COííYOCATORIA

É

INAUGURACIÓN DEL CONGRESO.

Una circular de fecha 10 de Juaio de 1876 suscrita por el Presidente y Secretario de la Sociedad, advirtió á todos sus individuos de dentro y fuera de Francia, que la Asamblea se cong-regaría en Chalón del Saona y en Autun, desde el dia 24 hasta el 31 de Agosto; destinando la tarde del dia 24, el 25 y el 26, á estudiar los puntos controvertibles de los alrededores de la primera ciudad; y muy particularmente, la arcilla con cantos de pedernal, muy desarrollada en todo el departamento de Saona y Loira; las cavernas de Santenay, un manchón de terreno cretáceo inferior, y todos los horizontes jurásicos, desde la grande oolita, hasta el portlandico inclusive.

Según la misma circular, la Sociedad aceptaba el programa de antemano concertado con el Ingeniero de Minas de Chalón Sr. Delafond, en el cual se decia que el dia 27 visitarían los concurrentes los alrededores del pueblo de Nolay, donde se encuentra la caliza de Entrocus, y todos los pisos del Lias, desde el superior caracterizado por el horizonte de peces fósiles de la njontañade Rome Chateau, hasta el mal llamado Infra-lías, en el que arman las famosas minas de hierro de Mazenay. Los dias 28 y 29 se destinarian á recorrer las cercanías de la ciudad de Autun, donde serian objeto de estudio el yacimiento de pórfidos granitoideos; la explotación de fluorina en la Petite Ve-rriére; el criadero de antracita del puente sobre el Vesvre; las pizarras carboníferas y pérmicas de Muse y Surmou-lin, tan curiosas por los restos fósiles de peces y reptiles

10 que contienen. Los días 30 y 31, decía la circular, que YÍsitaríamos en los alrededores de Couches-les-Mines, un criadero de cromo, el terreno triásico en cuya parte superior acababa de descubrirse un yacimiento de fósiles interesante del horizonte retiense, rico en vegetales y restos de reptiles, peces y moluscos fósiles; el Lías inferior, y el antiguo volcan extinguido de Drevin, separándose la Sociedad el mismo día 31 por la noche en Saint-Leger de d'Heune; pudiendo concurrir los socios a la reunión del Instituto de Provincias, especie de nuevo Congreso, aunque de carácter más local, cuyas sesiones empezarían en Autun el dia 4 de Setiembre.

Como adición y para hacer más fructífera la visita á todas las localidades que habíamos de recorrer, la mesa de la Sociedad tuvo buen cuidado de reproducir como de costumbre en la circular, nota circunstanciada de las principales publicaciones que desde 1822 hasta 1875 han aparecido en los Anales de Minas, en el Boletín y Memorias de la Sociedad Geológica y Eduense, y en obras especiales relativas á la Geología, Paleontología y Prehistoria de Chalón, Autun, y sus respectivos territorios.

Nuestro primer cuidado al dia siguiente de la cita, después de dar un vistazo muy matutino á las hermosas riberas del Saona, al Canal que de él deriva, á la hermosa Catedral gótica, á la Audiencia ó Palacio de la Justi*-cia, al magnífico Almudín, á la casa de la Villa y á la iglesia de San Pedro, fué ir en busca del que había de ser, por decirlo así, el alma del Congreso por sus condiciones especiales, el amable Ingeniero Sr. Delafond; quien secundando y anticipándose á nuestros deseos, dirigíase ya á la fonda á saber los que habían llegado, y reconociéndonos instintivamente, y como por secreta simpatía, nos dispensó los primeros honores que tanto se sirvió prodigar en los días sucesivos, sirviéndonos de guia 6 de cicerone, para visitar el Museo y la casa de la Villa donde habían de celebrarse la inauguración y las sesiones literarias de la Sociedad.

11 El Museo que visitamos aquel mismo dia, es un mo

desto edificio, situado en la propia plaza de San Pedro, frente á la iglesia de este nombre, y en la acera opuesta á la casa de la Villa, donde pueden verse alg-unos modelos de Escultura y cuadros no de gran mérito, en la primera sala; y en la segunda, una colección de fósiles del departamento y de otros puntos de Francia, de escaso interés; si se exceptúan los huesos de grandes mamíferos , especialmente de elefantes, procedentes de aquellas cercanías. Pero lo que verdaderamente llama en dicho establecimiento la atención por su extraordinario mérito, es una serie de instrumentos prehistóricos, encontrados en la estación llamada Volgus, cuya belleza supera á cuanto he visto y creo pueda existir en Europa, y son once lanzas de pedernal, de dimensiones considerables, en forma de hoja de laurel, tan delgadas que casi se trasparentan en toda su amplitud; los bordes son muy delgados, y por todo extremo aguda la punta. En la mencionada localidad de Volgus encontráronse todos estos instrumentos juntos, formando á modo de un paquete, á escasa profundidad de la superficie.

Aquel mismo dia tuvimos la fortuna de conocer al eminente egiptólogo Sr. Chabás, persona tan distinguida por el trato afable que á todos dispensa, cuanto por sus profundos conocimientos, y para nosotros muy particularmente , por el amor que profesa á todo lo que con España se relSipíona, siendo apasionadísimo de nuestros grandes escritores, y sobre todo de Cervantes, cuyas, obras sirvieron de agradable solaz en la reunión de confianza que celebramos durante la velada en su casa.

Admiramos en su despacho una riquísima biblioteca en la cual figuran en primera línea los mejores tratados sobre Egipto y el Oriente en general, acerca de cuyos asuntos ha publicado el Sr, Chabás obras de la mayor importancia , impresas con fundiciones especiales de caracteres egipcios, y además colecciones importantísimas de objetos de arte de los tiempos históricos y prehistóricos.

12 El dia 24 de Agosto, á las once en punto de la maña

na, según prevenía la circular, celebróse en la casa de la Villa la inauguración del Congreso geológico, cuya solemnidad se anunció de antemano al vecindario, apareciendo adornada la fachada del edificio con banderas y gallardetes, rodeando los grandes cartelones que en honor á la Sociedad Geológica de Francia figuraban en lugar preferente. El gran número de curiosos que ocupaba parte de la plaza, las puertas de las tiendas y las ventanas de la mayor parte de las casas, era una prueba evidente del interés que la ciudad de Chalón mostraba por esta fiesta de la ciencia.

Reunidos los individuos de la Sociedad, algunos de, etiqvieta con la obligada corbata blanca, de la que por lo común no suelen prescindir la mayor parte de nuestros vecinos, aunque tengan que empuñar luego el martillo y calzar el coturno geológico, con traje otros de confianza, fuimos recibidos por el Alcalde Sr. Courault, rodeado de los Tenientes Alcaldes y de otros individuos del Ayuntamiento y de la comisión de organización del Congreso, habiéndonos dado la bienvenida en el salón de honor de la casa de la Villa, poniendo á nuestra disposición cuanto pudiéramos necesitar, y contestando con la más franca cordialidad al honor que se dispensaba á la ciudad de Chalón por la Sociedad geológica, eligiéndola como punto de la reunión extraordinaria que iba á celebrarse. La corta alocución del Alcalde, terminó diciendo: «Señores, están ustedes en su casa,» á lo cual el Sr. Pe-Uat, Presidente de la Sociedad, contestó, dando las gracias á nombre de ésta, á la ciudad y al Municipio en su representación, por la fraternal acogida que se nos dispensaba , y por el lenguaje galante y deferente del Alcalde. Inmediatamente después, ocupó el sillón de la Presidencia el Sr. Pellat, procediendo al nombramiento por papeletas de la mesa para la reunión extraordinaria de Chalón Autun, resultando elegidos: el Sr. Jutier, Ingeniero Jefe de Minas de Chalón, Presidente; los señores

13 Delafond, Ingeniero segundo de Minas del Distrito, y Ch^rmasse, geólogo de Autun, Vicepresidentes, y Secretarios, los Sres. Didelot, Ayudante de la Facultad de Ciencias de Grenoble, y Arcelin, propietario y geólogo distinguido de Macón.

Ocupada la mesa por los individuos que acababan de ser designados, y después de un corto discurso, en el que el Sr. Jutier dio las gracias por el honor que se le dispensaba , procedióse á formar la lista de los individuos inscritos para dicha reunión, no todos presentes, y de los que allí concurríamos, inscribiendo cada cual su nombre y apellidos; hecho esto, dióse cuenta por el Secretario Didelot del programa indicado ya en la circular, de las sesiones y correrías que habían de celebrarse, el cual fué aprobado sin discusión, por unanimidad.

El ya entonces Vicepresidente Sr. Delafond, con el fin de facilitar la inteligencia de los puntos litigiosos que iban á ser visitados, habia mandado publicar anticipadamente los cortes geológicos con su explicación respectiva, de las diferentes localidades que teníamos que recorrer, cuaderno que se repartió á todos los asistentes.

Terminada ya la instalación del Congreso, y acordada la visita que habíamos de hacer aquella tarde á la montaña de San Hilario, nos dirigimos á la fonda para vestir ei traje de campaña, no sin estrechar antes la mano recordando antiguas relaciones, álos amigos Lundgren, de Suecia, Lapparent, Ingeniero de Minas de la Escuela de París, y Hamy, Ayudante del Museo del Jardín de plantas , etc.

Antes de separarnos tuvimos la satisfacción de que el Presidente Sr. Jutier, nos dirigiera medio en francés y medio en español, frases lisonjeras por haber respondido al llamamiento de la Sociedad, de cuya reunión esperaba que obtendríamos excelentes resultados, añadiendo que habia dirigido años antes la explotación de unas minas en Cartagena, circunstancia que le proporcionó la ventaja de conocer algo nuestro idioma.

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CORRERÍAS Y SESIONES.

A la una en punto de la tarde volvimos á reunimos en la plaza de San Pedro donde esperaban ya algunos carruajes, que nos transportaron con la alegría y buen humor que suelen reinar en las excursiones científicas, á la montaña de San Hilario, causándonos la más grata sorpresa ver el perfecto estado de aquellos caminos y la abundancia de arbolado, de ricos viñedos y de fértiles praderas que distinguen por regla general, el suelo de toda aquella parte de la Francia.

Llegada que fué la Sociedad al pueblecillo de San Nicolás, echamos pié á tierra, apresurándonos á visitar martillo en mano, las canteras de Fontaines abiertas en el horizonte del Coral-rag, representado por grandes bancos de caliza oolítica rojiza, que se destina á piedra de construcción, y es excelente la que procede de bancos de alguna potencia, para cubrir los edificios ó para tejar, costumbre muy generalizada en Francia, sobre todo en las casas de campo, y en las pequeñas aldeas. El hallazgo entre sus materiales, del erizo lla,mado Cidaris florigemma y de numerosas Ostrea spiralis, nos reveló la existencia del horizonte inferior del Coral-rag jurásico. La oolita blanca en grandes y pequeños estratos, apenas inclinados del lado del Este, donde forma la cima de la colina de San Hilario, descansa sin discordancia de estratificación, sobre el coral rojo inferior, también de estructura eolítica y de naturaleza caliza, aunque teñida por el peróxido de hierro; ofreciendo en la localidad llamada Givry, un ejemplo notable, de lo que los geólogos llaman estratificación cruzada, es decir, que se presentan las calizas en bancos algo considerables, separados por planos paralelos; pero dispuesta la roca en hojas y láminas delgadas á manera

15 .de pizarras, afectando encontradas direcciones; lo cual •constituye un caso muy curioso, de lo que en lenguaje -geológico tomado de la mineralogía, siquiera en sentido algo menos riguroso, se llama crucero.

En algunos sitios, esta caliza ofrece ciertos agujeros circulares y elípticos producidos por moluscos litófagos que habitan en el interior de la piedra, lo cual no solo revela que en todos tiempos existieron moluscos perforantes , sino que juzgando por lo que hoy vemos en las costas, donde dichos animales viven en el nivel mismo del mar, fácil y lógicamente podemos deducir, que después de la sedimentación de dichos materiales, hubo de formar parte del litoral el horizonte donde hoy se encuentran dichas conchas perforantes.

Caminando en dirección á la Torre de la Virgen, levantada en lo más alto de la colina, pudimos fácilmente observar dos hechos de la mayor importancia, á saber; el cambio de dirección ó inclinación en los bancos no sobre puestos, sino simplemente adosados contra la extremidad de las capas coralinas, y la diferencia de nivel geológico, pues no sólo vimos la parte más superior ó piso portlán-•dico del jurásico, sino un manchón cretáceo sobre puesto, con materiales algún tanto en desorden, á juzgar por la mezcla de fósiles que contenían y encontramos.

Todo esto claramente indica la existencia de una falla, salto ó resbalamiento del terreno, efecto de causas subterráneas, que determinan la discordancia de estratificación que allí se nota.

En dirección al Oeste, repite otra vez la discordancia de estratificación entre los bancos del piso portlántico, que á derecha é izquierda de una línea dirigida próximamente de Norte á Sur se observan, lo cual indica ciertamente la existencia de una nueva falla.

En la parte occidental de la colina el corte del terreno jurásico es más completo, supuesto que además de la oolita del Coral-rag, obsérvanse, sin discordancia aparente de estratificación, los horizontes Kimeridgíense y Portlán-

16 diense, como lo justifican para el primero, entre otros fósiles la Ceromya excéntrica, Ostrea Dubiensis, O. Thurmanni y Diceras Monsbeliardense y para el portlándiense las iVé-rineas propias, hasta el punto de constituir un horizonte paleontológico característico de dicha paite superior del terreno jurásico, y la Ostrea Bruntutana.

En cuanto al cretáceo, si bien la presencia de algunos restos del Pygurús rostratus y de otros fósiles, indica claramente que nos encontrábamos en el horizonte neocomiense inferior, sin embargo, el hallazgo de especies en el mismo punto, correspondientes á otros horizontes, tales como Pterocera pelagi y Caprotina Lonsdalei, en una zanja abierta en medio del bosque, claramente demuestra, que aquel terreno está removido, ora sea por las acciones subterráneas que determinaron las dos fallas en dicha colina existentes, ó bien por movimientos posteriores del terreno. Los fósiles que encontramos más notables allí, fueron además de los citados pertenecientes al horizonte neocomiense , los Ammonites mammilaris, A. splendens y otros que son del albiense ó Gault, y el Scaphites cequalis, j otros característicos de pisos más superiores. La existencia en dicha localidad de este manchón cretáceo es de la mayor importancia, pues en toda aquella zona desde más abajo de Lion hasta el Norte de Dijon, falta por completo este terreno secundario.

Terminada la visita de tan importante localidad, donde tuvimos la satisfacción de que se nos agregara el eminente Profesor de Paleontología del Jardín de Plantas Sr. Gaudry, regresamos á Chalón, visitando antes rápidamente , porque la noche se venia encima, las canteras de GerraoUes, abiertas en los horizontes coralinos superiores , aunque sin fósiles característicos, y las de Villars donde se explotan calizas oolíticas sonrosadas, y otras margosas ó arcillosas de aspecto marmóreo, con fajas, venas y otros dibujos trazados por el hierro, que le comunican un aspecto muy agradable y pertenecen probablemente al horizonte Virguliense.

n Satisfechos de esta correría, y del botin recogido en

aquella batalla científica en la que no hubo muertos ni heridos, sino tan sólo unos cuantos ejemplares de rocas y fósiles, trasladados desde la madre tierra en la colina de San Hilario, á nuestros sacos primero, cuidadosamente envueltos, y después á los diferentes Museos públicos ó particulares, donde servirán de hoy más, á ilustrar parte de la historia de nuestro globo, fuimos á nuestras respectivas fondas, continuando durante la comida la discusión, para esclarecer algunos puntos dudosos.

A las ocho comenzó en el salón de la casa de la Villa la primera sesión pública presidida por el Sr. Jutier, acompañado de los Vicepresidentes y Secretarios respectivos, con asistencia de un auditorio numeroso en el que además de los geólogos, figuraban representantes de todas las clases de la sociedad de Chalons, inclusas bastantes señoras. El Presidente, después de exponer en breves frases el objeto de aquellas agradables reuniones, invitó al joven y simpático Lapparent, ú que con su fácil y elegante palabra, expusiera los principios fundamentales de la ciencia y de sus numerosas é importantes aplicaciones , para que aquella parte del público agena á esta clase de conocimientos, pudiera comprender la significación que entrañan las reuniones extraordinarias de la Sociedad geológica de Francia.

A tan galante invitación, el Sr. Lapparent, autor de un famoso poema titulado «Consejos á un joven geólogo» en el que en elegantes versos sintetiza toda la historia terrestre, puesto de pió á la derecha de la presidencia, como es costumbre en todas las sociedades sabias, no sólo de Francia sino también de otros países, explicó con sencillez y elegancia de estilo la índole especial de la Sociedad geológica, y para mejor completar el concepto, trazó en breves palabras la reseña histórica de nuestro planeta, partiendo de la teoría ígnea, que supone al globo en estado candente en su origen, cubierto después por la capa de oxidación y enfriamiento, que aumentando de un modo

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18 gradual llegó á constituir lo que hoy se llama costra sólida, estableciéndose por este medio la lucha entre la parte interna ígnea y la externa sólida, lucha que según el gran Humbold recibe el nombre de volcanismo, y la cual ocasionó, en gran parte por virtud del enfriamiento, primero la aparición de los montes graníticos y porfídicos, representantes del plutonismo terrestre, y en tiempos relativamente modernos y en la actualidad, la salida de materiales del interior en las erupciones, los terremotos y la oscilación de los continentes, manifestaciones todas de la actividad terrestre, que de una manera más concreta, se llama volcanismo ó plutonismo moderno.

Descrita con notoria sencillez esta primera parte de la historia de nuestro planeta, en la que el principal elemento como agente enérgico es el fuego, el orador expresó con igual claridad la parte que cupo al agua, así en la formación de las primeras rocas cristalinas, que de hoy más deberán llamarse hidrotermales, como en la sedimentación, fenómeno importantísimo, que íntegra con los materiales depositados en el fondo del mar, la historia física del globo, cuyo verdadero complemento fué la aparición de la vida, representada por el reino vegetal primero y luego por el animal, precediendo sin duda alguna á la primera sedimentación, pues de lo contrario, no figurarían entre sus materiales los restos fósiles de aquellos primeros organismos. Indicó después someramente, los principales cambios que en lo mineral y orgánico ha experimentado el globo, combinando la aparición de las principales cordilleras, con la discordancia de los estratos , y el metamorfismo de las rocas, la extinción de unas especies orgánicas, y la aparición de otras nuevas, como síntesis abreviada de la historia terrestre. Terminado esto, que resume por decirlo así la parte teórica de la Geología, el Sr. Lapparent pasó á exponer alguna de sus numerosas aplicaciones á la Agricultura y á la Industria, dando pruebas inequívocas de perfecta competencia en el asunto, poniendo fin con esto al discurso, que fué recibido con nu-

19 tridos aplausos, como prueba evidente no sólo de la galantería del público, sino también del beneplácito de los iniciados en el cultivo de la ciencia, que acababan de recibir en el corto espacio de veinte y cinco á treinta minutos, una agradable y provechosa lección de Geología teórico-práctica.

Terminado con el discurso del Sr. Lapparent el acto, digámoslo asi, de cortesía de parte de la Sociedad hacia el auditorio chalones, el Vicepresidente, Delafond, dio cuenta de todo cuanto habíamos visto en la correría de la tarde, ampliando las noticias que pudimos recabar con una nota acerca del terreno jurásico superior, y del único manchón cretáceo que figura en los alrededores de la capital. Del detenido estudio que el distinguido geólogo ha hecho del territorio en cuestión, resulta que el horizonte más antiguo de aquel terreno jurásico es el Coral-rag, así llamado por la abundancia de restos de zoófitos que en él se encuentran, el cual consta allí de tres tramos que se distinguen de abajo arriba con los nombres de oolita caliza roja el inferior, cuya potencia es de 30 á 40"" con algunos bancos de margas y arcillas, conteniendo entre otros fósiles la Ostrea spiralis, la Megerlea pectnnculns y el Cidaris Jloriffemma: el medio baldosas coralinas, nombre que recuerda la disposición especial que afecta la caliza, la cual se presenta en estratos y capas delgadas que se emplean para bancos de jardín, para las aceras, y como teja ó pizarra para cubrir edificios; este piso alcanza 20 ó SO" de espesor, figurando en él no sólo la caliza que en ciertos puntos toma la estructura oolítica, sino también arcillas y margas, algunas de las cuales se explotan para fabricar cemento ó cal hidráulica. Los fósiles más comunes y característicos de este tramo, son los Ammonites Achules y pUcatilis, dudosos; las Osireas spiralis y grega-graa, la Terebratula insignis , la RhyncJw'mlla inconstans, el Cidaris Jlorigemma y el Apiocrinus Roissyanus. El tramo superior se denomina oolita blanca coralina, conteniendo algunas Nerineas, el Diceras arietinum, la Ostrea

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solitaria, el Cidaris florigemma, común por lo visto á los tres horizontes, el Millecrinus Roissyanus, y muchos zoófitos. Aunque con alguna duda, y refiriéndose á lo que se observa en la Cóte-d'or, considera el Sr, Delafond como equivalente de los tramos del piso Kimeridgiense, dichos Astartiense y Pteroceriense, unos bancos de caliza amarillenta compacta y sub-oolítica que alcanza tan sólo 7 ú 8" de espesor, y cubre la oolita blanca, cuyos principales fósiles son muchos zoófitos y la Rhynchonella incons-tans en gran número. Sobre estas rocas se encuentran margas que se explotan en Germolles y Villars, como cemento; y calizas duras, compactas y amarillentas, entre cuyos fósiles, mal conservados, han podido determinarse las Ostrea Dubiensis y Ihwrmanni y el Diceras Monsbe-liardi, lo cual inclina á Delafond á referir dicho tramo, siquiera con alguna duda al llamado Virguliense, perteneciente al jurásico superior.

Coronan por aquellos alrededores al mencionado terreno, completando su composición, otras calizas también de aspecto ooUtico, alternando con arenas, arcillas y margas , entre cuyos materiales sólo se encuentran muchas Nerineas difíciles de clasificar, pero que con bastante probabilidad pertenecen al horizonte portlandiense, entre otras razones por la posición que ocupa este tramo entre el Kimeridgiense y el Neocomiense inferior. Por último, el terreno cretáceo, existente tan sólo en la colina de San Hilario, donde lo habíamos examinado aquella tarde, consta de los pisos Neocomiense inferior y superior; del Al-biense ó Gault, como lo llaman los ingleses, representado por los Ammonites mammillaris, denarius, versicostatus, y latidorsatus, el Hamites RauUnianus, el Arca Cottaldina, la Nucula pectinata, etc., y de la creta cloritica á juzgar por el Scaphites aqualis, característico del propio horizonte en los alrededores de Rouen.

Terminada la lectura de esta Memoria, el Sr. Pellat se reservó presentar algunas observaciones complementarias en la sesión inmediata.

21 Los individuos de la Sociedad, y las personas que se

agregaron para participar de la instrucción y alegría que proporcionan estas expediciones, emprendimos la marcha á las seis de la mañana del 25 Agosto en varios carruajes, que fácil y prontamente nos trasportaron á los diferentes lugares cuya estructura geológica hablamos de examinar, á saber: de E. á O. primero la formación diluvial del cuaternario en la llanura, siguiendo el curso de uno de los afluentes del Saona, ó sea el Corne; luego la famosa arcilla con Silex, sirviendo de base al pueblecillo de JuUy, situado á 290 metros sobre el nivel del mar; y debajo, el horizonte del Coral-rag, en bancos inclinados hacia el E. sirviendo de apoyo á las mencionadas arcillas. Caminando en dirección occidental, encontramos casi toda la serie desde la arenisca triásica hasta el Coral-rag, recorriendo la mayor parte de los horizontes jurásicos. Las calizas y margas del Lias, varios pisos de la oolita inferior y de la grande oolita, el oxfor-diense muy desarrollado, sirviendo de base al Coral-rag, el cual á su vez sirve de apoyo á la arcilla de silex, puesta aqui á 460 metros sobre el nivel del mar. La dirección y el bruzamiento de estos materiales, si bien uniforme y regular en todos los horizontes, desde el trias, hasta la arcilla de Silex, lo cual supone una marcha regular en el proceso de sedimentación que les dio origen, traduciéndose al exterior por la concordancia de estratificación que allí es bien clara, varia por completo desde el arrecife que desde Macoñ conduce á Chagny, respecto de los horizontes situados al E. de dicha carretera, formando con estos, lo que los geólogos ingleses llaman una línea anticlinal , resultado evidente de un movimiento terrestre de abajo arriba, que hizo cambiar por completo la dirección é inclinación de unos estratos respecto de otros, ocasionando una verdadera falla, de lo cual resulta una divisoria de aguas, entre el afluente del Saona, el Corne, que corriendo de O. á E. primero, y después casi de S. á N. vierte aguas en el Saona, cerca de S. Reimis; al paso

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que hacia O. las aguas corren en dirección opuesta, dando origen al rio Guye que corren de N. á S. hasta que confluyen en las del Grone, que trazando casi un semircirculo por debajo de Bonnay se dirigen de S. á N., y van á pagar su tributo en el Saona junto al pueblo de Marnay. Véase de paso la influencia que los accidentes geológicos del terreno ejercen en la hidrografía de una comarca cualquiera , como determinantes de su propia orografía.

Terminada esta primera visita, nos dirigimos á las canteras de S. Boil y Gengoux, donde pudimos estudiar la sucesión normal en algunos sitios de la mayor parte de los horizontes jurásicos, si bien ofreciendo varias discordancias de estratificación, con los contiguos. Un poco más arriba de las canteras de S. Boil, vimos también la arcilla de pedernales, sobrepuesta como en JuUy, y en otros muchos puntos, al Coral-rag; circunstancia muy digna de tenerse en cuenta, y en la que funda principalmente el Sr. Delafond, la creencia de ser cretáceo este depósito. En ambos puntos, recogimos ejemplares de rocas y fósiles característicos de los diferentes horizontes, y también un hacha de pedernal, en la explanación de un ferro-carril incipiente, hallazgo que dio origen á una interesante discusión; pues se trataba de averiguar si procedía de la arcilla de Sílex que atraviesan las obras de dicha vía férrea, ó de la capa superficial que la cubre. El examen atento del objeto que obra en mi poder, decidió del yacimiento de este instrumento de piedra; pues el color y naturaleza de la patina que lo cubre, y hasta algunos granitos de arena que se observan en determinados puntos de su superficie, y en ciertas grietas que presenta, parecen demostrar, que procede del suelo vegetal, como así se reconoció en la sesión del 28 de Agosto celebrada en Autun, donde la sometí al mejor juicio de la Sociedad. No es, pues, tan antiguo este objeto, como se creyó en un principio, ni podía tampoco servirnos para esclarecer la cuestión de la arcilla de pedernales; lo que sí es muy posible es la procedencia cretácea del pedernal que sirvió

23 para labrar el aborigen francés dicho instrumento de piedra , por ser este el único horizonte geológico, donde alU se encuentra pedernal. Averiguar si el hombre de los tiempos paleolíticos, tomó la piedra de la formación de la arcilla de la Champagne, ó de otros lugares más ó menos lejanos donde el terreno cretáceo se halla en condiciones normales, en capas alternando con horizontes de grandes nodulos de pedernal, no es ciertamente cuestión fácil de resolver. Sin embargo, atendiendo al reducido tamaño del hacha que motiva estas líneas, sin inconveniente alguno podría admitirse, que el hombre echara mano de los cantos de Sílex que están mezclados con la arcilla; si bien es indudable, que para los instrumentos de mayores dimensiones, tales como las famosas lanzas de Volgus que figuran en el Museo de Chalón, debieron servir las grandes masas de pedernal, de la creta de la Champagne; lo cual supone la existencia de relaciones comerciales en tan remotos tiempos; siquiera atendida la mayor pertec-cion de estos últimos objetos, sean indudablemente posteriores al hacha á que me refiero.

La jornada fué bastante agradable y útil, á pesar de recibir un fuerte chaparrón sobre nuestras espaldas, lo cual no impidió, el que volviéramos á Chalón cargados con un rico botín, que á nuestra llegada á la ciudad, se ordenó convenientemente, poniendo rótulos en aquellas rocas y fósiles que no los tenían, apremiados por falta de tiempo, y por el sonido de la bocina que llevaba el Secretario Didelot, y con el que este llamaba á los geólogos dispersos y engolfados en recoger ejemplares, á mayor ó menor distancia del núcleo principal de la Sociedad.

A las ocho y media de la noche abrióse la sesión en el salón dé la casa de la Villa, en la que después de dar cuenta el Sr. Didelot de la correría de aquel día (25), el Sr. Pellat entregó al Presidente varios documentos relativos á las indagaciones hechas por el Sr. Favret en busca de criaderos de UUa en territorio de Ognon {alto Saona) y en Rougemont (Doubs), y de parte del Sr. Graillot

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Maestro del pueblo de Givry, varios fósiles que este regalaba á los congresistas, dando gracias al mencionado Profesor, y manifestando vivos deseos de que algunos de sus compañeros imitaran tan bueu; ejemplo. A continuación el mismo Sr. Pellat hizo las siguientes observaciones acerca del terreno jurásico de los alrededores de Chalón, Comienza lamentándose de que la Sociedad no dispusiera de tiempo suficiente para visitar las cercanías de Givry, donde aquel habia encontrado los mencionados fósiles, pues figuran entre ellos numerosos ejemplares del Lías medio y especialmente los preciosos gasterópodos, tales como el Dentali%m compressum, Cliennitzia Corvaliana y otros descritos por el insigne D'Orbigny; de la misma localidad procede el Ammontíes sublineatus, Oppel, afine al A., cornucopia, que se encuentra también en el Lias superior.

En Bourgneuf y Mercurey hubiéramos visto, decia PeUat, el horizonte oxfordiense completo , rico en fósiles y el Calloviense con nodulos de pedernal; calizas grises con grandes Pholadomyas y muchas Rhynchonellas pin-guis, y otras del horizonte superior; luego sigue otro tramo de margas, después la oolita roja recordando por la estructura la caliza de entrocus del horizonte Baj ocíense , lleno de fragmentos de crinoideos, en el que encontró aquel muchos restos de Apiocrinus, el Cidaris Jlorigemma,. y el Blvmenbachi el Pseiidodiadema, subangvHare, MegerUa, Fleuriaiisa, varias especies de Terebratulas, Ostrea Bruntvr-tana, O. rastellaris ó gregarea, el Myíilus subpectinatus, etc.

Continúa Pellat sus observaciones confirmando casi todas ellas lo dicho por Delafond, á quien se debe el esclarecimiento del terreno jurásico chalones, añadiendo el hallazgo en el piso portlandiense de San Hilario del Myti-lus Morrisi, de la Pholadomia multicostata que generalmente se encuentra en el Kimeridgiense y á veces en el portlandiense, y varias bivalvas.

El Sr. CoUot llama la atención de la Sociedad acerca de la estratificación cruzada de las calizas eolíticas de Ger-

25 moUes, dando una explicación bastante plausible del hecho que supone haber sido formado por las corrientes que transportaron las oolitas: falta averiguar, sin embargo, si esto ocurrió asi, ó si dichas rocas se formaron por las aguas incrustantes donde las vemos hoy. Habiendo encontrado este joven geólogo una Medióla en su yacimiento, hace ver la significación que debe concederse á la presencia de estas conchas litófagas en su propia habitación dentro de la piedra, importancia que no quiso reconocer el señor Pellat, diciendo que no es raro observarlas en el medio de un piso ó horizonte, entre capas que contienen la misma fauna.

Concedida después la palabra al Sr. Collenot, expuso en los siguientes términos la teoría que sostienen él y el Sr. Martin, para explicar la singular formación de la arcilla con Silex; teoría ya iniciada por aquel en presencia de este depósito en el pueblo de July, en la excursión que acabábamos de realizar.

Dos Memorias en extracto leyó el distinguido geólogo de Semur, la primera de su consocio Julio Martin y suya la segunda, pudiendo resumirse el pensamiento de entrambos en esta tesis: el depósito de la arcilla de pedernales del territorio de Chalón y de Macón, representa un depósito glacial, contemporáneo del terreno terciario inferior ó eoceno.

Comienza el Sr. Martin su escrito manifestando que ninguna de las explicaciones propuestas para darse cuenta del hecho geológico resiste el más ligero examen, en razón á ser de todo punto incompatibles con la especial estructura física del territorio que ocupa.

Estas opiniones son: primera, la que atribuye la arcilla risclera á la acción geiseriana; segunda, la que supone ser producto de disoluciones y reacciones químicas; tercera, la que vé en aquel un depósito de acarreo mecánico, producido por las aguas diluviales, actuando sobre el terreno cretáceo; y cuarta la que lo considera como una facies especial de este mismo terreno.

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No se me ocultan, añade Martin, las objeciones que á mi teoría oponen algunos, fundadas principalmente en la carencia de cantos estriados en dicha formación, y en el carácter que ofrecen la Fauna y Flora del periodo terciario , poco en armonía, al parecer, con la baja temperatura que necesariamente había de producir el desarrollo extraordinario que la formación glacial supone. En cuanto á cantos estriados, sobre que yo los he visto y recogido en Dijon, hay que observar, que siendo cuarzosos los elementos pétreos del depósito de que se trata, más bien deben considerarse como agentes de dichas estrias que como masas estriadas; y en cuanto á los seres de aquel periodo geológico, recuérdese, dice, la presencia en la formación diluvial del número considerable de mamíferos de regiones cálidas, tales como elefantes, rinocerontes, hipopótamos y grandes carniceros, y lo que se observa hoy mismo en Nueva Zelanda, cuyos glaciares se extienden á 200™ sobre el nivel del mar, á través de bosques de he-lechos arbóreos, de dracenas, metrosideros, podocarpus y otras plantas que sólo viven en nuestros climas al abrigo de bien acondicionadas estufas.

Dando CoUenot más amplitud á los argumentos de su compañero Martin, manifestó que para formar cabal concepto, asi del depósito de que se trata, como de la causa ó agente que le dio origen, conviene no concretar su estudio al territorio de Chalón, sino hacerle extensivo á toda la parte de la mesa central de Francia llamada el Morvan, de donde, en su sentir, procedían las nieves perpetuas, productoras de dicha formación. Distingüese ésta, añade CoUenot, por carecer de estratificación regular , no obstante hallarse lejos de las fallas y dislocaciones de los terrenos que le sirven de base; falta en ella además la caliza, lo cual podría hacer sospechar la disolución y trasporte de este elemento geognóstico, y en muchos puntos la arcilla se hace arenosa y toma el color rojizo, como si hubiera sido triturado el elemento silíceo, con la particularidad de encontrarse los fragmentos del pedernal.

27 no redondeados, sino angulosos, circunstancias todas que se oponen á considerar dicho depósito como el estado normal de un horizonte de sedimento, á pesar de haberse encontrado entre los Silex el Micracter cor-anguiniin, el Ananchites ovata, el Irioceramus LámarcM, y otros fósiles característicos del cretáceo superior, no pudiendo explicarse semejantes accidentes más que por el trasporte á grandes distancias, ó mejor aún, por el deslizamiento de sus materiales, permitiendo á los agentes productores de tales desórdenes que ejercieran su secular influencia sobre los depósitos cretíceos, mezclándolos y dándoles el aparente desorden que hoy ostentan, disolviendo la parte soluble, y comunicándole, en fin, todos los caracteres que ofrece, sin redondear los ángulos de los fragmentos. Todo esto inclina al Sr. CoUenot á considerar la formación de las arcillas con pedernales, como una especie de canchal glacial, pues sólo la nieve perpetua puede en su concepto, producir todos estos resultados, por la excesiva humedad que lleva consigo el derretimiento de las nieves, y por los efectos que la recongelacion de las mismas determina.

Terciando en el debate el Vicepresidente, Delafond, en cuya casa habíamos examinado de antemano los materiales así orgánicos como inorgánicos recogidos por él en dicha formación, como piezas justificantes de la teoría que iba á exponer, dijo que aquella sólo representa una facies de los horizontes superiores cretáceos determinada por fenómenos contemporáneos. Comienza Delafond haciendo resaltar la importancia de la formación, tanto por el desarrollo que en territorio chalones y en el de Macón alcanza, cuanto por su complicada estructura y naturaleza, en la cual figuran, á más de la arcilla amarillenta ó rojiza, arenaá, rojas también, sueltas unas veces y aglutinadas otras, formando verdaderos asperones de cemento arcilloso, pedernales angulosos y mineral de hierro hidratado , por cierto poco abundante en las cercanías de Chalón. Los fósiles, pertenecientes todos al horizonte ere-

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táceo superior, tales como abundantes briozoos, equinodermos y moluscos, se encuentran en los pedernales, mientras que en las arcillas y arenas no hay ni vestigio de ellos siquiera. Aduce después razones y hechos por él observados en confirmación de los principios siguientes: primero, que el depósito ni contiene elemento alguno calizo, ni se apoya en punto ninguno sobre la creta blanca que falta por completo en el Departamento de Saona y Loira; segundo, que entre el terreno jurásico y la arcilla de Silex, no se ha verificado dislocación ninguna importante del suelo; tercero, que las fallas del territorio chalones son posteriores al depósito en cuestión, y anteriores á los terrenos terciarios, y cuarto, que los puntos culminantes donde existe la formación arcillosa estaban sumergidos desde el comienzo del período terciario. Sentados estos hechos, el Sr. Delafond hace ver cuánto se oponen éstos á las teorías por otros propuestas y concluye manifestando la suya que atribuye la presencia de las arcillas y aun de algunas arenas á una acción eruptiva análoga á la formación siderolítica, pero no posterior, sino contemporánea al período cretáceo, lo cual hizo que mientras este terreno adquiría en otros puntos su carácter normal, allí tomaba dicho singular aspecto, faltando la caliza que bajo la acción eruptiva del hierro hidratado y de aguas geiseria-nas, había sido reemplazada por las arcillas, por las arenas y por la sílice. Delafond termina la exposición de su teoría manifestando, que según pudo ver la Sociedad en su primera excursión, la localidad de San Hilario representa la línea divisoria entre la facies normal que el cretáceo presenta en el N., esto es: en la Cóte-d'or, y la singularísima de la arcilla con pedernales que se extiende hacia el S., ó sea en Saona y Loira, donde se borró todo vestigio de creta blanca.

El Sr. Lapparent encontrando insuficiente la teoría glacíarista, pretende ver en la formación causa del litigio, los efectos de emanaciones hidrotermales acidas y silíceas, análogas á las por él mismo observadas en Normandía y

29 en la cuenca de París, las cuales originaron la piedra moleña, durante el período terciario medio en la última comarca, y el depósito de arcilla con Silex en Chalón, á expensas de la caliza de la creta que desapareció por completo.

El Sr. de Cossigny, sin apartarse mucho de la respetable opinión que acaba de exponerse, puede j)arecer que uo debe en manera alguna olvidarse la influencia que las nieves perpetuas deben haber ejercido, sino directamente en la formación del depósito arcilloso de que se trata, por lo menos en los rasgos característicos que la topografía de la comarca ofrece, sin desconocer cuan pronunciadas sean las diferencias que existen en tal concepto entre la orografía de los Alpes y la de que se trata, para que puedan confundirse los resultados de la acción de dicho agente en ambas regiones.

El Secretario Sr. Arcelin también se inclina á la acción hidrotermal de naturaleza acida y silícea, actuando sobre los elementos calizos del terreno cretáceo, si bien cree deba referirse dicho procedimiento químico terrestre al periodo eoceno inferior, alegando en su favor que la formación del valle ó cuenca del Saona y las dislocaciones producidas en el país por las fallas ó resbalamiento de los terrenos, son anteriores al eoceno medio.

En sentir, pues, de este distinguido geólogo, la formación arcillosa con pedernales del territorio de Macón y Chalón, es resultado de la destrucción del terreno cretáceo , habiendo coincidido esta metamorfosis, con la emisión de arenas graníticas, de arcillas kaolinicas y de sustancias silíceas durante el período eoceno inferior.

El sábado 26 de Agosto, dirigióse la Sociedad á la montaña de Santenay, partiendo de Chalón en ferro-carril á las seis y cuarenta minutos de la mañana; en Chagny esperaban los cuarruajes que habían de llevarnos hasta Santenay, desde donde subimos á pié.

Chagny y Santenay hállanse situados en el límite del terreno jurásico, separados por un hermoso valle que

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recorren las aguas del rio Dheume, abierto su cauce en los materiales de la formación diluvial, en la que, según veremos más adelante, existe también la famosa estación prehistórica de Chassey, que tantos y tan ricos objetos ha suministrado al Médico y Alcalde de Chagny Sr. Loy-dreau. Llegados al pié de la montaña de Santenay, atravesando aquellos magníficos viñedos que dan el mejor vino dé la Borgoña, verificamos la ascensión por una pendiente suave, siguiendo casi todos los horizontes del terreno jurásico, desde la oolita inferior hasta el Coral-rag, entre cuyos materiales adviértense repetidas discordancias de estratificación, debidas á movimientos de levantamiento ó de hundimiento del suelo, que dificultan sobre manera su estudio. Merced, sin embargo, al asiduo estudio hecho por el Sr. Julio Martin, y á los fósiles encontrados, han podido determinarse los horizontes siguientes, de arriba abajo.

/ Caliza gris de aspecto de lumaquela, formación de / litófngos con Pectén vagans, Terebratula digona i y varios zoófitos. 1 Caliza oolítica agrisada con agujeros de litófagos

CoHAL-RAG Y| y Limacordiformis, Terebratula digonay T. car-OxFORDiEN-^ diiim, Heteropora pustulosa, etc. SE 1 Caliza compacta algo arenosa al descomponerse,

I con Lima cordiformis, Bhynchonella decórala y [ Hopkinsi. ' Oolita blanca miliar, con Purpura minuta , P . gla-\ bra, poliperos, etc.

CnxNnv nniT (Caliza margosa, gris amarillenta en la base, algo TA rt RArn < ™^^ ^^^^ ^°^ ^^ pa,Tte¡ superior, con Ammonites NiENSE í arbustigerus, Pholadomya Vezelayi, Ph. anguli-

"•^"'^ i fera, Pinna bathonica, Anatina cegea, etc. ^Margas grises ó azuladas, pasando por arriba á, ; calizas margosas, con Ammonites Parkinsoni, i Pholadomya bucardium, Ostrea acnminata, Te-[ rebratula spheroidalis, etc. 1 Marga gris sonrosada con nodulos calizos y aguje-

OoLiTA iNFE- \ TOS de litófagos, con Pholadomya Murchisoni y RiOH ó BAJO-{ gibbosa, Pleuromyas y alguna Ostrea aoominata CÍENSE i con otros fósiles.

lOolita inferior con diversos poliperos. / Caliza gris granuda y algo compacta en la base,

con Entrocus, Pectén articulatus, P. personatus, Pentracrinus Bajocensis, etc.

Marga hojosa con Zoophycos scoparius.

31 Por debajo de todo esto existe la serie liásica con mu

chos fósiles característicos. Lleg-ados á la cumbre de la montaña, que remata en

meseta, visitamos la cueva llamada de la punta del bosque , situada á 400 metros sobre el valle, j abierta en la caliza dolomitica jurásica; representa una cavidad de unos 11 metros de hondo, y cuya dirección media es N. 25° E. á S. 25° O.; en su interior se encuentra en una especie de bolsada, la brecha huesosa, muy dura en unos puntos, más blanda por predominar la arcilla en otros. En aquellos puntos en que esta brecha es roja y muy dura, guarda tanta semejanza con la que años atrás habia visto y estudié junto á Cabra (Córdoba) también perteneciente á la formación cuaternaria, que me parecía enteramente igual. A juzgar por el estado de conservación de los huesos diríase que los animales á que pertenecieron no habían sido transportados á largas distancias por las aguas; y sin embargo, no se encuentran muchos enteros, y con frecuencia, los dientes hállanse en los propios alveolos de las mandíbulas; fundado en cuya circunstancia, aventuraron algunos la opinión de si los animales de que formaron parte dichos restos, habrían caído en aquella sima, donde perecieron, siendo envueltos después por la materia arcilloso-caliza que constituye la brecha. Encuéntranse allí huesos del toro y caballo primitivos, del rinoceronte Merkii, del lobo, del Felis speloea, etc.

Terminada esta esploracion, fuimos á visitar la cueva llamada de San Juan, abierta como la otra en la caliza dolomitica del horizonte batoniense del jurásico, en condiciones análogas á la primera, y en donde se han encontrado huesos del oso de las cavernas y del reno en horizontes distintos, pero sin restos humanos, ni de la industria, ni siquiera huesos tallados ó cortados, que indicaran la presencia del hombre en aquellos antros terrestres. Recogidos algunos ejemplares de rocas y huesos, la bocina del Sr. Didelot nos llamaba, no ya para continuar la excursión , sino para participar del opíparo almuerzo que en

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lo alto de la montaña nos ofrecía el Sr. Chagot, gerente de las minas de Blancy, como galante obsequio dispensado á la ciencia y á su representante en aquellos momentos, la Sociedad geológica.

Un detalle he olvidado, que conviene consignar, y es: que con el plausible propósito de que la visita á estas cavernas fuera más provechosa, la Sociedad arqueológica de Chalón mandó hacer á sus expensas excavaciones en las mismas unos dias antes, bajo la dirección del Sr. Longuy y de mi querido amigo el eminente antropólogo Sr. Hamy, digno colaborador del Sr. Quatrefages, en la magnífica obra intitulada «Crania étnica» que estaba publicando. Allí encontramos á tan diligentes investigadores, á quienes debimos las indicaciones más exactas acerca de las cuevas y de lo que en ellas se encuentra; habiendo visto antes en casa del Sr. Longuy de Santenay, los mejores objetos recogidos y destinados al Museo de Chalón. Con un apetito más que regular, ocupamos en la mesa cada cual el sitio señalado por el Presidente, sobre bancos rústicos, circunstancia en que no se repara en semejantes casos, absorto el ánimo ante el precioso panorama que á nuestra vista se ostentaba, desde la cima del monte que domina la bonita población de Santenay, algo más lejos pero en la misma dirección meridional, á Chagny, cuyos interesantes objetos tuvimos ocasión de examinar dos dias des-' pues en el Museo de Autun.

A los postres pronunciáronse varios brindis, comenzando por el del Presidente que dio las gracias al representante de la Sociedad minera por su galantería, y bebiendo á su salud y por los progresos de la ciencia que tan agradablemente nos había congregado. Mr. Chagot, agradecido á las galantes frases del Presidente, expresó la satisfacción que le causaba ver reunidos en aquellas alturas á tan dignos representantes de la ciencia geológica , brindando por la Sociedad á la que tantos servicios deben las explotaciones todas mineras, y en especial la del carbón de Blanzy. Invitados al final los Sres. Hamy y

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Gaudry á usar de la palabra, dieron en tono entre festivo y serio, una exacta descripción de lo que habíamos visto en las cuevas exploradas, extendiéndose sobre todo el segundo , en consideraciones muy importantes acerca de los mamíferos fósiles, fijándose muy particularmente en las especies qvie acabábamos de encontrar en su propio yacimiento.

Restauradas ya las fuerzas y satisfechos del rico botin que nos proporcionó la correría matutina, despedímonos de Mr. Cliagot el generoso anfitrión, dirigiéndonos de nuevo á Santenay, donde nos separamos, marchando los unos a la estación del ferro-carril, para llegar temprano á Chalón, con el fin de prepararse para asistir al banquete que nos dio aquella noche el Municipio; los otros, en corto número, preferimos quedarnos en Chagny para visitar al Médico, Alcalde y rico propietario Sr. Loydreau, poseedor de magníficas y variadas colecciones de objetos naturales, y de arte antiguo y moderno, la mayor parte recogidos por él mismo.

Es este señor el prototipo del hombre infatigable, que sin descuidar el objeto principal de su profesión, ó sea la visita de los enfermos y el estudio de todos los progresos de las ciencias médicas, consagra desde hace 25 años todos los ratos de ocio al cultivo de la Geología, de la Paleontología y de la ciencia nueva, ó sea la Prehistoria, á todas las cuales ha prestado grandes y verdaderos servicios, como lo* acreditan los descubrimientos que su perseverancia ha obtenido. ¡ Cuan raro es por desgracia este tipo de Médico ó Farmacéutico, afanoso y entusiasta por las ciencias naturales ó por cualquier otro ramo del saber entre nosotros!

El Museo de Mr. Loydreau consta de dos secciones muy principales; referente la una á confirmar los descubrimientos de mamíferos fósiles, realizados por él mismo en las inmediaciones y aun dentro del pueblo de su residencia , en las trincheras de la estación del ferro-carril de París; la otra sección es arqueológica, procedentes los

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objetos del famoso campo de Chassey, inmediato á Chag-ny de intento comprado por aquél para poderlo explorar á su gusto.

De tan importantes materiales sólo pudimos examinar aquel dia los paleontológicos, ya que los prehistóricos los habia mandado á Autun para exhibirlos en la reunión del Instituto de provincias, cuyas sesiones empezaron el 4 de Setiembre; daré una idea de tan rica como instructiva colección, cuando se trate de nuestra permanencia en aquella capital.

Respecto á los materiales paleontológicos recogidos por tan insigne Doctor, son dignos de un Museo principal, habiendo tenido cuidado de sacar vaciados en yeso de los más notables, para hacer obsequios a particulares y establecimientos públicos, mereciendo me hiciera los mayores ofrecimientos, que estoy seguro cumplirá, si por parte de nuestro Museo de Historia Natural ó del Gobierno se le estimula mandándole á cambio algún objeto especial español, ó lo que aún es más estimado en Francia, alguna distinción honorífica de las que tanto se prodigan, aminorando su verdadero valor, entre nosotros.

La mayor parte, ó por lo menos la más importante de esta colección, consiste en huesos y dientes fósiles de las cuevas de San Juan y de la punta del bosque, figurando entre ellos varios del oso de las cavernas, del Cervus • Canadensis, y otra especie de extraordinario tamaño á juzgar por las astas que allí vimos. De la estación de Chagny, posee muchos huesos y defensas de elefante meridional, y de otras especies descubiertas en 1846 por el Sr. Loydreau en las obras del ferro-carril. En 1860 tuvo este mismo Doctor la fortuna de encontrar entre Chagny y Santenay, y entre aquel pueblo y Chassey varios huesos de Mastodonte y Tapir; y en 1867, en la última localidad, descubrió igualmente varios restos de Mastodontes. De todos estos puntos ha recogido tan diligente Doctor, restos fósiles de las especies siguientes: gran Gato de las cavernas, Lobo, Hiena y otros carnívoros; Rinoceronte

35 Merhii, encontrado en Chassey; Mastodonte Borsoni, Ar-vernensis y Tapiroides, figurando en la colección una defensa de la primera especie, enorme, pues aunque es delgada, mide 2'30'° de largo; Tapir anvernensis, y multitud de otros huesos que el Dr. Loydrean ha dado á conocer en un libro titulado «Estudio de Paleontología Local,» impreso en Chagny en 1866.

Por fortuna, formaba parte de los que quisimos admirar la colección Loydrean, el distinguido paleontólogo de París, Sr. Gaudry, á quien debimos preciosas indicaciones acerca de la determinación de las diferentes especies de mamíferos, cuyos restos allí vimos; y como entre éstos los hay de edades distintas, y encontrados á pesar de esto según el Doctor, en el mismo horizonte geológico, la cosa nos pareció tan extraña, que no pudimos resistir al natural deseo de visitar el punto donde dichos restos se hablan encontrado, aprovechando el corto tiempo que permitía el tren que había de conducirnos á Chalón. Tomado este acuerdo, nos dirigimos los Sres. Gaudry, Tour-nouer, Arcelin, Loydrean y el autor de este escrito al desmonte abierto en la estación misma, y en la rotonda para las máquinas, donde observamos la estructura y composición del terreno, que es la siguiente: de abajo á arriba un depósito de arenas y grava, cubierto por varios bancos de arcilla arenosa, de color amarillento, ofrecien-do todas las señales de la formación cuaternaria bien determinada. Hay que advertir, que los dientes y defensa de Mastodonte, aparecieron al abrir la esplanada donde hoy se levanta la rotonda de las máquinas, en cuyo talud, cubierto hoy de yerba, nos enseñó el Dr. Loydreau, el yacimiento de dichos objetos; al paso que el tapir y los elefantes, aparecieron un poco más allá en la trinchera misma del ferro-carril. Como de estos mamíferos, algunos son terciarios, tales como los mastodontes, algún rinoceronte , tapir, y aún el elefante meridional; al paso que otros y especialmente el Mammuth, son esencialmente cuaternarios, el hallazgo y pretendida mezcla de estos

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objetos, causaba cierta extrañeza, que es la que motivóla inspección de la localidad misma, donde pudimos persuadirnos de que el hecho no tenia la importancia que en un principio se le dio, tanto por no haber aparecido juntos en el mismo yacimiento, cuanto por la circunstancia de poderse encontrar á la misma altura restos fósiles de animales representantes de diferentes horizontes contiguos, cuando por efecto de la erosión del terreno anterior en vii-tud de la cual los materiales al rellenar los huecos posteriormente, es posible ocupen el mismo nivel.

Cumplido ya nuestro deseo; dadas las gracias al Dr. Loydreau por todas sus atenciones y felicitándole por los grandes servicios prestados á la ciencia, tomamos el tren, que en breves minutos nos llevó á Chalón. Llegados á la capital, hicimos rápidamente el aseo de nuestras personas, y poniéndonos de toda etiqueta, nos dirigimos á la casa de la Villa, donde nos esperaba el gran convite que nos dio el Municipio.

Adornada espléndidamente, y con la elegancia propia de aquel país, la sala de fiestas de la casa de la Villa, donde antes habíamos celebrado la sesión literaria, presentábase á nuestra vista una extensa mesa en forma de herradura, cuya presidencia bajo hermosos pabellones, en los que se ostentaban entrelazadas las banderas de Francia, Italia, Inglaterra, España y Suecia, fué ocupada por los Tenientes Alcaldes Sres. Galopín y Lavrant, en sustitución del Alcalde Sr. Courault, á quien una reciente desgracia de familia impedia tomar parte en esta fiesta; y destinados los puestos de honor á derecha é izquierda de los representantes de la ciudad, para los Presidentes Sres. Pellat y Jutier, Vicepresidentes y Secreta-ríos, y frente á la presidencia, como lugar también de distinción á los extranjeros, dióse principio á la comida á las ocho y medía, prolongándose la magnífica y placentera fiesta hasta las doce y cuarto.

Terminado el banquete, en medio de las mayores muestras de regocijo y alegría, tuvimos el gusto de es-

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trochar la mano á varias personas de distinción de la ciudad, algunas de ellas oriundas de España, ó enlazadas con vínculos más ó menos estrechos con nuestro país, tales como los Sres. Landa, propietario y Director del Progreso de Saona y Loira, Cabarrús descendiente del Conde de este nombre, hábil rentista y Ministro que fué de Hacienda en el Eeinado de Carlos IV, etc., etc. Acordada la expedición para el dia siguiente, dejamos la casa de la Villa por la fonda de los tres faisanes, donde descansamos durante unas cuantas horas, de las fatigas de un dia de tan agradables como útiles impresiones.

El Domingo 27 de Agosto, á las siete menos cuarto de la mañana, partimos para Chagny, donde entrando en la via de Autun, hallamos un tren especial, compuesto de carruajes de primera, que la poderosa Sociedad del Creusot, ponia á nuestra disposición por orden expresa de sus Directores los Sres. Schneider hermanos. Según el itinerario de antemano trazado, visitamos en primer lugar las minas de hierro limonita' de Mazeuay, que explota en vasta escala dicha Sociedad pava el grandioso establecimiento , que solo cede en importancia en Europa, al de Krupp en Alemania.

Encuéntranse dichas minas de Mazenay, en la base del horizonte liásico descansando sobre el trias, alterada la disposición de sus materiales, por muchas grietas ó fallas, paralelas á la dirección media de los filones ferruginosos, sustancia que impregna además casi todas las capas de dicho terreno, cuya disposición es la siguiente; de arriba abajo poderosos bancos de hierro limonitico, afectando con frecuencia la estructura oolitica, con numerosos fósiles, de los que nos ocuparemos después; siguen debajo varias capas de caliza arcillosa muy dura, de 0,"'40 de espesor, horizonte perteneciente,al llamado rético ó retiense, acerca del cual daremos más adelante oportunos detalles, entre cuyos materiales uno de los fósiles más característicos es la Avicula contorta; sirviendo de base á estas calizas, se encuentra en bancos concor-

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dantes, la arenisca llamada iufra-liásica, y debajo de esta, el depósito de marg-as irisadas, que representan la parte superior ó culminante del terreno triásico.

Antes de entrar en pormenores acerca de los diferentes restos orgánicos que allí encontramos, séame permitido decir algo sobre un viaje fantástico, que en compañía de mi hermano, de otro geólogo, y de uno de los Directores de las minas, hicimos en un tren que por el tamaño de su locomotora, bien pudiera llamarse homeopático, por el interior de una galería de explotación. Pasábamos nosotros por delante de la boca mina, cuando los silbidos de una locomotora, uos advirtió la proximidad de un tren; y cual no sería nuestra sorpresa, al ver aquella máquina liliputiense, arrastrando 12 ó 14 wagones también de exiguo tamaño, destinados al transporte de materiales; y viendo que iba á penetrar en la galería, no resistimos al deseo de realizar un viaje subterráneo en ferro-carril, y con efecto, á la menor indicación nuestra, el maquinista hizo alto, y encaramados en uno de los primeros wagones, cumplidos viéronse nuestros deseos, no en contrando palabras para expresar la sorpresa que nos causó esta excursión, sólo comparable con la ideada por Julio Verne en su famoso viaje al centro de la tierra. Fácilmente se comprende, que el objeto de este servicio de vapor, es la extracción de mineral, medio ingenioso y expedito para sacar á la superficie diariamente muchas toneladas de hierro. Un telégrafo subterráneo cuyos hilos corren por un tubo de hierro dispuesto á lo largo de las galerías, facilita este servicio; avisa cuando hay material suficiente ó está un tren cargado, y evita como es consiguiente, que ocurran desgracias. Transportados de esta manera hasta más de un kilómetro por el interior de la montaña, llegamos á un punto, donde vimos una notable falla de seis metros de anchura, rechazando de abajo arriba la capa de mineral, que escasamente alcanza un metro de grueso; recogimos algunos ejemplares, y- supimos por el encargado que nos acompañaba,

39 que trabajan en el fondo de la mina 500 operarios; j dando por terminada nuestra visita, en breves instantes, salimos al aire libre, en ocasión en que la fatídica bocina del Sr. Didelot, estaba llamando á los dispersos para re-unirlos con el presidente, y dirigirse todos juntos á lo alto de la montaña llamada Eome-Chateau, donde los señores Schneider habían mandado disponer vm opíparo almuerzo para la Sociedad.

Dejando para después el dar cuenta de este agasajo, creo oportuno indicar las principales especies fósiles que se encuentran en la limonita, por cuanto servirán de claro testimonio, del horizonte geológico á que pertenecen las famosas minas, pues si bien es cierto, que su posición •geognóstica se halla bien determinada, por sus relaciones estratigráficas sobre la caliza de Avíenla contorta ó piso retiense, conocida es la mayor importancia que para la determinación de los terrenos tiene el carácter deducido de la naturaleza específica de los fósiles. En las capas de limonita encuóntranse, con frecuencia convertidos en la misma sustancia, los Ammonites angulatus, Uasicus, hi-sulcatus, el Belemnites acutus, muchas Pholadomias, el Pectén, valonensis, la Ostrea irregularis j muchos otros que no cito por brevedad, pero que recogimos y se determinarán oportunamente, para el servicio de la enseñanza. Arman pues las minas de Mazenay en el piso hetangiense situado en la base del Lias inferior, llamado por algunos impropiamente infra-lias, debajo de la caliza de Ostrea arcuata, y por encima de lo que otros designan como horizonte retiense, que daremos á conocer y discutiremos un poco más adelante. El Sr. Pellat, en una Memoria publicada en el Boletín de la Sociedad geológica, en Diciembre de 1858, acerca del Lias de los alrededores de Autun, coloca el mineral de hierro de Mazenay, debajo de las calizas y margas negruzcas que llevan en Gueunan, Curgy, y otros puntos de aquella parte de Francia, los Ammonites planorbis y catenatus, varias especies de los equinodermos llamados Diadema; algunas Li~

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mas, Peden, Cardinia, etc.; citando en las capas del hierro entre otras especies, el Trochus sinistrorsus, Littorina clathrata, Pleurotomaria csepa, y rotellseformis, laChem-nitzia vesta, Cardinias y otros fósiles muy curiosos.

Algo al Este de Mazenay, "visitamos un horizonte liá-sico, representado por calizas azuladas, y margasgri-ses, pertenecientes al Lias medio, á juzgar por los fósiles que encontramos, tales como Belemnites niger, davatxis y elongaius, Ammonites planicosta, y nodotianus, la Ostrea ó Gryphoea cymbium, Terebratula numismalis y otros.

Subiendo á la montaña de Rome-Chateau, donde nos esperaba la grata sorpresa del almuerzo ya indicado antes, en un rellano situado hacia el tercio superior de la ladera bastante pendiente, encontramos en unos bancos de caliza gris algo arcillosa, y dispuesta en capas de poco espesor, el horizonte superior del Lias, caracterizado por los Ammonites serpentinus, con el Aptychus sanguinolarius, el Ammonites raquinianus, Inoceramus amygdaloides, con dientes y escamas de peces, difíciles de referir á especies determinadas. Mas arriba, existe otro horizonte del Lias superior, representado por margas con Belemnites tripar-titus é irregularis, Ammonites raqiiinianus, Pectén pumi-lus, Leda rostralis, y otros tan característicos como estos. Por último, corona la montaña de Rome-Chateau, la caliza llamada de Entrocus, correspondiente á la parte media de la oolita inferior, formando ima meseta limitada por grandes escarpes y profundos barrancos hacia el S. y el Oeste, inmediato á cuyos accidentes orográficos tuvo el Ingeniero la feliz idea de levantar la suntuosa tienda que había de ponemos al abrigo de la furia de los elementos , aquel día y en dicha hora desencadenados.

De modo, que Mazenay y la montaña de Rome-Chateau , pueden considerarse como puntos importantísimos de estudio, de todos los horizontes del Lias, y de parte de la oolita inferior; sucediéndose con regularidad desde las margas irisadas del Keuper, siguiendo diversos pisos del retiense, y luego sobre estos la limonita objeto de expío-,

41 tacion, correspondiente á lo que aunque no con toda pro piedad se llama el iufra-lias; mejor horizonte hetangiense: encima del hierro diferentes bancos del Lias inferior, con la Ostrea arcuata y otros fósiles, y varias capas calizas con la Gryphoea cymbium, que ya corresponde al Lias medio, sirviendo de base á las calizas hojosas con el Apti-Chus y restos de peces, y á las margas del Lias superior, coronadas por último por las calizas de entrocus, representantes de la oolita inferior.

El examen de todas estas particularidades que allí ofrece el terreno, nos ocupó casi toda la mañana, ganando bien el opíparo almuerzo que íbamos á devorar.

La llegada de los individuos de la mesa de la reunión extraordinaria, fué saludada con una estrepitosa salva hecha con unos cañoncitos pedreros, que la opulenta empresa del Creusot, hizo subir hasta la cumbre de Rome-Chateau, y cuyo ronco estampido, repetido de peñasco en peñasco por el eco en aquellos montes, daba á la fiesta un aparato verdaderamente suntuoso y regio, á la par que fantástico. Como el tiempo se presentara aquellos dias revuelto y lluvioso, los Ingenieros de la empresa, levantaron una magnífica tienda de campaña, sólida para resistir los embates del vendabal, é impermeable para ponernos al abrigo de la lluvia, capaz para una mesa de 150 cubiertos , pues á los individuos de la Sociedad, se hablan agregado muchas otras personas, y los representantes del Creusot, á quieneg habia también que obsequiar. Vistosos y abigarrados gallardetes, adornaban la tienda, y un poco más allá al borde de un abismo, se ostentaba un gran rótulo que decia; « El Creusot á la Sociedad geológica de Francia.» El almuerzo fué verdaderamente regio, por el número y variedad de manjares, por la riqueza y magnificencia del servicio y el esquisito gusto con que estaba adornada la mesa. Una particularidad digna de notarse fué el anunciar el estrépito del cañón, cada nuevo plato que se nos servia; produciendo como era natural en nuestro ánimo, una impresión agradable y bien distinta

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por cierto, de la que debe causar en el campo de batalla. Excusado es decir, que el banquete terminó en medio de la mayor espansion y alegría, con el complemento de los correspondientes brindis, en los que la gratitud á la poderosa Empresa á la que tantas atenciones debíamos, confundíase con los más fervientes votos por el porvenir de la ciencia, y de la patria, allí donde diríase que los desastres de la guerra última han despertado con más vigor que nunca, los amortiguados sentimientos de patriotismo que tanto engrandecen á las naciones.

Terminado el almuerzo, bajamos de nuevo á Mazenay, dirigiéndonos luego á Nolay, no sin visitar algunas otras galerías de explotación de hierro, admirando de paso los magníficos y grandiosos aparatos para la extracción del mineral. A pesar de la lluvia, preferí emplear aquel tiempo en buscar fósiles en las escombreras donde no escasean, recogiendo bastantes objetos curiosos. En Nolay visitamos las canteras abiertas casi dentro del pueblo mismo, en los horizontes inferiores del terreno liásico; habiendo visto también en casa del Farmacéutico señor Remond objetos muy curiosos, entre otros varios huesos de elefante fósil, encontrados en la formación diluvial del cuaternario, en una grieta abierta en el horizonte jurásico indicado, en la cantera más inmediata al pueblo. Por último, ya de noche, tomamos el tren que nos condujo á-Autun, donde la Sociedad había de continuar sus investigaciones.

El 28 de Agosto, destinóse á visitar la localidad de Cussy en el Morvan, saliendo de Autun á las seis y media de la ipañana, y explorando en primer término una localidad muy interesante llamada la Petite Verriere, donde el Sr. Champeaux explotaba á la sazón con destino al Creusot, la fluorina ó espato flúor, cuyo filón de un metro próximamente de espesor, ofrece todas las condiciones apetecibles para confirmar la teoría hidro-termal, que hace intervenir las aguas minero-termales en la formación de la mayor parte de las sustancias metálicas y pé-

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treas, que como accidentes se encuentran en muchos terrenos. Arma el filón de la Petite Verriere en el pórfido antracífero tan abundante en aquella comarca; roca curiosa en la cual según uno de los geólogos del país que nos acompañaba, suele encontrarse á veces la antracita misma, como para justificar el adjetivo con que se le designa-

Una grieta de la anchura ya indicada, y de una longitud considerable con dirección N. O. 20." á S. E. 20.° abierta en el mismo pórfido, en cuyas paredes se presenta este con señales claras ó indubitables de la acción del agua termo-mineral, contiene el filón de espato-fluor, acompañado , con frecuencia de bastante hierro y cuarzo; y en condiciones tales de estructura cristalina y concrecionada, que á primera vista asalta al ánimo la idea de la intervención del agua mineral en el proceso de todas las sustancias allí contenidas; idea en la que convinieron todos los allí presentes, y en especial el distinguido Profesor de Geología de Grenoble Sr. Lory, cuya opinión por lo respetable y autorizada exploró en aquel momento, teniendo la satisfacción de oír de sus labios el más completo acuerdo con el concepto que de aquel hecho geológico tenia de antemano formado.

La Fluorina ofrece en dicho punto la mayor variedad posible de colores, azul, blanco, morado, verde, etc., la estructura dominante es la concrecionada, dispuesta en capas cristalinas, cuyos diferentes matices en un mismo ejemplar le comupican un aspecto sumamente agrada-hle, á la par que instructivo; ya que meditando un poco se echa de ver, que los variados matices que ofrece el mineral, claramente indican la intervención de distintos óxidos metálicos como sustancias colorantes. Otras veces preséntase cristalizado el espato-fluor, apareciendo coa frecuencia cubiertas las caras de los cubos, de una ligera capa de cuarzo, llevado hasta allí sin disputa alguna, por las aguas minerales. El hierro oligisto y la barita sulfatada , ésta no tan frecuente, se presentan en ciertas cavidades , cristalizada la última, y en láminas ú hojuelas aquél.

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Todos estos accidentes que tanto llamaron nuestra atención en la Petite Verriere, puede decirse que reproducen lo que ya en 1858 habia manifestado el Sr. Daubrée, en el Boletín de la Sociedad Geológica de Francia, en una Memoria titulada « Relaciones entre las fuentes termales de Plombieres y los filones metalíferos,» en la cual el eminente geólogo se expresa en estos términos: créese que la formación de la mayor parte de los criaderos metalíferos y muchas manifestaciones del metamorfismo de las rocas, pueden atribuirse á la acción de las aguas termo-minerales; inducción con la que concuerdan confirmándola, las experiencias sintéticas de laboratorio; siendo en puridad objeto de preferente atención para el geólogo, el estado actual de las fuentes termales, su relación con las dislocaciones del terreno, la naturaleza de los depósitos que pueden producir á la superficie y en las profundidades, y por último, las acciones químicas que ejercen con frecuencia sobre las rocas inmediatas. Partiendo Daubrée de este principio, que más tarde sirvió de base para establecer la teoría hidro-termal, claramente expuesta por Mr. Lecoq en su famosa obra. «Las aguas minerales en sus relaciones con la Geología,» al tratar de los filones de espato flúor, dice, esta sustancia encuéntrase en masas laminares; el color varía del verde al violeta en el mismo ejemplar, pasando con frecuencia á un gris vid-leta: la estructura en fajas paralelas con las paredes del filón, es evidentemente resultado de concreciones sobrepuestas. En muchas geodas, la fluorina ha cristalizado en cubos grandes, tapizados de una capa extremadamente delgada de cuarzo en pequeños cristales, de un modo análogo á lo que se observa en los criaderos del condado de Derby en Inglaterra. A veces los cristales afectan la forma de cubos truncados en las aristas, y accidentalmente en dodecaedros romboidales, en cuyo último caso la superficie se presenta rugosa y como cariada; obsérvase también que casi siempre el espato-fluor de Plombieres, es sumamente frágil.

45 Hemos apuntado todas estas particularidades, obser

vadas por el eminente Profesor de Geología del Jardín de Plantas, por coincidir exactamente con lo que nosotros vimos en la Petite Verriere. Lo que tal vez por falta de tiempo, no pudimos observar, pues la fatídica bocina de Mr. Didelot nos llamaba á cada momento, fué la existencia en el espato-fluor de lo que vulgarmente se llama jabón mineral, ó sea el liidro-süicato de alúmina, por otro nombre Alloysita, encontrada por Daul)rée en los filones de fluorina oscura de Plombieres, y que según el mismo, guarda mucha analogía con la Nontronita y Alloysita de las arcosas de la Francia central, que muy á menudo búllanse asociadas como la de Plombieres, al jaspe y espato flúor de los filones.

También guardan mucha analogía las alteraciones del pórfido en que arma el filón de la Petite Verriere, con las que ofrece el granito de Plombieres; el cual, según el Profesor indicado, unas veces se presenta incoherente y arenoso , al paso que otras aparece impregnado íntimamente por los elementos de los filones; observándose que el cuarzo y el espato flúor, forman una especie de plexo de pequeñas venas y nodulos, como si se hubieran extravasado en la roca próxima, cuya descomposición previa permitió su penetración. Muchas de estas alteraciones presenta el pórfido de la Petite Verriere; el cual se ostenta profundamente alterado, friable y hasta arenoso en algunos puntos y cuarteado, revistiendo formas poliédricas en otros. Recogidos aquellos ejemplares que creímos podrían ofrecer interés tanto del filón, como de la roca en que arma, bajamos hasta el fondo del valle, por donde pasa la carretera, donde encontramos los carruajes que nos habían de llevar á Cussy, yendo á pié hasta el punto llamado Vacheron, para estudiar la caliza carbonífera en contacto con un pórfido eurítíco, muy alterado. A propósito de este pórfido granitoideo verde, suscitóse una controversia entre el Sr. .Delafond, que lo considera como roca eruptiva dispuesta en forma de filón, inyectado en las pizarras car-

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boníferas; y otros geólogos, entre ellos el célebre micró-grafo Sr. Miguel Levy, que lo cree más bien como fragmentos sueltos de toba porfídica antracífera, mezclada con las pizarras por la acción producida por las fallas, allí muy numerosas.

Aquél hizo notar á la Sociedad la circunstancia de que en algunos puntos visitados la masa del pórfido se halla como soldada bruscamente con las pizarras, imitando el aspecto de un verdadero filón; á lo cual objetó Levy, que las aparentes salbandas no son paralelas, según debieran, sobre todo, tratándose de un grosor insignificante, pues mientras una de las caras se dirije de N. 63." E., la otra sigue el rumbo N. S. En el mismo punto vimos una vena de granulita sonrosada, de unos 15 centímetros de espesor, que corta las pizarras, y cuyo origen eruptivo posterior á éstas fué reconocido unánimemente.

Hecho este reconocimiento, regresamos á Cussy, continuando la correría después del almuerzo, sobre el propio pórfido objeto de la controversia, alegando Levy en pro de su opinión, la circunstancia de afectar la roca el aspecto de fajas, y la muy atendible de hallarse intercalados en su masa algunos elementos cloríticos y como pi-zaiTCños de la naturaleza de todo lo que la rodea: ¿no podría ser esto efecto del metamorfismo que Cotta llama everso, en virtud del cual la roca atravesada por la eruptiva comunica á ésta algunos de sus caracteres de composición y estructura? el problema quedó por resolver, necesitándose para ello un estudio más detenido.

En lo alto del monte de Cussy examinamos una eurita roja de aspecto algún tanto oolítico, la cual según resulta de los estudios hechos con anterioridad por Levy, ofrece examinada con el microscopio, todos los caracteres de una miícro-pegmatita estrellada con glóbulos de extinción. No lejos de la anterior vimos también un pórfido rojo con grandes cristales de cuarzo bipiramidal, y otros de notable tamaño de feldespato, habiendo recogido de una y otra algunos ejemplares.

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M.ás allá de la cumbre del monte de Cussy, en la vertiente opuesta, aparece la caliza azulada que se explotaba para fabricar cal, y que se considera como carbonífera, conteniendo en su seno muchos restos áe Encrinites y en la cual el Sr. Collenot habia encontrado años atrás un Lojjhophyllum. En algunos puntos esta caliza toma el aspecto de brecha, merced á la penetración en su masa de fragmentos de la pizarra verde.

De regreso á Autun la Sociedad examinó las antiguas explotaciones de carbón en el sitio llamado puente sobre el Vesvre, donde el combustible hállase mezclado con los detritus de la roca verde, y de una eurita cuarcífera con pequeños cristales de pinita.

El Sr. Hallada, y mi hermano más directamente interesados en el conocimiento de aquel centro minero, visitíironle detenidamente, mientras yo recorría el terreno que suministra las pizarras, curiosas por más de un concepto, ya que en ellas se encuentran variados peces fósiles, y un número extraordinario de Coprolites, cuya verdadera procedencia aún se ignora. '

Recogimos muchos ejemplares de todo esto, examinamos la sobre-posicion del terreno pérmico respecto del carbonífero, que en aquellas canteras aparece clara, y satisfechos del resultado de esta jornada, nos dirigimos á Autun, á donde habían ya llegado nuestros compañeros, en especial el Presidente, Vicepresidente y Secretarios, para preparar la sesión literaria que aquella noche habia de celebrarse en la casa de la Villa.

A las ocho en punto abrióse la sesión bajo la presidencia del Sr. Jutier, adornando la mesa dos ejemplares: el uno, de espato-fluor en hermosos cristales seudomorficos de la caliza, y el otro, un Ammonites Buklandi de dimensiones verdaderamente extraordinarias. Leída y aprobada el acta de la sesión anterior, concedióse la palabra al autor de esta imperfecta reseña, para dar cuenta de dos hechos importantísimos, relacionado el uno con la Geología de la América del Sur, propio el otro de nuestro suelo.

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Sabido es que la sílice disuelta ea grandes cantidades eu el estado que los químicos llaman naciente, intermedio entre una combinación química de que formaba parte, y de la que se desprendió por la influencia de afinidades distintas, y una composición nueva, hállase en los centros volcánicos llamados gueiseres, en Islaudia en la región Montana de la América del Norte, y en Nueva Zelanda y que en concepto de respetables autoridades científicas, semejante estado es debido á las elevadas temperaturas y considerables presiones que allí actúan.

También están acordes los hombres más competentes, en asegurar que en los tiempos que precedieron á los actuales, la sílice disuelta en las aguas fué mucho más abundante , si se atiende al considerable número de rocas y minerales cuarzosos, que sobre todo en los terrenos antiguos predominan, y las que sin ser silíceas participan de este carácter por la impregnación, que en algunos puntos fué tan completa, que llegó hasta la sustitución total por la sílice de los primitivos elementos constitutivos de las rocas. Una de estas metamorfosis muy notables la encontramos en las calizas lacustres terciarias mioce-nas de Auvernia, en las cuales, no sólo se convirtieron en sílice los fósiles animales y vegetales que en su seno se encuentran, sino que la caliza misma, á medida que nos aproximamos á los puntos por donde aparecieron las aguas minerales, están más impregnadas de sílice, llegando á constituir verdaderos pedernales. Otro ejemplo análogo á este merece citarse, y es la fosforita de Belméz, mineral que hasta tal punto toma el aspecto concrecionado de muchas calcedonias y de otras rocas silíceas, de cuya naturaleza participa, que el más experto pudiera equivocarse , llegando al punto de no fosforecer, si bien es cierto que esta circunstancia depende de muchas otras causas.

Fácilmente se comprende que no había de permitirme ofender la ilustración de la Sociedad geológica de Francia y de los individuos congregados en Autun, discurriendo sobre un asunto como éste, sobrado conocido de

49 todos, pues en ello estaba también interesada con la mía la honra patria. Atento, pues, á ésta y al deseo de contribuir con mis escasos conocimientos á los progresos científicos, di cuenta en aquella sesión del estado naciente de la sílice á la temperatura y presión ordinarias, seg'un se observa en el Uruguay, en el rio Negro, en el Catalán y otros afluentes de aquella gran arteria de la América meridional, hecho curiosísimo, que no he visto indicado en ninguna obra de Geología, y que considerándolo con harto fundamento, no sólo como nuevo, sino como muy trascendental, consúltele antes con los geólogos más distinguidos de la reunión extraordinaria, los cuales, concediendo al hecho toda la significación que tiene y manifestándome con franqueza que les era desconocido y hasta negando alguno de ellos su existencia, invitáronme á que comunicara en la sesión los fundamentos en que yo me apoyaba para hablar con tanta seguridad. «El Museo de Historia Natural de Madrid posee, y yo también tengo la fortuna de que figuren en mis colecciones, las piezas justificativas del hecho geológico que en breves palabras expondré á vuestra consideración; ejemplares que por su rareza y facilidad en destruirse no me he atrevido á traer, pero que estoy seguro hubierais gozado en contemplarlos, relacionándolos con la causa á que deben su existencia. Son estos objetos varias incrustaciones silíceas de forma y aspecto muy variado, entre las cuales figuran en primera línea las calcedonias, llamadas enhídricas por Hauy, por conteneren su interior una cantidad considerable del propio líquido, el agua, que contribuyó á formarlas. Presén-tanse estas calcedonias, untífe veces de forma elíptica y casi esférica otras, imitando en apariencia á un canto rodado, trasparente, de paredes delgadas, de estructura concrecionada muy agradable á la vista, dejando en su interior una cavidad más ó menos grande, ocupada por el agua, que se mueve fácilmente, impelida en gran parte por una porción de aire que quedó encerrado, y produciendo cierto ruido, cuando se la agita con más ó meaos

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50 fuerza. Para comprender el procedimiento de que se vale Naturaleza para la formación de tan singulares objetos, sería menester visitar su yacimiento en las orillas de aquellos rios, cuyas aguas, llevando una cantidad considerable de sílice en disolución, dan origen especial á las calcedonias, cuya agua-matriz queda encerrada. Otras veces, la sílice penetra en el interior de los troncos y ramas de árboles , hasta el punto de desalojar por completo la materia de su constitución orgánica, subsistiendo sin embargo su verdadera textura célulo-fibrosa, es decir, en otros términos: que no son sólo meras incrustaciones ó revestimientos externos de los objetos que las aguas encuentran á su paso, sino verdaderas metamorfosis de la materia, y hasta sustitución completa de la orgánica por la inorgánica , como sucede en muchos casos de fosilización de loa seres antiguos, en algunos los cuales la sílice ha ocupado el lugar de la materia orgánica.

Los preciosos ejemplares del Museo de Madrid proceden los unos de donativos y los otros por compra de las colecciones recientemente adquiridas por el Estado de la viuda del malogrado general de Marina Sr. Lobo. Los mios los debo á la generosidad de mi amigo Sr. Barrial Posada, entusiasta español residente en Montevideo, á quien soy deudor, no sólo de los objetos, sino también de la mayor parte de las noticias que tengo el honor de comunicar á la Sociedad, y de muchas otras referentes al hallazgo de esqueletos de Megaterio, de Mylodon, Glyptodon ó Schitzopleurum y otros grandes mamíferos, característicos de la fauna cuaternaria de aquella comarca, de cuyos objetos mandóme hace dos años tres grandes cajones. Espero que me remita también una cantidad suficiente de agua de aquellos rios, para ver si el análisis puede dar alguna luz acerca de esta especie de paradoja químico-geológica , hallándose según él mismo la sílice en tal cantidad disuelta en aquellas aguas, que hasta los huevos y la carne que suelen caer en el rio se petrifican. Es cuanto referente á este hecho curiosísimo tenía que comunicar á la

* 51 Sociedad; pero ya que estoy en el uso de la palabra, habrá de permitirme que moleste por breves instantes su atención acerca de otro hecho geológico, que ciertamente no le cede en importancia, bajo el punto de vista científico; en lo industrial la tiene de seguro infinitamente mayor.

Trátase señores de un criadero de kaolin ó tierra de porcelana, que en mi concepto y á juzgar por lo que acerca de esta piedra se ha escrito, no tiene rival en el mundo; situado en término de San Martin de Montalban en la parte meridional de la provincia de Toledo, donde se encuentra muy desarrollada la formación granítica compuesta de granito tipo, de pegmatita, petrósilex, sie-nita y muchas otras rocas hidro-termales. La montaña del kaolin, de bastante altura y extensión horizontal, ofrece en la parte alt/a ó en la cima, claros vestigios de las canteras de donde se sacó toda la piedra para el famoso castillo de Montalban, inmensa y á la sazón inespugnable fortaleza, levantada por D. Pedro I de Castilla y que aún se conserva en bastante buen estado.

La piedra que sirvió para la edificación de aquella suntuosa fortaleza, es la pegmatita sonrosada, muy agradable á la vista, no sólo por su color, que indica ya un principio de descomposición, sino por los hermosos cristales de feldespato que salpican su masa; algunas veces suele presentarse también la variedad gráfica ó escrita; aunque por lo común, la estructura es granuda, como acontece en'la mayor parte de los granitos. Las canteras, hállanse abiertas en la cumbre del monte; pero á muy pocos metros de profundidad, nótase un cambio tan completo en la estructura y coloración de la roca, que á primera vista, podría creerse que eran formaciones distintas; sin embargo, no sólo no hay solución de continuidad, sino que la naturaleza de aquella es idéntica, notándose tránsitos insensibles de la roca apenas alterada cerca de la superficie, hasta donde sólo presenta una masa blanca como la nieve, de feldespato completamente descompues-

52 to, con algunos gi-auos de cuarzo, hojuelas de mica blanca algo alterada, y cristales de feldespato al parecer intactos , blancos también, pero que al menor contacto se reducen á polvo. Es, pues, este criadero por muchos conceptos singular, por cuanto las reacciones químicas que redujeron la pegmatita al estado en que hoy la vemos, obraron de tal modo, que los elementos constitutivos de la roca ocupan hoy el mismo lugar que antes de ser atacada; no pudiendo explicarse esta singular metamorfosis, por agentes que actuaran de arriba abajo, supuesto que en los pozos abiertos en la falda de la montaña se nota, que á medida que se desciende, más completa es la descomposición. Hé aquí de consiguiente, un caso notabilísimo, de kaolinizacion debido á causas subterráneas, ó sea en mi concepto, á grandes corrientes ó emanaciones de ácido carbónico, el cual penetrando en la roca de abajo arriba, fueron descomponiéndola paulatinamente, dejando á los elementos constitutivos de la pegmatita, en el mismo sitio que ocupaban antes. De haber producido este resultado el ácido carbónico y demás agentes atmosféricos, fácilmente se comprende, que la mayor descomposición, se presentaría en la superficie, no siendo fácil que penetrara á grandes profundidades, como se observa en la descomposición de todas las rocas.

Si tal es la causa verdadera de la kaolinizacion de San Martin de Montalban, preciso es confesar que hubo de verificarse el fesómeno en vasta escala, en el territorio de la provincia, donde se encuentran algunos otros criaderos, siquiera de menor importancia que el citado, y en condiciones algún tanto diferentes; asi por ejemplo en la dehesa de Montalban, encuéntrase la tierra kaolinica en fragmentos y también cementando varios cantos rodados de cuarzo, grava y arena, dando origen á una formación de acarreo moderno, que quizás guarde mucha ana-logia con la citada por el Sr. Arcelin en la arcilla de Silex de los alrededores de Macón. En muchos otros puntos de aquella parte de la provincia, observanse á larga dis-

b'S

tancia manchones blancos, que deben probablemente referirse á otros depósitos de kaolín, que minuciosas exploraciones geológicas, pondrán sin duda de manifiesto.»

Concluido mi discurso, el Secretario Sr. Didelot, dio cuenta del resultado de la correría por territorio Mazenay con cuyo motivo renovóse la discusión acerca de la arcilla con pedernales; á la cual, el respetable Sr. Lory niega el carácter glacial en razón á que los materiales acarreados por la nieve perpetua durante el período cuaternario, formaron en los alrededores de Lion, y en el bajo Delfinado, un inmenso dique de más de 400 metros de altura, el cual impidiendo él curso normal de las aguas del Saona, determinó la formación de un vasto lago, limitado por los terrenos cretáceo y jurásico de la comarca, cuya descomposición en el yacimiento propio de las rocas, podría explicar mejor que otra teoría cualquiera el curioso depósito de arcilla, que tanto preocupa á la Sociedad, debiendo atribuir la conservación de los pedernales y de los nodulos silíceos á su propia naturaleza, mucho más resistente , como es sabido, que los materiales arcillosos, arenáceos y calizos.

Esto no obstante, el Sr. CoUenot insistió en asegurar que si el depósito arcilloso no es resultado directo de las nieves perpetuas, puede decirse que intervino en su formación el elemento glacial; fundándose para ello, en la existencia de cantos erráticos en la Bresse y en el Morvan.

Después el Sr. Collot dio cuenta de la correría á Cussy que queda descrita, y el resto de la sesión invirtióse en oir el respetable parecer de los Sres. Gaudry, Lory, y otros acerca de los fósiles encontrados en las cavernas de Santenay.

Entre las cavernas de la montaña de Santenay la llamada de la punta del bosque, dijo Gaudry, es en puridad la que ofrece mayor interés por los restos fósiles que encierra, y son los siguientes: Felis spelaea y F. linx; Canis lupus, muy abundante y C. vulpes; Ursus, intermedio entre el spelseus y el ferox, á juzgar por los

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huesos que existen en el Museo de Loydreau, procedentes de la cueva de San Juan, pues en la otra no se ha encontrado esta especie. Meles taxus, Lepus timidus; Rhinoce-ros Merkii; Sus scropha; Equus caballus, muy parecido al robustus descubierto en Puy del Velay; un bóvido de la talla del Bos taurus, sin poder precisar si pertenece al Bisonte; Cervus elaphus, raza común y C. canadensis.

La gruta de San Juan ofrece condiciones muy diferentes respecto de la anterior, ya que en vez de afectar la forma de grandes grietas verticales é inhabitables, presenta una galería horizontal, que probablemente sirvió de guarida al oso de las cavernas, á juzgar por los numerosos restos encontrados; lo cual no impide el que pueda ser contemporánea, en vista de que las exploraciones llevadas á cabo por el Sr. Hamy, han dado por resultado el encontrar las mismas especies.

La caverna de S. Antin situada en la vertiente N. ó sea la opuesta al sitio que ocupan las anteriores, pudiera muy bien pertenecer á otro período.

En su interior hánse encontrado restos del gran oso, del caballo, de elefante, rinoceronte y toro; las enormes astas de Cervus megaceros que posee Loydreau, fueron halladas por este en capas arenosas fuera de la gruta.

Hecha esta rápida enumeración de los tesoros en aquellos antros terrestres encontrados, el Sr. Gaudry fundado en la ninguna intervención que tuvo en ello el hombre , atribuye el amontonamiento de tantos restos de mamíferos fósiles á la acción del agua líquida, y quizás mejor aún, á la de las nieves, coincidiendo con el desarrollo de los glaciares de los Alpes, los cuales extendiéndose hasta Lion , hubieron de modificar las condiciones de la cuenca del Saona, según los estudios hechos sobre el asunto por el Sr. Lory. Discurriendo después el insigne Profesor, acerca de la época á que pudiera referirse este depósito, notando la diferencia que se advierte entre su fauna y la de Solutré y de la gruta de GermoUes, dada á conocer por los Sres. Meray y Chabás, y apoyado en la ausencia

55 de restos humanos j de su industria, se inclina á considerarlo contemporáneo del gran periodo glacial dicho Boulder-clay, como habia supuesto respecto del yacimiento de Sainte Suzanne en el Departamento de Mayenne.

En las inmediaciones de Santenay, añade Gaudry, existen testimonios de formaciones fosilíferas aún más antiguas, á juzgar por los fósiles que hemos tenido el gusto de ver en las colecciones de Mr. Loydrean en Chagny, quien en 1867 encontró junto á la actual estación de la •via férrea en un depÓMl plioceno hermosos dientes molares de Mastodon Boraoni y Arvenensis, una defensa casi recta de 2,30 metros de largo, que pudiera muy bien atribuirse á esta especie, y molares de Equus Stenonis. Allí mismo hemos reconocido dientes de Elephas meridionalis, y otros parecidos al primigenius por lo apretadas de sus láminas de esmalte, encontrados ála distancia de 100 metros del otro yacimiento y en análoga formación.

Estas atinadas observaciones del Profesor del jardin de plantas, recibieron la más completa confirmación del señor Lory de Grenoble, en los siguientes términos: sabido es, señores, que en el comienzo del periodo cuaternario, las nieves de los alpes alcanzaron en extensión y altitud un desarrollo tan extraordinario, que llegaron hasta Bourg en el S. de la Bresse, á 400 metros de altura, lo cual produjo un obstáculo tal, que las aguas del rio de este nombre hubieron de formar un gran lago, del cual emergían tan Bolo los puntos altos de la comarca, y entre ellos la montaña de Santenay, á donde se refugiarían sin duda alguna, los mamíferos habitantes de la llanura, que sorprendidos ó su vez por grandes nevascos y lluvias, debieron ser sumergidos en las grietas verticales de la cueva dicha de la punta del bosque, á donde las aguas, hubieron de acarrear al propio tiempo los detritus de la descomposición química ó mecánica de las rocas constitutivas de la meseta. Las sales calizas precijpitadas por el carbonato amónico, producto de la descomposición de las materias orgánicas, dieron como resultado el cemento calizo que forma aquella

56 Tjrecha huesosaque todos hemos podido examinar. No hay, pues, necesidad de admitir la existencia de glaciares en territorio santenense para explicar la existencia y formación del depósito de dichas cuevas, ya que esto implicarla contradicion con el carácter más bien meridional, que ofrece dicha fauna. A este propósito, y como quiera que el señor Lory neg-ara la existencia de grandes glaciares en territorio de Santenay y en el Morvan, CoUenot acérrimo partidario de esta teoría que en su sentir explica la formación de la arcilla con pedernales, insistió en aducir nuevos datos que confirman la existencia de dichos glaciares; pero aquel razona de muy distinta manera para darse cuenta de la presencia de lo que CoUenot llama cantos errantes y otras manifestaciones glaciales.

Terciando en el debate el Sr. Beaudouin como para quilatar la importancia de los hallazgos hechos en las cuevas de Santenay, para lo cual presentó un estudio comparativo entre esta localidad y otra llamada Balot, distante sobre 100 kilómetros de aquella, en el doble concepto de la naturaleza geognostica y paleontológica del terreno jurásico, y de la fauna cuaternaria que encierran las cuevas de Santenay y de Balot, atribuye-la formación de ambas brechas huesosas á las extraordinarias inundaciones ocurridas durante el gran período glacial.

Por último, el Sr. Eosemont gran partidario de la teoría pluvial y del diluvio, preferible en su sentir á la glacierista, cuya influencia para darse cuenta de ciertos hechos geológicos supone deberse relegar al período plio-ceno, se complace en la intervención que se dá al agua líquida y á las lluvias torrenciales para explicar el relleno de las cavernas y la formación de las brechas huesosas que ocupan su interior, á cuyo fin expuso consideraciones por todo extremo atinadas.

Discutida y hasta cierto punto resuelta cuestión tau importante, cúpome la honra de hacer de nuevo uso de la palabra con el doble fin de oponerme á la idea emitida por algunos de la existencia de los glaciares y su grande ex-

tensión durante el período terciario, por hallarse este supuesto hecho en contradicción con el carácter de la fauna y flora características de dicha época terrestre, y de expresar mi deseo de que se reuniera en París con motivo de la Exposición Universal anunciada para 1878, un Congreso geológico internacional, encargado de uniformar el lenguaje científicio, cuya arbitrariedad todos deploramos.

Al día siguiente 29 de Agosto, salimos á las seis y media de la mañana con tiempo lluvioso, como casi todos los días, pero sin hacer caso de la lluvia, dirigiéndonos á Muse; pasando antes, por el llamado campo de la justicia, á un cuarto de legua próximamente al N. E. de Autun, asi llamado, por el sitio donde en otros tiempos se ejecutaba á los criminales; y en donde vimos en una excavación previamente practicada para mayor facilidad, el tronco de un vegetal fósil llamado por Brongniart psaro-nius, completamente convertido en sílice, de 4,12 metros de largo y 0,70 de ancho, perteneciente al terreno carbonífero ó á las pizarras del pérmico: encontrábase escasamente á un metro de profundidad del suelo, lo cual significa ó que las pizarras están allí muy someras, y que resistió á la erosión del terreno, ó que había sido transportado desde corta distancia, siendo resto de algún tronco de mayores dimensiones, como lo acreditaban los numerosos fragmentos que encontramos en los alrededores.

Ocupados estábamos mi hermano y yo, en recoger ejemplares, mientras el Sr. Gaudry daba instrucciones para sacar el "íronco entero, y moldearle en caso de necesidad para llevarlo á Autun y á París, cuando acercándose un respetable anciano, que después supe se llamaba el Sr. Roy, dueño de una fábrica de petróleo situada en frente del campo de justicia, quien con delicada galante-na me dijo, que no me cansara en buscar ejemplares, pues él tenía y ponía á mi disposición muchos y buenos; desistí pues en vista de este espontáneo ofrecimiento, y diríjiéndonos ambos á la fábrica, en su gabinete particular tomé algunos de los tan galantemente ofrecidos.

58 Antes de pasar adelante, importa decir algo acerca de

la naturaleza de estos restos vegetales, cuya conversión en silice, permite felizmente el poder hacer preparaciones .microscópicas, á favor de las cuales se ha esclarecido mucho en estos últimos años el conocimiento de la flora de tan remotas edades.

Según Grand-Eury y Renaud, grandes autoridades en la materia, esta flora no es tan sencilla y uniforme como se creia vulgarmente obedeciendo á las exigencias de determinadas teorías, presentando muchos tipos de organización superior, no tan solo de coniferas, sino hasta de verdaderas plantas dicotiledóneas, como lo acreditan diversos restos de tallos y hojas, y sobre todo los frutos y se millas que en abundancia se encuentran en aquel terreno; pero concretándonos álos restos de vegetales fósiles de los alrededores de Autun, según Brongniart pertenecen á dos familias distintas á saber; coniferas las unas, y las otras difieren más de las plantas actuales, siendo muy análogas á las procedentes de Chemnitz en Sajonia. La organización que ofrecen los representantes de esta lUtima familia bastante diferente de las dicotiledóneas, se aparta también no poco de la textura monocotiledon; observándose en los troncos, una parte central formada de láminas sinuosas, plegadas de diversas maneras, á la que se ha dado el nombre de Helmintholites ó Endogenites helminthoides; y otra externa llamada Psarolites ó Asterolites, formada de hacecillos de tubos cilindricos ó elípticos, conteniendo cada tubo délos grandes, gran número de otros, que pueden observarse á simple vista, y formando á veces una pequeña estrella exágona, que se destaca por su color blanco del fondo, que es negro. Brongniart creía poder distinguir por lo menos cuatro ó cinco especies diferentes de las de Chemnitz, asemejándose unas y otras á grandes Licopo-diaceas, tal vez á algunos Lepidodendron, de cuyos troncos al parecer representan la base.

El Sr. Schimper, en su magnífica obra de Paleontología vegetal, coloca estos restos en el género Psaronius

59 de los A. A., siquiera exprese el deseo de llamarlo Psarop-teris, para indicar mejor y de una manera definitiva las relaciones entre estos troncos fósiles y los de los heléchos, asemejándose más en su concepto á las Polipodiaceas y Citaceaceas, que con los Martiaceas y Angiopterideas, á pesar de la gran semejanza que con estas últimas familias conservan, tanto en la estructura de sus raices adventicias, como en la de otros órganos. Según este eminente naturalista, la parte externa de dichos troncos, á la que por su forma y aspecto se ha llamado Psaro-lites, y Asteorolites, no es otra cosa, sino una cubierta radicular, cinco ó seis veces más gruesa en muchos casos que el tronco mismo, que nunca excede de 15 á 20 centímetros de diámetro; indicando el mismo con referencia á Corda, tallos convertidos en sílice, hasta de seis pies de diámetro, con su cubierta radicular. Hállase esta formada de raíces adventicias, conteniendo muy raras veces las partes basilares de los peciolos como con frecuencia se observa en los Heléchos arborescentes de hoy. Estas raíces arrancan de la parte externa del cilindro leñoso, siendo muy delgadas cuando pasan á la corteza, á la que no atraviesan enseguida, sino que descienden obUcua y aún verticalmenté, como se observa en los licopodios, en algunas palmeras, y hasta en ciertas plantas dicotiledóneas, aumentando hacia la parte inferior considerablemente de volumen. Estos órganos adventicios, que recorren el interior de la corteza, vénse entrelazados por un tejido parenquimatoso, flojo y muy delicado, que forma parte de la corteza misma, la cual se desarrolla en razón directa de las raíces adventicias que debe contener.

Schimper entra después en pormenores muy curiosos, acerca de la estructura singular de estos restos orgánicos, que no podemos transcribir dada la índole de esta Memoria ; indica las principales localidades donde se encuentran estos restos, que son Neu-Packa (Bohemia) Chemnitz (Sajonia) Val d'Ajol (Vosgos) Autun, y en general donde la arenisca roja acompaña al terreno carbonífero; ha-

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ciendo notar, sin embargo, que son pocas las especies encontradas en el terreno carbonífero mismo, y ninguna, después del pérmico; de modo que en su sentir, diríase que casi todos estos restos orgánicos son característicos del Rotte-todt-liegendes, ó sea del último horizonte del período paleozoico. Veinte y dos especies con sus variedades, y una dudosa que es el Psaronius Silesiacus de Goeppert y Steudel describe Schimppr, distribuidas en dos secciones; la primera llamada de los Elmintolitos y la segunda de los Asterolitos.

Bastando en mi sentir, estas indicaciones generales, para dar una idea de la importancia de las plantas fósiles encontradas en el campo de Justicia de Autun, proseguiremos la narración de lo que vimos aquel dia. La fábrica del Sr. Roy, fué objeto de una visita detenida por parte de la Sociedad que no pudo menos de celebrar su buena organización, y los procedimientos sencillos á la par que eficaces, para obtener no sólo el aceite mineral ó petróleo del que ee extraen considerables cantidades, sino también el ácido sulfúrico, la parafina y otros productos, no menos importantes. Registramos un poco los montones de pizarras de donde se obtienen en abundancia los indicados productos, recogiendo ejemplares de peces fósiles, aunque no muy bien conservados, coprolitos y otros objetos curiosos; figurando entre ellos, lo que los ingleses llaman Voguet: sustancia negra, muy ligera, de aspecto de aza

bache, y que no es otra cosa, sino petróleo condensado, hasta el punto de suplir en cierta manera la pobreza en aceite mineral de algunas pizarras; entre las cuales se halla como intercalada, formando un horizonte, 'por desgracia no muy considerable.

Mucho se ha discutido acerca de la verdadera posición estratigráfica de las pizarras superiores de la cuenca de Autun, sobre todo, de las que contienen peces, coprolitos y reptiles fósiles de que más adelante hablaremos. Las disputas entre los geólogos, con referencia á este punto, arrancan de 1836, en que reunióse ailí la Sociedad geoló-

61 :gica para dilucidar este y otros varios puntos dudosos. Ya entonces, las opiniones sustentadas por hombres muy respetables, no fueron desgraciadamente unánimes, pues mientras Rozet, Jourdan, Richart y otros, sostenían que pertenecían ú los horizontes inferiores pérmicos, Leymerie y Michelin opinaban, por el contrario, que dicho horizonte correspondía de lleno al carbonífero. Fundábanse los primeros, para colocar en el zechstein las pizarras, que también nosotros visitamos aquel mismo dia en Muse, Mi-Uery, y puente sobre el Vesvre, en las razones siguientes: primera, en no hallarse cubiertas las pizarras por la arenisca carbonífera, según se observa en muchos otros puntos; segunda, en que los peces de dichas pizarras pertenecen á los mismos géneros que los de la Turinjia, y tercera, en que no se advierte enlace entre uno y otro te-'rreno, siendo de parecer el Sr. Rozet que las pizarras por su facies especial, representan una formación independiente , añadiendo que tal vez los troncos silicicados de coniferas que se encuentran entre Muse y Surmoulin, pertenecieran á la arenisca inferior de los Vosgos. Opinión es esta de mucha fuerza, ya que según acaba,mos de indicar, fué confirmado cuarente, años después por la respetable autoridad de Mr. Schimper, y la veremos robustecida por el Sr. Gaudry, fundándose en la naturaleza de los reptiles curiosísimos que en este terreno se encuentran. De manera, que hoy puede considerarse como resuelta la cuestión en favor del terreno pérmico.

Terminada jra la primera parte de la expedición matutina de la Sociedad, subimos á los carruajes, dirigiéndonos á, Muse, donde de antemano se habia dispuesto una explotación en gran escala en el singular horizonte donde se hallan peces, reptiles y coprolitos, con el fin de poder reducir la visita á confirmar el hecho sin perder tiempo en "buscar objetos; hecho lo cual, cargáronse en un carro las pizarras fosiliferas que luego se distribuyeron equitativamente en Autun, entre los individuos de la Sociedad que habíamos contribuido á sufragar los gastos. Calcúlase que

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en Muse y en la localidad visitada por la mañana, las pizarras alternando con bancos de arenisca alcanzan algunos centenares de metros de espesor, con la notabilísima particularidad de que sólo en un pequeño horizonte, grueso como de 8 á 10 centímetros, es donde aparecen los restos orgánicos curiosísimos, pero en número tal . que en todas las hojas de las pizarras existen peces enteros ó parte de ellos, y gran número de escrementos fósiles ó coprolitos.

Ahora bien, ¿qué circunstancias concurrieron en aquel punto para que ni antes ni después del período corto que indudablemente representa la sedimentación del exiguo horizonte de Muse, se encuentren fósiles, al paso que en este son tan abundantes? Ciertamente es este un problema de difícil solución, y que sólo puede comprenderse relacionándolo con un hecho realizado en un tiempo relativamente corto, ora fuese el levantamiento repentino del fondo del mar, ó alguna corriente deletérea en las aguas que hiciera perecer prontamente á todos aquellos seres.

Visto ya tan curioso hecho, regresamos inmediatamente á la ciudad, donde después de almorzar, dedicamos la tarde á la distribución de las pizarras fosiliferas, arreglando muy pronto los cajones de objetos recogidos en los dos últimos dias, y á visitar el Museo del Seminario , y la Exposición de objetos de arte ó industria preparados para la reunión de los Institutos de provincias, que habia de celebrarse allí el 4 de Setiembre. El Seminario de Autun, es un magnífico edificio del tiempo de Luis XIV que tanto por su gusto arquitectónico, cuanto por la belleza de sus jardines, recuerda á Versalles y sus parques; siendo una miniatura de aquel palacio, y de lo que le rodea ; como que sí no es obra del mismo arquitecto, pertenece por lo menos á aquella época. En dicho edificio se da una educación é instrucción completa á los alumnos que siguen la carrera eclesiástica, no limitándose la enseñanza á los estudios teológicos, sino dando también con gran extensión todas las ciencias naturales; y como quiera que este sistema es general para todos los de Francia, resulta

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el clero tan ilustrado que alli existe, no siéndole extraña ninguna cuestión científica del movimiento intelectual de Europa, que más ó menos directamente pueda relacionarse con el dogma, objeto principal como es consiguiente de su misión.

La visita de la Sociedad al Seminario, tenia por objeto, recorrer y examinar detenidamente el Gabinete de Historia Natural, en cuyas colecciones esperábamos con fundamento encontrar objetos dignos de examen; y con efecto, los vimos: pues tanto el actual como los anteriores Rectores y Catedráticos, auxiliados de sus discípulos, han logrado reunir una colección de ejemplares muy notables de Mineralogía, Geología, Paleontología, Botánica y Zoología, de los alrededores de la ciudad, entre los cuales llamó muy particularmente nuestra atención, la serie de fósiles procedentes de los terrenos de la cuenca de Autun; tales como peces, coprolitos, tallos de psaroli-tes y otros muchos que no detallo, por no fatigar la atención del lector.

Del Seminario, dirigióse la Sociedad á visitar las colecciones de arte é industria que habían de exhibirse en la Exposición próxima, entre las cuales descollaba una muy importante de antigüedades romanas, de la ciudad llamada en otro tiempo Auffustademum, de cuya grandeza y poderío consérvanse claros vestigios, así en la Catedral muchos de cuyos materiales y adornos, proceden de monumentos romanos, como en el Anfiteatro del que si')lo quedan algunos restos de antiguas murallas, la puerta de Roma, con cuyos materiales construyóse en tiempo de Francisco I un baluarte y otras muchas antigüedades. Pero lo que más sorprendió á la Sociedad, fué la colección prehistórica recojida en Chassey, por el Sr. Loy-dreau de Chagny, que tantas veces hemos citado. Esta colección, abundante y muy variada, contiene infinidad de objetos de la época neolítica ó de la piedra pulimentada , con restos del periodo anterior; todo perfectamente clasificado, con arreglo á los principios de la ciencia nue-

64 va, y puestos en escaparates de cristal sobre un fondo de color oscuro, para que resaltara más la belleza de los objetos. Eran estos, cuchillos, flechas, hachas y otros útiles de piedra; figurando entre ellos, una serie de instrumentos en cristal de roca, la más numerosa y variada que he visto en los Museos de Europa, circunstancia que avalora el interés de aquella colección, por lo que no me extraña atendida esta especial circunstancia, se hayan ofrecido 80.000francos. Punzones en abundancia, agujas y otros útiles en hueso, y una variada serie de vasijas y otros objetos en barro, completan esta colección, que honra ciertamente al distinguido médico de Chagny.

A las ocho en punto, abrióse la sesión literaria en la casa de la Villa, con asistencia de un público numeroso cuanto escogido. Leida y aprobada el acta de la sesión anterior, el Sr. Jutier, Presidente, dio cuenta de la estructura geológica de la cuenca de Autun, representada en dos mapas en gran escala, en los que se hallan representados los más pequeños detalles de los terrenos, y muy especialmente del carbonífero y pérmico, que tanto interesan á la localidad, por los ricos productos que de el se obtienen. Dada la ilustración y reconocida competencia del Ingeniero en jefe de Minas de aquel distrito, excusado me parece encarecer la importancia de lo que allí expuso el Sr. Jutier, que conoce á fondo la estructura geológica de Autun y sus alrededores.

Terminada la comunicación de Jutier, el Sr. Peílat dio cuenta de los siguientes detalles que ofrece la estructura geognóstica y paleontológica de los horizontes lia-sienses y retienses muy desarrollados en algunos puntos de Borgy, Santenay, etc., siquiera poco conocidos de muchos congresistas.

Las canteras de Borgy hállanse abiertas en el Lias inferior llamado por D'Orbigny sinemuriense, por hallarse muy desarrollado en los alrededores de Semur (sine-muríum en latín), adosado contra materiales batónicos, horizonte del Ammonites arbustigerus, por efecto de una

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falla que se distingue bajando desde el calvario de San-tenay, por el diferente aspecto que ofrecen la topografía del territorio y la naturaleza del cultivo.

Los estudios hechos en Couche-les-Mines y en Nolay me autorizan, añade el Sr. Pellat, á modificar la división del Lias inferior propuesta por Dumortier en la cuenca del Ródano, que era la siguiente:

I Bancos de Ammonites planicosta. Id. de Am. Oxynotus. Id. de Am. Stellaris. Id. de Am. Davídsoni.

i-oaa ae Ammonites Buklaudi.

Pellat forma una zona de los bancos de Belemnites acutus y en consecuencia propone la siguiente división:

Zona de Amm. Oxv-1 Bancos de Ammonites planicosta. notus (2m) ; , j x¿ de Am. Oxynotus.

Zona de B acutus íMn\ I ^^- ^^ ^™- Stellaris. « B. acutus (&ni) j j ^ _ de Am. Davídsoni. ^ona de Ammonites Buklandi (5"»).

Las dos zonas superiores hállanse bien representadas en las canteras de Borgy, aunque sin el tránsito al Lias medio como se observa perfectamente en las de Nolay, donde el horizonte del Am. planicosta hállase cubierto por otro de caliza roja, de grano, fino con el A. armatus, que representa la base de aquel.

La zona del Am. oxynotus está representada en Borgy por un banco de,!" de espesor de caliza parda, terrea y friable, formando más contraste con las calizas negras del Bel. acutus que se hallan debajo, que las del Am. oxy-noíus. Encuéntranse en gran número en dicho horizonte los Am. planicosta y raricostatus, y aunque no tan abundantes existen los Am. clunicularis, jejunus, Nodotianus, Pellati, Pauli, Edmundi, etc. Jamás he visto en dicho horizonte , dice Pellat, el Bel. acutus, y si otros alargados del grupo del B, clavatus; tampoco se encuentra la Gryp/iea arcuata, siendo reemplazada por otras que toman el as-

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66 pecto de la gigantea; la Terebratula numismalis es muy común.

Las calizas que contienen el Am. planicosta pueden, hasta cierto punto, representar por su facies y por la fauna que contienen, el Lias medio en los alrededores de Nancy, y el inferior en Borgoña.

En el horizonte del Am. oxynotus figuran igualmente el Am. Victoris, Aballoeñsis, Buvignieri, Salisburgensis.

La zona del Belén, acutus, caracterizada por los Am. Davidsoni, stellaris, etc., alcanza unos 5™ de espesor, representados por bancos de caliza negruzca y algo amarillenta en los bordes, donde aparecen sobre todo los Be-lemnites y los tallos áe\ Peniacrinus tíiherculatus, hai"to difíciles de extraer de la roca en buen estado.

En esta zona, Dumortier reconoció dos asociaciones diferentes de Am., á saber: en la parte superior los Am. stellaris, obtusus, Eduensis y Birchi; en la inferior los Am. Davidsoni, Hartmanni, resurgens y lacunatus.

La escasez de Grifeas constituye un carácter negativo de importancia, siendo de advertir que las que se encuentran pertenecen á la variedad oblicua de la arcuata.

Por último, en la zona del Am. Buklandi que es la inferior, la Grjphea arcuata abunda extraordinariamente.

En cuanto al examen de la grande y de la inferior oolita de Santenay, el Sr. Pellat se refirió al corte y estudio hecho por Julio Martin que va ya apuntado, y no hay por qué repetir (véase púg. 30), añadiendo tan sólo algunos detalles de escasa importancia, reducidos al hallazgo de algunas especies de fósiles no citadas por aquél.

La cantera de Parnay, visitada el 27 por la Sociedad en las cercanías de Mazenay, ofrece el corte completo del Lias inferior que ha sido trazado por el Ingeniero Poisot, y es como sigue: de arriba abajo caliza roja, parda y friable , 2"; caliza azulada oscura, 5""; otros tres bancos de caliza, I'IO; capas con Grifeas, 4°"; otros de grano fino, 0'30; otros id., 1'50; caliza azulada, 0'25; banco gris ferruginoso con venas de pirita, O'25; caliza gris

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impregnada de hierro, color heces de vino, 0'60; mineral de hierro en la base, O'80; estos dos últimos horizontes representan el piso hetangiense; los otros sobrepuestos, el Lias inferior.

El banco gris ferruginoso es rico en fósiles, si bien raras veces la explotación lo pone al descubierto en Ma-zenay, pero en Drevin, localidad que visitamos el último dia de excursión, dice Pellat haber encontrado en el propio horizonte el Am. Gharmassei, Othostoma Drevainsi y terebrans; el Turbo diadematus, la Plcurotomaria rote-llaeformis, la Phasianella Aeduensis, Lima gigantea, stig-ma y charta; la Perna Pellati, la Ostrea arietis y muchos otros. La Grifea es rara y el Bel. acutus aún lo es más, pues aquel dice no haberlo encontrado. Por la fauna que contiene, y por su facies, dicha capa enlaza el Lias inferior con el piso hetangiense que le sigue en orden descendente. El Am. angulatus falta por ser su nivel inferior, siendo reemplazado por el Charmassei, asociado al Kridion, y á algunos aunque raros, A. Buklandi.

Debajo de dichos horizontes aparecen en el valle de Mazenay en galerías abiertas en dirección de S. Sernin, en la montaña de Rome-Chateau, los llamados hetangiense y retiense, cuyos materiales se hallan en la sigtdente disposición, según Pellat.

0'60 Caliza gris, ferruginosa y fragmentos de limonita... \ 0'80 Mineral de hierrO i ¿ 0'40 Caliza gris, terrea, impregnada en ciertos puntos de I - |

hierro ; B 2 0'40 ídem azulada y negruzca, dura y cristalina I jj o 0-50 ídem cristalina, amarillenta con limonita ] ^ •< 0'70 ídem id., gris algo negruzca ' 0'60 Laumaquela gris amarillenta, pasando por abajo á.\ ^ .

roca arenisca i „ | 0'90 ídem cristalina de color gris claro > ' o 3'50 Margas untuosas, de fractura concoidal, alternando \t,^

con otras grises y duras ' N '

68 Ó'75Pudinga gris de cemento silíceo, con marga verde.

empastada 0'35 Marga verde endurecida ' 0'65 Arenisca amarillenta muy ferruginosa, con margal §

entremezclada I § 1'15 Marg'a negruzca pizarreña ^ g 0'50 Arenisca amarilla ferruginosa 0'60 ídem id. con marga gris \ | f S 0'35 Marga gris amarillenta, arenosa I g 0'40 Arenisca amarilla, de color rojizo en ciertos puntos. | * 0'5ó Marga negra pizarreña : I i g 0'50 Arenisca amarilla, de fractura brillante / [ S,

O'óO Marga gris negruzca, en ciertos puntos gredosa.. 0'45 Caliza gris silícea J „ 0*50 Marga negra f §2 0'20 Caliza gris silícea O'ÓO Marga gris negruzca, dura y « 0'75 Caliza gris silícea con escamas de peces

En la capa superior que cubre inmediatamente al mineral , dice el Sr. Pellat haber encontrado preciosos ejemplares del Am. angulatus, de la Littorina clathrata, Pleuro-tomaria ceepa, y rotellaformis, el Ceriihivm Quinetteum y el Trochus sinistrórsum; añadiendo que si bien suele hallarse alguna Ostrea arcuata, no cree deba referirse como hacen algunos, al Lias inferior, sino al comienzo del horizonte hetangiense.

El banco siguiente que es el que se explota como mineral, pertenece también á la zona del Am. angulatus, siendo algo superior en orden de estratificación al de la localidad de Thostes, no obstante contener algunos fósiles habituales en el horizonte del Am. planorbis. Los principales restos encontrados especialmente en los escombros de irn pozo cerca de Nolay, son los siguientes:

Am. angulatus y liasicus; Turritella Deshayesia; Littorina clathrata; Cardinia concinna; Astarte Guenxi; Plicatula Crucis y Hettangiensis; Harpax spinosus; Pectén naloriensis; Ostrea Hisingeri; Terebratula perforata; Pentacrinus angulatus; etc.

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Continiía el Sr. Pellat la revista de los diferentes niveles del horizonte hctangiense, indicando capa pov capa los restos fósiles característicos y las localidades más importantes , señalando como hecho curioso que las especies del nivel del Am. planorbis son escasas en la localidad de Guenan, en la cual abundan por el contrario, los que acompañan al A. angulatus, que son el Am. Hagenowi— Cypricardia porrecta; Corbula Ludovicse; Pholadomya prima; Lncina circularis; Lima nodulosa y Valonensis; Plicatula intustriata; Avicula iufraliasica; Pectén Pollux y Thiollieri; Mytilus psilonoti; Ostrea Hisingeri ó subla-mellosa, Diademopsis serialis , etc.

Posible sería que en dicho punto se hallaran confundidas ambas zonas del Am. angulatus y planorbis.

Pasando al examen del piso retiense, indica Pellat un horizonte superior de arkosa ó sea, de arenisca de elementos graníticos y estructura basta, llena de dientes de peces,, verdadero Bone-bed de los ingleses, alternando con calizas pardo oscuras, silíceas y algas ferruginosas, llevando muchas Avicula contorta, Gervillia praicursor y diminutas bivalvas, semejantes á las Cardinias y que pertenecen sin duda al género Pellatia.

Hacia el promedio del piso, obsérvase otro nivel de 2"" escasos de grosor, con muchos huesos de Saurios y además Avicula contorta, Myophoria inílata, Gervillia prsecursor y muchos dientes de peces.

En la base, adviértense areniscas rojas ó blanquecinas, ricas en vegetales Clathropteris platyphylla; Avicula contorta ; Anatina pTsecursor; Mytilus minutus y otros; en la parte superior otras areniscas de grano más basto contienen en su propia masa muchos dientes de peces.

Según resulta de los cortes trazados por CoUenot y Martin, la composición geognóstica del piso retiense es tan complexa como variable.

Concluye él Sr. Pellat su interesante comunicación sobre dichos terrenos, haciendo un estudio comparativo de los elementos petrográficos de dicho piso en Mazenay,

Couche-les Mines y otros puntos; siendo lo verdaderamente importante el consignar los fósiles que lo distinguen y son los que quedan ya indicados.

Luego amplió el corte del monte llamado Rome-cha-teau, trazado por el Ingeniero Poisot, para la explotación del mineral de hierro de Mazenay, el cual comprende desde el Gneis rojo y las arkosas, que están sobrepuestas en la última localidad citada, hasta la Oolita inferior, pasando por todos los horizontes liasicos, inferior, medio y superior, perfectamente representados en el concepto paleontológico por los fósiles que contienen.

Indica después la estructura y composición del Lias inferior en los alrededores de Nolay, en cuyas canteras cerca del pueblo se observa lo siguiente:

S Caliza margosa amarillenta con B. cla-VfttUS.

Calizas rojas espáticas con muchas Rhyn-nites clavatus i choaalla variabilis, ,Am. annatus y Be-

V lemnites. Sinemuriensesuperiori Caliza roja, terrea y margas pardas con

zona de Ammonites Am. planicosta. oxynotus ' Caliza roja y gris con Ammonites oxynotua.

El pueblo de Nolay, hállase situado al pié de un monte coronado como el de Rome-Chateau por la caliza de En-trocus. En Cirey dicha caliza alterna con bancos de marga que llevan Pectén articulatus, Ostrea subcrenata, Cidaris spinulosa, cucumífera y otras especies, y el Pentacrinus Bajociensis, etc.

Siguió á este relato del Sr. Pellat, la exposición hecha por Didelot, de las circunstancias que concurren en la estructura geológica de las minas de Mazenay, cuya importancia puede calcularse sabiendo que en el periodo de 16 años han suminitrado 2.848.560 toneladas de hierro. Un hecho curioso y digno de mencionarse, es el que ha revelado el análisis químico del mineral, reducido á que la cantidad de fósforo que este contiene en cantidad por término medio de 12 milésimas, proporcionada á la del hierro, hállase en razón inversa de la abundancia de fósi-

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les, de lo cual deduce aquel, primero que el origen de dicho elemento más que orgánico, es esencialmente mineral , y segundo que el estado en que se encuentra debe ser el de fosfuro y mejor aún, el de fosfo-carbonato.

El anciano y respetable geólogo Sr. Deplaces de Char-masse, propietario, que forma parte de la Sociedad, desde que esta se reunió en Autun en \.° de Setiembre de 1836, leyó una nota muy importante, acerca de los granitos del Morvan; el objeto principal que se proponia, era determinar la edad relativa de aquellas rocas, cuya salida del interior del globo, refiere á tres períodos; el primero que lo supone equivalente al laurentino del Canadá , aunque sin caliza, como la que contiene en América el eozoon; pudiendo hasta cierto punto considerarse, como miffneis de color oscuro; el segundo más moderno, es de estructura porfiroidea; y el tercero el granito común.

Terminada la lectura de esta interesante Memoria, el Sr. Gaudry, después de fijar en el encerado un dibujo en gran escala del Actinodon Frossardi, comunicó á la Sociedad interesantes detalles, acerca de los anfibios encontrados en Muse, Millery y otros puntos de aquella comarca , pertenecientes al terreno pérmico; discurso lleno de interés y que el público oyó con notorio recogimiento, dando asi una prueba más del respeto que le inspiraba la clara y elocuente palabra del Profesor, y el vivo deseo de iniciarse en los curiosos pormenores que expuso acerca de un hecho tan importante. Empezó Gaudry manifestando la notoria importancia del descubrimiento de los batracios, en el período paleozoico ó primario, ya que no conociéndose salamandras fósiles sino en tiempos relativamente modernos, y constituyendo la característica de los terrenos secundarios los grandes y extraordinarios reptiles de organización muy superior á la de los anfibios, advertíase una especie de inversión en el orden natural del desenvolvimiento de los seres, que se oponía á la teoría evolucionista de Darwin, presentándolo como argumento en su favor los adversarios de esta doctrina.

12 Tal es la riqueza paleontológica de las pizarras de

Autun, que el Sr. Gaudry cree firmemente que si alguien se dedicara al examen microscópico del contenido de las tales rocas, de seguro encontraría huevecillos y embriones de pequeños y delicados organismos, revelando de este modo los secretos más íntimos de la vida de tan remotas edades. Hánse, con efecto, encontrado en ellas hermosos vegetales, peces enteros de los géneros Palaeoniscus, y Amblypterus, espinas y aguijones de Pleuracanthus, gran número de coprolitos, y por último, huesos y esqueletos enteros de dos géneros de anfibios, los llamados Actinodon y Protriton (1), descubrimiento este último, tanto más importante, cuanto que si se exceptúa el Aphoelosaurus descubierto en Lodeve por Rouville y Gervaís, aquellos son los primeros restos de esta clase que se conocen procedentes del terreno en cuestión en Francia.

El primer cuadrúpedo, añade el citado Profesor, que se conoció, fué el Archegosaurus, encontrado en Alemania: posteriormente, el Sr. Gervaís en 1859 dio á conocer en la Zoología y Paleontología francesa, el primer reptil paleozoico de la Francia, descubierto por el Sr. Bouville en las pizarras pérmicas de Lodeve, reptil llamado AplicRÍo-saurus Lutevensis por aquél, quien demostró sus analogías con los Saurios. En 1867 publicó Gaudry en los Nuevos Archivos del Museo la descripción del Actinodon Frossardi, y en Marzo de 1875, en el Boletín de la Sociedad Geológica, dio á conocer otro fósil curiosísimo del grupo de los batracios, ó muy afines á eUos, al que llamó Protriton, que quiere decir; primer Tritón, aplicándole el nombre especifico de petroki, circunstancia que recuerda las pizarras bituminosas donde se encuentra, descubierto por primera vez en Muse en 1874, como el Actinodon posteriormente en Millery, á cuatro kilómetros áe Autun, también en píza-

(l) Hace anos tres años se descubrió en el propio terreno de Autun, otro anfibio aun más importante, llamado Sthereorachis por Gaudry.

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rr as carbonosas. Hechas estas indicaciones generales, relativas al hallazgo de tan curiosos objetos, entró el señor Gaudry en pormenores acerca de la estructura y rasgos anatómicos propios de dichos seres, á los cuales considera como representantes del estado fetal de los anfibios; añadiendo que semejantes circunstancias representan, por decirlo asi, el ideal que pudiera desear un evolucionista; frases que no extrañamos en boca del distinguido Profesor, cuyas tendencias darvinistas son bien conocidas. Prescindiendo , sin embargo, de entrar ahora á discutir semejante doctrina, me limitaré á exponer las razones en que aquel se apoya para sostener su tesis. El Prntriton diríase destinado, en sentir de Gaudry, á disminuir la distancia que separa á los anuros de los urodelos, esto es, á los anfibios con extremidades, sin cola ni branquias en el estado adulto, como las ranas y sapos, de los que en su completo desarrollo ofrecen extremidades y cola, y á veces hasta branquias, como las salamandras terrestres y acuáticas ó sea los Tritón, los Axolotes y los Proteus, fundándose para ftUo, en que por su cola muy corta, por el tronco y extremidades , se parecen mucho á las salamandras, al paso que la cabeza se aproxima más á la de las ranas. Insistió mucho el Profesor, en los notables detalles que ofrece el esqueleto , particularmente en la osificación incompleta del cuerpo de las vértebras , dando asi el aspecto á la columna vertebral del notocorda, que representa el estado rudimentario de dichos seres, en la falta de osificación de las epífisis de los huesos de las extremidades, y en el estado cartilaginoso del -carpo y tarso que faltan, y en muchos otros detalles todos los cuales indican, al parecer, un tipo cuya evolución no llegó á terminarse; sospecha que hasta cierto punto confirma la exigua talla del ProtriUm sobre todo, pues apenas mide 1 ó 1 '/t centímetros, no obstante su estado, probablemente adulto, circunstancia que se observa también en los primeros Mamíferos conocidos.

Hecho este examen anatómico, el Sr. Gaudry dice que los fósiles de Muse y Millery, se apartan de las formas

^4

propias de los reptiles carboníferos y pérmicos, llamados ganocéfalos, labirintodontes y microsauros, por carecer de hueso orbitario, y escamoso; por las costillas que son muy pequeñas y encog-idas, por la ausencia del intoster-no, y episterno, por su piel desnuda y por estar un poco mejor osificadas la vértebra occipital y las dorsales. Terminado esto, el eminente Profesor, apartándose algún tanto del parecer de paleontólogos respetables, cree que deben considerarse también como perteneciente al grupo de los anfibios, otros restos fósiles, tales como el Raniceps (Pelion Lyelli) encontrado en el terreno carbonífero de Ohico, por m;'is que no deba confundirse con el Protriton, del que lo separan varios é importantes caracteres. También se inclina á sospechar que debe colocaree muy cerca de la salamandra, y quizás confundirse con el mismo Protriton, la impresión de un pequeño vertebrado, procedente de las pizarras bituminosas de Munster Appel, que exhibieron en la reunión de naturalistas alemanes en Maguncia en 1844, el Profesor Braun y el Doctor Gergens, agregándolo al grupo de las Salamandras; Hermann de Meyer, en su obra intitulada «Paleonthographica,» lo llamó Apateon pedestris, para dar á entender que se habían equivocado en la determinación, pues no otra cosa significa el nombre genérico con que hoy mismo se conoce, siendo de advertir, según Gaudry, que quien se engañó de veras, en el razonamiento en que se apoyaba no obstante su notoria autoridad, fué el Sr. Meyer.

De todo lo cual se deduce, que se encuentran y hasta ahora son conocidos los Batracios del período paleozoico, en Francia, Alemania y Estados-Unidos.

Concluyó su discurso el Sr. Gaudry relatando las particularidades osteográficas del Actinodon Frossardi, encontrado por Frossard en las pizarras bituminosas de Muse en 1867; y cuyos dibujos serviun de ilustración á su razonamiento; empezando por explicar el nombre dado á este singular fósil, que expresa la disposición estriada de los dientes, según revela el microscopio; á diferencia de

lo que sucede en el orden de reptiles más análogos á los Ganocéfalos al llamado Labirintodon por ejemplo , con el cual, sin embargo, conserva mucha analogía el Actino-don y también el Archegosaurus de Goldfus.

A pesar de hallarse completos los huesos de la cabeza del Actinodon, cuyo aplastamiento la asemeja mucho por cierto á la de los batracios, la vértebra occipital falta, por lo menos el cuerpo ó sea su porción basilar, hasta el presente no se ha encontrado. Las vértebras apenas si tienen la parte central ó el cuerpo, en cuyo concepto este anfibio es inferior al Arcliegosacurus; de lo cual deduce Gaudry, que el Actinodon dista mucho de realizar el tipo vertebrado, pues es cosa sabida que según los anatómicos de más fama, comenzando por Carus, el arquetipo de este grupo de animales consiste en considerar los huesos de la cabeza y de las extremidades como meras dependencias ó metamorfosis de la vertebra. Con efecto, pues anticipándose en el orden de su desarrollo los huesos de la cabeza y de los miembros á la columna vertebral, claro está que no pueden en rigor considerarse aquellos como modificaciones de la vértebra, y como quiera que algo parecido á esto se observa también en los primeros peces, de ahí el que Gaudry suponga que así estos como aquellos más bien deben proceder de los invertebrados, que del pretendido arquetipo vertebrado.

A pesar de esto, y para que se vea con cuanta parsimonia debe discurrirse antes de sentar principios atrevidos, bajo la influencia de determinados apasionamientos sistemáticos, recuerdo jque el mismo Profesor enseñándome el año pasado en su laboratorio paleontológico en el Jardín de plantas, el precioso ejemplar de otro anfibio contemporáneo , puesto que procede del propio horizonte en Autun, al que por tener las vértebras completas y sólidas ha llamado Gaudry Stereorachis, me dijo: «hé aquí, amigo Vi-lanova, un anfibio que para un evolucionista como yo, vino demasiado presto »; á lo cual no pude menos de contestar, que aquella espontánea declaración era la mejor

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apologfia que pudiera hacerse de su lealtad y buena fé científica. Ciertamente que necesita el Sr. Gaudry hacer alarde de sus vastos conocimientos, y de las más delicadas sutilezas del preclaro ingenio que le distingue para compaginar la coexistencia de dos seres que según la teoría evolutiva debieran haber aparecido en épocas distintas y bastante distantes, para que el rudimento de vértebra se convirtiera lenta y paulatinamente en vértebra sólida, completa, y de consiguiente verdadera.

Otro tanto tendrá que hacer mi buen amigo en la obra que está preparando titulada, «Encadenamiento de los seres», para pasar desde los anfibios rudimentarios del periodo paleozoico, hasta la famosa Salamandra de Scheu-zer, encontrada por éste en el terreno terciario de Oenin-guen, creida por el mismo como Homo diluvii testis, y designada después por Cuvier con el nombre de Andrias Scheuzeri, pasando por el período secundario ó sea por el Reino de los reptiles como lo llama Quinet por el extraordinario desarrollo y variada perfección que en él ofrecen , sin haber visto hasta el presente ningún anfibio intermedio entre los paleozoicos y los del terciario.

Advierto, sin embargo, que esto nos desvia sobrado de la relación de los puntos culminantes discutidos en Autun, y será conveniente dejar para ocasión más oportuna, aquellas y otras reflexiones que el hallazgo del Protriton y Actinodon y lo dicho por Gaudry nos sugiere: poniendo fin al asunto como lo hizo este Profesor, dÍTÍ-giendo á nuestra vez una fervorosa excitación á cuantos de veras se interesan por este género de disquisiciones, para que no desistan de los laudables propósitos que los animan, de enriquecer por virtud de ulteriores pesquisas, el harto pobre caudal paleontológico que la clase de los anfibios fósiles ofrece.

Terminada esta conminación, el Sr. Delafond leyó una nota acerca de la formación porfídica y los terrenos carbonífero y pérmico de la cuenca de Autun, por todo extremo interesante bajo el punto de vista de la explota--

n cion del combustible, insistiendo de un modo especial acerca de la manera como debe considerarse uno de sus principales elementos geognósticos, á saber; el pórfido granitoideo, algo controvertida su manera de pensar por el Sr. Levy. Cuatro son, en sentir de aquél geólogo los horizontes que representan en aquella comarca el macizo montañoso del Morvan, los cuales según el orden de antigüedad se llaman: 1." pizarras y calizas carboníferas; 2.* pórfido granitoideo; 3." terreno porfídico antracífero (terreno ullero inferior, roca verde de los mineros autu-nenses, arenisca antracítica de Gruner, y pórfidos negros de Charmasse y M. Levy; y 4." pórfido cuarcifero.

De estos cuatro horizontes, el único que motivó serias discusiones fué el del pórfido granitoideo, considerándolo Delafond como verdadera roca eruptiva, según se advierte donde se presenta en masas extensas, siquiera adquiera otro aspecto cuando atraviesa las pizarras verdes del carbonífero, de cuya coloración y hasta casi de la propia estructura participa en gran parte. Añade el distinguido geólogo, que le obligó á darle el nombre con que se designa esta roca, el advertir la analogía que conserva con la así llamada por Gruner en la cuenca del Loira, ambas á dos de la misma época, y su naturaleza acida también; siendo principio generalmente admitido, que dos rocas del propio período y de igual composición mineral, bien sea esta acida ó básica, son idénticas.

Los Sres. Charmasse y Laudriot indicaron en 1845, que la pretendida intercalación de las rocas porfídicas en el terreno carbonífero señalada por Eozet y Jourdan, debe referirse más bien á la modificación producida por emanaciones silíceas en las areniscas y en las pizari^s del mencionado terreno; empero oponiendo razones, á su entender muy valederas, el Sr. Delafond asegura que la capa carbonosa , especialmente la del puente sobre el Vesvre, forma parte del terreno porfídico antracífero y como tal, la cree anterior al ullero de la cuenca autunense.

A continuación pidió la palabra el Sr. Michel Levy,

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distinguido micrógrafo, con obieto de esclarecer la cuestión de los granitos del Morvan, propuesta por el señor Charmasse, alguna de cuyas ideas combatió, apoyado en sus estudios predileptos, llegando ú las siguientes conclusiones ; primera, que la serie de rocas acidas (Granitos y Pórfidos feldespáticos), es continua, y que su naturaleza no ha cambiado bruscamente, de una época á otra; se-' gunde, que existe una relación estrecha, entre la estructura de estas rocas, y el período de su aparición; el cual pueda por consiguiente, determinarse por el miniicioso examen micrográfico, con cuyo motivo recomendó eficazmente estos indispensables estudios.

Pasó luego el orador, á exponer otras consideraciones relativas á los filones concrecionados, lo cual hace sospechar , que la naturaleza química y la cantidad de los disolventes míneralizadores, principales causas del metamorfismo han debido variar en razón directa del enfriamiento del globo; circunstancia que unida á la desigual rapidez de las erupciones, y al agotamiento más ó menos completo de la pirosfera ó parte exterior del núcleo central terrestre, han debido determinar el cambio de estructura de dichas rocas acidas, conforme á su edad. Esta estructura puede dividirse en tres series , á saber; granítica , granulítica y pegmatoidea, que representan otros tantos grados sucesivos hacia la completa separación en sus elementos mineralógicos componentes del magma que forma la pasta de estas rocas: en el primer caso, el cuarzo y feldespato recientes hállanse enteramente separados en grandes porciones distintas; en el segundo el cuarzo, aunque posterior al feldespato, hállase aislado en granos, que no tuvieron tiempo para reunirse entre s í ; y por último, en el tercero el cuarzo y el feldespato, se consolidaron simultáneamente, fundiéndose en cierto modo.

La estructura de las rocas graníticas antiguas, tales como granitos, granulitas y pegmatitas, es aparente á la simple vista; siguen á estas las rocas porfídicas, que re-f)roducen los niismos hechos, aunque en pequeña escala.

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según se vé en las micro-pegmatitas; el grano de los pórfidos granitoideos, es mucho menos fino, que el de los pórfidos carboníferos. El hecho curioso de reducirse el tamaño de los elementos, parece ir preparando su separación incompleta pues intercalándose en su seno ciertas partículas amorfas, aparecen por virtud de este procedimiento, nuevas estructuras tales como la esferolititica, vitrea, etc.

Terminado esto, el Sr. Levy, expuso la clasificación de las rocas eruptivas, apoyándose en una Memoria, publicada en el Boletín de la Sociedad en 1875, y es la siguiente ; granitos, elvans, granulitas y pegmatitas; pórfidos granitoideos, antraxíferos, carboníferos, pérmicos y triásicos; liparitas y lavas liparíticas; todas cuyas rocas pertenecen á la serie de las llamadas acidas; siguen las intermedias, que son las que ofrecen una pasta amorfa, resultado de la fusión vitrea; y por último, las llamadas básicas, compuestas de un magma cristalizado en totalidad ó por fusión. Al concluir este distinguido micrógrafo su discurso, dijo clara y terminantemente, que el Eozoon, no es verdadero organismo como se pretende por algunos, sino tan solo un buen deseo de los evolucionistas, fundado en la propia estructura de las rocas serpentínicas y anfi-bólicas, declaración muy importante, por la autoridad de que procede, y que oi con mucho gusto, por cuanto confirma plenamente, las sospechas que en más de una ocasión he manifestado.

Terminó la sesión á una hora muy avanzada de la noche, y acordado el plan de la excursión que habia de verificarse al día siguiente, retirámonos á descansar, con la agradable esperanza de ver en la última correría, objetos no menos dignos de estudio que los observados en días anteriores.

Proponíase en ella la Sociedad estudiar la estructura geológica, representada en el corte con anticipación trazado por el Sr. Pellat, del territorio comprendido al E. de Autun, desde dicha ciudad hasta el volcan de Drevin , en

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término del pueblo de este nombre, en el cual figuran de abajo arriba, el gneis y las granulitas, sirviendo de apoyo á dos especies de arkosa, pertenecientes la inferior, en sentir de aquél, á la arenisca vosgiense del terreno pérmico , y la superior á la base del Trias, sobre la cual figuran algunas calizas del Muschelkalk y las margas irisadas del Keuper, cubiertas á su vez por los materiales de los horizontes retiense y hetangiense, y estos por los representantes del Lias inferior y medio.

Siendo el autor de dicho corte la persona más autorizada por el especial estudio que habia hecho de la comarca, naturalmente habia de ser el guia experto que condujo á la Sociedad á todos aquellos puntos que mere-cian un especial examen, debiendo también referirnos nosotros al relato por aquél hecho en el Boletín.

Desde Autun, de donde partimos el 30 de Agosto á las seis de la mañana, hasta Auxy, el camino siendo por todo extremo pintoresco, merced á lo expléndido de aquellos seculares y magníficos bosques, lo recorrimos subiendo á pié toda la cuesta formada por el gneis y las granulitas; en este pueblo aparece la roca llamada arkosa, intercalada entre el gneis y las capas de arenisca con impresiones vegetales propias del horizonte retiense, entre las cuales vimos el Clathropteris platyphylla de Brongn y el Spirangium ventricosum de Saporta.

Siguiendo luego el camino que conduce á Condre, vimos unas canteras abandonadas y llenas de escombros, pero en las cuales el Sr. Pellat observó en otro tiempo restos de las dos divisiones superiores del horizonte retiense, formado por arriba de margas de diversos colores, de arkosas con dientes de peces, bone-bed, y calizas silíceas y ferruginosas de color oscuro; hacia el medio, cahzas grises también impregnadas de sílice, y en la base areniscas , en las cuales el Sr. Martin, á quien se debe el nombre de arkosa con que se distinguen las tales rocas arenosas, encontró gran número de fósiles descritos en el tomo VII de las Memorias de la Sociedad geológica de

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Francia, segunda serie, cuyas especies asegura Pellat haber encontrado igualmente; entre ellas la Avicula contorta , la Anatina pra;cursor, el Cardium RhíEticum, y otras varias, se ven aún en muchos cantos de arenisca procedentes de los campos contiguos a dicha cantera. Algo más allá, en el sitio dicho campo de los curas, encontramos una especie de pudinga ferruginosa parda con fragmentos de algún tamaño de cuarzo y feldespato, en los cuales abundan los dientes de Saurichthys acuminatus, Sargo-don tomicus, Hybodus minor ycloacincus, y Acrodus mi-nimus, correspondientes al parecer, á la parte superior de la arenisca retiense; este horizonte de bone-bed, análogo al anterior, figura también en las calizas grises silíceas de Aviciúa contorta.

En el estanque de la Condre, en otra cantera también abandonada, aparecen las arkosas silíceas como vitrificadas, duras y compactas en algunos puntos, afectando tintas verdosas, las cuales son mviy diferentes de las anteriores , y se presentan cubiertas por las areniscas retienses y por las capas del bone-bed que contienen restos de peces idénticos á los que acaban de indicarse. Algunas dudas existen aún relativas al lugar que corresponde en la serie á dichas arkosas, inclinándose Pellat de acuerdo con Co-quand, á considerar la división inferior como equivalente á la arenisca de los Vosgos, según queda ya dicho, y la superior que comprende las gredas y calizas cristalinas, á la arenisca triásica y al Muschelkalk.

Caminando siempre sobre las areniscas retienses, la Sociedad se dirigió al bosque de Planoise, siendo de lamentar que la premura y el mal tiempo nos impidiera llegar á las canteras dichas Rive-du-Bois, donde según Pellat, hubiéramos visto los bancos superiores de dicho horizonte formados de arenisca fina, amarillenta, idéntica no sólo en los caracteres físico-químicos, sino también en la fauna que encierra, con el propio terreno en Helsingborg (Suecia meridional), hecho verdaderamente digno de llamar la atención. Varias Pullastra ó Schizodusy los Mytilus

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Hoffmanní, minutus, psilonoti, Ervensis y Lundgreni, figurados por Hebert en los Anales de ciencias geológicas, representan la mencionada fauna.

El Sr. Pellat en su deseo de esclarecer el complicado estudio del piso retiense, añade que en aquella comarca pueden observarse tres asociaciones de fósiles, que son las siguientes, de abajo arriba.

1." De las PuUastra y de los Mytilus, en Rive-du-Bois. 2^ De la Anatina precursor, Cardium Rhseticum y

Avicula contorta, en Auxy. Y 3." De Avicula contorta, Pectén y Ostrea Hisingeri,

en Couches-les-Mines. En las areniscas inferiores de Rive-du-Bois se encuen

tran muchos fósiles vegetales que figuran en la colección Pellat, y han sido determinados por Saporta, Equisetum arenaceum, Bronn (especie ordinariamente del Keuper ó Trías superior) Eq. Pellati, Sap. Taemopteris Augustodu-nensis, Sap. T. superba, Sap. T. tenuinervis, Sap. T. stenoneura, SchenJí; T. vittata, Brong, Clathropteris platyphylla, Brongn, var. expansa, Sap. etc.

Pellat explica la presencia en la parte inferior del piso retiense de algunas especies, tales como Equisetum arenaceum , Danaiopsis marandacea y otras propias del Keuper, suponiendo que el mar en que se depositaban aquellos materiales, iba avanzando hacia el E. arrastrando los detritus del terreno anterior.

En la Condre y cerca de la casa RoUet, nos enseñó el mismo otra cantera donde en 1861 encontró muchos huesos de saurios, que clasificados por el Sr. Sauvage, resultaron pertenecer á un Plesiosauro no descrito aún, á las especies nuevas de Ychthyosaurus carinatus y Rhoeti-cus, á un Nothosaurus y Enaliosaurus desconocidos. Hallábanse todos estos restos en los bancos superiores de las calizas grises silíceas de Avicula contorta que se explotaban para fabricar cal, sobre los cuales veíase otro horizonte de calizas ferruginosas pardas, con Avicula contorta y muchos restos de Pellatia, iguales á las de Conches-Íes-

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Mines. Junto al camino que conduce á Antully, nos enseñó el Sr. Pellat las margas irisadas que él llama falsas por que no pertenecen al Trías, sino á la parte superior del retiense, las cuales aparecen algo más allá cubiertas por arcillas grises y lumaquelas que corresponden á la base de la zona caracterizada por Am. planorbis.

En Antully vimos la caliza con O. arcuata y otros fósiles del Lías inferior, en estado de molde por la sílice; cuyo horizonte alcanza 560™; do allí pasamos á S. P>mi-land donde existen las arkosas triásicas y las margas del Keuper encima del gneis rojo, y cubiertas por las areniscas margosas verdes y las calizas cristalinas retieuses, de cuyos pisos ofrece un excelente corte dicha localidad.

En Montorge y en Drevin se presentan varios horizontes inferiores que completan el cuadro de dichos terrenos, del cual se deduce, combinándolo con los datos anteriores, que en la base del piso retiense existe hacia el E. en Antully y en dirección del Morvan, areniscas con vegetales fósiles cubiertas por otras que contienen Mytilus y PuUas-t ra , ó areniscas de Avíenla contorta, Anatina, Cardium, etcétera, y en dirección O., en las cercanías de Couches-les-Mines, areniscas de grano fino y arcillas negras y pizarreñas con impresiones vegetales, á menudo carbonosas , cubiertas por las areniscas de Aviciüa contorta; facies esta última, que recuerda según Pellat, la que ofrece el piso retiense en la Suecia meridional.

En la entrada 'del bosque dicho des-Marauds ofreciéronse á la Sociedad gran número de fósiles del Lías inferior de las canteras de Drevin que recogimos con gusto, y desde allí á partir de Vernotte, vimos el gneis rojo con filones de pecmatita, cubierto por arkosas, cuyos bancos alcanzan de 15 á 20™ de espesor; luego areniscas verdosas y calizas cristalinas retienses 5 ó 6"", y las margas irisadas sin vestigios de yeso, pero con bancos de Dolomía formando un depósito de 10 á 12™, pertenecientes con bastante probabilidad, en sentir de Pellat, al Keuper.

Por encima de este horizonte, que Collenot atribuye

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al retiense, obsérvanse las arcillas negras y las areniscas de la base del retiense, y luego las calizas silíceas y las otras ferruginosas.

Algo más allá vimos el Lías de Ostrea arcuata, en cuya base encontramos la lumaquela y areniscas de Cypricar-dia porrecta y Corbula Ludovicse, que corresponden á la zona del Am. planorbis.

En otra cantera próxima examinamos los bancos de los tres horizontes del Lías inferior, buzando hacia los cerros basálticos de Drevin, cubiertos por las margas del Lías medio de Belemnites Clavatus.

La última excursión de la Sociedad el 30 de Agosto, terminó con el examen de el volcan basáltico de Drevin, dado á conocer á la Academia de üijon en 1783 por el Abate Soulavie, y estudiado por aquélla en la reunión celebrada en 1836, acerca del cual poco tenemos que decir, sino que forma dos cerros negros de la mencionada roca que se presenta en masas no prismáticas y compactas, que en sentir de Collenot, pudieron aparecer por el hueco de la falla que allí debe existir, si es cierto que en las laderas E. y O. de dicho A-olean ofrecen un nivel distinto las calizas del Lías inferior de Ostrea arcuata.

Observando estábamos el mencionado volcan, cuando á pesar de la fuerte lluvia que tanto nos contrariaba, presentóse el cura de San Sernín del bosque, Sr. Sebille, con objeto de saludar oordialmente á la Sociedad y comunicarle un hecho notable relacionado con las oscilaciones del suelo. Parece, con efecto, que la torre de su pueblo apenas se distinguía hace unos 25 ó 30 años desde la meseta de Marolle, situada en el camino de el Creusot á Antully, y hoy no sólo se percibe distintamente gran parte de aquélla, sino también la Iglesia. ¿A qué causas deberá referirse dice el cura Sebille en la Memoria que entregó en el acto al Secretario del Congreso, ó de que modo podrá explicarse el hecho? Ello es indudable, añade el mismo, que sólo el levantamiento de la mesa de Marolle desde donde se distingue hoy la Iglesia, ó el del sitio

85 que ocupa el pueblo y sus alrededores pueden dar razón cumplida del hecho. Ahora bien, la mesa de MaroUe lejos de levantarse, ofrece señales evidentes de hundimientos producidas por las galerías de explotación hullera que la surcan en todos sentidos. Por otra parte, las colinas que se interponen entre el pueblo y el punto de observación, apenas si en el tiempo trascurrido han experimentado los efectos de la erosión; de consiguiente, sólo el levantamiento aislado del sitio que ocupa la Iglesia, ó del simultáneo de este y de los puntos que la rodean, y que pudieran ser obstáculo para la observación del hecho, pueden explicarlo, si bien á condición en el último caso, de que el movimiento ascensional del punto observado sea mayor que el de sus alrededores. El Sr. Sebille admite esta explicación del movimiento simultáneo, fundado en que los cerros que rodean al pueblo de S. Sernin ofrecen en sus canteras algunas señales de oscilación lenta, la cual en concepto del ilustrado cura, se ha realizado teniendo como charnela, digamos lo así, el rio Mesorin , distante dos hi-lómetros de la torre del pueblo.

La amplitud máxima del levantamiento ha sido próximamente de unos 15™, no habiéndose formado grieta alguna por efecto de la elasticidad de las capas, las cuales por una especie de compensación, hubieron de reducir sus ondulaciones en el valle situado detrás de S. Sernin. La causa, de la oscilación de aquella meseta, debe residir en las inmediaciones del volcan de Drevin, en apoyo de cuya idea, el Sr. Sebille cita la disminución acentuada de los manantiales próximos, la presencia de una grieta longitudinal que con posterioridad á 1793 se formó en la torre de la Iglesia, y por último, el terremoto experimentado en 16 de Setiembre de 1871, cuyo punto de partida fué sin duda alguna el volcan mismo, donde el distinguido Abate comunicaba en aquél instante á la Sociedad noticias tan curiosas.

Ulteriores exploraciones verificadas por los Sres. De-lafond y Levy, dieron por resultado el descubrimiento de

86 otro pequeño manchón basáltico, antes ya mencionado por Drouot, en término de S. Micaud, cuya roca examinada al microscopio, aparece igual a la de Drevin, compuestas ambas de piroxeno en pequeñas porciones ó mi-crolitos entrelazados, y en grandes cristales de peridoto, de biotita, de hierro oxidulado y de una sustancia amorfa, siendo notable la ausencia de plagioclasas, de la nefelina y de la leucita. Opina el Sr. Levy que el estudio micrográfico ulterior de dichas rocas, hará comprender la verdadera importancia que entrañan en el estudio de la estructura geológica del Morvan y de la cuenca pérmica de Autun, fundándose para ello en el hallazgo de nuevos filones ó tifones basálticos, á los que probablemente habrá que referir los de la pretendida roca llamada mineta.

Llegados al término de lo que la Sociedad se proponía reconocer, y molestados los congresistas por la insistente lluvia, que también, coincidencia singjilar, contrarió á los que concurrieron con idéntico fin á la reunión extraordinaria de 1836, abandonamos el volcan Drevin, dirigiéndonos en carruaje á la Rouelle y S. Leger, visitando en el primer pueblo un granito pasando al gneis de color casi negro, con vetas de pegmatitarojatumalinífera, y dos cantos de dichas rocas envueltas en el basalto descubiertas por el joven Sr. Bertier.

Habilitada una sala de espera en la estación de S. Leger de donde la lluvia nos impedia salir, verificóse la sesión última, adelantándose en un dia por efecto del mal tiempo, el término de las tareas de la Sociedad. Aprobada el acta de la sesión anterior leida por el Secretario señor Didelot, acordóse la inserción en el Boletín de la Memoria del Sr. Sebille cura de Drevin, de que queda hecha mención ; el Sr. Pellat resumió lo últimamente inspeccionado por la Asamblea, fijándose sobre todo en las condiciones estratigráficas y paleontológicas que conservan los horizontes retiense y hetangiense con el Lías y el Trías de la comarca, entre cuyos materiales hállanse los suyos intercalados', inclinándose á considerarlos más bien como per-

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tenecientes • á la base de aquél, que formando el corona-mierito de éste.

Un voto de gracias á la mesa y á los organizadores del Congreso, propuesto por el Sr. Rouville y concedido con aplauso por todos los congresistas, puso fin á la última sesión, en medio de las mayores muestras de fraternal amistad y alegría, declarando el Presidente Jutier terminada la reunión extraordinaria de Chalón-Autun, después de un breve y sentido discurso de gracias, en el que hizo resaltar los principales resultados obtenidos en esta agradable Asamblea.

Es tan importante el estudio hecho por el micrógrafo Levy de las rocas eruptivas que en el último dia habíamos visto y recogido, que considero oportuno á la par que útil, dar aquí en extracto lo más importante de la Nota inserta en el Boletín de la Sociedad geológica de Francia.

Antes de llegar por la mañana á la meseta de Antully, dice aquél, después de dejar en la llanura las últimas capas de la cuenca carbonífera y pérmica al E. de Autun, vimos aparecer una hermosa variedad de granulita sonrosada, que se pierde más tarde debajo de los materiales triásicos y jurásicos, que coronan las alturas. Por la tarde, al O. de Drevin, observamos también el gneis rojo con dos especies de mica en su composición, resultado del metamorfismo del gneis gris antiguo de mica negra producido por la granulita; por último, la Sociedad pudo observar igualmente muchos filones de granulita y peg-matita atravesando el propio gneis gris, en el pequeño manchón de rocas antiguas que se encuentran cerca de la Rouele al E. de Drevin.

Para el Sr. Levy todos estos macizos plutónicos á pesar de sus aparentes interrupciones, se enlazan de un modo intimo con los que bordean por N. O. y S. E. la cuenca del Creusot^ debiendo referirse sus emergencias al levantamiento N. E. que determinó también las dislocaciones del territorio chalones. Todas estas rocas, estudiadas por Manes y Drouot, ofrecen una naturaleza harto

compleja y sintetizan los tipos de la mayor parte de las graníticas del Morvan á saber; gneis, granito porfiroideo, granulita, etc., habiendo llamado la atención de este la gran semejanza que existe entre la granulita del gneis y la del granito; ;i lo cual añade Levy, que si hubiera tenido ocasión de apreciar la generalización que ofrecen los fenómenos del carácter de los filones relativos á las rocas de mica blanca, no hubiera vacilado en distinguir las rocas graníticas más antiguas atravesadas indistintamente por aquellas, modificándolas á menudo en determinados puntos de una manera notable. De consiguiente, la granulita es. posterior á las otras dos rocas graníticas de la comarca. Eíh cuanto al granito porfiroideo, con frecuencia engloba ó empasta algunos fragmentos angulosos de gneis, según puede verse á lo largo del camino que conduce á la cabana de los Combates en término de S. Micaud; por lo tanto, este granito es posterior al gneis gris, completando la serie por orden de antigüedad la granulita; siendo estos tres tipos los representantes graníticos no sólo de aquella, sino de casi todas las comarcas de rocas eruptivas antiguas.

Al gneis gris se hallan asociados verdaderos granitos fajeados, cuya estructura pizarreña se advierte en determinados puntos de las grandes masas; tal se ven en los alrededores de la Rouele donde los' ha visto la Sociedad, en Couches-les-Mines y en Sampigny. Abundan estos tránsitos en el N. del Morvan cerca de Avalon, donde las estrechas relaciones con el gneis gris son evidentes.

En el N. E. del Morvan existe otra roca granítica en. relación con el gneis gris, es xina especie de granulita antigua, pasando á Sienita por la presencia del anfibol y también de la esfena, que se distingue á .primera vista de la granulita moderna por su color de heces de vino y el brillo propio del feldespato adularía, por la carencia de mica blanca y por la disposición pizarrosa que adquiere en algunos puntos de la masa.

A estas variedades, algunas de las cuales se observan

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como empastadas en el granito porfiroideo, propone Levy se las llame granitos gneisicos, siendo harto difícil precisar su edad relativa, ya que si en algunas localidades esta roca pasa al gneis gris, en otras y particularmente en las cercanías de Saulieu, ofrece fragmentos angulosos de gneis englobados en su masa, lo cual indica claramente ser más moderna.

El granito porfiroideo es más constante en su facies que el gneis gris, siendo muy raro su tránsito á variedades fajeadas, observándose cuando más, cierta tendencia á la orientación,de sus elementos en la proximidad de las masas de gneis gris que aquel levantó y dislocó, englobando algunos fragmentos en su interior; y aún este hecho ni es regular, ni afecta á la mica negra que abunda en la roca, limitándose cuando ocurre, á los cristales rojos y violeta del feldespato, sin haber visto jamás que este granito tome el verdadero aspecto pegmatoideo.

Es probable, añade Levy, que el granito porfiroideo haya ejercido sobre el gneis gris ima acción metamórfica análoga á la que veremos en la granulita, en cuyo caso el gneis toma el aspecto glanduloso, adquiriendo grandes cristales de ortosa, amarillentos, morados y blancos, análogos á los del granito independiente.

Por último, la granulita ofrece gran variedad de aspectos , en razón á ser el lazo que une á los granitos francos con los primeros pórfidos. Por otra parte, merced al poder de los disolventQs que la acompañaron en su formación, y sobre todo al flúor que hubo de ejercer una influencia decisiva, presenta á veces y en determinadas zonas de su masa, un grano muy notable por su tamaño. Esta misma circunstancia contribuyó á que ejerciera una acción metamórfica muy enérgica, de donde resultan los múltiples tipos de rocas más antiguas modificadas, pasando por grados insensibles hasta la verdadera y genuina granulita.

Después de tan interesantes detalles, pasa Levy á enumerar las principales variedades de granulitas del

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Morvan, refiriéndolas á tipos ya conocidos en Francia y en el extranjero, basando esta clasificación en el estado en que se encuentra la mayor parte del cuarzo libre en la roca.

El primer grupo lo llama de las granulitas granitoideas , asi denoninadas por cuanto el cuarzo no se presenta bien cristalizado como en el siguiente de las porfiroideas, siquiera ofrezca cierta tendencia á tomar formas regulares, en lo cual se distingue del cuarzo enteramente amorfo del granito aporfidado. Dos divisiones admite este grupo, y son: la granulita propiamente dicha de grano homogéneo y bastante fino, que se presenta en masa cerca de Avallon ó en filones de escasa potencia; y la pegmatoidea del tipo de Baveno, que form , un macizo importante en el centro del Morvan; á esta granulita quizás deba referirse la del Etang al O. de Autun, cuya estructura es pizarreña. En muchos puntos y sobre todo al E. do la masa anterior, se confunde esta granulita con el granito porfiroideo próximo , existiendo allí una zona de influencia metamórfica muy acentuada.

En las variedades porfiroideas, el cuarzo presenta formas cristalinas bien determinadas. En la pegmatita gráfica los cristales de cuarzo en general son alargados; la roca se presenta en venas y filones relativamente muy raros; pero el estudio microscópico demuestra que en de- . terminados puntos las variedades todas de granulita presentan pequeños depósitos de pegmatita gráfica.

La segunda variedad caracterizada por la presencia de cristales bipiramidales de cuarzo, es muy rara en el Morvan , pero en el Departamento del alto Viena, la cordillera de Blond, el monte S. Miguel en Cornouailles, y en otros puntos esta variedad abunda sobremanera. Cuando se presenta en delgados filones, cambia su aspecto y toma el de un verdadero pórfido, formado de granos bipiramidales de cuarzo, volurginosos cristales de feldespato empastados por una masa granulítica al microscopio, pero que á simple vista parece compacta y hasta de estructura

91 y facies córnea. Muchas rocas llamadas Elvans por los ingleses, están representadas por estas variedades, á las que piidieran aplicarse con bastante propiedad, los nombres de Elvan granitoideo y porfiroideo.

El último término del tránsito de la granulita á los pórfidos propiamente dichos, lo representan ciertos pórfidos granitoideos afines á los de Boen en el Loira.

Lks variedades metamórficas son muchas y muy difíciles de precisar sobretodo en el punto de contacto, como se observa entre los granitos pegmatoideos y los porfiroi-deos. Las erupciones de granulita actuaron fuertemente contra el gneis gris, ora inyectándose de un modo mecánico penetrando hasta sus más pequeñas hendiduras, ora también haciéndole pasar á gneis rojo.

Por fin, las variedades metalíferas que tanta importancia adquieren en Cornouailles, en Sajonia y en muchas otras regiones, también se ostentan en el Morvan, afectando la forma de greisen (cuarzo y mica blanca con cristales de Wolfram en el S. O. de Empury, surgiendo en medio del gneis gris: á 200™ al E. del vértice de la Boulée, punto culminante del Morvan, 903™, obsérvase otro filón de mispikel acompañado de gréisen, atravesando el macizo de granulita pegmatoidea, única roca en la comarca.

En cuanto á determinar la edad relativa de las diferentes granulitas, Levy considera el asunto harto difícil, y no se atreve á enunciar opinión alguna exacta, pues dice haber visto delgados filones de estas rocas lo mismo en el granito pegmatoideo que en el elvan granítico, siquiera no puedan compararse con la multitud de los de granulita que atraviesan el gneis gris y el granito porfiroideo. La pegmatita parece formar en las diferentes variedades de granulita más bien venillas y nidos que filones regulares, en el sentido que aquí se da á esta palabra. Concluyó Levy su interesante comunicación deduciendo de lo anteriormente expuesta, la necesidad de un estudio' profundo como verdadero complemento de las exploraciones que hayan de hacerse respecto de las rocas graníticas anti-

92 guas del Morvan; estudio que sólo se ha iniciado hasta ahora, y del que se promete notorios esclarecimientos en el problema que se trata de resolver.

Ultimado ya todo lo del Congreso, algunos fueron á visitar el gran establecimiento del Creusot digno rival del de Krup en Alemania; nosotros regresamos ú Chalón para recoger el equipaje y arreglar los objetos recogidos en las expediciones que mandamos á Madrid, trasladándonos luego á Semur, invitados por Collenot, para ver el Museo geológico creado por él, por su yerno Sr. Bochard y por otro naturalista Sr. Breon, no menos distinguido, quienes con un celo digno del mayor encomio, regalaron las colecciones al Municipio, sin más exigencia que la de que éste destinara un local á propósito como asi se hizo con efecto, y que se les reservara el carácter de Conservadores de las preciosidades, paleontológicas sobre todo, recogidas por ellos mismos. El interés del Museo de Semur estriba principalmente en la abundancia y variedad de fósiles, de los horizontes medio é inferior del jurásico y de ese otro periodo intermedio entre este y el Trias, llamado retiense y hetangiense, de preferencia á infralías, como algunos lo designan aún. En tal concepto, quizás sea aquél uno de los primeros, por no decir único en su género en Europa, hasta el punto de considerar como un deber el recomendar su inspección y detenido estudio á cuantos se interesen y quieran familiarizarse con el conocimiento de la riquísima fauna fósil de los mencionados terrenos. Interesante sería trasmitir ó estampar aquí todos los datos anotados oportunamente en el diario de viaje, pero para tener idea de lo que es aquél establecimiento, y de la importancia que en el concepto geológico y paleontológico tienen las cercanías de aquella ciudad que había visitado en 1851 y de las cuales figuran en el Museo de ciencias naturales de esta corte abundantes colecciones, fruto de aquella exploración, bastará echar una ojeada al cuadro adjunto.

93 De S?mur nos trasladamos á París con objeto de es

trechar la mano á los antiguos amigos y de ver las sorprendentes colecciones de la Escuela central de Minas cuyo Profesor de Paleontología Sr. Bayle, hoy ya jubilado, tuYo la atención de enseñarnos las incomparables riquezas allí acumuladas, merced al celo é infatigable perseverancia que le distinguen; las del Jardín de plantas, donde admiramos aquel salón inmenso de Cuvier, en el cual tantos tesoros mineralógicos, geológicos y paleontológicos se conservan, pasando luego á visitar los otros departamentos del vasto Establecimiento, fijando particularmente nuestra atención, las interesantes colecciones paleontológicas á cargo y bajo la ilustrada dirección del Sr. Gaudry las procedentes del Reino animal, y del señor Renaud las del vegetal, cuyo número según este Profesor, asciende á muy cerca de 50.000 ejemplares.

De regreso á Valencia, mi primer cuidado fué averiguar qué noticias posteriores habíanse adquirido respecto al hallazgo de Enguera que tanto me había preocupado durante el viaje, creciendo el deseo que ya tenía de visitar aquella localidad, con el interés que el Sr. Ministro de Fomento , Conde de Toreno, había manifestado en sus comunicaciones al Sr. Gobernador de la provincia, y con la parte que tomaba la prensa, no sólo de la localidad, sino hasta la de Madrid. Organizamos, pues, una expedición de la que formaron parte el hermano del Director del periódico Las Provincias, el Sr. D. Felicísimo Llórente entusiasta por esta clase de estudios, D. Miguel Velasco, empleado en el Archivo provincial y mi hermano, dirigiéndonos á la estación de Montesa, desde donde parte á pié por aquellos montes antes tan frondosos y hoy desprovistos de toda vejetacion, y lo restante en burro, recorrimos el mal camino ó mejor senda que conduce á Enguera , donde llegamos á las doce del día, asados de calor, á pesar de hallamos á últimos de Setiembre. Perfectamente recibidos por el Alcalde del pueblo Sr. Fillol, y puestos en relación con el descubridor de la cueva el joven

94 D. Pedro Sucias, nos pusimos en marcha en .dirección de la Carrasquilla propiedad del Diputado provincial del Distrito D. Tomás Pérez, donde pernoctamos, siendo recibidos por este señor con la cordialidad y finos modales que le distinguen. Al amanecer del dia siguiente visitamos primero la cueva llamada Santa, y después la de la Carrasquilla, en las cuales encontramos huesos fósiles humanos, de ciervo, jabalí, etc., y en la segunda, además de los huesos, tres amuletos; dos en asta de ciervo con un agujero en uno de sus extremos; y en otro de piedra taladrada en ambas extremidades: merecen más minuciosa y detenida visita de aquellos antros terrestres, por cuanto las circunstancias que en ellos concurren, y los resultados de la somera excavación que allí se hizo, prometen un buen botin. Por último, ya de regreso á Enguera, pasamos por la de las Calaveras, así llamada, por las que en ella se han encontrado; hállase esta situada en el barranco del horno á 400™ sobre el nivel del mar, y á 25 ó 30 del fondo del valle, abierta como las que vimos por la mañana en el terreno cretáceo, que con el terciario medio y superior marino, comparten la estructura geológica de aquél término municipal. Las dimensiones de aquella especie de cementerio antiguo, que no otra cosa era en mi concepto, son tan reducidas, que por más que digan, no creo pudieran acomodarse en ella más de docena y media á dos docenas de cadáveres, pero aún así se hubiera podida sacar algún provecho para la ciencia, de haberse respetado por lo menos los restos humanos que allí existieron; pero por desgracia cuando nosotros llegamos todo habia sido destruido, no pudiendo recabar sino tres cráneos, algún hueso largo, dos sacros, y huesos innominados y dos mandíbulas inferiores.

El estado de los huesos que vimos enteros ó en pequeños fragmentos, era bastante fresco, habiendo tan sólo empezado algunos á sufrir un principio de fosilización, lo cual nos inclina á considerarlos como recientes y muy posteriores á la época á que corresponden los utensilios de

95 piedra, barro y cobre que á la superficie de la necrópolis se encontraron; redúcense estos objetos á una ñecha de pedernal, un hacha y lanza en forma de laurel en cobre, dos ó tres cacharros de barro tosco, anteriores al uso del torno, y si ha de darse crédito á un muchacho que lo encontró, un bastón de mando en asta de ciervo esculpido ó con dibujos; pero nada de positivo pviede decirse acerca de esta alhaja, por cuanto según el relato del descubridor , habiéndosele roto al tiempo de sacarlo, arrojó los pedazos al fondo del barranco, habiendo sido infructuosas cuantas pesquisas hicimos para dar con ella. De los restos humanos sólo dos cráneos ofrecen alguna particularidad étnica digna de mencionarse, sin que pueda asegurarse que se repitiera en los restantes, por cuanto no han podido ser observados. Los dos cráneos son braquicefalos y ortog-nato.s, pero junto con estas circunstancias que parecen revelar cierta superioridad intelectual, ostentan unos arcos superciliares muy pronunciados y hasta una especie de cresta ó prominencia osea por encima de las cejas, lo cual está reconocido por todos los craneólogos como signo de salvagismo é inferioridad, según se nota en el famoso cráneo de Neanderthal y en las calaveras de las tribus errantes de ambas Amóricas.

Terminado el principal objeto de nuestra expedición, regresamos á Enguera, no sin hacernos antes cargo de la estructura geológica de aquella comarca representada por el terreno cretáceo en toda la parte montañosa, y por el mió y plioceno en el fondo de los valles, limitados por estribaciones paralelas cretáceas que corren de N. E. á S. O., formando la costa ó litoral durante el período terciario , del mar en cuyo seno se depositaron las calizas y margas blancas y azules, llamadas en el dialecto del país íap y tapar por su reconocida impermeabilidad, las cuales contienen peces, moluscos y otros restos fósiles. Inmediato ya á la Alcudia admiramos el nacimiento del famoso rio de los Santos, verdadero pozo artesiano natural, surgiendo en el punto mismo de contacto entre el terreno

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cretáceo y el terciario marino, abundante en grandes Pectén y otros fósiles.

Una observación de índole pop cierto bien distinta, para terminar este ya enojoso escrito: separados por la estribación cretácea llamada la plana, porque remata en una especie de meseta, hállanse situados varios pueblos, los unos al E. y S. en el valle de Mogente, y los otros al N. y O. en los de Enguera, Anna, Ayora, y Cofrentes; los primeros; tales como Fuente la Higuera, Mogente, Vallada, Montesa, Alcudia de Crespins, etc., cuyos habitantes sólo hablan el valenciano, como sucede también á los que habitan el extenso y riquísimo valle de Albaida, la cuenca de Gandía, Denia y toda la marina hasta Alicante ; al paso que los de Enguera, Anna, Estubeny, Ayora , Teresa y Cofrentes, sólo emplean ó se sirven del castellano, pero sin mezcla alguna del lemosin. No sé á qué causa referir, ó cómo explicar esta línea divisoria de idiomas tan curiosa, dada la corta distancia que media entre unas y otras gentes; pero es lo cierto que existe, y que merece im estudio minucioso, por cuanto pudiera relacionarse con la distribución de las razas que ocuparon ó invadieron aquella parte de nuestro territorio en tiempos remotos. Pongo, pues, punto final á la incorrecta y tal vez pesada narración de mí correría de verano, llamando la atención de nuestros diligentes y doctos sabios, hacia este hecho con el plausible propósito de ver si encuentran solución satisfactoria al problema.

CONGRESO DE LA SOCIEDAD HELVÉTICA.

BERNA 1878.

La galante invitación de esta Sociedad, á la que desde 1850 tengo la satisfacción de pertenecer como individuo lionorario, junto con el grato recuerdo que conservaba en mi mente de las Asambleas anteriores á que en 1850 3' 1858 liabia asistido, decidiéronle á contestar, aceptándola con agradecimiento, con tanto mayor motivo, cuanto que el plan de campaña de aquel verano consistía principalmente en visitar la Exposición de Paris y concurrir á los Congresos y conferencias que con dicho motivo debian celebrarse en el Trocadero. Por fortuna, los naturalistas suizos habian dispuesto que la reunión de la Sociedad se ve-rificaria durante los dias 11, 12y 13 de Agosto, y como el primer Congreso de París, el antropológico, se inauguraba el 16, era posible ó por lo menos nada difícil asistir al de Berna, siu perder ning\iuo de los parisienses, como asi lo hice con efecto.

Siguiendo, pues, el orden cronológico, comenzaré por describir en breves frases los principales y culminantes resultados que á mi pobre inteligencia le fué dado alcanzar en la Asamblea de Berna, dando después cuenta de las celebradas en Paris, á que pude asistir, y fueron la Antropológica, de la Asociaciou francesa, de Meteorología y la Internacional geológica, combinada con la reunión extraordinaria de la Sociedad geológica de Francia.

7 •

98 Terminadas que fueron las tareas universitarias y tras

de unos dias de solaz en el Cabañal de Valencia, donde liabia de pasar el verano la familia, emprendí la marcha en dirección de Suiza, comenzando por admirar las mejoras en estos últimos años, realizadas en la perla del lago Leman, ó sea en Ginebra, merced á la pingüe herencia recibida de parte del Príncipe de Brunswich, en justa recompensa á la cordial y hospitalaria acogida dispensada por autoridades y particulares de aquella ciudad, en momentos aciagos y tristes para aquel magnate. Cerca de 40 millones de francos legó éste al municipio ginebrino para el objeto indicado, sin más obligación que la de erigirle un monumento sepulcral que vi ya terminado el verano último, en uno de los puntos más bellos de la ciudad, frente á la isleta de J. Jacobo Rousseau, así llamada por la estatua sedente del visionario filósofo que en su centro campea.

Lo que por efecto del regio legado y de las exigencias del progreso moderno ha mejorado Ginebra, no es para referirlo en pocas páginas; de modo que, tanto por esta circunstancia, cuanto por no apartarnos demasiado del objeto principal del escrito, prescindiremos de cuanto se refiere á mejoras y embellecimientos que pudieran llamarse profanos, concretándonos á lo puramente científico, sintetizado en el edificio suntuoso de la Universidad y en el destinado á estudio práctico de Química. Erigida en el Jardín Botánico, creado por DecandoUe, osténtase majestuosa la Universidad, formada de un cuerpo central destinado á la enseñanza en aulas y anfiteatro perfectamente dispuestos para el objeto, y dos alas, la derecha para biblioteca y la izquierda para gabinetes y museos, distinguiéndose entre ellos el de historia natural, en cuyas colecciones figuran la paleontológica del malogrado y eminente profesor Pictet, y la malacológica del no menos célebre Delessert, ambas donativos de sus respectivos dueños. Sobre la puerta principal de este edificio, de aspecto agradable por el color verdoso y uniforme de la

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piedra en su construcción empleada, que es la molasa, muy abundante en el terreno terciario marino ó lacustre de toda Suiza, campea la siguiente y signiñcativa inscripción sobre grandiosa lápida de mármol:

EL PUEBLO DE GINEBRA AL CONSAGRAR ESTE EUU'ICIO

Á LOS ESTUDIOS SUPERIORES RINDE TRIBUTO

Á LOS BENEFICIOS DE LA INSTRUCCIÓN GARANTÍA FUNDAMENTAL

DE SUS LIBERTADES. LEY DE XVII DE JUNIO DE MDCCCLXVII.

En el vestíbulo del gabinete de Historia natural contempla el curioso visitante el busto del Sr. Pictet, haciéndolo con respeto y veneración si le imian como al autor de estas líneas antiguas relaciones de amistad; un gran cartel puesto al frente de la colección de malacologia recuerda también para perpetua memoria, el nombre del generoso donador Delessert.

Keferir al pormenor las riquezas que aquel Museo contiene en todos los ramos de ciencias naturales, y en especial en los de Mineralogía, Geología y Paleontología, sería tarea sobrado prolija y que nos apartarla del objeto culminante del escrito; bastando lo dicho para formar idea del desarrollo extraordinario que con motivo del edificio nuevo ha adquirido la enseñanza en la ya famosa Academia, donde figuraron los de Saussure, UecandoUe, Pictet, Fa-vre, Plantamour, Vogt y tantas otras lumbreras de la ciencia. El otro edificio, no lejos de la Universidad, destinado á estudios prácticos de ciencias físico-químicas, también es notable, tanto por la elegancia y sencillez de su coustruciou, cuanto por lo perfectamente organizados ([uc se hallan los gabinetes y laboratorios.

Poco tiempo permanecí en Ginebra, pues á la urgencia que tenía de llegar pronto á Berna se agregó aquel año, y se repite casi siempre la circunstancia de no encontrar

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durante el verano en aquella como en las demás ciudades de Suiza, á los Profesores amigos, quienes por lo común destinan la época de vacaciones bien sea solos ó con sus discípulos, á correrías científicas por dentro ó fuera del país como verdadero y necesario complemento de la enseñanza teórica que dan durante el curso de invierno j primavera. Esto produce, como es consiguiente, una general dispersión de los hombres de ciencia, respondiendo en gran parte la creación de las Asambleas que desde 1817 allí se celebran, á la conveniencia y hasta necesidad de señalar todos los años un punto de reunión donde puedan congregarse y verse los dispersos, comunicándose cuantas impresiones hayan podido recibir durante los viajes, ampliándolas con las hipótesis y teorías que para explicar los hechos se inventan, y con todo aquello en suma, que pueda contribuir por una parte á dar notorio y vigoroso impulso al progreso científico general y particular de la patria querida, y por otra á estrechar y fortalecer en aquellas tan placenteras reuniones, los lazos de sincera y leal amistad que en aquel país clásico del saber ligan á todos los que con verdadero fervor se dedican á su cultivo.

El dia 9 de Agosto en el primer tren salí de Ginebra, dirigiéndome por aquella orilla derecha del lago Leman, de aspecto tan sorprendente y encantador hacia Lausana, donde bifurca la via férrea, llevando un ramal hacia Fri-burgo, y el otro á Neufchatel, atravesando este último la llanura suiza, con sus preciosos accidentes oro-hidrográficos hermoseados de ima parte por las rientes praderas, donde pacen infinidad de individuos de aquel hermoso y clásico ganado vacuno, y de otra por los expléudidos bosques que aumentan sobremanera el encanto del país. En todo este trayecto el ferro-carril recorre el terreno terciario medio ó de la Molasa, de naturaleza marina, el cual, casi sin interrupción se prolonga hasta el lago de Constanza y el reino de Wurtemberg. En Yverdon termin a d bonito lago de Neufchatel, que aunque no tan grandioso como el de Ginebra, también ostenta en sus orillas

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sitios encantadores, figurando entre ellos el pueblecillo de Gorgier St. Aubin, célebre en los fastos de la Arqueo-logia prehistórica. merced á los importantísimos descubrimientos realizados por el insigue doctor Clement, en dos palafitos que se encontraron por los años (56 y 67, no lejos de la orilla, habiéndome cabido la satisfacción de visitar tan importante localidad en el liltimo de los años citados en compañía de aquel malogrado amigo, y de recoger gran niimero de objetos preciosos que regalé, junto con la Memoria descriptiva, al Museo Nacional de antigüedades. La Gaceta insertó de Real orden la relación de aquel viaje y la nota de los objetos regalados, los cuales sirvieron de núcleo, juntamente con otros procedentes de la Península, donativo del Sr. Tubino y del que suscribe, y los comprados al Sr. Góngora de Granada, para la sección prehistórica de dicho Museo. / '

A corta distancia, en dirección N. E., se encuentra / v' Colombier, población de escaso vecindario, situada en las (?:, colinas, últimas estribaciones de la inmediata cordillera \.', del Jura, en la extremidad oriental del famoso Val de Travers, que pone en comunicación aquella parte de la Suiza con Francia. El territorio es extremadamente bello y muy feraz, cubiertas las laderas de ricos viñedos y variados árboles frutales, y los altos de magníñcos bosques merced á las excelentes condiciones de estructura y composición del terreno, que pertenece á lo que los geólogos llaman cretáceo inferior y por otro nombre neocomiense, precisamente por hallarse muy desarrollado en los alrededores del antiguo Neocomium, hoy Neufchatel. La inmediación del lago de este nombre y del de Biene, y la gran cantidad de agua que corre por aquellos manantiales y ríos, y que se ostenta sólida en los altos picos desde Montblanc hasta los Alpes de Berna, dan una evaporación constante en gran escala, lo cual junto con la disposición orográfica del Jura y el hallarse su vertiente E. y las cimas pobladas de tupidos bosques, hacen frecuentes las lluvias en aquella comarca, que es rica precisa-

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mente por el conjunto de todas estas circunstancias. Este bienestar general y la buena administración que allí reina, se advierte á primera vista en el estado de conservación y hasta casi pudiera decirse de lujo, de las carreteras, de los caminos vecinales y hasta de los más pequeños senderos , en los que con frecuencia ocurre no encontrar una sola piedra para romper una nuez. La limpieza de las calles y el aseo de las personas que por ellas transitan; la pulcritud de las casas y la abundancia de fuentes públicas acusan, particularmente en Colombier', un estado de prosperidad que da envidia. Veinte y cuatro horas tan solo permanecí allí retenido ])or las cordiales relaciones ({ue me unen con una de las familias más distinguidas del cantón, la de 1). Alberto ü'Ibernois, á quien debo preciosas indicaciones acerca de la buena administración del pueblo. Con él visité el magnifico edificio destinado á p]s-cuelas y al Catastro, que costó hace pocos años sobre treinta mil duros, cantidad que entre nosotros parecería fabulosa, y que pocas capitales de provincia se permitirían gastar, ó tal vez no se encuentren en condiciones de hacerlo, porque no saben apreciar lo que valen aquellas dos principales ruedas de la administración munioi-pal. En aquella bonita escuela se da una instrucción muy completa á niños y niñas, pues á imitación de lo que sucede en los países escandinavos, según tuve ocasión de ver en Stokolmo en 1869, estudian juntos los dos sexos en las mismas aulas, bastando saber para formar idea del desarrollo que allí se da á la instrucción primaria, que parte de aquel edificio está destinado á gabinete de historia natural, donde se ven minerales, plantas y animales del cantón, y hasta xm Museo pequeño arqueológico, en el que figuran cráneos y otros restos humanos, iitensilios de piedra, cerámica y objetos de bronce y de hierro, procedentes los unos de los palafitos del lago de Neufchatel, y otros de unas sepulturas antiguas recientemente encontradas junto al pueblo de Auvernier, colindante con el de que se trata. Es decir, que aquellas gentes, casi desde que

103 nacen, respiran una atmósfera científica tal, que no puede menos de influir en lo restante de su vida, como claramente se demuestra en la cultura general del país, donde apenas se encuentra una persona aun de las más bajas esferas de la sociedad, que deje de tener por lo menos nociones hasta de los ramos del saber más modernos.

Contribuye también á difundir el gusto por la ciencia de la naturaleza, el sistema hábilmente adoptado de combinar la enseñanza teórica con la práctica, lo cual se consigue, no solo dotando los establecimientos de todo el material necesario de Física, Química, Historia natural, Geografía, etc, sino también aprovechando las vacaciones de verano, que entre nosotros por regla general solo sirven para que el alumno pierda ú olvide lo que ha podido aprender durante el invierno, en el estudio práctico de las cosas naturales. Para esto se organizan expediciones científicas [)or el mismo maestro de instrucción primaria, ó por los jefes de colegios p establecimientos de segunda enseñanza, las cuales se realizan unas veces por el territorio mismo del cantón, si hay bastante campo })ara lo que el Director se propone, ó se extienden más según el tiempo que á ellas se destina. Las ventajas de este sistema son incalculables, pues además de contribuir al desarrollo físico, durante el viaje que se hace á pió y por pequeñas jornadas, no se interrumpe en absoluto el estudio, y además de iniciar al hombre en esa primera edad en que las impresiones son, tan indelebles en la contemplación de la naturaleza, aprenden los niños insensiblemente y por el procedimiento mejor, la Geografía física, estática y dinámica, algo de la Astronómica, la Mineralogía, la Geología, la Botánica, la Agricultura, y la Zoología, haciendo que el hombre se aficione á todas estas cosas ó á alguna de ellas, en la que con el tiempo ha de encontrar los medios de subsistencia. Por otra parte, es este uno de los medios más eficaces para que el maestro, allí verdadero observador de la naturaleza del niño, pueda estudiar su inclinación, asunto delicadísimo, al que generalmente no se le dá en-

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tre nosotros la importancia que en sí tiene, y que en Suiza merece una atención especial. Y no es solo el estudio de la naturaleza lo que se consigue por este medio tan ingenioso, sino que al dar lecciones el Profesor respecto al modo coma deben redactarse en el diario de viaje las impresiones que cada cual recibe, aprenden los discípulos á metodizar los diferentes actos de su vida, lo cual ya de por sí es una ventaja inmensa para lo porvenir, facilitándoles por este medio que si tienen nociones ó gran inclinación al dibujo, lo pongan en práctica, diseñando en las páginas del diario; éste, una montaña ó un arroyo; aquel, un árbol ó un bosque ; el otro, la figura de algún campesino ó de alguna linda pastora, todo lo cual queda allí impreso como recuerdo de la vacación que no huelga, y de aquellos viajes (jue tanto han servido para distraer y aleccionar el espíritu, como para vigorizarla materia, resultando de la combinación de todos estos medios la adhesión más y más íntima y el acendrado cariño que se tiene á la patria que tantas bellezas encierra y que tan inocentes delicias hace pasar al hombre.

Alguno de los maestros, directores de estas expediciones, adornado de dotes literarias y hasta de facilidad para el dibujo, las han publicado en libros que á la belleza de estilo reúnen el encanto de la descripción, debiendo mencionar entre ellos, como el más notable por la pureza y naturalidad con que escribe y por la exactitud y gusto de las viñetas que lo adornan, al célebre gínebrino Top-fer, cuyos viajes en zig-zag y las novelas ginebrinas, son dignas de leerse y meditarse, pues es grande la enseñanza que entrañan.

Dejando, empero, este asunto, que nos desvía algún tanto del objeto principal de la Memoria, apresurémonos á llegar á Berna, siguiendo con la mente la rapidez del tren, dando una ojeada de paso á la capital del cantón de Neufchatel, centro de gran actividad científica, particularmente en tiempos no muy lejanos, en que daba el tono al movimiento intelectual Suiza, llevando, por decirlo

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asi, la batuta el eminente naturalista Agassiz, há poco tallecido en los Estados-Unidos, á donde por circunstancias particulares, que no son del caso referir, tuvo que trasladarse. siu desmentir ni en un momento las 2-randes dotes de que Dios lo habia adornado, y una perseverancia infatigable, de cuyos sazonados frutos participó su nueva patria adoptiva. A él se deben, con efecto, asociado de otras eminencias científicas, tales como üesor, Colorab, Coulon, Marcou y otros que le han sobrevivido, los profundos estudios que se han hecho sobre las nieves perpetuas de los Alpes, llevando su abnegación hasta el punto de permanecer durante todo un invierno en la cueva llamada de los neufchatelenses, en uno de los glaciares ctel Aar, en el Oberland de Berna, exploraciones que tan eficazmente han contribuido á esclarecer la- estática y la dinámica de las nieves perpetuas de los Alpes. Con el apoyo y eficaz protección del actual emperador Guillermo de Prusia, publicó también su grandiosa obra sobre los peces fósiles, los estudios críticos malacológicos; Desor, .su compañero dio á luz varias obras sobre equinodermos, siendo tan numerosas las publicaciones realizadas por Agassiz, durante su permanencia en los Estados-Unidos, que seria sobrado prolijo enumerarlas, debiendo tan sólo limitarme á la que trata de la especie y de las bases de toda clasificación natural, una de las más clásicas de los tiempos contemporáneos. No era, pues, de esperar que pasando en el tren casi por encima de Neufchatel, por efecto del declive del terreno, dejara de evocar estos gratísimos recuerdos, rindiendo á la memoria de tan eminentes naturalistas el justo tributo que merecen.

Desde la capital de este cantón á Berna recorre el ferrocarril una hermosa llanura precedida de tierras algo pantanosas entre los lagos de Neufchatel y el de Biene, que aquellos infatigables habitantes imponiéndose enormes sacrificios, tratan de reducir á cultivo, por medio de hábil sistema de saneamiento, á imitación de lo que han hecho los liolandeses en el llamado lago ó mar de Harlem. Y por

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cierto que en estas operaciones al tratar de desecar parte del lago de Biene, liáuse encontrado los cimientos de madera, parecidos a los que sirven de base á los magníficos edificios de Venecia, de una población lacustre, que fielmente representa la adjunta lámina. Posible es que las excavaciones que continúan practicándose aumenten considerablemente las riquezas arqueológico-prehistóri-(;as encontradas en aquel lago, y que tan directamente han contribuido ú esclarecer la historia primitiva de la antigua Helvecia.

Por último, el dia 10 de Agosto antes del medio dia llegué á Berna, donde después de admirar la magnificencia de aquella estación toda construida con la piedra arenisca llamada molasa, instáleme en la magnífica fonda de Suiza, Scliweiserhof, como ellos llaman, siendo mi principal cuidado ir en casa de mi antiguo maestro de (jeolo-gía alpina el Sr. Studer, á quien tuve la inefable dicha de encontrar sano y del mismo buen humor que siempre, ape-sar de sus 84 años cumplidos, lo cual no pudo menos de regocijarme, tanto por el gusto de dar un abrazo á la persona de la que en 1850 en mi primer viaje por los Alpes, tan sabías lecciones y prudentes consejos recibí, cuanto por ver un ejemplo práctico, nada raro por cierto en los fastos de la historia, de la larga vida que puede alcanzar el hombre de costumbres sencillas y modestas, y de una actividad física é intelectual hábil y felizmente combinada. Allí tuve la fortuna también de encontrar á otro antiguo amigo y compañero, el Sr. Brunner von Watenwyl Presidente del Congreso que iba á celebrarse.

Es el Sr. Brunner un naturalista destinguido, cuyas publicaciones entomológicas lo colocan á gran altura, y que mantiene relaciones científicas con más de uno de nuestros profesores, por quienes inmediatamente me preguntó ; el cual, aunque puesto hoy al frente del ramo de telégrafos en el Reino de Wurtemberg, respondió con gusto al llamamiento que le hizo su patria, asistiendo á ia reunión de la Sociedad cuyas deliberaciones había de

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iiiaug'urar y presidir, como testimonio VÍA'O de la consideración que á los ojos de sus conciudadanos merecía.

Desde casa de mi querido maestro á quien tanto debe la Geología de Suiza, me dirig-í al Casino donde se hallaba ya reunida la Comisión organizadora del Congreso, encargada al propio tiempo de hacer los honores á los qne de dentro y fuera del país se apresuraban á responder á la galante invitación hecha con la anticipación debida por la Sociedad á todos sus individuos. Era aquel el LXI Congreso que la Sociedad helvética celebraba, lo cual prueba de una manera elocuente, cuan arraigado se halla en aquel pequeño, pero clásico rincón de Europa, el amor á la ciencia, y el gusto por estas Asambleas, donde á la par que se estrechan los vínculos de fraternal amistad que con amoroso lazo deben unir á los que se dedican al cultivo de los diversos ramos del saber, tanto ganan estos en todos sentidos por el común y desinteresado esfuerzo, pues se despierta por este medio la emulación haciendo que cada ciial lleve su piedra, grande ó pequeña, al edificio científico. Y á pesar de los años y aun lustros trascurridos, la pauta á que se someten gustosos los socios subsiste siempre la misma, es decir, que al terminar una de las reuniones se designa la capital donde ha de celebrarse la inmediata, nombrando también la persona que ha de presidirla, encargándose desde aquel momento de todo aquello que pueda contribuir á su mejor éxito. El nuevo Presidente propone con tiempo la comisión organizadora y puestos'sus individuos de acuerdo con él, preparan lo necesario para que el Congreso dé los resultados apetecidos, no olvidando por cierto el interesar á la Administración pública primero, al Municipio después, y á corporaciones y particulai'es, para que todos, cada cual en su respectiva esfera, contribuyan, no solo al buen éxito de la reunión de la Sociedad, en cuanto á lo puramente científico se refiere, sino también para que todos sean recibidos con agasajo y lleven después un grato re cuerdo de aquellos días consagrados á la ciencia y al

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solaz y esparcimiento. A esta noble excitación todo el mundo responde como es debido, y corporaciones y particulares , inspirándose en el honor de la patria, que exige imperiosamente su concurso, y secundando las excelentes cualidades de carácter que distinguen á aquel pueblo, se esmeran á porfía en idear medios para salir airosos en la empresa. Así es que no solo se disponen fiestas y regocijos para que se cumplan los preceptos del poeta latino de conciliar lo agradable con lo útil, sino que se lleva la galantería hasta el punto de ofrecer muchos particulares su propia vivienda para alojamiento de los individuos que así lo deseen, en especial para los extranjeros. Esta circunstancia se advierte de antemano en la circular de invitación, con el fin de saber cuántos son los socios que quieren disfrutar de las ventajas de esta hospitalidad. La comisión organizadora en vista de las contes-t,aciones que ha recibido, dispone de los ofrecimientos hechos, y designa la casa á donde ha de ir cada cual, no siendo raro el caso de que en la misma morada se instalen por indicación del hospitalario jefe de la familia, dos ó más individuos. Precisamente ocurrió esto en Berna, habiendo ido á vivir durante el Congreso con la honorable familia de los Sres. Mulhaupt padre é hijo, un joven profesor de S. Gall, el Dr. Amrein, y el autor de esta Memoria, debiendo precisamente á la feliz circunstancia de vivir bajo el mismo techo, el haber entablado relaciones con una persona á la cual debo curiosas noticias y el visitar después juntos uno de los hechos más notables que hoy ofrece la clásica Helvecia según se dirá.

La comisión organizadora recibe de los socios la insignificante suma de veinte francos, lo cual dá derecho á la comida opípara y abundante en los tres días que funciona el Congreso, á disfrutar de las fiestas y excursiones de antemano preparadas; y por último, para recibir el libro de actas en el que se reseñan los trabajos del mismo. Para esto reciben los socios varias papeletas que entregan al hacer uso de aquello para que sirven, y además un distin-

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tivo que consiste en un lazo de seda cuyo color indica la sección á que cada cual pertenece, distinguiéndose el del Presidente é individuos de la mesa por su mayor lujo, ostentándolo todos en el ojal del frac, levita ó gabán, costumbre que parece desdecir algún tanto de la modestia y sobriedad de aquellas gentes, pero que por otra parte tiene por objeto el dar respeto y consideración á los que llevados por su amor á la ciencia arrostran las penalidades de \in largo viaje. Y tan arraigada se halla la costumbre, y con tanto respeto se miran alli á los hombres de ciencia, que más de una vez he tenido ocasión de observar saludos y otras muestras de deferencia por las gentes del pueblo á los individuos del Congreso, á quienes se reconocía por aquel distintivo.

Aquel dia, víspera de la apertura del Congreso se destina á operaciones previas como las indicadas, ú reconocerse y estrechar la mano los antiguos amigos. sirviendo xma frugal comida al anochecer como pretexto para hallarse todos congregados, consolidar antiguas relaciones, entablar otras nuevas, y por último, para ponerse de acuerdo respecto á la sección á que cada uno quiere pertenecer , y los puntos sobre que ha de versar más que la discusión, que no suele ser empeñada, la exposición de hechos ó de doctrinas que contribuyan á impulsar á la ciencia por la via del progreso.

Pintar en breves frases lo que es aquella reunión de hombres dedicados exclusivamente á la ciencia, y que por lo mismo les preocu])a poco la cuestión del hábito exterior, que en unos no puede ser ostentoso, pues por lo común no suelen ser lo mismo en Suiza que en otros países muy ricos los que á tales estudios se dedican, y los otros bien sea efecto de natural y algún tanto filosófico abandono, ó porque acaban de realizar largas excursiones científicas por los Alpes ó por las montañas del Jura, lo cual no consiente gran esmero en el traje, ni facilidad en llevar una maleta bien provista, el resultado es que ofrecen aquellas reuniones un aspecto verdaderamente original en

lio todos conceptos. Véuse allí confundidos en la masa común , hombres de todas edades y condiciones, pues hasta los que verdaderamente pueden llamarse potentados como los Fabre, los Pictet, los de Candolle y otros de Ginebra, los Merian de Basilea, etc. etc., no hacen ostentación de lo que tienen, presentándose de tal modo que no contrastan con aquellos que son los más, que no pueden, ó no se preocupan de una cosa tan baladí como que ya es antiguo el refrán de que el hábito no hace al monje. Y prescindiendo todos de si se lleva el sombrero de este modo, ó de si la levita que cubre á un veterano data de algunos lustros, y no está en armonía con las ridiculas exig-encias de la moda; se vá, por decirlo así, al grano, ocupándose cada cual en su especialidad, buscando sus análogos ú homólogos, como diria un químico, resultando de aquel conjunto, al parecer extraño y abigarrado, una atmósfera cientítica, salpicada á veces de ciertos episodios entre jocosos y serios, promovidos por individuos de marcadas opiniones científicas ó políticas, aunque siempre dentro de los límites que exigen las conveniencias sociales, haciendo que por el momento se encuentre uno en un mundo distinto y especial, que no puede menos de causar extrañeza á los que como nosotros nos hallamos privados por desgracia en nuestro país, de semejantes instituciones.

He aquí ahora y en breves palabras, el programa de la reunión en Berna de la Sociedad Helvética de Ciencias naturales.

Día 11 de Agosto. Operaciones previas, según acaba de indicarse.

Día 12, á las ocho de la mañana. Asamblea general, en el gran salón de la casa de la Villa; discurso del Presidente Sr. Brunner, y comunicaciones de varios socios sobre asuntos generales.

De doce á dos, descanso. A las dos, constitución de las diferentes secciones en los locales respectivos. A las cuatro, comida general en el Casino. A las siete, concierto de órgano por el profesor Mendel en la magnífica Catedral,

111 y por la noche reunión en im café de los alrededores de la ciudad.

Dia 13 á las ocho de la mañana. Sesión en las diferentes secciones.

A las doce descanso y almuerzo. De una á cuatro, reunión de las secciones. A las cuatro, comida en el Casino.

A las siete y media función preparada expresamente en el teatro de Schanzli, situado en uno de los puntos más bellos de aquellos alrededores.

• Dia 14 a las ocho. Segunda Asamblea general y discurso de despedida del Presidente. A las doce, almuerzo en el casino. A las dos, excursión al lago de Tliun y visita al palacio de Schadan; de regreso á Berna, iluminación fastástica de la gran fuente en la plaza de la estación del ferro-carril.

La Sociedad se divide en ocho secciones á saber: de Física y Matemáticas, que celebró sus sesiones en el Observatorio astronómico. Segunda, de Química y Farmacia. Tercera, de Mineralogía y Geología. Cuarta, de Botánica. Quinta, de Anatomía y Fisiología. Sexta, de Zoología. Séptima, de Geografía, y octava, de Medicina; todas ellas exceptuando esta última, ocuparon diferentes salas del grandioso edificio donde se hallan instaladas las oficinas del ferro-carril del Jura, cedidas generosamente con este objeto por la Empresa.

La sección de Medicina se reunió en una sala del Hospital, y eventualmente para la sección de Química y Farmacia, se habilitó el laboratorio, y para la de Botánica el jardín.

Cada sección tenía designada además de la Mesa, una persona que ejercía las funciones de introductor ó cicerone, para enseñar el establecimiento donde se instalaba, ó para dar aquellas indicaciones que fueran necesarias. Los socios destinados para desempeñar estas funciones fueron para la sección de Física y Matemáticas, el Profesor Doctor Forster; para la de Química y Farmacia, el Doctor Sclnvar-zembach; para la de Mineralogía y Geología, el Sr. Bach-

112 mann; para la de Botánica, el Doctor Fischer; para la de Anatomía y Fisiología, el Doctor Aebi; para la de Zoología, el Sr. Theo])hil Studer; para la de Geografía, el coronel Siegfried; y para la de Medicina, el Profesor Doctor Quinké.

Los 264 socios que figurábamos en lista el 12 de Agosto se destribuyeron en las diferentes secciones, siguiendo cada cual su especialidad, pudiendo pertenecer uno mismo á dos ó más, como me sucedió, tanto por la analogía (jue entre los estudios geográficos y geológicos existe, cuanto por deferencia á los Sres. MüUhaupt mis generosos patrones, que con la galantería que los distingue, me significaron el deseo de que diera cuenta de la organiza-(ñon de la Sociedad Geográfica de Madrid y del plan de un 'J'ratado de (ieografía que el año último sometí á su aprobación y mereció los honores de que se insertara en el Boletín que aquella publica.

Hecha la elección de la Mesa en las diferentes secciones resultaron estas constituidas de la manera siguiente: ])rimera sección, Presidente, Profesor Bectz, de Munich: .Secretario, Sr. Ris-Schuel, de Berna: segunda sección, Presidente, Profesor Schwarzenbach, de Berna; Secretario, Sr. Stein, de S. Gall: tercera. Presidente, Sr. E. v. Fellenberg; Secretario, Dr. Tribolet: cuarta. Presidente, Sr. Profesor Martins, de Montpellier; Secretario, Sr. Fan^ kauser, de Berna: quinta, Presidente, Profesor His de Leipzig; Seccetario, Sr. Dr. Lang, de Berna: sexta. Presidente, Sr. de Beamont, de Ginebra; Secretario, Sres. Leu-zinger y Mullhanpt: sétima. Presidente, Sr. Profesor (^linké, de Berna; Presidente honorario, Sr. Dr. Schnei-der, de Berna; Secretario, Sr. Dr. Kaufmann, de Berna.

La pequeña irregularidad que aquí se observa de figurar siete secciones en lugar de ocho como se decia en el programa, consiste en haberse agregado la Zoología á la de Anatomía y Fisiología.

Procuraremos dar cuenta, sino de todo lo que se trató en las sesiones generales y en las de sección, pues esto

113 no es fácil que lo haga uu solo individuo, por lo menos de aquellos puntos más culminantes y que puede decirse imprimieron carácter á dicha reunión científica.

El lunes á las ocho de la mañana se inauguraron las tareas del Congreso en el salón del gran Consejo, en cuyo vestíbulo se habían colocado de ante mano, los planos del nuevo Museo de Historia Natural, de cuya inauguración daremos oportuna cuenta. El Presidente Sr. Brunner de Watterwyl, abrió la sesión leyendo el discurso de reglamento , en el cual abordó de lleno la teoría de la variabilidad de las especies, tal como la ciencia moderna la concibe. Mientras la antigua Geología explicaba el desarrollo de la vida en el globo por la completa desaparición de unas Faunas y Floras, y su sustitución por otras nuevas , enteramente distintas de las anteriores, los naturalistas modernos admiten, según aquel, que sólo las formas individuales son las que mueren y desaparecen, al paso que el mundo orgánico desde que apareció en la tierra se considera como continuo y perpetuo, por medio del enlace directo de las especies, descendiendo unas de otras según las leyes de la selección; de la herencia y de la lucha por la existencia tan hábilmente resucitadas y puestas en claro por el naturalista inglés Darwin. Esto sentado y robustecido con varios ejemplos, en concepto de Brunner, pasó este á demostrar fundado en consideraciones nuevas ó que por lo menos ofrecen notorio ingenio según el autor, la influencia que la nueva teoría ha ejercido en el desenvolvimiento de las ciencias naturales.

Terminada la lectura del discurso presidencial, que fué acogido con entusiastas aplausos, la Asamblea acordó que el Congreso de 1879, se celebrara en S. Gall, designando como Presidente al Sr. Rechsteiner individuo del Consejo de Sanidad de aquel Cantón.

Inmediatamente después hizo uso de la palabra el l)r. Planta de Reichenau para exponer los estudios por él practicados, relativos al procedimiento químico de la formación de la miel. Con objeto de facilitar la inteligencia

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del asunto, expuso aquel grandes dibujos representando hasta los menores detalles de la textura orgánica de la abeja. La materia dilucidada por el Sr. Planta es del mayor interés además de la curiosidad que encierra, por cuanto se trata de averiguar si la grasa en los animales es debida á la introducción en el organisíno de hidratos de carbono, tales como el azúcar por ejemplo, según pretendía el eminente Liebig; ó por la descomposición de las materias albuminoideas como quiere Voit. Para quilatar ambas teorías y ver de parte de cual de ellas está la razón, el Sr. Planta dice que alimentando las abejas con sustancias ricas en albúmina, ha obtenido las menores cantidades posibles de cera, mientras que dándoles azúcar, miel, harina, etc., los resultados fueron diametralmente opuestos, y como la cera es un cuerpo análogo á la grasa, las consecuencias parecen lógicas. Asegura aquel, que si la alimentación de la abeja se compone exclusivamente de azúcar, se transforma en cuerpos grasos el 99 por 100 de los alimentos; con azúcar y yema de huevo la proporción baja hasta el 73 por 100; reduciéndose á la nada, si se les da solo albúmina con una corta cantidad de azúcar. También añadió el Dr. Planta que sustancias ricas en azúcar no solo aumentan la cantidad de cera, sino que la operación se hace mucho más rápidamente. Terminó el discurso de tan distinguido naturalista citando en apoyo de su doctrina gran número de hechos muy interesantes, y le-yendo una carta del mismo defensor de la opinión contraria al Sr. Voit, én la cual le dice que enterado de los curiosos experimentos debidos á su laboriosidad y paciencia á toda prueba y de sus resultados, se adhiere por completo á la opinión de Liebig, tan hábilmente confirmada por el Sr. Planta.

Enseguida el Presidente concedió la palabra al señor Heer, Profesor reputadísimo de Zurich por sus publicaciones sobre Paleontología vegetal, para dar cuenta del importante descubrimiento hecho en la última expedición inglesa al polo Norte por el capitán Feilden de un rico y

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potente depósito de carbón, probablemente lignito, como • lo acreditan las muchas plantas fósiles encontradas en las capas de molasa y otras rocas de estructura pizarrosa remitidas á dicho Profesor para su determinación.

Be las 30 especies clasificadas, 20 se encuentran también en Espitzberg y en Groenlandia, en el horizonte mioceno igual al de Suiza, que Heer ha reconocido y estudiado tan minuciosamente. De la comparación de estas dos comarcas no solo tan apartadas, sino de condiciones geográficas y climatológicas tan distintas, resulta que mientras la Flora actual de Grimelland corresponde á la vegetación pol)re y raquítica de los altos Alpes, sin contener entre (30 plantas más que un sauce pecpieüo y rastrero , en la época raiocena existian en las regiones árticas 17 especies arbóreas, y de ellas 11 coniferas; la más común entre todas es el Taxodium distichum ó ciprés calvo, que hoy mismo forma grandes bosques en los terrenos húmedos del Sur de los Estados-Unidos. Esta especie se encuentra en estado fósil en todos aquellos puntos donde se ha reconocido el horizonte geológico indicado en Espitzberg, en Groenlandia, en Suiza, Italia, Alaska en el N. del Canadá, en el Japón, etc. Del examen hecho por Heer resulta al menos, que tanto las hojas y las flores como los frutos son enteramente iguales á los representantes de la especie actual, hecho por demás notable si se tiene en cuenta el incalculable espacio de tiempo transcurrido y los profundos cambios climatológicos desde entonces ocurridos. De cuyo hecho, que por cierto no es único en la historia de los seres orgánicos, deducia aquel sabio paleontólogo que al lado de la variabilidad que en algunas especies se advierte, puede y debe admitirse una gran vitalidad y permanencia de los caracteres específicos en muchas otras.

En apoyo de esta idea, cita Heer cinco especies de Pinos, entre los cuales algunos se parecen al Pinabete de los Alpes. Entre ellas la más notable es la Pinus pina, de la cual se han encontrado algunas escamas del fruto y ramas

116 con sus hojas, con la particularidad de que mientras en Espitzberg y en Groenlandia se encuentra en el terreno terciario medio, en Europa y Asia sólo hace su aparición (ín el periodo glacial. Entre las plantas procedentes en estado fósil de las comarcas polares, el Sr. Heer encontró un género nuevo al que dio el nombre del afortunado descubridor; es un pino al que llama aquel Feildenia en honor de Feilden, que recuerda hasta cierto punto al Nagapa del Japón, siendo muy distinto de las coniferas actuales; y en cuanto á los fósiles sólo es comparable con los Phae-uicopsis de hojas rígidas del Jura, y con los Cliordaites frecuentes en los yacimientos carboníferos hasta de la zona ártica.

Forman parte de tan singular Flora fósil dos especies de álamos y otras dos de abedul, de los que se encontraron grandes porciones de tronco con su corteza, un tilo, un olmo, dos especies de avellanos muy abundantes , una ninfea, carrizos de grandes dimensiones, y otras varias plantas que ofrecen una facies (') aspecto meridional.

Las consecuencias cjue fundado en estos hechos pretendía con harta razón sacar el veterano paleontólogo zurigense, siendo poco favorables á la teoría de la evolución , no podían menos de despertar al decidido y apasionado Darwinista Carlos Vogt; el cual dijo que el caso, de la notoria permanencia del Taxodium no debe invalidar la teoría de la transformación de las especies, pues precisamente su gran vitalidad lo ponía en las mejores condiciones para vencer en la lucha por la existencia. Una de las inapreciables ventajas de esta teoría es que todo lo explica, pues el ingenio de sus mantenedores es tal, que })ara todos cuantos argumentos se presentan en contra halla razones más ó menos plausibles que oponer; acostumbrando añadir algún mote ó calificativo con el que despiadamente se trata de ridiculizar al que se atreve ú no seguir de plano el dogma evolutivo. Imitando á Moliere en el famoso Médico á palos, es frecuente oir á los

m transfoi'mistás exclamar: << no siendo V. de los nuestros, está dispensado de tener sentido comnu.»

Terminado este asunto, el Sr. Favre de Ginebra, expuso con su habitual método y claridad, la teoria de la formaciou de las montañas por el enfriamiento de la costra solida, ácuyo íin presentí» los iug-eniosos aparatos inventados por él, y dibujos en gran escala de los resultados obtenidos y que reproducen las láminas adjuntas.

Empezó Favre la expedición de su teoria, recordando los experimentos realizados en l^KÍ en Inglaterra por Jacobo Hall bien conocidos de todos los que á este linaje de estudios se consagran, y con los cuales guardan alguna semejanza los suyos, siquiera en su concepto sean más concluyentes. Proponíase aqviel encontrar la causa de los repliegues y ondulaciones que ofrecen ciertas capas de sedimento, y dejándose llevar de la teoria de Hutton, puesta frente á la neptunista de Freyberg, disi)uso Hall sus ingeniosos experimentos valiéndose para ello de t iras de tela de lana, de algodón y de lulo. de diferentes colores para que resaltaran más los efectos, y también de ligeras capas de arcilla colocadas aquellas y estas entre tablillas de madera por medio de las cuales las comprimía el operador, resultando de ello repliegues y ondulaciones análogas á las que ofrecen ciertos terrenos de sedimento como consecuencia natural de la hipótesis del Dr. Hutton, qiie supone que nuestros continentes surgieron del fondo de los mares y alcanzaron la altura que hoy ofreceu, por efecto de la acción interna del calor central, cuyas priu-cípales manifestaciones se encuentran en los volcanes.

Reseña después Favre las tres teorías sucesivamente inventadas según las ideas reinantes, para explicar la formación de las montañas; á saber, la de los levantamientos, tan antigua en la ciencia según Elie de Beaumont, como el cuadrado de la hipotenusa; la de los hundimientos ideada por Deluc y sostenida más tarde en Francia por Constant Prevost y otros, y la de la compresión y rompimiento lateral de las capas por efecto del enfria-

118 miento de la costra sólida; y tratando con sobrado desden en mi concepto á las dos primeras y en especial á la de los levantamientos. que según él mismo pueden perfectamente conciliarse con la tercera, fíjase de un modo especial en esta última por ser la que sirve de fundamento á sus experiencias encaminadas por cierto á confirmar las ideas de Horacio Benedicto de Saussure, uno de los primeros que pensaron en explicar i)or las causas indicadas el heclio, etc., á cuyo fin recuerda Favre las frases de su eminente compatricio en apoyo de la teoría favorita. Hablando Saus.sure en su famosa obra (1) sobre la estructura de las montañas de Cirinderwuld, dice que constitu-•eu un precioso modelo de replegamiento lateral, que

('(msidera comcj la causa decisiva de la inclinación de las caitas, originariamente liorizontales. En otro pasaje de] relato de sus viajes insiste en la misma idea, añadiendo que si')lo por el aplastamiento como el cree, ó por la rotura de la misma tierra, según pretendía Deluc, pueden explicarse todos estos accidentes. Ann cita Favre el siguiente párrafo de una carta inédita de Saussure á De la Metherie de 6 de Julio do 1795. referente á la teoría de la tierra que »''ste publicó en 1791. '<Tan sólo debo haceros observar, dice, que el sistema expuesto en el volumen 3." de vuestra obra y al que dais mi nombre, no debe considerarse como consecuencia de opiniones bien meditadas y adquiridas con refiexion y madurez, pues tan sólo he presentado estas ideas como un ensueño ó á manera de una serie de imágenes que el espectáculo de las montañas visibles desde la cima del Cramont puede hacer despertar en la imaginación de un geólogo, opinando como V. respecto á que la explosión de los fluidos clásticos, no ha podido levantar y menos aún sostener en estado de levantamiento masas tan considerables como la de Montblanc y sus alrededores. Estoy más bien por la idea de una acción de re-pujamiento lateral, pero este es un asunto demasiado

(1) Voyageg dans les Alpes. YlQí>.

119 largo para una carta, y me reservo desarrollar estas ideas en la continuación de la obra.»

Aduce después el Sr. Favre un texto de las obras de Deecartes citado por Daubréc, en el informe que en 1867 dio á luz sobre los progresos de la Geología, para demostrar que ya en 1(544 el gran matemático francés habia entrevisto, hasta cierto punto. la causa de las dislocaciones terrestres, considerada por los geólogos modernos <-'omomás eficaz. He aquí el citado . jiárrafd de Descartes:

« Aliora bien, decia a(piel, existiendo nmclias hendiduras en la capa E. que representa parte, de la su])erñcie teiTestre, aumentando sucesivamente llegaran á hacerse tan grandes, que faltándoles la natural trabazón de sus partes, la bóveda que componen se romperá de golpe, t^iiyendo por su ])ropio peso en grandes jjedazos sobre la superficie del suelo C. que representa una capa inferior á a- E.\ más como esta su])erficie no es bastante ancha para

i'ecibir todas las piezas de aquella en la misma situación eu que estaban antes, necesario ha sido que algunas de ellas cayeran de lado apoyándose las unas contra las otras.»

Haciendo luego,el autor de la Memoria el juicio crítico de los tres sistemas hasta el presente propuestos para explicar estos accidentes terrestres, dice, con sobrado fundamento , que los principios en que estriban lejos de ser incompatibles pueden concillarse fácilmente; pues cree que no puede rehusarse á los sabios que han admitido el sistema de elevaciones como modificación principal de la superficie del globo, haber admitido también la formación de depresiones, como modificación secundaria.

Parece también imposible que los geólogos partidarios de el sistema de los hundimientos como modificación principal, no hayan admitido igualmente el levantamiento como modificación secundaria. En fin, en el sistema de presión ó de aplastamiento lateral existe un hundimiento general de la superficie de la tierra, puesto que hay disminución en la longitud del radio de nuestro globo, y

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resultan por consiguiente elevaciones del suelo en medio de esta depresión general.»

Tan atinadas me parecen estas reflexiones, que no pueden menos de apreciarse en lo que valen, opinando por mi parte, que si bien son dignos de aplauso cuantos esfuerzos se hagan ¡¡ara explicar todo lo que á la historia de nuestro planeta se refiere, no creo han de lograr sus autores lo que se proponen, si encerrándose en estrechas miras, no hacen intervenir en la producción de fenómenos tan complejos, más que un género ú orden de causas. Por otra parte, no deja de ser singular la tendencia que hoy se advierte en muchos geólogos de notoria reputación (1), de referir á causas secundarias y que si actúan es ya como efecto de otros agentes, la intrincada orografía y aun la hidrografía de nuestre globo, relegando al olvido, y lo que es peor aún, prescindiendo algunos en absoluto de vma causa tan poderosa como la materia de la pirosfera, donde tantas sustancias de naturaleza y de tensiones variables al infinito deben hallarse en estados para nosotros incomprensibles, por efecto de la extraña combinación del calor central y de la presión que sobre todas ellas actúa. Podrá tal vez figurar este agente en segunda fila, cuando el enfriamiento de la costra exterior alcance las proporciones que se observan en nuestro satélite la luna, pues en este caso se comprende que la interposición de una capa de considerable espesor coloca al fuego central en con~ diciones de no poder actuar por si. Pero como refiriéndonos al globo que habitamos, precisamente los mayores accidentes estratigráficos, las ondulaciones y repliegues de los terrenos de sedimento, asi como la aparición de las rocas hidrotermales, granitos, pórfidos, etc., se refieren á períodos muy remotos en los cuales la desproporción eutre la masa ígnea y la costra sólida era por demás considerable , no alcanzo la razón de querer privar á la primera de su natural iniciativa, si vale y se permite la frase , conce-

(1) Daubrée, Suess, Lapparent, etc.

121 diendo los honores al enfriamento que es una causa secundaria, hija ó efecto natural de un estado anterior y verdaderamente activo. No es esto decir en absoluto que el enfriamiento haya dejado de coadyuvar á todas estas ma-gestuosas operaciones terrestres, pues no es difícil comprender que las grietas, por ejemplo, han de haber facilitado la salida de materiales del interior por los puntos de menor resistencia, sin olvidar por otra parte la presión que el encojimiento mismo de la costra exterior li\ibo casi siempre de producir sobre la pirosfera, obligándola á desbordarse y á aparecer fuera parte de los materiales que la representan. Pero sin negar nada de todo cuanto acaba de exponerse, creo que debe también combatirse la exageración que parece ponerse hoy de moda, fundada en el enfriamiento y en todas sus manifestaciones para explicar el relieve actual del globo. Los efectos son muchos y complicados ; pues bien, lo lógico, lo natural y en manera alguna invalidado por la observación, es admitir ó poner en juego para ello todas las causas conocidas y hasta aquellas llamadas moleculares hijas tal vez de la electricidad y magnetismo terrestre, á las que generalmente se recurre en casos dudosos y cuando la cosa se presenta algún tanto problemática y difícil de explicar por otros medios. Y de que más de una vez se ha apelado á estos últimos agentes para exphcar tremendas vicisitudes terrestres , encontramos una prueba evidente y que honra á nuestro país, en un libro publicado por el inmortal Feijóo con motivo del terremoto célebre de Lisboa, en el cual el erudito benedictino atribuía estas actividades terrestres á la acción del magnetismo.

Admítase, pues, en hora buena la eficaz y con frecuencia decisiva influencia del enfriamiento y la presión que este determina sobre la masa pastosa ígnea, pero no hasta el punto de anular por completo, como hoy se pretende , la intervención directa que en muchos casos ha tenido y tiene el calor central en la formación de los rehe-Tes del globo, y no sólo con referencia á los antiguos sino

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también á los actuales. ¿No dan de esto último pruebas evidentes todos los centros volcánicos? ¿Acaso la aparición súbita é instantánea de montes como el Vesubio y Monte Nuevo, ó de las islas Julia, Sabrina y otras en nuestros dias, deberá atribuirse exclusivamente á la acción del enfriamiento , cuando en los alrededores de los puntos levantados no se advierten señales al exterior de que tales fenómenos hayan ocurrido? Por mi parte puedo asegurar que en presencia del cráter de Stromboli; de las dos bocas de la erupción del p]tna en 1852, emisiva la una, explosiva la otra, y de la erupción del Vesubio, contemplada con asombro en Octubre de 1881; confieso que me era imposible imaginar que llegara un dia á creerse que todas estas manifestaciones de la actividad del globo pudieran referirse á una causa secundaria cual es el enfriamiento , pues claro está que este supone un estado candente anterior.

Pero en fin sea de todo esto lo que se quiera, hecha ya ])or mi parte la salvedad que precede, bija del juicio que de todas estas cuestiones he formado, y cuya tendencia no es otra, sino poner cierto contraposo para moderar determinadas exageraciones, veamos como discurre en la materia el Sr. Favre, y los ingeniosos medios de que se A ale para llevar el convencimiento de que ciertamente se halla él poseído, primero al ánimo de la Asamblea que lo escuchaba con religioso silencio, y después al de los lectores de la Memoria que con este fin ha publicado en una de las Revistas más acreditadas de Europa (1).

La causa del repuj amiento ó presión lateral, en sentir de aquel, es sin duda alguna el enfriamiento del globo, el cual probablemente debe encontrarse en el estado ó período en el que según Elie de Beaumont el enfriamiento medio anual de la masa excede ya al de la superficie, siendo lógico suponer que esta desproporción vaya sucesivamente en aumento. De aquí se sigue que tendiendo las

(1) Bibliotheque Universelle de Geneve, Junio 1878.

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capas externas á encontrar apoyo en las partes inferiores, faltándoles la base, se doblan, arrugan y repliegan, dislocándose en los más encontrados sentidos, hasta un punto tal, que mientras en unas localidades se deprimen, en otras se levantan.

Partiendo, pues, de la idea, de que el enfriamiento es ^ayor en el fondo que en la superficie de la costra sólida. Ideo el Profespr ginebrino su ingenioso aparato, en el cual Si por una parte se advierte alguna analogía con los de el distinguido Hall, difiere de ellos en estos dos conceptos:

Primero, en que el célebre escocés colocaba los cuerpos que queria comprimir sobre im cuerpo rígido incompresible , al paso que aquél sitúa la capa de arcilla sobre lina plancha de goma elástica distendida, adhiriéndola á 6lla todo lo posible, hecho lo cual, deja que la goma elástica vaya adquiriendo sus dimensiones primitivas, con el fin de que la contracción de ésta obre de una manera igual sobre todos los puntos de la base de la arcilla, y más ó menos eficazmente en toda su masa, en el sen-l'ido de la compresión lateral.

Segundo, en que mientras Hall comprimía, valiéndose de tablillas, la superficie superior del cuerpo que queria plegar, evitando de este modo las deformaciones, en los experimentos de Favre, origiuanse por quedar libre esta parte, accidentes análogos á los que vemos en las colinas y montañas.

Hé aqui ahora^ en qué términos describe su aparato el Profesor de Ginebra: <;< La disposición del aparato es muy sencilla: una lámina de caoutchouc de 16 milímetros de espesor, 12 centímetros de ancho y 40 centímetros de largo, se estira en la njayor parte de los experimentos, hasta alcanzar una'longitud de 60 centímetros. Se la cubre de una capa de arcilla en estado pastoso, cuyo espesor varía, según los experimentos, de 25 á 60 milímetros. Se ve por las dimensiones indicadas más arriba, que la presión disminuye la longitud de la capa de arcilla en un tercio. Esta presión ha sido ejercida sobre ciertas monta-

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ñas de Saboya. Por ejemplo, el corte que he i)ublicado eutrc la Pointe-Percée y los alrededores de Bouueville, deja ver que las capas plegadas ú contorneadas que se observan y pueden verse entre Dessy y el Col du Grant-liernand, cubren una longitud que tiene los dos tercios de la que poseian antes de la compresión. Estas montañas han debido sufrir, pues, como la arcilla del aparato, un acortamiento indicado por la relación de 60 á 40.

Estos accidentes se observan en casi todos los puntos de la costra terrestre, pues si en ciertas regiones la su-perñcie no los acusa, con frecuencia debajo de las capas en estado normal se encuentran otras que llevan impreso el sello de la compresión. A veces los pliegues se aproximan á la vertical y las capas apretadas unas contra otras, lo cual signiñca que la compresión se ha ejercido de una manera más enérgica. La .superficie de la tierra ha sido, por consiguiente, en otros tiempos más extensa que lo es hoy, habiendo experimentado el radio terrestre en los diferentes períodos de su historia una inmensa retracción, como se ve es])ecialmente en el terrero carbonífero.

Pero volvamos á mis experimentos, dice Favre: colocadas en las extremidades de la arcilla tablillas de madera verticales y fijas en la goma elástica, claro es que siguiendo el movimiento de retracción encuéntrase la arcilla entre dos presiones, una lateral determinada por las apoyos de madera, y otra por la adherencia á la goma. Actuando tan solo esta última, se forman únicamente arrugas muy pequeñas en la superficie de una capa de arcilla de 3 á 4 centímetros de grueso; y si solo los apoyos la comprimen, colocada la arcilla sobre una plancha bien lisa y untada con aceite, no se Qbserva en el centro de la superficie arruga ó pliegue alguno, botándose tan solo un aumento en el espesor, que sobresale de preferencia contra las tablillas que sirven de apoyo. Advierte luego el Sr. Favre que las líneas que parecen indicar en las figuras que acompañan á su comunicación verdaderas capas, no son en realidad sino meros delineamientos trazados en las

EXPERIMENTOS DE ALFONSO FAVRE DE GINEBRA. ffí»-'í:

m i» JP ajares, Amor doDíos.B .Madrid.

.-:»"~X.

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caras verticales de la arcilla, y luego añade: Hé aquí los resultados de algunos experimentos.

Sea la üguva núm. 1 de la lámina primera que representa la faja de arcilla de 62 centímetros comprimida hasta los 45 centímetros, y el grueso de 35 milímetros, iilcauzando (53 milímetros en el punto más alto después (le ser comprimidas. Obsérvanse en ella las capas antea horizontales muy plegadas, separándose en algvmos puntos, sobre todo en el marcado coa la letra A , donde aparecen grietas horizontales que imitan la entrada de algunas cavernas. Nótanse en otros hendiduras ó fallas más ó menos verticales, poniéndose más claramente de manifiesto la acción en el punto B, donde se ha formado como un promontorio ó montaña de pendiente suave hacia la derecha, salvo el m(3g(jte que aparece en C; mientras la ladera opuesta aparece cortada á pico, constituida por capas verticales con un rompimiento perpendicular, donde las capas que en el cuerpo principal de la montaña se presentan casi horizontales, se doblan hacia abajo al apoyarse contra las otras.

Esta figura recuerda perfectamente la disposición del monte llamado Saleve, junto á Ginebra, sobre todo suprimiendo el mogote c. Con efecto, vénse allí un escarpe ó pendiente rápida hacia el N. O. y una ladera suave hacia el S. E., y en muchos puntos capas más próximas a la vertical que las indicadas en la figura adjunta, con la misma indicación que en ellas se advierte al contacto do las horizontales con las verticales.

Debe advertirse, no obstante, que lo que separa á nuestras montañas de los experimentos que exhibo, es que la materia empleada en estos no ha sufrido erosión alguna, siendo esta la causa principal de lo que en realidad distingue el experimento, de lo que vemos en la Naturaleza. También llama la atención que lo mismo en esta como en la mayor parte de las otras figuras que reproducen mis experimentos, añade Favre, las capas inferiores son mucho más imiformes en la parte inferior que en la superior.

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La figura 2." representa una faja de arcilla de 60 centímetros , reducida á 40 por la presión; gruesa de 40 mili-metros, de los cuales 35 teñidos de gris y 5 de rojo, y más consistente que la otra en la parte superior, alcanzando después de verificarse con alguna energía la presión en el punto culminante, 5 centímetros.

Las colinas y valles que se observan en la superficie son debidos al replegamiento de las capas, muy evidente en las paredes laterales. En el centro adviértese un gran pliegue a, muy pronunciado, con una fractura longitudinal, y á derecha é izquierda bóvedas inclinadas en sentidos inversos. Las letras í>, c, d, e,f,gyh, marcan ciertas formas de montañas que ni coinciden ni son iguales en ambas caras de la faja de arcilla. Con efecto, la figura 3." repi'csenta el lado opuesto al dibujado en la anterior, co-iTcspóndense las mismas letras y en ella se nota que el pliegue b de la figura 2." presenta como prolongación la llanura h de la 3.", que el llano li de la 2." corresponde como prolongación con la montaña h de la 3.*

Nótanse también en la figura 3." varias separaciones de capas, alguna de ellas, como la i, producida por el hundimiento de la capa inferior. Las formas obtenidas en este experimento se encuentran en la mayor parte de las cordilleras, lo mismo en la de los Apalaches (América del Norte), que en el Jura y en los Alpes.

En la figura 4.* (lámina 2.") la longitud de la arcilla es de 60 centímetros, reducida por compresión á 40 centímetros ; el grueso antes de 40 milímetros, alcanza después, de verificarse la compresión, hasta 65.

Adviértense ondulaciones y repliegues análogos al de la figura anterior, dando origen entre otros accidentes á una bóveda a, perfectamente hecha, siquiera apenas ofrezca rompimiento alguno; parécese y mucho, á la bóveda de Cluse en el valle del Arve. De trecho en trecho distínguense cortes verticales [h, c, d, e,f, g,) &Ü.\Q& que al parecer la compresión ha obrado de una manera muy enérgica, hasta el punto de poderlos considerar como

127 zonas de repujamiento, pues las capas han sido quebrantadas de una manera excepcional, apareciendo muchas de ellas hasta separadas unas de otras.

La figura 5." representa el lado opuesto de la 4.", repitiendo las mismas letras en los puntos correspondientes. Así la gran bóveda «, de la figura 4." corresponde con las dos « « de la figura 5." y la zona de compresión l,f, c, g. figura 4.", que se ostenta tan pronunciada como que las capas se separaron, coincide en la 5." en el punto h, con una falla oblicua.

La zona de repujamiento c, de la figura 4." no alcanza hasta c figura 5.", mientras que la zona ¿ , del 4 es mucho más considerable en d, figura 5, llegando a triplicar sus dimensiones.

La zona e, f, i, 4 apenas es visible en c, figura 5. La zona, / , muy marcada en figura 4, donde aparecen muchas separaciones de capas en forma de cavernas, es menos pronunciada en / , figura 5, por más que también allí haya varias separaciones de capas. Por último la zona^, que en la figura 4 , es oblicua, se ostenta también muy pronunciada e n / , figura 5, pero más vertical.

La figura ¿, de la lámina 2." y 7 de la 3." representan los dos lados de la faja de arcilla, cada letra indica una forma cuya prolongación se halla indicada en el opuesto por la misma.

En estas figuras la faja de arcilla tenia 60 centímetros y fué comprimida hasta los 40 centímetros; la altura de 25 á 30 milímetros, de los cuales 5 de color rojo y de mayor consistencia ó solidez, ocupaban la parte superior y cubriendo á lo reatante que era de otra tinta ó matiz; hecha la compresión el punto culminante alcanza 62 milímetros y las formas adquiridas fueron como se ve, muy variadas. La a de la figura 6.* representa una gran bóveda casi recta y sola en la parte superior. La separación de las capas ha dado origen á una caverna ancha y profunda, de aspecto muy parecido á la producida en c figura 7.". Ambas á dos son triangulares y se parecen á la del pe-

128 queño Bemard en Saboya, producida por la explotación del combustible. La misma bóveda a, figura 6.*, ha sido rota y destruida lateralmente en a, figura 7.', pero sin caverna.

Las paredes del valle h, figura 6.", se hallan muy inclinadas , mientras que en b, figura 7, sólo representan ima grieta de paredes verticales y aún más allá.

La bóveda e, figura 6.", es recta y casi sin rotura, mientras que en c, figura 7, aparece quebrantada y deshecha.

El valle D, figura 6, es estrecho y de paredes aproximadas en el centro de la faja, cambiando de aspecto en d, figura 7, que representa una Uaniira.

La bóveda e, figura 6, recta y apenas rota, correspon-íle en parte á la llanura ¿ , y en parte también al pliegue c, figura 7 , oblicuo respecto de la dirección de la bóveda.

El va l le / , figuras 6 y 7, es bastante uniforme en toda su extensión.

La bóveda ff, figura 6, aparece inclinada en sentido opuesto al de su prolongación en g, figura 7.

La bóveda h, figura 6, baja y alabeada, y la bóveda i, profundamente quebrantada con las capas verticales, se continúan en h i, figura 7, formando otra bóveda.

La llanura Ji, figura 6.", se prolonga en forma de bóveda en h, figura 7, y el pliegue I, figura 6.", encorvada en sentido contrario de /i, no se observa en I, figura 7.

Las ondulaciones, pliegues, roturas y valles de ambas figuras son muy notables, recordando estos relieves los de muchas montañas, según hice notar explicando la figura 2."

En la figura 8.", lámina 3.", la longitud de la faja de goma es de 60 centímetros, reducidos por compresión á 40

. centímetros, revestida toda ella de una capa de 40 mili-metros de arcilla gris, cubierta por otra de 5 de color rojo y más consistente; el punto de máxima altura después de comprimida, llega á 100 milímetros. He querido con esta figura reproducir, si ú tanto se puede, lo que debe haber

129 ocurrida por la compresión sobre capas horizontales húmedas aún, formadas en el fondo del mar entre dos montañas ya constituidas. Con este objeto, coloqué sobre la goma elástica y debajo de la arcilla dos hemiciliadros de madera « y ¿ de 35 milímetros próximamente de radio y á la distancia de 20 centímetros de las extremidades de la arcilla, y separados entre sí 20 milímetros, advirtiendo que antes de la compresión la superficie de la arcilla y las rayas que reproducen las capas estaban horizontales.

La compresión formó en el vértice del cilindro a un valle c, representado por un replegamiento de las capas á la derecha, y por una eminencia á manera de altozano á la izquierda, singular ejemplo de valle que no creo haya pensado.nadie explicar por semejante procedimiento.

Eñ el otro cilindro h, resultó un enorme levantamiento, según se ve en e, con una rotura tal que el lado izquierd o / , lí, sufrió una inversión completa de las capas, como si hubiera girado sobre una charnela alrededor de la línea horizontal que pasara por el punto A. De donde resulta que las cuatro capas superiores números 1 ,2 , 3 y 4, hallándose en su posición normal antes de ser comprimidas, se encuentran después dispuestas de tal modo que repre-tan la sucesión indicada por los números 1, 2, 3,4.—4, 3, 2. 1.—Si la ladera de la izquierda desapareciese, resulta-ria entre los puntos x,z,el corte marcado por 1, 2, 3, 4, 5, 1 , 2 , 3 , 4 , 5 .

Secciones análogas representando inversiones en el orden de las capas naturales, son conocidas de todos los geólogos.

Las formas que.se advierten en los precedentes ensayos y que los dibujos reproducen con exactitud, dependen de muchas y muy variadas circunstancias, por ejemplo, del grado de compresión, de la lentitud ó presteza con que se ha operado, del grosor de la capa de arcilla, del grado de su plasticidad, de' la consistencia uniforme ó distinta de las diferentes capas, etc. Y aún así, con frecuencia no puede uno darse razón de las causas que pue-

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den haber producido tales ó cuales formas y accidentes, como por ejemplo, las que ofrecen ambo» lados que según se ha visto, no siempre son iguales, y los de la superficie ó cara superior de la arcilla que por regla general son poco extensos y pronunciados. Indudablemente que todo esto es harto difícil de explicar, siquiera se observe en la naturaleza muchos casos análogos y si no ¿por qué los Alpes no constituyen ó representan una verdadera cordillera , y sí más bien una serie de macizos, con frecuencia oblicuos unos respecto de otros? ¿Y por qué en el Jura se observa amenudo que los estribos terminan sin interrump-cion en llanos ó valles ?

Pero sea de todo esto lo que se quiera, lo que puede asegurarse es que las formas y estructuras obtenidas por medio de estos experimentos, tienen una notoria semejanza con las que á menudo se encuentran en la naturaleza , siquiera deba declararse que muchas de estas no han sido reproducidas en estos experimentos. Ciertamente que actuando en mayor escala y con medios más poderosos de presión, pudieran obtenerse resultados aún más variados y notables, pero los reproducidos bastan para justificar y poner en evidencia los efectos de las presiones laterales, resultado natural del enfriamiento de la costra exterior del globo.

Tales son en resumen los experimentos que con las consecuencias que de ellos deduce el distinguido Profesor Sr. Favre, y que con la lucidez que les es propia expuso ante el Congreso de Berna, quien atestiguó con el religioso silencio con que le oía y con los plácemes y enhorabuenas' que después se le prodigaron, el interés que ofrecía el asunto, no oponiéndole ni aún aquellas observaciones que más arriba apuntamos y que pudieran hasta cierto punto atenuar la excesiva influencia que aquel dá á los efectos del enfriamiento en la formación dé las montañas.

Dada la trascendencia del asunto, y aún á riesgo de incurrir en una especie de anacronismo, me permitiré intercalar en esta mal pergeñada reseña de las delibera-

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ciones de la Sociedad Hehética, el extracto de la comunicación que acerca de esta materia, leyó el Sr. Daubróe en la Academia de Ciencias do París, á la que se refiere el Sr. Favre eii el comienzo de su escrito.

Rediícese el aparato del distinguido Profesor de Geología del jardiu de plantas, á uu marco rectangular de hie-iTo, donde coloca capas de sustancias diferentes paralelamente al lado mayor, en el cual existen unos tornillos con los que se comprimen aquellas en sentido vertical. En otro de los lados del rectángulo coloca también otros tornillos con los que comprime las capas paralelamente á su dirección. Dos planchas de hierro y madera movidas por los tornillos comunican á las capas la presión en dos sentidos opuestos: ó sea, en el de las caras y en el de los bordes, con lo cual se obtienen los efectos más variados. Completan el aparato dos fondos superior é inferior, con virtiendo el rectángulo en un paralelepípedo que facilita la compresión en todos sentidos. Y con el fin de imitar en lo posible á la naturaleza, el Sr. Daubrée emplea materias diferentes tales como cera pura, cera mezclada con yeso, resina ó trementina y hojas de zinc, hierro batido ó láminas de plomo de diferente grosor, cuya consistencia es muy variada.

Descrito ya el aparato, hó aquí los principales resultados obtenidos.

Primer caso: sometidas diferentes capas homogéneas y del mismo grosor, vertical y horizontalmente á la presión lenta, forman repliegues bastante uniformes, cuyo número y estructura cambia á tenor de las presiones ejercidas. Inícianse aquellos por un simple arco; pero si la presión contimia, aparecen accidentes sinusoidales tomando el aspecto de cembas ó repliegues que van acentuándose á tenor de la presión de tal modo, que empezando por formar tres cimas ó vértices luego se presentan cinco, siete, etc., imitando en su conjunto el aspecto de una serie de colinas con líneas alternativamente sinclinales y anticlinales por la depresión y levantamiento de las capas.

132 .SI.'Í^'IUKIO caso: cuando la pi'csion vertical no acti'ia

f obvp todas las capas con la rcfj'nlaridad i{uc en el caso anterior, tampoco se oltsiTvau los replco'aniientos indicados, sino (pie cediendo a(juellas desio-\ialininiti' se nota del lado de la jiresjou menor rcplie^'ues brnscos _v de j)aredes casi \( 'rtleales, al jiaso (pic en el (.'xtrenio opn(,'sto a])enas se indican. Kn este caso, linico en (pie falta la simetría en los accidentes, lo mismo puede observarse la diferencia del ladíj movible de la jdanclia (jue del íijíj. doiub.' se ex -jierimenta la resistencia por hallarse sujeta la lámina.

Ksto mismo puede producirse cuando se opera sobre capas de dilV^rente espesor, empezando ;i manifestarse los accidentes <'n las ca])as delg'adas, por ejem])lo. h'iminas de plíimo. aumentando el radio de curMitura Inicia las imis o-i^iicsas. con la l)articularida(l de (pie los resultados son i(l('i¡ticos, bien se encuentren las ca[ias imls dejji'adas del lado de la presión , ('i por el contrario, ¡unto n la resistencia de plancha fija.

Otro tanto sucede si las delgada.s se c(jlocan en el punto intermedio entre hi presión v la resist(;ncia. cediendo siempre las (pie la oñxu'en nunun'.

.• i en estos casos de disinietria en los repleo'amientos por jiresiou depig'ual ó jxjr irveguluridad de las cajius. sigue actuando la ])resion. a¡)arecen formas sinusoidides <pie llegan hasta la vert ical . defornr.'aydose de un modo paulatino, pasando ¡t constituir rej)lieg'ues caracterizados por la inversión de las ca¡)as.

Kstíjs repliegues de estratíjs invertidos, dice Daubn'c. nos recuei'díui ciertos tipos Vjastante frecuentes, sobre todo en la.« capas dispuestas en forma de O. cuyo (\]o se aproxima á la horizontal, y también en las inücxiones que afectan ¡a forma de V y de P. así llamadas desde <p¡e el eminente Saussure las di*) á conocer bajo estas denominaciones.

A idf>nticas causas pueden igualmente referirse aquellos estrat(js de tal modo doblados s(jbre si mismos, (pie llegran á contactarse (') por lo mthios á poners(^ contig-nos.

i:53 Ku ('SÍ!' cnsn . si 1;Í i>riisi()ii lüu'i- (li'sajniri-H'c;- i;,s cajias ¡iiás próxima^ ,•• la -ujin'ticii". resulta i\nv. estas, (¡obladas e iiiverlida^, <iniu]a¡i una falsa estratitlcacinu rei^ular.

l'ls^a (lisiinef.ria fi"ms\('rsal eu el ('(iiijiiuTo di' los re-l'liei.''iies en iiii i.'usiiio o']-iij)(j (1(. capas, se (il)sei-\a iiin\' ; ineiiiido: [nidieiido ])reseiitar coiiio ejemplo (d terreno cíU'ljoiiifero (lid \ . de Fraiuda v S. de liídi^'ica. donde se ohsevva (j\ie ios veplif'jrnes son inindio nii'ts ])Vo!niueiados i'ic] lado S. d" la faja (pie del \ .

Adejni'is de las dos cansas apuntadas de disiiiiefria. existe una tercera <{ue consiste en el cainl)io de coniposi-(don de las ca])as en (d sentido horizontal. por (d'ect.o de la diferente resistencia ú la. tlcxiou. auáloya á la (pie re sulta (lid diverso g'rosor.

Tercer caso: si la capa sometida á la presión se upuva contra, un ¡daño iuídinado. se encorxa dii'i^^'ieudose tan-{i'euídaluiente Ju'uda diidio plano . a]dic;indose coidra (d en una ])arte d»* su extensión. Asi jiuede suceder ((iie una falla (') su inniediacdou donde ya las ca]»as no están uplo-ino. puede iidluir en (d jdeii'anuento de las capas Cíjutí-g'uas . dir¡od(''ndo!as en (d sentido mismo de su imdinacion.

l 'no de h.is liecdios más notables de los Alpes consiste eu (pie en sus inmediaciones las capas del tercdario medio, rnolasa _v nao'(dtlnlic, Imzan al S.. (') sea lifnna «d int(>r¡or (le tos mismos: de dondí^ resulta <jue aijutdlas cajias tan pronto se C(docan dcdjajo del nnmmulit ico. como del c re táceo (jue forman })arte de la cordillera alpina : habiendo exp>erimenta(lo también estas una inversión comj)leta. con la particularidad de cjue este no es un hecho aislado y accidental . j)ues la iuAersion se observa en una gvim extensión de territorio, la cajias de molasa (jue en la fnju-tera meridional luizan al S., cuando se sif^'ue más lejos en las montañas.-se. inclinan al N. La linea anticlinal d<d terídario ijue eu el Rigdii y eu los alrededores de Thun alcanzan notoria a l tura , se halla á luia distancia nuvlia (le 10 kilí'íUietros del pie'' de la cordillera. Kn nnichos puntos las caj)as de nndast buzan por debajo de (jtras iiuis

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antiguas, cou una especie de concordancia; en otros sitios se hallan adosadas contra estas capas más antiguas , por el intermedio de una falla.

Posible sería imitar al menos en sus rasgos generales, todas las formas de esta inversión, teniendo en cuenta los datos suministrados por la observación de las condiciones que según Heider debia á la sazón presentar la frontera alpina, y la apuntada últimamente por Kaufmaun, de que la inversión cerca de Luzerua es tanto más pronunciada, cuanto mayor resistencia ofrecen las capas miocena contra las que se hallan adosadas las de la cordillera.

Las capas al doblarse con frecuencia se sei)aran unas de otvus en ciertos puntos. circunstancia (|ue no es raro observar eu la naturaleza, siendo las grietas que esta operación produce el sitio donde se observan no pocos filones.

En un grupo de capas yuxtapuestas también puede perderse el paralelismo ])or la inflexión, en especial si siendo de diferente naturaleza ceden también en distinta escala ú la presión lenta. En la pendiente de la montaña llamada Diablerets, vista desde Anzeindaz, en la base del monte de Morelas y en el Vicentino, según Brongniart, se observan accidentes análogos.

También i)ueden originarse por este procedimiento fracturas y superficies de rotura.

En los diversos modos de flexión con los que se ha procurado imitar los repliegues y ondulaciones de los estratos, se producen también fracturas y planos de rotura análogos á los que ofrece la naturaleza, los cuales se obtienen operando con sustancias que sean flexibles y frágiles á la vez.

Primero: prismas hechos con estas materias, al plegarse ó doblarse pueden romperse gradualmente, siendo de notar que dirigiéndose hacia arriba la parte conversa rota por distensión, la rotura va disminuyendo hacia abajo, ofreciendo eu la proyección horizontal formas de ondulación ó en ss. En muchos valles se encuentran estos

ia5 accidentes, desde las grietas apenas entreabiertas, tales como las de Tamina y Trient en Suiza, y la de Fiers en Saboya; los llamados o-iiz y cluses en el Jura, los valles dichos de separación, y hasta otros mucho más abiertos que se encuentran lejos de las cordilleras. La erosión en vasta escala producida por antiguos glaciares ó por grandes corrientes líquidas, no han logrado borrarles su sello originario.

También pueden imitarse por este medio las roturas que se advierten en la parte culminante de las bóvedas jurásicas, con las crestas que las encierran ó limitan.

Segundo: las roturas pueden producirse igualmente ])or resbalamiento de los materiales deformados, como en el caso de la torsión. Si se comprimen en el sentido longitudinal prismas mucho más largos que anchos, empiezan por doblarse durante algún tiempo, pero después se rompen por efecto del resbalamiento molecular, verificándose la rotura según su plano, generalmente oblicuo á la superficie de las capas. Si la presión contiuiía. puede suceder que las dos paredes de la fractura resbalen una sobre otra, estriándose recíprocamente y simulando una falla: si la presión subsiste, el movimiento resbalatorio oontiuiia de un modo indefinido.

íln muchos terrenos de sedimento que se presentan con los estratos doblados á la par que atravesados por fallas, la observación parece probar que la causa muy probable de estos efectos es la inflexión, y la abertura de fallas fenómenos concomitantes ó conexos. Hoptkins en el Weald, Lapparent eil el país de Bray y Lory en los Alpes han confirmado el hecho. En el Jura los levantamientos formando bóveda tan frecuentes en la zona accidental, fueron precedidos por las fallas que interrumpieron ó entrecortaron los macizos.

Este mecanismo hace comprender como acciones bastante enérgicas para plegar series de capas de considerable espesor, pudieron también producir fallas con desniveles enormes, los cuales pueden verificarse en sentido

I3t; contrario al de la jicsuntcz. sobre todo si el inoviiiiii'nto usceusioual se hizo sohn? planos iucliaados de ijeiidieuto si ' ,a\e. corno es el caso de la tan coiKJcida falla de la Sa-jonia oriental entre Meiseu y 'J'ittan y también la llamada ilel Mediodía en la cuenca carbonífera del X. de Francia y H(d;.'ica. donde por un ^-ran J)ioNÍniient(j de presión lateral lus capas deviiuieas se colocaron al niv<d de los horizontes medios did carboiulV'ro. Esta falla se extiende deslíe loí alrededores de Lieja hasta el ])aso de Calais, en una lonii'itud ipie no Ijaja de 200 kilómetros y con incdi-nacion de más de l'>."

Tercero: Otro experimento si' ha heídio ])or medio de una prensa hidrfiulica, actuando contj'u \\]i pi'isnju de base cuadrada formado de cera y \eso do 14 cinitímetros de lado y ".lO ccntimetros de a l tu ra , habiendo dado á las tablillas de j)res¡ou if^uales dimensiones ip.ie las de la base del prisma, con el fin de ipie no opiisieran resistencia, como ocurría en los casos precedentes, cuando las planchas eran más grandes, á ciertos mo^imientos ridativos (pie ])ueden ¡¡roducirse á consecmnicia de la rotura , p re caución ([ue didie tomarse jjara ijue el experimento salga, bien, pues de este modo pueden deslizarse ])eriectameut(í las capas.

La presión (hd.ermina enseguida una hendidura ])lana. y oblicua al sentido en <pie aquella se produce, en una de las aristas horizontales superiores, dilatándose más y más, hasta llegar á la ^cara opuesta. destacando un j)risma tr iangular. Inmediatamente después ha comenzado nu reshalamiento en el plano inclinado (pie acalcaba de foi*-marse, dando oríg'eu á un desnivel parecido al de las fallas y (pie sin duda a lguna hubiera continuado á uo haber .sus])ondido la operación para examinar sus efectos; con la particularidad que la cara de rotura en vez de ser ])lana, ofrecía alternativas de dilataciones y estrechec(!s aiu'do-g a s , siquiera en ¡¡roporciones microsc(Jpicas, á las que ofrecen la mayor parte de los filones metalíferos. I n a segunda cara de fractura oblicua pero simétrica cou la

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]irim('i"i. se fonni) cu la arista inlerinr. prdlonii'áiuldse hasta cortarla.

<>r;iii m'imcrd de ¡¡('(jiicuas ^'rictas dispuestas ci) dos direcciones casi rectau^'ularcs aparecen en las indicadas siiperticies. coiistitiivendo una red de mallas apretadas y uiiiy uiiiiierosas, jmesto (pie no bajan di' (io ii 7(1 en cada dirección en una sujícrtíide de UO á TÍO nii^tros. pudiendo observar con el niicrosco])io otras aiin nmclio más dedicadas, exactamente paralelas á las primeras, y no minios reo-ulares que estas, pudiendo comi)ararlas todas á las caras de juntura y á los planos de crucero tan frecnentes en muídnis rocas.

J'lstc enlace arnuniico entre las hendiduras ^-randes y las ^'rietas linas i'i secundarias análog-as á la de las frac-tnras ])roducidas ])or torsión, se ol)ser\a á menndo en la naturaleza, no sieiulo raro encontrar peipieñas i^'rietas de uu metro de larg'o, relacionadas con g'raudes fracturas (jne á veces alcanziui (centenares de kil(')metros.

A(l\i('rtase por otra ])artc. qno también en este ex])e-rimento como en el de torsión se producen con intervalos muy cortos, hendiduras ipie pueden ])resentarse como si pertenecieran i'i tipocas diíerentes y que no obstante los },'eólofi'os califiearian de hechos eontem])oráneüs. De estos dos sistemas resultan entre otras particularidades la formación de fracturas escah)inidas.

Resultando de todo que pudiendo ser efecto del resbalamiento molecular, no siemi)re es de toda uecesidadla torsión ])ara engendrar planos de rotura comparables á las fallas, al crucero y á los planos de contacto. Los planos de separación tan juntos imitan á menudo las caras de deslizamiento qne producen la estructura pizarreña de muchas rocas.

Por incompletos é iinperfectos (pie sean los resultados (jhtenidos en experimentos hechos para reproducir las ondulaciones, replegamientos y fractura de las rocas, es pecialmente en lo que so relaciona con las causas de la disimetría transversal , entre las cuales tígnra ciertamentí^

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la inercia de las rocas, el 8r. Daubrée los presenta á titulo de documentos que faciliten la inteligencia de las dislocaciones experimentadas por las rocas de sedimento ó es-tratiñcadas. A pesar de la distancia enorme que existe entre los débiles medios de que el hombre dispone en sus experimentos y la gigantesca energía de la naturaleza, encontramos no poca similitud en los resultados, sobre todo cuando observamos que junto á los grandes replega-mientos se forman otros mucho menores, pero con notables analogías con aquellos, así como hemos visto las pequeñas grietas de juntura _y crucero relacionarse estrechamente con las grandes fallas; todo lo cual pudiera servir para establecer el lazo de unión entre el fenómeno natural y el obtenido por medio del experimento; el cual nos enseña también, que así como después de medio siglo de apasionadas discusiones, se ha reconocido que no puedo admitirse la acción exclusiva del agua y del fuego para explicar los efectos terrestres, las acciones bruscas y lentas lejos de ser incompatibles entre ellas, son y deben considerarse como solidarias y conexas, ya que las unas determinan las otras.

Concluye Daubrée el relato de sus experimentos, dando cuenta de los resultados obtenidos en una esfera cubierta de una sustancia adherente y no contráctil, cuya acción y reacción ha estudiado con la exactitud y delicadeza que acostumbra. Parte de la idea ya apuntada por James Hall, de que las numerosas dislocaciones observadas en distintos puntos del globo y los pliegues de la costra sólida han. sido producidos por la acción de enérgicas presiones horizontales, valiéndose para ello de una de esas pelotas de goma volcanizada que vemos todos los dias en manos de los niños; primero sola, y después cubierta de una capa delgada de color disuelto por medio de la benzina para que adhiera de un modo perfecto á toda su superficie. En el primer caso, si la bola ó esfera se contrae por la extracción del aire que contiene, prodúcense desigualdades sin aparente regularidad, variando la manera de presentarse

139 á tenor de la distribución más ó menos regular del sulfuro de carbono empleado en la volcanizacion del caoutchouc.

Por el contrario, cuando la pelota se halla cubierta por una capa adherente pero no contráctil como la goma, como esta sustancia tiene tendencia á conservar sus propias dimensiones, si su acción alcanza á hacerse obedecer , digámoslo así, de la firme forma prominencias á la superficie. En este caso si la esfera se contrae poco á poco, nótase que toda aquella parte cubierta por la capa de color se dilata hasta formar una protuberancia, sobre la cual se dibujan muchos pliegTies bien determinados y con tendencia á afectar cierta regularidad, y un paralelismo relacionado con los contornos de la superficie revestida por el color. Si esta es fusiforme, los pliegues se dirigen según las paralelas, cualquiera que sea la longitud de aquel, y aunque alcance 90" más, si afecta la forma de ima zona las arrugas siguen la dirección de los meridianos perpendiculares á las dos bases aún cuando la anchura de aquella sea de 20" o 30°. Por último, si el color afecta la forma de fajas estrechas como las que representan letras mayúsculas, por complicado que sea el dibujo que tracen los indicados pliegues obedecen siempre á la ley de la normalidad doble indicada más arriba, observándose más acentuados hacia la línea que marca el límite de la parte contraída.

Puede verse igualmente que la menor desigualdad en la distribución del color, cosa inevitable por fino que sea este y el pincel que lo esparce, produce por la contracción diferencias notables en el relieve. Y esto mismo se acentúa más, si una faja ya pintada se cubre de otra capa de color, notándose á veces q'ue los pliegues se sobreponen aunque permaneciendo distintos, á la manera que dos movimientos ondulatorios partiendo de puntos diferentes se les vé interceptarse aunque sin confundirse, en la superficie de un líquido.

Parece esto indicar claramente la influencia que en la energía del fruncimiento y la magnitud de las prominen-

ciiis ])n<.Hle fjeiTer el fií'osur di.' la ('a])a no tMiutractil. \>> ciuil III) ohsta para que vstn mismo tcn<2-d su limite, jiues se obs('r\a (juc si las jiarcdcs do la pelota son demasi;ido pTuesas. como es el easo de las qui' si' emplean para el lu'e^'o. no sii 'iH'n los nio\ indentos de la ea[ia ijiie ]-e\isi(í la siiperíicie. Si una estera de 70 centimetros de eii'cun-ferencia se i'educe ;i la ndtad i'i alj 'o menos. a])arece una serie de plieo-ues tan juntos, ipie pm.vleu contarse por lo miMios "20 en una extensión do .")() nulimetros. lo (¡ue sif. '-nitica (jue cada uno alcanza soliro 2 y nuMlio i') 3 nulimetros de anchura media.

I'na capa de cera \irii'en nje/clada con sebo ha oi'u-sionudo tundúeu tV\iucimiéntos . siquiera uo tan re<i'ulaves: y otra de \'eso nuiy del^'ada no ha ])roducid(j otro resultado sino un desprendimiento de la goma.

I'no de los resultados más notables se obtiene en estos ex])evinientüs determinando un centro de atracción , a¡>li-caudo. ])or ejemplo, el dedo á cualquier punto de la sn-])erticie de la ])elota. ])nes no tardan en observarse alrededor pliégales diverg'cntes que se ensanchan sig'uiendo garandes circuios y en considerable número de grados, lo cual inúta hasta cierto pinito las irradiaciones que se ven en la luna.

En resiimen. ])ues. adviértese una especie de antagonismo entre la esfera que se coatrae y la cubierta no contráctil, pues si esta adhiere bien, pucíde decirse (|ne compensa hasta cierto punto la disminución del radio <le la esfera, por medio de la comba que produce acompañada de pliegues dispuestos con regularidad.

A más de esto debe hacerse notar que la tendencia de los pliegues á describir arcos de círculo y á colocarse paralelamente entre sí, ofrece una notoria semejanza al menos en .su aspecto general, con lo que afectan los grandes rasgos del relieve y estructura del esferoide terrestre. A pesar, pues, de la notoria diferencia en la escala, y no obstante haber prescindido casi de la pesantez en los experimentos que acaban de relatarse. los resultados obte-

141 nidos no dejan de tenor cierta aiialo^ia con fcn/inicnos! luecíuiicos (|tic se lian estereotipado en la sii])oi'ticie de la tierra, como si ]ial)i(M'a en realidad alg-niia semejau/u en las cansas productoras de unos y otros.

Completa el ilnstre Danhrée todos estos estudios experimentales co!i otros lio menos inii)ortantes y estreclia-mente relacionados con ellos, encaminados á demostrar Ja snma de calor (jiie pueden desarrollar las acciones HKÍ-cánicas en el interior de las rocas. contriljiíyendo eticaz-mente á ])roducir muchos casos de determinado metamorfismo. Sin neo'ar la intervención del calor de la pirosfera en muchas de estas optu'aciones. parte el indicado profesor de la idea h'igica y racional, de (pie todi; el trabajo (jue la cnerg'ía terrestre ])one eu jueg'O en las diversas acciones , que ingeniosamente ha procurado reproducir en los experimentos citados, es de suponer no se liaya trauslormado toda en efectos ])nramente me(':inicos: alg'o dehe liaherse cm¡)leado cu elevar la temperatura, fundándose pai'a ello en los resultados de observaciones y estudios modernos, desde (pie el ilustre Secchi dio la pauta de lo i(iie hoy se llama unidad de las fuerzas físicas, en xirtud de la cual, un (isfuerzo cuabpiiera al transformarse, da origen á diferentes y muy variadas actividades. Sig-ne en esto el disting'iiido g'e(Jlog-o :i lioberto Mallet, (piieii en un estudio inserto en las Traii.'<acciihtex di' la iSo-i/cdi'd Real de Londres en ls7;i, ha calculado la cantidad de trabajo (pie jiiub» jiniducir el aplastamiento de las rocas, indag-ando de paso la elevada temperatura de las reg'iones donde i'esiden las fuerzas llamadas volcánicas. l\'ro ;i más de (!sto. el Sr. Daubrée, tiel á los principios de termodinámica terrestre, enlaza los diversos fen()me-nos de metamorlismo reg'ioual con la estructura g'cológ-i-CM (!(,' divfM'sas comai-cas, y encontrando nu verdadero contraste entre (ístas y otras muy extensas eu las (pie las rocas de diferentes terrenos no afectan , sig"U0 alg-iino d(í alteración, lo atribuye, con bastante fundamento, á que mientras en atpicllas. tahís como los Alpes, el país de

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Gales, los Ardenes, etc.; la estructura g-eológica se caracteriza por notorias dislocaciones; en estas, por el contrario , las capas afectan una regularidad tal , que claramente indica no haber experimentado después de su sedimentación grandes movimientos.

Aunque el objeto principal de estos experimentos era averiguar los efectos caloríficos producidos por acciones internas, no por esto dejaron de apreciarse igualmente los resultados del roce de los materiales que sirven para ello, en especial de la arcilla dura, así llamada, por no llevar sino la cantidad de agua necesaria para trabajarla, y cuya cohesión la pone en las mejores condiciones para calentarse.

Los aparatos de que se sirvió Daubrée para sus experimentos fueron los de Boulet hermanos y Tiphiene, fabricantes de ladrillos mecánicos, reducidos á dos pares de cilindros lisos y estriados, movidos por el vapor, dando uno de ellos 28 vueltas por minuto, y el otro 14, bajo cuya presión se colocó la arcilla, acusando á los cuatro segundos un aumento de calor de 0°, 3' á O", 4'.

Puesta después la arcilla en otro aparato de trituración en el que por medio de dos conos estriados hábilmente dispuestos se la somete á un movimiento desigual y violento , la diferencia de temperatura fué aún mayor de 3" 5' á 4° en el mismo espacio de tiempo.

También se sirvió el mismo de un aparato parecido al que se emplea para el amasado mecánico, el cual ofrece la ventaja de poderse prolongar mucho más la acción, y de consiguiente desarrollarse mayor suma de calor; las paletas ó cuchillos sujetos á un eje vertical se ponen en movimiento por medio del vapor. Funcionando durante dos horas, la temperatura aumentó de un modo regular, según las observaciones hechas de 10 en 10 minutos, notando al final que la diferencia era de 21".

Operando con los toneles amasadores de Mr. Tiphiene sin comunicación con el exterior, movidos, por una máquina de seis caballos, á los 25 minutos se notó que la

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temperatura de la arcilla que antes era de 18" se elevó á .36° 3: á los 35' llegó á 38° 8' y á los 45' á 40° 1'. En otro experimento operando con 140 kilogramos de arcilla permaneciendo cerrado el aparato, al cabo de una hora la* temperatura alcanzó 44" 5' siendo la inicial de la materia de 14, de modo que la diferencia fué considerable.

Si la sustancia empleada se reblandece por medio del agua, la variación calorífica es menor; lo cual se explica perfectamente por la mayor facilidad que tienen las moléculas de resbalar y deslizarse unas sobre otras, hecho que conviene tener muy presente para sacar las deducciones geológicas oportunas. También asegura Daubrée que el calor que se desarrolla por medio de los cilindros laminadores es más intenso que el que se produce en las trituradoras y amasadoras de arcilla en las cuales solo el mayor espacio de tiempo explica el exceso.

Para demostrar los efectos del roce de unos materiales con otros, recuerda el calor que desarrollan las piedras de molino y que se deja sentir perfectamente en la harina.

Cuando en la talla del diamante, añade Daubrée, se procede á la operación del desbaste, reducida á frotar un diamante contra otro, ó á hacerlos chocar entre sí, la piedra se calienta hasta el punto de reblandecer la almáciga que los sostiene especialmente si se verifica con la muela. Al darle pulimento se calienta tanto, que hay necesidad de mojarlo de vez en cuando. Por último, se ha llegado á poner candente el diamante negro dicho carbonado del Brasil, cuando ataca en seco á rocas cuarzosas.

Describe Daubrée el aparato inventado por él para apreciar los cambios de temperatura experimentados por una tablilla de mármol sometida á la rotación, y los resultados fueron los siguientes:

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TIEMPO. NUMERO

DE V U E L T A S

DE LA. RUEDA.

DISTANCIA

B E C O B B I D A .

AUMENTO

DE CALOB.

1 minuto 4," 5 10 segundos. . 60 21 2," 0

30 10,50 1° 1 15 5,25 V S 5 1,75 0," 6

Frotando arcilla seca de Vaugirard contra una piedra caliza, también se nota aumento de calor, siquiera parte de aquella se redujera á polvo. Añadiendo pesos sobre el prisma de arcilla, el calor como era de esperar, aumenta también.

La carbonización de una madera frotándola contra otra, es otro ejemplo que puede aducirse en apoyo de todo esto.

Hechos estos curiosos experimentos al tratar de sacar las legítimas consecuencias con relación á los fenómenos metamórficos que tan á menudo se observan discurre así el Sr. Daubrée: «Cuando las capas terrestres obedecieron á las causas que las doblaron, sin duda alguna debían estar ya solidificadas; pero como no hay cuerpos perfectamente rígidos, las rocas al propio tiempo que se deformaban sufrían también movimientos interiores que pueden asimilarse á los que hemos visto en la arcilla. Confirma al parecer esta suposición, la estructura hojosa que mucha.'? rocas adquirieron en estos movimientos como sucede por ejemplo en las cuarcitas y calizas de los Alpes, habiendo demostrado la observación y la experiencia que esta estructura es debida á la acción de presiones enérgicas actuando contra los materiales terrestres dotados de cierta movilidad molecular y de una especie de maleabilidad. Si según acaba de verse, la simple laminación ó trituración de la arcilla, ha desarrollado notorias cantidades de calor en un tiempo muy corto, y sin hacer intervenir grandes presiones, ¿con cuánto mayor motivo es de supo-

145 ner que se hayan producido efectos termométricos mucho más decisivos en el interior de rocas menos plásticas, y bajo la influencia de las enormes-presiones que se desarrollaron en las operaciones terrestres"? Por otra parte, es cosa sabida, que basta una pequeña elevación de temperatura para que se verifiquen reacciones químicas en el seno mismo de las rocas, favorecidas por la misma agua de cantera que las impregna á todas, pudiendo citar como ejemplo notable la formación de las zeolitas bajo la influencia de temperaturas que no han excedido de 50° en los ladrillos romanos de los baños Luxeuil (alto Saona).

La experiencia demuestra que ciertos efectos del metamorfismo regional pueden derivar lisa y llanamente del calor desarrollado en las rocas por acciones mecánicas.

Daubrée refiere á la accicra mecánica de los repliegues que ofrece el terreno carbonífero de los Alpes y de los Apalaches (América septentrional), la transformación lenta y paulatina que se observa sobre todo en esta gran cuenca, de la hulla grasa en seca y hasta en antracita que Rogers atribuía ú la acción de emanaciones gaseosas apareciendo por las grietas del terreno.

Los materiales pétreos, aunque no tan susceptibles de calentarse como los combustibles, no dejan, sin embargo, de presentar diferencias cuando se comparan los que afectan grandes pliegues y ondulaciones, y los que conservan su posición normal ú originaria. Por una parte se echa de A'er que aunque pertenecen á terrenos tan antiguos como el silúrico, si éste no ofrece replegamientos y dislocaciones , la arcilla conserva sus caracteres propios, sin ofrecer la estructura y facies pizarreñas; al paso que es fre-* cuente encontrar en regiones muy dislocadas como los Alpes y Pirineos,. pizarras arcillosas en el terreno eoceno ó nummulitico. Obsérvase también que la caliza cuando se encuentra en capas muy levantadas ofrece á menudo caracteres especiales, sobre todo la estructura pizarrosa, como por ejemplo, en la Tarantesia, en el Valais y en otros puntos de Suiza. Las deformaciones qae ofrecen los

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fósiles, aun aquellos que se encuentran en capas duras y consistentes, y la desaparición de los mismos atestigua, por otra parte, cuanto acaba de indicarse. Todo lo cual parece demostrar que experimentaron movimientos interiores que hubieron de producir considerables aumentos de calor.

Hasta puede explicar también esta causa la estructura cristalina de ciertas calizas, y la presencia de algunos elementos mineralógicos, tales como la albita en pequeños cristales, según se ve en las calizas dolomíticas del Trias de la Saboya.

Las cuarcitas y demás rocas cuarzosas, tan á mentido pizarreñas, pueden dar origen á consideraciones análogas , y con tanto más motivo, cuanto que en los experimentos practicados, el aumento de temperatura casi siempre se halla en razón directa de la mayor consistencia de la materia empleada.

Agregúense á los movimientos moleculares experimentados en la masa de las rocas, los efectos del roce de unas capas contra otras durante los replegamientos y ondulaciones, pudiendo aducir como prueba decisiva, las estrias que se advierten en la superficie de las calizas de los Alpes y el Jura, que imitan perfectamente ciertos experimentos. El roce de unas piedras contra otras no podria menos de desarrollar grandes presiones, cuyo resultado inmediato debe haber sido la elevación de temperatura.

En resumen, pues, en aquellos macizos donde no se nota la intervención inmediata de masas eruptivas puesto que no aparecen en muchas leguas á la redonda, según se nota en varios puntos de los Alpes, el metamorfismo que afectan las rocas debe atribuirse, ó sólo puede explicarse por los efectos termodinámicos de laé acciones mecánicas que experimentaron las materiales terrestres; de donde resulta que la Termodinámica que tanto ha ilustrado ya el campo de la Química y la Física, deberá también ser en su día el faro refulgente que esclarezca los estudios geológicos.

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Por via de complemento no deberá extrañarse, vista la trascendencia del asunto, que intercalemos un breve párrato destinado á resumir los experimentos practicados por el Sr. de Chancourtois en demostración de la teoría de los levantamientos; ensayos que siquiera daten, según el mismo autor, distinguido Catedrático de Geología de la Escuela de minas de París, de larga fecha (25 años), los ha dado de nuevo á conocer en las actas de la Academia de Ciencias, estimulado por la Memoria del Sr. Daubrée.

Proponíase el Sr. Chancourtois imitar en lo posible la disposición que afectan las cordilleras de montanas en la la superficie terrestre y los circos volcánicos, que aunque manifestaciones las dos de la actividad del globo, difieren entre sí por varios accidentes como ha querido evidenciar aquel. Sírvese para ello de una esfera de caoutchouc no volcanizado, algo distendida por insuñacion, cuya superficie previamente untada con aceite, cubre de una capa de cera, sumergiéndola por cortos instantes en un baño, la cual imita hasta cierto punto la costra sólida, por la interposición del aceite que periíiite su resbalamiento. Si dispuestas las cosas de este modo, se deshincha poco á poco la esfera elástica, claro es que se irá verificando una contracción análoga á la producida en la tierra por el enfriamiento , observándose inmediatamente que principia el ensayo que aparecen en la capa de cera, ya endurecida, una porción de pliegues y rodetes que afectan el aspecto de las cordilleras de montañas, las cuales ostentanse, en medio de grandes porciones que permanecen adheridas á la esfera, representando las llanuras terrestres. Con frecuencia los pliegues se cruzan y cabalgan, lo mismo que se nota en varios puntos de los Alpes, y en especial en el cantón de Glaris, según demuestran los cortes trazados por el Profesor Heim, de Zurich.

Más sencilla es aún la reproducción de los circos volcánicos , pues se reduce á practicar una incisión en la superficie de una hoja de cartulina fuerte, sin llegar á atravesarla, después de lo cual empuja Chancourtois por

148 medio de un punzón por la cara opuesta, pero por el mismo sitio de la hendidura, observándose que los dos bordes de ésta se levantan desigualmente imitando en cierto modo el atrio del caballo que separa la Somma del Vesubio, cuyo cono aparece reproducido y con bastante exactitud por el mismo punzón, saliendo á través de aquella grieta artificial. El contraste que se advierte en los resultados de estos dos experimentos, determina con precisión los caracteres diferenciales de estos dos géneros de manifestaciones de la actividad terrestre, con frecuencia confundidos por los que no fijan bien su atención en el estudio de estos fenómenos.

Terminado este asunto, al que hemos creido deber darle un desarrollo relacionado con su verdadera importancia , estamos ya en el caso de reanudar el relato de lo que en el Congreso de Berna se trató, para que pueda formarse cabal concepto de la verdadera significación que tienen estas Asambleas científicas. No se crea, sin embargo, que mi propósito sea dar cuenta detallada y minuciosa de cuanto en las diferentes secciones se ocuparon , pues esto en realidad sería una tarea muy superior á mis escasas fuerzas, limitándome por necesidad á presentar un ligero resumen ó mera indicación de los puntos principales, ampliando convenientemente aquellos que según mi escaso saber ofrecen mayor interés, ó que por lo menos se relacionan especialmente con mis predilectas aficiones.

Empezando esta especie de índice por la sección de Física y Matemáticas, que en la organización del Congreso de Berna, ocupaba el primer lugar, diremos que el Profesor Hagenbach, de Basilea, discurrió acerca de algunos inconvenientes que ofrecía en su origen el Teléfono (1), y particularmente los lativos á los tonos altos

(1) Los perfeccionamientos introducidos con posterioridad á este admirable aparato han corregido todos estos que á la sazón eran graves defectos.

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de la voz que se trasmitían de uti modo defectuoso, lo cual desilusionó en un principio á las personas agenas á la ciencia; Sclineebeli, de Neufchatel, presentó un aparato de su invención, con el cual se reproducen g-ráfica-mente ó se escriben sin intervención de la mano del hombre, todas las letras así vocales como consonantes con sus rasgos característicos, sobre un cilindro dotado de cierto movimiento rotatario.

Dapples, deLausana, presentó los resultados de sus estudios por demás interesantes acerca de la irradiación de la luz solar; el Presidente de la Sección Sr. Beetz, Catedrático en la Universidad de Munich, exhibió unos aparatos nuevos para facilitar la demostración en cátedra de diferentes axiomas sobre electricidad y en especial un electroscopo muy sensible de su propia invención; el Profesor Weber, de Zurich, expuso datos importantes acerca de la teoría del Teléfono; el Sr. Forster, de Berna, demostró que los rayos luminosos de grandes ondulaciones no determinan la formación del ozono en la esencia de trementina, á diferencia de las ondulaciones cortas que la producen; el Sr. Bodenheimer, Consejero de Estado, presentó relojes fabricados en casa de Reisser cuyo cuadrante fosforece tanto en la oscuridad •, que puede verse la hora sin necesidad de la luz; por fin, el Profesor Wartmann, de Ginebra, expuso algunos detalles acerca de ciertas perturbaciones generalmente observadas en sentido E. O. advertidas en una balanza hídrostática por él y por Planta-mour, pero cuya causa se ignora, por lo cual propuso que examinara este asunto la comisión creada para estudiar los temblores de tierra. El mismo indicó la conveniencia de que se hicieran observaciones sobre el cambio de nivel en los Alpes.

Mas entre todos los asuntos abordados por los individuos de esta primera Sección, el que en realidad ofreció más interés, es el referente á la comunicación hecha por el Sr. Forel, de Lausana, sobre los movimientos de las aguas en los lagos de Suiza; razón por la cual me creo en

150 el deber de dar algunos detalles, consultando para mayor ilustración las jBiversas Memorias que referentes á este asunto ha publicado el mismo (1).

Obsérvase en determinadas circunstancias no sólo en el lago de Ginebra, sino también en los restantes de Suiza y de Italia, un fenómeno por demás curioso, y en cierto modo parecido á las mareas, siquiera no reconozca las mismas causas; el cual consiste en que durante algunos minutos (20 ó 30) el nivel de las aguas se eleva desde algunos centímetros hasta un metro y más, movimiento seguido de un descenso igual ó poco menos, volviendo á levantarse y á bajar de nuevo repetidas veces.

Este fenómeno, que á ofrecer igual índole que el que diariamente se observa en los mares, pudiéramos por analogía llamar lagurea, (de lacus lag'o) pues tratándose de aguas dulces la expresión marea parece algún tanto impropia, es al que los habitantes de las orillas del lago Leman designan con el nombre francés de Seiches de difícil versión al castellano, siendo local, y sin conocer su verdadera etimología (2).

Désele, sin embargo, el nombre que se quiera, es lo cierto que el hecho llamó ya la atención á principios del siglo, de físicos y naturalistas tan distinguidos como Sa-Uabert, Bertrand, Saussure y sobre todo de Vaucher (3) quien estableció la ley que lleva su propio nombre, fun-

(1) F. A. Forel, Premiere étude sur les seiches du lac Leman Lausanne, 1873.

Deuxiéme étude. Lausanne, 1875, librairie Rouge et Dubois Bulletin de la Sociéte vaudoise des Sciences naturelles, t. xii, p. 213; t. xiii, p. 510.

Arcliives des Sciences physigues et naturelles de Génevo, janvier, 1874, et aout 1875. La formule des seiches, 1876.

Essai monographjque sur les seiches du lac Leman, 1877. Les causes des seiches, 15 Septembre de 1878.

(2) Tengo la satisfacción de manifestar que habiendo propuesto el nombre Lagurea al amigo Forel, lo encuentra aceptable.

(3) Memoire sur les seiches du lac de Geneye, composée de 1803 41804.

151 •dada en la relación que él creyó encontrar entre dicho movimiento de las aguas y las oscilaciones barométricas. Con efecto, el célebre ginebrino decia que la amplitud de las seiches es muy escasa cuando la atmósfera se halla en reposo, tanto más fuerte cuanto más variable se presenta la presión barométrica, y por último, que cuando el barómetro baja, es cuando aquel movimiento de las aguas se acentúa más. Este mismo observador estudió el fenómeno en los lagos de Ginebra, de Neufchatel, de Zurich, de Constanza, de Anecy y de Lugano; de consiguiente no es un hecho aislado sino general, y en este concepto merece estudiarse y descubrir las causas que lo determinan y las leyes que lo gobiernan.

Conviene, pues, examinar estas oscilaciones en los dos conceptos, de la amplitud que alcanzan y de su duración. Eespecto á la escala del fenómeno obsérvase:

1.° Que en los mismos puntos del lago y en el propio dia las oscilaciones que se suceden son bastante semejantes , el desnivel varia poco de la una á la otra, siendo casi iguales las olas que forman. Si la oscilación es débil, puede asegurarse que no alternará con otra fuerte sobrevenida de improviso, mientras que cuando hay una fuerte, todas las que se suceden revisten el mismo carácter.

2." En un mismo sitio pueden ocurrir en dias diferentes oscilaciones de amplitud muy variables, á tal punto, que según Saussure, la diferencia llega hasta 1," 48, y según Vancher hasta 2,™ 15; en Ginebra, que es el punto donde estos movimientos se experimentan en mayor escala , por efecto, sin duda, do la configuración que allí adquiere el lago^ la oscilación puede variar de un dia á otro de O, O áá-" 15.

3.° En dos puntos distintos del mismo lago las oscilaciones pueden ser muy diferentes, según resulta de las observaciones hechas en Ginebra y en Morges simultáneamente. Bajo este punto de vista puede decirse que en las extremidades del lago son más fuertes que en el centro; ^tro tanto se nota en el fondo de lagos y estrechos golfos

152 cuyo litoral vá estrechando insensiblemente, y también donde las aguas son poco profundas.

4." Comparadas las oscilaciones en diferentes lagos, puede asegurarse, según Forel, que guardan proporción con las dimensiones de estos depósitos líquidos.

Tocante á la duración de los movimientos se sabe lo siguiente; 1." que ésta se estima en minutos segundos y comprende el tiempo necesario para que el agua adquiera el nivel medio entre el punto más alto y el más bajo que alcanza en la oscilación; 2." que en el mismo lugar de observación y en el propio día, la duración de las oscilaciones sucesivas no es igual: 3.° que en el mismo punto la duración media de las oscilaciones que se suceden en dias consecutivos, no varia; un número suñciente de observaciones puede determinar la cifra media que marca estos espacios de tiempo: 4," en el mismo lago, pero en puntos distintos, la duración puede variar considerablemente; así, por ejemplo, en Morges es por regla general de 630 segundos, en Veytean de 1783; en Iverdon en el lago de Neufchatel es de 2.840 y en S. Aubin de 264.

5.° En lagos diferentes la duración del fenómeno puede variar y con efecto varía mucho.

En posesión de todos estos antecedentes como datos preciosos para comprender la verdadera naturaleza de las Seiches, ó Lagureas, veamos si es posible penetrar en su naturaleza íntima, dice el Sr. Forel.

A este fin no estará demás exponer las opiniones y teorías que sucesivamente se han inventado para descubrir la verdadera causa de tan singular fenómeno.

En 1730 Fatio de Duillier fué quien por primera vez llamó la atención respecto de estos movimientos en las aguas del Lago de Ginebra, el cual los atribula á la acción de los vientos del S, determinando en el punto dicho de Traven, cerca de la ciudad, la suspensión del curso del Ródano.

Fallabert y antes que él Addison, suponía que eran determinados en Ginebra por la crecida repentina del rio

153 Arve que paralizaba liasta cierto punto el curso del Ródano, y en Villeneuve eu la extremidad opuesta del lago, por la repentina ó súbita acumulación de las aguas resultado del derretimiento de las nieves perj)étuas de todo el valle.

Bertrand en una disertación académica inédita, suponía que ciertas nubes eléctricas podian atraer y levantar las aguas del lago, y que estas al bajar determinaban oscilaciones cuyos efectos eran tanto más sensibles, cuanto más próximos se encuentran las riberas del lago.

Saussure en sus viajes por los Alpes en 1779, admite esta opinión, pero añadiendo que las variaciones locales y prontas en el peso del aire pueden contribuir á realizar el fenómeno, determinando vina especie de flujo y reflujo momentáneo, ocasionando presiones desiguales en las diferentes regiones del lago.

Por último, Vaucher se dedicó desde 1802 á 1804 al estudio detenido y minucioso del hecho, dándolo á conocer y explicándolo según su modo de pensar en un folleto de (50 páginas sumamente curioso, del cual extractamos lo que más directamente puede conducir al esclarecimiento del asunto.

Según resulta de las numerosas observaciones hechas con la mayor escrupulosidad por aquel físico distinguido, en todos los lagos suizos se experimentan dichas oscilaciones en el nivel de sus aguas, las cuales aunque pueden ocurrir en todas las estaciones del año, y eu cualquier hora del dia, son más frecuentes en Primavera y Otoño. Entre las múltiples causas que pueden producir estos efectos, ninguna es tan eñcaz como la relativa al estado de la atmósfera, hasta el punto que cuanto más constante es éste, menos oscilaciones se observan, las cuales por el contrario se hacen tanto más frecuentes, cuanto más-variable se presenta la atmósfera. El fenómeno adquiero mayores proporciones durante y sobre todo hacia el fin del Verano; también puede asegurarse que la oscilación es tanto más pronunciada, cuanto más se aproxima á la salida del Ródano en la misma Ginebra, desde donde dis-

154 miniiye hasta la confluencia del Arve. La mínima oscilación no tiene, por decirlo asi, límite, al paso que la máxima no suele exceder de cinco pies, y en cuanto á la duración, aunque es por demás variable en sus límites extremos, oscila entre 20 y 25 minutos y cero.

Sentados estos antecedentes, Vaucher, buscando una causa que explique los hechos por él tan fielmente observados , la encuentra en las variaciones de la presión atmosférica, discurriendo á este propósito de la siguiente manera: Fijando la atención en dos regiones del lago, dice que si en una de ellas disminuye la presión barométrica, necesariamente ha de permanecer la misma ó ha de aumentar en la otra, de donde resulta que mientras las aguas tienden á elevarse en aquel Jpunto donde experimentan menos presión, en el otro han de bajar. Ahora bien, si esta falta de equilibrio se verifica algo bruscamente , resultará por fuerza un movimiento de balanceo que sólo cesará después de cierto número de oscilaciones, cada vez más débiles. Para hacer más inteligible la cosa, compara ó supone que las aguas del lago forman un sifón compuesto de infinidad de ramas comunicando todas entre sí por una de ella, la cual, si experimenta el aumento de peso equivalente á una línea de mercurio ó á 14 líneas de agua, el líquido subyacente bajará de la misma cantidad , produciendo una subida igual en las otras ramas del aparato, vista la necesidad de que el equilibrio subsista el mismo. Y como éste tiende siempre á restablecerse, modéranse las oscilaciones haciéndose más y más lentas, hasta el definitivo resultado del experimento.

Partiendo el insigne Forel de esta teoría, que acepta «n todas sus partes, trata de completarla añadiendo á los anteriores, los datos que cuidadosamente ha recogido, como fruto de gran número de observaciones propias y alguna agena, como la de Mr. Guillemin, quien cita una oscilación del lago Leman que alcanzó 0,60" en 17 de Agosto de 1868, la cual habiendo coincidido con el temblor de tierra del Perú, quiso atribuirla al movimiento del

155 fondo del lago, á cuyo propósito Forel hace notar que aunque precisamente en el mismo dia el barómetro estuvo muy bajo, y por consiguiente, pudiera explicarse la oscilación por la teoría Vaucher, no está lejos de admitir que exista alguna relación entre ambos fenómenos, como en realidad se observa entre los terremotos y las grandes rachas del Occéano.

Hecha esta indicación, que Forel considera de interés sumo, pasa éste á exponer las observaciones por él practicadas en Ginebra y en Morge comparativamente, y examinado el movimiento de las aguas del lago para precisar las leyes de la oscilación de balanceo, concluye su estudio con unas cuantas proposiciones, verdadera síntesis y última palabra por ahora, de lo que hoy se sabe sobre tan curioso fenómeno.

Para estas investigaciones, que lejos de limitarse al lago Leman, las hizo Forel extensivas á otros, tales como los de Neufchatel, de Brienz y de Wallenstadt, en razón, según el mismo, á que por su mayor regularidad permiten más fácilmente establecer una teoría general, se vale de dos aparatos, el uno ya conocido, el Limnímetro, comparable con el mareógrafo, destinado á trazar sobre el papel todas las oscilaciones de las aguas durante el movimiento , y el otro de propia invención llamado Plemirá-metro, destinado á medir la amplitud de dichas oscilaciones , aparatos por demás ingeniosos y que conviene dar á conocer antes de manifestar los resultados obtenidos.

El Limnímetro es un instrumento que sirve para estudiar la altura del nivel de los lagos; el de que se vale Forel para sus observaciones, construido por el Sr. Canderay, mecánico de Lausana, con arreglo á los dibujos de aquél, es además un fiel indicador, merced á una feliz modificación introducida por el mismo. Consiste este Limnímetro en un flotador colocado en un pozo que comunica libremente con el lago; el cuerpo flotante lleva un tallo, el cual por un mecanismo apropiado trasmite á una varilla ó regla colocada horizontalmente el movimiento vertical

156 transformado en otro movimiento horizontal semejante. Esta regla lleva un mango hueco en el que puede deslizarse libremente un lápiz puesto de punta, que es el que dibuja los trazos que representan el nivel del lago sobre un papel continuo y ñno que va desarrollándose de un modo conveniente. Muchos y muy delicados perfeccionamientos ha introducido el autor para que los resultados fueran todo lo exactos posibles, sin que se confundieran los movimientos oscilatorios que se trata de determinar, con los producidos por el paso de los buques de vapor, por las rachas de viento y por otras causas que no se relacionan con lo que se llama Seiches; pero el describir el aparato con todos estos detalles nos apartarla sobrado de nuestro objeto, bastando saber que puede tenerse plena confianza en la fidelidad del aparato, así como en la exactitud de las observaciones para que ha servido, pues es sobrado conocida la seriedad y pericia de Mr. Forel.

Vistos ya los medios ingeniosos de que este se vale para realizar sus estudios, y descartadas por la escrupo-losidad y delicadeza con que procede, todas aquellas causas que pudieran inducir en error, he aquí los principios que establece tanto i'especto de la naturaleza del fenómeno y sus variadas manifestaciones, como tocante á todos los agentes que contribuyen á realizarlo.

Creo haber demostrado dice el insigne A, que las Seiches ó Lagureas son olas de oscilación fija, llamadas por Guthrie oscilaciones estacionarias mononodales, que balanceando según los dos diámetros principales de los lagos, engendran movimientos longitudinales y transversales. Mi demostración añade se funda:

1." En que estos movimientos de las aguas son siempre rítmicos y de duración constantemente igual en el mismo punto áp observación, cualquiera que sea la amplitud de las oscilaciones que nroducen.

2." En que la duración del fenómeno en los diferentes lagos es tanto mayor, cuanto más considerable es su extensión longitudinal.

157 3." En que en los lagos de .poco fondo. estos movi

mientos son relativamente lentos. 4.° En que la amplitud es mayor en las extremedida-

des que en el centro de su extensión longitudinal, donde á veces suele ser casi nula.

5.° En que las observaciones practicadas en el lago de Neufchatel en sus dos extremidades á la vez, han probado igualmente que en las ondulaciones longitudinales el agua se eleva en una de ellas al mismo tiempo que se baja en la otra, y vice-versa.

Y 6." En que la existencia de ondulaciones transversales se demuestra por la duración de las observadas en la extremidad del pequeño diámetro del lago, donde son más rápidas y de una duración proporcionada á su extensión.

Con el fin de esclarecer más el asunto, pasa Forel á precisar el sentido que debe darse á la oscilación progresiva y fija, diciendo que la primera es el movimiento de ondulación ocasionado por un cuerpo que choca con el agua ó por la continua y regular acción del aire sobre la superficie. La onda circular producida por la caida en el agua de una piedra, por la lluvia ó por el remo, y la rectilínea que determina la marcha de un buque ó la brisa que suavemente acaricia la superficie liquida, son ondulaciones de oscilación progresiva. Por el contrario, la vibración que experimenta la cuerda de un violin por el frotamiento del arco, constituye un movimiento de oscilación fija que puede producirse en una vasija llena de agua por la acción isócrona y repetida de una presión cualquiera sobre un punto determinado de la superficie, por sacudimientos,cadenciosos y rítmicos de la vasija misma y también por un choque súbito contra sus paredes , ó sobre la superficie algo extensa del líquido.

En la oscilación progresiva la cresta, caballete ó cima de la ola cambia continuamente de lugar, avanzando siempre en el mismo sentido, y experimentando todos los puntos de la superficie alternativamente, un movimiento de elevación y de depresión; al paso que en la oscilación

158 fija el vértice de la ola se observa siempre á la misma altura sin cambiar de posicioa, hasta el puato que entre las regiones de la superficie que experimentan una oscilación máxima, llamadas por esto mismo vientres de oscilación, se encuentran otras que subsisten en reposo casi absoluto, lo mismo en el movimiento de elevación, que en el de depresión, puntos que se llaman nodales ó nodos.

En la oscilación progresiva la molécula de agua describe un movimiento de revolución elipsoidad más ó menos pronunciado, que se realiza mientras la cúspide de la ola avanza de una cantidad igual á su anchura, mientras que en la oscilación fija las moléculas líquidas experimentan un movimiento de avance y retroceso, determinando una revolución rectilínea ó curva, en el tiempo que emplea la ola en elevarse y deprimirse. Después de cuyos detalles Forel se decide por considerar los singulares movimientos que con tanta escrupulosidad ha estudiado en los lagos suizos', y que otros físicos observaron igualmente en los de Italia, como oscilaciones fijas ó de balanceo , independientes del movimiento de los astros, y por lo tanto distintas de las mareas, poniendo fin á tan interesantes detalles con estas conclusiones.

Primera. Las Seiches son movimientos de oscilación fija uninodal del agua de los lagos.

Segunda. Estos movimientos aparecen bajo la forma de desniveles que levantan y deprimen alternativamente el del lago en ambos lados de la línea nodal de oscilación , siendo nulo el desnivel en la línea nodal misma, y alcanzando el máximum en las extremidades del diámetro perpendicular á la línea nodal (vientres de la oscilación).

Tercera. Las Seiches oscilan según las dos direcciones principales del lago, llamándose en consecuencia a las más longitudinales y transversales á las otras.

Cuarta. Manifiéstanse estos movimientos por series de oscilación, siendo la primera la que alcanza la amplitud máxima, y decreciendo todas las restantes de un modo normal y sucesivo.

159 Quinta. Las series de dichas oscilaciones pueden su-

cederse de tal manera, que una de ellas principia antes de terminar la anterior, verificándose de este modo la sobre posición ó interferencia de varias series de ondulaciones del mismo ritmo, pero de momentos iniciales diferentes; de todo lo cual resulta el mayor ó menor grado de complicación en las ondulaciones.

Sexta. Toda serie de ondulaciones, es debida á un impulso generatriz inicial único.

Sétima. Los impulsos generales de estas ondulaciones pueden reconocer acciones muy diversas, entre las cuales deben citarse las siguientes: 1.", variaciones locales rápidas de las presiones atmosféricas; 2.", la interrupción de un desnivel temporal y continuo á consecuencia de la cesación súbita del viento que lo determinaba; 3.*, una racha de viento actuando oblicuamente contra la superficie del lago de arriba abajo; 4.*, la tormenta y especialmente el viento fuerte, obrando en sentido vertical; B.", el huracán; 6.", la tromba; 7.", el viento producido por el alud, ó sea por el desprendimiento de grandes masas de nieve en las inmediaciones del lago; 8.', la caida de una montaña en el lago mismo; 9." y última, los terremotos.

De todas estas causas, las más comunes y evidentes son las variaciones de la presión barométrica y las tormentas , las cuales á su vez junto con los terremotos, los aludes y los desprendimientos de las montañas son las que obran con más intensidad; no se crea por esto, sin embargo, que todas estas causas determinan siempre y de una manera inevitable los movimientos de balanceo que los suizos llan;an Seiches, pues que su producción exige el concurso de determinadas condiciones, tales como las del sitio donde actúan y la intensidad del agente, dirección y ritmo de la acción, etc.

No debemos terminar este relato de asunto tan curioso como importante, sin referir una observación notable debida también al Sr. Forel, que consiste en la existencia en el lago de Ginebra de desniveles locales y temporales,

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análogos á los descritos en el Báltico y en el Mediterráneo , y que se habían confundido equivocadamente con las Seiches.

No contento el autor con las minuciosas observaciones que van apuntadas, ha querido confirmar su ingeniosa teoría por medio del cálculo matemático. Partiendo de los estudios y experimentos hechos por el Profesor de la escuela de Minas de Londres, Guthrie, acerca de la oscilación fija en vasijas apropiadas á las oscilaciones del péndulo, establece los principios siguientes:

1." El semiperiodo de una oscilación, representa el tiempo que emplearía para recorrer la longitud del lago con la velocidad que adquiriría un cuerpo que cayese de una altura igual á la mitad de la profundidad media del lago. De aquí, y según las fórmulas obtenidas por Merian, de Basilea, y por Thomson, de Dresde, los datos conocidos, longitud de los lagos y extensión en tiempo de las oscilaciones, puede apreciarse la profundidad probable de los mismos:

LOJíOITUDINALES-

DURACIÓN DE LAS SEICHES.

TROFüNDl- • ^ -^ - -^ —• lONGITWí. DA». MBIAU. THOMSON.

Lago de Neufchatel. 32,200ni ídem de Brienz 13,'700m ídem de Leman 13,800ni

80 m 233 n> 216 m

1.362" 287" 300*6

1364" 286"7 300

2." La duración de las ondulaciones es proporcional á la longitud de los lagos, é inversamente proporcional á la raiz cuadrada de su profundidad media.

Excusamos encarecer la importancia de estos estudios emprendidos con fé y continuados por Forel con una perseverancia que le honra, dando pruebas evidentes en el curso de sus publicaciones acerca de esta materia, de profundos y variados conocimientos, y de un ingenio sutil, que le permite inventar aparatos tan apropiados como el llamado por él Plemirámetro.

^ 161 En la sección segunda ó sea la de Química. el Pre

sidente Sr. Schwarzenbach, entre otras comunicaciones importantes trató de probar que imprimiendo por medio de una máquina especial fuertes sacudidas, se provocan, aún á la temperatura ordinaria, ciertas reacciones químicas que no se habían producido con el auxilio del calor y de la electricidad, tales como la descomposición ó metamorfosis del ácido úrico en urea y alotanina, y la transformación de la nitrobenzina en anilina. Mr. Landolplí de (íinebra, disertó acerca de las reacciones del fluoruro de boro contra las sustancias org-ánicas, haciendo resaltar su importancia para establecer fórmulas racionales de estas materias, ofreciendo como ejemplo el anathol, cuya fórmula adoptada debe doblarse por virtud de la reacción ejercida por el dicho fluoruro. Luego y con motivo de la presentación de varios aparatos de Química, se empeñó una animada discusión acerca de la composición y análisis de los productos alimenticios.

La sección de Medicñía, reforzada con la sociedad médica cantonal á la que invitó el Dr. Schneider, se reunió en el Aula del nuevo Establecimiento de Maternidad, nombrando por aclamación Presidente de hoaor al mismo 8r. Schneider, ilustre Decano de los médicos berneses, dirigiendo las discusiones el Dr. Qninclíe. La sesión se inauguró con un discurso del Dr. Andeez de Basilea, acerca de los estudios hechos por él sobre la resorcina, sustancia no empleada hasta ahora en Terapéutica, y que goza de excelentes propiedades como estíptico y desinfectante. El Profesor Müller, de Berna, describió algunas operaciones difíciles, pero que han dado brillantes resultados en el nuevo asilo, entre otras la extirpación del útero, desarrollando además varios é interesantes problemas de la ciencia ginecológica. El Dr. Girard, de Berna, exhibió algunos aparatos empleados en el tratamiento del pié de pifia ó de paleta.

p]l Profesor Quincke demostró por medio de dos autopsias practicadas eu el hospital de la isla. la verdad recien-

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temente puesta en duda, de la existencia de abcesos simples en el esófago. El Dr. Valentine, de Berna, indicó la posibilidad de practicar las operaciones de laringoscopia á favor de la auesteria producida por el cloroformo, presentando después un laringoscopio de luz eléctrica con batería secundaria muy práctico, y construido á este propósito conforme al sistema de Trouvé-Planché.

El Profesor Langhaus de la propia ciudad, presentó los jemelos italianos vivos que casualmente se hallaban de paso, y que bajo muchos conceptos son bastante más curiosos que los célebres siameses. Con este motivo desarrolló con gran claridad, el tema de la importancia de la Anatomía y de las bases que en su concepto deben servir para la clasificación de las monstruosidades de esta especie. Hizóse después por todos los individuos de la sección una visita á la Clínica de Cirujia, donde el Profesor Hocher enseñó casos prácticos muy interesantes, terminando con la petición dirigida al Gran Consejo de Berna, para que á la mayor brevedad posible se construya un nuevo Hospital, cuyos gastos deberán cubrirse por medio de un impuesto extraordinario pagado de una vez.

La sección de Geología y Mineralogía empezó la sesión dando cuenta su Presidente el Ingeniero de Minas Mr. de Fellenberg, de sus correrías explorativas por el macizo de Finsteraarhorn entre Berna y el cantón del Valais, donde parece haber encontrado ciertas zonas continuas de granito , de gneis y de pizarras cristalinas verdes. Acto continuó el Dr. Balzer de Zurich, describió las condiciones de contacto de la vertiente N. del macizo dicho Wetterhom, entre las cuales figura un ejemplo de intercalación singular de rocas calizas de sedimento entre el gneis, colocadas encima, y debajo de otros depósitos también estratificados. El Profesor Heim, de Zurich, disertó acerca de las terrazas del valle del Reuss, admitiendo que las que se hallan á la misma altura, deben considerarse como antiguos lechos del rio pertenecientes al período mioceno. El Profesor Muhlberg, de Argovia, trató de probar la reía-

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cion ó enlace que existe entre la forma de los valles del cantón de dicho nombre y el movimiento de los glaciares. á cuya accicm en gran parte atribuye su existencia, dundo después cuenta de las exploraciones jiracticadas en Zein-sisgen en busca de uUa ó carbón mineral. El Sr. Favre dio algunas noticias acerca de la nueva carta geológica detallada del cantón de Ginebra, cuyas hojas ofreció á la consideración de sus compañeros. Mr. Chavannes Inspector de las Escuelas de Lausana, habb) sobre las formaciones de yeso de Bulle en Iberg, como resultado de la metamorfosis de ciertas rocas calizas. discurriendo también sobre los cantos con impresiones y las causas productoras. El Profesor Kaufmann. de Luzerna, preseut(') algunos ejemplares de granito procedente de Habkern, conteniendo en su seno pecpieños nummulites, hecho que á primera vista parece paradógico, dada la idea que hoy tenemos de la naturaleza y causas que contribuyeron á formar dicha roca, pero que aquel lo explica por la metamorfosis de la llamada./¿íc/í en granito, cuyo singular mecanismo trató de hacer lo más inteligible posible. Vistos con el auxilio de un pequeño microscopio los foraminiferos indicados se distinguían perfectamente, sin que el asunto dejara en el ánimo la menor duda; pero en cuanto á la ingeniosa explicación del hecho, no á todos satisfizo igualmentei, pues se resiste el admitir una metamorfosis tan completa de los elementos del flisch en granito, subsistiendo intactos los restos de los indicados rizópodos.

De esperar es que vuelva á discutirse este punto tan importante en el Congreso próximo de S. Gall, al que Dios mediante pensaba concurrir, resuelto á hacer los mayores esfuerzos para procurarme algún ejemplar de la curiosísima roca en cuestión tan importante quizás, como el granito con materia orgánica carbonizada de Grangesber-gert , que tuve la fortuna de traer en 1869 de Estokolmo. El Profesor Bachmann, de Berna, exhibió varios huevos fósiles encontrados en los alrededores de Luzerna. El Doctor de la Harpe de Lausana, disertó sobre un grupo de

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uunimulites de los Alpes. El Sr. Moech, de Zurich , trató la cuestión relativa á la constitución geológica de la ribera Sur del lago de Thuu. El Profesor Renevier de Lausana, discurrió soln-e la parte culminante del canchal frontal del antiguo glaciar del Ródano. Por último, el autor de este escrito no solo dio cuenta del famoso criadero d(! kaolin de la provincia de Toledo, en su concepto uno de los primeros y tal vez el más importante de todo el mundo , puesto que forma por sí sólo una montaña de bastante elevación y anchura, sino que discurrió también acerca de la manera de formarse, mereciendo el asentimiento de la sección.

También habló el que suscribe acerca de la formación de las calcedonias enhidricas, hecho que se realiza hoy mismo en algunos afluentes del Uruguay . donde abundan otras concreciones silíceas que indican claramente la existencia en aquellas aguas de la sílice disuelta y en cantidad considerable. Para llamar más la atención de la A^mblea llevaba un espécimen de tan singulares minerales, el cual despertó tal interés entre los compañeros, (pie Saussure entre otros, nieto del gran geólogo suizo, hizo los mayores esfuerzos para que le procurara algunos ejemplares para el Museo de Ginebra: desgraciadamente son sobrado raros para poderle complacer, como con gusto lo hubiera hecho. Aunque no se tratara de minerales de nuestro país, y cuenta que en esta materia mucho bueno pudiera haberse allí presentado, por lo menos era un español, siquiera el último en saber y merecimientos, quieii enseñaba por primera vez en un Congreso científico helvético objetos interesantísimos, y cuya génesis expuse con la mayor claridad posible al juicio critico de tantos y tan ejercitados geólogos.

La sección de Botánica reunida en el Jardín de aquella Universidad, empezó por recorrer y examinar detenidamente sirviendo de cicerone el Profesor Físcher, Director del mismo, y celebrando las excelentes condiciones del Establecimiento no sólo en el concepto de su belleza, sino

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también en el de la posibilidad de cnltivar y aclimatar las plantas más variadas. La sesión, presidida i)or el Profesor Martins, do Montpellier se inauguro con una interesante Memoria del venerable Profesor Heer de Zuricli. sobre la .Sequoia y su historia paleontológica, encaminada ii probar que las formas macrofilas y braquifilas hoy enteramente distintas en este grupo de coniferas, se enlazaban entre sí en la época cretácea en formas análogas, por medio de tipos intermedios. El Dr. Schnetzler de bausaua, demostró la existencia constante del tanino en la clorofila de todas las plantas, y el Profesor Cramer de Zurich, discurrió acerca de la desviación de los estambres, y de los cambios que experimentan las semillas trasladadas á otros campos de observación.

El Catedrático de Zurich Sr. Schar. exhibii) una interesante colec^cion de sustancias vegetales farmacéuticas procedentes del Asia oriental, dando curiosos pormenores ací'rca de las más notables. El Profesor Mühlberg, de Argovia, disertó sobre la Rósleria hypoga^a, especie de hongo que vive como parásito en las raices de la vid. El Dr. Micheli, de Giuebra, dio curiosas noticias acerca de la distribución geográfica de las alismaceas, familia interesante tanto por su lialilat en las aguas corrientes y estancadas , cuanto por las propiedades acres y astringentes de que se hallan dotados algunos de sus órganos, y muy especialmente las hojas.

-El Sr. Tankhauser, de Berna, disertó sobre la influencia de la presión y elasticidad de las células en el desarrollo de los heléchos.

El eminente Profesor de Ginebra DecandoUe, expuso los resultados de experimentos hechos por el mismo respecto á la permanencia de la facultad germinatriz de las semillas que no pierden á pesar de someterlas durante dos horas á la temperatura de 84" centígrados. Por último, el Profesor Fischer de Berna, dio interesantes noticias acerca de la rápida propagación de la Puccinia Maliacorum, hongo parásito de Chile, hoy esparcida por toda Europa.

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La sección de Zoología, Anatomía y Fisiología, (lió comienzo á sus tareas con un discurso del Profesor Luch-singer, de Znrich, encaminado a j)robar que el sudor humano en vez de- producir, como generalmente se cree, reacciones acidas, las dá alcalinas. El Ur. Laug, de Berna, expuso curiosos detalles acerca de la Anatomía é Histología en general, y muy especialmente del sistema nervioso, asunto, j)oco conocido por cierto, de las Turbelarias marinas, género de gusanos que viven generalmente en aguas muy profundas. Para ello se sirve de un método especial de preparación, que explicó también este zoólogo, con el que se evita ó retarda la descomposición de la materia orgi'inica de aquellos seres, que suele ser muy pronta. El Profesor (.'ollmaun de Basilea, disertó sobre los folículos intestinales del hombre. El Catedrático de la laiversidad de Lespzig, Sr. His, presentó unos preciosos modelos en cera para facilitar la inteligencia de la respectiva colocación de las visceras en el cuerpo humano, y después expuso consideraciones muv^ importantes acerca del desarrollo de los peces óseos. El Profesor Mieschcr de Basilea, trató la cuestión de la vida y desarrollo del salmón de] Rhin y de las metamorfosis que experimentan los alimentos en su interior. El Pr<jfesor Aeby, de Berna, explicó algunos hechos poco conocidos aun, relativos á las ramificaciones de los bronquios humanos. Carlos Vogt de Ginebra, disertó acerca de las indagaciones por él practicadas sobre el desarrollo de los quirópteros. A consecuencia de una comunicación del Profesor Forel, diligente explorador en todos conceptos de los lagos suizos, encaminada á probar que la corrosión que ofrecen algunas piedras extraidas del fondo de las aguas, eran debidas á la acción ó actividad especial de las larvas de ciertos insectos , se empeñó la discusión terciando en el debate el Profesor Vogt para quien las impresiones de aquellos cantos son resultado de acciones mecánicas y de las algas lacustres que con frecuencia se adhieren á la superficie. El Dr. Lang hizo una exposición de las indagaciones practi-

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cadas por la señorita Chauvin de Friburgo, asistente á la sesión, acerca de las metamorfosis de las salamandras, poco estudiadas hasta el presente. Según la sagaz y diligente observadora, los embriones de la Salamandra negra de los Alpes se transforman en el agua en seres que se parecen mucho á los tritones, para convertirse después en Salamandras terrestres. El axolotl de Méjico provisto de branquias, puesto en agua emprobrecida de oxígeno por la ebullición, reabsorbe las branquias para convertirse en tierra en un ambljstoma dotado de pulmones. Por análogo procedimiento se ha logrado habituar á la vida terrestre al proteo de la gruta llamada de Adelsberg (Iliria). El Sr. Leuthner de Basilea, discurrió y presentó hechos muy cm-iosos acerca de la traslación de unos peces de la familia de los Salmónidos Uarñados Coregonos, desde los lagos de los Alpes hasta el Khin. El Sr. Beck de Berna, expuso algunas consideraciones sobre la estructura de la ventosa de la Eemora (Echeneis remora), pez singular y á quien atribulan los antiguos el poder de parar á los buques á cuyos costados se adhiero. Por último, el ya citado Profesor Collmanu discurrió acerca de ciertas particularidades antropológicas, y de los estudios estadísticos que sobre el asunto se hacen en Alemania.

p]n la sala destinada á la sección de Geografía, una de las cedidas al Congreso por la compañía del ferro-carril en la magnífica estación central, se había preparado una rica y variada exposición de mapas del Instituto geográfico de los Sres. Müllhaupt é hijo, mis amables patrones, colección que no obstante haber mandado á París lo más selecto, como que^han merecido aquellos infatigables cartógrafos que les concediera el Jurado la medalla de oro, se distinguía por su ejecución inmejorable y por la gran cantidad de mapas de todos géneros. La presidencia de la sección había recaído en el eminente geógrafo ginebríno Bouthillier de Beaumont, el cual discurrió sobre un asunto por demás importante que detallaré oportunamente. Abierta la sesión, el Sr. Lauterburg Ingeniero de Bernar

168 trazó en breves fraseri la reseña histórica de la cartografía suiza, recordando en primer lugar los serviíúos prestados por el Profesor Studer á quien debe la ciencia geográfica en general y en particular la de su patria, la publicación de obras de Geografía física y de mapas geológicos de la mayor importancia. El mapa geológico de Suiza levantado por Studer y Escher de la Lint sirvió de base para el geológico en relieve que ha sido en su género uno de los primeros que han visto la luz en Europa. Después de indicar los diferentes sistemas alternativamente propuestos para la representación de los accidentes oro-hidrográficos, el Sr. Lauterburg se decidió por el de trazos puesto ya en práctica por Lehmann, terminando con la descripción de las cartas del club alpino suizo, á las que considera como verdaderos jalones hacia la perfección en esta rama tan trascedental de la ciencia geográfica.

Terminado este asunto, el presidente dio cuenta de la organización de la sociedad africana fundada hace poco en Suiza, repartiendo un folleto en el que á más de los Estatutos de la misma, se reseñan las numerosas y últimas exi)ediciones realizadas por el África, con el fin de introducir en dicho continente los beneficios de la civilización y de las relaciones con Europa.

Cumplido ya este primero y por demás importante objeto, pasó el Sr. de Beaumont á explanar el pensamiento que tiempo hace preocupa su mente, de establecer un meridiano que pudiera llamarse internacional y único, si persuadidas todas las naciones de las ventajas que ofrecCj lo adoptaran. Apoyando la demostración de la bondad de su proyecto en dibujos perfectamente hechos sobre grandes planisferios, propuso aquel que el meridiano fuera el que ocupa el 30° al E. de la isla de hierro, basando principalmente sus ventajas en que por una parte atraviesa el África, la Italia, Alemania y la península escandinava, y por otro el Océano pacifico, de modo que bien puede asegurarse ser la línea que recorre mayor extensión de tierras, y la superficie marítima más grande posible.

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Añadiendo el Sr. Boaumont muchos otros é interesantes detalles, concluyó su luminosa comunicación proponiendo se a])]icara á esti; meridiano internacional único el nombre de Mediulnr, para ([ue armonizara con el de Ecuador. La sección dio las mayores muestras de asentimiento á sii digno Presidente. haciendo todos sus individuos los más fervientes votos para que vencíidos los pequeños ó g-randes inconvenientes que la ejecución del proyecto pueda encontrar , se adopte por todas las naciones.

La ocasión me jpareció oportuna para recordar á los allí asistentes, el acuerdo formalmente tomado por la Sociedad geográfica de Madrid, merced á la iniciativa del entonces Presidente Sr. Coello, de volver de nuevo al antiguo meridiano de la isla de hierro, resolución que ignoraban los geógrafos suizos por la sencilla razón de que poco divulgado por Europa lo que aquí se hace, tampoco sabían que existiera una Sociedad geográfica entre nosotros. Con este motivo é invitado por aqufillos consocios, á que diera conocimiento de la índole especial y tendencias de nuestra Sociedad, hice uso de la palabra; pero dejaré para más adelante el relato de lo que en justo homenaje á mi patria dije, allí donde tan apreciado es cuanto con España se relaciona, por la sencillísima razón de que á pesar de la corta distancia que nos separa, se conoce más lo referente á la China ó al Japón, que lo de nuestro país.

El joven y simpático Profesor Amrein, de S. Gall, anunció la apertura de una exposición geográfica organizada por la Sociedad de Geografía del cantón en cuya

• Universidad enseña, invitándonos á todos los presentes á visitarla y prometiendo hacer de su parte cuantos esfuerzos sean posibles para que el año próximo con motivo de la reunión del Congreso helvético en S. Gall, sea aun más expléndida é instructiva.

El Sr. Mülhaupt Steiger con quien habíamos discutido antes ampliamente el asunto, y estimulado además por las noticias que yo le diera respecto á la organización de nuestra Sociedad, sometió al superior criterio é ilustración

170 (le la sección el proyecto de fundar también en Suiza una sociedad general para todo el pais, refundiendo en ella las sociedades locales que hoy existen en algunos cantones tales cojno el de Ginebra, S. Gall y Berna. La sección, como no podía menos de esperarse, recibió con clarísimas muestras de asentimiento la idea, estimulando al señor MüUhaupt á que lejos de desistir del feliz pensamiento que con tanta lucidez había expuesto ante la sección, procurara redactar de un modo concreto las bases y el Reglamento de la futura Sociedad, á cuya constitución todos g-enerosa y patrióticamente se ofrecieron. Y con efecto, tanto preocupa la clara mente de mi simpático y amable patrón, que poco tiempo después recibí, junto con una serie magnifica de los trabajos geográficos que se llevan á cabo en el Establecimiento cartográfico que corre á su cargo, varios ejemplares de dicho proyecto (1).

Y como quiera que la fraternidad exige que todos concurramos á la realización de tan generosos propositores ¡levé alguno de estos proyectos á nuestra Sociedad geográfica , que no sólo los recibió con satisfacción, sino que acordó remitir ejemplares á Berna de su Reglamento y Estatutos con algunos Boletines, con el plausible propósito de coadyuvar á la empresa, y muy principalmente para que vayan conociendo en Suiza lo que por aquí se trabaja.

El Sr. Waber Lindt, Maestro de primeras letras en Berna, abordó un asunto de la mayor importancia reducido á determinar los límites de los diferentes idiomas y dialectos que se hablan en Suiza. De las diligentes .y perseverantes pesquisas y observaciones hechas durante muchos años por este filólogo, parece poder sentar como principio, que aquellos linderos lingüísticos en manera alguna coinciden ni con las fronteras políticas, lo cual nada tendría de extraño, ni tampoco con la diferente oro-

(1) Excusado parece manifestar que en los años trancurrídoa la Sociedad no sólo se organizó, sino que ha dado ya opimos y sazonados frutos.

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grafía del país, y esto es algo más raro, siquiera no sea absolutamente imposible, pues en nuestro país se observan muy á menudo, licchos semejantes. Mas como en esos países afortunados por el grado de cultura y civilización que alcanzan, los conocimientos de las ciencias naturales son tan comunes y se hace de ellos tan útiles como oportunas aplicacionop, el Sr. Waber-Lindt asegura que las irregularidades en la distribución de los idiomas en Suiza y de los límites que actualmente alcanzan son tan comunes, como los aparentes desórdenes que en la estructura geológica del territorio helvético se advierten.

El Sr. Langhaus, de Berna, invitó á la sección á que asistiera á la inauguración del canal de Hagneck (jue iba á celebrarse el 17 de Agosto cerca de Aarberg.

Por i'iltimo, el autor de estas mal trazadas líneas cumpliendo con el compromiso contraído, y cediendo á las afectuosas iustancias de los señores Müllhaupt, expuso ante la sección aíjuellos ])uutos que más directamente se relacionaban con nuestra Sociedad geogr;iñca, y recordando que en ella había expuesto en una conferencia el plan de una geografía nueva fundada en la intervención del dato geológico, sin el cual no hay Geografía física ])osible, sometió gustoso al superior criterio de la sección el indicado proyecto, que se reseñará de la manera más breve posible; debiendo añadir, no por un sentimiento de pueril vanidad, sino por la satisfacción que me causaba acordándome de mi pobre y mal considerada patria, que el pensamiento mereció de parte de aquellas eminencias la acogida más lisonjera, manifestando todos el deseo de que cuanto antes lo llevara al terreno de la ejecución.

Suspendidas por aquel día, á las cinco de la tarde, las tareas de las secciones, la Sociedad representada por más de 800 individuos, celebró el acontecimiento con un gran convite en el Casino, donde reinó la mayor fraternidad y alegría, habiéndose pronunciado entusiastas brindis por la ciencia y la patria, ambas á dos madres cariñosas para los que de buena fé y con verdadera vocación las adoran.

172 y prestan culto. Entre todos estos brindis sólo nos permitiremos hacer especial mención del dirigido por el respetable paleontólogo Heer al decano de los geólogos suizos el eminente Bernardo Studer, quien al contestar ;i su antiguo camarada, dijo con frase vigorosa, que habia tenido la satisfacción de asistir al primer Congreso helvético en 1817 y que por el privilegio que dan los muchos años (pie contaba, 84, hallábase aun disjiuesto á trabajar por la ciencia en medio de la nueva y brillante generación. Recordando en aquel momento de expansión que el respetable anciano que la víspera me significaba aún deseos de acompañarme en la excursión que proyectaba y i-ealicé al Rigi, habia sido mi maestro de Geologia alpina en 1850, de quien tan sabias lecciones habia recibido durante mes y medio en la excursión que realizamos á pió y en amable compañía por la cordillera central, confieso que no pude ver sin notoria complacencifa aquellas tan señaladas muestras de deferente respeto con harta justicia dispensadas á un hombre tan infatigable investigador de la estructura geológica de la comarca más complicada de Europa. Levánteme, pues, siguiendo en esto á otros muchos que iban á apretar cordialmente su mano y lo saludé con el respeto y veneración que se merece.

Terminada aquella amistosa comida, la Sociedad se , dispersó, para reunirse de nuevo á eso de las ocho de la noche, en el teatro de verano situado en la colina dicha deSchanzli, del otro lado del caudaloso Aar, desde donde se disfruta de un magnifico pan,orama. La orquesta de la ciudad dejaba oír sus brillantes y cadenciosos acordes en un pabellón levantado en la terraza, frente al salón de espectáculos , donde (Se representó una pieza de circunstancias compuesta por Mr. Reymond, intitulada, Die Alten und die Jungen, ó sea, los viejos y los jóvenes, dedicada al Congreso de Berna, á todos cuyos individuos se nos regaló un ejemplar bonitamente encuadernado. Proponíase el autor de esta comedia, escrita en buenos versos y estilo humorístico, hacer resaltar la diferencia que existe entre

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la verdadera ciencia j el charlatanismo, que ciertos parásitos se permiten practicar, profanándola como modus vive?idi. Los personajes están maliciosamente tomados del drama de Goethe; el I)r. Fausto eminente profesor de Química, es propietario de un laboratorio abandonado ya por la avanzada edad del dueño; su mujer Margarita, ipie sólo conservaba de las aficiones juveniles una especial predilección por la flor de su propio nombre, se deja llevar por Mefistófeles, Maestro de Flogistico y de Yatro Alquimia y amigo pérfido déla casa, quien le propone fundar sin conocimiento de su marido, una oficina central de ciencia y de industria, cuyo titulo pomposo y altiso-sonante, habia de proporcionales pingües ganancias: asocian á la empresa como eficaz auxiliar al preparador del laboratorio llamado Adán, joven de figura grotesca, pero muy apropiado ])ara el objeto, que no era otro sino que sirviese de reclamo vivo y hacer la propaganda de la utilitaria empresa. Hallándose ocupados en estos preparativos Margarita, Mefistófeles y Adán. y cuando ya les sonreía la alhagüeua esperanza del negocio , preséntase en casa de Fausto su hijo Juan, que vuelve de la Universidad hecho todo un Doctor, acompañado de varios y alegres camaradas de estudio, y enterado de las maquinaciones de Mefistófeles, logra desbaratarlas, reconcilia á su padre Fausto, aferrado á las teorías de Berzelius y á la antigua Química, con la ciencia moderna; y concluye por casarse con el ángel bueno de la casa, la joven y bella huérfana Eva, su prima hermana, cambiando desde entonces por completo el aspecto de aquella casa y muy particularmente del laboratorio, que vuelve á su primitivo objeto.

Aquella función, á la que galantemente fueron invitadas las principales familias de Berna, cuyas señora^ y señoritas acudieron presurosas á dar mayor realce y atractivo al espectáculo, me recordaba por cierto, otra si cabe más expléndida, pero de índole análoga, ofrecida por la corte de Dinamarca en el Teatro Real de Copenhague, en la cual también se representó una pieza fantástica alusiva

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al objeto del Congreso de Arqvieologia prehistórica que allí se celebraba. Aplicable en ambos casos el refrán danés que dice: Ei Blot, til Syst, ó lo que es lo mismo; no sólo para solaz, sino también para instrucción, échase de ver en todas estas reuniones de personas dedicadas al culto de la ciencia, que se trata de conciliar y que es perfectamente armonizable, la severidad y la perseverancia á toda prueba en el trabajo que esto supone, con el esparcimiento del espíritu, atentos por una parte al aforismo latino que dice quod caret alterna, reqnies duraiile non est, y sabiendo también por otra, pues así lo demuestra la experiencia, que lejos de ser impropio de gentes serias, el distraerse en espectáculos que á la calidad de honestos y lícitos, agregan la de ser de provechosa enseñanza, dan estos más fuerza y vigor al espíritu para entregarse de nuevo á sus habituales tareas. En demostración de cuyo aserto, y para que se vea prácticamente como en dichas reuniones figura siempre junto á lo agradable lo \itil y provechoso para el espíritu, durante la función podíamos servirnos de varios telescopios puestos en sitios convenientes fuera del teatro, para contemplar la magnificencia volcánica, por ejemplo, de nuestro satélite, ó los planetas y estrellas que se hallaban sobre el horizonte. Ahora muy avanzada de la noche nos retiramos todos, cabiéndonos la satisfacción al Sr. Arneim y al que esto escribe, de acompañar hasta su domicilio á la distinguida familia MuUhaupt de cuya generosa hospitalidad disfrutábamos.

A las ocho de la mañana siguiente, dia 14, verificóse la segunda sesión general en la que los señores Bruner y el Profesor Hagenbach ponente del Comité central, dieron cuenta de los asuntos generales harto satisfactorios para el presente y el porvenir de la Sociedad, pues habían sido admitidos treinta y cinco nuevos socios, añadiendo que se había nombrado una Comisión encargada de estudiar todo lo que se relaciona con los terremotos en territorio suizo, bajo la presidencia del Profesor Forster, promovedor del pensamiento, designando el observatorio telúrico de Ber-

175 na, como centro de las observaciones. Acordaron igualmente proceder á la formación de una Estadistica antropológica, fijándose principalmente en el color del cabello y de los ojos, con el fín de determinar el origen prehistórico de los diferentes pueblos de Europa. La dirección de asunto tan importante se confió al Profesor Kollmanri. de Basilea , el cual quedaba en el encargo de ponerse de acuerdo con los antropólogos de la Escandinavia, de Alemania, Austria y de otros paises, para que se hagan dichos estudios en todos ellos simultáneamente. Se redactarán ciertos formularios, debiendo llenar en lo posible las casillas los Maestros de Instrucción primaria, abrigando la esperanza fundada en la reconocida capacidad ó ilustración de los del territorio suizo, de que ha de realizarse en toda svi extensión este importantísimo estudio. Enterada la Asamblea de tan acertadas medidas, y manifestando las mayores muestras de adhesión al pensamiento que las inspiró , deseando todos llegar pronto á su más exacta realización , terminó las tareas el Congreso, dando cuenta el Profesor Heim de Zurich, de sus estudios relativos á la formación del macizo central de los Alpes y especialmente de los grupos del Gotardo y del Finsteraarhorn, y presentando el Sr. Forster á la consideración de la sociedad el nuevo Fonógrafo de Edison, tratando de demostrar que por entonces eran exageradas las esperanzas que se habían concebido , fundadas en el conocimiento del mecanismo, tan interesante como ingenioso en teoría. Sin embargo, la invención es sobrado reciente para que se desespere de verla ulteriormente perfeccionada, hasta el punto de realizar la maravillosa reproducción de conciertos y conversaciones ó discursos á largas distancias (1).

Por decentado el inspirado inventor ha introducido ya algunas mejoras, tales como la sustitución de la lámina de zinc por una hoja fuerte de cobre, con lo cual se logra

(1) Sabido es de sobra, que dichas sospechas se han realizado de la manera más completa y satisfactoria.

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vigorizar notablemente la voz del que habla ó canta. La sesión terminó deseando el fonógrafo qne tuviéramos buen tiempo para verificar aquella tarde la expedición al lago de Tlmn y al palacio de Chadan; pero advertimos todos tal debilidad en la voz que salia del aparato, que al ver la continuada lluvia que aguaba la fiesta, llegamos á sospechar si sabría de antemano que su buen deseo no habia de realizarse.

El Sr. Forel dio algunos nuevos detalles acerca de las oscilaciones de las aguas en los lagos suizos, después de lo que el Presidente declaró terminada la 61 reunión de la sociedad helvética, dando las gracias á nombre de todos el Sr. Hagenbach á la Comisión organizadora, á las autoridades y á la ciudad de Berna, por la acogida fraternal (|ue se ha servido dispensar á todos los individuos del Congreso , siendo recibidas estas sentidas frases de gratitud, con la unánime aclamación de la Asamblea y por calurosos y prolongados aplausos.

A las doce celebramos la terminación del Congreso en el casino, donde se sirvió un opíparo almuerzo en el cual ol Sr. Recheteiner, Presidente de la reunión próxima, dedicó un brindis á nuestra entrevista el año que viene en S. Gall, á donde invitó á todos á que asistiéramos, pues, también allí se inaugurará un nuevo Museo de Historia Natural, invitación que fué recibida por la Asamblea con aplausos y señaladas muestras de asentimiento. Por fin, el Profesor Renevier queriendo se acentuara el agradecimiento por la cordial acogida dispensada á la sociedad-por los habitantes de Berna, propuso hacer una colecta que á los pocos instantes produjo más de quinientos francos, destinada á aliviar la suerte de los que experimentaron los terribles efectos del incendio en el pueblo de Senk. De modo que el Congreso helvético de Berna que empezó por rendir culto á la ciencia en todas las esferas y en las más variadas manifestaciones del saber moderno, y que tanto solaz proporcionó á los qué tuvimos la fortuna de asistir, (,'oncluyó con un acto de caridad que sin disputa es la

177 I virtud cristiana que más hace resaltar el carácter augusto 'de nuestra Religión. Inmediatamente después del almuerzo, nos trasladamos todos ó la inmensa mayoría de los socios, á la estación central del ferro-carril, desde donde un tren exprés en breves momentos nos llevó á las orillas del famoso lago de Thun, en el punto llamado Hofstetten, donde nos esperaba ya el vapor Bubenberg vistosamente empavesado, puesto por la compañía de navegación al servicio de la Sociedad, haciendo los honores el Sr. Sinner, del Municipio de Berna, Presidente-director de aquella, el cual dispuso nos acompañara é hiciera los honores una orquesta compuesta exclusivamente de instrumentos de metal. Desgraciadamente la incesante y torrencial Ihnia nos impidió disfrutar de aquel paseo fantástico por uno de los lagos más bellos de Suiza; pero la recepción que nos hizo el Sr. Barón de Rougemont en su encantador palacio de Chadan. nos compensó con creces del fatal y terrible contratiempo (1). Difícilmente puede nadie formarse idea de la esplendidez y suntuosidad de aquella residencia verdaderamente regia, aunque situada en ima República Federal, sólo comparable por el palacio con los que se admiran á orillas del Rhin ó en algunos puntos de Austria ó Francia, y por el espléndido parque, con el famoso de Richmond en las cercanías de Londres, siquiera reúna el de Chadan la inmensa ventaja de terminar en el lago mismo y de hallarse rodeado de pintorescas montañas. La predilección que por la Botánica tiene su afortunado y distinguido dueño, hace que aquel parque con sus magníficos bosques é invernaderos sea al mismo tiempo que lu-

(1) El Congreso del año último celebrado en Berna, parece que también terminó en aguas; y como quiera que el humorístico Vogt lo atribuyera á que el Profesor Kenevier liabia propuesto como lo hizo en Berna, veriflcar los que quisiéramos después de las sesiones un paseo geológico por los Alpes, al ver como se aguaba la fiesta de Thuu, exclamó; «el año que viene ha de prohibirse en absoluto todo proyecto de correría por las montañas para ver si tenemos mejor tiempo.»

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178 gar de esparcimiento y recreo, centro de verdadero y provechoso estudio, pues el Barón tanto por gusto, cuanto por noble vanidad, ha logrado reunir en aquella deliciosa mansión las plantas más raras, y cuantas comodidades pudiera inventar el más refinado sibaritismo.

Mas como la esplendidez de los señores de Rouge-mont, no podia limitarse á permitimos admirar cuantas preciosidades en todos conceptos encierran su palacio y los jardines que lo rodean, nos ofreció una especie de merienda, un delicadísimo agasajo, en el que nada escaseó ni en lo sólido, ni en lo líquido, no faltando como de costumbre, el espumoso y delicioso Champagne, y también refrescos que se dieron con verdadera profusión. Insensiblemente se pasaron allí las horas, y siendo ya la del regreso, abandonamos con harto sentimiento la deliciosa residencia de aquellos afortunados magnates, despidiéndonos con las mayores demostraciones de gratitud, que expresó á nombre de la Sociedad, en sentidas frases el insigne neufchatelense Profesor Desor. A. los pocos instantes llegábamos á la estación, donde nos esperaba otro tren especial que con la rapidez del viento nos trasladó á Berna, algún tanto fatigados por las tareas científicas y por las gratas emociones que durante algunos días habían ocupado el cuerpo y el alma.

A la llegada á la ciudad, otra admirable sorpresa nos esperaba; frente á la estación del ferro-carril y en el centro de la gran plaza, existe un depósito de agua de donde parte el azarbe que recorre á lo largo toda la calle principal de Berna para el servicio público; pues bien, en un momento dado y obedeciendo la orden del Alcalde ó Presidente del Consejo municipal, verdadero iniciador de la fiesta, lanzóse al aire un chorro líquido más alto que el mayor de la Puerta del Sol, el cual iluminado con luces de Bengala de mil colores, producía un efecto mágico imposible de explicar, no habiendo presenciado el espectáculo; toda la población hallábase apiñada en la plaza y calles próximas, aplaudiendo no sólo la magnificencia de la

fiesta, sino el objeto á que se destinaba, es decir, á dar un adiós solemne á la 61 reunión del Congreso helvético de ciencias naturales.

Al dia siguiente, después de reiterar cariñosamente nuestra más profunda gratitud á los señores MuUhaupt por la cordial hospitalidad que se sirvieron dispensarnos, nos despedimos de tan respetable familia, el Sr. Arneim y el que estos renglones escribe, y dirigí monos hacia Lucerna, en el tren de la mañana, á donde llegamos en dos horas, recorriendo un país delicioso y lleno de atractivos para el geólogo y para el naturalista cualquiera que sea la especialidad á que sus aficiones lo inclinen. Sin pérdida de tiempo, mi compañero de viaje me condujo á casa de su hermano, el dichoso propietario del famoso jardín de los glaciares, del cual tanto se había hablado en Berna y que tenía verdadera ansia de ver y estudiar á mi sabor. Generalmente acontece cuando se celebra mucho una cosa, que la imaginación exagera sus calidades de tal modo y hasta un punto tal, que casi siempre la vista de la realidad le desilusiona á uno por completo, quedando el ánimo chasqueado al contemplar muy por debajo de las ilusiones dé la fantasía, la verdad visible ó tangible. Pero con el jardín de los glaciares, sucede todo Iq.contrario; lo cual consiste en que como el asunto no es de los que se prestan fácilmente á las exaltaciones de lo que se ha dado en llamar la loca de la casa, la realidad de lo que en aquel momento tenia la fortuna de contemplar, excedía y con mucho á cuanto podia mi pobre mente concebir. ¿Qué es, pues, se dirá, ese fantástico jardín? es ni más ni menos, que un pequeño recinta, no llega á 500"' cuadrados, situado dentro de la ciudad misma, donde diríase que la naturaleza se habia complacido en concentrar los más variados y sorprendentes efectos de la acción de las nieves perpetuas allá por los tiempos de lo que los geólogos llaman período cuaternario, verdadero, siquiera remotísimo comienzo de la época actual, pero oculto á las miradas de los hombres durante siglos y siglos, hasta que la mano

180 inteligente del propietario de aquel terreno, imponiéndose grandes sacrificios, y privándose del solaz que aquel pequeño rincón dedicado antes ú Flora le proporcionaba á él y á su familia, puso al descubierto, realizando á la par que un bonito negocio por la renta que aquel lugar le proporciona , uno de sus más ardientes deseos, esto es, el de ser útil á los que por el estudio de estos hechos naturales se interesan.

Gracias al nivel bastante elevado que en Suiza alcanzan la cultura y los conocimientos de ciencias naturales, y á la no menos atendible circunstancia de hallarse familiarizados sus habitantes con todo lo que á nieves perpé-tvxas se refiere. se debe el que el Sr. Arneim, comerciante en vinos, sospechara por ciertos signos apenas discerni-bles para ojos menos perspicaces, la existencia de las huellas ó vestigios en su jardín de un antiguo glaciar, seguramente el que arrancaba del Gotardo, cuyas nieves perpetuas se hallan hoy á una distancia que no bajará de 70 á 80 kilómetros; y comprendiendo muy pronto lo ventajoso que seria para él y para todos, el poner aquello al descubierto, em¡)ezó á disponer las operaciones oportunas de desmonte y limpia, que se llevaron á cabo desde 1872 á 1875, no reparando en los enormes gastos que habia de ocasionarle, atento siempre á ver realizado su propósito, altamente y en todos conceptos plausible. Por fortuna los resultados de la exploración excedieron sobre toda medida á sus esperanzas, pues aunque por confesión propia sólo el sacar del fondo de una de las cavidades un gran canto le costó sobre 700 francos, lo dio todo por bien empleado, pudiendo vanagloriarse de ser hoy propietario de uno de los gabinetes de Geología práctica más importantes de Europa. Comparable hasta cierto punto con lo que en los jardines de Sydenam (Inglaterra) y en la llamada geológica] Insel, he tenido el gusto de ver y admirar, tiene el jardin del Sr, Arneim la inmensa ventaja de que lo existente en su propiedad es natural, al paso que todo lo que se observa en el mencionado parque es artificial,

181 desde las capas del terreno carbonífero y dtros de sedi-]Uento. no menos curiosos, hasta la reproducción de los grandes mamíferos y reptiles fósiles; todo, allí es obra del hombre, siquiera la enseñanza que adquieren los diletantis no deja de ser sobre toda ponderación considerable.

Vénse en el jardín, con liarta propiedad llamados de los glaciares, superficies pulimentadas y estriadas; cantos erráticos ó errantes, como quiera llamárselos: algunos de forma aborregada ó acarnerada y hasta 18 cavidades, la mayor de las cuales mide 9 ™ de diámetro en la boca y S'/^ de profundidad; hoyos notabilísimos llamados con exactitud molinos de los glaciares, marmitas de los gigantes, y potholl^ov los ingleses, en cuyo fondo obsérvanse aún en algunas los cantos que por haber contribuido á su formación reciben el nombre de piedras de los molinos glaciares. Cítanse estos en todas las obras de Geología; en 1869 de paso por Gotenburgo (Suecia), tuve el gusto de visitar en sus inmediaciones algunos descritos por ciertos A. A., pero dudo que haya al descubierto al menos, ni en los Alpes, ni en los Pirineos, ni en región otra alguna de Europa, estos accidentes en la escala y mimero, y sobre todo en un tan reducido espacio de tierra, como en el mencionado jardín. Encomiar, pues, la obra útilísima llevada á cabo por la cultura y perseverancia del Sr. Arneím, no es cosa fácil, sí han de relacionarse los elogios con la magnitud de la empresa y del servicio que con ello ha prestado, pues mientras antes tenía que reconocer el geólogo que deseaba iniciarse en estos fenómenos de Física terrestre, mucho territorio suizo, imponiéndose no escasas fatigas y bastantes desembolsos, hoy puede satisfacer todas sus naturales aspiraciones, sin más que trasladarse cómodamente en ferro-carril, hasta la reina del lago de los cuatro cantones, y preguntar á cualquiera, pues allí todos lo conocen, por el jardín de los glaciares, ó por la casa del propietario, á quien no se dispensarán nunca bastantes y merecidos elogios. Reciba por mi parte no sólo la más cordial enhorabuena por el brillante éxito de los sacrificios que se im-

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puso por prestar tamafxo servicio á la ciencia, sinotambiea mi más profunda gratitud por el recibimiento que se dignó hacerme, y por todas las finas y delicadas atenciones que me dispensó en las dos visitas que en el intervalo de cuarenta y ocho horas le hice.

Y hé aquí como en todos conceptos son altamente provechosas las frecuentes asistencias á esas Asambleas científicas que por fortuna se celebran en países más prácticos que el nuestro. Por de pronto, y prescindiendo de las muchas otras cosas que en el Congreso de Berna aprendí, pues no me causa rubor confesar que la mayor parte de ellas me eran completamente desconocidas, si no hubiera asistido, ni tendría hoy la ventaja del caudal de conocimientos que he adquirido, siempre en relación con mi escasa inteligencia, ni hubiera entablado relaciones con personas tan ilustradas á la par qué amables como las distinguidísimas que componen la familia MuUhaupt, ni entablara relaciones con el Sr. Arneim hermano del dueño del famoso jardín, cuyas particularidades quedan apuntadas.

Pero para que pueda apreciarse mejor la importancia de aquella pequeña localidad, que no hay viajero bien sea mero curioso, ó geólogo, que deje de visitar, conviene exponer en breves palabras la dinámica de los glaciares, pues sólo desentrañando la singular acción que aquellas grandes masas de nieve ejercen sobre los materiales que encuentran á su paso, ó.que les sirven de asiento, puede comprenderse lo que significa el jardín de los glaciares de Lucerna.

Están acordes los geólogos en dividir la nieve que con carácter de perpetua, cubre las altas cumbres y los valles de las regiones alpinas, lo mismo que las que existen en las latitudes árticas, en dos ó tres zonas á las que sirVe de línea divisoria el límite ú horizonte de las lluvias, llamando á las superiores campos de nieve y firn, cuyo último nombre recuerda el ruido particular que producen las masas de nieve que por su propia tenuidad y estructura inco-

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herente son transportadas de unos puntos á otros á impulsos del viento. Todo lo que es inferior á dicha región, constituye el glaciar, fundándose esta distinción en que la estructura, la coloración y sobre todo la dinámica es muy diferente. Asi se observa que el glaciar, sea de 1.° ó de 2.° orden, no es una masa inerte, como pudiera creerse á primera vista, sino dotada de movimiento de avance en mayor ó menor escala ó de retroceso, según las condiciones climatológicas del año ó de períodos de mayor duración ; los objetos que caen en la parte superior de la nieve se hunden para perderse en su masa, cuya poca consistencia impide la ascensión á los altos picachos, pues el hombre no encuentra base sólida sobre que poder marchar. Por el contrario, la gran dureza y consistencia q\ie caracteriza ú la nieve inferior, no sólo permite que se camine sobre ella, sino que por el movimiento de que se advierte en toda su masa, debido en gran parte á la congelación del agua que á través de las grietas capilares penetra en su interior, las piedras y todo lo que se introduce en ella vuelve á salir á la superficie, razón por la cual los campesinos de las altas regiones de los Alpes, dicen que los glaciares tienen horror á la impureza. De aquí resulta la formación de esos regueros y grandes amontonamientos de cantos, piedras, grava y tierra, que se observan en la superficie misma del glaciar, á sus lados y en la parte inferior que reciben el nombre de canchales glaciares, para recordar la causa á que deben su existencia. De este modo, cuando el glaciar avanza, transporta empujando todo lo que encuentra á su paso, y lo que existe en la superficie; razón por la cual, los geólogos distinguen por señales perfectemente discernibles, los cantos y depósitos debidos á este agente poderoso, de los formados por el agua liquida , aplicando á los cantos el nombre de errantes ó erráticos, angulosos en vez de redondeados, como los que figuran en el Diluvium ó en los aluviones modernos. Pero además suelen presentar estrías, sureos y un pulimento especial, debido á la presión que la masa del glaciar en

184 SU movimiento de avance y de retroceso ejerce sobre todo lo que encuentra á su paso ó le sirve de base, haciendo el oficio de buril los cristales ó piedras angulosas y duras, tales como el cuarzo, interpuestos entre la superficie de las rocas y el glaciar. También se debe á la misma á idéntica causa. esas superficies que se llaman aborregadas por sus formas análogas ú la lana del borrego ó carnero, por cuanto la nieve al cubrirlas en toda su extensión, no actúa como el agua liquida, desmoronando tan solóla parte inferior, si no desgastando la superficie entera, como prácticamente puede verse en todos aquellos puutos de los Alpes y Pirineos donde la nieve adquiere este carácter.

Por último, para comprender el procedimiento (¡ue emplea la naturaleza en la abertura de esas cavidades llamadas molinos de los glaciares, se hace preciso recordar que en la superficie de estos es frecuente advertir la circulación de agua líquida, resultado del derretimiento de la propia nieve, dando origen á arroyos y rios que siquiera en pequeña escala, llegan á constituir verdaderas cuencas hidrográficas. Ahora bien, cuando alguno de aquellos rios en miniatura encuentra en su trayecto una de esas enormes grietas transversales que por la dilatación del glaciar se forman á la superficie, en aquellos puntos en que el fondo del valle que encierra las nieves es desigual é irregular, las aguas se precipitan llevando consigo con más ó menos ímpetu, todos los materiales que arrastran. De aquí resulta lo que los geólogos, siguiendo la opinión del malogrado Agassiz, llaman agujeros meridianos, por donde es fácil descender á veces hasta el fondo mismo del glaciar, si se desea hacerse cargo de la estructura, coloración y demás accidentes de la nieve, para lo cual basta desviar el rio ó arroyo por un punto más alto. Fácil es con estos antecedentes comprender, como las aguas por su fuerza erosiva y moviendo por otra parte, los cantos que llevan en suspensión, abren las cavidades dichas molinos de los glaciares, que siempre afectan formas circulares ó elípticas, ofreciendo no pocas en el fondo el canto que con-

185 tribuyó á desnKii'onar el terreno. razón por la cnal es muy propia la función que se le atribuye, y el nombre que se les da de piedras ó muelas de los molinos de los glaciares. Aquí lo difícil será calcular más ó' menos aproximadamente, el espacio de tiempo invertido en estas operaciones, que hubo de ser muy considerable, dada la dureza que por regla general caracteriza á las rocas, granitos, pórfídos, etc., en que dichas cavidades aparecen abiertas , y el caudal y consiguiente tuerza motriz, de las aguas que por la superficie de los glaciares circulan.

Dada. pues, la no desmentida importancia de la dinámica glaciar, que someramente queda reseñada, á la cual atribuyen muchos hombres eminentes la formación no sólo de los hechos indicados, sino también de casi todos los valles de las comarcas en que el tal agente abunda, no será difícil conijjrender el servicio inmenso prestado por el Sr. Arneim á los amantes de estos estudios, poniendo al descubierto las maravillas que en reducido espacio encierra su célebre jardin, junto al famoso León de Thor-"waldsen, y del cual la siguiente lámina puede dar una idea, siquiera pálida, de aquel centro cuya visita recomiendo ú cuantos deseen iniciarse y conocer á fondo esta rama curiosa de la Física terrestre.

Otros atractivos ofrece igualmente aquel jardin, merced á la instrucción y nobles propósitos del propietario, viéndose allí no sólo bonitas petrificaciones encontradas en el interior de los cantos que allí existían, entre otros una palma fósil del terreno terciario, sino también una bonita colección de minerales de los Alpes y otra de objetos prehistóricos,'procedentes del palafito del lago de Bal-degg, explorado y descrito por su señor hermano, Profesor en S. Gall. También pueden contemplar en un bonito kiosko situado en la parte alta del jardin, el relieve de la Suiza central, obra acabada del general Pfeyffer que empleó en ella treinta años de trabajo asiduo, y el del valle de la Muota que recuerda la famosa retirada de los rusos en 1799. Por último, hasta en las paredes del despacho

186 que existe en el piso bajo de la casa, se admiran los paisajes de la Flora fósil suiza, copiados para instrucciondel viajero , de la famosa obra del eminente paleontólogo Heer.

Satisfecho con la visita al jardin de los glaciares uno de nuestros más vehementes deseos, desde que tuve conocimiento de su existencia, tomé el vapor en Lucerna que en dos horas me llevó á Vitznau, desde donde prometíame realizar la expedición alpina más extraordinaria que hasta entonces había hecho. Con efecto, á los pocos minutos de llegar á aquella pequeña, pero linda estación, emprendíamos unos cuantos viajeros la marcha hacia el pico mas alto del Righi, que por esta misma razón se llama Righikulm, situado á 1.800™ sobre el nivel del mar; pero aquella ascensión no se hacia ni á pié, ni á caballo, ni siquiera en diligencia , sino en ferro-carril, y sin describir como pudiera creerse grandes curbas, para salvar la enorme diferencia de nivel, 1.310"» en una distancia horizontal muy corta, 7 kilómetros que median entre uno y otro punto, sino casi en línea recta, para lo cual naturalmente se verifica el desarrollo con una pendiente hasta de 23°.

Este ferro-carril, tan atrevido como sorprendente, fué construido por el Ingeniero Riggenbach auxiliado de otros dos Olivier Zschokk, de Argx)via, y Naeff, de S. Gall, que solicitaron la concesión, la cual fué acordada inmediatamente por el Gran Consejo de Lucerna y por las autoridades federales, habiéndose cubierto con exceso en pocas horas, el 22 Setiembre de 1869, el capital calculado, que. ascendía á 1.400.000 francos. La 1.* sección de Vitznau á Staffelhohe se inauguró el 21 de Mayo de 1871, y toda la línea el 27 de Junio de 1873. Posteriormente se han hecho el de Zurich á Uetliberg, y el famoso del Vesubio, aunque este último es de otro sistema.

Dadas aquellas condiciones, claro está que tanto la vía como la locomotora han de ofrecer una estructura diferente de las comunes; así es que, por ejemplo, la vía que es única, con algún apartadero, consta de dos rails de patines clavados sobre traviesas de encina,

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las cuales á su vez se hallan sujetas al suelo por medio de clavijas que impideu los efectos de la pendiente. A mayor abundamiento, las extremidades de las traviesas están unidas por soleras bieu atornilladas y dispuestas paralelamente con las barras de hierro. A igual distancia de estas, existe además en el centro de la via, y fijo á las traviesas, otro rail formado de dos hierros enlazados por cabestrillos fuertemente atornillados en sus extremos, y con los cuales engrana una rueda dentada del mejor acero fundido, que lleva el eje posterior de la máquina. La caldera en esta se ha puesto vertical, con el fin de evitar en lo posible los efectos de la pendiente en el nivel interior del agua; la inclinación de la chimenea, comunica á la locomotora un aspecto estraño. En la subida , ésta va detrás, empujando el wagón grande, para 54 personas ó dos más pequeños para 30 cada uno; al bajar, la colocan delante, moderando el movimiento fuertes frenos que llevan los wagones; todo lo cual, junto con la rueda dentrada de estos y de la locomotora, y la especial construcción de esta que permite pararse casi instantáneamente, hace que el viaje se realice con tanta ó mayor seguridad como en la llanura.

Pretender dar cuenta por via de complemento, de las impresiones que se experimentan en aquella ascensión fantástica, cosa es harto difícil por no decir imposible; diriase que se siente uno como arrebatado de la tierra por un poder extraño al que los resoplidos de la locomotora parecen dar vida y vigor bastante. A medida que se sube va alejándose de la vista el lago con todas las poblaciones que hermosean su brilla derecha, cuyos edificios se reducen de tamaño por la distancia; sálvause por atrevidos, puentes, gargantas y desfiladeros, ocultos en parte por aquellos magníficos bosques de pinabetes que dan al paisaje tantos atractivos, y como síntesis de todo esto, recórrense desde la base á la cima los bancos inclinados de molasa y conglomerados representantes del terreno terciario medio suizo, en el enaltantes objetos de estudio

188 <'ncuentra el dilig-ente geólogo. Pero .si el viaje es imposible de describir por las extrañas c impensadas emociones que en su trayecto se reciben, la admiración y el encanto suben de punto al pasar por la estación llamada de los baños fríos, Kaltbad, situada hacia la mitad del camino, cuya vista es sorprendente ; y por último, cuando se llega á las magníficas Fondas de Righikulm. donde no sólo la inesperada existencia de tan suntuosas moradas en aquellas alturas, sino el indescriptible panorama que desde alli se descubre, embargan hasta tal punto el ánimo, que durante los primeros momentos queda la persona como asombrada y estupefacta. Agregúese á todo esto la suntuosidad y esmerado servicio de aquellas fondas que pueden competir con las primeras de Europa, y se podrá apreciar si vale la pena de hacer los sacrificios pecuniarios que el tal viaje impone.

Llegando por la tarde, se puede disfrutar aún de la magnifica puesta del sol, y al dia siguiente de la salida del astro rey, amt)os espectáculos de todo punto indescriptibles. La noche se pasa entre el suntuoso comedor donde elegantes, pulcres y por lo general agraciadas jóvenes sirven con esmero y puntualidad, una comida que no se da más esquisita en el Gran Hotel ó en el Continental de París, y el salón de lectura en el que pueden leerse los principales periódicos de Suiza y del extranjero y comunicar á la familia las impresiones del viaje, pues hay varias mesas que sirven de escritorio donde se encuentra todo cuanto puede desearse.

Al dia siguiente al amanecer, si el tiempo es bueno, los estridentes ecos de una corneta despierta á los viajeros, á los cuales s^ advierte por medió de un cartel que hay en todos los cuartos, que no se sirvan para abrigarse de las mantas de la cama, lo cual tío sólo indica el temple que reina en aquellas alturas, sino también que se han cometido algunos abusos, que los celosos propietarios de las fondas desean y con razón evitar. A los primeros acentos metálicos de aquella extraña diana, que se toca por

JARDÍN DE LOS GLACIARES EN

LUCERNA.

Lit de J. Pajares.

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los corredores, todo el mudo se apresura ú vertirse y á salir á un pequeño pabellón situado en lo más alto del monte, desde donde se disfruta de la salida del sol y del dilatado y sorprendenre panorama que desde allí se domina , aumentando la encantadora ilusión, por medio de vidrios de colores, como sucede también en Cliafausen para ver la cascada del Rhin. Las enhiestas y blancas cumbres del Gotardo y del oberland de Berna, cubiertas de eternas nieves, el célebre Pilatos cerca de Lucerna, y una infinidad de elevadas montañas que desde el Righi parecen insignificantes coliuas; el lago magestuoso de los cuatro cantones y el de Zugg casi al pié oriental y occidental de aquel picacho; el de Sempach el de Lovuerz y otros muchos; el célebre hundimiento de Rossberg, que dio origen á este lago, y que á pesar de su ya larga fecha, 1804, se conserva aún con todos las señales de tan horrible catástrofe , y una multitud de poblaciones, todo esto forma un conjunto tal, que es imposible de describir. Por desgracia el tiempo no nos fué muy favorable, pues una densa niebla empujada con violencia por un viento N., sobrado frío por cierto, pues el termómetro marcaba O", impidió disfrutáramos de la salida del sol, por la tarde se repitió la escena, y como me acosaba el comienzo del Congreso antropológico de París, tuve con harto sentimiento que renunciar á permanecer en Righikulm como hubiera deseado ; y despedime ofreciendo volver cuando las circunstancias lo permitan. Si atrevida es la subida al Righikulm, la bajada no puede verificarse sin cierto sentimiento de admiración, ciiando se calculan los esfuerzos de talento é ingenio que supone el haber realizado una obra tan colosal como atrevida, sin que el viajero corra el menor riesgo , pues con tanta seguridad se sube como se baja.

CONGRESO ANTROPOLÓGICO DE PARÍS.

Uno de los rasgos distintivos de la exposición celebrada en París en Ag-osto de 1878, fué la novedad de los Congresos y conferencias científicas en ninguna otra de las universales hasta el presente verificadas puestos en uso. Y digo universales, precisamente porque si en París, Londres, Viena y Filadelfia donde aquellos grandes y sorprendentes certámenes de la inteligencia se celebraron, no se había puesto en práctica el sistema antes del actual, en nuestra pobre patria, á pesar de sus desventajosas circunstancias , ya se habia hecho de ello un ensayo, siquiera fuera modesto. Con efecto, cuando á virtud de la iniciativa de unos cuantos entusiastas patricios, se llevó á cabo en 1873 en el palacio de Indo en la ocasión menos favorable por cierto, pues la guerra civil nos aniquilaba con todos sus horrores bajo la forma del más repugnante tradicionaüsmo por una parte, y de los utópicos sueños federales por otra, dimos unas cuantas conferencias con el plausible propósito de añadir algunos quilates más al atractivo que aquel pequeño certamen podia ofrecer, como manifestación del estado que la Agricultura y la Industria de Madrid y de algunas otras provincias ofrecía á la sazón.

Pero como acontece de ordinario entre nosotros, faltos por regla general de la virtud de la perseverancia, aquellas exposiciones regionales que con el aditamento de las conferencias hubieran podido dar con el tiempo brillantes

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resultados, concluyeron muy pronto, no habiéndose verificado más que dos, que ocasionaron particularmente la segunda, en la cual ya se suprimieron las conferencias, no pocos disgustos, amargos desengaños y grandes pérdidas para los generosos iniciadores del pensamiento.

Sea sin embargo, la que se quiera, la causa de haber fracasado en el segundo ensayo la feliz idea de las exposiciones regionales españolas, es lo cierto que casi pudiéramos decir que en ellas se inició la novedad de las conferencias que en la última Exposición Uuiversal de París se ha completado con los Congresos, y en escala tal que casi puede asegurarse que no hubo conocimiento humano que allí no se debatiera del modo más amplio. Congresos de literatos, de estadistas, de abogados, de farmacéuticos, de naturalistas, de antropólogos, de médicos, de geólogos y de cuantos ramos en suma hoy se cultivan así en las esferas de la ciencia pura, como en sus variadas aplicaciones ; de todo se trató en aquel Trocadero, especie de Academia, Ateneo universal ó Areopago, donde oyéronse todos los idiomas conocidos, siquiera el francés fuera el que ofrecía, digámoslo así, el carácter oficial y cosmopolita ; viéronse allí en fin, las primeras eminencias del mundo civilizado, dejando aparte al autor de esta Memoria , que dista mucho de serlo.

A estas solemnes Asambleas fueron oportunamente invitadas, según anunciaron con fruición los periódicos de Madrid, gran número de nuestras eminencias del saber , siendo de esperar que no tardemos en ver luminosos y brillantes informes acerca de lo que cada especialidad haya visto, oído y enseñado. Pero dejando al tiempo el resultado de tan altas lucubraciones, nosotros con la modestia del que sólo acude á esos certámenes de la inteligencia con el fin de aprender, nos permitiremos reseñar á la ligera los resultados obtenidos, indicando de paso la pequeña participación activa que en ellos tuvimos, por «i las noticias recogidas pueden ser de utilidad para

192 aquellos que de buena fé y mejor voluntad se dedican á cultivar la ciencia.

Excusado es por otra parte añadir, que sólo trataremos de aquellos Congresos á los que por nuestras particulares aficiones nos han llevado, tales cpmo el de las ciencias antropológicas que empezó el 16 de Agosto; el de la Sociedad francesa creada para fomentar el progreso y adelantamiento de las ciencias que se verificó después; el internacional geológico, y por último, el que con más modestia se celebró por la Sociedad geológica de Francia bajo el título reglamentario, de reunión extraordinaria.

Por efecto de circunstancias varias, entre las cuales figura en primera línea la enorme diferencia de las poblaciones, los Congresos científicos de París no tienen el carácter afectuoso, si se quiere, de los de Suiza y de otros pequeños países como Dinamarca, por ejemplo, donde es más fácil obsequiar á los concurrentes, precisamente por ser más reducido el círculo de los relaciones sociales, de donde resulta que en aquellas ciudades los vínculos son más apretados. Así en París, Berlín ó Viena á pesar de la afabilidad de sus habitantes, no se dispensa á los miembros extranjeros sobre todo, aquella noble y generosa boíspitalidad y los agasajos que según acaba de verse, se prodigan á manos llenas en todas las poblaciones suizas, Sin embargo, no por esto dejan de ser menos agradables y útiles las Asambleas cíaíitíficas en las grandes metrópolis de Francia, Alemania ó Italia, donde se goza, si se quiere, de mayor suma de libertad, siempre relacionada con la amplitud del círculo en que se ponen enjuego las relaciones sociales, y es también mayor el número de grandes establecimientos donde ejercitar la actividad intelectual. Y si á estas circunstancias, propias y comunes de los grandes centros humanos, se agrega la de coincidir el Congreso literario ó científico con la celebración de esos otros sorprendentes concursos de la universal inteligencia , se comprenderá sin gran dificultad, la compensación amplia que encuentra el extranjero, que cual el que esto

193 escribe, pasa de la cordial y afectuosa acogida suiza y de aquellas bellezas maravillosas naturales, á la frialdad, por decirlo así, de París, donde nadie sale á recibirle ni á ofrecerle siquiera su humilde ó fastuosa morada, pero en cuya metrópoli, sin embargo, encuentra buenos y antiguos amigos, entusiastas admiradores de la ciencia, ex-pléndidos templos en los cuales se le presta culto, y grandezas y magnificencias, que no por ser artificiales sorprenden y embelesan méngg el ánimo.

Conocedor por experiencia de estas circunstancias, y realizados tan completamente cual era posible los deseos que me llevaron á Suiza, dirigime sin tardanza á la capital de Francia, á donde llegué el 17 de Agosto, es decir, al dia siguiente de haberse inaugurado las sesiones del Congreso de Antropología. Celebrábase esta como casi todas aquellas Asambleas científicas, en una de las salas del Trocadero, generosamente cedida por la Administración pviblica con dicho objeto, pero no tan expléndida-mente como hubiera sido de desear y como de seguro se haría en Suiza en casos semejantes, pues según la nota que llevaban al pié las papeletas que nos autorizaban como individuos del Congreso, á entrar en el local de las conferencias , en manera alguna se nos dispensaba de satisfacer el importe del billete de la Exposición.

Redujese la sesión primera al discurso inaugural del Dr. Broca, del que daremos una idea, y al nombramiento de la mesa compuesta de los señores siguientes: Presidente , Pablo Broca, Director de la Escuela de Antropología; Vicepresidentes, Sr. Quatrefages y Henrique Martin, el célebre historiador francés, fallecido poco há; Vicepresidentes de honor, uno por cada nación: por Rusia, Dr, Bog-danovo, Profesor de la Universidad de Moscou; por Italia, Giovani Capellini, Director del Museo geológico de Bolonia; por España, el Sr.'Chil y Naranjo, Médico de Canarias ; por Austria-Hungría, Von Hochstetter, Director del Museo de Historia Natural de Viena; por Portugal, señor Ribeiro. Director de la carta geológica: por Alemania, el

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Profesor Schaaffhausen, de Bonna; y por Bélgica, Selys (le Longchamps, Senador; Secretario general, Gabriel de Mortillet; Secretarios para las sesiones, los Sres. Bordier, Bertillon, Cártaillacy Topiuard; Tesorero, Luis Leguay. El Consejo se componía de los franceses Sres. Chantre, Chervin, Couderau, Gavanet, Girasol, Hovelaqne, Issau-rat, Parrot, de Rause, Bousselet, Thulié y Violet le Duc, y de los extranjeros Anontehine de Rusia; Dupont, de Bélgica; Hampel, de Hungría; von Luschan, de Austria; Paglioni, de Italia; Tubino, de España; Várela, de la Repvíblica Argentina, y Waldemar Sclimidt, de Dinamarca. Figuraban también delegados oficiales de Tarics países como Christensen y Helland, de Noruega; Landowksi. y Zaborowski, de la Sociedad antropológica y etnográfica polaca en París; von Luschan, de Austria; Moría Vico-ña, de Chile; Torok de Ungría, Várela de la República Argentina, y Waldemar Schmidt, de Dinamarca.

Constituida la mesa, ocupó la presidencia Broca pronunciando el discurso de apertura, en el cual después de la reseña histórica del origen del hombre, de la Antropología como ciencia que se ocupa de la especie humana, y de la Sociedad y Escuela de París, explanó el programa que habia de servir de norma para las discusiones que iban á iniciarse.

Comparando Broca el origen y la infancia de la humanidad con el estado presente de la general cultura, de la cual la exposición que en el Trocadero y Campo de Marte se celebraba podía considerarse como la expresión más genuina, admiraba los progresos realizados; y fijándose después en los esfuerzos de inteligencia y de dinero que la realización de la empresa supone, felicitó al Ministro de Agricultura y Comercio Tesserenc de Bort y al eminente Senador Kranz, Comisario general, por haberlo llevado á feliz término, y muy particularmente por la protección que dispensaron á la ciencia del hombre, como lo acreditaban del modo más elocuente la Exposición antropológica y el Congreso cuyas sesiones inauguraba.

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Estos dos hombres eminentes. que el Gobierno de la República habia puesto al frente de la Exposición universal, comprendieron bien pronto la utilidad que resulta del contraste que existe entre la luz y las tinieblas, entre la civilización ya desarrollada y las civilizaciones rudimentarias ó en via de evolución, entre la humanidad en la infancia, ignorante, incierta, olvidadiza, dominada por la naturaleza y oprimida por sí misma, no dando un paso adelante , sino para retroceder al dia siguiente, y la humanidad ya adulta, ennoblecida por la ciencia, fecundada por la libertad, santificada por el trabajo y caminando con seguro paso por la ilimitada via del progreso; de todas cuyas consideraciones surgió en su mente, según el orador, la idea de la exposición y congreso antropológico, á que asistía tan brillante y numerosa concurrencia. Esfuérzase después en demostrar el gran servicio que estos dos jefes de la Exposición universal liabian prestado á la ciencia con aquel recuerdo recibiendo por este medio rma consagración oficial que comparada con la indiferencia con que se miraba antes, demuestra de un modo evidente el camino que desde 25 años á esta parte ha recorrido y los progresos realizados. Este movimiento asombroso de la Antropología, quizás el más extraordinario de todas las ciencias modernas, es debido á una multitud de circunstancias entre las cuales figuran la creación de cátedras como la del jardin de plantas, una de las más antiguas; la de Sociedades en casi todos los países de Europa; de Congresos y conferencias; de Escuelas especiales como la fundada hace dos años en París, y por último, como digno coronamiento, la Exp'osicion del Trocadero ciertamente muy superior á la destinada en 1867 á la historia del trabajo.

Reseña después las estrechas relaciones y los apretados vínculos que a la ciencia del hombre unen con la Medicina, la Zoología, la Geología, la Historia, la Arqueología, la Mitología, Lingüística, Estadística, la Política, la Filosofía etc., hasta tal punto, que quien quiera que estudie al hombre bajo cualquier punto de vista físico, inte-

196 lectual y moral, ó las manifestaciones de su actividad presente ó pretérita, en la -vida individual ó colectiva, en la familia ó en la sociedad, necesariamente ha de encontrar á cada paso cuestiones que con frecuencia le oblig"a-ran á exceder los límites de dicha ciencia y á despejar incógnitas de problemas cuya importancia no siempre es íúc'ú discernir. Tiene, pues, la Antropología el privilegio de ocupar un sitio preferente excitando con sus controversias la atención pública; por fortuna nada falta para su oportuno desarrollo, constituyendo su noble cortejo los fervientes adeptos, los aliados sinceros y la muchedumbre de amigos conocidos ó ignorados, y hasta los mismos detractores sistemáticos, cuya necesaria hostilidad qui-lata más y más su verdadera importancia. No hay pues que temer por ella, porque precisamente lo que determina la virilidad de la ciencia, y le comunica un carácter positivo, permitiéndole pasar rápidamente de la infancia á la madurez, es el empleo que se ha hecho para su estudio del método de observación. Jamás, desde Buffon su verdadero fundador, ha dejado de apoyarse en la indagación de hechos materiales; y si bien es verdad que estos hechos se acumulaban con lentitud, no teniendo aun verdaderas y sólidas bases y que con frecuencia se perdía en las esferas especulativas: no es menos exacto por esto, que ocupó el rango que le correspondía entre las verdaderas ciencias de observación desde que esos materiales de estudio se han acumulado en los Museos públicos y en las colecciones particulares, lo cual ha hecho que á los puntos de vista más ó menos ingeniosos y á las teorías á menudo seductoras que ni se prestaban á la demostración ni á la refutación directa, sucedió el atento examen de los objetos sensibles, cuya descripción é interpretación pueden discutirse y quilatarse, razón por la cual los progresos de la ciencia corren parejas con el desarrollo de las colecciones antropológicas.

Sin embargo, preciso es confesar, que por ricas que sean estas colecciones, siempre resultarán incompletas;

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las de caricter general porque abarcando todos los países y todos los tiempos, sólo pueden presentar la mayor parte de las cuestiones en estado sumario; al paso que el estudio de los detalles solo puede hacerse en los Museos también especiales, sobre todo en colecciones locales donde en-cuéntranse reunidos y en gran número todos los materiales relativos á un punto cualquiera, á una época concreta ó á un pueblo determinado. Y como todas estas riquezas puede decirse que se hallan fuera del alcance de la mayor parte de los sabios, los cuales aun en el caso de poderlas estudiar, no es fácil que hagan estudios comparativos, de aqui la necesidad de la exhibición de todos estos objetos dentro mismo ó con motivo de la Exposicioues universales. Precisamente á este fin responde la preparada por la comisión presidida por el Sr. Quatrefages, secundando el pensamiento del Ministro y del Comisario general, que era facilitar el estudio comparativo de todo lo referente á la ciencia del hombre. Mas como dada esta idea , lo que podia desearse era tener á nuestra disposición un gran local donde pudieran cómodamente instalarse las colecciones así nacionales como extranjeras, preferimos, decia Broca, aceptar un sitio fuera del Trocadero y algo oculto, pero que reunía la circunstancia de ser cuatro veces mayor que el que en un principio se destinaba dentro mismo del edificio. De esperar es que el resultado obtenido en la galería antropológica , estimule á los orros países á promover exposiciones de índole análoga, pues ofrecerán entre otras ventajas inapreciables, la de esparcir y generalizar el gusto por las ciencias antropológicas, á la par que se multiplicarán los materiales que han de contribuir tan eficazmente á su ulterior progreso.

Pero á vosotros, señores, añadió el Presidente, toca demostrar estas incomparables ventajas, pues no cabe duda que el Congreso es el verdadero complemento de la Exposición antropológica, ya que los mismos Comisarios de la Sociedad comprendieron muy pronto que una exposición de esta índole no había de limitarse á ser una mera exhibí-

198 cion de cráneos y silex, y un simple palenque ó campo de observación para los sábio^ durante unos cuantos meses; pz'eciso era que dejara huellas más duraderas, y que los objetos que se exponían suministraran materia para uno ó varios libros después de someterse á la pública discusión.

Pensando por otra parte que muchos de los expositores y especialmente los dedicados á la enseñanza, no podrian permanecer por mucho tiempo entre nosotros, se creyó en un principio conveniente establecer tres series de sesiones distintas de las cuales podian todos participar, cada cual según sus especiales predilecciones; pero á la sazón no nos hablamos persuadido aún de la amplitud é importancia que podia alcanzar la exposición antropológica; y sólo pocas semanas antes de inaugurarse, fué cuando comprendimos que este sistema era asaz incompleto, y que se hacia absolutamente preciso reemplazar las sesiones plenas por un Congreso internacional de ciencias antropológicas, cuya organización fué encomendada á una nueva Comisión de la cual merecí, sin títulos suficientes para ello, se me confiara la honrosa y lisonjera presidencia.

Razones de notoria oportunidad me obligan señores :i declarar, que este Congreso es enteramente distinto del internacional de Antropología y Arqueología prehistóricas llevado á efecto con tanta brillantez en 1867. y que desde entonces ha recorrido con extraordinario éxito la mayor parte de las capitales de Europa. Pero sin desconocer los inmensos servicios que aquellas Asambleas prestaron á la ciencia, bien puede asegurarse, no obstante , que difiere de la actual por todos conceptos, empezando por el titulo que es muy distinto, por el programa de esta que abarca todas las ciencias antropológicas, y por su especial objeto que no es otro, sino el estudio de los ricos y abundantes materiales antropológicos reunidos en la presente exposición.

Al señalaros este último punto, como objeto culminante del Congreso, la Comisión organizadora no pretende ^n manera alguna limitar la iniciativa de los individuos que

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lo componen; todas las comunicaciones serán bien recibidas , todos los asuntos serán puestos á la orden del dia. y todas las discusiones podrán insertarse y se insertarán en los informes que someterán á nuestra aprobación los comisarios. Todos estos documentos se publicarán con la mayor latitud posible en el libro de Actas, siquiera su misma extensión nos ha de privar de leerlos íntegros por cuanto cercenaria considerabbuncnte las sesiones. Por fuerza, pues. tendrán que limitarse los ponentes á daros hoy cuenta del pensamiento que la Asamblea y la Exposición entrañan, fijándose de preferencia en aquellas cuestiones que crean más dignas de especial atención.

Irán precedidas las sesiones de una visita á las galerías de la Exposición Antropológica, donde se tendrá lui especial cuidado de someter á vuestro examen los objetos sobre que habrán de versar las discusiones, siendo para muchos de ellos los mismos expositores los encargados de enseñarlos y de comunicaros respecto á su significación cuantos detalles puedan desearse. Todos no podrán, sin embargo, desempeñar tan nobles y lisonjeras funciones, pues la inexorable Parca acaba de arrebatarnos en el Abate Bourgeois, á uno de los más celosos y que supo realizar el ejemplo poco común, de un espíritu profundamente religioso, pero cuya fé por su propia solidez no temía la verdad científica. Lejos de considerar como enemigos á los sabios que estudian la Paleontología humana, nuestro malogrado consocio figuraba y alternaba con ellos, y hasta casi podría decirse que era ó marchaba al frente de todos; pues cuando los más osados apenas se atrevían á conceder la existencia del hombre cuaternario, ya en 1867 aseguraba aquel haber aparecido durante el horizonte mioceno, y si bien es cierto que todavía no puede esto considerarse como verdad perfectamente averigoiada, no es menos exacto por esto, que el ilustre sacerdote por sus incesantes y ulteriores investigaciones, logró atraer á su opinión á respetables autoridades científicas, no estando quizás muy distante el dia en que ulteriores descubrí-

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mieutos lo coloquen en el número de los que merecen bien de la ciencia.

Puso término el Sr. Broca á su brillante discurso dando la bien venida á todos los individuos del Congreso y muy especialmente á los extranjeros, felicitándose por la ocasión que se presentaba por demás propicia, para estrechar los fraternales lazos que en todos tiempos y lugares deben unir á los que sinceramente se consagran al cultivo de las ciencias antropológicas.

Terminado el discurso, el Sr. Broca Presidente, dijo que las sesiones se celebrarían los dias 17, 1«, 19, 20 y 21 á las tres y cuarto, invitando á los que desearan hacer alguna comunicación que lo participaran á la Secretaría, donde se tomarla nota; añadiendo que si por ventura no bastai'an las indicadas sesiones para la lectura ó para dar cuenta de lo que tuvieran que decir los socios, podrian hacerlo en la Sección antropológica de la Asociación francesa para el progreso de las ciencias que iba á inaugurar sus tareas el dia 22, á cuyo fin se habia acordado que los asociados extranjeros pudieran formar parte de aquella, siendo admitidos en sus sesiones; los franceses, añadió, no están comprendidos en esta medida. Durante el Congreso Antropológico el domingo 18 por la mañana, el Sr. Quatrefages enseñará las galerías antropológicas del Museo, dando cuantas indicaciones y datos se le exijan para ilustración de los concurrentes; el 20 la visita será al Instituto antropológico en el antiguo Museo Du-puytren, y el 23 por la tarde, se hará una excursión al palacio de S. Germain, donde se conservan las colecciones prehistóricas. También visitará la sociedad las famosas catacumbas de París.

El resto de la sesión se dedicó á dar conocimiento al Congreso de varios informes redactados por los Profesores del Instituto antropológico, después el discurso del Dr. Hurlié Presidente del Municipio de París, el cual versó sobre las sociedades antropológicas y la enseñanza de la ciencia.

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Pretendiendo ignorar, pues no es creíble que ignore la famosa inscripción del Templo de Delfos, nosce te ipsum, verdadera traducción al lenguaje del lacio de la constante aspiración y necesidad que el hombre tiene de conocerse, supone aquel que la Antropología, ó sea la ciencia natural de la especie humana, es hija del libre examen, aduciendo como razón poderosa, siquiera poco convincente, la supuesta y gratuita inutilidad de hacer este estudio de adoptarse la revelación, pues la calidad que esto le concede de ser hijo de Dios, podía bastar á satisfacer todo su amor propio. Verdaderamente es traer las cosas por los cabellos, y convertirlo todo en sustancia, como diría otro, lo de achacar á la revelación la inutilidad de estudiar y conocer / ' ' "• v al hombre, y atribuir á esa explosión de la soberbia hu- / / , ' ' / t mana llamada libre exiimen, el origen de la Historia Na- • ** / | VI tural del hombre, como la Botánica lo es de las plantas y ' ;< ' ' ' ' '[,•]"/ la Zoología de los animales. ¿Cuántos textos pudieran ci- -*ií->-' tarse al Sr. Hurlié para desvanecer el error en que está, si la obcecación y fanatismo swi generis al que obedecen tan ciegamente estos señores, les permitiera ver claras las cosas; pero como no se trata de formar el juicio crítico de lo que dijo el primer ponente del Congreso, ni oponer á sus apreciaciones más ó menos infundadas, argumentos que las invaliden, sino simplemente de dar cuenta con toda fidelidad de lo que allí leyó, basta este pequeño correctivo al piadoso arañazo que sin necesidad alguna díó Hurlié á la revelación, y entremos con el autor en materia.

Mas exacto, serio y justo estuvo este señor al asegurar que los verdaderos padres de la Antropología han sido Linneo, colocando al hombre en su clasificación natural zoológica, Buffon publicando la historia natural del hombre , y Blumenbach estableciendo la clasificación del género humano fundado en el estudio del cráneo. Sin embargo , aún se pasaron muchos años antes de que todos estos datos llegaran á constituir un verdadero cuerpo de doctrina. A ello contribuyeron sin duda, primero, la Sociedad de los observadores del hombre, fundada en Francia

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en 1800, pero á la cual, según Hurlié, el primer Imperio liizo desliar del camino científico.

En 1838 creóse eu Londres la Sociedad protectora de los aborígenes, con im objeto filantrópico, á la cual se deben algunos estudios importantes, sirviendo digámoslo así, de pauta para la etnológica de París que data del ano siguiente 1839. Ambas á dos aparecían en los momentos más favorables, pues acababan de publicarse las famosas décadas de Blumenbach, al propio tiempo que los Des-moulins, Prichard, Virey, Bory de S. Vincent, (ierdy, DOrbigny, Broc, Lesson y otros daban á luz estudios miiy importantes. Morton escribía su Crania americana; fundábanse Museos craneológicos, organizándose también por entíjnces el estudio de la lingüística que tantos servicios liabia de prestar á la Antropología. La aparición del primer volumen de las Memorias de la Sociedad etnográfica de París, fué un verdadero acontecimiento, por cuanto daba la medida del alcance de dichas investigaciones. En 1844 establecieron en Londres algunos adeptos de la ciencia, una sociedad etnológica á imitación de la de París, á la cual siguió muy pronto otra en Nueva-Yorit. fundada sobre idénticas bases y objeto.

En el Museo del Jardín de plantas comenzó por entonces el insigue Flourens á reseñar en su cátedra la historia de las razas humanas; Serres, su inmediato sucesor, añadió como título secundario del curso, el de Anatomía é historia natural del hombre. Más tarde la cátedra se llamó de Antropología, ocupada hoy brillantemente por nuestro consocio Quatrefages. En 1863, se creó otra cátedra análoga en Florencia; posteriormente se han establecido otras tres en Alemania; por último, también en Moscou se instituyó después esta enseñanza oficial.

Varias colecciones particulares y aun alguna pública, siquiera escasa, existían ya en Alemania, Holanda, Inglaterra y Estados-Unidos, pero Hurlié afirma que la primera galería pública y rica en materiales fué la del Jar-din de plantas creada por el eminente Serres; y conside-

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rablemente aumentada por Quatrefages su actual Catedrático y Director. Posteriormente se han organizado colecciones y Museos públicos en Florencia, Bcrlin. Moscou, San Petersburgo, Bruselas, Madrid, Filadelfia, etc.

La Sociedad Etnológica de París, algún tanto desviada de su primitiA'o objeto, que era ó debia ser exclusivamente científico, sino desapareció por completo, cuando en 1848 la Asamblea decretó la abolición de la esclavitud, dejó al menos de celebrar sus sesiones. No por esto, sin em])argo, dejó de cultivarse la ciencia en otros países, de modo que cuando en 1859 se creó la Sociedad Antropológica de París, el terreno estaba ya bien preparado. Con este motivo reseña Hurlié la historia de dicha Sociedad, cuya fundación atri])uye al efecto que produjo una Memoria de Broca sobre la hibridez motivada por la procreación del Lepori-do, producto bastardo del Conejo y de la Liebre, pues habiendo sido rechazada por el Presidente Rayer, se reunieron varios apasionados de la ciencia con el fin de establecer un centro científico, donde todos estos asuntos pudieran tratarse libremente. Y como los franceses por efecto de su propio carácter, son tan inclinados á buscar y encuentran á menudo frases de efecto, es curioso ver como Mr. Hurlié atribuye en parte la creación de la Sociedad Antropológica de París, á los tiernos amores de un Conejo y de una Liebre.

Con la aparición de los primeros Boletines de esta Sociedad, coincidió el adoptarse en el extranjero el programa para futuros Congresos, de modo que en 1861 el reunido en Gotinga se llamó ya Congreso antropológico. En 1863, se creó en Londres la Sociedad Antropológica, que se llamó hija de la parisién; fundiéndose al poco tiempo en la Etnológica, con la que en un principio tuvo que sostener rudas peleas, sobrado aferrada ésta á su antiguo programa. Posteriormente han ido apareciendo Sociedades antropológicas en Manchester, Berlín, Viena, la Habana y Madrid.

Si todos los países que cuentan en su seno personas consagradas al culto de esta ciencia, anadia Hurlié, care-

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cen aún de centros de acción y de desarrollo para la ciencia , los Congresos internacionales pueden servir de lazo de unión entre todos los sabios extranjeros, facilitándoles de paso el estudio, bajo cuyo punto de vista hay que hacer la justicia que se merece á Gabriel Mortillet, por ser el verdadero iniciador de este feliz pensamiento. Efectivamente, en 1865 en la reunión de naturalistas italianos celebrada en la Spezia, bajo la presidencia del Dr. Capellini, Mr. Mortillet propuso en la sección prehistórica la fundación de un Congreso internacional paleontológico prehistórico, el cual recibió ya en París en 1867 el nombre de Congreso de Antropología y Arqueología prehistóricas.

Verdadero complemento de esta brillante historia puede considerarse la fundación reciente en París del Instituto antropológico, puesto bajo la dirección del Sr. Broca,

. cuyos cursos muy numerosos y frecuentados por la juventud ávida de saber, generalizan y difunden conocimientos verdaderamente preciosos para el porvenir de la humanidad, pues solo asi es como puede aprenderse ó conocer lo que es el hombre y de donde procede, pudiendo aventurar, sin necesidad de ser gran profeta, añade Hur-lié para «oncluir, que la filosofía nueva y la sociología cieutiñca, han de ser forzosamente resultado natural de los estudios y publicaciones antropológicas ó de los antro-pologistas.

Merced á la eñcaz intervención de la Sociedad, al celo y entusiasmo de nuestro querido Presidente y al apoyo efectivo de la ciudad de París y del Departamento del Sena, se han podido crear seis cátedras, á saber: una de Anatomía antropológica, otra de Antropología biológica, de Etnología, de Antropología prehistórica, de Antropología lingüistica, y por último, la de Demografía y Geografía médica.

Los restantes informes hechos por los Profesores encargados de estas diferentes citedras, pueden considerarse como una especie de programa compendiado, haciendo ver de paso la importancia de estos diferentes ramos del

205 saber y lo que puede prometerse de su enseñanza. El primero lo suscribía el Sr. Topinard; quien principió por recordar que en 1867 confióse el encarg-o de escribir el informe sobre los progresos de la Antropología á su insigne Maestro Quatrefages, quien supo llevar á feliz término la tarea, desconfiando él de obtener ni con mucho tan brillante éxito, por mas que el objeto sea mucho mas limitado, reducido como está á dar cuenta tan solo de los objetos expuestos en el campo de Marte y el Trocadero y de la enseñanza que entrañan.

La Antropología que según la define Quatrefages, es la ciencia de la especie humana, del propio modo que la Zoología lo es de los animales, comprende gran número de conocimientos que piieden clasificarse en esenciales y accesorios. Entre estos últimos deben figurar (Topinard no dice por qué) la Etnografía, la Demografía, la Lingüistica, la Arqueología y el ramo nuevo con tanta brillantez cultivado por los Lubbock, los Ty-lor y por tantos otros, llamada ciencia de la evolución de la humanidad. Todos estos ramos tienen derecho perfecto á existir independientemente, pero lo que quilata su verdadera importancia es la relación que guardan con la Antropología.

Los conocimientos á esta ciencia, esenciales son la Anatomía comparada, la Fisiología, la Socicologia, en una palabra, todo aquello que cae bajo el dominio propio, de la Historia natural del hombre.

Asi considerada, la Antropología debe dividirse en dos partes, á saber: Antropología general, que comprende el grupo humano en su conjunto y en sus relaciones con los animales, último capítulo que puede llamarse Antropología zoológica, y la Antropología especial ó Etnología, que es la que estudia las divisiones naturales primitivas ó secundarias llamadas razas.

Bajo otro punto de vista, esto es en el concepto analítico, la Antropología comprende tres capítulos que se denominan: el 1.", Antropología anatómica, que examina

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los caracteres orgánicos; el 2.", Antropología biológica, que estudia el hombre vivo, examinando sus rasgos distintivos exteriores y los fisiológicos, y 3.°, Antropología patológica, que examina las diferencias morbosas entre el hombre y los animales, y también las que existen entre las razas, tratando además de todos aquellos fenómenos patológicos que pueden esclarecer los más arduos problemas de la Antropología.

El capítulo primero comprende la antropometría y la craneometría. El segundo debe abrazar el estudio de la coloración de la piel, las facultades intelectuales, todo lo relativo al medio ambiente, al cruzamiento de razas, etc., y el tercero trata entre otras cosas, de los diferentes casos de teratología, las perturbaciones en el desarrollo, las afecciones quirúrgicas de los tiempos prehistóricos, etc.

Antes de pasar á la descripción de los objetos referentes á estos tres capítulos, verdadera síntesis de el informo de Topinard, me permitiré indicar que con semejante plan y con la división propuesta, no es fácil formar cabal concepto de lo que es la ciencia natural del hombre, ni ha de facilitarse mucho en puridad su estudio. Preferible es prescindir de esa arbitraria división entre lo que se llama esencial y accesorio, en cuya última categoría figuran algunos ramos, tales como la Etnografía, la Arqueología etc. que son tan esenciales como los que más, y fundar el concepto de la ciencia en su propia índole. ¿No se dice que la Antropología es la ciencia que trata del hombre , como la Zoología es la que estudia los animales? Pues bien, que sirva por analogía lo que hacen los zoólogos y los botánicos para su respectiva especialidad. Y supuesto que estos tratan primero de la estática y dinámica de los seres, hagamos otro tanto por lo que se refiere al hombre, y llamemos Anatomía y Fisiología humanas á estas ramas, considerando la vida así la individual como la de reproducción, y tanto la puramente física , como la intelectual y moral.

La Anatomía comparada no debe incluirse en la An-

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tropología, por cuanto su estudio ha de hacerse forzosamente antes y como natural preparación.

Siguiendo al zoólogo y al botánico, después de conocer al individuo estática y dinámicamente considerado, habremos de hacer aplicación de los principios taxonómicos, con la única diferencia de que formando el hombre un género con una sola especie, las divisiones formarán únicamente razas y variedades ó subrazas, cuya descripción y distribución constituye la Etnografía y si se quiere también la Etnología, última parte de la Antropología, como lo es de la Zoología la Zoografía, pudiendo considerarse incluida en ella la corología ó sea la Geografía orgánica, que de lleno cae bajo el dominio de la Etnografía, sobre todo.

De este modo llegaremos á conocer al hombre tal cual es hoy; pero para que el estudio sea todo lo completo posible, convendrá agregar un vistazo á lo que fué y á lo que hizo nuestra especie en otros tiempos, lo cual formará un capítulo aparte muy principal de la ciencia, á la que podemos llamar con toda propiedad Paleontología y Arqueología prehistóricas ó á las desjuntas, antigüedad del hombre, con la que necesariamente se enlaza el estudio de aquel período de la historia terrestre llamado antrópico, por figurar entre sus materiales los restos fósiles y los testimonios de su primitiva industria.

El examen de las leyes y principios que han gobernado el desenvolvimiento de la especie humana y todo lo referente á su origen, completarían el vastísimo cuadro de la Antropología, abordando en estas dos últimas partes el juicio crítico de las diversas teorías inventadas para explicar estos delicados problemas. La ulterior división de cada una de estas partes en capítulos y artículos según su respectiva importancia, y la designación de cada uno de ellos por medio de una palabra adecuada á la naturaleza del asunto, acabaría de contribuir á formar cabal concepto de la ciencia del hombre, según me propongo desarrollar en su día.

Dejando, empero, este asunto, volvamos al informe

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de Topinard, en quien hay que reconocer verdadera instrucción, siquiera algún tanto desvirtuada por sus exageradas opiniones sobre puntos muy delicados, cuya explicación tanto escandalizaron al ilustre Prelado de Orleans, qtie reclamó con varonil entereza el que pusiera coto á sus doctrinas, sobrado en crudo expuestas en las conferencias que dio en París durante el verano d» 1878.

Divide Topinard el escrito en ocho artículos correspondiendo cada uno á los diferentes puntos de vista que comprende su manera de considerar la Antropología anatómica , biológica y patológica.

Estos ocho grupos son: primero, piezas de zoología comparada; segundo, esqueletos y antropometría; tercero, cráneos y craneometría; cuarto, cerebros y otros órganos internos; quinto, caracteres físicos exteriores; sexto, caracteres fisiológicos; sétimo, piezas patológicas, y octavo , tipos de razas.

Hecha esta indicación, el ponente se lamentó del corto espacio de tiempo de que podía disponer, invitando á sus consocios á que visitaran las colecciones, para lo cual estaba dispuesto á servir de Cicerone como medio eficaz de suplir lo limitado de su escrito.

En el Campo de Marte llamo muy particularmente vuestra atención, dijo, acerca de la exposición de las colonias francesas, la sala de las artes liberales de Rusia, un esqueleto en la sección japonesa; un cráneo de Guatemala, algunas preparaciones microscópicas del cerebro en la austríaca; y sobre todo en la argentina, ima colección muy rica de cráneos, objetos prehistóricos y álbum, que aunque destinado todo á las galerías antropológicas, por una mala inteligencia se colocó fuera de su sitio.

En el palacio del Trocadero, si prescindo de uno ó dos cráneos prehistóricos y un esqueleto antiguo de Galo, no liay cosa particular que me concierna.

Pero en contraposición, en las galerías situadasfcn el Quai de Billy, hay una riqueza sorprendente en todos estos ramos.

209 Entre las piezas zoológicas debo hacer especial men

ción de los Yoiute ejemplares de monos antropoideos: de modo que si se exce])túan tus especies últimamente citadas por Livingstoue y Sozceiafurth, se hallan representadas las actualmente conocidas del grupo.

Hecha esta indicación, pasa Topinard á desvanecer la impresión y el ruido que se ha hecho con los tales primates, diciendo que es preciso que td piiblico se persuada que no hay ciencia que permita formar un concepto más elevado y grandioso de la naturaleza, de su omnímodo poder y armonía como la ciencia antropológica. ¿Hay por ventura, añade á continuación, nada más sublime que aquel árbol zoológico de Lamarck por medio del cual se demuestra como la organización desarrolL'iadose incesantemente y á través de los millares de siglos, va engendrando todas las formas orgánicas? La comparación que íiosotros hacemos del hombre con los animales, lejos de i'ebajar á la liumauidad, la eleva demostrando la distancia ñsiológica iucomensurable que la separa de los animales.

Se dice á cada instante que nosotros hacemos descender al hombre de los monos antropoideos, y esto es absolutamente falso, pues ningún antropólogo francés vivo lo ha dicho, no conociendo aún cual fué el verdadero precursor del hombre de Thena}'.

El hombre no es antropocéntrico, ni vive aislado en el ¡ilaneta, pues obedece á sus leyes y no se hizo de la nada; tal es en pocas palabras lo que afirmamos.

Lo que acabo de transcribir fielmente del informe de Topinard, me recuerda el empeño serio y formal que tiene el famoso Flammarion, de hacer ver que no es panteista, y sin embargo, todas sus obras, pero muy especialmente la que titula Dios en la naturaleza, se halla literalmente impregnada del más ideal panteísmo. Pues bien, una cosa parecida acontece con la mayor parte de los más radicales evolucionistas, entre los cuales ciertamente Topinard no se queda atrás, pues no obstante el empeño que en sus escritos y en sus diatribas muestran á todas horas

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210 por hacer ver la analogía que entre el hombre y el mono existe, así en lo físico como en lo intelectual, hasta el punto de no considerar las diferencias que nos separan de ellos como esenciales ó de calidad, sino simplemente de cantidad, y después de esforzarse en probar que las especies son meras formas transitorias que descienden unas de otras; no quieren, sin embargo, que les atribuyamos la creencia de que los antropoideos son nuestros próximos parientes. De una manera clara y terminante es cierto que no lo han dicho, tienen todos ellos sobrado talento para incurrir en semejante simpleza; pero cuando la razón toma por norma el sano criterio de la lógica, no es preciso que se digan las cosas tan en crudo, para que dadas las premisas, sea lícito sacar las consecuencias. Por otra parte, el ansia con que todos ellos esperan el hallazgo de ese tipo intermedio que la ardiente fantasía de Haeckel ha inventado bajo la denominación de alalus ó de hombre mudo, medio mono y medio hombre, no reconoce en puridad otro móvil sino el deseo de ver realizada la pretendida , á la par que vergonzosamente rechazada, descendencia simia de la especie humana.

En cuanto á esas otras frases de que el hombre no es antropocéntrico, que no vive aislado en el planeta, que obedece á sus leyes y que no se ha formado de la nada, nos permitirá Topinard que le digamos ó que no lo entendemos, lo cual nada tendría de particular dada la cortedad de nuestra inteligencia, ó que son frases completamente huecas y destituidas sino de sentido común, por lo menos de saber y significado científico. ¿Qué habrá querido, con efecto, decir asegurando que el hombre no es antropocéntrico? será que se oponga á considerarle como el centro ó cúspide por ahora déla creación, ó que yendo más allá que los mismos espiritistas, crea que nuestra especie no está destinada tan sólo á vivir en la tierra y que existe también en la Luna, en los planetas ó en el centro solar? Por lo demás fuera de esta frase que á tantos comentarios y dudto 86 presta, los restantes principios de su dogma an-

211 tropológico son los que admiten todos los que cultivan la ciencia, cualquiera que sea la Escuela ó secta á que pertenezcan : pues no creo que se le haya ocurrido á nadie decir que el hombre se halla aislado en el planeta, sino que tiene vínculos y relaciones con los demás seres, siquiera no sean de parentesco como este buen señor con todos los evolucionistas pretende, ni tampoco se afirma que haya .sido formado de la nada, sino de un puñado de tierra, en la cual seguramente habria oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono. En cuanto á que obedece a las leyes de la naturaleza, si que podría dudarse hasta cierto punto, vista la constante tendencia á rebelarse contra toda ley y toda autoridad.

Dejemos, sin embargo, estas reflexiones y continuemos el relato de Topinard. En las galerías antropológicas se ven hasta 28 esqueletos, y aún cuando el número no es considerable, suple la calidad, figurando entre ellos el de un Samoyedo y otro de Andaman que por primera vez figuran en las colecciones de París; el de un austral; dos de Asinos y cinco de Tasmanios, estos últimos remitidos por la Comisión inglesa, son los restos de una raza extinguida hace tan sólo siete ú ocho años, y únicos que han salido de la isla de Van Dieraen.

Respecto de cráneos, su número sobre poco más ó menos asciende á 1.400, y corresponden á las razas actuales, distribuidos de la manera siguiente: 180 de Francia; 269 del resto de Europa; 180 de ambas Américas, 175 de la Oceanía y 140 de África; existen además 90 cráneos patológicos y 44 de oriminales asesinos, expuestos por Austria y el Museo de Caen.

La exhibición de estos cráneos ha causado no poca sorpresa á muchas gentes, que no se explican como han sido aceptados y expuestos entre las colecciones antropológicas , siendo así que la ciencia no dá asentimiento al sistema de Gall. Pero á esto puede contestarse que nada hay más natural; pues infringir ó quebrantar las leyes sociales es cometer un acto de sin razón, por cuanto las

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212 funciones del cerebro uo se hallan bien equilibradas, porque existe un punto débil y la misión de la Antropología es buscar ese punto flaco, bien sea que primitivamente se encuentre en el cerebro. ó como consecuencia de alguna enfermedad del cráneo. De todos modos la sociedad uo tiene por que preocuparse del asunto ni de sus legítimas conclusiones, pues la ciencia es la verdad. y la sociedad es la lev necesaria v el que atenta contra la lev es cul-pable.

Üifícil por demás es hacer comentarios á esta doctrina, que por poco que se reflexione se comprenderá el germen de repugnante materialismo que encierra, i)ues como se vé aquí no se habla más que del cerebro y del cráneo, prescindiendo por completo del espíritu que es el que dá al hombre con la libertad de acción, á la cual obedece la materia, la responsabilidad moral que estos señores pretenden desterrar del dominio del hombre, suponiendo que sólo hay funciones sujetas á leyes fatales y necesarias.

Pero sigamos el relato de Topiuard: "las naciones que mejor han res])ondido á nuestras excitaciones en lo tocante á cráneos, han sido Inglaterra que ha manáado los más preciosos ejemplares del Museo Hunter, los del Instituto antropológico y de la colección del Dr. Davis; Rusia, Austria y Holanda, á las cuales no puedo menos de manifestar la más profunda gratitud de parte de la Comisión.

Entre los cráneos de razas actuales debo llamar vuestra atención hacía los 29 de Tasmanios, 17 de Australes , 5 de Bosquimauos y 2 de Siaposles del Híndo-Koex mandados por Inglaterra: la numerosa serie de Canarias del Dr. Chil, los mejicanos antiguos y modernos del Doctor P'urier; los de Filipinas del Museo de Madrid, los 7 macrocéfalos del Dr. van Luschan, los 2 Parsis de la torre del silencio de Calcuta, del Sr. Muguier, el de Tchouktchi de la Siberia oriental. que pertenece á la Sociedad antropológica.

Estos últimos ofrecen grandísimo interés: por de pronto

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los dos Parsis son los primeros que liemos visto en París y el Tchouktchi no se conocía aún en la Em-opa occidental. Pero de todos el más importante es el del Galfcha. pues facilita la solución del problema de los orig-enes nacionales; este cráneo parece probar que la raza braquice-fala hizo irrupción en la Europa occidental en la época de la piedra pulimentada, y que eran originarios del Asia los habitantes de la (ialia que se apellidaban celtas en tiempo de Julio César. Este cráneo es, con efecto, la reproducción fiel y exacta del tipo saboyano que consideramos hoy como expresión genuina del antiguo tipo celta, más perfecto aún que el bajo bretón ó de la Auvernia; debiendo manifestar que los Galtchas son oriundos de las montañas de Pamir, y por consiguiente son los más positivos representantes de la antigua raza irania.

No creo necesario un gran esfuerzo de imaginación para comprender que todo este razonamiento siquiera en alguna de sus conclusiones basado en datos de Antropología y Arqueología prehistóricas, queda digámoslo asi, al aire, cuando se repara que en cuanto á la raza irania sólo se funda en la comparación de un cráneo sobre el cual se establece una raza y se hacen deducciones acerca, nada menos, que del parentesco de pueblos hoy tan distantes. Precisamente esto me obligó á tomar la palabra en una de las ulteriores sesiones llamando la atención del Congreso acerca del poco valor que tiene uno ni veinte cráneos para constituir una raza, y encontrar lazos de parentesco y de descendencia con otras más ó menos distantes. Opino que se va un poco sobrado de prisa en asuntos tan serios, y que debiera precederse con alguna mayor cautela y discreccion.

Bajo el punto de vista del cerebro, añade Topinard, la colección expuesta por Broca es una de las que más excitan la curiosidad, pues sin embargo de representar tan sólo la décima parte de las preparaciones que posee su laboratorio, resumen en cierto modo la historia de las circunvoluciones cerebrales de la clase de los mamíferos. Pero

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nuestro ilustrado Presidente no se limita á exhibir estos objetos de estudio, sino que los ha dado á conocer en tres Memorias insertas en la Revista de la Sociedad, las cuales se resumen en los principios siguientes; los tipos cerebrales de los primates sólo difieren entre sí por caracteres de evolución, esto es, por la forma y el volumen relativo, en manera alguna por la naturaleza de sus partes constituyentes. El tipo primate se caracteriza esencialmente por el predominio que adquiere el lóbulo ó lóbulos frontales; por la división del lóbulo parietal en tres, y por la fusión de la circunvolución del pié de hipocampo con la última temporal. El tipo humano se distingue por el desarrollo máximo que adcpiieren á la vez, las circunvoluciones y la ¡masa cerebral toda.

Los caracteres morfológicos humanos hállause perfectamente rej)resentados en las galerías por ^8 bustos de todas las razas; 30 mascarillas de Kalmukos, Tziganos ó indígenas del cáucaso, infinidad de dibujos, fotografías, modelos de manos, de o^-ejas, de párpados; los cuadros cromáticos de la Sociedad antropológica, la colección más variada de cabellos, con algunas preparaciones microscópicas, etc.

Digno es de especial mención y estudio el grupo de 12 bustos de color, expuestos por Mr. Chundziuski, escogidos en el laboratorio de Broca, y pertenecientes á personas cuyos cadáveres fueron disecados; de ellas se conservan también los esqueletos, el pelo y los dibujos.

Lo referente á caracteres patológicos se halla representado por 11 cráneos, varios moldes, y siete bustos de microfefalos; casi todas las variedades conocidas de soldaduras precoces de los huesos del cráneo, y entre ellas tres escafocefalos; ejemplares curiosos de Teratología; sobre 40 casos de heridas por armas de pedernal, de fracturas consolidadas, anquilosis y otras lesiones quirúrgicas de la época de la piedra pulimentada; una colección de perforaciones cranianas practicadas en dicha época en cráneos de niños para curar las convulsiones; uno ó dos gigantes.

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fotografías de eafermedades propias de algunas razas, negros, pios, etc.

Las deformaciones del cráneo tienen el privilegio de excitar ou todos tioiapos la atención; siendo las linas debidas á enfermedades, otras como consecuencia de costumbres extraña^, y no pocas son accidentales é involuntarias. Pues i.ien, todas estas variedades hállanae representadas en la galería antropológica por verdaderas deformaciones étnicas ó de raza, podiendo observar que las hay de casi todo el globo, do ambas Américas, del Asia, de Oceanía y hasta de Francia, exceptuando de África, donde parece que esta práctica no está en uso.

Uno de los puntos que me seria más grato detallar es el relativo á los instrumentos y métodos empleados en antropo y craneometria. En este ramo especial hasta la Alemania ha querido contribuir mandando á un individuo de la Sociedad los aparatos de que se sirven para estas mediciones; Austria, Inglaterra y hasta los Estados-Unidos han concurrido, si bien la Francia se lleva la palma, no tanto por verificarse la exposición en su propia casa, cuanto por el notable impulso que desde 15 años á esta parte se ha dado á este ramo tan importante. La ventaja que esta comparación proporciona, es adquirir el convencimiento de la necesidad de establecer medidas y métodos uniformes, asunto menos difícil de lo que á primera vista pudiera creerse, bastando para ello que cada cual ceda en algo, ya que en el fondo todos los procedimientos responden al mismo fin.

Pero en lo que hay menos uniformidad y las diferencias son m is esenciales, es sin disputa alguna en el método de las proyecciones ortognales y en los procedimientos para medir la cavidad craneana.

El método de aforo y cubicación que se emplea en Francia es el mismo propuesto por Morton, siquiera llevado á la mayor perfección posible por Broca, quien no ha olvidado el menor detalle respecto á las precauciones que hay que tomar en cuanto al tamaño de los perdigones,

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que delien ser muy pequeños, respecto al modo de llcuai-hasta los m-ís recónditos riucoaes del cráneo. etc., y como (quiera que ú fav(jr de este sistema los resultados ajjciias pueden diferir cu ó ceutímetros ciibicos, sería de desear se adoptara eu todos los países, para que tenga un valor real y verdadero la apreciación (pie puedan hacer los operarios-de diferentes países.

También se hace de todo punto necesario que haya perfecto acuerdo en lo tocante á referirse al plano alveolo-condiliaco, verdadera orientación para fotog-rafíar los cráneos , fundándose este método eu el dato fisiológico de que el plano de la vista ó de las dos cavidades orbitarias es horizontal, no sólo eu el Ijondjre , sino tamlñen en toda la serie de los mamíferos, reuniendo además la ventaja de ser el más cómodo en la jtráctica. Bastan por hoy señores estas indicaciones g-enerales acerca de un asunto que por su misma importancia me propong'o desarrollar más adelante ; pudiendo felicitarnos del resultado brillante de la exposición en los ramos á que este escrito se refiere, cuya parte principal se debe á los extranjeros, por cuanto nuestras mayores y m;ís preciadas riquezas se conservan en el Jardín de Plantas y en la Escuela antropológica, donde podréis examinar en las visitas que haremos más de 7.000 cráneos.

Sigue el informe sobre la Etnología de Europa, del Asía occidental y de las dos Américas redactado por el Sr. Gírard de Riall.

La Etnología y la Etnografía son partes muy importantes de la Antropología, pudiendo considerarse por un lado como su verdadero complemento, y por otro como natural introducción al estudio del hombre, sobre todo para el público en general á quien excita más la atención lo relativo á las manifestaciones externas de la parte intelectual y moral por los hábitos y costumbres; por donde se vé que estas dos ramas se enlazan estrechamente cou la historia, estableciendo el vínculo que debe unir la biología con las ciencias sociales.

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La impui-taiicia de estas dos ciencias lia sido tau per-fectameute cumpreudida é interpretada por algunas naciones, que bieu pudieran tomarse como modelos, dcbicutlo hacerse especial mención de los países escandinavos y particularmente de Suecia. cuyo Museo etnográfico de Stokolmo dirigido y organizado por el ür. Hazenciel, habéis podid(j admirar en las galerias antropológicas.

Xo sólo abundan allí las fotografías de tipos y costumbres, lo mismo que otros muchos objetos curiosos de economía doméstica y de trajes, sino también maniquís de tamaño natural, representando escenas y costumbres que á primera vista indican con toda claridad el carácter peculiar de la vida común en Suecia y Noruega. Adviértase de paso el esmero con que todos los tipos han sido modelados por el Sr. Loderman directamente ó por medio de fotografías, en lo cual liay que ver no sólo el lado artístico, sino también el cieutíñco, cosa indispensable para el objeto á que responden estos modelos.

Junto al elemento etnográfico escandinavo, figura el finés representado por un grupo de ocho lapones tomado en sus habituales y periódicas emigraciones, es decir, con sus trineos arrastrados por renos, su tienda cónica de fácil trasporte, todo ello exornado con el paisaje propio de la comarca, donde el elemento principal es la nieve ó el hielo; de donde resulta que á primera vista puede observarse el género de vida de aquel pueblo tan singular, nómada y cazador á la vez.

Esto mismo se observa bien claramente cuando se recorre la galería y se fija la atención en los objetos de la exposición etnográfica de Finlandia, organizada por Mr. Argelin, pues pronto se echa de ver que se trata de un pueblo sedentario, laborioso y civilizado. En las representaciones del interior del hogar. dístínguense muchos rasgos generales que acreditan la influencia que sobre aquel pueblo ha ejercido el escandinavo. Por otra parte si en la facies etnográfica no encontramos semejanza con los lapones, menos se ven aun, en su constitución física.

218 El finlandio se nos presenta de gran estatura y rubio, siu que por esto pueda decirse que su fisonomía sea la de uu escandinavo de raza germana.

Otra de la más notables colecciones dignas de observarse es la de los dibujos en bordados de color, particularmente rojo, sobre fondo blanco, de la ropa que forma parte del traje finlandés; ¿de dónde proceden estos colores? hasta cierto punto recuerdan los que se ven en los pueblos eslavos; ¿se habrjn por ventura introducido de Rusia, ó son más bien producto nacional, como una de las manifestaciones del genio propio é íntimo de una capa fundamental de población en toda la Europa del E. desde las regiones más septentrionales hasta las orillas del Adriático j los desfiladeros de los Balkanes? Digo esto, añade Girard, por la semejanza que se observa en los trajes expuestos por la Sociedad antropológica de Viena procedentes de varios pueblos de origen eslavo. Otro tanto se advierte en los trajes polacos expuestos por el conde Dziedusziski, en la de Mr. Kanitz procedente de Bulgaria, y del conde Wurbramd de los eslavos del Sur. Ahora bien, en los tapices, en los bordados, endos dibujos y esculturas de madera de todas estas colecciones, adviértese una uniformidad admirable de gusto y de disposiciones artísticas; hecho tanto más notable, cuanto que se refiere á diversas poblaciones unidas por el estrecho vínculo del lenguaje, lo cual no puede menos de llamar seriamente la atención de todo hombre pensador.

La cerámica moderna de la Galitzia exhibida por el conde de Dziedusiski ofrece también notorio interés, así por sus formas, como por la ornamentación, muy parecida á la de los vasos prehistóricos. Esta persistencia en el uso de ciertos objetos, se demuestra igualmente por el que se hace aun en Transislvania de patines de hueso y de tr ineos con patines también de hueso, de que se sirven los pescadores del lago de Stamberg en Baviera para ir en busca de los peces en los agujeros que practican en el hielo. Datos son estos preciosos para la Etnología, puesto

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que tienden á esclarecer las emigraciones de los pueblos. Hemos hecho ver la analogía que existe entre ciertos bordados finlandeses y los eslavos; no menos notables sou los puntos de contacto que existen entre ciertas costumbres polacas y otras de la Bretaña, al paso que algunas tienen un sello oriental muy pronunciado.

Este último carácter se repite en grado máximo en Rusia á juzgar por los objetos expuestos por la Universidad de Moscou: aquella región tanto parece asiática como europea, observándose que si los Tártaros rubios de Kazan tienen el tipo finés de Europa, no por esto dejan de vestir á la oriental y de estar profundamente imbuidos de ideas y concepciones asiáticas.

La Europa occidental se halla por desgracia muy pobremente representada en la exposición, no ofreciendo nada comparable con la galería de tipos fotográficos de Austria, presentados por Mr. Kraucer que puede considerarse como modelo digno de ser imitado. Debemos empero, citar la muy notable colección etnográfica española. organizada bajo un plan excelente y científico por el Sr. Tubino, de cuyos labios oiréis sin duda, cuantas explicaciones puedan desearse para instrucción de nuestros compatriotas, dice Girard, sobrado indiferente en lo relativo á ciertas particularidades étnicas del país.

Inglaterra, Italia y Suiza apenas han presentado nada en este ramo; pero en contraposición la Holanda sigue hasta cierto punto el ejemplo dado por la Suecia en su exposición de tipos nacionales de tamaño natural y formando grupos pintorescos. No podemos decir por desgracia lo mismo de la Fi-ancia, pues por circunstancias que no son del caso referir, no ha hecho por este ramo tan importante, lo que estaba en el deber de hacer. Para contrarestar este mal efecto, debemos sin embargo decir, que fueron ó son notables los trabajos relativos á lingüística etnológica realizados por franceses, especialmente sobre los límites de las lenguas y dialectos del país. Conocida es la carta de la lengua basca del Dr. Broca, que

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])Ht::dtí caliñcarse en su gvaiero de clásica. Pablo Sebillot, ]ia presentado otra sobre la lengua bretona, en la cual determina con precisión los limites del celta y del dialecto latino. En ambas se advierte el movimiento basco como del bretón, ¡inte ¡a invasión creciente del francés. Mon-sieur Toustoulon ha publicado ig-ualmente otro mapa so-i)re las lenguas del oc y del oil (I), y de Berluc-Perusis. puede decirse que la completó determinando el área propia del dialecto pvovenzal.

Merced á la remesa de la l'niversidad de Moscou y á la misión de Ujfalvy al Asia central, poseemos datos etno-gráíicos sobre dicha región por demás importantes; principiando por una carta etnográfica general y otra del país de Fergana. d(jnde puede advertirse el entre cruzamiento de poblaciones iranias y las tribus Kirghises; otra carta del Kohistan y del valle del alto Zerafchau, habitado todo él por Galtchas, montañeses iranios; y por último, otra ' del distrito de Konldja donde por el contrario, el elemento indo-europeo se vé invadido por el mogol y turco tártaro. Este infatigable viajero ha exhibido infinidad de objetos cariosos (> importantes, tales como trajes característicos, y ejemplares de industria propia que dan perfecta idea de la Etnografía del Asia central. Todos estos datos se hallan por decirlo así, compulsados por medio de los objetos expuestos por el Museo de Moscou, entre los cuales figura un grupo de indígenas del Turkestau representados por maniquis modelados sobre tipos exactos y con los trajes propios de la comarca. Otro grupo figura muy importante de Samoyedos de la Siberia, el cual se diferencia perfectamente de los lapones que son sus próximos vecinos, como de los otros pueblos hiperbóreos, por ejemplo, los esquimales.

Respecto de América deben mencionarse las colecciones de Ber. Wiener y Pinart y los admirables ejemplares

(1) Llámase lengua de oil la que usaban en la Edad-Media los habitantes del Norte de Francia.

221 remitidos por Mister Hayden jefe del geological Siirvey de los Estados-Uuidos. Las represeutacioaes exactas (pie este liltimo ha remitido de los antiguos habitantes de Arizona y del Norte Méjico, ofrecen el mayor y más vivo interés, pues nos revelan un estado social particular de aiiuellas regiones, donde algunas tribus de las cuales los Pueblos, los Pimas y los Moguis son sus descendientes; vivian en grandes faknsterios que ocupaban las anfractuosidades de los Cañones (1); todo lo cual indica claramente que aquellos naturales alcanzaban un grado de civilización muy superior, pero cuyo origen nos es com])letamente desconocido: este es uno de los objetos más curiosos de Etnografía y cuyo estudio nunca se comprenderá lo bastante , por más (pie no deba en manera alguna extrañarse, pues América ofrece un vasto campo de contro-\t;rsias etnográficas de la mayor trascendencia. Así por ejemplo, Pinart ha encontrado en California verdaderos depósitos de restos de cocina ó Kioivenmodingos, an;ílogos á las de Dinamarca, casi á la misma altura ó confinando con la sorprendente civilización mejicana y de los otros pueblos del centro de América. Relaciónase esto con el gran problema de los orígenes, tan magistralmente esclarecido por Qviatrefages en su bella carta de las emigraciones americanas, que parece haber procedido del Norte, aunque por desgracia sus huellas se borran muy pronto, encontrándose á menudo el incansable investigador en presencia de lo desconocido.

La exposición de las misiones científicas y el pabellón de Antropologia^ofrecen todas las riquezas recogidas en el Perú por Wiener; también Mr. Ber ha expuesto objetos muy curiosos procedentes de la carta peruana del pacífico y de la antigua población de Tiahuanaca en las orillas del lago de Titicaca, de que ha sido incansable y primer explorador.

íl Pasos estreclios ó desfiladeros de paredes muj altas y corta-tadas á pico, por cuyo fondo corren con rapidez las aguas.

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El estudio de las emigraciones y de la civilizaci<ju de la América del S. no es menos importante que la de las manifestaciones históricas del centro de América; pues sea cualquiera la opinión que se forme acerca de la civilización del Perú, lo cierto es que se la vé irradiar desde aquel país hacia el S. por Bolivia hasta la cuenca del Plata y del Salta, donde los Calchaguis representan los conquistadores Kichaus.

El Dr. Maurel nos ha dado igualmente una idea del indígena salvaje de la Guyana, exhibiendo los collares que usaba hechos con semillas y otros restos vegetales; las armas primitivas, entre las cuales figuran hachas de piedra del tipo caribe, y la cerámica mucho más perfecta por su solidez y barniz que lo que pudiera esperarse del estado rudimentario de su cultura; tienen aquellas vasijas algún punto de contacto y parecido con las magníficas del Perú, en vista de lo cual ocurre preguntar, ¿cómo la cultura peruana pudo hacer llegar hasta allá su influencia? problema es este de muy difícil solución.

El Dr. Bordier leyó enseguida su informe acerca de la Etnología del Asia oriental, del África y de la Oceanía.

Principiando por África, dice que la exposición argelina permite estudiar con provecho ciertas particularidades étnicas peculiares á cada uno de los pueblos anteriores y de los que subsisten aún en lo explorado de este «continente.

Los Kabilas ó Bereberes, hijos son de la mezcla de Libios indígenas (antiguos Tamachous de los Egipcios), con los rubios constructores de los Dólmenes que procedentes de Europa aparecen en Argel por Gibraltar y Tánger, dos mil años próximamente antes de nuestra Era , subsistiendo aún, con su vida pastoril y antiguas costumbres y á menudo con el pelo rubio de sus antepasados. El General Faidherbe estima en un 75 por 100 de la población total de Argelia el elemento Beréber. Este pueblo ó raza viva é ijateligente, que no ha logrado amenguar en doce siglos la conquista árabe, y que está llamado á desempeñar una función tan principal en la aclimatación por la mezcla de

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la sangre, y en el cual se resolverán algnn dia los pueblos europeos, se presenta en toda su esplendidez y belleza de tipo en las fotografías expuestas por la Comisión.

En Argel estos individuos ejercen la especialidad de la cerámica, en la cual si bajo el punto de vista del decorado experimentaron la influencia romana, y más aúu la árabe, por otra parte conservan toda^'ía los procedimientos de fabricación que se empleaban en Europa en la época de los Dólmenes. No se sirven del torno. fabricando con las manos todas las piezas, auxiliándose de un raspador de madera y un canto rodado para pulir las superficies. Las mujeres son las encargadas de esta manufactura, siendo bastante probable que sucediera otro tanto en Europa antes de haberla abandonado los futuros Rabilas para sustraerse á la invasión aria, pues entre otras cosas se observa que las impresiones digitales que ofrecen las vasijas, como adorno, en general son pequeñas. Algunos cuchillos de los Kabilas presentan tambiea bastante analogía con las hojas de cuchillo encontradas en el lago Bourget.

Los instrumentos de música ofrecen un doble interés por la influencia que ejercieron, pues los Semitas introdujeron la Kamendja violin de cuatro cuerdas, que hoy mismo se encuentra en uso hasta en el Cáucaso; el thar ó la pandereta es por el contrario, un instrumento africano, debido á la derbonka, cerámica ó calabaza cubierta de pergamino que se encuentra en todo África. A este mismo elemento africano, se debe también la castañuela ó postiza de hierro ó Kerakecub, que modificada pudo ser introducida en España en la invasión de los Moros.

También son por todo extremo interesantes y curiosos los Kocliabs ó suecos de madera montados sobre dos tarugos de lo mismo, altos de 10 á 12 centímetros por lo menos , los cuales adecuados para caminar sobre la movible arena, diríase que son una especie de diminutivo de los zancos que emplean los habitantes de las Landas.

La exposición de la colonia francesa del Senegal os pondrá también al corriente de la Etnografía de los Moros

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de la orilla derecha del rio; de los usos y costumbres de los negros de la orilla izquierda; de los Goloffs, Sarraco-lais, Bambaras, MandiugoR; de ese otro pueblo tan próximo del europeo, como del negro, y que camina del E. al O. los Felahs, y por líltimo, de aquella otra raza mestiza y proteiforme , llamada Todos colores.

En los negros Goloffs encontramos el Tama ó pequeño tambor largo y las castañuelas de hierro; la armónica for -mada de láminas de madera, colocadas sobre calabazas de diferentes tamaños y aberturas, produciendo de consiguiente sonoridad distinta, idéntico este instrumento al del Cairo y también al del antiguo Egipto; por ñn curiosos ejemplares del Senegal que quiz;is sean el modelo originario de esa arma arrojadiza de hierro tan extraña, atribuida ú los Tuaregs.

Como el hierro desempeña allí como en todo África una función tan principal, no es raro encontrar instrumentos propios de su Metalurgia, debiendo mencionar el fuelle de Lahabé, especie de doble gaita de piel de toro, con su pelo provista de dos tubos de hierro para la circulación del aire por medio de la compresión.

'íamljieu es curioso un casco adornado de conchas y corales y con una crin de paja, dos largos cuernos y aberturas para mirar por ellos, el cual no sólo pone de manifiesto el gusto de aquellas gentes como adorno y medio de inspirar terror en los niños, sino que guarda no poca analogía con las cimeras que se usaban en Europa durante la Edad Media.

En la galería del Gabon figuran muchas fotografías representando tipos de los Crowmen, raza caracterizada por la cabeza puntiaguda, labios gruesos y cara progna-ta; los Pahoninos de tipo negroideo, mucho más pronunciado; los Pongonés de gran talla, bien formados de fisonomía regular, nariz ancha, pero de labios más delgados y la piel menos negra que la mayor parte de sus-vecinos.

La Metalurgia estuvo al parecer tan adelantada, en el Gabon como en el Senegal, pudiendo ver en la exposición

225 iin ingenioso fuelle de dos cuerpos de bomba, uno de los cuales formado de una vejiga hacía el oficio de ventosa.

El Congo se halla representado de una manera inesperada, pudiendo apenas comprender como con instrumentos tan toscos y primitivos, han podido aquellos naturales cincelar tan delicadamente los objetos de marfil que se admiran en el Trocadero y en las galerías antropológicas. También figura en la exposición un fragmento del bajo relieve de Tebas, en el cual se vé la Reina Poun sobre cargada de carnes, con las piernas cortas y monstruosas por su gordura, y con las caderas llevando sobre todo en su parte posterior, una enorme almohada de grasa. Algunos han querido ver en esto un caso de elefantiasis, aunque Girad se inclina á considerarlo como ejemplo de deformación por medio del cebo artificial, según se practica aún entre los Ounyamones, conforme lo atestigua el R. Padre Homer en Zanguebar, donde le presentaron á una Reina que enseñaba el brazo cuya circunferencia medía O^S?, la cintura 1«'25 y la pantorrilla 0™60; parece que estos resultados se obtienen por medio de una vida sedentaria y el uso inmoderado de la leche.

La exposición inglesa del Cabo de Buena Esperanza pone de manifiesto interesantes detalles completamente desconocidos, acerca de los Bosquimanos, entre los cuales deben llamar muy particularmente vuestra atención los dibujos en las piedras, por medio de los cuales aparece retratada esta raza con la mayor exactitud. Parece, con efecto, que en todas aquellas representaciones hermanas la cabeza ha sido siempre para el artista un objeto muy secundario á juzgar por la manera rudimentaria ó elemental como la dibujó: toda su atención se fijaba, al parecer, en representar con gran fidelidad, un carácter «tnico muy importante, á saber; la deformación llamada estratopigia; otro tanto puede deciree de la brevedad de las piernas y del notable desarrollo de las masas musculares del muslo que distinguen á los Bosquimanos. Las manos, siquiera dibujadas de un modo elemental, llevan

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siempre cinco dedos, en lo cual aventajan á los artistas del periodo de la piedra tallada, que sólo representaban las manos con cuatro dedos.

Comparando estos dibujos que significan cualidades artísticas reales, con el estado precario de civilización é inteligencia de los Bosquimanos, asalta al ánimo la duda muy legítima, respecto á la cultura de nuestros antepasados de la primera edad, fundada tan sólo en dibujos no ciertamente superiores á los del África austral, que nos dejaron en las cuevas de la Magdalena y de Laugerie. Parece con efecto , y sea dicho esto sin ánimo de rebajar en lo más mínimo el arte, que cuando este se enlaza con la inteligencia, para reproducir la naturaleza ambiente, no sea condición precisa el que vaya unido á cualidades superiores que aseguren la existencia y el progreso de los pueblos. Así se observa que los artistas de la piedra tallada fueron vencidos por la población menos artista si, pero agrícola, de la piedra pulimentada. Estos pueblos se encuentran aún entre nosotros, y los Bosquimanos de seguro no tardarán en desaparecer, no quedando de ellos sino el recuerdo de los dibujos hechos por ellos mismos en las rocas.

La exposición del Cabo presenta á más de un dibujo muy curioso de caza, un instrumento que es una punta de dardo ó azagaya, puesto en su mango que puede compararse con el tipo de Moustier, sólo que es de vidrio, sirviéndole de engaite un clavo viejo algo aplastado; todo ello procedente sin duda de los restos de la próxima ó inmediata civilización. Adviértase de paso, que por más que el vidrio y el hierro se ofrezcan á un pueblo que no está aún preparado más que para la piedra mal tallada, ni la una ni la otra de estas materias llegan á adquirir á los ojos de aquélla raza su verdadero valor, sirviendo tan sólo en el concepto de sustancias duras, dándose de consiguiente el caso, muy extraño por cierto, de que un arma ó utensilio de hierro no sea más que un espécimen de la edad de la piedra tallada.

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Del Egipto merecen llamar la atención, dos bajos relieves en madera pertenecientes á las primeras dinastías, en los cuales se reconoce á primera vista el tipo nubio y especialmente el de los Bischaris, lo cual prueba, en sentir de Girard, la participación que tuvieron los antiguos Etiopes de cabellos rectos, descritos por Herodoto, en la formación del gran pueblo egipcio.

Pero si las primeras dinastías nos demuestran el predominio del tipo nubio actual, como lo prueban también los bellos cuadros tomados del natural por Mr. Landelle, no es menos positivo que en las momias expuestas, correspondientes á las últimas dinastías, se vé perfectamente el tipo Beréber. De donde resulta evidente la intervención sucesiva de estos dos elementos en aquella parte conocida de África, siendo el etiópico el primero cronológicamente considerado.

La India está admirablemente representada en la exposición ; debiendo empezar por indicaros lo mismo para la época actual, que para la del bronce en Europa, la pequenez ó escasas proporciones que se'observa en los puños de las espadas, circunstancia que conservándose á pesar de los múltiples cruzamientos que allí se han verificado, parece, atestiguar las dimensiones aristocráticas de las manos, que lo mismo hoy que hace dos mil años, trabajaban las joyas y alhajas de gusto más delicado.

La inspección de tantos y tan variados objetos de arte manifiesta claramente la acción ó sello de dos influencias, á saber, la del hindú primitivo y la musulmana; la cual á pesar de la tenqz lucha sostenida durante cuatro siglos por las tribus radipontas, se mantiene hoy tan viva, como cuando la celebraba el famoso bardo del siglo xm que llamamos Techaul.

Las riquezas en alhajas ofrecen el mayor interés para el etnógrafo, pues son idénticas á las que se hallan grabadas en las esculturas de la antigua India; más aún, los Gondos, representantes actuales de la rama dravida del Sur, fabrican fíbulas y agujas idénticas á las que se en-

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cuentrau en la época del bronce en Europa y de uso común entre los campesinos de Irlanda. Aquellas filigranas de plata tan hábilmente labradas por los habitantes de Cattack, son iguales á las que han expuesto en el campo de Muirte Suecia, Noruega y Dinamarca; lo cual parece significar que este ramo de industria introducido en Occidente por los Fenicios y los Árabes, en Escandinavia lo fué sin duda por los Normandos.

Las mujeres de Ladak, según se vé en la exposición, iisaban el parak estraño adorno que partia de la frente, cayendo por debajo de la cabeza y de aquí á la cintura á la cual se arrollaba cubierto de piedras finas, dando tantas vueltas cuanta era la importancia de la dote que llevaba la joven. Las señoras de Europa no usan ya eXferroñés, pero las de Saboya y Bretaña se sirven de un adorno ana logo, siquiera las alhajas hayan sido sustituidas por una cinta de color, según las muñecas de la exposición francesa lo demuestran claramente. Las tijeras en forma de tenacillas para el azúcar, que podéis observar en la exposición indiana, son idénticas á las del Definado. En cuanto á los instrumentos de música, son hoy los mismos que hace dos mil años, así por ejemplo el harpa ó chang tiene la misma forma que la asiría, representada en las esculturas de Ninive.

La Cochinchina merece también una especial mención, sobre todo por las ruinas de Cambodje, así como por las de Bouro-Bondour de Java, que figuran en la India holandesa, en las cuales se advierte un atrevimiento extraordinario en la construcción, junto con una delicadeza maravillosa en el manejo de los arabescos, que parece recordar el renacimiento; templos erigidos en honor de Buda que vuestras profundas discusiones contribuirán sin duda á esclarecer.

El que desee estudiar anatómicamente la raza de los auamitas, puede ver el pié modelado de un individuo, eu el cual como en muchos otros de su misma raza, el dedo gordo goza, como el pulgar de la mano, de la facultad de

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ejercer la presión de los objetos, siendo curiosa la distancia de O'",03 próximamente, que lo separa del dedo segundo.

En cuanto al Japón ofrece un sello especial en lo que ha expuesto en sus g-alerías, carácter que el etnolog-ista se complacerá ciertamente en atribuir á un movimiento progresivo que se inicia con el destronamiento digámoslo así del Taikum, y que continúa con la aparición tan rápida como inesperada de la civilización europea completa que se advierte desde el traje hasta el ferro-carril y el telégrafo; sintetizado en suma, por la coincidencia de la abolición del feudalismo en aquel país, y la realidad de una de las revoluciones pacificas más grande que registra la historia.

Para mejor apreciar este asombroso movimiento progresivo japonés , podéis comparar todas estas claras señales de la nueva civilización, con las flechas de obsidiana, con las hachas pulimentadas que ellos llaman Atinos, debidas á los parias que sólo se alimentan del precioso fuenssacharimes, y cuya etnografía se halla representada por los retratos iluminados que figuran ea las galerías antropológicas.

De Australia ha hecho Inglaterra una exposición brillantísima , demostrando que existen allí dos elementos étnicos indígenas, siendo el tipo medio resultado de la mezcla de una raza de tez morena y cobriza, de cabellos lisos y de otra pequeña de pelo rizado y crespo.

Las estatuas de los boomerangs, de los tomahawks y los ^ommerales^ pueden daros mucha luz acerca de la etnografía aún rudimentaria de aquel continente.

Respecto á la Oceanía, se halla ampliamente desarrollada, pues aún prescindiendo de lo que Inglaterra ha presentado á nombre de la Nueva Zelanda, y de los curiosos objetos de arte polinesio, en la sala de Antropología figuran muchos otros pertenecientes á los pueblos de la Polinesia próximos, ó por lo menos en vias de desaparecer con prontitud. El mapa del Sr. Quatrefages ilustra

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sobre manera la historia de estas razas, las cuales partiendo de la isla Bouron, han ido sucesivamente poblando por emigración más ó menos lenta, no sólo las islas de Salomón, Samoa, Tonga y Taiti, sino también la Nueva Zelanda hacia el Sur y al N. el archipiélago de Havai.

Muchos armarios están destinados á las hachas de .Tade perfectamente pulimentas procedentes de aquellas regiones australes, y por cierto que la historia de una de ellas es tanto más curiosa, cuanto que motivó la emigración que partiendo de Samoa, fué á descubrir la Nueva Zelanda , ya que el polinesio que la dirigió no quiso nvmca separarse del objeto precioso que la soberana exigía imperiosamente. En las panoplias que coronan los armarios, veréis toda clase de instrumentos y útiles, tales como almohadas construidas con la madera de Tonga, escofinas hechas con piel de raya, lanzas, azagayas de una madera de la Nueva Caledonia llamada tapa, rompe cráneos, y mil otros no menos curiosos é importantes.

El arco, sin embargo, no existe en toda la Polinesia; al paso que para los Papiís es el arma favorita: este carácter ha sido plenamente confirmado por las recientes investigaciones hechas en Nueva Guinea, descubrimientos de que dá exacta cuenta la carta de la misión Raffray expuesta en el Campo de Marte.

En todo este país se encuentra siempre el arco asi como también habitaciones lacustres análogas á las de los tiempos prehistóricos, en los Motous de la costa oriental. Adviértase, sin embargo que el arco papú difiere bastante del de los pueblos más civilizados. Existen con efecto, dos especies de arcos; el uno, puede estar según lo ha demostrado nuestro ilustre presidente, doblado según la fuerza del arquero, pero lo puede usar cualquiera; al paso que el otro encorbado con anticipación al uso de la cuerda que ha de arrojar la flecha, tiene mayor alcance, por cuanto concentra y desarrolla mayor suma de fuerza, razón por la cual, sólo puede usarlo quien tenga la suficiente para encorvarle con anticipación. El mero hecho

231 de darse á conocer Ulises por ser el único capaz de armar su arco, parece indicar la existencia de esta variedad más poderosa en los tiempos heroicos; el arco del Papú sin duda ninguna es inferior.

Por último, quiero llamar vuestra atención acerca de un instrumento poco estudiado hasta el presente, y que merecerá sin duda los honores de la discusión: me refiero á los zancos, los cuales fig-urau en la galería de la Polinesia , siendo sin duda aparatos sacerdotales. El origen de los zancos ¿no podria con efecto, encontrarse quizás en un simple ó inocente artificio del sacerdote que revestido de largas túnicas quiera á la vez que elevarse aproximándose á los Dioses, sobreponerse á sus fieles y devotos?

Terminada esta lectura, principió Mortillet la de su informe sobre los tiempos geológicos de la Paletnología.

Ciencia es esta por otro nombre llamada Arqueología prehistórica, de fecha muy reciente, y á la cual se ha podido llegar abordando su estudio por dos vías diferentes, ambas á dos por demás naturales, pues mientras los unos remontan desde la historia propiamente dicha hasta la prehistoria, los otros partiendo de la historia de la tierra encuentran el hombre primitivo y fundan la Paleontología humana. El primero de estos caminos como era de esperar, lo han emprendido los pueblos de historia por decirlo así relativamente reciente, como por ejemplo, los escandinavos, cuyos más antiguos documentos datan del siglo IX ó X de nuestra Era, habiéndose distinguido en este estudio retrospectivo hasta tal punto, que á ellos se deben en rigor los primeros pasos que en Europa se han. dado en estas lucubraciones ante históricas; pero de este período darán cuenta los señores Cartailhac y Chantre y no tengo de consiguiente por que ocuparme en reseñarlo. Por lo que respecta á la vía geológica, bien puede asegurarse haber sido la Francia la que comenzó estas investigaciones, para lo-cual bastaría citar los nombres de Bou-cher de Perthes, Lartet y Tournal, á los cuales hay que

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agregar en justicia al belga Schmerling para persuadirse de esta verdad. El ejemplo cundió muy pronto por todas las naciones, como plenamente lo justifica la necesidad de una rápida visita por las galerías de la exposición y en especial por las antropológicas. Y sin embargo, no vayáis á creer que esto se haya verificado sin tropezar con serias dificultades, pues hasta debo deciros con dolor que por efecto de la indiscreción de algunos periódicos, casi hemos corrido el riesgo de que se viera excluido de la exposición este ramo, que á pesar de su reconocida importancia, ha merecido de parte de algunos el calificativo de macadam, aplicado á todos los materiales de la edad de piedra.

En el Campo de Marte principia la serie de estos preciosos objetos por la exposición de la ciudad de París, figurando también en la del Ministerio de Instrucción pública , en la sala destinada á las misiones científicas, en la de las colonias francesas y en la República argentina. En el Trocadero no sólo ocupan el sitio de honor en la sala de Suecia y en el escaparate central de Egipto, sino también en la primera sala de la historia del arte. Mas donde todo lo prehistórico aparece bajo su aspecto más grandioso, es en el salón antropológico, que campea en el terreno generosamente cedido por el Ayuntamiento de París. Allí, pues, hay que ir á estudiar este ramo nuevo hasta en sus más minuciosos detalles, si se desea dar solución á los importantes problemas que entraña.

El primero de estos problemas se refiere á la debatida cuestión del hombre terciario franca y lealmente abordado en sentido afirmativo por Mr. Garrigou, valiéndose para ello ó presentando en su apoyo, huesos que él supone rotos por el hombre mismo; los Sres. Laussedat y Cape-llini han sostenido la misma tesis fundándose en las estrias ó incisiones más ó menos profundas que ofrecen los huesos de Rinoceronte y de otros mamíferos fósiles. Sin embargo, observadores tan concienzudos como hábiles niegan la importancia de estos signos de los huesos terciarios, atri-

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huyéndolos más bien á la acción de dientes de peces carnívoros, á cuyo fin presentan ejemplares muy curiosos: la cuestión queda pues sin resolver en este terreno.

Mas decisivos parecen ser los documentos presentados por vuestro malogrado consocio Bourgeois reducidos á instrumentos toscos y muy primitivos, ofreciendo ciertos retoques y además la evidente acción del fuego.

Estos datos han sido al parecer confirmados por el descubrimiento hecho en Auvernia por el Sr. Rames, aunque correspondientes á un horizonte algo más reciente. Observación es esta, cuyos justificantes veréis en la sala de Antropología, de la mayor importancia, por cuanto viniendo en apoyo de lo dicho por el insigne Bourgeois, confirma según Mortillet, la existencia en Francia durante el terreno terciario medio, de un ser inteligente conocedor del fuego y del incipiente arte de tallar las piedras ; pero añadiendo que no hubo de ser aquel el verdadero hombre, por cuanto la Fauna de período tan antiguo era del todo diferente de la actual; debía por consiguiente y según las leyes paleontológicas, ser el verdadero precursor de nuestra especie, conclusión confirmada por nuestro colega y amigo Hovelacque en el terreno de la lingüística.

Es esto tan terminante, que siquiera no me cause gran sorpresa por cuanto me son de antiguo conocidas las radicales opiniones de Mortillet, bien merece, no diré un correctivo, que á tanto no me atrevería, pero por lo menos alguna aclaración.

En primer lugar, se parte de un supuesto á todas las luces si no inexacto, por lo menos aventurado, pues Mortillet mismo sabe que por lo que respecta á los sílex de Thenay, están muy lejos de creerlos obra de una mano inteligente todos los que á este ramo de estudios se dedican, lo cual prueba por lo menos que la cosa no está tan clara como él pretende.

En cuanto á que si verdaderamente son aquellos pe-demales resultado de una mano dirigida por una inteli-

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gencia, esta no puede ser la del hombre tal cual la conocemos hoy, es tan baladí el argumento en que lo apoya, que apenas se comprende como el entendimiento de Mor-tillet tan claro, si ciertas preocupaciones no lo oscurecieran, ha podido presentarlo, ¿pues qué por ventura seria nuestra especie la única que en la larga serie paleontológica hubiera subsistido á través de Faunas y Floras distintas? La ignorancia, el desconocimiento ú olvido de este hecho familiar á todo paleontólogo un poco práctico, aunque milite en las filas de los más intransigentes partidarios de las creaciones independientes, es tanto más de extrañar en los de la Escuela evolucionista en la cual se halla por completo afiliado Mortillet, cuyo dogma consiste en negar toda limitación de seres entre terreno y terreno, entre especie y especie. Y lo confirma su misma opinión, de que el que labró los instrumentos terciarios hubo de ser el verdadero precursor del hombre, opinión que nos trae á la memoria la célebre frase que dice; ¡ oh fuerza del consonante á lo que obligas! pues realmente lo que sucede es que hace falta este tipo intermedio entre los monos superiores y el hombre, para llenar el inmenso vacio que hoy los separa, y para ello se deja á un lado todo escrúpulo, y sin reparar que está de por medio una señora muy severa que llamamos Lógica, se sientan hechos más ó menos problemáticos, y aplicándoles un razonamiento más ó menos fantástico y destituido de fundamento serio, se sacan consecuencias que de no calificarlas de absurdas, por si lá frase se considera sobrado dura, por lo menos son enteramente gratuitas. Y lo peor del caso es que escritores de mucho seso y que pretenden servir con su talento y con su pluma la buena causa, dejándose llevar de tan infundado razonamiento , admiten con singular candidez la opinión de Mortillet y de los más extremados transformistas, atribuyendo los primeros instrumentos de piedra á ese ser fantástico intermedio entre los antropoideos, y el hombre, prefiriendo seguir esta peligrosa teoría, á la muy racional de aceptar con los paleontólogos sensatos, que los restos

o

235 fósiles humanos que en diferentes puntos se encuentran, son de individuos bien definidos de nuestra especie, y verdaderos autores de todos los instrumentos de piedra desde los más toscos. Lo que apenas se comprende en gentes de mediana instrucción, es que la serie no interrumpida de manifestaciones de la actividad humana, haya que dividirse según ellos en dos de extensión desigual , sólo por el prurito en unos de encontrar el ser intermedio entre los monos y el hombre, y eu los otros por negarse á considerar como verdad, lo que hoy nadie que esté medianamente versado en estos asuntos rechaza, á saber; la remota antigüedad de nuestra especie.

Pero dejemos ya esta digresión digna de ampliarse por su notoria trascendencia en escritos de otra índole, y si-íí'amos ;i Mortillet en su informe.

Portugal ha remitido también por medio del Sr. Ribei-ro, algunos instrumentos de silex que este cree terciarios, y cuya talla asi como su yacimiento, merecen lui serio examen. El Abate Bourgeois exhibe otros procedentes de S. Prest, que él creia tallados; pero respecto de esta localidad dice con razón el autor, que pertenece al final del período terciario, y quizás al comienzo del cuaternario.

El Sr. Leroy ha demostrado con los representantes de la Fauna de Chelles, expuestos en las galerías antropológicas, que la época cuaternaria principió por un período cuyo clima era relativamente cálido, como parece acreditarlo la presencia del Elephas antiquus y del Rhinoce ros Merkii.

Los señores Sk-odot con los objetos de Mont-Dol; Wa-telet con los encontrados en Coevres y el Museo de Semur con los expuestos procedentes de la brecha huesosa de Genay, han ilustrado la historia de esta época; pues de la presencia del Mammuth y del Rhinoceros tichorhinus, ambos cubiertos de espesa lana y grandes crines, infieren con fundamento, que á la temperatura suave sucedió un gran recrudecimiento.

Las cartas de la distribución de las nieves perpetuas

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presentada por los Sres. Ramés, Chantre y Faisán, indican que el clima era por entonces muy húmedo, habiendo invadido los glaciares toda la parte central de aquella parte de Europa.

El Sr. Mortillet presentó su clasificación prehistórica con los materiales en que la apoya; habiendo demostrado en un bello cuadro, que á cada uno de estos cambios climatológicos, corresponde un aspecto distinto de la industria. Así se observa, con efecto, que al periodo cálido primero corresponde la Industria de S. Acheul (acheulense de Mortillet), caracterizada por las hachas amigdaloidéas, talladas por ambas caras, siendo digno de observar, que en Chelles el Sr. Leroy no ha encontrado más que armas de esta forma, junto con restos del Elephas antiquus.

A este instrumento en un principio único, paulatinamente se mezclan otros, luego va disminuyendo su número , hasta que desaparece para ser reemplazado por la Industria de Moustier, moustierense, caracterizado por puntas y raspadores con retoques en uno sólo de sus bordes, bastando fijarse en los objetos expuestos por Sirodot, Watelet, Museo de Semur, Lalande, Pilloj, Lecocq, y tantos otros, para convencerse de su coincidencia con una temperatura más baja, puesto que en casi todas las localidades van acompañados de restos del Mammuth y del Oso de las cavernas etc.

España ha expuesto estas dos antiguas Industrias procedentes del Diluvium de Madrid, localidad de S. Isidro. Los Sres. Evans y Seidler han presentado también buenos ejemplares del acheulense procedentes de Inglaterra, y BeUuci de Perusa, de varios puntos de Italia. A estos dos períodos sigue el de Solutré, solutreense, caracterizado por puntas planas, con esmero talladas por ambas caras y en las extremidades, y otras más estrechas y abombadas con barbillas laterales, según lo acreditan los admirables objetos del Sr. Ferry, expuestos por su hijo, así como las colecciones de Mr. Champgamier, las de Mr. Massenat procedentes de Laugerie alto y Bradegols, las de S, Martin

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de Excideuil, propias del Dr. Parrot, y las de Mares procedentes de Rochebertier.

Este notable desarrollo industrial caracteriza un nuevo período que se distingue por condiciones climatológicas mejores, al cual siguió otro de recrudecimiento y de frío seco, que corresponde al tipo industrial de la cueva de la Magdalena, magdalenense, que puso término al período cuaternario y con él á la piedra tallada. Caracteriza este nuevo momento industrial una notoria decadencia en cuanto se refiere á los instrumentos de piedra, los cuales fueron en gran parte reemplazados por objetos y útiles en hueso y asta de Reno; también coincide con este nuevo ramo, la aparición del arte del dibujo y grabado, según acreditan los numerosos ejemplares sobre piedra, hueso, marfil, y asta de Rengífero que han exhibido M. Massenat, cuya colección es la más rica de todas, Garrigou, Bour-geois, Delaunay, Cazalis de Fondouce, el Museo de Au-xerre, y muchos otros particulares de Francia y el Conde Sawiza de Polonia, que presentó objetos muy curiosos de este período, procedentes de la cueva del Mammuth.

Los objetos expuestos por Massenat procedentes de la cueva alta de Laugerie, y por Mares de la de Rochebertier, confirman en sentir de Mortillet, su clasificación, supuesto que la sobreposicion de la Industria de la Magdalena sobre la de Solutré es allí clara y evidente.

El informe de la segunda parte de la Paletnología referente al período neolítico ó de la piedra pulimentada,' corrió á cargo del Sr. Cartaillac, quien á defecto de un estudio completo, de los abundantes materiales expuestos, limitóse á someter á la superior ilustración del Congreso algunos de los problemas que este asunto entraña.

La edad neolítica, hállase caracterizada según Cartaillac por los animales domésticos, presentándose casi en todas partes como si numerosos rebaños hubieran llegado de pronto á Europa, necesitando la realización de este acontecimiento un espacio de tiempo muy considerable.

El período de los animales domésticos coincide con

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muchas novedades industriales, sirviendo los infinitos objetos expuestos por Massenat, Garrigou, Mares, Pietre, Vibraye, etc., para confirmar la opinión de que no hay enlace entre ambos períodos. Esto mismo recuerdo que sostenía el Sr. Mortillet enseñando un dia la colección á varios socios, motivando el que yo terciara en el asunto, dándole conocimiento de la estación de Argecilla que parece invalidar algún tanto estas proposiciones sobrado absolutas, obligándome á dar cuenta de ello en la última sesión del Congreso, en los términos que más adelante se dirá-

No se trata, añade Cartaillac, de comparar algunos objetos aislados de ambos períodos, pues estos pueden ofrecer caracteres idénticos, bien sean armas, adornos ú materiales recogidos en comarcas muy apartadas, en razón á que con igual inteligencia, con las mismas materias y proponiéndose igual fin, no debe causar extrañeza que pueblos muy distantes, lleguen á resultados iguales. Pero comparando la totalidad ó la fisonomía general de los productos de la acción humana, échase de ver así en la industria como en las costumbres notoria diferencia, añadiendo Cartaillac que con el hacha pulimentada, se inicia una civilización especial.

Estudiad, añade, aquellos pueblos primitivos contemporáneos, que durante siglos enteros nos legaron testimonios de su civilización, y comparando unos datos con .otros, decidiréis si es posible, que en Europa haya sido de corta duración el período de la piedra pulimentada. No se comprende con efecto, que los antiguos habitantes de este continente hayan domesticado á la vez y en corto espacio de tiempo, el perro, el caballo, el buey, el carnero, la cabra, el cerdo, etc., coincidiendo con esto la inauguración de la Agricultura, de las habitaciones, lacustres de la cerámica y de tantas otras manifestaciones de una superior cultura.

Exposiciones de ciencias antropológicas como esta en la que nada se ha olvidado de cuanto pueda ilustramos

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acerca de edades tan remotas, nos ponen en aptitud de distinguir las diferentes fases porque pasó la humanidad durante el periodo neolítico.

La proximidad al mar ó á los lagos, el carácter llano ó montuoso del territorio modifican el género de vida. A ello contribuye igualmente la naturaleza del suelo, aquí formado de arenas, allá de piedras blandas ó duras; en otros puntos la abundancia de cantos ó de rocas de sedimento ó eruptivas, todo ejerce una influencia decisiva en el género de construcción empleado, y de rechazo en las costumbres de los pueblos.

La Antropología confirma la existencia á la sazón de razas diversas entre las cuales no era ciertamente la paz, la que reinaba, pues á juzgar al menos por los huesos heridos por flechas de piedra, según se vé en las colecciones de Prunieres, del Museo de Arles y otros, bien puede asegurarse que la mayor parte de los grandes osarios que se encuentran en diferentes países, representan teatros de cruentas batallas.

Los grandes talleres como el de Pressigny, indican el comienzo de relaciones comerciales, que confirma también la existencia de ciertas sustancias así orgánicas como inorgánicas en puntos lejanos de su yacimiento; observándose que algunos minerales se hallan labrados de la misma manera y ofrecen un sello propio que recuerdan su procedencia. Así, por ejemplo, en el centro y medio día de Francia el petrosilex que es dominante, ofrece uno de los bordes aserrado ó hendido y plano; el jade de Suiza afecta la forma de, cinceles, según demuestran las colecciones expuestas, por Desor, Gross, etc., las dioritas del bajo Loira tienen el aspecto de botón que recuerda el patón de la Nueva Zelanda, como se vé en los objetos del Museo de Nantes y los de Fillon, P. de Lisie, etc. También ofrecen una facies local los silex tallados, las numerosas series de puntas de flecha, que han exhibido Chantre, Salmón, Eamés, Lalande, Cazalis, Mortillet, Bourdet, etc.

Estas diferencias regionales se advierten aún más en

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las sepulturas, cuya extremada rareza en el período cuaternario , forma singular contraste con la gran abundancia en el período neolítico.

Las cartas expuestas en la galería antropológica demuestran bien á las claras cuan frecuentes y variadas eran entonces las sepulturas, indicando al propio tiempo la influencia que en ellas ejerció la naturaleza y accidentes del suelo. A no poseer la Bretaña ese granito especial que allí existe, quizás no hubiéramos conocido nunca el misterioso desarrollo que nos revelan sus famosas inscripciones, como lo indica el canto errático de Bugey, cubierto de tazas y escudillas, presentado por Mr. de Faisán. Si otras comarcas como la Dordoua, el Aveyron, el Üard, etcétera, no fueran tan ricas en rocas calizas, aquellos Departamentos no ofrecerían la abundancia de sepulcros visibles formados de baldosas levantadas sobre el suelo, y enterradas en los túmulos.

Debe advertirse, empero, que es equivocada la opinión que atribuye mayor cultura á los pueblos que construían los sepulcros al exterior y visibles que á los que enterraban sus muertos en las cavernas, pudiendo presentar como caso notable la Italia donde á pesar de la brillantez del período neolítico, no se encuentran criptas funerarias debajo de túmulos; otro tanto pudiera decirse del Departamento del Marga tan pobre en monumentos megalíticos, como ricos en grutas sepulcrales abiertas por el hombre: las galerías cubiertas excavadas á flor de tierra de la Pro-venza (Museo de Arles), y ocultas debajo de grandes rocas, son sin duda tan grandiosas como los túmulos del Morbihan presentados por el Museo de Vannes. Por otra parte, bien puede asegurarse que los muchos sepulcros destruidos y existentes, suponen un largo espacio de tiempo para la piedra pulimentada. Los atavíos funerarios tan distintos según acreditan las colecciones de Pruniéres, Jeanjean, Cazalis, Chouguet, Cotteau, Bonnevílle, etc., y la amplitud de estas diferencias argüiría sin duda la existencia de pueblos muy diferentes, si por otra parte

241 no estableciera el vínculo de unión entre todos ellos á veces un objeto aislado, otras muchas formando serie, y por último, el sello especial que todos ofrecen. En medio de. la insuperable dificultad de enumerar todas estas particularidades , no quiero prescindir de la costumbre de la trepanación, según indican las colecciones de Pruniéres, Chouquet, Museo de Losne le Saulnier, etc.

Siquiera ignoremos aún cual fué el verdadero comienzo de este periodo, lo que puede asegurarse es que todos sus monumentos no son contemporáneos, siendo dudoso que la Europa estuviera á un tiempo poblada de guerreros, cazadores, pastores, agricultores, etc. Désele al período una larga duración, y todo podrá explicarse satisfactoriamente.

Más fácil es indicar cuales fueron los yacimientos más modernos; en los palafitos que sintetizan tan perfectamente el cará.cter de este periodo, so observa que la industria neolítica cede el puesto y desaparece ante la invasión del metal, hecho que debe admitirse hasta para aquellos países donde las cosas no se presentan con tan evidente claridad.

E\ bronce, y antes el cobre en muchas comarcas como España. reemplaza á las otras materias en la construcción (le armas y utensilios, pero siempre recordando las formas (le la época neolítica; debo llamar vuestra atención, hacia los adornos de oro que se observan en la galería antropológica , pues quizás indiquen la prioridad de este meta] respecto del bronce.

Las poblaciones lacustres del centro de líuropa prosperaron durante largos años, pero llegada la época de su decadencia, las aguas fueron destruyendo sus cimientos de madera, cubriéndolas bajo montones de ruinas hasta tal punto, que los fundadores de Roma al levantar sus famosas villas en las rientes orillas de los lagos, no encontraron ciertamente el recuerdo de aquellas otras poblaciones levantadas dentro de las aguas mismas. Tampoco fueron objeto de parte de estos conquistadores más (jue de

Jf,

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vagas é inciertas leyendas los monumentos megaliticos. lo mismo de Asia que África.

Los poetas adivinaron la edad de piedra; algunos viajeros liabian indicado la existencia en los más apartados confines del mundo de algunos pueblos qne no conocían el uso de los metales; pero sólo las exploraciones realizadas en estos últimos años, según el método de las ciencias naturales, ha puesto en evidencia toda la importancia de estas civilizaciones primitivas. No por ser la mayor parte de los ob;etos de piedra poco dignos, dig'moslo así, de Museos del arte antiguo, dejan de revestir el car ícter de materiales preciosos para reconstruir la historia de los humildes comienzos de la humanidad en la tierra.

Por líltimo, el Sr. Chervia Director de los Anales de Demografía internacional, leyó su informe encaminado á establecer las relaciones que entre esta ciencia y la Antropología existen.

Mucho tiempo antes de inventar el malogrado Aquiles Guillará la palabra Demografía, aplicada á esttidiar los secretos de esos movimientos íntimos de los pueblos, llamados casamientos, nacimientos y defunciones, se habían ocupado otros en descifrar y poner en claro las muchas y complicadas cuestiones que tan grave materia entraña. Pero si bien es verdad que este ramo del saber tiene ya una gloriosa historia, no es menos cierto que sólo llegó á formar parte de las ciencias antropológicas desde la aparición de los magníficos estudios de Mr. Bertillon, que la Sociedad Antropológica de París supo apreciar, llevándole á la enseñanza de esta nueva ciencia.

La Demografía tiene, pues, por objeto estudiar, valiéndose del método estadístico, las colectividades humanas.

Después de lamentarse el Autor del estado poco lisonjero de la Estadística en Francia, que la coloca en situación muy desventajosa y poco alhagüeña respecto de otras naciones, dice Mr. Chervin, ser aquella la primera vez que se ha visto representada en una exposición la

y 243 cartografía demográñca, y se felicita del brillante resultado de este primer ensayo.

Hemos recibido, añade, multitud de estudios dtí todos los países, llamando especialmente la atención el gran número de hechos nue%'os, la mayor parte expresados por medio de dibujos perfectamente concluidos.

Pero entre todos ellos debe mencionarse el relativo a Suecia, por su carácter verdaderamente original, y por las deducciones por denü'is importantes que de su estudio pueden sacarse. Con efecto, dicho cuadro permite anticipar si los nacimientos serán pocos ó muchos, en una época dada del porvenir, á menos que alguna inesperada catástrofe determine impensadas perturbaciones en la vida nacional. También enseña el mismo que dichas calamidades públicas no sólo impiden momentáneamente el aumento y prosperidad de la población, sino qne sus consecuencias se experimentan bajo el punto de vista demográfico, mucho tiempo después de dejarse sentir las perturbaciones económicas. Verdad es que Suecia tiene el raro privilegio de poseer el censo desde cerca de 200 años, y el recuento de la población por edades desde 1751; á favor de cuyos inestimables documentos el Dr. Berg, Director de la Junta de Estadística, ha podido trazar dicho cuadro. Sin describiros el procedimiento empleado para formar estos cuadros, que es por demás sencillo, bastará echar una ojeada para comprenderlo, pues salta á la vista.

Para apreciar la enseñanza que estos cuadros proporcionan, fijémonos en el período de 1795 á 1800: el número de nacidos durante aquellos cinco años fué menor que en los años anteriores, por efecto de la guerra que Suecia sostuvo con Rusia, resultando que los niños menores de cinco años fueron también en menor número que en los anteriores censos. Claro está que en el de 1810 hubo de ser menor el número de los de cinco años á diez; en el de 1815 y en los sucesivos ha de notarse y con efecto se advierte, la pobreza de aquella generación. Y como la guerra fué larga, esta misma circunstancia se observó

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durante quince años en la poblaciou de Suecia, disminuyendo el número de nacimientos. Por el contrario, desde 1810 á 1825 estos aumentan con cierta regularidad.

En el período en que los nacidos desde 1795 á 1810 alcanzaron la edad de la reproducción, esto es, 30 años ó más, de 1825 á 1840, como su número era más reducido, claro es que también dieron menos nacimientos, observándose en su virtud, que el crecimiento regular que se habia notado hasta entonces, cesa de repente en aquella época, siendo reemplazado por una disminución notable. Pero desde 1840, va en aumento el número de los adultos, y con ellos crece también la cifra de los nacidos de un modo normal y regular.

Como por efecto de las oscilaciones indicadas, los nacidos de 1825 á 1840 disminuyeron, claro está, que también seria menor el número de los que se registren en los censos sucesivos, y cuando los nacidos entonces, es decir, de 1855 á 1870 lleguen á la edad de la procreación, su número será menor que los adultos de la misma edad en los censos anteriores, y por consiguiente menor el número de los nacidos, según distintamente indica la curba de que se vale el Sr. Berg, la cual sufre un notable descenso de 1860 á 1865; resultado imprevisto, y que sin embargo es evidente y se comprende, dada la explicación que antecede , en la cual aparecen claras las causas que han producido estos notables efectos en dos ó tres generaciones sucesivas.

La lógica inflexible de los hechos, refiriéndose á los que con tanta regularidad se suceden, permite afirmar sin la menor duda, que el número de nacidos que empezó á aumentar desde 1870 continuará progresando á no sobrevenir una guerra ú otra calamidad general como el hambre, por ejemplo, hasta 1890^ en cuya época disminuirá este crecimiento durante algunos años, ó por lo menos no será tan rápido.

De aquí resulta que dada la regularidad de las curbas de dicho cuadro, dejándose guiar por lo que ellas signi-

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ticau, puede preevei'.se, sin notable error, cual será la composición por edades del censo de 1880 á 1885; lo cual hace resaltar la bondad de unos trabajos gráneos ^ue no sólo dau conocimiento exacto del estado presente de la población, sino que permiten conocer el movimiento de esta en tiempos venideros, j también explicar un fenómeno á primera vista paradóg-ico y contradictorio, á saber; que la población de una ed;id dada, por ejemplo, de 15 á 20 años, sea superior á la que le precede.

Este hecho no puede móuos de sorprender, pues parece lógico que abunden más los jóvenes en razón á que es natural que la muerte haya hecho desaparecer á muchos de los que hablan vivido más; y sin embargo, el cuadro de Mr. Berg demuestra que puede suceder todo lo contrario. En 1840 los adultos de 15 á 20 años eran numerosos por haber nacido en el período del 1820 al 25, durante el cual los nacimientos habian aumentado, mientras que los de el periodo de 10 á 15 años eran menores en número por haber nacido en el de 1825 á 1830, en el cual la natalidad habia disminuido por e ecto de la reducción de los adultos correspondiente á 1795 y 1800. De donde resulta que la diferencia entre el número de nacidos de 1820 á 25 y los del período de 1825 á 30 fué tal, que quince años después, es decir, en 1840 y aún en 1845, la generación posterior fué bastante más numerosa.

Pero no se reduce á este importantísimo cuadro lo que relativamente á Demografía figuraba en las galerías antropológicas, pues el Dr. Bertillon expuso también 41 cartas referentes á la población francesa, en las cuales se representaba gráficamente las variadas relaciones numéricas por medio de las cuales es fácil conocer todos los hechos sociales. Las Academias y la prensa científica hicieron ya plena justicia á los esfuerzos del Dr. Bertillon, para dar á conocer la Demografía figurada de la Francia; y sabido es que á consecuencia de los resultados que acerca de la horrible mortalidad de los recien nacidos arrojan estos estudios, cundió con espanto la fundada

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alarma ea todas las clases sociales acerca de un asunto tan capital, que motivó la le j protectora de la niñez que llcA'a el nombre del Sr. Roussel.

Abierta la sesión del dia 17 bajo la presidencia del señor Broca, el Sr. Paglianini, profesor de Turin, discurrió ampliamente acerca de la Antropometría, ofreciendo en cuatro cuadros y sirviéndose de curbas, los resultados de numerosas observaciones demográficas, indicando entre otros hechos curiosos, que en el N. de Italia antes de la pubertad. las niñas crecen más de prisa que los niños, observándose después todo lo contrario. También parece haber observado que las rubias menstruan antes que las morenas, por regla general.

Mr. Bertillon dice, que este último hecho es muy digno de estudiarse, por ser de todo punto nuevo é impre-vi.«to, pues siquiera no se hayan hecho observaciones positivas sobre el particular,, era y continúa siendo general la creencia, de ser las mujeres morenas más precoces que las rubias.

El Dr. Lebon expone los resultados de sus indagaciones acerca de la variación de volumen del cráneo en sus relaciones con la inteligencia. La comparación de muchas series de cráneos parece que confirma el principio de que la inteligencia está en razón del volumen del cráneo, tanto en las razas como en los individuos. También parece que el estudio comparado de las razas conduce á la conclusión de que en las superiores el número de cráneos voluminosos es mayor que en las otras. Igual hecho se observa en un mismo pueblo ó raza por efect(f de la civilización creciente, aduciendo el caso de los cráneos parisienses del siglo XII que por lo común son más pequeños que los de hoy. También parece haber observado que la talla del individuo influye poco en el volumen del cráneo ni en el peso del cerebro; sin embargo, á talla igual, el cerebro del hombre pesam'.s que el déla mujer, resultando de la comparación de 17 cerebros masculinos y de otros tantos femeninos una diferencia de 172 gramos en

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favor de los primeros. Lebon parece haber notado que el CKÍneo de la mujer es mucho mi'.s pequeño en las razas superiores, atribuyéndolo á la función casi nula de aquella en la sociedad francesa.

La circunferencia del cráneo, de la cual depende el volumen del cerebro, conserva un íntimo enlace con el estado de la inteligencia.

Con las medidas de la circunferencia de la cabeza practicadas en más de 1.200 sujetos vivos, Lebon ha construido una serie de curbas que maniñestan claramente que bajo el punto de vista de su desarrollo, las cabezas de los parisienses modernos y de los habitantes de las cercanías se clasifican en el orden siguiente: s/.bios y literatos: clase media; antigua nobleza y gente de servicio.

Terminada esta tan interesante comimicacion, el presidente Broca hizo observar que en las razas poco civilizadas la diferencia en el volumen del cráneo entre el hombre y la mujer, debe atribuirse á la necesidad en que esta se encuentra de tomar parte en la lucha por la existencia, en las mismas condiciones que aquel.

Mr. Maurel discurre acerca de colonos dravidas importados en la Guayana por necesidad, en razón á haberse abolido la esclavitud. Existen en la India tres capas de población, á saber; los Moñudas, los Dravidas y los Axios; los Dravidas son los que sirven de operarios ó trabajadores en las colonias francesas. El Dravida es de piel negra, de talla corta, de rasgos finos, de fisonomía y de extremidades;- su tipo es escita; el de las mujeres es por demás gracioso. Estos indígenas son dolicocéfalos, siendo su índice cefálico medio de 7172. Sométense fácilmente á la acción del cloroformo; son muy propensos á las fiebres intermiteutes y recurrentes, pero parece ser bastante refractaiúos á la fiebre amarilla; su aclimatación en la Guayana es fácil.

A consecuencia de estas noticias, el Sr. Hovelacqne hace observar que aunque el color es oscuro, el Dravida

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no etí negro; en cuanto á la estatura generalmente en el Dekan es muy variable, pero los Todas que son verdaderos Dravidas, son más bien altos que pequeños. Seria, pues, de desear, se supiese la verdadera procedencia de aquellos colonos, y los resultados producidos por el cruzamiento de los Dravidas con los blancos y los indios americanos. Hovelacqne añade, que él no admite el tipo escita , palabra que nada significa, por la razón sencilla de que nada de positivo se sabe acerca de los escitas antiguos, los cuales con bastante probabilidad eran representantes de las razas tan variadas del N. de Asia y de la Europa oriental.

Mr. Topinard no admite bajo el punto de vista antropológico la triple división de los habitantes de la India, pues dice que sólo obedece á datos lingüísticos, y en manera alguna se funda en la constitución física del hombre. Originariamente existían negros en la India, pero después fueron á parar allí blancos, amarillos, y por último, mogoles; de modo que los colonos vistos por Maurel pueden asemejarpe de cerca ó de lejos á la raza negra de la India, como parece indicarlo su pequeña estatura y su dolicocefalia, pues los verdaderos Dravidas son grandes y además por lo que á la cabeza se refiere, mesati-céfalos.

El Sr. Latour, Médico del Banco de Francia, expone en breves palabras el procedimiento que emplea para las preparaciones microscópicas de la sección transversal y oblicua de los cabellos, de los cuales figura en la galería antropológica una serie preciosa.

A continuación usó de la palabra Madame Royere dis-curriendo ampliamente acerca de la relación que entre las proporciones del cráneo y del cuerpo existen, y sobre los caracteres correlativos y evolutivos en Taxonomía humana , ó sea en la clasificación de las razas. ,

Si hasta el presente, dijo, las medidas craneométricas dieron resultados tan confusos y poco satisfactorios; si las medidas deducidas de largas series de observaciones sólo

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difieren entre si en cantidades pocu importantes, comparadas con los considerables desvíos que ofrecen hasta los puntos de vista m;ís homogéneos ¿no deberá esto atribuirse á la heterogeneidad de elementos de significación sobrado diversa y á los efectos de causas muy variadas? ¿no es verdad, añadió, que al estudiar el cráneo demasiado aisladamente y sin tener en cuenta el esqueleto, se han olvidado las estrechas relaciones proporcionales que entre este y aquel existen? Con efecto, señores, los tamaños proporcionales que no los absolutos, son los que realmente tienen importancia en el estudio y clasificación, lo mismo del hombre que de las otras especies org'nicas.

En su virtud, debe asegurarse que la verdadera medida del cráneo no es la absoluta, sino la relativa á la talla del sujeto, esto es, la relación que existe entre la altura de este y la circunferencia horizontal máxima del cráneo, tal es ó debe ser el verdadero índice craniano ó de capacidad cerebral relativa. De aquí resulta que las grandes circunferencias del cráneo corresponderán en general á caras también grandes, sin que esto signifique por necesidad un cerebro muy desarrollado.

Terminada la comunicación de Madame Royere, varios individuos del Congreso discutieron acerca de la importancia de algunos detalles, y enseguida el Sr. Cartaillac presentó á nombre del Sr. Da Sylva, Preáidente de la Sociedad Arqueológica Portuguesa, varios dibujos de nuevos dólmenes encontrados en la sierra de Ossa en el Alentejo, que ofrecen particularidades muy interesantes. Todos ellos se hallan hoy arruinados, figurando entre las piedras que forman la cavidad ó cripta de uno de los mejor conservados, una columna derribada de granito labrado. Este hecho es tanto más de extrañar, cuanto que por aquellos alrededores rio hay monumento alguno romano ; siendo probable que dicha columna sea posterior á la construcción del dolmen. En otro formado de pizarras, se observa en una de las baldosas que sostienen á la que sirve de cubierta, un agujero cuadrado, hecho extraño

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'jue se indica también en los dólmenes de la India, de la Palestina, del Cáucaso y de la Crimea, circunstancia que puede servir como de lazo de unión entre todos estos grupos de sepulturas primitivas, cuya significación ver-dadora se ignora, y motiva tantas y tan empeñadas cuestiones.

Terminada la lectura de esta nota se levantó la sesión.

El dia siguiente la Sociedad se trasladó en masa á S. Germain oon el fin de visitar las ricas y abundantes colecciones del Museo arqueológico nacional establecido i'n el antiguo j)alacio de los Reyes de Francia, destinado ya en tiempos de Napoleón á este objeto.

Dar una idea por somera que fuese, de las preciosidades que en todos los ramos de la Arqueología, pero muy especialmente en la prehistórica contiene aijuel Museo» uno de los más celebres de Europa, seria tarea sobre pesada, superior á mis escasas fuei-zas; de consiguiente, me limito á esta mera indicación, aconsejando á los que quieran formar concepto de lo que allí existe, que lean las muchas noticias y folletos que sobre dicho asuuto se lian publicado, y más aun, que lo visiten si les es posible.

El limes 19 á las tres de la tarde, y bajo la presidencia del Sr. Ribeiro, abrióse la sesión, empezando Mortillet por dar cuenta de las Memorias presentadas, entre las cuales figuraba una del Sr. Capellini, de Bolonia, referente á la mina de estaño recientemente descubierta en Italia, pero ya explotada por los romanos, por los etrus-cos y quizás también por pueblos aun más antiguos. Hecho es este, añade el Secretario, de la mayor importancia para la historia de la época del bronce, pues sin duda alguna que la existencia de estos y otros criaderos, nos dispensan de recurrir á la importación desde el Oriente de la aleación del cobre y el estaño, para darnos cuenta del desarrollo considerable de la industria del bronce en la Europa occidental.

El Sr. Dupout, Director del Museo de Bruselas, dice

251 que los campesinos belg-as refieren y dan crédito ú gran número de leyendas acerca de los que llaman Nuttones, á quienes consideran como seres misteriosos que habitan las cavernas, (precisamente una de las estudiadas y dadas á conocer por este distinguido arqueólogo se llama le Trou, agujero, de los Nuttones) los cuales trabajaban metales en secreto, pues sólo sallan de sus guaridas durante la noche, desapareciendo como por encanto cuando se los molestaba ó espiaba. Créese, esto no obstante, que se dedican al comercio, estableciendo cambios á distancia con los habitantes, añadiendo que cuando estos desean obtener alguna de sus manufacturas, depositan por la noche á la entrada de las grutas un pan ó una moneda, y al dia siguiente ])or la mañana si á los operarios misl^eriosos les parece bastante la remuneración, hallan en su lugar el objeto que se desea. Dupont (•()m]>ard estas leyendas con las de los Kaboids en Alemania, de los Tralts en Suecia, de los Gnomos y Lntinos en Francia, y de otros países, recordando además que el Sr. Lubbock cree ver en dichas leyendas la reminiscencia de la inmigración de una raza más civilizada, pero menos numerosa y fuerte en medio deotra mis feroz y poderosa, siquiera más atrasada ó menos hábil, lo cual obligaba á los representantes de aquella á establecerse en guaridas de difícil acceso, sin conservar con los indígenas muchas relaciones. Este relato, hijo de sospechas mis ó menos fundadas, parece confirmarse por lo (jue dice Pythecas sobre habitantes de las islas Casiteridas, los cuales parece que empleaban un procedimiento análogo al indicado por el Sr. Dupont respecto de los Nuttones belgas para cambiar el estaño con los Fenicios y Masialotes. He-rodoto refiere el mismo hecho de los negros y cartagineses, reproducido por los viajeros modernos, respecto á esta especie de comercio á distancia. Así por ejemplo, en Guinea en el siglo xiv, una tribu ribereña del Atlántico cambiaba sal por polvo de oro con una tribu del interior, depositando la mercancía ea un puato convenido, donde en lugar de aquella encontraba el ansiado metal. Idéntica

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costumbre se observa en Ceilau, en América entre los Espafioles y los Indios, y entre los Brasileños y los Portugueses. Obsérvase pues, en todas partes establecido este comercio á distancia, lo mismo en los tiempos históricos, que en leyendas que pueden muy bien no ser otra cosa, sitio reminiscencias de un estado de cosas que remonta á épocas extremadamente antiguas.

Inmediatamente después de esta curiosa comunicación , el Sr. Ujfalvi hizo una breve reseña de los resultados antropológicos de su viaje por el Asia central, donde ha encontrado dos razas, la una blanca, indo-europea de la rama irania; y la otra amarilla mogola-altaica. Insiste el orador en la necesidad de proscribir del lenguaje cien-tilico la palabra íuranio, porque sobre no significar nada, ha servido de base abusando de ella, para sostener tesis y teorías etnológicas algo m'\R que problemáticas. Con este motivo recuerda que en 1875 en el Congreso geográfico se asoció á una proposición hecha por Mr. Girard de Rialle con objeto de condenar esta expresión.

También es inexacto y debe por consiguiente desaparecer del tecnicismo antropológico, la voz Escita por ser impropia é inducir fácilmente en error.

La raza blanca del Asia central se halla representada por los iranios, esto es; por los Tadjiks de las montañas ó Galtchas y por los Tadjiks de los llanos y de las poblaciones. Estos últimos, que cuentan entre eUos descendientes de los aborigénes al lado de los colonos procedentes de Persia, antiguos esclavos declarados libres, no dejan por otra parte de tener sangre muy mezclada con la de los invasores Tátaros. Los Galtchas son por el contrario, ó representan una raza muy pura, caracterizada por su gran talla, 1,™67 término medio de 58 medidas tomadas por este ilustre viajero; la cara es bella y agradable, al menos para el gusto europeo; esto es, la nariz aguileña, la boca pequeña, los ojos grandes y rectos, variando el color desde el azul al negro, lo mismo que el pelo que afecta entre el rubio y el negro, todos los matices imagi-

2 ^

uables: los pies y las manos grandes y el cuerpo velludo. Pero el carácter más distintivo y saliente es la braquice-falia, según se desprende del índice cef'lico medio de los apreciados por el autor que es de 8Q'2\, añadiendo este, que cuanto más puro es el Galtcha, tanto más corto es el cráneo. Entre los de la raza amarilla los más puros que Ijfalvi encontró fueron los Mogoles-Kalmukos que habitan la vertiente septentrional del Thiau Chean, los cuales tienen la cabeza grande y redonda, la frente abultada, las orejas muy salientes y apartadas, la nariz corta y gruesa, y los ojos pequeños y oblicuos; pelo negro y tieso y el cuerpo, pero especialmente la cara, lampiña.

Las tribus de raza turca, tales como los Usbecks, los Turcomanos, los Karakalpaks, y los Kirghises Kaisaks, ofrecen una mezcla étnica evidente de los dos tipos. Sin embargo, los Kirghises de las montañas de Ferghana dichos Kara Kirghises, parecen ser de raza altaica bastante pura.

Respecto de los llamados sartas no son miembros de una determinada nacionalidad; pues se aplica dicho nombre á todos aquellos que abandonando la vida pastoral y nómada, se aplican á la agricultura, de modo que viene á ser sinónimo de sedentario. Resulta, pues, que los sartas pertenecen á razas muy diversas; sin embargo, la sangre irania ó sea el elemento Tadjik, predomina en ellos considerablemente, ya que los Tadjiks eran los antiguos poseedores del territorio y agricultores además.

El Sr. Topinard llama la atención acerca de la importancia de la comunicación que acababa de hacer Ujfalvi, y especialmente en la parte relativa á los Galtchas, de los cuales ha traido un cráneo de conformación verdaderamente extraordinaria. ,

Con efecto, este cráneo es la reproducción exacta del tipo saboyano, que se considera como representante del antiguo celta, más perfecto aún que el de Auvernia y de la baja Bretaña, Ahora bien, la raza braquicefala parece haber llegado de Oriente en la época de la piedra puli-

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mentada, supuesto que se advierte la semejanza que existe entre ciertos cráneos croatas y el tipo auvcrniaco.

Por otra parte, la descripción que aquel viajero hace de los Galtchas, puede aplicarse á los Celtas, siendo unos y otros muy braquicefalos; y como aquellos pueden pasar por iranios puros, resulta que en esta parte la Antrojjolo-gía está acorde con la lingüistica, demostrando todos su procedencia del Asia.

Por consiguiente, de los tres tipos que por su mezcla han dado origen á la gran masa de la población francesa, el primero dolicocefalo, remonta á la época de la piedra tallada; la tercera también dolicocefala, apareció sobre 52000 á 1000 años antes de Jesucristo, con los Kimtys y los Germanos, y la segunda braquicefala y alta, es originaria por la sangre y por la lengua del Asia.

Madame Royere dice que no pretende invalidar los hechos indicados por Topinard, pero no está conforme con las consecuencias que deduce, pues se resiste á creer que el descubrimiento en un valle de la cuenca alta del Oxus, de uno ó de varios cráneos idénticos á los del tipo celta, establecido por Broca, pruebe que aquel valle sea la patria primitiva de los antiguos Celtas y de todos los braquicefalos del mismo tipo existentes hoy en Europa. A esto contesta Topinard que Jos Celtas braquicefalos habitan la Francia formando cuerpo de nación por decirlo asi, desde la época de la piedra pulimentada; la cual hubo de ser muy larga á juzgar por los estudios y observaciones hechas por el Sr. Cartaillac, y desde entonces subsisten.

Este tipo saboyano que considera como del mismo tronco, tuvo desde los tiempos más antiguos representantes en los Liguros de Italia y de los balkanes, aunque es difícil precisar desde que época ocupan los eslavos el bajo Danubio, y las afinidades que guardaron, desde tiempo inmemorial, con las poblaciones ilirias y albanesas, las braquicefalas muy análogas, habiendo tal vez dado origen á los Pelasgos cuyos Dioses todos eran braquicefalos y de

255 pelo negro, eu contraposición de los de Grecia que eran dolicocefalos y rubios.

También en Siria, se han indicado más de una vez cráneos braquicefalos muy anUogos á los anteriores; de modo que los braquicefalos actuales del alto Oxus, representan el punto más extremo del área geográfica continua y constante del tipo ario que Topinard dice se inclina á admitir, á pesar de no haberee demostrado aun la dirección del movimiento de expansión de la raza y de la lengua aria de Oriente hacia Occidente, y de la meseta de Pamir hasta los confines de Europa.

A Madame Royere le parece contrario á la lógica considerar á los Celtas, Eslavos establecidos desde hace millares de años en las cuencas del Loira, del Po, del Danubio, y del Hemus, como hijos de una tribu de Tadjiks, cuya existencia data digámoslo asi, de ayer, cuyo nombre es turco y que se encuentra hoy dispersa en medio de tribus tártaras.

Lo que es positivo, continúa Topinard, es que en todos tiempos el Oxus y el Yaxartes han servido de límite mutuo á la espaasion de las dos grandes razas blanca y anja-rilla; que estas dos lineas de fronteras han sido históricamente disputadas por los iranios y turanios, que como nación, ya que no como grupo étnico, han tenido una existencia incoatestable, en el tiempo y en el espacio, ó lo que es lo mismo, en la historia como en el concepto geográfico. Pero aún aceptando los datos más fabulosos de los documentos zendos y parsis, no se llega para el primer establecimiento del poder iranio, más allá de una antigüedad de 3.500 años, á lo sumo.

Mr. Laguean hizo notar que existe una diferencia entre la braquicefalia de los saboyanos ó de los antiguos ligu-ros, y la de los bretones y auverniacos, que son de origen celta, y que la analogía establecida por Topinard entre los celtas y los Galtchas, no puede fundarse en la estatura, ya que aquellos no pasan por regla general de una talla media, al paso que estos la tienen mucho mayor.

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Topiuard contesta que en Francia, los pueblos braqui-cefalos hicieron su aparición durante la época de la piedra pulimentada; y respecto de la talla advierte que la de los Galtchas I ,™67, apenas difiere de la estatura media de los actuales franceses 1,"65.

El Profesor de Venecia Benedict, hizo una interesante comunicación acerca del cerebro de los criminales, completada con otra del l)r. Bordier, en la que este adujo datos muy curiosos acerca de los 36 cráneos de asesinos que figuraban en las galerías antropológicas. En la mayor parte de ellos dice haber observado vestigios por lo méuos, de lesiones patológicas, sobre todo en lo referente al régimen de las suturas de los huesos del cráneo. Sabido es que en los pueblos civilizados la osificación comienza por la parte posterior de la cabeza; pues bien, en los criminales de menos de cuarenta años las suturas parietales y frontales se hallan ya osificadas; existen también entre aquellos cráneos varios casos de deformación, cuatro ejemplos de osteítis, sobre todo en el cráneo del famoso asesino Lacenaire, cuyo occipital se distingue por una protuberancia posterior muy notable.

El Sr. Cartaillac, dio cuenta á nombre del Sr. Zeballos, de Buenos-Aires, de un túmulo existente á orillas del rio Paraná, cerca de Campana á 90 kilómetros de la capital, explorado por este. El Sr. Bataillard, historiógrafo de los bohemios gitanos, por otro nombre tziganos, díó extensas y curiosas noticias acerca de la aparición en Europa de este pueblo singular, y de sus periódicas excursiones hasta el extremo occidental del continente, las cuales remontan á notoria antigüedad, relacionando su historia con la del período del bronce, aleación que les era conocida merced al oficio de calderero que ejercen, debiéndoseles quizás su introducción en Europa.

Por vía de complemento el Sr. Bataillard ofreció al Congreso su última Memoria sobre los zloLars, Tziganos fundidores en bronce y latón en la Galitzia oriental y en la Bukovina. en la cual declara que poseyendo tan sólo

257 documentos respecto de la Industria tzigana del bronce en el Asia menor, debia á la amabilidad de los Sres. Ko-pernicki y Prybyslawiki de Galitzia, la certidumbre de la existencia en la Europa oriental de Tziganos fundidores y moldeadores del bronce, del latón y de otros metales, como demuestra la colección de productos de los Zlotars que el último de aquellos sabios ha exhibido en las galerías antropológicas.

El dia 20 abrió la sesión el Sr. Pulsky, iniciando las tareas del Congreso el Sr. Chil y Naranjo, Médico de Canarias , disertando sobre los antiguos habitantes de aquellas islas los Guauchos, cuya civilización desde los tiempos más remotos fué muy superior ;í lo que se cree vulgarmente, recordando entre otras cosas, las diferentes teorías inventadas para explicar su origen, tales como la que los hace descender de los Atlantes, la sostenida por Quatre-fages acerca de su próximo parentesco con la raza dicha de Cro-Magnon, terminando con la referencia de estudios hechos por Bory de S. Vincent y Berthelot, que son los autores franceses que más directamente han contribuido á darlos á conocer.

Inmediatamente después el Conde Zawisza expuso los resultados de sus exploraciones en la caverna llamada del Mammuth, único yacimiento hasta el presente conocido en Polonia, perteneciente al período paleolítico. La caverna fué, sin embargo, habitada durante un largo espacio de tiempo, esto es, hasta el período neolítico, supuesto que en ella se encuentran en el fondo varios hogares contemporáneos de la piedra pulimentada. La remota antigüedad de la habitación del hombre se halla allí justificada por el hallazgo en una capa de tierra de 2,"'42 de espesor, de siete hogares pequeños sobrepuestos y bien caracterizados por los objetos que en ellos encontró el diligente explorador, entre los cuales figuran sobre 4.000 pedernales tallados, pertenecientes a los tipos de S. Acheul, Moustiers y la Magdalena y muchos otros de formas enteramente nuevas. También aparecieron huesos

n

258 fósiles de 22 especies de animales de la Fauna \ iva boreal, y hasta cinco extinguidas, entre las cuales se hallan el oso de las cavernas y el Mammuth.

El Sr. Capelliui de Bolonia, dio á conocer sus observaciones acerca de las huellas del hombre terciario en Tos-cana, reducidas al hallazgo de incisiones hechas sobre huesos frescos de Balsenotus, con señales de no ser en concepto suyo, obra de otros animales, sino del hombre.

Mr. Leguay hizo notar que del exñmen de los ejemplares parece deducirse la dificultad ó imposibilidad de que el hombre pudiera practicar incisiones tan profundas, inclinándose á la opinión que las atribuye a un gran pez.

Mr, Magitot recuerda el hueso de Haliterio que el Abate üelaunay presentó al Congreso de Antropología prehistórica en 1867 , y enseña otro encontrado por Mr. Farges, inclinándose á que ambos son obra de \\n Charcarodon ó gran Tiburón fósil. Otro tanto puede decirse de un hueso de Rinoceronte terciario exhibido por Pomel en Clermont Ferrand en el Congreso de la Asociación francesa para el progreso de las ciencias en 1876; á mayor abundamiento, dice haber hecho varios ex])eri-mentos con defensas de narval atacando huesos frescos de ballena, con lo cual ha obtenido incisiones rectas, oblicuas y curbas, y operando después con instrumentos de piedra adquiri, añade este arqueólogo, la certidumbre de que el hombre con semejantes utensilios sólo pudo producir simples arañazos.

El Sr. Jacquinot dio cuenta de las excavaciones practicadas bajo su dirección en la necrópolis de Pouges^ Departamento del ís'ievre, correspondiente á la edad del bronce. Encuéntrase alli trazas evidentes de verdadero enterramiento y de incineración á la vez. Las urnas se encuentran llenas de cenizas; otras vasijas y copas están ennegrecidas por el fuego, presentando señales de un barniz bastante bien hecho y adornos sencillos. No se encontró en la necrópolis un sólo objeto de hierro.

La sesión del dia 21 presidida por el Dr. Capelliui, co-

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menzü con una comunicación de Mr. Zaborowoski acerca de los monumentos antiguos de Polonia.

En el valle del Vístula se encuentran grandes atrincheramientos en forma de cerros ó colinas de 150 á ISO*" de base, los cuales á juzgar por los resultados de las excavaciones practicadas, deben referirse al período neolítico. Sin embargo, se encuentran en ellos también urnas funerarias de tiempos muy posteriores á la construcción de dichos cerros atrincherados, así como sepulcros que consisten en losas de piedra en forma de ataúd, en cuyo

.interior han aparecido objetos de metal. Estos sepulcros corresponden á dos épocas diferentes aunque sucesivas, en las más modernas de las cuales húnse hallado urnas con mascarillas de tierra ó barro negro bien caracterizado. Comparadas estas urnas con las procedentes de otros puntos, ilustran mucho la cuestión histórica y etnológica, pudiendo referir las de Polonia al primer siglo de nuestra Era. En las capas de tierra sobrepuestas á dichas urnas, aparecieron esqueletos y objetos de procedencia romana.

Mr. Hovelacque expone su manera de pensar sometiéndola al superior criterio del Congreso, acerca de los caracteres que permiten determinar la superioridad ó inferioridad de una raza respecto de otra. Bajo este punto de vista la forma del cráneo apenas tiene significación alguna, pues los Bosquimanos son dolicocefalos y los ne gritos de FiHpinas braquicefalos, y ambas razas son bien inferiores en inteligencia. Una cosa an' loga se observa en los antropoideos, pues el chimpanzé tiene el cráneo alargado , al paso que el orangután lo tiene corto.

Por el contrario, el volumen de la cabeza es un carácter que puede calificarse de primer orden, pues en general se observa que las razas inferiores son las que ofrecen el mínimum en este concepto; también es carácter de primer orden, el estado de las suturas de los huesos del cráneo, ya que en las razas superiores se presentan muy complicadas y por el contrario, muy sencillas en las inferió-

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res; entre todas ellas la sutura frontal es la más decisiva en este concepto. La obliteración ó soldadura de dichas suturas también constituye buen criterio, dado que por lo común en las razas más elevadas se verifica de atrás adelante , y en sentido inverso en las inferiores. En estas la frente se halla poco desarrollada y los arcos superciliares muy pronunciados, de tal modo que la cara puede decirse que adquiere predominio sobre el cráneo; la nariz es ancha, los huesos nasales se sueldan pronto. el índice orbitario se presenta levantado, y la cavidad de las órbitas ofrece una capacidad cúbica mucho mayor que en las razas más civilizadas. En aquellos la barbilla con frecuencia apenas se distingue, como se nota en la mandíbula de la Naulette; también se observa que los molares son en ellos iguales, en vez de ir en disminución, y los caninos muy salientes. La pelvis es más larga, el fémur más ancho, la tibia como aplastada transversalmente, y el pie con mayor aptitud que en las razas superiores para la prensión. En los negros, por ejemplo, las extremidades inferiores son pro-porcionalmente más largas y la pantorrilla menos desarrollada que en nosotros; el cerebro más ligero y las circunvoluciones menos complicadas. En las razas inferiores la idea de solidaridad humana apenas se conoce; á la mujer se la trata de una manera indigna, obligándola á los trabajos más penosos y ú la más odiosa servidumbre. Por último, estas razas degradadas tienen falsas ó erróneas ideas acerca del universo, entregándose con frecuencia á groseras supersticiones y al fetichismo más primitivo.

Mr. Mortillet expuso enseguida sus ideas acerca de las comunicaciones que durante los tiempos prehistóricos cree haber existido entre Europa y América. Fúndase para ello en el hallazgo en los Estados-Unidos de hachas del tipo de S. Acheul, cosa que no le extraña en razón á lo verosímil que es el que ambos continentes comunicaran durante el período cuaternario, por lo que hoy es estrecho de Bering, como parece entre otras cosas justifi-

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cario, la analogía de la Fauna cuaternaria ó diluvial y muy especialmente la malacológica.

Debatido con toda amplitud este asunto, la sesión terminó dando cuenta rápidamente de varias comunicaciones, entre las cuales la del Sr. Lalande sobre las grutas artificiales del Limosin (Francia); la del Sr. Cartailhac sobre el magnífico Atlas paleo etnológico¡dirigido por Mr. Chantre; el Sr. Beddac discurrió brevemente sobre la población de Bristol; Waldemar Schmidt sobre las antigüedades prehistóricas del N. de Europa, y el Abate Richard acerca de yacimientos de objetos de pedernal encontrados por él en Argelia y en la Palestina; asegurando haber observado que no lejos de \m manantial aparante ú oculto, existen talleres ó yacimientos de instrumentos de piedra y viceversa , la presencia de estos le ha hecho sospechar en la existencia de algún manantial, como si fuera uno y otro indicio claro de haber permanecido allí el hombre durante un largo espacio de tiempo. Después de indicar varias localidades en confirmación de la curiosa coincidencia, refirió la visita que hizo en Jericó al sepulcro de Josué, de cuyo interior sacó muchos instrumentos de silex y en especial cuchillos, y recordando lo que dice la Biblia en la cual terminantemente se dispone que se fabricaran cul-iros lapídeos ó cuchillos de piedra, para circuncidar á los hebreos, le asalta la sospecha de si los encontrados en Jericó serian hechos ó mandados á hacer por Josué mismo, lo cual significaría que la edad de la piedra no es tan antigua como se pretende, afirmación á todas luces gratuita y destituida de fundamento, pues los instrumentos de piedra todavía se emplean por ciertas tribus.

Por último, el autor de estas líneas que ya en la sesión del día 18 se permitió dirigir una pregunta ai Congreso encaminada á saber si bastaba un cráneo para crear una raza, y determinar los lazos de parentesco qu© pueda tener con otras más ó menos lejanas en senti^*:^eográfico, terció tambieii en la del día 21 -invítadi)0^f el Sr. Morti-Uet, para dar idea de la localidad d«^r¿Éifcilla en la pro-

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vincia de Guadalajara, donde al parecer pudiera resolverse la debatida ó importante cuestión, de si la piedra pulimentada lleg-ó de improviso á Europa importada por un pueblo invasor, como se pretende por algunos, ó si fué verdaderamente indígena.

Después de pedir á la docta Asamblea un voto de gracias en favor de la Comisión organizadora y de la mesa del Congreso, por sus activas gestiones en pro de la prosperidad de la Antropología, entró en materia dando cuenta detallada de la estación de Argecilla, de las circunstancias que habían determinado su descubrimiento, y muy especialmente de los ob_ etos allí encontrados, de los cuales se deduce que si aquellos antiguos habitantes pasaron insensiblemente de la fabricación de los cuchillos y flechas, de la piedra tallada á los de la neolítica, claro es que no necesitaron que procediera de fuera el nuevo ramo de industria.

Efectivamente, en Argecilla se encuentran en el único yacimiento y casi mezcladas en el mismo nivel, no sólo cuchillos en número muy considerable, sino también flechas, puntas de lanza, sierras toscas de pedernal y otros objetos del período neolítico, sino también hachas de diorita y cerrmica que acusan diferentes grados de perfección. Y por cierto, que á los operarios mismos y á las gentes del pueblo allí presentes, atraídas por la novedad del hallazgo, les causó no poca sorpresa ver reunidas tantas piedras de rayo como ellos llaman, habiendo aprovechado la ocasión para combatir semejante creencia, pues inexplicable seria con efecto, encontrar en un mismo punto, tantos rayos, sin que en todos aquellos alrededores tan expuestos como aquel á la acción de las tormentas , apareciera ninguno.

Pero no era el número lo que más llamó allí la atención , sino el estado de muchas de aquellas piedras que por lo toscas y rudimentarias daban claramente á entender que antes de llegar á la perfección que en otras hachas se advierte, habían debido pasar sus autores por un

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largo aprendizaje , de donde fácil es inferir que no necesitaron recibir lecciones de labrar y pulimentar aquellos objetos; pues lo natural seria que en este caso no se hubieran hecho tan -eos, sino que desde el primer momento les enseñaran los maestros á hacerlas perfectas. Confirman esta misma sospecha, la cerámica allí encontrada, la cual empieza también por ser menos tosca, grosera é imperfecta, y concluye por ofrecer perfección suma, lo cual supone nada mas que un espacio de tiempo muy considerable.

Terminado esto, que la Asamblea se dignó oir con marcadas señales de asentimiento ó interés, me atreví á insistir en la necesidad de proceder con alguna mayor circunspección en asuntos tan graves como los que forman el objeto de los estudios an..ropológicos, pues fundar una raza apellidándola dolico, braqui ó mesaticefala, en la comparación de uno ó de algunos cr.'ineos, y ver analogías y semejanzas tales, que basten á establecer enlace y ha.sta parentesco entre ellas, me parece impropio de la seriedad que debe presidir en estas tan delicadas cuestiones, enagenándonos con semejante proceder las simpatías de los hombres sesudos y doctos.

Tales fueron las tareas que durante cuatro días ocuparon la atención del Congreso antropológico, al que di-riamente acudía un número considerable de personas de todas clases y categorías, figurando entre ellas sabios de primer orden de la mayor parte de los países de Europa, no hallándose, sin embargo, representado el nuestro más que por el Sr. Chil y Naranjo, de Canarias; por el presbítero joven catalán D. Jaime Almera, y por el que esto escribe, que acudía á aquel certamen antropológico animado de los más vivos deseos de aprender. Completaron la instrucción que proporcionó á todos dicho Congreso, las visitas que hicimos á las galerías de Anatomía comparada del Jardín de plantas bajo la dirección de M. Qua-trefages; al laboratorio y colecciones del Instituto antropológico , donde el Sr. Broca se encargó de darnos deta-

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lies muy interesantes acerca de la cubicación de los cráneos y métodos craneométricos; al Museo deS. Germain; y por último, á las famosas catacumbas de París, donde si se admira como en las obras del alcantarillado, el atre-"vimiento de construir una ciudad subterránea tan grande como la exterior, destinada á dar á esta mejores condiciones higiénicas, en punto ú ciencia bien puede asegurarse que no es mucho lo que se aprende.

MO««>»a>»«*

ASOCIACIÓN FRANCESA

PARA EL ADELANTAMIENTO DE LAS CIENCIAS.

CONGRESO DE PARÍS.

Fundada ú imitación de la inglesa de igual índole, tiene por principal objeto esta Sociedad dar impulso á la ciencia en todas sus múltiples manifestaciones, y divulgarla por todo el territorio francés, descentralizándola con el fin de que no sea París sólo el que goce de sus beneficios, sino que haciendo las veces de rico y abundoso manantial, distribuya por todos los ámbitos del territorio los preciados dones de la ciencia y de sus infinitas aplicaciones. Como decia con verdadero entusiasmo el eminente Profesor de Química Fremy, en el discurso de apertura que en su calidad de Presidente leyó el día 22 de Agosto de 1878 un generoso pensamiento de patriotismo presidió á la creación de esta Sociedad, lo cual explica la principal sipapatía que ha merecido del país, y el brillante éxito que corona tan nobles esfuerzos. Comprendisteis señores, añadía, que para borrar la memoria de tristes recuerdos y devolver al país toda la fuerza y grandeza perdida en mal hora, era preciso inspirar en la generación que se educa el gusto por el trabajo y la pasión por la ciencia. Tal es el principal objeto de estas cruzadas científicas, que emprendéis al iniciar las sesiones en varios puntos del territorio, acogidas en todas partes con verdadero entusiasmo.

266 La sesión de apertura de la Asamblea de París verifi

cóse con gran solemnidad en el anfiteatro de la Sorbona, el dia 22 de Agosto; las sesiones de los restantes dias en el Liceo de San Luis, sito en el Bulevard San Miguel.

Inauguró el Congreso el distinguido Profesor de Química Sr. Fremy, que como Presidente leyó un discurso referente á las grandes conquistas que. la industria debe á la ciencia que con tanta brillantez enseña en el Jardin de plantas, fijando particularmente la atención en el descubrimiento de la sosa artificial, con cuyo motivo ensalzó el mérito de Nicolás Leblanc, y en la fabricación del acero en vasta escala, dedicando á este propósito sentidas frases de gratitud á Bessemer, Siemens y otros distinguidos hombres de ciencia.

Tras de es:.e brillante discurso, el Secretario de la Asociación , Sr. Perrier, dio cuenta somera de las tareas realizadas en el Congreso anterior que se celebró en el Havre, y del movimiento personal y científico experimentado en el ano trascurrido.

El Sr. Masson, Tesorero de la Sociedad, expuso el estado próspero de sus fondos que aumentaron en asombrosa progresión desde que aquella se fundó, merced á haberse triplicado el número de socios, y á los muchos donativos recibidos, todo lo cual no tan sólo asegura la vida de la Asociación, sino que la permite conceder premios, estímulos y recompensas merecidas á los que con fó viva al culto de la ciencia se consagran.

Puso término á la solemne sesión inaugural, el brillante discurso pronunciado por Mr. Thulió, Alcalde de París, dando la bien venida á los nacionales y extranjeros que habían respondido al generoso llamamiento, asegurándoles no sólo la fraternal acogida que á todos haría la capital, sino el más sincero reconocimiento por la cooperación que todos se prestaban á dar á la solemnidad científica.

Concurrimos á ella los Sres. Seco Baldor, Galdo, í"e-rrari y el que suscribe.

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El plan general de las tareas del Congreso fué el siguiente: el 22 á las dos de la tarde, la inauguración; el 23 y sigu'en'es hasta el 30 por la mañana, sesión en las quince secciones en locales apropiados; por la tarde y noche y todo el domingo, visitas á centros científicos é industriales dentro y fuera de la capital, y conferencias que dieron el Sr. Janssen sobre los progresos últimos de de la Física solar; Marey, acerca de estudios gráficos de los motores animados; Trelat sobre el Hospital. En el Conservatorio de Artes verificóse también una velada por todo extremo interesante y amena, pues se pusieron en movimiento los infinitos aparatos que existen en aquel centro industrial, con acompañamiento de luz eléctrica, sorprendentes proyeccionesy ungran refresco, amenizado con los armónicos acordes de una buena oríjuesta. Puso fin á las tareas del Congreso de París el gran banquete ofrecido ;'i los extranjeros en el explcndido Hotel continental, que inauguramos nosotros.

Pretender dar una idea, siquiera fuese somera, de los numerosos y variados asuntos que se discutierou en las 15 secciones en que el Congreso se divide, seria de todo punto imposible, teniendo por fuei-za que limitarme á los de aquellas que como la geológica y antropológica están más en armonía con mis particulares aficiones, razón por la cual asistí asidua y alternativamente. De las restantes sólo haré mención de aquellas cuestiones mus importantes.

La sección de Geología, que es la 8.^, nombró la mesa el día 23, á las niieve de la mañana, recayendo los cargos en los individuos siguientes: Conde de Saporta, Presidente ; Sres. Favre, de Ginebra; Capellini, de Bolonia; Vila-nova, de Madrid, y Daubrée y Gaudry, de París, Presidentes de honor; Sres. Cotteau y Morióre, Vice-presidentes; y Secretarios Sres. Lennier y Barréis. Constituida la mesa, inició sus tareas el Sr. Daubrée, exponiendo el resultado de los experimentos por él practicados, valiéndose de ingeniosos aparatos, para demostrar los efectos caloríficos

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producidos en los materiales terrestres y especialmeute en las arcillas, por acciones internas y por la presión mutua. El objeto de tan curiosas disquisiciones reducíase á poder explicar por la influencia de causas puramente mecánicas muchos efectos de metamorfismo, particularmente aquellos que se advierten en gran escala, por cuya razón se llaman generales, y á distancia de focos eruptivos , debiéndose en estos casos buscar en las mencionadas acciones de fricción por ejemplo, la causa de las altas temperaturas que el hecho supone.

Otro Ingeniero de Minas, el Sr. Danton, en la sesión del 27 de Agosto confirmó con razones muy valederas los resultados de los experimentos de Daubrée, asegurando que la causa general del metamorfismo siempre es de origen plutónico, debida á la doble influencia de la presión y del calor; ó lo que es lo mismo, de naturaleza termo-dinámica, cuyos dos términos fuerza y calor, son equivalentes como los dos términos de una ecuación. Y la cosa ocurrirá siempre y sus resultados serán los mismos, anadia el mismo, ora sean producidos por una acción de presión estática originaria, ora proceda de una causa eruptiva aparente ú oculta, bien sea que el calórico hayase introducido en la roca por contacto ó por lejana conductibilidad, por frotamiento molecular ó por emanación líquida, gaseosa y hasta eléctrica.

En la sesión del día 24, el propio Sr. Daubrée discurrió extensamente acerca del origen del fósforo en los diferentes criaderos, y especialmente en el de Quercy, del cual dio cuenta también otro geólogo. Después de indicar que este cuerpo bien sea formando fosfatos en la tierra y fosfuros en los aerolitos, se encuentra en estos en filones y hasta en rocas volcánicas como la de Jumilla en la provincia de Murcia, existe la opinión de que su procedencia es inorgánica y del interior de la tierra como ya lo había dicluj^lie de Beaumont, y que de dicho gran depósito lo sacaroií los manaátiales, y de estos pasó á los seres orgánicos , á los filones y á los productos volcánicos, conclu-

yendo por asegurar la existencia universal de dicho cuerpo simple, fundado en su presencia en los aerolitos.

El Sr. Barrois describió minuciosa y detalladamente las condiciones petrográficas, orográficas y paleontológicas del terreno cret'ceo que forma la faja oriental de la cuenca de París, y del no menos interesante de la provincia de Oviedo, acerca de cuyo territorio ha publicado después este distinguido geólogo una obra por todo extremo interesante é instructiva.

Las noticias dadas por Barrois fueron completadas por el Sr. Cotteau en sesión del 24, con la noticia de las doce especies de equinodermos por aquel recogidos en el cretáceo de Oviedo, de las cuales declara que cinco son nuevas.

En la sesión del 23, el Sr. Besnou indicó la existencia de un mineral nuevo de mercurio, el sublimado corrosivo nativo, procedente de Iquique en el desierto Abakama (Bolivia), donde al parecer abunda mucho en im terreno nitrifero y del cual se sirven los capitanes de buques para conservar las pieles preciosas de animales haciendo las veces de el jabón arsenical. El ejemplar que sirvió por medio del análisis para determinar el bi-cloruro de mercurio de que se trata, fué traido á Europa hace ya bastantes años por el Sr. Golfier, quien lo regaló casi por completo al Marqués de Larochejacquelin, debiéndose al mismo las noticias curiosas referentes á su yacimiento, circunstancia que sirvió á Besnou para buscar y proponer la explicación racional y cientígca del procedimiento á que el sublimado corrosivo natural de Iquique debe su existencia.

En la sesión del 24, el Conde de Limur de Vannes discurrió extensamente acerca del yacimiento en los altos Pirineos de varios minerales tales como la Cuzeranita, la Esfena, y la Limurita, especie que Froissard le dedicó, y que examinada por Zierkel resulta ser una roca tipo muy interesante, compuesta de axinita, piroxeno, cuarzo, an-fibol, caliza romboédrica, etc.

En la misma sesión, el Sr. Rey Lescure presentó la

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carta geológica del Departamento de Taru y Garona, trazada por él con el objeto de esclarecer la importante cuestión de las famosas minas de fosforita en su territorio descubiertas y que se explotan en vasta escala, á propósito de cuyo singular yacimiento, en el que tantas preciosidades paleontológicas se han encontrado, el autor en busca de el procedimiento empleado por la naturaleza para formar aquel depósito, no teme en asegurar que el hidro-termalismo ha desempeñado el principal papel. A este fin, describe los variados accidentes estratigráficos que en aquel Departamento y en el de Lot ofrece el terreno terciario inferior en el que existe la fosforita, y enlazando la presencia de fallas en determinadas direcciones, con las que siguen los depósitos en cuestión, y los minerales que los acompañan, tales como el bonherz ó hierro pisolítico, óxido de manganeso, la bauxita, yeso, kaolin, etc., termina adoptando de lleno la explicación fundada en la influencia que en todos estos fenómenos minero-genésicos ejercieron las aguas minero- termales de conformidad en este particular con las primeras eminencias científicas de Europa. En apoyo de este modo de considerar el asunto, el Sr.'Daubrée desarrolló á continuación su pensamiento sobre el origen del fósforo de que queda hecho mérito.

El Sr. Nogués, Profesor en la Escuela Monje de París, dio amplias noticias acerca de la carta geológica de los Pirineos orientales en escala '^ que en borrador presentó á la sección, mereciendo de todos los presentes calurosos parabienes por obra tan acabada como de difícil ejecución.

En la sesión del 26, el Sr. Descloiseaux del Instituto, leyó una nota acerca de los depósitos de cuarzo resinita del valle de S. Nectario (Departamento de Puy de Dome), bien conocidos de todo el mundo por sus bonitas incrustaciones, de que hasta la industria se vale para el comercio. M¿s Lo singular de los manantiales que tales bellezas producen no es tan sólo la caliza, sino la resinita y el oro pimente que el autor de la nota atribuye á alguna sustancia arsenical existente en el fondo del terreno de donde

271 proceden las aguas, enlazado este hecho con la presencia de esa sustancia organizable llamada por los franceses glairina y olesina por el Doctor español Arniís, que aún sale hoy por aquel manantial. El hecho esclarecido por Descloiseaux es una nueva confirmación de la teoría hidrotermal, de que tan repetidos ejemplos registra la Geo-logia en su vastos horizontes, ilustrados por su hermana la Química.

En aquella misma sesión, el Sr. Douvillé, actual Profesor de Paleontología en la Escuela de Miaas de París, dio cuenta de estudios comparativos entre las arenas fa-lúnicas de la Turena y las de los territorios de Orleans y Sologne^ deduciendo de este examen que los depósitos del valle del Loira pertenecen á dos períodos geológicos, separados por una discordancia de estratificación, análoga á la que se observa entre las arenas de Orleans y la caliza de la Beauce. El primer período comprende de abajo arriba margas con melania aquitanica, arenas del orleanés, margas de id., arenas y arcillas de Sologne; el segundo período lo caracterizan la invasión de las aguas del mar y consiguiente formación de los faluns de la Tureaa.

Después de esta interesante comunicación, el Sr. Fa-vre, de Ginebra, anunció el hallazgo de una defensa de Elefante en las cercanías de aquella ciudad y punto dicho el bosque de la Batie, en una explotacioa de grava diluvial. Favre se inclina á creer que dicJio resto orgánico más que al Mammuth, pertenecía al Elephas an-tiquus.

El Sr. Renault, Ayudante en el Museo de Ciencias de París, sección botánica, leyó una interesante memoria acerca de la estructura comparada de los tallos de Lepido-dendron y Sigilarías del terreno carbonífero, de cuyo interesante y concienzudo estudio deduce aquel la imposibilidad de conservar en el mismo grupo de Lepidoden-dron los dos tipos del Lepid. Harcourtíí y Lep. Rhodum-nense; del mismo modo deberán formar dos ramas distintas, los géneros Favularia y Leiodermaria entre las

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Sigilarias, sospechando que sucederá lo propio en las otras divisiones de dicho grupo de plantas carboníferas.

El Sr. Moriére, Profesor de Geología en Caen, dio interesantes noticias acerca de unas impresiones llamadas por el vulgo pasos de Buey, que se encuentran en la arenisca silúrica de varios puntos del Departamento del Orne, las cuales examinadas con detenimiento resultan ser impresiones en hueco de algas llamadas Bilobites, ó Cruzia-nas y de otros seres análogos, característicos del mencionado terreno. Este estudio es interesante en el concepto de haber recogido su autor las diferentes opiniones emitidas por distintos geólogos, entre los cuales figuran Sa-porta, D'Archiac, Tromelin, Sicotiere, etc., para explicar el hecho.

El Conde de Saporta, Presidente de la sección' y hoy una de las eminencias francesas en Paleontología vegetal, dio conocimiento de algunos tipos nuevos y poco conocidos de plantas paleozoicas, figurando entre ellas las Cru-zianas, nombre menos ocasionado á error que el de Bilobites, y los Eophyton que considera como verdaderas algas primitivas; opinando por el contrario, que no deben figurar en esta categoría, sino más bien en la de anélidos arenicolitos, los llamados por algunos Tigillites.

En la sesión del dia 27, el Sr. Lennier, Secretario de la sección y Dr. deljMuseo del Havre, discurrió ampliamente acerca del litoral de la Mancha, comparando su constitución geológica, mineralógica y estratigráfica con la especial índole de las estaciones zoológicas, entre cuyos factores encuentra y señala estrechas y muy curiosas relaciones. A continuación, el Ingeniero Sr. Grand Eury, autor de una interesante obra sobre las plantas carboníferas de S. Etiénne, explicó algunos hechos muy curiosos de aquella Flora, fijándose de un modo especial en las hojas y espigas de los Calamodendron, harto poco conocidas hasta el presente, razón por la cual son dignos de apreciar los esclarecimientos dados por este diligente observador.

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En la misma sesión, el Sr. Molón Ingeniero de Vicen-za, en Italia, presentó el estudio comparativo de la Flora terciaria de Francia con la del territorio prealpino véneto, cuyo sincronismo demostró fundado en datos muy curiosos é interesantes, encareciendo de paso los estudios hechos por Heer, Saporta y otros, cuya tendencia es trazar la historia cronológica de la vegetación en el continente europeo durante el período terciario.

Después el Si-. Hellaud, Profesor de Geología en Cris-tiania, expuso las observaciones por si mismo hechas acerca de los glaciares del N. de Groenlandia y sobre la formación de las banquisas ó icebergs, como las gentes noruegas las denominan.

El Presidente ofreció á la Sección una Memoria del señor Rames sobre la Topografía razonada del Cantal (Auvernia), para servir al estudio de la Geología y de la Flora de dicho Departamento acompañada de la carta del mismo.

En la sesión del 28, leyó una interesante noticia el señor Cotteau"; acerca de los equinidos senonienses en el cretáceo superior del Departamento del Yonne, señalando su curiosa distribución en sus diferentes horizontes. De las 29 especies encontradas por el diligente investigador Sr. Lambert en los alrededores de Sens, cinco aparecieron ya en el piso anterior ó turoniense y son: Cidaris clavi-gera, C. subvesiculosa, Cyphosoma radiatum, Cardiaster granulosus y Hemiaster nasutulus. Las 24 especies restantes se distribuyen de esta manera; diez en el horizonte superior caracterizado por Micraster contestudinarium, y son á más de esta, los Cidaris subvesiculosa, C. sceptrí-fera, C. clavigera, C. Merceyí, C. personata; Cyphosoma sulcatum, Echinocorys vulgaris, Holaster placenta y Hemiaster nasutulus.

La creta del segundo horizonte que lleva el nombre de Micraster coranguinum, aparte de esta, lleva diez, á saber; Cidaris sceptrifera, C. clavigera, C. hirudo; Cyphosoma radiatum, Cyph. Ksenigi, Echinocorys conicus, Ech.

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Yiilgaris, Holaster aíquituberculatus, Cardiaster granulo-sus y Epiaster gibbus. De estas especies, tres proceden del piso turoniense, otras tres del horizonte anterior, quedando cinco peculiares al de que se trata. El nivel de la Be-lemnitella quadrata presenta seis, entre las cuales tres le son peculiares, que son Offaster corculum, Off. pilula y Micraster glyphus, las otras tres proceden del anterior, esto es, Cidaris sceptrifera y C. hirudo y Echinocorys vulgaris.

Por último, en el horizonte de la Belemnitella mucronata, sólo se encuentra la Sálenla Heberti como peculiar.

A más de estos interesantes datos estadísticos, el señor Cotteau añadió detalles muy interesantes, así respecto á los caracteres que ofrecen algunas de las citadas especies, como tocante á las encontradas en los alrededores de Sens y de Joigny en el nivel de la Ostrea vessiculosa, acreditando por este medio la fama de que con justicia goza, de ser la persona más ilustrada tal vez en Europa en ramo tan importante.

El Sr. Gaudry, Catedrático de Paleontofogia en el .Jar-din de plantas, expuso sus ideas acerca de las ventajas que para la determinación de los terrenos en el concepto orgánico, puede proporcionar la teoría evolutiva que con tanta fé profesa. Obedeciendo los seres á la ley del progreso sucesivo, cree Gaudry que si, por ejemplo, se trata de mamíferos, bastará con frecuencia ver á que grupo de preferencia pertenecen los que se encuentran en una determinada localidad, para saber á que terreno ú horizonte corresponden, según sean más ó menos didelfos ó mono-delfos, y dentro de esta segunda división, si predominan entre ellos los rumiantes, los solípedos, los lemúridos, etc.

En aquella misma sesión tuve el honor de someter al criterio de la sección una somera reseña del interesante criadero de kaolín de la provincia de Toledo, proponiendo una explicación nueva del procedimiento empleado por la naturaleza para descomponer el feldespato, á saber, por emanaciones subterráneas de ácido carbónico. Termi-

275 nada esta noticia de viva voz, enseñé y di algunos antecedentes acerca de concreciones silíceas muy curiosas procedentes de Montevideo, y en especial de la famosa calcedonia enhidrica que debo á mi amigo Barrial Posada» la cual según el mismo, se encuentra en la cuenca del rio negro y catalán afluentes del Uruguay, cuyas aguas por lo visto llevan grandes cantidades de sílice en disolución, á favor de cuyo estado dan origen á tan singulares depósitos ; novedad confesada por todos los vocales de la sección , que no ocultaron la agradable sorpresa que la vista de aquellos objetos les causó.

Gastón de Tromelin presentó ú nombre suyo y en el de Lebescourte de Renes, una nota sobre fósiles silúricos, á añadir al catálogo que ya antes habían publicado, llamando la atención acerca de algunas localidades nuevas.

El Sr. Chancourtois discurrió extensamente acerca de las grandes alineaciones geológicas llamadas por Elie de Beaumont, círculos de comparación, en apoyo de la teoría del gran maestro de los levantamientos. sintetizados en la red pentagonal.

En la sesión del día 29 el Sr. Fontannes de Lion, ofreció su tercera Memoria sobre Estudios estratigráficos y paleontológicos del período terciario en la cuenca del Ródano, región que tanto ha ilustrado este infatigable geólogo con posterioridad al año 1878.

El Sr. Renault dio cuenta de sus estudios acerca de la organografía de las plantas fósiles dichas Cordaitas.

El Sr. Capellini discurrió extensamente acerca de las capas terciarias de Congerías en los alrededores de Anco-na, Italia, donde las ha estudiado cuidadosamente después de haberlas descubierto.

A continuación el Sr. Tournouer leyó una interesante noticia acerca de algunas conchas marinas encontradas en los lagos africanos llamados Chots por diferentes exploradores de la región del Sahara, encaminada á esclarecer la cuestión relativa á si el desierto es un antiguo mar desecado como pretenden entre otros Desor, Bourgui-

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gnat, etc., opiuiou que no cree aquel sea fácil de sostener, apoyados tan sólo en alg-unos restos de moluscos, de los cuales unos viven en aguas dulces y salobres, y otros pro bablemerite fueron llevados por el hombre.

A continuación el Sr. Riviére dio cuenta de sus investigaciones en la cueva de Grimaldi en Italia, encaminadas á poner en parangón la fauna que en ella se encuentra cou la de Mentón que aquel exploró, descubriendo el famoso esqueleto humano de que tanto se ha hablado en modernos tiempos. Este estudio ilustrado con varias láminas, es por todo extremo interesante, asi en el concepto zoológico y geológico, como en el de la historia primitiva del hombre, por los curiosos objetos en estas cuevas encontrados, entre los cuales figuran también muchas conchas.

El Sr. Ronchy discurrió sobre la formación de algunas bombas volcánicas del Cantal: Madame Royer, disertó acerca de las desviaciones periódicas del eje terrestre, idea que combatí, fundado entre otras razones, en la misma forma de esferoide de revolución que ofrece la tierra; el Sr. Jaccard, Profesor en la Academia de Neufchatel en Suiza, leyó una nota sobre la carta geológica del Jura que figuraba en la sección suiza de la exposición. A más de comunicar noticias curiosas por él adquiridas acerca de la importancia que en dicha cordillera adquiere el terreno que ostenta su propio nombre, llevaba Jaccard la generosa idea de intentar un acuerdo entre geólogos franceses y suizos, para poder en su dia hacer el estudio de aquella cordillera sobre bases uniformes y comunes, ya que la ciencia no reconoce límites ni fronteras políticas.

El Sr. Sirodot, Decano de la Facultad de ciencias de Renes en Bretaña, habló sobre la distribución de los fora-miniferos en los sedimentos de la bahía de Mont S. Mi-chel. Por último, el Abate Richard discurrió sobre el régimen de los manantiales, llamando la atención acerca de la disminución del agua en la superficie de algunos continentes.

Tales fueron en compendio los asuntos en que se ocupó

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durante seis dias consecutivos la sección octava de Geología y Mineralogía. Veamos ahora cuales fueron las tareas de la Sección antropológica.

Eligió esta la mesa cuyos cargos recayeron en las personas siguientes, Chil y Naranjo, Presidente de honor; Bertillon, Presidente efectivo; Cartailhac y Sirodot, Vicepresidentes, y Secretarios, Girard de Rialle y Zaborowski.

En la sesión del 23, el infatigable explorador de las cuevas de Grimaldi y Mentón Sr. Riviére, dio curiosas noticias ilustradas con preciosos dibujos, acerca de figuras de animales de armas y utensilios prehistóricos grabados sobre piedras descubiertas junto á lagos de las maravillas en el valle del infierno, en Italia, cerca de la frontera francesa. El hecho es más interesante de lo que á primera vista parece, pues conservando los tales dibujos no poca semejanza con los dados á conocer por Chil y Naranjo encontrados en Canarias, y más aún con los procedentes del S. de Marruecos, en la provincia de Soüs, descubiertos por por el rabino Mardoqueo, pudiera aducirse este dato según Riviére, en favor del parentesto estrecho que existe entre los antiguos habitantes de dichas comarcas, ora sea el punto de partida las islas del Atlántico extendiéndose en sus emigraciones hasta Cro-Magnon como pretenden algunos , ó bien que la marcha de las antiguas razas trogloditas se realizara en sentido inverso.

Los dibujos, grabados en rocas de Serpentina pulimentadas por las nieves perpetuas de los glaciares, representan cabezas de animales, armas y utensilios, y ciertos signos difíciles de interpretar, pero muy parecidos á los de Canarias, atribuyendo Riviére este hecho á la época del bronce.

El Dr. Chérvin presentó un ensayo de Geografía médica de Francia, que fuera mejor llamar Estadística médica , supuesto que el objeto es relacionar los datos de las exenciones de quintas por enfermedades, con los étnicos ó de las diferentes razas que pueblan el territorio francés, para ver si existe alguna relación entre ambos factores.

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asunto que procuraron esclarecer aportando documentos y observaciones muy atinadas, los Sres. Topinard, Lag-neau y otros distinguidos antropólogos que terciaron en el debate.

La señora Clemencia Royer discurrió extensamente acerca del sistema piloso en el hombre y en los restantes mamíferos, con el fin ulterior de averiguar si descendemos de un animal desprovisto de pelo, como opina la oradora, ó de alguno que habiéndolo tenido hubo de perderlo con posterioridad, según creen la mayor parte de los evolucionistas, en cuya escuela milita aquella profesando respecto del origen de la humana especie las ideas más exageradas.

El Profesor de la Facultad de Medicina de Viena, señor Benedick, en la sesión del dia 24, desarrolló el interesante tema de la identidad del cerebro humano y de los mamíferos que él sostiene pero que fué en parte contradicho por Topinard hablando á nombre del Sr. Broca, aquel dia enfermo; resultando de la discusión que la exuberancia del lóbulo anterior distingue al cerebro del hombre del de los restantes mamíferos, advirtiendo tan solo Topinard que este mismo carácter, algo atenuado, se observa en los primates.

El célebre historiador francés, fallecido recientemente , Enrique Martin, presentó también un estudio comparativo importante referente a las tradiciones de las antiguas razas irlandesas, y á los datos que nos suministran las recientes investigaciones antropológicas y etnográficas acerca de las razas de la Europa central y occidental. Terciaron en el debate ilustrándolo considerablemente, los distinguidos arqueólogos Waldemar Schmidt, Mortillet, Lagneau y Cartailhac.

El primero de estos señores discurrió después acerca del tránsito en Escandinavia y centro de Europa entre el período del bronce y el del hierro.

El Dr. Landowski dio curiosas noticias sobre el aclimatamiento de los diferentes pueblos que se hallan en Argelia: asunto que provocó una luminosa discusión, in-

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terviniendo en ella Topiuard, Bordier y Quatrefages, todos contestes, especialmente el último, en la posibilidad de la aclimatación de los europeos en el N. de África.

El Sr. Gabriel Mortillet desarrolló su tesis favorita de la descendencia del hombre, resolviéndola como era de esperar de sus opiniones particulares en el asunto, por la trasformista ó evolutiva, inventando á este propósito el famoso Antropopiteco, fundándose para ello en que nuestro antecesor hubo de ser un mono, pero como esto no pudiera explicarse por ninguno de los que viven hoy, forzosamente debe haber existido otro primato intermedio, allá por los tiempos terciarios, entre el hombre y el mono, razón por la cual lo llama Antropopiteco. Ocasión es esta de servirse de una frase muy en uso en Francia que dice, hé aquí como se escribe la historia.

El Sr. Parrot, Profesor de la Facultad de Medicina de Paris, trató de la deformación y perforación del cráneo.

El Dr. Luschau, de Viena, sobre la braquicefalia en sus relaciones con la civilización, materia muy debatida y á la cual se dan diferentes soluciones. Desde luego Broca pretende' que se efectúa un aumentó constante en el volumen absoluto entre el cráneo del hombre, y relativo entre el de ambos sexos; Virchow profesa la opinión de que por el solo efecto de la cultura el cráneo dolicocófalo puede convertirse en braquicefalo; á cuyos modos de pensar puso el Sr. Luschau el oportuno correctivo, tras de haber examinado más de 5.000 cráneos en cementerios antiguos en Austria, manifestando que la braquicefalia que en muchos puntos allí se observa es debida á la influencia eslava , como lo acreditan los documentos de los antiguos archivos en los que consta por las partidas de casamiento, la decisiva influencia de dicha raza.

El Dr. Rafaillac de Burdeos dio cuenta del resultado por el obtenido de la medición del cráneo de los habitantes del territorio llamado Medoc (Gironda).

En la sesión del dia 26, el Sr. Cartaillac presentó al-

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gunos ejemplares de instrumeatos del tipo Acheulense encontrados cerca de Tolosa y de naturaleza cuarcítica. El Dr. Delauuay habló sobre el dibujo en la Antropología , con el fia de reconocer el tipo humano de los tiempos prehistóricos por las representaciones que nos legaran, fundándose en que por regla general el artista casi siempre se reproduce él mismo en sus dibujos ,• á lo cual contestaron Topinard, Hovelacque, Bordier y Cartailhac, que terciaron en el asunto, que sobre no ser esto cierto en absoluto, las figuras humanas prehistóricas son insuficientes por su escaso número ó imperfección, para sacar las consecuencias que aquel desea.

En la sesión del 27, el Sr. Zaborowski dio curiosas noticias acerca de la edad de la piedra en China, y del origen de la cremación en aquel país, que al parecer remonta á épocas fabulosas, siquiera hoy no esté ya en uso en China semejante práctica, que solo se conserva en Cochinchina.

El Sr. Girard discurrió sobre la población de Alsacia. El Sr. Ujfalvy comunicó noticias muy curiosas acerca

de los pueblos de la China occidental. El Sr. Eiviére dio cuenta de los objetos encontrados

en la cueva dicha de San Benito en el Departamento de los Bajos Alpes, de los cuales infiere que pertenece, por lo menos la parte por él explorada, á la época neolítica.

El Sr. Topinard ofreció á la sección datos interesantes acerca de los negros albinos de Madagascar, comunicados por el Dr. Corre, Médico de la Marina francesa, discurriendo acerca de este asunto con acierto, pues se trata de una mera enfermedad, y en manera alguna como tránsito de la raza negra á la blanca, ó viceversa.

El Dr. Hamy, Ayudante en el Museo de Historia Natural de París, expuso sus curiosas investigaciones acerca de los antiguos descubrimientos hechos por españoles en la Oceanía, llamando particularmente la atención respecto de ciertos caracteres 'etnográficos que figuran en los dibujos hechos por el navegante Torres, y cuya exac-

281 titud confirmó eu 1873 el viajero iug-lés Moresby, quien dice que no solo existen las mismas gentes en aquellas islas, sino también idénticos usos, entre ellos el del taraceo, tatouage, y las mismas armas. .

Apropósito de tres cráneos traídos por un viajero de las islas Viti, dio algunos curiosos detalles sobre los habitantes en estas islas, melanesios antropófagos aun hoy, que se han conservado puros en cuanto á los rasgos étnicos, exceptuando en la costa oriental donde al parecer hubieron de mezclarse con los Túganos polinesios, como lo confirman al parecer, el cráneo procedente de Leucou-ka, formando constraste con el de Bivona, que es casi g-enuino papú.

El Sr. Girard de Rialle confirma lo dicho por Hamy ]Jor lo que respecta á la influencia de los Túganos en las islas Viti, de cuyas correrías y establecimientos dan cuenta Dumont d'Urville, Mariner y otros navegantes.

El Profesor de Anatomía en la Facultad de Turin, .señor Giacomini, dijo que, habiendo disecado dos mujeres madre é hija, procedentes de Abisinia, encontró en ambas un diminuto cartígalo en el tercer párpado, ó sea en el repliegue semilunar, hecho que según observaciones propias ha visto el mismo Profesor repetido en los muchos monos que también disecó, circunstancia que contrasta con la carencia de esta particularidad anatómica en el hombre de raza blanca ó caucásica, asegurando que de los 160 individuos por él cuidadosamente examinados, sólo en uno nacido en .el Piamonte, pero cuya ascendencia no pudo averiguar, encontró los mencionados, cartílagos enteramente iguales á los de las abisinias.

El Dr. Lagneau presentó algunas observaciones muy notables acerca del antiguo origen de ciertas deformaciones artificiales de la cabeza que existen aun en Francia, especialmente en las cercanías de Tolosa y en el departamento de Dos Sevres. Quiere ver el Sr. Lagneau en esta práctica aun en uso en dichas comarcas, la influencia de ciertas emigraciones de gentes que habitan

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aun el litoral E. del mar negro y del Caucase, donde Hipócrates, Estrabon, Plinio y otros autores antiguos citan la deformación macrocéfala y macrona, pero los señores Cartailhac, Topinard, Zaborowski y otros rechazaron semejante procedencia, explicando el hecho por la manera con que sin ulterior intención se cubre la cabeza de los recien nacidos, en las localidades de que se trata. En apoyo de esta idea, Cartailhac asegura, que semejante práctica sólo se advierte desde el siglo xv de nuestra Era, ya que los cráneos anteriores examinados por él no ofrecen semejante deformidad.

El Sr. Dimitri Anoutchine, hizo algunas reflexiones sobre la menor capacidad craneana en las razas inferiores.

En apoyo de la tesis que el distinguido antropólogo ruso sostiene, de que en manera alguna puede decirse que los cráneos más voluminosos pertenezcan en la especie humana á las razas mejor dotadas en el concepto intelectual , presentó el siguiente cuadro comparativo del resultado de cubicaciones practicadas por diversos naturalistas en cráneos modernos y prehistóricos.

Weisbach Alemanes 1521c. c. Weleker ídem 1448 » Weisbach Croatas 1499 » Metchmikof Kalmukos 1498 » Lucae Ühinos 1482 » Weisbach Rumanos 1478 » Lauzart Busos 1471 » Wyman Tchutchis 1468 » Weisbach Eslavos 1467 » ídem '• Teheques 1456 » ídem Húngaros 1437 »

El volumen medio de los cráneos modernos de los habitantes de París es de 1558 centímetros en el hombre, y 1337 en la mujer; pues bien, el resultado de la medición de los siguientes cráneos prehistóricos da á estos casi una verdadera superioridad, segnn. demuestran los siguientes

283 datos, los cráaeos de Cro-Magaon, 1.590y 1.550 centímetros cúbicos; de Grenélle, 1.530; el de la cueva del hombre muerto, 1.530; el de laTruchére, 1.925; el de Solutré, 1.560; el de Furfooz individuo joven, 1.300; y el de mujer, 1.450. También nieg-a Anoutchine que la diferencia entre el cráneo del hombre y el de la mujer sea más pronunciada en las razas civilizadas que en las salvajes, apoyándose en datos aducidos por Metchnikof, Manteg-a-zza y otros antropólogos no menos experimentados.

Conocidas las ideas y los apasionamientos evolucionistas de la Escuela parisién, no deberá causar extrañeza la viva oposición que á semejante discreto modo de pensar se hizo, sobre todo por Topinardy Hovelacque. Pero los datos consignados quedan: y no es posible ni rebatirlos alegando con Topinard que no se han sabido tomar las medidas craneanas, procedimiento que por lo visto solo ellos lo practican sin equivocarse; ni menos aun, sustraerse á las lógicas consecuencias que de ellos emanan.

El Dr. Maurel, Médico de la Armada francesa, presentó un estudio interesantísimo, que ilustró sobremanera en la discusión el Dr. Magitot; tratábase de la caries dentaria, considerada como carácter antropológico y mejor aún étnico ó de raza. Las conclusiones que presentó aquel sobre el asunto fueron estas; primera, en la edad en la que las influencias hereditarias n,o han sido contrarestadas por causas accidentales sobre los dientes después de su evolución , es decir en la adulta, la frecuencia de la caries dentaria estudiada, no individual sino colectivamente, sobre un grupo de la misma raza, debe considerarse como carácter antropológico digno de tenerse en cuenta; segunda, á la frecuencia de la caries como carácter de raza no debe dársele una importancia general, supuesto que aún dentro de una misma, se observan diferencias bastante notables, como sucede con las diferentes ramas de la llamada caucásica.

También trató este Doctor de la desviación de los dientes, la cual asegura no coincidir con la frecuencia de la

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caries, si bien debe llamar la atenciou el hecho observado del predominio de aquella deformación en los Anamitaf: en los cuales se observa uu diente desviado entre 36.

Por último, respecto al tardió desarrollo de la muela del juicio, cuestión también por él estudiada, asegura que no tiene verdadera significación en el concepto antropológico.

El Dr. Couderau disertó ampliamente en la sesión del dia 28, acerca de la religiosidad en las razas y en las civilizaciones: el objeto que se proponía este Doctor era probar que la religiosidad de los pueblos en sus caracteres diferenciales se enlaza estrechamente con el diverso desarrollo cerebral, siendo sus principales conclusiones: primera , que solo el fetiquismo es la xínica forma religiosa constante en todas las sociedades que profesan una religión cualquiera; segunda, que existen tribus que carecen por completo de la noción religiosa; por consiguiente, que no debe considerarse como carácter para fundar el reino humano, como pretende Quatrefages.

El Abate Tissot protestó contra estas terminantes afirmaciones de Couderau y en especial contra lo dicho por este respecto á la naturaleza politeísta de la religión católica. En la misma sesión, el Dr. Pruniéres dio cuenta de varias heridas por armas de silex y de lesiones patológicas en huesos humanos del periodo neolítico. En apoyo de esta comunicación, el diligente antropólogo exhibió varios huesos por él encontrados en los Dólmenes del Departamento de la Lozére, loe cuales ofrecen señales evidentes de los efectos de las armas de piedra; pero entre dichos huesos, el Dr. Parrot parece que advirtió en dos fragmentos de cráneo de niños señales de osteítis ó de inflamación, con todos los caracteres indudables, en su concepto, de la sífilis hereditaria, ó sea de la que padecen los hijos de sifilíticos.

El Dr. Broca se felicitó de poder confirmar esta opinión, de la que se deduce que en Europa ya se padecía dicha dolencia desde tiempos tan remotos. Algo parecido se ha

?í' ,-

285 encontrado también en huesos anteriores á la conquista en sepulturas antiguas americanas.

Fundado en otros datos, el Dr. Pruniéres opina que las flechas y puntas de lanza de piedra eran extraídas sin gran dificultad por el hombre mismo, lo cual junto con otros antecedentes, justificaria su creencia en las prácticas quirúrgicas en los tiempos de la piedra pulimentada.

El resto de la sesión, que se prorogó hasta hora muy avanzada, destinóse á escuchar las razones en pro y en contra expuestas aquellas por el Ingeniero Director de las obras del puerto de San Nazario, Sr. Kerviler, y estas por Mortillet y Sirodot, apropósito de lo que aquel llama cronómetro prehistórico de San Nazario, fundado en la sucesión normal y regular de los materiales depositados por el Loira en su embocadura y en el hallazgo de una moneda romana, de objetos de bronce, y un hacha pulimentada puesta en un mango de asta de ciervo. La cuestión quedó por resolver ni en pro ni en contra de lo dicho por aquel, pues hasta los Sres. Fontés, Limur y Mauri-cet declararon no haber tenido suficiente tiempo para tomar un acuerdo definitivo en la visita, que para dirimir la disputa, hicieron á la mencionada localidad.

En la sesión del dia 29, el Sr. Park Harisson, comunicó noticias curiosas acerca del hallazgo en varios puntos de Inglaterra de signos rúnicos de la época celta, con el objeto de llevar algún esclarecimiento á la cuestión del origen de la escritura; á cuyo fin hizo un estudio comparativo con los objetos de esta índole encontrados en la cueva de Massat, en Dinamarca y en España, cuyos signos rúnicos llevan en su sentir el sello fenicio.

El Sr. Anoutchine discurrió acerca de las diferencias que existen entre los huesos largos y especialmente entre el húmero, el fémur y la tibia del hombre y de los monos, estudio importante, por cuanto según el Dr. Lagneau no hay que buscar las diferencias étnicas única y exclusiva-

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mente en los huesos del cráneo-, sino en todos los del esqueleto.

El Sr. Ribeiro dio noticias importantes acerca de la edad de la piedra en Portugal, comenzando por citar el hecho muy honroso para su país, de que en las Memorias de la Academia de la Historia se citan ya en la sesión del 24 de Setiembre de 1733, la existencia en el territorio lusitano hasta 315 Dólmenes ó Antas", como allí los llaman , de los cuales 67 en los alrededores de la antigua ciudad de Evora. Después de este antecedente, el Sr. Ribeiro refirió al pormenor la mayor parte de los interesantes descubrimientos prehistóricos hechos bajo su dirección en territorio portugués, muchos de cuyos materiales figuraban en la sección correspondiente en el Trocadero y en la sala de Antropología.

Los Sres. Lebon^ Couderau hablaron en la propia sesión acerca del estado intelectual de los primeros hombres el primero, y sobre la creación de un alfabeto antropológico el segundo.

El Sr. Lievre presentó dos fotografías del Dolmen dicho de la Folatiére cerca de Luxé en el Departamento de la Charanta, y de una escultura que lleva la piedra que se halló en el fondo del mismo, la cnal se parecía á un punto interrogante.

Por último, el Sr. Sácaze puso término á las tareas de la sesión explicando el culto de las piedras en el país de Luchon, pero no en edades remotas, sino en la actualidad. Los datos aducidos por el diligente observador son por todo extremo curiosos, y no se limitan á la región pirenaica indicada, sino á otras de los mismos pirineos, de la Bretaña y de varios puntos de Francia, habiendo prometido formalmente publicar en su día una obra especial sobre todas las preocupaciones que el culto de las piedras mantiene entre las gentes del campo. Una visita al Museo del Instituto antropológico de París realizada el jueves 27 de Agosto, á las tres de la tarde, bajo la dirección de los señores Broca, Topinard y otros señores, completaron la

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instrucción que la asistencia á la sección antropológica proporcionó á los que como el autor de este imperfecto relato solo fueron á aprender.

Las restantes secciones á juzgar por lo que vemos en el libro de actas del Congreso, se ocuparon en los asuntos que someramente indico, en la imposibilidad de detallarlos todos, dada la reducción que recomienda la Real orden en que se autoriza la impresión de este relato.

En la primera y segunda sección de Matemáticas, Astronomía, Geodesia y Mecánica, el Profesor de la Universidad de Lieja, Sr. Catalán, Teoría de los menores cuadrados y sobre las líneas de curbatura de la superficie de las ondas; el Sr. Tchebichef, de S. Petersburgo, integración de las ecuaciones diferenciales de tercer orden; el señor Maunheim, de la flscuela politécnica, sobre la superficie de la onda; el Sr. Picquet, sobre un nuevo modo de generación de las superficies de tercer orden y de las cur-basy superficies analagmáticas; CoUegnon, Ingeniero jefe de caminos, acerca de las oscilaciones tautocronas; Fou-ret, sobre las curbas algébricas; el Doctor enciendas Lais-sant, sobre la deformación délas superficies metálicas, y Genaille, sobre una nueva máquina para calcular.

La tercera y cuarta sección, de Navegación é Ingeniería, trató de los asuntos siguientes: de la apreciación del cieno que llevan en suspensión los rios, propuesto por Bouquet de la Grye; de las locomobiles sin hogar, indicado por Francq; apreciación automática de las olas del mar en la navegación, materia tratada por Bertin; observaciones sobre los frenos en los trenes, hechas por el señor Dalton; proyecto de un puerto profundo en Bolonia de Francia, por Stoeklin; sobre las invenciones debidas á Felipe de Girard, muerto en la miseria hacia 33 años, comunicación hecha por la señora Baronesa de Pages.

La sección quinta de Física, ocupóse en los siguientes temas; experiencias hechas por Forel de Lausana, en el glaciar del Ródano, para apreciar la condensación del vapor de agua, relato hecho por Dufour de Morges (Suiza);

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sobre la fosforescencia del espato flúor por Hagenbach de Basilea; sobre los colores propios de los objetos por el Dr. Brame de Tours; definición y clasificación de los colores por Rosenstiehl; barómetro absoluto de los señores Haus y Hermary, comunicación hecha por el último; nuevo actinómetro |)or Mr. Violet de Grenoble; observaciones sobre la cromosfera solar, hechas por el astrónomo de Palermo, Sr. Tacchini; aparato fotográfico panorámico por Mangin, y presentación de un reflector parabólico por Jaubert.

La sexta sección, de Química, trató de la caseína, vi-telina y leguminosa, por Bechamp de la Universidad de Lilla; de la condrina convertida en gelatina por Brame, nuevo método del tratamiento del bismuto por Carnot; nueva clasificación de los cuerpos simples en idioidos, metaloides y metales por Brame; desdoblamiento de las glucosas por el agua, por Luca, de la Universidad de Ñapóles; el mismo dio cuenta de los productos del azu-fral de Pozuolo: combinación del hierro en la sangre por Joly, Farmacéutico, de París; sobre los óxidos metálicos y su probable constitución, por Henry de Soveiron; sobre la fermentación láctica por Marchand; de la betulina, por Franchimont y Wigman; disociación de los sulfures metálicos , por Clermont y Frommel.

La sétima sección. Meteorología y Física terrestre inauguró sus tareas con la Memoria de Madame Royer, sobre el calor central del globo, deducido del principio de la correlación de las fuerzas; el Sr. Alberto Levy discurrió sobre la análisis del aire y de las aguas meteóri-cas; Tastes sobre teoría de los grandes movimientos de la atmósfera; Abate Bougerie acerca del Anemogeno, aparato destinado á demostrar la circulación atmosférica; Baumhauer de Harlem, sobre Meteorografia á distancia; Monteil presentó un Anemógrafo; Tacchini sobre el Observatorio del Etna, y organización de la Meteorología en Italia; la Baronesa de Pages sobre Meteorografia y Cronotermómetro de Felipe Girard; Ragona de Módena,

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nuevo pluviómetro é importancia de las observacipnes Sobre la evaporación; Sr. Tremeschini sobre termómetro unimetálico; Cousté sobre torbellinos atmosféricos; Padre Felipe Cecchi de las Escuelas Pías, nuevo modelo de sis-mómetro; CoUins, de Nueva York, de la marcha de las tempestades en el Atlántico, y posibilidad de anunciar su llegada á Europa; General Myers, de los Estados Unidos-sobre el avisador meteorológico.

La sección octava es la de Geología; la novena, de Botánica , se ocupó en los asuntos siguientes: importancia de los estomas en la absorción y exhalación, por Mercet, Profesor en Lion; variabilidad de las especies por el cultivo, por Abate Ronchy; de los gérmenes en la atmósfera, por Miguel del Observatorio de Montsouris; Organogenia de las papayéas, por Baillan, Profesor de la Escuela médica de París, Memoria adornada con láminas; respiración y calorificación de las plantas, por Blondeau; observaciones sobre algunos ínulas, por Mussat, Profesor en Grignon; sobre la constitución del androceo de las cucurbitáceas, por el mismo; influencia de las hojas de la remolacha en la producción del azúcar, por Corenwinder y Contamine; coloración de las semillas del maíz, por Poinson; generación alterna de las Podisomas, por Cornu, del Jardín de plantas; los vasos desempeñan en determinadas circunstancias las funciones de órganos secretores, por Dutailly; histogenia de los ejes secundarios, por Lanessan de París.

Sección décima de Zoología: sobre la Palingenia Virgo , por Joly padre é hijo. Memoria ilustrada con dibujos; el vuelo de las Cetonias, por Jousset de Bellesme; movimientos é inervación del corazón de los crustáceos, por Platean, de la Universidad de Gante; nueva clasificación de los Stelleridos, por Viguier, Doctoren ciencias; observaciones sobre la suspensión de los fenómenos vitales en el embrión de la gallina, por Dareste; estudios sobre la nutrición , por Joubin; organización, y clasificación de las Medusas, por Haekel; división en familias naturales de los batracios anuros de Europa, por Lataste; sobre las Aste-

19

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rias recogidas por la draga en el Gulf-stream, por Perrier, Profesor en el Jardín de Plantas; sobre el gusano de la seda, por la Baronesa de Pages; teoría general del esqueleto, por Sabatier; sueño invernal de los animales de sangre caliente, por el ruso Horvath; desarrollo de las Podu-relas y del Asteriscus versiculatus. por Barrois de Lilla; ballena basca pescada en el Mediterráneo, por Gaseo de Genova, y presencia del Cistudo lutaria en los almajares de la VerpiUiere, por Fontannes.

La sección undécima es la Antropológica; la 12 de ciencias médicas, se ocupó en lo siguiente; tratamiento abortivo de la erisipela ambulante, por Mourques; unificación de la enseñanza médica por Seco Baldor; electrización cefálica, por Letourneau; inflamación gangrenosa, por Nardiz de Nueva-York; aparato refrigerante para el tratamiento de la fiebre tifoidea, por Clement de Lion; operaciones en los atacados de neoplasmas generales, por Verneuil; tratamiento de los aneurismas de la aorta por la electro puntura, por Dujardin, Beaumez y Proust; Riño y Maxiloplastia, por Letiévant; dos casos de albuminuria, por Dagréve; operación de espina bífida, por Lafitte; sobre un caso de doble conciencia, por Azam, de Burdeos; sobre la zona en la tuberculosis pulmonar, por Leudet de Ro-Tien; consideraciones sobre la rabia, por Lecadre; pesarlo graduado, por Marcó; historia delglaucoma, por Chibret; de la pleuritis, por Lancereaux, degeneración del epitelio córneo., por Galezowski; la tisis es enfermedad de los países cálidos, por Delaunay.

Sección décimatercia, Agronomía; función del oxígeno en los Acuarium, por De la Blanchére; estudio de los vinos, por Brame; desarrollo de la materia grasa en el olivo, por Roussille y Mouret; análisis del estiércol por Joulie, Farmacéutico de París; principios minerales y orgánicos del olivo, por Andoynand; amoniaco en el agua del mar, por el mismo; Análisis de tierras, por Joulie; influencia de la supresión de las flores en la formación de los tubérculos, por Gubler; análisis de la leche, por Adam;

291 sobre la Ambligonita y medios de utilizarla en Ag-ricultu-ra, por el Barón Thénard; fabricación de fosfo-guano, por Millot; evaporación acuosa por las hojas, por Deherain; asimilación de la sosa por los vegetales, por el mismo; cultivo del lino con abonos químicos, por Ladureau.

Sección décimacuarta, Geografía: distribución de los antípodas y ventajas que pueden sacar los exploradores, por Ganet de Chambery, Saboya; colonización del África, por Renaud;' últimos problemas sobre la Geografía afri cana, por Duveyrier; desecación y saneamiento del Zuy-derzée, por Meyners D'Estrey; exploraciones rusas en el Asia central, por Paquier; organización de las sociedades geográficas en Francia, por Foncin; nuevo goniógrafo, por Cceuret; expedición italiana en el Choa, por Correnti; colonización de la Argelia y modo de realizarla, por Eenaud.

La décimaquinta y última sección de Economía política j Estadística; Museos cantonales y escolares, por Groult; de la enseñaza pública en armonía con las necesidades actuales , por Bounes; situación de los centros de beneficencia en París, por Berge; estadística de la criminalidad en Francia, por Lefort; importancia de la Economía política, por Nottelle; arbitrage internacional, por Federico Passy; nuevo método de escrutinio, por Baysselange; organiza-cional racional de la Administración de las colonias, por Vial; proyecto de un canal de riego en la cuenca inferior del Ródano, por Breissmayer.

CONGRESO DE ANTROPOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA

PREHISTÓRICAS,

CELEBRADO EN LISBOA EN SETIEMBRE DE 1880

Este Congreso, que fué el noveno de los que con carácter de internacionales habíanse celebrado en Europa para ilustrar la cuestión del origen y antig-üedad del hombre, tenia por primordial objeto reconocer con la circunspección que la gravedad del asunto requería, el yacimiento de los utensilios toscos de piedra encontrados por los señores Ribeiro y Delgado en varios puntos de la cuenca inferior del Tajo, que aquel consideraba como terciarios, según habia dicho en la Asamblea de Bruselas y estampado en dos Memorias de la Comisión del mapa geológico que con tanto acierto dirigía. Opinaron por la autenticidad de las hachas presentadas por el diligente arqueólogo portugués, varios y respetables individuos de la Comisión nombrada por el Congreso belga; pero aunque el parecer hubiera sido unánime, que no lo fué por cierto, para conceder á las hachas de Portugal toda la importancia que en este litigio tienen, á falta de restos del hombre mismo en orden á dar á la humana especie la antigüedad que su existencia en el terreno terciario supondría , era de todo punto preciso ver en qué circunstancias se encontraban, sabido como es, que el verdadero criterio para resolver estos tan debatidos y trascendentales pro-

293 tiernas consiste en precisar con toda la exactitud posible, las condiciones del yacimiento. A este fin respondia la reunión en la capital del Reino ¡lusitano de la Asamblea internacional de Antropología y Arqueología prehistóricas, siendo justo declarar que asi los geólogos, como la Administración portuguesa esmeráronse á porfía en aducir cuantos datos y antecedentes consideraron aquellos indispensables, para que los numerosos asociados que con-el atractivo de la invitación y las facilidades del viaje, era de esperar que acudieran, como asi fué con efecto, vieran satisfechas todas sus legítimas aspiraciones. Excusado parece por otra parte decir, que de los muchos antropólogos que fueron á Lisboa, algunos como Morti-Uet, Capellini, Schauffausen y Cartailhac , obedeciendo ciegamente á prejuicios de Escuela ó de sistema, hasta tal punto iban convencidos de la verdad de la cosa, que apenas necesitaban visitar las localidades donde aparecieron los objetos, para saber que el terreno era terciario, y mas bien mío que plioceno, y que aquellos formaban parte de sus materiales propios; otros en cierto modo dispuestos á admitir la existencia del hombre terciario, se convirtieron por el hallazgo de un hacha en paladines de la idea, como aconteció al caballero Bellucci de Perugia. La inmensa mayoría de los congresistas iba resuelta á juzgar en el litigio con arreglo á los datos que la inspección de las localidades arrojara; siquiera todos decididos á hacer justicia á los hombres de ciencia de Portugal, por los esfuerzos hechos en pro del esclarecimiento del asunto.

Partiendo, pues, de tales.antecedentes, distribuyéronse las tareas del Congreso lisbonense entre discusiones solemnes, presididas algunas por S. S. M. M. los Reyes D. Luis y D. Fernando, Protector aquél y Presidente de honor éste, celebradas en la magnífica Biblioteca de la Academia Real de ciencias, y agradables excursiones científicas, en las cuales justo es manifestar que tanto los Monarcas, como el Gobierno y autoridades se esmeraron

/

294 á porfía en rodearlas de cuantas comodidades y agasajos pudieran darles atractivo, tomando con frecuencia parte en las demostraciones de respeto y consideración, todas las clases de la culta sociedad portuguesa. Podrán no haber dejado á todos convencidos los motivos científicos que hacia la hospitalaria tierra lusitana nos conduela, pero lo que unánimemente hay que declarar es que ni antes ni después ha hecho nación alguna lo que Portugal para que conserváramos del viaje el más grato recuerdo. Justo será en su virtud, que antes de proceder á reseñar los principales resultados en aquel gran certamen obtenidos en pro del progreso científico, demos público testimonio de reconocimiento á cuantos portugueses á ello contribuyeron, debiendo mencionar entre todos al infatigable geólogo Ribeiro, alma digámoslo así de aquella Asamblea, no obstante la penosa dolencia que ya entonces le hacia sufrir desmedidamente, y de la cual fué víctima no mucho tiempo después.

Cumplido este deber de gratitud y cortesía, veamos cual fué la organización del Congreso; cuales los puntos principales de discusión y las correrías científicas que realizamos. En cuanto al primer punto solo debe manifestarse que siendo S. M. el Rey D. Luis Protector del Congreso, la presidencia de honor le correspondía al Rey D. Fernando; Presidente efectivo, Sr. AndradeCorvo, Embajador que fué en Madrid; Vicepresidentes tres portugueses, los Sres. Barboza de Bocage, Barboza y Delgado y por las demás naciones Evans, por Inglaterra; Enrique Martin, por Francia; Hildebrand, por Suecia; Pigorini, por Italia; el Canónigo Roemer, por Hungría; Van-Beneden, por Bélgica; Virchow, por Alemania; Conde Zawisza, por Rusia; y Vilanova, por España. Secretario general, Sr. Ribeiro; Secretarios de sesiones. Chantre, Cazalis de Fondouce, Gongalves de Viana y Vasconcellos Abren; Secretarios adjuntos. Barón Baye, Coelho-Estacio da VeigayRamalho Ortigao; y del Consejo, Antonovic, ruso; Bellucci, italiano; Cartáílhac, Ploix y Cotteau, franceses; Choffat, suizo.

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Rivers, inglés; Posidonio da Silva y Zophimo Pedroso, portugueses, y Schaaffhausen, alemán.

En cuanto á los temas principales de discusión fueron los siguientes: primero, cuales son los datos en que pueda fundarse la existencia en Portugal del hombre durante el período terciario y como se caracteriza la época paleolé-tica; segundo, caracteres de la época neolítica en dicho país en sus diversas manifestaciones en los paraderos ó Kiokenmodingos, en las cavernas y en los monumentos funerarios; tercero, rasgos anatómicos de los habitantes de Portugal en los tiempos prehistóricos; cuarto, hechos en que se funda alU el tránsito del período neolítico al de los metales, y quinto; documentos que acreditan el grado de civilización que alcanzaba dicho país antes de la dominación romana.

Tratábase por lo visto, nada menos que de esclarecer hasta donde los materiales acopiados lo permiten, y no son pocos por fortuna, la historia primitiva de Portugal; asunto de trascendencia suma, para cuya ardua y complicada solución forzoso será declarar, por más que la declaración sea poco lisongera para el amor propio de un español, están infinitamente mejor dispuestos que nosotros, cuya inexplicable indiferencia por este linaje de disquisiciones es altamente punible.

Por lo que respecta á las excursiones científicas, cuyo principal objeto era confirmar lo visto y examinado por los geólogos y antropólogos lusitanos, y aducir si posible era datos nuevos en pro de lo mismo, redujéronse á la de Otta y Azambuja, á la de Santarem y Mugem, y á la de Citania de Bríteiros. A parte de estas expediciones de carácter científico, realizáronse otras de índole muy diversa, como por ejemplo la de Cintra y Cascaes, cuyo fin, á más de admirar la actual residencia del Rey D. Fernando, era recibir delicados y expléndidos obsequios de aquellos Soberanos que quisieron despedirnos de la manera más cordial, disponiendo en obsequio á los congresistas una de las fiestas más agradables y suntuosas que me ha sido

296 dado presenciar en mis periódicos y frecuentes viajes por Europa. Por último, la visita á todos los Museos, Bibliotecas , al Politécnico, Observatorio astronómico, al Arsenal , etc., y los convites de S. M. el Rey D. Luis y Academia Real de ciencias completaron el cuadro de agasajos dispensados á la Asamblea de Lisboa, en la que por lo que antecede puede inferirse si nuestros amables vecinos, que en rigor debiéramos llamar hermanos, supieron cumplir el precepto del poeta latino.

Hecha esta reseña general de lo que fué el Congreso lusitano, procede que sumariamente demos una idea precisa de sus más importantes resultados.

Como el objeto culminante era la cuestión del hombre terciario, no deberá extrañarse que se inauguraran las tareas con datos referentes á lo mismo; asi es, que en la primera sesión, cuya presidencia cedió galantemente An-drade Corvo al Sr. Capellini, tras de los magníficos discursos de Presidente y Secretario general en los que ambos á dos se esforzaron en evidenciar la trascendencia de los estudios prehistóricos, fundados en la aplicación de los conocimientos de la historia terrestre á la humana historia y los estudios hechos en Portugal como preparativos del Congreso, ocupó la tribuna el Conde de Ficalho, distinguido botánico y Profesor en la Escuela politécnica y leyó una comunicación importante del célebre paleontólogo suizo Héer, en la cual daba cuenta de las especies vegetales fósiles'terciarias que Ribeiro habíale remitido en consulta; á lo cual añadió aquel muy atinadas reflexiones acerca de la índole propia del clima que la presencia de las mencionadas especies vegetales en Portugal supone, con el fin de demostrar la posibilidad de la existencia por entonces del hombre, ya que á ello convidaban las condiciones del medio ambiente, encontrándose el territorio bajo la influencia de la isoterma que marca 20." de calor, excediendo en dos grados á la temperatura media del resto de Europa.

Terminada esta comunicación, el Presidente concedía

297 la palabra al Sr. Ribeiro, quien amplió los datos aducidosr dando cuenta de las condiciones de yacimiento en que aparecieron en Zambuja las plantas fósiles mencionadas, de bajo de cuyo horizonte dijo habíanse encontrado los instrumentos toscos de pedernal, los cuales si están en su propio yacimiento, claro es que deben ser más antiguos, Rebeiro se inclina á considerar 'dichos restos vegetales y otros de diversos mamíferos y de moluscos por él descubiertos , como de tránsito entre el mió y el plioceno, de consiguiente, el hombre data en su sentir del período terciario medio.

Los Sres. Capellini y Mortillet felicitaron á los iniciadores de las tareas del Congreso, y en especial al diligente geólogo que en su sentir habia resuelto el problema del hombre terciario, sueño dorado de estos transformis-tas, añadiendo el primero algunas observaciones respecto al paralelismo del horizonte de Zambuja con el mioceno de Castellina marítima en Italia, en cuyos yacimientos de yeso le fué dado encontrar restos fósiles muy análogos y entre otros los moluscos llamados Congerias, de los cuales toman aquellos el nombre. Mortillet dijo, que de los objetos de pedernal procedentes de Zambuja, y que figuran en las colecciones prehistóricas, por lo menos 20 ó 30 los considera como legítimos, felicitando á Ribeiro por su hallazgo, y entonando un himno en prosa al verdadero portugués terciario mioceno, á quien con su rica ardiente fantasía diríase estar viendo en aquel instante. Muy al contrario, el sesydo y circunspecto Sr. Evans, distinguido arqueólogo inglés, manifestó que si bien creía que algunos objetos del litigio eran obra del hombre, la cuestión en manera alguna podía resolverse, por lo tocante al período á que deban referirse sin antes visitar la famosa localidad, y como esto habia de verse en la expedición del siguiente día, no solo aconsejaba alguna mayor calma tan necesaria en cuestiones de esta índole, sino que se atrevía á rogar encarecidamente que quien tuviera en la expedición la fortuna de encontrar algún útil de

298 piedra, anunciara el hallazgo antes de extraerla, pues de este modo todos podrían atestiguar el hecho.

Terminado ya este asunto, con el asentimiento unánime á lo solicitado tan oportunamente por mister Evans, el resto de la sesión se invirtió en la renovación de la eterna disputa ya presenciada en otros Congresos acerca del Danwinismo, siendo los mantenedores del debate los señores Schaaffhausen de Bona y Quatrefages, aquel en pro y este en contra, sin que haya necesidad de reproducir los argumentos alegados de una y otra parte, por ser los generales y conocidos de todo el mundo, ya que en rigor üo oímos razonamiento alguno que pudiera calificarse de nuevo, ni para confirmar ni para combatir la doctrina.

Antes, sin embargo, de levantar la sesión, el presidente defiriendo gustoso á los deseos del Sr. Virchow, designó los individuos que en vista de todos los antecedentes de campo y gabinete, sobre el hombre terciario, emitieran dictamen, constituyéndose en comisión Evans, Virchow, Mortillet, Cazalis, Cotteau, Cartailhac, Ribeiro y Vilanova.

A las dos de la tarde abrió la sesión el Vicepresidente Mortillet, concediendo la palabra al Sr. Delgado, quien con la claridad y método que acostumbra, dio cuenta de los descubrimientos por él realizados de objetos prehistóricos en la cueva Furninha, en territorio de Perniche, figurando entre ellos huesos del Ursus spelaeus, Equus y Bos primigenius, de las Hyenas prisca, vulgaris y cro-cuta, y de algún cérvido, con hachas que considera paleo-léticas, pertenecientes como la fauna, al período cuaternario, acerca de cuya fauna en general y la distribución de sus especies, añadió aquel muy oportunas reflexiones. El presidente calificó del tipo por él llamado Monsteriense los instrumentos de sílex, á lo cual dijo Evans, que los útiles que afectan dicha forma se encuentran en horizontes más modernos que los de Moustíers, y que los de Furninha se parecen mucho á los encontrados en la cueva de Kent en Inglaterra. El conde Juan de Zawisza presentó

unos objetos de marfil largos como de 40 centímetros, algo encorvados, anchos en un extremo, donde llevan curiosos dibujos, afilados en el otro encontrados por él en la famosa cueva del Mammuth en los Cárpatos, acerca de cuyo uso se ha discurrido mucho, pues Mortillet los considera como puntas de lanza, al paso que Zawásza los cree más bien bastones de mando ú objetos de sortilegio ó de culto, cuya última opinión rechaza Evans fundándose en ser bastantes en número los hallados.

Después el propio arqueólogo polaco discurrió acerca de los rasgos que en su concepto deben reunir los útiles de piedra para ser auténticos ó verdadera obra de una mano inteligente, y son la existencia del bulbo que es la impresión que dejó el golpe seco dado con la piedra ó el hueso percutor, impresión que puede ser cóncava 6 convexa, pero siempre más ó menos concoidea, sobre todo si se trata del pedernal ó de la obsidiana y aun .de la cuarcita; y á más la faceta ó facetas, según que se dieran uno sólo ó muchos y repetidos golpes. El Sr. Evans advirtió la posibilidad de que estos dos rasgos puedan ser obra de agentes naturales y hasta de las dislocaciones producidas por los terremotos.

El Sr. Mortillet se extendió mucho acerca del procedimiento que hubo de emplear el hombre primitivo en la labra de la piedra, y el Sr. Bellucci refirió al por menor los descubrimientos por él hechos en San Valentino y en Castello delle forme en el alto valle del Tiber, en un depósito que considera como plioceno, reducidos á varios huesos con incisiones, otros carbonizados con impresiones traumáticas producidas con instrumentos de piedra, de lo cual dedujo la existencia ya del hombre en el terciario superior.

Terminó la sesión vespertina á las cinco y media con la lectura hecha por eh Secretario Sr. Cazalis, del programa á que habia de ajustarse la expedición del dia siguiente á Otta y Arambuja. Paso por alto el relato de dicha correría hecha por cierto sobrado de prisa para formar cabal con-

300 cepto de las condiciones geológicas del yacimiento de las armas de piedra, en razón á que todos los pormenores científicos se expusieron en el informe que se leyó y discutió en la sesión solemne, según se dirá.

La sesión matutina del 23 de Setiembre, abrióse bajo la presidencia del Sr. Mortillet á las nueve, comenzando las tareas con la Memoria del Sr. Chantre sobre la formación errática de la cuenca del Ródano y especialmente de los alrededores de Lion, encaminada á probar el desarrollo extraordinario qvie adquirieron los glaciares alpinos en el comienzo del período cuaternario, indicando la sospecha de haber podido presenciar el hecho los primitivos habitantes de la famosa estación de Solutré.

Mister Evans felicitó á Chantre por su interesante comunicación, añadiendo que en Inglaterra no se han hallado documentos humanos anteriores á la primera invasión de las nieves perpetuas, observándose que los útiles más antiguos están hechos con las piedras errantes esparcidas en la superficie y trasportadas por aquellas.

El Sr. Vasconcelhos dio conocimiento del hallazgo cerca de Oporto de unos cantos que supone pulidos y es triados por las nieves perpetuas; más los documentos en que apoyó el portugués su comunicación, parecieron dudosos á los que los examinaron.

El Sr. Delgado leyó una interesante Memoria acerca de la época neolética en Portugal, fundada especialmente en los objetos encontrados por el mismo en las grutas que calificó de artificiales, existentes en Palmella, deduciendo de la abundancia de huesos quemados que se conservan en las colecciones de la Comisión del mapa, que en ellas se practicaba la antropofagia, asunto que ocupó bastante al Congreso sin resolver nada en definitiva. A propuesta de Schaaffhausen, nombróse una comisión compuesta de este Señor, de Quatrefages, Cartailhac, MortiUet y Vasconcelhos, para que diera dictamen.

El Barón Baye y después Prunieres discurrieron extensamente acerca de la trepanación prehistórica, practi-

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cada en concepto de ambos como operación quimrgica y para obtener con la corona de hueso verdaderos amuletos. Sirvieron de motivo para tan interesantes comunicaciones, el hallazgo en Palmella de dos cráneos trepanados que vimos en las colecciones, y el no menos interesante por el número y circunstancias que los distinguen, hechos en los Departamentos del Marga y Lozére por aquellos arqueólogos.

La sesión de la tarde la abrió á las dos el Presidente Quatrefages, comenzando el Sr. Pruniéres con la lectura de un interesante estudio acerca de razas prehistóricas en Francia, asunto que ilustró el historiador Enrique Martin, quien supone que las tres capas de población primitiva de Europa fueron la primera y la tercera dolicoce-falas, y la intermedia braquicefala.

Cazalis discurrió acerca de objetos de adorno hechos con la turquesa, encontrados por él en algunas grutas artificiales de la Provenza, Francia, análogos á los de la cueva de Palmella y recordando que los hay también en Irlanda, atribuye esta coexistencia en puntos tan apartados, al paso ó emigración de la raza íbera, á lo cual Enrique Martin replica que más bien debe considerarse resultado de la invasión de los Liguros.

Chantre abordó el asunto de la distribución del bronce en Italia, atribuyendo á los antiguos habitantes de la Península su introducción, que luego llegó también por el Danubio y la Himgria, procedente del Asia. Esto motivó una empeñada discusión en la que terciaron los Sres. Pigo-rini. Director del Museo arqueológico de Roma, Mortillet, Enrique Martin y Cartailhac, quien recomendó mucho la recolección metódica y la ordenada clasificación, así de los objetos como de los monumentos y localidades donde aparezcan, para poder hablar con conocimiento de causa del período del bronce. El Sr. Virchow recordó á este propósito, el hallazgo hecho por Silliman de un puñal triangular de bronce en las excavaciones de la antigua y quemada Troya, instrumento que cree debe referirse al

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periodo neolítico, por hallarse mezclado con piedras pulimentadas , añadiendo que en Alemania de dia en dia aumenta el número de instrumentos de cobre puro.

El Sr. Pigorini dio cuenta del descubrimiento hecho en la estación de.Agnani, Italia, de varios objetos curiosos, figurando entre ellos un esqueleto humano, algunos de cuyos huesos aparecen teñidos por el cinabrio, junto con flechas y un puñal de silex. El Sr. de Mortillet asegura que en los Paraderos americanos suelen encontrarse cráneos humanos igualmente teñidos por el cinabrio, y que otro tanto se observa en algunos restos descubiertos en el cementerio de Hallstad en Austria, con la particularidad de llevar algunos el nombre de la persona á que perteneció y la fecha del fallecimiento. En la sección austriaca figuraban en 1878 en París hasta ocho cráneos con estas particularidades. Con lo cual y siendo ya la hora avanzada, se levantó la sesión, anunciando la presidencia que el dia siguiente se realizaría la expedición á Cabero d'Arruda.

El viernes 24 de Setiembre, á las seis de la mañana, un tren especial compuesto de varios carruajes de primera clase, y un coche salón para los individuos de la mesa, nos llevó gratuitamente hasta Santarem, bonita antigua residencia de la corte portuguesa, en situación deliciosa sobre el Tajo, desde donde atravesando el rio fuimos en carruaje sobre 150 congresistas á Moita do Sebastiao primero, y luego á Cabero d'Arruda, recibiendo lo mismo en la ciudad que en los pueblos del tránsito las manifestaciones más vivas y espontáneas de respetuosa consideración. Las dos localidades mencionadas son interesantísimas, pues en medio de un amontonamiento de conchas marinas unas, como Cardium edule y Lutraria crassa; lacustres y terrestres otras, entre las que figuraban no pocos Hélices; de fragmentos de huesos, de cantos rodados, algunos atacados por el fuego, pedazos de carbón, algunos instrumentos de silex y labrados otros en hueso de animales, aparecieron á nuestra vista hasta 22 esqueletos

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humanos en el primer punto, y se encontraron hasta 41 en el seg-undo. Nos encontrábamos de seguro frente á dos paraderos ó Riokenmodiírgos, más interesantes por cierto, que los visitados en Dinamarca en 1869, en los cuales que yo sepa no se han encontrado los interesantes objetos que en Portugal. El de Cabeco d'Arruda fué descubierto en 1865 por el Sr. Pereyra d'Acosta, Profesor en el Politec-nicon de Lisboa y Director á la sazón de la carta geológica , habiendo publicado con este motivo una excelente y detallada descripción; el de Moita do Sebastiao se reconoció por Ribeiro y Delgado poco antes del Congreso, razón por la cual aun estaban allí los esqueletos, que se trasladaron después á Lisboa, no sin antes sacar varias •vistas fotográficas, para perpetua memoria de tan singular depósito. Por la tarde regresamos satisfechos á la capital en las mismas condiciones en que hicimos el viaje de ida.

El sábado 25 celebróse á las nueve y media la sesión solemne, que pudiera llamarse del hombre terciario, á la cual dio verdadero realce la presencia de los dos monarcas y de toda la corte, con asistencia de todo lo más elegante y distinguido de la Sociedad lisbonense, para la que era estrecho el magnifico local de la Biblioteca. Más como la comisión habla de leer en ella el dictamen, nos reunimos á las ocho de la mailana en el local donde se conservan las colecciones prehistóricas, discutiendo bajo la presidencia del Sr. Virchow, los puntos que hablan de re-

.solverse; terminada cuya tarea, inauguráronse las tareas del Congreso, dando lectura á los diferentes extremos del dictamen, que fueron los siguientes:

1.° Autenticidad de los instrumentos de pedernal; asunto en el que salvas las reservas hechas por Evans, Virchow y Cazalis, hubo acuerdo en el sentido de serlo algunos, ya que no todos.

2." Naturaleza y edad del terreno, que fué considerado como terciario, defiriendo en este punto á la autoridad de los geólogos portugueses; estando todos confor-

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mes en que la correría se hizo sobrado á la ligera para formar cabal concepto.

Y 3." Yacimiento de los objetos encontrados, especialmente el descubierto por Bellucci; punto esencial para el debate y en el que no hubo acuerdo, pues mientras Morti-llet y Cartailhac aseguraban que este procedía del seno mismo del terreno; Cazalis, Cotteau, Virchow, Evans y el autor de este imperfecto relato, sostuvieron que sólo á la superficie aparecieron los objetos todos incluso el hallado por Bellucci.

Abierta la sesión, que presidió Virchow, teniendo á los lados á los dos Monarcas, leyó el Sr. Choffat el dictamen en calidad de Secretario de la Comisión y enseguida hizo uso de la palabra el Sr. Mortillet, rebosando en su semblante la alegría del triunfo, ya que todo su largo discurso redujóse en puridad, á ensalzar el resultado obtenido por los geólogos lusitanos, demostrando lo que para él era punto menos que dogmático, esto es, la existencia del hombre terciario en Portugal, como verdadera ratificación de las aseveraciones de los A])ates Bourgeois y Delannay, cuyos descubrimientos relató al pormenor, así como los de Desnoyers, Rames, etc., etc. Aceptado el hecho en el triple concepto de ser verdaderos los objetos, de pertenecer el terreno al período terciario, y de formar aquellos parte de sus materiales constitutivos, no debe causar ex-trañeza que en la obra titulada Prehistoria que publicó después, no sólo aceptara la solución del arduo problema, violentando algún tanto el corte del terreno donde encontró Bellucci el arma de sílex, sino que dedicara al malogrado Sr. Ribeiro bajo el titulo de Ribeírianus, la tercera especie humana terciaria, las otras dos son la Bourgeoísi, y Ramesi / risum teneatis amice /

Terció en el debate á continuación el Sr. Evans, quien no dejándose llevar de los arrebatos de Mortillet, manifestó que admitía la posibilidad teórica del hombre terciario , contra la cual no le animaba prevención alguna, pero que en cuanto á quedar convencido por lo que había

305 visto en el gabinete y en el campo de su verdadera exis tencia en Portugal, eran tales las dudas que le asaltaban que se reservaba su juicio. En seguida usó de la palabra otro partidario de la afirmativa, el Sr. Capellini, quien extrañando las dudas emitidas por Evans, apellidólo pequeño Santo Tomás, aduciendo en pro del hombre terciario, no sólo lo que habia visto en Lisboa y en Otta, sino también las incisiones que ofrecen unos huesos de Bale-nopteris, que enseñó en la propia sesión, las cuales en su sentir son resultado de la acción de una mano inteligente. A este propósito terció en el debate el Sr. Quatrefages, á quien causaron tal efecto aquellas incisiones, que no resistió al deseo de reproducirlas en el encerado, concluyendo por asegurar que indudablemente habian sido hechas por el hombre, el cual hubo de existir en el período terciario en Italia, ya que por lo que respecta al de Portugal , no creyó oportuno manifestar su opinión en pro ni en contra. Hubieron de olvidar sin duda en aquel momento ambos señores, lo que en otros Congresos habia dicho el Sr. Magitot, y el folleto publicado por un distinguido geólogo italiano, en el que fundado en las condiciones de yacimiento de los huesos de ballenatos citados por Capellini, demuestra la completa imposibilidad de que fuera el hombre el autor de tales incisiones.

El Sr. Bellucci habló después para confirmar lo dicho por Mortillet, respecto al yacimiento del objeto que él encontró , no á la superficie, sino en el interior de aquel singular depósito, clasificado como terciario por Ribeiro, Delgado y Choffat.

El Sr. Cotteau manifestó sus dudas acerca de este punto , indicando de paso el procedimiento que en su sentir debiera adoptarse en asuntos de tamaña importancia, tomándolo de lo que enseña la práctica geológica, la cual no se contenta ni afirma nada, sino apoyándose en el hallazgo in situ, de muchos y bien caracterizados restos orgánicos, para decidir de su edad y de las condiciones que los distinguen, parecióndole que la expedición se hi-

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zo í3obrado de prisa y que no estaban las cosas dispuestas de tal modo que pudiéramos ver y formar concepto al primer golpe de vista; por todas cuyas razones no creía prudente aventurar su opinión en sentido afirmativo, por más que diera crédito á todo cuanto aseguran los geólogos portugueses.

Iguales dudas apuntó el Presidente Virchow, siquiera fundadas en la falta de perfecto y absoluto acuerdo en los individuos de la Comisión, y especialmente en no tener completa seguridad de que los instrumentos de silex en Otta encontrados sean verdaderos, y su yacimiento el interior de la formación y no la superficie.

Para esclarecer la cuestión geológica ocupó la tribuna el Sr. Delgado, leyendo una interesante Memoria resultado de prolijos estudios y no pocas meditaciones, asegurando por último, que el terreno que vimos extenderse desde el pié de monte rotondo que pertenece al jurásico , hasta Archino, es terciario mioceno de índole en parte marina y también lacustre, á juzgar por los fósiles que contienen sus materiales.

El Sr. Cazalis, sin poner en duda cuanto acababa de oir de labios del distinguido geólogo portugués, por lo que se refiere al terreno, manifestó que no era del mismo parecer en cuanto á encontrarse los objetos en su interior y formando parte de sus materiales ya que todos los que él vio fueron recogidos en la superficie; y que ponía-en duda la autenticidad que se les quiere dar.

Por último, el que suscribe, recordando la frase aplicada por Capelliní á Evans dijo, que si este era en concepto de aquel un pequeño Santo Tomás, el que terciaba á la sazón en el debate, debía calificarse de gran Santo Tomás, en razón á que la escasez de sus conocimientos y la cortedad de su inteligencia le hacían dudar mucho más que á Evans, en quien reconocía verdadera su periorídad y competencia en el asunto. Después de esta declaración, y sin dudar de lo que aseguraban con gran copia de datos lo» señores Ribeíro, Delgado y Choffat, debía manifestar que,

307 si bien en las margas y calizas de Archino veia repetirse los caracteres geognósticos y paleontológicos de Concud (Teruel), y de todos los terrenos miocenos que había visto en España, no sucede lo propio respecto á la formación de areniscas y conglomerados silíceos de Otta, punto el más importante, por ser donde se hallaban los instrumentos objeto del debate, formación que guarda más analogía con la diluvial de los alrededores de Madrid y de otras localidades. En cuanto al hallazgo del raspador encontrado por Bellucci, sentía no opinar como este ni como Morti-llet, con la particularidad de haberse extraído á presencia suya, en una ligera depresión que ofrecía la superficie.

Las doce eran cuando se levantó la solemne sesión, no sin dar antes el Sr. Andrade Corvo las más expresivas gracias á S. S. M. M. por haber honrado el acto con su asistencia, como testimonio vivo del interés que estas cuestiones inspiran en su regio ánimo.

La sesión vespertina abrióse á las dos, cabiendo la honra de presidirla al autor del relato; iniciando las tareas el Sr. Magitot leyendo una extensa y por todo extremo curiosa Memoria acerca de mutilaciones étnicas en todos tiempos, relacionando las actuales con las practicadas por el hombre primitivo. Comienza Magitot recordando la máxima de Rousseau para quien todo sale perfecto de las manos del Creador, del propio modo que todo degenera bajo la influencia del hombre; luego sienta los siguientes principios generales que á manera de leyes, diríase que rigen el asuntof de las deformaciones humanas producidas por el hombre mismo, obedeciendo al imperio de la moda, de la costumbre, de ideas místicas ó supersticiosas, á las veces al orgullo, á la vanidad y no pocas también á la aberración de los sentidos.

El primer principio dice ser, que las mutilaciones se hallan eu razón inversa del grado de civilización, confirmándolo con el estudio comparado de la culta Europa donde apenas existen, con Asia, América, África y Australia donde no escasean.

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El segundo, que las deformaciones ocasionadas por la iniciativa de un pueblo á raza se propagan y conservan por las emigraciones ó por la conquista.

Tercero, es curioso observar idénticos efectos en naciones muy apartadas y sin comunicación conocida, lo cual obedece ó á identidad de instintos, de necesidades ó de caprichos, ó á comunicaciones en tiempos remotísimos.

Por último, las mutilaciones producidas artificialmente no se reproducen por herencia, pudiendo citar como ejemplo notable el de la circuncisión, la cual no impide ni evita en el hombre se perpetúe la disposición anatómica que la motiva.

Clasificó después el Sr. Magitot en los siguientes grupos las mutilaciones más frecuentes entre las conocidas, á saber: primera, de la piel el taraceo, tatouage; segunda, de la cara; tercera, de la cabeza; cuarta, de los miembros y tronco; quinta, de los dientes y sexta, de los órganos sexuales ; entrando después á detallar las diferentes modificaciones que en cada grupo se observan y dando curiosos detalles acerca de cada una de sus variedades.

Terminada la lectura de tan interesante estudio, el Sr. Chantre enseñó dibujos de cráneos macrocéfalos encontrados en unos túmulos del Jura, y Cazalis citó el hallazgo de otros análogos.

El joven Dr. Oliveira Feijao exhibió una joven viva microcéfalade34 años, natural de Abrantes, dando interesantes detalles sobre este caso notable que todos exami-, namos con afán, pues se trataba de un asunto verdaderamente curioso. A este proposito me permití citar el micro-céfalo á la sazón existente en el Manicomio de Valencia, notable sobre todo por su edad avanzada; por cierto que falleció hace dos años, perdiéndose por desgracia la ocasión de haber conservado el encéfalo y el esqueleto, por efecto de la incuria con que se miran por regla general entre nosotros estos asuntos.

Después de atinadas observaciones de parte de Vir-chow, acerca de lo que en su concepto significa la micro-

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cefalia, esto es, la paralización del crecimiento del cerebro y del cráneo, otro Sr. Oliveira nos dio noticias curiosas acerca de Antropología portuguesa, describiendo con precisión las varias razas encontradas en monumentos antiguos, algunas de las cuales ofrecen, en su sentir, notoria semejanza con la actual irlandesa.

Tratándose de craneología, no era posible que dejáramos de oír al Sr. Quatrefages, quien tras de consideraciones muy pertinentes concluyó por asegurar, que en vista de un cráneo existente en el Museo de la Academia, cuyas órbitas son cuadradas y de los caracteres de los que observamos en Moita do Sebastiao, hay en Portugal una raza mixta entre las encontradas en Cro Magnon y las características de la época neolítica.

Enrique Martin añadió, que los celtas que considerados en general son procedentes de las razas dolicocé-falas, no arrancan de los primeros hombres de cabeza larga, tales como los de Neanderthal, sino de los que siguieron á los braquicéfalos, á quienes considera como Liguros.

Quatrefages terció de nuevo para emitir la opinión de que los Kabilas del N. de África representan también el término medio entre los guanchos de Canarias y los de Cro Magnon.

Algunos datos respecto de Antropología portuguesa adujo por vía de complemento el Sr. Rodríguez Ferreira, dando con ello prueba evidente de que este asunto tan importante se considera y estudia en el vecino reino bastante mejor que en el nuestro, donde apenas queda después de la muerte del Dr. Velasco, quien seriamente se ocupe en semejantes trascendentales estudios.

El 26, Domingo, no celebró sesión el Congreso, destinándolo á visitar los muchos centros científicos que encierra Lisboa y quedan ya indicados; su descripción nos ocuparía demasiado distrayéndonos del objeto principal del escrito; véase el Apéndice.

La sesión matutina del 27, presidida por Hildebrand,

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Director del Museo arqueológico de Estokolmo, comenzó por la erudita Memoria acerca de la lengua A'asca leida por el Sr. Coelho, Director de la Escuela de letras de Lisboa , quien asegura que por todos sus rasgos característicos no se parece á ninguna de las actuales, ni aun siquiera í'i las de origen turanio ni á las americanas. El mismo egregio lingüista discurrió después extensamente acerca de los diversos cultos que se practicaban en la península anteriores á la dominación romana, aduciendo datos y noticias por todo extremo curiosos y muy interesantes para nosotros, á cuyo propósito otro literato no menos erudito, el Sr. Vasconcellos Abren, liabló sobre el culto al cerdo ó jabalí, que según él pasó del Egipto á Cerdeña, según parece acreditarlo las medallas en dicha isla encontradas, en las cuales la imagen del cuadrúpedo reemplazan al simbólico coleóptero egipcio. Esto motivó el que Enrique Martin manifestara la alegría que le había producido de paso para Lisboa la vista de los mal llamados Toros de Guisando, que lo mismo los de Avila que los del Museo de Madrid son verdaderos cerdos ó jabalíes, dirigiendo con este motivo una excitación á los arqueólogos españoles para que estudiaran y exclarecieran esta cuestión, que tan estrechamente se relaciona con lo dicho por Vasconcellos.

El Sr. Consiglieri Pedroso discurrió extensamente acerca de antiguas costumbres de la Península, y en especial de las que se relacionan con el matrimonio y los funerales, de cuyas ceremonias y costumbres citó algunas particularidades por todo extremo curiosas, que aún se conservan en Portugal.

El joven é ilustrado Barón Baye abordó con ánimo no sólo de esclarecerlo, sino también de oír el parecer de la dicta Asamblea, el asunto muy controvertido aun, acerca de cual fué el límite más moderno del uso de los instrumentos de piedra en los pueblos cultos de Europa. Opinaba este diligente arqueólogo y así lo expresó en el Congreso de Reims, que dicho límite podia marcarse en el pe-

311 ríodo del bronce, pero parece que después se han encontrado documentos que acreditan haberse prolongado el uso de armas de piedra. Magitot fundado en los datos recogidos en la estación franca de Arcanda (Departamento del Aisne) y descritos por Millescamps, cree que pudo extenderse aquella práctica hasta tiempos de Mero veo, en el siglo V de la Era cristiana. Opúsose á esta idea el Sr. Mor-tillet, asegurando que el hallazgo de instrumentos de piedra en las sepulturas merovingias es debido á introducción posterior, aseveración que contradijo el Barón, quedando la cuestión por resolver.

La sesión vespertina abrióla á las dos el conde Zavisza, iniciando las tareas el historiador E. Martin, dándonos interesantes noticias acerca del culto y de las divinidades druidas en las Gallas, alguna de cuyas representaciones fotográficas ilustraron poderosamente el asunto, encaminado á hacer notar sus analogías y por consiguiente su probable procedencia de la India, aserto confirmado inmediatamente después por el orientalista lionés Sr. Guimet, que añadió algunos datos muy curiosos.

El Sr. Bellucci leyó enseguida una amena Memoria acerca del culto de la piedra en el valle de la Umbría en Italia, fundándolo principalmente en el uso aun hoy bastante común de amuletos, y en los encontrados en monumentos antiguos en aquella parte del territorio. En especial es digno de llamar la atención el culto que se presta á la piedra neolítica, que también allí llaman del rayo, asegurando que encienden delante del hacha velas en el momento de estallar la tormenta, creyendo que por este medio se precaven de sus terribles efectos. A este propósito, el Sr. Magitot refirió otras preocupaciones análogas hijas de la ignorancia, actualmente en uso en muchas comarcas de Francia.

Aunque después y siguiendo la orden del día tocaba el turno al autor de este relato, lo dejara por razones fáciles de comprender, para el final de la sesión.

Pigorini participó á la Asamblea los satisfactorios re-

312 sultados obtenidos en las exploraciones practicadas en la necrópolis de Vegliano, en la cual hánse encontrado mezclados con objetos de bronce, algunos útiles en silex y adornos en ámbar, á cuyo propósito el Sr. Oppert, Profesor de sánscrito en París, dijo que según una inscripción que él leyó y que data de 950 años anteriores á J. C, el ámbar ya se empleaba, y que procedia de los países de tramontana , lo cual significa en su concepto, que se extraía y los mercaderes lo traían de las costas del Báltico. Con este motivo me permití advertir que en Pietralia de Sicilia existe en una mina de lignito un criadero de dicha especie, notable no sólo por la abundancia, sino por la variedad y riqueza de sus colores, de la cual figura en el Museo de Madrid una interesante colección de 30 variedades traída por mi, inclinándome á considerar como de dicha procedencia mejor que del Báltico, los objetos indicados por Pigorini y otros encontrados en Italia.

El Barón Baye discurrió acerca del tránsito de la piedra pulida á los metales, inclinándose á admitir el uso del cobre antes que el del bronce.

El Sr. Cartailhac reseñó en breves frases los principales descubrimientos prehistóricos realizados en Francia, y muy especialmente en la región del S.

Por último, concedióse la palabra al Profesor Vilano va, para desarrollar la tesis que había anunciado con la debida anticipación, acerca del cobre y bronce en España, no sin que antes aprovechara la oportunidad de volver en ocasión tan solemne por la honra patria, bastante maltratada en aquel famoso mapa de Meníer, en el cual aparece España por obra y gracia de este poco galante y ligero francés, casi á la altura de Turquía. Sirvióle al que suscribe de pretexto la feliz idea de los Sres. Galdo y Vallín, de publicar los cuadros estadísticos y el mapa de la enseñanza que le facilitaron para dicho objeto, pudíendo manifestar el interés que despertó en la Asamblea la vista de estos documentos, de los cuales la mayor parte de sus individuos solicitaron algxmo, siquiera por desgracia sólo pude dar uno á Delga-

313 do como representante de Portugal, y el otro á Schhaa-ffausen para Alemania.

Entrando luego en materia, empezé por reseñar los principales descubrimientos prehistóricos hechos en España, en demostración de que en nuestro territorio há-llanse bien representados todos sus periodos, y que á semejanza de lo que generalmente se observa, el tránsito del uno al otro se hace de un modo lento j paulatino, fijando particularmente la atención en el de Argecilla, que por ir ya descrito en otra parte de la obra no se repite y en lo que arrojó la exploración del Dolmen de la OUeria, en el cual D. José Pía encontró bastantes hachas de Dio-rita, huesos humanos muy notables de toro, ciervo etc., y varias hachas planas de cobre puro, imitando en su forma la propia que ofrecen las del periodo neolítico. Señaló las otras hachas de cobre encontradas en varios puntos de nuestro territorio, y el resultado del análisis practicado en el laboratorio de los señores Saez, Utor y compañía, que solo dio por resultado el metal puro. Aunque el propósito reducíase á indicar los objetos de cobre encontrados en España para probar su prelacion y carácter indígena, á cuyo fin citó los que figuraban en el Museo arqueológico de Madrid, en el del Marqués de Lendinez de Elche, del señor Guirao, de D. Meliton Martin, Velasco y las de su propiedad particular, como quiera que la víspera de hacer esta comunicación al Congreso viera algunas hachas de metal en la colección mineralógica de la Escuela politécnica, y se suscitara allí la cuestión entre los partidarios y los adversarios de la prelacion del cobre, el profesor de Química, Sr. Rodrigues, analizó una de ellas y vio que solo contenia cobre puro, el autor del relato amplió las noticias al territorio todo de la Península, ya que en Portugal se advierte lo mismo.

Confirmaron el razonamiento en que apoyaba esta té-sis los Sres. Virchow, por lo que se refiere á Alemania; Hildebrand, por Suecia y Noruega, y los Sres. Baya y Cazalis, por lo que respecta á Francia; impugnando el

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concepto Chantre, Cartailhac y Mortillet, alegando pretextos fútiles, que nadie mejor que la docta Asamblea pudo y supo apreciar.

Y á propósito de esta cuestión del empleo de los metales por el liombre en tiempos prehistóricos, debe tenerse en cuenta la respetable opinión del Sr. Oppert emitida en el Congreso de Bruselas en 1872, donde terminantemente dijo, que si por lo que respecta al N. de Europa no cabe duda alguna de que el bronce precedió al hierro, no puede asegurarse lo propio en cuanto al Asia occidental, donde en su larga permanencia asegura haber encontrado constantemente objetos, no de cobre sino de hierro, en monumentos por lo menos tan antiguos como los que contenían útiles y adornos de bronce.

Excusado parece decir, que para no hablar de memoria y al aire, se tuvo buen cuidado de llevar á Lisboa y á la sesión una buena serie de materiales prehistóricos, desde el hacha primitiva de San Isidro, hasta los interesantes objetos de metal procedentes de Castilla la Vieja.

Terminado este asunto, se dio cuenta por el mismo que suscribe del descubrimiento de la famosa cueva de Santillana que acababan de hacer los Sres. Santuola y Pérez del Molino, notable tanto por los instrumentos de pedernal y de hueso con numerosos restos de mamíferos y moluscos, cuyo confuso amontonamiento constituye un verdadero Kiokenmodingo que ocupa el suelo de la caverna , cuanto por las singulares pinturas y dibujos que cubren gran parte del techo de la primera galería y las paredes de la segunda. Con motivo de esta verdadera y extraña novedad, que ha originado ya y servirá aun de pretexto para serios debates, se dirigió una atenta invitación á los congresistas que quisieran hacer el viaje hasta Santander, invitación que no pudo aceptarse por razones que debo reservar, y también porque la mayor parte de los extranjeros que fueron á Lisboa habían tomado en París billetes de circulación para la Península que les obligaban á seguir un determinado itinerario, que no era por

315 cierto hacia el Norte, sino más bien hacia Andalucía y Valencia. « El dia siguiente lo destinó el Congreso á recibir los delicados obsequios que se dignaron dispensarle S. M. Don Fernando en su fantástica y admirable residencia de Cintra , donde pudimos apreciar el gusto que tiene por la Botánica, á la cual ha consagrado el inmenso parque y cuantiosas sumas, y S. M. el Rey D. Luis y toda la corte en Cascaes, donde se celebró una fiesta espléndida acompañada de preciosas iluminaciones en el puerto, donde figuraba parte de la escuadra portuguesa, y el navio Col-bert, que el Gobierno francés mandó á las aguas del Tajo, para hacer honor á sus compatriotas durante las sesiones del Congreso.

Aquella noche, de la que guardaremos siempre el más grato recuerdo, se pasó en los salones suntuosos en que se dio la fiesta, y al amanecer un buque del Estado nos trasladó á Lisboa, donde habia de celebrarse á las nueve de la mañana la última sesión, como con efecto se abrió bajo la presidencia del Sr. Delgado, iniciando las tareas el Sr. Gastón Mesnier con una interesante disertación acerca de la estructura geológica de los Andes y sobre el hombre americano juzgado por sus propias obras.

Siguió el Sr. Chantre dando cuenta de los últimos descubrimientos de la edad del hierro hechos en el Cáu-caso, cuyos objetos hallábanse representados en bonitas láminas. Llamó aquel la atención del Congreso acerca de la particularidad de ser macrocéfalos casi todos los cráneos de aquella procedencia, con cuyo motivo estableció comparaciones con otros macrocéfalos prehistóricos, para inferir la descendencia entre pueblos separados por grandes lapsos de tiempo. A este propósito Virchow hizo notar que los tales macrocéfalos debian aun existir en tiempos de Hipócrates y Homero, ya que estos hablaron de ellos, citando además el hallazgo de estos mismos grandes cráneos en un sepulcro anglo sajón en Inglaterra; en otro

316 merovingio en la Alsacia y en varios enterramientos bastante posteriores de Europa y Asia.

El ruso Antonowic dijo haberlos encontrado también en sepulcros del siglo xiv en el Gáucaso, añadiendo que lo que allí recibe el nombre de periodo del hierro, corresponde á lo que en el resto de Europa se llama edad media. Chantre asegura que estos cráneos modernos no son los mismos que los antiguos por él descubiertos, los cuales se distinguen por una depresión frontal según se ve en un dibujo que enseña, indicando para concluir, que en algunas sepulturas antiguas del Jura también existen cráneos macrocéfalos deformados. El Sr. Andrade Corvo aprovechó la oportunidad para referir algunos casos de deformación craniana hecha artificialmente , cuya práctica se conserva aun en varias comarcas de Portugal. En vista de lo expuesto por aquel, y de las noticias que en confirmación creyójel que suscribe deber añadir respecto á España, MortiUet indicó la necesidad de estudiar el asunto, con el fin de proponer los medios conducentes á desterrar tamañas y tan perjudiciales prácticas, hijas de la más crasa ignorancia.

El Sr. Vasconcellos leyó el informe de la Comisión nombrada para decidir la debatida cuestión de la antropofagia, inclinándose en sentido negativo, no sin hacer antes el elogio que se merece el celo del Sr. Delgado en las exploraciones arqueológicas y por los abundantes materiales que logró acopiar: no se dio este por convencido, haciendo algunas observaciones á la Comisión en esclarecimiento del asunto, si bien respetando su juicio.

Puso terminó á la sesión que se levantó á las once y media de la mañana el Sr. Antonowic con la lectura de una interesante Memoria acerca de los objetos encontrados en los túmulos ó enterramientos antiguos del valle del Dniéper. Presidió la última sesión vespertina el canónigo húngaro Roemer de Valferdein, y abierta á las dos, comenzó el Profesor de la Universidad de Varsovia, señor Pawinski, relatando hechos muy curiosos por él observa-

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dos en los cementerios de la edad del hierro en Polonia, por todo extremo interesantes,^por cuanto establecen allí el tránsito entre lo pre y lo histórico propiamente dicho. Asegura el distinguido arqueólogo que si el bronce es pobre en su patria, en el período del hierro hay que admitir dos fases consecutivas, ya que en las necrópolis más antiguas sólo se encuentran urnas cinerarias, lo cual prueba que se practicaba la cremación de los cadáveres; al paso que en los modernos aparecen esqueletos bien conservados en señal de que los enterraban, coincidiendo esto último con la introducción del cristianismo. En los cementerios antiguos, por más que la forma pueda variar, constantemente se encuentran tres órdenes de urnas, destinadas las superiores á contener las cenizas, y las otras á pedazos de pan y otros comestibles, lo cual atestigua la idea que tenia aquellas gentes del viaje que hacían'los difuntos, hecho que confirmaron las momias del Perú traídas por la expedición al Pacífico, en todas las cuales figuraban saquitos con legumbres y otras sustancias alimenticias. Enseñó Pawinski para terminar, la carta geológica de Polonia trazada por Ozonski y otra arqueológica ajustada al modelo propuesto por Chantre.

El Sr. Oppert trazó de mano maestra la cronología prehistórica, apoyada en datos lingüísticos del mismo tan perfectamente conocidos.

Por fin, el Sr. Ribeiro dio lectura, que tuvo que continuar el Sr. Chantre por el mal estado de la salud de aquel, acerca de Moitá do SebastiaoyCabe§o d'Arruda, ampliando los datos acerca de su descubrimiento y significación que ya conocíamos, estando todos acordes en considerarlos como verdaderos Kiokenmodingos, á cuyo propósito Hil-debrandt recordó la controversia entre Worsae y Steens-trup de Copennhague, acerca de la edad relativa de los del N. y los Dólmenes, inclinándose á la opinión de aquel que tiene por más antiguos á los Paraderos.

Inmediatamente después el Sr. Andrade Corvo en su calidad de Presidente, declaró terminadas las tareas del

318 Congreso de Lisboa, pidiendo un voto de gracias para S. S. M. M., y luego á excitación del Sr. Capellini, se hizo extensiva esta manifestación de gratitud al Gobierno lusitano, al Municipio de Lisboa, etc., etc.

Trasladándonos luego á la galería de la Academia, nos constituimos en armonioso grupo que reprodujo la fotografía, para conservar aquel grato recuerdo de tan amena cuanto instructiva reunión.

Aquella noche nos obsequió la Academia de ciencias con un espléndido banquete en el grandioso salón del Arsenal,

El 30 de Setiembre, á las seis de la mañana, emprendimos el viaje en magnífico carruaje-salon los individuos de la Mesa y Consejo Sres. Andrade Corvo, Capellini, E. Martin, Cartailhac y el que suscribe y los demás en número bastante considerable, en vagones de primera. El país que recorríamos nos era ya conocido hasta En-troncamiento, recordando con gusto una circunstancia digna de que la imitáramos en España y es el hallarse casi toda la línea férrea hermoseada por magníficos Eu-caliptus, especialmente en las estaciones donde forman verdaderos bosques, según puede verse en la misma del empalme. Pero á ¡más del Eucaliptus, á partir de dicho punto, abundan los pinares, y el campo hállase perfectamente cultivado, cubierto de grandes viñedos, de maizales , cosecha de primer orden en aquella parte del territorio , y de hortalizas que le comunican un aspecto parecido al de la huerta de Valencia y Murcia.

Entre las estaciones de Ovar y la de Esmorvi, aproxímase la via férrea á la costa, solo accidentada por verdaderos médanos; el suelo arenoso forma landas que el propietario y la Administración pública han convertido en terreno relativamente fértil, por medio de hábiles plantaciones del pino marítimo y de otras especies arbóreas, base dendrológica de aquella parte del territorio, poco apta por desgracia para otros cultivos.

En las cercanías de Oporto la aparición del granito

310 y demás rocas eruptivas hace cambiar la Topografía y la floreciente Agricultura, que hasta Braga y Briteiros se manifiesta rica y por demás variada, participando de esta transformación hasta los animales, como se adAÍerte especialmente en la raza bovina grande, hermosa y caracterizada por un desarrollo extraordinario de las astas; no recuerdo haber visto cosa semejante en los países de Europa que conozco, si se exceptúa la risueña Sicilia, El campo aparece todo tapizado de verde, disminuyen los maizales, pero en cambio aumentan los bosques y los árboles frutales en las lindes de los campos, y los viñedos que dan el famoso vino de Oporto y otra variedad poco agradable para el paladar que no esté acostumbrado, esto es, al llamado Vinho verde, especie de chacoLí, pero más agrio, y que se obtiene en cantidad fabulosa, merced al especial cultivo de la vid que no se trabaja como entre nosotros y como en los alrededores de Oporto, sino trepando los sarmientos por aquellos álamos frondosos y ele-vadísimos, circunstancia que me recordaba lo que en 1852 y 53 tuve el gusto de ver en varias regiones de Italia, pero especialmente en la Lombardia.

De este modo, embelesado el ánimo contemplando tan rico y variado paisaje, se hizo el camino corto, llegando á Braga aquella misma tarde, siendo recibidos por las autoridades civiles y militares, acompañadas de la correspondiente música, que dejó oir los acordes del himno nacional.

La ciudad de Braga llama la atención del viajero por su aspecto extraño, algo semejante á ciertas poblaciones antiguas de Alemania; los edificios son grandiosos y de estilo original, con grandes rejas y balcones; las iglesias, abundan, pero se distinguen más bien por la hermosura y magnificencia exterior, que por la belleza interna.

El dia 1," de Octubre fuimos á Citania en elegantes y cómodos carruajes, recorriendo un país delicioso por lo accidentado, perteneciente á la formación granítica; la Agricultura está muy adelantada, y el arrecife en perfecto estado de conservación.

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Al llegar á Caldas das Taipas nos recibieron las autoridades con música y cohetes, las gentes del país de gala y como dia de fiesta; pero la sorpresa fué aun más agradable en Briteiros, pues allí no fué solo el Municipio y las gentes de pro del pueblo vestidas de etiqueta, sino que nos obsequiaron con olorosas flores muchas bellas aldeanas con su traje característico, por demás vistoso y agradable, guardando no poca semejanza con el de las gallegas.

Desde Briteiros, hicimos la expedición á pié hasta las ruinas de la antigua Citania,sirviéndonos de guia D. Francisco Martin de Gouveia Muráis Sarmentó, celoso y diligente explorador de estación tan importante.

En la meseta que corona el cerro granítico á 273 metros sobre el nivel del mar, aparecen bastantes casas en forma de cúpula, hechas con piedras, la mayor parte naturales y otras algo labradas, dispuestas formando calles de diferente anchura y bastante rectap. Las casas que solo presentan una abertura en la parte superior que debia servir de entrada y salida, aparecen como encerradas por otras también de piedra tosca, de forma cuadrada. Todos aquellos edificios extraños forman desde la cumbre lo que constituía el pueblo, hallándose defendida hacia media ladera, por tres reductos de sillares, algunos de gran tamaño y bastante bien labrados. El suelo, dentro y fuera de los edificios, veíase literalmente cubierto de fragmentos de cacharros muy toscos, de los que con permiso del Sr. Sarmentó, recogimos algrunos.

En una gran mesa había unos pocos cuchillos de pedernal, cerámica sagTintina perfectamente conservada, hachas pulimentadas de Diorita, mucho bronce parecido al de Castilla, piedras de molino análogas por su forma á las de cerro Muriano, vidrio antiguo, alguno con irisaciones; cerámica celta en opinión de Enrique Martin, quien hizo notar dibujos formando eses y cordones en las asas y algunos en el interior de las vasijas, que no se encuentran en Bretaña, en Irlanda sino en tiempos posteriores; figuraba también un crisol de barro para fundir

321 metal. No lejos de la mesa se veian varias piedras labradas de granito, algunas con inscripciones romanas, otras representando esculturas toscas, altos relieves, etc. El señor Pereira Caldas, amable Alcalde y Médico ilustrado de Braga, nos aseguró que en la cima de todos los montes de aquellos alrededores encontrábanse objetos iguales, en monumentos llamados también Mamoas como en Galicia, de los cuales existe uno en el monte llamado Labroso y otro en Ancora, y habiendo visto un dibujo de este último Enrique Martin, manifestó que de tan grandes dimensiones solo existían en Bretaña (Francia).

Pero si notables eran la población y los objetos hasta allí examinados, la sorpresa subió de punto al contemplar dentro de una casa circular moderna, aunque fabricada á imitación de las antiguas, la piedra que llaman

formosa con harta razón, pues cualquiera que sea el concepto que de ella se forme, según Enrique Martin puede asegurarse ser única en su género.

Como era natural, pasada la primera impresión producida por la vista de dicha piedra, que es de granito y mide I""50 de ancho, algo menos de alto y unos 0,50 de grueso, suscitóse una empeñada y luminosa discusión respecto al objeto á que hubieron de destinarla los habitantes de Citania, y á la época á que debería referirse.

El Sr. Delgado, fundándose en la disposición oblicua de las dos lineas superiores que partiendo del centro van hasta los bordes, imitando hasta cierto punto el aspecto de un frontón, se inclinó á creer que debió servir puesta vertical como de adorno; la mayoría, sin embargo, rechazó esta opinión, apoyándose sobre todo en la forma de la piedra y en los accidentes que ofrece.

Respecto al destino que hubieron de darle los antiguos citanios, las opiniones fueron aun menos acordes; los señores Guimet y E. Martin fueron los verdaderos campeones del debate. Era para aquel la célebre formosa piedra de sacrificios, fundándose en la disposición y forma de la escotadura que ofrece en la parte central inferior, que

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Guimet consideraba como el sitio destinado al sacerdote; en la pequeña excavación que se advierte delante de la escotadura y con la cual comunica por un pequeño conducto ; suponiendo que era para dar salida á la sangre de la victima, ün poco más arriba á derecha é izquierda, obsérvanse dos pequeños hoyos que hubieron de destinarse á introducir las puntas de los pies de la victima, creyéndola humana, y para confirmar su opinión, tendióse á lo largo, imitando la actitud en que los sacrificado-res debian colocarla. Partiendo de este supuesto, atribuye Guimet los surcos y dibujos que la piedra ostenta á recoger la sangre, en la cual empaparían los que presenciaban el sacrificio, los paños de que se servían, ó tal vez la absorberian obedeciendo á ideas supersticiosas. Tal fué la opinión del orientalista lionés, que el Sr. E. Martin no quiso aceptar, fundado en que los dibujos extraños que lá piedra ofrece son más bien simbólicos, añadiendo por último , que tal vez tuviera razón el Sr. Delgado, al considerarla como objeto de adoi'no de algún templo.

Terminado este punto del litigio, y abordando el relativo á la época á que pudiera referirse dicho monumento, el Sr. E. Martin lo consideró no como de procedencia celta, de cuya civilización no participa por ninguno de sus caracteres, sino más bien pelasgo, guardando alguna reminiscencia con los que se conservan en Micenas, concluyendo por manifestar que en su género este resto de antiguos pueblos es único, pues entre los muchos miles de monolitos que él ha visto, solo guarda alguna analogía con tres ó cuatro, y entre ellos con cierta probabilidad , tan sólo con dos de la Bretaña. '

Dando punto á esta discusión y agotados ya los argumentos en pro y en contra, que durante más de media hora expusieron los contendientes, dejamos la choza que encierra aquella alhaja arqueológica, y después de firmar todos en un álbum, en el que cada cual manifestó al señor Sarmentó el efecto que causara en su ánimo la vista de todas aquellas riquezas y preciosidades que su perseve-

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rancia y celo habia puesto en clapo, nos despedimos del infatigable explorador, dirigiéndole frases lisongeras por sus conquistas y también de gratitud al mismo, al Municipio de Braga y á cuantos hablan contribuido á que realizáramos la expedición en condiciones tan ag-radables, ya que el final de la visita á Citania fué ofrecer á los congresistas uu delicado agasajo de pasteles, dulces, emparedados, etc., etc., acompañados como era de esperar de la no desmentida y proverbial galantería portuguesa, de los ricos vinos de Oporto, de Jerez y de Champagne.

Satisfechos de haber contemplado tantos y tan interesantes objetos, descendimos de las alturas de Citania, y dando un adiós á aquel centro de inestimables riquezas arqueológicas, tomamos los cai-ruajes con gran contentamiento del cuerpo bastante fatigado de la jornada, la cual terminó regresando á Braga, en cuya estación esperaba ya el tren especial que nos habia de conducir directamente á Oporto. Las autoridades civil y militar seguidos de la consabida música, nos acompañaron hasta despedirnos con señaladas muestras de afectuosa consideración, mezcladas con los acordes del himno nacional, que se entonó al partir el tren á las cuatro y media de la tarde.

Al anocMecer llegamos á Oporto, donde fuimos recibidos por el Presidente y muchos individuos de la Asociación para la enseñanza, con las autoridades civiles y militares y representantes de varias corporaciones científicas, comerciales, etc.

Después del banquete ofrecido por aquella Asociación de Profesores, trasladámonos al suntuoso palacio de cristal , donde celebróse en obsequio de los congresistas una fiesta suntuosa á la que acudió toda la buena Sociedad de Oporto, que escuchó con señaladas é inequívocas muestras de respeto y aprecio no sólo el relato hecho por E. Martin de lo que significan y valen las ruinas que acabábamos de visitar en Citania, sino la expresión más sincera de gratitud á la nación toda por la hospitalidad que nos habia dispensado, á la par que de plácemes y enhorabuenas por

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el estado brillante de cultura que ofrece, especialmente en lo que á la primitiva historia de su suelo se refiere. Estos mismos sentimientos expresamos todos en el álbum que la Sociedad quiso guardar para perpetuo recuerdo de aquella inolvidable velada.

El siguiente dia muy temprano visitamos con Andrade Corvo y Capellini el monumento religioso levantado en el parque del palacio de cristal á la memoria del Rey Carlos Alberto, muerto en una casa de campo allí inmediata. Deseaba el ilustrado Profesor de Bolonia no sólo ver aquellos tristes recuerdos consagrados á un gran Monarca de su país, sino poder dar de ello cuenta á su regreso á Italia al Rey Humberto, y este fué el motivo de la visita por demás interesante por la magnificencia y belleza del parque , y el expléndido panorama sobre el Duero que desde allí se descubre. Aquella misma mañana nos llevó el tren especial, cómodo y gratuito á Lisboa, donde permanecimos dos días más destinados á recorrer algunos establecimientos tales como la Imprenta nacional, el Museo de las Colonias; se hicieron las oportunas visitas de despedida, y regresamos á la madre patria el 4 de Octubre, completamente satisfechos del Congreso de Lisboa.

El dia que con harto sentimiento dejamos la bella Reina del Tajo, nos reunimos en el local de la Academia bajo la presidencia del Sr. Capellini, Ribeiro, Delgado, Chbffat y el autor de este relato, para deliberar acerca de lo que habían de hacer las comisiones portuguesa y española designadas por el Congreso de París para contribuir á la uniformidad del lenguaje científico y colorido de las cartas geológicas. Indicáronse los nombres de los individuos de ambas naciones que habían de componer dichas comisiones , y acordóse que respectivamente se redactaran en francés los oportunos informes para llevarlos á la Asamblea de Bolonia.

APÉNDICE.

CENTROS CIENTÍFICOS DE LISBOA.

Pondrá fin al imperfecto relato que antecede, la breve reseña de las principales y más importantes colecciones científicas de la capital, para conocimiento del lector, y con el laudable propósito de hacer la debida justicia á la Administración pública del vecino reino, y á los celosos Profesores ó Ingenieros que supieron secundar sus ilustradas miras, dotando á los respectivos centros de las riquezas que encierran.

Dos grandes salones bien iluminados, del segundo piso del edificio, contienen las colecciones geológicas y arqueológicas de la Eeal Academia de Ciencias; en la primera se conservan las especies de rocas y fósiles que han servido de fundamento para trazar la carta geológica de Portugal que en gran escala publicó hace ya unos cuantos años la Comisión dirigida por D. Carlos Ri-beiro, secundado por los insignes Delgado y Choffat. Detallar las riquezas allí acumuladas, seria tarea sobre demasiado ardua, algo agena al abjeto de este escrito, bastando á nuestro propósito indicar, que no sólo están determinadas todas las especies allí expuestas, llevando cada cual el nombre genérico y específico, sino la localidad de donde procede, y como además se hallan distribuidas por terrenos y formaciones, el rápido examen que en breves momentos puede hacerse de aquellas coleccio-

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nes da una idea cumplida de la estructura geológica de todo el territorio de Portugal. Facilita sobre manera esta tarea, los cuadros de la clasificación adoptada por los geólogos lusitanos que figuran en la parte exterior de los armarios, en armonía con las doctrinas más recientes y umversalmente admitidas.

La sala segunda se halla destinada exclusivamente á contener las colecciones arqueológicas que tanto han llamado la atención de los asistentes al Congreso, por cuya razón hemos creído conveniente detallarlas más, para que se vea cómo se procede'_en lo tocante á preparativos para la celebración de un Congreso, como el de que se trata.

Comenzando este relato por los armarios de la izquierda, los tres primeros contienen objetos procedentes del famoso Cabeco d'Arruda, entre los cuales merecen especial mención ocho cráneos humanos cubiertos de ima capa de estalactita, gran número de mandíbulas inferiores también humanas, columnas vertebrales y vértebras sueltas, é infinidad de otros huesos de igual procedencia. El armario cuarto y la mitad del quinto, huesos fósiles de los mamíferos representantes de los géneros Bos, Cervus, Canis, Sus, Meles, Taxus, Viverra y Erinaceus europeus; la segunda mitad del sexto, huesos humanos de Moita do Sebastiao. Todos estos armarios llevan un gran rótulo que dice « Kiokenmodingos,» título que indica la procedencia de los objetos de las dos estaciones prehistóricas ó Paraderos que habíamos visitado.

De las mismas localidades son los objetos contenidos en los dos primeros escaparates del centro y que enfrentan con los armarios mencionados. Figuran en estos muebles trece cráneos humanos fósiles y muchos huesos de igual procedencia; muchos otros de mamíferos varios; útiles de piedra formados como los de Santander de cantos de una arenisca fina, probablemente diluviales, pero procedentes de la base del Trias; los hay allí también de pedernal, de hueso y asta de ciervo, algunos de eos-

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tillas de animales, como se observa en Santillana, al i sadores, etc., todo de Cabego d'Arruda y Moita do Se-bastiao.

Después 'del primer balcón, se lee encima de los armarios siguientes este rótulo; «época paleolítica-cavernas »; el armario primero, que es el sétimo, siguiendo el orden adoptado, contiene mandíbulas, un número extraordinario de dientes y huesos humanos; en el octavo, siguen los restos de nuestra especie, ofreciendo un color de café, revelando la naturaleza de la tierra ó cieno donde se encontraron; todos estos restos se hallan bien ordenados y dispuestos hasta con gusto; en el noveno, se ven huesos de Vespertilio, de Sorex, Talpa, Mus, Ursus, Heles, Capra, Ovis y diferentes aves; contiene también dicho armario una tinajita entera, muchos cacharros en fragmentos , cantos rodados iguales á los anteriores, y como ellos algunos tallados; en el 10, se conservan instrumentos de cuarzo, de cuarcita y de pedernal dispuestos en ordenada serie, desde los más toscos cascos y tasqui-les y alguna que otra hacha, preciosos cuchillos, puntas aserradas de lanza, de una perfección admirable, útiles en hueso de gran belleza y hachas pulimentadas. En el 11 y siguientes, hasta el 14 armario, se ven los numerosos é interesantes fósiles que constituían los siete niveles osíferos de las cuevas de Furninha en territorio de Perniche, de que nos dio cuenta el Sr. Delgado en la primera sesión del Congreso. Se contemplan en dichos armarios varios cráneos y mandíbulas perfectamente conservados de Hyena vulgaris, de Ursus spelaeus, de Felis spelsea, de canis, de varios ciervos, Bos y muchos otros mamíferos fósiles, pertenecientes á la formación diluvial del período cuaternario, de la que proceden también los instrumentos del armario diez.

En el 15, comienza la interesante serie de objetos encontrados en la caverna de Casa de Moura, en Cesa-reda, entre los cuales figuran más de 30 cráneos humanos fósiles, enteros unos y más ó menos deteriorados

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otros; y además piezas sueltas de la caja craniana en número verdaderamente extraordinario. En el 16 todos los entrepaños aparecen ocupados por mandíbulas y dientes humanos.

En los armarios 17 y 18, también están todos los bazares llenos de huesos fósiles humanos.

En el 19, se observan gran número de huesos largos humanos unos, y otros de diferentes mamíferos, pero hendidos á lo largo, y además muchas mandíbulas humanas ; todo esto según indica el rótulo, se encontró en la cámara central del Norte de la mencionada caverna. El armario 20, contiene los restos humanos, tales como huesos, algunos de ellos labrados, pertenecientes á mamíferos diversos, procedentes según el tejuelo que existe en la parte superior de aquel, de la cámara central del Sur y en la que los geólogos exploradores llaman sala interior.

El número 21, encierra cerámica, en. parte tosca é imperfecta, algunos objetos revelan ya verdaderos progresos en el arte, no sólo por las formas de los cacharros, sino también por los dibujos que en su exterior se advierten.

El armario 22, contiene una riquísima y admirable serie de instrumentos de piedra, tales como cuchillos, flechas, puntas de lanza, y otros de sorprendente perfección; varios objetos de adorno, planchas de pizarra de formas extrañas y con dibujos angulosos muy sing^ilares; hachas pulimentadas, punzones, estiletes, agujas y otros útiles en hueso.

El 23 y 24, están ocupados por gran cantidad de conchas fósiles modernas pertenecientes sobre todo á los géneros Pectén, Pectunculus, Nassa, etc., y huesos de Gañís, Felis, Cervus, Sus, Myoxus, Bos, Vespertilio, Lepus, Mustela, Equus, varios de aves, etc., todo procedente de dichas cuevas. En el 25 objetos de Vimeiro y principalmente huesos y cerámica.

En el escaparate octavo figuran interesantísimos objetos de Casa de Moura, debiendo hacer especial mención

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del famoso cráneo trepanado con señales de soldadura posterior; otro cráneo ennegrecido y ofreciendo una gran depresión frontal; muchos otros huesos humanos quemados, algunos de ellos procedentes de gruta de Otta, Co-lombura y otros puntos. Estos fueron los materiales que Delgado citaba en apoyo de la práctica abominable de la antropofagia, que el Congreso no aceptó en absoluto.

En el armario 26, que es el primero después de la puerta que conduce al Laboratorio geológico, existen objetos procedentes de Lapafurada, figurando entre ellos dos cráneos y muchos huesos, cerámica, un cuchillo, es tiletes, agujas, tres grandes hachas pulimentadas y un estilete en hueso notable no sólo por su extremada longitud que no baja de 15 á 20 centímetros, sino por estar colocado dentro de un verdadero mango, cuyo hallazgo sirvió para esclarecer la significación de algunos objetos encontrados en la misma localidad y su verdadero uso.

En el 27 figuraron, procedentes de Porto Covo, un cráneo humano y varios huesos idem; cuatro vasijas toscas , cuchillos de pedernal y hachas pulimentadas.

En los siguientes hasta el 31, se conservan los tesoros arqueológicos encontrados en las Cuevas de Cascaes, entre los cuales deben mencionarse veinte cráneos, muchas mandíbulas y otros huesos, todos humanos; conchas marinas , cerámica tosca, láminas de pizarra grabadas, preciosa colección de cuchillos, unos de pedernal, otros de cristal de roca, magnificas flechas, collares, estiletes, trituradores cilindricos y cónicos de piedra, muchas hachas pulimentadas y cantos rodados que servían para la fabricación de útiles diversos, como en Santillana.

El armario 32, contiene cerámica labrada con el auxilio del torno y con dibujos, asas, agujeros para colgar las vasijas, cuchillos de sílex, cantos rodados, conchas, etc., todo procedente de Oeiras, Monge y Camaxide.

El 33, conserva un cráneo humano, mandíbulas y huesos de igual naturaleza, bonitos cuchillos, instrumen-

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tos en hueso, hachas pulimentadas, cerámica con dibujos y otros objetos procedentes de Licea.

El 34, el 35, y el 36, encierran trece cráneos humanos , más de treinta mandíbulas, y otros huesos encontrados en las grutas de Palmella; un pectén de gran tamaño, huesos de varios mamíferos, magnífica cerámica en la cual figuran veinte pateras adornadas con preciosos dibujos; cuchillos, flechas, sorprendentes instrumentos de cristal de roca; placas dibujadas ó grabadas; magníficos collares labrados con piedra, útiles en hueso, un hacha pulimentada engastada en la cara inferior de una capa de estalacmita, muchas otras de igual clase, y por último, varias flechas de cobre.

El 37, conserva objetos de Alcobertas, entre los cuales merecen especial atención dos cráneos, varias mandíbulas y otros huesos humanos, algunos de mamíferos, cuchillos, huesos varios labrados, cerámica tosca y hachas pulimentadas.

El 38, encierra los hallazgos hechos en Cova la Raposa , consistentes en huesos de Meles, Taxus, de otros mamíferos y de aves; cascos de pedernal, algún cuchillo, cantos para la fabricación de instrumentos, núcleos de donde ya se habían sacado otros, tierra negra, etc.

El 39, contiene ocho cráneos, varias mandíbulas y otros huesos humanos, procedentes de Serra do monte junto.

En el 40, se conservan de la misma localidad muchos huesos, colección de preciosos cuchillos de pedernal, estiletes en hueso, hachas pulimentadas, cerámica tosca, etcétera,

En el 41, siguen huesos de mamíferos del mismo sitio.

En el 42, comienzan los objetos de la época neolítica; vénse allí un cráneo humano entero, muchos huesos sueltos de otros cráneos, mandíbulas, huesos de la pelvis , costillas y huesos largos, cantos rodados de arenisca de grano fino, algunos cuchillos de pedernal, huesos lar-

331 gos partidos de mamíferos j otros objetos eucontrados en Carvalhal.

El armario 43, contiene de la misma estación gran número de huesos de mamíferos, piedras de forma de manos de almirez ó trituradores y otros objetos curiosos.

El 44, encierra objetos procedentes de Serra das Molíanos, entre los cuales figuran preciosos cuchillos, puntas de lanza, flechas, útiles en huesos tales como estiletes, punzones agujas, etc., hachas pulimentadas, cerámica tosca, huesos en brecha adheridos al cemento, etc.

En el mismo armario se ven un cráneo, varias mandíbulas y huesos largos, todos humanos, cuchillos toscos, cerámica, etc.

En el 45 , figuran objetos encontrados en Monte Abrao, entre los cuales merecen especial atención, algunos cráueob', mandíbulas y huesos liumanos, preciosos cuchillos de pedernal y algunos de cristal de roca trasparente , siendo admirables los que se conservan en pequeños tubos de cristal y algodón en rama; flechas de silex, collares de piedras finas de diversos colores; hachas pulimentadas que recuerdan por su forma las escandinavas, etc.

El 46, contiene procedentes de los Dólmenes de Pedra. dos Mouros, Estría y Agualva, muchos huesos y dientes humanos, un cuchillo de cristal de roca conservado por su extremada hermosura y delicadeza en un tubo de cristal y algodón co^or rosa; otros en silex ó pedernal, lanzas , flechas y mil otras preciosidades en piedra, cuchillos de ágata encontrados en Caneyas, etc.

El 47, encierra, procedentes de Niza granja do Márquez, dos cráneos humanos, mandíbulas y huesos, una punta de lanza de pedernal extraordinaria por su tamaño y belleza, muchos cuchillos, hachas pulimentadas y cerámica tosca.

En el 48, siguen los objetos de igual procedencia y son cráneos, mandíbulas y huesos humanos, cuchillos, trituradores, etc. etc.

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El 49, encierra huesos largos, cráneos y mandíbulas humanas; huesos de otros mamíferos, cerámica ordinaria , cuchillos, flechas, puntas de lanza, todo ello procedente de Malgasta.

El 50, contiene huesos y cerámica da gruta de Co-lombeira, restos humanos y de varios mamíferos de Al-meirien y muchos de cuarzo procedentes de Furna de Otta.

El 51, conserva huesos y cuchillos de casa do Pelas Bellas; cuchillos y flechas de Villa Nova de Baronía, percutores, hachas toscas y otros objetos de Matta de baixo; cuchillos y flechas de Valle de Lobos.

En el 52, se ve procedente de Cascaes, .cerámica tosca; más cerámica de Valle de Pena, Setubal; otra más perfecta y con dibujos de Fonteda Rotura, Setubal, diferentes cacharros y huesos de Castro Marín y de Vi ana do Castello.

Contiene el 53, conchas marinas, Lutraría compressa, Cardium edule y otras procedentes del paradero de Ca-bego d' Arruda, y percutores, núcleos y otros objetos de la misma estación.

El 54, encierra instrumentos de piedra y huesos procedentes de Quinta de Campo, Pena, Setubal, Fonte da Rotura, etc.

Por último, el armario 55, contiene instrumentos de piedra toscos del período paleolítico de Foja, Torres Ve-dras, Vimeiro, los procedentes de Leíria, Encosta do Corvo, son de cantos de arenisca de grano fino como los de Santander. Hay otros en este armario muy primitivos y toscos encontrados en Aljuestre y Choes.

De los diez muebles escaparates que figuran en el centro de la sala, los dos primeros ya quedan indicados; el tercero contiene muchos cráneos y otros restos humanos de Cabego d'Arruda; el cuarto dos cráneos humanos y restos de Oso de las cavernas, procedentes de Villa Nova da Rainha; el quinto encierra cráneo y huesos de la Hye • na speloea y de otros mamíferos de Monte junto; colmillos

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y huesos del Oso de las Cavernas; de la misma localidad; restos fósiles de caballo y otros mamíferos encontrados en Carregado. Monte junto y Alhandra; el sexto conserva ejemplares de rocas, madera fósil, huesos id., y piedras toscamente labradas, procedentes de Atalaya, Mealhada y otras localidades; en el sétimo se ven los instrumentos de piedra bastante numerosos de Monte rotondo, Espi-nhaco do Cao y otras localidades; además existen huesos fósiles de mamíferos entre los cuales figuran el Mastodon angustidens y otra especie, el Sus, etc., de Azambuja; el octavo contiene una colección notable de huesos humanos quemados procedentes de Cesareda y otros de Cascaos; el noveno y décimo encierran objetos curiosos, pero extraños al territorio de Portugal.

En el centro de la antesala que sirve de paso á las colecciones geológicas y arqueológicas, existe una gran urna de cristal donde se conservan algunos esqueletos humanos enteros, procedentes de sepulcros romanos, descubiertos en Tapada d'Ajuda, Fonte do Padre Pedro y Mugem; un mosaico también romano y varios otros objetos interesantes. En la pared figuraba un trofeo geológico formado de martillos y otros útiles propios del minero, y una carta arqueológica de Portugal en gran escala.

Tales son las incomparables riquezas científicas acumuladas en el local donde se celebraron las sesiones del Congreso de Lisboa, merced al celo y perseverante actividad de los geólogos y arqueólogos lusitanos, á quienes honra ciertamente el interés que por la ciencia y la patria han demostrado en ocasión tan solemne. Excusado es manifestar que si algún dia hemos de tener la satisfacción de que se celebre en Madrid un Congreso de esta índole, se hace de todo punto indispensable que imitando la noble conducta de nuestros vecinos, 9e explore con anticipación el país, y se recojan, ordenen y clasifiquen los muchos tesoros arqueológicos que de seguro encierra nuestro territorio , pues estos certámenes del saber ó se hacen bien. ó no se intentan siquiera.

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Bajo el punto de vista arqueológico, el Museo máK notable después del que acaba de reseñarse, es el que ocupa la planta baja de la Real Academia de Bellas Artes, donde se conserva un número considerable de objetos interesantísimos, recojidos y perfectamente ordenados por el celoso é ilustrado Sr. Sebastiao Philipe Martins Estado da Veiga. Recuerdo que terminada la discusijon del tema que acerca del periodo del cobre sometí al superior criterio del Congreso, el Sr. Virchow participando por completo de mis opiniones, me invitó á visitar las indicadas riquezas arqueológicas y ponerme en relación con su descubridor, que según el eminente berlinés, opinaba en el asunto de la misma manera. Y con efecto, al dia siguiente visité al Sr. Veiga en su departamento, donde .se conservan preciosidades así históricas como ante históricas , recogidas por éste en distintos puntos de Portugal , pero especialmente en el territorio de los Algarves, figurando entre estas últimas no pocos instrumentos de piedra y algunos en cobre puro, enteramente iguales á los que había yo llevado de Estremadura, Granada y Valencia , teniendo la satisfacción de oír de labios de aquel distinguido arqueólogo la más completa conformidad con mis ideas en lo relativo al período de cobre y al carácter indígena que le atribuye. Llamando el Sr. Veiga mi atención hacia la riqueza de los Algarves, respecto á los últimos períodos prehistóricos, me aseguró que existían en aquella parte del territorio portugués muchos monumentos y cuevas sin explorar, en los cuales sospecha con fundamento por lo que él ha visto, deben existir grandes tesoros que explotar.

También merece una especial mención bajo el punto de vista que nos ocupa, el Museo de la Sociedad Central de Arquitectos y. Arqueólogos, situado en el antiguo y desmantelado convento del Carmen, bonito edificio del que se destina á conservar objetos de arte, la Iglesia gótica sin tejado, y en cuyo atrio nos esperaban el dia destinado á la visita oficial del Congreso, los Sres. Poseído-

335 nio da SiWa, Presidente y Arquitecto del Rey, D. Francisco Almeida y otros individuos de la ilustrada corporación , acompañados de una banda militar que nos recibió á los armoniosos acordes del himno nacional. Aunque no son en verdad, muy numerosas las colecciones allí conservadas, sin embargo, llamaron muy especialmente mi atención unas cuantas hachas de cobre y otras de bronce, procedentes de varias localidades portuguesas y que sirvieron para dibujar la lámina que nos enseñó el Sr. Silva el dia en que hizo su comunicación al Congreso.

Entre ellas es curiosa una plana con marcadas señales de la acción del martillo, procedente de Alemtejo, y que sin duda alguna es de cobre puro; también merecen citarse dos fundidas, con cubo y asa, probablemente de bronce, la una lleva el rótulo que dice «de Extremadura,» la otra es del Minho, sin precisar localidades.

Pero las más notables son las que llevan dos asas y cubo, pero este se halla ocupado por una masa que indudablemente procede del molde en que fueron vaciadas, y cuya permanencia indica que se fundieron en el sitio donde se encontraron, que fueron en la región del Minho la una, y en el alto Beira la compañera.

Desde el Museo do Carmo, nos trasladamos á la Escuela politécnica, destinada á la enseñanza de todos los ramos de Ciencias naturales, Física, Química, Mineralogía , Geología, Botánica y Zoología. El edificio es grande y suntuoso, situado en la parte alta de la ciudad y en una ancha y espaciosa calle, á la que ha dado nombre aquel establecimiento. Este fué construido en 1834 y habiendo sido devorado por un terrible incendio, se levantó el actual sobre el emplazamiento del antiguo y terminado en dos ó tres años. De modo que en rigor, aunque el edificio es uno, los sacrificios que se impuso la nación fueron dobles, circunstancia que habla muy alto en pro de la cultura y amor del Gobierno de Portugal y de los Monarcas hacia dichas ciencias. Todo él es de piedra y el acceso al gran atrio, lo da una magnífica escalera de

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piedra también, en cuyo rellano se levantan dos grandiosas columnas de una sola pieza que sustentan el frontón. Pasado el atrio, se entra en un ancho patio que da entrada á varias cátedras y gabinetes, comunicando por una gran puerta que conduce á un largo corredor, donde se hallan otras aulas y laboratorios.

La primera que Aisitamos fué la colección mineralógica, geológica y prehistórica que está á cargo del distinguido Profesor D. Francisco Antonio Pereira d'Acosta, á cuya amabilidad debimos poder examinar con detenimiento las muchas riquezas que en aquella sección del Museo se conservan. Como era natural suponer dadas las aficiones de los congresistas, lo que de preferencia llamó la atención de los visitantes fué la colección de objetos prehistóricos, y entre estos los muy notables del cobre y bronce, que los hay, procedentes de Evora, cuatro bonitas hachas lisas como las que yo llevé; de Estombar, sitio das Fontes una; de Padome siete, de Serra de Monchi-que una y de Idanha Nova tres. A la vista de los tales objetos entablóse de nuevo animada discusión entre los señores Chantre y Cartailhac que no querían reconocer en ellas el cobre puro, y Cazalis, Silva Possidonio y el que suscribe, que afirmábamos lo contrario. Por fortuna se encontraba allí el distinguido Profesor de Química Don José Julio Rodrigues que dirimió en breves instantes la cuestión, sometiendo una de ellas al más delicado análisis en el Laboratorio químico de su cavgo, resultando como nosotros asegxu*ábamos que el hacha analizada era de cobre puro, pues los reactivos empleados no acusaron mezcla ó aleación ni aun en pequeñísimas proporciones, de otro metal alguno.

En el gabinete mineralógico se conservan ejemplares notabilísimos, especialmente por la belleza de la colección cristalográfica, en la cual figuran especies por todo extremo raras, la mayor parte procedentes de las colonias africanas y asiáticas.

En la sección geológica es digna de especial mención

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la serie de rocas portuguesas perfectamente clasificada y algunos ejemplares magníficos del extranjero y de las antiguas posesiones americanas, siendo de notar unas colosales tablas de la famosa arenisca elástica del Brasil ó Itacolumita, en las cuales la facilidad con que se doblan hasta casi arrollarlas, volviendo á tomar después su posición natural, llamó extraordinariamente la atención de los visitantes.

En la sección paleontológica figura una abundante y preciosa serie de fósiles nacionales y extranjeros de todos los terrenos, perfectamente clasificados y muy bien expuestos , siendo entre ellos notables tres cabezas de cetáceos colocadas en una gran mesa en uno de los extremos de la sala, procedentes la una de Braco de Prato y dos de Trefería, punto situado más allá de la embocadura del Tajo y en su parte izquierda. También vi con gran placer en uno de los armarios, la cabeza de un Fchthyosaurus, probablemente el tenuirostris, encontrado en el terreno jurásico de las cercanías de Thomar.

De las espaciosas salas del Museo mineralógico pasamos á la destinada á la conservación del herbario y á la cátedra de Botánica, sirviéndonos de guia el ilustre y simpático Profesor Conde de Ficalho, á cuya amabilidad debimos el enterarnos al pormenor de cuantos detalles pudieran interesarnos en lo tocante al procedimiento adoptado para secar y conservar las plantas. El herbario es riquísimo y-se halla miiy bien clasificado, dispuestas las plantas por familias naturales y llevando cada ejemplar el nombre genérico y específico, el vulgar, la localidad de donde procede, y otros datos no menos interesantes. La cátedra es espaciosa y bien iluminada, y se encuentra junto á la sala del herbario, en la cual existe también la parte correspondiente de la Biblioteca; este dato no es aislado, pues en todas las secciones del Museo sucede otro tanto, y se comprende que así deba suceder, pues donde el Profesor y aun los discípulos necesitan los libros del ramo respectivo ea en el gabinete ó laboratorio

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de estudio y en la cátedra. Preferible á todas luces es este sistema al que por lo común se sigue en el Gabinete de Historia natural de Madrid y en otros centros de enseñanza de la capital de la Monarquía y de la mayor parte de las de provincia, en los que hay una Biblioteca general de todos los ramos á la que tiene que acudir el Catedrático cuando necesita un libro, con la particularidad de que si necesita llevarlo á su cátedra para ampliar durante la lección algún dato, ó con el fin de esclarecer determinadas cuestiones referentes á la clasificación de objetos, etc., se le exije sin remedio ni consideración de ninguna especie, que firme un recibo extendido por el Bibliotecario en un libro registro, el cual debe borrarse así que se devuelva la obra pedida, circunstancias que sobre ser por todo extremo depresivas, obligan al Profesor á fiar por completo en la buena fé de aquel funcionario, ó á vigilar por sí la inutilización del recibo, sopeña de exponerse á tener un disgusto al reclamarle un libro que devolvió , pero cuya data ó entrega no consta en el Registro por involuntario olvido, ó por otra causa cualquiera.

Semejante extraño procedimiento encierra en el fondo una desconfianza que honra tampoco al que lo prescribe, como al Profesorado á quien se aplica, por más que para cohonestar la medida, se diga que esta tiene por objeto cerciorarse del número de libros consultados por el Maestro y por los discípulos, como si no atestiguaran de ello infinitamente más y mejor los resultados de la enseñanza poT lo que á los alumnos toca, y los progresos en la ciencia obtenidos por la asiduidad y perseverancia del Profesor. Pero con ser tan poco satisfactorio el resultado obtenido con el sistema que hoy se sigue entre nosotros, que retrae á no pocos Catedráticos á servirse de los libros de la Biblioteca del establecimiento á que pertenece, valiéndose de los suyos propios, aun es más de lamentar lo que con frecuencia ocurre, y es que teniendo el Bibliotecario determinadas horas de oficina, aun en el supuesto de ser puntual y exacto en el cumplimiento de su cargo, áque-

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líos Profesores cuyas lecciones se dan antes ó después de dichas horas, se ven completamente privados de poder disponer de libros, aunque los necesite, á no pedirlos la vispera y dar recibo de los que hagan falta para el dia siguiente. Pero es el caso que durante la explicación ocurre con frecuencia la necesidad de consultar en el acto algún texto, en confirmación de lo que está diciendo el Maestro, no quedando entonces más recurso que manifestar á los discípulos que tengan paciencia hasta la lección inmediata, cuando si no inútil, por lo menos la cita suele ser tardía. Dejando aparte otros inconvenientes no menos grave'i;que entraña el sistema, entre los cuales ciertamente nu es de despreciar el hallarse por lo común los Bibliotecarios del cuerpo poco ó nada versados en los especiales ramos de que se trata, lo cierto es que bajo todos conceptos es preferible el adoptado en la Escuela politécnica de Lisboa, á imitación del que he tenido el gusto de ver puesto en práctica en el Jardín de plantas y Escuela de Minas de París, en el Museo británico en Londres y en Berlín, Víena, etc. etc., que el seguido en Madrid, que díríase inventado para oponer obstáculos en ver de dar facilidades, para que los Profesores y los discípulos estudien y trabajen en su respectivo Laboratorio. ¿Qué concepto pueden formar los extranjeros de lo que aquí hace un Catedrático, cuando principian por no ver un golo libro ni en el aula, ni en el gabinete , de estudio? y no digo nada si excitados por la curiosidad preguntan el por qué de la cosa, y no se apela por negra honrilla á valerse de algún subterfugio ó de alguna inocente mentira.

Dejemos, empero, este asunto que nos alejaría demasiado de nuestro propósito, bastando esta indicación por si quiere ponerse remedio al mal, y concluyamos la relación de lo referente á la sala y cátedra'de Botánica, manifestando la sorpresa que causó á todos la vista de dos ó tres ejemplares extraordinarios por su tamaño, que no baja en uno de ellos de 1,'°50 de diámetro, ocupando una

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grau mesa colocada en el centro del salón, de un alga ú hongo conocido en la ciencia bajo la denominación de Welvrijichia mirabilis, del que también vimos otros ejemplares notabilisimos en el Museo colonial. El eminente Profesor Ficalho nos llamó la atención acerca de ciertos apéndices en forma de largas cintas, y de otros órganos que en su concepto representan la flor y el fruto ó los órganos análogos á estas partes de las plantas mono y dicotiledóneas. Dichos extraños y curiosísimos vegetales, que se conservan secos exceptuando los apéndices que están metidos en frascos con espíritu de vino, proceden de la parte austro occidental de África, habiendo sido completamente infructuosos cuantos ensayos se han hecho para traerlos vivos hasta Lisboa.

Bajo la influencia de tan gratas impresiones, dejamos los dominios del distinguido botánico á quien algunos apellidaban el Saporta lusitano, por sus especiales conocimientos en Paleontología, y sirviéndonos de guia el Profesor Rodrigues, visitamos el Laboratorio y cátedra de Química de su cargo, organizado aquel con arreglo á las prescripciones de la ciencia moderna, y dotado de cuantos aparatos, reactivos y demás medios exije hoy la enseñanza. De alU pasamos al gabinete y cátedra de Física, ambos locales espaciosos y bien provistos de todo lo necesario para llenar su cometido, habiendo observado un mecanismo ingeniosísimo puesto junto al sitial del Profesor , y por medio del cual á voluntad de este, queda completamente oscura la sala, y si se trata de demostraciones referentes á la luz, hace penetrar en su recinto un rayo de sol, más ó menos intenso, según lo exijan las circunstancias del momento.

Recorridas todas estas dependencias situadas en la planta baja del edificio, cuyo jardín exterior se destina también á la enseñanza de la Botánica, nos dirigimos á visitar las colecciones zoológicas que ocupan el piso principal, haciendo los honores el distinguido Profesor Barboza du Bocage, fundador y organizador de dicho

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Museo. La vista de aquellas salas grandiosas y bieu iluminadas , siquiera no reciban luz cenital, con sus dobles galerías suntuosas, pintados de blanco los armarios, con grandes y elegantes muebles, escaparates de cristal en el centro, y la pulcritud y aseo de los objetos perfectamente preparados, llevando bonitos rótulos ó tejuelos, todo esto predispone el ánimo en favor del diligente naturalista , honra de su patria y lumbrera de la ciencia lusitana. Dar siquiera una idea de las riquezas zoológicas que el Museo del Sr. Barboza encierra, seria tarea superior á mis fuerzas y á los limites en que debe encerrarse este relato, sobre todo teniendo en cuenta la índole del escrito. Muchas é interesantes especies de la Fauna de Portugal y de sus posesiones ultramarinas figuran en dichas colecciones, la mayor parte recogidas por el diligente Profesor, que ha clasificado no pocas nuevas y por todo extremo curiosas, especialmente entre las ictiológicas, siendo la costa de Setubal, sobre todo, la que le ha suministrado materiales preciosos. El interés que el examen de dichas colecciones tiene para los zoólogos españoles , no hay por qué decirlo, siendo natural tratándose de un país cuyas relaciones físicas y geográficas con el nuestro son tan íntimas.

En este concepto el amigo Sr. Barboza merece plácemes, enhorabuenas y gratitud profunda de todos los que en general se interesan por el porvenir y adelantamiento de la ciencia-, y más especialmente de sus hermanos los naturalistas españoles, á cuyo nombre lo saludo y le reitero las simpatías más afectuosas.

Terminada la visita á todo lo referente á las ciencias físico-naturales, nos dirigimos al Observatorio meteorológico , que ocupa como es natural los departamentos altos del edificio de la Escuela politécnica. Aquel día íbamos los congresistas de sorpresa en sorpresa, pues si las colecciones que acabábamos de contemplar con verdadera fruición, nos dejaron agradablemente impresionados, el minucioso examen del Observatorio que la galantería de

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su dignísimo Director Sr. Capelo nos permitió hacer, no dejó en nuestro ánimo nada que desear, pues sin temor de ser desmentidos, bien puede asegurarse ser el de Lisboa uno de los primeros de Europa. No permitiendo la índole del escrito entrar en los infinitos detalles que un establecimiento de esta índole exije para formar de él un cabal concepto, terminaré estas indicaciones generales apuntando tan sólo que la situación de dicho Observatorio es no solo ventajosísima para el objeto á que se halla destinado, sino por todo extremo encantadora, por el vasto panorama de la capital y de sus alrededores que desde aquella altura se descubre.

No muy distante de la Escuela politécnica, hállase situada la Imprenta Nacional, de la que cumple á mi propósito dar una idea aunque sólo fuera cómo motivo muy justificado de dispensar á su Director el Sr. Perei-ra, que lo es desde hace 36 años, los elogios que se merece por el estado brillante que alcanza aquel establecimiento, y para manifestarle mi más profunda gratitud por la galantería con que se sirvió recibirme, enseñarme todas las dependencias y hacerme algún obsequio de libros impresos en la casa. No poco influía en la manifestación de estos agasajos, aparte la proverbial finura portuguesa, el haber servido de intermediario el caballero Almeida á quien cumple darle aquí el testimonio más vivo de mi reconocimiento.

El local que ocupa la imprenta no es grande ni de aspecto suntuoso, circunstancia la primera de que se quejaba el celoso Sr. Pereira, en razón á que todas las dependencias se resienten de sobrada estrechez, pero según nos indicó, el Gobierno piensa levantar de planta un edificio que armonice con el desarrollo que hoy alcanza ya en todos los ramos aquel establecimiento.

Esto no obstante, bien puede asegurarse que es este un verdadero modelo en su género, y que si en apariencia y en amplitud cede indudablemente á las de París, Londres y Viena que he tenido el gusto de ver,

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en lo esencial iguala á cualquiera de las mencionadas. Nada falta en dicho establecimiento, desde la fundi

ción hasta la estereotipia, el grabado en madera, la litografía , el grabado en acero, la galvanoplastia, etc. Hay sección de lenguas extranjeras, otra de lenguas muertas y todo aquello, en suma, que constituye lo fundamental en un establecimiento de primer orden.

Por último, existe en el suntuoso edificio del arsenal en la calle del mismo nombre, uno de los Museos más notables y curiosos y que bien pudiera servir de ejemplo digno de ser aquí imitado, pues redúcese á coleccionar en unos espaciosos salones todos ó la mayor parte de los productos naturales y de la industria de las colonias portuguesas, por cuya razón se llama Museo colonial. Vénse allí los objetos más curiosos ó interesantes perfectamente clasificados; semillas y frutos de África y Asia, fibras y tejidos vegetales; pieles de animales, grandes defensas de elefante y dientes de hipopótamos, gomas, resinas, cera vegetal y animal, cerámica de formas y dibujos variadísimos, metales, armas, trofeos, trajes de los indígenas y mil y mil otros objetos que seria largo y si se quiere enojoso enumerar, pero que excitan grandemente

•la atención del que tiene la fortuna de visitar aquel centro, donde diríase que se hallan como sintetizadas las grandes y heroicas empresas que solos ó asociados á nosotros supieron realizar los atrevidos viajeros y navegantes portugueses. La vista de tantos y tan variados objetos conservados en el centro marítimo de donde salían las antiguas flotas, despierta y mantiene vivo en el corazón de ese pueblo valeroso el amor más ardiente á la patria, cuyas glorias perpetúan también los monumentos grandiosos levantados en las plazas y demás sitios público^ en honor de sus grandes é ínmorteles héroes.

ASOCIACIÓN FRANCESA

PARA EL ADELANTAMIENTO DE LAS CIENCIAS.

CONGRESO DE ARGEL.

La Asociación francesa para el adelantamiento de las ciencias, deseosa de llevar por todos los ámbitos del territorio los incalculables beneficios que resultan de la difusión de aquella, después de haber recorrido diferentes capitales de Departamento, decidió celebrar la décima Asamblea en la colonia Argelina, con el doble fin de hacerla participe de las inmensas ventajas que siempre reportan los pueblos cultos de estas reuniones de hombres científicos, y de que muchos franceses conocieran aquel pedazo de patria, separada tan solo por el Mediterráneo del territorio europeo. Científico, pues, á la par que político y altamente patriótico fué el pensamiento para cuya feliz y cumplida realización se hicieron preparativos de todos géneros y en todas las esferas, especialmente con la publicación de libros, noticias y toda clase de documentos relacionados con las condiciones físicas, orgánicas y administrativas de la colonia, para que sirvieran á los unos de eficaz estímulo para acudir á la cita y á los otros de perfecta y cabal inteligencia de lo que iban á visitar.

Francia respondió como era de esperar á tan generoso

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Uamamieato, pasaudo de oíil los individuos de todas ciases y categorías que concurrieron á la capital de Argelia; de los otros países la concurrencia fué menor por circunstancias fáciles de apreciar, por más que la calidad de los que asistieron, si se exceptúa al que suscribe, supliera en gran parte al número.

Tantos fueron los congresistas, que ocupadas todas las fondas y las casas amuebladas, que no escasean por cierto en Argel, hubo necesidad de preparar 300 camas en el suntuoso edificio del Liceo, que hace allí las veces de Instituto de segunda enseñanza.

Para acrecentar el atractivo del Congreso, acordóse abrir un gran certamen industrial, agrícola y de bellas artes del país; pero del cual, á pesar de haber tenido la fortuna de visitarlo, poco ó nada tendrá que decir el que suscribe, por cuanto los individuos comisionados por la Dirección general de Agricultura contrajeron la obligación de escribir sobre aquel certamen una Memoria, ya impresa.

Sabiendo por experiencia cuanto conviene llegar á dichas Asambleas con algún dia de anticipación, nos embarcamos en Cartagena el 11 y llegamos á Oran al amanecer del dia siguiente, no sin habernos zarandeado de lo lindo el Mediterráneo, alborotadas sus aguas por la influencia de un Levante frescachón, como dicen los marinos, y por la corriente del estrecho.

Las más encontradas impresiones se agolparon á nuestra mente al poner el pie en Oran; pues si por una parte nos regocijaba la contemplación de aqu«t}.las titánicas obras de defensa y ornato levantadas á impulsos de la férrea voluntad del insigne Cardenal Cisneros, nos entristecía por otra el pisar como^extraña una tierra que de derecho debía ser nuestra, y lo sería ciertamente, si en vez de las empresas que acometieron los Emperadores y Reyes que sucedieron al Regente, hubieran adoptado la sagaz política del modesto fraile.

Pero dejemos est-as, para nosotros harto tristes y

346 amargas reflexiones, y contmuemos el relato del viaje; dispensada por las aduanas la visita de los equipajes, á la simple indicación de que íbamos como delegados al Congreso, aprovechamos el tren de las ocho, llegando aquel mismo dia entre diez y diejs y media de la noche á Argel, instalándonos en el Hotel del Oasis, donde de antemano habia dispuesto el Presidente de la Comisión organizadora se reservara un buen, alojamiento, llevando su galantería|hasta el punto de abonar todos los gastos hechos en la fonda; rasgo delicado de hospitalidad, por el que no puedo menos de manifestar mi profundo reconocimiento al Municipio de Argel.

Al dia siguiente, víspera de la inauguración del Congreso , descansados ya de las fatigas del viaje, se destinó á lo que se acostumbra siempre en casos análogos, esto es, enterados del local donde habíanse instalado las oficinas de la Asamblea, acudir allí con objeto de inscribirse en las listas que se imprimen y reparten entre los socios, abonar los 20 francos que ha fijado la Asociación para adquirir todos los derechos concedidos á los socios, y estrechar los vínculos de antigua ó nueva amistad.

El 14 de Abril, á las tres de la tarde, inauguróse la Asamblea en el gran teatro bajo la presidencia del señor Alberto Grevy, Gobernador general de la Argelia. .

La presidencia, la mesa de la Asociación, los delegados de los Gobiernos extranjeros y de corporaciones científicas , ocuparon el escenario, destiíaáudose las butacas y palcos para el público, provisto de la correspondiente papeleta de convite. Concedida la palabra por el Gobernador general al Presidente de la Asociación, el Doctor Chauveau leyó el discurso inaugural sobre los fermentos y los virus, no sin dedicar antes sentidas frases á cuantos con las armas de la guerra ó de la paz en la mano, han concurrido á la grandiosa obra de la civilización en la colonia.

Después de cuya especie de exordio, asegura qiíe el virus es un fermento, frase que dicha 20 años atrás

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excitara la hilaridad de los más competentes como An-g-lada, quien en 1853 decia que, siendo tan problemático y oscuro el asunto de los fermentos como el del contagio , creia inútil aspirar á esclarecer uno de estos problemas por el otro. Y no es, señores, que faltaran hombres que como Cagniard-Latour adivinaran la verdadera naturaleza de los fermentos, ya que refiriéndose á la fermentación alcohólica, consideraba como verdadera planta a la célula de la levadura, ser vivo susceptible de reproducirse por gemación, y de reaccionar sobre el azúcar por efecto de su propio desarrollo, con la particularidad de decirse esto en los momentos en que Leibig resucitaba las añejas doctrinas de Willis y Sthal con la llamada teoría del movimiento comunicado, y.por Berzelius con la del contacto.

Por fortuna, la Memoria presentada por Pasteur á la Academia de Paris, sobre la fermentación láctea, abrió un campo nuevo y fecundo para la ciencia y también para la historia de fenómeno tan importante, estableciendo el principio de que aquella es correlativa de la vida, ó en otros términos, de la organización de los glóbulos, y en manera alguna de su putrefacción ó muerte.

Para comprender el mecanismo íntimo de la fermentación por la vitalidaji del microbio que la determina, bastarla fijar la atención en todos los detalles de la obra de Pasteur relativos á la levadura de la cerveza, de los cuales se deduce-que el fermento necesita para vivir alimentos y oxígeno; ser microscópico tan exigente en este particular como cualquier planta ó animal superior, siendo de todo punto indispensable, que aquellas le suministren cuantas sustancias hidrocarbonadas. nitrogenadas y minerales exige el desarrollo de toda materia viva. Entra luego el orador en consideraciones muy atinadas, apoyando en los estudios hechos por Pasteur, para establecer esta fórmula: «la fermentación es la vida sin aire.» Pero las investigaciones que en realidad interesan más directamente á la Fisiología general, son las que tienden

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á demostrar la existencia en la atmósfera de espiizomice-tos que la inficionan y envenenan:

Merced á tan minuciosos y delicados estudios, la regresión de la materia orgánica á su primitivo estado mineral , ya no tiene nada de misterioso y oculto; pues hoy se sabe que los verdaderos agentes de la muerte son los seres vivos llamados microbios, cuyos gérmenes y su origen son también conocidos, ya que casi todas las aguas los contienen, así como el aire atmosférico y hasta el cuerpo de los animales cuya materia les sirve de alimento para su desarrollo, cuando la vida los abandona. Sólo el desconocimiento de la presencia de estos gérmenes en el mundo ambiente exterior, pudo sugerir la idea de las generaciones espontáneas; y aunque los de la atmósfera fueron siempre los más disputados á pesar de las demostraciones de Schwan, deSchultze, deSchroe-der, de von Dusch y de Tisserand, los delicados experimentos de Pastei^r y de Tyndal, no solo han confirmado el hecho, sino que dieron hace tiempo el golpe de gracia á la autoffonia, estableciendo el axioma de que donde no hay gérmenes atmosféricos no se verifica la fermentación, y por consiguiente no hay vida.

Ahora bien, pasando de este linaje de consideraciones al objeto principal del discurso, forzoso será reconocer que las primeras tentativas para explicar la virulencia de ciertas afecciones hay que buscarlas en antiguos estudios sobre la fermentación; pero aun entonces, siquiera se creyera en la analogn a y puntos de contacto que los virus tienen con las tales recónditas operaciones de la naturaleza , según unos se provocaba la descomposición de las materias por su peso que era mayor que el de estas; y para otros las fermentaciones acarreaban por su insaciable presencia las perturbaciones más profundas en la economía animal, de cuyas consideraciones se desprende que la idea del virus fermento no es de nuestros dias.

La teoría parasitaria de suyo muy antigua también, se prestaba mejor que la zimotica al descubrimiento de

349 hechos positivos y á la realización de verdaderos progresos; pues si bien en cierto concepto consideradas ambas teorías ofrecen muchos puntos de contacto, pues que los verdaderos fermentos son organismos cuyo desarrollo en los animales superiores ejerce funciones parasitarias, hay que advertir que los virus fermentos desempeñan un papel infectante cuya actividad no guarda proporción con su masa, al paso que los parásitos solo son perjudiciales por el número ó por la importancia de los órganos en que ejercen su acción destructora. Semejantes investigaciones solo dieron como resultado el descubrimiento del acJiarus de la sarna por Raspail; pero si el estudio de los virus fermentos ha de traer á la cuestión algún esclarecimiento, es de todo punto indispensable.eliminar de estas investigaciones toda idea parasitaria.

En los anales de la ciencia el primer dato preciso sobre esta cuestión lo encontramos en 1850 en el descubrimiento hecho por Rayer y Davaine del bacteridio en la sangre del bazo: posteriormente en 55 y 57, PoUender y Braüell lo observaron en la sangre de carbuncosos; pero ni reconocieron la función que desempeñaba, ni supieron apreciar su verdadera importancia. Solo en 1860 estudió Delafond con rara sagacidad la materia, llegando á sospechar la naturaleza y la propiedad infecciosa de tal bacteridio, siquiera deba atribuirse á Davaine el mayor progreso en este particular realizado en 1863; pu-diendo decir qué si la demostración experimental ofrece aun ciertas dificultades, por lo menos no debe dudarse de que el desarrollo del bacterio es causa y en manera alguna resultado de la afección carbuncosa (1). Por mi parte, añade Chauveau, no solo he aceptado desde 68 las conclusiones de Davaine, sino que las hago extensivas á todas las enfermedades sépticas ó septicoidéas, tales como las infecciones pútridas, provocadas por segunda vez

(1) Sabidos son los progresos realizados eu este particular des. de dicha Asamblea.

350 por Coze y Feltz con la inoculación de muy pequeñas porciones de materia infectante, las septicemias quirúrgicas, la pioemia, la gangrena, el tifus, etc. Relata luego el autor los experimentos por él practicados en este mismo sentido, comenzando en 1873 por determinar el fermento agente principal de la gangrena y concluyendo por asegurar que la función principal del virus fermento solo está vinculado en ciertos elementos granuliformes , entre los cuales se desarrollan bajo la influencia de inflamaciones específicas, los procesos virulentos. Determina después las condiciones en que algunos experimentadores colocan á los virus para su cultivo; precisa la naturaleza de los pocos que por este método lian podido reconocerse, y concluye manifestando que los resultados obtenidos justifican plenamente la definición que algunos dan del virus, diciendo que es un fermento figurado, de cuyo concepto se desprenden las consecuencias mas importantes, siendo una de las primeras la necesi-, dad de adaptar la concepción del virus microbio á las leyes de la herencia biológica. Con este motivo se extiende en consideraciones muy atinadas respecto á la importancia relativa de los dos factores de la generación, padre y madre, que concurren á determinarla, decidiéndose por la mayor influencia de esta última, poniendo fin á esta parte del discurso con estas elocuentes y significativas palabras: la ciencia fisiológica ilustra en tan delicado asunto á la sociedad; á esta incumbe, conocida la grande influencia del procreador femenino, saber exi-' girle generaciones fuertes y vigorosas, cuya posesión entraña para ella un interés tan vivo y apremiante.

A pesar de las ventajas proporcionadas por estos estudios etiológicos, forzoso es confesar que en el terreno terapéutico las tentativas hasta el presente hechas han sido punto menos que estériles para la curación; más satisfactorios son los resultados en el terreno de la preservación de las dolencias; ni tampoco cabe desconocer las inmensas ventajas de poner las heridas ó las llagas á cu-

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bierto de la acción de los fermentos infecciosos que pululan en la atmósfera, en las aguas y hasta adheridos á los instrumentos, aparatos y objetos que se emplean en las curas. Mas no son estos los mayores beneficios que de tales datos se obtendrán de seguro con el tiempo, sino principalmente se refieren á la inmunidad que determina la ])revia inoculación; pues fundados en la no recidiva, demostrada en muchas enfermedades virulentas, aquella práctica está en camino de adquirir gran desarrollo y de prestar inmensos beneficios (1), Remetiendo dicha práctica á los siguientes principios:

Operar con virus, no de la misma especie, sino de la familia, y que de suyo sea benigno.

Comunicar al virus maligno por medios varios una atenuación especifica y permanente.

Conseguir por lo menos la atenuación individual del virus, pidiendo la disminución de su actividad al corto número de microbios infecciosos que estén en relación con el organismo, pava lo cual puede adoptarse un modo particular de introducción de los agentes infecciosos. Por último, combinar varios de los indicados procedimientos para obtener con mas seguridad el resultado apetecido.

Entra luego el orador en apreciaciones muy importantes acerca de cada uno de estos medios, citando los resultados alcanzados por la inoculación de la vacuna, y por las pacientes investigaciones del insigne Pasteur y de Toussaint, añadiendo los ensayos hechos por él mismo en el carnero de África y en otros animales, dando de paso y como resultado ,de los mismos, reglas y consejos muy dignos de tenerse en cuenta en asunto de suyo tan vital.

Termina Chauveau su brillante discurso, manifestando que si en la última parte de lo que modestamente llama revista, ha indicado los grandes servicios que la huma-

(1) Buen proíeta fué Chaveau, pues hoy aquella racional sospecha ya se ha realizado por fortuna.

352 iiidad puede en su dia reportar de los estudios contemporáneos sobre los virus, está lejos de admitir que tal sea la verdadera misión de la ciencia; pues si bien esta se complace siempre que presta con sus adelantamientos un verdadero servicio al hombre, su misión y sus aspiraciones son mas altas; y si cabe decirlo asi, más puras, ya que ante todo trata de comprender y desea adquirir co-nopimientos, pudiendo asegurar que si se considera dichosa en hacer el bien, todavía tiene por mas honroso el. descubrir la verdad.

Al discurso presidencial siguió el de Mr. Guillemin, Alcalde de Argel, más modesto y menos científico que el anterior, reducido á dar la bien venida á los individuos de la Asociación, nacionales y extranjeros, que habíamos acudido al llamamiento; y á regocijarse con la idea de los grandes beneficios que la Argelia podia con razón prometerse de la celebración del Congreso y de la ciencia que este representa. Antiguamente, dijo, los Reyes so-lian conceder á los pueblos que los recibían bien, algim privilegio ó franquicia ¿podrá la Argelia esperar de la ciencia, verdadera soberana del mundo en los tiempos que alcanzamos, algún recuerdo útil y beneficioso de su paso, siquiera sea breve por esta tierra? en manera alguna debo dudarlo, y creo que las aspiraciones del país siquiera sean como lo son con efecto exorbitantes, pronto ó tarde se realizarán, volviendo esta parte del continente africano á revestir aquel estado floreciente que en otros tiempos tuvo, cuando sus populosas ciudades rivalizaban en grandeza con las de Italia, y la fertilidad de la tierra igualaba á la tan decantada de Sicilia y Egipto. Aquellos dias de riqueza y prosperidad queremos que vuelvan, pero con creces, y dirigiendo la vista hacia la ciencia línica que hoy puede realizar este verdadero milagro, nos congratula la esperanza de ver realizados nuestros vehementes deseos, siendo la venida de la Asociación como la aurora de esta ansiada metamorfosis. A los tenues resplandores de esta aurora ¿nos será permitido

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vislumbrar algo en el oscuro poPTenir? para ello es de todo punto necesario que sepáis lo que hoy tenemos, después se indicará lo que en realidad nos falta aun. Con este motivo trazó en breves frases el estado bastante próspero de la instrucción pública, desde la primaria á la superior, indicó los progresos realizados en las esferas de la prosperidad material, como lo acredita la exposición aún abierta, esperando mejores tiempos cuando las vías de comunicación se multipliquen, y al manifestar que no ocurría, por desgracia, lo mismo respecto á la situación de la industria, como quiera que se lamentara de la carencia de la ulla, su alma y su vida, apuntó una idea por todo extremo ingeniosa, esto es, la de poder un dia suplir la falta del combustible por excelencia con la acción eficacísima del calor solar, sonriéndole la lisongera esperanza de convertir su energía en agente químico-industrial, ya que tan bien desempeña las funciones de agricultor, proporcionando la maduración de los frutos, y de artista en la fotografía. Conceptos fueron estos recibidos por la Asamblea con señaladas muestras de entusiasmo.

Al discurso del Alcalde de Argel, siguieron los del Secretario general y Tesorero, aquél trazando á grandes rasgos la historia y vicisitudes de la Asociación desde el anterior Congreso celebrado en Reims, y éste pintando con los colores más vivos, que son los números, el estado brillante de los fondos con que aquélla atiende á todos los gastos que su propia índole le impone, entre los cuales figuran en primera línea la publicación del libro de actas, en la cual, por término medio, se invierten todos los años sobre 30.000 francos; los socorros que espléndidamente concede á cuantos necesitan su apoyo para continuar investigaciones ó estudios de reconocida importancia; las pensiones que da á estudiantes pobres, pero aprovechados, etc.

Terminada la sesión inaugural con unas pocas, pero lisongeras frases del Sr. Grevy, y votado el aumento de la sección pedagógica, nos dirigimos al Liceo para nom-

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brar la mesa de las diferentes secciones y discutir la orden del dia 15.

Dados ya estos antecedentes, para facilitar la inteligencia de la imperfecta reseña que de las tareas del Congreso me propongo trazar, coíiviene advertir que sólo de las secciones geológica y antropológica que frecuenté, se darán cuantos detalles sean necesarios, para que se forme concepto de la importancia de los asuntos que ocuparon la atención de sus individuos; respecto de las otras, no liaremos más que anunciar los temas y los autores que los desarrollaron, haciendo también caso omiso de la larga lista de cuestiones que inserta el libro de actas, pero que no llegaron á discutirse por ausencia de los que hablan de desarrollarlas.

Al inaugurarse en las cátedras del Liceo el dia 15 de Abril, á las ocho y ocho y media de la mañana, las tareas de las secciones, distribuí convenientemente las obras que me hablan confiado para este objeto los Sres. Riaño y Acuña, Directores de Instrucción pública y de Agricultura, D. Justo Zaragoza, el Sr. Botella y las de mi propiedad, siendo recibidas por las secciones respectivas con señaladas muestras de aprecio.

La sección geológica, presidida por Pomel, inauguró sus tareas, á las ocho y media, con la lectura hecha por Thoulet, deMontpeller, sobre aplicaciones del microscopio á la determinación de los minerales. A continuación, el Ingeniero de Minas Sr. Pouyanne exhibió la carta geológica de Argelia trazada por él, por Pomel y Delage, cuyos detalles servirán más adelante para la descripción del territorio que visitamos, terminado el Congreso. En seguida el Sr. Koning, de Lieja, anunció el hallazgo que ttivo la fortuna de hacer en la caliza carbonífera belga, del Proterocidaris giganteus, asi llamado por el mismo, en razón á ser el más antiguo representante del género y el de mayor talla conocido, pues mide 0,30 de diámetro. "Un dibujo sacado del natural nos permitió admirar este singular fósil y sus caracteres más salientes, tales como.

355 la presencia de 65 filas de placas ambulacrales, y dos órdenes de púas más grandes relacionadas con el tamaño del equinodermo, las otras pequeñas.

Algunos detalles añadió el sabio geólogo belga acerca de las condiciones de yacimiento del fósil en cuestión, que fué la capa núm. 5 de las seis en que Dumont agrupa la formación caliza en la base del carbonífero, las cuales, en su sentir, constituyen tres niveles representados por otras tantas faunas, y compuesto cada imo de dos órdenes de capas, abrigando la esperanza de encontrar otros restos de la misma ó de diferentes especies del género en bancos superiores ó inferiores. Grande y agradable fué la sorpresa que en todos causó el hallazgo y la figura que lo representaba, razón por la cual el Presidente felicitó, á nombre de la sección, al Sr. Koning, dándole además las gracias por haber reservado la noticia para el Congreso de Argel.

El Secretario Delage leyó la Memoria de Barrois sobre el carbonífero de Asturias, cuya caliza agrupa en horizonte superior é inferior apoyado en los fósiles que cita, á lo cual Koning dijo que dicho terreno ofrece más analogía con el belga que con el inglés, sintiendo la ausencia de Barrois para el esclarecimiento de la cuestión.

El Sr. Malaise hizo notar, en confirmación de lo dicho por Koning, la afinidad que él advierte entre el carbonífero inferior asturiano y el del N. E. de Francia,

Tales fueron los asuntos principales sometidos al criterio de la sección geológica el dia 15, cuyas tareas terminaron cerca de las doce, dándonos cita para el dia siguiente á las ocho y media de la mañana.

La sección de Antropología abrió la sesión bajo la presidencia del doctor Topinard, desempeñando las funciones de Secretario el Sr. Zaborowski, iniciando las tareas el doctor Faure, discurriendo acerca de los bereberes blancos, y sobre el origen de los bereberes en general. Asunto es este que preocupa mucho, y con razón, á los arqueó-

356 logos argelinos, y que desarrolló también el Sr. Tubino en una Memoria, en la que asegura existen aún en la Serranía de Ronda los dos tipos de bereberes blancos ó rubios y morenos, que, en sentir del doctor Faure, proceden aquéllos de las gentes del N., que introdujeron en África la construcción de los monumentos megalíticos, y éstos del cruzamiento con los númidas, hallándose unos y otros con sus rasgos característicos perfectamente representados en el pueblo de los Kábilas, tan distinto en todos conceptos de la raza árabe.

En confirmación de esta tesis, el Sr. Prengrueber dio cuenta á la sección de trescientas observaciones antropológicas sobre los Kábilas del Djurdjura que hizo en sus viajes por el país; estudio erizado de los mayores obstáculos, por las especiales condiciones de aquellos naturales, que no se prestan fácilmente á este género de pesquisas, siendo por todo extremo difícil obtener cráneos y otros huesos humanos.

El doctor Carret discurrió acerca del aumento de la talla en los saboyanos que van al servicio de las armas, resultado tanto más digno de consideración, cuanto que se aparta por completo de lo que comunmente se observa.

El Sr. Profesor Torrox leyó una nota muy interesante acerca de la morfología de la órbita de los monos, haciendo aplicación al estudio comparativo con el hombre.

Y, por último, el Sr. J. Mommeja discurrió sobre los mitos solares entre las gentes del campo de Quercy, en el departamento de Tarn y Garona.

En las secciones primera y segunda de Matemáticas presentaron estudios sobre el dodecaedro regular el señor Villaret, y sobre la superficie de Kummer el Sr. Dar-boux.

En las tercera y cuarta, que llevan el título de Ingeniería civil y riegos, dieron noticias muy importantes, el Sr. Marchegay acerca del establecimiento del servicio telefónico en las grandes poblaciones y modo de reahzar

357 esta importante mejora, y el Sr. Martin Calméis sobre la limpia de los paútanos por medio de aparatos de aire comprimido. Como este asunto es tan vital para nuestras provincias meridionales, cuyas condiciones climatológicas y agrícolas tanta analogía guardan con las de Argelia, considero, más que oportuno necesario, exponer los pormenores que respecto de tan importante materia indicó el sabio ingeniero. Propónese éste, de un lado, evitar en lo posible la disminución de capacidad que experimentan los pantanos por la acumulación de los acarreos, y de otro, conseguir que no se pierda la gran cantidad de agua que se experimenta en la limpia de los pantanos en periodos de tiempo determinados, y el cieno que debe convertirse en excelente abono y mejoramiento para las tierras.

Calméis opina que toda limpia que no sea permanente por fuerza ha de resultar estéril ó completamente inútil . en razón á que las aguas no cesan ni por un momento de acarrear materiales disueltos ó en suspensión. En su virtud, es preciso de todo punto renunciar á las dispendiosas operaciones de la limpia periódica, sustituyéndolas por un sistema de preservación metódica, evitando mientras no sea posible suprimir en absoluto la causa que lo determina, la acumulación de acarreos sobre los muros del pantano, con lo cual este desempeñará sus verdaderas funciones comci recipiente de agua para la Agricultura y la Industria.

El Sr. Lamairese, autor del juicio critico del método de Calméis, fundado en observaciones propias y agenas, sienta á su vez el siguiente principio, que todo légamo ó cieno suficientemente diluido ó fluido puede ser trasportado á una distancia indefinida, sobre todo si la operación se verifica subterráneainente y en canales estrechos, impulsado por corrientes sometidas á una presión bastante fuerte; de lo cual deduce que el procedimiento propuesto por Calméis, permite quitar en el momento en que se forma el depósito en el pantano, el cieno que perma-

358 nece por decirlo asi en estado de fluidez, y de consiguiente , que es eficaz como medio de conservación de los pantanos, supuesto que los preserva de la gran masa de tarquín que en ellos se deposita.

Después de un razonado juicio acerca de la Memoria de Calméis, el Sr. Lamairese, Ingeniero Jeíé de caminos retirado en Argel, le dice que está perfectamente de acuerdo con el Ingeniero Godard acerca del mérito de la invención, así como de la oportunidad de sus observaciones y de la conveniencia de experimentarlo en gran escala.

Dejando, empero, á un lado el concepto que á todos los hombres especiales merece el proyecto del Sr. Calméis , veamos de dar en breves palabras una sucinta idea del sistema, y de las razones en que lo funda su autor.

Trátase de construir grandes recipientes de agua en puntos convenientes de los rios, ó mejor barrancos de Argelia, llamados Oueds, cuyo caudal tan variable es completamente nulo precisamente cuando más falta hace el agua para las poblaciones y la agricultura; depósitos cuyo verdadero valor consiste en poder conservar el mayor caudal posible del agente líquido en la estación en que más se necesita para la vida de los hombres y de las plantas.

En el capítulo tercero deduce lógicamente las consecuencias legitiuias é ineludibles que se desprenden de las premisas sentadas en los dos anteriores, dando pruebas inequívocas del profundo conocimiento que tiene del asunto , preparando de este modo el problema para la satisfactoria solución que él cree se obtendria de adoptar el sistema que propone, y cuya exposición y desarrollo ocupa el capítulo cuarto de su interesante escrito.

La razón, no monos que la experiencia, demuestran hasta la evidencia que la sedimentación comienza en los pantanos en la parte inferior de la cuenca, y que los depósitos ulteriores se extienden y ganan terreno hacia la parte alta, formando un prisma que apoya en el propio

muro de sostenimiento por su base, y cuya cara superior es un plano sensiblemente horizontal. Dados cuyos antecedentes , el objeto que me propongo, dice Calméis, es suprimir el punto de apoyo del depósito, enturbiar las aguas antes de que éstas lleguen á la presa, y darles salida hallándose cargadas del cieno abono.

Para esto, dice, provoco en la cuenca y contra la pared principal del pantano, un violento remolino en el fondo de las aguas por medio de la proyección del aire comprimido, actuando de arriba abajo a partir del vértice del entarquinamiento, con el objeto de producir en primer término la salida del cieno ó de las partículas más movibles, y después para poder más fácilmente alcanzar el fondo á medida que se practica la evacuación. Hecho esto, hay que extender la acción á cierta distancia hacia la parte superior^de la cuenca, con el propósito de abrir una vaguada frente á los acueductos puestos en función, en cuyo momento importa sobremanera que por medio de pozos de barbacana se suspenda la alimentación del pantano.

Inútil me parece, añade Calméis, dar en este momento mas indicaciones que las generales acerca del procedimiento para tomar el aire que ha de operar, pues sobre que esto puede y debe variar en los diferentes pantanos, las máquinas para ello indispensables son harto conocidas, para^que despierte interés su descripción.

Trátase de aplicar un aparato que comprima el aire y que pueda arrojarle con nna presión de cuatro á cinco atmósferas, puesto en movimiento por una turbina situada en las cámaras donde están los grifos: la ^turbina podrá suministrar un volumen de 1.000 litros por segundo, y desarrollar una fuerza de 330 caballos en una caida ó salto de 33™. El mismo aparato, con el mínimo de caida, esto es, cuando el pantano solo contenga 5™ de agua, podrá suministrar idéntica cantidad líquida por segundo, y producir una fuerza de 50 caballos con una velocidad de 20 á 25 vueltas por minuto.

360

El compresor del aire colocado cerca de la turbina constituye con esta la parte mecánica del sistema, y como el aparato necesita agua, la colocación es oportuna. Hasta puede ponerse en movimiento por la turbina misma, lo cual evitaría las trasmisiones de movimiento, siempre. difíciles de conservar en función.

Podrá convenir, según los casos, colocar uno ó varios compresores para cada turbina; pero esto dependerá naturalmente de las circunstancias locales, lo cual nos ahorra el entrar en mayores detalles.

Dado que del compresor arranca la corriente del aire, se dirá: ¿y por dónde se le introducirá en el pantano? en realidad esta cuestión sólo ofrece algún interés por lo que respecta á la longitud del tubo y al precio de este. Sin embargo, en un pantano en construcción, será conveniente que el tubo penetre por la pared ó muro principal de construcción, á unos 5™ próximamente por encima del conducto que sirve para tomar el agua, de modo que se le conduzca por entre las barbacanas. Mas si el pantano estuviera ya hecho, lo más breve será hacerle seguir uno de los tubos de distribución hasta los pozos de barbacanas , y llevarlo desde allí al depósito por una de las mismas barbacanas colocadas á la altura designada. .

Con frecuencia, añade el autor, convendrá facilitar el desleimiento y la salida del cieno, para lo cual hánse ideado muchos aparatos, empezando por el vaporcito de hélice que indica Pochet en la Memoria que publicó con motivo del pantano del Habrá, el cual hace á la vez el oficio de draga y de agitador del tarquín; existe también el arado draga, inventado por Calméis en 1874, después de visitar el pantano del Sig.

Por último, demuestra este hábil Ingeniero, con la inflexible lógica de los números, la economía que se obtiene con su proyecto.

El costo total del aparato es de 35.000 francos, cantidad que aun agregándole todos los gastos de entretenimiento y personal destinado á manejarlo, resulta muy

361 inferior á los enormes dispendios que ocasionan las limpias por el antiguo sistema, aun prescindiendo de las incalculables ventajas que reporta la Agricultura de contar no sólo con mayores y más permanentes cantidades de agua, sino por la calidad que á esta le comunica el llevar en su seno las sustancias orgánicas y minerales que constituyen el más excelente abono.

Terminada con esto la somera reseña de lo expuesto por Calméis en la sección de Ingeniería civil y riegos, veamos en qué se ocupó la quinta, ó sea de Física.

El Sr. Marcel Brillonin, de Nancy, dio conocimiento de un aparato para medir los coeficientes de inducción y del compensador Jamin.

El Sr. Grova, de Montpeller, relató Ibs experimentos practicados en el gran establecimiento del Creusot para apreciar la temperatura en los hornos de la industria; los estudios por él realizados sobre las aberraciones prismáticas ; explicó el mecanismo de un nuevo giróscopo magnético, y, por último, expuso la proyección de las figuras de Lissajoux, produciendo fases fijas ó movibles y variables á voluntad.

La sección sexta, ó de Química, comenzó á las ocho con la interesante comunicación de Mr. Ferray sobre el ácido betulábico, sustancia que se extrae de algunas plantas de la familia de las Betuláceas.

El Sr. Buisson trató del modo de apreciar las cantidades de plomo por medio de licores.

Por último, Viredel discurrió acerca de la acción del cloruro de carbono sobre la bencina, en presencia del cloruro alumínico.

También comenzó á las ocho de la mañana la sección de Meteorología, iniciando sus tareas el Sr. Ragona con una Memoria sobre los períodos de calor y de frío.

El Sr. Tachini expuso algunos datos acerca de la organización que últimamente se ha dado en Italia al servicio meteorológico, fijándose muy especialmente en los Observatorios del Etna y de Chimona.

362 El Sr. Denza leyó una Memoria acerca de la declina

ción magnética en la península italiana. El abate Maze discurrió sobre el termómetro honda. El Sr. Doumet Adanson leyó una bien pensada Memo

ria sobre la organización de una red de observaciones para determinar la previsión del tiempo.

Por último, el Capitán francés Brocard expuso detalles interesantes acerca del servicio meteorológico en Argelia, el Boletín meteorológico que publica el Gobierno, é indicaciones generales sobre la climatología de aquella parte de África.

La sección novena de Botánica, abrió sus puertas á las nueve, comenzando por una comunicación del señor Malosse, acerca de la planta dicha Amui Visnaga. Siguió á este el Sr. Cornu, quien dio cuenta de un pulgón atacado por un hongo microscópico llamado pieos-pora.

Don José Jordana, comisionado por la Dirección de Agricultura, respondiendo como era de esperar de su reconocida competencia en el ramo de montes que con tanto acierto cultiva, al honroso cargo que se le habia confiado, comunicó á la sección un estudio muy importante relacionado con el examen micrográfico de la madera del Pinsapo.

La Sección de Zoología comenzó á las ocho de la mañana con una interesante Memoria de Carlos Vogt, sobre la embriogenia de los quirópteros: siguieron las comunicaciones de Selys de Longchamps, Presidente del Senado belga, sobre distribución geográfica de los insectos odo-natos en África, y de Joly y Vayssiéres, estudios anatómicos de las formas de larva y de ninfa del. insecto llamado Olegaria garumunica.

El Sr, Lataste, Presidente de la Sección, leyó un escrito acerca de la Fauna herpetológica de la Argelia; y por último, el Sr, Comevin, trató de la poUdactilia del caballo y de la significación que debe dársele.

La sección 12, de Ciencias médicas, escuchó al señor

363

Gauche sobre el semestre quirúrgico del Hotel Dieu de París.

El Dr. Laudowski, de Argel, discurrió sobre el tratamiento de los tumores hemorroidales.

El Dr. Joffroy, síntomas bulbares de la ataxia locomotriz.

El Dr. Houzó de Lilla, tratamiento de las heridas en el período isquémico, presentando á este propósito la faja elástica y regulada de su invención.

El Dr. Trólat disertó sobre operación de la fístula verico-genital, y acerca de los abcesos fríos ó blancos.

Por último, cerró la sesión el Sr. Henrot, proponiendo un tratamiento nuevo y de su invención, del bocio vásculo-klstico, valiéndose para ello de la electrolisia capilar.

Comenzaron las tareas de la sección 13, de Agronomía, con los estudios nuevos sobre el cultivo del lino, de la remolacha y de la Soya hispida, hechos por Ladu-reau, asunto ilustrado coi;i interesantes datos.

El Sr. Boitel, discurrió acerca de las ventajas del vapor en las faenas del campo, especialmente para las llanuras de la Mitidja.

El Sr. Deherain, disertó sobre las propiedades absor-ventes de las tierras de labor, y sobre la maduración de la avena.

El Sr. Eenouard, habló sobre las tortas que se forman con los residuos de las semillas del algodón.

El Sr. Ladureau terció de nuevo en el debate, tratando la cuestión de las variaciones que se observan en la composición de la leche procedente de vacas preñadas.

La sección 14, de Geografía, ocupó toda la mañana escuchando las comunicaciones de los Sres. Sabatier y Eenand; la de aquél sobre la Geografía física del Sahara central, y la de éste sobre la Ortografía geográfica, asunto de gran trascendencia que ha sido objeto de discusión en la Sociedad geográfica de Madrid, y cuyo resultado se publicó oportunamente en su Boletín.

364 La sección 15, Economía política, escuchó á Renaud

sobre la colonización en el África del Norte y particularmente en Argelia, y sobre la política colonial y su desarrollo económico.

El Sr. Tarry habló sobre coloniííacion del Desierto de Sahara, y acerca de la conquista pacífica del África del Norte por los franceses, y medios que deben para ello adoptarse. Y Grod, sobre las cajas de seguros contra los accidentes.

Por fin, la sección 16, la de Pedagogía, votada la víspera por la Asamblea general, comenzó sus tareas bajo la presidencia del Sr. Fau, Abogado general de Argel , leyendo en primer término el Sr. Robert una interesante Memoria histórica en la que con gran copia de datos hizo patentes las ideas humanitarias y pedagógicas profesadas por Juan Cominiac, ilustre escritor de fines del siglo XVI—1572—y de casi todo el xvii—1670. Y el Sr. Berdelle acerca del empleo de los colores como poderoso medio de retener ciertos datos numéricos.

A las dos y media comenzaron las anunciadas conferencias sobre Geografía, Geología y Demografía argelina, á cargo de los Sres. Vahl, Pomel y Ricoux, entre las cuales solo de la última daremos una idea, por cuanto de las otras dos se hablará más adelante.

Redújose la conferencia de Ricoux á sintetizar los resultados más culminantes de la ciencia de las masas humanas, deducidos de sus estudios y observaciones propias y de los datos suministrados por la Estadística oficial, sacando de tales premisas las consecuencias legítimas en sus aplicaciones á la colonización de Argelia, y á las razas mejor dispuestas á la aclimatación en aquella parte del territorio africano.

Tocante á condiciones físicas, puede decirse con este eminente demógrafo, que la isoterma 20° es allí más favorable á la aclimatación, al paso que la isotera 25°, que corresponde á la región de las altas mesetas y al comienzo d.el Sahara, constituye el límite meridional de la

365 aclimatación fácil, en razón á que las condiciones climatológicas constituyen una especie de barrera casi insuperable.

Dadas estas circunstancias, tampoco debe causar ex-trañeza, antes por el contrario es lógico y natural, que los pueblos y las razas meridionales sean más aptas para la aclimatación que las del N., siendo entre todas ellas la española la que resiste más y prospera mejor, llevando en esto una notoria ventaja hasta sobre los mismos franceses del Mediodía, según confirman los numerosos datos estadísticos recogidos.

Dejando para ocasión más oportuna, ó para personas competentes en el asunto, el seguir al Dr. Ricoux en su obra meritoria y al profundizar el asunto cual su importancia requiere, daremos punto aquí á la interesante coa-ferencia, y continuaremos el relato de los demás asuntos que se relacionan con el Congreso de Argel.

Terminadas las conferencias, nos dirigamos los señores Pomel, Poyanne, Szabo, Delage y el que suscribe, al edificio destinado al servicio de Minas, para visitar las colecciones que si no muy copiosas, son interesantes en razón á la procedencia de los ejemplares, entre los cuales merecen especial mención los equinodermos terciarios que figuraron en la Exposición de París, y que dará á conocer eu breve el Sr. Pomel en una Memoria, cuyas láminas nos enseñó.

No se limita, empero, la riqueza de aquel centro á la colección indicada, pues allí vimos entre otros muchos objetos rocas y fósiles numuliticos de Palestro, donde abundan sobre manera sus horizontes inferiores al de Os-trea crasísima, de cuya especie se conservan magníficos ejemplares. También examinamos el aereolito caido ea Orleans (Argelia) pocos años há, y del cual nos regaló un pedacito que figura en las colecciones del Museo de Madrid, como obsequio de aquel amigo. .

Abrióse la sesión geológica del dia 16 bajo la presidencia de Mr. Pomel, iniciando las tareas Mr. Pomerol

366 sobre el Ovis antiguo, procedente de la formación diluvial de Pont du Chateau no lejos de Montpellier, donde se encuentra asociado al caballo primitivo y á otras especies contemporáneas de mamíferos y moluscos.

Añade, después de esta exposición de curiosos datos, que el carnero salvaje de hoy desciende directamente del que se encuentra en estado fósil entre los materiales del terreno cuaternario. Se extiende en pormenores curiosos acerca de los combates que libran los machos cuando se trata de la posesión de la hembra. Luego establece el paralelo entre los caracteres deducidos del examen de los dientes y muelas entre la capra primigenia de Gervais, j -el Ovis antigua descrita por él, haciendo de paso notar la diferencia que existe entre ambas especies.

Invitado el orador por Mr. Bourjot á dar algunas explicaciones acerca de la rotura del estrecho y la formación del Mediterráneo, Pomerol fundado en la índole especial de la Fauna cuaternaria de África y del Sur de Europa, cree que estos hechos se realizaron en tiempos relativamente modernos, apuntando la idea de que algunas especies africanas pudieran pasar á nado hasta las costas de España.

El Sr. CoUot, dio interesantes noticias acerca del Anthracotherium encontrado en el criadero de Lignito de Volx (Bajos Alpes) y sobre las areniscas de Hélices de Goyotville, cerca de Argel.

El Sr. Bleicher disertó acerca del Lias y Oolita inferior de la provincia de Oran, indicando los caracteres litoló-gicos, estratigráficos y paleontológicos que distinguen á estos horizontes jurásicos.

El Sr. Jansen, acerca de ciertos fenómenos solares en relación con otros análogos que se verifican en nuestro planeta, lo cual le llevaba á comparar la cromosfera del sol con la costra sólida terrestre.

Aquel dia ofrecí á la sección, con destino á la Escuela de Ciencias de Argel, el Compendio de Geología, la Geov logia agrícola y el Tratado de pozos artesianos recien-

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temente publicados, y unos folletos sobre Agricultura prehistórica y Geografía geológica, y bastantes fósiles cretáceos y terciarios de las provincias de Alicante y Castellón, con destino á las colecciones de aquel Museo, añadiendo, como era consiguiente, algunos detalles acerca de dichos objetos, y en especial sobre la planta fósil llamada por Saporta Taomirus ultimns, procedente de Al-coy. También enteré á la sección del informe redactado por la subcomisión hispano-lusitana sobre uniformidad del lenguaje, que habia de discutirse aquel mismo año en el Congreso geológico de Bolonia.

En la sección antropológica, Eicoux leyó interesantes datos acerca de los romanos en África.

El Dr. Topinard presentó los resultados importantes de sus estudios craneométricos hechos en ejemplares encontrados en el Oasis de Biskra.

El Comandante Ritt discurrió extensamente acerca de los orígenes y emigraciones de los bereberes, asunto que reviste notoria importancia, y preocupa con razón á las inteligencias más privilegiadas de Argelia y de otros países.

El Sr. Bataillard abordó otra cuestión no menos importante para aquel país, cual es la de averiguar la procedencia y caracteres distintivos de otra raza curiosa la de los Tziganos ó Bohemios.

El Dr. Faure trató de las instituciones civiles, políticas y religiosas del pueblo judío.

El Sr. Liebich presentó un ensayo de alfabeto universal.

El Sr. Dale^u comunicó interesantes noticias acerca de la gruta de Pair y de los curiosos objetos en ella encontrados.

El Dr. Tarry nos inició en el significado que tienen las antiguas ruinas de Ceddrata.

Y, por último, el Dr. Delaunay expuso el método que le parece más apropiado, para determinar los caracteres y la influencia que debe concederse á la raza y la acción

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que sobre ella ejerce el medio ambiente, ó sea todo lo que la rodea.

La Sección de Matemáticas, proyecto de construcción de im Observatorio astronómico en Argel, haciendo resaltar su autor el Sr. Trepied, las ventajas de la localidad, y la importancia que llegará un dia á tener la realización del pensamiento.

El Sr. Laquiére, demostró las propiedades elementales de las determinantes, y el Sr. Schoute, dio la solución geométrica de un problema de equilibrio.

Las secciones tercera y cuarta, noticias importantes acerca de las plantaciones hechas en Argelia por la Dirección de Ingenieros.

El Sr. Feutrier, Ingeniero civil de Oran, sobre la goma explosible de Nobel, célebre marino holandés.

El Sr. Godard abordó la importante cuestión de las arenas que se encuentran en el trayecto que ha de seguir el ferro-carril trans-sahariense, cuestión que preocupa sobremanera á Francia, y de la cual fueron víctimas inmoladas precisamente cuando se inauguraba el Congreso, el atrevido j algo imprudente Coronel Flaters y sus compañeros.

Acerca de este particular, he oido en Argel opiniones muy encontradas; pues mientras los unos exageran las dificultades que esta causa puede oponer á la realización del pensamiento, otros como Pomel, que conoce bien el Desierto, aseguran que semejante temor es infundado, ya que las arenas no se dejan trasportar tan fácilmente como se cree, pues hasta el mismo simún ó sirocco, apenas si levanta la parte más tenue de la superficie, y que debajo de una capa de espesor variable, siquiera no grande, aparece el subsuelo formado en general de arcillas y calizas duras y resistentes.

El Sr. Bergeron dio cuenta del actual estado que ofrecen Io8 estudios, sondeos y demás preparativos del túnel submarino de la Mancha.

El Ingeniero Siemens discurrió sobre la fabricación del acero y la calefacción por medio del gas.

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Por último, el Sr. Tremaux, inspirándose principalmente en los intereses agrícolas del país, trató el asunto vital por excelencia, de la conducción de las aguas y su distribución por las tierras.

La sección de Física comenzó á las nueve, ocupándola casi en totalidad los Sres. Jansen y Gladstone, aquél sobre Fotometría fotográfica y el poder irradiante del sol comparado con el de las estrellas, completando tan curiosas noticias con otra comunicación sobre la fotosfera solar, y éste acerca de los equivalentes de refracción de los compuestos de carbono.

La sección de Química comenzó con la Memoria del Sr. Monnier sobre el Metonómetro automático.

El Sr. Friedel demostró en un discurso lleno de erudición y de datos curiosos, los grandes servicios prestados á la Mineralogía por la ciencia química.

Y para cerrar la sesión, el Sr. Battandier leyó un interesante estudio acerca del alcaloide del Heliotropio europeo.

Ea la sección de Meteorología, inauguró las tareas el P. Denza, discurriendo sobre la variación diurna de la electricidad atmosférica, y determinación de los valores absolutos del magnetismo terrestre en Italia.

El señor Abate Maze dio explicaciones interesantes acerca de la medida de la cantidad de nieve y de la evaporación del agua bajo la influencia de los rayos solares.

El Sr. Hebert comunicó curiosas noticias sobre la Meteorología del continente asiático.

Y, por último, el Profesor de Medicina de Burdeos, Sr. Lespiault, hizo una reseña de los estragos causados en el S. O. de Francia por la intempestiva helada del 16 de Mayo de 1880.

La sección de Botánica tenia, por lo visto, pocos puntos preparados, y faltaron quizás algunos de los que se habían anunciado, puesto que no volvió á reunirse, habiendo puesto en la orden del dia un anuncio en que se advertía esta circunstancia.

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En la de Zoología y Zootecnia comenzó el Sr. Saba-tier leyendo una Memoria sobre la respiración de los que-lonios, y respecto á la organización del Laboratorio de Zoología marítima de Cette.

El Sr. Houzaud acerca de la formación de los órganos sexuales de los moluscos terrestres.

El Presidente, Sr. Lataste, habló sobre la picadura del escorpión, poniendo término el Sr. Thomas con las noticias acerca de las especies fósiles del género Bos y de otras de la familia de los bóvidos, encontradas en los terrenos terciario y cuaternario de Argelia.

En la sección de Ciencias médicas, Logie habló sobre el insomnio.

El Sr. Podoliwski acerca de la difteria en los Gobiernos de Kiev y Poltava (Rusia).

Sobre esta misma dolencia discurrió también con mucho acierto, aduciendo datos importantes, el Sr. Cornill, fijándose muy particularmente en la amigdalitis diftérica.

El Sr. Gillet, de Grammont, discurrió sobre la visión de los colores.

El Sr. Bertherant sobre aclimatación en general, y mejores procedimientos ó precauciones que hay que tomar para realizarla con resultados satisfactorios.

El Sr. VuUiet, de Ginebra, expuso una observación curiosísima de lupus vorax, añadiendo consideraciones muy atinadas acerca del tratamiento de esta enfermedad por el método antiflogisto, y especialmente por las evacuaciones sanguíneas.

El Sr. Delamotte trató la cuestión interesantísima de las epizootias en Argelia.

El Profesor Grounin presentó una balanza para pesar los recien nacidos.

El doctor Foussie leyó una Memoria titulada «Contribuciones al estudio de la etiología de la pelagra.»

El Sr. Trollard dio cuenta de un bien razonado estudio titulado «Argel y sus epidemias,» relatando las que se han padecido en aquella capital, con las causas que

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las determinaron y modo de evitar sus estragos en lo sucesivo.

El Sr. Parant, discurrió extensamente sobre la patogenia de las alucinaciones.

El Sr. Bertherant leyó un trabajo del Dr. Troupeau ausente, acerca del peinado considerado bajo el punto de vista de la temperatura.

Por fin. Fabre de Rieunegre, encareció en un brillante discurso la necesidad de crear cátedras de Hidrología médica en las Facultades de Medicina.

La sesión de Agronomía comenzó á las ocho, inaugurándola el Sr. Bargeand sobre la enseñanza agrícola en Argelia.

El Sr. Meunier trató sobre el cultivo del Sorgo. El Sr. Arles Dufour, discurrió acerca de la producción

de las cereales en Argelia. Gravelle explanó el procedimiento de Capgrand Mo-

thes para la mejor producción del corcho. La sección de Geografía también abrió las puertas á

las ocho, y concedida la palabra al Sr. Duprat, dio noticia de un cuadrante de su invención, para hallar fácilmente la latitud de un punto cualquiera.

El Sr. Bouty, llevando la voz de la Sociedad geográfica de Oran á la que pertenece, expuso el estado en que se encuentra la importantísima cuestión del ferro-carril trans-sahariense.

El Sr. Sabatier, presentó unos estudios interesantes sociológicos acerca de los bereberes del Djurjura.

El comandante Titre, discurrió acerca de los grandes rasgos de la Orc^rafía argelina.

Por último, el Sr. Parnart, abordó el asuntó de las coordenadas de las proyecciones de las cartas de Argelia y del África septentrional.

En la sección de Economía política, continuó á las ocho de la mañana el debate sobre la colonización de Argelia , inconvenientes qué hay que evitar y mejor modo de realizarla,,

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El Sr. Limousin, habló sobre el tratamiento que conviene dar á los indígenas.

El Sr. Rozy, discurrió extensamente sobre el régimen de las aguas de la Argelia, ni navegables, ni flotables y acerca de la tasa del interés y de las Bancas del país.

El Sr. Dubosc, expuso la marcha progresiva de la Agricultura en Argelia, indicando las variadas causas ú que debe esto atribuirse.

El Sr. Podoliwski trató de la propiedad rústica entre los pueblos eslavos.

La sección de Pedagogía celebró la sesión del día 1(5 en el suntuoso edificio recien construido en el barrio extramuros de Argel, llamado Mustafá inferior, á expensas de' Municipio, que ha gastado en aquellas Escuelas de Instrucción primaria, á cargo de maestras, cerca de 40.000 duros, habiendo discutido los puntos siguientes:

El Rector Belin, sobre la Instrucción en Argelia, El Sr. Loizillon, sobre las cajas de ahorros escolares. El Sr. Kow^nacki, del espíritu filosófico en sus rela

ciones con la pedagogía. El Sr. Tessier, expuso un ensayo propio acerca de

la pronunciación comparada del hebreo en los tiempos antiguos, en los judíos árabes y en las Escuelas de Europa.

El Sr. Guianchain, trató sobre las instalaciones del grupo escolar en la exposición.

Y por último, el Sr. Frey, expuso algunas consideraciones sobre el estado presente de la instrucción en la provincia de Constantina, tomando como tipo el colegio de niñas de la capital.

Terminadas con esto las tareas matutinas de todas las secciones, la tarde se destinó á presenciar un espectáculo que, si por una parte era bien profano y por su calidad casi me atrevería á calificar de impropio de una reunión de hombres serios dedicados al estudio y meditación, por otra no dejaba de ofrecer algún interés para el conocimiento de razas y de una de sus costumbres más (yracterísticas;

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refiéreme al singular y fantástico baile público que el Ayuntamiento de Argel ofreció á los individuos del Congreso en la explanada de Mustafá inferior, y dentro del cercado donde continuaba aún abierta la Exposición regional.

En el centro de la Exposición regional, sobre ancho y bajo tablado, presentáronse á nuestra vista diferentes individuos de gentes extrañas agrupadas según las razas á que pertenecían, formando singular contraste las de color negro intenso y de piel brillante con señales evidentes en las partes descubiertas del cuerpo y especialmente en el rostro del taraceo de la piel, con los tuareques y las judías de tez blanca y rasgos delicados en la fisonomía, \ínicas que pudimos contemplar, pues sabido es que á la mora le está en absoluto prohibido y bajo penas severas llevar la cara al descubierto. Dicho se está que todas es-t^s y muchas otras particularidades étnicas que por brevedad se omiten, fueron las que llamaban nuestra atención, siendo de ver el afán con que examinaban hasta los más pequeños detalles los antropólogos, y particularmente Quatrefages, Topinard, Vogt y muchos otros.

A una señal dada comenzó el baile al compás de instrumentos propios de aquellas tribus, del cual nada me atrevo á decir, tanto por ser ageno al objeto del libro, cuanto por la índole especial del espectáculo, indigno de una sociedad culta.

El dia siguiente fué de descanso, disfrutando también de otra fiesta ofrecida al Congreso por el Municipio, por todo extremo curiosa, á saber, las carreras de caballos celebradas en el hipódromo de bajo Mustafá, á las que puso término la' fantasía árabe, algarada semisalvaje, de la que, sin verla, es punto menos que imposible formar idea. Invitadas á este fin todas las tribus del Sahel, aparecieron en la pista como unos 500 ginetes sobre magníficos caballos árabes, conducidos los de cada pueblo por sus respectivos jefes ó Cheiks, con sus vistosos albornoces y turbantes, adornados todos con el traje de gala, y

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acompañando en la diestra la incomprensible espingarda. Al frente de aquella masa compacta y vistosa iba un gran moro llevando el estandarte verde del Profeta, siquiera algo atenuado por la mezcla con los colores de la bandera tricolor francesa, así dispuesto á fin de moderar los ímpetus de aquellas gentes, siempre dispuestas á pelear. A una señal dada precipitóse aquella imponente masa de guerreros en la arena, y luego, dividiéndose en grupos de 15 á 20 hombres, emprendieron todos la carrera más vertiginosa que imaginarse puede alrededor de la pista, saludando á la presidencia con disparos en masa ó en guerrilla, y haciendo después alarde de la más prodigiosa actividad y destreza, excitando la admiración de cuantos contemplábamos aquel espectáculo, que sólo allí puede verse, y prorumpiendo la multitud en burras y aplausos, con lo cual adquirió la fiesta un carácter de t^do punto indescriptible.

La función concluyó ya casi anochecido, retirándonos todos á comer y descansar, preparando el ánimo con el reposo del cuerpo, á más quietas y provechosas tareas en el dia siguiente ¡singular contraste! los dos anteriores asistíamos á espectáculos curiosos por lo extraño y desconocido, en los cuales desempeñaron las funciones principales, tribus en estado casi salvaje, haciendo alarde de costumbres licenciosas y sensuales y de ejercicios violentos, en los que para nada intei'venia la cultura ni la inteligencia ; y á la mañana siguiente, un número considerable de hombres llegados allí de todos los ámbitos del mundo en alas de la ciencia, volvían á sus habituales tareas movidos tan solo por el afán de saber y de contribuir á la grandiosa marcha del progreso humano. Allá en la arena del hipódromo el hombre casi primitivo con toda su rudeza salvaje é instintos lúbricos, guerreros y feroces; en las modestas aulas del Liceo el representante de la cultura y de la civilización con sus lucubraciones científicas, tendiendo á mejorar las condiciones físicas, intelectuales y morales de la especie humana, de cuyas ven-

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tajas por desgracia suya, aquellas tribus que nos habían deleitado la víspera con sus raras y estrambóticas costumbres, no quieren aun participar.

Pero dejemos ya estas reflexiones que la índole de las fiestas y la naturaleza del Congreso nos sugieren, y veamos en qué se ocuparon las diferentes secciones el lunes 18 de Abril.

Inauguró las tareas de la sección geológica el distinguido Profesor de Buda-Pest, Szabó, dándonos cuenta detallada del estudio petrográfico y geológico de la formación traquítica de las montañas húngaras de Tokay, famosas por el rico vino de este nombre.

Dos interesantes mapas petrográfico uno y agronómico otro especial del cultivo de la vid en aquella comarca húngara, completaron, dándole mayor interés, la comunicación del sabio Profesor.

Antes, empero, expuso las bases que le han servido para la clasificación de las traquitas, á saber; la composición mineral, la naturaleza acida ó básica del feldespato, las sustancias que á título de habituales suelen ofrecer dichas rocas, y sus relaciones con los terrenos terciarios, entre cuyos materiales suelen con frecuencia encontrarse los detritus de las propias traquitas. A cuatro reduce Szabó el número de sus especies y son anortitica, labradorítica, oligoclásica y ortósica, á cuya naturaleza esencial feldes-pática agrega la presencia en la primera del piroxeno, del anfibol á las veces y la falta del cuarzo y de la mica; en la segunda de la mica y del anfibol, pudiendo el cuarzo existir ó faltar, ocurriendo lo propio con los granates y el piroxeno; e» la tercera de el cuarzo, la mica y el anfibol, aunque este en cortas cantidades; en la cuarta por fin, se ven la mica y el cuarzo, un feldespato triclínico casi siempre oligoclásico, y á las veces el anfibol. Advierte además aquel, que con frecuencia dichos tipos traquíticos se confunden por la mezcla y tránsito insensible de los unos á los otros, lo cual dificulta sobremanera su estudio.

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Respecto á las relaciones de las traquitas con el terreno terciario, acordes los geólogos en que su aparición ocurrió entre el mioceno medio y superior, Szabó dice observarse en Hungría que la toba que lleva fósiles del último horizonte llamado por los austríacos Sarmatiense, contiene detritus de traquita anortitica de donde deduce que esta es posterior á la labradorítica, la cual presta materiales al mioceno medio ó piso mediterranense, sucediendo otro tanto á las oligoclásicas y ortósicas, todas las cuales son por consiguiente anteriores, hasta el punto de citar aquel el hallazgo de la ortósica en los horizontes superiores del piso nummulítico.

Deduce Szabó de tan minuciosos estudios las siguientes conclusiones; 1 / que la formación traquitica representa una unidad compleja, á la que denomina ciclo de erupción, el cual repite en todas las rocas feldespáticas, aun las más antiguas; 2." el basalto pone término al ciclo traquítico, al menos por lo que á Hungría se refiere, debiendo colocar su aparición como contemporánea y quizás posterior, al plioceno y horizonte de Congerias; 3.* que en las inmediaciones de los yacimientos de los diferentes grupos traquíticos obsérvanse fenómenos curiosos de contacto, que se traducen por la presencia de diferentes especies minerales características á las veces, de dos ó más traquitas; 4." que esto ha ocasionado modificaciones con las que se distinguen aquellas, siendo las principales la rioUtica, litoidita, grunstein traquítico, domítica, pórfido molar y alunítica; 5.* que para que el estudio resulte completo, conviene distinguir en cada grupo traquítico un estado normal y otro modificado, acentuándose tanto más la metamorfosis cuanto más antiguo es; y 6." que para apreciar la importancia de los diferentes grupos conviene saber que el anortitico forma en Hungría el 50 por 100 de la masa traquitica; el labradorítíco el 30 por 100; el oli-goclásico el 15 por 100 y el ortósico el 5 por 100.

Hecha esta ligera reseña de los interesantes estudios sobre las traquitas de Hungría en general, el distinguido

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Profesor Szabó explana la tesis sobre las del distrito de Tokay en los siguientes términos.

En este distrito sólo se encuentran bien desarrollados los tres grupos siguientes:

1.* Traquita anortítica con labradorita y piroxeno, la mayor parte de las veces de estructura andesítica; siquiera estableciendo á menudo el tránsito insensible al gTunstein traquítico con sulfuros metálicos, que se explotaron en otros tiempos.

2." Traquita micácea anfibólica de labradorita y oli-goclasa.

3.* Traquita con mica, cuarzo, ortosa y oligoclasa. de estructura casi siempre riolitica.

Pero esta clasificación es puramente petrográfica; y para darle el sello geológico se hace preciso fijar la atención en las tobas _y brechas traquíticas, que constituyen verdaderos bancos en los terrenos de sedimento. En aquel distrito figuran dos horizontes; el superior lleva fragmentos de traquitas de los tres tipos, siquiera predomine el anortitico con labradorita y augita en estado normal, faltando ésta en el horizonte inferior. Ahora bien; en el primero hállanse fósiles del mioceno superior, piso sar-matiense, mientras que en las brechas formadas por detritus de la traquita cuarcífera con mica, ortosa y oligoclasa , de las cuales se sacan piedras de molino de excelente calidad, en Sarospakak, los fósiles son característicos del mioceno medio ó piso mediterranense.

Szabó propone, por último, la siguiente clasificación; Primer grupo. Traquita ó andésita piroxénica. Segundo gfrupo. Traquita micácea anfibólica. Tercer grupo. Traquita ó riolita cuarcífera. La mica determina y facilita la distinción entre la

traquita más reciente, que carece de ella, y la más antigua que la lleva en su seno; advirtiendo que si en las últimas domina el anfibol, pertenecen las rocas á erupciones más modernas, mientras que si es el cuarzo el dominante , las traquitas son más antiguas, y casi siempre

378 modificadas ó alteradas por otra traquita básica que se encuentra en contacto con la modificada. En los montes de Tokay este tipo se encuentra afectando la modificación riolítica.

Tras de estos pormenores científicos, el eminente Profesor discurrió acerca de la relación estrecha que se advierte entre las diferentes calidades del celebrado vino de Tokay y las rocas traquíticas, dando razón de tan singular hecho por los elementos minerales que la descomposición de cada uno de estos grupos suministra al suelo en que se cultiva la vid.

Terminada la interesante comunicación de Szabó, hizo uso de la palabra otro infatigable y celoso geólogo, el Sr. Fusch, para exponer interesantísimos detalles sobre los criaderos de plomo y hierro de Túnez y de los de cobre gris de la pequeña Kábila.

Aunque la índole del escrito no nos permita entrar en los muchos pormenores aducidos por Fusch, sin embargo conviene indicar lo más culminante de su estudio.

Dio primero una idea exacta y minuciosa de la estructura y composición petrográfica del territorio de la gran Kábila tunecina, en la cual figuran pizarras micáceas, arcillosas ampelíticas y de color de heces de vino, estas últimas sobrepuestas á las primeras y con fósiles que pertenecen al terreno jurásico. Sobre estos materiales en capas discordantes, encuéntranse calizas blancas cristalinas que corresponden al terreno cretáceo, cuyos accidentes estratigráficos y orográficos se hallan orientados de E. á O. Entre las calizas y las pizarras que les sirven de base, aparecen muchos manantiales, á quienes atribuye Fusch en gran parte la formación de los filones. La abundancia de aguas, la composición mineral del suelo y las excelentes condiciones climatológicas, comunican á la Agricultura de la comarca un carácter especial y de notoria fertilidad.

En la pequeña Kábila que comprende desde los alrededores de Bougi hasta Constantina, vénse areniscas en

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grandes bancos adosadas contra los materiales jurásicos, las cuales á juzgar por los fósiles que contienen, las refiere Fusch al terreno terciario inferior de París.

En esta arenisca arman los criaderos de hierro, siguiendo la linea por donde aparecen los manantiales que son los que en otros tiempos dieron origen á la formación de aquellos ricos criaderos, cuyas masas son superficiales y se extienden desde Bougi lo menos 40 kilómetros con rumbo al Sur. A unos 28 kilómetros de aquella población hay otro criadero en la caliza cretácea, afectando la forma de inmenso hongo, resultado de la expansión del mineral á la superficie. El hierro es en todos estos criaderos manganesífero, formando la ganga, ó por lo menos acompañando al mineral, la baritina con venillas de cobre gris.

Los criaderos cobrizos forman en la gran Kábila provincia de Constantina y en territorio de los Krumires, otro igrupo importante, orientado de E. á O. entre Tenesse y Busajo. Los minerales se encuentran asociados al hierro espático, siendo argentífero el cobre gris, con la particularidad de que la cantidad de plata aumenta (10 kilogramos por tonelada) desde Tenesse á Babor, donde aquel se hace antimonífero, luego va disminuyendo la riqueza hasta el punto de desaparecer por completo al pié del monte Babor.

La forma del criadero se subordina á la naturaleza de terreno en que arma; así es que en las margas hojosas y de colores varios que quizás sean triásicas, se presenta en filones y de gran profundidad con salbanda pizarreña, en los cuales el hierro desempeña funciones de nuevo accidente , siendo lo esencial el cobre. Si las grietas de la roca matriz se aproximan á los planos de estratificación, entonces los filones pierden su importancia, convirtiéndose en venas y venillas, ó en Stokwerk, que dificultan la explotación, á pesar de su gran número.

En el seno de la caliza existen también criaderos de hierro, cobre, calamina y otros metales, pero el aspecto

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( ue ofrecen es distinto, observándose sin gran dificultad señales de intrusión, siguiendo el mineral las líneas de menor resistencia, al contacto de las calizas y las pizarras infrapuestas.

Preséntase allí el mineral en forma de grandes bolsadas. y diríase que al constituirse atacaron sin duda á la roca^ que aparece fragmentosa formando brechas muy singulares. Con estas condiciones aparece el mineral por todas partes y á poca profundidad del suelo en el territorio llamado el Tellicin. Este criadero ofrece un aspecto tan extraño , que es por todo extremo difícil de explicar y tanto •') más embarazosa su explotación.

Después ofreció á la sección un ciiadro gráfico inventado por él, cuyo objeto es facilitar la inteligencia de las condiciones de explotación de cualquier criadero, y conocer á primera vista las ventajas ó inconvenientes que ofrece su laboreo.

El Sr. Boisselier dio cuenta de los horizontes inferiores del piso cenomaniense en la embocadura del rio Charenta en Francia, con indicación de los fósiles más notables y característicos que ha encontrado.

Por último, tocóle el turno al que siiscribe, para comunicar á la sección las curiosas circunstancias de minerali-zacion que concurren en el famoso criadero de Kaolín de la puebla de Montalban, en la provincia de Toledo y en las célebres canteras de Urda, y algunas observaciones por él hechas en el terreno cretáceo superior de Algoy no lejos del sondeo artesiano que bajo su dirección se está practicando, noticias que se omiten por haberse ya publicado en los Anales de la Sociedad española de Historia Natural.

La sección de Antropología ofreció también notorio interés, merced á las comunicaciones que presentaron varios socios en el orden siguiente.

El Sr. Ledouble discurrió acertadamente acerca de varios músculos comunes á la especie humana y á diferentes mamíferos.

381 El Sr. Martinet trató de la Antropología de Banyuls

del Mar. El Sr. Cartailhac remitió un mapa en el que se hallan

indicadas las principales estaciones prehistóricas hasta el presente encontradas en el N. de África, oportunamente clasificadas en los diferentes grupos hoy admitidos.

El doctor KoUmann, de Basilea, discurrió extensamente dando noticias muy curiosas sobre las razas á que pertenecen ó en que pueden agruparse las poblaciones de Europa.

El doctor Carret habló acerca del ritmo que sigue la talla humana y sobre las medidas cranianas.

El Sr. Niepce (hijo), dio noticias acerca de un esqueleto fósil encontrado en Niza.

Por último, el que suscribe expuso nuevos datos acerca del tema ya expuesto en el Congreso de Lisboa, que en su sentir confirman, no sólo la prelacion del cobre respecto del bronce, sino el carácter indígena de su fabricación , acerca de lo cual no se pi-esentó objeción alguna. No así respecto á las noticias que se permitió dar acerca de las pinturas de la cueva de Santillana, pues con este motivo cierto socio leyó una carta del Sr. Cartailhac , quien fundado en los antecedentes comunicados por un Ingeniero francés, y previendo, sin duda, que se trataría este asunto, pues sabia desde nuestra última entrevista en Lisboa que tenia intención de ir á Argel, desmiente que dichas pinturas sean prehistóricas. Protestóse del proceder de persona que no había visto la cueva, y para terminar se dirigió un ruego á la sección, que consistía en que fueran sus individuos á Santillana para juzgar por sí mismos.

La sección de Matemáticas comenzó discurriendo Le-moine acerca de varios teoremas de la Geometría de posición.

El Sr. Trepied, Director del Observatorio de Argel, observaciones acerca del método de Cauchy para el cálculo de las desigualdades de los planetas.

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Collignon, Ingeniero Jefe de caminos, trató de dilucidar varias cuestiones de Análisis y de Mecánica, y entre otras la curvatura de los sólidos de revolución, y la cuadratura de sus superficies.

Por último, el Sr. Jaubert, fundador del Observatorio popular del Trocadero, expuso el sistema nuevo de grandes anteojos, exhibiendo además una colección de fotografías alusivas.

La sección de Ingeniería y Navegación comenzó sus tareas hablando el Coronel Fourchauts sobre las poblaciones defensivas.

El Sr. Selleron sobre los tabiques recipientes de las embarcaciones.

El Sr. Betochi dio cuenta de las obras que se están llevando á efecto para el saneamiento del Tiber, en Roma.

Y, por fin, el Sr. Tremaux, discurrió extensamente sobre la limpia de los pantanos y conducción de aguas, asunto de trascendencia suma para Argel lo mismo que, para nuestras provincias del litoral mediterráneo.

La sección de Física, presidida por Jansen, comenzó sus tareas con los estudios sobre las fórmulas de las pilas, expuestos por el Sr. Gariel.

El Sr. Tacchini habló sobre las protuberancias solares, añadiendo el Sr. Jansen algunas observaciones sobre esta comunicación.

La de Química comenzó con la Memoria del Sr. Mar-chand acerca del análisis volumétrico de la potasa.

El Sr. Brame discurrió sobre los cloruros y clorhidratos.

Gladstone y Tribes sobre los alcoolatos alumínicos. Y Loir acerca de la cristalización de los alumbres y

los ácidos orgánicos monobásicos. La de Meteorología abrió la sesión á las ocho de la

mañana, comenzando el Sr. "Vignier con un interesante estudio de los fenómenos atmosféricos que se realizan entre el Atlas y los Ce venes.

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El Dr. Fines dio á conocer el termógrafo y anemó-grafo de Bourdon.

El Sr. Tacchini, discumó sobre el anemómetro que funciona en las estaciones italianas.

Y por fin, el Sr. Brocard expuso el modelo de barómetro que ha inventado para verificar las exploraciones saharienses; luego presentó la carta que representa las lluvias que caen en Argel, y otra de curvas barométricas.

La sección de Zoología comenzó sus tareas con la interesante noticia que dio su presidente Sr, Lataste sobre la Fauna herpetológica de Argelia.

Siguió el Dr. Arnaus, exponiendo observaciones propias sobre la anatomía y fisiología de la larva de la Oes-chna grandis.

El Sr. Bolívar, discurrió sobre los insectos ortópteros de Argelia.

Y el Sr. Sabatier sobre el desarrollo de los araneidos. La sección de Ciencias médicas fué también como en

el dia anterior muy nutrida de doctrina y de casos prácticos.

Comenzó el Sr. Prengrueber tratando sobre la viruela, las inoculaciones variolosas y la vacuna en los indígenas de Argelia.

El Sr. Niepce, hizo indicaciones generales acerca de las aguas de AUevard, especialmente para el tratamiento del asma.

El Sr. Boeckel, sobre la paratomía en la estrechez interna por brida.

El Sr. Poucet habló del epitelioma profundo del miembro ó intraperineal.

El doctor Hortolés presentó un aparato para corregir la rotura del anquilosis de la rodilla. .

El Sr. Martin, de la trepanación de las extremidades radiculares de los dientes, como tratamiento de la periostitis crónica alveolo dentaria.

El doctor Feuillet expuso algunas consideraciones

384

acerca de la influencia del clima argelino en la tisis pulmonar.

El Sr. Caussidon habló sobre la aplicación ó empleo del salicilato de sosa en la fiebre tifoidea.

El doctor Herard discurrió brevemente acerca de la favorable influencia del hidro-neumotorax en la marcha de la tuberculización pulmonar.

El Sr. Spillmann dijo unas palabras sobre la resección de la rodilla.

El Sr. Richardiére expuso el caso de gangrena en el muñón de un enfermo de nefritis intersticial.

Un asunto de notoria importancia abordó el doctor Lebon, á saber: el tratamiento que debe aplicai-se á los asfixiados reciennacidos y á los ahogados; consiste en el baño de agua á 50° para aquéllos, y para éstos colocar el cuerpo cerca de un fuego muy vivo, secándolo antes, y procurando restablecer la respiración levantando y bajando el brazo; añadiendo que todos los otros medios considerados como heroicos, por ejemplo, las mantas calientes, la aplicación de la electricidad, etc., son completamente inútiles, según experiencia propia.

A propósito, y vista la trascendencia del asunto, habrá de permitírseme dar cuenta del resultado de estudios y de la práctica del Dr. Houzé que los sintetiza en las conclusiones siguientes:

1.* Mis experimentos, dice este insigne Dr. de Lilla, hechos sobre animales y las autopsias de Medicina legal citadas en la Memoria, de las cuales 26 he practicado yo, revelan un hecho de la mayor importancia para la cuestión de que se trata, á saber; la presencia de una cantidad notable de agua y gases en el estómago de los ahogados; cantidad que aumenta cuando el estómago se encuentra vacío de alimentos.

2." De aquí se sigue la dilatación de la cavidad estomacal que impide los movimientos respiratorios y circulatorios , provocando al propio tiempo ó como consecuencia inevitable, la congestión de los centros nerviosos.

385 Dos fotografías que ilustran la Memoria ponen en evidencia este hecho, que es incuestionable.

3.* En virtud de estos antecedentes es de absoluta necesidad practicar en los asfixiados por sumersión el cateterismo del estómago, con el fin de extraer lo más rápidamente posible el agua, los alimentos, los gases y las bebidas alcohólicas que contenga.

4." Que es de rigor el que figure una sonda en los aparatos destinados á este servicio.

5." Que el cateterismo del estómago no debe excluir ni rechazar los otros medios propuestos por autoridades respetables y que la experiencia ha sancionado. Sin embargo , la respiración artificial por medio del fuelle, á no practicarla con un tubo laríngeo y por algún médico ó persona muy práctica, debe desecharse como perjudicial.

Y G." Que á pesar de todo, conviene que la reacción ó la vuelta á la vida se dirija oportunamente, con el fin de evitar las congestiones secundarias del cerebro y de los pulmones.

Puso fin á la sesión el Sr. Vincent, de Lion, con un estudio importante sobre la paratomia, y la cistorafia en las heridas penetrantes intraperitoneales de la vejiga.

La sección de Geografía inició sus tareas con la discusión promovida por Marchand acerca del anáfisis de la tierra vegetal por medio de las plantas que en ella se dan, debate en el que terciaron los Sres. Boitei, Arles Dufour y Mojón.

Siguió el Sr. Duraud proponiendo varios medios para destruir la langosta.

El Sr. Dehérain trató de la maduración de la avena. El Sr. Chabrier sobre los ferro-carriles agrícolas en

Argelia, punto que discutió también el Sr. Arles Dufour. Por último, el Sr. Calméis expresó el deseo de que se

adoptara alguna medida relativa á la limitación que debe darse á las aguas superficialas de la Argelia, y á la protección, que merecen los pantanos.

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La sección de Geografía oyó al General Parraentier la exposición de su sistema acerca del vocabulario geográfico árabe-francés.

El Coronel Perrier, desarrolló sucesivamente las tres partes en que ha dividido sus comunicaciones acerca de la geodesia y topografía de Argelia.

Y el Comandante Titre, expuso cuantos desarrollos se le pidieron por varios individuos de la sección, acerca de las formas exteriores de la Argelia y del África en general.

Toda la sesión de la sección de Economía política la ocupó el debate sobre la colonización de Argelia, iniciado ya la víspera, y en la que tomaron parte los Sres. Cla-mageran , Renaud , Poivre , Alphandery, Robe, Mare Maurel, Sabatier, Bourlier y Vahl.

Por ñn, la sección de Pedagogía comenzó sus tareas con la lectura de una Memoria del Sr. Berdellé, sobre el uso de los colores como medio mnemotécnico en lo concerniente á fechas.

El Sr. Groult discurrió sobre la fundación de Museos cantonales en Argelia.

El doctor Landwski, dio cuenta del estudio hecho por el Profesor de Montpeller acerca de la memoria de las cosas.

Y Pontaviche leyó una nota sobre el desarrollo y estado que á la sazón ofrecía la instrucción primaria en Argel.

Las secciones nombraron los respectivos presidentes y delegados del Consejo para el año próximo, cuya Asamblea había de congregarse en la Rochela.

A las once reunióse el Consejo de Administración para tomar varias resoluciones relativas al futuro Congreso, j á los acuerdos y votos emitidos por algunas secciones.

A las dos celebróse la famosa cabalgata dispuesta en obsequio á los congresistas por la comisión de fiestas del concurso regional. Por la noche nos obsequió el Ayuntamiento de la ciudad con un gran baile; algunos asís-

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tieron también á otra fiesta árabe, que no pude ver. El 19 de Abril terminaron las tareas del Congreso, si

quiera la mayor parte de las secciones, agotados los puntos de discusión, no actuaron. La geológica destinó la mañana á escuchar de labios del Sr. Fuchs más amplios pormenores acerca de la estructura y riqueza mineral de Túnez, y algunas otras comunicaciones de escasa importancia. A las dos celebróse la sesión de clausura del Congreso, dándonos el Presidente, Cliauveau, la despedida afectuosa, acompañada de la expresión de reconocimiento y de placentera enhorabuena por los brillantes resultados de ia Asamblea, é invitando á que concurriéramos al próximo, que habia de celebrarse en la Rochela en 1882.

Por la noche, el Sr. Grévy nos obsequió con un brillante sarao en el palacio de su residencia', situado en Mustafú superior, de estilo árabe, que nos recordaba la incomparable Alhambra, siquiera muy inferior á la joya granadina. Una intempestiva lluvia aguó en parte la fiesta , que fué espléndida y con carácter mixto de europeo y africano, verdaderamente extraño, figurando entre los convidados los individuos del Congreso, la mejor sociedad de Argel y más de doscientos jefes, Cadís y Cheiks, que comunicaban á los salones de estilo oriental un sabor propio á la par que un singular contraste. Varias observaciones pudimos hacer tocante á las costumbres de aquellos indígenas medio civilizados; pero nos limitaremos tan solo á indicar el escaso respeto que en presencia del espumoso champagne y de otros excelentes vinos, parecían demostrar por el Código que tanto los fanatiza, ya que no fueron los devotos del Profeta los que menos libaciones hicieron.

EXCURSIONES GEOLÓGICAS POR ARGELIA Y ALMERÍA.

El dia 20 de Abril fuimos con el Sr. Pomel al local del servicio de Minas á cargo del Sr. Pouyanne, para enterarnos del procedimiento inventado por Szabó para practicar el análisis de los feldespatos, determinando su verdadera composición química sin necesidad de muchos reactivos, ni de complicadas operaciones.

Fúndase este análisis, que si no reviste por completo el rigor del que llaman los químicos cuantitativo, por lo menos facilita extraordinariamente el cualitativo, que para lo que el geólogo desea y necesita es muy suficiente, en el color é intensidad que la llama de gas del alumbrado oportunamente dirigida, comunica al ejemplar sometido al examen. Necesítase para ello un corto número de delicados instrumentos, tales como diminutos tubos de hierro para encerrar la llama , hilo delgado de platino para sostener el mineral, un morterito de ágata ó acero para reducir á polvo fino el fragmento con un pequeñito martillo, un frasco de goma para facilitar la adherencia de la pequeña porción que se ensaya al extremo del hilo de platino, etc.

De este microscópico arsenal analítico iba provisto el eminente profesor, quien con la facilidad y expedición que da la práctica en estas delicadas operaciones, demostró á los que teníamos el gusto de asistir á la sesión, la bondad del método. Plácemes y enhorabuenas recibió el Sr. Szabó por el servicio prestado á los verdaderos y sólidos progresos de la ciencia, de parte de Pomel, Pouyanne,

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Delage y del que suscribe, quien inYÍtó á su amigo el cehso geólogo húngaro, á que repitiera á su paso por , Madrid sus delicados experimentos, teniendo la satisfacción de saber á su regreso, que con efecto habia accedido á sus deseos, destinando una sesión en la Escuela central de minas á dicho objeto.

Por la tarde, tomando el tramvía de Mustafá inferior fui á examinar el grandioso establecimiento de Instrucción primaria recientemente construido por el municipio de Argel en dicho barrio extramuros, del que ya queda hecha mención, y después á recorrer á la ligera uno de los centros botánico-zoológicos más importantes de la Argelia, á saber; el incomparable jardín de aclimatación, establecimiento costeado por la Administración pública de la metrópoli, y cuyos servicios á la ciencia pura y á sus principales aplicaciones son incalculables.

Sin entrar en grandes detalles, por no permitirlo la especial índole del escrito, puedo y debo, sin embargo, declarar que entre todos los que en Europa he tenido el gusto de ver, comenzando por el del bosque de Bolonia en París, el zoological jardin de Londres y el parque de Kiev y Richemond en las cercanías de la capital de Ingla-t-erra, el de Hamburgo, Amsterdam y Berlín, no hay ninguno que pueda compararse con el de Argel. Ni debe por cierto causar extrañeza este aserto, dadas las condiciones climatológicas y aun las topográficas del gran parque de Mustafá, y el celo que la Administración francesa muestra por estos centros de explotación forestal, agrícola y zootécnica, oportunamente secundada por la Sociedad de aclimatación de París, por la inteligencia de los encargados de dirigir aquel grandioso establecimiento. Quizás pudiéramos nosotros poseer un establecimiento igual ó superior, sin recurrir á instalarle en alguna de nuestras colonias americanas ó asiáticas, pues bastaría para ello organizar convenientemente el antiguo de la Orotava en Canarias, hoy punto menos que abandonado.

Situado el parque de Argel en la costa misma de aque-*.4i '&

390 lia encantadora bahía, tan semejante á la de Ñapóles, en un punto muy próximo al en que el Emperador Carlos V desembarcó, en un terreno llano con cierto declive hacia el mar, con agua abundante, y una tierra inmejorable , no deberá extrañarse el que hasta las plantas tropicales adquieran allí un porte y vigor que causa maravilla y agradable sorpresa. Difícil es, con efecto, dar siquiera una imperfecta idea de aquellas interminables alamedas de palmeras de todas especies, de Ficus elástica, religiosa y otras muchas, pero de un tamaño colosal, formando las raíces adventicias magnificas colgaduras: de sorprendentes bambús y de una infinidad de preciosas y útiles plantas.

En el mismo jardín se destina un extenso cercado á la multiplicación del Avestruz, á imitación de lo que hacen los ingleses en el Cabo de Buena Esperanza, y de otros animales útiles propios del continente africano.

Terminado con esto el relato de lo que pertinente á este escrito me fué dado ver y estudiar en Argel, y hechas al dia siguiente las visitas de despedida á nuestro amable Cónsul Sr." Burgos, á las autoridades y amigos, el 22 á las seis de la mañana emprendimos el viaje de exploración geológica en compañía de los Sres. Szabó, Delage y Po-mel, siendo este el Director y guia que nos facilitó extraordinariamente el éxito, por virtud del doble carácter científico y político de que se hallaba revestido, pues á su larga permanencia como Ingeniero y Profesor de.Geología en Argelia, reunía la circunstancia de ser Senador por la provincia de Oran.

Como la Sociedad geográfica de esta ciudad, habia invitado á un gran banquete á los 'individuos de la Asociación , allá nos dirigimos en tren directo, con el fin de no desairar á los amigos, realizando después varias correrías por los alrededores de la capital y más tarde por diversos puntos de la provincia á que da aquella nombre.

Pero antes de referir lo que vimos en estas correrías, conviene dar una ojeada al conjunto del territorio en el

391 doble concepto geográfico y geológico, sirviéndonos de las Memorias publicadas por Pouyanne, Velain, Pomel y otros.

La Argelia, limitada al N. por el Mediterráneo, al Sur por el Sahara, por territorio de Túnez al E. y por el de Marruecos por el O., ofrece una orografía muy regular y sencilla, representada por el Atlas que más que verdadera cordillera, como generalmente se cree, es un macizo ó tumefacción montañosa, que se bifurca y desparrama en estribos paralelos cerca de la costa, siguiendo un rumbo general próximamente del E. al O. Este levantamiento en masa del territorip hubo de verificarse por una acción de báscula, en la propia dirección, ya que hacia Marruecos disminuye su importancia bajando su nivel hasta las costas del Atlántico, donde cambia algún tanto de rumbo hacia N. N. E. que es la del litoral; mientras que del lado de levante termina de un modo brusco en las inmediaciones de Constantina, donde sus últimas ramificaciones aparecen cortadas por una nueva serie de accidentes orográficos, cuyos elementos constitutivos se dirigen al E. N. E. De donde resulta, la división natural del territorio argelino en dos partes; una occidental, caracterizada por cierta uniformidad y sencillez en su orografía, y otra oriental cuyo sello ofrece un aparente desorden por efecto de las dislocaciones que experimentó el suelo, determinando una complicada red de accidentes orográficos , entre los cuales figuran los puntos culminantes de la Argelia, tales como el Chellica que alcanza 2.322™, el Lalla-Khredidja, 2.308™, y el Taengont, 2.066"' en el distrito del Djurjnra; el Djebel Sdein, 1.232™, el Joussef, 1.431™, y el Dir, cuya altitud es de 1.625™. Todos estos picachos se levantan enhiestos sobre las grandes mesetas, comunicándoles una facies especial, dando origen á un enorme macizo que se descompone en dos partes principales que son hacia el N. la región del Tell, caracterizada por escasos accidentes y por llanuras muy fértiles, verdadero centro de la riqueza agrícola; y en dirección al

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Sur las altas mesetas cuya aridez diríase que preludia la completa esterilidad del desierto, verdadero limite meridional de la comarca montuosa.

De lo cual puede deducirse que la región del Atlas, separada del resto de África por el Sahara, tiene en realidad más •vínculos con el continente europeo, á pesar de la interrupción mediterránea, que con el africano; sospecha confirmada por la inspección geológica, supuesto que los terrenos del Tell se continúan en el litoral español , en el que se encuentran las mismas rocas, los propios accidentes oro-hidrográficos é idénticas especies fósiles. Pero el estudio comparativo de ambos litorales, argelino y español, no sólo demuestra este hecho, que determina los límites de la Europa mejor que en el Mediterráneo en el Desierto de Sahara, como ya hace tiempo lo indicó por primera vez el insigne Pomel, sino que hasta sirve de fundamento sólido para colocar la apartura del Estrecho en un período muy reciente de la historia terrestre.

Por efecto de la singular estructura orográfico-geoló-gica de la Argelia y de la especial índole de los hidrome-teoros de dicha región, la hidrografía ofrece también un carácter propio, del que nosotros mejor que nadie en Europa podemos formar idea, por la notoria similitud que aquélla tiene con la del litoral español, desde Cádiz y Málaga hasta Barcelona. Grandes ños no se ven en Argelia, pero sí un número considerable de barrancos profundos, á los que llaman en el país Oued, palabra árabe que significa lo mismo, con la particularidad de que varia su nombre á tenor de los pueblos ó territorios por donde pasan. Por regla general, la dirección de los Oueds es hacia el Mediterráneo, por efecto de la pendiente N. de los accidentes orográficos del Atlas, perdiéndose en aquél las aguas que rápidamente corren por sus álveos estrechos y profundos.

Además de los Oueds, completan la hidrografía argelina los ckotts, de que ya se ha dado conocimiento.

393 La estructura g-eológica de la Argelia hállase repre

sentada por los dos grandes grupos de materiales eruptivos y de sedimentos; aquéllos en las dos secciones hidrotermal y volcánica; éstos sintetizando las series primaria, secundaria y terciaria.

Las formaciones cristalinas ó eruptivas tienen escasa importancia en el territorio argelino, presentándose enferma de islotes ó manchones atravesando los materiales de sedimento, que en muchos puntos los ocultan, no formando , como por lo común, el núcleo ó eje de las cordilleras, sino situados al exterior de éste en el reborde atlántico, desde el Edoug de Bona hasta el macizo de Argel, cuyo contrafuerte S. apoya en los granitos, los cuales, según Pomel, son más modernos que los que en el Atlas marroquí forman, junto con pórfidos cuarcíferos, el substrato fundamental de la cordillera.

Las rocas volcánicas hállanse en el N. de África tan desarrolladas, que forman casi todas las islas y escollos desde Túnez hasta Marruecos, si se exceptúa la isla plana cerca de Oran. El estudio de todos estos materiales, entre los que figuran principalmente las traquitas, los basaltos y alguna roca lávica moderna, es para nosotros doblemente interesante, así por los hechos curiosos que revela su estudio, como por el íntimo enlace que aquellas erupciones guardan con las de cabo de Gata y Herrerías.

Las traquitas se ven en isla Galita atravesando bancos arcilloso-margosos del período terciario; su estructura granulosa hizo se confundieran por mucho tiempo con rocas graníticas; las de las islas Habibas, situadas al Oeste de Oran, ofrecen el aspecto riolítico parecido á las de Gata y Herrerías, siendo, como éstas, muy ricas en sílice.

Esta erupción continúa en Marruecos, pues en el cabo Milonia aparecen traquitas de aspecto sanidiníco igual á las de Auvernia; siguen después otras poco compactas, muy abundantes en anfibol homblenda, alternando con las andesíticas de Nemours é islas Chafarinas, donde se presentan atravesadas por grandes dykes de fonolita.

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Frente á las islas Habibas, en la base del Touila y delante de Bachg'oun, en la desembocadura del Tafna, aparecen muy desarrolladas las traquitas labradoríticas y enormes corrientes basálticas, intercaladas en las rocas terciarias, debiendo señalar como localidades clásicas, la isla Rachgoun y entre los cabos Milonia y Torca. En la primera de estas comarcas Velain observó la existencia en la base de dichos basaltos, en especial en la isla Rachgoun , de corrientes de rocas negras básicas, que consideradas antes como basaltos, son verdaderas nefelinas y leucitas, por el predominio que en ellas adquieren la nefelina y la leucita.

Por último, en el macizo del Tonila cerca de la Messa Madrague, hay rocas eruptivas formando conos volcánicos, de naturaleza idéntica á las lavas anfigénicas y cantos cristalinos del Vesubio.

Pasando ahora á reseñar los terrenos de sedimento, comenzaremos por los de la serie primaria ó paleozoica, acerca de los cuales lo mismo en Argelia y en especial en la provincia de Oran, que en el litoral de Málaga, Granada y Almería, todavía quedan muchas incógnitas que despejar.

Poderosos bancos de pizarras arcillosas azules ó verdosas , pasando en algunos puntos á la cuarcita, atravesadas en otros por la misma, sobre todo en la parte superior, donde aquellas rocas aparecen coronadas de enormes masas de calizas metamórficas, de estructura y aspecto cristalino y con frecuencia de naturaleza dolomítica, representan uno de los terrenos primarios, considerado como silúrico, si no es más antiguo. Varios filones de hierro oligisto y carbonatado, con vetas de cujirzo impregnado de piritas de hierro y de cobre, completan la composición de este terreno, cuya estratigrafía ofrece accidentes muy notables, presentándose los estratos verticales y con grandes plegaduras.

El macizo de Arzeu con los cabos de la Aguja, Carbón y Ferrat, y puntos intermedios del litoral, los alrededores

395 de Oran, especialmente el promontorio situado al O. donde se hallan las fortalezas de San Andrés y Santa Cruz, y la costa acantilada de la bahía de Mers-el-Kebir, los cabos Falcon, Liendless y Blanco son las regiones de estos depósitos, constituyendo entre el rio Tafna y Marruecos una región rica en filones metalíferos, en la vertiente Norte del Atlas.

La similitud de estos materiales con los que forman el gran macizo de la Alpujarra, Sierra de Gador, Alami-Ua, etc., en nuestro litoral no se limita tan solo á la naturaleza geognóstica y á los accidentes estratigráficos que de ambos lados del estrecho ofrecen, sino que motivan las dudas que atormentan á los geólogos argelinos y españoles respecto á su clasificación, por la escasez de fósiles. Velain, sin embargo, asegura que existen en el cabo de la Aguja y en el seno de las pizarras impresiones de Nucula, Leda, Arca y Turbo, con restos de Ammonites y Belemni-tes, referibles, á pesar de su estado, á la Fauna oxfordien-se; hecho confirmado por el Sr. Bleicher en las pizarras de Santa Cruz y Djebel el Santo, donde encontró varios Ammonites mejor conservados pertenecientes al propio horizonte: otro tanto dice Pomel, aunque sea Hcito dudar procedan de los depósitos análogos á los de Alpujarra; como el mismo Velain advierte, según el cual, en varios puntos del Atlas marroquí dichas pizarras hállanse subordinadas á materiales devónicos, lo cual significa que la mayor parte de las pizarras de Oran son silúricas ó cámbricas. En vista de estos antecedentes, claro está que hay que admitir horizontes superiores que según los fósiles %on jurásicos, y otros bastante más antiguos.

Al pió del Djurjura y en la base de la montaña de Lion cerca de Oran, dice aquel que existen ciertas alternaciones de pizarras arenosas, pudingas y conglomerados cuarzosos, con algún lecho intercalado de anti-acita, y troncos silicatados de coniferas, materiales que quizás puedan referirse al terreno pérmico, ó al permo-carbo-

396 nífero, cuya existencia, en opinión de Pomel, es sin embargo , muy problemática en Argelia.

La ausencia del terreno triásico hállase perfectamente compensada alli por el gran desarrollo del jurásico y cretácico, ios cuales forman una especie de faja alrededor del Atlas de Marruecos, levantándose mucho en sus flancos ó laderas.

A pesar de esta opinión de Velain, Pomel se inclina á considerar como triásicos, los conglomerados y areniscas que se encuentran muy desarrollados cerca de los pórfidos, así como otros manchones que existen dispersos en el Tell argelino, en Nédromah y en El-Arouch.

El jurásico muy extendido por la provincia de Oran, apenas si en las de Argel y Constantina se encuentra en algunos puntos de escasa importancia; y en cuanto á los macizos montañosos que separan el territorio argelino del de Túnez, según Velain, no le contienen ó no se ha visto por ahora. Encuéntrase bien desarrollado en las altas mesetas del Atlas y en el litoral, formando en este último una faja no continua, que arranca del cabo Ferrat cerca de Arzeu, aparece en la vertiente N. del Djebel el Santo, más allá de Mers-el-Kebir, en el cabo Falcon, en la embocadura del Madraga, y en el cabo Gros, acentuándose más y más pasadas las riberas del Skiss, en el Imperio de Marruecos.

De los muchos horizontes que en Europa comprende el jurásico, sólo el Lias, el Oxfordense y el Kiinmerid-gense adquieren verdadera importancia.

El primero, constituido por calizas compactas y dolomías pobres en fósiles, excepto en la parte superior donde pasan insensiblemente á rocas margosas, en las que Pomel encontró representantes de los tres pisos liásicos, en el macizo de los Traras, siendo más rico el toarcense, aunque reducido al nivel del Ammonites bifrons. Todos estos materiales calizos, doloraítícos y margosos, apoyan en estratificación discordante, sobre las mencionadas pizarras antiguas.

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En cabo la Aguja y en Saida se nota la falta de la grande y de la oolita inferior, pues que los materiales oxfordientes descansan directamente sobre las pizarras antiguas, en cuyo hecho funda Pomel la creencia de haberse verificado en dicho período la imersion del territorio de Argelia y la de gran parte del Atlas/

En el htoral el jurásico aparece formado de rocas pizarreñas , al paso que en Saida se ven calizas, algunas dolomiticas, marcas y mineral de hierro, alternando con arenisca y bancos de poliperos que llevan Ammoni-tes, equinordermos y otros fósiles calovienses y oxfor-dienses. En Saida encima de este nivel adquieren gran desarrollo las areniscas y margas verdosas que alcanzan sobre 300 •" de, espesor, perteneciente al coral rag, á juzgar por su facies coralina, y por la presencia del Glypti-cus hieroglyphicus, característico.

Poderosos bancos de dolomía y caliza de aspecto rui-niforme, en los que apenas se ven escasos fósiles, coronan el jurásico argelino, llegando á adquirir un desarrollo de 200"* y más, y como quiera que en aquellos puntos de la provincia de Oran donde toman el aspecto margoso, encontró Pomel algunas especies del piso astartiense, pueden representar los niveles superiores.

El cretáceo está mejor representado aún en Argelia, especialmente en el Atlas, siquiera se extienda en dirección opuesta á la del jurásico, esto es, hacia el E., formando gran parte del territorio de las provincias de Argel y Constantina, corriéndose también del lado de Túnez y del Sahara, cuyo subsuelo forma; calcúlase su potencia en 3.000"", ofreciendo casi todos los horizontes, desde el neocomiense al turoniense superior. Aquél, concentrado, según Velain, en el S., está compuesto de calizas, margas y areniscas, de facies enteramente mediterráneas, con la fauna de las Terebratulas perforadas, en la base, y por arriba, margas aptienses, con fósiles piritosos.

El gault adquiere alh un desarrollo poco común en Europa, ocupando en el Tell una faja de ciento y tantos

398 kilómetros de largo y de unos 300"> de anchura, compuesto de areniscas, puding-as y margas, distintas de las margas yesosas y varioladas que lo representan en el Atlas , con cuya diferencia petrográfica coincide también la orgánica, determinando en el Tell la facies litoral, y la oceánica en la otra región.

El piso cenomaniense es. sin disputa, el más importante de los cretáceos en superficie y altura, pues alcanza 500 ™ según Perón y Gauthier, dando origen á los grandes grupos de montañas. Este horizonte, que falta en el litoral, consta de calizas duras alternando con arcillas y margas, las cuales, más fácilmente atacables, originan los torrentes y barrancos que accidentan el territorio, refractario á la vegetación- espontánea y al cultivo.

Con la esterilidad agrícola contrasta la riqueza paleontológica, excediendo de ciento las especies nuevas que encontraron los ya citados geólogos. La Fauna cenomaniense, esencialmente pelágica en el Tell, es litoral en el Atlas, como lo prueban la ausencia de los braquio-podos y los grandes bancos de ostras que en él existen.

Sobre los materiales cenomanienses aparecen grandes bancos de caliza dura y consistente, á veces algo arcillosa, que corren juntamente con las del piso anterior hasta el Sahara, formando las Hamadas, ó sean esas vastas superficies planas ó ligeramente ondulosas, que constituyen el verdadero desierto, el terreno ó suelo duro, que es lo que significa la palabra Sahara, la región de la sequedad y de la tristeza absoluta.

Los terrenos terciarios vónse tan desarrollados y sus formaciones son tan complejas, como no es frecuente observar en Europa; advirtiéndose en la disposición de sus estratos, roturas y pliegues de asombrosa extensión y regularidad, que permiten sospechar según Pomel, haber adquirido el territorio argelino durante dicho período, el carácter orográfico que ofrece.

El piso inferior eoceno, se encuentra formado de rocas calizas llenas de Nummulites, en las pintorescas gargan-

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tas de Palestro y en las crestas del Djurjura, subordinadas ú poderosos bancos de areniscas que coronan este horizonte , formando el suelo forestal por excelencia de la Nu-midia y del litoral tunecino. Grandes acontecimientos hubieron de verificarse al terminar este periodo, para reducir su extensión á contados islotes ó manchones, en un territorio tan vasto como el que media entre Argel y Marruecos.

En concepto de Pomel, el mioceno está lejos de representar, como pretenden los geólogos, una verdadera unidad , atendiendo á que durante la formación de sus materiales verificáronse profundos cambios en los respectivos límites entre continentes y mares, acusados por las discordancias que se observan entre los principales miembros de la serie. La subdivisión principal ocupa los grandes valles del Tell, notables por las grandes superficies arcillo-margosas que sin interrupción existen en las provincias de Argel y Oran; sin embargo, en la Numidia solo se encuentran los pequeños manchones que lo distinguen en las altas mesetas, extendiéndose hasta territorio de Túnez.

El piso plioceno obsérvase como concentrado al O. de Argelia y en el inmediato litoral; otro tanto acontece en Túnez, en Tabarca, Cartago cerca de Hamameth y en Medhia. Los grandes depósitos de la Libia oriental pertenecen á este periodo ó al mioceno superior; pudiendo decir otro tanto de la meseta númida, donde un vasto lago reemplazó al mar.

Por último, §1 período cuaternario hállase representado por varias formaciones y especialmente por la diluvial , que ocupa grandes superficies en el Tell y también en las mesetas del Atlas, acusando unas veces la naturaleza y aspecto ó facies continental y terrestre, otras el lacustre, y no pocas el marino, ofreciendo graves dificultades la determinación de su sincronismo. Los depósitos marinos de dicha formación, concentrados exclusivamente en el litoral, parecen indicar que en la época en que

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se depositaron sus materiales, las lineas que determinan el Mediterráneo se apartaban poco de las que hoy lo limitan.

Lo que en sentir de Pomel parece positivo, es que en manera alguna fué mar el Desierto de Sahara durante el período cuaternario, ya que todo concurre á sostener esta opinión, frente á los que han creido y aun creen lo contrario.

Hasta aquí la reseña de la Geología argelina, debida en gran parte al Sr. Velain y también á Pomel y demás naturalistas citados; veamos ahora cual fué el resultado de nuestras excm-siones; pero antes conviene que indiquemos someramente los principales y más importantes objetos que vimos y se conservan en el Museo de Oran.

Acompañados y dirigidos por los Sres. Pomel y Bou-tey, Jefe de Laboratorio y guarda minero, visitamos Sza-bó, Delage y el que suscribe las colecciones del edificio destinado al servicio de minas de la provincia, donde figura una colección do materiales de construcción de los diferentes distritos del territorio, según indican los tejuelos que llevan los ejemplares. •

Comenzando por los terrenos moderno y cuaternario, vénse allí huesos y dientes del Elephas atlánticus, y otra especie más antigua, parecida por los molares al primi-genius, siquiera lo diferencie el estar más apretadas las láminas de marfil; este procede de los alrededores de Chor-chel; el atlánticus se encontró junto con restos de Ballena, Hipopótamo, etc., cerca de Mascara. La mandíbula inferior izquierda de uno de estos Elephas lleva una fuerte incisión en el borde inferior, y otra entre el molar externo y el de leche en el fondo del alveolo, incisiones hechas al parecer por el hombre primitivo, con el auxilio de un hacha tosca de caliza silícea de color verdoso, que se encontró en el propio yacimiento y figura en la colección. Pero adviértase que se trata de objetos procedentes de la formación diluvial depositada en un período, en el que se sabe de positivo, que el hombre ya existia.

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Muchos fósiles terciarios de diversas localidades de la provincia de Oran existen en aquellas colecciones, debiendo hacer especial mención de un diente de Squalus que se conserva en el yeso metamórfico encontrado en el punto llamado Bosque de Mules Mael á 15 kilómetros al E. de Oran.

No pocos fósiles jurásicos y cretáceos figuran también en aquellas colecciones, entre los cuales el Ceratites Four-neli deCoquand, procedente de Batria, lo cual claramente indica la existencia allí del Muschelkalk. Confirmando las indicaciones de Velain, vénse también Ammonites bifrons y otras especies liásicas, procedentes de Filausen al O. de Oran, y en las cercanías de Nemours, no lejos deTlemecen, donde se encuentran en la caliza dolomí-tica que corona los estratos de pizarras arcillosas azules, amarillentas y de otros colores. En las que se encuentran en análogas condiciones de yacimiento en el barranco junto al fuerte de Santa Cruz, que visitamos al dia siguiente, han aparecido varias impresiones de Posidonias, y en la pizarra misma se conserva en aquella colección un diminuto fragmento de cefalópodo, que por desgracia no puede distinguirse bien, por el tamaño y estado de conservación, si pertenece á un Ammonites ó á un Go-niatites, circunstancia que no es indiferente, pues mientras este género es característico de los terrenos paleozoicos , aquél sólo comenzó á existir en los secundarios.

Las localidades más ricas en fósiles jurásicos, representadas en el Museo de Oran, son Abla, Beni Bou-Said, Eleta, Deglun,.Ouled, Minomi, Saida, etc.

También vimos en el mismo local el corte geológico del sondeo intentado por el Sr. Pomel en el chott situado al S. O. y á pocos kilómetros de Oran, el cual arrojó 264™ de cieno yesoso, 300™ de margas azules del horizonte terciario tortoniense llamado Sahariense por aquél, formado de margas alternando con ciertos horizontes de yeso; lo restante hasta los 590 "" á que llegó la sonda, fueron arcillas gris azuladas. Las aguas acusaron en el fondo la tempe-

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ratura de 40° con un 30 por 100 de sal. Figuran también^ como era de esperar, entre las colecciones del Museo de Oran, ejemplares importantes de los minerales que se explotan en el territorio de la provincia, figurando entre ellos el hierro hematites de las famosas minas de San Cloud, situadas al O. de Oran, de las cuales se extraen anualmente sobre 600.000 toneladas, que se exportan por terceras partes á Filadelfia, á la gran fábrica alemana de Krupp y á Francia.

Aquel mismo dia 23 de Abril, terminada la visita al Museo, hicimos una correría por los alrededores de Oran, fijándonos de preferencia en el punto llamado el pozo de Carasbie, donde aparecen calizas y margas pliocénicas con muchos Cerithium, Cardium edule, especie que vive aún, Melania, Melanopsis y otros fósiles. El pozo que da nombre á la mencionada localidad se abrió con la esperanza de encontrar carbón mineral, engañados por la aparición de indicios de lignito y quizás mejor aún de turba, pues el terreno es muy moderno.

Más cerca de la capital, en dirección del O., vimos el plioceno representado por areniscas de colores claros, descansando sobre el mioceno, ciiyos materiales son margas y calizas dichas de Melobesias, en cuyas rocas, y especialmente en las margas, abundan tanto las espiculas silíceas de esponjas fósiles, que causa una desagradable impresión en la mano cuando se aplica sobre la superficie del terreno, como nos lo hizo observar Pomel en un corte que hay junto á la carretera que conduce á Oran.

En la caliza de Melobesias abunda sobremanera la Ostrea cochlear ó navicularis, á cuya especie acompañan muchos otros fósiles, y en especial equinodermos, pectenes , Terebratula ampula y peces característicos del horizonte llamado en Italia de Licata, por la localidad en que se encuentran.

Existen como intercalados entre los bancos calizos, ciertos horizontes en que la roca se halla completamente transformada en sílice, como en Auveruia, la cual en al-

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gunos puntos de los que visitamos ofrece todos los caracteres de un verdadero tripoli.

Con objeto de que pudiéramos ver bien y formarnos cargo de la singular estructura del promontorio que cierra por O. el puerto de Oran, defendido por las fortalezas de San Andrés y Santa Cruz, levantadas en aquel punto por el insigne Cardenal Cisneros, fuimos por el arrecife que sigue el litoral hasta los baños, llamados de la Reina por los españoles, donde se presenta al descubierto todo el monte que es bastante elevado. Consta este en la base de numerosos bancos de pizarras arcillosas afectando una inclinación muy pronunciada y grandes plegaduras, y en la parte superior de calizas metamórficas, dolomíticas, llenas de oquedades, imitando en algunos puntos el aspecto de enormes conglomerados brechiformes, colocadas sobre las pizarras en discordancia completa de estratificación.

Las pizarras alternan en muchos puntos con bancos de cuarcita, sustancia que se presenta además como infiltrada en aquellas en forma de vetas y venillas.

Completan la singular constitución geognóstica de aquel promontorio, un considerable filón de hierro hematites, interpuesto como en varios puntos de la Alpujarra y en especial en Panjuilas, donde lo vi en 1880, entre la caliza metamórfica y las pizarras.

La singular disposición de aquel terreno, hasta tal punto me recordaba la de varios puntos de la Alpujarra y de los alrededores de Cartagena, que no pude menos de manifestarlo así a los compañeros de expedición, y entonces el Sr. Pomel dijo que me habia llevado á dicha localidad sin decirme nada, precisamente para oir mi opinión, la cual concordaba con la suya, á lo menos por lo que respecta á las cercanías de Cartagena que le eran conocidas.

Visto ya aquel sitio importante y recogidos algunos ejemplares de pizarras, cuarcitas, caliza dolomítica y mineral de hierro, regresamos á la ciudad para empren-

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der por la tarde otra excursión hacia San Gregorio, Santa Cruz y la Kasba, es decir á la vertiente opuesta del promontorio, con objeto de completar el conocimiento de su composición y estructura. Subimos por el barranco que conduce al ermitorio, donde pudimos observar el contacto del terreno terciario plioceno sobre las pizarras antiguas, y algo más arriba del rellano que existe entre estas rocas y la Dolomía, en el pinar que hermosea aquella parte del monte, encontramos una erupción diorítica que en parte pudiera explicar la metamorfosis de la caliza en doble carbonato de cal y de magnesia.

Con efecto, preséntase entre ésta y las pizarras una roca verdosa, anfibólica, sumamente dura, intercalada entre ambos elementos geognósticos, cuya erupción seguida de emanaciones de sulfato de magnesia, hubo de producir sin duda la singular metamorfosis indicada.

En cuanto á lo que constituía el objeto principal de la exploración, nada de particular encontramos, repitiendo en aquella vertiente la misma disposición de materiales que habíamos visto por la mañana, esto es: pizarras azules, amarillentas y de color de heces de vino en la base, coronadas por la propia Dolomía que por allí corona el monte. Bajamos en dirección de la Kasba por otro barranco donde hay una gran explotación de las pizarras azuladas, enseñándonos Pomel el sitio donde se había encontrado el problemático cefalópodo que vimos en el Museo ; pero sin que tuviéramos la fortuna, para el debido esclarecimiento del asunto, de hallar ni siquiera señales de otro.

Examinados ya, siquiera rápidamente los alrededores de la capital, el día siguiente 24 de Abril, emprendimos la expedición á las mesetas del Atlas en la cual nos proponíamos , además de reconocer la constitución geológica del territorio montuoso formado por aquel ,[dar un vistazo á los famosos chotis y asomarnos como quien dice, al gran desierto: por desgracia el estado de efervescencia en que se hallaban las tribus indígenas, efervescencia

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que produjo un mes después los desastrosos resultados que todos deploramos, nos impidió realizar por completo el programa, limitándonos tan sólo á llegar á la alta meseta de Saida.

Merced á la intervención del Senador Pomel el viaje se hizo no sólo con comodidad, sino en condiciones de poder realizar el estudio que nos proponíamos, pues la empresa del alfa (esparto), puso á nuestra disposición un carruaje abierto en la vía férrea de Perregaux á Saida y al establecimiento situado en la inmediata meseta hasta donde llegamos. De este modo á medida que íbamos avanzando, Pomel nos iniciaba en la naturaleza y accidentes de los terrenos que recorríamos.

Tomamos, pues, el tren que sale para Argel á las ocho de la mañana y en escasa hora y media nos condujo hasta la estación de Perregaux, donde habíamos de'tomar el ferro-carril de Saida que se extiende hasta Geryville en las inmediaciones ya del desierto. Llegamos á Saida algo tarde, y por aquel día no pudimos explorar nada, limitándonos á anotar en el libro de viaje las indicaciones que hacia el Sr. Pomel respecto á los terrenos que íbamos atravesando, mereciendo entre ellos especial mención el terciario de San Dionisio sobre el Sic, rico en fósiles del horizonte helveciense, siendo los más característicos y abundantes los famosos Clypeaster y en especial el crassicostatus, que tanto abundan también en los terciarios de las provincias de Almería, Murcia, en los alrededores de Lorca, Alicante y Valencia.

El día 25 salimos de Saida con ima temperatura tan baja, que se helaron muchas vides de aquellos alrededores , en dirección al magnífico establecimiento donde se prensa el esparto, situado en una gran planicie de la meseta atlántica, situada á 1.175"". Todo el trayecto que recorrimos y la meseta misma pertenece al terreno jurásico y horizontes oxfordiense y coraliense, según nos cercioramos por la tarde al estudiar detenidamente todos aquellos montes que circundan la capital del distrito, Saida.

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Después de examinar todas las dependencias del establecimiento , en el que habia empleados 800 españoles entre hombres y mujeres, fuimos á ver la fuente de las piedras que se halla en la misma meseta, y que da nombre al sitio que en árabe se llama Asin-el-Hadjar, avanzando de intento algunos pasos más con objeto de recojer uno ó dos ejemplares de rocas calizas jurásicas que me sirvieran de recuerdo del limite S. del viaje por el Atlas.

Regresamos aquella mañana misma á la capital del distrito, y por la tarde, guiados por Pomel, recorrimos los montes situados al O. de Saida, sobre una de cuyas laderas se conservan aún parte de los muros de la antigua residencia y fortaleza del famoso Abdel-Kader, en un punto estratégico perfectamente escogido por los accidentes del suelo.

La estructura y composición geognóstica de aquellos montes es bastante sencilla, pues se reducen á bancos de caliza alternando con otros de margas y con verdaderos arrecifes de coral, dispuestos al O. de Saida casi horizon-talmente, comunicando formas cónicas á los cerros, algunos de los cuales terminan en mesetas poco extensas. Estos montes se hallan algún tanto separados de la gran mesa del Asin-el-Hadjar, donde se halla el establecimiento del alfa; observándose que los que caen al S. de Saida, ó sean los estribos que inmediatamente forman la alta planicie, se presentan algo más accidentados por efecto de las cortaduras y estrechas gargantas que en ellos existen, siendo uno de estos accidentes el que aprovechó el célebre guerrillero para levantar la ciudad y ciudadela, punto de apoyo de sus intrépidas hazañas.

Como hecho mineralógico digno de mencionarse, figura al pié de la montaña situada al O. de Saida una caliza , en cuyo seno se encuentran cristales perfectamente terminados de galena, de los que recogimos algunos ejemplares junto á un pozo abierto para la exploración y explotación, que sin duda se suspendió por escasez de mineral.

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Subiendo á la cima por una suave ladera, encontramos algunos Ammonites y gasterópodos, y más arriba, cerca j a de un rellano que sirve de asiento á la cumbre del monte de forma cónica, merced al perfecto conocimiento «}ue de ello tiene Pomel, dimos con el horizonte de los equinodermos y zoófitos, verdadera representación del arrecife de coral de que antes hice mérito. Todos los restos orgánicos pertenecen á los horizontes oxfordiense, iirgoniense y coraliense, lo cual confirma lo dicho por V'elain y Pomel en el relato que precede. Recogimos abundantes y curiosos ejemplares de todo, y regresamos ya algo tarde á Saida, atravesando el pequeño arroyo por donde se desliza una regular corriente de agua que se destina á regar las huertas que existen entre la falda oriental de aquellos montes y la capital del distrito.

En otra montaña situada al O. de la anterior y cuya altura sobre la llanura ya alta de la capital del distrito vendrá á ser como de unos 500", encontraron Pomel y Velain en la meseta en que termina, varios objetos de pedernal, correspondientes al comienzo del período neolítico , ya que según Pomel mismo, fueron flechas, puntas de lanza y otros característicos del mencionado periodo prehistórico. Comunicada por mí la noticia al capataz Ganiol del establecimiento del alfa, me prometió dedicar algún dia que tuviera de asueto para buscar tan interesantes materiales; por desgracia los acontecimientos qye sobrevinieron poco' después hacen temer le haya ocurrido algún grave percance, impidiendo de todo punto la prometida investigación.

Terminada la correría al Atlas, teniendo que renunciar por las razones expuestas, á visitar los chotts y el Sahara, nos dirigimos al dia siguiente 26 por el ferrocarril del esparto á Mascara y de allí á Oued el Hamam, entre cuyos dos últimos puntos nos apeamos en un sitio conocido de Pomel junto al arrecife, donde encontramos un banco de briozoos pertenecientes al terreno terciario, en condiciones muy parecidas á las que unos días des-

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pues tuve ocasión de ver en los alrededores de Almería; avanzando en dirección á el Hamam, encontramos la arenisca de Clypeaster ó sea el horizonte helveciense, la cual descansa inmediatamente sobre las arcillas cretáceas del piso aptiense, en discordancia de estratificación, pues aquella buza hacia el O., mientras que estas se pierden en dirección oriental.

En Oued el Hamam, mientras disponían el almuerzo> visitamos un sitio junto á la estación del ferro-carril, perteneciente al terreno terciario inferior, caracterizado por pequeñas especies de Nummulites que recojimos en abundancia.

Llegados á Perregaux, término del viaje, tuvimos el sentimiento de separarnos, siguiendo hasta Oran los señores Delage, Pomel y Szabó, y dirigiéndose el que suscribe á Sidí-bel-Abés, desde donde se encaminó á Tleme-cen, con objeto de visitar aquella porción de la provincia.

De Sidí-bel-Abés, donde encontré una roca verde muy curiosa de la que recojí algunos ejemplares, nos dirigimos á Tlemecen, pasando por la colonia de Lamtar y por la población francesa de Nemours, No lejos de esta villa visitamos una famosa gruta, abierta en la caliza cretácea, digna de verse por sus grandes dimensiones y caprichosas estalactitas, pero en la cual no se pudo hacer por escasez de tiempo, exploración científica alguna, siquiera gozáramos de un espectáculo [sorprendente, iluminado el grandioso antro con haces de gramíneas, que llevaban y agitaban con gran rapidez unos 50 indígenas.

Poco antes de llegar á la antigua Tlemecen, tuvimos ocasión de admirar las famosas cascadas del mismo nombre, cuyo encanto había á la sazón disminuido mucho en razón á la escasez de agua, por efecto de la pertinaz sequía.

Hállanse situadas aquellas en el fondo de un inmenso circo de altura considerable y muy variados accidentes en sus paredes, por donde se precipita el agua describiendo

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vistosas curbas. Por desgracia, el salto de agua no existia entonces, y sólo en la base del murallon vertical y por debajo de unos enormes riscos, aparecían algunos manantiales, que ora depositando el cristalino líquido en grandes albercas formaba bonitos lagos, ora precipitándose en el fondo del barranco originaba caprichosos juegos que, siquiera no pudieran compararse por las dimensiones de la corriente, ni por la altura de donde se precipitaba con las grandes cascadas, esto no obstante, contribuían poderosamente á embellecer y dar encanto al sitio tan frecuentado como lugar de recreo, por todos los extranjeros que visitan la población de Tlemecen, que dista tan sólo 3 ó 4 kilómetros hacia el O.

Como nuestra llegada á la ciudad fué á la puesta del sol, tuvimos ocasión de ver á un fervoroso Musulmán de rodillas en dirección á levante, las babuchas á un lado, tan completamente entregado á sus habituales oraciones , que no le distraían ni la gente que por allí transitaba, ni los carruajes que penetraban en la ciudad por las elegantes puertas que durante la noche se cierran y guardan con exquisita vigilancia. *

Si la Memoria revistiera otro carácter, nos complaceríamos en relatar las bellezas actuales y la interesante historia de la residencia de los antiguos reyes y jefes moros, de donde partía la incesante guerra que desde la conquista por Cisneros hasta el punible abandono de Oran, en tiempo de Carlos IV, hicieron los moros á nuestras tropas. Habremos, empero, de limitarnos á lo puramente científico, indicando tan solo de pasada la grata sorpresa que nos causó la preciosa iglesia greco-románica moderna que visitamos, merced á la circunstancia especialí-sima de ser un distinguido geólogo el Cura, llamado Mr. Fierre Brevet, á cuya amabilidad debimos el recorrer con provecho las cercanías de la ciudad, y admirar, entre otras cosas notables en el templo, la magnífica pila bautismal, que es de serpentina noble de una sola pieza, procedente, según aquél, de la antigua mezquita de

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Mausourah, hoy en ruinas, sostenida por una columna de sorprendente belleza, del alabastro oriental, llamado impropiamente Ónix por los franceses, que se explota en Ain-Tebalek, punto situado entre Tlemecen y Ain-Te-mouchent.

El dia 28 de Abril, después de oir la misa que celebró el indicado señor Cura y de tomar en su propia casa el desayuno, guiados por él mismo nos dirigimos á visitar un sitio que por su belleza y encanto, realzado con los deleitosos trinos de infinidad de ruiseñores, merece con harta justicia el nombre de paraíso con que se le conoce. Y á decir-verdad, si bajo el punto de vista del recreo está bien aplicado el calificativo, en el concepto científico es delicioso á la par que interesantísimo, por la extraordinaria abundancia de fósiles terciarios que allí se encuentran.

Comienza de abajo arriba dicho terciario, por arcillas blancas algo amarillentas de bastante espesor, dispuestas en masas como cuarteadas y en bancos horizontales, conteniendo un número y variedad de fósiles extraordinarios, figurando entre ellos' muchos gasterópodos, acéfalos y equinodermos, pero más especialmente crustáceos, de todos los cuales recogimos bastantes. Encima de las arcillas , que las explotaban á la sazón para la alfarería unos murcianos muy hábiles, aparecen calizas, margas y areniscas, conteniendo, en unos puntos enormes Ostras, en otros Balanus de tamaño extraordinario, formando como acontece con los vivos, grupos sumamente caprichosos; en ciertos horizontes abundan sobremanera los gasterópodos de los géneros Cerithium, Turitella, Natica, etcétera. Coronan esta formación esencialmente marina, algunos metros de materiales sueltos de carácter litoral, ó quizás representantes del Diluvium, que comunican al suelo y subsuelo vegetal condiciones especiales de fertilidad , según lo acreditan aquellos campos por entonces ya muy frondosos, asi en la vegetación arbórea, entre la cual descuellan y gozan de merecida fama el olivo, el na-

411 ranjo y muchos frutales, como en la de cereales, leguminosas y verduras que se dan en abundante variedad en las huertas que rodean la capital.

De regreso á ésta visitó la rica colección de rocas y fósiles del infatigable Sr. Cura Brevet, quien dando pruebas de notoria generosidad se sirvió regalarme-muchos y muy notables ejemplares que aumentaron considerablemente el rico botin geológico que en Tlemecen habia recogido. Con la oportunidad que la premura del tiempo consentía, se empaquetaron todos los ejemplares recabados tanto en la correría de la mañana, como en las abundantes colecciones de Mr. Brevet, y colocados en un cajón viajaron conmigo en la diligencia que aquella misma tarde á las cinco salia de aquel punto para Oran, pu-diendo dar allí por terminada mi misión en Argelia, supuesto que de paso por esta última ciudad ya no me preocupó más que de tomar la caja de los objetos recogidos en sus alrededores, visitar al nuevo y recien llegado Cónsul y á varios amigos, y embarcarme para Almería, á cuya ciudad llegué junto con los Profesores de Burdeos Sres. Azam y Lespiault, el dia 30 de Abril á las siete de la mañana.

Recibidos cariñosamente en dicho puerto por los amigos D. José Jover y D, Sixto Espinosa, previamente avisados de nuestra llegada, no puedo menos de declarar que á su delicada y fina amistad debo la mayor parte de las facilidades que me permitieron visitar repetidas veces y con todo detenimiento los alrededores de la capital, bellísimos tanto como importantes bajo el punto de vista geológico, cumpliendo un deber imperioso al manifestarles por ello mi más profundo agradecimiento.

Aquella misma tarde fuimos con el amigo Espinosa á visitar la bonita vega de Huorcal, Viator y Pechina, formada por los acarreos antig^ios y modernos del rio de Almería, causándonos la más grata impresión el panorama que se descubre desde la carretera que conduce á Gador, en el punto donde termina la cuesta que principia

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en Almería, para descender rápidamente hasta el mismo Huercal. Recorrimos á pié todas aquellos huertas, admirando la frondosidad de la veg-etacion y lo esmerado del cultivo, debiendo citar por lo significativo un pequeño detalle si se quiere, pero que por si sólo da una idea de la impresión que causó en nuestros compañeros la vista de aquellos bien cultivados y feraces campos. Con efecto, el Sr. Azam penetró en uno y quizás no el más notable de ellos, y cogiendo una mata de trigo doblada por su propio peso, y levantándola, vio con asombro que era bastante más alta que él cuya estatura era regular, y sacando el libro de viaje anotó el hecho, no sin declarar antes, que en su vida habia visto desarrollo semejante en dicha gramínea.

No por ser aquella tarde de puro recreo y para que los extranjeros formaran favorable concepto de la comarca y de su próspera y floreciente Agricultura, dejamos de ver algo de lo mucho interesante que en el concepto científico encierra la comarca. Habíanme ya advertido los amigos Espinosa y Jover que existían allí muchos y muy bonitos fósiles, y con efecto, al subir á un pequeño cabezo que en medio de la llanura se levanta, casi todo él cubierto de la higuera chumba, verdadera providencia de los pobres en aquel país, penetramos en la habitación de una familia troglodita, y ¡ cuál no seria nuestra sorpresa! al ver tapizadas las paredes y el techo de magníficos fósiles. Otro tanto se observa en las muchas viviendas abiertas en el terreno mismo, formando cuevas que allí y en otro ce-rrito contiguo existen, circunstancia que no dejó de sorprender agradablemente á nuestros compañeros, poco familiarizados con este género de moradas, que por cierto reúnen condiciones algo mejores que muchas de las que tanto pululan en las grandes capitales; y sobre todo en Madrid, ¡ cuántos habitantes de los barrios bajos de la coronada villa del oso y el madroño las preferirían á las que la desdichada suerte les ha deparado! Allí la ventilación es perfecta, y la temperatura siempre igual, fresca

413 en verano y templada en invierno, en razón á no hallarse sujeta á las variaciones exteriores.

El dia siguiente y otro después de la visita á cabo de Gata, lo dediqué por entero á la exploración del terreno terciario, siempre acompañado del amigo Espinosa, á quien tampoco le era indiferente la abundancia y hermosura de los fósiles que por todas partes se presentan. Ocupa este terreno en la provincia de Almería una parte muy principal de su territorio, y es por todo extremo importante , no sólo en el concepto científico, sino también en el agrícola é industrial, ya que además de contribuir con el Diluvium á formar las mejores tierras por su feracidad, puede asegurarse que la mineralizacion, que tanta riqueza explotable suministró, se enlaza en cuanto al período en que hubo de verificarse, con la historia y depósito de los materiales terciarios.

Dejando, empero, para ocasión más oportuna el entrar en consideraciones más ó méijos trascendentes acerca de tan singulares fenómenos, veamos cuál es la composición y estructura de dicho terreno y los fósiles más notables que en él se encuentran.

El terciario de la parte occidental de Almería arranca de la capital misma, y se extiende por el E. hasta cabo de Gata, cubierto en algunos puntos por la formación diluvial que forma la base de la vega, y desde allí hasta sierra Alhamilla, originando en su trayecto la serie de colinas redondeadas que se conoce con el nombre de la Serrata, y por O. se le vé adosado contra las faldas de la sierra de Gador*, separada de la Alhamilla por la cuenca del rio Almería.

Por lo que respecta á la Composición de dicho terreno si bien es muy sencilla reducida á calizas, margas, arcillas y alguna arenisca, alternando repetidas veces, especialmente las calizas, margas y arcillas, ofrece en algunos puntos circunstancias especialísimaa que merecen llamar la atención de las personas estudiosas. En primer lugar la caliza por lo común algo amarillenta presenta en

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muchas localidades una estructura granuda, no á la manera de la Dolomía como se observa en Gador, Alhamilla y en la Alpujarra, sino más bien recordando la roca que los sicilianos denominan gmrgiulena, por parecerse á las diminutas semillas del hinojo al que ellos llaman así en su dialecto. Y lo singular del caso es que, según veremos al hablar de los fósiles más característicos, ambas calizas, esto es, la almereña y la siciliana pertenecen al propio horizonte.

Pero no es este el hecho que interesa más por lo que respecta á la composición mineral del terciario de Almería , sino las singulares metamorfosis que en varios puntos ha experimentado. Con efecto, la caliza hállase en la tíerrata y en Gador transformada en poderosas masas de yeso, con la única diferencia de que mientras en aquella solo se observa esta especie mineral en contacto casi con los materiales calizos del terciario, en Gador á más del sulfato hidratado de cal existe el azufre, dando la naturaleza misma cuenta del agente que determinó tan singulares cambios, pues á emanaciones de ácido sulfidrico se deben, con la particularidad de ser frecuente encontrar dentro del yeso trasparente, cristales y masas de azufre.

Probable nos parece, que la yesificacion de la Serrata se relaciona con la erupción traquítioa de cabo de Gata y boyazo de Nijar, y con las singulares operaciones químicas que allí determinaron la profunda alteración de las rocas volcánicas, y la rica mineralizacion que en su seno se advierte. Autoriza á pensar así, el hallarse la Serrata con su terreno terciario fosilífero y el yeso, interpuesta en el campo de Nijar entre la serie eruptiva de Gata y el boyazo, que según veremos, es un enorme y magnífico cráter volcánico en la falda meridional de Sierra Alhamilla.

Esto, sin embargo, no atenúa en lo más mínimo la importancia de los hechos apuntados referentes á la composición del terreno terciario de Almería, cuyos materiales en testimonio del procedimiento lento y local, y de natu-

415 raleza química que en determinados puntos los alteró, no ofrecen en su disposición y estructura grandes dislocaciones y replegamientos, sino más bien una regularidad perfecta, presentándose con frecuencia horizontales, como en Serrata en las inmediaciones mismas del yeso; solo en aquellos puntos donde el terciario cubre ó está adosado contra las faldas de Sierras de Gador, Alhamilla y cabo de Gata, ofrece una cierta inclinación, relacionada con la que ofrecían tal vez en el fondo del mar estos accidentes hoy emergidos.

Pero lo que llama más particularmente la atención del observador es ver el borde del cráter del Hoyazo y del cerro del garbanzal en cabo de Gata, cubierto por materiales terciarios no sólo intactos, sino en especial en el último punto llenos de fósiles, que si bien la mayor parte en estado de molde, no sufrieron la menor alteración. Esta circunstancia inclinaría el ánimo á considerar como posterior á la erupción de las traquitas el sedimento de las rocas terciarias, pues apenas se concibe que á su contacto dejaran estas de sufrir alguna metamorfosis; pero en este caso, ¿cómo no se rellenó el cráter con dichos sedimentos? y si éstos se depositaron antes de la salida del interior de los productos volcánicos, ¿cómo no se alteraron las rocas al contacto, como sucedió con las arcillas de Isquia, de las islas cíclopes y de muchos puntos de cabo de Gata que se convirtieron en termantidas? Problema es este cuya solución requiere más detenido examen de las mencionadas localidades.

Para completar la imperfecta reseña del terciario de aquella parte de la provincia de Almería, solo resta indicar los puntos más ricos en fósiles y las principales y más características especies recogidas.

Son localidades dignas de visitarse con la seguridad de rico botín, las canteras de los alredá&ores de la capital, todos los cerritos que accidentan la bonita vega de Huer-cal, Viator y Pechina, especialmente los llamados colorado y de las pechinicas; las cercanías del yeso en la

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serrata, el garbanzal y la cantera misma que conduce á cabo de Gata, no lejos del rincón de Marios.

Respecto de especies fósiles encuéntranse dientes de Carcharias ó de Tiburones, de Oxyrhina y otros en las canteras mismas de Almería y en el cerro Colorado; allí mismo, ó sea en la base de éste, donde abundan las arcillas, descubrimos un hueso bastante grande de mamífero, ó quizás una porción de defensa de Elefante; digo esto, porque faltos de medios para sacarle entero, sólo pudimos obtener su extremidad y un pedazo de algunos centímetros. De moluscos abundan sobremanera algunos Fusus, Pyrulas, Cerithium, Trochus, etc., entre los gasterópodos; entre los acéfalos son característicos del plioceno, la Pholadomia Faujasi, el Cardium hiaus, y muchos Pectenes; varias especies de Ostras; una Terebratula que se parece mucho á la ampula, y otra de dimensiones mucho más pequeñas; tres ó cuatro especies de Balanus; muchos y variados equinodermos; y en cuanto á los briozoos, forman en la parte superior de los cerros, ya muy cerca de la meseta, verdaderos horizontes, presentándose en número y cantidad extraordinaria.

Tales son, á grandes rasgos considerados, los hechos más importantes que ofrece el terreno terciario superior de Almería, digno por todo ello de un estudio más dete-

' nido y minucioso de lo que la premura del tiempo me permitió; y sin perjuicio de hacerlo en ocasión oportuna, pondré fin á lo que respecto de este asunto me proponía decir, llamando la atención acerca de la gran semejanza que este terreno guarda con el que acababa de ver en África; hasta tal punto son idénticas las rocas, las condiciones estratigráficas y las huellas de la vida que hermoseaba por entonces la superficie de esta parte del continente europeo y del inmediato africano, que, en mi concepto, no cabe duda alguna de que aquél y éste formaban un todo continuo, que sólo la posterior abertura del Estrecho y la consiguiente formación del Mediterráneo logró separar, siquiera conservando de una y otra

417 parte los testimonios más fehacieates de su unidad originaria. Y nótese bien que la cosa ño se limita á lo puramente geológico, sino, como es consiguiente y era de prever, se extiende á lo agrícola sobre todo; de tal manera, que al recorrer los cerros j la vega de Huercal, me parecia hallarme en el paraíso de Tlemecen, de> cuyos encantos participan también las laderas del rio Almería.

Terminado este estudio, encamíneme á cabo de Gata, localidad que goza de justo renombre y que deseaba visitar desde que leí la interesante Memoria dada á luz por mi amigo el distinguido Ingeniero de Minas Sr. Donayre. Por fortuna logré realizar la excursión en las mejores condiciones en el doble concepto de la comodidad, y de llevar un guia inteligente á la par que fino, atento y por todo extremo cortés. Fué este el Sr. Beuther, Ingeniero de Minas y Cónsul de Alemania en Almería, el cual dirigiendo con el acierto que da la pericia que le distingue algunas minas y en especial la llamada Dos y Cuatro Amigos, invitóme á acompañarle en la expedición que iba á realizar el 2 de Mayo junto con el Sr. Kunt, Ingeniero de Minas español, persona también muy fina y conocedora de la Geología de la provincia. t

Bajo tan excelentes auspicios realicé el viaje á cabo de Gata, contribuyendo esta feliz cofnbinacion de circunstancias á facilitar extraordinariamente la realización de mis deseos, pues hay que tener en cuenta, según me había advertido el amigo Donayre, que son grandes las dificultades dq explorar aquella comarca, donde si bien existen muchas minas, ni siquiera puede uno,albergarse en ningún punto con alguna comodidad.

Debo, pues, ante todo manifestar mi más profundo y sincero agradecimiento al Sr. Beuther, por los servicios que me prestó no solo alojándome en su modesta pero cómoda vivienda de minero, sino también por haberme servido de guia inteligente y conocedor de la localidad, en cuantas excursiones me fué dado hacer por cabo de Gata, la Serrata y Hoyazo de Nijar, haciendo extensiva

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418 la expresión de mi reconocimiento á los Sres. Ingenieros García Martino, jefe del distrito, Kunt, Baguer y otros, por las interesantes noticias que sobre la constitución geognóstica de la provincia se sirvieron comunicarme.

Y ahora, cumplido este deber de cortesía, vengamos al asunto principal de esta parte de la Memoria. Es á mi modo de ver cabo de Gata, según tuve el honor de declarar en una de las conferencias que di en el casino de Almería, uno de los centros volcánicos más importantes de Europa, y quizás de América también, así por lo que se refiere á su composición y estructura, como por la variada y rica mineralizacion que ostenta en su seno, objeto do muchas y útilísimas explotaciones.

Cabo de Gata, que debe su nombre quizás á las bonitas ágatas que en abundancia contiene, es un distrito volcánico de extensión bastante considerable, y perteneciente todo él al período traquítico; con la particularidad de afectar este grupo de rocas todas las variedades imaginables y señale» evidentes de haber experimentado con posterioridad á su salida, grandes y profundas alteraciones, que produjeron entre otros efectos la metamorfosis de la roca fundamental y la formación de los muchos filones de plata, de galena argentífera, de molibdato y carbonato de plomo, de calamina, manganeso peroxidado, hierro y algunas otras sustancias menos importantes.

Todas estas operaciones de la dinámica terrestre determinaron la formación de un grande y espléndido grupo montañoso, que afecta el aspecto de enormes cráteres, tales como el llamado rincón de Martos, el sabinar, el cortijo de las higueras, majada redonda y otros muchos, hallándose algunos abiertos del lado del mar, donde forman la cala del Monzul, la de los Genoveses y otras, pequeñas y inuy bonitas ensenadas, donde encuentran los buques refugio contra los vientos del N. y del O.

La roca preséntase por lo común, en masa, pero á veces adquiere el aspecto prismático, como se ve en las calas de los Genoveses y de Monzul y en el cerro del gar-

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banzal, en el primero de cuyos puntos los prismas adquieren un desarrollo extraordinario y dimensiones tales en las grandes oquedades, que el mar agranda de dia en día con su incesante acción, que se cree uno transportado á la famosa isla de Stafa, por más que allá sean basálticos las prismas y aquí traquiticos.

En los indicados puntos del litoral he tenido ocasión de notar el pulimento y estriamiento de las rocas no obstante su gran dureza, y el encontrarse muchas de ellas agujereadas por la acción del mar y quizás también por otra causa. Respecto al primer fenómeno, que podría hasta cierto punto compararse con el resultado de la acción eficacísima de las nieves perpetuas, es efecto de la acumulación en la costa y á bastante altura de las arenas que arrastran los vientos, llevándolas á veces hasta IBO"" y más, dando origen á varios medaños. Se comprende sin gran dificultad que transportadas las arenas con bastante violencia por los vientos del E. y del S. que allí soplan muy amenudo, al rozar contra la superficie de los cerros traquiticos, comience por alisar y pulimentar la roca y concluya por estriarla, allí donde bien sea su propia estructura ú otra circustancia cualquiera, facilita el desgaste de preferencia en unos puntos que en otro. El hecho, siquiera no indicado hasta ahora en aquella localidad, ya que el Sr. Donayre cita tan solo la presencia de las arenas sobre la falda de aquellos montes, no por esto lo doy como nuevo, pues el Sr. Magpherson lo indica en su Memoria sobre la provincia de Cádiz, en cuyo litoral observó idéntico fenómeno en las rocas calizas, y el Sr, Cazális de Fondouce en la Memoria que publicó sobre la acción erosiva de la arena en movimiento sobre los cantos de la cuenca del Ródano, en la cual indica casos por demás curiosos, por él estudiados; las observaciones hechas en el collado de San Bemardino de California, por el geólogo anglo-americano Blake; las sospechas de Naumann respecto á deber atribuirse á la misma causa las estrias que presenta el pórfido de Holdburgo en Sajonia, y las inves-

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tigaciones que acerca del propio fenómeno han hecho otros distinguidos geólogos.

En cuanto á los agujeros que ofrecen muchas rocas, sin negar que hayan podido intervenir en su producción otros agentes, tales como el agua del mar, los equinodermos, litodomos, etc., en el litoral muy abundantes, los considero como resultado de la acción de la arenas obrando contra el corte ó paredes verticales de rocas de estructura celular y hasta cavernosa.

Dejando, empero, estas y otras particularidades de menor importancia para quien tenga la fortuna de dar la descripción completa de cabo de Gata (1), y concretando estas mal hilvanadas notas á dar una idea somera de su constitución geognóstica y de la rica mineralizacion que !o distingue, debemos manifestar que las rocas fundamentales de aquel grupo volcánico forman, según Calderón , dos grandes divisiones; la primera comprende dos familias, la traquítica y la liparítica de naturaleza sani-dínica; la segunda cuatro plagioclásicas, de las cuales dos son cuarciferas, á saber: la dacita y la andesita cuarzosa , y otras dos sin cuarzo, y son la andesita anfihólica y la andesita augitica. Los minerales que en diferentes combinaciones constituyen las especies y variedades que cada familia cottiprende, son el sanidino ó feldespato , llamado ortosa cuando afecta aspecto pétreo, y i'iacolita si la estructura es vitrea; éste último formando casi siempre las liparitas, aquél en las andesitas, y hasta semivitreo, según Calderón, en ciertas traquitas. El feldespato triclínico, llamado plagioclasa, forma la base de las cuatro familias antes indicadas; el piroxeno aiígita va siempre asociado á los demás elementos constitutivos de

(1) En parte la dieron ya los Sres. Donayre y Calderón, de cuya última Memoria titulada «Estudio petrográfico de cabo de Gata é isla de Alborán» entresacamos los principales datos, con tanto mayor motivo, cuanto que machos de los materiales que cita Calderón fueron traídos por el que suscribe.

421 las rocas andesiticas, al paso que falta ea las traquitas; el anfibol horablenda, que á diferencia del anterior, hállase en las dos grandes divisiones de las rocas de Gata; la mica magnésica, también común en ambas series de productos volcánicos; el cuarzo es abundante, no sólo como ácido silícico contribuyendo á la constitución de todas las rocas acidas, sino también como resultado del poderoso geiserismo ó hidrotermalismo que siguió á la consolidación de los materiales volcánicos, y que á la par dio por resultado la alteración de las rocas y la rica y variada raineralizacion que tanto quilatan la importancia industrial de aquel centro volcánico. A tal punto es esto exacto, que todos los criaderos que allí se explotan se hallan relacionados con el cuarzo, el cual se presenta cristalizado blanco, violeta ó de otros colores; en masas compactas, celulares, cavernosas y formando al exterior enormes dykes, que sirven con frecuencia de guía para las exploraciones que preceden al beneficio de las minas. Atestiguan esto mismo la abundancia de ágatas, calcedonias, ópalos, hialitas, etc., dándose el casoíharto raro de servir dicha sustancia de ganga al plomo argentífero y á la plata nativa, como se observa en la mina Santa Bárbara, sita en el barranco del Zaalejo. A las veces el . cuarzo ha penetrado en el seno de arcillas resultado de la descomposición de las rocas volcánicas, convirtiéndolas, en verdaderos jaspes. A todos los mencionados minerales constitutivos de dichas rocas ó resultado de operaciones posteriores, hay que agregar la magnetita, la apatita, el olivino y el granate almandino, si bien éste abunda más en el cráter del Hoyazo de Nijar, donde fué objeto de uiia explotación hoy abandonada, pero de la cual quedan aún alÚ evidentes y copiosos vestigios.

Por lo que respecta á la descripción detallada de las diferentes rocas volcánicas, no siendo propia de esta reseña, se encuentra perfectamente hecha en el mencionado estudio del Sr. Calderón, al cual puede recurrir el lector que desee enterarse más al detall de todas estas particu-

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laridades, que el autor ha tratado con la pericia que le distingue.

Además de las diferentes rocas indicadas, existen también en cabo de Grata productos de su alteración y reconstrucción ulterior, y son las Tobas, las Brechas, las Termantidas, el Yeso, Alumbre y Kaolin. Este se encuentra abundante en el morrón de los Genoveses, contrastando su color blanco y sonrosado con el oscuro de las rocas que lo producen al descomponerse por la acción del ácido carbónico y del sulfídrico, observándose á corta distancia tramites insensibles, de un lado hacia la roca matriz, y de otro hacia verdaderas Termantidas. Estas se encuentran en muchos puntos de cabo de Gata; pero el más importante de todos por su abundancia y variedad de colores, de dibujos y de tránsitos muy instructivos, es el barranco llamado del cigarrón, dpnde vi también un depósito de Yeso y de Alumbre relacionado con rocas sumamente descompuestas, lo cual puso en claro la verdadera causa de la producción de estos minerales, y de la metamorfosis que se traduce en la presencia de las Termantidas. Diríase, con efecto, que el mencionado barranco representa una enorme grieta por donde salieron en tiempos remotos grandes emanaciones de ácido sulfídrico , el cual atacando la parte caliza del feldespato labrador, que con la mica forma la base esencial de aquellas rocas, dio origen al sulfato hidratado de cal y al doble sulfato de alúmina y potasa, dejando como residuo de todas estas operaciones químicas las arcillas, que penetradas luego por la sílice y demás sustancias que el geiserismo arrojó del interior, convirtiéronse muchas ea Termantidas, y algunas hasta en jaspes.

Resulta, pues, de lo expuesto, confirmada la opinión de ser cabo de Gata uno de los centros volcánicos más. importantes de Europa, no solo por la belleza de sns rocas, sino muy principalmente por las manifestaciones ulteriores de la dinámica terrestre, sintetizadas todas ó la mayor parte de ellas con la palabra hidrotermatismo, en

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cuya categoría entra también la acción geiseriana, á la cual hay que atribuir así las alteraciones de las rocae; principales como la presencia de las especies pétreas ó vitreas posteriores que quedan ya mencionadas, y los metales que forman allí el objeto de útiles explotaciones, que si no son tan pingües como las del otro centro volcánico de Herrerías, de seguro unas y otras deben su existencia á idénticos agentes. Son estos á más de los expuestos, los cloruros, bromuros, yoduros, etc., los cuales, según la ingeniosa teoría del malogrado Saint Claire Devi-11 e, arrastrados con las emanaciones volcánicas originan la presencia de los óxidos y sulfuros metálicos que allí como en el Vesubio y Etna existen. Abona este modo de discurrir la proximidad al mar de todos estos centros volcánicos , dada la intervención indudable del agua salada.

Pondrá fina esta pesada y enojosa relación, la lista de las principales minas que en cabo de Gata se explotan en la actualidad; la más rica de todas es la llamada de Santa Bárbara, existente como otras muchas en el barranco dicho Zaalejo, y en una situación admirable por la bellísima vista que desde allí se disfruta; beneficiase en ella el plomo argentífero muy rico y la plata nativa, sustancias que contra lo que por regla general se observa, arman ó van acompañadas de cuarzo, habiendo recojido ejemplares preciosos por su hermosura y rareza; la cantidad que se extrae es tal, que según el capataz que estaba al frente de la explotación, han llegado á sacarse en tres meses hasta 22.000 quintales de mineral útil.

En el propio barranco de Zaalejo existen las minas llamadas Santa Cruz, Sultán, Por si Pega, Venus, etc., aimque no son tan ricas como la de Santa Bárbara.

En el rincón de Martos, gran cráter volcánico, se encuentran la titulada Dos y Cuatro Amigos, dirigida por el Ingeniero Beuther; en ella se beneficia el plomo argentífero y el carbonatado, armando en la traquita descompuesta, en el cuarzo y en barita. La de Los Peligros en el gran cráter del Sabinar, y otras tres que tienen pocas

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labores, en el barranco llamado de la balsica de Andújar y son la Española, la Italiana y la Francesa, en las cuales la galena argentífera se presenta en traquita sani-dínica, de color negruzco y acompañada de preciosas amatistas; allí mismo forma la roca un conglomerado traquítico de sanidinia muy interesante.

En el cerro del Garbanzal, no lejos, del contacto de la traquita prismática con el terreno terciario lleno de fósiles, de que más arriba se hizo mérito, existen grandes labores abiertas en la traquita micácea y piroxénica para beneficiar el peróxido de manganeso; pero la explotación se abandonó sin duda por no ser bastante productiva.

, En el cortijo de las Higueras, otro enorme cráter; también existen abiertas muchas minas, las unas en labores, las otras abandonadas.

Creo bastarán estas imperfectas é incompletas noticias para formar concepto de la extraordinaria riqueza científica é industrial de cabo de Gata, circunstancias que como dije al empezar esta reseña, justifican la trascendencia de aquella localidad por tantos conceptos clásica y digna de detenidos y profundos estudios por parte de personas más competentes.

Terminado el estudio que la premura del tiempo me permitía hacer del mencionado centro volcánico, acompañado siempre del amigo é Ingeniero Beuther, trasládeme el dia 7 de Mayo á Serrata, de paso para el Hoyazo de Nijar. En la Serrata pude observar el contacto del terreno terciario marino de que ya dimos antes una idea, con sus fósiles característicos, y del yeso, resultado de la acción de emanaciones sulfliídricas, compañeras y contemporáneas de la aparición de las traquitas próximas en cabo de Gata y Hoyazo, ó bien posteriores á la consolidación de estas rocas. De que la operación realizóse allí en vasta escala, cualquiera que sea la época á que deba referirse, en manera alguna puede dudarse, visto el desarrollo extraordinario que en Serrata alcanza el yeso, el cual se presenta en masa y también en muchos sitios lá-

425 minar, hojoso trasparente y hasta perfectamente cristalizado. No observé, sin embargo, en Serrata, como cercíi de Cuevas, según se dirá más adelante, la existencia de fósiles no alterados en la composición de su concha en el seno del yeso, lo cual parece indicar que las condiciones en que se formaron ambos fueron ciertamente distintas.

Cortada transversalmente la Serrata, cuyo rumbo es de E. á O,, y después de almorzar en uno de aquellos cortijos del campo de Nijar tan feraz y rico, si tuviera agua, nos dirigimos al Hoyazo, magnífico y grandioso cráter traquitico, en cuyo interior se levanta otro cono de la misma roca, ofreciendo un aspecto muy semejante con el ^ue estudié en el volcan de Rocamonfina, representando las paredes levantadas y dispuestas como si las hubieran cortado á pico, en el de Nijar lo que en el cráter italiano se llama la cortinella, y el cono adventino del centro, el monte llamado allá de Santa Croce. La diferencia entre ambos consiste en la naturaleza de las rocas, y además en la abertura que hacia el S. E. presenta el cráter de Nijar.

Acompaña al abundante granate en la traquita del Hoyazo , la hialita adherida ó revistiendo la superácie de al^ gunos ejemplares, y también en pequeñas masas sueltas y agrietadas por la acción termal.

Coronando los bordes del cráter y adaptándose perfectamente á los accidentes de las paredes exteriores del mismo, se presentan las calizas características del terreno terciario, en cuyos materiales apenas se advierte el menor indicio de alteración, circunstancia que confirma las dudas apuntadas respecto á si la aparición de las traquitas fué posterior ó anterior al depósito terciario, debiendo advertir además que en el interior del cráter tampoco se observa rastro alguno de la existencia de dicho terreno.

Terminada esta parte de las correrías por la provincia de Almería, destinamos un da á visitar las minas de azufre y yeso de Gador, cuyas especiales circunstancias más importantes quedan'ya apuntadas, y otro día á reconocer

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el magnífico criadero de hierro dé Sierra Alhamilla, junto al establecimiento balneario que goza en el país de tan justa y merecida fama, acerca de cuya mina y baños excuso decir nada por que me llevaría demasiado lejos esta ya pesada narración.

Algo más importante es lo que restaba ver, pero no en aquella parte del territorio, sino en Cuevas, Almagrera, y Albox, razón que me obliga á dejar para ocasión más oportuna lo de las localidades citadas, así como lo relativo á la composición y estructura de Sierra de Gador, puesta en claro por mi distinguido amigo el señor Botella , procediendo á describir lo que observé en Herrerías, Cuevas, etc.

Desde Almería me dirigí á Vera en diligencia, pudien-do observar durante el trayecto y siguiendo el arrecife, el gran desarrollo que por allí adquiere el terreno terciario, que ocupa el espacio que media entre Sierra Alhamilla y la de Filabres, formando un territorio muy accidentado , merced á la escasa consistencia de los materiales entre los que predomina la arcilla. Preséntase allí dicho terreno en forma de colinas de poca altura y asurcadas profundamente por la acción de los agentes exteriores, en especial por las aguas torrenciales que allí de tarde en tarde caen, lo cual comunica al territorio un aspecto singular y característico. Los bancos de calizas, arcillas y margas que representan aquel terciario, tampoco ofrecen grandes accidentes estratigráficos, pero puede sin embargo observarse que cuando afectan alguna inclinación, esta se verifica en sentido contrario de lo que sucede en la vega de Huercal y Viator. Esto demuestra la decidida influencia que en todos estos accidente» ejercen los materiales anteriores á la sedimentación, ya que en la falda oriental de Santa Alhamilla las capas se levantan según su propia pendiente, al paso que los mismos materiales del propio terreno terciario, en la ladera opuesta iijclinan en sentido contrario, formando un notable y curioso pliegue anticlinal.

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El terreno continúa afectando análogos, por no decir idénticos accidentes, hasta Vera y Cuevas, extendiéndose , quizás con alguna interrupción, hasta Lorca, en la provincia de Murcia, donde ha sido perfectamente estudiado por los Sres. Cánovas y Botella.

En todo aquel distrito, pero especialmente en Cuevas mismo y en sus alrededores, el elemento calizo es el que domina, alcanzando un desarrollo en sentido horizontal y vertical muy considerable, coronándolo en algunos puntos un depósito de conglomerados con la facies propia de un depósito litoral muy curioso.

La estratigrafía del terreno terciario de Cuevas es normal y muy regular, presentándose en enormes bancos horizontales, á veces interrumpidos por algunos horizontes en que la roca cambia de color, ó en que se interponen arcillas y margas; pero como la caliza ofrece escasa consistencia y resiste poco á la incesante acción de los agentes exteriores, resulta muy accidentado el territorio por profundos barrancos estrechos y tortuosos, lleno el interior de enormes masas desprendidas de lo alto, que le comunican el aspecto de verdadero caos.

Pero no es ninguna de estas circunstancias lo que llama y excita la atención del diligente naturalista, sino la abundancia extraordinaria de fósiles animales, entre los cuáles merecen citarse los moluscos gasterópodos, acéfalos ó lamelibranquios, los grandes equinodermos del género Clypeaster, numerosísimos y de variadas especies en el punto llamado Mancalobos, al O, de la población, bastantes peces y grandes mamíferos, de los cuales, aparte los que se extrajeron por el Ingeniero Rosbach, y se encuentran desde 1878 encajonados en el puerto de Águilas para ser trasportados á Parjs con motivo de la exposición de dicho año, sin saber la razón de no haber realizado el pensamiento, he visto en un sitio muy próximo á la ciudad dos grandes defensas de Elefante y un esqueleto entero de cetáceo. Son tan numerosas en aquellos alrededores las osamentas de mamíferos, que al des-

428 cubierto he podido reconocer más de ocho ó úiea graaUes esqueletos. Ocasión seria para qiie imitando el Gobierno lo hecho por el francés y el belga en tiempos recientes mandando explorar dos localidades famosas, Pikermi, en Grecia, y Bernisart, en Bélgica, para enriquecer, como se hizo, los Museos de París y Bruselas, se impusiera algún sacrificio pecuniario que, sin ser excesivo, estoy seguro que el resultado de las excavaciones había de compensar, pero con grandes creces, el sacrificio que se hiciera; de lo contrario, nos exponemos á que se lleve estos tesoros científicos algún especulador que los venda á los Museos extranjeros, lo cual sería una deshonra para nuestra Administración, ó á que se pierdan para la ciencia por efecto del ningún interés que muestran los pueblos en conservar y menos aún en respetar lo que á sus ojos no tiene valor alguno científico. Buena prueba de esto último es el haber destrozado ya bastantes huesos los habitantes de Cuevas con el fin de hacerlos ensayar por los que en el país entienden de Química, creyendo que contienen mineral explotable, habiéndoles sugerido esta peregrina idea el ver los sacrificios que Rosbach y los individuos de una sociedad geológica que con dicho fin creó, se impusieron para sacar las osamentas antes citadas, pues no comprenden se hagan con fin científico.

Habíase trasladado á Águilas hacia algún tiempo el Sr. Rosbach (D. Clemente), lo cual me privó de estrechar su mano y de los servicios que de seguro hubiérame prestado ; más por fortuna encontrábanse en Cuevas á la sazón los Ingenieros belgas Síret y Petre que en gran parte suplieron la ausencia de aquel acompañándome por aquellos puntos más interesantes de ellos conocidos, lo cual facilitó grandemente el objeto que me proponía. Más adelante se relatará el gran servicio á la Arqueología prehistórica patria prestaHo por aquellos señores, por todo lo cual se les debe la mayor gratitud, como con gran satisfacción y complacencia apresiirome á manifestarles.

Satisfechos ya mis deseos por lo que á las cercanías

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<ie Cuevas se refiere,. trasládeme á Herrerías y Sierra A.-magrera, de cuyos dos centros científico-industriales voy. á dar una sumaria idea.

Herrerías, cuya riqueza mineral es bien conocida, representa la verdadera prolongación del volcanismo de cabo de Gata, siquiera algún tanto interrumpida, participando de aquel grupo volcánico no solo la composición petrográfica, sino también la metálica, con la sola diferencia de abundar más en ella el hierro y la plata nativa, y de no afectar el aspecto de montes agrupados, sino más bien el de una serie de colinas cuya dirección general E. O. fué determinada á no dudarlo, por la línea de menor resistencia que dejó la inmediata Sierra Almagrera, que pertenece á una época mucho más remota.

Siguiendo el itinerario desde Cuevas por el O., comiefl-za aquel distrito por la níasa considerable de hierro limonita , parecido en cierto modo á las famosas de la isla de Elba, que visité en 1853, la cual se explota al aire libre, como las italianas, ni más ui menos que una cualquier cantera. Gran número de operarios armados de picos y otros avíos arrancan el mineral, que otros cargan en las grandes recuas de borricos, y sin más operaciones lo trasportan á las suntuosas fundiciones que por allí pululan.

De modo que la colosal masa de hierro que da nombre al distrito, abre la escena al importantísimo distrito que se prolonga paralelamente á la sierra y con el rumbo indicado hasta njás allá del cerro de Alifraga, ofreciendo en su trayecto varias colinas traquíticas, en cuyo seno se encuentran las incomparables riquezas objeto de la explotación en gran escala que allí se práctica. Las susíán-^ cias**beneficiables son casi las mismas que en cabo de Gata, predominando las galenas argentíferas y la plata nativa, que se encuentran, especialmente la última, en cantidades fabulosas. Recuerdo que en la detenida visita que hice á la mina llamada Union de tres, enseñáronme los mineros una bolsada que acababan de descubrir, en la que habia algunos kilogramos del precioso metal, del que

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me obsequiaron con nna pequeña cantidad. La roca en que arman dichos minerales es la traquita sanidinica, pero profundamente alterada sin duda por el mismo fenómeno de hidrotermatismo á que aquéllos deben, en mi humilde opinión, su existencia; esto da á la ganga un aspecto curioso , que se distingue por la estructura granosa, áspera al tacto como la roca de que procede y de color gris oscuro , lo cual ha hecho que los mineros le den el nombre de pernera, cuya masa aparece en los ejemplares que recogí salpicados de brillantes hojuelas de plata nativa. Caso se ha dado, y he visto alguno, en que el mineral, perfectamente puro, se presenta en forma de planchas cuadradas de cerca de medio metro de lado, conservando algún espécimen el afortunado dueño de aquella mina. Otro hecho no menos curioso tuve ocasión de observar en la detenida visita hecha á la mencionada mina, y fué la elevada temperatura que en sus galerías reina, debida en parte á la descomposición de las piritas acusada por la presencia de varios sulfatos, temperatura que no baja de treinta y tantos á 40", y que obliga á ir punto menos que en cueros á los operarios.

Muchos otros hechos curiosos tuve ocasión de observar durante la rápida visita á dicho distrito minero; pero prescindo de enumerarlos, por cuanto los relacionados con la estructura gegnóstica se parecen, según queda ya dicho, bastante á los de cabo de Gata, del cual las Herrerías pudieran considerarse como dependencia, siquiera no se advierta allí la silicificación en ten vasta escala, aun-. que sí otras evidentes manifestaciones del hidrotermatismo , á cuya eficaz influencia se debe la rica y variada mineralizacion, y todos los fenómenos de metamorfismo de las rocas que el diligente geólogo estudia. Confirmando este mi parecer, de acuerdo con las ideas hoy más en boga entre los que de cerca siguen el movimiento científico , me complazco en consignar los experimentos practicados por el Ingeniero Sr. Boek para darse razón del procedimiento que debe haber puesto en juego la natura-

431 leza para engendrar aquellos famosos depósitos de metales preciosos. Imitando en cierto modo lo ideado por Saint Claire Deville, ó fundándose por lo menos en la teoría que este inventó para explicar la presencia en los centros volcánicos en actividad tales como el Vesubio, el Etna, etc. de óxidos metálicos, aquel determina la descomposición del cloruro de plata por medio de corrientes gaseosas al través de materiales sueltos ó incoherentes ,• imitando eu cierto modo la estructura porosa y celular de las rocas volcánicas, procedimiento que dio por resultado la formación de la plata nativa tal como se presenta en Herrerías.

Terminada la inspección de aquel centro tan importante di un vistazo rápido á Sierra Almagrera qu§ cori-e paralelamente á la costa, en cuyo famoso centro minero siquiera infinitamente más antiguo, puesto que pertenece al terreno silúrico ó quizás al arcaico, representado por pizarras, cuarcitas, conglomerados, etc., repiten análogas , ya que no idénticas manifestaciones de la dinámica terrestre, que se traducen en los ricos y abundantes veneros de riqueza que allí se explotan por un número considerable de mineros, los cuales con sus respectivas familias llegan á constituir una verdadera y no pequeña población con sus caseríos esparcidos por la pendiente oriental de la sierra, á la que comunican un aspecto por todo extremo curioso y pintoresco. El paseo fué tan rápido, que en rigor poco más.podria añadir respecto á las muchas particularidades dignas de estudio que aquel centro minero encierra. De regreso á Cuevas tuve ocasión de observar dos hechos importantes, á saber: la variedad y abundancia de cantos rodados de Dioritas, Diabasas, etc., que se encuentran sueltos en el ancho cauce de la rambla Mu-leria ó como elementos geognósticos de la formación diluvial allí bastante desarrollada, materiales qne sin duda proceden de la parte alta de la cuenca y de a.lgunas de sus afluentes, en confirmación de lo cual debo mencionar el hallazgo que hice al dirigirme dos días después al pue-

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blo de Albox en la carretera misma y en sus cunetas, á corta distancia de Vera, de dos manchones uno de una roca de aspecto basáltico y otro de anfibolita, relacionados ambos con el gran circo de Vallbona que se distingue de lejos, pereque no tuve ocasión de estudiar.

El otro hecho mencionado es si cabe aun más curioso, pues se trata del hallazgo hecho en el camino mismo que de Almagrera va á Cuevas, cerca ya de esta ciudad, de numerosos individuos enteros, bien conservados y en su propio yacimiento de la Ostrea cochlear en el yeso mismo muy abundante en aquel terreno mioceno superior, de que antes se hizo mérito. Confieso que no sé fiarme razón de la presencia de la concha de dicho molusco en el seno de una formación yesosa sin haber aquella experimentado la menor alteración, pues cualquiera que sea la teoría que se adopte para explicar la presencia del yeso en el seno de aquellas margas terciarias, siempre será un enigma la presencia de la materia calida de la concha intacta en el seno del sulfato hidratado de cal, en cuya formación intervinieron tan eficazmente las emanaciones del ácido .sulfídrico.

Tales fueron los objetos de estudio y las curiosas observaciones que durante mi breve paso por aquella región tan importante como poco explorada bajo el punto de vista esencialmente científico, me fué dado recojer y que con gusto consigno, siquiera sea para que otros se animen á estudiarla con más detenimiento y mejores resultados que los obtenidos por mis escasos esfuerzos.

No dejaré, empero, el territorio de Cuevas sin dai* cuenta del feliz hallazgo hecho por los Sres. Siret y Petrfe de una estación prehistórica interesantísima. Teniendo noticia aquellos diligentes Ingenieros de haberse descubierto algunos objetos antiguos en la meseta de unos ce-nos llamados Tres Cabezos al E. de la ciudad, en la orilla izquierda de la rambla Múleria y á muy corta distancia de la población, procedieron al estudio de la localidad, mandando practicar excavaciones que dieron por resultado'^

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descubrimiento de una estación importante. Excitada su curiosidad por los primeros hallazgos y ampliamente compensados los sacrificios que se imponían, persistieron en la obra hasta dar con una mina de preciosidades de nuestra primitiva historia patria. Con aparente alegría, siquiera acibarada por el dolor que me causaba ver que solo por deferencia hablaban nuestro lenguaje sus exploradores, visité aquella localidad, en la cual á juzgar por los objetos encontrados, el hombre primitivo hubo de permanecer largo tiempo, ya que existen en ella vestigios evidentes de tres edades bien caracterizadas, á saber; la mesolítica representada por muy bonitos cuchillos de pedernal; toda la neolítica á juzgar por las piedras ó hachas pulimentadas , flechas de una belleza incomparable según aquellos señores, pues ya habían mandado el botín á su país, puntas de lanza, estiletes, punzones, etc., y por último, la primera de los metales, como lo acreditan varios objetos de cobre puro, circunstancia que confirma más y más la tesis por mí sostenida en los Congresos de Lisboa y Argel. Quilata por todo extremo la importancia de este descubrimiento el hallazgo hecho en el mismo punto de algxmos pedazos de dicho metal, y posteriormente á mí visita, según se sirvieron aquellos amigos participarme, de varios fragmentos de escorias del mismo, lo cual claramente indica que lo fundían allí, y por consiguiente, que la fabricación de los ulules es indígena, como sostuve también en los citados Congresos.

A la par con los mencionados objetos encontráronse en Cuevas muchos cacharros que revelan por su relativa y gradual perfección, que corresponden á edades diferentes, y una gran cantidad de huesos y dientes de rumiantes y paquidermos que sin duda destinaban aquellos aborígenes á su alimentación.

Semejante acontecimiento motivó una conferencia que di en el Casino, á la que concurrió la mejor sociedad de Cuevas, en la cual trató de encarecer la importancia de los estudios prehistóricos, reseñando sus principales eda-

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des, los objetos que las caracterizan y ios puntos ó criaderos donde estos se encuentran.

Al despedirnos, merecí de la fina atención de los señores Siret y Pitre, algunos objetos de los que acababan de descubrir aquellos dias, aunque con el sentimiento de tener que ir hasta Bélgica para admirar los más perfectos ó interesantes.

*En la expedición que hice en 1882, invitado por los amigos Siret hermanos, pues Pitre habia regresado á su patria, visitó en su amable compañía la localidad llamada fuente del Sabinar, donde poco antes habían encontrado en enterramientos antiguos, tesoros inestimables que por desgracia y á pesar de los esfuerzos que hice para evitarlo, han salido ya del país, perdiendo con ello muchos y valiosos documentos de nuestra primitiva historia.

El mismo dia recoji en compañía de D. Luis Siret en unos cerros que hay cerca de aquel centro de alhajas prehistóricas, bonitos ejemplares de la Limburgita, roca extremadamente importante y tan rara, que son contadas las localidades en que se encuentra, siendo para España hasta ahora única aquella.

Terminada mi misión en Cuevas, despedíme de todos aquellos amigos, prometiéndoles-formalmente volver en breve para continuar los estudios, apenas iniciados, de tan interesante localidad. Dirigíme en seguida á Vera, donde tenía que tomar mi equipajey algunas piedras que dejé en casa de mi amigo y paisano D. José Moreno, á quien también debo gratitud por sus delicadas atenciones, albergándome en su cómoda y bonita morada; y sin pérdida de tiempo emprendí la expedición al pueblo de Albox, donde me llamaban dos poderosos estímulos, pues hacia mucho tiempo que algunos amigos habíanme participado el hallazgo de otra estación prehistórica interesante , invitándome á visitarla y á tratar la cuestión para aquél como para la mayor parte de aquellos pueblos vital, de buscar aguas por medio de algím pozo artesiano, si para ello hubiera allí condiciones favorables.

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En el camino poco verdaderamente importante encontré, si se exceptúa el hallazgo de las pizarras en la liase y la caliza dolomítica por arriba al atravesar las últimas estribaciones de Sierra Filabres, caliza y pizarras que forman también gran parte de la estructura geológica de los alrededores de Albox, como continuacipn de los accidentes de Filabres. No lejos de la venta del Hachero, el camino atraviesa el basalto, la diorita y la serpentina que cité más arriba, y á corta distancia existe la explotación de un precioso alabastro yesoso, con frecuencia relacionado con la última roca, como resultado de las reacciones químicas que se produjeron al tiempo de aparecer dicha roca, ó quizás si se considera ésta como metamór-ficá, compañera de su formación.

De Albox nos dirigimos al Monasterio de la Virgen del Saliente, junto á cuyo santuario se halla la mencionada estación. Redúcese ésta á una enorme y complicada caverna, abierta en la problemática Dolomía de Filabres, igual á la de Alpujarra/, Gador y Sierra Alhamilla, descansando allí, como en todas partes, sobre las consabidas pizarras, y á un campo atrincherado que SÍS encuentra inmediato á la cueva. En ambos puntos hánse encontrado vasijas cinerarias de gran tamaño y llenas las exteriores de cenizas; algunos otros cacharros de formas poco comunes , unos punzones en huesos de ave, cuchillos, y un corto número de hachas pulimentadas. Visitada la localidad en el doble concepto prehistórico é hidrológico, regresamos al pueblo, donde también di otra conferencia sobre ambos temas, haciendo en ella mención del descubrimiento hecho por el Sr. D. Miguel Bolea, Cura párroco del inmediato pueblo de Tijola, consistente en uu cráneo humano de formas y dimensiones muy notables, según dicho señor, en hachas, cuchillos y otros ins-Irumentos de piedra, objetos que prometióme en Cuevas remitirme para su estudio, y que he tenido la satisfacción de recibir, por lo que le doy las gracias m4s expresivas, pues realmente son de grande y notoria siguificacionJ

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En realidad alli terminó la rápida excursión que por la pro-vincia de Almería me propuse hacer de regreso de Ai^elia, pues ya desde Albox me dirigí á Huercal-Overá donde tomó la diligencia que me llevó á Lorca y Murcia y allí el tren para Madrid. No quiero, sin embargo, dejar de decir cuanto me interesó el vistazo que desde lo alto de la ciudad di en compañía de mi antiguo condiscípulo D. Francisco Cánovas, á los bellísimos alrededores de Lorca, perfectamente conocidos y estudiados por éste y cuyo fruto ha sido la preciosa colefccion de rocas y fósiles, que junto con otros objetos de Historia Natural constituye su Museo, quizás el primero de España, como obra de un particular. La mayor parte de las preciosidades geológicas del Museo Cánovas han sido descritas por el señor Botella, en su interesantísima Memoria de Albacete y Murcia.

De paso por la hermosa vega que comienza en Lorca y se extiende con alguna interrupción hasta Miircia, pude observar los efectos de la inundación última, que si en algunos puntos fué ciertamente desastrosa, en la mayor parte del territorio produjo el inmenso beneficio que las operaciones de esta naturaleza determinan, aumentando de una manera asombrosa la fertilidad del suelo. De'modo, que lamentando las desgracias personales, bien pudiera asegurarse que el país más bien ganó que perdió con lo que en los primeros momentos hubo de considerarse como una verdadera catástrofe. Pero dejando para ocasión más oportuna desarrollar esta tesis, basta con lo dicho para ~ que se forme una idea el lector de lo importante y aun necesario que es asistir á las Asambleas cisntíficas que periódicamente celebran las naciones cultas, pues sobre ío mucho que se aprende oyendo á las especialidades que á ellas concTU-reu, sirven con frecuen cía de pretexto para realizar exploraciones y viajetí siempre útiles, los cuales eficazmente contribuyen al incesante progreso de las naciones. Imperfecta como es y como no podía menos de ser, dada la escasa inteligencia y pobres dotes del encalcado

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de redactar esta Memoria, alhaga, no obstante, á su desautorizado autor, la lisonjera esperanza de que algo podrá contribuir á realizar tan levantados propósitos, y ciertamente que se dará por ampliamente recompensado de todos sus afanes, si con ello cree el Gobierno que le confió tan delicada misión, que ha cumplido con el deber que le impuso, y si el público ilustrado encuentra algo útil ó ameno por lo menos, en la imperfecta reseña que antecede.

En demostración de lo cual, bastará recordar por vía de epilogo, que la Asamblea de la Sociedad geológica de Francia congregada en Chalons del Saona y en Autun, á más del esclarecimiento que llevó á la estructura de la comarca, especialmente por lo que se refiere á ciertas formaciones eruptivas y á los terrenos permo-carbonífero y liásico, incluyendo en este el horizonte retiense, puede decirse que se distinguió sobre todo, por el descubrimiento de los primeros anfibios fósiles de que allí dio cuenta el eminente Profesor Gaudry, y fueron los Protriton petro-lei y Actinodon Frossardi.

La Sociedad helvética entre otros asuntos importantes discutió en el Congreso de Berna, dando su asentimiento á los ingeniosos experimentos del Sr. Favre, Alfonso, ideados para explicar los accidentes de la superficie terrestre, según demuestran las láminas que acompañan é ilustran el libro. El Profesor Heer esclareció la cuestión de la flora fósil terciaria de las regiones polares comparada con la de otras comarcas de Europa y América. El Sr. Forel de Lausana, dio á conocer las singulares oscilaciones que experimentan las aguas de los lagos suizos llamadas seiches en el país, y que yo traduje lacureas. El geógrafo ginebrino Boutillierde Beaumont, expresó el deseo de que se establezca un meridiano internacional y único al que llama Mediador, por analogía con Ecuador. Por último, con motivo de la expedición á Lucerna y el Righi, se explica lo que es el famoso jardín de los glaciares que ilustra una lánüna.

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En el Congreso antropológico de París, resaltan las excelencias de los estudios antropológicos pintadas de mano maestra por el malogrado Broca; la historia de la ciencia hecha por el Sr. Hnrlié, y además de los muchos problemas que se discutieron, figura el relato que comunicó Topinard, de las riquezas contenidas en la galería especial del ramo, en la Exposición de París en 1878.

En la Asamblea de la Asociación francesa para el progreso de las ciencias, se distinguen la historia del descubrimiento de la sosa artificial debido á Nicolás Leblanc, y de la fabricación del acero en gran escala; los experimentos de Daubrée para explicar por acciones mecánicas el metamorfismo general, el origen y procedencia del fósforo , la trascendencia del hidrotermatismo, la Geografía ó Estadística médica, etc.

Por lo que respecta al Congreso de Lisboa, bastaría recordar la tan debatida cuestión del hombre terciario para darle la importancia que se merece; pero á más de esto, llamó la atención déla Asamblea la Memoria de Magitot sobre mutilaciones étnicas; la riqueza científica de Portugal reseñada á grandes rasgos, y la descripción de la famosa Citania de Briteíros.

Por último, en el Congreso de Argel todo fué interesante desde el discurso del Presidente sobre los virus fermentos, y las conferencias a.cerca de la Geografía, la Geología y la Demografía argelina, hasta las expediciones dentíficas que con aquel motivo se hicieron y se reseñan.

ÍNDICE. Páginas.

Orden de la Dirección general de Instrucción pública disponiendo la publicación del libro iii

Advertencia aclaratoria • v Congreso de Clialons y Autun, año 1876 1 ídem de la Sociedad helvética en Berna, 1878 97 Expedición á Lucerna y el Righi, jardin de los glaciares. 179 Congreso antropológico de París, 1878 190 Informe de Topinard sobre la exposición antropológica... 205 Congreso de K Asociación francesa en París, 1878 265 ídem de Antropología j Arqueología prehiatóriéut en

Lisboa, 1880. 292 Expedición á Citania de Briteiros 318 Apéndice. Descripción de los centros científicos de Lisboa. 325 Congreso de la Asociación francesa en Argel, 1881 344 Excursiones geológicas por Argelia y Almería. . . . . . . . . . . 388

OBRAS DEL MISMO AUTOR.

l'esetas.

Manaal de Geología, premiado en eoncarso público por la Real Academia de Ciencias exactas, físicas y naturales (agotado.)

Tratado de Geología, 2." edición del anterior,'sin el Atlas, pero con muchas figuras intercaladas en el texto, un tomo, Cuarto mayor 15

Compendio de Geología, un tomd 10 Geología agrícola, un tomo 10 Teoría y práctica de pozos artesianos y arte de buscar

manantiales, un tomo 10 Origen, naturaleza y antigüedad del hombre, un tomo.. 10 ; Viaje á Dinamarca y Saecia, en colaboración con el seikir

Tubino 10 Memoria geognóstico-agrícola de la provincia de Caste

llón , premiada en público certamen por la Real Academia de Ciencias , 5

Memoria geogpóstico-agricola de la provincia de Teruel, un tomo 15

Conferencias dadas en la Sociedad geográfica de Madrid.. 2 ídem en Santander sobre Prehistoria y cueva de Sauti-

Uana... . . 3 ídem en el lifínisterio de Fomento Bobre Agñcoltdra pre

histórica L. 1< Ensayo de Diccionario geográfico-geoIÓgico espaSol fran

cés y francés espai&ol, un tomo • 0 '

EN PÍIBNSA.

Memoiift geog&<S«ti o-agricoU de la provincia d« Valencia^

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