copernico revoluciones
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SOBRE LAS REVOLUC IONES(de los orbes celestes)
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A L L EC TOR SO BR E L AS H IPO TE SIS
DE ESTA OBRA
Divulgada ya la fama acerca de la novedad de las hipotesis
de esta obra, que considera que la tierra se mueve y que el.Sol
esti.rnmOvileGe!-ct:flHo-JellliUY.erS'fl, no me extrafia que algu-
nos eruditos se hayan ofendido vehementemente y consideren
que no se deben modificar las disciplinas liberales constituidas
correctarnente ya hace tiempo. Pero si quieren ponderar la cues-
tion con exactirud, encontraran que el autor de esta obra no
ha cometido nada por 1 0 que merezca ser reprendido. Pues es
propio del astr6nomo calcular la historia de los rnovimientos ce-
lestes con una labor diligente y diestra. Y adernas concebir y
configurar las causas de estos movimientos, 0 sus hip6tesis, cuan-
do por medio de ningun proceso racional puede averigar las ver-
daderas causas de ellos. Y con tales supuestos pueden calcular-
seJ~9g~qa.me.utedjchos movimienros a partir de los.principiosde lageometrfa, tanto mirando hacia el futuro como hacia el
R~. Ambas cosas ha establecido el autor de modo muy no-
* Prefacio debido a Andreas Osiander . a quien Rheticus encornendo la edi-
cion del De Revolutionibus. Apareci6 anonirno en la primera edici6n. 1543.
y durante algun tiempo le fue arribuido al propio Copernico. Traducimos este
importamisimo Prefacio en la Inrroduccion para deslindar Ia obra propia de
Copernico de los aiiadidos. Segun el crirerio rnanrenido en la Opera Omnia.
editada por la Academia Polaca de las Ciencias.
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4 NICOLAS COPERNICO
table. Y..no.es.necesario queestas hipotesis sean ver:.~~.deras-.!.~isiquieraque seanverosimiles, sino que ~,asta con que muestren
un.~ coincidente.con las obse.r-vaClones, a no ser que al-
guien sea tan ignorance de la geometria 0 de la optica que ten-
ga por verosimil el epiciclo de Venus, 0crea q~e esa es la causapor la que precede unas veces al Sol y otras Ie sigue en cuare~ta
grados 0 mas. iQuien no advierte, supuesto esto, qu~ necesan~-
mente se sigue que el diametro de la estrella ~n ~I)?engeo es masde cuatro veces mayor, y su cuerpo mas de dieciseis veces mayor
de 10que aparece en el apogee, a 10que, sir: embargo, s.e~p~-ne la experiencia de cualquier epoca? Tambien en esta discipli-
na hay cosas no menos absurdas 0 que en este momento no es
necesario examinar. Esta suficientemente claro que este arte no
conoce completa y absolutamente las causas de los ~ovimien-
toS aparentes desiguales. Y si al suponer algunas, y ciertamentepiensa rnuchisimas, en modo alguno suponga q~e puede per-
suadir a alguien [en que son verda~]. sino tan. solo. e~tab.lecercorrectamente el calculo. Pero ofreciendose vanas hipotesis so-
bre uno solo y el mismo movimiento (como la excentricidad y
el epiciclo en el caso del movimiento del Sol) el a~tr~nomo, to-
mara aquella mucho mas facil de comprender. QUIZasel filoso-
fo bus que mas la verosimilitud: pero ninguno de los dos cO.m-
prendera 0 transmitira nada cierto, a no ser 9ue Ie haya sido
revelado por la divinidad. Por 10tanto, perrrutarnos que. tam-
bien estas nuevas hip6tesis se den a conocer en.tre las.annguas,no como mas verosimiles, sino porque son al mismo uemp.o a~-
mirables y faciles y porque aponan un .gran tesoro de saprenn-
simas observaciones. Y no espere nadie, en 10 que respecta a
las hipotesis, algo cierto de la astronomi~, pu~s no ~ued: p.ro-
porcionarlo; para que no salga de esta dls~lplt~a mas esnipidode 10 que entr6, si toma como verdad 10 imaginado para otro
uso. Adi6s.
NICOLAS SCHOENBERG, CARDENAL DE
CAPDA, A NICOLAS COPERNICO. SALDDOS'
Habiendorne hablado hace algunos aftos de tu capacidad, cons-
tante conversaci6n de todos, ernpece entonces a tenerte ya en la
mas alta estima y a felicitarrne tarnbien de nuestros hombres,
entre los que florece con tanto prestigio. Cornprendi que no s610
conodas con suficiencia los hallazgos de los antiguos matematicos,
sino que habias establecido una nueva estructura del mundo, envirtud de la cual enseiias que la tierra se mueve, que d Sol ocupa
la base del mundo y por tanto ellugar central, que el octavo cido
permanece inm6vil y fijo perpetuamente, que la Luna, junto conlos elementos de su esfera, situada entre el cielo de Marte y el de
Venus, gira anualrnente alrededor del Sol; y que de toda esta
estructura de la astronomia hay comentarios e1aborados por ti, y
que han sido plasmados en unas tablas los movimientos de las
estrellas errantes, calculados con gran admiraci6n de todos. Por
10 tanto, doctisimo var6n, si no te molesto, te ruego una y otra
vez vehementemente, que comuniques a los estudiosos este ha-
llazgo tuyo y tus pensamientos con respecto ala esfera del mun-
do, junto con las tablas y si tienes alguna otra cosa concerniente
a este asunto, me 10envias tambien en la primera ocasi6n. Hedado el encargo a Teodorico de Raden para que a mi cargo se
* Por expresar de modo muy caracterist ico elespiritu del memento. reprodu-
cimos tambien esta carta del cardenal de Capua, que aparece en algunas ediciones.
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6 NICOLAS COPERNICO
copie y seme envie todo ello. Pues si erescondescendiente con-migo en este asunto, comprenderas que 10 has hecho con unhombre admirador de tu nombre, y que desea corresponder atan gran talento. Adios. Roma 1 de noviembre de 1536.
AL SANTISIMO SENOR PABLO III,
PONTIFICE MAXIMO.
PREFACIO DE NICOLAS COPERNICO
A LOS LIBROS SOBRE LAS REVOLUCIONESl
(5) Santisimo Padre 2, puedo estirnar suficienremenre 1 0 que suce-
dera en cuanto algunos adviertan, en estos Iibros mios, escritos acerca de
la s revoluciones de las esferas del mundo, que atribuyo al globo de la
tierra algunos movimientos, y clamaran para desaprobarme por tal opi-
nion. Pues no me satisfacen hasta tal punro mis opiniones, como para
no apreciar 1 0 que otros juzgen de ellas. Y aunque s e que los pensamien-
todel hombre filosofo estan lejos del juicio del vulgo, sobro todo porque
su afan es buscar la verdad en todas las cosas, en cuanto esto Ie ha sido
permirido por Dios a la raz6n humana; sin embargo, considero que de-
be huirse de las opiniones extrafias que se apartan de 1 0 justo. Y asi, al
pensar yo conmigo mismo, cum absurdo estimarian el axeoap.a [esta
antinela) aquellos que, por el juicio de muchos siglos, conocieran la opi-
nion confirmada de que la tierra inrnovil esta colocada en medio del cie-
10como su centro, siyo, por el contrario, asegurara que la tierra se rnue-
9It; entonces largo tiempo dude en mi interior, si dar a la luz mis cornen-
eariosescritos sobre la demostraci6n de ese movimiemo 0 si, por el con-
trario, seria suficiente seguir el ejemplo de los Piragoricos y de algunos
Ottos, que no por escrito, sino oralmente, solian rrasmitir los rnisterios
de su filosofia unicarncnre a amigosy pr6ximos, como testifica Lysisen
su carta a Hiparco'. Pero a mi me parece que no hicieron esto, como juz-po algunos, por un cierto recelo a cornunicar sus doctrinas, sino para
que asumos tan bellos, investigados con mucho estudio por 1 0 5 grandes
hombres, no fueran despreciados por quienes les da pereza el dedicar al-
r u n trabajo a las letras, excepto a 1 0 lucrativo, ° si, siendo excitados por
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8 NICOLAS COPERNICO
las exhortaciones y eI ejemplo de ouos hacia eI estudio liberal de la filo-
sofia, por la estupidez de su ingenio se movieran entre los filosofos como
los zanganos entre las abejas. Considerando, pues, conmigo mismo estas
cosas, eI desprecio que debena terner a causa de la novedad y 10 absurdo
de mi opinion, casi me empujaron a interrumpir la obra ya organizada'.
(29) Pero los arnigos me hicieron carnbiar de opinion, a mi que
durante tanto riernpo dud aha y me resisria. Entre ell os fue el pri-
mero Nicolas Schonberg s, cardenal de Capua, celebre en todo
genero de saber. Proximo a el estuvo rni muy querido e insigne
Tiedemann Giese", obispo de Culm, estudiosisirno de las lerras
sagradas, asi como tarnbien de todo buen saber -,Esre me exhorto
muchas veces y, afiadiendo con frecuencia los reproches, insisrio
para que publicara este libro y Ie dejara salir ala luz, pues rere nido
por mi habia estado en silencio, no solo nueve afios, sino ya cuatro
veces nueve 7. A 1 0 mismo me impulsaron orros rnuchos varones
erninenres y docros 8, exhorrandorne para que no me negara durante
mas riernpo, a causa del miedo concebido, a presenrar rni obra parala cormin utilidad de los estudiosos de las rnaternaticas 9. Decian
que, cuanto mas absurda pareciera ahora a muchos esta doctrina mia
sobre el movirnienro de la tierra, tanra mas adrniracion y favor
rendrla despues de que, por la edicion de rnis cornentarios, vieran
levanrada la niebla del absurdo por las c1arisimas dernosrraciones.
4 En consecuencia, convencidopor aquellas persuasiones y con esta
esperanza, perrniti a rnis arnigos que hiciesen la edicion de la obra
que me habian pedido tanto tiernpo.
(3) Y quiza, tu Santi dad no adrnirara tanto el que me haya arrevido
a sacar a la luz estas lucubraciones, despues de tomarme tanto
trabajo en elaborarlas, como el que no haya dudado en poner por
escriro rnis pensarnienros sobre el movimiento de la tierra. Pero 10
que mas esperara oir de mi es, que me pudo haber venido a la
mente para que, contra la opinion recibida de los marernaricos e
incluso contra el senti do cornun, me haya atrevido a irnaginar algun
movirnienro de la tierra. Y asi, no quiero ocultar a tu Santidad, que
ninguna otra cosa me ha movido a meditar sobre eI establecimiento de
otra relacion [estructura] para deducir los movirnientos de las esferas del
mundo, sino eI hecho de comprender que los matematicos no estan de
acuerdo con las investigaciones. Primero, porque estaban tan inseguros
sobre el movimienro del Sol y de la Luna, que no podfan demostrar niobservar la magnitud constante de la revoluci6n anual'". Despues, por-
que al establecer los movimientos, no solo de aquellos, sino tam bien de
las otras cinco esuellas errantes, no utilizan los mismos principios y su-
puestos, ni las mismas demostraciones en las revoluciones y movimientos
SOBRE LAS REVOLUc/ONES 9
aparentes. Pues unos utilizan 5 0 1 0 circulos homocentricos, otros, excen-
tricos y epiciclos, con los que no consiguen plenamente 1 0 buscado. Pues
los que conffan en los homocenrricos", aunque hayan demosuado algu-
nos pocos movimientos de los que pueden componerse, no pudieron de-
ducir de ello nada tan seguro que respondiera, sin duda, a los fenome-
nos. Mas los que pensaron en los excentricos, aunque en gran parte pare-
dan haber resuelto los movimiencos aparentes por medic de calculos con-
gruentes con ellos, sin embargo adrnitieron entre tanto muchas cosas que
parecen contravenir los primeros principios acerca de la regularidad del
rnovimienro". Tampoco pudieron hallar 0 calcular partiendo de ellos 1 0
mas irnportante, esto es, la forma del mundo y la simerria exacta de sus
partes, sino que les sucedio como si alguien tomase de diversos lugares
manos, pies, cabeza y ouos miembros autenticamente optimos, pero no
representativos en relacion a un solo cuerpo, no correspondiendose entre
sl, de modo que con ellos se compondria mas un monstruo que un
hombre!'. Y asi, en eI proceso de dernosrracion que lIaman p.ifJooov
[rnetodo] olvidaron algo de 1 0 necesario, 0admitieron a1goajeno, 0queno pertenece en modo alguno al terna. Y esto no les hubiese sucedido
en modo alguno, si hubieran seguido principios seguros. Pues si las hi-
potesis supuestas por ellos no fueron falsas, todo 1 0 que de elias se dedu-
ce se podria verificar sin lugar a dudas. Y aunque 1 0 que ahora digo es
oscuro, en su lugar se hara claro.
(3);) En consecuencia, reflexionando largo tiempo conmigo mismo
~re esta incertidurnbre de las maremaricas rransrniridas para calcu-
lar los movirnienros de las esferas del mundo, cornenzo a enojarme
que a los filosofos, que en orras cuesriones han estudiado tan
cuidadosamenre las cosas mas minuciosas de ese orbe, no les cons-tara ningun calculo seguro sobre los movimientos de la rnaquina del
rnundo, consrruida para nosorros por el mejor y mas regular artifice
de todos. Por 1 0 cual, me esforce en releer los Iibros de todos los
filosofos que pudiera rener, para indagar si alguno habia opinado
que los rnovimienros de las esferas eran disrinros a los que suponen
quienes ensefian maremaricas en las escuelas. Y encontre en Cice-
ron que Nicero!" fue el primero en opinar que la tierra se movia.
Despues, rambien en Plurarcot! enconrre que habia algunos otros
de esa opinion, -ruyas palabras, para q~e rodos las tengan c1aras, me
parecio bien transcribir: 16 .
ol p . e v a A A O t P .€V HV T ~V -yijv , 4 > t A O A a 0 5 O f ITvt1a-yO eH 05 X VX Alf
7r€et !p€e€ut1m 7 r f e 1 T O 7rU e xo aix X UX AO V A O ~ O V ~p .OWTe01rW5 ~ A ( ' : - ' xa t
U€A~v ' [I . 'HeaXA€{(1 )5 O f { : , ITo VT tX 05 xal "E X!paV To5 b ITvt1a-yo'e€L05
XtVOVUt P . E v T ~V 'Y ~V , o~ p.'ljv 'Y € p.€m(3aTtXW5 < & A A a Te€7rTtX(; 'H >
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r10 NICOLAS COPERNICO
TQox oii M x -q v lV 11 to vWP .f vl lV , C X 1 r O oUeJ/LWV € 1 r L aV(nOAaS, 1rEQ't TO t O t O V,- ,
CWT1 /S XEVTQOV .
[Algunos piensan que la tierra permanece quieta, en cambio Filolao
el Pitagorico dice que se mueve en un drculo oblicuo alrededor del
fuego, de la misma manera que el Sol y la Luna. Heraclides el del
Ponto y Ecfanto el Pitagorico piensan que la tierra se mueve pero
no con rraslacion, sino como una rueda, alrededor de su propio
centro, desde el ocaso al orto].
(4) En consecuencia, aprovechando esa ocasion ernpece yo tam-
bien a pensar sobre la movilidad de la tierra. Y aunque la opinion
pareda absurda, sin embargo, puesro que sabia que a orros se les
habia concedido tal liberrad antes que a mi, de modo que represen-
taban algunos drculos para dernosrrar los fenornenos de los astros,
estirne que facilmente se me permitiria experirnenrar, si, supuesto
algun movirnienro de la tierra, podrian enconrrarse en la revolucion
de las orbiras celestes dernostraciones mas firmes que 1 0 eran las de
aquellos.(0) Y yo, supuesros as) los movirnientos que mas abajo en la obra
arribuyo a la tierra, enconrre con una larga y abundanre observacion
que, si se relacionan los movirnientos de los dernas astros errantes
con el movimiento circular de la tierra, y si los rnovirnienros se
calculancon respecro ala revolucion de cada asrro, no solo de ahi se
siguen los movimientos aparentes de aquellos, sino que tambien se
conectan cl orden y rnagnitud de los astros y de todas las orbitas,
e incluso el cielo mismo; de tal modo que en ninguna parte puede cam-
biarse nada, sin la perturbaci6n de las otras partes y de rodo el uni-
verso. De ahi tarnbien, que haya seguido en eI transcurso de la obraeste orden: en el primer libro describire todas las posiciones de las orbi-
tas con los rnovimientos que le atribuyo a la tierra, de modo que ese li-
bro contenga la constitucion general del universo. Despues, en los res-
rantes libros, relaeiono los movimientos de los dernas astros y de todas
las 6rbitas con la movilidad de la tierra, para que de ahi pueda dedueirse
en que medida los movimientos y aparienciasde los dernas amos y 6rbi-
tas pueden salvarse'", si se relaeionan con el movimienro de la tierra. No
dudo que los ingeniosos y doctos marernaticos concordaran conmigo, si,
como la filosofia exige en primer lugar, quisieran conoeer y explicar, no
superficial mente sino con profundidad, aquello que para la dernostra-
cion de esras cosas he realizado en esta obra. Pero para que tanto los doe-
tos como los ignorantes por igual vieran que yo no evitaba el juieio de
nadie, prefer! dedicar estas lucubraciones'" a tu Santidad antes que a
cualquier otro , puesto que tam bien en este rernotisimo rincon de la tie-
rra, don de yo vivo, eres considerado como erninentisirno por la dignidad
SOBRE LAS REVOLUCIONES 11
de tu orden y tam bien por tu amor a todas las letras y a las marernaticas,
de modo que facilmenre con tu autoridad y juicio puedes reprimir las
mordeduras de los calumniadores, aunque este en eI proverbio que no
hay remedio contra la mordedura de un sicofante":
(32) Si por casualidad hay )l~t~loA6yOI [charlaranes] que, aun
siendo ignorantes de todas las rnaremaricas, presumiendo de un juicio
sobre elias por algun pasaje de las Escriruras, malignamente distor-
sionado de su sentido-", se arrevieran a rechazar y atacar esta
esrructuracion mia, no hago en absoluro caso de ellos, hasra el
punto de que condenare su juicio como rernerario. Pues no es
desconocido que Lactanciot>, por otra parte celebre escriror, aun-
que marematico mediocre, hablo puerilmenre de la forma de la
tierra, al reirse de los que transrnirieron que la tierra tiene forma de
globo. Y asi, no debe parecernos sorprendenre a los estudiosos, si
ahora orros de esa clase se rien de nosotros. Las Matematicas se
escriben para los marernaricos, a los que esros trabajos nuestros, si
mi opinion no me engafia, les pareceran que aportan algo a larepublica eclesiasrica, cuyo principado tiene ahora tu Santi dad. Pues
asf, no hace mucho, bajo Leon X, en el Concilio de Lerran 24, 6
cuando se trataba de cambiar el Calendario Eclesiastico, rodo quedo
indeciso unicamenre a causa de que las magnitudes de los afios y de
los meses. y los movimientos del Sol y de la Luna aiin no se
eonsideraban suficienremenre medidos. Desde ese memento, dedi-
que mi animo a observar esras cosas con mas cuidado, esrirnulado
por el muy predaro varon D. Pablo, obispo de Fossombrone 25, que
entonces esraba presente en las deliberaciones. Pero 10 que he proporcio-
nado en esta materia, 1 0 dejo al juicio principal mente de tu Santidad
y de todos los dernas sabios matematicos: ypara que no parezea a tu San-
tidad, que prometo mas utilidad en la obra de la que puedo presentar,
paso ya a 1 0 consrruido,
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LIBRO PRIMERO
INTRODUCCI6N
13, Entre J los much os y variados estudios sobre las lerras y las 7
arres, con los que se vivifican las inceligencias de los hombres,
pienso que principalmente han de abarcarse y seguirse con el mayor
afan las que versan sobre las cosas mas bellas y mas dignas del saber.
Tales son las que rraran de las maravillosas revoluciones del mundo
r del curso de los astros, de las magnitudes, de las distancias, del
Octo y del ocaso, y de las causas de rodo 10 que aparece en el cielo y
que finalmente explican la forma total. Pues, (que hay mas hermoso
que el cielo, que contiene coda la belleza? Incluso los propiosnombres 10 declaran: Cielo y Mundo; este, con denominaci6n de
pureza y ornarnento, aquel con apelaci6n a 10 adornado 2. Al
mismo, por su extraordinaria excelencia, muchisimos filosofos Ie
lIamaeon dios visible. De ahi, que si la dignidad de las arres se
esrima por la materia que rratan, sera sin duda irnporrantisi ma, esta
que unos lIaman Asrronornia, orros Asrrologia 3, Ymuchos entre los
anriguos la consumaci6n de las marernaricas. Ella es la cabeza de las
dernas artes nobles, la mas digna del hombre libre, y se apoya en
casi rodas las ramas de las rnarernaricas. Arirmetica, Geomerria,
Optica, Geodesia, Mecanica, y si hay alguna orra mas, codas se
dirigen a ella.
(18) Y, siendo propio de todas las buenas arres el apartar de los
vicios y dirigir la mente de los hombres hacia 10 mejor, ella puede
proporcionarlo mas abundanternente y con increible placer del espiritu.
Pues lquien, adhiriendose a 1 0 que ve consriruido en oprimo orden, diri-
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14 NICOLAS COPERNICO
8
gido por la providencia divina, mediante la asidua conternplacion y cier-
to habiro hacia estas cosas, no es llamado hacia 1 0 mejor y admira al artffice
de todo, en el que esra la felicidad ye l bien completo? Pues, no en vano,
aquel salmista divino seconfesarfa: delectado por el trabajo de dios y arre-
batado por la obras de sus manes 4; si no es porque, por medio de estas
cosas como por una especie de vehiculo , fuerarnos llevados a la contern-
placion de l sumo bien. Platen advirtio con mucho acierto, cuanta utilidad
y adorno comporta a la Republica (pasando por alto las innumerables
ventajas para los parriculares). Esre, en el seprimo libro de las
Leyes, considera que debe extenderse [su esrudio], para que con su
ayuda se rnantenga viva y vigilante la ciudad, respecto al orden en
los dias, los tiempos divididos en meses y aiios con vista a las
solemnidades y rarnbien a los sacrificios 5; y si (dice) alguien niega
su necesidad para el hombre que desee aprender cualquiera de las
mas alras docrrinas, pensara con gran estupidez: y estirna que falta
mucho, para que cualquiera pueda llegar a ser 0 ser llamado divino,
si no rie ne el conocimienro necesario del Sol, ni de la Luna, ni delos demas asrros 6.
(34) Pero esta ciencia, mas divina que humana, que investiga rernas
de grandisima altura, no carece de dificultades, sobre todo respecto
a sus principios y supuesros, a los que los Griegos llaman hipotesis,
y vemos que muchos de los que inrenraron tratarlos estuvieron en
desacuerdo y ni siquiera urilizaron los mismos calculos. Ademas, el
curso de los astros y la revoluci6n de las estrellas no ha podido
definirse con un mirnero exacto, ni reducirse a un conocirniento
perfecto, si noes con mucho tiempoy con muchas observaciones
realizadas de anrernano, con las que, como ya dire, se rransrnite alaposteriori dad de mano en mano. Pues, aunque C. Ptolomeo el
Alejandrino 7, que destaca ampliamente sobre los dernas por su
admirable ingenio )' escrupulosidad, llevo toda esra ciencia a su mas
alto grade mediante observaciones, de manera que durante mas de cua-
trocientos aiios pareda no falrar nada que el no hubiera abordado. Sin
embargo, vemos que muchas cosas no coinciden con los movirnientos que
debian seguirse de su ensefianza, ni con algunos otros movirnienros, des-
cubiertos despues ", aun no conocidos para el, De ahf que, incluso Plu-
tarco 9, cuando habla del giro anual del Sol, dice: hasta ahora, el rno-
virniento de los astros ha vencido la pericia de los rnatemaricos. En efec-
to, tomando como ejemplo el ano, han sido evidenrernenre tan diversas
las opiniones, que incluso muchos han desesperado de poder encontrar
un cilculo seguro sobre el. Asi, favoreciendorne dios, sin el que nada
podemos, voy a intentar investigar con mas amplitud sobre estas cosas
respecto a las otras estrellas, poseyendo mas datos para apoyar nuesrra
SOBRE LAS REVOLUCIONES 15
doctrina, a causa del mayor intervale de tiempo emre nosotros y los autores
de este acre que nos precedieron, con cuyos hallazgos tendremos que com-
parar los nuevos descubiertos por nosotros. Confieso que voy a exponer
much as cosas de diferente manera que mis predecesores, aunque convie-
ne apoyarse en ellos, puesro que por primera vez abrieron la puerta en
esta investigacion.
Capitulo Primero
EL MUNDO ES ESFERICO
(18) En primer lugar, hemos de seiialar que el mundo es esferico,
sea porque es la forma mas perfecta de rodas, sin cornparacion
alguna, rotalmenre indivisa, sea porque es la mas capaz de todas las
figuras, la que mas conviene para comprender rodas las cosas y
conservarlas, sea rarnbien porque las dernas partes separadas del
mundo (me refiero al Sol, a la Luna y a las estrellas) aparecen con
tal forma, sea porque con esra forma todas las cosas rienden a
perfeccionarse, como aparece en las goras de agua y en los dernas
cuerpos Iiquidos, ya que tienden a limirarse por si mismos, para que
nadie ponga en duda la arribucion de tal forma a los cuerpos
divinos 10.
Capitulo II
LA TIERRA TAMBIEN ES ESFERICA
(27) Tarnbien la tierra es esferica, puesro que por cualquier parre
se apoya en su centro. Sin embargo, la esfericidad no aparece
inmediatameme como perfecta por la gran elevaci6n de los montes
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16 NICOLAS COPERNICO
y el descenso de los valles, a pesar de 10cual modifican rnuv poco la
redondez total de la tierra. Esto sc clarifica de la siguiente manera: mar-
chando hacia el norte, desde cualquier parte, el verrice de la revolucion
diurna se eleva poco a poco, descendiendo el otro por el conrrario otro
tanto, y muchas estrellas alrededor del septenrrion parecen no ponerse
y algunas hacia el punto austral parecen no salir mas. Asi. en Italia no
se ve Canopius, visible desde Egipto. Yen Italia se va la ultima estrella
de F1uvius, que no conoce nuesrra region de clima mas frio. Por el con-
trario, para los que marchan hacia elsur se elevan aquellas, mientras que
descienden las que para nosotros estan elevadas. Ademas, las inclinacio-
nes de los pol os en relacion a espacios medidos de la tierra esran en cual-
quier parte en la misma proportion, 1 0 que en ninguna otra figura suce-
9. de, unicamente en la esferica. De donde es evidenre que la tierra tam-
bien esta incluida entre vertices y, por tanto, esesferica. Hay que aiiadir
tam bien, que los habitantes de oriente no perciben los eclipses vesperti-
nos del Sol y de la Luna, ni los que habitan hacia el ocaso los rnatutinos:
con respecto a los eclipses rnedios, aquellos los ven mas tarde y estos maspronto. Tarnbien se deduce porque las aguas surcadas poe los navegantes
tienen esta misma figura: puesto que quienes no distinguen la tierra desde
la nave, la contemplan dcsde la parte mas alta del rnastil: desde la tierra,
a los que permanecen en la orilla, les pareee que desciende poeo a poco
al avanzar la nave, hasta que finalmenre se oeulta, como poniendose.
Consta tambien que lasaguas, fluidas por naturaleza, sedirigen siempre
hacia abajo, 1 0 mismo que la tierra, y no se elevan desde el litoral hacia
posiciones anreriores, mas de 1 0 que su eonvexidad perrnite. Por 1 0 eual
es aceptado , que la tierra es mas alta, tanto cuanto emerge sobre el
oceano".
Capitulo III
DE COMO LA TIERRA
JUNTO CON EL AGUA FORMA UN GLOBO
<141 Asi pues, el oceano que rodea a esra [Ia tierra) 12 exrendiendo
sus mares por rodas partes, lIena sus abismos mas profundos. Por
SOBRE LAS REVOLUCIONES 17
tanto convenia que hubiera menos agua que tierra, para que el agua
no absorbiera toda la tierra (dirigiendose ambas por su gravedad
hacia el mismo centro) y con el fin de que quedaran algunas partes
de tierra e islas perceptibles aqui y alia para salvaci6n de los seres
vivos. Pues, ~que es el propio continente y la superficie de la tierra,
sino una isla mayor que las dernas? Y no es necesario escuchar a
algunos de los peripateticos, quienes consideraron que e l agua es diez
veces mayor que toda la tierra, aceptando la conjetura de que en latrans-
rnutacion de los elementos de una parte de tierra result an diez de agua;
y dicen que la tierra sobresale un poco, porque, siendo cavernosa, no se
equilibra por todas partes segun su gravedad, y que uno es el centro de
gravedad y otro el de rnagnitud. Pero seequivocan por surgnorancia del
arte de la geornetria!'. al no saber que el agua no puedeser mayor ni
siete veces para que alguna parte de la tierra estuviera seca, a no ser que
la tierra abandonara el centro de gravedad y dejara el lugar a las aguas
como mas pesadas que ella. Pues las esferas se relacionan entre sf como
los cubos de sus diametros. En consecuencia, sipara siete partes de aguahubiera una octava parte de tierra, su diametro no podria ser mayor que
la distancia desde el centro [el radioIa la circunferencia de las aguas. Tanto
rnenos, si el agua es diez veces mayor.
(31) Que no exista diferencia alguna entre el centro de gravedad
de la tierra y el de su magnitud, puede aceprarse, porque la conve-
xidad de la tierra que emerge del oceano no aurnenta siempre de
una manera continua, en caso conrrario.rechazarla 10 mas posible las
aguas marinas y no permitiria en modoalguno que irrumpieran los
mares internos y los golfos tan extensos. Adernas, a partir del liroral
del oceano no cesaria de aumenrar la profundidad del abismo, de
modo que ni isla alguna, ni escollo, ni ningun rerreno, serviria de
obsraculo a los que navegando avanzan alejandose. Y ahora consta,
que entre el mar de los Egipcios y el golfo Arabigo hay apenas mas to
de quince estadios, en medio casi de la superficie de la tierra. Y,
por orra parte, Ptolorneo, en su Cosmografia, extiende la tierra
habitable hasta el circulo medio 14 , dejando 1 0 restante de la tierra
como desconocido, donde los mas modernos aiiadieron Caray IS y
otras regiones amplisimas hasta los LX grados de longitud, de modo
que la tierra es habitada ya en una longitud mayor, que la ocupada
por el resro del oceano. Si adernas se aiiaden a estas tierras las islas
enconrradas en nuestro tiempo por los principes de los Hispanos yde los Lusiranos, y sobre redo America, llamada asi por su descu-
bridor 16, el [efe de las naves, a la quepor su rnagnirud aun desco-
nocida la consideran orra superficie de la tierra (orbis rerrarum],
adernas de las muchas islas desconocidas antes, por 1 0 que tampoco
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18 NICOLAS COPERNICO
sorprenderia que hubiera antipodas 0 anricronas. Pues el calculo
geornerrico obliga a pensar que la propia America es diarnerral-
mente opuesra a la India del Ganges por su siruacion.
(II) Por rodas esras cosas, juzgo suficienremenre claro que la tierra
y eJ agua conjunramenre se apoyan en un solo centro de gravedad, y
que este no es otro que el centro de magnitud de la tierra, la cual
siendo mas pesada, llena con agua sus partes deprimidas; y portanto, que hay menor canridad de agua en cornparacion con la de
tierra, aunque en la superficie aparezca mas cubierra de agua. Sin
duda, es necesario que la tierra con las aguas que la rodean renga la
figura que muestra su sombra: pues produce que la Luna se eclipse
ptoyectsndo circuJos perfecros. En consecuencia, no es plana como
opinaron Ernpedocles y Anaximenes, ni sernejanre a un tambor,
como opino Leucipo, ni escafoide como Heracliro, ni concava de
orro modo, como Dernocriro, ni cilindrica, como Anaximandro, ni
es infinita en su parte inferior reniendo debajo una gran canridad de
raices, como Jenofanes, sino perfectamente redonda, como opinanlos filosofos ".
Capitulo 1111
EL MOVIMIENTO DE LOS CUERPOS CELESTES ES REGULAR
Y CIRCULAR, PERPETUO 0 COMPUESTO POR MOVIMIENTOS
CIRCULARES 18
(25) Despues de esto, recordaremos que el movirniento de los
cuerpos celestes es circular. Pues la movilidad de la esfera es girar
en un circulo, expresando mediante el mismo acto su forma, en un
cuerpo simplicisimo, donde no se puede encontrar ni principio ni
fin, ni distinguir uno de Otro, rnienrras [Ia esfera] pas a hacia los
mismos puntos volviendo hacia los mismos. Sin embargo, hay variosmovirnienros a causa de la mulrirud de orbiras 19. La m a s conocida de
rodas es la revolution diaria, a la que los griegos Haman vuXih'lI.1~v,
esto es, un espacio de tiempo de un dia y una noche. Por eso, se
piensa que todo el mundo se desliza desde el OrtO hacia el ocaso,
SOBRE LAS REVOLUCIONES 19
excepto la tierra. Esra revolucion se entiende como la medida cornu n
de todos los rnovimienros, puesto que medimos el tiernpo sobre
rodo por el nurnero de dias.
(34) Despues vemos orras revoluciones como en senrido contrario,
esto es, del ocaso al orca, me refiero a la del Sol, la de la Luna}" de
las cinco esrrellas erranres. Asi, el Sol nos proporciona el aiio, la
Luna los rneses, los periodos de riernpo mas divulgados: asi, los
orros cinco planetas realizan cada uno su propio cicio. Sin embargo,
las diferencias son multiples: primero, porque no giran alrededor de
los mismos polos a rraves de los que se desenvuelve aquel primer
movimiento, avanzando por la oblicuidad de la ecliptica: despue s,
porque en su propio cicio no parecen moverse can regu/ariJad.
Pues el Sol y la Luna se observan a 10 largo de su curso unas veces
lenros, orras veces mas rapidos, Pero percibimos tam bien que las
otras cinco estrellas errantes rerroceden a veces y despues se derie-
nen.
(I) Y rnienrras el Sol avanza consrante y direcrarnenre por su I Icamino, aquellos andan errantes de diversos modos, vagando unas
veces hacia el sur, orras hacie el norte: por ello son llamados
planetas 20. Aiiadase rambien el que unas veces se presenran mas
cercanos a la tierra y se ilaman perigeos [que estan en su perigee].
otras mas alejados y se les dice apogees [que esran en su apogee] 21.
Y no menos conviene confesar que los movimienros son circulares,
o compuestos por much os circulos, porque mantienen las irregula-
ridades segun una ley fija y con renovaciones constantes: 10 que no
pod ria suceder si no fueran circulares. Pues el circulo es el uruco
que puede volver a recorrer el camino recorrido. Como, por e iern-
plo, el Sol, con su movirnienro compuesro de circulos, nos trae de
nuevo, una vez y orra, la irregularidad de los dias y las noches y las
cuatro esraciones del afio, en 10 cual se reconocen varios movimien-
tos: puesro que no puede suceder que un cuerpo celeste 22 simple
se mueva desigualmente en una sola orbira. Pues esro pod ria acon-
tecer, 0 por la inconstancia de la fuerza morriz, bien por una causa
exterior 0 por su propia naruraleza, 0 por las modificaciones del
cuerpo que gira. Pero como repugnan a la inreligencia una y orras, y
es indigno pensar que tal cosa se produzca en los cuerpos que estan
constiruidos por una ordenacion optima, es consecuenre adrnitir
que sus movimienros regulares nos aparecen como irregulares, bienpor los diferentes polos de sus circulos, 0 tarnbien porque la tierra
no esra en el cenrro de los circulos, a rraves de los cuales ellos se
rnueven, y para nosotros que contemplamos desde la tierra el tran-
siro de esros as tros , nos sucede que, por sus irregulares disrancias,
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20 NICOLAS COPERNICO
nos parecen los mas cercanos mayores que los que esran mas
alejados (segun ha sido mosrrado en la Optica); asi, en arcos Iguales
de una orbira (al ser visto a una disrancia diferenre i apareceran
movimientos desiguales en riempos iguales. Por esta causa ante
rodo, juzgo necesario que con rodo cuiJado senalemos, cual sea el
comporramiento de la tierra con respecto al cielo, para que rmentras
querernos estudiar 10 mas alto, no ignorernos 10 que nos es masproximo, y por el mismo error arribuyarnos a los cuerpos celestes 10
que es propio de la tierra 23,
Capitulo V
ACERCA DE 51 EL MOVIMIENTO DE LA TIERRA ES CIRCliLAR
Y DE SC POSICION
(26) Ya se dernosrro que rarnbien la tierra riene forma de globo.
Pienso que se debe ver, si el movimiento es consecuencia de su
forma 'I que posicion ocupa en el universo: sin esros datos no es
posible hallaruna razon fija de los movimienros aparentes en el
cielo. Aunque entre los aurores, una mayoria conviene en que la
tierra descansa en medio del mundo, de manera que juzgan inopinable
y hasta ridiculo pensar 10 contrario, sin embargo, si 1 0 considera~os con
mas arencicn, esta cuestion aparecera no ya 5010 como resuelra, sino tam-
bien como nada despreciable. Pues, rodo cambio segun la posicion que
aparece, 0 es por el movimiento de 10mirado, 0del que mira, o.eviden-
remente por un cambio dispar de uno y orro". Pues no se percibe ~o-
vimiento entre movimientos iguales entre si, me refiero a entre 1 0 VISto
yel que ve. Yes desde la tierra, a partir de donde se contempla ~Ic icio
celeste y se represents ante nuestra vision. En consecuencra, Sl se Ie
arribuye algun movimienro a la tierra, el mismo aparecera igual en
el universo que Ie es exterior, peru como si pasaran por encrrna en
senti do opuesto, tal es en primer lugar la revolucion diaria. Puesesre movimienro parece arrastrar a rodo el rnundo, excepto a la
tierra y 10 que esta a su alrededor. Y si concedieras que el cielo no
tiene nada que ver con este movimienro, y que la tierra gira del
12 ocaso hacia el orro, si alguien con seriedad esrudia cuanro se refiere
SOBRE LAS REVOLUCIONES 21
al orro y ocaso aparente del Sol, de la Luna y de las estrellas,
enconrrara que estas cosas suceden asf. Y siendo el cielo el que
conriene y abarca rodo, el lugar cornun de rodas las cosas, no
aparece claro inrnediaramenre, por que no se arribuye el movi-
mienro mas al conrenido que al continente, a 10 colocado mas que a
10 que proporciona la localizaci6n [locate quam locanti] 25, Con
razon eran de esta opinion los Pitagoricos Heraclides, Ecfanto y
Nicerus de Siracusa, segun Ciceron, que suponian a la tierra dando
vueltas en el centro del mundo. Opinaban que las estrellas se
ponian a causa de la inrerposici6n de la tierra y que salian al cesar
de inrerponerse.
(9) Supuesro esro, sigue rarnbien orra duda, y no menor, sobre la
posici6n de la tierra, aunque ahora se acepta y se cree por casi todos
que la tierra esra en el centro del mundo. Puesto que, si alguien
niega que la tierra conserva el medio 0 centro del mundo, no
admitiendo, sin embargo, que la distancia [entre el centro de la
tierra y el centro del mundo) es ran grande que fuera comparable [ala disrancia) con la esfera de lasestrellas fijas, aunque sea irnpor-
tante y se pone de manifiesto en relaci6n a las orbiras del Sol y de
las dernas estrellas, y por ello estime que el movimiento de esros
aparece diversificado, como si fueran regulados por otro centro
disrinro al de la tierra, quiza pudiera aportar una razon no inade-
cuada sobre el movirnienro de apariencia irregular. Pues el que los
astros errantes se perciban unas veces mas cercanos a la tierra, y los rnis-
mos otras veces mas alejados, necesariamente prueba que eI centro de la
tierra no escentro de aquellos cfrculos, 10 que consta es sila tierra seacerca
o se aleja de ellos 0ellos de la tierra, y no seria asombroso, si alguien opi-
nase que adernas de aquella revolucion diaria existe algtin otro movimiento
de la tierra. Y se cuenra que Filolao eI Pitagorico, maternatico no
vulgar; hasta eI punto de que para verle Platen no dudo en dirigirse a
Italia", segun transmiten los que escribieron la vida de Platen, opine
que la tierra giraba, e incluso que se movia con varios movimientos, y
que era uno mas entre los astros.
(24) Pero muchos pensaron que podia demosrrarse con calculo
geornerrico que la tierra esra en el medio del mundo, y que es como
un punto central con respecro a la inmensidad del cielo, y que por
esta causa es inrnovil, de modo que al moverse el universo el centro
permanece sin rnovirniento, y 10 que esta proximo al centro semueve muy lenramenre.
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1I
I
22 NICOLAS COPERNICO
Capitulo VI
DE LA INMENSIDAD DEL CIELO
CON RESPECTO A LA MAGNITUD DE LA TIERRA
(30) EI hecho de que esta tan gran masa de la tierra no sea
comparable con la magnitud del cielo, puede entcnderse por 1 0
siguiente: porque los circulos lirnitantes [horizonte] (pues asi se traduccn
los o e t s o P T O I S de los griegos) conan en dos toda la esfera del cielo, esto
no podria suceder si la magnitud de la tierra comparada con el cielo,
o su distancia desde el centro del mundo, fuera muy importante.
Pues el circulo que corta la esfera en
dos pasa por el centro de la esfera y es
el maximo de los circunscribibles. Asi
pues, el horizonre sea el circulo
ABeD, y sea E la tierra. donde esranuestro puntO de vista y el centro del
horizonre, desde el cual se separan las
Iestrellas] visibles de las no visibles.
Por medio de una dioprra 0 de un
horoscopio 0 un corobate 27, colocado
en E, se ve el principio de Cancer
naciente en el puntO C, y en el mismo
13 mornento aparece el principiode Capricornio poniente en el punto
A. En consecuencia, estando AEC en linea recta segun la dioptra,
consta qile es un diametro de la ecliptica, porque los seis signos IdelZodiaco] visibles delimitan un semicirculo, y el centro E es el
mismo que el del horizonre, Pero terminada la revolucion, cuando
el principio de Capricornio surja en B, entonces se vera tam bien el
ocaso de Cancer en D y la linea BED sera recta y un diamerro del
mismo drculo: y es patente que su centro esra en la seccion cornun.
En consecuencia, el circulo del horizonre cortara siempre en dos a
la ecliptica, que es el circulo maximo de la esfera. Y como en la
esfera, si un drculo corra por la mitad a alguno de los rirculos
maxirnos, rarnbien el que corta es maximo. Por tanto, uno de los
drculos maximo es el horizonre, y su centro, segun parece, es el
mismo que el de la ecliprica, siendo, sin embargo, necesario que sea
distinta la linea que parte de la superficie de la tierra, y la que parte
del centro. Pero a causa de la inmensidad con respecto a la tierra se
asemejan a paralelas, que parecen como una sola linea por la exce-
siva distancia del limite final, cuando el espacio mutuo que com-
SOBRE LAS REVOLUCIONES 23
prenden en relacion a su longitud resulta de esre modo incompara-
ble para la percepcion, como se dernuesrra en Optica.
(15) Por esre argumento aparece suficienremenre claro que el cielo
es inmenso 28 en cornparacion con la tierra y que ofrece un aspecto
de infinita rnagnitud, pero ante rodo, para la esrimacion de los
sentidos. En magnitud, la tierra es con respecto al cielo como un
punro con respecto a J cuerpo ycomo 10 finito con respecto a 10
infinito. Y no parece haberse demostrado orra cosa; pues de ahi no
se sigue que la tierradeba esrarquiera en el medio del mundo. Y
aiin nos admiramos mas de que tan vasto mundo de la vuelta en un
espacio de XXIIII horas, en vez de hacerJo una minima parte del mismo
que es la tierra.
(22) Algunos dicen que el centro esta inrnovil y tam bien que las cosas
proxirnas al centro se mueven menos, pero ella no prueba que la tierra
este quieta en medio del mundo, y no es diferente a decir que el cielo
gira, pero los polos estan fijos, y que las cosas proximas a los polos semueven muy poco. De este modo semanifiesta que Cynosura [la estrella
polar] se mueve con mucha mayor lentitud que Aquila 0 Canicula",
porque describe un cfrculo menor por la proximidad del polo. Como £0-
das elias forman parte de una misma esfera'", cuya movilidad, desapa-
reciendo junto a su eje, no adrnite un movimiento igual entre si de todas
sus partes; sin embargo, la revolucion total las conduce en una igualdad
de tiempo, pero no en una igualdad de espacio.
(30) En esra razon se apoya el argumenro, segun el cual la tierra
constiruye una parte de la esfera celeste, de la misma especie y del
mismo movimienro, de modo que por esrar proxima al centro semueve poco. Luego, ella misma se movera, en cuanto cuerpo exis-
rente, no en cuanto centro, en el mismo tiempo con respec£O a
arcos semejames del cfrculo celeste, aunque menores. Que esto es
falso, es mas claro que la luz: pues entonces seria necesario que el
mediodia permaneciera siempre en un lugar, y en otro siempre
fuera media noche, y no se podrian producir ni los ortos ni los
ocasos coridianos, siendo uno e inseparable el movimiento del todo
y de la parte.
(37) Pero la relacion entre aquellas cosas que esran separadas por
una diferencia subsrancialves enrerarnenre diversa: las que se mue-ven en una orbira menor avanzan mas deprisa que las que recorren un
circulo mayor. Asi el astro Saturno, el mayor de los errantes, cornplera
su giro en el afio rreinta, y la Luna, que sin duda es e l mas proximo a
la tierra, recorre su circuito en un rnes: y la misma tierra, finalmente, 1 .1
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24 NICOLAS COPERNICO
parecera completar su circuito en el espacio de tiempo de .~n d~a y una
noche. Por consiguiente resurge la duda sobre la revolucion diana.
(4) E incluso su posicion se cuestiona como menos segura por 10
anreriorrnente dicho. Pues dicha dernostracion no aporta mnguna
otra cosa que la inmensa magnitud del cielo con respecro a la tierra.
Y no consta en manera alguna hasta donde se exuende esta mrne n-
sidad. Igual que, en el extrerno opuesro, en los corpusculos mini -
mos e indivisibles, que Haman .itomos, aunque no son sensibles,
duplicados 0 tornados multiple mente no componen de inrnediaro
un cuerpo visible, pero pueden multiplicarse hasta tal punt~ que
sean suficienres para aparecer con una magnitud aparente: aSI ocu-
rre rarnbien con respecto a la posicion de la tierra, aun no estando
en el centro del mundo, sin embargo, su disrancia [al centro] es
incomparable sobre rodo en relacion a la esfera de las estrellas
fijas )I.
Capitulo VII
PaR QUE LOS ANTIGUOS PEN SARaN QUE LA TIERRA
ESTABA INM0VIL EN MEDia DEL MUNDO
COMO SI FUERA SU CENTRO
(16) Los fil6sofos antiguos, con otras razon~s, intenraron dem~strar en
esta cuesti6n que la tierra estaba en el medio del mundo. ASI, alegan
como causa mas poderosa la de la gravedad y la ligereza. Pues la tierra
es el elmento mas pesado y rodas las cosas pesadas son cond~cidas hacia
ella, y tienden hacia su autentico punto rnedio. En efecto, siendo la t1~-
rra esferica, hacia ella son arrastradas las cosas mas ~raves.por su propla
naturaleza, forman do angulos rectos con su superficie, y Slno fuera~ re-
renidas en dicha superficie, caerian hacia su centro: puesto que una linea
recta, que cae perpendicular a una superficie plana, rangente a la ~sfera,
pasa por el centro. Pero parece seguirse, que las cosas son cond~C1das al
punto medio para quedar inrnoviles en el centro. En conse~uenCla',[anto
mas descansara toda larierra en el centro, y ella, que recibe en Sl rodo
10 que cae, permanececi inm6vil por su peso".(26) De igual modo, rarnbien se intenta probarlo en razon del
movimiento r de su naruraleza. Dice Aristoteles 31 que el rnovi-
SOBRE LAS REVOLUCIONES 25
mienro de un cuerpo simple es simple. Pero hay un movirniento
simple recto y otro circular; de los rectos hay uno hacia arriba y
otro hacia abajo. Por 10 que todo movimiento simple 0 se dirige
hacia el centro, que es hacia abajo, 0 parte del centro, que es haciaarriba, 0 alrededor del centro, que es el circular. De este modo,conviene que las rierras y las aguas, consideradas elementos maspesados, sean arrasrradas hacia denrro, esto es que se dirijan al
centro, pero los aires y los fuegos, que se desracan por su ligereza,han de moverse desde el centro hacia arriba. Parece conveniente
conceder un movirnienro rectilineo a estos cuatro elementos, y en
cambio a los cuerpos celestes el que se muevan en una orbiraalrededor del centro. Esro dice Aristoreles,
(36) Consecuentemente, dice Ptolomeo de Alejandria: si la tierra
diese vueltas, al rnenos una revoluci6n diaria, rendria que suceder 10
opuesto a 10 antes senalado. Pues su movirnienro t'endria que serrnuy violento y su rapidez insuperable, ya que en XXIIII horas
recorreria rodo el ambito de la tierra. Pero, este movirniento verti-
ginoso lanzaria de repenre rodas las cosas y parecerian incapaces de
unirse, y mas bien se dispersaria 10 unido, a no ser que algunafuerza de coherencia las mantuviera en su unidad. Y ya hace
tiempo, dijo, la tierra dispersada se habria elevado al mismo cielo
(10 que es rotalrnenre ridiculo), y con mayor rnorivo, los seres 15
animados y todas las dernas cosas sueltas en manera laguna perma-necerian esrables. Pero tampoco las cosas que caen se dirigirian en
linea recta al lugar destinado para elias, ni en la perpendicular,desplazada entre tanto [la posicion] por tanra rapidez. Y rarnbien
veriamos que las nubes y cualquier otra cosa pendieme en el aire
siempre eran arrasrradas hacia el ocaso [occidenre].
Capitulo VIII
SOLUCION DE DICHAS RAZONES Y SU INSUFICIENCIA
cs ) Por estas y sernejanres razones dicen que la tierra esta inrnovil
en el medio del mundo y que no hay duda sobre ello. Pero si
alguien opinara que la tierra da vue has )4 diria que tal movimiento
es natural y no violenro. Y 10 que acontece de acuerdo con la
earuraleza produce resultados opuesros a 10 que acontece de
acuerdo con la violencia. Pues es necesario que se desrruyan aque-
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26 NICOlAS COPERNICO
lias cosas sobre las que acnia la fuerza y el Imperu, y que no pue-
dan subsistir mucho riernpo. Pero 10 que surge de la naturaleza
se mantiene correctamente y se conserva en su cornposicion optima.
Luego, en vano rerne Ptolomeo que la tierra y todo 10 ~err~stre se
disperse a causa de una revolucion realizada por la eficacia de la
naturaleza, que esta bien lejos de la del arre 0 de 10 que puede
conseguirse mediante el ingenio humano.(17) Pero ipor que no sospecha eso mismo, con mayor razon del
rnundo, cuyo rnovimiento debe ser tanto mas veloz cuanro es
mayor el cielo que la tierra? iO se ha hecho el cielo ~an inmenso,
porque un movimiento de inefable vehernencia 10 aleja del centro,
y de no ser asi caeria si estuviera quieto? Con segundad, si e.s,te
razonamiento tuviera razon de ser, la magnitud del cielo tambien
se dirigiria hacia 10 infiniro. Pues un movimiento cuanto mas es
lIevado hacia 10 alto por su impetu, tanto mas veloz sera a causa de
la siempre creciente circunferencia, que necesariarnente ha de re-
correr en el espacio de XXIIII horas: y a la vez, al crecer el
movimienro, crece la inmensidad del cielo. Asi la velocidad hara
avanzar basta el infinito a la magnitud y la rnagnirud a la velocidad.
Y segiin aquel axioma fisico: 10 que es infinite, no puede ser
arravesado ni movido bajo razon alguna. Luego necesanamente el
cielo estara quieto 35.
(27) Pero dicen que fuera del cielo no hay ningun cuerpo, ni
lugar, ni vacio, ni en absolute nada, 'i no exisre nada p~r dond~
pueda exrenderse el cielo ". Entonces es _real~eme admlra.bl.e, 51
algo puede ser contenido por nada. Pero Sl el cielo fuera infinite y
solo fuera finito en su concavidad interior, quizas con mas fuerza se
confirmaria que fuera del cielo no hay nada, puesto que cualquiercosa esraria en el, sea cual sea la rnagnirud que ocupara, pero el
cielo mismo permaneceria inmovil. Pues el argumemo mas fuerre
para inrentar demostrar que el mundo es finito, es el movimiento,
(34) Pero dejemos a la discusion de los fisiologos J7 [filosofos de la
naruraleza] si el mundo es finito 0 infinito, teniendo nosorros como
seguro esto, que la tierra esta limitada por sus polos y terminada
por una superficie esferica, Luego, por que dudamos aun en con-
cederle una movilidad por naruraleza congruence con su forma,
en vez de deslizarse todo el mundo, cuyos limites se ignoran y no
16 se pueden conocer, y ito confesamos sobre la revolucion diaria que
es apariencia en el cielo y verdad en la tierra, y que esras cosas son
como 10 que dijera el Eneas de Virgilio]l, cuando afirma:
Salimos del puerto y las tierras y las ciudades rerroceden,
Puesto que al florar una nave sobre la tranquilidad de las aguas,
SOBRE LAS REVOLUC/ONES 27
rodo 10 que esra fuera de ellos es considerado por los naveganre s
moviendose, de acuerdo con la imagen de su movirnienro, y al
mismo tiempo juzgan que estan quieros, con todo 10 que esra con
ellos. Asi, en 10 concernienre al movimiento de la tierra, puede
estimarse que rodo el rnuado da vueltas.
(14) Por consiguieme, ique podriamos decir de las nubes y de
rodas las dernas cosas que tlotan en el aire, bajan, se derienen, 0
suben de nuevo a las alturas, si no es que la tierra, con el elemento
acuoso unido a ella, se mueve de esta forma, y tambien que una
parte no pequefia de aire y todo 10 que riene del mismo modo
relaci6n con la tierra, sea porque el aire proximo a la tierra,
mezclado con materia acuosa 0 rerrea, sigue la misma naturaleza
que la tierra, 0sea porque el movimiento del aire es adquirido, que
participa en la perpetua revolucion y sin resisrencia a causa de la
contiguidad de la tierra? Por el contrario, con una adrniracion igual,
dicen que la region superior del aire sigue el movimiento celeste,
10 que revel an aquellas estrellas repenrinas, me refiero a los come-tas 39, rarnbien llamadas pogonias [barbadas] por los griegos, para
cuya generacion designan tal Iugar; las cuales rarnbien, como los
otros astros, nacen y se ponen. Nosotros podernos decir que, por
su gran distancia desde la tierra, esa parte del aire esta privada de
aquel movimiento terrestre. Por eso aparecera tranquilo el aire que
esta proximo a la tierra, y rambien 10 que esra suspendido en el, a
no ser que, como puede suceder, sean agirados por el viento 0
cualquier orro impetu. iPues es el vienro en el aire orra cosa
distinta que las olas en el mar?
(22) Pero tenemos que confesar que el movirnienro de 10 que cae
y de 10 que se eleva es doble, en comparacion con el del mundo, y
compuesto de un movimiento recto y uno circular 40. Yen cuanro a
las cosas que caen por su propio peso, siendo sobre rodo de tierra,
no es dudoso que las partes conserven la misma naruraleza que el
rodo, Y no se presenra ninguna otra razon en las que por una
fuerza ignea son lanzadas hacia las alturas. Pues rambien este fuego
terrestre se alimenta sobre rodo de una materia terrea, y definen la
llama no de otra manera que como humo ardiente, Pues, es pro-
piedad del fuego extenderse a rodo 10 que invade: y esto 10 haee
con tanta fuerza, que con ningun procedimienro, ni con ninguna
maquina puede impedirse que, rota la carcel, complete su obra.Tambien el movimiento se extiende desde el centro hasra la circun-
ferencia. De ahi que, si alguna de las partes terrestres se encen-
diera, seria lIevada del centro a 10 alto.
(32) En consecuencia, 10 que dicen de que un movimiento simple
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28 NICOLAS COPERNICO
es propio de un cuerpo simple, se veri fica en primer lugar del
circular, si el cuerpo simple permanece en su lugar natural y en su
propia unidad.En esa posicion el movimiento no es otro que el
circular, que permance rotalmente en si, sernejanre a 1 0 que esta en
reposo. Sin embargo, el movimiento rectilineo sobreviene a aque-
lias cosas que son desplazadas de su lugar natural, 0 que son
empujadas 0que de algun modo estan fuera de el, Y nada repugna
tanto a la ordenacion y forma de rodo el mundo, cuanro que algo
esre fuera de su sitio. Luego el movimiento recro no sucede sino a
aquellas cosas que no se rnanrienencorrectamenre y no son perfec-
ras conforme a la naturaleza, cuando se separan de su rodo y
abandonan su unidad. Sobre todo las que se agitan arriba y abajo, y
no tienen, excepro el circular, ningun movimienro simple, uni-
forme y regular, pues no pueden estar en equilibrio a causa de su
ligereza 0 por el impulso de su peso. Y todo 1 0 que cae, teniendo
al principio un movimienro lenro, aurnenra su velocidad al caer.
17 Por el conrrario, vemos que este fuego terrene (y no vemos ningunorro) impulsado hacia 1 0 alto, inrnediaramenre languidece, recono-
ciendo como causa la violencia de la materia terrestre. El circular siempre
gira regularmcnte, 'pues tiene una causa constante, sin embargo aquel
[el rectillneo] deja de acelararse; porque al conseguir su lugar dejan de
ser pesados 0 ligeros y cesa aquel movimiento. Siendo, pues, el rnovi-
miento circular el del todo, en cambio el rectilfneo el de las panes, po-
demos comparar el movirniento circular con el rectilineo, como un ser
vivo con uno enfermo". Y el hecho de que Aristoteles divida el rnovi-
rniento simple en tres clases: el que parte del centro, el que se dirige al
centro y el que gira alrededor del centro, se juzgara como un unico acto
de razonamiento, del mismo modo que distinguimos la linea, el punto
y la superficie, aunque no pueden subsistir el uno sin el otro, 0 sin el
cuerpo.
(11) A esro se afiade rarnbien que la condicion de inrnovilidad se
considera mas noble y divina .2que la de mutaci6n 0 inestabilidad,
que convienen por ello mas a la tierra que al mundo. Anado tam-
bien que pareceria bastante absurdo adjudicar un movimienro al
conrinenre 0localizante y no mas bien al conrenido 0localizado,
que es la tierra. Finalrnente, siendo manifiesro que las estrellas
erranres se aproximan 0 se alejan de la tierra, entonces sera elmovimienro de un solo cuerpo que se desarrolla alrededor del
punro medio (ellos quieren que sea el centro' de la tierra), desde
el punro medio y rambien hacia el mismo. En consecuencia, .con-
viene que el movimienro, que se realiza alrededor del punro me-
SOBRE LAS REVOLUCIONES 29
dio, sea tornado como eI mas general y suficiente, de modo que el
rnovimienro de cada uno se apoye sobre su propio centro.
(20) A partir de todas esras cosas adviertes que es mas probable la
movilidad de la tierra que la quierud, sobre rodo con respecro a la
revoluci6n diaria, mucho mas propia de la tierra. Y pienso que esro
es suficienre para la primera parte de la cuesrion,
Capitulo IX
SI PUEDEN ATRIBUIRSE A LA TIERRA VARIOS MOVIMIENTOS
Y ACERCA DEl CENTRO DEl MUNDO
(25) En consecuencia, como nada impide la movilidad de la tierrapienso que ahora hay que ver si Ie convienen varios movimientos,
de modo que pueda considerarse uno de los asrros errantes43:
Pues, que no es el centro de todas las revoluciones 1 0 manifiestan
el aparenre movimiento irregular de las erranres y sus disrancias
variables a la tierra, que no pueden enrenderse mediante un drculo
homocentrico sobre la tierra. Luego, si existen varios centros,
cualquiera podra dudar, no temerariarnente, del centro del mundo,
sobre si realmenre 1 0 es el centro de gravedad rerrestre u otro 44.
Yo creo que la graved ad no es sino una cierta tendencia natural
insira en las partes por la divina providencia del hacedor del uni-
verso, para conferirles la unidad e integridad, iunrandose en forma
de globo .5. Esre modo de ser es tarnbien atribuible al Sol, la Luna
y las dernas fulgurantes entre las errantes, para que, por su eficacia,
permanezcan en la redondez con la que se presentan, las cuales, sin
embargo, realizan sus circuitos de muchos modos diferenres 46.
(37) En consecuencia, si la tierra realiza otros rnovirnienros,
por ejernplo alrededor del centro, sera necesario que esros sean
sernejanres a los que aparecen exteriorrnenre en muchos las-
tros], entre ell os encontramos el circuiro anual. Puesro que si se
cambiara lei movimienro] de solar en rerrestre, concedida la inmo-
vilidad del Sol, los orros y los ocasos de los signos y de las estrellasfijas, por los cuales se convierten en esrrellas marurinas y vesperri- 18
nas, aparecerian del mismo modo, y rambien las detenciones, los
retrocesos y avances de las erranres, no pareceria como propio de
elias, sino como un movimiento de la tierra, el cambiar en virtud
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30 NICOLAS COPERNICO
de sus apariencias. Finalmente, se pensara que el Sol ocupa el
centro del mundo. Todo esro nos 10 enseiia Ia razon del orden,
segun Ia .cual se suceden unas cosas a orcas, y Ia armonia de todo el
mundo, si, como dicen, con los dos ojos contemplamos esta cues-rion.,.
Capitulo X
SaBRE EL ORDEN DE LAS 6RBITAS CELESTES
(8) Obseevo que nadie duda que eI cielo de las estrellas fijas es 10
mas alto de rodo 10 visible. Peco vemos que los antiguos fil6sofosquerian tomar el orden de las estrellas erranres segun la magnitud
de sus revoluciones, aceprando como razon el que, a igua! velocidad
de los moviles, estan mas lejos los que parecen moverse mas
despacio, segun se demuestra en la Oprica de Euclides. Por ello
piensan, que la Luna da la vuelta en un espacio brevisimo de
tiernpo, puesto que se mueve proxima a la tierra en un drculo muy
pequeiio. En cambio, consideran a Sarurno el mas alto, porque
recorre el circuiro mas grande en el riernpo mayor. Por debajo de
el esta jupiter, despues de esre, Marte. Sobre Venus y Mercurio se
encuenrran varias opiniones, porque no se alejan del Sol de la
misma manera que los otros. Por ello, unos los colocan por encima
del Sol, como Timeo el de Platen 48, otros por debajo de el, como
Ptolomeo·9 y ,gran pane de los mas modern os. Alpetragi us 50 co-
loca a Venus superior al Sol y a Mercurio inferior.
(19) En consecuencia, los que siguen a Platen, consideran que
rodas las esrrellas, cuerpos obscuros por orca parte, brillan con la
luz recibida del Sol; si esruviesen por debajo del Sol, por la poca
disrancia desde este, sedan visros falrandoles la rnitad 0parte de su
redondez. Pues la luz recibida la reenvian hacia arriba, esto es hacia
el .Sol, tal como vemos en la Luna nueva 0 menguante, Tambien
dicen que a veces el Sol es inrerceprado por el paso de ellos y Iefalta la Iuz a tenor de su magnitud; como esto no sucede nunca,
piensan que de ningun modo esran por debajo del Sol".
(26) Por el conrrario, quienes colocan por debajo del Sol a Venus
y Mercurio, reivindican como razon la arnplitud de espacio que
SOBRE LAS REVOLUCIONES 31
aprecian entre el Sol y la Luna. Pues enconrraron que la distancia
maxima de la tierra a la Luna es de sesenra y cuarro y un sexro
unidades, siendo una unidad la distancia desde el centro de [el
radio) Ia tierra, tal medida esta contenida dieciocho veces en el
intervale minimo del Sol [y Ia tierra), que son MCLX unidades, y
entre el mismo y la Luna MIllIe. Y para que no peernanezca vacia
tan gran extension n, a partir de los inteevalos entre los apsides,
por medio de los cuales se calcula el espesor de aquellos orbes,
encuentran que esros nurneros [distancias] son completados, de tal
manera que al apside superior de la Luna sucede eI Infirno de Mercurio,
a cuyo punto mas alto sigue la proxima Venus, la que desde su apside
mas elevado casi toea al Infirno del Sol. Y en efecto, entre los apsides
de Mercurio calculan unas CLXXVII y media de las unidades antedichas,
y el restante espacio se lIena con eI intervale de Venus de aproximada-
mente CMX unidades. Por tanto, no reconocen que en estas estrellas ha-
ya una cierta opacidad similar a la de la Luna, sino que brillan con luz
propia 0 impregnados todos sus cuerpos por eI Sol y por ello no ponenimpedimento al Sol, 10 cual en la realidad es una idea rarisirna eI que
ellos se interpongan a nuestra vision del Sol, pues ordinariamente se reti-
ran por la laritud. Adernas, porque son cuerpos pequefios en com-
paracion con eI Sol, ya que Venus, aun siendo mayor que Mercu-
rio, apenas puede cubcir la cenresirna parte del Sol, como quiere 19
Machometus Aratensis 53 [Albategnius, a!-Battani el Harranite),
que estima el diamerro del Sol en diez veces mayor, y por ello no
es faci! ver una mancha tan pequefia bajo una luz tan potentlsima.
Aunque Averroes, en su Parafrasis a Ptolomeo 54, recuerda que habia
visto algo negcuzco, cuando observo la conjuncion del Sol y Mercurio que
habfa calculado. Y por ello opinan que estas dos estrellas se mueven por
debajo del circulo solar.
(7) Pero, cuan poco fierne y cierto es este razonamienro, se man i-
fiesta en que siendo la disrancia hasta el perigeo lunar, segun
Ptolomeo de XXXVIII unidades, de las que una unidad es del
centro de la Tierra a su superficie [el radio), pero segun una estima-
cion mas veraz son mas de IL (como se rnostrara mas tarde), sin
embargo sabemos que en tan gran espacio no hay contenida
ninguna otra cosa nada mas que aire y, si se quiere, incluso 1 0 que
Daman elemento igneo. Adernas, el diametro del drculo [del epici-do) de Venus, por eI que se separa [digresion angular) del Sol
XLV grad os mas 0 menos a cada lado, debe ser seis veces mayor
que la distancia desde el centro de la tierra al apside inferior de
lIquel, como se dernosrrara en su lugar. iQue diran, pues, que hay
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32 NICOLAS COPERNICO
contenido en un espacio tan grande como para que contuviera la
tierra, el aire, el erer, la Luna y Mercurio? (Y, adernas, que a1ber-
gada aquel ingenre epiciclo de Venus, si girase a1rededor de la
tierra inrnovil?
(18) Tambien se manifiesta como poco convincente la argumentacion
de Prolom eo", segu n la e ua ! d eb eria o cu pa r el Sol una posicion mediaentre los [planetas) que seseparan [elongacion angular] en todos los sen-
tidos y los que no se separan, puesto que la Luna al separarse ella misma
en todos los sentidos, muestra su falsedad. lPero, que causa alegaran los
que ponen bajo el Sol a Venus y despues a Mercurio, 0 los separan en
otro orden, puesto que no realizan circuitos separados y diferentes del
Sol como las dernas estrellas errantes, a no ser que la relaci6n entre velo-
cidad y lentitud no falsee el orden?".
(25) En consecuencia, sera necesario 0 que la tierra no sea el
centro, aI que se refiere el orden de los astros y de los orbes, 0no
habra, ni aparecera, una razon segura de orden, por la que laposicion superior es debida mas a Saturno que a Jupiter 0 a
cualquier otro, Por ello, creo que no debe despreciarse en absolute
10 que opino Marrianus Capella, que escribio una enciclopedia, y
algunos otros larinos ". Pues pensaron que Venus y Mercurio giran
alrededor del Sol que esra en el centro, y juzgan que por esta causa
no se apartan de el mas de 10 que les perrnire la convexidad de sus
orbes: por 10 que no rodean a la tierra, como los dernas, sino que
sus apsides giran en otros sentidos. Pues, (que orra cosa quieren
decir, si no que el centro de aquellos orbes esta a1rededor del
Sol? ASI, la orbita de Mercurio conviene que este encerrada dentro
de la orbita de Venus, que es mayor en mas del doble, y tendra por
esa misma arnplitud un lugar suficienre para ella 51 1 .
(36) Si alguien, aprovechando esro como ocasion, relacionara tam-
bien Sarurno, Jupiter y Marte con aquel mismo centro, enten-
diendo su magnitud tan grande que puede contener 10 que en ellos
hay y rodear a la tierra, no se equivocara. Esto 10 dernuesrra la
relacion existente en la tabla de sus movimientos. Pues consta, que
estan siempre mas cerca de la tierra a1rededor de su salida vesper-
20 tina, esro es, cuando estan en oposicion aI Sol, mediando la tierra
entre ellos y el Sol; en cambio, esran mas lejos de la tierra en el
ocaso vespertine, cuando se ocultan cerca del Sol, mientras rene-mos al Sol entre ellos y la tierra. 10 que indica suficientemente que
su centro rernite mas al Sol y a1rededor del cual realizan sus giros
Venus y Mercurio.
(6 ) Pero aI sustentarse rodos en un 5610 centro, es necesario que
SOBRE LAS REVOLUCIONES 33
el espacio que queda entre el orbe convexo de Venus y el concave
de Marte, sea considerado tam bien como un orbe 0 una esfera
homocentrica con aquellos, con respecto a las dos superficies, ;
qu~ conrenga a I~ tierra, a su acomparianre la Luna, y todo 10 que
esra conrenido bajo el globo lunar. De ningun modo podemos se-
pa~ar de la tierra a la Luna, que esra, fuera de roda discusion, muy
proxima a ella, sobre todo habiendo hallado en este espacio un
lugar adecuado y suficientemente amplio para ella. Por ello, no nos
avergiienza confesar que este rodo que abarca la Luna, incluido el
centro de la tierra, se traslada a traves de aquella gran orbira 59
entre las otras esrrellas erranres, en una revolucion anual alrededor
del Sol, y alrededor del mismo esta el centro del mundo: por 10
que perrnaneciendo el Sol inmovil, cualquier cosa que aparezca
relacionada con el movimienro del Sol puede verificarse aun rnejor
con la movilidad de la tierra; pero la magnitud del mundo es tan
grande que, aunque la distancia de la tierra aI Sol jenga una
dimension bastanre evidenre con respecro a cualquier otra orbirade las estrellas errantes en razon de sus magnitudes, no aparece
como perceptible con respecro a la esfera de las estrellas fijas. Creo
que esro es mas flicil de conceder, que distraer la inreligencia con
aquella casi infinita multirud de orbiras, como esran obligados a
realizar, quienes detuvieron a la tierra en el centro del mundo. Mas
bien hay que seguir la sagacidad de la naruraleza, que aSI como
evito al maximo que se produjera algo superfluo e inutil6O , del
mismo modo adorno a veces una misma cosa con muchos efecros.
(24) Siendo todo esro muy dificil y casi inconcebible, y por su-
puesro contra la opinion de la mayoria, sin embargo, al avanzar,
con la ayuda de dios, 10 haremos mas claro que el mismo Sol, sobre
rodo para los que no ignoranel arre de las marematicas, Por 10 que
perrnaneciendo a salvo la primera razon (pues nadie alegara una
mas convenienre que la de medir la rnagnirud de las orbiras por la
cantidad de riernpo), el orden de las esferas se sigue de esra
manera, empezando por la mas alta.
(30) La primera y mas alra de todas es la esfera de las estrellas
fijas, que se contiene a si misma y a codas las cosas, y por ello es
inmovil: es, pues, eilugar61 del universo, con respecto a la cual se
relaciona el rnovimienro y la posicion de todos los dernas astros,
Pues, si algunos consideran que ella tamb ien se mueve de algunmodo 62, nosotros atribuiremos [ese movimiemo], aunque aSI 10
parezca, a otra causa, en la deduccion del rnovimienro rerresrre,
Sigue Saturno, el primero de los astros errantes, que com pi eta su
circuiro en XXX alios. Despues de esre Jupiter, que se mueve en
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34 NICOLAS COPERNICO
una revolucion de doce alios. Despues Marte, que gira en dos afios,
En este orden, la revolucion anual ocupa la cuarta posicion, en
dicha revolucion dijimos que esca contenida la tierra junto con la
orbita de la Luna como epiciclo. En quinto lugar esta Venus, que
vuelve al punto de partida en el noveno mes. Finalmenre, el sexto
lugar 1 0 riene Mercurio, que se mueve en un espacio de ochenta
dias.(40) Y en medio de rodo permanece el Sol. Pues, iquien en este
bellisimo rernplo pondria esta lampara en otro lugar mejor, desde
el que pudiera iluminar rodo? Y no sin razon unos Ie llaman
larnpara del mundo, orros mente, otros rector. Trimegisto Ie llarno
SOBRE LAS REVOLUCIONES 35
dios visible, S6focles, en Electra, el que todo 1 0 ve. Asi, en efecro,
como senrado en un solio real, gobierna la familia de los astros que
1 0 rodean. Tampoco la tierra es privada en manera alguna de los
servicios de la Luna, pero, como dice Aristoreles en De Anirnali- 21
bus, la Luna riene con la tierra un gran parentesco. A su vez la
tierra concibe del Sol y se embaraza en un parto anual 63.
(3) En consecuencia, encontramos bajo esta ordenacion una ad-
mirable simetria del mundo y un nexo seguro de armonia entre el
movimiento y la longitud de las orbiras, como no puede encon-
trarse de otro modo. Aqui es posible adverrir al observador atento
por que aparece mayor la progresion y la retrogradacion en Jupiter
que en Saturno y menor que en Marte, y a la vez mayor en Venus
que en Mercurio; y por que tal flujo y reflujo aparece mas frecuen-
temente en Saturno que en Jupiter y mas raramenre en Marte y en
Venus que en Mercurio; adernas, por que Saturno, Jupiter y Marte
acronicos estan mas cerca de la tierra que en las proximidades de
su oculracion y aparici6n. Pero sobre rodo Marte, cuando dura toda
la noche [en oposicion al Sol], parece igualar en magnirud a Jupiter
(distinguible solo por su color rojizo), sin embargo, en otro sitio se
Ie encuentra can dificultad entre las estrellas de segunda rnagnirud,
buscandole con una observacion cuidadosa par media de sexranres,
Todo ello procede de la misma causa: eI movimiento de la tierra.
(IS) Puesro que ninguna de estas cosas aparece en las fijas, de-
rnuesrra su inmensa altitud, 1 0 que rarnbien hace que se desvanezca
ante nuestros ojos la orbira del movimiento anual y su imagen;
porque rodo 1 0 visible riene alguna longitud denrro de una distan- 22
cia, mas alia de la cual no se ve, como se demuestra en Optica,
Pues, que desde el mas alto de los asrros errantes, Sarurno, hasra la
esfera de las estrellas fijas hay una gran distancia,' 10 dernuesrran
sus desrellanres luces. Par este indicia se distinguen sobre todo de
los planeras, pues entre los que se mueven y los que no se mueven
convenia que hubiera la maxima diferencia. Tan admirable es esta
divina obra del Optima y Maximo [Hacedor].
Capitulo XI
DEMOSTRACION DEL TRIPLE MOVIMIENTO DE LA TIERRA
(9) En consecuencia, como tantos y tan grandes tesrirnonios de las