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CORIPO
JUANIDE
PANEGÍRICO DE JUSTINO II
INTRODUCCIONES, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE
ANA RAMÍREZ TIRADO
&EDITORIAL GREDOS
BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 243
A se so re s p a ra la secc ió n la tin a : J osé Ja v ie r I so y J osé L uis M o r a l e jo .
Según las normas de la B.C.G., la traducción de este volumen ha sido revisada por A n to n io R am ír ez de V e r g e r .
© EDITORIAL GREDOS, S . A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1997.
Depósito Legal: M. 32164-1997.
ISBN 84-249-1874-6.
Impreso en España. Printed in Spain.Gráficas Cóndor, S. A.Esteban Terradas, 12. Polígono Industrial. Leganés (Madrid), 1997.
JUÁNIDE
INTRODUCCIÓN
1. El autor
Poco sabemos de la vida y personalidad de Flavio Cresco- nio Coripo, cuyos datos biográficos proceden casi exclusivamente de sus obras Los manuscritos nos han transmitido su nombre completo, Flavius Cresconius Corippus, que no debe ser confundido con el de Cresconio, obispo de finales del siglo vu d. C .2. El praenomen Flavius está difundido por varias regiones del imperio desde Constantino. El nomen Cresconius,
1 J. P a r t s c h , Corippi Africani Grammatici Libri qui supersunt. Recensuit losephus Partsch («Monumenta Germaniae Historica, Auct. Ant.», III 2), B erlín, 1879, págs. X L III-X L V I; G. W. S h e a , The Iohannis o f Flavius Cresconius Corippus; Prolegomena and Translation, C olum bia U niversity , 1980 (= 1966), págs. 6-11; A v. C a m e ro n , «T he c a ree r o f C o rip p u s again» , Class. Quart. 30 (1980), 534-539; S. A n te s , Corippe (Flavius Cresconius Corippus). Éloge de l ’empereur Justin 11, Paris, 1981, págs. ΧΙ-ΧΠ; M. A . V inchesi, Flavii Cresco- nii Corippi Iohannidos Liber primus. Introduzione, testo critico, traduzione e commento, N apoli, 1983, págs. 23-26; A . R am íre z d e V e r g e r , Flavio Cresconio Coripo. El Panegírico de Justino II. Introducción, Edición crítica y Traducción, Publicaciones de la U niversidad de Sevilla , Sevilla, 1985, págs. 11-12.
2 S h e a , The Iohannis..., pág . 10; S . A n te s , Éloge..., p ág . X V I, n o ta 2; V in c h e s i, L iber prim us..., p ág . 24; R a m íre z d e V e r g e r , El Panegírico..., pág. 11.
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derivado del verbo crescere y relacionado con la idea de «crecimiento», es bien conocido y lo encontramos en África en época tardía; mientras que el cognomen Corippus, del que no existe ningún otro ejemplo y es probablemente no latino, quizá pueda tratarse de un nombre beréber; la etimología propuesta por Mazzucchelli, primer editor de La Juánide, que hace derivar dicho cognomen del griego «kóros» (puer o niger) y «hippos» (equus), no parece tener seguro fundamento3.
Se ignora el lugar exacto de su nacimiento y la región en que pasó los primeros años de su vida, aunque debió de haber nacido en África a comienzos del siglo vi d. C., pues en el Panegírico de Justino II —la segunda de sus obras que ha llegado hasta nosotros y que escribió tras la muerte del emperador Justiniano en el 565— el autor hace alusión a su avanzada edad: fessae miserere senectae (Pan. Anas. 48); senio dextram, pie, porrige fesso (Praef. 37). Por el Matritensis 10029, códice en el que se conserva el Panegírico, se sabe que debió de haber ejercido la profesión de grammaticus en África y en la Praefatio de La Juánide, su primera obra conservada, se nos informa sobre la lectura de la misma ante los proceres de Cartago. Es el mismo prefacio el que nos revela el gusto de Coripo por la Musa rustica (v. 28), con lo que suponemos que el autor había escrito con anterioridad poemas de tipo bucólico que no han llegado hasta nosotros4.
3 Cf. P. M azzucchelli, Flavii Cresconii Corippi Iohannidos seu de bellis Libycis libri VII. Editi ex codice Mediolanensi musei Trivultii opera e t studio P etri Mazzucchelli, Milán, 1820, pág. X ; V in c h e s i, L iber prim us..., pág. 24, nota 55; J. M. L a ssèr e , «La Byzacène méridionale au milieu du V Ie S. p. C. d’après la Iohannide de Corippus», Pallas 31 (1984), 171.
4 V in ch esi, Liber primus..., págs. 23-24; R a m íre z d e V e r g e r , El Panegírico..., pág. 11. Para S. A n tè s (Éloge..., pág. XII, nota 2), Coripo haría alusión a su vida en el campo en el prefacio de la Juánide (v. 25, quondam p er rura locutus), y dada su proximidad, considera la expresión Rustica... Musa, como «poesía campesina», lo que no significa que fuera de inspiración bucólica.
INTRODUCCIÓN 11
La lectura de La Juánide nos revela no sólo su dominio de los clásicos latinos y de la poesía cristiana, sino su profundo conocimiento de la geografía y etnología africanas. Es probable, por otra parte, que Coripo fuera testigo de los hechos que cuenta en sus versos, como la guerra de los vándalos y la revuelta de los moros5 y que incluso sufriera las consecuencias de las mismas, como parecen afirmar las palabras del propio poeta en el prefacio del Panegírico de Justino II (v. 43): nudatus propriis et plurima vulnera passus («privado de mis bienes y con el sufrimiento de muchas heridas»).
De África, Coripo se traslada más tarde a Constantinopla donde debió de haber estado al servicio del cuestor Anastasio6, al que dedica un pequeño panegírico que introduce su obra dedicada al emperador Justino II. Es probable que su muerte se produjera poco tiempo después de la composición del Panegírico, que debió de escribir en tomo a los setenta años.
2. Presentación y clasificación como género literario de«La Juánide»
La Iohannis seu de bellis Libycis es un poema épico de carácter celebrativo, basado en hechos históricos, que canta las campañas en el norte de África a mediados del siglo vi d. C. de Juan Troglita, general al servicio del emperador Justiniano. El poema, al que precede un prefacio en dísticos elegiacos de cuarenta versos, se compone de 4.671 hexámetros desarrollados en ocho libros.
La temática de la obra se dispone del modo siguiente: el primer libro narra el desembarco de la flota bizantina en Caput
5 V inchesi, Liber primus,,., pág. 25; J. M. L a s s è re , «L a B izacéne...» , pág. 164; R am íre z d e V e rg e r , El Panegírico..., pág. 11.
6 Sobre la naturaleza de esta función, cf. V in c h es i, Liber primus..., págs. 25-26; R am íre z d e V e rg e r , El Panegírico..., pág. 12.
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Vadorum y la marcha del ejército hacia Cartago y Antonia Castra; en este lugar una embajada enemiga es recibida por el general. El libro segundo comienza con un catálogo de las tribus moras. Se produce a continuación una emboscada de los moros a un grupo de exploradores romanos que son finalmente liberados por Juan y el resto del ejército. Durante la noche Juan envía un mensaje al jefe moro. El libro tercero (desde el v. 52) y cuarto (hasta el v. 246) comprenden el discurso, in medias res, del tribuno Liberato en el que narra, a petición de Juan, las causas de la guerra de África y los últimos acontecimientos del reino vándalo (años 530-543). El relato termina con el regreso del mensajero enviado por Juan y la noticia de la resistencia mora frente a los romanos. El resto del libro cuarto y la totalidad del quinto describen la batalla que se desata a continuación entre romanos y moros. El libro termina con la descripción de la toma del campamento enemigo y la huida de los moros. En el libro sexto se describe la entrada triunfal de Juan y su ejército en Cartago y la persecución posterior de los moros, que se adentran en el desierto y son finalmente derrotados por los romanos. Los libros séptimo y octavo narran el reagrupamiento de tropas romanas y su victoria frente a los últimos ataques de los moros. Aunque el final del poema está perdido, el último fragmento parece ser una descripción del ejército romano que persigue al último de los fugitivos moros1.
La datación del poema suele establecerse en torno al decenio del 550, tras el cese de las hostilidades en el norte de África con la victoria de Juan Troglita sobre los moros en el 548 y cuando aún permanecía vivo el recuerdo de las campañas del general8.
7 S h e a , The lohannis..., págs. 35-42; R a m íre z d e Y m e m , El Panegírico..., págs. 11-12.
8 V in ch esi, Liber primus..., pág. 24, nota 56; J. M. L a s s è re , «La Byzacè- ne...»,pág, 164; R am íre z d e V e rg e r , El Panegírico..., pág. 11.
INTRODUCCIÓN 13
La clasificación como género literario de las obras de Coripo ha sido en ocasiones objeto de discusión por parte de algunos estudiosos9. La diversidad y complejidad de elementos que las constituyen, así como la consideración de su contexto histórico y literario, nos impiden aplicar los mismos criterios de clasificación válidos para las obras clásicas, siendo por otra parte obligado considerar la evolución sufrida por los géneros literarios y las influencias mutuas que puedan existir entre ellos mismos. En lo que concierne a la Juánide, no he dudado en llamarla «poema épico», compartiendo la opinión de otros autores10, pues considero que es éste el carácter fundamental del poema, debido no sólo a la abundancia de elementos de dicho género literario que en él se manifiestan, sino a su intencionalidad, pues Coripo se siente continuador de Virgilio y con la creación de su Juánide pretende ofrecer un nuevo poema nacional romano que ensalce y apoye la nueva era de prosperidad para el Imperio representada por Justiniano. Así, son propios del género épico los siguientes elementos que encontramos en el poema de Coripo: tópicos como el de la falta de palabras para describir tan grandes empresas (123-25), el de las aristeíai o descripcio
9 M. D. N. E s te f a n ía Á lv a r e z , Los Panegíricos de Flavio Cresconio Coripo, Santiago de Compostela, 1972; «Epopeya heroica, poema histórico, panegírico poético: un intento de definición», Actes del VII simposi d ’estudis Clás- sics 21-24 de M arç de 1983, 55-72; «Precisiones a lohannidos sen de Bellis Libycis libri VIII de Coripo», Bivium (Homenaje al Profesor Manuel C. D íaz y Díaz), Madrid, Gredos, 1983, págs. 63-66.
10 S h e a , The Iohannis..., pág. 1; D. K n e c h t , «Remarques critiques sur la Iohannis de Corippe», L'Ant. Class. 40 (1971), 675; V in c h es i, «Note testuali all’epos di Corippo», Stud. Class. Orient. 30 (1980), 143-158; W. E h l e r s , «Epische Kunst in Coripps Iohannis», Philologus 124 (1980), 109-135; S. A n tè s , Éloge..., pág. XIII; A v. C a m e ro n , «Corippus’s Iohannis: epic o f Byzantine Africa», Papers o f the Liverpool Latin Seminar 4 (1983), 167-180; J. M. L a s s è re , «L a Byzacène...», pág. 163; V. T a n d o i, «Corippo», E V 1 (1984), pág. 890; R am írez d e V e rg e r , El Panegírico..., pág. 12.
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nes de batallas en las que además destaca el carácter realista y preciso de la narración (IV 173-76; V 421-92 o el final del libro VIII, entre otros), la topozesía o descripción de lugares (IV 191-92), el tópico de la salida del sol para anunciar un nuevo día ( I II225-26; IV 256-59; V I21-22, 459; VIII 227-28, 279, 318); los epítetos heroicos (I 397; IV 505, 610); símiles (II 216-23, 255-58; IV 462-64; V II446-51, entre otros); catálogos de tropas (libro II), descripción de batallas, discursos pronunciados por distintos personajes (arengas, plegarias, increpaciones...); elementos maravillosos como la aparición infernal y celestial ante Juan (1243-58; 258-69) o la consulta de Güenfan al oráculo de Amón y el éxtasis de la sacerdotisa (III 81-105); además de numerosos paralelos homéricos y virgilianos.
Pero si es indudable el carácter épico de la Juánide, también es indiscutible su particularidad, dado la intervención de elementos pertenecientes a otros géneros literarios que en ella se observan. Por lo que bien puede decirse que es además un poema de inspiración histórica, y en este sentido, no puede ser considerado como la Farsalia de Lucano, en cuanto a su fidelidad a la historia, ni del carácter de la Eneida, pues no se basa, como ésta, en hechos míticos, sino reales. Coripo es, ante todo, un poeta y no un historiador; su fin es escribir poesía, pero para ello se sirve de una base histórica y de personajes reales, tomando episodios como la dominación de los vándalos en África y las revueltas de los moros contra el imperio bizantino, temas tratados al mismo tiempo por el historiador Procopio. Su gusto por «las normas solemnizantes y artísticas de la narración épica tradicional»11 y una clara intención celebrativa explican su particular veracidad y la personal interpretación de los hechos que a veces nos ofrece y en la que manifiestamente se aleja de Procopio. Aunque no olvidemos que Coripo es en otras
11 Cf. V in ch esi, Liber primus..., pág. 27, nota 64.
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ocasiones una buena fuente de información de la que se han servido historiadores contemporáneos como Diehl, Bury, Stein y otros; y, si bien, los hechos históricos que narra no siempre merecen credibilidad por las razones aducidas, sus datos geográficos o etnológicos no admiten duda12.
En el poema de Coripo se observan también toda una serie de características propias de la composición de panegíricos: el prefacio en dísticos elegiacas, al igual que en muchos panegíricos de Claudiano; la superioridad del héroe, Juan Troglita, sobre los héroes del pasado (Praef 15); la disculpa de impericia por parte del autor (Praef. 22-28); las alabanzas al general Juan o al emperador13. Pero no me parecen datos suficientes para clasificar el poema como panegírico, pues dichas características son simplemente fruto de una época en que la poesía histórica manifiesta una orientación hacia el panegírico14.
Por lo tanto, creo que en la Juánide se dan los requisitos necesarios para que pueda ser calificada de epopeya con base histórica y de carácter celebrativo.
3. Fuentes literarias
La obra que Coripo toma como base para la composición de su Juánide es la Eneida·, en ella se inspira, no sólo en cuanto a la forma, sino en cuanto a la intencionalidad, ya que la epopeya virgiliana respondía a la perfección a su necesidad de exaltación del poder bizantino como heredero y continuador del imperio romano, pues no en vano fue para el Occidente latino, hasta el Medievo, el poema nacional romano que había expre
12 S h ea , The Iohannis..., pág. 43.13 E s te f a n ía Á lv a r e z , «Epopeya histórica...», pág. 68.14 E . B ic k e l, Lehrbuch der Geschischte der römischen Literatur = Histo
ria de la Literatura Romana [trad. J. M.* D ía z -R e g a Ñ ó n L ópez], Madrid, 1982, pág. 485.
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sado la eternidad del Imperio y de su poder15. La influencia de Virgilio, cuyo nombre cita Coripo en su prefacio (vv. 12, 16), se manifiesta de modo evidente a lo largo de todo el poema. Así, los títulos de ambas obras, Aeneis, Iohannis, reflejan el nombre de los héroes cuyas hazañas se cantan. El protagonista, Juan Troglita, el héroe que encama los valores típicamente romanos, resulta ser una reproducción de Eneas; su mismo hijo, Pedro, se siente identificado con Ascanio, hijo del héroe virgi- liano (1201-203). Y observamos, por otra parte, reminiscencias virgilianas en la narración de Coripo, como la salida de la flota desde Bizancio (1 159-170), que recuerda la marcha de Eneas de Cartago (Eneida IV 581 y ss.); o el paso de las naves de Juan junto a la costa de Troya (1 170-207) y el recuerdo de los sucesos allí acaecidos, en especial la huida de Eneas, que es considerado como antepasado de los bizantinos. O la primera escala de la armada bizantina en Sicilia (I 210) y la alusión a los monstruos Escila y Caribdis que aparece en Virgilio en la misma situación (Eneida I I I 420-32); los catálogos de beréberes en los libros II y IV, tomados de los catálogos virgilianos16.
Coripo se aleja, no obstante, de Virgilio, y de su predecesor, Homero, en algunas ocasiones, mostrando rasgos que le son propios. El elemento divino, por ejemplo, está menos presente en la Juánide que en la Ilíada o en la Eneida, y presenta además un carácter diferente. El aparato divino de la Juánide está constituido por un solo Dios, el Dios cristiano que no interviene de modo directo en el desarrollo de los acontecimientos (aunque en el libro ΙΠ la peste es considerada como un castigo divino), como los dioses homéricos y virgilianos, pero concede su protección a los romanos, sus seguidores, frente a
15 V in ch esi, Liber primus..,, pág. 28.16 V in c h es i, Liber prim us..., págs. 2 8-31 ; A. C a m e ro n , «Corippus’s Io
hannis...», pág. 175.
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los moros infieles. Se trata de un Dios más propio del Antiguo Testamento, que ejerce su poder sobre el universo y, de acuerdo con la concepción bizantina del poder, desata su cólera contra los enemigos del Imperio. Este Dios posee además ciertas reminiscencias de Zeus-Júpiter, de modo que Coripo llega a describirlo lanzando rayos (IV 280); por otra parte, la combinación de elementos pertenecientes a la tradición clásica con otros propios del cristianismo constituye una de las características más sobresalientes del estilo del poeta africano.
Es curiosa, al mismo tiempo, y paralela a la función de la divinidad, la intervención en el poema, del Destino que Coripo designa con los nombres de fatum, stamina, Fortuna y cuya actuación en la Juánide como responsable en el desarrollo de los acontecimientos resulta más evidente que la intervención divina; característica que hace a Coripo más próximo de un autor como Lucano.
Por lo que respecta a los personajes, los de la Juánide, carecen de la humanidad que se observa en los de Homero o Virgilio y si en ocasiones —como en el largo discurso del tribuno Liberato que abarca parte de los libros III y IV— Coripo llega a mostrar los sentimientos del personaje, se trata más bien de un recurso formal que de una verdadera intención de expresar la psicología humana. Los personajes de Coripo, por otra parte, están trazados según una concepción maniquea, pues el poema se basa de modo evidente en la oposición romanos (buenos)- moros (malos). El enemigo no es considerado con respeto o admiración, como en la épica homérica o virgiliana, sino con claro desprecio, como un pueblo bárbaro que nada tiene en común con los civilizados bizantinos y cuyo sometimiento está ampliamente justificado por su infidelidad al emperador y, por consiguiente, a Dios. En este sentido, y ante la clara toma de posición de Coripo, el poema carece del dramatismo existente en los enfrentamientos entre personajes de la Ilíada o la Ene i
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da. El mismo Juan Troglita, en su papel de héroe al servicio de la causa, dibujado según el modelo de Eneas, resulta más un estereotipo que un personaje con vida propia.
Pero también se observa en el poema de Coripo una clara influencia de otros autores: Ovidio (Metamorfosis), Lucano (algunos pasajes de la Farsalia tienen como escenario África); Lucrecio, del que Coripo toma algunos préstamos, Ennio, Catulo y Horacio constituyen fuentes ocasionales. Se encuentran algunos ecos de Valerio Flaco, Silio Itálico y Estacio y, entre los escritores tardíos, Claudiano es el modelo más frecuente17.Y no es menos importante la influencia de la literatura cristiana en la obra de Coripo y las frecuentes analogías con el lenguaje poético de Draconcio o Sedulio18. De todos los autores citados Coripo copia términos, sintagmas y tópicos literarios. No obstante, nuestro poeta no debe ser juzgado por su originalidad — la Antigüedad daba a este concepto un significado muy distinto al que se le otorga en nuestros días— , sino más bien como un autor que poseía, dada su condición de grammaticus, un profundo conocimiento de la preceptiva clásica y cuya labor consistió en aplicarla a su obra. De hecho, cabe pensar si muchas de sus imitaciones no se habrían producido de modo espontáneo y como fruto de su buen conocimiento de la literatura. No es, pues, en la originalidad de Coripo donde reside su importancia, sino en su labor como continuador y último representante de la épica latina, así como en la fusión de la tradición clásica con los elementos y nuevos esquemas narrativos de la literatura cristiana que supone su poema la Juánide19.
17 S h e a , The Iohannis..., pág. 152.18 V in ch es i, Liber Primus..., págs. 31, 33.19 V in ch esi, Liber Primus..., pág. 31.
INTRODUCCIÓN 19
4. Funcionalidad y valoración de la «Juánide»
El renacimiento del epos histórico en el siglo vi d. C. no es fruto de la casualidad, sino el resultado de un determinado ambiente político y cultural. La creación de la Juánide tiene, pues, su origen en un clima de sentimiento nacional y romano, de inflamado patriotismo y no debe ser considerada exclusivamente como el poema que exalta a Juan Troglita, vencedor de los moros, sino, sobre todo, como el carmen Romanum y el nuevo poema nacional que canta, como la Eneida virgiliana, el retorno a la pax romana20 y los nuevos destinos del Imperio21.
En este sentido, el poema tiene un carácter político, de afirmación de los valores morales, religiosos y estatales vigentes en la época de Justiniano. Así, la victoria de Juan sobre los moros recreaba el espíritu triunfador de las hazañas del general Belisario, que en los años 533 y 534 reconquistó la provincia de África, dominada por los vándalos, restableciendo la autoridad imperial y dando comienzo con ello a una nueva era; pues Justiniano no había sido solamente el vencedor de los bárbaros, sino también el elegido por la Providencia para liberar a los pueblos22.
La importancia de una obra como la Juánide reside no sólo en el aspecto textual o literario, sino también en el histórico, pues los acontecimientos reales constituyen la base en la que Coripo se apoya para la construcción de su poema. Sobre los hechos que en la obra se tratan, sólo Procopio (Guerra contra los Vándalos I I 28, 45-52) y algunos otros autores como Mar
20 J. L. V idal , Introducción General, págs. 78-79, en P. V irgilio M a ró n , Bucólicas. Geórgicas. Apéndice Virgiliano [trad. T. A. R ecio G arcía , A . Soler R u iz], B. C. G. 141, Madrid, Gredos, 1990.
21 D. R o m a n o , «L’ultimo epos latino. Interpretazione della Iohannis», Letteratura e Storia nell'età tardorromana, Palermo, 1968, págs. 258-259.
22 V in ch esi, Liber Primus..., pág. 27.
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celino Comes (Chronicon, en Patrologiae Latinae Cursus, ed. Migne, v. 57, pág. 945), Paulo Diácono (Historia Langobardorum, pág. 62) y Jordanes (Romana, ed. Mommsen, en M. G. H. Auct. Antiquis V, pars prior, págs. 51-52) hacen una breve mención, pero ninguno de ellos ofrece mayores detalles. Coripo es además el único autor que nos proporciona una información detallada sobre las campañas de Juan Troglita23. A este respecto, el poeta africano se convierte en una fuente importante de información al ofrecernos una serie de datos históricos, geográficos y etnológicos indispensables para el conocimiento de la situación en el norte de África en época bizantina; y su poema, la Juánide, ocupa su puesto en la historia del epos histórico romano como último producto de una larga tradición literaria que había tenido ya en Nevio, Ennio, Lucano y Claudiano sus representantes más ilustres24.
5. La tradición manuscrita
La Juánide se transmitió en los siguientes códices: Casi- nensis, Budensis —ambos desaparecidos—, Excerpta Veronensia, de los que sólo se ha conservado un fragmento, y Trivultia- nus 686 (T), único que ha llegado hasta nosotros25.
Del Casinensis, el más antiguo, de mediados del siglo xi, y que hizo transcribir Desiderio, abad de Montecasino, sólo se conoce la palabra que introduce la praefatio del poema, Victoris; sabemos, además, que este códice llevaba como título de la obra de bellis libycis. El Budensis, de datación incierta, fue descubierto por Cuspiniano en la célebre biblioteca de Buda, al comienzo del siglo xvi, y presentaba como título Iohannidos26.
23 S h ea , The Iohannis..., pág. 42.24 R om ano , « L ’ultim o epos...» , pág. 272.25 P a r t s c h , Corippi Africani..., pág. XLVII.26 S h e a , The Iohannis..., págs. 11-12; V in ch es i, Liber primus..., pág. 9.
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La confrontación entre el Casinensis y el Budensis planteó un problema, ya que éste último no comenzaba, como el Casinensis, con la palabra Victoris; el descubrimiento del tercer manuscrito, el Trivultianus, resolvió el misterio: el Casinensis incluía el prefacio del poema, mientras que el Budensis o bien no lo incluía o, en el caso contrario, Cuspiniano prefirió comenzar por los primeros versos del primer libro27.
Veintidós versos del poema han sobrevivido en los Excerpta Veronensia, manuscrito del inicio del siglo xiv. Este manuscrito resuelve el problema del número de libros del poema. El Trivultianus está dividido en siete y parece ser que el Budensis comprendía ocho libros. Gracias a los Excerpta Veronensia sabemos que el cuarto libro del Trivultianus fue dividido en dos libros a partir del verso 64428.
El Trivultianus, códice del siglo xiv, toma su nombre del marqués Trivulzio, en cuya biblioteca, en Milán, fue descubierto por Pietro Mazzucchelli a principios del siglo xix. Allí se conserva en la actualidad. La ignorancia de la existencia de este manuscrito hasta fecha tan tardía es debida al hecho de que fue erróneamente atribuido a un autor italiano del siglo xiv, Giovanni De Bonis di Arezzo29, copista del poema de Coripo, que se encontraba agrupado con el resto de sus obras30.
Los libros que componen la Juánide no están separados por ninguna numeración en el Trivultianus, sino sólo por un espacio en la escritura que indica el final de un libro y el inicio del siguiente. El texto presenta algunas anotaciones marginales de De Bonis de tipo retórico o descriptivo31. El códice carece de título, aunque aparece el nombre Crestonius en letras borrosas,
27 S h e a , The Iohannis..., pág. 12.28 S h e a , The Iohannis..., pág. 13.29 Sobre su v ida y obras, cf. V inchesi, Liber Primus..., págs. 12-18.30 S h e a , The Iohannis..., pág. 13; V in ch esi, Liber Primus..., pág. 10.31 V inchesi, Liber Primus..., pág. 11.
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y se han perdido el final del libro octavo al igual que algunos fragmentos, como IV 200; VI 585-591; VIII 369, 622-626, 650-65632. En época más reciente ha podido determinarse la caída del segundo y séptimo folio que corresponden a dos amplias lagunas sucesivas en Juánide 1 22 y 27033.
En el Trivultianus preceden a la Juánide las periochae —llamadas de este modo por Mazzucchelli— del poema, escritas por la misma mano del códice y que comprenden las anotaciones relativas a hechos históricos del siglo xiv y tienen un paralelo con los acontecimientos de la Juánide34.
El códice, escrito en minúscula, con caracteres semigóticos presenta numerosos errores ortográficos, debidos a la negligencia del copista por una parte35, y al influjo de la pronunciación vulgar por otra36. Son frecuentes y aún más graves las faltas de comprensión del texto antiguo, especialmente las que hacen alusión a lugares o nombres de personajes, problemas que sólo en parte la filología moderna ha podido resolver valiéndose de investigaciones histórico-topográficas. Pero es probable que ya el antígrafo de T estuviese deteriorado en este sentido y a esto habría que imputar la existencia de las numerosas lagunas del poem a37. Su condición de codex unicus no ha hecho más que añadir dificultades a la labor de los editores en su interpretación del texto latino.
32 P a r t s c h , Corippi Africani..., págs. X L V II-X L V III.33 V in ch esi, Liber Primus..., pág. 11.34 V inchesi, Liber Primus..., págs. 10, 12.35 P a r t s c h , Corippi Africani..., pág s. XLVIII-L, no s o frec e n u m ero so s
ejem plos.36 T a n d o i, «N o te a lia Io h a n n is d i C o rip p o » , Stud. It. d i Fil. Class. 52
(1980), 52 , 79.
37 V in ch esi, Liber Primus..., págs. 10-11.
INTRODUCCIÓN 23
6. Ediciones críticas
La primera edición de la Juánide fue publicada en Milán, en 1820, a cargo de Pietro Mazzucchelli, personaje de sólida cultura e intereses variados, desde Dante a la literatura del 700, y que desempeñó el cargo de director de la biblioteca Ambro- siana de M ilán38. En un largo prefacio de setenta y dos páginas Mazzucchelli nos habla de la personalidad de Coripo, de los distintos códices de la Juánide, de su argumento y su utilidad para ilustrar y llenar las lagunas de la historia de África en el siglo vi, y realiza finalmente una serie de consideraciones sobre su edición. El texto de la Juánide comprende el poema en siete libros, ya que el cuarto y el quinto aparecen unidos en uno solo. Son interesantes las anotaciones al texto que aparecen al final del mismo, y que incluyen comentarios históricos y geográficos —en los que Mazzucchelli toma como fuente a Procopio, utilizando sus propias palabras—, paralelos de Coripo con otros autores clásicos como Lucano, Claudiano y, sobre todo, Virgilio, autores que Mazzucchelli toma como punto de referencia para realizar sus correcciones. Mazzucchelli alude, por otra parte, a los versos de De Bonis cuando éstos se basan en la obra de Coripo. Termina con un índice de algunas palabras y de todos los nombres propios que aparecen en la Juánide y con las Periochae donde establece la estructura del poema según su contenido. El valor de esta edición reside en haber hecho legible un texto corrupto y haberlo enmendado, especialmente en el aspecto toponímico y onomástico, recurriendo para ello a una escrupulosa confrontación con las fuentes historiográficas, especialmente Procopio39. Pero el mismo Mazzucchelli recono-
38 V inchesi, Liber Primus..., pág. 20.39 V inchesi, Liber Primus..., pág. 20.
2 4 JUÁNIDE
ce en su prefacio que no pudo «sanar todas las úlceras» del Tri- vultianus y deja esa labor para los editores posteriores40.
En 1836 Immanuel Bekker, editor infatigable, publica en Bonn las obras de Coripo y Merobaudes en el Corpus Scriptorum Historiae Byzantinae. Aunque no manejó el códice, se sirvió sin embargo del texto de Mazzucchelli para la Juánide41. La edición de Bekker comienza con un breve prefacio del autor seguido del largo prefacio de Mazzucchelli. El poema, al igual que en Mazzucchelli, aparece dividido en siete libros. La edición termina con las notas de Mazzucchelli y un índice de nombres propios y de algunas palabras y expresiones particulares a las obras de Coripo. Dotado de gran experiencia editorial, Bekker supo mejorar en ciertos casos la distinctio del texto y proporcionar algunas conjeturas acertadas como Nabedes (nec habet T) en 1 62; Abydenis en 1 172 o e primis en 1417, aunque las intervenciones de mayor relieve, como el mismo Bekker reconoce, son debidas al auxilio de K. Lachmann42.
La edición de las obras de Coripo en 1879, en los Monumenta Germaniae Historica, a cargo de Joseph Partsch, representa un gran paso adelante. Partsch introduce su edición con un extenso proemium en el que además de tratar sobre la tradición manuscrita y ediciones de las obras de Coripo realiza un importante estudio histórico-geográfico de África desde el período vándalo a la dominación bizantina, fruto de sus confrontaciones con las fuentes contemporáneas de Coripo y de testimonios geográficos antiguos y recientes. Es útil destacar en su introducción la lista de errores en la escritura del Trivultianus,
40 Cf. M azzucchelli, Flavii Cresconii..., pág. LUI.41 I. B e k k er , M erobaudes e t Corippus. Recognovit Immanuel Bekker
(«Corpus Scriptorum Historiae Byzantinae»), B onn , 1836; cf. V inchesi, Liber Primus..., págs. 20-21.
42 V inchesi, Liber Primus..., pág. 21.
INTRODUCCIÓN 25
resultado de sus estudios del códice43. La Juánide aparece dividida en ocho libros y al final de la edición Partsch incluye tres índices: uno geográfico; otro histórico y mitológico; y un tercero de palabras y expresiones. Partsch investigó con mayor rigor científico que el empleado por Mazzucchelli, dando una reconstrucción válida del período y lugares históricos. Restableció en el texto buena parte de la toponimia exacta y los nombres reales de las tribus y guerreros beréberes. Coripo se convertía así en una fuente de primera importancia para los usos y costumbres de los pueblos indígenas de la provincia de África en el período comprendido entre el reino vándalo y la reconquista bizantina44.
Algunos años más tarde, en 1886, Michael Petschenig edita en Berlín las obras de Coripo. Esta edición estuvo precedida de una serie de estudios y aportaciones textuales que revelan un interés por el aspecto lingüístico y sintáctico del poema45.
Petschenig, siguiendo a Gustav Lowe, dividió el libro cuarto de la Juánide, a partir del verso 644, en dos, «pues el Buden- sis testimonia que Coripo dividió las hazañas de Juan en ocho libros»46. No manejó el códice de la Juánide pero, buen conocedor del latín tardío, intenta interpretar el texto antes que enmendarlo. En muchos casos restablece la lectura del manuscrito contra las intervenciones normalizantes de los editores precedentes, basándose en analogías expresivas con la lengua latina de la época, especialmente con autores del mismo ambiente de Coripo. Concluye su edición crítica con un índice de particularidades léxicas, sintácticas y prosódicas de gran ayuda
43 V inchesi, Liber Primus..., págs. 21-22.
44 V inchesi, Liber Primus..., pág. 22.43 M . P e ts c h e n ig , Flavii Cresconii Corippi Africani grammatici quae su
persunt. Recensuit Michael Petschenig («Berliner Studien», IV), B erlín , 1886; cf. V in ch esi, Liber Primus..., pág. 22.
46 Cf. P e ts c h e n ig , Flavii Cresconii..., págs. X I-X II.
2 6 JUÁNIDE
para el conocimiento de la lengua del latín épico tardío. A este respecto, el mismo Petschenig especifica que en su índice sólo se preocupó de las palabras y expresiones más excepcionales, particularidades propias de Coripo o de los africanos que Partsch y los editores anteriores habían olvidado47.
En Cambridge vio la luz en 1970 la edición de la Juánide de J. Diggle —libros impares— y F. R. D. Goodyear —libros pares— que supuso un considerable progreso en la constitución del texto48. Una breve praefatio introduce esta edición en la que se mencionan las diferentes ediciones de la Juánide y se exponen una serie de consideraciones sobre la edición. Es digno de mencionar el denso aparato crítico donde se demuestra al lector la dificultad de lectura y de interpretación. Se concluye la edición con un índice histórico y geográfico. La lectura del códice, que los editores han manejado en microfilm, se ve mejorada, aunque se nota una excesiva tendencia a la conjetura brillante y parece tenerse más en cuenta la tradición clásica que el latín tardío de Coripo. Pero la importancia de esta edición reside en haber proporcionado una puntuación más moderna y racional, además de haber reavivado el interés por el último poeta épico latino49.
Más reciente es la edición del libro primero de la Juánide a cargo de María Assunta Vinchesi, publicada en Nápoles, en 1983. Aunque no abarque el poema completo de Coripo, la riqueza de esta edición crítica reside en su extensa y completa introducción, la traducción del libro primero y su comentario. En la introducción se nos hace un detallado recorrido a través de la tradición manuscrita y distintas ediciones del poema de
47 Cf. P etschenio , Flavii Cresconii..., pág. ΧΠ; V in ch esi, Liber Primus..., pág. 22.
48 V in ch esi, Liber Primus..., pág. 23.49 V inchesi, Liber Primus..., pág. 23.
INTRODUCCIÓN 27
Coripo, datos biográficos del autor y el contenido y forma narrativa del primer libro de la Juánide. La edición dispone igualmente de un extenso aparato crítico. Vinchesi intenta completar las lagunas del manuscrito, al que tuvo acceso directo, a partir del verso 22 y 270, mediante la confrontación de las obras de Giovanni De Bonis, copista de la Juánide, cuyos poemas recibieron el influjo de Coripo. En el comentario no sólo se tratan los aspectos lingüísticos, sintácticos o estilísticos, sino también todos aquellos detalles relativos a la historia o geografía, con objeto de facilitar la comprensión del texto, proporcionándosenos de este modo una información importante sobre el contexto histórico-político del momento. Al final de la edición se incluye un índice de nombres propios y de particularidades lingüísticas.
7. Traducciones españolas de la «Juánide»
Hasta el momento no existía ninguna traducción al español de la epopeya de Coripo. En nuestra Memoria de Licenciatura, Estudio literario sobre la «Iohannis» de Coripo (los discursos), adelantamos la traducción y el comentario de los siguientes discursos de la Juánide: I 390-410 (discurso fúnebre); VII 167-194 (lamentatio); VII 88-103 (plegaria); VI 30-52 (arenga del caudillo romano); V I 107-126 (arenga del jefe moro); VIII 115-126 (increpaciones del caudillo romano); V 166-182 (increpaciones del jefe moro). Posteriormente, en nuestra Tesis Doctoral La «Iohannis» de Coripo (libro IV): introducción, edición crítica, traducción y comentario realizamos un estudio parcial de la Juánide en el que incluimos la traducción del libro IV. Tanto los primeros fragmentos traducidos, como la traducción del libro IV han sido revisados y corregidos en esta traducción completa de la Juánide que hemos realizado.
28 JUÁNIDE
8. Nota textual
Hemos tomado como base para nuestra traducción española la edición crítica de J. Diggle y F. R. D. Goodyear. No obstante, nos apartamos de ella y aceptamos otra en los siguientes pasajes:
Pasajes D iggle, Goodyear Lectura adoptada
LIBRO I
65 ...are arcem (Lachmann)312 et clauso monteque clauso montis requiesse
procella (V inchesi)
LIBRO Π31 duram... dextram diram (Goodyear)
105 litebit licebit (M azzucchelli)108 iuncta seva lancea saeva (H aupt)123 curant certant (D iggle)403 bene bona (T, Tandoi)
LIBRO III26 et ut (Knecht)34 alta alma (Petschenig)79 mox vix (Bekker)93 multus nullus (T)
120 multím multum (M azzucchelli)170 intrepidus et trepidus (T)191 premit fremit (T)241 furit ruit (Haupt)258 preceps pariter pariter praeceps (Mazzucche
lli)302 ut (añade Tandoi)344 his hinc (D iggle)404 cursu versu (Amann)414 heu nec (Ramírez Tirado)
1
1135436992
127136166172212216234420422440444460471493539553565571578597603637
4285
INTRODUCCIÓN 29
D iggle, Goodyear Lectura adoptada
LIBRO IV
ductor iacet dum (M azzucchelli) decet (Ramírez Tirado)
urbe urbi (7)medius m elius (Tandoi)tenuere equites tenuit (Partsch) miles (7)sensere exire (L. Mueller)ritum motum (Goodyear)nunc tunc (G oodyear)monet m ovet (7)datum latum (7)gravi virtute gravitate (7)furentis cruentis (Mazzucchelli)haec hoc (T)fastis fatis (Petschenig)tetulit tendit (Petschenig)munere numine (Mazzucchelli)vires viros (7)nutant iaceant (Bekker)in et (Knecht)luctatur laetatur (M azzucchelli)et in maeratas auratas (7)commistas com missas (T)disponit com ponit (T)parat parant (7)venti vento (7)bellorum Maurorum (Bekker)tutus notus (7)Sidifan Sidis an (7)
LIBRO V
numine nom ine (7)pectore pectora (Bekker)fatis natis (7)
3 0 JUÁNIDE
’ASAJES D iggle, Goodyear Lectura adoptada
201 infesto infausto (7)345 ast tor austur (Partsch)
LIBRO VI
206 arene acerbus (D iggle)214 pensasset prensasset(7)257 occiduos assiduos (Riedmüller)291 flamina... terror flammas... error (Cazzaniga)328 monens m ovens (7)341 quoquo hanc quoque hunc scripsisse (Ramí
r ez T irado)411 conterimur contrahimur (7)446 Martis mortis (7)508 condensis non densis (7)666 erant eunt (Hall)666 atro atrox (7)
LIBRO Vn
174 caperent caperet (T)180 aeternum externa (M azzucchelli)187 m ei tui (7)213 an patris iam pariter (D iggle)214 dicam veratus dicam ve ratus (Petschenig)370 ingens ignes (Mazzucchelli)414 rarus raros (Mazzucchelli)437 inficit conficit (Partsch)502 hinc nunc (Petschenig)526 victi vi v ictosve (7)
LIBRO Vffl
256 pavet parat (D iggle)352 nunc tunc (7)353 fatemur fatetur (Knecht)511 cunctos cuneos (Knecht)628 retorsit requirit (Goodyear)
BIBLIOGRAFÍA
a) Ediciones
Citaremos únicamente las dos últimas ediciones de la Juánide —a las ediciones antiguas ya aludimos en la introducción, págs. 23-27— por parecemos las más interesantes y asequibles para el lector:J. D iggle - F. R. D. Goodyear , Flavii Cresconii Corippi Iohannidos
seu de bellis Libycis libri VIII, Cambridge Univ. Press, Cambridge, 1970.
M. A. V inchesi, Flavii Cresconii Corippi Iohannidos Liber primus. Introduzione, testo critico, traduzione e commento, M. D’Auria Editore, Nápoles, 1983.
b) Traducciones
Existe sólo una traducción completa de la Juánide en inglés que, a nuestro juicio, podría ser ampliamente mejorada, pues hemos observado en ella numerosos errores en la interpretación del texto:G. W. Shea , The Iohannis of Flavius Cresconius Corippus; Prolego
mena and Translation, Nueva York, Columbia University, 1980 (= 1966).
c) Historia bizantina
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3 2 JUÁNIDE
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PREFACIO A LOS NOBLES DE CARTAGO1
Me he atrevido, nobles, a cantar los Presentación del tema triunfos de un vencedor: entonaré can-
e importancia de tos de alegría en tiempo de paz. Hela poesía querido escribir sobre la grandeza de
Juan2 en la guerra, las empresas del héroe que leerán las generaciones venideras. La poesía da a conocer a todo el longevo mundo, al recordar todas las batallas de los antiguos dirigentes.
¿Quién al gran Eneas, quién al fe-Homero y Virgilio . .
nos dieron a conocer roz Aquiles hubiera conocido, quién ala los héroes antiguos, valeroso Héctor, quién los caballos de
Juan Troglita les supera Diomedes, quién los ejércitos de Pala-en sus empresas medes, quién a Ulises hubiera conoci
do si la poesía no evocara sus antiguas hazañas? El poeta de
1 Debemos suponer, según el título del prefacio y las propias palabras del poeta, que Coripo llevó a cabo una lectura de su poema ante la nobleza de Cartago.
2 El general en jefe (magister militum) Juan Troglita, héroe del poema, era un antiguo oficial del ejército de Africa que había tomado parte en la expedición del 533 y bajo las órdenes de Belisario, se encargó del mando de una parte de las tropas. Más tarde, durante el primer gobierno de Solomón, defendió la frontera de Tripolitania.
38 JUÁNIDE
Esmirna3 describió al valiente Aquiles, Virgilio, versado en la composición de poemas, a Eneas: pero las hazañas de Juan me instruyeron para describir sus campañas y referir todos sus he-
15 chos a los hombres del futuro. Juan es superior a Eneas, es más grande su valor, mi verso sin embargo no es digno de Virgilio. Las ilustres hazañas del general, las cualidades del hombre y las batallas ganadas están gritando a voces mi atrevimiento. La suerte incierta del poeta vacila en una situación crítica: por una
20 parte, el reconocimiento victorioso, por otra, el temor que hace palidecer.
Me estimula a cantar el argumento Actitud humilde fidelísimo de los hechos: siendo frío de
del poeta talento, me enardecí con estas hazañas.ante su auditorio.Petición del favor Canto en un verso tosco a un general
del público ilustre y la torpeza retiene la lengua en25 mi boca. ¡Y decir (que yo), ignorante,
que en otro tiempo canté por lo campos, voy a enviar públicamente mis poemas a la población de la ciudad! Tal vez, lo confieso, ponga una sílaba en verso cojo: pues mi musa es campe-
30 sina4. Sin duda, la gloria de cantar las alabanzas debe ser reconocida: ¿voy a ser yo solo engañado al escribir sin recompensa alguna? El miedo expulsado de mi pecho me estimula más que mi boca: que sea mi boca reconocida por las alabanzas que ha pronunciado. La victoria concede los versos que niega
35 la erudición y me reconforta una gran satisfacción, cansado de escribir poemas. Si Cartago así se alegra en sus triunfos, tenga
3 Homero.4 El término tiene diversas interpretaciones: bien se refiere a la composi
ción, por parte de Coripo, de poemas bucólicos que no han llegado hasta nosotros, bien alude al origen campesino del poeta o bien, podíamos pensar, con T a n d o i («Corippo», pág. 890), en una captatio benevolentiae y en este caso rustica equivaldría a «rudimentaria».
PREFACIO 39
yo el reconocimiento merecido, que tenga, os lo ruego, vuestro afecto.
Mientras mi musa campestre rivaliza con las camenas5 romanas, la fama eleva a nuestro general hasta las estrellas. Si os agrada que recite mis pala- 40 bras del libro primero, entonces canta
ré la primera parte de mi poema, obedeciendo vuestras órdenes.
El poeta se dispone a recitar su obra
5 Son, en Roma, las ninfas de las fuentes que no tardaron en ser asimiladas a las Musas.
LIBRO PRIMERO
Canto las enseñas, los caudillos, losPresentación del tema: pueblos feroces y las destrucciones de
de los valores romanos sastres de Libia y los enemigos doble-
puesta a los hombres y la escasez de agua que golpeaban ambos ejércitos con mortífera confusión; canto a los pueblos amotinados, abatidos y sometidos, canto al general que marcó su empresa con un gran triunfo: las musas desean volver a cantar a los descendientes de Eneas. La paz se devuelve a Libia tras el cese de la guerra. Más segura resplandece la Victoria con sus dos alas; ya la Piedad mira atenta a la tierra desde el alto cielo; junto con la Justicia, también la Concordia, favorable y propicia, restablece el universo rodeándolo con sus dos brazos. Grandioso en medio de éstas, Justiniano, levántate de tu alto trono complacido en tus triunfos, emperador, y como vencedor, proporciona leyes a los tiranos que no han sido abatidos: pues tus nobles plantas pisan a todos los reyes sin excepción y la púrpura6 se dispone ya a servir al imperio romano. Bajo tus
guerra en África, empresas de Juan
Troglita y restauración
la guerra, las insidias y matanzas de hombres y las duras empresas, los de
gados en sus fuerzas, el hambre im-
6 Se refiere a la p az im puesta a P e rs ia en 546 .
4 2 JUÁNIDE
pies se prosterna el enemigo vencido, duras cadenas atan a los pueblos y con fuerte nudo aprietan las manos atadas a la espalda, los cuellos soberbios se doblan con el peso de las cadenas (***)7 aunque mi pecho hiciera salir mi canto por cien bocas, no me bastaría a mí, poeta, la inteligencia ni el talento8 que despliega su vuelo por los solitarios senderos del ancho mundo. A grandes rasgos cantaría aquello: esto9 es digno de las mayores alabanzas.
África vacilaba, agotada, bajo un Situación de África gran peligro. Pues se había inflamado
antes de en las armas bárbaras una fiera locura,la llegada del ejercito soberbia por sus insidias, espadas, in
cendios y hombres, que prendía fuego a todas las ciudades de la tierra saqueada y se llevaba, arrastrados de todas partes, prisioneros a los africanos. Ya no se hacía distinción alguna: a nadie fue posible respetar a los sacerdotes ni proporcionar a los viejos cansados la honra, cualquiera que
7 La laguna que presenta el manuscrito es interpretada por V in ch esi (Liber Primus..., págs. 12-17, 41) con la introducción de unos versos de Giovanni D e Bonis, poeta y copista de la Juánide que vivió entre 1340 y 1404 aproximadamente y que acusa una fuerte influencia de Coripo en sus composiciones:
Te pavet Euphrates, iterum te saevus Hydaspes fortia bella movens; formidant Caspia claustra, extremus Tanais septem pigrique Triones,Herculeae Gades Libyaeque ardentis harenae et Bacchi fines Maeotidis atque paludes *** te Nilus adhuc. *** et niger extremo pallescens Indus in orbe.* * *
* * *
* * * p e r centum U nguas * * *
8 Tópico de la falsa modestia (Cf. C urtius , I, págs. 127-131).9 «Esto» (haec) alude a las hazañas de Juan Troglita en África, mientras
que el anterior «aquello» (illa), en el mismo verso, representa las empresas de Justiniano que se acaban de citar.
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fuese, de la pira. Quedó entonces tirado en el suelo todo cadáver, atravesado de puñaladas. A ningún hijo fue lícito poner bajo un túmulo de tierra los cuerpos asesinados de sus padres ni fue permitido derramar sobre las heridas las debidas lágrimas: mientras el padre es aniquilado, se arrastra a los hijos y a la esposa y se saquean las riquezas, todo lo aplasta la malvada fuerza de la guerra y se abandonan los debidos funerales a la tierra desierta. El noble y el pobre mueren con un mismo destinoI0, por todas partes se deja oír el llanto y a todos inunda el terror y el funesto miedo y todo se trastorna con horribles peligros. ¿Quién podría describir las lágrimas, las matanzas, los botines, los incendios, las muertes, las insidias, los llantos, las torturas, las cadenas, los pillajes, quién enumerar los desgraciados sufrimientos? África, la tercera parte del mundo u , perece humeante en llamas.
Y entonces el misericordioso emperador examinaba una y otra vez las preocupaciones en su corazón, sopesándolas y meditando qué general en jefe y caudillo supremo del ejército12 debía enviar a nuestras tierras, con la intención de reparar tanto destrozo. Y al re
flexionar sobre todo esto, sólo le agrada Juan por su valor e inteligencia y le parece digno por su valentía y su capacidad de
10 La frase es un tópico literario (cf. Π Ι447-48) y evoca a H oracio (Odas 1 4, 13-14): pallida Mors aequo pulsat pede pauperum tabernas / regumque turris («la lívida Muerte de igual modo golpea con su pie las cabañas de los pobres que los palacios de los reyes»).
11 La subdivisión del mundo en tres partes es usual en la geografía antigua, al menos desde Heródoto.
12 Los magistri militum representaban la máxima autoridad en el ejército. En la época de Justiniano eran cinco: m. equitum et peditum in praesenti duo con sede en Constantinopla; m. p e r Orientem; m. p e r Thraciam; m. p e r Illyricum; m. p er Armeniam.
Justiniano elige a Juan TrogUta como
Salvador de África, recuerda sus
campañas anteriores y le ordena venir
4 4 JUÁNIDE
decisión. Sólo él es capaz de atacar a los pueblos feroces y abatir, enérgico, a las tropas enemigas. Es más, la gloria del héroe y las pruebas de una empresa insigne y las durísimas guerras vencidas a un reino soberbio le son gratas: cómo expulsó a los persas, con qué golpe abatió a los partos, confiados en hacer frente con una multitud de hombres y apiñadas flechas; en la época en que los anchos campos de N ísibe13 manaron sangre de los persas, Nabedes, el primero después del rey parto, entablando el combate, confiado en su fiero valor, perdió las tropas aliadas, sobreviviendo él mismo, y al huir, llevado por su temor, apenas pudo cerrar las puertas y ya irrumpía en la ciuda- dela de Nísibe el jinete romano y Juan victorioso golpeaba con su venablo las altas puertas de los persas.
Ante los ojos del emperador desfilan una tras otra todas las valerosas hazañas del fiel varón. Sopesa y examina sus empresas: cómo una concentración de enemigos había cercado Teo- dosiópolis14 con un difícil asedio; cómo él, atravesando veloz las sombras de la noche, vino a socorrer las murallas de la ciudad vacilante, entrando en las puertas amigas a través de los enemigos; cómo, aterrorizado, el poderoso Merméroes15 se alejó de aquellas murallas y cómo, más fiero por sus armas numerosas, se atrevió después a invadir D aras16 —cuya escarpada ciudadela rodea una muralla que se eleva hasta las estrellas y que gobernaba el general Juan con sus enseñas— y atacar las falanges latinas. Pero después que el general, vigilante, arrebató al enemigo la primera ciudad, persiguiendo a continuación a
13 La ciudad, importante centro militar, se encontraba en el norte de M esopotamia. El hecho narrado tuvo lugar en el 451.
14 Ciudad situada en Mesopotamia, a poca distancia de Daras.15 General persa que es recordado por P ro c o pio en Guerra contra los
Pers. 115 21; 1129-30.16 Sede del cuartel general bizantino en Mesopotamia, célebre por la vic
toria de Belisario en 530.
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los que huían, toma primero posesión de los caminos y defiende todos los campos, para que el atroz enemigo no los devastara o dañara a alguien, y ocupa el primero la fortificación de elevada muralla. No soportó esperar más: pues inmediatamente, 85 osando, más fuerte, atacar al enemigo en campo abierto, abatió en afortunado combate innumerables batallones, ilustres jefes y pueblos aliados. Puso en fuga a Merméroes, señor de los partos, que huía, vencido, por los campos. Entonces cada persa, te- 90
miendo al romano que le perseguía, arrojó de su mano en mitad de los campos sus espadas y adornos resplandecientes. La espada oriental brilla sobre el campo de batalla y las ligeras vainas y las lanzas y escudos y penachos y los caballos yacen confundidos con los cuerpos y los escuderos del general persa, soberbios con sus armas. Y también él hubiera estado postrado en el 95
campo de batalla si el magnánimo general no hubiera querido cogerlo vivo. Así pues, vencido, Merméroes vio la escarpada ciudadela cuando entró en ella en compañía de unos pocos hombres. Entonces de pie en medio del campo, bendijo al Señor el sabio Urbicio 17, al que la corona imperial más poderosa 100
del orbe tuvo entonces como primer súbdito y leal al imperio y que había enviado, elegido, a muchos territorios para conocer cuáles habían sido las causas de la cruel guerra. Éste, al ver a 105
los vencedores romanos excitados y a los enemigos temerosos huir por los anchos campos, extendiendo las manos y levantando sus ojos al cielo, así dice complacido: «Gloria a ti siempre, Dios poderoso, porque finalmente merecí, después de tanto tiempo, ver a los persas vencidos por el valor de nuestro Juan».
17 El personaje fue un cierto alto funcionario de la corte encargado en Bi- zancio de controlar la situación en Persia.
4 6 JUÁNIDE
Mientras reflexionaba entonces el emperador en su ánimo una y otra vez sobre estas hazañas, juzga que sólo éste, por su probada lealtad, puede defender a la oprimida Libia. Y sin más demora ordenó hacer venir al general desde los confines del mundo. Éste, sereno, abandona las tierras enemigas para dirigirse a las aguas occidentales y en el breve espacio de un día obedeció las órdenes de su señor y volviendo al instante victorioso pisó inmediatamente los umbrales de la dorada pyerta romana 18. Complacido, permaneció ante los pies del emperador. Él con rostro sereno se volvió a mirar a su súbdito que se apresuró a dar besos solícitos a los bondadosos p ies19. Le ordena referir en pocas palabras los hechos de Oriente. Como se le ha ordenado, notifica a los inalterables oídos las guerras que ha llevado a cabo. La corona imperial, complacida en su pupilo, desea que así venza siempre. Al instante lo envía a socorrer a Libia.
Por orden del emperador se cargan las naves de soldados, bagajes y armas
P> epatam os se envía al recluta inexperto que debepara la flota
aprender a luchar bajo las órdenes del gran general que ganará la guerra. Ya
un viento leve que soplaba sobre las velas hacía navegables las aguas en una época segura y Tetis20, propicia para los marineros, aconsejaba la navegación.
18 Coripo se refiere a la Puerta Dorada, situada no lejos del puerto de Constantinopla y donde se iniciaba la principal arteria de la ciudad que llegaba hasta el palacio imperial. Era además el recorrido obligatorio del vencedor.
19 Se trata de la osculatio pedum, que formaba parte del ceremonial de la corte.
20 La diosa Tetis, madre del héroe Aquiles, era una de las nereidas y, porlo tanto, una divinidad marina e inmortal. Coripo utiliza su nombre como sinécdoque para referirse al mar.
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Entonces el egregio emperador ins-instrucdones truyó con inmensa benevolencia a su
del emperador general, dirigiéndole estas palabras:a Juan XT ̂ j, , .. «Nuestro estado recompensa con pre-antes de partir r c
y despedida de ambos mios dignos del esfuerzo demostrado21,mientras sea yo el emperador, y ayuda
a todos sin excepción y hace subir de puesto a cualquier hombre que siente acudir presuroso en defensa de sus tierras y sus pueblos. Ahora escucha mis palabras y conoce los asuntos de buen grado, reteniéndolos en tu mente. Llegó a nuestros oídos bajo cuántos peligros yace África, digna de compasión. La misericordia empuja a socorrerla, en su agotamiento. Decidimos, y así pareció a nuestro ánimo, que tú, valerosísimo, podías velar por Libia. Pon en marcha tus enseñas y sube veloz a las altas naves; alivia a los desgraciados africanos con tu acostumbrada valentía y abate con tus armas los ejércitos rebeldes de los laguantan y doblega el cuello colocado bajo nuestros pies22, oprimido por tu valor. Conserva las antiguas leyes de los padres, levanta a quienes están agobiados, derriba a los rebeldes. Éste es el afán de nuestra clemencia: perdonar a los que se someten; ésta la honra de nuestro valor: dominar a los pueblos soberbios. Estos preceptos míos, consérvalos en tu mente, fidelísimo general. Que el resto esté en manos de Cristo, Señor y Dios nuestro, que todo restablece mejorándolo y que te guíe en todo con su favor. Que nosotros veamos tu honor aumentado justamente por tus méritos con mejores títulos».
21 La frase alude al concepto cristiano de D ios que distribuye la recompensa según los méritos y que aparece ya en el Antiguo Testamento.
22 Laguantan es la tribu beréber, llamada Ilaguas por Coripo en otras ocasiones, que habitaba entre la Tripolitania del Sudoeste y el Sahara. El gesto al que alude Coripo, que consistía en pisar el cuello del enemigo vencido, era de origen oriental y formaba parte del ritual bizantino (cf. Panegírico de Justino II Π 107-108).
4 8 JUÁNIDE
Cae ante sus pies y cubre de besos afectuosos las divinas plantas, regándolas con lágrimas. Paternal, el mismo emperador se entristeció al ver partir al general y el afecto conmovió el ánimo imperial.
A continuación, dirigiéndose a la
Últimos preparativos flota> el noble general exhorta a loSde los marineros marineros que dan gritos de alegría.
y partida de la flota Traen las naves de la playa; el primertramo de mar es barrido por los remos
que golpean una y otra vez las aguas; levan anclas rápidamente; se apresuran en medio de grandes gritos; aflojan las pesadas amarras con terrible rechinamiento y despliegan las velas. Y el aire mueve las naves, impulsándolas con soplo suave. Los barcos cubren el profundo mar y la superficie se oculta, ceñida por cientos de naves. Se intensifican los soplos favorables del coro 23 propicio que empujan las naves: veloces, rasgan las aguas con sus broncíneas proas, surcan la superficie los espolones, el agua espumosa murmura bajo las largas quillas.
La flota atraviesa el estrecho de Paso p o r Troya Tracia por una costa estrecha, allí por
y recuerdo donde el mar separa Sesto de las llanu-de los héroes homéricos ras de Abidos; vuela segura empujada
por los vientos sobre las aguas del Sigeo y recorre la costa de la antigua y deplorable Troya. Entonces recitan los famosos versos del poeta de Esmirna24 y reconocen desde la alta nave los lugares de sus antepasados: aquí el palacio de Príamo, allí la casa de Eneas, que está retirada y rodeada de árboles. Aquí el cruel Aquiles arrastró el cadáver de Héctor en su carro veloz. En esta playa al gran Demóleo abatió,
23 Viento frío del Norte.24 Se alude a una serie de héroes y episodios de la guerra de Troya canta
dos por Homero.
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vencedor, nuestro antepasado Eneas con el que resplandecen las altas murallas de Roma y el excelso nombre del imperio y mantiene al ancho universo bajo el dominio del emperador. Y cantan todas las batallas de la guerra de Argos: cómo cayó Patroclo atravesado por la lanza de Héctor y el negro Memnón fue vencido por el golpe del Pelida25 y cómo lloró la Aurora la digna muerte de su poderoso hijo; cómo se desplomó la virgen guerrera Pentesilea26 en medio de sus tropas y en qué noche pereció Reso27; cómo el joven Troilo se enfrentó con el fuerte Aquiles; conforme a qué ley cayó el vencedor herido por la flecha de Apolo y con qué herida murió atravesado el raptor Paris.Y evocan después el último incendio de la exhausta Troya y la huida de Eneas: cómo entonces, tras perder a su esposa, se llevó con él en su barco, surcando veloz tantos mares azules, a su hijo, llamado con el ilustre nombre de Julo, y a su padre.
Escucha el noble Pedro28 a los que El hijo de Juan, narran las batallas. Al oír el ilustre
se identifica con Julo, nombre del niño Julo, su pecho infantilhijo de Eneas arde en un nuevo deseo de leer con la
intención de conocer las guerras. Un profundo respeto le conmueve: se considera Ascanio, cree que su madre es Creúsa29. Ésta era hija de rey: también su madre es
25 Memnón era hijo de Eos (la Aurora) y de Titono, uno de los hijos de Laomedonte y, por consiguiente, hermano de Príamo.
26 Amazona, hija de Ares y Otrere. A la muerte de Héctor, acudió en auxilio de Príamo y sucumbió a manos de Aquiles que la hirió en el seno derecho.
27 Héroe tracio que luchó al lado de los troyanos, célebre por sus caballos, blancos como la nieve y rápidos como el viento. Fue muerto por Ulises y D iomedes que lo sorprendieron dormido y se llevaron sus caballos.
28 Coripo es la única fuente antigua que cita el nombre del hijo de Juan Troglita.
29 Ascanio es otro nombre con el que se designa a Julo, el hijo de Eneas. Creúsa, primera esposa de Eneas y madre de Ascanio, murió en el incendio de Troya.
50 JUÁNIDE
hija de rey; entonces Eneas era el padre: y ahora es su padre el 205 mismo Juan. Esto medita lleno de gozo, la alegría inunda su
corazón; esto decía él mismo a su padre, esto decía a sus esclavos, esto a todos por el mar cubierto de velas, Pedro, única satisfacción de su ilustre progenitor, la otra esperanza para el Imperio romano.
Se desliza la flota segura por el mar La fa lta de viento Egeo así como por las aguas del Adriá-obliga a la flo ta tjc o y gracias a los vientos favorables
a atracar J a210 en la costa de Sicilia surca más rápida alta mar. Apenas toca
las costas sicilianas, el aire abandona las naves, el viento permanece callado y todo el mar se extiende con aguas inmóviles; ni la más leve ola golpea la orilla. Se calló entonces la biforme Escila30, se callaron los ladridos de
215 los perros, el agua no obligó a las rocas a devolver, con un estremecimiento, los aullidos de los lobos. Aunque se unan aquí los extremos de una y otra tierra y ambas costas se agiten en un angosto estrecho, Caribdis, que nunca se aplaca, retuvo, inmóviles, sus olas y no sorbió las claras aguas para volver a es-
220 cupirlas. Caen las velas aflojadas y sin viento alguno que las hinche, se ataron a sus palos. Entonces, ordenando soltar los cables a sus aliados, les dice el general: «Entrad en el puerto tranquilo». Ante tales órdenes, rápidamente acuden volando los
225 marineros sobre todos los aparejos: éste corre a soltar las velas, aquél recoge los pliegues; otro exhorta con agradables cantos a sus compañeros, alentándolos con su aguda voz. Los hombres
30 Monstruo marino emboscado en el estrecho de Mesina; su aspecto es el de una mujer cuyo cuerpo, en su parte inferior, está rodeado de perros, seis animales feroces que devoran cuanto pasa a su alcance. Aparece con frecuencia asociado a Caribdis, monstruo situado en el mismo lugar que tres veces al día absorbía agua de mar, tragándose todo lo que flotaba, y luego devolvía el agua absorbida.
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se dan ánimos con sus gritos: la voz misma ayuda al esfuerzo, dando fuerzas y alegría a los marineros.
Junto a las llanuras del siciliano Pase levanta el viento quino se extiende Caucana31, de curva-
y la flo ta da costa, cuyo puerto hirió el ancla dese pone en marcha
mar llenas de estrellas, llevando a la tierra la noche negra de sombras. Dormía entonces en su barco el noble general Juan, Ubre de preocupación, cuando el mismo timonel de su nave, vigilante, siente levantarse un suave viento. Corren aquí y allí los jóvenes veloces por todas las naves preparando los aparejos y desatan los cables que los unían a la costa, sin esperar las órdenes del general. Los marineros alzan todas las velas, desplegándolas al viento.
nieblas, surgió ante los pies del general. Parecía su rostro, espantoso por su negro color y sus ojos que daban vueltas cubiertos de llamas, el de un m oro33. Entonces comenzó a hablar así: «¿A qué costas diriges tu flota? ¿Crees que vas a atravesar el mar hasta Libia?». Como respuesta dice el general:
31 El promontorio del Paquino (cf. Eneida III429, 699; V il 289) estaba situado al Nordeste con respecto a la punta sur de Sicilia, y la costa se extendía llana hacia el Sudoeste, doblándose luego en dirección al Noroeste: en este punto debía encontrarse Caucana.
32 El genio de la estrella vespertina que, cada atardecer, trae el descanso de la Noche.
33 La identificación del diablo con el moro enemigo legitima aún más las empresas del liberador.
de nuevo la flota romana con corvo mordisco. Y ya el Héspero32 encrespa las aguas del
Juan tiene dos apariciones
Ya la flota, empujada por los vientos, ganaba el mar abierto y surgía del lejano cielo la Aurora bañada de rocío, haciendo salir el día, cuando una siniestra aparición, procedente de las ti-
5 2 JUÁNIDE
«¿Estás viendo atravesar el mar a nuestras naves y me lo pre- 250 guntas?». Entonces la siniestra aparición con rostro amenazan
te, retorciendo los ojos espantosos por las apariciones infernales, «no atravesarás», le dice. Comprendió Juan que era el ángel maligno que fue precipitado del alto Olimpo. Y no temió, sin embargo, el rostro que imitaba fieros rasgos de hombre; lo
255 sigue mientras huye e intenta darle alcance. Aquél delante, esparciendo con su mano espesas tinieblas, impedía el paso al general con una negra nube de polvo. Pero por segunda vez baja del alto cielo un anciano de rostro sereno que vestía una túnica
260 blanca y un manto resplandeciente y permaneció ante los ojos de Juan que buscaba sus armas; sujetó su mano y (esto) le dijo con santas palabras: «Que el arrebato no instigue tu corazón a una cólera tan grande; rechaza el mal con tu bondad; evita la
265 disputa violenta con el maligno y no lo temas». A éste dijo el general: «Venerable padre y hombre de Dios, tú estás viendo al que se esfuerza y se empeña en cerrarme el paso». Entonces esto dice el anciano de bondadoso espíritu: «¡Oh, afortunado! Si-
270 gue nuestros pasos y camina teniéndome como guía». Hablando así, levantó sereno el resplandeciente fuego de su lámpara derramando una gran luz (***)34.
Es más, todos los tirhoneles entonces permanecen inactivos y con ánimos dudosos; huyendo, da la espalda al viento y reconoce que el auxilio de la técnica está vencido, sin saber adónde dirigir su barco. Las velas con sus plie-
275 gues desgarrados no soportan el soplo del viento; nadie las necesita: los marineros recogen todas las velas y abandonan al mismo tiempo las naves a los vientos y a las olas. En distintas direcciones se dispersan por diversos puntos del mar, adonde
Se desata una tempestad:
desánimo de los marineros ante el peligro
34 P asaje lagunoso.
LIBRO I 53
los arrastra el azar y la fuerza del viento, errantes en la noche.La fortuna amenaza a los desgraciados con un duro naufragio. Creen que no queda salvación alguna y pierden la esperanza de 280
vivir ante los inminentes peligros.Gimió el general y entristecido ele
vó su pensamiento a los cielos; guiadoPlegaria su c)evoc¡5 n como e[ mismo mié-
del general Ado le dictaba, busca, con lágrimas que brotan de sus ojos, la ayuda de Dios y
postrado comienza, suplicante, su oración con estas palabras: 285 «Todopoderoso padre del Verbo y creador de las cosas, principio sin fin, Dios, todo te reconoce como autor y señor y tiemblan los elementos ante ti, su hacedor; los vientos y las nubes te 290
temen, el aire te sirve y por orden tuya truena ahora el alto éter y se mueve la enorme maquinaria del universo sacudido. Tú eres sabio, padre venerable, Tú conoces todo de antemano: ni con deseo de riquezas, ni con afán alguno de lucro me veo obligado a venir a Libia, sino para poner fin a la guerra y salvar vidas desgraciadas. Este es mi único objetivo, ésta toda la aspira- 295
ción de mi corazón. Aquí sólo me trae la sagrada voluntad del emperador. Nuestro emperador gobierna con tu beneplácito. Él mismo reconoce que te debe justa servidumbre, como está establecido; Tú a él nos sometes a todos y nos ordenas servirle; yo 300
he cumplido tus preceptos. Propicio, vuélvete a mirar, padre santo, nuestro infortunio y socorre, aplacado y bondadoso, tan gran calamidad. Pero si sus faltas condenan, sometido a tu juicio, al pecador Juan, aplástame con cualquier otra muerte, pero 305
perdóname ahora por mi querido Pedro». Al pronunciar este nombre se le ahogó la voz en la garganta, tembló su corazón de padre, más frías que el hielo desfallecieron sus piernas y sus manos; todos sus miembros vacilaron. Derrama entonces lágrimas como las aguas de un río, elevando hasta los cielos grandes gemidos.
5 4 JUÁNIDE
310 Acoge el Señor el llanto y las palaz o s escucha bras del que así ora: ordena aplacarse ala plegaria y los fuertes vientos y a la tormenta reti-
aplaca la tormenta rarse a la gruta de un monte. Huyen las315 nubes de ligero vellón. Vuelve el sol y
el sagrado día resplandece en el claro cielo con una brillante luz. La firme voluntad divina aplaca la superficie del agua: soplaron vientos favorables. Alegres, se ponen en movimiento los marineros, llenándolo todo con sus voces; despliegan las velas quietas
320 en sus mástiles y se hinchan los pliegues. Acogen entonces de todas partes a las naves aliadas y resplandecen por todo el mar las velas. Ya vuelan más y más veloces y los soplos favorables empujan a las naves que surcan el azul en su carrera.
Al fin divisó el general a lo lejos laJuan costa de la tierra abrasada, reconociendo
d m sa la costa jas indomables riendas de Marte y node la tierra africana y . . „ordena desembarcar s e tratab a d e u n a ln c le r ta v lS10n ~ P ueS
325 los incendios dicen la verdad— : losvientos revolvían las llamas, encrespándolas en un torbellino y el humo y la pavesa, volando más allá de las estrellas, esparcían por el alto cielo pequeñas chispas. Se eleva y ya hierve la llama
330 en medio del cielo, envolviendo todos los árboles de la tierra incendiada. Una mies abundante se quema, madura en los campos cultivados. Y todos los árboles sirven al fuego de alimento, que crece con el follaje, y se deshace consumido en cenizas.
335 Desgraciadas ciudades se destruyen con sus habitantes asesinados y todos los edificios con sus techos arrancados son pasto de las llamas. No de otro modo lo hubiera incendiado todo Fae- tonte35 por todas las regiones del mundo con el carro que le fue
35 Hijo del Sol y de la Oceánide Clímene, fue criado por su madre sin saber quién era su padre, pero se lo reveló al llegar a la adolescencia. Entonces el muchacho reclamó un signo de su nacimiento y pidió al Sol que le dejase conducir su carro. Faetonte partió siguiendo el camino trazado en la bóveda celes-
LIBRO I 55
injustamente concedido, arrastrado por caballos que vomitaban llamas, si el padre todopoderoso, compadecido de la tierra, no hubiera desuncido los caballos jadeantes con su extraordinario rayo, sofocando el fuego con el fuego.
El general ardió en deseos de socorrer a la desgraciada tierra, encolerizado, con más compasión que de costumbre, y regó con lluvia abundante sus mejillas. Ardió su valor con el habitual deseo de luchar y la ira le empujaba a dirigir sus pasos precipitados en medio de las olas. Pero a su afán se opone su naturaleza y el valor unido a la moderación que, dirigiéndolo todo y equilibrando lo glorioso con lo pequeño, gobierna las empresas de los hombres. Rápidamente ordena volver las naves hacia la costa y penetró gozoso en la conocida arena.
El mar no baña con aguas uniformes la costa de Bizacio36, pues la tierra
Descripción del lugar . . x T , ✓ t ·, Λ , opone resistencia. Una parte, mas lisadel desembarco r r 1por la suavidad de la marea, se ofrece como abrigo a las curvas naves: los
fondos marinos forman un puerto tranquilo en extremo. Aquí no hay fuerza del noto37 capaz de encrespar las suaves olas ni el viento hace temblar la clara superficie del agua. A la otra parte la golpean las aguas y el mar al retirarse de la orilla ruge estrellándose contra los escollos: resuena el agua penetrando en las rocas, aquí y allá derramándose sobre las negras algas. Allí el hinchado bóreas y el euro más violento por sus tormentas revuelven el mar desde su fondo profundo. Entonces perecen las desdichadas naves con el cable roto por la fuerza del mar: a menudo se extendieron sobre los escarpados campos las tablas
te, pero pronto, atemorizado, descendió demasiado y estuvo a punto de incendiar la Tierra. Zeus lo fulminó para evitar una conflagración universal.
36 Provincia situada entre Numidia y Tripolitania.37 El Noto es el dios del viento Sur, cálido y cargado de humedad. El Bó
reas es el dios del viento del Norte. El euro es el viento del Sudoeste.
56 JUÁNIDE
d e la n a v e junto a la s proas putrefactas q u e y a c e n sobre la h ier-
365 ba. P or e s to tem en e l lugar lo s m arin eros y h u y en d e lo s horri
b le s p e lig r o s para d ir ig ir se a la s a g u a s se g u r a s d e u n a z o n a
tranquila.
E n a q u ella c o sta h a b ía fo n d ea d o la
f lo ta ro m a n a e n la é p o c a e n q u e B e li -
s a r io 38 p isó e l su e lo d e L ib ia para d o
m in a r e l p o d e r v á n d a lo : lo s a n tig u o s
m arineros llam aron a e s te puerto P unta
d e lo s V a d o s, p o r la d istin ta naturaleza
370 d e su s partes. A l ven ir aquí tam bién so ltó sus v e la s e l n o b le g e
nera l Juan, d e id é n tico va lor. ¡A fortu n ad o a q u e l lugar q u e fu e
abrigo seguro y p rop ic io para la f lo ta latina! E n to n ces e l ancla,
su jeta p o r su b o c a d o , m a n tu v o a la s n a v e s seg u ra s e n la costa . 375 R e c o n o c ió aquel puerto e l v a lero sís im o g en era l y , co m p la c ién
d o se e n e l lugar, lo m ostró c o n e l d e d o d e sd e e l m ar, d ic ie n d o
a s í a su s com p a ñ ero s de b u en grado: «M ien tra s la s n a v es v e n
g a d oras o cu p a b a n por pr im era v e z e s ta s tierras, y o m ism o fu i
e l p r im ero en p isar la arena d e e sta p la y a , c o n fia d o e n m is ar-
380 m as ju v en iles: pu es y o era u n o d e lo s cap itan es. C uando e l pér
f id o tiran o G é ila m ir 39 o sten ta b a e l p o d er e n lo s terr itor ios d e
L ib ia , e s ta arena la p isó por v e z prim era la tropa rom ana y aquí
b e b ió e l a g u a d e L ib ia ; e n e s ta o r il la e s ta b le c ió e n to n c e s su
c a m p a m en to e l e jér c ito q u e v e n ía c o n su s p r im era s arm as.
385 A q u e l cerro a lo le jo s , cerca d e las aguas del m ar, ¿ lo v é is có m o
38 El general Belisario desempeñó un importante papel en la política ex- pansionista de Justiniano. Su carrera comenzó en el 529 al ser nombrado magister militum per Orientem. Reconquistó la provincia de Africa a los vándalos (533-534) e intervino en la conquista de Italia en dos campañas (535-540 y 544-548). Aunque cayó varias veces en desgracia, hizo siempre prueba al emperador de su lealtad ejemplar.
39 Ultimo rey de los vándalos que fue vencido por Belisario y llevado prisionero a Constantinopla donde desfiló en el cortejo del general.
Se recuerda una expedición de Belisario
al mismo lugar en la que perdió la vida
el hermano de Juan
LIBRO I 57
crece y e s aum entado por la f in a arena q u e transporta e l n o to ?
A ll í e n lo a lto c o lo c ó e l g en era l B e lisa r io su t ien d a c o n to d a s
la s e n se ñ a s ; e n torno a é l s e e s ta b le c ie r o n lo s ca p ita n es ju n to
c o n lo s o f ic ia le s . Y o acam p é e n e s te lu g a r acom p añ ad o d e m i 390
d ifu n to herm ano. ¡A y , du rísim o d estin o , e n e m ig o d e lo s g o z o s
h u m a n o s! ¡A y , cu án tas a leg r ía s d e lo s h erm a n o s q u e se am an
arrebata la m u erte brutal q u e l le g a d e rep en te! ¡C o n qué v a lo r
derribó en co ler iza d o al e n e m ig o aquel h erm ano m ío! ¡C on qué 395
p rud en cia , a l ejercer e l m and o, c o n se r v ó , b e n é v o lo , a su s a lia
d os! ¡A q u é gran h om b re llo ró e l E stad o! N o arrebató e l d e st i
n o d e la guerra a m i v a ler o so h erm an o q u e v o lv ie r a tantas v e
c e s v e n c ed o r d e l cru el en e m ig o . ¡A y , m uerte atroz, tú v e n c e s a
lo s ju sto s! Tú eras, P a p o 40, para m í la im a g e n d e m i padre y de 400
m i h ijo . .. e l ú n ic o c o n su e lo d ig n o d e ta n ta d esv en tu ra e s q u e
d esp recias, v ic to r io so , e l agua d e la E s t ig ia 41. E sto s lugares m e
h an h e c h o recordar a m i d ifu n to h erm a n o , p ro v o ca n d o m is lá
g r im a s . ¡Q u é g u erras l le v ó a c a b o e n e l p a sa d o a q u el h éro e!
Q u e D io s m ism o m e secu n d e e n m ejo res em p resa s . S ea v en tu - 405
r o so e s te lugar, m ás q u e en a q u el año , c o n la b e n e v o le n c ia d i
v in a . P er o m ien tra s p e r m a n e c e in a c a b a d o e s te c a m p a m en to ,
ante tanta am enaza d e guerra, ¡a cu án tos p u eb lo s se le s qu ita la
p o s ib ilid a d d e sa lv a c ió n ! S i la V ic to r ia fa v o r ec e a m is en señ a s
e n la guerra, y o term inaré la fo r tif ica c ió n in ic ia d a e n este lugar, 410
reforzán do la c o n dura piedra».
40 Según P rocopio (Guerra contra los Vánd. 1 11, 7), era comandante de caballería con Belisario; este autor lo nombra sólo como hermano de Juan (Guerra contra los Vánd. II 28, 45). Es probable que su muerte se produjera entre el 533 y 537.
41 Laguna, o río, según otras versiones, de los infiernos. Coripo la utiliza en este caso como sinécdoque para referirse al mundo subterráneo, al Infierno.
58 JUÁNIDE
H a b la n d o a s í se c o m p a d e c ió d e la s El ejército bizantino c iu d a d e s d e s ie r ta s d e h a b ita n te s y d e
se traslada la s c a s a s v a c ía s y l lo r ó a p ia d á n d o sedesd e C a rt a s o
a los campos de Bizacio de lo s d esa stres d e L ib ia ; ord en ó d esa tar lo s c a b le s d e la p la y a y a b a n d o n ó
415 la s v e la s a l v ie n to d e se a d o . E l tercer d ía o fr e c ió an te la v ista ,
d e sp u é s d e tanto tiem p o , la s m urallas d e C artago , d e v o lv ie n d o
al g en era l a la ex h a u sta c iu d ad . A p en a s h a b ía d ejad o la h u e lla
d e su p ie e n la p la y a , ordenaba al e jér c ito sa lir e n d irecc ió n al
ca m p o y d a orden a lo s cap itanes d e form ar la s tropas e n apiña-
420 d as f i la s y avanzar e n fo r m a c ió n . U n p r o fu n d o d o lo r p r o v o c a
su ira: m á s aún , e l su fr im ien to ante la d e s tr u c c ió n d e la tierra
q u e é l m ism o h a b ía c o n o c id o lo e m p u ja a lev a n ta r e l ca m p a
m e n to . O b e d e c ie n d o a su s ó r d e n e s la trop a , d e sp er ta n d o d e l
su eñ o , v a y v ien e agitada y to d o s lo s so ld a d o s , v o lv ie n d o a co -
425 ger la s esp ad as, reclam an la batalla. E n to n ces lo s can tos ron cos
d e l retorcid o bron ce p rov o ca n e l ard ien te d e se o d e com batir. Y
y a n u e v e e sc u a d r o n e s irru m p en e n la s a n ch a s p u ertas y to d a s
la s m urallas derram an tropas cubiertas d e hierro: aqu í avan za la
cab a ller ía , una parte d e la in fan ter ía s e m u e v e len ta por m il d i
r e c c io n e s y g im e la se c a tierra, g o lp ea d a p or lo s p ie s .
430 C o m o e l d u eñ o d e u n a h erm o sa p a rcela , cu a n d o ca m b ia d e
sit io la s co lm en a s , ordena a la apretada m u ltitu d d e abejas salir
d e lo s p a n a les y avanzar e n fo r m a c ió n ante su s doradas tierras
o si, p ro v o ca d a su ira casu a lm en te por u n j e fe e n e m ig o , prepara
b a ta lla s o se apresura en a lejar a lo s m e z q u in o s zá n g a n o s y la
435 tropa presu rosa , o b e d e c ie n d o a su s ó rd en es, d e ja la s c o lm e n a s
p o r n u m ero sa s entradas y sa lid a s y c o n ro n c o s c h ill id o s lla m a
al en em ig o : n o d e otro m o d o sa len lo s so ld a d o s a la llanura por
to d a C artago, co n ten to s d e avanzar c o n lo s estand artes e n alto.
440 D e aqu í se encresp a u n a m ies co m p a cta d e m a n íp u lo s cub iertos
d e bron ce: u n o s lle v a n aljabas y arcos, a o tros l e s resu en a n e n
su s a n ch o s h o m b ro s la s arm as resp la n d ec ien te s; b r illa n la n za s
LIBRO I 5 9
y e sc u d o s y la s p esa d a s corazas y lo s p e n a c h o s erg u id o s sobre
la p u nta d e lo s c a sc o s . A co n tin u a c ió n u n extraño to rb ellin o de
o scu ro p o lv o se levan ta ; la p e z u ñ a r e m u ev e la tierra p iso te á n
d o la co n tin u am en te y e l p o lv o d e la arena so m etid a arrem olina
e l aire.
Entre lo s prim eros, e l genera l m ism o v a a ca b a llo exhortan
d o a su s f ila s e in flam a, co m o d e costum b re, a sus cap itanes d e
s e o s o s d e lu ch ar record an d o lo s a n tig u o s c o m b a tes l le v a d o s a
ca b o en P ersia . N o pod ría de otro m o d o ex cita r lo s esp íritu s de
su s so ld a d o s sin alabar la s em presas de la guerra. A s í e l m ism o
Júp iter , s e g ú n d ic e n lo s a n tig u o s p o e ta s e n v e r s o s p a g a n o s ,
m ien tras F legra era ocupad a por la cru el r eb e lió n d e lo s g ig a n
te s 42, daba a c o n o c er la v o lu n ta d d e lo s h a d o s a la m u ltitu d de
d io se s: c ó m o p o d ría derribar a lo s n a c id o s d e la tierra c o n su
ra y o fu lm in a n te , c o n q u é la n za d esgarraría M arte la s articu la
c io n e s (d e l e n e m ig o ) , a q u ién es transform aría P a la s en p iedra ,
d esp u és d e v er a G órgona; a q u ién daría m uerte e l arquero co n
abundantes f lec h a s , a q u ién es a travesaría la v e lo z D e lia c o n su
d ard o43.
42 Los gigantes, hijos de la Tierra y Urano; nacieron en Flegra, en la península de Palene, Tracia. Son seres enormes, de fuerza invencible y terrorífico aspecto. Apenas nacidos ya amenazaron al cielo contra el cual lanzaron árboles encendidos y rocas enormes. Esta actitud provocó el enfrentamiento con los dioses al que alude Coripo.
43 La diosa Palas Atenea había colocado en su escudo la cabeza de Medusa (Górgona), monstruo degollado por Perseo, de modo que sus enemigos se convertían en piedra con sólo mirarla. «El arquero» es el dios Apolo, uno de cuyos emblemas es el arco y «Delia» alude a la diosa Artemis — Diana, para los romanos— , nacida en Délos.
6 0 JUÁNIDE
460 Y y a e l e jérc ito , ap resu rán d ose por
Los romanos establecen la s a n ch a s lla n u r a s d e B iz a c io , em -su campamento prend ía e l ca m in o d e l lugar q u e lla m a -
en Antonia Castra. , , _ ,Discurso del moro Macco ron lo s a n te p a sa d o s C a m p a m en to de
y respuesta de Juan A n to n io 44. A q u í, apenas asen tó Juan su
cam pam en to , v in iero n lo s em bajadores
d e l tirano. H a ce llam ar a é sto s a su tien d a e l ilu stre genera l pa-
465 ra q u e le transm itan las d isp o sic io n es d e l cru el tirano. E n ton ces
M a cco , q u e hab laba la len g u a latina, d ic e , o b ed ec ien d o a su or
den : « E l n o b le j e f e d e l agu err id o p u e b lo d e lo s la g u a n ta n , e l
h éro e A n ta la s 45, h ijo d e G ü en fan , n o s ord en a d ec ir te e s to . A s í
q u e tú, Juan, a q u ien c o n o c ió la tropa m a s i la 46 e n tiem p o s d e l
470 cru e l S o lo m ó n 47, q u e fu is te g en era l c e r c a d e n u estro s terr ito
r io s y e n o tro t ie m p o p r o te g is te la c o s t a lin d a n te c o n e l m ar,
¿ n o o ís te q u e ca y ero n lo s e sc u a d r o n e s d e S o lo m o n , to d o s por
ig u a l, e n dura b ata lla y c ó m o l le n ó e l r ío d e m u erte e l e jérc ito
475 r o m a n o y c u á n to s h o m b res v u e s tr o s c u b r ier o n , m u e r to s , lo s
ca m p o s y la gran derrota e n la guerra d e tu gen era l? ¿T ú v a s a
480 atreverte a atacar a p u eb lo s in v e n c ib le s? ¿ N o c o n o c e s e l va lo r
44 No se sabe con precisión de qué lugar se trata.45 Jefe, como sucesor de su padre Güenfan, de la tribu de los frexes — en
este caso, Coripo utiliza el adjetivo laguantan con el sentido genérico de «moros»— y uno de los reyes principales de Bizacena. Ya bajo el dominio vándalo comienza a realizar saqueos y pillajes, hasta que consigue hacerse con el poder y para ello, unas veces permanecerá fiel a los romanos, otras se les enfrentará, según su conveniencia.
46 Coripo utiliza tres términos generales para referirse a los moros: Mauri, M assyli (en este caso lo utiliza com o adjetivo, modificando a «tropa») y Mazax. El segundo aparece en la Eneida V I 60, y el tercero en Farsalia IV 681.
47 El ex-cónsul Solomón, jefe de estado mayor de Belisario, fue nombrado por Justiniano sucesor del mismo y prefecto del pretorio de África. Por Pro- cop io (Guerra contra los Vánd. ΙΠ, 11, 16) sabemos que era un eunuco y, según el m ism o autor (G uerra contra los Vánd. IV 19, 3-4), gobernó con moderación y aseguró una completa seguridad en África.
LIBRO I 61
e n e l c o m b a te d e l p u e b lo d e lo s i la g u a s , q u e ta n to c e leb ra la
antigua fa m a eterna? C u y o s an tep asad os y a c o n o c ió en la g u e
rra M a x im ia n o 48, em perador q u e p o se ía e l cetro d e R om a sobre
e l orbe. T ú , c o n u n os p o c o s so ld a d o s, tú q u e y a v a s a m orir, ¿te
atreves a m irar m is escu a d ro n es? ¿ V as a p o d er res is tir n u estro
ataque y m irar a la cara d e m is h om b res, gen era l rom ano, e n e l
ca m p o d e b a ta lla? M ejo r , date la v u e lta , c o g e tu s estan d artes,
e m p ren d e la retirada y guárdate d e la m u erte . P er o s i p ie n sa s
q u e p u ed es entablar bata lla c o n m ig o , s i te agrada m orir y y a te
lla m a e l d ía ú lt im o , ¿por q u é ca n sa s a tu s h o m b res? C o n tésta
m e cu á l e s tu d e c is ió n y vendré a don d e qu iera q u e d esees, para
n o h a cer esperar al d estin o . E sta s ó rd en es m e d io nu estro j e fe
v a ler o sís im o , tú da la respuesta q u e qu ieras» .
E n to n ces seren o e n su f irm eza de carácter, s in en co lerizarse
contra e l e n e m ig o , d ic e e l general: « N o e s n e c esa r io respond er
ahora al cru el e n e m ig o . D e b o m ed itar durante a lg u n o s d ías la s
in stru cc io n es d e l fero z tirano y d esp u és o s daré la s m ías» . H a
b la n d o d e e s te m o d o , ord en ó ten er lo s b a jo v ig ila n c ia m ien tras
preparaba va lero sa s em presas. ¿Q u ién p u d o esperar que q u ed a
b a u n a sa lv a c ió n para a q u ello s h o m b res? ¡C uánta to lera n c ia la
d e l gran general! ¡Cuánta su b on d ad y su m oralidad en e l m a n
do! L o s cora zo n es bárbaros se h inchan , in fla m a d o s por una c ó
ler a d esm esu ra d a : é s te actúa c o n c le m e n c ia , g o b ern a n d o c o n
d ig n id a d ro m a n a . N o q u iso c a st ig a r a lo s so b e r b io s c o n u n a
m u erte in m e d ia ta , s in o sa lv a r a lo s h u m illa d o s y a liv ia r a lo s
so m e tid o s . A s í p erm an ece y perm an ecerá siem p re la virtud ro
m ana: reprim e y sa lva , prom ete e l perdón d esd e la ira.
48 Marco Aurelio Maximiano compartió el poder con el emperador Dio- cleciano, instaurador de la Tetrarquía, durante los años 286 a 304 d. C. y tuvo que enfrentarse a las tribus de moros y beréberes que se rebelaron en África.
6 2 JUÁNIDE
510 C uando L u c ífe r o 49 ex ten d ió su s ra-Se levanta el campamento y 0S r e s p la n d e c ie n te s s a l ie n d o d e la s
de los romanos que ■avanzan h ad a el enemigo. aSu a s d e l O c e a n o , e n to n c e s e l g en era l
Discurso de Juan d a o rd en d e le v a n ta r to d o e l c a m p a
m en to y d e sa lir a la s fa la n g e s e n a p i
ñadas f ila s . D a n d o la señal, g im e terrib le, c o n e sp a n to so canto ,
la trom peta d e h u ec o b ronce, arrojando d e l p e c h o e l d u lce su e
ño . S e dan á n im o s lo s so ld a d o s — e l c la m o r lle n a la s tien das—
515 y ex h o r ta n a l co m p a ñ ero ; e n to n c e s lo s e sc u d e r o s arrancan la
te la d e la s tiendas, fijada al su e lo , traen d e la s altas caballerizas
a lo s c a b a llo s adorn ad os c o n p la c a s d e m e ta l y r e c o g e n to d a s
la s arm as. P ero cuand o e l ejército e m p iez a a avanzar, form ad os
520 lo s escu a d ro n es, y a m ostrar p o r la llan ura la s á g u ila s v ic to r io
sa s , p o n ie n d o a s í o rd en a la s p r e o c u p a c io n e s e n su c o ra z ó n ,
siem p re atento , advierte é l m ism o a su s ca p ita n es, refir ién d o les
y m o strán d o les la situación: « ¡O h , e jérc ito rom ano, oh , f id e lís i
m a esp era n za d e l E sta d o , oh , v a lo r y h on ra d e l m u n d o , e l m ás
525 s ó lid o s o s té n y le a lta d d e l Im p er io y r e c o m p e n sa a n u estra s
em p resa s , aun qu e b ie n c o n o c é is la c o n fia n z a q u e d eb em o s p o
ner e n e s te p u eb lo , y o m ism o o s recordaré, s in em bargo , la s in
s id ia s , lo s e n g a ñ o s y la s tr a ic io n e s p r o n o s t ic a n d o lo q u e h a y
q u e tem er y e x p o n ie n d o lo q u e h a y q u e hacer. L a s duras bata
l la s n u n ca ca rec iero n d e m a lv a d a s tra ic io n es: e l e jérc ito m oro
530 s ie m p r e c o m b a tió m e d ia n te in s id ia s 50 y a c e c h ó , c o n f ia d o en
d u d osas arm as; só lo e l en g a ñ o m a n tien e a la s fu erza s m asila s y
49 Es el nombre latino de Fósforo, la estrella matutina, también llamada Heósforo. Frecuentemente es personificado en poesía como el astro que anuncia la Aurora y trae la luz del día.
50 Es característico de la estrategia de los moros el sorprender al enemigo desprevenido e indefenso mediante estratagemas y emboscadas. La técnica de los moros que detalla en este caso Coripo y que consistía en acorralar al enemigo en un valle, provocando después una emboscada, ya la explica L u ca n o en la Farsalia IV 736-748.
LIBRO I 63
h a c e lu ch ar a lo s co b a rd es, m ien tra s la s ro ca s o fr ez ca n e sc o n - 535
drijos e n lo s m ás a ltos m o n tes o lo s r íos d e ex ten sa s orillas o e l
c a m p o d o n d e s e e x t ie n d e la v e r d e o l iv a o lo s á rb o les d e fr o n
d o s a c o p a p e r m ite n a l e jé r c ito p e r m a n e ce r e sc o n d id o e n e l
c a m p o . C o n e sta s a stu cia s p r o v o c a e l m o ro la lu c h a , d e m o d o
q u e, a l aparecer d e rep en te con ra p id ez , a te m o r ice a l e n e m ig o
d esp re v e n id o y lo a sed ie , in seg u ro , c o n fia d o e n su nú m ero , en
e l terreno y e n lo s ca b a llo s d om ad os; e n to n c e s s e en v ía n m a lí- 540
c io sa m en te u n o s p o c o s guerreros a lo s lla n o s c a m p o s para pro
v o ca r e l co m b a te y h u y en al ser v is to s para atraer a m ás e n e m i
g o s . E l m oro b lan d e lan zas c o n punta d e h ierro y n o c esa d e dar 545
v u e lta s c o n su ca b a llo d o m ad o; p ero c u a n d o se a cerca e l e n e
m ig o , h u y e c o n h a b ilid a d para d isp ersar , a stu to , la s fila s ord e
nadas m ientras lo p ersig u e un a tropa n u m ero sa q u e se cree v e n
ced ora , ex ten d ién d o se en lo s ca m p o s e n tod as d ireccio n es. C on
e sta s e stra ta g em a s ac tú a e l m o ro c o b a rd e s im u la n d o la lu ch a ,
hasta co n d u cir al ejército contrario en m e d io de lo s e n e m ig o s y
lo en c ierra e n v a lle s s it ia d o s . E n to n ce s cu a n d o s e d escu b re e l 550
e n g a ñ o , a flo ja la s duras r iend as y h a c e v e n ir d e tod as partes a
la s bandas que perm anecían ocu ltas. É l, q u e e s p resa de un m ie
d o atroz, h u y e e n e l prim er tum ulto: a é ste , que e l m ism o m ied o 555
h a c e tem ero so , abate e l m oro c o n duro g o lp e . P ero s i v a lero sa
m en te lo s so ld a d o s le s h acen fren te c o n firm eza , n in guna tropa
p e r se g u irá a q u ien es se a trev en a lu ch ar , s in o q u e huirán v o l
v ie n d o lo s su a v es c u e llo s d e su s c a b a llo s : d e e s te m o d o a b an
d o n a n e l c o m b a te . A s í c a e e l e jé r c ito q u e h u y e , a s í r e s is te e l seo f irm e . P u e s la fo r tu n a abatirá a lo s c o b a r d e s y ayud ará a lo s
prudentes y v a le r o so s51 : pu es c o n frecu en c ia v o lv ió a ver a m u
c h o s y ¡cuántos obtu v ieron la v ic to r ia d e e so s m ism o s peligros!
C o m o d e b e n ser lo s ca p ita n es, p ru d en tes , fu er te s y f ie r o s , q u e 565
51 La sententia recuerda el virgiliano audentes fortuna iuvat (Eneida X 284).
6 4 JUÁNIDE
d em uestre ca d a u n o su s fuerzas en e l m o m en to crítico d e la b a
talla . Q u e é sa se a la em p resa d ign a d e vu estro v a lor. D isp o n e d
la s trop as e n e sc u a d r o n e s y q u e a v a n c e n to d a s la s e n se ñ a s en
m a n íp u lo s o r d e n a d o s . Q u e s e a c tú e so b r e to d o c o n la m a y o r
p ru d en c ia , se g u id , v ig ila n te s , e s ta s r e c o m e n d a c io n e s : d e e s te
570 m o d o v en ceré is a lo s e n em ig o s . Q ue p reced an lo s o fic ia le s , ca
da u n o e n su orden , a la tropa y q u e m ien tras v a y a n lo s cap ita
n e s a exp lorar lo s v a lle s so sp e c h o so s y a preparar ca m in o s ac
c e s ib le s . T o d o e l ejército estará seguro c o n esta s d isp o sic io n es:
y e l e n e m ig o n o ven d rá por sorp resa a l q u e e s p ru d en te y per-
575 m a n e c e r o d e a d o d e lo s s u y o s . P ero s i e l e jé r c ito m o r o , a c o s
tum brado a la s oscuras tram pas, ataca, antes u n v e lo z m en sa je
ro a c a b a llo lo traéra h a sta m is o íd o s y hará apresurarse a la s
c o h o r te s c o n c a u te la . R e co r d a d e s to , c a p ita n es: c o n f ia d e n la
ju sta sa lv a c ió n » .
580 E sto d ijo e l g e n e ra l y e l e jér c ito lo a cep ta c o n p alab ras d e
aprobación: lo a laban , le a p lau d en y lo aprueban , se reg o c ija n
e n su co ra zó n y , a legres, e jecu tan su s órd en es c o n so licitud .
LIBRO SEGUNDO
M ien tra s ta n to , se e x p u lsa al m o ro
Huida de los moros destructor de r eg io n e s enteras y e l en e -
tien d a s e n lo s b o sq u e s . L o s p r o fu n d o s v a l le s y la s in c lin a d a s
c o lin a s se llen a n d e inn um erab les tribus q u e cubren lo s an ch o s
ca m p o s y lo s r ío s s in u o so s . A p iñ a d o s e scu a d ro n es im p id en v er
la tierra lim ítro fe y la ch o za c o lg a n te o cu lta las co p a s de lo s ár
b o le s e n lo s a ltos b o sq u es . H u y e d e aqu í to d o tip o d e an im ales
tem ien d o lo s v en a b lo s d e l m oro sanguinario; pero s in poder e s
capar, d esgraciad os, a tam aña destru cción , sin o q u e y a cen e n e l
su e lo c o n lo s d ardos c la v a d o s e n e l p e c h o . N o p u d o e l tiern o
pájaro co lg a r su querido n id o d e la s altas ram as o entre e l fo l la
je ; p u es lo s m o ro s atan su s tien d a s a to d o s lo s á rb o les para l e
vantar u n te c h o y e n n in g ú n m o n te q u ed a y a u n a c im a v a c ía :
ig u a l q u e se o c u lta la tierra, cu b ierta p o r u n a n u b e cargada de
n ie v e , y lo s ca m p o s, lo s m o n tes y to d o s lo s árboles están b la n
c o s y e l m ism o m o v im ien to d e l aire es lim itad o; la s abundantes
llu v ia s arrebatan la apariencia e v id en tís im a de la s co sa s y n o se
ante el avance de los romanos.
Invocación del poeta a Justiniano
y a las musas
m ig o a d v e r so lo a p la sta e n su a g ita
c ió n . A l h u ir , a b a n d o n a a terrorizad o
la s c iu d a d es s itia d a s y a g o b ia d o p o r e l
m ied o a cu d e corriend o a lo s altos m o n
te s para m ontar y p roteger su s fun estas
66 JUÁNIDE
r e c o n o c e n lo s astros en n in g u n a c o n s te la c ió n . ¿Q u é p o e ta c o n
u n a n u e v a té cn ic a m e pondrá e n orden tan tos p u eb lo s , tribus y
b a ta lla s52? T ú, Justin iano, en séñ a m elo to d o , c o n tu ayuda: pero
h a z partícipe a la m usa de d e lic io so en can to . Q u e e lla d isp on ga
m is v e rso s q u e v a c ila n entre in só lita s palabras: tan sa lva jes so n
lo s n o m b res vo c ifera n tes e n la len g u a bárbara.
V a e l prim ero a la guerra, o b lig a d o Enumeración p 0r ja m uerte fraterna, A n ta la s 53 prín-
de las tribus >> los jefes ^ ^ | QS m o r o s qUe e n otro tiem p oque participan en
el combate fu e sú b d ito d e lo s e m p e r a d o r e s r o m a n o s , gra to a lo s c a p ita n e s y f i e l a
n u estro s d ir ig en tes: p r o v o ca n d o al c o m b a te , fu r io sa m e n te en
c o le r iz a d o , le v a n tó su te m ib le d ie stra c o n la q u e em p u jó c o n
v io le n c ia a to d o s su s p u eb lo s, cub iertos d e b ron ce , h a c ia la s re
c o m p e n sa s d e la guerra. F u e f i e l a la p a z e s ta b le c id a e n la s
fro n tera s l ib ia s y la m a n tu v o du ran te d ie z a ñ o s e n te ro s . ¡A y ,
q u é in d iscr ec ió n d e u n j e fe ignorante p r o v o c ó la lu ch a , h a c ien
d o rea v iv a rse la s lla m a s apagadas! L a lo cu ra sem b ró en to n ces
la s s e m illa s d e la p e lig r o sa guerra; la c ó le r a fa c il i tó e l c r im en
d e la p e r f id ia y e l g e rm e n d e tan ta m u e r te . C o n m á s d u reza
p r o v o c ó a la s rudas tribus d e L ib ia , p ro m o v ien d o m atanzas en
tod o e l orbe.C on escu ad ron es d e la m ism a raza lo s ig u e n lo s f r e x e s 54 en
apretadísim a form ación; c o n c u e llo a ltiv o a laban a su dirigente,
52 Tópico de la falsa modestia (cf. nota 8).53 La muerte de su hermano Guarízila se llevó a cabo por orden de Solo
món, el pacificador de África antes de la llegada de Juan Troglita, sin considerar su fidelidad al imperio mantenida durante años.
54 Una de las tribus que habitaba las estepas y llanuras del sur de Tunicia y en época bizantina de las más temibles entre las poblaciones indígenas de esta región. Bajo el mando de su gran jefe Antalas, habían derrotado más de una vez a los ejércitos de los reyes vándalos y tanto por el prestigio de sus fuerzas como por el nombre de su rey, ejercían sobre las tribus vecinas una autoridad incontestable.
LIBRO Π 67
p u eb lo fuerte, de hom b res duros y fiero e n e l p e lig ro de la g u e- 45
rra, tan to s i v a a p ie , a n tic ip á n d o se p o r la llan u ra a través d e l
e n e m ig o , c o m o s i e sp o le a lo s ijares d e su ca b a llo relin ch an te .
P o r u n a parte, em p u ñ an su s arm as lo s v e lo c e s e scu a d ro n es de
c a b a lle r ía q u e a co m p a ñ a n a S id if a n 55. É l v u e la im p e tu o so en
m e d io d e la form ación , co n fia d o en su ca b a llo , y , en érg ico , p o
n e e n m o v im ie n to a la s fa la n g e s arm adas, p r o v o c á n d o la s , c o
rriendo, in d ó m ito , aq u í y a llá por lo s a n ch o s ca m p o s. P or otra, 50
la s coh o rtes de S in u sd isa se ex tien d en ráp idam ente por e l ca m
p o d e b ata lla y lo s silv a ca s am enazadores y lo s naffur, de cru e
le s arm as y e l fero z S ilc á d e n it56, q u e e n lo s ca m in o s apartados
d e lo s e le v a d o s b o sq u es prepara b a ta lla s te m ib le s por su s e m
b o sca d a s, am edrenta a lo s e n e m ig o s c o n la c o n fu s ió n d e l lu gar 55
y e s d escu b ier to , fuera d e sí, e n so m b río s c r ím e n e s 57. A c o n t i
n u a c ió n avanzan lo s q u e h ab itan la s m o n ta ñ a s d e G úrubi y lo s
v a lle s e s tér ile s , la s c o lin a s d e M ercu rio e í f e r a 58 d e fro n d o so s
55 Nada se conoce sobre los nombres de Sidifan o Sinusdisa (v. 51), que me inclino a interpretar más como referidos a personajes que a tribus. La dificultad que plantea Coripo consiste en que en muchas ocasiones no puede distinguirse entre los nombres referidos a grupos y a individuos, pues con frecuencia las tribus son nombradas con términos en singular.
56 Los silvacas y silcádenit, cuya situación geográfica nos es desconocida — sólo se nombran algunos lugares como Gúrubi, Mercurio e Ifera— pertenecen al mismo grupo que los Frexes, al igual que los Naffur, que parecen estar establecidos al sudeste de la Bizacena y que se encuentran continuamente asociados a las empresas de Antalas.
57 Cf. nota 43.58 Resulta difícil la identificación de estos lugares. D i e h l (L ’Afrique By
zantine..., pág. 3 0 4 ,1) habla de un país montañoso y boscoso, en la península del cabo Bon, que se extendía desde Curubis (Kourba) hasta el promontorio de Mercurio. Para S h e a (The Iohannis..., págs. 54-55) resultaría tentador identificar Gurubi con Curubis, la actual Gurba que, según Ptolomeo, el Itinerarium Antonini y Cellario, está entre Hadrumentum y Neapolis, cerca del promontorio de Mercurio.
6 8 JUÁNIDE
b o sq u es; c o n e llo s m archaba e l im p o n en te A u tílite n 59 q u e n o le
ib a a la z a g a e n la s a trevidas em p resa s d e su pad re , p r e fec to y
a lia d o e n la guerra y q u e a n a d ie era f ie l; dab a r ien d a su e lta a
su s c r ím e n e s in c e n d ia n d o , r o b a n d o c o n cru e ld a d , m a ta n d o y
l le v á n d o se lo to d o por la fuerza . Iban lo s s ilv a iz a n y lo s n ó m a
d as m á c a r e s60 q u e e n lo s a lto s m o n te s esca rp a d o s y e n lo s e s
p e so s b o sq u es levan tan sus erizadas tien d as, p ro teg ién d o se tras
la som b ra d e u n a roca; lo s silza c ta s y lo s v e lo c e s c a u n e s 61, en
tre q u ien es derram a su corriente e l V ádara a su p a so por lo s lla
n o s y m e z c la la s fu e n te s c o n su s a g u a s , p o r d o n d e d ir ig e su
cu rso , d e sd e la c im a de u n m o n te , sob re la h ierb a d e su s curva
d a s o r illa s . A c u d ie r o n a co m b a tir lo s p u e b lo s q u e a lim en ta e l
A g a lu m n o , a l q u e p u ed e v e rse alzar su e le v a d a c im a en m ed io
d e la s n u b e s , y e l M a c u b io 62 q u e so s t ie n e lo s astros d e l v a sto
f irm a m en to ; y lo s p u e b lo s a lo s q u e (* * * ) a lim e n ta atand o la
e sc a s ís im a ceb a d a cargada d e paja d e la tierra l le n a d e m aleza .
S a sca r a c u d e ta m b ién a la lla m a d a d e sd e terr ito r io s le ja n o s y
lo s á s tr ic e s , A n a cu ta su r , C e lia n o e i m a d a s 63, Y lo s p u e b lo s
59 Sin duda, es otro jefe moro, aunque nada se conoce sobre su identidad.60 No sabría decirse exactamente dónde se encontraban establecidas las
tribus de los silvaizan y mascares cuyas tiendas estaban cubiertas de follaje, de ahí el adjetivo «erizadas» (horrida). A l parecer, las tribus revueltas y mal sometidas se refugiaban en las regiones montañosas del norte y del interior de la provincia proconsular.
61 Estas tribus ocupaban el alto valle del Bagradas, hacia el punto donde el río se escapa de las montañas para entrar en la llanura y con seguridad cubrían la región accidentada y difícil que se extiende entre Khamissa (Thubursicum Numidarum) y Soukarrhas al oeste, Chemtou y el K ef al este.
62 Montes del sur de Bizacena; ambos se sitúan a cuarenta kilómetros aproximadamente de la antigua ciudad de Thelepte.
63 No sabemos con seguridad si el nombre de Sascar alude a un individuo o a una tribu. Los mecales o imadas eran tribus que vivían sobre la orilla de la Pequeña Sirte, en los confines mismos de Tripolitania y Bizacena, entre el lago Tritón y el mar; y cerca de ellos el numeroso y poderoso pueblo de los ástrices, cuyo territorio se extendía cerca de la costa.
LIBRO II 69
q u e p o sey e r o n la encresp ada Z é rs ilis d e r ed u c id o s ca m p os. La
d esh o n ro sa G á lica m and a en seg u id a su s s in ie stro s hom bres; y
n o c esa n lo s fu n esto s cam pos d e enviar a lo s p u eb lo s que la n u
tr ic ia T ilíbaris rec ib ió d e las tierras de T alante , por donde M ar
t a 64, cread ora d e l m a l, p r o lo n g a a l m ar su s arenas m e zc la d a s , so L a tropa rom ana h u b iera ev ita d o v er e s to s fu n es to s ca m p o s, si
e l d estin o , a m en u d o e n em ig o d e lo s b u en o s, hubiera perm itido
rom p er lo s h ilo s d e la m uerte: a s í tú lo d isp u s is te , P adre e m i
n en tís im o , a sí lo e x ig ía n tus órdenes.
U n m e n sa je ro , a tra v esa n d o h a sta lo s m á s r em o to s terr ito - 85
r io s d e L ib ia , c o n v o c a a la s tribus in d ó m ita s para luchar contra
lo s extranjeros. E l i la g u a s65, q u e nu nca fu e v e n c id o , acude co n
n u m ero so s so ld a d o s y aterroriza al orbe en tero corriendo d e un
la d o a otro. L o s ig u e e l sa lv a je á u stu r66 c o n la s r iend as d e su s 90
ca b a llo s a flo jadas, co n fia d o e n su s fu erzas, v a lero so en arm as y
su p erio r só lo e n n ú m ero . P u es e l áustur guerrero , a n s io so por
entablar eq u ív o ca s bata llas e n lo s c a m p o s, lev a n ta m uros am a
rrando lo s c a m e llo s y c a v a fo s a s y c o lo c a g a n a d o d e d is t in ta 95
c la se , rod eá n d o se de un apretado c írcu lo para im p ed ir co n o b s
tá cu lo s e l ataque de lo s e n em ig o s y cerrarles e l p a so en su c o n
fu s ió n 67. C orre e n to n c e s e l c ru e l ila g u a s a abatir a lo s e sc u a -
64 Para D iehl (L’Afrique Byzantine..., pág. 3 0 3 ,1), Zérsilis puede ser Ger- gis, en la costa de la Pequeña Sirte; Talalati y Tilíbaris fueron en otro tiempo estaciones de la ruta de Tacapae a Leptis Magna, y capitales de los territorios militares; Gálica y Marta se situaban al sudeste de Gabés.
65 La más importante de las tribus de los marmáridas es la de los ilaguas o laguantan, sin duda los leuathai de Procopio. Establecida, al parecer, en los confines occidentales de Tripolitania. Durante muchos años esta tribu comenzó y dirigió todos los ataques emprendidos contra el país bizantino. Parece además haber ejercido sobre las tribus vecinas una especie de preeminencia.
66 Los áustures, rápidos jinetes, acostumbrados a vivir de robo y de pillaje, vivían, según indica Amiano Marcelino, entre Leptis Magna y Cirene.
67 Coripo alude a una táctica típica de los moros, la de proteger el campamento con los propios animales (cf. IV 598). También P rocopio (Guerra con-
7 0 JUÁNIDE
drones entre lo s estrech o s m uros y se d ir ig e c o n seguridad a lo s
c a m p o s p e r sig u ien d o y cerrando e l p a so y c o n in au d ita m atan-
100 z a se e n fu r e ce , destructor, contra e l d e sg r a c ia d o e jérc ito . T ie
n en e l ariete, arm a m onstru osa de guerra, y levan tan sus tiendas
d e m anera ord en ad a c o n la s e n señ a s c o lo c a d a s e n d iv e rso s s i
t io s , raza esp a n to sa de hom b res aguerridos, audaz por sus in n u
m erab les v ic to r ia s , q u e n o deja nu n ca d e luchar, im p ía y cruel;
n o tem e d estru cción alguna, aunque p u d o haber tem id o o le se -
105 rá p e r m itid o m e re c id a m e n te : q u e s e a rrep ien ta du ran te la rg o
t iem p o d e haber s id o cruel. P u es e l p o d er o so Ila g u a s, postrado
e n otro tiem p o c o n un a herid a por lo s a n ch o s c a m p o s, en tregó
lio su s terrib les lan zas, p o n ien d o f in a lo s b o tin es y batallas. E l f e
r o z Y e r n a 68 era su j e f e y sa c e rd o te d e l d io s G ú r z i l69. D ic e e l
p u eb lo q u e su padre e s e l corn ifero A m ó n 70 y u n a brava b e c e
rra su m adre: ¡tan gra n d e e s la lo c u r a d e la s m e n te s c ie g a s !
¡A y , a s í e n g a ñ a n lo s d io se s a su s d e sg r a c ia d o s p u e b lo s ! A c u
d e n lo s i fú r a c e s 71, ex p erto s e n arm as h o s t ile s : su in fa n ter ía se
d is t in g u e p o r lo s e sc u d o s y arm as r e so n a n te s , p o d e r o sa e n e l
m a n ejo d e la e sp a d a cu a n d o a ta ca a l c r u e l e n e m ig o . L a tropa
tra los Vánd. IV 11, 17-20) hace alusión a este sistema de defensa en el ataque de Solomón a los moros. El camello, animal indispensable paj-a los nómadas de Tripolitania, es utilizado al mismo tiempo como animal de carga, como montura y animal de combate.
68 En el gran levantamiento del 546, Yerna, jefe de la tribu de los laguan- tan, fue nombrado general en jefe a la cabeza de todas las tribus de Tripolitania.
69 Divinidad adorada por la tribu de los laguantan, cuyo nombre servía a sus adoradores como grito de guerra en las batallas y su imagen, llevada como fetiche en medio de los combates, era regada, la víspera de la lucha, con la sangre de los sacrificios.
70 Dios de Tebas, en Egipto, que era adorado bajo la forma de un camero. Había sido asimilado a Zeus por los griegos. O v id io (cf. Metamorfosis V 17; X V 309) utiliza también el adjetivo «cornifero» (corniger) al referirse a Amón.
71 Sobre la tribu de los ifúraces no se conoce nada, sólo sabemos por Coripo que eran soldados de infantería.
LIBRO Π 71
m u c tu n ia n a 72 q u e hab ita la d esier ta T r íp o li baja d e sd e la s t ie
rras cá lidas; la m alvada G ádabis en v ía h om b res d esd e su c iu da-
d e la y la p ér fid a D íg d ig a 73, er iza d a d e terr ib les m urallas, p r o
p o r c io n ó un a fo rm a c ió n a la s tierras v e c in a s . E n to n ces acu d en
lo s p u e b lo s q u e barren lo s e sta n q u es c o n su s ch a lu p a s v e la n i-
d e s 74 y corren co n hab ilidad por la su p erfic ie d e l agua, arrojan
do su s curvados an zu e lo s a lo s p e c e s tem b lorosos.
L o s b a r c e o s 75 r iv a liza n en su c ó le ra c o n acostu m b rad o fu
ror, co m ie n z a n a abandonar su s tierras y a tratar d e obtener la s
nuestras. L a ira y la guerra proporcion an arm as y u n a raza dura
a e s to s hom b res. N o lle v a n lo s e sc u d o s y la s esp ad as am enaza
doras ceñ id a s al co stad o , co m o d e costum b re, s in o q u e co n una
cu erd a q u e lo s ro d ea , l ig e r a m e n te ajustada , su jeta n las v a in a s
c o lg a n d o d e su s b razos d esn u d o s. Y n o adornan lo s m oros sus
brazos c o n m angas d e tún ica n i s e c iñ en c o n cin turones in cru s
ta d o s d e n in g u n a c la se d e cu en ta s, s in o q u e , d e sc e ñ id o s , e x c i
tan a su s f iero s escu ad ron es al co m b a te lle v a n d o d o s lan zas de
h ierro m u y p e sa d o . U n to sc o m a n to a c o lc h a d o 76 q u e c u e lg a ,
anu dad o, d e lo s m iem b ro s le s c a e bajan do d e sd e lo s hom bros;
d e sp u é s , u n m an to d e te la , atado c o n u n fu erte n u d o , le s cubre
la negra ca b eza y bajo la negra p lan ta p isa e l áspero p ie m oro.
72 Para M azzucchelli (en I. Bek k er , Merob. e t Corip., pág. 231) esta tribu debió de vivir cerca de la ciudad de Macuma o Macumades Syrtes.
73 P ro c o p io sitúa el pueblo de Gádabis cerca de Leptis Magna (Edif. V I 4, 12) y Dígdiga es referida en la Tabula Peutingeriana como el municipium Se- lorum.
74 No se sabe nada de los velanides, ni siquiera si se trata de una tribu, excepto que se los nombra con relación a las ciudades de Gádabis y Dígdiga.
75 Son probablemente los habitantes de Barca, que aparece en el Itinerarium Antonini, conocida también en la antigüedad como Ptolemais e identificada con la moderna Tolometa. Este pueblo es mencionado por Heródoto y Ptole- meo.
76 Procopio nos da también esta característica de los moros: «En cualquier época van vestidos con una túnica basta y un manto de tela áspera».
72 JUÁNIDE
A tantos p u eb lo s m oros sop ortó Á fr ica en la guerra. ¿Q uién
p o d ría p en sa r q u e ha so b r e v iv id o la d e sd ic h a d a ? P ero n o fu e
esto su fic ien te , ¡oh, d io ses! A l instante se levan ta , audaz, d esd e
uno y otro territorio, e l j e f e e n e m ig o in d ig n a d o por la destruc
c ió n que la tropa rom ana le ca u só antes a é l c o n lo s estragos d e
la guerra: por e so , terrib le, a cu m u la ahora tanta ira. L e a c o m
pañ an in n u m era b les tribus: lo s q u e v iv e n e n G ém in i P e tr a 77 y
en lo s ca m p o s d e Z érq u ilis cu b iertos d e m a lez a y lo s que hab i
tan lo s in fa m es m on tes del fu n esto N a v u so y lo s lugares d esier
to s y lo s q u e a lim e n ta la s e c a tierra d e la e x e c r a b le Á r z u g is
— a sí la llam an lo s an tiguos— . L a tropa aurasitan a78 baja d e las
tierras a ltas; su s lín ea s d e in fan ter ía no p u ed en ven ir a co m b a
tir, pero su caballería lu ch a co n valor. L lev a n en to n ces d o s lan
zas d e duro enebro y aguda punta d e h ierro y a m en u d o un lig e
ro e sc u d o to sc o p en d e de la dura e sp a ld a o le s c a e su sp en d id o
d e l c o s ta d o y la e sp a d a m ism a , fu lm in a n te , le s c u e lg a , atada,
d e l hom bro izquierdo. E l m oro labrador, q u e s ie g a d o s v e c e s al
a ñ o las m ie s e s d e la c á lid a V a d is 79 atan d o la c eb a d a en p a ca s
bien apretadas, e s presa d e d e lir io , ¡ay!, sob re la se c a arena del
ca n d en te F eb o . ¡Q ué grande e s e l afán d e b otín ! S e h a ce fren te
77 Los territorios que ahora se nombran estaban ocupados por las tribus de Numidia. Gemini Petra es el precipicio mencionado por P ro c opio y llamado Geminianou pétra (Guerra contra los Vánd. II 20, 23). Zérquilis es, según P artsch (en G. W. Sh e a , The iohannis..., pág. 57),' la otra fortaleza del monte Aurasio, que P rocopio llama «Serboule» (Guerra contra los Vánd. II 19, 19). Los montes de Navuso y la tierra de Árzugis son más difíciles de identificar.
78 A sí llamada por vivir en los territorios cercanos al monte Aurasio.79 Vadis estaba situada cerca del monte Aurasio, Pr o c o pio la situa al pie
(Edif. VI 7, 8). P artsch (Corippi Africani..., pág. XV) la identifica con la moderna Badis. En las regiones montañosas y llanuras fértiles vivían las poblacio
LIBRO II 73
al ardiente calor, se soporta la sequ ía , e l ardor del e stío y la sed
por e l afán d e una guerra sa lvaje y e l d e se o del in d ig n o dinero.
E l v a lero so e jército , apresurándose, Primer enfrentamiento v e fa y a a ]o s e n e m ig o s ap iñ ados en las
n o dejaban ver n in guna cum bre. T o d a s la s v iv ie n d a s perm ane
c en ocu ltas. P or todas partes su en a una v o z cruel con fu n d id a en
e l a ire. S e creería q u e, un fu erte tem p ora l, al desatarse , sacu d e
lo s b o sq u e s y la s s e lv a s so n o ra s y q u e s e e stre lla n en la c o sta
la s a g u a s en trech o ca d a s del m ar. S e a g u d iza , por una parte, el
griterío d e lo s jó v e n e s , e l re lin ch o e n lo q u ec id o d e lo s cab a llos ,
por otra. G o lp ea n el aire las m adres c o n te m b lo ro so s g em id o s.
L a tierra h ie r v e e n to n c e s en a g ita d o tu m u lto . V ie n e e n to n c e s
un gru p o d e p asto res h u yen d o d e lo s v a l le s ante la lleg a d a del
e n e m ig o . E l b a lid o d e l g an ad o r esu e n a p o r lo s p rad os y brota
de la arena un p o lv o denso . Y a corría e l ca b a llo por lo s cam p os
c o n la s r iend as a flo jad as y era e l p r im ero en arrebatar la presa
entre lo s reb años ahu yentados. E n to n ces le s sa len al paso , d e s
de un p e lig r o s o d e sfila d e ro , u n o s p o c o s e n e m ig o s pero n o se
le s v e avanzar ordenados en escuadrón a lg u n o ni am enazar im
p e tu o so s a lo s e n e m ig o s que se en cu en tran en fren te , s in o que
só lo se en fu recen c o n un griterío . L a tropa en to n ces busca d es
d e lo s b o sq u es lo s m a n to s a g ita d o s p or fr e c u e n te s m o v im ie n
tos, llam an d o en su ayuda, segú n la costum b re, a la s m ultitudes
d e m o ro s. A s í p u es , lo s v e lo c e s fr ex e s a cu d en v o la n d o al p r i
m er en fren ta m ien to en un co m b a te s in im p o rta n c ia y aseguran
s ó lo lo s g a n ad os: p u es la im p la ca b le fo r m a c ió n n o lle v a arm a
alguna.
sin importancia entre romanos
V moros
c im as d e lo s m o n te s y c o lin a s y lo s lu
g a res h u m e a n te s d e l la m a s y lo s b o s
q u es q u e cu b r ía e l c o m p a c to e jér c ito
nes sedentarias que cultivaban la tierra, mientras que en el límite del desierto o en las vastas estepas propicias para los pastos, la vida nómada persistía.
7 4 JUÁNIDE
N o se in ic ió , s in e m b a rg o , la bata -
Unapatrulla romana l ia c o n derram am ien to d e sangre. P u esse adelanta G éisir it, j e fe v a ler o so , s e h ab ía adelan-
para espiar al enemigo . , , - . ̂ ,y « descubierta tado a la fo rm a c ió n p or orden d e l gen e-p o r los moros ral, a co m p a ñ a d o d e l sa b io A m a n c io 80,
190 para ex p lo ra r lo s terr itor ios e n e m ig o s ,
so n d ea r lo s v a lle s y a llan ar lo s c a m in o s , se g ú n la co stu m b re .
L o s e jér c ito s ro m a n o s se asien ta n ahora e n u n e le v a d o m o n tí
c u lo y c o n te m p la n c o n su s o jo s a lo s p u e b lo s im p ío s ; e n su
195 p e n sa m ie n to dudan q u é h a n d e referir a su ilu str e g en era l. N o
p u ed en soportar aqu el tum ulto n i ob serv a n c o n d e ta lle aqu ellos
parajes a testad os. ¿ Q u ién p o d ría v er ta n to s m ile s d e h om b res?
T a n to s c o m o la la n g o sta q u e c a e cu a n d o so p la e l a u s tr o 81 y se
e x tie n d e b a jo la s e stre lla s so b re lo s c a m p o s d e L ib ia a l acabar
la p r im a v era o cu a n d o e l n o to le o r d e n a p r e c ip ita rse d e sd e e l
200 a lto c ie lo a l m ar y u n en o rm e to rb e llin o la arrastra: e l co ra zó n
de lo s ca m p esin o s vac ila n tes se e strem ece ante e l tem or d e que
la terrib le p la g a triture la s co sech a s, d ev a ste lo s tiernos frutos y
lo s h u ertos q u e em p ieza n a verdear o d añ e la o l iv a q u e f lo re ce
e n tiernas ram as.
205 Y y a ib a a v o lv e r se la tropa rom a n a c o n lo s in fo r m es para
su general, cuand o e l e n em ig o , q u e se encontraba cerca , rápida
m e n te lo s ro d ea . Y a v a n za b a n ahora la s f i la s d e e n d u re c id o s
hom b res. A cu d en lo s e n em ig o s ap iñ ados d esd e lo s m o n tes y de
to d o s lo s d e sfila d e ro s , d erram án dose por to d o s lo s ca m p os: e l
áustur y la tropa m utu n iana q u e se p o n e e n m o v im ie n to , ardo
ro sa , c o n arm as in d ó m ita s. L e s s ig u e e l v a le r o so ila g u a s . Y e l
ejérc ito , tra slad án d ose cerca d e la m u ch ed u m b re en e m ig a , c o -
210 rría y a c o n inn um erables cab a llos; crea la c o n fu s ió n y lo s h o s t i
g a y se con cen tra m á s y m ás e n apretada fo rm a c ió n , dom in an -
80 Amancio era el escudero de Juan Troglita.81 Viento del Sur.
LIBRO II 75
d o a lo s so ld ad os. L as lanzas m ism a s estrech an e l cam po d e ba- 215
ta lla y u n en o r m e e s tré p ito g o lp e a la tierra . C o m o c u a n d o el
v ien to em puja c o n fuerte silb id o a la s n u b es q u e corren; en to n
c e s se in fla m a un nubarrón c o n frecu en tes re lám p agos y la tor
m enta , q u e lle g a por e l fren te contrario, s e desata , arrojando un
terr ib le g r a n izo d e e n o r m e p e so : e l v ia je r o , so m e t id o p o r la s 220
l lu v ia s y v ie n to s , in c lin a n d o e n to n c e s su ap en ad o rostro, tirita
d e fr ío c o n u n ca sta ñ e tea r d e d ie n te s; a s í e n c o r v a la e sp a ld a ,
v e n c id o , y e n c a m in á n d o se a lu g a r es s e g u r o s , co rre h a c ia lo s
b o sq u es y v iv ien d a s. D e l m ism o m o d o se retiraba v en c id o e l j i- 225
n e te rom an o , ante e l ataque d e l p o d er o so e n e m ig o . A u n q u e su
in s ig n e v a lo r se d e sp ie r ta para p e r se g u ir v a le r o sa s h a za ñ a s ,
c a e , s in em b argo , sob re é l e l e n e m ig o q u e acu d e n u m ero so en
e x c e so . L o s so ld a d o s n o p u ed en arrojar c o n la m ano lo s dardos
n i f le x ib le s saetas; só lo apenas le s b a sta la esp a d a para d e fe n
d erse e n e l com b a te , apenas le s bastan lo s e sc u d o s para resistir
lo s g o lp e s . G o lp ea en to n ces e l aire un sin iestro griterío: lo s e s - 230
c u d o s d e lo s h o m b res q u e h a c e n fren te a lo s d ardos rec ib id o s
l e s r e sp o n d en c o n g e m id o s . L a v id a e s zara n d ea d a por h o rr i
b le s p e lig r o s . E n to n ces e l e jérc ito rom a n o in ten ta p o c o a p o c o
retirarse d e la lu ch a , d e b a tié n d o se por a lca n za r la s c o lin a s de
e nfrente.
Un mensajero informa b ía v io le n ta d o lo s tra n q u ilo s o íd o s y sobre la situación critica sem br 5 ja a g ita c ió n e n e l cam p am en to
m era b les, de lo s b o sq u es y lo s m o n tes
y q u e abom inab les ejércitos hab ían llen a d o lo s cam p os, q u e lo s 240
lugares eran ocu p ad os por p u eb lo s d e arm as resp la n d ec ien tes y
q u e y a p od ían sucum bir lo s cap itanes ante tan gran batalla.
A l in stan te to d o s lo s j in e te s se precip itan e n cam po abierto:
p u es a tod os im pulsaba e l patriotism o, la p a sió n y e l m ied o a su
E ntretanto u n v e lo z m en sa jero h a- 235
de la patrulla. El general acude
en su ayuda
c o n en o rm e e strép ito , d ic ien d o q u e lo s
fe ro c es e n e m ig o s hab ían bajado, inn u-
7 6 JUÁNIDE
gen era l q u e, tem ib le , em puja la s e sp a ld a s d e lo s su y o s , co n d u
c ié n d o lo s c o n su v o z : y g o lp e a a v e c e s c o n su la n z a a lo s que
245 v e detenerse. O rdena a la s tropas q u e sa lgan d e l cam pam en to y
l e s m anda ir en ayuda d e sus com pañeros.
T ras c o n d u c ir a lo s v e lo c e s e sc u a d r o n e s d e c a b a lle r ía a
ca m p o a b ierto y adelantarse a lo s c a p ita n e s , in c re p a a lo s que
s e d em oran e n e l ca m p a m en to , a tem o r izá n d o lo s c o n e l so n id o
250 d e l ron co b ronce. L a trom peta, lla m á n d o lo s c o n in sis ten c ia , g i
m e , terr ib le , c o n te m b lo r o so ca n to . L e s s ig u e u n a fo r m a c ió n
c o m p u e s ta p o r n u m er o so s m a n íp u lo s . L a p e z u ñ a e n so m b re ce
d e p o lv o la s llan u ras r e s p la n d e c ie n te s , e l s o l e n su e sp le n d o r
p a lid e c e , a l con tra erse sus b r illa n tes ra y o s y e l c ie lo e s entur
b iad o por la arena q u e sube hasta é l. A s í c o m o e l euro se p reci-
255 p ita d esd e lo s m o n tes de É o lo , so p lan d o p o ten te cuand o las tor
m en ta s barren la aren osa c o sta y en turb ia e l aire e n to n c e s c o n
s o p lo a m en a za d o r , ra sg a n d o la s n u b e s c o n h o s t i le s so p lid o s:
d e l m ism o m o d o siem b ra d e c o n fu s ió n la s llan u ras e l e jérc ito
260 rom ano e n com p acta m ultitud. Y e l p o lv o y a se c iern e sobre lo s
e n e m ig o s a lo le jo s . M ela n g o , r e c e lo so , lo s v e v en ir d esd e u n a
r o c a situ ad a e n fren te y da la se ñ a l bárbara, a lb o rotan d o a su s
coh ortes c o n un enorm e grito. L a fo rm a c ió n e m p iez a a abando
nar p o c o a p o c o lo s ca m p o s para p o n er se a sa lv o en e l ca m p a m en to .
265 A l llegar e l va leroso general rodeado
El general regresa por su tropa, v e a lo s e n e m ig o s asenta-con sus hombres indemnes (j o s e n j a c jm a ¿ g Jo s m 0 n te s y r e c ib e
y ordena , ,montar el campamento c o n a le Sn a a su s h o m b res in d em n e s y
cerca del enemigo g o z o so s . C u en tan e n to n c e s la s fe r o c e s
y terr ib les b a ta lla s q u e h a b ía lle v a d o a
ca b o la tropa en m ed io de cru eles p e lig r o s y hab lan d e lo s per-
270 n ic io s o s d esfila d ero s . E l g en era l m ism o ord en a a su s hom b res
cavar lo s fo so s y m ontar e l cam p am en to , n o le jo s d e l e n em ig o ,
c u y o c a m p a m en to e sta b a s itu a d o e n fr e n te , s in o m u y cerca .
LIBRO II 77
L lev a n a ca b o rápidam ente su s in stru cc io n es y fija n en seg u id a
por la llanura la s b la n ca s tien d a s d e n iv e o s to ld o s . E n to n ces la
v a ler o sís im a tropa rom ana, tras levan tar e l ca m p am en to , corre
d e u n la d o a otro c o n d iferen tes o cu p a c io n es . U n a parte c o lo c a 275
d e n u ev o en su lugar la s p od ero sa s arm as, ex a m in a las aljabas,
v u e lv e a tensar lo s arcos y su jeta lo s p e sa d o s to ld o s en la s altas
c o lu m n a s. C la v a n e n orden la s la n za s so b re lo s tiernos prados
a p o y a n d o , se g ú n la c o stu m b re , lo s e sc u d o s so b re la s la n z a s y 280
ajustan las pesad as corazas y lo s c a sc o s c o n p ie le s superpuestas
y g u ard an la s h o n d a s y e l r e s to d e la s arm as. O tra parte b ien
d isp u esta reúne lo s cab a llos q u e han p restado sus serv ic io s , l le
v á n d o lo s a pastos seguros. V u e la un o , experto e n la preparación
de la com id a , c o lo c a e l caldero sobre la s llam as y sirve la s v ia n
das. O tro saca agua h elad a de u n p o z o y otro prepara lo s le c h o s 285
curvados sobre la hierba y c o lo c a todos lo s p latos en sus lugares,
preparándolos para e l banquete y la v á n d o lo s co n agua corriente.
M ientras tanto e l ilu stre general da-
Juan comparte b a v u e l t a s e n s u m e n t e a s u s preO C U -suspreocupaciones p a c io n e s , c o n s id e r a n d o lo s d is t in to scon el fie l Ricinario asu ntos: la s tr ib u s y lo s terr itor ios, lo s 290
c a u tiv o s a fr ica n o s q u e m e z c ló la g u e
rra c o n las tribus y lo s so m etió , desg ra c ia d o s, c o n la captura de
u n b o tín . S e co n su m e e l g en era l y da v u e lta s u n a y otra v e z en
su m e n te a e sta s p r e o cu p a c io n es , s in sa b er q u é d e b e h acer . Y
su d estacad o va lor y a prepara entablar e l co m b ate. S ó lo su c le
m e n c ia le d icta e l perd ón para n o destruir sin d istin c ió n a lgun a 295
a lo s c iu d ad an os ca u tiv o s por aq u ello s q u e se hab ían levan tado
en arm as. In som n e, su p en sam ien to se debate , v o la n d o de u n a a
otra posib ilidad : cuand o su v o lu n tad to m a una d ec is ió n , se o p o
ne lu e g o a e lla . U n a lu ch a in tern a e n lo q u ec e su corazón: la b e
n e v o le n c ia y la c ó le ra se en fren tan . Y c o m o u n c a m p e s in o al
ver q u e su s tierras dan frutos m e zc la d o s c o n zarzas, con apena- 300
do co ra zó n se preocupa, so líc ito , de arrancar d e su s cam p os las
78 JUÁNIDE
fu n esta s zarzas, pero — la m ism a C e r e s 82 lo p r o v o ca — te m e y
c a lc u la la p érd id a s i lo s abrojos m a l d isp er sa d o s arruinaran la
ceb a d a o m urieran lo s frutos c o n la s m a la s h ierbas; a s í so p esa -
305 b a e l padre e n su corazón las p reo cu p a c io n es , u n a tras otra, ju z
gá n d o lo to d o en la balanza: a q u é lad o v a a in c lin a rse su v o lu n
tad y q u é deberá hacer. Y n i le agrada estar de p ie n i sentado en
agradable con versación : lo s su sp iros se m u ltip lica n d e su ca lla -
310 d a len g u a . A g o b ia d o por la s p r e o cu p a c io n es y resp iran d o c o n
dificu ltad , se levan ta y en m ed io d e l cam p am en to d ec id e luchar
y v a y v ie n e por lo s ca m in o s, fa tig a n d o su m e n te y su cuerp o .
L o a co m p a ñ a e n su cam inar, e x c ita d o p o r la s m ism a s p r e o cu
p a c io n e s , la g loria d e l ilu stre genera l, su h o n orab le co n sejero y
315 e n ex trem o b e n é v o lo , R ic in a r io 83 p eg a d o a su co sta d o . L o tien e
c o m o f ie l a lia d o e n lo s cru e les p e lig r o s , h o m b re d e v a lo r , q u e
l e s irv e d e c o n su e lo por su b u en ju ic io . S e a leg ra e l g en era l de
q u e é s te , v e n c id a la bata lla c o n lo s m a y o r es tr iu n fo s, h a y a so
p orta d o c o n é l tan grandes e m p resa s e n la guerra, o b te n ie n d o
320 ig u a lm en te la m ayor recom p en sa . A s í p u es , ib a en to n ces co m o
com p añ ero , cap az d e soportar la s fa tig o sa s p reo cu p a c io n es y le
reconfortaba , en su tranquilidad, c o n su co n v ersa c ió n .
« M i p e n sa m ie n to v a c ila an te la s
am enazas que n o s acosan por doquier»,Juan pide consejo ,. , , . , , ,
a Ricinario g e n e ra l, « y ja d e a m i p e c h o a ldudar cu á l será nu estra oportun idad de
sa lv a c ió n e n e s to s m o m e n to s c r ít ic o s .
325 N o habrá v ic to r ia s i s e o c a s io n a n g ra n d es pérd idas: p u es s i se
destru yen la s co sa s por las q u e v in e a luchar ¿qué b e n e fic io ha-
82 Es el nombre romano de la diosa griega Deméter, hija de Crono y Rea. Es la divinidad de la tierra cultivada y esencialmente la diosa del trigo. Tanto en la leyenda, como en el culto, se halla estrechamente vinculada a su hija Per- séfone, que fue raptada por su tío Hades, enamorado perdidamente de ella.
83 Consejero y jefe de estado mayor de Juan Troglita y que, al igual que él, había tomado parte en la última guerra persa.
LIBRO II 7 9
brá para e l ven ced o r? P u es e s to y ca n sad o d e toda esta situación
lle n a d e ca lam id ad es. P or una parte, n o s am enazan co n u n a fu
n e sta d estru cció n , por otra, q u ieren n eg a r la g lo r ia y qu itar de 330
n u estra s m a n o s lo s tr iu n fo s o b te n id o s p o r n u estro e x ig id o d e
ber. S i d e c id im o s luchar, lo s c a u tiv o s a fr ica n o s p erecerán c o n
fu n d id o s c o n la s tribus. ¿Q ué g lo r ia la d e nuestra hazaña, s i en
treg a m o s a lo s d esgraciad os? N in g ú n e n e m ig o será v e n c id o en
e s te m o m e n to . P ie n sa q u é d e b o d e c id ir ante e l r ie sg o d e la
cru el guerra y d im e q u é d ebo hacer» . 335
E sto d ijo c o n c a lm a e l h éro e R ic i-
nario , h a b la n d o b r e v em e n te y c o n v o zRespuesta clara: « E l va lor q u e lo so p esa to d o con
de Ricinario . . . . .m od era ció n , e s te e s e l m a s im portante,
éste s ó lo m e p a rece b ien , é s te e s capaz
d e v e n c e r y a p acigu ar a lo s p u e b lo s . M á s v a le , n o b le g e n era l, 340
q u e d o m in es tu in d ó m ito va lor c o n una santa b en ev o len cia ; con
cu a lq u ier c o sa q u e h a g a s d e sp u é s , la v ic to r ia será nuestra: así
lo m u estran e l orden e s ta b le c id o y to d a s la s c o sa s . S ó lo e s n e
c e s a r io e n v ia r em b a ja d o res a l duro tira n o , p r o m e tié n d o le la
paz; q u e rec la m en a lo s p r isio n ero s y q u e se retire de nu estros
territorios e l im p e tu o so áustur y e l cru el p u eb lo d e lo s ila g u a s.
Q u e é s te m ism o , acostum brado a soportar c o n frecu en c ia e l yu- 345
g o d e l em perador, so m eta su cu e llo . S i s e retira, to d o estará sa l
v a d o ; p erd o n a rá s a la s tr ib us y s e c o n c e d e r á s in v io le n c ia la
v ic to r ia a n u estro im p e r io . P er o s i, p o r c a su a lid a d , e l r eb e ld e 350
m a n tien e a lt iv o su c u e llo , e n to n c e s d eb erá ser v e n c id o p o r las
arm as. Y n o habrá e n n in g ú n m o m en to arrepentim iento e n fa
v o r d e lo s d esd ichad os: s i ca en e n com b a te , Juan estará lib re de
to d o p eca d o . T u probada b on d ad p erm anecerá in tacta en tu c o
razón » . A gradaron al general lo s ju sto s c o n se jo s d e l f ie l varón;
au n q u e lib era d o e l p ad re d e a q u e lla s p r e o c u p a c io n e s , n o d e s- 355
can sa , s in em bargo , p u es otras p reo cu p a c io n es fa tig a n su co ra
zó n su cesiv a m en te .
80 JUÁNIDE
In m e d ia ta m e n te p o n e e n p r á c tic a
Instrucciones del general e l Pla n Y o r d e n a a u n v e lo z e sc u d e r o al mensajero que irá q u e l le v e su s p r o p o s ic io n e s a l so b er -
hasta el jefe moro b io tirano, in stru y én d o le d e e s te m odo:
« L le v a m is pa lab ras al reb eld e; g o lp e a
lo s so b er b io s o íd o s c o n e s to s c o n se jo s n u estro s . M ien tra s p e
c a n la s tr ib u s, la c le m e n c ia rom a n a p e rd o n a , o lv id a n d o to d o s
lo s d e lito s . N o te n e m o s p r isa e n d estru ir cu a lq u ie r tribu e n e l
c o m b a te s i r en u n c ia n f in a lm e n te a la g u erra , r e t ir á n d o se , s i
so m e tid o s p id en para s í m ism o s tratados, p erd ó n y paz. E l em
p era d o r p r e fie re q u e to d o le p e r te n e z c a para sa lv a r a to d o s y
g o b ern a r lo s c o m o su señor, p erd on an d o a lo s so m e tid o s y d o
b le g a n d o c o n su fu erza a lo s so b e r b io s 84. Q u e e l a g o b ia n te te
m o r n o s e a d u eñ e d e tu co ra zó n , e s c la v iz a d o p o r tus p e c a d o s.
P u es tod o te será v en ta jo so s i te retiras y te d arem os por añadi
dura e l perdón y la p az de b u en grado. T antos p u eb lo s aprende
rán cu á l e s e l p od er rom ano y cu á l su c le m e n c ia y fuerza de g o
b iern o . ¿Q u é fatalidad te d om ina? ¿ N o n o s fu is te siem p re f ie l y
acostum brabas a alegrarte c o n nu estros triunfos, en to n ces co m o
b u en sú b d ito ? ¿ Q u é m a lo s h a d o s te arrastran, so b er b io , h a c ia
c ru e le s guerras? D e ja y a d e u n a v e z la s terr ib les a c c io n e s q u e
l le v a s a ca b o , trastornado, co n tra la s d e sd ic h a d a s tierras. ¿ D e
q u é te s irv e , in fe liz , p rovocar a la s e n se ñ a s rom an as? ¿Por qué
te d isp o n e s a .prec ip itar a lo s d e sg r a c ia d o s e n tam aña d estru c
c ió n ? ¿ A c a so p ie n sa s que cu a lq u ier tribu a través d e lo s s ig lo s
h a p o d id o v en cer a la s tropas rom anas? N o so tro s d o m in a m o s al
im p erio persa , n oso tro s a lo s la zo s , lo s h u n o s, lo s francos y lo s
g e t a s 85. Y lo s fero ces p u eb lo s q u e bajo la b ó v e d a c e le s te se ex -
84 Cf. V III464: «al perdonar con su poder a los humildes y humillar a los rebeldes» (dum relevat virtute humiles humilatque rebelles).
85 Se trata de pueblos bárbaros. Los lazos son unos pueblos de la Cólqui- de, región de A sia Menor; los hunos provenían de la Sarmacia asiática; los francos eran un pueblo germano y los getas estaban establecidos en el Danubio.
LIBRO Π 81
tien d e n por e l a n ch o m u n d o s ir v en c o m o e sc la v o s en n u estros
p a la c io s y bajo e l m ando d e l v irtu oso em perador, tras haber re
n u n c ia d o a la lu ch a , se d isp o n e n a acep tar su s ó rd en es, d o b le
ga n d o su s c u e llo s al grato y u g o . A c ep ta m is pa lab ras s in d ila
c ió n para sa lv a r a la s tr ibus y a lo s tu y o s . N o o s e n v ia m o s la
p r o p u es ta c o m o c o b a r d e s , p e n sa n d o e n n u estra sa lv a c ió n , ni
h u im o s d e la lu ch a a l pedir la p az . L a c le m e n c ia 86 que m a n tie
n e e l u n iv erso y v e la por lo s d esg ra c ia d o s ca u tiv o s y por v o s o
tros, tem e por vuestra sa lvac ión . É sta, e n su grandeza, m e orde
na perdonar a vuestras fu erza s q u e e stá n a p u n to d e sucum bir:
por lo s ca u tiv o s m e será perm itido co n ced er e l perdón.
P ero s i, e n tu d u reza , te a trev es a ir e n con tra d e m is p a la - 395
b ras, prep ara la guerra m añana: d isp e r sa e l g a n a d o , s e g ú n tu
costum b re, e n torno a lo s fo so s para p r o te g e r lo s87; levan ta m u
rallas q u e han d e ser derribadas; reú ne lo s reb a ñ o s de o v e ja s y
la s cabras preñadas y lo s c h iv o s que b a la n en e l centro c o n m i
rada am enazadora. N o n eces ita m o s derrum bar la s h u ecas torres 400
ap u n tan d o c o n e l ariete . M ejo r d e sp o ja re m o s a lo s e n e m ig o s
s in é l y entre tus o v eja s tod o ca m ero será robado y serv irem os
u n b u en a lm u erzo so b re la s m u ra lla s d estru id a s . E l e sc u lp id o 405
G ú rzil, ba jo c u y a p ro tecc ió n d ic en q u e s e c o n c e d e prosperidad
a tu e jé r c ito , será p a rtid o e n d o s , d esp a rra m a d a su m a d era y
en v ia d o al fu e g o ardiente ante la v ista d e tod os. V uestras tribus
d isp ersa d a s lo b u sca rá n en la llan u ra y p o r to d o s lo s m o n te s .
C ualquier crim en co m etid o por la inm oralidad m ora lo vengará 410
en ju sto com b a te nuestra tropa, derribando en la llanura lo s ca
l ie n te s tr o n c o s , u n a v e z co rta d a s su s c a b e z a s . A p ren d erá s lo
m u ch o q u e p u ed en nuestras bata llas m ien tras la espad a v e n g a a
lo s d esd ich a d o s africanos y lo s e jérc ito s m orib u n d os caen d e s
parram ados por lo s fo so s» .
86 Se refiere a la clemencia (pietas) del emperador, la misma que impulsa a Juan a perdonar a los moros si aceptan su proposición.
87 Cf. supra nota 66.
8 2 JUÁNIDE
415 A p en a s d ijo e sto e l general, e l m en -Marcha del mensajero. .
Descripciones del saJero Plsaba las regiones montañosas.campamento D ir ig ié n d o se a l ca m p a m en to e n e m ig o ,
romano y moro a tr a v ie sa p o r en tre la s t ie n d a s y , s indurante la noche dudarlo, se e n ca m in a d esp u és a la r e s i
d e n c ia d e l fe ro z tirano. L a h ú m ed a n o c h e d e v u e lv e a l c ie lo lo s
420 astro s r e sp la n d e c ie n te s y la s e s tr e lla s fu g a c e s . P u e s C in t ia 88,
c o n su cu ern o y a v a c ío se su m erg ió e n e l ag u a s in dar lu z a la
o scu ra tierra: e l transcurso d e l m e s h a b ía d eb ilita d o su lu z . P e
ro e l ca m p am en to d e lo s ca p ita n es ro m a n o s n o sin tió la s t in ie
b la s de la n oche: in ten sas lu c e s resp la n d ecen , c laras, en la s h o
g u era s p o r lo s c a m p o s y b r illa la tierra p o r lo s a lto s m o n te s
425 c ircu n d a d a p or e l fu e g o . L o s e s p e s o s b o sq u e s d e sp id e n ra y o s
d e lu z h a sta la s n u b es. ¿ Q u ién p od ría a q u e lla n o c h e d istin gu ir
e l c ie lo d e la tierra, d ic ien d o cu á l era la estre lla resp lan d ecien te
y cu á l la llam a? T o d o era lu z . P or un a parte, resp la n d ece la t ie
rra d e lla m a s, por otra, e l c ie lo d e estre lla s. C ad a v e z q u e corría
430 v o la n d o u n a ch isp a d e fu e g o , se co n sid erab a u n a estre lla fu g a z
e n la n o c h e . Q u ien q u ie ra q u e v io la s t ie n d a s d e sd e e l ca m p o
o p u esto , tem b ló , en su ign oran cia , crey en d o q u e eran la s estre
lla s q u e aum entaban de m o d o extraño e n e l c ie lo . V a g ó e l m a
rinero p or la s llanuras m arinas, sin p o d er en to n ces reco n o cer de
n in g ú n m o d o la s c o n s te la c io n e s , y s e r e s is t ió a n a v e g a r , h a
c ie n d o retroceder su nave.
435 V ig ila n te , e l so ld a d o m o ro arm ado pa sa b a la n o c h e in so m
n e. C orriendo aquí y a llá rod ea lo s fo s o s y ex a m in a lo s so n id o s
c o n o íd o atento, p rev in ién d o lo tod o , n o fuera a lg u ien a intentar
ten d er u n a em b o sc a d a , a p r o v e ch á n d o se d e la o sc u r id a d d e la
440 n o c h e , o atacar e l in se g u r o ca m p a m en to . C orren aqu í y a llá a
p roteger la s tiendas por tu m o y por tu m o d u erm en p lác id am en -
88 Nombre de Diana, identificada con la luna, honrada en el monte Cinto, en la isla de Délos.
LIBRO H 83
te c o n e l to rso cu b ierto d e h ierro d o b la n d o su s c u e llo s q u e se
in c lin a n sob re e l p e c h o . U n o s se ajustan lo s e sc u d o s , o tros la s
aljabas c o lo c a d a s tras la n u ca y lle v a n la n za s y arcos. L o s q u e 445
están sen tad os, ap oyad os en la s esp ad as, dob lan e l rostro sobre
e l p e c h o . E l su eñ o , e sca p á n d o se , apenas to c a lo s o jo s en e l ala
o p u esta ; y d e n u e v o , u n a y otra v e z d e ja n c a er la c a b e za , s in
p o d er lev a n ta r la , y c ierran lo s o jo s y lo s ag ita n y se g o lp e a la
ca b eza ca y en d o sobre e l agitado p ech o . M ientras h a cen guardia 450
y cam b ian lo s tu m o s, arriesgánd ose en la ruta, e l resto de la ju
v e n tu d , a sa lv o e n e l c a m p a m en to , d o r m ía y a p lá c id a m e n te .
S ó lo la s v io le n ta s a c c io n e s d e la guerra atorm en tan su m ente:
e l in so m n io trastorna su s p reo cu p a d o s esp ír itu s, o fr ec ié n d o le s
d is tin ta s v is io n e s e n la n o c h e . C u a n d o e l so ld a d o re la jó su s 455
m iem b ros c o n un agradable sop or, le in v a d ió e n seg u id a e l pri
m er su eñ o c o n h ú m ed as alas d e n u ev o r o c ío 89 y , h ab ien d o e x
h a la d o su a lie n to , ja d e ó su p e c h o y , a u se n te , to m ó e l ca m p a
m en to e n e m ig o d esd e lo s a ltos m o n tes . A u n q u e duerm e c o n el
cuerpo in a c tiv o , trabaja sin em bargo c o n su m en te, luchando, y 46o
v e n c e a l e n e m ig o desp oján d o lo o lo h iere o e sq u iv a co n astu cia
lo s g o lp e s q u e le so b rev ien en , o p o n ien d o su e sc u d o . U n a s v e
c e s h a y una sep aración entre su m en te y su m ano y otras, p o n e
a m b as e n m o v im ie n to . L e p a r e c e q u e é l m ism o lu c h a e n lo s
b o sq u es , pero su s m iem b ro s d esca n sa n d e b ilita d o s por e l s u e
ñ o . A m e n u d o v e n su s o jo s en ta b la rse e l c ru e l c o m b a te , su s 465
o jo s cerrad os v e n la lu ch a . V a v io le n to e n su c ó le r a co n la in
te n c ió n d e atacar, pero lo s m iem b ro s c a n sa d o s d e l guerrero se
a flo ja n c o n e l su eñ o . ¡C uántas v e c e s su d iestra , b la n d ien d o la
esp ad a , h iere , p erversa , un p e c h o a lia d o , c r e y é n d o lo en e m ig o .
89 Alusión a Hipno, la personificación del Sueño, que es hijo de la Noche y del Érebo y hermano gemelo de Tánato, la Muerte. Es representado a menudo como un ser alado que recorre velozmente la tierra y el mar y aletarga a los demás seres.
8 4 JUÁNIDE
471 E l ejército m aurusio in form ado de antem ano, en m e d io d e l b o s
qu e e s y a co n d u cid o por cru eles h ad os a lugares im penetrab les.
A l v e r q u e su ca m p a m en to e s sa q u e a d o , a b a n d o n a e l am argo
475 su eñ o . D e s fa l le c e y n o p u ed e llorar a su s c a m e llo s d esp ed a za
d o s n i se levan ta , v en g a tiv o , s in o q u e v e correr por to d a la l la
nura a la s f ila s desparram adas, levan tan d o en v a n o su diestra, y
a o tros, por otra parte, que han sid o derribados fuera de lo s c a
m in o s c o n d istin ta suerte. A cu a lq u iera q u e p reten d e correr se
le deb ilitan lo s m iem b ros d e tem or, d esp lo m á n d o se c o n e l p e so
480 d e l su eñ o . T o d o lo aterroriza e l e n e m ig o fero z , c la v a n d o una y
otra v e z e l h ierro cru e l e n la s en trañas. Q u erien d o e sq u iv a r e l
v io le n to g o lp e que p ro v o ca la herida, g o lp e a e l p e c h o d e su e s
p o sa , dejand o caer su ca b eza . E n to n ce s , se apod eran m á s b ie n
d e e lla ; p u e s e l so b er b io raptor se la l le v a b a p o r lo s b o sq u e s
485 arrastrándola por lo s ca b e llo s . V ié n d o se a sí ca d a un o , tem ían e l
su e ñ o q u e l e s g o lp e a b a e l p e c h o . C o n tá n d o se e l s in ie stro d e s
ca n so durante la n o ch e , le s aterrorizan la s v is io n e s , pero se a le-
490 gran d e q u e fueran fa lsas y r íen lo s hom b res a l contarse la s b a
ta lla s y e l su eñ o . L a breved ad d e l tiem p o p rop orcion ó a legr ía a
lo s d esgraciad os.
LIBRO TERCERO
L as p r e o c u p a c io n e s m a n ten ía n en
El general y sus hombres v i lo la m e n te d e l in v e n c ib le g en era ltratan los asuntos q u e , tem ien d o p o r lo s su y o s , no o frece
de la guerra , , ,y la destrucción actual a su s m iem b ro s d e sc a n so a lg u n o y s in
de África cerrar su s o jo s a l agra d a b le su eñ o , lo s
m a n tien e f ijo s , a l a c ec h o , e n e l c en tro
d e l cam p am en to . R od ead o de su s ca p ita n es que se apiñaban en 5
torno a é l, d iscu tían d e m o d o sem ejan te la s cu e stio n e s m ás im
portantes, p asa n d o la n o c h e en variada c o n v e rsa c ió n . S e c u e n
tan la s sa tisfa cc io n es d e l com bate y la s am argas pruebas por la s
q u e p a só e l ejército rom ano en su co n q u ista d e l m un do, narran- 10
do unas v e c e s por orden las batallas b ien llev a d a s a térm ino, re
co rd a n d o otras c o n r en o v a d o d o lo r la s gu erra s m a l d ir ig id a s .
M ientras cuentan distin tas co sa s , h ab ló a s í e l general: «¡E n qué
situ a c ió n se encontraba Á fr ica e n e l m o m en to de nuestra lle g a
da, cu a n d o D io s e n v ió a l cru el r e in o su m a y o r v e n g a n z a para 15
destruir al terrib le tirano y a la raza vand álica , tras c ien años de
p o d e r !90 ¡C on q u é v io le n c ia hab ía m altratado a lo s afr icanos e l
90 Sobre la duración del poder vándalo en África, hay desacuerdo entre los cronistas que tratan el tema y Coripo, quien habla de cien años de poder, redondeando, sin duda, la cifra. A sí Marcelino Comes, Victor Tonense y Mario Episcopo consideran, al igual que Procopio, que el dominio vándalo tuvo una dura-
86 JUÁNIDE
ab o m in a b le G éilam ir , a n iq u ilán d ose e n su m ald ad , e n la é p o c a
e n q u e e l n o b le general B e lisar io en v ió bajo e l y u g o a la s ciuda-
20 d es s id o n ia s91, y presentó al tirano capturado ante lo s m ás ilu s
tres d e la c iu d a d ! ¡C o n q u é r a p id ez s e l le v a r o n a c a b o tantas
guerras, al d isponer d e la s m ejores fuerzas, y qué d ign a la fortu-
25 n a q u e acom p a ñ ó a l héroe! A v a n za b a su ejérc ito b ajo la s so m
bras de lo s fron d osos árboles y n o le s a fectó e l ardiente ca lor del
so l q u e qu em ab a co m o en e l e s t ío abrasador, aunque era otoño ,
h a sta ta l p u n to q u e, a ca u sa d e l ard ien te carro d e F eb o 92, una
guerra m á s p en o sa se llev a b a a ca b o sob re la ca lien te arena.
Y una v e z se h iz o la paz y fu e capturado e l tirano, A fr ica se
30 v o lv ió e n e x tre m o fe cu n d a . D e jé a L ib ia r ic a y c u ltiv a d a ; al
m archarm e v o lv ió a su esta d o anterior e in c lu so m ejo r q u e an
te s — a s í lo recu erd o— : fértil y r eb o sa n te d e m ie s e s , p rod u cía
e l b r illo q u e derram a e l fruto d e la o l iv a y e s ta lla b a e n z u m o s
d e l a le g r e Y a c o 93. L a p a z era b ie n h e c h o r a p a ra la com arca:
35 ¿ Q u é v io le n ta p a s ió n tan d esatad a l le v ó a lo s h o m b res al c o m
b a te? ¿Q u é lo c o furor c o m e n z ó a arder e n e s to s d e sg r a c ia d o s
terr ito r io s? ¿ Q u é B e lo n a 94 e x c ita a la s in n u m er a b le s tr ib u s,
ción entre noventa y dos y noventa y siete años y hacen coincidir su caída con la captura de Géilamir, miembro de la familia real al que los vándalos concedieron el poder tras haber destronado al rey Hilderic.
91 El adjetivo «sidonio» equivale aquí a «cartaginés».92 Coripo recurre a esta perífrasis para referirse a la elevada temperatura
que soportó el ejército de Belisario.93 Dios que preside místicamente la procesión de los iniciados en los mis
terios de Eleusis. Parece ser que su nombre era el grito ritual Iacche proferido por los fieles. Las tradiciones varían sobre su personalidad, aunque en general este dios, cuyo nombre recuerda uno de los que lleva D ioniso, Baco, puede considerarse como mediador entre las diosas eleusinas y Dioniso. Se le identifica a veces con Baco.
94 Diosa romana de la guerra, considerada a veces como esposa de Marte; se le representa también conduciendo su carro, con rasgos horripilantes, empuñando una antorcha, o bien una espada o una lanza. Se parece mucho a la representación tradicional de las Furias.
LIBRO m 87
g o lp e á n d o la s in ju sta m en te c o n su lá t ig o ? , o ¿qu é E r in ia 95 s o
b r e v ie n e e in fla m a n d o a la s tribus c o n lo s fu e g o s d e F a eto n te ,
a sí to d o lo arruina, a l p rovocar un a v io le n ta destrucción ? V e n
ga , c o n té sta m e, cu alqu iera q u e e s té s p resen te y se a s te stig o de la é p o c a que d iscu tim o s» .
E l i lu s tr e G e n c io , r e sp o n d ie n d o aGencio propone su g e n e ra l y s ie n d o é l m ism o ta m b ién
al tribuno Liberato i j · r v · ̂ j- . , . g e n e ra l, d ice : « D ir ig e n te su p rem o d ereferir los orígenes σ ° r
de la guerra de África l ° s ca p ita n es, q u e m e re ce s e l hon or deu n a d ig n a a c la m a c ió n , q u e eres e l s o s
té n d e u n a tierra v a c ila n te , e sp e r a n z a d e L ib ia , p r o te c c ió n y
fuerza de nuestra v ictor ia , d e sc o n o c e m o s e l in fa m e origen d e la
rec ien te guerra, p u es im p en etra b les m iste r io s lo encubren . S i a
v u estro tribuno C e c íl id e s96 que e s de la r eg ió n , se l e ordena n a
rrar la cr is is d e l in ic io d e la guerra, podrá ac laram os todo, p u es
u n c iu d a d a n o c o n o c e cu a lq u ier c o sa q u e se l le v e a cabo e n su
patria: a la s tribus y su s territorios, a l r esp o n sa b le d e l m al o la
có lera d e una é p o ca pasada».
S e ordena a L ib erato q u e hab le c o n
Liberato pa la b ra s so s e g a d a s . O b e d e c ió a l in s -expresa su emoción al ta n te y h a b ló a s í c o n c la ra v o z : « M e
recordar tales momentos e sfo rza ré , e l m á s n o b le d e lo s g e n e ra
le s , en narrar la s ca u sa s d e la s ca la m i
d ades, c o m o lo e x ig e n tus órdenes. P ero cu an d o in ten to hablar,
95 Las Erinias, llamadas también las «Euménides», son unas divinidades violentas que los romanos identifican con las Furias. En un principio su número es indeterminado, pero más tarde se va precisando, así como sus nombres; generalmente se conocen tres: Alecto, Tisífone y Megera. Se representan como genios alados, con serpientes entremezcladas en su cabellera y llevando en la mano antorchas o látigos. A partir de los poemas homéricos, su misión esencial es la venganza del crimen.
96 Liberato Cecílides, tribuno africano del que se sirve Coripo en el poema para narrar, in medias res, el origen de las revueltas en África.
88 JUÁNIDE
s e e n c ie n d e la p erv ersa lla m a , la san gre h e la d a a ltera e l r itm o
d e m i co razón y e l relato apenas p u ed e salir de m i v o z paraliza
da. P u es tú m ism o m e ordenas soportar esta s pruebas de n u ev o ,
a l co n ta r la c ru e l guerra q u e su fr ió Á fr ic a . P e r o y a q u e m e
aprem ian la s e x ce lsa s órdenes d e m i gen era l y señor, m árchate,
d olor , le jo s d e aquí, p u es va s a ser v e n c id o por u n a gran auda
c ia . H a y q u e o b e d e c er y cu m p lir la s ó rd en es c o n la h u m ild a d
q u e p ro v o ca e l tem or.
A l p r in c ip io Á fr ica y a h ab ía sufrido Comienzo del discurso una ¿ o b le catástrofe; ahora de n u ev o la
de Libeiato (que finaliza d esg ra c ia d a so p o rta u n a d o b le ca la m i- en el v. 246 ° r
del libro cuarto) dad . L a m a ld a d q u e d iv id ió a l m u n d otu v o su o r ig e n e n n u estra s fro n tera s.
G ü e n fa n e s e l r e sp o n sa b le d e n u estra s d e sg r a c ia s , a l n a cer e l
sa lv a je A n ta la s . P u es en u n a é p o c a rem o ta la p a z era se g u r ís i
m a e n to d a s la s tierras d e L ib ia . L a p o b re Á fr ic a e x u lta b a d e
a leg r ía , ad orn ad a c o n ren o v a d a s g u irn a ld a s . L o s c a m p e s in o s
entrelazab an su carro d e rubias esp ig a s; B a c o 97 en ro jec ía en su
acostum b rad o pám pano y la P a z d ecorab a a la fértil Á fr ica c o n
la brillante o liv a . A s í f lo rec ió Á fr ica durante treinta años tras e l
n a c im ie n to d e A n ta la s y , p o d e r o sa , la z o n a m á s gra n d e d e l
m u n d o , r e s p la n d e c ió , c o m o r e sp la n d e c e L u c ife r p o r to d o e l
c ie lo y v e n c e al br illo d e las estrellas c o n una lu z m ás brillante.
L o m ism o q u e in f lig ió a nuestra tierra e l h ijo d e G üenfan , c o n
c éd e le , n o b le padre, a su s v id as y a su raza.
97 El nombre del dios Baco se utiliza aquí como metonimia para referirse a los racimos de uva que se convertirán después en vino. Dioniso, llamado también Baco, es identificado en Roma con el antiguo dios itálico Liber Pater. Es en la época clásica el dios de la viña, del vino y del delirio místico.
LIBRO III 89
Y a s ien d o p eq u eñ o A n ta las, apenas Güenfan, ro za ro n su s fe r o c e s la b io s lo s p e c h o s
padre de Antalas m a ter n o s , v u e la a l in s ta n te la F am a,siendo este un nino,consulta un oráculo a cu c ia d a por la terr ib le a d v erten cia de
M e g e r a 98 a p rev en ir e l p e lig r o . S u p a
dre, p u es , e n person a se d irige a l fa lso tem p lo d e A m ón . E n to n
c e s , para co n o cer e l tem ib le d estin o d e su m a lv a d o h ijo " , o fre
c e , seg ú n la costum bre profana, horrib les sacr ific io s a J ú p iter100
y en ca m in á n d o se al sin iestro altar d e A p o lo 101 b u sc a lo s tr íp o
d es y e l laurel d e F e b o 102. L a fu n estís im a sangre se derram a s o
b re lo s a ltares q u e c a u sa n e sp a n to , m ien tra s la sa c e rd o tisa ,
adornada c o n c in ta s, sa cr ifica to d o tip o d e g an ad o para p r o v o
car a lo s h ad os. Indagó prim ero e n las v iscera s q u e había extra
íd o , ex a m in a n d o la s entrañas e x p u esta s e n la rg u ís im a h ilera , y
98 Cf. supra nota 95.99 La raza mora, supersticiosa en exceso, escucha religiosamente a cual
quiera que predice el porvenir; tienen una confianza ciega en sus adivinas y sólo deciden en los más graves asuntos después de haber consultado sus oráculos.
100 Júpiter es el dios romano asimilado a Zeus; el gran dios por excelencia del panteón romano. Divinidad del cielo, de la luz diurna, del tiempo atmosférico y del rayo y el trueno, constituye el poder supremo, preside el consejo de los dioses y de él emana toda autoridad.
101 El dios Apolo, nacido en Délos, es hijo de Zeus y Leto y hermano de la diosa Ártemis. El trípode es uno de sus emblemas y, sentada sobre él, la Pitia pronuncia sus oráculos. Además de ser el dios del vaticinio, es dios de la música y la poesía y se le representa como un joven alto y muy hermoso. Las alusiones que Coripo hace a Júpiter y Apolo no son fáciles de interpretar, pues es un moro el que dédica sacrificios a estas divinidades. Es conocida la importancia concedida por los moros a la adivinación, pero no hay constancia de que rindiesen culto a dioses del panteón romano.
102 El laurel es el árbol consagrado a Apolo. Febo, «el Brillante», es un epíteto y, a menudo, nombre del dios. Es la única vez que Coripo utiliza este término para referirse a Apolo, pues en todas las demás ocasiones lo emplea para aludir al sol (cf. I I 158; Π Ι26, 225; IV 25, 257, 529; V I459; VII 320; VIH 227, 279, 318; Panegírico de Justino IIIV 118).
9 0 JUÁNIDE
c o lo c a la s h o rr ib les v isc er a s so b re la s lla m a s q u e n o c e sa n de
90 arder. A con tin u a c ió n , c o n asp ecto fero z q u e p r o v o c a terror, es
p o se íd a ; s e a p od era d e e lla u n a sú b ita lo c u r a q u e le h a c e c la
v a r se a u n t ie m p o lo s c u c h i llo s q u e e s ta b a n h u n d id o s e n la s
v iscera s. N in g u n a sangre m ana d e su cu erp o aunque e l cu ch illo
95 rep rod u ce la s her id as c o n rep etid o s g o lp e s . S e er iza e l c a b e llo
e n su c a b e za y e n to n c e s , en u n sa lto , r e v u e lv e su s o jo s l la m e
a n tes y se v e fo rza d a a dar sa lto s y v u e lta s c o n su cu erp o . U n
rubor de fu e g o tifie su rostro, trastornado c o n la m arca d e l d ios;
su c u e llo y su s c a b e llo s , d e já n d o se l le v a r , le c a e n so b re lo s
íoo h om b ros. S u en a su p e c h o d esd e dentro c o n ro n co s so p lid o s; se
co n fu n d en en to n ces m urm ullos y palabras d e d istin to sen tid o y
lo s su sp iros agitan su h in ch ado p ech o . C o m o se lev a n ta V u lc a
n o 103 al clarear la aurora y e x c ita c o n h a b ilid a d a lo s h in ch ados
v ien to s , fru n cien d o su fu e lle , a acudir ju n to s y a tiza la s llam as,
ios in v o c a n d o a lo s euros reson an tes para ren ovar e n su fragu a la s
torm entas apagadas.
lo s m o ro s d e l y u g o y la s ataduras. A l crecer tu h ijo A n ta las to
da c la s e d e lo cu ra y c ó le r a trastornará e l d e sg r a c ia d o m u n d o
lio c o n su e sp a n to sa llam a. L a lla m ea n te T is í f o n e 104, d e retorcidas
se r p ie n te s y c a b e llo s q u e se e n c re sp a n p o r e l a ire v a c ío , c o
m e n z ó a ensañ arse. E stá em papad o su rostro , ro c ia d o de n egro
v e n e n o y d esfigu rad o en sus p ro p o rc io n es c o n lo s o jo s y la tri-
103 Divinidad romana identificada con el dios griego Hefesto, dios del fuego, de los metales y de la metalurgia. Reina sobre los volcanes, que son sus talleres, y en ellos trabaja con sus ayudantes, los Cíclopes.
104 Cf. supra nota 95.
La sacerdotisa en trance
predice las correrías de Antalas
E n to n c e s p r o fe t iz a n d o u n fu n e s to
d estin o , co n testa la sa cerd otisa co n du
ras p a la b ra s: « G ü e n fa n , lo s h a d o s
atraen d e l m ism o m o d o la d estru cció n
de lo s v á n d a lo s y d e L ib ia , a l liberar a
LIBRO ΙΠ 91
p le len gua; la s s ie n e s se le en d u recen d e horrib le p u s. V e o r ío s
de sa n g re v á n d a la bajar co rr ien d o d e lo s m o n te s . ¡M ira c ó m o
p r en d en fu e g o a la s c iu d a d es lib ia s ! ¡M ira c ó m o sa q u ea n la s
c a sa s v a c ía s , p o n ie n d o e l (b o t ín ) a l d e sc u b ie r to ! ¿P or q u é ,
p u e s , d io s e s , prep ará is u n d e so r d e n d e ta l en v erg a d u ra , s e m
brando por d o q u ier la co n fu s ió n ? ¿ D e q u é le s s ir v ió a lo s m o
ros en g ra n d ecerse sob rem anera? — m ira c ó m o d e n u ev o p e r e
cen — . ¿ D e q u é sirv ió e l haber m erecid o , durante b rev e tiem p o,
u n d esa stre p r o v o ca d o p or una fu erza in d ó m ita ? E ste j o v e n 105
a lza rá u n a s v e c e s , d estru irá o tra s, m u c h a s n a c io n e s c o n su
nom b re y u n destin o d iverso reg irá la s d istin tas etapas de su v i
da. P or lo que la agotada Á fr ica llam ará e n su ayud a a su h a c e
dor, e l d io s que e lla m ism a ven era y que t ien e e l p o d er de r e c o
n o c e r a lo s ju s to s . E n to n ces e l m á s ilu stre creador d e l nom b re
rom ano en v ía d e antem ano las fuerzas d e O riente a nuestros te
rr ito r io s . M ir a c ó m o a terroriza a to d o s c o n su f lo ta . A h o ra
t ie m b la e l j o v e n in v e n c ib le c o n u n a r ep en tin a p a lid e z an te la
l le g a d a d e la escu a d ra ; y a so p o rta e l y u g o , ja d e a n te ; u n gran
p e so lo dom ina; arde e n d e se o s d e rom per la s in ju sta s cad en as
qu e so p o rta su cu e llo : y h e aq u í q u e , tras rom p er su s cad en a s,
prepara la lu c h a d e n u e v o . A c u d e e n to n c e s ju n to a é l un gran
n ú m ero d e h o m b res y e l jo v e n corre a destru ir e l m u n d o . ¿ D e
q u é s ir v e a la s tr ib us a lza rse tras su c a íd a para m o r ir aq u í en
e x c e so ? ¿P or q u é a lzarse tan a lto para ca er d e n u ev o ? H e aqu í
qu e se m archa, a ltiv o , d e nu estros territorios cargad o de d e sp o
jo s y al v o lv er , f in a lm en te , bañ ó lo s c a m p o s, ¡ay!, c o n nuestra
sangre coagu lada» .
105 Se refiere a Antalas.
9 2 JUÁNIDE
P o se íd a por e l trance, la q u e a s í ha
blab a , g ira su rostro tras la e sp a ld a re-La sacerdotisa to rc ien d o e l c u e llo : guardó s i le n c io de
vuelve en sir ep en te c o n u n e s tr e m e c im ie n to , d e s
v a n e c ié n d o se p e sa d a m en te e n e l su e lo
y u n m urm ullo in in te lig ib le recorrió su s ca n sa d o s la b io s. C o m o
cuand o u n a tubería lle v a de u n lugar a o tro por su h u ec o bronce
u n a co rr ien te d e agua, que f lu y e , d erram án dose , c o n ro n co s o
n id o . P ero s i s e d ec id e retener la corriente canalizada , e l obrero
c o n rap idez y hab ilidad corta e l p a so d e l agua, trenzando un an
c h o d iq ue; la a flu e n c ia d e a g u a e s d e ten id a , cortad a p or e l d i
q u e . L a co rr ien te v u e lv e a su o r ig e n y e l r e s to d e l cu rso f lu y e
sob re aguas tranquilas.
A n im a d a p o r la s n u ev a s respuestas,
Juventud de Antalas: se co m p la c ía la tribu y guardaba silen -píllajes y luchas c ió , p u e s era u n a tr ib u d e c o n d ic ió n
contra los vándalos h u m ild e . S in em b a rg o , to d a s su s e sp e
ranzas y tem o res se con cen tran en A n talas: lo p r o te g en y lo cu id an c o m o a lg o sagrad o , a leg rá n d o se
d e l don q u e lo s h ad os le han p rom etid o .
H ab ía cu m p lid o lo s d ie c is ie te años cuand o e l jo v e n se d ed i
c ó a ro b o s n e fa sto s . Ig u a l q u e C a c o 106, p r iv a d o d e la v id a por
lo s b razos h ercú leo s, em pren d ió , tem ib le , e l ca m in o de n o c h e y
arrastró, tras h ab erlo robado, a l g u ía y padre d e u n reb año, su
je to firm em en te por e l cu e llo , l le v á n d o se lo , e n su locu ra , hasta
106 Héroe local de Roma cuyo mito está ligado al de Hércules. La historia cuenta que Caco robó a Hércules los bueyes que éste sustrajo a Gerión. Para no dejar huellas, Caco arrastró a los animales por la cola, obligándolos a caminar hacia atrás hasta su cueva, con lo cual las pisadas parecían dirigirse en sentido contrario. Hércules descubrió la estratagema al oír el mugido de los bueyes en la cueva que sintieron la presencia del resto del ganado. Tras entablar batalla con Caco, lo mató con su maza. Coripo ilustra, pues, con este mito la avidez de Antalas, al que presenta devorando un carnero tras haberlo robado.
LIBRO III 93
u n a cu e v a . L o estra n g u la d e sp u é s , o p r im ien d o c o n su p u ñ o la
apretada garganta. S e d esp lo m ó sin a lien to ante su s p ie s e l car
n ero , ú n ica e sp era n za d e l g an ad o lan u d o . E n to n ce s , d e se n v a i
nan do su espad a, arranca la p ie l q u e esta b a firm em en te adheri
da , d e ja n d o a l d e sc u b ie r to la s v is c e r a s d e sn u d a s . C orta al
an im a l en tero en cu a n tio so s tr o zo s y en tre la za su s a r ticu la c io
n e s te m b lo r o sa s so b re lo s a sa d o re s . Y e l h o r r ib le d e sp o jo se
q u em a e n la lla m a abrasadora. E n m itad d e l fu e g o , ja d ea n te y
p resu ro so lo en g u lle , m ed io q u em ad o , d ev o rá n d o lo entero c o n
gran av id ez.
Y a d e sd e a q u e lla é p o c a c o m ie n z a A n ta la s a c recer en m e
d io d e c ru eles robos y a m antener a su s seg u id o res c o n o scu ros
b o tin es. M ás tarde reúne hom b res a lo s q u e exhorta, en su m a l
dad , a ir c o n é l a robar en s i le n c io entre la s t in ieb la s de la n o
ch e . L o s in stru y e c o n h a b ilid a d d e m o d o q u e e l ladrón lo m is
m o roba u n aprisco entero que u n rebaño d e b u ey es . S e d isp o n e
a e sc o n d e r su b o tín e n lo s a lto s m o n te s y a e sc o n d e r se e n la s
rocas o cu lta s y lugares seguros. S e atreve a tender em b o sca d a s
e n u n v a lle tom ad o de antem ano y , e sco n d id o , a atacar a la s fa
la n g es vánd alas. ¡A cuántos je fe s , a cu án tos e n e m ig o s decap itó
c o n su espad a, cercá n d o lo s c o n u n a sed io e n m e d io de lo s d e s
fila d ero s; arrastrando a lo s e scu ad ron es bárbaros c o n in ten c ió n
perversa, lo s abatió, im pío , con su lanza sobre lo s anchos cam pos!
H a d o s im p la c a b le s a c o sa b a n a lo s
d esg ra c ia d o s a fr ica n o s e n aqu ella é p o -Pi mieras revueltas c a y a d e str u id o rá p id a m en te
ae los morose l r e in a d o v á n d a lo , tras c ie n a ñ o s d e
d u r a c ió n 107. E n to n ce s p o r v e z prim era
lo s fr ex e s co m en za ro n a prender fu e g o a la s c iu d a d es de n u es -
107 Coripo sitúa el final del dominio vándalo coincidiendo con el ataque de Antalas y los moros a los ejércitos vándalos, discrepando en esto de los cronistas anteriormente mencionados (cf. supra nota 90).
9 4 JUÁNIDE
tras r e g io n e s , a d ev a sta r la s v iv ie n d a s y a correr p o r lo s ca m
p o s , a trev ién d o se a entablar b a ta lla s h o s t ile s . A co n tin u a c ió n ,
p o n ien d o e n m o v im ie n to su s fuerzas [N affu r ru ge ja d e a n te ]108,
190 y a lo s h o m b re s d e to d o e l p o p u la c h o , N a ffu r r u g e ja d e a n te
d e s d e la r e g ió n v e c in a . U n d e s t in o d e sp ia d a d o n o s o b l ig a a
aban don ar n u estra s tierras y lo s q u er id o s la res, a tem o riza d o s.
C o rre e x c ita d o e l fe r o z saq ueador: y a n o e s p o s ib le la v id a a
sa lv o e n n in g ú n lu gar . N o s v e m o s a c o sa d o s y em p u ja d o s por
195 h a d o s h o s t i le s . A u n m ism o t iem p o p e r e c ie r o n lo s g o z o s d e l
re in o v á n d a lo y lo s nuestros. T u v im o s en to n ces la d esgracia de
llorar a n u estros p e n a te s 109 derribados y la d esh o n ra de buscar
tierras seguras.
E n a q u ella é p o c a H íld im e r 110 enta-
Los moros libran b10 b ata llaS COn funeStaS “ S eñ as, p o c o200 la última batalla contra acostum brado c o m o estab a a atacar: no
los vándalos de Híldimer sería cap az d e v e n c e r c o n fu erza a lg u
n a n i l e ser ía p o s ib le h a c e r fren te c o n
en señ a s tan nu m erosas. E n p len o m o n te , d o n d e u n d estin o e n e
m ig o lo atem oriza, e l hado adverso corta lo s h ilo s d e su v id a 111 :
a m e n u d o la F ortu na , irritada contra lo s b u e n o s , p ro teg e a lo s
m a lv a d o s. Y a se hab ían d e ten id o so b re la s cu m b res y lo s b o s -
205 q u es la s e n se ñ a s d e lo s m o ro s so b er b io s; e l e jé r c ito h a b ía ro-
108 En el v. 189 se repiten tres palabras {tune Naffur anhelus) que Petsche- nig separó del texto.
109 Los lares y penates eran divinidades protectoras del hogar.110 Lugarteniente-del ejército vándalo que Petschenig — al que siguen
Diggle y Goodyear— idéntificó erróneamente con el anciano rey Hilderic.111 Aunque Coripo se sirve del término fatum (el destino), hace en reali
dad una clara alusión a las Parcas cuando habla de la ruptura del hilo de la vida. Las Parcas son las divinidades romanas del Destino, identificadas con las Moiras griegas, de las que se han asimilado casi todos los atributos. Se las representa como hilanderas que limitan a su antojo la vida de los hombres. Como las Moiras, son también tres hermanas: una preside el nacimiento; otra, el matrimonio, y la tercera, la muerte.
LIBRO ΙΠ 95
d e a d o a l e n e m ig o d e sd e lo s p e ñ a s c o s d e la s c im a s , de m o d o
qu e lo s so ld a d o s a co sa d o s n o ten ían n in g u n a p o sib ilid a d d e e s
capar, n i pu d ieron confiar en su núm ero e le v a d o , n i tener e s p e
ranza d e sa lvar la v id a , sien d o im p o sib le h acer fren te a lo s m o
ros: hasta tal p u nto e s reten ida la tropa v á n d a la p or lo s h o stile s
p eñ a sco s . L as escarpadas rocas sirven d e p ro tecc ió n a la so b er- 210
b ia tribu, m ien tras q u e e l en e m ig o , ro d ead o , e s cerca d o por lo s
profun dos v a lle s .
E n m itad d e lo s b o sq u es y lo s p a sto s e x is te un lugar fu n e s
to , d e en orm e e x ten sió n y por tod as partes p ro teg id o por esca r
padas rocas. A pesar d e q u e e ste territorio se e le v e , escarpado y
co ro n a d o d e u n a a ltís im a c im a , cub iertas su s p eñ a s de fro n d o - 215
so s sa u ced a les , por su s alturas d e llan a cu m b re se ex tien d en las
llanuras ce le s te s . N o e x is te n in gú n c am ino a c ce s ib le , apenas un
send ero; por tod as partes só lo h a y crestas quebradas co n c a m i
n o s s in u o so s e n esta e lev a d a m eseta . U n e sp e so b o sq u e c ircu n
da e sta apartada reg ión .
C u a n d o H íld im e r v io e l c a m p a m en to p r o te g id o por ta le s 220
d e fe n sa s naturales y q u e e l fren te , y a s in n in g ú n a c c e so , se s i
tu a b a e n e l p r e c ip ic io , te m ió a r r iesg a rse a l c r u e l p e lig r o . É l
m ism o en to n ces ordena a la s com p actas fo rm a c io n es que se d e
ten gan c o n sus propias en señ as, s in saber p o r dón d e atacar a lo s
e n e m ig o s fo r tif ica d o s . T o d o se le s v u e lv e e n con tra c o n la in
terv en c ió n de lo s hados.
F eb o inu ndab a y a d e lu z e l cen tro d e l c ie lo , resp la n d ec ien - 225
do e n to d o su ardor: e l fu e g o ardía e n la s se c a s gargantas y u n
ca lor so fo ca n te aco sa b a a lo s d esg ra c ia d o s. L a in ten sa sed h iz o
bajar a a lg u n o s h a c ia la s frías a g u as, de m o d o que lo s so ld a d o s
se retiraron , p u es por a q u el e n to n c e s e l r ío e s ta b a m u y le jo s .
L o s c r ia d o s l le v a b a n o d res l le n o s d e a g u a , s itu á n d o se e n u n 230
p r o fu n d o v a lle , n o le jo s d e l lu g a r . C u a n d o e l p r im er v á n d a lo
q u e a lca n zó la s fu n estas aguas se fe lic itó p o r haber apagado su
se d , a c u d ió e n to n c e s co rr ien d o e l resto d e la m ultitud: a s í lo s
9 6 JUÁNIDE
235 arrastraban los hados, así la perversa Fortuna condenaba a muerte al ejército.
En ese instante un portaestandarte, atreviéndose a pensar que se debía cambiar la enseña, tiró con fuerza de las riendas, haciendo volver a su caballo desde los altos montes; le sigue el ejército de apiñadas armas. Los lugares intransitables y escarpados se hacen visibles y al intentar agarrarse a los peñascos,
240 vuelven la espalda. El enemigo, creyendo que emprendían la huida, se precipita desde la cima del monte. La fatalidad llenó a todos, incluso a los capitanes, de terror. Se arrancan los estandartes en la huida. No había llanura por donde pudiera correr libre el caballo, atravesándola veloz con las riendas aflojadas.
245 Por las rocas y escollos, por las escarpadas piedras del monte caen los soldados empujados por el miedo y se hunden por su propio peso. Los hados persiguen a los desgraciados y el enemigo los aterroriza en su carrera, acosándolos con ardor. Por todas partes cae la numerosa multitud, atravesándose el pecho
250 con sus propias armas. Unos vienen a precipitarse sobre las lanzas de los que caen, a otros arrastra el peso de sus compañeros. Así se precipita, sin distinción alguna, un ejército compacto de hombres desde los altos montes en medio de la confusión. El jinete y el valeroso caballo caen juntos, mezclados con las armas; éste, precipitando su carrera en rápido torbellino, aplas-
255 ta a su amo con su enorme peso n2. Como cuando sobreviene el granizo y arranca la verde oliva sacudiendo el fruto del árbol tras golpear la copa. Entonces, tras precipitarse la tormenta, la tierna rama, sacudida al mismo tiempo por el granizo, es derri-
260 bada también al suelo. No era el valor de los enemigos, sino los
112 Estos versos en los que se describe la caída al río del ejército vándalo arrastrado por el pánico y la confusión, constituyen un paralelo y antecedente de otro pasaje en el libro IV (191-200) que narra prácticamente la misma situación.
LIBRO ΠΙ 97
hados hostiles lo que pesaba sobre los soldados dispuestos a perder una nación tan grande.
Desde aquí volvió el ejército hecho delpod'ervándalo pedazos, destituyó al tembloroso rey,
y tiranía agotado por su avanzada edad y aterro-del jefe moro rizado por el desastre, y concedió a
Géilamir continuación el cetro al cruel tirano1I3.En aquel momento deploró el emperador la raptura del tratado con el reino vándalo, Roma entonces trató de recuperar Libia con sus acostumbradas victorias. Sin embargo, en el corto tiempo que duró el desastre muchas cosas se destruyeron en demasía: todo fue víctima de la horrible guerra. Pues en aquel tiempo dos calamidades pesaron sobre África: la asediaba, por una parte, la insaciable guerra, por otra el tirano con sus saqueos. La Fortuna robó a los desgraciados africanos el auxilio de una bienhechora salvación, amenazándolos con la muerte en una lucha mutua. ¿De quién deberán huir? ¿en qué lugar van a caer? si hay saqueos por doquier, si en cualquier lugar los hombres están aterrorizados. Así Libia entera, la más insigne de las tierras, es despojada por crueles pillajes, como perece un barco, ¡ay!, a la deriva, bamboleado por el borrascoso viento.
El emperador lleno de bondad yEl emperador compadecido, según su costumbre, de
restaura la paz. África , QS ^ f in ^ c a la m id a _conoce la prosperidad,
durante diez años des con el mejor consuelo para los desgraciados africanos y destruyó ambos
males, glorificando a los antepasados sidonios con más dignos
113 La destitución del rey Hilderic, según la versión de Coripo, fue provocada por la derrota que sufrió el ejército vándalo contra Antalas y los moros; fue el ejército, pues, quien entregó el poder a Géilamir («el tirano»). En este punto Coripo discrepa una vez más de Procopio, que atribuye la caída del rey a una conspiración de su sucesor, Géilamir, que utilizó como excusa para usurpar el poder el hecho de que el viejo rey había sido demasiado débil con los moros.
98 JUÁNIDE
280 honores114. Vuestra tropa arrebató a los desgraciados africanos de las fauces de la muerte y, exhaustos, les retiró el cruel yugo. África se alzó ennoblecida por vuestros triunfos; tras la cons-
285 temación concedisteis alegría a esta tierra aliada, con el sometimiento de las tribus y la victoria sobre el orbe entero. En ese momento los intrépidos jefes de los moros, sometidos por vuestro valor, temblaron ante la guerra; entonces todos, temiendo vuestros ataques, corrieron veloces a soportar de buen grado el gobierno y las leyes del emperador.
290 Esta prosperidad conoció nuestra tierra, que floreció libre durante diez años enteros115, y aunque hubo rebeldes, por fuerza del destino, el enemigo más bien fue destruido antes de llevarse su presa. Entonces bajo tu vigilancia, padre, no pudo África ponerse de acuerdo en sus propósitos para decidir la
295 guerra. Léucada116 contempló tu valor y tus batallas. Los campos se inundaron de sangre, se emblanquecieron de huesos; el arado hiende las cabezas arrancadas de los hombros y los troncos son esparcidos sobre la hierba por tu espada. De todos es sabido lo que pudiste llevar a cabo en aquel combate con la
114 Justiniano, llevado por un sentimiento de deber religioso para con los católicos de África, decide entablar la guerra con los vándalos y envía a Belisa- rio, que se embarca con el grueso de su armada en 533. El 15 de septiembre, Belisario, al frente de su ejército, entra en Cartago y comienza inmediatamente los preparativos para su fortificación. Tras varias batallas contra el ejército vándalo, éste es vencido por fin y Géilamir, ante la inminencia de la derrota, emprende la huida.
115 Coripo alude probablemente a la pacificación de África durante Solo- món, aunque su duración no fue de diez años, sino desde el 534 al 539.
116 El término plantea dificultades de interpretación, pues, si por una parte, P artsch (Corippi Africani..., pág. ΧΠ) lo considera como uno de los nombres con los que Coripo alude a la tribu de los laguantan o ilaguas — siendo ésta su única aparición en toda la obra— , por otra, para Sh e a (The Iohannis..., pág. 46) como para D iggle y G oodyear (F. C. Corip. loh...., pág. 195) se trataría de un lugar de difícil identificación.
LIBRO III 99
ayuda de Dios. ¿Quién pudo dejar las huellas de tantas tropas sobre las llanuras? En tu grandeza, has realzado con honores y 300
has engrandecido a menudo los triunfos de Solomón m .Mira cómo Yaudas 118 intentó al
Estucias emprende mismo tiempo la guerra y la dirigió,
corrían en mitad de los bosques. Pero 305
Estucias119, que había pertenecido antes a nuestro bando, dio comienzo a la guerra. Este delirio, esta cólera, este afán criminal se añadieron al noble imperio: renació la guerra civil. En aquella época Cartago, una vez roto el tratado, vivió feroces saqueos y un abominable peligro en una lucha sin ventaja120. Fue 310
vencido, sin embargo, en breve tiempo y se marchó Estucias. Membresa lo vio correr por sus campos; lo vio emprender igualmente la huida, tras haber dispersado al enemigo, el noble
117 Liberato compara a Juan Troglita, a quien dirige su relato, con Solomón, e l pacificador de África anterior a su llegada. Cf. nota 47.
118 Jefe moro al que Procopio describe como un gran ambicioso, dispuesto a todo para aumentar su poder. Lleva a cabo sus saqueos por doquier al frente de su caballería. D e elevada estatura y probado valor, tiene entre los suyos un prestigio sin igual; su habilidad no le va a la zaga a su valentía y, al abrigo de sus inaccesibles montañas, puede agotar a sus adversarios con una larga guerra de emboscadas.
119 Jefe de los rebeldes de Bulla Regia, que hasta antes de la revuelta era «guardia de corps» del magister militum vacante, Martín.
120 Coripo alude a las revueltas que inician las tribus moras tras la caída del poder vándalo y la marcha de Belisario que deja a Solomón al trente de la situación. África vive entonces momentos de gran tensión, pues el restablecimiento de la administración financiera imperial había exasperado a la población, con la que el fisco vándalo había sido mucho menos exigente. Por otra parte se retrasaba la soldada de las tropas y la legislación con la que Justiniano pretendía liquidar el régimen vándalo en materia económica y religiosa aumentaba aún más el descontento del ejército.
una guerra civil que es sofocada
p o r Belisario
sin embargo, antes de ver el campo abierto, tembló ante los romanos que
100 JUÁNIDE
315 B e lisa r io q u e v e n c ió c o n u n m o d e sto e jérc ito m . A ti ta m b ién
te v io la V ic to r ia en p le n o co m b ate; irru m p ien d o e n e l cam p a
m en to , v a lero so , hac ías p ed a zo s a lo s escu a d ro n es c o n tu p o d e
r o sa e sp a d a y c o n sem eja n te v a lo r m a ta b a s a lo s h o m b res d e l
so b er b io y v e n c id o tirano q u e G e r m a n o 122 d isp ersa b a . A ti te
con tem p la b a C elas V átari c o n extraordinario am or; a ti te hab ía
320 v is to A u t e n t i123 m atar a lo s cru e le s e n e m ig o s . V iv ió e n to n c e s
n u estra tierra u n a fe cu n d ís im a tregua. N i la guerra, n i e l rapaz
saqueador, n i e l avaro so ld ad o se acercaron a nu estras ca sa s en
322 e l cam po. S e respetan todas la s p o se s io n e s y e l so ld ad o , p a c ífi-
121 Estucias, con un ejército de aproximadamente ocho mil hombres, al que se añadieron un regimiento de vándalos y un gran número de esclavos fugitivos, creyó poder tomar Cartago con facilidad. La ciudad pudo ser salvada por la rápida intervención de Belisario que, acompañado de Solomón y de apenas cien de sus «guardias de corps», llegó justo a tiempo para evitar la capitulación. La noticia de su regreso a Cartago fue suficiente para desanimar a los sitiadores, que se retiraron en medio del desorden. Belisario se lanzó a su persecución y alcanzó a los rebeldes cerca de Membresa, a orillas del B agradas, infligiéndoles la derrota.
122 Primo del emperador Justiniano y una de las grandes figuras de la época. Procopio lo define como un verdadero señor en el mejor sentido del término; de absoluta integridad, muy rico pero también generoso, súbdito siempre fiel, nunca dejó de hacer prueba de su prudencia y tacto extremos. Justiniano apreciaba sus cualidades morales y la gran capacidad militar de la que hizo prueba. En 536 Germano, ex-cónsul honorario y patricio, ocupaba el más alto cargo con el que puede ser investido un general del imperio: el de primer magister militum in praesenti, cuando el emperador decidió confiarle la tarea de salvar la prefectura de África que estaba a punto de convertirse en estado independiente, dominado esta vez por la soldadesca revuelta.
123 El término Celas Vátari presenta un problema de interpretación. Vátari aparece en la Tabula Peutingeriana como una ciudad de Numidia, identificada con el moderno el Gattar. Celas resulta inexplicable. Puede pensarse que se trate de una confusión de nombres, pues Procopio cuenta que Juan Troglita participó con Germano en una importante batalla en Scalae Veteres, Es posible, pues, que Coripo confundiera Scalae Veteres y Cellas Vatari. Autenti, fortaleza de Bizacio, es situada por el Itinerarium Antonini en la ruta entre Thevis y The- veste.
LIBRO ΙΠ 101
co, se complace en su propio hogar. Todo estaba lleno de pros- 326 peridad; la paz era estable en la comarca de Libia. En aquella 325
época era fecunda Ceres, entonces el pámpano se complacía en los racimos y resplandecían los colores del árbol, guarnecido de olivas como gemas. El viñador comenzaba a plantar sus vi- 327
ñas nuevas por doquier y, con los bueyes uncidos al arado que él mismo dirigía, sembraba alegre sus campos y su canto sosegado se escuchaba desde la montaña. También se atrevió a can- 330
tar a la luna el alegre caminante. Por todas partes lanzaban su pregón los mercaderes. Se repiten como un eco por las tierras tranquilas hermosos cantos y voces suaves. Canta, por una parte, regocijado el labrador, el alegre viajero, por otra. Pues las 335
camenas encantaban y aliviaban el corazón de los hombres con variados cantos.
Existió entonces una completa li- lJna nueva ruina bertad> Pero Por Poco tiempo. Los hilos
se precipita sobre África: de los hados son hostiles a la desgra- la peste ciada humanidad. ¿Por qué, Láquesis124,
mantienes el destino de los hombres pendientes de tan fino hilo? Con sólo tocarlo, se precipita al instante el universo en ruinas.
(***) o vuelves con sólidas cadenas de bronce y de hierro 340 (***) trastornándolo todo, el terror acosaría (***), la cólera no destruiría (***) y África entonces, más restablecida, habla recuperado nuevas fuerzas (***)125.
Y la epidemia había comenzado a destruir al género humano y al mundo que se tambaleaba. Llegando en poco tiempo a 345
124 Láquesis es una de las Moiras que, junto a Atropo y Cloto, regulaba la duración de la vida de cada mortal desde el nacimiento hasta la muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba y la tercera cortaba cuando la correspondiente existencia llegaba a su término.
125 Pasaje fragmentario.
102 KJÁNIDE
nuestras costas, se propagaba con asombrosa rapidez126. Nunca se había conocido un género de muerte tan terrible, ni en los albores del universo informe, ni en la época de Pirra127. Pues este año mortífero, trastornando a los desgraciados con calamida-
350 des, había confundido a los manes con los dioses celestiales y los hombres se veían heridos por flechas divinas, contemplando cómo surgían entonces de la profundidad de la tierra diferentes plagas y visiones terroríficas. En este momento ya no existe terror alguno ante la crueldad de la muerte; cerraban sus
355 ojos los hombres sin temerla, cualquiera que fuese su edad. El amargo llanto abandona al género humano y no derraman lágrimas los ojos, pues cada cual teme por su propia vida. Nadie entonces cumplía con el debido rito funerario; no se oyeron lamentos de duelo en la ciudad: no llora el marido a su esposa, ni la novia al novio, no se entristece la madre por sus hijos, ni los hijos por su madre. ¡Ay, corazones endurecidos que no lloran
126 Se trata de la devastadora peste que se originó en Egipto en el verano de 542. D e Egipto se extendió por Palestina y Siria hasta alcanzar Constantinople en la primavera del año siguiente, difundiéndose después por Asia Menor, Mesopotamia y Persia. Por Occidente llegó hasta África y, desde allí, invadió Sicilia e Italia. Procopio nos ha dejado una minuciosa descripción que toma como fuente la peste de Atenas descrita por Tucídides. Coripo trata, pues, un tema vigente como motivo literario desde el Antiguo Testamento hasta nuestros días y lo utiliza como un ex cu rsu s, muy de moda en esta época, para enfatizar el estado de postración en que se encontraba el norte de África antes de la llegada de Juan Troglita. Cf. A. R am írez d e V e rg e r , «La peste como motivo literario (A propósito de Coripo, Ioh . ΙΠ 338-379)», C u a d. F il. C lá s. 19 (1985), 9-20.
127 Cuando Zeus quiso destruir a los hombres de la Edad del Bronce por considerarlos una raza viciosa, decidió enviar al mundo un gran diluvio con objeto de ahogarlos. Sólo quiso preservar a dos justos: Pirra y su esposo Deucalion. Construyeron una arca en la que se introdujeron y durante nueve días y nueves noches estuvieron flotando sobre las aguas. Después del diluvio, que los depositó en la cumbre del Parnaso, ambos crearon seres humanos arrojando piedras por encima de sus respectivos hombros. Pirra creó mujeres y Deucalión hombres. Cf. O vid io , M et. 1 125-415..
LIBRO III 103
ante una muerte nunca conocida en otro lugar! Se decretó el luto público pero nadie llora en la intimidad del hogar: aquella muerte era de poco valor para todos.
Ya abandonaban los ciudadanos libios las ciudades, que se van quedando deshabitadas; apenas quedaba un solo habitante que, vagando por muchas casas, buscaba, tras un largo proceso, el patrimonio paterno. Sin ningún derecho ya está lleno de riquezas el que era heredero de mil padres. Un desconocido se apoderó a un tiempo del patrimonio de los antepasados, de las cosechas, la plata, el guardarropa y el oro, llenando, insaciable, con tantos bienes su hacienda. Se enriqueció con tantas posesiones y, sin embargo, nunca sacian los avaros su avidez sin límite. Se arde en deseos de contraer nuevos matrimonios; desposan viudas ricas, mientras ningún novio solicita a la doncella sino que se busca esposa según la riqueza de su difunto marido y se concede una pequeña dote a las doncellas. De este modo ninguna mujer en esta época maldita se preocupó de guardar luto por su marido.
Entonces todos tienen acceso a los tribunales y comienzan a entablarse penosos pleitos. La discordia se ensañó por doquier originando crueles disputas. La honradez desapareció por completo; nadie, movido por su conciencia, obra con justicia.
Por este motivo el todopoderoso envía otracalam uiad Creador, sin ninguna dilación y llevado
como castigo por su cólera, castigó a los desgracia-a los africanos: dos y, enojado contra todos, suprimió
Antalas sus ¿isputas> Hizo aparecer a un enemigo que nació en nuestra propia tierra128. Este lloraba conmovido la muerte de su hermano, pero no hubo fuerza alguna con
128 El enemigo del que habla Liberato, y el que parece ser causante de todos los males de Africa, es Antalas. Recordemos que ya Liberato acusaba primero a su padre Güenfan de haberlo engendrado (v. 66).
104 JUÁNIDE
la que pudiera atacar. Sin embargo, mientras mantiene oculto su proyecto de guerra en su corazón, vio cómo el destino deplorable de los soldados había reducido sus innumerables tropas. La peste, aliada de la guerra, no perjudicó a las rudas tribus; no obstante, temeroso, tomaba precauciones para evitar el contagio en la tierra saqueada. Pero cuando pasó la epidemia, empezó a surgir un ardiente deseo de luchar y él obligó a los funestos escuadrones a combatir. Los envió a las remotas arenas de la sedienta Libia —donde en otro tiempo había secado Faetonte la tierra con el exceso de sol, precipitado por el rayo— e instruyó a los malvados pueblos, hablándoles hasta la saciedad de la matanza de nuestros hombres. Y al instante se extienden las feroces tribus por el territorio libio. El saqueador comienza a correr, enloquecido, por nuestras tierras, destruyendo las viviendas, incendiando las casas y prendiendo fuego, en su ímpetu, a las ciudades.
Cuando Solomón vio surgir una guerra de tal envergadura, congregó a los ejércitos romanos llamados de todas las regiones, apresurándose a hacer frente a un destino hostil. Se envía al instante un mensaje de escritura funes
ta y he aquí que corre volando, forzado a combatir con desventaja, un jefe de los moros amigo del desdichado Solomón y siempre fiel en extremo al imperio romano: Cúsina129, podero-
129 Cúsina es medio beréber, hijo de un jefe indígena y de una mujer romana. Aunque se rebela al principio contra la autoridad bizantina, su única preocupación será en adelante firmar la paz con el imperio lo más pronto posible. Se alió, pues, a la causa imperial y hasta tal punto le fue fiel — no en vano su nombre va siempre acompañado del adjetivo fidus, al igual que el Acates de Virgilio— que Justiniano lo nombró magister militum vacante y puso bajo sus órdenes, además de sus moros, a los soldados del ejército regular.
Solomón reúne un ejército de aliados
contra Antalas. Muerte de Solomón
en combate
LIBRO m 105
so e n fu e r z a s , l le v a n d o c o n s ig o a lo s m a str a c ia n o s 13°. A c u d e 410
c o n é l e l q u e era en to n ces gen era l e n T r íp o li, e l v a lie n te P e la
g io qu e, llev a n d o c o n s ig o al com b a te a lo s aguerridos m eca les ,
q u e eran p a g a n o s, n o avanzaba c o n fu erza s favorab les; s in c o
n o cer su s artim añas, to m ó bajo su m a n d o a lo s fa lso s ifú races.
S ie m p r e q u e fa lta c la r id a d a l p e n s a m ie n to , F o rtu n a , e s tá s al
a cech o , am enazante. ¡ S o lo m ó n , d ign o d e c o m p a sió n , n o 131 de- 415
b ias haber u n ido é sto s a tus fuerzas! E l q u e e s arrastrado p o r un
d e s t in o d estru cto r s iem p re h a c e lo q u e e s p e r ju d ic ia l para él;
n ad ie podrá evitar lo q u e e s inm inente.
Y y a l le g ó e l d ía p ostrero para n u estra tierra; e l had o a m e
n azante se apresuraba en to n ces a aniquilar a L ib ia . A v a n za S o
lo m o n sem b ra n d o d e b a ta lla s la e sp e su r a d e lo s b o sq u e s , sin
tem or y co n fia d o en su s fuerzas. Y a h ab ía v e n c id o a lo s e n em i- 420
g o s y e l ejército contrario ya h ab ía c o m en za d o la hu ida llev a d o
p o r e l m ie d o y é l m ism o y a co rre im p e tu o so a tra v és d e lo s
e n e m ig o s , p ers ig u ien d o a lo s e scu a d ro n es q u e h u y en ex trav ia
d o s , cu a n d o d e rep en te la lea lta d fu e qu ebrantada. L a F ortuna 425
l e s v o lv ió la esp a ld a , L á q u es is ro m p ió e n to n c e s lo s h ilo s y la
V ic to r ia u ltrajada r ep le g ó su s a la s c a íd a s . E n a q u e l m o m en to
lo s fu n esto s h ad os encontraron a su in term ediario . E l m iserab le
G ú n tarit132 sem bró e l terror en nuestro ejército , estand o a punto
130 El término «mastracianos» no ha podido identificarse en relación con ninguna de las tribus moras.
131 Proponemos la conjetura nec (en lugar de heu en el manuscrito); nos parece más apropiada al sentido del texto, si consideramos la expresión del v.411, «no avanzaba con fuerzas favorables».
132 Es el dux de Numidia. Antiguo lugarteniente de Solomón, había participado recientemente en la batalla de Cillium; su actitud ambigua y su huida le habían hecho, no sin razón, sospechoso de traición. Ambicioso, sin escrúpulos, era capaz de todo, pero bastante hábil, por otra parte, para no comprometerse con demasiada evidencia. Aprovechó su mandato en Numidia para entablar relaciones con los grandes jefes del lugar, pero, por otra parte, y a pesar de las negociaciones que mantenía en secreto con los beréberes, Gúntarit fingía permanecer fiel al imperio.
106 JUÁNIDE
430 d e arruinar p o r c o m p le to la s fu e r za s r o m a n a s. N i la F o rtu n a
a m e n a za d o ra , n i e l e n e m ig o , n i e l a n g u s t io so m ie d o h a b ía n
a c o sa d o a l v e n c id o , s in o q u e d a la v u e lta , m a lin ten c io n a d o , a
su s estan d artes, f in g ie n d o la h u ida . C u a n d o lo v io tem b lo ro so
al v o lv e r se tod a la coh orte , lo p ersig u e tras abandonar a su g e
nera l q u e lu ch ab a e n p le n o fo so . E ste p e n o s o azar in fu n d ió en -
■ 435 to n c e s a u n tiem p o n u ev a c ó le ra y v a lo r a lo s e n e m ig o s , a n o
so tr o s m u er te , m ie d o y la d e sv e r g o n z a d a h u id a q u e su e le
an iq u ilar a lo s p u eb lo s c o n u n a m u erte d esh o n ro sa . L o s p e r s i
g u e e l e n e m ig o en su im p la c a b le c ó le r a , m á s p o d e r o so ahora
440 p o r su s com p actas arm as. A l h acerse in m in en te e sta m ism a ag i
ta c ió n , m u e r e , ¡a y !, d e m o d o in ju s to S o lo m ó n , c o n su p e c h o
traspasado por la s duras flech a s . A l in stan te la situ a c ió n cam bia
p o r c o m p le to . S e g ú n e s c o stu m b re e n e s ta d o d e guerra, n a d ie
en su locu ra perm an eció y a f ie l a la ca u sa im peria l, s in o q u e to
d a la tropa a liad a lu ch ó para apoderarse d e l b o tín . L loró en ton
c e s a l hu ir e l labrador ap en ad o p o rq u e e l e n e m ig o le ro b ó su s
445 n o v il lo s d esu n c id o s . E n aqu el m o m en to tod as la s ca sa s fu eron
destru id as c o n tod as su s p o se s io n e s y n o só lo su cu m b ió e l p o
bre, g o lp ea d o por esta desgracia , sin o q u e tanto e l r ico c o m o e l
450 p ob re se v iero n im p lica d o s. Tras e l m and ato de S o lo m ó n se d io
r ien d a su e lta a l p illa je y n in gu n a r eg ió n se lib ró d e la m a lv a d a
guerra. E l sa q u ead or e n lo q u e c id o p ren d e fu e g o p o r d o q u ier a
la s c iu d a d e s y lo s c a m p o s . Y n i la c o s e c h a o e l árb o l q u e se
c o n su m e ardiendo e n e l fu e g o so n lo s ú n ico s e n ser destru idos,
p u e s lo q u e s e sa lv ó d e la p e s te lo d e v o r a e l g a n a d o y A fr ic a
455 en tera e s p iso te a d a p o r lo s j e f e s m o r o s . ¡A y , d o lo r ! N in g ú n
e jér c ito p u d o y a res is tir en lo s c a m p o s , n i so ld a d o a lg u n o d e
fe n d e r la s m u ra lla s cerradas; to d o lo a b a n d o n a b a a l p illa je la
c ó le ra d iv in a . D e n u ev o corrió a com b atir e l p ér fid o E stu cia s a
la s ó rd en es d e A n ta las; e l tirano tu vo e l d erech o d e correr por
460 doq u ier saq ueán d o lo tod o bajo la s órd en es de su j e fe m oro.
LIBRO CUARTO
E l tr ib u n o L ib e ra to
p ro s ig u e su re la to :
lo s m o ro s
tom an la c iu d a d
d e H a d ru m e to
M ien tra s d e b o 133 record ar e l n o m
bre d e l c ru e l tira n o , s ie n to de rep en te
un d o lo r m u y in te n so q u e h a c e e s tr e
m ecer m is h u eso s d esd e lo m ás p rofun
do d e m i ser. C o n fu sa m en te m e debato
recordando tantas derrotas sufridas por
lo s j e fe s , tantas d esg ra c ia s d e lo s m ío s y m ía s, p u e s e l p ér fid o
so ld a d o c o n s ig u ió q u e u n o s h o m b res am ed ren tad os entregaran
su s en señ a s a lo s m a lv a d o s e n em ig o s . S er ía interm inab le narrar
la catástrofe: n o obstante, contaré lo s cr ím en es d e la guerra con
la s palabras justas. H im e r io 134 era e l j e f e que custod iab a la ciu -
133 Proponemos esta conjetura (d e c e t), pues no supone un gran cambio con respecto a la versión del manuscrito (ia ce t). Para la construcción dum ... ec-
ce en la Ju á n id e , cf. IV 136-137; V I465, 468.134 Prefecto de Hadrumeto, ciudad costera situada entre Cartago y Punta
de los Vados. Coripo narra en estos versos la toma de la ciudad por los moros mediante una estratagema preparada por éstos. La versión que da P r o c o pio (G u e rr a co n tra lo s Vánd. IV 23, 3-17) de los hechos es algo diferente, pues, según él, Juan, el hijo de Sisinolo, ordena a Himerio que reúna sus tropas en una llanura cerca de Hadrumeto para preparar el ataque a las tribus que saqueaban los alrededores de la ciudad. Desgraciadamente el lugar estaba ocupado por los rebeldes y las tropas de Himerio fueron derrotadas.
108 JUÁNIDE
dad sitia d a , p r o te g ie n d o c o n so ld a d o s la s m u ra lla s cerradas y
la s e lev a d a s torres. P ero una in triga arrastró a lo s d esgraciad os
fuera de su s m urallas, en treg á n d o lo s a la e sc la v itu d d e lo s m o
ros. P u es se en v ía a la c iu dad sitiada u n a carta m u y persuasiva ,
d e escritura fu n esta , e scrita en n om b re d e l general; cuand o en
tra e l so ld a d o s in o n io 135 d ice q u e la carta e s d e J u a n 136. L eem o s
la s ó r d e n e s d e l tiran o to m á n d o la s p o r la s d e n u es tro g e n era l.
N o s exh o rta e n la carta c o n fr ecu en c ia , c o m o s i fu era e l g e n e
ral, a atacar e n ca m p o abierto y a destruir ig u a lm en te lo s c a m
p a m en to s d isem in a d o s de lo s m oros. E n m e d io d e la c o n fu s ió n
lo s tribunos dan án im os a lo s so ldad os.
D a m o s la o rd en d e em p ren d er la m a rch a . S a le in c lu s o e l
p ro p io g en era l m ás v e lo z q u e la c a lla d a b r isa y en tre la s so m
bras d e la n o c h e se precip ita la cab a ller ía para u n irse a la s e n se
ñ as a liad as, p ero cu a lq u ier prem ura e s p o c a para lo s so ld a d o s.
A q u e l in f ie l S in ó n se adelantó e n to n c e s co rr ien d o , d isp u esto a
preparar a su p u eb lo y tramar las intrigas.
C uando e l fu n esto F eb o sa có de la s h e la d a s aguas sus fo g o
s o s c a b a llo s , s e d e sc u b r ió e l e n g a ñ o . V im o s e n to n c e s , — ¡ay ,
desgraciad os!·— ·, la s en señ a s d e l tirano a co m eter a la s nuestras
y a lo s fe ro c es m oros que in festaban lo s ca m p o s. R etro ced im o s
atem orizad os, p u es ¿qu ién p o d ía h a cer les fren te? A n ta las y E s-
tu c ias, fuera d e sí, p ersigu en por lo s p rados a la s am edrentadas
tropas: n o h a y sa lv a c ió n p o s ib le ; e l e n e m ig o e n gran n ú m ero
r o d ea am en a za n te a nu estros te m b lo ro so s so ld a d o s . T en ía m o s
135 El adjetivo Slnonius se utiliza como sinónimo de traidor para evocar al Sinón que, durante la guerra de Troya, convenció a los troyanos de la huida de los griegos, induciéndoles a aceptar el enorme caballo de madera — en cuyo interior éstos se habían escondido— que esperaba ante las puertas cerradas de la ciudad; cf. V irgilio , Eneida I I 7 9 ,1 9 6 , 258, 329.
136 Oficial romano que era también llamado «el hijo de Sisinolo» y que protagoniza la parte de la narración de Liberato incluida en este libro — sus alusiones al «general» o al «general Juan» se refieren, pues, a este personaje— .
LIBRO IV 109
la m uerte ante lo s o jo s y e l d estin o cru el n o s n eg a b a su aux i l io
— ¡ay! o ja lá hubieran esta d o n u estros ca d á v eres ten d id os e n e l
ca m p o d e batalla , la in d ign a deshonra se alejaría ahora de n u es
tras arm as. D e m ejo r m o d o p e r e c ió Juan , a l q u e arrebató u n a 35
m u erte a fo r tu n a d a 137 p u es n o h u b o de sop ortar la sob erb ia del
e n e m ig o d om inad or n i tem ió la esp a d a d e l am o s ig u ien d o , c o
m o p r is io n ero , la su erte co m ú n — 138, p u e s e l v ig o r o s o ca b a llo
se v e forzad o a correr — resuena, co n e l ch oq u e continuo , su p e
zuña d e cuerno— hu yen d o a través de ca m p o s ex ten so s y e l f e
roz e n e m ig o n o s atem oriza , am enazán d on os d esd e lo s m on tes. 40
L a fo r ta le za d e C e b a r 139 o fr e c ía u n ca m p a m en to de d if íc i l
a c ce so e n cam p o abierto. H a cia aqu í d ir ig ió la desgraciad a tro
p a las riendas de sus caballos; e l so ld ad o o cu p ó la forta leza con
lo s desgraciad os tribunos; e l genera l esta b a ta m b ién entre e llo s .
M a s n o to m a m o s la p reca u ció n d e cerrar la s puertas. A seg u ra - 45
m o s lo s ca b a llo s y n o s arm am os para u n c o m b a te a p ie , r ech a
za n d o a lo s e n e m ig o s q u e ava n za b a n h a c ia la s v iv ie n d a s . L o s
d o s tiran os c o n la m u ltitu d q u e le s aco m p a ñ a b a , la co h o rte de
lo s laguantan y naffur, de num erosas arm as, se lanzaron a c o m
batir precip itadam ente.
E n to n ce s E stu c ia s , sim u la n d o rep rim ir la cru e l batalla , c o - so
rre v e lo z co m o e l fu e g o , co n la esp ad a d esen v a in a d a , al m ed io
de las f ila s . A c o n se ja p ersu a siv a m en te a lo s fe ro c es m oros que
ab an d on en e l ca m p o d e bata lla y rep rim e c o n v erg o n zo sa s p a
lab ras la c ó le ra d esatad a . A b a n d o n a ro n é s to s e l lu gar , p ero e l
137 Mantenemos los versos 35, 36 y 37 en su orden original; en la edición de Diggle y Goodyear se sitúan tras el verso 201. El paréntesis que comprende los versos 33 a 37 es nuestro.
138 Parece ser que Juan, el hijo de Sisinolo, tuvo una muerte parecida a la de Solomón, en cualquier caso, murió combatiendo hasta el final, de ahí la expresión «muerte afortunada» (felici morte) que alude a la idea de mors honesta, la muerte digna en el combate.
139 Fortaleza de Bizacio, provincia situada entre Numidia y Tripolitania.
110 JUÁNIDE
m alv a d o p erm an eció d e p ie sobre un a lto m o n tícu lo , aparentan
d o seren id a d , m ien tra s h o s t ig a b a c o n h a la g o s a lo s d e á n im o
in d ec iso . A un tiem p o garantiza la lucha , y aprem ia a su s h o m
bres y c o n d iversas palabras le s exhorta a com batir. U n a s v e c e s
se m u estra a m en a za n te , p e r su a s iv o o tras. L o s so ld a d o s dejan
ca er su s arm as, d om in a d o s por e l terror y ráp idam ente se arro
ja n a la s r o d illa s d e l tirano, a c la m á n d o lo c o n ferv o r . N in g u n a
sa lv a c ió n h a y y a para lo s je fe s . ¿Para q u é d ec ir m á s? S o lic ita
m o s e l p erdón . S e n o s da e n seg u id a . P ro cu ra m o s q u e lo s e n e
m ig o s ju r e n p o r su v id a: a s í lo h a c e n . O b lig a d o s , s im u la m o s
so m e te m o s a lo s cru eles tiranos. L a c iu d a d de Justin iano e s en
treg a d a e n to n c e s a lo s d e sp ia d a d o s m o r o s c o n u n d e s t in o in
cierto .
in d e c is o a en tregarse a su s p rop ias e n señ a s . L o s so ld a d o s c o n
sin tieron salir d e l cam pam en to e n e m ig o y em prender p ro g resi
v a m e n te la h u id a . L a s t in ieb la s p ro tecto ra s d e la n o c h e s e m e
l le v a n tem ero so , seg u id o de u n a m ultitud . A l lleg a r , v i m i ca sa
y a m i e sp o s a . M artu rio a b a n d o n ó e n su h u id a a lo s c r u e le s
e n em ig o s; le s ig u en detrás lo s so ld a d o s, aunque e l que q u iso se
qu ed ó. L a c iu d ad d e Justin iano p erm a n ece abierta a lo s ataques
nocturnos: un c iu dad ano lea l la abrió c o n u n a ju s ta tr a ic ió n 140,
n o p u d ien d o soportar e l y u g o d e l cru el tirano. A pesar de tod o ,
140 Hadrumeto, que había caído en manos de los rebeldes, fue devuelta a la armada bizantina gracias a la estratagema de un sacerdote llamado Paulo. Éste, después de llegar hasta Cartago y volver con un grupo reducido de soldados, hizo correr el rumor de que Germano acababa de desembarcar con un poderoso ejército y se dirigía a Hadrumeto. Tal era el prestigio de éste, que la noche siguiente se abrieron las puertas de la ciudad a la armada imperial.
E stra ta g e m a
d e lo s ro m a n o s
p a r a e s c a p a r
de lo s m o ro s
A c o n tin u a c ió n c o n s e g u í atraerm e
la a te n c ió n d e lo s a lia d o s c o n m i d is
curso . M arturio ta m b ién e sta b a p repa
rado para la s e s tra ta g e m a s . A s í q u e
a m b o s p e r su a d im o s a lo s de. e sp ír itu
LIBRO IV 111
la s e n señ a s p ú b lica s p erm an ecían encerrad as e n la s m urallas y
n a d ie fu e ca p az , co m b a tien d o e n ca m p o ab ierto , d e atacar a la
tropa e n e m ig a , n i e l g e n e ra l q u iso y a c o n fia r e n su s a lia d o s ,
m ien tras estu v iera v iv o e l m a lv a d o E stu cia s. so
C u a n d o la d e so la d a Á fr ica s e v e ía
L le g a d a d e l a m en a za d a p o r ta n to s p e lig r o s e l m ars e n a d o r A r io b in d o se i lu m in ó c o n la s n a v e s d e A r io b in -
a Á f r ic a d o 141. L a lle g a d a d e l g en era l fu e m o ti
v o d e asom bro; e l p u eb lo d e lo s laguan-
tan s e m a rch ó a terrorizad o . ¡O ja lá n o h u b ie ra c o n te m p la d o 85
A rio b in d o im p a sib le lo s p en ates de lo s ca rtag in eses! Á fr ica su
fr ió e n to n c e s m a ta n za s por u n a c a la m id a d m á s d e sa s tro sa y
san grien tos sa q u eo s entre am b os je fe s . E l pod er com partid o no
sa b e so p o rta r a d o s ig u a le s : e n n in g u n a é p o c a h a su rg id o la
a m ista d entre q u ien es co m p arten e l p o d er . A s í n o s lo en señ a n 90
lo s m ism o s e jem p lo s de nu estros antepasados. Ig u a l que u n p ie
s ig u e a l anterior, q u e h a e ch a d o a andar p r im ero , o lo s m ie m
bros d e l cuerp o s ig u en e l m o v im ie n to q u e d icta la ca b eza o las
ra m a s d e l árbo l p r o d u ce n e l fru to d e su p r o p ia e s p e c ie , n i e l 95
m u n d o to sc o aún, apenas fértil c o n sus e sc a sa s e sp ig a s , fu e ca
p a z d e m an ten er a d o s , n i R o m a — e l m á s p o d er o so de lo s im
p e r io s— q u e c im e n tó su s n u ev a s m u ra lla s c o n su p rop ia san
gre. L a r iv a lid a d lo s d iv id e e n m e d io d e la c o n fu s ió n y am bos
p erm a n ecen d e sa v e n id o s d esp rec ia n d o a su ig u a l. E l e sta d o se
e sc in d e e n d o s partes e n la s q u e ca d a u n o a p o y a a sus d ir ig en te s . M ie n tr a s u n o , e n g r e íd o , s e cre e e l p r im ero y e l o tro , s in 100
em b argo , n o se co n sid era en seg u n d o lugar, Á fr ica llora d ev a s
tada p or lo s saq u eos extranjeros.
141 Ariobindo, senador romano enviado a África por Justiniano, había accedido a su cargo por estar emparentado con el emperador, pero era en realidad un personaje sin ninguna fuerza de carácter, sin decisión ni experiencia. Cuando Ariobindo llega a África era Sergio, sobrino de Solomón, quien estaba al frente de la provincia. Más adelante Coripo aludirá a la rivaliad entre ambos.
112 JUÁNIDE
P or orden d e lo s j e fe s y d e l v a lero - E nfren ta m ien to so j u a n p r e c isa m e n te a ta caron c o n
en tre tom em os y m oros. fuerzas d e s ig u a le s a lo s fe ro c es en em i-A re n g a de Ju a n °a su s so ld a d o s g ° s> pero em pren d ieron la hu ida v e n c i
dos: fu e la am a rg a lu c h a en tre la s p a
s io n e s q u ie n v e n c ió a lo s so ld a d o s . U n a v e z m á s e l g e n e ra l
Juan en p ersona, abriendo la m archa, ava n za contra e l en em ig o
n u m ero so d isp o n ié n d o se a m orir , c o n fia d o e n su arrojo; y l le
v a n d o tras d e s í a lo s v a lie n te s tr ib unos n o te m ió en fren tarse a
tan tos horrores. S u am or por la patria d e sp re c ió la s h er id as de
l a m uerte desp iadada. C uando se d io cu en ta d e q u e ya se apro
x im a b a la lleg a d a d e l cruel en e m ig o , s in pereza , so lic itó v o lu n
ta r ia m en te la m u erte . C o lo c ó su s e sta n d a r te s e n e l fr en te y ,
c o n fia n d o en sus a liad os, le s h ab ló d e e sta m anera: «E l d esp re
c io d e la v id a en b e n e f ic io d e la patria, e sto e s la au tén tica v i
d a 142. L a m uerte , seg ú n la le y d e l T o n a n te 143, e s e l d estin o d e l
ser hu m ano sin e x cep c ió n , p u es u n d ía h a d e lleg a r d e u n m odo
u otro . S e a cerca e l e n e m ig o , c o m p a ñ ero s . ¿C uántas v e c e s e s
c a p a r e m o s a l gra to o f ic io d e la gu erra? ¿ C u á n ta s v e c e s v a a
re írse d e n o so tro s e l e n e m ig o to m á n d o n o s por c o b a rd es , ante
n u estra h u id a ? A h o ra h a y q u e r e s o lv e r la s itu a c ió n q u e n o s
aprem ia , ahora e s n e c esa r io e l v a lo r . S ie m p r e su p e d e vu estra
v a len tía , so ld a d o s , s iem p re d e v u estra lea lta d . L e v a n ta o s , c iu
dad anos ro m a n o s, por la g lo r ia d e n u estro sagrado em perador,
y d o b leg a d a lo s p u eb lo s sob erb ios. A le ja d y a d e v u estros je fe s
tan en o r m e o p ro b io . P ero su p o n g a m o s q u e p re ten d em o s huir:
e l e n e m ig o ap lastará e n to n c e s a lo s f u g it iv o s c o n un a m u erte
d ig n a d e m ujeres. C am biad de parecer y q u e la desh onra se a le
142 Las palabras del general recuerdan el discurso de Vulteyo en F a r s a lia
IV 476-520.143 Epíteto de Júpiter por ser él quien lanza desde el cielo los rayos y los
truenos.
LIBRO IV 113
j e d e nu estras som b ras. ¡A y , o ja lá se m e enfren tara aquel san
guinario E stu cias y la fortuna m e lo entregara en persona! ¡O ja
lá q u e nu estras resp ectiv a s e sp a d a s n o s abrieran lo s cora zo n es
a u n tiem p o lle v á n d o se n o s la su erte desp iad ad a , o q u e u n a f le
c h a fa tíd ica se c lavara en e l cu erp o d e l tirano c o n herid a m o r
tal! Y al m ism o tiem p o e l E stad o se v iera p rivad o , c o n m ig o —
s i a s í lo a m en a za b a m i d e s t in o — , d e l h orror d e una guerra
c iv il» .
M ientras é l p r o v o c a a su s hom bres,
Nuevo enfrentamiento e l perverso ejérc ito m a sila lle g a en ton-entre ambos c es corriendo c o n in ten c ió n de atacar y
ejércitos s irv ién d o se de estratagem as se e sta b le
c e en la s or illa s d e un río cercan o , d is
p u e s to e n u n a larga f ila . E n to n ce s c o m ie n z a n e l co m b a te p r i
m ero la s v e lo c e s f lec h a s q u e atraviesan c o n su a lado hierro lo s
cu erp o s im p ío s . E l e jérc ito e n e m ig o a l retirarse d ir ig ió lo s c a
b a llo s al otro lado d e l río: e l genera l lo s s ig u e atravesando ráp i
d am en te e l r ío entre u n a n u b e d e dardos. S in m ie d o al p e lig ro ,
s in m ie d o a la m u erte recorre u n ca m in o s in r e to r n o 144 y arre
m e te con tra lo s e n e m ig o s . C o m o un f ie r o le ó n d ev orad or q u e
d e str o za g a n a d o s y toros b ra v o s y a u n o a h u y en ta , a otro a n i
q u ila — el rebaño atem orizado se d isp ersa por doq u ier y e l p a s
tor em p ren d e la h u id a— ; e n lo q u e c id o , c o n su s d ie n te s en sa n
g r en ta d o s d e sp e d a z a y m u erd e p or lo s a n c h o s c a m p o s , a sí
h o stig a b a e l g en era l Juan v a ler o sa m e n te la s f i la s m a sila s , c u
b r ien d o d e m u erte e l cam p o d e bata lla . L a c o h o r te im itá n d o lo
ataca c o n la s esp ad as atravesando lo s e scu a d ro n es fu g itiv o s . Y
se la n z a f o g o s o p o r to d a la llan u ra c o n su s a lia d o s e l g e n e ra l
en fu rec id o , p ersig u ien d o a lo s m o ro s e n fu g a , c o m o triunfante
v enced or.
144 La expresión «sin retorno» (irremeabile) tiene cierto sentido premonitorio y hace alusión a la muerte de Juan, el hijo de Sisinolo.
1 1 4 JUÁNIDE
Y a está n ca lien tes la s arm as d e tanta sangre; em p u ñ a la lu
chadora diestra d e l so ld a d o y d e l gen era l la e sp a d a enrojec id a .
¡A y , d e sd ic h a d a d esg ra c ia d e u n a su erte in justa! ¡O h, c a la m i
dad sin lím ite ! Y a se retiraba e l e n e m ig o d errotad o y e l j in e te
ro m a n o derribaba p o r doq u ier gru p os d e a d v ersa r io s so b re lo s
p rados y , c o m o v en ced o r , daba la m u erte , cu an d o d e p ronto e l
cru e l E s tu c ia s , h a c ien d o avanzar su s e n se ñ a s e n e m ig a s d e sd e
e l cen tro de la s em palizadas, acude corriendo; e ig u a lm en te van
H er m ó g en es , d esh onra para e l nom b re la tin o , y T a u r o 145. Tras
e sto s reb eld es v a u n a tropa rom ana, m as n o de lo s nuestros.
E n to n ce s d e n u e v o acu d en a u n t iem p o c o n d ep lo ra b les in
te n c io n e s y se en tab la una guerra c iv il . S e b u sc a e l co ra zó n de
lo s fa m ilia r e s y su s en trañas la s a tr a v ie sa n la s d ie stra s d e lo s
parien tes.
d o sop ortar la c ó le ra d e su rostro . É l, n o o b sta n te , c o lo c ó u n a
f le c h a e n e l arco y apuntándola la la n z ó c o n fuerza . Y la f lec h a
a tra v esó e l m u s lo d e l c ru e l tiran o r o m p ié n d o le e l h u eso h a sta
la s b lan das m éd u las y la s p lu m a s se en ro jec iero n bañadas d e la
san gre q u e a llí brotaba im p regn an d o la s v e stid u ra s señ o r ia le s .
P ero E stu cia s a lcan zad o , abatido por la her id a m orta l h u y e ha
c ie n d o v o lv e r a su ca b a llo . S u s co m p a ñ ero s lo so s t ie n e n , p u es
la m uerte y a lo h a c ía caer, y lo c o lo c a n b ajo un árbol frondoso .
145 Se trata de dos dirigentes o soldados romanos rebeldes. La traición al ejército bizantino era algo frecuente en esta época.
E s tu c ia s
es h e r id o en com bate
E l p r im ero e n r e c o n o c e r la s e n s e
ñas de E stu cia s fu e e l m a g n á n im o Juan
q u e p e r m a n e c ió , te rr ib le , fr en te a é l
c o n e l arco ten sa d o . M á s aún, lo s a lia
d o s em p ren d iero n la h u id a , n o pu d ien -
LIBRO IV 115
In c re p a c io n e s
d e l g e n e ra l
a su s a lia d o s fu g it iv o s.
É s to s m ueren
E l g e n e ra l v o lv ié n d o s e v e n c e d o r
v io a su s a l ia d o s q u e h u ía n p o r lo s
c a m p o s y u n in m e n s o d o lo r le ab rasó
su s f irm e s en trañas. E n to n ce s l le n o de
en su p re c ip ita c ió n tr is teza y la m en ta n d o la d e sg r a c ia ha-
co m p añ eros? V u estra e s la v ictor ia , c iu d ad an os. E stu cias, atra
v e sa d o por nu estra flech a , y a s e h a retirado d e l co m b a te y per
m a n e c e te n d id o e n e l su e lo . D a d la v u e lta a la s e n se ñ a s . ¿A
d ó n d e o s p recip itá is? ¿ A d ón d e o s l le v a e l d estin o lam en tab le?
¡A y , va lo r rom ano, e stá s m uerto !» . A s í, c o n e sta s palabras, re
prendía a lo s so ld ad os aterrados ante la suerte d e l destino. P ero
n a d ie v o lv ió . L o s p e r s ig u e , te m e r o so s , e l v a lo r d e lo s m o ro s
q u e corren a m ile s tras e llo s .
H ab ía u n c a u ce q u e atravesaba lo s c a m p o s y cortaba e n dos
partes la tierra v ec in a . H asta aq u í l le g a la tropa fu g itiv a y , p re
c ip ita d o s por e l tem or a la m u e r te 146, c a e n a la s o r illa s y fo so s ,
o r ig in á n d o se u n lam en tab le desastre . ¡A y ! E l p e so d e lo s c o m
p añ eros y e l tem or a lo s e n em ig o s a co sa a lo s desgraciad os so l
d a d o s. L a m ism a p r e c ip ita c ió n em p u ja a m u c h o s sobre la s ar
m a s d e lo s q u e ca ía n ; a tr a v ie sa n o tro s su c o r a z ó n c o n su s
propias p icas; lo s r ec io s ca b a llo s aplastan c o n su enorm e p e s o a
su s a m o s e n u n a estru en dosa ca íd a . A s í p e rece u n a tropa d ign a
d e lástim a y sus tribunos derrotados. A l m ism o tiem p o e l g e n e
ra l ( * * * ) 147. M artu rio ap en a s p u d o in ten ta r hu ir; d isp u e s to a
m orir, arrem etió contra lo s e n em ig o s c o n u n a p eq u eñ a tropa. E l
azar o torgó al audaz guerrero la sa lv a c ió n , a leján d o lo de la d e s
p iadada m uerte.
b ló d e e s te m o d o : « ¿ D e q u ién h u ís ,
146 Cf. III245-255.147 Es probable que en los versos que faltan se narrara la muerte de Juan,
el hijo de Sisinolo.
116 JUÁNIDE
M ientras tanto, E stu cia s m oribundo
se la m en ta b a . E l sa lv a je se arrep ien te
Muerte de Estucias de h ab er em p ren d id o la lu ch a . S u sp ira
y g im e , in crep á n d o se a s í m ism o entre
la m en to s d e e s ta m anera: «¿Q ué d e se o
tan cru el d e luchar m e ha p o se íd o ? ¿Por qu é, lle n o d e ingratitud
y e je r c ie n d o u n p o d er fu n e s to , n o fu i n u n c a f i e l a l se ñ o r d e l
210 Im p er io ? E s d e lo ú n ico q u e ahora m e arrep ien to , m u erte d e s
p ia d a d a , m ien tra s m e arrastras e n m e d io d e m i in fo r tu n io .
C u m pliré , perversa, e l ca stig o q u e m erecí. C atilina , exasperado
por la s sanguinarias furias, e stá aqu í c o m o co m p añ ero m ío . Y a
v e o abrirse e l T ártaro148 y r ev o lv erse la s esfera s d e lla m a s y lo s
215 e sp a n to so s in cen d io s . E s ésta la reco m p en sa a m i tra ic ión , ju n
to c o n e l crim en de la dura m uerte, que m e p rop orcion a la g u e
rra. Q u e la m en ten y ev iten lo s la tin os e s te c a stig o y m antengan
la f id e lid a d a su Im p er io y a su em p era d o r» . A s í h a b ló y la
m uerte cru el co n tu vo su m iserab le a lien to .
220 A l m orir E stu c ia s , s i b ie n e l e jérc i-
tras hacerse con el poder, te ¿e j uar)j 2a v a le n t ía d e lo s r o m a n o s
e l m a lv a d o , e l p ér fid o , e l fu n es to , e l a m en a za d o r , e l e stú p id o ,
e l adúltero, e l ladrón, e l h o m ic id a , e l saqueador, e l p é s im o pro-
125 m otor d e bata llas G úntarit atacó sin p ied a d al j e fe desp reven id o
sorp ren d ién d o lo c o n su s argucias y e n g a ñ á n d o lo c o n una ser ie
d e juram en tos. Y n o le im p resio n ó la d ign id ad d e tan ilu stre g e
neral n i tem ió em prender la guerra n i asum ir e l n om b re de tira-
230 n o . ¡Q ué m a ta n za s, q u é in h u m a n o s p e lig r o s sop ortaron lo s ti-
Gúntarit, to sen tía u n en o rm e d o lo r ante la m uer
es asesinado en un complot dirigido
p o r Atanasio
c o m e n z a b a a r esu r g ir y y a se d ir ig ía
n u estro e jé r c ito a l fr en te . Y e n to n c e s ,
una v e z m ás c o n p erv ersa s in ten c io n es
148 El Tártaro es el mundo subterráneo, identificado con el infierno, lugar donde se atormentaba a los grandes criminales.
LIBRO IV 117
ríos! F ueron so m etid o s por la p o d ero sa esp ad a , aunque por p o
c o t iem p o , p u es se acortó e l p la z o d e l a b o m in a b le y p erv erso
poder. F u e e l venerab le A ta n a s io 149 q u ien c o n su s m ejores c o n
se jo s lib ró a lo s a fr icanos de la m atanza d e l m a lv a d o Gúntarit.
É l so lo c o n sig u ió d ev o lv er L ib ia al im p erio rom ano y condenar
a m u erte al n e fa sto tirano. E l arm en io h ab ía co lab orad o en to n - 235
c es en tan im portante p royecto . S eren o , c o n la severidad propia
d e la v e je z lo o b lig ó a sacr ificar a l h o m b re d esp iad ad o . N o te
m ió e l v en era b le an c ia n o arriesgarse e n d e fe n sa d e la libertad.
E l in fe l iz G úntarit, q u e p reten d ía m a n ten er su tirá n ico p o d er , 240
sin tió la esp ad a d e l arm en io entre la s fu n esta s co p a s y m an ch ó
co n su sangre la s m esa s apenas co lo ca d a s.
A s í se h u n d e Á fr ic a su cu m b ien d o ,F in de la n a rra c ió n sin ser v e n g a d a , en tre ta n to s sa q u e o s .
de L ib e ra to . E xh au sta te e sp era a ti ,5°. Socó rre la en 245R e a c c ió n de lo s r
so ld a d o s su a flic c ió n , p u es te e s p o sib le: tu va lore s y a fa m o so e n e l m u n d o en tero y tu
fuerza y sen sa tez perm anecen alertas en tus ilu stres hazañas.»
R e co r d a n d o ta le s h e c h o s narraba la gu erra e l tr ib uno c o n
lo s o jo s l le n o s d e lá g r im a s y la m en ta b a c o n am argo llan to la s
ca la m id a d es d e L ib ia y e l d e stin o de to d o s su s d ir ig en tes. G i- 250 m ió e m o c io n a d o e l m ag n á n im o general; lloraron lo s je fe s; c o n
e sp ír itu s in d ó m ito s se preparan a co m b atir . L a v e rg ü en za y e l
d o lo r d eb ilitan lo s v a lero so s co ra zo n es. E n to n ces m anchan su s
m e jilla s , p a lid ecen , en ro jecen y n o o cu lta n la rab ia e n sus ro s-
149 Prefecto del pretorio, Atanasio era un sutil y astuto diplomático que permanecía fiel al emperador. Fue el promotor, junto con Artábano, al que Coripo llama «el armenio» (comandante de uno de los regimientos armenios que había acompañado en 545 a Ariobindo a África), de una conjuración contra Gúntarit que acabaría con el asesinato de éste.
150 El tribuno Liberato, al terminar su discurso con una intervención que recuerda a las súplicas de las plegarias, se dirige a Juan Troglita que ha permanecido en silencio escuchándolo.
118 JUÁNIDE
255 tros. Y a a n sia n q u e surja e l d ía v a c ila n te y e l le n to am an ecer ,
q u eján d ose ante la larga n och e .
F e b o su rca b a e l c ie lo r a sg á n d o lo
Preparativos c o n su lu z r e s p la n d e c ie n te y , a tra v esara el combate sando la s n u b es c o n su s rayos errantes,
y plegaria de Juan e sp a r c ía la lu z d e su lá m p a ra b a jo la s
aguas tem b lorosas. N a c ía e l d ía gratísi-
260 m o a lo s in fe lic e s a fr icanos. Y y a lo s j e fe s a n im ando a l e scu a
drón c o n d iversas palabras aprem iaban a lo s v a lero so s so ld a d o s
y a lo s ilu stres tribunos, exhortando y d ir ig ien d o ca d a un o a lo s
su y o s: le s o rd en a n lev a n ta r e l c a m p a m en to y preparar la s ar
m a s o esp erar la s ó rd en es d e su s su p erio res . L o s so ld a d o s c o
g e n lo s estan d artes, se preparan y se a leg ra n a l v er la b r isa fa -
265 v o r a b le q u e ju g u e te a g o lp e a n d o la s b a n d era s . M a s e l n o b le
Juan e n tr is tec id o , lev a n tá n d o se s e a rro d illa c o n p ia d o so c o ra
z ó n y e le v a n d o su s m a n o s y su s o jo s, su p lica n te , pron u n cia e s -
270 tas p a lab ras, h a c ien d o reson ar su v o z : « A ti, C r isto , padre p o
d eroso , c o n razón te g lo r ifica n la s len g u a s d e lo s h om b res y m i
c o r a z ó n s in m a n ch a ; c o n g u s to te a la b o y te d o y g r a c ia s . N o
pretendo ensalzar a nadie m ás. Tú, creador d e l un iverso , T ú v en
c e s p u e b lo s y b a ta lla s , T ú a p la sta s la s arm as im p ía s . T ú a c o s-
275 tum bras acudir en nuestra ayuda. M ira la s c iu d a d es incen d iadas
p o r lo s p u e b lo s sa lv a je s , T o d o p o d e r o so , m ira lo s c a m p o s. Y a
n in g ú n labrador c u lt iv a su s tierras, y a n in g ú n sa cerd o te e s c a
p a z d e llorar e n e l tem p lo por su p u eb lo ; p u es e n la s m ontañ as
to d o s , c o n la s m a n o s atadas a la esp a ld a , so p o rta n p esa d a s ca -
280 d en a s . M íra n o s , P adre san to , y q u e n o c e s e n tu s r a y o s ,SI. E s
p arce la s bandas de m oros bajo nu estros p ie s; lib era a lo s cauti-
151 El Dios cristiano de Coripo aparece a menudo como un ser violento, ante el que el Universo entero se estremece (cf. 1 288-91; Panegírico de Justino I I II 33), más propio del Antiguo Testamento, y con ciertas reminiscencias de Zeus-Júpiter. Esta combinación de elementos cristianos y clásicos es típica del pensamiento de Coripo.
LIBRO IV 119
v o s a fr ica n o s d e lo s p u eb lo s d e sp ia d a d o s y co m p a d e c ié n d o te ,
se g ú n tu co stu m b re, co n tem p la , b e n é v o lo , a tus h ijo s rom anos
y con v ier te , p ro p ic io , nuestro llan to en a legría».
M ien tra s d e c ía e s ta s c o sa s , derra- 285
instrucciones m aba su s lá g r im a s sob re la s seca s are-del general n a s, p u é s e l d o lo r y la d e v o c ió n c o n -
a sus soldados. m u e v e n y e m o c io n a n su b o n d a d o soRegreso de
un mensajero romano c o ra z o n y sa c u d e n su s m ie m b r o s c o ny discurso de éste a b u n d a n tes s o l lo z o s . U n a v e z q u e , al
term in ar c o n la s p a la b ra s o p o r tu n a s, 290
guardó silen c io , s e levan ta en to n ces triunfante y secan d o lo s rí
o s q u e flu ía n d e sus o jo s, y a c o n rostro seren o , e l h éroe se v u e l
v e h a c ia su s hom b res y ordena apresurarse a la s cohortes arm a
das. E l m ism o se c o lo c a sobre u n m o n tíc u lo d e sd e donde, m ás
a lto , p u d iera aco n seja r, seg ú n su co stu m b re , a to d o s sus c o la
boradores. A c u d en lo s cap itan es se le c c io n a d o s y lo s v a lero so s 295
o f ic ia le s y lo s so ld a d o s que v ie n e n e n ap iñ ada fo rm a ció n . R o
dean al genera l por todas partes e n apretada m ultitud . C o m o las
abejas que, en lazan d o su s patas unas a otras, fo rm an un en jam - 300
bre y s ig u en c o n frecu en c ia a su reina; é s ta ocu p a la copa d e un
árbol o e l in terior d e u n fresn o d e fro n d o sa s ram as, c o lo c á n d o
se a llí e lla m ism a y e s la prim era, resp etad a p or su zu m b id o , en
e le g ir u n lugar; e l ejército de tup idas a las, por su parte, se reúne
a su a lrededor y e jecu ta la s órd en es d e su reina. E ntretanto l ie - 305
g a sú b ita m en te c o rr ien d o u n e sc u d e r o q u e v e n ía d e lo s a lto s
m o n te s y a l v er a la n u m ero sa m u ch ed u m b re y a l g en era l r e s
p la n d e c ie n te e n e l c en tro , e n u n e le v a d o m o n tíc u lo , c o n su
diestra v u e lv e la s riendas de su v e lo z ca b a llo y , d ir ig ién d o se al
g e n e ra l, e m p ren d e u n a v e r t ig in o sa carrera so b re la h ierb a y ,
tras a travesar ráp id a m en te e l a p iñ a d o e sc u a d r ó n , d e sm o n tó y 310
b e só e n to n c e s lo s p ie s , seg ú n la c o s tu m b r e l52, d e l m agn án im o
152 Cf. nota 19.
120 JUÁNIDE
general. Y se le acerca en to n ces toda la m ultitud im p etu o sa , d e
sean d o c o n o cer la situ ación y o ír la resp u esta d e l cru el tirano; y
está n tem ien d o q u e é s te p id a la paz, cu a n d o , tras h a b érse le or
denad o hablar, A m a n cio o b ed ec ió y ( * * * ) 153 (d ijo ) c o n v o z s e
rena: « C u m p lie n d o to d o lo q u e m i señ o r m e o rd en ó c o m o e s
c la v o , fu i c o rr ien d o a tra n sm itir su s ó r d e n e s a tr a v és d e la s
tr ibus y , a l lle g a r , v i al terr ib le tiran o e n u n a gruta , e n lo m ás
320 a lto de u n m on te . E n ton ces é s te lla m a a lo s reb eld es atrayéndo
lo s c o n su v o z . L a m u ltitu d d e m o ro s a cu d e e n v e lo z carrera;
su s ro stro s o sc u r o s l le n a n la s tien d a s: ig u a l q u e d ic e n q u e e n
otro tiem p o P lu tó n 154 c o n v o c ó u n a asa m b lea para prom over lu
ch a s entre lo s d io se s y a cu d ieron in n u m era b le s m o n stru o s por
lo s a n c h o s ca m in o s: H id ra y la fu n e s ta M e g e r a y e l a n c ia n o
325 C aronte , tras abandonar su barca, v e n ía n corriend o; y T is ífo n e
b lan d ien d o u n en orm e y p esa d o p in o en v u e lto e n llam as, A le c
to , la d e en ro sca d a s serp ien tes , fuera d e s í, y to d o s lo s rostros
330 q u e e s p o s ib le v e r b a jo e l in m e n so A v e r n o . C u a n d o l le g ó e l
apretado escu ad rón y rod eó a su je fe , tras sen tarse é ste , p erm i
t ió q u e se c o lo c a r a n a su la d o a q u e llo s d e l e sc u a d r ó n q u e lo
m e re c ía n . É l, a su v e z , c o m o p r e fec to , se s itu ó e n e l cen tro y
m irá n d o lo s a lt iv a m en te a to d o s d e e s te m o d o h a c e reso n a r su
atronadora v o z: «C iu d a d a n o s, q u iero p resen ta ro s a lo s e m isa
r io s , daros a co n o cer e l duro m en sa je d e Juan y m ostraros a to-
335 d o s a su portador. E scu ch ad lo ab iertam ente c o n o íd o s atentos y
d ec id id , s i e n v u estro án im o está , s i d e b e m o s so lic ita r la p a z o
p rovocar la guerra».
153 Este verso está incompleto, aunque no aparece ningún espacio en el manuscrito.
154 Plutón es el sobrenombre ritual de Hades. Hidra fue la serpiente de múltiples cabezas aniquilada por Hércules. Caronte es el anciano barquero que pasa las almas hasta la orilla opuesta del río de los muertos. Megera, Tisífone y Alecto son las tres Furias; cf. nota 95. En cuanto al Averno, es el mundo de ultratumba.
LIBRO IV 121
S e m e p erm itió hablar u n a v e z q u e im p u siero n s ilen c io con
lo s d e d o s a su s len g u a s . L es tra n sm ití la s in str u c c io n es e n c o
m endad as por e l em perador y su d eseo ; ex p u se en un largo d is
cu r so c ó m o la in m e n sa b e n e v o le n c ia d e n u estro so b er a n o se
e x tie n d e por d oq u ier . U n í su in d ó m ito v a lo r a su bon dad . D i
je , añad ien d o c o n frecu en c ia a lgu n as a m en a za s, q u e lo s ro m a
n o s 155 eran ca p a ces d e perdonar, aunque siem p re d o b legaron a
lo s p u eb lo s so b erb io s, y q u e hab ían so m e tid o por co m p leto en
e l c o m b a te a lo s p o d e r o so s tira n o s; y en u m e r é a lo s p u e b lo s
q u e, tras p rovocar en fren tam ien tos d e sd e e l c o n fín d e l m u n d o ,
so m e tie r o n la p o d e r o sa R o m a y n u es tro p r o p io em perad or.
A s e g u r é n u estra in te n c ió n d e lu c h a r y , v o lv ie n d o atrás, le s
m ostré la s p o sib ilid a d es de la p az . Por ú ltim o , guardé s ilen c io y
so lic ité u n a respuesta .
E l lo s , u n a v e z in terru m p id o m i d isc u r so , e n lo q u e c id o s ,
em iten entre s í c o n su s len g u a s silb an tes d iferen tes gritos y h o
rr ib le s so n id o s , co m p a rtien d o u n e x tra o rd in a r io pavor: ig u a l
q u e e n p le n o m o n te , cu a n d o s e e x t ie n d e n la s n u b e s so b re la s
an chas tierras, lo s lo b o s g o lp ea n e l aire c o n su s frecu en tes au
l lid o s y h a cen resonar la s h u ecas som bras c o n su s ladridos.
C u a n d o se ca lm a n lo s á n im o s, en -
R esp u e sta de A n ta la s to n c e s A n ta la s , a lt iv o y c o n pa lab rasa l m en sa jero c r u e le s , m e da la s ig u ie n te resp u esta :
ro m a no « B a sta n te c o n o z c o e sa le a lta d d e l Im
p erio rom ano q u e h a s id o rec ien tem en
te q u eb ran tada. Y q u e n a d ie p ie n s e q u e p u ed e en gañ ar m á s a
A n ta la s; y a b a sta c o n q u e e l a rm en io tu v ie ra u n a v e z o c a s ió n
155 A sí se llama normalmente a los soldados del ejército bizantino; y de hecho así es como se consideraba de modo oficial a los súbditos del emperador que reina en Constantinopla, que además puede reivindicar el título de emperador romano. Esto demuestra el vínculo tan estrecho entre Bizancio y la antigua Roma.
122 JUÁNIDE
d e h a c e r lo l56. ¿Q u é c la s e d e a m ig o s m e in v e n ta s c o n tu a stu
c ia ? ¿N o lo era y o vuestro? ¿ N o acud í m á s d e u n a v e z en v u e s
tra ayuda? ¿ N o e s tu v e a l serv ic io d e v u estras órd en es c o n lea l-
365 tad? ¿ N o lu ch é , rom ano, por tus ca u d illo s? T e stig o s su fic ien tes
s o n e l E sta d o , le a l s in d u da, y tu sa n g re , h er m a n o G u a r íz ila ,
derram ada por orden d e u n j e fe in ju s to 157, y la reco m p en sa re
c ib id a d e tu arm en io q u e e n se ñ ó c ó m o é l, v a lié n d o se d e n u es-
370 tro pod er , p u d o d o b leg a r a l tirano G úntarit. A s í, le a l a v u estra
p a z b e n e fic io sa , m e re c ié n d o lo así, p u es c o n fr ec u e n c ia con tr i
b u í a v u e str o s tr iu n fo s, ¿ tu v e e s ta d ig n a r ec o m p e n sa ? P o rq u e
em p ren d í bata lla s e n vu estro b e n e f ic io , ¿ é sta e s v u estra f id e li
dad? ¿H om bres a sí se llam an am ig o s? ¡S i so la m en te m e h u b ie
ras entregado a A rtábano, fortuna, s ié n d o m e fa v o ra b le , cuando,
375 p or u n ex trañ o azar, n u estro v a lie n te ila g u a s d ir ig ía e l ca m p a
m e n to y lo s p u eb lo s d e lo s terr ito r io s d e l f ie r o A u stro ! P o r e l
contrario, a é sto s c o n u n p eq u eñ o grupo d e so ld a d o s se d isp o n e
ahora a atacar e l g en era l Juan q u e, s in p en sa r p e d ir n o s la p a z
c o n h u m ild es palabras, a gob ia astu tam ente c o n tem o res in ú tiles
a q u ien es debería so licitarla .
380 D e s p u é s d e ta n to s tr iu n fo s m e r e c id o s r e a liz a d o s p o r m i
diestra , u n a v e z v e n c id a la bata lla y m u ertos lo s j e fe s gracias a
m i arrojo, d esp u és d e l fiero S o lo m ó n y d e la m uerte d e l prim er
J u a n 158, ¿podrá a lg u ien atacar a A n ta la s e n la lu ch a? ¡P ues que
e l cordero q u e p a ce en lo s v a lle s aterrorice al lo b o y q u e e l leó n
385 tem a a l c ie rv o d e a ltiv o s cuernos! ¡O q u e e l perro im p etu o so se
a tem o rice ante la lieb re o e l g a m o y e l sa n gu in ar io h a lc ó n ante
la in o fe n s iv a p a lo m a q u e v u e la b a jo la n u b e! ¡Q u e e l m ism o
136 Artábano, durante el reinado de Gúntarit y para intentar derrocarlo, negociaba en secreto con Antalas haciéndole una serie de promesas para atraerlo hacia el partido de Bizancio, promesas que al parecer no llegó a cumplir.
157 Cf. nota 53.158 Alusión al hijo de Sisinolo.
LIBRO IV 123
escu d ero de J ú p iter159 h u ya por e l aire transparente tem ero so de
la r o n ca g ru lla y d e l c isn e cantor y q u e p e r ez ca to d a la natura- m le z a e n e l c a o s d e su s e le m e n t o s 160! D e c id o , p u e s , lu ch a r de
n u ev o contra lo s rom anos tantas v e c e s v e n c id o s . Q u e v u e lv a n y
qu e en tab len la batalla».
A p e n a s d ijo e s to e l e m isa r io , in te -
Reacción rru m p ien d o su s p a la b ra s , se e x t ie n d ede los soldados entre lo s je fe s y lo s ex c ita d o s escuadro-
y arenga de Juan n e s u n COnfuSO m u r m u llo . D e l m ism o 395
m o d o q u e , a l c o m e n z a r la tem p esta d ,
g im en la s aguas g o lp ea d a s por u n p o ten te to rb e llin o ch o ca n d o
contra la s orillas; en to n ces la s o la s rep rod ucen e l son id o y toda
la c o sta se e strem ece c o n su c a íd a y la s aguas encresp ad as por
e l abundante o lea je se retiran. E l gen era l lev a n ta n d o su d iestra
im p o n e s ile n c io c o n u n a señal. In m ed ia ta m en te s e ca llaron lo s 400
so ld a d o s y atentos d ir ig ieron la m irada a su je fe . E n to n ces d iri
g e n a é l to d o s lo s ro stro s y to d a s la s m e n te s , q u er ien d o e s c u
char d e se o so s la d e c is ió n de su líd er y p restand o su s sen tid os y
o íd o s a su s p a la b ra s. E l g e n e ra l ex h o r ta c o n v o z seren a a la s 405
c o h o r te s a ten ta s y , e x c ita n d o a l c o m b a te su s e sp ír itu s im p a
c ien te s, lo s in fla m a c o n ta les palabras, rea firm án d olos contra e l
e n e m ig o : « A s í c re c ió la g lo r ia d e l Im p er io ro m a n o , co m p a ñ e
ros, y d e e s te m o d o lle g ó e l E stad o a gobernar to d o e l u n iverso ,
e n tan to q u e so m e tía n a c io n e s y g an ab a b a ta lla s . N o te m ió e l 410
so ld a d o rom ano a lo s p u eb lo s q u e em puñ aban arm as n i v o lv ió ,
a te m o r iza d o , la e sp a ld a ante lo s e sc u a d r o n e s , p o r n u m er o so s
q u e fueran; s in duda, m antu vo la c o n fia n z a en lo s su y o s y p er
m a n e c ió alerta c o n gran astu cia y s ien d o cap az d e soportar la s
fa tig a s d e l c o m b a te gra cia s a su en tereza . P ero siem p re q u e la
lea lta d fu e quebrantada y n in g ú n resp e to d eb id o a l em perador
159 Alusión al águila.160 Es el tópico de los adÿnata o impossibilia.
124 JUÁNIDE
415 c o n s ig u ió d o b leg a r lo s e sp ír itu s d isp u e s to s a co m b a tir , m ie n
tras se p r e fiere e l ro b o y e l sa q u eo , m ien tra s e l so ld a d o d e se a
la s reco m p en sa s d e l co m b a te q u e n o s so n p erju d ic ia les , en to n
c e s la tropa rom ana, atem orizad a p or su s prop ias fu erzas, h u y e
420 crey en d o q u e so n lo s p u eb lo s sa lv a jes q u ien es han v en c id o . N o
o frec ió , s in em bargo , la F ortuna largas fa tig a s a e sto s p érfid os,
s in o q u e v o lv ió m á s p r o p ic ia y fa v o r a b le . A m ó a su q u er id a
R o m a p o r v o lu n ta d d e lo s h a d o s . P o r e l la a n iq u iló a m u c h o s
c u lp a b le s , d estru y én d o lo s por c o m p le to , y p ro p o rc io n ó su a le
gría a nuestro im perio .
425 ¿ D e q u é l e s ir v ió a l in se n sa to G ún tarit, q u e c a y ó rod an d o
e n la m atanza d e l arm enio, ostentar e l nom bre d e tirano? ¿A ca so
e n e l banquete , entre la s co p a s de la m e sa fe stiv a , n o rec ib ió su
ca stig o m erecid o por haber roto e l p acto? ¿Q ué v o y a contar d e l
fu g itiv o E stucias que andaba errante por tantos r in con es de la tie-
430 rra? M ientras fu e am b ic io so , m ientras preten d ió lo que era in ú
til, queriendo p oseer e l nom bre de tirano en in justo com bate ¿ se
rá n ecesario contar q u é m atanzas arrojó sobre L ib ia , qué locuras
so b re la s tr ib u s y c o n cu á n ta sa n g re t iñ ó su e sp a d a ? A u n q u e
d em a sia d o tarde, m urió , n o obstante , c o n una m uerte d ign a , pa-
435 gand o su crim en y , a l m ism o tiem p o , su frien d o su castig o .
V e is , p u es , so ld ad os, cuánto se e sfu erza la Fortuna por co n - '
servar la lea ltad a lo s em peradores y c ó m o se en carga d e so m e-
440 ter, e n afortu n ad o co m b a te , e l u n iv e r so en tero a lo s ro m a n o s.
A s í p u es , v a m o s, com pañeros de lu ch a y f ie le s c iu dad anos, que
d e sp lie g u e cada un o a su s h om b res ante e l p e lig ro m a n ifiesto y ,
seg ú n la costum b re rom ana d e nuestro sagrado em perador, a co
m e te d a e s to s p u e b lo s m a lig n o s . Q u e se p a n lo s p u e b lo s y re
y e s so m e tid o s lo q u e e s la v a len tía d e l Im p er io , la g lo r ia e n e l
com bate. M irad bajo cuántos p e lig ro s se h u n d en ahora nuestras
445 e n se ñ a s y p e r m a n e ce d a ler ta s, so ld a d o s . L o s m o r o s r o d ea n
n u estra s t ien d a s . C o n e l v a lo r y la e sp a d a d e b e m o s b u sca r la
sa lv a c ió n . Q u ien es co n sid era m o s c o m o a m ig o s a n u estro la d o
LIBRO IV 125
y c r e e m o s p a c íf ic o s está n p e n d ien te s d e l resu lta d o fina l: s i e l
rom ano resu lta v icto r io so en to n ces se so m eten , le adoran y só lo
la su erte d e lo s v en ced o res y e l m ied o q u e han exp erim en ta d o 450
lo s m antend rá f ie le s . A h ora , ahora lev a n ta o s c iu d a d a n o s. É sta
es la v ic to r ia q u e d iv id irá la s d o s fa c c io n e s . Q u e m ueran atra
v e sa d o s por la esp a d a , q u e v u estra v a le n t ía a terrorice a e s to s
e n e m ig o s . Id, cap itanes, y que cada un o d isp o n g a su s tropas en
la s p o s ic io n e s co rresp o n d ien tes . Q u e a v a n c e n lo s estan d artes 455
c o n su s p r o p io s m a n íp u lo s y l le v a d a l fr en te lo s e scu a d ro n es
b ien form ad os» .
H a b ló así y d e un sa lto subió a l alto
El general a caballo lo m o d e su c a b a llo . L a s arm as d e l v e -se dm ge al combate: n e ra b le v a ró n r eso n a r o n y su c a s c o ,
enumeración de las tropas , , ■ .. , r 1„ b r illa n d o c o n m u s ita d o fu lg o r , e m it ió 46oy dirigentes a
que lo acompañan co n e l refle jo d e l so l lu c es y resp lan d ores y e l a rd ien te d e s te l lo d e su co ra za
se e x te n d ió p or e l ca m p a m en to . C o m o u n a to rm en ta q u e , im
p u lsa d a p o r u n ex traord in ario e stru en d o d e sd e e l l ím ite d e la
b ó v e d a c e le s te h a sta a lcan zar e l cen tro d e l c ie lo , resu en a y de
repente lan za rayos a través d e la s nu bes.
E n to n ce s le aclam aron to d o s lo s c a p ita n e s y to d o s lo s o f i - 465
c ía le s . A c o n tin u a c ió n la c o h o r te , im itá n d o lo , s e a p o y ó sob re
la s en o rm es la n za s y d e un sa lto e sp o le ó lo s c a b a llo s m ien tras
otros sujetan e l largo c u e llo d e lo s so b erb io s an im ales. E l ca b a
l lo v e lo z se debate contra e l b o ca d o por to d a la llanura brincan
d o a d erech a e izq u ierd a sob re la h ierba; se a leg ra a l sen tir en 470
su c u e llo la s m a n o s d e su am o y d isfru ta co rr ien d o a través de
la s ex ten sa s llanuras.
S e form aron lo s escuadrones. G en c io d irige la form a ció n en
e l a la derecha , rodeando las e n señ a s c o n m a n íp u lo s e sc o g id o s .
É l m ism o c o m o capitán, triunfante, c o n su fu lgurante ca sco , ca- 475
b a lg a y m ientras g a lo p a entre lo s escu a d ro n es, d istin g u ién d o se
por sus p en a ch o s y resp lan d ecien te c o n e l brillo d e l oro, exhor-
126 JUÁNIDE
ta al co m b a te y ordena las f i la s , lle n o d e arrojo, c o n d ign a m a
estría . Junto a é l P u tz ín tu lo , v a le r o so , p o n e e n m o v im ie n to la s
arm as d e lo s jó v e n e s , llev a n d o tras lo s estandartes su s apiñadas
480 co h o r tes . E ste m ism o , de esp ír itu lu ch ad or, im p res io n a n te c o n
su c a sc o em p en a ch a d o y su r e sp la n d e c ie n te co ra z a , ib a a lt iv o
e n su c a b a llo , m u y a p u esto , c o n u n a la rg a la n z a . Y , c o m o era
su c o stu m b re , ex h o r ta b a c o n su s p a la b ra s a lo s a l ia d o s , p u es
un a incom parab le sabiduría anidaba siem p re e n su v a lero so c o ra zó n . ¡A fo r tu n a d o , s i lo s h a d o s le h u b iera n c o n c e d id o e n su
485 v id a la rg o s d ías para q u e fuera an c ia n o en su v e je z , q u é an cia
n o hubiera sido!
A c o n t in u a c ió n G re g o r io , e l te rc er o , fu era d e s í , c o n u n a
la n za q u e c o g ió precip itadam ente y e l e sc u d o lig ero , resp lande
c ía c o n su s arm as iberas.
"Próxim o a é ste , G éisir it, c o n sc ie n te d e su p ro p io va lo r , ha-
490 c ía avanzar a sus tropas y estandartes c o n in te n c ió n d e destruir
lo s cam p am en tos en em ig o s antes de la señal. P ro teg id o por bri
l la n te s arm as, v a em p u ñ a n d o v e n a b lo s d e e n o r m e p e so . E stá
resp la n d ec ien te c o n to d o e l cuerp o arm ado d e h ierro y la cora-
495 z a en trelazad a c o n m a lla s d e oro. L le v a u n c a sc o dorado co m o
la lla m a c o m b in a d o c o n h ierro c u y o ex tre m o , a l ig u a l q u e lo s
p en a ch o s , e stá form ad o por u n a crin d e ca b a llo . S e c iñ e c o n un
b rilla n te c in tu rón recam ad o d e ped rería y le adorna e l co sta d o
su e sp a d a e n u n a v a in a d e m a rfil. E n to n c e s , e n tr e la zá n d o la s
c o n u n c o rd ó n p e r sa d e abu n d an te o r o , c o lo c a e n su s p iern a s
la s g r eb a s in cru sta d a s d e ro ja p ú rp ura c o n gra n m a e str ía y
500 adornadas c o n pedrería . D a g u sto v er to d a s su s e n se ñ a s y , aún
m á s, su ex trem ado valor.
A co n tin u a c ió n , organ izan do lo s e scu a d ro n es por lo s ex ten
s o s c a m p o s, ib a v a ler o so M arturio , q u e to m a b a su s d e c is io n e s
c o n d eterm in ación y d ir ig ía a lo s a lia d o s c o n v a lo r d ig n o d e un
505 tribuno. E l v ig o r o so M arcian o s e la n z a co n tra la d en sa fo rm a
c ió n d e e n e m ig o s , d isp u esto a m ezclar c o n la su y a la sangre del
LIBRO IV 127
b a rceo . Y e l e g r e g io Senátor , d e ilu stre e stirp e , ca b a lg a lle n o
d e d icha, adornado co n su s arm as resp landecien tes.
A com p añ ad o de una num erosa m ultitud les s ig u e el f ie l C ú- 510
s in a al fren te d e lo s e sc u a d r o n e s co n la s e n se ñ a s m a sila s . Era
rom ano d e esp íritu y n o estaba le jo s d e ser lo de sangre, dotad o
d e co stu m b res p a c íf ic a s y d e sob ried a d latina. N o había q u ien
le ig u a la ra en fu erza f ís ic a ni e n e l la n z a m ie n to d e d ard os, ni
A d o n is , am ado por V en u s, ni e l va lero so A q u i le s l61.
Y por la otra parte, en la relu c ien te a la izq u ierda , d esem p e- 515
fiando el cargo de general, se apresura e l ilustre J u a n 162, y a an
c ia n o y a v a n z a d o en a ñ o s , p o s e e d o r d e u n a v ig o r o s a v e je z y
una v a len tía ju v e n il q u e le p erm itió , g lo r io so , d o b leg a r al e n e
m ig o em p lean d o no p o c o esfu erzo . V a m ontad o e n un sob erb io 520
c a b a llo d e c o lo r m a tiza d o de m an ch a s b la n ca s y negras, ador
n ad o co n oro y pedrería q u e corre, p ia fa n d o , lig e r o por to d a la
llanura. É l va y v ien e v e lo z , c o n in fa tigab le vo lun tad , ordenan
d o su s e sc u a d r o n e s p e r so n a lm e n te y tr a n sm itien d o su se g u r i
dad a lo s a lia d o s q u e se acercan . E l in fa tig a b le F rón im u t, a su 525
lado , p o n e en m archa su s tropas c o n lo s estand artes levan tad os
y se le une c o m o a liad o en ca m p o abierto. A u n q u e sea é l q u ien
destaq u e en e l cen tro, deslum brante co n su s p en a ch o s y su c a s
c o y lev a n tán d ose, ergu id o , g o lp e e lo s ra y o s y la lu z del so l con
e l extraordinario fu lg o r d e su espada, n o obstante nu m erosas f i- 530
la s d e so ld a d o s ra d ia n tes c o n s u s e sc u d o s y c a s c o s lo rod ea n
por todas partes.
161 Venus era una antigua divinidad romana que fue asimilada a la Afrodita griega, diosa del amor que tuvo amores con dioses y mortales, entre ellos Adonis. Aquiles, hijo de Peleo y de la diosa Tetis, fue uno de los héroes que participó en la guerra de Troya.
• 162 Es el capitán romano Juan el Mayor.
128 JUÁNIDE
C erca estab a M arcen cio aprem iando a su s tropas y anim án
d o la s a com batir. Corren lo s escu ad ron es, tal c o m o se Ies ha or
d en ad o , a través d e la s an ch as llan u ras. O prim e su s rub ios c a
b e llo s un c a sc o dorado en d u rec id o p or e l b ro n ce y p esa d o por
535 su s p e n a c h o s ; y u n a co ra z a d e r e s p la n d e c ie n te s e sc a m a s ro
d ea sus en orm es hom bros. S u ca b a llo rea liza arrogantes cab rio
la s c o n la s patas. L le v a la s arm as e n su s c o s ta d o s y v a c eñ id o
540 c o n u n a a lja b a y un arco r e so n a n te ; c o m b a t ie n d o c o n d o ra
d a s f le c h a s , p r o te g e lo s e sta n d a r te s r o d e a d o s p o r lo s a terro
r iz a d o s tr ib u n o s. P or una parte e s ta b a L ib era to q u e s e d is tin
g u ía e s p e c ia lm e n te p or su la r g a la n z a ; p o r o tra , e l a p u e s to
Ú lita n , cu b ierto c o n arm as d e d iv erso co lor; é s te era e x c e le n te
en e l la n za m ien to d e l dardo y n o era len to en e l tiro co n e l ar
c o curvo .
Ifísd a y a s — con la co m p a ñ ía de su h ijo B itip ten — , m u y há-
545 b il en e l m anejo d e l ca b a llo c o n las riend as aflo jadas, avanzaba
c o m o p re fec to y g u ía d e su p u eb lo q u e le se g u ía intrép ido. Era
un p u eb lo nu m eroso en h om b res y d e gran va lor. Su p rop io d i
r ig en te , d e carácter e n é rg ico , h a b ía m a n ten id o su lea lta d a lo s
ro m a n o s y era qu erid o por e l e jér c ito , lo s ca p ita n es y e l n o b le
550 gen era l en j e fe . Su ilu stre h ijo , m u y aud az en e l m a n ejo d e la s
arm as, no le ib a a la zaga al padre de tal m o d o , q u e podría v en
c er c o n su s d ardos la s d e lic a d a s f le c h a s q u e la n za n lo s persas
co n su s ten sa d o s arcos.
E l ca p itá n T árasis, p o n ien d o e n m arch a su s a lto s estand ar
te s , ord en a la s f i la s d e in fa n ter ía reu n id a s se g ú n la d iv ers id a d
555 d e su s arm as. É l m ism o a c a b a llo d ir ig e la b a ta lla entre lo s e s
cuadrones o b licu o s y ordena a lo s su y o s q u e se protejan co n lo s
e sc u d o s . L a v a lero sa lín e a d e bata lla , e r izá n d o se co n lo s e sc u
d o s en trelazad os, se ex tien d e a lo la rg o en apretad ísim a form a
c ió n p o r lo s a n c h o s c a m p o s . L o s so ld a d o s s e o c u lta n tras lo s
560 gru eso s e sc u d o s c o m o tras una m uralla; só lo surgen por en c im a
la s h a ch a s y la s puntas d e lo s c a sc o s resp la n d e c ie n te s c o n su s
LIBRO IV 129
p en a ch o s. L a llanura cubierta d e hierro se encresp a con las lan
zas ergu id as y brilla e l aire cargado de extrañ os terrores.
D e e s te m o d o e l v e n e ra b le Juan , d e p o d e r o sa s arm as, p o
n ien d o e n orden su s a las para la bata lla , reú ne en e l cen tro lo s
estan d artes, d ir ig ié n d o lo to d o e n la fo rm a c ió n e ig u a la n d o lo s 565
escu ad ron es a través d e la co lu m na. C ab a lga en m ed io d isp u es
to a luchar co n tod as su s arm as y a dirig ir co n v a len tía su s tro
p a s , an im a n d o a su p u eb lo a com batir. C o m o lo s o jo s escru ta - 570
d o res d e un toro preparado para em b estir m iran a ten tam en te a
un la d o y a o tro y b u sca n p o r d ó n d e h er ir al e n e m ig o q u e le
ataca y e m b iste p o r un lad o , g ira a la d erech a y a la izq u ierd a
le am enaza , m u ltip lican d o las heridas c o n d iferen tes cornadas y
a llí por d o n d e le ind ican su s o jo s se c la v a n su s astas, a s í e l g e
neral ordena a la s f ila s , una v e z ex a m in a d a s por partes ig u a les , 575
entrar en co m b ate. D e l m ism o m o d o q u e e l órgan o o la lira d e
b en ser p u lsa d o s p or lo s d e d o s d e l e x p e r to , d e m an era q u e
c u a n d o é s te la to c a la c a ñ a su e n a al c o n ta c to c o n e l v ie n to ,
m ien tra s q u e , ni la s cu erd a s n i e l : a ire su sp ira n s i la v o lu n ta d
d e l m ú s ic o no h a ce resonar ca n to s b ien articu lados; a sí a v a n za 580
la lín ea d e bata lla ante la orden d e l gen era l y entra en co m b a te
en fo rm a ció n c o n lo s correspon d ien tes estandartes.
Junto al genera l e sta b a R ic in a rio , q u e resp la n d ec ía c o n su s
b rilla n tes arm as y d isp o n ía lo s e scu a d ro n es con e l m ism o c u i- 585
d ado. E ra d e esp íritu im p u ls iv o , d e sev erid a d m oderada y gran
corazón , in d u lgen te , sab io , v a lero sísim o , incapaz d e hacer m al,
d e p o d ero sa s arm as, v en ced o r e n la guerra, portador de la p a z ,
h u m ild e d e corazón — lo que resu lta grato a C risto— , b on dad o- 590
s o y d ig n o de a cerca rse a sem eja n te g en era l. P orq u e no fu e la
naturaleza q u e se m uestra en e l cuerp o , s in o lo s ra sg o s d e l don
m á s p recia d o — e l am or casto , e l p a tr io tism o , la bondad , la sa
biduría, e l valor— q u ien es un ieron a a m b os bajo una so la alm a.
A s í p u e s , ib a a c a b a llo e n m e d io d e la s f i la s d is t in g u ié n d o se
por su s arm as e instruía a lo s a lia d o s co n so seg a d a s palabras.
2 4 3 .- 5
130 JUÁNIDE
595 E l e jérc ito e n e m ig o s ie n te adm ira-E ljefe moro Yerna cjón por e l v a ler o so Juan q u e d ir ige lo s
fortifica SU campamento a fortu nad os e s ta nd artes e n fo rm a c ió n .ante al ataque de
los romanos P ei'° Y ern a, j e fe d e lo s m o ro s, durantela n o c h e a n g u stia d o p o r la s p reo cu p a
c io n e s , con stru y e u n a m uralla en torno a l cam p am en to rodeán-
600 d o lo c o n o c h o f i la s d e c a m e l lo s 163. A c o n t in u a c ió n lo r o d ea
c o n se is f i la s d e b u e y e s , en trelazan d o h á b ilm e n te su s cu ern os.
Y c o n a stu c ia y m a estr ía prepara em b o sc a d a s p o r lo s c a m in o s
apartados, d e m o d o qu e, m á s tarde, lo s m o ro s advertid os corran
v e lo c e s e n p len a batalla a ased iar a l escu a d ró n d esp rev en id o de
so ld a d o s in d e fe n so s q u e se d ir ig e n a l c a m p a m en to . N i M in o s
e n su p r e o c u p a c ió n h iz o d o b la r c o n tan tas cu rv a s lo s c ír cu lo s
e q u ív o c o s por lo s e scon d rijos d e l la b e r in to 164, retorciendo c o n
fu sa m e n te lo s c a m in o s q u e e l h ijo d e E g e o , b ie n a c o n se ja d o ,
su p o en con trar c o n h a b ilid a d , v o lv ie n d o so b re su s p a s o s , tras
βίο haber ten sad o e l h ilo . E n to n ces é l m ism o h irió c o n su esp ad a e l
p e c h o b ifo rm e y la b estia , v o m itan d o san gre , se d e sp lo m a c la
va n d o sus cuern os en la oscura tierra. Para construir una tercera
barrera e n la em p a liza d a , d isp er sa e l g a n a d o p e q u eñ o y u n e a
615 lo s an im a les trabánd oles la s patas. E n e l cen tro ata h áb ilm en te
a lo s a sn o s ap iñ ad os, estiran do las cu erd as res is ten te s y c o lo c a
tram pas por e l cam pam en to , horcas b ico rn es , e sp in o s a fila d o s y
en orm es rocas para im ped ir e l paso .
163 Cf. nota 67.164 Minos, según la mitología, fue un rey de Creta cuya esposa Pasífae tu
vo amores con un toro y concibió al Minotauro, monstruo que tenía cabeza de hombre y cuerpo de toro. Minos mandó construir un inmenso palacio, el laberinto, formado por un embrollo de salas y corredores de modo que nadie podía encontrar la salida, donde encerró al monstruo. Teseo, hijo de Egeo, mató al Minotauro y consiguió salir del laberinto siguiendo el hilo de un ovillo que le regaló Ariadna, la hija del rey.
LIBRO IV 131
D e l m ism o m o d o A n ta la s d ir ig e la 620
Alineación de tropas lu c h a c o n m a e str ia y a v a n z a ro d ea d oy enumeración por su s e sc u a d r o n e s . C o n fia d o e n su
de los jefes moros c a b a llo , r e sp la n d e c e e n e l cen tro y s i
túa a la s fa la n g e s para u n c o m b a te a
p ie , u n id a s por lo s p esa d o s e sc u d o s . P er o m a n tu v o m u y cerca
lo s escu ad ron es para proteger e l cam pam en to y n o qu iso q u e la
in fa n te r ía se arriesgara a lu c h a r m ás le jo s , h a b ien d o e x p e r i- 625
m en ta d o e n tantas o c a s io n e s lo q u e p u e d e n e l terror y e l va lo r
rom ano en e l com bate. L a fo rm ación m ora , sin em bargo, av a n
z ó en orden p r e c iso c o n estandartes sem eja n tes . D e la n te la ca
b a ller ía v e lo z reco rre to d a la lla n u ra y v a rau d o e l la g u a n ta n
in u n d an d o lo s ca m p o s, la s c o lin a s cerca n a s, lo s p ro fu n d o s va - 630
lie s , lo s b o sq u es y lo s r íos, c o n e l fiero Y e m a y e l tem ib le B ra
ten q u e le sigue. A continuación, sigu ién d o lo s co n m uchos m iles
de h o m b r e s , C á m a lo a v a n z a co n tra lo s e n e m ig o s e H isd réa -
s e n 165 y e l fero z Y a ld a s y e l im p etu o so S ín zera y tod os lo s que 635
n ad ie , q u e pretenda com pren der sus n o m b res o nom brar tantos
p u eb lo s cru eles , e s capaz de recordar. E n m ed io d e ésto s estaba
e l cru el S id isan que estim ulaba y d ir ig ía la lucha , al frente d e la
ca b a ller ía y d e la s en señ a s d e l a la d erecha . Y e n e l ala izq u ier
da C arcasan 166, a so c ia n d o su s e scu a d ro n es , d e sp lie g a la s d en
sa s f i la s p o r to d o e l c a m p a m en to , e x c ita n d o a lo s ifú r a c e s a 640
com batir; e ig u a lm en te M ela n g o d ir ige su s e n señ a s y G anta i y
G ü en ta n , A la c a n z a y e l cru el Y u tu n g u n , e l v e lo z A u tíliten , e l
v a ler o so Catúbar y lo s inn um erab les j e f e s q u e la s Sirtes e n v ia
ron a com batir.
165 Quizá sea Esdílasan o Isdflasan, jefe moro que se rebeló contra los romanos y que menciona P rocopio (Guerra contra los Vánd. IV 10 ,6 ; 12 ,26 , 29).
166 £ e y j c ] a tr ib u ,je j o s i f ú r a c e s .
LIBRO QUINTO
Preliminares de la batalla:
increpaciones de Juan a Antalas
Y y a s e a c er ca b a n lo s e n e m ig o s a
su s a d v e r sa r io s , q u e e sta b a n s itu a d o s
en fren te , c o n lo s estandartes en form a
c ió n . S a c a n d e la s a lja b a s lo s a r co s y
la s a ladas f le c h a s y arrojan lo s dardos.
U n a parte h ab ía d e lim itad o en su ava n ce u n e sp a c io del cam po
v a c ío ; e l e jér c ito extran jero im p e d ía e l a c c e so a lo s so ld a d o s
rom a n o s y , cerrán doles e l p a so , h ab ía o b lig a d o a lo s e n em ig o s
qu e avan zab an a perm an ecer e n su s p o s ic io n e s y la fo rm a ció n
se q u ed ó in m ó v il, su jetando fu ertem en te la s r iend as. A l o b ser
var la s fila s d e l e n em ig o , A n ta las, h ijo d e G üenfan , v io al g e n e
ral Juan entre la s en señ a s , r e c o n o c ié n d o lo a lo le jo s . E n to n ces
p asand o entre lo s dardos de lo s su y o s, v a a ltivo e n su ca b a llo y
atra v iesa ante la v is ta d e l n o b le d ir ig en te . E l v a le r o s ís im o g e
neral q u e avanzaba sin hacer u s o 167 d e su s arm as sa lió , n o o b s
ta n te , a l en c u e n tr o d e su e n e m ig o . E m p ren d e a q u é l la h u id a ,
h a c ie n d o v o lv e r c o n la s r ien d a s a su c a b a llo d o m a d o . A é l se
d ir ig ió d e e s te m o d o e l gen era l: « ¿ A d ó n d e h u y e s , A n ta la s?
¿ É sta s so n tus p a la b ra s a m en a za d o ra s? M ira c ó m o te lla m a
167 V in c h es i («Note testuali...», pág. 152) da al adjetivo vacuis el sentido de non occupatus.
134 JUÁNIDE
Juan , q u e a v a n za c o n u n o s p o c o s s o ld a d o s 168. ¿ H a c ia d ó n d e
d e sv ía s tu cam in o , v e lo z ? Entre tanto q u e ju z g u e e l que m u ev e
e l c ie lo y la tierra y la n za lo s rayos» .
e l cen tro d e lo s m o ro s un toro q u e e l sa cerd o te Y ern a y m á x i
m o líd er d e lo s je fe s d e la tribu, h ab ía f in g id o q u e representaba
la d iv in id a d d e G ú rzil A m o n io 170, c o m o p r im er p r e sa g io para
lo s su y o s . S e e n c o le r iz a e l a n im a l e n to n c e s en tre u n o s y otros
c o n su s astas lev a n ta d a s, s in saber p o r d ó n d e em b estir a l e n e
m ig o . A n te la a g itación d e la s fo rm a c io n es, avan za e n su carre
ra y arrem ete contra lo s e scu a d ro n es s ír tico s y , bravo , rec lam a
de n u ev o su cam p am en to . L o s ig u e u n j in e te rom an o q u e arro
ja n d o u n dardo tem b loroso (entre) su s ijares lo derribó en m itad
d e la arena.
retum ba; resu en an en to n ces to d o s lo s e c o s q u e im ita n la s d ife
ren tes len g u a s, d e v o lv ié n d o se la s a la s tribus. P o r aqu í e l e jérci
to m aurusio , in v o ca n d o a S in ifere , lla m a al fe ro z M a stim a n 171:
168 Juan alude de modo irónico a las palabras que Antalas le dirige en el libro IV 375: «a éstos (a los moros), con un pequeño grupo de soldados se dispone ahora a atacar el general Juan».
169 El verso 22 está incompleto.170 Apelativo de Gúrzil al que se considera hijo del dios Amón.171 Ambos nombres corresponden a dos divinidades de los moros. El
nombre de Mastiman aparece con i larga, mientras que en V III307 la i es breve.
Presagio para los moros
A n te e l q u e d e c ía ta le s c o s a s para
in c ita r le a lu ch a r , e n r o je c ió A n ta la s y
se c o n fu n d ió p e sa r o so en tre la s arm as
d e su s h o m b re s; c u a n d o ( * * * ) 169 m e
diante e l u so d e la m a g ia se en v ía d esd e
Invocaciones a los dioses respectivos
A n u n c ia r o n la b a ta lla lo s c u e rn o s
c o n su r o n c o ca n to ; e n to n c e s se e le v a
hasta la s e stre lla s u n extraño c la m o r de
v o c e s ro tas y la E r in ia s e in f la m a c o n
p en etra n tes a la r id o s . E l b o sq u e en tero
LIBRO V 135
« M a stim a n » , r e sp o n d e e l e c o . P o r a l lí d ic e n « G ú rzil» : «G úr-
z il» , resu en a n la s h u eca s ro ca s . P or a q u í la tropa rom ana, en- 40
turbiando e l aire c o n su s v o c e s , grita d e form a atronadora y con
un g em id o resp on d en a su v e z la s m ontañ as al ru ido de la s alja
b a s g o lp e a d a s . R e tu m b a u n a v o z v e n e r a b le . S e grita: « Q u e
C risto p o d ero sísim o lu ch e en tu nom bre, Justin iano, con tus ar
m a s. C o n serv a , P adre v e n e ra b le , e l p o d er d e n u estro em p era
dor». A n te e l nom b re lo s c ie lo s se e strem ec iero n ; lo s b o sq u es 45
tem b laron p rofir ien d o g e m id o s, c o n u n sa cu d im ien to de la t ie
rra, y p arecía que eran g o lp ea d o s, al ser sacud id a la c im a d e lo s
m o n te s . L a s m o n ta ñ a s y lo s la g o s e m ite n r o n c o s q u ejid o s; e l
u n iv erso se estrem ece , lib erado d e su trabazón y lo s e lem en to s
r eco n o cen c o n sus len g u a s a su Creador.
A co n tin u a c ió n se d esa ta la có lera y 50
lo s á n im o s se in fla m a n c o n e l d e se o de
In ic io de la b a ta lla luchar. L o s so ld a d o s e sp o lea n a su s ca b a llo s , arro jan do c o n su s b ra zo s u n a
nube d e f lech a s , y la lu z d e l so l p a lid e
c e ante la den sid ad de la s lanzas. B ajo la s ja b a lin as se precip ita
u n a n o c h e n eg ra y e n e l ca m p o d e b a ta lla , so b re la s arm as, la
e sp a d a d e u n o y o tro b an d o sep a ra la lu z y la s t in ie b la s . L o s 55
dardos q u e se arrojan a l e n e m ig o se m u ltip lica n c o n las f lech a s
la n za d a s q u e v u e la n a ltern ativam en te d e un a y otra parte. E n
to n ces todo e l aire so p la fu n esto y o scu recid o por tan gran ca n
tidad d e la n za s; lo s ban d os r ec ib en en e s ta m ed id a tantas h e r i
das c o m o la n za s arrojaron. T o d o dardo q u e se a cerca a m en aza 60
m uerte, pero u n a suerte d esig u a l e jerce su poder. P u es co n m u
ch a fr ec u e n c ia u n dardo la n za d o , g o lp e a n d o e n su carrera una
la n za en em ig a , c a e e n e l cam p o d e bata lla , al añad írsele u n d o
b le p e so ; M arte e s privado de d o s her id as robadas a un tiem p o
y la m ism a m uerte e n otros se en ro jece . E n to n ce s s e h u m ed ece 65
la tierra m e z c la d a c o n la san gre y e l a ire s ilb a a l arrojarse la s
la n za s . M arte d esa ta su có le ra y arrolla a lo s c a b a llo s m uertos
136 JUÁNIDE
r e v u e lto s e n m ita d d e la m a ta n za d e g u errero s . S e añ a d e u n a
v io le n c ia d esm ed id a q u e se p rec ip ita d e u n a y otra parte y lo s
so ld a d o s, c eg a d o s por la c o n fu s ió n y la ira, o fr ec en sus p ech o s
a la s arm as contrarias; lo s q u e se preparan para atacar a o tros
rec ib en la esp a d a en sus entrañas y derram an la d u lce v id a por
la s heridas.
E l im p e tu o so R ic in a rio , abrién dose
Intervenciones P a so en tre lo s in q u eb ra n ta b le s e n e m i- de Ricinario y Juan g o s , se p r e c ip ita y p o n e e n fu g a a la s
en el combate f i la s y la s e n se ñ a s co n tra ria s, u n a v e z
m u erto É ilim a r , q u e era e l p r im ero en
atacar pro v o ca n d o batallas y q u e se a trev ió a acom eter a la s f i
la s rom an as, c o n fia d o en su c a b a llo y e n su s h o m b res. E l i lu s
tre h éro e p u so a é s te fuera d e com b ate: a travesán d o le e l p e c h o
c u a n d o a v a n za b a , h a c ié n d o le fren te c o n su e sp a d a , c o r tó por
la s ro ta s c o s t i l la s su s ó r g a n o s v i ta le s y la la n z a s e p r o lo n g ó
por su esp a ld a co n un gran im p u lso .E l m o r o h a c e v o lv e r a su s c a b a llo s m ien tra s h u y e c o n un
m ied o q u e le produ ce e sca lo fr ío s . L e s ig u e la tropa rom ana que
siem bra la c o n fu s ió n h o stig á n d o lo y o p rim e e n su a g itación a la
reta g u a rd ia m a u ru sia p or la e x te n sa lla n u ra y c a n sa a lo s q u e
h u y e n c o n u n a m a ta n za s in d if ic u lta d . C u a n d o la c a b a lle r ía
destrozad a v io d esd e e l fren te a la in fan ter ía a liad a q u e espera
b a preparada, recobran e l va lo r sus co ra zo n es, h a ce v o lv er a lo s
c a b a llo s y corre inu n d an d o e l ca m p o d e fe r o c e s gr itos y b u sca
e l cam in o a través d e la s espad as de lo s so ld a d o s en e m ig o s . P e
ro c o n ex trem a d o v a lo r e l gen era l l e s c ierra e l p a so y c o n s o li
d a n d o lo s á n im o s d e su s h o m b re s , l e s e x h o r ta c o n a m isto sa s
palab ras: « N o b le s ro m a n o s , c o n s u e lo d e l Im p er io y n u estro ,
aco stu m b rad os a soportar tantas v e c e s la s fa tig a s d e la guerra,
h a b é is d e se a d o la lu c h a , a l f in a l s e n o s h a p r o p o r c io n a d o la
o c a sió n d e luchar. L a situ ación v a c ila y a en e l r ie sg o de un so lo
in sta n te . E n e s te e sp a c io d e t iem p o p r e c ip ita o s contra lo s e n e
LIBRO V 137
m ig o s c o n e l m ayor em puje. É ste será e l ú n ico e sfu erzo c o n e l 95
q u e se c o n c e d e r á u n a c la ra v ic to r ia a n u estro b a n d o . S o m o s
p ortadores d e lo s m a y o res h o n o res para lo s so ld a d o s q u e v e n
c e n la s guerras, d o b leg a n d o a lo s p u e b lo s so b er b io s , y ren u e
van la sa tisfa cc ió n d e l Im perio rom ano».
A s í h a b ló e irru m p ien d o v e lo z e n m e d io d e la fo r m a c ió n , 100
e sp o le a su ca b a llo y v a ru g ien d o c o n p o te n te v o z a tra v és del
en em ig o . L e s ig u en su s v a lero sísim a s f i la s de tup idas arm as. E l
p o lv o lo o c u lta to d o . U n a llu v ia de h ierro ca e so b re e l ca m p o
de bata lla y la cuerda d e l arco la n za la f le c h a q u e rev o lo tea . E l
g en era l e n v ió pr im ero a M a n tísin a n a la s som b ras, co rtá n d o le
la c a b e z a c o n su esp ad a . Y n o sin tió la p ro fu n d a herid a e l ro - 105
b u sto c u e llo d e l guerrero , n i la e sp a d a , q u e se d e tu v o e n sus
h u e s o s , e s ta b a te ñ id a d e sa n g re . S u c a b e z a p e r m a n e c ió e n e l
su e lo c o n lo s o jo s abiertos y su ca b a llo corre por la llanura l le
v a n d o su cu erp o y la san gre b r illa p or d o n d e s e h a a travesad o
e l cu e llo . A co n tin u ación h iere a L aúm asan en la s sien es c o n su 110
p o d ero sa esp ad a q u e le atraviesa ig u a lm en te lo s h u eso s ro tos y
e l b la n d o cerebro; contin u an d o c o n e l c a sc o y e l m anto a l m is
m o tiem p o , le h en d ió la fren te y lo s o jo s , cortán d o le lo s largos
c a b e llo s . A l v e lo z c a b a llo d e G u a rsu c ia lo derriba arrojándole
una la n za en co m b a te cuerpo a cuerpo. T em b ló la p ica c la v a d a 115
en e l ijar izq u ierdo y , atravesando co n su hierro ca lien te la s en
trañas d e l ca b a llo y e l p ie d erech o de su am o, q u ed ó co lg a n d o ,
en gan ch ad a . S e d esp lo m a e l ca b a llo h er id o y é l m ism o aplasta
e n su ca íd a a su am o y lo g o lp e a brutalm ente c o n un p eso m or
tal. A l terrib le M anzérasen corta en d os por e l m e d io co n su in- 120
f le x ib le esp a d a y e l cuerpo se separó h a c ia uno y otro la d o , ca
y en d o en d os m itades. D erribó a Y arto co rtán d o le e l c u e llo y su
m a n o arm ada; a l cortarla, t ien e ésta su jeta la esp ad a , m ien tras
q u e e l cu erp o c a e fr ío . E l e s tr e m e c im ie n to d e l g o lp e lo arroja
co n tra la tierra , sa c u d ie n d o su s b r a z o s in e r te s d e n e r v io s ca - 125
lien tes.
138 JUÁNIDE
M á za n a , q u e o b ser v a b a e l ím p e tu d e Juan e n la m a ta n za ,
sa lié n d o le al en cu en tro , se p re c ip ita so b re é l y lo a taca , b la n
d ie n d o u n a la n z a c o n su brazo . Y tras la n za rla contra e l h éro e
q u e se acercaba, h iz o v o lv er a su ca b a llo , so m etién d o lo . P ero e l
v a lero so general, sin tem or a lgun o a la s herid as, d e sv ía e l arm a
arrojada, r ec ib ién d o la c o n su e sc u d o y s in m ie d o ataca a l e n e
m ig o y lo h iere c o n v a len tía . S u sa n g re a l brotar t iñ e la v erd e
h ierb a y y a c e e n e l su e lo e l en o rm e ca d á v er . V io G ard io a su
r o b u sto h erm an o derribado p o r e l g o lp e y v u e la e n to n c e s p re
p a r á n d o se a v e n g a r su m u erte . P r o te g id o p o r su e sc u d o y s o
b erb io c o n su s arm as, se d ir ig e h a c ia e l g en era l; lo em p u ja un
v a lo r c o n sc ien te d e l p e lig ro y e l d o lo r p o r la m u erte d e su h er
m a n o . M ien tras se d istrae a l lev a n ta rse c o n la ro d illa dob lada ,
r e c ib e p o r la s c o s t i lla s u n a la n za , q u e v ib ra n d o le a tra v iesa la
co raza , y c a e h er id o e n la arena. A é l, q u e y a e s tá v e n c id o por
la m uerte, d ice e l n ob le Juan: «¿Por e sto era, desgraciado, por lo
q u e n o s atacabas, s in ser co n sc ien te d e nu estro va lor? o ¿acaso ,
m á s b ie n , te preparabas a ir c o m o co m p a ñ e r o d e tu h erm an o?
M ira c ó m o se ha cu m p lid o tu vo lu n tad , m a lv a d o , en u n destin o
co m ú n ; e s m á s, p e r s ig u ie n d o a l m is m o t ie m p o e l b o tín y la
m uerte , d e l m ism o m o d o te m archas c o n tu herm ano d e lo s te rritorios lib io s» .
In m ed ia ta m e n te a taca Juan d e sd e lo a lto a C u lla n c o n su
la n z a h o s t il y lo p e r s ig u e durante la r g o tie m p o . L a ca b a lle r ía
m ora em pren de la hu ida por toda la llanura, esca p a n d o , aterro
rizada , d e su n o b le en e m ig o . É l m ism o lo s p ersig u e fuera d e s í
y , tras h a b er arrojado su s la n z a s , la s c la v a e n la s e sp a ld a s d e
lo s guerreros y una gran cantidad d e san gre se derram a sobre la
arena. C a en lo s cu erp os a p iñ ad os, r ev u e lto s p o r la e x ten sa l la
nura. E l terror d e la guerra p recip ita a l e n e m ig o ilaguantan: to
d a s la s f i la s se e s tr e m e c e n . E l e sp a n to an te su in s ó l i to v a lo r
in u n d a lo s co razon es d e la tribu: se asom bran y se horrorizan y
h u y e n d e l h éro e . D e l m ism o m o d o tem b la ro n an te e l T o n a n te
LIBRO V 139
lo s g ig a n te s , derribados por e l ra y o c o n e l c u e llo roto; a s í hu ía
la tropa troyana d e l va lero so A q u iles .
C u a n d o B r u te n v io q u e la s tr ib u s,
Increpaciones arrojadas fuera d e lo s ca m p o s, em prende Bruten d ía n la retirad a h u y e n d o , q u e se h a b ía
a los moros que huyen d esp erta d o en lo s su y o s u n in só lito te
m or y q u e la s f i la s se ren d ían dan d o la
v u e lta a la s e n señ a s y lo s m o ro s, que h u ía n a ca u sa del m ied o ,
entraban e n e l seg u ro ca m p a m en to , c r e y e n d o q u e su s ú ltim o s
h ad os pon ían f in a su vida; lla m a y h o s t ig a c o n su v o z a la s c o
hortes que se a lejan y v u e lv e a co n d u cir a l com b a te a lo s tem e
ro so s guerreros c o n ta les palabras: « O h , tropa d ig n a de lá stim a
q u e n u n ca se retiró v e n c id a , ¿ d e d ó n d e v ie n e e s e in ten so m ie
d o ? y ¿ c o n q u é em p u je p e r s ig u e a la s a te m o r iza d a s tro p a s?
¿ A c a so a lg u ien se p rotege c o n e sta hu ida? ¿V as a estar a sa lv o
e n e l cam pam en to q u e e l sob erb io v e n c ed o r de la guerra y a e s
tá d isp u esto a saquear? ¿D e q u é tem id a bata lla h u y es , e s fo rz a
d o p u eb lo d e lo s laguan tan ? ¿ A d ó n d e corres , áustur, v e n c id o
por e l e n e m ig o , tú q u e c o n f ía s e n tu c a b a llo , c o n tan gra n te
m or? ¿ N o o s a v ergü en za , ay , d e sd ic h a d o s , e l hab eros m arch a
do abandonando e l fren te? ¡O h, va lor, oh , arrojo d e lo s guerre
ro s! ¿ O s agrad a v o lv e r d esa rm a d o s y p r iv a d o s d e to d o ? ¿ D e
e s te m o d o v á is a co n tem p la r a la s S ir te s ca lu ro sa s? O h, tropa
d eser to ra , recu erd a la s a n tig u a s g u erras d e tu s a n tep a sa d o s y
la s lu ch a s terrib les y su n o b le bravura. V u estro s padres v e n c ie
ron a l Im p erio; y M a x im ia n o , aunque p o s e ía e l p o d ero so cetro
d e l Im p erio R o m a n o , n o fu e ca p a z d e v e n c er a nu estros a b u e
lo s . M ira d ahora c o n c u á n to s so ld a d o s y c o n q u é p o p u la c h o
n o s h o stig a Juan, destruyendo nuestra fo rm a ció n , y , por ú ltim o,
a cud id a socorrer a vuestros h ijo s» .
C o n ta les palabras s e in f la m ó el v a lo r d e lo s m o ro s, v o lv ió
e l e jército y em pren d ió la batalla de n u ev o c o n m á s v io le n c ia y
alborotó la s n u bes arrojando m ultitud d e dardos. L o m ism o que
140 JUÁNIDE
un a n a v e som etid a por un torb ellin o , q u e e s a m en u d o sacud ida
e n su ruta, e s l le v a d a h a c ia la s aguas m arin as a d on d e e l austro
la d ir ige; m ien tras fu n esto s p e lig r o s siem b ran la c o n fu s ió n e n
tre lo s d esg ra c ia d o s m arin eros, le s so b re v ien e un v ien to d e so-
190 p ío d e se a d o , se lev a n ta a n im o so e l p i lo to y , ex h o r ta n d o a sus
com p a ñ ero s c o n grandes gritos, h a ce v o lv e r la n a v e c o n h a b ili
dad y d e sp lie g a la s v e la s afortunadas a lo s v ien to s seren os. D e l
m ism o m o d o rean im ó e l p refecto c o n su v o z a lo s p u eb lo s v e n
c id o s e h iz o v o lv er al com b ate a lo s esp íritu s fero ces .
195 B ru ten arrojó su lan za contra P a u lo q u e le h a c ía fren te y la
p ic a a travesó e l p e c h o ca lie n te d e l h éro e , v ib ran d o a ca u sa d e l
im p u ls o , y le d esg a rró e l c o n d u c to d e su p a lp ita n te p u lm ó n ,
ro m p ién d o le dos co stilla s c o n la fu erza d e l g o lp e . Y a ld a s h iere
c o n su e sp a d a a L argo q u e p ro v o ca b a la lu ch a . S ín zera m ata a
200 C rescen te e Ila san a Servando. H isd réasen , a tacando a l tribuno
M arcian o e n un encuentro fu n esto , arrojó su la n za c o n en orm e
fuerza , y esp a n to so por su có lera , h iere la fren te d e l robusto ca-
205 b a ilo d e su ad v ersa r io . S e d e sp lo m a e l c a b a llo a b a tid o p o r la
h er id a m orta l, ro m p ien d o la la n z a b a jo su en o rm e p e so . R á p i
d am ente se lev a n tó e l tribuno co n gran v a len tía y s in am ilanar
s e ante la pérd ida d e su cab a llo , p erm a n eció e n e l ca m p o de b a
ta lla c o m o so ld a d o d e a p ie y resp la n d e c ió a lt iv o c o n su c a sc o
210 y su escu d o . P ero e l feroz H isdréasen , aterrado ante su v ista , se
d e tu v o y , s in a treverse a atacar so lo a su e n e m ig o , em p ren d ió
la retirada. E n to n ces lo s ig u e e l tribuno c o n la esp a d a d esen v a i
nada. H isd réasen h iz o v o lv er a su c a b a llo dom ad o , e sp o leá n d o
lo , y , h u y e n d o a te m o r iza d o a tra v és d e l e sc u a d r ó n a lia d o , se
co n fu n d ió entre la s com pactas arm as. P ero cuand o su p erseg u i
dor n o c o n s ig u ió a lcanzar a l que le arrojó la lan za , derribó c o n
215 su e sp a d a e n e l cen tro a M er a sg u n y a d em á s a S u a rtifa n . L a s
m on tañ as sa lv a n a l v e lo z G am asdro, m ien tras q u e e l d esd ich a
do Isaguas rec ib e la m uerte. A co n tin u a c ió n e l v en ced o r , m o v i
do por su có lera arrebata la s arm as d e lo s e n e m ig o s v e n c id o s y
LIBRO V 141
con violencia y sin temor, hace frente a los que huyen con las lanzas de sus aliados. Se extienden por doquier los cuerpos 220 amontonados de los guerreros y los caballos al mismo tiempo, a los que en el medio alcanza un dardo arrojado al azar mientras vuela contra los enemigos.
Y a lo lejos lo contemplaba Anta- 225 las, que lo observaba todo desde una
Intervención de Antalas eievacja colina. Pues no quiso entablar en el combate , , „ ,
antes la batalla con los primeros guerreros, sino que astutamente tenía la in
tención de acudir a combatir como refuerzo. Entonces no soportó al tribuno impetuoso en la matanza y, ardiendo en deseos de socorrer a los moros extenuados, se dirigió desde la colina hacia las líneas dispersadas. A sí pues, irrumpe con violencia en 230 el escuadrón aliado, dirigiéndose hacia Marciano que perseguía a los escuadrones por los prados. Igual que un león, provocado 235 por el enorme griterío de los cazadores en pleno monte, agitando su áspero lomo con latigazos y golpes de su cola, aviva su cólera para combatir y con un rugido doblega a los fuertes hombres con su valor. Va a su encuentro el tribuno, sin miedo ante la vista del enemigo y se precipita contra él, dirigiéndose hacia el guerrero con espada funesta. Pero antes una lanza atravesó la rodela que le hacía frente y con su ancha punta perma- 240 neció clavada, dañina, en las costillas del héroe.
A continuación se produce el estruendo. Las montañas resuenan con los fuertes gritos y la batalla se hace más violenta, una vez dominada la agitación. E l valor de Antalas que avanzaba provoca la cólera y proporciona esperanza a los vencidos.De nuevo se esfuerzan por luchar; los escuadrones se concen- 245 tran en cuñas y se renueva la formación. É l mismo, cuando concentró sus fuerzas, tras haber reunido a sus escuadrones, se precipita con gran ímpetu por entre las espadas blandiendo su lanza y lo llevan en un vuelo hasta los apiñados enemigos. El
142 JUÁNIDE
p rim ero q u e le h iz o fren te , sa lié n d o le a l en cu en tro f o g o s o fu e
250 O rno, q u e n o fu e engendrado d e la raza d e R ó m u lo y al q u e su
m a d re , P er s ia , e d u c ó para co m b a tir; Á fr ic a , s in e m b a rg o lo
arrebató a su m adre, v e n c id o por la m a n o d e A n ta la s . P u es au
d a z , b la n d ie n d o su la n z a c o n fu e r za , a tr a v e só e l e s c u d o y al
en e m ig o . Inm ed iatam ente, en tregad o a u n o s h a d o s h o s tile s , sa-
255 le co rr ien d o a su en cu en tro e l d e sd ic h a d o A r sa c is , a l q u e c o n
su e sp a d a h o m ic id a A n ta la s e n c o le r iz a d o co rta p o r la m ita d ,
p o r don d e se c iñ e e l arco, separando e n d o s partes sus entrañas
palp itan tes. A continuación , dando la v u e lta a su lanza , h iere al
a tem o r iza d o M a le o ; traspasa e n su fu r ia a A r tem io y a M auro
d e n om b re fu n esto q u e derriba, h er id o p o r e l g o lp e d e su c o m
pañero.
260 Z u d io , o r g u llo so c o n su s h erm o sa s
Descripción arm as, tras h ab er rech azad o e l ca b a llo ,de !as matanzas ib a c o m o in fa n te y c o m o tr ib uno aba-
de uno y otro ejercito ^ tr iu n fad or , a lo s e sc u a d r o n e s en e -con la enumeración
de los guerreros m ig o s . Y y a h a b ía derribad o a M isa n -abatidos tas y a T isera s: T ise r a s p e r te n e c ía a l
265 p o p u la c h o r e b e ld e , M isa n ta s l le v a b a
u n p e n a c h o m . E n to n ce s e n v ía a la s so m b ra s a l cru e l S a n g in .
S o m e tió al so b erb io A m aro y a G árafin y a T ílifa n y a lo s d os
h erm a n o s lo s derribó e n e l su e lo a c a u sa d e su s h er id as. C ada
h erm ano m ientras m oría v io m orir a su h erm ano. S e co m p a d e
c iero n d e l cora zó n d e su m adre que habría de soportar u n triste
270 d o lo r durante tan largo tiem p o. S id ifan , q u e d esd e una c o lin a lo
v e ía en c o le r iz a rse a lo le jo s , s e prepara para sa lir le al e n cu en
tro. R e ú n e e n to n c e s la s arm as sír tica s y a taca a l n o b le tribuno
fiero en la m atanza, a qu ien a co sa la cantidad d e e n e m ig o s y su
v a lo r . L o s e n e m ig o s ap iñ ados lo r o d ea n y lo rech a za n por do-
172 E l calificativo «em penachado» (pinnatus) in d ica en e l e jérc ito m oro a un o fic ia l de fam ilia noble.
LIBRO V 143
q u ier arro já n d o le f le c h a s . A tr a v ie sa n y h ie re n a l h é r o e . M il 275
e n e m ig o s lo derriban en to n ces en m itad d e l ca m p o , aniquilado
p o r su s h er id a s . L a lín e a d e b a ta lla d io la v u e lta , tras h ab er
arrojado lo s estandartes fuera d e l cam in o; e l terror había em p u
ja d o a lo s j e fe s rom a n o s a em pren der la retirada. P ero apresu - 280
rá n d o se e l gen era l, aco m p a ñ a d o por su s f ie le s e sc u d e r o s , ani
m ó c o n su va lor a su s com pañeros v en c id o s .
A c o n tin u a c ió n Juan , te m ib le por su e sp a d a , irru m p ien d o
prim ero e n la s f i la s e n em ig a s , a travesan d o a M a d en por e l p e
c h o c o n una fu lm in a n te ja b a lin a , lo derribó en e l su e lo y a l ro
b u sto M a g a rg o y a T ad en y a M eila n . Irg u ié n d o se en to n ces en 285
to d a su estatura, Á riarit derribó a l en o rm e M esta n de un g o lp e
y c o n su espad a h a ce rodar a M a g n o y la ca b eza d e A ltísera ro
dó d e su c u e llo por la hierba. L a cara d e Z am bro le cae rodando
p o r e l p e c h o , u n a v e z g o lp e a d o su c u e llo y R o fa s a n iq u ila d o ,
v o m ita arrojando d e su e stó m a g o rojos r ío s y al echar la s entra- 290 ñ a s , c o n su s ú lt im o s s o l lo z o s y a n o p o d ía sa ca r palabra d e su
boca .
N o le jo s d e a llí Z iper corría h a c ia e l cen tro d e la form ación
y sem b ra b a la c o n fu s ió n en tre lo s g u errero s , o b lig á n d o lo s a
v o lv e r a l ca m p a m en to . M ató c o n m u ertes d iferen tes a Y a ld a s ,
T usdrun, A racan y N a d o s, p ero lo s derribó en u n so lo v a lle . A 295 é s to s a ñ a d ió a l v e lo z H as y d erribó a l o r g u llo s o C o n u n ia n en
m itad d e la arena, hirién d o lo c o n su p ica .
L la m a n d o a su portaestand arte V ítu lo , e l f ie r o R ic in a rio lo
o b lig a a acercar la e n se ñ a e n m e d io d e lo s m o r o s . É l m ism o ,
v o la n d o ig u a lm en te a través d e lo s a p iñ ad os e n e m ig o s c o n v a
len tía , se d ir ig e h a c ia e l cam p am en to d e lo s sa lv a je s . L e s ig u e 300
e n to n c e s e l r es to d e la tropa, d e str u y e n lo s a c c e s o s e in ten tan
destrozar lo s fo so s . ¿Q ué d o lo r fu e a q u el c o n e l q u e así s e diri
g ía R ic in ario fo g o so h a c ia lo s m o n tes e n e m ig o s , derribando las
fo r m a c io n e s y preparando irrum pir e n e l ca m p a m en to ? A lc i- 305
d e s , te m ib le p or su v a lor, sem b ró la c o n fu s ió n d e ta l m o d o en
144 JUÁNIDE
la s m urallas d e T roya, h o stig a n d o a lo s L ao m ed o n tía d a s y a su
tem b lo ro so r e y 173. R ic in ario p ersig u e y m ata a lo s guerreros. A
co n tin u a c ió n , b lan d ien do su dardo, h iere e l duro p ech o de L an
z o que se en fu rece en la m atanza. E n to n ces derriba al su e lo co n
su esp ad a la ca b eza d e l fiero M a sg iien y h iere d esd e le jo s a N á -
310 cu sa n c o n su r íg ida lanza. D erribó e n m itad de la arena a l caba
l lo de M acú rasen , atravesado por u n a p rofun da herida, y ap las
ta é l m ism o a su a m o q u e s e p r e c ip ita d e sd e arriba. C o n la s
315 v en a s rotas su cora zó n deja escapar a su a lm a purpúrea. E l m o
ribundo sa cu d e la tierra co n su s ta lo n es y g o lp e a la hierba.
S e g u id a m en te e l v a lero so S ó lu m u t atacó a lo s e n e m ig o s en
co m p a cta form ación . M ata a C u llen y derriba e n e l su e lo a Y u -
tu n g u n q u e a cu d ía corr ien d o c o n é l. C orta e l c u e llo c o n su e s
p ad a a M eu zz en , a l que hab ía aco sa d o , y p ersig u ien d o a L altin ,
lo derribó d e su ca b a llo y h iere al v a ler o so S in isg u n y a V arin-
320 n o , al q u e aún n o se llev a b a n lo s h ad os. L a esp ad a le rom pió la
co ra z a y a lca n zó la m ano izq u ierd a , d esga rra n d o c o n e l g o lp e
lo s n e r v io s p r in c ip a le s . É l h u y e v e n c id o en tre la s f i la s c o n la
325 r o d e la hu nd id a; la m an o izq u ierd a le c u e lg a c o n lo s d ed o s e n
san gren tad os y la sangre im p regn a su s h u e lla s , p in tá n d o la s, en
su carrera.
G éis ir it derriba a l ardoroso M íf ic o , q u e d esa ta su c ó le ra en
e l ca m p o d e b a ta lla y h iere p o r e l p e c h o a C eu cro q u e le h a c e
fren te . D o r o tis a tra v esó c o n u n a f le c h a a l em p e n a c h a d o A n ti-
330 fan . A l in stan te en co rv a su co m b ad o arco c o n en orm e fuerza y ,
173 Alcides, Heracles o Hércules es un héroe hijo de Anfitrión y Alcmena. Laomedonte, rey de Troya, se negó a pagar a los dioses Apolo y Posidón, a los que había encargado la construcción de las murallas de Troya; como castigo Posidón envió un monstruo que causaba estragos en la ciudad, hasta que Hércules se ofreció a matarlo. Como Laomedonte se negara de nuevo a pagarle la recompensa prometida, Hércules volvió con un ejército y aniquiló al rey y a sus hijos, excepto a Príamo.
LIBRO V 145
la n za n d o una flec h a , h iere a l rob u sto M a g g ite q u e rueda e n su
ca íd a . L a f le c h a la n za d a m a n tu v o su tra y ecto r ia , e sc a p á n d o se
por la s s ie n e s d e l cruel C am bro. C uando e l desd ich ad o Cam bro
se d esp lo m ó de bruces, arrebatado por u n a herid a q u e iba d esti
nada a otro, B arsippa, p roteg id o por su e scu d o , atacó a un e sc u
dero, arrojando una la n za en su e x c ita c ió n . M ien tras se d istrae
sa ltand o c o n su e scu d o sobre su n o b le e n e m ig o , e l ág il B a rsip
p a r e c ib e en su s entrañas u n a f le c h a e m p lu m a d a y cae a tierra
c o n su en o rm e p e so . B u lm itz is p ers ig u e a A c ó q u e se precip ita
c o rr ie n d o a tra v és d e la b a ta lla y lo a tr a v ie sa a rro já n d o le de
cerca un a lan za . A co n tin u a c ió n p e r s ig u e a l n eg ro M anonasan
y derriba a l gu errero c o n su e sp a d a e n sa n g re n ta d a . M u e re e l
fiero V a sc in a c o n su brazo arrancado p o r la esp a d a de B u lm it
z is y derriban a l v a lero so T a m a zo y u n duro v e n a b lo a traviesa
a M ártzara y a l áustur en ex trem o c o lé r ic o . G erm ano so m e te a
A rzen , S á lu sis a M én id en y Juan a M esta n en u n a roca. T áñala
m ata a Iten , V ita lis a T izen c o n una f le c h a y F íscu la derriba de
un g o lp e al enorm e Frecten.
E n to n ces M arte , d esen ca d en á n d o seRetirada de los moros v io le n to , o b lig a b a a la s fo r m a c io n e s ,
a su campamento; _ . j i · j *n, , . em p in a d a s por e l m ied o , a penetrar enhasta allí los persiguen L J A r
los romanos e l seg u ro ca m p a m en to . E l so ld a d o c o m e n z ó a m atar a lo s m o r o s en m e d io
de lo s c a m e llo s y a destruir c o n v io le n c ia lo s fo so s sitiados. P e
ro en to n ces se acude corriend o p or d o q u ier co n u n a gran b ata
lla y corren a un tiem p o lo s v a lero so s rom a n o s y lo s m oros, re
b e ld e s y p a c íf ic o s . Y n ad ie r e c o n o c e a su h erm an o , recub ierto
d e p o lv o , n i e l c o n o c id o pu do v er al q u er id o a m ig o ; n i fu e ca
paz e l ciu dad ano de reco n o cer al ciu dad ano. S e hab ían m e z c la
d o sin n in g u n a d iferen c ia la s l ín e a s c o n lo s escu a d ro n es e n un
co m b a te desp iad ad o y avanzaban corriend o las fo rm a cio n es de
ap iñadas arm as. E n la c o n fu s ió n d e l co m b a te la m uchedu m bre
apenas p erm itió atacar a la s bandas que o frec ían resisten cia .
146 JUÁNIDE
H a cen p ed a zo s e l p e c h o contra e l p e c h o , lo s e sc u d o s contra
lo s e sc u d o s y g o lp ea n e l rob u sto c u e llo d e lo s guerreros cerca
n o s c o n la s c im eras d e lo s c a sc o s . E n to n c e s , s in darse cu en ta ,
e l en e m ig o rec ib e cru eles heridas, atravesad o p or c u c h illo s que
365 n o p u ed e ver. L o s cu erp os m uertos se am on ton an en co m p a cta
m u ltitu d . C a en m il c a d á v e re s: la sa n g re se derram a so b re la
arena. S e p isa un largo río d e san gre y su corr ien te purpúrea, y
la s h u ella s se em papan c o n e l rojo lim o .
Y e m a y e l fo g o so A n ta las aprem ian a lo s d esg ra c ia d o s m o
ros, in c itá n d o lo s a com batir; em pujan a la s fo rm a c io n es a aban-
370 donar e l cen tro d e l cam pam en to y l le v a n arm as a lo largo d e to
das la s m urallas. L o s a d o lescen tes se apiñan m e zc la d o s c o n lo s
v ie jo s . S e o b lig a a to d a s la s e d a d e s a a cu d ir co rr ie n d o h a c ia
lo s fo so s s itiad os y la crecien te c o n fu s ió n e x c ita la lucha . A lo s
r o m a n o s in fu n d ió có le ra su v a lo r , a lo s m o r o s su p o s ic ió n . E l
375 fa ls o m o ro lu c h a p o r d o q u ier c o n in s id ia s . V a co rr ien d o y o b
serv a e n m ed io d e lo s ca m ello s a lo s e n e m ig o s q u e entran en e l
ca m p a m en to y co n fiereza , unas v e c e s lo s a traviesa , arrojando
d e cer ca u n dardo, otras v e c e s , c o n su e sp a d a d e se n v a in a d a y
380 lo s h o stig a , acorralados.
E n e s te m o m en to , u n a v e z e sta b le c id a , la fo r m a c ió n d e lo s
m o r o s sa le d e su s m u ra lla s e in te n ta rec h a z a r a lo s v a le r o so s
e sc u a d r o n e s . Y n o só lo p ro p in a e sp a n to sa s h er id a s la e sp a d a
q u e r ev o lo tea , s in o q u e ahora ca en p ied ra s y t izo n es; u n a s v e
c e s se la n za n tro zo s d e m adera, a c o n tin u a c ió n resu en an sob re
385 lo s c a sc o s y e sc u d o s p értigas y en o r m es p ied ra s partidas e n e l
m o n te; otras v e c e s lo s cu erp o s en treg a n la s a lm a s bajo e l p e so
d e l p lo m o . C o n frecu en c ia s e v e n an torchas q u e corren e n c e n
d id as, c o m o un rayo , de rojas llam as, v o la n d o d esd e u n a y otra
p a r te 174. E l so ld a d o m antiene su p o s ic ió n c o n to d o su ím p etu y
174 La técnica de los moros consistía en arrojar sobre la cabeza del adversario toda clase de proyectiles desde lo alto de los cam ellos, sobre los que transportaban a las mujeres y niños junto al material.
LIBRO V 147
confiado en el valor de su invencible general, ataca el campamento enemigo. Lucha, no obstante, el cruel enemigo y ataca a 390
los soldados y defiende los fosos, manteniéndolos alejados. Pero el general Juan, animando y alentando a sus compañeros, les da fuerzas con su atronadora voz. Aquel sonido, que llena de confusión a los enemigos, los aterroriza y tiemblan ante el rostro y la voz del héroe. Como cuando Júpiter provoca sus espan- 395
tosos fuegos, habiendo sacudido el éter, y aterroriza con su trueno a todas las especies de la tierra y se estremecen los corazones cuando se desgarran las nubes. Del mismo modo siembra la confusión entre las filas marmáridas el miedo estremecedor, cuando la voz del noble Juan golpea sus pechos.
La formación trastornada se aterro- 400
Juan riza y emprende la retirada. Los persi-exhorta gue el romano que derriba los cuerpos
a sus hombres unos sobre otros en sus mismas posiciones. El general triunfador les exhor
ta a irrumpir en el campamento e inflama sus corazones con alentadoras palabras: «Habéis vencido, compañeros. Derribad 405
ahora sin dificultad las murallas con las espadas y aniquilad a las tribus con los puñales ensangrentados, mientras se presenta la ocasión de la venganza, mientras un miedo mortífero acosa al enemigo, mientras el más noble valor anida en vuestros corazones. Ahora es el momento: exigid, jóvenes, la recompensa de la guerra. Una vez aniquilados los enemigos, será lícito esperar 410
el botín. Por órdenes del emperador (¡que así pueda ver los amados ojos de mi querido Pedro a salvo! ¡Así merezca ver, como vencedor, las ciudadelas de Cartago!) entregaremos de buen grado todo el campamento a los soldados como recompensa a sus esfuerzos. Ni a mí, ni a ninguno de los jefes le será lícito privar a los soldados de botín. Que tenga su alegría el sol- 415
dado saqueador y que se regocije, valeroso, en las empresas que él mismo se atrevió a realizar. ¡Ea, vamos, jóvenes! Ani-
148 JUÁNIDE
quilad, terribles, al hombre, al ganado y lo que se interponga en vuestro camino y allanad con una ancha ruta los caminos tor-
420 tuosos. Yo mismo avanzaré el primero para que el soldado, protegido contra el enemigo, vea qué debe hacer, siguiendo entonces cada uno mi ejemplo».
Así habló y él mismo, que se diri- E s tra g o s de gía el primero al campamento, hiere
lo s d ir ig e n te s ro m a n o s con su espada a un enorme camello en en e l cam pam ento m o ro las patas, por donde toda la fuerza del
animal se oculta concentrada en los 425 tendones. Entonces la dolorosa herida atravesó las dos patas y
cortó los dos huesos con un breve golpe. Retrocede el camello que cayó rodando en el suelo con horrible estrépito y aplastó con su peso a dos moros, que ante su espantoso miedo al general se habían escondido bajo su alto vientre, y trituró sus huesos, confundidos desordenadamente con las médulas golpea-
430 das. Se cayó al suelo la getula175 tendida hacia atrás, con sus dos hijos y el bagaje se les desploma al caer. Se cayó el lecho y la piedra de moler el grano; el peso rompió las ataduras y eliminó el obstáculo.
435 De repente, se siembra la confusión en el campamento y seabren las murallas, resquebrajadas por un solo golpe; como un alto edificio, cuando se derriban sus columnas, cae desplomándose con estrépito y su enorme armazón, tras haberse desligado de las rocas, yace desparramada por la extensa llanura.
440 Desde otra parte Gencio derriba en el suelo a las bandasenemigas y con sus soldados en compacta formación siembra la confusión en las murallas destruidas con implacable ardor. Del mismo modo derribaba el impetuoso Putzíntulo los horribles cuerpos con sus flechas fulminantes. Igual que corren dos
175 He interpretado el adjetivo «getula», siguiendo a Mazzucchelli, referido a una mujer mora que iría montada en el camello con sus dos hijos.
LIBRO V 149
leones, inducidos por el hambre funesta, acosando a los ganados, así iban ambos, implacables, contra los enemigos, acometiéndolos por su parte con un golpe. Frónimut corre infatigable, destrozando la formación opuesta y levanta el campamento entero. Marcencio ardía de ira con sus apiñadas armas, derribando a las formaciones en mitad de los fosos y al mismo tiempo se encoleriza el impetuoso Juan con su espada enrojecida.
En otra parte aniquilaba a las bandas enemigas Cúsina, que estaba unido a los romanos en parentesco y lealtad. Derramando sobre sus armas abundante sangre, derriba los cuerpos mau- rusios por los anchos campos con una nube de flechas. Hace rodar con su firme espada los brazos y cuellos de muchos guerreros y mutila los nervios de sus caballos. Los tribunos destrozan los fosos por doquier. Entre ellos desata su cólera el gallardo Tárasis contra los enemigos: el capitán (atraviesa) el pecho jadeante; las entrañas desgarradas se salen por las rotas costillas y se endurecen con la sangre caliente. El valiente Ifisdayas iba fogoso con sus fuerzas más poderosas y aniquilaba a las líneas contrarias por los prados, derribando los cuerpos sírticos con su ardiente espada. El extremado valor de los generales y la cólera que manifiestan inflama a sus compañeros.
Por otra parte los soldados provocan entonces un gran tumulto con sus espadas: acometen y matan, roban y hieren, avanzan derribando cadáveres por doquier y corren feroces. Hieren sin discriminación alguna. Ni la edad, ni el sexo inocente apacigua sus espíritus: todo tipo de cuerpos aniquila el soldado romano176. Estalla el estruendo de las armas. Los montes re-
176 Esta vergonzosa actitud de los soldados bizantinos — no olvidemos, por otra parte, que se trata de mercenarios que se comportan como verdaderos asesinos sin tener en cuenta precisamente el derecho romanos— es apenas mencionada por los historiadores. Así, P rocopio sólo nos dice que Juan mató combatiendo a muchos enemigos y que recuperó las enseñas de Solomón (cf. Guerra contra los Vánd. II 28 , 46); en la misma línea se sitúa J ordanes, que
150 JUÁNIDE
producen el sonido de las armaduras rotas; gimen los pechos con sus miembros arrancados y los cadáveres se concentran, mezclados por los anchos campos. Al igual que una gran multitud de campesinos que derriba los árboles de un antiguo bos-
475 que, a porfía persiste en cortar las secas ramas; tan gran cantidad de hachas reproduce los fuertes golpes por todo el bosque que les responde con gemidos. Del mismo modo irrumpió Juaíi en el salvaje campamento moro con sus aliados. Rechinan las
480 espadas por doquier y se enrojecen con la sangre. Entregan sus vidas en la herida con un gemido y ruedan, al caer por los prados mezclados, bien los jóvenes con los viejos, bien las madres, aplastadas por el peso con sus hijos pequeños entre los rudos ganados. Derrotan con sus ardientes espadas a innumerables enemigos y al sobrevenir la desgracia de los que mueren, abate
485 a muchas mujeres. Las moras, llevadas por los cabellos, temen las fieras heridas mientras las arrastra el enemigo triunfador. Uno lleva a los niños que han sido arrebatados en un vuelo al enemigo y los envía a los siervos y vuelve, pisoteando los ca-
490 dáveres, al centro de los fosos. Otro se divierte rompiendo las ataduras de los camellos; otro roba los bueyes; otro vuelve con las ovejas que se habían alejado; éste golpea a los lentos asnos, dándole la vuelta a su lanza. Ya todo es destruido: en ninguna parte hay ganados de los moros177.
nos cuenta cómo los moros enemigos fueron vencidos por los moros fieles al Imperio y que en un solo día Juan aniquiló a diecisiete de sus jefes, obteniendo la paz en toda África (cf. Rom. 385).
177 El término taiya («ganado») parece ser moro, conocido y utilizado por los soldados que luchaban en África en aquella época (cf. V II 273). Coripo imita a Sa lustío (Yugaría X V III 8), V irgilio (Geórgicas III340) y T ito L ivio (XXX 3, 8 y ss.), autores que se sirven del término púnico mapalia, al utilizar esta voz extranjera. Los autores discrepan en cuanto a su interpretación, así C a z za n ig a («Animadversiones...», págs. 65-66) lo interpreta como «tribu»,
LIBRO V 151
Un jinete solo corre entonces desar- H u id a de lo s m o ro s mado por el campo abierto. Huye aquel
a co m p a ñ a d o s fiero Yerna, doblegada su fuerza, y sed e l je fe Y ern a „ , . , .
al qu e abaten lo s l l e v 0 cons'8° la espantosa imagen dero m a n o s su dios Gúrzil. Esperando que con la 495
ayuda de éste podría ponerse a salvo, sobrecargó a su caballo, agobiándolo con un doble peso y él mismo, desdichado, aceptó su propia muerte. Quienquiera que sea a quien veneras, embustero, ¿qué protección ofrece a las tribus? ¿Qué merecido auxilio te ofrece a ti mientras tú caes 500
muerto, mientras él es hecho pedazos por los enemigos, mientras funden su reluciente metal en la llama destructora?
Los escuadrones sírticos huían por las anchas llanuras y los persigue el ejército rodeado de tupidas armas que los derriba fuera de los caminos con suerte diversa. Y nadie pudo hacer 505
frente a los romanos que los perseguían en violento combate, ni volver el rostro y la mirada al huir. Arrojan las espadas, dominados por un miedo estremecedor y caen en su precipitación.El soldado cruel persigue entonces a los temblorosos guerreros en una matanza sin dificultad. Vuelven a levantar los soldados 510
las antiguas enseñas de Solomón y , al mismo tiempo, retiran las de Yerna que habían sido capturadas. Espantosos cadáveres se extienden por llanuras enteras; se precipitan por los valles y peñascos. Ya se llenan los ríos de cuerpos amazacotados; los caballos pisan los cadáveres y su veloz pezuña se enrojece con 515
los miembros golpeados. Profieren gemidos los desdichados.Por la hierba corre la sangre y la que ha rociado las armas, una vez coagulada, pega las espadas en las manos de los guerreros. Todas las espadas se enrojecen. Murió, entre muchos miles, el 520
jefe Yerna. Aquel fiero rey de los marmáridas, en otro tiempo altivo, yace herido en mitad de la arena, completamente desarmado.
mientras que para Riedmiiller, S h e a ( T h e lo h a im is ...., págs. 125-126) y T a n d o i («N o te a lia ¡o h ...» , pág. 73) su significado es el de «ganado».
152 JUÁNIDE
A q u e l d ía h u b ie ra s id o e l ú lt im oEl ejército romano p a ra to d a s la s tr ib u s s in e x c e p c ió n , s iregresa victorioso a , . .
un retraso p ro p ic io , c o m o ocurrio antessu campamento r ral finalizar el día en u n a o c a s ió n , hu b iera reten id o al so l
q u e s e p r e c ip ita b a . M á s in c lin a d o y a ,
se g ú n e l o rd en f ijo d e su e je , su m e r g ié n d o se a rd ien te e n la s
a g u a s d e p o n ien te , entre t in ieb la s q u itó d e la v is ta a la s tribus
e n fu g a y e l c o m b a te , r e c o n d u c ie n d o a l v a le r o s o e jé r c ito a l cam pam en to .
LIBRO SEXTO
Una vez vencedores, no todos los romanos buscaron de noche el plácido descanso al mismo tiempo, sino que, por turno, vigilan el campamento centinelas escogidos sin cerrar sus ojos. Alegres pensamientos recorren las mentes insomnes. Tras la batalla los
miembros del indómito soldado no están en absoluto entumecidos; la victoria reanima los nervios golpeados; además la esperanza de la captura del botín renueva su valor y las promesas del fiel general levantan los ánimos.
Entretanto las formaciones de moros, protegidas por las tinieblas de la noche, corrían por los lugares apartados en todo el territorio, dispersadas por el miedo. La noche misma les sirve de ayuda, la noche misma los agobia. Ella arrebató a todos los guerreros de las fauces del Orco178, ocultándolos en su oscuridad, pero de nuevo angustia a las mismas bandas que vacilan en un combate poco seguro. Huyen atemorizados sin que nadie
E u f o r ia en e l
cam pam ento ro m a no
tra s la v icto ria .
L o s m oros,
a ú n a terro riz a d o s,
co n tin ú a n la h u id a
178 Se trata, en las creencias populares, del demonio de la muerte, y se identifica con los mismos Infiernos, donde viven los muertos.
154 JUÁNIDE
los persiga. Temblando de miedo, creen que su propio estrépito y el ruido que hacen los suyos es el enemigo y en medio de la confusión golpean los altos flancos de sus caballos. Las montañas resuenan en el silencio de la noche con el sonido repetido de sus látigos; la pezuña veloz, al golpear el duro suelo, excita con espanto a la formación aliada.
olas bullen en efervescencia al dar a luz a los fuegos sagrados.Poniéndose en pie primero el general, con su acostumbrada
devoción da las gracias con alegría y adora al Señor del poder, otorgándole a cambio las alabanzas debidas por semejante don. Vinieron entonces los capitanes escogidos y los valerosos oficiales y los principales entre los nobles. En medio de ellos el general en persona habló el primero de este modo: «¡Qué pueblo tan inflexible se desplomó ante vuestros pies, compañeros! Ni en la salvaje Persia ni entre los pueblos del A lbis179 vi a un pueblo tan dispuesto a morir, que ofreciera de este modo su cuello a la muerte, que así acometiera al contrincante. Pues cuantas veces obligué a huir al enemigo derrotado, tantas veces volvió con expresión desafiante y amenazadora, gritando con estrépito y dando saltos con fiereza. Sin embargo, se retiró doblegado por nuestra inigualable disciplina y el poder de nuestro Dios.
Ahora considero oportuno apresurar la protección de las fronteras líbicas con la guardia acostumbrada y restituir un go
Nace un nuevo día.
Juan da instrucciones a sus hombres
El nacimiento del siguiente día obligaba a Febo, en su recorrido, a salir corriendo del Océano. El mar se agita y se inflama con sus caballos jadeantes; las aguas empiezan a hervir; las
179 A l parecer, se trataría de ciertos pueblos de Germania. El A lbis es el actual Elba.
LIBRO VI 155
b ie rn o p ró sp ero . C o n d u c id r á p id a m en te v u e str a s tropas a su s 40 p o s ic io n e s hab itu ales y p ro teg ed la zon a . R o d ea d c o n fo r tif ica
c io n es lo s a ltos m o n tes, la s grutas, lo s b o sq u es , lo s r íos, la s ro
ca s d e la s fron d as, lo s e sco n d r ijo s y c o n p reca u c ió n m an ten ed
cerrad os lo s d e sfila d e ro s sitia d o s. E n p o c o tiem p o ha d e p e r e
cer la in fa m e raza d e lo s m o ro s y h a d e m orir d e ham bre. O al 45 in stan te se som eterá a nuestras arm as y ped irá la p az , si e l g u e
rrero, derrotado, n o t ien e fu erza s para saq uear la s v iv ie n d a s , o
se d ir ig irá e n su h u id a a lo s ú lt im o s c o n f in e s d e l m u n d o y 50 abandonará nu estros territorios. Q u e lo s d o s cap itanes de B iz a -
c io se p reo cu p en en ex trem o d e sem brar la c o n fu s ió n entre las
angu stiadas f i la s m a sila s , p ers ig u ién d o la s c o n u n a lín ea d e b a
ta lla , d e h o s t ig a r a la s fu n es ta s fa la n g e s c o n la s esp a d a s y de
exp u lsar a lo s e n e m ig o s le jo s d e nuestras fronteras».
T e rm in ó d e h a b la r y to d o s s in e x
c e p c ió n c o n v in ier o n en o b ed ecer a susEntrada triunfal p a la b ra s. A c o n t in u a c ió n , e l e jé r c ito
de Juan en Cartago , ,r esp la n d e c ie n te s e retira y se d ir ig e a
su s p r o p ia s c iu d a d e la s ; v a n h a c ia su s
c iu d a d es, forta lezas y territorios. L a d esgraciad a A fr ica se lib e - 55 ra d e u n a la rg a a f l ic c ió n y , e n su a leg r ía , ca n ta la v ic to r ia de
Juan, d e e sp ír itu se r en o . L a a fo r tu n a d a C a rta g o J u stin ia n a ,
a c la m a n d o a l g en era l c o n n u m er o so s a p la u so s , lo rec ib ió co n
lo s b ra zo s ab iertos. Y a se abren la s p u ertas que e stu v iero n c e - 60 rradas durante m u ch o tiem p o. E l triunfante v en ced o r entra atra
v e sa n d o la c iu d a d ante la a leg r ía d e l p u e b lo . L o s padres s id o - 65
n io s l e en treg a n p a lm a s y v e rd es la u re le s; a cu d e co rr ien d o de
to d o s lo s ca m in o s la m ultitud para ver la entrada d e la s f i la s la
tinas; acu d en lo s ca n sad os an c ia n o s y la s tím id as d o n ce lla s d e
s e o s a s d e ver; d e p ie p o r la s m u ra lla s la s m a d res o b ser v a n y
l lo r a n d e a le g r ía d e m a n era d iv e rsa . L a la rg a d u ra c ió n d e la
cru el guerra c o n m u ev e su s espíritus; se lam en tan c o n fem en in a 70 c o m p a s ió n , recu erd a n la s d e sg r a c ia s p a sa d a s y cu en ta n la s
156 JUÁNIDE
a tr o c id a d es d e l c ru e l tiran o 18°: c ó m o , tras r o m p e r e l tratad o ,
abrió su ce s iv a m e n te la s in seg u ra s pu ertas a la s tribus; c o n qué
in te n c ió n en g a ñ ó a la d esd ich a d a c iu d a d y c o n cuántas m atan
za s la s h o s tig ó e n su m aldad.
L o s n iñ o s , lo s jó v e n e s y lo s an c ia n o s cantan c o n in term ina
b le s a lab an zas e l nom b re d e l g en era l, c o m o tributo al em p era
dor, y se reg o c ija n su s cora zo n es. T o d a s la s ed a d es se adm iran
al ver la s en señ a s guerreras, lo s rop ajes cu b ierto s d e p o lv o y a
lo s h om b res, a q u ien es la cru el m atanza daba u n a sp ecto espan
to so . C on tem p lan las corazas, las c im eras d e lo s c a sc o s , lo s e s
c u d o s y esp a d a s am en a za d o ra s, lo s c in tu r o n e s , la s r ien d a s de
lo s caballos , lo s penachos, lo s arcos y la s aljabas resonantes y lo s
dardos c o n la punta enrojec id a p or la sangre m a sila . L e s agrada
m irar e l p a so d e la s m o ra s c a u tiv a s , c ó m o v a n , c o n su fren te
g rab ad a , sen ta d a s e n lo s a lto s c a m e llo s , a te m o r iza d a s, e s tr e
chand o bajo su p ech o a sus n iñ o s p eq u eñ o s. O tras c o n e l rostro
e n tr is tec id o — ¡ay, p o b res m a d res!— , se e s fu e rz a n e n sujetar,
lo s fa rd o s y la s cu n as, ro d eá n d o lo s c o n a m b o s b ra zo s. G im en
lo s co ra zo n es im p íos; qu ieren y a servir en seg u id a a la s d esgra
c ia d a s m adres africanas; sus in fa m es c o ra z o n e s c o n o c ie ro n las
ca la m id a d es y se lam en taron por su in fortun io ; se d ieron cu en
ta d e h a sta q u é p u nto deb ían ev ita rse la s guerras. C on d en an su
suerte y a su s d io ses.
Y n o tuvieron un so lo c o lo r to d o s lo s ca u tiv o s. Sentad a co n
su s h ijo s n e g r o s v a a q u é lla , d e c o lo r se m eja n te , ca u sa n d o e s
p a n to , d e l m ism o m o d o q u e s e p u e d e v e r e n n e g r e c e r se a la s
crías de lo s cu erv o s co n su m adre sen tad a en c im a , cuand o o fre
c e e l acostum brado a lim ento a su s p ic o s ab iertos y c o n la s alas
e x te n d id a s lo s abraza , d á n d o le s c a lo r . M ie n tr a s lo s p a d res y
m a d res s e c o m p la c e n e n m ostrar lo s e sp a n to so s ro stro s a su s
h ijo s p eq u eñ o s, entrando de e s te m o d o en e l um b ral d e l tem p lo ,
180 A lusión a G úntarit.
LIBRO VI 157
e l n o b le g en era l a co m p a ñ a d o d e la s e n se ñ a s o ró al S eñ o r d e l
c ie lo , d e la tierra y d e l m a r 181 y e n tr e g ó u n a o fren d a q u e el
o b is p o , se g ú n la co stu m b re , c o lo c ó e n e l altar y c o n sa g r ó a
C risto c o m o agradecim iento por e l regreso del h éroe y la derro
ta d e lo s en em ig o s .
E ntretanto , e l j e f e s ír tic o C arcasan
D is c u rs o de C a rca sa n reúne a la s fo rm a cio n es d e todos lo s te-en e l qu e e x presa rrito r io s, q u e h a b ía d isp er sa d o un in-
su d ece p c ió n . , . ,ante la h u id a m e n S 0 t e fr 0 r ’ V h a b la a lo S a f l ' 8 ld oSde lo s m o ro s con lágrim as q u e le brotan d e sus ojos:
« N o e sp era b a , tr ib u s in d ó m ita s , v e r a
lo s m o r o s d e e s te m o d o derrib ad os. E l ila g u a s , q u e nu nca fu e
v en c id o , desarm ado está y v u e lv e derrotado. M adres, e sp o sa s e
h ijo s h e m o s perd ido a un tiem p o , ¿qué n o s q u ed a por ú ltim o a
lo s guerreros, si no e s só lo la m uerte? ¿ Q u é o s p arece bien a h o
ra?, ¿p erm a n ecer in a c tiv o s? , o ¿ a ca so o s p a rece m ejor p r o v o
car, c o n luchas y guerras, las arm as del aguerrido so ld ad o? F ue
una v erg o n zo sa y dep lorable fa lta e l haber retroced ido una v ez ,
so m etid o s. N o toda la ayuda o frec id a por lo s d io se s se a lejó de
a q u ello s cam pos: no lo pretende, pu es, A m ó n , ni G úrzil, q u e ya
se la m en ta por su ultrajada d iv in id a d l82; n o lo am en aza d e este
m o d o la fo r tu n a , q u e q u iso sa lv a r a n u e s tr o s h o m b res . S ó lo
p erd im o s n u estros reb añ os, p ero aqu í e s tá nu estra fo r ta leza de
esp íritu . M irad cuántos guerreros han su cu m b id o . A l igu a l que
s i un cántaro sacara agua del O céa n o , ¿ a c a so en a lg o T etis p o -
181 Esta concepción de Dios como creador del universo y señor de todos los elem entos, aparece ya en las plegarias de la J u á n id e I 286-291; IV 272; V III341-347 y en el P a n e g ír ic o de Ju s t in o I I II 12, 36, 52 ,58.
182 Alusión al final del libro quinto (vv. 501-502), donde la imagen de Gúrzil es quemada.
158 JUÁNIDE
dría d ecrecer o apreciar la fa lta? C on tantas e stre lla s c o m o c a
en , arrojando e ste la s d e fu e g o y , sin em b argo , e l c ie lo lle n o d e
c o n ste la c io n e s co n se r v a siem p re to d o s su s astros. D e e s te m o
d o e l in fo r tu n io a lc a n z ó a n u estro p u e b lo , s in e m b a rg o , en su
125 ex trem ad o va lor, apenas lo su frió . T o m a d una d e c is ió n y s o c o
rred rápidam ente a vuestro reino» .
Bruten propone p ronu nció su b o c a , c o n fiereza to m ó la
130 nu estras e sp o sa s e h ijos; p u es d e c id o q u e m u ra m o s y term in e
m o s nuestra v id a luchan do. ¿Q ué rep u tac ión tendrá nuestra tri
bu p o r to d o s lo s p u e b lo s , s i la in juria d e n u estra m a ta n za , no
135 ven g a d a , se cu en ta por e l a n ch o m u n d o? M ejo r q u e se l le v e la
m u erte a la s tr ib u s, e n g u ll id a s p o r un r e p e n t in o resq u eb ra ja
m ien to de la tierra; q u e se abran las fa u c e s d e l Tártaro y la s ca
sas som b rías por la fa lta de luz; q u e P rosérp ina c o n serv e su rei
n o p r iv a d o d e p a d re p o r la s g u erras d e su n e g r o m a r id o l83.
T ien es e jérc ito s, tien es armas: p on te en p ie , em pren de la guerra
140 c o n ardor. B a jo tu m an d o o freceré c o n fia d o m i v id a , s in un re
p roche. É sta e s la sa lv a c ió n segura. T ú eres la g lo r ia de nuestra
tribu, tú e l h on or de nuestro valor, tú la esp era n za fid e lís im a d e
lo s m o ros» .
A p e n a s d ijo e s to B ru ten , to d o s le s ig u e n g r ita n d o y d ic e n
« C a rca sa n » en tre g r ito s y r e c o n o c e n c o n su s v o c e s y e n su s
m en tes q u e C arcasan e s e l ú n ico je fe d e to d a s la s tribus.
C u an d o B ru ten o y ó la s q u eja s q u e
reanudar la lucha. Aclamaciones
a Carcasan
in ic ia tiv a de luchar. « N o b le padre», d i
jo , « co m b a tien d o d e n u ev o p od rás h a
cer r e v iv ir , c o n n u estro e s fu e r z o , a
183 Prosérpina es la diosa de los Infiernos romana, asimilada a la Perséfo- ne griega.
LIBRO VI 159
C uando v io q u e h ab ía aum entado e l C a rc a s a n s o lic it a furor q u e se o r ig in ó en la s tribus y q u e
e l o ra c u lo d e A m on. h a b ía c r e c id o la lo c a p a s ió n por la in - L a s a c e rd o tis a pro fe t iz a
su en tra d a tr iu n fa l SenSata lu d la > Se d lr l§ e a c o n tin u a c ió n e n C a rt a g o a lo s terr ito r io s d e lo s m a rm árid as,
don de v iv e e l c o m ífe r o A m ó n , y s o l ic i
ta la s r e sp u e sta s d e l c ru e l Júpiter. S ie m p r e g u sta d e engañ ar ,
em bustero , a lo s esp íritus d esd ich ad os e s te Júpiter a l que e n v a
n o p r eg u n ta s; s e a leg ra c o n la sa n g re , e sp a n to so , y b u sc a la
d estru cció n d e tod os lo s p u eb lo s s in e x c e p c ió n 184.
C u and o e l fiero toro ca y ó , c o n su testu z g o lp ea d o por e l h a
ch a d e d ob le f ilo , la fun esta sacerd otisa arrebata c o n sus m an os
e l ro n co tam bor y da vu eltas e n to m o al altar c o n estrép ito , sa l
tando presa d e l delir io . P alp ita su a ltivo c u e llo , su s o jos brillan
c o n fu e g o , se le er iza n e n la c a b e z a lo s c a b e llo s y su rostro se
en ro jece c o n la ag itación , m an ifestan d o la p resen c ia d ivina. Y a
m an ch a su s m ejilla s d e pa lid ez, y a r ev u e lv e su s o jo s , ya v u e lv e
su c a b e z a c o n u n fu erte ru g id o , m ien tras c o n cen tra en e lla lo s
c ru e le s fu e g o s . P ero a l sen tir a la d iv in id a d e n to d o su p e c h o ,
c o n te m p la d e n o c h e a la a lta lu n a d e sa n g r ien ta lu z y trata d e
co n o c er lo s h ad os, exam in ándola; se abrasa, jad ea , bosteza , p a
lid ec e , en rojece, se quem a, se h ie la b u scan d o e l ca m in o d e l h a
do . P o r f in , su d esm esu ra d a v o z d io a c o n o c e r d e su s fe r o c e s
la b io s lo s m isterios d e lo s h ad os bajo la brisa: « E l v en ced o r ila -
g u a ten se sem brará la c o n fu s ió n entre lo s la tin o s h o stig á n d o lo s
e n v io le n to co m b ate. E l m oro d e extrem ad o va lor ocupará para
siem p re lo s ca m p o s d e B iz a c io . E n to n ce s habrá u n a paz nu tri
c ia . E l j e fe C arcasan, entrando e n las a ltas c iu d ad elas de Carta-
g o p o r su s p u erta s ab ierta s , c o n a r ro g a n c ia y seren id a d , será
l le v a d o , e n co m p a ñ ía d e su s h o m b res, p o r e l c en tro d e la c iu
184 Coripo recurre a la v itu p e ra tio cu ltu s , tópico utilizado para injuriar y descalificar a los dioses y la religión del enemigo.
160 JUÁNIDE
dad. E l a fricano se adm irará ante lo s e sp a n to so s rostros. C orre
rán c o n laureles y palm as ante su lleg a d a . C artago será llam ad a
afortunada por tod os lo s p u eb lo s. E l terror a C arcasan som eterá
a la s v io len ta s tribus que gustarán de lo s tratados d e paz» .
M ientras e s to p ro fe tiza la sacerd oti
sa, e l esp ír itu , trastorn ánd ola , c ierra suE l p o e ta re ve la b o c a y e n g a ñ a a la s m e n te s d esg ra c ia -
la v e rd a d d e l o ra c u lo , _das. C on esta s m entiras en g a n o e l ralso
A m ó n a la s tr ibus m a sila s , m ien tras en
la p r o fe c ía , cu b re d e som b ra la v erd a d y prepara la s in s id ia s .
P u e s e s c ier to q u e lo s m o ro s o cu p a ro n durante to d o e l t iem p o
lo s c a m p o s d e B iz a c io y siem p re lo s hab itarán su s h u e so s que
ahora y a c e n ro tos por e l va lo r d e l n o b le Juan. E l j e fe C arcasan,
e n c o m p a ñ ía d e su s h o m b res , ib a a lt iv o a tra v esa n d o la s a ltas
c iu d a d e la s de C artago; Á fr ica v io d e sp u é s , u n a v e z cortad o su
c u e llo , su ca b eza c lavad a e n u n a dura p ica .P rivado d e ju ic io y d em a sia d o co n -
C a rc a s a n , f ia d o e n la s r e sp u e s ta s q u e le seránco n fia d o en e l o rá cu lo , h o s tü C a rca sa n p repara guerras e s -
re u n e a su s tro pa sy se p re p a r a p a r a la g u e rra p a n to sa s . L a n o t ic ia se e x t ie n d e y v a
por to d o s lo s p u eb lo s h ab lan d o d e l p o
der q u e v a tic in ó A m ó n para la s tribus. L o s v e lo c e s escuadrones
bajan co rr ien d o d e sd e la s c á lid a s S ir tes e in v ita n a la s fe r o c e s
tribus c o n e l p retex to d e c o n se g u ir e l pod er . L a m uchedu m bre
bárbara se reúne y se aum enta en nú m ero y en arm as. E n ton ces
corren lo s j in e te y lo s in fan tes y lo s q u e, seg ú n la costum b re de
lo s m o ro s, cabalgan sobre a ltos ca m e llo s . Y n o só lo lo s ilagu as,
n i la s tribus q u e prim ero lucharon acud ieron c o n e llo s , s in o que
v in iero n e l rudo n a sam ón 185 q u e c u lt iv a la s tierras sírticas y e l
185 La tribu de los nasamones vivía al sudeste de Cirenaica y son mencionados ya por Plinio el Viejo y Heródoto. Si no han sido mencionados con anterioridad es porque toman parte en la guerra sólo tras la derrota de los moros. L uca no también habla de este pueblo en la F a r s a lia IV 679; IX 439 ,444 ,458 .
LIBRO VI 161
q u e habita la s tierras cercanas a lo s cam p os d e lo s g a ra m a n tes186
y lo s h o m b re s q u e b e b e n la s a g u a s a la o r illa d e l fér til N i lo .
¿ Q u ién p o d r ía n om b rar o en u m erar a la s tr ib u s? ¿ S e p o d ría n
co n ta r la s a g u a s d e l m ar o la s g o ta s d e la s n u b e s o to d a s la s
arenas q u e bañan la co sta o lo s p e c e s d e l m ar o la s aves q u e la
tierra entera p o se e o todas las e sp ig a s q u e p ro d u cen lo s d iferen
te s c a m p o s c o n e l retorn o d e la p r im a v era o c u a n ta s e stre lla s
adornan tod o e l c ie l o 187?
A con tin u a c ió n e l im p la ca b le d ir igente de la guerra, c rey én
d o se segu ro y p o d ero so co n su s fu erza s, restauró a lo s íd o lo s y
la s en señ a s y p u so e n m o v im ien to a su s lín ea s d esd e lo s territo
r io s m á s a leja d o s, ru g ien d o c o n m á s v a lo r q u e e l a costu m b ra
d o , y d ir ig ié n d o s e co n tra e l e n e m ig o . A l ig u a l q u e A n t e o 188,
v e n c id o p o r lo s b razos h e r cú le o s , fo r ta le c ía c o n fr ec u e n c ia su
cu erp o c a n sa d o a l c o n ta c to c o n la arena, c a y e n d o v o lu n ta r ia
m en te , h a sta q u e e l v e n c ed o r t ir in t io 189 d escu b riera su a stu c ia
y , c o g ie n d o a su e n e m ig o c o n to d a su fu erza , sujetara su cu er
p o , q u e se in c lin a b a c o n e n o rm e p e so , m ien tra s l e o p r im ía la
terr ib le gargan ta ; a l n o p o d er to ca r a su m a d re , la T ierra , la
m u erte v e n c ed o ra le cerró lo s o jo s al d esg ra c ia d o . V e n c id o de
este m o d o , C arcasan ren ueva tod a su fu erza d esd e la s S irtes, su
territorio, y d e esta form a prepara su s arm as contra e l en em ig o ,
186 Los garamantes eran un pueblo nómada de la Libia interior, al sur del Atlas, famoso por su arrojo y de quienes tal vez desciendan los tuaregs. Los romanos trabaron contactos con este pueblo en la expedición realizada por L. Cornelio Balbo en el año 19 a. C.
187 La interrogación es nuestra.188 Gigante hijo de Posidón y Gea, la Tierra. Era invulnerable siempre que
tocara a su madre, pero Heracles luchó contra él y consiguió vencerlo, levantándolo en vilo e impidiendo que tocara a la Tierra.
189 Tilinte es una ciudad de la Argólide. Aunque Hércules nació accidentalmente en Tebas, siempre se considerará al Peloponeso y, en especial, la Argólide, como su verdadera patria, de ahí el apelativo.
162 JUÁNIDE
s in saber q u e v a a m orir. E n to n ces se d e sv a n ec e n e l terror ante
220 e l com bate y tantos crueles p eligros en la oscuridad de la noche.
V u e la e n e s te m o m e n to u n v e lo z
de j in e te s d esd e la s tierras d e l E ste , saq u ean d o la s v iv ien d a s de
T ríp o li y q u e C arcasan c o m o je fe se d ir ig ía h a c ia la s altas m u
rallas d e C artago, instruyend o a la s tribus fe ro c es y p rom etién
d o se la g loria d e l poder. A p en a s p isó la corte s id o n ia e l m en sa
je r o q u e lle v a b a la s n o t ic ia s a l g e n e r a l, u n a c ó le r a v io le n ta
230 sa cu d ió su co ra zó n cuand o e l hom b re le e x p u so su rela to . P ero
la p e r fec ta sab id uría de su esp ír itu h o n e s to , d o m in a n d o su in
v e n c ib le v a lo r trata d e adq uirir la p ru d en c ia . M e d ita la s p re
o c u p a c io n e s e n su m en te y p e r m a n e ce in m ó v il, c o n la m irad a
f i j a 190. S e d esp lieg a la sagacidad de su esp ír itu q u e tod o lo exa-
235 m in a . S o p e s a c o n d isc e r n im ie n to la s itu a c ió n y v e por to d a s
partes u n p e lig r o n efa sto . A c o n tin u a c ió n , h a c ien d o ven ir a lo s
n o b le s , se g ú n la costu m b re, so lic ita su s c o n se jo s y le s d e sv e la
su e s ta d o d e á n im o y su s p r e o c u p a c io n e s c o n ta le s p a lab ras:
« E l ila g u a s , q u e h a sid o v e n c id o y será v e n c id o d e n u ev o , n os
d ec la ra otra v e z la guerra, c o m p a ñ e r o s , y se a trev e a atacar a
240 nu estras e n se ñ a s expertas. H o s tig a y a lo s c a m p o s d e T r íp o li y
ro b a e l b o tín d e lo s reb e ld e s , p ro m etien d o d ir ig ir se a n u estros
territorios. D isp o n g o pon er e n m o v im ien to la s en señ a s , ir a l en
cu en tro d e tantas tribus c o n la in te n c ió n d e em pren der la bata-
190 La impasibilidad, el perfecto control de las pasiones, la imperturbabilidad ante cualquier acontecimiento, forman parte del espíritu bizantino y caracterizan a personajes como el emperador o sus generales y se pone de manifiesto en el arte mediante el hieratismo con el que son representados el mismo emperador y su corte.
225
Un mensajero informa a Juan
sobre los planes de Carcasan.
Discurso de Juan
m ensajero e n v ia d o p or e l n o b le R u fin o
y a la s c iu d a d es líb ic a s apaciguad as y a
aterroriza la n o t ic ia d e q u e la s tropas
v e n c id a s h a b ía n e m p r en d id o la lu c h a
d e n u e v o , q u e y a co rr ía n e scu a d ro n es
LIBRO VI 163
l ia e n tierras ex tran jeras y derribar a lo s e n e m ig o s le jo s de
n u estros ca m p o s, para que A fr ica n o p erezca m á s, go lp ea d a de
n u e v o p o r c r u e le s d e sg r a c ia s . P ero p r e o cu p a n m i á n im o lo s
g a sto s , lo s lugares y la d ificu ltad de lo s ca m in o s, p u es es c o n o
c id o e s te año e s tér il y la m ism a p r o v in c ia h a p erd id o su s p r o
p io s r e c u r so s e n la s gu erras, ¡a y !, d e m a sia d o a g o ta d a e n su
p ostra c ió n . U n gran e jército n o será ca p a z de soportar e l h a m
bre. S i p erm itim os a lo s e n e m ig o s que s ó lo a lca n cen las tierras
m ás a lejad as de B iz a c io , en to n ces querrán apresurarse, to d o lo
destruirán c o n su s saq u eos y u n a v e z m á s hostigarán las lu ch a s
a u n a tierra agotada. D e c id io s y rea firm ad a lo s esp íritu s in d e c iso s c o n vuestra in strucción » .
A p en a s e l g e n e ra l d ijo esta s c o sa s ,L o s so ld a d o s rom anos, to d o e l e jérc ito d e c id e avanzar m á s le -d e c id id o s a lu ch a r, se j o s y (jic e n qU e so n ca p a ces de soportar
e n ca m in a n co n e l g e n e ra l , .h a c ia e l S u r l ° s frecuentes ca lo res d e L ib ia . T o d a la
m u ltitu d p r o m e te ten er m a n o s y m e n
te s fe r o c e s y qu ieren intentar grandes e s fu e rz o s p o r su patria y
d esp recian a la s tribus reb eld es y a lo s á n im o s v io le n to s [la s l í
n eas d e fiero v a lo r]191.
C uando e l genera l v e a su s f i la s an im adas p or u n fiero va lor
y q u e p rom eten ser va lero sa s e n la guerra, da la señ a l de p on er
e n m o v im ie n to la s e n se ñ a s . E n to n c e s la tro m p eta de b r o n c e
e m ite ro n co s g e m id o s; su v o z im p la ca b le grita a la s tropas ar
m ad as. D e sd e su s p ro p ia s p o s ic io n e s a c u d e n to d o s lo s e sc u a
d ro n es y lo s in fa n te s q u e han r e c ib id o la o rd en , lo s a lia d o s y
lo s cap itanes la tin o s y e l líder C ú sina , co n d u c ien d o al com b ate
a la s f i la s m a sila s , s iem p re e n e x tre m o le a l a la s arm as r o m a
n as. E l v a le r o s ís im o g en era l se d ir ig e a la zo n a d e l Sur d o n d e
191 Las palabras que aparecen entre corchetes provienen del verso siguiente; se trata, tal vez, de un error del copista, que «saltaría» al verso siguiente, inducido por la igualdad de las desinencias en los términos tru ce s / acies.
164 JUÁNIDE
la ard ien te lu z d e l s o l bajo e l astro d e C á n cer in u n d a la s seca s
tierras abrasadas e n e x c e s o p or su c a lo r y lo s c a m p o s s iem p re
p a d e c e n se d y se q u em a n c o n lo s v ie n to s . P u e s e l á b reg o a llí
se c a to d o s lo s ca m p o s c o n torm en tas q u e arrojan lla m a s y a llí
e l a fricano sed ien to vaga , d e sfa llec id o y n eces ita d o , por la s ca
lien te s arenas, b u scand o la s aguas e stig ia s .
L a F am a, q u e d iv u lg a la n o t ic ia a
tra v és d e in n u m er a b le s le n g u a s , v u e la
p r im ero p r o c la m a n d o q u e e l v a le r o so
Juan s e apresura c o n to d o s su s ca p ita
n e s . L o s m a lo s ru m o res se d ir ig en h a
c ia lo s o íd o s d e la tribu d e lo s la g u a n -
tan . E l c r u e l j in e te sa q u ea d o r d e v a sta b a y a la s tierras d e
B iz a c io . P ero e l rum or d e l n o m b re d e Juan , g o lp e a n d o su p e
c h o c o n en o rm e fu erza , lo a terrorizó e h iz o v o lv e r a su s in n u
m era b le s f i la s . Y a creen , l le v a d o s p o r e l terror, q u e e l g en era l
e stá e n c im a y tiem b la n p o rq u e lo h a n c o n o c id o . R ecu erd a n su
rostro cru e l y tod as la s e n señ a s d e l h éro e . Y n o dudan e n fran
quear la s seca s G a d a y a s192 y lo s lugares fu n esto s don de n o hay
m o d o a lgu n o d e ir o de v iv ir . N in g u n a a v e a traviesa v o la n d o e l
aire ca lie n te por a q u ellos territorios. E l m ism o escu d ero de Jú
p iter q u e transporta lo s fu e g o s d e su ra y o , apenas p u ed e sin p e
lig ro d esd e e l ex trem o d e l c ie lo soportar la s lla m a s que su error
l e o b lig ó a afrontar.
C uando e l g en era l se d io cu en ta d e q u e la s tropas en em ig a s
se h a b ía n retirad o p o r e l d e s ie r to a te m o r iza d a s , c o n su a c o s
tum brado v a lo r p ersig u e a lo s q u e h u y en , p en etran d o c o n m ás
ím p etu e n la s ca lien tes arenas d e la tierra sed ien ta . N o obstante,
192 Los antiguos geógrafos e historiadores no mencionan este lugar. P a r t s c h (Corippi Áfricani..., pág. XXXI) cree que se trata más bien de un término moro, pues estos pueblos llamaban a las dunas «guedea», de modo que la expresión siccas Gadaias haría alusión a las dunas que limitan el desierto.
Ante el avance de Juan, los moros huyen
al desierto donde los persigue el ejército romano
LIBRO VI 165
o rd en ó a to d o s lo s su y o s q u e se llev a ra n agua y co m id a; ráp i
d a m e n te o b e d e c e n la s ó r d e n e s d e l g e n e ra l. P er o ¿hasta qué
pu n to p o d ría sac iar a tantos h o m b res e n a q u e llo s lugares y en
c u á n to s d ías a lim en ta r ía a tan n u m er o sa fo r m a c ió n ? P u e s lo s 300 odres d e agua están v a c ío s y y a n o h a y co m id a e n n in guna par
te. E n to n ces se abrasan co n la s gargantas seca s y d e sfa llec en de
ham bre. ¡A y !, e l so ld a d o delira , s in a lien to y se q u em a en ro je
c id o c o n e l ardor d e l so l, abrasándose b a jo s sus poten tes rayos.
S in encontrar río a lgun o entre la s arenas, b u sca e l agua y se e s
fu erza en v a n o , c o m o en otro tiem p o , m ien tras la s ilu stres for- 305
m a c io n e s d e lo s d á ñ a o s se d ir ig ía n a lo s c a m p o s te b a n o s , se
asustaron ante lo s la g o s y fu en tes se c o s p o r e l p od er de B a c o y
su general, A drasto m , sediento b u scó ríos en lo s anchos cam pos.
E l in fo r tu n a d o so ld a d o se la m en ta 310 Q u e ja s Y> p rorru m pien do e n d esd ich a d a s q u e
de lo s ro m a n o s ja s, d ice: « S i fu n es to s h a d o s am enazan ante e l h a m b re y la s e d ahora c o n destruir en un so lo instante a
la raza rom an a , h a y e sp a d a s, h a y g u e
rras y la có lera fero z de la s tribus; que n o s a trav iese una lan za ,
q u e v e n g a n , c o m o u n ra y o , to d o s lo s d a rd o s a la v e z . Q u e la 315 f le c h a la n za d a traspase nu estras entrañas y d eje escapar n u e s
tras v id a s p or tantas herid as. ¿P or qué e l ham bre cru el y e l c a
lor y la sed , al a c o sa m o s, ay, c o n un h ad o len to , n o s cansan de
e ste m o d o c o n un a m uerte larga? Q ue n u estra tropa se o fr ez ca
a la s e sp a d a s . D a la v u e lta a lo s e sta n d a rtes. E sto te su p lic a a
u n t ie m p o , ¡o h , n o b le g e n e ra l! , la h a m b rien ta m u ltitu d . T e n 320 c o m p a sió n , en tu m isericord ia , d e n oso tro s y de ti m ism o. D ir i
g e , n o b le , a lo s tu y o s tu m irad a . L a e s c u a l id e z e n d u re c e y a
n u estras a r ticu la c io n es y n u estro s h u e so s d esn u d o s están aga-
193 Se alude a la expedición de los Siete contra Tebas — a los que se llama «dáñaos» por el fundador de Argos, Dánao— que fue capitaneada por Adrasto, uno de los reyes de Argos.
166 JUÁNIDE
rro ta d o s y e n f la q u e c id o s c o n su s m é d u la s se c a s . L o s n e r v io s
están ten so s , se n o s seca la p ie l y nuestras m ejilla s , c o n lo s o jo s
325 hu nd id os, están cubiertas de p a lid ez. L a som b ra d e la m uerte se
adueña y a d e nuestros cuerp os y la se d n o s abrasa e l a lien to» .
A p en a s d ijo e s to la m ultitud d e b ili
tada, e l padre e n p erso n a c o n tu v o a lo s Increpaciones de Juan a f l i ^ e n su b o n d a (j r e _
a los soldados σ Jc o n fo r ta a lo s a g o ta d o s c o n su d iscu r
so , p r o v o c á n d o lo s a m e n u d o c o n ta les
palabras: «O h , esperanza rom ana, g lo r ia y sa lv a c ió n d e nuestra
330 patria, n o rech a ces la s p en a lid a d es duras e n e x c e so . D o m in a tu
sed y e l ham bre terrib le. R ecu erd a ahora la s d if íc ile s em presas
d e tus padres. L a s n a c io n es co n o c ie ro n la fu erza d e tus antepa
sa d o s. D e e s te m o d o , h a c ien d o fren te a la s d if ic u lta d e s , v u e s
tro s p ad res d o m in a ro n e l m u n d o c o n su s p ro p ia s v ir tu d es . L a
cap acid ad d e res is ten c ia e s la m a y o r virtud; la s tribus la tem en
335 y aterroriza a o tros e n e m ig o s , al causar su m u erte . L a lín e a d e
bata lla e n e m ig a se debate entre d os ca lam id ad es: por u n a parte,
la se d abrasadora, e l ardiente ca lor y e l ham b re lo s atorm enta;
p o r otra, lo s h o s t ig a y am en a za e l terror a lo s ro m a n o s. In ten
ta d , f e r o c e s , a travesar la z o n a d e l c a lo r y la s r e g io n e s q u e se
n o s n iegan . L a reg ió n ardiente, co m o te s tig o y c o n la confirm a-
340 c ió n d e l c ie lo , contará vu estra s h a za ñ a s . V u es tro s d e sc e n d ie n
te s leerá n q u e d esp u és d e l ilu stre C a tó n 194 y o lo in ten té y é s te
194 Se refiere a Catón de Útica, que atravesó las Sirtes con sus hombres. D e hecho, el tono del discurso de Juan recuerda el que Catón dirige a sus hombres en la Farsalia IX 379-405 y donde también se insiste en la importancia de la patientia , la capacidad de resistencia del soldado.
LIBRO VI 167
ta m b ién lo e s c r ib ió 195. Q ue e l am or a la patria d o m in e vuestra
razón y cesará la m alvad a sed , rech azad a por e l m iserico rd io so
p od er d iv in o y vuestro ardiente d e se o d e beber será sac iado» .
D e e sta form a aplacaba e l ilu stre g en era l a la s cohortes la ti- 345
ñ as c o n so seg a d a v o z , c o m o s i regara to d o s su s co ra zo n es con
e l r ío d e su grata palabra y llenara sus e s tó m a g o s d e m anjares.
P ero u n a su er te d esg ra c ia d a só b re la m uerte v jn o a ja ca u sa la tin a q u e , una v e z de-
de lo s c a b a llo s , . . . , . . . . .p ro v o c a e l d esá nim o b lllta d a su a s i s t e n c i a , d ism in u y o sus
en lo s so ld a d o s ro m a n o s p o d er o sa s fu erza s . L o s c a b a llo s v a g a
b a n p o r to d o s l o s c a m p o s e n b u sc a de
pastos; p u es e l ham bre esp an tosa y e l ardiente d e se o de saciarla 350 se adueñaba d e toda e sp e c ie d e seres. N o h ab ía h ierb a fresca , ni
árbol c o n h o ja a lgun a cuando, d e rep en te, la llan ura ca m b ió de
c o lo r c u b r ié n d o se d e e sp e sa h ie rb a y lo s c a m p o s s itu a d o s en
fr en te s e tiñ e ro n d e f lo r e s . L a h a m b rie n ta m a n a d a , al v e r la
h ierb a du ran te tan la rg o t ie m p o d e se a d a (p u es la em p u ja un 355 ham bre terrib le), corre e n tod as d ir ec c io n es y p a c e por doquier
e n to d o s lo s lugares. L o s ca b a llo s lam en y a las arenas desnudas
s in p o d er saciar su ham bre al pastar un a hierb a ven en o sa . P ues
p erec iero n d e un a extraña m uerte , am on ton ad os e n lo s ca m p o s
m ism o s c o n la hierba apretada entre lo s d ientes.
L a m u er te d e lo s c a b a llo s d e s tr o z ó a la tro p a rom an a . S u 360
có lera fero z desap arece y to d o s lo s so ld a d o s cam in an apenados
y a f l ig id o s y g ra n d es p r e o c u p a c io n e s c o n fu n d e n su s m e n tes .
A terrorizado e n e x c e so por e s ta ú n ica d esg ra c ia , s e v in o abajo
e l extraordinario va lo r d e lo s h om b res. E n to n ces la fortuna fu - 365
n esta sem b ró la c o n fu s ió n en e l ca m p a m en to c o n e l prim er tu
m ulto , ap lastán dolos c o n su p eso .
195 Alusión al poeta. La conjetura que proponemos (q u o q u e hunc), no sólo se aparta mínimamente de la versión del manuscrito (q u o q u o h a nc), sino que conviene bien al sentido del texto; cf. v. 340 en el que se alude a Catón, que fue inmortalizado por Lucano.
168 JUÁNIDE
C uando en to n ces v io e l genera l que E l g e n e ra l h a b ía s o b r e v e n id o ta m a ñ a r u in a y
levanta e l cam pam ento y hab ían d ism in u id o la s fu e r z a s d eo rd e n a e sta b lecerlo
a o r illa s de un r ío lo s su y o s , lev a n ta n d o e l ca m p a m en to ,se d ir ig e h a c ia la s r e g io n e s d e la c o sta
c o n la in te n c ió n d e a liv iar y rean im ar a su s a f lig id o s hom b res.
370 Y e l so ld a d o y a e m p iez a a sentir e l aire lig e r o y , al acercarse a
la costa , encuentra hierba fresca , aunque n o h a y río a lgun o. E n
to n c e s m a stica n flo res c o n su s b o ca s r e sec a s , tiñ é n d o se c o n su
ju g o lo s ardientes lab ios; y sac ian e l ham bre c o n extrañ os v e g e -
375 ta les , pero n o pu ed en aplacar e l ham bre. M u ch o s v u e lv en apro
vech a n d o la oscuridad de la n o ch e , o tros se d isp ersaron por lo s
c a m p o s b u sc a n d o a lim en to ; o tro s v a g a n e n b u sc a d e agua; e l
ham bre cru el o b lig ó a otros a hu ir y aban donaron to d o s lo s e s
tandartes d e l general que han desp reciad o .
380 E l g en era l e sta b le ce su ca m p a m en to a la o r illa d e l r ío in d i
ca d o . L a tropa rom ana se p rec ip ita se d ie n ta so b re su s o r illa s y
se sa c ia e n su s lím p id a s aguas. A l l í ju n to al ag u a a cu d e e l s o l
dado por doquier y b e b e d e su agradable corriente. C o m o care
c e d e pan , c o m e flo res y v erd e hierba, d esea n d o c o n e sto saciar
385 su ham bre. E l general ordena que su m en sa je se transm ita a tra
v é s d e la s c iu d a d es costeras: q u e sa lg a n n a v e s q u e tra igan a li
m en to para su s hom b res. ¡A y , fu n es to s h ad os! T u v iero n N o to s
co n tra rio s. P u e s u n a su erte cru e l im p id ió a lo s b a rco s d e v e la
cruzar la s aguas. S e u n ió , cerca n a , p e r o e n to n c e s n o le a l a lo s
390 la tin os, la tropa u r c e lia n a 196 q u e se m e z c ló al d estin o de lo s ro
m anos.
196 La identidad de esta tropa y el origen de su apelativo nos son desconocidos.
LIBRO VI 169
L o s ástrices hab ían ocupad o, y a du- Los ástrices rante largo tiem p o , a q u ellas tierras con
envían embajadores ^ to sc a s c a sa tribu v lo lc n ta e n laa Juan
para solicitar la paz § uerra y n u m ero sa en h om b res y a salv o du ran te m u c h o s a ñ o s . C u a n d o se 3 9 5
d io cuenta d e que lo s estandartes de Juan que avanzaba estaban
en su s terr ito r io s, a terrorizada ante su p rim era lle g a d a , corr ió
c o n h u m ild a d a en v ia r le em b ajad ores para ped ir la paz. E l g e
nera l lo s rec ib e seren o en m ed io de la s tien das. S o lic ita n d o in
d u lg en cia , p az y sa lv a c ió n para su p u eb lo , expresaron , so m e t i
d o s , su s ru eg o s: «T u p o d e r o sa r ep u ta c ió n , n o b le g e n e ra l, e l 4 0 0
v ig o r d e tu esp íritu , tu va lor y tu lea lta d q u e se propagaron an
te s d e tu lleg a d a , aterrorizaron a todas la s tribus por ig u a l y las
co n d u jero n g u sto sa s bajo tu autoridad. C o n e l c u e llo d o b le g a
do , la ilu stre raza de guerreros ástr ices se so m ete a tus órdenes,
v a ler o sís im o . L o s an cianos de nuestra tribu g u stan de tus trata- 4 0 5
d o s y lo s d esean al m ism o tiem p o; y c o n la v o lu n tad de servirte
preparan su s c u e llo s a l y u g o . P erdon a, ilu stre , a q u ien es te su
p lica n . T e ro g a m o s la p a z y u n tran q u ilo d e sc a n so d e sp u é s de
la guerra».
E n m ed io d e estas palabras sonaron
Nuevas quejas de lo s m urm ullos d e la ignorante m ultitud los soldados romanos. en e j cam p am en to d e l general: «¿H asta 4 1 0
Los hijos de los ástrices c u ¿n(j0 m a tará e l h a m b re im p u n e a se entregan a Juan
en prenda n u es tro s e sc u a d r o n e s? N o te n e m o sn in gu n a esp era n za de v id a n i de sa lv a
c ió n . S o m o s d ism in u id o s p or e l h am b re, tropa d ig n a d e lá s t i
m a » . C u a n d o a q u el so n id o l le g ó h a sta lo s o íd o s d e l g e n era l,
p r o fu n d a m e n te im p r es io n a d o d ic e a s í a l o íd o d e R ic in a rio :
« P o n fin ahora a la s fun estas qu ejas d e l cobarde so ldad o. ¿Q ué 4 1 5
lo cu ra d e su razón em puja a la ruina a la s desd ichad as m u ltitu
d e s e n la c o n fu s ió n ? E stá n v ie n d o a lo s em b a ja d o res; e s to s
p u eb lo s m e p id en tratados, p erm a n ecen h u m ild es , ro gán d om e
170 JUÁNIDE
c o n sú p lica s . É sto s h an d escu b ier to lo m á s r ec ó n d ito d e n o s o
tros y nuestro m al secreto . ¡A y , d e testa b le p o p u la ch o q u e rinde
420 c u lto a l e s tó m a g o , c o m o e l g a n a d o y la s f ie r a s !» . A l in sta n te ,
sa lie n d o ráp id a m en te , R ic in a r io a c a lló to d o s lo s ru m ores c o n
so s e g a d a s p a la b ra s, tr a n sm itien d o la s ó r d e n e s d e l g e n e ra l.
C uando se h iz o la ca lm a, e l genera l s in perder tiem p o d ic e a lo s
em bajadores: « H ab éis o íd o ahora la có le ra q u e n u estro ejército
425 h a d eja d o esta llar . E l so ld a d o d e se a e l v io le n to co m b a te; p ro
y e c ta cru zar a tr a v és d e v u e str a tr ib u . P er o n u es tro p o d er se
- a fa n a s ie m p r e e n perdonar a lo s so m e t id o s . A p la s ta m o s a lo s
p u eb lo s q u e p o see n arm as, a lo s h u m ild es lo s a cep ta m o s c o m o
a m ig o s. M arch aos, hom b res. S i un a fid e lid a d au tén tica so lic ita
m is tratad os, traed a v u estro s h ijo s c o m o p ren d a a m i ca m p a -
430 m en tó y c o n serv a d m i paz. T o d a la ra za d e lo s á str ices p erm a
n ecerá segu ra y p o d ero sa bajo n u estro em perad or» . Tras haber
d ic h o e s to , lo s carga d e p resen tes . E llo s r e c o n o c e n su so m e ti
m ien to a l Im p erio rom ano, p ro m etien d o o frecer a su s h ijo s co -
435 m o p ren d a d e la p a z . A p ru eb a n a lo s la t in o s p o r su v a lo r y su
b e n e v o le n c ia . A la b a n la s fu e r za s y la le a lta d d e l em p erad or y
d e l general. V u e lv e n , tras haber co n v e n id o la paz.
P ero a lo le jo s , v a g a b a e l i la g u a s Los moros e x te n u a d o y s e d ie n to p o r lo s ár id o s
continúan su huida ca m p 0 s, s in p o d e r so p o rta r y a tan tasperseguidos por tos _ .
exploradores romanos fa tl§ as m e l ham b re cru el. N o h a y n in guna p o s ib ilid a d d e sa lv a c ió n y n in gú n
440 ca m in o s e le s m uestra. D etrás esta b a Juan, d e la n te e l e x c e s iv o
c a lo r d e l so l. P or to d a s partes la tribu te n ía la m u erte ante sus
o jo s y n o e s p o s ib le ( * * * ) 197 avanzar n i em pren der la retirada.
C o n fu n d id a por lo s p e lig r o s , g im e la a n g u stia d a m u ltitu d , re-
445 clam an d o la m uerte. U n a suerte adversa lo s persu ad ió para reti
rarse, d e sv ia n d o e l fu n esto rum bo d e la in fa m e tribu. L a tropa
197 El verso 442 está incompleto.
LIBRO VI 171
s ír t ic a se d a la v u e lta im p u lsa d a p o r e l c ru e l d e stin o d e su
m uerte , n o para so licitar la bata lla c o n su s dardos, sino para in
tentar u n a h u id a p o c o segura . E l ex p lo ra d o r ro m a n o a ca b a llo
corría p or doquier y m ezc la d o c o n lo s la tin o s esta b a e l f ie l m o- 450 ro q u e b u sca b a d e l m ism o m o d o d ó n d e h a b ía h u e lla s d e la tri
bu. N o ten ían n o tic ia s , n i hab ía e n e m ig o a lgun o e n las in m ed ia
c io n e s , cu a n d o , d e rep en te , e n la o sc u r id a d d e la n o c h e v e n
u n o s fu e g o s ardiendo y lo s exam in an , s in saber s i son lo s ástri-
c e s o e l fu g itiv o ilagu as.
U n a fu n esta A urora q u e sacab a su s 455Cúsina propone n egros c o rce le s d e la s o la s d e l O céan o ,
atacar a los moros. e x te n d ía su s r a y o s a l c ie lo , h a c ien d o El general decide avanzar , . Λ, , _ . . . .
al lugar que ocupa S a llr U n l u g u b r e S o 1 COn SUS C ab a ll0S el enemigo portadores de cru eles h ad os. L as nubes
o c u lta n su p a s o y F eb o l le n a e l d ía de
tin ieb la s c o n su o scu ra luz . E n to n ces u n m en sajero v o la n d o re- 46o
f ir ió q u e b ajo la n o c h e s ile n c io sa v io brillar , le jo s de lo s fo so s
de lo s su y o s , a gran d istan cia , in n u m erab les fu e g o s . N o e stu v o
c laro e n su re la to s i e l ago ta d o ila g u a s em p ren d ía la retirada o
s i la v e c in a tribu d e lo s ástr ices d e sp le g a b a su ca m p a m en to en 465
lo s parajes. M ientras e l genera l e x a m in a la c u e stió n en su m en
te c o n sagacid ad en e l d if íc il m o m en to y se asom bra ante lo crí
t ic o d e la situ a c ió n , en to n ces e l f ie l C u sin a , q u e v ien e adem ás
a co m p a ñ a d o d e u n a gran m u ltitu d , l le g a de rep en te y a s í d ice
c o n a legría al general: «E l fu g itiv o ila g u a s se prepara para atra- 470 vesa r a e sco n d id a s por aquí, agotado y desarm ado, tras levantar
su d eb ilita d o cam pam en to . H a l le g a d o la o c a sió n — pon e n p ie
lo s estand artes, e l m á s n o b le d e lo s g e n e ra le s— d e destruir en
se g u id a a la a g o ta d a tribu. P u e s e s u n a e m p r e sa fá c il para e l
ejército . U n río som b río baña la s u m b rosas riberas con su mar
g e n v erd ec id a , ro d ead o de á rb o les d e d istin ta c la s e y d e v erd e 475 ju n c o . A q u í se d ir ig en la s tr ibus. V a y a m o s lo s prim eros hacia
e l r ío y o cu p em o s todo su curso» .
172 JUÁNIDE
A gradaron a lo s so ld ad os la s palabras d e l varón. E l general,
480 n o o b sta n te , le s p ro h ib ía avan zar , p u e s y a d e sd e h a c e tiem p o
co n serv a b a en su preocu pado co ra zó n lo s rum ores d e la ag o ta
da tropa. P ero ¿qu ién podrá d om inar o h acer fren te a lo s d e s ig n io s f ija d o s p or D io s? L ev a n ta n d o e l ca m p a m en to , e l g en era l
ordena a su s cohortes que a v an cen en fo rm a c ió n a través de sus
tropas y escu ad ron es. S u b e e l p o lv o h a sta lo a lto am onton and o
485 la s n u b e s y en tu rb ia n d o e l c ie lo c o n la arena. E l g e n e ra l e m
p ren d ía u n e sp a n to so ca m in o y la fu n es ta G á lic a m ostrab a su s
m a lv a d a s c o lin a s y su s s in ie str o s c a m p o s . E l S o l e n su a scen
s ió n in fla m a b a e l a lto c ie lo c o n su carro de fu e g o , cu a n d o lo s
490 ejérc ito s, un o tras otro, se asentaron ju n to al c a u c e d e l río . P ero
e l e n e m ig o sír tico , d e ten ien d o su p a so c o n e sp a n to y em p ren
d ien d o la retirada, abandonó la s or illa s y dejó e l d esea d o río.
E n aqu el m o m en to e l general le s da
El general ordena la orden de esta b lecer e l cam pam en to y495 establecer el campamento jo s f o so s y retrasar e l com bate, pu es
/ . , p reparaba e m p ren d er la b a ta lla a l d íaúnicamente r r rpara proteger el rio s ig u ie n te , y l e s o rd en a s ó lo d e fe n d e r
c o n su s arm as e l r ío y su s aguas. C o n
se jo ú til s i en to n ces la tropa rom an a h u b iera c u m p lid o la s in s
tr u c c io n e s d e q u ien le s d io la s ó r d e n e s . P er o u n d e sg r a c ia d o
d e stin o d io o sa d ía a lo s so ld a d o s y co rre la tro p a por d o q u ier
disp ersa por lo s cam p os y lo s prim eros hom b res pro v o ca n a las
500 p r im era s f i la s e n e m ig a s . A c u d e n c o rr ie n d o s in o rd en a lg u n o
lo s la tin o s c o n u n griterío , s in su a costu m b rad a fo rm a c ió n . L a
trom p eta , to ca d a por orden d e l cap itán , n o ca n tó c o n su agud o
so n id o la s h o s tilid a d es la a g ita c ió n d e l com b a te; la s sob erb ias
e n se ñ a s n o p erm a n eciero n en su s p o s ic io n e s para la bata lla . A
505 través d e l e n e m ig o , s in orden, ¡ay !, co rr ía la tropa co n fia d a en
e x c e so , c o n un destin o adverso. E n e l prim er encuentro la s fila s
d e lo s m arm áridas se retiraron aterrorizadas. L o s s ig u e la tropa
510 rom ana q u e p r o v o ca v io le n to s co m b a tes c o n su s arm as d isp er-
LIBRO VI 173
sa s . E l j in e te la t in o derriba p o r lo s c a m p o s c o n su la n z a lo s
cuerp os de lo s que h u y en de la batalla; lo s a traviesa y lo s h o sti
g a y e l tem or o b lig a a lo s v e n c id o s a ir ju n to a su s c a m e llo s 198.
P ero a lo le jo s , Juan, p o d ero so en arm as, p ro teg ía tod as sus
e n señ a s e n su p rop ia d isp o s ic ió n , dan do la orden d e e sta b lecer s is
e l cam p am en to y lo s fo so s y q u e lo s d ir ig en tes d e lo s so ld a d o s
atacaran a lo s e n e m ig o s só lo para p ro teg er e l agua del río. For
m aron la s fila s . C ú sina en person a ocupab a e l la d o d erecho , ro
d ead o por la s arm as m asilas y latinas. Junto a é l, Frón im ut, va
le r o s o e n la s arm as ro m a n a s y e l v ig o r o s o ca p itá n Juan ,
adornad o c o n e l b ien a v en tu ra d o n o m b re d e l g e n e ra l ( * * * ) 199,
n o afortu nad o e n su suerte. Y e l la d o izq u ier d o lo ocu p aron e l 520 ro b u sto P u tz ín tu lo , e l arquero G é is ir it y S ín d u it, d e sob erb ias
arm as. E n e l m ed io perm anecía e l m á x im o líd er d e lo s d ir igen
te s y a c o n se ja b a e n v a n o a su s co m p a ñ e r o s c o n su s p a lab ras,
p u es y a le s so b rev en ía un p e n o so d estin o . A n te é l T árasis, pro- 525 teg ien d o c o n e scu d o s la s apiñadas fa la n g es de infantería, corría
d e u n la d o a otro e n su v e lo z c a b a llo y prep arab a su s e s c u a
drones.
E ntretanto , u n m en sa jero v e lo z lle -
U n m e n sa je ro g a e n to n c e s a n te e l g e n e ra l d ic ie n d oa n u n cia qUe [o s e n e m ig o s e n m e d io de la co n -
la re tira d a d e l enem igo. fu s^ n s e retjran y a v e n c id o s , h u y en d oD o s escu d e ro s
co n v en cen a l g e n e ra l Por lo s c a m p o s. P ero e l jo v e n n o pu do 530
p a r a qu e en ta ble com bate c o n esta s palabras d isu ad ir lo de su ju s
ta d e c is ió n ; su in te n c ió n n o se a lteró . M a s n o lo q u isiero n a s í lo s d e s ig n io s d e l te m ib le D io s: lo s e s
cu d eros persuad ieron al líder e n su duda a afrontar e l com b ate, 535 Á riarit, e n otro tiem p o v a ler o s ís im o , y e l e sfo rz a d o Z íper, dos
198 El sentido de la expresión es «el temor obliga a los vencidos a retirarse a su campamento».
199 Esta parte del verso 520 aparece borrosa en el manuscrito.
174 JUÁNIDE
p o ten tes rayos en la guerra, a lo s q u e en to n ces tem iero n la s fa
la n g es m a sila s, am bos sem ejan tes en v a lo r y c o n u n d estin o c o
m ún. E n to n ces Z íper co m en zó a hablar así: «S o co rre a lo s la ti
n o s , e l m á s n o b le d e lo s generales. T us a liad os entab lan fero ces
bata llas e n lo s ca m p o s, pero a l ser u n o s p o c o s , e l e n e m ig o nu-
540 m e r o so lo s h o s tig a ; su e le v a d o n ú m ero lo s a c o sa . S ig a m o s a l
c o m b a te a n u estros a lia d o s. C o g e la s arm as y so co rre a lo s tu
y o s » . E n to n c e s e l v a le r o so Á riarit se in f la m ó c o n e l d e se o de
com b a tir y o b lig ó a su líd er , q u e se dem orab a , a p o n er e n m o
v im ie n to la s e n se ñ a s . C o n la s pa lab ras d e su f i e l su b ord in ad o
se e x c itó e l án im o d e l general.
L a esp a n to sa trom peta g im e c o n su canto m ortífero y em p u
j a a lo s e scu a d ro n es a la bata lla . L a tropa a v a n za e n v a n o b ie n
ordenada, p u es lo s h ad os la aprem ian . A s í lo h a s d ec id id o , e x
c e ls o P adre, m ien tras qu ieras ultrajar a lo s p u e b lo s p eca d o res
550 d e L ib ia . Su s fa lta s fu eron la ca u sa d e tam año m a l, q u e n o fu e
cu lp a d e su gobernante.
C a rca sa n , a l v e r a c u m u la r se u n a
Carcasan n u b e d e p o lv o a lo le jo s , grita ráp ida-
exhom * s“s hombres m en te a su p r o p ia fo r m a c ió n d e n a sa -a luchar;
éstos les obedecen m o n e s Ύ r ea n im a su s te m b lo r o so s c o razo n es c o n ta le s palabras: «In dóm itas
555 tribus, c u y o co n o c id o va lor m e p ersu ad ió a atacar a la s f i la s r o
m anas c o n la s arm as, é ste e s e l d ía en q u e e l corn ifero A m ó n os
p ro m e tió e l su e lo d estin a d o 200. Id ahora s in m ie d o , arm ados a
través d e l e n em ig o ; d esp leg a d ahora la s a laban zas d e la patria.
560 Q u e lu c h e ca d a u n o fe ro z c o n su tropa y c o n fia d en lo s h ad os.
G randes d iv in id ad es n o s protegen; se o s co n ced erá una v ictor ia
seg u ra , cre ed m e , gu erreros. R e c h a z a d e l v e r g o n z o s o m ie d o y
l le v a d a la batalla vuestras fuerzas y á n im o s d e siem pre» .
200 Carcasan exhorta a sus soldados al modo de César en la Farsalia VII 254 y ss.: haec est illa dies, mihi quam Rubiconis ad undas promissam...
LIBRO VI 175
A p en a s d ijo e s to C arcasan, u n terro rífico gr iterío se e x te n
d ió por e l cam pam en to sírtico c o n un v io le n to estrépito . L a s lí- 565
n e a s m arm áridas se en fu rec iero n . U n p e n o s o d e st in o p r o v o ca
su c ó le r a y B e lo n a e x c ita a la s cru e les m u ltitu d e s , em pujan do
la s esp a ld a s bárbaras c o n su lá tig o en san gren tad o . E n to n ces se
in f la m a n d e lo cu ra lo s f ie r o s c o r a z o n e s . N u m e r o so s c a b a llo s
e m p e z a b a n a a b a n d o n a r e l c a m p a m e n to y o c u p a b a n la s l la
nuras.
E n m ed io d e l territorio había u n río 570 La espesura del terreno ap ro p ia d o pa ra la s e stra ta g em a s d e la
impide luchar guerra y lo s e n g a ñ o s d e lo s m oros. U na ambos ejércitos e sp e so b o sq u e re tien e la s arm as, en re
d á n d o las en su fo lla je ; lo s se c o s ta m a
r isco s y e l a ceb u ch e de hojas am argas hab itaron lo s h o stile s va
l le s . A q u í e sta b a n situ a d a s la s l ín e a s m a rm á rid a s , en la parte 575 contraria estab an la s lín ea s la tin a s y p ro v o ca b a n la fu n esta lu
ch a . E l b o sq u e traba la s arm as d e l so ld a d o y e l dardo v o la d o r
c o n su s ram as q u e le im p id en e l p a so . Y n o lo atraviesa la d e l
gada f lec h a lanzada por la m ano robusta, n i e l j in e te pu ed e diri
g ir l ib r e m e n te su c a b a llo co n tra lo s e n e m ig o s , n i e l so ld a d o
p u ed e ejercitarse c o n su larga jabalina , p o r doq u ier enredado en
la s ram as q u e le aprietan. A q u e l lugar im p id ió luchar a lo s in - 58o
q u ie to s ca p ita n es y a l p reca v id o g en era l y o b lig ó a las fo r m a
c io n e s a m antenerse in m ó v ile s . D e tu v iero n su p a so , sin atrever
se n a d ie a luchar, ca d a un o se m a n tu v o q u ieto e n la escarpada
orilla . E l general avanza va lerosam en te h a c ia e l lugar preparan- 585
d o in ten tar c o n su s e scu d ero s p o r q u é c a m in o p u ed a atravesar
lo s fro n d o so s d esfila d ero s (* * * ) e l n a sa m ó n esco n d id o (* * * ) y
e l ca m in o segu ro e s p ro teg id o (* * * ) la tropa f ie l h o stig a d a , en 590 su h u id a ( * * * ) 201 ante la lle g a d a p recip itad a d e l cru el en e m ig o
n o la n z ó dardos. A l v er a lo s n a sa m o n es en fren te , hu ye a l in s-
201 Estos versos aparecen incompletos en el manuscrito.
176 JUÁN1DE
tante m ás v e lo z q u e e l austro y c o n m á s rap id ez q u e u n a apari
c ió n v ista en su eñ os.
595 E n to n ces u n a n o tic ia f ia b le q u e l íe
lo s romanos g ó e n un v u e lo in fo r m ó a l n o b le g e n e -caen e'! ]ma e»'b" ^ a ral q u e lo s m o ro s ap a c ig u a d o s abando-
de los moros, xIntervención de Juan n a b a n Ya la b a ta lla , l le v a d o s p o r u n
gran terror. Y por orden d e Juan, e l ju i
c io s o P a u lo ju n to c o n A m a n c io se apresura a a liv ia r a lo s s o l
d a d o s c o n su ayud a. E n n in g u n a parte s e v ier o n y a h u e lla s de
600 lo s m o ro s, n i e l nú m id a, al hu ir a tem orizad o , v o lv ió su m irada
al co m b a te n i su rostro a l e n e m ig o . V o lv ié n d o se e n to n c e s , h u
y e r o n lo s ca p ita n es y to d o s lo s o f ic ia le s se retiran te m e r o so s ,
u n a v e z q u e e l g e n e ra l r en u n c ió a lu ch a r . E n e s e m o m e n to e l
ila g u a s v e n c ed o r p er sig u e a la s lín ea s d isp ersas. E l griterío su -
605 b e h a sta e l c ie lo . L a fa c c ió n e n e m ig a su e lta a h ora su s fo r m a
c io n e s d esd e to d o s lo s v a lle s p or la e x te n sa llanura. S e creería
q u e d e u n a g r ie ta d e la tierra q u e se resq u eb rajara d e rep en te ,
brotaban hom b res. C orriendo aquí y a llí, rodean lo s estandartes
610 y co rren ap iñ ados a m ile s tras lo s ca p ita n es d isp erso s . L a s lan
z a s q u e s e arrojan e c l ip s a n la lu z d e l d ía y la s t in ie b la s d e la
n o c h e cu b ren lo s c a m p o s e n to d a su e x te n s ió n . P rorru m pe en
g e m id o s la d esd ich a d a tropa; dardos en sa n g ren ta d o s derriban
su s c a b a llo s por lo s ca m p o s. E l e n e m ig o in fa t ig a b le d esa ta su
615 có lera , v io le n to y cruel. A q u e l d ía hu b iera p o d id o destruir a un
t ie m p o d e u n a so la d e sg r a c ia a to d a la raza la tin a , s i e l P adre
to d o p o d e r o s o , q u e se c o m p a d e c ió d e s d e e l a lto c ie lo , p r o te
g ien d o a la s lín ea s rom anas entre tan tos m ile s d e e n e m ig o s , n o
hubiera sa lv a d o a lo s que hu ían co n la v o z d e l n o b le Juan. P ues
620 al ver a lo s escu ad ron es a liad os abandonar lo s ca m p o s, h a c ien
d o reso n a r su v o z , a u m en ta su c ó le r a c o n ta le s p a lab ras: « S i
m orim os, com pañeros, si e l ú ltim o had o arrastra c o n su suerte a
lo s la tin o s y prepara derribarlos c o n c ru e le s guerras, ¿por q u é
d eb o m orir c o n una m uerte d ign a de m ujer? S i la v id a su b siste ,
LIBRO VI 177
¿por q u é d eb o , co b ard e , hu ir? A flo ja d y a lo s fr en o s , c iu d a d a
n o s . Su jetad lo s estandartes, héroes; d esp reciad la có lera d e las
tribus y em p ren d ed la bata lla c o n v io le n c ia . O v e n c e m o s a lo s
en e m ig o s , si e s la vo lu n tad de D io s , o s i n o s lo im p id en lo s p e
ca d o s d e m is fa c c io n e s , n o n o s fa ltará n u estra a labanza a l m o
rir. R e ch a za d la h u id a , d ese n v a in a d la esp a d a . Q u e ha g a ca d a un o lo q u e m e v e hacer a m í.»
b la n la s v io le n ta s b a ta lla s y co rren la s la n z a s p o r d o q u ier en
u n a con tin u a nube. R esu en an corazas y c a sc o s , g im e el e scu d o
d e b ro n ce bajo lo s g o lp e s y entre la s entrañas h a c e n salir e l a l
m a purpúrea d e la s v e n a s rotas. Z ip er, a lt iv o p o r su v a lo r , iba
c o lé r ic o entre la s arm as im p la ca b le s a través d e l e n e m ig o , d e
rribando a lo s e scu a d ro n es s ír tic o s c o n d ardos m o rtífero s y lo
m ism o h a c ía S ó lu m u t, aunque ten ían a m b o s d iferen te d estin o .
A tr a v ie sa n c o n su s la rg a s p ic a s e l p e c h o d e gran ca n tid a d de
con tr in ca n tes . S e c la v a la la n za en e l h íg a d o p alp itan te y e n e l
co ra zó n d e lo s guerreros; c o n u n dardo v o la d o r abren la s h u e
ca s s ien es. U n o arranca una ca b eza , otro corta u n enorm e m u s
lo . N o se hubiera v isto de otro m o d o a u n a pareja d e leo n es en
sa ñ a rse c o n su s fa u c e s e n m e d io d e lo s reb a ñ o s: ahora u n o
destroza , im p lacab le , su presa c o n las garras; ahora e l otro h a ce
p ed a zo s e l tierno ganado co n su s d ien tes ensan grentad os, r e g o c ijá n d o se c o n la sangre tibia.
P ero , por otra parte, B u lm itz is y e l robusto Á riarit y e l fiero
D o r o tis y e l m ism o e scu d ero Juan derribaban por la s ex ten sa s
llanuras lo s cu erp os de su s a tacantes c o n herid as d e d iverso ti
p o . S e e n fu r e c e u n o , so b er b io c o n su e sp a d a ; o tro , a u d a z , e s
Descripción de la batalla
y nueva interpretación de Juan
en el combate
H a b la n d o d e e s te m o d o , co n rostro
cruel, e m itió u n ru g id o d e su b o ca , c o
g ió ráp idam ente la brillante em puñadu
ra de su espad a y co lé r ic o la d ir ig ió ha
c ia la h er id a . S u f a c c ió n se g u r a se
v o lv ió h a c ia su v o z . E n to n ce s se en ta -
178 JUÁNIDE
655 m á s v ig o r o s o para lanzar la p ica . U n o la n z a duras f le c h a s c o n
e l n erv io silbante; otro ruge v a lero so e n su destreza y lu ch a co n
lo s d ardos d e a m b o s. E l g en era l e n p e r so n a r e sp la n d e c e e n e l
cen tro c o n su espad a fu lm inan te, m a n ten ien d o a lejadas a la s fa -
660 la n g e s e n e m ig a s c o n terror. N o d e o tro m o d o se cu en ta e n u n
p o e m a q u e J ú p iter arm ado h iz o tem b la r a lo s g ig a n te s e n la
guerra, a l destruir la fuerza de su rayo a lo s e sp a n to so s herm a
n o s co n una herida ardiente.
A q u e lla tropa hu b iera v e n c id o , s i la fortu n a irritada n o le s
hubiera n eg a d o en to n ces su s é x ito s . Y a crece la nu m erosa ban
d a d e e n e m ig o s ; v in ie r o n m u ltitu d e s d e in fa n te s m arm áridas.
665 P o r d o q u ier v u e la a su a lred ed o r u n a n u b e d e d ard os y p a sa n
tro zo s d e p esa d a s e sta ca s y p iedras am en azad oras c o m o rayos.
E l e sp a n to so cam po d e batalla se o cu lta b ajo e l p o lv o ; e l so ld a
d o , a se d ia d o , ap en a s p u ed e d istin g u ir su s p r o p io s dardos. In
qu eb ran tab le, e l g en era l h a c e fren te a to d a s la s f le c h a s , p ro h i
b ié n d o le s v o lv e r la e sp a ld a . E n la gran c o n fu s ió n q u e le s
670 a m en azab a ca y ero n d o s escu d ero s: c a e e l ro b u sto Á riarit, m as
n o d e u n so lo dardo, y e l n o b le Z iper c o n c ie n heridas. U n fuer
te g o lp e a travesó d e cerca e l c a b a llo d e l g en era l a l avanzar; e l
aguerrido g en era l, arrancando c o n su d iestra e l dardo d e l cuer-
675 p o d e su im p e tu o so ca b a llo lo ro m p ió y , lo arrojó, e n c o le r iz a
do , a la cara de su en em ig o .
E n e s e m o m en to , al v e r y a a su s a lia d o s p u e s to s e n fu g a y
su s p rop ias herid as, e l genera l d io un rug ido; su b ió a con tin u a
c ió n al a lto lo m o de su ca b a llo y c o n rostro am enazador rápida
m en te irrum pió, terrib le, en la c o m p a cta fo rm a c ió n . E l g en era l
ju n to c o n su s a lia d o s se abre c a m in o c o n la e sp a d a en tre la s
680 fo rm a cio n es en em igas; la s lín ea s , em pujadas por e l terror al g e
neral, em p ren d en la retirada. E l h éro e se apropia de u n territo
r io pa ra é l y su s h o m b res; s e e n c a m in a e n to n c e s a tr a v és d e l
e n e m ig o , situan do a su s so ld a d o s entre la s e n se ñ a s y m an tien e
685 a le ja d a s c o n su s f le c h a s a la s f i la s m a s ila s . N in g ú n guerrero
LIBRO VI 179
pudo ya atacar al encolerizado general. Cualquiera que lo persigue recibe a cambio una herida de su arco que se vuelve contra él. Si alguien lo ataca por casualidad, es derribado, traspasado de lejos su pecho jadeante por su rígida lanza. Quienes se reú- 690 nen a su lado, al instante entregan sus almas a los dardos voladores: su flecha les parte en dos.
Entonces el nasamón, que temía unirse a las enseñas del general, se retira y, con ímpetu, dispersa sus caballos a modo de obstáculo por los anchos campos y mata a los hombres que abandonaron las enseñas al huir y fueron los primeros en temer las violentas 695
amenazas del combate y volver la espalda.El capitán era noble, resplandeciente con su título de líder,
y no menos con su valor, e ilustre con las armas romanas. Cuando el general lejos de allí vio al que escapaba del combate 700 por la extensa llanura, de este modo lo llama con tales palabras: «¿Ésta es vuestra lealtad? ¿De esta forma luchamos», dice, «para que perezca la tropa romana? ¿Ahora abandonas las armas? ¿A dónde corres, desgraciado? Por tu culpa perecen nuestros desdichados soldados y nuestra reputación». Él enrojeció 705 ante las palabras del general y un profundo dolor, al mismo tiempo, se inflamó en sus huesos. Entonces un funesto pudor lo empujó a mirar a las tribus que lo perseguían; la muerte cruel lo apremiaba en su deseo de romper los escuadrones enemigos. Lucha por defender a sus compañeros asediados. Ya se derriba al enemigo vencedor y se levanta al vencido; se altera el desti- 710 no de los que perecen. La fortuna ayuda primero al valeroso.Ya se enfurece, soberbio, en la matanza y derriba los cuerpos
H u id a
de lo s na sa m on es;
Ju a n in c re p a a su ca pitá n
y éste, a v erg o n za d o
em p re n d e la lu ch a
co n m ás ím petu
202 El adjetivo alude a Hircania, comarca del Asia antigua, cercana al mar Caspio y fronteriza con la Escitia asiática, con Partía y con Media.
180 JUÁNIDE
con diferente suerte. Como se enfurece una tigresa madre, jade- 715 ante por los campos hircanos202, privada de sus cachorros que
casualmente robó un jinete, arrebatándolos de su cubil caucasio —él, que los lleva como espectáculo para los reyes persas, cansa, atemorizado, a su caballo con su espuela de hierro— ; ella entonces, semejante a su macho y más veloz que el Céfiro203, se lamenta por sus queridas crías y vuela feroz. De este modo
720 se empeña el capitán en luchar contra los hombres. A uno corta la cabeza con su espada y lanzando el dardo del moribundo, derriba a otro desde lejos; a otro golpea en el pecho con su fuerte pica; amenazador, atraviesa con su vibrante lanza el escudo de
725 otro, su mano y su costado al mismo tiempo. Otro, ve su pierna sin vida arrancada por un golpe que cae en un pedazo y se lamenta junto a ella, habiendo sobrevivido. Herido, yace otro destrozado por su caballo caído y atravesado sobre él. La san-
730 gre espumeante brilla desde lejos y al fluir se mezcla con las tibias arenas. El impetuoso vencedor propinaba heridas de mil modos, pues la fortuna le ofrecía la ocasión. Su caballo ya cansado y jadeante, exhalando vaho, se niega a correr. La formación maurusia engrasa en su avance; le siguen Cámalo y Cerao y el fiero Estóntao. El enorme ejército rodea al enemigo y de-
735 lante las lanzas que vuelan apiñadas, siembran la confusión en el campo. El escudo, haciendo frente a los dardos que le atacan, gime y hace resonar su ronco bronce. Hostigan y desconciertan al héroe con su griterío. Su escudo atravesado es cubierto por
740 espesos dardos. Ya transpira bajo su propia coraza y lo oprimen el peso de las armas; el espeso bosque fatiga al agotado capitán y se debate contra la multitud que se le viene encima. Retirándose despacio, se dirige con habilidad a las regiones vecinas de la costa y con las aguas del mar protege su lado dere-
745 cho. Al avanzar, se protege el lado izquierdo y la espalda con el
203 Viento del Oeste, suave y templado, que anuncia la primavera.
LIBRO VI 181
escudo; a continuación, defiende su rostro y su camino con los dardos. Como un león sin miedo, rodeado por un círculo de cazadores temblorosos, ruge con valor y ensordece feroz sus murmullos abriendo tremendamente sus fauces, mientras excita su cólera, enfurecido, habiéndose desatado su fiereza y los hombres no tienen ni el ánimo ni el valor de correr a su encuentro, 750
sino que sólo con sus gritos y arrojándole lanzas atacan a su enemigo de lejos. No de otro modo, colérico, se retiraba él asediado por la muchedumbre para ocupar la curvada costa mientras evitaba los dardos con su escudo.
Lejos, en mitad de la arena, hay unlugar escarpado, al que bañan en su
Muerte del capitán ·ιι i j i '. , orilla las aguas del mar, como un no yen su retirada σ J
en su desembocadura encierran los campos con sus aguas amargas. En es- 755
tos lugares las algas y el limo que se depositan y el abundante cieno se pudren bajo una agitada corriente. Cuando llega aquí el caballo del capitán se horroriza ante las negras algas y huye atemorizado. Entonces resoplando por el hocico, endereza las 760 dos orejas —señal de temor—, se da la vuelta, humea fiero y revuelve sus ojos al acecho, sin atreverse a afrontar el espantoso peligro.
El noble capitán había terminado, ¡ay!, el recorrido de su vida y su camino, defendiéndose. Le persigue el enemigo en 765 compacta formación, hostigando y desconcertando al héroe con sus gritos. Entonces espolea una y otra vez a su caballo, golpeando sus robustos ijares. Salta el caballo espoleado e intenta en su carrera acercarse al camino negado y cuando él mismo cae, engullido, se sumerge en el torbellino y la infame tierra engulle además a su amo en su cruel avidez. La fortuna arrancó al hé- 770
roe del enemigo, acogiéndolo para que no permaneciera inerme y humillado, suplicante y le proporcionó una sepultura para que no yaciera su cuerpo desnudo sobre las arenas de Libia.
LIBRO SÉPTIMO
E ntretanto e l g en era l em p ren d ía ya
Los romanos u n c a m in o se g u r o c o n lo s e sta n d a rtesllegan a una ciudad p r o te g id o s p o r su fo r m a c ió n y , a g o ta -
donde descansan -, , „ ,, , do , se a cerco a la s m urallas de u n a p e-y recuperan tas fuerzas r
tras la batalla queña c iu d ad c o n lo s a lia d o s que traía.A q u í s e sa c ió e l h a m b re d e l e jér c ito .
A q u í se perm itió a lo s hom b res esperar la sa lv a c ió n desp u és de 5
la guerra. A q u í e l agua sa c ió la ardiente se d de lo s ca b a llos y su
ham bre fu n esta c e só gracias al pasto . E l so ld a d o antes sed ien to ,
b a ñ ó a lo s ca b a llo s e n e l r ío , g o z á n d o se e n la s d esea d a s aguas
y , recordando las desgracias p asadas, in troducía su cuerpo e n el
a g u a h e la d a . C o n e l t iem p o r ecu p era n c o m ie n d o su s e s c a s a s 10
fuerzas y tras la guerra terrible b eb en e l v in o q u e le s trae la a le
gría.
A h o ra la n egra n o c h e corre sob re la tierra y retrasa lo s q u e
h a ceres d e l m u n d o , co n fu n d ién d o lo to d o b ajo u n c ie lo oscu ro . 15
A ésta le s ig u e e l h ú m ed o su eñ o q u e (y a ) trae e l d u lce co n su e lo
d e la s p reo cu p a c io n es y abraza c o n alas s ilen c io sa s . E l d esca n
so a m ig o de la n o ch e , dando riend a su elta a su pod er , había re
la ja d o lo s o jo s q u e s e cerrab an . E n to n c e s la s m e n te s d e lo s
h om b res se abandonaron, o lv id ad as de su s d esgracias y de e llo s
184 JUÁNIDE
mismos; por lo demás, sus cuerpos resoplaban con los miembros agotados por tantos esfuerzos.
No obstante, en un momento lleno Juan y Ricinario de confusión, el general pasa la noche
permanecen insomnes, insomne, considerando en su mente lasAquél tiene prisa . , . . _, innumerables preocupaciones. Conmo-p o r reemprender r r
la lucha vido por la compasión, mientras lamentaba tantas muertes, el padre lloró,
derramando lágrimas. Ricinario era entonces el consuelo del general y su compañero en las fatigas. Él siempre soportaba por igual las dificultades unidas a la prosperidad, sin dormir con el soldado corriente, amigo del rigor y poderoso por su arrojo, nunca temió exponer su vida por la patria. El persa feroz conoció todas las hazañas del héroe, su talento, su fuerza, sus decisiones, sus esfuerzos, su ilustre labor en la guerra, su paz y su generosa lealtad. África supo lo que hizo entre los moros enemigos y el padre mismo supo que el héroe había soportado a menudo con él penalidades. Así crece el amor, así permanece entre ambos un grato afecto. Él considera a Juan como su padre y Juan lo considera como su propio hijo, nacido de su sangre. Así pues, entristecidos e insomnes, se hablaban el uno al otro, contándose las nobles muertes en el campo funesto.
El general dijo esto primero: «Vana es, sin duda, la atención de los hombres sin la atención divina. Nadie puede vencer una guerra con sus propias fuerzas. Sólo el Todopoderoso que aplasta al enemigo, que todo lo mueve, lo cambia y lo destruye. La raza romana, sin embargo, no es demasiado odiosa para el Señor de las alturas, pues quiso salvar a mis hombres que eran hostigados por tantos miles de enemigos. Decido apresurarme a reparar el desastre y atacar inesperadamente, mientras el vencedor está seguro y cree que el vencido emprende la huida. ¡Cuántas veces los vencidos vencieron en el combate a los hombres soberbios ! La victoria más excepcional se concede a
LIBRO VH 185
unos pocos. Decide, querido amigo, qué conviene más a nuestras armas».
Entonces Ricinario, sereno en su so
Consejos de Ricmiario firmeza, habló, dando amistosos conse-algeneral, que j os ai general que lo había ordenado:
los pone en practicacon prontitud <<Es Just0> noble general, contar con la
ayuda divina. ¿Por qué insistes en emprender de nuevo la batalla? ¿Te empuja tu conocido valor y la fuerza de tu poderosa diestra? Sin embargo, no es necesario 55 que expongas ahora tu vida a inciertos peligros. Una suerte cruel en favor de los enemigos los hizo soberbios y audaces. Los corazones de quienes huyen del combate están siempre yertos de temor. El extraordinario valor, doblegado por el terror ante la muerte, siente miedo. Es propio de unos pocos el 6o
soportar los desórdenes de la guerra, tras las batallas que, con más fuerza, han golpeado a los hombres en la reciente matanza.La mayor parte de los nuestros ha sido dispersada, pero permanece a salvo. Retínela, valeroso general, y ordénales reponer fuerzas y reclama, gritando unas veces de una parte y otras veces de otra, a las tribus que siempre leales mantienen nuestros 65
tratados. Ordena a éstas desplegarse, tras haber puesto en movimiento sus tiendas204 y estandartes. Acudiendo así reunido todo el ejército, estará a salvo, al encontrar, en efecto, todo lo que pueda venderse; pues las tribus traen consigo muchos ganados. Vendrán naves hacia la costa que traerán comida y vino.El tiempo mantiene ya el mar abierto. Las formaciones repon- 70
drán sus fuerzas quebrantadas y, olvidados del miedo, los escuadrones renovarán las batallas».
204 El sustantivo cannae equivale en Coripo a mapalia («tiendas»).
186 JUÁNIDE
Le agradó el consejo al general y, reteniendo las excelentes palabras de su fiel amigo, ordena a sus subordinados que lleven a todos sus instrucciones con rapidez. Corre el caballo por doquier llevando las órdenes del general y rápidamente ponen en movimiento a las tribus y a los suyos. Ningún general rechazado en la guerra pudo renovar los feroces combates con tanta prontitud como fue capaz el ilustre Juan, de espíritu diligente. La fortuna no lo elevó primero, engreído por su éxito en la guerra, ni después lo abatió la adversidad, inconmovible en su fortaleza.
La Aurora bañada de rocío, sur- Plegaria de Juan giendo del Océano, ya había alejado
al amanecer ias heladas sombras. Cuando el gene-solicitando la ayuda
divina ral vio nacer la blanca luz, se lavó conagua ambas manos, el rostro y el cabe
llo endurecido con el polvo de la lucha del día anterior y oró con las palmas levantadas, pronunciando estas palabras: «Padre todopoderoso, poder y gloria del universo, firme salvación y artífice del mundo, Tú que todo lo determinas en segura alianza, lo cambias y diriges con tu acción. Varías las épocas, pero Tú no cambias a través de ellas, desarrollando el año prolongado en cuatro etapas sucesivas y encerrando el día en doce horas iguales. Todo lo renuevas según su orden, pero a ti nadie te renueva, permaneciendo Tú mismo creador, señor y hacedor del orbe. Creo, Padre supremo, que es enorme tu poder y lo reconozco. Que las detestables divinidades engañen a las infelices tribus que creen en ellas. A menudo Tú mismo permites que los tuyos sean sometidos a prueba, sin embargo, también a tu vez los levantas rápidamente gracias a su devoción. Acércate y presta consuelo a tus agotados hijos. Pon en pie a las líneas romanas y abate a las orgullosas masilas que desean la guerra; acude rápidamente a socorrer nuestra desgracia, te lo ruego y, como guía nuestro, vela por nosotros».
LIBRO VII 187
Con estas súplicas el padre inunda- L a p le g a r ia ba su rostro de lágrimas, conmovido
es escuch ad a . ]a devoción y preocupado, sope-C o n c e n tra c io n d e tro pa s
y a re n g a d e l g e n e ra l sando el peligro de Libia, gemía una yotra vez. Entonces el Padre todopode
roso acogiendo las lágrimas y las palabras del que se lamentaba, quiso reponer las fuerzas latinas. Acuden los aliados que había dispersado el horror de la guerra y el miedo al enemigo. Dicen en ese momento al general que muchos hombres están a salvo y que le esperan en Yunci205, si quiere seguirlos. La noticia de la salvación de los aliados produjo una pequeña alegría y el consuelo en la adversidad. El general los congrega entonces a todos, llamándolos con el bronce. Temblorosos, formaron un espaciado círculo. Lo rodean entristecidos y derraman lágrimas sobre sus pechos. El buen general les habla con agradable voz, exhortando y reanimando a sus hombres y comienza con tales palabras: «No es necesario, jóvenes, que durante la guerra quebrantéis con lágrimas vuestros espíritus valerosos. El soldado romano nunca ha sido debilitado por las adversidades. ¿Por qué lloráis tanto, amigos? Mirad cómo vienen los aliados de entre los enemigos, todos a salvo, haciéndonos saber que otros han sobrevivido en Yunci. Si viven los aliados, no hay motivo para que piense cada uno que los ha perdido a manos del enemigo. El botín, que quizá ahora lamentáis que os arrebataron los guerreros, permanecerá seguro y aumentará incluso. Los enemigos que véis enorgullecidos por una fácil matanza, aprenderán con dureza lo que pueden las batallas y la fortaleza romana. Entonces os agradará coger vuestro botín y el de los moros a un tiem
205 Vinci o Yunci era una población costera de la Bizacena meridional, mencionada por P rocopio (G u e rr a c o n tra lo s V án d. I 15, 8), lo u c e , y situada, según el mismo autor, cerca de C a p u t V a d o ru m , a nueve días de distancia desde Cartago. Partsch lo identifica con el actual pueblo de Kasr Unga.
188 JUÁNIDE
po con vuestro acostumbrado valor. Liberad vuestros entristecidos espíritus, alejad las preocupaciones y arrojad de vuestros corazones el miedo indigno, latinos. Llegará la victoria para nuestro Imperio».
Así hablaba el general, causando alegría a otros, pues entristecido él
Ju a n se d ir ig e a mismo simulaba ante sus amigos unla c in d a d e la a e L a n b u s
rostro risueño. Les proporcionaba esperanza con su apariencia al retener en
su mente las preocupaciones. A continuación, dirigiéndose a Yunci, reúne a la formación romana y dispone que los capitanes, los destacamentos y los valerosos oficiales vuelvan a sus propias posiciones, reanimen a los fatigados caballos dándoles de comer y esperen a la siguiente lucha. Él mismo emprende el camino avanzando por los territorios de la costa, donde pudiera reponer las fuerzas a sus aliados con un alimento diario. A continuación, tras abandonar la playa, se dirige a una ciudadela, situada en un lugar elevado. La ciudad de Láribus206 se alza en mitad de los bosques, en extremo segura y fortificada por nuevas murallas que construyó el mismo emperador Justiniano, poderoso señor del orbe de Oriente y de Occidente, gloria del Imperio romano. En este lugar ordenó el general que salieran a su encuentro rápidamente sus aliados, los capitanes y las tribus que él sabía que habían sido fieles a sus enseñas en la primera contienda.
206 Esta ciudad es mencionada por P rocopio (G u e r ra c o n tra lo s Vánd. II 28, 48) y aparece también en las obras de antiguos geógrafos como Celario que la sitúa cerca de Utica, entre los ríos Bagradas y Tusca, el It in e ra r iu m A n to n in i
o la T a b u la P e u tin g e ria n a . Partsch y Diehl la identifican con la actual Lorbus.
LIBRO VH 189
Una desgraciada noticia había gol- L le g a a C a rta g o peado la ciudad tiria207 anunciando las
la n o t ic ia de la m uerte de cruejes batallas y las muertes en el te- lo s so ld a d o s ro m a n o s ·, , ,- „· , , „ , ,
y d e l ca pitá n rnble frente. Sm duda, todos se queda-L a m en to s de su v iu d a ron paralizados, pero hubo una sola es
peranza segurísima para la situación, pues el rumor hizo saber que el general estaba a salvo.
Entretanto, esta misma noticia llega veloz hasta los oídos de la desgraciada esposa del capitán208. El calor abandonó su paralizado corazón y con un temblor palideció súbitamente su rostro. A continuación se desplomó la desdichada: su dolor le arrancó, con la luz del día, el cielo y la tierra entre tinieblas. Entonces la imagen de la muerte mantuvo sus ojos cerrados, debilitados sus nervios, durante largo tiempo. Acuden corriendo las esclavas y se esfuerzan por levantar rápidamente a su señora caída, reanimándole el corazón con sus manos. Su débil vida apenas pudo recalentarse en los helados miembros. Levantada por sus manos (***)209 se sentó con la mirada fija, enajenada, herida por la pena y olvidada de sí misma. Luego exhausta, recobró el sentido, como confuso, y con el primer dolor de su duelo, empezó a hablar así: «Sufre mi alma, pero mis ojos no pueden derramar ninguna lágrima. ¿Por qué la boca de esta desgraciada no prorrumpe en lamento alguno? ¿Es que en medio de tanto sufrimiento el ardiente dolor abandona mi ánimo?, o ¿acaso, más bien, es el mismo dolor quien me impide el llanto y la palabra? ¿No fue esta desdichada suerte quien me trajo, apremiándome, a Libia como extranjera, siguiendo por mar y por tierra las campañas de mi querido esposo? ¿Por qué no corrí a través de la batalla? Entonces el cruel destino del sepulcro
207 Alusión a Cartago.208 Se trata del capitán romano Juan el Mayor, cuya muerte se narra al fi
nal del libro sexto (vv. 763-73).209 El verso 163 está incompleto.
190 JUÁNIDE
175 s e hubiera apoderado a un tiem p o de a m b os d esven tu rad os, se
pu ltán d on os en un súbito resquebrajam iento d e la agrietada t ie
rra. Y h u b iera e stre c h a d o su a m a d o p e c h o m ien tra s se u n ía n
nuestras m a n o s y , abrazada a m i m arido, se hubieran co n fu n d i
d o n u estro s cu erp o s. L a m u erte e s c o s a grata para lo s q u e su
fren . ¡Y o ja lá h u b iera n p erm itid o lo s h a d o s a u n a a m an te d e-
iso s e o s a atravesar de n u ev o , c o m o co m p a ñ era , la s som b ras! A y ,
d e sd ic h a d o , ante q u ien tem b la ro n las fe r o c e s tr ib us, y a c e s s e
p u lta d o b a jo la arena extran jera . T u v a lo r fu e la ca u sa q u e te
e m p u jó a la m u erte . ¿P or q u é , s i h a b ía n h u id o tus h o m b re s ,
q u isiste v o lv er so lo y rechazar a lo s inn um erab les escuadrones,
ay , c o n f ia n d o d e m a sia d o e n t i m ism o ? ¿ A d ó n d e v o lv e r é ?
185 ¿ D ó n d e correré? ¿ A q u ién p e d ir é ay u d a , u n a v e z c a u tiv a ? T ú
eras m i s o s ie g o e n la d esg r a c ia ; c o n t ig o n o te m í, p u e s e n ti
con fia b a , atravesar e l profundo m ar cuand o e l austro im p etu o so
c o m b a tía la s n a v e s te m b lo r o sa s e n c re sp a n d o la s o la s . S in ti,
¿podré regresar a través d e e sp a n to sa s tem p esta d es , d esg ra c ia
d o da e sp o sa , v iu d a de tan ilu stre m arido? A y , si u n o s h ad os fa v o
rab les hubieran aco m etid o m is p en as, arrebatando m i v id a , y la
m u erte cru e l n o m e hu b iera p erm itid o su frir p o r la rg o tiem p o
ta n ta s d e sv e n tu ra s , s in o q u e , g r a c ia s a u n d e s t in o in m e d ia to ,
disfrutara d e la s m anos y d e l rostro de m i querido Juan, un ida a
é l... «L a d esg ra c ia d a inu ndab a la c iu d a d s id o n ia d e abundante
lla n to , la m en tá n d o se entre lá g rim a s. E l so n id o d e su s a u llid o s
195 h a ce crecer lo s e le v a d o s tech o s. T o d o s lo s o jo s derram an fu e n
tes sa ladas, lo s g em id o s rom pen lo s p ia d o so s p ech o s.
200 P er o e l v e n e r a b le A ta n a s io , c o n s i
s te ™ « , prepara enviar ¿ era n d o su s p r e o c u p a c io n e s su c e s iv a -refiierzos al general m en te y a larm ad o p or la s itu a c ió n y la
con la ayuda de Pedro s a lv a c ió n d e su p a tr ia , p o n e e n m o v i
m ie n to a to d a s la s fo r m a c io n e s para
avanzar p or la s anchas llanuras y acercarse al v a ler o so general.
S u v e n e r a b le v e je z c o n d u c e a su s h o m b res c o n a te n c ió n . L o s
LIBRO VII 191
empuja el respeto y el afecto a tan ilustre varón. Su dignidad, 2 0 5
propia de los ancianos, su resistencia y sus agradables palabras cautivadoras, sirven de consuelo a los desdichados espíritus.
Así pues, el padre Atanasio ordenaba entonces enviar una gran cantidad de material y, mientras conducía a sus aliados los apremiaba y el agradable anciano enviaba su amistoso consejo 2 1 0
al valeroso general. Y el ilustre Pedro, que lo disponía todo como si fuera un hombre de edad, ordena a sus subordinados que lleven rápidamente mensajes a su noble padre y que de nuevo le informen. ¡Hasta qué punto, respetable niño, el sentido del deber ya empuja tu ánimo del mismo modo para proteger a Libia con tu padre! Esto, cualquier cosa que yo piense o diga que sea según mi opinión, es un admirable indicio, el que a pesar de 2 1 5
ser niño, comprendas estas preocupaciones con tu mente infantil. Ya temen y tiemblan las tribus ante tu reputación y desfallecen de miedo y al oir el nombre del pequeño Pedro expresan su temor en su mirada y sus manos.
Al mismo tiempo sus subordinados con la mayor eficacia y toda su aplicación se esfuerzan por el Imperio (***)210 y por el 2 2 0
noble general, empujando a los escuadrones indecisos a ir al combate y exhortan y doblegan a los hombres poniéndolos en movimiento con su instrucción. Ahora estimula uno a sus compañeros con un ruego, ahora otro los excita con dureza. El soldado romano odia el gusto por el retraso cuando el tiempo es escaso. Es más, el dolor y la compasión de los hombres y el 2 2 5
amor al ilustre Juan conmueven sus espíritus. Ahora el joven examina una y otra vez en su mente el rostro sereno y oye y ve a los ausentes con desasosiego en su imaginación y ruega al Señor por el prestigio y la salvación de tan noble general. Se 2 3 0
estremece de miedo y reflexiona en su interior y, al considerar tantas penalidades en su ánimo, fatiga su compasivo corazón,
210 Pasaje lagunoso.
192 JUÁNIDE
d e l m ism o m o d o q u e h a cen ju n to s ahora su p ad re y R ic in a r io
— sin duda, se en tr istecen su s c o ra zo n es en la a b om in ab le d es
g ra cia — . A rd e e n d e se o s d e em p ren d er e l c a m in o , d e v e r lo s
2 3 5 q u er id o s e sc u a d r o n e s y c o n la v o lu n ta d d e b e sa r lo s p ie s d e l
general, tod o lo d ispone co n precau ción y co n e l m ayor cuidado.
G im e n p o r lo s c a m in o s lo s carros
Actividad cargados y h a y gran a g ita c ió n e n la ru-de las tropas ta c o n lo s a lto s c a m e llo s . L a e sp a d a
en marcha g o lp e a e l b ro n ce reson an te . L lev a n por
las anchas llanuras to d o s lo s graneros y
gran cantidad d e arm as que, seg ú n la costu m b re , d eb en ser pa-
240 g a d a s p or lo s la tin o s . Y y a corren d e aq u í y d e a llá lo s ca p ita
n e s y lo s v a ler o so s o f ic ia le s y lle v a n la s á g u ila s v ic to r io sa s en
c o m p a cto s escuadrones.
S e e n v ía a l astu to jo v e n Juan E ste -
Juan Estefánides fá n id e s para reu n ir c o n d is c r e c ió n a2 4 5 reconcilia d o s fa c c io n e s . P u e s y a e n to n c e s e l fe -
a Cusma e Ifisdayas. m z J fjs(Jay a s y e J C Ú SÍna c o n SUEnumeración
de los moros aliados o d l° m u tu o c o n se r v a r o n la s s e m illa sde los romanos de u n a guerra c ru e l en tre s í. L a fu tu ra
guerra em p eza b a y a a in flam ar por tur
n o lo s c o ra zo n es bárbaros, m ien tras e l o d io d u p lica b a su c ó le
ra. A s í p u es , e l genera l ordena a é ste esta b lecer un a p az in a lte-
250 ra b ie en tre a m b o s , ca lm a r a lo s h o m b r e s y h a c e r v e n ir a la s
tribus e n ayud a d e l Im perio. Y otro n o hubiera p o d id o dob legar
su s esp ír itu s in f le x ib le s o aplacar su s á n im o s fe r o c e s . É l p o d ía
am ansar c o n sus palabras a lo s tigres sa lv a jes, su avizar a lo s f e
ro ces le o n e s c o n su fa c ilid a d en e l d iscu rso y rechazar e l p e m i-
255 c io s o v e n e n o de la s serp ien tes c o n su v o z . É l, s in em bargo , se
paró a lo s q u e se en fu recían , cada u n o e n un a parte, refren ó su
cru eldad y c o n su extraordinaria hab ilid ad fa v o r ec ió a la s tribus
c o n u n p a c to . ¡Q u é m ie d o s , q u é fa t ig a s so p o r tó é l a m e n u d o
260 en tre a m b o s , m ien tra s d o b leg a b a tan ta có lera ! P er o l e agradó
LIBRO Vil 193
afrontar tan crueles peligros por su patria. Preparó a las tribus y las condujo, al mismo tiempo, al combate.
Acude, pues, bramando, equipado con diversas armas el fiel Cúsina y, como líder, conduce a la batalla innumerables filas de moros. Gimen todos los campos con el levantamiento de las 265 tiendas y sus pisadas endurecen las extensas llanuras. Arma, valeroso a sus treinta capitanes y aunque a cada uno le sigan mil guerreros, él se alegra, sin embargo, de ser dirigente entre los soldados romanos, a quienes el más poderoso emperador del orbe en persona los entregó como aliados de la paz y ayuda en el combate. En ellos confiaba, doblegaba a las tribus y gana- 270
ba batallas.Viene impetuoso Ifisdayas con cien mil hombres y el gana
do llena las extensas llanuras de Ársuris211, pero era menor el número que su valentía. No obstante, equipa con armas a las formaciones enemigas de terrible aspecto mientras provoca violentísimas batallas a través del enemigo con sus apiñadas 275
flechas. El súbdito Yaudas proporcionó ayuda al Imperio al armar, con su hijo, a doce mil compañeros. Acudiendo al mismo tiempo el jefe Bézina, conduce todo su ejército y llena los cam- 280
pos con sus bestias de carga.Una vez que el general consolidó
E l g e n e ra l sus fuerzas con los innumerables es-d e s p lie g a su s fu e rz a s CUadrones, pone en movimiento sus
p a r a la batalla. A n ta la s rp re p a r a su s tro p a s enseñas y da rienda suelta a las tribus
que se extienden como caudales de agua, al dirigirse a la violenta batalla. En los campos mamen-
211 Según Ptolemeo, el lugar estaba situado entre S icca V e n e ria y Theves- ta. P artsch ( C o r ip p i A fr ic a n i..., pág. XXXVI) no acepta esta versión y considera a Ársuris como un pequeño pueblo de Bizacio. En cualquier caso, parece más acertada la localización del primero, si tenemos en cuenta la proximidad entre Ársuris y Láribus, donde Juan se había situado con sus tropas.
194 JUÁNIDE
ses212 el áustur derribaba los cuerpos de los campesinos con sus 285 funestos dardos, apoderándose de una parte de Bizacio y de un
próspero botín. En aquel momento Antalas había unido de nuevo su propia formación a la facción contraria y se ponía en movimiento para luchar.
La noticia de la llegada del general L o s m o ro s co n o cen atraviesa los vientos con sus alas velo-
la lle g a d a d e l g e n e ra l ces ]]evan(j0 su mensaj e en direcciónC a rca s a n s im u la la h u id a
290 a c o n s e ja d o p o r A n ta la s al campamento sírtico. Vuela por todaslas bocas. Unas veces aterroriza a los
orgullosos enemigos, pregonando terribles palabras: la gran cantidad de tribus que había acudido a luchar en ayuda del general. Otras veces provoca la cólera mientras dice el feroz Antalas con su acostumbrada astucia que las bandas de moros que
295 se han unido a las enseñas latinas son unos cobardes. Entonces Carcasan, en un arrebato, quiso salirle al encuentro. El enemigo güenfeyo2,3 lo hace retroceder, instruyéndolo con sus consejos y sus palabras. Además añade estas cosas: «Si deseas vencer a los romanos, poderoso dirigente, escucha de buen grado estas
300 palabras de salvación para que se lleven a cabo. No es necesario emprender la batalla en estas tierras; el valeroso soldado aún no ha sido golpeado por destrucción alguna en el combate y se enfurece con violencia. Ni podrás poner en movimiento a tus impetuosos guerreros contra los ejércitos latinos, ni hacer frente al hambre. Pero levanta el campamento y simula ponerte
305 en camino para huir. Como un ejército enorme nos perseguirá en nuestra huida, destruiremos cualquier campo verdecido: entonces no encontrarán nada. Si en este momento provocas violentas batallas, serás el vencedor y el hambre y la espada mata-
212 A sí se llamaba el área que rodeaba a la ciudad de Mammes, situada, según P ro copio (G u e rr a co n tra lo s Vánd. I I 11, 14-15; E d if. VI 6, 18), en Bi- zacena, cerca de la frontera con Mauritania.
213 Alusión a Antalas, hijo de Güenfan.
LIBRO VII 195
rán a los vencidos». Le agradó el funesto consejo y levantó el 310
campamento.El valeroso general persigue a las
Los soldados romanos berzas que huyen recorriendo de nue-nopueden soportar vo todo su camino. Cerca ya del ene-
la sed y el calor migo, intentaba emprender la batalla consus enseñas reunidas. Pero como Dios 315
no había otorgado aún su hora al general, reservó sus armas, adecuadas a mejores triunfos. Pues las formaciones proseguían su camino por las extensas llanuras y el polvo del enemigo indicaba con más claridad que no estaba lejos de los soldados. El yalor se acrecentaba en los implacables espíritus y estaban a 320
punto de provocar la batalla cuando súbitamente el día se hizo más caluroso. Pues Febo subía más alto en sus caballos jadeantes, suspendido en medio del cielo, en el momento en que la sombra más reducida se apropia de los dos pies. El ábrego, vomitando fuego, comienza a abrasar las tierras con sus soplos y debilita las fuerzas y el furor de los soldados. Todos sus euer- 325
pos están resecados por el soplo del viento abrasador. Se les seca la lengua, el rostro se enrojece, jadea el pulmón en profundidad, golpeando el pecho, y hace salir fuego de la nariz. Sin saliva, la boca reseca comienza a calentarse y un fuego abrasador arde en sus secas gargantas. Todos los humores fluyen co- 330
rrompidos de las entrañas y bañan la piel que inmediatamente seca el pernicioso calor del aire, retirándolos, calientes, del cuerpo.
Cuando esto vio el general Juan,El general tras atrasar la lucha, estableció su se-
establece el campamento diento campamento junto a un grato junto a un río. El calor .. . ■ ' 1 j 1, , , manantial. El eiercito abrasado por la 335nace también estragos J r
entre los moros sed acude corriendo hacia las heladasaguas y se precipitan sedientos. De este
modo se concentran las innumerables abejas en los caños de un
196 JUÁNIDE
jardín al volver ya de libar y el enjambre artífice de la miel be- 340 be las aguas de la corriente. Así corre por las orillas toda espe
cie quemada por el fuego. Las riendas no retrasan a los caballos domados, ni a los camellos retienen las escasas cuerdas que hay en sus bocas. Todas las especies confundidas bebían las aguas errantes. Mientras beben se abrasan y están sedientos.
3 4 5 Uno bebe de rodillas, otro con las manos ahuecadas, otro, inclinado, lame con la lengua las aguas del río. Uno bebe en un jarro y el otro coge una copa y una vasija. Pronto disminuye la comente. El guerrero hunde su boca en la misma arena que los
350 caballos arrastran al moverla con frecuencia y la multitud que se abrasa de sed no desprecia el agua mezclada con el fango: hasta tal punto perseguía el soplo del ábrego a los desdichados.
No obstante, una llama cruel consumía al campamento sínico, confundido por un miedo excesivo y sometido a peligros sucesivos. Pues además del viento, un profundo temor que los agotaba y aumentaba su sed, empujaba a las rudas tribus a ir
3 5 5 más lejos; pero el ábrego retiene a los pueblos vencidos, impidiéndoles el paso con su fuego. Una espantosa muerte acosa a los cautivos africanos. El saqueador hostiga a los desgraciados, la llama los retiene, la lanza hiere las espaldas de los infelices, el ábrego que abrasa con sus llamas siembra la confusión en
360 sus mentes. La muchedumbre caía gimiendo postrada sobre los campos; muere descarriada con diferentes destinos. Uno cae por causa del fuego del viento, otro por la herida de la cruel espada, otro por ambas cosas, pues con las espadas derriban los cuerpos de aquéllos a los que quedó un leve aliento en el borde de los labios. Un soplo de viento que sobreviene ahora con más
365 fuerza alborota los cuerpos maurusios, acosándolos con la muerte.
Mezclados por los campos caían agotados los caballos; un destino cruel les negaba la vida. El temor, sin embargo, que acosa a las bandas enemigas, les ordena atravesar el desierto. Y
LIBRO VH 197
el terror ya no les permite establecer su campamento, sino que 370
empuja a las tribus masilas hacia los extensos territorios. Durante diez días el ábrego había acrecentado sus llamas, quemándolo todo con tormentas que se propagaban como el fuego.El ejército contrario al huir de los enemigos durante tantos días, se situó, a causa de su terror, lejos de los agotados latinos.
Por orden del general, el tribuno 375
Se envía a Cecílides Cecílides sale a espiar al enemigo,para espiar al enemigo, acompañado al mismo tiempo de un
El tribuno decide , , .capturar vivos destacamento de feroces jinetes a quie-a unos cuantos nes agradaba por su valor. La consti
tución del héroe, que derribaba a los enemigos con no menos fuerza que Hércules, había sido ya conocida por el noble general. Era veloz por su agilidad, temible por su excesivo valor, maduro en sus decisiones. Aunque la 380 violenta tribu maurusia había cortado todos los accesos mediante un asedio, él, sin embargo, más esforzado, a menudo había golpeado a las feroces tribus con sus precavidas armas. El ilaguas, derribado en combate, tembló ante el héroe, temblaron los frexes y el naffur jadeante. A éste temió aquel tirano del 385 pueblo vándalo, a éste, en extremo valeroso, estimó el venerable general en persona. Él mismo observó a menudo al héroe que se esforzaba con sus propias armas; recibió de sus manos a los rebeldes capturados en el combate. La tropa romana cono- 390
ció las valerosas hazañas del héroe, regocijándose con tan gran cantidad de triunfos. Así pues, se marchó, tras haber sido enviado.
El mezquino saqueador que ocupaba los campos de Yunci, cercanos al mar, vagando fuera de peligro, quemaba todas las propiedades, prendiéndoles fuego. Cecílides se había escondido en la oscuridad de la noche y penetró rápidamente en las murallas de la angustiada ciudad a ttavés del enemigo: tan grande 395
era la confianza en su espada. Cuento hechos que no son deseo-
198 JUÁNIDE
nocidos. Él no temió vencer el peligro en beneficio de su patria. De este modo le fue posible cumplir las órdenes del gene-
400 ral y soportar tantas fatigas. Franquea las puertas e indaga los lugares secretos del enemigo; rodea los fosos contrarios, desviándose según su orden y reconoce sus posiciones, recorriéndolas en medio de un silencio que le es favorable. Desde aquí vuelve junto a sus compañeros y se dirige, a continuación, ha-
405 cia el noble general. Y ya había franqueado con valentía innumerables bandas de saqueadores. Cuando ve a lo lejos las tiendas de los moros y se da cuenta de que sus hombres no corrían terribles riesgos con relación a la tribu y descubre que los enemigos devastan la región por doquier, estalla la cólera en su corazón y comienza a hablar así a sus compañeros: «Si llevamos
410 sólo palabras al general, nuestra lealtad no será suficiente. Pues todos nosotros confesamos saber sólo el lugar que ocupa el campamento. Llevar el plan de la tribu al excelso general será de la mayor utilidad para el Imperio latino. Llega el momento,
415 compañeros; capturemos ahora a unos cuantos hombres del enemigo para que descubran abiertamente a nuestro general todos los secretos de su jefe Carcasan».
Y sin hablar más, he aquí que viene C o n tien d a en tre a su encuentro Varinno, que fue en
lo s e sp ía s ro m a n o s 0tr0 tiempo un imponente guerrero,y lo s m o ro s ̂ i . j t-·, . , , acompañado de una funesta banda. Era
q u e em prenden fin a lm en te 1la huida empenachado y no fue a él a quien ha
bía herido con anterioridad Sólumut, 420 poderoso con su espada —no obstante, ambos214 eran violentos
por naturaleza y, emparentados por la sangre, se dirigían a través de la batalla—. Cuando Liberato, al observarlo lo vio avan-
214 Se refiere a los dos Varinnos — el mencionado en esta ocasión y otro guerrero moro del mismo nombre que aparece en el libro quinto (v. 320)— que eran parientes.
LIBRO VH 199
zar contra él y solicitar la lucha con su diestra levantada, él mismo se precipita el primero, arrojándose sobre los escuadrones de caballería. A continuación atravesó por el pecho al fiero 425
Veuman con su pesada pica y entregó a la muerte a Marzin con su poderosa espada, al negro Lamaldan y a Zeias e hirió al robusto Tifilan, a Burcanta y a Nathún, a Sarzún y a Tilín y a Ni- can, armado con espada. Envía a las sombras como compañeros de éstos al terrible Masan y a Dextro que blandía un dardo. 430 Pedro215 atravesó con su lanza al audaz Táfaran y hacia él, mientras luchaba, se dirige Yámmada con armas hostiles; no obstante, Pedro, haciéndole frente, lo aniquiló con su espada, haciendo rodar las altivas sienes de su cabeza con las venas cortadas. Estéfano hiere a Altisan y Tarah con su espada a Yu- 435 gurta; Prisco a Murífero y Caroso a Yelidasen; Silvutis a Zem- bro; Grorgio ejecuta a Auspur, atravesándole la ingle con el golpe del dardo que le ha arrojado.
La falange maurusia emprendió la huida derrotada; la persi- 440 gue la tropa de los vencedores y el veloz tribuno. Una espesísima nube hecha del polvo de la huida se levanta hasta las llanuras etéreas. Resuena la pezuña de duro cuerno y la llanura se oculta cubierta por la arena esparcida. Vuelan los enemigos, 445 unos y otros, espoleando una y otra vez los ijares de sus caballos con las espuelas. Entonces el polvo sigue a las formaciones, trazando el camino. No de otro modo el viento, tras romper sus ataduras, revuelve las blandas arenas con su soplo, cuando el hinchado bóreas, liberado ya de su palacio escítico se enfurece por los campos. Un espantoso remolino vuela prime- 450 ro, revuelto por la fuerza del Noto y empujado, con movimientos circulares, barre las tierras arenosas enturbiando la llanura.
215 No se trata en este caso de hijo de Juan Troglita, sino de un soldado romano.
2 0 0 JUÁNIDE
El soldado, impetuoso en el com-Los romanos capturan bate, ya había perseguido a las for-
y le da cuenta de su misión rribándolas por la hierba con su espada
go, desprecia y desdeña el derribar a los hombres en una matanza, empeñándose, por el contrario, en cogerlos vivos, corría de un lado a otro en su veloz caballo y, blandiendo su pica, precipitaba sus enormes cuerpos tras haber golpeado sus miem-
460 bros. Cogiendo a cuatro moros escogidos de la formación, los ató y ligó fuertemente sus brazos, rodeándolos con nudos y los salvó para que contaran al noble general sus secretos y los dieran a conocer con sus propias lenguas. A Varinno cogió con
465 fuerza por los cabellos y lo suspendió de su caballo. El desgraciado nasamón tembló y quedó colgando de su diestra. Soltándolo en seguida, el tribuno lo tendió en el suelo y rápidamente se sentó sobre el fiero pecho desmontando con agilidad y, tras entrelazar sus brazos, anudó por sus dos manos ásperas atadu-
470 ras. Desde aquí es conducido el cruel Varinno, vencido, con las manos atadas a la espalda, junto con sus compañeros y permaneció ante los pies del general con expresión tranquila. Entonces acude corriendo hacia él toda la multitud romana con afán de verlo y los jefes masilas deseosos de conocer los asuntos y
475 si es clara su lealtad. Tras haberse ordenado hablar al victorioso Cecílides, dice así: «Cumpliendo tus duras órdenes, el más noble de los generales, corrí luchando con Cristo entre los enemigos y vi el funesto campamento que establecieron los guerreros en los desdichados campos de Yunci. Al entrar en la temerosa ciudad, me compadecí de las guerras que la rodeaban.
480 Allí, sin embargo, vi grandes milagros, pues los edificios no se extienden rodeados por muralla alguna, sino que están fortificados por la protección divina. No defienden con torres los al-
a vanos moros; Cecílides los lleva
ante el general
maciones fugitivas por los campos y dispersaba las bandas de guerreros, de-
455 caliente. El tribuno mismo, sin embar-
LIBRO V n 2 0 1
tos pináculos de alado techo. Un obispo216 tranquiliza a los 485
pueblos con el poder de su palabra; así prepara sus rudos espíritus con la gracia divina —él puede apaciguar con sus consejos a los feroces leones y aplacar a las fieras. Los corazones de los lobos se ablandan y no lastiman a los tiernos corderos con ávidos mordiscos— y los exhorta al mismo tiempo; tú, si vinieras, ordenarías confiado que se apresurara a acompañarnos a una batalla victoriosa para el Imperio romano. Y no pone fin a 49o sus lágrimas al rezar por tus hombres, tus armas y las fuerzas latinas, rogando continuamente que el Todopoderoso aplaste a nuestros enemigos y humille a los soberbios con su poder. Yo, al marcharme, capturé a estos rebeldes con excesivo esfuerzo 495
para que te revelen todos los secretos de su malvada tribu y te informen punto por punto sobre su intención».
El tribuno terminó de contar las ha- E l g e n e ra l zafias que había llevado a cabo. Pero el
in c re p a general, que ya desde hace tiempo mi-a lo s p r is io n e ro s raba despectivamente a los cautivos
hasta qu e uno de e llo sle re v e la la s in te n cion es con mirada amenazadora, dijo encóle
l e lo s m o ro s rizado: «¿Quién desafió nuestros pro- 500
pósitos? Hablad, canallas. ¿Qué funesto destino os obligó ahora a volver con vuestras luchas por los campos líbicos, a invadir los caminos prohibidos y a saquear con vuestros acostumbrados pillajes las casas de los púnicos y los pueblos latinos? ¿Cree Carcasan que ha vencido? A él después de cierto tiempo lo someterá Dios en la guerra y la plebe romana lo verá atado y hecho preso por sus propias armas. An- 505
tes de que suene la trompeta217 recuerda hacia qué insidias em-
216 Se trata del obispo Verecondo de Yunca. Yuncí era una sede episcopal floreciente y en ella tuvo lugar un concilio en 523, preludio de otro más importante de la Iglesia de Africa que se celebraría en Cartago dos años después.
217 Se refiere al toque de trompeta que anunciará la ejecución.
2 0 2 JUÁNIDE
pujó el terror a vuestra mente, vuestros engaños y las artimañas de los tuyos».
510 Entonces dice el empenachado nasamón: «Tu inflexible orden me apremia a confesarlo todo. Aunque mis propias palabras me amenacen con una muerte merecida, todo lo diré, sin
515 embargo en mi relato. Carcasan es el dirigente valerosísimo de nuestro ejército. En su autoridad reside y permanece patente la mayor esperanza de nuestro reino. De este modo vaticinó el profético Amón a nuestras tribus, concediendo los campos de Bizacio a los moros mediante la lucha y permitiendo que Car- casan fuera, soberbio, por los pueblos líbicos y devolviera la
520 paz al mundo. Con estas palabras de Amón Belona obligó a las innumerables tribus a volver de nuevo por vuestros campos. Nuestro mismo jefe precisamente quiso entonces entablar batalla contigo. El enemigo güenfeyo, cambiando sus intenciones, retrasó la lucha del héroe y apartó su pensamiento de la guerra,
525 pero mediante un consejo penoso en demasía. Sin duda, tú piensas, más bien, que ahora estos pueblos están dispuestos a huir, pero no los empuja un intenso terror, ni temen a los que han sido vencidos218. Para que el hambre agote vuestras fuerzas, han fingido la huida y os preparan calamidades con astu-
530 cia. No creas que nuestras tribus huyen, incluso si viniera el emperador y vaciara el orbe entero llevándolo consigo a la guerra. Maximiano no pudo entablar lucha abierta con éstos, aunque tuviera en su poder el cetro como emperador del pueblo romano y, vencedor, atravesara por todos los pueblos de los
535 púnicos con encarnizadas luchas. Pero ahora, porque Amón con seguridad nos concede batallas victoriosas mediante sus respuestas, ¿crees que el laguantan se retira con los suyos o que
218 El participio hace alusión a la derrota que sufrieron los romanos en el libro sexto. Varinno aprovecha así los últimos momentos antes de su ejecución para recordar a Juan el penoso acontecimiento.
LIBRO Vn 203
h a h u id o ? E sto querrías, g en era l im p la ca b le , p ero no será ésta
la vo lu n ta d d e tus hados».
E n to n c e s , d e sd e ñ a n d o en sa ñ a rse
Juan ordena Por m a s tiem P ° contra la s palabras della ejecución de los en lo q u ec id o , ro m p ió e l s ilen c io d e este
prisioneros m o d o : « P ero , para q u e v o so tr o s o c u
p é is d e m anera m á s seg u ra %stos ca m
p o s n u es tro s» 219. D ic e a sí y ordena q u e se lev a n ten c in co tablas
e n u n a h iler a y q u e lo s c u e llo s d e lo s q u e v a n a m orir s e su s
p en d an de una e sta ca d e d os puntas. P rec ip itá n d o se ante su or
den, sus subordinados actuaron co n rapidez.
219 La frase, con gran carga irónica, alude a las palabras del oráculo (VI 167-68): «el moro de extremado valor ocupará para siempre los campos de Bi- zacio» (aeterno tempore Mazax Bizacii campos magna virtute tenebit).
LIBRO OCTAVO
Cuando el general conoció el per- El general ordena verso plan y salieron a relucir todas las
trasladar el campamento traiciones y se dio cuenta del cruel cri- a los campos de Yuncí. . . . ̂ ,„ , , , men de la raza impía, mientras todo loCarcasan y Antalas rse retiran a los montes medita con mirada callada, la sagaci
dad de su mente corre a través de las distintas posibilidades, buscando con afán qué se debe hacer. Su profunda sabiduría puede, sin duda, vencer a las tribus mejor que su fuerza armada. Con justo temple examina sus diferentes preocupaciones, pasando revista a una tras otra con rapidez, y mentalmente vuela a través de todas ellas. Del mismo modo revolotea la golondrina de veloces alas buscando tierno alimento para sus crías; unas veces descubre la hierba verde a ras de suelo y va y viene de un lugar a otro; otras, examina las ramas de un alto árbol y rasga el aire con sus calladas alas. Finalmente, el general con espíritu sosegado estableció un plan y habló así a sus compañeros: «No se atreve Carcasan, confiado en sus fuerzas, a acometer á nuestro ejército, sino que actúa con astucia en su crueldad, preparando acosar a las cohortes latinas y huir después. Aunque huya el malvado astuto, no obstante, no escapará. Será vencido con gran destreza. Debo establecer mi campamento en mitad de los campos de Yunci que
206 JUÁNIDE
ahora ocupa el saqueador. Si por casualidad se atreviera a entablar batalla conmigo, será derribado en las tierras llanas, pues nuestro soldado atacará mejor en campo abierto, sin trabas a caballo, hiriendo con la jabalina o con el disparo de su flecha. Mas si la tribu impía abandonara estos lugares en su huida, tomaremos antes la costa y ordenaremos que no salga del territorio provisión alguna. No menos perecerán los enemigos sin poder resistir largo tiempo; el hambre funesta, golpeando a las tribus infames, las matará sin necesidad de combatir. A nosotros, en cambio, el mar nos alimentará, proporcionándonos todos los víveres a su debido tiempo y nos proveerá a la vez de comida y de vino. Levantad el campamento, hombres, y avanzad con vuestros estandartes en orden».
Apenas dijo esto, el soberbio jinete y el infante cubrieron todas las llanuras con lento avance; apretados escuadrones de hombres irrumpen por los campos y el relincho de los caballos se vuelve más sonoro. Supieron esto Carcasan, informado por sus precavidos escuadrones, y el feroz Antalas. De repente, con un ruido estrepitoso levantan el campamento. Temiendo permanecer en las tierras llanas, abandonaron el territorio y establecen con temor su campamento en los montes elevados y se rodean de sus grandes camellos. El ejército romano de apiñadas armas ocupa la costa; las tiendas llenan las extensas llanuras y los jefes masilas se colocaron junto a los latinos que estaban en el centro. Fijaron sus tiendas aquí y allí por todo el territorio y ocuparon todos los accesos. En aquel momento el padre Juan reunió personalmente naves de toda la costa y les ordenó permanecer en el puerto de Larisco 220 y reconfortó con víveres a
220 Nada se conoce sobre dicho puerto. Podemos pensar, no obstante, que se encontraba cerca de la ciudad de Vinci o Yuncí, si tenemos en cuenta que en este lugar Juan ordenó a su flota tras haber enviado una patrulla con Liberato a Vinci.
LIBRO νΠΙ 207
sus compañeros y a las tribus, distribuyéndolos por el campamento y entre sus tropas.
Mientras avanza el día y él, valerosísimo, proyecta con digna maestría ajusticiar a las tribus, estalla una sedición y la cólera atormenta por el campamento a los soldados latinos con enloquecedores aguijones. Ya aguzan con
repetido zumbido sus espíritus vacilantes contra sus propios pechos. ¡Ay, dolor! Cada uno arma su diestra de nuevo contra sus propias entrañas y preparan las espadas contra sus propios cuellos. ¿Qué locura fue aquella con la que de este modo se inflamó todo soldado latino para arruinar entonces por completo a sus propias filas? Una suerte despiadada arrastraba a sus espíritus desdichados. ¿No temes, romano, a tu líder? Guárdate de tantas luchas, de tantos enemigos que, es cosa cierta, se situaron en torno a tu campamento. Mira que preparas junto con las tribus causar la ruina de Libia mediante la guerra y en tu maldad atacas a la desgraciada con dardos hostiles. ¡Ay, patriotismo! ¿Dónde está la sagrada lealtad? Un destino cruel se esfuerza por quitarnos de las manos los triunfos adquiridos de las naciones.
El soldado, mirando de reojo al general, comenzaba entonces a hablar con dureza y a excitar los espíritus apacibles de sus compañeros, llenándoles los oídos de murmuraciones. Y no pusieron ya límite a sus odios, sino que con voz sacrilega pronuncian palabras impías. Del mismo modo que el fuego prendido quema el bosque y las primeras llamas provocan el incendio, cuando una pequeña chispa comienza a prender el ligero follaje, o crepitan con la yesca las frágiles cañas. Con frecuencia se ve salir primero un humo negro y poca ceniza, a continuación Vulcano se yergue hasta las huecas brisas y vientos funestos devoran las frondosas colinas. De este modo, cegados por la lo
Estalla una sedición en el ejército romano.
Los soldados se quejan de no haber recibido
la paga
208 JUÁNIDE
cura, aguzaron poco a poco sus espíritus; de este modo estallaron sus amenazas: «¿Hasta dónde seguirás, desgraciada tropa, a este líder en la lucha? ¿A dónde son arrastradas las agotadas formaciones? ¿Dónde se prepara una vez más una muerte cruel para los desdichados soldados? Ay, él destroza mediante diversos peligros nuestras vidas sin valor y no se nos da recompensa alguna. Nos pagó con muertes en una guerra sangrienta. La sangre romana bañó la arena y se ennegrecieron las aguas mezcladas de pus. A nosotros nos abrasó la sed y el hambre y el ábrego con sus llamas y no hubo gloria alguna para quienes la merecían. Acudid corriendo, ciudadanos. Coged piedras, antorchas, espadas, cualquier cosa que la cólera y la ira os proporcione. Que nuestra facción se vea libre de una abominable carga con la merecida muerte de nuestro líder».
De este modo protesta encolerizado el ejército, excitado por una terrible agitación, y aumentan las impías murmuraciones. La enloquecida tropa se congrega y, tras ser convocada una asamblea, aguzan con violencia su ira (***)221 vacilante y deciden cometer un crimen. Su horrible griterío solivianta el campamento; el cielo resuena con feroces gritos, al igual que el nasamón que ataca el campamento inseguro, sembrando por doquier la confusión. Cuando el estrépito llegó hasta los oídos del general, dijo: «¿Qué locura excita mi campamento con un ruido ensordecedor? Averiguadlo y haced retroceder su rápido avance».
221 El verso 91 está incompleto, aunque no aparece ningún espacio en el manuscrito.
LIBRO VIII 209
El jefe Tárasis sale primero, impa- El general envía cíente por conocer el origen de los he-a Tárasis para chos. Cuando oyó el confuso estrépito
aplacar a sus hombres. gj mumiuUo de los hombreS, se acer-Duras increpaciones
de Juan c° Para calmar a los soldados con sose-a los amotinados gadas palabras. Y ni la apariencia del
líder, ni sus palabras suplicantes, ni el honor romano los doblegan: el respeto abandonó sus corazones. Aún más, incluso se atrevieron a atacarle con piedras amenazadoras. La suerte cruel y el destino apremiaban a los hombres, acosándolos con una muerte próxima y el día postrero arrastraba a los desgraciados.
A continuación, un mensajero se vuelve rápidamente a pie junto al confuso general y, al comunicarle que las crueles iras del loco soldado se han inflamado, dice que ha estallado de repente la guerra civil. Rugió el general y, terrible, cogió su dardo y abandonó los fosos y el campamento, enfurecido, saliendo con su particular arrojo, seguido de sus escoltas, los capitanes y una tropa fiel. Seguidamente se detuvo en un elevado montículo y con duras palabras hizo temibles observaciones a los enloquecidos soldados así: «¿Me creías acaso inhumano, soldado, en tu implacable locura? Si la ley divina y la humana salvaguardan las luchas entre ciudadanos, aquí me tienes. Apresúrate si crees impedir la guerra con mi muerte, si Juan es el responsable de la reyerta. ¿Es ésta la lealtad de los ciudadanos? Si de esta manera abandonó el patriotismo romano vuestras conciencias, entonces lucharé sin dudarlo con estas tribus. Pues nuestro valeroso Cúsina será siempre fiel al Imperio, al igual que su tribu, sus compañeros y jefes. Vosotros, tropa cobarde, salid de nuestro campamento. Marchaos. Que venga ya Cúsina, tras haber levantado sus tiendas; que nuestro querido Ifisdayas esté presente con sus propios hombres y Bézina y la veloz línea de batalla de nuestro siervo Yaudas».
210 JUÁNIDE
Apenas dijo esto, las formaciones Los aliados maurusias, con sus estandartes apiña-
muestran su adhesión irrumpieron en los campos por do-al general y los rebeldes, . . , ,
avergonzados se <lUler Para venlr en ayuda del general. arrepienten de su actitud Entonces la tropa romana empuño sus
armas con más violencia y por todos los fosos resplandecieron soldados cubiertos de hierro. Ni la pereza afectó a sus espíritus implacables, ni les aterrorizó el enemigo en apiñada formación. Sin embargo, la apariencia del propio general, el terror que les infundía y el juicioso Ricinario que les reprendía con sosegadas palabras, empezaban a reprimir esta locura en sus mentes exaltadas. Renunciaron a sus amenazas; se marchó la funesta Erinia. Los hombres se arrepintieron de haberse dejado llevar por la cólera. Ahora, con voz humilde, quieren someter sus cuellos, no empujados por las tribus, sino acordándose del Imperio. Los incitó el patriotismo y la lealtad, el miedo al emperador, la dignidad y valor del general y Ricinario que hacía volver a las formaciones con apacibles palabras.
El general ordena detenerse un instante a cada fila sucesivamente durante una doble tregua y dirige estas palabras a los latinos: «Mirad cuántas tribus siguen las justas leyes del Imperio y arrepentios de haber querido cometer un crimen. Pero si, por casualidad, proyectáis continuar la penosa guerra y saciar vuestro malvado espíritu, decidlo. Que sepa cuál es vuestra última voluntad: ¿voy a salvar a mis aliados o aniquilar a unos rebeldes?». Y no menos que César, en medio de la sublevación que le amenazaba222, pudo aterrorizar a los romanos con sus seve-
222 L a comparación con César lleva a pensar, ya que en el texto no aparece el sujeto expreso, que el discurso es pronunciado por Juan y no por Ricinario. D e hecho, Coripo, con relación a este pasaje y a las anteriores protestas de los soldados (77-88), alude a L u c a n o (Farsalia V 261-364), que describe una sedición de los soldados de César, en donde se observa la misma estructura:
LIBRO VEI 211
ras palabras. La falange enrojeció sorprendida y con voz humilde y respetuosa ruega así al general: «Una infame locura empujó a unos pocos a intentar esta clase de crimen. A estos culpables, como corresponde, está reservado un justo castigo. Que su propia pena persiga a los criminales. Nosotros acataremos con 155
humildad las órdenes de nuestro general y señor».En medio de estas palabras, la mu-
Castigo de los culpables chedumbre inocente arrastra a los res-y traslado ponsables del crimen; los llevó atados
del campamentoa los campos de Catón ante el general por delito tan grave y
con espíritu sumiso castigó su culpa.Se hizo la calma entre los soldados; la venganza del abomina- 160
ble crimen apaciguó sus conciencias. A partir de entonces, el terror al general fue mayor entre todas las tribus. Una vez calmados los soldados, el general entra satisfecho en el campamento. Sus compañeros regocijados, confiesan entonces con sumisión que obedecerán sus órdenes. A continuación, ordena inmediatamente que el bronce resonante llame a las filas con su ronco canto. Tras haber puesto en marcha sus enseñas, abando- i65 na la costa y establece su campamento en los campos de Catón223.
querellas de los soldados, reacción del general y castigo de los promotores de la rebelión, además de otros numerosos paralelos.
223 Se trata del lugar en el que los moros sufrieron la última derrota. Ningún otro autor lo menciona; dado que Juan se encontraba en Bizacio, cerca de Larisco y Yunci, hay que pensar que el lugar se encontraba en alguna parte del interior de Bizacio.
212 JUÁNIDE
El saqueador sírtico mantenía seguí/na estratagema ro su campamento en territorios fortifi-
de Juan cados. Pero un hambre terrible comen-hace bajar a los moros za^a ya a hacer estragos en toda la raza
de los montes. Aquél , . , . , „ ,„„„ „..„.„í,/ de los marmandas. Solo el ganado lesconvoca una asamblea °
y explica la estrategia sirve de alimento, pues no queda comi-que deben seguir da alguna. Cuando lo supo el poderoso
general del pueblo romano, que preparaba cercar a las tribus con un asedio, mantuvo entonces alejadas sus enseñas durante algunos días y dejó a sus filas fuera del peligroso bosque. Y pasó ya un día y otro sin luchar, gracias a la astucia del general. Y la misma tranquilidad hizo que las indecisas tribus se aventuraran a los campos. El desgraciado na- samón cree que el pavor de los romanos es auténtico; ordena establecer el campamento, una vez desmantelado, en la llanura. Con la muerte ya demasiado cerca había asumido un espíritu temerario y una ira implacable.
El general convoca una asamblea, haciendo salir a sus formaciones del centro del campamento. Él mismo permaneció en pie, elevado sobre un montículo. Entonces acudieron los capitanes escogidos y los valerosos oficiales y los soldados, que venían en apretada formación, corren por destacamentos y escuadrones. Y la tropa masila, fiel al Imperio, se reúne mezclada a los latinos, así como la impetuosa tropa romana. El amor y el terrible miedo a su general ordenó a todos acudir corriendo por los campos con el mismo sentimiento. Su aspecto externo distingue a unas tribus de otras: a unos proporcionaba túnicas y espada, a otros, con los brazos desnudos, según su costumbre, púrpura pintada, combinada con diferentes colores. A unos les protege el escudo de metal, a otros el pequeño de cuero. El soldado se mantiene de pie, erguido con su casco y el moro envuelto en el ropaje de su manto. Y otro, que se aparta los largos cabellos de la frente, apoyándose en dos dardos y doblando la
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rodilla, clava en la sólida tierra su dura punta. En medio de ellos les habla el general con amistosas palabras: «Compañeros romanos, única esperanza de una tierra exhausta, la verdadera salvación de Libia está ahora pendiente de vuestras armas. Conviene ya poner fin a la guerra y a las duras fatigas. Es preciso luchar».
Las filas regocijadas y las tribus latinas ponen en marcha las enseñas. Ruge una voz al unísono y los soldados, los capitanes y las tropas masilas gritan con gran estruendo. Dan ñenda suelta a sus ímpetus y el griterío se extiende con alegre murmullo por todas las formaciones. No resuenan de tal modo las aguas revueltas del mar al anunciar a los vientos que han de venir de lejos.
Cuando el ilustre Juan oyó los deseos de sus hombres, les dio a conocer con mayor determinación cuál fue la primera causa de su salvación y la victoria que fue garantizada a su poderosísimo Imperio. Tras acallar el griterío y ordenar silencio con su diestra, los hombres guardaron silencio atentos y levantaron sus ojos al rostro del que les hablaba; sus mentes y oídos se preparan a escuchar sus órdenes. Con clara voz habla el general de este modo a sus compañeros: «Este día, compañeros, ha transcurrido y el día de mañana no nos es lícito luchar, pues ha sido consagrado al Señor a través del orbe; por lo que, vamos, oh, nobles, sirvamos a Cristo con alegría. Humildes, pidámosle con lágrimas su protección y vendrá, estoy seguro, rápidamente. Y a las malvadas tribus destruirá Dios y se compadecerá de nuestras fatigas, proporcionando nuevas alegrías a nuestro Imperio. Pero cuando el venerable sacerdote, conforme al rito, haya ofrecido al Señor las ofrendas celestiales, una vez llevada a cabo la ceremonia religiosa, y el soldado romano haya cumplido religiosamente sus deberes, colocaremos las m esas. Y no apacentaréis a los caballos lejos de los campos, porque, tras haber recibido, como de costumbre, la comida, he
214 JUÁNIDE
225 decidido levantar el campamento, no para dirigir funestas guerras, sino sólo para acercarme a estos lugares de modo que mañana, tan pronto como Febo, surgiendo del horizonte, toque al mundo con sus caballos que vomitan llamas, nos sea permitido entablar la batalla con ardorosa matanza en la vecina Lataris224.
230 Y no nos debilitará un largo camino y el jinete y el infante serán valerosos y matarán con valentía a las tribus feroces».
Se ponen en pie los hombres con un clamoreo y le aplauden y le aprueban y se regocijan en sus corazones. Las cohortes vuelven al campamento.
235 Y no menos en la parte contraria, el
Carcasan propone la lucha rebelde nasamón que preparaba un plancomo solución para para el momento de la espantosa gue-combatir el hambre. ^ habfa reunido a las formaciones
Autihten sugiereatacar de improviso imPias de una muchedumbre emparen-
al día siguiente tada y a otras tribus a las que el ansiapropia del saqueador y el día de su ho
rrible destino, ya en la hora postrera de la muerte habían empu- 240 jado a destrozar a Libia mediante las guerras. Con ellos el hijo
de Güenfan, provocando violentos combates, maquinó planes en su pensamiento, pues no podía soportar el esperar largo tiempo. Sin embargo, Carcasan, el primero en rango, empezó a hablar así: «Las fuerzas cercanas de Juan nos hostigan y el
245 hambre cruel pesa ya sobre todos nosotros. Hay una sola salvación para nuestras tribus: entablar rápidamente la batalla, mientras permanecen con vigor las sólidas fuerzas en nuestros miembros. Pues el ganado como única y última esperanza de
224 El lugar, que sólo aparece una vez en Coripo, no es recogido en ningún mapa ni mencionado por los autores. D iggle y Goodyear, últimos editores del texto completo, piensan que se trate de un nombre corrupto. Se podría pensar que se trata de Celias Vatari, pero esta última se sitúa demasiado lejos de la zona.
LIBRO VIII 215
comida y el agua comente mantienen a nuestros hombres. Todo nasamón carece ya de trigo. No hay necesidad de recordar el vino, pues el agua corriente nos sacia. Si vencemos a los enemigos, el moro lo tendrá todo, al saquear, una vez aniquilado el soldado, su campamento tan lleno de bienes. Las respuestas que el cornifero Amón dio en su oráculo — que venceremos a las bandas latinas en la guerra— permanecerán inalterables para mí, que estoy seguro».
«Mañana los latinos deben celebrar un día de fiesta», continúa Autíliten. «El soldado romano no prepara combate alguno durante sus habituales sacrificios. Acometamos de improviso a los enemigos desorganizados durante el mediodía, mientras todos los cuerpos agotados yacen bajo la sombra, extenuados por el excesivo calor. Además, se necesita valor sólo para destruir su doble foso. Ataca primero el campamento del infatigable Juan y, al mismo tiempo, tras haber reunido las enseñas, elige valerosas cohortes en apretada formación y jefes audaces y desafía de este modo a las tropas latinas. A llí es preciso luchar con gran derramamiento de sangre. Que Guársana conduzca a las demás filas apiñadas a donde el infame dirigente Cúsina tiene su campamento. Aquí también una tropa decidida de soldados romanos arde en deseos de luchar. Su mismo jefe es además violento y prepara aniquilar a las tribus en favor de la causa romana, mientras se jacta, engreído con sus títulos honoríficos, mientras se dice que es general y de su misma sangre, nacido de madre latina. Complaciéndose a sí mismo con esta alabanza, el atroz enemigo pretende parecer valeroso y fiel. Una vez vencidos éstos, el nasamón no hablará de otros adversarios; todos seguirán a tus fuerzas. Se concederá de este modo una sólida victoria a nuestras enseñas».
Los hombres se mostraron de acuerdo con su plan y las infames tribus rugieron con fiereza excitando sus mentes para el combate.
216 JUÁNIDE
Las aguas ocultaron el día en el D e noche, Océano, le siguió la negra noche. En-
Juan y Ricinario tonces Febo desunció sus caballos, en-permanecen insomnes tonces Cintia los unció mientras reno-
280 vaba nuestras fuerzas. Ésta surge de lasolas, el otro se sumerge en las aguas. Todas las especies reciben en sus miembros el plácido descanso y el sueño paralizador poseía a los demás animales por los campos, marcados por el agradable sopor con sus miembros cansados: los ganados y dis-
285 tintas aves, las espantosas fieras y los helados peces en la costa, mientras que Juan, insomne, excitado entonces por el combate, pasaba la noche en vela y con inteligencia daba vueltas en su precavida mente a sus grandes preocupaciones, examinándolas ordenadamente.
290 Junto a él el prudente Ricinario examinaba la espantosa guerra con mente serena y, con sagaz percepción, mientras recorría los diferentes hechos, los repasaba en orden. Ambos se animaban uno a otro con sus palabras y la mutua conversación mantenía el sueño alejado de sus ojos. ¡Oh, cuántas veces, en la misma medida invocaron ayuda y rogaron con lágrimas durante largo tiempo al Señor poderoso por la salvación del Imperio, de sus hombres, de Libia y de ellos mismos! Y no pronunciaron ambos en su tristeza plegarias inútiles. Desde su alta morada el Padre que aterroriza al universo con su rayo los vio rezando y puso fin a tanta fatiga en la guerra.
300 Entretanto se produce un gran estrépito en el campamento de los mar-
Sacrificios máridas, entregado a sacrificios nocen el campamento moro
turnos. Colocan los altares y ruegan a sus falsas divinidades. Conducen el
ganado en torno a los altares y derraman la sangre desgracia- 305 da en ríos por los prados. Unos sacrifican a Gúrzil, otros a ti,
cornifero Amón; otros rinden culto a Sinifere, al que el máza-
LIBRO VIII 217
ce 225 considera como el dios Marte y cree que es el poderoso señor de la guerra, y otros a Mástiman. Con este nombre llamaron las tribus de los moros a Júpiter Tenario, a cuya funesta divinidad se sacrifica una víctima del género humano con gran derramamiento de sangre. ¡Oh, crimen siniestro! Un desdicha- 310
do gemido que conmueve la brisa por doquier golpea el cielo con sus gritos. Éste clava la espada en las gargantas, provoca a la divinidad misma con sus palabras y, exhortándola a salir por las sombras equívocas, le ordena emprender el camino de la luz. A continuación, según la costumbre impía, arrancan las en- 315
trañas de los animales y buscan afanosamente los hados. Dios anuló estos sacrificios y toda divinidad fue sorda al oráculo. El sacerdote no dio a nadie una respuesta.
Febo, resplandeciente desde el ho- Celebración de la misa rizonte del remoto cielo, rasgaba las
en el campamento aguas del Océano y, resurgiendo con 320romano. su [u z potente, extendía hacia el orbe
Plegaria de Juan. r 9Ofrendas y bendiciones sus brillantes rayos al nacer el venturo
so día. Y ya vienen, según el orden establecido, los que adoran a Cristo: los soldados, la tropa romana y los nobles capitanes acompañados de sus enseñas. En el mismo lugar en que el general Juan ocupó su tienda de tensa- 325
dos cortinajes, junto con los principales en el centro del campamento, colocó el sacerdote un gran altar que cubrió y envolvió por entero, según la costumbre de sus antepasados, con ropajes sagrados. Los sacerdotes asistentes, con abundante llanto, for- 330
man coros y salmodian hermosos cantos con voz humilde. Pero cuando el general alcanzó el umbral del sagrado templo, al entrar, sus hombres prorrumpieron en dolorosos gemidos. Arrasan sus ojos en lágrimas; su voz sacude los cielos por doquier y con puños hostiles golpean sus corazones tan conscientes de
225 Cf. nota 46.
218 JUÁNIDE
sus faltas. «Perdona los pecados de nuestros padres y los nuestros, te rogamos, Cristo», gimen y levantan la mirada al cielo
335 con las manos extendidas y solicitan el consuelo del Señor para ellos.
El mismo Juan, postrado de rodillas entre los principales, 340 orando por su pueblo conmovido por la devoción, derramaba
de sus ojos lágrimas como un río y golpeándose el pecho con frecuencia ruega con tales palabras: «Creador del mundo, única vida y salvación de las cosas, Dios, todopoderoso hacedor de la tierra, del mar y del cielo, que con tu poder inundas el cielo y la tierra y el mar de olas errantes, o cualquier cosa que nace del
345 orbe, y el aire y el negro Averno de lívido pueblo. Tú solo ostentas el poder, Tú la máxima autoridad, la gloria y la soberanía y la fuer/a de tu poderosa diestra. Vuelve ya por fin tu mirada a los romanos, míranos, altísimo y, compasivo, ven a
350 socorrernos, Padre, y haz pedazos, te lo ruego, a las tribus soberbias con tu poder. Y que te reconozcan las naciones sólo a ti como poderoso Señor, mientras aplastas a los enemigos y salvas a los tuyos en la guerra. Y entonces el género humano en su totalidad rechazará los dioses de piedra y te reconocerá poderoso, como verdadero Dios».
Mientras refería estas cosas, el padre regaba la tierra con la 355 fuente de sus ojos, conmovido por la devoción y se lamentaba
en su interior por el peligro de Libia y las duras fatigas del Imperio y de sus hombres.
A su lado Ricinario, que en la misma medida humedecía su rostro, derramaba lágrimas de sus ojos y, suplicante, con expresión entristecida, rogaba ayuda para los soldados latinos. Los
360 nobles capitanes con el pecho humedecido enviaron hasta el cielo su llanto y los valerosos oficiales y todas las cohortes, con su voz arrasada por las lágrimas, derramaron a un tiempo sus plegarias ante Dios. El obispo, tras cubrir el altar de ofrendas, las ofreció en favor de los soldados latinos y regó el altar con la
LIBRO VEI 219
fuente de sus lágrimas. A continuación, bendijo al venerable Juan, honrándolo con sosegadas plegarias y devolvió religiosamente las acostumbradas alabanzas a Cristo. La ofrenda, que santificaba y purificaba a un tiempo a toda la raza latina, era grata al Señor del altísimo cielo.
(***)226 uniéndose a los capitanes, Intervención de Juan diJ°22?: «Valeroso Putzíntulo, apresú-
y enumeración rate con tus escuadrones y estandartes de los moros que abate a donde el fiel Cúsina tiene sus ense
ñas. Al mismo tiempo, tú, poderoso Géisirit, une tus aliados a este hombre, pues es justo aliviar a quienes son fieles. Tú, en cambio, Sínduit, tras haber reunido ahora las armas de los jóvenes, únete a las filas romanas donde el valiente Ifisdayas haya establecido a su tribu y sus enseñas. Cerca de ti estará el aguerrido Frónimut que ayudará a tus tropas y estandartes».
Él da órdenes a sus hombres y ya cada soldado siguiendo a sus enseñas había ordenado sus filas por los extensos campos y los escuadrones enemigos se apresuraban por todas partes. Las primeras formaciones armadas de marmáridas corren con enorme griterío por los campos y doblando hacia atrás sus brazos, blanden sus lanzas, intentando enviarlas al combate. Aquí estaba Zábeas, aquí Bruten, a los que luego siguieron mil jefes. Una espesa nube de lanzas vuela cubriendo el alto cielo. Esquivan con los escudos los golpes que se aproximan; gime el bronce del soldado. Entre tantas armas de hombres enloquecidos, ninguna espada fue manchada con la sangre romana.
226 Pasaje lagunoso.227 Tal vez el sujeto de esta frase estaba explícito en los versos que faltan
en el párrafo precedente, pero suponemos que se trataba de Juan.
220 JUÁNIDE
390 E l primero en ir a luchar es el mismo Juan con gran arrojo; blandiendo su lanza irrumpe en mitad del enemigo y con su pi
ca hiere en profundidad el pecho de Sasfo que estaba frente a
él. E l guerrero cae rodando de su caballo y la cavidad que ha
sido penetrada hace fluir un río de sangre que rocía las secas
395 arenas. A l instante, persigue a Ifnaten, al que hiere por detrás
en la espalda con su larga lanza, por donde la espina dorsal del que permanecía sentado une las curvas costillas con la fuerza
de sus vértebras. Mientras recibe, encolerizado, la lanza que se
adhiere a sus huesos y se debate largo tiempo por extraerla, he
400 aquí que viene el soberbio Mirmídonis e intenta arrojar un dardo tembloroso. Juan, sin embargo, arrebatando la pica del moribundo, la arrojó con esfuerzo, atravesó por el medio a su ene
migo y le alcanzó el corazón con su «nuevo» venablo. Empujó, audaz, a Tameneo con su enorme lanza y lo derribó de su caba-
405 lio. Arranca con su espada la mano izquierda de Narto, junto con el escudo, y clava el arma en el cuello de Samasco. Corta
el cuello de Fíleto; atraviesa las entrañas de Palmo; hiere en el
rostro a Calamena y le arranca con su espada la nariz y las mejillas con los dientes hechos pedazos; sus espantosos miembros
410 golpean el suelo y los campos gimieron con la enorme caída. Y
no lejos, hiere con su pica a Anco, que estaba frente a él, sallándole al encuentro, y a continuación, atravesó el pecho de
Manto con su espada caliente y rugiendo empujó con fuerza su
lanza que traspasó los dos costados de Mastuma y derriba con
415 su pica a Salpin, tendido en el suelo, y golpea con ímpetu desde
su caballo a su enemigo moribundo. Brilla la sangre que fluye abundante del negro cuerpo y rocía las calientes arenas. Velozmente persigue a Autíseran al que derribó al suelo de un empu
jón, atravesado por su lanza y mata a Caggun y a Tanin y a A l- 420 tífatan y traspasa el pecho de Anesto. Degüella con su espada a
Autúfadin y con su jabalina ataca al soberbio Ontísiren. Hizo
rodar con su espada la cabeza de canapo y derribó al suelo a
LIBRO V ni 221
Tubian con el rígido hierro. Obliga a retirarse a las filas del malvado nasamón. A éstas persigue el jinete romano y los valerosos oficiales y los escuderos del general; en el medio vuela el 425
general en persona. Los hombres atacan y siembran la confusión entre las formaciones de los marmáridas que huyen por los campos, los aniquilan, los derriban y atraviesan.
Una vez expulsado de aquí, el nasa- Arenga de Cúsina món da la vuelta y Cúsina, tras haber
a sus hombres. organizado su formación en el lugar El combate se recrudece ¿on(je d¡rjge sus propios escuadrones,
y los moros 1 1 1 1 1 ·hostigan a los soldados con soldados de diversa procedencia, y
de Cúsina sus fieles enseñas, la alinea en formade cuña. Preparando salir al encuentro 430
del enemigo, habla a los jóvenes con amistosas palabras: «Compañeros romanos y tribu que nos es fiel, mostrad ahora vuestros valerosos espíritus, vuestra fuerza y lealtad. Resistid a las amenazas del laguantan y no temáis al enemigo que se os 435 acerca. Ya está aquí Juan, vencedor, poniendo en marcha a todas las enseñas romanas al mismo tiempo. Id vosotros a través del enemigo. Que mientras él avance, alabe a los que son valerosos y fieles al Imperio. El valor del héroe se conoce; cuánta gloria para vosotros, hombres, el haber sido gratos a los ojos del general».
De este modo, Cúsina, inflamando los espíritus indecisos, 440
empujó a sus compañeros a la lucha y a la vez esparció sobre todos ellos las semillas de la ira. Los ánimos de los hombres se conmovieron en virtud de la gloria. La tropa romana hizo irrupción en los campos, con todo su valor, y el jinete moro confundido con los latinos; el capitán en persona vuela a través de los apiñados enemigos, fogoso en medio de sus soldados y los es- 445
forzados oficiales empuñan las armas latinas. Reciben a las bandas de nasamones según su costumbre, preparan sus lanzas y presentan los escudos. En ese momento los primeros escua-
222 JUÁNIDE
drones provocan violentos combates. Sube el griterío hasta el cielo y al mismo tiempo el polvo llena el firmamento, oscureciendo la luz del sol. El aire se cubre de densos dardos, la flecha voladora se lanza desde el nervio y corre la pica a través de las espesas nubes. Una parte alcanza los cuerpos, otra los cam-
455 pos. Hieren y caen aquí y allí las tribus. Los marmáridas atacaban con gran valor, pero sólo la fiel esperanza en la venida del general reconfortó al capitán, a sus compañeros y a los soldados a la vez.
Cuando supo el general Juan, al El general transmitirse la noticia, que el fiel Cú-
anima a sus hombres sina, en una parte de los campos, eraa ir en ayuda de Cúsina, , , , .
j atacado en encarnizada lucha y que secuyos soldados J nrecobran el ánimo encontraba indefenso ante la gran can
tidad de armas, él mismo inflama a los 460 suyos contra el enemigo con tales palabras: «El Imperio roma
no considera ciudadanos latinos a todos los pueblos que ve fieles y sumisos. Satisfecho con este patriotismo, sometió al orbe
465 entero bajo su mando, al alzar con su poder a los humildes y humillar a los rebeldes. Cúsina, fiel en extremo a nuestra causa, lucha en crítico combate; si no lo hiere el enemigo, la fama de nuestra reputación se mantendrá a través de los siglos. Que se vea la lealtad romana, el valor y la resistencia. Ea, vamos, oh,
470 jóvenes, aliviad con vuestra ayuda al héroe en este momento tan crítico de la guerra, derribad a las tribus soberbias y salvad, compañeros, a quienes están bajo vuestra protección».
A sí habló y, poniendo en marcha las enseñas, hicieron irrupción las formaciones. Ya se retiraba del frente la fiel tropa maurusia, ya era el laguantan el vencedor. Putzíntulo, junto a
475 Cúsina y Géisirit retrocedían con armas vencidas. De pronto, ven a lo lejos los estandartes de Juan acercarse; recobran los ánimos y hacen volver los blandos cuellos de sus caballos y en seguida reclaman de nuevo el combate con arrojo.
LIBRO νΠΙ 223
Delante, Putzíntulo impetuoso vue-Putzíntulo, la con violencia contra los enemigos,
que derriba a varios situados en el lado opuesto, y los atacaguerreros moros, , T. . . , . el primero. Entonces derriba a Imas- 480es herido p o r el enemigo
y llevado moribundo tan> traspasado por una profunda heri- al campamento da, y con su espada hiere al robusto Ni-
faten y corta el fiero cuello del negro Mamón. Haciéndole frente a Irto que le atacaba, le corta en dos la cabeza con su espada y la sangre, mezclada con los sesos, se derrama sobre sus miembros. Avanzando cerca de su 485 enemigo Amanto, con herida mortal le atraviesa la garganta con un pesado venablo, cerrándole el paso a su palabra. La sangre que fluye después por su boca y por las dos heridas, brilla al haberse arrancado la lanza. De lejos lo vieron, impetuoso, entre las armas de sus propios hombres, los jefes de los ifúraces. Entonces, una vez dispuesta la formación, muchos 490
miles, cada uno contra su enemigo, lanzan a un tiempo sus dardos. Él recibe con su escudo las lanzas que le atacan. Sin temer herida alguna, había despreciado la coraza, confiado en su valor.
Mientras vuelan a su alrededor las apiñadas lanzas, el noble 495
capitán, ay, siente bajo su pecho un terrible dardo. Y sin que semejante herida lo doblegue, de este modo exhorta, gozoso, a sus compañeros: «La victoria permanece vuestra, ciudadanos. Luchad, hombres, y sacrificad a las abominables tribus como ofrendas para mi funeral. Si vencéis a los enemigos, entonces veré, entonces viviré más y alegre a través de las sombras co- 500
locaré a las tribus de los laguantan entre mis propios triunfos.En cambio, a vosotros, sanos y salvos excepto uno solo, os recibirá la encumbrada Cartago de elevadas puertas con el mayor triunfo».
Al que decía tales cosas, ya agotado por la herida, pero go- 505
zoso en su espíritu, lo recogen sus compañeros y lo dejan en el
224 JUÁNIDE
campamento. Éste, como compañero de los Decios 228, iba hacia las sombras infernales, afortunado en su muerte. Su nombre, al terminar la contienda, siempre será bienaventurado y siempre se recordará su muerte, mientras nuestros descendientes lean en épocas venideras estas feroces guerras,
sio Y la tropa romana a la orden de su
ja flechas silbantes con las cuerdas de ronco sonido, así como derraman las huecas nubes densos chaparrones de granizo y arrancan los cultivos por los anchos campos; la abundante cosecha queda destrozada y el verde pámpano no defiende a sus
515 propias uvas, ni ningún árbol frondoso protege sus tiernas ramas con la defensa de sus hojas. Entonces lanza la cuerda del arco la terrible flecha que revolotea, portadora de certeras heridas. Ningún dardo se precipitó sin sangre, ni cayeron sin sangre
520 en el frente las flechas voladoras. Ya el robusto caballo, ya el apiñado enemigo se derriba. Y toda espada se enrojece caliente con la sangre masila. Avanza la tropa armada con jabalinas y por todos los campos derriban cadáveres los oficiales en afortu-
525 nada matanza. Las armas de los soldados se calientan; no hay ninguna espada de soldado romano que no tenga sangre mora. El dolor excita la cólera. ¿Quién podrá explicar con palabras tantos penosos cadáveres de dirigentes entregados a los cam-
530 pos, quién, que cuente las diferentes muertes o la derrota y captura de los enemigos y los hombres que con arrojo derribó el
228 La familia de los Decios, de origen plebeyo, pasó a la historia entre los héroes de la antigua Roma. Ya en la Eneida (VI 824, 842, 845), en la famosa bajada de Eneas a los Infiernos, su padre Anquises le muestra las almas de los futuros héroes de Roma, entre los que cita a los Decios, a los Escipiones y a los Fabios.
Descripción de la batalla
capitán, mientras siembra la confusión entre las terribles formaciones enemigas, se dirige a través de las cuñas. Tras haber retrocedido un ala, les arro-
LIBRO VIII 225
mismo general? A un tiempo pereció el populacho sin nombre de los marmáridas; pero entre los muchos, citaré en mi poema a unos pocos a quienes primero llevó la fama en un vuelo desde los enemigos, hasta los oídos de todos.
Juan, poderoso en armas, viendo al 535Enumeración enemigo que le cerraba el paso, irrum-
de los moros abatidos , ._ , r ., , ,. . pe en las apiñadas filas y hace pedazosp o r Juan, Ricmario x J ry otros soldados romanos a los escuadrones rebeldes con su espa
da mortífera; de la misma manera que siega la mies el experto segador con afilada hoz en la época apropiada, y ahora su mano izquierda comprime la paja con las tiernas espigas, ahora la corta su derecha, ahora con sólida cuerda ata innumerables gavillas, expresando su alegría por los campos. El sírtico Altílimas cayó vencido por el golpe del ge- 540
neral, derribado en el suelo con el cuello cortado. Corre entonces el empenachado Alacanza contra su ilustre enemigo con su lanza en ristre, espoleando una y otra vez a su brioso corcel. Pero, sin temor alguno, le corta el general la cabeza con su es- 545
pada. Sus cansados ojos vieron caer a su propio tronco; la lengua del moribundo no pudo dejar escapar una palabra, pero emitió un sonido. Derribó a continuación al encolerizado Espú- 550
tredan y, luchando con valentía, abate a Tamatonio y a Yugurta y mata a Turso. Hiere por detrás al caballo de Audíliman; las terribles heridas que le propinó su espada le cortaron los duros huesos y los tendones de las patas. El caballo se revuelve hacia su espalda, mas no con todo su cuerpo, pues aún no había hincado en la tierra los altos ijares. Aún robusto y fiero, se debate 555 con su cuello erguido y al intentar levantarse, derriba a su señor en la arena. Multiplicando las heridas por sus miembros, Juan avanza vencedor, temible con su espada desenvainada, contra el que se esfuerza —orgulloso— y lo golpea en la frente. En- 560 tonces la espada mezcló con su sangre derramada los duros huesos y el cerebro. A continuación, vuela empuñando su lanza
226 JUÁNIDE
por el campo de batalla. Amenazante, traspasa entonces el terrible pecho de Flaco y su dura espalda, atravesándolo con su jabalina. La sangre le brilla por ambas heridas y se derrama so-
565 bre la hierba de la tierra caliente. Altivo, traspasa con su pica los audaces miembros de Cemisa, que le hacía frente, y el corazón del tembloroso Derco con precipitación. Entonces hiere con su espada el costado de Graco; degüella a continuación a Minisa y atraviesa las sienes del feroz Cutin. Abatió a Cámalo,
570 que aún vivía; él mismo lo coge por los cabellos y arrastra a su prisionero, que entregó después a sus propios ayudantes, y persigue a otros escuadrones por caminos desconocidos.
Labbas, que blandía una lanza con brazo hostil, intentó atacar con su arma al noble general. Pero tras sentir, cuando avan-
575 zaba, el ímpetu de su enemigo, suplicaba perdón el desgraciado con voz sumisa: «Por los huesos de Evanto 229, bien dispuestos en digna sepultura, que dieron vida a tal héroe; por las grandes hazañas venideras de tu hijo Pedro, cuyo prestigio vuela ya poderoso entre los enemigos, atormentando a las tribus feroces y
580 a su reino, y por la obra de tu valor con el que fue vencido el ilaguas, concede a esta alma la vida, te lo ruego, tras sus crímenes, y en tu victoria, consérvame entre tus triunfos cuando acabe la guerra. Pues me agrada servir a un hombre semejante». Cambiando de opinión con estas palabras, contuvo su golpe el
585 general, mas rápidamente le enlaza ambos brazos, atándolos tras su espalda con una áspera cuerda.
El apacible Ricinario arremete contra el violento Urtanc y empuja con rapidez su inflexible lanza a través del pecho del guerrero. Cayó ante sus pies — parte importante de la abomina-
590 ble guerra, joven de ánimo esforzado— Urtanc, que nunca fue clemente, y ensució el suelo con su horrible sangre. Después
229 Labbas invoca al padre de Juan, Evanto, con la pretensión de conmover al héroe.
LIBRO VIH 227
ataca a Meilan (***)230 al que derriba, vencedor, de un empujón, y hunde con su pesada lanza en la caliente arena. Degüella a Alantas, cortándole la cabeza con su espada fulminante, y hiere al negro Sacoma. Su fogoso caballo lo miró con horror 595
mientras caía por los prados y su pezuña, acosada por el miedo, pisoteó la blanda arena y quiso emprender la huida. No obstante, Ricinario, que hizo chasquear velozmente su látigo golpeándole los altos flancos, obligó al tembloroso corcel a avanzar por las anchas llanuras. Una vez que el caballo, forzado, pasó 600
sobre el cadáver, volaba entonces Ricinario impetuoso por el vasto llano, extendiendo la muerte a su alrededor en propicio combate y sembrando la confusión con sus dardos entre las formaciones sírticas. Derriba en aquel momento al veloz Afun y al robusto Nicandro y multiplica las duras heridas al traspasado Suero. Mata a continuación a Tánado y abate al valeroso Eran- 605
cun; hiere con su espada a Tínudo y atraviesa a Enipten con su jabalina.
Bulmitzis ataca con su pica a Túmudan; seguidamente, persigue con valentía a Licurdan por los campos. El dardo, que se desliza al mismo tiempo por la espalda y las entrañas del rebelde, le desgarró el corazón. Altivo, va a caballo Súccur, confiado junto a las formaciones. A éste lo persigue Sólumut. A l no βίο poder darle alcance, arrojando desde lejos una lanza de fresno que atraviesa los campos, traspasa los flancos de su caballo con el arma poderosa. El corcel, dominado por la herida, aplasta a su amo con el peso de su caída. Sin herida de guerra, Súccur 615
envió su desgraciada alma hacia las sombras estigias; su caballo, que le dio la confianza en sí mismo, no lo salvó por su velocidad a través del enemigo, ni su consciente valor lo arrebató, deshecho, de los hados, ni Gúrzil con su sagrado poder.
230 El verso 591 está incompleto, aunque no aparece ningún espacio en el manuscrito.
228 JUÁNIDE
620 El escudero con el nombre del general231 corta desde los hombros la ca-
M ueite de Carcasan |je z a y art0 con SU espada. Paline-a manos de Juan x
que, Astit Enerdi Mee 232 Dorotis mata625 con su espada a Tiluzant (***) cortó
(***) entonces Fástita mientras corría traspasó al caballo deAnzatal, tras arrojar un dardo. Huye inmediatamente a través de los mil enemigos, confundido entre los suyos (***) 233 Car- casan, conmovido por la matanza de tantos hombres suyos, busca las enseñas del general a través del enemigo con muchos
630 miles de guerreros. Lo vio venir (***) 234 el noble héroe. El en persona coge con su mano las afortunadas armas de su escudero Juan y se precipita, soberbio, con la jabalina y ataca con golpes (su pecho) que le hacía frente, hiriéndolo sin temor. Corrió la sangre por las armas, brotando de la profunda herida y ro-
635 ciando las vestiduras señoriales. Al instante, una vez muerto el tirano, las filas de los marmáridas emprendieron la huida llenas de confusión. Ya nadie lanzó su dardo contra el enemigo, sino que el caballo, obligado a correr, se lleva con las riendas afloja-
640 das. Y el nasamón ya no pudo confiar en su campamento. Por el ancho llano corren confundidos el jinete y el infante, dispuestos a morir. Los persiguen las enseñas romanas junto a los capitanes, los escuadrones y los valerosos oficiales; y, al mismo tiempo, regocijado por el afortunado combate, vuela Juan el primero, derribando por los prados a las bandas apiñadas. Era llano el campo, por el que el soldado podía correr en liber-
231 Alusión a un escudero cuyo nombre era Juan y que aparece de nuevo en los versos 630-31 («las afortunadas armas de su escudero Juan»),
232 Parece que estos nombres aluden a soldados moros o romanos. Maz- zucchelli considera a Palineque (él lee Plulinaeque) y Enerdi como nombres de moros y Astit y Mee como romanos.
233 Los versos 622 y 623, así como el 626 están incompletos.234 Falta el final del verso 629.
LIBRO VIII 229
tad y dispersar con sus dardos a los escuadrones enemigos. Los 645 hombres acometen y matan por doquier los cuerpos paganos de los marmáridas. El ilaguas vencido cumple su castigo y las filas de los ifúraces y los frexes confundidos con (naffur). Entregan sus almas a las espadas. La cólera del soldado romano235 (***) se sientan entre las ramas. Allí, ardiente como un cazador eso que con destreza coge pájaros con la liga. Los ríos de sangre 655 que fluyen de todo el árbol ( ***)236
235 Los versos 649-653 están incompletos.236 El final del libro se ha perdido.
ÍNDICE DE NOMBRES
ábrego, VI 272; VII 323, 355, 359, 370; VIII 84.
Acó (moro), V 339.Adonis, IV 514 (cf. n. 161). Adrasto, V I308 (cf. η. 193). Adriático (aguas del), 1 209. Africa, passim. africano, passim.Afun (moro), VIII603. Agalumno, I I 69.Alacanza (moro), IV 642; Vm 543. Alantas (moro), VIII 593.Albis, V I33 (cf. n. 179).Alcides (cf. Hércules), V 305 (cf.
η. 173).Alecto, IV 327.Altífatan (moro), VIII419. Altílimas (moro), VIII541. Altisan (moro), V II435. Altísera (moro), V 287. Amancio (romano), I I 189 (cf. n.
809); IV 315; V I598. Amanto (moro), VIII485.
Abidos, 1 172, Amaro (moro), V 265.Amón, II 110; III 81; VI 116,
147, 179, 190, 556; VII 515, 519, 534; V III252, 304.
Anacutasur, I I75.Anco (moro), VIII410.Anesto (moro), VIII419.Antalas (moro), I (468), 469 (cf.
n. 45); II 31; III 67, 73, (77), 109, 459; IV 30, 360, 383, 619, (652); V 9, 16, 224, 242, 251, 255, 370; VII 286, 293 (296), (522); V III37.
Anteo, VI 210 (cf. n. 188).Antifan (moro), V 328.Antonio (campamento de), 1 461
(cf. n. 44).Anzatal (moro), V III624.Apolo, 1 191, (458); III 84.Aquiles, Pref. 7, 11; I 178, 190;
IV 514 (cf. n. 161); V 158.Argos, 1 184.Áriarit (romano), V 285; V I535,
543, 649, 670.
232 JUÁNIDE
Ariobindo, IV 83 (cf. η. 141). Arsacis (romano), V 254. Ársuris, VII 273 (cf. η. 211). Artábano, IV (236, 241, 361,
367), 373 (cf. η. 149 y 156), 426.
Artemio (romano), V 258.Arzen (moro), V 345.Árzugis, I I 148.Ascanio, I 201 (cf. η. 29).Astit, V III621 (cf. n. 231). ástrices, I I75 (cf. n. 63); V I391,
404, 431,454, 464.Atanasio (romano), IV 232 (cf.
n. 149); V II199.Audíliman (moro), VIII551. Aurora, 1 187, 243; VI 455; VII
83.Auspur (moro), VII 437. austro, I I 197 (cf. η. 81): V 187;
VI 593; V II187. áustur, II 89 (cf. η. 66), 91, 209,
345; V 172; VII 283.Autenti, III 319 (cf. η. 123). Autíliten (moro), II58 (cf. η. 59);
IV 643; VIII255.Autíseran (moro), VIII417. Autúfadin (moro), VIII420. Averno, IV 328; VIII345.
Baco, III 71 (cf. n. 97); VI 306; V II70.
barceos, II 123 (cf. n. 75); IV 506.
Barsippa (moro), V 334, 337. Belisario (romano), I 367 (cf. n.
38), 387; III19, 313.
Belona, ΙΠ 36 (cf. n. 94); V I566;VII 519.
Bézina (moro), VII 279; VIII 126.
Bitipten (moro), IV 546. Bizacio, 1 350 (cf. n. 36), 461; VI
49, 168, 182, 251, 280; VII 285,517.
bóreas, I 359; V II448.Bruten (moro), IV 631; V 159,
195; VI 127, 142; VIII 384. Bulmitzis (romano), V 339, 343;
V I649; VIII 607.Burcanta (moro), V II428.
Caco, III158 (cf. n. 106). Caggun (moro), VIII418. Calamena (moro), VIII407.Cámalo (moro), IV 632; V I732;
VIII 569.Cambro (moro), V 332, 333. camenas, Pref. 37 (cf. n. 5); 1 8. Cánapo (moro), VIII 421. Carcasan (moro), IV 639 (cf. n.
166); VI 104, 143, 170, 175, 185, 217, 226, 551, 563; VII 295, 416, 505, 513, 517; VIII 16, 36, 242, 627.
Caribdis, 1 218 (cf. n. 30). Carente, IV 325.Caroso (romano), V II436. Cartago, Pref. 35; 1415, 438; III
308; V 411; V I 169,174,184, 225; VIII 503.
Cartago Justiniana, V I58. Catilina, IV 212.Catón, V I340 (cf. n. 194).
ÍNDICE DE NOMBRES 233
Catón (campos de), V III166 (cf.n. 223).
Catúbar (moro), IV 643. Caucana, 1 229 (cf. n. 31). caunes, I I 66 (cf. n. 61).Cebar, IV 41 (cf. n. 139). Cecílides (romano, cf. Liberato),
III 47 (cf. n. 96); VII 375, 422, 475.
Celas Vátari, III 318.Celiano, I I 75.Cerao (moro), V I732.Ceres, I I 302 (cf. η. 82); III 324. Cernisa (moro), VIII 566.César (C. Julio), V III149 (cf. η.
222).Ceucro (moro), V 327.Cintia, Π 418 (cf. η. 23); V in 279. Concordia, 1 12.Conunian (moro), V 296. coro, 1 167 (cf. η. 23).Crescente (romano), V 200. Creúsa, 1 201 (cf. η. 29).Cristo, I 151; IV 588, 686; VI
103; VII 476; VIII 215, 322, 335, 367.
Cullan (moro), V 147.Cullen (moro), V 317.Cúsina (moro), III 408 (cf. n.
129); IV 510; V 451; V I268, 468, 517; VII 245, 264; VIII 122, 124, 266, 371, 429, 439, 458, 465, 475.
Cutin (moro), VIII568.
Dáñaos, VI 305 (cf. n. 193). Daras, 1 77 (cf. n. 16).
Decios, V III506 (cf. n. 227). Delia, 1 459 (cf. η. 43). Demóleo, 1 180.Derco (moro), V III566.Dextro (moro), V II430. Dígdiga, I I 119 (cf. n. 73). Diomedes, Pref. 8.Dorotis (romano), V 328; V I650;
VIII622
Egeo (mar), 1 208.Egeo (hijo de), IV 610.Éilimar (moro), V 74.Eneas, Pref 12, 15; 1 8,177, 181,
194, 203.Enerdi (cf. Astit), VIII621. Enipten (moro), VIII606.Éolo (montes de), I I 256. Erancun (moro), VIII605. Erinia, III 37; V 34; V III136. Escila, I 213 (cf. n. 30). Esmirna (poeta de), Pref. 11; I
175 (cf. n. 24).Espútredan (moro), VIII549. Estéfano (romano), VII435. Estigia (el agua de), 1 401 (cf. n.
41).Estóntao (moro), V I733. Estucias, III 305 (cf. n. 119),
458; IV 30, 49 ,81 ,130 , 161, 168, 177, 184, 205,219, 429.
euro, I 360; I I255; III104. Evanto, VIII576 (cf. n. 228).
Faetonte, 1 336 (cf. n. 35); III 38, 395.
Fama, VI 276.Fástita (romano), VIII624.
234 JUÁNIDE
Febo, I I 158; III 26 (cf. η. 92), 85, 225; IV 25, 257; VI 21, 459; VII 320; VIII 227, 279, 318; cf. Apolo.
Fíleto (moro), V III406.Físcula (romano), V 348.Flaco (moro), VIII561.Flegra, 1 453 (cf. nota 36). Fortuna, III413, 424.Francos, I I 383.Frecten (moro), V 348. frexes, I I 43 (cf. n. 54), 184; III
187; VII 384; V III648. Frónimut (romano), IV 525; V
446; V I518; VIII377.
Gádabis, I I 117 (cf. n. 73). Gadayas, V I285 (cf. n. 192). Gálica, I I 77; V I486.Gamasdro (moro), V 217.Gantai (moro), IV 642.Gárafin (moro), V 266. garamantes: V I 198 (cf. n. 186). Gardio (moro), V 135.Géilamir, 1 381 (cf. n. 39); ΙΠ 17. Géisirit (romano), I I 188; IV 489;
V 326; V I522; VIII372, 475. Gémini Petra, I I 145 (cf. n. 77). Gencio (romano), III41; IV 473;
V 439.Germano (romano), III 317 (cf.
n. 122); V 345. getas, II 383 (cf. n. 85). gigantes, 1453 (cf. n. 42);V 157;
VI 658.Górgona, 1 457.Graco (moro), VIII567.
Gregorio (romano), IV 487. Grorgio (romano), V II437. Guarízila (moro), IV 366 (cf. n.
157).Guársana (moro), V III266. Guarsucia (moro), V 114. Güenfan (moro), III66, 107. Güentan (moro), IV 642. Gúntarit (moro), III 428 (cf. n.
132); IV 222, 240, 369, 426. Gúrubi, I I 56 (cf. n. 58).Gúrzil, I I 109 (cf. n. 69), 405; V
25, 39,495; V I 116; VIII304, 619.
Héctor, Pref. 8; 1 179, 185. Hércules (cf. Alcides), V II378. Hermogenes (romano), IV 163
(cf. η. 145).Héspero, 1 232 (cf. η. 32).Hidra, IV 324 (cf. η. 154). Híldimer, III 198 (cf. η. 110),
219.Himerio (romano), IV 8 (cf. η.
134).Hisdréasen (moro), IV 634 (cf.
η. 165); V 202, 209,213. Homero, cf. Esmima (poeta de), hunos, II 383 (cf. n. 85).
ífera, I I 57 (cf. n. 58).Ifisdayas (moro), IV 545; V
460; VII 245, 272; V III125, 375.
Ifnaten (moro), V III394. ifúraces, II 113 (cf. n. 71); III
412; IV 641; VIII490, 648.
ÍNDICE DE NOMBRES 235
ilaguas (cf. ¡aguantan), 1 478; II 87 (cf. η. 65), 96, 106, 210, 345; IV 374; VI 108, 195, 238, 437, 454, 462, 469, 604;VII 383; VIII 580, 647.
Has (moro), V 295.Ilasan (moro), V 200.imadas (cf. mecales), II 75 (cf.
η. 63).Imastan (moro), VIII480.Irto (moro), VIII 483.Isaguas (moro), V 218.Iten (moro), V 347.
Juan (Troglita), passim.Juan (hijo de Sisinolo), IV 14 (cf.
n. 136), 35, 103, 106, 150, 168, 382.
Juan (el Mayor), IV 516 (cf. n. 162); VI 520; V II194.
Juan (escudero), VI 650; VIII (630).
Juan Estefánides, V II243.Julo (cf. Ascanio), 1 194, 198.Júpiter, I 451; IV 388; V (156),
395; V I659; VIII 308 (Tena- rio).
Justicia, 1 12.Justiniano, I 15, (48, 110, 118,
125, 131, 157); II 24; IV 64, 75; V 43; V II145.
Labbas (moro), VIII 572.laguantan (cf. ilaguas); I 144,
467; IV 48, 85, 629; V 171;VI 278; VII 535; VIII 434, 474, 501.
Laltin (moro), V 319.Lamaldan (moro), V II426. Lanzo (moro), V 308. Laomedontíadas, V 306 (cf. n.
173).Láquesis, ΙΠ 338 (cf. n. 124), 425. Largo (romano), V 199.Láribus, V II143 (cf. n. 206). Larisco, VIII 46 (cf. n. 220). Lataris, VIII229 (cf. n. 224). Láumasan (moro), V 110.Lazos, I I 383 (cf. n. 85). Léucada, III294 (cf. n. 116). Liberato (cf. Cecílides), III 47;
V II375, 475.Libia, passim.Licurdan (moro), VIII607. Lucífero, 1 509 (cf. n. 49); III75.
mácares, I I 62 (cf. n. 60).Macco (moro), 1 467.Macubio, II 72 (cf. n. 62). Macúrasen (moro), V 311. Madden (moro), V 282. Magargo (moro), V 283. Maggite (moro), V 330.Magno (moro), V 286.Maleo (moro), V 257.Mamón (moro), VIII482. Manonasan (moro), V 341. Mantísinan (moro), V 104. Manto (moro), VIII411. Manzérasen (moro), V 120. Marcencio (romano), IV 532; V
447.Marciano (romano), IV 505; V
201, 231.
236 JUÁNIDE
Marta, II 81 (cf. η. 64).Marte, 1 456; V 349.Marturio (romano), IV 66, 73,
201,503.Mártzara (moro), V 344.Marzin (moro), V II426.Masan (moro), V II430. Masgüen (moro), V 310. Mastiman, V 38 (cf. n. 171); VIII
307.mastracianos, ΙΠ 408 (cf. n. 130). Mastuma (moro), VIII412. Mauro (romano), V 258. Maximiano, I 480 (cf. η. 48); V
179; V II530.Mázana (moro), V 126. mecales (cf. imadas), III410. Mee (cf. Astit), VIII 621. Megera, III 80 (cf. n. 98); IV 324. Meilan (moro), V 284.Meilan (moro), VIII590. Melango (moro), I I261; IV 641. Membresa, III 311.Memnón, 1 186 (cf. n. 25). Méniden (moro), V 346. Merasgun (moro), V 216. Mercurio (colinas de), II 57 (cf.
n. 58).Merméroes, I 75 (cf. n. 15), 89,
98.Mestan (moro), V 285.Mestan (moro), V 346.Meuzzen (moro), V 318.Mífico (moro), V 326.Minisa (moro), VIII 567.Minos, IV 606 (cf. n. 164). Mirmídonis (moro), VIII 399.
Misantas (moro), V 262, 264. Murífero (moro), V II436. musa, Pref. 28, 37; II 25.
Nabedes, 1 62.Nácusan (moro), V 310.Nados (moro), V 293. naffur, II 52 (cf. n. 56); I I I189,
190; IV 48; VII384; VIH 648. Narto (moro), VIII404. Nasamón, VI 198 (cf. n. 185),
552, 589, 593, 692; VII 465, 510; VIII 95, 177, 234, 248, 274, 423, 428, 446, 639.
Nathún (moro), V II428. Navuso, I I 146.Nican (moro), V II429. Nicandro (moro), VIII603. Nifaten (moro), VIII481.Nilo, V I 199.Nísibe, I 60 (cf. n. 13), 65.Noto, I 354 (cf. n. 37), 387; II
198; III 98; VI 387; V II450.
Occidente, V II146.Océano, 1 510; VI 121, 455; VII
83; VIII 278.Olimpo, I 253.Ontísiren (moro), VIII421. Orco, V I 12 (cf. n. 178).Oriente, 1 120; I I I127; V II146. Orno (romano), V 248.
Palamedes, Pref. 9.Palas, I 457 (cf. n. 43). Palineque (cf. Astit), VIII621. Palmo (moro), V III406.
ÍNDICE DE NOMBRES 237
Papo, 1400 (cf. η. 40).Paquino, I 229 (cf. η. 31).Paris, 1 192. partos, I 61, 88.Patroclo, 1 185.Paulo (romano), V 195.Paulo (romano), VI 598.Paz, III 72.Pedro, 1 197 (cf. η. 28), 207, 305;
V 410; VII 209, 218; VIII 577.
Pedro (romano), VII 431 (cf. η.215), 433.
Pelagio (romano), III 410. Pelida (cf. Aquiles), 1 186 (cf. n.
25).Pentesilea, 1 189 (cf. n. 26). persas, 1 58, 67, 108; IV 552; VII
28.Persia, 1449; V 249; V I33. Piedad, 111.Pirra, III 346 (cf. n. 127). Plutón, IV 322 (cf. η. 154). Priamo, 1 177.Prisco (romano), V II436. Prosérpina, V I 136 (cf. η. 183). Punta de los Vados, I 369. Putzíntulo (romano), IV 478; V
441; VI 521; VIII 370, 474, 479.
Reso, 1 189 (cf. n. 27).Ricinario (romano), II 314 (cf. n.
83), 335; IV 583; V 72, 297, 302; V I413; VII 23, 50, 231;VIII 134, 141,289,357,586, 597.
Roffas (moro), V 289.Roma, 1 181; ΙΠ 266; IV 96, 346,
422.Rómulo (raza de), V 249.Rufino (romano), V I221.
Sacoma (moro), VIII594.S alpin (moro), V III413.Sálusis (romano), V 346. Samasco (moro), VIII405. Sangin (moro), V 265.Sarzún (moro), V II428.Sascar, I I 74 (cf. n. 63).Sasfo (moro), VIII 391.Senátor (romano), IV 507. Servando (romano), V 200. Sesto, 1 172.Sidifan (moro), I I 47 (cf. n. 55);
V 270.Sidisan (moro), IV 367.Sigeo, 1 173.Silcádenit, I I 53 (cf. n. 56). silvacas, I I 52 (cf. n. 56). silvaizan, I I62 (cf. n. 60). Silvutis (romano), VII437. silzactas, I I 66 (cf. n. 61). Sínduit (romano), VI 522; VIII
374.Sinifere, V 37 (cf. n. 171); VIH 305. Sinisgun (moro), V 319.Sinon, IV 23 (cf. n. 135). Sinusdisa, I I 51.Sínzera (moro), IV 634; V 200. Sirtes, IV 644; V 175; V I191, 218. Solomón (romano), 1 470 (cf. n.
47), 473; III 301, 401, 406, 414, 441, 449; IV 382; V 510.
238 JUÁNIDE
Sólumut (romano), V 316; VI 640; V II420; VIII611.
Suartifan (moro), V 217.Súccur (moro), VIII 610, 615. Suero (moro), VIII604.
Taden (moro), V 284.Táfaran (moro), V II431. Talante (tierras de), I I 79. Tamatonio (moro), VIII549. Tamazo (moro), V 343. Tameneo (moro), VIII403. Tánado (moro), VIII605.Táñala (romano), V 347.Tanin (moro), VIII418.Tarah (romano), V II435.Tárasis (romano), IV 553; V 457;
V I525; V III98.Tártaro, IV 213 (cf. n. 148); VI
135.Tauro (romano), IV 163. Teodosiópolis, 1 70 (cf. n. 14). Teseo, cf. Egeo (hijo de).Tetis, 1 130 (cf. n. 20); V I 122. Tifilan (moro), V II427.Tílifan (moro), V 266.Tilín (moro), V II428.Tilíbaris, II 80 (cf. n. 64). Tiluzant, VIII 622.Tínudo (moro), VIII606.Tiseras (moro), V 263.Tisífone, III 111 (cf. n. 104); IV
326.Tizen (moro), V 347.Trípoli, II 117; III 409; VI 225,
240.Troilo, 1 190.
Troya, 1 174, 193; V 305. Tubian (moro), VIII422. Túmudan (moro), VIII607. Turso (moro), VIII 550. Tusdrun (moro), V 293.Tracia (estrecho de), 1 171.
Ulises, Pref. 9.Úlitan (romano), IV 542. Urbicio (romano), 1 100.Urtanc (moro), V III586, 589.
Vádara, I I 68.Vadis, I I 156 (cf. n. 79). Varinno (moro), V 320. Varinno (moro), VII 417, 463,
470.Varto (moro), VIII620.Vascina (moro), V 342.Venus, IV 514 (cf. n. 161). Veuman (moro), V II425. Victoria, 1 10, 408; III 314, 426. Virgilio, Pref. 12, 16.Vital (romano), V 347.Vítulo (romano), V 297. Vulcano, III 102 (cf. η. 103);
V III74.
Yaco, III 33 (cf. η. 93).Yaldas (moro), IV 634; V 199,
293.Yámmada (moro), V II432. Yarto (moro), V 122.Yaudas (moro), III 302 (cf. n.
118); V II277; V III126. Yelidasen (moro), V II436.
ÍNDICE DE NOMBRES 239
Yerna (moro), I I 109 (cf. n. 68); IV 597, 631; V 23, 369, 494, 511,519.
Yugurta (moro), VII 435; VIII 549.
Yuncí, V II111 (cf. n. 205), 122,136, 391, 478; VIII20.
Yutungun (moro), IV 462; V 317.
Zábeas (moro), VIII 384. Zambro (moro), V 287.Zembro (moro), V II437. Zérquilis, I I 145.Zérsilis, I I 76.Zeyas (moro), V II427.Zíper (romano), V 291; VI 535,
538,638, 671.Zudio (romano), V 260.
PANEGÍRICO DE JUSTINO II
INTRODUCCIÓN
1. Presentación y clasificación como género literario del«Panegírico de Justino II»
El Panegírico de Justino II es un poema en hexámetros dividido en cuatro libros, con un total de 1.581 versos y precedido de un prefacio de 48 versos y de otro poema, El Panegírico de Anastasio, de 51 versos. En él se narran los sucesos acaecidos tras la muerte de Justiniano, el 14 de noviembre del 565 d. C., y las primeras semanas del reinado de su sobrino Justino, cuyo acceso al poder se realizó mediante un golpe de estado senatorial.
Las distintas partes de las que consta el Panegírico no fueron escritas en la misma época. Compartimos la opinión de A ntès1 cuando afirma que «ninguna parte de la obra pudo ser posterior al mes de abril del 568», pues no se alude a la invasión de los lombardos en Italia, que se inició el 1 de abril del 568, y en el prefacio se muestra a este pueblo vencido y sometido a Justiniano (Praefi 12-18). El Panegírico de Anastasio fue escrito probablemente en los primeros momentos del reinado de Justino II, a finales del 565 o principios del 566, cuando
1 Cf. S. A n tès , Éloge..., pág. XX.
244 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
Anastasio desempeñaba las funciones de cuestor de palacio y jefe de la cancillería imperial. El prefacio pertenece al período de entre fines del 567 o comienzos del 568. Los tres primeros libros fueron escritos entre finales del 566 y del 567, si tenemos en cuenta la referencia a la ejecución de los patricios Adeo y Eterio el 3 de octubre del 566, tras su intento de envenenar al emperador Justiniano. Mientras que el libro IV, en el que se celebra la inauguración consular de Justino, el 1 de enero del 566, pertenece, al igual que el prefacio, a finales del 567 o principios del 568z.
La segunda obra de Coripo, a la que hemos llamado «panegírico», no es, en realidad, un panegírico formal, pues no se escribió siguiendo estrictamente las reglas que prescribía la retórica; su complejidad, al igual que observábamos en el primer poema, la Juánide, ha planteado dificultades a los estudiosos en cuanto a su clasificación según los géneros literarios tradicionales. Así, ha sido considerada por algunos como epopeya histórica3 o epopeya principesca histórico-encomiástica4 o como una mezcla de panegírico y épica5. En todo caso, observamos que el Panegírico es el resultado de la combinación de una serie de elementos de los que se sirve Coripo para alcanzar su objetivo: apoyar la subida al trono de Justino Π y justificar su política.
En el Panegírico de Justino II hay elementos propios de la literatura panegírica: el hecho de poner de relieve ciertos aspectos beneficiosos de la política del nuevo emperador (II 308-
2 . S. A n t ès , Éloge..., págs. X V II-X X I; R a m ír ez d e V erg e r , El Panegírico..., pág. 13
3 U. J. St a c h e , Flavius Cresconius Corippus, In laudem Iustini Augusti minoris, Ein Kommentar, Berlín, 1976, págs. 4-6.
4 S. A n t ès , Éloge..., pág. LII.5 T h . N iss e n , «Historisches Epos und Panegyrikos in der Spätantike»,
Hermes 75 (1940), 298-325.
INTRODUCCIÓN 245
398, 386-389, 420-422); las donaciones a los súbditos (IV 90- 206); el tópico de la dificultad del orador ante la envergadura del tema que debe tratar (I 3-14); la idea del poder alcanzado sin maquinación (1 1-2); la enumeración de los méritos (Praef) y las virtudes del emperador (III 88-105; IV 192-205, entre otros); la comparación de Justino II con los emperadores anteriores, en especial César Augusto (II403-406; III 27, 130-131;IV 138-139); el tópico del emperador como médico (Praef. 44-46)6.
También existen en el poema elementos de la ideología imperial romana tradicional, en cuyo portavoz se convierte Cori- po; citemos entre otros: la recusatio imperii (I 154-172); la aceptación del poder como una carga (I 51-52; Π 180); la aportación de estabilidad a un mundo cansado (1 185-186); idea de la renovatio (IV 137-138); la asociación del emperador a la luz solar (1 101,149; I I 91,149, 299; IV 328), en este caso, además el sol se identifica con Cristo7; tópico de la complicidad de los elementos naturales (1361)8.
Son evidentes, por otra parte, los elementos propios de la épica, si tenemos en cuenta, además, que los panegíricos latinos en hexámetros, especialmente los de Claudiano, presentaron siempre afinidades con la epopeya9. Así, encontramos descripciones (I 94-114, 272-293; II 84-136; III 191-209); apariciones (128-65); el tópico de la Aurora para indicar el comienzo de un nuevo día ( I I 1-2); plegarias (II 11-42, 52-69); escenas de carácter épico, tal que la tala de árboles (IV 20-49); préstamos de otras obras épicas como el adiós de Justino a Justiniano, eco de la despedida de Eneas a Palas (III35-36; Eneida
6 S. An t e s , Éloge..., págs. XXIV, no ta 4; XLI, XLIV.7 A v. C a m e ro n , « C o rip p u s ’ P o e m on J u s tin II: a te rm in u s o f a n tiq u e
art?», Ann. Sc. Norm. Pisa 5 (1975), 149.8 S. An t e s , Éloge..., págs. XLV-XLVII.9 S. A nt es , Éloge..., pág. L.
246 PANEGÍRICO DE JUSTINO Π
XI 9 7 -9 8 )i0; discursos (I 130-153; II 178-274, 333-356; III 271-307, 311-398); símiles (1229-235, 349-356; I I 78-83, 92- 97; III 50-54, 172-176; IV 28-33, 148-153, 215-223, entre otros).
Hay que destacar, además, el carácter cristiano del Panegírico; así, se nos muestra a menudo a los emperadores en actitud piadosa y en todo momento se manifiesta su sumisión a Dios, pues es Él quien les ha conferido el poder que ostentan. Se observan también temas y expresiones tomados de la Biblia como el Árbol de la Vida (Pan. Anas. 7-25); la imagen de los miembros del cuerpo (II 186-253); la parábola del Buen Pastor (IV 198-205); la idea de la humildad ante la grandeza de Dios (IV 319-320); la profesión de fe de Justino (IV 292-311); así como préstamos de poetas cristianos entre los que hay que mencionar a Prudencio, Sedulio y Sidonio Apolinar.
Así pues, si es cierto que el Panegírico no cumple estrictamente todos los requisitos de la literatura panegírica, no nos parece, sin embargo, adecuado calificarlo de epopeya, pues basta una comparación con su primera obra, la Juánide, para observar que el Panegírico no puede situarse en el mismo nivel. Por el contrario, sí hemos observado, en cuanto al fondo e intencionalidad del poema, una coincidencia con otros panegíricos, pues su fin es justificar y ensalzar la política del emperador. El poema de Coripo, como bien estima Averil Cameron u, desempeña, pues, la función de un panegírico, pero de una forma nueva. Y en cuanto a su carácter histórico, nos parece obvio, ya que los panegíricos tienen como protagonistas a personajes reales.
10 S. A n tè s , Éloge..., págs. XLIX-LII.11 Cf. A v. C am ero n , «Corippus’ Poem...», pág. 134.
INTRODUCCIÓN 247
2. Fuentes literarias
Los primeros versos del poema, «canto bajo buenos auspicios la grandeza del imperio...» (1 1-3), evocan el comienzo de la Eneida n , pues no en vano fue Virgilio el poeta que mayor influencia ejerció sobre Coripo. Encontramos también ecos de la epopeya virgiliana en ciertos símiles: el del árbol abatido y los pájaros que revolotean a su alrededor (1229-235; Eneida VI 282-283) o el de la golondrina que busca el alimento para sus polluelos (IV 256-263; Eneida 473-477); y en algunos episodios como la aparición de la Virgen ante Justino (140-65) que recuerda la de Venus ante su hijo Eneas (Eneida I 314-405); o las palabras de despedida que Justino dirige a Justiniano (III 35-36) y que remiten al adiós de Eneas a Palante (Eneida XI 97-98)13.
El Panegírico es un poema esencialmente descriptivo; Coripo, fiel al gusto por las écfrasis de la época, describe de forma detallada escenas de la vida palaciega y del ceremonial de la corte bizantina: el palacio de Justino (I 97-111); el sudario de Justiniano (I 276-293); el circo (I 314-344); la indumentaria imperial de Justino (II 84-136); el funeral de Justiniano (III 1- 61); el banquete de los nuevos emperadores (ΙΠ 85-133); la sala de audiencias del palacio imperial (ΙΠ 191-230); los preparativos para la inauguración consular (IV 1-89); la procesión consular (IV 224-263). En este sentido, el poeta sigue la línea de autores como Estado y Marcial, representantes de la tradición de descripciones de actividades imperiales y mansiones lujosas14. Por otra parte, Coripo muestra una especial predilección en la descripción de obras arquitectónicas — como el pala-
12 S. A n tè s , Éloge..., pág. L.13 S. A n tè s , Éloge..., págs. LI, LXXXIV, n o ta 1.14 S. A n tè s , É loge ..., p á g . LIV; A v . C a m e r o n , « C o r ip p u s ’ P o e m ...» ,
pág. 133.
248 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
cío imperial o la sala de audiencias— y artísticas (sudario de Justiniano, vestimenta de Justino); Averil Cameron ha señalado al respecto la importancia de la influencia del arte visual y de los temas iconográficos en el Panegírico, hasta tal punto que el método de Coripo, en su opinión, no es en absoluto el método del argumento, sino el de la demostración; la retórica de la literatura cede ante la retórica del arte visual15. El poeta, buen conocedor de la vida de palacio, sabía hasta qué punto podía impresionar a sus lectores — u oyentes— la exposición de la magnificencia y el lujo de la corte, de modo que bien podríamos decir que en el Panegírico la labor de Coripo equivale más a la del pintor que a la del narrador.
Hay que considerar además en el poema de Coripo una serie de préstamos de otros autores; así, el poeta toma junturas y cláusulas de Virgilio, en primer lugar, y a continuación de Ovidio, Claudiano, Lucano, Estacio y Silio Itálico. Entre los poetas cristianos, sobre todo, Prudencio, Sedulio y A vito16. Pero también son dignos de mención los préstamos que se hace Coripo a sí mismo, tomados bien de su primera obra, la Juánide, bien del mismo Panegírico, lo cual justificaría, en opinión de Antés17, las críticas de algunos estudiosos que acusan a Coripo de haber escrito una obra mediocre a causa de su vejez y miseria.
3. Funcionalidad y valoración del «Panegírico de Justino II»
El tono laudatorio del Panegírico y las características del mismo nos llevan a pensar que se trataría de una obra escrita por encargo. Coripo, pues, adoptaría la actitud de buena parte de los poetas del Bajo Imperio, para quienes la poesía no era
15 Cf. A v. C am eron , «Corippus’ Poem...», pág. 134.16 E s in te re san te la lis ta de ju n tu ra s y c lá u su la s q u e o frece A n te s en su
ed ic ión (Éloge..., págs. LXXUI-LXXIX).17 Cf. S. A n tè s , Éloge..., págs. LXII, LXXIX.
INTRODUCCIÓN 249
más que una profesión que ejercían bajo la protección de un patrono. Alan Cameron 38 los llama «professional poets» o «wandering poets», ya que se veían obligados con frecuencia a ir de ciudad en ciudad en busca de nuevos patronos o personalidades a quienes pudieran dirigir sus encomios. Tal vez fuera el cuestor Anastasio — a quien está dedicado el primer panegírico— quien encargara a Coripo la composición del poema 19. Los primeros versos del libro I nos hacen pensar, más bien, en altos dignatarios de la corte, entre los que estaban el mismo Anastasio, Tomás, Magno, Teodoro y Demetrio (1 15-27); es la única referencia clara de Coripo a sus posibles patronos, aunque dicha alusión puede responder simplemente al conocido tópico literario del autor que escribe por encargo de un personaje importante20. Por otra parte, si consideramos las alusiones del poeta a su vejez y su estado de indigencia (Pan. Anas. 48-51; Pref. 43-48), no sería de extrañar que Coripo escribiera su Panegírico por iniciativa propia y con la intención de mejorar su posición social o de obtener ciertos privilegios21.
Es indiscutible, pues, la función política del Panegírico de Justino II; con él Coripo pretende legitimar la subida al trono de Justino, quien no tenía, en realidad, ningún derecho particular al imperio — ya que Justiniano murió sin designar heredero alguno— y accedió al poder gracias a la maniobra política hábilmente dirigida por el eunuco Calinico, personaje de gran influencia en la corte22. El poeta se dirige, de este modo, a los
18 Cf. A. Cam ero n , «Wandering Poets: A Literary Movement in Byzantine Egypt», Historia 14 (1965), 470-509.
19 A v. Cam eron , «Elites and Icons in Byzantium», Continuity and Change in Sixth-Century Byzantium, Londres, 1981, pág. 12, nota 40.
20 S. A n tè s , Éloge..., págs. XVI, XXXII.21 Av. C am ero n , «Corippus’ Poem...», págs. 158-159.22 S. A n t ès , Éloge..., págs. XXV; A . R am írez de V erg e r , «La imagen de
la realeza en el Panegírico de Justino II de Flavio Cresconio Coripo», La imagen de la realeza en la antigüedad, Madrid, 1988, pág. 191.
250 PANEGÍRICO DE JUSTINO Π
eventuales opositores de Justino en la corte: los políticos y militares de alto rango y funcionarios de la cancillería, que eran los únicos capacitados para comprender el latín en la zona oriental del imperio23. El modo más claro de legitimar el reinado de Justino consistía en afirmar que el poder del emperador proviene de Dios, por quien ha sido elegido para desempeñar tan alta función; la idea se repite con frecuencia en el Panegírico (1 152, 182, 209-210, 366-367; I I 45; III 333, 360-361; IV 277, 339-340) y con ella Coripo no hace más que aludir a la concepción bizantina del poder, según la cual el emperador es el representante y la imagen de Dios en la tierra24. Los discursos de Justino son esenciales para el conocimiento de sus primeras actividades en cuanto a política interior y exterior (con relación a la justicia y al fisco, preocupación por la seguridad y moralidad públicas, saldo de deudas, supresión del tributo a los pueblos bárbaros, etc.), de forma que Coripo intenta justificar y valorar la política del emperador que logró, por otra parte, subsanar los graves errores cometidos por su antecesor Justiniano (Π 269-271)25.
Pese a la actitud partidista adoptada por Coripo y al incontestable carácter propagandístico del texto, el Panegírico de Justino II es de un gran valor histórico, no sólo desde el punto de vista político, sino en el aspecto religioso, simbólico o descriptivo con relación a la vida palaciega. El Panegírico es la única fuente que poseemos sobre los últimos acontecimientos del reinado de Justiniano y el inicio del mandato de Justino Π26.
23 S. A n t ès , Éloge..., pág. X X X V ; V in ch esi, reseña a S. A ntès (Éloge...), Atene e Roma 29 (1984), 195.
24 S. A n t è s , Éloge..., pág. XXXV; A . R a m ír ez d e V e r g e r , «La imagen de la realeza...», págs. 193-194.
25 S. A n t è s , Éloge..., págs. XXXVII, XXXIX.26 S. A n t è s , Éloge..., págs. XXXIX-XL; R a m ír ez d e V e r g e r , «La ima
gen de la realeza...», pág. 205.
INTRODUCCIÓN 251
Gracias a él tenemos también acceso al ceremonial de la corte bizantina, siendo además el único texto que ofrece una descripción tan detallada sobre el ritual de ascensión al trono en el siglo v i 27. Con todo, la última obra conocida de Coripo no es destacable únicamente como fuente histórica, sino como continuadora de la cultura clásica que representan autores como Virgilio, Ovidio, Lucano y Claudiano2S.
4. La tradición manuscrita
La crítica29 ha supuesto que el texto del Panegírico de Justino II pasó de Constantinopla a España durante el reinado del rey visigodo Leovigildo (568-586), momento en que la influencia bizantina alcanzó su apogeo en nuestro país. Los bizantinos toman el sur de España y Leovigildo reconoce la autoridad de Justino II e imita el ceremonial de la corte bizantina. Esta hipótesis parece lógica, pues los contactos e intercambios culturales entre España y Bizancio eran frecuentes e importantes en esta época: figuras como Juan de Biclara o Leandro, hermano de Isidoro de Sevilla, realizaron viajes a Bizancio donde permanecieron, el primero desde el 558 hasta el 574 y el segundo durante los años 579 al 582.
En cualquier caso, es en el año 653, fecha en> que tuvo lugar el VIII Concilio de Toledo, cuando aparece la primera noticia segura de que el texto del Panegírico se encuentra en España, en la ciudad de Toledo30. Según S. Teillet31, el rey Recesvinto,
27 Av. C am ero n , «Elites and Icons...», pág. 10.28 R am írez de V erg er , El Panegírico..., pág . 15.29 Cf. S. A ntès , Éloge..., págs. LXXXVI-LXXXVII, nota 2; A. Ram írez
de V erger, «Sobre la Historia del texto del Panegírico de Justino II de Coripo (568-882 d. C.)», Rev. d'Hist. des text. 18 (1988), 229-230.
30 R am írez d e V erger , «Sobre la Historia...», pág. 230.31 Cf. S. T e il le t , D es Goths à la nation gothique. Les origines de l ’idée
de nation en Occident du V au VII siècle, Paris, 1984, pág. 539.
252 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
al pronunciar su discurso en dicho Concilio, se inspiró en el discurso de Justino ante los senadores (Π 178-274).
Nuevas referencias al texto del Panegírico de Justino II nos ofrece una obra compuesta por Julián de Toledo entre los años 680 y 687 d. C., el Ars grammatica, en la que se citan cuatro versos del Panegírico (Pref. 25; I I 1, 254; IV 243)32. El códice misceláneo Escorialensis R. II. 18 menciona también los panegíricos de Coripo a Justino Π y Anastasio, incluidos en un inventario de la biblioteca de la catedral de Oviedo escrito, posiblemente, en Toledo, en el 882 d. C .33. El traslado del texto de Coripo a Oviedo pudo producirse en el 711, pues con la llegada de los árabes a España se llevaron desde Toledo a Asturias reliquias y libros cristianos. Pero la influencia de Coripo en poetas mozárabes cordobeses del siglo ix hace pensar que el Panegírico pasara de Córdoba a Oviedo en el 882, de modo que el manuscrito citado en el Escorialensis R. II. 18 sería de origen cordobés 34.
El Panegírico de Justino II se ha conservado, en el estado en que ha llegado hasta nosotros, en un codex unicus, el Matri- tensis B N 10029, antiguo Toletanus 14.22, del siglo x, aunque hay autores35 que lo consideran del siglo ix o incluso del xi. El texto del Panegírico junto con sus periochae, que no fueron escritas por Coripo, está precedido de obras de Draconcio y Eugenio de Toledo y seguido de obras de Seduüo, Eugenio, Verecundo, Juvenco y Fortunato, entre otros 36. El códice está
32 S. A n t è s , Éloge..., págs. LXXXV-LXXXVI; R a m ír ez d e V e r g e r , El Panegírico..., pág. 44; «Sobre la Historia...», pág. 230.
33 S. A n t ès , Éloge..., pág. LX X X V II, n o ta 4; Ra m ír ez d e V erg er , El Panegírico..., pág. 44.
34 R a m írez d e V erg e r , E l Panegírico..., pág. 44; «Sobre la Historia...», págs. 230-232.
35 Cf. S. A n tè s , Éloge..., pág. L X X X V IU , nota 3; R am íre z d e V e rg e r , ElPanegírico..., pág. 44.
36 S. A ntès, Éloge..., pág. LXXXIX.
INTRODUCCIÓN 253
escrito en letra visigótica minúscula y fue corregido por varias manos, de las cuales la tercera utilizó una escritura más tardía y sin gran interés37. Parece muy probable que el manuscrito derive del citado anteriormente en el Escorialensis y que contiene el inventario de la biblioteca de la catedral de Oviedo. Según una inscripción del siglo XVI que aparece al comienzo del códice, fue localizado por primera vez en Valladolid donde, lo compró Miguel Ruiz de Azagra, secretario del archiduque de Austria Rodolfo II y primer editor del Panegírico de Justino II. En 1587 un canónigo de la catedral de Toledo, Juan Bautista Pérez, lo compra a los herederos de Ruiz para la biblioteca de su catedral. De allí el manuscrito fue trasladado posteriormente a la Biblioteca Nacional de Madrid, donde se conserva hoy38.
El Panegírico de Justino II no ha sido transmitido en su totalidad en el Matritensis; hay que citar las siguientes lagunas39: las dos primeras periochae principales del libro I, así como las periochae principales VIII a XV del mismo; las últimas periochae principales del libro III, las del libro IV y algunos versos iniciales del prefacio; varios versos del libro IV (entre el v. 172 y el v. 173); el final del poema. Antés40 estima la pérdida final en unos cincuenta versos, en los que se narrarían el final de la procesión consular y el regreso al palacio.
En la transmisión del texto de Coripo intervinieron, además del Matritensis, otros códices que A ntés41 divide en dos grupos: los manuscritos españoles y los de origen francés. Entre los primeros se destacan dos códices de Oviedo, hoy perdidos;
37 S. A n tès , Éloge..., págs. LXXXIX, XCII; R am írez d e V erger, E l P anegírico..., pág. 44.
38 S. A n t ès , Éloge..., págs. LXXXIX-XC; R a m ír ez de V erg er , El Panegírico..., pág. 44.
39 S. A n tès, Éloge..., págs. XCÏÏI-XCIV.40 Cf. S. A n tès , Éloge..., pág. XCIV.41 Cf. S. A n t ès , Éloge..., págs. XCV-C.
254 PANEGÍRICO DE JUSTINO Π
el más reciente (O2), del siglo xn, fue escrito o mandado escribir por Pelayo, obispo de Oviedo, en época de Alfonso VI; y fue, a su vez, copiado de otro manuscrito ovetense (O1) de la biblioteca de Alfonso ΙΠ en el siglo ix. El O2 habría servido de modelo a otros dos manuscritos: el Matritensis B N 1346, antiguo F 58, del siglo xvi y el Escorialensis b. III. 14 del xvi. Los manuscritos de origen francés comprenden el codex Santonen- sis, hoy perdido, cuya datación no ha sido fijada — quizá el siglo XII— y que contenía los versos III 271-288. E. Vinetus lo publicó en su edición príncipe de Sidonio Apolinar con el epígrafe epistola regis Avarum ad imperatorem Romanum; el codex Laurentianus plut. 45, 26, del siglo xii, que contiene el mismo fragmento que el anterior y fue editado por primera vez por B. Kopitar en 1839; y un códice del siglo xiii, el Vaticanus Ottobonianus 2013 que comprende los mismos versos que los anteriores42.
5. Ediciones críticas
Debemos al español Miguel Ruiz de Azagra la primera edición del Panegírico de Justino II, en 1581; Ruiz de Azagra fue uno de los pocos editores que se sirvió de los documentos ofrecidos por la tradición manuscrita, utilizando para su editio princeps los códices M, O y S. Las ediciones posteriores —Dempster (1610), Rivinus (1653), Ritterhusius (1664), Goetz (1743), Collectio Pisaurensis (1766), Foggini (1777), Jaeger (1779), Bekker (1836)— , aunque numerosas, no aportaron al texto mejoras considerables, pues los distintos editores se limitaron a añadir correcciones y anotaciones al texto de Ruiz de Azagra43. Habrá que esperar, pues, hasta el 1879, año en que Partsch pu-
42 R am írez de V erger , El Panegírico..., pág. 51.43 S. A n t è s , É loge..., pág. Cl; R a m ír e z d e V e r g e r , E l P anegírico ...,
pág. 56.
INTRODUCCIÓN 255
blicó su edición del Panegírico en la colección Monumenta Germaniae Historica; esta edición supuso una considerable mejora del texto de Coripo, que Partsch estableció a partir de los manuscritos M, O, S y L. En 1886 Petschenig tomó como base y corrigió en su edición el texto del anterior.
En la actualidad hay que citar la edición de D. Romano en 1970, basada en el texto de Partsch y que no aportó nada nuevo al texto de Coripo; su valor reside en ser la primera traducción, en italiano, del Panegírico44. Le sigue la edición de Averil Cameron en 1976, cuyo texto estableció sirviéndose de los códices M, O, E, S y L — el Vaticanus le es desconocido— . Dicha edición consta de una breve y clara introducción (vida y actividad de Coripo, estructura narrativa del Panegírico, aspectos sociológicos del poema, estilo, métrica, tradición manuscrita), traducción, la primera en inglés, que Ramírez de Verger45 considera demasiado literal, aunque supera la de Romano; y el comentario que es la parte más rica e interesante, en especial desde el punto de vista histórico, pues las observaciones y aclaraciones de Cameron facilitan la comprensión del texto de Coripo y el conocimiento de un período clave en la historia de Bi- zancio46.
Compartimos la opinión de Ramírez de Verger47, para quien la edición de S. Antès (1981) aventaja a todas las anteriores. Precede a la edición crítica una larga y detallada introducción que proporciona abundante información histórica y litera-
44 R am írez de V erg er , reseña a A v . C am ero n (In laudem...) en Emerita 47 (1979), 460 y El Panegírico..., pág. 56; V in ch esi, «Problemi della Laus Ius- tini di Corippo in due edizioni recenti», Atene e Roma 25 (1980), 173; S. A ntès , Éloge..., pág. CI.
45 C f. R am írez de V erg er , reseña a A v. Ca m ero n ..., pág. 462.46 R am írez d e V erger , reseña a A v. Cam ero n ..., págs. 460-462; V inche-
si, «Problemi...», pág. 181; S. A n tès , Éloge..., pág. CI.47 Cf. R am írez de Verg er , El Panegírico..., pág. 56.
256 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
ria (autor, contexto político del poema, género literario, lengua y estilo, fuentes literarias, transmisión del texto, ediciones). El mismo Antés48 califica su edición como «un regreso a la fuente del texto» y nos cita una innovación suya, pues él es el primero en editar con acierto el Panegírico de Anastasio en primer lugar, seguido del prefacio y de los cuatro libros del Panegírico de Justino II, mientras que todos los editores anteriores, siguiendo al Matritensis 10029, situaban el Panegírico de Anastasio entre el prefacio y el libro I. Son interesantes las notas que acompañan a la traducción, primera en francés, así como las notas complementarias que aportan mayor claridad al texto y ofrecen explicaciones históricas, geográficas, lingüísticas, etc, sobre el ceremonial de la corte bizantina.
La última edición del Panegírico, acompañada de introducción y traducción, ha sido realizada por A. Ramírez de Verger en 1985, cuyo texto latino hemos seguido en nuestra traducción — aunque también hemos recurrido en numerosas ocasiones a la edición de S. Antés— . En la introducción dedica apartados al autor, sintaxis, léxico, estilo, prosodia, tradición manuscrita y hace una breve alusión a las ediciones críticas, pero su aportación consiste en proporcionarnos una abundante información sobre los problemas ortográficos del Matritensis, al que quiso restituir algunas lecturas fidedignas, con lo que supera a ediciones anteriores y demuestra su buen conocimiento de la ortografía y fonética del códice, al que tuvo acceso directo. El valor de esta edición reside además en la traducción, pues se trata de la primera en castellano de una obra de Coripo. Las notas que la completan son en su mayoría de carácter histórico y, en nuestra opinión, demasiado sucintas.
48 Cf. S. A ntès, Éloge..., págs.CI-CH, CV.
BIBLIOGRAFÍA
a) Ediciones y comentarios
Prescindiremos de las ediciones más antiguas del Panegírico deJustino II, que ya hemos citado en esta introducción (pág. 254), paralimitamos a destacar las más recientes.
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S. A n t è s , Corippe (Flavius Cresconius Corippus). Éloge de l ’empe- reur Justin II. Texte établi et traduit par Serge Antes, Paris, Société d’édition «Les Belles Lettres», 1981.
A. R a m í r e z d e V e r g e r , Flavio Cresconio Coripo. El Panegírico de Justino II. Introducción, Edición crítica y Traducción, Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1985.
b) Estudios de conjunto
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258 PANEGÍRICO DE JUSTINO Π
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c) Estudios sobre Coripo y el «Panegírico de Justino II»
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PANEGÍRICO EN HONOR DE ANASTASIO1
CUESTOR Y JEFE DE LA CANCILLERÍA IMPERIAL
Al contemplar, justo varón, el interminable bosque de tus elogios, me esfuerzo por llegar hasta las altas ramas y coger los abundantes frutos de sus más altos racimos. Pero en mi peque- ñez, pretendo frutos mayores que no puedo alcanzar, pues sobrepasan mi propia estatura; y muy distantes los contemplo, me 5
admiro al verlos y extiendo hacia ellos los brazos de mi inspiración y de mi afán. Un frondoso árbol, de apariencia muy hermosa, se halla en medio de unos bosques sagrados, con sus tupidas ramas extendidas al espacio celeste, colmado de toda 10
especie de frutos, incluso cuando no es su época apropiada, añadiendo brotes nuevos a sus frutos maduros. Su copa alcanza las estrellas del alto cielo, mientras su raíz bebe de una fuente y de arroyos sagrados y, una vez saciado, extiende su follaje por encima de las nubes. Si me es lícito establecer una compara- 15
ción entre lo pequeño y lo grande, me parece haber ofrecido como apropiados los símbolos del árbol y la fuente. Pero si no
1 Anastasio, a cuyo servicio estaría probablemente Coripo en la corte imperial, desempeñaba el cargo de ministro de justicia del imperio bizantino (quaestor sacri pala ti) y de jefe de la cancillería imperial (m agister officiorum).
262 PANEGÍRICO EN HONOR DE ANASTASIO
fuera así, mi ingenuidad, desconocedora del error, te pide perdón, cuestor insigne. Tú eres el frondoso árbol que bebe de la augusta fuente; la desbordante fuente de palacio es nuestro se-
20 ñor y común benefactor, la fuente que todo lo colma de riquezas, que elevó tus brazos por las extensas tierras e hizo descansar a los pueblos bajo vuestra sombra. Permíteme beber de esta fuente: tú me ofreces el alimento y la agradable fuente el agua.
25 En estos deliciosos parajes seré con gusto alimentado y, saciado, me protegerá vuestra sombra, el más ilustre jefe de la guardia imperial, orgullo de los nobles, árbitro del orbe, que riges bajo los auspicios del emperador las leyes y el derecho, garante de la justicia, padre de los necesitados, preocupado en aliviar todas las desgracias con tus justos juicios porque menosprecias
30 los favores, desdeñas la avaricia y te repugna el amarillo oro, cuestor Anastasio, cuya fidelidad conoció, por don de Cristo, el emperador que te condecoró con un doble honor2. Afortunado es el mundo entero bajo el reinado de Justino, afortunada esta época en la que reina Sabiduría3, afortunados los pueblos bajo
35 tu jurisdicción, a quienes proporcionas alegría bajo el gobierno de emperadores justos. Aunque tú mires por el mundo en general, los desdichados africanos en especial, a ti dirigen su mirada y sus rostros. África te expresa su gratitud al disfrutar ya de
40 vuestra protección y se alegra de que sus ciudadanos refieran con frecuencia la gran ayuda que les presta Anastasio. Devuélveme también a mí semejante dicha, el más noble de los cuestores. Estas sagradas letras4 ponen de manifiesto lo que el es-
2 Se refiere a los honores de quaestor y m agister que hemos citado en la nota 1.
3 Alusión a Elia Sofía, sobrina de la emperatriz Teodora y esposa de Justino.4 Alude a un decreto de Justiniano, o de Justino II (Av. C a m ero n , «The
career...», págs. 537-539), por el que Coripo es recompensado por la composición de su poema Iohannis con un puesto en la corte (principis officium, v. 48).
PANEGÍRICO EN HONOR DE ANASTASIO 263
fuerzo ha permitido realizar, lo que la generosa y previsora vigilancia ha conseguido durante las noches de insomnio, ante la indolencia de las Musas. Léelas, insigne jefe de la guardia imperial, y defiende mi causa. A ti me encomienda el decreto en 45 calidad de esclavo vuestro. En vuestra fuente tiene su origen este arroyuelo mío, bajo cuyo nombre desempeño una función en la corte imperial. Compadécete de mi extenuada vejez y cu- 50
ra mis heridas con tu habitual compasión para que, gozoso, te manifieste mi gratitud y cante en afortunado poema los sagrados triunfos del invencible emperador.
PANEGÍRICO DE JUSTINO Π
(RESUMEN)
El Panegírico en honor de Justino II contiene:
I. Un prefacio en el que el poeta canta las alabanzas del emperador Justino.
II. Al recordar el sometimiento de los ávares y de otras naciones a Justino, la arrogancia dominada de los bárbaros renueva sus elogios.
III. Declara que Justino y Sofía, a quienes los pueblos sometidos reclaman un tratado de paz, son dignos de la soberanía imperial.
IV. El poeta suplica el favor del emperador para que, con la eficaz atención de su benevolencia, lo guíe, agotado por su vejez y agobiado por las calamidades.
(Éste es el contenido del Libro Primero:)
(***)III. Recuerda el autor a las personas por cuya incitación escribió este
poema para gloria de Justino.IV. El poeta expone de una manera artística la muerte de Justiniano,
cuando, según un decreto del senado, Justino, con elogios dignos de su tío (***)
V. El momento en que Justino, deshecho en lágrimas y abatido por la muerte de Justiniano, mientras un profundo sopor le ganaba suave-
266 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
mente, vio a Santa María Virgen en sueños que le entregaba en sucesión el poder de su tío fallecido.
VI. Sobre la mansión de Justino, que es despertada por los golpes de Calinico para hacer entrar al senado y elegir como emperador a Justino, y la respuesta enojada del guardián ante el escándalo.
VH. Descripción del palacio de Justino, con qué fastuosa apariencia y laborioso trabajo fue construido.
(***)(XVI) (Cuenta que la Fama indujo a toda la población) a congregarse
con la mayor presteza posible para honrar a Justino.XVII. Aquí explica el poeta de modo admirable la interpretación del
circo y su fastuosidad.XVin. Dice aquí quién fue el primero en uncir cuadrigas y cómo una
infundada superstición pagana imaginó dios al sol. Este culto al sol, no obstante, fue otorgado después a los (emperadores) romanos.
XIX. El pueblo, impulsado por su amor a Justiniano, acompaña a Justino, el heredero del imperio, con la aclamación de su reconocimiento.
Éste es el contenido del Libro Segundo:
I. Sobre la aglomeración y el esfuerzo del pueblo en su deseo de ver al emperador Justino.
Π. Justino y Sofía no aceptaron las enseñas imperiales sin antes, con una devota ofrenda de incienso en los sagrados altares, rogar al Señor con sumisas oraciones.
III. Sobre la fastuosidad de la augusta indumentaria y demás aderezos con los que Justino resplandeció en la ceremonia de su coronación.
IV. Siguiendo el rito de sus predecesores, Justino es elevado por los brazos de cuatro jóvenes sobre un escudo en su coronación.
V. Coronado por el pontífice Juan con la sagrada corona, Justino es proclamado emperador. Y del mismo modo son ensalzados él y Sofía por las aclamaciones y alabanzas de los senadores y de todo el pueblo.
VI. Sobre las palabras que dirigió Justino al senado tras subir al trono imperial.
RESUMEN 267
VII. Justino, adelantándose, rodeado por el senado en pleno, se dirige públicamente a la población para hablarles del restablecimiento de las costumbres y las donaciones venideras.
Vin. Los acreedores, con lágrimas en los ojos, presentan ante la vista de Justino las cédulas del emperador Justiniano. El, apiadándose de ellos, salda las deudas de su tío y ordena que sean liberados de prisión muchos hombres envueltos en crímenes.
Este es el contenido del Libro Tercero:
I. Según la costumbre de los antepasados, Justino prepara con fastuoso lujo el funeral de su tío fallecido y, tras celebrar los últimos honores con la asistencia de un coro, dispuso su cuerpo en una sepultura de oro.
II. Tras el dolor por su muerte, el pueblo se regocija con su antigua alegría, adorna las puertas de las casas con gloriosas guirnaldas, decora los umbrales y brinca alborozado con múltiples aclamaciones en honor de Justino y Sofía.
UI. El poeta describe la insigne magnificencia del banquete imperial, así como la sobriedad y moderación de Justino entre tan gran profusión de refinamientos y colma de elogios el recuerdo de su tío al que no se permite olvidar durante el banquete, según su acostumbrado afecto.
IV. Sobre el término del banquete y la inquietud de los emperadores por el Estado y de los ruegos del poeta que suplica a Sabiduría por la perfecta conclusión de su poema.
V. Se adorna el augusto palacio del emperador y, tras ser convocados los nobles, toda la jerarquía palatina se dispone por grupos en función de su cargo y su atavío y es proclamada la supremacía romana sobre todas las naciones.
(***)
PREFACIO
***5 Dios te permitió tener a tus pies a todos los reinos; sometió a orgullosos reyes y disminuyó las bandas enemigas6.
La que fue dura raza de los ávares7, de cabellos en forma de culebra, de terrible apariencia y feroz en los sangrientos combates, sometida a tu imperio y dispuesta a servirte, en medio del palacio, suplicante, con la cabellera suelta te ruega la paz, sin atreverse a confiar, siendo tan numerosa, en sus miles de hombres y atacar a las enseñas romanas. ¿Quién podría enumerar a los francos, tantas veces vencidos en la batalla, a los sometidos getas, a los tiranos abatidos y capturados, a los feroces pueblos de los lombardos y los gépides que intercambiaban mutuas heridas por vastos territorios en su barbarie, al tiempo que el éxito del emperador aniquilaba a ambos pueblos, uno
5 El primer verso está incompleto.6 Este tipo de expresiones, que refleja la intervención divina a favor de la
causa latina, aparece ya en la Juánide (cf. IV 273, 281; VI 616-618; VII 101- 103; V III299, 349-352).
7 Los ávares aparecieron por primera vez en Bizancio en el 558. A l igual que en la Juánide — donde se identifica al moro con el diablo y con personajes infernales o se insiste en el color oscuro de su piel— , el enemigo es aquí también representado con apariencia monstruosa.
270 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
tras otro, sin que corrieran riesgos sus soldados8? ¡Qué gran cantidad de enemigos tuyos cayó, como castigo a su propia traición! Ahora, tras el cese de las hostilidades, vencedores y vencidos sirven en tu palacio.
A ti sólo el Padre Todopoderoso te ordenó ascender hasta la elevada ciudadela y te sentó en el más alto trono. Vigilancia9, madre de vuestras decisiones, está siempre presente en tu mirada serena, así como la que conservas en todo tu corazón, la bienhechora emperatriz Sabiduría, con quien compartes tu reino. También tú, que fuiste nombrado con el nombre de Justicia, sujetas con firmeza las riendas de reyes sobre quienes tú debes gobernar. Por estos tres nombres se rige todo lo que se mueve 10. Las naciones acuden disputándose tratados con el imperio romano; gracias a un emperador justo, el nombre romano es amado y todos aspiran a una vida dichosa bajo el poder de un piadoso soberano. Incluso los que se vanaglorian de ser amigos del sol, que contemplan los altos cuernos de la luna menguante y adoran la luz errante de los astros en la noche y los consultan, se ven agobiados por su temor hacia ti y corren presurosos a inclinar su orgullosa cabeza y a ofrecerte su cuello sometido ".
¿Qué voy a contar de los pueblos de Libia, qué de las guerras sírticas, que ya fueron materia de mis libros12? Ha llegado el momento de cantar hazañas de mayor peso. Tiéndele tu mano, compasivo, a un anciano extenuado; tú has de proporcionarme el asunto apropiado de mis versos, la inspiración y la voluntad para cantarlos. Tú, a quien está permitido vencer a pueblos indomables y someter reinos bárbaros, vence, te lo rue-
8 Se alude a las victorias de Justiniano en Italia en los años 552 (Busta Gallorum y Mons Lactarius) y 554 (Casilinum).
9 Vigilancia, la madre de Justino, era además hermana de Justiniano.10 Se refiere a Vigilancia (v. 21), Sabiduría (v. 23) y Justicia (v. 24).11 Son los persas.12 Alusión a la Juánide.
PREFACIO 271
go, la despiadada ira de mi mala fortuna: vencer al destino es más duro que ganar una guerra. Despojado de mis bienes y tras haber sufrido numerosas heridas, he acudido a un m édico13 a llamar con ruegos a su piadoso corazón, a un médico que cura las enfermedades con una sola palabra y alivia las heridas sin preparar medicamento. Yo, al que así me cura, si alguna fiabilidad tienen los siervos, expreso constantemente mi gratitud y le ofrezco en pago mi poema.
13 Es el tópico mediante el que se considera al soberano como médico. La comparación remonta a Platón y en la literatura latina merece la pena citar a Sé n ec a , Clem. 1 15 (17), 2 y Claudiano , Carrn. ΧΧΠ 204-205.
LIBRO PRIMERO
Canto bajo buenos auspicios laPresentación del asunto grandeza del imperio, que fue obtenido
hazañas, creo, no obstante, útil que los siervos adapten su espí- 5
ritu fiel a sus señores, cualquiera que sea el cargo que desempeñen. Yo ofrezco mi voz; vosotras, diosas, concededme las palabras; madre Vigilancia y Sabiduría, que, ostentando el poder supremo, das tu protección al universo, con vosotras me 10
basta, a cambio de todas las Musas, para cantar mis versos; vosotras me descifraréis los secretos misterios. Y tú, Madre de Dios, tiéndeme tu santa diestra y ayúdame, te lo suplico. El asunto de mi empresa se me aparece inmenso y ofrezco mis brazos debilitados ante su peso. El cuestor Anastasio, parte 15
14 Esto sucedía en la noche del 14 al 15 de noviembre del 565 d. C. Aunque en realidad, la llegada al poder de Justino II se produjo en circunstancias muy diferentes, pues éste, como Justiniano no hubiera nombrado aún a su heredero, accedió al trono gracias a una maniobra bien preparada. Por otra parte, el tema del poder alcanzado sin maquinación es un tópico de la literatura panegirista.
y mención de los personajes
que encargaron al poeta la obra
sin hacer uso de violencia o de armas y no poseído por ambición 14. Aunque nadie podría enumerar por orden todos los ilustres recuerdos de sus piadosas
274 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
ilustre del respetable senado, quien determina las costumbres, sacerdote de la justicia y de las leyes, me apremia, pues ama a sus soberanos, y me anima a emprender la composición del poema; al igual que Tomás15, soporte de la vacilante tierra de Libia, a la que puso en pie, tras su caída, quien devolvió a los africanos la esperanza de vida, acordó la paz y puso fin a la guerra sin violencia, venciendo con sus consejos a quienes nadie había vencido mediante las armas. Y M agno16, noble por sus méritos y su nombre, al que aprecian sus soberanos por su inteligencia y se ocupa de las cuentas sagradas y ejerce su control escrupuloso sobre los dirigentes del imperio latino; me amparan, por una parte, Teodoro17, sucesor y gloria renacida del buen Pedro18, jefe de la guardia imperial con la dignidad propia de su padre, por otra, Demetrio19 que trata los secretos del sagrado palacio (* * *)20.
15 Con seguridad era prefecto del pretorio de África, que tenía su sede en Cartago; esta función estaba desempeñada por un funcionario civil que dirigía e l correo imperial, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos, aseguraba el pago de los soldados y agentes civiles, se encargaba del aprovisionamiento y reclutamiento del ejército y de la dirección de los arsenales.
16 Magno desempeñó la función equivalente a la de ministro de economía (comes sacrarum largitionum) durante el período entre el 566 y 573.
17 Hijo de Pedro el patricio, sucedió a Anastasio — que ejerció únicamente como cuestor— en el cargo de jefe de la cancillería imperial en los años 566 y 567. Teodoro fue además comes sacrarum largitionum en el 576.
18 Fue predecesor de Anastasio como m agister officiorum desde el 539 al 565, en que fue nombrado este último.
19 Se refiere al cargo de jefe de la cancillería imperial (proto-a-secretis) a las órdenes del magister officiorum y que tenía como función el redactar informes, despachar órdenes y establecer la correspondencia con los funcionarios del imperio. La identificación del personaje resulta problemática, pues no se conoce ningún Demetrio bajo el reinado de Justino II.
20 Pasaje lagunoso.
LIBRO I 275
El sueño oprimió sus humedecidos ojos. Creo que este sopor se apoderó de él, no sin la voluntad de la Suprema Divinidad: el sueño le había sobreveni- 30
do para mostrarle las señales de los bienes venideros y descifrarle los mis
terios de los hechos ocurridos. Apenas había ofrecido un completo reposo a sus vencidos miembros, cuando, descendiendo de las alturas celestiales, la Virgen, de aspecto benévolo y con paso alegre y pudoroso, con un velo que cubría su resplande- 35
cíente cabellera, con la mirada llena de bondad — según mostraban las señales, era la imagen de la sagrada Piedad— se detuvo ante sus divinos pies y lo coronó con su diestra, ciñendo la sagrada diadema sobre su cabeza; y, mientras lo rodeaba delicadamente con el manto imperial, le dijo: «Tú mereces esta in- 40
dumentaria, el más noble de los monarcas, príncipe que en todos suscita al mismo tiempo miedo y amor, querido por Dios poderoso, divina descendencia. He aquí que, llena de gozo, me anticipo a tu buena fortuna y me presento ante ti, afortunada mensajera de los acontecimientos: esta noche bienhechora nos 45
ha arrebatado a tu padre. ¡Levántate, valeroso príncipe! Te está esperando el día, Justino; tú eres el siguiente heredero, a ti te adornó el Padre Todopoderoso con honor divino21, a ti te confirmó tu tío como soberano de la sagrada corte. ¿Por qué derra- 50
mas lágrimas ante los acontecimientos? ¿Por qué te hace llorar una alegría? ¡Abandona la tristeza! Tu padre está vivo, vive en el cielo y goza de mejor vida. Sucédele en su tarea y acepta la
21 Con estas palabras de la Virgen, al igual que con la imposición de la corona y el manto, Coripo, no sólo pretende legalizar la subida al trono de Justino, sino expresar la concepción bizantina del poder — recogida en la doctrina de Eusebio de Cesarea (260-340 d. C.)— , que es concedido por Dios al emperador y que llega a ser de este modo la imagen divina en la tierra (hic Omnipotens imago, cf. I I 428).
Aparición en sueños de ia Virgen ante Justino
para comunicarle que es el heredero
de Justiniano
276 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
penosa labor de gobernar el imperio. Tienes valor y energía, una edad conveniente, prudencia en tus decisiones, firmeza de carácter, una voluntad augusta, vigilancia, protectora del imperio y sabiduría que es digna del cielo y gobierna el ancho mundo. ¡No consideres vanas estas palabras o fingidas por el sueño! ¡Apresúrate! Te hablo con certeza: el mundo entero te servirá, lleno de admiración ante las nobles hazañas de tus virtudes. Y cualquier enemigo de vuestra corte22 caerá por su propio peso y la espada justa de las leyes se abatirá sobre los malvados. Las guerras con los bárbaros engrandecerán la gloria romana y caerán a vuestras plantas reinos poderosísimos. Aquí están los nobles llamando a los umbrales de tu puerta para rogar a Justino y Sofía que sucedan a su padre». Esto dijo la Virgen y, cuando el plácido sueño abandonó los ojos de Justino, volando se confundió con la serena brisa23.
Y ya un numeroso grupo, impulsa- m eunuco Calinico do Por una impresión repentina, gol-
acompañado del senado peaba el umbral que había sido prote-acude a ver a Justino gido por cadenas allí extendidas. Ante
el escándalo, el guardián que se encargaba de proteger la puerta, dijo así encolerizado: «¿Quién es el imprudente que se atreve a interrumpir el plácido sueño de los soberanos cuando las altas horas de la noche obligan al agradable descanso y el sueño es muy grato a todos los miembros?». «Si aún conservas la fiel solicitud para con tus soberanos, levántate (rápidamente)», le contestó Calinico24. En cuanto reco
22 Al parecer, se aludiría a la ejecución de los patricios Adeo y Eterio el 3 de octubre del 566, que habían pretendido envenenar a Justino ese mismo año (cf. IV 348-350).
23 Las apariciones divinas son características de la épica y, de hecho, ésta nos hace pensar en la aparición de Venus a su hijo Eneas al comienzo de la Eneida (1314-405).
24 Este anciano dignatario, jefe de los eunucos (praepositus sacri cubiculi) y nombrado tesorero imperial (sacellarius) por Justiniano antes de su muerte
LIBRO I 277
noció su voz, anunció a su señor que Calinico estaba en la puerta, con cuyo nombre, recibió Justino un auspicio favorable. Ése fue el primer indicio de prosperidad y ventura que devolvió épocas dichosas a un mundo extenuado25, porque entonces, por primera vez, la Buena Victoria26 vino hasta su puerta para conducir a los soberanos del mundo al augusto palacio. Fue un destino favorable el que te otorgó este nombre, Calinico, gracias a tus méritos, insigne varón. Y designado como instrumento de tan importante resolución, aunque Dios lo haya realizado todo, tú también, porque al haber vivido y seguir viviendo junto a tus señores con tal lealtad, recibirás a cambio de tu solicitud, prestigio, gloria y celebridad imperecederos. La voluntad divina se llevó a cabo sin el menor retraso: inmediatamente, por orden de su amo, el portero, tras descorrer los pestillos, abrió la enorme puerta de goznes rechinantes. La aparición, que había alejado de su pecho el agradable sueño, ya había puesto al corriente a Justino; profundas preocupaciones conmovían su piadoso corazón. Una vez abiertas las anchas puertas, el senado penetró en el amplio atrio y bajo el dorado techo emprendió el camino, presuroso, precedido de un palaciego.
(cf. IV 332-337), desempeñó un papel primordial en la ascensión al trono de Justino Π, al favorecer su candidatura y conseguir el apoyo incondicional del Senado a su investidura.
25 Se trata del tópico laudatorio de la felicium temporum reparatio que asocia la llegada de una nueva era de prosperidad al comienzo del nuevo reinado. Este tema será ampliamente desarrollado en el discurso de Justino al pueblo (cf. I I 333-356).
26 La Victoria, divinidad protectora, estaba íntimamente unida, ya desde los emperadores paganos, a la persona del príncipe y es quien le confiere su título de invictus; asi, la victoria acompaña siempre a las armas del emperador, que es asistido por el Todopoderoso. Con los emperadores cristianos aparece con frecuencia representada en las monedas.
278 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
La residencia privada se encuentra Digresión en Parte superior del edificio; irradia
sobre el palacio su propia luz, como abierta, sin límites,de Justino al cielo, radiante con el distinguido bri
llo de un resplandeciente metal. Si me es lícito decirlo, el palacio no necesita de rutilante sol, sino que debe ser llamado «el palacio del sol», de vista muy agradable y con un paisaje digno de admiración: una parte mira al inmenso mar, la otra parte se orienta hacia el puerto21, el puerto al que rodean los brazos de dos orillas, con cuyas murallas levantadas resisten a los vientos desatados y ofrecen un mar en calma para fondear; con su protección de mármol refrenan la agitación del oleaje e impiden con su estrecha entrada el vaivén de las olas. El lugar agradaba a los emperadores y desde allí solían contemplar el mar de olas errantes y las curvadas naves que transportaban todas las mercancías de ambos m undos28. En este momento, tras levantarse con premura del elevado lecho, el emperador electo se sentó en un lugar retirado y contaba a su querida esposa la aparición que se le había presentado.
Mientras habla y sopesa estas preo- Justino y Sofia cupaciones con su piadosa esposa, los
reciben a los senadores. senaciores franquean el sagrado umbralCalimco con expresión de desaliento. Su actitud
anuncia la muerte rde Justiniano reflejaba la desgracia con claros indi
cios. Al punto se levantaron los emperadores y, dejando la conversación en su retiro, se acercaron al centro de la estancia. «¿Qué venís a anunciarme, amigos? ¿Por qué estáis tristes?», les preguntó Justino. «¿Ha muerto el insigne padre del orbe o está vivo?». En ese momento el palacio
27 Es el puerto de Sofía, cerca del cual, sobre la Propóntide, estaba situado el palacio de Justino Π, conocido por el nombre de Sophiae.
28 Europa y Asia.
LIBRO I 279
prorrumpió en grandes sollozos. Calinico acalló los gemidos con un dedo sobre sus labios e hizo el silencio con su diestra: del mismo modo que un río al desbordarse irrumpe en los anchos campos, inundándolos; si entonces el precavido campesino encauza las desbordadas aguas con diques de contención, la corriente retrocede hasta su origen, las aguas precipitadas quedan frenadas, toda la fuerza del río se retira y disminuyen los riachuelos que había absorbido la porosa arena. «El imperio romano, en vida de tu padre, fue engrandecido con vuestros consejos y desvelos: es cosa sabida por el pueblo y nosotros lo reconocemos con él. Y ¿quién no había pronosticado que tú, Justino, de augusto linaje, serías digno de ser emperador, que tú serías soberano de la sagrada corte, cuando reinabas en el divino palacio de tu noble padre, mostrándote semejante en tu interés, sólo distinto por la corona? Según la jerarquía, eras llamado curopalates29, pero por una disposición del emperador habías sido nombrado César. Y aunque ostentara el poder el anciano, aún robusto, bajo tu control estaban los intereses del imperio que gobernabas con tu influyente decisión. Nada realizó Justiniano sin tu colaboración, ya emprendiera con nobleza esforzadas guerras, ya estableciera, como vencedor, tratados de paz con los vencidos. Ahora tu mismo padre, gozoso y lleno de vida se encaminó hacia el imperio celestial mediante una muerte afortunada, designándote a ti como su sucesor. Asúmelo con alegría: tu tío ha entregado bajo tu autoridad el universo que él gobernó. Aquel venerable varón pensó en ti, no como pariente, sino como hijo. Las leyes te solicitan, la corte te apoya. Tú eres la gloria, el resplandor y la virtud del imperio latino. En ti está
29 El cura pa la ti era el jefe de la guardia palatina, bajo la autoridad del m agister officiorum. Justino II quiso dar a este cargo, que fue su único título antes de subir al trono, mayor importancia de la que tenía en realidad y, así, a partir de su reinado, se convirtió en una de las más altas dignidades del im perio, reservada prácticamente a miembros de la familia imperial.
280 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
nuestra salvación, en ti renace toda nuestra esperanza. Haz esta concesión a los tuyos, te lo suplicamos, sucede a tu padre. No te retrases, acepta el don de Dios, haz uso del cetro paterno y recibe el nombre de Augusto que aún no tenías».
Con tales palabras el fiel Calinico Justino dirigía súplicas a sus sagrados oídos,
rechaza el poder mientras exhortaba y apremiaba a los («recusatio imperii») soberanos del imperio, vacilantes, y el
senado, expresando su acuerdo, adoraba una y otra vez a sus monarcas y, de rodillas en actitud de súplica, besaba con insistencia sus divinos pies y en silencio confirmaba las palabras que había pronunciado su compañero.
En cambio Justino, emocionado por el destino de su difunto padre, rechazaba el poder sollozando y regaba sus mejillas con una copiosa lluvia y su rostro y sus vestiduras estaban empapados: tan grande era su amor por el anciano. «¡Ya basta!», les dijo. «Me exigís una empresa difícil y en vano me apremiáis, amigos. Pues, ¿he de adornar mi cabeza ciñendo la corona cuando Justino debe estar triste? El universo desea llorar; el Estado y el mundo entero pierden a un padre, no a un monarca. Pues ¿a quién no sostuvo, favoreció, aconsejó, alimentó y amó con bondadosa compasión? Y, sin embargo, muchos hubo que pretendieron dañarle en su inocencia. La función imperial no carece de envidia. Iré entristecido a los funerales de mi padre. Rechazo las insignias imperiales»30.
30 Se trata de la recusatio imperii, rito mediante e l que se pretendía demostrar la falta de ambición del nuevo emperador y al que se sometían tanto los emperadores legítimos como los usurpadores. Augusto, al rechazar el imperium proconsular o las magistraturas extraordinarias, constituye el primer ejemplo.
LIBRO I 281
Todo el grupo, postrado y tendido ante sus pies, mientras así hablaba, dice al unísono: «Ten piedad, compadécete, santo varón, de quienes te suplican, ven a socorrernos en la adversidad. Pronto verás con la llegada del día que
todo se habrá perdido, si el pueblo llega a percibir el vacío de poder, ante la pérdida del emperador. Por mucho que te conmueva el afecto por tu buen padre, que no sea el amor a la patria menor que el de tu progenitor. Tu mismo tío, moribundo, te ordenó con sus propias palabras que fueras tú quien conservara el cetro. Mira cuánta fue la previsión y solicitud del anciano para con nuestra ciudad y el mundo entero. En tu favor hizo Dios todo lo que quiso que fuera realizado. Sube al trono paterno, príncipe valerosísimo, y gobierna el mundo que a ti se somete. Una edad de oro31 verá la luz durante vuestro reinado y no parecerá que el palacio romano ha cambiado de soberanos». Conmovido por estas palabras, cedió al cabo Justino. Se dirige a la mansión imperial acompañado por los sumisos senadores. Tras él va su queridísima esposa, que marchaba entonces sin el acompañamiento de la acostumbrada escolta. Avanzan a media noche por la ciudad tranquila con expresión poco alegre, aunque se encaminaban al gobierno del imperio con el regocijo del senado, aunque era evidente que todo estaba bajo control, pues el dolor por su padre aún anidaba en sus divinas almas. Ante sus piadosos ojos se aparece su serena imagen que llena de inspiración su pensamiento y, al permanecer por entero en lo más
31 Tópico de la «edad de oro» que se relaciona con el ya citado de la fe licium temporum reparatio. Entre los autores que mencionan la vuelta de la edad de oro con la llegada de un nuevo emperador hay que citar a V irgilio (Bucól. IV 4-7), S é n ec a (Apoc. IV 1, 8-9), C a lpu r n io S Iculo (Égl. I 4 2 ,1 63-65), M arcial (V 19, 1-2, VID 55,1-2) y E stacio (Silv. 1 6, 39-42).
Siíplicas de los senadores.
Aceptación de Justino, que se encamina
al palacio imperial
282 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
profundo de ambos corazones, colma de divinidad sus piadosos espíritus.
Nada más tocar el umbral del palai s guardia imperial cio imperial con su sagrado pie, retum-
acepta y protege bó en todos los techos el canto de los 200 al nuevo emperador gallos. Las aves fueron las primeras en
percibir el final de la noche, auguraron un día de júbilo y ofrecieron su aclamación con un insistente batir de alas y agudo canto.
Los centinelas32 que protegen el palacio imperial son los 205 primeros en desear, a la entrada de los soberanos, un próspero
reinado y rodean todos los accesos con soldados armados para que ningún enemigo se atreva a acercarse a la augusta morada con malas intenciones: tan grande fue la lealtad y precaución de los soldados y la solícita astucia de los fieles senadores. Pe-
210 ro ¿quién intentaría impedirlo, cuando Dios ya había anunciado por su santa boca que el imperio sería concedido a Justino y a Sofía y había rodeado todo el palacio de una imponente muralla y de escuadrones celestiales?
215 El precavido Tiberio33, tras tomar las disposiciones necesarias, protegió el palacio, siempre con la mayor preocupación de ser útil a su señor; pues a él educó el mayor y común bienhechor del orbe. Habiéndolo elegido desde los primeros años de su niñez, lo retiró del seno materno y, como un padre a su hijo lo alimentó, lo rodeó de atenciones y lo amó y cuando se hizo
32 Los excubitores, la guardia del palacio imperial, eran, en época de Justiniano, 300 hombres bajo el mando de un comes excubitorum. Su apoyo a Justino Π fue vital para su acceso al poder.
33 Tiberio, secretario de Justino y su hombre de confianza, fue nombrado por éste jefe de la guardia palatina (comes excubitorum) hacia el 564. Adoptado y coronado César en 574, será e l futuro emperador Tiberio Constantino Π (578-582).
LIBRO I 283
hombre, poco a poco lo guió hacia las más altas funciones. Por eso es por lo que el joven pone todo su empeño en favor de los soberanos del imperio y no duda en arriesgar su alma y su vida; permanece vigilante y manifiesta su lealtad, lo que le valió el más sincero aprecio de su soberano. Él apremiaba a los fieles sirvientes, exhortándoles con discretas consideraciones a apresurar el próspero advenimiento de un reinado felizmente reconocido y les ordena que todo esté dispuesto.
Mientras tanto, el cuerpo del empe- Justiniano rador yacía sobre un elevado féretro de
yace muerto en oro ante el llanto de una muchedumbre el palacio imperial de sirvientes cuyos rostros regaba de
lágrimas un justo pesar. Como un árbol en mitad de la campiña, en extremo agradable para las aves, que cae abatido por los años, pero aún conserva su antigua fuerza en sus frondosas hojas y, tendido sobre su tronco, extiende por el ancho suelo sus debilitadas ramas; y a su alrededor revolotean y en él se posan quejumbrosas aves que con tristeza se lamentan de que haya caído su antigua vivienda y deciden buscar otro árbol para sus nuevos nidos: de este modo conservaba Justiniano las últimas improntas de su vida, sin que la muerte mudara su color, sino que resplandecía con su habitual destello. Su venerable muerte manifestó con claros indicios su victoria sobre el mundo; sólo él, entre todos los que lloraban, parecía alegrarse con piadosa expresión, engalanado con la corona y tendido, con un vestido de púrpura, de tal forma que se podría creer que su cuerpo descansaba en el sueño, no en la muerte despiadada. Y no injustamente, creo, pues ¿iba a estar él, al morir, tan dichoso y con semblante tan lleno de bondad, si su alma, consciente del bien que llevó a cabo, no hubiera abandonado sus tranquilos miembros, volando hacia el cielo y no hubiera afianzado el imperio tras confirmar a un heredero?
284 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
Cuando acudió allí el noble Justino Lamentos con su sagrada esposa, poniendo sus
de Justino y Sofía amorosos brazos en tomo al cuerpo sin250 ante el cadáver vida, así habló sollozando: «Luz de la
ciudad y del universo, padre Justiniano, ¿abandonas tu amada corte y dejas a tus allegados, a tus sirvientes y a tantos súbditos? ¿Menosprecias la tierra? ¿No velas por el mundo extenuado? Aquí tienes a los ávares, a los amena-
255 zadores francos, a los gépides, a los getas y a tantas otras naciones que, tras poner en movimiento sus enseñas, provocan guerras por doquier. ¿Con qué empuje vamos a vencer a tantos enemigos si tú, firmeza de Roma, estás muerto?». Estas palabras pronunciaba Justino, derramando lágrimas por amor a su padre, pues ya inundaba todo su corazón la inquietud ante la
260 guerra. Al instante se prepararon los estandartes, los capitanes, la flota, las líneas de batalla, los ejércitos y las armas, siendo todo dispuesto con una nueva resolución y preparado en silencio. Ante una seña de Justino tiemblan los pueblos y los reinos; todo lo aterroriza su fuerza inquebrantable. La naturaleza dio
265 entonces a conocer su piedad y la condición de la carne, que nadie es capaz de evitar, pues es igual a todos los mortales, acrecentó el justo dolor en su divino corazón. Y en esos momentos es cuando se debe alabar y por siempre cantar la piedad de Justino. Decidme, ¿qué hombre podría llorar con lágrimas tan amargas la muerte de un anciano, al ser él sucesor y heredero del imperio? Justino ejerce el poder y sufre, sin embargo.
270 Hubiera preferido prolongar el reinado de su padre a acceder al trono imperial y empuñar el cetro.
Y no menos lloraba al padre amado Descripción del la ilustre consorte del imperio y com-
sudario de Justiniano pasiva deploraba el destino de los hombres. Añade a los funerales pater
nos más ofrendas que las habituales y dispone que avance la
LIBRO I 285
comitiva apretada en apiñadas filas. Le ofreció ademas una túnica recubierta de valiosa púrpura, donde se representó, resplandeciente de piedras preciosas y bordada con oro la serie completa de las hazañas de Justiniano. A llí el bordador con fina aguja y arte excepcional había dado vida, siguiendo un orden, a las falanges de bárbaros con el cuello doblegado, a los reyes aniquilados y a los pueblos sometidos. Y había realzado el amarillo oro con respecto a los otros colores, de tal modo que todo aquél que los contemplara los considerara cuerpos auténticos: de oro estaban pintadas las figuras, de púrpura la sangre. Y había representado en el centro del palacio a Justiniano vencedor, pisando el feroz cuello del tirano vándalo34 y a Libia que aplaudía, enarbolando mieses y laurel. Añadió a la antigua Roma35 que extendía sus brazos con un seno desnudo en su pecho descubierto, nodriza del imperio y madre de la libertad. La diligente Sofía ordenó que esto sea realizara para que la hora fatal condujera hasta su augusta morada al regio cadáver, engalanado con sus propios triunfos.
Mientras los sirvientes se aprestan La Fama a cumplir las piadosas órdenes y pre-
da a conocer paran el féretro, surgió un enorme gri-la muerte de Justiniano . , .
y la m b id a al trono teño, prorrumpieron en aplausos yde Justino aclamaciones de alegría y se alzó un
clamor desde las profundidades de latierra hasta el alto cielo y la paz bienhechora fue del agrado deljuicioso pueblo. Alegre, batiendo sus alas a través de la augustaciudad va volando la Fama y despierta inesperadamente delsueño profundo a sus habitantes; tocando a las puertas y gol
34 Es el rey Géilamir, a quien ya alude Coripo en la Juánide (1381 ; III17).
35 Roma es llamada antiqua para diferenciarla de Constantinopla, que es la nova Roma (cf. I 344; III 156, 247; IV 101, 141).
286 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
peando los umbrales, multiplica sus lenguas, afortunada mensajera. El Sueño huyó ante su venida y con él arrastró a la Pereza que, al ser derribada, abandonó por entero la ciudad. Suspendida en el aire, la Fama protectora apremia, chasqueando los dedos con frecuencia, a la población que se retrasa. «¡Levantaos, levantaos!», exclama, reprobando el retraso y cuenta que el palacio está lleno de nobles en asamblea para determinar, cuando la noche llegue a su fin, el nombre del elegido que desempeñará la función del anciano muerto. La Fama empuja, excita, golpea los miembros, acosa, apremia. La población se apresura, vacía las casas y alegre va corriendo por todos los barrios. Se originan los primeros rumores, aún poco claros a causa del miedo y todos los ciudadanos, saliéndose al encuentro, se preguntan unos a otros y lentamente se difunde la noticia entre la multitud.
presentaban las cuatro estaciones del año entero. Siguiendo esta representación, con signos, números y música, establecieron el mismo número de aurigas que de colores y formaron dos equipos con aficiones opuestas38 como lo son los rigores del
36 Las carreras del circo fueron establecidas, en un principio, en honor del sol (cf. T ertuliano , Sped. VIII 1). La expresión sol novus era una antigua denominación del solsticio de invierno.
37 Llamados Pírois, Eoo, Eton y Flegetonte (cf. O v id io , Met. II 153); sus nombres evocan la idea de llama, fuego o luz.
38 En la época de Coripo las facciones rivales estaban constituidas por los Azules y los Verdes, siendo los Rojos y los Blancos subdivisiones de ambos equipos. En ocasiones la rivalidad se manifestaba en enfrentamientos violentos entre unos y otros.
Explicación sobre el circo
y su simbolismo
Los antiguos senadores dedicaron los gratos espectáculos del circo en honor del sol nuevo36; pues creían, según una cierta teoría de los hechos, que eran cuatro los caballos del S o l37, que re-
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invierno a los calores estivales. Pues el verde florece como el campo del mismo color que la hierba en primavera o el olivo de espesa copa o todo bosque en su magnificencia. El rojo resplandece con el manto purpúreo del verano, así como algunos frutos enrojecen con su resplandeciente color; el azul del otoño, rico en el color del hierro y de la púrpura, distingue a las uvas y olivas maduras. El color blanco, semejante a la nieve en su blancura y a la escarcha del invierno, se une al verde como compañero. El propio circo, que es inmenso como el círculo del año completo, se cierra en un óvalo de largas curvas que abarca dos metas situadas a la misma distancia y la zona de la arena en el centro por la que se abre camino la pista39.
¿(Para qué) contar que fue (Troquilo)40 el primero en uncir cuadrigas y pertrechar nuevos carros y que a continuación vino Pélope41 a causar la muerte de su suegro? El yerno fue considerado más aventajado por su técnica y estuvo mejor sujeto gracias al amor de su futura esposa. Nuestros primeros antepasados no realizaban este rito según las reglas, pues pensaban de forma equivocada que el sol era dios. Pero cuando el creador del sol quiso mostrarse a plena luz y, siendo de naturaleza divina, se encamó en una virgen, se retiró entonces al sol ese favor
39 Coripo ha establecido una correspondencia, por una parte, entre los caballos del Sol, los colores, las facciones y las estaciones y, por otra, entre el circo y el universo, basándose en una tradición tanto latina como bizantina.
40 Tróquilo es un argivo, hijo de ío, a quien se atribuye la invención de los carros, en particular el carro sagrado empleado en el culto de Hera argiva; aunque también es atribuida la invención de la cuadriga a Erictonio, uno de los primeros reyes de Atenas.
41 Pélope, hijo de Tántalo, estaba enamorado de Hipodamía; pero su padre Enómao se negaba sistemáticamente a otorgar su mano, pues un oráculo le predijo que moriría a manos de su yerno. Todo pretendiente de su hija debía contender con él en la carrera de carros, en la que eran vencidos y matados. Hipodamía, enamorada de Pélope, ayudo a éste a sobornar al auriga de su padre, de modo que Enómao murió al romperse el eje de su carro durante la carrera.
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y su honor y gracia se otorgó a los emperadores latinos y losgratos placeres del circo a la nueva Roma.
345 A llí estaba la población en pleno:niños, jóvenes y ancianos (***) la
Aclamación popular m u lt i tu d la u d e 4 2 t e n ía n t o d o sa Justino
una sola voz, un mismo espíritu; un solo nombre es grato a todos. Como
350 cuando el ave Fénix renueva sus miembros que ella ha abandonado, al renacer de sus propias cenizas43, mientras una asamblea armoniosa de aves permanece unida contemplando al sol y al ave del sol, hasta que ésta se presenta y acogen al nuevo soberano con aclamaciones: así, el esplendor del imperio, al renacer así la santa iota44, se alzó de su propia muerte para renovar
355 su vejez y el emperador Justiniano vive en el príncipe Justino de nombre erguido. Así el pueblo, que acude por doquier con el regocijo de las aves, por amor a su soberano, clama: «¡Vence, Justino!»45. Aumenta el enorme griterío y el luto se aleja del
360 palacio imperial ante la llegada de la nueva alegría. El clamor provoca la exaltación de la multitud; todos los elementos ofre-
42 Los versos 346 y 347 están incompletos.43 El Fénix es un ave fabulosa originaria de Etiopía, cuya leyenda está re
lacionada en Egipto con el culto al Sol. A l ser única en su especie, no puede reproducirse y, así, cuando siente llegar su fin, se quema a sí misma en una pira y de sus cenizas surge un nuevo Fénix. Es, por lo tanto, el símbolo de la renovatio por excelencia y es utilizado además en el arte cristiano como símbolo de la inmortalidad. Coripo se sirve de la imagen para expresar e l renacimiento de Justiniano en Justino II.
44 La iota es la inicial de los nombres de Justino y Justiniano, símbolo de la rectitud y la fuerza, y que, como la imagen del Fénix, insiste en la continuidad del imperio.
45 Este tipo de aclamación era muy frecuente en Roma en la época imperial y aún más en Constantinopla. El grito sirve para aclamar todos los momentos públicos de la vida del emperador: entronización, victorias militares, coronación del emperador y su consorte.
LIBRO I 289
cen su favor a Justino, la alegría es general. Todos los dignatarios acuden atraídos por el clamoreo, el sagrado palacio se llena de luz. Es más, se podría creer que incluso el mismo cuerpo sin vida del emperador, a quien la muerte había dado una apa- 365
riencia angelical, se regocijaba. Dios proporcionó claros indicios y demostró que había sido Él mismo quien puso sobre la cabeza de Justino la deslumbrante corona del imperio.
LIBRO SEGUNDO
La Aurora cubierta de rocío habíaA l día siguiente
Justino se dirige al templo de San Miguel.
Plegaria del nuevo emperador
se por las frecuentes súplicas de los nobles, no aceptó las reales insignias del imperio sin antes encaminarse al sagrado templo, en actitud de súplica, para hacer sus ofrendas a Cristo entre multitud de oraciones.
Al instante, dirigiéndose hacia el umbral del templo del Arcángel47, depositó sobre el fuego piadoso incienso, ofreció cirios resplandecientes y con los ojos arrasados en lágrimas, comenzó su súplica de este modo: «Príncipe todopoderoso, Padre insigne del Altísimo Verbo, luz eterna, Dios que ha modelado y
46 Es la mañana del 15 de noviembre del 565.47 Se trata del arcángel San Miguel, por quien Justino sentía una especial
devoción, pues su hijo Justo fue enterrado en una de las iglesias consagradas al arcángel. La localización del templo al que Justino se dirige es difícil de precisar, dada la proliferación de iglesias — doce, en época de Justiniano— consagradas a San Miguel.
mostrado su color purpúreo, consagrada por el poder de D ios46, y exhortaba a los emperadores a aceptar el reino que la gracia divina les había otorgado. No obstante, Justino, pese a conmover-
292 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
creado el universo, cuya sabiduría hizo el cielo lleno de estrellas, cimentó la tierra, embelleció los campos con flores, otorgó sus frutos a los árboles, la hierba a los valles; cuya fuerza creadora dio forma a los fuegos brillantes del cielo para distinguir el día de la noche, engalanó al sol con una cabellera de rayos resplandecientes, hizo menguar poco a poco a los cuernos de la luna y poco a poco crecer, dio forma a variadas figuras de aspecto diferente y creó al resto de los animales encorvados sobre sus miembros, sólo al hombre en posición erecta, al que en seguida dotó de inteligencia, dando vida al barro seco con su divino aliento. Tras quitarle una de sus costillas, consiguió dar forma a una compañera semejante al ser creado y se la entregó; y un mandato del Verbo divino hizo que se sometieran a ellos las criaturas que viven bajo el límpido cielo. ¿Qué gracias he de darte por tan inmenso don, creado, en mi pequeñez humana, a la imagen del infinito Creador? Aquí me tienes, una parte insignificante de la creación, sometido ante tus ojos, Altísimo. A ti sólo sirvo, ante ti inclino mi cabeza; sólo ante ti se doblan todas las rodillas, al que temen todas las cosas y ante quien tiemblan los elementos. Lo que ven los hombres y lo que no les está permitido ver, se muestra transparente ante tus ojos; ellos te sirven, te adoran y alaban tu creación. Si me ordenas ostentar el poder de Roma y subir al trono de mi padre, si ha sido de tu agrado el confiarme a tantas naciones, permíteme poder cumplir tu voluntad. Tú dominas a los enemigos, subyugas a los soberbios y sus enloquecidos corazones, Tú obligas a los reyes a servir como esclavos. Concédeme, así lo deseo, la capacidad de llevar a buen término tus preceptos». Agradaron al Padre las piadosas palabras de la plegaria de Justino, el Hijo escuchó la oración del suplicante y el Espíritu Santo dijo «¡reina!». La voz secreta de Dios se dio a conocer con el desenlace de los hechos: no se hubieran producido si la santa voz de Dios no lo hubiera ordenado.
LIBRO II 293
La purísima consorte del ilustre im- P legariaa perio se dirigió también al elevado
la Virgen de Sofía templo de la Virgen y Madre48 y, trasacompañada de su hija franquear bajo buenos auspicios su ve
nerado umbral, se detuvo, deslumbrante, con las manos extendidas ante el piadoso rostro y, con la mirada baja, comenzó estas plegaria: «Virgen, Madre santísima so del Creador del mundo, soberana del alto cielo, que eres, de modo sorprendente, la única en ser verdadera madre, permaneciendo virgen, elegida por Dios como madre, sin semen de pa- 55
dre; al concebir, por tu fe, al Verbo, diste vida a nuestra salvación. ¡Oh, piedad admirable de Dios que causa espanto el pronunciarla! El Señor Dios, creador de los cielos, única imagen de Dios Padre, se cubrió con un velo de auténtica carne, encarnándose de una virgen con forma de esclavo. ¿Qué dignos 60
honores hemos de ofrecerte a ti, bendita, y a tu Hijo, en pago a tantos bienes? A ti, gloria de las madres, ruego tu auxilio; que siempre te adore y te reconozca como señora y protectora del nuevo imperio de Justino. Conserva, ilustre, nuestra cabeza, 65 concede al imperio tu protección, dirige nuestra vida, lleva a buen término lo que ha sido comenzado; concédenos el éxito en todo, según nuestras buenas disposiciones; somete a los pueblos feroces y que perezcan los soberbios bajo justa espada. Que viva yo siempre bajo vuestra protección». Pronunciando 70
aún numerosas súplicas con piadosas palabras, tras depositar su ofrenda de cirios, volvió al alto palacio. Le acompañaba a su divino costado su hermosísima hija49 que podría vencer a la lu
48 Podría tratarse de la iglesia de Nuestra Señora de Chalcoprateia, que se encontraba cercana al palacio, frente a la puerta occidental de Santa Sofía, aunque de nuevo su ubicación resulta problemática al ser más de cien los templos de la Virgen en Constantinopla y alrededores.
49 Arabia, esposa de Baduario (cf. I I 284), era la única hija viva de Justino Π y Sofía, al haber fallecido otros dos hijos de los emperadores, Justo (cf. nota2 supra) y la pequeña Firmina.
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na llena con su resplandor, de la misma estatura que su madre, de esplendor semejante en su elegancia, igual de hermosa y parecida a su madre en la blancura de sus mejillas. Sus ojos resplandecen con el brillo del fuego. Las diferenciaba el nombre y la edad, pero no la gracia de su distinguida belleza. Como el brote de un árbol que nace de la raíz de su madre y alza altivo su copa entre las altas ramas para igualar la sombra materna con sus nuevas hojas, mientras su madre se regocija al tener como igual a su propio vástago que florece de su semilla y dichosa, eleva hasta las brisas sus feraces ramas, contemplando desde su copa los campos sembrados.
En aquel momento el príncipe pe-Descripción de las netraba jubiloso en la divina morada y
vestiduras imperiales ja muititud, en su regocijo, llenaba losde Justino. , . , T ... , . ,, . „ amplios salones. Los fieles servidores,Imposición del collar r
al emperador según su respectiva función, se apresuraban a ofrecer sus manos a su servi
cio. Sacan y traen la vestimenta imperial, el valioso cinturón recamado de pedrería y la corona para su sagrada cabeza50. Justino se despoja de su anterior indumentaria, permaneciendo sólo vestido con un manto que acrecentó el resplandor de sus reales miembros, como cuando una densa nube comienza a desgarrarse y el aire transparente deja ver el cielo sereno, el sol envía sus rayos resplandecientes y todos los elementos se congratulan de haber visto la luz. Al instante, levanta la hierba su suave cabeza, germinan los sembrados, maduran los frutos y la misma luz se regocija al contemplar las tierras. «Éste es el famoso día», dijeron los súbditos llenos de gozo, «que tu bondadoso padre había predicho a través de su santa boca».
50 Con la preparación de la indumentaria imperial se inicia el ritual de la coronación de Justino Π.
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El príncipe avanza y viste sus piadosos miembros con una túnica, cubriéndose con un vestido dorado con el que resplandeció en todo su esplendor y despidió su luz que disipaba las oscuras tinieblas, aunque aún no se había mostrado el sol en el cielo. Sus pies resuenan con el purpúreo y brillante coturno; ató sus regias piernas con cintas escarlatas — obra del cuero persa, teñido con la púrpura campana51— con las que suele el emperador romano en su victoria pisar a los tiranos sometidos y doblegar el cuello de los bárbaros. Eran apreciadas por su color rosado de sangre, alabadas por su tono púrpura y fueron escogidas por su tacto suavísimo para los sagrados pies. Sólo a los emperadores, bajo cuyas plantas hay sangre de reyes, es apropiado utilizar esta indumentaria; con seguridad, todo misterio es demostrado con un razonamiento seguro de los hechos. Un resplandeciente cinturón52, cuyo brillo irradiaba su noble pedrería y oro fundido, ceñía sus regios costados y un divino vestido le caía, sujeto desde el pecho, suelto hasta la rodilla, blanco con una lujosa orla. Un manto de brillante púrpura se extendía sobre sus reales hombros que, recamado de oro resplandeciente, vencía a la luz cuando el príncipe mostraba su diestra53. Un broche dorado54 sujetaba con su curvo mordisco los bordes que se unían y sobre los eslabones de sus cadenas brillaba la pedrería, gemas que otorgó la feliz victoria en la guerra contra los getas y que Rávena benévola devolvió a los
51 El adjetivo alude a las industrias de tintes situadas en la región de Campania.
52 El cinturón, que no formaba parte de la vestimenta imperial durante los dos primeros siglos del imperio, fue introducido por Vitelio.
53 La clámide, como muestran las representaciones del emperador en los mosaicos, estaba abierta en el lado derecho para dejar pasar el brazo.
54 Las fíbulas eran piezas de especial importancia en el atuendo imperial. En el reinado de Alejandro Severo existió incluso un praepositus a fibulis.
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emperadores y trajo Belisario de la corte vandálica55. Las pruebas de tus victorias, piadoso Justiniano, permanecen bajo la protección y el gobierno de Justino sobre el mundo; vuestros nombres serán cantados a través de todas las épocas y los pueblos venideros narrarán vuestros prodigios. Un collar de oro consagrado, que las manos de Armado pusieron en torno a su cuello, inauguró su divino imperio56; al tiempo que hacía esto y extendía tres veces su diestra con la ofrenda, dijo: «Te confiero, Justino, la dignidad imperial», «y yo te designo como tribuno», respondió el emperador. Afortunado Armado que fue el primero en oír las palabras del soberano y el primero en recibir solemnes dones.
Cuatro jóvenes elegidos levantan en el aire un enorme escudo de forma circular; Justino, elevado por las manos de sus asistentes, permaneció encim a57, erguido, como su inicial, que de trazo estable, nunca se dobla, consa
grada por tres nombres que rigieron el imperio con poder semejante 58; todos de un mismo linaje, su gobierno fue sucesivo, la época de su reinado consecutiva y su poder ininterrumpido. El imperio ha avanzado según su lógica sucesión: el reinado de
35 En el año 534 Belisario trajo a Constantinopla el tesoro real vándalo del que se había apoderado en Hipona.
56 La im posición del collar suponía el reconocimiento y aceptación del poder imperial por parte del ejército. El rito era llevado a cabo — desde Anastasio y Justino I— por el cam piductor lanciariorum, suboficial de uno de los cuerpos de las tropas de palacio. El campiductor Armado, encargado de la misión, fue elevado al grado de tribuno, siendo frecuentes este tipo de promociones con el advenimiento de un nuevo emperador.
57 Este rito, que formaba parte del ceremonial de la coronación, era de origen germánico — es conocido desde T á cito (B ist. IV 15)— y se realizó por primera vez en la coronación del emperador Juliano el Apóstata, en el 360 d. C.
58 Justino I, Justiniano y Justino Π.
Descripción de las vestiduras imperiales
de Justino, imposición del collar
al emperador
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dos de ellos permanece ya transferido al cielo y ahora nos asiste el mayor y común bienhechor del orbe, a quien los reyes confían sus cuellos sometidos, cuyo nombre temen y cuya divinidad adoran. El distinguido príncipe se alzó sobre el escudo, 150
como imagen del s o l59; una nueva luz resplandeció desde la ciudad. Y un único y mismo día favorable se admiró de que se alzaran dos soles al mismo tiempo. ¿Acaso mi poema sobrepasó su límite? Causará sorpresa quizá el haber dicho que nacieron dos soles a un tiempo. Pero no se dirá que mi boca pronun- 155
ció palabras vacías o imágenes sin sentido, si se examinan mis afirmaciones; pues el espíritu del justo resplandece más que el sol, no se sumerge en las aguas, no retrocede ante las tinieblas, ni lo cubre la oscura sombra. La luz de las buenas acciones brilla con eterno resplandor.
Cuando vio que todo había sido cumplido según el ritual de sus predecesores, el patriarca Juan60, de edad madura, bendijo al emperador que permanecía en alto y, entre plegarias al poderoso Señor del cielo, ordenó consagrar la cabeza del soberano 160
con la sagrada diadema y al colocarla con gozo sobre su cabeza (***)61. Resonó de repente el clamor de los senadores, a conti- 165 nuación crecen los vítores de los súbditos, a los que respondió el eco. Alaban con múltiples elogios los nombres de los soberanos; innumerables voces desean vida a Justino y en igual número aclama la población en pleno a la emperatriz Sofía. Miles 170
59 La comparación del emperador con el Sol es un tópico de la literatura panegirística. En la iconografía o la numismática, a partir del siglo m, se representaba al emperador como el Sol sobre su carro.
60 Es Juan ΙΠ, al que llamaban «el Escolástico», patriarca de Constantinople desde abril del 565 hasta su muerte en agosto del año 577 y unido a Justino Π por estrechos lazos de amistad.
61 El patriarca interviene en la coronación a partir de los años 450-457 y es en el siglo vi cuando la coronación religiosa se asocia a las ceremonias militares, legitimando de este modo el patriarca el poder concedido por el ejército al emperador. Falta el resto del verso.
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de voces diferentes cantan mil alabanzas; dicen que Justino y Sofía son dos luces iguales para el mundo; «¡reinad los dos durante siglos!», dicen y desean años venturosos a sus felices monarcas. El griterío resonó durante largo tiempo y al final cesó.
175 Tras su coronación, Justino subióDiscurso de Justino al trono de sus antepasados y se sentó
ante el senado. haciendo la venerable señal de la cruzAclamaciones
de los senadores Y con la mano levantada, ante el senado en pleno, allí presente, comenzó a
hablar de este modo por su piadosa boca: «Dios que reina sobre todos los reinos nos ha otorgado el reino de nuestros antepasa
do dos y concedido la corona paterna. El Creador del universo me ha impuesto la tarea, que Él mismo ha creado, del gobierno. Alabamos la obra del Hacedor y admiramos a un temible soberano. Le damos gracias y le manifestamos nuestra gratitud. De
185 su propiedad es todo lo que somos, como lo demuestra la razón y (***)62. Un ser vivo está formado por muchos miembros, pero es la cabeza quien los gobierna63. A sí pues, Dios creador, cuando dio forma al hombre (***)64 de modo que la cabeza go-
190 bernara sobre todos los miembros. Para cuyo gobierno se ha unido a la cabeza la sabiduría que, al estar situada en la cumbre del cuerpo65, observa sus miembros con mirada serena, de manera que, a aquellos que ve en su sagacidad, con ojos atentos, debatirse con la enfermedad que esclaviza su cuerpo, cure y expulse con medicinas sus perniciosos males. El imperio romano
195 está dispuesto a la perfección en un solo cuerpo, del que está
62 Sólo se ha conservado el comienzo del verso 185 (et rerum certas).63 Coripo utiliza una antigua alegoría (cf. L iv io , I I 32; C icerón , Offic. ΠΙ
22; Sé n ec a , D e Clement. 1 5, 1 y Vulg. I Cor. 12, 12 s.) en la que compara al Estado con el cuerpo humano.
64 El verso 188 está incompleto.65 La imagen de la cabeza como la ciudadela del cuerpo procede de
Platón (Tim. 70a; Rep. 560b).
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permitido decir que se compone de muchos miembros. Nosotros somos, por consiguiente, la cabeza de este cuerpo consolidado. Sabiduría ha sido elegida como consorte de esta sagrada cabeza, para que, en su clarividencia, gobierne conmigo el mundo que me ha sido confiado, sentándose en el mismo trono. 200
Vosotros, los miembros que estáis más cerca de mí, senadores, la mayor esperanza de nuestro reino, vosotros sois el pecho, vosotros los brazos de esta cabeza, vosotros de cuyos consejos y desvelos se sirvió el Estado para dominar a los pueblos y someter reinos. A mí me ha sido encomendada la más alta fun- 205
ción en el gobierno del imperio. Y ya que es nuestro cometido el gobernar el mundo sometido, también os encomendamos a vosotros el velar por el interés del orbe. Hablamos a hombres leales y os exhortamos con estas palabras. Ante todo hay que venerar a Dios con todas las fuerzas, siempre hay que adorarle, siempre temerle y amarle, a Él que ha creado todo el esplendor 210
del bello universo. Nosotros intentamos imitar, según la capacidad de nuestra naturaleza, al que lo crea y lo da todo. Por voluntad divina yo mando, como cabeza sobre sus propios miem- 215
bros. Reservad una misma justicia para todos los pueblos por igual y mantened los límites de la ley; gobernad al pueblo como deben gobernarlo los verdaderos padres del imperio y protegedlo como a vuestros propios pies y miembros inferiores, pues no debe concederse menor atención a los miembros más 220
humildes. Vemos, según la ley de la naturaleza, que las manos, cuando se aproximan a los pies, les prestan su ayuda y nos damos cuenta de que los ojos, con los que vemos lo que está más bajo, son los servidores de los pies. Allanad los caminos ante vuestros pies; no menospreciéis la parte que es apropiada para grandes funciones y duros esfuerzos, mediante la que se transporta todo el cuerpo con la cabeza en lo más alto. Quien anda 225
con pies rectos no se inquieta ante mal alguno ni teme la ofensa: el camino recto desconoce la caída. Es más, incluso al cabe-
300 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
lio hay que otorgar el cuidado diario. Que nadie considere despreciable lo que sabe que concierne al cuerpo. Que la gravedad, que el ejemplo de los senadores se difunda por el mundo ente-
230 ro. Que se eviten los asesinatos, que se ponga fin a los altercados entre las facciones66, que no se presente ocasión alguna para el ultraje, que cese la injusta práctica de la avaricia. Perdonad a quienes se nos han sometido, doblegad el cuello de
235 los soberbios. Que su propia culpa castigue a los culpables, que las leyes protejan a los pacíficos.
Dirigid hacia aquí, varones, vuestros oídos y toda vuestra atención y aprended de nuestras palabras la confianza que os otorgamos. Los campesinos cultivan sus propios campos, desean las cosechas con el trabajo diario y labran la tierra con el
240 arado. La productiva tarea se reparte entre los buenos colonos: un grupo destripa terrones, otro confía las semillas a los surcos; otro grupo canaliza las límpidas aguas y riega los huertos con el agua que traen los canales. La tierra sabe enriquecer a los co-
245 lonos que la cultivan. Del mismo modo el Estado, como la tierra fértil, cubre de riquezas a quienes le han prestado sus servicios; el senado es su gran esperanza; éste florece con su virtud, fidelidad, severidad y rigor. Quienes velan por el Estado recibirán una gran recompensa. Que nadie se apodere de la propie-
250 dad del fisco. Sabed que el fisco desempeña el papel del estómago, por el que se alimentan todos los miembros. Si el estómago está vacío, desfallecen todos los miembros, pierden su vigor y los huesos contraídos permanecen rígidos cuando la médula se seca. A todos nutre el fruto del sagrado fisco, del
255 que se obtiene el bien común, el apoyo común. Que el fisco sea
66 Alusión a los enfrentamientos entre los Azules y los Verdes (interpreto populorum con el valor del griego démoi que designaba las facciones del circo. Cf. II 336), provocados, no sólo por la competencia deportiva, sino por una ideología social y política diferente. Bajo el poder de Justino no se conocieron altercados de gran importancia.
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protegido sin ofender a ningún hombre justo; que tome lo que le pertenece y deje la propiedad privada. Practicamos la justicia67, otorgamos nuestro respeto y afecto a los hombres justos; esta justicia os encomendamos y os ordenamos conservarla. Muchas cuestiones fueron descuidadas mientras vivía mi pa- 260
dre68, por lo que el fisco arruinado contrajo tantas deudas que pretendemos saldar, llevados por la compasión, a los desdichados ciudadanos. Que el mundo entero se regocije de que en la época de Justino se reparó lo que no se hizo ni se llevó a cabo por la ancianidad de mi padre. Ya no tenía el anciano interés 265 alguno; en la más absoluta inactividad, ya sólo le animaba su amor por la otra vida. Toda su mente estaba en el cielo; sin acordarse de este cuerpo, pensaba que ya había franqueado la apariencia dé este mundo. Y aunque agotó los ingresos del arruinado fisco, no obstante, conservo la bendición de mi santo 270
padre que es capaz de repararlo todo y restablecer lo que se ha arruinado. No permitimos que nadie cause daño al sagrado fisco, ni consentimos que nadie sea maltratado en su nombre. Que todos disfruten de sus bienes y hagan uso de sus derechos».
Una vez que el emperador pronunció este discurso con voz 275
sosegada, el senado lo adoró, postrado, alabando sus piadosas palabras y el griterío de la aclamación se elevó hasta las estrellas.
67 La justicia era la cualidad principal que se exigía a un emperador, por la cual éste se constituye verdaderamente como representante de la autoridad divina.
68 La situación política a la muerte de Justiniano era desastrosa. Justino alude al estado crítico del erario público, obligado a contraer numerosas deudas, pero a esto hay que añadir el descontento del ejército, en el que abundan las deserciones y los enfrentamientos entre las facciones del circo, prueba del gran malestar social. Justino adoptaría una serie de medidas durante su mandato para paliar esta situación.
302 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
280
Justino se dirige al circo,
donde es aclamado p o r la multitud
Al instante, Justino se dirigió a la tribuna del inmenso circo69 para ver al pueblo en su regocijo y exhortarle con su piadosa elocuencia. Entonces avanzan en larga fila los nobles y el senado
en todo su esplendor. Entre los primeros, distinguido por su venerable rostro y gozoso al servicio de su hermano, iba Mar-
285 celo70; y Baduario71, nuevo administrador del sagrado palacio, sucesor de su suegro, pues en seguida fue nombrado curopala- tes. Diferentes en edad, pero semejantes en afán y voluntad, ambos patricios, ambos queridos por el emperador, resplandecían como dos estrellas radiantes, estrellas que adornan el cielo
290 con potente luz y que sólo pueden ser vistas cuando aparece el sol y desaparece la masa de las estrellas, cuando todos los astros palidecen y la luz que nace contempla la hierba tocada por su resplandor y el nuevo día cubre las estrellas.
Un cursor72 se adelantó corriendo a dar la señal, colocan- 295 do una lámpara, según la costumbre. Un murmullo de júbilo se
extiende entre el alegre gentío. El pueblo, poniéndose en pie, levantó sus ojos atentos hacia el trono imperial, pues en su regocijo, deseaba con el mayor afán ver al bienaventurado sobe-
300 rano. Este salió en toda su gloria y fortaleció su serena frente con la señal del santo madero. Y cuando, tras saludar al pueblo,
69 La aparición del emperador en el circo ante el pueblo formaba paite del ritual de entronización.
70 Marcelo era hermano de Justino II. Participó en la guerra contra los persas en el año 544 y en el 562 estuvo al frente, como m agister militum, de una expedición contra los hunos.
71 Baduario era el esposo de Arabia, hija de Justino II y Sofía (cf. II 72). Su nombramiento como curopalates y comes sacri stabuli se produjo en el 572. Murió en el 575 ó 576, tras haber perdido una batalla contra los lombardos.
72 Los cursores tenían a su cargo el correo estatal y también se ocupaban de asegurar el orden en el hipódromo.
LIBRO II 303
llegó hasta los asientos, subiendo hasta el dorado trono y sitial paterno, levantado en alto con cojines de plumas y bellos tapi- 305 ces, contempló al alegre gentío y con humilde semblante, al ver a los miles de personas que le rodeaban entre aplausos, sonrió, conservando su dignidad y ofreciendo alegría a la multitud.
Cuando el emperador se sentó en el alto trono, resonó un gran clamor de alegría; el pueblo desea con múltiples voces una edad de oro para los emperadores y ambas facciones piden a gritos larga vida para Justino y ruegan por la emperatriz Sofía 310
con innumerables oraciones. Resuenan los aplausos, se propaga el regocijo de las facciones, las filas se responden unas a otras a las aclamaciones, levantan sus diestras a un tiempo y a un tiempo las bajan. Por todo el circo la muchedumbre agita con 315
empeño sus mangas blancas, al igual que las olas que avanzan apretadas una tras otra. Se organizan cantos que se acompañan de música. Levantan la cabeza a un tiempo, unas veces con los brazos alzados, otras dejándolos caer. Avanzan a la vez y a la 320
vez retroceden: la masa compacta de una multitud humana va y viene73. Se creería estar viendo las espesas copas de un bosque de coniferas jugar encrespadas por el suave soplo del euro, cimbrearse inclinando su cabellera y doblar sucesivamente, a uno y otro lado, sus frondosas ramas de flexible copa. A conti- 325
nuación, tras ser dada una señal, la muchedumbre guardó silencio y todas las gradas del clamoroso circo permanecieron calladas, como cuando sopla una brisa suave, al calmarse los vientos, y el mar de olas errantes, que es agitado por la tempestad, allana sus tranquilas aguas; entonces toda la superficie marina resplandece en honor del sol y se acalla en la quietud de 330
sus orillas.
73 Los Azules y Verdes, ambas facciones del circo, desempeñaban una importante función en las aclamaciones imperiales que se realizaban en coro con acompañamiento musical de órganos que se situaban cerca de las dos metas.
304 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
Discurso de Justino ante el pueblo
Cuando cesaron las ruidosas aclamaciones y el griterío de la población, el divino emperador con su voz augusta, en un discurso al pueblo, le hizo estas recomendaciones: «Vivid felices,
ciudadanos, es tiempo de júbilo. Regocijaos y conservad vues- 335 tra alegría, pues es Dios quien nos la ha concedido. Que nadie
turbe su dicha. Que desaparezcan las matanzas, que cesen los enfrentamientos entre las facciones. Y que ahora, después de las duras fatigas, doy mi palabra a todos, tenga el pueblo paz y
340 nosotros una diligente vigilancia. Construiré una ciudad tranquila para la seguridad de sus ciudadanos. Nosotros os tenemos bajo nuestra responsabilidad, nosotros protegemos vuestros bienes. Creedlo, la política de mi mandato no tolerará que los injustos se ensañen largo tiempo. Poned orden a vuestras costumbres; alejad vuestras manos del robo, dejad de hacer el mal.
345 Aprended la justicia y observad los preceptos de las leyes. Quien practica la justicia no temerá a ningún tribunal; ningún juez le infundirá temor; la fuerza de la ley se abatirá sobre los culpables. Sed pacíficos. Si el compañero ama a su compañero, si el ciudadano a su conciudadano, no sólo dispondré los desea-
350 dos espectáculos del circo, sino que prepararé recompensas e importantes donaciones para el pueblo. Enriqueceré con favores a la población y restableceré, durante mi consulado, el nombre negado a los cónsules después de tanto tiempo74. Y para que el mundo entero se llene de júbilo con el don de Justino,
355 los dones de mis calendas se apresuran en llegar. Mantened
74 En realidad, no se produjo, como afirma Coripo, una verdadera restauración del consulado, pues Justiniano, sin llegar a suprimir la dignidad, no nombró ningún cónsul, permaneciendo él mismo como único titular del cargo. Justino pretende atraerse el favor del pueblo con la celebración de su consulado, pues la ley sólo permitía distribuir el oro de las donaciones solemnes al emperador cónsul.
LIBRO II 305
vuestras posiciones, apresuraos, preparaos y contad con nuestra silla curul en el día prometido». El pueblo se asombró en su regocijo cuando escuchó el inesperado nombre de cónsul. Estallan las aclamaciones y un enorme clamoreo se difunde entre la alegre (población). Se oye por doquier un temblor de murmu- 360 líos y se multiplican los aplausos que resuenan con suave cadencia.
Mientras tanto, las gradas del an- Justino cho circo se quedan vacías; de todas
salda las deudas partes baja una muchedumbre de hom-de Justiniano bres que sollozan y llenan toda la arena
con documentos que extienden ante el mismo trono del soberano. Y regando sus rostros con abundan- 365 tes lágrimas y con el cuerpo postrado en tierra, cayeron de bruces. «Compadécete de nosotros, estamos acabados», resonó durante largo tiempo una voz potente. «Lee las sagradas cédulasde tu padre, calcula la cifra a partir de tantos documentos ypresta ahora auxilio a tus siervos. Nosotros confiamos nuestras pertenencias a quien nos lo ordenó. ¿Quién os negaría a voso- 370
tros, los emperadores, lo que os pertenece, pues vuestro es todo lo que el mundo posee? Tú sabes, el más insigne de los soberanos, hasta qué punto es provechoso el comercio público para vuestro fisco. ¿De dónde procederán los tributos anuales para tu imperio si nuestra fuerza desfallece? A tu servicio están todos nuestros actos. Nosotros llamamos bienes privados a tus 375
posesiones. Apenas si, arruinados, nos queda el alimento cotidiano que un largo día y la suerte nos proporciona tras un largo esfuerzo y nos restablece por la noche un ligero refrigerio». Sin poder soportar largo tiempo el llanto amargo de tantos hombres, compartió su dolor compadecido y se sometió piadosa y libremente a sus propias leyes. «Las deudas», dijo, «deben ser 380 saldadas por quien ha sucedido a su padre como heredero». Ordena traer a sus fieles sirvientes su tesoro personal. En seguida
306 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
acudieron numerosas cuadrillas con sus robustos brazos carga- 385 dos de cientos de libras. Las descargaron de sus hombros. La
multitud se concentra en un solo grupo y el circo entero resplandeció con el oro esparcido. Entonces, tras ser expuestas las cuentas en público y ante la vista del pueblo, pagó las deudas de su padre y recogió los títulos de deuda.
390 ¡Cuánta alegría en aquel momento, cuánta aclamación! Por doquier se eleva hasta el cielo el alegre griterío de las aclamaciones populares. Se admiran los nobles ante tal espectáculo, se admira el pueblo: por una parte brillan las resplandecientes llamas con los documentos ardiendo, por otra, brilla el amarillo
395 oro que rivaliza con el fuego; por un lado echan al fuego los documentos, por otro, equilibran en peso las monedas de oro esparcidas sobre el platillo de una balanza, empujándolo con el pulgar. Después se van con los pliegues de la túnica repletos, cargados bajo el peso de las monedas. Alzando los ojos ruegan por la vida del emperador. Justino fue considerado más genero-
400 so y benévolo que su padre. ¡Con qué fuerza de carácter aplastó el afán de lucro, saldando las deudas del Estado, por voluntad propia, con su oro privado, señor compadecido de sus siervos menesterosos! Con esta sola acción el nuevo emperador en su piedad ha vencido a todos sus antecesores. Aunque realizara
405 después mejores acciones, éste era, sin embargo, un primer presagio que ninguno de sus antepasados vaticinó que los emperadores anteriores llevaran a cabo.
servar el pudor ante las adversidades. El grupo iba sin prestar atención a su sexo, con deplorable aspecto, en medio del gentío. Cuando llegaron a la venerable tribuna del emperador, to-
410
E l emperador proclama una amnistía
y regresa al palacio imperial
A continuación se produjo otra obra piadosa de semejante importancia. Se presentaron esposas y madres que lloraban por sus maridos e hijos presos: un profundo dolor no sabe con-
LIBRO II 307
das dieron con sus pechos en la dura tierra, gritando: «Eres misericordioso, todo lo puedes. Mira estas piadosas lágrimas, li- 415
bera a los desgraciados, devuelve a estas madres sus hijos, a estas esposas sus maridos. Que este día sea dichoso para todos; que nadie, emperador, viva en la triste/a tu alegría. Borra los delitos de todos para que el mundo dichoso se alegre de la indulgencia del emperador». Contempló el piadoso emperador 420
estas lágrimas, asintió a las súplicas de las desdichadas y ordenó que todos fueran absueltos de sus crímenes, a la manera de Dios, pues es Dios aquel a quien corresponde con una sola palabra ajusticiar a los malvados y librarlos de la muerte. Creedlo sin rebuscamientos, pues no es atrevida mi palabra. Quien esto lleva a cabo, Dios es. Dios está en el corazón de los monarcas. 425
Esto es lo que Dios soberano ordena a los soberanos. Cristo concedió toda la autoridad a los señores de la tierra. Aquél es Todopoderoso, éstos son la imagen del Todopoderoso.
Tras haber hecho entrega además de otros muchos presentes en solemne donación, Justino se despidió de la multitud y volvió al alto palacio.
LIBRO TERCERO
Nada más tocar el umbral de la augusta morada, aunque ya había transcurrido la sexta hora de ese día festivo, el emperador no reclamó deliciosos manjares ni agradable bebida, sin ha
ber antes confiado al sepulcro el santo y venerable cuerpo de su padre, al que honró con magníficas exequias. Ante la puerta estaba ya la (comitiva); por todos los lugares de palacio y a lo largo de los pórticos se encontraba el senado mezclado con el pueblo, dentro lloraban los servidores. Había mil vasos de oro, mil adornos en las columnas, mil vasos de plata con cirios que llenaban los salones, dispuestos cada uno en su lugar, siguiendo una ancestral costumbre. Un penoso menester bullía en el inmenso palacio.
El elevado catafalco resplandecía con incrustaciones de piedras preciosas, que ganó en épocas remotas la supremacía romana, joyas ofrecidas por el verde Nereo y la tierra de la India75
75 Con la alusión al «verde Nereo» se refiere al mar cuyas joyas son las perlas. En cuanto a las joyas de la India, Coripo se sirve del tópico por el cual se consideraba que las gemas procedían de este lejano país (cf. T ibulo , II 2, 15; C laudia no , V III585-586).
Exequias de Justiniano. Adiós de Justino ante el cadáver.
Tristeza de los súbditos
310 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
y que trajo César desde el palacio de Menfis como presente de la suplicante Cleopatra cuando, tras haber sobornado al centinela, venía, pálida, a romper las cadenas de su hermano76. Vistas de frente, emitían resplandores, mas no eran de luz, sino de fuego. La luz brillaba por doquier, haciendo relucir los dorados artesonados del magnífico techo. Queman incienso de Saba y derraman sobre páteras allí colocadas miel aromática y bálsamos de perfumada esencia. Se disponen multitud de otras especias y extraordinarios ungüentos para conservar el sagrado cuerpo hasta la eternidad. Así fue el último homenaje que rindió a su padre el emperador Justino, más piadoso que César Augusto77. Cuando, entrando el primero, vio el venerable cuerpo, se dejó caer entre lágrimas y recogió los helados besos de su divino padre, pronunciando estas palabras: «Nosotros lloramos entristecidos y profundamente apenados. Tú, padre santísimo, estás dichoso, ausente, entre escuadrones de ángeles y, una vez enterrado tu cuerpo, contemplas ya a Dios y disfrutas de una vida mejor bajo la luz de un sol sobre el que no se precipita noche alguna. ¡Adiós, padre ilustre, adiós! ¡Adiós para siempre, padre amado!». Sin más demora, ordena con una señal majestuosa levantar el féretro; la muchedumbre avanzó, saliendo de todos los lugares del palacio y el entristecido cortejo encendió cirios fúnebres. Personas de uno y otro sexo y de todas las edades acuden al funeral. ¿Quién podría enumerar las maravillas de semejante comitiva? Por una parte, la venerable clase de
76 Coripo se inspira en los versos de L u c a n o (X 56-58): cum se parva Cleopatra biremi / corrupto custode Phari laxare catenas intulit Emathiis ignaro Caesare tectis.
77 La pietas de Justino hacia el emperador Justiniano fue mayor que la de Augusto hacia César, aunque, en realidad, el funeral en honor de Julio César al que alude Coripo, fue organizado, por la madre de Octavio Augusto. Coripo lo atribuye al hijo siguiendo la tradición panegirista, uno de cuyos tópicos consiste en la comparación con Augusto.
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los diáconos entre cánticos, por otra resuena un coro de vírgenes cuya voz hace vibrar el cielo. Caen las lágrimas como la 45 nieve; los vestidos de todos estaban mojados con una lluvia de llanto, mientras que los ojos humedecidos, anegados en su propia fuente, regaban rostros y pechos. Las madres, enajenadas, iban con los cabellos sueltos: unas ante las puertas, otras en la parte superior de los edificios, llenando las altas ventanas en apretada muchedumbre. Como un coro de aves que se concen- so
tra en las orillas del hiperbóreo Istro7S, a las que el crudo invierno fuerza a abandonar las heladas tierras; obligadas por el hielo y la nieve, se agrupan en multitud y, apiñadas en un solo lugar, pretextan retrasos y no quieren abandonar el río. Muchos 55
quemaban piadoso incienso al paso del cortejo; el pueblo afligido corría por doquier en su afán de contemplarlo. A todos un solo afecto, a todos un justo pesar les provocaba el llanto y lloraban ante la vista del féretro, hasta que, tras penetrar en el atrio del templo de los Santos Apóstoles79, colocaron los ilus- 60
tres restos en el sagrado sepulcro que él, llevado por su devoción, se había hecho erigir de oro puro.
Una vez que sobrevino la calma, la E l pueblo aclama población, en su alegría, adornó por to-
a los nuevos emperadores da la ciudad las sagradas murallas y Ju stm o y Sofia coronó de guirnaldas los edificios. Se
arrebata a los prados su hermosura, se arranca todo bosque colmado de frutos, así como las ramas del verde olivo. Adornan las jambas de las puertas, decoran con 65 junco los umbrales y por todos los barrios despliegan colgaduras en señal de fiesta. Los jóvenes entonces comienzan a bailar
78 Nombre antiguo del Danubio inferior.79 La iglesia de los Santos Apóstoles fue inaugurada en el año 550. Su
nombre procede de las reliquias de los apóstoles Lucas, Andrés y Timoteo que se encontraron bajo la basílica sobre la que fue construida la iglesia. En ella fueron enterrados Justiniano, Teodora y otros emperadores.
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y a pronunciar una alabanza tras otra; dan golpes en el suelo con sus pies, doblan las piernas con paso flexible y retoman nuevos cantos de extraordinaria melodía. Proclaman que Justino y Sofía, en su piedad, son dos luces resplandecientes. Órganos, plectros y liras resonaron por toda la ciudad; se ofrecieron mil clases de espectáculos, mil festines, hubo danzas, risas, ajetreo, regocijo y aplausos. Desean larga vida a los emperadores entre alegres clamores. «Tras la vejez», afirman, «el mundo se regocija por su rejuvenecimiento y busca los principios de su aspecto originario. Desaparece ahora una edad de hierro y surge una edad de oro80 en tu época, Justino, esperanza de la ciudad y del mundo, resplandor del imperio romano, gloria añadida a todos los emperadores que te precedieron, cuya sabiduría victoriosa obtuvo la más alta cumbre del reino paterno». Repiten el nombre de Sofía, llamándola «segunda luz» y añaden un nuevo canto con aclamaciones.
Mientras tanto el emperador, sereno, había comenzado junto con su sagrada esposa a gozar de los felices placeres de la mesa imperial81, de los regios manjares, de los gratos dones de Baco, que provenían de la fértil Sarep
ta 82 y de Gaza, que Ascalón83 y Creta habían entregado a los alegres colonos y los que produce la antigua Tiro y el Africa fecunda84 o los que obtiene Méroe, Menfis y la resplandeciente
80 Cf. nota 31.81 La mesa imperial, separada del resto, se reservaba a la familia imperial
y a los invitados de prestigio.82 Sarepta estaba situada en la costa palestina, entre Tiro y Sidón, y era fa
mosa por los vinos que se obtenían de sus ricos viñedos.83 Situada al norte de Gaza, en Palestina.84 Las relaciones comerciales entre Cartago y la parte oriental del imperio
eran importantes, incluso durante la ocupación vándala. Estos contactos se faci-
Banquete imperial.Frugalidad
y mesura de Justino. Descripción de
la vajilla imperial
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Chipre85 o los que proporcionan las viejas vides —que el ítaco Ulises plantó con sus propias manos mientras protegía la casa de Laertes en la ciudadela ebalia, cuando aún no evitaba los pe- 95
ligros de la guerra de Troya86— en su robusta madurez; o los vinos que extrajo el viñador de las uvas de Metimna que exhalaban un extraordinario perfume a límpido falerno87. Se mezclan los antiguos dones del vino palestino, blanco por su color de nieve y muy ligero por su suave sabor. Al brillante metal en- 100
tregaban oscuro vino crisático88, que la naturaleza produce sin que necesite de la líquida miel, y lo mezclan con la ofrenda del vino de Garizim89. ¿Quién podría contar todo lo que ofrece a los monarcas el orbe y todas las provincias sometidas al imperio romano? Pese a la abundancia de estos bienes presentados
litaron tras la reconquista bizantina. C oripo , en su Juánide (Π Ι331-332), cita la alegría de los mercaderes tras la expedición de Belisario.
85 Méroe, situada en el Alto Nilo, era la antigua capital de Etiopía; al igual que Menfis y Chipre, era famosa más por su fertilidad que por sus vinos.
86 U lises de ftaca, hijo de Laertes, era uno de los héroes de la guerra de Troya. Coripo, según A n tès (Éloge..., pág. 56, n. 1), pretende dar prestigio a los viñedos de ítaca al asociarlos al nombre de Ulises, suponiendo que fueron plantados por el héroe. En cuanto a la ciudadela ebalia, es ítaca o la «ciudadela de Penélope», hija de Icario, que era, a su vez, hijo de Ébalo, rey de Esparta. Por último, Coripo alude a un episodio posthomérico en el que Ulises se fingió loco, intentando evitar su participación en la guerra de Troya.
87 El vino de Metimna, al sur de Lesbos, es mencionado a menudo por los poetas latinos (cf. V ir g il io , G eórgicas I I 89-90; H o r a c io , Sátiras I I 8, 50; P r o pe r c io , IV 8, 37-38; O v id io , A rte de Am ar I 57; Silio I tAl ic o , VII 209- 211). El falerno es el vino, muy apreciado, procedente del territorio del mismo nombre en la región de Campania. Horacio cita este vino con mucha frecuencia.
88 De los pocos textos que hablan de este vino del Ática, para A n t è s (Éloge..,, pág. 116) el de Coripo es el más explícito al aclarar que se trataba de un vino dulce natural.
89 El monte de Garizim, en Samaria, era famoso por sus viñedos. Según A ntès (Éloge..., pág. 116), Coripo es el único que hace referencia a sus viñas, aunque los viñedos de Palestina son mencionados también por la Biblia.
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105 con gran magnificencia, el soberano, con su acostumbrada moderación y parquedad en la comida, tomó escaso alimento y cuanta bebida pueda tomar un espíritu sobrio, sin perder la moderación gracias a su severidad. La misma preocupación por su reinado y su espíritu sosegado le inducen, con razón, a comer con mayor frugalidad y, en cuanto a la bebida, poca necesita la
110 sabiduría. Colocan sobre las brillantes mesas platos de oro recargados con el peso de sus gemas. En todos ellos estaba repre-
115 sentado Justiniano. Esta representación pictórica era del agrado de los soberanos que se regocijaban, como hijos afortunados, al contemplar la efigie de su padre. Se podían tomar por auténticas y con vida las imágenes allí representadas. El arte y la materia, hubieran podido darles vida si tú, naturaleza, no les negaras el derecho a darla. A la condición humana se ha permitido vivir tras la muerte gracias al prestigio: la propia gloria conser-
120 va el nombre ilustre. El mismo Justiniano había ordenado reproducir en cada vaso con el oro extranjero la historia de sus victorias, en la época en que, triunfante, había cargado de cade-
125 nas a los tiranos capturados cuando, en su cuarto consulado90, pisaba el elevado Capitolio en cortejo triunfal. Los sagrados monarcas conversaron sobre su divino padre durante la grata comida; entonces, entre manjares y deliciosas bebidas, ensalzan su glorioso nombre con las mayores alabanzas, reconocién-
130 dolo vivo en sus labios. Ningún monarca amó de tal modo a su predecesor, aunque fuera un hijo el sucesor en el reino paterno. Su muy amado padre siempre estará ante los ojos de su hijo en todo instante y siempre permanecerá en su corazón.
90 El 1 de enero de 535. Justiniano había ordenado hacer una vajilla que ilustrara su triunfo sobre los vándalos con el oro obtenido en la campaña de Be- lisario, a finales del 534, cuando éste capturó al rey vándalo Géilamir y a su familia.
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Una vez que tomaron las últimas Vigilia copas de aquella cena digna de dioses
de los emperadores s e ca]m¿ ej a]e g re bullicio de la ilus-que se ocupan J σ
de los asuntos de Estado tre mesa que este Primer día había convocado, ambos soberanos se levantaron
serenos del alto lecho para dirigirse a sus dependencias particulares, Mas no abandonaron sus corazones al inactivo sueño, pues quienes tienen la piadosa tarea de gobernar tan numerosos pueblos, de someter a crueles tiranos, de tomar decisiones y ordenar los asuntos del mundo mantienen su mente despierta. Al talento de los hombres conviene reconocer que deben ser admiradas más que enumeradas las importantes decisiones que tomaron para la seguridad del imperio. ¿Quién estaría suficientemente dotado para enumerar, en un poema que se precie, los prodigios de tantas hazañas divinas? ¿Con qué palabras, con qué alabanza podría representarlas? Divina y protectora emperatriz, nombre santo y venerable, bien inmortal, Sabiduría de nuestra lengua, consagra este poema bajo tus auspicios, vuelve tu mirada al que canta tus deseos y ofrece, en tu clemencia, ayuda a este suplicante.
La dorada luz del día había visto Hacen acto de presencia p0r séptima vez91 el mundo en su rego-
las tropas y cijo, expulsando los fríos invernaleslos distintos funcionarios
palaciegos con una plácida primavera. El sol naciente, que todo lo tocaba con sus ra
yos más ardientes, había entibiado las heladas escarchas con su apacible fuego. Todos los elementos se regocijaban, una suave temperatura los calentaba y la nueva Roma cumplía sus deseos. Se adornó el palacio imperial y, por orden del soberano, se hizo venir a todos los dignatarios y se ordenó a la guardia de pala-
91 Se trata del 21 de noviembre del año 565.
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160 cio92 permanecer en sus puestos. Y al instante, según el orden determinado, el grupo de los ordenanzas, de los mensajeros, de la policía secreta93, la guardia especial94, junto con los tribunos de palacio y el cuerpo de protectores95 bajo el mando de su jefe, toda la multitud del personal palatino se presentaron con di-
165 ferente atavío, aspecto, indumentaria y condición. El numeroso cuerpo de los centinelas96 que vigilaban el divino palacio, apiñados desde la misma puerta por los extensos pórticos, protegía a modo de muralla la parte izquierda y derecha entrelazando sus dorados escudos bajo sus lanzas levantadas. Se mantenían erguidos, con la espada ceñida al costado y los pies calzados
n o con coturnos y todos se distinguían de modo semejante y destacaban por sus anchos hombros y brazos robustos. Como las encinas de fruto cónico en medio de un río sagrado, entre las que el curso del agua resuena con ronco susurro, dan espesura al
175 bosque con su frondosa madera e impiden con sus ramas el paso de la luz y levantan gozosas sus (altas) copas sin podar y golpean con su cima las estrellas. A izquierda y derecha se podían ver las filas en formación con sus hachas de doble filo resplandecientes de extraordinaria luz, formaciones impresionan-
92 Coripo utiliza el término schola, pues el personal palaciego estaba dividido en scholae: scholae civiles, compuestas por empleados superiores del palacio y de las oficinas de la administración central, y scholae militares.
93 Los decani desempeñaban el papel de ordenanzas, aunque a veces también se les utilizaba como mensajeros o para mantener el orden. Para los mensajeros o cursores, cf. nota 72. La misión principal de la policía secreta era asegurar a la policía de Estado y llevar los despachos del emperador; igualmente procedían a los arrestos y controlaban el correo público; a veces se les tenía por espías.
94 Escolta de gala que protegía al emperador durante sus desplazamientos y en las ceremonias oficiales. Iban vestidos de blanco y llevaban sobre el pecho una cadena de oro con tres nudos.
95 Tropa de élite armada de una larga lanza dorada y de un gran escudo circular u oval.
96 Cf. nota 32.
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tes y de edad pareja. El augusto palacio imita al Olimpo en sus cargos: hasta tal punto son todos ilustres, tan bien ordenados todos en sus formaciones, tan resplandecientes por su brillo; como las doradas estrellas que resplandecen en la bóveda celeste llevan a cabo su curso completo equilibradas por su medida, su número y su peso y se mantienen fijas en lugares estables y el resplandor de una sola destaca entre todas; todos los astros se rinden ante la magnificencia de sus llamas, se alimentan con la luz de su soberano bajo el que permanecen ocultos. De este modo se mantiene el poder romano sobre todos los reinos, resplandeciente por encima de los pueblos, tan sólo sometido al único brillo del cielo.
Una enorme sala se distingue por Descripción su ^tís' 010 techo, resplandeciente con
de la sala de audiencias el fulgor de los metales, sorprendente y del trono imperial p0r su ostentación y más admirable
aún por la belleza del lugar y su extraordinaria decoración. El centro de la morada está ennoblecido por el trono imperial, rodeado de cuatro magníficas columnas sobre las que un reluciente dosel, hecho con abundante oro de Lidia y que simula las zonas de la bóveda celeste, cubre de sombra la inmortal cabeza y el trono del que allí se sienta y que está adornado de joyas, suntuoso de oro y púrpura. El dosel se curvaba en cuatro arcos entrelazados. Una Victoria que ocupaba de modo semejante el lado izquierdo y derecho, estaba suspendida en el aire a gran altura con sus alas desplegadas, llevando en su diestra una corona de laurel resplandeciente. Un suelo de enormes dimensiones, sorprendente por su embaldosado y los tapices que lo cubrían, y unos bancos colocados en larga hilera adornaban la magnífica sala recubierta de cortinajes. Los cortinajes recubrían además las jambas de las puertas. Centinelas vigilaban los nobles umbrales e impedían la entrada a quienes de modo indigno la pretendían, en apiñada formación y
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210 temibles por su gesto altivo. Una vez que todo el personal llenó el palacio adornado con sus formaciones, una esclarecida luz resplandeció desde las dependencias más recónditas, inundando la sala del trono en su totalidad97. El emperador sale en
215 compañía de todos los miembros del senado. Le prestaba sus servicios una multitud de eunucos: a ellos se les otorga la mayor confianza y pleno poder para atender los lugares sagrados, preparar el dorado lecho, cubrir la mesa real de magníficos manjares, conservar intacto el palacio, penetrar en la sagrada alcoba, preservar las puertas interiores y tener preparado el vestuario 98. Entretanto, tras los pasos de su soberano, Narses99 ar-
220 mado, de destacada estatura, sobrepasa con su cabeza todas las formaciones y llena de resplandor la corte imperial con su elegancia, su acicalada cabellera, su distinción y su rostro notable.
225 Toda su persona refulgía como el oro 10°, discreto en el porte y en la indumentaria, estimado por la integridad de sus costumbres, temible por su bravura, impetuoso, prudente, atento noche y día a los señores del imperio y brillante con el resplandor de su gloria: igual que la estrella de la mañana que reluce en el cielo despejado vence con sus rayos dorados a las plateadas es-
230 trellas y anuncia la llegada del día con su deslumbrante luz.
97 Se trata del Gran Consistorio que fue probablemente construido por Constantino, Servía además como sala de audiencias, especialmente para recibir a las embajadas. A llí pronunciaba el emperador sus discursos y eran nombrados algunos funcionarios.
98 Se ha descrito en estos versos las funciones de los eunucos, llamados cubicularii por asignárseles el cuidado de las habitaciones privadas de los emperadores.
99 Homónimo del general de Justiniano, Narses era un favorito de Justino Π que fue designado spatharius o jefe de la guardia privada del emperador, que protegía el aposento real.
100 Según A ntès (Éloge..., pág. 120), el sentido del adjetivo aureus se refiere a la belleza moral.
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Una vez que el monarca ascendió, Entrada sereno, a su elevado trono y sobresa
le la embajada líendo por encima de todos, vistió susde los ávares. , , .
n , .. miembros con ropaies de purpura, elPostración r J r rante el emperador jefe de la cancillería anunció que los
embajadores de los ávares101, a quienes se había ordenado pasar, estaban en la entrada del divino palacio, suplicando contemplar los sagrados pies del bondadoso soberano, quien ordenó con palabra y talante amistosos que se les recibiera. La juventud extranjera contempla con admiración la primera entrada, mientras examina con detalle la inmensa sala. Ven hombres erguidos de enorme estatura con dorados escudos y levantan su mirada hacia las doradas picas que resplandecen con abundante hierro y a las áureas cimeras y rojos penachos. Se estremecen ante las lanzas y las crueles hachas amenazantes y contemplan las demás maravillas del ilustre séquito, creyendo que el palacio romano es otro cielo; se regocijan de ser observados y parecen entrar sonrientes. Del mismo modo que los tigres de Hircania102, siempre que la nueva Roma ofrece espectáculos a la población, no rugen con su habitual ferocidad domeñados por el domador, sino que, haciendo su entrada por to-
101 Pueblo de Asia central que en el año 558 envió embajadores a lustinia- no proponiéndole sus servicios a cambio de tierras, donaciones y una subvención anual. Con la misma intención se presentaron los embajadores ante Justino, quien pretende acabar con el sistema de subsidios a los pueblos bárbaros a cambio de paz.
102 Los tigres de Hircania, la actual Mazandaran, al sudeste del mar Caspio y al noroeste de Teherán, eran famosos en la antigüedad.
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250 do el extremo de la arena, levantan la vista al circo repleto de miles de personas, aprenden a amansarse con gran temor, renuncian a su furia, se alegran de soportar las crueles cadenas y de avanzar hasta el centro de la arena, complacidos en su orgullo de ser ellos mismos el espectáculo, pasean su mirada por las gradas y la entusiasta muchedumbre y postrados, adoran el tro-
255 no del soberano. Cuando, tras descorrer el cortinaje103, abrieron las puertas de las cámaras privadas y resplandecieron las salas del dorado palacio y el ávar Targites104 vio brillar la cabeza del emperador con la sagrada corona, tres veces con la rodilla en tierra le adoró postrado y permaneció clavado en la tierra105.
260 Siguiendo su ejemplo, los otros ávares cayeron de bruces con el mismo temor; gastan con su frente los tapices extendidos y llenan la espaciosa sala con sus largos cabellos y el augusto palacio con sus enormes cuerpos. Una vez que el emperador en su
265 clemencia ordenó a los embajadores ponerse en pie, los oficiales por orden y advertencia de su jefe levantaron a los hombres prosternados. «Haced vuestras reclamaciones», dijo con voz serena y bondadosa el soberano, «dadlas a conocer y referid el mensaje de vuestro rey».
103 El cortinaje o velum separaba el trono de la mirada de los súbditos y era descorrido cuando el monarca los recibía; este uso del protocolo palaciego lo encontramos ya en los persas.
104 Este mismo nombre aparece también como embajador del Cagan de los ávares en los años 569 y 597, de ahí que Stein se incline a pensar que el nombre señalaría, más que a una persona, a una función.
105 Los embajadores debían realizar una triple adoración; el rito debía resultar familiar a los ávares, pues se trataba de una costumbre oriental que hizo su aparición en la corte de Justiniano.
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Después de pronunciar el soberano 270
Discurso del embajador estas palabras con apacible voz, el rudoávar Targites y bronco ávar comenzó a hablar de esteque solicita modo hostil: «El rey de los ávares, el
el tributo anualpagado p o r Justiniano CaSan 106< luchando en los confines del
a su pueblo mundo, derribó a conocidos tiranoscon su excesivo valor y sometió a in
numerables pueblos y potentes reinos. Su ejército es capaz de 275
secar el tracio Hebro, agotando su caudal, poner al descubierto su cauce tras haber bebido y marcharse sin haber sido aún plenamente saciado107. Al Cagan temieron los crueles persas108 que ante sus amenazas acercaron las manos a sus rodillas y obtuvieron la paz en pago a sus ruegos. De no haber sido así, Babilonia hubiera estado inútilmente circundada de altas murallas 280
y ahora Persia soportaría la hegemonía de los ávares. Hicimos irrupción en el Eufrates, hemos pasado a través de ríos helados y de nieves invernales por donde el frío frena el curso del agua que se vuelve más dura que cualquier tipo de metal. Hemos visto puentes levantados ‘con una bóveda de hielo extendidos sobre estanques, lagos, ríos y fuentes. Como el empedrado o el 285 mármol de un suelo pavimentado, el agua solidificada recubría las otras capas de agua. Hemos conducido nuestros carros rechinantes sobre aguas endurecidas sin que allí dejara huella al-
106 Para W. T om a sch ek («Ávares», R E II 2, Stuttgart, 1896) el nombre procede del mongol chagha, que signitica «roto», mientras que para F. A lt- h e im , (Attila e t les Huns, París, 1952, pág. 55) se trataría del producto de una contracción *kav kavan > kav kan, cuyo significado sería «rey de reyes».
107 Coripo aplica a los ávares una leyenda sobre el ejército de Jerjes, que era tan numeroso, según se decía, que había secado el Escamandro al beber sus aguas.
108 No existe ningún testimonio histórico seguro que pruebe la existencia de contactos entre persas y ávares o un tratado entre estos dos pueblos. M ediante estas bravatas, que en absoluto se corresponden con la realidad, Coripo desacredita a los embajadores ávares.
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290 guna el movimiento de las raedas; y su giro broncíneo al deslizarse no formó los habituales surcos ni la frágil belleza del cristal pudo ser dañada por la firmeza y resistencia del hielo. Con sonoro relincho el hueco casco de nuestros corceles pisoteó las líquidas llanuras produciendo un desmesurado estrépito.
295 Caminamos sobre la lluvia, anduvimos por el agua con los pies secos. Las extensiones nevadas nos ofrecieron anchos caminos. Luchamos encarnizadamente contra pueblos aguerridos, al tiempo que otra parte de los nuestros levantaba campamentos. Entablamos combates, asaltamos ciudades fortificadas y derri-
300 bamos seguras fortalezas habiendo destrozado sus murallas. En este momento nuestro rey victorioso ha alcanzado las orillas del escítico Istro y mientras planta sus apiñadas tiendas por extensas llanuras, nos ha enviado, soberano, hasta éstas magníficas murallas tuyas. Ha llegado el momento de recibir la contribución anual de vuestro generoso padre. Lo que nos suministraba aquel santo varón, es conveniente que también vosotros
305 lo suministréis. Si quieres que se respeten los tratados de paz y se conserven los pactos, enviad a nuestro rey los tributos debidos que él reclama».
Respuesta de Justino, cia, el monarca en modo alguno lleva-
otorgado a los embajadores el permiso de hablar, conviene, en la misma proporción, que sean de carácter discreto, dignos por la honestidad de su vida y tales que puedan saber, según un orden de prioridades, en qué ocasiones deben hablar con humil-
315 dad y en qué otras con arrogancia; que sus demandas suavicen mi cólera y velen por su vida cuando reclamen tratados. Lo que profiere tu altanería, hinchada por tus vanas palabras, revela la
Mientras hablaba con tal arrogan-
310
que se mega a pagar el tributo.
Retirada de los ávares
do por la cólera, sereno, con la mirada tranquila por su probidad, contempló al joven y esto expuso con sosegadas palabras: «En la medida en que se ha
LIBRO III 323
indignidad de un espíritu cobarde. ¿Por qué alabas a unos fugitivos y ensalzas con un vano prestigio a un pueblo proscrito? ¿La raza feroz de los ávares que sometió a reinos poderosos no 320
fue capaz de proteger sus propios territorios y abandonó, fugitiva, el lugar donde vivía? Tú, como si trataras con ignorantes, te atreves a decir mentiras a partir de falsos rumores e inventas sueños imaginarios con vergonzosos engaños. Eso que a ti aho- 325
ra te ha parecido bien atribuir a vuestro esfuerzo, suele ser para nuestros soldados motivo de entretenimiento cotidiano: esto para los señores es una afición, para los esclavos es un deber.De este modo se hizo floreciente en el mundo entero este sagrado imperio: combatiendo y asegurando la paz. Nosotros, siguiendo la costumbre de nuestros antepasados, amamos la paz, 330
pero en ningún momento tememos las crueles guerras. La paz es para los sometidos, en la guerra perecen los orgullosos. Perdonamos a los inocentes, no hay indulgencia para los culpables. El Estado romano pertenece a Dios y no tiene necesidad de armas terrenales. Vive por derecho divino, no es el primero en entablar batallas, pero asume las declaradas contra él. Y si 335
hay pueblos ingratos que se niegan a obedecerle, primero se llama la atención a estos enemigos por su forma de gobierno; quien acepta estas advertencias conserva la vida y tiene la esperanza de recibir de nuestra parte los honores que merece. Quienquiera que ama la paz permanecerá seguro bajo su pro- 340
tección, quienes quieran la guerra, perecerán en la destrucción de la guerra. Cualquier pueblo que se atrevió a provocar a las enseñas romanas, se horrorizó ante la vista de sus escuadrones fulminados por un súbito rayo; vio caer a multitud de los suyos y a sus reyes altivos humillados y doblegados bajo nuestros triunfos. ¿Así que el Cagan se dispone a dirigir' sus hostiles en- 345
señas contra las mías y el pueblo de los ávares me amenaza con trompetas de guerra y campos de batalla si no firmamos pactos? ¿Creéis que nuestro padre actuó de este modo por temor,
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porque hizo donaciones, apiadado de unos necesitados y prófu- 350 gos? A nosotros nos mueve la clemencia de nuestro gobierno y
ordenamos que se entreguen a los pueblos agradecidos las donaciones previstas. Nuestra mano es generosa, no derrochadora: no sabe malgastar. Distribuye sus riquezas con el derecho con el que domina el mundo entero. Por propia voluntad hacemos donaciones a los dignos, a los indignos las rehusamos por
355 propia voluntad. Tú te atreves a igualar tus divisiones con mis divisiones y tus fuerzas con las mías. Nuestras armas no nos merecen confianza, aunque tengamos tantos generales, tropas, valerosos tribunos, reyes y pueblos sometidos al imperio como las gotas que caen del cielo o los granos de arena que hay en la
360 playa. El que está en las alturas y que es mi único y especial apoyo, Dios, es el poder y la gloria de nuestro imperio, por el que se nos ha concedido una segura salvación, el cetro y el poder. Él alzó al pueblo latino, en su benevolencia, por encima de todos los reinos y recomienda el amor por su paz. De su esperanza disfrutamos, con su fuerza derribamos a los soberbios,
365 con su clemencia protegemos a los pueblos. Él multiplica nuestras victorias con su magnífico poder. Su obra ensalzamos y sólo Él nos infunde temor. A este único Dios adoramos y recono-
370 cemos como rey y señor. Que lo reconozcan los ávares porque éste es el Dios de todos. No soportamos la altanería. Acogemos a los pueblos que desean someterse y, en su humildad, los reconfortamos con donaciones y honores. Que cada uno calcule sus propios recursos y las fuerzas de sus hombres, contra quiénes emprende la guerra y con qué esperanza empuñó las armas.
375 Que considere aún más de dónde puede reclamar la ayuda divina en su propio beneficio. Si es posible que unas falsas divinidades puedan atacar a un Dios poderoso, si estatuas de piedra — figuras y monstruos sordos y mudos que se alzan modeladas con la fusión de diferentes metales— pueden aparecer por sí
380 mismas, si la tierra entabla combate contra el cielo, vosotros
LIBRO m 325
empuñaréis vuestras armas contra las mías. Si desconoces, bárbaro, la supremacía del valor romano, investiga en los tiempos remotos sobre la autoridad que tuvieron nuestros antepasados, padres y abuelos latinos. Aprende, ignorante, el poderío que detentó nuestro anciano padre bajo el que cayeron, en plena matanza, los tiranos vándalos, los getas sometidos, los jóvenes guerreros alamanes, los francos y tantos otros pueblos y célebres reinos a través del mundo entero que, sometiéndose al yugo, doblegaron sus altivos cuellos bajo nuestras victorias y pusieron su espíritu y su alma a nuestro servicio y nos guardan fidelidad después de haber sido nuestros adversarios. Ahí tienes a Escultor109 que, dispuesto a servir en nuestra corte, nos envía a sus embajadores con numerosos regalos. Preparamos nuestras armas contra los pueblos ingratos que defendimos110, nos oponemos a los tiranos, abrimos nuestra puerta a los esclavos fugitivos. Esta circunstancia no está de acuerdo con nuestras leyesin . Denuncio el hecho, pues ofrecemos nuestra ayuda a un pueblo indigno. ¿Y cree el Cagan que le tenemos miedo e intenta provocar a mis enseñas mediante la guerra? Está bien, id y preparad el frente, los ejércitos y campamentos y esperad, con toda seguridad, a los jefes de mis fuerzas».
El ávar se estremeció lleno de estupor y su enorme pavor le hizo quedarse inmóvil. Su lengua humedecida se le adhirió a la reseca garganta y, trastornado por su infortunio, abandonó el augusto palacio.
109 El patronímico quizá se refiera al jefe de un pueblo, tal vez turco, diferentes de los ávares.
110 Seguimos la puntuación de la edición de Antés.111 Siguiendo a Antés, no utilizamos signo de interrogación en el verso.
326 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
Final provisional del Panegírico
de Justino II
En cuanto a las demás disposiciones que el monarca previsor tomó mediante su noble determinación, nadie está en la medida, lo reconozco, de exponerlas con palabras y el argumento
completo de este libro se acerca a su fin. Estas cuestiones, un poco retrasadas, las dejo, no para ser omitidas, sino para adaptarlas cada una a su lugar y anotaré con dedicación, en la medida de lo posible, el interés de los hechos m.
112 El libro cuarto fue compuesto algo después que los tres primeros libros y al mismo tiempo que el prefacio, a finales del año 567 o a principios del 568.
LIBRO CUARTO
Preparativos para la
inauguración consular: se levanta
una tribuna con gradas para el pueblo
Ya la proximidad del día en que se iba a contemplar al cónsul113 apremiaba a toda la multitud a llenar los asientos en las arcadas y lugares que destina a la población el prefecto de la ciudad "4, quien vela por el cumplimiento de las leyes y se encarga de asegurar la liber- 5
tad, el que defiende la justicia y enmienda la injusticia desempeñando su cargo con dignidad, terrible por su excesiva severidad y muy venerable por su humana bondad. Así, se apresuran en cercar su propio emplazamiento y preparar el lugar y en mi- 10
tad del foro ■—por donde el monarca, al salir del sagrado palacio vestido con la trábea115, cubriría, como una nevada, de ri-
113 El 1 de enero del año 566 d. C.114 El prefecto de la ciudad era en Constantinopla el representante directo
del emperador al frente de la ciudad. Organizaba los espectáculos públicos y garantizaba la seguridad de los ciudadanos.
115 La trábea o toga p id a o triumphalis, elemento principal del traje triunfal, era más corta que la toga normal y estaba decorada con franjas y engalanada con gemas.
328 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
quezas al pueblo en solemne donación116— se alza un nuevo edificio m. Por toda la ciudad el vendedor de madera es acosado por una gran cantidad de compradores: la muchedumbre se
15 lanza con afán de comprar. A continuación, los carros que chirrían con el enorme peso trasladan la madera de los bosques, haciendo girar sus ruedas con estridencia. Se expone el cargamento, pero la madera seca de los árboles es apenas suficiente. Entonces se dirigen en naves a las ciudades vecinas para abatir
20 con el hacha los verdes bosques. Las frondas comienzan a perder su follaje, se desnudan los campos, el hierro silba en los frondosos árboles y por doquier gime de cansancio el leñador y las hachas numerosas multiplican sus golpes. Las aves abandonan sus nidos al huir. Los animales desconfían de sus propias
25 guaridas y dejan sus queridas viviendas. Las cavernas se estremecieron, ante la profunda sacudida y los tenebrosos cubiles temen la luz que penetra en su interior. Una apiñada multitud se extiende por los antiguos bosques como las abejas a quienes la templanza de la primavera impulsa a levantar un nuevo cam-
30 pamento y a fortificar con cera los panales "8. Levantando el vuelo, apretados enjambres vagan por la frondosa campiña, se posan sobre flores de variado color, liban el húmedo rocío, cargan sus hombros, elaboran la líquida cera y asientan su querido hogar sobre piedra porosa, mientras se consagran a su trabajo y se aplican sin tregua a las gratas tareas.
35 Al instante se derriban troncos de toda clase de árboles, cada uno se debe adaptar a su función: con los más sólidos se hacen vigas, con los tiernos tablas. Cae el fresno talado por el hacha cuadrada de doble filo y el alto pino tras numerosos
116 Se trata de la sparsio o distribución de monedas de oro que el nuevo cónsul arrojaba a la población durante su procesión consular el 1 de enero.
117 Era una tribuna construida en e l foro de Constantino para la ocasión.118 Coripo utiliza esta expresión militar aplicada a las abejas siguiendo
una costumbre de V irgilio (cf. Geórg. IV 108).
LIBRO IV 329
hachazos. A continuación las dulces hayas y el tejo de amarga savia y el tronco de la encina y el firme y pálido boj, muy bello por su blancura. El hacha abatió las antiguas encinas y los ol- 40
mos abrazados a las vides y el oloroso cedro y el firme roble que nunca flota, el ésculo, el álamo, el arce, el terebinto, el chopo, el fresno. El abeto de los montes queda cortado en finas 45 tablas, así como los enebros, los suaves tilos y el perfumado ciprés: en mil pedazos cortan los troncos. Resuena el mazo al golpear el aire, las sierras en su ir y venir rechinan con el orín y a lo lejos se oye la curvada segur talando la madera. Ni siquiera 50
cortó tantos árboles el pueblo de ín a co 1,9 al equipar su flota, aparejada con mil navios.
Así era la construcción que, al comienzo, ofreció su espectáculo a la ciudad alborozada. La población se queda sorprendida y gente de ambos sexos y de todas las edades llegaban corriendo deseosos de verla. La muy sabia mano de los artistas 55
había trazado arcos redondeados con maderos curvados y con tablas fijadas a vigas huecas había levantado un edificio colgante, formando un solo bloque con cuatro tribunas; ajustando capiteles de boj a columnas de chopo, había consolidado su basamento con el mismo material. Recubren todas las zonas pía- 60
ñas con madera pulida, construyen el entablado, trabándolo con ligaduras de hierro de modo que pueda soportar el peso y el alboroto de la población y los movimientos de la entusiasta multitud. La madera cortada delimitaba por ambos lados el respal- 65
do de todos los asientos y ofrecía por doquier su protección, belleza y seguridad. Colocaron gradas donde la plebe se situara en una larga fila, repartida en grupos y corporaciones para que pudiera extender sus manos abiertas a las donaciones, contem- 70
piar con más facilidad el espectáculo, expresar su entusiasmo
119 El pueblo de ínaco, dios-río, antiguo rey de Argos, son los argivos. Coripo hace una alusión a la expedición de los argivos contra Troya.
330 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
con aplausos y recoger en los pliegues de sus túnicas los dones 120 que, innumerables, se disponía el cónsul a arrojar sobre el pueblo y tender sus ávidas manos hacia donde cayera la dorada lluvia121 con más intensidad.
Cuando cesó el trabajo de los artesanos, una vez terminado el edificio, y resplandeció la belleza de tamaña construcción, limpian en un gran espacio todo lo que un momento antes se había ensuciado con los fragmentos de madera y cada uno adorna su asiento y corona su lugar con festivo follaje. El suelo entarimado verdeaba con ramas, allí sujetas, de palmera y de olivo, amigo de la paz. El laurel triunfal122 adorna todos los tejados inclinados y en un abrazo los rodea con sus propicias hojas. ¡Qué entretenimientos, qué seriedad123 tenía allí la población! Se podía ver ahora a unos solazarse, a otros contemplar el espectáculo: había mil clases de distracciones. Extienden toldos que cubren los asientos, conforme a cada lugar, para mayor admiración: lo público no tiene valor, lo que está oculto es digno de respeto y lo que está más escondido, se considera de mayor valía. Después, a nadie se permitió circular bajo los pórticos que fueron cerrados al paso: para todos se abre un ancho acceso.
120 Eran objetos (m issilia) de diferente valor, según su destinatario, que distribuía a los dignatarios y a la población el cónsul o el triunfador durante su procesión. Entre otros missilia había grandes bandejas redondas, cuadradas u ovaladas, pequeñas copas redondas, otras copas adornadas de una cruz, etc.
121 Alusión a la sparsio (cf. η. 116).122 El laurel, empleado como decoración en los triunfos, se utiliza en esta
ocasión porque la procesión consular es de carácter triunfal. Por otra parte, los ornamentos triunfales y consulares se confunden desde el siglo n.
123 Se opone el aspecto festivo de los preparativos a la solemnidad del acto. Petschenig ofrece dos ejemplos de esta oposición ioca-seria (S a lu stio , Guetra de Yugurta X C V I2, y Lrvio 1 4, 2) que es, por otra parte, muy frecuente en la literatura latina.
LIBRO IV 331
El octavo día tras el nacimiento de Comienzo Cristo124 había hecho volver, con nue-
del nuevo año. yo resplandor, los pasos del año queDonaciones del emperador . . . „ _
al senado y giraba sobre si mismo. Con su recorrí-a la guardia imperial do acostumbrado, el círculo había ter
minado una órbita entera, trayendo de nuevo, tras el final de sus días, el principio de otro año; y un nuevo transcurso de meses apremiaba, uno tras otro, a la rueda redonda que hace girar el curso de todas las edades y eternamente pone fin a los días. La luz del sol resplandeció en el claro cielo y se ofreció piadosamente a los deseos del mundo entero, llenando de júbilo todas las tierras con su benéfico resplandor. Otra luz brillante había avivado a esta luz resplandeciente cuando ambas se mostraban a la tierra ante la dicha del cielo: el sol radiante y el cónsul triunfante. La nueva Roma relucía y el palacio en su gozo competía con el mismo cielo. Los oficiales, a los que se asignó esta tarea, preparaban las donaciones de primeros de año y llenaban la corte con sus tropas bienhechoras. Llevan el oro resplandeciente amontonado en enormes canastos y cubren el lugar en el que ya había sido colocada en alto, sobre un firme pedestal, la silla triunfal125 donde aún no se había sentado el insigne cónsul. A continuación, traen sobre sus altos hombros vieja plata refundida en formas y objetos variados con inscripciones grabadas y figuras esculpidas; el enorme peso los fatiga y vuelcan en un solo lugar los pesados cofres: ambos metales se acumulan en enormes montones.
En el grandioso edificio sobresalía el trono, construido con asombrosa ostentación, magnífico por su oro y pedrería, dotado de luz propia, sin necesidad del brillo del sol; la calidad de sus
124 Se tra ta del d ía de la inauguración consular, e l 1 de enero .125 E s la silla curul, de oro y p iedras p rec io sas , qu e era llevada sobre una
espec ie de en tarim ado . A ntès (Eloge..., págs. 127-128) la d e sc rib e con m in u ciosidad.
332 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
gemas alumbra los lugares cercanos transformando el color de las cosas y oscureciendo los rayos del reluciente Febo. Joyas de forma redonda se combinan con cuadradas, las de color blanco
120 con las verdes. Resplandecen los topacios y la murra y el piropo 126 llameante que disipa las tinieblas con su propio fulgor. A este elevado trono de escalones dorados y sagrados tapices, an-
125 tes de que el sol apareciera en medio de la corte, subió el emperador, ceñido con la trábea ancestral, engalanando su augusta frente con la corona real; y, sin perder su piadosa compostura, se sentó con dignidad, dando mayor realce a la indumentaria imperial y a la costumbre de los de G abio127. Su púrpura resplandecía con la pedrería del Hidaspes 128 que vencía con su fui-
no gor a la luz del día, más brillante y perfecta por la grandeza del monarca que allí se sentaba. El senado fue el primero en adorarlo, postrado, con las siguientes palabras: «Vence, Justino, que bajo tu consulado, bajo tu mandato el mundo entero prospere afortunado. ¡Salve!, el primero de los emperadores, no en
135 la sucesión de números, sino de méritos, distribuidor de riquezas, pródigo en honores, corona de la libertad, cima del mundo m , único poder y patente salvación del imperio, restaurador de un nombre ilustre. Vuelven tiempos pasados y una edad
126 La murra era una materia mineral, no bien conocida en la actualidad, con la que se fabricaban vasos muy apreciados. En cuanto al piropo, se trataba de una aleación de oro y bronce (o cobre).
127 «La costumbre de los de Gabios», mencionada a menudo en la literatura latina, consistía en un modo particular de llevar la toga, echando hacia atrás un extremo de la misma por encima del hombro izquierdo, para recogerlo al lado derecho, anudándolo por debajo del pecho, mientras que la cabeza se cubría con el otro extremo de la toga. Era utilizada, en su origen, durante los sacrificios y después por el cónsul en su procesión.
128 Es el actual Djelan, río de la India continental, afluente del Indo.129 Coripo utiliza un título que se daba normalmente a Roma en ¡a Anti
güedad y en la Edad Media.
LIBRO IV 333
nueva 13°. Has renovado la antigua época de César Augusto, aunque más insigne y grandiosa es la tuya. Desde ahora vuestro 140
primer año, dichoso, comparte contigo tu alegría y la nueva Roma realiza numerosos sacrificios en favor de tus triunfos». A continuación, se leen en voz alta los nombres de los senadores y los padres conscritos, al ser nombrados por la voz, se acercan sonrientes, suben a la parte más elevada del trono, extienden 145
sus manos y toman los presentes del cónsul y señor del mundo y, orgullosos con los obsequios recibidos, llevan vasos de plata rebosantes de amarillo metal; como los dones de la feraz campiña que recogen los campesinos cuando verdean los prados y los lirios blancos que llevan en cestos repletos, en cuyo centro 150
reluce el oro de la perfumada flor. Y se regocijan de llevar a su casa las primicias de un año fértil; decoran puertas y umbrales y entrelazan guirnaldas con sus ofrendas para aplacar a los dioses. Seguidamente la elocuencia de los oradores cantó en las 155
dos lenguas131, como gracia solemne, los encomiables méritos del augusto cónsul. La fortuna otorgó su favor a quienes lo merecían y el reconocimiento sucedió a las justas palabras. ¡Oh dichosos, los que obtienen de la realidad numerosos motivos para el elogio! ¿Qué dirán que no sea digno de alabanza quie- leo nes reconstruyen la vida y las hazañas de un emperador de tales méritos? ¿Qué fue ese alboroto? ¿De dónde se obtuvo tanta aclamación y tan gran número de panegiristas? ¡De qué artes, de qué talento se han servido! ¡Con cuánto empeño se esforzaron entonces por añadir oropel a los oropeles y elogios a los elogios! No fueron, sin embargo, capaces de enumerar según íes su orden los prodigios de su santa vida: para narrar cosas divinas ni la fuerza ni la inteligencia humanas son suficientes. Si
130 El tópico de la felicium temporum reparatio (cf. η. 31) se ilustra ahora con la restauración del consulado por parte de Justino.
131 Latín y griego.
334 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
alguien coge agua de la fuente del Nilo y la bebe o encauza su comente hacia arenas porosas, sin duda, ese hombre es saciado por el agua y también son saciados los campos, si él los riega: llena las fuentes y los ríos y ofrece caudalosas aguas a quienes quieren beber... (***)132. Apreciamos los deseos que formulamos para nuestros soberanos; entre cánticos, venerando a nuestros piadosos monarcas, los honramos con nuestras aclamaciones. Cuando los alabamos, somos dignos de alabanza por nuestras alabanzas y gozamos de un bien inestimable. Pues la estirpe de los dioses no tiene necesidad de alabanzas humanas, mas considera las ofrendas de sus vasallos y honra con su afecto a quienes le demuestran su sumisión. La mano imperial quiso mostrarse entonces más generosa y fecunda, sin favorecer a nadie con su preferencia. De modo que hizo posible con sus donaciones que aquellos fuesen iguales que los senadores, aunque los diferenciara su rango. La vigilancia de la noche mereció este favor, así como la sabiduría133, protectora de las queridas musas. El emperador, en su enorme sapiencia, sabe también que la literatura ocupa una posición importante y conoce la ingente tarea a la que se entregan los escritores.
a todas sus ovejas ciones y escuadrones, les concedió pia-
de riquezas a sus fieles súbditos, según sus méritos y su cargo: ese mismo insigne varón los había alimentado a todos y también los dirigía cuando vivía su padre. Nacido con la dignidad
132 Pasaje incompleto.133 Referencia a Vigilancia y Sofía (cf. I 8-9), protectoras de Coripo, aun
que al mismo tiempo en la expresión vigilantia noctis se alude al tópico de la «agrypnía» o insomnio del poeta.
Justino es comparado al Buen Pastor
que conoce
Al instante, a los oficiales que protegían la excelsa corte, designados en el orden debido y según la antigua costumbre, haciéndolos venir por corpora-
dosos presentes lleno de gozo y cubrió
LIBRO IV 335
imperial, criado en plena corte entre grupos de protegidos y asambleas de hombres fieles, conocía el nombre de todos, las 195
acciones de todos, a todos manifestaba un tierno afecto, a todos alentaba siempre y aconsejaba siempre con la dedicación de un padre y, según su modo de gobernar, él mismo protege, alimenta y da abrigo a sus vasallos, igual que el precavido pastor134, que durante largo tiempo llevó a pastar a sus toros y rebaños laníferos a campos cubiertos de hierba, conoce todos los nombres 200
que él impuso a sus toros, se regocija con el aumento de su amado rebaño, entra en el redil, separa a los tiernos corderos para reunirlos en un solo lugar, llamándolos por sus nombres 205
conocidos; al oír su voz, le siguen y reconocen a su amo, golpean el aire con sus balidos y loman con avidez la verde hierba que él les trajo.
, „ * . r .■ tinaies de seda pendían de todas las co-la llegada de Justino J r^que se retrasa en el palacio lumnas y a través de los porticos y por
todos los barrios se situaba, a cada la- 210
do, la enfervorecida multitud con las manos y los pliegues de la ropa dispuestos. Esperan la llegada del cónsul que se retrasa en la excelsa corte, permanecen pendientes de su demora, tratan de averiguar las razones y todos dirigen su mirada hacia la entrada del palacio con deseos de ver pasar al augusto cónsul. Del 215
mismo modo que los habitantes de Libia, ante la tierra sedienta 135, levantan sus ojos hacia las nubes y en cuanto centellean los primeros rayos en el agitado cielo y el Noto con numerosos
134 Coripo toma com o referencia en este sím il la parábola cristiana de) Buen Pastor.
135 L uca n o (IX 690-696) también nos habla de la sequía de la tierra de Libia.
La multitud en las tribunas
espera
Mientras tanto, la población había ocupado todos los edificios decorados con guirnaldas de variadas hojas. Cor-
336 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
truenos confunde el firmamento, la multitud de labradores se dispersa corriendo por los secos sembrados con esperanza de
220 lluvia; limpian las cis-ternas, equilibran las entradas de los canales y dirigen todo el curso de las aguas de modo que la límpida corriente se deslice sobre los verdes prados —los fuerza la penosa sequía—, interponen montones de arena seca a modo de barrera y cercan las pendientes de la fecunda tierra.
Una vez que, en calidad de cónsul,Descripción de colmó de riquezas a sus fieles protegi-
225 la procesión consular ^08 e j emperador ordenó con gesto se-de Justino.
Aclamaciones del pueblo ñorial que avanzaran todos para hacer las piadosas donaciones a la población.
Se ejecutan con gusto sus mandatos. La silla divina es alzada 230 por las manos de mil sirvientes en solemne procesión m . Jóve
nes seleccionados someten sus hombros al grato esfuerzo, se ajustan sólidas correas, todos de la misma edad, con igual indumentaria y belleza semejante; su vestido era de idéntico color rojo y sus cinturones relucían con el oro puro137. Los senadores avanzaban sonrientes con egregios vestidos, unos engalanados
235 con la trábea, otros con la toga, según la condición y el ornato que proporcionaba a cada uno el grado que le fue estimado. Vienen a continuación los oficiales imperiales y, entre los primeros, un heraldo los apremia con sus gritos, ordenando a todos avanzar divididos en grupos. Las cohortes avanzan apiñadas acompañadas de un lictor 13S. Por otra parte, una tropa
136 La procesión consular de Justino, que es llevado en la silla curul, parte del palacio de Santa Sofía. La ceremonia, celebrada también el 1 de enero, era prácticamente la misma llevada a cabo por los antiguos cónsules cuya procesión partía desde su propia casa hasta el Capitolio.
137 El cinturón (o cingulum) era una prenda obligatoria y emblema distintivo de quienes desempeñaban un cargo al servicio del Estado; su ornamentación variaba según el rango de quien lo llevaba.
138 Los lictores, especie de ordenanzas asignados a un magistrado dotado del imperium, precedían siempre a los magistrados cuyas órdenes ejecutaban, y
LIBRO IV 337
armada asegura los costados del emperador a derecha e izquierda. La numerosa guardia de los centinelas139 protegía con s u s 240
escudos la piadosa espalda y las falanges de su guardia privada resplandecían con sus brillantes picas de rutilante oro. El cónsul, por su parte, resplandeciente con la sagrada corona, engalanado con la trábea, relucía con las joyas y el oro, impresionante por la expresión de su rostro y sus hombros. Y, como una lumi- 245
naria divina, su presencia vencía al brillo de las gemas y al oro, igualándose a las estrellas del cielo con su mirada angelical. Cuando alcanzó el próspero umbral de la sagrada puerta, en el lugar en que un camino conduce directamente al centro de la ciudad, el pueblo se llenó de temor ante su paso y él resplande- 250
ció del mismo modo en que el dorado sol que, desde las límpidas aguas del Océano, muestra sus brillantes rayos y, encendido, extiende por doquier la clara luz del día e ilumina al mundo entero con la belleza de su resplandor. Entonces, al ver al cónsul, el pueblo se levanta entre aplausos y se multiplican las aclamaciones. De este modo vuelve la tierna golondrina para 255
ofrecer a sus polluelos el alimento que buscó con afán. Al precipitarse, parlanchína, a través de las anchas oquedades para ver su propia morada, ante la llegada de la madre, se levantan de todo el nido los gárrulos polluelos, reclaman la comida, bus- 260
can con sus picos el pico de su fiel progenitora y permanecen con los buches abiertos; y ella, suspendida en el aire, recorre con sus ojos todo el nido y reparte con afecto la comida, de modo que pueda alimentar a todas sus crías.
simbolizaban la autoridad jurisdiccional del mismo. Portadores de los fasces (haz de varas atadas con un hacha en el centro), su número fue variable según las épocas y las magistraturas. Aunque el lictor que aparece en el texto de Cori- po pertenece, más bien, al servicio del orden.
139 Cf. n. 32 del libro primero.
338 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
El emperador Justiniano había consagrado un templo con el augusto nombre de Sofía140 cuando ostentaba el poder romano y su alma venerable, que no desconocía entonces, creo, el futuro, dirigía, propicia, sus plegarias a
Cristo; o más bien Dios, según un justo orden de cosas, lo per- 270 suadió sin que él lo supiera a consagrar antes bajo piadosos
auspicios el secreto de los bienes venideros. Teodora reinaba en la época en que su fundador edificó la sagrada ciudadela que
275 mereció ostentar el nombre de Sofía, aunque no gobernaba todavía141: esos fueron los presagios del poder futuro. Una vez terminada, la obra reveló el enorme misterio que permanecía oculto bajo su grandiosa construcción. El camino ha aparecido ahora luminoso ante nuestros ojos. Con la claridad de la luz comprendemos que tiempo atrás el imperio fue prometido, co-
280 mo presente divino, a los piadosos Justino y Sofía; ha salido a la luz lo que antes estaba oculto y ningún velo impide ya nuestra visión. La sabiduría de Justiniano ha realizado sin duda una empresa digna de Sofía: edificó un hermoso templo, le proporcionó una sólida consistencia, lo comenzó, lo llevó a buen término y lo adornó y enriqueció con sus dones. Que no se mencione ya la descripción del templo de Salomón 142, que se
140 Santa Sofía fue comenzada el 23 de febrero del año 532 y consagrada solemnemente el 27 de diciembre del 537. Para su construcción, de un lujo y ostentación extraordinarios, Justiniano hizo traer materiales provenientes de monumentos antiguos: el oro, la plata, el marfil y las piedras preciosas fueron utilizados en profusión. El edificio causó tal impresión, que pronto se propagaron leyendas en las que se decía que había sido construido por intervención divina.
141 Alusión a la esposa de Justino.142 Referencia a las palabras pronunciadas por Justiniano («Salomón, te he
vencido») durante la inauguración del templo; aunque la comparación con el templo de Salomón era tópica.
Justino se encamina a Santa Sofia. Interpretación
del nombre.265 Paráfrasis del Credo
LIBRO IV 339
retiren todas las maravillas de los países conocidos. Pues hay 285 dos afamadas maravillas que imitan al resplandeciente cielo, construidas por decisión de Dios: el venerable templo y los brillantes techos del nuevo palacio de Sofianas143. Éste es el pala- 290
ció del emperador, aquél el de Dios. Dios glorificó ambas construcciones, pero el templo, por su gloriosa grandeza, resulta más impresionante. Pues allí se demuestra cómo Dios manifiesta su presencia por doquier, llenándolo todo al mismo tiempo. A llí con los ojos del espíritu se ve el sagrado poder, que permanece indivisible, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo 144. Se cree en una sola sustancia, pero hay tres personas; 295
existen cada uno por sí mismos y sus nombres son resplandecientes. Del mismo modo que el Padre es (Dios), el Hijo es Dios con gloria semejante y también es Dios el Espíritu Santo.De las tres personas, una, que bajó del cielo para redimir a la 300
humanidad, tomó forma humana naciendo de una virgen. Vino por voluntad propia y el Autor y Creador del mundo se hizo hombre, permaneciendo verdadero Dios, nacido, no creado, plena luz que procede de la luz, una sola persona que existe en dos naturalezas, semejante al Padre en su divinidad y por com- 305
pleto semejante al hombre, sin pecado, perdona los pecados, Cristo que hace numerosos milagros entre los hombres. Con su muerte aplastó a la muerte y, al resucitar a la vida, dio vida a todos los que creían en Él. Subiendo al cielo, se sentó a la dere- 310
cha de la gloria del Padre, que es eterno como Él y ha de venir a juzgar al mundo y posee un reino que no tiene fin. El empera-
143 El palacio de Sophianae, cuya construcción debió de ser terminada a principios del 568, estaba situado en la orilla asiática del Bosforo.
144 Con esta paráfrasis del Credo (vv. 293-311) Coripo apoya el decreto sobre éste, publicado por Justino en los años 566 ó 567. Además el poeta, para poner de relieve la ortodoxia del emperador en un período trastornado por la herejía monofisita —por la que únicamente se reconocía en Cristo su naturaleza divina— , añade una profesión de fe anti-monofisita (vv. 300-305).
340 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
dor Justino que lo amaba con espíritu fiel, saliendo del palacio vestido con la trábea, se encaminó primero al elevado templo y
315 dio las gracias a Dios con su habitual devoción. Consagró numerosos presentes acompañados de plegarias y enriqueció el sagrado templo con una importante ofrenda. Ofreció cirios y rogó en voz baja y con humilde corazón y se marchó bendecido
320 por la mano de Dios, más ensalzado, más justo por reconocer él mismo su humildad ante Dios y su verdadera fe que él conserva con devoción. Quien lo quiere, es querido; y a quien Cristo, noble soberano, ama, es amado. Él es rey de reyes y a nadie se somete. El emperador Justino gobierna en paz con su protec-
325 ción y a Él sólo adora con la certeza de su esperanza.Una vez que el devoto emperador
Justino abandonó el umbral del templo, trassube de nuevo haber pronunciado sus plegarias, subióa la silla curul. gozoso (a) su alto sitial de cónsul para
Calinico recuerdalas últimas palabras ser transportado y se sentó en medio de
330 de Justiniano la luz. Ante sus pies permanecían susprotegidos para llevar a cabo con ale
gría las órdenes de su señor, con el rostro y los vestidos resplandecientes, convertidos en padres del pueblo romano, sin serlo por su origen. Brilla en su honorable ancianidad el patricio Calinico, quien, nombrado antes padre del imperio, mereció ser tenido en mayor estima como guardián de las sagradas ri-
335 quezas del tesoro imperial. Pues al morir, Justiniano le otorgó inmediatamente estos honores y confió a su fiel oído el secreto de su decisión: «Soy llamado», le dijo, «mi fiel protegido, se apresura en llegar mi último día y por orden del Creador soy llevado de mi reino a su reino. Dios ha entregado a Justino todo el imperio latino. Tú, fiel amigo, recuerda estas palabras que te entrego como legado. Cuando mi alma, una vez abandonada la carne, al subir al cielo penetre en la radiante ciudadela, dirígete al umbral de Justino entre dignatarios. Haz la propuesta al va-
LIBRO IV 341
ron; incluso si no quiere aceptarla, apenado por mi muerte, acu- 345
dirá, aceptará después. No dudes: nadie sería capaz de desdeñar los terribles preceptos de Dios. Reconocerá afectuosamente a quienes me guardaron fidelidad; perjudicará a quienes me perjudicaron 145. Incluso se dispondrán a tentarle con una acción semejante, hasta morir y sufrir el justo castigo con su propia sangre. Pero la justicia del emperador reprende a los malos 350
súbditos con la bondad de su decisión: sin querer destruir todo lo que le está sometido, castiga a las perversas almas mortales de modo que el castigo (eterno) de la muerte no espere y lo sufran en mucho menos tiempo. Basta con sufrir penas (corporales) que serán pasajeras: que (no) tiemblen ante el suplicio eter- 355
no ni teman el castigo impuesto para siempre. El castigo atenúa el crimen cometido. Sin duda, los ejemplos de unos pocos mal- 36o vados, cuyo recuerdo temen y condenan nuestras leyes tras su muerte, son útiles a muchos. La muerte de un solo hombre ha de ser provechosa para muchos, pues las traiciones cesan ante el temor de un castigo. El mismo Dios ha designado legisladores en el mundo entero». Conservando en su corazón estas palabras, el fiel Calinico le obedeció con lealtad y mereció el 365 afecto de su soberano. También estaba presente Narses, temible por su espada, robusto por la fuerza de sus miembros, de aspecto afable, bondadoso, aunque de excesiva severidad, que realzaba el trono de su soberano con magníficos estandartes que él sostenía, como la valiosa ágata o el mármol de Paros 146 que 370
resplandece en medio del amarillo oro cuando les da forma la mano del artista: así, con esta luz resplandeciente, con su carác-
145 Se hace una referencia a las conspiraciones contra Justiniano al final de su mandato. Cf. n. 22.
146 El famoso mármol de Paros, de color blanco y muy apreciado, fue explotado desde la prehistoria hasta el siglo xv. Los autores antiguos lo mencionaban con frecuencia; Coripo al citarlo aquí toma como referencia a V irgilio (Eneida I 593).
342 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
ter apacible y su expresión afable que le hacía tan grato, relucía con sus brillantes armas, protegiendo la espalda de su señor. También estaba allí Tiberio, muy querido al monarca de la sagrada corte, que desempeñaba todas las responsabilidades y (***)147 en el ejercicio de su cargo, con serenidad instaba a menudo al (personal) palaciego a cumplir sus obligaciones con sus indicaciones y advertencias ***148.
147 El verso 375 está incompleto.148 Faltan en el manuscrito los últimos versos del poema.
ÍNDICE DE NOMBRES
Abreviaturas y signos que hemos utilizado en este índice:
A = Panegírico en honor de Anastasio.Pref. = Prefacio al Panegírico de Justino II.
africanos, A 37; 1 19.África, A 38; III90. alamanes (guerreros), III385. Anastasio, A (1), 31 (cf. n. 1),
40, (44); 1 16.Apóstoles (templo de), ΙΠ 59 (cf.
n. 79).Arabia, (II72).Armado, I I 130 (cf. n. 56), 135. Ascalón, III 89 (cf. n. 83). Aurora, I I 1.ávares, Pref. 4 (cf. n. 7); I 254;
Π Ι231-401 (embajada de) (cf. n. 101), 233, 258, 260, 270- 271,280, 321,347,369, 399.
Babilonia, III279.Baco, III 87.Baduario, I I 284 (cf. n. 71).
Belisario, I I 125 (cf. n. 55).
Cagan, III 271 (cf. n. 106), 345, 395.
Calinico, 1 76 (cf. n. 24), 122; IV 332.
campana (púrpura), I I 106 (cf. n. 51).
Capitolio, III125.César (C. Julio), I I I16.César Augusto, III27; IV 138. César (= emperador), 1 138. Chipre, III91 (cf. n. 85). Cleopatra, I II17.Creta, III 89.Cristo, A 31; II 7, 427; IV 90,
266, 306, 322.
Demetrio, 1 27 (cf. n. 19).
344 PANEGÍRICO DE JUSTINO II
ebalia (ciudadela), III 94 (cf. n. 86).
Escultor, III390 (cf. n. 109). euro, I I 321.Eufrates, III281.
falerno, III 97 (cf. n. 87).Fama, 1 299.Febo, IV 118.Fénix, I 349 (cf. n. 43). francos, Pref. 10 (cf. n. 8); 1254;
III 385.
Gabios (costumbre de los), IV 127 (cf. n. 127).
Garizim, III102 (cf. n. 89). Gaza, III 88.gépides, Pref. 12 (cf. n. 8); I 254. getas, Pref. 11 (cf. n. 8); I 254;
I I 123; III 385.
Hebro, III274.Hidaspes, IV 128 (cf. n. 128). hiperbóreo (Istro), III 50 (cf. n.
78).Hircania, III246 (cf. n. 102).
ínaco (pueblo de), IV 50 (cf. n. 119).
India, I I I15 (cf. n. 75).Istro, III 50 (cf. n. 78), 300. ítaco (Ulises), III93 (cf. n. 86).
Juan, I I 160 (cf. n. 60).Justicia, Pref. 24.Justiniano, I (45, 50, 120, 130,
139, 163, 226), 237, 251,
(270, 272), 277, 284, 356, (365); II (37), 126, (260, 263, 270, 367, 382, 389, 399); III (4, 26, 30), 113, (114), 124, (127,132, 303, 348, 383); IV (191,264), 265,335, (365).
Justino, A (20, 32), 33, (51,113); (Pref 28-29); I 46 (cf. n. 1), 65, 120, 133, 166, 210, 250, 262, 355, 358, 361, 367; Π 65, (84), 127, 133, (134-135, 148, 161), 168, 171, 264, (275, 287, 298, 307), 310, (332), 353, (398, 404, 413, 419-420), 430; ΠΙ (3), 27, 264, 269, 309, 402; IV (1, 10,71, 101, 124), 131,(156, 184, 211,214, 225, 240, 243), 278, 312, 324, (326), 340, 343, (368, 373, 375).
Justino y Sofía, (I 23, 75, 109, 203; II 167, 309; III75; 103, 126, 137).
Laertes, III94 (cf. η. 86).latino, 124,149, 343; IU 362, 382.Libia, Pref. 35; I 287.Lidia, III 196.lombardos, Pref. 12 (cf. n. 8).
Magno, 1 22 (cf. n. 16).Marcelo, I I283 (cf. η. 70).Menfis, III 16, 91 (cf. η. 85).Méroe, III 91 (cf. η. 85).Metimna, III 96 (cf. η. 87).Miguel, (II 8 [cf. n. 47]).musas, A 42; 1 10; IV 183.
ÍNDICE DE NOMBRES 345
Narses: III 221 (cf. η. 99); IV 368.
Nereo, III 15 (cf. η. 75).Nilo, IV 168.Noto, IV 217.
Océano, IV 251.Olimpo, III179.
palestino (vino), III 98.Paros, IV 370 (cf. n. 146). Pedro, 125 (cf. n. 18).Pélope, 1335 (cf. n.41). persas, III277 (cf. n. 108). Persia, III 280.Piedad, 1 36.
Rávena, I I 124.Roma, 1 288.Roma (nueva = Constantinopla),
I 344; III 156, 247; IV 101, 141.
Saba, III 22.Salomón (templo de), IV 283 (cf.
n. 142).Sarepta, III 88 (cf. η. 82). sírticas (guerras), Pref. 35.
Sofía, (A 34; Pref. 23); I 9, 65 (cf. n. 3), (114-115, 188), 210, (248, 272), 291; II (47, 74- 75), 169,171, 311; III71, 83, (85, 148); IV 272, 278,280.
Sofía (templo de), IV 264-290.Sofianas (palacio de), IV 287 (cf.
n. 143).
Targites, III 258 (cf. n. 104).Teodora, IV 270.Teodoro, 1 26 (cf. n. 17).Tiberio, 1 213 (cf. n. 33); IV 375.Tiro, III 90.Tomás, 1 18 (cf. n. 15).tracio (Hebro), III 274.Troquilo, I 334 (cf. n. 40).Troya (guerra de), III95.
Ulises, III93 (cf. n. 86).
vandálica, I I 125.vándalo, I 286; III 384.Victoria, I 81 (cf. n. 26); III 201.Vigilancia, Pref. 21 (cf. n. 9); I
8.Virgen, I 33, 66 (templo de la);
I I 48, 52.
ÍNDICE GENERAL
JUÁNIDE
Págs.
In t r o d u c c ió n ................................................................................. 9
1. El autor, 9. — 2. Presentación y clasificación como género literario de la Juánide, 11. — 3. Fuentes literarias, 15. — 4. Funcionalidad y valoración de la Juánide,19. — 5. La tradición manuscrita, 20. — 6. Ediciones críticas, 23. — 7. Traducciones españolas de la Juánide, 27.— Nota textual, 28.
B ib l io g r a f ía ................................................................................... 31P r e fa c io a lo s n o b l e s d e Ca r t a g o .................................. 37L ibr o 1 ................................................................................................. 41L ib r o I I ............................................................................................... 65L ib r o I I I ............................................................................................. 85L ib r o I V ............................................................................................. 107L ib r o V ............................................................................................... 133L ib r o V I ............................................................................................. 153L ib r o V II ........................................................................................... 183
348 CORIPO
Págs.
L ibro V II I ................ÍNDICE DE NOMBRES
205231
PANEGIRICO DE JUSTINO II
INTRODUCCIÓN 243
1. Presentación y clasificación como género literario del Panegírico de Justino II, 243. — 2. Fuentes literarias,247. — 3. Funcionalidad y valoración del Panegírico de Justino II, 248. — 4. La tradición manuscrita, 251. ■— 5. Ediciones críticas, 254.
B ib l io g r a fía ............................................................................... 257PANEGÍRICO EN HONOR DE A N A S T A S IO ...................................... 261Re s u m e n ........................................................................................ 265Pr e f a c io ........................................................................................ 269L ibro 1 ...................................................................................... 273
ÍNDICE DE NOMBRES
Libro I I . Libro III Libro IV
291309327343