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lo UNIVERSIDAD DE MEXICO
Por Octavio. PAZ
] CORRlhNTfBDDIINOTA: A prntir de es/e TllJl1eru Oc/avio Paz publiccLT en la Revista de laUniversidad 'IIna crnica mensual. Semejan/e a la que escribi durante algnt/'I/'IIJO 1'1/ /1// r/l',mjJllrecidu SCI71 a1/1lrlrJ literario, aunque de J/1.ayor extensin,l'stlln l'OlJ'ljJIII'S/1I j){Jr (OIllI'lilarios soure la ac/ualidad artstil'1I y tea/ral. TlotasdI' 1(,(,/lIm y rl'fll'xiol/l's .wdtas ell /omo a la 1)()(~sa, la jJl/tllU/ )' o/ros tr:lI1as.
A VECES RECIBO cartas de amip';os -poelaS, pintores- que se quejan dela indiferencia de la crt'ica henole a SUS creaciones. No les falta fa-zde anemia parnasiana es natural que laexplosin verbal de Montes de Oca -contodas sus cadas y falt.as de gusto, loaclmit.o, pero tambin con tocla su fresoca y admirable energa, parezca un e'i-Gndalo. La salud es escandalosa en UIIsanatorio. Por lo dems, segn se havisto, 10ntes de Oca sabe que su riqueza es pobreza: "una astilla de silencioatraviesa para siempre los amargos la-bios del poeta". Las palabras son malasconductoras de poesa y por eso pugna.en una lucha de la que no siempre salevencedor, por convertir cada palabra enimagen, es decir, por transformarla eHotra cosa. En juramento: consagracinde la realidad por la palabra, de la palabra por la imagen. Como todo poetaautntico, "hace de tripas, corazn". Actitud tambin escandalosa en un mundodonde muchos hacen tripas de su corazn.
No, la poesa nunca es excesiva. Losnumerosos aciertos de Montes de Ocano me cansan; me cansa cuando desfallece, cuando se repite y, sobre todo.cuando substituye la expresin originalpor los lugares comunes de la filosofao de una moral religiosa que yo encuentro conformista. En suma, cuando predica ("la vieja paz de Dios y la nuevade los hombres"); cuando filosofa ("loext.erno y mi ser son aguas del mismoro"); o cuando insiste, con cierta toropeza testaruda, en expresiones abstractas, vulgares o simplement.e pintorescas("exponer las verdades de mi reino";"el divino forceps"; "la viruela de lalluvia picotea la faz del charco", et.c.).Pero no son las faltas de gusto (ques el gusto?) sino la rigidez del sistemalo que, a mi parecer, est.orba la visin.Una arquitectura de cemento -lo quellaman el fondo o contenido- recubierta por una vegetacin salvaje. Por miparte me quedo con las hojas y floresclelirantes, con las fieras de topacio y elguila "ms alta que su vuelo". No mealimento de ruinas present.es o futuras.En fin, si es verdad que a veces Montesde Oca me cansa, tambin lo ,~s que,con ms frecuencia, me deslumbra. Parasaludar la aparicin de su libro no encuentro otra frase que este verso suyo:"La creacin est. en pie".
LAs VERDADERAS IDEAS de un poemano son las que se le ocurren al poe-ta untes de escribir el poema sinolas que despus, con o sin su voluntad,se desprenden nat.uralmente de la obra.Algo as como el perfume, el sabor o elcolor del fru too El fondo brota de la for-ma y no a la inversa. O mejor dicho:cada forma secreta su idea, su visin delmundo. La forma significa; y ms: slolas formas poseen significacin en artc.La significacin no es aquello que dice(o quiere decir) el poeta sino lo queefectivamente dice el poema. Una cosaes lo que creo decir y otra lo que reo lmente digo.'
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UNIVERSIDAD DE MEXICO
MANUEl. DURN -poeta y, adems,uno de nuestros mejores ensayis-~ tas jvenes- me enva un peque-o volumen de poemas: La paloma azul.Durn pertenece a un grupo de jvenesescritores espaoles, vctimas de un do-ble equvoco. En 1939, casi nios, lle-garon a Mxico; desde entonces vivenentre nosotros. Son mexicanos o espa-lioles? El problema me interesa poco;me basta con saber que escriben en es-paol: la lengua es la nica nacionali-dad de un escritor. Pero nuestros cr-ticos se obstinan en considerarlos comoextranjeros y omiten sus nombres y susobras en estudios y antologas mexica-nos. Los de Espaa, ms soberbios y ta-jantes, ignoran hasta su existencia. As,talemos tan claros como el poeta TomsSegovia o el crtico Ramn Xirau vivenen una especie de limbo, dos veces hur-fanos de tierra, dos veces desterrados.El nacionalismo nos ha vuelto provin-cianos y, espiritualmente, tacaos. Y latacaera nos empobrece a todos los dehabla espaola. Pero no nos asombre-mos demasiado: la moral de la poca escontagiosa. Hasta uu hombre tan gene-roso toino l\f~x Aub encontr no s quintrincadas razones -las razones de lasinrain- para no ocuparse de ellos enlos dos libros que ha consag-rado a lanueva poesa: espaola.
El primer libro de Durn se llamaba,si no recuerdo mal, La f'udad asediada.Este que ahOl'a publica puede verse co-mo una continuacin de aqul y, encierto sentido, como su crtica. El temade ambos libros es la ciudad. Pero en elprimero un adolescente -inteligente,irnico, entusiasta- descubre la ciudad;en el segundo, un hombre maduro seenfrenta a la soledad, el vaco y la vul-garidad de la urbe moderna. Algunosde sus pdmeros poemas, concisos COlnoun epigrama; oscilaban entre la abstrac-cin y el humor, entre Kandinsky y Klee.Cito con intencin los nombres de est.osdos grandes pintores porque los mejo-res poemas de Durn me dieron las sen-sacin de lee' un cuadro (las relacionesentre la pintura y la poesa no han si-do del todo exploradas entre nosotros) .Gouaches,collages, grabados, todo enpequeo formato: la frase como. unalnea. q~e no insiste, frase-humo; la iro-na, delgada como un verde sinuoso; laimagen como un amarillo que florece depronto. Economa y refinamiento perotambin frescura, espacio: aire libre.
En su segundo libro Durn abandonael humor y la tinta china, por decirloas, y se entrega, en sus momentos menosfelices, a cierto expresionismo que, a mijuicio, no le va del todo a su genio.En otros poemas el peso de la reflexinrompe, para mi gusto, la delicada ba-lanza del poema. El exceso de ideas estan peligroso como la falta de ideas.En el primer libro haba poemas dema-siado tenues; en el segundo hay alRu-nos escritos con caracteres demasiadogruesos. Dicho esto (y haba que de-cirlo) , creo que La paloma azul com-pleta y ahonda La ciudad asediada. Qui-z es un libro ms libro, en el buen sen-tido, cada vez menos frecuente, de estanoble palabra. Como en sus primerospoemas, hay el mismo asombro y! elmismo desencanto; la misma nostalgiaante el prodigio qU6 siempre est a'punto de acaecer y que nunca acaba de
realizarse del todo; la misma sensacinm:lso Aloll-so, el sentido es claro. Otro tanto ocu-rre con Donne, poeta m;s denso, no msdifcil, que Gc'lngora. Las dificultadesde Donne son de otro orden -pertene-cen a la esl'era espiritual, propiamentC'dicha- pero ulla vez en posesin
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El pOl:ta allLiguo pretl:nda expresar larealidad o crear otra, ideal; el modernobusca en la poesa el secreto del mundoy aun el de Sil transformacien. Poetizarno es decir el mundo sino decir la Pala-bra sobre la que el mundo reposa.
La comprensin del poema modernoexige un cambio en la actitud del lector.El mundo exterior no nos ofrece ningu-na llave y, por tanto, es imposible com-prender el poema desde lIna. No hayn~s ~'a de acceso que rehacer la exp~nenna desde dentro. Este dentro no esse')lo el del poema sino el del lector: Silconciencia. Como el poeta, el lector debeatravesar por una serie de estados espiri-tuales q~e lo lIevar
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Por Carlos MARTiNEZ MORENO
ESCRITORES DE AMRICA EN CONCEPCINDOCUM.ENTOS
U:\TIVERSro,..D DE MEXICO
esa lucidez le sirva, no para ahogar susdones o domarlos (lo que llaman "maes-Ira" es la muerte del poeta y