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Página 1 de 13 (el número de página no se usa para citar referencias) Costo-efectividad y asignación de recursos Metodología Análisis de costo-efectividad generalizado para el establecimiento de prioridades del sector salud en el ámbito nacional Raymond Hutubessy 1 , Dan Chisholm* 2 , Tessa TanTorres Edejer 2 y OMSCHOICE Dirección: 1 Programa Alto a la Tuberculosis (PAT), Grupo Orgánico de VIH/SIDA, TB y Malaria (HTM), Organización Mundial de la Salud y 2 Department of Evidence for Health Policy, Evidence in Información for Policy, Organización Mundial de la Salud Correo electrónico: Raymond Hutubessy [email protected]; Dan Chisholm* [email protected]; Tessa TanTorres Edejer [email protected]; WHOCHOICE * Autor a quien se le debe dirigir la correspondencia Publicado: 19 de diciembre de 2003 Recibido: 06 de mayo de 2003 Aceptado: 19 de diciembre de 2003 Cost Effectiveness and resource allocation 2003, 1:8 Este artículo está disponible en: http://www.resource-allocation.com/content/1/1/8 © 2003 Hutubessy et al; licencia de BioMed Central Ltd. Este es un artículo de acceso abierto: se permite la copia textual y la redistribución de este artículo en cualquier soporte para los fines que se estime conveniente, siempre que se provea este aviso y el URL del artículo original. Resumen El análisis de costo-efectividad (ACE) es una ayuda potencial importante para la toma de decisiones en salud pública pero, con algunas notables excepciones, su uso e impacto es limitado en los países. Esto se podría explicar por una serie de posibles razones, entre ellas, las restricciones técnicas asociadas con la actual generación de evidencia económica, la conveniencia política, las preferencias sociales y las barreras sistémicas para su aplicación. Como una forma de ACE sectorial, se propone un ACE generalizado para superar las barreras que impiden el uso adecuado de información sobre costo-efectividad en el nivel regional y en los países. Su aplicación a través de OMS-CHOICE provee una nueva base de evidencia económica, así como avances metodológicos en la costo-efectividad de una serie de intervenciones de salud respecto a las principales causas y factores de riesgo de enfermedades. Los costos subregionales y efectos de las diferentes intervenciones provistos por OMS-CHOICE se pueden adaptar fácilmente al contexto específico de cada país, por ejemplo, mediante el ajuste de la cantidad y precio unitario de los insumos de la intervención (costos), o de las tasas de cobertura, eficacia y adherencia de las intervenciones (efectividad). La potencial utilidad de esta información para la política y planificación de la salud está en la evaluación de las actuales estrategias de intervención a fin de determinar si representan un uso eficiente de los escasos recursos, y a cuáles de las posibles intervenciones adicionales que todavía no se han implementado, o se han implementado de manera incompleta, se les debe dar prioridad de acuerdo con su costo-efectividad. Los responsables de formular políticas de salud y los directores de programas pueden usar los resultados de OMS-CHOICE como un valioso aporte para la planificación y priorización de los servicios en el nivel nacional, así como un punto de partida para análisis adicionales de la relación entre la eficiencia de las intervenciones que restauran la salud y su impacto en otros resultados clave, como la reducción de desigualdades y la mejora de la salud de los pobres.

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Costo-efectividad y asignación de recursos Metodología Análisis de costo-efectividad generalizado para el establecimiento de prioridades del sector salud en el ámbito nacional Raymond Hutubessy1, Dan Chisholm*2, Tessa Tan‐Torres Edejer2 y OMS‐CHOICE 

Dirección: 1Programa Alto a la Tuberculosis (PAT), Grupo Orgánico de VIH/SIDA, TB y Malaria (HTM), Organización Mundial de la Salud y 2Department of Evidence for Health Policy, Evidence in Información for Policy, Organización Mundial de la Salud 

Correo electrónico: Raymond Hutubessy ‐ [email protected]; Dan Chisholm* ‐ [email protected]; Tessa Tan‐Torres Edejer ‐ [email protected]; WHO‐ CHOICE ‐ 

* Autor a quien se le debe dirigir la correspondencia 

Publicado: 19 de diciembre de 2003 Recibido: 06 de mayo de 2003 Aceptado: 19 de diciembre de 2003 Cost Effectiveness and resource allocation 2003, 1:8

Este artículo está disponible en: http://www.resource-allocation.com/content/1/1/8

© 2003 Hutubessy et al; licencia de BioMed Central Ltd. Este es un artículo de acceso abierto: se permite la copia textual y la redistribución de este artículo en cualquier soporte para los fines que se estime conveniente, siempre que se provea este aviso y el URL del artículo original.

Resumen El análisis de costo-efectividad (ACE) es una ayuda potencial importante para la toma de decisiones en salud pública pero, con algunas notables excepciones, su uso e impacto es limitado en los países. Esto se podría explicar por una serie de posibles razones, entre ellas, las restricciones técnicas asociadas con la actual generación de evidencia económica, la conveniencia política, las preferencias sociales y las barreras sistémicas para su aplicación. Como una forma de ACE sectorial, se propone un ACE generalizado para superar las barreras que impiden el uso adecuado de información sobre costo-efectividad en el nivel regional y en los países. Su aplicación a través de OMS-CHOICE provee una nueva base de evidencia económica, así como avances metodológicos en la costo-efectividad de una serie de intervenciones de salud respecto a las principales causas y factores de riesgo de enfermedades.

Los costos subregionales y efectos de las diferentes intervenciones provistos por OMS-CHOICE se pueden adaptar fácilmente al contexto específico de cada país, por ejemplo, mediante el ajuste de la cantidad y precio unitario de los insumos de la intervención (costos), o de las tasas de cobertura, eficacia y adherencia de las intervenciones (efectividad). La potencial utilidad de esta información para la política y planificación de la salud está en la evaluación de las actuales estrategias de intervención a fin de determinar si representan un uso eficiente de los escasos recursos, y a cuáles de las posibles intervenciones adicionales que todavía no se han implementado, o se han implementado de manera incompleta, se les debe dar prioridad de acuerdo con su costo-efectividad.

Los responsables de formular políticas de salud y los directores de programas pueden usar los resultados de OMS-CHOICE como un valioso aporte para la planificación y priorización de los servicios en el nivel nacional, así como un punto de partida para análisis adicionales de la relación entre la eficiencia de las intervenciones que restauran la salud y su impacto en otros resultados clave, como la reducción de desigualdades y la mejora de la salud de los pobres.

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Costo-efectividad y asignación de recursos 2003, 1

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http://www.resource-allocation.eom/content/1/1/8

Introducción La  inclusión de una perspectiva económica para evaluar  la atención de  la  salud  se ha  convertido en un  componente de  creciente aceptación en  la política y planificación de  la salud. Se ha usado el análisis de costo‐efectividad (ACE) como una herramienta para abordar los temas relacionados con  la eficiencia en  la asignación de  los escasos  recursos del  sector  salud, ya que es un método que permite comparar  los costos  relativos, así como  los beneficios a  la  salud de  las diferentes  (y a menudo en  competencia)  intervenciones de  salud. Varias  experiencias de  los países han demostrado que  se puede usar  la  información  sobre costo‐efectividad con otro tipo de información para facilitar diversas decisiones políticas. Por ejemplo, se ha empleado para decidir qué medicamentos se deben reembolsar con fondos públicos en Australia [1] y en varios países europeos [2‐4]. En el ámbito internacional, el Banco Mundial ha aplicado el ACE sectorial para identificar en los países en desarrollo las prioridades del control de enfermedades, y la conformación de paquetes esenciales para la atención de la salud en países con diferentes niveles de desarrollo económico [5,6]. 

Más allá de estos ejemplos, sin embargo, el uso y aplicación de información sobre ACE para orientar el proceso de establecimiento de prioridades en los gobiernos nacionales  es más bien  limitado. Varias  razones podrían  explicar  esta  situación,  entre  ellas,  la  conveniencia política,  las preferencias  sociales  y  las barreras 

sistémicas  de  su  implementación.  Además,  hay  restricciones  de  carácter más  bien  técnico  asociadas  con  la  generación  de  evidencia  económica  capaz  de fundamentar el establecimiento de prioridades de  salud en  todo el  sector,  incluidos  la  falta de disponibilidad de datos,  la  inconsistencia metodológica de  las 

evaluaciones económicas, y la limitada generalidad o imposibilidad de transferir los hallazgos a otros escenarios fuera de la localidad del estudio original [7,8]. 

En este análisis abordamos las restricciones técnicas que presenta el uso adecuado de información sobre costo‐efectividad en la política y planificación de la salud. Luego describimos el proceso mediante  el  cual  los encargados de  la  toma de decisiones y  los directores de programas pueden  realizar, de acuerdo  con  sus respectivos  contextos,  su  propio  análisis  de  la  relativa  costo‐efectividad  de  las  intervenciones  que  reducen  las  principales  causas  de  la  carga  nacional  de enfermedad  con  el  uso  de  información  sobre  ACE  del  proyecto  OMS‐CHOICE  (CHOosing  Interventions  that  are  Cost‐Effective;  http:// www.who.int/evidence/cea). Concluimos con una breve discusión sobre cómo el ACE sectorial puede contribuir a extender el ejercicio del establecimiento de prioridades en el ámbito nacional. 

Análisis de costo-efectividad sectoriales Hasta ahora,  la mayoría de  los estudios han  informado sobre  temas relacionados con  la eficiencia  técnica. La eficiencia  técnica se refiere al uso óptimo de  los recursos en la entrega o producción de una determinada intervención de salud, lo que asegura que no ha habido desperdicio de recursos. En muchos países, las aplicaciones  se  centran  en mejoras  locales  y marginales  de  la  eficiencia  técnica.  El  término  eficiencia  en  la  asignación  de  recursos,  por  otro  lado,  se  usa frecuentemente en economía de la salud para referirse a la distribución de recursos entre diferentes programas o intervenciones a fin de obtener el máximo posible de resultados deseados, desde una perspectiva social, con los recursos disponibles. Por definición, abordar temas de eficiencia en la asignación de recursos de salud requiere un enfoque sectorial más amplio de la evaluación, dado que se requiere determinar los costos relativos y los efectos de las intervenciones para un amplio rango de enfermedades y factores de riesgo con el propósito de identificar la combinación óptima de intervenciones que permitirían cumplir los objetivos generales del sistema de salud, como la maximización de salud en sí o la distribución equitativa de beneficios de la salud en toda la población. 

Cuando nos referimos al ACE sectorial consideramos que se están evaluando todos los usos alternativos de los recursos en un solo ejercicio, con una restricción explícita de los recursos [9‐12]. Antes del proyecto OMS‐CHOICE, se encuentran muy pocas aplicaciones de este uso más amplio del ACE, en el cual se compara un 

amplio rango de intervenciones preventivas, curativas y de rehabilitación que benefician a diferentes grupos de una población para informar decisiones sobre la combinación óptima de intervenciones. Los ejemplos incluyen el trabajo de la Comisión de Servicios de Salud de Oregon [13], la revisión de prioridades del sector 

salud del Banco Mundial [5] y el proyecto Life Saving de Harvard [14]. De estos, solo el Banco Mundial intentó hacer comparaciones internacionales o globales. Esto se debe en parte a varios problemas comunes técnicos y de implementación que han experimentado los encargados de la toma de decisiones interesados en usar 

los resultados del ACE para orientar las decisiones sobre asignación de recursos en todo el sector [8]. Ellos incluyen: 

Inconsistencia metodológica La heterogeneidad de  los métodos y de medidas de resultados que se usan en  las evaluaciones económicas que realizan diferentes  investigadores en diversos escenarios ha complicado tanto la síntesis como la interpretación de los resultados de costo‐efectividad. Por ejemplo, la estimación de costos podría o no podría incluir la evaluación de la atención alternativa, los viajes y la pérdida de productividad, por lo que los resultados de un estudio no se pueden comparar con otros, 

incluso si se realizaran en la misma localidad. 

Falta de disponibilidad de datos Hay  considerables  vacíos  en  la  evidencia  de  costo‐efectividad,  particularmente  respecto  a  los  servicios  que  históricamente  han  estado marginados  y  las 

poblaciones desatendidas (por. ej., la atención de la salud mental en los países en desarrollo). Esto ha limitado la capacidad de quienes formulan las políticas del sector salud para abordar los temas de eficiencia en la asignación de recursos.  Carencia de generalización Todavía ningún país ha podido realizar los estudios necesarios para comparar la costo‐efectividad de todas las intervenciones posibles en su territorio, por lo que 

usan resultados de otros escenarios. Los hallazgos del ACE, particularmente los de costos, no son comparables debido a las diferencias de los sistemas de salud y 

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Costo-efectividad

economía. Debido

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Figura 1 Metas del sistem Limitada capacEn primer lugar, ede gestión de los s

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e alrededor de 35%

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o de implementás bajos ingresos ho de voluntad pol

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de todos los casoslos programas de 

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o  su uso al  contex

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2) Los resultados del ACE se usan para clasificar las intervenciones como muy costo‐efectivas, no costo‐efectivas, y una categoría intermedia, en vez de usar un enfoque tradicional. 

La ventaja de usar un escenario hipotético o nulo como base del análisis es que puede identificar las actuales ineficiencias en la asignación de recursos, así como las oportunidades que ofrecen las nuevas intervenciones [10]. Tomando como punto de inicio la situación que se daría si no existieran las intervenciones que se están analizando,  se pueden estimar  los costos y efectos  sobre  la  salud de  la población añadiendo  intervenciones  individualmente  (y combinadas) para proveer  la información  completa  que  se  necesita  para  evaluar  la  combinación  de  intervenciones  que maximizaría  la  salud  de  acuerdo  con  un  determinado  nivel  de limitaciones en los recursos. 

Los análisis de  costo‐efectividad  tradicionales no evalúan  la eficiencia de  la actual  combinación de  intervenciones,  solo  consideran  la eficiencia de pequeños cambios, usualmente incrementos, en el uso de los recursos al margen (esto es, el punto de inicio del análisis es la situación actual de la atención habitual). Esto muestra si un nuevo procedimiento es más costo‐efectivo que el existente, pero evita cuestionar si valía la pena realizar el presente procedimiento, tomando de manera implícita que algo se tenía que haber hecho en esa área en particular. Debido a que la actual combinación de intervenciones varía sustancialmente entre los países, los costos y efectos de los cambios pequeños también difieren de modo considerable, lo que es un factor que limita la transferencia de resultados a otros ámbitos. La eliminación de esta restricción mediante la hipótesis de lo que podría suceder en ausencia de las intervenciones significa que los resultados no solo permiten  la evaluación de  la eficiencia en el uso de  los  recursos  con que  se  cuenta,  sino que  también  se puede generalizar entre poblaciones que comparten características demográficas o epidemiológicas similares. 

Una desventaja que se percibe en el uso de una situación hipotética como punto de  inicio del análisis es que  los responsables de  formular políticas están más familiarizados con la partida desde un punto conocido, que es la situación existente. Sin embargo, mediante la incorporación de estrategias que actualmente se están implementando (en determinados niveles de cobertura) en el conjunto de intervenciones analizadas, en verdad se preserva la habilidad de evaluar los costos y  efectos  incrementales de  los  cambios de  la  actual  asignación de  recursos. En  todo  caso,  el ACE generalizado no debe  ser visto  como un  reemplazo de  la recolección  de  evidencia  económica más  específica  al  contexto  sobre  la  eficiencia  de  incorporar  nuevas  tecnologías  de  salud  a  la  existente  combinación  de intervenciones. De hecho, ambos tipos de análisis se complementan. El ACE generalizado es más útil para los encargados de la toma de decisiones en términos de identificar ampliamente una eficiente combinación de  intervenciones dentro de un marco de evaluación sectorial. Por ello, como primer paso en  la política de análisis cuando se usa el ACE generalizado, se deben clasificar las intervenciones en grupos que interactúan en términos de costos o efectos. Dentro de cada grupo, en  diferentes  niveles  de  cobertura,  las  intervenciones  se  evalúan  solas  o  combinadas,  lo  que  permite  interacciones  no  lineales  en  cuanto  a  la  eficiencia (multiplicadora) y los costos ([diseconomía de alcance). Como resultado, se identifica la combinación más eficiente para una determinada restricción de recursos. Luego, las combinaciones eficientes se comparan entre grupos mutuamente exclusivos, clasificados de acuerdo con el costo unitario del beneficio a la salud que se ha obtenido. Seguidamente se pueden decidir  los valores  límites para clasificar  las  intervenciones, por decir, en muy costo‐efectivas, no costo‐efectivas y una categoría intermedia. 

Se puede usar el análisis incremental, limitado por la actual combinación de intervenciones, para dar información contextual más precisa sobre cómo esta eficiente 

combinación de intervenciones se puede lograr de la mejor manera en determinado entorno. 

Implementación práctica El proyecto OMS‐CHOICE, que usa el ACE generalizado, se ha establecido para brindar  información clave a  los encargados de  formular políticas que desean implementar el ACE sectorial. OMS‐CHOICE ha recopilado bases de datos subregionales sobre la costo‐efectividad de un extenso rango de intervenciones para las principales  causas  de  carga  de  enfermedad,  incluido  el  análisis  de  las  interacciones  inherentes  en  muchas  intervenciones  combinadas 

(http://www.who.int/evidence/cea). En el Informe sobre la salud en el mundo 2002 [19] aparece un análisis de costo‐efectividad de intervenciones para reducir la exposición a  los principales  factores de  riesgo de enfermedad. La  creación de  tales bases de datos, que vence un  importante  impedimento del análisis de  la 

eficiencia en la asignación de recursos en todo el sector salud, se ha facilitado con diversas estrategias metodológicas: 

• El uso de herramientas analíticas comunes en OMS‐CHOICE ha solucionado el problema de sintetizar estudios que emplean diferentes tipos de mediciones [20]. Se han desarrollado varias herramientas para  recolectar,  sintetizar,  analizar  y  reportar  los  costos  y  efectos de manera  estandarizada. Una herramienta para modelar estados múltiples, PopMod [21], permite al analista estimar los efectos en la salud al hacer el seguimiento de lo que podría suceder a cada cohorte de edad y  sexo de una determinada población  en  100  años,  con  y  sin  cada  intervención. Con  el  fin de  recolectar  costos  referidos  a  los programas  implicados  en  el 

funcionamiento de cada intervención (como administración, capacitación, medios de comunicación) y costos relacionados con los pacientes (como el número de 

visitas a los centros de atención primaria, pruebas de diagnóstico y medicamentos) se ha desarrollado Cost‐It [22], una herramienta estándar para calcular costos. Finalmente, se ha elaborado una herramienta para analizar la incertidumbre de las estimaciones puntuales de la costo‐efectividad (MCLeague [23]. 

 Cuadro 1: Subregiones epidemiológicas para el reporte de resultados de OMS-CHOICE

Región* Estrato de mortalidad** Países

AFR D Argelia, Angola, Benín, Burkina Faso, Camerún, Cabo Verde, Chad, Comoras, Guinea Ecuatorial, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea,

Page 5: Costo-efectividad y asignación de recursos · 2011-12-09 · Costo-efectividad y asignación de recursos 2003, 1 ... aplicaciones se centran en mejoras locales y marginales de la

Costo-efectividad y asignación de recursos 2003, 1

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http://www.resource-allocation.eom/content/1/1/8

Guinea-Bissau, Liberia, Madagascar, Mali, Mauritania, Mauricio, Níger, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Togo

AFR E Botsuana, Burundi, República Centroafricana, Congo, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía, Kenia, Lesoto, Malawi, Mozambique, Namibia, Ruanda, Sudáfrica, Suazilandia, Uganda, República Unida de Tanzania, Zambia, Zimbabue

AMR A Canadá, Estados Unidos de América, Cuba AMR B Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, República Dominicana, El

Salvador, Granada, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela

AMR D Bolivia, Ecuador, Guatemala, Haití, Nicaragua, Perú EMR B Bahréin, Chipre, Irán (República Islámica de), Jordán, Kuwait, Líbano, Jamahiriya Árabe Libia, Omán, Qatar, Arabia Saudita, República

Árabe Siria, Túnez, Emiratos Árabes Unidos, EMR D Afganistán, Yibuti, Egipto, Iraq, Marruecos, Pakistán, Somalia, Sudán, Yemen EUR A Andorra, Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Islandia, Irlanda, Israel, Italia,

Luxemburgo, Malta, Mónaco, Países Bajos, Noruega, Portugal, San Marino, Eslovenia, España, Suecia, Suiza, Reino Unido EUR B Albania, Armenia, Azerbaiyán, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Georgia, Kirguistán, Polonia, Rumania, Eslovaquia, Tayikistán, Ex

República Yugoslava de Macedonia, Serbia y Montenegro, Turquía, Turkmenistán, Uzbekistán EUR C República de Moldavia, Federación de Rusia, UcraniaSEAR B Indonesia, Sri Lanka, Tailandia SEAR D Bangladesh, Bután, República de Corea, India, Maldivas, Myanmar, Nepal WPR A Australia, Japón, Brunei Darussalam, Nueva Zelandia, Singapur WPR B Camboya, China, República Democrática Popular Lao, Malasia, Mongolia, Filipinas, República de Corea, Vietnam

Islas Cook, Fiyi, Kiribati, Islas Marshall, Micronesia (Estados Federados de), Nauru, Niue, Palau, Papúa Nueva Guinea, Samoa, Islas Salomón, Tonga, Tuvalu, Vanuatu

* Regiones: AFR = Región de África; AMR = Región de las Américas; EMR = Región del Mediterráneo Oriental; EUR = Región de Europa; SEAR = Región de Asia Sudoriental; WPR Región del Pacífico Occidental ** Subregiones: A = tiene tasas muy bajas de mortalidad adulta e infantil; B = adulta baja, infantil baja; C = adulta alta, infantil baja; D = adulta alta, infantil alta; E = mortalidad adulta e infantil muy alta.

• La estimación de un escenario nulo como punto de inicio del análisis de costos y efectos de las intervenciones vigentes y nuevas aumenta la comparabilidad de los resultados, aunque se debe enfatizar que los analistas locales podrían necesitar modificar ciertos parámetros (por ejemplo, las estructuras demográficas, las características epidemiológicas, la cobertura del tratamiento) para reflejar de manera más precisa las circunstancias específicas del país. 

• Hasta ahora, los resultados de OMS‐CHOICE se han distribuido en 14 subregiones epidemiológicas del mundo (véase el cuadro 1). Este es un compromiso entre proveer información detallada sobre todas las intervenciones en los 192 países miembros de la OMS, lo que no es posible en el corto plazo, y el enfoque mundial 

que se ha usado en el pasado [5]. No se ha intentado generar un solo estimado mundial de la eficiencia de los costos de determinada intervención, dado que ese 

estimado no provee información que los encargados de la toma de decisiones puedan usar en el contexto de su país. 

• El uso de un marco de incertidumbre, en el cual se presentan estimados de costo‐efectividad para múltiples intervenciones en términos de su probabilidad de 

ser costo‐efectivas en diferentes niveles del presupuesto, ofrece a los encargados de la toma de decisiones datos relevantes políticamente respecto a las elecciones que deben hacer cuando hay expansión (o reducción) de los recursos [23,24]. 

• Finalmente,  se han hecho una  serie de  suposiciones  en  relación  con  la  eficiencia de  las  intervenciones  implementadas. Por  ejemplo,  en  la mayoría de  los escenarios se supone que los establecimientos de atención de la salud proveen servicios utilizando 80% de su capacidad (esto es, que el personal de salud está completamente ocupado 80% de su tiempo; o que las regiones tienen acceso a los medicamentos genéricos disponibles internacionalmente al más bajo precio. La razón es que hay un valor limitado en suministrar información a los encargados de la toma de decisiones sobre los costos y la efectividad de las intervenciones que se realizan de manera deficiente (esas suposiciones, sin embargo, se pueden cambiar para que reflejen las experiencias locales, en caso de que se requieran). 

 

 

 

Page 6: Costo-efectividad y asignación de recursos · 2011-12-09 · Costo-efectividad y asignación de recursos 2003, 1 ... aplicaciones se centran en mejoras locales y marginales de la

Costo-efectividad

Figura 2 Costo efectivida

 

Para facilitar comadquisitivo que uevitados (relativo

AVAD evitados. U

población como ucosto‐efectivo, OM

por menos del ingdel promedio del La figura 2 ilustra

en una subregión intervenciones,  co

eficiencia de la int

dólares  internaciointervenciones  in

costo‐efectividad.

logarítmica, cada una RCE de I$10,

subregión AfrD. A

menor de I$10. Pofigura facilita que

óvalo naranja de l

Los resultados depara el desempeñde resultados queposible de logro (recursos asignadola evaluación de producción de un

d y asignación de r

ad de intervenci

mparaciones más siun dólar americanoo a la situación de 

Uno de los benefic

una proporción de MS‐CHOICE ha es

greso per cápita pringreso per cápita

a una manera de p

epidemiológica domo  el  suministro

tervención en térm

onales y  se midenndividuales,  la  fig

. Todos  los punto

línea en dirección  y en la línea subs

Algunas intervenc

or otro lado, algune los encargados de

la figura 2) cuando

el ejercicio de OMSño de los sistemas de  la gente valora [(también por encimos. En teoría, podríla eficiencia de  lo

n conjunto de inter

recursos 2003, 1

iones selecciona

ignificativas entreo en los Estados Uno intervención p

cios de usar los AV

 la actual carga destado usando los cr

romedio para un da por AVAD evitaresentar un anális

e África, llamada Ao mejorado de  ag

minos de AVAD ev

n en el eje verticalgura  2 muestra  lo

s de  la  línea del e

n nordeste represensiguiente represen

ciones (por ejemplo

nas intervencionese la toma de decisi

o deben elegir la c

S‐CHOICE tambiéde salud, la eficien[15,26]. La eficiencma del mínimo). Ría estimarse para cos gastos  respectovenciones para red

adas para la subr

e las regiones, los cUnidos); la eficienpara la enfermedad

VAD como una me

e enfermedad (tamriterios sugeridos 

determinado país do aún se consideis sectorial comple

AfrD (en el cuadrogua  y  saneamient

vitados se mide en

l. A  fin de presenos  ejes  en  una  es

extremo sudeste ti

nta un incrementonta una RCE de I$

o, las intervencion

s preventivas paraiones identifiquen

combinación de int

én tienen un uso pncia se evalúa en lacia es  la proporcióRefleja en qué propcualquiera de las mo a  los  resultados ducir riesgos de en

región epidemio

costos se expresancia se mide en térd o factor de riesgo

edida primaria de 

mbién medida en Apor la Comisión so

o región se consideran costo‐efectivoeto con los resultad

o 1 aparecen los pato  y  las  intervenci

n el eje horizontal y

ntar de manera coscala  logarítmica. 

ienen una razón d

de la RCE de un o100. La figura ilus

nes preventivas dir

a reducir factores particularmente l

tervenciones que d

otencial en la evala medida en que loón de  logro (por eporción el potencimetas del sistema den  la salud medinfermedad cardiov

http://ww

ológica AfrD (po

n en dólares internrminos de años deo en cuestión); y l

resultados es que

AVAD). En cuantoobre Macroeconom

deran muy costo‐efos, y aquellos que edos de CHOICE. M

aíses que componeiones preventivas

y los costos de des

onjunta  la amplia Las  líneas  oblicu

de costo‐efectivida

orden de magnitudstra la variación d

rigidas a la reducc

de riesgo cardiovas compras malas

desean proveer en

luación del desemos recursos del sistencima del mínimal sistema de salude salud o para el ciante el análisis dvascular en los paí

(el número

ww.resource-alloca

oblación total: 2

nacionales (un dóle vida ajustados ena costo‐efectividad

e los analistas pued

o a los umbrales pamía y Salud [25]: la

fectivos; las intervexceden este nivel Muestra la costo‐e

en esta subregión)s para  reducir  fac

scuento anualizado

gama de estimaciuas  que  cruzan  l

ad (RCE) de I$1 p

d, por lo que todosde la RCE a lo larg

ción de la incidenci

vasculares cuestan(el óvalo marrón d

n su entorno. 

mpeño del sistema dtema logren el máxmo posible en auseud está contribuyenconjunto de ellas, de  costo‐efectividaíses de las Améric

o de página no se usa

ation.com/content/

294 millones) 

lar internacional tin función de la did se describe en té

den expresar el niv

ara considerar queas intervenciones q

venciones que cues no se consideran fectividad de múl

. La figura incluyectores de  riesgos  c

os de las intervenc

ión de  la eficiencila  figura  represen

por AVAD evitado

s los puntos de la sgo de una serie de 

ia de VIH) evitan u

n casi I$100,000 pode la figura 2) y la

de salud. Dentro dximo posible de beencia de recursos) ndo al logro de la pero tradicionalmad. La  figura 3 muas, aquí llamada A

Página 6 de a para citar referencia

/1/1/8

iene el mismo podscapacidad o AVAérminos de costo p

vel de beneficio de

e una intervenciónque evitan un AVA

stan menos del tripcosto‐efectivos. tiples intervencion

e un amplio rango cardiovasculares. 

ciones se expresan 

ia de costos para ntan  líneas  de  igu

o. Debido a  la esc

siguiente línea tienintervenciones en

un AVAD a un co

or AVAD evitado. s compras buenas

del marco de la OMeneficios en términrespecto al máximmeta con el nivel 

mente se ha limitaduestra  la  frontera AmrA, con tasas m

13 as)

der AD por 

e la 

n es AD 

ple 

nes 

de La 

n en 

las ual 

cala 

nen n la 

sto 

La (el 

MS nos mo de 

do a de 

muy 

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Costo-efectividad

bajas de mortaliddeterminado uso intervenciones y frontera estimadarecursos. El puntoasociados  a  la  altenfermedades car

  Figura 3.   

Máximo de pos

cardiovascular, 

  La aplicación Factores que sPara superar los pevitable en el nivelos hallazgos y recresultados de CE 

d y asignación de r

dad infantil y de adde recursos, miensus costos y eficiea  con  la  informacio * está por debajota presión  arterialrdiovasculares se p

sibles beneficios 

 subregión Amr

n del ACE gen

se deben consiproblemas técnicoel subregional parcomendaciones vaglobales o regiona

recursos 2003, 1

dultos [27]. El eje ntras que el uso deencia permiten esión  sobre  costos yo de la frontera, lol y  el  colesterol  [2podrían reasignar 

Puntos sob

• N3 – los m

• N4  ‐  com

comunicaci

• C1 ‐ comb

• C2‐ comb

• C3 ‐ comb

• C4 ‐ comb 

para la salud de

rA. 

neralizado a l

iderar en la conos relacionados cora un amplio rangoayan a cambiar la pales tengan una re

vertical señala ele los recursos o costimar  los  logros ay efectos de  la  coo que sugiere que e28]. El análisis  se para obtener may

re la frontera de p

medios de comuni

mbinación  de  la  r

ión focalizados en

binación de N4 co

binación de N4 con

binación de N4 co

binación de N4 co

erivados de inte

la política y p

ntextualizaciónon  la consistenciao de enfermedadepolítica o la prácticelevancia muy lim

beneficio de la exstos se muestran eactuales de saludombinación de  inteel sistema de saludpodría usar para

yores beneficios a l

posibilidades de pr

icación se focaliza

reducción  legal  d

n el colesterol (N3)

on un enfoque de r

n un enfoque de ri

on un enfoque de r

on un enfoque de r

ervenciones sele

planificación d

n de los datos smetodológica y  la

es y factores de riesca de la salud en lo

mitada en los entor

http://ww

xpectativa de vidaen el eje horizontay sus costos, reprervenciones más d no está alcanzana  evaluar  cómo  lola salud, y también

roducción:

an en el colesterol

de  la  sal  (N2)  y  l

riesgo absoluto, um

iesgo absoluto, um

riesgo absoluto, um

riesgo absoluto, um

eccionadas con e

de la salud en

subregionales a generalización, asgo [19]. Sin embaos países. Permanrnos locales y en lo

(el número

ww.resource-alloc

a saludable (EVS) dal. Los datos disporesentados como peficiente en un dendo todo su potenos  recursos que acn para usar más ef

los medios  de 

mbral de 35%   

mbral de 25% 

mbral de 15% 

mbral de 5%   

el fin de reducir 

n el ámbito na

de costo-efectahora el ACE genargo, la existencia nece como una legíos procesos polític

o de página no se usa

cation.eom/conten

de la población coonibles sobre la copunto  *. La  línea eterminado nivel ncial en términos dctualmente  se  emficientemente recu

el riesgo de enf

acional

tividad neralizado genera de estos datos de ítima preocupacióncos [29]. En efecto

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nt/1/1/8

omo resultado de obertura actual de más alta muestrao disponibilidad 

de reducir los riesgmplean para preveursos adicionales.

fermedad 

datos sobre la carCE no garantiza qn el hecho de que o, se ha argumenta

13 as)

un las a  la de gos nir 

rga que los ado 

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Costo-efectividad y asignación de recursos 2003, 1

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http://www.resource-allocation.com/content/1/1/8

que hay una tensión entre el ACE generalizado, que es suficientemente general como para ser  interpretado en muy variados entornos, y el ACE que  toma en cuenta el contexto local [30], y que los encargados de la toma de decisiones necesitan contextualizar los resultados del ACE sectorial a su propio entorno cultural, económico, político, ambiental, y de conducta e infraestructura [31]. 

Con el propósito de alentar el cambio, donde  fuera necesario, es necesario contextualizar  los estimados  regionales de costo, eficiencia y  costo‐efectividad de acuerdo con el escenario en el cual se usará la información, pues hay muchos factores que pueden alterar la costo‐efectividad real de determinada intervención en diferentes escenarios. Estos incluyen: la disponibilidad, la combinación de la calidad de los insumos, personal capacitado especialmente, medicamentos, equipos y bienes consumibles; precios locales, especialmente los costos laborales; capacidad de implementación; estructuras organizacionales subyacentes e incentivos; y el marco  institucional  [32]. Además, podría  ser necesario abordar otros  temas para asegurar que  los  costos estimados ex‐ante representen  los  costos  reales que implica una intervención. Por ejemplo, Lee y otros [33‐37] sostienen que, en la práctica, los costos estimados podrían no reflejar con precisión los verdaderos costos que supone  la  implementación de una  intervención de salud debido a varias razones:  los análisis económicos suelen estar desactualizados al momento de su publicación [38]; el costo de las intervenciones farmacéuticas podrían variar sustancialmente dependiendo del tipo de contrato entre quienes pagan, las ganancias de  las  farmacias,  las compañías comercializadoras y  los  fabricantes; o  los costos de  la atención podrían bajar debido a una gestión efectiva  (por ej., mediante negociaciones, las compañías aseguradoras podrían reducir los precios). De manera similar, por el lado de la efectividad existe la necesidad de contextualizar. Por ejemplo, los estimados de efectividad que se usan en el ACE suelen basarse en datos de eficacia tomados de pruebas experimentales en un contexto específico. En la práctica, cuando  las  intervenciones se  implementan,  la efectividad bien podría ser menor. De acuerdo con el marco  iterativo de Tugwell  [39], el proceso de atención de la salud se divide en diferentes fases que son decisivas para determinar la efectividad de una intervención en la práctica, lo que incluye el hecho de que un paciente tenga contacto con el sistema de atención de la salud o no, la manera en que el paciente sigue las recomendaciones del tratamiento, y la calidad con la que el proveedor ejecuta la intervención. 

De los estimados regionales a los específicos por país

La figura 4 muestra, paso por paso, el esquema del enfoque que usa OMS‐CHOICE para que sus estimados del nivel regional se puedan trasladar al contexto de cada país. Para ello se requieren los siguientes pasos clave: 

Selección de las intervenciones

El primer paso para contextualizar las cifras de costo‐efectividad de OMS‐CHOICE implica la especificación y definición de las intervenciones que se incluirán en 

el análisis, incluida una clara descripción de la población objetivo, nivel de cobertura de la población y, donde sea necesario, el esquema de tratamiento. Dado que una  intervención y  sus  costos y beneficios asociados  se pueden caracterizar no  solo por  su contenido  tecnológico  (por ej., un medicamento psicoactivo)  sino 

también por el entorno en el cual se da  la atención (por ej., un hospital versus  la atención basada en  la comunidad),  los temas sobre organización del servicio también se incluyen aquí. Las intervenciones para algunas enfermedades podrían no ser apropiadas en un determinado país (por ej., las estrategias para el control de  la malaria) y pueden ser omitidas del análisis, en tanto que se podrían añadir algunas  intervenciones que no han sido incluidas en el análisis regional. Los 

grupos de  intervenciones  interrelacionadas  se evalúan de manera conjunta, ya que el  impacto en  la  salud proveniente de  la ejecución de dos  intervenciones conjuntas  no  es  necesariamente  aditivo,  ni  tampoco  los  costos  implicados  en  su  producción.  Solo  evaluando  sus  costos  y  efectos  en  la  salud  de manera 

independiente y de forma combinada es posible identificar las interacciones o no‐linealidades en los costos y efectos. Por ejemplo, el total de los costos y efectos en 

la salud que implica la introducción de mosquiteros para el control de la malaria es probable que dependa de que la población esté recibiendo profilaxis de la malaria: esto significa que se tendría que evaluar tres intervenciones – solo los mosquiteros, solo la profilaxis de la malaria y los mosquiteros en combinación con la profilaxis de la malaria.  Contextualización de la efectividad de la intervención

El impacto a nivel de la población de las diferentes intervenciones se mide en términos de AVAD evitados por año, respecto a la situación de no intervención en cuanto a la enfermedad o factor de riesgo en cuestión. Los parámetros de insumo claves para medir la salud de la población en el escenario de no intervención incluyen la estructura demográfica de la población, las tasas epidemiológicas (incidencia, prevalencia, remisión de casos fatales) y la valoración del estado de la salud (VES; la valoración del tiempo en un estado de salud particular, como estar ciego o tener diabetes, comparado con un estado de completa salud [40]). Si se requiere y  si  se  supone  la disponibilidad de datos adecuados,  los estimados  revisados de  la epidemiología  subyacente de una enfermedad o  factor de  riesgo necesitarían alguna re‐estimación por parte de los analistas del ámbito nacional (ya sea mediante la predicción basada en la regresión o corridas adicionales del mismo modelo poblacional). El impacto específico de una intervención se mide por el cambio de una o más de estas tasas epidemiológicas o por un cambio de la VES, y está en función de la eficacia de una intervención, que posteriormente se ajusta a la cobertura en la población y, en donde sea pertinente, a las tasas de adherencia de  los receptores. Debido a que, en su gran mayoría,  la evidencia de  la eficacia de  la  intervención proviene de pruebas controladas al azar que se realizan en ambientes favorables de investigación, es importante ajustar los resultados de los estimados de eficacia de acuerdo con lo que se podría esperar que ocurriera en  la práctica clínica diaria. Los  tres  factores clave para convertir  la eficacia en efectividad se refieren a  la cobertura del  tratamiento en  la población objetivo (es decir, qué proporción de la población total en necesidad está realmente expuesta a la intervención), y para aquellos que reciben la intervención, tanto la tasa de respuesta al esquema de tratamiento y  la adherencia al tratamiento. Los datos sobre estos parámetros se pueden buscar y obtener en el nivel local, en revisiones de  la evidencia y en encuestas poblacionales  (si  las hay) o buscando  la opinión de  los expertos. Una medida de mayor potencial para precisar  la 

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efectividad de una  intervención  implementada en  la práctica clínica cotidiana es  la calidad de la atención; si se dispone de suficientes medidas buenas de  la calidad del servicio en el nivel local, también se deben recolectar datos para este parámetro. 

Contextualización de los costos de la intervención

Los  costos de  intervención en  las  subregiones epidemiológicas del mundo  se han expresado en dólares  internacionales. Esto  captura diferencias en el poder adquisitivo entre diferentes países y permite cierto grado de comparación entre las subregiones, lo que no sería posible con el uso de las tasas oficiales de cambio. 

Para el análisis a nivel del país, los costos también se expresarían en la moneda local, y la aproximación se haría dividiendo los estimados de costos existentes entre 

la tasa de cambio adecuada de la paridad del poder adquisitivo. Un método más preciso y preferible consiste en sustituir los nuevos precios unitarios con todos los insumos específicos de recursos de la plantilla de Cost‐It (por ej., el precio de un medicamento o el costo unitario de la atención de un paciente externo). Además, las  cantidades de  recursos  consumidos  se pueden modificar  fácilmente en  línea  con experiencias de  los países  (lo que  refleja, por  ejemplo, diferencias  en  la capacidad de utilización). Dependiendo de la disponibilidad de esos datos en el nivel nacional, podría ser necesario recurrir a la opinión de expertos para esta 

tarea. 

Contextualización para diferentes escenarios específicos de un país

Las bases de datos de OMS‐CHOICE se pueden contextualizar al nivel de  los países de  tres maneras. La primera consiste en evaluar  todas  las  intervenciones suponiendo que estas se efectúan técnicamente de modo eficiente, siguiendo el ejemplo de OMS‐CHOICE. Esto requiere ajustes mínimos, que se limitan a ajustes 

en las cifras de población y el número de estructuras, niveles de efectividad y costos unitarios y cantidades. A los encargados de formular políticas esta modalidad 

les ofrece la combinación ideal de intervenciones – la combinación que podría maximizar la salud de la población si se aplicara de manera eficiente. La segunda permite al analista capturar algunas  restricciones  locales – por ejemplo,  la escasez de personal de  salud. En este caso, el análisis necesitaría asegurar que  los 

requerimientos de personal  impuestos por  la combinación de  intervenciones  seleccionadas no excedan  la oferta disponible. La  tercera opción es modificar el 

análisis asumiendo que las intervenciones se llevan a cabo con los niveles reales de utilización de la capacidad en el país y que hay restricciones locales en cuanto a la disponibilidad de infraestructura. En este caso, en vez de usar precios internacionales de medicamentos genéricos sin patente, por ejemplo, el analista se podría 

limitar a incluir los precios de los productos farmacéuticos que se fabrican en la localidad, o usar tasas de utilización de la capacidad más bajas que el 80% que se asume en el nivel subregional. 

Cambiar un conjunto existente por una cartera de intervenciones diferentes podría dar lugar a una categoría de costos que difiere de los costos de producción, es decir,  los  costos de  transacción. Hacer  caso  omiso de posibles desviaciones  en  la  capacidad  e  infraestructura  existentes  para  absorber  esos  cambios  podría 

significar una considerable diferencia entre la razón de CE ʹteóricaʹ basada en el ACE generalizado y la que se obtiene de un escenario particular [30]. Sin embargo, 

las implicaciones presupuestarias del cambio de cartera dependerán de cuán drástico sea el cambio cuando se pase de la actual combinación de intervenciones a la combinación óptima indicada por el ACE generalizado. Por ejemplo, el cambio incremental de moverse de un establecimiento fijo que ofrece servicios de salud en un área remota a una alternativa de servicio en una ambulancia de emergencia podría tener drásticas consecuencias políticas y presupuestarias. En contraste, un 

cambio de procedimiento en un tratamiento quirúrgico tendría consecuencias presupuestarias mucho menores. El resultado de tal ejercicio de contextualización para determinada población es un conjunto revisado y específico a la población de razones de costo‐efectividad promedios  e  incrementales  para  intervenciones  que  abordan  los  principales  contribuyentes  a  la  carga  nacional  de  enfermedad.  El  uso  potencial  de  esta información para la política y planificación de la salud se verá en la medida en que se confirme si las actuales estrategias de intervención se justifican en términos de costo‐efectividad, y en la medida que muestre qué otras opciones serían costo‐efectivas si hubiera recursos adicionales. Su uso real se determinará tanto por la disponibilidad de (o la voluntad de recolectar) datos locales como valores revisados que funcionarían a modo de insumo de los modelos de costeo y efectividad, y en la medida en que las consideraciones de eficiencia se integren plenamente con los otros criterios para el establecimiento de prioridades. 

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La contribución del ACE generalizado al establecimiento de prioridades en el ámbito nacional La determinación de las intervenciones más costo‐efectivas para un conjunto de enfermedades o factores de riesgo, si bien es altamente informativa de por sí, no es la finalidad del proceso analítico. Más bien, representa un insumo clave para la tarea más amplia de establecer prioridades. Para esta tarea, el propósito es ir más 

allá de  las preocupaciones sobre eficiencia únicamente y establecer combinaciones de  intervenciones costo‐efectivas que aborden de manera óptima  las metas señaladas en el sistema de salud,  incluida una mejor respuesta en cuanto a  la reducción de desigualdades. De hecho, el ACE generalizado se ha desarrollado 

específicamente como un medio para que los encargados de tomar decisiones puedan evaluar y potencialmente mejorar el desempeño general (o eficiencia) de sus 

sistemas de  salud, definido como  la manera en que  se  logre  la combinación  socialmente deseable de  los  cinco componentes de  las  tres metas  intrínsecas, de acuerdo  con  los  recursos disponibles  (figura  1). Otros  criterios de  asignación  con  los  cuales  los  argumentos de  costo‐efectividad  necesitan  ser  contrastados incluyen la relativa gravedad y la extensión de los efectos secundarios entre diferentes enfermedades, el potencial de reducir el gasto catastrófico en salud para las familias,  y  la  protección  de  los  derechos  humanos  [12,13,18,30,31,41]. De  allí  que  el  establecimiento  de  prioridades  necesariamente  implique  un  grado  de 

compensación entre diferentes metas del  sistema de  salud, por  lo que  es poco probable que  la asignación más  equitativa de  recursos  sea  la asignación más 

eficiente. En última instancia, la asignación de recursos derivada de un ejercicio de establecimiento de prioridades, con una combinación de métodos cualitativos y cuantitativos, deberá  responder al particular entorno sociocultural en el cual se ejecuta y a  las preferencias expresadas por su población y  representantes del 

gobierno. Sin embargo, un análisis secuencial de estos criterios que compiten entre sí, indica que para la asignación de fondos públicos se debe dar prioridad a las intervenciones costo‐efectivas que son bienes públicos (no tienen mercado) e imponer altos efectos secundarios o costos catastróficos (particularmente en relación 

con los pobres) [41], lo que subraya la necesidad de contar con información previa sobre costo‐efectividad como requisito clave para avanzar de la planificación 

subjetiva de la salud (basada en tendencias históricas o preferencias políticas) hacia una base más explícita y racional para la toma de decisiones. También existen diversas funciones de un sistema de salud que dan forma y apoyan la realización de las metas mencionadas, incluidas la generación de recursos y de mecanismos de financiación, la organización de servicios así como la regulación o administración general [15]. Estas funciones inevitablemente influencian el proceso de establecimiento de prioridades en salud, por lo que marcan variaciones en el desempeño de los sistemas de salud. De hecho, se ha argumentado que las estrategias de salud basadas únicamente en criterios de eficiencia podrían conducir a soluciones que no resultarían óptimas, debido a fallas en el mercado de la salud, como la asimetría de información entre proveedores y pacientes, así como a incentivos adversos inherentes a los sistemas de salud [42]. Consecuentemente, es posible que los resultados de un análisis de eficiencia como el ACE sectorial se vean disminuidos por una serie de restricciones en la capacidad o por motivos organizacionales. Como ya se ha comentado, se puede esperar que la disponibilidad real de recursos humanos y físicos imponga límites importantes al aumento de cobertura de intervenciones costo‐efectivas. Más aún, también se puede esperar que las amplias reformas organizacionales que buscan mejorar la eficiencia del sistema de salud mediante la separación de las funciones de compra y de prestación puedan tener un impacto en el precio final de los insumos de la atención de la salud o en la cantidad total (y calidad) de los servicios. Finalmente, las decisiones relacionadas con los mecanismos apropiados para financiar la salud, incluidos los respectivos roles del sector público y privado, pueden tener una influencia significativa en la asignación final de recursos. Por ejemplo, ¿el rol de sector público es proveer un paquete básico de servicios costo‐efectivos, y dejar que el sector privado ofrezca servicios con menor costo‐efectividad [6], o debe proveer seguro de salud en casos en los que el mercado privado de seguros no lo haga (como en el caso de enfermedades impredecibles, crónicas y de muy alto costo, para las cuales solo se dispone de intervenciones potencialmente menos costoeficaces)? [42]. Aun si se buscara el cumplimiento de ambos objetivos – proveer servicios básicos a poblaciones particularmente vulnerables mientras se atiende a la mayoría que no tiene capacidad de pago con intervenciones altamente costosas [43] – todavía queda implícito el alejamiento de una asignación más eficiente de recursos. 

Conclusión La  información  sobre  costo‐efectividad disponible  en  la  literatura  se deriva  casi  completamente de países de  altos  ingresos de América del Norte, Europa Occidental y Australasia [44,45]. Respecto a determinados grupos de enfermedades (en particular, las enfermedades no transmisibles) se carece de información proveniente de América Latina, África y Asia, donde vive la mayoría de las poblaciones pobres [46]. Hay varias maneras de encarar esta deficiencia. En primer lugar,  los resultados de los estudios de costo‐efectividad de los países desarrollados simplemente se podrían extrapolar a  los países en desarrollo. Esto podría hacerse fácil y rápidamente, pero produciría respuestas equivocadas y podría alentar decisiones ineficientes. En segundo lugar, los estudios de costo‐efectividad se podrían replicar en cada país que necesite tomar decisiones para ciertos grupos de enfermedades. Este sería el modo más seguro de proceder. Sin embargo, sería lento  y  costoso. También desviaría  los  limitados  recursos de  la  investigación de  otras  importantes  consideraciones políticas,  incluidos  los mecanismos más apropiados para la prestación de servicios de salud. Este enfoque todavía no se ha implementado completamente ni aun en los países más ricos. La tercera opción – y la que se propone aquí – es emplear técnicas para crear modelos de poblaciones y enfermedades. Estos modelos se pueden adaptar al contexto de cada país mediante la provisión de datos nacionales, y de esta manera los encargados de formular políticas tendrían mayor orientación para establecer prioridades en todo el sector. OMS‐CHOICE es el primer intento sistemático para brindar esa información relevante a los países, de manera tal que permite a los analistas y directores de programas adaptar los resultados a sus propios entornos. 

Es importante enfatizar que los resultados de este tipo de ACE sectorial contextualizado no se deben usar de manera mecánica. Para comenzar, los estimados de costo‐efectividad tienen un apreciable grado de incertidumbre, lo que significa que cualquier procedimiento de asignación de recursos que se base completamente en estimados puntuales de razones de CE estaría pasando por alto el hecho de que los intervalos de incertidumbre de muchas intervenciones que compiten entre sí se superponen, de allí que no sea posible asegurar que una es más eficiente que otra. Por este motivo, OMS‐CHOICE propone una amplia categorización de resultados (basado en estimados puntuales y sus intervalos de incertidumbre) en intervenciones que son altamente costo‐efectivas, que no son costo‐efectivas y otra categoría intermedia. Además, como ya se ha mencionado, la eficiencia es solo un criterio entre muchos que influencian la toma de decisiones referidas a la 

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salud pública. De allí que siempre existe la necesidad de equilibrar las inquietudes sobre eficiencia con otros criterios, incluido el impacto de las intervenciones sobre la pobreza, la equidad, la capacidad de implementación y la factibilidad. 

Contribución de los autores La redacción de la versión preliminar estuvo a cargo de RH y DC. Los tres autores participaron en la revisión y en la versión final del manuscrito. 

Conflicto de interés No se ha declarado.  Reconocimientos OMS-CHOICE (CHOosing Interventions that are Cost-effective) forma parte del Global Programme on Evidence for Health Policy, de la OMS. Los siguientes colegas han contribuido

activamente en el desarrollo conceptual y metodológico de OMS-CHOICE, por lo que se les hace un caluroso reconocimiento: Dr Taghreed Adam, Dr Rob Baltussen, Dr David Evans,

Raymond Hutubessy, Ben Johns, Jeremy Lauer, Dr Christopher Murray y Dr Tessa Tan Torres. También se agradece debidamente los comentarios de los revisores Dr Viroj

Tangcharoensathien y Aparnaa Somanathan.

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