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PENS lvtIENTO POLTICO CONTEMPORNEO
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Esta publicacin de la Divisin de Ciencias Sociales Humanidadesde la Unive rsidad Aucnoma Metropolitana
Unidad Xochimilco fue diccamin a
da por
pares acadmicos externos
es
pecialiscas en d tema.
Primera edicin: 28
de
marzo
de
2014
D.R. ni
versidad Autnoma
Me
tropolitana
UAM-Xochimilco
Calzada del Hueso
11
00
Col. Villa Quietud Coyoacn
C P
04960 Mxico
DF
.
ISBN 978-607-28-0185-1
ISB
de
la coleccin Teora y anlisis: 978-970-3 1-0929-6
Impreso hecho en Mxico / Printed and made in Mexico
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Pensamiento poltico contemporneo
Gerardo valos Tenorio
coordinador)
Enrique Guerra Manzo elipe
Vic
toriano
Pablo Tepichin Jasso / Joel Flores Rentera
Claudia Galindo / Israel Covarrubias
Arturo Santillana Andraca / Gerardo valos Tenorio
Jaime Osorio
U\
;
t.tn,
_
casa abler1l aldempo :
UNIVERSIDAD Al/TONOMA
METROPOLIT N
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UNIVERSIDAD
UTNOM
METROPOLITANA
Rector general, Salvador ega y Len
Secretario general, Norberto Manjarrez lvarez
UNIVERSIDAD
UTNOM ME
TROPOLITANA-XOCHIMILCO
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Secretario de Unidad, Joaqun Jimn
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ario acadmico, Carlos Alfonso Hernndez Gmez
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detalle del Muro de Berln), 2002
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Giorgio gamben y
el
despliegue poltico de la
ley
En
bu
sca de
una
ciencia sin
nombre
Israel Covarrubias
El filsofo
romano Giorgio gamben
( 1942) es considerado
uno
de los
pensadores ms originales de la actualidad en el campo de las ciencias humanas
en la tradicin filosfica continental. Temas centrales como la melancola, la
excepcin, el fantasma, la subjetividad,
el
singular, son palabras clave de un
vocabulario filosfico que permiten
un
acercamiento primordial para inteligir
el tiempo presente de nuestras sociedades. Al fundar un estilo propio de hacer
filosofa, Agamben nos muestra con insistencia que una parte significativa de
su obra no es otra cosa que
un
intento, por lo menos en mbito de pensamiento
poltico, por desvincular al Estado y a una potencial filosofa poltica sobre ste,
de sus cargas y sus fantasmas en la historia moderna de Occidente. Es decir,
dejar de lado las articulaciones entre orden estataly nacin, as como entre orden
poltico y comunidad (identidad).
De
este modo, cmo podemos localizar
y
clasificar a Giorgio Agamben
como contemporneo si
su
obra
es
declaradamente' nactual? Si bien
es
cierto que
en los ltimos tres lustros Agamben salt al campo de la filosofa poltica, sobre
todo despus de la publicacin de su libro ms saqueado y celebrado Homo
l poder soberano la
nuda vida
y el ciclo de obras que con posterioridad
ontinan, extienden y dilatan las variantes filosficas y filolgicas del mismo,
no se debe perder de vista el hecho de que tanto su trabajo temprano (aquel que
s publicado a los largo de las dcadas de 1970 y 1980), como el ms reciente
(publicado en los ltimos cinco aos), est centrado en cuestiones metodolgicas
y
epistemolgicas alrededor de los despliegues polticos de la ley a partir de
as maneras en cmo se da la estructuracin originaria de la misma. De este
modo, el ciclo del Homo
sacer
es una estacin fundamental de estos despliegues
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PE SAMIENTO
POL
TICO CONT EMPORNEO
polticos de la le
y,
pero dicho en trminos de Agamben, no son su estructuracin
originaria en el conjunto de laobra del autor.El objetivo central que persigue este
captulo es presentar algunos momentos claves de la obra de Giorgio Agamben
que con insistencia encontramos diseminados en su trabajo
en
torno a la ley,
en
un intento de evitar la desvalorizacin del trabajo de un autor que en nuestra
poca en ocasiones termina valorizado ms por las huellas que deja y no por la
obra que produce.
1
na
voc cin por
lo
in ctu l
En
un
breve artculo intitulado Qu
es
lo contemporneo
? ,
Giorgio Agamben
co
mi
enza con
una
pregunta
en
apariencia
ingenua
y repetitiva: de quin
y de qu somos contemporneos? .
2
El texto se abre c
on una
alusin a una
nota del curso de Roland Barthes C'
Lo
contemporneo es lo intempestivo ),
para despus deslizar la sentencia a su autntica reminiscencia: Nietzsche,
que en
las
Consideraciones intempestivas
dice
que
.lo intempestivo surge de
un malestar que empuja a una crtica a la pretensin de actualidad que
emparenta lo contemporneo con lo actual-efmero.
3
Es decir, Nietzsche realiza
Sobre la
de
sconexin entre huella y obra vase M
ar
io Perniol
a,
Del sentir Valencia, Pre-
textos, 2008, pp. 55 y ss.
2
Giorgio Agamben, Qu es lo contemporneo? , en Giorgio Agamben,
D
esnudez Buenos
Aires, Adriana Hidalgo, 201 1 [2008], p. 17. El ao que aparece ent re corchetes
en
casi todas
las referencias bibliogrficas
de
los textos de Giorgio Agamben ocupados en este captulo
corresponden al de su edicin original en italiano, salvo los trabajos que publica originalmente
en otra lengua yque sern sealados cuando sea necesario, y con independencia del libro donde
posteriormente ser compilado.
3
En 1978 el filsofo italiano haba comenzado a desarrollar su crtica sobre la equiparacin
de lo contemporneo con lo actual. En aquel entonces, en el proyecto de una revista que haba
ideado conjuntamente con ltalo Calvino, dir que la pretensin
de
actualidad
de
finales de
la
dcada de 1970 no era ms que una pura superficialidad: un tiempo que ha perdido cualquier
otro criterio de actualidad que no sea 'eso de lo que hablan los diarios' y precisamente cuando
'eso de lo que hablan los diarios' no tiene nada que ver con la realidad . Giorgio Agamben,
Programa para una revista , en Giorgio Agamben, Infancia
e
historia.
D
estrucci
n
de
la
experiencia
y
origen
de la
historia
Buenos Aires, Adriana
Hidalg
o, 2011 [1978],
p.
193.
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GIORGIO AGAMBEN Y
EL
DESPLIEGUE
POLT
ICO
DE
LA LEY
una crtica corrosiva al deseo desenfrenado de pertenencia por parte de sus
contemporneos al tiempo presente, a partir del desarrollo de un movimiento
de
dislocacin
y
destiempo frente a
la
historia (como
re
curso
y
depsito
de
sentido) y particularmente frente a la fascinacin de la cultura histrica vuelta
ruinas
en
el museo (que como sabemos es
un
producto del siglo XIX) y su
institucionalizacin, as como en las grandes historias nacionales europeas que
empezaron a germinar a lo largo del siglo XIX.
4
De este modo, Agamben lee en la diatriba de N ietzsche
un
campo frtil de
inteligibilidad donde ya no es posible la amalgama de la lgica de las equivalencias
entre presente y actualidad,
[pues
es
contemporneo aquel] que no coincide a la perfeccin con este [tiempo
presente] ni se adecua a sus pretensiones, y entonces, en este sentido, es
inactual
pero, justamente por es
to
a partir de ese alejamiento y ese
anacronismo
es
ms
capaz que los otros de percibir y aferrar su tiempo [ ..] puede odiar su tiempo,
pero sabe de todos
mo
dos que
le
pertenece irrevocablemente, sabe que
no
puede
uir de su tiempo.
5
Inactualidad, anacronismo y huida son categoras abiertamente impolticas,
a pesar
de que
no dejan
de
indicar
una
parte significati
va de
los universos
referenciales de lo poltico. El punto de inflexin en este primer significado de lo
contemporneo es que el anacronismo no presupone
un
((estar desfasado,,, sino
una esfera metodolgica
y
epistemolgica que,
en
la forma semntica otorgada
por Agamben, permite la concrecin de la existencia
en
las huellas que deja el
pequeo detalle que Giovanni Morelli propusiera hacia finales del siglo XIX para
resolver el problema
de
la atribucin (origen) de la obra de arte,
6
ese instrumento
conceptual que tambin cobra forma con el nacimiento de la lgica indiciaria
identificable en la obra de Conan Doyle y su entraable personaje Sherlock
Quien recientemente ha vuelto sobre
el
tema es l historiador francs
Hart
og,
Regmenes
de historicidad Mxico, Universidad Iberoamericana, 2007, pp. 137
y
ss.
5
Giorgio Agamben, Qu es lo contemporneo? , op
cit
. p. 18. Las cursivas son rras.
Giorgio Agamben, Signatura rerum Sobre elmtodo Barcelona, Anagrama, 20 l O[2008]
pp. 90 y
SS.
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PE
NSAMIENTO POLTI
CO
CONTEMPORANEO
Holmes, desarrollada paralelamente al trabajo de Morelli,7 y que
el
historiador
Carlo Ginzburg defini como un nuevo sistema de identificacin de los procesos
sociales y culturales de produccin de subjetividad
y
sentido que excedan las
categoras entonces vigentes para la aprehensin de las poblaciones y los sujetos
(criminologa, positivismo jurdico, teologa, etctera). Incluso Freud reconocera
la influencia del mtodo de Morelli en el desarrollo posterior del psicoanlisis.
Lo que aqu interesa subrayar es que el paradigma indiciario abri vas
interpretativas sugerentes en relacin con las maneras de mirar y elaborar el
presente desde y a travs de un pasado contenido en objetos secundarios e
incluso de descarte .
9
Al momento de convocarlos y filtrarlos a la actualidad,
manifiestan que toda historia y toda forma
de
escritura de la historia se
interrogan necesariamente sobre
el
origen
discursi VO
que permite la generacin
de una situacin determinada en el tiempo. De este modo, los detalles histricos
aparecen no slo como objetos (obsesiones/fetiches) para quien los mira y cree
encontrar en ellos un indicio que afiance una articulacin de sentido en el tiempo
presente,
10
sino adems supone la confirmacin de la opacidad intrnseca a
cualquier realidad humana que, al no ser accesibles en primera instancia como
hechos, s pueden permitirnos polemizar alrededor de sus zonas privilegiadas
que permiten descifrarla .
11
cules son estas zonas de privilegio? Los trazos
menos tensos de
la
mano del artista donde es ms probable la localizacin de
los gestos ntimos del pintor y no de su estilo, ya que es aquello donde apare
ce
menos representable a la mirada que lo busca (equivalente a los sntomas en Freud
y a los indicios en Holmes .
12
Adems, represe en el hecho de que la escritura
aforstica se encuentra en el mismo caso, ya que sta es por definicin un intento
de formular juicios sobre el hombre y sobre la sociedad con base en sntomas,
indicios .
13
Luego entonces, las
Con
s
ideraciones
i
t
e
mp
estivas de Nietzsche que
7
Carla Ginzburg, Spie. Radici di
un
paradigma indiziario , en U mberto E co
y
Thomas A.
Sebeok (comps.),
Il segno
de
i
t e
H
olmes
, Dupi
n,
P
eirce
,
Miln, Bompiani, 1983 , pp. 97-136.
8
bid.,
pp
102-103, 128-129.
208
9
Giorgio Agamben,
Si
gna
t1 ra
rerum ... ,
p
cit.,
p. 97.
IO bid.,
p
110.
11
Cario Ginz
burg
, Spie. Radici di un paradigma ,
p
cit., p 134.
12
bid., p 105.
J
bid., p. 134.
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GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY
dan pretexto a Agamben para discurrir sobre lo contemporneo tienen
el
objetivo
de escribir en los bordes de algunas zonas privilegiadas como son los indicios
y los elementos secundarios en abierta oposicin a las narrativas generales y
sistemticas de las grandes historias nacionales decimonnicas.
Sin embargo, una segunda vertiente sobre lo
contemporneo, y que responde
a la cosa/topos de
su
pregunta, de qu somos contemporneos? , es que
contemporneo es aquel
que
mantiene la mirada fija
en su
tiempo, para
percibir, no sus luces,
si
no
su
oscuridad .
14
En
especfico, la oscuridad que est
contenida en el pequeo detalle dejado como evidencia en las huellas del criterio
utilizado, esto es, los gestos ms ntimos que no son ni los actos ni los hechos,
como espacio referencial que posibilita el nacimiento y desarrollo de los lugares
de articulacin de cualquier decisin humana en medio de una tensin entre
lo evidente/primordial y lo secundario/olvidado.
15
Incluso, se atreve a suge
rir
que [hay] que devolverle a la crtica
su
rango y
su
violencia.
Un
privilegio
de ese rango y de esa violencia es que la crtica no tenga necesidad de exponer
sus propias relaciones con
la
poltica .
6
De aqu, pues, que la posicin de lo
irrepresentable sea determinante
en la
filosofa de Agamben,
y
no slo
en
sus
confrontaciones con la cuestin de lo contemporneo,
ya
que este movimiento
le permitir abrirse paso hacia proposiciones nuevas y
en
repetidas ocasiones
alejadas de aquello que aparece como lo
m
s evidente en
su
obra y
que
puede
rpidamente llevarnos a la confirmacin de que se trata de un
gran pensador
poltico contemporneo, cosa que no es ni evidente ni efectiva.
En este sentido, ms adelante, agrega:
Por eso los contemporneos son raros; y por eso ser contemporneo es, ante
todo, una cuestin de coraje: porque significa ser capaces, no slo de mantener la
14
Giorgio Agamben, iQu
es
lo contemporneo? ,
cit.,
p. 21.
15
Con una perspectiva diferente a
la
de Agamben, el filsofo espaol Patxi L anceros ha
sugerido que sin discriminaci6n (que se emparenta con
el
vocablo criterio),
y
particularmente
sin recuperacin
de
las huellas del crimen crisis, crtica) no es posible definir
y
mucho menos
habitar espacialmente a la ciudad civitas
),
donde est fundado el espacio poltico. Cfr Patxi
Lan
ceros, L a huella del crimen. Imagen de la ciudad , Metapoltica, vol. 14, nm. 68, enero
marzo, 2010, pp. 16-31.
16
Giorgio Agamben, Programa para .. , op cit., p 200.
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PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO
mirada fija en
la
oscuridad de la poca, sino tambin de percibir en esa oscuridad
una luz, que, dirigida hacia nosotros,
se
nos aleja infinitamente.
Es
decir una
vez ms: ser puntuales
en
una cita a la que
s
lo
es
posible
faltar.
17
Sin duda, esta es la formula central de la fuerza del pensamiento de Agamben.
Es decir, la manifestacin constante de un desfase y un malestar, de una
inactualidad indiciaria que hace eco
en
el tiempo presente y
una
imposibilidad
que no permite adherirse a la socorrida y costosa solucin de continuidad
en
el
terreno de la historia y la poltica.
18
Es
importante insistir en la discontinuidad
(que
lo emparenta con Michel
Foucault
y Walter Benjamin)
en
las respuestas que Agamben otorga a las
interrogantes que guan su
trabajo, ya
que
le
permiten
distanciarse de la
concep-cin que mira y piensa a la poltica como un proceso de reconstitucin/
refun-dacin continuo
de
los conflictos inherentes al estar
juntos
.
19
El
17
Giorgio Agamben,
iQu es lo
contemporneo?'',
op cit. p.
23.
18
En
un ejemplo peculiar que recupera confirma
su
apuesta
por l
inactualidad indiciaria:
El
Cabinet des Estampes [Ga
binete de estampas] de
la
Biblioteca Nacional de Pars conserva
una serie
de
fotografas que reproduce los objetos y los indicios recogidos por la polica en el
jardn del acusado durante la pesquisa sobre los delitos
de Landru
(1919).
Se
trata
de una
serie
de vitrinas selladas similares a los marcos de un cuadro, en las cuales aparecen, clasificados en
perfecto orden, broches, botones,
pr
endedores y clips
de
metal, fragmentos
de
hueso, ampollas
con polvos y otras minucias similares.
iCul es
el sentido de estas pequeas colecciones, que
recuerdan irresistiblemente a los objetos onricos de
)os
surrealistas?
Las
didascalias que
acompaan cada vitrina no dejan dudas: se trata de fragmentos
de
objetos o de cue
rp
os que,
como indicios o huellas, mantienen una relacin particular con el delito.
El
indicio representa,
pues,
el
caso ejemplar de una signatura
qu
e pone en relacin eficaz un objeto, en s anodino o
insignificante, con un hecho (en este caso un delito, pero tambin, en el caso de Freud, el hecho
traumtico) y con sujetos (la vctima,
el
asesino, pero tambin
el
autor del cuadro) , Giorgio
Agamben, Signatura
rerum
... op
cit
. pp. 93-94.
19
En el
prrafo final de su artculo acerca de lo contemporneo se lee: Algo similar deba
de tener en mente Michel Foucau
lt
cuando escriba que sus indagaciones histricas sobre el
pasado son slo la sombra proyectada por
su in
terrogacin terica por el presente. Y Walter
Benjamn, cuando
esc
riba que el ndice histrico contenido en l
as
imgenes del pasado muestra
que stas alcanzarn la legibilidad slo en
un
determinado momento de
su
histor
ia
, Giorgio
Agamben, i
Qu es
lo contemporneo? , op cit. p. 29. Para mayor detalle vanse Michel
Foucault, Nietzsche, la genealoga, la historia , en Michel Foucault,
Microftsica del poder
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GJORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY
horizonte impoltico sobre el cual se desarrollan las categoras que utiliza debe
ser comprendido como el intento por aferrar una parte de lo poltico que escapa
precisamente a la metaRsica unitaria que todo lxico ((tradicional" en torno a la
poltica/lo poltico ha fundado y pretendido reproducir sin ms soporte que el
apetito teortico que contribuy de modo decisivo a lo largo de la modernidad a la
activacin, por aqu y por all, de la lgica poltica del fanatismo de la accin.
20
El distanciamiento de la continuidad -carsima para las generaciones de
pensadores que
se
formaron a la luz de los movimientos estudiantiles de 1968 y
los efectos culturales que importaran para las dcadas posteriores- es una ruta
que se ha dirigido en
una
direccin contraria a aquella que encerr la poltica
en
un
compromiso con la necesidad de los sujetos mediante el establecimiento
de
su estructuracin en la promesa de la poltica (que no
es
la accin poltica)
con las preocupaciones y problemas que afectan a los sujetos. De este modo, la
insistencia alrededor de la discontinuidad/emergencia en el tiempo
no
es una
fascinacin retrica y/o metafrica. En realidad,
es
una constante secundaria"
en la modernidad que, en una parfrasis de Benjamn, estaba indicada con
claridad cuando ste sugera que en el captulo histrico de la
Comuna
de
Pars era palpable [ . la concepcin homognea del proceso histrico: en su
opinin, la experiencia de los oprimidos siempre aspira a la ruptura del continuo
temporal. iBenjamin hallaba particularmente significativo que los insurrectos
de la Comuna de Pars de 1871 dispararan contra los relojes ".
21
Por
su parte, las formas discontinuas de filtrar el pasado sugieren repensar
el problema de la tradicin y la fundacin de sta, as como las maneras en que
tiene lugar la transmisin de la herencia en/de los dispositivos de la poltica.
El apartamiento [discontinuidad]
al
que nos referimos -afirma Agamben-
es
el
que se ha producido tempranamente en
la
cultura occidental moderna entre
Madrid, La Piqueta, pp. 7-29, Walter Benjamin,
Libro
de lospasajes Madrid, Akal, 2009, en
especial, fragmento N3, 1 de los "Apuntes materiales" que corresponde a la entrada "Teora
del conocimiento, teora del progreso", p 465 [la sealizacin
de
este fragmento
de
Benjamin
se encuentra en Giorgio Agamben,
Signatura
remm ... , up
cit.
pp. 96-97].
20
Mario Perniola,
Miracoli
e traumi
della comunicazione
Turn, Einaudi, 2009, pp.
52 ss
21
bid.,
p 21.
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PEN SAM
IENTO POLTICO CONTEMPORNEO
el
patri
monio cultural
y
su
trans
misin,
entre
ver
dad y
transmisibilidad,
entre
escritura y
autoridad
. Nuestra
cultura
est tan lejos de tomar conciencia
de
ese
apartamiento que incluso su formulacin, sin
recurrir
a categoras provenientes
de
otras culturas, presenta dificultades casi insuperables.
22
De
aqu que sea comprensible la fascinacin
de
las grandes narrativas
histricas decimonnicas que agregan cohesin al hecho de la identidad
y la unidad nacionales, donde la sola exigencia de tener y sostenerse en un
pasado nacional producirn no slo la invocacin simblica de
una
totalidad
ontolgica territorial y existencialmente, sino la invencin de la nacin a travs
del eje guerra-herosmo que le permite a la poltica acudir
en
modo puntual
a
su
llamado/auxilio para efectuar y legitimar la grandeza del pasado nacional
(origen) con el objetivo de constituir el futuro (progreso).
Este mecanismo tambin cobra forma bajo la inclusin de las llamadas
clases peligrosas (desheredas por cierto) mediante la posibilidad de otorgar una
(supuesta) respuesta de continuidad-en este sentido, el compromiso de la poltica
ser catastrfico para
el
siglo XX- a pesar de que no produce una inclusin sin
prdidas ms bien instituye un mecanismo de exclusin que es l rasgo distintivo
de aquello que se transmite, y por medio del cual se quiebra la ley de la filiacin
que es, como sabemos, uno
de
los depsitos histricos de sentido ms socorridos
en la modernidad a partir de la apuesta por la conciencia/dosificacin del tiempo.
23
Se puede dec
ir
entonces que la discontinuidad es el carcter ms evidente
de
la
activacin de los regmenes de historicidad que operaban en Occidente mediante la
ley de la filiacin poltica, entendiendo precisamente discontinuidad como brechas
en el tiempo , esto es, [ .. un intervalo
en
el tiempo que est determinado tanto
por cosas que ya no son como por cosas que todava no son'' .
24
22
Giorgio Agamben, Programa para. . . , op cit. p.
193. Ms
adelante agrega: Ha llegado
el
momento de dejar de identificar la historia con una concepcin vulgar del tiempo como
proceso continuo, lineal e infinito, y por ende tomar conciencia de que las categoras histricas
y
las categoras temporales no son necesariamente lo mismo . bid., p. 201.
23
El aforismo de Ren Char ( Nuestra herencia nos fue legada sin testamento ) con el
cual comienza el clebre ensayo de
Hannah
Arendt sobre la discontinuidad de
la
historia
es
elocuente.
Cfr. Ha
nnah Arendt, La brecha entre el pasado y
el
futuro , en Hannah Arendt,
De
la historia
a
la
accin Buenos Aires, Paids, 2008,
p.
75.
24
bid.
p.
82.
Vase tambin
r a n ~ o i s
Hartog,
Regmenes
de
...
, op cit .,
p. 132.
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GIORGJO AGAMBEN Y
EL
DESPLIEGUE POLTICO
DE
LA LEY
Ahora bien, por qu Giorgio Agamben es considerado -y quin lo est
considerando as- un autor contemporneo para
el
pensamiento poltico?, qu
lo
ha
ce actual si pareciera que no deja de ser deliberadamente
un
pensador
inactual?; en qu mbito es contemporneo e inactual? A manera de tesis, es
posible sostener (y
de
ello nos ocuparemos en este captulo) que el tema central
de la obra de Agamben es
el
mbito singular que subraya lo nico e irrepetible de
la cuestin del despliegue poltico de ley. Dicho en otros trminos, le interesan las
derivaciones del problema de la ley en su estructura originaria .
25
Por ejemplo
vase su reflexin sobre la categora de fuerza de ley que recupera de Jacques
Derrida
26
en
un estupendo ensayo como es Estado
de
excepcin.
Romo sacer
JI
1. Sin embargo, no se debe olvidar
que
la atribucin del despliegue poltico
de la ley
en
el caso de este libro de Agamben es jurdico-teolgica, ya que est
fundada en la polmica no declarada entre Carl Schmitt (decisin) y Walter
Benjamin (violencia pura) en la dcada de 1920 en torno a la excepcin y sus
reversos, para despus desplazarse al campo de la poltica.
27
La publicacin de este libro (2003) coincidi con el momento histrico donde
los debates de filosofa y teora polticas indicaban las consecuencias perversas de
la nueva ola de ampliacin de los mbitos de seguridad global posteriores al
11
de septiembre de 200 1 (11-S ,
junto
a la evidencia del uso libre de los cuerpos
de los prisioneros
por
parte del ejrcito estadounidense en
Ir
ak, el
au
mento de
detenciones al ingreso a Estados U nidos basadas en la tristemente c lebre Acta
Patritica, etctera. Estas expresiones fueron vertebradas en la apertu
ra
de
una
nueva brecha en el tiempo en el concierto entre las naciones
que
produjo un
rgimen distinto de historicidad caracterizado por
el
fanatismo de la
acc
i
n
que la poltica democrtica enarbol contra el mal absolutizado. Es decir, bajo
el
universo simblico
de
la religin, el llamado mal absoluto (en este caso el
25
Giorgio Agamben, El mesas y
el
soberano. E l problema de la ley en Walter Benjamin ,
en Giorgio Agamben,
a
potencia del pensamie
nto.
Ensayos
y conferencias Buenos Aires, Adriana
Hidalgo, 2007 [ 1998], p. 334.
26
Cfr Jacques Derrida, Fuerza
de
ley. El undamento mstico
de la
autoridad Madrid, Tecnos,
1997.
27
Giorgio Agamben,
Stato di e
ccezione.
Homo sacer
11 , Turn, Bollati Boringhieri 2003,
pp. 44-54.
23
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
17/44
PE1
SAMIE TO
PO L
TICO CONTEMPORNEO
terrorismo islmico) constataba la puesta en escena que lo confrontaraa partir de
la
cruzada que el entonces presidente estadounidense George W Bush empuj
con el uso sacralizado de la democracia americana (recurdese su alusin a la
democracia norteamericana como democracia de dios).
28
Su aguda reflexin sobre la
ley
sus dispositivos y su espacio liminal no
hacen sino responder a las ansiedades contemporneas acerca de la autoridad
y particularmente de las transformaciones/alteraciones radicales del orden
jurdico estatal (y supraestatal) de origen westfaliano (derecho pblico ).
29
De
igual modo, el debate en torno a la tradicin y la transmisin de la herencia, as
como de la exclusin y la alteracin de la ley de la filiacin son relevantes en el
discurso de Agamben, y sobre todo en relacin con su contemporaneidad. En
particular, cuando
l
autor se propone seguirle la pista a los pequeos detalles
de esa oscuridad que es contempornea a nosotros respecto a las antinomias
fundamentales de la existencia de lo humano y sus dimensiones de conclusin.
Por ello,
junto
al filsofo Mario Tronti, podramos suger
ir
que ha tratado de
quitarle el peso semntico
al
compromiso de la poltica para que esta ltima no
sucumba ante el [ .. ] peso de la necesidad. Este peso es el que ha introducido
28
El
propio Agamben experiment los efectos de la lucha contra el terrorismo, cuando
en 2004 se niega a que le tomen sus huellas digitales en el aeropuerto de Nuevo York donde
haba llegado para impartir un curso en la Universidad de ueva York , decisin que le vali
no slo cancelar su curso, tambin su ingreso a ese pas. Al respecto, vase Claudia
Heiss
Resea de State
of
Exception de Giorgio Agamben ,
Revista
de ciencia poLitica vol. 25, nm.
1 2005, pp. 287-288. Sobre los usos polticos de la religin, en especfico, dela semntica del
mal absoluto despus del 11-S,
v
ase Richard
J.
Bernstein, l abuso del mal. La corrupcin
de
lapoltica la
religin
d
esde
el
11
/9 ,
Buenos Aires, Katz, 2006; Emilio Gentile,
Le
religion
e
della
politica. Fra democrazie
etotalitarismi, Roma-Bari, L aterza, 2007, y
Mario
Perniol
a Miraco
li e
traumi ..,
op t .
pp.117
-1
36.
29
De los pocos trabajos que han insistido en este ncleo en la obra de Agamben estn
Sthepen H umphreys, Nomarchy: On the Rule ofLaw and Authority
in
Giorgio Agamben and
Aristotle ,
Cambridg
e Reviewofl
nternationalA.ffairs vo l. 19, nm. 2 junio, 2006, pp. 33 1-35 1;
y Sthepen
Humphreys
Legalizing L awlessness:
On
Giorgio Agamben's State
of
Exc
ep
tion ,
Th
e European
Jo
urnal ofInternational Law, vol. 1
7
nm . 3, 2006, pp. 677-687.
2 14
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
18/44
GlORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE
LA
LE
Y
elementos de crisis en la poltica, [ya que sta uvo que hacerse cargo no slo
de la historia de los hombres, sino tambin de la vida del hombre
3
En
la
obra
de
gamben
el objetivo
de recorrer
otras direcciones
de
significacin de la poltica a travs de un mbito de lo impoltico y la filologa
ha sido parcialmente cubierto. Digo parcialmente por el hecho de encontrarnos
frente a una obra todava en desarrollo. Adems de la aguda tarea crtica sobre
las palabras, su pensamiento manifiesta una pretensin ambiciosa por tensar
y sobre todo traspasar la fractura irreparable [ ...] entre contenido fctico y
contenido de verdad presente y recurrente en ciertas palabras que histricamente
han soportado (y an lo hacen) el campo de la poltica.
En
especfico, cuando nos
enfrentamos a
un
autor que est convencido de la fertilidad para la reflexin en
las ciencias humanas (pero tambin puede extenderse para las ciencias sociales)
30
Mario Tron
ti,
Olvidar el siglo
XX ,
Metapoltica vol. 16, nm. 76, enero-marzo, 2012,
pp. 17-18 . No es casual que
el
pensador italiano Mario Tronti, que viene de una tradicin
intelectual distinta a la de Agamben, llegue no a conclusiones anlogas a las del segundo, sino
que
co
nstata un cambio profundo en las maneras
de
pen
sa
r y sobre todo
nombrar
a
la
poltica
en la tradicin filosfica italiana a partir de la dcada de 1990, pues el artculo de Tronti apenas
citado es la traduccin del captulo Politik als Beruf: the end , que pertenece a su libro de
ttulo ms que sugerente para lo que aqu pretendemos trabajar con las potenciales conexiones
de la obra de Agamben y
el
despliegue poltico de la l
ey:
a potitica l
tramonto
[El
ocaso
de l
poltica] Turn, Einaudi, 1998, pp. 123-135.
De
igual modo, no puedo dejar de sealar otra
obra que pertenece a este estado de nimo anacrnico/contemporneo en
la
misma tradicin
italiana como lo
es
Marco Revelli, Oltre il
Novecento.
a politica le ideologie e
le
insidie del
lavoro Turn, Einaudi, 2001, que en su momento le vali a Revelli una furibunda crtica por
parte de Antonio Negri, quien en esa poca recin haba publicado
junto
a
Mi
chael
Hard
t su
arrogante monumento filosfi
co
-poltico: Empire Cambridge, Mass .,
Harv
ard
Uni
versi
ty
Press, 2000. Por cierto, en esta obra de Negri y Hardt est contenida una teora poltica sobre
la soberana que en gran medida extiende
el
trabajo precedente de Negri y que corre en paralelo
a la que elabora Agamben en
el
ciclo de libros sobre el Homo
sa
cer . Por ltimo,
es
llamativo
que en la antologa que Hardt
y
Virno prepararon del pensamiento poltico radical italiano
para un pblico anglosajn, no aparezca en la lista de autores de la antologa el nombre de
Mari
o Tronti que de su generacin es uno de los pensadores ms originales. Cfr. Paolo Virno
y
Michael Hardt (eds.), Radical Thought
in
ltaly. A Potential Politics Minneapoli
s,
Universi
ty
of
Minn
esota Pre
ss,
1996.
215
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
19/44
PENSAMIENTO POL TICO CONTEMPORNEO
del comentario y de la glosa como formas creativas ,
31
que
dan
lugar al trabajo
sobre algunos indicios de nuestro tiempo presente en la medida en que abren una
autntica problematizacin en una serie de espacios
de
accesibilidad respecto
de
los dilemas e
ntr
e ley (que no es sinnimo de derecho)
y
democracia que se han
replanteado desde ciertas filosofas y teoras polticas, y que adems estructuran
la querella de muchos de los pequeos indicios de nuestra pequea y ambigua
oscuridad poltica.
32
Por
ejemplo, es tan evidente la confusin que desde ciertas filosofas polticas
se ha construido sobre la conveniencia de estructurar la vida en comn bajo un
gobierno de las leyes y no de los hombres. Su derivacin puramente politolgica
es evidente y lastimosa: lo que aparece en filosofa poltica como gobierno
de
leyes
termina traducido como legalidad (que en
su
variante anglosajona y actual
puede connotarse como le
of
aw), cuando en principio habra que reparar en
el hecho de
que
la legalidad est supeditada al proceso de constitucionalizacin
del Estado, es decir, al proceso que le sucede a la aparicin, en
un
momento
determinado histricamente, del Estado (y ah es donde aparece el mbito por
excelencia de la tradicin continental del derecho .A su vez, la constitucionalidad
no puede dejar
de
observarse en aquella ley que aparece en su estructuracin
originaria . En particular, en la relacin entre inclusin y participacin poltica
que
a lo largo del siglo
XX,
sea desde el
aparato
de
Estado, sea desde los partidos
polticos y agencias anlogas, mostraron que el vnculo entre ley y democracia
encontraba
su
campo
de
expresin ms socorrido en los procesos jurdico-
polticos
de
constitucionalizacin de los derechos
en
los regmenes democrticos,
que no slo se inscriba en el llamado periodo de entreguerras (pensemos en la
experiencia alemana del Estado social hacia finales del siglo XIX , sino tambin
desde la segunda posguerra en adelante, con el objetivo de proteger y expandir
31
Giorgio Agamben, Programa para
..
,op cit. p. 194. Me atrevera a decir que este guio
lo aleja de la hermenutica y de la fenomenologa, pero tambin de la lengua hoy ya definible
como tradicional de
la
teora y la filosofa poltica que no hace otra cosa
que
reproducir una
serie de premisas y lugares comunes (recurdese la multicitada leccin de los clsicos de
Bobbio), y que no dejan, dicho sea de paso, de vincular a la poltica con la necesidad en las
mltiples caras que esta ltima ha adoptado.
32
Agamben sugiere la relectura de la obra de
Leo
Strauss, donde est presente
una
fuerte
relacin entre filosofa y ley. Giorgio Agamben, El mesas y el soberano ..
,
op cit . p. 324.
216
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
20/44
GJORGIO AGAMBEN Y
EL
DESPLIEGUE
POLTICODE
LA LEY
la poltica de los derechos que devino la garanta institucional y constitucional
del reconocimiento de la poltica hacia las clases peligrosas que estaban ya
presentes desde el siglo
XIX,
y que a pesar de segu
ir
sien
do
peligrosas por
encontrarse sin herencia
y
por extensin, sin continuidad con la ley de la filiacin,
los costos de su exclusin por
su
peligrosidad constitutiva eran mucho ms
altos que los producidos por su incorporacin.
33
Si el orden poltico democrtico se funda en la quiebra de la ley de la filiacin
que otorgaba la herencia poltica en trminos de las figuras de talante liberal
de los propietarios a partir del siglo XIX, es la quiebra de esa ley de la filiacin
- y aqu el mtodo de Agamben puede ser til-,
la
que deja fuera precisamente
a las grupalidades con las cuales pretende coincidir
en
los tres espacios
por
excelencia que en la modernidad alguna vez tuvieron lugar sus encuentros: el
espacio poltico, el espacio social y el espacio territorial. En particular, en aquel
punto donde el orden poltico democrtico (ideolgica, social e intelectualmente)
encontr hasta no hace mucho tiempo su coherencia frente a otrosgenus polticos,
como
lo
era la batalla diaria por la individualidad y sus prerrogativas, in primis
la libertad. Sin embargo, esa supuesta incorporacin de las clases peligrosas a
partir de la const
itucionalizacin de los derechos, no hace sino reproducir el
andamiaje de legitimacin de aquello que Ranciere critica irnicamente:
[
.. ]
la individualidad es una buena cosa para las lites, pero si todo el mundo accede
a ella se transforma en una catstrofe de la civilizacin .
34
De este modo, la relacin entre inclusi
n
y participacin poltica no bast
para soste
ner
una accin efectiva desde
el
punto de vista institucional a la
proliferacin de exigencias y frente a la expulsin social de las reas de igualdad
pretenda asegurar el rgimen democrtico.
Por
ello, el reconocimiento de la
33
Una
sntesis reciente sobre este proceso los debates que le han seguido desde la filosofa
poltica del derecho se encuentra en Pietro Costa, Diritti e democrazia , en Alessandro Pizzorno
(ed.), La
democrazia
di
fronte
a/lo stato.
Una
discussione
sulle
diji
colta
della
politica moderna
Miln,
Fondazione Giangiacomo Feltrinelli, 201
O
pp. 1-46 [existe una traduccin abreviada al espaol
en Andamios. Revista de investigacin
so
cial
nm. 18 , Mxico, UACM, enero-abril, 2012] .
34
Jacques
Ranciere, l odio a
la democraci
a Buenos Aires, Amorrortu, 2007, p. 47. Sobre
la coincidencia residual en el espacio poltico, social territorial
de
las clases peligrosas en la
democracia, vaseJacques Ranciere, n los bordes de lo poltico Buenos Aires, L a Cebra, 2007,
pp. 25-63.
217
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
21/44
PENSAMI
ENTO
P
OLTICO CONTEMPORNEO
poltica no corresponde histricamente a la produccin de
una
pretendida
poltica del reconocimiento, como lo han sostenido desde hace varios lustros
los comunitaristas en el mbito
de
la filosofa y la ciencia poltica; ms bien se
conecta con la forzada inoperancia del sujeto y el consecuente decrecimiento en
la frecuencia de su participacin.
35
Por consiguiente, su trabajo encuentra cobijo en un mbito intelectual que
parte del campo de la filosofa poltica, donde encontramos las reflexiones acerca
de la paradoja de la soberana a partir de la categora de biopoltica de Foucault3
6
que, en realidad, es un inters explcito por las relaciones entre violencia y poltica,
y que crece con la publicacin de su libro ms celebrado:
Horno
sacer. l
poder
soberano
y
lanuda vida.
37
D espus, se abre espacio en el campo de la teora poltica
que, bajo el mtodo de la genealoga,
38
desarrolla una serie de palabras-claves de
un potencial lxico poltico nuevo: va
de
la melancola o bilis
negra
y su relacin
con la
ley
al horno sacer que
es
disuelto como sujeto de la poltica en el llamado
bando y
lanuda
vida, y que tiene su correlato en categoras como la de "resto"
de impronta paulina, el juramento-sacramento y el estado de excepcin, entre
otros (por ejemplo, desnudez/cuerpo glorioso).
Finalmente, reunidas estas dos grandes vertientes nos encontramos con el
problema de saber cul es
l
lugar desde donde est hablando (sobre todo para
quien lo lee), ya que podemos agregar que su pensamiento parte de una concepcin
alejada
de
lo unitario, cuya ms clara expresin -si es que podemos hablar
de
ello-
es
que tenemos delante a nosotros a un autor y una obra donde la repeticin
es una constante, y cada versin, cada agregado a una versin precedente, ofrecen
3
Israel Covarrubias,
La
democracia de los modernos frente a la de los posmodernos'',
Economa
sociedad vol. 14, nm. 27, Mxico, UMSH, enero-junio, 2011, pp. 85-1
02
.
36
Marc
us
Ce
sa
r Ricci Teshainer, "Algunas notas sobre la nocin
de
soberana en Giorgio
Agamben'', Metapoltica
vo
l.
15, nm. 72, enero-marzo, 2011, pp. 20-23.
17
Giorgio Agamben, Hamo sacer.
IL
potere sovrano
e
la nuda
vita,
Turn, Einaudi, 2005
[ 1995] . Vase tambin Philippe
Mesnard, The
Political
Phil
osophy of Giorgio Agamben:
A Critica Evaluation", Totalitarian Movements
and
Political
Religions
vol. 5, nm. l, verano,
2004, pp. 139-157.
18
Cfr. Teresa Farfn Cabrera y Javier Meza, "Giorgio Agamben o la erudicin crtica del
genealogista",
Argumentos. Estudios criticas de la
sociedad Mxico, UAM-Xochimilco, nueva
poca, ao 19, nm. 52, septiembre-diciembre, 2006, pp. 63-74.
2 18
-
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22/44
GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE P
OLTICO
DE LA LEY
al lector nuevas claves de lectura, al grado de llevar consigo un original y por
consiguiente, cada libro nuevo publicado encierra su antecedente y abre su campo
semntico a
un
original que no se puede sugerir est contenido en su primer
libro o en
el
inmediatamente anterior, ya que al final tejen la imposibilidad de
distincin (lo irrepresentable) entre creacin y
performance
entre original y
ejecucin [que definirn] hbridos de arquetipo y fenmeno, de primariedad
y repeticin .
39
Ya
en 1985 Agamben defini, en una entrevista con Adriano
Sofri, su obra como: En cierto sentido mis libros son en verdad uno, que, a
su vez, es slo una especie de prlogo a
un
libro nunca escrito e imposible de
escribir .
4
Sin embargo, esta concepcin que pareciera
un
juego/broma de
talante posmoderna (y lo es en parte),
ya
est presente diez aos atrs, cuando
en 1975 publica
un
estupendo artculo sobre Aby Warburg bajo
el
ttulo A.by
Warburg y la ciencia sin nombre , donde dir que Warburg ordenaba sus
libros no segn los criterios alfabticos o aritmticos en uso para las grandes
bibliotecas, sino segn sus intereses y su sistema de pensamiento, hasta el
punt
o
de cambiar el orden ante cada variacin de sus mtodos de investigacin. La ley
que lo guiaba era la del 'buen vecino', segn la cual la solucin al problema no
estaba contenida en el libro que se buscaba, sino en el que estaba al lado .
41
39
Giorgio Agamben, Signatura rerum ...
op. cit.
p. 38. Vase tambin, Giorgio Agamben,
Ninfa Turn, Bollati Boringieri, 2007, pp . 18 y
ss
.
40
Giorgio Agamben, Un'idea di Giorgio Agamben , entrevista realizada por Adriano Sofi-i,
Rcporter 9-10
de
noviembre de 1985, p. 32, citado en Mercedes Ruvituso, Del estatuto de
la obra de arte al misterio
de
la economa ,
Deus
Mortalis nm. 9, 2010, p. 11. Vase tambin
Leland de la Durantaye,
Giorgio
Agamben. A Criticai lntroduction Stanford, Ca., Stanford
University Press, 2009, pp. 383-384.
41
Giorgio Agamben,
''A.by
Warburgy la ciencia sin nombre , en
a
potencia
delpens
a
miento
...
op cit.
p.
16 1.
El artculo fue publicado en la revista Prospettive
settanta
julio-septiemhre,
197 5, reproducido en la revista Aut-Aut nm. 199-200, 1984 (con una adenda que agrega
poco al ncleo del texto) y finalmente incluido en una compilacin de reciente
pub
licacin de
ensayos conferencias llamada apotencia del pensamiento
... op cit .
pp. 157-187.
Me
atrevera
a decir que esta compilacin, dividida en tres grandes apartados ( Lenguaje'', Historia ,
Potencia ), puede ser una sue
rt
e de cortina donde se escon
de
n aquellos tres vocablos referidos
en este trabajo (inactualidad, anacronismo y huida). Adems son una buena
ruta
de inicio al
trabajo de este autor. Se debe agregar que
el
origen
de
este libro se ubica en una compilacin
2 9
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
23/44
PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO
Empero, no slo ha escrito
al
igual que Warburg unaobra sin nombre fundada
en la ley del buen vecino, sino que adems su trabajo se enmarca en lo que
llamar tentativamente una
metapoltica
critica
que privilegia las dimensiones
simblicas de lo poltico y por tal, de la poltica.
42
Es decir, la reflexin que
Agamben vierte a partir de algunas de sus filiaciones intelectuales (est claro
en
el caso de Aby Warburg, Walter Benjamn, Sigmund Freud y Michel Foucault),
actan como un discurso que encierra a un tiempo la precisin de una mirada
filosfica que no deja de escar
bar
en
el
campo de la filologa, al tiempo que se
instala definitivamente en la filosofa y la reflexin histrica.
De
aqu, pues, que
por momentos se piense que es uno de los filsofos polticos ms originales de
la actualidad. Y este hecho es efectivo a condicin de pensar su originalidad en
una produccin terica ms prxima a la articulacin pasividad/inoperosidad que
funciona como
leitmotiv
de su filosofa y que es propia de una ciencia histrico-
parcialmente reducida
de
ensayos que se public en 1999 en ingls, y despus ampliada en
la edicin en italiano
de
2005,
de
donde viene la traduccin al espaol.
En
el prlogo
que
escribe Daniel Heller-Roazen a la compilacin
de
1999, se lee en el titulo del texto,
una
cita
de Walter Benjarnin
que
dice: To Read
What
Was Never Written
(
Para leer lo que jams fue
escrito ).
En
este sentido,
la
sentencia Para leer lo que ams fue escrito es una analoga a aquella
definicin
de
su obra hecha en 1985 antes en 197
5 Por
su parte, a lo largo del prlogo, su autor
(Heller-Roazen) no deja
de
insistir, a partir
de una
resea
de
los artculos que estn contenidos
en u
antologa, en
el
mtodo
de
reflexi
n
de Agamben, y del cual se puede entresacar la idea
de
construccin
de
una
serie
de
teoremas que no han sido concluidos,
ya
que desde
su
concepcin
no presuponen un cierre, lo que ahonda la idea
de
la imposibilidad
de
la identidad
de
la lgica
de
las equivalencias (metaflsica unitaria), pero tambin, agregara, evidencia
un
exceso semntico
-so
bre el cual hay
que
ser cautelosos-que puede llevarnos a concluir
que
el discurso de Agamben
est fundado en una especie renovada
de
dandismo activo
en
el interior
de
las ciencias humanas.
Vase Daniel Heller-Roazen,
Editor's
lntroduction: To Read
What
Was
Never
Written'', en
GiorgioAgamben,
Potcntialitics.
CollcctcdEssay
sin Phi
losophy Stanford, Ca., Stanford University
Pr
ess, 1999, pp. 1-23 [la intuicin del alejamiento terico
de la
metafsica unitaria
por
parte
de
Agamben es
de Menard,
The Political Philosophy ,
op. cit. p
144] .
42
Sobre la categora
de
metapoltica
su
atencin a las dimensiones simb
li
cas del evento
poltico, vase el articulo ahora clsico
de
Giacomo Marramao, Palabra-clave (metapoltica):
m
s all de los esquemas binarios accin/sistema y comunicacin/estrategia'', en
Martha
Rivera
(comp.),
Pensar la poltica
Mxico,
IIS-UNAM,
1990, pp. 63-91.
220
-
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24/44
GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIE
GU
E POLIT CO DE LA LEY
poltica sin nombre que parte (pero no regresa a ella) de
una
teora/filosofa de
la accin.
43
Al final, algo de
lo
que escribe en su ensayo sobre
Warburg
pudiera
ser el contenedor de su metapoltica crtica, por lo menos desde el
punto de
vista
del mtodo (pensado como arquitectura)
de
construccin
de
las relaciones entre
historia, filosofa y poltica, ya que intenta la elaboracin de una serie de:
[ ... ] decisiones ticas que definen la posicin de los individuos de una poca
con respecto a la herencia del pasado, en el cual la interpretacin del problema
histrico se convierte, al mismo tiempo, en un "diagnstico"
del
hombre
occidental en
su
lucha por sanar las propias contradicciones encontrar, entre
lo viejo lo nuevo, la propia morada vital.H
Con esto, es evidente que Agamben separa el hecho histrico
de su
valor
posible,
45
al
grado
de
verse obligado a discutir
en
el
campo de la tica las posi
bilidades de "restitucin" que abre esta discrepancia y como efecto,
en
el de
la
decisin que termina caracterizada por la interpretacin desde
un
anacronismo
que intenta s
uturar
la distancia/disonancia irreconciliable entre hecho y verdad
en
relacin con "la herencia del pasado" frente "al problema histrico". As lo
afirma
en
las primeras pginas
de su
libro dedicado a Auschwitz,
donde
a partir
del lugar del testimonio sobre los campos de concentracin y particularmente
sobre "el significado tico y poltico del exterminio",
46
surge el problema de la
n
o coincidencia entre hechos y verdad, entre constatacin comprensin" .
47
43
M esnard, "T he Political Philosophy ..", op cit., p. 155.
44
Giorgio Agamben, '
Ab
y Warburg y ..", op
cit.,
p.
166. Vase tambin
Durantaye, Giorgio
Agamben.
A Critica ... ,
op
cit.,
pp. 56-80.
45
Incluso, esta apuesta lo distancia de
Heid
egger, quien abre
la
posibilidad de otorgarle
cierta
validez a la escritura de
la
historia, pensando en una suerte de lnea de continuid
ad
el hecho histrico de su valor posible. Vase
Martn
H eidegger, El se
y
el tiempo,
Madrid
,
Planeta-Agostini, 1993 [en especial 76. La originacin existenciaria
de
la historiografa en la
historicidad del "serahf' , pp. 423-428]. Quien advierte de este distanciamiento entre H eidegger
y Agamben es M esnard, "
The
Political Philosophy
.
.'',
op cit., p.
14
1.
46
Giorgio Agambe
n, Quei che resta di
Aus
chwitz. f_;archivio e il
testimone, Turn, Bollati
Boringhieri, 201 O[1998
],
p.
7.
47
bid, p. 8.
22 1
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
25/44
PENSAMIENTO POLT ICO CONTEMPORNEO
somorfismo y
esp cio
liminal
de
la
ley
En
adelante este captulo intentar desarticular y "desintoxicar" algunos lugares
de la reflexin de Agamben con miras a debatir un pensamiento y un pen
sador
vivo con la pretensin de romper el cerco de la escolstica (aunque en muchos
casos no se alcance ni siquiera a cons
truir
su estatuto) y del prejuicio filosfico.
Particularmente con categoras como las
denuda vida
yhomo sacer que una lectura
parcial las coloca como los operadores lgicos de la articulacin de su reflexin
en
l mbito poltico . Ello nos permitir alejarnos de una lectura "recurrente"
sobre su obra, es decir, el ncleo del
homo
sacer
no es propiamente hablando una
reflexin poltica. Es, en primera instancia, quiz la llegada despus de un lento
recorrido de trabajo hacia una aproximacin abiertamente poltica. Pero, en el
mejor de los casos, es la constitucin teortica de una estancia de lo impoltico.
Por ejemplo, no podemos comprender la dimensi
n
real de la categora de
homo
sacer y de sus semnticas en el sistema heterogneo de su obra sin pensar
la categora de cuerpo, sobre la cual es posible encontrar trazos excepcionales
en su segundo libro
Estancias
48
co ntemporneo a su artculo sobre Warburg, y
donde hay una reflexin en torno a la fantasmologa
y
los
hum
ores in
corpreos
de
origen renacentista e inspiracin neoplatnica pero tambin sobre el fetichismo
(que es una obsesin/funcin central para la lgica indicia a partir del sig
lo
XX , incluida su vertiente disciplinaria de la medicina humoral.
49
E s claro
que el desarrollo del humanismo renacentista no fue un regreso a los antiguos
como modelos por imitar, sino u
na
manera original de hacer filosofa, ya que lo
que estaba en crisis era precisamente la filosofa.
50
Por ello la melancola
y
sus
48
G iorgio Agamben, Stanze.
a
parola e
ii
antasma
neiia
cultura occidentaie Turn, Einaudi,
2006 [ 1977
]. Un
in
teresante artculo sobre este libro es
Edgar
Morale
s Flores,
La
s estancias
de lo invisible", Metapoiftica vol. 15, nm. 74,
ju
lio-septiembre, 201 1, pp. 46-50.
Sobre la medicina
hum
oral, vase
Gerard
o
Martnez
H ernndez, "Sa
lud
y enfermedad.
El
cuerpo humano en la teora humoral de la medicina", Metapoitica vol. 15, nm. 74, julio-
septiem
br
e, 201 1, pp. 24-30.
s Eugenio Garin,Eumanesimo
italiano.
Fiiosofia e vita civiie nclRcnascimento L aterza, Roma-
Bari, 2008 [1993]. Vase tambin Israel Cova
rrub
ias, "D e la ciudad soada a la comunidad
imp
osible. Campanella y la religin poltica", Metapoliti
ca
vo
l.
15,
nm
. 73 , abril-junio, 201 1,
pp. 37-45.
222
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
26/44
GIORGIO AGA MBEN Y EL DESPLIE
GU
E
POLTICO DE
LA
LE
Y
confrontaciones con la ley permitirn a Agamben intuir la necesidad de abrir
otro espacio de reflexin en las ciencias humanas en relacin con una
ci
encia
i
nn
ombr
able que sea
un
remedio para las llama
da
s enfermedades del espritu,
y no slo en el terreno de la historia, sino tambin en el de la poltica actual,
como lo es el caso de la relacin entre melancola y prdida de la identidad y/o
comunidad de pertenencia activada no slo por los procesos de globalizacin
(que no explican mucho) sino por los procesos de des-diferenciacin funcional
y territorial en el espacio poltico actual entre los Estados.
51
Asimismo, hamo
sacer
y nuda vida son categoras
qu
e no se comprenden sin
aquella otra de desnudez, sobre la que ha publicado algunas aproximaciones
interesantes que dejan entrever que uno de los objetivos de sus discusiones ms
recientes es interrogarse sobre la relacin del movimiento de los cuerpos sin
conexin con la persona o los personajes que representan:
un
cuerpo sin vestido
es
inquietante
es decir, separado de sus significantes y
abandonado
en su desnudez,
aparece como objeto sin uso
es
pecfico (inoperosidad),
52
y de ah que este carcter
de inutilidad/suspensin sea el que permite su circulacin y desdoblamiento en
la espectacularizacin de una forma que adoptar histricamente la poltica:
aquella que comienza con el campo de concentracin y se cierra con el
11-S
al tiempo que abre
un
nuevo espacio poltico inoperoso que ha pretendido
instaurar una especie de grado/zona cero donde tendr
lu
gar la disolucin del
sujeto de cualquier atadura metafsica unitaria, para buscar acampar en un
espacio negativo.
3
Finalmente, son estos cambios histricos de largo respiro los
5
E s evidenteen el caso del proceso de europeizacin e integracin de la comunidad europea.
Cfr. Ren ten Boss,
Gi
orgio Agamben
and
the Community without Identity , Sociological
Review
Monograph
vol. 53,
nm
. 2, 2005, p.
22
y ss.
52
Gi
orgio Agamben, D
esnu
dez ... op. cit. p 146.
53
Po
dr
amos aventurarnos a sugerir que este movimiento es prxim
o/
anlogo a la categora
de ontologa negativa de la cosa que us en su momento
Eugene Fink
para definir el trabajo
de
Nie
tzsche en relacin con la voluntad de poder y
fr
ente a la prdida referencial del ser de la
metafsica unitaria. Cfr. E u gene Fink,
a
i
losofta
de Nietzsche Madrid, Alianza, 197 6, pp. 194-
196. Existen indicios de esto en Giorgio Agamben,
a
comunidad que viene Valencia , Pre-textos,
2006 [1996]. Vase tambin
la
lectura en este sentido de Javier Tapia, La in-contingencia del
lenguaje ,
Metapoltica
vol. 15,
nm
. 74,julio-septiembre, 2011, pp. 65-69.
22
3
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
27/44
PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO
que actan como
una
suerte de detrs de escena del pensamiento de Giorgio
Agamben y que precisamente en los pasajes de
su
reflexin alrededor de
la ley
encuentran un momento significativo para los debates tanto de la tica como
de la poltica contempornea.
Esta
especie de grado/zona cero puede permitirnos aproximarnos a
un
tema clsico de la filosofa, de los estudios culturales y estticos como lo es
el
de la melancola,
54
relacionado con la cuestin de la disolucin de lo corpreo,
la
apar
icin del
humor
como metfora de la existencia y sus excrecencias
espirituales (produccin de subjetividad), pero sobre todo la melancola como
un
estado suspendido del sujeto -como viviente zo) que es capaz de organizar
y determinar su vida en formas diversas de existir en comn
bias)-
que
se
instituye en el momento
en
el cual temporalmente se agota la posibilidad de
dar
respuesta (de continuidad)
al
orden poltico e institucional. Esto cobra relevancia
en la cabal comprensin de Agamben, ya que no se puede dejar de lado que la
tradicin de pensamiento en Italia tiene como constante su rechazo continuo a
determinaciones demasiado categricas en relacin con el orden que subyace
de las conjunciones institucionales y de los procesos histricos de produccin
de estabilidad del hombre como viviente.
5
De este modo, si es posible sostener que existen buenas leyes entonces no
existira melancola, ya que se presenta como
un
efecto de la ausencia de las
buenas leyes
nomos),
pero adems expresa una de las preocupaciones de la
reflexin poltica moderna al apuntalar maneras de responderle al abandono
del sujeto en las confrontaciones con cualquier dispositivo discursivo donde
puede aparecer la ley y las formas de ejercicio de la autoridad que, por su parte,
devendrn una suerte de objetos fetichizados cada vez que son requerid
os
(y eso
sucedesiempre) como garanta del orden poltico. Por
un
lado, la ley y la autoridad
54
Y que cobra particular relevancia en
el
contexto histrico-cultural italiano por lo menos
desde el Renacimiento. Giorgio Agamben,
Ninfa
. .,
cit.
55
A inicios del siglo XlX un agudo observador como lo fue Wilhelm von Humboldt
subrayaba la estructuracin liminar de la vida italiana que oscilaba en [ ... ] un trnsito continuo
entre la melancola y la alegra, un confn entre la vida y la muerte, que permite avanzar ms
fcilmente en la vida y plegarse ms rpidamente a la muerte , Mario Perniola, Enigmi del
sentiere
it
aliano , Humanitas, ao LXVI,
nm
. 5, septiembre-octubre,
20
11, p.
805
.
224
-
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28/44
GIORGIO
AGAMBEN Y EL
DESPLIEGUE POLTICO
DE LA
LEY
se vuelven objetos fetichizados ya que ocupan el lugar de la verdad, pero es una
verdad que arrastra el problema (de ah su fetichizacin) de la imposibilidad
de transmitirla; existen medios de transmisin, pero
no
transmiten ni ensean
nada .
56
Pero, por
el
otro, no podemos sustraernos del hecho de que el fetichismo
est emparentado con
el
proceso del trabajo humano tal como sealar Marx en
la cuarta parte del captulo primero de
l
capital.
57
De
aqu, pues, que el orden
poltico no deje de ser por lo menos a partir de Hobbes, una ficcin, es decir,
una realidad
no
inmanente a la condicin humana. El ingreso de
un
objeto
en la esfera del fetiche, sugiere Agamben, es la seal de una transgresin a la
regla que asigna a cada cosa un uso apropiado .
58
Entonces, si
el
fetichismo es
producto del trabajo humano, no
es
posible sostener, por consiguiente, que el
orden poltico pueda ser atribuible a un momento natural anterior al hombre;
es decir, tanto el fetichismo y su inclusin en los despliegues polticos de la
ley incluso bajo su reverso transgresivo (el fetichista quiebra el uso apropiado
de las cosas), no son el resultado de una sintctica teolgica positiva sobre el
mundo
y la justicia que supuestamente le
es
inherente, ya que al ser una ficcin
producida precisamente por los sujetos, con independencia del lugar que ocupan
socialmente, el orden poltico siempre se vuelve una funcin constituida y no
un principio histricamente constituyente.
59
Esta es, en efecto, una de las forma
sintomticas que introduce la melancola respecto a la salud de la sociabilidad y
el
buen vivir de la repblica civil cuando tiene que confrontarse con lo normal,
generados por las preocupaciones sobre lo anmalo/patolgico que ya no
corresponde
al
uso adecuado de las cosas y los cuerpos.
60
El abandono del hombre al destino que l est incapacitado para leer
correctamente , pero que desea conquistarlo y alargarlo en
su
propia historia,
ser desde el humanismo renacentista y con mayor fuerza en las salidas polticas
a ste como sucede con los utopistas por lo menos hasta el siglo
XIX
una suerte
de
mythomoteur
en
la historia poltica de Occidente, donde el sujeto se lanza al
campo de la poltica desde una cada vez ms intensa lgica de la emancipacin,
56
Giorgio Agamben, Programa para .. , op cit.,
p.
194.
57
Cfr.
Giorgio Agamben, Stanze .. ., op cit., pp. 44
y
ss.
58
bid.,
p.
66.
La
s cursivas son mas.
59
Cfr.
Marco Revelli,
La
poltica perdida, Madrid, Trotta, 2008, p. 45 .
6
Cfr.
Ginzburg, Spie .. ., op cit., pp. 120-12 1.
225
-
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29/44
PENSAMIENTO POLTI
CO
CONTEMPORNEO
al grado de llegar obsesivamente a poner en acto la clebre aventura quijotesca,
que oper como una clara manifestacin del [ ...J ser en s, inmerso en una
estoica serenidad, y
el
s
er
fuera de s, posedo por fuerzas extraas .
1
En
cierta
medida, corresponde con una fuerte pretensin de contemporaneidad y no de
actualidad, al manifestar abiertamente la intencionalidad de colmar polticamente
el lugar vaco entre un paraso perdido o faltante y una tierra por venir que
terminan por concatenar espera y promesa en el horizonte del tiempo.
62
As
pues, no es fortuito que Agamben sugiera pensar la categora de lugar como
una pura diferencia topos outopos).
63
Sin embargo, la respuesta de Agamben
no logra saldar el dficit evidente entre una teora de la inoperosidad (d
el
cuerpo
y
de
la existencia en comn) que se le sobreponga o va ms all de
un
a teora
de la accin (incluso, a pesar de la forma fetichizada que adopta
el
trabajo el
movimiento de los cuerpos/objetos separados de su uso apropiado) .
Qui
z esta
contradiccin tan eviden te e insalvable (inviolable) sea la que ocupar nuestro
autor con mayor fuerza a partir de inicios de la dcada de 1990 para la institucin
de maneras de lectura sobre los espacios no espaciales de la ley (liminares),
en especfico cuando la ley no deja de presentarse bajo su mbito
isomrfico
por
excelencia: un oxmoron discursivo que despliega momentos fundacionales de
regulacin irrepresentable
64
que reclaman (de lo contrario sera pura teologa)
su
accesibilidad
y
movilizacin a partir de la lgica del poder.
Las
paradojas radicales y radicalizadas por sus propios efectos que propone
lo llevan a posicionarse y posicionar su ob
ra
en uno de los mbitos cruciales de
la reflexin contempornea, si
gna
do por la prdida gradual de dirigi
rl
e
la
palabra
al poder pero sin
perderlo
de vista para permitir la configuracin de aquella
figura enigmtica y central de nuestra poca: la vctima. Es probable que la
del dbil/vctima sea la figura que opere tenuemente como bisagra lgica entre
el desarrollo de una filosofa de la inoperosidad soportada en muchos de los
6
Mario Perniola,
Del sentir...
op
cit
.,
pp. 19 ss.
62
J ean Servie
r
a
uwpa Mxi
co,
Fond
o de Cultura
Econ
mica, 1995, pp. 19 58
13
9.
63
Giorgio Agamben,
Stanze
..
. op cit.,
p.
XVI. Le
debo esta sealizacin a
Edgar Morale
s
Fl
ores.
L o irrepresentable adems de lo negativo (y quiz por ello), es una de las cualidades de
la categora
de
lo impoltico. Cfr. Roberto Esposito, Filosofa poltica o pensamiento sobre la
poltica
,
en Martha Rivero (comp.), Pen
sar l poltica op. cit.
p. 103.
226
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
30/44
GIORGIO AGAMBEN
Y
EL DESPLIEGUE POLTICO
DE
LA LEY
momentos c
ru
ciales de la filosofa de la accin: inoperosa cuando
su
cuerpo
es puesto como receptculo de la violencia y la exclusin; activa, cuando log
ra
mnimamente quebrar
el
registro de hablarle al poder sin dejar de recordarle
que lo est impugnando.
65
Es
as que puede aparecer una autntica tica de la
dignidad ,
66
que no slo trastoca
el
ncleo fundacional del poder poltico y de
la poltica en general, adems importa un desplazamiento para el sujeto y la vida
en comn en una radicalidad desde abajo que no puede ser juzgada como
menor: Digna es la persona que, a pesar de no tener una dignidad pblica, se
comporta en todo y para todo como si la tuviese .
67
Pinsese, por ejemplo, en su ensayo sobre la Epstola a
los
Romanos de Pablo
de Tarso, que no slo presume la intencin de ubicar el texto paulino como
texto mesinico fundamental de Occidente en trminos filolgicos e histricos,
sino que adems contiene una vocacin interpretativa de largo calado sobre
los significados menos evidentes del carcter aportico del tiempo mesinico
contenidos a lo largo de la Epstola y particularmente detectados en los procesos
de su estructuracin bajo las formas de la
-
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31/44
PE
SAM
IE
NT O POLTICO
CONT
EM P
ORNEO
Ya
desde el ncipit
de
la
Epstola
aparece la cuestin mesinica: Paulus
Doulos
Christou lesou, kletos apostolos aphorimenos eis euagg,eon
theou,
que Agamben traduce
como Pablo, llamado como esclavo
de
Jess mesas, separado como apstol por
el anuncio de Dios .
7
Observemos
el
hecho de que christs no es un nombre
propio, sino es [ ... ] la traduccin griega del trmino hebrero
maJiah,
que significa
el ungido, es decir, el mesas .
71
Asimismo, dentro
de
las variantes filolgicas que
introduce Agamben, hay una que nos interesa subrayar, y que es la de Pablo
en
su condicin de esclavo/siervo
doulos)
del mesas. Sobre todo, porque [ ] el
sintagma 'esclavo del mesas' define para Pablo la nueva condicin mesinica,
principio de una particular transformacin de todas las condiciones jurdicas
(que no son, por esto, simplemente abolidas) .
2
Esta
condicin
de
siervo del
mesas se conjugar con la nocin
de un
llamado/vocacin
kletos),
73
que no se
une simplemente por contigidad a la segunda parte del incipit, a pesar de la
escansin sintctica que la coma introduce para romperlo en dos tiempos:
Paulus
Doulos Christou Iesou, del kletos apostolos aphorimenos eis
euaggelion
theou, s
in
o que
Agamben sugiere que no hay nada que impida romper la escansin de
la
oracin,
para ubicar precisamentekletos
en
referencia
adoulos: Paulus Doulos
Christou
lesou
kletos, apostolos
aphorimenos
eis
euagg,elion
theouk, con lo cual propone una versin
distinta
y
que se vincula con la figura de la vctima: el esclavo paulino es una
variante de nuestro excluido en/de la tierra , que est obligado, por
su
llamado
ktetos)
a seguir al mesas, esto es,
su
vocacin es aprender a escuchar la funcin
mesinica que cumple dignamente frente a la injusticia que produce la ley de los
mandamientos (prohibicin), ya que al nombrar el lmite desde el cual se hace
7
bid., p
14.
71
bid., p 22
72
bid.,
p
20
73
Aqu encontramos un indicio no slo significativo sino adems fundamental para el
pensamiento poltico contemporneo: el vocablo paulino
kletos
en tanto vocacin/llamado ser
el mismo
que
absorhe y dilata Max Weber a partir
de
la traduccin del griego al alemn de
la
Biblia
por
parte
de Lutero
(
donde
vocacin se
r
traducida como Beruf), y
que
le permitir
construir
un
ejemplo slido de inactualidad y
por
ello
de
contemporaneidad
en
la reflexin
poltica como lo ha sido su conferencia
de
1919, La poltica como vocacin , sobre todo sus
prrafos finales. Vase Max Weber, La poltica como vocacin , en Max Weber, El poltico y
el
cient{fico, Madrid
, Alianza, 1986, pp. 81-179.
228
-
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32/44
GIORG O AGAMBEN Y
EL
DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY
visible la exclusin, separa irremediablemente a los sujetos.
74
Es
un
llamado
que conjuga vocacin y profesin en un solo espacio discursivo, apuntalando el
carcter especfico de la
dimensin
concreta
del singular,
75
que evita tanto el peso de
la necesidad de la poltica como aquello que junto a Jean-Luc Nancy se puede
enunciar como "el peligro de la doble sustancialidad que puede implicar lo
'individual-comn"'.
76
Es decir, la vocacin puede ser pensada a partir de estas
coordenadas como un movimiento de resistencia tica que, en una parfrasis
invertida de Hobbes, va del "foro interno" hacia el "foro externo" donde ser
determinante la profesin que puede constituir una conjuncin indita en el
campo de los recursos simblicos necesarios para la accin. En suma, estaramos
hablando de la autoconciencia del dbil en la poltica a partir de su "estar en
contra" de la misma y que no puede entenderse ms all del campo funcional
de la poltica del rechazo.
77
Si la ley divide al sujeto, habr que entenderla como una estructura nominal
que no tiene respuesta a sus contradicciones. Es
una
verdad fetichizada e
irrepresentable. En este sentido, la sentencia paulina es clara: "yo conoc el
pecado a travs de la ley.
En
efecto, no habra conocido el deseo, si la ley no
me hubiera dicho: ino desears ".
78
Por
lo tanto, la ley separa al sujeto y lo
ata al mismo tiempo a una (im)posibilidad de reunirse en su separacin en el
interior del
nomos.
De aqu, pues, que el vocablopistis (fe) sea determinante en
la crtica paulina a la ley pues la
fe
es la forma de validar la promesa en medio
de la escisin del sujeto frente a la ley que lo sustancializa en aras de nombrar lo
comn. Es decir, hay un aspecto no normativo (un resto) de la ley que se refleja
precisamente en lapromesa/porvenir de la justicia.
79
Lo relevante es la dimensin
concreta del singular
en relacin con elplural de la comunidad y de la poltica
y
frente a la desaparicin del "excluido en/de la tierra". Al emparentar lavocacin
74
Giorgio Agamben,
tempo
che resta
... ,
op. cit., p 49.
15
bid. ,
p 26.
76
J
ean-Luc
N ancy, "Comunismo, la palabra", en Anala H ounie (comp.
, Sobre l
idea del
comunismo,
Buenos Aires, Paids, 201O p 151.
77
Giorgio Agamben, Que che resta ..., op. cit ., pp 81-126.
78
Giorgio Agamben, tempo che rejta ... , op cit .,
p
102.
9
lbid.,
pp. 51, 88-89, 91.
22
9
-
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33/44
PENSAMIENTO POLTICO CONTEMPORNEO
con la figura del esclavo frente al orden
de
lo comn, existe una insistencia sobre
la inauguracin de la forma aportica del tiempo mesinico, en particular sus
estancias internas,
que
aparece
como una
violencia reveladora
que
pretende
oponrsele a la violencia
de
la desaparicin
que
a
su
vez es producida
por
la
exclusin: El sujeto mesinico no contempla el
mundo
como si estuviera
salvado. Antes bien -en las palabras
de
Benjamin- contempla la salvacin slo
mientras se pierde
en
lo insalvable .
80
Agamben agrega que
de
lo que se trata es
de
construir el contenedor para comprender el sentido y la forma interna del
tiempo que l [Pablo
de
TarsoJ define
ha nyn
kairs 'el tiempo ahora ',
81
donde
kairs
es decidir sobre el tiempo profano y a su vez esta decisin es
una
divisin
necesaria para introducir
una
escansin
que en
la lucha poltica es la realidad
ms inmediata
de
su actuacin, lo que supone decir que sin escansin no hay
poltica.
82
De
aqu, pues, que
el
tiempo ahora sea el tiempo restante , y que en
Pablo significa el tiempo real
donde
la vocacin mesinica salta al campo
de
fuerza
de
lo social como
discontinuidad
al
mantener
su estatuto de singular
en
el interior
de
los campos donde se querella.
83
De
este modo, podemos le
er
:
Si
debiera indicar, en las epstolas de Pablo, un atisbo poltico inmediatamente
actual
creo que el concepto de resto tendra que formar parte. Ello permite, en
particular, dislocar en una perspectiva nueva nuestra anticuada
y
sin embargo,
quiz no renunciables nociones de pueblo y de democracia.
El
pueblo no
es
ni el
todo ni la parte, ni mayora ni minora. Es ante todo eso
que
jamspuede
coincidir
con s mismo, ni como todo ni como parte, eso que infinitamente resta o resiste a
cualquier divisin, y
-con la
buena paz de aquellos que nos gobiernan- jams
se deja reducir a una mayora o a una minora.
Es
este resto la figura o la
consistencia que
el
pueblo toma en el momento decisivo -y, como tal, es
el
nico
sujeto poltico real.
84
Por mi parte agregara que es oportuno subrayar la ambivalencia semntica
del vocablo pueblo, ya que
anuda
en
modo
simultneo dos funciones histricas
230
80
btd.
p 45.
81
bid., p. 9.
82
bid., p 65
83
bid.,
p 13.
84
bid.,
pp
58-59.
L
as
curs
ivas
son
mas.
-
7/26/2019 Covarrubias Israel - Giorgio Agamben y el despliegue poltico de la ley. En busca de una ciencia sin nombre
34/44
GIORGIO AGAMBEN Y EL DESPLIEGUE POLTICO DE LA LEY
especficas cuando, en realidad, estamos hablando de dos procesos de distinta
significatividad poltica. Por una parte, la nocin de Pueblo (con mayscula) est
presente cuando
el
llamado cuerpo social se vuelve poltico en el momento en que
produce
una forma especfica de vida, como puede ser aquella de la ((existencia
poltica (bios). La segunda acepcin, pueblo (en minscula) designa al sujeto
(nuda vida), no
al proceso pretendidamente unitario de formacin histrica de
la comunidad y del Estado. Quien designa y afirma que un sujeto pertenece al
pueblo en minscula o a la comunidad poltica es precisamente el Estado bajo
las formas que adopta en determinadas circunstancias histrico-jurdicas a partir
del entramado de la autoridad que pone en escena a