creacion vs evolucion
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Ensayo de Epistemología
David Carrillo
Creación vs. Evolución
¿La ciencia tiene toda la verdad? ¿Está definitivamente todo comprobado? ¿Tiene,
la ciencia, respuestas a absolutamente todas las preguntas que surgen en el universo?
Cualquier científico cabal y veraz responderá a todos estos cuestionamientos con un “no”
rotundo. Es verdad que la ciencia ha dado un giro a la vida del Hombre acá en la Tierra. Le
ha dado un modo de vida distinto porque, a raíz de su avance, se ha desarrollado la
tecnología y se han hecho grandes descubrimientos. Sin embargo, la ciencia no tiene
respuestas a todo, ni pretende tenerlas. Stephen Hawking afirma que: “preguntas como
¿quién estableció las condiciones para el big bang? no son cuestiones que la ciencia
estudie”1. Esto muestra claramente lo que acabamos de decir, la ciencia fue creada por el
hombre y para el hombre. No el hombre por la ciencia ni para la ciencia. Con razón Paul
Feyerabend dice:
Es bueno recordar constantemente el hecho de que es posible escapar de la
ciencia tal como hoy la conocemos, y que podemos construir un mundo en el que no
juegue ningún papel. (Me aventuro a sugerir que tal mundo sería más agradable de
contemplar, tanto material como intelectualmente, que el mundo en que vivimos hoy).2
1 Hawking, Stephen, Brevísima historia del tiempo, Barcelona, Editorial CRÍTICA, 2005, p. 90
2 Feyerabend, Paul, Contra el Método, Barcelona, Editorial ARIEL, 1974, p. 134
De manera que, la ciencia no puede imponerse en la vida de cada ser humano,
como si fuera un conjunto de verdades absolutas que tienen que ser aceptadas, porque
no es ni pretende ser aquello. Basta con saber que existen muchos supuestos e hipótesis
ad hoc en cada teoría para darnos cuenta de esta realidad. La ciencia no es absoluta, no
obstante en su intento de responder a muchos, sino todos los cuestionamientos, que
surgen en el universo y en la vida del hombre, desemboca en el mundo de las creencias.
Por lo tanto, lo que vamos a tratar de probar en este pequeño ensayo es que, al igual que
la creación, la evolución tiene que ser creída en distintos aspectos de su recorrido, sobre
todo en su origen; y que, lejos de ser una guerra entre fe y razón, es una batalla entre
doctrinas o creencias.
Cuando hablamos de creacionismo, nos referimos al Bíblico. Al que desde antiguo
se defiende, como modelo, para hablar sobre el origen del universo. Como ya se sabe de
antemano, este modelo se encuentra registrado en el Génesis y, según el cristianismo
histórico, debe ser creído literalmente. De ninguna manera, se tendrá que interpretar con
lentes cientistas, ya que la Escritura es un todo doctrinal, donde, si se derriba una parte de
su estructura se tendrá que derribar muchas otras partes; ya que, a modo de cadena, todo
se relaciona entre sí. Cada escritor, en la Biblia, alude al otro. Por ejemplo Jesús, quien es
el personaje central en el Nuevo Testamento hace alusión a los primeros capítulos del
Génesis tratándolos como históricos (Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9). El mismo apóstol
Pablo lo hace, menciona a Adán como un personaje histórico (Romanos 5:12-21; 1
Corintios 15:22, 45; 1 Timoteo 2:13-14). De manera que, en mi opinión, no debemos tratar
de hacer calzar la doctrina de la evolución en la doctrina de la creación ya que las dos
concepciones son diferentes. La una apela al contenido histórico de un libro que ha
pasado la prueba del tiempo, la otra a la “sabiduría” humana que se ha construido, desde
hace, un poco, más de un siglo.
Por su parte, la ciencia, a pesar de que no quiera llamarse creencia y anhele estar
basada totalmente en datos empíricos, no puede. Carl Sagan muestra notoriamente esto,
en su famoso dicho: “El cosmos es todo lo que es, lo que siempre fue y lo que siempre
será.” Este tipo de frases nos muestran, que desde el campo de la ciencia, se pretende que
creamos y asumamos ciertas cosas. John MacArthur, hablando de este tipo de frases dice
que: “es una ilustración perfecta de la manera cómo el naturalismo moderno confunde
entre dogma religioso y ciencia verdadera.”3 Más adelante este autor, en su libro, nos
cuenta un vivo ejemplo, acerca de esta verdad:
“Michael Ruse es un evolucionista que testificó en el famoso juicio de la década de los
ochenta contra el creacionismo. Durante el juicio afirmó que el creacionismo es una
religión porque se fundamente en presupuestos filosóficos no demostrados. En cambio, el
darwinismo es una ciencia, según argumentó, porque no requiere de presuposiciones
filosóficas ni religiosas. Ruse ha admitido desde entonces que estaba en un error, y ahora
reconoce que la evolución tiene “bases metafísicas” y se fundamenta en creencias no
demostradas que no son más “científicas” que la serie de creencias en que se basa el
creacionismo.”4
Ahora demos un paso más, fijémonos en lo que dice el mismo Hawking acerca del
origen del universo. Hablando del primer momento de la gran explosión afirma que:
Si el universo tuvo tamaño nulo, surge la posibilidad de que su temperatura hubiera sido
infinita. Se cree que, en el momento mismo de la gran explosión, el universo debía estar
infinitamente caliente y que, a medida que se expandía, la temperatura da la radiación iba
decreciendo.5 (Énfasis añadido)
3 MacArthur, John, La batalla por el comienzo, Michigan, Editorial PORTAVOZ, 2003, p. 13
4 Ibíd., p. 267
5 Hawking, Stephen, Brevísima historia del tiempo Barcelona, Editorial CRÍTICA, 2005, p. 90
¡Ojo! Solamente se cree, en ninguna manera hay una comprobación experimental
de aquel suceso. Esto es lo que la ciencia dice acerca del origen del universo pretendiendo
que nosotros nos sometamos a su escrutinio metafísico. Y, como vemos, en el juicio de
este grandioso científico, hay un tinte idealista que apela a la fe de las personas para que
se crea en su palabras, tal cual un creacionista.
Lo mismo vemos en otros autores, tal es el caso del famoso biólogo francés, Jaques
Monod, que hablando acerca del origen, trata de persuadirnos, para que creamos que el
universo es designio del azar:
En su libro Chance and Neccesity (Azar y Necesidad), Monod escribió: “(el hombre)
está solo en la inmensidad yerta del universo, de la cual surgió por azar…El azar es la
fuente única de toda innovación y de toda creación en la biosfera. El azar puro, con
libertad absoluta pero siempre ciego, es la piedra angular del edificio estupendo de la
evolución.”6
¿De verdad Monod intenta hacernos creer esto? Sí, él considera al azar como el
principio regulador en la evolución donde, prácticamente, viene a ser la causa de la
materia. Él está convencido de esto, pero ¿por qué deberíamos estarlo nosotros? Si mi
creencia es otra, la cual considero más sólida y más fuerte, ¿Por qué aferrarme a la de él?
Y si, supuestamente la ciencia no está asentada sobre creencias ¿Por qué este tipo de
cientistas le dan matices doctrinales a sus investigaciones científicas? ¿No sería mejor ser
frontal y decir “yo creo que”, antes de esconderse tras el edificio de la razón, para hacer
pasar por científicas sus creencias particulares? ¿Por qué existe ese anhelo desenfrenado
de mostrar como científicas sus creencias? Una vez más, entonces, queda demostrado
que la batalla es entre creencias.
6 MacArthur, John, La batalla por el comienzo, Michigan, Editorial PORTAVOZ, 2003, p. 41
Por último, analicemos brevemente lo que se cree en cuanto al origen de la vida.
Se han encontrado, supuestamente, los componentes que crearon la vida; pero cuando se
trata de llevarlos al laboratorio para unirlos y comprobar dicha experiencia resulta inútil.
Nadie ha podido crear vida, de modo que en la evolución hay un gran paso de fe que
tienen que dar sus profesantes cuando explican el salto a la vida. Citando a un biólogo
evolucionista, Janse dice:
A. Quispel tiene que admitir que nadie sabe cómo podrían originarse sistemas auto-
reproductivos dentro de un caldo primitivo; y continúa: “Mientras no sepamos esto,
tenemos que admitir francamente que la formación de la primera célula continúa siendo
un misterio para nosotros”7.
“Así podemos decir, que, por parte de la teoría de la evolución, es imposible dar
una explicación acerca del origen de la vida. Los problemas sobre el origen de la vida
sobrepasan muchísimo las posibilidades de la ciencia.”8 Al igual que la aparición de los
planetas, la forma en que la evolución plantea el origen de la vida tiene que ser creída. No
hay comprobación empírica acerca del origen de la vida. Por tanto, esta etapa de la
evolución también tiene que ser aceptada por la fe. De manera que tenemos que sopesar
cuál doctrina aceptar. No entre ciencia y religión; sino entre religión y religión,
prácticamente.
En conclusión, el cristianismo Bíblico acepta que su base de fe está en las Escrituras
y no le hace, a cualquier persona que sostenga esto, menos apta o capaz que un científico
que diga que “no tiene creencias”. Por el contrario, es más honesta porque sabe que son
datos de fe; sin embargo, el científico sabe que son datos de fe pero trata de ocultarlos
7 Janse, Jan, La tiranía del Evolucionismo, Barcelona, Editorial FELIRE, 1997, p. 458 Ibíd., p. 47
bajo el paraguas cientista. Que no vengan a decir los cientistas evolucionistas que tienen
respuestas para todo, porque no las tienen. Que sean frontales y que admitan que tienen
bases de fe en sus teorías porque eso no haría daño a la ciencia. Es más, aquello las
sostiene. Que no pretendan hacernos creer que todo en el conocimiento científico está
basado en lo empírico, porque no es verdad. Si debemos escoger entre creencias,
entonces que lo digan abiertamente y que no traten de ocultar tras, sus dogmas de fe, el
“monstruo” de la ciencia. Está bien que sigan intentando buscar el origen verdadero del
universo -aunque detrás de aquello siempre habrá otra causa incognoscible-, pero que
admitan sus limitaciones. Que admitan que la razón humana tiene límites y que ellos
mismos tienen que llenar sus vacíos teóricos con creencias. ¿Qué perjuicio tiene aquello?
¿Sería humillante para un científico anunciar que “cree en…”? ¿Sería desastroso para la
revista Nature anunciar que la ciencia está basada en creencias también? No estamos
alegando que todo en la ciencia es creencia; sino que, como hemos visto, en ciertos temas
tiene que recurrir a la fe para mostrar algo que no puede hacerlo de manera empírica. Así
que, queda demostrado que creación vs. evolución es una guerra entre creencias y no una
batalla entre fe y razón.