cristocentrismo y virtud de amistad 15

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Ateneo Pontificio Regina Apostolorum FACULTAD DE TEOLOGÍA Año académico 2002-2003 El Cristocentrismo y la virtud de la amistad Tesina para la disertación en Teología Moral Director: P. José Ma. Antón, L.C. Alumno: P. Miguel Agustín Elizalde, L.C. Roma, 31 de julio de 2003

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Page 1: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

Ateneo Pontificio Regina Apostolorum

FACULTAD DE TEOLOGÍA

Año académico 2002-2003

El Cristocentrismo y la virtud de la amistad

Tesina para la disertación en Teología Moral

Director: P. José Ma. Antón, L.C.

Alumno: P. Miguel Agustín Elizalde, L.C.

Roma, 31 de julio de 2003

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I N T R O D U C C I Ó N

“Vosotros sois mis amigos” (Jn. 15,14) 1

Cristo es para el cristiano la vida nueva que le permite ver, experimentar y vivir todo

con ojos nuevos y amar así todo con un mismo corazón en Él. El cristocentrismo en

realidad es el punto de vista sintético del dinamismo del actuar del cristiano2.

Este trabajo investigará cómo Cristo, al centro de la moral, muestra el camino para la

felicidad haciéndose verdadero amigo que toca la vida de cada hombre. Su amistad se hace

modelo y fuerza transformadora de la vida de los hombres. Su amistad es la luz que

ilumina la vida de los hombres que quieren vivir en la virtud. La moral de la virtud busca

hacer de la vida del cristiano un camino de seguimiento de Cristo.

La premisa fundamental del trabajo es: Cristo Señor ha indicado cual es el camino a

seguir para cada hombre, “sobre todo cuando -como enseña el Concilio- «mediante la

encarnación, el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre»”3.

Buscando la verdad sobre el hombre tal y como lo conocemos aquí y ahora, y

contemplando los “signos de los tiempos”, se nos presenta la urgencia de una renovación

de la teología moral. “La revelación de Jesucristo, como amigo, como guía y como modelo,

admirable y, sin embargo, imitable; la revelación de su mensaje que da respuesta a las

cuestiones fundamentales; la revelación del Plan de amor de Cristo Salvador como

1 Las referencias a la Sagrada Escritura se han tomado de la Biblia de Jerusalén, DDB, Bilbao 1995. 2 Cfr. L. MELINA, Cristo e il dinamismo del l’agire, PUL-Mursia, Roma 2001, p. 104. 3 JUAN PABLO II, Redemptor Hominis 13.

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encarnación del único amor verdadero y de la única posibilidad de unir a los hombres, todo

eso podrá constituir la base de una auténtica educación en la fe”4.

Haciendo la investigación para este trabajo encontramos, con gran alegría, una

cantidad de estudios que son un signo que en estos años se ha retomado el estudio de este

tema del cristocentrismo. Con este trabajo a partir del cristocentrismo seguimos a los que

proponen el regreso a la virtud como vía adecuada para la moralidad.

El teólogo moralista tiene un gran reto, “no le compete ninguna autoridad en el

campo moral en el sentido verdadero y propio”5, ya que esta le compete sólo a los Santos

con su vida y al magisterio con su función. Él debe “expresar la exigencia de una

conciencia reflexiva y critica de la vida en Cristo, ya que esta no puede no ser vivida dentro

de la historia”6. El verdadero teólogo moralista es el que hace la teología desde la vida

santa y con la mirada puesta siempre en Cristo, maestro de humanidad. Es el que busca

explicar la vida del hombre desde Cristo, con él y en él.

La teología moral necesita imbuirse de este auténtico humanismo que la hace ser

verdadera presencia en la sociedad guiando e iluminando las vidas de los hombres y sobre

todo llenando de sentido allí donde todas las demás ciencias humanas fallan en las

verdades mas profundas y definitivas del actuar del hombre. La encíclica Veritatis

Splendor en el número 119 aconseja la Sequela Christi como el camino para alcanzar el

ideal de la perfección moral, propone a los hombres encontrar a “Cristo Amigo” quién

4 JUAN PABLO II, Catechesi Tradendae 38. 5 C. CAFARRA, Vida en Cristo, EUNSA, Pamplona 1999

2, p. 83.

6 Ibíd., p. 84.

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4

indicará el camino a seguir. Cristo es el modelo que manifestará toda la perfección del

hombre y toda la perfección de la virtud.

“Él [Cristo] determina también su puesto, su -por así decirlo- particular

derecho de ciudadanía en la historia del hombre y de la humanidad”7.

Cristo es la sabiduría del cristiano. En la amistad con Él y estando bajo el régimen de

la ley nueva es Dios, Sumo Bien, quien dona la fuerza y la atracción hacia sí con su

intrínseca perfección y belleza y con la perfecta comunión que ofrece.

El cristiano esta llamado a la perfección. Cristo es el ejemplo a seguir. La perfección

moral se debe alcanzar en el actuar libre del hombre en el amor haciendo uso de la razón

práctica con el auxilio de la virtud. El cristiano debe hacer de su vida norma viva que sea

ejemplo, que no se impone a sus hermanos, sino que se hace amable por la verdad que

conlleva. El cristiano puede hacer de su vida norma en el bien si entiende, él mismo, en

toda su verdad práctica lo que significa "la verdad del bien" para cada hombre.

Este trabajo se presenta desde la perspectiva de la moral del agente. Sabemos que,

cuando se trata de reconstruir la acción, el factor determinante es la atracción actual al bien

que consienten las virtudes morales.

El tema de este trabajo es un punto de convergencia de varios tratados de teología.

Sin embargo estamos convencidos que es el punto neurálgico de la teología moral. Cristo

como amigo enseña, responde y acompaña llevando consigo todas las respuestas a las

preguntas del hombre. Cristo revela el sentido auténtico de la libertad y es con su amistad

el vínculo indispensable para llegar a la verdad sobre el hombre. Por eso, es necesario tener

7 JUAN PABLO II, Redemptor Hominis 10.

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5

siempre la mirada fija en Jesucristo, verdadero amigo, pues sobre el misterio de su vida,

muerte y resurrección se fundan las razones de nuestra fe. Es en su persona que se unen y

explican la dimensión humana y divina de la moral cristiana.

Buscando conocer las bases teóricas para llegar a establecer un Cristocentrismo

Moral de las virtudes, idea que nace desde el interés suscitado en una clase con el P. Livio

Melina y que iluminó esta intuición tantas veces meditada sobre la amistad del hombre con

Dios, decidimos hacer este trabajo de investigación. Lo que tratamos encontrar es el

fundamento teórico del cristocentrismo en relación con la virtud de la amistad para poder

poner en perspectiva el actuar moral humano en vistas del actuar divino y así poder

recapitular todo en Cristo8. Creemos, como tantos teólogos moralistas, que es el momento

de hacer un redimensionamiento teológico de la moral, es decir, volver a poner a Cristo al

centro del discurso moral.

Para este trabajo hemos seguido el esquema presentado en las páginas del libro

“Cristo e il dinamismo del Agire”9, que de forma magistral contiene la síntesis del camino

seguido por el cristocentrismo. Los conceptos que se encuentran allí marcan los confines

dentro de los cuales se desarrollará este trabajo.

8 Cfr. L. MELINA, Cristo e il dinamismo..., p. 11. 9 Cfr. L. MELINA, Cristo e il dinamismo..., pp. 179 –199.

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C A P Í T U L O 1 .

E L C R I S T O C E N T R I S M O Y L A M O R A L

Buscando un fundamento escriturístico encontramos en el cristocentrismo paulino

expresado con determinación en su afirmación: “No vivo yo, sino que es Cristo quien vive

en mí” (Ga. 2,20) una fuerza que se presenta como una propuesta de vida para los hombres

de todos los tiempos: tanto para los judíos y griegos del primer siglo como para los

hombres de este inicio de milenio. “Lo que busca el hombre de hoy y de siempre es

encontrarse personalmente con Jesucristo”10. El cristocentrismo no sirve si no se hace

experiencia viva y personal. Es necesario que sea Cristo mismo quien lo alimente. “Este

cristocentrismo no lo entiendo de modo romántico o teórico. Es un encuentro. Es una

experiencia. Es en el fondo una gracia del Espíritu Santo”11. Es un reto exigente que

requiere de caridad y amor, que se cumple en la amistad. Es una experiencia que requiere

de todo el hombre. “Estoy firmemente convencido de que si Cristo es poco amado es

porque no es conocido. Ese conocimiento interior y experiencial es una gracia de Dios que

se puede pedir con humildad en la oración”12. Donde hay caridad y amor hay verdadero

cristianismo. Donde se da este conocimiento de Cristo se dan los frutos que caracterizan al

cristiano. “Si somos cristianos, debemos conocer a Cristo, seguirlo y amarlo”13. Lo que

caracteriza al que conoce bien a Cristo es que encuentra el camino y definición de su amor

a Cristo en la realidad eclesial que es la vía que Él mismo quiso dejar para vivir esta

10 J. COLINA, Marcial Maciel, Mi vida es Cristo, Planeta, Barcelona 20032, p. 95.

11 Ibíd., p. 95. 12 Ibíd., p. 197. 13 Ibíd., p. 233.

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7

entrega. “Es precisamente en función de este amor a Cristo que surge el amor a la

Iglesia”14.

Cristo revela la dignidad del hombre al hombre. Es la verdad total para el significado

de su vida, de su presente pasado y futuro. Dios, presente a lo largo de la historia, se hace

presente a cada hombre en Cristo. Maravillosa Verdad es esta, tan grande, que no puede

sino provocar en los hombres, tomando las palabras del Papa en la Redemptor Hominis,

una “vera miratio maxime”.

“En realidad, ese profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del

hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también

cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo,

incluso, y quizá aún más, «en el mundo contemporáneo»”15.

La historia nos lo prueba, los hombres no se cansan de proclamar que Cristo los ha

maravillado y llegan hasta la locura de testimoniar esto con sus vidas. “Este estupor y al

mismo tiempo persuasión y certeza, que en su raíz profunda es la certeza de la fe, pero que

de modo escondido y misteriosos vivifica todo aspecto del humanismo auténtico, está

estrechamente vinculado a Cristo”16.

“Cristo es el centro de la moral y, por tanto, de la reflexión teológica en cuanto

personalidad ejemplar. El espacio en la moral no lo debe ocupar una serie dispersa de

leyes, sino una persona viva, que tiene valor de ideal en orden a su seguimiento”17.

14 Ibíd. 15 JUAN PABLO II, Redemptor Hominis 10. 16 Ibíd. 17 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano: Dinámica de la acción y

perspectiva teológica de la moral, Palabra, Madrid 2001, p. 128.

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El principio evangélico de la imitación a la luz del Nuevo Testamento resulta ser una

invitación personal de Jesús, que se hace en el tiempo el camino de la comunidad cristiana.

“La humanidad esta asociada a Dios; sobretodo por Jesucristo, Hijo de Dios y Redentor de

la humanidad, es hombre: en torno a Él se crea y crece continuamente el “Pueblo de Dios”,

la sociedad de la humanidad con Dios”18.

Fundado en un personalismo cristiano

Tomando como base un análisis del Cristocentrismo de la virtud en la Suma

Teológica de Santo Tomás este trabajo busca desarrollar el marco conceptual del actuar

virtuoso que hace que los hombres se acerquen por imitación a Jesucristo, que es modelo-

amigo-ejemplo y que tiene su influencia en que mueve desde dentro al hombre para

llevarlo a la perfección.

No pretendemos hacer un análisis histórico de las corrientes de la teología moral

contemporánea; buscamos solamente proponer algunas ideas que nos ayuden a entender

mas claramente la relación entre el cristocentrismo actual en la teología moral y la idea de

ver a Cristo como amigo y modelo. Todo esto para poder entender cómo la amistad con

Cristo es la virtud mas adecuada para llegar a la madurez de la vida moral. Esta

investigación, siguiendo la propuesta del Santo Padre Juan Pablo II: "Se centra, en

definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar para vivir en él la vida

trinitaria y transformar con la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste"19.

18 K. WOJTYLA, Mi visión del hombre, Palabra, Madrid 1997, p. 108. 19 JUAN PABLO II, Novo Millenio Ineunte 29.

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Se dan tres momentos: Primero se presenta un ideal, que es un modelo personal, que

forma una cadena que inicia con Jesús con los apóstoles y discípulos y sigue con los

primeros bautizados. Luego este ideal es un ideal religioso que se entiende como la

voluntad de Dios para los hombres, es un ideal real que confiere una perfección a la

persona. Por último este ideal es además practico, que se realiza en la acción20. La norma

personalista se presenta como un elemento coherente con el cristocentrismo.

Podemos presentar el siguiente axioma que ilumina el modelo cristocéntrico: La

persona es el ser al que de modo propio y pleno se le debe el amor. Cristo es persona

máxima y amigo. Luego la experiencia del deber moral es la obligación de proclamar la

dignidad de la persona con el acto de afirmación de que esta persona es digna del amor,

luego el amor es la responsabilidad de la dignidad de la persona21. La persona es el ser al

que de modo propio y pleno se refiere el amor.

“El deber moral es el amor como algo que pertenece a la persona, por él

titulo de ser persona; es la respuesta a la persona digna de ser persona, la

respuesta medida por el objeto de la respuesta y por el sujeto de la

respuesta”22.

Usando la imagen de la ventana a través de la cual se busca conocer el interior del

hombre, al hombre mismo. Vemos como Cristo es la ventana en la cual tenemos que mirar

para comprendernos, la ventana que explica al hombre, en la cual se encuentra una persona

capaz de todo, porque es sabio y es amigo. “No se observa despacio la ventana, sino que se

20 Cfr. K. WOJTYLA, I fondamenti del ordine etico, CSEO, Bologna 19892, pp. 158-170.

21 K. WOJTYLA, Amor y responsabilidad, Razon y Fe, Madrid 1985, pp. 124-125. 22 K. WOJTYLA, Mi visión del hombre..., p. 125.

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ve directamente en ella – aunque no sin ella –el mundo de la persona”23. Cristo amigo es

esta ventana, que permite vernos en ella tal y como somos. Vernos en Cristo, actuar en

Cristo, revelar el hombre al hombre.

El marco conceptual es el de la moral que se encuentra en la Suma de Teología donde

vemos que se nos ofrece una moral24 teológica:

Santo Tomás concibe como principio fundamental de la teología moral la caridad,

virtud indispensable que es la fuerza cohesiva para el fundamento cristocéntrico, la cual

será a su vez el punto mas alto desde el cual se entiende toda la perspectiva de las virtudes

sobrenaturales25. Porque "¿No es Cristo el secreto de la verdadera libertad y de la profunda

alegría del corazón? ¿No es Cristo el amigo supremo y a la vez el educador de toda amistad

auténtica?"26.

1. La perspectiva formal de este estudio de teología moral es la de la revelación. No

podemos partir de otro principio para poder llegar a hacer un estudio verdaderamente

católico.

“Jesucristo es visto [...] como el genio moral y religioso más grande de la

humanidad, precisamente porque ha captado del modo más exacto las

relaciones jerárquicas entre los valores; se podría decir que ha

reordenado del modo más perfecto toda la materia ética”27.

2. El Fin último del hombre es la bienaventuranza, estamos dentro del marco de la

teleología tomista. En el pensamiento de Santo Tomás se han unido la teleología

23 Ibíd., p. 131. 24 He usado los términos moral-ética como sinónimos evitando entrar en distinciones que salen del objetivo

del trabajo. 25 Cfr. L. MELINA, Sharing in Christ virtues, p. 119.

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aristotélica con la participación platónico-agustiniana. De aquí parte el concepto de

ejemplaridad que tiene su fundamento en la razón de Dios. “Dios es la medida superior

trascendente de todos los seres a través de la misma perfección absoluta de su propio ser, a

través de la plenitud de existencia que es Él mismo”28. El modelo es una medida

trascendente de lo que se imita. El hombre será mas o menos bueno en tanto cuanto imite

en sí la perfección de Dios (Cfr. Mt. 5,48).

3. Los actos humanos están por lo tanto en la perspectiva del mérito. Aquí se injerta

el modelo del personalismo tomista que parte del dinamismo de la acción, o el dinamismo

del actuar cristiano. El mérito se entiende cuando se entiende la jerarquía de los bienes por

su participación en Dios. Por tanto cuando algo es más espiritual es más perfecto.

“La jerarquía de los bienes nos permite aspirar a los fines de modo

objetivamente ordenado, nos permite darnos cuenta, en esta aspiración a

los fines de una medida objetiva de la perfección de los entes”29.

A) Se parte de la dimensión interpersonal que se origina en el encuentro yo-tu que en

la moral apela a construir la comunión de personas.

B) Este esquema moral propone la vida buena y las acciones que la llevan a ser. La

vía para alcanzarla en la integración de todo el hombre en este proyecto ideal donde las

virtudes son la "estrategia del amor". Las normas se subordinan al amor.

C) Vemos como la verdad sobre el bien es el camino a la vida de la persona, verdad

que es el lugar donde la persona se completa en la comunión. “La esencia de la moral es

26 JUAN PABLO II, Novo Millenio Ineunte 9. 27 K. WOJTYLA, Mi visión del hombre..., p. 265. 28 K. WOJTYLA, Mi visión del hombre..., p. 254. 29 Ibíd., p. 257.

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vivir la verdad sobre el bien realizado en el acto y la realización, en este acto del bien

subordinado al criterio de la razón, es decir puesto a la luz de la verdad”30.

Por ello se escoge la moral de la primera persona, o del agente. Sólo quien ama

conoce el bien auténtico. Sólo quien arriesga el creer a la ley de la alianza y la obedece

actuándola alcanza el verdadero conocimiento.

“Sólo el bien moral perfecciona al ser humano, a su humanidad: Gracias a él el

hombre se hace simplemente un hombre mejor, hace efectiva en él la posibilidad que existe

de ser tal”31. Para entender los valores se debe entender el contexto de la idea de la

participación y analogía de proporcionalidad. El hombre es capaz de percibir de modo

indirecto el grado de la semejanza en cada realidad al Ser Divino. Los valores son la

materia de la moral, estos valores no pueden ser comprendidos por un solo hombre ni por

una sola época, se requiere un sistema de valores global que no es variable pero que

presenta un desarrollo histórico.

4. Las virtudes se integran en la dinámica del amor que es la fuente y forma de ellas.

El camino a seguir es centrar el discurso de la teología moral en el Cristocentrismo de la

Virtud, o la participación de la vida del cristiano en las virtudes de Cristo. Esto se explica

sólo entendiendo el concepto de la imitación en el marco de la moral personalista, en

ocasiones también llamada de la ejemplaridad y del ideal moral.

“Ninguna norma abstracta y genérica puede ser fecunda en valores morales reales.

Moralmente fecundo es sólo el hombre, el modelo personal o ideal”32. El modelo lleva un

30 Ibíd., p. 276. 31 Ibíd., p. 46. 32 K. WOJTYLA, Mi visión del hombre..., p. 270.

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valor, que es típico, que se hace contenido de vida para el que lo contempla. La

contemplación y el deseo lo hacen ser objeto de amor y sentimiento. El modelo obra así en

quién lo contempla se haciendo que se asimile y se asemeje al ideal por el buscado, a través

del querer el mismo valor. Se trata de un valor real que cristaliza toda la personalidad

ejemplar del maestro que se transmite al discípulo. Para Santo Tomás el orden normativo

constituye un “ordo causae exemplaris”. Dios es causa de nuestra sabiduría, por que siendo

plenitud de bien es el modelo más alto para todos los seres33.

El hombre es un ser tal que en su esencia esta incluida la bondad moral o el valor

moral, lo decimos en cuanto que al alcanzar su realización racional y de libertad realiza en

esto su potencialidad óntica específicamente humana y moral. El hombre en cuanto realiza

la virtud moral permanece en relación con Dios como Bien y Modelo supremo. Luego en

cuanto a la ejemplaridad y la jerarquía de los bienes sabemos que el bien ocupa en la escala

un puesto tanto más alto cuanto más perfectamente imita el Bien Supremo34.

5. No podemos olvidar la dimensión eclesial de la teología moral católica. Es por eso

que debemos subrayar la importancia de la communio para el desarrollo de la conciencia y

de la ciencia, así como del actuar moral cristiano. Es necesario buscar la unidad entre

antropología teológica y teología moral, entre espiritualidad y pastoral.

Sabemos que esta propuesta puede ser siempre perfeccionada. La teología

cristocéntrica en Santo Tomás ha sido estudiada y completada por el magisterio reciente y

la teología personalista de matriz tomista contemporánea. Como ya hemos dicho más

arriba, estamos siempre en el ámbito de la moral de la virtud de la acción excelente. Se

33 Cfr. Sent. I, d.18, q.1, a5; STh. I q.105, a.6.

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busca enriquecer el discurso moral del cristocentrismo en la perspectiva del dinamismo del

actuar, entendiendo el lugar que ocupa la virtud de la amistad con Cristo en este dinamismo

de imitación y Sequela.

El principio evangélico de la imitación

En las fuentes de la revelación encontramos muy a menudo que está presente la

invitación a seguir a Cristo imitándolo. La invitación: “¡Sígueme!” (Mt. 8,22;9,9;19,21)

contiene definitivamente una invitación a la imitación en el sentido moral. Cuando dice:

“Si alguien quiere venir, tome su cruz...” (Mt. 16,24) Cristo ofrece las condiciones de esta

imitación. Estas condiciones se resumen en “vivir la perfección de vida”, la cual se aprende

del mismo maestro que dice “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt.

11,29). Se parte desde el amor a la persona del Maestro-modelo. Este amor debe ser más

fuerte que cualquier otro amor.

Eso que vemos en el evangelio encuentra eco en la historia del cristianismo desde los

primeros siglos, como lo contemplamos en el Nuevo Testamento, hasta nuestros tiempos.

“La multiplicidad de los pasajes del Nuevo Testamento que invitan a la imitación de un

modelo moral demuestra claramente la importancia que la idea de la imitación tiene para la

vida moral a la luz de la revelación cristiana”35. Jesús invita a la perfección moral, con su

34 Cfr. K. WOJTYLA, Mi visión del hombre..., p. 275. 35 K. WOJTYLA, I fondamenti..., p. 160. En este capítulo se hace un análisis del Principio Evangelico de la

Imitación, usando como base de comparación las enseñanzas de las fuentes de la revelación en confrontación

al sistema de Scheler. Es un válido análisis desde una perspectiva del personalismo tomista. Se puede ver

también como consulta L.B. GILLON, L'Imitation du Christ et la morale de Saint Thomas, en ANGELICUM,

36 (1959) 263-286, (traducido en italiano, ID., Cristo e la teologia morale, Roma 1961, y en inglés: Christ

and Moral Theology, Staten Island 1967); A. KLINGL, Sequela di Cristo:un concetto di teologia morale?, en

FEDE CRISTIANA E AGIRE MORALE (Assisi, 1980) 86-108.

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15

ejemplo y con sus palabras (Cfr. Mt. 5,48). Encontramos algunos puntos que se resumen

las características de la imitación en el Nuevo Testamento:

1. El principio de la imitación está estrechamente conectado al ideal de la perfección

moral de la persona humana.

2. Es necesario que la persona sea ella misma un modelo real, que sea una persona

perfecta.

3. A esta persona se le concede un significado universal y abstracto que manifiesta el

ideal de perfección moral. En ella este ideal alcanza un valor concreto y real que tiene un

significado práctico: Esta persona se hace modelo en la medida que el ideal se realiza o ha

sido realizado en ella.

4. La perfección ética de la persona se realiza en los actos singulares y concretos del

hombre. A través de su valor ético positivo estos actos contribuyen a la actuación del ideal

de perfección36.

5. Podemos concluir que “cuando se imita un modelo moral personal, se busca hacer

de tal modo que en nuestros actos se encuentre un bien análogo a aquel de los actos del

modelo y aun más que este bien provoque en nosotros una análoga perfección de la

persona”37.

Es por todo esto que la caridad tiene que ser el constitutivo de toda nuestra vida. La

caridad tiene que ser habitual porque es la única virtud capaz de asemejarnos a Dios. “Lo

que nos asegura la descripción de Santo Tomás sobre los hábitos es que si queremos

36 Esto se prueba por exclusión en el significado negativo de los actos contrarios a la virtud, que llevan a

destruir el ideal. 37 K. WOJTYLA, I fondamenti..., p. 160.

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16

hacernos amigos de Dios, la caridad debe ser el hábito que determine la voluntad y así

informar todo lo que hacemos”38. El hábito es una forma de ser, y la caridad nos hace tener

semejanza con Dios.

38 P.J. WADELL, Friends of God, Peter Lang, New York 1991, p. 96.

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17

C A P Í T U L O 2 .

L A L E Y N U E V A E N S A N T O T O M Á S

El horizonte de la moral eleva nuestros ojos hacia Dios. Santo Tomás en la Suma de

Teología nos indica que son tres las cimas que vislumbramos. Buscando leerlas en clave

cristocéntrica vemos que son:

“El camino de la bienaventuranza que culmina en la visión de Dios, la

vía de las virtudes teologales que nos hacen a Dios presente, y, por

último, la Ley evangélica que es el punto culminante aquí debajo de toda

la legislación surgida de la sabiduría de Dios y comunicada al hombre”39.

El fin de este trabajo se centra sobre la vía que sigue el hombre en su camino para

asemejarse a Cristo modelo de toda virtud a través de la amistad. Las dos primeras cimas

quedan fuera del objetivo del trabajo. Válidas reflexiones se harán en la medida en que

sirvan para explicar la ley evangélica como camino de la virtud de la amistad.

Esta ley nueva es la Ley del Espíritu que prometió el Señor en boca de su profeta

“Pondré mi Ley en el fondo de su ser y la escribiré en sus corazones” (Jer. 31,33). Esta ley

se hace vida en el hombre por la vida que le comunica el Espíritu40.

La ley evangélica es ley nueva

El tratado de la ley nueva en la Suma esta esencialmente en tres cuestiones41 que

presentan la novedad de la libertad que nos ofrece Cristo con respecto a la Ley Antigua.

39 S. PINCKAERS, Las fuentes de la moral cristiana, EUNSA, Pamplona 20002, p. 220 (El énfasis en negrilla

es mío). 40 Santo Tomás en su comentario a la epístola a los Romanos propone dos explicaciones a este ley nueva del

Espíritu: «“La ley que es del Espíritu, [...] no se limita a enseñarles, iluminando si inteligencia, sobre lo que

conviene hacer, sino que inclina su corazón a actuar directamente; la ley que es el efecto o la obra del

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Lo principal de la ley del Nuevo Testamento es la gracia que se da por la fe en Cristo,

luego “la ley nueva principalmente es la misma gracia del Espíritu Santo, que se da a los

fieles de Cristo”42. El texto evangélico donde se encuentra contenida la ley nueva es el

sermón de la montaña en el evangelio de San Mateo, que se constituye así en la carta

magna43 del cristianismo resumida en el texto de las bienaventuranzas44.

La ley nueva significa lo mismo que ley de Cristo contenida en el Nuevo Testamento,

aunque como ha sido tratada como ley no coincide totalmente con el contenido de éste que

es más amplio. Este concepto de ley tiene doble sentido en el tratado de Santo Tomás, un

sentido inspirado tal y como nos lo presenta San Pablo, que gira en torno a la idea que

Cristo ha llevado a la plenitud la ley antigua; y un sentido analógico el cual se refiere al

hecho que es una ley de acuerdo a la razón del hombre que se ordena a un bien común

eterno y trascendente.

En el desarrollo dinámico de la moralidad en Santo Tomás vemos que la ley nueva es

primero ley infusa y luego ley escrita. Porque la ley nueva es la ley de libertad45 y es

sobretodo la gracia del Espíritu Santo.

Le ley nueva se encuentra definida como un nuevo "Dabarin" en el sermón de la

montaña, el cual se hace vida en el cristiano en la forma de un "habitus" que es posible sólo

con la presencia del Espíritu Santo. El consejo de Cristo que ahora nos habla como amigo

se puede asimilar y vivir en plenitud.

Espíritu, o sea, la ley que opera por la dilección, que enseña interiormente sobre el obrar y que inclina a

obrar” (in Rom., c.VIII, lectio 1)» op. cit. in (S. PINCKAERS, Las fuentes de la moral..., p. 222). 41 STh I- II qq 106-108. 42 STh I-II q.106, a.1. 43 JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 15.

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“En cambio está el que los consejos de un amigo sabio traen gran

provecho, según aquello de Prov. 27,9: El corazón se deleita con el

ungüento y con los variados olores, y el alma se endulza con los buenos

consejos del amigo. Pero Cristo es el más amigo y sabio. Luego sus

consejos son de gran utilidad y, por lo mismo, son convenientísimos”46.

Los mandamientos por eso ahora se ven como maduración en el amor y la libertad

que se alcanza en el don de sí mismo en la caridad. De aquí que se pueda afirmar que

Cristo es la norma personal como veremos mas adelante.

Existen algunos elementos segundos de la ley que están ordenados a la acción del

Espíritu Santo que son, en la medida que se aceptan, indispensables para que se pueda

actuar la ley nueva inspirada en el corazón del hombre: La Escritura, palabra que da vida

en el Evangelio y la Iglesia, institución divina, que es el lugar de la gracia, signo visible de

la salvación.

La ley nueva, como concepto explicado por Santo Tomás y que nos ha legado como

fruto de su genio, se debe entender como un todo que no es el Evangelio como texto o

como palabra, sino que es un todo orgánico que se hace vida y vivifica: “El principio de

vida, el aliento de Dios que anima ese cuerpo y sin el cual no sería mas que un pedazo de

materia inerte”47. Este cuerpo de leyes es la ley infusa en el corazón del hombre.

La nueva ley es ley de libertad, por lo que se presenta como un consejo. Cristo no

obliga a seguir su ejemplo por necesidad ni por precepto, sino por amor y por moción

interior.

44 Cfr. S. PINCKAERS, Las fuentes de la moral..., p. 229-236. 45 Cfr. STh I-II q.108, a.1, r. 46 Cfr. STh I-II q.108, a.4, sc.

Page 20: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

20

El saber teológico y la ley nueva

¿Cómo actúa en el hombre la virtud moral partiendo desde el esquema de la amistad

con Dios? ¿Cómo se hace Cristo amigo y sabio (sapiens) fuente de nuestros actos? Santo

Tomás responde argumentando de la conexión entre las virtudes con la caridad que nos

permite obrar verdaderamente a Imagen de Dios. La acción procede directamente de Dios.

Supuesto el carácter infuso de las virtudes su objeto último es Dios, alcanzado por la

caridad. Sin embargo entre este origen divino y esta finalidad igualmente divina el acto es

verdaderamente humano, ya que procede voluntariamente de principios inmanentes al

hombre48.

El saber teológico esta mas allá de la mera distinción del ejercicio especulativo y

práctico de la razón. Santo Tomás equilibra la oposición de la díada “virtud y pecado” en la

realidad creada del hombre a través de la vida que es un camino de conformación a Cristo.

El ideal de vida se sintetiza desde la universalidad de la falta, pecado original, con la

universalidad de la gracia hecha vida en el hombre a través del acto humano. Esta visión de

la economía explica el camino que debe de seguir el hombre: “Pues es necesario que

lleguemos a la inmortalidad y a la impasibilidad de la gloria, incoada ya en Cristo, y que Él

nos adquirió, conformándonos antes a sus sufrimientos”49.

47 S. PINCKAERS, Las fuentes de la moral..., p. 224. 48 Cfr. G. LAFONT, Estructura y método en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, Rialp, Madrid

1964, p. 247. 49 « “Oportet enim quod ad inmortalitatem et impassibilitatem gloriae, quae in Christo inchoata est, et per

Christum nobis acquisita, perveniamus conformati prius passionibus eius” (STh I-II q.85, a.5, ad 2)» op. cit.

in (G. LAFONT, Estructura y método en la Suma Teológica..., p. 248).

Page 21: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

21

El carácter cristiano de la gracia en Santo Tomás afirma que Cristo la posee en

plenitud y que deriva a nosotros de su plenitud pues no hay moción ad agendum que no

venga por mediación de Cristo50.

Allí donde esta el Espíritu hay libertad

¿Cómo se da el concurso divino en la acción? ¿En que consiste y como se conjuga

con la función de los principios personales del hombre en la producción del acto

voluntario? Santo Tomas nos presenta la ley y la gracia como dos expresiones

complementarias de la acción divina en el voluntario humano: “El principio exterior que

nos mueve al bien es Dios, que nos instruye mediante la ley y nos ayuda mediante la

gracia”51.

El Espíritu Santo es libertad en el amor y su primer don es la libertad de la fe. “Ahora

bien, lo principal en la ley del Nuevo Testamento y en lo que está toda su virtud es la gracia

del Espíritu Santo, que se da por la fe en Cristo. Por consiguiente, la ley nueva

principalmente es la misma gracia del Espíritu Santo, que se da a los fieles en Cristo” 52.

Santo Tomás al definir el origen de la libertad del cristiano otorga al Espíritu Santo el ser la

verdadera fuente. “Y no es así como los hombres espirituales se someten a la ley, puesto

que cumplen voluntariamente lo que manda la ley bajo el impulso de la caridad que el

Espíritu Santo infunde en sus corazones”53. Estas palabras son fuertes y provocativas

50 Cfr. G. LAFONT, Estructura y método en la Suma Teológica..., p. 267. 51 « “Principium Autem exterius movens ad bonum est Deus, qui et nos instruit per legem, et iuvat per

gratiam.” (STh I-II q.90 intro)» op. cit. in (G. LAFONT, Estructura y método en la Suma Teológica..., p. 266). 52 STh I-II q.106, a.1. 53 STh I-II q.93, a.6, ad 1.

Page 22: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

22

porque, sin dejar de tomar en cuenta la libertad del hombre el Espíritu, tiene un papel

indispensable en el cumplimiento de la ley.

“Todo lo que no proviene de la fe es pecado” (Rm. 14, 23). El hombre que se rige por

la ley de la caridad está sujeta a esta, como dice Santo Tomás ya que es una ley superior a

la cual se debe sujetar el hombre54, sin dejar de tener siempre presente que el fundamento

de esta libertad está en íntima relación con la dignidad del hombre.

Porque la ley nueva depende de la libertad y quien ama se mueve en la libertad.

“Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2 Co. 3,17). De hecho la ley que es

el Espíritu nos hace conocer el bien que hay que cumplir. Él que habita en el alma, ilumina

la inteligencia e inclina los afectos para actuar rectamente. El Espíritu es ley eficaz si

consideramos los efectos que produce en el alma: fe y caridad. Nos preguntamos cómo

puede haber libertad si: “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo

atrae” (Jn. 6,44). Sin embargo sabemos que Cristo no obliga a ninguno y en cambio acerca

a los hombres al Padre con la razón porque lo que enseña es razonable, con la fascinación

de su persona, con la majestad de su benevolencia y su caridad, con la alegría que causa el

saberse en la verdad. Santo Tomás habla de un “instinto interior de Dios”55 que se recibe

con la fe y que invita a creer y no le quita el mérito. Esta ley del Espíritu es la ley de la

gracia que es la fuerza de las virtudes y los dones que hacen más agradable cumplir con la

amistad de Dios en la vida.

54 Cfr. STh I-II q.96, a.5, r. 55 Cfr. STh II-II q.2, a.9, ad 3 y III q.60, a.6, ad 3.

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23

El acto libre del hombre esta finalizado a alcanzar en su intencionalidad el fin que se

determina como un bien al cual el hombre esta abierto y que le acerca a la felicidad56 que le

corresponde. “Este bien es amado por sí mismo en cuanto es una concreación o

determinación existencial del deseo de felicidad”57. Es esa determinación existencial del

propio ideal de vida, visto como el fin último amado hacia el cual se tiende, lo que

determinara moralmente al sujeto y será la base sobre la cual se elaboren las restantes

elecciones.

Santo Tomas no entendió la amistad con Dios como una bienaventuranza58 que

sucedería sólo en la vida futura. De diversas maneras se da de forma incipiente en esta vida

y luego se alcanzará en plenitud con la ayuda de Dios en la futura. El quería hacernos

entender que esta bienaventuranza empieza ya en esta vida, tal cual se presenta en el

Evangelio59. Para el finalismo tomista60 el fin último del hombre es la perfecta amistad con

Dios61. La vida humana debe entonces tener la posibilidad de alcanzar este fin por los

medios y las posibilidades dadas por Dios con su amistad. Por tanto el fin buscado da a la

vida una especial constitución, o por así decirlo, el fin último del hombre se hace vida en el

56 Cfr. STh I-II q.1, a. 1-2. 57 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano..., p. 275. 58 Cfr. STh I-II q.62, a.1. 59 Cfr. P.J. WADELL, Friends of God…, p. 100. 60 Para un análisis excelente del concepto de Telos se puede ver K. WOJTYLA, Perché l’uomo, Scritti inediti

di antropologia e filosofia, Leonardo, Milano 1995, pp. 137-152. Leemos que nos habla del Telos y de la

naturaleza del hombre en coherencia con el principio personalista de ver al hombre como un fin en sí mismo:

“L'autoteleologia presuppone la teleologia: l'uomo non è il confine dell'autodeterminazione, delle proprie

scelte e dei propri atti di volontà, indipendentemente da tutti i valori verso i quali quelle scelte e quegli atti

della volontà si rivolgono. L'autoteleologia dell'uomo non significa prima di tutto un chiudersi dell'uomo in se

stesso, bensì un contatto vivo, proprio della struttura dell'auto-determinazione, con l'intera realtà e uno

scambio dinamico con il mondo dei valori, in se stesso differenziato e gerarchizzato.

L'autoteleologia dell'uomo implica solo che tale contatto e scambio vivificante ha luogo al livello e nella

misura propria dell'«io» personale, in cui trova il suo punto di accesso e di uscita, in cui in qualche modo

inizia e in cui si fonda in ultima istanza, da cui prende la sua forma e a cui da forma” pp. 141-142. 61 “Por tanto, sólo Dios puede llenar la voluntad del hombre”, (STh I-II q.2, a.8).

Page 24: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

24

tipo de vida que sigue el hombre, porque la vida se forma de acuerdo a ésta. Si la amistad

con Dios es nuestro fin luego las virtudes estarán no sólo dirigidas sino también formadas

hacia ese fin. La finalidad se compenetra así con las virtudes que han sido manifestadas, y

vividas de acuerdo a esta. Luego la bienaventuranza no es un estado de inercia dada por las

virtudes, sino que consiste en la acción, en la actividad. Esta actividad se explica siguiendo

el esquema del orden de las facultades62, partiendo desde el intelecto llegando hasta la

voluntad y el afecto. Por ello la amistad63, que corresponde al bien más alto, se goza en la

contemplación del bien amado.

“En el decidirse por el bien en cuanto bien, es preciso que la persona

delibere sobre sí misma y se ordene al bien, pero por sí misma, como

naturaleza caída que es en la que se da un desorden estructural, no puede

ordenarse de manera autónoma porque no puede determinar el fin último

ni activar la voluntad en su dimensión esencial de apertura al bien en

cuanto tal en la petición del bien particular que se le ofrece”64.

Para poder discernir el bien65 le es dado al hombre actuar en libertad, que es un acto

que implica toda la persona, es decir implica el uso de sus facultades humanas más altas: la

voluntad y la inteligencia.

62 Cfr. STh I-II q.3, a.8. 63 En su libro Christian among the Virtues, S. Hauerwas y C. Pinches partiendo de Aristóteles y confrontando

su argumentación con autores contemporáneos como MacIntyre, McInerny y Nussbaum, propone mediante

argumentos convincentes la intima relación que existe entre la amistad y la felicidad en el contexto de la

virtud y el fin último del hombre: “Aristotle seems to imply in his «self-knowledge» argument for friendship

that we cannot obtain self-knowledge –something essential to eudaimonia– from any more accurate and

revealing source than from watching our friend, who is a sort of «second self».” (S. HAUERWAS – C. PINCHES,

Christians among the virtues, Theological Conversations with Ancient and Modern Ethics, University of

Notre Dame Press, Notre Dame 1997, p. 275). 64 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano..., p. 276. 65 Cfr. STh I-II q.89, a.6.

Page 25: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

25

C A P Í T U L O 3

C R I S T O L A N U E V A N O R M A P E R S O N A L

La gran preocupación de la teología moral ha sido proponer soluciones a las

múltiples preguntas y problemas del hombre buscando aportar una coherente exposición de

las normas prácticas del actuar. La inspiración de este capítulo nace de la inquietud

suscitada al meditar el consejo conciliar66 de dar a la teología moral un carácter misionario.

Estamos convencidos que la labor del teólogo se realiza, en solidaridad con todos los

hombres en la búsqueda de la verdad, proveyendo aliento. El discurso teológico-moral se

debe hacer así en términos de valores fundados en las verdades más altas que sean luz que

ilumine todos los ámbitos de la vida humana.

La verdad perenne de la ley nueva67 debe ser presentada a los hombres como una

respuesta a la necesidad de dar razón de la fe en la objetividad de las normas de vida,

coherentes con la verdad del mundo actual. Los hombres buscan luz para su camino, luz

66 “En las enseñanzas de las disciplinas dogmáticas, bíblicas, morales e históricas hagan notar los motivos

misionales, que en ellas se contienen, para ir formando de este modo la conciencia misionera en los futuros

sacerdotes.” (Ad Gentes, 39).

“[Cristo] Primogénito entre muchos hermanos, constituye, con el don de su Espíritu, una nueva comunidad

fraterna entre todos los que con fe y caridad le reciben después de su muerte y resurrección, esto es, en su

Cuerpo, que es la Iglesia, en la que todos, miembros los unos de los otros, deben ayudarse mutuamente según

la variedad de dones que se les hayan conferido. Esta solidaridad debe aumentarse siempre hasta aquel día en

que llegue su consumación y en que los hombres, salvador por la gracia, como familia amada de Dios y de

Cristo hermano, darán a Dios gloria perfecta.” (Gaudium et Spes 32).

“Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas recónditos de la condición

humana, que hoy como ayer, agitan el corazón de los hombres: ¿Qué es el hombre, cuál es el sentido y el fin

de nuestra vida, el bien y el pecado, el origen y el fin del dolor, el camino para conseguir la verdadera

felicidad, la muerte, el juicio, la sanción después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, aquel último e inefable

misterio que envuelve nuestra existencia, del cual procedemos y hacia donde nos dirigimos?” (Nostra Aetate

1). 67 En este capítulo hemos seguido los pasos del libro de J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V.

BALTHASAR, Principles of Christian Morality, Ignatius Press, San Francisco 1986, traducido en español en

la parte que toca al tratado de Cristo como la norma moral en: H.U.V BALTHASAR, Nueve puntos sobre la

Ética Cristiana, a Cura di Joseph Ratzinger, EDICEP, Valencia 20022.

Page 26: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

26

que les indique cuál es el camino a seguir. Cristo es la respuesta, Cristo es la norma, Cristo

nos dona el Espíritu que se hace en Él plenitud de la vida y de la ley.

Para comprender como se da la relación entre la bondad moral y el grado en que

nuestra vida es en Dios68 es necesario hacer una esbozo de que entiende Santo Tomas por

la verdadera felicidad. Esta es la perfección de vida de todo hombre en el Espíritu Santo

que es fuente de todos los dones, de todo amor, y aun de la capacidad de conocer el bien y

seguirlo para ser verdaderamente virtuosos69. Vivir en el Espíritu es vivir en la verdad y

desarrollar la capacidad de vivir de acuerdo al don de la amistad con Dios. Para Santo

Tomás el Espíritu es la ley, la ley nueva recibida en la amistad con Cristo. La visión

tomística de la obligación, incumbente a toda creatura, es vivir de acuerdo en toda su

actividad con el amor y bondad de Dios70.

Partir desde la Buena Nueva

Se ha retomado el camino de la Sagrada Escritura que nos presenta una realidad en

donde vemos como se desarrolla un fuerte y dramático esfuerzo por asimilar o rechazar

algunos aspectos de la verdad moral presente en el momento histórico, en el cual se

desarrolla el modelo ético nuevo presentado por Cristo. En las paginas del Antiguo

Testamento vemos que la vocación de los profetas fue siempre la de purificar y enmendar

el caminar del pueblo elegido, la de mantener la unidad de vida y de fe71.

68 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 13. 69 Cfr. SCG 4, c.21, par.8. 70 Cfr. P.J. WADELL, Friends of God…, p. 21. 71 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 54.

Page 27: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

27

Los primeros seguidores de Jesús, marcados con el nombre de “cristianos”, nos han

testimoniado que la amistad con Jesús72, que es la fe en Él, significaba una radical

separación de las vías del mundo. El llevar el nombre de “cristiano” significaba participar

en la vida y por lo tanto de hecho también en la muerte de Jesús. Esto en concreto tenía la

fuerza de hacerse un modo de vivir propio.

La bondad del camino era la característica más definitiva. La causa del bien era la

marca de los que se unían al grupo de los creyentes. La exhortación lleva a la imitación de

Cristo. La fe llevó a los “cristianos” a hacer suyos los caminos de Cristo tal como la

exhortación de los apóstoles nos lo muestra. Haciendo propio “todo cuanto hay de

verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y

cosa digna de elogio.” (Flp. 4,8)

“La fe Cristiana implica una práctica desde la fe, la ortodoxia sin la

ortopraxis no alcanza a llegar al corazón de la verdad del Cristianismo, es

decir el amor que procede de la gracia. [...] Esto implica decir que la

praxis Cristiana esta alimentada por el corazón de la fe Cristiana que es

la gracia que se hizo presente en Cristo y que es apropiada en el

sacramento de la Iglesia”73.

Viendo a Cristo, conociéndolo en su ejemplo a través de la fe, la persona es capaz de

reconocer los verdaderos valores humanos haciéndolos propios, de forma que no pueden

ser manipulados, sino que son ahora vividos como algo cierto y personal.

72 Cfr. B. ROLLIN, Laissant leur barque et leur père, ils le suivirent, en «Novelle Revue Théologique» 106

(1984) 76-95. 73 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 70.

Page 28: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

28

Cristo, Dios y Hombre libre, que vivió la plenitud de la ley

Partimos con fuerza desde el principio personalista, por el cual sabemos que el

hombre exige ser realizado por sí mismo, es fin en sí mismo. En la experiencia ética la

persona es medida y fuente del valor de los principios prácticos. “La norma fundamental

es, pues, la propia persona humana en cuanto ella exige ser realizada según la medida del

Absoluto al que se refiere la experiencia del valor ético.”74

Cristo es la norma75 del actuar del cristiano: la norma moral considerada como algo a

la medida de lo humano es histórica e itinerante ya que alcanza y logra lo real en la medida

de la limitación humana, se adecua gradualmente al valor moral que expresa. Tiene valor

de permanencia en cuanto se adhiere a la verdad, pero exige ser siempre perfeccionada y

desarrollada, “hecha vida”.

La norma moral personal es expresión de la necesidad de que la persona se desarrolle

en su plena dignidad. Es expresión de la recta razón del hombre y se encuentra escrita en lo

mas profundo del ser personal del hombre.

Esta norma es el camino de la humanización del hombre y está en conexión profunda

con la verdad evangélica revelada que nos hace entrar en la vía que conduce a Cristo.

Primero porque Cristo cumplió todas las obligaciones posibles de la voluntad de Dios. Así

hizo posible que los hombres, a partir de Él, pudiesen cumplir en libertad la voluntad de

Dios y vivir de acuerdo a la perfección de la naturaleza, que asumida por Él, participó en

74 C. CAFARRA, Vida en Cristo..., p. 89. 75 Cristo se hace así la “norma” del actuar, haciendo un análisis detallado y sistemático de la verdad de la vida

de Cristo y sus palabras se puede llegar a la conclusión que Cristo es verdaderamente la fuente de toda la

moral del hombre redimido y del hombre en espera de la salvación redentora en la verdad.

Page 29: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

29

esta obra redentora. La característica de este evento es que fue realizado en libertad y por lo

tanto el hombre lo puede hacer también en la libertad de hijo del Padre76.

En dos sentidos se dice entonces que Cristo se relaciona con el actuar moral del

hombre. Cristo es el modelo de la acción y del culto77. Es para la humanidad y para cada

hombre la totalidad de la acción buena y verdadera. Para cada hombre porque en virtud de

su sufrimiento por cada uno y por su entrega personal en la eucaristía concede la fuerza

para cumplir con su llamada a la santidad. La voluntad del Padre para Cristo era una con su

vida. Él la hizo actual mostrándonos así como hacerlo, y haciendo a la vez para cada

hombre un nuevo ideal de acción y de vida definitivo en su determinación. “El imperativo

se apoya en el indicativo (Rm. 6, 7ss.; 2 Co 5, 15 etc.). La voluntad del Padre, sin embargo,

es las dos cosas: en él y con él sus hijos aman (1 Jn. 15, 1ss.), y adoración en el Espíritu y

en la verdad (Jn. 4,23)”78.

Siendo Cristo Dios mismo, en su persona la procesión coincide con la missio.

Cuando no se acepta la divinidad de Cristo se pierde la coherencia de su llamada a la ley

nueva. Si se acepta solo su humanidad, su reto a vivir la vida nueva se hace

terminantemente extraño a todos los hombres.

Cristo es un modelo de amor hacia la humanidad que hace presente el amor de Dios

en el aquí y ahora de cada hombre. Este amor tiene carácter de presencia actual y también

tiene carácter de amor definitivo y pleno que anuncia la realidad de la vida futura. El amor

76 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 79. 77 Hemos tomado la clásica explicación de Balthasar sobre la Verdad de Cristo como norma categórica del

actuar del cristiano, siguiendo la lógica que subyace a su reflexión la hemos considerado un fundamento

teórico útil y sólido para poder completar el objetivo de este trabajo. 78 J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 79.

Page 30: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

30

de Cristo por los hombres se manifestó en múltiples maneras expresando su motivación y

radicalidad a partir del carácter kenótico del gesto de Dios hecho hombre79.

La realidad “Eucarística” se hace así, junto con la presencia del Espíritu para los

cristianos, el salvoconducto necesario para poder cumplir con el reto de la vida nueva y

alcanzar la promesa del Amor sin dejar de ser totalmente otros. Gran misterio es este, que

sólo con los ojos de la fe se puede entender.

Algunos afirman que la radicalidad de la propuesta moral del cristianismo a partir del

modelo de vida propuesto por Cristo con su ejemplo “no puede ser entendido solo en

términos de abnegación o humildad”80. Consecuentemente el reto de imitar su amor, de

unirse en su compañía y de hacerse como Él, debe ser un elemento distintivo del modelo

ético del Nuevo Testamento.

Es en verdad un hecho que los cristianos al vivir la llamada radical de la fe en Cristo,

y por motivo de su incorporación a Él adquieren una perfección característica de su

conducta ética y moral que los hace ir mas allá del cumplimiento de la obligación del

amor81.

La unidad del mensaje de Jesús, en su vida y ejemplo, hacen del cristianismo un

modelo de vida, un “paradigma”, un camino, un estilo de vida. Argumentando contra una

79 Cfr.Ibíd., p. 21. 80 J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 22. 81 Nos referimos al hecho que se manifiesta en aquellos que viven la perfección de vida característica de los

que se identifican a Cristo en la santidad. Santo Tomás no quizo poner confines a la ilimitación del amor.

“Primero porque el amor que se exige en la Nueva Alianza a los hombres no tiene su medida en la condición

limitada de la naturaleza, sino en el don gratuito del amor divino comunicado y derramado, un amor que abre

a la criatura limitada mas allá de ella misma, a la participación de la condición ilimitada de la vida divina:

«amor autem vim transformativam habet: est autem extasim faciens divinus amor, non sinens sui ipsorum

amantes esse, sed amatorum...Ille perfecte caritatem habet, qui totaliter in Deum per amorem transformatur»

(Quodlib 3 17)”, (H. U. V. BALTHASAR, Estados de vida del Cristiano, Encuentro, Madrid 1994, p. 38).

Page 31: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

31

moral basada sobre una ley vista como un conjunto de reglas impuestas desde el exterior,

podemos concluir que Cristo no estableció en la Nueva Ley una ley entendida solamente

como “norma extrínseca” o norma abstracta que debe ser obedecida, sino como el camino

mas adecuado para alcanzar la plenitud integral de su humanidad82, el cual los lleva a

actuar en el Espíritu de Dios83. El carácter de Nueva Ley, tal y como esta escrita en los

libros del Nuevo Testamento antes y después del evento Pascual, manifiesta cómo es Cristo

mismo quién modeló y guió personalmente y a través del Espíritu el carácter moral de la

comunidad cristiana. Es “el Espíritu de la Verdad” quien guió a los discípulos hacia “la

verdad completa” (Jn. 16,13) La vida de Cristo se hace así ley viva escrita en el corazón del

hombre, que en la Iglesia incipiente se perpetua en el tiempo instituyendo un nuevo modelo

de vida, una nueva forma moral. La gloria de Dios se manifestó en los apóstoles que con su

predicación y ejemplo hicieron de su palabra “la Palabra”84.

El Nuevo Testamento no es un manual de teología moral ni tampoco una guía de

conducta. Este texto inspirado es mucho más que esto. Teniendo en cuenta el carácter

normativo de los valores y recomendaciones, sabemos que varían en contenido y forma,

habiendo sido escritos con carácter pastoral y práctico. Se pueden clasificar en dos tipos

principalmente. Primero aquellos que tienen una profundidad de preceptos y valores que

indican una necesidad definitiva de entrega en el amor a Cristo y, segundo, aquellos que

indican preceptos particulares y valores que se refieren a estados y formas particulares de la

vida del hombre.

82 Cfr. W. MAY, An introduction to Moral Theology, OSV, Huntington IN, 1991, pp. 185 – 216.

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32

“Podemos concluir que la mayoría de los valores y preceptos del Nuevo Testamento

están escritos con la finalidad de elicitar una actitud apropiada hacia el amor de Dios hecho

manifiesto escatológicamente en Cristo” 85.

El Nuevo Testamento nos abre un horizonte escatológico y teológico que llama a una

respuesta al amor de Dios en Cristo. Esta llamada se aplica a aquellos preceptos que se

manifiestan como “normas morales absolutas” a partir de la conducta o las palabras de

Jesús y también a aquellas recomendaciones que se presentan en el análisis de las verdades

reveladas por la enseñanza apostólica de la Iglesia primitiva. Tanto los valores y preceptos

que indican específicas normas de conducta, como los que son de carácter espiritual,

participan del mismo horizonte que Cristo nos presenta con su persona. El mandamiento

del amor da a estas realidades normativas y de valor su fuerza definitiva. No podemos

negar que existen algunos consejos y verdades en el Nuevo Testamento que tienen una

limitación temporal por el contexto en que fueron reveladas. Esto nos lleva a concluir la

verdad patente de la presencia viva del Espíritu que ayuda a profundizar y sensibilizar el

sentimiento moral de la Iglesia a lo largo de los tiempos86. “Es verdad que sólo escuchando

la Palabra de Dios el conocimiento crítico moderno de la Sagrada Escritura puede ser

interpretado como «signos de los tiempos» en el cual el Espíritu de Dios esta trabajando”87.

83 Aunque este tema sale del alcance de nuestro trabajo, es interesante notar como lo desarrolla Melina

cuando habla de: “La acción humana en la acción divina”. Cfr. L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La

plenitud del obrar cristiano..., p. 319-344. 84 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 28. 85 Ibíd., p. 41. 86 Cfr. Ibíd., p. 42. 87 Ibíd., p. 42.

Page 33: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

33

Lo que llamamos la “svolta cristocentrica”88 en teología moral debe partir desde un

análisis serio de las fuentes escriturales y la sana exégesis para ayudar a aquellos a quienes

esta dirigida, el “Pueblo de Dios”, en la unidad del sensus fidelium.

El “cristocentrismo” en teología moral debe ser un apoyo para que la comunidad de

los fieles pueda caminar al paso del Magisterio en el esfuerzo de conocer, amar y vivir a

Cristo en la verdad de la vida del hombre. “La verdad última del hombre está en su ser en

Cristo y la realización entera de su verdad esté en su vivir en Cristo, que es la sabiduría

creadora”89.

Líneas esenciales de la relación entre Cristología y Moral en la Veritatis Splendor

El Cristocentrismo en el magisterio contemporáneo lo encontramos en la moral de la

encíclica Veritatis Splendor: “Seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la

moral cristiana”90.

El objetivo de este apartado es ver cómo sólo con Cristo91 se realiza la consolidación

de la empresa evangélica. Él es centro de la vida del hombre porque ha pasado por todos

los momentos de ella. El conjunto de toda su persona le da sentido de redención,

solidaridad, servicio y aceptación que surge desde el dinamismo redentor que nace de su

persona. Cristo redimensiona la dignidad de la vida humana a través de la revelación del

amor del Padre, a través de un don de Vida Superior (vida en comunión con el Padre en el

88 Término usado en varias ocasiones durante el congreso de “Il Cristocentrismo nella riflessione teologica

contemporanea” de la Facultad de teología del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma 12-13 abril

de 2000. Cfr. P. SCARAFONI (a cura di), Cristocentrismo, Riflessione teologica, Città Nuova, Roma 2002. 89 C. CAFARRA, Vida en Cristo..., p. 107. 90 JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 19.

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34

Espíritu Santo), por medio del cumplimiento de la alianza que se hace signo escatológico

del que vendrá. Cristo se hace camino del hombre porque le enseña cómo vivir su vida92.

La relación de Cristo con el Hombre es la solución al binomio de Ley de Dios y

libertad del hombre. “El equilibrio se puede hacer en Cristo por la relación de amor al

Padre que une el divinum con el humanum sin disminuirlos ni confundirlos. En el hombre

esta relación se da por participación”93.

Los rasgos esenciales del Cristocentrismo94 son en definitiva encuentro con Cristo.

Cristo se vislumbra como la cumbre del camino recorrido por el pueblo elegido: pues desde

la primera revelación, cuando Dios se manifestó como fin último y sobrenatural al hombre,

invitándolo a una alianza con él, esta era fruto de un encuentro personal y a la medida del

hombre. Dios fundó su alianza sobre unos principios que debían ser respetados porque

correspondían a la misma ley escrita en el corazón del hombre. Vemos como estos

principios alcanzaron la plenitud en el encuentro con Cristo en la invitación al seguimiento

y a la consecuente participación en la vida divina.

La llamada al seguimiento se presenta como una obra de amor y de comunión. Cristo

se dona a sí mismo al hombre que lo acoge para ayudarlo a cumplir la obra de su vida, para

acompañarlo hasta su fin definitivo. La donación de Cristo es tan definitiva que el hombre

se ve transformando a Él hasta hacerse hijo en el Hijo del Padre. El seguimiento se

transforma en llamada a superar la ley antigua haciendo de la ley nueva vida que se hace un

91 Para un excelente tratado y desarrollo en un conciso libro sobre el cristocentrismo en la moral, presentando

las varias facetas del desarrollo del magisterio hemos consultado: R. TREMBLAY, Cristo e la Morale in alcuni

documenti del magistero, Dehoniane, Roma 1996. 92 R. TREMBLAY, Cristo e la Morale..., p. 164. 93 R. TREMBLAY, Cristo e la Morale..., p. 69. 94 Sobre la base de una lectura cristológica de la Veritatis Splendor.

Page 35: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

35

todo en el actuar moral en Cristo. Cristo se identifica con el Hombre Nuevo haciéndose

uno en su Ser con cada ser humano. “El modo de actuar de Jesús y sus palabras, sus

acciones y sus preceptos constituyen la regla moral de la vida cristiana”95. Se trata de

considerar esta relación del hombre con Dios no a partir de su ontología sino a partir de su

actuar, o sea de su capacidad de perfección en la vida por la divinización en Cristo.

“En efecto, estas acciones suyas y, de modo particular, el acto supremo

de su pasión y muerte en la cruz, son la revelación viva de su amor al

Padre y a los hombres. Este es el amor que Jesús pide que imiten cuantos

le siguen”96.

Podemos con los Padres de la Iglesia afirmar que en Cristo el hombre es re-creado.

Sin aceptar esto no se puede entender la posibilidad del actuar de los Hombres Nuevos. El

cambio obrado por la gracia es radical y hace que cada acto humano sea un acto que se

cumple en libertad y armonía, y que a la vez permanece97 y completa así al hombre. En un

segundo momento es necesario entender en qué contexto se da la actuación del hombre

nuevo en Cristo98. Tres elementos se deben analizar en el marco doctrinal que completan y

aclaran la complejidad de la tesis que dice que el hombre nuevo tiene su ser en Cristo y que

la moral nueva parte de esta verdad.

El Espíritu Santo, don de Cristo que ayuda en la Sequela. La Tercera Persona de la

Trinidad sana y transforma el corazón y lo hace fructificar obras de amor. Es Verdadero

95 JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 20. 96 Ibíd. 97 La idea de permanecer (rimanere) esta ligada al concepto bíblico de libro de la vida. Hablando de ella en

el contexto de la vida moral del hombre hace referencia a la acción del hombre en un sentido y con una visión

escatológica. Permanecer en Cristo significa escribir el libro de la vida (vita) desde la virtud. Cfr. X.L.

DUFOUR, Dizionario di Teologia Biblica, Marietti, Genova 19985

voz: Libro, rimanere, vita. 98 Cfr. R. TREMBLAY, Cristo e la Morale..., p. 64.

Page 36: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

36

Dios que es capaz de interiorizar la ley de Cristo y hacer de tal modo que no sea

heterónoma ni contra la libertad del hombre. “Mediante la fe, Cristo habita en el corazón

del creyente (Cfr. Ef. 3, 17), el discípulo se asemeja a su Señor y se configura con él; lo

cual es fruto de la gracia, de la presencia operante del Espíritu Santo en nosotros”99.

La Iglesia, lugar donde se refleja la luz de Cristo que asegura la presencia continua de

su verdad y enseñanza. Es entonces el lugar donde el hombre puede encontrar a Cristo aquí

y ahora.

El hombre, como un todo que explica la verdad de la voluntad del Padre en la

creación: el hombre que es sagrario de Dios en su conciencia; donde resuena la voz de

Cristo, que sale del fondo de su ser y que lo empeña a permanecer en la verdad. El hombre,

que es un misterio de libertad.

El camino que Dios traza al hombre en la llamada a la vida moral se puede resumir

en estas palabras: “Seguir a Cristo no es una imitación exterior, porque afecta al hombre en

su interioridad más profunda”100, que se hace ley nueva en los tiempos de Cristo, que se

cumple en la observancia de los mandamientos y en el testimonio de fe que es la memoria

viva de los mandamientos101 de Cristo que se resumen en el amor de Dios y de los

Hermanos.

99 JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, 21. 100 Ibíd. 101 Pero, ¿cómo podemos responder a la pregunta sobre la obligatoriedad de la conciencia de la actuación en

Cristo? Si lo hacemos por conocimiento, caeríamos en el subjetivismo. Si lo hacemos por la obligatoriedad de

la verdad pecaríamos de legalismo. Es necesario determinar que la pregunta sólo se puede hacer a partir del

obrar humano, es decir que no es obligatoriedad, sino verdadera tendencia al actuar excelente determinado

por la virtud que es el fin último del hombre.

Page 37: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

37

Podemos concluir que esta perspectiva tiene su fuerza en la teología moral porque

explica como Cristo es el fundamento, la mediación normativa y la fuerza para el obrar.

Así todo hombre esta llamado a alcanzar la plenitud del la Imagen de Cristo102.

Como conclusión de la teoría sobre la centralidad de Cristo en la vida moral del

hombre, vemos cómo el paso del núcleo central de la moralidad en el corazón del hombre a

la acción esta mediado de modo objetivo por el nuevo concepto de norma que se le atribuye

a Cristo.

En el plano de la acción esto implica la asimilación en el ámbito de la virtud humana

y sobrenatural, que a partir de la conformación de las actitudes más íntimas, se llega a

hacer vida en los actos visibles y externos mediante una cierta “analogía de

proporcionalidad”.

En la práctica este modelo presenta un reto a la libertad del hombre, la cual depende

en sí misma de la conformidad a un ideal que se materializa en un conjunto de preceptos

morales. Esta libertad sólo es tal cuando es liberada por Cristo, que la hace capaz de

alcanzar su plenitud103. No se puede hacer la síntesis sin Cristo de la libertad de los

hombres y de la comunidad. No existe sin Cristo reciprocidad de las libertades104.

La libertad del Espíritu entra con la gracia en la vida comunitaria y en el dinamismo

humano y lo renueva asumiendo toda la potencialidad de la libertad de la persona y

102 Un intento vigoroso de asimilación de la perspectiva dogmática Balthasariana en clave moral la ofrece C.

Cafarra en su volumen Vida en Cristo, que hemos buscado integrar en estas páginas siguiendo su presentación

del cristocentrismo. 103 Hans Urs von Balthasar lo prueba a lo largo de sus Nueve Tesis contemplando al hombre moderno en

búsqueda del fundamento para la ética de la libertad. El hombre normalmente no puede ir mas allá cuando

encuentra la limitación de otra libertad, de la libertad de otro hombre. Balthasar confirma que no se puede

infringir este límite lo que prueba por vía de negación que no se puede afirmar la libertad humana como una

libertad por sí misma ilimitada.

Page 38: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

38

orientándola a través del amor de amistad. Se hace así la síntesis del fundamento

ontológico y la ejemplaridad normativa de la moral en Cristo dentro de la perspectiva

dinámica de la libertad105.

104 Cfr. J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 103. 105 “La moral cristiana [...] -en términos de sencillez evangélica- consiste fundamentalmente en el seguimiento

de Jesucristo, en el abandonarse a él, en el dejarse transformar por su gracia y ser renovados por su

misericordia, que se alcanzan en la vida de comunión de su Iglesia.” (JUAN PABLO II, Veritatis Splendor,

119).

Page 39: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

39

C A P Í T U L O 4 .

A M I G O S D E C R I S T O

Cristo es en sí el Amigo que habla al corazón del hombre no con la ley sino con el

ejemplo, con el consejo. “Él es el Principio que, habiendo asumido la naturaleza humana,

la ilumina definitivamente en sus elementos constitutivos y en su dinamismo de caridad

hacia Dios y hacia el prójimo”106. Gracias a Cristo, que es el camino al Padre, la acción

humana tiene como fin último la comunión con Dios.

En Cristo, con su divina amistad podemos actuar con libertad y en la verdad del

hombre hacia la comunión plena con Dios107.

La acción realizada en la virtud implica una totalidad y una unidad. Parecería arduo

pensar que en la síntesis del obrar virtuoso no se puede dejar de lado ningún aspecto de la

virtud en sus múltiples manifestaciones. No se puede dar virtud sin la prudencia, pero no

habrá prudencia sin la virtud108. Es esta misma unidad que le da su fuerza y su simplicidad.

El hombre virtuoso no se detiene a pensar si lo que obra está de acuerdo con la virtud, sino

que la misma fuerza interior del hábito establecido lo ayuda a obrar el bien. La amistad con

Cristo es el principio de esta coherencia interna de la vida del cristiano. “La caridad

produce la integración de la prudencia y de los principios racionales del actuar, mostrando

su ultima realización en Cristo”109.

106 Ibíd. 53. 107 Cfr. Ibíd. 86. 108 Cfr. STh III q.65, a.1. 109 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano..., p. 147.

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40

Relación entre Amistad y Amor de Caridad en la dinámica de felicidad

La amistad a la manera de Cristo nace del reconocimiento, que es sobre todo de la

gratitud. Con Cristo existe esa relación de parentesco que se estableció en el momento mas

sublime y trágico de su vida. Al pie de la cruz nos hizo participes de forma especialísima

de su madre por lo que nos hacemos así sus hermanos. Somos, como dice san Juan, no por

voluntad de la carne o de la sangre, sino por Voluntad de Dios (Cfr. Jn. 1,13). Esta amistad

ofrecida por Cristo nos ha sido dada como participación de la relación originaria por la cual

el ser mismo ha sido constituido en lo que es y en cuanto es un eco de la insondable

amistad presente en la vida intratrinitaria.

Nos preguntamos cómo es que la felicidad está en la amistad con Dios. La respuesta

a este interrogante está en la misma naturaleza de la vida tal y como la vivimos en la

cotidianeidad, porqué la relación con Dios es una relación que se conoce en la vida, en los

hombres, y en el caminar de la historia.

Para Aristóteles la amistad110 es un tipo de virtud, y nos dice que a través de la

amistad con la gente buena alcanzamos la potencia para la virtud de la excelencia. La vida

moral es idéntica a la amistad porque es lo que sucede entre hombres buenos, hombres de

bien. La vida moral es sinónima a una vida vivida en la amistad porque ambas hacen a los

hombres virtuosos. Así podemos decir que la amistad es una unión de vida basada en un

bien común. “La amistad es la actividad dinámica y vital por medio de la cual aquellos

hombres que se han dedicado a lo que es bueno son en el crisol de la amistad gradualmente

110 En esta sección nos hemos servido de las definiciones que se encuentran en un buen diccionario

enciclopédico. Cfr. B. MONDIN, Dizionario Enciclopedico del Pensiero di San Tommaso D'Aquino, ESD,

Bologna 2000, voz Amicizia, Carità, Amore.

Page 41: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

41

moldeados en personas de igual bondad”111. Un hombre no podría tener una vida moral

plena si no tiene amigos íntimos a los cuales se une en amistad por sus cualidades de

carácter con los cuales puede compartir los actos morales centrales a su vida.

La amistad es el “locus propius” para la moralidad. Es el lugar donde se hace fácil y

posible ser virtuoso y bueno. Es el desarrollo común unitivo de la búsqueda del bien y de la

comunión en el bien, del ser y hacerse un bien recíproco.

La amistad tiene como objeto la unión en la similitud de la bondad y de la virtud, que

permite encontrarse y verse reflejado en el otro, lo que sucede en el intercambio propio de

la amistad que permite y provoca en el deseo de asimilar al otro en su perfección y en su

elevación. Por eso la amistad es asimilarse al amado112.

Para Aristóteles la virtud es igual a la Felicidad. La felicidad es un “tipo de

actividad” que se desea por sí misma y que es el resultado de una actividad deseada en sí

misma por su ejercicio. Las acciones derivadas y hechas en conformidad con la virtud son

acciones que producen la felicidad.

Para Santo Tomás este concepto se desarrolla en la idea de la unión entre caridad y

felicidad. La felicidad es la vida de amistad con Dios que busca la perfección de la

bienaventuranza. La felicidad está relacionada a la virtud, ya que esta es un compartir en

cualquier actividad que mejor permita llegar a la plenitud en la vida. Esta actividad

solamente cumplirá su cometido si está hecha conforme a la virtud más alta, con la más

noble posibilidad.

111 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 7. 112 Cfr. Ibíd., p. 8.

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42

El fin del hombre, la bienaventuranza, está en acercarse lo más posible a la divinidad,

pero sin dejar de ser por eso hombre. Ésta es la gracia de la amistad con Cristo: la cercanía

a Dios en la perfección de la naturaleza humana, a la medida del hombre.

“Pues bien, la amistad de caridad se cimienta en la comunicación de la

bienaventuranza, que esencialmente radica en Dios como primer

principio, y de él se deriva a todos los seres capaces de poseerla. Por eso

Dios debe ser amado con caridad de manera peculiar y en sumo grado,

dado que es amado como causa de la bienaventuranza; el prójimo, en

cambio, como copartícipe nuestro de esa bienaventuranza”113.

Nos preguntamos con Santo Tomás: ¿Cuál es la mayor perfección en Dios? A lo que

podemos responder: “Dios es amor”114, y este amor se da en la manifestación de “amistad”

entre el Padre, el Hijo que es el Espíritu Santo. Así el Padre y el Hijo son una sola cosa

porque el Espíritu es amistad, unión, y esa unión es la más apropiada manifestación de lo

que Dios es, Amor.

Luego los hombres participan de esta amistad con Dios no de forma natural, sino

infusa, porque la caridad es una manifestación de la participación con Dios de la

bienaventuranza eterna, y ésta no se da en el plano de los bienes naturales sino de los dones

sobrenaturales.

“Por eso mismo, la caridad rebasa la capacidad de la naturaleza. Ahora

bien, lo que rebasa la capacidad de la naturaleza no puede ser ni natural

ni adquirido por el poder natural, ya que los efectos naturales no

trascienden la capacidad de su causa. La caridad, pues, no está en

nosotros ni de manera natural ni como efecto de las fuerzas naturales,

113 STh II-II, q.26, a.2, r.

Page 43: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

43

sino por infusión del Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, y cuya

participación en nosotros es la caridad misma creada”115.

La perfección de la amistad con Dios es la vida en el Espíritu Santo, y no obstante el

hecho que haya una cercana relación entre la caridad y el don del Espíritu Santo, estas no se

identifican en la dinámica de la vida del hombre, pues la caridad es una virtud, una

potencia adquirida por el hombre diferente de su origen que es el Espíritu. Cristo verdadero

Dios es para los hombres fuente de esta amistad de caridad, pues es el Prójimo por

excelencia en la relación con los cada hombre. Cristo es fuente de toda bienaventuranza.

Conociendo la dinámica de la amistad y la finalidad del hombre, sabemos que su fin

último está en Cristo. Es Dios que le dona la capacidad de la felicidad plena, y este don

existe en su fin y en su principio. Así se concluye que sólo somos plenamente felices sino

en Dios y además no podemos ser felices si no somos amigos de Dios. “El amor de caridad

tiende hacia Dios como principio de la bienaventuranza, en cuya comunicación se funda la

amistad de caridad. Es por lo mismo, conveniente que entre las cosas amadas por caridad

haya algún orden según su relación con el principio primero de ese amor, que es Dios”116.

Así la amistad de Dios es la fuente de toda la felicidad del hombre. “Al identificar la

felicidad con Dios, Aquinas establece una conexión interna inamovible entre el amor de

caridad y la felicidad, afirmando que la felicidad que encontramos en cualquier cosa, si se

puede llamar verdadera, debe proceder de la felicidad que tenemos en Dios”117.

114 Para una buena presentación del amor en la Suma de Teología y una buena síntesis se puede consultar el

libro P. SCARAFONI, I segni dei tempi, segni dell’amore, Ed. Paoline, Milano 2002, pp. 96-124. 115 STh II-II q.24, a.2, r. 116 STh II-II q.26, a.1, r. 117 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 17.

Page 44: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

44

El problema surge entonces118 en cómo llegar a definir esta relación con Dios en

Cristo que nos hace conocerle y experimentar su amistad, fuente de toda felicidad. Santo

Tomás nos dice que la felicidad es compartir la amistad de Dios, realidad activa y libre de

los hombres que se acercan al Dios de la verdadera felicidad.

La dinámica del amor explica cómo se da esta participación en la perfección de Dios,

que nos lleva a gozar de su amistad fuente de nuestra felicidad.

Cuando Santo Tomás explica las pasiones en la Suma, nos habla primero del amor y

lo define como sigue: “Se encuentran cuatro nombres que en cierto modo se refieren a lo

mismo, a saber: amor, dilección, caridad y amistad. Difieren, sin embargo, en que la

amistad, es a modo de hábito, mientras el amor y la dilección a modo de acto o pasión, y la

caridad puede entenderse de ambos modos”119. Así los elementos de la amistad

considerados en relación con Dios son: benevolencia y reciprocidad.

La benevolencia que es el buscar ante todo el bien que se ve en el otro. Esta es la

característica del amor de amistad120. La amistad es un amor que se preocupa por el bien

del otro, no sólo por sí mismo sino que el buscar su bien se hace proyecto de vida del

amigo. Además de esta benevolencia, la amistad requiere de una segunda característica que

es la reciprocidad, por la que el amigo llega a ver en el amigo a otro yo121, como veremos

mas adelante. La benevolencia es necesaria, pero es también necesario el don de sí, el

hacerse “vulnerable”, que es ver al otro como unido a mí. La reciprocidad es un

intercambio ente amigos, donde se da el mutuo entendimiento. La amistad requiere además

118 Lo que nos da pie para dar un paso ulterior en la precisación del tema de este trabajo. 119 STh I-II q.26, a.3. 120 Cfr. STh I-II q.26, a.4.

Page 45: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

45

que haya cierta cantidad de contacto entre los amigos. Se logra así una cierta comunicación

de las personas. La amistad se constituye así en una especie de sociedad. Aristóteles dice

que los amigos son los que pasan los días de la vida juntos y encuentran alegría

mutuamente. Se cierra así el círculo de la necesidad de hombres virtuosos para crear la

sociedad, la característica más definida de un tipo de vida en sociedad es esa que necesita

hombres que estén enamorados de la virtud, y éstos son los que definitivamente permiten a

los miembros de la sociedad ser buenos. De aquí que la amistad sea en verdad cierta

caridad como vimos más arriba; y es una sociedad que se funda en la caridad como

veremos más abajo. Es una sociedad entre el amado y el amante en el amor. La caridad es

esa amistad que tiene Dios con los hombres por la cual el hombre ama a Dios y Dios al

hombre, y así se hace la unión de Dios con los hombres que participan en el mismo amor

que demuestra su amistad. Siguiendo a Aristóteles Santo Tomás describe la amistad como

una conversación, como una convivencia, como una participación del mismo amor. Esta

continua comunicación con Dios no es una condición, sino una medida de la amistad con

Dios. La amistad se basa en esta relación básica en la que poniendo las bases para una

relación “donde se guardan las bases del decoro”122 se puede así iniciar la verdadera

amistad.

Dios es el modelo de la amistad, que se hace participación en la amistad que existe

entre los hombres. El fin último del hombre es hacerse perfecto como Dios. Esto sucede en

la medida en que el hombre se acerca a la bondad divina. Por tanto la amistad es esa virtud

121 Cfr. STh II-II q.27, a.2. 122 STh I-II q.144, a.1, ad 1.

Page 46: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

46

que más nos acerca a la caridad que nos hace ser como de Dios123. La intimidad con Dios

que se alcanza por la caridad toca el ser y el carácter, la virtud y la bondad, que “nos da la

tremenda posibilidad de ver a Dios como alter ego”124. El cambio necesario para llegar a

ver a Dios cara a cara en la amistad sólo se puede llevar a cabo en la caridad, nos hace

pasar de ser extraños a Dios a llamarnos sus amigos. La amistad, como veremos más

adelante, nos hace tener un solo corazón con Dios. La similitud entre Dios y sus amigos no

significa que ellos se hacen Dios, sino que en la forma ellos se hacen como Dios, como

veremos más adelante cuando tratemos de la transformación por el amor en el amado.

Un esbozo de la amistad

La amistad es parte de la verdad de la relación entre personas. Entre los hombres se

fundamenta en la pertenencia mutua a la humanidad que los hace ser semejantes. La

amistad inicia en el estupor de esta realidad: la participación en la semejanza y la capacidad

de ser don mutuo entre pares. Sabemos cómo, en la moral nueva propuesta por Cristo, el

nivel ético toca la verdad ontológica del hombre. Cuando se pierde de vista la verdad de la

semejanza entre los hombres, que hace del otro un ser especialísimo, único y similar a mí,

al cual le debo este respeto y admiración porque constituye un don único del Padre, imagen

de Dios, presente en mi vida se termina por negar la posibilidad de una única verdad moral

trascendente para todos los hombres.

El camino de la amistad con Cristo nos abre una perspectiva nueva de la communio

entre los hombres, que es un signo sacramental instituido por Cristo con una iniciativa

123 Cfr. SCG 3, L.3, c.19, Sent. II d.33, q.2, a.2 CO. 124 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 40.

Page 47: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

47

gratuita y absoluta de la libertad de Cristo, a la cual nuestra libertad está llamada a

adherir125. “Esto [...] es el principio de la verdad (de la moralidad) de las relaciones entre

nosotros y todos los hombres. Por lo tanto la relación entre yo y los demás está en la misma

línea de ésa tomada por Cristo cuando toma el pan y dice «Esto es mi cuerpo»”126.

Santo Tomás aclara, contra tantos malentendidos, que en la amistad y en la caridad,

no debe confundirse su acto propio, que es el amar activamente, con la búsqueda del ser

amado. Tampoco debe confundirse la dilección, acto principal de la caridad, con el

sentimiento de benevolencia o el gesto de beneficencia, que no pertenecerían a la caridad si

no fueran unidos a la «unión afectiva», que es lo característico de la caridad en cuanto

amistad.

“La benevolencia, en cambio, es simple acto de la voluntad por el que

queremos para el otro el bien, sin presuponer esa unión afectiva con él.

En conclusión, el amor de dilección, considerado como acto de caridad,

implica, en verdad, benevolencia, pero añadiendo, en cuanto amor, una

unión afectiva. La benevolencia es principio de amistad”127.

Luego el mismo Santo Tomás se pregunta: ¿Ha de ser amado Dios con caridad por sí

mismo? Pues bien, una cosa debe ser amada por otra a tenor de los cuatro géneros de

causas. Según la causa material sabemos que Dios es en ocasiones fuente de beneficios

para el amado. Sin embargo Dios, aunque en ocasiones sea resultado de los múltiples

beneficios obtenidos, “puede ser amado por otra cosa, en el sentido de que algunas cosas

125 Cfr. A. SCOLA, Gesu, destino del uomo, Cammino di vita cristiana, San Paolo, Cinisello Balsamo 1999 p.

53-55. 126 A. SCOLA, Gesu, destino..., p. 55. 127 STh II-II q.27, a.2, r.

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48

que no son Él nos disponen a progresar en el amor, por ejemplo, los beneficios recibidos de

Él o los premios esperados, e incluso las penas que por Él mismo intentamos evitar”128.

Amar a Dios por sí mismo significa que su bondad es el único motivo de la caridad.

Los beneficios recibidos de Dios pueden ser el camino para llegar a ese amor de caridad

verdaderamente teologal, pero no pueden ser el motivo ni fin del mismo.

La communio de la amistad nos lleva a proclamar con fuerza: «Tú eres parte del

cuerpo de Cristo. Tú eres un signo de la presencia de Cristo en mi vida, Él te ha escogido

así129. Ésta gran razón de familiaridad con cada uno de los hombres alienta este espíritu que

nace de la amistad».

“El otro no me es dado porque me corresponde, sino me corresponde porque me ha

sido dado”130. La lógica de esta afirmación es estupenda porque se sigue que la amistad

siempre tendrá su signo de gratuidad, estimar al otro por la fuerza sacramental que conlleva

esto.

“El amor a los amigos carece, en realidad, de mérito ante Dios cuando

son amados solamente por serlo. Éste parece ser el caso de quienes,

amando a sus amigos, no aman a los enemigos. Es, en cambio, meritorio

el amor a los amigos si son amados por Dios y no sólo por ser

amigos”131.

La amistad es siempre mas fuerte que el pecado y la muerte. La amistad es un don

gratuito que supera todo límite humano, no obstante que todo parece indicar lo contrario.

128 STh II-II q.27, a.3. 129 "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo

hicisteis" (Mt. 25,40). 130 A. SCOLA, Gesu, destino..., p. 56. 131 STh II-II q.27, a.8.

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49

La llamada a este camino al cual Cristo nos invita tiene su fuerza en esta gratuidad. El

camino de la verdad se cumple solamente a través del reconocer que la amistad cristiana

existe y que no depende de mí. A mí me toca participar en ella. Esta no es un movimiento

afectivo o voluntarístico. Todos los días se hace esta experiencia de la imposibilidad de

cumplir con la llamada al amor de amistad con el que esta delante de mí, con el otro. Sin

embargo la verdad es que esta fragilidad tiende a su perfección en Cristo que es modelo y

fuente inextinguible. De Él nace toda familiaridad posible, y con Él se vence toda

fragilidad.

Los pasos para llegar a la amistad con Cristo pasan por nuestra debilidad, pero no se

pueden detener allí. Es necesario que en el encuentro con Cristo se crezca en la amistad. En

la oración se apropia el modelo que se hace presente. La oración nos alimenta y renueva.

La oración nos alcanza los dones que necesitamos para la amistad. La oración de petición

es como el humus que ciertamente no agota, pero en la cual la persona enraíza su

testimonio de amistad con Cristo.

“Por lo tanto el punto de partida para un camino de verdad en la amistad

es reconocer que cada relación nos ha sido dada como la modalidad –

misteriosa pero humanísima – con la cual el Misterio de Cristo se hace

presente en nuestra vida. Lo que determina la seguridad del camino es la

urgencia de la misión. Sintéticamente esta podría ser la fórmula que

revela el secreto de la amistad: la intensidad de la relación es

directamente proporcional a la familiaridad con el Misterio presente en

mi vida y a la pasión por la tarea de Él recibida”132.

132 A. SCOLA, Gesu, destino..., p. 58.

Page 50: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

50

El amor de amistad se fundamenta en la comunicación. Comunicación hecha a la

medida del hombre. Así vemos como Santo Tomás al explicar desde su sólido realismo las

bases de las relaciones humanas parte de tres niveles de relación: familiar, cívica y

nacional. Existe una norma general que determina cuál es el bien en estos niveles de

relación. Ésta es llamada simplemente “bien común”. La relación se hace armoniosamente

tri-direccional, hacia Dios fuente del bien, hacia los hombres que se asocian al amor de

Dios y hacia uno mismo como partícipe del amor. El fundamento de este amor, como se ve

en este esquema, es Dios mismo que es la fuente de toda caridad. Ésta se fundamenta en la

comunicación del bien natural de la bienaventuranza divina. La fuerza de la amistad se

fundamenta especialmente en esta capacidad de relacionarse que es una fuerza (virtus)

ordenada fundamentalmente al bien.

“Este bien puede ser deleitable a uno en su convivencia con los demás,

bien en las cosas que se hacen en serio, esto es, en las acciones

ordenadas por la razón a un fin debido; o bien en las cosas que se hacen

por diversión, esto es, en las acciones ordenadas únicamente al placer, las

cuales no están en la misma relación con la razón que las anteriores. Es

más, en las cosas serias puede uno relacionarse con otro de dos modos:

uno, manifestándose agradable con palabras y hechos decentes, y esto

pertenece a una cierta virtud llamada por Aristóteles amistad, que puede

traducirse por afabilidad. De otro modo, exhibiéndose franco en sus

palabras y hechos, y esto pertenece a otra virtud, a la que llama

Aristóteles verdad. Ahora bien, es claro que se acerca más a la razón la

franqueza que la delectación, y más las acciones serias que las

jocosas”133.

133 STh I-II q.60, a.5, r.

Page 51: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

51

Santo Tomás define la amistad como la inclinación afectiva recíproca que nace de

una perfecta conformidad de sentimientos y de la consiguiente disponibilidad recíproca a

revelar hasta los aspectos más recónditos de la propia personalidad. “Ahora bien, remover

el mal de uno es de la misma naturaleza que procurar su bien. Pero esto último es acto de

caridad que nos impulsa a querer y trabajar por el bien de la persona a la que amamos”134.

En la Biblia la amistad es considerada la forma perfecta del amor gratuito, que se

caracteriza por la participación y por la solidaridad incondicional. Dios es amigo del

hombre como se lo revela a aquellos que ha escogido como cooperadores determinantes en

la obra de la salvación.

Según Santo Tomás la amistad consiste esencialmente en un amor intercambiable

entre semejantes. Es un relacionarse a los demás como a sí mismo135.

Santo Tomás hace un elenco de cuatro tipos de amistad.

1. Amistad entre consanguíneos (amicitia patris et filii et aliorum consanguineorum)

fundada por la comunión debida a la misma descendencia.

2. Amistad entre trabajadores fundada sobre la condivisión económica.

3. Amistad entre conciudadanos en cuanto participan de la misma vida política.

4. Amistad entre cristianos que “consiste en la comunión divina gracias a la cual

estos forman parte del cuerpo de la Iglesia en acto o en potencia”136. Amistad de caridad

(amicitia caritatis) que es la más alta amistad y que toca los extremos pues es debida

también a los enemigos.

134 STh II-II q.33, q.1. 135 Encontramos esta definición en STh II-II q.25, a.4. 136 Sent. III d.29, q.1, a.6.

Page 52: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

52

Para la amistad se debe considerar que debe existir una cierta igualdad, más sólo

cierta, no hace falta que sea perfecta137. Una desproporción muy grande entre los dos

términos anula la amistad o la hace imposible. Hace falta al menos la afinidad analógica.

Entre Dios y el hombre, entre Cristo y los hombres existe tal afinidad, por eso se puede

decir que “el hombre ama naturalmente a Dios con amor de amistad, aun más que a sí

mismo”138.

Un esbozo de la caridad

La caridad es un amor sobrenatural tanto en su origen como en su fin. Es una

participación del amor de Dios. Es algo mas que la amistad, aunque es un tipo de amistad.

Es la amistad especial que tiene por amigo a Dios mismo, que es de todos los amigos

el más especial139. Por la caridad habita en nosotros el Espíritu Santo. Partiendo de esto se

puede considerar de tres maneras:

1. Primero, que parte del Espíritu Santo,

2. Segundo, de acuerdo a su propia esencia,

3. Luego, de acuerdo al sujeto mismo.

En cuanto al sujeto mismo, la caridad es parte de su potencialidad que lo transforma

y que en definitiva puede acrecentada o perdida y que se ajusta a lo que le es más

conveniente y rechaza lo que le es contrario a su esencia140. La caridad es una virtud y se

distingue definitivamente del Espíritu de donde nace porque si fuese lo mismo sería

137 “Amicitia non requirit aequalitatem aequiparantiae, sed aequalitatem proportionis”, (Sent. III d.28, q.1,

a.3, ad 3). 138 Sent. III d.29, q.1, a.3. 139 Cfr. Sent. III d.27, q.2, a.1, ad 7.

Page 53: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

53

entonces algo no propio del hombre sino de Dios. Sin embargo leemos en II-II q.23, a.2

que la moción de la caridad nace del Espíritu Santo y que cada agente es por sí mismo la

fuente de la moción. Es el Espíritu Santo que existe en cada hombre que mueve al hombre.

Es la Caridad increada que es la fuente de la caridad creada. Dios mueve todas las cosas a

cumplir sus propias acciones hacia las cuales están inclinadas por su propia forma. Así la

plenitud del obrar moral del hombre se da cuando Dios actúa libremente en el hombre

porque así se lo ha permitido.

Con la caridad acontece que la relación entre las personas es como dice Santo Tomás

unitiva real141. “Nos encontramos con que la unio affectus no sólo es intencional, sino real,

porque el Espíritu Santo se hace personalmente presente al hombre de modo estable, como

un don, creando cierta amistad del hombre con Dios”142. En este sentido se da en la caridad

como virtud algo diferente que en el amor. Hay una unión afectiva inicial que es dada

como don y que culmina en una verdadera communicatio que fundamenta esta amistad143.

La caridad expresaría dos realidades, la virtud y la plenitud de la amistad con Dios.

La caridad es entonces el camino en cuanto virtud y la cima en cuanto es la perfecta

relación de plenitud con Dios.

Nos preguntamos sin embargo si la caridad es virtud en sentido pleno. Es un acto que

está de acuerdo a la razón humana y a la norma divina. Por eso podemos decir que

“Es virtud o es algo que acompaña a la virtud. Se puede, en efecto,

sostener que es virtud moral que tiene por objeto las acciones para los

140 Cfr. STh II-II q.24, a.11. 141 STh I-II q.26, a.2. 142 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano..., p. 409. 143 Cfr. Sth II-II q.23, a.1.

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54

demás, pero bajo un aspecto distinto del de la justicia. Esta,

afectivamente, se refiere a las acciones desde el punto de vista de lo que

les es debido; la amistad, empero, lo hace a título de un débito moral o de

amistad, o, más aún, a título de beneficio gratuito”144.

La caridad tiene como sujeto el alma del hombre, en concreto su voluntad. La caridad

en el hombre le hace capaz, es ese habitus sobrenatural que facilita el amar a Dios como Él

se ama a sí mismo. Esto es, la caridad es la capacidad de hacerse amigo de Dios. La caridad

reside así en la facultad de la voluntad, y su objeto es un bien divino, propio del apetito

intelectivo, aunque no es regulada por ésta, sino por la Sabiduría Divina que trasciende la

regla de la razón humana145. “Pero la caridad no es solamente amor; es también amistad. Y

en la amistad amamos dos cosas. La primera, al amigo con el que tenemos la amistad y

para el que queremos el bien; la segunda, el bien que le deseamos”146.

La caridad como San Pablo lo dice en su himno es el más alto de los dones recibidos

de Dios. Santo Tomás no se cansa de predicar su excelencia, dice que es por sí una verdad

que se le atribuye a Dios147, que es causa de toda la bondad de nuestra alma porque supera

todas las demás virtudes como causa, como fin y como forma148. Porque tiene como objeto

propio el sumo bien, es el primer principio149 de la amistad con Cristo, que es la raíz de las

virtudes infusas y la forma de toda virtud150.

144 STh II-II q.23, a.3, r. 145 Cfr. STh II-II q.24, a.1, ad 2. 146 STh II-II q.25, a.3, r. 147 Cfr. Sent I d.17, q.1. 148 Cfr. Sent III d.27, q.2, a.4, sol 3. 149 Cfr. STh II-II q.13, a.2 y q.59, a.4. 150 Cfr. STh II-II q.23, a.8.

Page 55: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

55

La amistad se diferencia del amor y de la caridad

La amistad de Dios hacia el hombre se manifiesta de forma más excelsa en la

encarnación de su Hijo santísimo. Esta es “la máxima comunicación de Dios a la creatura,

[...] Para que la amistad entre el hombre y Dios fuera más familiar, fue necesario que Dios

se hiciera hombre, puesto que el hombre es naturalmente amigo para el hombre”151.

El efecto de la amistad que se basa en la caridad es la unión real que sólo se puede

realizar entre los amigos en la plena luz de la verdad, o sea en la patria celestial152. Sin

embargo la amistad con Cristo en esta vida es suficiente para los que están en camino. Esta

hace al hombre grande para el amor. Dona al hombre la capacidad de contemplación153 con

la cual se percibe mas fácilmente la presencia del Amigo en la vida.

La amistad con Dios de la cual es fruto la caridad puede aumentar o disminuir de

acuerdo al estado en que se encuentre el hombre. Las virtudes son resultado de la repetición

de actos humanos, luego cuando se dejan de ejercitar disminuye su fuerza. Así por ejemplo

la familiaridad que existe entre los hombres, al no recurrir al amigo ni hablar con él se

puede llegar a terminar la relación de amistad. Sin embargo sabemos que esto no sucede

con la caridad como virtud infusa porque en verdad esta proviene de Dios, quien es el que

la sostiene y alimenta, y no depende de actos humanos. En cuanto a la caridad, ésta

disminuye especialmente como resultado del pecado, que es lo que hace que el hombre se

aleje de Dios y por lo tanto que se termine la relación de amistad con Él.

151 Cont. Gentes 4,54. 152 Cfr. STh II-II q.24, a.8. 153 Cfr. STh II-II q.24, a.6.

Page 56: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

56

No cualquier amor se puede llamar amistad. Sólo el amor que está fundado en la

benevolencia contiene las razones para la amistad: cuando se ama al amigo hasta que se le

desea el bien más alto. Para la verdadera amistad se requiere que el bien deseado sea

recíproco porque un amigo es amigo para el amigo.

La virtud de la caridad es una y funda el don de la divina amistad en un único

fundamento.

“Mas la caridad no puede ser múltiple por ninguno de esos modos, ya

que el fin de la misma es uno, o sea la bondad divina. Es también única la

comunicación de la bienaventuranza eterna sobre la que se cimienta esa

amistad. No queda, pues, otra cosa sino que la caridad es simplemente

virtud única, no diferenciada en varias especies”154.

La amistad tiene como elemento esencial la benevolencia, que es una relación con

otro y está fundada sobre la comunidad del bien. Se dice que esta amistad de benevolencia,

cuando es verdadera caridad, se dirige aun hacia los enemigos.

“Se tiene amistad con otro de dos maneras. O se le ama por sí mismo, y

en este sentido sólo puede haber amistad con el amigo, o se le ama por la

amistad que se tiene con otra persona. Por ejemplo, si se tiene amistad

con determinado hombre, por esa amistad se ama a cuantos estén

relacionados con él, sus hijos, sus criados o cualesquiera allegados. Y

puede ser tan grande el amor al amigo, que por él amemos a sus

allegados, incluso si nos ofenden o nos odian. De este modo la amistad

de caridad se extiende incluso a los enemigos, a quienes amamos por

caridad en orden a Dios, con quien principalmente se tiene la amistad de

caridad.[...] De este modo, la caridad, que sobre todo es amistad de lo

154 STh II-II q.23, a.5, r.

Page 57: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

57

honesto, se extiende a los pecadores, a quienes amamos con caridad por

Dios”155.

Ésta es la extensión de la amistad que inunda con sus beneficios hasta aquellos que

esta alejados. Hay también una distinción entre amistad y caridad. De hecho el ámbito de la

amistad es más grande que el de la caridad, tanto que se puede decir que la caridad es una

subespecie de la amistad.

"La caridad es la amistad del hombre con Dios principalmente y por lo tanto con los

seres que a él pertenecen"156. Y entre los seres que pertenecen a Dios están principalmente

los hombres pero también los Ángeles. Sólo el hombre bueno puede tener amistad con

Dios157 y esta amistad requiere la obediencia158.

"Es la esencia de la amistad que el amante desee que sea completado,

escuchado el deseo del amado, en cuanto desea el bien y la perfección de

él, por eso se dice que los amigos tienen una misma voluntad. Ahora se

ha visto que Dios ama su creatura, y tanto mas la ama cuanto más

participa a su bondad divina que es el primero y principal objeto de él

amado. Desea por lo tanto que se cumplan los deseos de la creatura

racional, la cual entre todas las creaturas participa de modo perfectísimo

a la bondad divina"159.

La amistad hacia los otros, la amistad con Dios se basa en la medida que se tiene

amor por uno mismo. La caridad es fruto de la posesión del amor en uno mismo160.

155 STh II-II q.23, a.1, ad 1-2. 156 STh II-II q.25, a.4. 157 STh I-II q.99, a.2. 158 STh II-II q.24, a.12. 159 CG III c.95. 160 Comentando la verdad que existe en la amistad se dice que: “En el orden natural, la amistad es el fruto de

la virtud; sólo quienes buscan el bien honesto o verdaderamente humano están capacitados para establecer

relaciones de amistad, de manera que el amigo no sea convertido en fuente de utilidad o placer propios; en el

Page 58: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

58

“De Dios podemos recibir dos tipos de bienes: de naturaleza y de gracia.

El amor natural se funda en la comunicación de los bienes naturales

concedidos por Dios, y en virtud de ese amor, el hombre, en su

naturaleza íntegra, ama no sólo a Dios sobre todas las cosas y más que a

sí mismo, [...] Con mucha mayor razón, pues, se da esto en la amistad de

caridad, fundada en la comunicación de los dones de gracia. Por eso debe

amar el hombre a Dios, bien común de todos, más que a sí mismo,

porque la bienaventuranza eterna está en Dios como en principio común

y fontal de cuantos pueden participarla”161.

La amistad puede fundarse o sobre la comunidad de vida o de bienes o de virtud.

“Como la verdadera amistad se fundamenta sobre la virtud, todo lo que

en el amigo es contrario a la virtud es impedimento para la amistad, y

cuanto hay en él de virtuoso es una invitación a la amistad. Según esto, la

amistad se conserva mediante la recompensa de los beneficios; aun

cuando tal recompensa pertenezca especialmente a la virtud de la

gratitud”162.

La amistad se basa esencialmente sobre la comunión y la condivisión. Por lo tanto se

dan tantos tipos de amistad como existen tipos de comunión y condivisión.

La amistad se une a la fortaleza en el camino de la virtud163. Así nos dice que es

propio de la virtud de la fortaleza, como ejemplo de la virtud de la amistad, llegar aun a

arriesgar la vida por el amigo, usando el ejemplo de uno que lo ayuda aunque se tenga el

temor al contagio mortal.

orden de la gracia es la amistad, unión afectiva con Dios, bien total y fin último de la vida, la condición para

que en el hombre nazca la virtud, porque entonces sus actos, inspirados por ese amor, están orientados hacia

el bien total y fin último de la vida”, (L. LAGO ALBA, Tratado de la caridad en SANTO TOMAS DE AQUINO,

Suma de Teología, Tomo III, BAC, Madrid 20014, p. 216). 161 STh II-II q.26, a.3, r. 162 STh II-II q.106, a.1, ad 3. 163 STh II-II q.123, a.5, r.

Page 59: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

59

Vemos en la parábola del hijo pródigo, cómo los magnánimos tienen siempre a su

disposición a un cierto número de “amigos”, pero esto no basta para la verdadera amistad.

La fortuna ayuda a cultivar a los amigos. El Amigo por excelencia, Cristo, también ayuda a

la magnanimidad, pues su amistad es fuente de amistad y de generosidad164. Cristo es la

mejor ayuda para la amistad y el mejor amigo que puede tener el hombre.

Es necesario que en la virtud de la amistad participe el hombre en su integridad y así

vemos cómo hasta el cuerpo debe estar puesto al servicio de la amistad. Así como en la

templanza se practica la virtud que hace que cada gesto y comunicación estén ordenados al

bien personal y de todos hombres. Esta virtud unida a la de la amistad nos dice que:

“La moderación de los movimientos exteriores puede reducirse a dos

virtudes. En cuanto nos ordenamos hacia otros por medio de los actos

exteriores, la moderación de los movimientos exteriores pasa a ser objeto

de la amistad o afabilidad, que se ocupa de los gozos y tristezas de las

palabras o de los hechos en orden a los otros con los que el hombre

convive. Pero en cuanto que estos movimientos exteriores son signos de

la disposición interior, su moderación pertenece a la virtud de la verdad,

por la cual nos mostramos, en las palabras y en las acciones, como somos

interiormente”165.

La virtud de la amistad contiene en si misma la fuente de su continuidad. Ésta es, por

así decirlo, la gratitud por un beneficio recibido. La amistad como beneficio busca

agradecer el beneficio y encuentra que la mejor forma de hacerlo es con la misma amistad,

esto lo vemos en concreto con la amistad de Cristo.

164 “Los bienes de fortuna sirven de instrumento a los actos virtuosos: puesto que por medio de las riquezas,

del poder y de los amigos se nos brinda la posibilidad de realizar tales actos. Por tanto, es evidente que los

bienes de fortuna contribuyen a la magnanimidad”, (STh II-II q.129, a.8, r). 165 STh II-II q.168, a.1, ad 3.

Page 60: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

60

“La recompensa de un beneficio puede pertenecer a tres virtudes: a la

justicia, a la gratitud y a la amistad. [...] A la amistad y a la gratitud

pertenece recompensar el beneficio en cuanto deuda moral; aunque de

distinta manera en cada caso. Porque en la recompensa de la amistad

hemos de tener en cuenta la causa de la misma. Y así en la amistad

causada por la utilidad, la recompensa debe atenerse al provecho

derivado del beneficio. En cambio, en la amistad cuya causa es la virtud,

a la hora de recompensar, debe atenderse a la voluntad y afecto del

bienhechor, porque esto es lo que principalmente se requiere para la

virtud. De manera similar también, puesto que el aspecto que la gratitud

considera en el beneficio es su gratuidad —y esto depende del afecto—,

por eso en la recompensa de un favor se presta más atención al afecto del

que lo hace que al resultado obtenido”166.

Para la amistad, a diferencia de la caridad, es necesario que haya cierta similitud. No

basta la semejanza. Es necesario que partiendo de la semejanza exista la capacidad de

entrar en relación personal167.

El estudio de la amistad como afabilidad en Santo Tomas es parte del tratado de la

justicia a la cual nos dice que le corresponde un segundo grado de débito. La justicia como

obligación entraña responsabilidad, de donde resulta que en el débito moral podemos

distinguir por lo menos dos grados. En el primero, la necesidad del débito168 es tal que, sin

su cumplimiento, no es posible salvar la honestidad moral.

166 STh III q.106, a.5, r. 167 Por eso, al animal sólo se le puede llamar “amigo del hombre” por analogía. De un hombre ser amigo de la

virtud lo mismo se afirmaría. Nos lo dice Santo Tomás: “Pues ellas no comunican con la nuestra vida humana

ni en cuanto al ser ni en cuanto al actuar, por lo tanto no podemos tener ante ellas la benevolencia que se debe

a un amigo”, (Sent III. D.28, q.1, a.2). 168 “En el débito de segundo grado, una determinada forma de conducta social puede ser necesaria, no para la

conservación de lo honesto, sino simplemente porque contribuye al logro de una mayor honestidad moral.

Santo Tomás sitúa en este contexto la liberalidad, la afabilidad o amistad y otras virtudes sociales similares,

que participan más escasamente de la razón de débito”, (N. BLÁZQUEZ, Tratado de la esperanza en SANTO

TOMAS DE AQUINO, Suma de Teología, Tomo III, BAC, Madrid 20014, p. 184).

Page 61: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

61

“De la esencia de la justicia es la razón de alteridad en el sentido de dar

al otro lo que le es debido. Y es aquí, en el débito al otro, donde puede

haber algún fallo, sea por defecto de igualdad o por defecto de débito”169.

La amistad tiene su modelo más excelso en la relación del cristiano con Cristo. Ésta

amistad se puede manifestar entre el cristiano y sus semejantes. La amistad perfecta se debe

sólo a Dios, que nos ha llamado amigos, luego esta misma amistad es un acto de justicia

hacia los hombres en cuanto a la relación ordenada con ellos.

“Y es necesario que exista un orden conveniente entre el hombre y sus

semejantes en la vida ordinaria, tanto en sus palabras como en sus obras;

es decir, que uno se comporte con los otros del modo debido. Es preciso,

pues, una virtud que observe este orden convenientemente. Y a esta

virtud la llamamos amistad o afabilidad”170.

La caridad como amistad.

La vida teologal está fundada sobre un tipo de amistad que se define como

benevolencia. Este tipo de amistad es fácilmente reconocible entre personas que están una

cerca del otro y se aman. Pero ese amor de benevolencia no basta. Para que se dé la

amistad, es necesario que se dé la reciprocidad, o mutua amatio, como la llama Santo

Tomás: “El amigo ama al amigo en el amigo”171 y para que esto suceda se necesita la

comunión, que es comunidad de vida, que se expresa mediante la actividad común entre los

amigos, mediante la vida en común.

169 STh II-II q.114, a.2. 170 STh II-II q.114, a.1. 171 “Quia amicus est amico amicus”, (STh II-II q.23, a.1).

Page 62: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

62

Por eso decimos con Santo Tomás que en referencia a Cristo: “La caridad significa

no sólo amor de Dios, sino también cierta amistad con Él, la cual añade al amor la

correspondencia en el mismo con cierta comunicación mutua”172. El amor auténtico

implica que: “Habiendo, cierta comunicación del hombre con Dios en cuanto nos comunica

su bienaventuranza, sobre tal comunicación es menester cimentar alguna amistad”173. La

amistad puede iluminar el sentido del amor divino de la forma más excelsa.

Nos preguntamos: ¿Qué relación existe entre la amistad de Cristo (Cfr. Jn. 15,14) y la

existencia humana concebida como una tendencia hacia la felicidad plena? Sabemos que

Cristo, el Cristo Total, es para la naturaleza débil y herida del hombre la única vía para que

se pueda comprometer en su camino hacia la vida que le corresponde vivir, en equilibrio

adecuado a su naturaleza174.

La amistad con Cristo aparece como un don que sana al hombre para que pueda

construir su propia vida. La amistad de Cristo confiere al hombre algo más grande que una

simple ayuda a su obrar. Lo eleva mas allá de los límites de su naturaleza, le participa la

vida divina. El hombre, el amigo de Cristo, mantiene su dignidad y su libertad. Es una

consecuencia de la condición de la persona, que se construye a sí misma, aceptando o

rechazando libremente la amistad que se le ofrece.

La perfección humana es alcanzada en la actividad. La felicidad es ya en sí una

actualización por lo tanto es una perfección. Contemplar a Dios es estar en perfecta unión

con Él. La contemplación de Dios es estar con Él, verlo, unirse a Él. La contemplación es

172 STh I-II q.65, a.5. 173 STh II-II q.23, a.1.

Page 63: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

63

la forma más alta de expresión de una amistad. Sin embargo, ésta alcanzará su perfección

solamente cuando se realice de forma continua, en el cielo. Cuando los hombres se

encuentran en la vida terrena, se encuentran en medio de las preocupaciones de la

multiplicidad de eventos, luego Santo Tomás usa esto como un argumento para decir que el

cielo no se puede dar sobre la tierra, pues los hombres no podrían contemplar a Dios como

se merece.

“Pero esta comunión del hombre con Dios, que consiste en cierto trato

familiar con Él, comienza aquí en la vida presente por la gracia y

culminará en la vida futura por la gloria; y ambas cosas se tienen por la

fe y la esperanza”175.

Que la comunión se realiza de acuerdo a nuestra alma y a nuestras potencias actuales

no es para nada sorprendente en cuanto estamos limitados a ellas para poder expresar

nuestra amistad176. Es necesario de cualquier forma expresar la solidez que tiene la

definición que se funda en la comunidad de bienes entre Dios y el hombre. Este bien es

sobre todo “el amor por el cual Dios es amado como objeto de bienaventuranza”. Este bien

está en el orden de la operación, de la actividad, de la vida, esta comunicación responde a

la bienaventuranza misma, que es el resultado de la comunión con Dios que es fiel a su

promesa177.

174 Cfr. M. FLICK – Z. ALZEGHY, El evangelio de la gracia, Sígueme, Salamanca 1965, conclusión pp. 760-

789. 175 STh I-II q.65, a.5. 176 Cfr. J-P TORRELL, Tommasso d’Aquino maestro spirituale, Città Nuova, Roma 1998 p. 383. 177 “Así, pues, ya que hay comunicación del hombre con Dios en cuanto nos comunica su bienaventuranza, es

menester que sobre esa comunicación se establezca cierta amistad. De esa comunicación habla, en efecto, el

Apóstol cuando escribe: Fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a sociedad con su Hijo (4 Cor. 1,9). Y

el amor fundado sobre esta comunicación es la caridad. Es, pues, evidente que la caridad es amistad del

hombre con Dios” (STh II-II q.23, a.1).

Page 64: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

64

La caridad es exactamente esto, enfocar cada vez mas la actividad en Dios. Lo que

Santo Tomás quiere decir es que la caridad es esa amistad con Dios que es la felicidad,

porque la beatitud necesita no sólo contemplar a Dios, sino también estar continuamente

relacionado con Él178 así la beatitud es la actividad de la caridad perfectamente realizada.

Para llegar a esta beatitud se debe llevar a cabo una cierta vida en la cual se esfuerza el

hombre por mantener ciertas maneras que son las vías del Señor. Esta participación en la

vida del Señor debe ser entendida de la forma más radical posible. Esto es no sólo

participar de la vida de Dios, sino que Dios participe de nuestra vida y tome control de ella.

Es muy claro en este concepto como Santo Tomás hace extensivo su idea de la doctrina de

la participación aun hasta este nivel. Los hombres felices participan de la felicidad de Dios

que es el único que es por esencia suya la Felicidad.

Sólo podemos tener vida si estamos en relación con Dios, luego la amistad con Dios

es la relación que mejor nos permite recibir la vida de Dios. Si la vida nos viene en la

medida en que participamos de la vida de Dios179, compartirla no sólo nos hace a Dios

presente, sino también es la actividad de amor que nos hace ser semejantes a Dios, pues la

posibilidad de unirnos a Dios esta en nuestra semejanza a Él.

El hombre es un ser que necesita la perfección. Esta perfección se encuentra en su

origen. Cuanto más cerca están las cosas a Dios menos potencialidad tienen, pues se

encuentran ya completas en la perfección de Dios.

La calidad de la perfección moral del hombre es estar cerca de Dios. Siendo el amor

un tipo de pasión, necesita de algo que lo lleve a su perfección. El camino para la

178 Cfr. P.J. WADELL, Friends of God…, p. 24-27.

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65

perfección del amor es acercarse a “Cristo que en la amistad nos permite por la caridad

aceptar que podemos ser como Dios en la medida en que estamos dispuestos a estar

abiertos a Dios”180. La teoría moral de la virtud significa que las virtudes encuentran su

forma en la caridad. La paradoja de las virtudes es que están conectadas a las pasiones:

“Por medio de la actividad de cada virtud nos permitimos ser actuados por Dios. Es por eso

que las virtudes nos perfeccionan”. Nos abrimos a la actividad de Dios en nuestras vidas.

La vida moral es por lo tanto la salud de la amistad, ya que las virtudes son la medicina

para nuestra indigencia y debilidad.

El modo de ser de Dios es el amor de su perfección infinita que se manifiesta en la

participación de este amor. El hombre que acepta la amistad de Dios acepta participar en

este dinamismo del ser divino. Dios es el amigo, que así nos ha llamado. Quien acepta esta

amistad, puede llegar a ser más y a vivir más intensamente, porque la amistad lo lleva a

difundir y expandir el don recibido. La amistad con Cristo hace al hombre participe de la

comunión trinitaria, y la respuesta hace que se encarne en el hombre por la fe y la caridad,

la existencia nueva en Jesucristo. Luego la vida nueva de los elegidos a ser amigos consiste

en participar en este diálogo de amor con Cristo.

“La vida moral debe ser una saga de nuestra amistad con Cristo”181. La amistad hace

que se participe de la bondad y ser de Dios. Fuera de la relación con Dios no somos.

“La creación en la criatura no es más que una relación real con el creador

como principio de su ser; del mismo modo que en la pasión que se da con

179 Cfr. STh I-II q.3, a.1, ad 1. 180 Cfr. P.J. WADELL, Friends of God…, p. 72. 181 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 29.

Page 66: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

66

movimiento está incluida la relación con el principio de dicho

movimiento. [ ...] La relación de la creatura con Dios es real”182.

“Ser un yo es ser amigo de Dios”183. Si “la caridad es amistad y la amistad es la

bienaventuranza, luego el ser cristiano no es algo derivado de la amistad, ni el residuo de la

amistad, sino es la vida de amistad con Dios totalmente asumida”184. Mas aún podemos

decir que a través de la amistad con Dios descubrimos verdaderamente quiénes somos

como hombres y cuál es el verdadero valor de cada persona y de nuestra persona.

Descubrimos en resumen quién es aquel a quien amamos en verdad. Esta verdad está

expresada con carácter de universalidad en la celebre frase:

“El Hombre no puede vivir sin amor. Permanece para sí un ser

incomprensible […] es por eso que Cristo el Redentor «completamente

revela el hombre a sí mismo»”185.

“Esta breve definición encierra y subraya el carácter único del amor de amistad

divino, así como su relación con las otras virtudes de la vida cristiana”186. Esta amistad nos

lleva a “decir que no solamente cada uno de nosotros recibe a Cristo, sino que también

Cristo nos recibe a cada uno de nosotros. Él estrecha su amistad con nosotros: «Vosotros

sois mis amigos» (Jn. 15,14)”187.

“En el humilde signo del pan y el vino transformados en su cuerpo y su sangre, Cristo

camina con nosotros como nuestra fuerza y nuestro viático y nos convierte en testigos de

182 STh I q.45, a.3, ad 1. 183 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 29. 184 P.J. WADELL, Friends of God…, p. 30. 185 JUAN PABLO II, Redemptor Hominis 10. 186 R. CESSARIO, Las virtudes, EDICEP, Valencia 1998, p. 84. 187 JUAN PABLO II, Ecclesia de Eucaristia 22.

Page 67: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

67

esperanza para todos”188. La unión con Cristo se realiza de modo especial a lo largo de los

siglos en la presencia continua del pan eucarístico en medio de la comunidad de los

creyentes. “Si ante este misterio la razón experimenta sus propios límites, el corazón,

iluminado por la gracia del Espíritu Santo intuye bien como ha de comportarse,

sumiéndose en la adoración y en un amor sin límites”189. Sabemos que “la caridad, no es un

amor cualquiera de Dios, sino el amor de Dios con que le amamos como objeto de

bienaventuranza, a la cual nos ordenan la fe y la esperanza”190.

La unión también se manifiesta en cuanto a que Cristo al hacerse hombre ha entrado

a formar parte de la misma descendencia, entró a formar parte de los hijos de Adán y se

hizo su cabeza, recondujo la humanidad al Padre. Esta unión se hace manifiesta en la

medida en que los hombres siguen el ejemplo de Cristo, por obediencia personal a sus

mandatos, por amor a su ejemplo, por dedicación a su palabra. La unión además puede

decirse de tipo espiritual, por medio de los sacramentos.

El actor de esta unión es el Espíritu Santo, que se le da al hombre en el bautismo,

donde comienza la configuración plena. Esta unión se basa en la gracia creada e increada

que Cristo posee y nos comunica. La unión por la acción deriva de la unión del Espíritu

Santo.

Se puede decir que es una unión resultado de un acto del hombre en cuanto se da

conocimiento real y voluntad plena que se expresa en el amor humano. Esto se dice aún

cuando la sea una acción iniciada por una moción. La identidad de la acción es la de un

188 Ibíd., 62. 189 Ibíd. 190 STh I-II q.65, a.5, ad 1.

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68

acto humano en cuanto que por la gracia y la caridad recibida el hombre actúa aquello que

Cristo lo mueve a hacer. Por último tenemos la unión real y eficaz de la vida eucarística,

que no se limita a la presencia de las especies en el hombre, sino que de forma especial se

prolonga a lo largo de la vida de los bautizados por la adoración y la comunión espiritual.

“Dios se encuentra en el origen de toda verdadera amistad; Él es el Amigo sin amigo

que, en Cristo, ofrece su amistad a todos los que están destinados a compartir la gloria de

Cristo”191. La tarea del Cristiano es por lo tanto la realización plena de la “conciencia

personal” del bautizado que en el amor se realiza su vocación de hijo de Dios. El cristiano

llega a su plenitud cuando entra en esta comunión de vida con Cristo amigo hasta el punto

en que: “La incorporación real en «un cuerpo», en el nivel (más que orgánico, personal) de

la Iglesia, incluye el otorgamiento de la conciencia personal del nosotros propia de los

miembros, y hacerla real será la tarea ética de los cristianos”192.

En su Summa contra Gentes Santo Tomás nos ofrece algunas indicaciones útiles

acerca de que es lo que constituye esta conciencia del amigo entre los miembros de la

Iglesia. Pone en resumen seis características de la amistad193:

1. Intercambio del conocimiento personal, apertura: “es muy propio de la amistad que

un hombre revele sus secretos al amigo”. Así hay comunión de afectos y parecería que de

dos corazones se hace uno solo. Se dice que sólo al amigo se le “abre el corazón”.

2. Compartir verdaderamente los bienes: “Forma parte de la amistad, no sólo que el

hombre comparta sus secretos con sus amigos, en virtud de la unión de corazones, sino que

191 R. CESSARIO, Las virtudes..., p. 88. 192 J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 79. 193 Cfr. R. CESSARIO, Las virtudes..., p. 89 – 90.

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69

esa misma unión reclama que comparta los bienes que posee, porque si un hombre

considera a su amigo como su otro yo, se sigue que lo socorrerá como si se socorriera a sí

mismo”. ¿Cómo es posible realizar este ideal con Cristo? La respuesta esta magistralmente

desarrollada en la Veritatis Splendor 8-21, donde se explica la llamada a la perfección que

Cristo presenta al joven rico cuando le dijo “Vende todo lo que tienes, ven y sígueme” (Mt.

19,21) Hay que entender esta llamada en el contexto del sermón de la montaña. Con Cristo

este ideal de amistad se realiza en la pobreza evangélica que culmina en el seguimiento de

Cristo para compartir con el todo.

3. Perdón de todas las ofensas: “Si un hombre se hace amigo del otro por este mismo

hecho le perdona todas las ofensas: porque la amistad se opone a todas las ofensas”. Cristo

es el primero en perdonar. Es la prueba mas patente de su amistad, sufrir aun la muerte para

alcanzar el perdón de las ofensas. Luego el amigo sigue el ejemplo del amigo.

4. Contemplación: “En primer lugar, el trato mutuo parece pertenecer a la amistad de

manera especialísima [...] Dado que el Espíritu Santo nos hace amar a Dios, de ahí surge

que somos constituidos por él en contempladores de Dios”. Es en la oración entendida en

su sentido auténtico, el de ser un encuentro vivo y personal con el Padre por medio del Hijo

unigénito bajo la acción del Espíritu; un diálogo donde se da esta contemplación a la que se

refiere Santo Tomás en este numero.

5. La alegría interior: “Pertenece también a la amistad el que el hombre se deleite en

la presencia de su amigo y se alegre con lo que él dice y lo que hace; asimismo, que

encuentre en el consuelo para sus dificultades; de ahí que recurramos de manera especial a

nuestros amigos en tiempos de tribulación”. Juan Pablo II esta muy consciente de esta

verdad cuando escribía a los jóvenes en 1985: “La Iglesia confía a los jóvenes la tarea de

gritar al mundo la alegría que brota de haber encontrado a Cristo. Queridos amigos, dejaos

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70

seducir por Cristo; acoged su invitación y seguidlo. Id y predicad la buena noticia que

redime (Cfr. Mt. 28, 19); hacedlo con la felicidad en el corazón”194. Es natural que el

amigo encuentre especial alegría en estar con el amigo, pues ve en ello un bien.

6. Armonía de las voluntades: “Pertenece también a la amistad el que un hombre

consienta en las cosas que desee su amigo”. Al don de la amistad primera corresponde el

esfuerzo paciente de saber corresponder cada día a esta gracia recibida. Se escribe una

historia que se alimenta con los actos cotidianos de unión y colaboración. Esta es la esencia

de la amistad.

La caridad es lo único que permite al hombre realizar esta unión y conservar su

libertad. “Cuando falta la auto-revelación del Dios personal libre, el hombre, para el orden

moral de su vida, procura orientarse desde el orden del cosmos que le envuelve”195.

Haciendo esto el hombre arriesga el aceptar el argumento de auto-legislarse olvidándose de

su origen y su fin trascendente.

Ni la prudencia humana ni la virtud sin la gracia de la amistad con Cristo son por sí

solas capaces de mantener al hombre alejado de la fatalidad de una existencia egoísta y

desordenada. Sólo el amor de amistad con Cristo puede sostener una vida de verdadera

felicidad y de tendencia al Sumo Bien.

El catecismo nos enseña que Cristo es el mediador y la plenitud de toda revelación196.

En Cristo Dios nos habló todo de una vez en esta sola Palabra, y esta Palabra nos ha

llegado a nosotros Primero por su unión de tipo físico con todos los hombres, por la

194 JUAN PABLO II, carta a los jóvenes 1985, 4. 195 J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 95. 196 Cfr. DV 2, CIC 65-67.

Page 71: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

71

encarnación. El Verbo, asumiendo nuestra naturaleza, se ha unido a todos los hombres.

Luego, continuamente en el sacramento del pan y del vino consolida la incorporación a Él

que tuvo lugar con el bautismo. “Los valores se encontrarían únicamente en la resurrección

de Cristo, que es la garantía tanto para la plenitud del individuo como de la comunidad

eclesial y por medio de ella, del mundo, de manera que Dios, sin anular al mundo, puede

ser «Todo en todo»197.

Cristo no sólo se limitó a traer a los hombres nuevas ideas sobre Dios y los

mandamientos, sino además allanó la sima abierta entre Dios y los hombres originada por

el pecado198. Santo Tomás expresa esta misma idea en la respuesta a la pregunta sobre la

eficacia de la resurrección de Cristo, diciendo que su influjo instrumental alcanza a todos

los hombres: “Virtud que alcanza con su presencia todos los lugares y tiempos”199. Cristo

coexiste con los hombres y su contacto no es físico con ellos sino virtual, de naturaleza

espiritual, por medio del cual ejerce el influjo salvífico de su amistad. “Sin quitar nada al

carácter fundamentalmente trinitario de la inspiración tomasiana, ésta pone en evidencia

con incomparable fuerza la presencia de Cristo salvador al centro de la vida cristiana”200.

Santo Tomás entendió profundamente el sentido de la cita de la carta a los Romanos 8,17:

“Ser hijos de Dios y herederos de Dios y coherederos de Cristo”, siguiendo muy de cerca

de San Pablo en su desarrollo de la doctrina de la recapitulación en Cristo.

197 J. RATZINGER – H. SCHÜRMANN – H.U.V. BALTHASAR, Principles…, p. 98. 198 Cfr. L. OTT, Teologia Dogmática, Herder, Barcelona 1986, p. 289. 199 STh III q.56, a.1, ad 3. 200 J-P TORRELL, Tommasso d’Aquino..., p. 162. Se entiende siguiendo a este autor en su excelente libro de

teología espiritual, cómo en esta lectura de Santo Tomás propone una divinización que es una forma de

configuración del hombre a Cristo para alcanzar la virtud por medio de los misterios de su vida.

Page 72: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

72

C A P Í T U L O 5 .

C R I S T O E S E L A M I G O Q U E H A C E A L H O M B R E

S A N T O , S A B I O Y B U E N O .

El hombre no vive hasta que no ama. No se ama verdaderamente hasta que no se

entrega el corazón en plenitud. No se puede dar el corazón en plenitud hasta que no se ha

encontrado a Dios. Luego se vive y se ama porque se camina con Él que es Vida y Amor, y

se conoce la felicidad para la que hemos sido hechos. Cristo es la única fuerza capaz de

movernos, sea desde cualquiera de estas perspectivas que consideremos.

“Jesucristo se hace en cierto modo nuevamente presente, a pesar de todas

sus aparentes ausencias, a pesar de todas las limitaciones de la presencia

o de la actividad institucional de la Iglesia. Jesucristo se hace presente

con la potencia de la verdad y del amor, que se han manifestado en Él

como plenitud única e irrepetible”201.

La unión con Cristo

No podemos seguir adelante sin preguntarnos sobre la interioridad de la exigencia

moral, y para ello adelantamos esta premisa: en la unión con Cristo se dan todos los

elementos del dinamismo propio del actuar humano. Para poder entender esta unión con

Cristo hace falta superar todo extrincesismo. Es necesario comprender cómo se realiza esta

unión partiendo desde las bases del cristocentrismo de la virtud. Esta unión con Cristo es

para el hombre virtuoso la fuente de su actuar excelente que lo lleva a establecer la causa

de todos sus actos en Cristo mismo.

201 JUAN PABLO II, Novo Millenio Ineunte 29.

Page 73: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

73

En los siguientes párrafos de este trabajo buscaremos hacer algunas reflexiones

válidas que nos ayuden a entender como Cristo es el amigo hacia la cual tienden todos los

actos en función del actuar virtuoso tal y como la hemos presentado en las anteriores

páginas.

Estas reflexiones parten de la premisa que la praxis humana de la cual hablamos se

realiza en el bien y tiende a su fin en Cristo en la libertad de una unión plena a su obra

creadora y redentora. El fin amado, en una moral que lo conoce y lo considera, en la

perspectiva del dinamismo de la acción dice: "La importancia soteriológica del ministerio

pastoral de Cristo tiene la misión de mostrar a los hombres extraviados por el pecado, el

verdadero camino que les conducirá a su fin último sobrenatural. Mientras el magisterio se

dirige a la voluntad, a la que inculca los preceptos de la ley divina y pide obediencia a los

mandatos de la ley de Dios"202. Este concepto bien entendido es absolutamente coherente

con el núcleo de la verdad contenida en los siglos de desarrollo dogmático de la Iglesia. Es

conveniente de acuerdo a la finalidad ultima de la encarnación de Cristo203 que sea

cualidad suya el poder mover todo para alcanzar esta finalidad de llevar a todos los

hombres a su fin último.

El hombre no puede merecer la vida eterna sin la gracia204. La contemplación del

rostro de Cristo nos debe mover a un nuevo dinamismo. Ésta es la fuerza que mantiene al

cristiano en tensión interior para alcanzar la perfección evangélica que se manifiesta en

202 L. OTT, Teologia Dogmática..., p. 287. 203 Cristo es sobre todo causa final hacia la cual todo tiende en un dinamismo de realización en plenitud. 204 STh III q.109, a.5, r.

Page 74: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

74

realizar iniciativas concretas de vida personal. Cristo es el fundamento absoluto de toda la

acción del cristiano. Cristo se hace presente a cada hombre de buena voluntad.

“Esta es la solicitud del mismo Cristo, el buen Pastor de todos los

hombres.” [...] “Aquí se trata por tanto del hombre en toda su verdad, en

su plena dimensión. No se trata del hombre "abstracto" sino real, del

hombre "concreto", "histórico". Se trata de "cada" hombre, porque cada

uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno

se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este misterio”205.

El hombre nuevo que es el cristiano tiene su fundamento en Jesús. "Jesús es el

hombre nuevo [...] admitido a la intimidad de la vida trinitaria"206. La raíz de toda la

imitación es la grandeza que Cristo nos presenta con su vida y con su palabra. Qué grande

misterio está delante del hombre que con su pequeñez se acerca a Cristo para encontrar una

respuesta a todos sus interrogativos.

“El alma de Cristo en cuanto instrumento del Verbo unido a ella, sí que tuvo una

potencia instrumental para producir aquellas mutaciones que pueden ordenarse al fin de la

encarnación, que consiste en instaurar todas las cosas, tanto las del cielo como las de la

tierra (Ef. 1,10)”207.

“Recapitular todo en Cristo” (Ef. 1,10) es vivir en su amistad.

Cristo es quien todo lo puede y todo lo hace en el cristiano que busca la plena

integración en Él. En el comentario a Ef. 1,10 Santo Tomás nos dice que encuentra tres

modos como se da esta instauración en Cristo. Primero por causa de los sacramentos,

205 JUAN PABLO II, Redemptor Hominis 29. 206 JUAN PABLO II, Novo Millennio Ineunte 23. 207 STh III q.13, a.2, r.

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75

segundo por haber llegado a la plenitud de los tiempos en que Cristo se nos ha sido dado,

lo cual es que estando el hombre alejado de Dios Cristo vino al mundo para instaurar todo

en él, y tercero por la utilidad del sacramento que tiene poder sobre todo el hombre208.

“Hay que decir: Si hablamos de la felicidad de la vida presente, el

hombre feliz necesita amigos; no, ciertamente, por utilidad, pues se basta

a sí mismo; ni por delectación, pues tiene en sí mismo la delectación

perfecta en la operación de la virtud; sino para obrar bien, es decir, para

hacerles bien, y para que, al verlos, le agrade hacer el bien, y también

para que le ayuden a hacerlo. Porque el hombre necesita del auxilio de

los amigos para obrar bien, tanto en las obras de la vida activa como en

las de la vida contemplativa”209.

Además podemos considerar cómo Cristo en la vida del hombre se hace vida de su

vida. Cristo mueve la vida del hombre en cuanto es el amor a él, el amigo, lo que mueve

cada una de las acciones. El hombre es un ser vivo que en la libertad de su acción tiende

hacia su fin. Siguiendo la reflexión teológica de Santo Tomás vemos que era conveniente

la encarnación del verbo, porque pertenece a la naturaleza del bien sumo comunicarse a la

criatura de modo superlativo. “Cristo es instrumento unido y libre de la divinidad”. Su

amor es gratuito. Su don de la gracia se extiende a todos los hombres.

El acontecimiento de la vida en comunión con Cristo se puede resumir en cinco

momentos210. Primero habla de la elección de Dios, luego de la predestinación de los

elegidos a participar en la misma vida de Cristo, después de la llamada concreta a la vida

cristiana que se hace en los sacramentos y mediante el anuncio evangélico, más delante de

208 Cfr. Super ad Eph. c.1 L.3. 209 STh III q.4, a.8, r. 210 Muestran una síntesis de los pasos de esta unión con Cristo Cfr. C. CAFARRA, Vida en Cristo..., p. 21-25.

Page 76: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

76

la transformación interior de los que ha respondido el llamado y por fin en la glorificación

final. Se presenta así una ética cristocéntrica de la gracia y de la fe que tiene un fuerte

carácter Eucarístico y Bautismal situada en el acontecimiento de la cruz y resurrección211.

Santo Tomás comentando sobre la gracia de Cristo y su unión con todos los hombres

siendo Él cabeza de la Iglesia, dice: “Hay que sostener que, teniendo en cuenta todas las

épocas del mundo de forma global, Cristo es cabeza de todos los hombres, pero en diversos

grados”212. Hay que explicar qué significa en esta cuestión que Cristo es cabeza. Quiere

decir cómo se relaciona en la gracia a todos los hombres, como primogénito, como aquel

que ha alcanzado la salvación, con relación privilegiada al Padre. Luego se une a todos los

hombres. “En primer lugar y principalmente, es cabeza de los que están unidos a él en acto

por la gloria. En segundo lugar, de aquellos que le están unidos en acto por la caridad. En

tercer lugar, de aquellos que le están vinculados por la fe”213.

Hasta aquí hablamos de los hombres que han sido bautizados en toda época, los que

ya han alcanzado el don de la amistad con Cristo. Luego procede a comentar: “En cuarto

lugar, de aquellos que están unidos a él sólo en potencia todavía no actualizada, pero que se

convertirá en acto de acuerdo con la divina predestinación”214. Se puede leer esto como

aquellos que han de venir. “Por último, es cabeza de aquellos que le están unidos en

potencia que nunca se convertirá en acto; tal acontece con los hombres que, viviendo en

este mundo, no están predestinados”215. Aunque duras estas palabras, se refieren a los que

libre y conscientemente han rechazado la amistad divina y que al salir del tiempo propicio

211 Cfr. C. CAFARRA, Vida en Cristo..., p. 23. 212 Sth III, q.8, a.3, r. 213 Ibíd.

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77

pierden la posibilidad de reconciliarse y por lo tanto su decisión libre los marca para toda la

eternidad como los que no quisieron aceptar la amistad de Cristo.

La posibilidad del cristiano de hacer una opción fundamental para ponerse en la vía

de la imitación o seguimiento de Cristo es una opción en la libertad que se realiza en actos

particulares de cada hombre. La llamada a seguir a Jesús se hace en cada hombre como una

decisión concreta a llevar a cabo actos concretos. La llamada de Jesús genera en el hombre

la más sublime forma de libertad.

La llamada a seguir a Cristo es un punto de referencia seguro. Partiendo del hecho

que el hombre es un ser libre capaz de llevar a cabo gestos bien precisos que lo empeñan o

alejan delante de la persona de Cristo, el hombre opta radicalmente en las verdades

concretas.

Esta opción a una vida virtuosa se completa y se debe realizar en la bienaventuranza,

que es el punto más alto de la unión de Dios con el hombre.

“Esta caridad – amistad con Dios es el principio y el fin de la vida Cristiana, su

actividad más propia y su telos, explica porqué la caridad es la llave para explicar el interés

de Santo Tomás en las virtudes”216. Es indispensable para entender como la amistad con

Cristo se hace central al tratado de la moral en Santo Tomás partiendo de una moral de la

virtud. Si nuestra perfección y por lo tanto la felicidad está en compartir la vida de Dios y

si tal participación en Dios es hecha posible mediante una amistad con Cristo que nos hace

214 Ibíd. 215 Ibíd. 216 Wadell usa el término telos el cual nos pone en el contexto de la teoria finalista de Santo Tomás: “omne

agens habet aliquam intentionem et desiderium finis” (I Sent., d.35, q.1, a.1) La finalidad última de todos los

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78

cada vez mas como Él, la caridad tiene un lugar esencial en el camino de la amistad como

virtud central.

hombres en sus actos está en relación al sumo bien de donde todo parte y a donde todo tiende, lo que nos

excluye de la discusión sobre las teorías morales teleológicas. (Cfr. P.J. WADELL, Friends of God…, p. 30).

Page 79: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

79

C O N C L U S I Ó N

Concluimos que estas son las características esenciales de presenta la imitación de

Cristo como modelo de amigo que alcanzó la perfección moral de la persona:

1. Cristo nos presenta un ideal religioso, un ideal que se manifiesta en la relación con

Dios, dado que en Cristo la perfección se encuentra manifestada como un reflejo de la

perfección de Dios. “Hay muchas razones para las cuales el ideal de perfección de la

persona dentro de la ética cristiana constituya un verdadero ideal religioso”217.

2. Cristo es un ideal real, aunque esto suene a un oxímoron. Cristo en sí contiene

como modelo un ideal superior, una forma ideal, pero al mismo tiempo pone delante al

hombre eso que luego deberá ser actuado que se hará real. En la realización de este ideal el

hombre alcanza la perfección moral.

3. Es un ideal práctico que debe ser realizado en la acción. Encontramos en la

enseñanza de Cristo muchos parámetros de cómo se debe actuar y que hay que hacer para

realizar el ideal. “El hombre aprende de su modelo como actuar, como vivir, para realizar

la perfección moral de la persona”218.

San Pablo, gran maestro de moral, nos enseña claramente como realizar este ideal

práctico: "Pues en él vivimos, nos movemos y existimos" (Hech. 17,28). Él está en todas

partes. ¿Dónde no está? Cristo es el amigo que siempre acompaña y está siempre presente.

La llamada al testimonio es continua. ¿Acaso Cristo no exhortaba precisamente a esto?

“Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. No os

217 K. WOJTYLA, I fondamenti..., p. 162. 218 Ibíd.

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80

inquietéis por cosa alguna.” (Flp 4,5-6). Por eso el amigo se hace modelo y hace que sus

amigos sean también modelos. Hacer de Cristo el Amigo que da la razón de ser al propio

ser. “Examinadlo todo y quedaos con lo bueno” (1Te 5,21) El Hombre busca siempre las

razones de su propio ser Sólo el Hombre puede explicar al hombre, porque el hombre que

se manifiesta en el amor da sentido a sí y a los demás. El Cristianismo es un evento que

como tal se comunica de experiencia en experiencia. La dimensión cultural de hecho es una

de las características del hombre nuevo, que conociendo a Cristo, haciéndolo suyo, lo

comunica a todo lo que de él mismo brota. La verdad de la amistad de Cristo que se hace

modelo de vida para el Cristiano no se puede reducir a un hacer ansioso o a una secuencia

de prácticas devotas que sean fruto de estados de ánimo ni mucho menos a una idea que

esté solamente en la abstracción intelectual de los expertos en la ciencia de la religión.

La primera afirmación hecha al inicio de este trabajo nos hace volver la mirada a

Cristo, amigo que siempre está presente y se hace Verdad de toda la verdad sobre la vida y

el mundo. Esta amistad con Cristo no es absurda pretensión de los hombres sino verdadero

Don que Él mismo nos ha hecho presente. La amistad con Cristo debe darse de tal forma

que la relación con Dios sea un trato familiar y asiduo con el Padre en el Espíritu Santo.

Por eso la vida espiritual se debe vivir en la comunión y en la búsqueda de Cristo.

Hemos visto en este trabajo que la relación de unión con Cristo se puede explicar

sobre la base de tres modelos: Cristo como norma, Cristo como causa y Cristo como fin del

actuar del hombre.

El primer modelo lo hemos presentado siguiendo el análisis de las tesis de Balthasar,

quien considera a Cristo como norma del actuar del hombre. Cristo se une a los hombres en

la medida en que estos cumplen sus mandatos.

Page 81: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

81

El segundo modelo busca ver a Cristo como causa. Esto implica reconocer la unión

con Él hablando de una dependencia casi metafísica, desde la perspectiva del ser.

Podríamos decir desde su encarnación. “El ser en Cristo, en cuanto ontología nueva del

sujeto moral, se entiende como causa eficiente del actuar. Se podría calificar esta posición

como un «Cristocentrismo de la ontología nueva»”219. Cristo es la causa que, a través de la

caridad que se realiza en la amistad con Él, hace que el ser nuevo del cristiano renovado

por la vida sacramental viva en Cristo y por lo tanto actúe en él. De esto hemos hablado a

lo largo de estas últimas páginas explicando como se da esta unión con Cristo en la

amistad.

El tercer modelo de cristocentrismo propone ver la interpretación finalista del actuar

de los hombres. Cristo se hace así la meta hacia la cual tienden todos los actos de los

hombres. Se hace la recapitulación de la existencia humana. Esto lo hemos visto en este

último capítulo del trabajo.

Al terminar este trabajo hemos concluido que la amistad con Cristo es la base de la

vida moral del hombre. Siguiendo los pasos de la investigación hecha encontramos que

existe un fundamento teológico suficiente para determinar que la virtud de la amistad es

central al discurso de la imitación de Cristo.

“La caridad, en efecto, exige que el hombre se duela de la ofensa

cometida contra el amigo, y que el hombre busque la reconciliación con

el amigo. Igualmente, la fe exige que uno quiera ser justificado por la

virtud de la pasión de Cristo, que actúa en los sacramentos de la

Iglesia”220.

219 L. MELINA – J. NORIEGA – J. PÉREZ -SOBA, La plenitud del obrar cristiano..., p. 148. 220 STh III q.84, a.5, ad 2.

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82

Por que Cristo nos ha llamado amigos (Cfr. Jn. 15,15) podemos llamar la caridad

cristiana amistad con Cristo. Por la caridad, Dios y el hombre se aman como amigos, y el

bien amigable que quieren uno para el otro, como bien compartido, es la bienaventuranza o

bien total. Esta bienaventuranza se identifica con la vida misma de Dios, con el

conocimiento y amor de sí mismo. Por pura benevolencia, Dios quiere compartir esa

bienaventuranza con el hombre, y por la gracia le da una primera participación en ella

convirtiéndolo en ciudadano de la bienaventurada sociedad celeste. Fundado en esa

comunicación y en la asociación a la compañía de los bienaventurados surge en el hombre

el amor de caridad, como amistad con Dios; ama a Dios como amigo porque ama la

bienaventuranza de Dios como el bien del amigo y como el bien amigablemente

compartido con Él. Cristo es fiel porque nos asegura su presencia y compañía. ¿Qué amigo

es capaz de soportar todo por el amigo y estar allí presente siempre?

“Esta presencia se ajusta a la caridad de Cristo, por la que asumió un

cuerpo real de la misma naturaleza que la nuestra para nuestra salvación.

Y, porque es connatural a la amistad compartir la vida con los amigos,

Cristo nos ha prometido su presencia corporal, como premio, en el texto

de Mt. 24,28: donde está el cuerpo allí se reúnen las águilas”221.

Cristo esta siempre presente en la vida del cristiano como amigo que se hace signo,

misterio que se revela e invita a permanecer en su amor. La realidad de la presencia

continua de Dios en nuestra vida es ciertamente un misterio que ha tocado la vida de los

hombres a lo largo de todos los tiempos. Esta verdad se puede presentar con una disyuntiva

categórica. El mundo o es un signo de la presencia de Dios o se hace un verdadero enemigo

221 STh III q.75, a.1.

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83

que aleja a los hombres de Dios. La naturaleza de esta realidad urge al Cristiano tomar una

decisión, usar su libertad, luego o el Misterio es la materia de la realidad o simplemente la

realidad se acaba en el signo que se manifiesta.

La moral cristiana es de una gran simplicidad, esta consiste en el seguir a Cristo, y en

este seguir a Cristo se encuentra la fuerza para la propia realización personal definitiva.

Esta simplicidad se manifiesta aún en la debilidad de la capacidad del hombre para amar.

Page 84: Cristocentrismo y Virtud de Amistad 15

84

B I B L I O G R A F Í A

LIBROS Y DICCIONARIOS

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86

INDICE

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................... 2

CAPÍTULO 1. EL CRISTOCENTRISMO Y LA MORAL ....................................................................... 6

Fundado en un personalismo cristiano........................................................................................................... 8

El principio evangélico de la imitación ......................................................................................................... 14

CAPÍTULO 2. LA LEY NUEVA EN SANTO TOMÁS ........................................................................... 17

La ley evangélica es ley nueva ....................................................................................................................... 17

El saber teológico y la ley nueva ................................................................................................................... 20

Allí donde esta el Espíritu hay libertad ........................................................................................................ 21

CAPÍTULO 3. CRISTO LA NUEVA NORMA PERSONAL .................................................................. 25

Partir desde la Buena Nueva ......................................................................................................................... 26

Cristo, Dios y Hombre libre, que vivió la plenitud de la ley ....................................................................... 28

Líneas esenciales de la relación entre Cristología y Moral en la Veritatis Splendor ............................... 33

CAPÍTULO 4. AMIGOS DE CRISTO ...................................................................................................... 39

Relación entre Amistad y Amor de Caridad en la dinámica de felicidad ................................................. 40

Un esbozo de la amistad ................................................................................................................................ 46

Un esbozo de la caridad ................................................................................................................................. 52

La amistad se diferencia del amor y de la caridad ...................................................................................... 55

La caridad como amistad. ............................................................................................................................. 61

CAPÍTULO 5. CRISTO ES EL AMIGO QUE HACE AL HOMBRE SANTO, SABIO Y BUENO. .. 72

La unión con Cristo ....................................................................................................................................... 72

“Recapitular todo en Cristo” (Ef. 1,10) es vivir en su amistad. ................................................................. 74

CONCLUSIÓN .............................................................................................................................................. 79

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................................................ 84