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CRUZADA A MITAD DE

SIGLO

El Desarrollo del Adventismo Sudamericano a Inicios de los

Años 50

Edgardo D. Iuorno

DESCUBRA EDICIONES

Paraná, Entre Ríos

2015

CRUZADA A MITAD DE SIGLO

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PREFACIO

A poco más de un siglo del Gran Chasco los adventistas sudamericanos llegaron a la conclusión de que debían hacer esfuerzos especiales y denodados para que el tiempo de la venida del Señor no se estirara demasiado. De esa manera, exhortados por el pastor Santiago Schmidt, director de Actividades Laicas de la División Sudamericana, decidieron realizar una especie de cruzada de medio siglo para darle al mensaje final un impulso mayor.

La fe en la verdad y el anhelo por ver al Señor volver en sus propios días estimuló una serie de iniciativas notables, dignas de estudio y de imitación.

La obra ha avanzado mucho desde aquellos días, aunque quizá no a la velocidad que debiera. Del empuje y consagración de los adventistas de mitad del siglo XX tenemos mucho que aprender, y algunas de esas lecciones ponemos a consideración en este libro.

Que al leer estas páginas crezca tu gratitud por conocer la verdad salvadora, y que tu consagración aumente a fin de dar lo mejor por la iglesia remanente.

El Autor.


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ÍNDICE

I. ORGANIZADOS PARA LA CRUZADA

El Congreso Mundial De 1950 7 Informe De La División Sudamericana En El Congreso Mundial De 1950 11 Campaña De Mitad De Siglo 13 II. CRUZADA EN UNIONES Y CAMPOS MISIONEROS Crecimiento De La Unión Antillana 16 La División Haciendo Pie En Las Grandes Ciudades 16 Planes Para El Evangelismo En La Unión Incaica 18 Dieciséis Días Para Aprender 20 Planes Para Evangelizar El Ecuador 21 La Misión Del Amazonas En Acción 22 El 16to Congreso De La Unión Austral 23 La Unión Austral Predicando E Invirtiendo 26 Un Comienzo Próspero Y Entusiasta 26 La Obra En Osorno Y Alrededores 27 La Misión Paraguaya Celebrando Su Primer Congreso 29 Adelantos En Paraguay 32 Una Ofrenda Extraordinaria 37 Uruguay Creciendo En El Mensaje 39 Magníficos Congresos en Uruguay y Chile 40 Predicación En El Norte Argentino 44 El Adventismo Comienza en La Rioja 47 Progresos en el Chaco y Formosa 49


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El Quinto Congreso De La Misión Del Norte 51 Cuyo en Marcha 52 Congreso De La Asociación Central 53 Capacitados Con Gozo 57 III.CRUZADA CON LAS PUBLICACIONES El Colportaje Sudamericano De Mitad De Siglo 59 El Poder Evangelizador De Nuestros Libros 63 Cincuenta Años De La Casa Editora 64 Colportores Capacitados 65 Éxitos En El Colportaje De La Unión Incaica 68 Colportando Libros Chicos 69 Un Libro En El Río 70 Ganado Por “El Camino A Cristo” 70 Colportando A Prefectos 71 Un Niño Colportor 72 Recomendaciones Importantes Generan Ventas Cuantiosas 73 Llegando A Tiempo 74 La Esposa Del Colportor 75 En El Cuartel Y En El Edificio 76 Testimonios Alentadores Acerca De El Atalaya 77 Perseguido Y Defendido 79 Compró Todos Los Libros 81 Lo Escucharon En Un Bautismo 82 Dios Nos Cuida Siempre 85 Música Angelical 87


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IV. CRUZADA CON LAS INSTITUCIONES La Escuela, Base de la Vida Espiritual 89 Reminiscencias del C. A. T. 91 Crecen las Instituciones Bolivianas 92 Progresos en el CAP 93 Las Escuelas Adventistas en Uruguay 95 Avances en el Colegio de Chile 97 El Colegio de la Unión Incaica 98 Un Nuevo Sanatorio: una Nueva Oportunidad 100 V. CRUZADA CON LA RADIO La Escuela Radiopostal Durante 1950 102 Avanza la Radio en Perú 103 Testimonios Radiopostales 104 Una Carta Inspiradora 105

VI. RECOLECTANDO PARA LA CRUZADA Titicaca y la Recolección 107 Recolectando Almas 108 Recolectando y Vendiendo 109 Una Visita a la Cervecería 110

VII. CRUZADA EN EL EVANGELISMO PÚBLICO

Predicadores Al Ritmo De Schubert 112 Crece El Evangelismo Público 114 El Evangelismo En Marcha 117


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El Esfuerzo Público De Iquitos 120 Inauguración Del Templo Adventista De Iquitos 122 Más Ciclos Y Esfuerzos 123 Esfuerzo En El Callao 124 Ecos De Un Esfuerzo en Paraguay 127 El Evangelismo En Paraguay 128 Avances En Buenos Aires 131 La Obra Evangélica En Buenos Aires 134 Buenas Noticias Del Sur Argentino 136 Un Esfuerzo Evangélico Combinado 137 Gran Ciclo En Valparaíso 137 Resultados Del Esfuerzo De Tarapoto, Perú 139 En Un Cine De Asunción 141 Gran Ciclo En Santiago De Chile 142 Cadena Universitaria 143 Espigas De Las Antillas 144 Descontando Lo Que Ahorró 147 Una Nueva Capilla En Formosa 148 Un Auto Para El Presidente 150 Laicos Sudamericanos Comprometidos 150

EPÍLOGO 151

SUPLEMENTO FOTOGRÁFICO 154


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CAPÍTULO I.

ORGANIZADOS PARA LA CRUZADA

El Congreso Mundial de 1950

En 1950 había 235.000 adventistas en los Estados Unidos, y 716.000 en el mundo. Sin embargo, este congreso dispondría de un presupuesto de 27.428.248 dólares, al que superan los presupuestos de solamente otras dos denominaciones protestantes, y era inferior al más alto por sólo 4.000.000 de dólares.

Los adventistas dirigían actividades misioneras en 228 países del mundo; operaban 52 casas editoras, 3.341 escuelas primarias, 290 escuelas secundarias y colegios y 162 instituciones médicas.

Los diarios de San Francisco dedicaron mucha atención a nuestro congreso, y presentaron fotografías, crónicas y reportajes. Uno de los artículos más destacados fué el editorial aparecido en el San Francisco Cali Bulletin, del 11 de julio,: “Centenares de misioneros de todas partes del mundo se han congregado en San Francisco. La ciudad se enorgullece al recibir tales visitas. Estos huéspedes son los misioneros adventistas que vinieron para celebrar el cuadragésimo sexto congreso general de su iglesia. Hay 68 naciones representadas. ‘La difusión de los principios que rigen la vida cristiana es una de las actividades más destacadas dé los adventistas. Son de admirar y honrar la sinceridad y devoción de este pueblo, su valor y su servicio abnegado en favor de las causas humanitarias. Los adventistas se destacan entre las diversas organizaciones religiosas por el apoyo


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que dan a la actividad misionera. Por esto, y por muchas otras empresas humanitarias, San Francisco los honra y les da una calurosa bienvenida y les desea una feliz estada mientras se reúnen entre nosotros.”

Uno de los informes más emocionantes de este congreso fue dado en cierta reunión por el Dr. Juan Nussbaum, de París, quien relató maravillosos incidentes que le acontecieron mientras visitaba numerosos magistrados, hombres públicos y líderes nacionales, interesándolos en la libertad religiosa. Mostró fotografías sacadas en ocasión de su entrevista con el primer ministro de Grecia, el ministro de relaciones exteriores de Gran Bretaña, Sr. Bevin y con la Sra. de Roosevelt. Habló de las conversaciones que había sostenido con el mariscal Tito en Yugoeslavia, con el Sr. de Gasperi en Italia, y con el Papa Pío XII en el Vaticano. También se refirió a sus entrevistas amisto- tosas con los extintos líderes de Checoeslovaquia, Eduardo Benes y Juan Masaryk.

El Dr. Nussbaum, refiriéndose a los principios que rigen la libertad religiosa, declaró que debemos hacernos conocer por los dirigentes de las naciones y explicarles la base de nuestras condiciones. Entonces, cuando llegue el momento oportuno, manifestarán simpatía hacia nuestra causa. También recalcó que la iglesia y el estado deben mantenerse completamente separados, aun en nuestras propias actividades. Dijo que muchas veces, cuando se han presentado dificultades en Europa, ellas provienen del hecho de que los sacerdotes y pastores han mezclado la política con sus sermones y su obra. Insiste en que debemos dejar toda política fuera de nuestros sermones, y aun de nuestras conferencias públicas.


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A. E. Báxter (hijo), era el “misionero aviador” de la región de Sierra Madre, Méjico. Recorría en diez minutos lo que recorría un misionero de antaño en un día montado en su borrico. Utilizaba su biplaza Aeronca para la obra médica y la predicación. A veces debía buscar pacientes a unos doce kilómetros en el interior de las montañas en una aldea a la que conduce un camino de cuarenta kilómetros que corre a lo largo de un estrecho desfiladero y que cruza 103 veces un mismo río. Para recorrer ese camino en un camión se necesitaban ocho horas. Nuestro misionero aviador unía estos dos puntos en sólo quince minutos. Indudablemente, el misionero Báxter ba un medio de transporte que pronto sería utilizado por un número mayor de obreros para así apresurar la difusión del mensaje. La mayor parte del congreso se dedicó a estudiar y considerar los hechos del pasado, pero su última parte se destinó a mirar hacia el futuro. Durante estas reuniones finales se dejó oír un poderoso llamamiento a despertarse y evangelizar el mundo. El blanco adoptado era duplicar el número de miembros durante los próximos cuatro años. Era éste un propósito que requeriría la unificación de todos nuestros recursos para el propósito de evangelizar el mundo.

De Egipto llegó una ilustración de cómo la evangelización puede llegar a ser el medio más poderoso para hacer progresar la obra. Este plan, que se titula: “Por los caminos y los vallados,” requería que un mes de cada año fuera dedicado por cada obrero a evangelizar una región que nunca oyó el mensaje. ¡Cuánto progreso veríamos si este plan se llevase a cabo en todas nuestras asociaciones e instituciones!


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Este congreso pidió que se lleven a cabo reuniones de reavivamiento durante diez días en todas nuestras iglesias, para continuar después con un programa de evangelización que presentase pronto el mensaje a un mundo que perece.

El pastor F. A. Mote, de la División Australasiana, contó la historia del pastor Sami. En muchas ocasiones este noble predicador nativo escapó a duras penas a los esfuerzos hechos para acabar con él, pues el Señor lo guardó. Un día un grupo de nativos entró en su casa con el propósito de quitarle la vida. Asesinaron a su esposa, y a él lo golpearon hasta dejarlo por muerto. Convencidos de que había fallecido, arrastraron su cuerpo a la playa y lo arrojaron al océano. Pero Sami no había muerto. Ciertos nativos que pasaban en un barco sacaron de las olas su cuerpo inanimado y gradualmente recobró el conocimiento. Más tarde sus atacantes fueron apresados.

Mientras se los llevaba en un barco a otra isla para juzgarlos, se pidió a Sami que viajase en ese mismo barco para testificar en el juicio. ¿Cuál no fué la sorpresa de los oficiales del barco al descubrir a Sami en la bodega donde estaban encadenados los prisioneros, intercediendo de rodillas por estos homicidas y rogándoles con lágrimas que diesen su corazón a Dios? Los había perdonado y estaba haciendo todo lo que podía para llevarlos al Salvador. Tal es el verdadero espíritu de las misiones.


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Informe de la División Sudamericana en el Congreso Mundial de 1950

Al comenzar el cuadrienio 1946-1940 teníamos 292 iglesias, y lo cerraron con 41 iglesias más. Nos alegramos por este progreso. Se habían añadido 17.030 por medio del bautismo durante este mismo período. Esto significa que los bautismos habían aumentado en 4.472 con relación al período anterior.

Unos noventa millones de personas vivían dentro de los límites de los países de la División,entre ellos los casi 50 millones de brasileños. A pesar de la enconada oposición, la causa de Dios avanzó. Sudamérica esperaba tener pronto 10.000 bautismos al año. El total de miembros bautizados a fines de 1949 era de 53.982.

En Sudamérica había unas 390 escuelas primarias, con un total de 16.719 alumnos matriculados. Se insistía mucho en lo necesario de obtener más escuelas secundarias. A las doce que había asistían cada año 1.628 jóvenes de ambos sexos.

El crecimiento de la obra médica en Sudamériea fue uno de los rasgos alentadores de nuestra obra, permitiendo obtener amigos en las altas esferas. En Lima, el edificio utilizado como clínica-hospital, donde el Dr. Potts y sus leales ayudantes estaban haciendo una buena , obra estaba cerca de la playa, en el hermoso barrio de Miraflores.


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En los límites septentrionales de Bolivia, el Dr. E. E. Bottsford y su buena esposa, con un valiente y leal cuerpo de obreros, hacían mucha obra médico-misionera de sostén propio. Se hallaban muy distantes de los hermanos y de la civilización; sin embargo sentían verdadero gozo por su trabajo.

Fue en el Brasil, especialmente, donde la obra médica ha progresado más. En la capital, Río de Janeiro, había un hermoso sanatorio que representaba muy bien a la obra, situado en un lugar ideal. En la populosa ciudad de San Pablo otra institución médica más pequeña, que estaba siempre llena. En Belén, cerca de la desembocadura del Amazonas, se estaba terminando la construcción de una tercera unidad médica. Además una flota de siete lanchas construidas gracias a los donativos y sacrificios de este pueblo viajaba por los grandes ríos del Brasil, en misión de misericordia para los aislados y dolientes.

Andrés Achata, que nació en las riberas del lago Titicaca.

Antes de ser adventista era inspector del gobierno para las escuelas públicas de esa sección del Perú. La obra establecida en torno al lago Titicaca por misioneros norteamericanos y argentinos avanzó rápidamente, en tres estaciones misioneras, y en el 49 bautizaron 710 personas. Eso significaba que cada diez habían ganado a uno. Los maestros eran verdaderos obreros evangélicos, 160 de ellos habían ganado almas. En el 50 había en funcionamiento 110 escuelas, con cerca de 5.000 alumnos y 230 escuelas sabáticas, con 8.000 o más miembros.

En siete de los países abarcados por la División

Sudamericana se realizaban transmisiones semanales de La Voz de la Profecía. Por ejemplo, en Lima, donde realizaban dos


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audiciones por semana, una de las estaciones no pudo trans-mitir la suya un día. El gerente se vio asediado por llamadas telefónicas de parte de personas que querían saber por qué no se transmitía nuestro acostumbrado programa ese día. la iglesia avanzaba de manera visible e invisible! Campaña de Mitad de Siglo

El pastor S. Schmidt, director de Actividades Laicas de la División, escribía que “la primera mitad de este siglo ha pasado a la historia. Hace cincuenta años que los fieles hermanos adventistas han estado esperando, como nosotros, la venida de nuestro amado Salvador, pero el Señor aún no ha venido porque nosotros no hemos terminado la obra, y por eso se ha tomado este importante voto para que nos unamos como nunca antes en el trabajo, a fin de terminarlo”.

Al trazar planes para 1950 los dirigentes anhelaban que

se produzca un reavivamiento sin precedentes de la actividad misionera, para lo cual cada miembro debía renovar y profundizar su relación con Dios, y toda la iglesia, tanto los obreros de las asociaciones y misiones, como todos los miembros, para unirse bajo la dirección de Dios en un esfuerzo para salvar almas como no se ha visto desde el Pentecostés.

El pastor Schmidt animaba a que este esfuerzo misionero se desplegara en toda la División, para hacer visitas personales a los vecinos y llevar la verdad a sus hogares. Los sábados 1 de julio y 7 de octubre serían designados especialmente para animar a los hermanos a efectuar tales visitas.


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Se entregarían el folleto “Una Perspectiva Optimista del Futuro”, escrito por el pastor H. M. S. Richards, y s u haría un esfuerzo especial para matricular a los interesados en la Escuela Radiopostal. La División habría de costear todos los gastos en que las casas editoras incurrieran para preparar los grabados que se emplearan en estos folletos, para que puedan ser vendidos al menor precio posible a los hermanos de las iglesias. De esta manera se daría el material para que la iglesia trabajara.

La mitad del siglo marcaba un hito misionero, la hora urgente de hacer un esfuerzo mayor en cada campo para celebrar asambleas y cursos de instrucción para predicadores e instructores bíblicos voluntarios en lugares estratégicos y en número suficiente para que, hasta donde sea posible, los representantes de todas las iglesias reciban provecho de las mismas.

A fin de lograr mayor visibilidad se votó que cada unión y campo local nombraran un encargado publicitario. Que los avisos que puedan ser publicados, tales como las direcciones de nuestras iglesias y locales de culto y los anuncios que puedan transmitirse por medio de la prensa, y que los servicios y programas que se celebran en nuestros locales y templos, se los publicara en un diario de buena reputación siempre que se lo considere prudente. No sólo cada asociación o misión, sino también cada iglesia debe hacer lo posible para cumplir con esta recomendación, publicando los programas celebrados por la Sociedad “Dorcas” y las demás actividades de la iglesia que sean de interés general.


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Para los adventistas de mitad de siglo cada año que pasaba era un año de espera angustiosa. Ellos no querían terminar el siglo XX en la tierra, y se esforzaban por amonestar a la generación de sus días.


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CAPÍTULO II CRUZADA EN UNIONES Y CAMPOS MISIONEROS

Crecimiento de la Unión Antillana

H. B. Lundquist, presidente de la Unión Antillana, contaba que el presidente de la república dominicana, Sr. Trujillo, donó a Samuel Weiss, presidente de la Misión Dominicana, la suma de $ 10.000 eso sin contar los $ 25.000 que había donado en enero de este año. El hermano del presidente, Gral. Héctor Trujillo, regaló a la Misión 80 camas de acero con su equipo de colchones, almohadas, sábanas, fundas y frazadas, y el presidente contribuyó con seis vacas lecheras de raza, procedentes de su chacra particular.

Esta Unión que se ve tan favorecida, gracias a la bendición de Dios, tenía casi 16.000 miembros de iglesia, y 23.000 miembros de escuela sabatica. Prosperaban en ella varias escuelas de obreros laicos, de nueve días de duración. Al esfuerzo laico se debía la mitad de los bautismos. Los hermanos se mbanostra fervorosos y consagrados, y realizaban seis ciclos de conferencias laicas simultáneos al que dictó el pastor en el templo central de Ciudad Trujillo, capital de Santo Domingo. Dios abre puertas grandes cuando su pueblo hace la parte que le corresponde. La División Haciendo Pie en las Grandes Ciudades

El programa de construcciones para el continente

abarcaba todos los países de la División Sudamericana. Lima tuvo su buen templo desde 1935. Arequipa tenía el suyo, y una


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iglesia importante, bien reforzada por la serie de conferencias que dictó el pastor Schubert acompañado por el pastor Scarcella, de la Argentina, pues desde allí se habían enviado ya muchos misioneros a otros lugares. Era una verdadera base misionera.

En una de las mejores avenidas de Valparaíso, Chile, se levantó el templo adventista de aquella ciudad. Santiago, a su vez, tenía varias iglesias, además de la de Porvenir, y una de ellas, la de La Paz, tuvo su buen templo desde 1940. Más o menos desde entonces tiene el suyo, y verdaderamente magnífico, Montevideo, la capital del Uruguay, país que ya tenía capillas en Nueva Helvecia, San Pedro, Paysandú, Meló, Rivera y otros lugares.

El Paraguay contó en Asunción con su templo construido, como reedificó Nehemías el muro de Jerusalén, en tiempos angustiosos, de revolución y dificultades de todas clases, que probaron la constancia de los hermanos.

Todos estos templos, juntamente con las instituciones como el Colegio y Sanatorio de Puiggari, la fábrica de alimentos Gránix, y los colegios de Chillán (Chile), Progreso (Uruguay), Instituto Florida y Leandro Alem (Argentina), Juliaca y Ñaña (Perú), Cochabamba (Bolivia), amén del Hospital y Escuela de Enfermeros de Chulumani y la Clínica de Juliaca, y por supuesto la Casa Editora.

Muy poco de todo esto existía hen 1915. Es muy posible que donde entonces no había tal vez 100 adventistas, es decir en Buenos Aires y sus alredores, para el 50 hubiera 1.500,


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repartidos en unas catorce o quince iglesias y grupos, la mayoría con locales propios, y apoyados por poderosas instituciones.

La obra progresó velozmente, ciertamente porque es de Dios. Podría haber progresado más si los miembros humanos de la firma, hubiesen tenido más fe y cometido menos equivocaciones. Nuestel ánimo flaquea a veces. Pero el ritmo que tenía la predicación a mitad de siglo podría ser la envidia de muchos lugares del mundo adventista hoy en día.

Planes para el Evangelismo en la Unión Incaica

El pastor Francisco Scarcella informaba de los planes que se trazaban en la Unión Incaica, “teniendo en cuenta que gozamos de un período de libertad para proclamar el mensaje de gracia para un mundo en desgracia, tiempo propicio que irá desapareciendo poco a poco, contemplando el serio peligro que corren nuestros obreros de transformar sus labores en un mecanismo administrativo innecesario”.

En consecuencia se proponían invitar a cada presidente de campo, secretario-tesorero, director de departamento, y oficinistas, tanto de la Unión como de cada Misión, a colaborar en un vasto plan de evangelización. Se proponía que cada presidente de campo dedicara por lo menos de 8 a 12 semanas del año a dirigir un esfuerzo público, con preferencia en un nuevo lugar, que cada director de departamento dedicara de 8 a 12 semanas del año a la empresa de dar esfuerzos públicos, de preferencia en nuevos territorios, con la comprensión de que al


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terminar este tiempo el esfuerzo evangélico sea continuado por el colaborador más indicado. Los secretarios dedicarían de 6 a 8 semanas en esfuerzos públicos, ya sea dictando conferencias o colaborando al dar estudios bíblicos.

También se recomendaba que los colegios secundarios y primarios clínicas también aportaran personas competentes para dictar ciclos de conferencias públicas y dar estudios bíblicos.

Se aprecia una inminencia escatológica que motivaba a cada obrero a involucrarse personalmente en la ganancia de almas, fuera cual fuera su función y nombramiento. Más que participaciones masivas y puntuales se esperaba un involucramiento sostenido en la misión, hasta que el obrero manifestara sus propios frutos.

Además se establecían clases bautismales anuales en cada iglesia, de manera que se prepararan a los interesados para sus bautismos, hubiera o no ciclo en ese lugar. En aquellos lugares donde no hubiera obreros permanentes, el pastor designaría al encargado de la misma.

También se pretendía que los alumnos de teología

ayudaran a pastores evangelistas de experiencia, tanto en la fase pública como también en la obra pastoral y personal, durante las horas de los sábados y domingos de tarde, para dictar series de conferencias y dar estudios bíblicos en lugares previamente escogidos.

El primer amor por la verdad quedaba demostrado ampliamente por un grupo de hermanos que sin obrero y con miembros recién bautizados pedían publicaciones para predicar.


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En el Beni, Bolivia, junto a la frontera del Brasil, el Dr. Bottsford, a pesar de la enorme distancia que lo separaba de los centros de la República, fué el primero en pedir veinte juegos. Además, tanto él como sus colaboradores estaban haciendo cuanto podían para que brillara la luz de la verdad en esas obscuras regiones. Los sábados juntaban más de doscientas personas para participar en los diferentes servicios religiosos. También edificaban una iglesia.

Los dirigentes entusiasmados tenían eco en una iglesia

igualmente motivada! Dieciséis Días Para Aprender Con la buena promición del pastor Hayden, director de Actividad Misionera y Escuelas Sabáticas de la Unión Incaica, fue posible presentar un programa muy completo de capacitación. Cierto delegado dijo: “Ahora comprendo mejor cómo calcular el diezmo,, Muchos contaron cómo comenzaron sus centros de predicación voluntaria y escuelas filiales. Una hermana dijo: “Después de haber oído el programa anual sobre el Fondo de Inversión, sentí vivo deseo de hacer algo y decidí dar al fondo la mitad de todos los huevos de mis gallinas”.

Instruyeron sobre la reforma pro salud y organizaron

clase sobre arte culinario. El cine más nuevo de la ciudad les fue ofrecido gratis para todo el sábado. Allí celebraron las reuniones para los adultos, y en el templo fueron atendidos los niños.

Los últimos momentos fueron interesantísimos. Los representantes de los diferentes grupos e iglesias contaron cómo dejaron sus chacras y negocios por medio mes para aprovechar las reuniones, y se propusieron nuevos blancos para el futuro.


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Las reuniones terminaron el sábado, y el domingo mismo uno de los predicadores voluntarios comenzó una serie de reuniones en un lugar bastante distante. Planes Para Evangelizar El Ecuador

Según el pastor R. Fighur algunos pensaban que el Ecuador era el campo descuidado de la División. Pero la comentada negligencia no fue intencional. Durante la década del 40 una tras otra las familias misioneras enviadas al campo ecuatoriano se vieron obligadas a abandonarlo ñor razones de salud.

El Hno. J. Pendón, de Colombia, aceptó un llamamiento para ir al Ecuador, donde actuaría como pastor evangelista en la ciudad de Quito, la capital. Había allí una iglesia floreciente y el pastor E. P. Flores, de Chile, quien trabajó durante un período de servicio en Bolivia, iría también al Ecuador para trabajar como evangelista.

Además se pidió a Norteamérica un evangelista de habla

castellana. Esto significó que se agregarían tres obreros evangélicos al Ecuador. Todos ellos, al unir sus esfuerzos con los que ya estaban en el campo, infundirían ciertamente nuevo ímpetu a la obra de la Misión Ecuatoriana.

En el puerto de Guayaquil, la ciudad comercial más importante del país, había una iglesia cuyo número de miembros aumentaba, y una capilla que desde hacía tiempo resultaba muy necesaria. Se proyectó una para aproximadamente 250 personas, y estaría construida con materiales muy sólidos. En cuanto se


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terminara la edificación se iniciaría un ciclo de conferencias en la ciudad.

Una decisión que benefició la obra en el Ecuador es el

traslado de la oficina de la Misión, de Quito a Guayaquil. La primera ciudad se halla a una altitud de 2800 metros, que para muchos era excesiva. Debido a ello unas cuantas familias se vieron obligadas a abandonar el campo, y otras a quienes se llamó, no pudieron ir, porque su salud no les permitía vivir a tal altura. La Misión del Amazonas en Acción

S. C. Pritchard relató que la Misión Amazonas del Perú estaba alargando sus cuerdas y fortificando sus estacas. Se estaban dictando dos ciclos de conferencias que prometían opimos frutos. Estaban felices y agradecidos por los servicios del pastor F. Scarcella, evangelista de la Unión Incaica, quien predicaba en el nuevo templo de Iquitos.

Otro esfuerzo público que los llenó de ánimo es el que estuvo dictando el pastor Benjamín Riffel en Moyobamba. Contaba con muy buena asistencia. Se vió obligado a abandonar un lindo salón para dictar sus conferencias en el patio de la propiedad adventista en Moyobamba, para poder acomodar a la muchedumbre que asistía a las mismas. El pastor Israel Alomía, colaboraba en este esfuerzo.

En dos distintos lugares se celebraron asambleas de predicadores voluntarios. Fue muy animador ver cómo los hermanos laicos dedicaban su tiempo libre a la proclamación del


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mensaje para este tiempo. En Moyobamba, un grupo de predicadores voluntarios se propuso pasar dos días enteros de cada semana a fin de colaborar con el pastor Riffel visitando a los interesados para darles estudios bíblicos. Otros entusiastas predicadores voluntarios están llevando el mensaje por los ríos y las sendas de la selva.

Precisamente la obra en los ríos tuvo un momentáneo retroceso debido a un desperfecto de la lancha “Auxiliadora.” El pastor José Replogle debió usar otros medios para viajar, pero fueron ineficaces para alcanzar a los millares que clamaban por sus servicios. La labor realizada por los obreros de la “Auxiliadora” era un medio magnífico para evangelizar a los habitantes de esta Misión. Anhelaban tener dos buenas lanchas para hacer la obra médico misionera debida en los muchos ríos tributarios del gran Amazonas. El 16to Congreso de la Unión Austral

Se celebró en el acogedor ambiente rural del Colegio Adventista del Plata, en Puiggari, Entre Ríos, Argentina, el décimosexto congreso de la Unión Austral. Además de los delegados generales y regulares que vinieron en representación de la Unión y de las Asociaciones Chilena, Bonaerense y Central y de las Misiones Uruguaya, del Norte, de Cuyo y Paraguaya, tuvimos el placer de tener entre nosotros al pastor J. L. McElhany, presidente de la Asociación General, y a los pastores. Frank H. Yost y N. W. Dunn de la misma organización.

La División Sudamericana estuvo representada por su presidente, pastor R. R. Figuhr y los pastores Enrique Baerg, W.


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A. Bergherm, L. M. Stump y Santiago Schmidt. Como representantes de la Casa Editora asistieron el gerente de la misma, Frank L. Baer, y Fernando Chaij, F. Chovanec y Lorenzo J. Baum, entre otros. Se oyeron inspiradores sermones y estudios del pastor McElhany, con un vistazo general a la obra adventista en todo el mundo, quien recalcó que pertenecemos a un movimiento mundial que debe permanecer constantemente unido. Sus reminiscencias de la vida y trabajos de la Hna. White fueron sumamente interesantes también.

Tampoco olvidaron los hermosos estudios del Dr. Frank H. Yost, mediante los cuales presentó a Jesús como nuestra sabiduría, justificación, santificación y redención. (1 Cor. 10:30). Se sumaron también las enseñanzas y consejos de los pastores Dunn, Soto, Stump, Bergherm, Schmidt y Chaij, y los dulces momentos de comunión con el cielo que gozamos en los grupos de oración.

“El día grande de la fiesta’1 fué el sábado 11 de febrero. En la mañana celebraronla escuela sabática, y él segundo servicio estuvo a cargo del pastor McElhany. En la tarde se celebró la ordenación al ministerio de Alfredo Bellido, Juan y José Tabuenca.

Todos los informes presentados, tanto por el presidente

como el del secretario tesorero, los directores de departamentos, los presidentes de campo y los dirigentes de las instituciones, revelaron índices animadores de progreso en todas las fases de la obra. Mientras en 1945 se bautizaron 764 personas en todos los


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campos de la Unión, en 1948 dieron este paso 1.029 almas. En 1945 la Unión Austral tenía 10305 miembros, y a fines de 1948 llegaban a 11.957.

La Comisión de Nombramientos presentó el siguiente informe Secretario-tesorero: Pastor Ner Soto. Director de Educación y J. M. V.: Pastor Manuel Pérez. Director de Escuelas Sabáticas, Actividad Misionera y Radio: Pastor Mario Rasi. Director de Publicaciones: Pastor Jeremías de Oliveira. Director del Depto. Médico: Doctor Carlos Westphal. Director de Relaciones Públicas (Libertad Religiosa) : Pastor Daniel Hámmerly Dupuy. Presidente de la Misión Uruguaya : Pastor Alfredo Bellido. Tesorero de la Misión Uruguaya : Hno. Juan Zevallos. Presidente de la Misión del Norte : Pastor Juan Meier. Tesorero de la Misión del Norte: Hno. Romualdo Kalbermatter. Presidente y tesorero de la Misión Paraguaya: Pastor Edo. J. Kanna. Presidente de la Misión de Cuyo: Pastor Felipe Sittner. Secretario de la Misión de Cuyo Hno. Gmo. Itin.

El pastor Carlos Tulaszewski, presidente de la Asociación Central, aprovechó una de las sesiones del Congreso para despedirse de los hermanos de su campo y de la Unión, debido a que debía ausentarse por enfermedad de su espo sa. La Junta Directiva de la Asociación Central pidió que el pastor Juan


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Riffel, presidente de la Misión Uruguaya, viniera para dirigir este campo.

La Unión Austral Predicando e Invirtiendo

El profesor Víctor Ampuero, profesor de Biblia del Colegio Adventista del Plata, estaba dirigiendo un gran esfuerzo en Salto, la segunda ciudad de Uruguay. En la Asociación Bonaerense había un lugar llamado 25 de Mayo. Había una iglesia allí, pero en el 50 la obra languidecía. Durante 1951 esperaban tener allí un esfuerzo financiado gracias a la liberalidad de uno de nuestros hermanos.

En el 49 se pudo comprar un pedazo de terreno cerca de la ciudad de Asunción, Paraguay, para construir un sanatorio. La División Sudamericana dio $ 30.000 con ese propósito para acercarse al precio de venta del lote.

Un Comienzo Próspero y Entusiasta

La nueva Asociación del Sur de Chile tuvo su sede en la hermosa ciudad de Temuco, donde se realizó la asamblea de colportaje de ese campo desde el 23 al 29 de mayo próximo pasado. El hermano Streich, dinámico e inteligente director de colportaje, había reclutado a cinco jóvenes para reforzar el grupo de cinco colportores permanentes que del campo. Asistieron en total a la asamblea ocho colportores, todos ellos misioneros, con altos ideales de la noble tarea del colportor, y dispuestos a luchar valientemente en la causa del Señor. Las instrucciones y los


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temas espirituales y técnicos fueron recibidos durante los bendecidos y provechosos días de la asamblea.

El pastor Bustos, como presidente de la nueva Asociación que había tenido ya un comienzo próspero y entusiasta, manifestó su interés asistiendo a casi todas las reuniones y tomando parte activa en el curso. Fué una semana intensa, de mucha lluvia y frío, pero de trabajo y bendiciones. Al igual que sus colegas del norte, los colportores del sur resolvieron unánimemente trabajar en combinación con El Atalaya. Se propusieron ganar 19 almas durante el año, vender un mínimo de 1.000 Atalayas sueltos por mes, y entregar por $ 804.000 chilenos, o sea $ 123.000 pesos argentinos, sin incluir el trabajo de los alumnos.

Las conferencias públicas dictadas el sábado y el domingo de noche respectivamente, fueron anunciadas gentilmente por los dos diarios de la localidad. El sábado resultó ser un día tan interesante como en la asamblea del norte, pues no solamente relataron sus incidentes los colportores y reclutas, sino también algunos ex-colportores, luego obreros de éxito en la causa. La Obra En Osorno Y Alrededores

Luis A. Griott se hallaba nuevamente en Chile, después de haber trabajado cinco años en el Paraguay y la Argentina. “Nos es un placer trabajar en esta bella ciudad de Osorno, donde tenemos un buen número de hermanos, creyentes, y amigos de influencia que apoyan este bendito mensaje”, decía Griott.


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En los últimos meses del 49 pasado celebraron un esfuerzo público, con muy buena asistencia; y como resultado del mismo bautizó el 17 de diciembre, 23 valiosas almas y aceptaron una persona por profesión de fe.

En Río Negro, un pueblo cercano, vivía un grupo de hermanos entusiastas y abnegados. Allí fue invitado a dictar una conferencia en la “Sociedad del Lino,” establecimiento donde trabajaban alrededor de 300 hombres Dio a conocer a los adventistas y su obra e invitó directamentea los presentes a pertenecer al pueblo que espera la segunda venida de Jesús.

En Chahuilco, un pueblecito cercano a Río Negro, se logró despertar un gran interés, y había alrededor de treinta personas que estaban recibiendo estudios bíblicos.

En Salto Pilmaiquén, donde estaba la central hidroeléctrica que daba energía a todo el sur de Chile, se abrieron las puertas para la predicación del Evangelio, gracias a la buena influencia del hermano Alberto Espinoza, técnico de una de las reparticiones de esa central. También el pastor Griott tuvo el privilegio de dictar algunas conferencias en el cine del lugar, contando con la honrosa presencia de las autoridades de la empresa, quienes le dieron toda clase de franquicias para desarrollar las actividades en el establecimiento. “Tenemos allí un grupo de treinta miembros de la escuela sabática, varios de ellos bautizados”, se alegraba Luis.

En Pichi Ropulli, otro lugar de nuestro vasto campo, había una buena iglesia de cincuenta miembros, y pronto


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edificarían una capilla mediante la cooperación de los hermanos.

En Lago Raneo, Puerto Montt, Tegualda y en varios lugares más, estaban trabajando con muy buenas perspectivas. Los esfuerzos del 50 eran territoriales. No se asentaban en un buen grupo, sino que sentían el ardor de ir abriendo obra más y más allá. La Misión Paraguaya Celebrando su Primer Congreso

En septiembre del 50 se llevó a cabo en el templo de Asunción el primer congreso bienal de la Misión Paraguaya. Aunque esa misión tenía pocos miembros, a saber, 223, casi todos estaban presentes durante los días de fiesta espiritual del congreso.

Estuvieron de visita para cooperar en las diferentes

actividades, el pastor Juan Ferri, director de la Escuela Radiopostal, en representación de la División Sudamericana y el pastor Alfredo Aeschlimann, entre otros.

En la primera reunión tuvimeron la alegría de recibir en la hermandad de iglesias que constituyen este campo, a la de Villa Encarnación que, con 18 miembros, solicitaba que se la admitiera.

Se dedicó mucho tiempo al estudio de la Palabra de Dios. Todos los días había un culto devocional, un estudio bíblico y una meditación. Por la tarde otro estudio bíblico y se completaba la labor del día con dos horas de sesión, una por la mañana y otra por la tarde.


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El sábado se congregaron 160 hermanos y niños para

celebrar la escuela sabática, número bien elevado si se tiene en cuenta el total de miembros de la Misión. El pastor Aeschlimann, quien tuvo a su cargo el sermón, hizo un llamamiento y más de 25 personas manifestaron su deseo de formar parte de la Iglesia Adventista previo bautismo. También se pidió una nueva consagración al Señor, y todos los presentes, sin excepción, reconsagraron sus vidas a Dios.

Por la tarde se efectuó la ordenación al ministerio del pastor Daniel Iuorno. Fué ésta una reunión muy emocionante, a la cual asistieron también algunos pastores de otras denominaciones.

Cuando se pidió la ofrenda para ayudar en la financiación de la obra evangélica y otros proyectos los hermanos respondieron en forma admirable, porque en efectivo y promesas se juntó una gran suma.

El coro de la Iglesia de Asunción, dirigido por Samuel Brack, amenizó las reuniones con sus números corales. Fue sumamente interesante oir algunas partes entonadas por los hermanos recién convertidos de la Iglesia de Asunción, como asimismo por los de Villa Encarnación, con algunas letras en guaraní.

En cierta ocasión en que un instructor bíblico daba un estudio, asistió por primera vez un joven desconocido. Al terminar, solicitó que la persona que había dado el estudio le enseñara inglés. El misionero aceptó con la condición de que el joven, a su vez, le enseñara castellano. Usaron como libro de


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texto las Sagradas Escrituráis. Como resultado, no sólo el joven sabe inglés ahora y el misionero castellano, sino que el primero se goza en el conocimiento de Jesús.

Cierto caballero soñó que al abrir los Evangelios vió una frase escrita con caracteres grandes, en la que se le comunicaba que recibiría una buena noticia. Se le repitió el sueño por tres noches seguidas. Al cuarto día le entregaron un volante para invitarlo a las conferencias que dictaba uno de nuestros misioneros. Asistió a la reunión considerando que ésa era la buena noticia que se le mencionara en el sueño. Mas tarde recibió estudios bíblicos y se preparó para su bautismo.

Otro caso interesante fué el de una persona que llegó al templo de Asunción sin que nadie la invitara y escuchó como primer tema uno que trataba de la observancia del sábado. Cuando el conferenciante hizo un llamamiento a fin de que todos los que deseaban observar el sábado firmaran una tarjeta, también se levantó y lo hizo. Pocos días después lo visitó el instructor bíblico en su casa y notó que estaba bien convencido de lo que había hecho y consciente de sus actos. Debido a ello, lo invitó a asistir a la reunión el sábado siguiente, porque se llevaba a cabo una ceremonia bautismal. Al terminar el rito y respondiendo al llamado de quien quería unirse a la iglesia, esa persona decidió bautizarse. Recjibió estudios bíblicos, se preparó rápidamente y hoy se goza en ser uno de los miembros de la iglesia de Asunción.

Los informes nos revelaron que esta Misión, en los pocos

años de vida que llevaba, realizó progresos magistrales.


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Adelantos en Paraguay

Paraguay es una tierra rica por sus bellezas y sus atractivos naturales. Reina una eterna primavera, la vegetación es exuberante y el clima agradable y benéfico.

Los primeros misioneros llegaron a Paraguay en 1897. Se encontraron con varias personas que ya habían leído nuestras publicaciones y guardaban el sábado. El primer bautismo se celebró en Asunción en 1906. Desde entonces la obra adventista comenzó a crecer y se organizaron iglesias no sólo en la capital sino en Encarnación. Dios bendijo nuestra obra en este país y gracias a él la Misión Paraguaya se organizó en 1948 con cinco iglesias y varios grupos que en total sumaban 190 miembros.

La obra médica fue una buena cuña de entrada. La mayoría de estos indígenas vivían en el semi-salvajismo. Existieron dos dificultades para trabajar entre ellos: una fue el idioma y la indiferencia primigenia de las autoridades hacia la religión. No obstante, ambas serán superadas y pronto estos nativos podrían oír la Palabra de Dios, habiéndose conquistado su simpatía.

El gobierno tuvo el plan de realizar una vasta obra sanitaria y educacional por intermedio de los adventistas. Esto inauguró un tiempo oportuno para trabajar en el Paraguay.

E. J. Kanna declaraba que la historia del Paraguay nos habla de un pueblo valiente y de su hermoso país. Las ruinas de los enormes conventos y edificios del tiempo de los jesuítas, y las construcciones mejor conservadas de la época de Carlos


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Antonio López, testifican aun que el Paraguay fué una vez un país poderoso, poblado por gente progresista. Pero como ha sucedido con muchos otros pueblos y por las mismas razones, también pasó la gloria del Paraguay. En la guerra de 1874 murieron casi todos los hombres y muchachos y el país se empobreció. Los pocos hombres que quedaron comenzaron a practicar la poligamia, y como resultado de ello el país cayó en una terrible postración moral de consecuencias duraderas. Las revoluciones y los continuos cambios eran algo corriente. El pastor Kanna presenció nueve revoluciones en dos años.

El Hno. E. W. Snyder y su esposa fueron los primeros misioneros adventistas que entraron en el Paraguay en el año 1898. Ya había dos personas que guardaban el sábado como resultado de leer nuestras publicaciones. El primer bautismo se realizó en Asunción en 1906. “Las leyes del país prohíbían la realización de todas las reuniones protestantes a no ser que se lleven a cabo en sus propios templos, y la gente sigue siendo muy fanática en muchos lugares. Nuestros obreros han sufrido mucho a causa de la persecución. A menudo las revoluciones detienen la obra, y siempre, durante esos períodos de revuelta, muchos hermanos abandonan sus hogares y el país”.

A pesar de todas esas dificultades, la obra continuaba. Con la organización de la Misión en el año 1948, la obra se estabilizó. Había seis iglesias con 184 miembros. Las dos escuelas de iglesia hacían un muy buen trabajo y la clínica de Asunción ganaba muchos amigos para nuestro movimiento. En la ciudad de Asunción había un hermoso edificio de iglesia, como monumento de la fe adventista.


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En 1949 el pastor Daniel Hámmerly Dupuy, evangelista de la Unión Austral, realizó un esfuerzo público en Asunción. Fué el primero en la historia de nuestra obra en el país. Por medio de la predicación y de varios artículos que aparecieron en los diferentes diarios de la ciudad, el pastor Hámmerly conmovió a la gente pensadora que andaba en busca de la verdad. Los resultados aparentes no fueron muy grandes, debido a que la gente nunca había visto una Biblia ni había oído hablar de ella, pero pudieron ser bautizadas veinte personas. Muchas de ellas eran jóvenes y algunos se estaban preparando para entrar en la obra del colportaje. Algunos estudiaban en el colegio nacional y hablaban el guaraní. Se esperaba que estos jóvenes se preparasen para trabajar entre su pueblo.

Un antiguo coronel del ejército, que decía ser ateo, fue una noche a la reunión, compró una Biblia, y después de experimentar una gran lucha en su alma, decidió unirse al humilde pueblo de Dios.

El dueño de un negocio de bebidas alcohólicas, que vivía cerca de las cataratas del Iguazú en la zona oriental del país, preguntó por qué no aparecían más artículos en los diarios para divulgar nuestras enseñanzas. Quedó muy preocupado al leer sobre los daños del alcohol y decidió hacer algo a favor de la verdad. Decidió convencer a todos sus clientes acerca de los males que originan las bebidas alcohólicas, tal como los revelaba el artículo, por lo que clavó un ejemplar en la puerta de su negocio y a cada persona que venía le hablaba de ello. De esta manera había suscitado un gran interés entre sus relaciones y había venido a Asunción para conseguir más publicaciones a fin de distribuirlas entre sus conocidos.


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El pastor Hámmerly fue amigo de los indios y pudo ponerse en contacto con ellos en el Chaco. Una noche presentó a un general ruso que había pertenecido a la guardia del último emperador, y quien, después de la guerra del Chaco, había llegado a ser muy considerado en los círculos oficiales. Trabajó a favor del bienestar de las diferentes tribus de indígenas y se manifestó muy interesado en la obra. Invitó a Kanna a visitar la tribu de los macas, que vivieron en un reducto cerca de Asunción. Así se iniciaron tratamientos a estos indígenas una vez cada dos semanas. La señora Kanna les cantaba y estaba tratando de aprender su lengua. Al ponerle palabras guaraníes a estos himnos, trataron de dirigir sus pensamientos al gran Dios y Salvador.

Estos indios viven en estado salvaje, prácticamente no se vestían y ostentaban sus cuerpos cubiertos de tatuajes. Eran altos y sanos, de modo que todo lo que necesitaban era que se les curaran las heridas de sus manos y pies. Agradecen mucho las atenciones, porque como no eran ciudadanos gobierno no hacía nada por ellos. Aborrecían a los cristianos y por eso la iglesia católica no había podido influir mucho sobre ellos, pero el ministerio de la bondad encontró la llave de sus corazones.

A.Treiyer contaba que Juan Desvars, quien trabajaba en los lugares más apartados e insalubres del país, hacía grandes entregas de libros, y luchaba con abnegación por las almas, conduciéndolas a los pies del Salvador, sin mirar los sacrificios que ello representa para él y su familia. Además el veterano Fernando Dávalos, debido a la necesidad de colportores, se unió desde el mismo comienzo a los esfuerzos a los de Desvars.


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Dos jóvenes de una iglesia del sur de la República oyeron este llamado: Alonso y Basilio Zawadzki. Colportaron con éxito durante varios meses. Al llegar la época de clases, resolvieron asistir a nuestro colegio de Picada Libertad, Misiones, Argentina, a fin de servir mejor a Dios. El 15 de septiembre de 1948 llegó de Posadas, Argentina, Felicito Martínez, para colportar en la Misión. Ya era un veterano de éxito.

Pronto se sumaron Gabriel Palacios, Herminio Gómez, Apolo Pereira y Eulogio Ríos. En los primeros doce meses de entregas, los colportores del Paraguay pasaron su blanco de 60.000 guaraníes con 65.617,35 guaraníes algo muy loable en el tiempo de revolución social que imperaba.

Pero también se acordaban de los presos. Cada año, en

relación con la fiesta de la Navidad, se ofrecía un programa a los presos de la cárcel de Asunción. En esas ocasiones se repartían panes dulces, masitas y refrescos, además de abundante material de lectura. Cooperaban con los gastos la sociedad “Dorcas” de la ciudad y los hermanos, solicitando víveres en los negocios que quieran cooperar. El alma de esta empresa misionera fue Samuel Brack, quien la llevó a cabo en estrecha colaboración con los hermanos de la iglesia. Los presos y las autoridades civiles la apreciaron mucho.

Los ojos de muchos recluidos se llenaron de lágrimas mientras se desarrollaban las distintas partes del programa presentado el 31 de julio del año en curso. En prueba de gratitud, obsequiaron a los participantes trabajos hechos por ellos mismos, y les pidieron que volvieran a visitarlos.


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Una Ofrenda Extraordinaria El pastor Daniel Iuorno relataba que portres meses los

hermanos del mundo entero fijaron su mirada en la pequeña República del Paraguay. Todo ese tiempo el Misionero Trimestral les llevó noticias de este campo, y el 30 de junio hicieron un esfuerzo especial dando de sus medios para apoyar la obra de Dios en esta Misión.

La Iglesia de Asunción tenía unos cien miembros y su blanco del décimotercer sábado había ido creciendo en los últimos años. Después de aumentar mucho se alcanzaban 200 guaraníes cada trimestre. “Pero, ¿qué haríamos en esta ocasión especial Las opiniones variaban mucho. Por supuesto, nadie quería proponer el mismo blanco anterior. Las propuestas oscilaban entre 500, 1.000 y 1.500 guaraníes. Finalmente se adoptó el blanco de 1.000 guaraníes. Nos dimos cuenta de que era un blanco elevado, pero los hermanos se propusieron alcanzarlo costase lo que costare”.

Se hizo mucha propaganda, los niños se entusiasmaron, y la sociedad de menores, dirigida por Elena S. de Maiorov, se propuso confeccionar trabajos en madera y otras habilidades, pedir la colaboración de las madres, y celebrar una fiesta en la cual los mismos niños venderían las cosas que habían hecho y los alimentos que sus madres habían donado para esa ocasión.

El resultado fué una gran sorpresa: Los niños reunieron 440 guaraníes que destinaron a la ofrenda del décimotercer sábado. Todos comprendimos desde ese momento que nuestro blanco sería ampliamente sobrepasado, pues si los niños podían


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juntar el doble de lo que la hermandad había estado dando en otras ocasiones, ¿qué haría toda la iglesia! Finalmente llegó el tan esperado sábado 30 de junio. A la hora de reunirse la ofrenda, los diáconos pasaron con las bolsitas que se llenaron con rapidez.

Cuando se terminó de contar la ofrenda, toda la iglesia se reunió alrededor de la misma se obtuvieron 3180 guaranés, todo un logro de fe para la iglesia, la cual se esforzó a la par que los hermanos del mundo entero. Las ofrendas del decimotercer sábado unen al pueblo de Dios en un sentido de universalidad y no pueden ser subestimadas.

Con este impulso se pusieron como meta comprar un costoso órgano para la iglesia creciente. Se escogió el modelo, se estudió el plan de financiación, y se lo encargó a los Estados Unidos. Muchos fueron los meses que debieron esperar, pues I diversas circunstancias imprevistas demoraron la llegada de del órgano. El primer adventista de Asunción, el pastor Mateo Leytes, veterano misionero, tocó los primeros himnos. Inmediatamente después tocó y cantó el primer himno que entonara después de su bautismo hacía 43 anos, cuando abandonó su iglesia compuesta por muchos miles de miembros, para unirse a la Iglesia Adventista, en ese entonces formada por un puñado de hermanos. Todos se sintieron profundamente impresionados al escucharlo cantar mientras tocaba, en el órgano eléctrico: il Feliz el día en que escogí servirte, mi Señor y Dios. ’’


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Uruguay Creciendo en el Mensaje

Como en la mayoría de los países, en Uruguay también entró el mensaje adventista por medio de la página impresa. En 1891 desembarcaron tres colportores en Montevideo, pero al enfrentar condiciones adversas siguieron viaje rumbo a Buenos Aires. Más tarde, en 1892, el Hno. A. R. Stauffer cobró ánimo y regresó. Inició su trabajo en Colonia Suiza, donde suscitó el primer interés. Luego, a mediados de 1895, el pastor Francisco H. Westphal celebró un ciclo de conferencias, al final de las cuales 35 personas firmaron una promesa de unirse al pueblo que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús. Entre éstas estaban los pastores Julio y Luis Ernst, como también su hermana Luisa.

El primer bautismo se llevó a cabo a fines de 1896. Por ese tiempo la Asociación General solicitó a la Hna. Luisa Post, que fuese como instructora bíblica a Nueva Palmira. Después llegaron más obreros, entre ellos los pastores Juan McCarthy, Juan Vuilleumier, E. W. Snyder y José Westphal. Todos ellos trabajaron tesoneramente hasta reunir el número suficiente de creyentes como para poder organizar la Misión Uruguaya, lo que se hizo el 21 de marzo de 1906. El pastor McCarthy fué su primer presidente, y Jorge Schimpf, Julio Ernst, Alejandro Ernst y otros, integraron la Junta Directiva. Se nombró tesorera a la Hna. Luisa Ernst de Hugo.

El número de creyentes fue aumentando paulatinamente. En 1950 había 1.500 hermanos que se agrupaban en catorce iglesias y otros tantos grupos. Se había trabajado especialmente en Montevideo, capital del país, y como


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fruto de ello había tres iglesias con unos 550 miembros. Aunque crecía más lento que otros países, por razones netamente culturales, la obra en Uruguay iba hacia adelante. Ma gn í f i c o s C on gre s o s en Chi l e y U rugu ay

Frank L. Baer asistió al 31er. Congreso Bienal de la Asociación Chilena, que se celebró en Santiago, capital del país, entre el 14 y el 19 de marzo de 1950. El presidente, el pastor Eliel Almonte V., inauguró oficialmente este congreso, ante una de las delegaciones más grandes que pudieran reunirse para una asamblea de esta naturaleza. Había delegados procedentes de las zonas más septentrionales de la República, de Arica por ejemplo, junto al límite con Perú, como asimismo de la ciudad más austral del mundo: Punta Arenas. Además de los delegados regulares que representaban oficialmente a las diferentes iglesias que forman la Asociación, asistía regularmente a las reuniones un grupo de creyentes, amplio y representativo, procedente de todas partes del país.

También estaban representadas las organizaciones superiores. Nuestros hermanos fueron favorecidos con la visita del pastor R. A. Anderson, de la Asociación General, visita que apreciaron muchísimo. El pastor Anderson estuvo a cargo del estudio bíblico que se celebraba cada mañana, al cual concurrían los hermanos hasta llenar completamente el templo de Porvenir. También dirigió las reuniones de la noche durante todo el congreso. Era realmente impresionante ver que todos los asientos estaban ocupados, que los pasillos estaban repletos, y que además, una verdadera multitud estaba de pie junto a las ventanas y frente al edificio, tratando de captar cada palabra que


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pronunciaba el pastor Anderson. También asisitió a estas reuniones el pastor R. R. Fighur, Presidente de la División Sudamericana. La Unión Austral estaba representada por los pastores Alfredo Aeschlimann y Ner Soto G., presidente y secretario tesorero respectivamente.

Los informes del presidente y el secretario tesorero revelaron que se habían hecho progresos importantes en lo que se refiere a ganancia de almas y que ha habido un aumento considerable en los diezmos y ofrendas que se emplearon para sostener la obra en el campo chileno. Durante el bienio informado 1.023 personas se unieron a la iglesia remanente por medio del bautismo, de modo que el número de miembros ascendió en Chile a la cantidad de 4.415.

Los diferentes directores de departamentos presentaron también informes excelentes. Todos revelaban que se había progresado en las fases de la obra que esos departamentos representaban. A pesar de haber sido tan escasos los libros, publicaciones y folletos, debido a las dificultades que se han encontrado para importarlos de la Casa Editora en Buenos Aires, en el último bienio se habían efectuado las ventas más grandes de que se tenga noticias. El departamento de Actividad Misionera también ha trabajado intensamente durante este período, y lo que no pudo hacerse por falta de publicaciones se realizó mediante la obra personal y las labores de los predicadores voluntarios.

Se les dió oportunidad a los obreros evangélicos para que informaran en el curso de las sesiones, acerca de sus esfuerzos para ganar almas. De un extremo al otro del país parece que la


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nota tónica es el evangelismo. Todos ellos pusieron en evidencia la gran necesidad de mejores salones más amplios y adecuados, y más medios para realizar una campaña de evangelización realmente agresiva.

Los delegados aceptaron unánimemente la recomendación de las organizaciones superiores, en el sentido de que el campo fuera dividido en dos asociaciones. Era evidente que debido a las enormes distancias que separaban un extremo del país del otro, la obra podía ser administrada en forma más eficiente si se dividía el territorio. Las dos asociaciones que se originaron al llevar a cabo este plan, funcionaron bajo los nombres de Asociación Chilena Central Norte y Asociación Chilena del Sur. La sede de la primera quedaría en Santiago y se acordó provisoriamente elegir la ciudad de Temuco como sede de la segunda.

Fueron elegidos para administrar la Asociación Central Norte, el pastor Eliel Almonte y Juan Zevallos R. como secretario tesorero. El pastor Benjamín Bustos sería el presidente de la Asociación del Sur, y Guillermo Emmenegger el secretario tesorero de la misma.

La reunión del sábado de mañana se celebró en el Teatro

Esmeralda para dar cabida a la gan multitud que se esperaba. A las 9 de la mañana, tanto la platea como el balcón estaban llenos de hermanos que habían venido de todo el país como también de las diferentes iglesias de Santiago y sus alrededores. La reunión de la Escuela Sabática, que fué muy interesante y animada, la dirigió G. B. Augsburger W. El pastor Anderson tuvo el sermón con un conmovedor mensaje acerca de la hora


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undécima. Toda la congregación se puso de pie para renovar su entrega al Señor y se ganaron muchas victorias, pues muchos que sentían.

También la delegación antedicha visitó el congreso

bienal de la Misión Uruguaya, en el Instituto de Progreso, Uruguay para acompañar atodos los misioneros, maestros y colportores de este campo, junto con una nutrida delegación de las iglesias que lo componen.

El pastor Afredo Bellido, elegido presidente de esta Misión por el congreso cuadrienal de la Unión Austral, dirigió las bendecidas reuniones.

Se gozaba de libertad completa para predicar el Evangelio. Se presentó un mapa del Uruguay en el cual aparecían iluminados cón luces blancas los lugares donde existen iglesias, con luces verdes aquellos donde hay grupos, y con luces rojas los puntos donde no existe obra todavía. Estas últimas se encendían y apagaban indicando peligro. Se llamó la atención a la necesidad de “evangelizar el Uruguay con poder,” de acuerdo con el lema del congreso.

El sábado de tarde se tomó la gran ofrenda del mismo. Los hermanos respondieron con generosidad entregando la suma de $ 17.000,00 en efectivo y promesas. El domingo se clausuró el congreso con el bautismo de Miguel Sersún. Tanto él como su esposa, Leda de Sersún, y sus demás familiares, cinco en total, eran reformistas, y habían trabajado durante muchos años, con toda sinceridad, contra la Iglesia Adventista, como lo


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hiciera el apóstol Pablo contra los fieles de la iglesia primitiva ; pero después de estudiar más la verdad y de pedir a Dios que les iluminara el sendero, llegaron a la conclusión de que el movimiento de la reforma no hace más que confundir y quitar la paz de Cristo, sin aportar ningún elemento positivo y constructivo. El hermano Sersún y toda su familia se gozaron en la verdad y tienen un hijo estudiando en el Instituto de Progreso. Ofició en su bautismo el pastor José Tabuenca, director del Instituto Adventista del Uruguay.

La Predicación en el Norte Argentino

El pastor Pedro M. Brouchy relató que el primero en llevar la verdad al norte argentino fué el colportor Federico Bizama, quien organizó una escuela sabática en Posadas. Mientras estaba en el Paraguay fueron los pastores R. H. Habenicht y Juan MeCarty para bautizar un grupo de creyentes y organizar una iglesia en Posadas y otra en Encarnación.

Brouchy fue bautizado en 1903. Como no había obreros,

la obra por muchos años estuvo a cargo del hermano Manuel J. Brouchy, y bajo su dirección creció y se expandió a varias colonias y pueblos del interior. Con la venida de varios hermanos de habla alemana procedentes del Brasil, la misión progresó y se formaron nuevos grupos e iglesias en el sur del Paraguay y el interior de Misiones.

El primer director de la Misión del Alto Paraná, como se

la conoció en ese entonces, fue el pastor Luis Ernst, quien en Encarnación, Paraguay, entre los años 1910 y 1915. El nuevo


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presidente se trasladó a Posadas, Misiones, ciudad que desde entonces y por varios años fué la sede y supervisó el territorio que comprendía el Paraguay, la provincia de Corrientes y las provincias de Misiones, Chaco y Formosa.

En el territorio del Chaco, en el 50, teníamos tres iglesias organizadas, la más antigua en Villa Angela, y las otras dos en Resistencia y Castelli

El territorio de la antigua Misión del Alto Paraná se amplió con las provincias de Santiago del Estero. Tucumán, Salta y Jujuy, lo que motivó el cambio de su antiguo nombre por el de Misión del Norte.

En Tucumán había una activa iglesia con 42 miembros bautizados y una clase bautismal. En la ciudad de Salta, el pastor Enrique Lautaret organizó en el 48 una iglesia con 55 miembros.

El número de miembros en el norte argebtino a fines de junio de 1949 era de 1.231. Las actividades de la Escuela Sabática, J. M. V. y Actividad Misionera evidenciaron un notable progreso. Los alumnos de las cuatro escuelas primarias excedieron en mucho la capacidad de sus respectivos locales. El departamento de colportaje aumentó notablemente sus ventas en los últimos cuatro años. De entregaron libros por valor de $ 187.937, moneda argentina.

La obra evangélica estaba haciendo grandes progresos. Aunque la ausencia del pastor Basilio Polishuk y el traslado del pastor Luis Griot a Chile dejó muy raleadas las filas de los evangelistas, puesto que quedaba sólo un pastor, un evangelista y


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un aspirante, fue un año bueno en lo que a ganancia de almas se refiere.

Juan Meier decía que “en la Misión del Norte tanto los cuatro evangelistas como los directores de los departamentos estaban muy atareados”. Por cierto, como se ve, se entendía que los pastores distritales eran evangelistas, ni más ni menos.

Un obrero informa de un grupo de 35 interesados, uno de los cuales escribió: “Venga, venga pronto.” Desean recibir mayor instrucción en cuanto a la verdad. Dos grupos más no habían recibido la visita de ningún obrero todavía. Los interesados se multiplicaban más rápido que los predicadores.

Necesitaban vehículos para los obreros a fin de

intensificar la obra. “Ansiamos la llegada del día en que podamos equipar a un obrero con una camioneta llena de publicaciones para visitar las regiones aisladas de nuestro territorio, cuyos habitantes están dispuestos a aceptar el Evangelio. ¡Cuánto más podríamos hacer si tuviésemos más obreros y más recursos!”, suspiraba Meier.

En Colonia Progreso se celebraron reuniones que lograron el bautismo de 9 preciosas almas. Lelia Cayrus de Lavooy dirigía su escuela con mucho entusiasmo, y los sábados de tarde atendía una escuela sabática filial.

En dicha colonia había dos iglesias que funcionaban casi sin pastor, lo mismo que en Colonia 3 de abril. Ambas centros naranjeros fueron muy prósperos, y muchos obreros surgieron de allí.


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En Salta se avanzaba en Campo Quijano. El hermano Benassi, fuera de trabajo como fotógrafo, vendía revistas Atalaya en Salta, Jujuy y alrededores con mucho éxito.

Pedro Gemetro, luego de atender su chacra, disponía de voluntad para repartir folletos, dar estudios bíblicos y celebrar reuniones en varios lugares de Formosa. Además acompañó al pastor E. Lautaret durante dos semanas, cuando visitó la zona.

El hermano Bublitz, obrero bíblico de la Misión, celebraba reuniones que amenizaba con su violín e ilustraba todo con vistas luminosas. Gracias a sus esfuerzos, en El Colorado se oganizó una floreciente escuela sabática compuesta de 19 miembros.

En Colonia Kilómetro 213, cerca de El Colorado, hubo un grupo de alemanes evangélicos, entre los cuales celebraron una reunión. Todos quedaron muy conmovidos, tres familias se adhirieron espontáneamente a nuestras doctrinas, y varias pidieron ser bautizadas. En conjunto en el 49 hubo una cosecha de 30 bautizados en este territorio. El Adventismo Comienza en La Rioja

Por su oarte el pastor Carlos R. Treptow relataba que el 17 de marzo de 1947 pisó tierra riojana por primera vez. “Mi esposa y yo somos los primeros obreros radicados en esa zona. Nos sentíamos un poco solos pero nos preocupábamos por las almas perdidas y la fe y el amor ardían en nosotros”.


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Comenzaron la obra repartiendo folletos y revistas. Cuando empezó el trabajo había sólo un hermano bautizado. Fué muy difícil el comienzo, pero con todo, no temían el futuro y trabajarons por fe y no por vista.

En agosto de 1947 conseguían un salón y en septiembre de ese mismo año comenzaron una serie de conferencias. “Durante meses celebramos la escuela sabática solos con nuestra hijita. No vimos ningún fruto palpable durante el primer año; todo se redujo a sembrar, pero Dios regaba la semilla con su buen Espíritu, y al fin pudimos ver los resultados”.

En efecto, a fines de 1948 bautizaron un total de ocho almas procedentes de La Rioja y Chilecito. Este bautismo los inspiró de valor para seguir luchando. En agosto de 1949 iniciaron, en compañía del pastor Sittner, un ciclo de conferencias. El lo dirigió durante las dos primeras semanas y Treptow siguió hasta terminar el año. Como resultado de este esfuerzo, cinco personas hicieron un pacto de fidelidad con Dios el 7 de enero del 50, uniéndose a la iglesia por medio del bautismo.

Los nuevos hermanos estaban radiantes de gozo. Uno de ellos oró antes de salir de las aguas bautismales, agradeciendo a Dios por ese momento. Otra hermana, momentos después de ser bautizada, cantaba de gozo.

Al finalizar la ceremonia Treptow hizo un llamado a los

que todavía no se habían entregado al Señor, y cinco personas se pusieron en pie. Aunque al principio celebraban solos la escuela sabática en dos años eran 20 los adoradores allí.


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Estaban haciendo planes para celebrar un nuevo ciclo de

conferencias entre los meses de abril y julio, anhelando ganar un unas veinte almas. Progresos en el Chaco y Formosa

Edmundo Bublitz comenzó a trabajar como evangelista en el vasto territorio del Chaco y Formosa y pudo ver de entrada un verdadero interés, hambre y sed de oír la palabra del Señor. Pudo organizar cuatro escuelas sabáticas en lugares nuevos; dos en Formosa y dos en el Chaco. En dos de esos sitios había celebrado bautismos y en los otros había buenos interesados en el mensaje.

En la localidad de El Colorado, Formosa, realizó un bautismo en el cual nueve valiosas almas fueron sepultadas en el Río Bermejo para levantarse en novedad de vida. “Ahora hay allí cinco familias bautizadas, amén de varios interesados que guardan el sábado y de otras familias que anhelan instrucción”, decía Bublitz.

La obra comenzó en ese lugar mientras elevaba una oración silenciosa, presentando El Atalaya en un comercio. El rostro del interlocutor se transfiguró y dijo: “De modo que son adventistas. Tengan la bondad, tomen asiento.9 ’

En el diálogo dijo “yo soy católico; mi esposa me acompaña en la misma fe; pero, por amor a mi madre, que es adventista en Munich, Alemania, les voy a comprar la obra.”


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Después llamó a sus empleados y siete de ellos compraron los libros gracias a su recomendación. La mitad de esos pedidos fueron pagados anticipadamente y en el día de la entrega nadie rechazó los libros.

Por medio de este incidente vemos cómo El Atalaya abría puertas, tanto como La Voz de la Profecía y la Escuela Radiopostal.

Un interesado llamó a la Misión del Norte solicitando

que se les mandara a alguien para que los instruyera, pero como faltaban obreros, la Misión pidió al hermano Pedro Gemetro que visitara a esas personas y les diera estudios bíblicos. Más tarde se visitó el lugar y realizaron una serie de conferencias que terminaron con el bautismo de nueve personas, quedando varios interesados más. A una distancia de 15 kilómetros de El Colorado había cinco familias bautistas del séptimo día que deseaban unirse a la Iglesia Adventista.

En la localidad de Campo Largo, Chaco, se bautizaron ocho almas. La obra empezó en ese lugar en una forma maravillosa: Una señorita de apellido Tebes fué a Buenos Aires para trabajar y allí conoció la verdad. Se bautizó y luego vino a la casa de sus padres para comunicarles la fe que animaba su corazón, pero ellos no estaban dispuestos a escucharla. Con mucha pena regresó a Buenos Aires sin haber visto el resultado de su obra; pero la semilla que sembró, germinó y dió frutos. La Srta. Tebes llegó de Buenos Aires para asistir al bautismo de sus familiares y presenciar el gozo que sentían todos por formar parte ahora del pueblo de Dios. En esa oportunidad sucedió también que hubo personas que se levantaron a la media noche


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para asistir a un culto que se prolongó desde la mañana hasta las 13:30. Tal era el hambre de la Palabra en esa vasta zona! El Quinto Congreso de la Misión del Norte

En el Instituto Juan B. Alberdi, de Picada Libertad, se llevó a cabo el quinto congreso bienal de la Misión del Norte. Los profesores y alumnos, junto con los buenos hermanos de ese lugar, recibían a todos los delegados con una amplia sonrisa, y procuraban hacerlos sentirse cómodos y felices.

En la reunión inaugural hubo una asistencia de 450 hermanos y en esa misma ocasión, además del informe del congreso anterior presentado por el secretario tesorero, Romualdo Kalbermatter, y el sermón de bienvenida del presidente de la Misión, pastor Juan Meier, fue grato recibir a las nuevas iglesias en el seno de la hermandad, a saber, las de Salta, Campo Grande y Castelli.

Colaboraron en las actividades del Congreso el profesor Víctor Ampuero en representación del C. A. P., y de parte de la Unión Austral el pastor Alfredo Aeschlimann, entre otros.

Todas las reuniones del congreso fueron muy concurridas. Desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche había estudios bíblicos, reuniones espirituales, conferencias y sesiones del Congreso.

El coro del Instituto Juan B. Alberdi colaboró ampliamente bajo la dirección de Carlos Steger. Varias iglesias de la Misión colaboraron con música vocal e instrumental.


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En la tarde del sábado se reunió la ofrenda más grande que se haya obtenido en toda la historia de la Misión del Norte, por valor de $ 24.700,00. Después de esta reunión se realizó un bautismo, ocasión en la cual 19 personas dieron público testimonio de su fe.

Los siguientes hermanos fueron elegidos para dirigir las

actividades de la Misión durante el nuevo bienio: Departamentos de Educación y J. M. V.: Daniel Leichner; Departamento de Publicaciones: José Moreno; Departamentos de Actividad Misionera, Escuela Sabática y Radio: pastor Armando Bonjour.

C u y o en Ma rc ha

El pastor Felipe Sittner declaró que por regla general todos los comienzos son difíciles. Iniciar la obra en la Misión de Cuyo no fue la excepción. Se luchó por muchos años para cimentar la causa, pero, gracias a Dios, con la afluencia de creyentes del 40 al 50 ésta prosperó en forma visible.

La Misión de Cuyo abarcaba cinco provincias argentinas: Mendoza, San Juan, San Luis, La Rioja y Catamarca. En Mendoza, sede de la Misión, adquirieron en 1946 un hermoso terreno en el cual edificaron cerca del 50 un templo con varias dependencias además de la escuela de iglesia, que fue en realidad un motivo de orgullo para la obra.

Había cien creyentes en la ciudad y esperaban, con la ayuda de Dios, poder duplicar este número mediante un esfuerzo en el cual participaron cinco abnegados obreros.


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En San Juan había una iglesia de 120 miembros. El templo de la misma se inauguró en febrero de 1946. Posteriormente se consiguió un terreno contiguo al del templo, de modo que desde abril de 1947 esa iglesia tuvo edificio propio para la escuela primaria. Había buenas perspectivas de progreso en esa ciudad. En el interior de la provincia había otra iglesia en un lugar llamado Boca de la Quebrada. Se estuvo trabajando fuertemente en Albardón para organizar un nuevo grupo de hermanos en ese lugar.

En Villa Mercedes, una ciudad de la provincia de San Luis, iniciaron obra nueva en el año 1947. Se compró una casa, la reformaron y se tuvo así un lindo salón de culto. A fines de 1948 celebraron un bautismo que marcó el comienzo de la obra en ese lugar. En la provincia de Catamarca no había obrero todavía. Estaban trazando planes para distribuir los obreros del campo de modo que pudieran atender también ese importante territorio. Poco después sería enviado allí el joven Daniel Belvedere, quien en ese nuevo campo de labor experimantaría nuevos métodos de trabajo que beneficiarían la obra en todo el continente.

Congreso de la Asociación Central

El pastor Juan Riffel, presidente de la Asociación Central, hablaron de las lágrimas y arduas labores, de las oraciones y sacrificios que habían convertido en realidad el anhelado edificio de la iglesia de Puiggari. Pablo Beskow, secretario tesorero del campo local, extendió las llaves de la iglesia al pastor Niels Wensell, quien las aceptó en nombre de la


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iglesia. Después de esta ceremonia de dedicación, el pastor Aeschlimann pronunció el sermón de la noche.

Se recibieron con mucho entusiasmo los planes

presentados por el pastor Mario Rasi, director del departamento de A. Misionera de la Unión, y por el pastor Manuel Pérez, director del departamento de Educación y Jóvenes de la misma.

El presidente, Juan Riffel, dió apertura a la primera sesión del congreso, el día 24 de enero de 1950 por la mañana. Una vez sentados los delegados regulares y generales, el pastor Riffel entregó la presidencia de la sesión al pastor Aeschlimann, quien anunció que el presidente presentaría su informe. El pastor Riffel hizo conocer un relato inspirador de los triunfos y progresos de cada fase de la obra en su campo. Durante el bienio 1948-50, se sumaron 339 almas a los miembros de la iglesia, por medio del bautismo; es decir siete menos que en el período anterior, pero quedan muchas más almas que esperaban la oportunidad de ser sepultadas en la tumba líquida con su Señor en la primera mitad de este año. Contando estos nuevos miembros, los componentes de las iglesias de ]a Asociación sumaban 2.767, el grupo de miembros más numeroso de cualquier campo de la Unión Austral. Este grupo estaba distribuido entre 34 iglesias organizadas y 11 grupos. El presidente hizo notar especialmente la necesidad de obreros para cosechar la madura mies de almas. El diezmo de la Asociación Central aumentó durante este bienio en un 75 % sobre el período anterior.

El sermón del viernes de noche, prenunciado por el

pastor Schubert, preparó el corazón de los presentes para los


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sagrados servicios del día siguiente. En el transcurso de todas las reuniones gozaron de las bellas melodías presentadas por el coro a capella del colegio, bajo la dirección del Prof. W. Brown. Mientras la congregación salía del templo, las notas se difundían por el terreno del colegio.

En la Asociación Argentina Central la obra de ganar

almas para el reino estaba progresando.El pastor Godofredo Block, responsable de la parte central de la provincia de Entre Ríos, estaba ocupadísimo con visitas pastorales y la supervisión de las numerosas clases bautismales. Tenía buenas perspectivas de obtener una abundante cosecha de almas.

Por su parte, el pastor Jorge Sittner trabajaba en el norte de la provincia de Entre Ríos, haciendo un excelente trabajo, reanimando iglesias y grupos y dirigiendo clases bautismales en varios lugares. Con la entusiasta cooperación de la iglesia de Concordia y alrededores, pudo reunir más de $ 10.000 para la compra de un terreno y la edificación de un templo en esa hermosa ciudad entrerriana.

El pastor Arturo Schmidt, quien fuera luego un evangelista de renombre mundial, trabajó en la ciudad de Río Cuarto y otras más de la provincia de Córdoba. Lo hizo con valentía con el perfil de un obrero de avanzada, con todos los problemas y dificultades que esto implica, a pesar de lo cual tuvo buen éxito.

El pastor Rolf Butendieck que construyó una capilla en la ciudad de Villaguay sin recibir prácticamente ayuda, atendía


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también el interés despertado en la ciudad de Concepción del Uruguay, Entre Ríos.

El pastor Daniel Feder estaba dictando conferencias en la ciudad de Rosario además de la atención que prestaba a numerosos grupos de ese distrito.

El pastor Adán Mayer atendía no solamente los departamentos, sino además un lindo grupo de creyentes en un pueblo de Entre Ríos.

El área de Colportaje también estuvo progresando bajo la eficiente dirección del pastor Santiago Kalbermatter, quien también estaba preparando una buena clase bautismal en la provincia de Córdoba, la que fué organizada por el Hno. Guillermo Miller, de San Lorenzo, mientras colportaba.

La obra de los departamentos de J. M. V. y Educación, bajo la dirección del Hno. Raúl Van Demgard avanzaba con planes, espíritu progresista y entusiasmo.

El pastor Víctor Aeschlimann tenía bajo su cuidado la

iglesia de Santa Fe con su distrito. Pudo adquirir un excelente terreno que fue de gran utilidad para los miembros, especialmente para la juventud.

La iglesia de Villa Ocampo, con la ayuda de las iglesias vecinas, reunió la suma de $ 20.000 para la compra de un terreno y la construcción de una capilla, un verdadero sacrificio hecho por iniciativa propia.


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El mismo espíritu se manifestó en otros lugares también en María Grande, donde se adquirió un lindo terreno para la construcción de una capilla con la ayuda de la ofrenda recogida durante el día pro capillas.

Esta última ofrenda ascendió a la suma de $ 6.000 y con otro tanto que pondría la Asociación se alcanzó un total de $ 12.000 que benefició a las construcciones de Villa Ocampo y María Grande.

La campaña pro Atalaya también halló eco en todo el campo. Algunas iglesias hicieron esfuerzos especiales para sobrepasar sus blancos. Esperaban recibir unas 2.700 a 2.800 subscripciones para dicha campaña.

Era manifiesto, además del empuje pastoral, el interés y la ayuda voluntaria de los hermanos laicos, que se organizaron para preparar almas para el bautismo. Ciertamente LA REVISTA

ADVENTISTA alentó grandemente la llama del espíritu del advenimiento de Cristo entre todas nuestras iglesias. Fuera de la ayuda del Espíritu Santo, podían atribuir la mayor parte de los éxitos a la apreciada revista. Capacitados con Gozo

Después de las asambleas para predicadores voluntarios que se realizaron en1944 en varios lugares del Perú, muchos hermanos salieron con gran entusiasmo para trabajar. Uno hizo un viaje de varios días, y al parar durante el sábado en un bosque, habló con un hombre que trabajaba allí y que tenía una


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Biblia en su casa. Después de un estudio de tres horas, ese hombre decidió ser adventista, y luego ganó a su hermano, dueño de un pequeño restaurante junto al camino, el cual se ha propuesto dar un estudio bíblico a cada cliente. Muchos de los delegados presentes manifestaron que habían viajado cuatro y cinco días para llegar a la asamblea atravesando bosques y ríos, subiendo y bajando montañas, casi siempre a pie. Ocuparon además, dos días en los preparativos de comidas y camas. Los seminarios de capacitación son anhelados y valorados por los que quieren predicar!


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CAPÍTULO III. CRUZADA CON LAS PUBLICACIONES

El Colportaje Sudamericano de Mitad de Siglo

Los primeros conversos a este mensaje en Sudamérica fueron los Hnos. Pedro Peverini y su esposa, de Las Garzas, Argentina. En el año 1896 les llamó la atención la descripción hecha por un periódico de un bautismo adventista celebrado en Suiza. El periódico ridiculizaba a los adventistas. Pero de algún modo Dios usó esas palabras de escarnio para despertar el interés de los miembros de esa familia, y a fin de conseguir la revista adventista que también se criticaba en la publicación aludida, escribieron a sus familiares de Europa y tuvieron éxito pues lograron conseguir una subscripción. Durante tres años este periódico estuvo llegando a ese hogar y se lo leyó con gusto.

El Hno. Peverini y su esposa comenzaron a guardar el sábado en 1899, sin conocer a nadie de la misma fe en el país. Más o menos por ese mismo tiempo otras “minas” estaban dando resultados. Un joven, acusado de haber cometido un crimen, buscó y obtuvo refugio en un barco alemán que hacía la carrera entre Europa y Sudamérica. En su primer viaje conoció unos misioneros, quienes consiguieron el nombre de su padrastro que vivía en el interior del Brasil. Poco después, este señor recibió un rollo de revistas que continuaron llegando cada mes y algunas de ellas hallaron cabida en los hogares de la gente del vecindario. Finalmente se las dieron a un hombre que tenía el hábito de consumir bebidas alcohólicas, quien las negociaba y vendía para tener con qué beber. Más tarde llegaron algunos libros procedentes de la Sociedad Internacional de Publicaciones, en respuesta a una carta escrita por este hombre,


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en la cual se comprometía a pagarlos. Pero también los vendió, y el dinero que obtuvo lo empleó en conseguir más bebida. Uno de esos libros, “Daniel y Apocalipsis,” fué leído por Guillermo Belz, quien comenzó a guardar el sábado a principios de 1890. Más tarde lo guardaron también su esposa y algunos vecinos. Por medio de estos incidentes podemos ver cómo obra Dios a veces de una manera extraña para realizar sus maravillas. El escarnio se transformó en un medio para realizar sus propósitos y Dios puede usar hasta las manos impuras para cumplir su voluntad.

Al año siguiente, 1891, tres colportores vinieron a Argentina trayendo más “minas.” Eran los Hnos. E. W. Snyder, C. A. Nowlin, y A. B. Stauffer. Poco después de llegar le vendieron un libro a un joven llamado L. L. Brooking, quien, después de leer el mensaje y aceptarlo, decidió, en 1892, echar su suerte con los otros colportores y depositar junto con ellos estas “minas” espirituales. El Hno. Brooking tiene el honor de haber sido el primer colportor reclutado en Sudamérica.

En 1893, estos cuatro fervientes colportores, ansiosos por dar a conocer en regiones más distantes los triunfos de la cruz, se separaron. El Hno. A. B. Stauffer se fué al Brasil. Parece que el año anterior había ido al Uruguay donde habría vendido un buen número de libros en alemán entre los colonos suizo- alemanes y de ediciones en francés de “El Conflicto de los Siglos” entre los colonos que hablaban ese idioma. Esta fue la primera obra realizada en Uruguay.

El Hno. Brooking se quedó en Argentina para proseguir con el ministerio de la página impresa. El Hno. C. A. Nowlin se


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dirigió primero a las islas Malvinas y después a Chile. De modo que el colportor Nowlin fué el primero en llevar el mensaje a aquel país.

En el otoño de 1894, dos jóvenes, los Hnos. T. H. Davis y F. W. Bi- shop, se embarcaron en California con rumbo a Chile a fin de dedicarse a la obra del colportaje. Apenas sabían una que otra palabra en castellano, y cuando llegaron sólo tenían veinte centavos en el bolsillo. Pero como disponían de una regular cantidad de libros, salieron inmediatamente para buscar compradores. El Señor los bendijo señaladamente. Encontraron alojamiento en la casa de un pastor bautista cuando llegaron a Santiago. Al notar que guardaban el sábado, éste quiso ponerlos en un aprieto, pero en el curso de la conversación que siguió, se dió cuenta de que el que estaba en apuros era él. La señora, al percatarse de la veracidad de los argumentos de nuestros colportores, se decidió a obedecer a Dios, de modo que fué la primera persona que guardó el sábado en Chile, y muy pronto su marido la siguió. De este modo llegó a ser adventista la familia Balada.

También el Señor había preparado, mediante un sueño, a un joven de la ciudad. Cuando éste vió a los dos colportores en la calle, reconoció en seguida. Como resultado de ello, los hermanos Thomann se decidieron a guardar el sábado.

La obra creció rápidamente en Chile. En 1897, un joven, el Hno. J. S. Pereira, poco después de aceptar el mensaje, ingresó a la obra del colportaje y fué enviado a Bolivia. Fué el primero en llevar la verdad a ese país.


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En 1898 fué al Perú el Hno. J.L. Escobar, un carpintero chileno,con su esposa y un grupo de seis personas más. Llegaron a ese país como misioneros que se sostendrían a sí mismos. Trabajarían en sus respectivos oficios, y dedicarían su tiempo libre a hacer obra misionera. Emplearon muchas publicaciones en sus actividades. Después de seis años, pudieron informar que veinte personas guardaban el sábado. Eran las primicias del Perú.

En el Ecuador, según relató Emma E. de Howell, la obra comenzó en 1904, cuando Tomás H. Davis, conocido como uno de los iniciadores del colportaje en Chile, llegó a Guayaquil. Mientras estuvo en el Ecuador colportó en todas las ciudades y pueblos a lo largo del ferrocarril de Guayaquil a Quito. En Ambato, la esposa del Hno. Davis enfermó gravemente y murió. A pesar de los ruegos de nuestro hermano, se le negó el privilegio de sepultarla en el cementerio. Llevó solo a su querida esposa a una quebrada solitaria, cavó con sus propias manos una fosa, y la sepultó en una tumba que únicamente los ángeles custodios conocen.

Al llegar a los albores del siglo XX, nuestra obra se había esparcido por todos los países de Sudamérica. Muchos son los hogares que han sido hechos felices gracias a las publicaciones vendidas por nuestro ejército de colportores evangelistas en medio siglo. Muchos de los obreros que ocupaban en los 50 puestos de responsabilidad en esta causa debían el haberse relacionado con este movimiento al hecho de que un día el colportor llamó a su puerta y dejó en su hogar una “mina” espiritual que habría de hacer su obra en el futuro. Sin duda, la


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página impresa seguirá siendo a través de los años, un factor importante en la obra de ganar almas en Sudamérica. El Poder Evangelizador de Nuestros Libros

El pastor J. Jeremías relata que un hombre estaba pasando por una crisis espiritual y buscaba ansiosamente la verdadera Iglesia. Asistió a las reuniones de varias iglesias evangélicas que conocía y concurrió también a las de los espiritistas, pero no encontró nada que saciara su alma.

En su aflicción, se dirigió a la única fuente capaz de apagar su sed. Fué a un bosque y allí oró a Dios pidiéndole que le indicara cuál era la verdadera Iglesia. Mientras oraba, se sintió fuertemente constreñido a ir a la ciudad más cercana, que distaba unos doce kilómetros, para cobrar una cuenta que tenía con cierto sastre. No podía comprender qué relación podría haber entre esa deuda y la religión verdadera que buscaba, pero cedió a la inspiración divina e hizo el viaje.

Al intentar cobrar la deuda, el sastre le contestó que no podía pagarle pero le daría como compensación el libro Nuestro Siglo a la Luz Profética. Ese tomo contenía realmente el remedio para sus males espirituales. Después de leerlo detenidamente, se hizo adventista, y luego contribuyó para la fundación de una iglesia en su pueblo. Esta a su vez, al extender sus actividades misioneras, consiguió establecer otra iglesia. Así, como resultado de la lectura de ese libro, existen dos iglesias adventistas florecientes, y solamente en la eternidad podremos saber hasta dónde se extendió la influencia de ese libro.


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Cincuenta Años De La Casa Editora

La Casa Editora Sudamericana, lo mismo que todas

nuestras otras casas editoras, tuvo un comienzo muy modesto y humilde. A semejanza de la obra del pastor White, se la inició por fe y se la dedicó al propósito de que el Evangelio fuera predicado por medio de la página impresa en los países latino-americanos, a fin de que aquí también se apresurara el fin. Fué en mayo de 1906 -que la primitiva planta que se había instalado en Camarero, cerca de Puiggari, en la provincia de Entre Ríos, se transfirió a Florida, un suburbio de Buenos Aires, donde está situada aún hoy esta grande y floreciente institución.

Todo el material de trabajo de que se disponía en aquel

tiempo consistía en una pequeña prensa, una guillotina que se movía a mano, una máquina cosedora y unas pocas cajas de tipos. Todo esto se instaló en una pequeña pieza de 3,50 por 4,25 mts. No teníamos obreros especializados entre nosotros en aquel tiempo, de modo que la esposa del Dr. Habenicht, que había trabajado en una imprenta en Iowa, Estados Unidos, antes de venir a Sudamérica, se dedicó a enseñarles artes gráficas a dos jóvenes, los Hnos. Otto Heyde y Segundo Sánchez. Este último, aún seguía en la institución después de dedicarle fielmente 45 años de trabajo.

Desde estos modestos comienzos la institución ha crecido y prosperado hasta que en los 50 sus ventas netas asciendían a más de un millón de pesos moneda argentina. Prensas modernas y veloces y otras maquinarias e instalaciones, estaban produciendo millones de ejemplares de folletos,


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periódicos y libros cada año, que como poderosos haces de luz, buscaron a los perdidos y les brindaron el conocimiento salvador del próximo regreso de Jesús.

El personal que al principio se componía de dos

personas, llegaba en los 50 a más de sesenta profesionales especializados, quienes contribuyeron además al progreso de la causa con sus diezmos y ofrendas, e inspirados por su abnegación y celo misionero, colaboraron con las diversas iglesias y grupos con los cuales estuvieron relacionados.

Durante 1947 la Casa Editora vendió publicaciones por valor de $ 2.169.449,62 moneda argentina. En 1948 experimentaron un descenso en las ventas, pues éstas alcanzaron sólo a $ 1.481.804,64 moneda argentina. Sin embargo, el 31 de octubre de 1949 habían alcanzado un total de ventas de $ 1.773.085,71 moneda argentina. Para el 50 se fijaron el blanco de $ 3.000.000 para aumentar cada vez más el volumen de ventas debido a que el número de almas que se ganarían como resultado de las mismas estaría en proporción directa con la cantidad de publicaciones vendidas. Colportores Capacitados

Veintidós colportores se reunieron diariamente durante una semana en la iglesia de Miraflores, cerca de Lima, para buscar a Dios, fortalecer su experiencia cristiana, y estudiar los mejores métodos de trabajo. El pastor B. Riffel impartió con mucho acierto y entusiasmo las lecciones sobre la técnica, y diversos obreros colaboraron con temas de devoción e


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inspiración, así como en los de carácter informativo y el infaltable buzón de preguntas.

Un magnífico espíritu caracterizó todas las reuniones, así como una completa colaboración del presidente del campo, quien asistió a todas ellas.

El blanco de ventas fijado por los colportores para el año

1950 resultó un índice elocuente de la calidad de estos hombres aguerridos que visitaron todas las casas y alcanzaban a todas las esferas sociales. Dicho blanco fue de 437.200 soles, lo que traducido en pesos argentinos al cambio del día resultaba en más de $ 290.000

Los colportores de la Misión Peruana, al igual que los otros grupos visitados, no eran sólo buenos técnicos del arte cristiano de vender, sino verdaderos ganadores de almas. El primer grupo informó que había logrado decidir en favor de la verdad a no menos de 102 almas, habiendo interesado además en el mensaje a 179 personas, muchas de las cuales sin duda también aceptarían la verdad.

Si bien el blanco de entregas de estos colportores resultó muy animador, lo es aún más el blanco de almas que se propusieron ganar el año siguiente: 186.

Entre estos valientes evangelistas de la palabra impresa, hay algunos que merecen una mención especial por su destacada actuación en materia de almas ganadas. El Hno. Basilio Pérez, que trabajó en los lugares más apartados de la Misión, en zonas de difícil acceso, tuvo 27 almas ganadas y un conjunto de 60 interesados, es decir, toda una congregación de personas listas


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para recibir la instrucción bíblica y aceptar el mensaje. No habiendo evangelistas disponibles en la Misión Peruana, el mismo presidente se disponía a trasladarse para atender los intereses despertados por este valiente misionero de la página impresa.

Cuando al Hno. Gamarra le tocó contar algo de su experiencia, relató que un día fue a la reunión adventista en que predicaba el pastor Minner con seis buenas piedras en el bolsillo, dispuesto a terminar con el orador. Pero el Espíritu Santo conmovió tanto su corazón al escuchar el mensaje de esa noche, que tuvo que esconderse detrás de la puerta para llorar como un niño. No solamente aceptó el mensaje, sino que respondió a la invitación del colportaje, tarea en la cual hacía 12 años que desarrollaba con éxito, habiendo ganado durante el transcurso del último año 36 almas e interesado en la verdad a otras 23!

El Colegio Adventista Unión aportó más de treinta jóvenes para el colportaje de verano.

En el Colegio Adventista de Juliaca, donde también concurrieron los colportores permanentes, se reunió un hermoso grupo de misioneros ganadores de almas. No había duda algunos de que los 15 alumnos que habrían de salir al campo a unirse durante el verano a los 10 colportores permanentes, realizaron un trabajo que merecería la bendición de Dios y el éxito más completo. Los incidentes misioneros escuchados el sábado resultaron por demás animadores.


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El Colegio Adventista Boliviano debido a que la construcción estaba inconclusa, tenía unos noventa alumnos. El núcleo de los que se proponían colportar se hallaba en verdad animado y asistió con toda fidelidad a las reuniones de la asamblea, manifestando real interés en las instrucciones y temas presentados. Hoy en esa institución estudian 7 mil jóvenes! Éxitos en el Colportaje de la Unión Incaica

De una carta del pastor Benjamín Riffel extractamos el siguiente párrafo, que es una muestra del éxito que acompañaba a la obra del colportaje en la Unión Incaica:

“En La Paz trabajé un día con el Hno. Wandersleben. Armé un juego de veinte libros: diez grandes y diez chicos. La primera visita dio un pedido de este juego y además cien ejemplares de “El Decálogo de la Salud’’ para regalar en Navidad a los empleados. Total Bs. 7.900 ($790 m/arg.). La segunda visita tuvo por resultado otro pedido de la biblioteca de veinte, y así fuimos tomando pedidos hasta que hubo tal ganancia, que la junta tuvo que repartir el dinero: parte a la Semana Grande, parte a la Unión, parte a la Sociedad de Publicaciones y el resto se destina al presupuesto de gastos de viaje del Hno. Wandersleben. Luego de mi regreso de la Argentina ayudé al colportor Núñez, de acuerdo con mi promesa, y Dios nos bendijo ricamente, pues en un día tomamos Bs. 15.000 de pedidos. En Arequipa ayudé también a un colportor y tomamos buenos pedidos en juegos de dos libros grandes. Cierto señor tomó tres juegos.’9


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Reinaba mucho entusiasmo por la obra del colportaje en toda la Unión Incaica, y Dios está bendiciendo ricamente los esfuerzos de sus hijos. En el Congreso de Prensa Interamericano, celebrado en Quito, Ecuador, en julio de 1949, con la asistencia de los representantes de 19 países, los adventistas pudieron entregar a cada delegado más de 100 publicaciones y un librito sobre la reforma del calendario.

El pastor Santiago Schmidt y otros obreros visitaron el presidente del Perú, Gral. Odría, y le obsequiaron el libro “La Clave de la Felicidad”. Además, también el alcalde de Lima, Gral. Martíniez, puso su firma, cuya reproducción y la de Oldría serían enviadas a todos los colportores peruanos.

Los directores de publicaciones antaño eran eximios

relacionistas públicos, y conseguían recomendaciones excelentes de conocidos dirigentes, lo cual facilitaba grandemente las ventas de los colportores. Colportando Libros Chicos

La “Biblioteca Selecta” compuesta de 15 libros chicos con su lindo mueble, era una de las novedades de mitad de siglo. Lidia de Riffel inició a dos alumnas colportoras con ese juego, y Ruth S. Müller, que trabajó en la ciudad de Corrientes, después de tres semanas Müller tuvo $ 5.000 de pedidos con casi mil de anticipos. Hildegard Bort, que trabajaba en Villa Angela, Chaco, al finalizar la primera semana de trabajo logró dos becas y muchos anticipos.


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Desde la ciudad de Concepción (Paraguay), el colportor F. Martínez pensaba que“podríamos tener una escuela sabática de 30 a 40 miembros. Doy estudios bíblicos a varias familias que se gozan en el conocimiento de la verdad; les ruego encarecidamente que envíen un obrero, para que atienda a los interesados. Aquí se conocen muy bien nuestros libros; ahora sería necesario dar conferencias y seguir dando estudios bíblicos.”. Los libros generan un interés que debe ser atendido de inmediato. Un Libro en el Río

El río había crecido cierto año, llevándose de la casa de un hermano el libro “Hacia la Edad de Oro.” Después de un día de viaje en el agua, el libro quedó detenido junto a un árbol. El señor Pinedo había salido ese día hacia el río para buscar leña y encontró el libro. Lo sacó y luego de secarlo lo leyó con mucho interés, contando a sus vecinos el gran acontecimiento. Empezó a predicar lo que decía el libro y formó una iglesia de 60 miembros. Ganado por “El Camino a Cristo”

Generoso Mato pudo colocar en manos de un comerciante un libro de medicina y un “Camino a Cristo.” Este señor leyó ambos libros con mucho interés. Un día llegó a su casa un viajante de comercio, y mi cliente le habló del hermoso libro “El Camino a Cristo.” El primero se interesó mucho, y el comerciante le regaló el libro. Cuando el viajante lo hubo leído, se fué a hablar con el cura y le preguntó qué opinaba de esa


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obra. Este le contestó que no tenía nada que decir al respecto. Entonces el agente se fué a ver a su amigo y le pidió datos; le preguntó si sabía dónde podría hallar a alguien que le pudiera enseñar algo más, y el comerciante le indicó que se dirigiera a los adventistas de Av. Italia 2360. El viajante vino a nuestra iglesia, y conoció plenamente la verdad que abrazó con todo entusiasmo. Poco después fué bautizado. Colportando a Prefectos

Elias Farrall, al visitar la Jefatura Marítima en compañía del pastor Galante, vio al jefe de cierta sección, un señor muy amable. Cuando Galante sacó el prospecto para presentarle los libros, extendió las manos y dijo: “No hable más; yo tengo muchos libros, por lo tanto, no voy a comprar nada”.

Cuando nos invitó a tomar café, le dijimos, agradeciéndole, que no tomábamos. Entonces nos preguntó : “¿ Son religiosos ? ¿A qué organización pertenecen ? Le respondimos que éramos adventistas”.

Nos dimos cuenta de que estábamos frente a un hombre que conocía muchísimo la Biblia, y que según él nos dijera, la leía a menudo, pero desgraciadamente era ateo. Entre otras cosas nos dijo: "San Juan dice algo que me maravilla—y citó luego las palabras de Apocalipsis 13:18:—‘Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia; porque es el número de hombre, y el número de ella, seiscientos sesenta y seis.J "¿Saben quién es la bestia?


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Esto dio pie a una interesante charla que terminó en la venta de un libro afín. Los colportores del 50 no daban una sola visita por perdida!

Elias Farall continuó con éxito su trabajo en la Prefectura Marítima. Al visitar al jefe de cierta sección, éste se mostró muy interesado y le dijo: “El mes que viene le compraré los libros.” El colportor entonces sugirió que se le permitiera visitar a los demás empleados, y el jefe, adelantándose, los hizo reunir a todos. Aunque generalmente es difícil conseguir éxito cuando se hace una presentación en conjunto, no le quedó otro recurso a nuestro hermano en esa ocasión y por eso puso en juego todo su fervor y entusiasmo. Cuando hizo el cierre, se dirigió a una persona que parecía muy interesada, y tomó el primer pedido. Luego lo hicieron todas las demás hasta completar un total de diez juegos, o sea, veinte pedidos tomados en una sola presentación. Un Niño Colportor

En Guayaquil, Ecuador, un niño humilde y retraído, de unos 12 años, depositó en la bolsa un sobrecito casi lleno de monedas. La maestra lo vio y le preguntó: —Dime, Adolfo, éso no es el diezmo, ¿verdad ? —No, señorita; es mi ofrenda de hoy. Sorprendida, la maestra empezó a contar las monedas; eran tres sucres con cincuenta centavos, o sea, casi dos pesos moneda argentina. —¿ De dónde sacaste este dinero. Adolfo ? “Trabajé”, fue la lacónica respuesta.

Se siguió desarrollando el programa, y en un momento

oportuno, el niño contó que vendía revistas Atalaya. “Mi papá


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me consagró a Dios para que sea obrero en su causa”. Su papá era Teodoro Terranova, un buen colportor.

Los niños aprenden rápido, inclusive la tarea compleja del colportaje! Vale la pena formarlos desde muy pequeños!

Recomendaciones Importantes Generan Ventas Cuantiosas

El pastor Benjamín Riffel, director de colportaje de la Unión Incaica, era un experto en conseguir buenas recomendacione que ayudaran a vender más libros adventistas. En una de las asambleas de colportores, señalabael autógrafo del presidente del Perú. Tenía ocho hojas de prospectos, con varios autógrafos y recomendaciones de presidentes y ministros. Estas recomendaciones fueron reproducidas y dadas a los colportores de los diferentes países.

Un Ministro de Salud Pública dice en una recomendación de su puño y letra: “Considero que el libro Consejero Médico del Hogar, es muy interesante y útil, y que debe tenerlo toda familia para bien propio y de la colectividad, dado sus enseñanzas prácticas.” Un presidente escribió lo que sigue: “Gentiles caballeros me han obsequiado con un magnífico ejem-plar de El Mundo del Futuro, obra que contribuirá a orientar a esta humanidad desarticulada y a preparar la nueva síntesis histórica que podría ser un paso hacia lo mejor si las gentes comprendiesen algo más el Evangelio de la Biblia y tratasen de vivirlo.”


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Llegando a Tiempo

Belisario Ocafia, colportor de la ciudad de Córdoba, al hacer cierta vez la entrega de un juego de libros a un señor, al ver éste que entre los libros que le traía estaba la Sagrada Escritura, llamó a algunos de los miembros de su familia y repartió entre ellos los libros que el colportor le acababa de entregar, diciéndoles: “Esos libros son para ustedes, pero este precioso libro, la Biblia, es para mí. ¡Tanto que lo había buscado, tanto que anhelaba tenerlo! Dios dirige al colportor para que calme la sed espiritual de las almas sinceras.

Rodríguez Vázquez, colportor de Rosario cuenta que cierta vez, mientras trabajaba, acertó a pasar frente a un negocio de libros usados. Entró con la esperanza de encontrar entre esos libros algún antiguo ejemplar de “El Conflicto de los Siglos,” u otro libro apreciado por los hermanos. El dueño del negocio se acercó y le dijo:

—¿Qué busca, señor? ¿Desea adquirir una novela? —No, señor—contestó el colportor,—no me interesan las novelas. Yo busco algo que valga la pena, algo de peso.

—Señor—respondió el librero,— hace muchos años que

tengo este negocio y ésta es la primera vez que un cliente no quiere adquirir novelas y en cambio busca algo de peso, algo de valor. Venga, le voy a mostrar dos obras de verdadero valor que he conservado para mí. Se las quiero mostrar porque han cambiado mi vida. Antes yo era vicioso e inmoral, hoy soy otro hombre. Venga, aquí están las obras de que le hablaba. Eran dos libros adventistas.


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Los colportores de la Asociación Central eran solo once,

se habían fijado un buen blanco: $ 108.000 de entregas en el curso del año. Por sobre todas las cosas, llegar a tiempo es meta de todo buen colportor.

En Vilcabamba, nuestro colportor tenía temor de visitar al sacerdote, pero una vez que hubo terminado de trabajar el pueblo, fue a charlar con él y a presentarle las publicaciones. El cura, un hombre muy amable le dijo: “Siempre ustedes me han visitado, pero desde hace algún tiempo no lo hacen. ¿Por qué proceden así ? Aprecio mucho la labor que hacen y aquí en mi biblioteca puede ver que no faltan las publicaciones adventistas. Todos esperan la visita de los mensajeros de la página impresa!

La Esposa del Colportor

El pastor B. Riffel tuvo la oportunidad de acompañar a una maravillosa pareja de colportores, los esposos Grillo, de la Misión Peruana. El fue un excelente colportor, y ella, una esposa que le ayudaba en forma admirable.

“Cuando regresamos después de la primera salida que

hacía con el Hno. Grillo, la esposa nos recibió con esta pregunta: “¿Cuántos pedidos tomaron?” Le dimos la cifra y entonces ella añadió: ¿oh, vendí 5 libros chicos y 12 Atalayas. Además, tuve un lindo incidente con una señora que no quiso comprar porque no sabía leer. Le dije que podría ensenarle dándole algunas clases, y ella acepto. Hoy tuvimos una buena


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conversación y luego volveré, no sólo para enseñarle a leer sino aún para venderle libros y llevarle la verdad.”

Mientras el pastor acompañaba al hermano Grillo, su

esposa se ocupaba también en la venta de nuestras buenas publicaciones. Vendía libros chicos, Atalayas, tomaba subscripciones y daba estudios bíblicos. No pudo menos que dedicar medio día a acompañarla en su trabajo y quedó sorprendido de la destreza con que lo realizaba; estaba en presencia de una colportora consumada.

Cuando el hermano Grillo tenía que visitar a una alta

autoridad o a una persona de influencia y de importancia, lo hacía en compañía de su esposa.

Algunas esposas de colportores hacían las entregas de sus esposos. En pedidos difíciles de entregar, a veces daba buen resultado. En El Cuartel y en el Edificio

Cierto alumno de uno de nuestros colegios, acompañado por el director de colportaje, visitó un cuartel en Brasil. Fueron directamente a ver al comandante. Cuando éste se impuso del motivo de su visita y se le presentó el libro, inmediatamente tomó un pedido. Preguntó si no venían del Colegio Adventista. Al respondérsele afirmativamente, manifestó: “Yo los conozco. Son gente limpia. Los adventistas no fuman ni beben. Son demasiado puros y limpios para venir aquí. Los trató con toda amabilidad y le pidió a otro oficial que los condujera al lugar


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donde se entrevistarían con los hombres. En poco tiempo habían tomado pedidos por valor de una beca.

Cierta señorita trabajaba en el centro de la capital del Brasil, con nuestro buen libro El Deseado de Todas las Gentes. Comenzó sus labores en un gran edificio de oficinas de 22 pisos, y en este sólo edificio vendió 22 ejemplares del mencionado libro. Testimonios Alentadores acerca de El Atalaya

Alicia Irma Puente testifica que “desde niña trabajé con El Atalaya. Podría establecerse un paralelo entre mi vida cristiana y mi experiencia en dicho trabjo. Lo hago porque creo que El Atalaya es, en su estilo, una de las mejores revistas sudamericanas. Trae el pan de vida y entra en los hogares gracias a sus interesantes páginas dedicadas al hogar y la salud; y llega al estudio de todo profesional y a cualquier consultorio sin que nadie le impida el paso.

Los lugares donde corrientemente ofrezco esta revista es en la calle, las confiterías, los restaurantes, las estaciones de ferrocarril y de ómnibus, etc. Por lo general, hago este trabajo al atardecer, cuando la gente vuelve a sus hogares; así les puedo proporcionar un buen material de lectura. Haciendo cálculos aproximados, creo que en catorce años he vendido unos 14.000 números de El Atalaya.

Cierta vez encontraron en una confitería a una señorita respetable que hacía más de veinte años que conocía El Atalaya, quien se emocionó profundamente al encontrarse de nuevo con


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su tan apreciada revista. Pidió que le lleváran todos los números que pudieran, pues ella quería tener la colección completa desde el primer número editado.

Una tarde otoñal en la ciudad de Las Piedras se empezó

a ofrecer El Atalaya en la plaza. En el centro de la misma se encontraba un anunciador haciendo propaganda para una función cinematográfica. Cuando vio que dos señoritas ofrecían una revista, quiso saber de qué se trataba y las llamó. Luego que se enteró del contenido de ésta, abandono su trabajo por unos minutos y se puso a hacerle propaganda. A su llamado acudieron casi todos los que estaban en la plaza, y en el término de una hora vendieron más de doscientas Atalayas.

La hermana D. C. de Mato dijo: “Puedo deqir que siento gran placter e inmensa satisfacción en vender El Atalaya de casa en casa, porque he podido llegar al corazón de las personas que necesitan consuelo y que están desorientadas, para orar con ellas y darles ánimo cristiano. Lo que más me impulsa pues a vender El Atalaya es la facilidad con que puedo llevar el Evangelio a los demás junto con la revista, para que Jesús pueda venir pronto a llevarnos junto a él. Yo aprecio esta gran revista por sus hermosos artículos llenos del mensaje y sus amenas páginas re-lacionadas con el hogar. Mi anhelo es que llegue a la mayor cantidad de personas y por eso es que la vendo en restaurantes, cafés, bares y por la calle. Me resulta muy fácil presentar El Atalaya y trato de hacerlo lo más sencillamente posible. Las personas reciben con aprecio nuestra revista y los que la leen una vez se convierten en clientes asiduos. Los lugares donde me resulta más fácil vender El Atalaya es en las confiterías porque allí se reúne mucha gente.


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La Hna. Josefa G. de Gómez expresa su opinión de la siguiente manera: “Desde que conocí la verdad me propuse hacer algo para el Señor y me pareció que lo mejor que podía hacer era difundir el mensaje por medio de la venta de nuestra valiosa revista El Atalaya. Puedo decir con regocijo y satisfacción que desde que comencé a trabajar, cientos y cientos de personas me han agradecido por haberles llevado esta buena revista. Ya hace diez años que las horas que me restan de la atención de mi hogar las dedico a su distribución. Mi conjunto mensual normal son quinientas revistas, pero algunos meses he vendido hasta mil. Muchas personas han venido a nuestras reuniones por medio de mi humilde esfuerzo en el trabajo con El Atalaya, y varias almas están en el seno de la iglesia como resultado de mi*colaboración en la difusión de nuestra preciosa revista”.

Podemos decir que El Atalaya era para los creyentes

adventistas del 50 lo que los libros misioneros para nosotros hoy, con la gran diferencia de que las revistas se vendían, asegurando le lectura por parte del comprador. Perseguido y Defendido

Un joven que salía a colportar por primera vez descubrió que varios clientes rehusaban aceptar los libros, e insistían en que el colportor los acompañara para entrevistarse con su consejero religioso. Se trataba de una trampa en la cual querían hacer caer al colportor. “¿Qué hace Vd. aquí? preguntó descortésmente el hombre. El colportor, intimidado, vaciló, pero el hombre continuó diciendo: “ Usted vende libros adventistas, ¿ no es cierto? Permítame verlos. Apoderándose del juego de cuatro libros que el colportor tenía en su mano, los


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destrozó completamente y en seguida encendió un fósforo para quemarlos, diciendo: “¡Estos son libros malos! ¡Usted es un hereje ! ¡ No debería vender tales libros!

Pronto se reunió una multitud, y algunos comenzaron a gritar: “¡Hereje!” Al contemplar los rostros enfurecidos que lo rodeaban, el joven comenzó a retroceder lentamente, y en un momento dado echó a correr y tomó un taxi que se había detenido allí cerca. La gente lo siguió lanzándole piedras y gritando: “¡Detengan a ese sabatista!77 El joven le pidió al chofer que se alejara cuanto antes. Este, que no tenía ningún interés en que le rompieran todos los vidrios de su coche, aceleró e informó a la policía del daño de que había sido objeto.

El colportor inició su trabajo en un nuevo lugar, y de acuerdo con su costumbre, visitó al jefe de policía. En el curso de la conversación le informó del incidente acaecido en la ciudad vecina. Habiendo acabado de escuchar esta misma peripecia de labios del chofer, el jefe de policía le dijo al muchacho: “Quiero que me acompañe a ver a ese dirigente religioso.” El muchacho no quería hacerlo, pero consintió finalmente. Se fueron directamente a la casa de ese hombre. El oficial le preguntó si era él quien había maltratado al joven colportor. Al principio el hombre trató de negarlo, pero el oficial le preguntó: “¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no hizo caso y no concurrió cuando yo lo cité ? Y prosiguió : “Ahora tendrá que pagar los daños que sufrió por culpa suya el conductor del taxi, los cuales ascienden a 200 cruceros. También tendrá que pagar los libros que destruyó y además 300 cruceros que constituyen el valor de mi viaje en auto hasta aquí.”


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El hombre estaba furioso, pero dijo: “Sí, lo pagaré”. Cuando trajo el dinero, el jefe de policía lo amonestó diciéndole: “Si le vuelve a ocurrir algo semejante en el futuro a un vendedor, tendrá que abandonar la ciudad. Este dirigente religioso prometió que nunca más se mezclaría en tales asuntos.

También visitaron algunos de los clientes que habían rehusado recibir los libros. Cuando el primero de ellos los vio venir, se asustó. “¿Por qué no aceptó los libros que le traía este joven? le preguntó el jefe de policía. “¿No firmó un contrato en este sentido?” “Sí”, dijo el hombre. “Entonces tiene que recibirlos”, contestó el jefe de policía.

Se fué en seguida a visitar al siguiente cliente. “¿Por qué no recibió Vd. los libros que le traía este joven?” preguntó el jefe de policía. El hombre replicó que no había tenido dinero en el momento, pero que lo recibiría ahora. De este modo el jefe de policía le ayudó al colportor a entregar sus libros. Compró Todos Los Libros

Emilio Stanimirov, colportor de la Misión del Norte, escribía que “días pasados llegó un Atalaya para una persona desconocida. Fui a entregársela personalmente dado que la dirección que traía la faja indicaba que ese domicilio quedaba cerca de mi casa. Al conversar con esa persona supe que estaba recibiendo la revista como resultado de haber adquirido la obra “El Desenlace del Drama Mundial.” Me preguntó inmediatamente si teníamos otros libros, y yo comencé a hacerle la presentación de la “Biblioteca Selecta.” Ni siquiera me dejó


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terminar. Me pidió que le llevara todos esos libros y todos los que tuviera relacionados con el Evangelio. Le mostré en la tapa posterior de algunos Atalayas que llevaba, propaganda de los libros “El Deseado de Todas las Gentes,” “La Clave de la Felicidad ” y “El Mundo del Futuro.” Me pidió que añadiera todas esas obras al pedido y que se lo llevara cuanto antes, lo que hice con gozo en mi corazón”. Hay gente que compra lo que sea con tal de que provenga de los adventistas.

Roque Ferreira, colportando en la ciudad de Colonia, Uruguay, también testificaba que la gente apreciab más los libros religiosos que los de salud. En una de esas oportunidades estaba presentándole a un señor los libros “Fuerza y Salud por la Alimentación” y “La Clave de la Felicidad,” y al concluir la misma, reaccionó algo bruscamente y le dijo que no tenía interés. Quiso dejarle El Atalaya, y al presentársela le dijo: “La conozco. Conozco a muchos pastores adventistas, soy valdense.” Luego de felicitarlo y presentarse como un hermano en Cristo, diciéndole que era un misionero adventista, le recomendó el maravilloso libro “El Deseado de Todas las Gentes.” Escuchó atentamente la presentación del libro, y cuando hubo terminado, dijo: “Ese sí, tráigalo hoy mismo.” Realmente la gente aprecia mucho los libros que llevan el precioso mensaje de la salvación

Lo Escucharon en un Bautismo

El pastor Benjamín Riffel cuenta que en el mes de septiembre disfrutaron de una verdadera fiesta espiritual en la iglesia de Miraflores, Lima, Perú, al presenciar el bautismo de


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tres personas. Una señorita que se bautizaba ese día manifestó haber llegado al conocimiento de la verdad por medio de sus padres, pero lo que la decidió a favor de la misma fue la buena influencia ejercida por la familia adventista para la cual trabajaba.

Otro de los que tomaron parte en el bautismo era un joven promisorio, cuyo conocimiento de la verdad se remonta a las conferencias que dictara en Miraflores, en 1948, el extinto pastor Lugenbeal. Una de las primeras cosas que hiciera el pastor Lugenbeal al llegar al Perú, fué dictar un ciclo de conferencias que fueron muy bien concurridas, y perduraban frutos de sus abnegados esfuerzos.

Los pastores al llegar a nuevos territorios sabían que la

manera mejor y más rápida de formar un núcleo de creyentes como para que la iglesia comenzara su ministerio era mediante un ciclo de conferencias. Esta es la mejor manera de penetrar nuevos lugares y barriadas aún hoy, en combinación con la visitación personal.

El tercero de los que se bautizaron sacó de uno de sus bolsillos una hojita de papel, amarilla, que levantó en alto. “Recibí la visita de un colportor que me vendió el libro ‘Hacia la Edad de Oro,’ y hoy, después dé 19 años, acepto la verdad enseñada en ese libro. Este talón es la boleta de compra. Doy gracias a Dios por la visita de ese colportor”, decía este feliz hermano. El talón de la compra realizada databa del 25 de marzo de 1931. Su relato en primera persona fue el siguiente:


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“Un viernes, juntamente con nuestra madre, hacíamos planes para el trabajo del sábado. Ella, como buena religiosa nos dijo: ‘Mañana tienen que terminar el trabajo para descansar el domingo.

Mi hermano mayor, que conocía la Biblia, dijo en el acto: ‘Pero en la Biblia dice que hay que descansar el sábado y no el domingo. Esa fue la primera vez que oí hablar del sábado y de la Biblia. Tenía entonces unos 14 años, y tanto se despertó mi interés por la Biblia, que quise tener una, pero nuestra madre dijo que no debía hacerlo, porque la iglesia en la que militábamos en ese tiempo prohibía su lectura. Y cuando le oí decir a mi hermano que costaba mucho, desanimé aún más.

En 1926 me propuse comprar una Biblia. La busqué en las librerías de varios pueblos, sin poder hallar un solo ejemplar. En cierta ocasión fui a Lima, y mi hermano me dijo que él sabía dónde podría conseguir una, pero como yo había llevado poco dinero, no fui a comprarla. Después de unos cuatro meses volví con 200 soles, que en aquel tiempo representaban una fortuna para mí, pero recibí un nuevo chasco, pues la librería evangélica se había trasladado y otra vez me quedé'sin el anhelado libro.

El 25 de marzo de 1931 llegó a mi casa un colportor que me vendió un ejemplar del libro Hacia la Edad de Oro, y una Biblia. Ese día fue para mí como si me hubiera amanecido un nuevo día espiritual. Durante doce años había estado procurando conseguir un ejemplar de las Sagradas Escrituras, y ahora tenía una en mis propias manos. Y me resultó muy interesante además ver por cuán poco dinero la había conseguido, porque la Biblia y el libro sólo costaban 20 soles,


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cuando yo creía que la Biblia sola podría costar centenares de soles”. Dios Nos Cuida Siempre

El pastor Francisco Piro, en julio del 49, mientras esperaba que las autoridades del Perú les concedieran el permiso de radicación, viajó con algunos colportores ecuatorianos al país de los tales. En verdad, durante los cinco meses que pasaron allí gozaron de sincera simpatía de parte de los hermanos del Ecuador.

Mientras colportaba con el hermano Gamboa en una zona tórrida llamada Puerto Viejo, capital de la provincia de Manabí, les aconteció que después de un día de mucho éxito se fueron a descansar. “Las piezas del hotel en el cual nos hospedábamos estaban separadas por tabiques que permitían, durante las horas nocturnas, que la luz de un cuarto pasara al otro. Nuestro vecino era un comerciante que, con sus mer-cancías traídas en cajones, había venido de la selva ese día. Observamos que algunas horas antes había abierto sus cajones para ofrecer a la venta telas, cueros y otras mercaderías”.

Piro no tardó en dormirme a causa del cansancio, pero de pronto despertó sin causa justificada, y al mirar hacia arriba, vio que desde el techo descendía una enorme araña que se encontraba ya a unos dos metros de su rostro! Era de color marrón, con largas patas peludas. En el Ecuador se las conoce con el nombre de tarántulas, y su picadura es muy peligrosa.


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Con la rapidez del caso saltó de la cama y unió a la tenue vislumbre de la lámpara de mi vecino, la de su habitación, pero debido a que la casa era de madera, con el piso en muy malas condiciones, no pudo dar con la araña. Ciertamente, de no haber mediado la vislumbre que venía de la pieza contigua, la picadura ponzoñosa de la araña, que seguramente había viajado desde la selva entre los cajones del comerciante, podía haberle sido fatal.

Al día siguiente, cuando despertó, encontró una nueva sorpresa. El cubrecama estaba bastante mojado en algunas partes, y había en él restos de alimentos. Como no podía explicarse aquello, llamó enseguida al camarero para que le diera razón de tal cosa, pero éste, al enterarse del caso, se mostró tan sorprendido como yo. Luego de cavilar un rato buscando las posibles causas, le preguntó si había dormido con las ventanas abiertas. Cuando el pastor Piro le respondió afirmativamente le dijo: “Señor, ya encontré la causa, mientras usted dormía, los murciélagos entraron por la ventana y se dieron un banquete con sus alimentos sobre su cama.” Los obreros de antaño dormían rendidos de cansancio, y no se preocupaban por la calidad de los hoteles donde paraban, con tal de tener un techo y ahorrar recursos.

Poco después en compañía de Amaro Peverini viajaron en avión desde Guayaquil a Quito. Ya habían pasado por encima de las ruinas de Ambato, Pelileo y otros lugares que quedan cerca del Tungurahua y que fueran azotados por un violento recientemente, cuando densas nubes comenzaron a cubrir el cielo por doquier.


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El avión sobrevolaba la cordillera ganando cada vez más altura para evitar un choque con los cerros nevados. Cuando pensaron que ya no demorarían en llegar a Quito, se les advirtió que por falta de visibilidad tendrían que regresar a Guayaquil.

Poco después se abrieron repentinamente las nubes, y les permitieron ver un enorme cerro que se hallaba justamente frente al gigante metálico. Permanecieron unos instantes, en frío silencio, sobrecogidos por lo que pensaron que sería un desastre inevitable, cuando el piloto del avión, gracias a una hábil y rápida maniobra, pasó casi rozando el cerro por uno de sus costados. Al pasar el peligro experimentaron una gran sensación de alivio y agradecieron a Dios por su fiel cuidado.

No solamente nuestros maestros ganaban almas, sino también nuestros miembros laicos. Uno de nuestros hermanos fue a un nuevo territorio allí y estableció muchos grupos, y quedaron siete escuelas sabáticas organizadas en ese lugar. Música Angelical

El colportor Moisés Ruiz estaba pasando la noche con una familia en la selva de Oxapampa. Antes de retirarse a descansar, entonó algunos de nuestros himnos y elevó una oración a Dios. A la mañana siguiente los dueños de casa le preguntaron qué clase de instrumento tocaba para acompañarse en el canto. El colportor contestó, sorprendido, que sólo había cantado, pero como los miembros de la familia insistieron en afirmar que habían escuchado un instrumento musical, el joven


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presentó sus credenciales cristianas, explicando cuál era el verdadero propósito de su trabajo y cómo los ángeles son los guías y custodios de quienes aman de verdad al Señor. Creía pues que sólo un ángel pudo haber sido el músico acompañante de su canto.


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CAPÍTULO IV. CRUZADA CON LAS INSTITUCIONES

La Escuela, Base de la Vida Espiritual

El pastor Juan Riffel, presidente de la Misión Uruguaya, estaba atento al consejo de que debieran funcionar escuelas de iglesia dondequiera que hubiera suficiente cantidad de niños de padres adventistas. “El número de escuelas ha aumentado progresivamente en este campo. En 1944 hubo un gran despertar en este sentido, y se estableció nuestro Instituto de Progreso. Desde entonces, un número creciente de escuelas primarias están preparando los alumnos que engrosan las filas de aquél”, declaraba el líder.

Al recorrer las iglesias y preguntar a los padres si valía la pena gastar en mantener nuestro sistema educativo, según Riffel todos exclamaban “Sí, vale la pena”. “Nosotros también lo creemos y aconsejamos a toda iglesia que aún no ha dado este paso, que haga planes cuanto antes, pues será la mejor oportunidad que pueden ofrecer a sus hijos.

El pastor Jorge A. Iuorno, director de educación de la Misión, informaba que al primer semestre de 1949 funcionaban 9 escuelas primarias con 11 maestros. Los alumnos sumaron 215, de los cuales la mayor parte procedía de hogares adventistas.

Los maestros adventistas realizaron una magnífica tarea. Verdaderamente edificaban a los niños desarrollando en ellos


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caracteres cristianos. No sólo se ocupaban de la enseñanza propiamente dicha, sino también de la fase espiritual y manual.

La Asociación Hogar y Escuela, la Sociedad de Menores M. V., y las clases progresivas, eran tenidos en cuenta en cada escuela. En la evaluación del año 1948, Uruguay tuvo dos de las mejores escuelas de la Unión Austral, con clasificación “A.” Todas las demás tuvieron también una clasificación bien elevada. Los padres, aunque muchos con sacrificio, pero con alegría, contribuyeron a financiar los gastos, haciendo valiosas inversiones, pues comprendían bien que la educación es el mayor tesoro que se puede legar a los hijos.

El Instituto del Uruguay, en su sexto año de funcionamiento, cumplía una noble misión. Cerca de cien jóvenes estaban allí adquiriendo la verdadera educación bajo la sabia dirección del pastor José Tabuenca, director interino, y de nueve profesores más. En 1949 seis alumnos terminaron su curso, cuatro de los cuales siguieron estudiando en el C. A. P. Esta vez el número de graduandos del colegio será mayor y esperamos que el aumento sea progresivo.

Por la gracia de Dios la mayoría de las escuelas desarrolladas en el Uruguay en la época que estudiamos aún cumple su noble labor, nutriendo a los niños de la iglesia y evangelizando hogares no adventistas.


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Reminiscencias del C. A. T.

Pedro P. León testificó de las bodas de plata del Colegio Adventista del Titicaca. Fué un día hermosísimo y lleno de añoranzas. Tras un día de sociabilidad cristiana, con juegos y un almuerzo al aire libre, celebraron actos plenos de visitas que habían venido de las distintas estaciones misioneras para estar presentes en el “día del Colegio.” El programa, que estuvo a cargo de la Hna. León, fué todo un éxito.

Algunos ex alumnos que pasaron por sus aulas cuando el

establecimiento estaba iniciando subieron a la plataforma para contar cómo ayudaron a poner los fundamentos, cómo se reunían en las “aulas” inundadas cuando llovía y cómo los acariciaba el frío viento andino en los días del crudo invierno, debido a la falta de vidrios en las ventanas.

Se levantaban a cocinar a las dos o tres de la mañana. En los dormitorios, que estaban a un kilómetro de distancia del edificio principal, se apiñaban como soldados en un cuartel. El suelo duro y frío servía de catre y colchón. Algunas piezas construidas para los alumnos casados tenían por puertas y ventanas unas esteras hechas de totora que se llaman “quisanas.” No obstane, a pesar de estas condiciones adversas, este centro de educación cristiana del altiplano fue un faro cuya luz disipó las tinieblas de la superstición y la ignorancia, y rescató a centenares de jóvenes para la civilización y el verdadero cristianismo.

Contando desde 1924, cuando este establecimiento iniciara su noble labor, hasta mitad de siglo, pasaron por sus aulas 4.767 alumnos, distribuidos del modo siguiente: 3.795


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jóvenes y 972 señoritas. Centenares de éstos ocuparon puestos de responsabilidad en la obra de Dios, y el resto fueron buenos miembros y dirigentes de iglesia, nobles padres y dignos hijos.

El edificio necesitaba reparación, su equipo industrial estaba gastado, el material era escolar, pero estas dificultades habrían de ser superadas. Crecen las Instituciones Bolivianas

Juan N. Pérez relató la construcción del nuevo Colegio

Adventista de Bolivia, situado cerca de la importante ciudad de Cochabamba. “Por muchos años hemos deseado tener mejores tierras y dinero para edificar un buen colegio, donde los jóvenes adventistas pudieran educarse en un ambiente cristiano y con las comodidades necesarias. Gracias a la Asociación General, a la División Sudamericana, a la Unión Incaica y a nuestra Misión, ya estamos transformando en realidad lo que en el pasado sólo fuera una esperanza”, contaba Perez.

Además los hospitales hacían un aporte excelente. El Dr. W. Buller hacía un magnifico trabajo el Hospital de Chulumani. Contaba con un pequeño equipo transmisor con el cual irradia las audiciones de La Voz de la Profecía cada vez que se le presenta la oportunidad.

El Hospital de Guayaramerín, en el oriente de Bolivia, estuvo a cargo Dr. Elmer Bostsford. El brazo derecho del mensaje estaba robusto y activo en la tierra boliviana.


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Progresos en el CAP

Hacia 1950 la matrícula del Colegio Adventista del Plata llegó a 298, cifra récord en la historia de la institución. La asistencia alcanzó a un término medio de 180. Se vieron victorias espirituales que se manifestaron especialmente durante las semanas de oración. La primera fue dirigida por el pastor Manuel F. Pérez en uno de los edificios principales del Colegio Adventista del Plata, por cuyas aulas pasaron varios de nuestros dirigentes de los campos de habla castellana.

La segunda estuvo a cargo del pastor Mario Rasi. Estas victorias se sellaron con el bautismo de 27 preciosas almas el sábado 29 de octubre.

Tanto los alumnos como los profesores se reunieron dos veces por semana para celebrar grupos de oración. Además, las reuniones regulares de la iglesia proporcionaron alimento espiritual a toda la gran familia del Colegio.

También florecían las actividades misioneras. La Sociedad de Estudiantes Misioneros visitó regularmente las iglesias y grupos vecinos. La Sociedad de J. M. V. visitó la cárcel de Paraná, y en armonía con los dirigentes de La Voz del Colegio, auspició salidas mensuales para vender El Atalaya en Paraná, Diamante y Crespo. Atendió con éxito el desarrollo de las Clases Progresivas, de modo que se invistieron 75 jóvenes. En ésta estaban incluidos los miembros de la Sociedad de Menores de la Escuela Sarmiento.

Los jóvenes cooperaron también con los profesores y los

miembros de la Iglesia de Puiggari en las campañas de la


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Recolección Anual y la Semana Grande. Trabajaron por los alrededores del Colegio y aun en Paraná, Diamante y Victoria. La Voz del Colegio hizo su parte para hacer agradable el ambiente de “la colina,” y al mismo tiempo dió noticias detalladas de las actividades, las cuales se difundieron por todo el campo por medio de sus páginas.

El coro acapella, “Armonías del Parará,” hizo varias salidas y presentó selectos programas en Felicia, Centenario, Viale, Villaguay, Crespo, y Buenos Aires, además de los programas regulares de Libertador.

Hubo además algunas mejoras materiales en la institución. La Asociación Femenina del Internado hizo una campaña para recolectar fondos a fin de aumentar la longitud de los caminos de hormigón del parque del Colegio. La República Estudiantil de Varones Internos se encargó Listos para realizar una gira misionera. Los alumnos se encargaron de traer gratuitamente el pedregullo para dichos caminos, y finalmente la Asociación Recreativa Cultural de Externos trabajó sin cobrar nada para mejorar el aspecto del nuevo portón de entrada del Colegio. Como se ve eran tiempos pioneros, y hasta los alumnos participaban de ese espíritu.

Entre otros avances se pintó el interior del hogar de varones, se construyó una máquina cortadora de césped, una nueva máquina de lavar, y una nueva carrocería para la camioneta. Se arregló y se le hizo una vereda al apeadero. Se erigió un mástil para la Escuela Sarmiento y se pusieron en funcionamiento la máquina de ordeñar y la amasadora.


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El año escolar llegó a su punto culminante la noche del 20 de noviembre, cuando catorce jóvenes, graduados de los diferentes cursos que imparte el Colegio, recibieron sus diplomas de fin de curso. Juntamente con ellos se graduaron cinco jóvenes del Sanatorio Adventista del Plata.

Al terminar el año escolar, 57 jóvenes salieron al campo del col portaje, mientras otros regresaban a sus hogares o permanecían en el Colegio para pasar el verano.

Como de costumbre, la Sociedad de Estudiantes Misioneros enviaba a sus representantes para que predicaran en las diversas iglesias vecinas. También fue, sábado tras sábado al esfuerzo evangélico bajo la dirección del profesor Víctor Ampuero.

El 19 de agosto, un grupo de alrededor de ochenta jóvenes salió, en compañía de algunos profesores, viajaban a Diamante, Aldea Protestante, Racedo, Spatzenkutter, etc., con el fin de hacer su parte en la Campaña Evangélica de Mitad de Siglo. Ese mismo día una parte del cuarteto masculino fué a Santa Fe con el objeto de cooperar con la Asamblea de J. M. V. de la iglesia de esa ciudad. Como se ve todas las áreas de la iglesia estaban empeñadas en la así llamada campaña de mitad de siglo.

Las Escuelas Adventistas en Uruguay

El pastor Jorge Aníbal Iuorno rememoraba que 35 años atrás que se organizaba la Misión Adventista en ese país. Como


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todo comienzo, tuvo sus dificultades, pero desde los mismos albores los dirigentes prestaron atención a la obra educativa y esto hizo posible que funcionaran algunas escuelas primarias en diversos centros rurales. Fue alentador saber que muchos de los niños que asistieron en aquellos días luego cargos de responsabilidad en la obra de Dios en diversos países.

Por 1942 en toda la Misión había sólo dos escuelas primarias con 46 alumnos. Hacia el 50 había diez escuelas con 220 alumnos, sin contar los 120 jóvenes y señoritas que cursaban sus estudios en el Instituto de Progreso.

Todas las iglesias organizadas en la Misión, tuvieron sus

respectivas escuelas. Las iglesias que actualmente no las tenían, lo debían a la falta de niños en edad escolar. Era inspirador ver la buena voluntad de los padres, que no escatimaban esfuerzos para proporcionar a sus hijos los beneficios de una educación cristiana.

Los niños también hacían su parte. Dos niñas de doce

años de edad costearon sus gastos escolares por dos años consecutivos vendiendo mensualmente la revista El Atalaya. Otros niños tenían negocios en “sociedad” con sus padres y las ganancias las dedicaban al mismo fin.

La confianza en la educación cristiana se afianzó cada vez más en la hermandad de la Misión que miraba a nuestros centros de enseñanza como lugares ideales para modelar las mentes y los corazones de sus hijos.


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Las autoridades nacionales contemplaron con beneplácito la obra educativa adventista y le dieron palabras de encomio.

Gracias a toda una generación de padres comprometidos

con la educación adventista se formaron muchos y buenos líderes uruguayos que sirvieron en todo el mundo. Avances en el Colegio de Chile

El Colegio Adventista de Chile dibujaba una trayectoria ascendente. Profesores y alumnos lucharon hombro a hombro, realizaron muchos proyectos y conquistaron nobles ideales .

Los proyectos para 1950 eran el nuevo hogar de señoritas

y el comedor con capacidad para 300 personas. Año tras año se ha trabajó por el embellecimiento general de la institución. El continuo mejoramiento de los caminos y la pavimentación de algunos, la atención le los jardines y patios, constituyeron uno de esos objetivos.

A 150 metros de los edificios principales, detrás de la viña, se levantaba el nuevo estaque de concreto armado, que proveyera de agua pura y fresca a la institución

En 1949 aumentó el número de libros de la biblioteca y contaron con la mayor parte de los fondos necesarios para adquirir la famosa y completa Enciclopedia Espasa.

También se empeñaron a en la realización de dos grandes proyectos, uno de índole espiritual y el otro de orden


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material. El primero consistió en ganar 25 almas para el Señor, blanco fijado los miembros de la Sociedad de Estudiantes Misioneros, y el segundo en conseguir una camioneta (Station Wagón). Para realizar el primero encararon una serie de conferencias en la vecina ciudad de Chillán. Uno de los alumnos, recién convertido, estaba trayendo a la verdad un grupo de más de 25 personas. Para la consecución del segundo plan contaron con más de S 50.000 moneda chilena. El Colegio de la Unión Incaica

R. L. Jacobs relata que el Colegio Unión terminaba su

tercer año desde que se trasladó de Lima y cambió su nombre de Instituto Industrial por el ya citado. Bajo la hábil dirección del Dr. A. J. Alva, el progreso de la institución fue tan notable que en el 50, por falta de espacio, no se pudo dar cabida a muchos alumnos que pidieron ser admitidos.

El salón de cultos de los jóvenes y una parte del internado de señoritas tuvieron que ser convertidos en dormitorios. A pesar de esta condición tan apremiante, los encargados de los hogares, el pastor Isaías Ramos y la Hna. G. de Hayden respectivamente, pudieron mantener buen orden y excelente disciplina.

Por el 50 se encontró casi terminado el segundo piso del edificio principal, y más de las tres cuartas partes del mismo se empezaron a utilizar, ocupadas por la biblioteca y un salón de actos.


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El hecho de que en cuatro años se hayan construido todos los ediícios de este plantel, con sus dos internados, la cocina, el comedor, la panadería, el lavadero, la lechería., seis casas para maestros y otras construcciones menores, habla muy bien del trabajo del Hno. C. E. Schmidt, encargado de esta obra.

El embellecimiento de los alrededores de la institución se encomendó a L.E. Aguilar. Durante el año 1950 se plantaron centenares de árboles y plantas que sin duda contribuyeron mucho a hermosear el Colegio y aún dan sombra y verdor al campus.

La chacra producía una cantidad apreciable de verduras para el comedor y para la venta en los aledaños. Las coles y las arvejas especialmente fueron muy requeridas en Lima, donde se las vendían empaquetadas y heladas, en en los comercios más importantes de la ciudad.

Los departamentos que dejanban ganancia a la institución fueron la lechería y la panadería, bajo la dirección de los Hnos. L. R. Dick- y Luis Ruckle respectivamente.

Cuatro de cada cinco alumnos eran adventistas y se

sumaban al esfuerzo de la iglesia. El pastor R. A. Hayden co-operó en la organización de la Semana Grande y en un solo día se vendieron publicaciones por valor de 2.200 soles, la suma más alta que se registra en la historia del Colegio.


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Un Nuevo Sanatorio: una Nueva Oportunidad

El pastor Daniel Iuorno informó que durante el segundo trimestre de 1951, las iglesias del mundo entero estaban oyendo por medio del informe misionero acerca de un noble proyecto que interesaba especialmente a los hermanos de Sudamérica: La construcción de un sanatorio en Paraguay. Este proyecto, I que en un principio tuvo visos de imposible, iba adquiriendo contornos más concretos. La División Sudamericana proporcionó los fondos para la adquisición de un terreno donde erigir la futura institución; pero resultaba casi imposible encontrar un lugar apropiado. Por bastante tiempo buscaron en los alrededores de Asunción, y si bien es cierto que hallaron algunos lugares, todos tenían algunos factores desfavorables: su tamaño reducido o su precio. No se encontraba nada en las inmediaciones de Asunción, y sobre carretera, a menos de cuatro guaraníes el metro cuadrado. El asunto se agravaba si deseábamos conseguir por lo menos tres hectáreas, lo que hubiera significado que sólo para comprar el terreno hubiéramos tenido que gastar muchísimo dinero.

Sin embargo, siguieron buscando, y un día muy bendecido tuvieron conocimiento de un lugar situado sobre la ruta principal, la Mariscal Estigarribia, a ocho kilómetros de Asunción, con un sinnúmero de condiciones favorables. Llegaron a dicho lugar, y aunque parecía imposible, comprobaronque era un terreno que llenaba ampliamente las aspiraciones. Tenía 6,8 hectáreas y se pedía por todo 35.000 guaraníes. “Realmente, nos parecía increíble lo que veíamos y oíamos”, decía el pastor Iuorno.


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“A los pocos días, y antes de que pudiésemos formalizar el trato, varios interesados estaban listos para adquirirlo antes que nosotros, pero Dios permitió que se hiciesen los arreglos debidos a fin de que ese terreno fuese para su causa. Pocos días después de adquirida la propiedad, se colocó en la misma un letrero que anuncia lo siguiente: Aquí próximamente se construirá el Sanatorio Adventista del Paraguay El lote apreciar estaba poblado de palmeras y otras plantas y árboles frutales de los trópicos, donde pronto se levantaría esta anhelada institución.

Desde el mismo momento en que colocaron el letrero todo el mundo comenzó a hacer comentarios muy favorables acerca dé nuestra obra. Varios centenares de ómnibus pasaban semanalmente frente al terreno adquirido, y miles de personas se informaban de este modo en cuanto a la buena obra que la Iglesia Adventista se proponía realizar.

En verdad, este nuevo sanatorio constituiría una nueva oportunidad de hacer conocer la obra adventista. Luego de ello dos obreros visitaban el interior del país en interés de la recolección anual, y además de obtener muy buenas donaciones, recogieron innumerables testimonios de aprecio hacia la obra adventista porque habían leído el letrero levantado allí. Estos hermanos dijeron: “En el interior del país la gente sabe más acerca del futuro sanatorio que los mismos habitantes de Asunción.”


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CAPÍTULO V. CRUZADA CON LA RADIO

La Escuela Radiopostal Durante 1950

Para el pastor Juan C. Ferri realmente el año 1950 fue

muy rico en bendiciones y reconocía que el Señor cuidó maravillosamente su obra para cosechar abundante fruto.

La Voz de la Profecía se ha visto favorecida con nuevas emisoras y sus numerosos oyentes escribieron conceptuosas cartas expresando su adhesión y simpatía por esta labor. Por ejemplo: “Gracias a Dios, por estas audiciones que llevan la luz de más puro cristianismo a todos los hogares”. “Todos los viernes escuchamos con sumo agrado las audiciones de La Voz de la Profecía con sus hermosos cantos”.

La labor de La Voz de la Profecía se complementa con la de la Escuela Radiopostal, de lo cual da testimonio la siguiente carta: “Por medio de las audiciones de La Voz de la Profecía he tenido conocimiento de los cursos de esa Escuela. Ruego se me inscriba en alguno de ellos, pues estoy dispuesto a seguir todas las instrucciones que sean necesarias para conseguir la paz y salvación de mi alma.”

Unos 1.500 radioescuchas recibieron a su solicitud, las copias de las conferencias impresas. Durante 1950 habían recibido en concepto de donaciones la suma de $ 7.147,75.

Se recibían mensualmente alrededor de 2.200 lecciones y unas 250 cartas por los más diversos motivos. Realmente,


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representa una labor infatigable revisar y corregir esas lecciones, contestar los cientos de preguntas teológicas y dar una palabra de estímulo aquí y allá.

“Desearíamos que sólo por una vez el lector presenciara la apertura de la correspondencia. Sin duda no podría ocultar su emoción al leer cartas como éstas: “Señor Director, desde que conozco la palabra del Evangelio, me siento renovada; encuentro amparo y fortaleza en sus promesas.” “Señora Instructora, ore por mí, para que pueda conseguir el sábado libre”. “Me siento feliz de haber estudiado el Curso Juvenil. Gracias a él he conocido a nuestro Salvador y gracias a esto me bautizaré dentro de poco”. “Después de estudiar estas importantes lecciones he decidido bautizarme entregándome de todo corazón al Señor”. “Aunque mi iglesia me colme de pecados mortales, he de guardar el sábado”. Así sucesivamente, una a una todas las cartas, con pocas excepciones, expresan fe, alegría o agra-decimiento por el conocimiento de este precioso mensaje que llega por medio de la radio y la Escuela Radiopostal a los lugares más apartados, a personas de toda condición y cultura y de muy variadas creencias religiosas. Avanza la Radio en Perú

El pastor Larson y sus ayudantes se hallaban continuamente ocupados trabajando en favor de los intereses de La Voz de la Profecía. Durante los primeros diez meses de 1950 se matricularon 12.740 nuevos estudiantes y se recibieron más de 12.000 soles en concepto de donaciones.


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Un general japonés que se mantuvo muy activo durante la última guerra, llegó a Lima con una misión especial. Fue capturado por la policía, y se hallaba en la cárcel, donde estudiabalas lecciones.

Una profesora que seguía las lecciones del curso por correspondencia copiaba éstas en un papel, y las presentaba a sus alumnos. A medida que estudiaba las lecciones, su interés en la verdad aumentaba, y cuando el pastor Scarcella dirigió las reuniones en el Callao, ella y su esposo asistieron regularmente y ambos han comenzado a guardar el sábado El nos concedió un espacio radial gratuito durante un año. Acostumbraba llevar los discos a su casa y tocarlos para su familia; de manera que ellos se interesaron en el mensaje y además asistieron a las reuniones en el Callao, y durante el sábado, iban a nuestras iglesias en la gran Lima. El Sr. Dandersas se esforzó inmíedíatamente por interesar a su hermano, dueño de una fábrica, juntamente con su familia; y ahora ellos también asistían todos los sábados a nuestras reuniones, y además habían comenzado a asistir también su hija y su yerno.

Este dueño de fábrica reunió a sus empleados y les explicó por qué guardaba el sábado. Les preguntó si no les gustaría trabajar una hora más por día de manera que pudiera cerrarse la fábrica el sábado. Los obreros aceptaron el plan, de modo que esta familia ejerció una gran influencia a favor de la verdad en esa ciudad. Testimonios Radiopostales

El pasto Juan Ferri, pionero en la predicación radial en la Argentina, relataba que una hermana que estuvo hospitalizada


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dejó al morir todo lo que tenía, es decir, $ 130, para la Escuela Radiopostal. Un alumno de la Capital Federal dedicaba al estudio de la Biblia y las lecciones una hora y media cada día.

Además todos los campos respondieron ampliamente en la campaña tendiente a elevar a 10.000 el número de alumnos activos. El departamento de Radio de la Misión Uruguaya sellaba su correspondencia con el siguiente lema: “Una inscripción bien tomada por miembro, por mes.”

De enero a agosto de 1949 las iglesias de la Asociación Bonaerense donaron $ 1.415,67 a la Escuela Radiopostal. Una alumna chilena, al contestar una de las primeras pruebas escritas del nuevo Curso Universal, envió nueve inscripciones a la Escuela Radiopostal. Una gran proporción de los alumnos radiopostales iba a las iglesias a graduarse, y muchos de ellos no salían más! De allí el interés en fomentar esta faceta del evangelismo. Una Carta Inspiradora El pastor Juan C. Ferri, director de la Escuela Radiopostal en los países comprendidos dentro de los límites de la Unión Austral, recibió una animadora carta del pastor Braulio F. Pérez, locutor de La Voz de la Profecía para los países de habla castellana, mediante la cual podemos ver cómo la obra radial está llegando a ser, día tras día, un instrumento poderosísimo para dar el mensaje del amor de Dios. Allí contaba que una clase de público que no es fácil alcanzar en nuestras reuniones era abordado por la radio. El secreto era que varias noches después de haber


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comenzado las reuniones el pastor Braulio preguntaba el público cuántos de ellos habían sido oyentes regulares de La Voz de la Profecía durante un largo tiempo, y más o menos el noventa por ciento lo había sido.


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CAPÍTULO VI. RECOLECTANDO PARA LA CRUZADA

Titicaca y la Recolección

Con sus 106 escuelas primarias, trece estaciones

misioneras y nuestro colegio de enseñanza secundaria, la zona del altiplano necesitaba realmente de la ayuda que significaba la campaña de la recolección anual, y participaban de la misma. A las siete de la mañana ya la mayoría de los alumnos se había ido a pie para trabajar en la ciudad y sus alrededores. Muchos de los que fueron a los campos llevaban bolsas vacías para traer los productos que habrían de recoger durante la campaña de la recolección.

El momento más interesante y de mayor expectativa consistió en la llegada de nuestros valientes jóvenes y señoritas que traían bolsas con diferentes clases de productos. Reunidos en el salón de actos contaban las alternativas de ese día tan bendecido. Poco a poco se iba reuniendo el dinero recolectado e iban apareciendo de las bolsas las papas, la cebada, la quínoa y los huevos; además, alguien donó una palomita y otra persona dió para la recolección un perrito de raza.

Cuando todo el dinero estuvo reunido, tomaban un poco de tiempo para rematar los productos. Cuando le tocó el turno al perrito; el pastor Hayden lo remató en diez soles. Lo recolectado uno de los días alcanzó a la suma de cuatrocientos soles en efectivo más una tonelada de productos. Se sobrepasó el blanco fijado por la Misión que era de dos mil


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soles. Todo ello significó un poderoso aliciente para la juventud que se educa en este colegio cristiano. Recolectando Almas En las oficinas de la División Sudamericana se leyó una carta del Hno. Pío Kalbermatter. Menciona que al realizar la campaña de la recolección, tuvo por un tiempo como compañero de viaje y hotel a un representante de ciertas casas mayoristas que se interesó tanto en la fe y obra de los adventistas, al punto de leer en todo momento disponible la Biblia de nuestro hermano y al llegar el primer fin de semana, guardó por primera vez en su vida el sábado, en compañía de nuestro hermano. Pocas veces obtenemos decisiones tan rápidas en favor del sábado como la que obtuvo el Hno. Pío Kalbermatter en su jira de la recolección. La recolección ganaba almas.

“Soy hijo de la recolección”, contaba un abogado adventista. Un hermano muy humilde lo visitó para solicitarle un donativo. Al principio, nuestro abogado no mostró mayor interés, pero impresionado por la sinceridad y celo de nuestro hermano, accedió, y le pidió mayores explicaciones en cuanto a la verdad. Nuestro hermano fué a su casa, buscó un libro adventista y se lo prestó. El abogado lo leyó, y al llegar el primer sábado después de hacerlo, se sintió adventista, comenzó a guardar el sábado y desde entonces lo hizo fielmente. Luego fue anciano de su iglesia y un buen ganador de almas.


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Recolectando y Vendiendo

El director misionero de la Asociación Bonaerense, Pablo Gómez, informaba que recolectó en Esquel donde tenía un blanco de $ 550, pero reunió $ 666. Luego fue a Trevelín y en una hora de trabajo había alcanzado el blanco de $ 70 y alcanzó en total $ 102.” Después de dar cuenta de sus labores en otros lugares, contó de su paso por Bariloche: “El primer día recolecté $ 560; al día siguiente un poco más y al subsiguiente algo menos. Esta mañana alcancé y pasé el blanco de $ 1.500. Esta tarde tengo $ 1.611 y todavía me quedan algunas personas por visitar”.

Una hermana de la Iglesia de Florida, Buenos Aires, recordando que 1950 había sido declarado el “Año de El Atalaya” salió, con un poquito de temor al principio, a vender ejemplares de nuestra revista misionera. Para sorpresa suya y de todos, descubrió que El Atalaya teían tanta acogida entre el público, que en un mes más o menos vendió 1.500 ejemplares con bastante facilidad. Por esa razón un grupo creciente de hermanas estaba saliendo a distribuir El Atalaya en diferentes lugares.

Una hermana le mostró un ejemplar de la revista El Atalaya a una de las personas a quienes estaba solicitando fondos para la recolección. En cuanto esta persona vio la revista, exclamó: “Pero si hace tantos años que he estado esperando El Atalaya! Aun conservo el ejemplar que me vendieron hace 25 años." Y así entró en su casa y trajo el ejemplar de nuestra revista misionera aue conservaba por tantos años.


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Una Visita a la Cervecería

En una campaña de Recolección realizada en La Paz, Bolivia, los pastores B. Riffel y F. Piro visitaron al gerente de la “Cervecería Boliviana Nacional.” Con un álbum de hermosas fotografías de nuestra obra educacional, y una copia del decreto del gobierno, firmado por el ministro de trabajo y el presidente de Bolivia, en que se los autorizaba a recolectar en todos los departamentos del país, fueron a visitar a dicho gerente. Le solicitaron 50.000 bolivianos, pero les comunicó que sin autorización del directorio no podía darnos más que 17.500 bolivianos.

Sabiendo que la primera tarjeta sería la base para

conseguir buenos donativos, insistieron en que por lo menos diera 20.000. “Mientras le hablábamos recalcando los méritos de la obra social y humanitaria que realizan los adventistas en Bolivia, dijimos, entre otras cosas, que combatíamos los vicios. Ante este argumento, uno de los que nos escuchaba se sonrió, y de inmediato el gerente nos dijo: “¿Cómo quieren que les dé 20.000 bolivianos si Vds. combaten los vicios? Les daré esa suma siempre y cuando tomen un vaso de cerveza cada uno. Aquí nadie los ve. El alcohol que contiene la cerveza es muy poco”.

Riffel y Piro se miraron sonriendo. El gerente insistió en su pretensión, pero al verlos tan decididos, dijo: “Hacen bien en combatir los vicios, pero la cerveza tiene muy poco alcohol.’9 Después de una grata conversación entregó la suma de 20.000 bolivianos, asegurando que haría lo posible para que el directorio les asignara lo restante que solicitaron.


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Salieron contentísimos de aquel lugar e inmediatamente visitaron dos casas de comercio, consiguiendo en cada una un buen donativo. Los adventistas del 50 eran audaces, y no se amedrentaban por la falta de recursos: sencillamente salían a pedirlos!


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CAPÍTULO VII.

CRUZADA EN EL EVANGELISMO PÚBLICO

Predicadores al Ritmo de Schubert

El pastor Walter Schubert, en compañía de los dirigentes de la Misión Ecuatoriana y de los hermanos que ayudaron en el esfuerzo evangélico no se acobardaron, ni hicieron caso de las publicaciones insidiosas que aparecieron en su contra, sino que siguieron adelante con las conferencias. Invitaron a las 400 personas cuyas direcciones habían obtenido y como resultado, el salón de cultos estuvo repleto noche tras noche.

Sobre los 97 miembros de la iglesia de Guayaquil, Ecuador, acaban de ser rociadas las primeras gotas de la lluvia tardía. Durante el mes de agosto los hermanos celebraron reuniones especiales de reconsagración al Señor, confesando sus pecados y entregándose a la dirección del Espíritu Santo, conjuntamente con todos los obreros de la Misión, antes dé iniciar una gran serie de conferencias públicas. W. Schubert pudo ayudar al evangelista Segundo E. Andrade y sus colaboradores.

Teresa de Tillman proporcionó cada noche muy buena música mediante el piano o el acordeón. Los hermanos, juntamente con los obreros, oraban tres veces al día por el blanco de cien nuevos conversos, pero el Señor, mediante su Espíritu Santo, impresionó de tal manera los corazones de los asistentes a las conferencias y las clases bíblicas, que se calculaba que no menos de 250 almas podrán ser bautizadas.


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En San Pablo, Brasil, el evangelista Geraldo de Oliveira y sus seis ayudantes celebraron una importante serie de conferencias públicas en salón en el cual cabían 400 personas, siempre está colmado de gente a pesar de hallarse situado en un barrio nuevo de la ciudad. Un fiel médico adventista, el Dr. Carlos Schwantes, estaba al frente de las actividades misioneras de aquel esfuerzo.

El presidente de la Misión Nordeste del Brasil, pastor José Baracat celebró, con la ayuda de dos obreros, una serie de conferencias públicas en Joao Pessoa, y cerca de 25 personas abrazaron la verdad. “Nos alegramos de que el presidente de un campo tan grande haya encontrado tiempo para ocuparse en la más noble tarea que existe: la de salvar a los perdidos”, elogiaba Schubert.

En Porto Alegre, capital del estado “gaucho” de Río Grande do Sul, Brasil, Schubert pudo presenciar también la caída de las primeras gotas de la lluvia tardía. Fué también su privilegio secundar a los fieles obreros de aquella ciudad de 350.000 habitantes, en una serie de conferencias celebradas en un tabernáculo. El activo presidente de la asociación, pastor Renato E. Oberg, fué el traductor del conferenciante y contribuyó en toda forma posible para que aquella empresa se convirtiera en un éxito. El evangelista del esfuerzo fué el incansable pastor Aracely Mello, asistido por el entusiasta pastor de la iglesia de Porto Alegre, Roberto Azevedo y el pastor Silas Gianini que trabajó también con toda abnegación. Merecen citarse también las fieles instructoras bíblicas Rosa Engel, Pacífica Oliveira e Irma Conrad, como también Joao Rabello, los cuales vieron bautizarse, con la ayuda de Dios, a 175 almas.


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En vista del progreso inusitado de la obra en Porto Alegre, acababan de colocar la piedra fundamental de la segunda iglesia de aquella ciudad, a fin de dar cabida a todos los que aceptaron gozosos el mensaje de esperanza.

En Montevideo, el activo pastor Humberto Cairus

dirigió 2 series de conferencias públicas, con la ayuda de un grupo de miembros laicos que usaron su tiempo libre para contribuir al triunfo del mensaje de Dios en esta generación. En el Gran Buenos Aires también estaba creciendo la obra de Dios. El pastor Samuel C. Weber pensaba añadir treinta almas a la iglesia de Palermo como resultado de su trabajo del año. Lo mismo el joven pastor Juan Tabuenca, a cargo de las iglesias de Liniers y Morón, esperaba añadir un grupo semejante a la iglesia nombrada en primer término. Crece el Evangelismo Público

El pastor Walter Schubert, pionero del evangelismo a gran escala en Sudamérica, escribía que la “Iglesia Adventista hizo su aparición en el escenario del mundo en el año prefijado, para cumplir la misión asignada por Dios en las profecías dadas hace casi 1900 años y registradas en Apocalipsis 14: 6-16. De acuerdo a estas profecías y a la registrada en Daniel 8: 14, este pueblo debía aparecer en 1844 para dar al mundo el mensaje del juicio. Su misión consistiría en “predicar el evangelio eterno a toda nación, tribu, lengua y pueblo” a fin de preparar un pueblo para la venida de Cristo”.


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A partir de 1844 este “evangelio eterno” se ha estado predicando en los Estados Unidos y de allí se ha extendido a todos los rincones del mundo. Esto implica que la predicación del Evangelio debía resonar también en Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay.

“Al dar una mirada retrospectiva, podemos agradecer al Señor por lo que ha hecho en los últimos cincuenta años en la Argentina. Recuerdo muy bien que en el año 1912 todo el país formaba una sola Asociación, con pocos miembros, la mayoría de ellos en Entre Ríos y en las zonas rurales, y ¡he aquí lo que Dios hizo a partir de esa fecha, por medio de los abnegados obreros y evangelistas! Ahora podemos contemplar, debido al progreso alcanzado sobre todo en los últimos veinte años, doce iglesias organizadas en el Gran Buenos Aires, e iglesias fuertemente establecidas en todas las ciudades importantes”, celebraba Schubert.

En Mendoza, “la hermosa ciudad jardín”, el pastor

Hugo Beskow y sus colaboradores estaban realizando una gran obra de evangelización. Visitaban más de doscientos hogares con el mensaje, y preparaban un gran número de creyentes para el bautismo. De este modo establecieron un fuerte centro, para evangelizar todo el resto de la Misión de Cuyo.

También el pastor Schubert fue testigo privilegiado y protagonista de la bendición de Dios sobre la obra en Chile. “Recuerdo aún cuando recibí un llamado en el año 1917 para colaborar en la causa de Dios en ese país. Había entonces, a lo largo de la República chilena, solamente algo más de 450 miembros. Hoy, con la bendición de Dios y gracias al espíritu de


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evangelismo de los hermanos y obreros, la ciudad de Santiago y sus suburbios tienen un buen número de iglesias con más de 1.000 miembros, y en toda la república hay más de 4.500 adventistas”.

Hablando acerca del Uruguay, en 1916 había en todo el país alrededor de 100 miembros. Hacia el 50 Montevideo, su capital, tenía tres iglesias organizadas con más de 600 miembros y en todo el país hay cerca de 1.600 hermanos.

En el Perú reinaba un verdadero espíritu de evangelización. El abnegado hermano Andrade, pastor de la iglesia de Arequipa, secundado durante algunos meses por el evangelista Francisco Scarcella y por otros colaboradores bautizó 127 almas en el término de un año, como resultado de los esfuerzos públicos. En la ciudad de Lima, el evangelista Francisco Scarcella, secundado por el Hno. Moisés Tenorio y otros, acababa de celebrar un gran esfuerzo público, como también otro de menor envergadura, en el barrio Miraflores. El mismo pastor Scarcella estaba celebrando otro gran esfuerzo cerca de la selva del Amazonas.

En Asunción del Paraguay, donde el pastor Hámmerly acabó de dirigír un importante esfuerzo público, se estaba dictando actualmente una serie de 4 conferencias por semana en el templo. El público que asistió llenó por completo el recinto noche tras noche. El pastor Daniel Iuorno, abuelo del autor de este libro, estaba a cargo de la obra, con la colaboración del Hno. Alejandro Arn y las Hnas. Amparo de Castro y Elena de Maiorov, y esperaban ganar, como resultado de este esfuerzo, 50 nuevas almas en seis meses. Con esto el número de miembros la


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iglesia prácticamente se duplicaría, llegando a constituir una base para la rápida extensión de la obra en toda su zona de influencia. El Evangelismo en Marcha

El evangelista Walter Schubert visitó al pastor Humberto Cairus en Montevideo y tuvo el gozo de oírle hablar del entusiasmo que reinaba allí por la obra de salvar almas. La hermosa capital uruguaya tenía tres iglesias organizadas y más de quinientos miembros. Bajo la hábil dirección de los pastores Juan Riffel y Humberto Cairus y gracias a la cooperación abnegada de los hermanos, esperaban que en algunos años se duplicara el número de fieles. “¡Quiera el Señor que esto sea así, y que esta ciudad se convierta en un centro desde el cual irradien los rayos de la luz evangelizadora hasta los últimos rincones del Uruguay!”, suspiraba Schubert.

Al pasar por Porto Alegre, Brasil, el presidente de la Asociación de Río Grande del Sur lo llevó a un suburbio de la misma para que viera el tabernáculo que se estaba levantando a fin de celebrar una serie de conferencias en una fecha próxima. Además el pastor Oberg le contaba a Schubert en una carta que el evangelista Aracely Mello estaba teniendo mucho éxito con la bendición de Dios. El tabernáculo se llenaba cada vez y la asistencia oscilaba entre 300 y 400 personas, y 85 se habían inscrito ya en la clase bíblica. Los obreros esperaban tener, Dios mediante, una buena cosecha de almas.

Poco después visitó con el pastor G. Ritter, presidente de la Asociación Paulista, en la ciudad de Piracicaba, con una


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población de unos 50 mil habitantes. Hasta entonces no había habido adventistas allí, pero, aunque sus habitantes eran muy conservadores, Dios bendijo los esfuerzos de sus obreros. El pastor Ritter informó que 111 personas firmaron la tarjeta mediante la cual prometían santificar y observar el verdadero día de reposo y que el sábado siguiente 77 de ellas estuvieron presentes en la escuela sabática, número que enseguida subió a noventa. Pronto Piracicaba tuvo una floreciente iglesia organizada, la cual esperaban que fuera una luz para las poblaciones que la rodean. Es evidente que consideraban que cada nueva iglesia debía ser la base para extenderse más allá, un eslabón que los acercaría a otras localidades cercanas.

También fue realmente una bendición que M. Suarez

pudiera alquilar un buen salón en una ciudad nueva del Estado de San Pablo, Brasil, ciudad que se levantó en diez años y que actualmente tenía diez mil habitantes. Más de trescientas personas asistieron a las reuniones y las perspectivas fueron halagüeñas. Como resultado de ese esfuerzo se levantó una iglesia en ese apartado rincón de San Pablo.

El evangelista veterano, G. Storch, de Terezina, Brazil, a pesar de ser el presidente del campo, dirigió esfuerzos de evangelización. Terezina era considerada la ciudad más calurosa del Brasil, con una población de 80.000 habitantes. El pastor Storch y sus colaboradores fueron por fe, alquilaron un teatro e iniciaron las conferencias. Unas ochocientas personas asistieron a cada reunión. Después de presentar el cuarto mandamiento, doscientas personas asistieron a la escuela sabática, de las cuales cien eran adultas.


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El Perú estaba también abrasado por el espíritu del evangelismo. Lino Andrade, de Arequipa, Perú, acababa de bautizar 17 almas y la obra iba creciendo allí bajo su dirección, con la colaboración de F. H. Ruckle.

En Lima y Miraflores, donde el pastor Francisco Scarcella dirigiera un magnífico esfuerzo con la colaboración del Moisés Tenorio y otros, 81 almas fueron bautizadas y cincuenta más esperaban poco después. Además, el pastor Scarcella dirigió otra serie de conferencias públicas que sacudió Iquitos, secundado por el pastor R. A. Hayden y otros, con el anhelo de bautizar a cien personas allí.

También el pastor Benjamín Riffel, director de varios departamentos de la Unión Incaica, a pesar de la campaña de la Recolección Anual y de sus deberes como director de colportaje, dirigió un esfuerzo público en la ciudad de Moyobamba, Perú, con la ayuda del pastor Alomía. Asistieron más de cuatrocientas personas cada vez. Cuando se presentó el tema del sábado, 113 personas firmaron la promesa de observarlo, 65 de las cuales asistieron al culto el próximo sábado de mañana. Los hermanos esperaban que cincuenta de estos nuevos creyentes podrían ser añadidos a la iglesia.

El pastor Hugo Beskow y sus colaboradores trabajaron con denuedo para evangelizar Mendoza. Primero se bautizaron las primicias de ese esfuerzo: 24 almas.

Por el 50 se celebró un ciclo “relámpago”, de cinco semanas en Asunción, Paraguay. Los obreros que formaron el equipo evangelizador, Daniel Iuorno, Aejandro Arn y sus


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colaboradores, esperan ir, con la ayuda de Dios, a la búsqueda de cincuenta almas.

Estos informes manifestaban sólo una vislumbre de lo

realizado por los pastores y evangelistas en Sudamérica. En todas partes se estaba produciendo un despertar de la obra evangélica, porque los hermanos y sus dirigentes tenían la convicción de que el Señor vendría pronto, debido a que las señales de su regreso se multiplicaban. No hay vivencia más feliz que la de una iglesia que trabaja por su mayor esperanza. El Esfuerzo Público De Iquitos

El pastor R. Fighur tuvo privilegio de pasar varios días en Iquitos y asistir a algunas reuniones evangélicas en nuestro nuevo y atractivo templo. Sus habitantes se interesaron profundamente por la verdad. Por todas partes se oían comentarios acerca de las reuniones, por parte de partidarios y adversarios. De este modo, ya sea de una manera u otra, nuestras reuniones habían llegado a ser importantes.

Como de costumbre, nuestros buenos colportores habían precedido al evangelista para sembrar la semilla de la Palabra y como resultado de esta siembra se encontraban por todas partes publicaciones adventistas, de modo que lo que la gente escuchaba en las reuniones no les resultaba completamente nuevo. Se apreciaron mucho uestras publicaciones, y a menudo se las preservaba cuidadosamente. En cierto hogar encontró en la biblioteca muchos de nuestros libros y una colección de El Atalaya que comenzaba con el número correspondiente al 1 de enero de 1926 y terminaba con el


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último del 49. Todas estas revistas estaban hermosamente encuadernadas en tomos correspondientes a los distintos años. El jefe de este hogar estaba ansioso por saber si habíamos publicado nuevos libros. Cuando mencionamos uno, dijo : “¿Y por qué no me lo han traído? Quiero tenerlo también”.

Son interesantes los medios que a menudo usa el Señor para lograr que la gente asista a las reuniones. Cierta señora pasaba frente a nuestra iglesia bajo unos andamios sobre los cuales estaban trabajando unos hombres, justamente cuando uno de ellos dejaba caer un ladrillo que le cayó en la cabeza y le produjo una herida. Nuestros obreros se apresuraron a llevarla a un médico y la atendieron muy bien. “Ahora esta señora asistía a las reuniones cosa que no hubiera hecho nunca si ese ladrillo no la hubiera lastimado”.

Cerca de 200 personas habían manifestado su propósito de guardar el sábado. Las esposas los obreros cooperaban de la manera más encomiable, pues ayudaban con cantos, visitas y en todo lo que se necesitaba.

Muy pronto se notaron los efectos de la verdad en la vida. Un joven asistió a las reuniones cubierto de ropas sucias y descuidadas. Poco después comenzó a preocuparse por su apariencia personal y pronto asistía cada noche, bien vestido, en compañía de su novia.

Una buena parte de los interesados conocieron al pastor Stahl y a su esposa cuando trabajaron en Iquitos. Esos obreros de avanzada sembraron la buena simiente en aquellos lejanos días y ésta comenzó a dar su fruto después.


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Inauguración Del Templo Adventista De Iquitos

Una noche de sábado en Iquitos, Perú, el hermoso templo recién construido estaba rebosando con la flor y nata de la gente de esta ciudad. Tan grande fué el interés del público en la dedicación de nuestro templo que los miembros de la iglesia gustosamente quedaron de pie en el patio para presenciar el servicio dedicatorio.

En los años 30 el pastor Fernando Stahl y su señora

fueron a Iquitos para establecer la obra adventista cumpliendo así la comisión del Gran Maestro. La fidelidad de estos dos portavoces de Dios fué atestiguada por muchos de los que estuvieron presentes. Hasta ese día numerosas personas preguntaban en cuanto al bienestar de estos fieles misioneros de Dios.

El pastor Francisco Scarcella pronunció el sermón de inauguración, luego el pastor Esteban C. Pritchard ofreció la oración dedicatoria. Al recibir las llaves del nuevo edificio de manos del ingeniero constructor, el hermano Gonzalo Alva, pastor de la iglesia, disertó sobre los propósitos y planes de la obra adventista en esta ciudad.

Desde aquella noche tan memorable el pastor Scarcella, evangelista de la Unión Incaica, dictó una serie de conferencias. Cada noche el salón ha estado repleto de gente y muchos escucharon el mensaje desde el patio y la calle. Durante su vida estas personas sintieron la falta de alimento que satisficiera sus necesidades espirituales y no pudieron hallar paz para sus almas. Su vivo interés en cada conferencia es una evidencia de que


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anhelan la paz y la inmortalidad que se hallan solamente en Cristo. Más Ciclos y Esfuerzos

El pastor Francisco Scarcella, evangelista de la Unión Incaica, comenzaría pronto un esfuerzo en Quito, la capital del Ecuador. Luego el pastor Scarcella daría una serie de reuniones para el público en la ciudad de Trujillo, Perú, donde habían terminado de construir un edificio de iglesia.

En una reunión de obreros celebrada Buenos Aires, en la cual se encontraban presentes los pastores y obreros de tres campos de la Unión Austral, vale decir, la Misión Uruguaya, la Asociación Bonaerense y la Asociación Argentina Central, se fijaron blancos elevados para el año 1951. Los obreros de la Asociación Argentina Central se propusieron un blanco de 370 bautismos, y su presidente, el pastor Juan Riffel, hizo planes para celebrar dos esfuerzos públicos durante ese año. Los obreros de la Asociación Bonaerense se fijaron un blanco similar, y los de la Misión Uruguaya se propusieron ganar 250 almas.

Cuando se presentó en la sesión de la Unión Incaica el

blanco sugerido por la División, inmediatamente los obreros comenzaron a discutir la propuesta de elevar esa cifra. Se sugería que la Unión Incaica se fijara un blanco de 1.850 bautismos para este, año, pero se aumentó este blanco a 2.550. Los blancos de bautismos no asustaban a los predicadores del 50, porque sabían que los esfuerzos eran recompensados por Dios.


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Esfuerzo en El Callao

Fue digno de mención el esfuerzo que el pastor Francisco Scarcella realizó durante el mes de agosto en la ciudad de El Callao. Fue realmente providencial que pudiera conseguir un gran teatro en el centro de esta próspera ciudad portuaria para dictar las conferencias. Se lo estaba refaccionando y aunque se necesitó mucho trabajo diligente y considerables recursos para prepararlo para nuestras reuniones, todos comprendieron que debían aprovechar esa oportunidad. Desde la primera noche se suscitó un espléndido interés y hubo buena asistencia, la cual siguió casi todas las noches con más de mil asistentes.

Después de muchas dificultades para hallar un salón

adecuado en el cual llevar a cabo esta empresa, encontraron, gracias a la ayuda del pastor Bent Larsen, director de La Voz de la Profecía en la Unión Incaica, un antiguo cinematógrafo, desmantelado y ruinoso pero muy bien ubicado. Su dueño decidió alquilárnoslo con la condición de que nosotros lo dejáramos en condiciones de ser empleado para los fines que teníamos en vista.

“Cuando estábamos por comenzar las conferencias, descubrimos que desde hacía algunos años pesaba sobre dicho edificio una clausura. Al ir a conversar con el alcalde sobre el particular, nos percatamos de que al dueño del local y a este señor los separaba una acerba rivalidad personal , y parecía muy difícil que el señor alcalde quisiera derogar la medida tomada con respecto al salón que habíamos alquilado”.


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Era viernes de tarde, y pensaban comenzar las conferencias al día siguiente. Efectivamente, los volantes estaban listos para ser repartidos y el resto de la propaganda estaba todo en marcha. Al presentarle todos estos argumentos, el alcalde les pidió que lo dejaran meditar en el caso hasta el día siguiente, y que volvieran a las once de la mañana para conocer su decisión.

Todas las iglesias de Lima que presentaran este serio problema ante el trono de la gracia. Ese sábado se elevaron al cielo centenares de oraciones, y el Señor, una vez más, escuchó el clamor de su pueblo. Al encontrarse a la hora prefijada con el señor alcalde, el manifestó que ese problema no le había permitido dormir la noche anterior. “Y como en la vida hay que hacer muchos sacrificios —anadió,—haré uno más y concederé el permiso para que se celebren sus conferencias”.

Fué un instante inolvidable aquél, saturado de intensa emoción. Allí, palpablemente, se vio la mano de nuestro buen Dios, interviniendo una vez más para salvar su obra y permitir que progresara para gloria de su nombre y salvación de las almas.

Luego de agradecer al señor alcalde, se retiraron. En la iglesia del Callao los hermanos continuaban orando. Sólo faltaba la orden para comenzar la repartición de los volantes. Era sábado a mediodía y la primera conferencia debía celebrarse esa misma noche. Rápidamente los entusiastas hermanos se dispersaron por la ciudad.

La primera noche tuvieron una asistencia de 600 personas, la cual fue aumentando hasta que en la sexta conferencia la vieja sala del ex cine Callao, ahora rejuvenecida,


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vivió una de sus mejores noches. Se dió cita en aquella ocasión un público superior a 1.300 personas. Las perspectivas eran alentadoras y una gran cosecha de almas se perfilaba con certeza en el futuro.

“Aun cuando a esta altura del ciclo tropezamos con serios inconvenientes. Una noche, cierto señor que entró en el vestíbulo del teatro, se extrañó muchísimo de que todavía continuáramos con nuestra labor, y profetizó que muy pronto no podríamos seguir con nuestras disertaciones. Lamentablemente estaba en lo cierto, puesto que ciertos sectores muy influyentes de la localidad, comenzaron a trabajar con todo ahínco para obtener de parte de las autoridades la clausura del local. Sin embargo, aún continuábamos visitando a más de 500 personas simpatizantes que habían dado sus nombres, dando numerosos estudios bíblicos en los hogares y siguiendo con nuestras conferencias, hasta que, una noche, un grupo de personas se presentó en el salón e irrumpió con exclamaciones hostiles con el ánimo de provocar un escándalo. El público se mantuvo en calma, y una vez que salieron del local los agitadores, pudimos continuar normalmente con nuestra reunión”.

Pese a defenderse explicando que el equipo estaba trabajando en la difusión de los principios del cristianismo y luchando contra la degradación moral y en pro de la dignificación del pueblo les fue imposible continuar las conferencias en ese lugar.

Para hacer frente a esta situación, trabajaron en forma intensa en el reacondicionamiento y la refacción de un saloncito


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de reuniones sabáticas con capacidad para unas 200 personas. Era un antiguo garage y ofrecía mal aspecto, pero lo pintaron, colocaron luces fluorescentes y arreglaron la entrada de manera atrayente, y entonces invitaron al público a concurrir.

Sólo siguió asistiendo la tercera parte de los que habían concurrido al teatro, por falta de capacidad. Los miembros del equipo evangélico siguieron batallando con buen ánimo, y luego de este aparente fracaso, el Señor colmó con creces nuestros esfuerzos, sacrificios y lágrimas, y pudieron bautizar a 70 preciosas almas, con algunos casos muy animadores de personas convertidas en el Callao. Decenas y centenas de personas fueron amonestadas sobre el pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo. Juan Arauzo, uno de los miembros del equipo evangélico, se ha encargado de dirigir la obra allí, y seguir trabajando por las almas de ese lugar. Ecos De Un Esfuerzo en Paraguay

El pastor Schubert predicó en Asunción por cinco semanas. Se ilustraban las conferencias con proyecciones luminosas, y se usaba el pizarrón para aclarar los conceptos.

En ese lapso se presentaron las verdades más importantes, de tal manera que los oyentes las pudieran entender y aceptar. Al predicarse del verdadero día de reposo 113 personas firmaron la tarjeta comprometiéndose a guardarlo. Varios de los firmantes, que por primera vez asistían a esa serie de conferencias, y que se enteraron de las mismas por medio del diario, se prepararon después para recibir el bautismo. Ellos mismos pasaban al frente, cuando se los invitaba para elevar una


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oración especial en su favor.Ni al presentarse los temas más difíciles disminuyó la asistencia. Cada uno de los oyentes pudo ver claramente lo que es la verdad.

Es digno de mención el hecho de que, después de la

presentación de la profecía de los 2.300 años, todos los temas siguientes trataron del reavivamiento de la verdad, y del deber de observar la Ley de Dios para alcanzar la salvación que Cristo nos ha concedido. Las dos últimas conferencias versaron sobre la verdadera felicidad y la conservación de la salud.

En la primera ceremonia bautismal se bautizaron cuatro preciosas almas. Fueron ellas las primeras de las cincuenta que pensaban alcanzar. Asistieron 65 personas interesadas en el bautismo, y 25 prometieron bautizarse pronto.

Aunque el pastor Schubert debió partir de Asunción, los interesados seguían asistiendo a las conferencias y reuniones que el pastor Daniel Iuorno, de la Iglesia de Asunción, dirigía juntamente con sus colaboradores. El Evangelismo en Paraguay

Para Bert Elkins la obra evangélica que durante tanto tiempo era descuidada en el Paraguay, comenzó su auge por 1948 cuando comenzó la nueva Misión. Se concentraron los esfuerzos evangélicos en la ciudad de Asunción, para darle mayor impulso a la obra allí. En ese mismo lapso se duplicó el número de miembros y las ofrendas aumentaron a más del triple.


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En la zona de Encarnación, en el sudeste del Paraguay, Elkins estaba ubicado actualmente, teníamos tres iglesias organizadas y un grupo. Pero, caso singular, el grupo estaba situado en la ciudad y las iglesias en las colonias del campo circundante. La mayoría de los colonos eran ucranianos. Dos de nuestras iglesias estában formadas por miembros de esa nacionalidad y la otra mayormente por alemanes.

Es bastante difícil desarrollar "la obra entre estos colonos porque la mayor parte de ellos, y aun los miembros de nuestra iglesia no hablan castellano. A esto debemos agregar el problema del transporte debido a los pésimos caminos”.

En 1949 la Misión acordó realizar una serie de conferencias en Encarnación, considerada por muchos como la segunda ciudad del Paraguay. El pastor Daniel Iuorno, evangelista de la Misión, dirigió una serie de conferencias durante seis semanas, y luego fue Alejandro Arn para ayudar a dar estudios bíblicos y visitar a los interesados.

“Sin duda el Señor estaba dirigiendo nuestras actividades cuando pudimos conseguir un salón grande en la ciudad. Un dato interesante es que éste había estado clausurado durante quince meses, pero el dueño pensó abrirlo de nuevo precisamente antes de que nosotros llegáramos. Tenía capacidad para 500 personas pero no tenía sillas ni butacas. Consiguieron prestados algunos asientos y ocuparon el resto del espacio con bancos improvisados, con tablas y cajones.

Como teníamos pocos miembros en Encarnación, pidieron a los jóvenes de Cambiretá, población que dista unos


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quince kilómetros, que los ayudaran a entregar los volantes. Respondieron con entusiasmo, y llegaron temprano cada sábado para hacer ese trabajo antes de la escuela sabática. Aunque a primera vista esto no parecía mucho sacrificio, en verdad lo fue, porque muchos de ellos tenían que levantarse a las tres de la madrugada para poder llegar a las siete a distribuir los volantes. “Venían a caballo y muchas veces en medio de la lluvia. Algunas veces no conseguían suficientes caballos y entonces venían a pie. En algunas ocasiones se quedaron para ayudar en las en las conferencias y tuvieron que regresar de noche”, agradecía el pastor Elkins.

Nuestras primeras conferencias tuvieron una asistencia de más de 500 personas y muchas tuvieron que volver a su casa por falta de ubicación. A la primera de ellas asistió un dirigente religioso de otra denominación. Después de la segunda reunión comenzaron a hacernos la guerra. Uno de los dirigentes religiosos prohibió a sus feligreses que asistieran a las conferencias y envió un grupo de jóvenes con propaganda contraria para distribuirla entre los que asistían, anotando los nombres de los mismos. También los maestros de las escuelas públicas aconsejaron a sus alumnos que no asistieran a las conferencias. Otras organizaciones religiosas iniciaron reuniones especiales para impedir que sus miembros asistieran. Muchas personas dejaron de concurrir al ser amenazadas con la expulsión si asistían a nuestras reuniones o leían nuestras publicaciones.

Además de esto tuvieron lluvia, lluvia y más lluvia. Parecería que ésta se hubiera dado la mano con la oposición, porque en el lapso de 42 días, tuvieron 26 de lluvia.


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La ciudad tenía solamente seis cuadras pavimentadas y sólo dos calles con luz, de manera que cuando llovía era peligroso salir de noche porque la ciudad se convertía en un lodazal. Para colmo, estaba prohibido el uso de linternas eléctricas sin permiso especial.

Pero la obra avanzó en estas condiciones y varias familias estuvieron dispuestas a aceptar la Palabra de Dios.

Otro serio problema fue encontrar un local, porque el dueño del que alquilaban quería utilizarlo como depósito. Las reuniones matutinas del sábado las tenían en la casa del pastor, pero al aumentar la asistencia hubo que buscar un local más grande. Necesitaban urgentemente una iglesia donde puedan reunirse nuestros miembros y las personas interesadas. Los predicadores avanzaban rápido y por fe, y los aprietos eran resueltos sobre la marcha. No esperaban tener las condiciones ideales para avanzar, porque sentían que el tiempo era corto.

Avances en Buenos Aires

En el templo de Palermo, Buenos Aires, se celebró el 13er congreso bienal de este campo. Comenzaron las actividades de esta bendecida asamblea el miércoles 11 de noche, con un impresionante llamamiento hecho por el presidente de la Asociación, pastor Héctor J. Peverini, en el sentido de que todos los presentes procuraran buscar a Dios de todo corazón en el curso de las diferentes reuniones del congreso.


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Por votó unánime de los delegados y visitantes, se dedicó el jueves 12, primer día completo de deliberaciones, al ayuno y la oración.

La División Sudamericana se hizo representar en este congreso por su director de Escuela Sabática y Actividad Misionera, pastor Santiago Schmidt; los pastores Alfredo Aesehlimann, Ner Soto, Mario Rasi y Manuel Pérez representaron a la Unión Austral.

Cada mañana comenzaban las actividades del día con

una homilía, para pasar acto seguido a buscar al Señor en oración, suplicándole en forma especial que derramara su Espíritu sobre su pueblo. Todas las mañanas hubo un estudio bíblico, y por las noches una conferencia. Era materialmente imposible que el templo de Palermo diera cabida a todos los hermanos y visitantes que de diferentes lugares venían para beber de las aguas cristalinas y refrescantes de la Palabra de Dios y que deseaban saturarse del espíritu del congreso.

Los diferentes informes presentados por el presidente, secretario tesorero, y directores de los departamentos, no obstante acosar un aumento, dejaron en todos la impresión de hacer todavía mucho más y encendieron en cada cual el deseo de consagrar la vida entera a la causa del Señor para realizar con su ayuda durante este bienio una obra verdaderamente grande en favor de su bendita causa.

El sábado fué “el día grande de la fiesta.” Ya se sabía que el templo de Palermo no podría albergar ni siquiera la mitad de los que iban a asistir, de modo que se dividió el grupo en tres:


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Los adultos tuvieron por la mañana la escuela sabática y el sermón en el “Cine Park”, los jóvenes se reunieron durante todo el día en un templo anglicano cedido para la ocasión con todas sus dependencias, y los niños bajo la eficiente dirección de personas elegidas para este fin, celebraron sus reuniones en el templo de Palermo. Unas 2.500 personas concurrieron a las diferentes reuniones durante ese día.

Por la tarde se recogió en los diferentes lugares de reunión una ofrenda pro-templo de Lomas de Zamora, la cual ascendió a alrededor de $ 22.000. Tres obreros de la Asociación y uno de la Unión fueron consagrados para el ministerio evangélico en la tarde de ese mismo sábado. Los nuevos pastores fueron José Jeremías de Oliveira, director del departamento de Publicaciones de la Unión Austral, Pablo Gómez, director de Escuelas Sabáticas, Actividad Misionera y Radio de la Asociación, Juan P. Kalbermatter, obrero destacado en el Chubut, y Salim Japas, quien tenía a su cargo las iglesias del sur del Gran Buenos Aires.

Las personas elegidas por el Congreso para dirigir las actividades de la Asociación en el nuevo bienio son las siguientes:

Presidente: Héctor J. Peverini. Secretario tesorero: E. Steger Director de Colportaje: Delfín Gómez. Director de Escuelas Sabáticas, Actividad Misionera y Radio: Pastor Pablo Gómez.


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El domingo de tarde se efectuó un bautismo, en el cual un numeroso grupo de personas, procedentes de casi todas las iglesias de la Asociación, manifestaron de ese modo que estaban dispuestas a seguir por el resto de sus vidas las pisadas de Jesús. Demasiado pronto pasaron los días del congreso. Sus delegados y visitantes se esparcieron en todas direcciones impulsando a los hermanos a acercarse más al Señor, y a trabajar más para ganar muchas almas, terminar la obra en este campo, y apresurar el regreso de Jesús.

La Obra Evangélica en Buenos Aires

El pastor Enrique Block estuvo en Tandil desde fines de abril para dictar una serie de conferencias con la colaboración de Luis Zamorano, Ana Gironde y por pocas semanas Pablo Di Dionisio.

Primeramente contrataron el salón de una sociedad, pero cuando allí supieron de lo que se trataba, no permitieron dar más que una conferencia; luego hubo que cambiar varias veces de local, hasta que el 4 de junio pudieron iniciar las conferencias en forma definida en el hermoso local del Palace Hotel, asistiendo a las primeras conferencias cerca de 250 personas.

Algunos oponentes publicaron artículos burlándose de nosotros en toda forma posible. Por otra parte, todas las organizaciones evangélicas empezaron también a dar conferencias y repartir volantes, de tal modo que parecía que Tandil estaba conmovido.


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Esto, naturalmente, perjudicó, restando oyentes, pero al mismo tiempo despertaba la curiosidad de otros que venían a reemplazar a los que dejaban de asistir y así todos los domingos los asistentes oscilaban entre 150 y 200, pero durante la semana, la asistencia era menor. Cuando el pastor Block hizo un llamado para que pasara adelante todo aquel que quisiera que se orase por él, pasaron todos, con excepción de solamente dos personas, habiendo pasado más o menos 165.

La noche en que la conferencia trataba de la fecha de la aparición del Mesías, estuvo presente el mismo jefe de la oposición, quien pensaba que Block iba a dar la fecha del retorno de Jesús. El pastor Block terminó diciendo: “Tenemos una lista de sesenta personas que estamos visitando, y de éstas hay treinta que ya reciben estudios”.

Desde Liniers el pastor José Tabuenca pensaba que el 50

se presentaba como el mejor en cuanto a perspectiva de ganancia de almas. Estabadando tres conferencias por semana: dos en Liniers, los sábados y miércoles, con buena asistencia desde el comienzo, y una en Ituzaingó, donde ya había interesados definidos. Decía que con “Ester Iuorno no podemos atender a todos los interesados que tenemos; nuestro tiempo no nos alcanza. Estaríamos muy contentos si pudiéramos tener un instructor bíblico más con nosotros; lo necesitamos. Nuestros corazones se llenan de gozo al ver un buen número de interesados que asiste regularmente a la escuela sabática y que al mismo tiempo muestran interés definido por el mensaje. Todo trabajo y sufrimiento tiene su recompensa al ver estos frutos”.


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En la zona sur el pastor Armando Bonjour, teniendo como colaboradores al pastor S. Japas y Laura Lista y Nilda C. de Vaz, empezó a dar conferencias con muy buen éxito en Avellaneda, pero tuvieron que desalojar el salón y no pudieron seguir aunque quedaron varios interesados. El domingo 2 de julio empezó a dictar conferencias en la biblioteca de la Sociedad Española de Quilines.

Por su parte el pastor Samuel Weber predicaba muy

buenas conferencias en Palermo y Villa Urquiza, secundado por Daniel Riffel y Elena Dupertuis.

Buenas Noticias del Sur Argentino

El pastor Salim Japas visitó la chacra de los hermanos Rhys, donde anoche dio un estudio bíblico. Vez tras vez, durante las últimas semanas, varios chacareros del paraje llamado se reunieron para recibir estudios bíblicos. Asistieron a algunas de las conferencias que dictó Japas en el teatro Español de Trelew y luego a las siguientes que daba en un local alquilado.

Japas escribía que “un nuevo interés parece tomar cuerpo

en estas lejanas tierras de la República. Con la magnífica colaboración de los hermanos iniciamos algunos tanteos procurando relacionarnos con las autoridades y personas influyentes de la zona. Con ese acto varias puertas comenzaron a abrirse y naturalmente los resultados más definidos los vimos durante las conferencias. Tenemos unos 50 interesados a los


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cuales visitamos y damos estudios bíblicos. Varios de ellos son personas adineradas y gozan de ascendiente.

Estas primeros ciclos foguearían al pastor Japas para

forjarlo como el gran evangelista mundial que fuera años después.

Un Esfuerzo Evangélico Combinado

El pastor Luis Rojas, inmediatamente después de hacerce cargo de las iglesias de la Paz, Quinta Normal y La Legua, en Santiago de Chile, consultó a los ancianos y predicadores voluntarios de dichas iglesias para coordinar las actividades a fin de celebrar un esfuerzo de evangelización combinado. Como ellos recibieron bien sus sugestiones, se pusieron a trabajar en seguida.

Anunciaron las conferencias mediante letreros luminosos, muchos volantes y avisos que publicaron en algunos diarios. Al comenzar la serie tuvieron la satisfacción de ver llegar nuevo público el cual concurrió asiduamente durante doce semanas.

Gran Ciclo en Valparaíso

El pastor Walter Murray contaba de una serie de esfuerzos de evangclización. El 18 de marzo el pastor Walter Schubert empezaba en la ciudad de Valparaíso, Chile, con una asistencia de 750 personas en la primera reunión. Estas reuniones se celebraron en nuestro templo, el cual tenía


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capacidad para sólo 500 personas sentadas. La segunda noche la asistencia fué de 600; la tercera de 800 y la cuarta la misma cantidad.

El grupo de obreros, procedentes del campo local, que ayudaron al pastor Schubert en su esfuerzo estaba constituido por tres pastores, tres instructores bíblicos, uno de tiempo completo y dos de medio tiempo y dos aspirantes al ministerio. Además de ellos, otros cuatro habían ido de diferentes campos de la Unión Austral para tomar parte en esta “escuela práctica de evangelismo”. El pastor Schubert informó que el blanco de este esfuerzo era de cien bautismos.

El ciclo comenzó18 de marzo con el sugestivo tema

científico profètico, “El Destino del Mundo y la Bomba de Hidrógeno”. Desde los comienzos se programaron tres conferencias semanales, a cargo del mismo orador, a celebrarse los domingos, jueves y sábados. Al comenzar la cuarta semana se agregaron a éstas una cuarta reunión pública, que se celebraba los martes, con el carácter de clase bíblica.

La asistencia osciló entre 550 y 900 personas en las conferencias, y entre 300 y 350 personas en las clases bíblicas. Esta cantidad de concurrentes se mantenía a mes y medio de iniciado el ciclo. Además los misioneros contaban con más de mil direcciones de personas que habían manifestado interés en los temas que se presentaron. De entre ellas, cuarenta guardaban el sábado, 160 se manifestaban muy promisorias, además de veintenas que asistían con mucho interés y recibían nuestras publicaciones en sus domicilios.


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El equipo evangelizador estuvo integrado por los pastores Walter Schubert, de la División Sudamericana ; Eduardo Torreblanca, de la Asociación Central Norte de Chile; Samuel Fayard, pastor de la Iglesia de Valparaíso; Francisco Jiménez, del norte de Chile; Enrique Block, de la Asociación Bonaerense, Argentina; y los Hnos. Silvio Fernández, misionero de Montevideo, Uruguay; Emilio Arias, de la Asociación del Sur de Chile; Mariano Renedo y Julio Espinoza, de la Asociación Central Norte de Chile; y las instructoras bíblicas Hnas. Fresia de Torreblanca, Eliana Renedo y Aída de Espinoza.

En el primer bautismo 36 almas sellaron su compromiso añadiéndose a la hermandad de la iglesia de V alparaíso. Funcionaban allí actualmente dos clases bautismales, la primera a cargo del pastor Torreblanca con un centenar de personas. La otra se celebra bajo la dirección del pastor Fayard, y tenía una concurrencia que oscila entre los cien y los 150 asistentes.

La asistencia a la escuela sabática, después de invitar a los

interesados a que participaran de los cultos del día de reposo, se mantuvo en torno a los 400 concurrentes, en circunstancias que antes del esfuerzo a lo sumo se reunían 150 personas. También la asistencia a las reuniones de los domingos de noche, a pesar del tiempo frío y lluvioso, era numerosa, dado que llenaba completamente el templo.

Resultados del Esfuerzo de Tarapoto, Perú

J. I. Alomía estaba feliz luego de presenciar el mayor bautismo efectuado como resultado del esfuerzo iniciado en


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Tarapoto, Misión del Amazonas, Perú. Cuando el pastor Gonzalo Alva dió sus primeras conferencias, el salón sin techo, que no era otra cosa que el patio interior de la casa del obrero, se llenó casi totalmente cada noche.

Los instructores bíblicos tenían que trabajar fuertemente con nuestro conferenciante para enseñar la verdad a la gente, y derribar los prejuicios que algunos opositores habían levantado. Así vieron con mucho gozo que una numerosa compañía se encaminaba hacia las cristalinas aguas del Chiclayo para presenciar el bautismo de las quince preciosas almas que de ese modo dieron testimonio de su fe en Jesús ante ese numeroso público.

Antes del bautismo se dió oportunidad a cada candidato de dar, si así lo deseaba, un corto testimonio. Un hermano, ex sargento de la guardia civil, quien encontró la verdad mientras estaba en la prisión, en la cual pasó casi tres años. “Postrado y humillado delante de mi Salvador Jesús, me confieso ante él como uno de los más perdidos en el pecado. Hoy que su infinita misericordia ha tocado mi corazón, le agradezco porque, me sacó de la cárcel hasta donde me condujeron mis extravíos. Le doy gracias por haber conocido su verdad, que me rescató de las tinieblas en que vivía”.

Otro hermano se expresó con las siguientes palabras: Llegó por fin el momento más feliz de mi vida, cuando puedo seguir a Cristo en su bautismo. Las pruebas que he sufrido desde que decidí ser adventista han sido muchas, pero en vez de desanimarme no han hecho más que fortalecer mi fe en mi Salvador, quien sufriera tanto por mí.”


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Cada candidato manifestaba gozo y reverencia al

aproximarse a las aguas bautismales para sepultar los pecados de la vida vieja. Esto hizo una honda impresión entre la concurrencia; muchos de los presentes se sintieron impulsados a decidirse por Cristo.

Ciclo en un Cine de Asunción

El pastor Daniel Iuorno comenzó un esfuerzo evangélico en un cine de cierto barrio muy poblado de Asunción, Paraguay. Después de realizadas normalmente las primeras reuniones, al comenzar una más, los miembros de ora iglesia se ubicaron con disimulo entre el público cuando la conferencia estaba en pleno desarrollo. Emplearon todos los medios de que pudieron valerse para hacer fracasar la reunión, lográndolo. Debido a esto, el pastor Iuorno realizó la reunión siguiente pidiendo garantías a la policía, de modo que en esta oportunidad estaban los agentes distribuidos entre el público. También acudieron los provocadores de la anterior ocasión, juntamente con más público que nunca, porque parece que el desorden que causaron resultó contraproducente para los que lo ocasionaron, ya que sirvió de propaganda para las reuniones. Esta vez los provocadores no se atrevieron a hacer nada, debido a la presencia de la autoridad policial, y la reunión se desarrolló normalmente. La oposición ayuda!


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Gran Ciclo en Santiago de Chile

El 9 de abril de 1950, el pastor Eduardo Torreblanca comenzó un esfuerzo evangélico en la iglesia de Porvenir, Santiago de Chile. Desde un principio faltaron los asientos, y la numerosa concurrencia de cuatrocientas a quinientas personas siguió asistiendo aún cuando muchas tuvieron que permanecer de pie en los pasillos durante toda la hora de la conferencia. Muchas de ellas no faltaron una sola vez. Acudían con el anhelo del que siente sed, y realmente fueron satisfechas por la corriente cristalina del Evangelio.

La iglesia, bajo la dirección del pastor Orval Scully, prestó su valiosa cooperación. Con frecuencia se recibían cartas procedentes del público en que comentaban alguno de los puntos tratados. Podía notarse que provenían de gente culta e inteligente, lo cual resultaba muy animador.

Finalmente, cuando se pidió que se adelantaran los que

deseaban estudiar más a fondo estos temas. 130 personas lo hicieron, y con ellas se formó la clase bíblica que el mismo pastor Torreblanca dirigía todos los domingos inmediatamente antes de la conferencia. Estas clases despertaron mucho interés aún entre los miembros de iglesia que deseaban estudiar más la Biblia. También se organizó la clase para aprender a dar estudios bíblicos.

El esfuerzo terminó el 18 de junio con el bautismo de doce almas, el cual se realizó de noche y ante una desbordante concurrencia, en el bautisterio de la iglesia de Porvenir. La ceremonia estuvo a cargo de los pastores Torreblanca y Scully.


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Arturo Herrera, anciano de la iglesia de Porvenir, dio una corta y acertada biografía de cada uno de los catecúmenos.

El pastor Eliel Almonte, presidente de la Asociación, tuvo oportunidad de escuchar algunas de las conferencias antes de partir para los Estados Unidos, y a su regreso pudo ver los resultados concretos de las mismas. En verdad cada ciclo es un verdadero seminario sobre evangelismo para la hermandad, y si se combina con una escuela práctica como en este caso, mucho mejor.

Cadena Universitaria

Uno de los jóvenes de la Iglesia de Porvenir, de Santiago de Chile, era estudiante universitario. Todos los tales saben que resulta difícil seguir un curso de estudios siendo adventista, debido al descanso del sábado y otros problemas similares. Pero este joven se propuso ser fiel a Dios y dar a sus compañeros el ejemplo de un verdadero cristiano y compartir su fe con ellos.

Después de mucho orar, comentó su fe a uno de sus compañeros quien pronto se convirtió. Ambos entonces empezaron a trabajar por un tercero y muy luego éste también aceptó el mensaje. Los tres, muy animados, iniciaron el estudio de la Palabra de Dios con un cuarto, quien pronto llegó a amarla, a asimilar su mensaje de amor y así llegó a formar el cuarto eslabón de esta cadena espiritual.

Esta llegó a fortalecerse de tal manera que ya sus componentes no temían más las críticas y el ridículo de que los


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hacían objeto sus compañeros, y estaban dispuestos aun a sacrificar sus estudios si éstos llegaran a estorbar su servicio al Señor. Dios los premió por su firme decisión y gran valor, y les dio la victoria siempre.

Pronto una señorita, al ver la valentía de estos jóvenes y al apreciar el espíritu misionero de que estaban animados, se interesó por conocer la fe que sustentaban. Le dieron estudios y también ella se dio cuenta de que estos hermanos tenían la verdad y se unió al grupo formando de este modo el quinto eslabón de la cadena.

Pero estos jóvenes no sólo se interesaron por los compañeros de su facultad, sino que buscaron a otros amigos que estudiaban en otras facultades, hasta que un estudiante de odontología, al aceptar al Señor, se unió a esta cadena de universitarios.

La misión es para todos, en cada ámbito. En las

universidades hay muchas almas que salvar, y los estudiantes fieles son quienes están en las mejores condiciones de hacerlo

E s p i ga s de l a s An t i l l a s

A fines de 1949 esta unión tenía 14.467 miembros. En ese mismo año fueron bautizadas 1.060 personas, cifra que representa un 6 % del total. Nuestros pastores y evangelistas bautizaban por término medio treinta personas cada uno, o sea seis veces el término medio mundial.


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En el aspecto financiero, las ofrendas correspondientes al mismo período aumentaron en un 69 %, o sea de 42.000,00 a 74.000,00 dólares, y los diezmos aumentaron en un 48 %, o sea de 157.000,00 a 233.000,00 dólares.

En su programa educacional, también hizo buenos progresos. Hacia fines del año escolar 1944-45, funcionaban dos colegios secundarios: uno que ofrecía cuatro años para los jóvenes de habla castellana, en Santa Clara, Cuba, y otro con tres años secundarios, en Port- au-Prince, Haití, para los jóvenes de habla francesa. Cuarenta maestros enseñaban en veintitrés escuelas primarias de iglesia. Se fundó además otra escuela secundaria diurna en Santurce, Puerto Rico, con cuatro años de estudios secundarios, y otra para internos, con dos años secundarios, en la ciudad dominicana de Trujillo. Funcionaban adicionalmente en todo el campo sesenta y siete escuelas de iglesia, con un personal constituido por noventa y seis maestros cristianos. Alrededor de dos mil quinientos jóvenes y niños de ambos sexos asistían a estos colegios, escuelas secundarias y primarias.

La juventud adventista antillana, integrada por unos 6.000 jóvenes, estaba organizada en 208 sociedades de jóvenes misioneros voluntarios. Unas 164 personas fueron ganadas a la verdad por ellos. Samuel Cabrera, joven de Santo Domingo, que no había recibido todavía los beneficios de una educación cristiana en alguna de nuestras escuelas, había celebrado ya seis o siete esfuerzos de evangelización. En el último organizó una clase bautismal de unas treinta personas. Sus reuniones de eran al aire libre. En uno de sus últimos esfuerzos, asistió a una de sus reuniones el hermano del presidente de la República.


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Otro joven de la República de Haití, un maestro de escuela primaria, llamado Teodoro Pierre- Louis, logró la conversión de la esposa de un predicador voluntario bautista. Este, airado, lo amenazó de muerte. Contrató para ello los servicios de alguien dispuesto a hacerlo por dinero, y se fijó la fecha para ello.

El día fijado para el crimen, el predicador voluntario bautista se dirigió a su trabajo como de costumbre. Al terminar las labores del día, iba en camino para dar la señal, pero fué atacado de parálisis. Su fiel esposa, convertida por nuestro maestro, se dirigió a nuestros hermanos, rogándoles que orasen por su esposo, y le suplicó a éste, aún airado, que le concediese autorización para bautizarse, pero, como antes, se negó rotundamente. Pero Dios estaba obrando en su corazón empedernido, y finalmente llamó a su esposa para decirle “Me parece que no voy a mejorar, y como de todos modos moriré, será mejor que sigas adelante con tus planes y te bautices”.

Cuando nuestro hermano Pierre- Louis recibió la noticia, instó a la iglesia que continuara orando fervorosamente por el enfermo, quien desde el momento en que dio su aprobación, comenzó a mejorar. Su esposa fue bautizada, y el cuasi criminal continuaba mejorando y preparándose para recibir su bautismo.

Las escuelas sabáticas cumplían una notable misión en esta unión. Contaban con unos 8.200 miembros más el total de los miembros de las iglesias. En una escuela sabática de Puerto Rico había más de 47 escuelas sabáticas filiales en plena marcha.


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Otro departamento de la obra de magníficos dividendos fue el de obra misionera. Alrededor de la mitad de las personas bautizadas en esta unión llegaron al conocimiento de la verdad en virtud de la labor de nuestros hermanos laicos. Durante 1949 se distribuyeron alrededor de medio millón de impresos, se llevaron a cabo más de un tercio de millón de visitas misioneras, y casi la misma cantidad de personas fueron auxiliadas.

En 1949 además se vendieron publicaciones por un valor de ciento treinta mil dólares, y más de cien personas recibieron el bautismo como resultado directo de los esfuerzos fieles de nuestros buenos colportores.

El más reciente método de evangelización fue la escuela bíblica por correspondencia. Más de 4.000 alumnos activos estaban matriculados en ellas, y desde su inauguración casi 3.000 personas recibieron sus certificados. Era de advertirse que muy raramente había apostasías entre los bautizados de estas escuelas. Descontando lo que Ahorró

En cierto lugar nuestros hermanos necesitaban un pedazo de terreno y encontraron justamente lo que buscaban, en un lindo lugar; pero el dueño pedía 100.000 cruceiros por él. Los hermanos creían que sólo podrían pagar 40.000. Discutieron el asunto varias veces antes de llegar a un acuerdo. Por fin uno de nuestros doctores llamó al dueño, le explicó de nuevo lo que nuestros hermanos deseaban hacer con el terreno y le preguntó cuál era el precio que en realidad deseaba por él. Después de un momento, el hombre contestó: “Hace unos


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treinta años asistí a una de sus reuniones de temperancia y firmé el voto por el cual prometí no fumar ni beber. He mantenido mi promesa y además previne a mis hijos contra estos males. De vez en cuando hago cálculos para ver cuánto dinero he ahorrado por haber firmado ese voto de temperancia, y calculo que durante esos años, la suma alcanza a 60.000 cruceiros, de manera que se los venderé por 40.000, descontándoles así lo que me hicieron ahorrar”

Cierto día, un ebrio, ciego y sordo, se relacionó j con nuestros hermanos. Conoció la verdad, abandonó la bebida y todos sus malos hábitos, y fué bautizado. Ahora podía ver, estaba comenzando a oír y se ocupaba con éxito en la venta de frutas en un puestito. Hay meses que devolvía la buena suma de hasta 500 cruceiros de diezmo.

Los cursos y principios de salud no son solo una ayuda

hacia la gente, son la preparación para que la gente se convierta. Así lo entendían los adventistas de mitad de siglo.

Una Nueva Capilla en Formosa En 1947 el señor Pedro IJadlak, sintonizó la audición de La Voz de la Profecía irradiada por El Espectador, de Montevideo, Uruguay. En seguida escribió pidiendo el curso por correspondencia que se ofrecía para el estudio de la Biblia. Envió su primera lección el 27 de mayo de ese año. Al cabo de unos meses la Escuela Radiopostal observó el interés creciente de este alumno, por lo que sugirió a la Misión del Norte la conveniencia de visitarlo. Como en ese momento no era posible


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enviar a un misionero regular, la Misión hizo arreglos con Pedro Gemetro, entusiasta predicador voluntario que vivía en Pirané, un pueblo no muy distante de El Colorado. Este llegó por primera vez a la finca del señor Radlak en mayo de 1948, es decir un año después de que este señor se inscribiera en la Escuela Radiopostal.

Ante el marcado interés que se había despertado, se le pidió al pastor Bublitz que se trasladara con su familia a El Colorado en agosto de 1950. Pronto hubo un nuevo grupo de hermanos listos para el bautismo y la iglesia rápidamente tomó cuerpo. Estudiaron el problema y encontraron que con muy poca ayuda de la Misión podrían edificar una capilla.

El entusiasmo así desplegado hizo posible qne la capilla

fuese inaugurada a los 72 días de firmado el contrato de su construcción. El costo total del edificio fué de $ 11.092 pesos, que ingresaron en la siguiente forma: Donación de los hermanos en dinero, material y trabajo $ 6.517. Donaciones del vecindario en dinero y materiales $ 1.575 y aportes de la Misión del Norte por $ 3.000 en efectivo. Era una hermosa capilla de 6 X10 mts. bien revocada y pintada por dentro.

La Escuela Sabática contó con la asistencia de más de 60

personas. En la tarde se realizó una reunión previa a un bautismo de once almas, la que reunió mucho público. La actividad de ese sábado culminó con una emocionante reunión en la noche, presidida por el pastor Meier, en la que varios hermanos relataron los medios que Dios usó para que conocieran la verdad. Cuando se pidió que se pusieran de pie los que deseaban unirse con el pueblo de Dios en un futuro


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cercano, unas 20 personas lo hicieron y pasaron al frente a fin de que se orara por ellas para poder cumplir pronto su más caro deseo. El domingo por la mañana celebraron la Santa Cena con la asistencia de unos 60 hermanos e interesados.

Un Auto para el Presidente

Julio Ernst donó a la Misión Uruguaya su coche Chevrolet, para uso del presidente en sus visitas a las iglesias del interior, para su trabajo en la ciudad, para actividades misioneras. El interés de la hermandad era que la organización avanzará en todos los frentes, lo más rápido posible! Laicos Sudamericanos Comprometidos

En Mendoza, Argentina, Armando Biaggi junto con otros hermanos, comenzó la obra hacía ya algunos años. Hacía poco terminaban de construir frente a la plaza una linda capilla de buen material, con varias dependencias muy útiles. Esos mismos hermanos realizaron en otra ciudad vecina una labor semejante, y ya habían construido una nueva capilla.

En Uruguay, donde pasamos un corto tiempo, también

existe gran animación entre los obreros voluntarios. Varias zonas han sido evangelizadas sistemáticamente de esta manera. Otro predicador voluntario, el Hno. Ataliba Borba de Souza, manifestó que su iglesia estaba un tanto fría, pero leyeron en los programas misioneros algunos artículos relacionados con


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el lema En El Cincuenta Y Uno Cada Uno Gane A Uno, y se animaron tanto que durante el primer trimestre encontraron cuatro almas interesadas que se preparan para el bautismo.

Juan de Souza les trillaba el arroz a sus vecinos con su

máquina, y llevaba además su proyector para predicarles durante las noches a los peones.

Otro obrero voluntario, el Dr. Neumann, dentista, llevó semanalmente con su auto a algunos hermanos a un lugar a setenta kilómetros, para predicar el Evangelio. Dijo que su oficio era predicar tanto en el consultorio como en lugares distantes, y que trabajaba en el consultorio a fin de ganar para los gastos.

Heriberto Borger contó que su iglesia publicaba semanalmente un estudio bíblico en el diario de la ciudad, que circulaba en ocho estados diferentes.


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EPÍLOGO

Los adventistas de mitad de siglo no se resignaban a la idea de que la iglesia pasara cien años más en la tierra. En consecuencia, movidos por el anhelo de ver al Señor en sus días, encararon una verdadera cruzada en todas las áreas de la iglesia con el propósito de terminar la obra.

En este sentido, aunque se los percibiera totalmente consagrados, admitían el hecho de que la iglesia necesitara un despertar y un reavivamiento, de manera que fuera totalmente protagonista de sus tiempos.

Los esfuerzos de esta generación de adventistas estaban orientados a las personas. Sabían que la diversificación de la obra, que la amplitud de las ramas del mensaje, solo podía ser útil si generaba interesados a los cuales preparar con las enseñanzas bíblicas. La promoción, en consecuencia, no era un fin en sí mismo sino un medio como para generar más participación de la iglesia en las iniciativas que acercaban gente al movimiento.

A 65 años de este movimiento peculiar conviene recordar que promoción e impacto no necesariamente es evangelización. Si la iglesia es más conocida pero cada vez le cuesta más bautizar y discipular personas algo no está del todo bien. Es necesario evaluar cual de las iniciativas son puramente promocionales, y cuales en efecto permiten un real acercamiento de la iglesia al mensaje.

La agresividad empresarial en sí misma no es la verdadera fuerza motriz de la iglesia. No es con ejército, ni con fuerza, sino con el Espíritu de Dios. En la consagración de los


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adventistas de mitad de siglo encontramos un buen modelo como para nutrirnos del poder prometido y tan necesario hoy.


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SUPLEMENTO FOTOGRÁFICO

Colportores de la Misión Peruana

Colportores de la Misión Boliviana junto a dirigentes del área.


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Colportores de la Misión del Lago Titicaca

Hermanos reunidos en el Teatro Esmeralda para el cierre del

Congreso de la Unión Chilena


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Colportores de la Asociación Bonaerense


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Nueve mil adventistas reunidos en el Civic Auditorium para el

Congreso de San Francisco.


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Edifico de administración y aulas en el Colegio de Chile

Pastor Reuben Fighur, presidente de la División Sudamericana


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Pastor Walter Murray, sucesor de R. Fighur al frente de la División.

Los pastores Scully y Torreblanca bautizan a dos personas en la iglesia del Porvenir, Santiago


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Los pastores F. Piro y B. Riffel junto a dos ayudantes de colportaje

Los esposos Grillo, matrimonio de colportores peruanos.


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El pastor W. Schubert y su equipo del ciclo de Guayaquil

Audiencia del pastor Schubert en uno de sus ciclos


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Templo de Nueva Helvecia, Uruguay

Algunas de las almas conquistadas en el ciclo de Guayaquil


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Lote comprado para el Sanatorio de Asunción

Asamblea misonera en Lima, dirigida por el pastor Samuel Schmidt.


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Asamble de obreros laicos en Crespo, Entre Ríos.

Templo de Mendoza recién inaugurado


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Audiencia del ciclo de W. Schubert en en el templo de

Valparaíso

Colportores de Buenos Aires.


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Colportores en Montevideo, Uruguay.

Bautismo en Tarapoto, Perú


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Casa del hermano Ole Oppegard donde estaban las pocas

máquinas con las cuales comenzó la Casa Editora.

Vista de uno de los primeros edificois del Colegio de Puiggari


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Estudiantes misioneros del CAP listos para salir a predicar a las localidades vecinas.

Estudiantes y personal del Colegio de Chile


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El pastor Pedro Brouchy, presidente de la Misión del Norte, rodeado de obreros y de hermanos de la iglesia en el Chaco

Docentes y alumnos del Colegio de la Unión Incaica


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La abnegada obra médica en uno de los hospitales de la Misión Boliviana

Balsa transportando misioneros en las aguas del lago Titicaca


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Hermanos bautizados en la iglesia del Porvenir Santiago

Hermanos bautizados por el pastor Griott en Osorno, Chile


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Jóvenes conquistados por la “cadena universitaria”

Edificio de la Casa Editora Sudamericana

cruzada mitad siglo.pdf

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