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Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez Primeras jornadas de pensamiento y reflexión crítica de las bases del PSUV Nuestro rol ante la historia Nº1 AGOSTO 2009 Quiero reiterarlo: si internalizamos las tres preguntas de la jornada, no podemos menos que reconocer que el papel histórico, que hoy entre todos protagonizamos, es el mismo, sin duda alguna y quiero enfatizar- lo, que jugó Bolívar y todos aquellos pueblos hechos ejércitos, como aquel que el 7 de agosto de 1819, tal día como hoy, diera la batalla decisiva para garantizar el éxito de la Campaña Libertadora de la Nueva Granada en el campo de Boyacá. Es nuestra herencia y debemos responder a nuestro rol de hoy: sumémonos en cuerpo y alma, como individuos y como colectivo, a la jornada por la nueva independencia de Venezuela y de toda nuestra América. No habría Revolución posible si nosotros no nos formamos. Hugo Chávez, Las líneas de Chávez, 9 de agosto de 2009 Cuadernos de formación ideológica

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Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez

Primeras jornadas de pensamiento y reflexión crítica de las bases del PSUV

Nuestro rol ante la historia

Nº1Agosto 2009

Quiero reiterarlo: si internalizamos las tres preguntas de la jornada, no podemos menos que reconocer que el papel histórico, que hoy entre todos protagonizamos, es el mismo, sin duda alguna y quiero enfatizar-lo, que jugó Bolívar y todos aquellos pueblos hechos ejércitos, como aquel que el 7 de agosto de 1819, tal día como hoy, diera la batalla decisiva para garantizar el éxito de la Campaña Libertadora de la Nueva Granada en el campo de Boyacá. Es nuestra herencia y debemos responder a nuestro rol de hoy: sumémonos en cuerpo y alma, como individuos y como colectivo, a la jornada por la nueva independencia de Venezuela y de toda nuestra América.No habría Revolución posible si nosotros no nos formamos.

Hugo Chávez, Las líneas de Chávez, 9 de agosto de 2009

Cuadernos de formación ideológica

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez2

Aprender A pensAr

Líneas de Chávez

Simón Rodríguez

Este jueves 6 de agosto -día en que recordábamos la entrada triunfal a Caracas de nuestro

Libertador, para sellar con broche de oro su prodigiosa Campaña Admirable de 1813; día en que conmemorábamos la gesta heroica de Junín en 1824, úl-tima batalla comandada por Bolívar; y día en que celebrábamos el nacimiento de Bolivia como nación independiente en 1825- no pudo ser más propicio para dar nacimiento a la Escuela de Cuadros Políticos del PSUV, en la Ciudad Vaca-cional de Los Caracas, estado Vargas. Quiero reiterarlo: si internalizamos las tres preguntas de la jornada, no pode-mos menos que reconocer que el papel histórico, que hoy entre todos protago-nizamos, es el mismo, sin duda alguna y quiero enfatizarlo, que jugó Bolívar y todos aquellos pueblos hechos ejér-citos, como aquel que el 7 de agosto de 1819, tal día como hoy, diera la bata-lla decisiva para garantizar el éxito de la Campaña Libertadora de la Nueva Granada en el campo de Boyacá. Es nuestra herencia y debemos respon-der a nuestro rol de hoy: sumémonos en cuerpo y alma, como individuos y como colectivo, a la jornada por la nueva independencia de Venezuela y de toda nuestra América. No habría Revolución posible entonces si nosotros no nos formamos; no sólo los cuadros, sino el partido, el pueblo como un todo: el partido de masas que hoy constituimos debe ir más allá, por-que no es suficiente. Debe ser un par-tido de masas que genere sus propios cuadros, de forma que el PSUV sea generador de cuadros, de líderes, de activadores, de formadores socialistas. Recordemos la premisa fundamental de Gramsci, punto de partida, jamás de llegada, de nuestra organización política: un partido de masas que cree, genere, produzca cuadros.

De ahí entonces la necesidad de que el PSUV -no perdiendo nunca el ob-jetivo de ser la fiel expresión de esa acumulación de crítica y fuerzas, que lo es el Poder Popular- se contraponga a la obscenidad del poder en sí mismo, como ejercicio del control y domina-ción política. Y de allí también la necesidad de que se constituya en un espacio donde las relaciones sociales sean sometidas al control colectivo, el único válido. Val-ga lo mismo para la formación políti-ca, sin la cual lo anterior será imposi-ble: requerimos de una formación de cuadros que haga imposible los car-comidos paradigmas de la educación burguesa, la reproducción de la do-minación. Recordemos la experiencia a la luz del modelo robinsoniano y de Freire. Y de este último, de Freire, trai-gamos a la memoria aquellas palabras suyas que encabezan su Pedagogía del Oprimido (1969): “La sectarización es siempre castra-dora por el fanatismo que la nutre. La radicalización, por el contrario, es siempre creadora, dada la criticidad que la alimenta. En tanto la sectari-zación es mítica y, por ende, alienan-te, la radicalización es crítica y, por ende, liberadora. Liberadora ya que, al implicar el enraizamiento de los hombres en la opción realizada, los compromete cada vez en el esfuerzo de transformación de la realidad con-creta, objetiva.” De eso se trata, en síntesis, formar des-de las raíces -”A la raíz va el hombre verdadero. Radical no es más que eso: el que va a las raíces”, decía Martí-, dentro de un ámbito abierto siempre a la crítica desde cada quien. Estamos, pues, a la puerta de un socia-lismo radicalmente por reinventar, que es, valga la reiteración, radicalmente democrático.

Aprender a pensar

ÍndiceAPRENDER A PENSAR Hugo CHávEz FRíAS. LíNEAS DE CHávEz ................................................................... EL TAMAÑo DE LA RESPoNSABILIDAD ERNESTo CHE guEvARA.EL CuADRo, CoLuMNA vERTEBRAL DE LA REvoLuCIóN .............PABLo NERuDA. uN CANTo A BoLívAR ....................................................................... LA HISToRIA DE LA oPRESIóNEDuARDo gALEANo LAS vENAS ABIERTAS DE AMéRICA LATINA (FRAgMENTo) ............... LA HISToRIA DE LA DoMINACIóN HA CoMENzADo PoR INvISIBILIzAR NuESTRoS PuEBLoS.MARIo SANojA- IRAIDA vARgAS-ARENAS . EL MANEjo PoLíTICo DE LA HISToRIA INDígENA vENEzoLANA ...............................................................................................

LoS IMPERIoS No SoLo DESHuMANIzAN LAS CIvILIzACIoNES QuE PRETENDEN HACER PRESAS. LAS INvISIBILIzAN, CoMo PRoCuRANDo BoRRAR DE LA MEMoRIA DE LoS PuEBLoS Su PRoPIo RoSTRo, Su IDENTIDAD.MARIo SANojA- IRAIDA vARgAS-ARENAS. EL oRIgEN DE LoS “MoNoS” y “ESCuáLIDoS”... PENSAMIENTo BoLIvARIANo. DoCTRINA LIBERADoRA DE IDENTIDAD, LuCHA y RESISTENCIA.FRANCISo PIvIDAL. Lo QuE BoLívAR No HIzo, ESTá ToDAvíA PoR HACER EN AMéRICA.... TIERRA y HoMBRES LIBRESLuIS BRITTo gARCíA. zAMoRA SoCIALISTA .............................................................. CoLoNIA y NEoCoLoNIA EN vENEzuELARESISTENCIA y PARTICIPACIóN (FRAgMENToS), IRAIDA vARgAS .....................................“CHINo” vALERA MoRA . yo juSTIFICo ...................................................................... PETRoLEo, RENTA y NuEvAS FoRMAS DE gEoPoLITICA y DEL MoDELo CoMERCIAL EXPoLIATIvoBERNARD MoMMER . LA CuESTIóN PETRoLERA (FRAgMENToS) ..................................... PALABRAS DEL PRESIDENTE Hugo CHávEz FRíAS EN LA INAuguRACIóN DE LA Iv CuMBRE DE PETRoCARIBE.(FRAgMENToS) 2007. SALvADoR DE LA PLAzA. EL PETRoLEo EN LA vIDA vENEzoLANA (FRAgMENToS) 1976 ...................................................................... LA vENEzuELA RENTISTAALí RoDRíguEz ARAQuE. EL PRoCESo DE PRIvATIzACIóN PETRoLERA EN vENEzuELA ..... PENSAMIENTo ANTIMPERIALISTALuIS BELTRáN PRIETo FIguERoA..BoLívAR y LA SoLIDARIDAD CoNTINENTAL. EL MAgISTERIo AMERICANo DE BoLívAR ...................................................................... RAzoNES DE LA CAIDA DE uNA REPuBLICASIMóN BoLívAR MEMoRIA DIRIgIDA A LoS CIuDADANoS DE LA NuEvA gRANADA PoR uN CARAQuEÑo (MANIFIESTo DE CARTAgENA) .................................................................. vISIóN PoLíTICA INTEgRAL, DE ToTALIDAD, DE BoLIvAR DE AMéRICA. PRoPuESTA PoLíTICA. gEoESTRATEgIA, DE SuR AMERICA. LAS RAzoNES DE LA INDEPENDENCIASIMóN BoLívAR . “CARTA DE jAMAICA” ...................................................................... PRoPuESTA DE oRgANIzACIóN DE uNA REPuBLICA.EL PENSAMIENTo REPuBLICANo DE BoLIvAR.SIMóN BoLívAR DISCuRSo DE ANgoSTuRA. (1819)...................................................... ESTuDIo CoMPARADo QuE PERMITE SENTAR LAS BASES PARA LA CoNSTRuCCIóN DE LA REPÚBLICA LATINoAMERICANA SEgÚN SIMóN RoDRíguEzSIMóN RoDRíguEz. SoCIEDADES AMERICANAS (FRAgMENToS) .......................................

vISIóN LATINoAMERICANISTA DE IDENTIDAD PARA LA CoNSECuCIóN DEL IDEARIo BoLIvARIANojoSé MARTí. NuESTRA AMéRICA .................................................................................

LoS PuEBLoS NuESTRoAMERICANoS CoMo ELEMENTo INTEgRADoR DE LA REgIóNLuIS vILLAFAÑA. MARIáTEguI, LA REvoLuCIóN BoLIvARIANA y EL SoCIALISMo NuESTRo AMERICANo .................................................................................................joSé CARLoS MARIATEguI. LA uNIDAD DE LA AMéRICA INDoESPAÑoLA (1924) .............

NECESIDAD DE INTEgRACIóN PARA CoMBATIR EL IMPERIALISMoAuguSTo CESAR SANDINo. PLAN DE REALIzACIóN DEL SuPREMo SuEÑo DE BoLívAR ......FIDEL CASTRo. SEguNDA DECLARACIóN DE LA HABANA ..............................................Hugo CHávEz. vENgo A DENuNCIAR 200 AÑoS DE AgRESIóN ......................................

joRNADA DE DEBATE EN LAS BASES DEL PSuvESTRuCTuRA DE LA joRNADA DE DEBATE ......................................................................NoRMATIvAS DEL DEBATE EN LAS PATRuLLAS SoCIALISTAS DuRANTE LAS joRNADAS FoRMATIvAS..

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el tAmAño de lA responsAbilidAd históricA

El cuadro, columna vertebral de la revolución

Ernesto Guevara; El ChePuBLICADo EN LA REvISTA CuBA SoCIALISTA EN SEPTIEMBRE 1962.

En un régimen que inicia la construc-

ción del socialismo, no puede suponerse un cuadro que no tenga un alto de-sarrollo político,

pero por desarrollo político no debe

considerarse sólo el aprendizaje de

la teoría marxista; debe también exi-girse la responsa-bilidad del indivi-duo por sus actos, la disciplina que coarte cualquier debilidad transi-

toria y que no esté reñida en una alta dosis de iniciativa,

la preocupación constante por todos los problemas de la

Revolución.

Innecesario sería insis-tir en las características de nuestra Revolución,

en la forma original, con algunos rasgos de esponta-neidad, con que se produjo el tránsito de una revolu-ción nacional libertadora, a una revolución socialista y en el cúmulo de etapas vividas a toda prisa en el curso de este desarrollo, que fue dirigido por los mismos actores de la epo-peya inicial del Moncada, pasando por el Granma y terminando en la declara-ción de carácter socialista de la Revolución cubana. Nuevos simpatizantes, cuadros, organizaciones, se fueron sumando a la endeble estructura orgáni-ca del movimiento inicial, hasta constituir el aluvión de pueblo que caracteriza nuestra Revolución. Cuando se hizo patente que en Cuba una nueva clase social tomaba definitiva-mente el mando, se vieron también las grandes limi-taciones que tendría en el ejercicio del poder estatal a

causa de las condiciones en que encontráramos el Esta-do, sin cuadros para desa-rrollar el cúmulo enorme de tareas que debían cumplirse en el aparato estatal, en la organización política y en todo el frente económico.En el momento siguiente a la toma del poder, los car-gos burocráticos se desig-naron «a dedo»; no hubo mayores problemas, no los hubo porque todavía no es-taba rota la vieja estructura. El aparato funcionaba con su andar lento y cansino de cosa vieja y casi sin vida, pero tenía una organización y, en ella, la coordinación suficiente para mantenerse por inercia, desdeñando los cambios políticos que se producían como preludio del cambio en la estructura económica.

El Movimiento 26 de Julio, hondamente herido por las luchas internas entre sus alas izquierda y derecha, no podía dedicarse a tareas constructivas; y el Parti-do Socialista Popular, por el hecho de soportar fieros embates y la ilegalidad du-rante años, no había podido desarrollar cuadros inter-medios para afrontar las nuevas responsabilidades que se avecinaban.Cuando se produjeron las primeras intervenciones estatales en la economía, la tarea de buscar cuadros no era muy complicada y se podía elegir entre muchas gentes que tenían alguna base mínima para ejercer el cargo de dirección. Pero, con el aceleramiento del proceso, ocurrido a partir de la nacionalización de las

empresas norteamericanas y, posteriormente, de las grandes empresas cubanas, se produce una verdadera hambre de técnicos admi-nistrativos. Se siente, por otro lado, una necesidad an-gustiosa de técnicos de pro-ducción, debido al éxodo de muchos de ellos, atraí-dos por mejores posiciones ofrecidas por las compa-ñías imperialistas en otras partes de América o en los mismos Estados Unidos, y el aparato político debe so-meterse a un intenso esfuer-zo, en medio de las tareas de estructuración, para dar atención ideológica a una masa que entra en contacto con la Revolución, plena de ansias de aprender.Todos cumplimos el papel como buenamente pudimos, pero no fue sin penas ni

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apuros. Muchos errores se cometieron en la parte ad-ministrativa del Ejecutivo, enormes fallas se cometie-ron por parte de los nuevos administradores de empre-sas, que tenían responsabi-lidades demasiado grandes en sus manos, y grandes y costosos errores cometi-mos también en el aparato político que, poco a poco, fue cayendo en una tran-quila y placentera burocra-cia, identificado casi como trampolín para ascensos y para cargos burocráticos de mayor o menor cuantía, desligado totalmente de las masas.El eje central de nuestros errores está en nuestra falta de sentimiento de la reali-dad en un momento dado, pero la herramienta que nos faltó, lo que fue embo-tando nuestra capacidad de percepción y convirtiendo al partido en un ente buro-crático, poniendo en peli-gro la administración y la producción, fue la falta de cuadros desarrollados a ni-vel medio. La política de cuadros se hacía evidente como sinónimo de política de masas; establecer nue-vamente el contacto con las masas, contacto estre-chamente mantenido por la Revolución en la prime-ra época de su vida, era la consigna. Pero establecerlo a través de algún tipo de aparato que permitiera sa-carle el mayor provecho, tanto en la percepción de todos los latidos de las ma-sas como en la transmisión de orientaciones políticas, que en muchos casos so-lamente fueron dadas por intervenciones personales del Primer Ministro Fidel Castro o de algunos otros líderes de la Revolución.A esta altura podemos pre-guntarnos, ¿qué es un cua-

dro? Debemos decir que, un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del po-der central, hacerlas suyas y transmitirlas como orienta-ción a la masa, percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más ínti-mas. Es un individuo de dis-ciplina ideológica y adminis-trativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradiccio-nes existentes en el método para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la produc-ción el principio de la dis-

cusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas, cuya fidelidad está probada y cuyo valor físico y moral se ha desarrollado al compás de su desarrollo ideológico, de tal manera que está dispuesto siempre a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la buena mar-cha de la Revolución. Es, además, un individuo con capacidad de análisis propio, lo que le permite tomar las decisiones necesarias y prac-ticar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina.El cuadro, pues, es un crea-dor, es un dirigente de alta estatura, un técnico de buen nivel político que puede,

razonando dialécticamente, llevar adelante su sector de producción o desarrollar a la masa desde su puesto po-lítico de dirección.Este ejemplar humano, apa-rentemente, rodeado de vir-tudes difíciles de alcanzar, está sin embargo, presente en el pueblo de Cuba y nos lo encontramos día a día. Lo esencial es aprovechar todas las oportunidades que hay para desarrollarlo al máximo, para educarlo, para sacar de cada persona-lidad el mayor provecho y convertirla en el valor más útil para la nación.El desarrollo de un cuadro se logra en el quehacer dia-rio; pero debe acometerse la tarea, además, de un modo sistemático en escuelas es-peciales, donde profesores competentes, ejemplos a la vez del alumnado, favorez-can el más rápido ascenso ideológico.En un régimen que inicia la construcción del socialis-mo, no puede suponerse un cuadro que no tenga un alto desarrollo político, pero por desarrollo político no debe considerarse sólo el apren-dizaje de la teoría marxista; debe también exigirse la responsabilidad del indivi-duo por sus actos, la disci-plina que coarte cualquier debilidad transitoria y que no esté reñida en una alta dosis de iniciativa, la pre-ocupación constante por to-dos los problemas de la Re-volución. Para desarrollarlo hay que empezar, por esta-blecer el principio selectivo en la masa, es allí donde hay que buscar las personalida-des nacientes, probadas en el sacrificio o que empiezan ahora a mostrar sus inquie-tudes, y llevarlas a escuelas especiales, o, en su defecto a cargos de mayor respon-sabilidad que lo prueben en

el trabajo práctico.Así hemos ido encontrando multitud de nuevos cuadros que se han desarrollado en estos años; pero su desarro-llo no ha sido parejo, puesto que los jóvenes compañeros se han visto frente a la rea-lidad de la creación revolu-cionaria sin una adecuada orientación de partido. Al-gunos han triunfado ple-namente, pero hay muchos que no pudieron hacerlo completamente y quedaron a mitad del camino, o que, simplemente, se perdieron en el laberinto burocrático o en las tentaciones que da el poder.Para asegurar el triunfo y la consolidación total de la Revolución necesita-mos desarrollar cuadros de distintos tipos; el cuadro político que sea la base de nuestras organizaciones de masas, el que oriente a és-tas a través de la acción del Partido Unido de la Revo-lución Socialista (ya se es-tán empezando a sentar es-tas bases con las escuelas nacionales y provinciales de Instrucción Revolucio-naria y con los estudios y círculos de estudios a to-dos los niveles); también se necesitan cuadros mili-tares, para lograr lo cual se puede utilizar la selección que hizo la guerra en nues-tros jóvenes combatientes, ya que quedó con vida una buena cantidad sin grandes conocimientos teóricos pero probados en el fuego, probados en las condicio-nes más duras de la lucha y de una fidelidad a toda prueba hacia el régimen revolucionario, a cuyo na-cimiento y desarrollo están íntimamente unidos desde las primeras guerrillas de la Sierra. Debemos pro-mover también cuadros económicos que se dedi-

El cuadro es la pieza maestra del motor ideológico que es el Partido Unido de la Revolución. Es lo que pudiéramos llamar

un tornillo dinámico de este motor; tornillo en cuanto a pieza funcional que asegura su correcto funcionamiento, dinámico en

cuanto a que no es un simple trasmisor ha-cia arriba o hacia abajo de lemas o deman-das, sino un creador que ayudará al desa-rrollo de las masas y a la información de los dirigentes, sirviendo de punto de con-tacto con aquéllas. Tiene una importante

misión de vigilancia para que no se liquide el gran espíritu de la Revolución, para que

ésta no duerma, no disminuya su ritmo.

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quen específicamente a las tareas difíciles de la pla-neación y a las tareas de la organización del Estado socialista en estos momen-tos de creación. Es necesa-rio trabajar con los profe-sionales, impulsando a los jóvenes a seguir alguna de las carreras técnicas más importantes, para tentar de darle a la ciencia el tono de entusiasmo ideológico que garantice un desarrollo acelerado. Y es imperativo crear el equipo administra-tivo que sepa aprovechar y acoplar los conocimientos técnicos específicos de los demás y orientar las empre-sas y otras organizaciones del Estado para acoplarlas al fuerte ritmo de la Revo-lución. Para todos ellos, el denominador común es la claridad política. Esta no consiste en el apoyo in-condicional o los postula-dos de la Revolución, sino en un apoyo razonado, en una gran capacidad de sa-crificio y en una capacidad dialéctica de análisis que permita hacer continuos aportes, a todos los nive-les, a la rica teoría y prácti-ca de la Revolución. Estos compañeros deben selec-cionarse de las masas, apli-cando el principio único de que el mejor sobresalga y que al mejor se le den las mayores oportunidades de desarrollo.En todos estos lugares, la función del cuadro, a pesar de ocupar frentes distintos, es la misma. El cuadro es la pieza maestra del mo-tor ideológico que es el Partido Unido de la Re-volución. Es lo que pudié-ramos llamar un tornillo dinámico de este motor; tornillo en cuanto a pieza funcional que asegura su correcto funcionamiento, dinámico en cuanto a que

no es un simple trasmisor hacia arriba o hacia abajo de lemas o demandas, sino un creador que ayudará al desarrollo de las masas y a la información de los diri-gentes, sirviendo de punto de contacto con aquéllas. Tiene una importante mi-sión de vigilancia para que no se liquide el gran espí-ritu de la Revolución, para que ésta no duerma, no disminuya su ritmo. Es un lugar sensible; transmite lo que viene de la masa y le infunde lo que orienta el Partido.Desarrollar los cuadros, es, pues, una tarea inaplazable del momento. El desarro-llo de los cuadros ha sido tomado con gran empeño por el Gobierno revolucio-nario; con sus programas de becas siguiendo prin-cipios selectivos, con los programas de estudio de los obreros, dando distin-tas oportunidades de desa-rrollo tecnológico, con el desarrollo de las escuelas técnicas especiales, con el desarrollo de las escuelas secundarias y las universi-dades abriendo nuevas ca-rreras, con el desarrollo, en fin del estudio, el trabajo y la vigilancia revolucionaria como lemas de toda nues-tra patria, basados funda-mentalmente en la Unión de Jóvenes Comunistas, de donde deben salir los cuadros de todo tipo y aun los cuadros dirigentes de la Revolución en el futuro.Íntimamente ligado al con-cepto de “cuadro” está el de la capacidad de sacrificio, de demostrar con el propio ejemplo las verdades y con-signas de la Revolución. El cuadro, como dirigente po-lítico, debe ganarse el res-peto de los trabajadores con su acción. Es imprescindi-ble que cuente con la consi-

deración y el cariño de los compañeros a quienes debe guiar por los caminos de vanguardia.Por todo ello, no hay me-jor cuadro que aquel cuya elección efectúa la masa en las asambleas que de-signan los obreros ejem-plares, los que serán inte-grados al PURS junto con los antiguos miembros de las ORI [Organizaciones Revolucionarias Integra-das] que pasen todas las pruebas selectivas exigi-das. Al principio consti-tuirán un partido pequeño, pero su influencia entre los trabajadores será inmen-sa; luego éste se agranda-rá cuando el avance de la conciencia socialista vaya convirtiendo en una nece-sidad el trabajo y la entrega total a la causa del pueblo. Con dirigentes medios de esa categoría, las difíciles tareas que tenemos delan-te se cumplirán con menos contratiempos. Luego de un período de desconcier-to y de malos métodos se ha llegado a la polí-tica justa, la que no será abandonada jamás. Con el impulso siempre renovado de la cla-se obrera, nutrien-do con sus fuentes inagotables las filas del futuro Par-tido Unido de la Revolución Socialista, y con la rectoría de nuestro partido, entramos de lleno en la tarea de formación de cuadros que garanticen el desarrollo impetuoso de nuestra Revolución. Hay que triunfar en el empe-ño.Fuente: Che Guevara, Er-nesto: Obras. 1957-1967, Casa de las Américas, La Habana, 1970.

Íntimamente ligado al concepto de “cua-dro” está el de la capacidad de sacrificio,

de demostrar con el propio ejemplo las verdades y consignas de la Revolución. El cuadro, como dirigente político, debe ga-

narse el respeto de los trabajadores con su acción. Es imprescindible que cuente con

la consideración y el cariño de los compa-ñeros a quienes debe guiar por los cami-

nos de vanguardia.

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Un canto a Bolívar

Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el airede toda nuestra extensa latitud silenciosa,todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada:tu apellido la caña levanta a la dulzura,el estaño bolívar tiene un fulgor bolívar,el pájaro bolívar sobre el volcán bolívar,la patata, el salitre, las sombras especiales,las corrientes, las vetas de fosfórica piedra,todo lo nuestro viene de tu vida apagada,tu herencia fueron ríos, llanuras, campanarios,tu herencia es el pan nuestro de cada día, padre. Tu pequeño cadáver de capitán valienteha extendido en lo inmenso su metálica forma,de pronto salen dedos tuyos entre la nievey el austral pescador saca a la luz de prontotu sonrisa, tu voz palpitando en las redes. De qué color la rosa que junto a tu alma alcemos?Roja será la rosa que recuerde tu paso.Cómo serán las manos que toquen tu ceniza?Rojas serán las manos que en tu ceniza nacen.Y cómo es la semilla de tu corazón muerto?Es roja la semilla de tu corazón vivo. Por eso es hoy la ronda de manos junto a ti.Junto a mi mano hay otra y hay otra junto a ella,y otra más, hasta el fondo del continente oscuro.Y otra mano que tú no conociste entoncesviene también, Bolívar, a estrechar a la tuya:de Teruel, de Madrid, del Jarama, del Ebro,de la cárcel, del aire, de los muertos de Españallega esta mano roja que es hija de la tuya. Capitán, combatiente, donde una bocagrita libertad, donde un oído escucha,donde un soldado rojo rompe una frente parda,donde un laurel de libres brota, donde una nuevabandera se adorna con la sangre de nuestra insigne aurora,Bolívar, capitán, se divisa tu rostro.Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo.Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado.Los malvados atacan tu semilla de nuevo,clavado en otra cruz está el hijo del hombre. Pero hacia la esperanza nos conduce tu sombra,el laurel y la luz de tu ejército rojoa través de la noche de América con tu mirada mira.Tus ojos que vigilan más allá de los mares,

más allá de los pueblos oprimidos y heridos,más allá de las negras ciudades incendiadas,tu voz nace de nuevo, tu mano otra vez nace:tu ejército defiende las banderas sagradas:la Libertad sacude las campanas sangrientas,y un sonido terrible de dolores precedela aurora enrojecida por la sangre del hombre.Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos.La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,de nuestra joven sangre venida de tu sangresaldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos. Yo conocí a Bolívar una mañana larga,en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:“Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo”.De Canto General, 1950.

Pablo Neruda

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lA historiA de lA opresión

Las venas abiertas de América Latina (Fragmento)

Eduardo Galeano

La división interna-cional del trabajo consiste en que unos

países se especializan en ga-nar y otros en perder. Nues-tra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se espe-cializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimien-to se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Pa-saron los siglos y América Latina perfeccionó sus fun-ciones Este ya no es el rei-no de las maravillas donde la realidad derrotaba a la fábula y la imaginación era humillada por los trofeos de la conquista, los yaci-mientos de oro y las monta-ñas de plata. Pero la región sigue trabajando de sirvien-ta. Continúa existiendo al servicio de las necesidades ajenas, como fuente y re-serva del petróleo y el hie-rro, el cobre y la carne, las frutas y el café, las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos que ganan consumiéndo-los, mucho más de lo que América Latina gana pro-duciéndolos. Son mucho más altos los impuestos que cobran los comprado-res que los precios que re-ciben los vendedores; y al fin y al cabo, como declaró en julio de 1968 Covey T. Oliver, coordinador de la Alianza para el Progreso, «hablar de precios justos en la actualidad es un con-cepto medieval. Estamos

en plena época de la libre comercialización...»Cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes pa-decen los negocios. Nues-tros sistemas de inquisi-dores y verdugos no sólo funcionan para el mercado externo dominante; propor-cionan también caudalosos manantiales de ganancias que fluyen de los emprés-titos y las inversiones ex-tranjeras en los mercados internos dominados. «Se ha oído hablar de concesiones hechas por América Latina al capital extranjero, pero no de concesiones hechas por los Estados Unidos al capital de otros países... “Es que nosotros no damos concesiones”, advertía, allá por 1913, el presidente nor-

teamericano Woodrow Wil-son. Él estaba seguro: «Un país --decía- es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido». Y tenía razón. Por el camino hasta perdimos el derecho de llamarnos americanos, aunque los haitianos y los cubanos ya habían asoma-do a la historia, como pue-blos nuevos, un siglo antes de que los peregrinos del Mayflower se establecieran en las costas de Plymouth. Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos, a lo sumo, una sub-América, una América de segunda clase, de nebu-losa identificación.Es, América Latina, la re-gión de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días todo se

ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tar-de, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos cen-tros de poder. Todo: la tie-rra, sus frutos y sus profun-didades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesiva-mente determinados desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo. A cada cual se le ha asignado una función, siempre en beneficio del desarrollo de la metrópo-li extranjera de turno, y se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesi-vas, que tiene mucho más de dos eslabones, y que por cierto también comprende, dentro de América Latina, la opresión de los países pequeños por sus vecinos mayores y, fronteras aden-tro de cada país, la explo-tación que las grandes ciu-dades y los puertos ejercen sobre sus fuentes internas de víveres y mano de obra (Hace cuatro siglos, ya ha-bían nacido dieciséis de las veinte ciudades latinoame-ricanas más pobladas de la actualidad.)Para quienes conciben la historia como una compe-tencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos;

Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el re-sultado de su fracaso. Perdimos; otros ga-naron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América

Latina integra, como se ha dicho, la histo-ria del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para

alimentar la prosperidad de otros: los im-perios y sus caporales nativos.

Introducción:Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta.

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otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, gana-ron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desa-rrollo del capitalismo mun-dial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la vic-toria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nues-tra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia co-lonial y neo-colonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se convierten en veneno. Potosí, Zacate-cas y Ouro Preto cayeron en picada desde la cumbre de los esplendores de los metales preciosos al pro-fundo agujero de los soca-vones vacíos, y la ruina fue el destino de la pampa chi-lena del salitre y de la sel-va amazónica del caucho; el nordeste azucarero de Brasil, los bosques argenti-

nos del quebracho o ciertos pueblos petroleros del lago de Maracaibo tienen dolo-rosas razones para creer en la mortalidad de las fortunas que la naturaleza otorga y el imperialismo usurpa. La lluvia que irriga a los cen-tros del poder imperialista ahoga los vastos suburbios del sistema. Del mismo modo, y simétricamente, el bienestar de nuestras clases dominantes - dominantes

hacia dentro, dominadas desde fuera- es la maldi-ción de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga.La brecha se extiende. Ha-cía mediados del siglo an-terior, el nivel de vida de los países ricos del mundo excedía en un cincuenta por ciento el nivel de los países pobres. El desarrollo desarrolla la desigualdad: Richard Nixon anunció, en abril de 1969, en su discur-so ante la OEA, que a fines del siglo veinte el ingreso per capita en Estados Uni-dos será quince veces más alto que el ingreso en Amé-rica Latina. La fuerza del conjunto del sistema impe-rialista descansa en la ne-cesaria desigualdad de las partes que lo forman, y esa desigualdad asume magni-tudes cada vez más dramá-ticas. Los países opresores se hacen cada vez más ricos en términos absolutos, pero mucho más en términos re-lativos, por el dinamismo de la disparidad creciente. El capitalismo central pue-de darse el lujo de crear y creer sus propios mitos de opulencia, pero los mitos no se comen, y bien lo sa-ben los países pobres que constituyen el vasto capita-

lismo periférico. El ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete ve-ces mayor que el de un la-tinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso. Y los promedios engañan, por los insonda-bles abismos que se abren, al sur del río Bravo, entre los muchos pobres y los pocos ricos de la región. En la cúspide, en efecto, seis millones de latinoameri-canos acaparan, según las Naciones Unidas, el mismo ingreso que ciento cuarenta millones de personas ubica-das en la base de la pirámi-de social. Hay sesenta mi-llones de campesinos cuya fortuna asciende a veinti-cinco centavos de dólar por día; en el otro extremo los proxenetas de la desdicha se dan el lujo de acumular cinco mil millones de dóla-res en sus cuentas privadas de Suiza o Estados Unidos, y derrochan en la ostenta-ción y el lujo estéril -ofensa y desafío- y en las inver-siones improductivas, que constituyen nada menos que la mitad de la inversión total, los capitales que Amé-rica Latina podría destinar a la reposición, ampliación y creación de fuentes de producción y de trabajo. In-

corporadas desde siempre a la constelación del poder imperialista, nuestras cla-ses dominantes no tienen el menor interés en averiguar si el patriotismo podría re-sultar más rentable que la traición o si la mendicidad es la única forma posible de la política internacional. Se hipoteca la soberanía por-que «no hay otro camino»; las coartadas de la oligar-quía confunden interesada-mente la impotencia de una clase social con el presunto vatio de destino de cada na-ción.Josué de Castro declara: «Yo, que he recibido un premio internacional de la paz, pienso que, infeliz-mente, no hay otra solución que la violencia para Amé-rica Latina».Ciento veinte millones de niños se agitan en el centro de esta tormenta. La pobla-ción de América Latina cre-ce como ninguna otra; en medio siglo se triplicó con creces. Cada minuto muere un niño de enfermedad o de hambre, pero en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamerica-nos, y la mitad tendrá menos de quince años de edad: una bomba de tiempo. Entre los doscientos ochenta millones de latinoamericanos hay, a fines de 1970, cincuenta millones de desocupados o sub-ocupados y cerca de cien millones de analfabetos; la mitad de los latinoamerica-nos vive apiñada en vivien-das insalubres. Los tres ma-yores mercados de América Latina -Argentina, Brasil y México- no alcanzan a igua-lar, sumados, la capacidad de consumo de Francia o de Alemania occidental, aun-que la población reunida de nuestros tres grandes excede largamente a la de cualquier

lA historiA de lA opresión

¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobre-za no está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases dominantes ponen las barbas en remo-jo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha tiene razón cuando se identifica a sí misma con la tran-

quilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana hu-millación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si

el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda razón: «Me han traicionado».

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país europeo. América Lati-na produce hoy día, en rela-ción con la población, me-nos alimentos que antes de la última guerra mundial, y sus exportaciones per capita han disminuido tres veces, a precios constantes, desde la víspera de la crisis de 1929. El sistema es muy racional desde el punto de vista de sus dueños extranjeros y de nuestra burguesía de comi-sionistas, que ha vendido el alma al Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional para todos los demás que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus tensio-nes, sus contradicciones ar-dientes. Hasta la industriali-zación, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y las es-tructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la des-ocupación en vez de ayudar a resolverla; se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legio-nes de brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo -São Paulo, Buenos Aires, la ciudad de México- pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha pre-visto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifun-dio reina con sus gigantes-cos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomi-ta hombres. Las misiones norteamericanas esterilizan masivamente mujeres y

siembran píldoras, diafrag-mas, espirales, preservati-vos y almanaques marca-dos, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños latinoamericanos continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tie-rras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan.A principios de noviembre de 1968, Richard Nixon comprobó en voz alta que la Alianza para el Progreso había cumplido siete años de vida y, sin embargo, se habían agravado la desnu-trición y la escasez de ali-mentos en América Latina.

Pocos meses antes, en abril, George W. Ball escribía en Life: «Por lo menos duran-te las próximas décadas, el descontento de las naciones más pobres no significará una amenaza de destrucción del mundo. Por vergonzoso que sea, el mundo ha vivi-do, durante generaciones, dos tercios pobre y un tercio rico. Por injusto que sea, es limitado el poder de los paí-ses pobres». Ball había enca-bezado la delegación de los Estados Unidos a la Primera Conferencia de Comercio y Desarrollo en Ginebra, y había votado contra nueve de los doce principios gene-rales aprobados por la con-

ferencia con el fin de aliviar las desventajas de los países subdesarrollados en el co-mercio internacional. Son secretas las matanzas de la miseria en América Latina; cada año estallan, silencio-samente, sin estrépito algu-no, tres bombas de Hiroshi-ma sobre estos pueblos que tienen la costumbre de sufrir con los dientes apretados. Esta violencia sistemática, no aparente pero real, va en aumento: sus crímenes no se difunden en la crónica roja, sino en las estadísticas de la FAO. Ball dice que la im-punidad es todavía posible, porque los pobres no pue-den desencadenar la guerra

mundial, pero el Imperio se preocupa: incapaz de mul-tiplicar los panes, hace lo posible por suprimir a los comensales. «Combata la pobreza, ¡mate a un mendi-go!», garabateó un maestro del humor negro sobre un muro de la ciudad de La Paz. ¿Qué se proponen los here-deros de Malthus sino matar a todos los próximos men-digos antes de que nazcan? Robert McNamara, el pre-sidente del Banco Mundial que había sido presidente de la Ford y Secretario de De-fensa, afirma que la explo-sión demográfica constituye el mayor obstáculo para el progreso de América Lati-na y anuncia que el Banco Mundial otorgará prioridad, en sus préstamos, a los paí-ses que apliquen planes para el control de la natalidad.McNamara comprueba con lástima que los cerebros de los pobres piensan un vein-ticinco por ciento menos, y los tecnócratas del Banco Mundial (que ya nacieron) hacen zumbar las computa-doras y generan complica-dísimos trabalenguas sobre las ventajas de no nacer: «Si un país en desarrollo que tiene una renta media per capita de 150 a 200 dólares anuales logra reducir su fer-tilidad en un 50 por ciento en un período de 25 años, al cabo de 30 años su renta per capita será superior por lo menos en un 40 por ciento al nivel que hubiera alcanzado de lo contrario, y dos veces más elevada al cabo de 60 años», asegura uno de los documentos del organismo. Se ha hecho célebre la frase de Lyndon Jonson: «Cinco dólares, invertidos contra el crecimiento de la pobla-ción son más eficaces que cien dólares invertidos en el crecimiento económico».

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Dwight Eisenhower pronos-ticó que si los habitantes de la tierra seguían multipli-cándose al mismo ritmo no sólo se agudizaría el peligro de la revolución, sino que además se produciría «una degradación del nivel de vida de todos los pueblos, el nuestro inclusive».Los Estados Unidos no su-fren, fronteras adentro, el problema de la explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la planificación familiar. No sólo el gobierno; también Rockefeller y la fundación Ford padecen pesadillas con millones de niños que avan-zan, como langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y Aristóteles se habían ocupado del tema antes que Malthus y Mc-Namara; sin embargo, en nuestros tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los países y en-tre las clases sociales, con-vencer a los pobres de que la pobreza es el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al avance de la furia de las masas en movimiento y rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles. Diversas misiones norteamericanas han esteri-lizado a millares de muje-res en la Amazonia, pese a que ésta es la zona habitable más desierta del planeta. En la mayor parte de los países

latinoamericanos, la gente no sobra: falta. Brasil tiene 38 veces menos habitantes por kilómetro cuadrado que Bélgica; Paraguay, 49 veces menos queInglaterra; Perú, 32 veces menos que Japón. Haití y El Salvador, hormigueros humanos de América Lati-na, tienen una densidad de población menor que la de Italia. Los pretextos invoca-dos ofenden la inteligencia; las intenciones reales en-cienden la indignación. Al fin y al cabo, no menos de la mitad de los territorios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela está habitada por nadie. Ninguna población latinoamericana crece me-nos que la del Uruguay, país de viejos, y sin embargo ninguna otra nación ha sido tan castigada, en los años recientes, por una crisis que parece arrastrarla al último círculo de los infiernos.Uruguay está vacío y sus praderas fértiles podrían dar de comer a una población infinitamente mayor que la que hoy padece, sobre su suelo, tantas penurias.Hace más de un siglo, un canciller de Guatemala había sentenciado proféticamente: «Sería curioso que del seno mismo de los Estados Uni-dos, de donde nos viene el mal, naciese también el re-medio». Muerta y enterrada la Alianza para el Progreso, el Imperio propone ahora, con más pánico que gene-rosidad, resolver los pro-blemas de América Latina eliminando de antemano a los latinoamericanos. En Washington tienen ya mo-tivos para sospechar que los pueblos pobres no prefieren ser pobres. Pero no se puede querer el fin sin querer los medios: quienes niegan la liberación de América Lati-

na, niegan también nuestro único renacimiento posible, y de paso absuelven a las estructuras en vigencia. Los jóvenes se multiplican, se levantan, escuchan: ¿qué les ofrece la voz del sistema? El sistema habla un lengua-je surrealista: propone evitar los nacimientos en estas tie-rras vacías; opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran pero se des-perdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversio-nes extranjeras provocan; convoca a los latifundistas a realizar la reforma agraria y a la oligarquía a poner en práctica la justicia social. La lucha de clases no existe -se decreta- más que por culpa de los agentes foráneos que la encienden, pero en cam-bio existen las clases socia-les, y a la opresión de unas por otras se la denomina el estilo occidental de vida. Las expediciones crimina-les de los marines tienen por objeto restablecer el orden y la paz social, y las dicta-duras adictas a Washington fundan en las cárceles el es-tado de derecho y prohíben las huelgas y aniquilan los sindicatos para proteger la libertad de trabajo.¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? La pobreza no está escrita en los astros; el subdesarro-llo no es el fruto de un oscu-ro designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención. Las clases do-minantes ponen las barbas en remojo, y a la vez anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha t i e n e r a -

zón cuando se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana hu-millación de las mayorías, pero orden al fin: la tran-quilidad de que la injusti-cia siga siendo injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en una caja de sorpresas, el conser-vador grita, con toda razón: «Me han traicionado». Y los ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine, derribada el día de la victo-ria de la revolución cubana, yace ahora abandonada, con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La Haba-na. Desde Cuba en adelan-te, también otros países han iniciado por distintas vías y con distintos medios la ex-periencia del cambio: la per-petuación del actual orden de cosas es la perpetuación del crimen. Los fantasmas de todas las revoluciones estranguladas o traiciona-das a lo largo de la tortura-da historia latinoamericana se asoman en las nuevas experiencias, así como los tiempos presentes habían sido presentidos y en-gendrados por las contradicciones del pasado.La historia es un p r o -

feta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será. Por eso en este libro, que quiere ofrecer una historia del saqueo y a la vez contar cómo funcionan los mecanismos actuales del despojo, parecen los con-quistadores en las carabe-las y, cerca, los tecnócratas en los jets, Hernán Cortés y los infantes de marina, los corregidores del reino y las misiones del Fondo Mone-tario Internacional, los di-videndos de los traficantes de esclavos y las ganancias de la General Motors. Tam-bién los héroes derrotados y las revoluciones de nues-tros días, las infamias y las esperanzas muertas y resu-rrectas: los sacrificios fe-cundos. Cuando Alexander von Humboldt investigó las costumbres de los antiguos habitantes indígenas de las mesetas de Bogotá, supo que los indios llamaban qui-hica a las víctimas de las ce-remonias rituales. Quihica significaba puerta: la muerte de cada elegido abría un nuevo ciclo de ciento ochenta y cinco lunas.

lA historiA de lA opresión

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El manejo político de la historia indígena venezolana

lA historiA de lA dominAción hA comenzAdo por invisibilizAr nuestros pueblos.

La historiografía tra-dicional venezolana -según Vargas-Are-

nas (1995: 48-49)- ha pre-sentado, generalmente, la historia de la nación, como una serie de períodos más o menos desconectados ta-les como pre-colombino, colonial, republicano y era contemporánea, explicados, a su vez, por bloques autó-nomos de conocimiento: la antropología, la historia, la sociología, etc. Los cambios históricos que ocurren en un período y sus consecuencias aparecen como conectados de manera muy tenue con los acaecidos en períodos ante-riores o en los posteriores, excepto en su precedencia o subsecuencia cronológica. La alienación que se sus-tenta en la incomprensión y el manejo de la historia, pretende que los factores causales, las transformacio-nes, así como los efectos no poseen un encadenamiento lógico. La historia se con-vierte así en una acumula-ción de experiencias que no poseen vinculación alguna con la situación contempo-ránea y mucho menos con las transformaciones futurasComo resultado, las histo-rias oficiales del período colonial proporcionan, en el mejor de los casos, dis-cusiones superficiales so-bre las relaciones entre sus sujetos y lo que ocurrió en tiempos pre-coloniales, en tanto que los trabajos de los arqueólogos muy raramen-

te consideran lo que suce-dió después de 1500 d.C. (v.g. Cruxent y Rouse 1961, Rouse y Cruxent 1963, Mo-rón 1971). Una vez que el pasado histórico ha sido congelado en forma de roda-jas, la experiencia social del pasado no es de mucha utili-dad para la comprensión del presente o del futuro, excep-to para proveer referencias míticas o telones de fondo que ilustran el progreso de la sociedad. La manipulación política de la historia venezolana supone también la susten-tación de los mecanismos de poder en sus dos vertien-tes: política y social, y lo que hace posible ese poder es el orden social clasista que descansa en el dominio económico. Lo relevante de ese proceso se sustenta en los privilegios de una bur-guesía que necesita alienar, descalificar históricamente

a los demás habitantes del país, para poder actuar de manera hegemónica. Es de esta manera, como la ideo-logía ha cumplido un papel estratégico en la estructura-ción del poder y en el sos-tenimiento y reproducción de dicho poder. Es por ello que las historias oficiales, lamentablemente, también proyectan hacia los vene-zolanos imágenes negativas sobre sus orígenes sociales: el salvajismo y la pereza de los indios, la herencia escla-vista y la vulgaridad de los negros, o la indisciplina y la corrupción moral aportada por los castellanos (Vargas-Arenas 1995: 49). Conse-cuentemente, es difícil en Venezuela publicar o dise-minar ideas que presenten puntos de vista alternativos que cuestionen la hegemo-nía clasista existente. Ello explica no solamente el que no existan museos nacio-

nales de historia o antropo-logía, sino sólo museos de arte, sino también el que los textos que sostienen pers-pectivas críticas en teoría social y los que se funda-mentan en investigaciones históricas y arqueológicas que cuestionan la ideología hegemónica de las historias oficiales, no hayan llegado a ser integrados -todavía- en la enseñanza que se imparte en las escuelas y liceos de Venezuela. El resultado de dicho proceso, hasta el pre-sente, ha sido el empobre-cimiento de la información y de la formación sobre la historia nacional, reducida a un discurso desorientador que separa y antagoniza al estudiante y al ciudadano común de su propia géne-sis como pueblo (Vargas-Arenas y Sanoja 1993: 67, Vargas Arenas 1999).Una prueba evidente de lo anteriormente expuesto, es

la manera como las histo-rias oficiales han converti-do la génesis de la nación venezolana en el producto de una contingencia históri-ca: la arribada de Cristóbal Colón a las costas de Paria en 1499. Tal interpretación de los orígenes de la Nación deja fuera de toda conside-ración a los miles de años de vida social organizada, a la creatividad desplegada por los aborígenes venezolanos en diferentes campos de la tecnología y etnociencia antes de 1499 (Vargas-Are-nas 1995:56). Durante esos 14000 años de historia no reconocida por las historias oficiales, nuestra sociedad india, que poblaba las dife-rentes regiones del territorio que hoy constituye nuestro país, estableció las bases hu-manas y materiales sobre las cuales se erigiría posterior-mente la sociedad nacional:1.un paisaje cultural, un es-

La manipulación política de la historia ve-nezolana supone también la sustentación de los mecanismos de poder en sus dos

vertientes: política y social, y lo que hace posible ese poder es el orden social clasis-ta que descansa en el dominio económico. Lo relevante de ese proceso se sustenta en los privilegios de una burguesía que nece-sita alienar, descalificar históricamente a los demás habitantes del país, para poder

actuar de manera hegemónica.

Mario Sanoja- Iraida Vargas-Arenas. (2007)

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pacio geográfico humaniza-do en el cual existían aldeas y pueblos de diversas mag-nitudes espaciales y demo-gráficas, que sirvió de refe-rencia para delimitar,2.itinerarios de viaje mar-cados por senderos cuyo trazado sirvió de base a las caminerías coloniales y pos-teriormente a la actual viali-dad moderna,3.modos y dispositivos para el acarreo terrestre y el transporte fluvial, los cuales todavía constituyen en mu-chas regiones del país, la base del transporte fluvial y marítimo y de la pesca arte-sanal,4.tradiciones técnicas para el trabajo agrícola, la caza, la pesca y la recolección, el trabajo de la piedra y la ma-dera, 5.conocimientos sobre el cultivo y la domesticación de plantas útiles tanto para la alimentación como para usos medicinales,6.conocimientos de etno-medicina para la utilización curativa de plantas medici-nales, alucinógenos, resinas, etc.,7.conocimientos de etnoa-gronomía para domesticar plantas silvestres modifi-cando artificialmente sus sistemas de reproducción natural,8.tradiciones técnicas para

la fabricación de textiles: telas de algodón, hamacas, chinchorros, cestas para la pesca, para el acarreo y el al-macenamiento de productos diversos, las cuales todavía son utilizadas por la pobla-ción venezolana en muchas regiones del país,9.tradiciones técnicas alfa-reras para la fabricación de vajillas y otros enseres uti-lizados para almacenar agua y sólidos, cocinar y consu-mir los alimentos y llevar a cabo funciones rituales,10.técnicas para preservar los alimentos vegetales o animales, para transformar la materia prima vegetal en alimentos culturalmente producidos,11.tradiciones arquitectó-nicas para la fabricación de viviendas de habitación, para el diseño estructural y funcional de sus espacios interiores y la distribución del mobiliario y enseres uti-lizados en la vida cotidiana,12.tradiciones técnicas para la construcción de estructu-ras de terracería: montícu-los, terraplenes, pirámides, terrazas o andenes para el cultivo en pendiente, siste-mas de canales de riego uti-lizando las pendientes y de reservorios o “estanques” para almacenar las reservas de agua,13.conocimientos de mecá-

nica y balística para fabricar arcos, flechas, cerbatanas, dardos; utilización del prin-cipio del resorte para fabri-car sebucanes, trampas para la caza de pequeños mamí-feros.En el campo de la orga-nización social y política, aspecto más relevante del desarrollo sociohistórico al-canzado por las sociedades aborígenes, podemos ob-servar que, para el siglo XV de la era, en algunas de las regiones geohistóricas nues-tras etnias habían consolida-do la formación de extensos y complejos señoríos (Sano-ja y Vargas Arenas 1992a: 189-190), sociedades muy jerarquizadas con un locus de poder centralizado, acu-mulación de fuerza de tra-bajo, regadío y cultivo en terrazas, pago de tributos al Señor por parte de las al-deas, producción artesanal e intercambio y distribución de bienes terminados entre las diferentes comunidades que integraban el circuito de relaciones políticas.Lo anterior demuestra que la implantación de la pre-

sencia castellana en el terri-torio que era propiedad de las etnias indígenas venezo-lanas, no se hizo en un vacío social y cultural sino, por el contrario, apropiándose de sus territorios al mismo tiempo que de todos sus co-nocimientos y experiencias milenarias que habían hecho posible la vida social orga-nizada de las comunidades humanas aborígenes. Fue gracias a ello que pudieron los castellanos construir una base de poder para lograr, posteriormente, dominar y controlar las comunidades aborígenes y transformarlas en una clase social domi-nada o subordinada. Sin el concurso y apoyo forzado de las sociedades autóctonas, el experimento de conquis-ta y colonización castellana no habría sido posible. La Nación venezolana, como proceso histórico, tiene sus raíces en las comunidades arcaicas que habitaron y de-sarrollaron su actual territo-rio antes de 1500 d.C.La conquista y la coloniza-ción del territorio que ocu-paban y usufructuaban las etnias aborígenes venezola-nas no se caracterizó por la imposición mecánica de la cultura y las instituciones sociales castellanas sobre las poblaciones indígenas sojuzgadas, ya que las con-diciones históricas particu-lares de las diversas etnias conquistadas determinaron un conjunto de variantes so-ciales que fueron moldean-do ciertas formas de inci-piente nacionalidad. En las regiones de Iberoamérica donde ya existían Estados e imperios aborígenes, como fue particularmente el caso de Perú y México y de cierta manera Colombia y el norte de Argentina, donde las po-blaciones indígenas ya es-taban organizadas política,

social y económicamente, se crearon virreinatos que tenían un territorio defini-do, poblaciones que com-partían una comunidad de origen y destino, así como una lengua oficial que había sido impuesta por las clases dominantes de los antiguos Estados aborígenes.En los territorios como Ve-nezuela, donde para 1500 d.C., coexistían pobla-ciones que tenían diver-sos niveles de desarrollo sociohistórico dentro de la Formación Social Tri-bal (Vargas Arenas 1990), el imperio español se vio forzado a crear otros siste-mas de organización polí-tica del territorio y de las poblaciones indígenas. De cierta manera, las fronteras de las provincias en las que fue dividido el territorio venezolano, respondían a las regiones geohistóricas que habían sido moldeadas por la dinámica histórica de las misma sociedad tri-bal desde el último milenio antes de la era cristiana.La imposición de las ins-tituciones españolas sobre aquella diversidad de for-mas sociales no produjo, contrariamente a lo que ar-gumenta la historia oficial, una unidad social y cultural monolítica en las poblacio-nes indígenas dominadas. Por el contrario, estimuló las diferencias regionales y formalizó al interior de cada provincia la creación de élites de poder local, las cuales funcionaban de facto como unidades autónomas, como suertes de “nacio-nalidades” cuyas raíces se afincaban en las profundas particularidades regionales que habían caracterizado la historia de la población autóctona venezolana hasta el 1500 de la era (Vargas-Arenas y Sanoja 199.

las historias oficiales han convertido la génesis de la nación venezolana en el

producto de una contingencia histórica: la arribada de Cristóbal Colón a las

costas de Paria en 1499. Tal interpreta-ción de los orígenes de la Nación deja fuera de toda consideración a los miles de años de vida social organizada, a la creatividad desplegada por los aboríge-

nes venezolanos

Durante esos 14000 años de historia no reconocida por las historias oficiales,

nuestra sociedad in-dia, que poblaba las diferentes regiones del territorio que

hoy constituye nues-tro país, estableció

las bases humanas y materiales sobre las

cuales se erigiría posteriormente la sociedad nacional

lA historiA de lA dominAción hA comenzAdo por invisibilizAr nuestros pueblos.

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los imperios no solo deshumAnizAn lAs civilizAciones que pretenden hAcer presAs. lAs invisibilizAn, como procurAndo borrAr de lA memoriA de los pueblos su propio rostro, su identidAd

El Origen de “Monos” y “Escuálidos”

Mario Sanoja- Iraida Vargas-Arenas.

En la jerga popular que distingue al sec-tor de la población

denominado “escuálidos”, el vocablo “mono” se utili-za para designar al 80% de la población venezolana ex-cluida y pobre, particular-mente aquella que vive en los ghettos urbanos, confor-mada por mestizos, negros y blancos pobres pertene-cientes a los estratos C, D y E según las encuestadoras de la opinión pública.Una mirada científica hacia el pasado de nuestro pue-blo, nos permitiría apreciar que los llamados “monos” no constituyen una excre-cencia natural, que su con-dición sociocultural no es un accidente histórico, y que su existencia no es pro-ducto de las malas inten-ciones del Presidente Hugo Chávez hacia la clase media y la clase alta. Los “monos” han estado aquí desde los orígenes más remotos de la Nación venezolana, traba-jando en nuestras casas y en nuestras empresas, solo que la historia escrita para complacencia de la oligar-quía los ha ignorado siste-máticamente, considerán-dolos como cosas naturales o, en el mejor caso, simples untermenschen, sub-huma-nos, idea que en la sociedad venezolana ha permitido justificar, durante siglos, la explotación y la sujección de los indios, mestizos, ne-gros y blancos pobres a las condiciones de vida más

abyectas y degradantes. En ciertas peluquerías del su-reste de Caracas, las charlas cotidianas de las clientes, acomodadas señoras de las clases A o B, denigran y deasbarran sistemáticamen-te --en voz-- alta del “Mono Chávez” y de los monos en general, sin reparar que las cosas negras, que les lavan los cabellos y les hacen la pedicura son “monos” que habitan –-por ejemplo-- en barriadas populares como Santa Cruz o Las Minas, son las “cachifas” que les cuidan los hijos, les coci-nan la comida, les lavan la ropa de sus familias y les mantienen sus jardines.Con base a investigaciones genéticas, dos científicos, Miguel Layrisse, venezo-lano, y Johannes Wilbert, norteamericano (1) estudia-ron el poblamiento original de América, estableciendo la presencia negativa (Di-) o positiva (Di+) de un fac-tor sanguíneo denomina-do Diego, como elemento que permite discriminar en las poblaciones actuales su relación con las diferentes oleadas de población hu-mana, paleomongoloides y neomongoloides que ha-brían pasado desde Asia a América, la primera hace unos 30.000 años. y la se-gunda hace unos 10.000 años. Los ancestros de los “monos”, que lo son tam-bién de los “escuálidos”, llegaron al territorio de la actual Venezuela hacia fi-

Para inicios de la era cristiana, la antigua sociedad indìgena larense ya había inventado y diseñado sistemas de regadío y conformado sociedades política y socialmente muy complejas que culminarían, en el siglo XVI, en extensos señoríos como el de los caquetío cuyo dominio alcanzaba desde el litoral caribe falconiano hasta los llanos de Apure (4) Los pueblos arawako y

caribe desarrollaron también procesos civilizatorios similares en la cuenca del Lago de Valencia, en la cuenca del Lago de Mara-caibo, en la región andina, en el Bajo Caroní y el Bajo Orinoco y en la costa de Paria, que culminaron con la colonización de todo

el territorio de la actual Venezuela.

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nales del período Pleistoce-no, es decir, unos 15000 a 12000. años antes de ahora. Estos grupos humanos eran descendientes de las an-tiguas poblaciones paleo-mongoloides que entraron a Suramérica alrededor de 23.000 años antes del pre-sente, cuyo modo de vida se distinguía por una tec-noeconomía generalizada de caza, pesca y recolec-ción. Pertenecían a un stock humano cuyo habitat se ex-tendía desde el Orinoco, Ve-nezuela, hasta los actuales estados de Santa Catarina y Río Grande do Sul, Brasil. Sus testimonios culturales han sido hallados –-en Ve-nezuela-- a lo largo de las subcuencas del río Caroní, Bajo Orinoco y en el Alto Orinoco, en la región de Paria, noreste de Venezue-la, y en los valles de los actuales estados Falcón y Lara. Relictos de aquellas antiguas poblaciones pa-leomongoloides serían la etnia guarao del Delta del Orinoco (100% Di(a-) y la etnia yanomama (Waicas, Sanema), de Venezuela y Brasil (94-100 Di(a-). Ha-cia el año 4200 antes del presente, los paleoguaraos que habitaban alrededor de la laguna de Campoma, estado Sucre, descubrieron la domesticación y el culti-vo de plantas comestibles, posiblemente el ocumo y la yuca, entre otras, iniciando una fase de vida seden-taria, cuya consolidación tuvo gran infuencia sobre el curso de la historia del noreste de Venezuela y las Grandes Antillas (2)Hacia comienzos del Ple-ristoceno o período actual, hace 10.000 a 8.000 años, una segunda oleada hu-mana de neomongoloides Di(a+) habría atravesado

desde Asia hacia América, donde los paleomongo-loides Di(a-) de la prime-ra oleada de población ya habían adquirido carta de nacionalidad suramericana, difundiéndose luego desde Norteamérica hacia Sura-mérica, colonizando la cos-ta del Pacífico y los Andes, donde sus representantes son los pueblos quechua y aymara. Los primeros asen-tamientos neomongoloides amazónicos se establecie-ron en el piedemonte an-dino, habitado por pueblos de habla Ge-Pano-Caribe y Macro-Arawakos. Desde ambas regiones, se produ-jeron movimientos migra-torios hacia lo que es hoy Venezuela, de manera que las antiguas poblaciones agroalfareras del occidente del país, emparentadas con los pueblos neomongoloi-des del noroeste de Sura-mérica, aparecen en valle de Carora, estado Lara, y

en el piedemonte del estado Trujillo posiblemente hacia 3000 años antes de ahora y en las riberas orinoquenes del estado Guárico, hacia 2400 años antes del presen-te. Por otra parte, los prime-ros pobladores arawako de la cuenca del Orinoco apa-recen hacia 3000 años antes del presente en Barrancas, estado Monagas, y las po-blaciones caribe hacia 1700 años antes del presente en las riberas orinoquenses del estado Guárico (3).En el estado Lara, hacia el año 3000 antes de ahora, es decir, 1000 antes de Cristo, las primeras poblaciones agroalfareras ya habían ini-ciado la domesticación y el cultivo de una raza de maíz arcaico denominada Pollo. Para inicios de la era cris-tiana, la antigua sociedad indìgena larense ya había inventado y diseñado sis-temas de regadío y confo-mado sociedades política

y socialmente muy com-plejas que culminarían, en el siglo XVI, en extensos señoríos como el de los ca-quetío cuyo dominio alcan-zaba desde el litoral caribe falconiano hasta los llanos de Apure (4) Los pueblos arawako y caribe desarro-llaron también procesos ci-vilizatorios similares en la cuenca del Lago de Valen-cia, en la cuenca del Lago de Maracaibo, en la región andina, en el Bajo Caroní y el Bajo Orinoco y en la cos-ta de Paria, que culminaron con la colonización de todo el territorio de la actual Ve-nezuela. Contrariamente a lo que han establecido ge-neralmente los manuales escolares para uso de la escuela básica y el ciclo di-versificado, las sociedades aborígenes venezolanas ya habían alcanzado para el siglo XVI un alto grado de maduración sociopolítica y cultural, generando impor-tantes obras hidraúlicas para el regadío de los campos de cultivo, terrazas para el cul-tivo en pendiente e impor-tantes trabajos de arquitec-tura en tierra y en madera, viviendas monticuladas, vi-viendas sobre plataformas, templetes de madera, silos subterráneos y demás. En regiones como los estados Bolívar y Carabobo, los indígenas desarrollaron im-portantes tradiciones de arte parietal: pinturas murales y petroglifos, que denotan la existencia de una intensa actividad ceremonial. El siglo XV marcó el pe-ríodo final de la Alta Edad Media en Europa. Algunos autores (5), por su parte, asimilaron el desarrollo de los grandes imperios prísti-nos, de grandes ciudades y templos que había ocurrido en Perú y México con una

especie de edad media ame-ricana que estaba en pleno proceso de consolidación política y cultural. La crisis generalizada de la sociedad medieval europea se tradu-jo en viajes de exploración y grandes adelantos en la ingeniería naval, la carto-grafía y la astronomía, a los fines de acceder a las rique-zas del Asia remota descri-tas por Marco Polo. Fue así cómo Cristóbal Colón llegó a las islas del mar Caribe, creyendo haber alcanzado las tierras del Gran Khan. Como conseuencia, se pro-dujo la expansión de Casti-lla y Aragón hacia Améri-ca, dando origen al Imperio Español y a la destrucción de las milenarias culturas aborígenes americanas. La expansión del colo-nialismo español originó grandes flujos migratorios hacia Latinoamérica y en particular hacia Venezuela. Unas personas, volunta-rias: castellanos, portugue-ses, andaluces, catalanes, moriscos, judíos, canarios, germanos, etc., en tanto que otras personas mandingas, congos, bantués fueron traí-das a la fuerza desde Áfri-ca Occidental en calidad de esclavas para trabajar en las plantaciones y en el servicio doméstico. Duran-te ese Holocausto, millones de africanos fueron sepa-rados abruptamente de sus familias por los tratantes de esclavos, desarraigados de sus patrias originales, em-barcados como bestias en barcos negreros donde mi-llares murieron durante la travesía a consecuencia de maltratos físicos o por ser arrojados a las aguas infes-tadas de tiburones. Buena parte de la población abo-rigen venezolana fue liqui-dada físicamente por los

Buena parte de la población aborigen venezolana fue liquidada físicamente por los conquistadores españoles, capturada y vendida como esclava en las Antillas, so-metida a la servidumbre en las encomien-das sin gozar de ningún derecho humano o social, a pesar de las benévolas disposi-

ciones de las Leyes de Indias.

los imperios no solo deshumAnizAn lAs civilizAciones que pretenden hAcer presAs. lAs invisibilizAn, como procurAndo borrAr de lA memoriA de los pueblos su propio rostro, su identidAd

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conquistadores españoles, capturada y vendida como esclava en las Antillas, so-metida a la servidumbre en las encomiendas sin gozar de ningún derecho huma-no o social, a pesar de las benévolas disposiciones de las Leyes de Indias.La forja de la población venezolana se apoyó en la servidumbre y la esclavitud de esa mayoría de personas desarraigas y oprimidas. A pesar de su mísera con-dición socioeconómica, la tenacidad de esa clase so-cial hizo posible la consti-tución de diversos procesos de trabajo: la agricultura, la ganadería y la producción artesanal o semi-industrial que formaron la base de la sociedad y la economía ve-nezolanas (6). En la región andina, los indígenas y mes-tizos continuaron trabajan-do la tierra y produciendo sustancialmente las mismas artesanías, mejoradas con la introducción de máquinas como el telar de pedales: mantas de algodón, ces-tas, esteras, enjalmas para bestias de carga, vasijas de barro, cigarros, tabaco de mascar, chimó, etc. En la agricultura, se introdujo el uso del arado o reja tirado por bueyes, la coa de hierro o barretón y los calabozos o primitivos machetes de uso agrícola, se incorpo-raron cultivos importados de alta productividad tales como el trigo, la cebada, la avena, los cítricos y el pláta-no, que complementaron los cultivos autóctonos como la papa, la arracacha (apio), la yuca, el maíz, el tabaco, etc. integrándose como factores económicos esenciales den-tro del proceso de distribu-ción, cambio y consumo de la naciente sociedad clasista venezolana.

De manera similar, las po-

blaciones indias, los escla-vos negros y los mestizos de los valles subandinos de los estados Falcón y Lara trans-firieron sus procesos de tra-bajo originales al esquema productivo de la sociedad clasista emergente. Los sis-temas de cultivo en terraza y los sistemas hidraúlicos prehispánicos siguieron y todavía continúan en uso en muchas partes del estado Lara. La introducción de te-lares verticales y del ganado lanar estimuló una impor-tante industria textil donde a la antigua producción de telas de algodón y de hene-quén se sumaban los tejidos de lana de oveja, la produc-ción alfarera, la talabartería, la carpintería y la produc-ción de costales, enjalmas, zurrones y marusas para el acarreo de productos agrí-colas y efectos personales.En los valles centro costeros de los estados Aragua, Mi-randa, Carabobo y la ciudad de Caracas, la instalación del sistema de plantaciones para la explotación de culti-vos comerciales autóctonos

como el cacao, e importa-

dos como la caña de azú-car y el café, dieron origen a una fuerte concentración de la propiedad territorial y de la riqueza en manos de la oligarquía mantuana que gobernaba y poseía la tierra y a las poblaciones humanas de la Provincia de Caracas,

conformadas estas últimas por indios, negros esclavos o manumisos, mestizos y zambos y blancos de orilla o pobres que formaban la clase social más desposeída y explotada, antecedente de los que hoy son llamados “monos” por los “escuáli-

dos” caraqueños.En Guayana, hoy estado Bolívar, las misiones capu-chinas catalanas iniciaron desde el siglo XVIII un pro-ceso de desarrollo capitalista basado en la agroindustria, la ganadería, la minería y la metalurgia, donde los indí-genas caribe constituían una eficiente fuerza de trabajo. Esta importante experiencia desapareció en el siglo XIX. Los mantuanos caraqueños y de otras provincias que co-mandaban el ejército patrio-ta, no supieron o no quisie-ron continuar adelante con una forma socioeconómica moderna que les hubiese obligado a transformar su condición social latifundista y esclavista (8).En los llanos venezolanos, el mestizaje de indios caribe y negros con los blancos crio-llos, dio nacimiento a una poderosa economía pastoril ligada a la explotación del ganado vacuno y caballar introducido desde Europa, y a una forma de vida semi-

nomádica donde los princi-pales protagonistas eran los llaneros. Los dueños de ha-tos extraían enormes ganan-cias con la venta de cueros, ganado en pié, quesos, carne salada o seca, de las cuales sólo un porcentaje ínfimo llegaba a las manos del tra-

bajador de los llanos.Hacia finales del siglo XVIII, el eje principal del poblamiento venezolano se extendía en diagonal desde la serranía andina hasta el litoral costero, agrupando una considerable cantidad de personas pobres, indí-genas, mestizas o esclavas que constituía el 72% de la población venezolana, do-minada por una pequeña burguesía constituida funda-mentalmente por comercian-tes, artesanos, productores agropecuarios, etc., donde comienzan también a figu-rar mestizos, indios y negros manumisos que representa-ban el 27% de la población. Por encima de todos, estaba la oligarquía mantuana cara-queña que constituía el 1% de toda la población, unas 3.000 personas que acapa-raban por sí solas más del 50% de la riqueza per capita producida en la Venezuela de entonces (9).Como lo indican sus nume-rosos gentilicios: Angola, Cabindo, Carabalí, Congo, Fuló, Wolof, Mandinga, Malembe, entre otros, los negros esclavos traídos a Ve-nezuela fueron capturados y esclavizados originalmen-te en el África Occidental. Muchos de ellos procedían de sociedades africanas complejas donde la estruc-tura laboral de la población incluía comerciantes, cam-pesinos, pastores, artesanos, particularmente mineros, herreros y fundidores de metal quienes fueron incor-porardos a las minas de co-bre de Cocorote, estado Ya-racuy, siglo XVII (vaqueros, carboneros, soldados etc.).Aunque la estructura la-tifundista del sistema de plantación absorbió la ma-yor parte de la fuerza de tra-bajo esclava, culturalmente

Las poblaciones indias, los esclavos ne-gros y los mestizos de los valles subandi-nos de los estados Falcón y Lara transfi-rieron sus procesos de trabajo originales

al esquema productivo de la sociedad clasista emergente. Los sistemas de cultivo en terraza y los sistemas hidraúlicos pre-hispánicos siguieron y todavía continúan en uso en muchas partes del estado Lara.

los imperios no solo deshumAnizAn lAs civilizAciones que pretenden hAcer presAs. lAs invisibilizAn, como procurAndo borrAr de lA memoriA de los pueblos su propio rostro, su identidAd

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desarraigada, las tradicio-nes africanas de la músi-ca, la magia y la medicina continuaron viviendo entre la población negra con una fuerza extraordinaria, ya que constituían, aparte del color de la piel, los elemen-tos que les permitía conser-var y expresar su identidad social. Las esclavas tuvieron una importancia inmensa en la vida sexual de los seño-res de la oligarquía colonial o republicana, sometidas al abuso sexual sin límite por parte de los amos, hecho que se manifiesta en la enorme cantidad de población mu-lata que concurría en la for-mación del sector social de los pardos venezolanos.Para el período 1800-1810, los mulatos o pardos confor-maban aproximadamente el 61% de la población vene-zolana, los indios el 18% y los blancos criollos o penin-sulares el 20%, hecho que le imprime su sello particular a.la cultura y a la historia social de la nación venezo-lana. Los negros de origen mandinga eran los más inte-ligentes y activos, pero tam-bién los más desobedientes y levantiscos, tan malos, en opinión de los amos, que eran considerados la misma representación del Demonio (10). De allí la adecuación del nombre de Mandinga con el del Diablo o Demo-nio, imagen transferida a los “monos” populares y a los círculos bolivarianos que hoy atormentan y espantan en la mente de los modernos “escuálidos” venezolanos. La fuerza de los intereses económicos y los privilegios de la oligarquía que se apo-deró de la República a partir de 1830, impusieron y con-servaron las instituciones coloniales que consagra-ban la segregación social,

privando de sus derechos sociales y políticos a todos aquellos que no fuesen pro-pietarios “…por lo menos, de dos mil pesos en bienes muebles o raíces libres…” , creando un sistema políti-co que facilitó el control y la explotación de los gru-pos sociales sometidos. La República de los oligarcas impuso en 1856 normas ju-rídicas tales como la Orde-nanza sobre Sirvientes, Co-lonos y Jornaleros, la cual de manera coercitiva y poli-cial prohibía el libre despla-zamiento de los campesinos y los mantenía como siervos sujetos al dominio del lati-fundista (11). Considerando que los peones de hacienda representaban el 76% de la población de Venezuela en 1865, y que cada latifundio constituía una especie de ghetto, es probable que se hayan profudizado las rela-ciones endógamas multiét-nicas dentro de las diversas comunidades campesinas, generando una variedad de fenotipos regionales.A partir de 1936, con el auge de la industria petrolera y el fin de la dictadura de Juan Vicente Gómez, colapsaron las relaciones de produc-ción de carácter semifeudal que caracterizaban a los latifundios y mantenían a los campesinos congelados en sus ghettos. Los campe-sinos sin tierra, mestizos, mulatos, indios y negros comenzaron a migrar ha-cia las ciudades sumándo-se al incipiente proletaria-

do urbano que poblaba los espacios marginales de las ciudades, particularmente Caracas. Una de las carac-terísticas demográficas de estas poblaciones exclui-das, es el predominio de los jóvenes. Al no poseer ni educación ni calificación laboral, esta masa juvenil tiende a buscar solución a sus problemas de vida en la delincuencia o, como se decía antiguamente, en el mal vivir (12). El gobierno de Pérez Jiménez trató de buscar soluciones estables a la migración campesina, creando enormes conjuntos residenciales como el 23 de Enero. Pero la demagogia electoral de la IV Repúbli-ca estimuló todavía más la migración campesina, ori-ginando los cinturones de miseria donde millones de pobres concentrados en las ciudades podían ser ahora manipulados políticamente a través de la televisión.La Constitución de 1947 devolvió a los sectores po-pulares un derecho social como fue el voto universal y secreto. A partir del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, la bonanza petrolera mejoró las condiciones materiales de la clase media venezolana que hasta entonces había lleva-do una existencia humilde y austera, condiciones que se ampliaron a partir de la bo-nanza petrolera de los años 70, a la par que prohijaba la inmigración de nuevos con-tingentes de población pobre procedentes de la costa co-

lombiana, Ecuador, Repúbli-ca Dominicana, Perú, Haití y Guyana para abaratar el cos-to de la fuerza de trabajo en Venezuela.. Paralelamente, la gente de la clase media y la gran buguesía, tanto de izquierda como de derecha, asumió desde los años sesen-ta un discurso mesiánico que las consagraba bien como vanguardia de la revolución mundial o del anticomunis-mo mayamero y como de-fensores autoproclamados, ambos, de los intereses de las clases populares.A partir de 1998, cuando los sectores populares, los “monos”, asumieron su propia representación polí-tica, ambos sectores de la izquierda y la derecha se sintieron traicionados por sus súbditos y particular-mente por su “caporal” re-belde, Hugo Chávez, quien desdeñó el empleo de ge-rente por nueve días que aquéllos le ofrecían y se plantó como lo que es, an-tiguo campesino pobre que defiende preferentemente los intereses de sus iguales. Ello explica la convergen-cia actual de sectores de la izquierda y la derecha de clase media, sobre todo uni-versitarios, que defienden ahora sus intereses de cla-se, incluida la jerarquía de la Iglesia Católica, frente a la insurrección de los “mo-nos” que quieren de una vez por todas ser –-como diría mi general De Gaulle-- ci-toyens a part entière, ciuda-danos con iguales derechos

que los ciudadanos “escuá-lidos”. He allí el meollo de tantas marchas, zaperocos y fraudes organizados por la oposición golpista, como dicen los analistas políticos de Cosecha’e pueblo. Referencias1)Miguel Layrisse y Johan-nes Wilbert 1999. The Die-go Blood System and the Mongoloid Realm.2) Mario Sanoja e Iraida Vargas 1992. La Huella Asiática en el Poblamiento de Venezuela.3) Mario Sanoja e Iraida Vargas. 1999. Orígenes de Venezuela.4) Juan José Salazar 2002..Sociedades Complejas. Pe-ríodo de Contacto en el No-roccidente de Venezuela.Félix Gil 2002. Aspectos Funerarios del Centro Oc-cidente Venezolano: Caso Región Larense.5) Pal Kelemen 1946. Me-dieval American Art.6) Mario Sanoja. 1991. Ideas sobre el Origen de la Nación Venezolana.7) Mario Sanoja. 1979. Te-jedores del Valle de Quíbor.8) Mario Sanoja e Iraida Vargas 2003. Las Edades de Guayana: Arqueología de una Quimera9) P.Michael McKinley 1987. Caracas antes de la Independencia.Graciela Soriano de Gar-cía Pelayo 1988. Venezuela 1810-1830. Aspectos des-atendidos de dos décadas.Mario Sanoja e Iraida Vargas 2002. El Agua y el Poder.10) Federico Brito Figueroa 1961. Las insurrecciones de los esclavos negros en la so-ciedad colonial venezolana.Miguel Acosta Saignes 1984. Vida de los esclavos negros en Venezuela.11) Federico Brito Figueroa 1987. Historia Económica y Social de Venezuela

La fuerza de los intereses económicos y los privilegios de la oli-garquía que se apoderó de la República a partir de 1830, impu-sieron y conservaron las instituciones coloniales que consagra-ban la segregación social, privando de sus derechos sociales y

políticos a todos aquellos que no fuesen propietarios

los imperios no solo deshumAnizAn lAs civilizAciones que pretenden hAcer presAs. lAs invisibilizAn, como procurAndo borrAr de lA memoriA de los pueblos su propio rostro, su identidAd

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pensamiento bolivariano. doctrina liberadora de identidad, lucha y resistencia

«Lo que Bolívar no hizo, está todavía por hacer en América»

A las 11 de la mañana del día 22 de junio de 1826, en la Sala

Capitular del Convento de San Fran cisco —hoy Salón Bolívar— en la ciudad de Pa namá, instalóse la magna Asamblea, de cuya reunión preliminar se extendió la si­guiente Acta:Presentes y reunidos a las 11 de la mañana de este día en la Sala Capitular los Exce lentísimos Señores Ministros Plenipotenciarios don Manuel Lorenzo Vi­daurre y don Manuel Pérez de Tudela, por la República del Perú; don Pedro Gual y General de Bri gada Pedro Briceño Méndez, por la de Co lombia; Doctor Antonio Larrazabal y Pedro Molina, por la de Centro América; General de Brigada don José Michelena, por los Es­tados Unidos Mejicanos, no habiendo concurrido a cau­sa de enfermedad el Exce­lentísimo señor don José Domínguez por los mismos Estados Unidos, se dio prin­cipio a la Conferencia para fijar el orden de preceden­cia y se acordó fuese por medio de la suerte en todo el tiempo, de la presen te reunión y nada más, y ve­

rificada dicha suerte resultó por el orden siguiente: pri­mero Colombia, segundo Centro América, tercero el Perú y cuarto los Estados Unidos Mejicanos.Se tomó en consideración la Presidencia y se deter­minó que se tomase diaria­mente por el mismo orden designado con respecto a la precedencia.

Procedieron los Plenipo-tenciarios al canje y exa­men de sus respectivos Plenos Poderes, y habién­dolos comprobados con las copias preparadas al efecto, las encontra ron conformes y extendidas en bastante y debida forma.Se reservó tratar el arre­glo de las votacio nes en la siguiente reunión, que se designó para mañana a las siete de la noche.

Delegados, observadores y secretariosEn el acto de clausura es­taban presentes los em­bajadores que laboraron para edificar la unidad continental Latinoamérica y abrir el camino de la in­tegración para el desarrollo económico y el ejercicio

pleno de la so­beranía nacional. Fueron ellos los que comenzaron a convertir en realidad el sueño cons­tante de Bolívar:Por la República del Perú:Dr. Manuel Lorenzo de Vi­daurrey Encalada. Dr. Ma­nuel Pérez de Tudela.Por la República de la Gran Colombia (Vene zuela, Co­lombia, Panamá y Ecua­dor): Dr. Pedro GuaLGral. de Brigada Pedro Bri­ceño Méndez.Por Centro América (Gua­temala, Honduras, Nicara­gua, El Salvador y Costa Rica):Dr. Pedro Molina Flores.Mons. Dr. Antonio Larra­zabal y ArriviHaga.Por los Estados Unidos Mexicanos:Gral. de Brigada José Ma­riano Michelena. Dr. José Domínguez Manso.En calidad de observado­res, participaron, in vitados por Santander:Por él Reino Unido de la Gran Bretaña:Mr. Edward James Daw­kins.Por el Reino de Holanda:Coronel Carlos Van Veer.Actuando como secretarios,

es tuvieron pre sentes:John James­Le Mesuriér.Leonard Chil­ders.Éstos dos jóvenes ingleses, qué ser­vían de se cretarios a Mr. Edward James Dawkins fallecie­ron, atacados por la fiebre amarilla, el 14 dé junio y el 14 de ju­lio (1826) respectiva­mente.Lic. José Agustín Aran­go, patriota cubano, que había solicitado del Liberta­dor la ayuda necesaria para la independencia de la Isla, ac tuó como Secretario de la Delegación peruana. Fruc­tuoso del Castillo, cubano que había sen tado plaza en el ejército de Colombia, y que, para la fecha del Con­greso, era edecán del gene­ral Briceño Méndez, actuó como secretario de este.

Los que no concurrieronParaguay, país aislado de todo contacto exterior por el rígido gobierno del doc­tor José Gaspar Rodríguez de Francia, no fue tomado en cuenta para la Anfictio­nía.Haití, nación de negros li­bertos, en opinión de Fran­cisco de Paula Santander,

Franciso Pividal; EspEcialista latinoamEricano En El pEnsamiEnto dE Bolívar, intElEctual E invEstigador cuBano; primEr EmBajador dEl goBiErno rEvolucionario dE cuBa En vEnEzuEla En 1959. prEmio casa dE las américas por El Ensayo. Bolívar: pEnsamiEnto prEcursor dEl antimpErialismo (1977)

Pividal, Francisco. Bolívar: Pensamiento precursor del antimperialismo. La Habana. Fondo Cultural del Alba. 2006

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no fue invita da, porque:...siendo una república de color, atraería perjuicios a la causa americana ante la opi nión de las potencias eu­ropeas...Brasil no era una república, sino un imperio. Sin embar­go, Santander lo invitó, tal como hizo con los reinos de Inglaterra, Holanda y Fran­cia. El gobierno imperial del Brasil designó como delegado (30 de octubre de 1825) al comenda dor Theodoro José Biancardi, ministro del Con sejo Impe­rial, quien no pudo concu­rrir por las dificultades para realizar el largo viaje. Fue sus tituido por el vizconde de San Salvador do Cam­po, ministro diplomático en Bogotá. Su presencia, sin embargo, no aparece regis­trada en los documentos del Congreso,Bolivia se institucionalizó como República el 18 de mayo de 1826. Su primer presidente, mariscal Anto­nio José de Sucre, aceptó la invita ción a la Asamblea del Istmo y nombró delega­dos a José María Mendizá­bal y a Mariano Serrano, Las designaciones se ofi­cializaron el 3 de octubre de 1826. Para esa fecha, la reunión­de Panamá se ha­bía disuelto.Chile designó delegados a Joaquín Campillo y a José Miguel Infante. Dichos nombramien tos tenían que ser ratificados por el Con­greso. Cuando este pudo reunirse —no antes por el estado ¿e anarquía que reinaba en el país— ya era tarde, porque las sesiones del Congreso de Panamá habían concluido.Argentina o República de las Provincias Uni das del Río de la Plata, como se lla­maba, fue in vitada. Su go­bierno al principio, cuando

lo presidía Rivadavia, re­chazó la invitación.Poco después, bajo el go­bierno de Juan Gregorio de las Heras, la invitación fue acepta da. La Cancillería de Buenos Aires la estimó con veniente por cuanto fa­vorecía la solución de los problemas que planteaba el Brasil por la pose sión de la Banda Oriental ­Uruguay que toda vía no era Repúbli­ca­. En enero de 1826 fue designado el Dr. Manuel Moreno para presidir la Delegación al Istmo, pero declinó asistir por que había sido designado para el Con­greso. En abril, el nombra­miento recayó en Manuel José García, antiguo minis­tro, que renunció, siendo reemplazado el 3 de mayo por el doctor José M. Díaz Vélez, quien, en el primer momento se ex cusó, pero en junio —ya se encontraba en plena actividad el Con­greso de Panamá— se deci­dió a aceptar, según comu­nicación que le enviara al Libertador. No obstante, ya era tarde para tras ladarse al Istmo y tomar parte en las delibera ciones.En aquellos países don­de las divisiones colom­bianas no participaron di­rectamente en las gue rras por la independencia, el entusiasmo por la convo­catoria anfictiónica deca­yó notablemente.Francia también fue invita­da. El 28 de mayo de 1825 se le requirió para que en­viara observa dores. La in­vitación le fue reiterada al año si guiente, pero el Gabi­nete del Rey Carlos X des­deñó el gesto y no designó representante al guno, tal vez influyó su alianza con España, a cuyo Gobierno no quiso disgustar.Cuba no podía concurrir al Congreso de Pa namá por

no gozar para esa fecha de soberanía propia.Los Estados Unidos de Norteamérica no es tuvieron presentes en el Congre­so de Panamá. De las dos personas designadas como observa dores, una de ellas, Richard C. Anderson, falle­ció de fiebre amarilla en Cartagena cuando se di­rigía al Istmo, procedente de los Estados Uni dos* El otro, John Sergeant, llegó a Panamá cuando todo había concluido, pero hubo de di­rigirse a Tacubaya.

El temarioEl propio Simón Bolívar adelantó un ternario para que fuera objeto de estudio en el Congreso Anfictióni­co de Panamá. Contiene los siguien tes puntos:1° Afianzamiento de la in­dependencia de las nuevas naciones y paz firme me­diante el reconocimiento por España de la nueva si­tuación. 2° Seguridad en cuanto al orden interno y no interven­ción, excepto para asegurar ese mismo orden interno y salvarlo de cualesquiera acometida de las facciones anárquicas.3°.Igualdad jurídica de to­dos los Estados America­nos.4° Estatuto que fijase las re­laciones entre las Naciones mediante un Congreso de Ple nipotenciarios general y permanente.5o Reforma social bajo los auspicios de la li bertad y la paz.

Desarrollo y resultados del congreso de PanamáLas labores propiamente comenzaron en la se sión del día 23. Ese día, los De­legados del Perú presenta­ron un proyecto de pacto 0 confedera ción americana

que constaba de 25 artícu­los. La discusión informal de la ponencia presentada les llevó a los congresistas 17 días. La tercera sesión plenaria no vino a cele­brarse hasta el 10 de julio en que se puso al debate un contrapro yecto elaborado en conjunto por los dele­gados de Colombia, Centro América y México.Él día 11 se celebraron dos sesiones: una, en las ulti­mas horas de la mañana, y otra, en las primeras horas de la noche, ambas fueron dedicadas a la discusión del protocolo en cuestión. Los días 12 y 13 se celebraron sendas sesiones. El 14 hubo igualmente dos reuniones: al medio día y por la noche. El día 15 tuvo lugar la se­sión final. Con ella se clau­suró el Congreso Anfictió­nico de Panamá.Como resultado de este cé­lebre Congreso se firmaron, por todos los Plenipotencia­rios que intervinieron en su elaboración los siguientes instrumentos jurídicos;—Un tratado de Unión, Liga y Confedera ción Per­petua entre las Repúblicas de Colombia, Centro Amé­rica, Perú y Estados Unidos Mejicanos.Este tratado consta de 31 artículos; más otro adicio­nal en el que, se autoriza la invitación a otras naciones neutrales no representadas en el momento, a adherirse a los convenios que se ajus­taran bajo la inspiración y con iguales pro pósitos del acordado.Una Convención de Con­tingentes entre las Repú­blicas de Colombia, Centro Améri ca, Perú y Estados Unidos Mejicanos.Y un Concierto a que se refiere el Artículo II de la Convención de Contin­gentes, ce lebrado entre las

Repúblicas de Colombia, Centro América, Perú y los Estados Unidos Mejicanos.Según el artículo 31 del Tra­tado de Unión, para poder llevar a efectividad su apli­cación, todos y cada uno de los gobiernos contratantes debían sancionarlo y el ins­trumento de ratificación se canjearía en la Villa de Ta­cubaya, en México, donde se reuniría nuevamente el Con greso, año y medio más tarde. ; Respecto al primero de esos instrumentos jurí­dicos, el Tratado de liga y Confederación Perpetua, no pudo conseguirse que de ese pac to de amistad fir­me e inviolable y de unión ínti ma y estrecha se pasara a la creación de unos meca­nismos eficaces para tradu­cirán realida des esa Unión íntima.En cuanto a la Convención de Contingentes, todos los delegados coincidieron en la necesi dad de alguna for­ma de cooperación militar, ante los posibles intentos de reconquista por parte de España con el apoyo de la Santa Alian za, pero este acuerdo no llegaba hasta admitir que la Liga dispusiera, como lo quería Bolívar, de fuerzas milita­res y navales permanentes, mantenidas por la Confede­ración e indepen dientes de sus partes constitutivas.Algunos de los gobier­nos que ayer se mostra ron celosos de que «nuestra América» participa se de esta cooperación militar que ambicionaba Bolívar, hoy son los primeros que concurren a ponerse bajo la participación y dirección de las fuerzas militares y navales de la otra América, la que no es nuestra.El Concierto a que se refie­re el Artículo II de la Con­vención de Contingentes

pensamiento bolivariano. doctrina liberadora de identidad, lucha y resistencia

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no era más que un instru­mento jurídico reservado y comple mentario del ante­rior, que disponía el orden con que debían enviarse y marchar los Contingentes ­tropas­ de la Confedera­ción. Además, se convino en trasladar la Asamblea del Istmo para Tacubaya ­México donde continuaría sesionando­.El traslado del Congreso a México trajo la desintegra­ción de este. Solo la mitad de los de legados ­dos de México, uno de Colombia y otro de Centro América­ concurrieron a Tacubaya.

Después de largos meses de infructuosa es­pera, los delegados pre­sentes, a solicitud de don Pe dro Gual ­Briceño había regresado a Bogotá­, cele­braron una sola reunión en casa de este, el 9 de octu­bre de 1828. Allí, llegaron a la conclu sión de que, no habiendo aprobado los Gobier nos los Convenios de Panamá, excepto el de Colombia —que sí los san­cionó— estos docu mentos podían considerarse inope­rantes.A las once de la noche del 15 de julio de 1826 se firma­ron oficialmente, en la Sala

Capi tu la r del antiguo Convento de

San Francis­co, las Con­

venciones aprobadas d u r a n t e

los debates del Congreso Anfic­

tiónico de Panamá.En ceremonia solem­

ne, los delegados se com­prometieron a recomendar a sus respectivos gobiernos y congresos la ratificación de los Tra tados, y a obtener que dichos gobiernos se hi cieran representar, a la mayor bre­vedad posible, en la Pri­mera Asamblea General de Plenipoten ciarios, que ha­bría de celebrarse en la Villa de Tacubaya (México).

Cuba en el congreso de PanamáEn las instrucciones secre­tas que el Libertador impar­tió (15 de mayo de 1825) a los plenipo tenciarios del

Perú, incluyó la posi­bilidad de establecer

un acuerdo con Méxi­co y Centro América, a fin de:Adoptar medidas res­pecto a las islas de Cuba y; Puerto Rico, y en caso de que se re solviese emanci­parlas, atender a su

desti no futuro: si de­berían agregarse a algu­

nas de las nuevas repúblicas ó dejar que se constituyeran independientes.Colombia aceptó estas in­dicaciones de Bolí var, pre­sentadas por el Perú.El Libertador conocía la oposición del gobier no de los Estados Unidos a este proyecto de in dependencia para ambas Islas.Con el propósito de que

los cubanos estuvie sen in­formados de los debates internos que di cho tenia ha­bría de suscitar en el seno del Congreso, dispuso la designación de los dos se­cretarios, ya referidos,También fueron objeto de consideración en el Con­greso del Istmo, ante la insistencia del Libertador, el problema de la libertad de los es clavos negros y el famoso proyecto de una ex pedición conjunta de Colombia y México para liberar del dominio espa­ñol a la isla de Cuba. Esta última iniciativa langui­deció en Panamá, porque las presiones de los Esta­dos Unidos en Bogotá y en México habían logra­do que dichos gobiernos abandonaran tal idea. Fue un triunfo de la diploma­cia norteamericana que duró has ta el 1ro de enero de 1959»Para aquella época, el objeti­vo de los Estados Unidos era mantener a Cuba en poder de Espa ña hasta que la de­

cadencia de esta facilitara el adueñamiento de la Isla por parte del águila imperial.Leamos a continuación con qué cinismo el secretario de Estado de los Estados Uni­dos, Van Burén, se dirigía al Sr. Van Ness, su ministro en España:“Contemplando con mirada celosa estos úl timos restos del poder español en Améri­ca, estos dos Estados (Co­lombia y México) unieron en una ocasión sus fuerzas y levantaron su brazo para descargar un golpe, que de haber tenido éxito habría acabado para siempre con la influencia española en esta región del globo, pero ese golpe fue dete nido prin­cipalmente por la oportuna intervención de este gobier­no... a fin de preservar para su Majestad Católica estas inapreciables porciones de sus posesiones coloniales.2 de octubre de 1829.”

La confederación de los AndesBolívar continuó luchando para impedir el pro ceso de desintegración de las na­ciones hispanoamericanas. Como sustituto del Congre­so de Panamá intentó for­mar la Confederación de los Andes —Gran Colombia, Perú y Bolivia—. Este es­fuerzo concitó en su contra la furia de las cla ses econó­micamente dominantes de las repú blicas que trataba de confederar —llegaron al extremo de querer asesinar­lo—y la violenta opo sición de los Estados Unidos y de aquellas re públicas del Sur que, de una u otra forma, se negaron a concurrir al Congreso de Panamá. Con razón dijo José Martí:

«Lo que Bolívar no hizo, está todavía por ha cer en América».

pensamiento bolivariano. doctrina liberadora de identidad, lucha y resistencia

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tierra y hombres libres

Zamora socialista

FormACión DE ZAmorA E in-FLuEnCiAs En

su PEnsAmiEntoDurante su adolescencia y primera juventud, como traficante de ganado y pe­queño comerciante, Eze­quiel Zamora pudo cono­cer directamente la injusta situación imperante en el campo venezolano: per­manencia de la esclavitud, una situación cuasi feudal de los campesinos, extre­ma pobreza de la mayoría, enormes latifundios y dere­chos políticos en manos de una minoría.El yerno de Zamora, Johan­nes Gaspers, de origen alsa­

ciano, quien le ayudó para establecer su pulpería en Cúa y casi cumplió funcio­nes de tutor suyo, era un re­volucionario socialista que había huido de Europa para evitar las represiones que si­guieron a la insurrección de 1830. A través de Gaspers, Zamora conoció parte del ideario socialista europeo, así como las publicaciones de los revolucionarios del Viejo Mundo.José Brandford, amigo de Zamora de origen británi­co, quien organizaría su servicio de inteligencia du­rante la Guerra Federal, le escribe en 1846, año de las insurrecciones campesinas, poniéndolo al tanto de las ideas de Auguste Blanqui, del comunista utópico Gra­cus Babeuf, de Saint Just, y comentando la admiración de Zamora hacia Esparta­co, el dirigente de la mayor insurrección de esclavos en la Roma de los tiempos clá­sicos:“He recibido unos papeles de Trinidad muy intere­santes, en inglés y francés, entre M. Lassabe, el oficial

de artillería de Napoleón I, que te dio lecciones, y yo los estamos traduciendo (…) Hablan de una revo­lución de proletarios, que será inevitable. Esto lo dice un revolucionario llamado Blanqui, y de la existen­cia de una sociedad o liga, que quiere la comunidad de todos los bienes, no úni­camente de la tierra (…). Ahora dicen que Babeuf es un héroe; éste se llama como Graco, el romano que admiras con Espartaco. (…). Las ideas de Saint­Just están de moda, con el posta que venga mandaré copia de estos papeles; el material para las balas y los libros sobre lo militar ya salieron1.”En su relación con Gas­pers, Brandford y Luciano Requena, Ezequiel Zamora debate y clarifica el ideario socialista:Con José Brandford y Lu­ciano Requena, las dis­cusiones son todavía más importantes, desde el punto de vista político e ideoló­gico. El británico sostiene correspondencia con ami­

gos de Francia, y de esta manera Zamora obtiene información sobre la Revo­lución de Febrero de 1848; se habla sobre la repúbli­ca social, sobre Augusto Blanqui, Armando Barbés, sobre los continuadores de Gracus Babeuf. Brandford, traduce y explica a Zamo­ra el contenido de artículos de L’Atelier (revista men­sual, editada por artesanos y obreros de París) y de los periódicos The Daily News (Londres), La Refor­me (París), The Economist (Londres) y Le National (París)2.Para muestra de las ideas con las cuales entraba en contacto Ezequiel Zamora desde su primera juventud, acompañamos una anto­logía de pensamientos de Gracus Babeuf, conside­rado socialista utópico por haber dirigido durante la Revolución Francesa un intento de sublevación des­tinada a implantar la igual­dad económica. La rebelión de Babeuf fracasó, y éste fue condenado a muerte y ejecutado, mientras que la

Revolución derivaba cada vez más hacia un extremo conservadurismo, que a la postre se resolvió en restau­ración monárquica:“Veo sin camisa, sin traje, sin zapatos, a la mayoría de los que cultivan el lino y el cáñamo, la mayoría de los que producen las ma­terias textiles, la lana o la seda, la mayoría de los que las hilan, hacen la tela y los tejidos, preparan el cuero, confeccionan los zapatos. Veo igualmente que les falta casi todo a los que trabajan manualmente... si observo seguidamente la débil minoría a la que nada falta, aparte de los propie­tarios de los terrenos, la veo compuesta de aquellos que no producen nada... ¡El pueblo se basta a sí mismo! ¿Se querrán contentar con mis respuestas?: que la tie­rra no debe ser alienable; que en el momento de na­cer cada hombre debe en­contrar su parte suficiente como la encuentra de aire y de agua; que en el momento de morir debe dejar como herederos, no a los más

Luis Britto García

(PErEZ ArCAY, Jacinto. 1977. La Guerra Federal. Consecuencias (tiem­po de geopolítica). (Fragmento)La federación tuvo una amplia significación para la sociedad venezolana de la época, pues no fue solamente un modelo político para la organización de la Repú­blica, sino que se convirtió en sinónimo de libertad para los sectores desposeídos. Lo que se inició como un enfrentamiento por el poder político entre dos fraccio­nes de las clases dominantes, se convirtió en una auténtica guerra social contra la opresión de las clases oligárquicas. La Revolución Federal tuvo como una de sus principales consecuencias el consolidar las bases del igualitarismo social que caracteriza a la sociedad venezolana actual.

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próximos de la sociedad, sino a la sociedad entera; que no ha sido nada más que este sistema alienable el que ha transmitido todo a unos y no ha dejado nada a otros... Que no exista más la división de los ciudada­nos en clases; admisión en todos los puestos; derecho de voto para todos, a emitir sus opiniones en todas las asambleas... Probaremos que la tierra no es de na­die, sino que es de todos... Que no se llega a tener de­masiado sino es haciendo que los otros no tengan lo suficiente... ¿El pueblo debe hacer una insurrec­ción? No hay duda de ello, si no quiere perder definiti­vamente su libertad y si no puede continuar expresan­do que sus derechos son violados. ¡La insurrección es el más indispensable de los deberes!”Podemos imaginar el efec­to de estas doctrinas en una mente inteligente, sensible, y que conocía directamen­te la terrible situación de las clases oprimidas. Al­gunas de las afirmaciones de Babeuf resurgen en los documentos y en las aren­gas de Zamora: «La tierra no es de nadie, sino que es de todos»… «Que no exis­ta más la división de los ciudadanos en clases»… Fueran citas intencionadas o reacciones ante una rea­lidad inadmisible, el espí­ritu es el mismo.ZAmorA Y EL PArti-Do LiBErALCon su experiencia direc­ta de la injusticia social en Venezuela y el conjunto de ideas radicales recibidas en su adolescencia de Gaspers y luego de José Brandford y Luciano Requena, Eze­quiel Zamora adhiere al partido liberal, cuyo pro­grama, redactado por An­

tonio Leocadio Guzmán, es el siguiente:“Cumplimiento rígido de la Constitución y las le­yes, por lo cual nos llama­mos partido de oposición constitucional. Efectividad del principio de alternabi­lidad en el desempeño de los cargos públicos. Uso o empleo del poder elec­toral, en virtud del cual, el Partido, conocida a fondo la situación moral y ma­terial de la sociedad, debe convertir sus convicciones en propósitos políticos, y trabajar por constituirse en mayoría para ganar la victoria. Creación de dos grandes partidos nacionales que, sometidos de buena fe a las leyes fundamentales del país, pudieran garanti­zar las libertades públicas. Difusión de las republica­nas prácticas de examinar libremente, por medio de la prensa o en asociaciones públicas, todo lo que pudie­ra afectar los intereses de la comunidad.”Como se puede apreciar, privilegiaba el partido libe­ral ciertas libertades forma­les, tales como la libertad de prensa, la vía electoral, la alternabilidad, la cual era un ataque para la larga hegemonía de José Anto­nio Páez. Zamora se unió a dicho partido porque era el más avanzado de la épo­ca, y porque muchos de sus miembros pensaban utili­zarlo como plataforma para un movimiento más radical, como en efecto sucedió. En la práctica política, el par­tido liberal, o su ala radi­cal, apoyó fervorosamente la eliminación de las leyes que permitían la usura y la ejecución sumaria de los bienes de los deudores, la implantación del sufragio universal, que permitiría votar a pobres y ricos, y la

tierra y hombres libres

«no hay aldea o caserío de las re-

giones mencionadas donde no se agru-

pen los peones, ma-numisos y esclavos bajo las banderas

del programa prin-cipio alternativo, elección popular,

horror a la oligar-quía, tierras y hom-

bres libres».

liberación de los esclavos. Correspondió a Zamora, durante sus brillantes cam­pañas militares, ejercer en nombre del partido libe­ral medidas radicales tales como la prohibición de co­brar la renta de la tierra y el reparto de tierras, las cuales le atrajeron la animadver­sión tanto de los conserva­dores como de los liberales de derecha. LA trADiCión PoPu-LAr rEConoCE EL soCiALismo DE ZA-morAEsta condición radical de Zamora es reconocida en las canciones que los crea­

dores populares componen, cantan y difunden durante las insurrecciones campesi­nas de 1846, en las cuales claramente celebran la idea de la comunidad de la tierra e identifican en forma abso­lutamente clasista a los ene­migos como los «godos» y los «amos», vale decir, los propietarios de tierras y es­clavos:“¡Ay Zamora peliador!De la comunidá de la tierraPonga con todo valorEl machete en la maderaLleve en alto la banderaDel color tradicionalY ponga los godos a tem­blar

Que nosotros empuñamosEl rabón con interésPa´ descogotá de una vezA los amos asesinos.”(Brito Figueroa, 116­117)PrimErA CAmPAÑA Por LA LiBErtAD Y LAs tiErrAsEzequiel Zamora inicia la lucha armada por sus ideas al unirse a la insurrección campesina que arranca el 1.° de septiembre de 1846, con el alzamiento de Francisco José Rangel. El contingen­te rebelde está formado por campesinos y esclavos, y su método de lucha expre­sa sus ideas: según indica Federico Brito Figueroa,

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cuando en la madrugada del 3 de septiembre ocupan la hacienda Yuma, propie­dad del político más reac­cionario de la República oligárquica, «los insurrec­tos libertan los esclavos, in­vitan a los peones a que se les incorporen, queman los títulos de propiedad y fusi­lan a los empleados de con­fianza de Ángel Quintero, y éste salva la vida porque se encuentra en Valencia» (Brito Figueroa, 119). No se trata, por tanto, de una mera asonada para dispu­tar prebendas políticas: se da libertad a los esclavos, y se queman los títulos de propiedad para destruir las pruebas y fundamentos ju­rídicos del sistema de lati­fundio.Tal proceder se vuelve práctica ordinaria de los insurrectos a medida que la rebelión se extiende por todo el centro del país. Se­gún indica también Federi­co Brito Figueroa, a partir de esa fecha «no hay aldea o caserío de las regiones mencionadas donde no se agrupen los peones, ma­numisos y esclavos bajo las banderas del programa principio alternativo, elec­ción popular, horror a la oligarquía, tierras y hom­bres libres». Cada uno de estos puntos tiene un conte­nido socialista. Se reclama elección popular, porque la constitución de la época re­servaba el derecho de elegir y ser elegido para los pro­pietarios, discriminación que no sólo era política sino también clasista. El horror a los oligarcas es asimis­mo una consigna eminen­temente clasista contra la minoría detentadora del po­der político y económico: adviértase que se la invoca en lugar de «horror al par­tido conservador». Tierras

y hombres libres exige la libertad de los esclavos, considerados hasta ese mo­mento propiedad privada de los dueños, y de las tie­rras, que conservan tal con­dición hasta el día de hoy. Tales consignas plantean una transformación total del modo de producción: el paso de la propiedad priva­da sobre hombres y tierras detentada por una clase minoritaria, a la propiedad colectiva o bien en peque­ñas parcelas trabajadas por hombres libres en su propio beneficio.Esta consigna es repetida en todos los documentos de los rebeldes ampliada como «Viva la libertad, Viva el Pueblo Soberano, Elección Popular, Horror a la Oli­garquía, Tierras y Hombres Libres».EL EJÉrCito PoPu-LArEste conjunto de alzamien­tos espontáneos en más de una veintena de comuni­dades es organizado por Zamora en una fuerza que termina dirigiendo y a la cual denomina Ejército del Pueblo Soberano. El apela­tivo tiene un preciso valor ideológico. Para la época, según hemos señalado, el derecho de elegir y ser ele­gido estaba reservado para

los propietarios. La doctri­na esgrimida por la oligar­quía y consagrada en las constituciones era, según expresó Cecilio Acosta, la de que Pueblo, en el sentido que nosotros queremos, en el sentido que deben que­rer todos, en el sentido de la razón, es la totalidad de los buenos ciudadanos. Y los buenos ciudadanos de­ben tener propiedad, o ren­ta (…). Guardémonos de las revoluciones como de la mayor calamidad.Frente a este concepto res­trictivo de ciudadanía, de­finido por la propiedad, el concepto invocado por Za­mora de Ejército del Pue­blo Soberano invoca el de un pueblo dotado de todos los poderes de la soberanía, y dispuesto a implantarlos y defenderlos con las ar­mas. No habría diferencia entre pueblo y soldados: así como cada ciudadano era un soldado para defen­der sus derechos, cada sol­dado era un ciudadano en ejercicio de la soberanía. En sus cartas dirigidas a los peones, al programa de «tierras y hombres libres» añade Zamora la necesidad de organizar «a los pobres contra los poderosos», con­signa clasista que evidencia que el movimiento no tenía sólo el objetivo de una mera rotación de los hombres o partidos que ejercían el po­der (Brito Figueroa, 125).

EL PoDEr PoPuLAr DirECtoTales proclamaciones se traducen en hechos. Al to­

mar los pueblos, Zamora convoca asambleas en las que participan todos los vecinos. En la plaza de San Francisco de Tiznado, se dirige al colectivo con estas palabras: «… lucha­mos para proporcionar una situación feliz a los pobres (…) los pobres nada tienen que temer, no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ricos ni pobres, la tierra es libre, es de todos» (Brito Figueroa, 127). Los pobres, vale de­cir, aquellos sin propiedad, son el sujeto revolucionario invocado: se procura para ellos una situación feliz, y en expresión que prefigura la del Manifiesto Comunis­ta, se les recuerda que «no tienen nada que perder». Para mayor abundamiento, se amenaza al enemigo de clase («que tiemblen los oligarcas»), se promete la igualdad social y económi­ca como consecuencia de la revolución que borrará las barreras clasistas («no habrá ricos ni pobres») y se señala la propiedad co­lectiva como instrumento de esta transformación: «la tierra es libre, es de todos».TIERRA PARA LOS ES­CLAVOS LIBERADOSCon la abolición de la es­clavitud en 1854 se cumple el primer enunciado de la consigna que asume Zamo­ra: «Hombres libres». Pero sin el segundo enunciado según el cual «la tierra es libre, es de todos», el hom­bre privado de tierras es de hecho un esclavo: según declara posteriormente Za­mora a su colaborador José Brandford, «la papeleta de libertad sin libertad econó­mica lleva a los manumisos nuevamente al botalón del amo». Y en efecto, los es­clavos son lanzados a la ca­lle y los caminos sin medios

de subsistencia, sin propie­dad, y sin otro destino que contratarse en condiciones equiparables a las de la esclavitud. Consciente de ello, uno de los ideólogos más avanzados del partido liberal, Blas Bruzual, traba­ja con el apoyo de Zamora en un programa que se de­bería realizar en los valles de Aragua, Tuy y Barlo­vento, y para el cual se de­forestó un área de tierras baldías de 10000 fanegadas en cuadro entre la Victoria y Zuata, a fin convertir a los manumisos en peque­ños propietarios. En virtud de una extensión de dicho proyecto también se defo­restaron 16000 fanegadas en cuadro en la provincia de Carabobo, para uso de los campesinos de Guacara, Mariara y San Joaquín. A los pocos años, valiéndose de mil subterfugios, los lati­fundistas habían incorpora­do a sus propiedades ambas extensiones, y manumisos y campesinos pobres se quedaron sin tierras, mien­tras el latifundio crecía des­mesuradamente en virtud de la ley de 10 de abril de 1848, la cual no establecía límites para la adquisición de los baldíos (Brito Figue­roa, 1975, 260­261). De tal manera, la voracidad de los latifundistas y la miseria de los trabajadores rurales hi­cieron inevitable la nueva guerra social.ProHiBiCión DEL PAGo DE rEntA DE LA tiErrADonde Zamora tiene mando efectivo, aplica su progra­ma. Durante la campaña de 1849, prohíbe donde ejerce su poder, por la fuerza mi­litar, el pago de renta por el cultivo de la tierra. Prohibir el pago de la renta por cul­tivar la tierra equivale a de­jar sin efectos la propiedad

tierra y hombres libres

La propiedad es un robo cuando no es consecuencia del

trabajo.

No habría diferen-cia entre pueblo y

soldados: así como cada ciudadano era

un soldado para defender sus dere-chos, cada soldado era un ciudadano en ejercicio de la

soberanía.

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sobre ésta. Por tal motivo, desde 1851, entablan una demanda en su contra pro­pietarios de Acarigua, Gua­nare y Araure que lo acusan de haber dañado sus intere­ses (Brito Figueroa, 252). Estas medidas explican que la incorporación de los campesinos a las fuerzas de Zamora fuera abundante y entusiasta, mientras que el ejército de los conservado­res tenía que recurrir a la fuerza bruta para secuestrar sus reclutas.ZAmorA orGAniZA A Los ArtEsAnos Y trABAJADorEs ur-BAnosCuando el partido liberal se abstiene de participar en las elecciones de 1858, tras la prisión de José Gregorio Monagas, Ezequiel Zamora llega a Caracas, y por con­sejo de sus amigos france­ses emigrados de la Revo­lución de 1848, según narra el radical Pierre Cerreau en correspondencia emitida desde La Victoria el 5 de mayo de ese año, se dedi­ca a organizar los grupos de acción revolucionaria, por «oficios y profesiones, porque los explotados for­man una sola familia». A tal efecto, según narra Federi­co Brito Figueroa:Así procedió en la práctica Ezequiel Zamora. En San­ta Rosalía organizó a los talabarteros, divididos en grupos de cinco, que actua­ban clandestinamente y con un jefe a la cabeza; en San Juan, organizó a los sastres, albañiles, malojeros y «gen­te de todo oficio vil», según las denuncias formuladas por Nicomedes Zuloaga; en la Puerta de Caracas y en Catuche, Zamora orga­nizó hasta las lavanderas «y mujeres del servicio do­méstico». En el mercado de la ciudad, Zamora contaba

con agentes que le informa­ban de todo cuanto ocurría en la ciudad. En Las Adjun­tas, Mariches, Tazón y la Rinconada, organizó a los peones y vegueros (Brito Figueroa, 279).De tal manera resulta Za­mora, no sólo líder agrario,

sino precursor de la orga­nización de los artesanos y del proletariado urbano. Mientras desempeña tales actividades, es perseguido por los espías de la jefatu­ra política, y agredido por provocadores.

ConFisCACión DE tiErrAs PArA to-DosTras el estallido de la Gue­rra Federal, después de la toma de Araure, el 6 de abril de 1859 convoca al pueblo a elecciones directas, y rea­lizadas éstas, pronuncia un

discurso ante «las tropas y el pueblo reunidos en una sola masa en la plazoleta de la villa y con asistencia del señor cura y nuevas autoridades», alocución en la cual proclama la nece­sidad de «confiscar tierras

para distribuirlas después, la tierra no es de nadie, es de todos», añadiendo que «para eso, hay que hacer la revolución» (Tapia, José León, (1972) Por aquí pasó Zamora, p. 15, Barinas). Ha transcurrido más de una dé­cada desde las insurreccio­

nes campesinas de 1846, y Zamora prosigue firme en su idea de que la tierra es de todos, y de que proceden medidas revolucionarias para apropiarla. Y así, tras la toma de Barinas, Zamo­ra expresa sus ideas a sus

inmediatos colaboradores, y según testimonia José Brandford, se pronuncia categóricamente en el sen­tido de que:(…) en los Llanos la tierra no es de nadie, es de todos en uso y costumbres, y ade­más, antes de la llegada de los españoles, los abuelos de los godos de hoy, la tie­rra era común, como lo es el agua, el aire y el sol... La propiedad es un robo cuando no es consecuen­cia del trabajo. (…) Sobre esos considerandos bastan­te he hablado con el maes­tro Pierre Cerreau, y estoy de acuerdo en una cosa: la propiedad es un robo cuando no es consecuen­cia del trabajo (…). No es lo mismo la propiedad del marqués de Pumar que las propiedades de los vegue­ros de El Totumal (…). En una tiene que haber robo, porque cómo consiguieron esas tierras los señores del Pumar, y cómo las consi­guieron nuestros amigos y compañeros, los vegueros de El Totumal (…). Es una cosa que tenemos que ave­riguar3.Zamora se ocupa no sólo de la propiedad, sino de las condiciones de quien la trabaja. Y así, refiriéndose a la condición de los cam­pesinos, confía a José Bran­dford que el peonaje:(…) odiosa forma de es­clavitud que nos viene de la colonia (…). El vegue­ro también es un esclavo, tan esclavo como lo eran el negro Mindonga o Manuel Camejo hasta el Decreto de marzo de 1854 (…) los indios sin sus resguardos y tierras de comunidad tam­bién son esclavos, la pape­leta de libertad sin libertad económica lleva a los ma­numisos nuevamente al bo­talón del amo (Brandford,

tierra y hombres libres

«… luchamos para proporcionar una situación feliz a los pobres (…) los pobres nada tienen que temer, no tienen nada que perder, que tiemblen los oligarcas, no habrá ricos ni pobres, la tierra es

libre, es de todos»

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1839, folio 70, citado por Brito Figueroa, 1975, 346).No se queda Zamora en las palabras. En cumplimiento de sus ideas, ordena aplicar en Barinas las medidas si­guientes:1) Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, vi­lla, ciudad o caserío.2) Eliminación del sistema de cobrar arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas o pecuarios.3) Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores. 4) Que los amos de hatos empotreren diez vacas pa­ridas, de modo permanen­te, en las tierras del común, para suministrar diaria­mente y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres4.El proyecto socialista de Zamora, pues, se extiende de la prohibición de pagar arriendo por las tierras, a declarar de uso común las cinco leguas que rodean a cada poblado, a conservar en las tierras del común diez vacas paridas suminis­tradas por cada propietario para garantizar alimentos gratuitos a las familias po­bres. Son medidas de emer­gencia, tomadas en la prisa de la guerra, pero que anun­cian la efectiva aplicación de un programa radical.rEsPEto HACiA LA PEQuEÑA ProPiEDAD DEL PuEBLoEstas medidas drásticas contra la gran propiedad coexisten con un escrupu­loso respeto hacia la peque­ña propiedad del pueblo. Narra Laureano Villanueva que un día se presentó ante Zamora una mujer lloran­do, porque un soldado le había robado unas prendas. El General del Pueblo So­

berano llamó al culpable, lo obligó a pagar a la mujer lo debido, y luego amones­tó al soldado en estos tér­minos:—¿Cómo se ha atrevido usted a robar a esta infeliz? ¿Qué va usted a remediarse con esas miserables pren­das? ¿No sabe usted que la gente del pueblo es sa­grada? Le haré dar a usted unos palos para castigarlo. Lo que debe cogerse son los ganados, bestias y tien­das de los godos; porque con esas propiedades es con lo que ellos se impo­nen, y oprimen al pueblo. A los godos se debe dejar en camisa, pero la gente del pueblo, igual a usted, se respeta y se protege.Y según Villanueva, siguió discurriendo «sobre estas ideas enteramente revolu­cionarias, todo con el pro­pósito de infundir a la tropa amor al pueblo y odio a los ricos, aunque fueran libe­rales; pues decía que las mismas haciendas de los Pulidos, aunque éstos eran liberales, debían destruirse, porque si no los godos las tomarían para hacer daño a los liberales. Eso sí, decía, «no se debe coger sino lo indispensable para la tropa, para comer, vestirse y pe­lear» (Villanueva II, 133).

soCiALismo E iGuALDAD DE BiEnEsY así, bien puede afirmar Laureano Villanueva, el primer gran biógrafo de Zamora, que «su ambición constante consistía en ser­vir al pueblo, a la manera de Tiberio Graco, con ciertas ideas utópicas de socialis­mo e igualdad de bienes» (Villanueva, II, 279). (Vi­llanueva, Laureano, (1992) Vida del valiente ciudada­no Ezequiel Zamora, Cara­cas, Monte Ávila Editores). Graco fue el revolucionario romano que tomó partido por los plebeyos, y afrontó una guerra civil para tratar de que les fueran acordados derechos políticos.GuErrA soCiAL Y rE-VoLuCión soCiALEl dictador Julián Castro, en correspondencia desde Ca­racas el 23 y el 28 de mayo de 1859, reconoce el efecto que tales promesas tienen en las masas como desencade­nantes de una guerra social y una revolución social:… la oferta que los cabezas de esta revolución hacen a las masas ha influido de tal manera en éstas, que todos simpatizan con las ideas an­tisociales y se lanzan, con fervor espantoso, al extermi­nio de la República. Nues­tras fuerzas, ya por flojedad

de sus Jefes, ya porque éstos toquen con inconvenientes insuperables, apenas han tenido triunfos parciales que en nada han debilitado al nefando entusiasmo de esta revolución social (…) y aquí nos tiene Ud. hoy so­portando los males de una guerra social por los hechos que la caracterizan, y social y vandálica por las tenden­cias que abriga (…)5.Uno de los más encarniza­dos enemigos de Zamora le reconoce así, creyendo infamarlo, el carácter de conductor de una verdadera revolución social que se im­pone mediante una guerra social. Por ello, en vida de Zamora, las fuerzas conser­vadoras «apenas han tenido triunfos parciales ».Y José León Tapia señala que la condición de revolu­cionario era profesada por la casi totalidad de seguidores de Zamora, y que implica­ba la convicción de que el trabajador tenía derecho a tierras para trabajarlas: Aun­que parezca mentira, ser za­morista entonces era como ser revolucionario ahora y cuando las cosas se empe­zaron a poner duras esos hombres no gustaban pues siempre andaban criticando y reclamando tierras para el trabajo6.

La prematura muerte de Zamora, que algunos han considerado asesinato pro­movido por los liberales reaccionarios, dejó en sus­penso todo un programa de reformas que luego fue transado en el Tratado de Coche, que puso término a la Guerra Federal. En nin­gún momento, mientras vivió, se desdijo Zamora de sus ideas ni dejó de apli­carlas.Según André Malraux, lo más terrible de la muerte es que convierte todo en desti­no. Para Zamora, la muerte en combate lo consagra para la eternidad como lo que fue desde sus comienzos: agra­rista, libertario, revolucio­nario, socialista. notAs1. Brandford, José, Caracas 2 de noviembre de 1847, ci­tado en Brito Figueroa, 140- 141.2. Brito Figueroa, 239.3. Brandford, José: Anota­ciones de un revolucionario (manuscrito), folio 68, Ba­rinas 1839, citado en Brito Figueroa, 1975, 346.4. Brandford, 1839, folio 75, citado en Brito Figue­roa, 1975, 346. 5. Citado por Federico Brito Figueroa, 340.6. Tapia 1976, 273.BiBLioGrAFÍABRANDFORD, José, Ano­taciones de un revolucio­nario (manuscrito) 1839, citado por Brito Figueroa, 1975.BRITO FIGUEROA, (1975) Federico: Tiempo de Ezequiel Zamora, Caracas: Ediciones Centauro.TAPIA, José León, (1976) Por aquí pasó Zamora, Ca­racas: Ediciones Centauro.VILLANUEVA, Laureano, (1992) Vida del valiente ciudadano Ezequiel Zamo­ra, Caracas: Monte Ávila Editores.

tierra y hombres libres

¡El pueblo se basta a sí mismo! ¿Se querrán contentar con mis respuestas?: que la tierra no debe ser alienable; que en el mo-mento de nacer cada hombre debe encontrar su parte suficiente como la encuentra de aire y de agua; que en el momento de mo-rir debe dejar como herederos, no a los más próximos de la so-ciedad, sino a la sociedad entera; que no ha sido nada más que este sistema alienable el que ha transmitido todo a unos y no ha

dejado nada a otros... Que no exista más la división de los ciuda-danos en clases; admisión en todos los puestos; derecho de voto para todos, a emitir sus opiniones en todas las asambleas... Pro-

baremos que la tierra no es de nadie, sino que es de todos...

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colonia y neocolonia en venezuela

Resistencia y participación(fragmentos)

A partir del origen de la sociedad re­publicana, que po­

dríamos ubicar en 1821, la trasformación del modo de vida de la sociedad colonial fue un proceso complejo y traumático para la socie­dad venezolana. Durante el siglo XIX y las décadas iníciales del siglo XX, su organización económica y social no se modificó sen­siblemente; los cambios más aparentes ocurrieron en la superestructura de la sociedad venezolana: en las instituciones políticas, jurídicas y administrativas, lo que afectó los intereses del bloque hegemónico, aproximadamente el 15% de la población, quedando sin resolver los problemas de la enorme mayoría, del 75% de venezolanos/as que no conocían la justicia social y la libertad política y económica, la salud, la educación, el disfrute crea­dor del ocio, en suma, la felicidad. El motor de la vida eco­

nómica continuó siendo en los siglos XIX y XX, como hasta entonces, el comercio exterior. En lo que refiere a la propiedad territorial agraria, pese a los tímidos ensayos de reforma agraria ocurridos a mediados del siglo XX a inicios del go­bierno de Rómulo Betan­court, la propiedad de la tierra siguió concentrada en las manos de la oligar­quía terrateniente o “tierra cojiente” como apuntan jocosamente algunos ana­listas políticos aludiendo a la apropiación descarada, por empresarios del cam­po, de ejidos y tierras pú­blicas propiedad de la na­ción. La antigua fuerza de trabajo esclava y servil co­lonial se fue trasformando en una masa de asalaria­dos libres y de pequeños comerciantes indepen­dientes, con restricciones notables en sus libertades económicas, civiles, polí­ticas y culturales.Las clases sociales de la colonia, basadas en la ri­queza y el origen social, fueron suplantadas progre­sivamente por clases fun­damentadas en el estatus socioeconómico y la ads­cripción a un determinado grupo político.A partir de 1830, las con­tradicciones que se crea­ron entre los diferentes grupos económicos, so­

ciales y políticos llegaron a encauzarse muchas ve­ces por la confrontación armada, manipulando las esperanzas de los/as humildes explota­dos/as y excluidos/as de llegar por fin a conformar una revolución social para lograr su adhesión física a los intere­ses de uno u otro bando (Sanoja y V a r g a s 2004).El sur­g i ­mien­to del sistema y de la ideología liberal, a partir de 1859, determi­nó la entronización de re­gímenes autocráticos, de los cuales el de Antonio Guzmán Blanco es ejem­plo en el siglo XIX, en tanto que las aspiraciones populares de los campesi­nos/as pobres y sin tierra, de los peones llaneros, de los antiguos esclavos/as y siervos/as, de la minoría de comerciantes, profesio­nales y artesanos quedaban frustradas ante la realidad del poder absoluto ejercido por las diferentes facciones de poder que formaban el bloque hegemónico de la sociedad venezolana.

E l d o m i ­nio que ejerció la clase dominante le negó, de entrada, a los/as indígenas, los mulatos/as y los mestizos/as que vivían en condiciones de pobre­za, los derechos sociales y culturales mínimos sobre los cuales, posteriormen­te, se habría podido desa­rrollar una fuerte sociedad civil, de modo que la clase dominante pudo así llegar a copar y controlar todos esos espacios, sin permitir que otros actores y actrices sociales fueran capaces de contribuir en la misma me­

di­d a

e n l a

c r e a ­ción de

d i c h a sociedad.

De esa manera, ya

desde el siglo XIX, se negó

a los sectores sociales distin­

tos a la minoría de dominadores

la autonomía, la ca­pacidad para tomar

acciones en beneficio de sus propias aspira­

ciones y metas sociales. Por ello no es pues de ex­

trañar que las antiguas co­lonias posean hoy día una débil y desestructurada so­ciedad civil (Lander 1995). Para justificar esa nega­ción, desde el primer ter­cio del siglo XX, los argu­mentos de clase dominante de entonces (y también de ahora) se apoyaban ideoló­gicamente en el principio de una supuesta indiscipli­na innata que caracteriza la conducta del pueblo ve­nezolano, la cuales impe­

Iraida Vargas

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día la gestación de formas realmente participativas de dicho colectivo en la vida social de nuestro país. El concepto de indisciplina innata del pueblo venezo­lano ha sido rotundamente desmentido, por ejemplo, por la ejemplar conducta cívica observada por la po­blación en las elecciones celebradas desde 1998 a la fecha, sus actuaciones en 2002 ante el Golpe de Estado, y las de 2002­2003 durante el sabotaje petro­lero y en todos los subsi­guientes referendos y elec­ciones celebradas hasta el 3 de Diciembre de 2006. Durante el siglo XX la vida cultural y social vene­zolana estuvo signada por la dominancia de la eco­nomía petrolera, materia prima de singular impor­tancia para el comercio y la producción industrial mundial. Socialmente, el petróleo fue el arma de la dominación neo­colonial ejercida por el Imperio y su representación, la oli­garquía criolla, funda­mental en el proceso de acumulación de riqueza

por parte de los consorcios nacionales y transnaciona­les. En el caso venezolano, el petróleo desempeñó un papel importante en la des­aparición y transformación de las bases coloniales de la sociedad, impulsando particularmente la prospe­ridad de la gran burgue­sía y la clase media, pero aumentando también los nexos de dependencia neo­colonial de nuestro país con el primer mundo.El orden económico tra­dicional de la economía colonial, fundamentado principalmente en la agro exportación, decayó en el siglo XX. Su declinación no generó un cambio hacia la modernización agrícola, sino que, por el contrario, acentuó su declive. El pe­tróleo dislocó las antiguas relaciones laborales, la naturaleza y distribución territorial de la población, los usos del suelo y de los recursos naturales re­novables o no, así como las relaciones internas y externas de poder, el sis­tema político, la naturale­za del comercio interior y exterior, el régimen fiscal, cambiario y monetario, los patrones de consumo, las esperanzas y objetivos sociales de la población, creando en suma una nue­va forma de vida que no ha logrado cuajar todavía, en el siglo XXI, en una socie­dad integral y verdadera­mente democrática.El contenido formal de los mecanismos de dominación cambió con la instauración del sistema democrático representativo, conservan­do sin embargo la esencia represora de los derechos ciudadanos que ya existía desde la colonia. Efecti­vamente, a inicios de los años sesenta del siglo XX

se inicia el puntofijismo, nombre que alude al pacto realizado en Venezuela en­tre los caudillos políticos modernos de la democra­cia representativa. Instru­mentalmente, se trataba de imponer una hegemonía política bipartidista que se asumía demagógicamente como la expresión natural de los deseos y necesida­des de toda la sociedad ve­nezolana. Para tales fines, se construyó una burocra­cia de Estado o nomenkla­tura, integrada por políti­cos partidistas devenidos empresarios privados y por empresarios privados devenidos dirigentes po­líticos partidistas, quienes se repartieron a su gusto y para su provecho personal los dineros de la hacienda pública venezolana, pri­vatizando el Estado, los beneficios de las empresas básicas y de la industria petrolera, transformando así al Estado en el gran negocio de los partidos po­líticos, de la empresa pri­vada nacional y de las cor­poraciones transnacionales (Vargas 1995, Vargas y Sanoja 1993).El fin de la colonia no fue el fin de las estructuras co­loniales; por el contrario, los distintos gobiernos oli­garcas postcoloniales, fun­damentalmente aquellos que existieron durante la democracia representativa, continuaron operando con el propósito de instaurar re­gímenes neo­coloniales en los cuales sus bases econó­micas, sociales y cultura­les reemplazaron las anti­guas formas coloniales de control y administración por nuevas y más profun­das formas de relaciones neo coloniales. Una de las formas más insidiosas para lograr la neocolonización

por parte de esos gobiernos residió en el manejo de una concepción del pasado –de cualquier pasado—como representación del atraso (Vargas 1999, 2005). La educación formal indujo en la mente de los estudiantes la idea de que al no haber sido nuestros pueblos ori­ginarios capaces de formar Estados en el pasado pre colonial, de no haber per­mitido la constitución de un virreinato en el pasado colonial, de haber trans­currido la vida de nuestro pueblo en el siglo XIX y parte del XX enzarzada en las guerras estériles que se declaraban entre los dife­rentes caudillos políticos, los/as venezolanos/as no éramos aptos, como sí lo eran los europeos y los es­tadounidenses, para crear y mantener por nosotros mismos el desarrollo so­cial. Podemos considerar que estas ideas, acuñadas inicialmente por la oligar­quía colonial, fueron adop­tadas y reforzadas por los pensadores positivistas de finales del siglo XIX; a

mediados del siglo XX, la democracia representativa, el puntofijismo las hizo orgánicamente suyas, po­niendo esta vez en práctica una cierta política cultural de Estado que sirvió para fortalecer la identidad so­cial negativa que ya ellas habían propiciado en la mayoría pobre de la pobla­ción venezolana. Mediante el manejo de estereotipos igualmente negativos so­bre el ser nacional, los his­toriadores/as, filósofos/as y sociólogos/as de la oligar­quía trataron de convencer a propios y extraños, a tra­vés de la educación formal e informal, del argumento racista según el cual entre los venezolanos/as de los sectores populares existían características sociales e intelectuales atrasadas que eran innatas y no secuela de la pobreza que había generado la condición co­lonial.A comienzos del siglo XX se crearon y se aceptaron, por parte de la oligarquía venezolana, estereotipos positivos sobre lo europeo

colonia y neocolonia en venezuela

Socialmente, el petróleo fue el arma

de la dominación neo-colonial ejerci-da por el Imperio y

su representación, la oligarquía criolla, fundamental en el

proceso de acumula-ción de riqueza por parte de los consor-

cios nacionales y transnacionales.

La educación formal indujo en la mente de los estudiantes la idea de que al no haber sido nuestros pueblos originarios capaces de formar Estados en el pasado pre colo-

nial, de no haber permitido la constitución de un virreinato en el pasado colonial, de haber transcurrido la vida de nuestro pue-blo en el siglo XIX y parte del XX enzarza-da en las guerras estériles que se declara-ban entre los diferentes caudillos políticos,

los/as venezolanos/as no éramos aptos, como sí lo eran los europeos y los estado-

unidenses, para crear y mantener por noso-tros mismos el desarrollo social.

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colonia y neocolonia en venezuela

y lo estadounidense, como manera de aceptar lo in­eluctable de la dominación foránea (Montero 1994). En tal sentido, se distor­sionó la historia real para estereotipar negativamente a los distintos componen­tes étnicos que intervinie­ron en la construcción de la nación venezolana: los/as indígenas pre­coloniales fueron concebidos como primitivos y salvajes; se redujeron sus distintas y variadas formas de vida a sus instrumentos de traba­jo; las creaciones materia­les indígenas del pasado fueron descontextualiza­das, concebidas y acepta­das sólo como expresio­nes estéticas. Los aportes del componente étnico de origen africano fueron re­ducidos a la creación de elementos culturales gas­tronómicos y musicales; al mismo tiempo, lo criollo mestizo fue conceptualiza­do como equivalente al ser popular venezolano (Var­gas 2005a). Con el advenimiento de la democracia representativa a mediados del siglo XX se generaron nuevos este­reotipos negativos sobre los grupos culturales que habían sido considerados como los íconos de la ges­ta de independencia nacio­nal; a partir de ese momen­to se comenzó a calificar los llanero, que había sido definido como equivalente a la génesis de la virtud na­cional, de lo criollo, como “pavoso”, sinónimo de atraso y cursilería (Rago 1999).Todo lo anterior permitió la reproducción ampliada e institucionalizada a tra­vés de la educación formal e informal, de una identi­dad social nacional negati­va (Montero 1984) que se

expresó en la formación de individuos con vergüenza étnica, gracias a la acep­tación generalizada de los estereotipos negativos so­bre lo indio, lo hispano y lo negro: indio como equi­valente a flojera, indolen­cia y pasividad, hispano igual a banalidad fiestera, y negro semejante a inso­lencia e indisciplina (Var­gas 2005a).La sociedad venezolana ha cambiado sensiblemente en el curso de sus 14.000 años de vida social orga­nizada. Lamentablemente, los disfrutes materiales y las expresiones de moder­nidad que hoy deslumbran la mirada de los incautos/as, venezolanos/as y ex­tranjeros/as se vieron res­tringidas, como siempre había ocurrido desde el siglo XVI, a una minoría social. La mayoría social excluida, por el contra­rio, sólo logró acumular pobreza, insuficiencia de empleo, inseguridad, in­conformidad, frustración y la esperanza secular de po­der acceder a un régimen más humano y solidario y así a una mínima calidad

de vida.En la Venezuela contem­poránea, la población ma­yoritaria de la sociedad, integrada por los sectores populares y la clase media baja fue, entonces, sempi­ternamente excluida por los sucesivos gobiernos de la oligarquía del disfrute de una vida digna. Esa ex­clusión le produjo severas carencias en las áreas de identidad cultural y autoes­tima, salud, vivienda, edu­cación, disfrute del agua potable, del tiempo libre, de los servicios sanitarios, entre otras, determinando de esa manera la existencia de un colectivo que care­cía de toda posibilidad de capitalizar sus capacidades creativas y productivas para sobreponerse a las condiciones de pobreza. Las circunstancias sociales anteriores fueron llevando a ese colectivo a implemen­tar formas de organización cuyo fin inmediato era ga­rantizar la sobre vivencia, sin protegerlo realmente de la pobreza y la miseria. Luego de un re examen coordinado de la cuestión, podemos ver cómo ciertos

componentes negativos de la sociedad, que han sido potenciados como indica­dores atávicos de la cultu­ra nacional, representarían por el contrario formas de resistencia colectiva al atropello generalizado, se­cular e irresponsable que ha sido característico de la conducta de las elites de poder en Venezuela.Esas formas organizativas de los sectores popula­res se han caracterizado, fundamentalmente, por la presencia de una cultura urbana en la cual la reci­procidad y la solidaridad –elementos existentes en dichos sectores como re­sultado de su herencia histórica­­ constituyen ca­racteres básicos en la vida doméstica. Participan en una estructura de recipro­cidad basada en elementos generados por las socieda­des originarias, pero rese­mantizados, resignificados para dar cuenta de las nue­vas condiciones sociales en las que les ha tocado vivir en los últimos 50 años. Es la pobreza de la vida en las barriadas populares, la mi­seria en todas sus facetas,

la que ha estimulado que la reciprocidad y la solida­ridad, tanto comunitarias como domésticas, se con­virtieran en mecanismos defensivos, única manera que poseían para garanti­zar su sobre vivencia. El mismo patrón arquitectó­nico popular, abigarrado, de viviendas que se apo­yan y se mantienen unas sobre las otras construidas a lo largo de estrechos pa­sajes y callejuelas donde los diferentes ambientes familiares forman parte, en realidad, de una espe­cie de privacidad colectiva, de una gran vida cotidiana pública compartida en pri­vado se fundamenta en la solidaridad, en el compar­tir, en el sobrellevar juntos la miseria y ahora en aupar en colectivo la esperanza revolucionaria de una vida mejor.Desde la colonia hasta 1998, la exclusión social influyó profundamente para que los sectores popu­lares construyeran aquellas formas de organización y participación alternativas, distintas a las practicadas por el resto del colectivo

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colonia y neocolonia en venezuela

nacional que posee una conciencia social basada en una ideología centrada en el egoísmo, creada du­rante centurias de encua­dramiento clasista y por lo menos de 800 años de de­sarrollo capitalista.A partir de 1998, con el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidencia­les, se inició en Venezuela un proceso de profundos cambios sociales. En cum­plimiento a la promesa pre­electoral que hiciera como candidato el actual Presi­dente, se llevó a cabo una consulta popular sobre la celebración de una Cons­

tituyente. En el marco de la nueva Constitución de 1999, aprobada también mediante consulta popular realizada ese mismo año, todas las autoridades elec­tas en 1998, incluyendo al propio Presidente de la República, re­legitimaron sus cargos en nuevas elec­ciones, siendo ratificados/as con una amplia mayo­ría de votos sobre sus ad­versarios/as. A partir de 1999 hasta finales de 2001, el país comenzó a experi­mentar señalados cambios políticos y un notorio cre­cimiento económico. La aprobación de leyes habi­

litantes mediante decretos presidenciales, orientadas a la búsqueda y acelera­

ción de soluciones a la pobreza estructural, especialmente la Ley de Tierras, radicaliza­

ron las posiciones de los sectores oligarcas venezo­lanos quienes percibían que tales leyes constituían una amenaza a sus centenarios privilegios y a los intereses imperiales, sobre todo los de EEUU, país que pensa­ba hasta ese momento que Venezuela constituía su re­servorio de recursos natu­rales: petróleo, gas, agua y demás.Por dichas razones, en di­ciembre de 2001, los sec­tores oligarcas venezola­nos convocaron a un paro patronal que contó con la participación de FEDE­CÁMARAS, de la corrupta y ya casi extinta Confede­ración de Trabajadores de Venezuela (CTV), la cual había sido cooptada por los partidos políticos y por la misma Central Patronal ya desde los inicios de la IV República, y con la de muchos pequeños comer­ciantes intoxicados con el obsoleto discurso antico­munista de los tiempos de la Guerra Fría. Ese lockout patronal fracasó debido a que no tuvo eco en la po­blación general. Sin embar­go, sirvió para alimentar el clima de confrontación po­lítica que se había iniciado desde el mismo momen­to cuando el Presidente Chávez y sus seguidores/as habían manifestado sus intenciones de participar en la contienda electoral de 1998. Efectivamente, a partir de esa fecha –media­dos de los años noventa­­ los medios masivos de co­municación comerciales, sobre todo los televisivos,

iniciaron una intensa y agresiva campaña de des­crédito de Hugo Chávez y de los partidos políticos que lo apoyaban, aglutina­dos en el Polo Patriótico (Britto 2004, López Maya 2002, López Maya y otros 2003).Con la ayuda económica del gobierno de Estados Unidos, el apoyo logísti­co y técnico de la CIA y el respaldo de los gobier­nos de entonces de España y Colombia, los sectores oligarcas y un grupo de oficiales apátridas vene­zolanos prepararon y lle­varon a cabo un Golpe de Estado en abril de 2002. Afortunadamente, el pue­blo conjuntamente con la mayoría de la oficialidad y tropas de la Fuerza Ar­mada Venezolana lograron derrotarlo, reponiendo en el gobierno al Presidente Chávez y recuperando la institucionalidad demo­crática. El breve interludio dictatorial, que costase la vida a decenas de compa­triotas y que dejase una secuela de violaciones de los derechos humanos, sir­vió de acicate a la Fuerza Armada y al pueblo vene­zolano para fortalecer en­tre ellos sus convicciones democráticas. Sin embar­go, sirvió asimismo para estimular la confrontación y la polarización social y política existentes, el cual fue el marco social para el desarrollo de renovados in­tentos de desestabilización y destrucción del gobierno nacional por parte de las oligarquías venezolanas y del imperio estadouniden­se.En diciembre de ese mis­mo año, los sectores anti­democráticos venezolanos convocaron a un nuevo lockout patronal e inicia­

ron un nuevo golpe, esta vez petrolero, destinado a destruir nuestra principal industria y de esa manera el Estado nacional. Ese gol­pe, que duró hasta febrero de 2003, fue igualmente derrotado por el pueblo y la Fuerza Armada Nacio­nal, dejando no obstante una impronta negativa en nuestra economía pues ocasionó la pérdida de de­cenas de miles de dólares a la nación venezolana.La actuación popular en los eventos recientes, resu­midos en las páginas pre­cedentes, demostraron la fortaleza de sus organiza­ciones ya existentes y las de reciente creación. En efec­to, los sectores populares que mayoritariamente apo­yaban al gobierno boliva­riano pusieron en práctica ante las terribles amenazas imperiales, como veremos más adelante, formas de resistencia cultural propias basadas en sus tradiciones culturales centenarias, in­troduciendo en ellas no­vedosas modalidades de acción y de protesta para aumentar su eficacia en la nueva situación histórica.A finales de 2006, el Pre­sidente Chávez fue reelec­to con una abrumadora mayoría de votos. En esa ocasión, la convocatoria que hiciera Chávez como candidato al pueblo vene­zolano se planteó como objetivo fundamental su­marnos todos y todas a la construcción de un socia­lismo venezolano. En los actuales momentos la Revolución Bolivaria­na trabaja para crear una nueva condición social en la cuales el estímulo a las relaciones sociales basadas en la generosidad, la soli­daridad, la reciprocidad, el compartir y la igualdad

En los actuales momentos la Revolución Bolivariana trabaja para crear una nueva condición social en la cuales el estímulo a las relaciones sociales basadas en la ge-

nerosidad, la solidaridad, la reciprocidad, el compartir y la igualdad social sean los fundamentos de la sociedad, las premisas éticas que regulen las relaciones entre sus

miembros.

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colonia y neocolonia en venezuela

social sean los fundamen­tos de la sociedad, las pre­misas éticas que regulen las relaciones entre sus miembros. Fundamentada en la creación de dichas condiciones, la Revolución dirige sus esfuerzos a la construcción de un nuevo Estado con objetivos ple­namente socialistas. Acor­de con esa meta, la imple­mentación de las misiones y planes sociales persigue promover en toda la ciuda­

danía una nue­va subjetivi­

dad, una cultura

p o ­

lítica participativa y pro­tagónica, y de esa manera un modo de vida acorde con aquellas premisas éti­cas. Esas nuevas estructu­ras organizativas que im­pulsa la revolución tienen como fin último lograr la transformación estruc­

tural de la sociedad venezolana; dicha

transformación permitirá resolver de manera defi­nitiva el secular problema de la pobreza mediante la reestructuración del tejido social dentro de los secto­res populares y de modos de participación que sean resultado, a su vez, de las nuevas formas de organi­zar las relaciones sociales.

La Constitución de la Re­pública Bolivariana de Ve­nezuela plantea, así mis­mo, mostrar la solidaridad del país con los que inte­gran la comunidad latinoa­mericana. En tal sentido, el petróleo venezolano ha de­venido un arma del Estado venezolano para ayudar a esos países a subvertir las

condiciones de atraso que el capitalismo ha creado, desempeñando así mismo un papel importante en la desaparición y transfor­mación de las terribles e insidiosas formas neo­co­loniales que caracterizan las políticas neoliberales que el Imperio ha diseñado para mantener su dominio sobre esa comunidad. El ALBA, Alternativa Boli­variana para la América, constituye un proyecto que está signado por la búsque­da de la solidaridad entre los pueblos americanos, partiendo de la idea de ayu­das mutuas y el compartir recursos y servicios. El ALBA pretende potenciar a niveles muy superiores el conjunto de naciones sura­mericanas como un nuevo bloque económico y políti­co, para imponer un nuevo rumbo a la región, se pro­pone fomentar una rearti­

culación y proyección de las fuerzas pro­ductivas conjun­tas, con apoyo en un eje ener­gético común.

El dominio que ejerció la clase dominante le negó, de entrada, a los/as indígenas, los mulatos/as y los mestizos/as que vivían en condiciones de pobreza, los derechos sociales y culturales

mínimos sobre los cuales, posteriormente, se habría podido de-sarrollar una fuerte sociedad civil, de modo que la clase domi-

nante pudo así llegar a copar y controlar todos esos espacios, sin permitir que otros actores y actrices sociales fueran capaces de contribuir en la misma medida en la creación de dicha sociedad.

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No teníamos ni un gramo de seso para pensary el mirar no alcanzaba más allá de nuestrasoccidentales naricesarrebatado instinto éramos todosPompeyo también era benévolo e ignoraba tanto como nosotros mismos

La Declaración de los Derechos del Hombrenos desordenaba los cabellos y se explicabaEl Manifiesto del Partido era asunto de otros climasdecían los sabios mientras se arreglaban la corbataun poco volada por la brisaEl problema del poder político dejado en manos del almanaquepara dentro de mil años cuando los monopoliosy los explotadores nacionales comprendieran que hacían maly pactos de no agresión con los enemigos de clase fueron firmadosOh desvergonzada ingenuidadYa en el 45 había caído la zamurada sobre el botíndividido el movimiento obrero alimentadas las jaurías policialesa cambio dieron al pueblo voto universal y secretoy en las urnas quedaron promesasy afuera el hambre floreciendo desde entonces

Llamábase democracia al fascismo y maestrode juventudes a un viejo celestina de los poderosos

Ahora el adiposo coronel que los aventó en Mirafloresno era un advenedizo ni hijo putativo de nadieheredaba el gran proscenio recién inaugurado tres años atrásporque léanse la Leyes de Indias y se entenderá la cuestión del Mayorazgo

Diez años de terror combatíamos buscando salida a la muerteenseñoreada sobre el hombro de nuestra adolescenciaque procuraba crecer y no desentenderse jamás de su alegatoy como nada sabíamos y nada se nos dijoel 23 de enero las banderas escondidas en el fondo

quedaron a medio desplegar las masas escarnecidas desatadastempestuosamente fueron precipitadas por la indolenciaPorque agitadas las aguas de la insurrección y derrocado el tiranomientras al burguesía corría al palacio de gobiernopara seguir la fiesta de privilegiosnosotros nos quedamos en la calle vociferando pidiendo ordena quienes toda una década clamábamos porque se desordenarancortando la protesta con inútiles consignastímidamente rogando el descongestionamiento de las cárceles atestadascotorras olvidadizas pidiendo elecciones librespero aclaró el río revuelto y éramos puro académicos respetuososlas redes se nos quedaron dormidas en las manosy como nada se nos dijo tampocode nuevo el prostíbulo de la demagogia representativaencendía su foco de tolerancia

Instantes la toma del presidente de cartónante el erizamiento de las bayonetaslos desamparado electores otra vez aisladosy segregados y regresados a la indigencia como siempreY no era para menosCuando regresaron del ocioso exilio en Norteaméricaentre las letras del Pacto de Nueva York ordenaban ya la intensificación de la entrega descarada y la castración de lo nacionalPara ello uncidos hasta los tuétanos de histeria anticomunistaloando la guerra fría y bienaventuranza de los monopolioshaciendo planes para industrializar la acidez de la prostituciónLas conocidas aves temblorosasqueriendo trastocar el amor entre el hombre y la mujerComo cocodrilos llegaron dándose golpes de pechosectarios hasta la partida bautismal desolados perros de caceríacapataces de látigo y sombrero de corchocambistas de baja ralea mercaderes de la desvergüenzareivindicadores de la persecución y la tortura

Nunca tuvo que ver la traición con lo telúrico

iiUna mañana de rata nos ofrecía el opiodel respeto a las instituciones heredadasy el cauce de las ofensas colmaba yalos puentes de nuestros corazonespara seguir tendidos sobre el escudo de la ignominiarumiando largas tiras de melancolíaY como no queríamos que se nos siguiera escupiendoasesinando impunemente antes que se nos desterraradecidimos enguerrillar nuestras posibilidadestomar las armas para defendernosy llevar hasta el fin la justa guerra de liberación.Entonces comenzaron a llamarnos impacientes locosmalos hijos de la patria agentes de Pekín cubanófilos obnubiladosAcusarnos de extranjeros a nosotrosque sólo sabemos de la primavera cuando avistamos florecido el araguaney

Yo justifico

“Chino” Valera Mora

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 31

que nos enteramos del otoño cuando deshoja el algarroboque en invierno a nadie le hemos tumbado su sombrero con bolas de nieveni abrazados en verano por lo ardiente que desboca avenidascomo soplo del diablonosotros con la misma piel resbaladiza de las piedras del ríoque nos vio nacer y hacernos audaces en sus riberasGalope y canta hasta la raíz de los cabellosAún no abandonados por el frío de las altitudesy azules y medrosos como las vías selváticas y marineros en el mar Caribe

Los saludados paisa o ñero o compay o guaro y no de otro modoQue si hemos traspasado la frontera no ha sido más lejos del mercado de Cúcuta para comprar un pantalón y una camisaa mitad de precio que los de aquí y eso no todos hemos idoNosotros que no hemos hecho otra cosa que desvivirnos por esta tierra de gracia y el amor del pobre pueblo marginado

Rabian porque Cuba es el más innato querery la vergüenza de Fidel toda la dignidad en pie de guerra

iiiEllos pensaban que Ezequiel Zamora había concluido para siemprey nunca más el planteamiento de su cuchillo y desmesurado corazónregresaría a hurgar la paz de los oligarcasPero no todos los muertos viajan tranquilosa algunos les molesta estar ahí sin hacer nadae insisten con terquedady regresan a presidir nuevos combatesa dilucidar el asunto que los vistió de ausenciaVed al guerrillero mal herido al padre de todos nosotroscrepitando en los últimos carbones federalescómo rebotan sus huesos sobre la tierracómo dieron fuego al pajonal cómo hoguearon los límites del hombreVedlo en traje verde olivapor montes y calles más terribleque los que hoy matan y se lavan las manosy confiesan los días de guardar para purgar sus penasMas es cierto es reconocidola caída en el sitio de San Carlosfue una jugada de mala leypero olvidaron enterrar el sonido de sus sienes veladasZamora cabalga señoresya los dientes del puebloestán royendo los muros de vuestro reinoy no es el desarropado ni el sordo ni el ciego de ayerahora tiene bandera poetas y metal organizado

Recojan la cosecha de vientos que sembraron

Y la igualdad fraternidad y libertad que dice la Constituciónse las vana tener que tragar por los ojosPorque estamos cansados de tanta miseria y circoy vamos a meterle un balazo en la cabeza al estado de cosas existentesEso que llaman Derecho Naturaltendrán mortaja y tumba bajo el aire de nuestra decisión porque sabemos dirigir el fusily la dinamita nos es familiar hasta la audaciaLa democracia representativa apesta yacomo un presagio de azufre quemadoel gavilán de la insurrección revolotea sobre las candelasy está esperando allí está esperandoy bajará y conocerá vuestros despojosel día del desagravio ante las armas congregadas

Abrid las compuertas del miedo oligarcasporque la paz no será con vosotros

Zamora cabalga en el incendioy somos lo que sucede la posibilidad del porvenir

iVHe aquí el cuestionado problema

“Las inversiones norteamericanas en nuestro paísrepresentan aproximadamente el 60% del totalde las inversiones de Estados Unidosen América Latina”

Sabemos que el infierno del subdesarrollotoda crueldad es posiblepero no somos la generación de los inmoladosni nuestros dolores huyen con las armas bajasy desenterramos el hacha de la guerraporque el drama venezolano no es cábalani enigma ni creación de bellas cosas para el placernuestra suerte está signada por el despojofluctuante en las estadísticas de los porcientos

Ved lo que toca a nosotrosprincipales signatarios de la gran factoría yankiEl 60% de todas las amarguras del aire americanoEl 60% de las desdichas las frustraciones los hilos cortadoslas hambres no satisfechas y la oscuridad de la ignoranciaEl 60% de las abstinencias obligadas sobre el derecho al amorEl 60% de las colillas apagadas en el fondo de los ojoscomo en el fondo de un cenicero valiosísimode los salivazos en la cara los huesos rotos las cabezas turbadasla sangre prevista en la orina al día siguiente d ela capturalos testículos salvajemente golpeados en la estación de torturasen nombre de la democracia representativaEl 60% de las plantas de estiércoltiradas sobre el rostro de 200 millones de nativosEl 60% de los productos de desecho de las fábricas de la metrópolivendidos a nosotros a precios de escándalo y ya inservibles en el tiempoEl 60% de las restricciones en el mercado de materia primaapenas reseñadas por la gran prensa y aplaudidas en ruedas de lacayosY de las decisiones tomadas en los organismos internacionalesel 60% de la humillación de la patria renegaday convertida en descarada puta continentalEl 60% del temor de que las muchachas y los muchachos nuestrossean tentados y precipitados a las aguas verdesde las drogas los juegos de azar y el comercio de la carneEl 60% de los hogares allanados de los hogares destruidosde las mujeres y los niños en la indigencia porque los padresestán desocupados o fueron secustrados por los sicarios del régimeny a vuelta de meses sin noticias de ellos aúnEl porcentaje de los rebelados y luego caídos en la luchay luego las madres enlutadas y las hermanas enlutadas y las noviascomo estrellas desprendidas adentroy difícilmente restituidasel porcentaje nuestro sobre el caudal del ríoque cruza mordiendo al geografía del llanto

El 60% de la brutalidad sobre los sentidosy el sordo frenesí de los soberbios porque la sabiduríafue incautada y quemada en sótanos policialespara olvidar la dirección del vientoy el terrible anunciodesde la Isla de Fuego

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez32

Es el peso que nos toca no importa en que sitio del continente

Pero no todoes puerta cerrada en los basurales del desprecioni el destino del corazón del hombre es rebotarinterminablemente ante el muro de la angustiaTambién el hombre se cansa de sufrirun día prende la vida como un maderoy labra a su medida la dimensión del tiempoque se le da sobre la tierraes la mas alta idiosincrasia del reino animalla humana condición de realizarse por completopara ello pone sus fuerzas en tensióny se decide insurrecto lleno de claridades

Hablo del hombre del tercer Mundoaferrado al fusil como al aire

VEl hombre aparece en los reales dominios de la violenciaEl hombre crece en la táctica y la estrategia del amorEl hombre tutea al amorEl hombre saluda al amor como a un combatiente el amanecerEl hombre dice al paso del amorSaludEstrella de cinco puntasEstrella solidariaEstrella de los desocupadosEstrella de los apaleadosEstrella de los ofendidosSaludEstrella armadaEstrella de ingentes energíasEstrella de las huelgas generalesEstrella de la canción de los ríosEstrella lavada en los combatesEstrella que ciega los ojos del verdugoEstrella más libre que los carcelerosEstrella altiva impostergableSaludEstrella de la tercera glaciaciónEstrella de fuego domeñadoEstrella de la piedra pulimentadaEstrella de la caza del MamutEstrella de las cuevas de AltamiraEstrella de la invención de la ruedaEstrella de la invención de la escrituraEstrella de Heráclito en perpetuo movimiento Estrella de EspartacoEstrella de la rebelión de los esclavosEstrella de la caída de romaEstrella de Jean HussEstrella de las guerras campesinasSaludEstrella del RenacimientoEstrella de maderos y velas echados al marEstrella de Galileo en la encrucijada de la inquisiciónEstrella de los caribesEstrella de los araucanosEstrella de Lope de AguirreEstrella de los cimarronesEstrella de Tupac AmarúSaludEstrella de la máquina de vaporEstrella de la toma de La Bastilla

Estrella de Toussaint LouvertureEstrella de BolívarEstrella sobre un caballo en 1813SaludEstrella del Socialismo CientíficoEstrella de la Comuna de ParísEstrella de la Revuelta de CanudosEstrella de la Huelga de CananéaEstrella de Emiliano ZapataEstrella de los SóvietsEstrella de las montañas de las SegoviasEstrella de SandinoEstrella del pequeño ejército locoEstrella de los hermanos de Jhon ReedEstrella de los hermanos de Paul RobesonSaludSol de la alegría de Julius FucikSol de StalingradoSol del Ejército Rojo en las puertas de BerlínSol de los partisanosSol de los maquísSol de la Gran MarchaSol de la Gran Patria ChinaSol del Sitio de Diem Bien PhuSaludPorque vendrán días mejoresEstrella escupida en GuernicaEstrella fusilada en GreciaEstrella rota sobre GuatemalaEstrella ahogada en BoliviaEstrella de Corea flor de azalea ofendidaSaludEstrella de los caminos del cosmosEstrella del Africa liberadaEstrella de América convulsionadaEstrella del VietcongEstrella de Pathet LaosEstrella de los guerrilleros de AngolaEstrella de los guerrilleros de GuineaEstrella de la media luna argelinaEstrella de todos los justosSaludSol solitarioSol de José MartíSol del 26 de julioSol de la Sierra MaestraSol de las Dos Declaraciones de la HabanaEstrella levantada con nuestras manosEstrella del 23 de EneroEstrella de las hondas caídasEstrella del 4 de MayoEstrella del 2 de JunioEstrella de las armas liberadas Estrella de las montañas de FalcónEstrella de las montaña de PortuguesaEstrella de las serranías de LaraEstrella de OrienteSaludEstrella de los libreshoguera incansable mar de aristashuracanado drama que nos conmueveinscrita en la más alta colina de nuestros actos

Sol del mundo que haremoslos que van a vivir te saludan

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petróleo, renta y nuevas formas de geopolítica y del modelo comercial expoliativo

La cuestión petrolera (Fragmentos)

INTRODUCCION

La industria extrac­tiva y la agricul­tura conforman lo

que usualmente se conoce como el sector primario, que se caracteriza por la relación inmediata del tra­bajo humano con la natu­raleza. De ello resulta que, tanto en la ubicación de la producción como en la pro­ductividad del trabajo, in­fluyen de manera esencial las condiciones naturales; de ahí la dispersión geográ­fica de la producción y las variaciones del volumen de producción debidas a la na­turaleza. Suponiendo un régimen de producción mercantil sim­ple, nos encontramos con que las diferencias indi­viduales de productividad derivadas de la naturaleza son importantes. En este caso, el valor mercantil se determina por aquella parte de la producción que tiene que generarse bajo las con­diciones naturales más ad­versas, a fin de satisfacer la demanda existente. En con­secuencia, en la producción bajo condiciones más ven­tajosas, surge un plusvalor extraordinario. En el modo de producción capitalista, todas las ulteriores conse­cuencias que se deriven de lo

di­cho, d e ­p e n ­de rán a h o r a de ma­n e r a decisi­va del régimen de pro­p i e d a d sobre la tierra, den­tro de la que i n c l u i m o s también los yacimientos mineros, los bosques, las aguas, etc. Ahora bien, para una cabal com­prensión del pro­blema del pe­tróleo, resulta fundamental aclarar que no existe un régimen de propiedad sobre la tierra que sea específica­mente capitalista, aún cuando la tierra puede estar bajo propiedad privada. Es

a s í como,

p a r a poder in­

vertir y pro­ducir en el sec­

tor primario, el capital individual se ve obligado a firmar un con­trato de arren­damiento con el terrateniente, y pagar una renta del suelo, o tener que adquirir el pedazo de tierra correspondiente a un precio que esen­cialmente equivale a la capitalización de ésta. El monto de la renta del suelo depende, en gene­

ral, del poder mono­pólico de la propiedad

privada territorial y, en particular, de la produc­tividad mayor o menor de cada una de las tie­rras, de su ubicación geográfica, etc. La renta del suelo que es impuesta por el poder monopólico de la propiedad territo­rial, también sobre las peores tierras o sobre las inversiones adicionales de menor productividad, fue

denominada por Marx renta absoluta, en tanto renta del

suelo c r e a ­da por la propiedad privada territorial. Ella ori­gina necesariamente un alza de precio en el producto en cuestión, ya que el arrenda­tario solamente se decidirá a invertir cuando el precio comercial le deje una ga­nancia al menos media, después de haber pagado la renta. Por lo tanto, la renta absoluta del suelo no afec­ta a la fracción del capital arrendatario en particular sino que, a través del alza de los precios, recae sobre toda la clase capitalista; y, en la medida en que la renta absoluta del suelo encare­ce los costos de reproduc­ción de la fuerza de traba­jo, trae como consecuencia una baja de la cuota media de ganancia para el capital en general, o un nivel más bajo de vida para las clases trabajadoras asalariadas. Además, el propietario de las mejores tierras puede apropiarse de las ganancias extraordinarias que resulten de las diferencias de pro­ductividad natural en rela­ción con otras tierras. Marx llamó renta diferencial1 a esta parte de la renta. En cambio, la propiedad territorial estatal represen­

Bernard Mommer

La tierra, como propiedad estatal, se transforma en bien común de la

clase capitalista, lo que posee un doble significado: por un lado, tanto a través de la propiedad es-

tatal como de la pro-piedad privada, se sustrae la tierra al productor inmedia-to, transformándolo en asalariado libre, condición necesaria para el surgimiento

del capitalismo

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez34

desde la antigüedad se ha diferenciado entre la minería y

el aprovechamiento agrícola de la su-perficie, siendo la

minería mucho más antigua que la pro-piedad territorial

privada. Con el desa-rrollo de la minería, las ya existentes y frecuentemente po-derosas compañías

mineras tuvieron toda la razón al insistir en la propiedad estatal de las minas y de los yacimientos para, de esta manera, no verse

obligadas a pagar renta alguna al dueño

de la superficie.

petróleo, renta y nuevas formas de geopolítica y del modelo comercial expoliativo

ta la solución ideal para el capital. La tierra, como propiedad estatal, se trans­forma en bien común de la clase capitalista, lo que posee un doble significa­do: por un lado, tanto a tra­vés de la propiedad estatal como de la propiedad pri­vada, se sustrae la tierra al productor inmediato, trans­formándolo en asalariado libre, condición necesaria para el surgimiento del ca­pitalismo; por otro lado, la tierra queda así a la libre disposición de los capita­listas interesados. Éstos no adquieren ningún derecho de propiedad sobre la tie­rra cultivada o explotada y solamente son poseedores mientras la trabajan; pero, por esta misma razón, tam­poco pagan renta alguna. Por lo tanto, no hay renta absoluta, lo que viene a beneficiar a los capita­listas en su conjunto así como a los asalariados. Además, el Estado puede, a través de los impuestos generales y como propietario de la tierra, apro­piarse de la renta diferencial que re­cae sobre las me­jores tierras y de esta manera po­nerla a dispo­sición de la clase

capitalista en su conjunto. Con ello se salvarían en par­te los obstáculos naturales con los cuales se encuentra la competencia capitalista en el sector primario. Pues hay que tomar en cuenta que, por no determinarse el precio por la productivi­dad media, los productores sobre las mejores tierras se benefician con ganancias

e x t r a o r ­d i n a r i a s que, aún desde el punto de vista ca­pi ta l i s ­ta, son c o m ­p l e t a ­m e n t e injusti­ficables. Ta n t o la li­b r e

propiedad estatal como la propiedad privada serían entonces, en principio, compatibles con condicio­nes capitalistas. La primera representa la solución teóri­ca ideal pero a ello se opo­nen importantísimos incon­venientes prácticos. Aquí habría que diferenciar cla­ramente entre dos formas de propiedad de las condi­ciones de trabajo: la propie­dad de recursos naturales que es negada radicalmente y la propiedad del capital, es decir, de las condiciones de trabajo producidas por el hombre, la que constituye la base intocable y sacro­santa del sistema capitalis­ta. Esta diferenciación es demasiado sutil y demasia­do peligrosa; es demasiado sutil aún para el capitalista mismo, quien cada vez que ocupa un pedazo de tierra tiende instintivamente a tratarlo como parte de su capital y como propiedad privada; y es demasiado peligrosa, ya que puede ofrecer la oportunidad a los enemigos del capitalismo para pasar, de la negación de la propiedad privada de los recursos naturales, a la negación de la propiedad privada en general.2

Pero en la práctica tampoco resulta aceptable colocar la propiedad privada de la tie­rra en el mismo lugar que la del capital. Su poder mono­

pólico podría crear una in­soportable carga rentística y por ello es limitada por el capital mediante regla­mentaciones legales. En principio, la tierra siem­pre queda expuesta a una futura reforma agraria; o, por ejemplo, en el caso de construcción de carreteras, la tierra puede ser expro­piada a un precio que no permite al terrateniente aprovecharse de la nueva situación del mercado que resulta de la carretera pla­nificada. Entonces, ni la libre pro­piedad del Estado, ni la plena propiedad privada de los recursos naturales, son reconciliables en la práctica con condiciones capitalistas. Por lo tanto, la posición propia del capita­lismo frente a la propiedad de la tierra es siempre am­bigua, vacilante y varía de caso en caso. Veamos como se presenta esta problemática desde la perspectiva histórica, po­lítica y social europea. El capitalismo nace y tropie­za en el seno de la antigua sociedad feudal con la ren­ta de la tierra de carácter feudal como categoría do­

minante. Para desarrollarse es imprescindible que ésta sea desplazada y sustituida por la ganancia capitalista. Para ello, a la luz de lo ex­puesto, existen diferentes vías que se ubican entre dos extremos.3 La primera vía consiste en la negación radical de la propiedad privada sobre la tierra. Se propone la

nacionalización de la misma es decir,

c o n v e r t i r ­la en libre p r o p i e d a d del Estado a favor de quie­nes la trabajan,

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 35

petróleo, renta y nuevas formas de geopolítica y del modelo comercial expoliativo

mediante la expropiación violenta. Con ello, el de­sarrollo del capitalismo recibe un enorme impulso al destruirse la base econó­mica de la clase enemiga dominante hasta ahora, li­berando de golpe al campe­sinado de sus múltiples ata­duras feudales, a la vez que el mercado se ve ampliado por un aumento significati­vo del nivel de vida de las masas populares. Sin em­bargo, evidentemente, esta vía no es posible sino en los primeros momentos del de­sarrollo capitalista, cuando un importante sector tanto de los campesinos como de los burgueses revoluciona­rios, todavía tiene poco que perder y mucho que ganar. En estos momentos, un ataque radical a la propie­dad privada sobre la tierra constituye todavía, inequí­vocamente, un ataque a la propiedad feudal. En cambio, la segunda vía corresponde al burgués ya asentado no sólo en las ciu­dades sino también en el campo. Este burgués con­servador teme al burgués revolucionario por sus ata­ques a la propiedad priva­da de la tierra. Tal temor proviene de la posibilidad real que dichos ataques terminen por afectarlo a él mismo, extendiéndose a la propiedad privada en general tanto feudal como capitalista. Cautelosamente propone reformas que res­peten formalmente el de­recho de propiedad como, por ejemplo, la distribución obligatoria entre los campe­sinos de la propiedad feu­dal imponiéndoles un tri­buto para indemnizar a los terratenientes. Por esta vía desaparece también final­mente la vieja explotación feudal, pero transformán­dose ésta directamente en

capitalista. La masa campe­sina no llega a disfrutar en ningún momento la caída del viejo sistema opresor que va siendo asimilado gradualmente por la nueva explotación capitalista. El desarrollo del capitalismo se hace entonces más lento y a costa de mayores sufri­mientos para el pueblo. Ambas vías las denomi­naremos de izquierda y derecha, respectivamente apuntan, sin embargo, en la misma dirección y al mis­mo resultado: el pleno de­

sarrollo del capitalismo.4 Más aún, cuando aquel campesino burgués revolu­cionario logra su objetivo como nuevo ocupante de la tierra, en seguida se propo­ne anular la nacionalización de la misma para convertir­se él en nuevo propietario. Abandona entonces el dis­curso revolucionario altiso­nante de antes, para sumar­se a las filas de la burguesía conservadora. Pero de todas maneras, como resultado la renta de la tierra ha perdido su importancia cuantitativa

de antes y seguirá mante­niéndose a niveles relati­vamente insignificantes, no sólo por los mecanismos de competencia capitalista, sino también por el desarro­llo de una legislación que sistemáticamente impide que la renta pueda resurgir con fuerza. En síntesis, la transforma­ción de la tierra en propie­dad privada es inherente al capitalismo, lo que es es­pecialmente evidente en el caso de EEUU, donde ésta es un producto puramente

capitalista ya que carece de una historia precapitalista que fuera relevante al res­pecto. Pero, de igual mane­ra, al capitalismo también le es inherente la tendencia a conservar la libre pro­piedad del Estado, limitar legalmente la propiedad privada y aún, en casos ex­tremos, transformarla de nuevo en aquélla. En lo referente a la super­ficie de la tierra, debemos observar que en todos los países capitalistas predomi­na esencialmente la propie­dad privada. Sin embargo, con respecto al subsuelo, las minas y los yacimien­tos, en la mayoría de los ca­sos la propiedad estatal es preponderante, lo que por supuesto se explica históri­camente. Es así como desde la antigüedad se ha diferen­ciado entre la minería y el aprovechamiento agrícola de la superficie, siendo la minería mucho más antigua que la propiedad territorial privada. Con el desarrollo de la minería, las ya exis­tentes y frecuentemente po­derosas compañías mineras tuvieron toda la razón al in­sistir en la propiedad estatal de las minas y de los yaci­mientos para, de esta mane­ra, no verse obligadas a pa­gar renta alguna al dueño de la superficie. Recordemos, por ejemplo, que mientras la clase terrateniente in­glesa logró adueñarse del subsuelo al apropiarse de la superficie, por lo general no ocurrió lo mismo en el res­to de los países europeos. Sin embargo, aquí debemos hacer diferencias no sólo de país a país, sino también entre los diferentes mine­rales. Debido a sus parti­cularidades, es posible que en un país dado ciertos mi­nerales constituyan propie­dad privada mientras otros

Sólo en el caso de Venezuela encontramos la transformación de la propiedad estatal, desde la libre propiedad a la propiedad estatal nacional completamente desarrollada en todas sus etapas. En los demás países petroleros no se conoció el concepto de la libre pro-

piedad del Estado

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petróleo, renta y nuevas formas de geopolítica y del modelo comercial expoliativo

constituyen propiedad esta­tal. Además, pueden jugar un papel las características históricas regionales.5 En lo que al petróleo se re­fiere, observamos que den­tro del mundo capitalista se encuentra tanto la propiedad privada como la propiedad estatal de los yacimientos. El primer caso predomina en EEUU, cuna de la in­dustria petrolera moderna. Fuera de EEUU prevalece en todas partes la propiedad estatal, descontando excep­ciones que hoy sólo tienen interés histórico como, por ejemplo, la Rusia zarista. Empero, la definición que hemos dado hasta ahora de la propiedad estatal es insu­ficiente en el contexto inter­nacional; en este caso debe considerarse también como propiedad nacional. Si los yacimientos nacionales es­tatales son objeto de una explotación internacional, puede darse la tendencia en la clase dominante nacional, como propietaria común y ocupante del territorio na­cional, a considerar estos yacimientos como propie­dad nacional, con lo cual el Estado puede aspirar a cobrar una renta del suelo lo más alta posible sobre la producción a exportar. Esto significa entonces que la li­bre propiedad estatal puede convertirse aquí conceptual­mente en su contrario y, en el contexto internacional, comportarse en forma aná­loga a la propiedad terri­torial privada dentro del contexto nacional. En este caso, su poder para imponer una renta se ve potenciado a través de sus facultades como Estado soberano, sin que éste pueda verse limi­tado por una legislación o jurisdicción supranacional inexistente. Es esta transfor­mación la que representa la

historia de Venezuela como país petrolero, desde el co­mienzo del siglo XX hasta el año 1976, pudiéndose di­ferenciar etapas claramente determinadas. En los demás países petrole­ros miembros de la Organi­zación de los Países Expor­tadores de Petróleo (OPEP), en cambio, el punto de par­tida lo constituye una pro­piedad estatal precapitalista, sujeta por lo general a un tri­buto que, desde el punto de vista de una sociedad capi­talista, representa indiferen­ciadamente, a la vez de un simple impuesto, también una renta de la tierra. Con

el desarrollo del capitalismo y el despertar nacionalista de los países en cuestión, se transforma entonces esta propiedad estatal precapita­lista, en una propiedad esta­tal nacional, en el sentido ya señalado, sin que se pasara por el concepto de la libre propiedad del Estado, cul­minando el proceso en la década de los setenta. La historia de este proceso constituye el objeto de este libro. El punto de partida de la misma se encuentra en EEUU. Los Estados Unidos no sólo han sido la cuna de la industria petrolera moder­na sino que, por su volumen

de producción, fueron hasta fines de los años cincuen­ta un factor determinante en el mercado mundial. Si consideramos los períodos que nos interesan, tenemos entonces que EEUU, en el lapso comprendido entre los años 1917 y 1958, extraían como promedio el 55% de la producción mundial; de 1959 hasta 1972 ya era sólo el 25%, y tan sólo el 15% de 1973 a 1979, a pesar de lo cual los Estados Unidos todavía se encuentran en­tre los tres primeros países productores de petróleo del mundo. Hasta la Segunda Guerra Mundial EEUU fue un importante exportador de petróleo y es apenas en 1947 cuando se transformó en importador. Pero también desde este punto de vista, hoy como importador de pe­tróleo, juega un importante papel en el mercado mun­dial en razón de su extraor­dinario poder de consumo; y este papel se hace tanto más significativo cuanto que las más importantes fuentes al­ternas de energía se encuen­tran dentro de su territorio. Además de esto, a partir de la Primera Guerra Mundial, el capital petrolero estadouni­dense se hizo predominante en la industria petrolera in­ternacional, en un proceso paralelo al ascenso de Es­tados Unidos a primera po­tencia capitalista e imperia­lista del mundo. Con ello las condiciones prevalecientes en este país representan el trasfondo sin el cual se hace imposible entender al capi­tal petrolero internacional; al mismo tiempo, constitu­yeron una importante pauta para los países petroleros en su política como propieta­rios y soberanos. La historia de los países petroleros que hoy se en­cuentran organizados en la

OPEP, debe ser estudiada primeramente en Venezuela. Ello obedece a que, si bien es cierto que la producción petrolera de Indonesia e Irán son más antiguas, también lo es que hasta la Segunda Guerra Mundial la primera era una colonia holandesa, y el segundo una semicolo­nia inglesa al momento de otorgarse la primera con­cesión, mientras Venezuela era ya independiente desde comienzos del siglo pasado. Por ello, sólo en el caso de Venezuela encontramos la transformación de la pro­piedad estatal, desde la libre propiedad a la propiedad es­tatal nacional completamen­te desarrollada en todas sus etapas. En los demás países petroleros no se conoció el concepto de la libre propie­dad del Estado, como ya se señaló. Además, por sumar­se tardíamente a un proceso que ya estaba en marcha, nos encontramos allí con las diferentes etapas anteriores, comprimidas en breves pe­ríodos, a veces coincidentes o sin que ni siquiera apa­rezcan. Venezuela constitu­yó un ejemplo y estableció pautas también desde un punto de vista práctico. De igual manera, debemos tomar en cuenta la impor­tancia de Venezuela como país productor y exportador de petróleo. Hasta finales de los años cuarenta Venezuela sola exportaba más petróleo que todos los demás países petroleros en su conjunto; y aún en 1960, año de la fun­dación de la OPEP, la parti­cipación de este país todavía alcanzaba el 30% dentro del mercado mundial. Poste­riormente, Venezuela bajó rápidamente en importan­cia relativa. Esto obedeció a factores económicos y polí­ticos pues, por un lado apa­recieron diversos países con

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 37

volúmenes de producción comparables al de Venezue­la, y por otro lado la inde­pendencia de los países pe­troleros de África y Asia los acercó en términos políticos a la situación de un país su­ramericano como éste. La historia de las relaciones entre el capital internacio­nal y la propiedad nacional de los países petroleros se convirtió así en una historia colectiva de los países orga­nizados en la OPEP, con su centro geográfico y político en el Golfo Pérsico. Esta historia llegó a su fase supe­rior en 1973, como veremos enseguida, y en este sentido llegó también a su fin. A lo largo del presente análisis nos moveremos esencialmente al nivel de Estados nacionales, mien­tras las diferentes corrien­tes políticas y sociales que constituyen las fuerzas reales que definen la polí­tica petrolera de cada país permanecerán, por lo ge­neral, en el trasfondo. Sin embargo, en determinados momentos se hará inevita­ble entrar en ciertos deta­lles al respecto, por lo que es conveniente hacer aquí algunas observaciones ge­nerales que caracterizan esas fuerzas, aunque sea de manera muy somera, en lo referente a la cuestión petrolera. Análogamente a lo observa­do con respecto a los países europeos en la etapa de las revoluciones burguesas en cuanto a la reforma agraria se refiere, podemos distin­guir aquí en cada país una corriente de izquierda y otra de derecha. Ambas se proponen la misma meta: cobrar una renta de la tie­rra internacional lo más alta posible, sirviendo esta renta internacional como fuente principalísima de la acumu­

lación nacional de capital. Pero el burgués revoluciona­rio asocia la confrontación con el capital arrendatario internacional con una ace­lerada transformación de las condiciones precapitalistas del país, por lo cual se sirve de un vocabulario radical de denuncia del capitalismo in­ternacional y del imperialis­mo, acusando a las fuerzas conservadoras nacionales de encontrarse objetivamen­te, o incluso subjetivamente en alianza con y al servicio

de éstos. Desde luego, ello implica también una propo­sición en cuanto al destino de la renta petrolera: ésta, ante todo, debería favorecer al pueblo, convirtiéndose en mejoras salariales y en todo tipo de beneficios sociales como punto de partida de un amplio desarrollo del capi­talismo. El burgués conservador, en cambio, cuida su lenguaje. Consciente de la naturaleza del enfrentamiento plantea­

do con el capital interna­cional una lucha por la dis­tribución internacional del ingreso se preocupa de las repercusiones internas que puedan tener sus plantea­mientos. Se trata de impe­dir que esta lucha se asocie a las luchas reivindicativas nacionales en general, y con respecto a la renta en parti­cular. Como es lógico, sólo concibe como beneficiario natural de la renta a la clase dominante nacional, propo­niéndose un desarrollo capi­

talista de carácter elitesco y autoritario. Y en cuanto a los excesos verbales anticapita­listas de aquellos burgueses revolucionarios, no puede sino aborrecerlos. Ambas corrientes, en defi­nitiva, apuntaban hacia la maximización de la renta, lo que vale decir, como ve­remos, hacia la nacionaliza­ción del capital arrendatario internacional. Cabe pregun­tarse sobre las consecuencias políticas internas que puede

haber tenido ésta. Desde luego, la respuesta depende­rá mucho de las condiciones concretas de cada país. Sin embargo no resulta difícil suponer que los burgueses revolucionarios de ayer, una vez satisfecha su aspi­ración a una renta máxima y luego de su lucha exitosa por lograr una distribución de la misma que les resultó ampliamente favorable, ya no tienen ningún interés en una redistribución que favo­rezca a las masas populares

pues la participación de és­tas en la renta ya no podría cargarse a cuenta del capital internacional mediante nue­vos aumentos en los precios como ocurría anteriormente. De allí que, con las múltiples oportunidades de acumula­ción que les ha ofrecido una renta petrolera tan cuantio­sa, en todas partes pasarán a engrosar las filas de las fuerzas burguesas conserva­doras. Este es el caso, por lo menos, de Venezuela.

Para finalizar, volveremos a reflexionar teóricamente sobre el resultado. Pode­mos decir que encontramos una renta internacional del suelo palpable en los países petroleros. Pero lo que debe entenderse por este concep­to no ha sido tratado nunca por la literatura teórica co­nocida. Marx desarrolla su teoría sobre la renta dentro del ámbito nacional de In­glaterra, y la ley del valor en su modo de operar na­cionalmente el intercam­bio igual es esencial para ella. Contrariamente, el intercambio desigual es la esencia de su modo de ope­rar en el comercio interna­cional. La teoría de la renta de Marx debe ser reexami­nada en este contexto. Sólo entonces aparecerá clara­mente en toda su extensión la significación cuantitativa y, por ende, cualitativa de la renta petrolera para los países afectados.

1 Véase Karl Marx: El capi­tal, t.3, vol. 8, México, Siglo XXI, 1981, p.823, ss. 2 Véase Karl Marx: Theorien über den Mehrwert; MEW t.26.2, Berlín, 1974, p.38, ss.; y V. I. Lenin: El progra­ma agrario de la socialde­mocracia en la primera revo­lución rusa de 1905 ­ 1907, Obras Completas, t.13. 3 Lenin, ob. cit. 4 Lenin habla de la primera como la vía norteamerica­na, y de la segunda como la vía alemana de los Junker; la primera representa una evolución burguesa tipo campesino, la segunda una evolución burguesa tipo te­rrateniente. Ob. cit. 5 Véase Adolf Arndt: Berg­bau und Bergbaupolitik, Leipzig, 1894; y Rudolf Isay: Le droit minier des principaux États civilisés, París, 1930.

petróleo, renta y nuevas formas de geopolítica y del modelo comercial expoliativo

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez38

Venezuela se ha libe-rado del mecanismo colonial que la suje-

tó durante un siglo, fuimos colonia política, económica, cultural y sobre todo petrole-ra, ahí está la raíz del modelo colonial que le impusieron a Venezuela desde comienzos del siglo XX, desde hace 100 años, Salvador de la Plaza, ilustre venezolano, pensador e intelectual escribió en 1976 una obra llamada El petróleo en la vida venezolana, yo se los voy a leer para concluir estas palabras y no exten-derme más allá de lo conve-niente, como reflexión, más allá de Petrocaribe, más allá mirando todo este espacio nuestro de batalla, de lucha por nuestra dignidad, por nuestra independencia, al-gunos dicen nuestra segunda independencia, lo acabo de decir incluso yo mismo, pero creo en el fondo que es la misma, es el mismo proceso de independencia, son fases, son etapas de nuestra inde-pendencia.Decía Salvador de La Plaza, leo: «En Venezuela, no obs-tante que desde la antigüe-dad se conocía la existencia del petróleo, la población in-dígena llamaba “mene” a los vertederos de petróleo el cual usaba como alumbrado y para tratamiento curativos y también para la navegación, para calafatear los barcos, las canoas con la cual na-vegaban el Caribe y los ríos interiores, el Orinoco, has-

ta el Amazonas navegaban nuestros indígenas Caribes. Fue apenas en 1917, cuan-do comenzó a ser explotado el petróleo comercialmente hasta convertir a Venezuela en el primer exportador de petróleo del mundo y en el segundo productor del mun-do, segundo productor y pri-mer exportador del mundo, desde esos años comiendo de la década de los 20 hasta 1960». Es decir, durante 40 largos años Venezuela fue el primer exportador mundial de petróleo. Eso no lo sabe mucha gente en el mundo. “Incluido el período entre las dos guerras y el período de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el comienzo de la Guerra Fría en Venezuela se explotaba petróleo a todo vapor, barcos pasaron, millo-nes, cientos de miles de bar-cos cargados de petróleo por aquí por el Caribe pero todos, todos iban hacia el norte, to-dos iban hacia el norte”. De-jaban la estela nada más a lo mejor el olor y muchas veces la contaminación.Sigo leyendo: “En 1917 fueron extraídos del subsue-lo venezolano 19 mil 256 metros cúbicos —repito la cifra— 19 mil 256 metros cúbicos, en 1917, 47 años después, en 1964, fueron extraídos 197 millones 500 mil metros cúbicos, es decir, que la producción de multi-plicó diez mil 252 veces en 47 años, a pesar de la con-currencia —sigue diciendo

Salvador de la Plaza— al mercado internacional del petróleo de los países del Medio Oriente interrumpida ésta sólo por el cielo del Ca-nal de Suez cuando el aten-to de las potencias contra el Estado soberano e inde-pendiente de Egipto. De su enorme producción de 1964 Venezuela sólo consumió —de esos casi 200 millones de metros cúbicos— Vene-zuela sólo consumió cinco millones 181 mil metros cú-bicos, es decir, 2,5 por ciento de la producción. Diversas clases de gasolina, kerosene, diesel, asfalto y otros. El res-to de la producción, 186 mil 800...”. Perdón, corrijo “186 millones 887 metros cúbicos fue exportado”. Esa despro-porción entre la producción y el consumo interno y el hecho de que ese recurso no renovable esté controlado por trust extranjeros que re-tienen en el exterior más del 40 por ciento del valor de la exportación, evidencian la mediatización del país por

el capital extranjero que ha obstaculizado su desarro-llo económico”. Ésta era la situación para el año 1976, cuando Salvador de la Plaza escribió estas líneas.Prosigue De la Plaza: “Al observar que la producción acumulada entre los años 1917, 1964 inclusive, alcan-zó la gigantesca cantidad de 2 mil 945 millones de metros cúbicos, 2 mil 945 millones de metros cúbicos, con un valor de exportación de 123 mil millones de bolívares, sería lógico concluir que los escasos 8 millones de habitantes en promedio de Venezuela —8 millones de 1964— sería lógico concluir que han disfrutado y disfru-tan de la más plácida holgan-za. Sin embargo, no es así y por el contrario salvo una pequeñísima minoría que se ha beneficiado, el resto de la población vive —para esa fecha 1975— en las más lamentables condiciones de miseria”. Fin de la cita.Debo agregar que Venezuela

terminó el siglo XX con más del 50 por ciento de la pobla-ción viviendo en condicio-nes de pobreza y de miseria y todavía una dolorosa, una parte importante de nuestro pueblo vive en condiciones de pobreza y de miseria y ese es el eje central de nues-tra batalla, de la batalla de la Revolución Bolivariana.Pues bien, sólo quería traer estas citas para darnos cuenta de que tales circuns-tancias plagadas de trust y royalties y demás concesio-nes, nos ofrecen un retrato hablado de la Venezuela que era colonia petrolera, la explotación petrolera no tenía rostro nacional, ya estaba distorsionada por la intervención directa e indi-recta de los cárteles trans-nacionales del momento hegemonizados por Esta-dos Unidos, el petróleo de instrumento para la domi-nación hoy, ahora, se está convirtiendo en un instru-mento para la liberación de nuestros pueblos

Palabras del Presidente Hugo Chávez Frías en la inauguración de la IV Cumbre de Petrocaribe.

(Fragmentos) 2007. Salvador de la Plaza. El petróleo en la vida venezolana.

(Fragmentos) 1976.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 39

la venezuela rentista

(…)El breve repaso histó-rico que hacemos en estas páginas es apenas una in-vitación a profundizar en el tema petrolero. La razón es muy sencilla. El petróleo —y más precisamente, la renta petrolera— ha sido, en última instancia, el principal factor en la conformación de la economía, la socie-dad, la cultura, los valores, la ética y el comportamiento político venezolanos del si-glo XX, proyectándose aún en el siglo XXI, así como también de las relaciones de nuestro país en el entorno internacional. ¿Cómo en-tender entonces este país sin una comprensión del tema petrolero? Y ¿cómo trans-formarlo sin esa compren-sión? Tal asunto adquiere tanta más importancia cuan-do el debate que hoy se ha planteado en Venezuela, se refiere a un dilema entre ca-pitalismo y socialismo. Así, antes de continuar debe-mos detenernos aunque sea brevemente, en la naturale-za económica del ingreso petrolero venezolano. Para ello se requiere volver a las herramientas ya olvidadas

de la economía clásica, se-gún la cual existen tres fac-tores de producción: capital, trabajo y tierra. Tal y como lo desarrolló Carlos Marx en El Capital, al primero co-rresponde la ganancia y, más específicamente, el interés, al segundo corresponde el salario y al tercero, la renta llamada por tanto, renta de la tierra. Ésta consiste en la remuneración que impone el propietario de una por-ción territorial, o quien ejer-ce su administración, a todo aquel que tiene interés en explotar, bien sea la superficie, como en el caso de la agri-cultura, los bos-ques, las caídas de agua, bien sean las rique-zas minerales que se alojan en el subsuelo. El capital y el traba-jo son factores activos. El primero interviene mediante la inversión, la organización y ejecución de las distintas actividades dirigidas a la explotación del recurso natural, mas su objetivo es obtener una ga-

nancia, tanto mejor cuanto más alta ella sea. El trabajo implica el despliegue de la energía humana del trabajador para producir los bienes que per-s i g u e el pro-p i e -t a -

r i o del ca-pital a cam-bio de lo cual recibe un salario destinado a cubrir su subsistencia. El

Alí Rodríguez Araque

¿Cómo entender entonces este país sin una comprensión del tema petrolero? Y ¿cómo transformarlo sin esa compren-sión? Tal asunto adquiere tanta más importancia cuando el debate que hoy se ha planteado en Venezuela, se refiere a un dilema entre capitalismo y socialismo.

El proceso de privatizaciónpetrolera en Venezuela

Una introdUcción necesaria. (fragmentos) 1977.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez40

propietario de la tierra, en cambio, no realiza ninguna actividad, pues se limita a percibir la renta, esto es, la contribución que impone por el acceso a su propiedad territorial. Su objetivo será obtener la más alta renta po-sible. Sin embargo, en cier-tos casos, el terrateniente también puede actuar simul-táneamente como capitalista al invertir en su propiedad, interviniendo activamente en el proceso de producción en tal condición. De tal ma-nera se sentirá con derecho a obtener, no solamente una renta, sino también una ga-nancia.Por otro lado, el monto de esa renta pue-d e

obedecer a distintas cir-cunstancias. Si, por ejem-plo, existen yacimientos pe-troleros que se encuentran en lugares de fácil acceso, próximos a los mercados, tienen una calidad superior a los de otras tierras, se en-cuentran más próximos al mar u otras vías de transpor-te, y cualquiera otra ventaja sobre otros yacimientos, se sentirán con derecho a co-brar una contribución ma-yor, una renta mayor que la de las peores tierras. A esta renta la denominó Marx, renta diferencial. En tanto, la renta que se cobra aún en las peores tierras la denomi-

nó renta absoluta.Ahora bien, en cuanto a la pro-piedad de las ri-quezas minerales,

han existido básica-mente dos posiciones:

una que le

otorga derechos

al propie-tario super-

ficial sobre los minerales alojados

en el subsuelo, como ocurre en los Estados Unidos de Norteamé-

rica (EEUU) y otra que reserva a la nación o al Estado tales recursos na-

turales. Esta última ha sido un principio de general aplicación en el mundo y en Venezuela. Así, el Estado venezolano tiene el monopolio de los re-cursos naturales, inclu-

yendo los que se en-cuentran bajo tierra. De manera que quien

desee acceder a los mismos, debe hacerlo previa autorización del

Estado, conforme a las le-yes y procedimientos vene-zolanos y mediante el pago de las contribuciones que establecen tales leyes. Y es aquí donde emerge un nue-vo factor.Por encontrarse el petró-leo alojado en la tierra que representa un componente fundamental en la existencia de los Estados, la cuestión adquiere ahora un rango de soberanía nacional. De ma-nera que el Estado actúa li-teralmente como un Estado terrateniente pero, al mismo tiempo, como soberano, he-cho este que cobra una re-levancia jurídica, política y ética muchas veces olvidada por quienes han administra-do la hacienda pública en nuestro país.Al mismo tiempo, princi-palmente desde la nacio-nalización, al invertir en la exploración, producción, transporte, refinación y co-mercio de hidrocarburos, el Estado actúa también como un Estado capitalista con lo cual obtiene, ganancias que se expresan en las declara-ciones de dividendos por parte de la empresa pública Pdvsa. Ahora bien, es de re-saltar que en tanto la renta se expresa como un costo de producción y se carga a los precios, la misma solamen-te se cobra fronteras afue-ra. De manera que la lucha interna en Venezuela no ha sido una confrontación por la eliminación o reducción de la renta de la tierra, sino más bien una lucha distribu-

tiva del flujo rentístico pro-veniente del exterior. Ello ha generado, en muchos momentos de nuestra his-toria moderna, el espejismo de una prosperidad que no se sustenta en un desarrollo real de nuestras fuerzas pro-ductivas, sino en un reparto de la renta que, aunque des-igual, ha permeado la mayor parte de los sectoresde nuestra sociedad. El Estado actúa como un te-rrateniente solamente más allá de sus fronteras, toda vez que en lo interno no se impone esa renta. Hecho este que explica por qué, por ejemplo, los combusti-bles en el mercado interno se distribuyen virtualmente gratis, si se les compara con sus precios en el mercado internacional. Así pues, te-nemos un Estado con un doble carácter: terrateniente y capitalista a la vez. Este último rasgo, como conse-cuencia de las crecientesinversiones del Estado, no solamente en el ámbito pe-trolero, sino en diversos sectores de la economía, tales como acero, electrici-dad y aluminio, condujo a la formación del más pode-roso capitalismo de Estado conocido en el hemisferio occidental. Este es un factor que potencia el ejercicio de la soberanía nacional y que abre la posibilidad cierta de transformaciones profundas, sin pasar por la expropiación de los medios de producción que ya están, en lo que son sus resortes fundamentales,

en manos del Estado. Pero sobre esto, ya volveremos en otra oportunidad. De todo lo cual se puede comprender que, al hablar del capitalis-mo venezolano, resulta de una importancia decisiva, precisar su rasgo más carac-terístico. Para ello es nece-sario tomar en cuenta que el capitalismo conocido en otros países, que podemos llamar capitalismo normal, surgió como consecuencia de la explotación de la clase obrera que, al generar exce-dentes de valor en el proce-so productivo, permitió acu-mularlos e ir incrementando el capital, alimentando así su proceso de reproducción y expansión. En el caso de Venezuela, en el proceso de acumulación, el componen-te nacional, comparado con la magnitud del componente rentista del ingreso petrole-ro, resulta muy inferior. Un ingreso que no ha sido ge-nerado por el desarrollo de las fuerzas productivas na-cionales, del capital y el tra-bajo nacionales. Tal ingreso es el fruto del ejercicio del monopolio de la propiedad nacional, administrada por el Estado, que impone una contribución por el derecho a acceder a los yacimien-tos petroleros, no importa si se trata de una empresa privada o si se trata de una empresa pública. Esa con-tribución está representada por las regalías e impuestos petroleros que no son fruto ni del capital, ni del trabajo, son renta de la tierra. De allí que, como correctamente lo expone Bernard Mommer:Se dispone de una capacidad de consumo notablemente superior a la capacidad pro-ductiva nacional…(dada)…una transferencia interna-cional de ingreso desde el resto del mundo, o sea, renta petrolera y, en definitiva, por

la venezuela rentista

De manera que la lucha interna en Vene-zuela no ha sido una confrontación por la eliminación o reducción de la renta de la tierra, sino más bien una lucha distributiva del flujo rentístico proveniente del exterior.

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la importaciones correspon-dientes (…) la renta implica un ingreso sin equivalente alguno, simplemente fruto de un monopolio de propie-dad.Tal fenómeno pasa casi imperceptiblemente pues, como ya se dijo, la renta no se cobra dentro de las fron-teras nacionales. Así que, en el caso de Venezuela, pode-mos hablar con toda propie-dad de un capitalismo ren-tista lo que expresa con toda nitidez su muy resaltante peculiaridad.De tal peculiaridad se deri-van distintas consecuencias. La más importante se expre-sa en la distribución de ese ingreso sin equivalente. Tal y como lo expone el mismo Mommer, la distribución del ingreso se realiza a tra-vés del gasto público. His-tóricamente, los principales mecanismos de distribución han consistido en las políti-cas tributarias, la sobreva-luación de la moneda, los subsidios estatales y, en me-nor medida, la corrupción en gran parte escondida tras la apariencia legal de los créditos públicos otorgados a los más favorecidos, sin retorno alguno al Estado6. La bajísima tributación per-mitió que las ganancias del sector privado, con un alto componente rentista, se ca-pitalizaran favoreciendo sus niveles de acumulación. El bolívar sobrevaluado desde 1934 hasta 1983, permi-tió igualmente una elevada

importación de bienes de capital, favoreciendo el pro-ceso de acumulación, pero también posibilitó la impor-tación masiva de bienes de consumo más baratos que los producidos en el mer-cado interno con lo cual se marcó la ruina de la agricul-tura nacional, acentuada con la aplicación de la apertura de los mercados agrícolas.Como lo puede revelar la simple observación empí-rica, tal sistema de distri-bución de la renta petrolera provocó fenómenos muy notables: capitalistas con altas ganancias y bajísima capacidad productiva, tra-bajadores con niveles sala-

riales superiores al resto de América Latina con niveles de productividad relativa-mente muy bajos. En gene-ral, lo repetimos, una capa-cidad de compra superior a los niveles de productividad nacional.Ahora bien, dado que el factor petrolero y más pre-cisamente la renta, sigue teniendo una gravitación tan desbordante, no sólo en la economía nacional, sino también en su expresión cultural, conformando un sistema de valores también rentista, se nos plantea una

pregunta un tanto inquie-tante: ¿Puede haber un so-cialismo rentista así como ha existido un capitalismo rentista? Y esta pregunta re-sulta tanto más pertinente en el presente económicocuando el significativo in-cremento de ese ingreso sin equivalente ha alcanzado tan altos niveles y cuya dis-tribución provoca, entre sus efectos correspondientes, fenómenos como el de la in-flación.

Este fenómeno, en el caso venezolano, tiene un carác-ter estructural pues la distri-bución de renta, trae consigo un incremento de demanda que no tiene corresponden-cia con la capacidad pro-ductiva del país con lo que la única salida es la importa-ción, so pena de padecer de escasez.La respuesta a la anterior pregunta es uno de los prin-cipales desafíos teóricos que tenemos frente a nosotros, pues la misma arrojará mu-cha luz sobre los cambios necesarios y posibles en la

Venezuela actual y la de los años por venir. Por tal razón, se hace necesario encontrar-la aplicando las herramien-tas teóricas con que nos ha dotado el conocimiento hu-mano así como, al mismo tiempo, indagando en nues-tra historia, una historia que ha sido profundamente mar-cada por el fenómeno petro-lero, sus consecuencias y las contradicciones que han ca-racterizado su dinámica. De allí que, para la reflexión del presente, debe tomarse en cuenta una realidad his-tórica: la renta de la tierra fue la categoría económica dominante del feudalismo como sistema económico, social y cultural; la ganancia ha sido —y de la categoría dominante a lo largo de la existencia del capitalismo como sistema. ¿Cuál debe ser, entonces, la categoría dominante en el socialismo? El más elemental racioci-nio nos conduce al traba-jo como la fuente de todos los medios indispensables para la existencia del ser humano. Que el trabajo sea la categoría dominante y el más alto valor de la socie-dad humana, es la guía que orienta y caracteriza todo el proceso hacia formas socia-listas de organización y de vida. Ahora bien, el carácter

de una sociedad no implica la completa desaparición de categorías económica pre-existentes. Así, en el capita-lismo, subsiste la renta, mas no como categoría domi-nante. Más aún, la propie-dad territorial se asume bajo la ficción de la tierra como “un capital”. El socialismo, como lo han concebido sus principales teóricos, es una transición en la cual se en-tremezclan formas burgue-sas con formas superiores de organización económica y social.De manera que, avanzar hacia el socialismo del si-glo XXI, supone un esfuer-zo verdaderamente titánico para impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas nacionales, comenzando por la potenciación del fac-tor trabajo que no es otra cosa que la potenciación de la capacidad creadora de todo nuestro pueblo, de su nutrición, de su educación, de su conocimiento, de su conciencia, expresada en un nuevo sistema de valores, en una nueva ética social, aún cuando subsistan todavía formas pre-socialistas, para llamarlas de alguna manera. Así lo demuestran las expe-riencias que han sobrevivido al gran colapso que repre-sentó la Unión Soviética.

la venezuela rentista

en el caso de Venezuela, podemos hablar con toda propiedad de un capitalismo

rentista lo que expresa con toda nitidez su muy resaltante peculiaridad.

El petróleo —y más precisamente, la renta petrolera— ha sido, en última instancia, el principal factor en la conformación de la economía, la sociedad, la cultura, los va-

lores, la ética y el comportamiento político venezolanos del siglo XX

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez42

“… andaban quitando los retratosde Bolívar de todas partes, quitandolos retratos de Bolívar y los tiraban

en un baño por allá, en un sótano. Le tienen miedo incluso al retrato

de Bolívar los oligarcas de Venezuela.Bueno, el propio Bolívar al que

le tienen miedo, al Bolívar verdadero,Al Bolívar revolucionario.

Ese Bolívar (…) hay que buscarloen los libros, en los documentos

originarios, hay que apartarsede las interpretaciones que la oligarquía

hizo sobre Bolívar, porque lo desfiguraron,

y hay que buscar los discursosde Bolívar, las arengas

de Bolívar, los documentos originarios,hay que seguirle el rastro por el mapa

a Bolívar, y allí conseguiremosnutrientes muy poderosos

para la batalla revolucionaria.”

Hugo Chávez FríasActo de constitución de la Cátedra Abierta Libertador Simón Bolívar.

Teatro Nacional de la Cultura Benjamín CarriónQuito, Ecuador, 12 de julio de 2004.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 43

Las ideas de Bolívar tienen un contenido que trasciende su

época y su tierra, porque pensó con la vista fija en el porvenir. Soñar una Améri-ca unida en el esfuerzo para conquistar libertades, y uni-da también para el progreso y el bienestar de sus pue-blos. Cuando en 1818, ro-deado de enemigos, en me-dio de países efervescentes, escri bía al Director de las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Juan Mar-tín de Pueyrredón, sobre la necesidad de establecer un “pacto americano que, for-mando de todas nuestras repúblicas un cuerpo po-lítico, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones an-tiguas”, establecía las bases de la solidaridad continen-tal y afirmaba los ideales que están abrién dose paso, a pesar de la cerrazón de in-comprensiones en el mun-do entero. Fue el artífice de las ideas que configuran una América unida. Qui-so poner coto a los pleitos de fronteras y a la querella intestina, pensando en el

Bolívar y la solidaridad continental

Luis Beltrán Prieto Figueroa

pensamiento antimperliasta. justicia y desarrollo social de los pueblos.democracia popular y directa

Ramón TovaR. Bolívar y su visión geohistórica del espacio. enfoque geohistórico.

Visión integral y geopolítica de la unidad bolivariana

“El espacio geográfico para Bolívar tiene un carácter socio político; pueblo, nivel cultural, magnitud del terri-torio, posición del mismo, forma del gobierno, historia, personalidad cultural constituye una integridad. Estas cualidades aparecen recogidas en unidades que confor-man un conjunto sustentado por un equilibrio interno o coherencia espacial. este equilibrio, fundamentación del orden universal, es producto de un desiderátum his-tórico por lo que no escapa al relativismo y contingencia de las vicisitudes humanas. este relativismo que vitaliza el pensamiento bolivariano se apoya en una concepción global y realista (…)El Libertador al situarse en los límites de nuestro conti-nente introduce nuevas variables cuando propone la es-tructura geopolítica del mismo. (…)Bolívar si concibe el espacio desde una perspectiva so-ciopolítica, al nuestro lo incluye dentro de la tipología de un espacio republicano, igualitario, realista y demo-crático popular.”

el magisterio americano de Bolívar. caracas. ediciones del vicerrectorado de investigación y Postgrado de la Universidad Pedagógica exPerimental liBertador. 2002. P.

destino común que habrá de depararnos el futuro, a fin de que América unida pue-da llamarse “la reina de las Naciones y la madre de las Repúblicas”.bolívar siempre actualBolívar es actual en cada día. Cuando nuestras na-ciones pugnan por salir del atraso en que han venido su-mergidas y que fue señalado por él en su célebre Carta de Jamaica, que hoy cum-ple 146 años, encontramos inspiración para la obra de progreso que necesitamos, para el planeamiento de una actividad constructiva, para el aprove chamiento de los recursos naturales en bene-ficio del pueblo, que es su propietario, porque, como hemos dicho en otra parte, en Bolívar lo grande y lo maravilloso es que tiene una solución adecuada para cada circunstancia. Esa prolífica manera de proceder lo sitúa en el centro de actividades-de un mundo removido. En él alcanza dimen siones de excelencia la calidad hu-mana, la capacidad rectora, con virtiéndolo en ejemplo y modelo para un continente. Repetiré aquí lo dicho por mí en otra parte: La de Bolí-var era “más que una acción libertadora, una acción libe-radora, porque se dedicaba a enseñar a los hombres el uso de la libertad recién amane-cida y a contener los abusos y desmanes de quienes, por no estar acostumbrados a ac tuar libremente, corrían el peligro de extraviarse en el camino”. En él, además del gran capitán y conductor de ejércitos, hay que mirar al

conductor de pueblos, que, superándose en lucha con-tra la adversidad y contra la opresión, se hacía pueblo también para en contrar en el barro informe de la masa anónima inspiración para su obra re-dentora.P e n s ó B o l í -v a r q u e “ u n

pue-b l o i g n o -r a n t e es ins-t r u m e n t o ciego de su propia destrucción”, pero sus palabras han de ser inter-pretadas ahora, no sola-mente como alusión a los hombres y mujeres analfa-betos, que eran el material de los ejércitos que detrás de él iban sembrando li-bertades. Porque no es únicamente la ignorancia de la letra escrita lo que destruye a nuestros pue-blos, ya que hombres le-trados padecen, a veces, una ignorancia cegadora de esa no apren dida cien-cia que toca al corazón y a los sentimientos. Por ello, mien tras e! pueblo humil-de y analfabeto labra la tie-rra, apacienta los ga nados y muere en el abandono, otros disfrutan en tranqui-la holganza las letras que les hacen insensibles y la riqueza que les separa de la miseria.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez44

razones de la caida de una republica

Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un Caraqueño (Manifiesto de Cartagena)

Cartagena de Indias, 15 de diciembre de 1812 Conciudadanos; Libertar a la Nueva Granada de la suerte de Venezuela y redimir a ésta de la que pa-dece, son los objetos que me he propuesto en esta memo-ria. Dignaos, oh mis conciu-dadanos, de aceptarla con indulgencia en obsequio de miras tan laudables. Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, esca-pado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas y políticas, que siempre fiel al sistema liberal y justo que proclamó mi patria, he ve-nido a seguir aquí los estan-dartes de la independencia, que tan gloriosamente tre-molan en estos estados. Permitidme que animado de un celo patriótico me atre-va a dirigirme a vosotros, para indicaros ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; lisonjeándome que las terri-bles y ejemplares lecciones que ha dado aquella extin-guida República, persuadan a la América a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez y energía que se notan en sus gobiernos. El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro po-lítico fue, sin contradicción, la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; siste-ma improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido has-

ta los últimos períodos, con una ceguedad sin ejemplo. La primeras pruebas que dio nuestro gobierno de su insen-sata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, que denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente y lo hostilizó como enemigo. La Junta suprema en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad que estaba rendida con presentar nuestras fuer-zas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar y tomar una actitud tan res-petable que logró subyugar después la confederación entera, con casi igual faci-lidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla: fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendi-

da que no autorizan a ningún gobierno, para hacer, por la fuerza, libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos. Los códigos que consulta-ban nuestros magistrados, no eran los que podían en-señarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginán-dose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la per-fección política, presupo-niendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legis-lación, dialéctica por tácti-ca y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió ex-tremadamente conmovido, y desde luego corrió el es-tado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio rea-lizada. De aquí nació la impunidad de los delitos de estado co-metidos descaradamente por los descontentos, y particu-larmente por nuestros natos e implacables enemigos -los españoles europeos- que maliciosamente se habían quedado en nuestro país, para tenerlo incesantemente inquieto, y promover cuan-tas conjuraciones les permi-tían formar nuestros jueces, perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública. La doctrina que apoyaba

esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores, que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hom-bre, aun en el caso de haber delinquido éste, en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón su-cedía otra conspiración que se volvía a perdonar; porque los gobiernos liberales de-ben distinguirse por la cle-mencia. ¡Clemencia crimi-nal, que contribuyó más que nada, a derribar la máquina, que todavía no habíamos enteramente concluido! De aquí vino la oposición decidida a levantar tropas veteranas, disciplinadas, y

capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instrui-das, a defender la libertad, con suceso y gloria. Por el contrario: se establecieron innumerables cuerpos de milicias indisciplinadas, que además de agotar las cajas del erario nacional, con los sueldos de la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejando a los paisanos de sus hogares; e hicieron odio-so el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas y a abandonar sus familias. “Las repúblicas, decían nuestros estadistas, no han menester de hombres paga-dos para mantener su liber-tad. Todos los ciudadanos serán soldados cuando nos ataque el enemigo. Grecia, Roma, Venecia, Génova,

Simón Bolívar

«no hay aldea o caserío de las

regiones mencio-nadas donde no se agrupen los peo-nes, manumisos y esclavos bajo

las banderas del programa prin-

cipio alternativo, elección popular, horror a la oli-

garquía, tierras y hombres libres».

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 45

Suiza, Holanda y reciente-mente el Norte de América, vencieron a sus contrarios sin auxilio de tropas mer-cenarias siempre prontas a sostener el despotismo y a subyugar a sus conciudada-nos.” Con estos antipolíticos e inexactos raciocinios, fasci-naban a los simples; pero no convencían a los prudentes que conocían bien la inmen-sa diferencia que hay entre los pueblos, los tiempos y las costumbres de aquellas repúblicas y las nuestras. Ellas, es verdad, que no pa-gaban ejércitos permanen-tes; mas era porque en la antigüedad no los había, y sólo confiaban la salvación y la gloria de los estados, en sus virtudes políticas, cos-tumbres severas y carácter militar; cualidades que no-sotros estamos muy distan-tes de poseer. Y en cuanto a las modernas que han sacu-dido el yugo de sus tiranos, es notorio que han mante-nido el competente núme-ro de veteranos que exige su seguridad; exceptuando al Norte de América, que estando en paz con todo el mundo, y guarnecido por el mar, no ha tenido por con-veniente sostener en estos últimos años el completo de tropa veterana que necesita para la defensa de sus fron-teras y plazas. El resultado probó seve-ramente a Venezuela el error de su cálculo; pues los milicianos que salieron al encuentro del enemigo, ignorando hasta el manejo del arma, y no estando habi-tuados a la disciplina y obe-diencia, fueron arrollados al comenzar la última campa-ña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes, por llevarlos a la victoria. Lo que causó un desaliento ge-

neral en soldados y oficia-les; porque es una verdad militar que sólo ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse a los prime-ros infaustos sucesos de una campaña. El soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia co-rrigen la mala fortuna. La subdivisión de la provin-cia de Caracas proyectada, discutida y sancionada por el congreso federal, desper-tó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades y lugares subalternos, contra la capital: “la cual decían los congresales ambicio-sos de dominar en sus dis-tritos, era la tirana de las ciudades, y la sanguijuela del estado”. De este modo se encendió el fuego de la guerra civil en Valencia, que nunca se logró apagar, con la reducción de aquella ciudad: pues conservándo-lo encubierto, lo comunicó a las otras limítrofes a Coro y Maracaibo: y éstas enta-blaron comunicaciones con aquélla, y facilitaron, por este medio, la entrada de los españoles que trajo con-sigo la caída de Venezuela. La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos y perjudiciales; y particular-mente en sueldos de infini-dad de oficinistas, secreta-rios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales dio un golpe mor-tal a la república, porque la obligó a recurrir al peligro-so expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Esta nueva moneda, pareció a los ojos de los más, una violación manifiesta del derecho de propiedad, porque se con-

ceptuaban despojados de objetos de intrínseco valor, en cambio de otros cuyo precio era incierto, y aún ideal. El papel moneda re-mató el descontento de los estólidos pueblos internos, que llamaron al comandante de las tropas españolas para que viniese a librarlos de una moneda que veían con más horror que la servidum-bre. Pero lo que debilitó más al gobierno de Venezuela, fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exa-geradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija por sí mis-mo, rompe los pactos socia-les, y constituye las nacio-nes en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Con-federación. Cada provincia se gobernaba independien-temente; y a ejemplo de és-tas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas, y la teoría de que todos los hom-bres y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo el go-bierno que les acomode. El sistema federal, bien que sea el más perfecto, y más capaz de proporcionar la felicidad humana en socie-dad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes estados; generalmente hablando, to-davía nuestros conciudada-nos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos y ampliamente sus derechos; porque carecen de las vir-tudes políticas que carac-terizan al verdadero repu-blicano: virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se des-conocen los derechos y los deberes del ciudadano. Por otra parte ¿qué país del mundo por morigerado y republicano que sea, podrá,

en medio de las facciones intestinas y de una guerra exterior, regirse por un go-bierno tan complicado y dé-bil como el federal? No, no es posible conservarlo en el tumulto de los combates y de los partidos. Es preciso que el gobierno se identifi-que, por decirlo así, al ca-rácter de las circunstancias, de los tiempos y de los hom-bres que lo rodean. Si éstos son prósperos y serenos, él debe ser dulce y protector; pero si son calamitosos y turbulentos, él debe mos-trarse terrible y armarse de una firmeza igual a los pe-ligros, sin atender a leyes ni constituciones, ínterin no se restablecen la felicidad y la paz. Caracas tuvo mucho que padecer por defecto de la Confederación que, lejos de socorrerla, le agotó sus cau-dales y pertrechos; y cuando vino el peligro la abandonó a su suerte, sin auxiliarla con el menor contingente. Además le aumentó sus em-barazos habiéndose empe-ñado una competencia entre el poder federal y el provin-cial, que dio lugar a que los enemigos llegasen al cora-zón del estado, antes que se resolviese la cuestión, de si deberían salir las tropas fe-derales o provinciales a re-chazarlos, cuando ya tenían ocupada una gran porción de la provincia. Esta fatal contestación produjo una demora que fue terrible para nuestras armas, pues las de-rrotaron en San Carlos sin que les llegasen los refuer-zos que esperaban para ven-cer. Yo soy de sentir que mien-tras no centralicemos nues-tros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores

razones de la caida de una republica

La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos y perjudiciales; y particularmente en sueldos de infini-dad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legis-ladores provinciales y federales dio un golpe mortal a la república,

Cada provincia se gobernaba inde-pendientemente; y a ejemplo de és-tas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegan-do la práctica de aquéllas, y la teoría de que todos los hombres y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo el gobierno que les acomode.

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de las disensiones civiles, y conquistados vilipendio-samente por ese puñado de bandidos que infestan nues-tras comarcas. La elecciones populares hechas por los rústicos del campo y por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un obstáculo más a la práctica de la federación entre nosotros; porque los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones ma-quinalmente, y los otros, tan ambiciosos que todo lo convierten en facción; por lo que jamás se vio en Ve-nezuela una votación libre y acertada; lo que ponía el gobierno en manos de hom-bres ya desafectos a la cau-sa, ya ineptos, ya inmorales. El espíritu de partido decidía en todo, y por consiguiente nos desorganizó más de lo que las circunstancias hi-cieron. Nuestras división, y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud. El terremoto de 26 de marzo trastornó ciertamente, tanto lo físico como lo moral; y puede llamarse propiamen-te, la causa inmediata de la ruina de Venezuela; mas este mismo suceso habría tenido lugar sin producir tan mortales efectos, si Caracas se hubiera gobernado enton-ces por una sola autoridad, que, obrando con rapidez y vigor, hubiese puesto reme-dio a los daños sin trabas, ni competencias que retardan-do el efecto de las providen-cias dejaban tomar al mal un incremento tan grande que lo hizo incurable. Si Caracas, en lugar de una confederación lánguida e in-subsistente, hubiese estable-cido un gobierno sencillo, cual lo requería su situación política y militar, tú existie-ras ¡oh Venezuela! y gozaras hoy de tu libertad. La influencia eclesiástica

tuvo, después del te-rremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas y en la intro-ducción de los enemigos en el país, abusando sacrílega-mente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra ci-vil. Sin embargo, debemos confesar ingenuamente, que estos traidores sacerdotes, se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa, porque la impunidad de los delitos era absoluta, la cual hallaba en el congreso un escandaloso abrigo; llegan-do a tal punto esta injusticia, que de la insurrección de la ciudad de Valencia, que costó su pacificación cerca de mil hombres, no se dio a la vindicta de la leyes un solo rebelde; quedando to-dos con vida, y los más con sus bienes. De lo referido se deduce, que entre las causas que han producido la caída de Vene-zuela, debe colocarse en pri-mer lugar la naturaleza de su constitución que, repito, era tan contraria a sus intereses como favorable a los de sus

contrarios. En segundo, el espíritu de filantropía que se apoderó de nues-tros gobernantes. Tercero: la oposición al estable-cimiento de un cuerpo militar que salvase la república y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto, el te-rremoto acompañado del fanatismo que logró sacar a este fenómeno los más importantes resultados; y

últimamente, las faccio-nes internas que en

realidad fueron el mortal ve-

neno que hicieron descender la patria al sepulcro. Estos ejemplos de errores e infortunios, no serán entera-mente inútiles para los pue-blos de la América meridio-nal, que aspiran a la libertad e independencia. La Nueva Granada ha visto sucumbir a Venezuela; por consiguiente debe evitar los escollos que han destroza-do a aquélla. A este efecto presento como una medida indispensable para la segu-ridad de la Nueva Granada, la reconquista de Caracas. A primera vista parecerá este proyecto inconducente, cos-toso, y quizás impractica-ble: pero examinando aten-tamente con ojos previsivos, y una meditación profunda, es imposible desconocer su necesidad, como dejar de ponerlo en ejecución, pro-bada la utilidad. Lo primero que se presenta en apoyo de esta operación, es el origen de la destruc-

ción de Caracas, que no fue otro que el desprecio con que miró aquella ciudad la existencia de un enemigo que parecía pequeño, y no lo era considerándolo en su verdadera luz. Coro ciertamente no ha-bría podido nunca entrar en competencia con Cara-cas, si la comparamos en sus fuerzas intrínsecas con ésta; mas como en el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría de la masa física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política, no debió el gobier-no de Venezuela, por esta razón, haber descuidado la extirpación de un enemigo, que aunque aparentemente débil, tenía por auxiliares a la provincia de Maracaibo; a todas las que obedecen a la Regencia; el oro, y la co-operación de nuestros eter-nos contrarios, los europeos que viven con nosotros; el partido clerical, siempre adicto a su apoyo y compa-ñero, el despotismo; y so-bre todo, la opinión invete-rada de cuantos ignorantes y supersticiosos contienen los límites de nuestros es-tados. Así fue que apenas hubo un oficial traidor que llamase al enemigo, cuando se desconcertó la máquina política, sin que los inauditos y patrióticos esfuerzos que hicieron los defensores de Caracas, lo-grasen impedir la caída de un edificio ya desplomado por el golpe que recibió de un solo hombre. Aplicando el ejemplo de Venezuela a la Nueva Gra-nada, y formando una pro-porción, hallaremos: que Coro es a Caracas, como Caracas es a la América entera: consiguientemen-te el peligro que amenaza

Nuestras división, y no las armas es-pañolas, nos tornó a la esclavitud.

Yo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obten-drán las más com-pletas ventajas; seremos indefecti-blemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquis-tados vilipendio-samente por ese puñado de bandi-dos que infestan nuestras comarcas.

razones de la caida de una republica

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este país, está en razón de la anterior progresión; por-que poseyendo la España el territorio de Venezuela, podrá con facilidad sacar-le hombres y municiones de boca y guerra, para que bajo la dirección de jefes experimentados contra los grandes maestros de la gue-rra, los franceses, penetren desde las provincias de Ba-rinas y Maracaibo hasta los últimos confines de la Amé-rica meridional. La España tiene en el día gran número de oficiales generales, am-biciosos y audaces; acos-tumbrados a los peligros y a las privaciones, que anhe-lan por venir aquí, a buscar un imperio que reemplace el que acaban de perder. Es muy probable, que al expirar la Península, haya una prodigiosa emigración de hombres de todas clases; y particularmente de car-denales, arzobispos, obis-pos, canónigos y clérigos revolucionarios, capaces de subvertir, no sólo nuestros tiernos y lánguidos estados, sino de envolver el Nue-vo Mundo entero, en una espantosa anarquía. La in-fluencia religiosa, el impe-rio de la dominación civil y militar, y cuantos prestigios pueden obrar sobre el es-píritu humano, serán otros tantos instrumentos de que se valdrán para someter es-tas regiones. Nada se opondrá a la emi-gración de España. Es vero-símil que la Inglaterra pro-teja la evasión de un partido que disminuye en parte las fuerzas de Bonaparte en España y trae consigo el aumento y permanencia del suyo en América. La Fran-cia no podrá impedirla; tampoco Norte-América y nosotros menos aún, pues careciendo todos de una marina respetable, nuestras

tentativas serán vanas. Estos tránsfugas hallarán ciertamente una favorable acogida en los puertos de Venezuela, como que vie-nen a reforzar a los opre-sores de aquel país, y los habilitan de medios para emprender la conquista de los estados independientes. Levantarán quince o veinte mil hombres que discipli-narán prontamente con sus jefes, oficiales, sargentos, cabos y soldados vetera-nos. A este ejército seguirá otro todavía más temible, de ministros, embajadores, consejeros, magistrados, toda la jerarquía eclesiásti-ca y los grandes de España, cuya profesión es el dolo y la intriga, condecorados

con ostentosos títulos, muy adecuados para deslumbrar a la multitud, los que derra-mándose como un torrente, lo inundarán todo arrancan-do las semillas y hasta las raíces del árbol de la liber-tad de Colombia. Las tropas combatirán en el campo; y éstos desde sus gabinetes, nos harán la guerra por los resortes de la seducción y del fanatismo.

Así pues, no nos queda otro recurso para precavernos de estas calamidades, que el de pacificar rápidamente nuestras provincias suble-vadas, para llevar después nuestras armas contra las enemigas; y formar de este modo soldados y oficiales dignos de llamarse colum-

na de la patria. Todo conspira a hacernos adoptar esta medida; sin hacer mención de la necesi-dad urgente que tenemos de cerrarles las puertas al ene-migo, hay otras razones tan poderosas para determinar-nos a la ofensiva, que sería una falta militar y política inexcusable, dejar de ha-cerla. Nosotros nos halla-mos invadidos, y por consi-

guiente forzados a rechazar al enemigo más allá de la frontera. Además, es un principio del arte que toda guerra defensiva es perjudi-cial y ruinosa para el que la sostiene, pues lo debilita sin esperanza de indemnizarlo; y que las hostilidades en el territorio enemigo siem-pre son provechosas, por el bien que resulta del mal del contrario; así, no debemos por ningún motivo emplear la defensiva. Debemos considerar tam-bién el estado actual del enemigo, que se halla en una posición muy crítica, habiéndosele desertado la mayor parte de sus soldados criollos; y teniendo al mis-mo tiempo que guarnecer las patrióticas ciudades de Caracas, Puerto Cabello, la Guaira, Barcelona, Cumaná y Margarita, en donde exis-ten sus depósitos; sin que se atrevan a desamparar estas plazas, por temor de una insurrección general en el acto de separarse de ella. De modo que no sería impo-

sible que llegasen nuestras tropas hasta las puertas de Caracas, sin haber dado una batalla campal. Es una cosa positiva, que en cuanto nos presentemos en Venezue-la, se nos agregan millares de valerosos patriotas, que suspiran por vernos parecer, para sacudir el yugo de sus tiranos, y unir sus esfuerzos a los nuestros, en defensa de la libertad. La naturaleza de la presente campaña nos proporciona la ventaja de aproximarnos a Maracaibo por Santa Mar-ta, y a Barinas por Cúcuta. Aprovechemos, pues, ins-tantes tan propicios; no sea que los refuerzos que ince-santemente deben llegar de España, cambien absoluta-mente el aspecto de los ne-gocios, y perdamos, quizás para siempre, la dichosa oportunidad de asegurar la suerte de estos estados. En honor de la Nueva Gra-nada exige imperiosamente, escarmentar a esos osados invasores, persiguiéndolos hasta sus últimos atrinche-ramientos. Como su gloria depende de tomar a su car-go la empresa de marchar a Venezuela, a libertar la cuna de la independencia colombiana, sus mártires, y aquel benemérito pueblo caraqueño, cuyos clamores sólo se dirigen a sus ama-dos compatriotas los grana-dinos, que ellos aguardan con una mortal impacien-cia, como a sus redentores. Corramos a romper las ca-denas de aquellas víctimas que gimen en las mazmo-rras, siempre esperando su salvación de vosotros; no burleis su confianza: no seáis insensibles a los la-mentos de vuestros herma-nos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al mori-bundo, soltura al oprimido y libertad a todos.

La influencia eclesiástica tuvo, después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciuda-

des subalternas y en la introducción de los enemigos en el país, abusando sacrílega-mente de la santidad de su ministerio en

favor de los promotores de la guerra civil.

estos traidores sacerdotes, se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa, porque la impuni-

dad de los delitos era absoluta

¡Gloria al Genio! A la faz de la tierrade su idea corramos en pos,que en su brazo hay ardores de guerray en su frente vislumbres de Dios.¡Epopeya! No pinta la estrofadel gran héroe la espléndida talla

que en su airoso corcel de batallaes su escudo firmeza y verdad.Y subiendo a la cima del Ande,asomado al fulgor infinitocoronado de luz lanza un gritoque resuena doquier ¡Libertad!

Himno al Libertador Simón Bolívar 1883

Rubén Darío, 1867-1916

razones de la caida de una republica

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez48

visiòn polìtica integral, de totalidad de bolivar de america. propuesta politica, geoestrategia, de sur america. las razones de la independencia

“Carta de Jamaica”Simón Bolívar.

Kingston, setie mbre 6 de 1815Muy señor mío: Me apresuro a contestar la carta del 29 del mes pasado que V. me hizo el honor de dirigirme, y yo recibí con la mayor satisfacción. Sensible, como debo, al interés que V. ha querido tomar por la suerte de mi patria, afligiéndose con ella por los tormentos que padece des-de su descubrimiento hasta estos últimos períodos, por parte de sus destructores los españoles, no sien-to menos el comprometimiento en que me ponen las solícitas deman-das que V. me hace, sobre los obje-tos más importantes de la política americana. Así, me encuentro en un conflicto, entre el deseo de co-rresponder a la confianza con que V. me favorece, y el impedimento de satisfacerla, tanto por la falta de documentos y de libros, cuanto por los limitados conocimientos que poseo de un país tan inmenso, va-riado y desconocido como el Nue-vo Mundo. En mi opinión es imposible res-ponder a las preguntas con que V. me ha honrado. El mismo barón de Humboldt, con su universalidad de conocimientos teóricos y prácti-cos, apenas lo haría con exactitud, porque aunque una parte de la es-tadística y revolución de América es conocida, me atrevo a asegurar que la mayor está cubierta de ti-nieblas, y por consecuencia, sólo se pueden ofrecer conjeturas más o menos aproximadas, sobre todo en lo relativo a la suerte futura, y a los verdaderos proyectos de los ameri-canos; pues cuantas combinaciones suministra la historia de las nacio-nes, de otras tantas es susceptible la nuestra por sus posiciones físi-cas, por las vicisitudes de la guerra, y por los cálculos de la política. Como me conceptúo obligado a prestar atención a la apreciable

carta de V., no menos que a sus filantrópicas miras, me animo a dirigir estas líneas, en las cuales ciertamente no hallará V. las ideas luminosas que desea, mas sí las in-genuas expresiones de mis pensa-mientos. «Tres siglos ha, dice V., que em-pezaron las barbaridades que los españoles cometieron en el gran-de hemisferio de Colón.» Barba-ridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testifi-casen estas infaustas verdades. El filantrópico obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadores, con el testi-monio de cuantas personas respe-tables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre sí; como consta por los más sublimes historiadores de aquel tiempo. To-dos los imparciales han hecho jus-ticia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denun-ció ante su gobierno y contempo-ráneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario. ¡Con cuánta emoción de gratitud leo el pasaje de la carta de V. en que me dice «que espera que los suce-sos que siguieron entonces a las ar-mas españolas, acompañen ahora a las de sus contrarios, los muy opri-midos americanos meridionales»! Yo tomo esta esperanza por una predicción, si la justicia decide las contiendas de los hombres. El su-ceso coronará nuestros esfuerzos; porque el destino de América se ha fijado irrevocablemente; el lazo que la unía a la España está corta-

do; la opinión era toda su fuerza; por ella se estre-chaban mutuamente las partes de aquella inmensa monarquía; lo que antes las enlazaba ya las divide; más grande es el odio que nos ha inspirado la Pe-nínsula que el mar que nos separa de ella; me-nos difí-cil es

unir los dos continentes, que recon-ciliar los espíritus de ambos países. El hábito a la obediencia; un co-mercio de intereses, de jueces, de religión; una recíproca benevolen-cia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza nos venía de España. De aquí nacía un principio de adhesión que parecía eterno; no obstante que la inconducta de nuestros domina-dores relajaba esta simpatía; o por mejor decir este apego forzado por el imperio de la dominación. Al pre-sente sucede lo contrario; la muer-te, el deshonor, cuanto es nocivo, nos amenaza y tememos; todo lo sufrimos de esa desnaturalización madrasta. El velo se ha rasgado; ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos sido libres, y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos. Por lo tanto, la América combate con despecho;

y rara vez la desesperación no ha arrastrado tras sí la victoria. Porque los sucesos hayan sido par-ciales y alternados, no debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los independientes, mientras que los tiranos en lugares diferentes, obtienen sus ventajas, ¿cuál es el resultado final? ¿no está el Nuevo Mundo entero, conmovi-do y armado para su defensa? Eche-mos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la misma extensión de este hemisferio. El belicoso Estado de las Provin-cias del Río de la Plata ha purgado su territorio y conducido sus armas vencedoras al Alto Perú, conmo-viendo a Arequipa, e inquietando a los realistas de Lima. Cerca de un millón de habitantes disfruta allí de su libertad. El reino de Chile, poblado de 800,000 almas, está lidiando con-tra sus enemigos que pretenden dominarlo; pero en vano, porque

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los que antes pusieron un término a sus conquistas, los indómitos y libres araucanos, son sus vecinos y compatriotas; y su ejemplo sublime es suficiente para probarles que el pueblo que ama su independencia, por fin lo logra. El virreinato del Perú, cuya pobla-ción asciende a millón y medio de habitantes, es sin duda el más sumi-so y al que más sacrificios se le han arrancado para la causa del rey; y bien que sean varias las relaciones concernientes a aquella porción de América, es indubitable que ni está tranquila, ni es capaz de oponerse al torrente que amenaza a las más de sus provincias. La Nueva Granada, que es, por de-cirlo así, el corazón de la América, obedece a un gobierno general, ex-ceptuando el reino de Quito que con la mayor dificultad contienen a sus enemigos, por ser fuertemente adicto a la causa de su patria, y las provincias de Panamá y Santa Marta que surgen, no sin dolor, la tiranía de sus señores. Dos millones y medio de habitan-tes están esparcidos en aquel territorio que actualmente defienden

contra el ejército español bajo el general Morillo, que es verosímil sucumba delante de la inexpug-nable plaza de Cartagena. Mas si la tomare será a costa de grandes pérdidas, y desde luego carecerá de fuerzas bastantes para subyugar a los morígeros y bravos moradores del interior. En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos y sus devastacio-nes tales, que casi la han reducido a

una absoluta indigencia y a una soledad espantosa, no

obstante que era uno de los más bellos países de cuantos

hacían el orgullo de la América. Sus

tiranos gobier-nan un desierto, y sólo oprimen a tristes restos

que escapados de la muerte, alimentan una precaria existen-

cia: algunas mujeres, niños y ancianos son los que quedan. Los más de los hombres han perecido por no ser esclavos, y los que viven comba-

ten con furor en los campos y en los pueblos internos hasta expirar o arrojar al mar a los que, insaciables de sangre y de crímenes, rivalizan con los primeros monstruos que hicieron desaparecer de la Amé-rica a su raza primitiva. Cerca de un millón de habitantes de contaba en Venezuela; y sin exageración se puede asegurar que una cuarta parte ha sido sacrificada por la tierra, la espada, el hambre, la peste, las pe-regrinaciones; excepto el terremo-

to, todos resultados de la guerra. En Nueva España había en 1808, según nos refiere el barón de Hum-boldt, 7,800,000 almas con inclu-sión de Guatemala. Desde aquella época, la insurrección que ha agi-tado a casi todas sus provincias, ha hecho disminuir sensiblemente aquel cómputo que parece exacto; pues más de un millón de hombres han perecido, como lo podrá V. ver en la exposición de Mr. Walton que describe con fidelidad los sangui-narios crímenes cometidos en aquel opulento imperio. Allí la lucha se mantiene a fuerza de sacrificios humanos y de todas especies, pues nada ahorran los españoles con tal que logren someter a los que han tenido la desgracia de nacer en este suelo, que parece destinado a empa-parse con la sangre de sus hijos. A pesar de todo, los mexicanos serán libres, porque han abrazado el par-tido de la patria, con la resolución de vengar a sus pasados, o seguir-los al sepulcro. Ya ellos dicen con Raynal: llegó el tiempo, en fin, de pagar a los españoles suplicios con suplicios y de ahogar a esa raza de exterminadores en su sangre o en el mar. Las islas de Puerto Rico y Cuba, que entre ambas pueden formar una población de 700 a 800,000 almas,

son las que más tranquilamente po-seen los españoles, porque están fuera del contacto de los indepen-dientes. Mas ¿no son americanos estos insulares? ¿No son vejados? ¿No desearán su bienestar? Este cuadro representa una escala militar de 2,000 leguas de longitud y 900 de latitud en su mayor exten-sión en que 16,000,000 americanos defienden sus derechos, o están comprimidos por la nación españo-la, que aunque fue en algún tiempo el más vasto imperio del mundo, sus restos son ahora impotentes para dominar el nuevo hemisferio y hasta para mantenerse en el an-tiguo. ¿Y la Europa civilizada, co-merciante y amante de la libertad, permite que una vieja serpiente, por sólo satisfacer su saña envenenada, devore la más bella parte de nuestro globo? ¡Qué! ¿está la Europa sor-da al clamor de su propio interés? ¿No tiene ya ojos para ver la justi-cia? ¿Tanto se ha endurecido para ser de este modo insensible? Estas cuestiones, cuanto más las medito, más me confunden; llego a pensar que se aspira a que desaparezca la América; pero es imposible porque toda la Europa no es España. ¡Qué demencia la de nuestra enemiga, pretender reconquistar la América, sin marina, sin tesoros, y casi sin soldados! Pues los que tiene ape-nas son bastantes para retener a su propio pueblo en una violenta obe-diencia y defenderse de sus veci-nos. Por otra parte, ¿podrá esta na-ción hacer comercio exclusivo de la mitad del mundo sin manufactu-ras, sin producciones territoriales, sin artes, sin ciencias, sin política? Lograda que fuese ésta loca empre-sa, y suponiendo más, aun lograda la pacificación, los hijos de los ac-tuales americanos unidos con los de los europeos reconquistadores, ¿no volverían a formar dentro de veinte años los mismos patrióticos designios que ahora se están com-batiendo? La Europa haría un bien a la España en disuadirla de su obstinada teme-ridad, porque a lo menos le ahorrará los gastos que expende, y la sangre

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Nosotros somos un pequeño género humano; posee-mos un mundo aparte, cercado por dilatados mares; nuevos en casi todas las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil.

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que derrama; a fin de que fijando su atención en sus propios recin-tos, fundase su prosperidad y poder sobre bases más sólidas que las de inciertas conquistas, un comercio precario y exacciones violentas en pueblos remotos, enemigos y po-derosos. La Europa misma, por mi-ras de sana política debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americana, no sólo porque el equilibrio del mun-do así lo exige, sino porque este es el medio legítimo y seguro de ad-quirirse establecimientos ultrama-rinos de comercio. La Europa, que no se halla agitada por las violentas pasiones de la venganza, ambición y codicia, como la España, parece que estaba autorizada por todas las leyes de la equidad a ilustrarla so-bre sus bien entendidos intereses. Cuantos escritores han tratado la materia se acordaban en esta parte. En consecuencia, nosotros espe-rábamos con razón que todas las naciones cultas se apresurarían a auxiliarnos, para que adquiriése-mos un bien cuyas ventajas son re-cíprocas a entrambos hemisferios. Sin embargo ¡cuán frustradas espe-ranzas! No sólo los europeos, pero hasta nuestros hermanos del Norte, se han mantenido inmóviles espec-tadores de esta contienda, que por su esencia es la más justa, y por sus resultados la más bella e importan-te de cuantas se han suscitado en los siglos antiguos y modernos; porque ¿hasta dónde se puede cal-cular la trascendencia de la libertad del hemisferio de Colón? «La felonía con que Bonaparte, dice V., prendió a Carlos IV y a Fernando VII, reyes de esta nación, que tres siglos ha, aprisionó con traición a dos monarcas de la Amé-rica Meridional, es un acto muy manifiesto de la retribución divina, y al mismo tiempo una prueba de que Dios sostiene la justa causa de los americanos, y les concederá su independencia.» Parece que V. quiere aludir al mo-narca de México Moctezuma, preso por Cortés y muerto, según Herre-ra, por el mismo, aunque Solís dice

que por el pueblo; y a Atahualpa, Inca del Perú, destruido por Fran-cisco Pizarro y Diego Almagro. Existe tal diferencia entre la suerte de los reyes españoles y los reyes americanos, que no admiten com-paración; los primeros tratados con dignidad, conservados, y al fin re-cobran su libertad y trono; mien-tras que los últimos sufren tormen-tos inauditos y los vilipendios más vergonzosos. Si a Quauhtemotzin, sucesor de Moctezuma, se le tra-

ta como emperador, y le ponen la corona, fue por irrisión y no por respeto, para que experimentase esta escarnio antes que las torturas. Iguales a la suerte de este monarca fueron las del rey de Michoacán, Catzontzin; el Zipa de Bogotá, y cuantos Toquis, Incas, Zipas, Ul-menes, Caciques y demás dignida-des indianas sucumbieron al poder español. El suceso de Fernando VII es más semejante al que tuvo lugar en Chile en 1535 con el Ul-mén de Copiapó, entonces reinante en aquella comarca. El español Al-magro pretextó, como Bonaparte, tomar partido por la causa del legí-timo soberano, y en consecuencia llama al usurpador como Fernando lo era en España; aparenta restituir al legítimo a sus estados y termina por encadenar y echar a las llamas al infeliz Ulmén, sin querer ni aun oír su defensa. Este es el ejemplo de Fernando VII con su usurpador; los reyes europeos sólo padecen destierros, el Ulmén de Chile ter-mina su vida de un modo atroz.

«Después de algunos meses, añade V., he hecho muchas reflexiones sobre la situación de los america-nos y sus esperanzas futuras; tomo grande interés en sus sucesos; pero me faltan muchos informes relati-vo a sus estado actual y a lo que ellos aspiran: deseo infinitamente saber la política de cada provincia como también su población; si de-sean repúblicas o monarquías, si formarán una gran república o una gran monarquía? Toda noticia de

esta especie que V. pueda darme, o indicarme las fuentes a que debo ocurrir, la estimaré como un favor muy particular.» Siempre las almas generosas se in-teresan en la suerte de un pueblo que se esmera por recobrar los de-rechos con que el Criador y la natu-raleza le han dotado; y es necesario estar bien fascinado por el error o por las pasiones para no abrigar esta noble sensación; V. ha pensado en mi país, y se interesa por él; este acto de benevolencia me inspira el más vivo reconocimiento. He dicho la población que se cal-cula por datos más o menos exac-tos, que mil circunstancias hacen fallidos, sin que sea fácil remediar esa inexactitud, porque los más de los moradores tienen habitaciones campestres, y muchas veces erran-tes; siendo labradores, pastores, nómadas, perdidos en medio de es-pesos e inmensos bosques, llanuras solitarias, y aislados entre lagos y ríos caudalosos. ¿Quién será capaz de formar una estadística completa

de semejantes comarcas? Además, los tributos que pagan los indígenas; las penalidades de los esclavos; las primicias, diezmos y derechos que pesan sobre los labradores, y otros accidentes, alejan de sus hogares a los pobres americanos. Esto es sin hacer mención de la guerra de exterminio que ya ha segado cer-ca de un octavo de la población, y ha ahuyentado una gran parte; pues entonces las dificultades son insuperables y el empadronamien-to vendrá a reducirse a la mitad del verdadero censo. Todavía es más difícil presentir la suerte futura del Nuevo Mundo, establecer principios sobre su polí-tica, y casi profetizar la naturaleza del gobierno que llegará a adoptar. Toda idea relativa al porvenir de este país me parece aventurada. ¿Se pudo prever, cuando el género humano se hallaba en su infancia rodeado de tanta incertidumbre, ig-norancia y error, cuál sería el régi-men que abrazaría para su conser-vación? ¿Quién se habría atrevido a decir tal nación será república o monarquía, esta será pequeña, aquella grande? En mi concepto, esta es la imagen de nuestra si-tuación. Nosotros somos un pe-queño género humano; poseemos un mundo aparte, cercado por di-latados mares; nuevos en casi to-das las artes y ciencias, aunque en cierto modo viejos en los usos de la sociedad civil. Yo considero el estado actual de la América, como cuando desplomado el imperio ro-mano, cada desmembración formó un sistema político, conforme a sus intereses y situación, o siguiendo la ambición particular de algunos je-fes, familias, o corporaciones; con esta notable diferencia que aque-llos miembros dispersos volvían a restablecer sus antiguas naciones con las alteraciones que exigían las cosas o los sucesos; mas nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte, no somos indios, ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país, y los usurpadores españoles;

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...mas nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y que por otra parte, no somos indios, ni europeos, sino una especie me-dia entre los legítimos propietarios del país, y los usurpadores españoles; en suma, siendo nosotros americanos por nacimientos, y nuestros derechos

los de Europa, tenemos que disputar estos a los del país, y que mantenernos en él contra la invasión de

los invasores...

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en suma, siendo nosotros america-nos por nacimientos, y nuestros de-rechos los de Europa, tenemos que disputar estos a los del país, y que mantenernos en él contra la inva-sión de los invasores; así nos halla-mos en el caso más extraordinario y complicado. No obstante que es una especie de adivinación indicar cuál será el resultado de la línea de política que la América siga, me atrevo a aventurar algunas conje-turas que desde luego caracterizo de arbitrarias, dictadas por un de-seo racional, y no por un raciocinio probable. La posición de los moradores del hemisferio americano ha sido por siglos puramente pasiva; su exis-tencia política era nula. Nosotros estábamos en un grado todavía más abajo de la servidumbre, y por lo mismo con más dificultad para ele-varnos al goce de la libertad. Per-mítame V. estas consideraciones para elevar la cuestión. Los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella; luego, un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, holla y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito. Aplicando estos principios, halla-remos que la América no solamen-te estaba privada de su libertad, sino también de la tiranía activa y dominante. Me explicaré. En las administraciones absolutas no se reconocen límites en el ejercicio de las facultades gubernativas: la vo-luntad del Gran Sultán, Kan, Dey y demás soberanos despóticos, es la ley suprema, y esta es casi arbitra-riamente ejecutada por los bajaes, kanes y sátrapas subalternos de la Turquía y Persia, que tienen orga-nizada una opresión de que parti-cipan los súbditos en razón de la autoridad que se les confía. A ellos está encargada la administración civil, militar, política, de rentas, y la religión. Pero al fin son per-sas los jefes de Hispahan, son tur-cos los visires del gran señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria. La China no envía a buscar man-datarios militares y letrados al país

de Gengis Kan que la conquistó, a pesar de que los actuales chinos son descendientes directos de los subyugados por los ascendientes de los presentes tártaros. ¡Cuán diferente era entre nosotros! Se nos vejaba con una conducta que, además de privarnos de los de-rechos que nos correspondían, nos dejaba en una especie de infancia permanente con respecto a las tran-sacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asun-tos domésticos en nuestra admi-nistración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo. Gozaríamos tam-bién de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal, que es tan necesario conservar en las revolu-ciones. He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía activa, pues que no nos está permitido ejercer sus funciones. Los americanos, en el sistema es-pañol que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocu-pan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más el de simples consu-midores; y aun esta parte coartada con restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo de

frutos de Europa, el estanco de las producciones que el rey monopoli-za, el impedimento de las fábricas que la misma península no posee, los privilegios exclusivos del co-mercio hasta de los objetos de pri-mera necesidad; las trabas entre provincias y provincias americanas

para que no se traten, entienden, ni negocien; en fin, ¿quiere V. saber cuál era nuestro destino? Los cam-pos para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ga-nados; los desiertos para cazar las bestias feroces; las entrañas de la tierra para excavar el oro, que pue-de saciar a esa nación avarienta. Tan negativo era nuestro estado que no encuentro semejante en ninguna otra asociación civilizada, por más que recorro la serie de las edades y la política de todas las naciones. Pretender que un país tan felizmen-te constituido, extenso, rico y po-

puloso, sea meramente pasivo ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad? Estábamos, como acabo de expo-ner, abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás

éramos virreyes ni gobernadores, sino por causas muy extraordina-rias; arzobispos y obispos, pocas veces; diplomáticos, nunca; milita-res, sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni fi-nancistas, y casi ni aun comercian-tes; todo en contraversión directa de nuestras instituciones. El emperador Carlos V formó un pacto con los descubridores, con-quistadores y pobladores de Amé-rica que, como dice Guerra, es nuestro contrato social. Los reyes de España convinieron solemne-mente con ellos que lo ejecutasen por su cuenta y riesgo, prohibién-doseles hacerlo a costa de la real hacienda, y por esta razón se les concedía que fuesen señores de la tierra, que organizasen la adminis-tración y ejerciesen la judicatura en apelación; con otras muchas exenciones y privilegios que sería prolijo detallar. El rey se compro-metió a no enajenar jamás las pro-vincias americanas, como que a él no tocaba otra jurisdicción que la del alto dominio, siendo una espe-cie de propiedad feudal la que allí tenían los conquistadores para sí y sus descendientes. Al mismo tiem-po existen leyes expresas que fa-vorecen casi exclusivamente a los naturales del país, originarios de España, en cuanto a los empleos ci-viles, eclesiásticos y de rentas. Por manera que con una violación ma-nifiesta de las leyes y de los pactos

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Se nos vejaba con una conducta que, además de pri-varnos de los derechos que nos correspondían, nos dejaba en una especie de infancia permanente con

respecto a las transacciones públicas

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subsistentes, se han visto despojar aquellos naturales de la autoridad constitucional que les daba su có-digo. De cuanto he referido, será fácil colegir que la América no estaba preparada para desprenderse de la metrópoli, como súbitamente suce-dió por el efecto de las ilegítimas cesiones de Bayona, y por la inicua guerra que la regencia nos declaró sin derecho alguno para ello, no sólo por la falta de justicia, sino también de legitimidad. Sobre la naturaleza de los gobiernos espa-ñoles, sus decretos conminatorios y hostiles, y el curso entero de su desesperada conducta, hay escritos del mayor mérito en el periódico El Español, cuyo autor es el Sr. Blanco; y estando allí esta parte de nuestra historia muy bien tratada, me limito a indicarlo. Los americanos han subido de re-pente y sin los conocimientos pre-vios, y, lo que es más sensible, sin la práctica de los negocios públi-cos, a representar en la escena del mundo las eminentes dignidades de legisladores, magistrados, adminis-tradores del erario, diplomáticos, generales, y cuantas autoridades supremas y subalternas forman la jerarquía de un Estado organizado con regularidad. Cuando las águilas francesas sólo respetaron los muros de la ciudad de Cádiz, y con su vuelo arrolla-ron a los frágiles gobiernos de la Península, entonces quedamos en la orfandad. Ya antes habíamos sido entregados a la merced de un usurpador extranjero. Después, li-sonjeados con la justicia que se nos debía con esperanzas halagüeñas siempre burladas; por último, in-ciertos sobre nuestro destino futu-ro, y amenazados por la anarquía, a causa de la falta de un gobierno legítimo, justo y liberal, nos preci-pitamos en el caos de la revolución. En el primer momento sólo se cuidó de proveer a la seguridad interior, contra los enemigos que encerraba nuestro seno. Luego se extendió a la seguridad exterior; se estable-cieron autoridades que sustituimos

a las que acabábamos de deponer encargadas de dirigir el curso de nuestra revolución y de aprovechar la coyuntura feliz en que nos fuese posible fundar un gobierno consti-tucional digno del presente siglo y adecuado a nuestra situación. To-dos los nuevos gobiernos marcaron sus primeros pasos con el estable-cimiento de juntas populares. Estas formaron en seguidas reglamentos para la convocación de congresos que produjeron alteraciones impor-tantes. Venezuela erigió un gobier-no democrático federal, declarando previamente los derechos del hom-bre, manteniendo el equilibrio de los poderes y estatuyendo leyes ge-nerales en favor de la libertad civil, de imprenta y otras; finalmente, se constituyó un gobierno indepen-diente. La Nueva Granada siguió con uniformidad los establecimien-tos políticos y cuantas reformas hizo Venezuela, poniendo por base fundamental de su Constitución el sistema federal más exagerado que jamás existió; recientemente se ha mejorado con respecto al poder ejecutivo general, que ha obtenido cuantas atribuciones le correspon-den. Según entiendo, Buenos Aires y Chile han seguido esta misma línea de operaciones; pero como nos hallamos a tanta distancia, los documentos son tan raros, y las no-ticias tan inexactas, no me animaré ni aun a bosquejar el cuadro de sus transacciones. Los sucesos en México han sido demasiado varios, complicados, rápidos y desgraciados, para que se puedan seguir en el curso de su re-volución. Carecemos, además, de documentos bastante instructivos,

que nos hagan capaces de juzgar-los. Los independientes de México, por lo que sabemos, dieron princi-pio a su insurrección en setiembre de 1810, y un año después, ya te-nían centralizado su gobierno en Zitácuaro, instalado allí una Junta Nacional bajo los auspicios de Fer-nando VII, en cuyo nombre se ejer-cían las funciones gubernativas. Por los acontecimientos de la guerra, esta Junta se trasladó a diferentes lugares, y es verosímil que se haya conservado hasta estos últimos momentos, con las modificaciones que los sucesos hayan exigido. Se dice que ha creado un generalísi-mo o dictador que lo es el ilustre general Morelos; otros hablan del célebre general Rayón; lo cierto es que uno de estos dos grandes hom-bres o ambos separadamente ejer-cen la autoridad suprema en aquel país; y recientemente ha aparecido una Constitución para el régimen del Estado. En marzo de 1812 el gobierno residente de Zultepec presentó un plan de paz y guerra al virrey de México concebido con la más profunda sabiduría. En él se reclamó el derecho de gentes esta-bleciendo principios de una exacti-tud incontestable. Propuso la Junta que la guerra se hiciese como entre hermanos y conciudadanos, pues que no debía ser más cruel que en-tre naciones extranjeras; que los derechos de gentes de guerra, in-violables para los mismos infieles y bárbaros, debían serlo más para cristianos, sujetos a un soberano y a unas leyes; que los prisioneros no fuesen tratados como reos de lesa majestad, ni se degollasen los que rendían las armas, sino que se mantuviesen en rehenes para can-

jearlos; que no se entrase a sangre y fuego en las poblaciones pacífi-cas, no las diezmasen ni quintasen para sacrificarlas, y concluye que, en caso de no admitirse este plan, se observarían rigorosamente las represalias. Esta negociación se trató con el más alto desprecio; no se dió respuesta a la Junta Nacio-nal; las comunicaciones origina-les se quemaron públicamente en la plaza de México, por mano del verdugo; y la guerra de exterminio continuó por parte de los españoles con su furor acostumbrado, mien-tras que los mexicanos y las otras naciones americanas no lo hacían, ni aun a muerte con los prisione-ros de guerra que fuesen españoles. Aquí se observa que por causas de conveniencia se conservó la apa-riencia de sumisión al rey y aun a la Constitución de la monarquía. Parece que la Junta Nacional es ab-soluta en el ejercicio de las funcio-nes legislativa, ejecutiva y judicial, y el número de sus miembros muy limitado. Los acontecimientos de la Tierra Firme nos han probado que las ins-tituciones perfectamente represen-tativas no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y luces actua-les. En Caracas el espíritu de partido tomó su origen en las sociedades, asambleas, y elecciones populares; y estos partidos nos tornaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha adelantado en sus institu-ciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma democrática y federal para nuestros nacientes Estados. En Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos pro-vinciales y la falta de centraliza-ción en el general, han conducido aquel precioso país al estado a que se ve reducido en el día. Por esta razón sus débiles enemigos se han conservado contra todas las pro-babilidades. En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los ta-lentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte, los sistemas enteramente

Yo deseo más que otro al-guno ver formar en Amé-rica la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria.

Los Estados america-nos han menester de los cuidados de gobiernos

paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra.

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populares, lejos de sernos favora-bles, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina. Desgraciadamente, estas cualidades parecen estar muy distantes de nosotros en el grado que se requiere; y por el contrario, estamos dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de una nación como la española, que sólo ha sobresalido en fiereza, ambición, venganza y codicia. Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre. Esta ver-dad está comprobada por los ana-les de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este conven-cimiento, los meridionales de este continente han manifestado el co-nato de conseguir instituciones li-berales, y aun perfectas; sin duda, por efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible, la que se alcanza infaliblemente en las so-ciedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la jus-ticia, de la libertad, y de la igual-dad. Pero ¿Se puede concebir que un pueblo recientemente desenca-denado, se lance a la esfera de la libertad, sin que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebi-ble, nunca visto. Por consiguiente, no hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza. Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su li-bertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi pa-tria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por elmomen-to regido por una gran república; como es imposible, no me atrevo a desearlo; y meno deseo aún una monarquía universal de América, porque este proyecto, sin ser útil, es también imposible. Los abusos que actualmente existen no se reforma-rían, y nuestra regeneración sería infructuosa. Los Estados america-

nos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despo-tismo y la guerra. La metrópoli, por ejemplo, sería México, que es la única que puede serlo por su po-der intrínseco, sin el cual no hay

metrópoli. Supongamos que fuese el Istmo de Panamá, punto céntri-co para todos los extremos de este vasto continente; ¿no continuarían estos en la languidez, y aun en el desorden actual? Para que un solo gobierno dé vida, anime, ponga en acción todos los resortes de la prosperidad pública, corrija, ilustre y perfeccione al Nuevo Mundo, se-ría necesario que tuviese las facul-tades de un Dios, y cuando menos las luces y virtudes de todos los hombres. El espíritu de partido que al pre-sente agita a nuestros Estados, se encendería entonces con mayor en-cono, hallándose ausente la fuente del poder que únicamente puede reprimirlo. Además, los magnates de las capitales no sufrirían la pre-ponderancia de los metropolitanos, a quienes considerarían como a otros tantos tiranos; sus celos lle-garían hasta el punto de comparar a estos con los odiosos españoles. En fin, una monarquía semejante sería un coloso deforme, que su propio peso desplomaría a la menor con-vulsión. Mr. de Pradt ha dividido sabiamen-te a la América en 15 a 17 Estados independientes entre sí, goberna-dos por otros tantos monarcas. Es-toy de acuerdo en cuanto a lo pri-mero, pues la América comporta la creación de 17 naciones; en cuanto a lo segundo, aunque es más fácil

conseguirlo, es menos útil; y así, no soy de la opinión de las mo-narquías americanas. He aquí mis razones. El interés bien entendido de una república se circunscribe en la esfera de su conservación, pros-peridad y gloria. No ejerciendo la

libertad imperio, porque es precisa-mente su opuesto, ningún estímulo excita a los republicanos a exten-der los términos de su nación, en detrimento de sus propios medios, con el único objeto de hacer par-ticipar a sus vecinos de una cons-titución liberal. Ningún derecho adquieren, ninguna ventaja sacan venciéndolos, a menos que los re-duzcan a colonias, conquistas, o aliados, siguiendo el ejemplo de Roma. Máximas y ejemplos tales están en oposición directa con los principios de justicia de los siste-mas republicanos; y aun diré más, en oposición manifiesta con los in-tereses de sus ciudadanos; porque un Estado demasiado extenso en sí mismo o por sus dependencias, al cabo viene en decadencia, y con-vierte su forma libre en otra tiráni-ca; refleja los principios que deben conservarla, y ocurre por último al despotismo. El distintivo de las pequeñas repúblicas es la perma-nencia; el de las grandes, es vario, pero siempre se inclina al imperio. Casi todas las primeras han tenido una larga duración; de las segundas sólo Roma se mantuvo algunos si-glos, pero fue porque era república la capital y no lo era el resto de sus dominios, que se gobernaban por leyes e instituciones diferentes. Muy contraria es la política de un rey, cuya inclinación constante se dirige al aumento de sus posesio-

nes, riquezas y facultades; con ra-zón, porque se autoridad crece con estas adquisiciones, tanto con res-pecto a sus vecinos como a sus pro-pios vasallos, que temen en él un poder tan formidable cuanto es su imperio, que se conserva por me-dio de la guerra y de las conquistas. Por estas razones pienso que los americanos, ansiosos de paz, cien-cias, artes, comercio y agricultura, preferirían las repúblicas a los rei-nos, y me parece que estos deseos se conformarán con las miras de la Europa. No convengo en el sistema federal entre los populares y representati-vos, por ser demasiado perfecto y exigir virtudes y talentos políticos muy superiores a los nuestros; por igual razón rehúso la monarquía mixta de aristocracia y democracia que tanta fortuna y esplendor ha procurado a Inglaterra. No siéndo-nos posible lograr entre las repúbli-cas y monarquías lo más perfecto y acabado, evitemos caer en anar-quías demagógicas o en tiranías monócratas. Busquemos un medio entre extremos opuestos que nos conducirían a los mismos escollos, a la infelicidad y al deshonor. Voy a arriesgar el resultado de mis ca-vilaciones sobre la suerte futura de la América; no la mejor, sino la que sea más asequible. Por la naturaleza de las localidades, riquezas, población y carácter de los mexicanos, imagino que inten-tarían al principio establecer una república representativa en la cual tenga grandes atribuciones el poder ejecutivo, concentrándolo en un in-dividuo que si desempeña sus fun-ciones con acierto y justicia, casi naturalmente vendrá a conservar una autoridad vitalicia. Si su inca-pacidad o violenta administración excita una conmoción popular que triunfe, este mismo poder ejecutivo quizás se difundirá en una asam-blea. Si el partido preponderante es militar o aristocrático, exigirá pro-bablemente una monarquía, que al principio será limitada y constitu-cional y después inevitablemente declinará en absoluta; pues debe-

¿Se puede concebir que un pueblo recientemente des-encadenado, se lance a la esfera de la libertad, sin

que, como a Icaro, se le deshagan las alas y recaiga en el abismo? Tal prodigio es inconcebible, nunca

visto. Por consiguiente, no hay un raciocinio verosímil que nos halague con esta esperanza.

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mos convenir en que nada hay más difícil en el orden político que la conservación de una monarquía mixta; y también es preciso con-venir en que sólo un pueblo tan patriota como el inglés es capaz de contener la autoridad de un rey y de sostener el espíritu de libertad bajo un cetro y una corona. Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizás una asociación. Esta magnífica po-sición entre los dos grandes mares podrá ser con el tiempo el emporio del universo. Sus canales acorta-rán las distancias del mundo; es-trecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia; traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. ¡Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio! La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas (en honor de este hé-roe de la filantropía), se funde en-tre los confines de ambos países, en el soberbio puerto de Bahía-honda. Esta posición, aunque des-conocida, es más ventajosa por to-dos respectos. Su acceso es fácil, y su situación tan fuerte, que puede hacerse inexpugnable. Posee un clima puro y saludable, un territo-rio tan propio para la agricultura como para la cría de ganados, y una grande abundancia de maderas de construcción. Los salvajes que la habitan serían civilizados, y nues-tras poseciones se aumentarían en la adquisición de la Goajira. Esta nación se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al criador de nuestro hemisferio. Su gobierno

podrá imitar al inglés; con la di-ferencia de que en lugar de un rey habrá un poder ejecutivo electi-vo, cuando más vitalicio, y jamás hereditario si se quiere república; una cámara o senado legislativo hereditario, que en las tempesta-des políticas se interponga entre las olas populares y los rayos del gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restric-ciones que las de la Cámara Baja de Inglaterra. Esta constitución participará de todas formas, y yo deseo que no participe de todos los vicios. Como esta es mi patria, tengo un derecho incontestable para desearla lo que en mi opinión es mejor. Es muy posible que la Nueva Granada no convenga en el reconocimiento de un gobier-no central, porque es en extremo adicta a la federación; entonces formará por sí sola un Estado que, si subsiste, podrá ser muy dichoso por sus grandes recursos de todos géneros. Poco sabemos de las opiniones que prevalecen en Buenos Aires, Chile y Perú; juzgando por lo que se trasluce y por las apariencias, en Buenos Aires habrá un gobier-no central en que los militares se lleven la primacía por consecuen-cia de sus divisiones intestinas y guerras externas. Esta constitución degenerará necesariamente en una oligarquía o una monocracia, con más o menos restricciones, y cuya denominación nadie puede adivi-nar. Sería doloroso que tal cosa sucediese, porque aquellos habi-tantes son acreedores a la más es-p l é n d i d a gloria. El rei-no de C h i -l e

está llamado por la naturaleza de su situación, por las costumbres inocentes y virtuosas de sus mo-radores, por el ejemplo de sus ve-cinos, los fieros republicanos del Arauco, a gozar de las bendiciones que derraman las justas y dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en Amé-rica, me inclino a pensar que será la chilena. Jamás se ha extinguido allí el espíritu de libertad; los vi-cios de la Europa y del Asia llega-rán tarde o nunca a corromper las costumbres de aquel extremo del universo. Su territorio es limitado; estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hom-bres; no alterará sus leyes, usos y prácticas; preservará su uniformi-dad en opiniones políticas y reli-giosas; en una palabra, Chile pue-de ser libre. El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y es-clavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad; se enfurece en los tu-multos, o se humilla en las cade-nas. Aunque estas reglas serían aplicables a toda la América, creo que con más justicia las merece Lima por los concep-tos que he expuesto y por la cooperación que ha prestado a sus señores contra sus propios her-manos,

los ilustres hijos de Quito, Chile y Buenos Aires. Es constante que el que aspira a obtener la libertad, a lo menos lo intenta. Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democracia, ni los esclavos y par-dos libertos la aristocracia; los pri-meros preferirán la tiranía de uno solo, por no padecer las persecu-ciones tumultuarias y por esta-blecer un orden siquiera pacífico. Mucho hará si concibe recordar su independencia. De todo lo expuesto, podemos deducir estas consecuencias: las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse; al fin obtendrán el suceso; algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y centrales; se fundarán monarquías casi inevita-blemente en las grandes seccio-nes, y algunas serán tan infelices que devorarán sus elementos, ya en la actual, ya en las futuras revo-luciones; que una gran monarquía no será fácil consolidar; una gran república imposible. Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo

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una sola nación con un solo vín-culo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un ori-gen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consi-guiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remo-tos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de insta-lar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios, a tratar de dis-cutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dicho-sa de nuestra regeneración; otra esperanza es infundada; semejante a la del abate St. Pierre que conci-bió al laudable delirio de reunir un congreso europeo para decidir de la suerte de los intereses de aque-llas naciones. «Mutaciones importantes y feli-ces, continúa, pueden ser frecuen-temente producidas por efectos individuales. Los americanos me-ridionales tienen una tradición que dice que cuando Quetralcohuatl, el Hermes o Buhda de la América del Sur, resignó su administración y los abandonó, les prometió que volvería después que los siglos designados hubiesen pasado, y que él reestrablecería su gobier-no y renovaría su felicidad. Esta tradición, ¿no opera y excita una convicción de que muy pronto debe volver? ¿concibe V. cuál será el efecto que producirá, si un in-dividuo apareciendo entre ellos demostrase los caracteres de Que-tralcohuatl, el Buhda del bosque, o Mercurio, del cual han hablado tanto las otras naciones? ¿no cree V. que esto inclinaría todas las partes? ¿no es la unión todo lo que se necesita para ponerlos en es-tado de expulsar a los españoles,

sus tropas, y los partidarios de la corrompida España, para hacerlos capaces de establecer un imperio poderoso, con un gobierno libre, y leyes benévolas?» Pienso como V. que causas indivi-duales pueden producir resultados generales, sobre todo en las re-voluciones. Pero no es el héroes, gran profeta, o Dios del Anahuac, Quetralcohualt, el que es capaz de operar los prodigiosos beneficios que V. propone. Este personaje es apenas conocido del pueblo mexi-cano, y no ventajosamente; porque tal es la suerte de los vencidos aun-que sean Dioses. Sólo los historia-dores y literatos se han ocupado cuidadosamente en investigar su origen, verdadera o falsa misión, sus profecías y el término de su ca-rrera. Se disputa si fue un apóstol de Cristo o bien pagano. Unos su-ponen que su nombre quiere decir Santo Tomás; otros que Culebra Emplumajada; y otros dicen que es el famoso profeta de Yucatán, Chilan-Cambal. En una palabra, los más de los autores mexicanos, polémicos e historiadores profa-nos, han tratado con más o menos extensión la cuestión sobre el ver-dadero caracter de Quetralcohualt. El hecho es, según dice Acosta, que él estableció una religión, cu-yos ritos, dogmas y misterios te-nían una admirable afinidad con la de Jesús, y que quizás es la más semejante a ella. No obstante esto, muchos escritores católicos han procurado alejar la idea de que

este profeta fuese verdadero, sin querer reconocer en él a un San-to Tomás como lo afirman otros célebres autores. La opinión ge-neral es que Quetralcohualt es un legislador divino entre los pueblos paganos de Anahuac, del cual era lugar-teniente el gran Motekzoma, derivando de él su autoridad. De aquí se infiere que nuestros mexi-canos no seguirían el gentil Que-tralcohualt aunque pareciese bajo las formas más idénticas y favo-rables, pues que profesan una reli-gión la más intolerante y exclusiva de otras. Felizmente, los directores de la independencia de México se han aprovechado del fanatismo con el mejor acierto, proclamando a la famosa virgen de Guadalupe por reina de los patriotas, invocándola en todos los casos arduos y lleván-dola en sus banderas. Con esto, el entusiasmo político ha formado una mezcla con la religión que ha producido un fervor vehemente por la sagrada causa de la liber-tad. La veneración de esta imagen en México es superior a la más exaltada que pudiera inspirar el más diestro profeta. Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra rege-neración. Sin embargo, nuestra di-visión no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y refor-madores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el

imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las po-testades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos aunque más vehementes e ilustra-dos. De esto modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga, siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros la masa ha seguido a la inteligencia. Yo diré a V. lo que puede poner-nos en aptitud de expulsar a los españoles, y de fundar en gobier-no libre. Es la unión, ciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigi-dos. La América está encontrada entre sí, porque se halla abandona-da de todas las naciones, aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y combatida por la España que po-see más elementos para la guerra, que cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir. Cuando los sucesos no están ase-gurados, cuando el Estado es dé-bil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vaci-lan; las opiniones dividen, las pa-siones las agitan, y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria: entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América Me-ridional; entonces las ciencias y las artes que nacieron en el Oriente y han ilustrado la Europa, volarán a Colombia libre que las convidará con un asilo. Tales son, señor, las observacio-nes y pensamientos que tengo el honor de someter a V. para que los rectifique o deseche según su mé-rito; suplicándole se persuada que me he atrevido a exponerlos, más por no ser descortés, que porque me crea capaz de ilustrar a V. en la materia.

Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo

que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tie-ne un origen, una lengua, unas costumbres y una reli-gión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse; mas no es posible porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres

desemejantes, dividen a la América.

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Discurso de AngosturaSimón Bolívar. (1819)

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Señor. ¡Dichoso el ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha convocado la

soberanía nacional para que ejerza su voluntad absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres más favoreci-dos de la Divina Providencia, ya que he tenido el honor de reunir a los re-presentantes del pueblo de Venezue-la en este augusto Congreso, fuente de la autoridad legítima, depósito de la voluntad soberana y árbitro del destino de la nación.Al trasmitir a los representantes del pueblo el Poder Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis conciuda-danos y los de nuestras futuras ge-neraciones, que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y pruden-cia. Cuando cumplo con este dulce deber, me liberto de la inmensa au-toridad que me agobiaba, como de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamen-te una necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del pueblo, me habría sometido al terrible y peligro-so encargo de Dictador Jefe Supre-mo de la República. ¡Pero ya respiro devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social!No ha sido la época de la República, que he presidido, una mera tempes-tad política, ni una guerra sangrienta, ni una anarquía popular, ha sido, sí, el desarrollo de todos los elementos desorganizadores; ha sido la inun-dación de un torrente infernal que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre, ¡y un hombre como yo!, ¿qué diques podría oponer al ímpetu de estas devastaciones? En medio de este piélago de angustias no he sido más que un vil juguete del huracán

revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he po-dido hacer ni bien ni mal; fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuírmelos no sería justo y sería darme una im-portancia que no merezco. ¿Queréis conocer los autores de los aconteci-mientos pasados y del orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Venezuela; examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extran-jero; observad los primeros actos del gobierno republicano, la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter nacional. No me preguntéis sobre los efectos de estos trastornos para siem-pre lamentables; apenas se me puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que han obrado so-bre Venezuela; sin embargo, mi vida, mi conducta, todas mis acciones pú-blicas y privadas están sujetas a la

censura del pueblo. ¡Representantes! Vosotros debéis juzgarlas. Yo some-to la historia de mi mando a vues-tra imparcial decisión; nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de buen ciudadano, preferible para mí al de Libertador que me dio Venezuela, al de Pacifi-cador que me dio Cundinamarca, y a los que el mundo entero puede dar.¡Legisladores!Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vues-tro es ahora el augusto deber de con-sagraros a la felicidad de la Repúbli-ca; en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria, ellas sellarán los de-cretos que fijen nuestra libertad. En este momento el Jefe Supremo de la República no es más que un simple ciudadano; y tal quiere quedar hasta la muerte. Serviré, sin embargo, en

la carrera de las armas mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la patria ca-paces de dirigirla, talentos, virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el pa-trimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo; y fuera de este Soberano Cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas épocas han mostrado valor para arrostrar los pe-ligros, prudencia para evitarlos, y el arte, en fin, de gobernarse y de go-bernar a otros. Estos ilustres varones merecerán, sin duda, los sufragios del Congreso y a ellos se encargará del gobierno, que tan cordial y sin-ceramente acabo de renunciar para siempre.La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos de-mocráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas popu-lares, porque nada es tan peligroso

versión PUBlicado en el correo del orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del 20 de feBrero al 13 de marzo de 1819.

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como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobra-da justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.Ya, pues, que por este acto de mi adhesión a la libertad de Venezuela puedo aspirar a la gloria de ser con-tado entre sus más fieles amantes, permitidme, señor, que exponga con la franqueza de un verdadero repu-blicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución que me tomo la libertad de ofreceros en testimonio de la sinceridad y del can-dor de mis sentimientos. Como se trata de la salud de todos, me atrevo a creer que tengo derecho para ser oído por los representantes del pueblo. Yo sé muy bien que vuestra sabiduría no ha menester de consejos, y sé tam-bién que mi proyecto acaso, os pa-recerá erróneo, impracticable. Pero, señor, aceptad con benignidad este trabajo, que más bien es el tributo de mi sincera sumisión al Congreso que el efecto de una levedad presun-tuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones la creación de un cuerpo político y aun se podría decir la crea-ción de una sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes que pre-senta una situación la más singular y difícil, quizás el grito de un ciudada-no puede advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido.Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos cuál es la base de la Repú-blica de Venezuela.Al desprenderse América de la Mo-narquía Española, se ha encontra-do, semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa, cayó dispersa en medio del antiguo mun-do. Cada desmembración formó en-tonces una nación independiente con forme a su situación o a sus intereses; pero con la diferencia de que aque-llos miembros volvían a restablecer sus primeras asociaciones. Nosotros ni aun conservamos los vestigios de lo que fue en otro tiempo; no somos

europeos, no somos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles. Americanos por naci-miento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a

los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que nos vio nacer, contra la oposición de los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y complicado. Toda-vía hay más; nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la libertad, cuanto que estábamos colocados en un grado inferior al de la servidum-bre; porque no solamente se nos ha-bía robado la libertad, sino también la tiranía activa y doméstica. Permí-taseme explicar esta paradoja. En el régimen absoluto, el poder autoriza-do no admite límites. La voluntad del déspota, es la ley suprema ejecutada arbitrariamente por los subalternos que participan de la opresión organi-zada en razón de la autoridad de que gozan. Ellos están encargados de las funciones civiles, políticas, militares y religiosas, pero al fin son persas los sátrapas de Persia, son turcos los bajáes del gran señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria. China no envía a buscar mandarines a la cuna de Gengis Kan que la conquistó. Por el contrario, América, todo lo recibía de España que realmente la había privado del goce y ejercicio de la ti-ranía activa; no permitiéndonos sus funciones en nuestros asuntos do-mésticos y administración interior. Esta abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos; tampoco

gozábamos de la consideración per-sonal que inspira el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en las grandes revoluciones. Lo diré de una vez,

estábamos abstraídos, ausentes del universo, en cuanto era relativo a la ciencia del gobierno.Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber, ni poder, ni virtud. Discí-pulos de tan perniciosos maestros las lecciones que hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el en-gaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inex-periencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la li-cencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia. Semejante a un robusto cie-go que, instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la segu-ridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un pueblo per-vertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tira-nos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico

rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad. Así, legisla-dores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que cons-tituir a hombres pervertidos por las ilusiones del error, y por incentivos nocivos. «La libertad-dice Rousseau es un alimento suculento, pero de difícil digestión». Nuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobus-tecer su espíritu mucho antes que lo-gren digerir el saludable nutritivo de la libertad. Entumidos sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras, y ani-quilados por las pestilencias serviles, ¿eran capaces de marchar con pasos firmes hacia el augusto templo de la libertad? ¿Serán capaces de admirar de cerca sus espléndidos rayos y res-pirar sin opresión el éter puro que allí reina?Meditad bien vuestra elección, le-gisladores. No olvidéis que vais a echar los fundamentos a un pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha se-ñalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar de Venezuela que debe inspiraros el acierto de escoger la naturaleza y la forma de gobierno que vais a adoptar para la felicidad del pueblo; si no acertáis, repito, la esclavitud será el término de nuestra transformación.Los anales de los tiempos pasados os presentarán millares de gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aún es, víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas todos para oprimirlos; y si la cos-tumbre de mirar al género humano conducido por pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan cho-cante espectáculo, nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer so-bre la superficie del globo como viles rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La naturaleza, a la verdad, nos dota al nacer del in-centivo de la libertad; mas sea pere-

...un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la vengan-za por la justicia...

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za, sea propensión inherente a la hu-manidad, lo cierto es que ella reposa tranquila aunque ligada con las tra-bas que le imponen. Al contemplarla en este estado de prostitución, parece que tenemos razón para persuadirnos que, los más de los hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía.¡Ojalá que esta máxima contraria a la moral de la naturaleza, fuese falsa! ¡Ojalá que esta máxima no estuviese sancionada por la indolencia de los hombres con respecto a sus derechos más sagrados!Muchas naciones antiguas y moder-nas han sacudido la opresión; pero son rarísimas las que han sabido go-zar de algunos preciosos momentos de libertad; muy luego han recaí-do en sus antiguos vicios políticos; porque son los pueblos, más bien que los gobiernos, los que arrastran tras sí la tiranía. El hábito de la do-minación, los hace insensibles a los encantos del honor y de la prosperi-dad nacional; y miran con indolencia la gloria de vivir en el movimiento de la libertad, bajo la tutela de leyes dictadas por su propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.Sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta liber-tad; pero ¿cuál es el gobierno demo-crático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad y permanencia? ¿Y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes y poderosos imperios por siglos y siglos? ¿Qué gobierno más antiguo que el de China? ¿Qué Re-pública ha excedido en duración a la de Esparta, a la de Venecia? ¿El Im-perio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene Francia catorce siglos de monarquía? ¿Quién es más grande que Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocra-cias y monarquías.A pesar de tan crueles reflexiones, yo me siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República al entrar en su noble ca-rrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo, y aspirando a lo más

perfecto al separarse Venezuela de la nación española, ha recobrado su independencia, su libertad, su igual-dad, su soberanía nacional. Consti-tuyéndose en una República demo-crática, proscribió la monarquía, las distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios; declaró los derechos del hombre, la libertad de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Es-tos actos eminentemente liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra legislación con caracteres indelebles, la majestad del pueblo dignamen-te expresada, al sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una nación. Necesito de recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la vehemencia de que soy susceptible, el supremo bien que encierra en sí este Código inmortal de nuestros derechos y de nuestras leyes. ¡Pero cómo osaré decirlo! ¿Me atreveré yo a profanar, con mi censura las tablas sagradas de nuestras leyes?... Hay sentimientos que no se pueden con-tener en el pecho de un amante de la patria; ellos rebosan agitados por su propia violencia, y a pesar del mismo que los abriga, una fuerza imperio-sa los comunica. Estoy penetrado de la idea de que el gobierno de Vene-zuela debe reformarse; y que aunque muchos ilustres ciudadanos piensan como yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamen-te la adopción de nuevos principios. Esta consideración me insta a tomar

la iniciativa en un asunto de la mayor gravedad, y en que hay sobrada au-dacia en dar avisos a los consejeros del pueblo.Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución federal de Venezuela, tanto más me persuado de la imposi-bilidad de su aplicación a nuestro es-tado. Y, según mi modo de ver, es un prodigio que su modelo en el Norte de América subsista tan próspera-mente y no se trastorne al aspecto del primer embarazo o peligro. A pesar de que aquel pueblo es un mo-delo singular de virtudes

p o -l í t i -cas y de ilustración moral; no obstante que la libertad ha sido su cuna, se ha criado en la libertad, y se alimenta de pura libertad; lo diré todo, aunque Bajo de muchos respectos, este pueblo es único en la historia del género humano es un prodigio, repito, que un sistema tan débil y com-

plicado como el federal haya podido regirlo en circunstancias tan difíciles y delicadas como las pasadas. Pero sea lo que fuere de este gobierno con respecto a la nación norteamericana, debo decir, que ni remotamente ha entrado en mi idea asimilar la situa-ción y naturaleza de los Estados tan distintos como el inglés americano y el americano español. ¿No sería muy difícil aplicar a España el Código de libertad política, civil y religiosa de Inglaterra? Pues aun es más difícil adaptar en Venezuela las leyes de Norteamérica. ¿No dice el Espíri-tu de las Leyes que éstas deben ser propias para el pueblo que se hacen? ¿Que es una gran casualidad que las de una nación puedan convenir a otra? ¿Que las leyes deben ser rela-tivas a lo físico del país, al clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de vida de los pueblos? ¿Referirse al grado de libertad que la Constitución puede sufrir, a la religión de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su comercio, a sus cos-tumbres, a sus modales? ¡He aquí el

Código que debíamos consul-tar, y no el de Washing-ton!La Constitución vene-zolana sin embargo de

haber tomado sus ba-ses de la más

Tengamos presente que nuestro pueblo no es el eu-ropeo, ni el americano del norte, que más bien es un compuesto de África y de América, que una emana-ción de Europa, pues que hasta España misma, deja de ser Europa por su sangre africana, por sus insti-tuciones y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La

mayor parte del indígena se ha aniquilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y

éste se ha mezclado con el indio y con el europeo.

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perfecta, si se atiende a la corrección de los principios y a los efectos be-néficos de su administración, difirió esencialmente de la americana en un punto cardinal y, sin duda, el más im-portante. EL Congreso de Venezuela como el americano participa de algu-nas de las atribuciones del Poder Eje-cutivo. Nosotros, además, subdividi-mos este Poder habiéndolo sometido a un cuerpo colectivo sujeto, por consiguiente, a los inconvenientes de hacer periódica la existencia del gobierno, de suspenderla y disolver-la siempre que se separan sus miem-bros. Nuestro triunvirato carece, por decirlo, de unidad, de continuación y de responsabilidad individual; está privado de acción momentánea, de vida continua, de uniformidad real, de responsabilidad inmediata y un gobierno que no posee cuanto cons-tituye su moralidad, debe llamarse nulo.Aunque las facultades del Presiden-te de los Estados Unidos están limi-tadas con restricciones excesivas, ejerce por sí solo todas las funciones gubernativas que la Constitución le atribuye, y es indudable que su ad-ministración debe ser más uniforme, constante y verdaderamente propia, que la de un poder diseminado entre varios individuos cuyo compues-to no puede ser sernos menos que monstruoso.El poder judicial en Venezuela es semejante al americano, indefinido en duración, temporal y no vitalicio, goza de toda la independencia que le corresponde.El Primer Congreso en su Constitu-ción federal más consultó el espíritu de las provincias, que la idea sólida de formar una República indivisible y central. Aquí cedieron nuestros le-gisladores al empeño inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de la fe-licidad del pueblo americano, pen-sando que, las bendiciones de que goza son debidas exclusivamente a la forma de gobierno y no al carácter y costumbres de los ciudadanos. Y, en efecto, el ejemplo de los Estados Unidos, por su peregrina prosperidad, era demasiado lisonjero para que no fuese seguido. ¿Quién puede resistir

al atractivo victorioso del goce pleno y absoluto de la soberanía, de la in-dependencia, de la libertad? ¿Quién puede resistir al amor que inspira un gobierno inteligente que liga a un mismo tiempo, los derechos particu-lares a los derechos generales; que forma de la voluntad común la ley suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al imperio de un gobierno bienhechor que con una mano hábil, activa, y poderosa dirige siempre, y en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección social, que es el fin único de las institucio-nes humanas?Mas por halagüeño que parezca, y sea en efecto este magnifico sistema federativo, no era dado a los venezo-lanos gozarlo repentinamente al salir de las cadenas. No estábamos prepa-rados para tanto bien; el bien, como el mal, da la muerte cuando es súbito

y excesivo. Nuestra constitución mo-ral no tenía todavía La consistencia necesaria para recibir el beneficio de un gobierno completamente repre-sentativo, y tan sublime que podía ser adaptado a una república de santos.¡Representantes del Pueblo! Voso-tros estáis llamados para consagrar, o suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado, o des-echado en nuestro pacto social. A vosotros pertenece el corregir la obra de nuestros primeros legisladores; yo querría decir, que a vosotros toca cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro Código político;

porque no todos los corazones están formados para amar a todas las bel-dades; ni todos los ojos, son capaces de soportar la luz celestial de la per-fección. EL libro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra Divina que nos ha enviado la Providencia para mejorar a los hombres, tan sublime, tan santa, es un diluvio de fuego en Constantinopla, y el Asia entera ar-dería en vivas llamas, si este libro de paz se le impusiese repentinamente por código de religión, de leyes y de costumbres.Séame permitido llamar la atención del Congreso sobre una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos presente que nuestro pue-blo no es el europeo, ni el americano del norte, que más bien es un com-puesto de África y de América, que una emanación de Europa, pues que hasta España misma, deja de ser Eu-

ropa por su sangre africana, por sus instituciones y por su carácter. Es im-posible asignar con propiedad a qué familia humana pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha ani-quilado, el europeo se ha mezclado con el americano y con el africano, y éste se ha mezclado con el indio y con el europeo. Nacidos todos del seno de una misma madre, nuestros padres, diferentes en origen y en san-gre, son extranjeros, y todos difieren visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de la ma-yor trascendencia.Los ciudadanos de Venezuela gozan

todos por la Constitución, intérprete de la naturaleza, de una perfecta igual-dad política. Cuando esta igualdad no hubiese sido un dogma en Atenas, en Francia y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para corregir la diferencia que aparentemente exis-te. Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y exclu-sivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios; como también lo está que no todos los hombres nacen igual-mente aptos a la obtención de todos los rangos; pues todos deben practi-car la virtud y no todos la practican; todos deben ser valerosos, y todos no lo son; todos deben poseer talentos, y todos no lo poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, tem-peramento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propia-mente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente be-néfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razón de la propaga-ción de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel dis-cordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han evitado!Habiendo ya cumplido con la justi-cia, con la humanidad, cumplamos

Si el principio de la igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria,

las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente lla-mada política y social.

El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor

suma de seguridad social y mayor suma de estabili-dad política.

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ahora con la política, con la sociedad, allanando las dificultades que opone un sistema tan sencillo y natural, mas tan débil que el menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad de origen requiere un pulso infinita-mente firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta sociedad heterogénea cuyo complicado artifi-cio se disloca, se divide, se disuelve con la más ligera alteración.El sistema de gobierno más perfec-to es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política. Por las leyes que dictó el primer Congreso tenemos derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las vues-tras, debemos lisonjearnos que la se-guridad y la estabilidad eternizarán esta dicha. A vosotros toca resolver el problema. ¿Cómo, después de ha-ber roto todas las trabas de nuestra antigua opresión podemos hacer la obra maravillosa de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se cambien en armas liberticidas? Las reliquias de la dominación españo-la permanecerán largo tiempo antes que lleguemos a anonadarlas; el con-tagio del despotismo ha impregnado nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra, ni el específico de nuestras

saludables leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras manos ya están libres, y todavía nuestros co-razones padecen de las dolencias de la servidumbre. EL hombre, al per-der la libertad, decía Homero, pierde la mitad de su espíritu.Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad ci-vil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la igual-dad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las costum-bres públicas. Luego, extendiendo la vista sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijemos la atención sobre los peligros que debemos evi-tar. Que la historia nos sirva de guía en esta carrera. Atenas, la primera, nos da el ejemplo más brillante de una democracia absoluta, y al ins-

tante, la misma Atenas, nos ofrece el ejemplo más melancólico de la ex-trema debilidad de esta

especie de gobierno. El más sabio legislador de

Grecia no vio conservar su República diez años, y sufrió

la humillación de reconocer la insuficiencia de la democracia

absoluta para regir ninguna es-pecie de sociedad, ni con la más

cuita, morígera y limitada, porque sólo brilla con relámpagos de li-bertad. Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al mundo; y le ha enseñado cuán difícil es dirigir por simples leyes a los hombres.La República de Esparta, que parecía

una invención quimérica, produjo más efectos reales que la obra inge-niosa de Solón. Gloria, virtud moral, y, por consiguiente, la felicidad na-cional, fue el resultado de la legisla-ción de Licurgo. Aunque dos reyes en un Estado son dos monstruos para devorarlo, Esparta poco tuvo que sentir de su doble trono, en tanto que Atenas se prometía la suerte más espléndida, con una soberanía abso-luta, libre elección de magistrados, frecuentemente renovados. Leyes suaves, sabias y políticas. Pisístrato, usurpador y tirano fue más saludable a Atenas que sus leyes; y Pericles, aunque también usurpador, fue el más útil ciudadano. La República de Tebas no tuvo más vida que la de Pelópidas y Epaminondas; porque a veces son los hombres, no los princi-pios, los que forman los gobiernos. Los códigos, los sistemas, los esta-tutos por sabios que sean son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades: ¡hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustra-dos constituyen las repúblicas!La Constitución Romana es la que mayor poder y fortuna ha producido a ningún pueblo del mundo; allí no había una exacta distribución de los poderes. Los Cónsules, el Senado, el Pueblo, ya eran Legisladores, ya magistrados, ya Jueces; todos parti-cipaban de todos los poderes. El Eje-cutivo, compuesto de dos Cónsules, padecía el mismo inconveniente que el de Esparta. A pesar de su deformi-dad no sufrió la República la desas-trosa discordancia que toda previsión habría supuesto inseparable de una magistratura compuesta de dos indi-viduos, igualmente autorizados con

las facultades de un monarca. Un go-bierno cuya única inclinación era la conquista, no parecía destinado a ci-mentar la felicidad de su nación. Un gobierno monstruoso y puramente guerrero, elevó a Roma al más alto esplendor de virtud y de gloria; y for-mó de la tierra un dominio romano para mostrar a los hombres de cuánto son capaces las virtudes políticas; y cuán diferentes suelen ser las institu-ciones.Y pasando de los tiempos antiguos a los modernos encontraremos a Inglaterra y a Francia llamando la atención de todas las naciones, y dándoles lecciones elocuentes de toda especie en materia de gobierno. La revolución de estos dos grandes pueblos, como un radiante meteoro, ha inundado al mundo con tal profu-sión de luces políticas, que ya todos los seres que piensan han aprendido cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus deberes; en qué consiste la excelencia de los gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos sa-ben apreciar el valor intrínseco de las teorías especulativas de los filósofos y legisladores modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha encendido los pechos de los apáticos españoles, que también se han lanza-do en el torbellino político; han he-cho sus efímeras pruebas de libertad, han reconocido su incapacidad para vivir bajo el dulce dominio de las le-yes y han vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras inmemoriales.Aquí es el lugar de repetiros, legis-ladores, lo que os dice el elocuente Volney en la dedicatoria de su Rui-nas de Palmira: «A los pueblos na-cientes de las Indias Castellanas, a los jefes generosos que los guían a la libertad: que los errores e infor-tunios del mundo antiguo enseñen la sabiduría y la felicidad al mundo nuevo». Que no se pierdan, pues, las lecciones de la experiencia; y que las secuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y de América nos instruyan en la difícil ciencia de crear y conservar las naciones con le-yes propias, justas, legítimas, y sobre todo útiles. No olvidando jamás que la excelencia de un gobierno no con-siste en su teórica, en su forma, ni en

Un gobierno republicano ha sido, es, y debe ser el de Venezuela; sus bases deben ser la soberanía del pueblo, la división de los poderes, la libertad civil, la proscripción de la esclavitud, la abolición de la monarquía y de los privilegios. Necesitamos de la

igualdad para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las opiniones políticas y las

costumbres públicas.

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su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al carácter de la na-ción para quien se instituye.Roma y la Gran Bretaña son las na-ciones que más han sobresalido en-tre las antiguas y modernas; ambas nacieron para mandar y ser libres; pero ambas se constituyeron no con brillantes formas de libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo, representantes, el estudio de la Constitución britá-nica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los pueblos que la adoptan; pero por per-fecta que sea, estoy muy lejos de pro-poneros su imitación servil. Cuando hablo del Gobierno británico sólo me refiero a lo que tiene de republicanis-mo, y a la verdad ¿puede llamarse pura monarquía un sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y el equilibrio de los pode-res, la libertad civil, de conciencia, de imprenta, y cuanto es sublime en la política? ¿Puede haber más liber-

tad en ninguna especie de república? ¿y puede pretenderse a más en el or-den social? Yo os recomiendo esta Constitución popular, la división y el equilibrio de los poderes, la libertad civil, de como la más digna de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del hombre y a toda la felicidad política que es compati-ble con nuestra frágil naturaleza.En nada alteraríamos nuestras leyes fundamentales, si adoptásemos un Poder Legislativo semejante al Par-lamento británico. Hemos dividido como los americanos la representa-ción nacional en dos Cámaras: la de Representantes y el Senado. La pri-mera está compuesta muy sabiamen-te, goza de todas las atribuciones que le corresponden y no es susceptible de una reforma esencial, porque la Constitución le ha dado el origen, la forma y las facultades que re-quiere la voluntad del pueblo para ser legítima y competente-mente representada. Si el Senado en lugar de ser electivo fuese he-reditario, sería en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra República. Este Cuerpo en las tempestades políticas para-ría los rayos del gobierno, y rechazaría las olas popula-res. Adicto al gobierno por el justo interés de su propia

conservación, se opondría siempre a las invasiones que

el pueblo intenta contra la ju-risdicción y la autoridad de sus magistrados. Debemos confe-sarlo: los más de los hombres desconocen sus verdaderos

intereses y constantemente pro-curan asaltarlos en las manos de

sus depositarios; el individuo pug-na contra la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto, es preciso

que en todos los gobiernos exista un cuerpo neutro que se ponga siempre de parte del ofendido y desarme al ofensor. Este cuerpo

neutro, para que pueda ser tal, no ha de deber su origen a la elección del gobierno, ni a la del pueblo; de modo que goce de una plenitud de indepen-dencia que ni tema, ni espere nada de estas dos fuentes de autoridad. El Senado hereditario como parte del pueblo, participa de sus intereses, de sus sentimientos y de su espíritu. Por esta causa no se debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de los intereses populares, ni olvide sus deberes legislativos. Los senado-res en Roma, y los lores en Londres, han sido las columnas más firmes so-bre que se ha fundado el edificio de la libertad política y civil.Estos senadores serán elegidos la primera vez por el Congreso. Los su-cesores al Senado llaman la primera atención del gobierno, que debería educarlos en un colegio especial-mente destinado para instruir aque-llos tutores, legisladores futuros de la patria. Aprenderían las artes, las ciencias y las letras que adornan el espíritu de un hombre público; desde su infancia ellos sabrían a qué carre-ra la Providencia los destinaba y des-de muy tiernos elevarían su alma a la dignidad que los espera.De ningún modo sería una violación de la igualdad política la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza la que pretendo establecer, porque, como ha dicho un célebre republicano, sería destruir a la vez la igualdad y la libertad. Es un ofi-cio para el cual se deben preparar los candidatos, y es un oficio que exige mucho saber, y los medios propor-cionados para adquirir su instruc-ción. Todo no se debe dejar al aca-so y a la ventura en las elecciones: el pueblo se engaña más fácilmente que la naturaleza perfeccionada por el arte; y aunque es verdad que es-tos senadores no saldrían del seno de las virtudes, también es verdad que saldrían del seno de una educación ilustrada. Por otra parte, los Liberta-

dores de Venezuela son acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe su existencia. Creo que la posteridad vería con sen-timiento, anonadados los nombres ilustres de sus primeros bienhecho-res; digo más, es del interés público, es de la gratitud de Venezuela, es del honor nacional, conservar con gloria hasta la última posteridad, una raza de hombres virtuosos, prudentes y esforzados que superando todos los obstáculos, han fundado la Repúbli-ca a costa de los más heroicos sacri-ficios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación de sus bienhe-chores, es indigno de ser libre, y no lo será jamás.Un Senado hereditario, repito, será la base fundamental del Poder Legisla-tivo y, por consiguiente, será la base de todo gobierno. Igualmente servirá de contrapeso para el gobierno y para el pueblo; será una potestad interme-diaria que embote los tiros que recí-procamente se lanzan estos eternos rivales. En todas las luchas la calma de un tercero viene a ser el órgano de la reconciliación, así el Senado de Venezuela será la traba de este edificio delicado y harto susceptible de impresiones violentas; será el iris que calmará las tempestades y man-tendrá la armonía entre los miembros y la cabeza de este cuerpo político.Ningún estímulo podrá adulterar un Cuerpo Legislativo investido de los primeros honores, dependiente de sí mismo, sin temer nada del pueblo, ni esperar nada del gobierno, que no tiene otro objeto que el de reprimir todo principio de mal y propagar todo principio de bien; y que está al-tamente interesado en la existencia de una sociedad en la cual participa de sus efectos funestos o favorables. Se ha dicho con demasiada razón que la Cámara alta de Inglaterra, es pre-ciosa para la nación porque ofrece un baluarte a la libertad, y yo añado que el Senado de Venezuela, no sólo se-ría un baluarte de la libertad, sino un apoyo para eternizar la República.El Poder Ejecutivo británico está re-vestido de toda la autoridad soberana que le pertenece; pero también está circunvalado de una triple línea de diques, barreras y estacadas. Es Jefe

La educación popular debe ser el cuidado primogé-nito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son

nuestras primeras necesidades.

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del Gobierno, pero sus ministros y subalternos dependen más de las le-yes que de su autoridad, porque son personalmente responsables, y ni aun las mismas órdenes de la autoridad real los eximen de esta responsabili-dad. Es Generalísimo del Ejército y de la Marina; hace la paz, y declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta anualmente las sumas con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los Tribunales y Jueces dependen de él, las leyes emanan del Parlamento que las ha consa-grado. Con el objeto de neutralizar su poder, es inviolable y sagrada la persona del Rey; y al mismo tiempo que le dejan libre la cabeza le ligan las manos con que debe obrar. El So-berano de Inglaterra tiene tres formi-dables rivales: su Gabinete que debe responder al Pueblo y al Parlamento; el Senado, que defiende los intere-ses del Pueblo como Representante de la Nobleza de que se compone, y la Cámara de los Comunes, que sir-ve de órgano y de tribuna al pueblo británico. Además, como los jueces son responsables del cumplimiento de las leyes, no se separan de ellas, y los administradores del Erario, sien-do perseguidos no solamente por sus propias infracciones, sino aun por

las que hace el mismo gobierno, se guardan bien de malversar los fon-dos públicos. Por más que se exami-ne la naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no se puede hallar nada que no incline a juzgar que es el más perfecto modelo, sea para un Reino, sea para una Aristocracia, sea para una democracia. Aplíquese a Vene-zuela este Poder Ejecutivo en la per-sona de un Presidente, nombrado por el Pueblo o por sus Representantes, y habremos dado un gran paso hacia la felicidad nacional.Cualquiera que sea el ciudadano que llene estas funciones, se encontrará auxiliado por la Constitución; autori-zado para hacer bien, no podrá hacer mal, porque siempre que se someta a las leyes, sus ministros cooperarán con él; si por el contrario, pretende infringirlas, sus propios ministros lo dejarán aislado en medio de la Repú-blica, y aun lo acusarán delante del Senado. Siendo los ministros los res-ponsables de las transgresiones que se cometan, ellos son los que gobier-nan, porque ellos son los que las pa-gan. No es la menor ventaja de este sistema la obligación en que pone a los funcionarios inmediatos al Poder Ejecutivo de tomar la parte más inte-resada y activa en las deliberaciones del gobierno, y a mirar como propio este departamento. Puede suceder que no sea el Presidente un hombre de grandes talentos, ni de grandes virtudes, y no obstante la carencia de estas cualidades esenciales, el Presi-dente desempeñará sus deberes de un modo satisfactorio; pues en tales ca-sos el Ministerio, haciendo todo por sí mismo, lleva la carga del Estado.Por exorbitante que parezca la au-toridad del Poder Ejecutivo de In-glaterra, quizás no es excesiva en la República de Venezuela. Aquí el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza a los magistrados. Este cuerpo deliberante ha asumido una parte de las funciones ejecutivas contra la máxima de Montesquieu, que dice que un Cuerpo Represen-tante no debe tomar ninguna reso-lución activa: debe hacer leyes y ver si se ejecutan las que hace. Nada es tan contrario a la armonía entre los poderes, como su mezcla. Nada es

tan peligroso con respecto al pueblo, como la debilidad del Ejecutivo, y si en un reino se ha juzgado necesario concederle tantas facultades, en una república, son éstas infinitamente más indispensables.Fijemos nuestra atención sobre esta diferencia y hallaremos que el equili-brio de los poderes debe distribuirse de dos modos. En las repúblicas el Ejecutivo debe ser el más fuerte, por-que todo conspira contra él; en tanto que en las monarquías el más fuerte debe ser el Legislativo, porque todo conspira en favor del monarca. La veneración que profesan los pueblos a la magistratura real es un prestigio, que influye poderosamente a aumen-tar el respeto supersticioso que se tributa a esta autoridad. El esplendor del trono, de la corona, de la púrpura; el apoyo formidable que le presta la nobleza; las inmensas riquezas que generaciones enteras acumulan en una misma dinastía; la protección fraternal que recíprocamente reciben todos los reyes, son ventajas muy considerables que militan en favor de la autoridad real, y la hacen casi ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que deben con firmar la necesidad de atribuir a un magistrado republicano, una suma mayor de autoridad que la que posee un príncipe constitucional.Un magistrado republicano, es un in-dividuo aislado en medio de una so-ciedad, encargado de contener el ím-petu del pueblo hacia la licencia, la propensión de los jueces y adminis-tradores hacia el abuso de las leyes. Está sujeto inmediatamente al Cuer-po Legislativo, al Senado, al pueblo: es un hombre solo resistiendo el ata-que combinado de las opiniones, de los intereses y de las pasiones del Es-tado social que, como dice Carnot, no hace más que luchar continuamente entre el deseo de dominar, y el deseo de substraerse a la dominación. Es, en fin, un atleta lanzado contra otra multitud de atletas.Sólo puede servir de correctivo a esta debilidad, el vigor bien cimentado y más bien proporcionado a la resis-tencia que necesariamente le oponen al Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judiciario y el pueblo de una repú-

blica. Si no se ponen al alcance del Ejecutivo todos los medios que una justa atribución le señala, cae inevi-tablemente en la nulidad o en su pro-pio abuso; quiero decir, en la muerte del gobierno, cuyos herederos son la anarquía, la usurpación y la tira-nía. Se quiere contener la autoridad ejecutiva con restricciones y trabas; nada es más justo; pero que se ad-vierta que los lazos que se pretenden conservar se fortifican sí, mas no se estrechan.Que se fortifique, pues, todo el sis-tema del gobierno, y que el equili-brio se establezca de modo que no se pierda, y de modo que no sea su propia delicadeza, una causa de de-cadencia. Por lo mismo que ninguna forma de gobierno es tan débil como la democracia, su estructura debe ser de la mayor solidez; y sus institucio-nes consultarse para la estabilidad. Si no es así, contemos con que se esta-blece un ensayo de gobierno, y no un sistema permanente; contemos con una sociedad díscola, tumultuaria y anárquica y no con un establecimien-to social donde tengan su imperio la felicidad, la paz y la justicia.No seamos presuntuosos, legislado-res; seamos moderados en nuestras pretensiones. No es probable conse-guir lo que no ha logrado el género humano; lo que no han alcanzado las más grandes y sabias naciones. La li-bertad indefinida, la democracia ab-soluta, son los escollos adonde han ido a estrellarse todas las esperanzas republicanas. Echad una mirada so-bre las repúblicas antiguas, sobre las repúblicas modernas, sobre las repú-blicas nacientes; casi todas han pre-tendido establecerse absolutamente democráticas, y a casi todas se les han frustrado sus justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres que anhelan por instituciones legíti-mas y por una perfección social; pero ¿quién ha dicho a los hombres que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud, que exigen imperiosamente la liga del poder con la justicia? ¡Ángeles, no hombres, pueden únicamente existir libres, tranquilos y dichosos, ejerciendo to-dos la potestad soberana!Ya disfruta el pueblo de Venezuela

propuestas de organizaciòn de una republica. el pensamiento republicano de bolivar

Cuando deseo atribuir al Ejecutivo una suma de facultades superior a la que antes gozaba, no he

deseado autorizar un dés-pota para que tiranice la República, sino impedir que el despotismo deli-berante no sea la causa inmediata de un círculo de vicisitudes despóticas en que alternativamente la anarquía sea reempla-zada por la oligarquía y

por la monocracia.

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de los derechos que legítima y fá-cilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de las pretensiones excesivas que quizás le suscitaría la forma de un gobierno incompetente para él. Abandonemos las formas fe-derales que no nos convienen; aban-donemos el triunvirato del Poder Ejecutivo; y concentrándolo en un presidente, confiémosle la autoridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación, al estado de guerra que sufrimos, y a la especie de los enemigos externos y domésticos, contra quienes tendre-mos largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se desprenda de las atribuciones que corresponden al Ejecutivo; y adquiera no obstante nueva consistencia, nueva influencia en el equilibrio de las autoridades. Que los tribunales sean reforzados por la estabilidad, y la independencia de los jueces; por el establecimiento de jurados; de códigos civiles y cri-minales que no sean dictados por la antigüedad, ni por reyes conquista-dores, sino por la voz de la naturale-za, por el grito de la justicia y por el genio de la sabiduría.Mi deseo es que todas las partes del gobierno y administración, adquie-ran el grado de vigor que únicamente puede mantener el equilibrio, no sólo entre los miembros que componen el gobierno, sino entre las diferentes fracciones de que se compone nues-tra sociedad. Nada importaría que los resortes de un sistema político se re-lajasen por su debilidad, si esta rela-jación no arrastrase consigo la diso-lución del cuerpo social, y la ruina de los asociados. Los gritos del género humano en los campos de batalla, o en los campos tumultuarios claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos legisladores, que han pensado que se pueden hacer impunemente

ensayos de quiméricas institucio-nes. Todos los pueblos del mundo han pretendido la libertad; los unos por las armas, los otros por las leyes, pasando alternativamente de la anar-quía al despotismo o del despotismo a la anarquía; muy pocos son los que se han contentado con pretensiones moderadas, constituyéndose de un modo conforme a sus medios, a su espíritu y a sus circunstancias.No aspiremos a lo imposible, no sea que por elevarnos sobre la región de la libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la libertad absoluta se desciende siempre al poder abso-luto, y el medio entre estos dos tér-minos es la suprema libertad social. Teorías abstractas son las que produ-cen la perniciosa idea de una libertad ilimitada. Hagamos que la fuerza pú-blica se contenga en los límites que la razón y el interés prescriben; que la voluntad nacional se contenga en los límites que un justo poder le señala; que una legislación civil y criminal análoga a nuestra actual Constitu-ción domine imperiosamente sobre el poder judiciario, y entonces habrá un equilibrio, y no habrá el choque que embaraza la marcha del Estado, y no habrá esa complicación que tra-ba, en vez de ligar la sociedad.Para formar un gobierno estable se requiere la base de un espíritu na-cional, que tenga por objeto una in-clinación uniforme hacia dos puntos capitales: moderar la voluntad ge-neral, y limitar la autoridad pública. Los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de una difícil asignación, pero se puede concebir que la regla que debe dirigirlos, es la restricción, y la concentración re-cíproca a fin de que haya la menos frotación posible entre la voluntad y el poder legítimo. Esta ciencia se ad-quiere insensiblemente por la prácti-ca y por el estudio. El progreso de las

luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud del espíri-tu es la que ensancha el progreso de las luces.EL amor a la patria, el amor a las le-yes, el amor a los magistrados son las nobles pasiones que deben ab-sorber exclusivamente el alma de un republicano. Los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque éstas han sido nocivas, y eran la fuente del mal; tampoco han po-dido amar a sus magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la carrera en que han entrado. Si no hay un respeto sagra-do por la patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo: es un conflic-to singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.Para sacar de este caos nuestra na-ciente república, todas nuestras fa-cultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobier-no en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad, uni-dad, debe ser nuestra divisa. La sangre de nuestros ciu-dadanos es diferente, mez-clémosla para unirla; nuestra Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para unirlos; nuestras leyes son funes-tas reliquias de todos los despotis-mos antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando hasta sus ruinas, eleve-mos un templo a la justicia; y bajo los aus-picios de su santa ins-piración dicte-mos un Código de leyes venezola-nas. Si queremos con-sultar monumentos y mo-delos de legislación, la Gran Bretaña, la Francia, la América sep-tentrional los ofrecen admirables.La educación popular debe ser el cui-dado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son nuestras primeras necesidades.

Tomemos de Atenas su areópago, y los guardianes de las costumbres y de las leyes; tomemos de Roma sus censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una santa alianza de estas instituciones morales, renovemos en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de Esparta sus austeros establecimien-tos, y formando de estos tres manan-tiales una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta potes-tad cuyo dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana. Constituyamos este areópago para que vele sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional; para que puri-fique lo que se haya corrompido en la República; que acuse la ingratitud, el egoísmo, la frialdad del amor a la patria, el ocio, la negligencia de los ciudadanos; que juzgue de los prin-cipios de corrupción, de los ejemplos

perniciosos; debiendo corregir las costumbres con

propuestas de organizaciòn de una republica. el pensamiento republicano de bolivar

Yo abandono a vuestra soberana decisión la reforma o la revocación de todos mis estatutos y decretos; pero yo imploro la confirmación de la libertad ab-

soluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.

Page 64: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez64

penas morales, como las leyes casti-gan los delitos con penas aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no sola-mente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que vio-la la Constitución, sino lo que viola el respeto público. La jurisdicción de este tribunal verdaderamente san-to, deberá ser efectiva con respecto a la educación y a la instrucción, y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales, o registros donde se consignan sus actas y de-liberaciones; los principios morales y las acciones de los ciudadanos, se-rán los libros de la virtud y del vicio. Libros que consultará el pueblo para sus elecciones, los magistrados para sus resoluciones, y los jueces para sus juicios. Una institución semejan-te que más que parezca quimérica, es infinitamente más realizable que otras que algunos legisladores anti-guos y modernos han establecido con menos utilidad del género humano.¡Legisladores! Por el proyecto de Constitución que reverentemente so-meto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que lo ha dictado. Al pro-poneros la división de los ciudadanos en activos y pasivos, he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas de la in-dustria, el trabajo y el saber. Estimu-lando estos dos poderosos resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres, hacerlos honra-dos y felices. Poniendo restricciones justas y prudentes en las asambleas primarias y electorales, ponemos el primer dique a la licencia popular, evitando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos han im-primido el desacierto en las eleccio-nes y ha ligado, por consiguiente, el desacierto a los magistrados, y a la marcha del gobierno; pues este acto primordial, es el acto generativo de la libertad o de la esclavitud de un pueblo.Aumentando en la balanza de los poderes el peso del Congreso por el número de los legisladores y por la naturaleza del Senado, he procurado darle una base fija a este primer cuer-po de la nación y revestirlo de una consideración importantísima para el

éxito de sus funciones soberanas.Separando con límites bien señala-dos la jurisdicción ejecutiva, de la jurisdicción legislativa, no me he propuesto dividir sino enlazar con los vínculos de la armonía que nace de la independencia, estas potestades supremas cuyo choque prolongado jamás ha dejado de aterrar a uno de los contendientes. Cuando deseo atri-buir al Ejecutivo una suma de facul-tades superior a la que antes gozaba, no he deseado autorizar un déspota para que tiranice la República, sino impedir que el despotismo delibe-rante no sea la causa inmediata de un círculo de vicisitudes despóticas en que alternativamente la anarquía sea reemplazada por la oligarquía y por la monocracia. Al pedir la estabilidad de los jueces, la creación de jurados y un nuevo código, he pedido al Con-greso la garantía de la libertad civil, la más preciosa, la más justa, la más necesaria. En una palabra, la única libertad, pues que sin ella las demás son nulas. He pedido la corrección de los más lamentables abusos que su-fre nuestra judicatura, por su origen vicioso de ese piélago de legislación

española que semejante al tiempo re-coge de todas las edades y de todos los hombres, así las obras de la de-mencia como las del talento, así las producciones sensatas, como las ex-travagantes, así los monumentos del ingenio, como los del capricho. Esta enciclopedia judiciaria, monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido el azote de los pueblos españo-les, es el suplicio más refinado que la cólera del cielo ha permitido descar-gar sobre este desdichado Imperio.Meditando sobre el modo efectivo de regenerar el carácter y las costum-bres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he sentido la audacia de inventar un poder moral, sacado del fondo de la oscura antigüedad, y de aquellas olvidadas leyes que mantu-vieron, algún tiempo, la virtud entre los griegos y romanos. Bien puede ser tenido por un cándido delirio, mas no es imposible, y yo me lison-jeo que no desdeñaréis enteramente un pensamiento que mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.Horrorizado de la divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros

por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno federativo, he sido arras-trado a rogaros para que adoptéis el centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una Repú-blica sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, reden-tora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración será la muerte.Mi deber es, legisladores, presenta-ros un cuadro prolijo y fiel de mi ad-ministración política, civil y militar, mas sería cansar demasiado vuestra importante atención y privaros en este momento de un tiempo tan pre-cioso como urgente. En consecuen-cia, los secretarios de Estado darán cuenta al Congreso de sus diferentes Departamentos exhibiendo al mismo tiempo los documentos y archivos que servirán de ilustración para to-mar un exacto conocimiento del es-tado real y positivo de la República.Yo no os hablaría de los actos más notables de mi mando si éstos no incumbiesen a la mayoría de los ve-nezolanos. Se trata, señor, de las re-soluciones más importantes de este último período.La atroz e impía esclavitud cubría con su negro manto la tierra de Ve-nezuela, y nuestro cielo se hallaba recargado de tempestuosas nubes, que amenazaban un diluvio de fue-go. Yo imploré la protección del Dios de la humanidad, y luego la redención disipó las tempestades. La esclavitud rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos agradecidos que han convertido los instrumen-tos de su cautiverio en armas de libertad. Sí, los que antes eran es-clavos, ya son libres; los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son defensores de una patria. Enca-receros la justicia, la necesidad y la beneficencia de esta medida, es superfluo cuando vosotros sabéis la historia de los ilotas, de Espartaco y de Haití; cuando vosotros sabéis que no se puede ser libre y esclavo a la vez, sino violando a la vez las leyes naturales, las leyes políticas y las leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión la refor-ma o la revocación de todos mis

propuestas de organizaciòn de una republica. el pensamiento republicano de bolivar

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 65

propuestas de organizaciòn de una republica. el pensamiento republicano de bolivar

estatutos y decretos; pero yo im-ploro la confirmación de la liber-tad absoluta de los esclavos, como imploraría mi vida y la vida de la República.Representaros la historia militar de Venezuela sería recordaros la his-toria del heroísmo republicano en-tre los antiguos; sería deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de los sacrificios hechos sobre el altar de la libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de nuestros generosos guerreros, sino los honores sublimes que se tributan a los bienhechores del gé-nero humano. No combatiendo por el poder, ni por la fortuna, ni aun por la gloria, sino tan sólo por la libertad, títulos de libertadores de la República, son sus dignos ga-lardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con estos íncli-tos varones, he instituido el orden de los Libertadores de Venezuela. ¡Legisladores! A vosotros pertene-cen las facultades de conocer ho-nores y decoraciones, vuestro es el deber de ejercer este acto augusto de la gratitud nacional.Hombres que se han desprendido de todos los goces, de todos los bienes que antes poseían, como el produc-to de su virtud y talentosos hom-bres que han experimentado cuanto es cruel en una guerra honrosa, pa-deciendo las privaciones más dolo-rosas, y los tormentos más acerbos, hombres tan beneméritos de la pa-tria, han debido llamar la atención del gobierno. En consecuencia he mandado recompensarlos con los bienes de la nación. Si he contraído para con el pueblo alguna especie de mérito, pido a sus representan-tes oigan mi súplica como el pre-mio de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la distribución de los bienes nacionales, conforme a la ley que a nombre de la Repú-blica he decretado a beneficio de los militares venezolanos.Ya que por infinitos triunfos he-mos logrado anonadar las huestes españolas, desesperada la Corte de Madrid ha pretendido sorpren-der vanamente la conciencia de los magnánimos soberanos que aca-

ban de extirpar la usurpación y la tiranía en Europa, y deben ser los protectores de la legitimidad y de la justicia de la causa americana. Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumisión, recurre España a su política insidiosa; no pudiendo vencernos, ha querido emplear sus artes suspicaces. Fernando se ha hu-millado hasta confesar que ha me-nester de la protección extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo, ¡a un yugo que todo poder es nulo para imponerlo! Convencida Venezuela de poseer las fuerzas su-ficientes para repeler a sus opreso-res, ha pronunciado, por el órgano del gobierno, su última voluntad de combatir hasta expirar, por defen-der su vida política, no sólo contra España, sino contra todos los hom-bres, si todos los hombres se hubie-sen degradado tanto, que abrazasen la defensa de un gobierno devora-dor, cuyos únicos móviles son una espada exterminadora y las llamas de la Inquisición. Un gobierno que ya no quiere dominios, sino desier-tos; ciudades, sino ruinas; vasallos, sino tumbas. La declaración de la República de Venezuela es el Acta más gloriosa, más heroica, más dig-na de un pueblo libre; es la que con mayor satisfacción tengo el honor de ofrecer al Congreso ya sancio-nada por la expresión unánime del pueblo de Venezuela.Desde la segunda época de la Re-pública nuestro ejército carecía de elementos militares, siempre ha estado desarmado; siempre le han faltado municiones; siempre ha estado mal equipado. Ahora los soldados defensores de la indepen-dencia no solamente están arma-dos de la justicia, sino también de la fuerza. Nuestras tropas pueden

medirse con las más selectas de Europa, ya que no hay desigualdad en los medios destructores. Tan grandes ventajas las debemos a la liberalidad sin límites de algunos generosos extranjeros que han vis-to gemir la humanidad y sucumbir la causa de la razón, y no la han visto tranquilos espectadores, sino que han volado con sus protectores auxilios, y han prestado a la Repú-blica cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filan-trópicos. Estos amigos de la huma-nidad son los genios custodios de América, y a ellos somos deudores de un eterno reconocimiento, como igualmente de un cumplimiento re-ligioso, a las sagradas obligaciones que con ellos hemos contraído. La deuda nacional, legisladores, es el depósito de la fe, del honor y de la gratitud de Venezuela. Respetadla como la Arca Santa, que encierra no tanto los derechos de nuestros bienhechores, cuanto la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos pri-mero que quebrantar un empeño que ha salvado la patria y la vida de sus hijos.La reunión de Nueva Granada y Venezuela en un grande Estado ha sido el voto uniforme de los pue-blos y gobiernos de estas Repúbli-cas. La suerte de la guerra ha veri-ficado este enlace tan anhelado por todos los colombianos; de hecho estamos incorporados. Estos pue-blos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos, sus des-tinos. Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal, que ofrece un cuadro tan asombroso. Volan-do por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los si-

glos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siendo arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del uni-verso, extendiéndose sobre sus di-latadas costas, entre esos océanos, que la naturaleza había separado, y que nuestra patria reúne con pro-longados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo distribuyendo por sus divi-nas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo uni-verso; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuan superior es la suma de las luces, a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la libertad, empuñando el cetro de la justicia, coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majes-tad del mundo moderno.Dignaos, legisladores, acoger con indulgencias la profesión de mi conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los ruegos fervorosos que a nombre del pue-blo me atrevo a dirigiros. Dignaos conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminente-mente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anar-quía y la culpa. Un Gobierno que haga reinar la inocencia, la huma-nidad y la paz. Un Gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad.Señor, empezad vuestras funcio-nes; yo he terminado las mías.

FRaGmEnTo DE La CaRTa DE SImón BoLIvaR a SImón RoDRIGUEZ, Pativilca, 19 de enero de 1824

¿Se acuerda Ud. cuando fuimos juntos al Monte Sacro en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la patria? Ciertamente no habrá Ud. olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros; día que anticipó por decirlo así, un juramento profético a la misma esperanza que no debíamos tener. Ud. Maestro mío, cuánto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan remota distancia. Con qué avidez habrá seguido Ud. mis pasos; estos pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud. mismo. Ud. formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud. me señaló.

Page 66: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez66

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

Sociedades Americanas(fragmentos)

Simón Rodríguez

CONCLUSION

De discurso en discurso, hemos venido subiendo al punto de vista, en que debemos considerar la cuestión SOCIAL ,

que el siglo somete a la decisión de los Americanos .

La variedad de hechos , reflexiones , i principios contenidos en este Preliminar , hasta aquí , presenta materia

bastante , para ayudar a fijar la atención en lo que falta

Veamos Veamos

a los europeos ,

inventando medios

de reparar un edificio

viejo , por no tener

donde hacer uno nuevo .

a los americanos ,

en un país vacío ,

perplejos , o imitando

sin necesidad , lo que

hacen los Europeos

Ambos perdiendo el tiempo

en hacer , con palabras

compuestas , nuevas com-

posiciones , para nombrar

las mismas cosas en EUROPA en AMERICA

monarquía constitucional

o

Constitución monárquica

Democracia monárquica

o

Monarquía democrática

cansados de la

República aristocrática

o

Aristocracia republicana

quieren

República

Real

o

Real

República

Por otra parte

los Comerciantes, los Proyectistas i los Clérigos

Componiendo

Traficracias

Colocracias i

Culticracias

para erijirlas en

Trafagarquías

Colonarquías i

Cultarquías

al cabo , todo viene a ser

forte-piano

o

piano-forte . . .

[72]

i no es poco parecida la historia de este instrumento a la historia del Gobierno .

El CLAVE era muí ruidoso ,, porque heria las cuerdas con plumas : para apagar el sonido , se pensó en poner tiras

de paño a las cuerdas , pero dejando las plumas ,, i el CLAVE se llamó MONACORDIO — despues se pensó en

sustituir martinetes a las plumas , i hacer por medio de rejistros , fuertes o suaves los sonidos = entónces el CLAVE se

llamó forte-piano o piano-forte , en honor de la lengua Italiana , que está en posesion de la Música —Despues viendo

que para tocar FORTE , no es menester estudiar ,, porque cuanto ménos entienda de música el Músico , mas FORTE

toca ,, conviniéron en llamar el instrumento PIANO solamente , i entenderse con la jente del arte , sabiendo que , para

sacar sonidos suaves , es menester tener oído i buen gusto — Así estuvo el Piano, por muchos años , siendo el primer

mueble en los Salones i las delicias del Estrado — en todas partes se construían , mejorando las formas ,, i llegó a

extenderse tanto el uso , que hubo [entre otras] una Compañía de fabricantes en Londres i en Paris , bajo el nombre de

Erard .

¿¡ Se creerá que en medio de tan quieta y pacífica posesión , hubo quien pretendiese restablecer el CLAVE !? Así

fué , pues . Un fabricante apurado que no sabia arreglar sus negocios , intentó echar abajo al PIANO , con un gran

Cajon trapezóide mixtilineo , a imitación del CLAVE antiguo [ él solo ocupaba el lugar de tres Pianos , i algo mas ]

Como los principios están en las cosas con cosas se enseñará a pensar.Símón RodríguezNo hay objeto aislado: el mas independiente - al parecer - tiene Relaciones (…) Símón Rodríguez

Tengan PACIENCIA, los que creen que el saber no consiste en Pequeñeces — los que llaman MINUCIASlos Principios , i NIMIEDAD su Exposición — los que , por creer esto , juzgan de la Densidad por elvolumen i de la Solidez por el bulto — i permitan queLos que gustan de minucias i nimiedades vean si el que da lecciones sabe enseñar — si el que habla comointelijente en Edificios es Arquitecto , maestro de Obras o simple Sobrestante

Hago un llamado a que luchemos más por la revolución en el terreno de las ideas. No hay revolución sin teoría revolucionaria. Escuelas de cuadros por todo el país, en los campos, en las ciudades, en los barrios, en las vaqueras, entre los cafetales, en todas partes vamos a discutir las ideas la teoría bolivariana revolucionaria. Hugo Chávez, Aló Presidente 14 de junio 2009

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 67

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

CONCLUSION

De discurso en discurso, hemos venido subiendo al punto de vista, en que debemos considerar la cuestión SOCIAL ,

que el siglo somete a la decisión de los Americanos .

La variedad de hechos , reflexiones , i principios contenidos en este Preliminar , hasta aquí , presenta materia

bastante , para ayudar a fijar la atención en lo que falta

Veamos Veamos

a los europeos ,

inventando medios

de reparar un edificio

viejo , por no tener

donde hacer uno nuevo .

a los americanos ,

en un país vacío ,

perplejos , o imitando

sin necesidad , lo que

hacen los Europeos

Ambos perdiendo el tiempo

en hacer , con palabras

compuestas , nuevas com-

posiciones , para nombrar

las mismas cosas en EUROPA en AMERICA

monarquía constitucional

o

Constitución monárquica

Democracia monárquica

o

Monarquía democrática

cansados de la

República aristocrática

o

Aristocracia republicana

quieren

República

Real

o

Real

República

Por otra parte

los Comerciantes, los Proyectistas i los Clérigos

Componiendo

Traficracias

Colocracias i

Culticracias

para erijirlas en

Trafagarquías

Colonarquías i

Cultarquías

al cabo , todo viene a ser

forte-piano

o

piano-forte . . .

[72]

i no es poco parecida la historia de este instrumento a la historia del Gobierno .

El CLAVE era muí ruidoso ,, porque heria las cuerdas con plumas : para apagar el sonido , se pensó en poner tiras

de paño a las cuerdas , pero dejando las plumas ,, i el CLAVE se llamó MONACORDIO — despues se pensó en

sustituir martinetes a las plumas , i hacer por medio de rejistros , fuertes o suaves los sonidos = entónces el CLAVE se

llamó forte-piano o piano-forte , en honor de la lengua Italiana , que está en posesion de la Música —Despues viendo

que para tocar FORTE , no es menester estudiar ,, porque cuanto ménos entienda de música el Músico , mas FORTE

toca ,, conviniéron en llamar el instrumento PIANO solamente , i entenderse con la jente del arte , sabiendo que , para

sacar sonidos suaves , es menester tener oído i buen gusto — Así estuvo el Piano, por muchos años , siendo el primer

mueble en los Salones i las delicias del Estrado — en todas partes se construían , mejorando las formas ,, i llegó a

extenderse tanto el uso , que hubo [entre otras] una Compañía de fabricantes en Londres i en Paris , bajo el nombre de

Erard .

¿¡ Se creerá que en medio de tan quieta y pacífica posesión , hubo quien pretendiese restablecer el CLAVE !? Así

fué , pues . Un fabricante apurado que no sabia arreglar sus negocios , intentó echar abajo al PIANO , con un gran

Cajon trapezóide mixtilineo , a imitación del CLAVE antiguo [ él solo ocupaba el lugar de tres Pianos , i algo mas ]

pero no se atrevió el fabricante a ponerle plumas ,, esperando , sin duda que el Cajón las pidiera ; porque Clave perfecto

pide PLUMAS .— Al verlo , en su Sala , una Señora anciana , se dirigió a sus hijas con el discurso siguiente .

“ Este sí que es CLAVE — aunque le faltan las lengüetas , ya vendrán : — es el instrumento de nuestros padres

,, el que todos conocen ; i no ese de moda , que ni es espineta ni es clave : en el de mi tiempo aprendí yo — aquel

clave se oía de todas las distancias , i aun junto al campanario durante los repiques . — Dejémonos de invenciones ,,

que al cabo , i por mas que se diga , al clave volveremos , por mil razones =

Si se echa a perder, cualquiera lo compone

Si se destiempla , fácil es hallar la clavija

Tiene buenas voces

Cualquiera se las saca , si aprieta bien la mano

En un baile , si el clavista es bueno , no se oyen los pies

[73]

En fin, mientras yo viva , en casa no habrá Piano sino Clave — i el que no esté contento , que se vaya .

Eso he dicho yo siempre , mi Señora , i a esta niña se lo he estado diciendo [aprobacion de un jóven que está

negociando casamiento con la hija.]

I U. , Señor , qué dice ?

(pregunta la Señora a otro jóven que está allí de visita , porque ya tomó Estado)

Yo, mi Señora, no soi del parecer del Señor ni del de U.: el Calve no vuelve : el gusto por el Piano es decidido : el

estilo del Piano está unido con el estilo músico del día : si porque el piano se destiempla , o porque el que lo toca no

es músico , se ocurre al clave = el remedio es peor que el mal ,, porque enseñando música habrá MUSICOS i los

músicos sabrán templar . Ni Cimarrosa ni Paesielo ni . . . Rossini se harían oir con gusto en el clave : el proyecto de

emplumar martinetes , no tendrá el suceso que se espera

,, Se

harán

Clavicímbalos

Claviórganos

Clavicordios

que serán claves con azúcar , para hacerlos pasar sin repuguancia ; pero clave solo , no

pasa .

con todo

podemos asegurar , segun el estado actual de la música

,, que

ni con címbalos

ni con órganos

ni con cordios

lo tragan

Se acabó el Clave , mi Señora.

el que lo toque en SALA , espere que lo SILBEN

i si lo toca en PLAZA , lo APEDREAN

El que no vea la historia del Gobierno en la del Piano , será porque no conoce el Piano — o porque no conoce el

Gobierno — o porque ni uno ni otro . Obsérvense las palabras notadas con diferente letra , i háganse aplicaciones =

las mas estan hechas .

Los Nombres no hacen las cosas ;

pero las distinguen :

lo mismo son las Acciones con las Ideas .

[74]

Echan a los Reyes por Malos , i los llaman por Buenos . Siempre serán Monarquistas las Naciones que no pueden o no

saben gobernarse sin Reyes =

las Europeas estan en el primer caso

las Americanas . en el segundo

Las unas deben componer su Clave

Las otras deben templar bien su Piano

Page 68: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez68

Erudición i Habilidades

Profesiones i Oficios , en tumulto ,

Herencias , Privilejios i Usurpaciones =

es la divisa de las Monarquías

la de las Repúblicas debe ser

Educación Popular

Destinación a Ejercicios útiles

aspiración fundada a la propiedad

Si es quimérica esta , desprécienla como tal i digan

la MONARQUIA

es el Gobierno natural de ...

la IGNORANCIA

el mas lejítimo , el mas sencillo , el mas durable que se conoce ;

Pero ,

No podemos volver a él , porque las Luces del siglo no lo consienten.

Perderémos el tiempo en tentativas inútiles ,

i qué haremos ?

ERRAR i PADECER

hasta que haya quien conozca

QUE LA NECESIDAD no consulta VOLUNTADES

Para conocer esto , no basta ser Ilustrado :

es menester ser SENSATO i PENSADOR .

Cualidades que pueden hallarse en un Sujeto

pero cuya reunion es rara

Solo los hombres dotados de las 3

ven las cosas como son en sí

i trabajan por hacerlas conocer

Ellos han hecho la Cartilla siguiente — examínese con atencion , i se vera que hai 2 especies de Política

[75]

Popular i

Gubernativa

i que , primero son Políticos

los Pueblos

que

sus Gobiernos

resultará que

2 Gobiernos de América no pueden simpatizar con los de Europa

porque

los Pueblos Americanos , en NADA se parecen a los Europeos .

La Cartilla demuestra

la influencia de las Costumbres en el Gobierno

i la del Gobierno en las Costumbres

El punto de partida indeciso

sobre

si es el Gobierno el que influye

o si son las Costumbres no lo será para quien piense

i ya múchos lo han decidido .

En el Sistema Republicano

el Gobierno forma las Costumbres

porque enseña a formarlas

En los demas , sean cuales fueren

las Costumbres forman el Gobierno

porque cada uno hace de sus hijos lo que quiere

En vano se atormentan , pues , queriendo que donde cada uno , en su casa , está disponiendo del Gobierno , haya

Gobierno que influya en las Costumbres

Acostumbrados a pedir a Dios milagros cuando buscamos peligros

El punto de partida indeciso

sobre

si es el Gobierno el que influye

o si son las Costumbres no lo será para quien piense

i ya múchos lo han decidido .

En el Sistema Republicano

el Gobierno forma las Costumbres

porque enseña a formarlas

En los demas , sean cuales fueren

las Costumbres forman el Gobierno

porque cada uno hace de sus hijos lo que quiere

En vano se atormentan , pues , queriendo que donde cada uno , en su casa , está disponiendo del Gobierno , haya

Gobierno que influya en las Costumbres

Acostumbrados a pedir a Dios milagros cuando buscamos peligros

El punto de partida indeciso

sobre

si es el Gobierno el que influye

o si son las Costumbres no lo será para quien piense

i ya múchos lo han decidido .

En el Sistema Republicano

el Gobierno forma las Costumbres

porque enseña a formarlas

En los demas , sean cuales fueren

las Costumbres forman el Gobierno

porque cada uno hace de sus hijos lo que quiere

En vano se atormentan , pues , queriendo que donde cada uno , en su casa , está disponiendo del Gobierno , haya

Gobierno que influya en las Costumbres

Acostumbrados a pedir a Dios milagros cuando buscamos peligros

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

Page 69: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 69

le pedimos un Milagro Político,

cuando nos juntamos en Congreso , a tratar de evitar los males que nos hace un Gobierno , que hemos hecho paraque

los haga .

[76]

CARTILLA

El Gobierno de un pueblo Bárbaro es GROSERO

i el . del . Feroz es BRUTAL

En este estado, la Concordancia entre

las costumbres

i

el Gobierno

de uno i otro

es perfecta

pero el Gobierno no dura, i la razon es que

el bárbaro se instruye

i

el feroz se humaniza

La MUERTE aleja a los Pueblos de su oríjen , cada dia —

i la EXPERIENCIA los lleva , de la mano , por 2 caminos

paralelos

por el uno marchan ELLOS

por el otro . sus GOBIERNOS

[78]

Camino del Gobierno i Camino del Pueblo

Un Gobierno grosero , o brutal , no puede

tener

Política : para todo ocurre a la Fuerza , i

los atrevidos lo ayudan .

Sus Violencias hacen al pueblo ASTUTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . la ASTUCIA

es el 1.er grado de Política Popular :

pero

la astucia del pueblo hace al Gobierno

SUSPICAZ (a)

(a)

la SUSPICACIA

es el 1.er grado de Política Gubernativa ,

pero

la Suspicacia del pueblo hace al Gobierno

DESCONFIADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . la DESCONFIANZA

es el 2.do

grado de Política Popular ;

pero

la desconfianza del pueblo hace al Gobierno

HIPOCRITA (b)

El punto de partida indeciso

sobre

si es el Gobierno el que influye

o si son las Costumbres no lo será para quien piense

i ya múchos lo han decidido .

En el Sistema Republicano

el Gobierno forma las Costumbres

porque enseña a formarlas

En los demas , sean cuales fueren

las Costumbres forman el Gobierno

porque cada uno hace de sus hijos lo que quiere

En vano se atormentan , pues , queriendo que donde cada uno , en su casa , está disponiendo del Gobierno , haya

Gobierno que influya en las Costumbres

Acostumbrados a pedir a Dios milagros cuando buscamos peligros

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

Page 70: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez70

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

[79]

(b)

la HIPOCRESIA

es el 2.do

grado de Política Gubernativa ;

pero

la hipocresía del Gobierno hace al Pueblo

FALSO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . la FALSEDAD

es el 3.er grado de Política Popular ;

pero

la falsedad del pueblo hace al Gobierno

ARBITRARIO (c)

(c)

la ARBITRARIEDAD

es el 3.er grado de Política Gubernativa ;

pero

la arbitrariedad del Gobierno hace al Pueblo

ATREVIDO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . NO HAI 4.to GRADO,

porque

el Pueblo PIERDE EL RESPETO al

Gobierno

Discordancia absoluta , entre las 2 partes , entónces =

el MIEDO hace al Gobierno TIRANICO i el ODIO hace al Pueblo CRUEL

[80]

Aquí entran las Intervenciones . Los Gobernantes hacen destrozar a los pueblos por sostenerse , bajo pretexto de

sostener sus Gobiernos , i causan un mal irreparable a la humanidad . . . un mal , orijen de muchísimos males = el

ODIO ETERNO ! que se profesan las naciones , i que sus Jefes protejen para fomento de sus guerras : lo honran con el

nombre de espíritu nacional , con el de rivalidad conservadora , i hasta emulacion se atreven a llamarlo .

El espiritu nacional es el fundamento de la Milicia

la rivalidad conservadora es su sosten

i la emulacion es el refinamiento

de los medios

i

. . modos

de destruirse

“El Soberano N

tiene , en pié de guerra tantos mil hombres

i

puede poner hasta tantos , cuando quiera. ”

es la expresion con que los Estadistas miden el respeto que merecen las naciones

i

cómo se levantan

cómo se mantienen

cómo se tratan

cómo se emplean

estos hombres

es el oprobio del entendimiento

no digamos humano

porque los leones no mandan tropas

Page 71: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 71

Estudio comparado quE pErmitE sEntar las basEs para la construcción dE la rEpública latinoamEricana sEgún simón rodríguEz

Por irrision invocan a la DIVINIDAD ! miéntras pelean , i

por hipocresia estrechan VINCULOS DE AMISTAD! miéntras descansan .

Si con esto prueban las naciones cultas su ALTA civilizacion =

los pueblos bárbaros hacen los mismo , i no profanan los nombres:

los Bárbaros

i

Invaden por Dominar

Destruyen por Vencer

Saquean por Enriquecerse

pero . . .

no dicen al vencido

ni

que lo toman bajo su Proteccion

que lo despojan, por socorrer a sus Defensores

que lo venden , por el bien de su Alma

que lo matan , por rejenerarlo

que se lo comen , por hacerle honor

[81]

“ Así ha sido el mundo i así es ” [ se dirá ]

pero

no se crea que así será ,, porque no debe ser así .

Esto lo saben hoi muchísimos , i cada dia es mayor el número .

Hoi se piensa , como nunca se habia pensado —

se oyen cosas , que nunca se habian oido —

se escribe , como nunca se habia escrito —

i esto va formando opinion en favor de una reforma , que nunca se habia intentado = LA DE LA SOCIEDAD .

Se objetará [ con razon ] que la voz del pueblo no es la del cielo , porque sea verdad lo que el pueblo dice ; sino porque

la voluntad de muchos vale mas que la de pocos

Se distinguirá (con razon tambien)

el todos lo dicen

del todos lo quieren

i del todos lo pueden

haciendo ver

que el todos lo dicen , es prueba de número , que no arguye razon sino para estúpidos .

que el así lo dice el S.D. Fulano , es prueba de autoridad , que no arguye razon sino para limitados

i se alegará que, siendo la fuerza moral el signo de la fuerza física , en vano se quiere lo que no se puede .

Pero

los Pueblos

de hoi

quieren mejorar su suerte, porque mala , pueden mejorarla, porque nada se opone, i dicen [ con mucha

razon ] que a la instruccion todos tienen derecho —i que el fin de la Sociedad es oponerse al abuso de

la fuerza física.

!

!

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez72

Visión latinoamEricanista dE idEntidad para la consEcución dEl idEario boliVariano

Nuestra América

José MartíPublicado en la revista cuba socialista en sePtiembre 1962. Cree el aldeano

vanidoso que el mundo entero es

su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mor-tifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden univer-sal, sin saber de los gigan-tes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mun-dos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las ar-mas en la almohada, como los varones de Juan de Cas-tellanos: las armas del jui-cio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de pie-dra.No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiem-po ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse,

como quienes van a pelear juntos. Los que en-senan los puños, como her-manos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos ma-nos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cer-cenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano casti-gado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuél-vanle sus tierras al herma-no. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofe-tada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zum-bando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tun-dan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el

gi-gan-

te de las siete le-

guas! Es la hora del recuen-to, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.A los sietemesinos sólo les faltará el valor. Los que no tienen fe en su tierra son hombres de siete meses. Porque les falta el valor a ellos, se lo niegan a los de-más. No les alcanza al ár-bol difícil el brazo canijo, el brazo de uñas pintadas y pulsera, el brazo de Madrid o de París, y dicen que no se puede alcanzar el árbol. Hay que cargar los barcos de esos insectos dañinos, que le roen el hueso a la patria que los nutre. Si son parisienses o madrileños, vayan al Prado, de faroles, o vayan a Tortoni, de sorbe-tes. ¡Estos hijos de carpin-tero, que se avergüenzan de que su padre sea carpintero! ¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, por-

que llevan delantal indio, de la madre que

los crió, y reniegan, ¡bribo-nes!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades! Pues, ¿quién es el hombre? ¿el que se queda con la madre, a curarle la enfermedad, o el que la pone a trabajar donde no la vean, y vive de su sustento en las tierras podridas con el gusano de corbata, maldiciendo del seno que lo cargó, pasean-do el letrero de traidor en la espalda de la casaca de pa-pel? ¡Estos hijos de nuestra América, que ha de salvar-se con sus indios, y va de menos a más; estos deser-tores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios, y va de más a menos! ¡Estos delicados, que son hombres y no quie-ren hacer el trabajo de hom-bres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía ve-nir contra su tierra pro¬pia? ¡Estos «increíbles» del ho-nor, que lo arrastran por el suelo extranjero, como los

Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como

quienes van a pelear juntos.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 73

increíbles de la Revolución francesa, danzando y rela-miéndose, arrastraban las erres!Ni ¿en qué patria puede te-ner un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, le-vantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompues-tos, ¿amas, en menos tiem-po histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas.* Cree el sober-bio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irreme-diable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ír por el mundo de gamo-nal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quie¬ren regir pueblos originales, de composición singular y vio-lenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de mo-narquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyés no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que aten-der para gobernar bien; y el buen gobernante en Améri-ca no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guián-dolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo, a

aquel estado apetecible don-de cada hombre se conoce y ejerce, y disfrutan todos de la abundancia que la Natu-raleza puso para todos en el pueblo que fecundan con su trabajo y defienden con sus vidas. El gobierno ha de na-cer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma de gobierno ha de avenirse a la consti-tución propia del país. El gobierno no es más que el equilibrio de los elementos naturales del país.Por eso el libro importado ha sido vencido en Amé-rica por el hombre natu-ral. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo au-tóctono ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la na-turale-za. El h o m -b r e natu-ral es b u e -n o ,

y acata y premia la inteli-gencia superior, mientras ésta no se vale de su sumi-sión para dañarle, o le ofen-de prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudi-ca el interés. Por esta con-formidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de Amé-rica al poder, y han caído en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapaci-dad para conocer los ele-mentos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de

gobierno y gobernar con ellos. Gobernan-

te, en un pueblo nuevo, quiere

decir crea-dor.

E n

p u e -b l o s

c o m -puestos de

elementos cultos e in-cultos, los i n c u l t o s goberna-rán, por su hábito de agre-dir y re-s o l v e r las du-

das con su mano, allí donde los cultos no aprendan el arte del gobierno. La masa inculta es perezosa, y tímida en las cosas de la inteligen-cia, y quiere que la gobier-nen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y go-bierna ella. ¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay uni-versidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o fran-cesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política ha-bría de negarse la entrada a los que desconocen los ru-dimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la acade-mia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni amba-ges; porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la ne-gligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de co-nocer sus elementos, es más fácil que resolver el proble-ma sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justi-cia acumulada de los libros, porque no se administra en acuerdos con las necesida-des patentes del país. Cono-cer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad

americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedi-llo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nues-tra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nues-tras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda te-ner el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.Con los pies en el rosario, la cabeza blanca y el cuerpo pinto de indio y criollo, ve-nimos, denodados, al mun-do de las naciones. Con el estandarte de la Virgen sali-mos a la conquista de la li-bertad. Un cura, unos cuan-tos tenientes y una mujer alzan en México la repúbli-ca, en hombros de los indios. Un canónigo español, a la sombra de su capa, instruye la libertad francesa a unos cuantos bachilleres magní-ficos, que ponen de jefe de Centro América contra Es-paña al general de España. Con los hábitos monárqui-cos, y el Sol por pecho, se echaron a levantar pueblos los venezolanos por el Norte y los argentinos por el Sur. Cuando los dos héroes cho-caron, y el continente iba a temblar, uno, que no fue el menos grande, volvió rien-das. Y como el heroísmo en la paz es más escaso, porque es menos glorioso que el de la guerra; como al hombre le es más fácil morir con honra que pensar con orden; como gobernar con los sentimien-tos exaltados y uná¬nimes es más hacedero que di-rigir, después de la pelea, los pensamientos diversos, arrogantes, exóticos o am-

Visión latinoamEricanista dE idEntidad para la consEcución dEl idEario boliVariano

Con los oprimidos había que hacer una causa común, para afianzar el sistema

opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez74

biciosos; como los poderes arrollados en la arremetida épica zapaban, con la cau-tela felina de la especie y el peso de lo real, el edificio que habían izado, en las co-marcas burdas y singulares de nuestra América mesti-za, en los pueblos de pierna desnuda y casaca de París, la bandera de los pueblos nu-tridos de savia gobernante en la práctica continua de la razón y de la libertad; como la constitución jerárquica de las colonias resistía la orga-nización democrática de la República, o las capitales de corbatín dejaban en el za-guán al campo de bota y po-tro, o los redentores biblió-genos no entendieron que la revolución que triunfó con el alma de la tierra había de gobernar, y no contra ella ni sin ella, entró a pa¬decer América, y padece, de la fa-tiga de acomodación entre los elementos discordantes y hostiles que heredó de un colonizador despótico y avieso, y las ideas y formas importadas que han venido retardando, por su falta de realidad local, el gobierno lógico. El continente desco-yuntado durante tres siglos por un mando que negaba el derecho del hombre al ejercicio de su razón, entró, desatendiendo o desoyendo a los ignorantes que lo ha-bían ayudado a redimirse, en un gobierno que tenía por base la razón; la razón de to-dos en las cosas de todos, y no la razón universitaria de unos sobre la razón campes-tre de otros. El problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu.Con los oprimidos había que hacer una causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. El tigre, espantado del fogona-

zo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuan-do la presa despierta, tiene al tigre encima. La colonia continuó viviendo en la re-pública; y nuestra América se está salvando de sus gran-des yerros —de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los cam-pesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen—, por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la repú-blica que lucha contra la co-lonia. El tigre espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina. Morirá, con las zarpas al aire, echando llamas por los ojos.Pero «estos países se salva-rán», como anunció Rivada-via el argentino, el que pecó de finura en tiempos crudos; al machete no le va vaina de seda, ni el país que se ganó con lanzón se puede echar el lanzón atrás, porque se enoja y se pone en la puerta del Congreso de Iturbide «a que le hagan emperador al rubio». Estos países se sal-varán porque, con el genio de la moderación que pare-ce imperar, por la armonía serena de la Naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la lectura crítica que ha su¬cedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se em-

papó la generación anterior, le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real.Eramos una visión, con el pecho de atleta, las manos de petimetre y la frente de niño. Éramos una máscara, con los calzones de Inglate-rra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España. El indio, mudo, nos daba vuel-tas alrededor, y se iba al monte, a la cumbre del mon-te, a bautizar a sus hijos. El negro, oteado, cantaba en la noche la música de su co-razón, solo y desconocido, entre las olas y las fieras. El campesino, el creador, se re-volvía, ciego de indignación, contra la ciudad desdeñosa, contra su criatura. Eramos charreteras y togas, en paí-ses que venían al mundo con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza. El genio hubiera estado en her-manar, con la caridad del co-razón y con el atrevimiento de los fundadores, la vincha y la toga; en desestancar al indio; en ir haciendo lado al negro suficiente; en ajustar la libertad al cuerpo de los

que se alzaron y vencieron por ella. Nos quedó el oidor, y el general, y el letrado, y el prebendado. La juventud angélica, como de los brazos de un pulpo, echaba al Cielo, para caer con gloria estéril, la cabeza, coronada de nu-bes. El pueblo natural, con el empuje del instinto, arro-llaba, ciego de triunfo, los bastones de oro. Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil de la resisten-cia del libro contra la lanza, de la razón contra el cirial, de la ciudad contra el cam-po, del imperio imposible de las castas urbanas divi-didas sobre la nación natu-ral, tempestuosa e inerte, se empieza, como sin saberlo, a probar el amor. Se ponen en pie los pueblos, y se sa-ludan. «¿Cómo somos?» se preguntan; y unos a otros se van diciendo cómo son. Cuando aparece en Cojímar un problema, no van a bus-car la solución a Dantzig. Las levitas son todavía de Francia, peto el pensamien-to empieza a ser de Améri-ca. Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura del sudor. Entien-den que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El

vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elemen-tos naturales; que las ideas absolutas, para no caer por un yerro de forma, han de ponerse en formas relati-vas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república. El tigre de aden-tro se echa por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caba-llería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los in-fantes, le envuelve el ene-migo la caballería. Estrate-gia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la sa-lud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el fue-go del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando, por las venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos. Surgen los es-tadistas naturales del estu-dio directo de Ja Naturaleza. Leen para aplicar, pero no para copiar. Los economis-tas estudian la dificultad en sus orígenes. Los oradores empiezan a ser sobrios. Los dramaturgos traen los carac-teres nativos a la escena. Las academias discuten temas viables. La poesía se corta la melena zorrillesca y cuelga del árbol glorioso el chaleco colorado. La prosa, cente-lleante y cernida, va cargada de idea. Los gobernadores, en las repúblicas de indios, aprenden indio.De todos sus peligros se va salvando América. So-

Visión latinoamEricanista dE idEntidad para la consEcución dEl idEario boliVariano

¿En qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre

las masas mudas de indios, al ruido de pe-lea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles?

Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono

ha vencido al criollo exótico. No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre

la falsa erudición y la naturaleza.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 75

bre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a re-cobrar, con prisa loca y su-blime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juá-rez paseaba en un coche de muías, ponen coche de vien-to y de cochero a una pompa de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pu-dre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra ra-paz contra el vecino, la sol-dadesca que puede devorar-las. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, mé-todos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas, un pue-blo emprendedor y pujante que la desconoce y la des-deña. Y como los pueblos viriles, que se han hecho de sí propios, con la escopeta y la ley, aman, y sólo aman, a los pueblos viriles; como la hora del desenfreno y la ambición, de que acaso se libre, por el predominio de lo más puro de su sangre, la América del Norte, o en que pudieran lanzarla sus masas vengativas y sórdidas, la tradición de conquista y el interés de un caudillo hábil, no está tan cercana aún a los ojos del más espantadizo, que no dé tiempo a la prue-ba de altivez, continua y dis-creta, con que se la pudiera encarar y desviarla; como su decoro de república pone a la América del Norte, ante los pueblos atentos del Uni-verso, un freno que no le ha de quitar la provocación pueril o la arrogancia osten-tosa o la discordia parricida

de nuestra América, el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedo-ra veloz de un pasado sofo-cante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nues-tros dueños. El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pron-to, para que no la desdeñe. Por el respeto, luego que la conociese, sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor del hombre y des-confiar de lo peor de él. Hay que dar ocasión a lo mejor

para que se revele y preva-lezca sobre lo peor. Si .no, lo peor prevalece. Los pue-blos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad.No hay odio de razas, porque no hay razas. Los pensadores canijos, los pensadores de lámparas, enhebran y recalientan las razas de librería, que el viajero justo y el observa-dor cordial buscan en vano en la justicia de la Natu-raleza, donde resalta en el amor victorioso y el apeti-to turbulento, la identidad universal del hombre. El alma emana, igual y eter-na, de los cuerpos diversos en forma y en color. Peca contra la Humanidad el

que fomente y propague la oposición y el odio de las razas. Pero en el amasijo de los pueblos se conden-san, en la cercanía de otros pueblos diversos, carac-teres peculiares y activos, de ideas y de hábitos, de ensanche y adquisición, de vanidad y de avaricia, que del estado latente de preocupaciones nacionales pudieran, en un período de desorden interno o de pre-cipitación del carácter acu-mulado del país, trocarse en amenaza grave para las tierras vecinas, aisladas y débiles, que el país fuer-te declara perecederas e inferiores. Pensar es ser-vir. Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continen-te, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras políticas, que son diferen-tes de las nuestras; ni tiene en mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira caritativo, desde su eminencia aún mal segu-ra, a los que, con menos favor de la Historia, suben a tramos heroicos la vía de las repúblicas; ni se han de esconder los datos patentes del problema que puede re-solverse, para la paz de los siglos, con el estudio opor-tuno y la unión tácita y ur-gente del alma continental. ¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la Améri-ca trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las nacio-nes románticas del conti-nente y por las islas dolo-rosas del mar, la semilla de la América nueva.

Visión latinoamEricanista dE idEntidad para la consEcución dEl idEario boliVariano

Los jóvenes de Amé-rica se ponen la ca-misa al codo, hun-den las manos en la masa, y la levantan con la levadura del

sudor. Entienden que se imita de-

masiado, y que la salvación está en crear. Crear es la

palabra de pase de esta generación.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez76

“Mariátegui, José Carlos (1894-1930), es el ideólogo peruano más importante del

siglo XX y posiblemente el pensa-dor marxista latinoamericano más influyente de su época. Aparte de sus libros, hay que destacar su ac-ción personal en la vida política pe-ruana, y su admirable labor como periodista, especialmente a través de las páginas de Amauta, revis-ta fundada por él en 1926, que se convirtió en uno de los grandes ór-ganos de difusión del pensamiento, la crítica y la creación en América. Esa labor es todavía más notable si se considera que la cumplió confi-nado en una silla de ruedas durante los años decisivos de su vida.”

MARIÁTEGUI Y LA REVOLU-CIÓN BOLIVARIANA. (FRAGMENTO)El principal acercamiento entre el esfuerzo teórico-político de José Carlos Mariátegui y la Revolución Bolivariana reside en el punto de partida de ambos: la reelaboración de un pensamiento propio, (…). A partir de allí se desprenden búsque-das, encuentros y desencuentros con las teorías universales vigen-tes; (…) identificación del papel de las grandes mayorías, de la mujer,

del indio, del hombre, del impe-rialismo. Es mediante la construc-ción de ese pensamiento original, (…) que Mariátegui entenderá que la única forma (…) para que Nuestramérica sea libre, soberana y autónoma es enmarcando su ac-ción en un programa de liberación anti-imperialista, socialista e indo-americano.En el caso de la Revolución Boli-variana encontramos que ese punto de inicio –la reelaboración de un pensamiento propio, en este caso, el bolivarianismo-, dará continui-dad a su proceso histórico y senti-do de pertinencia: la lucha de hoy es la misma emprendida por Guai-caipuro y los suyos, José Leonardo Chirinos, Bolívar, Zamora. Es el inventario del largo peregrinar de las masas populares bajo el someti-miento de los oligarcas, desde Páez hasta Gómez y desde el primer Be-tancourt hasta el último Caldera. Es el reconocimiento de las mino-rías indígenas, de los negros, de los explotados de siempre. Encuentro con el hombre, con la mujer de car-ne y hueso, dándole ese carácter humanista al proceso bolivariano. También es la lucha contra el im-perialismo y el esfuerzo por la inte-gración latinoamericana”

los puEblos nuEstroamEricanos como ElEmEnto intEgrador dE la rEgión

Mariátegui, la Revolución Bolivariana y el Socialismo Nuestroamericano

Luis Miguel Villafaña(El negro Villafaña)

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 77

Los pueblos de la América española se mueven, en una

misma dirección. La soli-daridad de sus destinos his-tóricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fi-sonomía étnica, política y moral de la América Hispa-na. Los métodos de coloni-zación de los españoles so-lidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistado-res impusieron a las pobla-ciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futu-ras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emocio-nes agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pue-blos indoespañoles tuvo,

en suma, una trayectoria uniforme.La generación libertadora sintió intensamente la uni-dad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesi-dad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacio-nalidades. I-a revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Re-volución Francesa habían generado un humor revolu-cionario.Mas las generaciones si-guientes no continuaron por la misma vía. Emancipa-das de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal america-nista, superior a la realidad contingente, fue abando-nado. La revolución de la

independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románti-cos. Pleitos absurdos y gue-rras criminales desgarraron la unidad de la América indoespañola. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velo-cidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fecundados por sus inmi-graciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispanoamericanos empezaron así a diferen-ciarse.Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemas elementales, otras no han progresado mu-cho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras sub-sisten hasta ahora densos

re-s i -duos de f e u d a -lidad. El proceso del desarrollo de todas las nacio-nes sigue la mis-ma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras. Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamerica-nos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concierte y arti-cule un sistema o un conglo-merado internacional. En la historia, la comuna precede a la nación. La nación pre-cede a toda sociedad de na-ciones. Aparece como una causa específica de disper-sión la insignificancia de los vínculos económicos

h i s -

panoame-ricanos. En-

tre estos países no existe casi

comercio, no exis-te casi intercambio.

Todos ellos son, más o menos, productores

de materias primas y de géneros alimenticios que envían a Europa y Estados Unidos, de donde reciben, en

cambio, máquinas, manufacturas, et-cétera. Todos tienen

una economía parecida, un tráfico análogo. Son países agrícolas. Comercian, por tanto, con países indus-triales. Entre los pueblos hispanoamericanos no hay cooperación; algunas ve-ces, por el contrario, hay concurrencia. No se nece-sita, no se complementan, no se buscan unos a otros. Funcionan económicamen-te como colonias de la in-dustria y la finanza europea y norteamericana.

los puEblos nuEstroamEricanos como ElEmEnto intEgrador dE la rEgión

La unidad de la América indoespañola (1924)

José Carlos Mariátegui

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez78

Por muy escaso crédito que se conceda a la concepción materialista de la historia, no se puede desconocer que las relaciones económicas son el principal agente de la comunicación y la articula-ción de los pueblos. Puede ser que el hecho económico no sea anterior ni superior al hecho político. Pero, al me-nos, ambos son consustan-ciales y solidarios. La histo-ria moderna lo enseña a cada paso. (A la unidad germana se llegó a través del Zoll-verein. El sistema aduane-ro que canceló los confines entre los Estados alemanes, fue el motor de esa unidad que la derrota, la postguerra y las maniobras del poin-carismo no han conseguido fracturar. Austria-Hungría, no obstante, la heterogenei-dad de su contenido étnico, constituía, también, en sus últimos años, un organismo económico. Las naciones que el tratado de paz ha di-vidido de Austria-Hungría resultan un poco artificiales, malogrado la evidente auto-nomía de sus raíces étnicas e históricas. Dentro del impe-rio austro-húngaro la convi-vencia había concluido por soldarlas económicamente. El tratado de paz les ha dado autonomía política pero no ha podido darles autonomía económica. Esas naciones han tenido que buscar, me-diante pactos aduaneros, una restauración parcial de su funcionamiento unitario. Finalmente, la política de cooperación y asistencia in-ternacionales, que se intenta actuar en Europa, nace de la constatación de la interde-pendencia económicamente de las naciones europeas. No propulsa esa política un abstracto ideal pacifista sino un concreto interés econó-mico. Los problemas de la paz han demostrado la uni-

dad económica de Europa. La unidad moral, la unidad cultural de Europa no son menos evidentes; pero sí menos válidas para inducir a Europa a pacificarse.)Es cierto que estas jóvenes formaciones nacionales se encuentran desparramadas en un continente inmenso. Pero, la economía es, en nuestro tiempo, más po-derosa que el espacio. Sus hilos, sus nervios, supri-men o anulan las dis-tancias. La exigüidad de las comunicaciones y los transportes es, en América indoespa-ñola, una consecuencia de la exigüidad de las rela-ciones económicas. No se tiende un ferrocarril para satisfacer una necesidad del espíritu y de la cultura. La América española se presenta práctica-mente fraccionada, escindida, balcani-zada. Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispa-noamericana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el crio-llo argentino no existe diferencia sen-sible. El argentino es más optimista, más afir-

mativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. Hay, entre uno y otro, dife- rencias de matiz más que de color.De una comarca de la América e s p a ñ o -la a otra

comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no va-ría el hombre. Y el sujeto de la historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son for-

mas de la realidad humana. Su historia es, en su esen-cia, la historia del hom-bre. La identidad del hombre hispanoameri-cano encuentra una ex-

presión en la vida intelectual .

Las mismas ideas, los

mismos s e n t i -mientos

c i r - culan por toda la América in-

doespañola. Toda fuerte personalidad intelectual

influye en la cultu-ra continental.

Sarmiento, Martí, Mon-

talvo, no pertene-cen ex-clusiva-

men-t e

a sus respectivas patrias; pertenecen a Hispanoaméri-ca. Lo mismo que de estos pensadores se puede decir de Darío, Lugones, Silva, Ñervo, Chocano y otros poetas. Rubén Darío está presente en toda la literatura hispanoamericana. Actual-mente, el pensamiento de Vasconcelos y de Ingenieros son los maestros de una en-tera generación de nuestra América. Son dos directores de su mentalidad.Es absurdo y presuntuoso hablar de una cultura propia y genuinamente americana en germinación, en elabo-ración. Lo único evidente es que una literatura vigorosa refleja ya la mentalidad y el humor hispanoamericanos. Esta literatura —poesía, novela, crítica, sociología, historia, filosofía— no vin-cula todavía a los pueblos; pero vincula, aunque no sea sino parcial y débilmente, a las categorías intelectuales. Nuestro tiempo, finalmente, ha creado una comunicación más viva y más extensa: la que ha establecido entre las juventudes hispanoamerica-nas la emoción revolucio-naria. Más bien espiritual que intelectual, esta comu-nicación recuerda la que concertó a la generación de la independencia. Ahora como entonces la emoción revolucionaria da unidad a la América indoespañola. Los intereses burgueses son concurrentes o rivales; los intereses de las masas no. Con la Revolución Mexi-cana, con su suerte, con su ideario, con sus hombres, se sienten solidarios todos los hombres nuevos de Améri-ca. Los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán en el porvenir, los votos histó-ricos de las muchedumbres.

La América española se presenta prácticamente fraccionada, escindida, balcanizada. Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispa-

noamericana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más opti-mista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreli-

giosos y sensuales. Hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color.

los puEblos nuEstroamEricanos como ElEmEnto intEgrador dE la rEgión

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 79

EXORDIOVariadas y diversas son las teorías para lograr, ya sea un acercamiento, ya una alianza, o ya una Federa-ción, que comprendiendo a las veintiún fracciones de nuestra América inte-gren una sola NACIONA-LIDAD. Pero nunca como hoy se había hecho tan imperativa y necesaria esa unificación unánimemente anhelada por el pueblo la-tinoamericano, ni se habían presentado las urgencias, tanto como las facilidades que actualmente existen para tan alto fin histórica-mente prescrito como obra máxima a realizar por los ciudadanos de la América Latina.Ya hemos tenido oportu-nidad de declarar que se “cometió el primer error en nuestra América Indo Lati-na al no haberla consultado para la apertura del Canal de Panamá: pero todavía podemos evitar un error más con el Canal de Nica-

ragua.”Hondamente convencidos como estamos de que el ca-pitalismo norteamericano ha llegado a la última etapa de su desarrollo, transfor-mándose como consecuen-cia, en imperialismo, y que ya no atiende a teorías de derecho y de justicia pasan-do sin respeto alguno por sobre los inconmovibles principios de independen-cia de las fracciones de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, con-sideramos indispensable, más aún inaplazable, la alianza de nuestros Esta-dos Latinoamericanos para mantener incólume esa in-dependencia frente a las pretensiones del imperialis-mo de los Estados Unidos de Norteamérica, o frente al de cualquiera otra poten-cia a cuyos intereses se nos pretenda someter.Antes de entrar en materia deseo que se me permita bosquejar aquí mismo en qué circunstancias, cómo y

por qué concebimos la idea de la necesidad intransferi-ble de efectuar una alianza entre nuestros Estados La-tinoamericanos que propo-nemos en el presente pro-yecto.Las condiciones en que se ha venido realizando nues-tra lucha armada en Nica-ragua contra las fuerzas invasoras norteamericanas y las de sus aliados nos die-ron el convencimiento de que nuestra persistente re-sistencia larga de tres años, podría prolongarse por dos, tres, cuatro, o quién sabe cuántos más, pero que al fin de la jornada, el enemigo, poseedor de todos los ele-mentos y de todos los re-cursos, habría de anotarse el triunfo, supuesto que en nuestra acción nos hallába-mos solos, sin contar con la cooperación imprescindi-ble, oficial o extraoficial, de ningún Gobierno de nues-tra América Latina o la de cualquier otro país. Y fue esa visión sombría que nos impelió a idear la forma de evitar que el enemigo pu-diera señalarse la victoria. Nuestro pensamiento tra-bajaba con la insistencia de un reloj, elaborando el pa-norama optimista de nues-tra América triunfadora en el mañana.

E s -

t á -b a m o s igualmente compenetrados de que el Go-bierno de los Estados Unidos de Norteamérica no abandonaría ja-más sus impulsos para, atropellan-do la soberanía centroamericana, poder realizar sus ambiciosos proyectos en esa porción de nuestra América, proyectos de los que en gran parte depende el mantenimiento futuro del poderío norteamerica-no, aunque para ello tenga que pasar destruyendo una civilización y sacrificando innumerables vidas huma-nas.De otro lado, Centroaméri-ca aislada, menos aún Nica-ragua, abandonada, contan-do sólo con la angustia y el dolor solidario del pueblo latinoamericano, podrían evitar el que la voracidad imperialista construya el Canal Interoceánico y es-tablezca la base naval pro-yectados, desgarrando tie-rras centroamericanas. Al propio tiempo teníamos la clara visión de que el silen-

cio con que los Gobiernos de la América Latina con-

templaban la tragedia centroamericana,

implicaba su apro-b a c i ó n tácita de

la actitud a g r e s i v a

e insolente asumida por los

Estados Unidos de Norteamérica, en contra

de una vasta porción de este continente, agresión que significa a la vez la norma colectiva del derecho a la propia determinación de los Estados Latinoamericanos.Obrando bajo el influjo de estas consideraciones lle-gamos a comprender la ne-cesidad absoluta de que el intenso drama vivido por las madres, esposas y huér-fanos centroamericanos, despojados de sus seres más queridos en los campos de batalla de las Segovias por los soldados del imperialis-mo norteamericano, no fue estéril, tampoco defrauda-da, antes bien, se aprove-chara para el afianzamiento de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA, rechazando cuantos trata-dos, pactos o convenios se hayan celebrado con pretensiones de legalidad

nEcEsidad dE intEgración para combatir El impErialismo

Plan de realización del supremo sueño de Bolívar

Augusto Cesar Sandino

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez80

que lesionen, en una u otra parte, la soberanía absoluta tanto de Nicaragua como de los demás Estados Latinoa-mericanos. Para lograrlo, nada más lógico, nada más decisivo ni vital, que la fu-sión de los veintiún Estados de nuestra América en una sola y única nacionalidad latinoamericana, de modo de poder considerar dentro de ella, como consecuen-cia inmediata, los derechos sobre la ruta del Canal In-teroceánico por territorio centroamericano y sobre el Golfo de Fonseca, en aguas también centroamericanas, así como aquellas otras zo-nas encerradas en la vasta extensión territorial que li-mitan el Río Bravo al Norte y el Estrecho de Magallanes al Sur, comprendidas las is-las de estirpe latinoameri-cana, posibles de ser utili-zadas, ya sea como puntos estratégicos, ya como vías de comunicación de interés común para la generalidad de los Estados Latinoame-ricanos. Empero, unidos a estos graves problemas que afectan la estabilidad autó-noma de los Estados Lati-noamericanos, lo que nos interesa salvar sin más di-laciones, son la base naval en el Golfo de Fonseca y la ruta del Canal Interoceánico a través de Nicaragua, luga-res que en un día no remoto llegarán a constituir tanto el imán como la llave del mundo y, por consiguiente, de hallarse bajo la sobera-nía latinoamericana, serán un baluarte para la defen-sa de su independencia sin limitaciones y una válvula maravillosa para el desarro-llo de su progreso material y espiritual rotundos.Por ello, el proyecto de que conocerá esta magna asam-blea, afronta la solución de los problemas planteados

en los siguientes PUNTOS BÁSICOS.PROYECTO1) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara abolida la doctrina Monroe y, de consiguiente, anula el vigor que dicha doctrina pretende poseer para inmis-cuirse en la política interna y externa de los Estados Latinoamericanos.2) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara expresamente reconocido el derecho de alianza que asiste a los veintiún Esta-dos de la América Latina Continental e Insular, y por ende, establecida una sola NACIONALIDAD deno-minada NACIONALIDAD LATINOAMERICANA, haciéndose de ese modo efectiva la ciudadanía lati-noamericana.3) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoame-ricana declara acordar el establecimiento de confe-rencias periódicas de repre-sentantes exclusivos de los veintiún Estados de la Na-cionalidad Latinoamerica-na, sin tener ingerencia de ningún género en ellas otra u otras nacionalidades.4) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana declara constituida la Corte de Justicia Latinoa-mericana, organismo que resolverá en última instan-cia sobre todos los proble-mas que afecten o puedan afectar en cualquier forma a los Estados Latinoameri-canos y en los que la deno-

minada Doctrina Monroe, ha pretendido ejercer su in-fluencia.5) La Conferencia de Re-presentantes de los vein-tiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA re-suelve que la CORTE DE JUSTICIA LATINOAME-RICANA tenga como sede el territorio centroameri-cano comprendido entre la ruta canalera interoceánica a través de Nicaragua y la Base Naval que pueda es-tablecerse en el Golfo de Fonseca, sin implicar esto un privilegio especial para los Estados Centroameri-canos, ya que al señalar tal reglón de nuestro América como asiento de la CORTE DE JUSTICIA LATINOA-MERICANA, se persigue demostrar ante el mundo la vigilancia ejercida por los veintiún Estados Lati-noamericanos en conjunto sobre aquella porción geo-gráfica que en este caso es,

como ninguna otra porción, punto estratégico para la defensa de la Soberanía integral de la NACIONA-LIDAD LATINOAMERI-CANA.6) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados Integrantes de La Nacionalidad Latinoame-ricana declara reconocer como Suprema y única au-toridad arbitral, a la CORTE DE JUSTICIA LATINOA-MERICANA en los casos de reclamaciones, litigios de límites y toda otra cau-sa que en una u otra forma, afecte o pueda afectar la es-trecha y sólida armonía que debe normar las relaciones de los veintiún Estados La-tinoamericanos.7) La Conferencia de Re-presentantes de los vein-tiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA acuerda proceder a la in-mediata organización de un EJÉRCITO compuesto por

CINCO MIL DOSCIEN-TOS CINCUENTA ciuda-danos pertenecientes a la clase estudiantil, entre los dieciocho y los veinticin-co años de edad, contando con Profesores de Derecho y Ciencias Sociales. Estos Profesores, así como la to-talidad de los componentes del citado ejército, deberán ser físicamente aptos para el servicio militar. Requi-sito indispensable para po-der pertenecer al Ejército propuesto es el de poseer la CIUDADANÍA LATI-NOAMERICANA.Este Ejército no constituye el efectivo de las FUER-ZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATI-NOAMERICANA, sino que la Base fundamental de los efectivos con que habrá de contar la NACIONA-LIDAD LATINOAMERI-CANA para la defensa y el sostenimiento de su Sobe-ranía. La Base del efectivo de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIAN-ZA LATINOAMERICANA constituye al propio tiempo una Representación simbó-lica del acuerdo existente entre los veintiún Estados Latinoamericanos, así como de su decisión por cooperar conjuntamente a la defensa de los intereses de la propia NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA.8) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana, acuerda que cada uno de los veintiún Estados ante ella acreditados proporcio-ne DOSCIENTOS CIN-CUENTA CIUDADANOS para la constitución del alu-dido Ejército.9) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la

nEcEsidad dE intEgración para combatir El impErialismo

Hondamente convencidos como estamos de que el capitalismo norteamericano ha

llegado a la última etapa de su desarrollo, transformándose como consecuencia, en

imperialismo, y que ya no atiende a teorías de derecho y de justicia pasando sin respeto alguno por sobre los inconmovibles princi-pios de independencia de las fracciones de la NACIONALIDAD LATINOAMERICA-NA, consideramos indispensable, más aún inaplazable, la alianza de nuestros Estados Latinoamericanos para mantener incólume esa independencia frente a las pretensiones

del imperialismo de los Estados Unidos de Norteamérica, o frente al de cualquiera otra potencia a cuyos intereses se nos pre-

tenda someter.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 81

NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda que cada uno de sus Go-biernos mandantes aporte de sus Tesoros Públicos una cantidad fija y propor-cional para el sostenimien-to de la Base del efectivo de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOAMERICANA.10) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda investir al ciudadano Presi-dente de la Corte de Justi-cia Latinoamericana con el carácter de Comandante en Jefe de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOAME-RICANA.11) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA aprue-ba que el período de dura-ción de las funciones del ciudadano Presidente de la CORTE DE JUSTICIA LATINOAMERICANA, así como el Comandante en Jefe de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOA-MERICANA, sea de SEIS años, en la inteligencia de que por acuerdo expreso de los Representantes de los veintiún Estados Latinoa-mericanos ante la Corte de JUSTICIA LATINOAME-RICANA, su mandato po-drá ser revocado en caso de constituir su permanencia en tal alto cargo una ame-naza para la buena marcha de las funciones que se tie-ne encomendados ese Tri-bunal Máximo.12) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, acuer-

da que la elección de Pre-sidente de la CORTE DE JUSTICIA LATINOAME-RICANA, se efectuará en el orden siguiente: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Gua-temala, Honduras, Haití, México, Nicaragua, Para-guay, Perú, Panamá, Puerto Rico, República Dominica-na, Uruguay y Venezuela.13) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA estatuye que la elección de Presiden-te de la CORTE DE JUSTI-CIA LATINOAMERICA-NA, Comandante en jefe inmediato de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOA-MERICANA, será efectua-da exclusivamente por los ciudadanos del Estado al cual corresponda designar el funcionario aludido en consideración a que son los ciudadanos Latinoamerica-nos de cada Estado, quienes se hallan más capacitados para conocer de las virtu-des públicas y privadas del ciudadano a quien les toque elegir para tan alto cargo.14) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, inviste a los Representantes de los Gobiernos de los veintiún Estados Latinoamericanos ante la CORTE DE JUSTI-CIA LATINOAMERICA-NA, del derecho de veto en caso de que la aceptación en el seno de este alto Tri-bunal del Presidente electo, implicara algún daño o per-juicio para la mejor realiza-ción de sus fines.15) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la

NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, acuerda que la elección de los DOS-CIENTOS CINCUENTA ciudadanos que habrán de representar a cada uno de dichos Estados en el seno de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIAN-ZA LATINOAMERICA-NA se efectúe mediante la realización de concursos especiales convocarlos para el efecto por los Gobiernos de los veintiún Estados La-tinoamericanos. Los DOS-CIENTOS CINCUENTA ESTUDIANTES que en cada Estado resulten vence-

dores en los con-cursos, comprobando así sus aptitudes físicas e inte-lectuales serán los que cada uno de los veintiún Esta-dos envíe como auténticos representantes suyos ante las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOAMERICANA.16) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, acuer-da que cada uno de los Go-biernos mandantes nombre un número determinado de Profesores de Derecho y Ciencias Sociales para ejer-cer sus funciones de tales

de conformidad con el pun-to básico 7.Los DOSCIENTOS CIN-CUENTA ciudadanos ven-cedores en los concursos de cada Estado serán quienes elijan de entre los compo-nentes del Cuerpo de Profe-sores de su propio Estado, a aquel que habrá de re-presentar a é s t e e n

el seno de la CORTE DE JUSTICIA LA-TINOAMERICANA.17) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara que una de las obligaciones fundamentales tanto de los componentes de la Corte de Justicia Latinoamericana como de los miembros de las FUERZAS de MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOAMERICANA, es la de rendir un informe de-tallado de sus actividades durante el período de su gestión ante las Conferen-cias de Representantes de los veintiún Estados Lati-

noamericanos que esta pro-pia conferencia ha acordado deben realizarse periódica e intransferiblemente.18) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda que tanto los componen-tes de la Corte de Justicia

Latinoamericana como los de las Fuerzas de

Mar y Tierra de la Alianza Latinoa-

mericana, pro-testa-

rán ante la Conferencia de Repre-sentantes de los veintiún Estados Latinoamericanos fidelidad a los principios constitutivos de la Nacio-nalidad Latinoamericana y a la Ley Orgánica y Re-glamentos estatuidos para su funcionamiento compro-metiéndose a velar y hacer velar con lealtad absoluta por la conservación de la Soberanía e independencia inalienables de la NACIO-NALIDAD LATINOAME-RICANA, cuya confianza le ha sido depositada.19) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana acuerda que los gra-

nEcEsidad dE intEgración para combatir El impErialismo

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez82

dos y títulos otorgados por las fuerzas de Mar y Tierra de la Alianza latinoame-ricana a sus componentes serán reconocidos en todos y cada uno de los Estados Latinoamericanos en la ple-nitud de su validez.20) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda que cada uno de los Gobier-

nos de los respectivos Esta-dos ante ella acreditados, acepta la permanencia de un miembro de las Fuerzas de Mar y Tierra de la Alian-za Latino americana, en sus Estados Mayores, patenti-zando así con una prueba más la vinculación exis-tente entre cada uno de los Gobiernos de los veintiún Estados Latinoamericanos y las Fuerzas de la Alianza Latinoamericana.

21) La C o n f e -rencia de Represen-tantes de los veintiún Estados in-tegrantes de la Nacio-

na l idad L a t i -

noa-me-r i -

c a n a , pres-

cribe que a todos los com-ponentes de las Fuerzas de Mar y Tierra de la Alianza Latinoamericana les está terminantemente prohibido, desde el día de su ingreso a dicho organismo, pertene-cer a Partido Político algu-no y desarrollar actividades de tal naturaleza dentro o fuera de la NACIONALI-DAD LATINOAMERICA-NA.22) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoame-ricana acuerda facultar al Presidente de la Corte de Justicia Latinoamericana y Comandante de las Fuerzas de Mar y Tierra de la Alian-za Latinoamericana para que pueda proponer a los Gobiernos de los veintiún Estados los Diplomáticos, técnicos en política inter-nacional y expertos cuya capacidad haya sido prácti-camente comprobada en los organismos señalados.23) La Conferencia de Re-presentantes de los vein-tiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA designa una COMISIÓN encargada de elaborar la LEY ORGÁNICA Y RE-GLAMENTOS que ha-

brán de regir el funciona-miento, tanto de la CORTE DE JUSTICIA LATINOA-MERICANA COMO DE LAS FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATI-NOAMERICANA, poniéndolas en vigor previa su aprobación por los representantes de los Gobiernos de los veintiún Estados Latinoamericanos.

24) La Conferen-cia de los

Represen-tantes de

los veintiún Estados inte-grantes de la Nacionalidad Latinoamericana declara que la CORTE DE JUSTI-CIA LATINOAMERICA-NA, así como las FUER-ZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATI-NOAMERICANA, reco-nocen y se esforzarán por mantener la soberanía abso-luta de los veintiún Estados Latinoamericanos y que las gestiones que efectúen en uso de sus atribuciones no entrañan limitación a la Soberanía de ninguno de los Estados Latinoame-ricanos, ya que lo que pu-diera considerarse como limitación a la expresada Soberanía absoluta se hace de acuerdo con el principio de NACIONALIDAD LA-TINOAMERICANA para formar la cual todos y cada uno de los Estados Latinoa-mericanos conceden a esta idea de defensa y bienestar comunes todo aquello que, sin lesionar en caso alguno las normas de la vida inte-rior de cada Estado, tien-da a robustecer y afianzar dicha NACIONALIDAD LATINOAMERICANA.25) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara que en caso de guerra ci-vil suscitada en cualquiera de los Estados signatarios del Pacto de Alianza, co-rresponde el derecho a las partes beligerantes para solicitar, si lo creyeran conveniente, contingentes armados de las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIANZA LATINOA-MERICANA; contingentes que, dado su carácter neu-tral, constituirán una ga-rantía efectiva para todos aquellos que, siempre de existir una razón que lo jus-

tifique ante el concepto de la CORTE DE JUSTICIA LATINOAMERICANA, se desee poner fuera del domi-nio de las partes beligeran-tes.26) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA decla-ra terminantemente que la única capacitada para reali-zar las obras de apertura del Canal y la construcción de una Base Naval en el Gol-fo de Fonseca, en territorio Centroamericano, así como toda otra obra que implique una utilidad común para los veintiún Estados Latinoa-mericanos, es la Naciona-lidad Latinoamericana en su provecho directo y sin comprometer en lo mínimo la Soberanía plena de algún o algunos Estados signata-rios del Pacto de Alianza.27) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana aclara que si el desa-rrollo material y los recursos económicos actuales no son por el momento suficientes para realizar la apertura de la vía de comunicación in-teroceánica por territorio centroamericano y el esta-blecimiento de una Base Naval en el Golfo de Fonse-ca o en cualquier otro lugar estratégico para la defensa de la soberanía e Indepen-dencia de la Nacionalidad Latinoamericana, los Esta-dos signatarios del pacto de ALIANZA, se reservarán la totalidad de los derechos para la construcción o es-tablecimiento de las obras aludidas, comprometién-dose a que en ningún caso la NACIONALIDAD LA-TINOAMERICANA per-mitirá la enajenación, ven-ta, cesión o arrendamiento

nEcEsidad dE intEgración para combatir El impErialismo

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 83

de las obras en cuestión o de otras cualesquiera que comprometan la estabilidad de la Soberanía e indepen-dencia latinoamericanas a potencia o potencias extra-ñas a la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA.28) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana acuerda que al efec-tuarse cualquiera de las obras, ya sea el Canal Inte-roceánico, ya la Base Na-val, la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA se compromete a exigir que la empresa o empresas enco-mendadas de dar realidad a tales obras, indemnicen a las ciudades de los Estados afectados si al efectuarse aquellas, sufrieren estos en sus vidas e intereses.29) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda que, en los casos de agre-sión por una o varias po-tencias contra uno o varios Estados de la Nacionalidad Latinoamericana, los Esta-dos Latinoamericanos pro-cederán unánimemente a expresar su protesta oficial contra la o las potencias agresoras bajo la amenaza de que efectuarán el retiro inmediato o conjunto de sus representantes Diplo-máticos.30) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA aprueba que si después de produci-das las representaciones de que habla el punto BÁSICO anterior, no se lograra la satisfacción exigida a la o las potencias agresoras, los Gobiernos de los veintiún Estados Latinoamericanos,

procederán a la confisca-ción automática de los inte-reses e inversiones que la o las potencias agresoras tu-vieren dentro de los límites de la NACIONALI-DAD LATINOA-MERICANA,

s o s t e n i e n d o con el producto de tal ex-propiación la guerra a que diere lugar la agresión de la o las potencias extranjeras.31) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara que los Gobiernos de los veintiún Estados usará para la defensa de la Soberanía Latinoamericana, en el caso de que un conflicto interna-cional no amerite el rompi-miento de las hostilidades, el boicot económico contra la o las potencias que ori-ginaran la fricción cance-lando tanto la adquisición como la venta de productos con la o las potencias que provocasen el empleo de esta medida.32) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana acuerda adoptar como

medida inmediata posterior a la firma del PACTO DE ALIANZA la Constitución de un Comité de B a n -

q u e r o s Latinoame-ricanos, oficial-mente respaldado, que tenga por ob-jeto elaborar y reali-zar el plan por medio del cual la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA logre, con fondos propios, cancelar los contratos que existan entre los Estados Latinoamericanos y los Estados Unidos de Nortea-mérica, haciéndose cargo dicho Comité de Banque-ros de la construcción de obras, materiales y vías de comunicación y transporte, así como de la flotación de empréstitos que en virtud de los tratados ya existen-tes entre los Estados Lati-noamericanos y los Estados Unidos de Norteamérica, los Gobiernos de los prime-ros necesitasen.33) La Conferencia de Re-

pre-s e n -

t a n t e s de los

veintiún Es-tados integran-tes de la Na-

cional idad L a t i n o a -m e r i c a n a

acuerda que la Nacionali-

dad Latinoa-m e r i c a n a use de todos

los medios Diplomáticos

y pacíficos que las cir-

cunstan-c i a s

aconsejen a fin de adquirir, por intermedio del Comité de Banqueros Latinoamericanos los dere-chos que pretenden mante-ner bajo el dominio de los EEUU., al canal de Panamá, quedando éste como conse-cuencia bajo el Dominio de la Soberanía absoluta de la Nacionalidad Latinoameri-cana.34) La Conferencia de los Representantes de los vein-tiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA encomiendan a la Corte de Justicia Latinoamericana la misión de realizar una in-vestigación minuciosa en los Estados de Puerto Rico,

Cuba, Re-pública Dominicana, Haití, Panamá, México, Hondu-ras y Nicaragua, acerca de las pérdidas de vidas e in-tereses sufridos por ciuda-danos Latinoamericanos en los mencionados Estados durante las ocupaciones e invasiones ordenadas por los diversos Gobiernos de los Estados Unidos de Nor-teamérica.35) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA resuelve que de acuerdo con el in-forme que rinda la Corte de Justicia Latinoamericana, la Nacionalidad Latinoame-ricana proceda a exigir la desocupación inmediata y total de los Estados que se hallen intervenidos, recu-perándose automáticamente las porciones territoriales empleadas por los Estados Unidos de Norteamérica como Bases Navales, cen-tros de aprovisionamientos o en otras obras utilizadas para posibles agresiones y que entrañen menoscabo de la Soberanía de los Estados Latinoamericanos.36) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA declara que ni la Corte de Justicia Latinoamericana ni ningún Estado en particular tomarán en consideración al realizar la investigación antes dicha la pretendida responsabili-dad contraída por los Esta-dos Latinoamericanos con el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica al defender aquellos, en el cur-so o durante las ocupacio-nes e invasiones efectuadas

nEcEsidad dE intEgración para combatir El impErialismo

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez84

por las tropas de los Estados Unidos de Norteamérica, soberanías atropelladas, ya que las pérdidas de vidas e intereses norteamericanos, como consecuencia de ta-les agresiones, constituyen simplemente resultantes del ejercicio del derecho de de-fensa, inherente a todo pue-blo agredido.37) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA, acuerda adoptar las medidas condu-centes a que el ingreso de ciudadanos de los Estados Unidos de Norteamérica en territorio Latinoameri-cano, no entrañe por nin-gún motivo una amenaza a los intereses de cualquier género de la Nacionalidad Latinoamericana, evitando asimismo que el Capital fi-nanciero norteamericano penetre en los Estados La-tinoamericanos en forma de inversiones, o en otras for-mas distintas, liquidando de este modo el empleo por el Gobierno yanqui del soco-rrido recurso de “proteger las vidas e intereses de nor-teamericanos” para violar la Soberanía de los Estados Latinoamericanos.38) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA acuerda realizar la unificación de las tarifas aduanales de los veintiún Estados, efectuan-do además, sobre el arancel ya unificado, un descuento del 25% para las exportacio-nes e importaciones de los productos de los veintiún Estados en los mercados de la Nacionalidad Latinoame-ricana. Las expresiones de cultura, libros, revistas, cua-dros y demás obras necesa-rias para el desarrollo de las

ciencias y artes gozarán de la más absoluta franquicia en los veintiún Estados La-tinoamericanos.39) La Conferencia de los Representantes de los vein-tiún Estados integrantes de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA acuerda que los Gobiernos de ella acreditados efectúen un intercambio metódico de estudiantes de Ciencias Económicas y Sociales de los veintiún Estados Lati-noamericanos de modo que cada uno de éstos cree las becas correspondientes a determinado número de es-tudiantes para cada Estado.40) La Conferencia de los Representantes de los vein-tiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoa-mericana acuerda que los Gobiernos ante ella acredi-tados fomenten de manera especial el turismo latino-americano de manera de promover el acercamiento y mutuo conocimiento entre los ciudadanos de los vein-tiún Estados Latinoameri-canos, concediéndoseles a los turistas, entre otras ven-tajas, una rebaja del 10% en los ferrocarriles, vapores y aviones y demás medios de comunicación y transporte que existan o se establezcan en los veintiún Estados de nuestra América.41) La Conferencia de los Representantes de los vein-tiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoa-mericana acuerda nombrar una Comisión especial con el fin de que ésta elabore las Bases y convoque los con-cursos a que hubiere lugar para dar oportunidad así a que los intelectuales y cien-tistas latinoamericanos sean quienes presenten las fór-mulas sobre las cuales de-berá constituirse el Comité de Banqueros Latinoameri-

canos, la manera mejor de promover el mutuo cono-cimiento entre los veintiún Estados Latinoamericanos, el modo de reincorporar el Canal de Panamá a la Na-cionalidad Latinoamericana y, en general, elaborar las bases especiales sobre cada una de las iniciativas ence-rradas en este PROYECTO y que las necesiten.42) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoame-ricana proclama reconocer bajo la denominación de BANDERA DE LA NA-CIONALIDAD LATINOA-MERICANA, la que en la misma Conferencia tiene la honra de presentar el EJER-CITO DEFENSOR DE LA SOBERANÍA NACIONAL DE NICARAGUA. Ella ex-presa en un armonioso con-junto de colores el símbolo de la fusión de cada una de las enseñas de los veintiún Estados Latinoamericanos hoy congregados en una sola, fuerte y gloriosa Na-cionalidad.43) La Conferencia de Re-presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Na-cionalidad Latinoamericana adopta como lema oficial de la ALIANZA LATINOA-MERICANA encargada en la CORTE DE JUSTICIA LATINOAMERICANA y en las FUERZAS DE MAR Y TIERRA DE LA ALIAN-ZA LATINOAMERICANA aquel que interpretando el fecundo destino de la na-cionalidad que insurge en la historia del mundo mar-cando nuevos derroteros, adoptara la vibrante nueva generación mexicana, como lema de hondas inquietudes creadoras: “POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRI-TU”.44) La Conferencia de Re-

presentantes de los veintiún Estados integrantes de la Nacionalidad Latinoameri-cana, que reúne en fraternal acercamiento a los Gobier-nos y pueblos de los vein-tiún Estados, aclara como denominación del lugar en que habrá de tener su Sede la CORTE DE JUSTICIA LATINOAMERICANA, la de SIMÓN BOLÍVAR, elevando asimismo como un homenaje de admiración al recuerdo de este egregio realizador de la indepen-dencia Latinoamericana, en el Salón de Honor de la CORTE DE JUSTICIA LA-TINOAMERICANA, un monumento coronado por la prócer figura del máximo forjador de pueblos libres.CONCLUSIÓNCiudadanos Representantes de los veintiún Estados La-tinoamericanos:Al dejar expuesto el PRO-YECTO original que el Ejér-cito defensor de la Sobera-nía de Nicaragua presenta ante esta magna asamblea con el alto propósito de rea-lizar La alianza de inapla-zables urgencias entre los veintiún Estados dispersos de la NACIONALIDAD LATINOAMERICANA, nos hallamos plenamente conscientes de la enorme responsabilidad histórica que contraemos con nues-tra América y con el Mun-do. Por ello, no hemos in-tentado la exposición de un plan fantasioso y aventura-do, sino que, interpretando nuestra realidad, nos hemos esforzado por hacer de este PROYECTO alto, efectivo y capaz de afrontar la solu-ción de nuestros problemas más inmediatos afrontando antes que nada la necesi-dad imperativa de realizar la unánimemente ansiada ALIANZA LATINOAME-RICANA, a la que sólo

pueden oponerse teorías de un lamentable escepticismo y de escaso alcance en la política interna y exterior de nuestros Estados.Afirmados en la realidad, proponemos una ALIAN-ZA y no una CONFEDE-RACIÓN de los veintiún Estados de nuestra Amé-rica. Comprendemos que para llegar a este gran fin precisa, primero que nada, la fundamentación de una Base elemental que la ALIANZA presentará. Esta no es, pues, la culminación de nuestras aspiraciones. Constituye únicamente el primer paso en firme para otros venideros y fecundos esfuerzos de nuestra NA-CIONALIDAD.Quizá los hombres posee-dores de ideas avanzadas y universales, pensarán en que nuestros anhelos encon-traron fronteras en la exten-sión geográfica limitada por el Río Bravo al Norte y el Estrecho de Magallanes en el Sur de nuestra América. Pero mediten ellos en la ne-cesidad vital que tiene nues-tra América Latina de reali-zar una ALIANZA, previa a una CONFEDERACIÓN de los veintiún Estados que la integran, asegurando de este modo nuestra libertad y nuestra Soberanía interio-res amenazadas por el más voraz de los imperialismos, para cumplir seguidamen-te con el gran destino de la NACIONALIDAD LATI-NOAMERICANA ya cul-minada, como tierra de pro-misión para los hombres de todos los pueblos y de todas las razas.El Chipotón, Las Segovias, Nicaragua, C. A., a los vein-te días del mes de marzo de mil novecientos veintinue-ve.PATRIA Y LIBERTAD A. C. Sandino

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 85

Vísperas de su muer-te, en carta incon-clusa porque una

bala española le atravesó el corazón el 18 de mayo de 1895, José Martí, Apóstol de nuestra independencia, escribió a su amigo Manuel Mercado: «Ya puedo escri-bir... ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber..., de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y cai-gan, con esa fuerza más, so-bre nuestras tierras de Amé-rica. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso... »Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos... más vitalmente in-teresados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los Imperialistas... el ca-mino que se ha de cegar, y con nuestra sangre esta-mos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto

y brutal que los desprecia –les habían impedido la ad-hesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos. »Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas: –y mi honda es la de David.» Ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía so-bre América y llamó al im-perialismo por su nombre: Imperialismo. A los pueblos de América advirtió que ellos estaban más que na-die interesado en que Cuba no sucumbiera a la codicia yanqui despreciadora de los pueblos latinoamericanos. Y con su propia sangre, ver-tida por Cuba y por Améri-ca, rubricó las póstumas pa-labras que en homenaje a su recuerdo el pueblo de Cuba suscribe hoy a la cabeza de esta Declaración. Han transcurrido sesenta y siete años. Puerto Rico fue convertido en colonia y es todavía colonia saturada de bases militares. Cuba cayó también en las garras del imperialismo. Sus tropas ocuparon nuestro territo-rio. La Enmienda Platt fue impuesta a nuestra primera Constitución, como cláusula humillante que consagraba el odioso derecho de inter-vención extranjera. Nuestras riquezas pasaron a sus ma-nos, nuestra historia falsea-da, nuestra administración y nuestra política moldeada por entero a los intereses de

los interventores; la nación sometida a sesenta años de asfixia política, económica y cultural. Pero Cuba se levantó, Cuba pudo redimirse a sí misma del bastardo tutelaje. Cuba rompió las cadenas que ataban su suerte al imperio opresor, rescató sus rique-zas, reivindicó su cultura y desplegó su bandera sobe-rana de Territorio y Pueblo Libre de América. Ya los Estados Unidos no podrán caer jamás sobre América con la fuerza de Cuba, pero en cambio, do-minando a la mayoría de los demás Estados de América Latina, Estados Unidos pre-tende caer sobre Cuba con la fuerza de América. ¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina? ¿Y qué es la histo-ria de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la his-toria de todos estos pueblos sino la historia de la explo-tación más despiadada y

cruel del imperialismo en el mundo entero? A fines del siglo pasado y comienzos del presente, un puñado de naciones econó-micamente desarrolladas habían terminado de repar-tirse el mundo, sometiendo a su dominio económico y político a las dos terce-ras partes de la humanidad, que, de esta forma, se vio obligada a trabajar para las clases dominantes del grupo de países de economía capi-talista desarrollada. Las circunstancias históri-cas que permitieron a cier-tos países europeos y a los Estados Unidos de Nortea-mérica un alto nivel de desa-rrollo industrial, los situó en posición de poder someter a su dominio y explotación al resto del mundo. ¿Qué móviles impulsaron esa expansión de las poten-cias industrializadas? ¿Fue-ron razones de tipo moral, «civilizadoras», como ellos alegaban? No: fueron razo-nes de tipo económico.

Desde el descubrimiento de América, que lanzó a los conquistadores europeos a través de los mares a ocu-par y explotar las tierras y los habitantes de otros con-tinentes, el afán de riqueza fue el móvil fundamental de su conducta. El propio descubrimiento de América se realizó en busca de rutas más cortas hacia el Oriente, cuyas mercaderías eran alta-mente pagadas en Europa. Una nueva clase social, los comerciantes y los produc-tores de artículos manufac-turados para el comercio, surge del seno de la socie-dad feudal de señores y sier-vos en las postrimerías de la Edad Media. La sed de oro fue el resorte que movió los esfuerzos de esa nueva clase. El afán de ganancia fue el incentivo de su conducta a través de su historia. Con el desarrollo de la industria manufacture-ra y el comercio fue crecien-do su influencia social. Las nuevas fuerzas productivas que se desarrollaban en el seno de la sociedad feudal chocaban cada vez más con las relaciones de servidum-bre propias del feudalismo, sus leyes, sus instituciones, su filosofía, su moral, su arte y su ideología política. Nuevas ideas filosóficas y políticas, nuevos conceptos del derecho y del Estado fueron proclamados por los representantes intelectuales de la clase burguesa, los que

Segunda declaración de La Habana

Fidel Castro Ruz

[Discurso: TexTo compleTo]la Habana, 4 De febrero De 1962

¿Qué es la historia de Cuba sino la histo-ria de América Latina? ¿Y qué es la histo-ria de América Latina sino la historia de

Asia, África y Oceanía? ¿Y qué es la histo-ria de todos estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel

del imperialismo en el mundo entero?

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez86

por responder a las nuevas necesidades de la vida so-cial, poco a poco se hicie-ron conciencia en las masas explotadas. Eran entonces ideas revolucionarias fren-te a las ideas caducas de la sociedad feudal. Los cam-pesinos, los artesanos y los obreros de las manufactu-ras, encabezados por la bur-guesía, echaron por tierra el orden feudal, su filosofía, sus ideas, sus instituciones, sus leyes y los privilegios de la clase dominante, es decir, la nobleza hereditaria. Entonces la burguesía, con-sideraba justa y necesaria la revolución. No pensaba que el orden feudal podía y debía ser eterno, como pien-sa ahora de su orden social capitalista. Alentaba a los campesinos a librarse de la servidumbre feudal, alenta-ba a los artesanos contra las relaciones gremiales y re-clamaba el derecho al poder político. Los monarcas ab-solutos, la nobleza y el alto clero defendían tenazmente sus privilegios de clase, pro-clamando el derecho divino de la corona y la intangibi-lidad del orden social. Ser liberal, proclamar las ideas de Voltaire, Diderot, Juan Jacobo Rousseau, portavo-ces de la filosofía burguesa, constituía entonces para las clases dominantes un delito tan grave como es hoy para la burguesía ser socialista y proclamar las ideas de Marx, Engels y Lenin. Cuando la burguesía con-quistó el poder político y es-tableció sobre las ruinas de la sociedad feudal su modo capitalista de producción, sobre ese modo de produc-ción erigió su estado, sus leyes, sus ideas e institucio-nes. Esas instituciones con-sagraban en primer término la esencia de su dominación de clase: la propiedad priva-

da. La nueva sociedad basa-da en la propiedad privada sobre los medios de produc-ción y en la libre competen-cia quedó así dividida en dos clases fundamentales: una poseedora de los medios de producción, cada vez más modernos y eficientes; la otra, desprovista de toda ri-queza, poseedora sólo de su fuerza de trabajo, obligada a venderla en el mercado como una mercancía más para poder subsistir. Rotas las trabas del feuda-lismo, las fuerzas producti-vas se desarrollaron extraor-dinariamente. Surgieron las grandes fábricas, donde se acumulaba un número cada vez mayor de obreros. Las fábricas más modernas y técnicamente eficientes iban desplazando del mer-cado a los competidores me-nos eficaces. El costo de los equipos industriales se hacía cada vez mayor; era necesa-rio acumular cada vez sumas superiores de capital. Una parte importante de la pro-ducción se fue acumulando en número menor de manos. Surgieron así las grandes empresas capitalistas y más adelante las asociaciones de grandes empresas a tra-vés de carteles, sindicatos, «trusts» y consorcios, según el grado y el carácter de la

asociación, controlados por los poseedores de la mayo-ría de las acciones, es decir, por los más poderosos caba-lleros de la industria. La libre concurrencia, ca-racterística del capitalismo en su primera fase, dio paso a los monopolios que con-certaban acuerdos entre sí y controlaban los mercados. ¿De dónde salieron las colo-sales sumas de recursos que permitieron a un puñado de monopolistas acumular miles de millones de dóla-res? Sencillamente, de la

explotación del trabajo hu-mano. Millones de hombres obligados a trabajar por un salario de subsistencia pro-dujeron con su esfuerzo los gigantescos capitales de los monopolios. Los trabajado-res acumularon las fortunas de las clases privilegiadas, cada vez más ricas, cada vez más poderosas. A través de las instituciones bancarias llegaron a disponer éstas no sólo de su propio dinero, sino también del dinero de toda la sociedad. Así se pro-dujo la fusión de los bancos con la gran industria y nació el capital financiero. ¿Qué hacer entonces con los grandes excedentes de ca-pital que en cantidades ma-yores se iba acumulando? Invadir con ellos el mundo. Siempre en pos de la ganan-cia, comenzaron a apoderar-se de las riquezas naturales de todos los países econó-micamente débiles y a ex-plotar el trabajo humano de sus pobladores con salarios mucho más míseros que los que se veían obligados a pa-gar a los obreros de la propia

metrópoli. Se inició así el reparto territorial y econó-mico del mundo. En 1914, ocho o diez países imperia-listas habían sometido a su dominio económico y polí-tico fuera de sus fronteras a territorios cuya extensión ascendía a 83.700.000 ki-lómetros cuadrados, en una población de novecientos setenta millones de habitan-tes. Sencillamente se habían repartido el mundo. Pero como el mundo era li-mitado en extensión, reparti-do ya hasta el último rincón del globo, vino el choque entre los distintos países monopolistas y surgieron las pugnas por nuevos repartos originados en la distribución no proporcional al poder in-dustrial y económico que los distintos países monopo-listas en desarrollo desigual habían alcanzado. Estallaron las guerras imperialistas que costarían a la humanidad cincuenta millones de muer-tos, decenas de millones de inválidos e incalculables riquezas materiales y cul-turales destruidas. Aún no había sucedido esto cuando ya Marx escribió que «el ca-pital recién nacido rezuma-ba sangre y fango por todos los poros, desde los pies a la cabeza». El sistema capitalista de producción, una vez que hubo dado de sí todo lo que era capaz, se convirtió en un abismal obstáculo al progreso de la humanidad. Pero la burguesía desde su origen llevaba en sí misma su contrario. En su seno se desarrollaron gigantescos instrumentos productivos, pero a su vez se desarrolló una nueva y vigorosa fuerza social: el proletariado, lla-mado a cambiar el sistema social ya viejo y caduco del capitalismo por una forma económico-social superior y

La nueva sociedad basada en la propiedad privada sobre los medios de producción y en la libre competencia quedó así dividida en dos clases fundamentales: una poseedo-ra de los medios de producción, cada vez

más modernos y eficientes; la otra, despro-vista de toda riqueza, poseedora sólo de su fuerza de trabajo, obligada a venderla en el mercado como una mercancía más para

poder subsistir

El movimiento de los pueblos dependientes y colonizados es un fenómeno de carácter universal que agita al mundo y marca la

crisis final del imperialismo. Cuba y América Latina forman parte del mundo. Nuestros problemas forman parte de los problemas que se engendran de la crisis general del imperialismo y la lucha

de los pueblos subyugados: el choque entre el mundo que nace y el mundo que mue-re. La odiosa y brutal campaña desatada contra nuestra Patria expresa el esfuerzo desesperado como inútil que los imperia-

listas hacen para evitar la liberación de los pueblos

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 87

acorde con las posibilidades históricas de la sociedad hu-mana, convirtiendo en pro-piedad de toda la sociedad esos gigantescos medios de producción que los pueblos y nada más que los pueblos con su trabajo habían crea-do y acumulado. A tal grado de desarrollo de las fuerzas productivas, resultaba cadu-co y anacrónico un régimen que postulaba la posesión privada y con ello la subor-dinación de la economía de millones y millones de seres humanos a los dictados de una exigua minoría social. Los intereses de la humani-dad reclamaban el cese de la anarquía en la producción, el derroche, las crisis econó-micas y las guerras de rapiña propias del sistema capita-lista. Las crecientes necesi-dades del género humano y la posibilidad de satisfacer-las exigían el desarrollo pla-nificado de la economía y la utilización racional de sus medios de producción y re-cursos naturales. Era inevitable que el im-perialismo y el colonialis-mo entraran en profunda e insalvable crisis. La crisis general se inició a raíz de la Primera Guerra Mundial con la revolución de los obreros y campesinos, que derrocó al imperio zarista de Rusia e implantó, en di-ficilísimas condiciones de cerco y agresión capitalista, el primer Estado socialista del mundo, iniciando una nueva era en la historia de la humanidad. Desde entonces hasta nuestros días, la cri-sis y la descomposición del sistema imperialista se han acentuado incesantemente. La Segunda Guerra Mun-dial, desatada por las po-tencias imperialistas, y que arrastró a la Unión Soviética y a otros pueblos de Euro-pa y de Asia, criminalmente

invadidos, a una sangrienta lucha de liberación, culmi-nó en la derrota del fascis-mo, la formación del cam-po mundial del socialismo y la lucha por su soberanía de los pueblos coloniales y dependientes. Entre 1945 y 1957 más de mil doscientos millones de seres humanos conquistaron su indepen-dencia en Asia y en África. La sangre vertida por los pueblos no fue en vano.

El movimiento de los pue-blos dependientes y colo-nizados es un fenómeno de carácter universal que agita al mundo y marca la crisis final del imperialismo. Cuba y América Latina for-man parte del mundo. Nues-tros problemas forman parte de los problemas que se en-gendran de la crisis general del imperialismo y la lucha de los pueblos subyugados: el choque entre el mundo que nace y el mundo que muere. La odiosa y brutal campaña desatada contra nuestra Patria expresa el esfuerzo desesperado como inútil que los imperialistas hacen para evitar la libera-ción de los pueblos. Cuba duele de manera espe-cial a los imperialistas. ¿Qué es lo que se esconde tras el odio yanqui a la Revolución Cubana? ¿Qué explica ra-cionalmente la conjura que reúne en el mismo propósito agresivo a la potencia impe-rialista más rica y poderosa del mundo contemporáneo y a las oligarquías de todo un continente, que juntos supo-nen representar una pobla-ción de trescientos cincuenta millones de seres humanos, contra un pequeño pueblo de sólo siete millones de habitantes, económica-mente subdesarrollado, sin recursos financieros ni militares para amenazar ni

la seguridad ni la economía de ningún país? Los une y los concita el mie-do. Lo explica el miedo. No el miedo a la Revolución Cubana; el miedo a la re-volución latinoamericana. No el miedo a los obreros, campesinos, estudiantes, in-telectuales y sectores pro-gresistas de las capas medias que han to-mado revoluciona-riamente el poder en Cuba; sino el miedo a que los obreros, campesi-nos, estudiantes, intelectuales y sectores pro-gresistas de las capas medias tomen revolu-cionariamente el poder en los pue-blos oprimidos, hambrientos y explotados por los monopo-lios yanquis y la oligarquía reacciona-ria de

A m é -rica; el miedo a que los pueblos saqueados del continente arre-baten las armas a sus opresores y se decla-ren, como

Cuba, pueblos libres de América. Aplastando la Revolución Cubana creen disipar el miedo que los atormenta, y el fantasma de la revolución que los amenaza. Liquidan-do a la Revolución

C u -

bana, creen liquidar el es-píritu revolucionario de los pueblos. Pretenden en su delirio que Cuba es expor-tadora de revoluciones. En sus mentes de negociantes y usureros insomnes cabe la idea de que las revoluciones se pueden comprar o vender, alquilar o prestar, exportar o importar como una mercan-cía más. Ignorantes de las leyes obje-tivas que rigen el desarrollo de las sociedades humanas, creen que sus regímenes monopolistas, capitalistas y semifeudales son eternos.

Educados en su propia ideología reaccionaria,

mezcla de supersti-ción, ignorancia,

subjetivismo, pragmatis-

mo y otras aberra-

c i o -n e s d e l

pen-s a -

miento, tienen una

imagen del mundo y de la marcha de

la historia acomoda-da a sus intereses de clases

explotado-ras. Suponen

que las revolucio-

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez88

nes nacen o mueren en el cerebro de los individuos o por efecto de las leyes divi-nas y que además los dioses están de su parte. Siempre han creído lo mismo, desde los devotos paganos patri-cios en la Roma esclavista, que lanzaban a los cristia-nos primitivos a los leones del circo y los inquisidores en la Edad Media que, como guardianes del feudalismo y la monarquía absoluta, inmolaban en la hoguera a los primeros representantes del pensamiento liberal de la naciente burguesía, hasta los obispos que hoy, en de-fensa del régimen burgués y monopolista, anatematizan las revoluciones proletarias. Todas las clases reacciona-rias en todas las épocas his-tóricas, cuando el antago-nismo entre explotadores y explotados llega a su máxi-ma tensión, presagiando el advenimiento de un nuevo régimen social, han acudido a las peores armas de la re-presión y la calumnia contra sus adversarios. Acusados de incendiar a Roma y de sacrificar niños en sus alta-res, los cristianos primitivos fueron llevados al martirio. Acusados de herejes, fue-ron llevados por los inqui-sidores a la hoguera filóso-fos como Giordano Bruno, reformadores como Hus y miles de inconformes más con el orden feudal. Sobre los luchadores proletarios se ensaña hoy la persecución y el crimen precedidos de las peores calumnias en la pren-sa monopolista y burguesa. Siempre en cada época his-tórica, las clases dominantes han asesinado invocando su sociedad de minorías pri-vilegiadas sobre mayorías explotadas la defensa de la sociedad, del orden, de la Patria: «su orden clasista», que mantienen a sangre y

fuego sobre los desposeídos, «la patria» que disfrutan ellos solos, privando de ese disfrute al resto del pueblo, para reprimir a los revolu-cionarios que aspiran a una sociedad nueva, un orden justo, una Patria verdadera para todos. Pero el desarrollo de la his-toria, la marcha ascendente de la humanidad no se de-tiene ni puede detenerse. Las fuerzas que impulsan a los pueblos, que son los ver-daderos constructores de la historia, determinadas por las condiciones materiales de su existencia y la aspira-ción a metas superiores de bienestar y libertad, que sur-gen cuando el progreso del hombre en el campo de la ciencia, de la técnica y de la cultura lo hacen posible, son superiores a la voluntad y al terror que desatan las oligar-quías dominantes. Las condiciones subjeti-vas de cada país, es decir, el factor conciencia, orga-nización, dirección, puede acelerar o retrasar la revo-lución según su mayor o menor grado de desarrollo, pero tarde o temprano en cada época histórica, cuan-do las condiciones objetivas maduran, la conciencia se adquiere, la organización se logra, la dirección surge y la revolución se produce. Que ésta tenga lugar por cauces pacíficos o nazca al

mundo después de un parto doloroso, no depende de las fuerzas reaccionarias de la vieja sociedad, que se resis-ten a dejar nacer la sociedad nueva, que es engendrada por las contradicciones que lleva en su seno la vieja so-ciedad. La revolución es en la historia como el médi-co que asiste al nacimiento de una nueva vida. No usa sin necesidad los aparatos de fuerza, pero los usa sin vacilaciones cada vez que sea necesario para ayudar

al parto. Parto que trae a las masas esclavizadas y explo-tadas la esperanza de una vida mejor. En muchos países de Amé-rica Latina la revolución es hoy inevitable. Ese hecho no lo determina la voluntad de nadie. Está determinado por las espantosas condiciones de explotación en que vive el hombre americano, el desarrollo de la conciencia

revolucionaria de las masas, la crisis mundial del impe-rialismo y el movimiento universal de lucha de los pueblos subyugados.

La inquietud que hoy se re-gistra es síntoma inequívo-co de rebelión. Se agitan las entrañas de un continente que ha sido testigo de cua-tro siglos de explotación esclava y feudal del hombre desde sus moradores aborí-genes y los esclavos traídos de África, hasta los núcleos nacionales que surgieron después: blancos, negros, mulatos, mestizos e indios que hoy hermanan el des-precio, la humillación y el yugo yanqui, como herma-na la esperanza de un maña-na mejor. Los pueblos de América se liberaron del coloniaje es-pañol a principios del siglo pasado, pero no se libera-ron de la explotación. Los terratenientes feudales asu-mieron la autoridad de los gobernantes españoles, los indios continuaron en peno-sa servidumbre, el hombre latinoamericano en una u otra forma siguió esclavo, y las mínimas esperanzas de los pueblos sucumbieron bajo el poder de las oligar-quías y la coyunda del capi-tal extranjero. Esta ha sido la verdad de América, con uno u otro matiz, con algu-na que otra variante. Hoy América Latina yace bajo un imperialismo más feroz, mucho más poderoso y más despiadado que el imperio colonial español. Y ante la realidad objetiva e históricamente inexorable de la revolución latinoame-ricana, ¿cuál es la actitud del imperialismo yanqui? Disponerse a librar una gue-rra colonial con los pueblos de América Latina; crear su aparato de fuerza, los pre-

textos políticos y los instru-mentos pseudolegales sus-critos con los representantes de las oligarquías reacciona-rias para reprimir a sangre y fuego la lucha de los pue-blos latinoamericanos. La intervención del Gobier-no de los Estados Unidos en la política interna de los países de América Latina ha ido siendo cada vez más abierta y desenfrenada. La Junta Interamericana de Defensa, por ejemplo, ha sido y es el nido donde se incuban los oficiales más reaccionarios y proyanquis de los ejércitos latinoame-ricanos, utilizados después como instrumentos golpis-tas al servicio de los mono-polios. Las misiones militares nor-teamericanas en América Latina constituyen un apa-rato de espionaje permanen-te en cada nación, vinculado estrechamente a la Agencia Central de Inteligencia, in-culcando a los oficiales los sentimientos más reacciona-rios y tratando de convertir los ejércitos en instrumentos de sus intereses políticos y económicos. Actualmente, en la zona del Canal de Panamá, el alto mando norteamericano ha organizado cursos especia-les de entrenamiento para oficiales latinoamericanos de lucha contra guerrillas revolucionarias, dirigidos a reprimir la acción armada de las masas campesinas contra la explotación feudal a que están sometidas. En los propios Estados Uni-dos, la Agencia Central de Inteligencia ha organizado escuelas especiales para entrenar agentes latinoame-ricanos en las más sutiles formas de asesinatos; y es política acordada por los servicios militares yanquis la liquidación física de los

La revolución es en la historia como el médico que asiste al nacimiento de una

nueva vida. No usa sin necesidad los apa-ratos de fuerza, pero los usa sin vacilacio-nes cada vez que sea necesario para ayu-dar al parto. Parto que trae a las masas

esclavizadas y explotadas la esperanza de una vida mejor.

Los pueblos de Amé-rica se liberaron del coloniaje español a principios del siglo pasado, pero no se liberaron de la ex-

plotación

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dirigentes antiimperialistas. Es notorio que las embaja-das yanquis en distintos paí-ses de América Latina están organizando, instruyendo y equipando bandas fascis-tas para sembrar el terror y agredir las organizaciones obreras, estudiantiles e inte-lectuales. Esas bandas, don-de reclutan a los hijos de la oligarquía, a lumpen y gente de la peor calaña moral, han perpetrado ya una serie de actos agresivos contra los movimientos de masas. Nada más evidente e in-equívoco de los propósitos del imperialismo que su conducta en los recientes sucesos de Santo Domingo. Sin ningún tipo de justifi-cación, sin mediar siquiera relaciones diplomáticas con esa República, los Estados Unidos, después de situar sus barcos de guerra fren-te a la capital dominicana, declararon con su habitual insolencia que si el Gobier-no de Balaguer solicitaba ayuda militar, desembarca-rían sus tropas en Santo Do-mingo contra la insurgencia del pueblo dominicano. Que el poder de Balaguer fuera absolutamente espurio, que cada pueblo soberano de América debe tener derecho a resolver sus problemas internos sin intervención extranjera, que existan nor-mas internacionales y una opinión mundial, que inclu-so existiera una O.E.A., no contaban para nada en las consideraciones de los Esta-dos Unidos. Lo que sí con-taban eran sus designios de impedir la revolución domi-nicana, la reimplantación de los odiosos desembarcos de su Infantería de Marina, sin más base ni requisito para fundamentar ese nuevo con-cepto filibustero del derecho que la simple solicitud de un gobernante tiránico, ilegíti-

mo y en crisis. Lo que esto significa no debe escapar a los pueblos. En América Latina hay sobrados gober-nantes de ese tipo, dispues-tos a utilizar las tropas yan-quis contra sus respectivos pueblos cuando se vean en crisis. Esta política declarada del imperialismo norteameri-cano de enviar soldados a combatir el movimiento re-volucionario en cualquier país de América Latina, es decir, a matar obreros, estu-diantes, campesinos, a hom-bres y mujeres latinoa-mericanos, no tiene otro objetivo que el de seguir manteniendo sus intereses monopo-listas y los privilegios de la oligarquía traido-ra que los apoya. Ahora se puede ver con toda claridad que los pactos militares sus-critos por el Gobierno de Estados Unidos con gobiernos latinoa-mer icanos , pactos se-cretos mu-chas veces y siempre a espaldas de los pueblos, invocando hipotéticos peligros exteriores que na-die vio nunca por ninguna parte, te-nían el único y exclu-sivo objetivo de pre-venir la lucha de los pueblos; eran pactos contra los pueblos, contra el único pe-ligro, el peligro in-terior del movimiento de liberación que pusiera en riesgo los intereses yanquis. No sin razón los pueblos se preguntaban: ¿Por qué tantos convenios militares? ¿Para qué los envíos de ar-mas que si técnicamente son inadecuados para una guerra

moderna, son en cambio efi-caces para aplastar huelgas, reprimir manifestaciones populares y ensangrentar el país? ¿Para qué las misiones militares, el Pacto de Río de Janeiro y las mil y una con-ferencias internacio-nales? Desde que c u l m i n ó

la Se-g u n d a G u e r r a Mundial, las naciones de América Latina se han ido depauperando cada vez más, sus exportaciones tienen

cada vez menos valor, sus importaciones precios más al-tos, el ingre-so per cápita d i sminuye ,

los pavorosos porcentajes de mortali-dad infantil no decrecen, él número de analfabetos es superior, los pueblos care-cen de trabajo, de tierras, de viviendas adecuadas, de escuelas, de hospitales, de vías de comunicación y de medios de vida. En cambio, las inversiones norteameri-canas sobrepasan los diez mil millones de dólares. América Latina es además abastecedora de materias primas baratas y compradora

de a r -

tículos e l abo ra -

dos caros. Como los pri-

meros conquista-dores españoles, que cam-biaban a los indios espejos y baratijas por oro y plata, así comercian con América

Latina los Estados Uni-dos. Conservar ese torrente de riqueza, apoderarse cada vez

más de los recursos de América y explotar a sus pueblos sufridos: he ahí lo que se ocultaba tras los pactos militares, las misiones castrenses y los cabildos diplomá-ticos de Washington. Esta política de paula-tino estrangulamiento de la soberanía de las naciones latinoame-ricanas y de manos libres para interve-nir en sus asuntos internos tuvo su punto culminan-

te en la última re-unión de cancilleres. En Punta del Este el impe-rialismo yanqui reunió a los cancilleres para arrancarles, mediante

presión política y chantaje económico sin precedentes, con la complicidad de un grupo de los más despresti-giados gobernantes de este continente, la renuncia a la soberanía nacional de nues-tros pueblos y la consagra-ción del odiado derecho de intervención yanqui en los asuntos internos de Améri-ca; el sometimiento de los pueblos a la voluntad omní-moda de Estados Unidos de Norteamérica, contra la cual

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lucharon todos los próceres, desde Bolívar hasta Sandi-no. Y no se ocultaron ni el Go-bierno de Estados Unidos ni los representantes de las oligarquías explotadoras ni la gran prensa reaccionaria vendida a los monopolios y a los señores feudales, para demandar abiertamen-te acuerdos que equivalen a la supresión formal del derecho de autodetermina-ción de nuestros pueblos; borrarlo de un plumazo en la conjura más infame que recuerda la historia de este continente. A puertas cerradas entre conciliábulos repugnantes, donde el ministro yanqui de colonias dedicó días enteros a vencer la resistencia y los escrúpulos de algunos can-cilleres poniendo en juego los millones de la Tesorería yanqui en una indisimulada compraventa de votos, un puñado de representantes de las oligarquías de países que, en conjunto, apenas suman un tercio de la pobla-ción del continente, impuso acuerdos que sirven en ban-deja de plata al amo yanqui la cabeza de un principio que costó toda la sangre de nuestros pueblos desde las guerras de independencia. El carácter pírrico de tan tristes y fraudulentos logros del imperialismo, su fracaso moral, la unanimidad rota y el escándalo universal, no disminuyen la gravedad que entraña para los pueblos de América Latina los acuerdos que impusieron a ese precio. En aquel cónclave inmoral la voz titánica de Cuba se elevó sin debilidad ni miedo para acusar ante todos los pueblos de América y del mundo el monstruoso aten-tado y defender virilmente y con dignidad que constará en los anales de la historia,

no sólo el derecho de Cuba, sino el derecho desampa-rado de todas las naciones hermanas del continente americano. La palabra de Cuba no podía tener eco en aquella mayoría amaestrada, pero tampoco podía tener respuesta; sólo cabía el silencio impotente ante sus demoledores argu-mentos, la diafanidad y va-lentía de sus palabras. Pero Cuba no habló para los can-cilleres; Cuba habló para los pueblos y para la historia, donde sus palabras tendrán eco y respuesta. En Punta del Este se libró una gran batalla ideológica entre la Revolución Cubana y el imperialismo yanqui.

¿Qué representaban allí, por quién habló cada uno de ellos? Cuba representó los pueblos; los Estados Unidos representó los monopolios.

Cuba habló por las masas explotadas de América; Es-tados Unidos, por los inte-reses oligárquicos explota-dores e imperialistas. Cuba, por la soberanía; Estados Unidos, por la intervención. Cuba, por la nacionalización de las empresas extranjeras; Estados Unidos, por nuevas inversiones de capital forá-neo. Cuba, por la cultura; Estados Unidos, por la ig-norancia. Cuba, por la refor-ma agraria; Estados Unidos, por el latifundio. Cuba, por la industrialización de Amé-rica; Estados Unidos, por el subdesarrollo. Cuba, por el trabajo creador; Estados Unidos, por el sabotaje y el terror contrarrevolucionario

que practican sus agentes, la destrucción de cañaverales y fábricas, los bombardeos de sus aviones piratas con-tra el trabajo de un pueblo

pacífico. Cuba, por los al-fabetizadores asesinados; Estados Unidos, por los asesinos. Cuba, por el pan; Estados Unidos, por el ham-bre. Cuba, por la igualdad; Estados Unidos, por el pri-vilegio y la discriminación. Cuba, por la verdad; Esta-dos Unidos, por la mentira. Cuba, por la liberación; Es-tados Unidos, por la opre-sión. Cuba, por el porvenir luminoso de la humanidad; Estados Unidos, por el pa-sado sin esperanza. Cuba, por los héroes que cayeron en Girón para salvar la Pa-tria del dominio extranje-ro; Estados Unidos, por los mercenarios y traidores que sirven al extranjero contra su Patria. Cuba, por la paz entre los pueblos; Estados Unidos, por la agresión y la guerra. Cuba, por el socia-lismo; Estados Unidos, por el capitalismo. Los acuerdos obtenidos por Estados Unidos con méto-dos tan bochornosos que el mundo entero critica, no restan, sino que acrecentan la moral y la razón de Cuba, demuestran el entreguismo y la traición de las oligar-quías a los intereses nacio-nales y enseña a los pueblos el camino de la liberación. Revela la podredumbre de las clases explotadoras, en cuyo nombre hablaron sus representantes en Punta del Este. La O.E.A. quedó des-

enmascarada como lo que es: un ministerio de colonias yanquis, una alianza militar, un aparato de represión con-tra el movimiento de libera-ción de los pueblos latinoa-mericanos. Cuba ha vivido tres años de Revolución bajo incesan-te hostigamiento de inter-vención yanqui en nuestros asuntos internos. Aviones piratas procedentes de Es-tados Unidos lanzando ma-terias inflamables han que-mado millones de arrobas de caña; actos de sabotaje internacional perpetrados por agentes yanquis, como la explosión del vapor «La Coubre», ha costado dece-nas de vidas cubanas; miles de armas norteamericanas de todos tipos han sido lan-zadas en paracaídas por los servicios militares de Esta-dos Unidos sobre nuestro territorio para promover la subversión; cientos de tone-ladas de materiales explosi-vos y máquinas infernales han sido desembarcados subrepticiamente en nues-tras costas por lanchas nor-teamericanas para promover el sabotaje y el terrorismo; un obrero cubano fue tor-turado en la Base Naval de Guantánamo y privado de la vida sin proceso previo ni explicación posterior algu-na; nuestra cuota azucarera fue suprimida abruptamente y proclamado el embargo de piezas y materias primas para fábricas y maquinaria de construcción norteame-ricana para arruinar nuestra economía; barcos artillados y aviones de bombardeo procedentes de bases pre-paradas por el Gobierno de Estados Unidos han atacado sorpresivamente puestos e instalaciones cubanas; tro-pas mercenarias organiza-das y entrenadas en países de América Central por el

Ahora se puede ver con toda claridad que los pactos militares sus-critos por el Gobierno de Estados Unidos con gobiernos latinoa-mericanos, pactos secretos muchas veces y siempre a espaldas de los pueblos, invocando hipotéticos peligros exteriores que nadie vio nunca por ninguna parte, tenían el único y exclusivo objetivo de prevenir la lucha de los pueblos; eran pactos contra los pue-

blos, contra el único peligro, el peligro interior del movimiento de liberación que pusiera en riesgo los intereses yanquis.

Las misiones militares norteamericanas en América Latina constituyen un aparato de espionaje permanente en cada nación,

vinculado estrechamente a la Agencia Central de Inteligencia, inculcando a los oficiales los sentimientos más reacciona-rios y tratando de convertir los ejércitos

en instrumentos de sus intereses políticos y económicos.

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propio Gobierno han inva-dido en son de guerra nues-tro territorio, escoltados por barcos de la flota yanqui, y con apoyo aéreo desde ba-ses exteriores, provocando la pérdida de numerosas vidas y la destrucción de bienes materiales; contra-rrevolucionarios cubanos son instruidos en el ejército de Estados Unidos y nuevos planes de agresión se reali-zan contra Cuba. Todo eso ha estado ocurriendo durante tres años, incesantemente, a la vista de todo el continen-te, y la O.E.A. no se entera. Los cancilleres se reúnen en Punta del Este y no amo-nestan siquiera al Gobierno de Estados Unidos ni a los gobiernos que son cómpli-ces materiales de esas agre-siones. Expulsan a Cuba, el país latinoamericano vícti-ma, el país agredido. Estados Unidos tiene pactos militares con países de todos los continentes; bloques mi-litares con cuanto gobierno fascista, militarista y reac-cionario haya en el mundo; la O.T.A.N., la S.E.A.T.O. y la C.E.N.T.O., a las cua-les hay que agregar ahora la O.E.A., intervienen en Laos, en Viet Nam, en Co-rea, en Formosa, en Berlín; envía abiertamente barcos a Santo Domingo para im-poner su ley, su voluntad y anuncia su propósito de usar sus aliados de la O.T.A.N. para bloquear el comercio con Cuba; y la O.E.A. no se entera... Se reúnen los can-cilleres y expulsan a Cuba, que no tiene pactos milita-res con ningún país. Así, el Gobierno que organiza la subversión en todo el mun-do y forja alianzas militares en cuatro continentes, hace expulsar a Cuba, acusándola nada menos que de subver-sión y de vinculaciones ex-tracontinentales.

Cuba, el país latinoameri-cano que ha convertido en dueños de las tierras a más de cien mil pequeños agri-cultores, asegurando empleo todo el año en granjas y coo-perativas a todos los obreros agrícolas, transformado los cuarteles en escuelas, con-cedido sesenta mil becas a estudiantes universitarios, secundarios y tecnológicos, creado aulas para la totali-dad de la población infantil, liquidado totalmente el analfabetismo, cuadru-plicado los servicios médicos, nacionaliza-do las empresas mo-nopolistas, suprimi-do el abusivo sistema que convertía la vivienda en un medio de explotación para el pueblo, eliminado vir-tualmente el desempleo, suprimido la discrimina-ción por motivo de raza o sexo, barrido el juego, el vicio y la corrupción admi-nistrativa, armado al pue-blo, hecho realidad viva el disfrute de los derechos hu-manos al librar al hombre y a la mujer de la explotación, la incultura y la desigualdad social, que se ha liberado de todo tutelaje extranjero, adquirido plena soberanía y establecido las bases para el desarrollo de su economía a fin de no ser más país mono-productor y exportador de materias primas, es expul-sada de la Organización de Estados Americanos por go-biernos que no han logrado para sus pueblos ni una sola de estas reivindicaciones.

¿Cómo podrán justificar su conducta ante los pueblos de América y del mundo? ¿Cómo podrán negar que en su concepto la política de tierra, de pan, de trabajo, de salud, de libertad, de igual-dad y de cultura, de desarro-llo acelerado de la econo-mía, de dignidad nacional, de plena autodeterminación y soberanía es incompatible

con el he-

misferio? Los pueblos piensan muy distinto, los pueblos piensan que lo único compatible con

el destino de América Lati-na es la miseria, la explo-tación feudal, el analfa-betismo, los salarios de hambre, el des-empleo, la polí-tica de repre-sión contra las masas obre-

ras, campesi-nas y estu-diantiles, la discrimina-

ción de la mujer, del negro, del indio, del mestizo, la opresión de las oligarquías, el saqueo de sus riquezas por los monopolios yanquis, la asfixia moral de sus inte-lectuales y artistas, la ruina de sus pequeños productores por la competencia extran-

jera, el subdesarro-llo económico, los

pueblos sin caminos, sin hospitales, sin vi-

viendas, sin escuelas, sin industrias, el sometimiento al imperialismo, la renuncia a la soberanía nacional y la traición a la Patria. ¿Cómo podrán hacer enten-der su conducta, la actitud condenatoria para con Cuba, los imperialistas; con qué pa-labras les van a hablar y con qué sentimientos, a quienes han ignorado, aunque sí ex-plotado, por tan lar-g o

t i e m -po?

Quienes es-tudian los problemas de América suelen preguntar qué país, quiénes han en-focado con corrección la situación de los dirigen-

tes, de los pobres, de los indios,

de los ne-gros, de la

infancia desva-lida, esa inmensa in-

fancia de treinta millones en 1950 (que será de cin-cuenta millones dentro de ocho años más), sí, ¿quié-nes, qué país?

Treinta y dos millones de indios vertebran

El imperialismo todo lo trastrueca, lo deforma, lo canaliza por sus vertientes para su provecho, hacia la multiplicación de su dólar; comprando palabras o cuadros, o mudez, o transformando en si-lencio la expresión de los revolucionarios, de los hombres progre-

sistas, de los que luchan por el pueblo y sus problemas.

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–tanto como la misma Cor-dillera de los Andes– el con-tinente americano entero. Claro que para quienes lo han considerado casi como una cosa, más que como una persona, esa humanidad no cuenta, no contaba y creían que nunca contaría. Como suponía, no obstante, una fuerza ciega de trabajo, de-bía ser utilizado, como se utiliza una yunta de bueyes o un tractor. ¿Cómo podrá creerse en ningún beneficio, en ningu-na Alianza para el Progreso, con el imperialismo, bajo qué juramento, si bajo su santa protección, sus ma-tanzas, sus persecuciones aún viven los indígenas del sur del continente, como los de la Patagonia, en toldos, como vivían sus antepasa-dos a la venida de los des-cubridores, casi quinientos años atrás? ¿En dónde los que fueron grandes razas que poblaron el norte argen-tino, Paraguay y Bolivia, como los guaraníes, que han sido diezmados ferozmente, como quien caza animales y a quienes se les ha enterrado en los interiores de las sel-vas? ¿En dónde esa reserva autóctona, que pudo servir de base a una gran civili-zación americana –y cuya extinción se la apresura por instantes– y a la que se la ha empujado América aden-tro a través de los esteros paraguayos y los altiplanos bolivianos, tristes, rudimen-tarios, razas melancólicas, embrutecidas por el alcohol y los narcóticos, a los que se acogen para por lo menos sobrevivir en las infrahuma-nas condiciones (no sólo de alimentación) en que viven? ¿En dónde una cadena de manos se estira –casi inútil-mente– por sobre los lomos de la cordillera, sus faldas, a lo largo de los grandes ríos y

por entre las sombras de los bosques para unir sus mise-rias con los demás que pe-recen lentamente, las tribus brasileñas y las del norte del continente y sus costas, hasta alcanzar a los cien mil motilones de Venezuela, en el más increíble atraso y sal-vajemente confinados en las selvas amazónicas o las Sie-rras de Perijá, a los solitarios vapichanas, que en las tierras calientes de las Guyanas es-peran su final, ya casi perdi-dos definitivamente para la suerte de los humanos? Sí, a todos estos treinta y dos millones de indios que se extienden desde la frontera

con los Estados Unidos has-ta los confines del Hemisfe-rio Sur y cuarenta y cinco millones de mestizos, que en gran parte poco difieren de los indios; a todos estos indígenas, a ese formidable caudal de trabajo, de dere-chos pisoteados, sí, ¿qué les puede ofrecer el imperialis-mo? ¿Cómo podrán creer estos ignorados en ningún beneficio que venga de tan sangrientas manos? Tribus enteras que aún viven des-

nudas; otras que se las supo-ne antropófagas; otras que en el primer contacto con la civilización conquistadora mueren como insectos; otras que se las destierra, es decir, se las echa de sus tierras, se las empuja hasta volcar-las en los bosques o en las montañas o en las profundi-dades de los llanos en donde no llega ni el menor átomo de la cultura, de luz, de pan, ni de nada. ¿En qué «alianza» –como no sea una para su más rápida muerte– van a creer estas ra-zas indígenas apaleadas por siglos, muertas a tiros para ocupar sus tierras, muertas a

palos por miles por no tra-bajar más rápido en sus ser-vicios de explotación por el imperialismo? ¿Y al negro? ¿Qué «alianza» les puede brindar el sistema de los linchamientos y la preterición brutal del negro de los Estados Unidos a los quince millones de negros y catorce millones de mulatos latinoamericanos que saben con horror y cólera que sus hermanos del norte no pue-den montar en los mismos

vehículos que sus compa-triotas blancos ni asistir a las mismas escuelas, ni siquiera morir en los mismos hospi-tales? ¿Cómo han de creer en este imperialismo, en sus benefi-cios, en sus «alianzas» (que no sean para lincharlos o explotarlos como esclavos) estos núcleos étnicos prete-ridos? Esas masas, que no han podido gozar ni mediana-mente de ningún beneficio cultural, social o profesio-nal, que aun en donde son mayoría, o forman millones, son maltratados por los im-perialistas disfrazados de Ku-Klux-Klan; son arroja-dos a las barriadas más insa-lubres, a las casas colectivas menos confortables, hechas para ellos, empujados a los oficios más innobles, a los trabajos más duros y a las profesiones menos lucrati-vas, que no supongan con-tacto con las universidades, las altas academias o escue-las particulares. ¿Qué Alianza para el Pro-greso puede servir de estí-mulo a esos ciento siete mi-llones de hombres y mujeres de nuestra América, médula del trabajo en ciudades y campos, cuya piel oscura –negra, mestiza, mulata, india– inspira desprecio a los nuevos colonizadores? ¿Cómo van a confiar en la supuesta «alianza» los que en Panamá han visto con mal contenida impotencia

que hay un salario para el yanqui y otro salario para el panameño, que ellos consi-deran raza inferior? ¿Qué pueden esperar los obreros con sus jornales de hambre, los trabajos más rudos, las condiciones más miserables, la desnutrición, las enfermedades y todos los males que incuba la mi-seria?

¿Qué les pueden decir, qué palabras, qué beneficios podrán ofrecerles los impe-rialistas a los mineros del cobre, del estaño, del hie-rro, del carbón, que dejan sus pulmones a beneficio de dueños lejanos e inclemen-tes; a los padres e hijos de los maderales, de los cau-chales, de los yerbazales, de las plantaciones fruteras, de los ingenios de café y de azúcar, de los peones en las pampas y en los llanos que amasan con su salud y con sus vidas las fortunas de los explotadores? ¿Qué pueden esperar estas masas inmen-sas que producen las rique-zas que crean los valores, que ayudan a parir un nuevo mundo en todas partes, qué pueden esperar del imperia-lismo, esa boca insaciable, esa mano insaciable sin otro horizonte inmediato que la miseria, el desamparo más absoluto, la muerte fría y sin historia al fin? ¿Qué puede esperar esta clase, que ha cambiado el curso de la historia en otras partes del mundo, que ha re-volucionado al mundo, que es vanguardia de todos los humildes y explotados, qué puede esperar del imperia-lismo, su más irreconcilia-ble enemigo? ¿Qué puede ofrecer el im-perialismo, qué clase de beneficio, qué suerte de vida mejor y más justa, qué motivo, qué aliciente, qué

El imperialismo, utilizando los grandes monopolios cinematográ-ficos, sus agencias cablegráficas, sus revistas, libros y periódicos reaccionarios acude a las mentiras más sutiles para sembrar di-visionismo e inculcar entre la gente más ignorante el miedo y la

superstición a las ideas revolucionarias que sólo a los intereses de los poderosos explotadores y a sus seculares privilegios pueden y

deben asustar.

Se sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá, pero no es de revolu-cionarios sentarse en la puerta de su casa

para ver pasar el cadáver del imperialismo

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interés para superarse, para lograr trascender sus senci-llos y primarios escalones, a maestros, a profesores, a profesionales, a intelectua-les, a los poetas y a los ar-tistas; a los que cuidan ce-losamente las generaciones de niños y jóvenes para que el imperialismo se cebe lue-go en ellos; a quienes viven con sueldos humillantes en la mayoría de los países; a los que sufren las limitacio-nes de su expresión política y social en casi todas partes; que no sobrepasan, en sus posibilidades económicas, más que la simple línea de sus precarios recursos y compensaciones, enterra-dos en una vida gris y sin horizontes que acaba en una jubilación que entonces ya no cubre ni la mitad de los gastos? ¿Qué «beneficios» o «alianzas» podrá ofrecer-les el imperialismo que no sean las que redunden en su total provecho? Si les crea fuentes de ayuda a sus pro-fesiones, a sus artes, a sus publicaciones, es siempre en el bien entendido de que sus producciones deberán reflejar sus intereses, sus objetivos, sus «nadas». Las novelas que traten de re-flejar la realidad del mundo, de sus aventuras rapaces; los poemas que quieran traducir

protestas por su avasalla-miento, por su ingerencia en la vida, en la mente, en las vísceras de sus países y pue-blos; las artes combativas que pretenden apresar en sus expresiones las formas y contenido de su agresión y constante presión sobre todo lo que vive y alienta progresivamente, todo lo que es revolucionario; lo que enseña; lo que trata de guiar, lleno de luz y de con-ciencia, de claridad y de be-lleza, a los hombres y a los pueblos a mejores destinos, hacia más altas cumbres del pensamiento, de la vida y de la justicia, encuentra la re-probación más encarnizada del imperialismo; encuen-tra la valla, la condena, la persecución maccarthista. Sus prensas se les cierran; su nombre es borrado de las columnas y se aplica la losa del silencio más atroz..., que es, entonces –una contradic-ción más del imperialismo–, cuando el escritor, el poeta, el pintor, el escultor, el crea-dor en cualquier material, el científico, empiezan a vivir de verdad, a vivir en la len-gua del pueblo, en el cora-zón de millones de hombres del mundo. El imperialismo todo lo trastrueca, lo de-forma, lo canaliza por sus vertientes para su provecho,

hacia la multiplicación de su dólar; comprando pala-bras o cuadros, o mudez, o transformando en silencio la expresión de los revolucio-narios, de los hombres pro-gresistas, de los que luchan por el pueblo y sus proble-mas. No podíamos olvidar en este triste cuadro la infan-

cia desvalida, desatendida; la infancia sin porvenir de América. América, que es un continente de natalidad elevada, tiene también una mortalidad elevada. La mor-talidad de niños de menos de un año, en once países, ascendía hace pocos años a ciento veinticinco por mil, y en otros diecisiete, a no-venta niños. En ciento dos países del mundo, en cam-bio, esa tasa alcanza a cin-cuenta y uno. En América, pues, se mueren tristemente, desatendidamente, setenta y cuatro niños en cada mil, en el primer año de su na-cimiento. Hay países lati-noamericanos en los que esa tasa alcanza, en algunos lu-gares, a trescientos por mil; miles y miles de niños has-ta los siete años mueren en América de enfermedades increíbles: diarreas, pulmo-nías, desnutrición, hambre;

miles y miles, de otras en-fermedades, sin atención en los hospitales, sin medici-nas; miles y miles ambulan, heridos de cretinismo endé-mico, paludismo, tracoma y otros males producidos por las contaminaciones, la falta de agua y otras necesi-dades. Males de esta natura-leza son una cadena en los países americanos en donde agonizan millares y millares de niños, hijos de parias, hi-jos de pobres y de pequeños burgueses con vida dura y precarios medios. Los datos, que serán redun-dantes, son de escalofrío. Cualquier publicación ofi-cial de los organismos in-ternacionales los reúne por cientos. En los aspectos educacio-nales, indigna pensar el ni-vel de incultura que padece esta América. Mientras que Estados Unidos logra un ni-

Con lo grande que fue la epopeya de la independencia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la generación de latinoamericanos de hoy le ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la humanidad. Porque aquella lucha fue

para librarse del poder colonial español, de una España decaden-te, invadida por los ejércitos de Napoleón. Hoy le toca la lucha de liberación frente a la metrópoli imperial más poderosa del mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la humanidad un servicio todavía más grande

del que le prestaron nuestros antepasados.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez94

vel de ocho y nueve años de escolaridad en la población de quince años en adelante, América Latina, saqueada y esquilmada por ellos, tie-ne menos de un año escolar aprobado como nivel en esas mismas edades. E indigna más aún cuando sabemos que de los niños entre cinco y catorce años solamente es-tán matriculados en algunos países un 20 por 100 y en los de más alto nivel el 60 por 100. Es decir, que más de la mitad de la infancia de América Latina no concurre a la escuela. Pero el dolor si-gue creciendo cuando com-probamos que la matrícula de los tres primeros grados comprende más del 80 por 100 de los matriculados; y que en el grado sexto, la matrícula fluctúa apenas en-tre seis y veintidós alumnos de cada cien que comenza-ron en el primero. Hasta en los países que creen haber atendido a su infancia, ese porcentaje de pérdida esco-lar entre el primero y el sex-to grado es del 73 por 100 como promedio. En Cuba, antes de la Revolución, era del 74 por 100. En la Co-lombia de la «democracia representativa» es del 78 por 100. Y si se fija la vista en el campo, sólo el 1 por 100 de los niños llega, en el mejor de los casos, al quinto grado de enseñanza. Cuando se investiga este de-sastre de ausentismo escolar, una causa es la que lo expli-ca: la economía de miseria. Falta de escuelas, falta de maestros, falta de recursos familiares, trabajo infantil. En definitiva, el imperialis-mo y su obra de opresión y retraso.

El resumen de esta pesadi-lla que ha vivido América, de un extremo a otro, es que en este continente de

casi doscientos millones de seres humanos, formado en sus dos terceras partes por los indios, los mestizos y los negros, por los «discrimi-nados», en este continente de semicolonias, mueren de hambre, de enfermedades curables o vejez prematura alrededor de cuatro perso-nas por minuto, de cinco mil quinientos al día, de dos mi-llones por año, de diez mi-llones cada cinco años. Esas muertes podrían ser evitadas fácilmente, pero sin embar-go se producen. Las dos ter-ceras partes de la población latinoamericana vive poco, y vive bajo la permanente amenaza de muerte. Holo-causto de vidas que en quin-ce años ha ocasionado dos veces más muertes que la guerra de 1914, y continúa... Mientras tanto, de América Latina fluye hacia los Esta-dos Unidos un torrente con-tinuo de dinero: unos cuatro mil dólares por minuto, cin-co millones por día, dos mil millones por año, diez mil millones cada cinco años. Por cada mil dólares que se nos van, nos queda un muer-to. Mil dólares por muerto: ese es el precio de lo que se llama imperialismo! ¡MIL DÓLARES POR MUER-TO, CUATRO VECES POR MINUTO! Mas a pesar de esta realidad a m e r i c a n a , ¿para qué se reunieron en Punta del Este? ¿ A c a s o para llevar una sola gota de alivio a estos ma-les? ¡No! Los pue-blos sa-ben que

en Punta del Este los canci-lleres que expulsaron a Cuba se reunieron para renunciar a la soberanía nacional; que allí el Gobierno de Estados Unidos fue a sentar las ba-ses no sólo para la agresión a Cuba, sino para intervenir en cualquier país de Amé-rica contra el movimiento liberador de los pueblos; que Estados Unidos prepa-ra a la América Latina un drama sangriento; que las oligarquías explotadoras, lo mismo que ahora renuncian al principio de la soberanía, no vacilarán en solicitar la intervención de las tropas yanquis contra sus propios pueblos y que con este fin la delegación norteamericana propuso un comité de vigi-lancia contra la subversión en la Junta Interamericana de Defensa, con facultades ejecutivas, y la adopción de medidas colectivas. Subver-sión para los imperialistas yanquis es la lucha de los pueblos hambrientos por el pan, la lucha de los campesi-nos por la tierra, la lucha de los pueblos contra la explo-tación imperialista. Comité de vigilancia en la Junta Interamericana de Defen-sa con fa-

cultades ejecutivas significa fuerza de represión conti-nental contra los pueblos a las órdenes del Pentágono. Medidas colectivas signi-fican desembarcos de in-fantes de Marina yanqui en cualquier país de América. Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su re-volución, respondemos: Las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos. Lo que Cuba puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo. Y ¿qué enseña la Revolu-ción Cubana? Que la revo-lución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de los pueblos. Nuestro triunfo no habría sido jamás factible si la re-volución misma no hubiese estado inexorablemente des-tinada a surgir de las condi-ciones existentes en nuestra realidad económico-social, realidad que existe en grado

mayor aún en un buen

número de países de Améri-ca Latina. Ocurre inevitablemente que en las naciones donde es más fuerte el control de los monopolios yanquis, más despiadada la explotación de la oligarquía y más inso-portable la situación de las masas obreras y campesinas, el poder político se muestra más férreo, los estados de sitio se vuelven habituales, se reprime por la fuerza toda manifestación de des-contento de las masas, y el cauce democrático se cierra por completo, revelándose con más evidencia que nun-ca el carácter de brutal dic-tadura que asume el poder de las clases dominantes. Es entonces cuando se hace in-evitable el estallido revolu-cionario de los pueblos. Y si bien es cierto que en los países subdesarrollados de América la clase obrera es en general relativamen-te pequeña, hay una clase social que por las condi-ciones subhumanas en que vive constituye una fuerza potencial que, dirigida por

los obreros y los intelectuales

revolucio-n a r i o s , tiene una i m p o r -t a n c i a

decisiva en la lucha

por la libera-

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 95

ción nacional: los campesi-nos. En nuestros países se juntan las circunstancias de una in-dustria subdesarrollada con un régimen agrario de ca-rácter feudal. Es por eso que con todo lo duras que son las condiciones de vida de los obreros urbanos, la pobla-ción rural vive aún en más horribles condiciones de opresión y explotación; pero es también, salvo excepcio-nes, el sector absolutamente mayoritario en proporciones que a veces sobrepasa el 70 por 100 de las poblaciones latinoamericanas. Descontando los terrate-nientes que muchas veces residen en las ciudades, el resto de esa gran masa libra su sustento trabajando como peones en las haciendas por salarios misérrimos, o la-bran la tierra en condiciones de explotación que nada tie-nen que envidiar a la Edad Media. Estas circunstancias son las que determinan que en América Latina la pobla-ción pobre del campo cons-tituya una tremenda fuerza revolucionaria potencial. Los ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la fuerza en que se sustenta el poder de las clases explo-tadoras, cuando tienen que enfrentarse a la lucha irre-gular de los campesinos en el escenario natural de éstas, resultan absolutamente im-potentes; pierden diez hom-bres por cada combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rá-pidamente en ellos al tener que enfrentarse a un enemi-go invisible e invencible que no le ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra, de las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en las ciu-

dades. La lucha inicial de reduci-dos núcleos combatientes se nutre incesantemente de nuevas fuerzas, el movi-miento de masas comienza a desatarse, el viejo orden se resquebraja poco a poco en mil pedazos y es entonces el momento en que la clase obrera y las masas urbanas deciden la batalla. ¿Qué es lo que desde el co-mienzo mismo de la lucha de esos primeros núcleos los hace invencibles, inde-pendientemente del núme-ro, el poder y los recursos de sus enemigos? El apoyo del pueblo, y con ese apo-yo de las masas contarán en grado cada vez mayor. Pero el campesinado es una clase que, por el estado de incul-tura en que lo mantienen y el aislamiento en que vive, necesita la dirección revolu-cionaria y política de la cla-se obrera y los intelectuales revolucionarios, sin la cual no podría por sí sola lanzar-se a la lucha y conquistar la victoria. En las actuales condiciones históricas de América La-tina, la burguesía nacional no puede encabezar la lucha antifeudal y antiimperialis-ta. La experiencia demues-tra que en nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son contradicto-rios con los del imperialis-mo yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, para-lizada por el miedo a la re-volución social y asustada por el clamor de las masas explotadas. Situadas ante el dilema im-perialismo o revolución, sólo sus capas más progre-sistas estarán con el pueblo. La actual correlación mun-dial de fuerzas y el mo-vimiento universal de li-beración de los pueblos coloniales y dependientes

señalan a la clase obrera y a los intelectuales re-volucionarios de Amé-rica Latina su verdadero papel, que es el de situar-se resueltamente a la van-guardia de la lucha contra el imperialismo y el feuda-lismo. El impe-rialismo, utilizan-do los grandes mono-p o -l i o s c i -n e -mato-gráficos, sus agen-cias cable-g r á f i c a s , sus revis-tas, libros y periódicos reacciona-rios acude a las men-tiras más sutiles para sembrar di-visionismo e inculcar entre la gente más ig-norante el miedo y la superstición a las ideas revolucio-narias que sólo a los intereses de los po-derosos ex-plotadores y a sus seculares privilegios pueden y deben asustar. El divisionismo, producto de toda clase de prejuicios, ideas falsas y mentiras; el sectarismo, el dogmatismo, la falta de amplitud para analizar el papel que corres-ponde a cada capa social, a sus partidos, organizaciones y dirigentes, dificultan la unidad de acción imprescin-dible entre las fuerzas de-mocráticas y progresistas de

nuestros p u e -b l o s . S o n v i c i o s de cre-c imien-

to, enfermedades de la infancia del movimiento revolucionario que deben quedar atrás. En la lucha antiimperialista y antifeu-dal es posible vertebrar la inmensa mayoría del pueblo tras metas de liberación que unan el esfuerzo de la clase obrera, los campesinos, los trabajadores intelectuales, la pequeña burguesía y las capas más progresistas de la burguesía nacional. Es-tos sectores comprenden la

inmensa mayoría de la po-blación y aglutinan grandes fuerzas sociales capaces de barrer el dominio imperia-lista y la reacción feudal. En ese amplio movimiento pueden y deben luchar jun-tos por el bien de sus na-

ciones, por el bien de sus pueblos y por el bien de América, desde el viejo militante marxista hasta el católico sincero que no tenga nada que ver con los monopolios yanquis y los señores feudales de la tierra. Ese movimiento podría arrastrar consigo a los elementos progresistas

de las fuerzas armadas, hu-milladas también por las mi-siones militares yanquis, la traición a los intereses na-cionales de las oligarquías feudales y la inmolación de la soberanía nacional a los dictados de Washing-ton. Allí donde están cerrados los caminos de los pue-blos, donde la represión de los obreros y campesinos es feroz, donde es más fuerte el dominio de los monopolios yanquis, lo primero y más importante es comprender que no es justo ni es correc-to entretener a los pueblos con la vana y acomodati-cia ilusión de arrancar, por vías legales que ni existen ni existirán, a las clases do-minantes, atrincheradas en todas las posiciones del Es-tado monopolizadoras de la instrucción, dueñas de todos los vehículos de divulga-ción y poseedoras de infini-tos recursos financieros, un poder que los monopolios y las oligarquías defenderán a sangre y fuego con la fuer-za de sus policías y de sus ejércitos. El deber de todo revolucio-nario es hacer la revolución. Se sabe que en América y en

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez96

el mundo la revolución ven-cerá, pero no es de revolu-cionarios sentarse en la puer-ta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo. El papel de Job no cuadra con el de un revolucionario. Cada año que se acelere la liberación de América signi-ficará millones de niños que se salven para la vida, millo-nes de inteligencias que se salven para la cultura, infini-tos caudales de dolor que se ahorrarían los pueblos. Aun cuando los imperialistas yanquis preparen para Amé-rica un drama de sangre, no lograrán aplastar las luchas de los pueblos, concitarán contra ellos el odio universal y será también el drama que marque el ocaso de su voraz y cavernícola sistema. Ningún pueblo de Améri-ca Latina es débil, porque forma parte de una familia de doscientos millones de hermanos que padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo enemigo, sueñan todos un mismo me-jor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hombres y mujeres honra-dos del mundo entero. Con lo grande que fue la epopeya de la independen-cia de América Latina, con lo heroica que fue aquella lucha, a la generación de la-tinoamericanos de hoy le ha tocado una epopeya mayor y más decisiva todavía para la humanidad. Porque aque-lla lucha fue para librarse del poder colonial español, de una España decadente, invadida por los ejércitos de Napoleón. Hoy le toca la lu-cha de liberación frente a la metrópoli imperial más po-derosa del mundo, frente a la fuerza más importante del sistema imperialista mundial y para prestarle a la humani-dad un servicio todavía más

grande del que le prestaron nuestros antepasados. Pero esta lucha, más que aquélla, la harán las masas, la harán los pueblos; los pueblos van a jugar un pa-pel mucho más importante que entonces; los hombres, los dirigentes importan e importarán en esta lucha menos de lo que importaron en aquélla. Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de in-dios, de campesinos sin tie-rra, de obreros explotados, la van a escribir las masas progresistas; los intelectua-les honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina; lucha de masas y de ideas; epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nues-tros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos con-sideraba rebaño impotente y sumiso; y ya se empieza a asustar de ese rebaño; re-baño gigante de doscientos millones de latinoamerica-

nos en los que advierte ya a sus sepultureros el capital monopolista yanqui. Con esta humanidad traba-jadora, con estos explotados infrahumanos, paupérrimos, manejados por los métodos de foete y mayoral no se ha contado o se ha contado poco. Desde los albores de la independencia sus des-tinos han sido los mismos: indios, gauchos, mestizos, zambos, cuarterones, blan-cos sin bienes ni rentas, toda esa masa humana que se formó en las filas de la «patria» que nunca disfru-tó, que cayó por millones, que fue despedazada, que ganó la independencia de sus metrópolis para la bur-guesía, esa que fue deste-rrada de los repartos, siguió ocupando el último escalón de los beneficios sociales, siguió muriendo de hambre, de enfermedades curables, de desatención, porque para ella nunca alcanzaron los bienes salvadores: el simple pan, la cama de un hospital, la medicina que salva, la mano que ayuda. Pero la hora de su reivindi-

cación, la hora que ella mis-ma se ha elegido, la viene señalando, con precisión, ahora, también de un ex-tremo a otro del continente. Ahora, esta masa anónima, esta América de color, som-bría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitiva-mente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir. Porque ahora, por los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus lla-nuras y sus selvas, entre la soledad o en el tráfico de las ciudades o en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de razo-nes, con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus de-rechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí, la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han

decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se les ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olim-pos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de pa-los, de machetes, de un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, fincando sus gar-fios en la tierra que les per-tenece y defendiéndola con su vida; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas sus consignas; haciéndolas correr en el viento por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de jus-ticia reclamada, de derecho pisoteado que se empieza a levantar por entre las tie-rras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más mayorita-rios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron. Porque esta gran humani-dad ha dicho: «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmen-te. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable in-dependencia.

¡Patria o Muerte! ¡VENCEREMOS! EL PUEBLO DE CUBA La Habana, 4 de febrero de 1962

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Vengo a denunciar 200 años de agresión

Hugo Chávez Frías

A LOS JÓVENES DEL MUNDOQuiero saludarlos a todos con mucho afecto, con mu-cho cariño; señor presiden-te, miembros del jurado, provenientes de todas las partes del mundo donde los pueblos luchamos por la dignidad, la justicia, la igualdad, la vida; [donde luchamos] contra la guerra y el imperialismo; a todos ustedes, invitados especia-les, ponentes que han con-signado cientos de pruebas, evidencias y testimonios que han sido presentados [ante] este tribunal; a to-dos ustedes, muchachos y muchachas, delegados del mundo en este XVI Festi-val Mundial de la Juventud y los Estudiantes.Bomba atómica para la vidaMe parece muy significa-tiva la fuerza que tienen. Esa pasión desbordada

evidencia algo que, en la inauguración del Festival, comentábamos. Como hace 60 años en Hiroshima y en Nagasaky, la élite imperial estadounidense lanzó el más atroz acto de terroris-mo que se recuerde en la historia. Así como explo-taron aquellas bombas ató-micas llenando de terror y de muerte a los pueblos del mundo; hoy, seis décadas después, en Caracas, en Ve-nezuela ha explotado otra bomba atómica: ustedes, la bomba atómica de la vida, de la alegría, de la juven-tud, del futuro.Son ustedes una bomba ató-mica para la vida y estamos obligados, compañeros, ca-maradas, compatriotas, a multiplicarlas por el mundo entero, por América, por África, por Asia, por Euro-pa, por Oceanía.LOS TRIBUNALES AN-TIIMPERIALISTAS

Es relevante que este Tribunal, insta-lado ayer, en este Po-liedro de Caracas, se esté desarrollan-do en el marco de este XVI Festi-val Mundial de la Juventud y los Estudian-tes. Este Tribunal tiene conexión espiri-tual y moral, sobre todo, con otras experiencias parecidas que han su-cedido, como aquel fa-mosísimo Tribunal Russell, llamado así en honor a su creador, el gran filósofo pa-cifista Bertrand Russell, el cual en la década de 1960 se instaló para denunciar y enjuiciar atrocidades: las agresiones terroristas y las masacres que las fuerzas militares de los Estados Unidos cometieron en Viet-nam. A él asistieron figuras mundiales como Lázaro

Cár-denas.

M u c h o s soldados que es-

tuvieron en la gue-rra y que vieron los horrores de aquello

estuvieron presen-tes, y muchos civiles fue-ron también

testigos allí. Hubo prue-bas suficien-

tes para condenar al Gobierno de los Estados Unidos de entonces, a la élite imperialista. Hay otro tribunal mundial al que hay que atender con cuidado: el Tribunal contra la Agresión al Pueblo de Irak, la cual continúa dejan-do víctimas diariamente. Ya el Tribunal Russell le emi-

tió veredictos, prue-bas suficientes y con-

tundentes de genocidio, señalados en este mismo

sitio. El Gobierno de los Estados Unidos jamás dio ni una sola respuesta a los pedidos de aquel tribunal. [Además, hay que] men-cionar al Tribunal Interna-cional Benito Juárez que, desde hace años, denuncia las agresiones del Gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano y contra el pueblo mexicano.VENGO A ACUSAR UNA LÓGICA IMPERIALJuicio a Mister DangerSencillamente ésta es la ra-tificación de que estamos ante el imperio más cruel, exterminador y agresivo de la historia, y está sien-do enjuiciado en este XVI Festival.Este juicio se concentra en un Gobierno, en una perso-na: Mister Danger. Ustedes

Del Discurso pronunciaDo en el Tribunal inTernacional anTiimperialisTa en el marco Del xVi fesTiVal mun-Dial De la JuVenTuD y los esTu-DianTespolieDro De caracas, 14 De agosTo De 2005Este discurso ha sido editado con fines didácticos por el MINCI, por lo cual su contenido se encuentra reorganizado y acompañado de subtítulos, para tratar de facilitar la lectura y resaltar especialmente las ideas centrales del discurso del Presidente.

ESTE TRIBUNAL NO ES IMPARCIAL, ESTÁ IMPULSADO POR LA FUERZA Y EL AMOR DE LOS PUEBLOS

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez98

lo saben, pero es bueno re-frescarlo, sobre todo a los visitantes de otros países y otros continentes. Venezuela ha tenido grandes escritores, uno de ellos es Rómulo Gallegos, [quien] escribió, hace casi ochen-ta años, una maravillosa novela costumbrista, Doña Bárbara, que recoge tradi-ciones, realidades… y, pre-cisamente, el dilema mar-xista de aquel grito, aquel clamor de Carlos Marx al que me refería ayer en el Teresa Carreño, luego repe-tido por Rosa Luxemburgo y hoy es una cruda realidad ante la que estamos: “civi-lización o barbarie”, decía Rómulo Gallegos. Hoy habrá que decir de nuevo como Carlos Marx, como Rosa Luxemburgo,

¡no sólo civilización o bar-barie sino socialismo o bar-barie!Gallegos en esa novela re-coge y personifica ideas, los conflictos entre el inten-to de avanzar hacia un mo-delo civilizatorio, humano y digno, y las fuerzas que siempre se han opuesto a ese avance y que nos han signado con la barbarie. De ahí el nombre Doña Bárbara y el de uno de los personajes: Mister Danger, [quien] era un estadouni-dense que vivía en las saba-nas de Venezuela y era de verdad un “danger”. Hoy ustedes, señor presidente, señores miembros del Tri-bunal, están enjuiciando a

Mister Danger, lo que vale decir enjuiciando al impe-rialismo estadounidense.Mister Danger es la per-sonificación del peligroso imperio norteamericanoNo ha habido imperio más

brutal que el actual impe-rio norteamericano. No ha habido uno más cruel, más cínico, más salvaje, más hipócrita ni más peligroso. Por eso el nombre de Ga-llegos me parece tan apro-piado. Sabemos que Mister Danger no es una persona, es un sistema imperial, un sistema hegemónico que va personificándose de época en época, en nombres, en fi-

guras, en individualidades, pero es largo este cuento. Vengo a acusar a la lógica imperial estadounidenseYo vengo, señor presidente, por tanto, no a acusar a una persona, sino a la lógica

imperial estadounidense. Las acusaciones que, des-de aquí, se han lanzado en estas últimas horas llevan varios objetivos, no sólo condenar lo que ya ha sido condenado por la historia, sino mucho más importante aún: despertar con mayor fuerza en nosotros la con-ciencia necesaria en cuanto a lo individual y lo colectivo para que salgamos de aquí

disparados como un rayo a salvar el mundo, porque el mundo está amenazado. Hegemonía o superviven-ciaEste libro es uno de los más recientes de un gran escri-tor estadounidense a quien admiro mucho, Noam Chomsky, antiimperialis-ta, como muchos estado-unidenses (por aquí estoy viendo a uno: William Pe-pper, y a muchos otros que están aquí).

El título de Chomsky po-dría ser de Marx: Hegemo-nía o supervivencia, es el mismo dilema: civilización o barbarie, socialismo o barbarie. ¡O desmontamos el imperialismo norteame-ricano o éste acaba con el planeta!, ¡he ahí el dilema! Chomsky es demoledor. Hay que disfrutar la forma en que va demoliendo fal-sedades como si fuera un

huracán ideológico, con qué fuerza en la idea y en la pluma va destruyendo esquemas imperiales. Para ser más exacto, así comien-za el libro: Primer capítulo: Priorida-des y expectativas: Hace unos años, una de las grandes figuras de la biología contemporánea, Ernest Mayer, publicó sus reflexiones acerca de las probabilidades de éxito en la búsqueda de inteligencia

extraterrestre. Las expec-tativas le parecían muy re-ducidas. Su razonamiento se fundaba en el valor de adaptación de lo que de-nominamos inteligencia superior, esto es, la forma específicamente humana de organización intelectual. Mayer calculó en unos 50 mil millones el número de especies que han existido desde el origen de la vida.

No ha habido imperio más brutal que el ac-tual imperio norteamericano. No ha habido uno más cruel, más cínico, más salvaje, más

hipócrita ni más peligroso.

Creemos profunda-mente en la especie

humana

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 99

De entre las cuales sólo una alcanzó el tipo de inteligen-cia necesario para estable-cer una civilización. Y ello ocurrió muy recientemente, quizás hace sólo 100 mil años. Está generalmente aceptado que sólo sobrevi-vió un grupo reproductor, y que todos nosotros descen-demos de él. Mayer especu-ló que la modalidad humana de organización intelectual podría no haber sido favo-recida por la selección. “La historia de la vida en la tierra”, prestemos atención a esta afirmación, refuta la idea de que es mejor ser lis-to que estúpido. Esto es su-mamente grave, ¿será me-jor ser estúpido que listo?:Al menos a juzgar por el éxito biológico, escarabajos y bacterias, por ejemplo, son infinitamente más ca-paces que los humanos en términos de supervivencia. Apuntó también, de manera algo ominosa, que la espe-ranza media de vida de una especie ronda los 100 mil años. Esto hay que enlazarlo con los 100 mil años que tene-mos como especie humana. Es una especulación, por supuesto. Sigo:Estamos entrando en un pe-ríodo de la historia humana que podría dar respuesta a la cuestión de si es mejor ser listos que estúpidos. La perspectiva más esperanza-dora es que dicha pregunta quede sin respuesta. En caso de recibir una respuesta de-finitiva, ésta sólo podría ser que los humanos fueron una suerte de error biológi-

co, que

se sirvieron de los 100 mil años que tenían asignados para destruirse a sí mismos, y, de paso, destruir muchas otras cosas.Termina Chomsky refirién-dose a nuestra especie: Sin duda la especie ha desarrollado la capacidad para obrar de ese modo. Un hipotético observador extraterrestre bien podría concluir que los humanos lo han demostrado a lo largo de su historia, y con efectos devastadores en los últimos siglos, atacando el entorno que sostiene la vida, la diversidad de orga-nismos más complejos, así como a sus semejantes con fría y calculada crueldad.O acabamos con el impe-rialismo o éste acaba con el planetaEl mundo está amenazado. Vaya tarea la que hemos asumido; vaya tarea la que tienen ustedes, muchachos, en el futuro, y en la que los acompañaremos mientras haya fuerza en nuestros bra-zos, en nuestros corazones y en nuestras almas, abrien-do el camino, organizando, orientando, cooperando.El revolucionario es el es-calón más alto de la especie humana. Creemos profundamente en la especie humanaNunca he compartido la tesis de Thomas Hobbes del hombre como lobo del hombre, del Leviatán; más bien comparto la tesis de Cristo el Redentor: “El hombre es el alfa y el ome-ga”, el comienzo y el fin, y allí podríamos

a g r e g a r

aquella tesis de Ernesto Guevara, el infini-to Che, cuando dijo que “el revolucionario es el escalón más alto de la especie hu-mana”. Nosotros los revoluciona-rios debemos demostrarlo. Demostremos que la tesis del lobo del hombre no im-pondrá, demostremos que sí es mejor ser inteligente que estúpido, demostremos que es mejor un ser huma-no que una cucaracha; de-mostrémoslo colocándonos todos en el escalón más alto

de la especie humana; ¡sea-mos revolucionarios y cam-biemos al mundo!Vale la pena ser humanoSi alguien pudiera, con las reflexiones de los científi-cos y de los filósofos, lle-

narse de al-guna duda acerca de

la viabi-lidad de nuestra espe-

c i e , so-

bre lo sublime del ser hu-mano, que vaya y le mire los ojos a un niño y tendrá allí la respuesta maravillo-sa. Claro que vale la pena ser humano, claro que la civili-zación humana está llama-da a grandes realizaciones, sólo que estamos en tiem-pos bastante maduros para demostrarlo. Y estamos convencidos, hasta la mé-dula, como lo hemos dicho desde hace tiempo, de que sí es posible que los pue-blos del mundo conscientes y aliados logremos destro-nar los imperios y dar un verdadero viraje mundial hacia la vida, para poder dejar atrás las fronteras de

la muerte, el terror y el fin de los tiempos.Vengo a denunciar un mo-delo imperialYo vengo a denunciar un modelo imperial, como bo-livariano que soy, seguidor profundo del proyecto, de la idea y de la acción de Si-món Bolívar, el caraqueño inmortal; vengo a denunciar 180 años de hostigamiento; para redondear, más bien digo: ¡vengo a denunciar 200 años de agresión! Desde que comenzó a apa-recer en el horizonte del Caribe y a levantarse en estas tierras mágicas del llamado por algunos “Nuevo Mundo”,

en estas tierras mágicas del continente americano; des-de que comenzó a levantar-se un proyecto de indepen-dencia, libertad, igualdad e integración; desde sus mis-mos orígenes, ese proyecto que forma parte del proyec-to de salvación del mundo comenzó a ser hostigado, obstaculizado, infiltrado y saboteado por los Gobier-nos que, desde entonces, se instalaron en los Estados Unidos.PRUEBAS PARA EL TRI-BUNAL Un libro de Francisco PividalHe aquí otro libro antiim-perialista que debería tener todo revolucionario boli-variano y del mundo; fue escrito por un cubano, un revolucionario ya fallecido. Vivió en Venezuela varios años: Francisco Pividal. Lo conocí cuando ya estaba en sus últimos años. Escribió este libro: Bolívar, pensa-miento precursor del an-tiimperialismo.Miranda, otro caraqueño infinitoEl 3 de agosto de este año empezó a conmemorarse en Venezuela el Año Mirandi-no y deberíamos conme-morarlo en el mundo entero porque ese día desembarcó en la Vela de Coro, en el noroccidente venezolano, aquel otro caraqueño infini-to que participó con la espa-da desenvainada en las tres grandes revoluciones de su tiempo, cosa nunca vista en 100 siglos.

Aquí todos somos Bolívar

Lo que Bolívar denunciaba, se vino cum-pliendo paso a paso: no le permitieron a ningún pueblo, en estos años, tomar sus

propios caminos.

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En la Independencia de EE.UUParticipó en la independen-cia de los Estados Unidos y conoció a los hombres que condujeron aquella guerra contra el imperio más viejo, el británico. Estuvo al lado de Washing-ton, fue amigo de Jefferson, de Madison y conoció a fondo el pueblo de los Es-tados Unidos, lo recorrió y vio cómo comenzó a nacer aquel sistema. En la Revolución FrancesaLuego de una pasada por la corte de Catalina de Rusia y de cruzar por aquellos mun-dos de la Eurasia y de llegar a ser coronel ruso, llegó a la Francia revolucionaria de finales del siglo XVIII y se enroló en sus tropas, y, espada en mano y a caballo, allí fue jefe del Ejército del Norte, héroe en la batalla de Valmy y Mariscal de Fran-cia. Su nombre está inscrito en el Arco de Triunfo de la bella París. En la Independencia AmericanaNo contento con aquello, [encabezó la revolución Americana] cuando ya ron-daba los 60 años edad que, para aquel momento, po-dríamos decir que era una edad avanzada. La esperan-za de vida en 1800 era de 40 años.Su patria, VenezuelaSegún lo dicen sus diarios,

siempre pensó en la inde-pendencia de su querida patria, Venezuela. Desde Nueva York y Washington, donde tenía una influencia notable; hasta Cuba, Ja-maica, Sudamérica… todas esas tierras lo vieron pasar. Un Quijote sin locuraEditó periódicos desde Lon-dres en inglés, en español y hasta en portugués que lle-gaban al reino mismo del Brasil, ¡tenía conexiones mundiales aquel hombre! Conoció a Napoleón Bo-naparte, quien de él llegó a decir un día: “Es un Quijote sin locura”. Si le quitan la locura al Quijote, he allí a Miranda.El boicot histórico de los gobiernos estadounidensesSe dirigió Miranda rum-bo a Estados Unidos. Para que veamos cómo, desde entonces, los gobiernos de Estados Unidos han estado boicoteando, saboteando y traicionando este proyecto al que hoy, honrosamente, nos hemos sumado millo-nes de venezolanos: ¡el pro-yecto bolivariano!, al cual se siguen sumando cada día más hombres y mujeres en esta América nuestra, en el Caribe, en Sudamérica, en Norteamérica y, más allá, en otros continentes. El epi-centro de ese proyecto, la cuna originaria y el punto focal, están en Venezuela), desde hace 200 años.

Resulta que llegó a Esta-dos Unidos a buscar a sus viejos amigos de 1780, de 1783 (cuando nació Simón Bolívar, Miranda estaba en Estados Unidos participando en aquellos movimientos independen-tistas). Como no consiguió el apoyo que esperaba en Londres, se vino a Was-hington y logró hablar con el Presidente de entonces, un viejo amigo, y con el secretario de Estado. Tuvo una reunión con James Ma-dison para pedirle apoyo para su empresa de venir a libertar a Venezuela. Eso fue a finales de 1805, hace exactamente 200 años, por eso digo, señor Presidente, que he venido a denunciar 200 años de agresión.

Miranda impulsó la in-dependencia de Estados Unidos Miranda confió en sus viejos amigos, a quienes ayudó de muchas maneras a impulsar la independencia de Estados Unidos. Llegó, incluso, a dirigir una operación de re-caudación de fondos en La Habana y, desde allí (esto lo saben pocos ciudadanos es-tadounidenses; William Pe-pper, hay que hacerlo cono-cer), se ayudó de múltiples maneras: con armas, ali-mentos y provisiones a los independentistas que lucha-ban en la Florida, sobre todo en las Bahamas. ¡Desde La Habana operó Miranda a fa-vor de la independencia de Estados Unidos!

Cómo boicotearon a MirandaMiranda tuvo varias reunio-nes con el Presidente de Es-tados Unidos y el secretario de Estado, viejos amigos (no estoy seguro en este instante de si Madison era el Presidente o el secretario de Estado), lo cierto es que lo traicionaron. En primer lugar, no le die-ron el apoyo que solicita-ba: dinero para comprar algunos barcos, armas y cuadros militares que él co-nocía desde antes. Al final, varios de ellos se fueron con él y consiguió apoyo con algunos amigos, pero no con el Gobierno de Es-tados Unidos. ¡No sólo no le dieron apoyo sino que está comprobado que le comunicaron al im-perio español de los planes de Miranda! Cuando llegó a las costas de Venezuela, varios me-ses después, entre abril y mayo de 1806, lo estaba esperando la flota españo-la. Lo que pudo haber sido una operación sorpresiva, bien planificada, [fue sabo-teada], porque Miranda era un genio de la guerra, de la política; era un filósofo, un humanista, un gran revolu-cionario.Miranda se vino en un bar-co desde Estados Unidos y recaló en Haití, que era te-rritorio libre (sede o epicen-tro de la primera revolución en este continente). ¡Vaya

que le han cobrado caro a Haití el haberse atrevido a aquella revolución de co-mienzos del siglo XIX! Ahí llegó, recibió apoyo y pudo adquirir dos pequeñas em-barcaciones a las que les puso un cañón. A la más grande le puso el nombre de su hijo, que tenía alre-dedor de dos años de edad y quedó en Londres; se llamaba Leandro y llamó Leander al barco, era un ro-mántico aquel hombre. Las otras dos embarcaciones zarparon con una pequeña tripulación. Era una operación de gue-rrilla en el agua. Es muy di-fícil que tres pequeños bar-cos sean interceptados por una flota. Miranda, además, envió gente a tierra firme para hacer reconocimientos y venía directo por la en-senada de Ocumare. Había escogido bien el sitio del desembarco para establecer una cabeza de playa y co-menzar un proceso que ya estaba en ebullición. Era 1806, había ocurri-do aquí la conspiración de Gual y España, las rebelio-nes de los negros y cimarro-nes, del negro Andresote, del negro Miguel; y tam-bién en la Nueva Granada, en el Ecuador y en México se levantaban los indios, los esclavos, los pobres, los proletarios de la América india; ¡se levantaban contra el imperio español!Las condiciones estaban

La supervivencia en el planeta está

amenazada

He venido en defensa del proyecto de Si-món Bolívar, el proyecto de los pueblos de la América Latinocaribeña que se une al

proyecto por un mundo mejor, por un mun-do distinto.

Vale la pena ser humanoSi alguien pudiera, con las reflexiones de los científicos y de los filósofos, llenarse

de alguna duda acerca de la viabilidad de nuestra especie, sobre lo sublime del ser hu-mano, que vaya y le mire los ojos a un niño

y tendrá allí la respuesta maravillosa.

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allí para seguirlas abonan-do… y venía Miranda, pero lo estaban esperando. Le infiltraron, incluso, la tripu-lación y toda la información llegaba al imperio español. Le hundieron un barco, casi lo capturan. Logró escapar a Trinidad, pero le arrestaron a casi toda la tripulación.Comentaba hace poco que es necesario que le haga-mos un homenaje a esos mártires de los que el pue-blo venezolano no conoce ni los nombres, porque nos borraron la memoria histó-rica, nos negaron la verdad. Ésa es otra de las tretas del imperialismo histórico: nos niega nuestra propia verdad, nos borra nuestras raíces.Aquí, en la Plaza Mayor, fueron ahorcados los jefes y oficiales de la tripulación que fueron capturados, y hay que decir que allí no ha-bía ni un venezolano. Eran norteamericanos, ingleses, haitianos y jamaiquinos que se enrolaron en aquella expedición quijotesca.Miranda insiste. Desde el Caribe busca otros apoyos y logra otra escuadra pe-queña, y por fin logra pene-trar las barreras de la flota española, desembarcando el 3 de agosto de 1806 en La Vela de Coro. Miranda fue víctima de la traición del Gobierno de Estados Unidos.La oposición a BolívarA los pocos años llegó Bo-lívar y comenzó la revolu-ción de independencia. Éste toma de Miranda el proyec-to de la Gran Colombia.En este libro, como les con-taba, Pividal deja evidencia de todas las acciones del Gobierno de Washington para frenar, neutralizar, quebrar el proyecto boliva-riano. Ese mismo que hoy dignamente, represento

ante el mundo, en nombre de millones de hombres y mujeres de esta Patria. Dice Pividal: Los círculos gobernan-tes de los Estados Unidos combatieron por espacio de 63 años la posibilidad de que las repúblicas his-panoamericanas cont inuaran los propósi-tos integra-cionistas de la anfictionía, fuera del dominio del águila imperial, cuando en 1889…Aquí se refiere a la Conferencia Internacio-nal Americana, que fue de-nunciada por José Martí. Ahí se alzó la voz de ese gran bolivariano y revo-lucionario. Más adelante, dice (fíjense cómo llama-ban a Bolívar los corres-ponsales, diplomáticos de Washington en estas tie-rras: “Tratadista teórico de propósitos flotantes e indi-gestos”. Todo esto está en documentos y cartas):Todos esos estados, Chile y Buenos Aires, se unirán para oponerse a la influen-cia del dictador.El dictador era Bolívar, se-gún Estados Unidos. Terce-ra cita: Muchas importantísimas cartas de Bolívar arrojan considerable luz sobre sus designios y serán una ayuda poderosa para Santander.El Gobierno gringo se ganó a Santander y, aquí, a Páez, y los pusieron en contra de Bolívar; una demostración de ello es que espías nor-teamericanos, o al servi-cio de Estados Unidos, le robaron un baúl de cartas a Bolívar (la malinche, el malinchismo, el entreguis-mo, el lacayismo) y se las llevan a los enviados de Es-tados Unidos, “y esas car-

tas”, dice aquí uno de ellos, “importantísimas cartas de Bolívar, arrojan considera-ble luz sobre sus designios y serán una ayuda poderosa para Santander contra los pérfidos designios del usur-pador”. El usurpador era Bolívar.

En un capítulo Pividal resume: “Bolívar

frente a los Estados

U n i -d o s ” , y hay una serie de citas en donde se reve-la el enfrentamiento que, desde entonces, comenzó a levantarse en estas tierras. Hay un famoso episodio aquí referido sobre unos barcos en los cuales el Go-bierno de Estados Unidos enviaba apoyo a los españo-les en tierra firme; entraban por el río Orinoco… Fue-ron detenidos y requisados los barcos por las tropas de Bolívar, y se presentó en-tonces un incidente diplo-mático. El Gobierno de Estados Unidos envió a un ministro plenipotenciario llamado Juan Bautista Irving, quien comienza una serie de re-clamos dirigidos a Bolívar y exige que se devuelvan los barcos. Uno va siguiendo la lec-tura y se da cuenta de que las primeras cartas son muy diplomáticas, pero luego el lenguaje se va tensando y el tono va subiendo. En 1818,

Bolívar le escribe: Pretender, pues, que las leyes sean aplicables a no-sotros y que pertenezcan a nuestros enemigos las prácticas abusivas, no es ciertamente justo, ni es la pretensión de un verdadero neutral, es sí condenarnos a las destructivas ventajas.[Esto se plantea así] porque los Estados Unidos se declaraban neutrales, pero les exigían a los venezolanos que cumplieran las

“leyes” que querían

imponer-les a estas tierras y a estos pueblos d e s d e e n t o n -

ces, y eximían de ello a los imperialistas españoles. Se pregunta Bolívar en una carta a Irving, de 1818:¿No sería muy sensible que las leyes las practica-se el débil y los abusos los practicase el fuerte?, tal sería nuestro destino si no-sotros sólo respetásemos los principios y nuestros enemigos nos destruyesen, violándolos.Catorce días más tarde, Simón Bolívar vuelve a la

carga con la si-guiente fra-

se:N e g a r a una p a r t e los ele-m e n t o s que no

No nos vamos a rendir

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tiene y sin los cuales no puede sostener su preten-sión cuando la contraria abunda en ellos, es lo mis-mo que condenarla a que se someta.El mismo discurso imperial a lo largo de 200 años de historia. [Éste es] el resulta-do de la prohibición de ex-traer armas y municiones. Es lo mismo, ahora tienen un alboroto en el mundo porque nosotros vamos a comprarle a Rusia 100 mil fusiles para nuestras tropas de infantería. Es una agresión de 200 años: el mismo discurso. Aquí parece que Bolívar es-tuviera defendiendo nuestro Gobierno, hoy, y en verdad lo está defendiendo desde entonces, él mismo lo dijo a punto de morir: Mis angustias vivirán en el futuro, el destino de Vene-zuela no me será indiferente ni aún después de muerto.Fíjense como sigue Bolívar:El resultado de la prohi-bición de extraer armas y municiones califica clara-mente esta parcialidad. Los españoles, que no las nece-sitaban, las han adquirido fácilmente, al paso que las que venían para Venezuela se han detenido.El Gobierno de EEUU de-tenía los barcos que, a duras penas, Bolívar y aquellos hombres lograban comprar en el Caribe y en otras par-tes del mundo. En cambio, barcos tripulados por esta-dounidenses entraban por el río Orinoco llevando armas a las tropas españolas. Por eso Bolívar, en alguna carta, más adelante, cuando se da cuenta de que ya no hay ninguna esperanza de instalar unas relaciones res-petables con el Gobierno de Estados Unidos, dice: ¿Qué hermanos son estos los del Norte que hasta la

España reconoció nuestra independencia y ellos se niegan a hacerlo?En tono mucho más firme, posteriormente, deja escri-to, para nosotros y para to-dos los siglos, algo que es y debe ser, para todos los ve-nezolanos, en particular, ra-zón de vida. Compatriotas venezolanos, óigan lo que viene aquí, es igual para to-dos los pueblos del mundo. Óigan a Bolívar hablando con el alma de soldado y líder de pueblos: Protesto a usted que no permitiré que se ultrajen ni desprecien el Gobierno y los derechos de Venezue-la. Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población, y el resto que queda ansía por merecer igual suerte.Lo decimos con igual vigor los patriotas de Venezuela, al imperialismo norteame-ricano, al Mister Danger de hoy, le respondemos con esta carta de Bolívar dirigi-da al Mister Danger [de en-tonces]. Ese Mister Danger tiene 200 años y ese Bolí-var tiene también 200 años. Aquí todos somos Bolívar:Defendiendo los derechos de Venezuela contra la Es-paña ha desaparecido una gran parte de nuestra po-blación, y el resto que que-da ansía por merecer igual suerte.Así termina Bolívar esta elaboración de la idea, de la dignidad: Lo mismo es para Venezue-la combatir contra la Es-paña que contra el mundo entero si todo el mundo la ofende.Esto es lo mismo que decir,

Fidel: “¡Patria o muerte!” Cinco días después, Bolívar le manda otra carta (parecía una ametralladora aquel hombre) a Mister Irving (pero se trata, realmente, de Mister Danger). Mister Irving no se dejaría intimi-dar, y Bolívar le dice en la escalada:

El valor y la habilidad, señor agente, suplen con ventaja al número. Infe-lices los hombres si estas virtudes morales no equi-librasen y aún superasen las físicas, el amo del rei-no más poblado sería bien pronto señor de toda la tie-rra, por fortuna, se ha visto con frecuencia a un puñado de hombres libres vencer a imperios poderosos.Alguien podría pensar que Fidel Castro fue el que es-cribió esto; que fue Sandi-no el que escribió esto; o Pancho Villa, Mariátegui, Morazán; alguien podría pensar que fue el caballero de la esperanza, Luis Car-los Prestes o el Che Gue-vara. Y, en verdad, ellos lo escribieron y nosotros, hoy, lo estamos escribiendo una vez más ante la historia. Finalmente, Bolívar devol-vió los barcos pero se que-dó con las armas, que era lo que le interesaba. Tenía presos a los tripulantes que eran todos estadouniden-

ses; los liberó, pero la gue-rra continuó. Aquello fue apenas una batalla, estaba comenzando una larga gue-rra entre el bolivarianismo revolucionario y el impe-rialismo monroísta. Esta-ban Bolívar aquí y Monroe allá, y aquí estamos, en ple-na batalla.Brasil en tiempos del LibertadorBolívar llega a vislumbrar en el horizonte lo que aún no existía, porque Estados

Unidos, no podemos decir que era, en 1820, un impe-rio. Los gobiernos de Es-tados unidos estaban en su etapa preimperialista. Sin embargo, Bolívar intuye, escribe, reflexiona, se de-bate y busca alianzas; bus-ca unidad con el Río de la Plata, incluso con el Brasil.Tenía razones para ser pre-cavido porque el Brasil era un imperio, recordémoslo: producto de la invasión na-poleónica, se había venido el imperio de los Bragan-zas al Brasil y allí se insta-ló. Bolívar quería una gran República. Dada la claridad esplendo-rosa que aquel hombre tuvo y la confrontación que se inició con el imperio o el preimperio norteamericano, en enero de 1830, cuando estaban haciendo esfuerzos supremos por salvar la uni-dad grancolombiana que se quebraba y se hundía de-lante de sus propios ojos, a Bolívar le tocó recibir al primer embajador que el

imperio del Brasil nombró en Bogotá, y en una carta que le deja al embajador y a la historia, le da la bienve-nida y le dice: Señor embajador, el im-perio del Brasil es la ga-rantía más grande que nos ha enviado la providencia para garantizar la con-tinuidad de nuestras na-cientes repúblicas.Una visión geopolítica; a pesar de que Brasil era ya un imperio, Bolívar sabía que no era una amenaza imperialista para Suraméri-ca ni para el Caribe. Tenía, además, a su lado, a uno de sus más grandes amigos y aliados: un pernambucano del norte de Brasil, infinito revolucionario y socialista, el general libertador José Inácio Abreu e Lima. Ya te-nía contacto con los revolu-cionarios del Brasil; desde Angostura, desde el Ori-noco hasta el Amazonas, circulaban las corrientes revolucionarias por todo el norte del Brasil y el sur de Venezuela hasta el Caribe. Bolívar sigue escribiendo y actuando. El boicot al Congreso An-fictiónico de PanamáHay una frase premonitoria que recoge la angustia de Bolívar y desnuda la ver-dad de las agresiones de 200 años contra el proyecto bolivariano:Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la Provi-dencia a plagar la Améri-ca de miserias a nombre de la libertad.Pareciera que en esa frase se resume todo lo que Pi-vidal recoge en este libro, pero Bolívar sigue dicien-do, ya en 1825, por ejem-plo, que “los señores ame-ricanos serán sus mayores opositores”; se refería a la convocatoria al Congre-

Simón Bolívar sigue vigente

El juicio de la historia en el cual estamos también incluidos, no es a una persona, es a un sistema mundial que amenaza a todos,

incluyendo al pueblo de Estados Unidos

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so de Panamá, “serán sus mayores opositores a títu-lo de la independencia y la libertad, pero el verdadero título es por egoísmo y por ambición”; y así sigue es-cribiendo:Yo recomiendo a usted que haga tener la mayor vigi-lancia sobre estos america-nos que frecuentan las cos-tas: son capaces de vender a Colombia por un real.Consigno este libro al Tri-bunal para que ustedes con más tiempo revisen las pruebas.El atentado al Libertador de 1828Las pruebas están a la vis-ta en miles de documentos. Trataron de matar a Bolívar varias veces y la ocasión en la que los asesinos estuvie-ron más cerca de lograr su cometido fue una noche de septiembre de 1828, en Bo-gotá. Llegaron a la puerta de su cuarto, mataron al co-ronel Ferguson, su edecán, cuando Bolívar descansaba con la Manuela, “la Liber-tadora del Libertador”, su mujer, la quiteña inmortal, “la rosa roja insepulta”, como cantó Neruda.Era roja Manuela, era gran-de Manuela, era corone-la Manuela. Ella le dice a alguien, con una claridad espeluznante, en una car-ta: “No me gané los títulos de coronela en la cama con Bolívar, me los gané en el campo de Ayacucho”. Manuela la revolucionaria, aquella que le escribe a Bo-lívar angustiada, en 1828 ó 1829: “Simón, Simón, Si-món: si nuestros indígenas siguen pidiendo limosnas en las calles ¿de qué sirvió la independencia?”Pues Manuela, aquella no-che, salvó la vida de Bo-lívar. Sabemos la historia: él quería salir espada en mano a enfrentar a los con-

jurados, pero ella, mujer al fin, le quitó la espada y lo convenció para que se lanzara por una ventana y huyera para salvarse de la muerte. Entre el bullicio ocasionado por los tiros en la puerta, la muerte de Fer-guson y los gritos: “¡muera Bolívar, muera el tirano!”, ella sale, espada en mano y detuvo a los conjurados y los confunde: “¡Aquí no está Bolívar”.

Frenaron el proyecto bo-livarianoHay muchas evidencias que quedaron regadas por las calles de la Bogotá de 1828, 1829, acerca del pa-pel que habrían jugado los enviados plenipotenciarios de Washington, aliados con el general Santander, para liquidar físicamente a Si-món Bolívar. Ya lo habían liquidado moralmente, ya lo estaban

liquidando políticamente, sólo les faltaba darle el tiro de gracia. Lo liquidaron: lograron fre-nar el proyecto bolivariano, quebrarlo en pedazos, lo-graron que las oligarquías en todos estos países se impusieran al fin, y que la frase de Manuela quedara pendiente: “Si los indios y los pobres siguen pidiendo limosna, ¿de qué sirvió, Si-món, esta independencia?”

Esa frase, hoy, está pen-diente y suspendida a los cuatro vientos de la Améri-ca bolivariana.El atentado al Gran Mariscal de AyacuchoDe igual manera, estuvieron detrás del asesinato del Ma-riscal Sucre en Berruecos. El más firme general bo-livariano y el de mayor proyección política; había sido Presidente fundador de Bolivia ¡y de qué mane-ra gobernó Sucre a Bolivia, que hoy le siguen rindien-do tributo al cumanés los pueblos indios y los pue-blos enteros de la Bolivia hermana! Y no sólo había fundado Bolivia y demos-trado una gran capacidad política, sino que, además, era un gran general, el Ma-riscal de Ayacucho. Bolívar había dicho: “Donde está el Mariscal Sucre está el alma del Ejército”. Sucre tenía una gran ca-pacidad de liderazgo y de estadista, ya lo había de-mostrado. Apenas tenía 35 años cuando la mano ase-sina lo alcanzó el 4 de ju-nio de 1830, en la selva de Berruecos.América para la élite imperialistaTambién quedaron eviden-cias acerca de la participa-ción del Gobierno de Mister Danger en el asesinato del Gran Mariscal de Ayacu-cho, en la división entre la Nueva Granada y Venezue-la, en la división de la Amé-rica del Sur y en el fracaso del Congreso Anfictiónico de Panamá, que era la vía para la integración de es-tos pueblos en el proyecto que Bolívar llamara “la liga de unión perpetua entre las nacientes repúblicas de la América antes española”. De esta forma se impuso el proyecto monroísta “Amé-rica para los americanos”,

¿Qué estaría pasando en Suramérica si el Gobierno de Allende no hubiese sido derrocado por el imperialismo?, ¿qué estaría pasan-do hoy en Suramérica si el Gobierno de Joao Goulart no hubiese

sido derrocado por el imperialismo? Estoy hablando sólo de gobiernos, pero ¿qué estaría pasando hoy,

en Colombia, si no hubiese sido asesinada la voz del pueblo colombiano que fue y sigue siendo Jorge Eliécer Gaitán?

¿qué hubiese pasado si no hubiesen asesinado a Pancho Villa, a Emiliano Zapata, a Augusto Sandino?

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es decir, América para la élite estadounidense, para la élite imperialista.Lo que ha ocurrido en es-tos años, lamentablemen-te, no ha sido sino la con-firmación de la profecía de Bolívar. Para confirmarla veamos la historia de he-chos que aquí han sido de-nunciados: a finales del si-glo XIX, la agresión contra Cuba y toda la batalla que dio Martí contra el impe-rialismo; y en todo el siglo XX: la agresión contra Cen-troamérica y su división, la ocupación de Panamá, el asesinato de líderes y el te-rrorismo de Estado contra los pueblos de la América Latinocaribeña. Ahí están todavía frescos los rastros, para [entablar] el juicio histórico de estos 200 años de agresiones e invasiones contra el proyecto. Uno podría preguntarse cuál sería hoy la realidad en este continente y en el mundo, si no hubiesen ocurrido algu-nos de los acontecimientos [que se han sucedido] a lo largo de estos 200 años. Hace poco, en una reunión de presidentes donde algún expositor dijo que no había que buscar las culpas en el Norte, que ellas estaban en-tre nosotros, yo respondía que, como cristiano, estoy de acuerdo con antes de ver la paja en el ojo ajeno mira la viga que tienes en el tuyo, es cierto, pero hay que reconocer (aunque sea la paja en el ojo ajeno), en el caso de EEUU y América Latina, ¡ellos tienen la viga y nosotros tenemos la paja en el ojo! El Proyecto Bolivariano versus el de Mister Danger La confrontación está cla-ra, el proyecto Bolivariano por un lado y el de Mister Danger, por el otro. Son 200 años de confrontación

y van apenas unos rounds, ¡no ha terminado la bata-lla!, estamos obligados a ganarla con la ayuda del pueblo de EEUU, en el cual creemos; el pueblo de Walt Withman, Martin Luther King, de Mohamed Alí, Malcolm X y cuántos [otros]. Pepper, contamos con el pueblo de EEUU para salvar al mundo. Señores miembros del Tri-bunal Mundial Antiimpe-

rialista, me preguntaba, para responder a quienes dicen, desde nuestros pro-pios pueblos (algunos lo di-cen de manera inocente, no podemos condenar a todos), terriblemente confundidos, que no podemos echarle la culpa de nuestros males al imperialismo, que somos nosotros los culpables.El Imperialismo es HerodesLo que Bolívar denuncia-ba, se vino cumpliendo paso a paso: no le permi-tieron a ningún pueblo, en estos años, tomar sus pro-pios caminos. Así como Herodes quería cercenar la cabecita del niño Jesús re-cién nacido. Claro, 33 años después cercenaron la vida del Jesús redentor y már-tir revolucionario, pero en esos 33 años Jesús sembró una doctrina que, sin duda, es revolucionaria. Hay que leer al verdadero Jesús, no al de las élites de la oligarquía; al verdadero

Jesús: el que nació y creció entre los pobres, el que en-frentó al imperialismo ro-mano de entonces. El que enfrentó la élite reli-giosa y económica de enton-ces, que andaba arengando a la gente para que se amaran los unos a los otros.Si el imperio no hubie-se boicoteado a nuestros pueblosHabría que preguntarse ¿qué habría pasado o qué

estaría pasando hoy exacta-mente en América Latina y el Caribe si el imperialismo norteamericano, si Mister Danger no hubiese invadido la Guatemala de Jacobo Ár-benz en 1954? Por ejemplo.No les permitieron a los pueblos de América Latina, en 100 años, echar adelan-te sus propios sueños. No podemos decir que los pue-blos de este continente no lo intentaron, ¡vaya que lo in-tentaron!, ¡vaya que dejaron sangre y huesos tirados por los caminos abonando estas tierras!, ¡vaya que tenemos pensadores, filósofos, lite-ratos, escritores, soldados, revolucionarios, líderes, hombres y mujeres en estos 200 años y, sobre todo, en el último siglo!Para tener otro ejemplo cer-cano: ¿qué estaría pasando ahora mismo si el imperio de Mister Danger no hu-biese invadido la República Dominicana, cercenado y

derrocado al gobierno del infinito dominicano, herma-no revolucionario, don Juan Bosch?, ¿qué hubiese pasa-do si no hubiesen ocurrido las invasiones de Grenada, Haití y Panamá?¿Qué estaría pasando en Suramérica si el Gobierno de Allende no hubiese sido derrocado por el imperia-lismo de Mister Danger?, ¿qué estaría pasando hoy en Suramérica si el Gobierno

de Joao Goulart no hubiese sido derrocado por el impe-rialismo de Mister Danger? Estoy hablando sólo de go-biernos, pero ¿qué estaría pasando hoy, en Colombia, si no hubiese sido asesinada la voz del pueblo colombia-no que fue y sigue siendo Jorge Eliécer Gaitán? Podríamos hacernos mu-chas otras preguntas: ¿qué hubiese pasado si no hu-biesen asesinado a Pancho Villa, a Emiliano Zapata, a Augusto Sandino? Y paren de contar. Cuando miramos en retros-pectiva, podemos darnos cuenta, camaradas, del in-menso valor de la Cuba Re-volucionaria: dentro de todo esto, una excepción. La supervivencia en el pla-neta está amenazadaDecía hace poco un vocero de Mister Danger que ha-bía un riesgo en América Latina y que era una ame-naza para Estados Unidos:

la unión entre el “genio ma-lévolo” (según ellos, eso es Fidel: un genio malévolo) y el “acaudalado petrolero”, que es Chávez; que triste papel el que me asignan a mí. Entonces, la unión del genio malévolo y el acau-dalado Chávez, según Mis-ter Danger, hoy es la mayor amenaza, ya no sólo para la América Latina y la estabi-lidad regional, sino para la seguridad de EEUU.Vengo a defender el Proyec-to de BolívarHe venido en defensa del proyecto de Simón Bolívar, el proyecto de los pueblos de la América Latinocari-beña que se une al proyecto por un mundo mejor, por un mundo distinto. Hoy, este proyecto que se une al mayor proyecto na-ciente, sin duda, el de salva-ción del planeta. Voy a in-sistir en la idea, no estamos exagerando en lo absoluto, convenzámonos todos, so-bre todo los más jóvenes y ayudemos a convencer al mundo entero o al menos a la mayoría en el mundo: está seriamente amenazada la supervivencia y la vida en nuestro planeta; está seriamente amenazada la especie humana y las ame-nazas son distintas, pero la mayor amenaza que hay en este momento contra los pueblos del mundo y la vida en el planeta se llama “imperialismo norteameri-cano”, ¡es la primera de las grandes amenazas que hay en el mundo! Asumo el riesgo por millo-nes de seres humanosDespués de aquella lección de amor que nos dio el pue-blo venezolano, después de habernos dado aquella lec-ción de conciencia, después de haber seguido hasta el extremo el mandato de Cris-to que dicta que si te gol-

El mundo que necesitamos, ese otro mundo posible, debe ser plu-ripolar para que esté equilibrado. Lo que Simón Bolívar llamaba “el equilibrio del universo”. De allí, la idea bolivariana de nues-

tro proyecto de integración de un polo de fuerzas en América Lati-na y el Caribe para equilibrar el continente americano y ayudar a

[lograr el] equilibrio del mundo con Europa, Asia, África.

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pean una mejilla pongas la otra... ¡hasta el punto de que las dos mejillas se nos pu-sieron moradas!, como dice Alí Primera; decidí asumir esta vocería, a nombre de millones de seres humanos señalando directamente al culpable. Estoy totalmente consciente de que cada vez que vengo a escenarios como éste, a decir estas verdades tan du-ras como el diamante, tan claras como un mediodía, se incrementan los riesgos de que el imperialismo de Mister Danger acabe con mi vida; lo sé. Tengo muy claro que me han condenado a muerte en las élites del imperialismo, y sobre todo ahora, porque contra nosotros in-tentaron la infil-tración, y lo lograron. I n t e n -t a n d o domar l a con-

cienciaRecuerdo

cuando ga-namos las elec-

ciones. A los pocos días, uno de los vo-

ceros del imperialis-mo escribió por allí: “No pudimos contra el bicho”. Es decir, no pudieron detener a la bestia. Según ellos, yo soy la bestia. Alexander Hamilton llamaba al pueblo “la gran bestia”, esa con-cepción elitista impe-rialista nació cuando nacieron los EEUU,

desde su naci-miento surgieron con una visión imperialista (las

élites, no el pueblo de Esta-dos Unidos, aclaro una vez más), y “como no pudimos con la bestia, entonces ha-brá que domarla”, y trataron de “domarme” infiltrándose en mi Gobierno; lograron sorprenderme muchas ve-ces en mi buena fe.Intentando frenar la RevoluciónUn buen amigo, filósofo y maestro me decía: “Hugo,

tienes que graduarte de viejo a los 40 años, debes ser viejo antes de tiem-po, porque eres un mu-chacho, no tienes ni una

sola cana y ellas hacen falta”. Era muy

ingenuo. A uno le

f a l -taba mu-cho aquello de Cristo, éramos cándidos como las palomas, nos fal-taba la astucia de la serpiente. Es-tamos llamados a seguir siendo cándidos como esa paloma, pero armé-monos con la astucia de la serpiente; he venido armándo-me de ella e s to s años, pero a

fuerza de golpes y latiga-zos.Infiltraron el Gobierno, ¡y bien infiltrado! Los vene-zolanos sobre todo, muchos hermanos latinoamericanos saben hasta dónde. Incluso, antes de llegar al Gobierno. Cuando se dieron cuenta de que no podían con la bestia, comenzaron a mover sus fichas para tratar de domes-ticarla. Recuerdo, en aque-llos primeros años, haber caminado tan mal rodeado. Cuando veo algunas fotos me da vergüenza conmigo mismo. Yo he paseado con estos pies por la Gran Manzana, que es muy lindo (Manhattan); fui a darle el golpe, con esta mano izquierda, a la bolsa de valores de Nueva York y

me aplaudieron mucho. Era muy ingenuo,

por decir lo me-nos, y en

u n a

ocasión me invitaron a una cena en Nueva York, o no sé si fue en Washington [cuando pienso en eso me siento] como el Quijote: en algún lugar de aquellos la-res que no quiero recordar, una cena… ¿Se imaginan ustedes a Chávez de frac, con una ele-gancia digna de otros caba-lleros de la historia? Cuando me senté a la mesa, no co-nocía a casi nadie. Estaban unas damas elegantísimas y hermosas, unos caballeros muy bien trajeados en unos espacios enceguecedores, ¡el veguero de Sabaneta era yo! Y buen vino, buen whis-ky, caviar, buena comida; recuerdo que cuando nos sentamos a la mesa, tenía de frente a un caballero, ¡oh, sorpresa!: ¡Mister Kissin-ger! ¡Qué mal acompañado estaba entonces! Pero el veguero de Sabaneta parece que tiene sangre de Florentino, de las vegas, de los montes, y fue aflorando de alguna parte de las mé-dulas… y el pueblo venezo-lano en las calles, además, estaba clamando. Poco a poco, me fui dando cuenta del cerco que me te-nían.El cerco

¡En Miraflores me tenían

un cerco terrible! Cualquier madrugada de palacio salgo a caminar, a tomar aire, y llego a la central telefónica del Despacho. Entré allí, es-taba una señora medio dur-miéndose, a quien saludé. Me senté a tomarme un café con ella y le dije: “Préstame el libro de llamadas; déja-me ver qué llamadas hay por ahí”. ¿Sabes qué des-cubrí, Germán?, ¡no menos de cinco llamadas de Fidel Castro!, ¡no me pasaban las llamadas! Vean hasta dónde llegan los círculos del po-der. Había instrucciones de que no se me pasaran lla-madas de Fidel Castro, por ejemplo, y muchas otras; yo me fui dando cuenta [con el pasar del tiempo].En una ocasión me llegaron con un estudio y unos ex-pertos (ellos de verdad cre-yeron que yo era pendejo) para hacerme ver, con cur-vas matemáticas y estudios científicos, que la presencia de Fidel Castro en Venezue-la, en la primera visita, no era conveniente porque “iba a disparar el riesgo país y, por tanto, la deuda externa se iba a disparar, las finan-zas se iban a desplomar”. Cuando yo iba a La Haba-na [pasaba lo mismo], “no es conveniente el viaje a La Habana por esto, por aque-

llo”. ¡Yo voy a La Haba-na cuando me

dé la gana! En resumen, en esa pri-

Levantemos en todo el mundo la gran su-perpotencia liberadora: las ideas de los

pueblos, la opinión pública de los pueblos del mundo para decirle no al imperialismo;

para rechazar las políticas imperialistas

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez106

mera etapa trataron de do-mar a la bestia, trataron de frenar y de neutralizar el proyecto bolivariano. Lue-go, vino la Constitución y las leyes habilitantes. Re-cuerdo una madrugada que fue determinante y que marcó un hito en el camino: [en ese momento, mantu-ve] una conversación, de no menos de siete horas, con una persona que venía de Estados Unidos y vino a decirme que no era posible hacer cambios profundos en Venezuela, que esa persona con tantos años de experien-cia sabía lo que decía, que teníamos que echar atrás las 49 leyes habilitantes. Era lo que ya pedía furiosa-mente la oligarquía en las calles. Quemaban las leyes en las calles. Había comen-zado ya el golpe de Estado, estaban articulándose los movimientos militares de las élites y los traidores, ya estaban alineados los me-dios de comunicación y dis-paraban a mansalva contra el Gobierno. Todo eso [fue] dirigido des-de Washington. Aquello fue como la última oportunidad que tuvo la bestia, el último mensaje del imperio, yo lo entendí muy claro cuando se me dijo, ya al amanecer: “Mira Hugo, si tú mantienes esa posición vendrá un gol-pe de Estado”. Yo le dije: “Que venga, pero no hay cambios en la Revolución”. El carácter patriótico de nuestra Fuerza ArmadaY vino el golpe de Estado, pero, luego, vino la revo-lución de un pueblo y unos soldados patriotas que lo barrieron. [Fueron] días memorables aquellos y, luego, la Revo-lución Bolivariana declara, por primera vez, su carácter antiimperialista. Cuando hablo de estos te-

mas recuerdo aquella ex-presión, tan gráfica y cer-tera, de León Trotsky: “La revolución necesita el látigo de la contrarrevolución para probar si es una revolución verdadera”, y así es como la Revolución Bolivariana ha venido profundizándose, expandiéndose.Decía que, sobre todo aho-ra, después de que han comprobado que no hay golpe de Estado posible en Venezuela, que aquí no van a conseguir a un Pi-nochet, y cada día menos, porque se han dado cuenta del carácter bolivariano de la Fuerza Armada Venezo-lana y del inmenso grado de conciencia [que tiene] el pueblo bolivariano. Esas dos fuerzas entrelaza-das: el pueblo venezolano, las insti- tuciones del

Gobierno y los soldados, hacen imposible pensar en un golpe de Estado en Ve-nezuela. Nada quita que no haya un intento, pero estaría destinado a ser demolido.La conciencia revolu-cionaria en los milita-res venezolanos ha ve-nido creciendo, igual que la conciencia del pueblo.Ni con sabotajes pe-troleros han podido derrotarnosSe han dado cuenta los

imperialistas y Mister Dan-ger que un golpe de Estado, en Venezuela, es imposible porque consiguieron a una clase obrera, a unos solda-dos, a un pueblo y a un Go-bierno que fueron capaces de resistir el embate impe-rialista que nos saboteó toda la industria petrolera y toda la producción de alimentos. [Además,] trataron de pro-vocar la implosión de dete-ner el transporte (el mismo formato que le aplicaron a Allende) y nos hicieron un gran daño, por supuesto. Trataron de quitarle al pue-blo los servicios de energía eléctrica, de agua, de com-bustible, y fracasaron. Sa-ben que por esa vía también vol- verían a fraca-

s a r . S i

no pudieron entonces, no podrán jamás.Una anécdota sobre el sacrificioNunca se me olvidará la lección que me dio una mu-jer de este pueblo aquellos días terribles de diciembre de 2002. No había combus-tible, no había gas, sobre todo el gas doméstico del pueblo, para la preparación de las comidas en las gran-des ciudades. No había combustible para el transporte, la gente tenía que caminar kilómetros y kilómetros para ir al traba-jo, a la casa, al hospital. No había alimentos suficientes, los imperialistas y los laca-yos derramaron millones de litros de leche; se negaron a llevar las reses al matadero. Se pararon las grandes redes de transporte de alimentos.

En esos días de diciem-

bre no h a b í a harina para las arepas, para las hallacas. Cerraron los comercios. Hasta el béis-bol profesional, uno de los

grandes pasatiempos, fue suspendido. Sólo había algunos elementos bá-sicos. No nos vamos a rendirRecuerdo que fui cerca del Palacio, hacia el 23 de Enero para ver con mis propios

ojos cómo estaba el ánimo popular y la presión de los medios y del imperialismo desde fuera. Me bajé en una esquina, caminé unos me-tros y empezó a remolinarse la gente que estaba en las calles. Sonaba música, pero había muchas tensiones, el bombardeo mediático era inclemente las 24 horas [del día]. [Había] una gran incerti-dumbre y la oligarquía pe-día: “¡Fuera Chávez!”, y le decían al pueblo: “la única forma de que ustedes tengan comida es que Chávez se vaya”; día y noche. “¿Quie-ren gasolina?, ¡que se vaya Chávez!; ¿quieren ustedes que abramos el estadio para el béisbol?, ¡que se vaya Chávez!; ¿quieren comer hallacas en Navidad y to-mar un vino, una cerveza?, ¡que se vaya Chávez!”Recuerdo a aquella mu-jer, una mujer fuerte, muy morena, que debe ser de Barlovento, estaba, en una de esas casas que el pueblo hizo con su esfuerzo y su sueño, y me dijo: “Chávez” (me agarró por aquí, duro y me haló), ven acá, Chávez” y me dio un café, subimos la escalera que iba hacia la planta alta donde estaban tratando de terminar un cuarto nuevo, donde había cabillas y bloques. Ahí es-taba su esposo enfermo, en silla de ruedas, un anciano ya. Ella, con aquella fami-lia a cuestas: “¡Mira a mis hijos, mira a mi esposo in-válido. Chávez, mira a mis nietos”. Estaban cocinan-do algo en una olla grande para la familia, tenían un agua hirviendo allí y lo que consiguieron, cuatro papas, a lo mejor un plátano, no se conseguía carne de gana-do, de pescado ni de nada, pero ¿saben lo que me dijo la mujer agarrándome por

¡Acuso al imperialismo norteamericano de haber estado obstacu-lizando, saboteando e interfiriendo el proyecto de Simón Bolívar

durante casi 200 años!

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 107

la pechera, como decimos en el llano, y sacudiéndo-me duro?, me dijo: “Mira Chávez, esa madera que está ahí quemándose para cocinar, son las patas de lo que me quedaba de la cama. Mira muchacho, si tuviera que tumbar la casa para co-cinarle a mis hijos ¡tumba-ría la casa, carajo!, pero ¡no te rindas, muchacho!” Así hemos venido alimen-tándonos el alma y así el veguero de Sabaneta ha venido comprometiendo su vida entera con esa mujer que recogió, en ese minu-to exacto, el clamor de un pueblo, y se lo dije allí, de-lante de sus hijos y su mari-do: “Te juro que no me voy a rendir”. Y hoy lo digo: “¡No me voy a rendir, no nos vamos a rendir!”

Simón Bolívar sigue vigenteVengo diciendo, hace rato, que estoy consciente (y lo asumo) de que, sobre todo ahora, el riesgo de que la mano asesina de Mister Danger intente matarme, crece; sobre todo ahora, cuando ellos se dan cuenta y saben plenamente que no es posible un golpe de Estado ni un sabotaje económico en Venezuela, que por vía electoral jamás podrán de-rrotarnos, ¡jamás de los ja-mases podrán derrotarnos! Eso quedó demostrado hace un año, mañana se cumple un año del referéndum his-tórico del 15 de agosto. Para graficar aún más esta intervención, que podría resumirse en una acusa-ción a nombre de

Bol ívar,

una acusación de un boli-variano en torno a los 200 años de agresión, habrá que recor-dar que maña-na se cumplen 200 años del Juramento de Si-món Bolívar en el Monte Sacro, en Roma.Dijo Bolívar, tenía apenas 22 años, era un muchacho como uste-des hoy: “Juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi Patria, que no daré descan-so a mi

brazo ni reposo a mi

alma, hasta que hayamos roto las cadenas que opri-men a nuestro pue-blo por voluntad del poder español”. ¡Viva Bolívar! Decidimos ser li-bres

Hoy está más vivo que

nunca Simón Bolívar, sus sueños y su proyecto. Más que sus sueños, su proyecto concreto de liberación, de integración y de libertad.Estamos conscientes de ese riesgo, cuando el imperia-lismo se da cuenta de que nosotros no nos rendimos ni nos rendiremos, no nos amedrentan ni nos ame-drentarán, no nos disuaden ni nos disuadirán. ¡No tene-mos miedo! Sencillamente

hemos decidido ser libres y contribuir a que el

mundo se l ibere

d e l

impe-r ia l ismo de Mister

Danger.Pueden ver

con sus propios ojos y constatar cómo la Revo-lución Bolivariana ya no está sola, porque aunque ellos han querido aislarnos y rodearnos, Venezuela está más acompañada que nunca por los pueblos de este con-tinente y los del mundo. PROYECTOS DEL SUR EN MARCHA PARA SALIR DE LA DEPEN-DENCIA Ya existe Telesur[Se darán cuenta de que la revolución no está sola,] sobre todo ahora, cuando el imperialismo de Mister Danger se da cuenta de que ya existe Telesur. De forma tal que, por ejem-plo, en Washington, en Nue-va York, en San Francisco podrán ver este acto por Te-lesur. No estoy al tanto de si

en este mismo instante está transmitiendo en vivo, toda-vía hay algunas limitaciones técnicas. Apenas está como un bebé dando sus primeros pasos, pero estamos en con-diciones de transmitir desde Telesur todos estos discur-sos, estas acusaciones y la decisión de este tribunal a los cuatro vientos: ¡ya exis-te Telesur!Alianza energética del SurCuando el imperialismo de Mister Danger se da cuenta de que avanza Petrosur, de que Petrocaribe es una rea-lidad, que ya no son sólo ideas o proyectos, que la alianza petrolera energética que, desde Venezuela, tenía-mos seis años proponiendo pero que no había caído en tierra fértil, hoy avanza y crece como la buena planta en buen terreno, con buena agua, buen abono y bue-na mano; cuando Mister Danger se da cuenta de que avanza la alianza energética con los países del Cono Sur, de que ya Venezuela ha he-cho acuerdos con el Gobier-no del Uruguay para la inte-gración energética, y de que ya estamos enviando un mi-llón de barriles, cada mes, a partir de la semana pasada; de que mensualmente debe arribar un supertanquero venezolano con un millón de barriles de petróleo al Río de la Plata para la refi-nería del Uruguay, el impe-rialismo de Mister Danger está convencido de que el ALCA fracasó definitiva-mente, de que el ALCA ha muerto antes de nacer y de que no sólo ha muerto, sino que el ALBA, la Alternativa Bolivariana para América, avanza. Banco del SurTodo eso lo sabe Mister Danger, y sabe también de nuestros acuerdos estraté-gicos con Argentina, con

Ese imperialismo salvaje de la élite norte-americana que hasta ahora ha logrado, o había logrado, detener, neutralizar y des-trozar el proyecto de Simón Bolívar, será

derrotado en este siglo

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el Gobierno del compañe-ro Néstor Kirchner. Mister Danger sabe ahora algo que le preocupa mucho. Se está demostrando que los gobier-nos se están dando cuenta de que no es imprescindible el Fondo Monetario Inter-nacional, por ejemplo. Los gobiernos y los pueblos tie-nen que ir dándose cuenta de que nosotros bien pode-mos organizar (y ésta es una propuesta nuestra que tiene ya cinco años, pero es ahora cuando está abriendo algu-nos espacios porque se está comenzando a demostrar que es posible) un banco sudamericano. Nuestra América es el objetivoHace poco, Venezuela, de manera libre y soberana, le ha comprado 500 millones de dólares en bonos a la República Argentina, como una forma de cooperar con el Gobierno y el pueblo ar-gentino. 500 millones de dólares pareciera una cifra pequeña y en comparación con el imperio financiero mundial, verdaderamente, es una cifra pequeña, pero así comienzan a abrirse las brechas, así comienzan a caminar los niños: con un primer paso. Así comienza la gota a rom-per la roca, con una peque-ña fisura, para tomar la ima-gen aquella del gran Bertold Brecht, el agua mansa en movimiento triunfa contra la dura roca con el tiempo; estamos aflojando la roca. Mister Danger y su Gobier-no sabe de nuestro acuerdo estratégico con Brasil. Sabe que la Faja Petrolífera del Orinoco, aquí, en Venezue-la, ya no va a ser para Mis-ter Danger. Ese petróleo es, en primer lugar, para el pueblo vene-zolano y los de América La-tina y el Caribe.

Continuaremos suminis-tro energético a EE.UUAún cuando también conti-nuaremos suministrándole petróleo al pueblo de los Estados Unidos, es bueno que sepan que tenemos en ese país ocho refinerías y 14 mil estaciones. William Pepper: seguro que el combustible que le colocan a los vehículos de ustedes, al autobús donde van, o el combustible para la calefacción de sus vivien-das en el invierno, de este a oeste de los EEUU, es com-bustible venezolano, buena parte lo es. Es importante que se sepa, Debora, el pue-blo de los Estados Unidos que buena parte de la ener-gía que consume va desde aquí y nosotros no tenemos ningún plan para cortar ese suministro… a menos que Mister Danger lo provoque. Mister Danger parece que no se ha puesto a medir la situación, parece que tiene muy malos asesores en lo económico.Vean la proporción: noso-tros le estamos enviando al Uruguay, para poner un ejemplo, un barco mensual con un millón de barriles; en cambio, al pueblo de los EEUU le estamos enviando dos barcos diarios, con mi-llón y medio de barriles de petróleo. [Esto] debe saber-lo el pueblo de los EEUU.No está en nuestros pla-nes romper relaciones con EE.UUA Mister Danger parece que algo le falla [en la cabeza] o en las cuentas que saca, porque no queremos romper relaciones con el Gobierno

de los EEUU, no está en nuestros planes, pero si las agresiones continúan incre-mentándose, como ha veni-do sucediendo, podrían es-tar en riesgo las relaciones diplomáticas de Venezuela con los Estados Unidos, y algo mucho más grave: esos dos barcos diarios, llenos de petróleo venezolano, en vez de ir hacia los Estados Uni-dos podrían irse hacia otro lado, no es imprescindible para nosotros el mercado norteamericano, sépanlo. El galón de gasolina en Nueva York debe estar en 4 ó 5 dólares. Si Venezuela dejara de mandarle esos dos barcos diarios de petróleo, el pueblo de Estados Uni-dos debe saber que el galón de gasolina, podría llegar a 10 dólares o más. Solidaridad para el pueblo estadounidenseNo queremos causar daño al pueblo norteamericano, queremos ayudarlo. Lo digo en nombre de Fidel y de este servidor, para que ustedes, delegados estadounidenses, se lo lleven entre sus planes [de trabajo]: la Misión Mila-gro, a través de la cual en La Habana están operando de la vista, diariamente, a más de mil 100 venezolanos, está a la orden de los pueblos de este continente, incluyendo al de los EEUU.EL IMPERIALISMO ES DERROTABLEEnjuiciamos un sistema mundialEl juicio de la historia en el cual estamos también in-cluidos, no es a una perso-na, es a un sistema mundial que amenaza a todos, inclu-

El Alba es un tipo de relación guiada por la solidaridad humana

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yendo al pueblo de Estados Unidos, porque si el mundo se acaba se acabará también el pueblo estadounidense, ¡no se van a ir a la Luna!La carrera espacial no es para el desarrollo de la HumanidadEstamos muy contentos de que los tripulantes llegaran a salvo, no nos importa mu-cho la nave Discovery, la nave no nos importa porque no creo que eso contribuya para nada al desarrollo de la humanidad. Es parte de lo que señala Noam Chomsky, es parte de la política imperial de con-trolar y militarizar el espa-cio; eso es el Challenger y el Discovery, donde han per-dido la vida seres humanos, calcinados por el empeño imperialista. ¿Cuánto gastarán en millo-nes de dólares? Pregúnten-se, ciudadanos de Estados Unidos, ¿cuánto gastará su Gobierno en esos proyec-tos para dominar el espa-cio militarmente? Porque, mientras ese Discovery o ese Challenger va a una estación orbital y le dan la vuelta mañana a la Luna (a lo mejor para que vayan a pasear de luna de miel los ricachones del mundo), en este mismo instante, cada tres segundos, según las es-tadísticas de las Naciones Unidas, muere de hambre un niño en el planeta.La cooperación energética Estamos inventando fór-mulas para cooperar con todos los pueblos con que podamos hacerlo en mate-ria energética, dado nuestro potencial. Venezuela tiene grandes recursos, lo sabe-mos, pero no podemos ser egoístas ni pretender explo-tar a los pueblos más po-bres, sobre todo a través del petróleo, como cualquier transnacional petrolera im-

perialista, no. Ahí tenemos que demostrar nuestro ca-rácter revolucionario y con-tamos para ello con el apoyo de todo nuestro pueblo.Cooperación con el pueblo estadounidenseDíganle a los ciudadanos de EEUU que ojalá pudié-ramos hacer convenios con organizaciones sociales y populares para hacer lo que

estamos haciendo con otros países: les vendemos petró-leo, en este caso sería gaso-lina (yo no voy a venderle crudo, por ejemplo, a una agrupación de transportistas públicos de Los Ángeles). Vendemos directamente la gasolina, por ejemplo, a una comunidad, [a algunos] condados, autoridades le-gítimas, a un gobernador o a las organizaciones de los afrodescendientes, como a la que pertenece nuestro amigo Danny Glover.Si ustedes se organizan en

asociaciones de carácter le-gal, podríamos ensayar esta vía: venderles gasolina sin intermediarios. Estoy seguro de que, de esa manera, bajaría el pre-cio de la gasolina en don-de hiciéramos ese tipo de acuerdo de cooperación. El galón se lo están vendien-do a ustedes en 5 dólares, nosotros estamos vendien-

do el galón de gasolina en 2 dólares (menos de la mi-tad de lo que pagan allá en las estaciones). ¿A qué se debe esto? A la especula-ción de los intermediarios capitalistas que le aplican el ácido a los consumido-res; por tanto, así como lo estamos haciendo en otras partes del mundo y con el ánimo de cooperar con el pueblo de Estados Unidos, sobre todo los más pobres, los más necesitados, po-dríamos hacerlo con algu-nas comunidades.

La tiranía estadounidense tiene secuestrados a cinco héroes cubanosOjalá que los dejen, porque allá no hay ninguna demo-cracia; vamos a ver si es verdad, posiblemente los meten presos, los persiguen o les impiden hacer esto. Porque en Estados Unidos no hay ninguna democracia, hay una tiranía. ¡Hay una tiranía que, entre otras cosas, en este momen-to tiene secuestrados a cinco héroes cubanos que batallan por la dignidad de todos no-sotros!, ¡están secuestrados

los muchachos y, desde este tribunal, exigimos su inme-diata liberación! ¡Libertad, libertad, libertad!El Alba es un tipo de rela-ción guiada por la soli-daridad humanaMister Danger sabe que es-tos proyectos van avanzan-do: Telesur, Petrocaribe, Petrosur, Petroamérica, el Banco del Sur (porque va-mos a seguir cooperando fi-nancieramente en América Latina). Hace poco recibí a un grupo de compatriotas argentinos, otros brasileños

y uruguayos. ¿Qué vinie-ron a plantear? Ellos son los líderes obreros de las empresas recuperadas; son trabajadores que han estado resistiendo, durante años, la voracidad neoliberal y so-brevivieron. Tomaron unas empresas y las recupera-ron, algunas son pequeñas y hay otras grandes; pero ¿qué problemas tienen?, por ejemplo, no consiguen quien les dé crédito. Ve-nezuela, a través del Ban-co Nacional de Desarrollo Económico y Social, está dispuesta a darles crédito a esos trabajadores en Ar-gentina, Uruguay y Brasil. Lo conversé con los tres presidentes, Tabaré, Kirch-ner y Lula, y me dieron luz verde para trabajar con esos compañeros. ¿Qué es eso?, ¡nada más y nada menos que, en todo su esplendor de amanecer, el ALBA!, la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Améri-ca, es el ALBA y le causa horror a Mister Danger.Si algo llegara a ocurrirme, acuso a Mister DangerEstoy consciente de que, en la medida en que este pro-yecto (que es el de Bolívar, el de Manuela Sáenz y de todos aquellos que inter-vinieron en el proceso de independencia) siga avan-zando, ahora con la fuer-za indetenible del ALBA, de la integración entre los pueblos, de la integración de las juventudes emergen-te en este festival y con su tremendo éxito, “bomba nu-clear para la vida”, tengo la convicción de que las ame-nazas de muerte que sobre mí pesan, provenientes de la cueva de Mister Danger, van a crecer.Les digo que vamos a vivir, sin duda; pero si, por algu-na razón, algún descuido o algún evento, a mí me llega-

Yo estoy seguro de que este proceso no depende de un hombre

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ra a pasar algo (Dios no lo quiera), voy a ratificar ante este Tribunal que acuso, desde ahora mismo, a Mis-ter Danger. Dejo en este tri-bunal mis “Memorias de ul-tratumba”, delante de todos ustedes, para decirle a Mis-ter Danger que, si lo logran, ¡se van a arrepentir, carajo! Si algo llegara a pasarme, en primer lugar y desde ahora, señalo y acuso al Presidente de los Estados Unidos; para hablar más claro: George W. Bush. Pero estoy seguro, to-mando a Chateaubriand, de que se arrepentirían si eso ocurriese. Sería peor para ellos, para el empeño hege-mónico que, desde mi pun-to de vista, está condenado a fracasar. (Débora, gracias por ese grito de apoyo, de amor y de afecto que lo de-vuelvo a ti y al pueblo de los Estados Unidos. Nosotros aquí estamos luchando por ustedes también). Este proceso ya no depen-de de un hombreYo estoy seguro de que este proceso no depende de un hombre. Estoy seguro de que, en ese escenario no deseado por nosotros (y les juro que lo vamos a evitar), se dispararían fuerzas mu-cho más tremendas y creo que no sólo en Venezuela. Hace poco me hablaron unos indígenas de Suda-mérica a los que les llegó una información y me la transmitieron, sobre un atentado en contra mía en algunas de estas reuniones internacionales. Oyeron un comentario y rápidamente vinieron a informarme. Es-tas informaciones son muy valiosas porque ayudan a neutralizar. Uno de ellos me decía, mientras se des-pedía, con su mirada de si-glos: “Chávez estamos ha-ciendo muchos esfuerzos para que no se nos vaya

este proceso de las manos y se desborde. Estamos tratando de encau-zar todo hacia las eleccio-nes”, pero me dijo: “Ten la seguridad de que si llegara a pasarte algo nosotros to-maríamos eso como una demostración contundente y definitiva de que no vale la pena respetar las llamadas reglas del juego, porque tú, me dijo, las has respetado y cómo...” porque esos indios, que son miles, millones (por hablar sólo de los indios de Suramérica), después de 500 años de explotación y de coloniaje, están haciendo un esfuerzo supremo para (como alguien diría, y es un lugar común decirlo) “acep-tar las reglas del juego”. Or-ganizar partidos políticos, por ejemplo, es una regla impuesta, que nos la impuso la democracia liberal. Millones de indígenas (ne-gros y blancos también, pero en este caso hablo de los in-dígenas) están haciendo un gran esfuerzo por organizar partidos políticos, cosa que no está en sus tradiciones ancestrales; están hacien-do un gran esfuerzo por ir a procesos electorales; por aceptar las reglas del juego impuestas en estos países por la oligarquía; y mar-chan, caminan kilómetros y a veces trancan carreteras. Dice Mister Danger que yo los apoyo y les doy dinero. ¡Eso es mentira! ¡Los apoyo moralmente en su batalla y en sus luchas! ¡Soy uno de ellos! En Venezuela hemos venido impulsando un proceso cada día más revolucionario, pero siempre en el marco de las llamadas reglas del juego. Ha habido elecciones todos los años... ¡hasta un referén-dum revocatorio! Hace una semana hubo elec-ciones de concejales y juntas

parroquiales, en diciembre habrá otras para la Asam-blea Nacional y el próximo será un año de elecciones presidenciales.La estrategia antiimperialistaHace un rato les citaba este maravilloso libro [Hege-monía o supervivencia] de Noam Chomsky. En el pri-mer capítulo está explicada magistralmente la estrate-gia imperialista de Estados Unidos. Estamos llamados a diseñar la estrategia antiimperialis-ta. Por eso le decía ayer a un grupo de líderes de los jóvenes del mundo, que este Festival no puede terminar mañana. ¡Este Festival debe tradu-cirse en una gran ofensiva mundial de los jóvenes del planeta! No hay imperio que pueda contra los pueblosMuchachos, muchachas: no h a y

i m -p e r i o que pueda con los pueblos al final del ca-mino, pero es el momento de una gran ofen-siva. El Festival debe terminar y yo los voy a acompañar en la clausura porque estoy conven-cido de que de sus conclusiones y de sus accio-nes subsiguientes,

puede depender, de alguna manera, la suerte del planeta tierra. A trascender y multiplicarseHay una anécdota que le oí a Fidel, de cuando llegaron a La Habana los barbudos de la Sierra y había que ha-cer Gobierno: ahora, no es lo mismo andar echando ti-ros en la Sierra que hacer un Gobierno, y un país quebra-do, dominado y colonizado como era Cuba hasta 1959; y en una reunión de madru-gada Fidel pregunta: “¿Hay aquí un economista?”, y el Che de inmediato respondió: “¡Yo!”, y Fidel le repregun-ta: “¿Y tú eres economista, Che?, tengo entendido que tú eres médico”. “¡Ah!, yo oí comunista”, dijo el Che. Tenemos un gran reto por delante. Voy a seguir traba-jando algunas ideas para la clausura, estamos elaboran-do algunas propuestas para que el Festival, verdadera-mente, no termine mañana. M u c h a - chos, el Fes-t i v a l

debe t r a s -cender,

d e b e mu l t i p l i -

carse, debe permanecer,

debe traducirse en un compromiso

organizativo más firme. Otro mundo es posible sólo si nosotros lo hace-mos posible

También me ha llegado de Europa uno de los últimos libros de la escritora nor-

teamericana Susan George; también lo recomiendo. El título del libro es una re-flexión y un llamado: Otro mundo es posible, sólo si... Entre otras cosas, el libro desarrolla lo que podríamos resumir con la frase: “otro mundo es posible sólo si no-sotros lo hacemos posible”. Esta máxima debe recorrer el mundo, a partir de maña-na, con mayor fuerza, como un compromiso de batalla, de ofensiva, de organiza-ción, de coordinación. Una red mundial mucho más fuerte, de trabajo perma-nente, de metas, de luchas, de compromiso intelectual y trabajo concreto desde Viet-nam hasta Estados Unidos, desde Canadá hasta Buenos Aires, pasando por Europa, el continente africano, el asiático, por toda América, por el Caribe... Son uste-des los llamados a llevar la buena nueva, como Cristo la llevaba.Sólo la juventud puede ha-cer revolucionesRecuerdo aquella expre-sión de Jean Paul Sartre, gran filósofo y escritor, cuando conoció La Haba-na de 1960, cuando conoció al Che y a aquellos otros muchachos que eran Fidel, Camilo... En esa visita vio a aquella juventud haciendo Gobierno (haciendo historia, más bien) y regresó a París y escribió cosas maravillosas sobre Cuba, entre ellas, una frase que hoy y siempre ten-drá gran valor para todos, especialmente para ustedes los más jóvenes. Dijo Sartre, luego de señalar (hablando de la Cuba de la década de 1960) que las condiciones de la historia exigían e im-ponían una revolución: Sólo la juventud tiene el co-raje, la rebeldía, el furor y la pureza necesarias para hacer revoluciones.

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Sistema de formación socialista Simón Rodríguez 111

El imperialismo no es in-vencibleDentro de este juicio al im-perialismo, este juicio contra la guerra y contra la amena-za que pende sobre nosotros como una espada de Damo-cles, vale la pena subrayar esto: Váyanse por el mundo, jóvenes de nuestro planeta, a llevar la buena nueva: el imperialismo no es inven-cible, un nuevo mundo es posible y es necesario, pero tenemos que hacerlo posible nosotros, comprometiéndo-nos con la lucha. Vayan, que este juicio tampoco termine hoy con la decisión que nos anunciará el Tribunal en po-cos minutos.Hay que derrotar al impe-rialismoEste juicio debe convertir-se en bandera de batalla de todos los días, no sólo para enjuiciar al imperialismo de Mister Danger sino para derrotar al imperialismo que amenaza el planeta. ¡Hay que derrotarlo, no sólo en-juiciarlo! El juicio es el primer paso, Mister Danger, lo que viene después es la derrota, y para que esa derrota ocurra y , en consecuencia, ocurra nues-tra victoria, hay muchas co-sas que hacer. El mundo no debe ser uni-polarEl mundo que necesitamos, ese otro mundo posible, debe ser pluripolar para que esté equilibrado. Lo que Simón Bolívar llamaba “el equilibrio del universo”. De allí, la idea bolivariana de nuestro proyecto de integra-ción de un polo de fuerzas en América Latina y el Ca-ribe para equilibrar el con-tinente americano y ayudar a [lograr el] equilibrio del mundo con Europa, Asia, África. Al menos cinco polos de fuerza, aglutinados en espa-

cios geopolíticos y geoeco-nómicos, deben existir en el mundo futuro para que éste sea equilibrado y para que se asegure la paz, la sobera-nía y la vida.Las dos superpotenciasHablando de ese mundo, me conseguí esta mañana con que Chomsky, en esta parte del primer capítulo, habla de dos superpotencias. Es ma-ravillosa la idea, porque uno se pregunta ¿cuál es la otra? y Chomsky apunta que las dos superpotencias son: la destructiva (la de la élite de los Estados Unidos, y grafi-ca el peligro que representa) y la opinión pública mun-dial. Ésa es la superpotencia que podría frenar al impe-rialismo y derrotarlo.Ciertamente ya no se tra-taría de una superpotencia ubicada en alguna parte del mundo, como fue la Unión Soviética. Aquel equilibrio bipolar se olvidó del “Tercer Mundo”…La Unión SoviéticaLa Unión Soviética (y el Che Guevara lo dijo muy claro en Argelia y en otras partes del mundo), en la década de 1960 comenzó a comportar-se de manera muy parecida al imperialismo norteameri-cano y a olvidar a los pue-blos del “Tercer Mundo”.¿Cuánto habría podido ha-cer la Unión Soviética con su poderío científicotécnico y sus avances económicos y tecnológicos por los pueblos del “Tercer Mundo”? No es-toy aquí para condenarla, podría ser temprano todavía y quizás muy superficial. La opinión pública mundialEsta otra superpotencia sería distinta, no estaría ubicada en un espacio definido sino del mundo entero. Cuando hablamos de la opinión pú-blica mundial, estamos ha-blando de los pueblos que ya asomaron su fuerza con las

tremendas manifesta-ciones que recorrieron sobre todo el mundo del Norte

e n contra de la guerra y la agresión contra Iraq, hace casi un año y me-dio.El antecedente grandioso de VietnamHay que reconocer la he-roicidad y grandiosidad del pueblo de Vietnam, su lucha y su resistencia contra el im-perialismo norteamericano en particular; también hay que recordar la fuerza que introdujo en la batalla por la dignidad de Vietnam la mis-ma opinión pública de los Estados Unidos.No al imperialismoTraigamos esta idea de Chomsky sobre las dos su-perpotencias. Levantemos en todo el mundo la gran su-perpotencia liberadora: las ideas de los pueblos, la opi-nión pública de los pueblos

del mundo para de-cirle no al imperialismo; para rechazar las políticas imperialistas del Gobierno de Mister Danger. Vayamos a levantar esa gran potencia, estoy seguro de que esas visiones cargadas de ca-tástrofes futuras que forman parte de la amenaza que pen-de sobre el planeta, se irán alejando del horizonte. Y estoy seguro de que, después de este juicio y del compro-miso que de aquí salga para derrotar al imperialismo y salvar al mundo, comenzará, una vez más, a cumplir su sa-grada tarea, la utopía. Como dice Eduardo Galea-no, “¿para qué sirve la uto-pía? Cuando ella surge en el horizonte nos llama, si noso-tros damos dos pasos ella se aleja dos pasos; nosotros da-mos 50 pasos y ella se aleja 50 más. ¿Y para qué sirve? —pregunta alguien— para avanzar en su dirección, que no es otra cosa que la dirección hacia la vida, la grandeza, hacia el reino que

Cristo vino a anunciar hace dos mil años”. El reino de Dios aquí, en la tierra Las élites católicas han di-cho que cuando Cristo dijo que su reino no era de este mundo, estaba diciendo que no importaba que aquí no hubiera igualdad, sino en el otro mundo. No, eso no fue lo que quiso decir Cristo. Sencillamente, quiso decir lo mismo que, en 1830, dijo Si-món Bolívar casi muriendo: “El gran día de la América del Sur aún no ha llegado”. Cristo también dijo algo pa-recido cuando se dio cuenta de que iba a morir: “Mi reino no es de este mundo”. No era de aquel mundo el reino de la igualdad y la libertad.Hagamos nosotros que el reino de igualdad, libertad y felicidad que Cristo anunció para los pueblos, sea, ahora sí, de este mundo nuestro, de este siglo XXI que nos reclama.ACUSACIÓN Este siglo será derrotado el imperialismo norteamerica-no, así que resumo todo esto en una acusación que vine a hacer a este Tribunal y agra-dezco su invitación: ¡Acuso al imperialismo nor-teamericano de haber estado obstaculizando, saboteando e interfiriendo el proyecto de Simón Bolívar durante casi 200 años!ANUNCIOPero esta acusación, susten-tada con infinitas pruebas, va acompañada de un anun-cio: Ese imperialismo salva-je de la élite norteamericana que hasta ahora ha logrado, o había logrado, detener, neutralizar y destrozar el proyecto de Simón Bolí-var, será derrotado en este siglo.¡Un abrazo a todos, compañeros, camaradas! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o muerte!

Page 112: Cuadernillo completo del Sistema de Formación Socialista del PSUV

“Recuerden que el eslabón más alto que puede alcanzarla especie humana es ser revolucionario.”

Sistema de Formación Socialista Simón Rodríguez

Primeras jornadas de pensamiento y reflexión crítica de las bases del PSUV

Estructura general de la jornadaSon tres preguntas generadoras, lanzadas por el sistema de formación socialista Simón Rodríguez; a nivel nacional. Cada pregunta lleva aproximadamente un mes y medio de discusión, debiendo efectuar cada patrulla al menos dos sesiones de trabajo, sobre cada una. Las normas de trabajo internas de la patrulla se rigen por la pedagogía crítica, por la horizontalidad; como claves de la construcción colectiva del proceso. No hay jerarquías ni jefes en las jornadas formativas en las patrullas; el colectivo es el responsable; rotando la atribución de dirección de debate así como relatorías.

1

2

3

Las tres preguntas de esta primera jornada masiva de reflexión implican:

Nuestro rol en la historia. ¿Qué papel está lla-mado a jugar el pueblo de Bolívar, al inicio del Siglo XXI? • El sentido de pertenencia ; los desafíos e impli-caciones de nuestro proceso histórico

El reto de construir nuestro socialismo. ¿Qué de-safío implica construir nuestro propio socialismo, en la historia de la humanidad? • Los desafíos teóricos prácticos. Premisas refe-renciales; el significado de construir nuestro mo-delo histórico

La ética de los nuevos hombres y mujeres. ¿Cómo cambiamos la cultura del poder del capitalismo por una cultura del poder socialista? o ¿Cómo se cons-truye una cultura del poder popular socialista? • Los principios y los valores del socialismo como fuerza liberadora para la construcción de la demo-cracia directa y de una nueva cultura del poder Las tres preguntas generadores deben concluir, al final del proceso, en una reflexión colectiva, preliminar, acerca de cómo es el socialismo, cómo conquistarlo, construirlo, en el espacio de acción de la patrulla.

Normativas del debate en las patrullas socialistas durante las jornadas formativas

En las discusiones de base; en las patrullas socialistas bolivarianas:

• Tod@s somos iguales.• Se ha concebido como un espacio de reflexión y discusión. • Nadie enseña a nadie. Tod@s aprenden y tod@s enseñan. • No hay dueños de la razón. Tod@s tenemos la responsabilidad de estudiar, de leer, de debatir, de opinar. No existe algún tipo de evaluación o juicio de valor respecto a la opinión de los miembros de la Patrulla. Sólo se observará pertinencia y coherencia discursiva con respecto a los contenidos estudiados.• Cuando las patrullas socialistas se reúnan para las tareas de for-mación se promueve el debate participativo en una tarea vital para el desarrollo de la militancia. No se debe mezclar con otros temas o actividades de trabajo de la patrulla. Evitar la dispersión y el ruido en una actividad que concentra uno de los temas mas trascendentes de la revolución. • Tod@s deben intervenir en el debate y ser escuchados en igual-dad de condiciones, sin excepción.• Las relatorías de las discusiones así como la organización del debate en cuanto derechos de palabra deben ser rotativas; así como el colectivo define las normas específicas internas de la patrulla en cuanto a horarios, puntos de encuentro, ubicación de materiales bi-bliográficos, logística. • Requiere de la confianza en la gente en términos de que éstos tie-nen la capacidad de construir los saberes revolucionarios socialistas.

¿Qué PrinciPios rigEn La formación En La PEdagogía crítica?

• HORIZONTALIDAD• DIALOGICIDAD• PARTICIPACION• SOLIDARIDAD• CO-RESPONSABILIDAD• DEMOCRACIA

• COOPERACIÓN• ORGANIZACIÓN• INCLUSIÓN• PATRIOTISMO• IGUALDAD • UNIDAD EN LA ACCIÓN