cuadernillo directrices pastorales 3

38

Upload: buikiet

Post on 01-Feb-2017

497 views

Category:

Documents


24 download

TRANSCRIPT

Page 1: Cuadernillo Directrices Pastorales 3
Page 2: Cuadernillo Directrices Pastorales 3
Page 3: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

Índice

I

II

III

IV

V

PRESENTACIÓN

LA PASTORAL EN LA DIÓCESISDE CUERNAVACA

ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

MODELO PASTORAL

a. Modelo pastoral de poliedrob. Modelo paradigmáticoc. Sentido programático

DIRECTRICES PASTORALES

1. Iglesia en comunión2. Iglesia que se nutre de la Palabra3. Iglesia misionera4. Iglesia formadora de familia5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

5

7

10

12

20

141618

22

2426

29

32

Page 4: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

1 EG 302 Cfr. Hechos 2,42 ss.3 Zygmunt Bauman, Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Tusquets Editores, 2007, p. 7.

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

5

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 5: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

4 El sínodo diocesano, la reforma al Derecho Canónico y el que cambiaría la presencia de la Iglesia en el mundo actual, el Concilio Ecuménico Vaticano II, el 25 de Enero de 1959. 5 EG 306 DA 365

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

6

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 6: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

7 Saludo de S.E.R. Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México en Apertura de la Asamblea General de la Conferencia Episco-pal Mexicana, 11 de Noviembre de 2013. 8 EG 27

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

7

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 7: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

8

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 8: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

9

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 9: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

9 Cfr. Ex.19, 1-5

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

10

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 10: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

11

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 11: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

10 Concilio Vaticano II. Decreto Unitatis Redintegratio, sobre el ecume-nismo, n. 611 EG 16

12

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 12: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

12 EG 2513 EG 112

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

13

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 13: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

14 El poliedro es una figura geométrica sólida y tridimensional de múltiples caras planas. La palabra poliedro viene del griego clásico πολύεδρον (polyedron), de la raíz πολύς (polys), "muchas" y de έδρα (edra), "base", "asiento", "cara".15 EG 22116 EG 23517 EG 23618 EG 237

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

14

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 14: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

19 EG 222 - 23320 EG 22321 EG 231

15

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 15: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

22 Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas , FCE, 1980, p. 1323 Cfr. Discurso de S.S. Francisco en el Encuentro con el Comité de Coordinación del CELAM en ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, Río de Janeiro, 28 de Julio de 2013.

16

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 16: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

24 Ibíd. 25 Ibíd.

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

17

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 17: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

26 Ibíd. 27 EG 2528 EG 27

18

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 18: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

29 EG 28

19

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 19: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

30 S.E.R. Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México en Apertura de la AG de la CEM, 11 de Noviembre de 2013, Ibíd. 31 Crf. Mt 25, 31-4632 EG 198

20

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 20: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

21

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 21: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

33 Benedicto XVI, Homilía en la Misa de Inauguración del Año de la Fe, Plaza de San Pedro, 11 de Octubre de 2012.

22

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 22: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

34 Cfr. Lc 4,2135 Joseph Ratzinger, El nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una eclesiolo-gía, Herder, 1972, p. 93.

23

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 23: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

24

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

36 Hechos 2,46-4737 EG 2838 EG 154

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 24: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

39 Cfr. Ex.20, Dt.540 Cfr. Jn.1, 1441 Cfr. Salmo 6542 EG 128

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

25

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 25: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

26

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

43 EG 12944 EG 17445 Mensaje Final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, n. 5

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 26: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

46 Cfr. Lc 1, 1-9; Mt, 13, 24-3047 EG 274

27

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 27: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

28

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

48 Discurso de S.S. Francisco en el Encuentro con el Comité de Coordi-nación del CELAM, 28 de Julio de 2013.49 DA 18450 Discurso del Papa Francisco a los obispos mexicanos en su visita Ad Limina, 19 de Mayo de 2014

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 28: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

51 Discurso Inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoameri-cano y del Caribe, n. 5

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

29

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 29: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

30

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 30: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

52 Oración por la Familia, S.S. Francisco, Solemnidad de la Sagrada Familia 2013.

31

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 31: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

32

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 32: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

33

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,53 CEM, Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna, 2010, n. 100

54 Cfr. Romanos 12, 2155 EG 218

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 33: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

56 Oración final EG

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

34

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 34: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

35

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 35: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

I. PRESENTACIÓN

1. Con la frescura del Espíritu en nuestra querida Diócesis de Cuernavaca nos damos a la tarea de continuar un camino de fe, atendiendo al llamado del Papa Francisco para entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma1; que nos recuerde que todos debemos escucharnos, poniendo atención a lo que nos han heredado las primeras comunidades cristianas, donde todos tenían algo que decir, donde todos escuchaban la Palabra y ponían sus bienes para que nadie pasara necesidad2.

2. Nadie cuestiona que estamos viviendo un cambio de época, una transformación global de la cultura en la que nuestros marcos de referencia, nuestras interpretaciones y las novedades que tienen consecuencias a veces insospechadas, nos han llevado de una fase “sólida” de la modernidad a la “liquida”: es decir, a una condición en la que las formas sociales […] ya no pueden (ni se espera que puedan) mantener su forma por más tiempo3.

3. En esta cultura de lo líquido, del descarte, vivimos sin interactuar con el otro, nos hemos aislado, ha salido de nuestro hacer y de nuestro vocabulario la palabra hermano. Son múltiples los factores, las causas y las vivencias que nos han llevado a todo eso; y debemos admitir que aún en la realidad espiritual hemos vivido la fe de un modo intimista.

4. Inspirados en este ressourcement –regreso a las fuentes- y el aggiornamento –actualización-, propuestos con la docilidad al Espíritu por el Santo Juan XXIII al anunciar los grandes eventos de la Iglesia de Roma4, presentamos las Directrices Pastorales que guiarán el proceso como Iglesia Particular encarnada en un espacio determinado5 para vivir juntos un discernimiento evangélico, que nos lleve a la conversión pastoral 6 y nos permita impulsar un nuevo modelo de pastoral que busca responder a este cambio de época.

5. Las Directrices Pastorales están basadas en la riqueza de los documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II y la realidad que nos ha permitido reflexionar a lo largo de la historia en nuestro continente, teniendo como legado las cinco Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y el magisterio de nuestro pastor el Papa Francisco, especialmente la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, para iluminar el camino concreto y plural de esta conversión pastoral.

6. Conversión pastoral que es encabezada por el Obispo, para que, asistido con el Espíritu, pueda ir adelante, en medio, atrás en el caminar, fomentando una comunión dinámica, abierta, misionera7, que tiene como objetivo el proceso participativo de la riqueza diocesana, que no sólo conserve, sino que renueve, refresque y motive el mandato misionero de llegar a todos8 (Mt.28, 20).

II. LA PASTORAL EN LA DIÓCESIS DECUERNAVACA

7. Frente a nuevos tiempos conviene siempre mantener presente la historia que acompaña el caminar de ciento veintitrés años de nuestra Iglesia Particular. Tenemos que levantar nuestras manos orantes al cielo, para agradecer al Señor, por ser parte de esta bendita tierra; espacio donde también la historia ha dejado una huella importante, en las personas y en los monumentos históricos que hasta el día de hoy podemos apreciar.

8. Prueba de ello es la presencia multicultural de diferentes etnias. Es en esta tierra con la bula Illud in primis, del Papa León XIII, se erigió la Diócesis de Cuernavaca, el 23 de Junio de 1891, la cual quedó constituida en el espacio asignado al estado de Morelos en el año de 1869.

9. La fe cristiana ha animado la vida y la cultura de esta Iglesia diocesana de donde nació una cultura cristiana expresada en sus templos, capillas abiertas y conjuntos conventuales, expresión de la presencia de las órdenes religiosas del siglo XVI, que aportaron evidentes signos cristianos: Franciscanos, Agustinos y Dominicos. Esta herencia es visible en nuestra fusión cultural, en los espacios donde las formas de religiosidad popular enriquecen a nuestro pueblo: con cánticos, rezos, danzas, formas de organización social y religiosa con devociones que se impulsan por medio de las mayordomías o cofradías. Esta tierra escenario también de la Revolución Mexicana, con hombres y mujeres ilustres que la misma historia recuerda y aprecia.

10. La fe, transmitida por nuestros antepasados, enfrenta hoy nuevos retos a los cuales nosotros debemos responder para ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia de ser discípulos y misioneros de Jesucristo, enviados al mundo por Él para dar testimonio de nuestra fe y amor.

11. Esta Iglesia que peregrina en Morelos es una Iglesia viva que ha hecho una síntesis de su cultura y la fe cristiana que los misioneros les ofrecieron, de ahí nació la religiosidad popular, el amor a Cristo sufriente, el amor a Cristo en la Eucaristía, la filial y profunda devoción a la Virgen María, particularmente bajo la advocación de Santa María de Guadalupe y otras advocaciones. Esta religiosidad se expresa en la devoción a los santos con sus fiestas patronales. Este tesoro lo debemos proteger, promover y, en lo que es necesario, purificar.

12. En este proceso histórico podemos encontrar la riqueza que nos han dejado nuestros obispos diocesanos, quienes de diferentes maneras enriquecieron la vida pastoral de la Diócesis, respondiendo a su tiempo con diferentes opciones pastorales.

13. En este caminar no podemos dejar de lado el celo pastoral de muchos hermanos sacerdotes y laicos que con su granito de arena fueron determinantes en un momento importante coyuntural, animando la pastoral bíblica, privilegiando la centralidad en la vida pastoral de la Palabra de Dios, en el ser y quehacer tanto de pastores como de los laicos, además de su convencido compromiso social y ánimo de ser sal y luz de la tierra. Los hermanos laicos han sido protagonistas importantes ya que han estado atentos en la participación y ejecución en los diversos procesos histórico-pastorales o búsquedas por articular las acciones pastorales pertinentes, que con una presencia real en varios grupos y movimientos apostólicos con sus carismas propios fortalecen la vida pastoral de las parroquias, siendo una referencia inmediata para los fieles de crecimiento espiritual.

14. No pretendemos presentar una historia exhaustiva, más bien es retomar el caminar de una memoria histórica agradecida que nos da identidad, para que en este momento nos comprometamos a que las Directrices Pastorales iluminen el camino de nuestras comunidades parroquiales que viven sus propios procesos con la madurez en la fe y en su particular entrega apostólica.

III. ILUMINACIÓN BÍBLICA 1 Pe. 2, 1-10

15. Las primeras comunidades cristianas experimentaron rápidamente la hostilidad y la persecución. Estas dificultades provenían de dentro y de fuera. Gracias a estos conflictos, propios de todo grupo humano, los apóstoles tuvieron que dar respuestas evangélicas oportunamente (Hch. 6, 1-7; 15). Las nuevas comunidades traían nuevos retos y esto fue providencial. La espiritualidad del conflicto permitió que surgieran respuestas para esas situaciones concretas pero con un valor perenne, al grado que se han convertido en referentes iluminadores, e incluso en Palabra de Dios.

16. La primera carta del apóstol Pedro es una verdadera catequesis cristológica, eclesiológica y litúrgica. 1 Pe. 2, 1-10 es un texto clave para el cambio de la concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios. El Pueblo de Dios es la comunidad de piedras vivas, que unidas al Resucitado, van construyendo el nuevo templo. Los exhorta al cambio de conducta y de alimento. Su valor no está en lo individual, sino en la dimensión comunitaria. Las citas son claras referencias al Antiguo Testamento9, pero atrae su vigencia a la nueva comunidad que adopta elementos singulares del pueblo israelita.

17. La teología del sacerdocio del Pueblo de Dios, llamado a ofrecer permanentemente en medio de este mundo, el único sacrificio espiritual agradable a Dios, es decir, la propia vida. El sacerdocio bautismal es uno de los grandes alcances de esta carta petrina. La carta a los Hebreos desarrolla ampliamente el sacerdocio mediador de Cristo, pero como señaló el Card. Vanhoye en los Ejercicios espirituales que compartió con el presbiterio de Cuernavaca en el año 2008, se ha estudiado poco el sacerdocio bautismal de la carta a los Hebreos y quizá sea la principal intención de este magnífico tratado del sacerdocio.

18. El fundamento del sacerdocio no es el mérito de los hombres; pero tampoco la miseria de los hombres es un obstáculo para la participación en el sacerdocio. Este sacerdocio también ha cambiado de destinatarios, pues tienen acceso no solo los israelitas, sino todos los creyentes. La conjunción del ejercicio de ambos sacerdocios permite que la Iglesia cumpla la misión de anunciar el Evangelio. No están en oposición, sino que se complementan para poder abarcar todos los ámbitos de la vida humana. Por esto, ser bautizado es una cosa muy grande.

19. Los atributos: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa y pueblo adquirido califican un estado de vida pleno de bendiciones. Por lo tanto, la integración de los fieles laicos en la vida de la Iglesia es fundamental. No hay segregación, al contrario.

20. En resumen, hay que decir que al apóstol Pedro le agradecemos el descubrimiento y la valoración de los bautizados en la Iglesia, el carácter del sacerdocio bautismal como una forma de vivir la comunión con Jesucristo, la piedra angular. Por otro lado, el término Pueblo de Dios, adoptado por el Concilio Vaticano II, es una expresión neotestamentaria que nospermite descubrir el carácter colectivo de la vivencia de la fe.

IV. MODELO PASTORAL

21. En una actitud de fe debemos descubrir la invitación del Concilio Ecuménico Vaticano II que afirma que toda renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación. Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad10.

22. En comunión con el magisterio del Papa, quien en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos recuerda que en este momento de la obra evangelizadora de la Iglesia, no debe esperarse una palabra concreta o definitiva a las cuestiones que afectan a la Iglesia y a la sociedad11.

23. Consientes de que hoy los documentos no despiertan el mismo interés que en otras épocas, y son rápidamente olvidados12, apostamos hoy por nuevas metodologías que con la confianza, la madurez y el compromiso de todos, en el discernimiento encarnado en lo local, nos ofrezcan caminos por los cuales laIglesia pueblo de Dios, sea fermento del Padre en medio del mundo13.

24. El discernimiento evangélico está en la base de toda la reflexión, en el marco teológico de la Constitución Dogmática Lumen Gentium, junto con todo el Concilio Ecuménico Vaticano II. La realidad propia de la Diócesis de Cuernavaca vista desde la persona de Jesús, nos lleva a optar por las Directrices Pastorales con tres características fundamentales:

a) modelo pastoral de poliedro;b) un modelo paradigmático y c) con un sentido programático.

a) Modelo pastoral de poliedro

25. Proponemos un modelo pastoral de poliedro14 , basado en la Doctrina Social de la Iglesia15, que permita asumir que el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos16.

26. El poliedro refleja la confluencia de todas las particularidades17, pero al mismo tiempo conserva las diferencias entre unos y otros, no busca uniformizar ni mostrar homogeneidad, como haría una esfera, sino que recoge y refleja las subjetividades, pero al mismo tiempo las integra en un todo diverso que incorpora a todos.

27. Este modelo pastoral se inspira en la totalidad o integridad del Evangelio, que contiene un criterio de totalidad inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino18.

28. Porque el todo es superior a las partes, el modelo de poliedro asume también que el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea19. Privilegia así los procesos por encima de los resultados, privilegiando las acciones que generan dinamismos nuevos20; asumiendo el conflicto para desarrollar una comunión en las diferencias al ver a los demás en su dignidad más profunda y, finalmente, asumiendo que nos convoca la realidad iluminada por el razonamiento, de una Palabra encarnada que siempre busca encarnarse, alejándose de purismos angélicos, totalitarismos de lo relativo, nominalismos declaracionistas, eticismos sin bondad e intelectualismos sin sabiduría21.

29. Así, las Directrices Pastorales se conciben como un todo superior a las partes, por lo que se propone su trabajo conjunto, reflejando e integrando los acentos particulares con los que cada comunidad, grupo y/o carisma puede enriquecer la acción pastoral iluminada por ellas, respetando sus procesos. Implica también el reto de que aún quien se ha equivocado, se pueda re-hacer cuando regrese a la casa que lo engendró en la fe, pues la unidad prevalece sobre el conflicto.

b) Modelo paradigmático

30. Los paradigmas son modelos globales de comprensión e interpretación que responden a las convicciones de una época y, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad22 . Proponemos así nuevas formas de abordar los problemas y plantear soluciones pastorales para esta Iglesia particular, recuperando la Misión Continental que emana del Documento de Aparecida y que se proyecta en una dimensión paradigmática.

31. Implica poner en clave misionera la actividad habitual de las comunidades, iluminadas todas por las Directrices Pastorales, creando conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bautizados, a los hombres y mujeres de buena voluntad23 .

32. Asumimos la riqueza de la pastoral diocesana que ha tenido diferentes matices de pastoral muchas veces orientada por realidades urgentes y objetivos específicos, realizando pastorales en torno a acontecimientos u orientaciones eventuales.

33. El planteamiento es un nuevo modelo de comprensión e interpretación que coloque a la luz de estas Directrices Pastorales y en clave misionera, los procesos que ya tienen las diversas comunidades, grupos y/o carismas; lo que implica una reforma de las estructuras eclesiales como consecuencia de la dinámica de la Misión24 .

34. La misionariedad, a la luz de estas Directrices Pastorales, lleva a cambiar los corazones de los cristianos, en la vivencia de una espiritualidad que se vive en comunidad, para darse a los demás, lo que implica pertenencia eclesial.

35. El paradigma misionero implica procurar que todos nuestros esfuerzos sean más pastorales y tengan como beneficiarios no a la Iglesia como organización sino al Pueblo de Dios en su totalidad, promoviendo espacios y ocasiones para manifestar la misericordia de Dios, así como hacer del discernimiento pastoral un criterio habitual como espacios reales de participación laical en la consulta, organización y planificación pastoral, dando libertad para que vayan discerniendo, conforme su proceso de discípulos, la misión que el Señor les confía25 .

36. Como se puede apreciar aquí están en juego actitudes. La Conversión Pastoral atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Un cambio de actitudes necesariamente es dinámico: “entra en proceso” y sólo se le puede contener acompañándolo y discerniendo. Es importante tener siempre presente que la brújula, para no perderse en ese camino, es la de la identidad católica como pertenencia eclesial26.

c) Sentido programático

37. Las Directrices Pastorales, orientadas para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están27, tienen un sentido programático, es decir, orientadas a la realización de actos de índole misionero.

38. Actos y opciones misioneras capaces de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación28.

39. Lo anterior no implica, ni excluye, actividades de índole diocesano. Sin embargo, se asientan en la dinámica propia de la parroquia que es interpelada a mostrar su plasticidad, desarrollando formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del Pastor y de la comunidad, lo que supone un contacto con los hogares y con la vida del pueblo, para que no se convierta en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a si mismos29.

40. El sentido programático de estas Directrices Pastorales nos invitan a repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores en el continuo diálogo a través de espacios de participación laicales, que junto con el Pastor de las comunidades particulares, abandonen el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”, en una continua búsqueda comunitaria que permita pensar y programar los medios para lograrlo, de manera que no se queden en mera fantasía.

V. DIRECTRICES PASTORALES

41. Encabezados por nuestro Obispo, que camina con el Pueblo de Dios: delante, indicando el camino, indicando la vía; en medio, para reforzarlo en la unidad y detrás, para que ninguno se quede rezagado, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene el Pueblo de Dios para hallar nuevos caminos; para escuchar ‘lo que el Espíritu dice a las Iglesias’ y para escuchar la voz de las ovejas, así como a través de los organismos diocesanos que tienen la tarea de aconsejar al obispo, promoviendo un diálogo leal y constructivo30 , presentamos las cinco Directrices Pastorales que iluminan el camino de nuestra Diócesis, enmarcadas en el Modelo de Pastoral que hemos presentado.

42. Atendiendo a los carismas de la vida consagrada, las esperanzas de nuestros jóvenes, adolescentes, niñas y niños, la fe madura de nuestros ancianos, la fe encendida y transmitida por la piedad popular, en las mujeres tienen un papel fundamental, les ofrecemos con estas Directrices Pastorales un instrumento de discernimiento evangélico, que nos permita vivir nuestro sacerdocio real como Iglesia abierta a todos, pero que privilegie a los pobres, éste será un indicador de la vivencia de nuestra fe que nos permita participar del Reino de los cielos31 , ya que estamos llamados a dejarnos evangelizar por los pobres; a descubrir a Cristo en ellos, escucharlos, interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos32.

43. Vicario de Pastoral, Vicarios Episcopales, Decanos, junto con los responsables de Comisiones y Dimensiones diocesanas, siendo organismos de animación, promoción y desarrollo pastoral al servicio de la comunidad diocesana, tienen como tarea específica auxiliar al Obispo en el proceso de apropiación e implementación de estas Directrices Pastorales, ofreciendo subsidios adecuados para lograr lo propuesto en las Directrices Pastorales que ahora ofrecemos.

44. Las Directrices Pastorales, que tienen sentido propio pero que al mismo tiempo constituyen un todo que orienta la Conversión Pastoral y Misionera a la que todas y todos estamos convocados, orientan el ser y el hacer de la Iglesia en cinco sentidos: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz.

1. Iglesia en comunión

45. Con el fin de que este impulso interior a la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, es necesario que ella se apoye en una base concreta y precisa, que son los documentos del Concilio Vaticano II, en los cuales ha encontrado su expresión. Por ello, en la necesidad de regresar, por así decirlo, a la letra del Concilio, es decir a sus textos, para encontrar también en ellos su auténtico espíritu, pues en ellos se encuentra la verdadera herencia del Vaticano II. La referencia a los documentos evita caer en los extremos de nostalgias anacrónicas o de huidas hacia adelante, y permite acoger la novedad en la continuidad. El Concilio no ha propuesto nada nuevo en materia de fe, ni ha querido sustituir lo que era antiguo. Más bien, se ha preocupado para que dicha fe siga viviéndose hoy, para que continúe siendo una fe viva en un mundo en trasformación33 .

46. En el caminar de nuestra fe, nos remitimos a la historia de Israel, Dios ha querido formarse un pueblo según lo narra el Éxodo 24. Jesús enviado del Padre, quiere una nueva comunidad religiosa, un nuevo pueblo, lo expresa en Marcos 3, 13; en la figura de los doce vemos la continuidad y novedad de la alianza. Continuidad porque Dios viene a cumplir sus promesas en su persona34, pero novedad porque ahora ya no es el cordero pascual, sino que en la última cena realizada con los doce, donde Jesús pone de manifiesto que cuando se reúnan en su nombre, Él está presente donde quiera que se encuentren, así el Señor es centro de unidad, es el nuevo templo, comunidad visible de salvación. Jesús entiende como un nuevo Israel, como nuevo pueblo de Dios que tiene su centro en la celebración de la cena, la que ha nacido y en la cual encuentra su centro permanente de vida. O dicho de otra manera: el nuevo pueblo de Dios es pueblo que nace del cuerpo de Cristo35.

47. La búsqueda de algunos teólogos, lo heredado de la reflexión de los Padres Conciliares, nos llega a nosotros en la constitución Lumen Gentium como misterio, pueblo de Dios. Aquí tiene la fuerza nuestra primera directriz pastoral, sin dejar de retomar la Constitución Gaudium et spes.

48. Con la riqueza de la iluminación bíblica; reconocemos que la Iglesia va despertando en las almas; es por ello que la invitación es a continuar en todas las comunidades cristianas de nuestra Diócesis a ser Iglesia de comunión, que con el acompañamiento de nuestros sacerdotes, el compromiso por vivir la conversión pastoral, logremos que nuestras parroquias, sean el lugar donde renovando, fortaleciendo, dando pie a nuevos carismas, sigamos el ejemplo de las primeras comunidades cristianas36, nos reunamos, escuchemos y hagamos nuestra la Palabra; y la vida sacramental nos lleve a la caridad37.

49. Es un trabajo de todos, a quienes les hemos encomendado el servicio de coordinar tanto alguna Comisión, como Dimensión Diocesana: no dejen de escuchar al Espíritu que habla por medio del pueblo de Dios38. Aquí de modo articulado las Comisiones de Laicos, Formación Permanente y Pastoral Litúrgica tienen un gran campo de servicio.

2. Iglesia que se nutre de la Palabra

50. En la realidad de nuestras comunidades, aún están los grupos de comunidades eclesiales de base y los grupos de reflexión bíblica; ellos están familiarizados con la Sagrada Escritura, pues por muchos años la preocupación y el trabajo fue que todos pudieran tener al alcance una Sagrada Escritura.

51. Hoy en la dinámica de las Directrices Pastorales es necesario que volvamos al anuncio de la Buena Nueva, no sólo con la sacramentalidad, sino ante todo recordando que el Pueblo de Israel, hace alianza con Dios, porque confía en su Palabra39 pero a la vez el nuevo Pueblo, del que nos abre el camino Jesús Palabra hecha carne40, nos revela que la confianza en su Palabra es de Vida Eterna.

52. Nuestras comunidades, a diario escuchan noticias que les hacen perder la esperanza, nuestro renovarnos como comunidad cristiana, no es que se trate de algo distinto, sino del anuncio del Evangelio, pero con la frescura del Espíritu. Anuncio explícito de la persona de Jesús, en quien se tiene la Vida Eterna, en quien nuestros pueblos tienen vida. Nadie debe quedarse sin escuchar las maravillas del Señor Dios41. Una forma es la de la predicación informal, es recordar que un discípulo misionero, anuncia el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad42.

53. Nos orientamos por los documentos: La Constitución sobre la divina Revelación Dei Verbum y la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini para que ayuden en nuestras búsquedas. Nada de lo aquí propuesto tiene la finalidad de ser exclusivo, ni excluyente, sino detonador e inspirador.

54. Abiertos estamos a las reflexiones de tantos hermanos, que en la frescura de la reflexión intuitiva y de la experiencia, sin base académica, pero con un amor profundo a la Palabra del Señor, han mantenido por muchos años encendida la fuerza de la Palabra en nuestras comunidades. Lo que el Papa Francisco llama anunciar el Evangelio con las categorías propias de la cultura, para provocar una síntesis con esa cultura43; ellos son heraldos de esa Buena Nueva, pero es fundamental la reflexión que elaboren y compartan nuestros encargados de quienes conforman la Comisión de Pastoral Profética, con el compromiso que para la nueva evangelización, exige a las diócesis, parroquias y todas las agrupaciones católicas, proponer un estudio serio y perseverante de la Biblia44.

3. Iglesia misionera

55. Al terminar la Conferencia de Aparecida, en el vigor del Espíritu Santo, convocamos a todos nuestros hermanos y hermanas, para que, unidos, con entusiasmo realicemos la gran misión continental. Será un nuevo Pentecostés que nos impulse a ir, de manera especial, en búsqueda de los católicos alejados y de los que poco o nada conocen a Jesucristo, para que formemos con alegría la comunidad de amor de nuestro Padre Dios45.

36

56. Sin embargo somos conscientes que la conversión personal y pastoral, van poco a poco, debemos estar convencidos que la misión, requiere la paciencia de la que habla Jesús en las parábolas46. En nuestra diócesis, el caminar con la dinámica de la Misión Continental ha estado presente. Como ya hemos mencionado, no pretendemos abrumar con actividades, sino que queremos hacer una Iglesia en salida, recuperando las dos dimensiones en que se proyecta: programática y paradigmática.

57. Ánimo, propongamos ser una Diócesis en salida¸ que llegue a las periferias existenciales, necesitamos anunciar el Evangelio a todos; hoy la realidad de nuestro Estado nos interpela, anunciemos con apertura al Espíritu siendo discípulos misioneros que oremos y trabajemos por la presencia del Reino de los Cielos, que provoca gérmenes de un mundo nuevo; si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida47 .

58. Hoy en la realidad urgen testigos que hayan tenido su encuentro con el Resucitado, para que con toda nuestra pastoral en clave de misión, dejemos el intimismo de la fe, salgamos al encuentro, al atropello de los nuevos excluidos: migrantes, madres y padres solteros, enfermos, quienes han perdido sus tierras de cultivo por la explosión demográfica, obreros, obreras, a quienes se les niega la posibilidad de estudiar, indígenas, nuestra responsabilidad con el medio ambiente, entre otros.

59. El discipulado misionero es vocación: llamado e invitación. Se da en un hoy pero en tensión. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión48.

60. El texto de Pedro, nos dio la luz para poder pasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera, ya que en el bautismo se adquiere la condición de discípulo misionero, ahí se nos específica a vivir la santidad bautismal, al servicio del Reino de Dios49, todo lleva un itinerario de formación. A quienes presten el servicio de animar la pastoral en la diócesis en la Comisión de Laicos y la Comisión de Pastoral Profética, les toca encarnar la riqueza del magisterio: Gaudium et spes, Apostolicam actuositatem, Christifideles laici y el Documento conclusivo de Aparecida.

61. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos, que, sacando fuerzas de la Palabra de Dios, de los sacramentos y de la oración, vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun del gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio. Los invito a que promuevan su responsabilidad secular y les ofrezcan una adecuada capacitación para hacer visible la dimensión pública de la fe. Para eso, la Doctrina social de la Iglesia es un valioso instrumento que puede ayudar a los cristianos en su diario afán por edificar un mundo más justo y solidario50.

4. Iglesia formadora de familia

62. En su primera carta el apóstol Pedro, con su catequesis bautismal, nos recuerda el sentido de pertenencia a Dios, se nos da una realidad de ser familia, formar una comunidad, trabajar por la misma. Dios en la encarnación de su Hijo hace suya la realidad intrínseca de todo hombre, la realidad de las relaciones, asume la cultura del encuentro, donde el primer núcleo es la familia. La familia de Jesús, asumida en realidad concreta, por eso se le conocerá como el hijo del carpintero, el hijo de María.

63. La riqueza tanto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, en Puebla y Aparecida nos recuerdan la riqueza de los pueblos latinoamericanos, viendo en la familia uno de los tesoros, en los que se consolida la fe, es palestra de valores humanos, cívicos, la vida se recibe con generosidad y generosamente51.

64. Sin embargo no negamos que hoy día las comunidades, los vínculos sociales, así como la familia atraviesan una crisis cultural profunda. El reto para nuestra Diócesis está en presentar cómo recuperar la cultura del encuentro, dejar que sea el Señor Jesús que vivió en la Familia de Nazareth quien nos ayude a que nuestras realidades familiares, se conviertan en el cenáculo de comunión donde todos nos sintamos abrazados aún a pesar de los dolores sufridos en lo cotidiano.

65. La dinámica que llevará la Iglesia en el caminar de los próximos años, es sin duda la emergencia de atender el tema de la familia, pues el sínodo extraordinario “Los retos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” convocado por el Papa Francisco, nos lleva a centrar nuestra atención en lo que realicemos en nuestra Iglesia Particular. El caminar de lasDimensiones de la Pastoral Profética, nos coloca en una riqueza de materiales pastorales con el tema de la familia. Con lo que hemos construido, es momento de que como comunidad nos renovemos e impulsemos para seguir acompañando a nuestras familias.

66. Hacemos un llamado especial a las escuelas, no sólo a las de inspiración cristiana, sino a todos los que sean actores de la educación, los necesitamos como quien acompañe a la generación de niños, adolescentes, jóvenes, en quien esta nuestra esperanza. Ustedes educadores, hoy pueden impregnar en quien se les confía, la generosidad de la vida, el deseo de ser jóvenes con sueños, que hagan ruido en las calles, ustedes pueden formar a quienes en una década serán nuestros actores sociales, en una sociedad que deje su comodidad para que viva como familia cimiento de la misma.

67. Formemos familias en la espiritualidad, que se abran a latrascendencia, a Dios que da la plenitud de la vida, que nospermite la búsqueda de nuestra propia identidad como personas. Trabajemos por las relaciones que se generan en Jesucristo, sanar la relación con el otro, me lleva a vivir la comunión, nos lleva a ver el camino que nos conduce a la casa del Padre Celestial.

68. Son recurrentes los pasajes del Evangelio donde Jesús acude a los diversos núcleos de mujeres y hombres que experimentan la alegría del encuentro, la necesidad de ser sanados, la riqueza de sus personas, en esos núcleos Jesús con su persona, sus palabras y gestos vive la fe. Lo característico es que nadie se siente excluido, sino todo lo contrario, después del encuentro personal con Jesús, se vive el camino del seguimiento, del anuncio;discípulos misioneros: apóstoles, Marta, la samaritana, Leví, Zaqueo, Saulo, entre otros. Dejemos que sea la creatividad del Espíritu la que nos lleve a abrir los cenáculos donde se viva la fe52, no dejemos de lado lo que tanto nos ha insistido el obispo de Roma, cuidemos a nuestros ancianos, que ellos sean quien con su riqueza de los años, fomenten nuestros cenáculos.

69. Formemos familias en la alegría. Con la vivencia del cambio de época, no se alcanza a valorar lo que se ha logrado en la vida, con la cultura del consumismo se ha depositado la alegría en el tener, hoy alentemos a nuestras familias para alegrarnos por el estar juntos, de la armonía entre las personas, la alegría de que en nuestros hogares somos diferentes, pero sobre todo porque en nuestros hogares nos acompaña Dios, hay signos que hablan de ello: la armonía ya mencionada y la paciencia, por el hijo que no llega, por la cosecha que esperamos, en el diario vivir palpamos la paciencia.

5. Iglesia que favorece los ambientes de paz

70. La esencia de la fe cristiana es la Resurrección, es decir la destrucción del pecado en la vida de la mujer y del hombre. La vida nueva traída por Jesús resucitado es hacer el espacio, el ambiente, la realidad del Reino, que día a día se construye el orden querido por Dios. Pensar en el Reino es pensar en el bien común la dignidad de cada persona, el cuidado del medio ambiente, la inclusión de las minorías, la distribución de las riquezas, la paz entre las personas y entre las naciones, el comercio internacional, la economía, entre otros.

71. Con una mirada de la realidad de discípulos, como se hace en el magisterio tanto de la CEM, como del CELAM,reconocemos que la pobreza aunada a otros factores han dañado el tejido social, al grado de perder la paz en muchas de nuestras comunidades. En la Diócesis no somos ajenos a esta realidad, la ha tocado de modos impensables hace algunos años y pordesgracia, la inseguridad ha hecho presa fácil a muchos denuestros jóvenes.

72. Ver la violencia como problema de salud pública implicareconocer que el esfuerzo por erradicarla debe ser multidimensional, que se requiere un diagnóstico interdisciplinar que identifique losprincipales factores de riesgo sobre los que hay que intervenir y que es necesaria la cooperación de todos los sectores públicos y sociales para abordar el problema de la violencia mediante la acción colectiva, con estrategias diversas adoptadas por todos, cada quien, según el ámbito de la propia competencia53.

73. La violencia portadora no sólo de dolor, sino de otros vicios, trae la perdida de la paz, está no sólo es una conquista del hombre, sino para nosotros como hombres de fe, es don de Dios, es decir como corresponsables de constructores de paz, lo primero que debemos hacer, es abrir el corazón, para que el mal sea vencido a fuerza de bien54, es educarnos para la paz.

74. En la construcción de la paz, trabajemos nuestro modelo poliedro, todos sumemos a lo que nos pueda ayudar a tener relaciones solidarias, a lo que pueda mejorar la economía de nuestra Diócesis, a tener más y mejores salarios con los productos del campo, las jornadas justas con los obreros, respeto a las minorías55; alentados por los subsidios y la reflexión de debe desarrollar la Comisión para la Pastoral Social en nuestra Diócesis.

75. Finalmente, no olvidemos que la fe va acompañada por la obras, ya desde antiguo el Apóstol Santiago nos lo recuerda (2,14-17), por eso esta quinta directriz la encomendamos para que Jesús príncipe de paz, que pasó haciendo el bien, nos haga dignos hermanos de aquellos que sufren en las periferias denuestras comunidades.

76. Presentamos estas Directrices Pastorales: Comunión, Palabra, Misión, Familia y Paz, enmarcadas en un Modelo de Pastoral de poliedro, paradigmático y con un sentido programático en la esperanza de que inspire la renovación de las actividades pastorales, aliente nuestra conversión pastoral y misionera y nos acompañen en el camino de un nuevo ardor de resucitados, poniendo este esfuerzo en manos de nuestra Virgen y Madre:

Oración Final56

Virgen y Madre María,tú que, movida por el Espíritu, acogiste al Verbo de la vida

en la profundidad de tu humilde fe,totalmente entregada al Eterno,

ayúdanos a decir nuestro siante la urgencia, más imperiosa que nunca,

de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.Tú, llena de la presencia de Cristo,llevaste la alegría a Juan Bautista,

haciendo exultar en el seno de su madre.Tú, estremecida de gozo,

contaste las maravillas del Señor.Tú, que estuviste plantada ante la cruz

con una fe inquebrantabley recibiste el alegre consuelo de la resurrección,

recogiste a los discípulos en la espera del Espíritupara que naciera la Iglesia evangelizadora.

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitadospara llevar a todos el Evangelio de la vida

que vence a la muerte.Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos

Para que llegue a todosel don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,madre del amor, esposa de las bodas eternas,

intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,para que ella nunca se encierre ni se detenga

en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,

del servicio, de la fe ardiente y generosa,de la justicia y el amor a los pobres,

para que la alegría del Evangelio

llegue hasta los confines de la tierray ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,manantial de alegría para los pequeños,

ruega por nosotros. Amén. Aleluya

Dado en Cuernavaca, en la Catedral de la Asunción de María, en las Vísperas de Pentecostés, el 7 de junio del año dos mil

catorce.

Page 36: Cuadernillo Directrices Pastorales 3
Page 37: Cuadernillo Directrices Pastorales 3

SUGERENCIAS PRÁCTICAS

1. Las Directrices Pastorales iluminan nuestro trabajo pastoral, es importante que nos apropiemos de ellas: utilicemos su nombre -Directrices Pastorales- , su lema –Con la frescura del Espíritu- y su logotipo libremente, en aquello que despierte nuestra creatividad y condiciones particulares, pero respetando su diseño y presentación. 2. Las Directrices Pastorales han sido elaboradas por la Diócesis de Cuernavaca, los invitamos a usarlas, pero les pedimos que citen apropiadamente el documento. Pueden solicitar el documento en formato PDF al correo electrónico de la Vicaría de Pastoral que se encuentra al final. 3. Los invitamos a profundizar el documento, hacer reuniones para reflexionarlo y pensar comunitariamente las posibilidades que ofrece. Si desean que en su Zona Pastoral, Decanato o Parroquia se realicen actividades para ir asumiendo las Directrices Pastorales y profundizar en ellas, por favor agenden con el Vicario de Pastoral para organizarla. 4. El logotipo está disponible para que lo utilicen en todos los eventos, papelería, lonas, y otras iniciativas. Es importante respetar los colores, tipografías y proporciones. También están disponibles los archivos listos para la impresión de lonas. Si tienen dudas sobre su uso pueden contactarse con la Vicaría de Pastoral, en donde también pueden solicitar los archivos para su uso.5. La riqueza de las Directrices Pastorales está en la creatividad de cada comunidad, los invitamos a vivir la primera Directriz y ser una Iglesia en comunión, al compartir cualquier material que vayan produciendo con la Vicaría de Pastoral.

Vicaría de [email protected]

Page 38: Cuadernillo Directrices Pastorales 3