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ISSN 0570-8346

PRESIDENCIA DE LA NACIN

SECRETARA DE CULTURA

DEL INSTITUTO

NACIONAL DE ANTROPOLOGA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO

21BUENOS AIRES, ARGENTINA 2006 - 2007

AUTORIDADESPRESIDENTA DE LA NACIN Cristina Fernndez VICEPRESIDENTE DE LA NACIN Julio Csar Cobos SECRETARIO DE CULTURA Jos Nun SUBSECRETARIO DE GESTIN Pablo Wisznia DIRECTORA NACIONAL DE PATRIMONIO Y MUSEOS Mara de las Nieves Arias Incolla DIRECTORA DEL INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA Y PENSAMIENTO LATINOAMERICANO Diana Susana Rolandi COMIT HONORARIO Dra. Tania Andrade Lima (Universidade Federal do Rio de Janeiro, Brasil) Dr. Antonio A Arantes (Universidade Estadual de Campinas, San Pablo, Brasil) Dr. Leopoldo Bartolom (Universidad Nacional de Misiones, Argentina) Dr. Lewis Binford (Southern Methodist University, Texas, EEUU) Dr. George Marcus (Rice University, Texas, EEUU) COMIT EDITORIAL Silvia Garca, Ana Gabriela Gurieb, Diana Rolandi SECRETARIA EDITORIAL Concepcin Sierra EVALUADORES DEL PRESENTE VOLUMEN Alejandro Balazote (CONICET/UBA), Leopoldo Bartolom (Universidad Nacional de Misiones), Cristina Bayn (Universidad Nacional del Sur), Cristina Bellelli (CONICET/ UBA), Pilar Luna Erreguerena (INAH, Mxico), Pablo Fernndez (CONICET/INAPL), Pedro Funari (Unicamp, Brasil), Gastn Gordillo (UBA/CONICET), Mara Gutirrez (CONICET/Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires), Cecilia Hidalgo (UBA), Alicia Martn (UBA/INAPL), Lidia Nacuzzi (CONICET/UBA), Axel Nielsen (CONICET/INAPL), Gabriela Novaro (UBA), Ruben George Oliven (Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil), Cecilia Prez de Micou (CONICET/UBA), Mercedes Podest (INAPL), Juan Carlos Radovich (CONICET/UBA), Ana Ramos (UBA), Mario Snchez Proao (rea Camlidos, Secretara de Agricultura, Ganadera, Pesca y Alimentos de la Nacin), Vivian Scheinsohn (CONICET/UBA), Alejandra Siffredi (CONICET). CONICET: Consejo Nacional de Investigaciones Cientcas y Tecnolgicas INAPL: Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano UBA: Universidad de Buenos Aires Cuadernos del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano es una publicacin del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano de frecuencia bienal. Nmeros atrasados solicitar por canje a inapl@ inapl.gov.ar. Los autores son responsables de las ideas expuestas en sus respectivos trabajos.

ISSN 0570-8346 Diseo de tapa: Concepcin Sierra Diseo y armado de interior: Caligrax Servicios Grcos Integrales S. H. Av. Pueyrredn 1440, 2 C1118AAR Buenos Aires Telefax: 4821-6263 c.e.: [email protected] Impresin: Talleres Grcos DEL S. R. L. E. Fernndez 271/75 B1868AEE, Pieyro c.e.: [email protected]

Cuadernos del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano 21. 2006/2007 ISSN 0570-8346

PRESENTACINDiana S. Rolandi Con este nmero de Cuadernos hemos logrado restablecer la periodicidad que nos propusiramos de publicacin bienal; y esperamos que este logro sea permanente. La convocatoria para la presentacin de trabajos fue amplia y con una excelente respuesta. Se presentaron cuarenta trabajos, veintitrs de antropologa social y diecisiete de arqueologa. Una ardua tarea tuvieron los evaluadores a quienes agradecemos su labor as como la del comit honorario y al comit y secretara editorial, quienes seleccionaron los trabajos que se publican: once de arqueologa y nueve de antropologa social. Durante estos dos aos el Instituto con el apoyo invalorable de su Asociacin Amigos ha editado el Boletn Novedades de Antropologa, en forma cuatrimestral y de distribucin en todo el pas; en formato digital Miradas, una seleccin de los trabajos de las V Jornadas de Jvenes Investigadores en Ciencias Antropolgicas; Entre Pasados y Presentes, trabajos de las VI Jornadas de Jvenes Investigadores; el libro Tramas en el Monte Catamarqueo. Arte Textil de Beln y Tinogasta, con el apoyo de la UNESCO; Tramas en la Piedra en conjunto con la Sociedad Argentina de Antropologa y World Archaeological Congress. Recibimos una importante donacin de libros de la Embajada del Per y hemos continuado con la suscripcin de las siguientes revistas extranjeras nanciadas por el AINA: Anthropological Theory; American Antiquity; Journal of Archaeological Method & Theory; Social Anthropology; Journal of American Folklore; American Anthropologist; Current Anthropology y Annual Review of Anthropology. Se llevaron a cabo las VII Jornadas de Jvenes Investigadores en Ciencias Antropolgicas con la asistencia de ms de trescientas personas y la exposicin de ciento cuarenta trabajos cientcos. Se realizaron las VII Jornadas de Estudio de la Narrativa Folclrica e ISFNR Interim Conference conjuntamente con la Subsecretara de Cultura y Comunicacin de la provincia de La Pampa. Se presentaron noventa trabajos de folcloristas de nuestro pas, Amrica Latina, frica, Asia y Europa. Iniciamos un programa de Comunicacin Pblica del Conocimiento y el Patrimonio Antropolgico y Arqueolgico. Y en forma paralela se organiz Los Antiguos y Presentes, un programa radial sobre las investigaciones cientcas que se realizan en el Instituto. Hasta la fecha se produjeron ciento veinte micros, conformados en torno a ejes temticos, de una duracin entre cinco y siete minutos, son transmitidos y retransmitidos por Radio Nacional y Radio Folclrica, por una red de alrededor de ochocientas emisoras AM y FM, y por emisoras digitales (CLACSO, Seal Gaucha). El Museo Nacional del Hombre realiz siete exposiciones temporarias y su Muestra Permanente fue visitada cada ao por alrededor de trece mil personas. Gan el Concurso de Subsidios de Museos organizado por la Secretara de Cultura de la Nacin. Durante los aos 2006-2007 se llevaron a cabo la XVI y XVII Muestra Nacional de Cine y Video Documental Antropolgico, con la participacin de realizadores argentinos y de Chile, Nicaragua, Cuba, Ecuador, Brasil, Mxico, Per, Estados Unidos y Espaa. La videoteca acrecent sus videos teniendo actualmente un patrimonio de dos mil doscientos cincuenta lmaciones. En este perodo se llevaron a cabo cincuenta proyectos de investigacin, la mayora de los cuales continan, en arqueologa, antropologa social, folklore y lingstica, los cuales produjeron ciento noventa y tres publicaciones y cuyos resultados se expusieron en ciento cuarenta y tres reuniones cientcas con la participacin de doscientas cuatro ponencias. Para la realizacin de estos proyectos se recibieron varios subsidios otorgados por UNESCO, CONICET, Agencia Nacional de Promocin Cientca y Tecnolgica, Agencia Espaola de Cooperacin Internacional, Embajada Real de los Pases Bajos, Administracin de Parques Nacionales, Wenner Gren Foundation y Faculty Research Progamm del Canad. El Registro Nacional encargado de cumplir la ley 25.743 realiz un esfuerzo considerable para difundirla y todo lo relacionado con el trco ilcito de bienes arqueolgicos, a travs de la comunicacin y la capacitacin llevadas a cabo a las distintas fuerzas de seguridad, a las provincias y a las universidades. Se cont con el apoyo de UPCN con quien la Secretara de Cultura rm un convenio con el objetivo de capacitar recursos humanos para el cumplimiento efectivo y la concientizacin en la comunidad en general de la mencionada ley. Lamentamos el fallecimiento de nuestro compaero Rubn Jorge Prez Bugallo acaecido en febrero de 2007. Licenciado en Ciencias Antropolgicas y Profesor Superior de Folclore supo conjugar esta formacin en sus lneas de investigacin dirigidas fundamentalmente hacia la etnomusicologa, inicindose como investigador en el Instituto Nacional de Musicologa de la Secretara de Cultura de la Nacin. En 1983 ingresa como Investigador en el CONICET, con lugar de trabajo en nuestro 5

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Instituto. Llev a cabo investigaciones en las comunidades chiriguano-chan de Salta y Jujuy, en las comunidades mapuche del Neuqun, en las comunidades mby de Misiones, y en la msica criolla de Santiago del Estero y de la provincia de Buenos Aires. Fue fundamentalmente un investigador de campo como pocos los hay, recorri nuestro pas, se adentr en sus tradiciones musicales y comparti con sus informantes poesa y msica. Muchas de estas melodas las transmiti a travs del grupo Antigal que l cre y dirigi interpretndolas a travs de sus instrumentos musicales ya que ejecutaba ms de treinta instrumentos etnogrcos y criollos.

Sus interpretaciones, sus charlas y sus narrativas sobre la vida de las distintas comunidades en que trabaj perdurarn en nuestro recuerdo y simplemente podemos decir que acompaar la historia de este Instituto. Finalmente queremos expresar nuestra satisfaccin por el ingreso a los equipos de trabajo de este Instituto de nuevos investigadores y becarios del CONICET, de la Agencia Nacional de Promocin Cientca y Tecnolgica y de la UBA, as como tambin por la participacin y el entusiasmo que han prestado los casi noventa jvenes participantes del programa de Entrenamiento Laboral. Como siempre hemos contado con el apoyo invalorable de la Secretara de Cultura de la Nacin.

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REPRODUCCIN Y TRANSFORMACIN DEL ORDEN SOCIAL UN ABORDAJE A LOS ESPACIOS NO PROYECTADOS POR LA CORONA ESPAOLA EN FLORIDABLANCA (COSTA PATAGNICA, SIGLO XVIII)Marcia Bianchi Villelli* RESUMEN La Nueva Poblacin y Fuerte de Floridablanca (actual Puerto San Julin, provincia de Santa Cruz, Argentina) fue uno de los enclaves fundados a nes del Siglo XVIII con el n de rearmar la presencia espaola en el Atlntico Sur. Abordamos aqu espacios no proyectados por la Corona espaola dentro de este modelo de orden social, y discutimos la posibilidad que sean escenarios de transformacin social. Indagamos qu preguntas son necesarias para comprender el cambio social desde las prcticas cotidianas de Floridablanca. PALABRAS CLAVE Arqueologa histrica, Ilustracin espaola, discursos, cultura material ABSTRACT By the end of the 18th Century, the Spanish expansion on the patagonian coast established the Nueva Poblacin y Fuerte de Floridablanca (Puerto San Julin, provincia de Santa Cruz, Argentina) with the aim to defend its sovereignty over the South Atlantic. In this paper, we present our approach to those spaces not planied by the Crown, to discuss them as stages for social change. We inquire which questions are neccesary to understand social change in everyday practice at Floridablanca. KEYWORDS Historical Archaeology, Spanish Enlightment, discourses, material culture

INTRODUCCIN El contexto de conformacin de la sociedad moderna de nes del siglo XVIII es comnmente entendido como un perodo de complejo cambio social en el que las relaciones entre las personas y de estas con el mundo fueron modicadas (Johnson 1996; Leone y Potter 1988). Aunque la expansin de la sociedad moderna se entienda relacionada a un sistema total el capitalismo (Orser 1996) no implica que no tenga variaciones en el tiempo y espacio por lo que no debe ser vista como monoltica (Senatore y Zarankin 2002; Hall y Silliman 2006). Nuestro inters es atender tanto a sus caractersticas globales como a la diversidad de los contextos especcos en que devino. En particular, nos interesa abordar la ocupacin espaola de nes de siglo XVIII en la costa patagnica, rea denida como marginal a los centros coloniales (Senatore 2002). El contexto ideolgico e histrico para la creacin del Virreinato del Ro de la Plata y de los establecimientos patagnicos, es el de la Ilustracin espaola y el proceso de modernizacin del Estado relacionado a las polticas de Carlos III y las reformas borbnicas (Defourneaux 1960; Palacio Atard 1960).

Las ideas ilustradas se enfrentaron a los problemas estructurales de la sociedad espaola relativos a los privilegios estamentales y a la concentracin de la propiedad de la tierra; buscaban as, reformar el orden vigente para darle a Espaa plenitud de poder y riquezas. Como parte del plan de poblamiento patagnico se establecieron sobre la costa una serie de asentamientos que tenan la funcin de incorporar sus puertos al sistema de intercambio colonial. Uno de ellos fue la Nueva Poblacin y Fuerte de Floridablanca, ubicada en la actual Baha de San Julin provincia de Santa Cruz. En el marco del proyecto de investigacin Arqueologa e Historia en la Colonia Espaola de Floridablanca1discutimos las estrategias de establecimiento del orden colonial atendiendo a los ejes que determinaron un ordenamiento en la estructura social del poblado de Floridablanca (Buscaglia 2003; Marschoff 2004; Senatore 2004; Bianchi Villelli 2006a; Senatore et al. 2006). Nuestra perspectiva consiste en discutir cmo se estructura la poblacin de Floridablanca considerando la interaccin entre las prcticas de los individuos y el ordenamiento establecido desde la Corona espaola.1

ICA-UBA y DIPA-IMHICIHU-CONICET, [email protected] Bajo la direccin de la Dra. Mara Ximena Senatore.

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En este trabajo abordamos un escenario social particular, un conjunto de construcciones que no fueron proyectadas por la Corona espaola sino que fueron edicadas por individuos del poblado por su propia cuenta. Su particularidad reside en que el conocimiento de su existencia fue posible a travs de las intervenciones arqueolgicas en Floridablanca y de unos pocos documentos en su mayora, posteriores al abandono del poblado ya que fueron omitidas en los informes ociales donde se daba parte del crecimiento del poblado. Esta omisin en las narrativas ociales constituye el punto de partida de nuestro anlisis para comprender en qu medida las estructuras no proyectadas por la Corona pueden ser entendidas como espacios de cambio social. Nuestro interrogante principal es si la creacin de estos espacios puede ser concebida en trminos del concepto de acontecimiento, denido como la produccin y emergencia de nuevos sentidos sociales (Foucault 1970). Nos preguntamos qu signica, en el marco de los ejes de ordenamiento planteados anteriormente, la construccin, existencia y uso, el habitar estas edicaciones. Pueden ser pensadas como un espacio para que se desarrollen prcticas alternativas al modelo de orden social de la Corona?, el desarrollo de estas prcticas puede ser pensado como espacio de transformacin social? A continuacin introducimos los lineamientos del plan de poblamiento patagnico en el marco de la Ilustracin espaola y las caractersticas del modelo de orden social que se busc establecer en Floridablanca, para luego presentar los distintos ejes analticos con que abordamos los espacios no proyectadas por la Corona. EL CONTEXTO HISTRICO: LA ILUSTRACIN ESPAOLA Los objetivos principales de las reformas ilustradas en Espaa fueron la bsqueda de un nuevo ordenamiento econmico y la reorganizacin administrativa para la optimizacin de las rentas reales (Sarrailh 1984). El primero, apoyado en la supremaca de la agricultura, consisti en la racionalizacin del sector agrario y artesanal. As la redistribucin de las tierras fue la base para el aumento de la productividad, del rendimiento de la tierra, de la comercializacin y en consecuencia de las rentas reales. La reorganizacin administrativa consisti en la racionalizacin del aparato burocrtico, del sistema scal y devino tambin en la reestructuracin del sistema administrativo colonial, implicando una reorganizacin de los territorios y poblaciones (Chartier 1995) as como la reubicacin de las mercancas de procedencia espaola en Amrica (Defourneaux 1960; Palacio Atard 1960; Martn 2000). En este marco, el plan de poblamiento patagnico se caracteriz por su diseo y distintos niveles de proyeccin relacionados principalmente a la salvaguarda de la

soberana espaola en el Atlntico Sur, la utilidad econmica de los establecimientos y el diseo especco del proyecto y conformacin de las colonias en la actual Patagonia argentina. Ms all de su carcter defensivo, pueden denirse los establecimientos como conformados a partir del traslado de familias de labradores, garantizando el desarrollo agrcola. En Espaa rmaban una contrata por la cual eran llevadas a los destinos de Costa Patagnica a cambio de tierras, semillas, herramientas y habitacin, con el n de que conformasen la poblacin estable de las colonias. En otras palabras, en ellos iba a descansar el sustento de las poblaciones en Patagonia (Senatore 2004). La Nueva Poblacin y Fuerte de Floridablanca funcion de 1780 a 1784 como parte de este plan. Para ello se trasladaron ms de ciento cincuenta personas entre familias de labradores, artesanos, hombres de tropa y presidiarios. La colonia no fue establecida sobre la costa, como era de esperar para un asentamiento defensivo, sino que se ubic a aproximadamente diez kilmetros cerca de una fuente de agua dulce para los futuros campos de cultivos; es decir, el carcter agrcola determin su lugar de emplazamiento (Senatore 2004). La duracin de la ocupacin fue breve, dado que a los cuatro aos de funcionamiento debi ser abandonado por Orden Real, atendiendo a las opiniones del virrey Vrtiz, quien argumentaba que la poblacin no poda subsistir por sus propios medios (Buruca 1984). DISCURSOS COLONIALES EN FLORIDABLANCA Desde la historiografa, la Ilustracin espaola fue entendida en primer lugar, como un conjunto de doctrinas homogneas y monolticas; en segundo lugar, estas ideas fueron difundidas al resto de la sociedad, resultando en la unidireccionalidad de los cambios ocurridos a nes del siglo XVIII (Chartier 1995, Mestre Sachis 1982, 1988). El carcter particular de la Ilustracin espaola reside justamente en que los reformistas se identicaron con la monarqua para llevar adelante las reformas en el marco del respeto al poder pblico organizado; esto fue el denominado despotismo ilustrado (Snchez Agesta 1953). As, la idea de ilustracin se construy sobre la oposicin de los ilustrados y el resto de la sociedad. A su vez, esta oposicin implicaba una idea de cambio desde arriba; es decir, la creacin de las transformaciones y su difusin a las prcticas sociales del resto de la sociedad. Sin embargo, la ideologa ilustrada present diferencias internas y contradicciones en lo que denan como problemas as como en las soluciones. No debe asumirse la homogeneidad interna del conjunto de ideas ilustradas sino que es necesario comprender las transformaciones sociales y culturales de nes de siglo XVIII desde las discordancias entre las ideas de reforma y la multiplicidad de prcticas sociales que resultaron (Chartier 1995). 8

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En consecuencia, los proyectos coloniales pueden ser entendidos a partir de los discursos que los llevan a cabo. Estos son parte de los procesos econmicos y sociales, de relaciones institucionales y sistemas de clasicaciones; son en denitiva, prcticas que constituyen sistemticamente los objetos de los que hablan (Foucault 1970). Este concepto implica que son parte de la infraestructura de prcticas ordenadoras en una sociedad y no solo sistemas referenciales (Foucault 1980, Goldman 1989). [Un discurso] no es el conjunto de enunciados que describen un objeto, sino el conjunto de prcticas que lo producen: sujetos, objetos y la relacin entre sujetos y objetos (Lewcowicz 1999:5). Desde nuestra perspectiva observamos en particular qu discursos son producidos en momentos y lugares especcos y en funcin de qu normas y reglas estn siendo construidos (Goldman 1989, Johnson 1996; Hall 2000). En la planicacin de estos asentamientos encontramos el diseo de un modelo de orden social que estableci las pautas de interaccin social en el poblado a travs del ordenamiento de los individuos y las relaciones entre ellos; son proyectos sociales que buscaron establecer un orden social y garantizar su reproduccin (Senatore 2004). Este modelo de orden social implcito en el plan de poblamiento puede ser entendido como formacin discursiva (Pecheux 1975) ya que como parte del contexto ideolgico determina lo que puede ser o no dicho en condiciones de produccin especcas (Goldman 1989). En el caso de Floridablanca, denimos ejes de ordenamiento a travs del estudio del proyecto social implcito en el plan de poblamiento (Senatore 2004); considerando las estrategias de ordenamiento, de produccin de clasicaciones y exclusiones, nos preguntamos a quines se orden, para qu y cmo. Buscamos comprender las reglas que gobiernan la produccin de los documentos y relacionar esas reglas del discurso con el mundo material (Senatore 2002). Este anlisis, sintetizado a continuacin, constituye nuestro punto de partida para discutir el orden social en Floridablanca y sus transformaciones. EJES DE ORDENAMIENTO SOCIAL EN FLORIDABLANCA El estudio de las construcciones narrativas y materiales se realiz a partir de los listados de los individuos, de la organizacin espacial de la poblacin y de las prcticas sociales de los individuos (Senatore 2004; Marschoff 2004; Bianchi Villelli 2006a). Encontramos que la composicin de la poblacin fue denida y organizada en funcin de categoras sociales determinadas cada una con su funcionalidad especca y lgica interna particular (Senatore 2004). Esto implic un orden en trminos de los grupos de sexo y edad: la poblacin en general consista solamente en los hombres adultos de la tropa, los fun-

cionarios, los artesanos, los presidiarios y una parte de la tripulacin de las embarcaciones. En cambio, las familias de labradores fueron caracterizadas como unidades discretas e independientes entre s, denidas como ncleos conyugales: el hombre padre como cabeza de familia, seguido de la mujer y los hijos. Dado que no existieron asentamientos coloniales anteriores en el lugar, el establecimiento del poblado implic que la organizacin del espacio fuese parte del plan de poblamiento. La totalidad de las construcciones fueron diseadas, organizadas y llevadas a cabo por la Corona, desde su concepcin y diseo i.e. las casas, la logstica de su edicacin se trasladaron recursos materiales y humanos totalmente sujetos a los planes de la Corona (gura 1). Observamos que los espacios de habitacin tambin se diferenciaron segn las categoras sociales (Senatore 2004). A cada familia le corresponda una de las casas de adobe construidas fuera del Fuerte, las cuales eran regulares en forma, tamao y organizacin de los espacios internos. Estas caractersticas de homogeneidad interna se contraponen con la heterogeneidad del Fuerte, compuesto de espacios de habitacin variables en forma y tamao. Esta variacin responde a las categoras sociales: su diferenciacin los grupos no se mezclaban y su jerarquizacin los funcionarios tenan ms metros cuadrados por individuo seguidos de la maestranza, luego la tropa y nalmente los presidiarios. Las edicaciones restantes eran los espacios productivos de la Corona: el hospital, la herrera, panadera, corrales y horno para tejas. Todos presentaban espacios de habitacin incorporados, unicando los espacios productivos con los domsticos. Por ltimo, si examinamos cul era la proyeccin de crecimiento de la colonia, encontramos que se planic un desarrollo especco del poblado. Por un lado, se regularon los tiempos de permanencia en el asentamiento en funcin de cada categora social: regmenes de relevos para la poblacin en general, mientras que las familias pobladoras estaban sujetas a destino (Senatore 2004). Por otro, el crecimiento como poblacin agrcola se proyect a partir del anexo de ms familias pobladoras, para lo cual la ampliacin del establecimiento consistira en la construccin de nuevas casas para ms familias, repitiendo la organizacin espacial antes mencionada. En sntesis, consideramos que el orden social y material fue establecido deniendo, de manera recurrente, jerarquas en la propia estructura social. Se destaca la mltiple denicin de la familia nuclear conyugal como la unidad elemental de reproduccin social, como unidad domstica ya que cada una cohabitaba una casa; como unidad productiva la produccin agrcola se organizaba alrededor de ella y unidad de consumo dado que el 9

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consumo de bienes se articulaba alrededor de cada cabeza de familia (Senatore 2004; Bianchi Villelli 2006a). El anlisis de estas condiciones y su proyeccin a futuro siguiendo las mismas pautas puede ser entendido como trayecto temtico en tanto dispone en estado de dispersin enunciados producidos en lugares, tiempos y gneros distintos () (Zoppi-Fontana 2003: 249). El modelo implcito de orden social tena a la familia nuclear conyugal como la unidad elemental de reproduccin social, sobre la cual se proyectaba el funcionamiento y tambin el crecimiento de la poblacin (Senatore 2004). Quedaron establecidas condiciones iniciales de equidad para las familias, la produccin agrcola como sustento para la poblacin y su proyeccin a futuro siguiendo las mismas pautas. No obstante, implica la denicin de estos ejes de ordenamiento que la poblacin de Floridablanca se desarroll tal cual fue proyectada? Como ya mencionamos, no nos limitamos a estudiar el funcionamiento del poblado desde las categoras externas relacionadas con la denicin del orden colonial, sino que buscamos una perspectiva desde las prcticas sociales. En tanto los ideales en los que se enmarc el proyecto no fueron instrumentados de manera homognea (Senatore et al 2006; Bianchi Villelli y Buscaglia 2006), los espacios no proyectados por la Corona cobran importancia para discutir la reproduccin y transformacin del orden social. A continuacin sintetizamos nuestro abordaje a las construcciones narrativas y materiales de estos espacios para luego adentrarnos en cmo pensar el cambio social. DISCURSOS Y CULTURA MATERIAL Nuestro punto de partida metodolgico consiste en una perspectiva interdisciplinaria, la integracin entre el Anlisis del Discurso y los estudios de cultura material desarrollados en Arqueologa. Especcamente, vinculamos las construcciones narrativas y materiales de los espacios no proyectados por la Corona. El corpus con el que trabajamos comprendi documentacin histrica e informacin arqueolgica, considerando las caractersticas de cada una de las fuentes o soportes as como su diferente materialidad y condiciones de produccin (Orlandi 1992; Johnson 1996; Morris 1997; Hall 2000). Por un lado, trabajamos sobre la evidencia documental atendiendo tanto al contenido como a la estructura de los documentos; as, buscamos dar cuenta de qu signicaban estas edicaciones en trminos de la documentacin ocial del poblado. Por otro lado, abordamos prcticas sociales de los individuos que habitaron estos espacios por medio de nuestras intervenciones arqueolgicas en el sitio. Aqu enfatizamos el rol activo y la signicacin del mundo material. La integracin de las construcciones narrativas y materiales permitir denir los contextos de signicacin de los espa-

cios no proyectados e indagar el carcter alternativo de las prcticas desarrolladas en este escenario en particular. CONSTRUCCIONES NARRATIVAS: EL POBLADO DESDE LADOCUMENTACIN HISTRICA

La documentacin histrica sobre el funcionamiento de Floridablanca conservada en el Archivo General de la Nacin2 y el Archivo General de Indias3 es toda documentacin ocial y administrativa. Consiste en su mayora en informes ociales, listados de los individuos, cartas, expedientes judiciales, planos de la poblacin y el Diario del Superintendente Antonio de Viedma (Viedma [1783] 1972). El estado de avance de la poblacin en sus cuatro aos de vida es detallado en dos informes ociales enviados al Ro de la Plata. Toda esta documentacin no son solo fuentes de informacin sino tambin artefactos de una forma de administracin que por lo tanto, expresan y maniestan una forma de poder. Son formas de ordenar el mundo en tanto dividen, dispersan y reorganizan el mundo moderno (Johnson 1996). Esto signica que no son objetivos, sino que representan intereses y formas de poder, estableciendo complejas redes de relaciones econmicas, polticas, sociales y simblicas (Beaudry 1988; Ginzburg 2001; Johnson 1996; Morris 1997; Senatore 2002). Estas formas de ordenamiento son prcticas que apuntan a la administracin de los espacios y de las poblaciones, y sus mecanismos intelectuales e institucionales imponen una profunda reorganizacin de los sistemas de percepcin y ordenamiento del mundo social (Chartier 1995). Es importante destacar que en la documentacin sealada no hay mencin de los edicios construidos por los particulares con excepcin de tres referencias. En dos de ellas estas construcciones son mencionadas secundariamente y sin detalle. Un ejemplo es parte del relato de Flix Iriarte, el Superintendente responsable del abandono de la colonia a principios de 1784. () A las 12 de la pasada noche se prendi fuego segn previene el dicho ocio de S E al fuerte de madera, Hospital, panadera, Herrera, Atahona, Casas de Pobladores y todas las dems que varios Individuos de predicho establecimiento haban levantado a su costa y mencin, incluyendo en el incendio de ellas todo lo que era de poca utilidad, lo que participo a VS en cumplimiento de mi obligacin4.2

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AGN. Seccin Colonia. Divisin Gobierno. Sala IX. Legajos 16-3-5 al 12; Legajo 16-5-10; Sala XIII. Legajos 33-10-5, 34-10-5 y 6. AGI. Buenos Aires 358; Mapas y Planos, Buenos Aires 138. AGN, IX 16-4-1. Carta de Flix de Iriarte a Francisco de Paula Sanz, San Julin, 29-I-1784. En esta carta se documenta el abandono efectivo del Floridablanca.

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La nica documentacin que se ocupa de aquellas es un largo expediente promovido por particulares reclamando el pago compensatorio por las construcciones realizadas por ellos mismos y destruidas por orden de la Corona al abandonar Floridablanca. A continuacin trabajamos sobre este expediente5 teniendo en cuenta tres aspectos: 1) qu lugar ocupan dentro del relato ocial de crecimiento del poblado estas edicaciones no proyectadas; 2) las formas de denominacin y denicin de categoras sociales en el proceso judicial y 3) el anlisis de las prcticas sociales de estos individuos en funcin de quines eran, qu construyeron y qu tipo de elecciones adoptaron. Los dos primeros puntos abordan la documentacin desde su estructura, sus mecanismos de ordenamiento. El tercer punto, desarrolla el contenido. Los informes ociales: el crecimiento del poblado Los informes ociales que dan cuenta del crecimiento del poblado fueron enviados por el Superintendente Antonio de Viedma en dos ocasiones: en enero6 y mayo de 1782.7 A estos registros se suma el Diario del Superintendente Viedma (Viedma [1783] 1972) que relata la misma informacin sobre los avances de la colonia. En estos documentos encontramos el relato detallado de la secuencia constructiva y las caractersticas de los edicios construidos. En primer lugar se detalla el primer edicio construido a mediados de 1781, el Fuerte, de madera y de cincuenta metros de lado. Luego se construyeron la herrera y panadera y un hospital; estos edicios ya fueron levantados en adobe crudo y techos de tejas. Posteriormente se construy el primer frente de cuadra para nueve casas de los pobladores, de los mismos materiales. Para mayo de 1782 este primer frente se haba concluido y estaba habitado por las familias. La siguiente obra en el poblado fue el segundo frente de cuadra levantado parcialmente en noviembre de 1783, un mes antes del abandono del poblado. Este ltimo edicio no lleg a formar parte de ningn informe ocial. En la descripcin de la evolucin del poblado encontramos que, en primer lugar, se destaca la secuencia crono5

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AGI, Buenos Aires, 358 Expediente promovido por los pobladores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. 1784-1785. AGN, IX 16-3-9 Relacin que maniesta el estado que tiene en el da de la fecha la Poblacin de la Baha de San Julin en la Costa Patagnica con expresin de los individuos que la componen, sus frutos y aumento de las obras Firmada por Antonio Viedma. 31-I-1782. AGN, IX 16-3-10 Relacin que maniesta el estado que tiene en el da de la fecha la Poblacin de la Baha de San Julin en la Costa Patagnica con expresin de los individuos que la componen, sus frutos y aumento de obras Antonio Viedma, San Julin, 10-V-1782.

lgica. El orden en que se describen los edicios es acorde a cmo se iban edicando; es decir, hay una continuidad temporal construida a partir de los informes. En segundo lugar, solo se mencionan las construcciones de la Corona. Las obras ociales se describen en detalle: sus dimensiones, caractersticas constructivas, materiales utilizados y ubicacin espacial distancia entre los distintos edicios. Es interesante observar cmo estas descripciones se corresponden con lo efectivamente construido, creando una imagen de semejanza de la colonia (Senatore et al. 2006). Sin embargo esta imagen precisa y detallada del poblado ocial omite la informacin sobre las construcciones no proyectadas como si no hubiesen sido parte del poblado. Durante el tiempo de funcionamiento de Floridablanca, el relato ocial no ofrece imgenes de un crecimiento gradual de estas construcciones, sino que las presenta en un evento nico, en un instante previo a ser destruidas y abandonadas. De este modo, su presencia es ambigua durante el desarrollo del Floridablanca e irrumpe despus del abandono, sin formar parte de la continuidad temporal representada en los Informes Ociales. Recin en el expediente judicial sobre su destruccin se describen minuciosamente lo que se destruye dimensiones, tcnicas constructivas, asignacin funcional de los espacios internos y se tasan los valores de cada una presentando tambin a sus propietarios por su nombre8. Ahora en trminos espaciales, como mencionamos los Informes describen las construcciones de la Corona en detalle, estableciendo relaciones entre los distintos edicios. Por ejemplo, A la izquierda del Fuerte est la Panadera Horno y Herrera (), a la derecha de Fuerte al igual terreno de la Panadera esta el Hospital, de veinte y cuatro varas de largo y seis de ancho (). Siguiendo el Hospital por el costado de la playa con el intermedio de once varas de calle estn las nueve casas cada con ocho varas de largo y seis de ancho ()9. De este modo, se va construyendo una continuidad espacial; se dene un rea correspondiente al poblado integrada de distintos edicios relacionados entre s. En cambio cuando se describen las construcciones no proyectadas, no hay un orden denido; solo se menciona la ubicacin de la primera construccin en relacin al Fuerte, El carpintero Jos Lpez una casa al Norte del

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La ausencia de referencias sobre su ubicacin en el espacio puede relacionarse con el destino que ya tenan estas construcciones, la destruccin. AGN, IX 16-3-10 Relacin que maniesta el estado que tiene en el da de la fecha la Poblacin de la Baha de San Julin en la Costa Patagnica con expresin de los individuos que la componen, sus frutos y aumento de obras Antonio Viedma, San Julin, 10-V-1782.

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Fuerte con 17 varas de frente ().10 Se continan las otras estructuras sin referencia, quebrando la continuidad espacial Cul es la ubicacin precisa de las edicaciones?, estn cerca o lejos?, forman parte, continan o estn fuera del poblado? Ya no encontramos la construccin de un rea del poblado, sino edicaciones sin referencia de tiempo y espacio. Ahora bien, a qu se puede deber esta omisin? Si todo decir tiene una relacin fundamental con el no-decir (Orlandi 1995:12), esta omisin es parte del proceso de signicacin. Los Informes dan a conocer una imagen de Floridablanca que responde a la representacin material de modelo de orden social. Es una imagen de orden y coherencia donde todo ocurre segn lo pautado, prescindiendo de lo no planicado. El orden del discurso est dotado de ecacia: instaura divisiones y dominaciones, es el instrumento de violencia simblica y por su fuerza, hace ser a lo que designa (Chartier 1995:8). Si la regularidad de las series discursivas es naturalizada, los silencios nos ayudan a ver donde se quiebran, evidenciando lo regular y lo irregular. Pueden entenderse como el proceso por el cual no se deja al sentido ser elaborado histricamente para que no adquiera fuerza identitaria, realidad social (Orlandi 1995: 176). Esto nos muestra entonces, que las edicaciones no proyectadas no estn por fuera sino que son parte constitutiva de este mismo orden. Las categoras de la Corona: formas de denominacin en el proceso judicial Como ya mencionamos, el expediente ms detallado comprende una causa judicial iniciada a partir de los pedidos de tres individuos por la compensacin de la destruccin de las casas levantadas por sus propios medios11. La Junta Superior de la Real Hacienda solicita los Informes de los Superintendentes,12 al Guardalmacn y al Capitn del Regimiento de Infantera de Buenos Aires. El expediente muestra la tensin entre la posicin del Fiscal de la Real Hacienda por un lado, y los demandantes y autoridades del establecimiento por otro. La scala junto con el Tribunal Superior reitera una y otra vez, el criterio de diferenciar a las familias labradoras del resto de10 AGI, Buenos Aires, 358 Expediente promovido por los pobla-

los demandantes. Solo los labradores son quienes pueden hacer el reclamo; al resto de los individuos no solo se los inhibe de hacerlo sino que se los acusa de distintos ilcitos como obtener algn lucro por lo que quedan rechazados como demandantes. Tanto los alegatos personales de los demandantes como los Informes del Superintendente, el Guardalmacn y del Capitn del Regimiento de Infantera de Buenos Aires responden aclarando las confusiones y explicando que el objetivo ltimo de estas construcciones era fomentar el desarrollo de la poblacin. A su vez, todos mencionan que las construcciones se llevaron a cabo siguiendo un acuerdo con las autoridades quienes explicitan claramente las condiciones del arreglo con benecios para la Corona13, el listado de precios de materias primas y mano de obra pautado previamente. Es interesante destacar que, frente a las acusaciones, tanto los demandantes como las autoridades unican a todos los individuos en un solo grupo, con igual legitimidad en sus reclamos. Las autoridades virreinales se remiten a la distincin entre familias legitimadas por la contrata y el resto; las autoridades del poblado y los demandantes, unican el grupo en funcin de las intenciones y acciones bienintencionadas de estos individuos. Una y otra vez, la Corona responde en trminos del mismo ordenamiento, repitiendo el mismo trayecto temtico que habamos denido previamente. Es posible pensar esta tensin en trminos de la diferencia entre la nocin de grupos y categoras. Denimos los primeros por las relaciones internas entre sus miembros, mientras que lo que caracteriza a las categoras es su denicin externa, no necesariamente reconocida por sus miembros (Jenkins 1996). En el caso de la categorizacin entendemos que no existe relacin entre categorizador y categorizado; de hecho, las categoras son ms signicativas para el primero que para el segundo. Es as como se introducen las relaciones de poder en el seno de la constitucin de las identidades: entendemos que la categorizacin social est relacionada con la objetivacin de las relaciones sociales y un control sobre estas (Jenkins 1996).13 El acuerdo consista en que los individuos iban a extraer made-

dores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. 1784-1785. 11 AGI, Buenos Aires, 358 Expediente promovido por los pobladores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. 1784-1785. 12 Desde 1780 hasta Junio de 1782, el Superintendente fue Antonio de Viedma; desde esa fecha hasta el abandono (enero de 1784), Don Flix de Iriarte tuvo el cargo interino.

ras y clavazn de la Fragata El Carmen, naufragada en la Baha en 1780. A cambio de este permiso, la colonia se quedaba con un tercio de lo obtenido, teniendo prioridad en la eleccin. Este ingreso de materiales era signicativo porque la colonia estaba sufriendo desabastecimiento. Este acuerdo gura con detalle en los Informes de Viedma e Iriarte dentro del expediente, incluyendo una lista de precios pautada tanto de la mano obra como de los materiales necesarios para la construccin. AGI, Buenos Aires, 358 Expediente promovido por los pobladores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. 1784-1785.

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Es importante mencionar que en general las categoras denidas histricamente se aceptan como dadas y constituyen marcos a priori para la designacin, clasicacin e interpretacin. Sin embargo, no son deniciones objetivas de la estructura social sino que se constituyen en formas de ordenamiento en tanto dividen, dispersan y reorganizan el mundo moderno (Foucault 1970). Esto signica que representan intereses y relaciones de poder, estableciendo complejas redes de relaciones econmicas, polticas, sociales y simblicas (Morris 1997; Funari et al. 1999; Zoppi-Fontana 1999; Senatore 2004; Bianchi Villelli 2006a). A partir de esa asimetra de poder se hacen las deniciones y clasicaciones sociales, ellas permiten no solo homogeneizar sino tambin jerarquizar, excluir, criminalizar, hegemonizar o marginalizar prcticas sociales (Sewell 1999: 56). Prcticas sociales: las edicaciones levantadas por los particulares Como ya mencionamos, el inicio de este procedimiento legal14 fue previo a la destruccin de las edicaciones, por lo que fueron descriptas y tasadas por la maestranza del establecimiento. A continuacin presentamos la informacin de esta documentacin, indagando quines eran los que edicaron, qu construyeron y qu tipo de elecciones adoptaron. En total, las edicaciones fueron trece (13); seis (6) casas, cuatro (4) ranchos15 y dos (2) pulperas16 con habitaciones de alquiler. Se suman dos (2) cocinas colectivas, de la tropa y de las familias de labradores que habitaban las casas construidas por la Corona. En la gura 2 presentamos esquemas de las plantas arquitectnicas en funcin de la descripcin hallada en la documentacin histrica, con los datos de quines y qu construyeron.14 AGI, Buenos Aires, 358 Expediente promovido por los pobla-

dores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. 1784-1785. 15 Rancho: Lugar, o sitio desembarazado para pasar, o transitar la gente, o hacer otras cosas (). Academia usual 1780. Diccionario de la Real Academia Espaola, http://ntlle.rae.es/ntlle/ SrvltGUILoginNtlle. En el caso de Floridablanca estas edicaciones parecen ser espacios de habitacin, sin embargo, no podemos denir con exactitud en qu diferan de las otras edicaciones denominadas casa. No observamos diferencias ni en sus caractersticas arquitectnicas ni en su funcionalidad. 16 Pulpera: Tienda en las Indias donde se venden diferentes gneros para el abasto; como son vino, aguardiente y otros licores, gneros pertenecientes a droguera, buhonera, mercera y otros; pero no paos, lienzos ni otros tejidos. Academia usual 1780. Diccionario de la Real Academia Espaola. http:// ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle. Ms all de esta informacin sobre la existencia de dos pulperas en Floridablanca, no hay evidencias de su abastecimiento ni funcionamiento.

Los individuos que edicaron pertenecen a diversas categoras sociales. Hay familias de labradores y nuevas familias conformadas en San Julin son labradores, pero tambin hay un matrimonio nuevo de la tropa. Encontramos tambin individuos solos de la maestranza, la tropa y presidiarios; por ltimo, construcciones colectivas. En el plan de la Corona, la nica poblacin estable eran las familias a quienes se les entregaba habitacin; sin embargo, en este caso encontramos individuos que deban regresar al Ro de la Plata y estaban, en cambio, invirtiendo tiempo y recursos en Floridablanca. De este modo, de la segmentacin de categoras sociales en los espacios construidos por la Corona pasamos a estas edicaciones con una heterogeneidad de categoras sociales, es decir, la posibilidad de otras formas de agrupamiento y socializacin. Del mismo modo, encontramos usos parecidos a los ya existentes pero tambin otros no incorporados al plan: espacios de habitacin para estas nuevas familias de no labradores y de individuos destinados a espacios grupales. Espacios de socializacin y servicios como las pulperas y las cocinas colectivas, formas de co-habitacin y usos no previstos por la Corona. En la gura 2 podemos observar una diversidad importante en las formas y dimensiones de las edicaciones. En primer lugar, las formas generales varan aunque son todas plantas arquitectnicas simples: construcciones individuales, subdivididas en recintos internos; en general cada uno de estos recintos tiene una funcin especca y nica i.e. salas, aposentos, cocinas, pulpera. En segundo lugar, hay una variacin considerable en cuanto a la supercie total de cada una de las edicaciones entre 251,12 y 17,68 metros cuadrados; sin embargo, si consideramos los tamaos solo de los recintos cubiertos el rango de variacin disminuye entre 77,4 y 17,68 metros cuadrados . En tercer lugar, de las construcciones utilizadas como espacios de habitacin encontramos que no aumentan de tamao en funcin del nmero de individuos sino que parece variar en funcin de las elecciones individuales la mayor de todas fue construida por un individuo soltero, mientras que las familias con hijos construyeron casas de menor tamao. A su vez, en la distribucin interna del espacio, las dimensiones de los recintos varan ms bien de acuerdo a la funcionalidad que a la cantidad de individuos. Con respecto al proceso de construccin, las obras fueron realizadas por la maestranza de la poblacin, por lo que los materiales utilizados son similares a las construcciones de la Corona; pero fueron nanciadas por cada uno de los individuos as que cada uno decidi la forma y tamao as como la organizacin interna del espacio. Es importante recordar que los precios de los materiales y la 13

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mano de obra estuvieron pautados con las autoridades del poblado. Por ltimo, cada uno de los individuos pag al personal de maestranza por los materiales y la mano de obra. No hay que pasar por alto este punto ya que llev a la generacin de otras funciones, a una nueva circulacin de bienes y trabajo por fuera de las esferas centralizadas por la Corona como ser la preparacin de adobes, la obtencin de maderas y clavos, entre otros. En la apropiacin de estos espacios no proyectados encontramos distintos niveles de toma de decisiones individuales. Aparecen nuevas unidades sociales nuevas familias no labradoras, individuos solos y grupos, nuevos usos sociales casas para individuos solos, espacio de socializacin y comercio, espacios colectivos, nuevos lugares casas, pulperas y cocinas y nuevas esferas de circulacin de bienes y servicios. Es importante mencionar que por nuevo no queremos decir original o nico, sino formas sociales no previstas en el plan; de este modo, son posibles desplazamientos del lugar social y material asignado desde el plan. De este modo, el modelo de orden social dene un contexto que signica tanto lo que se explicita como lo que queda al margen. Se observa la intencin de imponer un orden de forma pasiva con las omisiones y de forma ms activa con la designacin y reiteracin de los ejes de categorizacin social; son zonas ms denidas o ms difusas. No obstante, desde la perspectiva de las prcticas mismas comenzamos a distinguir estos otros espacios no denidos ni explicitados desde el modelo de orden social. A continuacin, presentamos una breve caracterizacin de estos espacios desde su materialidad. CONSTRUCCIONES MATERIALES: LOS ESPACIOS NO PROYECTADOS CORONA Ahora bien cmo abordar este carcter alternativo desde la materialidad? Concebimos la organizacin del espacio proyectado por la Corona como marco de referencia inicial para la construccin y organizacin material del orden social. Esta concepcin social del espacio implica que el mundo material, la arquitectura, el movimiento a travs de los espacios y sus lmites, pueden tanto mantener la estabilidad como producir cambios en las normas y reglas que gobiernan las relaciones sociales, acta ordenando y es ordenado a su vez (Barrett 1988; Beaudry et al. 1991; Miller 1994; Johnson 1996; Mrozowski et al. 2000). El espacio es reconceptualizado variando desde una dimensin objetiva a un objeto construido culturalmente en tanto determina e inuencia los comportamientos cotidianos de los individuos (Delle 1998). De este modo, el espacio construido en Floridablanca fue parte de los procesos de representacin social; es decir, de la produccin de clasicaciones y exclusiones que cons-

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tituyen lo social (Senatore 2002:89). Tomando al plano ocial del asentamiento como una representacin material del modelo de orden social, es decir como una imagen del discurso ocial, abordamos el estudio del espacio no proyectado por la Corona como la materializacin de prcticas sociales alternativas en la poblacin de Floridablanca. En este sentido, retomamos la proyeccin a futuro de la Corona basada en el anexo de ms familias y la construccin de ms unidades domsticas similares a las ya construidas, reiterando la organizacin ya mencionada. Es decir, no se planic el desarrollo de otros grupos sociales todos tenan regulado su tiempo de permanencia, ni de otro tipo de actividades como ser el comercio o la produccin artesanal de bienes como ser bebidas alcohlicas, derivados lcteos, industria textil. Por ltimo, tampoco se proyectaron otras edicaciones que no sean ms espacios de habitacin. Sin embargo, s hubo otras construcciones. Nuestro inters fue evaluar si la ampliacin del espacio construido ms all de lo proyectado es un replanteo de la organizacin general del poblado o no; es decir, en qu medida estos espacios indican una extensin o proyeccin de los ejes denidos. Las estructuras no proyectadas estn integradas al ncleo poblacional o no?, cmo se da esa integracin?, se reformulan de alguna manera los lmites establecidos del poblado? Si la precisa denicin de la organizacin del espacio en el poblado fue proyectada en trminos de qu sera construido, cmo y para qu usos, para su reformulacin material se esperara la produccin de una mayor diversidad en las formas y usos del espacio. La gura 1 muestra el plano arqueolgico de Floridablanca diferenciando las construcciones ociales de las no proyectadas por la Corona. Observamos que las estructuras se ubican a continuacin de las edicaciones proyectadas, alineadas con el poblado formando lneas paralelas y manteniendo la disposicin alrededor de la plaza y extendiendo el rea del poblado hacia el sector noroeste. Dada la secuencia constructiva, la relacin entre los espacios ociales y los no proyectados muestra que el proyecto constructivo y social de la Corona fue respetado en esta extensin del poblado. En consecuencia, podemos armar que los lmites fsicos del poblado fueron extendidos a la vez que la diagramacin del poblado fue respetada. Es posible que al no estar regulados los usos y formas, exista un margen para su diversicacin y transformacin? Las estructuras no proyectadas respetan con exactitud la orientacin del plano ocial y se alinean entre s previendo espacios de circulacin, es decir se evidencia una organizacin interna de este sector. Sin embargo, estas construcciones presentan alta diversidad de formas y tamaos. Mientras que los frentes de cuadra ociales son un solo edicio dividido en unidades iguales de treinta 14

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metros cuadrados cada una, las no proyectadas son unidades discretas, independientes entre s y con una heterogeneidad de formas y tamaos desde dieciocho hasta doscientos diez metros cuadrados. Por ltimo, ms all de los distintos usos que hayan tenido cada una de estas edicaciones, contrasta la segmentacin del espacio y la regularidad de forma y tamaos de las casas construidas para las familias con la heterogeneidad morfolgica de las no proyectadas. En este sentido, las edicaciones evidencian el crecimiento del poblado por medio de la ocupacin y creacin de otros espacios. Ahora bien, las construcciones en s mismas no signican nada sino que sus signicados sociales emergen al ser contenedores de prcticas situadas. Por lo tanto, en otro trabajo (Bianchi Villelli 2006b) estudiamos las regularidades y variaciones de sus caractersticas arquitectnicas, comparando los espacios proyectados por la Corona y los edicados por los individuos. Cmo se organizaron estos dos espacios?, se mantuvieron las mismas caractersticas arquitectnicas? Y al interior de las edicaciones no proyectadas, cmo se construyeron?, qu materiales y tcnicas se utilizaron?, cmo es el arreglo interno del espacio? Como resultado de este anlisis observamos que era distinto habitar una de las edicaciones no proyectadas por la Corona. El anlisis comparativo entre ambas viviendas permiti establecer diferencias en la segmentacin y arreglo del espacio interno, los rasgos arquitectnicos y estticos, como as tambin en la calidad de los materiales constructivos. Estas diferencias dan cuenta de la posibilidad de apropiacin, eleccin y diferenciacin en el espacio de las estructuras no proyectadas. Asimismo, la forma en que se construyeron en trminos de obtencin de materiales y mano de obra tal como se desprende de las narrativas implic la participacin en esferas de circulacin de bienes y servicios ms all de lo pautado por la Corona. En este sentido, el anlisis permiti observar que era distinto habitar una de las edicaciones no proyectadas por la Corona. Ahora bien, qu implicaba ese margen de accin en trminos de negociacin social? La existencia de estas edicaciones permite discutir el margen de accin existente e indagar cmo y de qu forma surgen esas prcticas sociales alternativas. Lo observamos en su integracin al poblado, la construccin diferente dada por las elecciones en las formas y por las esferas de circulacin de bienes, recursos disponibles y mano de obra. De este modo, tanto el proceso constructivo como el habitar estos espacios participan de una serie de relaciones especcas que son tambin generadoras de sentido, es decir, son parte del proceso de signicacin. Partimos del interjuego de discursos y prcticas para analizar ejes de ordenamiento y prcticas sociales a travs del estudio del proyecto social implcito en el plan de

poblamiento colonial. Los discursos subyacentes al proyecto social denen e intervienen activamente ordenando a los individuos, su interaccin y los espacios; pero las prcticas sociales emergen desde la materialidad. ACONTECIMIENTOS MATERIALES? Cmo pensar estas prcticas cotidianas en tanto espacios de reproduccin y transformacin social? Volvemos sobre la nocin de cambio social. Nuestro punto de partida es la estructuracin social entendida como la interaccin de los principios estructurales de una sociedad y las prcticas sociales de los individuos que la constituyen (Giddens 1984). Remarcamos cuatro puntos importantes: primero, la relacin entre la sociedad y sus individuos no reside ni en la estructura social ni en la subjetividad individual, sino en la interdependencia entre ambas; no hay una sin la otra (Giddens 1984). Segundo, esto es posible a travs de lo que Bourdieu (1977) llama habitus, un sistema adquirido de disposiciones durables y transferibles, de conocimientos, prcticas y percepciones; seran esquemas histricos de clasicacin que orientan las prcticas. El habitus opera bajo una lgica prctica; no es externo al individuo sino que es formado y da forma a las prcticas sociales (Jones 1999). Tercero, estructura social y prcticas sociales solo tienen existencia en el contexto en que se practica la creacin de su propia historia, la produccin diaria de sus condiciones materiales de existencia (Bourdieu 1977). Cuarto y ltimo, las prcticas sociales se hacen a s mismas en relacin a ciertas condiciones estructurales y al hacerlo, tambin reproducen y transforman estas condiciones. Este mecanismo es el espacio mismo de reformulacin del orden social (Giddens 1984, Bourdieu 1977). De esta forma, en el hacer y rehacer de las prcticas surge el cambio social. Entonces, qu preguntas son necesarias para poder comprender el cambio social desde las prcticas cotidianas? Volvemos sobre la recurrencia de ejes de ordenamiento en distintas esferas sociales, sobre la nocin de discurso denido como la regularidad en una prctica (Foucault 1970). Para discutir el surgimiento de algo nuevo que pueda transformar el orden social nos preguntamos cmo pensar que rompe esa regularidad? El concepto de acontecimiento (Foucault 1980) es entendido como una irrupcin de sentidos que quiebran las series de reiteraciones discursivas para abrir el espacio a nuevos procesos de signicacin. Permite abordar los procesos por los que se produce como efecto lo regular, se construye lo natural y la verdad. Permite retomar lo anterior como condiciones de produccin o posibilidad a la vez que produce rupturas en las serie de repeticiones dando lugar a nuevas formas de sujeto (Zoppi-Fontana 2004). En otras palabras, es una concepcin del cambio social. 15

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En el caso de Floridablanca, desde las prcticas emerge una serie nueva como acontecimiento, creando nuevos sentidos y relaciones sociales que fueron omitidas de los relatos ociales de crecimiento del poblado, no informadas. Frente a las prcticas de designacin, segmentacin y ordenamiento en categoras sociales, encontramos individuos que rehicieron su lugar en el poblado, formando nuevas familias y nuevas formas de poblacin estable. Surgieron actividades que no haban sido contempladas para Floridablanca, las cuales implican nuevos actores sociales y nuevas esferas de circulacin de bienes y servicios por fuera del control de la Corona. Son nuevas formas de signicacin que dan espacio a nuevos sujetos, grupos, roles, redes, lugares, bienes y servicios. Son prcticas que se jugaron en el plano material, en la apropiacin y reorganizacin de la vida cotidiana. Ahora bien, en nuestra discusin es necesario evaluar la posibilidad de que estas prcticas sean extensiones, ampliaciones de la puesta en prctica del proyecto y no reformulaciones del orden social. Entendemos que el crecimiento del poblado dentro de los mismos ejes de ordenamiento estara en el orden de lo complementario, es decir, de la adicin sin transformacin. Recordemos las expectativas del crecimiento del plan, repitiendo las pautas de organizacin: familias mononucleares como unidades sociales y productivas discretas y similares. En cambio, el acontecimiento remite al sentido excedentario respecto de los signicados posibles, altera la esencia de la situacin previa modicando las condiciones de produccin (Lewkowicz 1999). En este sentido, lo nuevo puede o bien no ser til, o producir una reorganizacin que modique las condiciones materiales en que se dan los procesos de resignicacin. Consideramos que los espacios no proyectados estn dando lugar a sentidos sociales que desde el plan de poblamiento no fueron planicados ni permitidos. Se alter la composicin de la poblacin, sus formas de interaccin, la intervencin de la Corona en ellas; en denitiva, se abrieron otros espacios de proyeccin a futuro del poblado. Estos espacios conforman una esfera que se desprende del funcionamiento del poblado. Como tal, generan un margen alternativo para las prcticas y decisiones cotidianas. Es importante aclarar que el carcter de acontecimiento no implica que sean formas nunca antes utilizadas, probablemente sean prcticas comunes. Lo importante es remarcar que estas prcticas son alternativas solo en relacin a los ejes de ordenamiento social. En este sentido, en nuestro anlisis no reicamos las prcticas sociales, no implican cambio en s mismas sino en sus procesos de signicacin. Es en el contexto de sus condiciones materiales de produccin que pueden pensarse como transfor-

maciones del orden social. Son las series lo que permiten circunscribir el lugar de aparicin del acontecimiento (Goldman 1989). () es a nivel de la materialidad que cobra siempre efecto el acontecimiento, y como ese efecto tiene su sitio, y consiste en la relacin, la coexistencia, la dispersin, la interseccin, la acumulacin, la seleccin de elementos materiales; se produce como efecto de y en una dispersin material (Foucault 1980:47). Para nalizar, nos interesa sealar que en este trabajo buscamos por medio de la integracin de las prcticas narrativas y materiales, articular el orden colonial con prcticas alternativas que de hecho, fueron omitidas por l. Entendemos que es necesario abordar ambos niveles para indagar en la estructuracin social de la Colonia. La historia de Floridablanca no es solo la historia ocial del proyecto colonial; desde las diversas miradas leemos distintas historias. AGRADECIMIENTOS Quiero agradecer a la Dra. Mnica Zoppi-Fontana. Este trabajo es resultado de un Seminario de Doctorado dictado por ella. Tambin a Silvana Buscaglia, Horacio Paradela y Graciela Bianchi que me ayudaron a pensarlo, escribirlo y reescribirlo. De todas maneras, lo escrito aqu es de mi exclusiva responsabilidad. FUENTES DOCUMENTALES Archivo General de la Nacin (AGN). Seccin Colonia. Divisin Gobierno. Sala IX. Legajos 16-3-5 al 12; 16-4-1 y 16-5-10; Sala XIII. Legajo 34-10-5 y 6. Archivo General de Indias (AGI). Buenos Aires, 358. Expediente promovido por los pobladores y dems individuos que tenan sus casas en el establecimiento de San Julin en la Costa Patagnica. Buenos Aires, 1784-1785. BIBLIOGRAFA Barrett, J. 1988 Fields of discourse. Reconstituting a social archaeology. Critique of Anthropology. 7,3:5-16, Beaudry, M., L. Cook y S. Mrozowski 1991 Artifacts as active voices: material cultural as social discourse. En R. McGuire y R. Paynter (eds.), The archaeology of inequality, Nueva York, Blackwell, pgs. 150-191. Bianchi Villelli, M. 2006a Organizar la Diferencia. Prcticas de consumo en Floridablanca. Cuadernos del sur - Historia. Departamento de Humanidades. Universidad Nacional del Sur, Baha Blanca. En prensa. 2006b Espacios de cambio social? Los espacios no proyectados por la Corona en la poblacin espaola 16

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Figura 1 - Plano del espacio efectivamente construido de Floridablanca, diferenciando las estructuras ociales de las no proyectadas -hay dos estructuras ms que quedan fuera del plano. Se referencian con nmeros las edicaciones construidas por la Corona: 1-Hospital; 2-Fuerte; 3-Corrales, panadera y herrera; 4- Casas de labradores; 5- Plaza Central; 6- Casas de labradores. Las edicaciones no proyectadas guran como A.

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Figura 2 - Esquema de las edicaciones levantadas por los particulares en funcin de la informacin histrica. Detallamos las referencias de quines fueron, a qu categora social correspondan, cantidad de individuos en la unidad domstica y qu construyeron. 1) Jos Lpez, carpintero, solo, una casa. 2) Manuel Garca, panadero poblador, casado y con una hija, una casa. 3) Benito Prez, labrador, casado y con un hijo, una casa. 4) Francisco Alonso, labrador, casado y con una hija, una casa.5) Manuel Prez, labrador, casado y convive con un agregado, una casa. 6) Don Jos de la Serna, presidiario, soltero, una pulpera. 7) Destacamento de Infantera de Buenos Aires, dos cocinas. 8) Juan Lorenzo, soldado, casado convive con su esposa, dos ranchos. 9) Don Martn Chichilla, presidiario y criado del contador, soltero, dos ranchos. 10) Juan Antonio Aizpura, carpintero-presidiario, solo, una pulpera con habitacin de alquiler. 20

Cuadernos del Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento Latinoamericano 21. 2006/2007 ISSN 0570-8346

SINCRETISMO MGICO-RELIGIOSO ENTRE LOS QOM (TOBAS)Margot Bigot* y Hctor Vzquez** RESUMEN A partir de un anlisis etnolingstico, en este trabajo se cuestiona la aplicacin de la dicotoma sagrado/profano a sociedades animistas en las que estas nociones no tienen expresin lingstica y se analiza la incorporacin del concepto sagrado en grupos qom. PALABRAS CLAVE Sincretismo religioso - creencias ancestrales - poder - sagrado ABSTRACT On the grounds of an ethnolinguistic analysis, this paper questions the use of the sacred-profane dichotomy when analyzing animistic societies where these notions have no linguistic expression. The incorporation of the concept of sacred in Qom groups is also analyzed. KEY WORDS Religious syncretism - ancestral beliefs - power sacred

CREENCIAS ANCESTRALES Y RELIGIOSIDAD En el anlisis de las tradiciones culturales extraeuropeas, la racionalidad discursiva de occidente ha sido muchas veces incapaz de controlar su propio etnocentrismo. Ha extrapolado, en consecuencia, conceptos y categoras vlidos para el anlisis de sus sociedades a dominios de vida cualitativamente diferentes. Si el carcter simblico de lo sobrenatural, lo sobrenatural mismo, son resultado de una construccin histrico-socio-cultural, la nocin de lo trascendente y de lo trascendental resulta ajena a las tradiciones culturales animistas. En estas organizaciones sociales las representaciones mentales y las prcticas sociales orientadas a la accin se encuentran enmarcadas por una concepcin instrumentalista, indispensable para sobrellevar, con xito relativo, las condiciones de una muy difcil cotidianeidad. Como ha expresado Mircea Eliade en Lo sagrado y lo profano, el hombre religioso no concibe un espacio homogneo, sino escindido en sagrado y profano, en el que lo sagrado est vinculado al cielo (lo trascendente), por lo tanto la adjudicacin de la nocin de sagrado ya compleja y problemtica dentro del cristianismo (J. A. Vzquez 1985) a sociedades animistas que, dominadas por lo mgico, han elaborado una nocin extrahumana* CIUNR - Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, [email protected] ** CIUNR-CONICET- Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, [email protected]

y aun extranatural de poder, pero que sin embargo no poseen trminos para designar lo sagrado, parece consecuencia directa de la proyeccin acrtica de la dicotoma sagrado / profano. Desde una perspectiva lingstica el uso de la palabra sagrado cuya denotacin conceptual ms general es perteneciente a, o manifestacin de la divinidad en relacin a sociedades animistas para las que el cosmos est saturado de poderes, no resulta adecuada, ya que en tanto signo lingstico sagrado no tendra el mismo valor que el que tiene en contextos en los que se opone a profano. Segn E. Miller (1979) los trminos tobas referidos al poder establecen una vinculacin entre los chamanes, sus espritus compaeros, la organizacin social y el universo fenomnico. El mapa cosmogrco toba construye tres niveles y cinco estratos, cada uno de estos estratos est asociado con guras dotadas de poder. En el nivel I, primer estrato, cielos piguem, habitados por seres celestes (sol, luna, constelaciones de estrellas); segundo estrato loc /lat (atmsfera, nubes y vientos). En el nivel II, alhualec (seres terrenales), tercer estrato lauat naalhua, faz de la tierra (humanos, animales, y noouet, ser poderoso terrenal), cuarto estrato, paaguii na alhua, interior de la tierra (vboras, sapos, seres poderosos mitad hombres, mitad animales). Nivel III, neetaxaalec (seres acuticos), quinto estrato, neetaxat, agua (caimanes, combinaciones de animales marinos y de formas de vida de otros niveles superiores). Es nuestra impresin que la cosmovisin ancestral qom (toba) se articulaba mediante una organizacin jerrquica de poderes cuyo equilibrio aseguraba el

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mantenimiento de un sistema ecolgico que involucraba a hombres, animales, vegetales, y fenmenos atmosfricos, que podramos denir como un sistema de cratofanas (o poder", mostrar) ms que de hierofanas (manifestaciones de lo sagrado). La ambivalencia bien/mal referida a los integrantes de este sistema tiene, sobre todo, una funcin ecolgica respecto de l. El orden normativo derivado de esta cosmovisin parece denirse en trminos mgicos (antes que religiosos) estableciendo patrones de comportamiento social ligados al chamanismo. La oposicin sagrado /profano no parece propia del sistema de creencias toba, sino ms bien producto de la conquista y colonizacin. El mapa cosmogrco toba ha sido profundamente alterado por el proceso de colonizacin. La introduccin del cristianismo, especialmente bajo sus manifestaciones pentecostales ha reorganizado en planos cualitativos muy diferenciados la cosmovisin toba. Como lo sostiene E. Miller (1987) a los poderes ligados al chamanismo (curar o matar) y al de la brujera (matar) debe agregarse el poder de curar de los curanderos, adoptado durante el perodo colonial, y el de los pastores (lderes religiosos) de ms reciente aceptacin. Las migraciones de los aborgenes tobas desde distintas zonas del Chaco hacia las grandes ciudades se 1 acrecentaron en las ltimas dcadas . Resistencia, Rosario, Buenos Aires y La Plata son las ciudades que han recibido un mayor nmero de migrantes tobas. La crisis de las economas regionales y las persistentes inundaciones contribuyeron a acrecentar las migraciones, de este modo se han constituido diferentes campos de interaccin socio-tnica. El estudio de dichos campos demanda el anlisis de las sistematizaciones simblicas de los grupos indgenas subalternos, de los modos, niveles, y grados de penetracin de los sistemas de ideas dominantes de las sociedades regionales/nacionales, de los matices diferenciales de los conictos existentes entre las parcialidades tnicas subalternas y los segmentos de la sociedad regional con los que interactan, y de las estrategias de resistencia tnica que desarrollan los grupos indgenas tobas (G. Rodrguez 1988, M. Bigot, G. Rodrguez, H. Vzquez 1992). Las familias tobas asentadas en diversos barrios perifricos de las grandes ciudades continan vinculadas, de diferentes modos, a las distintas localidades de origen. Si1

el antiguo lder toba asuma funciones polticas y chamnicas, los profundos cambios introducidos, afectan tanto la concepcin de poder como la de los liderazgos. Actualmente una de las modalidades de liderazgo se encuentra estrechamente ligada a un prestigio cuyo carisma se conecta al conocimiento del sentido de las palabras bblicas y al de los mitos y leyendas ancestrales que son reinterpretados de formas diversas por la memoria colectiva de los diferentes grupos, segn su particular experiencia histrico-socio-cultural (M. Bigot, G. Rodrguez, H. Vzquez 1995). Es posible encontrar, dentro del mismo asentamiento, diferencias notables en el dominio de las representaciones simblicas entre los distintos grupos de familias que los conforman. Los migrantes rurales, provenientes del monte chaqueo poseen un simbolismo mgico religioso sustentado sobre lo ancestral. Algunos seres poderosos como nowet seor de la supercie terrestre se yuxtaponen con personajes cristianos. En algunos casos el Espritu Santo se asimila a nowet. Entre los que han migrado de barrios perifricos de otras ciudades, los seres y smbolos ancestrales tienden a desdibujarse. Los procesos de sincretismo de lo simblico en sus distintos dominios, incluido el simbolismo mgicoreligioso tienen particularidades especcas y tienden a la diversidad. No obstante el cristianismo, predominantemente bajo sus manifestaciones pentecostalistas, se ha hecho hegemnico. Aun entre los tobas el pentecostalismo adopta el aspecto de lo que Max Weber denomin religin proftica de salvacin. En nuestros das es, de un modo general, vlida la armacin que, desde esta perspectiva los tobas reinterpretan la nocin de poder y asumen el concepto de lo sagrado. EXPRESIONES LINGSTICAS DEL CONCEPTO SAGRADO Los grupos qom (toba) con los que hemos traba2 jado , que mayoritariamente adhieren al cristianismo evanglico, han internalizado el concepto de lo sagrado con peculiaridades derivadas de interferencias entre las nociones de poder y de sagrado inherentes respectivamente a la visin mtica ancestral y a la visin religiosa pentecostal, en sus diversas variantes. La exibilidad con que se interpretan los textos bblicos en el culto pentecostal es uno de los factores que favorece el encabalgamiento y la coexistencia de rasgos de ambas visiones del mundo, constitutivos del actual sincretismo.2

Los indgenas tobas argentinos, emparentados lingstica y culturalmente con los tobas bolivianos y paraguayos, constituyen una de las variantes de las culturas cazadoras-recolectoras del gran chaco. Su hbitat original se extenda desde el norte de la provincia de Santa Fe (Argentina) hasta el Paraguay, y desde los ros Paran y Paraguay hasta la precordillera.

Se ha trabajado con informantes que residen en los asentamientos de la periferia de la ciudad de Rosario (Villa Banana, Empalme Graneros, Los Pumitas); y en la provincia del Chaco, Barrio Toba de Resistencia, Barrio Cacique Pelayo de Fontana, Miraores.

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Paralelamente a los cambios operados en la experiencia histrico-socio-cultural, la lengua qom se ha ido adaptado a las nuevas necesidades de expresin mediante la incorporacin de prstamos del espaol o bien mediante procedimientos intralingsticos (innovaciones lxicas y extensin semntica) (M. Bigot 1993 -1996). Aunque en la dinmica del proceso de sincretismo mgico-religioso coexisten oscilaciones y hasta contradicciones en la conceptualizacin de los referentes, la tendencia recurrente liga lo sagrado al mantenimiento de la salud, del bienestar, la salvacin. 3 El lexema verbal saqajetapek cuyo signicado literal es no se puede reiteradamente recubre la nocin toba de sagrado. Esta palabra es traducida al espaol por los informantes de las siguientes formas: sagrado, no se puede transgredir, se debe respetar, obedecer, cuidar. Otras palabras traducidas al espaol por sagrado, aunque de menor frecuencia de uso son: qajweelek cuyo signicado es se protege, se ejerce proteccin sobre y saqajaaanapek con el signicado no se juega. Las palabras saqajweelek no se lo protege o deende y saqajpija no se le tiene conanza o fe extienden su signicado a lo no-sagrado, categora que involucra la intencionalidad malca. PROYECCIONES ACTUALES DEL CONCEPTO SAGRADO Desde la actual perspectiva sincretista, los indgenas tobas proyectan su peculiar concepto de lo sagrado hacia diversos mbitos de la cultura ancestral: seres sobrenaturales y humanos, animales, vegetales y objetos. Exponemos algunos ejemplos relevantes por su recurrencia en los grupos con los que hemos trabajado. MBITO DE LOS SERES SOBRENATURALES abjaalek: personaje del monte con guracin humana. Otorga poder a ciertas personas para ver a distancia y predecir acontecimientos futuros. Tambin conere poder a algunos chamanes. alwalae': son dos personajes del interior de la tierra. Aparecen en forma humana con medio cuerpo fuera de la tierra. Se pueden transformar en seres invisibles, de esta manera logran una gran movilidad que les permite informar al chamn lo que ocurre en lugares distantes, transmitir mensajes de familiares alejados o3

La transcripcin fonolgica es la siguiente: oclusivas /p/, /t/, /k/, /q/, //; fricativas sordas /s/, //, /x/, /h/; fricativas sonoras //, //, //; africada /t/; nasales /m/, /n/, //; laterales /l/, //; vibrante /r/; semivocales /w/, /j/; vocales: anterior cerrada /i/; anterior abierta /e/; posterior cerrada /o/; posterior abierta /a/. Prstamo del espaol /b/.

difuntos. Actualmente tambin se los invoca para que ayuden en trmites burocrticos. nowet: de gran importancia para el contexto de la cacera, ejerce su dominio sobre la supercie terrestre, tiene contacto con los protectores padres y madres de las especies animales. Concede poder a los chamanes. Adquiere diversas guraciones: espritu invisible, forma humana o animal. Transgurado en tigre, con el nombre saltaro se constituye en protector de esa especie. No es posible matarlo con armas blancas o de fuego ya que aunque el cazador logre despedazarlo los restos se unen nuevamente. Con el nombre welan ltaa (padre del welan) dirige el rito de trnsito de los chamanes. Sus poderes para el bien y el mal son fuente de actuales controversias, algunos lo consideran demonio mientras que para otros converge con el Espritu Santo o con Jesucristo. De esta manera la expresin nowet con un signicado en el que los semas se reducen a ser+poder deja de ser un nombre propio que denota directamente un referente, para designar tanto a nowet (contexto mtico qom) como a Jesucristo, al Espritu Santo, al Demonio (contexto cristiano) y aun el concepto mismo de poder, ej: tiene nowet. qartaa: nuestro padre donde /qar/ proposesor de primera persona del plural y /taa/ padre, designa al dios cristiano, que tambin recibe los siguientes nombres: i dios (prstamo del espaol); enawaqna dueo de todo ; imatalekna apoderado de todo. Acerca del signicado de las dos ltimas palabras es posible que se haya producido un desplazamiento semntico si se considera la existencia de un alto dios entre los antiguos qom. E. Cordeu expresa: ....si bien el tema del alto dios fue conocido en otras pocas, independientemente de las inuencias cristianas, en ningn caso jug en la vida religiosa un papel parangonable a las entidades animalsticas... (E. Cordeu, 1969: 118). Y E. Miller (1979) expone la forma imataa na (dueo o soberano de todo) personaje del cual dice que varios informantes armaron que era objeto de plegarias para los antiguos tobas. qomoonalo: gran serpiente que habita bajo tierra y aparece en el cielo en forma de arco iris. Castiga con lluvias, tornados y terremotos las transgresiones a las reglas de cacera. Especialmente las prohibiciones referidas al puerperio y menstruacin, durante estos perodos las mujeres deben observar ciertas reglas alimentarias y no alejarse de sus viviendas. Dichas prohibiciones afectan tambin a los hombres que habitan la casa quienes deben suspender, durante esos perodos, la cacera.

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MBITO HUMANO enaanaajk: burlador de hechizos, persona con capacidad para anular el efecto de un hechizo realizado por un brujo. Esta tarea qajin signica literalmente se burla (raz /in 'en/ "burla") Se destaca que el brujo konnaanaajk no es considerado sagrado por utilizar su poder con nes exclusivamente malcos. nanojkenajk: especie de mago con poder dependiente de abjaalek (seor del monte) para hacer aparecer, desaparecer y transformar objetos. ojkjaajk: persona con poder emanado de nowet (seor de la supercie terrestre) o abjaalek para ver a distancia o en el interior de algo, y predecir acontecimientos futuros. pjoonaq: shamn, con poder (napiiik) conferido por nowet, por los padres y madres de los animales u otros seres sobrenaturales que actan como espritu compaero (najawa) y le trasmiten un canto propio (lalak) para realizar las curaciones (npate). El shamn adems sopla (ipeteelek) y chupa (napiolek) para extraer el objeto (lajnaanaat) que, a manera de proyectil, causa la enfermedad. Estos objetos pueden ser pequeos gusanos, trozos de vidrio, astillas de carand o palo santo. Una vez fuera del cuerpo (lek) estos objetos aumentan el poder del shamn, y pueden ser introducidos, como dadores de poder, en futuros shamanes. Tambin en el culto pentecostal se realizan oraciones y cantos para hacer salir al demonio del cuerpo del enfermo, en los que se repite lek qawen (afuera mal). qowaawenajk: pastor o misionero que tiene poder, otorgado por el Espritu Santo, para curar mediante oraciones. Destacamos que el curandero tannaanaajk, que utiliza prcticas curativas criollas, as como los mdicos blancos no son considerados sagrados por no tener poder para saber quin hizo el dao, ni para curar invariablemente. MBITO ANIMAL Lo sagrado animalstico est ligado al plexo chamnico. Los padres y madres de los animales, a los que se relacionan prcticas chamnicas, protegen sus respectivas especies castigando la depredacin y regulando la cacera a n de asegurar su perdurabilidad. Algunos animales proporcionan preciados recursos alimentarios y teraputicos. Tambin en la confeccin de amuletos se utilizan partes de ciertos animales. Estos usos estn estrictamente normalizados e incluso los desechos animales son objeto de cuidados especiales, se los debe enterrar o arrojar al agua. walikjaaj late'e : madre del carpincho. Cuando las persecuciones son excesivas traslada los carpinchos a

otro lugar, y castiga la matanza indiscriminada con enfermedades y muerte de los cazadores. maik lta'a: padre del avestruz. Se trata de un ejemplar de mayor tamao, si el cazador hace un disparo y el animal no cae se considera un indicio para dejar de perseguirlo, si no lo hace y logra matarlo el padre del avestruz lo hace enfermar y morir. njaq latee: madre del pez. Es una suerte de sirena, tiene cuerpo de mujer en la parte superior y cola de pez. Su funcin es la de regular la pesca. Las enfermedades producidas por los protectores de los animales pueden ser curadas con prcticas chamnicas. La terapia basada en elementos animales tiene vigencia an entre los indgenas de los asentamientos urbanos, quienes se procuran estos remedios en sus lugares de origen. Por ejemplo la grasa de carpincho walikjaaj lteta sirve para parar hemorragias de boca y nariz. La grasa de avestruz maik lteta se utiliza para frotar el cuerpo por su efecto antitrmico. La carne de carancho kaaai lapat se hace secar y se come un trozo como antdoto para las picaduras de serpiente. Algunos animales como el mono caray woim o la liebre lerma no deben ser molestados. Las mujeres embarazadas no pueden mirar los ojos de la liebre, si lo hacen sus hijos nacen con defectos. Tambin algunas aves son consideradas sagradas por ser capaces de transmitir mensajes a los shamanes. Actualmente, tanto en zonas rurales como urbanas, la grasa de tigre kioq lteta es una sustancia protectora que se utiliza con cuidados extremos y autorizacin del chamn ante graves amenazas para el grupo. MBITO VEGETAL El carcter sagrado de los vegetales deviene de su valor alimentario, teraputico y protector enlazado con lo mtico. De la misma manera que los animales, los vegetales no deben ser depredados. Algunos ejemplos: mapik (prosopis alba) algarrobo tiene un lugar relevante en la mitologa qom por ser el nico rbol que qued luego del gran incendio que asol la tierra. La maduracin de sus frutos amap, que constituan uno de los principales alimentos de los antiguos qom, marcaba el comienzo del ao. torolkik (eschinus molle) molle se utiliza para curar afecciones de garganta y bronquios en forma de infusin (con las hojas quemadas) o mascando las hojas verdes. rabjoo'nole (drostenia brasiliensis) higuerilla sirve para confeccionar un amuleto en forma de collar que tiene por n proteger de enfermedades a los nios menores de un ao. Antes de cortar las hojas la madre o la abuel