cuadernos medina azahara 02 04

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EL DESARROLLO URBANO EN AL-ANDALUS: EL CASO DE ANDÚJAR (JAÉN)

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  • SOICNISE

  • E,L DESARROLLO URBANO EN AL-ANDALUS:EL CASO DE ANDUJAR (JAEN)

    V. SALVATIERRA CUENCAJ. C. CASTILLO ARMENTE,ROSM. C. PEREZ MARTINEZJ. L. CASTILLO ARME,NTEROS

    1. INTRODUCCIONLas investigaciones arqueolgicas en los cen-

    tros urbanos se han convertido en los ltimosaos en un hecho frecuente, que est empezandoa permitir hacer nuevos planteamientos sobre laformacin y desarrollo de nuestras ciudades. Enel presente estudio resumiremos los resultadosde las ltimas intervenciones en Andjar, y lasprecisiones que permiten hacer sobre la muralla.No obstante hay que advertir que las excavacionesefectuadas representan muy poco, si tenemos encuenta el ritro al que est destruyndose el cascohistrico de esta ciudad. Desgraciadamente, comoen tantas otras poblaciones, los sucesivos ayun-tamientos de Andjar se han mostrado bastanteindiferentes, cuando no opuestos, a cualquier in-tento no ya de conservar, sino tan slo de cono-cer, el patrimonio histrico de la ciudad. Hastael momento, las intervenciones se han limitado ados pequeas excavaciones realizadas en dos pun-tos opuestos dei recinto amurallado.

    Tras el anlisis de estos elementos, pasaremosa estudiar, empleando todos los datos conocidos,cul pudo ser el origen y evolucin de esta pobla-cin en poca islmica.

    La ciudad de Andjar se encuentra emplazadaen pleno valle del Guadalquivir, en la ribera de-

    recha del rlo, a una altura de 200 m. sobre el niveldel mar. Localizada en las coordenadas U.T.M.30SVH075105 del mapa militar de Espaa 904(18-36) a escala 1:50.000 (Fig. 1).

    2. LAS EXCAVACIONES DE 1989Las dos intervenciones se efectuaron por el

    procedimiento de urgencia por la Delegacin Pro-vincial de Cultura de la Junta de Andaluca. Elprimer problema que dificulta la interpretacinde 1os resultados, es la circunstancia de que enambos casos las obras de cimentacin ya se habaniniciado, por 1o que buena parte de los datos ar-queolgicos desaparecieron con las mismas. Noobstante, los resultados de estos estudios ofrecenalgunas aportaciones que pueden ardar a resolverdiversas cuestiones sobre el desarrollo de la ciu-clad.

    2.1. El solar de las calles San Francisco n.' 3y Juan Robledo n." 1.2 (CHOCLAN YCASTILLO, en prensa)

    La excavacin sac alaluz algunas de ias es-tructuras que formaron parte de las defensas dela ciudad. Corresponden a dos fases o momentosconstrLrctivos (Fig. 2;Ln. 1, A y B).

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  • Del ms antiguo slo quedan algunos restos,constituidos por un gran foso de 7 m. de anchuray 2 m. de profundidad, y un gran torren de formatrapezoidal, que se constnry encofrando con mor-tero de cal y arena parte de la base geolgica quehaba quedado al descubierto por la construcciirdel foso. Se eleva con sucesivos bancales de mor-tero, dispuestos escalonadamente que, tras rebasarel nivel de la roca, enmarcan un ncleo central detapial. Tiene 8 m. por su cara Oeste, 7,66 m. porla Norte y 6,42 m. por la Este. La altura conser-vada oscila entre 1,13 m. en su esquina NE y 1,40en la NV.

    Estos elementos formaran parte de un sistemadefensivo que debi ser eliminado, o completa-mente enmascarado, por las obras posteriores, ydel que no conocemos el momento de su cons-truccin, ni si se construy todo el conjunto si-multneamente o hubo algn lapso de tiempo en-tre la disposicin de cada elemento, ya que no seencontraron niveles asociados que permitieran acla-rarlo.

    El foso se colmat con materiales muy ho-mogneos, con una cronologa global del sigloXII, lo que permite fechar con bastante seguridadla segunda fase de las construcciones en pocaalmohade, al haberse excavado en esos niveles par-te de las cimentaciones de las nuevas estructuras.

    Esta segunda fase supone un conjunto defen-sivo complejo, y es probablemente una de lasobras ms importantes realizadas en las murallasde Andjar ante ia matertalzacin de 7a antenazacristiana. Comprende un tramo de muralla y unatorre albarrana. Se trata de la ltima muralla le-vantada en poca islmica, que define al mismotiempo la expansin mxima del recinto medieval,puesto que los cristianos se limitarn en lo suce-sivo a pequeas reformas y reparaciones, sin ul-teriores ampliaciones.

    La zona excavada corresponde a un tramo enel que el lienzo trazaLrn ngulo, cuya parte occi-dental sigue una orientacin suroeste-noreste yla oriental noroeste-sureste. El vrtice se alinede forma aproximada con el antiguo torren. Pre-senta un alzado mximo de 0,56 m. y una anchuraregular de 2,40 m.

    E1elemento ms espectacular de este momen-to es una gran torre albarrana de planta ochavada,que se uni con el torren de la fase anterior me-

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    diante un largo muro. La construccin de esteltimo lienzo se realiz tras excavar en los sedi-mentos del foso una zanja de cimentacin de 4m. de anchura, rompiendo incluso ia parte frontaldel antiguo torren, sobre el que cabalga. Se fa-bric mediante un encofrado de 2,50 m. de ancho.La torre ochavada se proyecta 18 m. aproxima-damente por delante de la muralla.

    No ha sido posible determinar si el primersistema defensivo haba desaparecido ya comple-tamente, o fue elirninado por los almohades alconstruir el nuevo sistema. La colmatacin delfoso no implica necesariamente la simultneadesapa-ricin de los dems elementos. Cuandose construye la torre albarrana, del torren slose conservar la base, en la que se apoyar el es-pign que deba unir a sta con la nueva muralla.La circunstancia de que el espign no aicance enrea-lidad ia n-rura1la, sugiere que sta se realizabaen altura, mediante un arco, que soportara unpaso, como ocurre en otras muchas torres de estascaractersticas, el antiguo torren pudo emplearsecomo base y zona de paso bajo este puente.

    Parece evidente que las nuevas obras suponenel retranqueamiento del trazado principal de lamuralla, que queda a unos 2 rn. de distancia delantiguo torren.

    La atribucin de la muralla al mismo momen-to constructivo de la torre albarrana, se efectaen base a las diferencias existentes entre los ma-teriales constructivos empleados en el torren yla muralla, y a la identidad de los mismos entresta, la torre albarrana y el lienzo de unin. Estasltimas estructuras fueron fabricadas con tapialmuy apisonado, donde predomina la arena.

    Tarnbin se han encontrado restos del sistemaempleado en la construccin, ya que en el mo-mento final no se retiraron los postes de maderaverticales que formaron el armazn con el quefue levantada la muralla. La excavacin ha docu-mentado muchos de estos hoyos con la maderadescompuesta en su interior, al igual que en losmechinales horizontales, creados para Ia forma-cin de los diferentes cajones.2.2. El solar situado entre las calles Alczar,

    Den Prez de Vargas y Parras (CAS-TILLO, en prensa)

    La excavacin se realiz en un amplio solar,

  • en el que hasta estos momentos haba sobrevividoun gran edificio del siglo XVI, que se derribante su estado ruinoso (CASTILLO, en prensa).Se encontraba situado en el interior del recinroamurallado, junto a la zona donde estaba la de-nominada puerta del Alczar (Fig. 3).

    Los restos localizados perrenecen a una forti-ficacin interior, quiz a modo de Lrarbacana ode pequea plazaforttficada, que proregiese estepurlto, especialnente vulnerable, que se alcanzainmediatamente despus de arravesar el puentesobre el Guadalquivir y a la que se accedera unavez franqueada ia puerta exrerior (Fig. a).

    Esta disposicin es posible deducirla tambinde un dibujo de Ximena Jurado (Fig. 5) que aun-que est lejos de ser una represenracin exacra,permite efectuar bastantes correlaciones con iosrestos de la cerca que an existen, aunque en eldibujo el conjunto aparece representado en el lu-gar donde estara emplazada 1a puerta de SanraClara.

    Otra posible interpretacin es la de que aun-que seg/rn todas las noticias el casrillo o aIczarestaba en e1 otro extremo de la ciudad, prxinoal otro lienzo excavado, aqu pudo existir otroalczar, quiz incluso rns antiguo, que dej sunombre en el enrorno (Fig. 6). Finahnente, ram-poco hay que descartar que las estructuras en-contradas formasen parte de un sistema de cercasinteriores, que compartimentasen la ciudad, faci-litando su defensa. En el momento actual es im-posible determinarlo.

    Se realizaron cinco cortes, dos de los cuales(Cl3 y C/4) permitieron estudiar un gran lienzode muralla, de 22 m. de largo por 1,54 m. de anchoy 1,83 rn. de altura conserwada, prcticamenre per-pendicular al trazado que 1a cerca exrerior debatener en este sector. Entre el extremo del lienzoexcavado y dicha muralla deba haber unos 15 m.aproxirnadamente. Adosadas a esta muralla se do-cumentaron dos torres. La primera, en la zonanoroeste, de planta aproximadaffrente cuadrada,tena 3,7A x 4,20 m. La segunda, en el extremosureste, presenta ms problemas para su identifi-cacin, ya que a causa del gran nmero de refor-lnas que sufri la zona, se presenta como un sim-ple quiebro en la horizontalidad de la muralla.Sobresale de sta unos 3 m. (Fig. 3; Lm. 2A).

    La muralla y torres fueron construdas con

    un tapial mixto utiiizando gran cantidacl de ca1 vcantos pequeos, a modo de l-rormign para lascaras externas del lienzo. mieiltr'r qtre ru irrteriorse rellen con tierra, piedras, fragnentos cerri-cos, etc. Er-r los mechinales que tenan que albergare1 armazn de madera para montar los cajonescon los cuales levantar la estructr-rra, se emplearonlajas de pizerra que fornan una oquedad ms omenos cuadrada, que debieron facilitar la extrac-cin de las vigas de madera del encofrado, y sureutilizacin en otro tramo del lienzo (Lm. 28).

    La base de la torre cuadrada se reforz conun muro igualmente encofrado, de tierra apiso-nada, que bordeaba todas las caras de la misma,rellenndose la zona interior, entre las paredesde la torre y la estructura de tierra, con cantosrodados dispuestos en capas regulares. De estaforma la superf-icie de la torre se ampli de formanotable (Figs. 3

    ,v Z; Lm. 3A).Adems, se construy un talud del mismo ma-

    terial que facilita an ms 1a defensa del conjunto(Fig. Z; Lm. 3B). El refuerzo de la base mide2,60 m. de anchura y una aitura desde la basegeolgica de 1,28 m.; e1 grosor del muro de tapiales de 60 cm.

    Estas estructuras se edificaron sobre un es-trato de poca romana, bien documentado en laparte exterior del talud. Entre los materiales ce-rmicos encontrados, destacan un elevado nmerode tgulas. Tambin se encontr material romanoen casi todas las otras zonas de la excavacin,pero fuera de contexto.

    En la zona sureste y rompiendo la muralla detapial mixto se docurent otro muro de tierrade 1,80 m. de grosor y 1,45 de altura conservada,que posee las mismas caractersticas que el apare-cido como refuerzo de la base de la torre (Lm.4, A y B). Ambos pertenecen probablemente auna reestructuracin o quiz refuerzo de las for-tificaciones, pero queda sin determinar la causade esta ltima remodelacin, dada la debilidadde las nuevas estructuras.

    Adems de la serie de cortes que se efectuaronsobre la muralla, se realizaron dos sondeos estra-tigrficos, a los que habra que aadir el corte 3,en el que, por el exterior de la muralla, tambinse alcanz la roca.

    El corte 2, situado cerca del extremo sur delsolar, proporcion los niveles ms antiguos, que

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  • corresponden a una ocupacin de la Edad del Bron-ce, aunque no se encontraron estructuras rela-cionables con los materiales excavados. Por enci-ma, aparecieron niveles muy mezclados con ma-teriales romanos e islmicos. Finalmente es elnico corte que ha proporcionado niveles cris-tianos de los siglos XIV-XV, muy arrasados, po-siblemente por la construccin de una casa delsiglo XVI.

    Los restos islmicos ms antiguos bien estra-tificados, provienen del corte 1, de dos nivelessuperpuestos, con una cronologa de los siglosIX-X. Se relacionaban con los restos de dos mu-ros, posiblemente de una habitacin, el n-rayor deellos con direccin noroeste*sureste, conservn-dose de cada uno de ellos una hilada de piedras,de mediano tamao, unidas sin argamasa (Fig.3). Estos niveles estaban muy afectados por lasfosas de cimentacin de obras posteriores.

    La segunda fase es general a todo el espacioexcavado, y se fecha globalmente en el siglo XII.En el corte estratigrfico L, sobre los niveles an-teriores, se document un gran muro, del que seconservaban varias hiladas, con materiales del sigloXII, que contina en el corte 5.

    Sin ernbargo, las estructuras ms interesantesde esta fase aparecieron asociadas al conjunto for-tificado descrito con anterioridad. Aqu, el terrenofue preparado, colocando una superficie de cal yarena, sobre la que se construy un muro paraleloa la muralla, unido a sta por otros perpendicu-lares que delimitan varias habitaciones de plantacuadrada o rectanguiar. Todo el conjunto con-serva una sola hilada, que posiblemente corres-ponda al nivel de cimentacin. Entre el materialrecuperado, abundan fragmentos de grandes re-cipientes y restos de un molino. Es posible que elconjunto corresponda a una zona de almacenajey de molienda de harina, aunque es imposible de-terminar si se trataba de un espacio pblico

    -da-dala zona militar en la que evidentemente se en-cuentra- o privado.

    Entre este conjunto y el cronolgicamente si-multneo de los cortes 1 y 5, parece que existauna calle, con una ligera pendiente, aunque nopudo confirmarse con absoluta seguridad.

    Al tratarse de excavaciones de urgencia, huboque limitar los objetivos de las mismas, por loque hay una serie de problemas an no resueltos.

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    Sin embargo, en el caso de la segunda, la DireccinGeneral de Bienes Culturales, teniendo en cuentala importancia de los restos, decidi su conserva-cin, por lo que es de esperar que sea posibleefectuar una segunda campaa que complete losdatos obtenidos. Mientras que esto se produce,se pueden establecer algunas conclusiones provi-sionales sobre la cronologa de los lienzos de mu-ralla excavados y su relacin con los distintos ti-pos de materiales empleados, cuestiones estrecha-mente relacionadas:

    1. La fortificacin ms antigua, se localiza enel solar sito entre las calles San Francisco y JuanRobledo. Se trata del torren trapezoidal cons-trudo con un mortero de cal y arena pertene-ciente al sistema defensivo establecido en la ciudadantes de 1120, fecha en la que se produce el terre-moto que afect, segn las fuentes, a toda la ciu-dad y en especial a sus defensas. No es posibledeterminar el momento de construccin aunqueno creemos que sea anterior al siglo XI.

    2. El conjunto formado por el lienzo de mu-ralla, por el que une el torren y la torre ochavada,y por esta misma, perteneceran a una recons-truccin de las murallas realizada por los almo-hades, seguramente con posterioridad a fl7a.

    3. A este mismo perodo de ocupacin almo-hade pertenecen los restos de fortificacin docu-mentados en la excavacin de la calle Alczar,donde los materiales cermicos indican una cro-nologa del siglo XII, que pudiera llegar inclusoa inicios del XIII. Resulta extremadamente difcilsituar el momento preciso de la construccin. yms an fechar la reforma que se realiza.

    Cabe destacar, no obstante, que su tcnicaconstructiva es diferente a la documentada en laexcavacin de la calle San Francisco. Las diferen-cias pueden atribuirse a un gran nmero de razo-nes, tcnicas, econmicas, etc. Pero como se sabeeste tipo de diferencias en las construcciones sedebe en casi todos los casos a diferentes cronolo-gas. Por ello lo ms probable es que se realizasedurante el siglo XII, pero con anterioridad al con-junto de la torre albarrana, aunque sin demasiadaseparacin en el tiempo. Es de advertir que en 1oexcavado no parecen haber huellas del impactodel terremoto de 1170, pero quiz fuera por sucausa por lo que se reforz de forma tan notablela torre.

  • 3. EL RECINTO AMURALLADOLas excavaciones efectuadas permiten hacer

    algunas precisiones sobre el conjunto de la cerca,parte de ia cual an se conserva si bien en cons-tante peligro de demolicin.

    Sobre las murallas de la ciudad de Andjarhay una relativamente amplia bibliografa quearranca desde el siglo XVII (XIMENAJURADO1639, SALCE,DO OLID 1677, ROME,RO DE,TORRES 19i6, TORRES LAGUNA 1958 Y1967, MORALE,S TALE,RO 1958, E,SLAVA YCORCOLES 1978, ESLAVA 1982). Son pocorns que descripciones superficiales de los restosconservados en e1 momento que se produce suestudio, que tienen el inters de mostrarnos cmohan ido desapareciendo paulatinamente fragmen-tos de la cerca. Este proceso tambin puede se-guirse a travs de 1as Actas Capitulares de la ciu-dad (TORRES LAGUNA 1981), donde se ad-vierten claramente dos fases; una primera, quellega hasta el siglo XIX y durante la que se suce-den los intentos de mantener y restaurar en loposible, y otra, en la que, ya perdida compieta-mente su utilidad militar ) convertida en un frenopara La expansin urbana y la especulacin inmo-biliaria, se va procediendo al derribo de los lien-zos, puertas y torres. Este complejo proceso quizsea la causa de las diferencias en el nrnero depuertas y torreones que da cada autor, y que vandesde los 48 torreones y 12 puertas de SalcedoOl;d (1677) alas 7 puertas de Eslava y Crcoles(1e80).

    Los ltimos trabajos profundizan algo msen la descripcin incluyendo detalles sobre tipo-1oga formal, materiales empieados, tcnicas cons-tructivas, etc., elementos que se emplean para es-tablecer una cronologa, ms o menos hipottica.

    3.1. El trazado actualAunque como se ha rndicado ms arriba, 1a

    mayor parte del recinto ya l-ra sido destrudo, anes posible, en base a 1os elementos que subsisten,reconstruir aproximadamente su trazado. Pode-mos partir del extremo noroeste de la ciudad,donde segn algunas referencias, en la denominadaPlazaYieja, se encontraba el castillo, derolidohace ya algn tiempo, y hasta hace poco ocupadosu en'rpl.azamiento por un cine, desaparecido tam-brn en la actualidad (Fig. 8).

    El lienzo de muralla corra haca el oeste porla acera izquierda de dicha Plaza, descenda porel mismo lado de 1a calle Tiradores para doblaren direccin al Paseo de 1a Feria, donde justa-mente en el n." 1 se pueden ver an restos de lamisma. Segua con una direccin norte-sur por ellado izquierdo de este paseo, donde quedan di-versos restos, aunque en su mayor parte fue de-rribada para dar salida a varias calles. Entre ellasdestaca en primer lugar la calle Dr. Fleming, don-de se encontraba la Puerta de Crdoba. Un pocoms abajo se localizan los restos del Torren deTavira, una torre cuadrada de tapial, recubierracon sillera bien labrada. A continuacin la calleSanta Clara, donde se encontraba la puerta delmismo nombre. A partir de aqu la rnuralla con-tinuaba en la misma direccin, hasta enlazar conla torre de la Fuente de la Sorda, donde es posiblever los restos del lienzo de tapial y una torre delmismo material recubierta de siliera.

    Giraba entonces al E, atravesando diagonal-mente la calle Alczar hasta su unin con la deSanta Ursula, donde an se ve el arranque de unarco de ladrillo, que pudo pertencer a la llamadaPuerta del Alczar, que dara acceso al recintoexcavado.

    El lienzo principal continuaba, siempre en di-reccin E, por las actuales pistas de deportes delcolegio de San Jos y por los solares del margenizquierdo de la antigua carretera Madrid-Cdiz,hasta llegar a la calle Tercia, en la que an puedenverse los restos de la misma en un solar del ladoizquierdo, cruzala ia calle y continuaba entre lascasas del lado derecho de esta calle y las ubicadasa la izquierda de la antigua carretera nacional,hasta llegar a ia calle Tartesos. Al final de la rnismase puede ver un fragmento de muralla, que a juz-gar por sus caractersticas, pertenecera a una delas torres de la ciudad.

    A partir de aqu, subira en direccin N, porla calle Murallas, enlazando con el lado izquierdode 1a calle Silera. En el punto de unin de ambas,estaba otra de 1as puertas de la ciudad. Segua ellienzo hasta llegar al Altozano de la Virgen Mara,en el que se ubicaba la Puerta del So1, continuabapor el margen izquierdo de la calle del Ho-yo, donde queda un torren de tapial. A con-tinuacin atravesaba la plaza de la Constitu-cin, donde estaba la Puerta del Peso de la Ha-

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  • rna, para, tomando direccin noroeste, perderseentre las casas edificadas en el lado derecho de lascalles Guadalupe y Naranjo y las del lado izquier-do de la calle Olleras. Cruzara la calle 12 deAgosto, para seguir entre las viviendas de la aceraderecha de la calle Juan Robledo y la izquierdade las calles Olleras y San Francisco. En esta zonasubsiste un fragmento de lienzo. Finalmente -i-rando al Oeste, volvera alaPlazaYieja.

    3.2. La composicin de los paramentosLos materiales arquitectnicos utilizados en

    la fabricacin o restauracin de las murallas sondiversos, tal y como puede verse en los escasosrestos localizados en algunos puntos de la ciudad.A falta de un estudio sistemtico, que est encurso, se ha detectado la existencia de:

    TAPIAL. Empleado parala construccin detodo el lienzo amurailado observable en la calleSilera, San Francisco,22 de Julio, y en las torresde la Fuente ia Sorda y T avira. Aunque el procesode construccin es similar en todos los casos, sehan detectado varios tipos:

    -Tapial de argamasa, con un predominio decal, arena y piedras de tamao diverso, ob-servado en la torre aparecida tras la exca-vacin arqueolgica de la calle San Francis-co, (CHOCLAN Y CASTILLO, en pren-sa).

    -Tapial mixto, documentado gracias a la in-tervencin arqueolgica efectuada en la ca1le.Llczar (CASTILLO, en prensa). Se realizun

    "cajn", de argamasa de cal y cantos queform las caras externas del lienzo y se re-llen el interior con una mezcla muy com-pacta de tierra, piedras y cermica.

    -Tapiai de tierra sin cal, apareci en la exca-vacin de la calle .\lczar, consista en unmuro encofrado con slo tierra apisonada(CASTILLO, en prensa).

    Esta variedad en los elementos que configuranlos tapiales est presente tambin, segn los es-tudios realizados por Eduardo Chiquero y Enri-que Moreno (1,990, indito), en las murallas deJan. Diferencias que pueden tener causas polti-cas, econmicas, cronolgicas, estratgicas, etc.,problemas an por resolver.

    9A

    SILLERIA. Esta tcnica constructiva se ob-serva en varias partes de la muralla de la ciudad,especialmente como refuerzos en las torres de laFuente la Sorda y Tavira. Se trata de refuerzosms tardos, tras generalizarse el uso de la artille-ria.

    LADRILLO. En las murallas y torres de lacalle Silera se observa la utilizacin de este mate-rial, generalmente empleado para restaurar defi-ciencias o grietas aparecidas en las mismas.

    4. ANDUJAR TRAS LA CONQUISTAEstas poderosas murallas cayeron intactas en

    manos de Fernando III, puesto que la ciudad lefue entregada por pacto por al-Bayyasi (AGUI-RRE, JIMENEZ 1979; GONZALEZ 1980). Apartir de este momento Andjar se convertirdurante un tiempo en uno de los centros clavesdel sisterna defensivo cristiano en el valle del Gua-dalquivir, hasta la cada de Jan (CASTILLO ETALII 1989), y paulatinamente ir recibiendo unaserie de privilegios que, en un proceso contradic-torio, culminar a mediados del siglo XV con laconcesin del ttulo de ciudad, que en Jan slocompartir con Ubeda, Baeza y la propia Jan(RODRIGUEZ MOLINA 1982). Con ello seaseguraba permanentemente su condicin de ciu-dad realenga, pero al mismo riempo era un reco-nocimiento de su importancia poltica, social yeconmica en el nuevo marco que se estaba desa-rrollando, y que la colocaba por encima de otraspoblaciones que en perodos anteriores haban si-do mucho ms importantes y gozado de mayorprotagonismo.

    Esta importancia postrera ha sido, en ocasio-nes, trasladada hacia atrs en el tiempo, contri-buyendo con ello a la distorsin de lo que real-mente fue el poblamiento en el valle del Guadal-quivir, al presentar una imagen marcadamenteurbana, donde en realidad predominaba un mundoesencialmente campesino. A continuacin preten-demos aportar algunas precisiones sobre las di-mensiones y el papel de Andjar (Anduyar), enlos comienzos de al-Andalus.

    5. UN ORIGEN PROBLEMATICONo est claro el origen de esta localidad, ni

    siquiera si existi como un ncleo de cierta enti-

  • dad antes de la invasin islmica. En poca ibrica1os oppidum en este tramo del Guadalquivir eranIliturgi, identificada con el importante yacimienrode Cerro Maquiz, cerca de 1a actual Mengbar, eIsturgi, de menor entidad y que parece corres-ponder a los Villares de Andjar, a 5 km. de laactual poblacin de Andjar. Tambin prximo,el yacimiento de Las Torrecillas, parece haber sidoun centro de segundo orden (CHOCLAN, CAS-TRO 1988).

    Los Villares presenta fases de poblamiento an-tiguo que se remontan al menos hasta el sigloVII a.C., cuando constituy un gran oppidum,que con posterioridad se reduce en irnportanciay poblacin. Isturgi aparece documentado comomunicipio romano en poca flavia, aunque el pro-ceso de municipalizacin puede quiz retrotraersea poca de Csar, que as habra premiado el apc-ry

  • rmicas que pueden fecharse en los siglos IX-X,unos materiales y otros aparecen en cantidadesrnuy reducidas y en ningn caso asociados a es-tructuras, por tanto aunque confirman algunassugerencias en el sentido de que poda haber ha-bido a1gn pequeo ncleo romano en la zona(CRUZ 1990), la arqueologa no autoriza, porahora, a pensar en 1a existencia en este punto deuna muralla romana anrerior.

    6. UN HISN EN EPOCA ISLAMICAAunque no hay pruebas fsicas por el momen-

    to, la existencia de un pequeo hlitat amuralladode poca rorrrana quiz pueda deducirse de unbreve texto. La noticia, una de las ms antiguasque conocemos sobre el Andjar islrnico, estcontenida en el Muqtabis III de Ibn Hayyan,quien seaia que en el ao 888 el emir'Abd Allah,ante las proporciones que estaba tomando la re-belin contra el gobierno omeya orden, al clueera a la sazn gobernador de la Cora de Jan,'Ubaid Allah b. Muhammad b. al-Gumar b. Abi'Abda que ampliase urgentelxente las fortifica-ciones de Arjona y Andjar, y reuniese en el in-terior a los campesinos del entorno (IBNHAYYAN; GURAIE,B 1952; AGUIRRE, Y JI-MENEZ 1979).

    Arjona, la otra poblacin citada en esta nori-cia, era una localidad de cierta importancia. Setrata de un antiguo oppidum ibrico, con magn-ficas posibilidades defensivas, que suele identifi-carse con la Urgavo Alba de 1as fuentes romanas.En poca islmica parece que fue el lugar de asen-tamiento de los Banu Bayila (AGUIRRE, JIME-NEZ 1979). Se trata por tanto de un centro for-tificado, ocupado desde el primer mornento, 1oque viene confirmado por el apelativo de Q'alaque 1e da al-Muqaddasi, segn la interpretacinde este trmino propuesta por M. Acin (1989).Adems de ello e1 rismo al-Muqaddasi 1o incluyeentre los 13 rustaq (distritos) que rodeaban Cr-doba en el siglo X (AGUIRRE, JIMENEZ1e7e).

    Ninguno de estos factores confluyen en An-djar, cuya importancia es evidente mucho menor,y su exclusin de la lista de rustaq puede significarque en el momento en que sta se elabora depen-da administrativamente de Arjona. No obstante,

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    en el texto de Ibn Hayyan ambas poblacionesson calificadas de Hisn (p1. Husun). Este es untrmino que de forma genrica hace alusin a unpunto fortificado, o donde es posible refugiarse(ACIEN 1989). Andjar, aunque protegida enparte por el rlo, carece realmente de defensas na-turales, por ello podemos suponer que estaba do-tado de antiguas murallas, que ahora se ampian.Por la fecha en que eilo se produce, es perfecta-mente verosmil que dichas fortificaciones fuesenrolnanas.

    Segn esta interpretacin Andjar sera portanto un pequeo ncleo, al que en algn mo-mento se dota de fortificaciones

    -no entramos,por supuesto eu su consistencia, estr-uctura o tipode material empleado-, surgido en este puntogracias a la presencia del puente, y qurz con lamisin de defenderlo. Ello no implica, por tanto,que deba considerarse como una de las poblacio-nes de segundo rango de que hernos hablado.

    Gracias al puente, este punto tal vez experi-ment cierto crecimiento a costa de la vecina ciu-dad de Los Villares, cuando se produce la quiebrade las industrias cermicas radicadas en ella. Noobstante el abandono de Los Villares fue muylento y, segn algunos hallazgos, parece que ansubsista un pequeo ncleo en poca visigoda(CRUZ 1eeo).

    La falta de defensas naturales, adems de esasmurallas, y el hecho de que se le asignen las mis-mas funciones de Arjona que s dispona de elias,quiz indique que en esos momentos la poblacinhaba alcanzado ya un cierto tamao. Aunque,en realidad, la denorinacin de hisn no tiene nadade particular en al-Andalus, caracterizada por lagran abundancia de husun, que llegan a conver-tirse en un elemento distintivo (ACIEN 1989).Pero s tiene relevancia el papel que se le asignacomo centro y refugio de una zona, especialmenteen el contexto de una sublevacin en gran medidaantiurbana (ACIEN 1989; AGUIRRE, SALVA-TTERRA 1989).

    Es irnposible determinar el tamao de estalocalidad en el siglo IX, y mucho menos en pocarofirana. Por supuesto, sera mucho menor que lasuperficie cercada en el siglo XII, ya que debemospensar no slo en el crecimiento normal de lapoblacin, sino tambin en la expansin que estaslocaiidades experimentan a partir del siglo XI,

  • primero con la desmembracin del califato, y lue-go por 1a llegada de los que huan ante ei avancecristiano.

    Presumiblemente el 1mite sur, sobre el ro,sera bsicamente el mismo en todas 1as pocas.Por el norte, las excavaciones descartan casi porcompleto que el recinto original llegase hasta all.Este pudo encontrarse en las proximidades de laiglesia de Santa Mara, que es el lugar situadoms al norte de donde proceden restos romanos.No 1-ray indicios para los lados este y oeste.

    J. Aguirre (1982) ha sugerido que Andjar pu-do ser uno de los iqlim/s de la Cora de Jan, aun-que nunca aparezca como ta1 en las fuentes. Lasrazones en que se apoya son, que deba haberms iqlim/s de los citados, dado e1 escaso nmerode ellos que aparecen en las fuentes, sobre todocomparados con los citados para las Coras vecinas,y que Andjar deba ser importante, por las vecesque es citada en los textos.

    Es evidente que dicha importancia provienede su posicin estratgica sobre el Guadalquivir,y todas las menciones que se hacen de ella estnsiempre en funcin de hechos rnilitares. Por otraparte ya hemos sugerido su posible dependenciade Arjona en esta prirnera poca. No obstante esbastante verosmil que se crease sobre el Guadal-quivir un distrito especfico en una zona a todasluces vital para Crdoba.

    Sin embargo la escasez de documentacin -es-

    crita o arqueolgica-, se prolonga tambin parael resto del perodo islmico. En realidad Andjarno vuelve a aparecer en los textos hasta el sigloXII. Entonces jugar nuevamente un papel de re-lativa importancia con motivo de los enfrenLa-mientos entre almorvides, ahnohades, andalusesy cristianos. La poblacin ser calificada otravezde hisn por Ibn Sahib a1-Sala (1969) y de nuevosu importancia proviene de su posicin sobre elGuadalquivir.

    7. CONCLUSIONESF,l elemento de mayor inters que puede ex-

    traerse de todo lo anterior, creemos que es la evi-dencia de que Andjar no existi realmente comociudad a comienzos de la poca islmica. Se hahablado, hasta convertirlo en un tpico, del in-tenso urbanismo que caracteriz a al-Andalus

    a lo largo de toda su l.ristoria (LF,VI-PROVEN-QAL 1982; TORRES BALBAS 1985); srn em-bargo, en ocasiones, posiblemente en muchas msde las que a primera vista se supone, los musul-manes no ocuparon las antiguas ciudades romanas,ya completamente abandonadas, sino que lo queseran con el tiempo algunas de sus principaleslocalidades se desarrollaron a partir de ncleosinsignificantes.

    Calibrar exactamente cul era la situacin decada poblacin en el momento de la invasin, ycmo evolucionaron, es un factor que permitircomprender mejor la historia de al-Andalus, yapartarnos de esa in-ragen, a medias entre el ro-manticismo y el racismo, que nos presenta unasociedad muy estable, y sin apenas cambios, csdecir, esLancada.

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    Fig. 3: PLanta de la Excaztacin realiz-ada en la cl. ALczar.

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    Fig. 4: C/. Alczar. Hiptesis de plaza fortificada.

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    Fig. 5: Las murallas de Andjar segn Ximena Jurado

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    Fig. 6: C/. ALczar. Hiptesis del Alczar.

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    Fig. 7: Refuerzo de la base de la torre. Perfil Noreste

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