cualidades necesarias un oficial de div!sion
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CUALIDADES NECESARIAS
A UN OFICIAL DE DIV!SION GENERALIDADES
11 Parte
(Conferencia leída por el Contraalmi• rante Edgardo von SCHROEDERS a los Guardiamarinas de la "Baquedano'', cuando era su Comandante).
EL ARTE DE MANDAR
En mi conferencia anterior traté ciertas generalidades sobre el arte de mandar o conducir gente; en ésta me propongo tratar los puntos principales en que descansa este arte, pues sólo conociéndolos bien se podrá llegar a desarrollar esta cualidad, tan necesaria a un Oficial y mucho más a un Jefe.
Definición
El arte de mandar ha sido definido co• mo la conducción científica de hombres. Se le puede dar también la acepción de un poder para influenciar, o mejor todavía, para inspirar a otros a seguir.
Es un poder que nosotros los Jefes y Oficiales debemos cultivar en beneficio de nosotros mismos, y a la vez para ayudar a que lo cultiven nuestros Suboficiales, Sargentos y Cabos. Con sólo el hecho de cargar el uniforme de Oficial, no vamos a conseguir lo que necesitamos;
Por
Edgardo von SCHR0EDERS Contraalmirante (R)
pero indudablemente lo podemos adquirir si nos decidimos a trabajar para ello. Es más bien una cuestión de energía, esfuerzo y sacrificio general que una cualidad misteriosa, novelesca o pintoresca que sólo poseen algunos favorecidos. No es, desgraciadamente, una cualidad que yo les pueda dar como regalo al final de esta conferencia, .pero sí les puedo dar ideas sobre la dirección en la cual Uds. debieran aplicar sus esfuerzos y energías.
Este es el objeto de mi conferencia. el resto queda entregado por entero a Uds. mismos.
Cualidades y condiciones necesarias
Para poder aspirar a influenciar a un hombre, se necesita que esa persona tenga confianza y respeto por el que manda. Si además de eso tiene afecto, enton-ces nuestra influencia será aún mayor. pero no quisiera dar más importancia a este último punto. Si Uds. pueden ganarse el respeto y la confianza de sus hom-
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bres el afecto será su consecuencia. No debemos salirnos de nuestro camino para cortejarlo porque esos esfuerzos huelen mucho a populacherismo,
El poder ganarse la confianza y el respeto de su gente, depende de nuestras cualidades como Oficial y como hombre, Voy a tratar este último punto primero,
Creo que Uds. nunca habrán tenido ocasión de leer ningún libro sobre el arte de mandar; si lo hubiesen hecho, entonces habrían encontrado que aún a un " leader" se le supone dotado de un verdadero regimiento de cualidades. A estas cualidades se les ha denominado los ••trece puntos" del arte de mandar, y son los siguientes: sencillez, actividad, dominio sobre sí mismo, entusiasmo, sentido común, perseverancia, tacto, coraje, fe, lealtad, viveza, honradez y ho-nor. Hay en todas . ellas bastante campo para pensar, discutir y practicar; enfrentado por un tan formidable arreo de cualidades, uno es capaz de desanimarse y hasta desesperar de alcanzarlas. Sin embargo, miremos todo esto desde un punto de vista ligeramente distinto • Consideremos el total de estas cualidades en general y analicémoslas con detención. Uds. observarán que todas esas cualidades las requiere una persona que, en cualquier grado, aspira a ser lo que se llama una persona de gran carácter o gran valer. No son sólo cualidades especiales de un " leader", son peculiares a todo hombre de gran carácter y las encontraremos en cualquier camino de la vida; quizás es de esperar que todos nosotros, y esto sin ser demasiado pretenciosos, tengamos estas cualidades en cierto grado. Su desarrollo hay que dejarlo al tiempQ, pero dependerá por completo de nosotros mismos,
Habiéndonos convencido de que para ser "leader" es necesario el carácter y cualidades que en tierra hacen al hombre de gran valer, pasemos a analizar las sencillas exigencias y las cualidades que como Oficiales nosotros debemos prac- ticar en la vida diaria al contacto de la gente.
Conocimiento Profesional
El conocimiento profesional es una parte demasiado obvia del equipo de un Oficial y parece que fuera superfluo men-
cionarlo; sin embargo, en estos días de instrucción técnica estereotipada, me parece que hay una gran tendencia a que el Oficial se imagine que lo que se le ha enseñado es suficiente para desempeñarse correctamente. Sin embargo, la parte de su educación que le es la más duradera e igualmente valiosa, es aquella que uno se enseña a sí mismo por estudio y observación personal, especialmente cuando se está embarcado en un Buque Escue!a o en la Escuadra. Esta educación nunca se termina y de ella nunca se podrá dar examen final.
También es necesario para un oficial, el tener una buena ilustración general, a fin de estar al día en los tópicos de actualidad; ellos le permitirán mantener una mentalidad moderna, de lo contrario se irá quedando atrás de su época y no hay que olvidar que el mundo, en todo orden, va evolucionando muy ligero; cuando uno menos lo piensa lo ha dejado el tren y entonces lo coge la máquina destroncadora o eliminadora.
Trato con la gente
Hay una gran diferencia entre ser un "leader" y ser un arriero. El Oficial que después de tener, digamos, un año en el cargo de una división, no conoce el nombre de su gente y tiene que usar esas frases algo despectivas y poco afectivas de: "mira tú", "a ver vos", ''ese de allá"; que no conoce de ellos ni sus cualidades ni sus debilidades; que es incapaz de aconsejar y jamás se ha preocupado de ayudar y que sus deberes terminan con la obligada revista o instrucción diaria; ese tipo de oficial se acerca más al arriero que al "leader" •
El buen Oficial debe ser vivo y activo y al mismo tiempo debe ser útil y capaz de prestar ayuda. No debe ser demasiado fácil ni condescendiente, pero debe evitar el otro extremo: el tipo tirano; sobre todo debe ser parejo, no amanecer un día así y otro día asá. No debe ser demasiado familiar y no debe tratar de hacerse el popular. En el servicio, en ningún momento debe permitir la flojera, la negligencia o el desaseo, el estar hablando o evadir órdenes. Debe ser justo y honorable y tratar a su gente con rectitud y franqueza.
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Existen a veces situaciones algo sutiles en las cuales un Oficial puede comprometer la confianza de sus hombres, de -bido a no haber reflexionado las circunstancias o el no haber apreciado la situación. Por ejemplo: quedarse muy fresco y satisfecho con todas las felicitaciones o después de un trabajo o ejercicio bien ejecutado, sin recordar para nada a los que han trabajado a sus órdenes y que han ayudado materialmente a que el ejercicio haya resultado un éxito. Muevan siempre el cielo y tierra para que sea reconocido el buen trabajo de su gente. Por el contrario, cuando se les ha encargado dirigir una faena y ejercicio y ha resultado mal ejecutada o un fracaso, sean ligeros en afrontar la responsabilidad y muy tardíos en echarle la culpa al subordinado .
Con respecto a los Suboficiales , Sargentos y Cabos, traten de trabajar por intermedio de ellos y, siempre que lo puedan evitar, no los dejen a un lado ni los pasen a llevar. Recuerden especialmente que los cabos y guardianes están a menudo en situación bastante difícil; pueden ser recién ascendidos y más jóvenes que muchos marineros con los cuales a veces están arranchados juntos y actualmente tienen bajo sus órdenes a grumetes que vienen saliendo de la nueva escuela con una instrucción y educación superior a la que ellos recibieron . Para ellos es difícil ganar su posición de autoridad y sólo la conseguirán, tratándolos y ocupándolos como a cabos y haciendo que la gente que trabaja a las órdenes de ellos, se dé cuenta que Uds. los tratan y consideran como tales.
Un último consejo que espero no lo olviden: alegría y buen humor. Son ellas las cualidades más valiosas y contagio sas , especialmente cuando las circunstancias son difíciles y desagradables; de ahí el refrán: "A mal tiempo buena cara". Cultiven su buen humor; en general es cuestión de hábito ; es una mala costumbre como cualquier otra. Uds. mismos se sorprenderán de cuanto más suave se hace así !a marcha de los tra bajos. del efecto que tiene sobre la gente y del aprecio que se cosecha. Esos Oficiales aue llegan a su puesto amurrados desde la mañana,· con cara de mal gen io o "spleenáticos" , que trabajan sin poder jamás animar a su gente, puesto que
jamás han conseguido animarse ellos mismos, no llegarán nunca a ser, no digo "leader", ni siquiera buenos Oficiales.
Manera de dar órdenes
Si se trata de alguna faena o maniobra, acostúmbrense primero, al dar una orden, el tener bien clara en la mente la idea de lo que quieren obtener o conseguir. Después, acostúmbrense a expresarla en forma sencilla de modo que la gente pueda comprenderla y, por último, vean que sea ejecutada en debida forma.
A continuación formulo la manera correcta de dar órdenes y espero que les sirva de norma:
1 ) Demostrar siempre por la manera y el tono de voz con que se da, que se está dispuesto a hacerse obe decer , pero al mismo tiempo, evitando cualquier actitud ofensiva o descortés.
2) Cuando se dan órdenes a una Div1s1on o grupo formado , débese siempre estar en correcta posición de cuadrado.
3) Nunca dar órdenes que no se pue-dan cumplir. Es preferible anular una orden que el permitir que no sea observada.
4) No dar órdenes innecesarias u órdenes que uno mismo no estaría preparado a ejecutar.
5) Evitar órdenes vagas y poco definidas y asegurarse que los subordinados han entendido correctamente la intención.
6) Evitar órdenes atolondradas y no bien pensadas, salvo en caso de emergencia. En general, estas órdenes tienen que ser revocadas.
7) Adoptar siempre una actitud positiva. A menudo se reciben órdenes de ejecutar algo que uno comprende que no va a ser bien visto o apreciado por su gente y se está tentado por decir : "el Capitán dice que hay que hacer esto o esto otro" . Si se cree que la orden no va a ser popular no por eso hay dere-cho a escudarse detrás de nadie.
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8) Jamás dar órdenes vejatorias o irritantes. En general, el marinero trata de hacer las cosas lo mejor posible, pero un buen Oficial debe ser capaz de observar que hay veces en que, debido a exceso de trabajo o a caracteres especiales, es conveniente el usar aún de más tacto.
Recuerden, por último, que en la mayoría de los casos que ha habido desobediencias de carácter serio, ha sido debido a las faltas de respeto por el Oficial que manda, ya sea por no haber aprendido la propia manera de dar la orden, porque la da en forma vacilante o por falta de seguridad en sí mismo.
Por consiguiente, es un deber de los oficiales el aprender a mandar y el tratar de inculc.ar estas normas a sus suboficiales y sargentos, a fin de que la idea de !a desobediencia jamás pase por la mente de nadie.
La confianza en el que manda asegura el inmediato cumplimiento de la orden.
Modo de recibir las órdenes
Para mandar hay primero que aprender a obedecer. Aprendan a obedecer con prontitud y sin criticar. La disciplina requiere que el espíritu de obediencia de un Oficial sea superior al de la tripulación. Un Oficial no sólo tiene que obedecer una orden sino que también tiene que poner en ella toda su energía e inteligencia para llevarla a cabo como si fuera uno de sus grandes placeres . Por ejemplo: Uds. han repartido la gente en trabajos o instrucción, cuando de repente se ordena hacer forti y pintar la verga mayor. Es muy probable que Uds . consideren que la verga no necesita ser pintada y en todo caso ésta ha alterado sus planes. Si Uds. muestran su disgusto, la gente percibirá y se dará cuenta muy ligero. Comenzará el trabajo con mal espíritu y, en consecuencia, la faena se perjudicará.
El ejemplo
No me cansaré de recordar a la oficialidad, el ejemplo . Es inútil todo lo que se enseñe y predique si no está acompañado con el ejemplo. Recuerden que Uds.
como oficiales, presentan lo que es el servicio a la gente; lo que el servicio significa para Uds. eso significará para ellos. Como ser: si un guardiamarina duerme su guardia de castillo, le demostrará al grumete que está de servicio cuál es la concepción que el joven Oficial tiene del servicio, de sus obligaciones y de sus responsabilidades. Los grumetes que reciben ese ejemplo forman luego escuela y estoy casi cierto que ésta es la causa de que el "Libro de Castigo,. esté lleno de grumetes anotados por dormir durante su guardia.
Esta no es una cuestión en que Uds. pueden blufear. Uds. podrán blufear a su Comandante o Capitán, aún al Oficial de Guardia o División, pero no podrán blufear por mucho tiempo a su propia gente; muy ligero los calará y ese Oficial puede estar seguro de que nunca llegará a ser un "leader" de esa gente. El que trabaja sólo cuando está a la vista del superior, lo tiene bien conocido toda su gente y es por eso que uno debe poner siempre detrás de cualquier trabajo o ejercicio toda su energía y entusiasmo. Debe organizar su faena lo mejor posible, trabajar contento y de buen humor y así conseguirá que todos traba-jen en la forma más eficiente. No importa cuál sea el trabajo, ni cuan fastidioso sea el ejercicio o cansadora sea la faena; es deber del Oficial sacarla adelante de una tirada.
El ejemplo de la correcta tenida y presencia de los oficiales tiene un efecto mágico sobre el personal a sus órdenes; un Oficial de División que no cuida de su tenida personal, jamás tendrá el debido respeto de su gente y difícilmente conseguirá mejorar la tenida y el aseo de su División.
Deben ser muy estrictos en materias de saludos y muy cuidadosos en devolverlos en forma correcta . Hay que prestar atención en el saludo que se hace a un superior a fin de que los subordinados aprovechen del ejemplo.
Recuerden que el simbolismo de "La Bandera" tiene un significado muy elevado. Cuando el corneta toque arriar o izar la bandera, no se larguen por la esca!a a esconderse en la cámara mientras el grumete que estaba barriendo la cubierta se cuadra con su escoba. El Him-
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no nacional tiene también un alto significado; el Oficial que se sonríe irónica-mente cuando se canta, aún cuando sea
. en horas de prácticas, o se siente todo cohibido o achunchado para sacar la voz o le saca la vuelta en cuanto puede, da el peor de los ejemplos como es el de falta de espíritu patriótico; ese Oficial tampoco blufea a su gente y estoy cierto que ése no sería el tipo de Oficial a cuyas órdenes me gustaría servir en tiempos de guerra.
Otro punto importante sobre el ejemplo es la charla o el comentario. El distinguido Almirante británico Lord St. Vicent decía: "La disciplina de la Flota está en la Cámara de Oficiales". Si los oficiales critican a sus superiores a la hora de almuerzo y critican en forma detractiva el trabajo que está haciendo el buque, ese mismo comentario se oirá a la hora de comida en todos los ranchos del entrepuente. No olviden nunca que la actitud general de Uds. se refleja en sus hombres. Uno puede en un momento de descuido o distracción criticar esto o el otro; no hay nada especialmente censurab!e en ello, pero correrá hacia proa inmediatamente. Donde Uds. estén en el buque, ahí estarán dando siempre, prácticamente, un ejemplo y el ejemplo en un buque escueia tiene el más alto valor y la más grande importancia.
Ahora voy a decirles dos palabras sobre el ejemplo que uno debe seguir.
Todo Oficial joven está naturalmente inclinado a imitar o seguir el ejemplo de otros. Sin embargo, Uds. deben usar de su propio discernimiento en los ejemplos que siguen y deben estar bien seguros de que valen la pena imitarse. De modo que elijan bien las cualidades a imitar, pero una vez elegidas, esfuércense por inculcárse!as a sí mismos, de modo que pasen a formar parte integrante de su personalidad. Es de bastante valor estudiar las vidas de los grandes Almirantes del pasado. Más que las biografías, sus propias cartas y órdenes, porque la palabra escrita o pronunciada de esos hombres, expresa su pensamiento mucho mejor de lo que lo hacen otros.
Traten de encontrar las razones de sus éxitos en la guerra y en la dirección de sus subordinados, como así también las causas de sus fallas y fracasos.
Iniciativa
El aceptar la responsabilidad sin temor es una virtud cardinal, e iniciativa significa actuar bajo su sola responsabilidad, cuando es necesaria una acción o decisión inmediata en que no se puede pedir o esperar órdenes. En estos casos, uno obra tal como piensa que obraría su superior si se encontrara presente en esta situación . Esto significa que uno puede cometer dos errores: primero al decidir si la acción que se va a tomar es en efecto necesaria, y, segundo, habiendo decidido obrar, uno puede hacer lo contrario de lo que conviene. Afronten ambas decisiones sin miedo y si llegan a cometer un error saquen de esa experiencia un provecho para futuras ocasiones. Tengan confianza en sí mismos; en esto hay mucho más de lo que uno cree, pero, naturalmente, para conseguir que esa confianza salga a la superficie, es necesario hacer un esfuerzo. A medida que uno va teniendo más habilidad profesio .• nal, así también va siendo más fácil el aceptar responsabilidades; pero a la vez que uno va subiendo, las responsabilida. des van siendo mayores y es por eso que les recomiendo a Uds. que desde jóvenes aprendan a no tenerle miedo a la responsabilidad . El Oficial temeroso, irresoluto, falto de iniciativa y de confianza en sí mismo, es el tipo de Oficial que "no es ni chicha ni limonada", es más común de lo que generalmente se cree y en tiempo de guerra será el prototipo del mal Oficial.
. Al recomendar el desarrollo de la iniciativa, debo hacer al mismo tiempo algunas advertencias, pues se suelen cometer errores que vale la pena n1encionar.
La iniciativa, para una persona ambiciosa, significa aprovechar cada oportunidad para aumentar su notoriedad, dar que hablar o hacerse propaganda. Para el que tiene o cree tener mucha imaginación, significa la prerrogativa de hacer cualquier cosa que de repente se le pasa por la cabeza. Pata el flojo y dejado, significa la oportunidad de descargar sobre sus subordinados, todos los deberes pesados y modificar a su antojo cualquier orden que recibe.
El deber y el no interés o comodidad debiera ser lo que inspire todos los actos de iniciativa.
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Castigos
El andar búscando faltas y defectos tiene que tener un objetivo y debiera ser el de prevenir que estos errores se vuelvan a cometer. Que las faltas que descubran y castigos que den, sean con un fin provechoso, que sean constructivos y no destructivos. Recuerden que al castigar, todas las ventajas están al lado del Oficial y aunque no por eso, sugiero ni por un momento que ignoren el incidente, recomiendo que no olviden que el hombre está indefenso y, por consiguiente, hay que tratar siempre de obrar con mucha justicia. No hay nada que resienta más a un subordinado que la injusticia o el abuso.
Siempre que se pueda evitar, no les llamen la atención a los Sargentos y Cabos frente a su gente. Esto debilita su autoridad. Como norma alaben en público y llamen la atención en privado.
El castigo, en general , está reservado para las faltas disciplinarias, cuando hay gente que ha desobedecido órdenes ya sea deliberadamente o bien por no haberlas obedecido con prontitud y como es debido. En el primer caso, falla la voluntad; pero si uno va al fondo de la causa es muy posible que se encuentre que este hombre está bajo las órdenes de un Sargento o Cabo que no tiene ni tacto ni tino y, probablemente, lo tiene reventado , como vulgarmente se dice. El segundo caso es probable que se deba a que la vigilancia mental y el control físico han decaído mucho ·en el buque, debido a que los ejercicios han sido descuidados o a aue el medio ambiente es así, de flojera, En cada caso el individuo debe ser castigado, pero ahí no termina la responsabilidad de un buen Oficial; después del fallo Uds. debieran tratar de encontrar la causa que motivó la ofensa.
Cuando les toque administrar justicia sean, sobre todo, consistentes, no castiguen un día con severidad y se limiten, al siguiente, a amenazar o dar consejos.
No pierdan nunca el genio ni el dominio sobre sí mismos y eviten el sarcasmo ya sea intencional o no. Nunca le digan o den a entender a un hombre que en vista de tal o cual razón, van a tener consideración con su falta y en seguida le apliquen el castigo más severo posible.
Bastante se puede aprender , en muchos sentidos, a las once y media y cerca de la mesa del Capitán, especialmente cuando uno es llamado para explicar las razones o detalles de la falta que ha hecho anotar en el libro de castigo.
Alimentación y alojamiento
Se debe vigilar la entrega de la comida en las cocinas y la repartición en los ranchos que esté bien organizada. Hay que observar la forma en que se hace el reparto en las cocinas, ver a los rancheros que la van a traer y cerciorarse que llega caliente a los ranchos. Ver que haya siempre lugar para que todos se sienten y que sean satisfactorios los arreglos para mantener caliente la comida de los que salen y entran de guardia.
Uds. pueden creer que son preocupaciones ingratas y hasta innecesarias , pero en realidad hay pocas cosas que el marinero aprecie más que el ver que su oficial tiene interés personal en su comida, en sus condiciones de vida y bienestar en general.
Es una buena práctica pasar una ronda cuando la gente está en el rancho y preguntar si hay algún reclamo. Recuerden siempre de sacarse la gorra en el entrepuente , al estar la gente sentada com iendo.
La misma atención debe dársele al alojamien to. La División tiene ciertas mesas de rancho, alacenas y cajones para guardar ropas y determinado lugar para colgar sus coyes . La gente vive en un espacio muy reducido y debe ver que ese espacio sea aprovechado de la mejor manera posible . Relacionadas con el alojamiento están también las comodidades y facilidades que tiene la gente para lavarse y para lavar su ropa; ver si tienen baldes, si no les falta escobilla de coy, si les han repartido el jabón, etc.
Estas pequeñas molestias de casi todos los días debieran ser parte de los deberes de un Oficial de División ; en un buque que está bien organizado y encarrilado probablemente podrá hacer pocas innovaciones; pero cuesta organizar un buque y todas las pequeñas innovaciones son de importancia y tienen valor material. Aún en un buque bien organizado siempre encontrarán una que otra cosa donde se pueda efectuar alguna mejora.
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El Oficial de División deberá atender todo lo relacionado con el bienestar de su gente; su mejor recompensa será la confianza y el afecto de su División.
Juegos y Deportes
Cuando les hable sobre espíritu de cuerpo me extenderé sobre el valor que tienen los juegos cuando están basados en organización.
Aquí sólo diré que hay que alentar los deportes que tiendan al perfeccionamiento de equipos, a fin de que su eficiente preparación deje muy en alto el nombre del buque a que pertenece.
Si desean que la gente de su División sea entusiasta en los deportes, Uds. tienen que tomarse algunas molestias. De poco sirve Jlamar a un Sargento o un guardián y decirle: arrégleme un "team" de boga o de foot-ball, y en seguida limitarse a conseguir la cancha para jugar y el bote para ir a tierra. Llévenlos Uds. mismos a tierra y asegúrense de que no haya el menor inconveniente tanto en la cancha como en el transporte de ida y vuelta. Observen el juego y si se les puede ayudar a jugar mucho mejor, pero no insinúen Uds. mismos sin estar seguros de tener buena acogida.
El interés y el esfuerzo de Uds. tienen que estar detrás de ellos todo el tiempo, especialmente al comienzo de la comisión. Esto se aplica a toda clase de "sport" y es igualmente cierto para el buque en total como para la División individual.
Si un buque quiere ocupar un puesto en los deportes, el interés de los oficiales debe manifestarse, como ser, asistiendo en el día que juegue el buque y animándolos, etc.
Todo esto desarrolla el espíritu de cuerpo del buque y de la División. A un Oficial de División, esto le ayudará también mucho para llegar a conocer bien a su gente . No quiero decir por conocer y comprender a su gente el que sea necesario mandar llamar a uno y comenzar a preguntarle sus asuntos privados. En el trabajo diario del buque, uno está en contacto con su gente y llega a conocer sus nombres y algo sobre ellos, pero sólo yendo a tierra y mezclándose con ellos en su cancha de foot-ball o en sus
deportes, se llega a conocer sus caracteres desde otro punto de vista y ello es de gran valor.
Demuéstrenle a su gente que en cualquier momento Uds. están listos y gustosos para ayudarlos; si en realidad tienen alguna dificultad o inconveniente, ellos llegarán donde Uds. para que se lo subsanen.
Resumen
Por los pocos consejos y aplicaciones prácticas que aquí les he dado, Uds. se habrán dado cuenta que no hay mucho de pintoresco o romántico en el arte de mandar. Es simplemente una cuestión de rudo trabajo, esfuerzo y energía. Deben formarse en su imaginación un ideal y tratar de mantenerlo siempre presente.
Esfuércense, sobre todo, por ser siempre muy dignos de confianza y recuerden que el marinero es, en general, la mejor materia prima que existe en Chile.
Lo que ellos son en el servicio y lo que ellos hacen depende de los oficiales que los mantienen y dirigen; si ellos no son mejores es porque nosotros no somos mejores. Nunca será malgastado el esfuerzo que Uds. hagan por mejorar su instrucción, su educación y bienestar. Traten de ver las cosas del punto de vista de su gente y trabajen con paciencia para mejorarlas.
Como el egoísmo es muy humano, hay que estar siempre preparado para sufrir uno que otro desagrado o desilusión; pero no porque algunos de los hombres en que Uds. han confiado no han sabido correspondt\r a los desvelos que han tenido, van a perder su entusiasmo o el sentido de la proporción.
La mejor ocasión que se les presentará en la carrera para desarrollar como oficiales sus cualidades de "leader", será cuando lleguen a tener el cargo de una División. Este es, a mi juicio, uno de los puestos de más importancia a bordo, a pesar de que la escuela materialista de que les hablé en mi conferencia anterior, y que está en decadencia en todas las grandes marinas, lo ha relegado a un papel secundario, anteponiendo el cañón al hombre que está detrás y que le sirve. Pero para llegar a ser buenos oficiales de División tienen que haberse esfor-
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zado desde guardiamarinas; si como guardiamarinas _ de División no han tenido la fuerza de voluntad, la energía, el interés y el entusiasmo para ir poco a poco desarrollando las cualidades necesarias que aquí les he bosquejado, cuando lleguen más arriba y tengan más conciencia de sus deberes y de sus responsabilidades, quizás sea tarde. La personalidad estará ya formada y duramente plasmada, y los malos hábitos adquiridos estarán tan inveterados que formarán en Uds. una segunda naturaleza y será difícil desarraigarlos.
como el ideal. El tiempo es oro, el tiempo vuela y no se recupera; no malgasten su tiempo.
Recuerden que la primera condición que necesita un Oficial o Jefe que ocupa puesto de autoridad, es la de impresionar a sus subordinados por la superioridad de su carácter, por su sentido de justicia y por su habilidad general para merecer ese puesto de confianza.
Por último, aprendan a anteponer siempre el bien del servicio a su interés personal e inculquen esto en sus subordinados.
Es ahora, cuando jóvenes, que se les presenta la gran oportunidad de ir vaciando, poco a poco y con mucho espÍ· ritu de sacrificio, la aún blanda personalidad, en el molde que hayan elegido
(Extractado del N° 444 de la "Revista de Marina" (Chile), correspondiente al mes de febre
ro de 1931).
Recuerdos de Coquimbo
Las cosas típicas y pintorescas de determinados lugares se nos quedan siempre ar:i.badas en los gratos recuerdos de la vida a bordo. Asi ocurría en Coquimbo, el simpático puerto donde año a afío la Escuadra recalaba tras sus intensos periodos de entrenamiento en el litoral del Norte Chico.
En esos tiempos, el tren longitudinal, con sus viejas locomotoras a vapor, cruzaba bullanguero por el centro de la calle principal, produciendo en el forastero una curiosa impresión al ver sus atestados carros con pasajeros, bultos y aves de corral. . . pero su lento caminar por la arteria comercial no inquietaba ni preocupaba mayormente al co-quimbano, que incluso se subia y se bajaba del convoy en marcha. No se tiene conocimiento de algún accidente.
Si pintoresco era el pueblo, más lo era aún la bahía. Todavia no fondeaban los buques de la Escuadra cuando ya un sinnúmero de embarcaciones de hermosos coloridos con toda clase de comercios se acercaban a sus costados para ofrecer al marino sus ori-ginales mercancías, que iban del clásico espejo de concha. en forma de corazón, hasta las papayas confitadas más sabros as. Nuestras tripulaciones han sido siempre muy aficionadas a comprar toda suerte de recuerdos y asi, nuestros camarotes, cuando regresá-bamos al sur, se veian atestados de monos de yeso, alcancias, canarios, etc., regalos que llevaban algunos marineros que, sin tener capacidad en los entrepuentes, recurrían a sus oficiales para llevarlos.
Los lunes y viemes se sumaban a estos pequeños comercios las clásicas lavanderas, que constituían la gran preocupación del Oficial de Guardia, pues debía correrlas frocuentemente del portalón donde los botecitos se acercaban en espera del Cabo que generalmente adeudaba el lavado de varias semanas ... Común era también ver bajar mis teriosamente desde una claraboya, un cabito del cual pendía un pequeño canasto ..• ¿Qué bajaba y qué subía en él? Nunca se supo.