cuento de mariposas y vientos

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Fragmento del libro Hágase el piola, usted que es un mamerto de Nerdier Caseload Tortoni: Prólogo y cuento de mariposas y viento. Presentación del Traductor: Muchos conocen el elaborado y frágil estilo que imprime en la escritura el literato y dramaturgo Suizo Nerdier C. Tortoni. Vale hacer una breve pasada por la vida de nuestro autor elegido para este humilde pero sentido reconocimiento, en este libro de relatos. La interpretación, el goce y el disfrute de sus obras se enaltecen con igual proporción al conocimiento de su niñez, su crianza y los golpes que la vida -y su madre- le han sabido ofrecer intempestivamente durante toda la vida de nuestro artista. Proveniente de una familia humilde del sur de Suiza, en la triste y nevada ciudad de Bestchwanden, cercana a los montes Mittelwad, Nerdier Caseload Tortoni, nace alrededor de 1945. Se cree que en el mes estival de julio. Si bien la fecha de nacimiento está asentada en el registro de personas Suizas con fecha 12 de noviembre de 1951, se sabe que ésta es ficticia. Su propia autobiografía, en la página 170, hace referencia a su supuesta fecha de nacimiento y a sentirse una persona menos jovial de lo esperado, y aclara, sic: “…me siento mas o menos 6 años mas viejo… si es que tal cosa pudiera sentirse con seguridad. Es posible que semejante hecho deba atribuirlo a mi vida poco sana o que mi fecha real de nacimiento se corresponde con algún día del mes estival de julio del año 1945 y no con el 12 de noviembre de 1951, como acusa mi documentación peronal”. Y agrega: “Desde muy pequeño

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Page 1: Cuento de mariposas y vientos

Fragmento del libro Hágase el piola, usted que es un mamerto

de Nerdier Caseload Tortoni: Prólogo y cuento de mariposas y

viento.

Presentación del Traductor:

Muchos conocen el elaborado y frágil estilo que imprime en la

escritura el literato y dramaturgo Suizo Nerdier C. Tortoni.

Vale hacer una breve pasada por la vida de nuestro autor elegido

para este humilde pero sentido reconocimiento, en este libro de relatos. La

interpretación, el goce y el disfrute de sus obras se enaltecen con igual

proporción al conocimiento de su niñez, su crianza y los golpes que la vida -y

su madre- le han sabido ofrecer intempestivamente durante toda la vida de

nuestro artista.

Proveniente de una familia humilde del sur de Suiza, en la triste y

nevada ciudad de Bestchwanden, cercana a los montes Mittelwad, Nerdier

Caseload Tortoni, nace alrededor de 1945. Se cree que en el mes estival de

julio. Si bien la fecha de nacimiento está asentada en el registro de personas

Suizas con fecha 12 de noviembre de 1951, se sabe que ésta es ficticia. Su

propia autobiografía, en la página 170, hace referencia a su supuesta fecha de

nacimiento y a sentirse una persona menos jovial de lo esperado, y aclara, sic:

“…me siento mas o menos 6 años mas viejo… si es que tal cosa pudiera

sentirse con seguridad. Es posible que semejante hecho deba atribuirlo a mi

vida poco sana o que mi fecha real de nacimiento se corresponde con algún

día del mes estival de julio del año 1945 y no con el 12 de noviembre de 1951,

como acusa mi documentación peronal”. Y agrega: “Desde muy pequeño

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sospeché de mi verdadera edad, pero confirmé mis teorías acerca del asunto

el primer día de clases cuando mi madre me trataba de explicar y justificar,

con excusa de la alimentación rica en grasas, acerca de mi cambio de voz y mi

barba prematura para un niño de 6 años, cosa que llamaba la atención de

madres, alumnos y docentes. Incluso sentía la mirada y el señalamiento por

parte de algunos de ellos, cuando no la burla. Acto seguido a su disquisición y

ante mi expresión de descreimiento y desazón, me confesó que yo ya tenía

alrededor de 12 años en ese momento, y que, si seguía llorando me borraba la

sonrisa de un golpe certero entre los dientes”.

Por ese entonces, y con la segunda guerra mundial en auge, de moda

digamos, las instituciones estaban desordenadas y abocadas mas vale al

registro de bajas que de altas, por lo tanto era bastante común no tener una

fecha exacta de nacimiento, lo cual genera una incerteza sobre la edad de

Nerdier, y también este hecho se hace responsable del apodo que supiera

recibir en su niñez. Nerdier “impreciso” Tortoni fue el nombre con el que se

lo conoció durante toda su educación inicial y hasta el momento actual. Aquí

aprovecho la disertación para despejar las dudas sobre el mote asignado,

ganado a fuerza de burocracia institucional y no por su torpeza e

impuntualidad en el juego de cestobol, como se cree en general. Nuevamente

citándolo en su autobiografía, página 286: “Si bien era un desastre para

cualquier expresión deportiva y de coordinación corporal, parecería que

poseía un don especial con el cestobol, en donde era singularmente

enclenque. Ya desde mis primeros pasos me era muy difícil coordinar la

caminata, el movimiento de pies uno tras otro, mucho mas complicado me

resultaba entonces el cálculo de trayectoria de una pelota viajando a través

del aire, bajo la acción gravitatoria, hacia mi persona para poder atraparla de

un movimiento certero. Los abrazos desafortunados que terminaban por

saludar el balón en retirada al suelo, y que se representaban como manotazos

desesperados al aire, eran frecuentes, y los brazos siempre llegaban tarde al

paso de esférico, lo cual era bien recibido por los rivales, y generaban cierto

odio de algunos de mis compañeros de equipo, mientras el resto sólo avisaba

de lo observado con risas y carcajadas. Impuntuales eran mis atrapadas, al

punto que nunca pude concretar una. El mote de impreciso, entonces había

tomado otro sentido, y describía otra parte de mí personalidad.”

Su familia fue crucial en la conformación del temperamento de

Tortoni. Recordemos que su padre era un italiano, sastre de oficio. Lampiño y

de rostro aniñado; portaba un esqueleto alto, pero de contextura delgada, lo

cual generaba una curvatura en la parte superior de su espalda, y se asemeja

al bien parecido Nerdier, o al revés. Don Antoni Di Tortoni había abandonado

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su tierra natal de joven como contramaestre y costurero -y vaya uno a saber

que más… - dentro de la tripulación de un barco mercante, surcando las aguas

de los mares Adriático y Mediterráneo. Toda su vida mantuvo el oficio de la

costura, con la cual sustentaba el hogar.

Se arraigó en Suiza años mas tarde, yendo por tierra esta vez –Suiza

carece de puertos-, escapando de la primera guerra mundial y en busca de un

buen reloj. Por este hecho, y sumado a su oficio, se cree que era fanático de

las agujas.

Su madre era una alemana gimnasta, una corpulenta dama de rasgos

sajones. De cabellera rubia y corta que llegaba por sobre los nutridos

hombros, poseía ojos azules e intimidantes, la cara se designaba firme con

pómulos marcados y llenos de un rosa profundo, circundado por varias venas

y arterias rojas y azulinas. Con un rictus de seriedad emblemático y distintivo

de los pueblos alemanes. Podíamos definirlo como un rostro casi inexpresivo.

Fue medalla de bronce en la categoría de lanzamiento de martillo en los

Juegos Olímpicos de Alemania 1936, y medalla de plata en la categoría lucha

libre en Inglaterra 1944. Por ese entonces la lucha libre era sólo para el

género masculino, por lo cual, Christina Schütze, la madre del susodicho, tuvo

que dejarse la barba para confundir al jurado y poder participar en la

competencia. Con un vello facial tupido y cerrado -el cual posiblemente se

veía ayudado en su crecimiento por hormonas esteroideas- y con su morruda

contextura no le fue difícil embaucar a los organizadores y jueces, ni obtener

el segundo lugar en el torneo.

Treinta años mas tarde don Nerdier imitaría a su progenitora.

Imitaría el hecho de dejarse la barba, no el de practicar la lucha libre. Las

imágenes que fueron tomadas a Nerdier tenían un denominador común: el

perfil bordeado de una prolija cabellera, una pipa y su barba. La barba era un

símbolo propio de su señora o señor mamá y su imitación era, no tanto por

una cuestión de estética propia y narcisista, sino mas bien en honor a su

madre. Porque él admiraba lo bien que le quedaba enmarcando su rostro

anguloso y reservado de mujer mayor.

La dificultad para la comunicación en la niñez de Tortoni era

adecuada a las épocas del hombre de neandertal. El diálogo era por demás

escaso. Era muy difícil para una alemana entender un italiano hablado

alemán y viceversa, al padre de Nerdier le costaba mucho comprender a una

alemana hablando italiano. Sumado al hecho que eran marido y mujer, lo cual

empeoraba la situación de poder o querer entenderse. Sin embargo, el

Page 4: Cuento de mariposas y vientos

lenguaje de señas y gruñidos, que son una herramienta universal, fue la mas

utilizada en la casa del joven Nerdier. Por lo tanto Nerdier de niño era algo

tímido y temeroso, pero disfrutaba mucho y comprendía a la perfección los

shows de mimos.

Nunca tuvo hermanos y hasta ahora se cree que es adoptado, o

simplemente no se encontraron razones científicas, ni otras, para poder

asumir una relación carnal entre la corpulenta madre y el afeminado padre,

sin que el segundo hubiera muerto en tal suceso. Su autobiografía aclara en la

página 369, haciendo referencia a la sexualidad de sus padres y las sospechas

de no ser hijo natural: “Viendo las cosas con un poco de objetividad, creo que

mi padre era homosexual, y mi madre era padre... de ahí mi sospecha que soy

adoptado”

Poco se sabe de sus estudios y su formación. Si bien su autobiografía

da cuenta de varios colegios de letras, universidades europeas y charlas en

bares, no hay registros acerca de un título formal en su paso académico. Es

muy posible que su tenaz convicción por las letras lo hay llevado a ser

autodidacta. En la página 938 de su biografía, hace referencia a las tertulias y

encuentros académicos con grandes pensadores y filósofos de la época: “tal

era mi tozudez en aprender los temas relacionados con la filosofía y el

conocimiento, que luego de ser expulsado de varias universidades y

colegiados de letras por presuntas actuaciones que aberraban la paz

estudiantil y acusándome a su vez de estar bajo el efecto de drogas ilegales, es

que encuentro un lugar beneplácito en las reuniones que realiza el Grupo de

Filósofos Suizos, en diferentes bares de las ciudades mas importantes del

país, en donde se recrudece mi amor por la escritura, el conocimiento y los

estupefacientes. Todo eso era necesario, no habría manera de poder

sobrellevar esas reuniones de otra manera. Las reuniones se plagaban de

profesionales de distintas áreas relacionadas con el saber, con la ciencia y los

estupefacientes”.

Sus obras, escasas pero sentidas, recorren en un amplio espectro los

relatos y racontos cotidianos. Mezclan con una profunda dicotomía, lo banal

con lo inentendible del ser humano, llevándolo al absurdo. Sus seguidores

creemos que esa forma de arribar al arte viene dada por una excepcional

visión del mundo. De un poder especial de resumir y a su vez, contraencarar

lo maravilloso con lo mundano. Que su supremacía literaria se enmarca en un

raro desorden neuronal, alguna enfermedad extraña, que deriva en la

genialidad excelsa. También, por un lado, algunos especialistas literarios

hablan de una simple dislexia exaltada por una ignorancia galopante. Por otro

Page 5: Cuento de mariposas y vientos

lado los médicos afirman que es un caso de estupidez, y que sus obras son

basura pura. Pero qué saben los críticos de arte de medicina y los médicos de

literatura. De esta manera desestimamos los comentarios maliciosos y con

falta de potestad académica de ambos rubros profesionales, para evaluar sus

trabajos desde la simpleza del hombre común y de la conexión de éste con

aquellos.

Cada relato nos llega a lo profundo de nuestro ser, a nuestras

entrañas. Tal es así que nos conmueve, o al menos eso creemos, ya que nos es

difícil seguir un hilo conductor e interpretar plenamente la idea de la obra, y

lo complejo de su escritura, para poder descifrar entre la conmoción del

espíritu y el enojo pujante. Nos es difícil enlazar y vislumbrar su estructura

endeble y retorcida. A la vez en cada nueva entrega nos regala un

cuestionamiento acerca de su salud mental. Ya lo habría expresado el crítico

de arte y conductor de televisión Alexandre Engelhardt de la cadena Suiza de

noticias Alpen Welle TV, en su columna semanal Literatura y otras porquerías

contemporáneas: No ha existido una crítica puritana e imparcial que haya

podido expresar el sentimiento que el artista vuelca en sus escritos. Nosotros

no vamos a ser la excepción, me siento herido personalmente y atacado

intelectualmente al leer parte de sus cuentos. ¡Es simplemente desastroso!

Estas idas y vueltas literarias, tan propias de su talante, los giros

descontrolados, las obras inconclusas, los insultos y manifestaciones de ira

que se encuentran prolíferas dentro de sus obras, eran reflejo de su propia

personalidad. Tal vez, toda su niñez y parte de su vida de adulto entreverado

en gruñidos y golpes le había generado algunos traumas psicológicos y

también marcas a nivel corporal, problemas médicos que marcarían el

sendero sinuoso de las palabras. Y también el acercamiento a los

psicofármacos, los cuales nunca pudo dejar.

Tal vez la personalidad ambigua, oscura, un poco indescifrable pero

a la vez, directa y franca que poseía Don Nerdier, se debía a pertenecer a una

familia disfuncional que hacía que su personalidad mutase raudamente y se

veía forjada también por una infancia violenta y una dudosa reputación de

literario mezclada con supuestas adicciones y malos hábitos, estos últimos

sostenidos por las acusaciones de quienes, creemos, lo envidiaban

profundamente en su habilidad nata para con las letras. No podemos afirmar,

si bien los jurados han fallado a su favor reiteradas veces, en su pronta

inocencia sobre los procesos judiciales que aún enfrenta, con la cabeza en

alto, escondido en la aparición pública y los paseos matinales, por miedos a

reprimendas y por temor a justicia por mano propia. Tal vez por estos

Page 6: Cuento de mariposas y vientos

motivos, y otros mas, es que se ha convertido en un controversial escritor y

vanguardista en la literatura que él mismo denomina “movimiento literario

sentido”, haciendo referencia a la búsqueda de sentimientos, no importa

cuales sean, en los lectores.

La complejidad y desarreglo de sus escritos, el modo en que trataba

los temas mas vulgares y comunes, y a su vez, su lenguaje soez y de mal gusto

sumado al intrincado camino de las historias llegaban a ser tan embrolladas y

arremolinadas que muchos de sus lectores terminaban exhaustos,

nauseabundos, mareados o directamente vomitando el almuerzo sobre el

libro, inclusive sin haber leído o almorzado.

Con esta pequeña introducción damos paso al trabajo que creemos

su obra prima, o póstuma, aún no lo sabemos. En ella podremos apreciar un

pequeño prólogo que realiza el autor, previo al cuento central de su libro

“hágase el piola usted, que es un mamerto”. Cabe destacar que se trata de una

pequeña adaptación realizada con el fin de no perder el valor nativo del

relato por la traducción.

La historia se desarrolla en tierras argentinas. Posiblemente le fue

acercada al narrador en unos de sus frecuentes y secretos viajes por

Sudamérica. Las excusas de viajar a tierras del nuevo continente para

conseguir un buen café, recuerdos baratos del obelisco o pelos de burro para

sus cepillos dentales, pronto fueron tomadas por poco serias y desestimadas,

luego que se hiciera público un romance con la hija de uno de los

narcotraficantes mas importantes del cono sur.

El traductor.

Prólogo (adaptación)

Éste el resumen de una historia real. Me atrevo a decir que es un buen

resumen, no porque lo escriba yo, ni mucho menos por la calidad sino más bien

por lo escueto de la redacción. Asintamos con la cabeza mientras digo que un

buen resumen, debe ser corto. Estamos de acuerdo entonces. Sumar al hecho la

veta concisa del asunto también que, si es bueno y breve, entonces dos veces

bueno, o al menos, malo y breve, una vez malo.

Page 7: Cuento de mariposas y vientos

A su vez, no quiero desmerecer la anécdota que me contaron y en tal

sentido, trataré de hacer mi mejor esfuerzo en reivindicarlo, si no es que lo hago

directamente sin tratarlo.

Para la persona -la cual prefiere mantenerse en total anonimato- no es

poca cosa, ya que me ha compartido una vivencia. Y eso es, para mí, invaluable.

Por varios motivos. Por el acto de compartirse, y también por el hecho que me

había caído justo. Justo en un momento donde tenía la percepción avivada y por

ahí en esos momentos, cualquier palabra te dice algo, entre líneas, o mas allá.

Me había calzado justo. Me cae bien para tratar de entender, un poco al menos,

algunas situaciones que suceden y que no vienen al caso explicarlas ni

explicitarlas, por más que sean sencillamente la raíz de haber aprovechado el

relato, y en principio también, dilucidado lo que la historia decía; mas de lo que

el locutor tal vez quería comunicarme. Mucho mas de la superación personal,

de su alegría, de lo maravilloso y fuera de lo común del asunto.

Entonces, para ser concreto en la fe de la buena voluntad, uno trata de

hacer lo mejor que puede. He escuchado esa frase hasta el hartazgo

últimamente. No deja de ser cierto por reiterativo que se vuelva. Uno hace lo

que puede, como le sale, digamos. Y no sé si uno debería sentir culpa por eso. Tal

vez si, tal vez la culpa dependa de qué tan fuera de lo pautado uno se aleje en lo

que le sale, de qué tanto sabe que se hace el idiota por mezquino o angurriento.

Claro, hay que aclarar que poco tiene que ver la culpa con hacerse cargo, pero

eso es otra historia. Mas larga, más áspera, mas difícil y habría que agarrarla

con más ganas. Y ahora no tengo, tengo ganas de pasar otra a historia. Por eso

pido disculpas de antemano, a quien, gentilmente, me ha prestado una parte de

su vida, que desde ya se ve que fue importante, para que yo pueda deformarla

hasta hallar un resumen que me satisfaga y a la vez, pueda libremente

tomarme el atrevimiento de hacer hincapié sobre las ideas que a mí me llegan

diferente y me dicen algo.

No está de más recordar entonces, que me han contado esta historia

en un momento bastante preciso para mi persona, en donde la precisión tiene

que ver con la búsqueda de respuestas, respuestas que no están, que ni siquiera

habría que buscar, pero yo las busco, al menos un rato… dentro de cierto dolor y

rabia, sin embargo en contraposición a eso, fue narrada con cierta alegría,

porque fue un momento especial para quien ha cedido los derechos de la

narración en mis torpes pero verborrágicas manos.

En ningún momento esto trata de convertirse o de ser una historia de

autoayuda, de encuentro con la verdad, con el ser, con el yo, el queseyó y todas

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esas mierdas. Si esperan algo así, ya les digo que cierren donde están. Que

agarren la 38special de un amigo y se peguen un tiro en la sien, lejos de mi

casa, ya que no me gusta la sangre. Me hacen un favor. Y se hacen un favor a

Uds. y a la humanidad.

La siguiente historia, podría intitularse Mariposas o Mariposas

blancas. Mas allá de lo afeminado del título, de lo romántico que puede llegar a

sonar, me parece un buen título. Contundente, preciso, definido. Sólido. Sin

embargo, es posible que devele cierto misterio que se quiere generar en el

relato, y por eso no lo utilizo, y llamo al el relato Mariposas, el mas allá. Lo cual

no sólo no tiene ningún significado directo ni conciso, al menos para mí, y deja

con intriga, mínima pero intriga al fin, sobre el desarrollo de la historia, sobre

el mensaje, la combinación de el mas acá y el mas allá, y sobre todo, la pregunta

tácita y directa acerca si es que estoy drogado. Por tal motivo, y para no andar

generando sospechas de mi estado farmacéutico, es que cambio nuevamente de

idea, porque como dice la frase, latiguillo de los panqueques y arrepentidos:

“solo los muertos y los estúpidos mantienen siempre la misma opinión”. Y como

el dicho no habla de drogadictos, por ahí creen que nada tiene que ver con esto,

pero como no me considero muerto, por lo tanto no me quedan muchos

conjuntos de pertenencia en esa sentencia si es que podríamos hacer diagramas

de Venn, los cuales serían conjuntos mutuamente excluyentes, no obstante, si

bien es factible mi estupidez, me obliga a cambiar de opinión, al menos, por

conveniencia de imagen.

Evitando entonces las sospechas sobre mi sobriedad y mi adicción a las

drogas duras, es que intitulo el ensayo previo a la redacción final como

Dragones, blancuras, y la masa de los quassars: Una historia de vientos y

puertas. Con esto ya queda claro, luego de leer el cuento, mi comunión con los

estupefacientes y los cambios en la percepción y cordura o bien que me he

recibido de físico teórico, que al parecer según mi experiencia es mas o menos lo

mismo.

Siguiendo en el mismo camino, el de la búsqueda del mejor título y el

de no ir en cana, luego de arduas reflexiones mentales y por consejo de amigos,

parientes y dealers, es que vuelvo al título original. Pero agrego, para

ahuyentar la credulidad y las conjeturas fáciles, una cola pequeña de algunas

palabras, para por fin dar por terminado el título, empezar a escribir la historia

y echar por vuelo cualquier acusación de venta de narcóticos en los colegios

primarios.

Page 9: Cuento de mariposas y vientos

Dos juicios, algunas acusaciones infundadas y otras un poco menos, me

han dado cierto tono de malhabido. Sin embargo, si bien no puedo exaltar una

inocencia inmaculada, puedo al menos caminar más o menos tranquilo por la

absolución de los letrados y sus magisterios a la vez que me conformo con un

“no hubo pruebas suficientes”. No es lo mas decente del mundo, pero reitero, me

conformo con eso. Quiero dejar bien en claro este asunto antes que lean el

cuento que estoy presentando, para esfumar ciertos prejuicios que se puedan

dar por asentados y desdeñen el valor primordial literario, y de vida, que esta

narración lleva en su seno. O en ambos.

Cuento de mariposas y vientos. (adaptación)

Yo sé que muchos de Uds., como yo mismo, no se erigen en cosas fantásticas.

Yo se que algunos de Uds. se niegan a creer en que la realidad puede ser tan

asombrosa que nos deja estúpidos, pasmados, boquiabiertos y desorientados.

El amor sin ir mas lejos, el amor a una mujer, o a un hombre, creo que posee

éstas características, y otras, pero al menos éstas de las cuales nos hacen

descreídos. Es posible que en la historia personal de cada uno, a veces nos

hagan salir de esas creencias, al menos por momentos.

Quiero en principio dedicar este cuento, entonces, a Candelabra Ani Liege, la

cual murió de cobardía hace un tiempo. Mi memoria atesorará de manera

invaluable, cada rato de plenitud que nos supimos entregar, haciéndolos

simplemente fantásticos.

En memoria de Candelabra Ani Liege.

Había pasado la noche, el sol entrerriano tardaba en mostrarse y poco

se dejaba adivinar detrás de los nubarrones. Hacía ya varios días que la lluvia

había ganado por sobre el celeste cada vez mas preciado por los veraneantes

amigos del rio Uruguay. La lluvia no refrescaba. Al menos no hacía que Madam

Celandine Fonur se olvide de su preciada estación anual, de lluvias y sol.

Irse de campamento a veces recuerda a cuando uno es niño, o niño

explorador, a risas, noches de fuegos, de juegos también, amistades, charlas

interminables, contemplaciones del cielo, las constelaciones, guitarreadas y

partidos de truco. También ayuda a recordar los dolores de espalda por las

incomodidades, a bañarse en baños precarios, a esperas de retretes, a

mosquitos en danza, chapuzones, afonías, quemaduras de sol y cansancio

Page 10: Cuento de mariposas y vientos

extremo; pero todo eso carecía de importancia, porque se disfrutaba. Y Madam

Celandine Fonur llevaba un poco de eso bajo la piel. Aunque no pareciera,

porque era tan pituca ella, que para cualquiera que no la hubiera visto en esa

situación, acampando, le resultaría casi imposible adivinarlo, o siquiera

acercarse al gusto de la señora pacata a los ruedos del campamentismo.

Siempre arreglada, uñas, de pies y manos, iba siempre bien combinada de

colores, era llamativa pero a la vez rozaba lo elegante y señorial. Era difícil

imaginársela así nomas, ducha en cuestiones de estar embebida en el entorno

foráneo y forestal.

No sabemos bien porqué, y escapa al alcance de esta narración, una de

esas mañanas de lluvia decidió salir a caminar, bajo la lluvia. Tal vez la noche

álgida, los instigadores mosquitos, o la humedad perenne del piso de la carpa

fueron la causa… no sabemos y no importa. El asunto es que salió a caminar.

Sano ejercicio.

El lugar de acampe se encontraba recónditamente escondido de la

ciudad, a varios kilómetros de la primera ruta cercana, y sólo podía accederse

por caminos de tierra, algunos mejorados, y algo de ripio.

Los campos que circundaban los caminos eran despoblados de gentes y

aunque mantenían cierta fauna autóctona, no era común ver paisanos ni otras

bestias del lugar.

Madam Celandine Fonur había decidido, por puro capricho tal vez, y

aquí podemos darnos cuenta que no sabemos porque hace lo que hace, había

decidido ir hasta la ruta caminando, recorriendo el paisaje que la lluvia le

dejaba.

El camino era sinuoso, pero dejaba verse bastante y casi seguro se

vería hasta la última curva si no fuera por el torrencial. Los pastos altos

custodiaban como alfiles la lengua de tierra mojada que ofrecía el piso de la

entrada. Cada tanto un árbol apoyado en el alambrado divisor de la propiedad

privada, se asomaba medio tumbado hacia el norte, cubriendo parte de la zanja

colmada de agua. Una mata de pasto especial, que se distinguía del resto por lo

alto y por un degradé perfecto de un verdecito oscuro a un verde, casi amarillo

maíz que terminaba en la punta despilfarrada de peluchines blancos, iba

pasando del frente al costado, hasta haberla pasado por completo, y la cortina

de agua hacía su trabajo de olvido prematuro a la vista de la Madam.

Page 11: Cuento de mariposas y vientos

Los pájaros ajetreaban el aire húmedo, con plumas secas, con esa

maldita capacidad de los pingüinos de mantenerse secos en el agua. Las colas

bífidas y largas de estas osadas aves, zapaban dibujos circulares y espiralados

por sobre el pelo mojado y suelto de la caminante, sobre un fondo de cielo gris

moteado entre claroscuros, pero iluminado, anunciando que era de día

plenamente, mientras el astro radiante persistía en su juego de escondidas.

Un principio de frío que no terminaba de declararse ganador se

asomaba por los hombros y espalda, mientras el pelo goteaba la liquides en

aumento que se juntaba entre mechón y mechón, sobre la camisa de hilo. El

sonido de los pies apretando los charcos desalineados e impredecibles que los

desemparejes del suelo creaban, se mezclaba con la armonía sonora del agua

sobre los pastizales y el desagradable chasquido de las zapatillas hechas sopa.

No podía escucharse nada mas. Cada tanto, impuntual y desaprendido, como

allá al fondo, un graznido de algún animal de corral y una ráfaga de viento que

le chiflaba en el oído, con ruido a viento. A poco de prestar atención empezaba

a sentir su propia respiración, que ganaba cuerpo ayudada por el paso

dificultoso que propiciaban las gotas que resbalaban por su nariz y mejillas. Las

pestañas húmedas y la verticalidad del agua que caía le hacían achinar los ojos

para poder ver cada tanto las aves y el cielo gris. Y veía todo mas o menos, y

cada tanto se refregaba los ojos, como si eso ayudara a ver.

Había un viento sin dirección establecida, mareado entre tanta

cuchilla, que era suave, como una caricia húmeda, pero decididamente aire de

campo. Que aunaba religiosamente los aromas de trigo, bosta y lluvia.

El camino, era mas o menos el mismo durante todo el trayecto. Sin

embargo una pequeña encrucijada, un cambio en el viento, o tal vez la

disminución en la intensidad de la lluvia, o el tomar conciencia de encontrarse

totalmente solitaria transitando el camino, hizo dudar a Madam Celandine

Fonur. De repente un miedo la ganó de pies a cabeza. Un temor se le hizo

presente en el andar tranquilo.

Sin más decidió, condicionada por lo irracional de su pánico, detener

su marcha y girar en torno a sus talones para emprender la marcha, veloz,

sobre sus pasos. Pero lo bello del camino, ya no se veía y no se apreciaba de la

misma manera que lo hacía momentos antes. El retorno, apresurado y bajo una

preocupación estúpida, generaba desagradables las imágenes que hasta hacía

un rato se esparcían plácidas como pinturas acuarela. El chiquero que

soportaba dentro de del calzado le generaba cierto asco y hasta el gris del cielo

parecía mas plomizo, como zincado dejando escondido por completo al sol.

Page 12: Cuento de mariposas y vientos

Luego de unos cuantos pasos. Frenó nuevamente su andar. Mirando el cielo, se

preguntaba en que clase de estúpida se había convertido para no seguir

adelante en la empresa que se había encomendado en un principio. No estaba

dispuesta a prohibirse del placer del camino por semejante tontería. No sabía

cómo, o al menos yo no sé cómo, el valor le nacía tras esas palabras, brotaba de

su interior y le enmarcaba la cara de inamovible decisión. Crecía osada la

valentía y le tomaba todo el cuerpo, y la mente, el camino volvía ser el mismo.

Tomó nuevamente el rumbo inicial de su caminata y atravesó con

paso firme y con un aumento en su ritmo cardíaco, la encrucijada que tenía por

delante.

Al instante de haber atravesado el punto de retorno infructuoso, unos

metros en frente de su mirada lo mágico parecía concentrarse ante su

impávida, pero todavía concentrada mirada. Innumerables mariposas del

tamaño de la palma de su mano, transitaban de un lado a otro el camino. Eran

cientos. Cientos de mariposas blancas revoloteándole derredor a su humanidad.

El camino embarro se había transformado en la escena de un relato fantástico

inmejorable. En un acto de libertad plena y de satisfacción profunda, danzaba

junto a ellas en un vals imaginario, casi perfecto. Giroteando y despegando los

pies del suelo, realizando trompos inelásticos y chapoteando con la punta de las

zapatillas al mejor estilo del tap. Gritaba y cantaba, sin que los insectos con alas

inmensas y de recubrimiento micrométrico sintieran molestia alguna. Toda

acción de liberación volvía el cuadro mas increíble y mas íntegro. La felicidad la

colmaba por completo. La sonrisa vencedora la hacía verse joven y bella. Y el

instante inefable quedaba estampado en el sistema límbico y en las membranas

oculares, tomando el espacio entre conos y bastoncillos de cada ojo, para

siempre.

El cambio de percepción de su propio ser y el tomar el coraje le había

brindado un momento mágico, único por irreverente y surrealista. Y habría

tomado conciencia que vencer el miedo, no era mas que tener actitud y las

agallas para ello. Y fue tan fácil, que parece absurdo no haber seguido adelante,

una vez que pasaste la ocasión.

Anotó en su diario, al regreso del paseo: No hay mas que tomar el

valor. Pero esto es para los que tienen el temple necesario, los demás, no

entienden nada. Ahí los ves, volviendosé a la casa con "el que habrá sido"

entre las patas.