cuento volver a casa luis emiro.pdf
TRANSCRIPT
Volver a casa, por Luis Emiro Silva Pérez [email protected]
En la vida uno encuentra diversos caminos, caminos emocionales, sociales, laborales, educativos,
familiares, entre otros. Esta es la historia de un hombre llamado Alex, el cual quería encontrar el
camino que lo llevara de nuevo a casa. Pero, la casa que buscaba Alex no era específicamente un
lugar físico, ya que para muchos esta casa es un espacio, un momento o un tiempo en el cual uno se
siente en familia, donde uno se encuentra a sí mismo y se siente en paz, paz que tanto se desea luego
de un largo día. Lamentablemente para algunos la casa física no es este lugar.
El hombre moderno corre de un lado para otro, tan lleno de afán que solo es capaz de encontrar
satisfacción en las cosas momentáneas e instantáneas de la vida, ya que no hay tiempo para pensar
en algo que logre perdurar a futuro y que genere una verdadera satisfacción y realización personal.
Pero, en algún momento, cuando la vida da tiempo para pensar y reflexionar en torno a cómo se vive,
las personas por lo general se encuentran con un vacío que no saben cómo llenar, lo cual les hace
desear encontrar el camino que los lleve de nuevo a casa.
Así se encontraba Alex, se sentía vacío y perdido en sus pensamientos. Las personas que lo conocían
se preguntaban ¿cómo puede él estar así?, ya que Alex tenía todo lo que un hombre joven puede
desear: una familia, una carrera profesional, un trabajo estable y bien remunerado. Pero aun con
todo esto Alex se sentía infeliz, él deseaba encontrar algo que le diera sentido a su vida.
Con ese sentimiento hiendo y viviendo una y otra vez en su mente, pasaron varios años. En estos
años Alex había logrado adquirir casa, carro, respeto y honor por su labor realizada. Se había casado y
tenía un hijo, pero por momentos parecía que no tenía familia, dado que a pesar de estar con ellos, se
sentía como si estuviera separado, ya que no tenía tiempo para dedicarles. Con todo esto el sentía
que aún no encontraba el camino a casa.
Varios se preguntan ¿Cómo llegar a ese camino? Esta pregunta parece no tener respuesta, sobre todo
cuando estamos inmersos en una sociedad en la cual solo se busca el beneficio individual y el
bienestar económico. En esta sociedad las personas o ahorran o se endeudan para alcanzar cosas que
solamente se crearon para que unos pocos las adquirieran y que el resto se frustraran al no poder
obtenerlas. Pero, la respuesta a la pregunta es tan sencilla que algunos piensan que esa no puede ser
la respuesta. Aunque, para aquellos que se atreven a reflexionar en torno a la respuesta entienden
que para alcanzarla se tendrán que hacer grandes sacrificios, sacrificios que algunos temen realizar, y
por eso prefieren seguir viviendo sin sentido.
Alex conoció la respuesta a la pregunta, cuando un buen amigo le contó la siguiente historia narrada
en cuatro actos:
Acto 1: Descripción de la casa
“Hace muchos años, existía un hombre y este era feliz, dado que se sentía completo y nada le causaba
miedo. Este hombre estaba en casa, y esta casa era un lugar en el cual él sabía que no estaba solo,
dado que todos los que con él vivían, daban lo mejor de ellos buscando el bienestar de todos. En este
lugar si alguno no tenía que comer, los demás lo alimentaban, si alguno no tenía que vestir, los demás
le daban abrigo, si alguno estaba enfermo los demás lo cuidaban, si alguno se equivocaba, los demás
le instruían para corregir su error, si alguno…… entonces los demás…..”.
Hoy en día es difícil definir en palabras que era lo que unía a estos hombres, porque el hombre actual
desea el amor, pero no lo conoce. En esta historia no voy a describir que es el amor, porque no
tendría espacio para decir que es, y tal vez no sea capaz de describirlo, dado que el amor no se puede
definir, sino que se tiene que vivir.
Acto 2: La realidad del hombre
Volviendo a la historia. “Un día este hombre se cansó de estar en este lugar, ya que quería ser mejor
que los demás, e ignoraba que los demás eran los que hacían que él fuera mejor. Y este hombre se
esforzó por demostrar que él era mejor. Pero, aunque los resultados que el obtuvo eran buenos, y
pensaba que esto lo hacía sobresalir sobre los otros, él no se sentía así.
Este hombre un día leyó un libro de un escritor llamado Emmanuel, el cual contaba pequeñas
historias. Estas historias lo confrontaban, ya que cada una le hacía pensar de que a pesar de todo lo
que él era y todo lo que él había realizado, eso de nada le serviría cuando al final de sus días la muerte
lo alcanzara y estuviera varios metros bajo tierra”.
No sé por qué, pero la muerte es tan importante para el hombre y el hombre lo ignora. La muerte es
lo único que nos recuerda que todo debajo del sol es vanidad. Para Alex, esta realidad no era nada
nuevo, pero las historias de Emmanuel lo habían hecho consiente de ésta, ya que a la muerte todos
prefieren ignorar y nadie se quiere encontrar con ella. Por un tiempo, estas historias le causaron
desesperación a Alex, tanto que todo lo que hacía perdía sentido, a pesar de hacer esto de la mejor
forma y con mayor esfuerzo.
Acto 3: La respuesta para volver a casa
“Pasaron algunos meses y este hombre leyó otro libro de Emmanuel, en este se encontraban otras
pequeñas historias, mediante las cuales Emmanuel enseñaba a vivir, pero este vivir estaba
representado en pequeños hechos cotidianos que reflejaban el amor hacia los demás, sonrisas, besos,
abrazos, saludos, comprensión, tolerancia, respeto por las diferencias,…. Actos que generaban
inclusión del otro, para hacerlo útil a la sociedad. Estas historias hicieron que él volviera a recobrar el
ánimo para continuar. Pero, con el tiempo este libro le comenzó a generar inquietudes, inquietudes
que hicieron que este hombre se preguntara lo siguiente: ¿seré capaz de hacer que estas historias
sean realidad en mi vida? ¿Seré capaz de amar? Luego de pensar en una respuesta, él entendió de que
a pesar de saber la respuesta para vivir, él no sabía cómo llevarla a la práctica.”
Lo que le pasaba a este hombre, es algo que Alex estaba viviendo. Él amaba a su familia, pero no era
capaz de demostrarlo, él sabía la importancia de su trabajo y el beneficio que generaba para los
demás, pero al solo buscar su beneficio personal no lograba generar el beneficio que deseaba. Así
pasaba con cada cosa que el hacía, tenía la intención de amar, pero todo lo que hacía mostraba lo
contrario.
Acto 4: Regresando a casa
“Paso el tiempo y las inquietudes eran cada día mayores, tanto que un día éstas historias no le
dejaron conciliar el sueño. Buscando la respuesta a sus preguntas camino todas las librerías de la
ciudad buscando otro libro de Emmanuel y no encontró nada. Cansado de buscar, un día en medio de
la plaza central de la ciudad levantando las manos y la voz al cielo grito: ¿y cómo puedo amar?
¿Dónde estás Emmanuel? Fue tal la desesperación con la cual grito este hombre que de su rostro
alcanzo a brotar una lágrima. Se estaba rindiendo, ya estaba cansado de batallar de querer SER y no
lograrlo, de querer VIVIR y estar muerto, de QUERER ENCONTRAR EL CAMINO a casa y no encontrarlo.
Y la gente que estaba a su alrededor no entendía lo que este hombre hacía, dado que al igual que él,
ellos un día también habían decidido alejarse de casa.
En ese momento a este hombre se le acerco uno que tenía por sobrenombre El consolador y le dijo:
“Veo que ya sabes que Emmanuel ha muerto, pero no llores porque esa muerte es el inicio de su nuevo
libro”, el hombre le respondió: “no entiendo lo que me quieres decir, ¿Cómo un hombre muerto puede
escribir un libro?, y El consolador le dijo: “En los últimos días mientras andaba con Emmanuel él decía
que él tenía que morir, porque esa era la única forma de volver a casa, y que el entendía que muchos
querían ir allá de nuevo, pero para eso todos tendrían que morir. Así que él decidió morir por todos,
para que ellos pudieran vivir, de tal forma que estos terminaran de escribir su último libro.”
Para este hombre estas palabras en principio no tuvieron sentido, pero de alguna forma le habían
consolado su corazón. Al pasar los días este hombre pensaba en lo que le había dicho El consolador
“morir para volver a casa” “…morir por todos, para que estos vivieran” “morir para volver a casa”
“…morir por todos, para que estos vivieran” “morir para volver a casa” “…morir por todos, para que
estos vivieran”. Pensando en esto, un día a este hombre le broto una sonrisa de su rostro, seguida de
un lloro de alegría, por fin había entendido la respuesta a su pregunta ¿y cómo puedo amar? La
respuesta era morir a él, morir para poder pensar y hacer algo por los otros. Al entender esto, este
hombre comenzó su camino a casa”
Cuando el amigo de Alex le termino de contar la historia, este le pregunto ¿Alex quieres continuar
escribiendo la historia de Emmanuel para de esta forma volver a casa?
La respuesta de Alex no te la voy a contar, pero espero que en medio de esta sociedad que solo se
preocupa por lo inmediato, puedas sacar un tiempo para responder la pregunta que se le hizo a Alex,
y si tienes el deseo de volver a casa, lo más probable es que lo logres.
Así que aunque la respuesta a la pregunta para volver a casa es tan sencilla como atrevernos a amar,
llevarla a cabo requiere esfuerzo, ya que para esto hay que morir a uno y eso no es sencillo. Pero,
recuerdo que entre las historias que están en los libros de Emmanuel, está escrito “Nadie tiene mayor
amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os
mando. (Juan 15:13-14)”.