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  • Cuentos Clásicos

    La Caperucita Roja

  • Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin el permiso previo y por escrito de los titulares de los derechos de propiedad intelectual.

    La Caperucita RojaAdaptación del clásico infantil

    Dirección Editorial: Carlos AburtoCoordinación editorial: Rubén SilvaJefe de Arte: Laura EscobedoCoordinación de Procesos: Rocel RodríguezCoordinación de Ilustración: Vania SalcedoDiseño y Diagramación: Rocel RodríguezIlustración: Wilder Pallarco

    © de esta edición: Ediciones SM SAC, 2020 Micaela Bastidas 190, San Isidro. Lima, Perú Teléfono: (51 1) 614 8900 www.sm.com.pe

  • 3

    En una casita del bosque vivía una niña que siempre usaba una capuchita

    de color rojo. Por eso le decían Caperucita Roja.

  • 4

    Caperucita Roja era muy feliz. Vivía con su mamá y le encantaba jugar con las ardillas,

    las mariposas y los pajaritos.

  • 5

    Un día, mientras Caperucita jugaba, su mamá la llamó y le contó

    que su abuelita estaba enferma.

    —¿Por qué no le llevas pastel, frutas y miel?

  • 6

    Caperucita quería mucho a su abuelita, así que aceptó feliz. Antes de salir,

    su mamá le dijo:

    —No te distraigas jugando, porque el lobo anda rondando.

  • 7

    Caperucita se fue por el camino, pensando en su abuelita y cantando:

    —Voy con mi canasta llena, para mi abuelita buena.

  • 8

    Pero en el camino observó una pradera que estaba llena de lindas flores.

    —¡Qué flores tan bonitas! Se las llevaré a mi abuelita.

  • 9

    De pronto, un lobo se apareció.

    —¿Adónde vas tan solita, linda Caperucita?

    —Voy a casa de mi abuelita a llevarle frutas y miel, y un poquito de pastel —contestó la niña.

  • 10

    —Yo conozco un buen atajo para llegar sin trabajo— le dijo el lobo, y le señaló un camino.

    A Caperucita no le pareció tan corto, porque tuvo

    que caminar mucho rato.

  • 11

    Cuando por fin llegó, llamó a la puerta.

    —¿Eres Caperucita? Pasa, hijita —le contestó su abuelita con una voz muy rara.

    El lobo había tomado un atajo, había encerrado a la abuelita en el armario y se había disfrazado como ella.

  • 12

    Caperucita se acercó para darle las flores y el pastel, con las frutas y la miel.

    —Abuelita, abuelita, ¿por qué tienes los ojos tan grandes? —le preguntó.

    —¡Para verte mejooooor! —le contestó el malvado lobo.

  • 13

    —¿Pero por qué tienes las orejas tan grandes?

    —¡Para oírte mejooooor!

    —¿Y por qué tienes la nariz tan grande?

    —¡Para olerte mejooooor!

  • 14

    Entonces, Caperucita le preguntó:

    —¿Pero por qué tienes la boca tan grande?

    —¡Para comerte mejooooor! —gritó el lobo, y se abalanzó sobre ella sin darle tiempo ni de gritar.

  • 15

    Luego de comerse a Caperucita, el lobo se echó a dormir una siesta.

    Felizmente un cazador que pasaba por ahí escuchó los gritos de la abuelita.

  • 16

    El cazador abrió la barriga del lobo para rescatar a Caperucita. Luego se la rellenó con piedras

    y echó al lobo fuera de la casa.

    Y al final los tres se sentaron en la mesa para comer pastel, frutas y miel.