cuentos de hermanos grimm 1

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CUENTOS DE HADAS DE LOS HERMANOS GRIMM

Coleccionados por Jacob y Whilhelm Grimm

Publicacin en Internet: www.cuentosdegrimm.com

E-book gratuito. Copyright www.cuentosdegrimm.com Prohibida su venta o lucro con l.

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Num. Nombre

Pgina

001-Caperucita Roja ...................................................................................................4 002-El Sastrecillo Valiente ..........................................................................................9 003-El Rey Rana .......................................................................................................17 004-Monte Simel .....................................................................................................21 005-El Rey Pico de Tordo .......................................................................................24 006-Blanca Nieves y Los Siete Enanos ......................................................................28 007-Las Tres Hilanderas ............................................................................................38 008-La Luz Azul ........................................................................................................42 009-Cenicienta ............................................................................................................47 010-Los Siete Cuervos ................................................................................................55 011-Un Cuento Enigmtico .......................................................................................58 012-Los Msicos de Bremen.......................................................................................59 013-El Hijo Ingrato ....................................................................................................63 014-Las Migajas en la Mesa ......................................................................................64 015-Pulgarcito ...........................................................................................................66 016-El Diablo con los Tres Pelos de Oro ...................................................................73 017-El Lobo y las Siete Cabritas ..............................................................................81 018-Rmpeles-Tjeles ..............................................................................................85 019-Rapunzel ............................................................................................................89 020-Hansel y Grethel ................................................................................................93 021-La paja, la brasa y la juda .................................................................................102 022-Elsie la Lista ....................................................................................................104 023-El seor Korbes .................................................................................................109 024-Hermano y Hermana .......................................................................................111 025-La Bella Durmiente del Bosque ........................................................................118 026-Yorinda y Yoringel .........................................................................................121 027-Allerleirauh .......................................................................................................124 028-El Pastor Sabio .................................................................................................130 029-Los Dos Caminantes ........................................................................................132 030-El Doctor Sbelotodo .......................................................................................141 031-El Erizo y el Esposo de la Liebre .....................................................................144 032-Los Duendes .....................................................................................................149 033-El Mantel, La Mochila, el Sombrero y el Cuerno .............................................153 034-El Campesino y el Diablo ..................................................................................159 035-Piel de Oso ......................................................................................................161 036-La Abeja Reina .................................................................................................166 037-El Enigma ........................................................................................................169 038-El Azote del Cielo .............................................................................................173 039-El Gato con Botas ...........................................................................................175 040-El Manto ..........................................................................................................179 041-La Serpiente Blanca ........................................................................................181 042-La Zorra y el Caballo ........................................................................................185 043-El Pescador y su Esposa ...................................................................................187 044-El Alimento de Dios .........................................................................................197 045-El Buho ............................................................................................................199 046-Las Zapatillas Desgastadas por Danzar..............................................................202 047-La Comadre Loba y el Zorro ............................................................................207

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048-El Agua de la Vida ..........................................................................................209 049-Las Tres Plumas .............................................................................................215 050-La Viga ............................................................................................................219

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001-Caperucita RojaHaba una vez una adorable nia que era querida por todo aqul que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la nia. Una vez le regal una pequea caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quera usar otra cosa, as que la empezaron a llamar "Caperucita Roja". Un da su madre le dijo, -"Ven, Caperucita, aqu tengo unas flores, un pastel y una botella de vino, llvaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y dbil y esto le ayudar. Vete ahora temprano, antes de que caliente el da, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, "Buenos das", ah, y no andes curioseando por todo el aposento."- "No te preocupes, har bien todo"-, dijo Caperucita, y tom las cosas y se despidi cariosamente. La abuelita viva en el bosque, como a un kilmetro de su casa. Y no ms haba entrado Caperucita en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontr con un lobo. Caperucita no saba que esa creatura pudiera hacer algn dao, y no tuvo ningn temor hacia l. -"Buenos das, Caperucita".- dijo el lobo. -"Buenos das, amable lobo".-"Adonde vas tan temprano, Caperucita?".-"A casa de mi abuelita".-"Y qu llevas en esa canasta?".-"Pastel y vino. Ayer fue da de hornear, as que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse".-"Y adonde vive tu abuelita, Caperucita?".-

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-"Como a medio kilmetro ms adentro en el bosque. Su casa est bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrs visto"-, contest inocentemente Caperucita. El lobo se dijo en silencio a s mismo, -"Qu creatura tan tierna! qu buen bocadito - y ser ms sabroso que esa viejita.- As que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fcilmente."Entonces acompa a Caperucita un pequeo tramo del camino y luego le dijo, -" Mira Caperucita, que lindas flores se ven por all, por qu no vas y recoges algunas? Y yo creo tambin que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque est lleno de maravillas."Caperucita levant sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aqu y all entre los rboles, y vio las bellas flores y el canto de los pjaros, pens, "Supongo que podra llevarle otras de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarn. Adems, an es muy temprano y no habr problema si me atraso un poquito, siempre llegar a buena hora". Y as, ella se sali del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, vea otra ms bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovech el tiempo y corri directo a la casa de la abuelita y toc a la puerta.

-"Quin es?"- pregunt la abuelita. -"Caperucita"-, contest el lobo. -"Traigo pastel y vino. breme, por favor"-"Mueve la cerradura y abre t"-, grit la abuelita, -"Estoy muy dbil y no me puedo levantar"El lobo movi la cerradura, abri la puerta, y sin decir una palabra ms, se fue directo a donde se encontraba la abuelita y de un bocado se la trag. Y enseguida se puso ropa de ella, se coloc un gorro, se meti en la cama y cerr las cortinas. Mientras tanto, Caperucita se haba quedado colectando flores, y cuando vio que tena tantas que ya no poda llevar ms, se acord de su abuelita y se puso en camino hacia ella.

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Cuando lleg, se sorprendi al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sinti tan extrao presentimiento que se dijo para s misma, -"Oh Dios! que incmoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita."- Entonces grit, -"Buenos das!"-, pero no hubo respuesta, as que fue al dormitorio y abri las cortinas. All pareca estar la abuelita con su gorro cubrindole toda la cara, y con una apariencia muy extraa. -"!Oh, abuelita!"- dijo, -"qu orejas tan grandes que tienes".-"Es para orte mejor, mi nia"-, fue la respuesta. -"Pero abuelita, qu ojos tan grandes que tienes".-"Son para verte mejor, querida".-"Pero abuelita, qu brazos tan grandes que tienes".-"Para abrazarte mejor".-"Y qu boca tan grande que tienes".-"Para comerte mejor".Y no haba terminado de decir lo anterior, cuando de un salto sali de la cama y se trag tambin a Caperucita. Entonces el lobo decidi hacer una siesta y se volvi a tirar en la cama, y una vez dormido empez a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por all, escuch los fuertes ronquidos y pens: -"Cmo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda."Entonces ingres al dormitorio, y cuando se acerc a la cama vio al lobo tirado all. -"As que te encuentro aqu, viejo pecador!"- dijo l.- "Haca tiempo que te buscaba!".Y ya se dispona a disparar su arma contra l, cuando pens que el lobo podra haber devorado a la viejita y que an podra ser salvada, por lo que decidi no disparar. En su lugar tom unas tijeras y empez a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto haba hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes ms y la pequea Caperucita sali rapidsimo, gritando, - "Qu asustada que estuve, qu oscuro que est ah dentro del lobo!"-, y enseguida sali tambin la abuelita, vivita, pero que casi no poda respirar. Rpidamente, Caperucita trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. 6

Y cuando el lobo despert, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soport el esfuerzo y cay muerto. Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quit la piel al lobo y se la llev a su casa. La abuelita comi el pastel y bebi el vino que le trajo Caperucita y se reanim. Pero Caperucita solamente pens, "Mientras viva, nunca me retirar del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me haba ya prohibido hacer."Tambin se dice que otra vez que Caperucita llevaba pasteles a la abuelita, otro lobo le habl, y trat de hacer que se saliera del sendero. Sin embargo Caperucita ya estaba a la defensiva, y sigui directo en su camino. Al llegar, le cont a su abuelita que se haba encontrado con otro lobo y que la haba saludado con "buenos das", pero con una mirada tan sospechosa, que si no hubiera sido porque ella estaba en la va pblica, de seguro que se la hubiera tragado. -"Bueno"-, dijo la abuelita, -"cerraremos bien la puerta, de modo que no pueda ingresar".Luego, al cabo de un rato, lleg el lobo y toc a la puerta y grit, -"Abre abuelita que soy Caperucita y te traigo unos pasteles!".Pero ellas callaron y no abrieron la puerta, as que aquel hocicn se puso a dar vueltas alrededor de la casa y de ltimo salt sobre el techo y se sent a esperar que Caperucita regresara a su casa al atardecer para entonces saltar sobre ella y devorarla en la oscuridad. Pero la abuelita conoca muy bien sus malas intenciones. Al frente de la casa haba una gran olla, as que le dijo a la nia, -"Mira Caperucita, ayer hice algunas ricas salsas, por lo que trae con agua la cubeta en las que las cocin, a la olla que est afuera".Y llenaron la gran olla a su mximo, agregando deliciosos condimentos. Y empezaron aquellos deliciosos aromas a llegar a la nariz del lobo, y empez a aspirar y a caminar hacia aquel exquisito olor. Y camin hasta llegar a la orilla del techo y estir tanto su cabeza que resbal y cay de bruces exactamente al centro de la olla hirviente, ahogndose y cocinndose inmediatamente. Y Caperucita retorn segura a su casa y en adelante siempre se cuid de no caer en las trampas de los que buscan hacer dao.

Enseanza:Hijos e hijas: Nunca anden solos por las calles y caminos. Pidan a sus padres que les acompaen. Nunca acepten ofertas que les haga cualquier persona, conocida o desconocida, si no es con el consentimiento y conocimiento de sus padres. Padres y madres: Acompaen siempre a sus hijos e hijas cuando tengan que trasladarse de un lugar a otro. 7

Siempre hay "lobos" acechando para "devorar" (comprendan bien qu es "devorar") a los que andan solos o solas y descuidados. Nunca los dejen solos ni siquiera en su propia casa. Si tienen que dejarlos en compaa de alguien, que sea nicamente si quien acompaa es de absolutsima confianza para Uds.

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002-El Sastrecillo ValienteCierta maana de verano estaba un sastrecillo trabajando junto a su mesa a la orilla de la ventana, y se senta con tan buen espritu que cosa a lo que ms poda. En eso pas por all una seora campesina anunciando en voz alta: -"Buenas mermeladas, deliciosas mermeladas! Baratas, a muy buen precio, llvenlas!"Eso alert complacidamente los odos del sastre, y asomando su delicada cabeza por la ventana grit: -"Hey, buena seora, suba ac y saldr de toda su mercanca!"La mujer subi los tres pisos hasta el taller del sastre y ste la hizo desempacar todas sus jarras. l las inspeccion una a una, las levantaba y las acercaba a su nariz, hasta que por fin expres: -"Me parece que las mermeladas estn muy buenas, as que por favor, deme 200 gramos, estimada seora, y si fuera un cuarto de kilo, estara bien".La dama, que esperaba tener una buena venta, le entreg lo que pidi, pero sali toda enojada y murmurando, por haber credo que realmente iba a venderlas todas. Y el sastrecillo contento grit: -"Ahora, Dios bendiga la mermelada para mi satisfaccin, y me d salud y fortaleza".Y fue y sac el pan de la canasta, cort una pieza en dos partes y coloc la mermelada a todo lo largo. -"De ninguna manera que esto estar amargo" - se dijo, -"pero primero terminar este abrigo antes de darle un mordisco".Puso el pan con la mermelada hacia arriba, cerca de l, y sigui cosiendo, y en su alegra, haca ms grandes y ms grandes las puntadas. Mientras tanto, el aroma de la dulce mermelada ascenda por la pared hasta donde haba gran cantidad de moscas, y stas fueron atradas y cayeron en puos sobre ella. -"Hola!, Quin las invit?" - dijo el sastrecillo, y espant a las moscas.

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Las moscas, que no entendan aquel lenguaje, no se fueron lejos, sino que regresaron y cada vez con ms compaa. El sastrecillo por fin perdi la paciencia y tom un trozo de tela de la caja que tena debajo de la mesa diciendo: -"Esperen y vern lo que sucede" - y dio un solo golpe con la tela sin misericordia sobre ellas. Cuando termin el golpe, mir y cont que no haba menos de siete, bien muertas y patas para arriba. -"Has visto a un tipo semejante?", - se dijo, y no dejaba de admirarse de su proeza. -"Todo el pueblo deber saber de esto!" Y el sastrecillo se hizo para l mismo una cinta, la bord con grandes letras que decan "SIETE DE UN GOLPE", y se la ci al pecho. -"Pero Cmo que slo el pueblo?"- continu diciendo. -"Todo el mundo entero debe de saberlo"- y su corazn oscilaba de contento como la cola de un corderito. Ya con su cinta ceida al pecho decidi ir adelante hacia el mundo, porque pens que su taller era demasiado pequeo para su valor. Antes de salir, mir en la habitacin para ver si haba algo que pudiera llevarse consigo. Sin embargo no encontr nada, excepto un viejo queso que puso en su bolso. En frente de la puerta de salida observ un pequeo pjaro enredado entre unas ramas. Y qued el pjaro acompaando al queso en el bolso. Tom la calle con optimismo, y se march corriendo y saltando, sin sentir ninguna fatiga. El camino lo llev hasta la cumbre de una montaa, y ah encontr a un poderoso gigante que miraba a su alrededor sentado muy confortablemente. El sastrecillo se acerc bravamente, y le habl diciendo: -"Buen da camarada, as que ests ah sentado viendo tranquilamente el ancho mundo! Yo estoy exactamente en camino a recorrerlo, y deseo probar mi suerte. Te gustara acompaarme?" El gigante contempl desdeosamente al sastre y dijo: "T, monigote!, T, creatura miserable!""De veras?" - contest el sastrecillo, y desabotonando su chaqueta le mostr al gigante su cinta. "Ah puedes ver la clase de hombre que soy".El gigante ley, "SIETE DE UN GOLPE", y pens que se trataba de gigantes que haba matado, por lo que comenz a sentir un poco de respeto por el pequeo individuo. Pero antes que nada, deseaba probarlo primero, y tom una piedra en su mano y la oprimi de tal manera que hasta sali agua de ella.

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-"Haz algo semejante", - dijo el gigante, -"si es que tienes tal fuerza".-"Es eso todo?" - dijo el sastre, -"eso es un juego de nios para m" Y meti su mano en el bolso, sac el pedazo de queso y lo presion en su mano hasta que sali abundante lquido de l. -"Ves"- dijo el sastre, -"estuve mejor que t".El gigante no saba que decir y no poda creer lo que hizo aquel pequen. Entonces el gigante tom una piedra y la lanz tan alto que fue difcil seguirla con la vista. -"Ahora, hombrecito, haz algo semejante."-"Buen tiro"- dijo el sastre, -"sin embargo despus de todo la piedra cay al suelo. Yo tirar ahora una que nunca caer de nuevo."Y meti de nuevo la mano en su bolso, tom al pjaro y lo lanz al aire. El pjaro encantado con su libertad, levant vuelo y se fue lejos sin volver jams. -"Qu te pareci, compaero"- pregunt el sastre. -"Ciertamente que puedes lanzar"- dijo el gigante, -"pero ahora veamos si eres capaz de cargar algo con propiedad".-Y llev al sastrecillo a un grueso roble que estaba cado en el suelo y le dijo: -"si eres suficientemente fuerte, aydame a sacar este rbol del bosque".- "Claro"- dijo el hombrecito, -"echa el tronco en tus hombros y yo levantar las ramas y ramitas; despus de todo, es la parte ms compleja."El gigante se ech el tronco al hombro, pero el sastre se sent en una rama, y el gigante que no poda voltear la cabeza, tuvo que cargar todo el camino con el rbol completo y el sastrecillo atrs, segn el convenio. l iba bien feliz y contento silbando la cancin "Tres marineros partieron del puerto", como si cargar el rbol fuera en verdad un juego de nios. El gigante, despus de haber soportado la parte dura del traslado, ya no aguantaba ms, y grit: -" Cuidado, que tendr que bajar el rbol!"El sastre rpidamente se lanz al suelo, agarr al rbol con sus dos manos como si lo hubiera estado cargando todo el camino, y dijo al gigante: -"T, que tienes un gran cuerpo, y no puedes cargar con el rbol!"Siguieron juntos el camino, y cuando pasaban por un rbol de cerezas, el gigante tom y dobl unas ramas altas y le dijo al sastre que las sostuviera mientras cortaba algunos frutos de los ms maduros y lo convid a comer. Pero el sastrecillo era demasiado dbil para sostener por s solo la rama doblada, y cuando el gigante solt sus manos, la rama 11

regres a su posicin lanzando al sastre por los aires. Cuando cay al suelo sin maltrato alguno, le dijo el gigante: -"Cmo es eso? No tienes fuerza suficiente para mantener la rama doblada?"- "No, no es falta de fuerza"- replic el sastrecillo. -"Crees que eso sera algo para un hombre que aplast a siete de un golpe? Yo salt por encima del rbol porque haba unos cazadores disparando hacia abajo all en la espesura. Salta t como yo lo hice, si es que puedes hacerlo."El gigante hizo el intento, pero no pudo pasar encima del rbol, y ms bien qued enredado en las ramas, as que en esto tambin el sastre mantuvo la ventaja. El gigante dijo: -"Si eres tan valiente, ven conmigo a nuestra caverna y pasa la noche con nosotros."El sastrecillo acept y lo sigui. Cuando entraron a la cueva, estaban otros gigantes sentados a la orilla del fuego, y cada uno de ellos tena un cordero asado en sus manos y lo coman. El sastrecillo mir alrededor y pens: -"Hay mucho ms espacio aqu que en mi taller."El gigante le mostr una cama para que durmiera all. La cama, sin embargo, era demasiado grande para el sastrecillo, por lo que no la us, sino que se acomod en una esquina. Cuando lleg la medianoche, y el gigante pens que el sastrecillo haba entrado en sueo profundo, se levant, tom una gran barra de hierro, y de un slo golpe parti la cama en dos, y crey que le haba dado a aquel saltamontes su golpe final. Temprano al amanecer los gigantes se dirigieron al bosque, y ya haban olvidado al sastrecillo, cuando de pronto l camin alegremente y con firmeza hacia ellos. Los gigantes quedaron espantados, y temerosos de que l los golpeara y dejara muertos, corrieron lo ms rpido que pudieron. Sigui entonces el sastrecillo su camino segn su propsito. Despus de caminar un largo trecho, lleg al jardn de un palacio real, y como se senta cansado, se arrecost en el zacate y se durmi. Mientras dorma, la gente lleg y lo inspeccion por todos lados, y leyeron su cinta que deca, "SIETE DE UN GOLPE." -"Ah"- dijeron ellos, -"Qu har aqu este guerrero en tiempos de paz? Debe de ser un poderoso seor."Entonces fueron a contarle al rey, y le comentaron que si se presentara una guerra, este hombre sera muy til y valioso, y por ningn motivo debera dejrsele partir. Le pareci bien la idea al rey, y envi a uno de sus cortesanos a donde estaba el sastrecillo para ofrecerle empleo en el servicio militar en cuanto despertare. El enviado permaneci junto al sastre, y esper hasta que l estir los brazos y abri sus ojos, y le habl de la propuesta. -"Oh s, es por esa razn que he venido aqu"-, respondi el sastre, -"estoy listo para entrar al servicio del rey."-

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Y fue recibido con honores y una habitacin especial le fue asignada. Pero los soldados no se sentan bien con l y su deseo era ms bien que estuviera a mil kilmetros de distancia. - "Cul ser el final de todo esto?"- se preguntaban entre ellos. -"Si combatimos contra l, y le da por dar golpes, siete de nosotros caeramos en cada oportunidad y ninguno podra mantenerse contra l."Al fin llegaron a una decisin: fueron todos en grupo donde el rey, y le anunciaron sus renuncias. -"No estamos preparados"- dijeron, -"para estar con un hombre que mata a siete de un golpe."El rey se entristeci que por la causa de un hombre tuviera que perder a tan fieles soldados, y deseaba que ojal nunca hubiera puesto los ojos en el sastre y que lo mejor sera deshacerse de l. Pero no se aventur a despedirlo, temiendo que podra rebelarse y matara a toda su gente y se colocara l mismo en su trono real. Lo pens por mucho tiempo y al fin lleg a una determinacin. Envi un mensaje al sastrecillo para ser informado de que como l era un gran guerrero, tena una solicitud para l. En un bosque de su pas vivan dos gigantes que causaban gran desasosiego con sus robos, asesinatos, maltratos e incendios, y nadie poda acercrseles sin poner en serio riesgo su propia vida. Si el sastre conquistaba y mataba estos dos gigantes, le entregara a su nica hija como esposa y la mitad de su reino como dote, y adems cien caballeros podrn ir con l para ayudarle en la misin. -"Eso sin duda ser una gran cosa para un hombre como yo!"- pens el sastrecillo. -"A nadie le ofrecen una bella princesa y la mitad de un reino cada da de la vida"!- "Oh, s, claro"- contest al rey, -"pronto domar a esos gigantes, y no necesito la ayuda de esa caballera para hacerlo, porque aqul que de un golpe termina con siete, no tiene por qu temerle a solo dos."El sastrecillo fue adelante, y los cien caballeros le seguan. Cuando lleg a los lmites de la foresta, le dijo a sus seguidores: -"Qudense aqu esperando, yo solito terminar pronto con los gigantes."Y se intern en la foresta mirando a izquierda y derecha. Al cabo de un rato encontr a los gigantes. Estaban durmiendo bajo un rbol, y roncaban de tal manera que las ramas suban y bajaban. El sastrecillo, sin perder tiempo, llen dos bolsos con piedras y con ellas subi al rbol, encima de los gigantes. Cuando estaba a media altura, baj un poco por una rama para quedar exactamente arriba de los gigantes, y entonces dej caer una piedra y otras ms sobre el pecho de uno de los gigantes. Por un rato el gigante no reaccionaba, pero al fin despert, empuj a su compaero, y dijo: -"Por qu me ests golpeando?"13

- "Seguro que ests soando" - contesto el otro, -"no te estoy golpeando."Y de nuevo se pusieron a dormir, y entonces el sastrecillo tir una piedra sobre el segundo. - "Qu significa todo esto?"- grit.- "Por qu me ests tirando cosas?"-"Yo no te estoy tirando cosas"- contest el primero, refunfuando. Discutieron por un rato, pero como estaban cansados, se olvidaron del asunto y regresaron a sus sueos. El sastrecillo inicio su juego de nuevo, tom la piedra ms grande y la tir con todas sus fuerzas sobre el pecho del primero. -"Eso s que est malo!"- grit l, y se levant como un hombre loco, y empuj a su compaero contra el rbol hasta hacerlo oscilar.

El otro le pag entonces con la misma moneda, y se envolvieron en tal violencia que arrancaban a los rboles y les quebraban ramas, y se golpearon uno al otro por tan largo rato que al fin ambos cayeron muertos al suelo al mismo tiempo. Entonces el sastrecillo baj de un slo brinco. -"Qu buena suerte"- se dijo, -"que no maltrataron el rbol en el que me encontraba sentado, si no hubiera tenido que saltar a otro como una ardilla, pero para eso nosotros los sastres somos giles." Sac l su espada y dio un par de estocadas a cada uno de los gigantes en el pecho y camin adonde estaban los caballeros y dijo: -"El trabajo est concluido; he dado a ambos el golpe final, aunque fue un trabajo muy duro! En su desesperacin daaron rboles, y se defendieron con ellos, pero todo eso no tiene sentido cuando se enfrentan con un hombre como yo, que mata siete de un golpe."- "Pero no esta usted herido?"- pregunt un caballero. -"No se preocupe en absoluto por eso"- contest el sastre, -"ellos no tocaron ni siquiera un pelo de mi cabeza." Los caballeros no podan creerle e ingresaron a la foresta donde encontraron a los gigantes muertos e inundados con su sangre y gran cantidad de rboles yaciendo en el suelo.

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El sastrecillo pidi al rey su recompensa, pero ste, arrepentido de su promesa busc de nuevo ver como se deshaca del hroe. -"Antes de que puedas recibir a mi hija y la mitad de mi reino"- le dijo, -"debes realizar antes una hazaa heroica ms. En la foresta anda un unicornio que hace mucho dao, y debes de capturarlo."- "Le temo mucho menos a un unicornio que a dos gigantes. Siete de un golpe, es mi clase de accin!"Tom una cuerda y un hacha, se encamin al bosque, y de nuevo le pidi a los que lo acompaaban que esperaran afuera, y se interno en la foresta. Tuvo que buscar por largo rato. De pronto apareci el unicornio que corri directo hacia el sastre con su cuerno en posicin de ataque, como si le hubieran escupido sobre su cuerno sin ms ceremonia. - "Suave, suave, no debes hacerlo as tan rpido"- dijo l, y se mantuvo esttico y esper a que el animal estuviera ms cerca. Entonces de un gil brinco subi al rbol. El unicornio corri hacia el rbol con toda su fuerza y choc su cuerno contra el rbol a tanta velocidad que se clav profundamente y no pudo sacarlo de all. Y en consecuencia qued pegado al rbol. -"Ya tengo al pajarito"- dijo el sastre. Y baj al frente del rbol, puso la soga alrededor del cuello del unicornio, y con el hacha cort el cuerno del unicornio. Una vez todo listo, tom a la bestia y la llev ante el rey. El rey no quera an cumplir su promesa, y le hizo una tercera demanda. Antes de la boda, el sastre debera capturar para l a un jabal salvaje que hace grandes estragos en el bosque, y dijo que los cazadores pueden proveerle de la ayuda necesaria. -"Lo har!"- dijo el sastre, -"eso es un juego de nios!"Como de costumbre, l no se llev a los cazadores a lo interno del bosque, y ellos se complacieron de que fuera as, ya que el jabal salvaje en muchas ocasiones los haba recibido de tal manera, que no mentiran en decir que gustosamente lo esperaran afuera. Cuando el jabal percibi al sastre, corri hacia l con su boca espumando, mostrando sus filosos colmillos, y estuvo cerca de tirarlo al suelo, pero el gil hroe corri hacia una capilla que haba ah cerca, y de un salto entr por una ventana y sali por otra. Entr por la puerta el jabal a perseguirlo, pero el sastre, dando la vuelta por fuera, cerr la puerta detrs de l, y la furiosa bestia, que era demasiado grande para salir por una ventana, qued atrapado. El sastrecillo llam a los cazadores para que vieran al prisionero con sus propios ojos. El hroe, sin embargo fue donde el rey, quien estaba ahora, le gustara o no, obligado a cumplir lo prometido, dndole a su hija y a la mitad de su reino. Si el rey hubiera sabido que al que tena al frente suyo, en vez de un hroe guerrero, no era ms que un sastre, se habra enfurecido muchsimo ms. La boda se llev a cabo con gran magnificencia y regocijo, y adems de un sastre, un rey fue hecho.

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Algn tiempo despus, la joven reina oy a su marido que hablaba en sueos y deca: - "Muchacho, termina ese traje y arregla los pantalones, si no te golpear las orejas con la regla de medir."As, ella descubri de que nivel social provena el joven monarca, y a la maana siguiente fue a contarle aquello a su padre, y rog que le ayudara a deshacerse de su marido, que no era ms que un humilde sastre. El rey la confort y le dijo: -"Deja la puerta de la habitacin abierta esta noche, y mis sirvientes estarn afuera, y cuando l se haya dormido ellos entrarn, lo amarrarn, y lo pondrn en una nave que lo llevar por todo el ancho mundo."La mujer se satisfizo con eso, pero un escudero del rey, que haba escuchado todo, y que apreciaba mucho al joven soberano, fue a informarle del complot. -"Pondr mi parte en ese negocio"- dijo el sastrecillo. En la noche se fue a la cama con su esposa a la hora usual, y cuando ella pens que ya estaba bien dormido, ella se levant, abri la puerta y se acost de nuevo. El sastrecillo, que se haca el dormido, comenz a gritar en voz bien alta: - "Muchacho, termina ese traje y arregla los pantalones, si no te golpear las orejas con la regla de medir. Ya mat a siete de un golpe, mat a dos gigantes, traje a un unicornio y captur a un jabal salvaje, y no temo a esos que estn afuera de mi dormitorio."Cuando esos hombres oyeron al sastre hablando as, les sobrecogi un gran miedo, y corrieron como si un cazador los persiguiera, y nadie ms se atrevi nunca ms a aventurarse en contra de l. As, el sastrecillo fue rey y se mantuvo firme, hasta el fin de sus das.

Enseanza:Siempre vale mucho ms, maa que fuerza.

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003-El Rey RanaHace muchos aos, cuando el desear an le ayudaba a uno, viva un rey cuyas hijas eran todas buenas doncellas, pero la ms joven era tan bondadosa, que el mismo sol, que ha visto tanto, se detena cada vez que iluminaba su camino. Cerca del castillo del rey, haba una inmensa y oscura selva, y bajo un viejo rbol de lima haba un pozo, y cuando el da esta muy caliente, la hija menor del rey iba a la selva a sentarse junto a la fresca fuente, y cuando se aburra, tomaba una bola de oro y la tiraba alto para capturarla. Y esta bola era su juguete favorito. Pero sucedi que en una ocasin la bola no lleg a las manos que la esperaban, sino que cay al suelo y rod hasta caer en el pozo. La hija del rey la sigui con sus ojos, hasta que desapareci. Y el pozo era profundo, tan profundo que no se alcanzaba a ver el fondo. Ella empez a llorar, y a llorar ms alto y ms alto sin llegar a sentir consuelo. Y mientras se lamentaba oy que alguien le deca: -"Que te sucede, hija del rey?, te lamentas tanto que hasta las piedras te mostraran piedad"Ella mir alrededor buscando hacia donde vena la voz, y vio a una rana sacando del agua su gran cabeza. -"Ah!, vieja corredora de aguas, eres t?"- pregunt.- "Estoy llorando por mi bola de oro, que cay dentro del pozo"- concluy diciendo. -"Qudate tranquila y no llores ms"- contest la rana. "Yo te puedo ayudar, pero que me dars a cambio si te regreso ese juguete de nuevo?"-"Lo que t quieras, querida rana"- dijo ella. -"Mis vestidos, mis perlas y joyas, y hasta la corona de oro que llevo puesta"La rana respondi: -"No me interesan tus vestidos, tus perlas o joyas, ni la corona de oro, pero si me amaras y me dejaras ser tu compaera y socia de juegos, y sentarme contigo en tu mesa, y comer de tu plato de oro, y beber de tu vaso, y dormir en tu cama junto a t. Si t me prometes cumplir todo eso, yo bajar y traer ac de regreso tu bola de oro."-"Oh, claro" - dijo ella, -"yo te prometo cumplir tus deseos, si me regresas la bola"Ella sin embargo pensaba: -"Cmo habla esa tonta rana! Ella vive en el agua junto a las otras ranas y sapos y no podra ser compaera de ningn ser humano!"-

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Pero la rana, una vez recibida la promesa, meti su cabeza en el agua y se sumergi profundamente, y momentos despus suba nadando trayendo en su boca la bola, y la tir en el zacate. La hija del rey qued encantada de ver una vez ms de nuevo a su juguete, y recogindola corri con ella. -"Espera, espera!"- gritaba la rana. haces t!-"Llvame contigo, que no puedo correr como lo

Pero de qu le servira gritar, an con su croak, croak, tan fuerte como poda? Ella no la escuchaba, y corri a su aposento y pronto olvid a la pobre rana, que se vio obligada a regresar al pozo de nuevo. Al da siguiente, cuando se sent a la mesa con el rey y los cortesanos, y haba empezado a comer en su plato de oro, algo lleg brincando y sonando splash, splash, a las gradas de mrmol, y cuando lleg arriba, toc a la puerta y grit: -"Princesa, la ms joven de las princesas, breme la puerta a m."Ella corri a ver que haba afuera, pero cuando abri la puerta, encontr a la rana sentada al frente. Entonces ella tir la puerta a toda prisa, y regres a sentarse a la mesa y qued muy asustada. El rey vio que estaba sumamente alterada y que su corazn lata fuertemente y le pregunt: -"Mi muchachita, qu es lo que te asust tanto?, est por casualidad un gigante afuera que quiere raptarte y llevarte lejos?"-"Oh, no"- replic ella. -"No es un gigante, sino una horrible rana"-

-"Y qu hace una rana contigo?"-"Ah, mi querido padre, ayer yo estaba en la foresta, sentada junto al pozo, jugando con mi bola de oro, cundo sta cay a lo profundo del pozo. Y como yo lloraba mucho, la rana me la regres, y como ella insista, yo le promet que poda ser mi compaera, pero nunca pens que sera capaz de alejarse de sus aguas! Y ahora est ah afuera, esperando que la ingrese conmigo."-

Mientras tanto la rana toc a la puerta por segunda vez, y gritaba:

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-Princesa! La ms joven de las princesas! breme a mi la puerta! Recuerdas lo que me dijiste ayer en las frescas aguas de la fuente? Princesa, la ms joven princesa! breme a mi la puerta! Entonces dijo el rey: -"Lo que t has prometido, debes cumplirlo. Ve y djala entrar"Ella fue y abri la puerta, y la rana salt y la sigui a ella, paso a paso, hasta su silla. Entonces, cuando la princesa se sent, la rana grit: -"Levntame para estar a tu lado."Ella no actuaba, hasta que el rey le orden hacerlo. Cuando la rana ya estaba en la silla, le pidi estar en la mesa, y una vez en la mesa dijo: -"Ahora, empuja tu plato de oro ms cerca de m de modo que podamos comer juntos."Ella lo hizo, pero fue fcil ver que lo haca sin su voluntad. La rana disfrut de la comida, pero casi todos los bocados que la princesa tomaba, la estremecan. Al final dijo la rana: -"Ya he comido y estoy satisfecha; ahora estoy cansada, llvame a tu dormitorio, alista tu sedosa cama, y ambos iremos a dormir."La hija del rey empez a llorar, porque tena miedo de la fra rana que ella no quera tocar, y que iba ahora a dormir en su preciosa y limpia cama. Pero el rey se molest y dijo: -"Aquel que te ayud cuando estuviste en apuros, no debe ser decepcionado por t."As que ella tom a la rana con slo dos dedos, la llev arriba y la puso en una esquina. Pero cuando ella se meti a su cama, la rana sigilosamente se le acerc y le dijo: -"Estoy cansada, quiero dormir tan bien como t, levntame o se lo dir a tu padre."Entonces ella se enoj terriblemente, la tom en sus manos y la lanz con todas sus fuerzas contra la pared. -"Ahora te estars quieta, odiosa rana."- dijo ella. Pero cuando cay al suelo ya no era una rana, sino un encantador prncipe de bellos modales. Ahora, l, por decisin de su padre, es su compaero y esposo. Entonces l le cont cmo haba sido hechizado por un malvado brujo, y cmo nadie lo haba sacado nunca del pozo, excepto ella, y que maana podran ir juntos a su reino. Ambos fueron a 19

dormir, y a la maana siguiente, al levantar el sol, lleg un carruaje con ocho caballos blancos, con plumas blancas de avestruz en sus cabezas, y con arreos con cadenas de oro, y atrs vena el fiel sirviente Henry. El fiel sirviente Henry haba quedado tan infeliz cuando su patrn fue convertido en rana, que se haba atado tres bandas de hierro alrededor de su corazn para que no reventara de pena y tristeza. El carruaje condujo al prncipe a su reino. El fiel Henry les ayud a ambos, y se puso a sus rdenes de nuevo, y estaba lleno de dicha por su rescate. Y cuando iban de camino, el hijo del rey escuch que algo se quebraba atrs de l. Se volvi y grit: -"Hey, Henry, el carruaje se est quebrando."-"No, patrn, no es el carruaje. Es una banda que est sobre mi corazn, que me haba puesto por mi gran dolor por su encantamiento como rana dentro del pozo. Otra y otra vez volvieron aquellos sonidos, y el hijo del rey pensaba que el carruaje se estaba quebrando, pero slo eran las bandas que se reventaban de alrededor del corazn del fiel Henry porque su patrn era ahora libre y feliz.

Enseanza:Lo que se promete, siempre debe cumplirse.

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004-Monte SimelHaba una vez dos hermanos, uno rico y otro pobre. El rico, sin embargo, nunca ayudaba al pobre, el cual se ganaba escasamente la vida comerciando maz, y a veces le iba tan mal que no tena para el pan de su esposa e hijos. Una vez, cuando el pobre iba con su carreta por el bosque, mir hacia un lado, y vio una grande y pelada montaa, que nunca antes haba visto. l par y la observ con gran asombro. Mientras analizaba aquello, vio de pronto que venan doce grandes hombres en direccin a donde se encontraba, y pensando que podran ser asaltantes, escondi la carreta entre la espesura, se subi a un rbol y esper a ver que suceda. Sin embargo, los doce hombres se dirigieron a la montaa y gritaron: -"Montaa Semsi, montaa Semsi, brete!"-E inmediatamente la montaa se abri al centro, y los doce ingresaron a ella, y una vez dentro, la montaa se cerr. Al cabo de un rato, se abri de nuevo, y los hombres salieron cargando pesados sacos sobre sus hombros. Y cuando ya todos estaban a la luz del da, dijeron: -"Montaa Semsi, montaa Semsi, cirrate!"Y la montaa se cerr completamente, sin que quedara sea de alguna entrada a ella, y los doce se marcharon de all. Cuando ya no estaban a la vista, el hombre pobre baj del rbol y fue a curiosear qu secreto haba realmente escondido en la montaa. As que se acerc y grit: -"Montaa Semsi, montaa Semsi, brete!"Y la montaa se le abri a l tambin. Entr a ella, y toda la montaa era una cueva llena de oro y plata, con grandes cantidades de perlas y brillantes joyas, como si fueran granos de maz durante la cosecha. El hombre pobre no saba que hacer, si tomar parte de ese tesoro para s o no, pero al fin llen sus bolsillos con oro, dejando las perlas y piedras preciosas donde estaban. Cuando sali grit: -"Montaa Semsi, montaa Semsi, cirrate!"Y la montaa se cerr, y regres a casa con su carreta y su carga.

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Y desde entonces ya no tena ms ansiedad, y poda comprar el alimento para su esposa e hijos con el oro, y adems buen vino en el almacn. Viva felizmente y en desarrollo, daba ayuda a los pobres, y haca el bien a quien necesitara. Sin embargo, cuando se le termin el oro obtenido, fue donde su hermano y le pidi prestado un barril para medir trigo, fue a la montaa y trajo de nuevo otro poco ms de oro para l, pero nunca toc ninguna de las cosas ms valiosas. El hermano rico, sin embargo, estaba cada da ms envidioso de las posesiones de su hermano, y de la buena vida que llevaba, y no poda entender de donde provena su riqueza, ni qu era lo que su hermano hizo con el barril de medida. Entonces se le ocurri un pequeo truco, y cubri todo el fondo del barril con goma, y a la siguiente vez, cuando el hermano le devolvi el barril, encontr una pieza de oro pegada en l. Inmediatamente fue donde su hermano y le pregunt: -"Qu es lo que mides con mi barril?" -"Maz y cebada."- respondi Entonces le mostr la pieza de oro, y le amenaz de que si no le deca la verdad, lo acusara a las autoridades. El hermano entonces le cont toda la historia, tal como sucedi. El hombre rico, orden que alistaran su carreta ms grande, y se encamin a la montaa, determinado a aprovechar la oportunidad mejor que como lo hizo su hermano, y traer de regreso una buena cantidad de diversos tesoros. Cuando lleg a la montaa grit: -"Montaa Semsi, montaa Semsi, brete!"La montaa se abri y l ingres. All estaban todos los tesoros yacentes a su vista, y por un rato no se decida por cual empezara. Al fin, se llen con cuanta piedra preciosa pudo cargar. l deseaba llevar su carga afuera, pero su corazn y su espritu estaban tambin tan llenos del tesoro que hasta haba olvidado el nombre de la montaa, y grit: -"Montaa Simel, montaa Simel, brete."Pero como ese no era el nombre correcto de la montaa, ella nunca se abri y permaneci cerrada. Entonces, se alarm, y entre ms trataba de recordarlo, ms se le confundan los pensamientos, y sus tesoros no le sirvieron para nada.

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Al atardecer, la montaa se abri, y eran los doce ladrones que llegaron y entraron, y cuando lo vieron soltaron una carcajada y dijeron: -"Pajarito, te encontramos al fin! Creste que nunca notaramos que ya has venido dos veces antes? No te pudimos capturar entonces, pero esta tercera vez no podrs salir de nuevo."Entonces el hombre rico dijo: -"Pero no fui yo, fue mi hermano."Y lo dejaron rogar por su vida y que dijera lo que quisiera, pero al final lo dejaron encerrado en la cueva hasta sus ltimos das.

Enseanza:La envidia y la avaricia slo sirven para hundir al envidioso y avaro.

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005-El Rey Pico de TordoHaba una vez un rey que tena una hija cuya belleza fsica exceda cualquier comparacin, pero era tan horrible en su espritu, tan orgullosa y tan arrogante, que a ningn pretendiente lo consideraba adecuado para ella. Los rechazaba uno tras otro, y los ridiculizaba lo ms que poda. En una ocasin el rey hizo una gran fiesta y reparti muchas invitaciones para los jvenes que estuvieran en condicin de casarse, ya fuera vecinos cercanos o visitantes de lejos. El da de la fiesta, los jvenes fueron colocados en filas de acuerdo a su rango y posicin. Primero iban los reyes, luego los grandes duques, despus los prncipes, los condes, los barones y por ltimo la clase alta pero no cortesana. Y la hija del rey fue llevada a travs de las filas, y para cada joven ella tena alguna objecin que hacer: que muy gordo y parece un cerdo, que muy flaco y parece una caa, que muy blanco y parece de cal, que muy alto y parece una varilla, que calvo y parece una bola, que muy... , que...y que...., y siempre inventaba algo para criticar y humillar. As que siempre tena algo que decir en contra de cada uno, pero a ella le simpatiz especialmente un buen rey que sobresala alto en la fila, pero cuya mandbula le haba crecido un poco en demasa. -"Bien."- gritaba y rea, -"ese tiene una barbilla como la de un tordo!"Y desde entonces le dejaron el sobrenombre de Rey Pico de Tordo. Pero el viejo rey, al ver que su hija no haca ms que mofarse de la gente, y ofender a los pretendientes que all se haban reunido, se puso furioso, y prometi que ella tendra por esposo al primer mendigo que llegara a sus puertas. Pocos das despus, un msico lleg y cant bajo las ventanas, tratando de ganar alguito. Cuando el rey lo oy, orden a su criado: -"Djalo entrar."As el msico entr, con su sucio y roto vestido, y cant delante del rey y de su hija, y cuando termin pidi por algn pequeo regalo. El rey dijo: -"Tu cancin me ha complacido muchsimo, y por lo tanto te dar a mi hija para que sea tu esposa." La hija del rey se estremeci, pero el rey dijo: 24

-"Yo hice un juramento de darte en matrimonio al primer mendigo, y lo mantengo."Todo lo que ella dijo fue en vano. El obispo fue trado y ella tuvo que dejarse casar con el msico en el acto. Cuando todo termin, el rey dijo: -"Ya no es correcto para t, esposa de msico, permanecer de ahora en adelante dentro de mi palacio. Debes de irte junto con tu marido."El mendigo la tom de la mano, y ella se vio obligada a caminar a pie con l. Cuando ya haban caminado un largo trecho llegaron a un bosque, y ella pregunt: -"De quin ser tan lindo bosque?" -"Pertenece al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sera tuyo."respondi el msico mendigo. -"Ay, que muchacha ms infeliz soy, si slo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!" Ms adelante llegaron a una pradera, y ella pregunt de nuevo: -"De quin sern estas hermosas y verdes praderas?"-"Pertenecen al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sera tuyo."respondi otra vez el msico mendigo. -"Ay, que muchacha ms infeliz soy, si slo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!" Y luego llegaron a un gran pueblo, y ella volvi a preguntar: -"A quin pertenecer este lindo y gran pueblo?"-

-"Pertenece al rey Pico de Tordo. Si lo hubieras aceptado, todo eso sera tuyo."respondi el msico mendigo. -"Ay, que muchacha ms infeliz soy, si slo hubiera aceptado al rey Pico de Tordo!" -"Eso no me agrada."- dijo el msico, orte siempre deseando otro marido. No soy suficiente para t?" Al fin llegaron a una pequea choza, y ella exclam:

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-"Ay Dios!, que casita tan pequea. De quin ser este miserable tugurio?" El msico contest: -"Esta es mi casa y la tuya, donde viviremos juntos."Ella tuvo que agacharse para poder pasar por la pequea puerta. -"Dnde estn los sirvientes?"- dijo la hija del rey. -"Cules sirvientes?"- contest el mendigo. -"T debes hacer por ti misma lo que quieras que se haga. Para empezar enciende el fuego ahora mismo y pon agua a hervir para hacer la cena. Estoy muy cansado." Pero la hija del rey no saba nada de cmo encender fuegos o cocinar, y el mendigo tuvo que darle una mano para que medio pudiera hacer las cosas. Cuando terminaron su raqutica comida fueron a su cama, y l la oblig a que en la maana debera levantarse temprano para poner en orden la pequea casa. Por unos das ellos vivieron de esa manera lo mejor que podan, y gastaron todas sus provisiones. Entonces el hombre dijo: -"Esposa, no podemos seguir comiendo y viviendo aqu, sin ganar nada. Tienes que confeccionar canastas."l sali, cort algunas tiras de mimbre y las llev adentro. Entonces ella comenz a tejer, pero las fuertes tiras heran sus delicadas manos. -"Ya veo que esto no funciona."- dijo el hombre. -"Ms bien ponte a hilar, talvez lo hagas mejor."Ella se sent y trat de hilar, pero el duro hilo pronto cort sus suaves dedos que hasta sangraron. -"Ves"- dijo el hombre, -"no calzas con ningn trabajo. Veo que hice un mal negocio contigo. Ahora yo tratar de hacer comercio con ollas y utensilios de barro. T te sentars en la plaza del mercado y venders los artculos."-"Caray!"- pens ella, -"si alguien del reino de mi padre viene a ese mercado y me ve sentada all, vendiendo, cmo se burlar de m."Pero no haba alternativa. Ella tena que estar all, a menos que escogiera morir de hambre. La primera vez le fue muy bien, ya que la gente estaba complacida de comprar los utensilios de la mujer porque ella tena bonita apariencia, y todos pagaban lo que ella peda. Y algunos hasta le daban el dinero y le dejaban all la mercanca. De modo que 26

ellos vivieron de lo que ella ganaba mientras ese dinero durara. Entonces el esposo compr un montn de vajillas nuevas. Con todo eso, ella se sent en la esquina de la plaza del mercado, y las coloc a su alrededor, listas para la venta. Pero repentinamente apareci galopando un jinete aparentemente borracho, y pas sobre las vajillas de manera que todas se quebraron en mil pedazos. Ella comenz a llorar y no saba que hacer por miedo. -"Ay no!, Qu ser de m?"-, gritaba, -"Qu dir mi esposo de todo esto?"Ella corri a la casa y le cont a l todo su infortunio. -"A quin se le ocurre sentarse en la esquina de la plaza del mercado con vajillas?"dijo l. -"Deja de llorar, ya veo muy bien que no puedes hacer un trabajo ordinario, de modo que fui al palacio de nuestro rey y le ped si no podra encontrar un campo de criada en la cocina, y me prometieron que te tomaran, y as tendrs la comida de gratis."La hija del rey era ahora criada de la cocina, y tena que estar en el fregadero y hacer los mandados, y realizar todos los trabajos de limpieza. En ambas bolsas de su ropa ella siempre llevaba una pequea jarra, en las cuales echaba lo que le corresponda de su comida para llevarla a casa, y as se mantuvieron. Sucedi que anunciaron que se iba a celebrar la boda del hijo mayor del rey, as que la pobre mujer subi y se coloc cerca de la puerta del saln para poder ver. Cuando se encendieron todas las candelas, y la gente entr, cada una ms elegante que la otra, y todo se llen de pompa y esplendor, ella pens en su destino, con un corazn triste, y maldijo el orgullo y arrogancia que la dominaron y la llevaron a tanta pobreza. El olor de los deliciosos platos que se servan adentro y afuera llegaron a ella, y ahora y entonces, los sirvientes le daban a ella algunos de esos bocadillos que guardaba en sus jarras para llevar a casa. En un momento dado entr el hijo del rey, vestido en terciopelo y seda, con cadenas de oro en su garganta. Y cuando l vio a la bella criada parada por la puerta, la tom de la mano y hubiera bailado con ella. Pero ella rehus y se atemoriz mucho, ya que vio que era el rey Pico de Tordo, el pretendiente que ella haba echado con burla. Su resistencia era indescriptible. l la llev al saln, pero los hilos que sostenan sus jarras se rompieron, las jarras cayeron, la sopa se reg, y los bocadillos se esparcieron por todo lado. Y cuando la gente vio aquello, se solt una risa generalizada y burla por doquier, y ella se senta tan avergonzada que deseara estar kilmetros bajo tierra en ese momento. Ella se solt y corri hacia la puerta y se hubiera ido, pero en las gradas un hombre la sostuvo y la llev de regreso. Se fij de nuevo en el rey y confirm que era el rey Pico de Tordo. Entonces l le dijo cariosamente: -"No tengas temor. Yo y el msico que ha estado viviendo contigo en aquel tugurio, somos la misma persona. Por amor a ti, yo me disfrac, y tambin yo fui el jinete loco

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que quebr tu vajilla. Todo eso lo hice para abatir al espritu de orgullo que te posea, y castigarte por la insolencia con que te burlaste de m."Entonces ella llor amargamente y dijo: -"He cometido un grave error, y no valgo nada para ser tu esposa."Pero l respondi: -"Confrtate, los das terribles ya pasaron, ahora celebremos nuestra boda."Entonces llegaron cortesanas y la vistieron con los ms esplndidos vestidos, y su padre y la corte entera lleg, y le desearon a ella la mayor felicidad en su matrimonio con el rey Pico de Tordo. Y que la dicha vaya en crecimiento. Son mis deseos, pues yo tambin estuve all.

Enseanza:El orgullo y la arrogancia, slo dejan prdidas y disgustos.

006-Blanca Nieves y Los Siete EnanosHaba una vez hace mucho tiempo, all en el norte, a la mitad del invierno, cuando los copos de nieve caen como plumas desde el cielo, una reina que gustaba de coser sentada junto a una ventana que tena los marcos hechos de bano negro. Y mientras cosa y miraba hacia afuera el caer de la nieve , se punz uno de sus dedos, y tres gotas de sangre cayeron sobre algunos copos de nieve que haban entrado por la ventana. Y vio aquella sangre preciosa sobre la blanca nieve, y pens: -"Oh!, Si yo llegara a tener una nia que tuviera el blanco de la nieve, el rojo de la sangre, y el negro del bano del marco de esta ventana!"-

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Pronto tuvo la dicha de tener una linda nia, que era tan blanca como la nieve, sus mejillas rojas como la sangre, y su cabello tan negro como el bano. Por lo tanto la llam Blanca-Nieves. Pero poco despus de nacer la nia, la reina muri. Despus de pasado un ao, el rey tom otra esposa. Era bella, pero orgullosa y engreda, y no soportaba que existiera otra mujer que la sobrepasara en hermosura. Ella posea un espejo mgico, y cuando se colocaba al frente y se miraba en l, le deca: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"Y el espejo contestaba: -"T, gran reina, eres la ms bella de todas."Y ella quedaba satisfecha, porque saba que el espejo le deca siempre la verdad. Unos aos despus el rey falleci, pero Blanca-Nieves fue creciendo, y creca ms y ms bondadosa, educada y preparada cada da, y cuando ya estaba adolescente era tan bella en su espritu, como un da primaveral, y por todas sus buenas cualidades superaba en mucho a la belleza fsica de la misma reina. Y lleg al fin un da en que la reina pregunt de nuevo: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"El espejo contest: -"T eres fsicamente la ms bella de todas las mujeres que hay por aqu, excepto por Blanca-Nieves, a quien su bondad la hace ser an ms bella que t. As lo creo."Entonces la reina se enfureci, y su tez se torn amarilla y verde de la envidia. A partir de entonces, donde quiera que viera a Blanca-Nieves, su corazn se estremeca en su pecho, y lleg a odiar muchsimo a la muchacha. A medida que la envidia y el orgullo crecan ms y ms en su corazn como una maleza, as tambin dejaba de tener paz en el da y en la noche. En un momento dado, no soportando ms, llam a un cazador y le dijo: -"Llvate a la muchacha adentro del bosque, no quiero tenerla ms a mi vista. Mtala, y treme su corazn al regreso como prueba."El cazador obedeci y la llev lejos, pero cuando l sac su cuchillo, y estaba a punto de herir a la inocente Blanca-Nieves, ella, llorando le dijo: -"Ay, querido cazador, djame vivir! Yo me internar lejos en la espesura y nunca ms volver a casa de nuevo."Y como ella era tan dulce y buena, el cazador tuvo piedad y dijo:

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-"Corre, vete lejos, pobre muchacha."-"Las bestias salvajes pronto la devorarn."- se pens l. Y sinti como si una enorme y pesada piedra se hubiera escapado de su pecho, ante el hecho de que ya no era necesario que tuviera que matarla. Y justo en ese momento un joven jabal se acerc por donde l estaba, le sac el corazn y se lo llev a la reina como prueba de que la joven haba muerto. Ahora la pobre muchacha se hallaba sola en el gran bosque, y tan aterrorizada que hasta las hojas de los rboles la asustaban. Entonces empez a correr, y saltaba sobre filosas piedras y punzantes espinos, y las bestias salvajes corran tras ella, pero no le hacan dao. Ella corri tan lejos como pudieron darle sus piernas hasta la llegada del anochecer. Entonces divis una pequea cabaa y entr en ella a dormir. Todo lo que haba en la cabaa era pequeo, pero tan limpio y aseado como no podra describirse. Haba una mesa con un mantel blanco y siete platos pequeos, y con cada plato una cucharita. Es ms, haba siete pequeos cuchillos y tenedores, y siete jarritas. Y contra la pared se hallaban siete pequeas camas una junto a la otra y cubiertas con colchas tan blanquitas como la nieve. La joven Blanca-Nieves estaba tan hambrienta y sedienta que ella tom y comi un poquito de vegetales y pan de cada platito y bebi una gota de vino de cada jarrita, porque no deseaba coger todo de un mismo plato y jarra. Entonces, al estar tan cansada, trat de acomodarse en alguna camita, pero a como iba probando, ninguna le asentaba bien, hasta que lleg a la ltima que s le sirvi, y ah se qued. Dijo su oracin, y se acomod a dormir. Cuando ya haba oscurecido, regresaron los dueos de la cabaa. Eran siete enanos que cavaban y extraan oro y piedras preciosas en las montaas. Encendieron sus siete candelas, y con su luz observaron que alguien haba estado all, pues las cosas no estaban exactamente en el orden en que las acostumbraban tener. El primero dijo: -"Quin se ha sentado en mi silla?"El segundo: -"Quien comi de mi plato?"El tercero: -"Quin cogi parte de mi pan?"El cuarto: -"Quin tom parte de mis vegetales?"-

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El quinto: -"Quien us mi tenedor?"El sexto: -"Quin us mi cuchillo?"El sptimo: -"Quien bebi de mi jarra?"Entonces el primero observ alrededor y vio que haba un pequeo hundimiento en su cama y dijo: -"Quin se ha metido en mi cama?"Y los dems fueron a revisar sus camas, diciendo: -"Alguien ha estado en nuestras camas tambin"Pero cuando el sptimo mir en su cama, vio a Blanca-Nieves, quien dorma profundamente all. Y llam a los dems, quienes llegaron corriendo, y suspiraron con asombro, y trajeron sus siete candelas para alumbrar mejor a la joven Blanca-Nieves. -"Oh, cielos!, Oh, cielos!"- susurraban - "Que encantadora muchacha!"Y les encant tanto que no la despertaron, y la dejaron dormir en la cama. Y el sptimo enano se acomod entre sus compaeros, turnndose a ratos de un lugar a otro por toda la noche. Cuando lleg el amanecer, Blanca-Nieves despert, y se asust cuando vio a los siete enanos. Pero ellos fueron amistosos y le preguntaron su nombre. -"Mi nombre es Blanca-Nieves."- contest. -"Y cmo fue que llegaste a nuestra cabaa?"- preguntaron los enanos. Ella les dijo que la reina la mand a matar, pero que el cazador le salv la vida, y que corri durante todo el da, hasta que por fin encontr su vivienda. Los enanos dijeron: -"Si puedes tomar cuidado de nuestra casa, cocinar, arreglar las camas, lavar, coser y tejer, y mantienes todo limpio y ntido, puedes quedarte lo que quieras por nada."-"S, claro."- respondi ella, -"Con todo mi corazn."- y se qued con ellos. Les mantuvo su casa en orden. Ellos iban en las maanas a las montaas a buscar oro y piedras preciosas, y al atardecer regresaban, encontrando ya lista su cena al llegar. 31

La joven tena que quedarse sola todo el da, por lo que los buenos enanos siempre le decan:

-"Ten cuidado de la reina, pronto se enterar de que ests aqu, as que no dejes entrar a nadie."Mientras tanto, la reina, creyendo que ya Blanca-Nieves no estorbaba, no haca otra cosa ms que pensar en que ella era de nuevo la ms hermosa. Y fue donde el espejo y dijo: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"y el espejo contest: -"Oh, reina, t eres lo ms bello que yo he podido ver, pero en las montaas, sobre las colinas, donde viven los siete enanos, Blanca-Nieves an vive con muy buena salud, y no hay ninguna, que por su bondad, sea ms bella que ella."La reina se qued atnita, pues saba que el espejo jams menta, y comprendi que el cazador la traicion, y que por eso Blanca-Nieves an viva. Y pens y pens de nuevo cmo podra matarla, para que aquella no siguiera siendo la ms bella en el mundo. Y la envidia no la dejaba descansar. Cuando ya hubo meditado sobre qu hacer, se pint la cara, y se disfraz como una vieja vendedora, de tal manera que nadie la hubiera reconocido. Con ese disfraz se dirigi a la montaa a la casa de los siete enanos, toc la puerta y grit: -"Vendo bellas cosas, baratitas, baratitas!"La joven Blanca-Nieves se asom por la ventana y la llam: -"Buenos das, mi buena seora, qu es lo que tiene para vender?"-"Buenas cosas y bellas cosas"- contest, -"lazos de muchos colores para lucir en la garganta"-, y ella jal uno que estaba confeccionado con finas y coloridas sedas. -"Voy a pagarle a esa viejita"- pens Blanca-Nieves. Quit la cerradura a la puerta y compr el lazo, y se lo coloc ella misma.

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-"Jovencita"- dijo la mujer, -"Qu mal te lo pusiste. Permteme ponrtelo adecuadamente de una vez."Blanca-Nieves no sospech nada y se mantuvo junto a ella y dej que le montara el nuevo lazo. Pero la vieja mujer lo puso tan rpido y tan apretado que Blanca-Nieves perdi el sentido y la respiracin, y cay al suelo como muerta. -"Ahora ya soy la ms bella."- se deca a s misma la reina, y se alej rpidamente. No mucho rato despus, al atardecer, regresaron los siete enanos, pero se sintieron totalmente perturbados cuando vieron a su amada Blanca-Nieves yaciendo en el suelo, y que no se mova ni responda y pareca como si estuviera muerta. La incorporaron y vieron que tena un lazo muy apretado. Lo cortaron y ella comenz a respirar lentamente, y al cabo de un rato se recuper totalmente. Cuando los enanos escucharon lo que haba pasado dijeron: -"La vieja vendedora no era otra persona ms que la malvada reina. Ten mucha precaucin y no te acerques a nadie mientras no estemos contigo."Pero la perversa mujer, al llegar a su habitacin, fue inmediatamente donde el espejo y pregunt: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"y el espejo contest: -"Oh, reina, t eres lo ms bello que yo he podido ver, pero en las montaas, sobre las colinas, donde viven los siete enanos, Blanca-Nieves an vive con muy buena salud, y no hay ninguna, que por su bondad, sea ms bella que ella."Cuando ella oy aquello, toda su sangre se le subi a la cabeza con furia, de saber que Blanca-Nieves segua an con vida. -"Pero ahora"- se dijo, "pensar algo que ser tu final." Y con ayuda de algo de brujera, en lo cual ella era experta, se fabric un venenoso peine. Y tom una nueva apariencia, con la forma de otra vieja mujer. Entonces volvi a ir a la casa de los siete enanos, toc a la puerta y grit con otra voz: -"Vendo cosas buenas y baratas, baratas!"Blanca-Nieves se asom y le dijo: -"Vyase! No puedo dejar entrar a nadie!"-"Supongo que al menos podras mirar."- dijo la vieja. Y sac el venenoso peine y lo sostuvo en alto. Y le gust tanto a la muchacha que la sedujo y abri la puerta. Una vez hecha la compra, la vieja mujer dijo: 33

-"Ahora te peinar apropiadamente como debe ser de una vez."La pobre Blanca-Nieves de nuevo no tuvo suspicacia, y dej que la vieja hiciera como quiso. Pero no ms haba colocado el peine en su cabellera, cuando enseguida el veneno hizo efecto, y la joven cay al suelo sin sentido. -"T, modelo de bondad"- dijo la malvada mujer, -"ya ests lista."- y se march. Pero afortunadamente ya casi era el atardecer, la hora de regreso de los siete enanos. Cuando llegaron y vieron a Blanca-Nieves en el suelo, como muerta, enseguida sospecharon de la reina. La revisaron y encontraron el peine envenenado en la cabellera. Entonces de nuevo le recordaron a ella estar siempre en guardia y no abrir la puerta a nadie. La reina, de nuevo en casa, corri al espejo y dijo: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"y el espejo contest: -"Oh, reina, t eres lo ms bello que yo he podido ver, pero en las montaas, sobre las colinas, donde viven los siete enanos, Blanca-Nieves an vive con muy buena salud, y no hay ninguna, que por su bondad, sea ms bella que ella."Cuando ella oy al espejo hablar as, se estremeci y golpete con rabia. -"Blanca-Nieves deber morir"- grit ella, -"aunque me cuesta la vida."Inmediatamente baj a un saln secreto, solitario, donde nadie ms que ella poda llegar, y all hizo una muy venenosa manzana. Por fuera la manzana se vera preciosa, con unos pmulos rojizos muy atrayentes, que cualquiera que la viera deseara tomarla, pero quien mordiera an una pequea porcin, de seguro morira. Cuando estuvo terminada la manzana, se pint la cara, y se visti como una campesina, y as regres a la casa de los siete enanos en la montaa. Toc a la puerta. BlancaNieves asom su cabeza por la ventana y dijo: -"No puedo abrirle a nadie!, los enanos me lo han prohibido! -"Me da lo mismo"- contest la mujer, -"Pronto terminar con mis manzanas. Pero te obsequiar una para ti."-"No"- dijo Blanca-Nieves, -"No debo aceptar nada."-"Temes que estn envenenadas?"- dijo la vieja mujer. -"Mira, cortar la manzana en dos piezas. T te comes la orilla roja, y yo la parte blanca."La manzana estaba tan perfectamente confeccionada, que solamente la parte roja contena el veneno. Blanca-Nieves deseaba la manzana, y cuando vio que la mujer 34

coma tranquilamente su parte blanca, no resisti ms y tom en sus manos la porcin envenenada. Pero no haba terminado de saborear el primer bocado, cuando cay como muerta. Entonces la reina la mir con una mirada terrorfica, y se ri fuertsimo diciendo: -"Blanca como la nieve, roja como la sangre y negra como la madera de bano! Esta vez los enanos no podrn reanimarte de nuevo"Y ya en su habitacin, cuando pregunt al espejo: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"al fin le dijo: -"Oh, reina, en este mundo, t eres la ms bella de todas."Entonces su envidioso corazn sinti descanso, si es que un corazn envidioso puede llegar a tener algn descanso. Cuando regresaron los enanos al atardecer, encontraron de nuevo a Blanca-Nieves yaciendo en el suelo. No se le senta respirar y pareca muerta. La levantaron, la revisaron a ver si encontraban algo venenoso, le soltaron lazos, revisaron su cabellera, la lavaron con agua y vino, pero todo fue en vano. La pobre muchacha segua como muerta. La colocaron entonces en un atad, y los siete se sentaron alrededor y lloraron por ella, y lloraron durante tres largos das. Entonces ellos fueron a enterrarla, pero luca tan linda como si estuviera viva, y an conservaba sus rojas mejillas. Ellos dijeron: -"No la enterremos en la oscura tierra."Y construyeron un atad de cristal transparente, de modo que pudiera ser vista de todos lados, y la colocaron all, y escribieron su nombre en letras doradas, y que era hija del rey. Entonces pusieron el atad en lo claro de la montaa, y uno de ellos siempre se quedaba acompandola y vigilndola. Y llegaron tambin aves y lloraron por ella. Primero un bho, luego un cuervo, y de ltimo una paloma. Y ahora Blanca-Nieves estuvo por largo tiempo en el atad, y no cambiaba nada en absoluto, siempre aparentando que estaba dormida, porque era blanca como la nieve, roja como la sangre, y su cabello negro como el bano. Sucedi sin embargo, que el hijo de otro rey lleg al bosque, y fue a la casa de los enanos a pasar la noche. Y vio el atad en la montaa con la bella Blanca-Nieves dentro de l, y ley las letras doradas que los enanos le haban escrito. Entonces dijo a los enanos: -"Permtanme llevrmela con el atad, yo le dar a ustedes lo que pidan por ella."Pero los enanos respondieron:

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-"No la dejaramos ir por todo el oro del mundo."Entonces les dijo: -"Permtanme tenerla como un obsequio, porque no podra vivir sin ver a BlancaNieves. Yo la honrar y valorar como mi ms amada posesin." Al hablar de ese modo, los enanos se compadecieron y le entregaron el atad. Ahora el hijo del rey la hizo cargar en los hombros de sus sirvientes. Pero ocurri que tropezaron con la raz de un rbol, y con el golpe, el pedacito de manzana envenenada que Blanca-Nieves haba mordido, sali disparado de su boca. Y al momento ella abri los ojos, levant la tapa del atad, se sent, y una vez ms le volvi la conciencia. -"Oh, cielos!, dnde estoy?" - pregunt sorprendida. El hijo del rey, lleno de gozo, dijo: -"Ests conmigo."Y le cont todo lo acontecido y agreg: -"Te quiero ms que nada en el mundo, ven conmigo al palacio de mi padre, y te har mi esposa."Blanca-Nieves acept y fue con l, y su boda fue celebrada con gran ceremonia y esplendor. Pero la malvada reina tambin fue invitada a la fiesta. Cuando ella ya se haba arreglado glamorosamente en esplndidos vestidos, fue al espejo y le dijo: -"Espejito, espejito, que ests en la pared Quin en esta tierra es la ms bella?"y el espejo contest: -"Oh, reina, eres lo ms bello que yo he visto, pero la joven reina, por su bondad, es an ms bella que t. Entonces la perversa mujer maldijo todo, y se senta tan infeliz, pero tan infeliz, que no saba qu hacer. Al principio no quera ir a la boda del todo, pero no tena paz, y decidi ir a conocer a la joven princesa. Y cuando ingres al saln, reconoci a Blanca-Nieves, y qued paralizada de rabia y rencor, y no se pudo mover. Pero ya se haban preparado unas zapatillas con polvo de pimientos picantes, que fueron tradas por los sirvientes, y las pusieron al frente de ella. Entonces fue forzada a ponerse aquellas zapatillas, y bail y bail hasta que cay exhausta de agotamiento. Y desde entonces fue llevada a una habitacin aislada donde pas el resto de sus das.

Enseanza:La envidia, y el no saber aceptar con humildad el xito ajeno, conducen hasta la muerte del alma con el cuerpo vivo.

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007-Las Tres HilanderasHaba una vez una joven muy perezosa que no le gustaba hilar, y aunque su madre le insista, no haba manera de que se pusiera a hilar. Un da su madre se impacient y se molest tanto, que la rega con dureza, y ella se puso a llorar sonoramente. En ese momento pasaba por ah la reina, y cuando oy los lamentos par su carruaje, fue a la casa y pregunt a la madre que por qu estaba castigando a su hija que lloraba tan fuerte que desde lejos se oan sus gritos. Entonces la madre, sintiendo vergenza de lo intil que era su hija le dijo: -"Es que no puedo hacer que pare de hilar. Ella insiste en hilar e hilar, y como somos pobres, no puedo darle todo el material que me pide."Entonces contest la reina: -"Para m no hay sonido tan gratificante como cuando estn hilando, y nunca me siento tan feliz como cuando estn las ruedas girando. Permtame llevar a su hija a mi palacio, all yo tengo suficiente lino y podr hilar todo lo que ella quiera." La madre se alegr muchsimo con la propuesta, y la reina se llev a la joven. Cuando llegaron al palacio, la reina llev a la muchacha a tres recmaras que estaban repletas del ms fino lino, de pared a pared. -"Ahora hlame este lino"- dijo la reina, -"y cuando hayas terminado, te ofrezco a mi hijo mayor como esposo, no importa que seas de familia pobre. Eso no me molesta, tu infatigable industriosidad es de un valor suficiente."La muchacha, secretamente, se senta aterrorizada, porque vea que no podra hilar el lino, ni aunque viviera trescientos aos sentada todo el da de la maana a la noche. Entonces, cuando ya estuvo sola, comenz a llorar, y por tres das se sentaba sin mover siquiera un dedo. Al tercer da volvi la reina, y cuando vio que nada se haba hilado an, se sorprendi. Pero la joven se excus diciendo que no se haba sentido en condiciones de comenzar debido a su tristeza de haber dejado la casa materna. La reina qued satisfecha con eso, pero le dijo al salir: -"Maana ya debes empezar a trabajar."Cuando la joven qued sola de nuevo, no saba que hacer, y en su congoja se acerc a la ventana. Vio que tres mujeres venan hacia ella, la primera tena un anchsimo pie aplanado; la segunda tena el labio inferior tan agigantado que le colgaba sobre la barbilla; y la tercera tena un dedo pulgar enorme. Ellas se pararon bajo la ventana,

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miraron hacia arriba, y le preguntaron que era lo que la estaba inoportunando. La muchacha les explic su problema, y entonces ellas le ofrecieron ayudarla y le dijeron: -"Si nos invitas a tu boda, y no te avergenzas de nosotras, y nos llamas "tas", y adems nos sientas a la mesa principal, nosotras hilaremos el lino por ti, y en un tiempo bien corto."-"Con todo mi corazn"- replic ella, -"pero entren y comiencen el trabajo de una vez."Y dej entrar a las tres desconocidas mujeres, y les aclar un espacio en la primera habitacin, donde ellas se sentaron y comenzaron a hilar. La primera jalaba el hilo y pedaleaba la rueda, la segunda humedeca el hilo, y la tercera lo trenzaba, y golpeaba la mesa con su pulgar, y en el tanto que la golpeaba, una madeja de hilo caa al suelo, quedando la hilada del modo ms fino posible.

La muchacha encubri a las tres hilanderas de la vista de la reina, y cuando ella llegaba, le mostraba la gran cantidad de lino hilado, y a la reina no le quedaban palabras con que elogiarla. Cuando ya se vaci la primera habitacin, pasaron a la segunda y por ltimo a la tercera, la que fue aclarada rpidamente. Entonces las tres mujeres se marcharon, no sin antes decir: -"No olvides lo que nos prometiste. Eso te llenar de fortuna."Cuando la joven le mostr a la reina las habitaciones vacas, y la gran cantidad de hilado, la reina dio las rdenes para la boda, y el novio se regocij de que tendra una inteligente e industriosa esposa, y la elogi grandemente.

-"Yo tengo tres tas"- dijo ella, -"y han sido muy buenas conmigo, y no me gustara olvidarlas en mi buena fortuna. Permteme invitarlas a la boda, y que compartan con nosotros a la mesa principal."La reina y el novio dijeron: -"Cmo no las invitaramos?"As, cuando la fiesta empez, las tres mujeres entraron vestidas extraamente, y la novia dijo: -"Bienvenidas, queridas tas."39

-"Huy!"- dijo el novio, -"Qu tas ms raras tienes!"Se levant l entonces y fue donde la que tena el pie ancho y aplanado y le pregunt: -"Cmo lleg a deformarse as su pie?"-"Pedaleando"- contest, -"pedaleando."Entonces el novio fue donde la siguiente y le pregunt: -"Cmo se le form ese labio tan cado?"-"Humedeciendo."- respondi. Por ltimo pregunt a la tercera: -"Cmo se le hizo tan gordo ese pulgar?"-"Trenzando el hilo"- le contest, -"trenzando el hilo."Con todo eso, el hijo del rey se alarm tanto que dijo: -"Ni ahora ni nunca, volver mi querida novia a tocar una hiladora."Y as ella se libr para siempre del odiado trabajo de hilar.

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Enseanza:Cumplir lo prometido, trae un tesoro escondido.

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008-La Luz AzulHaba una vez en tiempos de guerras, un soldado que por muchos aos sirvi a su rey fielmente. Pero cuando acabaron las guerras, ya no pudo servir ms a causa de las muchas heridas que haba recibido. El rey le dijo: -"Debes volver a tu casa, ya no te necesito ms, y no vas a recibir ninguna paga adicional, pues solamente se da el salario mientras se est en servicio."Entonces el soldado, que no saba de que otra manera ganarse la vida, se fue totalmente frustrado, y camin todo el da, hasta que lleg a un bosque y entr en l. Cuando oscureci, vio una luz, y se dirigi a ella, y lleg a una choza donde viva una bruja. -"Por favor, dame posada por una noche, y un poquito de comida y bebida"- le dijo l a ella, -"o morir de hambre."-"Aj!"- contest ella, -"Quien le dara algo a un soldado despedido? Te tendr compasin y te dejar entrar, si haces lo que deseo"-"Y qu es lo que deseas?"- respondi el soldado. -"Que maana me arregles totalmente mi jardn."- dijo la bruja. El soldado consinti, y al da siguiente trabaj con todas sus fuerzas, pero no pudo terminar todo al llegar el atardecer. -"Veo muy bien" dijo la bruja, -"que por hoy ya no puedes hacer ms, pero te dar otra noche, y en pago por ello, maana me picars una carga de lea hacindola compacta."El soldado gast todo el da hacindolo, y al atardecer la bruja le propuso quedarse una noche ms. -"Maana solamente debers hacerme un trabajito muy pequeito. Atrs de mi casa hay un viejo pozo seco, donde ha cado mi linterna. Ella alumbra azul, y nunca se apaga, y debes trarmela de regreso."- dijo ella. Al da siguiente la vieja lo llev al pozo, y lo baj en una canasta. l encontr la luz azul, y le hizo una seal a ella para que lo subiera. Ella jal la cuerda hacia arriba, pero cuando ya estaba cerca del borde, ella estir la mano tratando de coger la luz azul, quitndosela a l.

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-"No!"- dijo l, percibiendo su mala intencin, -"No te dar la luz, hasta tanto no est afuera con mis dos pies sobre el suelo."La bruja se molest, solt la cuerda y se march. El pobre soldado cay sobre el hmedo fondo, sin herirse, y la luz azul segua iluminando, pero, De qu le servira eso? Vio l que no podra escapar de la muerte. Se sent por un rato muy acongojado, y de pronto explor su bolsillo y encontr su pipa de tabaco, que an estaba a medio llenar. -"Este ser mi ltimo placer."- pens. La sac, la encendi con la luz azul y comenz a fumarla. Cuando el humo haba circulado por toda la caverna, sbitamente apareci un duende negro parado frente a l, que le dijo:

-"Seor, Cules son tus rdenes?"-"Y que rdenes tengo que darte?"- replic el soldado, bastante confundido. -"Y que rdenes tengo que darte?"- replic el soldado, bastante confundido. -"Yo debo hacer cualquier cosa que me pidas"- dijo el hombrecito. -"Bien"- dijo el soldado, -"en primer lugar, scame de este pozo." El hombrecito lo tom de la mano y lo llev por un pasaje subterrneo, pero no olvid de llevarse la luz azul consigo. En el camino, el duende le mostr los tesoros que la bruja haba colectado y escondido all, y el soldado tom tanto oro como poda cargar. Cuando llegaron arriba, l le dijo al hombrecito: -"Ve ahora y atas a la bruja, y la llevas ante la justicia."En unos momentos, pas la bruja, tan rpido como el viento, dando escalofriantes gritos como un gato salvaje, e inmediatamente reapareci el hombrecito. -"Todo est hecho"- dijo l, -" y la bruja ya cuelga en el cadalso. Qu ms se te ofrece, mi seor?"-"Por ahora, nada ms."- contest el soldado, -"Debes retornar a tu hogar, pero mantente siempre disponible a mi alcance, por si te convoco."-"No necesitas ms que encender tu pipa con la luz azul, y yo aparecer ante ti de nuevo."- dijo el duende, y desapareci de su vista. 43

El soldado retorn al pueblo de donde haba venido. Fue a la mejor posada, orden los mejores vestidos, y pidi al propietario que le alistara una habitacin tan preciosa como fuera posible. Cuando ya estuvo lista y el soldado haba tomado posesin de ella, invoc al pequeo negrito y le dijo: -"Mira, yo serv muy fielmente a mi rey, pero el me despreci, y me dej hambriento, y ahora es mi turno de tomar mi accin."-"Qu debo hacer?"- pregunt el hombrecito. -"Cuando ya est entrada la noche, y la hija del rey est en su cama, trela dormida, y ella har el trabajo de servidumbre para m."- contest. -"Eso es algo muy fcil para m, pero algo muy peligroso para ti, porque si eres descubierto, te podra costar un buen disgusto."- dijo el duende. Cuando sonaron las doce de la noche, la puerta se abri, y el hombrecito traa a la princesa. -"Aja!, Eres t?"- grit el soldado a la princesa, -"Ponte a trabajar de inmediato! Toma la escoba y barre la recmara."Cuando hubo terminado esto, l le orden acercarse a la silla, y estir sus piernas y dijo: -"Qutame las botas!"Y enseguida las tir al suelo enfrente de su cara, e hizo que las recogiera de nuevo, las limpiara y les diera brillo. Ella, sin embargo, hizo todo lo que le pidi, sin oposicin, en silencio y con los ojos a medio cerrar. Y cuando cant el primer gallo, el duende la llev de regreso al palacio y la coloc en su cama. En la maana, cuando la princesa se levant, fue donde su padre y le cont que haba tenido un muy extrao sueo. -"Yo era llevada volando por las calles con la rapidez del relmpago"- deca ella, -"y puesta en la habitacin de un soldado, y yo tena que trabajarle como una sirviente, barrer su alcoba, limpiar sus botas y hacer todos los trabajos miscelneos. Fue slo un sueo, pero me siento tan cansada como si realmente hubiera hecho todo aquello."-"El sueo podra haber sido real."- dijo el rey, -"Te dar una pequea ayuda. Llena tu bolso de guisantes, y hazle un pequeo hueco al bolso, y entonces, si de nuevo eres llevada en vuelo, los guisantes irn cayendo y dejando un rastro en las calles."Pero, sin que hubiera sido notado por el rey, el duende estaba a su lado cuando l deca eso, y oy todo al respecto. En la noche, cuando la princesa era llevada de nuevo por las calles, ciertamente algunos guisantes cayeron del bolso, pero no pudieron dejar un rastro, pues el hombrecito haba regado guisantes en todas las calles. Y de nuevo la princesa fue obligada a hacer el trabajo de sirviente hasta el canto del gallo.

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A la maana siguiente, el rey mand a su gente a buscar el rastro, pero todo fue en vano, pues en cada calle, los nios pobres recogan los guisantes diciendo: -"Debe de haber llovido guisantes, anoche."-"Tenemos que pensar en algo ms."- dijo el rey.-" -"Djate los zapatos puestos cuando te vayas a la cama, y antes de que regreses del lugar a donde has sido llevada, esconde uno de ellos ah, y yo pronto idear el medio para encontrarlo."El duende escuch el nuevo plan, y en la noche, cuando el soldado le orden de nuevo traer a la princesa, se lo revel, y adems le dijo que no saba de ningn mtodo para contrarrestar esa estrategia, y que si el zapato era encontrado en su habitacin, le podra ir muy mal. -"Haz lo que te pido."- replic el soldado. Y de nuevo esta tercera noche la princesa fue obligada a trabajar como sirviente, pero antes de partir a palacio, escondi su zapato bajo la cama del soldado. A la maana siguiente, el rey tena al pueblo entero buscando el zapato de su hija. Y fue encontrado donde el soldado, y el mismo soldado, que por ruego del enano se haba alejado de la casa, fue pronto capturado y llevado a prisin. En su huda, haba olvidado su ms preciada posesin, la luz azul y el oro, y solamente le quedaba un ducado en su bolsillo. Y ahora cargado de cadenas, estaba parado junto a la ventana de su calabozo, cuando tuvo la suerte de ver a uno de sus antiguos colegas pasar por ah. El soldado golpe en la ventana, y cuando el colega se acerc, le dijo: -"Seras tan amable de traerme un pequeo envoltorio que dej en la posada olvidado?, yo te dar un ducado por el mandado"El camarada corri hacia all y le trajo lo solicitado. Tan pronto como el soldado qued solo de nuevo, encendi su pipa e invoc al negro duende. -"No temas."- le dijo ste. -"Ve adonde te lleven, y djalos hacer lo que quieran, solamente mantn contigo la luz azul."Al da siguiente el soldado fue llevado a juicio, y aunque aleg que no haba hecho nada malo, fue condenado a muerte. Cuando era llevado al cadalso, le pidi al rey un ltimo favor. -"Y qu es?"- pregunt el rey. -"Que pueda fumar una vez ms mi pipa en el camino."- dijo el soldado. -"Puedes fumarla hasta tres veces ms"- contest el rey, -"pero no imagines que te perdonar la vida." Entonces el soldado sac su pipa y la encendi con la luz azul, y apenas subieron unas pocas roscas de humo apareci el duende con un pequeo ltigo en la mano diciendo: 45

-"Qu deseas mi seor?"-"Castiga con el ltigo hasta hacer caer al suelo a esos falsos jueces, y a su comisario, y no pongas reparos en el rey que tan mal me ha tratado."Entonces el duende cay sobre ellos, castigndolos, dndoles aqu y all, y quienquiera fuera tocado por el ltigo, caa al suelo, y no se aventuraba a levantarse de nuevo. El rey estaba aterrorizado. Y l mismo le pidi piedad al soldado, que lo dejara vivir, y le dio todo su reino, y a la princesa por esposa.

Enseanza:Toda mala accin contra el prjimo, tarde o temprano regresa al actor. Y con creces.

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009-CenicientaLa esposa de un rico hombre cay enferma, y sintiendo que ya estaba en sus ltimos das, llam a su nica hija a su lado y le dijo: -"Mi querida hija, se siempre buena y piadosa, y as el buen Dios te proteger todos los das, y yo tambin velar por ti desde el cielo y estar cerca de ti."Momentos despus la buena seora cerr sus ojos y parti al reino de Dios. Todos los das la joven visitaba la tumba de su madre, y lloraba, y se comportaba buena y piadosa. Cuando lleg el invierno, una gran capa de nieve se form sobre la tumba, y cuando el sol del verano la derriti, su padre tom a otra mujer por esposa. La nueva mujer lleg a la casa con dos hijas, las cuales eran guapas y de lindas caras, pero viles y de negro corazn. All empezaron los malos tiempos para la pobre hija del seor. -"Pero se va a sentar esa estpida gansa con nosotras en la sala?"- decan ellas, -"Si alguien quiere comer pan, que se lo gane. Que se vaya para la cocina."Ellas le quitaron los lindos vestidos que tena, le pusieron un viejo delantal gris, y le dieron unos zapatos de madera. -"Slo mira a la orgullosa princesa, qu compuesta que est!"- gritaban y rean, y la llevaron a la cocina. All ella tena que hacer trabajos duros desde la maana hasta la noche, levantarse antes del amanecer, traer el agua, encender los fuegos, limpiar, cocinar y lavar. Adems de todo eso, las dos hermanas le hacan las mayores groseras que podan imaginarse - la imitaban burlonamente, le vaciaban los guisantes y las lentejas dentro de las cenizas para que tuviera que recogerlas una a una de nuevo -, y as muchas otras cosas ms. Al anochecer, despus de todo el trabajo que la dejaba rendida de cansancio, no tena cama a donde ir a dormir, por lo que se acostaba entre las cenizas junto al fuego. Su padre, casi siempre ausente de la casa por su trabajo, no perciba lo que pasaba. Y como la joven siempre andaba sucia y tiznada por la ceniza, ellas le pusieron el sobrenombre de "Cenicienta". Sucedi que un da, en uno de los viajes que el padre acostumbraba hacer, le pregunt a las hijastras si queran que les trajera algo al regreso. -"Bellos vestidos."- dijo una.

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-"Perlas y joyas."- dijo la otra. -"Y t, que deseas para ti?"- le pregunt el padre a Cenicienta. -"Padre, corta para m, la primer rama que te golpee el sombrero cuando vengas de regreso."As pues, l compr bellos vestidos, perlas y joyas para las dos hijastras, y cuando vena para su casa, pasando por un tupido bosque, una rama de avellano peg en su sombrero y se lo bot. Entonces cort la rama y la cargo con l. Al llegar a casa, dio a las hijastras lo que le pidieron, y a Cenicienta la rama del avellano. Cenicienta se lo agradeci, fue a la tumba de su madre y plant la rama all, y llor tanto que las lgrimas cayeron sobre la rama y la humedeci. Y la rama creci, llegando a ser un frondoso rbol. Tres veces al da, Cenicienta iba y se sentaba bajo l, y lloraba y rezaba, y un pequeo pajarito blanco vena siempre al rbol, y si Cenicienta expresaba algn deseo, el pajarito le dejaba caer lo que ella haba deseado. Sucedi sin embargo, que el rey organiz un festival que durara tres das, y al cual invitaba a todas la bellas muchachas del pas, para que su hijo pudiera escoger a una de ellas por esposa. Cuando las dos hermanastras oyeron que ellas estaran en la lista, se sintieron muy complacidas, y llamaron a Cenicienta dicindole: -"Pinanos el cabello, cepilla nuestros zapatos y sujeta nuestras hebillas, porque vamos para el festival en el palacio del rey."Cenicienta obedeca, pero lloraba, porque tambin le gustara poder ir con ellas al baile. Y le rogaba a su madrastra que lo hiciera. Pero su madrastra, que no era buena ni cariosa, como s lo son la mayora de las madrastras, le dijo: -"Ir t, Cenicienta? T, que ests toda sucia y asquerosa, pretendes ir al festival?, t que no tienes vestidos ni zapatos adecuados, y pretendes ir a bailar!"Sin embargo tanto insista Cenicienta en pedirlo, que al fin dijo la madrastra: -"He vaciado un plato de lentejas entre las cenizas para t. Si en dos horas las has recogido todas, podrs ir con nosotras."La joven Cenicienta corri hacia la puerta trasera que da al jardn, y llam: -"Hola!, ustedes mansas palomitas, ustedes pequeas tortolitas, y ustedes pajaritos del cielo, vengan y me ayudan a recoger lentejas: " Las buenas al tazn, las malas al montn." "-

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Entonces dos palomas blancas entraron por la ventana de la cocina, y detrs las tortolitas, y por ltimo todos los pajaritos que volaban cerca, y llegaron zumbando y en tropel y se colocaron junto a las cenizas. Y las palomas movan sus cabezas y comenz el pic, pic, pic. Y todos los dems tambin estaban con el pic, pic, pic, y recogieron todos los granos y los colocaron en el plato. Difcilmente haba transcurrido una hora cuando ya haban terminado, y salieron de la cocina. Entonces Cenicienta llev el plato donde la madrastra, e iba contenta, pensando que ahora s que la dejara ir al festival. Pero la madrastra dijo: -"Ah no, Cenicienta!, t no tienes vestidos y as no puedes bailar. Slo seras motivo de risas."Y como Cenicienta llor por eso, la madrastra dijo: -"Si puedes sacar de las cenizas otros dos platos de lentejas que tienen mezcladas, y me las muestras en menos de una hora, podras ir con nosotras."Y la madrastra pens para s: -"Eso s que no lo podr hacer!" En cuanto la madrastra mezcl los dos platos de lentejas con la ceniza, la joven corri de nuevo a la puerta que da al jardn y grit: -"Hola!, ustedes mansas palomitas, ustedes pequeas tortolitas, y ustedes pajaritos del cielo, vengan y me ayudan a recoger lentejas: " Las buenas al tazn, las malas al montn." "Entonces dos palomas blancas ent