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Los Cuadernos de Leratura L os poemas que siguen son un conjunto de extracciones, algo así como una an- tología apresurada, de los direntes li- bros (algunos de ellos hasta ahora · t- ditos) que componen el corpus de ad. Es e rie, que no ha sido regida por un propósito lectivo, que no pretende señalar cotas de calidad y sí, en todo caso, de significación, se coloca aquí como una especie de apénd· del trabajo crítico que firma Manuel Vilas. 52

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Page 1: cvc.cervantes.es · El año que la gente empezó a irse en muchas casas no quedaba nadie. Se llevaban los hijos y las camas. Tenían que matar los animales. El cementerio ya no tiene

Los Cuadernos de Literatura

Los poemas que siguen son un conjunto de extracciones, algo así como una an­tología apresurada, de los diferentes li­bros (algunos de ellos hasta ahora · t-

ditos) que componen el corpus de Edad. Es e rie, que no ha sido regida por un propósito lectivo, que no pretende señalar cotas de calidad y sí, en todo caso, de significación, se coloca aquí como una especie de apénd· del trabajo crítico que firma Manuel Vilas.

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Los Cuadernos de Literatura

De La tierra y los labios (1947-1953)

Hay caminos de amargura de mi boca a tus mejillas.

La desnudez de tus pechos pone en mis manos ceniza.

Acaso entre tu mirada y mi voz los muertos vibran.

1948.

Es un hombre. Va solo por el campo. Oye su corazón, cómo golpea, y, de pronto, el hombre se detiene y se pone a llorar sobre la tierra.

Juventud del dolor. Crece la savia verde y amarga de la primavera.

Hacia el ocaso va. Un pájaro triste canta entre las ramas negras.

Y a el hombre apenas llora. Se pregunta por el sabor a muerto de su lengua.

1951.

De Sublevación inmóvil (1953-1959)

Propongo mi cabeza atormentada por la sed y la tumba. Y o quería despedir un sonido de alegría; quizá sueno a materia desollada.

Me justifico en el dolor. No hay nada; yo no encuentro en mis huesos cobardía. En mi canto se invierte la agonía; es un caso de luz incorporada.

Propongo mi cabeza por si hubiera necesidad de soportar un rayo. No hablo por mí sólo. Digo, juro

que la belleza es necesaria. Muera lo que deba morir; lo que me callo. No toques, Dios, mi corazón impuro.

De Exentos I (1956-1960)

TRISTES METALES

Madre: quiero olvidar esta creencia sin descanso. Nadie ha visto un corazón habitado: lpor qué este pensamiento irreparable, esta creencia sin descanso?

Estar desesperado, estar químicamente desesperado, no es un destino ni una verdad.

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Es horrible y sencillo y más que la muerte. Madre: dame tus manos, lava mi corazón, haz algo.

De Blues castellano (1961-1966)

BLUES DEL CEMENTERIO

Conozco un pueblo -no lo olvidaré-que tiene un cementerio demasiado grande. Hay en mi tierra un pueblo sin ventura porque el cementerio es demasiado grande. Sólo hay cuarenta almas en el pueblo. No sé para qué tanto cementerio.

Cierto año la gente empezó a irse y en muchas casas no quedaba nadie. El año que la gente empezó a irse en muchas casas no quedaba nadie. Se llevaban los hijos y las camas. Tenían que matar los animales.

El cementerio ya no tiene puertas y allí entran y salen las gallinas. El cementerio ya no tiene puertas y salen al camino las ortigas. Parece que saliera el cementerio a los huertos y a las calles vacías.

Conozco un pueblo. No lo olvidaré. Ay, en mi tierra sin ventura, no olvidaré a mi pueblo.

i Qué mala cosa es haber hecho un cementerio demasiado grande!

De Exentos JI (1963-1970)

En selva roja donde el agua nunca la luz destella, ni, de oscuras ramas, un pájaro revuelve la espesura y, luego, lento, en el azul se eleva y el canto le sostiene y pacifica; en esta oscuridad que se respira y a sí misma se ignora, pero siente los pies descalzos del pastor, la lluvia que oscurece las hojas y perfuma el liquen y refresca la madera, aquí no deja de pasar la noche, en larga suavidad: lame las grutas donde vive la sed y se desliza entre las ramas cautelosas. Siempre pasa la noche pero el día nunca, ni el rostro amado que bajar quisiera hasta aquella maleza y envolverse en el silencio de la selva; nadie, ni aquella ronca vibración de oro de la abeja nupcial; naturaleza que al solo oculto corazón escucha latir en soledad, pero llorando.

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Los Cuadernos de Literatura

De Descripción de la mentira (1975-1976)

Cada distancia tiene su silencio

y lápidas asistidas por animales portadores de calcio hasta después de la muerte.

Hay más memoria de su peso que de la ira de tu espíritu.

lGritan aún en el relente aquellos pájaros sin descanso?

No, no son éstos ni aquellas madres erguidas en el furor, ágiles ante paredes ensangrentadas, no es la humedad extraída de ojos que fueron grandes sobre cadáveres muy amados ni las alcobas encendidas hasta el amanecer.

No es ningún manto que hayas usado sobre tu corazón.

Coronado de yemas negras, como el fresno en sus días de clamor, tú ves las murias señaladas con las ventanas del presidio, tú ves los már­genes de la extinción.

y la pureza del error se dibuja con lentitud de alas más transparentes que su propio impulso, con lentitud más líquida que las sustancias transmitidas en generaciones: sabor de cobre bajo la lengua de los recién nacidos, sabor a fuego bajo la lengua de los hombres más tris­tes.

Cada distancia tiene su descanso. No hay erec­ción en los residuos de la ira,

y las mujeres no esplenden bajo los árboles de la quietud.

Qué signos quedan de las partículas del incen­dio. Aquellos labios que respiraban ...

Y, en los almácigos, lquién profundiza más que en su corazón?

No maduraron frutos escondidos, no respigaron manos endurecidas en la inocencia.

La acusación, servida por las voces más puras, abre los manantiales y ya es tarde.

Este país no fue abrasado por un viento, no fue raído por un rebaño.

La perfección de la muerte está en mi espíritu.

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De Lápidas (1977-1986)

Tras asistir a la ejecución de las alondras has descendido aún hasta encontrar tu rostro divi­dido entre el agua y la profundidad.

Te has inclinado sobre tu propia belleza y con tus dedos ágiles acaricias la piel de la mentira:

ah tempestad de oro en tus oídos, mástiles en tu alma, profecías ...

mas las hormigas se dirigen hacia tus llagas y allí procrean sin descanso.

y hay azufre en las tazas donde debiera hervir la misericordia.

Es esbelta la sombra, es hermoso el abismo:

ten cuidado, hijo mío, con ciertas alas que rozan tu corazón.

DELACION DEL VERANO

Dios y su máscara. Oyes a los insectos que se alimentan en tu alma

y, de pronto, un árbol dice su clamor y arde la lengua del olvido.

y todo acaba en transparencia, en formas cuya verdad no se concede

hasta que las espumas queman el corazón de hombres desconocidos y los caballos hablan de aquella sangre, de aquel aire extinguido en los patios de España.

de aquella tierra sin descanso,

de aquel olvido lleno de sangre.

Veo el caballo agonizante junto al pozo de aguas · oscuras y las gallinas a su alrededor. El rocío afi­

la su pureza bajo los dientes amarillos y el cre­púsculo acude a las desiertas pupilas (sombra delas higueras, serenidad de la hierba, profundidaddel aire atravesado por vencejos). Veo la espaldade la indiferencia, los corredores destinados a lacontemplación del hastío entre las altas bego­nias, entre las grandes hojas soñolientas. Sientola curiosidad de los perros y la piedad de las mu­jeres: es el paisaje de la infancia, el olor t)incorporado a mi espíritu en los accesos de la edad.